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También podemos pensar al cuerpo humano no sólo como soporte - El cuerpo como elemento aislable del hombre (al que le presta el rostro)
en el sentido de que “soporta” las marcas (ropas, peinado, collares y sólo puede pensarse en las estructuras sociales de tipo individualista
pulseras, maquillaje), que se constituyen en formas de comunicación en las que los hombres están separados unos de otros, son relativamente
icónica-, sino que también es el lugar de inscripción de esas mismas autónomos en sus iniciativas y en sus valores. El cuerpo funciona como
un límite fronterizo que delimita, ante los otros, la presencia del sujeto.
marcas. Los tatuajes son otra forma de comunicación a partir de símbolos,
Es factor de individuación. El vocabulario anatómico estrictamente
dibujos y leyendas que representan más de lo que dicen. Lo interesante independiente de cualquier referencia marca también la ruptura de la
en este caso, es que el mismo cuerpo se constituye como “superficie de solidaridad con el cosmos. En las sociedades de tipo comunitario, en
inscripción” de los actos de comunicación. Lo mismo ocurre con los las que el sentido de la existencia del hombre implica un juramento de
percings; tatuajes y percings, entonces son formas de mutilación y fidelidad al grupo, al cosmos, a la naturaleza, el cuerpo no existe como
modificación de la fisonomía humana, que añaden significado a la un elemento de individuación ya que el individuo no se distingue del
existencia de esa persona en particular, en tanto adquiere una nueva grupo. A la inversa, el aislamiento del cuerpo en las sociedades
dimensión de existencia: puede leerse a esa persona, tanto literal (los occidentales nos habla de una trama social en la que el hombre está
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tatuajes de leyendas) como simbólicamente. separado del cosmos, de los otros y de sí mismo. El cuerpo, factor de
individuación en el plano social y en el de las representaciones, está
disociado del sujeto y es percibido como uno de sus atributos. Las
David Le Bretón, en Antropología del cuerpo y Modernidad, ha escrito
sociedades occidentales hicieron del cuerpo una posesión más que una
lo siguiente: cepa de identidad. La distinción del cuerpo y de la presencia humana es
la herencia histórica del hecho de que la concepción de persona haya
Las imágenes que intentan reducir culturalmente el misterio del sido aislada del componente comunitario y cósmico, y el efecto de la
cuerpo se suceden de una sociedad a otra. Una miríada de imágenes ruptura que se operó en el hombre. El cuerpo de la modernidad, resultado
insólitas dibujan la presencia en líneas de puntos de un objeto fugaz, de un retroceso de las tradiciones populares y de la llegada del
inaprensible y, sin embargo, aparentemente incontrovertible. La individualismo occidental, marca la frontera entre un individuo y otro,
formulación de la palabra cuerpo como fragmento de alguna manera el repliegue del sujeto sobre sí mismo.
autónomo del hombre cuyo rostro sostiene, presupone una distinción
extraña para muchas comunidades humanas. En las sociedades
tradicionales, de composición holística, comunitaria, en las que el
individuo es indiscernible, el cuerpo no es objeto de una escisión y el
hombre se confunde con el cosmos, la naturaleza, la comunidad. En
estas sociedades las representaciones del cuerpo son, efectivamente,
representaciones del hombre, de la persona. La imagen del cuerpo es
una imagen de sí mismos, nutrida por las materias primas que componen
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Pero como dijimos, muchas veces estos distintos tipos se cruzan, se imbrican, se relacionan.
Para mostrar un caso en el que aparezcan las cuatro formas de comunicación, podemos pensar en
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un discurso político que se transmite por televisión. Allí podemos encontrar a estas cuatro formas
de comunicación trabajando al mismo tiempo. ¿Por qué?
Se trata de concebir los fenómenos de sentido como apareciendo, por un lado, siempre bajo la forma
de conglomerados de materias significantes; y como remitiendo, por otro, al funcionamiento de la
28
productos y que el primero puede ser (fragmentariamente) reconstruido a partir de una manipulación
de los segundos. Dicho de otro modo: analizando productos apuntamos a procesos.
La teoría de los discursos sociales es un conjunto de hipótesis sobre los modos de funcionamiento de la
semiosis social. Por semiosis social entiendo la dimensión significante de los fenómenos sociales: el
estudio de la semiosis es el estudio de los fenómenos sociales en tanto procesos de producción de sentido.
Una teoría de los discursos sociales reposa sobre una doble hipótesis que, pese a su trivialidad
aparente, hay que tomar en serio:
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b) Todo fenómeno social es, en una de sus dimensiones constitutivas, un proceso de producción de
sentido, cualquiera que fuere el nivel de análisis (más o menos micro o macrosociológico).
(…)
Toda producción de sentido, en efecto, tiene una manifestación material. Esta materialidad
del sentido define la condición esencial, el punto de partida necesario de todo estudio empírico
de la producción de sentido. Siempre partimos de “paquetes” de materias sensibles investidas
de sentido que son productos; con otras palabras, partimos siempre de configuraciones de sentido
identificadas sobre un soporte material (texto lingüístico, imagen, sistema de acción cuyo soporte
es el cuerpo, etcétera…) que son fragmentos de la semiosis. Cualquiera que fuere el soporte
material, lo que llamamos un discurso o un conjunto discursivo no es otra cosa que una
configuración espacio-temporal de sentido.
ACTIVIDAD 44
2) Propone un ejemplo en el que se vea cómo las distintas formas de comunicación pueden
manifestarse simultáneamente. Eliseo Verón, un especialista en el análisis de los
discursos sociales
29
A partir del desarrollo de las tecnologías comunicacionales -desde la máquina de vapor que
permitió la impresión y circulación masiva del periódico Times en Inglaterra, a principios del siglo
XIX, hasta el siglo XXI con la consolidación de Internet- se produjo un fenómeno que está incluido
en los procesos de comunicación: el desarrollo de la información.
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hombre que posee las siguientes características:
La esperanza que se abrió a partir de la facilitación del tráfico y difusión de información -que
auguraba un mundo “más libre” y sin conflictos, a partir de este desarrollo tecnológico que
borraría las diferencias por el conocimiento de toda la información existente- actualmente muestra
grietas, ya el desarrollo de los dispositivos comunicacionales no se tradujo en la desaparición de
los conflictos entre personas, sociedades y culturas.
¿Cuáles son las características que hacen de la información una forma particular de
comunicación? En principio, como ya planteáramos , la comunicación implica ese lazo, esa relación
A partir de ello, que haya información no es suficiente para decir que hay comunicación.
Entendemos a la información como un proceso unidireccional, que comienza en un emisor
institucional (que podemos llamar genéricamente “los medios”, pero también lo es, por ejemplo,
un comunicado de prensa de una oficina gubernamental o de un espectáculo teatral) y que
concluye en un receptor que no tiene las mismas condiciones de producción y/o difusión que el
emisor. En este caso, los roles de emisor activo/receptor pasivo están claramente delimitados, ya
que el receptor está imposibilitado de dar una respuesta a esa información; y aún si la realizara,
no produciría los mismos efectos en las acciones del emisor.
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tampoco entre sociedades o culturas). ¿Por qué sucede esto? Porque no todos interpretan la
información de la misma manera. Los marcos culturales en los que vivimos hacen posibles
diferentes lecturas de un mismo hecho que se transmite bajo el formato de información. Para
poner un ejemplo: según una mirada religiosa y otra basada en fundamentos científicos, una
inundación se podrá entender como una manifestación de la ira de Dios o como un fenómeno
natural producto del calentamiento global y el crecimiento de las mareas.
Pero lo anterior no implica, de ninguna manera, decir que “cada uno tiene su verdad de
acuerdo a lo que le parece”, un relativismo que lejos está de la propuesta hecha. Antes bien, que
pueda haber distintas interpretaciones a partir de un marco cultural específico nos habla mucho
más del sistema en el que ese hombre o mujer se mueve, que del hombre o mujer particular,
individual, que hace esa interpretación específicamente. Es que a través de las interpretaciones
que realiza, podemos ver (nosotros, como analistas científicos) desde dónde surge esa lectura de
la realidad.
Algo efectivamente sucede. La cuestión entonces es cómo lo contamos, por un lado, y qué
interpretaciones pueden hacerse de eso que sucedió y fue contado de una manera específica
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Todo esto que venimos diciendo plantea dos cuestiones, respecto de la relación que existe
entre la información y la vida social y cultural de un pueblo. Primero, que la absoluta objetividad
no existe: cuando algo pasa, cuando hay una noticia, alguien la cuenta de alguna manera; no hay
un mero “reflejo de los hechos”. Segundo, ese proceso de difusión de la información se completa
en la interpretación, la lectura, que hace el receptor a partir de lo que para él significa esa noticia.
No hay una relación lineal entre la noticia y su interpretación; en todo caso, la información aporta
elementos para que se pueda interpretar lo dicho, pero nunca define una sola lectura.
Entonces, los hechos “valen” por lo que significan. Pensemos lo siguiente: si algo “no significa
nada” para nosotros, ¿qué importancia le asignamos?
Hasta aquí vimos lo que son las diferencias centrales entre la comunicación, entendida como
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encuentro, y la información, en su faceta de difusión. Dijimos que la comunicación plantea una
relación más igualitaria en cuanto a los roles que se ponen en juego; el lazo constituye a los
sujetos en una relación de relativa igualdad uno frente al otro. En cambio, la información se
estructura sobre una relación desigual en cuanto a los roles y la injerencia de uno sobre otro. Es
un camino de “una sola vía”: de los medios a los receptores, sosteniendo una influencia que no
puede revertirse desde los receptores, entendidos como personas individuales, hacia los medios.
Es un proceso que se completa en la interpretación de la transmisión de los hechos en forma de
noticia, que produce significaciones sociales, que permite dotar de sentido a un hecho específico.
ACTIVIDAD
1) Con cinco frases breves define qué es la ‘información’.
3) Mira la imagen que está al costado y lee con atención el epígrafe. Luego, explica por escrito
Todo lo que ocurre puede ser visto desde distintos cómo lo entiendes. Si el profesor/ra está de acuerdo, pueden hacer una puesta en común y
puntos de vista
Así ocurre también con la información que nos tratar de llegar a alguna conclusión entre todos.
transmiten los medios
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nociones de transmisión y difusión. Sin dudas, el primer desarrollo técnico que posibilitó
tal interpretación fue la invención de la imprenta de tipos móviles metálicos por parte de
Johannes Gutenberg, en el siglo XVI. El desarrollo y crecimiento de la imprenta permitió la
impresión no sólo de libros sino también de periódicos y panfletos; más tarde, el telégrafo,
el teléfono, la radio, el cine, la televisión y la informática le imprimieron una velocidad no
solamente a la transmisión sino también a la producción de diversas formas de
comunicación, como no había sucedido hasta entonces.
En los últimos dos siglos, los cambios en las modalidades de la comunicación han sido enormes:
de la necesidad de la presencia física para comunicarse se pasó a todo un sistema de comunicación
a distancia y luego virtual, que en este tiempo invade toda forma de relación comunicativa. A
pesar de estos cambios, se sigue sosteniendo el ideal de la comunión; es por eso que cuando
hablamos de comunicación hacemos referencia simultáneamente a su dimensión normativa (que
apunta a construir y sostener el vínculo, el lazo social, como un ideal a perseguir) y a su dimensión
funcional (en tanto toma a los procesos de comunicación -producción, difusión e interacción-
como hechos).
Es esta tensión, entre lo normativo como ideal y lo funcional como hecho objetivo, entre la
Estas dos dimensiones de la comunicación están relacionadas con lo que Dominique Wolton
llama la “sociedad individualista de masas”. La sociedad contemporánea (a la que esta autora En la segunda mitad del siglo XX los progresos en
denomina de esa manera) combina dos tendencias que, en principio, aparecerían como la comunicación han sido enormes
33
contradictorias: la que privilegia ante todo las libertades individuales, por un lado, y la que otorga
primacía a la igualdad entre los sujetos, por otro. La tradición individualista hunde sus raíces en el
liberalismo inglés del siglo XVIII, que otorgaba una amplia “libertad” tanto en el plano económico
como en el político. La tradición de la equidad, por su parte, encuentra sus orígenes en los planteos
socialistas del siglo XIX; en las luchas por la igualdad de las mayorías relegadas, las masas, en
contextos históricos y políticos desfavorables. Así, este modelo de sociedad individualista de masas
valora, por una parte, al individuo de la tradición liberal jerárquica; y, por otra, a la mayoría
representada por la masa en la tradición de los movimientos socialistas.
De esta manera, el éxito del modelo de comunicación está íntimamente vinculado a este modelo
de sociedad, en el que juega un doble papel. En su aspecto funcional, organiza las diferentes
relaciones entre las masas en el terreno de la economía mundial; en su aspecto normativo, lo hace
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dentro de un modelo político de democracia de masas. Sin embargo, esta doble articulación no
implica que aparezcan siempre en estas dos dimensiones: puede darse el caso de una economía de
mercado sin democracia. Pero lo característico del modelo europeo actual, asegura Wolton, consiste
en articular ambas vertientes: el individualismo de la tradición liberal y la masa de la tradición de la
democracia igualitaria.
En esta línea, la comunicación establece una articulación entre estas dos vertientes, libertad e
igualdad, con su doble dimensión funcional y normativa. Así, se puede plantear que la sociedad
individualista de masas está caracterizada por desarrollarse sobre tres ejes esenciales: el individuo
(en tanto se sostienen sus libertades por sobre todas las cosas), las masas (en tanto el sistema
democrático se organiza alrededor del gobierno de las mayorías) y la comunicación (con su rol de
organizar y dotar de sentido a aquellas articulaciones).
Esta relación de la comunicación con las dimensiones normativa y funcional tiene que ver con la
concepción de la comunicación como producción social de significaciones; en tanto que son estas
significaciones sociales las que dividen lo correcto de lo incorrecto, lo malo y lo bueno. De esa
manera construyen el “sentido común” con el que nos movemos, desde los niveles más ingenuos
34
Este “sentido común” es aquello con lo que pensamos, pero sobre lo que no pensamos. Son
nociones constituidas en la práctica cotidiana, previamente a su razonamiento. Constituyen los
criterios que definen lo bueno y lo malo, marcan la línea divisoria entre lo esperable y lo
inesperado. Muchas veces hacemos cosas a partir de dar por ciertos estos enunciados, como
conocimiento de sentido común: por eso decimos que son muy importantes, ya que influyen
directamente en nuestra vida cotidiana.
Así, la comunicación, como producción social de significaciones, define los significados de las
relaciones que se establecen entre las distintas dimensiones de lo económico, en tanto funcional,
como en los sentidos legitimados de lo que se entiende por democracia y libertad, en su aspecto
normativo.
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En su libro Las reglas del método sociológico, Emile Durkheim se refirió a la influencia que
ejerce el ‘sentido común’ sobre el conocimiento científico en el campo de las ciencias sociales:
‘Aún estamos demasiado acostumbrados a zanjar estas cuestiones según las sugestiones del sentido
común, para que podamos mantenerlo fácilmente a distancia de las discusiones sociológicas. Cuando
creemos habernos librado de su influencia, nos impone sus juicios sin que nos demos cuenta. Sólo
mediante una práctica prolongada es posible evitar tales errores. He ahí lo que deseamos que el lector
no pierda de vista: que tenga siempre presente en su cabeza que las formas de pensar a las que está
más hecho son contrarias, antes que favorables, al estudio científico de los fenómenos sociales, y que,
en consecuencia, debe precaverse contra sus primeras impresiones (…). Nuestro método no tiene,
pues, nada de revolucionario. Es incluso, en cierto sentido, esencialmente conservador, pues considera
los hechos sociales como cosas cuya naturaleza, aunque flexible y maleable, no puede, de todos
modos, modificarse a voluntad. ¡Cuán peligrosa es la doctrina que no ve en los hechos sociales más
que el producto de combinaciones mentales, que un mero artificio dialéctico, puede, en un instante,
trastornar por completo!’
ACTIVIDAD
35
Es por eso que resulta fundamental establecer las reglas de la comunicación: constituye sujetos
sociales y además establece las formas de intercambio social. De la misma manera en que no hay
sujetos sin sociedad (sin relación social), tampoco hay sociedad sin comunicación (sin procesos
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de producción de sentido). La comunicación es, entonces, siempre y simultáneamente, una
realidad y un modelo cultural, del cual pueden desprenderse los diferentes modelos de
comunicación, interpersonales y colectivos, que se fueron sucediendo en la historia.
Por ello podemos afirmar que nunca hay comunicación “en sí misma”, ya que siempre está
relacionada a un modelo cultural específico, que implica una representación del otro y de los
otros en tanto colectivo social. De esta manera, comunicar consiste en difundir, pero también
interactuar con un sujeto, en una colectividad. El acto simple, superficial, de comunicarse implica,
para los sujetos, reponer de manera implícita la historia de una cultura y de una sociedad.
Hoy podemos realizar una comunicación técnica de un punto a otro del globo en un instante
(si contamos con los dispositivos técnicos necesarios para ello): la promesa de la “aldea global”
se cumple desde el punto de vista estrictamente técnico, pero plantea dificultades si nos
posicionamos en un punto de vista histórico y cultural, desde donde podemos ver las diferentes
determinaciones sobre esta forma de comunicación que plantea cada sociedad histórica concreta.
Este desfasaje que se plantea entre el carácter “naturalmente” mundial de las técnicas, que
permitirían una comunicación instantánea e inmediata independientemente de las distancias
que separen a los sujetos, y las dificultades de comunicación, entendida como lo señalamos más
arriba, en tanto producción social de significaciones que habilita a pensar las taxonomías que
dividen lo “bueno” de lo “malo”, a construir el sentido común, es una de las grandes contradicciones
del desarrollo técnico y tecnológico de nuestras sociedades.
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Aunque la promesa técnica sea siempre la solución a todos estos problemas (promesa que
siempre es realizada a futuro, y nunca para el presente) en tanto se resuelva la cuestión de la
“pureza” del canal, o la correcta “codificación” y “decodificación” del mensaje, si interviene el ser
humano en tanto sujeto social, inmerso en la trama significante, la cuestión técnica será, siempre,
un aspecto secundario (aunque puede ser importante y, hasta en algunos casos, necesario) de la
comunicación social. No es sólo una cuestión de contenidos, sino de lectura de esos contenidos
producidos.
Esta magnificación técnica, abierta por los diversos dispositivos tecnológicos disponibles, ha
facilitado la interconexión de las diferentes economías alrededor del planeta, que se vuelven,
así, interdependientes, Lo que se busca es la transmisión de información entre instituciones
(sean del ámbito público o privado), y no entre sujetos. Un buen ejemplo de esta
interdependencia es ver de qué manera los vaivenes de la Bolsa de Valores de un país afecta a las
del resto del planeta. Desde la caída del Muro de Berlín (1989), podemos pensar que “todo es
abierto”, pero en conexión con una división internacional del trabajo específica; las redes de
computadoras y la transmisión de información instantánea (por la red pero también, por ejemplo,
El crecimiento de las sociedades y sus economías generó una interconexión entre ellas que
excede el marco normativo y, por supuesto, el de la comunicación directa. En su carácter funcional, En nuestra época, muchos dispositivos
la comunicación se vuelve una necesidad, en tanto que distintas regiones del mundo son tecnológicos facilitan la comunicación
37
fuertemente dependientes unas de otras. De esta manera, los flujos informacionales pueden
definir la suerte de una empresa en Quito, Ecuador, por lo que sucede en la bolsa de Tokio, en
Asia. Que esos “datos” estén disponibles al instante, sin que sea necesaria la mediación de la
comunicación directa es una característica de esta etapa del capitalismo, pero sólo en su faceta
de desarrollo tecnológico de inmediatez.
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con certeza que la mayor cantidad de comunicación implique o requiera necesariamente la
comprensión de los contenidos producidos durante esos procesos; es decir, no hay forma de
garantizar a priori el sentido de esos procesos de producción social de significaciones.
Este problema puede y debe ser vinculado a la moderna concepción de la teoría y la práctica
pedagógica, según la cual la relación entre el maestro y el alumno es una relación activa, de
vínculos recíprocos, y por lo tanto cada maestro es siempre un alumno y cada alumno, maestro.
Pero la relación pedagógica no puede ser reducida a las relaciones específicamente “escolares”:
esta relación existe en toda la sociedad en su conjunto y para cada individuo respecto de los otros
38
(…)
Así, puede decirse que ha llamado enérgicamente la atención sobre la importancia de los hechos de
cultura y de pensamiento en el desarrollo de la historia, sobre la función de los grandes intelectuales
en la vida orgánica de la sociedad civil y el Estado, sobre el momento de la hegemonía y del
consentimiento como forma necesaria del bloque histórico concreto.
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(…)
Plantéase el problema de qué representa más adecuadamente a la sociedad italiana actual desde el
punto de vista teórico y moral: el papa, Crice, Gentile; esto es: 1) quién tiene más importancia desde
el punto de vista de la hegemonía, como ordenador de la ideología que proporciona el cemento más
íntimo a la sociedad civil y, por tanto, al Estado (…).
ACTIVIDAD
1) Conversen con tu compañero/ra de banco y escriban su opinión sobre este tema: ¿Los
medios masivos de comunicación son neutrales? Fundamenten su opinión. Si lo creen
necesario pueden ejemplificar.
3) Si el profesor/ra está de acuerdo pueden hacer una puesta en común y tratar de llegar a Las relaciones pedagógicas, propias de las
algunas conclusiones entre todos. actividades escolares, también se da en otros tipos
de relaciones sociales
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Esta ambivalencia está sostenida por una “falla ontológica”, que obtura la posibilidad de
clausurar las relaciones posibles entre los diferentes elementos puestos en juego. Esto tiene
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que ver con que el ideal de una comunicación perfecta, sin “ruidos” ni “malos entendidos”,
basada en el desarrollo de la comunicación técnica (y los avances tecnológicos) para su utilización
funcional; esto es imposible, ya que el crecimiento de la dimensión funcional no llega a la
dimensión normativa de la comunicación.
El acento hoy se coloca con más fuerza en el polo de la dimensión funcional de la comunicación,
en tanto se prioriza el desarrollo de la comunicación técnica y su “autonomía”; pero ello no
implica que éste recubra por completo, que envuelva hasta hacerla desaparecer a la dimensión
normativa. Por ello podemos decir que con las formas actuales de comunicación puede haber
dominación, pero no desaparece la posibilidad de elegir, o mejor dicho de interpretar, de leer en
la comunicación las diferentes significaciones sociales que se le imprimen a las cosas.
Por comunicación normativa hay que comprender el ideal de comunicación, es decir, la voluntad de
intercambiar, para compartir alguna cosa en común y comprenderse. La palabra “norma” no hace
referencia a un imperativo sino más vale a un ideal perseguido por cada uno. La voluntad de
40
juegan aquí un rol todavía más importante que en el marco de la comunicación interpersonal, no en
una perspectiva de intercomprensión o de intersubjetividad, sino en la de una eficacia ligada a las
necesidades o a los intereses.
Todo separa estas dos dimensiones de la comunicación, pero nada sería más falso que limitar la
primera al único nivel de la comunicación directa interpersonal y de reducir la segunda a la
comunicación técnica o social. Sería demasiado simple. Toda la ambigüedad viene del hecho que la
oposición entre las dos formas de comunicación, normativa y funcional, no abarca la distinción
entre los tres niveles de comunicación, directa, técnica y social. Dicho de otra manera, las dos
formas de la comunicación aparecen en cada uno de los tres niveles de la comunicación.
¡Si la comunicación normativa es, en principio, el ideal de la comunicación directa, cada uno constata,
por experiencia, cuan numerosas son las relaciones interpersonales que en realidad están regidas
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por una simple comunicación funcional! por el contrario, en la comunicación técnica o social, una
y otra dominadas por la comunicación funcional, se constata con frecuencia la existencia de una
comunicación auténtica. Es lo que cada uno busca en los grupos, asociaciones, partidos, y también
en las relaciones de trabajo, aparentemente regladas por las lógicas de la comunicación funcional.
Estas son, frecuentemente, ocasión para relaciones más auténticas que las que existen en la vida
privada familiar...
Dicho de otra manera, si la comunicación normativa se adapta más al primer nivel del intercambio
individual o de pequeños grupos, nada permite a priori creer que las comunicaciones técnica y
social dependen principalmente de una lógica de comunicación funcional. El teléfono y la televisión
son, por ejemplo, medios de comunicación que permiten una comunicación normativa, mientras que
a la inversa, existen gran número de situaciones privadas, familiares y de grupo en las que, a pesar
de las apariencias, no reina más que la comunicación funcional.
Nada sería más falso por lo tanto que oponer “la autenticidad de la comunicación de las relaciones
privadas” a la “funcionalidad de la comunicación de las relaciones sociales”. Es esencial tener
presente la diferencia de significación entre estas dos formas de comunicación, sabiendo que la
misma atraviesa las situaciones, individuales o colectivas, de comunicación. He aquí la ambigüedad
y la dificultad de la comunicación: la mezcla constante entre las dos dimensiones y la dificultad para
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En otras palabras: si reflexionamos un momento sobre cada uno de los niveles de comunicación,
podremos observar que tanto la forma funcional como la normativa aparecen en cada uno de los
niveles de la comunicación (directa, técnica y social). Nada impide que una comunicación
interpersonal adquiera la lógica de la forma funcional, ni que -a la inversa- una comunicación
mediada por el teléfono, la televisión o Internet se ubique dentro de la lógica normativa.
Por ello, resulta imposible oponer como si fueran espacios inconexos la “autenticidad” de la
comunicación interpersonal a la “funcionalidad” de la comunicación social. Esta es una
característica de la ambigüedad señalada: el entrecruzamiento constante entre las dos dimensiones
y la imposibilidad de afectar a priori tanto el sentido normativo como el funcional a una situación
específica.
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ACTIVIDAD
Piensa dos ejemplos de comunicaciones mediadas por dispositivos técnicos que privilegien
el carácter normativo del proceso y dos ejemplos que pongan el acento en el carácter
funcional de la comunicación.
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Esta “externalidad” (en tanto son externos/exteriores uno del otro, pero también podemos
decir que son irreductibles uno al otro) de los sujetos puestos en relación por la comunicación
implica que la posibilidad de anticipar de manera segura acciones, pensamientos o
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interpretaciones no figura en el horizonte de la comunicación. Sólo podemos prever una respuesta
posible, para planificar nuestra propia intervención (por ejemplo, cuando pensamos cómo
reaccionará la otra persona cuando le digamos lo que queremos decirle…). Pero hay que entenderla
sólo en ese sentido: es una posibilidad, no única ni, por supuesto, inevitable.
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Cuanto más fácil es entrar en contacto con él, de un extremo al otro del mundo, en todo momento, más
rápidamente se perciben los límites de la comprensión. Las facilidades de la comprensión no alcanzan
a mejorar el contenido del intercambio.
¿Por qué insistir en esta dificultad? Para recordar, en el momento en que nuestras sociedades hablan
de intercambio como nunca antes y adhieren a los más ambiciosos proyectos de la sociedad de la
información, que no hay comunicación sin pruebas, sin duración y sin fracaso. Es importante decir
esto antes de entrar en un libro donde no se hablará más que de comunicación. Los avances técnicos
no son suficientes para acercar, sino que sobre todo, haciendo más visibles los diferentes puntos de
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vista, hacen también más visible lo que los distingue. ¡Terrible experiencia! la comunicación que
debía acercar a los hombres se transforma en realidad en revelador de aquello que los aleja...
(…) recordar que no hay comunicación sin malentendidos, sin ambigüedades, sin traducciones y
adaptaciones, sin perdidas de sentido y sin apariciones de significados inesperados, en concreto, sin
fracaso de la comunicación y sin reglas a satisfacer. El impacto de lo que se denomina “las nuevas
técnicas de comunicación” desde los años ´70- y que evidentemente no lo es a los ojos de las nuevas
generaciones nacidas con ellas- es el de hacer creer, erróneamente, que ellas pueden reducir la polisemia
de la comunicación. Que es posible racionalizar la comunicación humana como puede racionalizarse
la comunicación técnica. Pero si la racionalidad de las técnicas de comunicación es muy superior a la
racionalidad de la comunicación humana, también es al mismo tiempo mucho más pobre.
¿El riesgo? querer reducir ese abismo, indispensable, entre las dos formas de comunicación, y desear
racionalizar la comunicación intersubjetiva para hacerla más eficaz. O, para decirlo de otra manera,
creer que la comunicación funcional, demultiplicada por las técnicas, la acercaría a la comunicación
normativa.’
ACTIVIDAD
Dominique Wolton, un especialista en temas de 2) Aplica lo anterior a los mensajes emitidos por los medios masivos de comunicación.
comunicación
44
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Hasta aquí un primer recorrido por el objeto comunicacional, la disciplina, su
vínculos multidisciplinarios, las definiciones diversas del la categoría
comunicación, su diferentes maneras de presentarse. Comunicación oral, escrita,
gestual e icónica y sus combinaciones posibles. Un panorama que nos permite
avanzar a pensar que pasa con la dinámica del lenguaje como forma principal
en la que se sostiene cualquier lazo comunicacional, recorrido que se detendrá
fundamentalmente en cuatro estaciones, el signo de Saussure, el signo tríadico
de Peirce, Roland Barthes y las categorías de denotación y connotación para
finalmente arribar a la problemática de lenguaje y poder presentada por el
modelo gravitacional de Calvet.
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Inicialmente vamos a recorrer tres puntos, tres momentos de necesaria detención en lo que
respecta al lenguaje. Por un lado explicaremos de manera sintética cuáles son las corrientes
teóricas previas a Ferdinand Saussure, que intentan pensar cuáles eran las relaciones posibles
entre lenguaje y pensamiento, y entre el lenguaje y lo real. Luego veremos a ese punto de corte,
de inflexión que produce el lingüista Ferdinad Saussure, que claramente representa un giro total
en relación a lo que planteban las corrientes tradicionales que intentaban dar cuenta de las
características del lenguaje.
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sujeto es observar, usar los sentidos, esperar y decir en un momento ‘la palabra más correcta para
nombrar a tal objeto es ésta’. En el fondo, la ilusión que emerge de este planteo es la de una
adecuación plena, absoluta, entre lenguaje y objeto. El lenguaje, la etiqueta, tendría la particular
virtud de apresar la esencia del objeto, decir de manera incuestionable lo que el objeto es.
El Cratilo, libro escrito por Platón, opera desde esa lógica; en él se dice, por ejemplo, que la
palabra más adecuada para designar al cuerpo, luego de contemplarlo, es ‘soma’, ya que soma
significa cárcel del alma. Esta corriente presenta por lo menos tres problemas en su trama
argumental, en su estructura lógica:
El primer inconveniente es que hay algunas palabras que se pronuncian pero no tienen
un referente material. La palabra ‘sirena’, por ejemplo, entendida como un ser entre pez y
mujer -que no es un observable existente en términos materiales, objetivos, que es una
construcción imaginaria producto de la capacidad creativa de los sujetos-, nos muestra que
hay palabras que no tienen un referente material y sin embargo existen dentro de la
dimensión simbólica que el propio lenguaje construye.
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La otra vertiente que disputó terreno teórico con la que expusimos recién, es la conocida
como corriente de la expresión lógica del lenguaje. Esta manera de enfocar el problema afirmará
que el pensamiento es anterior al lenguaje y que éste es la superficie material en donde el
pensamiento se expresa. El pensamiento es un conjunto de ideas ordenadas lógicamente; tiene
una estructura, una forma, no se manifiesta de cualquier manera. El lenguaje es el soporte material
que permite expresar al pensamiento dentro de una estructura lógica; por lo tanto hay respeto a
un orden de legalidades sintácticas, que tienen que ver con la presencia necesaria de un sujeto,
un verbo y un predicado: el sujeto es la sustancia, el verbo afirma algo y el predicado aparece
asignando una calificación o cuantificación en relación al sujeto .
Para esta forma de interpretar las características centrales del lenguaje habría una lógica
universal para todos los seres pensantes; es decir, todos los sujetos piensan con este esquema ,
con estas categorías lógicas, con esta estructura sintáctica. El problema que se le presenta a esta
corriente es que esta pretendida universalización no es tal: de hecho la lengua inglesa invierte
este orden, por lo que se rompe la idea de una forma de pensar con forma única.
Sintetizando, entonces, hasta aquí tenemos una corriente que se afirma sobre una realidad
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DE CAMINO AL SIGNO
Este punto de no retorno, de novedad plena, es la aparición de la teoría elaborada por el
lingüista suizo Ferdinand Saussure (Ginebra, 1857-1913). Con la elaboración del signo como una
construcción abstracta y formal, conceptos muy propios de la modernidad, Saussure no hará
hincapié en lo exterior, en lo real, en los llamados ‘referentes materiales’, ni en lo interior de la
subjetividad.
Saussure pone énfasis en el propio lenguaje. Su análisis es inmanente, es decir dentro de las
propias dimensiones lingüísticas; por lo tanto su investigación conducirá a la elaboración de
categorías para definir cómo funciona el lenguaje. Sostendrá, como punto fundacional de su
desarrollo, la idea de que el lenguaje está constituido por unidades mínimas que llamara ‘signos’.
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Cada signo estará constituido por un ‘significante’ y un ‘significado’, separados por una barra; a su
vez traza una elipse que los abarca marcando unidad (división con la barra , unidad con la elipse)
y dos pequeñas flechas, una a cada costado del signo, con sus extremos apuntando en distintas
direcciones, que indican reciprocidad.
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Significante y significado funcionan en dos planos distintos. Por eso la barra, esa línea
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divisoria que demarca territorios entre el significante y el significado .Sin embargo están
unidos, son una unidad: por eso la elipse que los agrupa en un mismo espacio y al mismo
tiempo las dos flechas que indican reciprocidad, es decir que cuando aparece el significante
necesariamente aparece el significado, y viceversa. Son las dos caras de una moneda, los dos
planos de una hoja de papel. Podríamos decir, entonces, al menos en esta parte del desarrollo
de la teoría, que a cada significante solo le corresponde un significado.
El signo es heteróclito, heterogéneo. Es decir que su construcción aparece apoyada por tres
dimensiones que Saussure decide discriminar con el objetivo de recortar su objeto de estudio: una
dimensión biológica, una dimensión psíquica, y una dimensión física.
Biológica, en la medida que necesito un aparato fonador para emitir los sonidos, además
del buen funcionamiento de las áreas cerebrales ligadas a la producción y asociación del
lenguaje.
Además para la elaboración del lenguaje como forma de expresión social necesito la
presencia de lo psíquico. La psiquis, es una dimensión, un espacio mental a donde los sonidos Portada de la primera edición del Curso de
llegan y son representados, son asociados, son combinados con otros signos, produciendo Lingüística General, publicado tres años después
significación . de la muerte de su autor
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Saussure comprende que todas estas problemáticas hacen a la elaboración del signo, si bien él
analizara al signo en sí, su estructura particular, sus formas de vinculación dentro de la lengua.
La otra cuestión de forma que hay que mencionar en la conformación de la teoría saussureana es
que en el campo del lenguaje hay por un lado un espacio ligado a lo individual, que el autor denomina
‘habla’, y un espacio ligado a lo social, al que denomina ‘lengua’. El habla es una asociación de signos
pero no deja de ser particular, singular, acotada, nunca abarca la totalidad de los signos existentes:
es imposible para un individuo emplear todos los signos existentes en el diccionario de la Real
Academia de la Lengua Española. Por eso decimos que el habla es un recorte de la lengua; a su vez,
el habla singular de cada individuo es distinta porque toma distintos segmentos de la lengua.
Sin embargo lengua y habla tienen una relación dialéctica, de dialogo, que provoca múltiples
modificaciones entre una y otra: algunos acontecimientos singulares, algunos actos creativos del
habla, su socialización por repetición, por el uso frecuente, terminan trascendiendo las legalidades
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establecidas por la lengua y ésta las termina tomando, incluyendo, constituyéndose así nuevos
signos aceptados . Decir ‘la calor’ durante mucho tiempo fue considerado como incorrecto para la
lengua española: el uso frecuente del habla cotidiana llevó a que fuera finalmente aceptado; algo
similar ocurre con ‘setiembre’: lo correcto era ‘septiembre’, pero el uso, la dinámica del habla,
condujo a la asimilación dentro del buen uso, de lo legal, también a setiembre .
El movimiento de la lengua es en sucesión temporal ,signo tras signo, así desocultan su significado
a medida que se producen .Hay otro desplazamiento que es sincrónico, en donde hay una serie de
significantes con sus respectivos significados ,que pueden ser empleados de manera indistinta. De
esta manera, puedo seleccionar entre varios signos para decir lo mismo. Veamos la frase ‘Robó un
El punto más elaborado del desarrollo de Ferdinad Saussure es el que tiene que ver con definir
al signo como convencional y arbitrario. Para decirlo en otros términos, es arbitraria y convencional
El lenguaje de señas
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de las que estamos hablando.
En una relectura interpretativa de Saussure, podríamos decir que la realidad es construida por
los signos y que la subjetividad es construida por el lenguaje. Somos seres hablados, el lenguaje nos
funda, y nos permite a través de la comunicación generar lazos sociales. No hay sujeto sin lenguaje,
no hay objeto sin lenguaje, y ya que arribamos a este borde, a este límite, aventurémonos un paso
más y digamos que no hay pensamiento sin lenguaje: pienso con signos, los signos constituyen mi
pensar .
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Peirce define al ‘signo’ de la siguiente forma:
‘... es algo que está para alguien en lugar de otra cosa, su objeto, en algunos de sus aspectos.
Uno crea en la mente de esa persona un signo más desarrollado que es su interpretante’.
El signo, entonces, es una representación mental mediante la cual un sujeto puede conocer,
comprender, relacionar, los objetos de la realidad. A diferencia de Saussure -que concibe un
signo como una diada constituida por significante y significado-, el signo peirciano se constituye
con tres componentes, puesto que la realidad es una tríada para el autor y en consecuencia, toda
su teoría se basa en sistemas y categorías compuestas de tres elementos.
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