Educacion Que Queremos para El Peru

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La educación que queremos para el Perú:

nuevos paradigmas y propuestas para la


gestión
Por Álvaro Henzler, Carlos Rueda
Con miras a celebrar adecuadamente en 2021 el bicentenario de su existencia como Estado
independiente, el Perú debe aspirar a convertirse en un país más desarrollado, justo, equitativo,
competitivo y con mayores oportunidades para todos sus ciudadanos. En esa dirección, la
educación constituye una de las principales fuerzas impulsoras. No obstante, la reforma del sector
es un tema sensible, complejo y de impacto en el largo plazo. Además, tanto la actual situación
como los desafíos por superar exigen que se le atienda prioritariamente en una responsabilidad
compartida entre el Gobierno, las principales instituciones y empresas del país, y todos los
peruanos.

Los desafíos sugieren una serie de tareas pendientes en materia de planeamiento, financiamiento,
gestión, calidad educativa y docencia en todos los niveles educativos. Se espera que el eficiente
cumplimiento y la solución de tales tareas lleven a una educación que, en cada nivel, refuerce la
autonomía, la tolerancia, la responsabilidad, el rigor, la austeridad, la utilidad, la conciencia cívica,
la solidaridad y el espíritu de superación personal.

Estos retos del sector exigen la adopción de una voluntad política real, consistente y constante
para lograr una transformación sustancial. En la publicación “Manejando el cambio: ¿por qué los
esfuerzos de transformación fallan?”1, John Kotter señala ocho pasos para transformar
eficientemente una organización: establecer un sentido de urgencia, formar una coalición potente
de líderes, crear una visión, comunicar la visión, habilitar a otros para actuar en el marco de la
visión, proyectar y crear ganancias de corto plazo, consolidar mejoras y producir más cambios e
institucionalizar los nuevos enfoques

En el Perú, enfocados más en el análisis que en el planeamiento y la gestión, hemos logrado –


aunque aparentemente de manera insuficiente– las tareas de propiciar un sentido de urgencia
sobre la problemática y relevancia de la educación, y de crear una visión de largo plazo para el
sector. No obstante, aún quedan otras tareas necesarias para materializar el cambio, tales como
conformar un equipo de líderes a cargo de la reforma y plasmar la visión en acciones concretas
con resultados tangibles

Visión compartida

Para crear y comunicar una visión clara y compartida sobre la educación que queremos, es
indispensable tener como referente un planeamiento de largo plazo que, congruente con el
horizonte trazado, vaya de la mano de múltiples acciones con miras al cumplimiento de metas
concretas y estimulantes. Es necesario que el Estado, por encima de la temporalidad de los
gobiernos de turno, confirme su voluntad de seguir una misma senda, en estrecha colaboración
con otros sectores de la sociedad civil.

En ese sentido, la política número 12 del Acuerdo Nacional es el primer diseño de visión
consensuada a largo plazo en materia educativa, el cual, luego, fue complementado y concretado
en políticas mediante el “Proyecto Educativo Nacional al 2021”. Este proyecto constituye un
importante esfuerzo para integrar las distintas preocupaciones en una visión compartida de largo
aliento. Más allá de posibles nuevas propuestas para su mejora continua, el ser reconocido y
utilizado como visión compartida marcaría un útil derrotero para la implementación de acciones y el
cumplimiento de metas.

Renovación de paradigmas

El reto de reformar, integral y estructuralmente, el sector de educación en el país implica una


revaloración, renovación y ampliación de ciertos paradigmas tradicionales del sistema educativo y
de los procesos de aprendizaje, tal como se puede apreciar en el cuadro 1. En un nuevo entorno
de economías basadas en la creación de valor y de organizaciones versátiles y creativas, es
necesario que se supere la etapa donde la educación es, sobre todo, una política social del
gobierno de turno y donde el Estado es el único responsable de ella; donde la gestión del sistema
está enfocada en una administración normativa por productos y está basada en diagnósticos
circulares e insuficientes; y donde el sistema está focalizado en la escolaridad, la cobertura, la
remuneración de profesores, la transmisión de conocimientos y la homogeneidad curricular. Frente
a ello, se requiere un cambio que permita pasar a una etapa en la que la educación sea el sector
estratégico del país y el Estado asuma el papel de ente coordinador y rector; en la que la gestión
se enfoque en logros y esté basada en planeamientos factibles; y en la que el sistema de
enseñanza se preocupe del ciclo completo de vida y se focalice en la educación rural, la calidad, el
aprendizaje y la generación de competencias específicas acorde con la diversidad del país.

Cuadro 1: Renovación de paradigmas tradicionales

A
De

Un sector productivo basado en la extracción Uno basado en la creación de valor

Reproducir instituciones jerárquicas y controladoras Reinventar organizaciones versátiles y creativas

La educación como parte de La política social La educación como un sector estratégico nacional

Las prioridades establecidas por el gobierno de turno La formulación de un plan estratégico de Estado

Un diagnóstico circular e insuficiente sobre la educación La investigación articulada ligada a la toma de decisiones

Una administración normativa estructurada por productos Una gestión preocupada por los logros

Un estado como responsable único de la educación Un Estado como garante, rector y coordinador

Un sistema focalizado en los escolares Un sistema preocupado por formar ciudadanos


competentes

Maestros que imparten conocimientos Docentes revalorizados que enseñan a aprender

Ampliar la cobertura Priorizar la calidad

Buscar la homogeneidad de conocimientos Generar competencias específicas

Gestión estratégica

Según la reconocida revista Fortune, menos del 10% de las estrategias formuladas eficientemente
se ejecutan eficazmente. En el sector educativo peruano, con un moderado y creciente sentido de
urgencia y una reciente formulación de la visión de “La educación que queremos al 2021”
plasmada en el Proyecto Educativo Nacional (PEN), es necesario tomar las acciones pertinentes
para obtener un alto porcentaje de éxito en la implementación de la estrategia de cambios.

Entre otras líneas de acción para lograr transformar la visión planteada en la realidad futura
deseable del sector educativo, es necesario implementar un adecuado modelo de gestión
estratégica. Un primer paso para sistematizar tal modelo y gestionar la estrategia es su traducción
a términos operacionales, por medio de un panel de control (Balanced Score Card): objetivos,
indicadores, referentes, metas y niveles de logro. Esta herramienta de gestión –utilizada con éxito
en países de la región como Colombia y Argentina– permite monitorear y realizar el seguimiento
continuo de las variables críticas del sistema, medir el cumplimiento de los objetivos en función de
metas trazadas y de referentes regionales o mundiales, validar y evaluar el impacto de los
recursos en los resultados finales y reorientar o volver a priorizar medidas y acciones.

El panel de control propuesto se divide en cinco perspectivas, según la cadena de valor propuesta
del sector educación (véase el gráfico 1): recursos (económicos, capital humano e infraestructura y
materiales), gestión (administrativa, de la calidad y articulación interinstitucional), procesos de
aprendizaje (docencia, currículo y alumnos), logros (cobertura, calidad y analfabetismo) e impacto
(empleabilidad, emprendedurismo2 e innovación y ciudadanía)

.Gráfico 1: Cadena de Valor Propuesta del Sistema Educativo Peruano

La información de los indicadores del panel de control del Perú y de países referentes de la región
permite diseñar y calcular un índice global del sector educación. Este revela que el sistema
educativo peruano se encuentra, en promedio en cada aspecto, rezagado en 42 puntos básicos
(0,42) con relación al mejor desempeño de la región. Además, los indicadores que reflejan un
desempeño particularmente deficiente en comparación con los líderes de la región son: recursos
económicos, gestión administrativa y de calidad, logros cualitativos e impacto en emprendedurismo
e innovación (véase el cuadro 2).
Cuadro 2: Indicadores de Desempeño

0,58
INDICE GLOBAL

RECURSOS 0,56

Económicos 0,29

Capital humano 0,72

Infraestructura y materiales 0,65

GESTION 0,41

Administrativa 0,19

De calidad 0,28

Articulación 0,77

PROCESO DE APRENDIZAJE 0,73

Docencia 0,99

Currículo 0,60

Alumnos 0,59

LOGROS 0,66

Cobertura 0,74

Calidad 0,35

Analfabetismo 0,88

IMPACTO 0,54

Empleabilidad 0,72

Emprendedurismo e innovación 0,36

Ciudadanía 0,53

¿A qué se debe tal desempeño? Además de las conocidas limitaciones y deficiencias en la


cobertura rural y en el logro de aprendizaje de matemáticas, lenguaje y ciencias, otros indicadores
demuestran aristas adicionales del problema:

· Menos del 1,5% del gasto público en educación terciaria se destina a becas y préstamos a
estudiantes, cifra 30 veces menor a los niveles de Chile.
· El monto de recursos desperdiciados por la repetición en primaria y secundaria representa el
0,24% del producto

bruto interno, el doble que México o Guatemala.

· Entre valores de 0 y 1, el Perú tiene un valor de 0,15 en el índice de grado de gestión eficiente
(que considera los factores de grado de descentralización en la toma de decisiones, eficacia en el
uso de recursos, uso de la tecnología, incentivos y sanciones y enfoque por logros o por
presupuesto), en comparación con los niveles de 0,56 y 0,65 de Colombia y Chile,
respectivamente.

· Índices entre 0 y 1, elaborados para medir la calidad del sistema de información de educación
superior-mercado laboral y del sistema de acreditación educativa, le otorgan valores de 0 al Perú,
en comparación con valores superiores a 0,60 en Chile.

· En el Perú, el 24% y 12% de las horas curriculares están dedicadas a disciplinas artísticas,
tecnológicas, corporales e idiomas extranjeros y a la educación para el trabajo o formación técnico-
profesional en secundaria, respectivamente, en comparación con niveles de 43% y 31%,
respectivamente, del vecino país chileno.

Sentido de urgencia, coalición de líderes, una visión compartida y de referente y una adecuada
gestión estratégica en el sector son necesarios para revertir estos indicadores y así, impulsar la
transformación de la problemática situación actual a la educación que queremos.

Nota:

1. Kotter, John P. (1995). “Leading change: why transformation efforts fail”, en Harvard Business
Review. Marzo-abril.

2. Traducción de entrepreneurship.

3. Luego de un proceso de indexación de los indicadores, todos los índices pueden tomar valores
entre 0 y 1, donde 1 representa el desempeño del mejor país latinoamericano. Así, por ejemplo, los
resultados de la perspectiva “Recursos” se interpretan de la siguiente manera: el Perú ha obtenido
en el índice “Recursos” un valor del orden de 0,56, el cual es menor en 44 puntos básicos (0,44)
en comparación con el valor del país latinoamericano con el mejor desempeño.

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