Ensayo Crisis de Valores

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BENEMERITA UNIVERSIDAD AUTONOMA DE PUEBLA

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA COMPUTACION

INGENIERIA EN CIENCIAS DE LA COMPUTACION

Ensayo: Crisis de valores

José Eduardo Galicia Villagómez

201647956

Materia: Formación Humana y Social

Docente: Jesús Vázquez Ramírez

Otoño 2016

13 de septiembre de 2016
Hablar de crisis de valores nos hace referencia a que se están perdiendo ciertos
valores o se están degradando, esta afirmación es verdadera pero no en el
enfoque apocalíptico que muchos autores describen, mejor dicho la sociedad
actual enfrenta una jerarquización de los valores, por ejemplo en este momento
los valores que más énfasis reciben son los valores afectivos, los estéticos, el
cuidado del medio Ambiente. Los valores que reciben menos importancia son los
éticos, la voluntad, la acción colectiva. Por lo tanto hay una mutación de esos
valores, pero no su desaparición, por eso hay que aprender a discernir lo que
hemos estado ganando y perdiendo en cuestión de la humanidad.

Cabe mencionar, en la sociedad cada vez son más evidentes los antivalores que
las personas están adoptando, que muchas veces las personas caen en el error
de practicarlos bajo apariencia de bien pero solo es un espejismo. Un caso muy
obvio es el del individualismo, ya que no es lo mismo reconocer los derechos de
cada individuo y su originalidad, a aprobar que cada persona se sienta el centro
del universo.

Otro rasgo, muy relacionado con lo anterior, es la baja estabilidad y solidez de los
valores, una metáfora que describe muy bien este rasgo es que la gente persigue
como en el mercado; lo bueno, lo bonito y lo barato. No se construye el mismo tipo
de sociedad ni se estructura del mismo modo la convivencia según se adopte una
u otra posición en este terreno. Según Jordi Pujol: “Los valores líquidos son
valores fugaces que hay que cambiar cada dos por tres, que no tienen
consistencia ni duración y que no requieren compromiso ni personal, a nivel
individual, ni colectivo, a nivel de país, como entidad”.

La historia humana puede ser concebida como la lucha permanente para que la
paz triunfe sobre la guerra, la justicia sobre la injusticia, el amor sobre el egoísmo.
También ocurre esto en la economía: la pobreza, las crisis o las desigualdades
exigen de nosotros un combate constante contra el poder destructor de la avaricia,
la indiferencia o la explotación.
También se resta importancia al otro y a su esfuerzo. Paradigmas de la sociedad
como los médicos y los maestros son atacados y desvalorizados, tal como lo
estamos viviendo en el presente en nuestro medio, aunque también es cierto que
ellos han cambiado muchas pautas de su actuar.

El hombre posmoderno obedece a juicios múltiples y contradictorios entre sí. En


lugar de un yo común lo que aparece es una pluralidad de personajes que dejan
su huella, aunque por poco tiempo (a disfrutar los quince minutos de fama que les
corresponde). Esas razones serán entonces cambiadas rápidamente y lo que en la
modernidad se vivía con tensión y conflicto ahora se vive sin drama ni pasión,
excepto que sea un partido de fútbol. También aparece una cierta desvalorización
de la ciencia y de quienes la cultivan. Solamente la tecnología parece valorarse.
Se afirma que por Internet se puede estar al tanto de cualquier cosa, sin necesitar
largos años de formación. Y se duda de los científicos, produciéndose como
compensación un retorno a lo esotérico y a lo religioso con una explosión de lo
sobrenatural y de las ciencias ocultas (la astrología, los horóscopos, la
quiromancia, las cartas astrales y hasta la vieja alquimia retornan). No hay
prejuicios de aceptar explicaciones por más irracionales que éstas sean. Van junto
con lo científico, o a veces por delante. En lo religioso se estructura un mundo
metafísico mezclando en un “vale todo” ideas cristianas, judías, hindúes pseudo
científicas, umbandistas, etc.etc. Es que buena parte de la sociedad no estaba
preparada para la secularización y al desaparecer los límites impuestos por las
religiones se hace necesario que los valores morales sean asumidos por la
conciencia individual y no todos podían o estaban interesados en hacerlo. Por lo
contrario esto lleva a la pérdida del operar del superyo sin que ello produzca
aparentemente pena o congoja. Pero la angustia y la depresión hoy campean por
el mundo. Con ésta postura de cada cual haga la suya surgen entre otros: Crisis
económicas mundiales tal como se está sufriendo en la actualidad por la ambición
desmedida, sin ética alguna y sin control, por parte de especuladores
inescrupulosos. Políticos que engañan y que entre muchas otras cosas permiten
por ej. la venta de armas a países pobres con conflictos internos o guerras
abiertas mientras se desgarran las ropas por la existencia de las mismas y
rechazan a los inmigrantes que logran acceder a sus tierras. Los policías
corruptos. Autoridades policiales traficando armas y drogas. A otros niveles los
“poliladrones”. La mentira descarada en los medios. Las noticias son adaptadas a
las convicciones o necesidades de cada uno. Las mismas dejan de ser
imparciales. Mal uso de recursos tecnológicos estupendos, por ejemplo Internet
usado para pornografía infantil y prostitución explícita entre otros muchos usos
inadecuados mientras algunos se ocupan de crear distintas formas de destruir
equipos e información a través de virus, gusanos u otros recursos. La aceptación
de la vulgaridad, la grosería y la agresividad en todos los ambientes con la excusa
de la valoración de lo popular. Drogadicción incluyendo alcoholismo en niveles
nunca conocidos con total indiferencia. Hoy no se sale a divertirse, se sale a
“emborracharse”. Degradación del medio ambiente en que vivimos a niveles
inaceptables debido a la ambición desmedida de algunos con un total desinterés
del bien de la mayoría y del destino del propio planeta. Media humanidad
sufriendo de hambre y la otra mitad de obesidad.

Pero, también es cierto, que con los años nos volvemos cada vez más exigentes y
quizás no debamos asustarnos o escandalizarnos por la situación sino que
debemos conversar de ello para concienciarlo. Con la ocultación y el miedo no se
gana nada y algo que podemos ofrecer son nuestras propias palabras. Debemos
hablarlo y ver como apoyar desde nuestro lugar a esas personas que integran
esos núcleos sanos que resisten en nuestra sociedad y que son nuestra
esperanza: los que continúan estudiando, trabajando, investigando y creando
como forma de satisfacción personal y para servir a los otros. Y debemos también
asumir nuestro rol en la educación de las nuevas generaciones a través de
nuestro entorno. Y aportar ideas para hacer que el péndulo comience nuevamente
a volver y se retorne a los hermosos ideales de la modernidad, con otras
herramientas y con la experiencia de las nefastas consecuencias de este período
que nos ha tocado vivir.

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