Mestria en Felicidad TACO
Mestria en Felicidad TACO
Mestria en Felicidad TACO
ISBN: 978-958-757-505-7
Impresión y encuadernación:
ABCDEFGHIJ
Impreso en Colombia - Printed in Colombia
Prólogo................................................................................................13
Carta I
Redefinición de la felicidad..............................................................15
Carta II
¿Sabías que te entrenaron para ser infeliz?.....................................19
Carta III
Claves para una felicidad ininterrumpida......................................25
Carta IV
El secreto mejor guardado sobre la felicidad.................................31
Carta V
Secuencia para lograr la plenitud....................................................37
Carta VI
Cómo lograr la vibración del amor incondicional........................43
Carta VII
La salud, camino a la felicidad.........................................................49
Carta VIII
La felicidad, camino a la salud.........................................................55
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Redefinición de la felicidad
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ideal más urgente. Vivir sin felicidad es una catástrofe, los informati-
vos nos lo recuerdan cada día.
Está claro que la felicidad que no brota del interior es mentira, que
elegir ser feliz es la mejor decisión, que la felicidad está a la vuelta de la
esquina de tu vida, que no es higiénico continuar viviendo con las ga-
nas siempre postergadas, con los anhelos insatisfechos, con el autoen-
gaño a flor de labios, que induce a quienes viven sin felicidad a decir
que están bien, cuando resulta indisimulable el olor de su alma podrida.
Ocurre que la felicidad está dormida en los dormidos, que pre-
cisas olvidar todo lo que te dijeron sobre la felicidad, porque ella es
como el aire: no lo puedes atrapar, pero lo puedes respirar. La felici-
dad la puedes saborear, incluso compartir. Vivir debe ser un reportaje
a la felicidad, entonces ella será el mejor lugar para existir dignamen-
te. De eso vine a escribirte en estas cartas, quiero compartir contigo
los frutos del árbol de mi vida, algunas flores del jardín de mi corazón
y el perfume de mi experiencia, disponible al oído atento.
Es verdad, he olvidado muchos rostros, sin embargo, mi felicidad
está de pie y trajo al entusiasmo consigo, para precipitar tus átomos y
decirte: «El futuro ha llegado, la esperanza está presente y los sueños
hartos de pasearse a la intemperie de una vida sin bienestar cons-
tante». Quiero confesarte que he desatado toda mi libertad y en su
presencia he hilvanado collares de enseñanzas para quienes quieran,
sin más preámbulo, declararse felices.
No te mueras sin haberte declarado feliz. Permite que la semilla
del amor germine en el terreno de la felicidad, para que sus frutos de
libertad den las semillas de la paz. ¿Sabías que cada instante no vuel-
ve nunca más? La próxima cita se llama infelicidad inducida, es decir,
lo que no te dijeron de la silenciosa fabricación de la infelicidad… Esto
no va a quedar así.
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vida es un valle de lágrimas, sin luz y con vacío, sin crecimiento y con
una rutina que muerde y destruye silenciosamente. La infelicidad nos
arranca de la vida y nos envía de vacaciones al infierno, nos regala
un sepulcro y nos invita a ser nuestro propio verdugo, mientras par-
ticipamos de rituales consumistas que terminan consumiéndonos. La
desventura es invisible, la gente es entrenada para la infelicidad, por
eso tantos la ejercen, algunos incluso revelan una gran experiencia en
infelicidades y ramas afines.
Pero si quieres preservar tu infelicidad y no salir del rebaño, en-
tonces esta carta te será igualmente útil. Para quienes se adaptaron
a vivir mal, les sugiero, para garantizar el naufragio de sus vidas, no
tener tiempo; estar siempre ocupados es fundamental para mantener
una buena imagen; la gente muy ocupada en esta sociedad tiene me-
jor posicionamiento, es más respetada y se constituye en ejemplo para
muchos. También es bueno para ser infeliz evitar estar solo, cuanto
menos reflexiones, mejor; descarta la meditación, mantente preocu-
pado, juzga a los demás con facilidad y por supuesto sé pesimista,
los optimistas son ilusos soñadores con déficit de realismo. Te reco-
miendo que seas perfeccionista, que exijas a todos hasta el más mí-
nimo detalle, que no toleres ningún error, la rigidez es característica
del que dirige, añade a ello el necesario estrés que, junto a una dieta
rica en colesterol, que encontrarás en la comida rápida, y al habitual
sedentarismo, posibilitarán el respectivo infarto, esa manera elegante
de partir de esta vida, donde nada tiene sentido. Antes de ello, sin
embargo, continúa viviendo como vive la gente con estatus, trabaja
sin descanso y solo en actividades que te den mucho dinero, ya el fin
de semana y con ayuda de tantos estimulantes y opciones recreativas,
podrás desahogarte: la combinación de alcohol, drogas y algunos fár-
macos funciona muy bien para vivir una vida en su máxima inten-
sidad. Si además de ello evitas el contacto con la naturaleza, careces
de amigos de confianza y te niegas a ceder a las tentaciones del amar
incondicionalmente y todo eso que debilita, tu vida será como la vida
de la gente exitosa, envidiada por muchos.
¿Tomaste nota? Si no te sirve a ti, quizá a algún amigo sí. Resulta
increíble que para algunas personas el hecho de ser infeliz aún conti-
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sino un mil por ciento, para lo cual deberás crear retos para ti, para
tener siempre desafíos que te exijan cada vez más, sin dejar de disfru-
tar de todo el trayecto. Te propongo, adicionalmente, acostumbrarte a
ver lo bueno en los demás, enseñanzas en todo lo que te pasa y estar
constantemente de novio con la vida. No olvides que para comenzar
a ser feliz, hace falta una fuerte motivación; la motivación existencial
es la clave para la felicidad.
Recuerda que somos perecederos, pero estamos condenados a
ser felices y con el deber de amar, para garantizar así el nivel vibrato-
rio donde ocurre la evolución conciencial. Mi alma está hambrienta
de crecimiento, la tuya también, solo precisas darte cuenta de que la
felicidad es ave migratoria, que se marcha cuando el invierno del ab-
surdo se instala en tu vida, cuando hay déficit de alegría, cuando los
crepúsculos no son contemplados desde miradas plenas, ni desde la
cima de la montaña de la felicidad.
Esta carta no es para los que quieren continuar sufriendo, está
reservada para aquellos que se atreven a besar la vida en la boca y ce-
lebrar incluso la noche, porque solo contemplarán las estrellas con el
agradecimiento de haber comprendido la enseñanza: cuando llega la
oscuridad a tu vida, vístete de luz para que la fiesta de tu crecimiento
continúe, entonces sabrás que estas vivo y tus instantes se volverán
transparentes y luminosos.
Esta noche, te propongo, acuéstate con la felicidad, acaríciala de
cuerpo entero, que ningún sollozo por instantes perdidos te impida
sentirte vivo y comprometido con ella. Mañana, al despertar, no olvi-
des usar ese collar de estrellas reservadas para felices. En la próxima
carta quiero confesarte mis secretos para ser feliz.
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llamó el padre de la hija que sin aprender a vivir se lanzó a la vida y así
le fue. La mentira está de moda, el autoengaño es su peor versión.
Vuelvo a lo mío, en este momento escribiré la carta numero cin-
co. Me propuse la pregunta: «¿Cómo logré alcanzar la felicidad?» He
dado conferencias por todo el mundo y la pregunta referida al cómo,
a la manera, se repite con frecuencia. Las preguntas predilectas son
ágiles y aluden más al fondo del tema, porque las maneras pueden ser
tantas como personas. El cómo se fabrica, se inventa constantemente
y tiene el sello de la personalidad de cada uno y el matiz de la coyun-
tura existencial del protagonista. Lo primero que aprendí es a agra-
decer por todo lo que me pasa, después a descubrir que de cualquier
situación es posible extraer una enseñanza, eso me permitió valorar la
vida desde sus detalles más pequeños. Por momentos llegué a sentir
agradecimiento por poder pisar la tierra con mis pies, agradecer el co-
lor de la luna y el calor del sol paseándose por la geografía de mi piel,
agradecer por el territorio del crepúsculo que cada atardecer bañaba
de colores el horizonte y las manos callosas del agricultor que siembra
lo que apacigua mi hambre, de esa manera descubrí que lo más im-
portante de la vida no incluye el tañido de campanas, porque la vida
preserva un bajo perfil, transcurre casi desapercibida para quien no
está atento, pero es abundante para quien la descubre.
Aprendí que solo debo fijarme en los demás para aprender de
ellos o ayudarles, que vivir se parece más al fluir del agua por el río,
por un cause sembrado de piedras que la inteligencia del agua no
percibe como obstáculos; aprendí que puedo confiar en mí y en mis
sueños, que estos pueden ser mi próxima realidad a condición de so-
ñarlos con fuerza, de soñarlos dormido y despierto, de considerarlos
ya reales aunque permanezcan de momento en otro plano. Aprendí
que se trata de ser feliz a cada momento, con independencia de las
circunstancias presentes, porque la felicidad, si proviene de afuera,
no es verdadera.
Descubrí la importancia de implicarme totalmente en la vida y
de esa manera multiplicar mi felicidad; me di cuenta de que la gente
está mal preparada para vivir bien, que solo recibió entrenamiento
para la infelicidad de la que te hablé en una carta anterior, que la
vida se pone de colores cuando aprendemos a disfrutar en principio
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en especial para ser felices sin olvidar que la gente feliz, si bien busca
constantemente la armonía, busca también sensaciones nuevas, porque
vivir con felicidad se parece más a una aventura que a instalarse en una
zona confortable donde lo único que pasa es el tiempo.
Estás vivo, pero no es suficiente: que desborde tu vida en toda
dirección, que se amplíen tus límites, que se incendien los últimos
temores y que tu soledad se pueble de colores, porque la felicidad nos
gradúa de dioses explorando las posibilidades de la vida, mientras el
fuego se consume y la eternidad transcurre, instante a instante.
Lograda la felicidad, su consecuencia inevitable es el amor, y quie-
ro hablarte de él, de aspectos del amor que nunca fueron compartidos,
y quiero entregártelos a ti. Presiento que quedarán en buenas manos.
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hacemos, ver cuáles realmente son las que nos consumen más tiempo
y valorar su importancia real. Muchas veces creemos erróneamente
que lo que realizamos es importante, cuando en verdad aquello no es
más que un mito, incapaz de sostenerse ante el más mínimo análisis.
Revisemos todo aquello que realizamos cada día con el elemen-
tal objetivo de darnos tiempo, porque si no tenemos tiempo, nada
será posible. Quizá el primer paso de todo proceso de transformación
sea recuperar nuestro tiempo, que equivale a recuperar nuestra vida.
Personalmente, admiro a la gente que es capaz de afirmar: «Tengo
tiempo”. En cambio, me generan tristeza las personas que dicen con
frecuencia: «No tengo tiempo». Si no tenemos tiempo para vivir y
realizar los cambios necesarios para mejorar la calidad de nuestra
vida, ya estamos muertos, aunque no estemos en el cementerio. La
recuperación de nuestro tiempo nos permitirá la maravillosa posibi-
lidad de empezar a realizar lo que más amamos, de poder estar con
más frecuencia con la gente con la que mejor nos sentimos, de poder
viajar a tantos lugares hermosos que tiene el planeta y con todo ello
a redescubrir que la vida es un regalo maravilloso para disfrutar. Y
todo esto es ya parte fundamental de la terapia, de esa nueva terapia
que no requiere de consultorio ni de medicamentos, porque trabaja
modificando nuestro estilo de pensar, sentir y vivir. Con ello cambian
nuestras relaciones, nuestras prioridades, nuestra calidad e intensidad
existencial. Se trata, en definitiva, de refundar nuestra existencia, te-
niendo como eje cotidiano, donde sea que nos encontremos, la calidad
de nuestra vida, constituida por salud y felicidad.
Podemos estar varios días sin comer, algunos días sin beber, pero
sin respirar apenas duramos unos instantes. Esto marca la importan-
cia de la respiración, la cual no debería ser algo exclusivamente au-
tomático. Respirar conscientemente, aunque sea algunos minutos al
día, llenar los pulmones totalmente después de haber vaciado su con-
tenido completamente, primero a la parte inferior de los pulmones
y luego, sin exhalar, subir ese mismo aire a la parte superior, un par
de veces, subir y bajar y volver a subir y recién en la segunda bajada
exhalar, actúa como un masaje interior que nos permite tomar mejor la
energía que precisamos. La respiración abdominal o diafragmática es
además relajante, imprescindible en tiempos de estrés como los actua-
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les. Para quienes viven en las ciudades es necesario, por lo menos una o
dos veces a la semana, salir a los bosques, a los parques, a las montañas
o adonde haya naturaleza para oxigenarse, tomar baños de aire combi-
nados con ejercicios adecuados a la edad que se tenga y, si el clima y las
circunstancias lo permiten, con muy poca ropa, de manera que nuestra
piel pueda entrar en contacto directo y energizador con el océano at-
mosférico en el cual estamos sumergidos como peces con ropa.
Otro elemento fundamental para conservar la salud es el agua,
el agua interna y externamente concebida. Los baños con agua fría
son estimulantes de la circulación, deberán ser breves y mejor comen-
zando por los pies. Si se quiere mejorar la circulación sanguínea, es
recomendable hacer baños alternos, es decir combinando frío/calien-
te, que pueden ser parciales, solo en los pies. Por ejemplo, sumergir
durante tres minutos los pies en agua caliente y medio minuto en
agua fría. Así durante unos veinte minutos todos los días, hasta que la
circulación sanguínea de los pies, cuya salud se expresa en el calor de
los mismos. Es posible y recomendable hacer esto con todo el cuerpo,
aunque sea de vez en cuando, para lo cual resulta excelente visitar
sitios con aguas termales donde también haya agua fría, para sumer-
girse quince o veinte minutos en la caliente y nadar cinco minutos
en la fría, y repetir el ciclo varias veces. Estas son indicaciones con
carácter preventivo, es decir pensando en personas sanas; quienes
tengan problemas de salud o tengan una edad muy avanzada, pueden
practicar estas enseñanzas tomando en cuenta su estado, es decir, con
indicación personalizada, con asesoramiento especializado, el cual es
más difícil de obtener mediante un libro.
Mientras escribo estas líneas voy bebiendo en ayunas un agua mi-
neral natural de un pueblo de Hungría. Beber agua al levantarse, a una
temperatura que nos resulte agradable, o una infusión o té de hierbas me-
dicinales, resulta altamente recomendable. El resto del día bebe agua en
cantidades no menores a dos litros, mejor separado de las comidas y que
sea agua mineral natural o agua filtrada. Está claro que quienes quieran
conservar su salud, deberán descartar cualquier otro tipo de bebida, más
aun las que tienen colorantes, saborizantes y azúcar, además de abundan-
te publicidad. A mayor publicidad, peor resultan para la salud.
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también tiene que escuchar al cuerpo, ver qué alimentos nos sientan
mejor, ver las combinaciones que no es recomendable realizar, etc. No
existe una dieta buena para todo el mundo, la mejor dieta siempre
será personalizada y eso lo puede hacer un especialista en el tema o
cada uno, informándose adecuadamente y conociendo su cuerpo. En
realidad, cada uno tendría que saber todo lo que necesita su cuerpo
para evitar darle productos que luego, quizá a mediano plazo, se con-
viertan en generadores de enfermedad.
En verdad, alimentarse es solo cuestión de supervivencia, es la
administración de los equilibrios, preservando con lucidez el justo
medio, evitando los extremos en casi todas las situaciones. Ningún ex-
ceso, ninguna carencia. Es recomendable, simultáneamente, aprender
a escuchar el cuerpo, habituándose a la meditación y al contacto con
la Madre Tierra. Resulta innecesario decir que están completamente
descartados el alcohol, el cigarrillo y toda forma de droga, incluso las
farmacéuticas, salvo excepciones de auténtica emergencia.
Descarta también el resentimiento que contamina, el estrés que
desgasta la energía, la insatisfacción crónica que podría traducirse en
comer más de lo necesario y luego en obesidad y todo lo que ella
apadrina. Haz lo que puedas hacer disfrutando. Esas son claves funda-
mentales para regalarse una salud duradera, ya sabes, sin salud, nada
tiene sentido, incluso el éxito y la prosperidad resultan un fracaso, si
el precio que pagas por ellos es tu salud.
Emergen con frecuencia recuerdos de tanta gente conocida, que
un día dejó de estar viva por haber descuidado su salud. Es feroz la
enfermedad para quien se descuida, y obstinado el desequilibrio de
quien no tomó la precaución de aprender a gestionar para sí una sa-
lud duradera.
Es importante saber que la enfermedad no es causada por un mi-
crobio que se ensaña contra ti, sino consecuencia de no haber apren-
dido el arte sagrado de vivir. Quien se tragó el cuento oficial de vivir
para trabajar y consumir, será testigo del naufragio de su existencia,
mientras los dolores, leves al principio, se agrandarán, convirtiendo
al cuerpo en escombro. Aun no comprendo cómo la especie más in-
teligente del planeta puede albergar en su vida pájaros negros que en
desventurado vuelo fabricarán un destino innecesario.
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Itinerario hacia
tu soberanía existencial
miento. Por eso, tanta gente se imagina que está viviendo, cuando en
realidad solo sobrevive miserablemente.
Hoy comencé el día nostálgico, extrañando algo que no existe:
un mundo donde la gente sea feliz y solidaria, una humanidad donde
los niños aprendan el lenguaje de los árboles y las abuelas nos ense-
ñen a dialogar con las estrellas, que pronto visitarán personalmente.
Me abro paso entre la nostalgia, me observo, me siento, estoy solo. Si
aprendemos a estar solos, ese tiempo se traduce de calidad de vida,
porque nos induce a transitar senderos de autoconocimiento que nos
forma y transforma y nos enamora de la vida, y con ello, accedemos
a las claves de la magia, suprema cita que nos otorga las llaves de lo
multidimensional, que también habitamos de otra manera.
Te confieso que ya escribí decenas de libros, sin embargo, estas
cartas que se originan en mi corazón, donde el crepúsculo tiene el
color de la eternidad, me mueven y conmueven. Por momentos los re-
cuerdos me golpean; una parte mía, un par de pétalos quizá, se notan
cansados, un instante solloza, un puñado de silencio tiene los bordes
quemados por tanto pensamiento. Decido continuar escribiendo estas
cartas, quizá transcribiendo mi sentir profundo, distribuyendo ense-
ñanzas entre quienes descubrieron que trabajarse es la mejor inversión
existencial posible. Es probable que estas cartas te proporcionen más
claves que todos mis libros anteriores, lo que pasa es que ahora per-
manezco sigiloso, vigilando atentamente que mi vida no pase en vano.
Un primer aprendizaje fundamental se refiere a saber disfrutar
la soledad, sin llenarla de recreación frívola ni hacer pedazos el silen-
cio. En ese contexto, podrás escuchar la voz de tu conciencia, desgarra-
dor llamado de atención en algunos casos. Hay tanta gente que actúa
como su peor enemigo.
Si tu soledad quieres elevar a un nivel superior, el primer paso es
no temerle. Estar solo en el fondo es estar con uno mismo. Aprovecha
estos momentos para relajar tu cuerpo, para entrar en meditación (en
la próxima carta te enseñaré mi forma de meditar, simple y profunda
y al alcance de todos), para abrir espacios de reflexión donde puedas
escuchar tu cuerpo, tu voz interior, observarte minuciosamente y, al
conocerte, amarte y gradualmente aprender a manejar tu energía.
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El ingrediente fundamental
para escuchar a tu alma
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Conviértete en un exitoso
emprendedor existencial
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sión incluye la evolución y esta otorga el sentido a una vida que sin
evolución se convierte en intrascendente existencia. Esto equivale
a vivir dormido. Esta somnolencia vivencial requiere a su vez, para
perpetuarse, de drogas y alcohol, de adicciones y depresiones, en un
contexto de infelicidad creciente, cuidadosamente disimulada con los
protocolos sociales y esa buena educación destinada a aparentar lo
que no se es y mostrar lo que no se tiene.
Que nadie te ponga objetivos; ellos deben estar al servicio de tu
misión y solo tú, una vez despierto, podrás saber con nitidez cuál es el
supremo propósito de tu paso por la vida. Es importante que perma-
nezcas atento, porque en este tiempo la vida se ha convertido en sinó-
nimo de ganar dinero. Esto resulta inaceptable, porque hace olvidar a
la gente la misión que traen y la urgencia de alcanzar la comprensión
de ella. Hemos llegado al punto en que casi todos solo buscan una
profesión o dos y no la misión que dará sentido a su vida.
Es importante que desde ahora comprendas la importancia de
no separar el trabajo del descanso, lo interno de lo externo, lo espi-
ritual de lo mundano, lo sagrado de lo cotidiano, la profesión de la
misión, entonces comprenderás que la calidad de la vida no depende
de cuánto dinero ganes, sino del cumplimiento de la misión que traes.
No gastes tu vida en cosas insignificantes, primero lo primero.
Busca tu misión y, al encontrarla, ponle pasión y conviértela en tu esti-
lo de vida, es decir, sé fiel a ti, esto incluye el cumplimiento de tu misión,
que a su vez te dará la libertad de hacer todo lo que ames, en cohe-
rencia con la evolución encarnada. De esta manera, llegarás al punto
de comprender y encarnar el vivir como una ceremonia enfocada al
supremo propósito de evolucionar tu conciencia.
No aceptes vivir desconectado de tu corazón, porque ahí se en-
cuentran las claves para cumplir tu misión. Mejora constantemente la
calidad de tus experiencias, encuentra tu ritmo ideal de vida, que no
tiene por qué ser siempre igual: escucha tu intuición, ella, si permane-
ces alerta y sereno, te hablará constantemente de tu misión. ¿Sabías que
en el fondo el camino a la felicidad es el cumplimiento de tu misión?
No hay otro deber supremo que el cumplimiento de tu misión.
Recuerda esto, es difícil, en muchos casos imposible ser feliz cuando
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uno de nosotros, por ello el suicidio era casi desconocido, así como los
hábitos autodestructivos.
Otro principio fundamental era la solidaridad, esa hermosa capa-
cidad de pensar y actuar desde el nosotros. Pase lo que pase, sé solida-
rio, no solo porque el mundo precisa hoy más que nunca de gente so-
lidaria, sino también porque ayudar a otros multiplicará tu felicidad.
Ser solidario está más allá de todo cálculo; al ser la solidaridad la
parte práctica del amor incondicional, no está en función de méritos
ajenos, no espera nada a cambio ni se percibe como una inversión que
luego dará sus frutos. Da por el placer de dar, disfrutando del hecho de
dar; simultáneamente a ello, también permítete recibir. Dar y recibir
constituyen un círculo en el que se mueve la energía ininterrumpida-
mente, esto incluye disfrutar del trabajo en equipo, saber escuchar a
todos, ser siempre agradecido, ver el lado positivo de todo y de todos,
ser crítico pero desde el corazón. Quien no comparte, es un ladrón.
El Incario se regía también por este principio, además de la reci-
procidad, con la cual se completa el círculo de la solidaridad. Allá se
vivía siempre dando, siempre recibiendo, el «gracias», la palabra pa-
chi, incluía un regalo, un presente que posibilitaba la encarnación de
la reciprocidad, en un contexto comunitario donde todos eran impor-
tantes. Junto a los principios de solidaridad y reciprocidad, además
del respeto a la vida, los incas regulaban su modelo de convivencia
con el ama sua, amallulla y ama khella.
Ama sua, «no robes», pero en especial, «no te robes la posibilidad
de evolucionar, de aprender, de lograr tu crecimiento y realización
personal; no te robes el tiempo haciendo actividades irrelevantes, no
te robes la energía consumiendo lo que te hace daño, no te robes esta
oportunidad de dar un salto en tu evolución».
Ama khella significa «no seas perezoso, activa tu voluntad, des-
encadena ese potencial que tienes, involúcrate profundamente con la
vida, llegando al punto de convertirte en lo que haces». Ama khella alu-
de también a la creatividad, a no darse por vencidos, a seguir adelante,
a aprovechar bien el tiempo y convertirlo en crecimiento y felicidad.
Ama llulla significa «no mientas, en especial no te mientas, no te
engañes con postergaciones, no te convenzas a ti mismo de lo que no
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Aduéñate de ti mismo
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La conciencia de fugacidad
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marcha, que hoy puede ser el día más hermoso de mi vida, porque
solo existe hoy. Abandonar el presente es suprema irresponsabilidad
existencial, solo apta para dormidos.
Valora tu tiempo, es decir, no postergues: el tiempo tiene la cos-
tumbre de no esperar jamás; no ates cabos, ata instantes, madruga,
comienza el día con una ducha fría y una dosis inicial de meditación,
limítate a vivir el presente con la pasión y desapego que corresponde
a quienes saben que no tendrán otra oportunidad. Aléjate de la gente
negativa, su presencia se traduce en pérdida de tiempo, recuerda que
el tiempo es vida, quizá para algunos sea dinero, pero para nosotros es
vida, es decir, lo único y más valioso que tenemos.
Conviértete en lo que haces, por ejemplo, nunca interrumpas
un diálogo por una llamada telefónica; hay excepciones y urgencias,
sin embargo, al margen de ello, es bueno respetar tu presente y no
fragmentarlo dispersándote; tampoco pierdas el tiempo en chismes o
leyendo libros basura, que actualmente abundan. Presta especial aten-
ción a los que roban tu tiempo, tenlos bien identificados para evitar-
los, practica rigurosa puntualidad. Llega tranquilo antes y disfrutando
del itinerario, recuerda que ser puntual es respetar el tiempo del otro.
Ten cuidado con lo fácil y rápido, con lo barato que no necesi-
tas. Recuerda también que el dinero que obtuviste trabajando es el
precio del pedazo de vida que entregaste por ello, por eso no puedes
gastarlo comprando lo que no necesitas. Hay personas que por to-
mar los atajos terminan llegando más rápido al lugar equivocado.
Todo tiene su ritmo, encuéntralo, todo tiene su tiempo. No te robes
la oportunidad de contemplar el cielo estrellado antes de dormir,
de escuchar el canto de los pájaros al despertar o degustar el bufet
cromático a la hora vespertina.
Vivir el presente con la intensidad que requiere cada situación
es vivir con inteligencia. No te sobrecargues, delega, aprende a prio-
rizar. Vivir el presente es dar la bienvenida a la felicidad que solo se
manifiesta en él. Recuerda que estamos de paso, entonces disfrutar
la vida es un deber existencial. Si solo tenemos una breve existencia,
tenemos que vivirla con placer. Tampoco olvides que nada es defini-
tivo, excepto el cambio, que ser feliz es vivir conscientes del paso del
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tiempo, sobre la base del darte cuenta que estás vivo, ese es un buen
punto de partida y que no importe qué edad tengas, ninguna edad es
un problema para nada.
¿Qué harías si solo tuvieras un año de vida? La respuesta que
des a esta pregunta es fundamental para organizar bien el manejo
de tu tiempo, porque aquello que harías si solo te quedara un año de
vida, en realidad es lo que deberías hacer siempre, porque no sabes
cuándo será tu último año, recuerda que la mayoría de la gente muere
a cualquier edad menos de anciana. Los momentos sin felicidad son
tiempo perdido. Es verdad que la vida es corta, pero te aseguro que la
felicidad y su inmensidad caben en ella.
Quien se da cuenta que va a morir y no busca el sentido de su
vida, no invierte en aprender a vivir ni despliega todo su potencial,
está en un grave problema. Es que no vivir el presente intensamente,
es decir, creciendo y disfrutando, ayudando y amando, se parece a
una lamentable enfermedad mental. Cuánta gente, recién en la etapa
final de su vida, cuando la mitad de su cuerpo le duele y la otra mitad
ya no le funciona, recién comienza a darse cuenta que la vida era otra
cosa, que el tiempo pasa y no vuelve, que las oportunidades tienen
la mala costumbre de no perdonar al que no las identifica a tiempo
y en represalia deciden no regresar. Y al darse cuenta de que se les
agotó el tiempo y transcurrió casi toda su vida sin que hayan liberado
su potencial ni descubierto su misión, caen presa del remordimiento,
planteándose lo que harían si la vida comenzara de nuevo. No esperes
llegar a esa situación, si bien nunca es demasiado tarde para aprender
a vivir, es mejor hacerlo cuanto antes, cuando aún tu vehículo corpo-
ral no te impida hacer lo que amas.
Para quien vivió bien, la muerte será solo el amanecer de otro
día, el nacimiento a otra vida. Es que partir diciendo y sintiendo la
misión cumplida, es un placer inexpresable. Haber aprendido a vivir
implica también haber aprendido a tener buenas relaciones con la
muerte, porque habremos vivido dejando huellas inspiradoras y re-
cordando que somos parte de algo más grande. En esta perspectiva
quiero decirte: nunca te detengas mientras estés vivo, ya sabes que el
tiempo no espera, recuerda que en cuestión de tiempo no tendrás una
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segunda oportunidad, porque cada día es por única y última vez, que
la vida se nos va, como el agua de las manos, que no podemos evitar
el paso del tiempo, pero es posible, convertir ese flujo en crecimiento.
En la carta anterior te dije que la vida quiere liberarse; en esta
te hablé de la fugacidad, de cómo un día las brasas de tu presente se
convertirán en cenizas y tú en recuerdo. Alguna mejilla húmeda, que
también se llevará el olvido, definitiva morada, eventualmente visita-
da por la memoria.
Un infinito horizonte nos espera, es la llanura eterna de la cual
tenemos pocas noticias; solo sabemos que el rocío asciende y que las
sombras tienen luz, que las flores son transparentes y que retumba el
silencio. Que el presente está desparramado por todas partes, porque
en ese nuevo tiempo no habrá pasado ni futuro, ni huella ni cordura,
entonces algunos recién comprenderán que en la Tierra, al no apren-
der a vivir, lucharon en una trinchera equivocada, que se dedicaron a
acumular cosas que no pudieron trasladar a su definitiva morada, que
se enredaron con ilusiones y se crucificaron a la infelicidad, siguiendo
los consejos de quienes, en su ceguera, solo sabían obedecer o mandar.
Tranquilo, si estás leyendo esta carta, aun estás a tiempo. Po-
drías comenzar declarándote feliz y, a continuación, con la urgencia
existencial requerida, aprender a vivir y desde ese puerto conducir el
barco de tu vida, por la vastedad de un océano lleno de enseñanzas,
pero reservado a quienes decidieron despertar su alma y embriagarse
de vida. Esto requiere un plan. Te comparto en la carta próxima mi
manera de planificar mi vida. Hasta la próxima.
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pasa esperando que pase algo en su vida y solo se pasa su vida. El tubo
de escape del taxi que la recoge exhala oscuridad gaseosa, un aporte
más al calentamiento global, que a nadie parece importarle. Desde la
ventanilla de otro auto, pasa otra mujer sin ver, parece que la tristeza
se apoderó de ella, quizá también eligió ser infeliz, es decir, cumplir
el libreto oficial, donde aprender a vivir no es rentable y, por tanto,
puede ser descartado.
Veo a una persona caminar de prisa, a otra que va a ninguna
parte, pienso. El domingo son las elecciones en mi país, la democracia
en la actualidad fue hecha prisionera de los medios de comunicación
y de la tecnología que persuade y manipula. Algunos candidatos van
mintiendo casa por casa. En el ambiente preelectoral todo es mentira.
Alguien estacionó su auto con las luces encendidas, le vi bajar
con prisa, su vida permanece apagada, la puerta del vecino se abre,
parece sin vida, como la mayoría. «La muerte comienza con la infe-
licidad», pienso. Veo a un vecino cruzar la calle, a un joven acudir
al ritual pedagógico diario, a una anciana dar pasos lentos (¿cuántos
buenos recuerdos habrá acumulado en toda su vida?) Una botella,
junto al árbol, delata la cultura etílica que tienen muchos devotos en
las nuevas generaciones; es más fácil destruir, destruirse, amontonar
los instantes, lanzarlos por la ventana, acostumbrarse al absurdo, gra-
duarse de escombro, apestar por infelicidad y tener un buen estatus,
todo al mismo tiempo. En el país de la apariencia, importa lo que
pareces, no lo que eres. Un día constaté que hay muertos caminando
por las calles.
¿Qué hacer ante semejante panorama? Un plan de vida puede
ser la herramienta que te permita organizar tu existencia y elevarla
al nivel mínimo normal, es decir, a la felicidad, con todos los efectos
colaterales que ello implica. Quizá el primer paso sea reconstruir la
capacidad de soñar, majaderamente machacada y en muchos casos su-
primida. Los sueños son la cantera de donde provienen los objetivos;
los sueños son locos, son libres, son utópicos, sin embargo, soñarlos,
imaginarlos, convivir con ellos temporalmente y fabricar nuevos sue-
ños, resulta altamente placentero e imprescindible en una vida en la
cual precisamos sentirnos intensamente vivos.
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La trilogía necesaria
para transformar tu vida
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de vivir es contagiosa) y a esa mujer con una precaria casa vacía, ella
sentía que no le faltaba nada.
Contemplé la sociedad, todos estaban sentados, pero mi vida per-
manecía de pie; su existencia parecía haberse acostado en la alfombra
de la resignación. El reloj continúa marcando el paso de la vida, la lluvia
insiste en reorganizar todo en términos húmedos, la artritis de la tía
abuela es el espejo donde se refleja una vida de rigideces y sufrimien-
tos. Quiero decirte algo: la vida sin autogobierno mental y emocional es
un barco a la deriva, en el océano de un entorno impredecible.
Las emociones son el motor de la vida, sin embargo, motor en-
cendido sin dirección es garantía de autodestrucción. La felicidad que
te propongo, recuérdalo, es independiente del entorno; en ese sentido
es preciso que aprendas la habilidad de mantenerte siempre sereno
y en paz, con bienestar todo terreno y creciente alegría. Si permane-
ces en tu centro, las adversidades solo serán factores fortalecedores,
pero deberás gobernar bien tus emociones y graduarte de experto en
controlar tus pensamientos, ese es el camino de la imperturbabilidad.
Acepta que no todo depende de ti, selecciona la influencia que
quieres recibir del entorno, importa menos lo que pasa afuera, cuando
en verdad lo que cuenta es lo que ocurre dentro, y ahí, si aprendiste a
gobernarte, gobiernas tú, es decir que nadie podrá ponerte mal contra
tu voluntad.
Encuentra significado a todo, en especial a las dificultades; com-
prenderlas de esta manera simplifica el camino para superarlas. Repí-
tete a ti mismo: «No pasó nada», de esta manera tú eliges la interpre-
tación de lo que pasa y eso te otorga un sorprendente poder. El que
algunas cosas salgan mal o diferente a lo esperado, no cambia este
enfoque, ni siquiera el que sientas dolor o tristeza, pero cuida de no
identificarte con ello ni permanecer mucho tiempo en esa emoción,
que resulta aceptable si es fugaz. Tu felicidad solo depende de ti y
nunca de las circunstancias en las que te encuentras.
Si permites que tu felicidad provenga de afuera, en cualquier
momento recibirás influencias negativas. Cuando te ataquen o criti-
quen observa y obsérvate, observa todo serenamente; si controlas tus
pensamiento y emociones, controlas tu vida. Entrena tu mente para
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El autoconocimiento
como tu herramienta de poder
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cho a ti y poco a los demás y no esperes que todos te traten bien, ese es
un lamentable vicio que más temprano que tarde genera sufrimiento.
Haz lo correcto, aunque te critiquen, recuerda que no hay auto-
ridad por encima de tu conciencia; iníciate a la vida plena y esto no
es otra cosa que embarcarte en un proceso de autoobservación, que
te permita identificar tus fortalezas, tus talentos, tus virtudes; apóyate
en ellos para trabajar tus debilidades, para alquimizarlos y transmu-
tarlos, para convertir lo inferior en superior. De manera simultánea,
podrás, en un contexto meditativo o reflexivo, desde tu alerta sereno,
identificar las oportunidades que te da la vida para crecer y disfrutar,
para ayudar y aprender y, junto a ello, para estar consciente de los
riesgos de una vida sin crecimiento, y de todas las amenazas y distrac-
ciones que podrían boicotear tu evolución.
Recuerda también que con la edad puede aumentar la capacidad
de ser feliz, porque ya aprendiste que las cosas y personas no son para
siempre. Eso te dejará una saludable sensación de libertad, que no te
exime de vivir con pasión lo que elijas; el desapego será la vacuna
contra el sufrimiento.
Las emociones pueblan nuestros cuerpos, los pensamientos re-
volotean en torno nuestro; por razones de higiene vibratoria, solo re-
cuerda lo positivo, escribe cada día tu diario de aprendizaje; ¿sabías
que la gente que no hace trabajo interior no puede ser feliz, no llega
a conocerse ni sabe estar sola? Por ello los suicidios son más frecuen-
tes en las personas que viven solas. En este proceso de conocerte, lo
fundamental es observarte, mira por ejemplo cuántas cosas repites
mecánicamente de lo que decían o hacían tus padres. En verdad, no
se puede aprender a vivir en el siglo xxi sin escuchar las voces de los
abuelos indígenas de todo el mundo. Finalmente, quiero decirte, no
seas perezoso, sé feliz.
Conocerse es enderezar el destino, tan distorsionado en este
tiempo; es soplar las brasas y despertar los talentos; es descuidar al
qué dirán y trepar hasta lo más alto de ti y, desde ahí, desatar los hu-
racanes de voluntad con los cuales se encenderán los motores de tu
crecimiento. Por favor, no apiles más ganas, si no, no te atreverás a
lanzarte al vacío de lo nuevo; imagínate que a la oruga solo le crecen
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vuelan con sus propias alas. Me pregunto para qué una casa grande si
los hijos ya partieron. Hoy veo la vida como un extraño ritual donde
cada uno se autoengaña con estilo propio. Hay tanta gente destru-
yéndose, pienso; otro amigo se fue al norte, nunca más regresó, un
accidente de tránsito lo envió vestido de madera a su última morada.
La vida es un sitio extraño y apasionante; casi todo lo que uno
piensa al principio es falso. Me gustó la conferencia que escuché el
otro día de un japonés; destruyó varios mitos sobre su cultura sin
irse por las ramas; la gente, por no amigarse con la disciplina, pre-
fiere imaginar que el otro nació inteligente o porque tiene los ojos
rasgados le resulta fácil la disciplina; en otra ocasión, escuché una
conversación tan profundamente frívola que no pude evitar el mareo
y las náuseas; es que la vida no puede ser reducida a una secuencia de
banalidades vestidas de prejuicios.
Somos lo que la educación hizo de nosotros. El vidrio de la ven-
tana por la que miramos la vida tiene un determinado color, entonces
vemos las cosas como nos enseñaron a verlas, lo bueno y lo malo,
nos lo dijeron, y mientras no repensemos nuestra existencia, así será.
En este sentido, te propongo ver la forma como ves el mundo, sin
descartar esa mente abierta con la cual toda persona inteligente debe-
ría ir por la vida, para no caer en fundamentalismos personales que
enturbian la visión y nos hacen cometer las peores aberraciones. Y te
digo «mente abierta» como sinónimo de estar dispuesto a todos los
cambios que sean necesarios.
El paradigma es la cosmovisión desde la cual construyes la reali-
dad que habitas. Vivimos al interior de paradigmas dominantes, com-
partimos puntos de vista, sin embargo, al interior de ellos, podemos,
es más, debemos construir nuestro propio paradigma personal, desde
el cual podremos ir matizando con estilo propio nuestra manera de
ver y vivir la vida. Los idiomas también reflejan este condicionamien-
to, imagínate, en muchos idiomas indígenas, palabras como «com-
plicado», «difícil», «problema», «aburrido» no existen, por tanto esa
posibilidad resulta inexistente, porque en el idioma se refleja todo a
lo que damos estatus de realidad, es decir, si no hay una palabra para
referirse a algo, aquello prácticamente no existe.
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Liderazgo existencial:
aprende a gerenciar tu vida
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Creatividad vivencial
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Pasión desapegada:
vacuna para no sufrir
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E l sol ya está lo bastante alto como para erradicar el frío esta maña-
na, sin embargo, en el otoño de mi pueblo, una nube es suficien-
te para anticipar el invierno. Me espera luego, en un rato, la última
carta. Me pregunto si habrá valido la pena o la alegría, el tiempo que
invertí en escribirte. Luego saldré a la calle, donde nadie me espera,
preguntaré por ella, mientras en la palma de mi mano, unas monedas
pagarán el trasporte público que abordo. Recuerdo cuando me hos-
pedé en el hotel de siete estrellas en Dubái, donde el lujo realizaba
constantes emboscadas y ese precario hospedaje al norte de África,
donde la pobreza caminaba de cuerpo entero por las calles sin asfaltar
del presente, siempre presente con esa fisonomía.
En la parada del autobús en La Habana, varios bailaban para ade-
rezar la espera; el traqueteo del jeep en Kenia, viajando a la frontera
con Tanzania, era tan intenso, que recorrimos cincuenta kilómetros
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tar, recuerda que el tiempo verdadero es el que existe fuera del reloj
y que la intuición, herramienta fundamental en este proceso, es el
instinto evolucionado.
Finalmente quiero decirte que no es suficiente ser lo que eres,
enfócate en lo que puedes llegar a ser. La gente que recuerdo feliz, los
que disfrutan la vida, ocupan por las mañanas las sillas principales
de mi memoria, son recuerdos que me inspiran; la gente sabia, espe-
cializada en tomar buenas decisiones, está instalada por la tarde; por
la noche, me encuentro con aquellos que hicieron algo grande en su
vida, aunque después se dejaron seducir por lo convencional. Pronto
dejaré de escribir, agarraré estas cartas y las lanzaré al viento. Si llega-
ron a tus manos, no fue casual, mira cuánta gente vive en el planeta y
justo te llegaron a ti.
Desde hace días, cuando me senté a escribir la primera carta,
aparecieron muchas ideas, abundantes recuerdos y la sombra de las
experiencias vividas en una vida donde la vida fue mi anfitriona. Es-
tas cartas se fueron poblando de enseñanzas, incluso algunos secretos,
más de los que pensaba, aparecieron y se entremezclaron en el bos-
que de palabras que traje para ti. En conjunto podría decir que son
un informe de mi alma, para tu alma, una campanada con sabor a si-
lencio, unas naranjas maduras que, desde su árbol, licuaron los rayos
solares para dejarlos en tus manos.
Me pregunto qué harás con ellas, son una especie de testamento
cósmico para terrestres con aspiración celestial. Es incierto el futuro
de la humanidad si la gente no aprende a ser feliz. Por todas partes
veo lágrimas innecesarias y acciones oscuras que multiplican el sufri-
miento; me conmueve la infelicidad por ignorancia, el desperdiciar la
vida, simplemente por no haber aprendido oportunamente el sagrado
arte de vivir.
Atardece en mi vida, es tiempo de compartir. Con este senti-
miento, te entrego estas cartas, podrías hacer con ellas lo que muchos
hacen, archivarlas como un libro más o lo que hace esa selecta mino-
ría de gente lúcida que inaugura en su vida una galería de arte, donde
las colecciona y expone, no para que otros vean, sino porque com-
prendieron que la mejor infelicidad es aquella que arde, que el mejor
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S eamos claros, sin felicidad, no existe la vida. Los infelices, nada tie-
nen que hacer, no están vivos, porque la vida comienza con el arte
sagrado de la felicidad. La felicidad se ve con las manos, con el cuerpo,
con el valor ético de ser impostergablemente tú y, desde ti, ir hasta el
fondo de tu existencia, porque la felicidad y la vida están fusionadas
indisolublemente.
Toda actividad vivencial que no tenga el perfume de la felicidad
es hedor de momia. La vida solo sirve para evolucionar, lo otro no es
vida. Sopesando las ventajas y desventajas de la infelicidad no en-
contré ninguna ventaja; no entiendo por qué a la mayoría le seduce
estrellar su vida y soportar pesos innecesarios. Es para mí un enigma
que la gente viva para no vivir, arropándose con necesidades falsas y
manteniendo en buen estado físico al deseo de sumisión al absurdo.
Admiro con vértigo y náuseas al infatigable infeliz que ha permitido
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E stimado aprendiz:
En realidad ya me había marchado, sin embargo, decidí vol-
ver y escribirte estas líneas adicionales, a manera de resumen recorda-
torio. Es medio día, el cielo insiste en su color, a pesar de que algunas
nubes observan indecisas a lo lejos. De vez en cuando pasa alguien
por la calle, transportando su infelicidad con total impunidad. La
ropa maquilla la circunstancia, la gente normal parece adaptada a lo
anormal, los malos recuerdos se apiñan junto a las malas decisiones;
la frustración está presente de cuerpo entero, junto al desánimo que
invitó al pesimismo a quedarse en la coyuntura existencial de quienes
insisten en vivir dormidos. Los sueños, convertidos en alfombra, son
insistentemente pisoteados. La gente parece tranquila, quizá está hip-
notizada por el sinsentido que abre huecos en la existencia por donde
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es más, está comprobado que la gente con más dinero, con mucho
dinero, no es más feliz. Esto, sin embargo, no debe sonar como una
apología de la pobreza, cada uno deberá organizar su vida, su estilo de
vivir, de tal manera que tenga todos los recursos necesarios para vivir
como sueña. Este aprendizaje incluye el imprescindible «aprender a
vivir» que postulamos como base de la educación actual.
Tampoco la felicidad está relacionada con la fama, la suerte, la
moda o lo material. La gente más feliz que se ha encontrado en el
mundo es aquella que hace lo que ama, que ama lo que le toca hacer,
que aprendió a manejar bien su tiempo, a organizar bien sus priori-
dades, a tomar buenas decisiones, a manejar bien sus pensamientos y
emociones y por tanto sus relaciones interpersonales son generadoras
de bienestar y aprendizaje. La felicidad tiene que ver más con el com-
partir que con el tener muchas cosas. La felicidad de la que te hablo,
la única y auténtica, nace en ti mismo de ocuparte adecuadamente
de todos y cada uno de tus niveles, me refiero a lo espiritual, expre-
sado en la comprensión de la misión que tienes, de la cual resultará
tu evolución; a lo mental, con la generación del hábito de fabricar
exclusivamente pensamientos positivos, situación que se logra con
el retorno a la inocencia y la práctica de la meditación. También me
refiero a lo emocional, traducido en el manejo y canalización óptima
de las emociones, teniendo como eje el amor, la vibración más eleva-
da, que proviene de la felicidad, la cual incluye el estar haciendo lo
que tienes que hacer en el momento justo y de la manera adecuada.
El amor incondicional es vibración que emerge del bienestar logrado
por la felicidad, como resultado de un trabajo interior ininterrumpi-
do, mediante el cual el aprender, crecer y ayudar se convierten en una
manera de vivir.
Me refiero también al nivel físico, expresado en una salud du-
radera, consecuencia de conocer el cuerpo, de escucharlo y amarlo;
igualmente al nivel ecológico, donde, en un contexto de reverencia,
ocurre un proceso de purificación, al entrar en contacto con la Madre
Tierra, y luego de energización. Finalmente me refiero a la dimensión
social donde se expresa en la práctica el amor, la solidaridad, el ayudar
al otro y en ese proceso beneficiarnos de aprendizajes inesperados y
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Chamalú
Sabiduría olvidada
15 x 23 cm,
ISBN: 978-958-757-443-2
Sabiduría olvidada relata la historia de Luana, una joven que una noche cualquiera se
da cuenta de que su vida no es vida sino una simple rutina. Comienza entonces una
búsqueda que pronto la lleva a encontrarse con un amauta o sabio indígena andino,
quien le enseña los secretos para darle un sentido a su existencia, para aprender a
vivir de verdad y alcanzar la felicidad, el amor, la libertad, la paz interior y la salud. La
intención de este libro es hacer del lector un aprendiz, al igual que Luana, y entregarle
una serie de secretos ancestrales de distintas culturas de los Andes y el Amazonas para
que alcance una vida plena.
Esta historia está inspirada en un encuentro entre Chamalú y una de sus aprendices, a
quien él mismo describe de la siguiente manera: «Luana es una aprendiz que resume
la búsqueda de quien comienza a sospechar que la vida es algo más que la rutina
intrascendente que nos propone la sociedad…».
De la mano del médico Omar Escobar, el reconocido periodista y escritor Javier Darío
Restrepo hace un recorrido por las experiencias de ocho personas de diversa índole
que tienen en común haber encontrado en el yagé la solución a graves problemas de
salud que la medicina alópata daba por irresolutos. Una monja, un médico cirujano,
una familia con un problema hereditario, entre otros, dan testimonio de las increíble
y maravillosas virtudes de esta planta considerada sagrada por las culturas indígenas
y que debido a prejuicios raciales, ignorancia e incomprensión, ha sido satanizada.
Javier Darío Restrepo tiene una amplia trayectoria en prensa escrita. Experto en ética pe-
riodística, ha sido catedrático de las universidades Javeriana y de los Andes en Bogotá, y
conferencista en temas de comunicación social. Ha sido columnista de los principales diarios
de Colombia. Recibió el Premio Nacional de Círculo de Periodistas de Bogotá en la categoría
de prensa en 1993, así como el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en 1985 y
1986. Además recibió los premios San Gabriel del Episcopado Colombiano en 1994, Germán
Arciniegas de la Editorial Planeta en 1995 y el Premio Latinoamericano a la Ética Periodística
otorgado por el Centro Latinoamericano de Periodismo -CELAP-, auspiciado por la Universidad
Internacional de la Florida en 1997. En 2012 recibió el Premio Nacional de Cultura. Es autor
de varios libros de crónica y sobre periodismo