1.4 Ética Vocacion y Pfofesión
1.4 Ética Vocacion y Pfofesión
1.4 Ética Vocacion y Pfofesión
La vocación es un deseo profundo hacia lo que uno quiere convertirse en un futuro, es decir, a
lo que uno quiere hacer por el resto de su vida, es algo que va enlazado y determinado por tus
conocimientos generales. Cuando un profesional carece de vocación, el proceso de
enseñanza-aprendizaje puede ser más demoroso y difícil para desarrollar sus conocimientos,
a diferencia de un profesional que sienta una verdadera vocación (Hirsch, 2013).
La ética del ejercicio profesional tiene una larga historia, dado que las profesiones mismas la
tienen, desde su origen se han caracterizado por comprender a los aspectos éticos de un
modo particular. Con el paso del tiempo ha habido grandes cambios en cuanto al modo de
entender lo que es una profesión y lo que ha de ser el correcto ejercicio profesional desde el
punto de vista ético. Esos cambios han culminado en la actualidad en cierto descrédito y
desconcierto en torno a la noción misma de profesión y de ética profesional.
De ahí que a menudo se dice abiertamente que hoy las profesiones están en crisis, y Ecuador
no es la excepción, debido a que el sistema educativo fue reformando, exigiendo destacadas
calificaciones para designar posibles carreras a cursar, en donde los futuros profesionales
están obligados a tomar estas opciones o ninguna, en conclusión, limitan la vocación de los
aspirantes a una formación profesional. Además, se trata de una crisis de identidad que tiene
su origen en la coincidencia de varios conflictos. Por una parte, continúan los conflictos que
provoca la tendencia corporativista, elitista y monopolista que late en todas ellas, y que no
casa bien con los principios de igualdad de derechos y deberes que constituyen el núcleo de
las sociedades modernas. Pero, por otra parte, hay conflictos por el hecho de que casi
cualquier dedicación o empleo aspira a ser una honorable profesión, con el fin de disfrutar de
los correspondientes beneficios. Y también hay conflictos por el hecho de que actualmente la
mayor parte de las profesiones no se ejercen solas, sino en el seno de alguna institución que
administra los recursos y separa las funciones a desempeñar, condicionando el ejercicio diario
de la profesión.
Hortal ubica la ética profesional como una ética realista en la que se lleva a cabo una vida
moral a través del ejercicio profesional. En otras palabras, existe una congruencia entre lo que
se “dice y hace”. A continuación, el siguiente cuadro pretende sintetizar la figura del buen
profesional relacionado a sus diferentes contextos:
Ilustración 1.- Elementos del buen profesional y sus diferentes contextos. (Hortal, 2002)
El sentido de la profesión
Otra importante pregunta que debemos hacernos es: "¿qué es una profesión?" ante esa
pregunta, cualquier persona corriente diría como lo postulo Max Weber: “Es la actividad
especializada y permanente de un hombre que, normalmente, constituye para él una fuente de
ingresos y, por tanto, un fundamento económico seguro de su existencia”. Si el término
"hombre" se substituye por "persona" o "ser humano", dado que las mujeres a lo largo del
tiempo se incrementan en el mundo profesional por ende laboral, la definición de Weber ahora
podría ser: la profesión es la actividad especializada de una persona, con la que se gana
habitualmente su sustento, en un mundo en el que la fuente principal de ingresos de buena
parte de la población es el trabajo (Weber, 1969).
Ejercer una profesión, exige mucho más que brindar un servicio impecable, ser oportuno,
cumplir con lo pactado en un contrato. Ejercer la profesión en sentido amplio, además de lo
anterior, exige no perder de vista su horizonte ético. Otro autor que también se citara es
Augusto Hortal, el cual en su libro “Ética general de las profesiones”, menciona que una
profesión es una actividad diaria ocupacional, en “la que de forma institucionalizada o técnica
se presta un servicio puntual a la sociedad, por parte de un conjunto de personas (los
profesionales) que se dedican a ellas de forma estable, obteniendo de ellas su medio de vida
o sustento, formando con los otros profesionales (colegas) un colectivo que obtiene o trata de
obtener el control monopolístico sobre el ejercicio de la profesión, y tienen acceso a ella tras
un largo proceso de capacitación teórica y práctica, de la cual depende la acreditación o
licencia para ejercer dicha profesión”.(Hortal, 2002).
Una de las ventajas ética de esta definición, es la sugerencia inmediata a la prestación de un
servicio dirigido a satisfacer una necesidad dentro de un entorno social. En la proporción que
el servicio satisfaga demandas y necesidades sociales, la profesión cumplirá con su razón de
ser. Por ejemplo, la razón de ser y sentido de la práctica médica tiene que ver con la
necesidad de recuperar la salud de los pacientes (enfermos); la de un financiero generar
información relevante y oportuna para tomar decisiones; la de un agricultor de mangos
producirlos para satisfacer la demanda por ese fruto; la razón de ser de un político es la de
hacer valer el mandato de la ciudadanía que lo eligió; y de esta manera tenemos a nivel social
diferentes roles que desempeñan diferentes personas o grupos de personas para su sustento
y concibiendo de esta manera cada uno su profesión.
Cebe resaltar que para que ninguna de las actividades profesionales pierda su horizonte ético,
además de realizarse con habilidades y conocimientos técnicos requeridos desde un marco
legal vigente, no deberá dejar de lado su razón de ser por dedicarse a la búsqueda de los
bienes externos que pueden derivarse de su ejercicio (dinero, prestigio, poder, etc.) ya que ahí
se encuentra el origen de la corrupción profesional.
En conclusión, para no perder el horizonte ético de la profesión no se debe priorizar los bienes
externos que son consecuencia del ejercicio profesional, a los bienes internos y personales
que la sociedad espera de cualquier profesión. Actuar de modo contrario equivale a corromper
moralmente el ejercicio profesional.