Historia Santa Marta
Historia Santa Marta
Historia Santa Marta
Allí, entre la Sierra y el mar se levanta Santa Marta, la primera ciudad fundada en
el actual territorio de Colombia. Años después los españoles fundaron otras
ciudades como Cartagena de Indias, Santafé, Mompox y Popayán, para solo citar
algunos casos. De Santa Marta salió la expedición de Gonzalo Jiménez de
Quezada, que descubriría el territorio de los muiscas y fundaría la ciudad de
Santafé. Otro que estuvo en Santa Marta fue Pedro de Heredia, antes de
emprender la fundación de Cartagena. Pero luego, durante gran parte del periodo
colonial Santa Marta vivió un largo letargo, mientras Santafé ejercía como capital
del virreinato, Cartagena era plaza fuerte y llave de las Indias, Mompox la villa por
donde circulaba todo el comercio desde y hacia el Nuevo Reino (el interior andino)
y Popayán donde se concentraba la economía de las grandes explotaciones
mineras del Pacifico.
Mientras las otras ciudades prosperaban, Santa Marta veía cómo las flotas de
galeones se alejaban de su puerto, los ataques piratas se repetían con frecuencia
y su población disminuía. Es que en el temprano año de 1543 la ciudad fue
atacada por el pirata francés Roberto Ball y las tomas continuaron en los años
sucesivos. Nada más en 37 años, entre 1655 y 1692, la ciudad fue atacada y
quemada en diecinueve ocasiones por los piratas. Esto llevó a las autoridades
españolas a construir a lo largo de los siglos XVII y XVIII seis fuertes y dos
veladeros para resguardar la ciudad. Fueron éstos los fuertes de San Juan, San
Vicente (Santa Bárbara), Nuestra Señora de la Caridad (Punta Betín), San
Antonio, Punta de Lipe (San Fernando) y El Morro, además de los veladeros de
San José y cerro de la Pedrera.5
En las décadas finales del período colonial, Santa Marta tenía escasos cuatro mil
habitantes, mientras Cartagena superaba los 16.000. En esta época, el comercio
de la ciudad estuvo dominado por un grupo de comerciantes catalanes
establecidos allí desde mediados del siglo XVIII y principios del XIX.
En 1834 Santa Marta sufrió un terremoto que dejó a la ciudad en aspecto ruinoso
durante varias décadas. Al año siguiente del terremoto, una descripción presenta a
Santa Marta como una “ciudad de aspecto miserable”, en la que no había hoteles,
residían sólo siete extranjeros y las únicas edificaciones de cierto valor eran la
catedral, el palacio gubernamental y las residencias de los comerciantes Joaquín
de Mier y Juan Fairbank.6 En 1835, Santa Marta era una pequeña ciudad de
escasos seis mil habitantes, población que disminuyó en las décadas siguientes,
de acuerdo con los censos de 1843 y 1851.
Durante varias décadas del siglo XIX, Santa Marta fue el principal puerto de la
Nueva Granada, por donde se movilizaba gran parte del comercio exterior del país
y sus recaudos de aduana superaban ampliamente a los de Cartagena, Sabanilla
y Barranquilla. Durante el período 1840 – 1872 Santa Marta se convirtió en el
principal puerto importador de la Nueva Granada y durante algunos años también
fue el mayor exportador. En el año fiscal 1871-1872 los recaudos de Santa Marta y
Sabanilla fueron muy similares, pero ya al año siguiente ésta última aduana
superó a Santa Marta ampliamente.9 Lo paradójico de Santa Marta es que su
dinámica comercial durante el siglo XIX, estuvo acompañada con una disminución
de su población en términos absolutos y relativos.
(número de habitantes)
FUENTE: Anuario Estadístico de Colombia, Bogotá, 1875; Censos de 1912, 1918, 1938, 1973 y 2005. McFarlane, Anthony, 1997.
Colombia antes de la Independencia. Economía, sociedad y política bajo el dominio Borbón, Banco de la República/Áncora editores,
Bogotá, pp. 525-527. Banguero, Harold y Castellar, Carlos, 1993. La población de Colombia, 1938-2025, Edición Universidad del
Valle, Cali.
A nivel político se deben destacar las figuras de José María Campo Serrano y
Ramón Goenaga, y en el empresarial las de Joaquín y Manuel Julián de Mier. El
general Campo Serrano fue varias veces gobernador del Magdalena, y en una
ocasión de Antioquia, así como presidente de la República en 1886. Por su parte
el gobernador Ramón Goenaga ordenó la construcción de un canal de riego en la
zona bananera en la década de 1890, así como el establecimiento del servicio
telefónico, de acueducto y de luz eléctrica en la ciudad de Santa Marta.
Los de Mier (padre e hijo) fueron los más prósperos comerciantes de Santa Marta
durante el siglo XIX. La hacienda de San Pedro Alejandrino, propiedad de la
familia de Mier entre 1808 y 1890, fue comparada en este último año por el
departamento del Magdalena, bajo la administración del gobernador Ramón
Goenaga. San Pedro fue una de las haciendas más prósperas de la provincia de
Santa Marta, con extensos cultivos de caña de azúcar y con trapiche para la
molienda. Pero a pesar de los cañaverales y los múltiples litigios, la Quinta de San
Pedro Alejandrino será recordada siempre como el sitio donde murió el Libertador
Simón Bolívar. En efecto, muy enfermo llegó El Libertador a Santa Marta a
principios del mes de diciembre, para luego ser trasladado a la Quinta de San
Pedro Alejandrino, en proximidades del caserío indígena de Mamatoco, donde
murió el 17 de diciembre de 1830.10 Hoy es el lugar histórico más conocido de la
ciudad y un gran atractivo turístico, el cual dispone de la casa colonial, el Altar de
la Patria y el Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo.
En la Sierra Nevada se desarrollaron desde finales del siglo XIX varias haciendas
cafeteras como La Victoria, Cincinnati, Vistanieve, María Teresa, El Recuerdo,
Minca, Jirocasaca y Onaca, entre otras.11 El norteamericano Orlando Flye fue el
pionero de la caficultura empresarial en la Sierra Nevada de Santa Marta: su
formación de ingeniero la puso al servicio de su proyecto de construir una
empresa agrícola en el corazón de la montaña.
Santa Marta también fue sede de varias empresas de navegación en el siglo XIX.
Sin duda la más importante fue Compañía de Vapores de Santa Marta, constituida
en 1846 por un grupo de comerciantes samarios liderados por Joaquín De Mier,
de la que también fue socio Francisco Montoya. Otra empresa que impulsaría la
economía de Santa Marta fue el ferrocarril. En 1881 se protocolizó un contrato
celebrado entre el gobierno del Estado Soberano del Magdalena con Roberto Joy
y Manuel Julián de Mier, para construir el ferrocarril de Santa Marta a la Ciénaga
del Cerro de San Antonio, a orillas del río Magdalena.12 La construcción del
ferrocarril se inició el 17 de junio de 1882 y 24 años después la vía férrea llegó
hasta la población de Fundación, lográndose construir sólo 95 kilómetros. Se debe
destacar que el ferrocarril no alcanzó el río Magdalena pero sí atravesó toda la
zona bananera, el emporio agrícola del Magdalena y la región Caribe. Apenas en
la década de 1960 el ferrocarril del Magdalena empalmó con el que venía de
Bogotá.
Fuente: Díaz Granados, Manuel, 1996. Geografía económica del Magdalena Grande (1946-1955) ,
Instituto de Cultura del Magdalena, Santa Marta, pp. 283-290.
El auge del banano impulsó una ola migratoria hacia Ciénaga, la zona bananera y
Santa Marta, desde diferentes departamentos de Colombia y del exterior. Es así
como a esta subregión llegaron varias familias originarias de Bogotá, Bolívar,
Antioquia y otras subregiones del departamento del Magdalena como Valledupar y
la provincia de Padilla (sur de La Guajira), en busca de oportunidades. De todas
las familias llegadas a esta subregión, con el pasar de los años la historia más
conocida sería la de los Márquez Iguarán, abuelos maternos del Premio Nóbel de
Literatura Gabriel García Márquez, quien haría universal el nombre de
Macondo,13 pueblo imaginario que podría ser cualquiera de los ubicados en el
Caribe colombiano.
El tabaco, el cacao y sobre todo el banano le trajeron prosperidad a la región.
Junto a la producción y exportaciones de banano crecía la población de Ciénaga y
toda la zona bananera. En 1912 Ciénaga tenía 15.000 habitantes, frente a 8.000
de Santa Marta (la capital departamental), y seis años después su población
aumentó a 24.700 habitantes, mientras Santa Marta apenas llegaba a 18.000.
La historia del banano en el Magdalena tuvo una página trágica en 1928, cuando
los obreros de las bananeras, del ferrocarril y del puerto protagonizaron una
huelga que terminó en una matanza de trabajadores en la plaza de Ciénaga.14 En
las décadas siguientes la actividad bananera continuó con altibajos, expuesta a
huracanes y enfermedades fitosanitarias, hasta que en las décadas de 1950-60 la
empresa norteamericana decidió trasladar sus actividades productivas a la zona
del golfo de Urabá, en el departamento de Antioquia. Algunos años después, la
disminución del cultivo del banano fue compensada con la siembra de palma
africana, para producir aceite de cocina.
A mediados del siglo XX, cuando la economía del banano comenzaba a mostrar
sus limitaciones, empezó el desarrollo del turismo con la construcción del Hotel
Tamacá, la carretera de El Rodadero y el Hotel Tairona. Dos décadas después
Santa Marta, uno de los principales destinos turísticos de Colombia, ofrecía una
serie de atractivos para toda clase de turistas: El Rodadero, Taganga, las
diferentes ensenadas del Parque Tairona, sitios arqueológicos como Pueblito,
Ciudad Perdida y los petroglifos de Donama, el Morro, la Sierra Nevada, la Quinta
de San Pedro Alejandrino y la Catedral, entre otros.
La Santa Marta de finales del siglo XX y principios del XXI se debate entre su
proyección como ciudad turística y la especialización de sus costas en puertos
carboneros. Entre 1994 y 2005, la zona portuaria de Santa Marta-Ciénaga pasó de
exportar 2,3 millones a cerca de 28 millones de toneladas de carbón,
incrementándose la participación de 15% a 51% del carbón exportado.16 Para que
estas dos actividades se puedan seguir desarrollando en el Distrito de Santa
Marta, es necesario regular estrictamente los sitios por donde se exporta el
carbón, aplicando técnicas modernas de transporte y embarque del mineral.
REFERENCIAS