Unidad 1 Gramatica

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la sintaxis es analizar las combinaciones de palabras.

La pregunta que surge inmediatamente es


ésta: «¿Todas las combinaciones de palabras son entonces nuestro objeto de estudio?». Si la
respuesta es negativa, ¿cómo distinguiremos entre las que debemos estudiar y las que dejamos al
margen por alguna razón?

Parece útil tener un concepto que nos diga que un determinado OBJETO CONSTRUIDO está bien
formado de acuerdo con los principios que articulan el sistema al que pertenece. El término que se
utiliza en lingüística para designar exactamente ese concepto es el de GRAMATlCALIDAD. Las
secuencias que se ajustan a los principios combinatorios del sistema lingüístico se llaman
SECUENCIAS GRAMATICALES, Y las que no se ajustan a él se llaman SECUENCIAS AGRAMATlCALES.

Así, la oración Mi perro está cansado es gramatical porque está bien formada de acuerdo con el
sistema gramatical del español. Por el contrario, "Mi está cansado perro no lo está, y decimos por
tanto que es agramatical. El asterisco n situado al comienzo de una secuencia se utiliza como
convención para indicar que ésta es agramatical. Así pues, la gramaticalidad de una secuencia no
representa más que la propiedad de pertenecer al sistema lingüístico de un determinado idioma.

Gramaticalidad' frente a 'corrección' Lo gramatical no es lo CORRECTO.

el concepto de 'corrección' se diferencia del de 'gramaticalidad' en que es un concepto


relativamente externo a los principios que articulan el sistema lingüístico. Es interesante hacer
notar, en este sentido, que las únicas oraciones incorrectas que mencionan las gramáticas
normativas son las que los hablantes usan efectivamente. Es decir, las gramáticas normativas no
hacen, por lo general, referencia a las secuencias que el sistema lingüístico excluye en virtud de
sus propios fundamentos. Las oraciones incorrectas se diferencian de las agramaticales en que las
primeras son las que se recomienda no usar, en función de algún imperativo externo de carácter
social, una vez que el sistema lingüístico que el gramático investiga les da cabida como parte del
conjunto de opciones posibles. Por supuesto, cabría pensar que las oraciones agramaticales son
también incorrcctas, pero lo habitual es reservar el concepto de 'incorrección' para las secuencias
atestiguadas.

s. Al igual que sucede con los atuendos, una parte del conocimiento del idioma afecta a las
CONDICIONES DE uso que se asocian con muchas palabras y con algunas construcciones
sintácticas. En muchos casos, los juicios que cabe hacer sobre las construcciones han de tener en
cuenta la variante del sistema gramatical en la que resultan apropiados. Así, por ejemplo, en la
lengua conversacional es frecuente construir dos temas conversacionales o TÓPICOS INICIALES en
una oración (más detalles en el capítulo 11), pero en la lengua escrita -yen general en el registro
formal- es más díficil hacerlo. Tanto en la lengua escrita como en el registro formal es normal
situar el sujeto delante del verbo y el complemento directo detrás, como en (8): (8) a.Yo no
entiendo esas cosas que dices. b. Los silicatos componen la litosfera. Pero nótese ahora que,
mientras que el doble tópico es normal en la lengua conversacional en el primer caso (9a) -más
frecuentemente cuando se designa a uno de los interlocutores-, resulta rechazado en el segundo
(9b): (9) a. Yo, esas cosas que dices no las entiendo. , b. ·La litosfera, los silicatos la componen.
Estas diferencias no son normativas, es decir, no están estipuladas por ninguna autoridad
lingüística, pero muestran que algunas pautas sintácticas están limitadas a un determinado nivel
de lengua, a un registro lingüístico particular. Las reglas que proporcionan las gramáticas
normativas forman parte, como es lógico, del sistema lingüístico. Sin embargo, sabemos que
surgen problemas de delimitación cuando los usos efectivos de los hablantes no se ajustan a ellas.
Veamos un ejemplo. Sabemos que las preposiciones que comparten dos predicados verbales
coordinados deben estar seleccionadas por ambos, no por uno solo dc ellos. Así, la preposición de
es la compartida por los grupos encerrados entre corchetes en {[Obtienen beneficios] y [dependen
administrativamente! de esas empresas,. Pero lo cierto es que los hablantes construyen
expresiones como Entra y sale de su casa cumulo le parece. Si aplicamos la regla que acabamos de
enunciar, esta oración es incorrecta, puesto que el verbo entrar no selecciona la preposición de.
sino la preposición en. Así pues, la oraCÍón correcta equivalente sería, aproximadamente, Entra en
su casa y sale de ella cuando le parece. ¿Qué se deduce de estos datos? El hecho de que la oración
incorrecta represente una pauta habitual sería muestra, desde el punto de vista normativo, de que
existe una incorrección extendida entre los hablantes, pero desde el punto de vista descriptivo y
desde el teórico, es muestra de que la regla no estaba formulada de manera muy precisa, puesto
que los hablantes no la siguen tan estrictamente como sería de esperar, por lo que debería
investigarse más detenidamente. Así pues, la oración anómala detectada era incorrecta (de
acuerdo con cierta formulación de la regla), pero era a la vez gramatical para muchos hablantes
del español. De forma análoga, muchas personas usan la locución prepositiva en base a (por tanto,
es gramatical para ellas), que en la gramática normativa se suele censurar

a nuestro sistema lingüístico en tanto que hablantes de una lengua. Sin embargo, esto no quiere
decir que hayamos aprendido antes a no usarlas porque alguien nos lo haya enseñado así en cada
caso concreto. Probablemente, no hemos oído la mayoría de ellas con anterioridad. Sencíllamente,
el sistema gramatical está codificado de tal forma que las excluye en virtud de su propia
naturaleza. En definitiva, lo incorrecto se postula, mientras que lo agramatical se descubre. La
corrección, que se suele articular en normas, es un concepto social, mientras que la
gramaticalidad, que se suele articular en principios, es, más apropiadamente, un concepto natural

Desde nuestro punto de vista, solo se circunscribe al sistema gramatical una parte de la
producción verbal

Resumamos. La aceptabilidad de las secuencias se distingue de su gramaticalidad, ya que este


último concepto refleja su estatus en función de los principios que articulan el sistema gramatical,
mientras que el primero alude a la relativa irregularidad de las secuencias que resultan anómalas
porque no se ajustrul a as pectos de la producción verbal externos a la gramática.

Los principios combinatorios deben también explicar, obviamente, las relaciones gramaticales que
se dan entre las palabras. Se trata de nociones como concordancia, complementación, predicación
(todas las cuales serán analizadas en este libro), así como diversas f¡)lmas de organizar la
información gramatical: estructura argumental de los predicados, estructura de constituyentes y
otras que tal vez le resulten todavía desconocidas, pero que enseguida a serie farníliares.
Ciertamente, las dos unidades fundamentales de la gramática (piezas y principios combinatorios)
están sumamente relacionadas, puesto que la mayor parte de las piezas léxicas se reconocen
como tales por sus características comhinatorias. Así pues, las primeras unidades de la sintaxis son
las CLASES DE PALABRAS. Usted recuerda sin duda de algún curso de gramática elemental que
existen sustantiL. 1 102 Fundamentos de sintaxIs lorm:t1 vos, adjetivos, verbos, adverhios,
preposiciones, conjunciones, pronombres y otras clases de palabras.

También vamos a comprobar que otras muehas propiedades de las relaciones gramaticales son
TR"-NSCATEGORIALES, es decir, se extienden a varias categorías, Necesitaremos, por tanto.
nuevos recursos para analizar estas relaciones que cruzan simultáneamente varias categorías,

gún ejemplo que nos pClmita ilustrar cada uno de estos tres grupos, Como usted sabe, los
SUSTANTTVOS o NOMBRES son palabras corno árbol, (lreite, dolor. felicidad, penumbra, prisa o
niño. Es evidente que unos sustantivos designan personas o animales (cartem, á¡?uíla, bur!!crata,
héroe, salmonete); otros se refieren a objetos físicos o cosas materiales (lavadora, escafandra,
planeta); a eventos o sucesos (partido, eclipse, carrera, reunión. cacería); a características de las
personas o las cosas (altura, peso. longevidad, simpatía) y a otras nociones abstractas. Desde el
punto de vista gramatical, sabernos que los sustantivos tienen algunas propiedades combinatorias
claras. Admiten altículos (el, la, los, un.,,), demostrativos (este, aquel) y otros modificadores, y
poseen rasgos de género y de número. A la manifestación morfológica de estos rasgos se la
conoce como FLEXIÓN NOMINAL Los sustantivos forman también grupos nominales diversos, de
los que hablaremos en este mismo ca. pítulo, Es importantc res,útar que los sustantivos son una
clase sintáctica de palabras porque manifiestan un determinado comportamiento combinatorio,
no solo por el de entidades que denotan. Es decir, la c1a~e 'sustantivo' no se obtiene directamente
del significado que esas unidades pueden expresar, sino que viene detemunada por su
comportamiento gramatical

Desde un punto de vista morfológico, los verbos se identifican por pUS, B) Es también evidente
que el pronombre yo 110 es el sustituto de mi nombre III de la expresión «el que habla" ni de
ningún otro elemento, De hecho, algulJos lingüistas europeos de la primera mitad del siglo xx
entendían, con hilen criterio, que palabras corno yo, tú, él no son tanto 'pronombres personales'
corno 'nombres personales', lo que permitía prescindir del concepto de «sustitución» como
componente fundamental de su naturaleza. Observe que es perfectamente posible construir un
relato con los pronombres él, ella, la, le y lo sin que sepamos cuáles son los referentes de esas
unidades, Es más, la oración María la mir!! no 104 Fundamentos de ~intaxis turmal :;crá
graJllaticalmClllc anómala si no sabemos cu:.íl es d refercllle de la, Ciertamente, constiluye una
parte de la gran1~tica la información lIecesaria para saoer que /0 HO se refiere ¡j Muria (a1ás
detalles en el capítc:lo

rebciolll':' de modificación o de incidencia. hllcrCl'r grupo de unidades, las no utilízudas


tradicionalnlente, es c'peU¡¡IIll,':II" Importante, y lo irá usted comprobundo poco a poco cn los
capítulos que siguC'll. POI poner un ;;010 ejcmplo, las descri¡x:ion"s tradicionaks no contenían la
calcl'0rí:t d,' ('lIM-': IIFICA!JOR, que agrupa las palabras que expresan cantidad o m"diJa, 1'\.. era
,ibk relacionar, por ejeLl\plo, la palabra I1Iw:ha que ap:lIece en mildIU dlegrw ,'011 palabra /Jiuy
quc aparece el! muy alegre. La primera se solía agrupar en una ,;ubela se de los aJjdiYos. puesto
que se cOllsideraoa que el rasgo fundamental de esta palabra es el hccho de que cOllcucrda en
género y número con el sustantivo al que' 1111) ditica, en lugar de suponer quc lo fundameutal en
ella es el significado que aporta y la naturaleza gramatical de la relación siutáctica que establece
con ese suSlilnlivo. La palabra lIluy aparecía, por el cuntrario, en el grupo de los llamados
adverbios de canlidad, con lo que se perdía por complelo la conexión con el supuesto adjetivo. Las
tradicionales tampoco solían contener la clase de los DETERMI;-¡ANTES, que son elementos que
cuantitican o dctenninan al nombre. Los dctemlinantes posesivos (mi en mí casa) se incluían
dentro de la clase de los adjetivos, y los que denominaremos determinantes definido:; (la en la
cam) se incluían dentro de la cIase de los artículos. Se perdía así la similitud sintáctica y scmántica
entre estas expresioncs. Esto no quiere decir que no existan diferencias entre ellas (así, la relación
sintáctica y scmántica entre mi y dedsión en mi decisión no es exactamente la mis ma que la que
existe entre esta y ese mismo sustantivo en esta decisión). Sobre gunus de estas diferencias vol
verernos más adelanle. Por último, calegorías corno la de AliXILlAR o MODAL son tarnbi61
relativamente recientes. Aunquc las gramáticas tradicionales podían idenrificar la función auxiliar
o de apoyo de ha en ha c(Jmido II el contenido modal de obligación de debe en debe comer, estas
unidades se incluían en la clase gcnérica de los verbos, Ciertamente, estas expresiones no dejan de
ser verbos, pcro no parecía existir en la tradición una turma clara de relacionar el del adverbio
necesariamente en Nece,ariamente es asi con el del vcrbo tener en 'llene que ser asi. En general,
la inclusión de nuevas categolías o la partición ele categorías excesivamente abarcadoras en
suhcategOlías surge de la ret1exión sobre la conveniencia de agrupar cieltas expresiones en
función de determinadas regularidades de forllla y de signiticado.

2, Categorías variables y categorías invariables Cnu de los crirerios más antiguos para clasifiear las
palabras 1m, divide ell dos grupos: las palabras VAIUAULE$, esto es, [as ljue poseen inrormaeiones
Ikxivas, como tiempo, númcro, pcrsona, elC., y las palabras li':VARIABLES, esto es, las qm: carecen
de ellas. COlno sabernos, tiencn l1exión palabras como los, casas, espert'/1uJ.\, mis, vigésimas y
tranquilos, y nu la tient!n otras como enlre, desde, cerca, cada y lel! tUl/lcnté.

En primer lugar, la distinción debe hacerse algo más explícita, Cuando decimos qll'; el verbo "tiene
flexión» quercmos decir que la informacíóll flexiva (tiempo. as, ,. t06 Fundamentos de sintaxis
formal pecto, número, pt:rsona) 110 tiene autonomía sinltictica, esto es, conslituye una 1'01' rila
U¡¡ADA a otra, en lugar de una ¡,)rma LIBRE. Esta es una propiedad del español que otras lenguas
no comparten sistemáticamente. Oh,crve que el morfellla de futuro es una forma ¡ihrc en inglés
(John willsing¡, pero es ligada en Cantará .1(((.111. ¿Debemos decir cntonces que el verbo español
«t!ene llexión»,

pero el inglés «!lO la tiene siempn::,,'? La pregunta no t!stú, ell realidad, hieo forlllulada, ya que las
categorías dt! la gramática no «se tienen» unas a otras. Las informaciones t'kxivas aparecen como
FORMAS UBRES o Como I'ORMAS LiGADAS en función de las propiedades gramaticales de las
lenguas, y también de ciertos prinCipios sintácticos. En segundo lugar, las palabras l1ex.ivas
manifiestan relaciones de CONCORDANCIA. Al estudiante anglohablantc que se acerca al español
por primera vt!z le sue le parecer una absurda redundancia el que las mismas informaciones sc
manitlesten tantas veces en las secuencias. Por ej~mplo, el género y el número se repiten cinco
veces el! las otras zapatillas deportivas rojas. La pregunl a natural parece ser, entonces, «¿Para
qué sirve la concordancia?» La pregunta est,í, desde bien formulada, aunque no sea demasiado
habitual en los cursos básicos dc gramática. Para dlingüista, la concordancia no es Uf! dispendio o
una absurda redundancia del idioma con la que no hay más remedio que cargar. Simplifieando un
poco las cosas, pucde decirse que la concordancia es Uf! recurso del que el idioma se sirve para
identiticar relaciones que no se podrían establecer de otro modo. No es, por ejemplo, una
redundancia inútil repetir el género y número de libro en el articulo el (como en el libro de María).
Gracias en parte a este recurso podernos suprimir libro y decir el de María. Ello es así porque casi
toda la información morfológica que aparecía en libro permanece ahora en el

rfológica que aparecía en libro permanece ahora en el. Veamos otro ejemplo sencillo. El adjetivo
ef!f'adada desempeña tradicionalmente el papel de complemento predicativo en la oración Pedro
dejó a María muy enfadada, como seguramente recordará usted de algún curso elelllental de
gramática (véase, más adelante, el § 6.12). De nUt!vo, enfadada concuerda en género y número
con María, lo que podría parecer otra redundancia inútil del idioma. Ahonl hien, observe qUt' en
español podemos formar preguntas sobre este constituyente sintáctico, como, por ejemplo,
¿Cómo de enfadada dejó Pedro a Mar[a? (en América, ¿Qué tan enfadada ... ?), donde el
complemento predicativo interrogado está fucra de su oración. En camhio, en inglés, donde el
adjetivo no concuerda con el sustantivo, no es posible decir '!lOH! angry did Pete!' leave Mary? Lo
que parecía un dispendio absurdo tiene, como se comprueba, un correlato sintáctico nada
desdeñable, Así pues, una primera consecuencia de la distinción tradicional entre PALABRAS
VARIABLES e INVAR1ABLES estriba en el hecho de que las palabras variables, esto es, las qUt!
maniflestan informaciones l1exivas, participan en relaciones de concordancia. Estas relaciones no
constituyen meras exigencias formales de la lengua, sino recursos sintáctkos que hacen posibles
otras estructura". De hecho, Ulla vcz que sabemos qué elementos concuerdan en un idioma
(información que se proporciona repetidamente en los cursos introductorios de gramática),
tenemos que empezar a preguntamos qué propiedades gramaticales de ese idioma se deducen de
las formas de concordancia quc manitiesta. Aunque resulte útil, la distinción entre palabras
variables e invariables puede resultar demasiado simple en Wl sentido algo diferente. No es
exactamente lo mismo decir que una palahra "tiene flexión» que decir que tiene «rasgos flexivos».
La distinción le puede parecer bizantina, pero 110 lo es. Ohserve que los rasgos de género

Un criterio clásico para clasificar las palabras es el que distingue entre las uni· dades llamadas
LÉXIC!\S y las llamadas ORAMAnCi\LES. Las prillleras soo las que re miten a realidades externas al
sistema gramatical, por tanto las que designan cosas. personas, acciones, cualidades, propiedades,
modos de actuar, etc., es decir, palahras como casa, volar, detrás, paciencia, amigo, ul1icomío,
illiciativa, lel1ldmen/('. De manera un poco simpliticada se slIele decir que las unidades léxicas son,
aproximadamente, las que manitiestan los signitícados que uno iría a buscar al diccio· nario. Las
unidades gramaticales también aparecen en el diccionario, pero se deli· nen en función de los
conceptos propios de la gnnnática.
Son palabras como el, se, que, mí, de, más, no, cuánto y otras quc rechazaría sin duda el programa
de húsqueda del CD·ROM al que antes nos referíamos, Estas palabras son las que mani· Jiestan los
conceptos fundameuta\es necesarios para expresar las propiedades y las relacilllles gramaticales.
Se trata de nociones corno 'género', 'referencia', ',ubordinacÍón', 'cuantificación', 'persona',
'refkxividad', 'caso', 'determinación' y otrm, por el estilo. De hecho, puede decirse que son estos
los materiales con los qUé tra· baja fundamentalmente la sintaxis, ya que muchas palabras se
deftncn ca,i exclu· sivamente u:>ando esas informaciones.

La distinción entre CATEGORíAS ILxICAS y las que denominarelllos CArEnORíAS ¡'L'>iCIONALES se


remonta al mell()S a la Poética de Aristóteles. donde se di,tlllguc emre las "palabras con
significado» y las «palllbras sin significado,; (lo que no su· pone, desde luego, que el autor del CD-
ROM mencionado arriba escribiera su advertencia después de haber leído a Aristóteles). Como
hemos visto, el diccionario define las primeras, pero cuando intenta definir las segundas lo hace a
menudo con gran dificultad, generalmente resumiendo análisis gramatíc~lcs y trasladándo· los. en
la medida en que ello es posible, al fonnato !exicográftco. Sí miramos a nuestro alrededor y
querernos encontrar una palahra que refleje lo que percibimos, sentimos o {kseamos, es casi
scguro que nos vendrá 3 la cabeza un nombre, un verbo o un adjetivo, por ejemplo fibras, ruido.
calor, comer o cansado. Ciertamente, no se 1I0S ocurrirá pensar en palabras como que. el o a,
puesto que es· tas no 80n palahras DESIGNADORAS o DENarATJV».S. La conjunei(in y expresa una
función gramatical, la de coordinar dos constituyentes análogos. No podernos asociar con la
palabra y un objeto, un evento () una propiedad determinados. Podría uso ted decir ahora que hay
algo contradictorio en esta afirnlación, puesto que la con· y tiene como contemdo el concepto de
'coordinaci{,n'. A,í es, pero observe que este es un contenido FUNCJONAL, no un contenido
DESIGNATIVO.

ConceplO Cafegortú léxica COMPARACIÓN comparar, parecido, diferente nlib, menos, que..
('OOJWINAClÓN rcunir, agrupar, elegir y, (l SUI1()IWINACIÓN depender, suhorctinarse que, si. ..
DEFINITU]) preciso, conocido, particular el, este .... RF.FI.liXIVIlJAD revertir, volver se, sí (mismo)
AnVI'RSATlVIDAD inconveniente, reparo pero, sin(L

Di tullio

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