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Abraham recibió la promesa de Dios de que en su simiente
serian benditas todas las naciones de la tierra,
pero esa es solo la primera parte de la profecía,
la segunda le es entregada cuando aquellos tres personajes
le visitan “a su tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo”.
La fe de Abraham no era perfecta (por cuanto dudó), así que
se llegó a Agar la esclava para engendrar a Ismael.
Puso su confianza en si mismo, creyendo que no era
importante quien diera a luz, puesto que la promesa era sobre la simiente de él, no tomo en cuenta la segunda parte de la profecía: Sara tendrá un hijo.
Entonces al nacer Isaac, Dios tiene que probar a Abraham
para perfeccionar su Fe. Y le manda a sacrificar a Isaac.
¿Creía realmente Abraham en lo que Dios le estaba
mandando a hacer? Veamos las opciones posibles. 1) Si Abraham no creía que ese mandato era verdadero, entonces hacía a Dios mentiroso, por lo tanto la promesa quedaba anulada, y su fe seguiría imperfecta al dudar de la veracidad de Dios. Concluimos de inmediato que eso no fue lo que Abraham pensó, porque salió a lugar del sacrificio obedeciendo al mandato. 2) Abraham al creer en el mandato, se encontraba en una paradoja, Dios no miente al decirme que sacrifique a Isaac, pero tampoco miente acerca de la promesa de la simiente, salía de la comprensión lógica de Abraham, entonces algo haría Dios para solucionar ese dilema. La pregunta es ¿creía Abraham que el sacrificio se realizaría en verdad, o pensaba en su mente que Dios de alguna forma lo evitaría? Para quienes piensan en la segunda opción, les pregunto ¿Por qué Abraham se toma el trabajo de ir hasta la colina a varios días de camino, llevar la leña y el cuchillo si en realidad creía que el sacrificio no se realizaría? Que hipocresía sería entonces la actitud de Abraham. Concluimos pues que Abraham creía de verdad que el sacrificio se realizaría.
Es ahí cuando se nos presenta el siguiente dilema, Abraham
creía, como ya hemos dicho, que el sacrificio se realizaría, pero le dice a sus siervos “esperen aquí, nosotros iremos, adoraremos, y volveremos”. Dirá alguno, que pensaba volver pero con el niño muerto, pero en ese momento recordamos que llevaban leña, el niño iba a ser quemado, eso ya no sería volver con el niño, sería volver solo, pero el dijo volveremos. Cual es entonces el dilema, el siguiente: El mandamiento de Dios era genuino, y Abraham estaba dispuesto a hacerlo, y al mismo tiempo también la promesa era genuina y Abraham estaba dispuesto a creerla, entonces qué pasaba por la mente de Abraham, quizás no entendía nada de lo que Dios haría, ¿o si? El libro de los Romanos y Hebreos nos dan luz acerca de lo que Abraham creía, el creía que la única forma en que se pudiera cumplir la promesa de Dios con el niño estando muerto, seria que Dios resucitase a Isaac. Entonces ahí la fe de Abraham fue perfeccionada, cuando? Cuando salió de casa camino al monte? Cuando subia la colina? Cuando creyó en la provisión de Dios? No fue hasta que alzo el cuchillo y estaba dispuesto para matar a su hijo creyendo en el poder de Dios de resucitar, no fue hasta ese momento que Dios le dice detente porque he visto que temes.
Abraham fue justificado, es decir, fue tenido por justo, no por
obedecer al mandato de Dios, no por hacer al pie de la letra su ley, ni por la circuncicion, si no por la fe.