Para La Oracion

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PARA LA ORACIÓN

Resonancias del Evangelio en una orante…

PATRICIA L. CONSTANTINI
1
Oh Ruah!

2
Prólogo

Cuando la Palabra resuena en el corazón orante….

Todas las personas están dotadas de talentos y carismas que les ha


otorgado el Espíritu Santo respetando la diversidad y manteniendo la unidad. Lo
dice el Apóstol San Pablo: “En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien
común. El Espíritu da a uno la sabiduría para hablar; a otro, la ciencia para
enseñar, según el mismo Espíritu; a otro, la fe, también el mismo Espíritu… Pero
en todo esto, es el mismo y único Espíritu el que actúa, distribuyendo sus dones
a cada uno en particular como él quiere” (1Cor 12, 7-11).

Existe también el carisma de saber discernir los carismas de los demás.


Es muy bueno que cada uno reconozca y acepte los dones particulares que ha
recibido del Señor; y que los ponga al servicio del bien común, a disposición de
la comunidad. Pero también es muy bueno que uno sepa aceptar que no posee
muchos dones o carismas y que los pueda reconocer en quien verdaderamente
los tiene. Es así como el Señor quiere que funcione armónicamente el Cuerpo
que es la Iglesia: “Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el
cuerpo? De hecho, hay muchos miembros, pero el cuerpo es uno solo. El ojo no
puede decir a la mano: "No te necesito", ni la cabeza, a los pies: "No tengo
necesidad de ustedes” (1Cor 12,19-21)

Desde hace años, por sugerencia de mi Director Espiritual, comencé a


escribir y enviar por mail semanalmente unas explicaciones exegéticas de los
textos de la liturgia dominical junto con unas reflexiones para orientar las
homilías. Llevaba unos años haciendo este trabajo y prestando este servicio
eclesial cuando me topé con esta frase: "Predicar para que la gente rece.
Predicar de manera que inspire la oración de quienes tenemos delante. Una
verdadera homilía sólo es tal si ella misma se puede convertir en oración" 1.
Todavía no había escrito el Papa Francisco su Evangelii Gaudium donde dice que
“la homilía es un retomar ese diálogo que ya está entablado entre el Señor y su
pueblo” (n° 137).

1
A. J. Heschel, L´uomo alla recerca di Dio (Qiqajon; Bose 1995) 136; citado por E.
Bianchi, A los presbíteros (Sígueme; Salamanca 2005) 22.
3
Comprendí entonces que a mis comentarios homiléticos dominicales les
faltaba algo, una invitación a la oración, más aún, que se vuelvan oración. Ahora
bien, en lo personal reconozco que no tengo el don de volcar en oraciones bellas
y profundas las reflexiones que brotan del estudio y la meditación de la Palabra
de Dios. Lo he intentado, incluso, más de una vez, pero sin un resultado
favorable. El Señor no me concedió esta gracia, pero sí la de descubrir este don
en otra persona, concretamente en Patricia. Por eso en cierta oportunidad le
pedí que me escribiera una “resonancia” de la Palabra de Dios en su corazón
orante. Y así fue como comenzó a escribir semanalmente estas oraciones con
formato poético que se complementaban excelentemente con mis aportes y a
las que puse como título: “Para la oración (resonancias del evangelio en una
orante)”. Y así, al ritmo semanal de la Palabra de Dios de los domingos, fueron
brotando estas oraciones y llegaron a completar todo un ciclo litúrgico. Y ante la
visión de conjunto de estos frutos ya maduros, Patricia decidió darles alas
propias y terminó siendo un libro, el que tienes en tus manos.

Querido lector, te he explicado el origen de estas “oraciones poéticas”


porque pienso que deben ser leídas con el mismo espíritu con que fueron
escritas. Sabemos que en un texto inspirado no se puede separar del todo lo que
es del Espíritu y lo que es del instrumento humano. A lo sumo se podrá distinguir
en algunos casos. Pero lo mejor es considerar que el Espíritu ha soplado en el
corazón de Patricia y ha avivado su fuego interior; y que en este fuego Patricia
forjó las palabras que componen sus oraciones. Por eso su lectura busca ser un
soplo en tu propio corazón que reavive su fuego interior, en cuyo calor las
palabras volverán a fundirse y transformase ellas también en fuego que arde sin
consumirse. Es decir, estos poemas han brotado de la oración y buscan provocar
en ti tu propia resonancia del evangelio en un corazón orante.

P. Damián Nannini

4
Introducción

¡Cómo no agradecer a Dios! ¡Cada momento es una oportunidad!

Personalmente le agradezco esta posibilidad de transmitir algunas


experiencias de mis ratos de oración. Por eso me atrevo a introducir estas
páginas con todo respeto y agradecimiento a quienes destinen un tiempo para
su lectura.

Cada encuentro con la Palabra de Dios va calando hondo en mi deseo


interior de conocer a Aquel en quien creo, deseo que le es propio: “Porque de
Él, por Él y para Él son todas las cosas…” (Rom 11,36)

Las oraciones fueron inspiradas en las citas del Evangelio señaladas para
cada domingo del año litúrgico principalmente, y resulta más comprensible
reconocer su mensaje si previamente se lee la Palabra Verdadera. Las he escrito
con algún formato literario para darles armonía. Hoy vueltas a leer, creo que
pueden servir de compañía en los momentos de intimidad con el Señor, si
animan a la lectura orante de la Palabra de Dios.

El P. Damián Nannini, Licenciado en Sagrada Escritura, de reconocida


trayectoria en el estudio y la enseñanza de la Palabra de Dios entre otras tantas
actividades y títulos que acreditan su labor ministerial, ofreció un espacio para
mis oraciones al pie del valioso material que elabora y publica semanalmente.
Un alto privilegio que he aceptado con alegría y entusiasmo.

Con el tiempo entendí que muchas veces es mejor acoger lo que el Señor
nos pide sin cuestionar sus razones, ponernos a trabajar anhelando contar con
su Gracia y dejarlo a Él mirar nuestra pequeñez. Todo sea para su Gloria.

5
Agradezco especialmente al P. Damián Nannini por su generosidad al escribir
mi prólogo y por su testimonio de incansable entrega sacerdotal, a mis hijas por
las ilustraciones y a mi esposo por colaborar con su revisión final.

El Señor que nos busca,


Nos espera y nos ama,
Aumente nuestro deseo profundo
De encontrarlo hecho Palabra.
Amén.

6
Mt 24, 37-44
“…Estén prevenidos, porque
ustedes no saben qué día vendrá su
Señor.
Entiéndanlo bien: si el dueño de casa
supiera a qué hora de la noche va a
llegar el ladrón, velaría y no dejaría
perforar las paredes de su casa… “

Se da Gloria a lo Alto

Cuando entraste en mi vida, Señor,


Y observé tu rostro, tus maneras y tus gestos,
Desapareció el escenario
Se hizo nada el resto.

Cuando Tú mismo te acercaste a mis heridas


Y sin dudar te hiciste cargo,
No quise remedio alguno
Solo esperar tus cuidados.

Más todo tiene sentido


Para verte al fin, admirado.
Que si valoras mi fe
Ningún dolor es en vano.

Ten compasión Rey de reyes


De éste tu siervo y criado,
Ruego a que seas Tú
Quien venga a guiar mis pasos.

Para llegar a tu Reino


El de los bienaventurados
Allí se alaba al Eterno
Y se da Gloria a lo Alto. Amén.

7
Mt 3, 1-12
“… Produzcan el fruto de una
sincera conversión, y no se
contenten con decir: «Tenemos
por padre a Abraham». Porque
Conviértete yo les digo que de estas piedras
Dios puede hacer surgir hijos de
Abraham.
El hacha ya está puesta a la raíz
Conviértete, porque ya viene de los árboles: el árbol que no
Cambia, porque Él se acerca a ti produce buen fruto será
Si el desierto te alimenta de lo poco cortado y arrojado al fuego.
Yo los bautizo con agua para que
Y tu piel tiene un abrigo salvaje, qué más da?
se conviertan; pero aquel que
Si viene la Ternura en suavidad hecha ropaje… viene detrás de mí es más
Para abrigarte. poderoso que yo, y yo ni siquiera
soy digno de quitarle las
Mira alrededor sandalias. El los bautizará en el
Cuántos deseos en los corazones Espíritu Santo y en el fuego…”
Y tú puedes ser su luz, su camino…
Ve y diles, cuéntales de Él
Diles que su Majestad es Infinita:
De dulces modales y hombría divina…
No te calles, diles…

Si es preciso, clama, y reclama


Sacude su terror y su silencio
Porque el Padre tiene prisa
Y el tiempo… es ahora, hoy es el momento.

Insiste entonces, ora a tu Padre y dile:


“Quema la paja, Señor, y toma mi trigo,
Hazlo pan pronto, alimento del que está perdido.

Pero sobre todo dile que Amamos el Amar


Del Dios que viene, que se hace niño y hombre
Y en tus manos muere.
Búscalo en el rincón más oculto
En una cueva pobre, junto a su Madre
Acostado en un pesebre. Amén.

8
Lc 1, 26-38
“… una virgen que estaba
comprometida con un hombre
perteneciente a la familia de David,
llamado José. El nombre de la virgen era
María. El Ángel entró en su casa y la
saludó, diciendo: « ¡Alégrate!, llena de
gracia, el Señor está contigo».”
Dicen

Dicen que tiene apenas dieciséis


Que es inocente y pura,
Sin mancha.

Que su alegría es como la escarcha


Suave, cae en la tierra,
Alfombra del peregrino
Rumbo a la Palabra.

Que se sorprendió de Dios


Se admiró de su saludo
Y se alegró con su causa.

Pero también se cuenta…


Que eran perlas sus lágrimas
Y que por todos nosotros,
Entregó su plegaria.

Y dicen también que ahora reina,


Cerca del Rey de las almas
Que su corona es de estrellas
Y su cetro: Amor, Fe y Esperanza.

9
10
Mt 11, 2-11
“Juan el Bautista oyó hablar
en la cárcel de las obras de
Cristo, y mandó a dos de sus
discípulos para preguntarle:
« ¿Eres tú el que ha de venir
o debemos esperar a otro?».
Jesús les respondió: «Vayan
a contar a Juan lo que
ustedes oyen y ven…». “

Eres Tú?

Estamos prisioneros y oímos de ti,


Y se agita el corazón, busca ansioso una respuesta,
La salida del oprobio y de la angustia…
La libertad cercana… Eres Tú?

El anuncio es tan bello y tan grande es la ceguera!


El abandono nos amenaza con su oscuridad
Hace lejanas las promesas… Eres Tú?

Aguarda, espera Pueblo mío


Que los males se queman en el fuego del Amor
Observa el sendero y los pasos que lo abrieron
Y al final, el Rostro Eterno pronuncia: Feliz!

Pequeño, mi pequeño, ven a mis brazos


Te acuna el ardor de mi alma,
Te espera la quietud y la calma,
Mi Reino es tu Reino, tu Lugar. Amén.

11
Mt 1, 1-25
“…Este fue el origen de
Jesucristo: María, su madre,
estaba comprometida con José
Es en la cueva… y, cuando todavía no han vivido
juntos, concibió un hijo por
obra del Espíritu Santo…”
Hoy se escribe para tu Pueblo
La historia del Hijo, que se hizo esclavo
Y es Dueño.
Viene a partir los Libros
A darnos su Testamento.

Ahora tiene el color del pobre


Tiene rostro de dolor y se cobija en los hombres
Nace de un vientre acogedor,
Sin recursos materiales.

Tiene tesoros de nadie


Tiene para todos, riquezas
Y con asombro, somos padres
Somos hermanos y a tientas
Nos vamos para el pesebre:
¡En una cueva habrá fiesta!

Dice el emperador lo debido


A numerarse y registrarse
Para saber quiénes cuentan.

Pero al bebé no le hace falta


Tener censado a los hombres
Porque los trae muy cerca,
En su corazón, a cada uno
Por el nombre los recuerda.

El mismo nos trajo


No necesitó la fuerza,
Y ahora se viene a buscarnos
Para darnos Vida Eterna. Amén.

12
Mt 1, 18-24
"…La Virgen concebirá y dará a luz un
hijo a quien pondrán el nombre de
Emanuel", que traducido significa:
«Dios con nosotros»…”

Él mismo nos salvaba

El día de la alegría
Nos sorprendió con su frescura:
Y supimos que vendrías.
Nos inundó la locura
Cuándo, cómo sería?

No nos entendía la gente


Nuestro cántico aturdía
Desbordaban las plegarias
Y los salmos respondían.

Qué figura la del Ángel!


Era todo algarabía.
También veníamos confusos
Sin comprender qué sería!

Una libertad sin límite


Llenó de gozo la vida
Él mismo, hecho persona
Nos salvaba de la muerte…

Y Dijo el niño con ternura:


¡Es un bebé chiquitito
Dentro de la pancita
De su mamá la Virgen: María!

Venga ella pronto a la casa


Que preparamos comida
Y tenemos un árbol… y amor
Calor y acogida.
13
Ven Madre, trae a tu Hijo
Ponlo a dormir en su cuna
Hoy contemplarlo queremos
Y sanarnos con su ternura. Amén.

14
Jn 1, 1-18
“…Todas las cosas fueron hechas por
medio de la Palabra y sin ella no se hizo
nada de todo lo que existe. En ella estaba
la vida, y la vida era la luz de los
hombres. La luz brilla en las tinieblas, y
las tinieblas no la percibieron”.

Oh Verbo, Oh Verbo!

Vengo a adorarte en silencio,


Solo Tú eres Palabra, solo Tú el Verbo.
Fui hecho por ti, para ser contigo en el Padre
Y llamado a ser eterno, a no morir: a desearte.

Tú, mi silencio escuchas


No se oiga el rumor de mi aliento
Frénese el latido en mi pecho
Ningún sonido interrumpa al Amor que se anuncia.

Soy testigo en mi desierto


Oscuridad yo, y tú: Luz de Luz.
Grandeza Infinita: Oh Rey Todopoderoso!
Magnífica sabiduría.

Quién pudiera hacerte un lugar


Si todo lo abarcas, recreas y animas.
Quién compartiera el refugio y el sustento
Tú eres mi templo y mi alimento de Vida.

Sangre de tu Sangre somos,


Hermano nuestro en el seno del Padre donde habitas.
Ven a morar, ven Señor… que desfallece tu pueblo!
Sosténganos tu Palabra,
Hasta tu última venida. Amén.

15
Mt 2,13-15
“…José se levantó, tomó al niño
y a su madre, y entró en la tierra
de Israel…”

El rostro de Dios…

Con rostro de madre, de padre y de niño,


Revélase el Dios de personas divinas.
Para que cada hombre lo entienda
El Amor es así, unidad y familia.

Un lazo de acero los ata


Y en las manos del Padre construyen su casa
Cimientos de amor, de fe y de esperanza.

Los vientos más recios con fuerza amenazan


Y al cabo surge del latido eterno, la paz y la calma.

No te olvides familia de Dios,


Que aún esta noche tiene misterio y peligro
Tiene alegría y dolor.

Misterio de Amor infinito y eterno


Dolor de rechazo, de huida y desprecio.
Heridas que sangran el corazón.

Con cuánta belleza pinta el Artista,


Así el hombre conoce de cerca a su Dios
En una familia que nadie veía,
El Reino más grande venía!
A ganar del hombre su corazón.

16
Lc 2, 16-21
“…Fueron rápidamente y encontraron
a María, a José, y al recién nacido
acostado en el pesebre. Al verlo,
contaron lo que habían oído decir
sobre este niño…”

Y TÚ

Antes de nacer tu Hijo


Ya tenía su nombre
Y Tú…

Antes de tu sí
Tu vida ya tenía un nombre
Y Tú…

Antes de entender y saber


Ya tenías su Amor sobre ti
Y Tú…

Oculta en el corazón del Padre


Se agrandó tu alma en el silencio,
Y un precio muy alto, pagaste.

Reina y Señora te hizo


Te amó y te colmó
Te guardó en su pecho de Hijo,
Y tú…

Llena de Gracia: CANTASTE!

17
Jn 1,1-18
“…En ella estaba la vida,
y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas,
y las tinieblas no la percibieron…”

Vino la Luz!

Vino a opacarse la Luz


Para estar cerca de mí,
Vino a sonar a mi oído
Con melodía de Autor.

Todo lo firmó de puño y letra


Y susurró como brisa: la Creación.

Vino a pedirme una voz


Y darme argumentos de invitación
Vino a dar nombres
Y al hombre, su Nombre:
Hijo de Dios.

Está marcado el sendero


No temas ahora, enciende su Luz.

Recibe su Gracia, es buena la Nueva


Te muestre su Rostro Cristo
En la Gloria del Padre y con el Espíritu,
Nuestro Señor. Amén.

18
Mt 3,13-17
“…Juan se resistía, diciéndole: «Soy
yo el que tiene necesidad de ser
bautizado por ti, ¡y eres tú el que viene
a mi encuentro!».
Pero Jesús le respondió: «Ahora
déjame hacer esto, porque conviene
que así cumplamos todo lo que es
justo».
Y Juan se lo permitió...”

A tu modo, Señor

Será un día cualquiera


En un lugar de este mundo
Bajo un cielo de nubes…
Saldrás a mi encuentro!

Será tu querer, el primero


Borroso diseño Divino
Del que te haga Señor y Dueño?

O tendrá más valor mi proyecto


Forjado en mis manos
En un espacio y un tiempo?

Si tu Amor lo rodea todo


Y solo soy tu pequeño,
Dame lo que me pides:
Dejarte hacer la Justicia,
Pues solo tuyo es el Reino. Amén.

19
Jn 1, 29-34
“…«Vengan y lo verán», les dijo.
Fueron, vieron dónde vivía y se
quedaron con él ese día. Era
alrededor de las cuatro de la
tarde…”

Pastor y cordero

Señor Jesús,
Vengo a tus pies, Pastor mío.
Oveja me hiciste de tu redil
Y busco refugio en tus brazos amigos.

Confiada: me supe abrigada,


Porque probaste antes mi condición
Y Juan lo sabía: “Cordero” te llamó.

Por eso te pido renuévame en tu Bautismo


Derrama tu Espíritu sobre mí
Y acércame a tu Corazón
Para escuchar sus latidos. Amén.

20
Mt 4,12-23
“…Inmediatamente ellos dejaron
la barca y a su padre, y lo
siguieron.”

Lo llamará por su nombre

Oscura es la región de muerte


Tiniebla y olvido, confusión y pena
El hombre camina dormido
En el fin de un tiempo que se ha cumplido.

Con prisa y sin pausa busca su destino


Y no entiende de esperas
Busca una Voz que lo llame
E interrumpa el silencio divino.

Sospecha que Dios mismo


Le dará una misión y con ella
Pondrá en sus manos las herramientas.
Lo llamará por su nombre
Habrá quien lo siga y otros…
Tendrán sus escusas, opondrán reservas.

Pero aquel que lo siga


Verá su Gloria de cerca
Y llenará su alma de alegría
Aunque no vea la cosecha.

Danos oídos Señor


Danos Amor y esperanza
Llevaremos tu Noticia a los que están perdidos
Tendremos en los labios tu Palabra. Amén.

21
Lc 2, 22-40
“…cuando los padres de Jesús llevaron
al niño para cumplir con él las
prescripciones de la Ley, Simeón lo
tomó en sus brazos y alabó a Dios,
diciendo: Ahora, Señor, puedes dejar
que tu servidor muera en paz, como lo
has prometido, porque mis ojos han
visto la salvación que preparaste
delante de todos los pueblos…”

Crezca en nosotros tu Presencia

Aquel día será cumplida la Ley,


Poco tendremos que ofrecer
Consagrados seremos en ti, por la fe
Y será justicia la piedad de un pueblo fiel.

Tu Espíritu nos lleve a donde digas que hacer,


Alzaremos los brazos hacia el Padre
Y por verte volver, dormiremos el sueño de la espera,
De la misión, de la paz y de la guerra.

Por tu causa la Gloria,


Por tu Honor la espada, por tu Amor:
La herida en el corazón y la Victoria.

Detrás y en silencio la Madre contempla la Vida en escena


Hombres y mujeres que alaban tu nombre y se entregan
Rogamos a ella por la luz que nos llegue de tus manos llenas
Y crezca en nosotros tu Divina Presencia. Amén.

22
Mt 5, 13-16
“…Así debe brillar ante los ojos
de los hombres la luz que hay en
ustedes,…”

La Lámpara en mí

Sí, Señor mío, mi corazón tiene esa luz!


Y su calor es tan fuerte
Y su resplandor tan potente
Que aunque quisiera apagarle,
No puede ni mi cuerpo ni mi mente.

Eres Tú amándome
Eres Tú surgiendo de entre mis ruinas: Vivo!
Sobre todas mis muertes
Puro!, sobre mi pecado
Íntegro y Uno, sobre mis pedazos.

Y como podría yo ocultarlo


Con qué pobre fuerza podría dominarlo?
Solo me place: todo entregarlo,
A ti mi Señor y mi Dios
Y a mis hermanos.

La Gloria del Padre que me diste


La Gloria tuya, mi hermano,
Hijo y regalo del Padre
La Gloria del Espíritu que habita
En este templo de arcilla,
Será esa Gloria la que alabe mi vida. Amén.

23
Mt 5, 17-37
“…Trata de llegar enseguida a un
acuerdo con tu adversario,
mientras vas caminando con él, no
sea que el adversario te entregue al
juez,…
Cuando ustedes digan si, que sea sí,
y cuando digan no, que sea no.
Todo lo que se dice de más viene
del Maligno.”
De Justicia superior

El Maestro es toda ternura


Sabiduría, Fuerza, Divina Energía.
Su Voz tiene el eco del dolor
Profunda espada en el corazón.

Te sabes humano y divino


Amante del hombre, alimento del alma.
Recibe el creyente tu Espíritu.
Tu suspiro acaricia su piel.

La Palabra dibuja tu aspecto


Nos muestra tu Rostro
Nos hace aspirar a lo perfecto.
Eres tan bello, sereno y paciente
Tan sano tu andar, tan admirable tu temple.

Al escuchar como María


A tus pies, enamorada del sonido de tu Voz
Se opaca la tierra y se eleva la mente
Se llena de gozo el pobre corazón.

Darte la Gloria,
A la derecha del Padre,
Dar el honor a tu Espíritu: Consolador,
Alabarte sea la vocación eterna,
Por todos los siglos, nuestro Señor. Amén.

24
Mt 5, 38-48
“…Y si saludan solamente a sus
hermanos, ¿qué hacen de
extraordinario? ¿No hacen lo mismo
los paganos? Por lo tanto sean
perfectos, como es Perfecto el Padre
que está en el cielo.”
Enséñanos

Tanto oímos y aturdidos vagamos


Derrochamos palabras
Perdemos los dones
Hacemos del mundo un sitio
Vacío de corazones.

Misericordia Infinita
Palabra viva del Padre
Enséñanos el silencio
La oración que nos auxilia
Cuando el corazón nos arde.

Será mi hermano al fin, mi enemigo?


Será ese rostro extraño una amenaza
Donde la muerte se ha escondido?

Fidelidad infinita
Amigo y Compañero nuestro,
Enséñanos la respuesta
El gesto amable y gratuito.
Danos valor para ir al encuentro.

No permitas que el rechazo


Ocupe espacio en tu templo
Allí el Padre nos dé el Espíritu
Para que venga su Reino. Amén.
25
Mt 6, 24-34
“…Si Dios viste así a la
hierba de los campos, que
hoy existe y mañana será
echada al fuego, ¡Cuánto
más hará por ustedes
Tu Providencia hombres de poca fe!...”

Señor y Padre amoroso


Sabiduría Divina!
Qué descanso inmenso experimentar tu Providencia
Dejar de lado la inquietud y mirar en el campo
Los lirios, los pájaros…
Naturaleza!

Mira mi poca fe y vísteme


Lléname de tus colores y tu luz
Afiánzame en lo valioso de la vida
Que tú mismo me das…

Los reyes no saben de elegancia


Y sus prendas son tan pobres!
Los paganos no conocen de manjares
Y su alimento adelgaza los cuerpos.

Mañana Rey mío


Tu Padre que es nuestro
Llenará los vacíos.

Hoy escuchamos tu Palabra


Atentos a su dulce sonido
Es Justicia tu Reino
Amor, alimento y abrigo. Amén.

26
Mt 4,1-11
“…El hombre no vive
solamente de pan, sino de
toda palabra que sale de la
boca de Dios…”

Regalo de tu Gracia, Cuaresma de un único tiempo

Señor Jesús, Vengo ante ti,


Humano pedido recibe de tu servidor, necesito de ti.
Me espera un desierto plagado de voces
El ruido del viento, la sed que responde…
Caminar en sombras, días y noches.

Regalo de tu Gracia, ejercicio del hombre


Cuaresma de un único tiempo
Prueba de fuego al Amor
A la fe y al esperar en tu Nombre.

En soledad y silencio ahora te escondes


Pero sé que aquí estás, junto a mí
El Espíritu lo confirma y el corazón se recoge.

Si es atractivo el poder del obrar


La fuerza de llegar,
Si es seductor el vértigo del vacío
Que trastorna el sentido…
Así mismo complace la obra acabada
Se nos hace carne, enceguece y ufana.

Por eso hoy te ruego,


Sostén a tu siervo Señor,
Al hijo de tu esclava!
Entre yo en lo secreto,
Tome pronto tu mano y no caiga
Aprenda que eres todo lo que ansío
Que solo Dios basta. Amén.

27
Mt 17,1-9
“…Este es mi hijo muy querido, en
quien tengo puesta mi predilección:
Escúchenlo…”

Transfigurado

Llevo tu rostro grabado en mi mente,


Se todo de ti, me perteneces.
Ven conmigo y subamos al monte,
Seré luz en tu oscuridad
Te llamaré por tu nombre.

Solo guarda silencio


Y escucha la voz de tu Padre:
Vine a señalarte, a mostrarte el camino,
Pero no temas, siempre estaré contigo.

Soy tu Pastor, soy tu Amigo


Y soy el Señor tu Dios
Cercano, compañero y divino.

Te adoro Señor, me postro en tierra


Y a tu voz levanto mis ojos.
Nada más yo viera tu rostro
Grabado en mi mente
Pues todo de mi te pertenece. Amén.

28
Jn 4, 5-42
“…el que beba del agua que yo le
daré, nunca más volverá a tener
sed…”

Junto a mi herida

Junto a mi herida el Señor,


Descansa de su fatiga
Aún se siente latir
La sangre que fue vertida.

Sabe muy bien que el pecado


Deja una huella en el alma
Un recuerdo que lastima.

Cuando Él ve nuestra vergüenza


Cuando hacia nosotros se inclina
Arrepentirse no es poco
Confiar es el camino
Que lleva a la nueva vida.

Su mirada de Amor pleno


Sana y calma el dolor
Nos llena de paz y alegría.

Tiene nuestra misión, entonces,


Renovadas energías
Adorar el Misterio es todo
Y el Evangelio alimento
Voluntad única y Divina. Amén.

29
Jn 9, 1-41
“… ¿Crees en el hijo del hombre? El
respondió: ¿Quién es, Señor, para que
crea en él? Jesús le dijo: Tú lo has
visto, es el que te está hablando.
Entonces él exclamó: Creo, Señor, y
se postró ante él.”

Ciegos al paso de Dios…

Ciegos al paso de Dios


Quedamos en el camino,
Dormida está la semilla
Que nos dejó en el bautismo.

El pecado oscureció
La luz que ella necesita,
Para crecer y dar frutos,
Alcanzar la nueva vida.

El alma pide limosna


Y con eso se conforma…
Pero el Señor sale al encuentro
Muestra su amor y su gloria.

Quién es él y dónde está?


Él trabaja a toda hora,
Aunque se cierre la noche
Despertará a la misma aurora.

No habrá respuesta para la sed


Del corazón que lo ignora
Creer es lo nos pide
En su Infinita Misericordia. Amén.

30
Jn 1, 1-45
“…Jesús, conmoviéndose
nuevamente, llegó al sepulcro, que
era una cueva con una piedra
encima…”

Había un hombre enfermo…

Había un hombre enfermo,


Elevaban sus hermanos, los ojos en oración,
Llegaban los ruegos al Rey de los cielos
Él los escuchaba con atención.

Esperó el momento oportuno


Sabía este Rey cuándo era el tiempo
Para que vieran su Gloria
Gloria de Cruz y Pasión.

Fue el Amor de su realeza Divina


Una fuerza que vence a la muerte
Que borra el pecado
Y apaga todo dolor.

Fue el instante que nadie esperaba


Cuando se hizo el silencio, la ausencia,
Y el espacio se tiñó de luto…
Entonces el Rey conmovido, lloró.

Desgarró las paredes su voz poderosa


Levantó los huesos y les dio calor
Se movieron las almas con curioso asombro
Y todos clamaron: resurrección!

Oh Luz de la vida que sanas heridas


Y vendas el corazón,
Poderoso y amoroso Rey del universo
Te haces de los tuyos y eres nuestro
Promesa de vida y de redención. Amén.

31
Mt 26, 14-27,66
“…Tú, que destruyes el templo y en tres
días lo vuelves a edificar, ¡Sálvate a ti
Sabría él? mismo, si eres Hijo de Dios!, y baja de la
cruz…”

Allí quedó el guardia junto a la piedra.


Cuidaba un sepulcro.
Sabría él, quién ocupaba la tumba?
Quién descansaba ahora sereno…

La oscuridad de aquella noche


Dejaba vacío el espacio
Y el silencio más profundo lo inundaba.
Se apagaba la alegría
La sonrisa que días atrás se veía y escuchaba
Los pasos de Aquel llevaban el mensaje
Y dejaron su huella,
Un sendero eterno hacía el Padre.

Sabría él, quién ocupaba la tumba?


Que Dios se quedó allí dormido
Esperando el momento anunciado,
Abrigado con su sangre divina?
Que pronto sería alimento del hombre
Bebida de vida y por su Gracia,
Todo nos daba, nada ya poseía?

Esperaba el corazón desgarrado


En una soledad desconocida
Compartía la pasión divina y aún
Contra todo lo visto y oído
Tenía una certeza de Amor y se decía…
Aquí no termina, aquí no se acaba.

Sabría él, quién ocupaba la tumba?


El rey de reyes abajado y próximo
Con todo poder para despertar su alma
Salir de la tumba por tomar su causa
Hacerlo uno con Él y darle vida eterna
Aunque morir sea el precio,
Resucitar para siempre, es la paga. Amén.

32
Jn 13, 1-15
“…Él, que había amado a los suyos que
quedaban en el mundo, los amo hasta
el fin.”

Tu propio deseo y el mío

Diste tu Vida Señor.


Tu cuerpo se llenó de heridas,
Y te quedaste todo allí en un trozo de pan
Para hacerme contigo: Eucaristía.

Herida quedó la carne y mi vida


De tu propio deseo y del mío.
Al fin se rebeló que te buscaba solo a ti,
Que desde siempre y para siempre te
pertenecía. Amén.

33
Jn 18, 1-19,42
“…sabiendo que ya todo estaba
cumplido, y para que la escritura
se cumpliera hasta el final,…”

Viernes Santo

Morir, por dar la vida


Responde a todas las preguntas
Desgarra en uno el interior
La voluntad reclama el control
Dejarlo Ser, es Justicia.

Y debajo de la piel brota la Cruz


Escondida en lo profundo
Selló el Bautismo su poder
El Amor triunfó en un segundo.

Arraigado a ese madero


Todo el cuerpo se hace uno, y en un grito,
Las venas llevan la sangre y el agua
Derramada en el martirio.

Toda una Fuerza espera


En el silencio del luto
Una alegría infinita dormida está
Pero solo dormida.

Vendrá la Luz de lo alto


El sol que nos ilumina
Enjugará toda lágrima
Y será plena la dicha. Amén.

34
Mt 28, 1-10
“…De pronto, Jesús salió a su encuentro
y las saludó, diciendo: Alégrense…”

Morir y resucitar

Cuando fuimos al sepulcro, era de noche todavía


Nos preparamos desde el día anterior, sábado.
Un sábado diferente, lleno de silencio y desgarro
Solo queríamos estar con él, muerto o como sea,
Estar a su lado.

La víspera nos vio recorrer las calles y comprar lo necesario


El momento demandaba no pensar, no esperar, hacer algo.
Le pedimos permiso a ella, su madre,
Y al fin fuimos nosotras, no contamos con ellos,
Era audaz la decisión, pero la angustia y la ausencia más graves.

Y aunque algunas luces de la aurora daban color al sendero,


Apenas se veía el lugar del entierro.
Nos preguntábamos tonteras, solo para pasar el tiempo
Daba temor estar calladas, daba dolor el silencio.

Quién nos abriría el paso… los guardias?


Quien correría la piedra que tapaba la hermosura?
No importaba la respuesta, solo queríamos hacernos preguntas.
Porque la cuestión era el vértigo de no tenerte,
El vacío interior con olor a tumba.

Y encontramos abierto el sepulcro


Y nos llenamos de miedos y dudas
No sabíamos qué hacer, vinimos a ungirlo a dar calor a la muerte fría
Acariciar al amado por última vez, a despedirlo con nuestra ternura.

35
Ahora el estupor era insoportable
Ni siquiera estaba su cadáver, solo unos lienzos
La tela que secó su sangre…
Y otra vez las lágrimas.

Pero Él estaba allí,


El veía y sentía todo y aún muy cerca, escuchaba.
No se dejaba reconocer, pero su Presencia,
Su respiración, su corazón, las marcas de sus llagas…
Lleno de poder ahora, era el Rey, el Mesías que se esperaba!

Se resucitaba en cada rincón, en cada tumba, en cada casa,


Se cambiaba la historia del hombre.
Y aún sin entender que estaba abierto el camino
Que los cielos se bajaban y se abrían
Tendríamos que esperar tu partida y tu regalo: El Espíritu.

Se haría un claro en la tiniebla que dejabas


Veríanse de a poco las figuras que eran apenas sombras
Y se daría un inicio, un principio sin final para todas las cosas.

Terminaba la espera, se marcaba la hora


El Cristo vivo reinaba, reina y reinará por siempre
Para nuestra salvación y por su Gloria. Amén.

36
Jn 29, 1-9
“María Magdalena fue
al sepulcro y vio que la
piedra había sido
sacada…”

Los guardias lo vieron

Me cuentas sobre un ángel lleno de luz


Fue su juego el rayo que hizo rodar la piedra.
Y ante mis ojos el espacio oscuro donde estuvo tu cuerpo:
No podía ser de otra manera.

Los guardias lo vieron


Superior fue el fenómeno a su pobre entendimiento
Su temor fue también el nuestro, pero nosotras te vimos,
Nos saliste al encuentro.

Qué más da, arrojarnos a tus pies


Confusas y atónitas, con temor y con respeto,
Desbordadas de alegría
Por verte vivo de nuevo.

Se borró el dolor en un instante,


Como la madre en su parto
Al ver al niño de sus sueños.

Habíamos dejado junto al sepulcro


Nuestros perfumes y ungüentos
De nada nos sirve ya, buscar al que vive,
En el lugar de los muertos. Amén.

37
Jn 20, 19-31
“…estando cerradas las puertas del lugar
donde se encontraban los discípulos, por
temor a los judíos, llegó Jesús…”

Señor mío y Dios mío

Te hemos visto hoy y hemos creído.


Se despierta la fe y el corazón pide más
De tu deseo y el mío.

El corazón ya no es propio sino tuyo


Vemos entonces más allá de los sentidos
Es la unión que nos enseña
Nos hace entender, Señor, lo que piensas.

Tanto has hecho por la fe de tu pueblo!


Le diste todo y te das de nuevo.

Escrito quedó con la sangre de Dios


La Verdadera vida oculta y sencilla.
Saber descubrir sus secretos y
El dulce misterio de tu Presencia
Nos llena de alegría, como en aquella escena…

Allí estaban esperando todos juntos


Orando, por verte vivo de nuevo,
Triunfante, Glorioso y Perfecto.
Por fin se cumplía el sueño de aquellos:
El Mesías vino a librarlos del miedo.

Hoy también nosotros


Esperamos unidos y aún en las más duras pruebas.
Traspasará tu Amor todas las barreras:
“Señor mío y Dios mío”,
Tarde o temprano, será la respuesta. Amén.

38
Lc 24, 13-35
“…Quédate con
nosotros, porque ya es
tarde y el día se
acaba…”

Emaús

Señor y Dios nuestro,


Te has venido a nuestro camino,
Andando las calles del pueblo.
Nos viste apenados y con tantas preguntas
En nuestro corazón sin consuelo.

Te pedimos Amigo Dios y Compañero querido


Explícanos tu historia, dale a nuestra vida sentido
Entra en casa esta noche,
Tu fuego sobra para abrigarnos del frío.

Danos el Pan de tu Amor


Que compartimos con el pobre y el perdido
En ellos no duda el alma
En ellos te reconocemos resucitado y vivo. Amén.
.

39
Jn 10, 1-10
“…El guardián le abre y las
ovejas escuchan su voz…”

Pastor del rebaño bello

Señor nuestro,
Pastor del rebaño bello,
En tus brazos dormimos y descansamos
No tenemos miedo.

Puerta de lo eterno
Te nos haces estrecha,
Tienes sabor a cruz,
Pero también sabes a Amor
Y a la Vida verdadera.

Danos tu Gracia hoy


Solo necesitamos de ella,
Para reconocer esa Voz
Que nos guía en las tinieblas.

No nos confunda el ladrón


Si por atajos nos lleva
Eres tú nuestro Camino
Y el Manjar que nos alimenta. Amén.

40
Jn 14, 1-12
“…el que me ha visto, ha visto al
Padre...”

Mi Rey es mi Servidor

Si yo te pidiera un deseo
Desde el fondo de mi corazón
Pediría en el mar de tu encanto
Que cueste lo que cueste te crea yo.

La vida, anhelo pedirte


El camino, el destino, la salida del propio yo
Y entonces me digo, por eso te busco
Porque eres mi aliento, mi vida y mi desvelo.
Te doy mi corazón.

Verte Padre, amoroso y eterno


Toda ternura y consuelo
Qué Gracia Señor!
Pero verte, dolido, sereno y abatido
Dolor y muerte son el misterio
Para ver de nuevo tu Resurrección.

Preparaste mi casa, en la mansión del Padre


Me dices: allí hay lugar de sobra.
Si me veo pobre y necesitado de ti
Es mi alegría y es tu obra
Hacerte uno más por mí. Amén.

41
Jn 14, 1-12
“…el que me ama será
amado por mi Padre, y
yo lo amaré y me
manifestaré a él.”

Manifiéstate en mí: a los hermanos

Si no entiendo de amores, ven en mi auxilio


Ruega a mi Padre.
Otro vendrá, y será mi ayuda…
Lo conoces tanto!
Porque lo has traído y nos lo has dejado.
Él está en mí desde que fui bautizado.
En él te has hecho familia, Trinitario.
No dejes que muera Señor, dame vida y valor para
recibirlo y aceptarlo.

No entiendo de amores pero si de necesidad y vacío


Y de deseo de ti, de ir contigo amando.
Y sí, quiero.
Quiero como nunca cumplir tus mandatos
Porque te amo como soy: nada, pero por ti: creado.

Reclamo tu Amor
Con derecho o sin él, cada día lo reclamo…
Ven a habitarme, tómame ahora que voy de camino
Manifiéstate en mí a los hermanos. Amén.

42
Mt 28, 16-20
“…Vayan y hagan que
todos los pueblos sean
mis discípulos…”

Hasta el fin de los tiempos…

Dios Poderoso y Eterno


Jesús Hijo Único,
Señor de todos los tiempos.

Elévanos contigo
Y quede el mundo a nuestros pies,
Danos la fuerza para resistir sus tinieblas,
Ver con misericordia nuestras humanas miserias,
Saberte cercano en cada momento
Y descubrir tu Divina Presencia.

Sin ti la orfandad de los hombres


Se torna enfermedad, nos aísla y nos aliena.
Danos tu Espíritu de Vida,
Hoy el hermano, es urgencia.

De aquello que nos rodea


Enséñanos a tomar distancia,
Para mirarlo sin temor y darle valor de Misión,
Trabajando en tu confianza.

Envíanos tu Santo Espíritu,


Se nuestro amparo y auxilio,
Renueva nuestra esperanza. Amén.

43
Jn 20, 18-23
“… ¡La paz esté con
ustedes!...”

Hoy por la tarde

Hoy por la tarde, cerré mi puerta


Y quise esconderme del mundo, buscar un refugio
Donde nadie me encuentre, donde ninguno me vea.

Pero aún aquí en la oscuridad y a solas con mi pena


Te extrañé Señor de tal manera
Que se hizo oración mi deseo…

Y toda oración es amor,


Humano dolor y dulce condena del pecador.
Y no fue sordo tu oído, mi Dios
Y te viniste a mí, en medio de mí.

Me llené de paz en tu Presencia


Y en esas llagas que son las mías
Saberte vivo me colmó de alegría.

Extendiste los brazos para recibirme,


Y quise darte toda mi vida.

Sopló tu aliento sobre mí, Señor


Sanado con tu Don y perdonado
Ya no tuve temor sino la fuerza del Amor
Volví a ser: < hijo y hermano >. Amén.

44
Jn 3, 16-18
“…Porque Dios no envió a su hijo para
juzgar al mundo sino para que el
mundo se salve por él…”

Oremos hermanos, con alegría!

Oremos hermanos al Señor


Él nos lleve a su lado
Cerca de su costado,
Trono de gloria del Cordero enamorado
Río de agua viva,
Tierra que mana lecha y miel.

Oremos hermanos al Señor


Hijo unigénito de Padre
El aumente nuestra fe
Y le oigamos decir
Que al mundo vino
Para morir y salvarnos.

Oremos hermanos al Señor, con alegría!


Porque no hay Amor más grande
No hay condena ni juicio
Ni muerte por el pecado.
Hoy se derrame su Espíritu en el mundo
Para encontrarnos. Amén.

45
Jn 6, 51-58
“…El que come mi carne y bebe mi
sangre permanece en mí y yo en
él…”

Jesús Señor de la Historia

Jesús, Señor de la historia


De cada hombre y de cada mujer,
Pisadas de un camino recorrido,
Vidas y muertes, misterio y Amor.

Te ruego alimentes esta carne, tu carne


Te ruego no dejes de hacerlo, Señor.
Yo quiero tu vida, la Vida me diste
Estoy en ti, vivo, y tú, vivo en mí.

Verdadera copa beberé contigo


No se agota tu sangre,
Manantial que brota eterno,
Verdadero pan comeré por ti.

Y cuando en las noches profundas del alma


Me acuerde de tan poco o nada que soy al fin
Te adoraré más que nunca con ese vacío
Y serás todo mío y me perderé en ti.

Canto tu Amor y también callo


Corto en un instante la respiración
Porque el milagro que tengo delante
Es Tu cuerpo y es tu sangre,
Promesa eterna de la Salvación. Amén.

46
Mt 16, 13-19
“…Feliz de ti, Simón, hijo de
Jonás, porque esto no te lo
ha revelado ni la carne ni la
Me acerco al Señor sangre sino mi Padre que
está en el cielo…”

En la intimidad de la oración,
y en el silencio profundo del Amor,
tus labios pronuncian aquella pregunta:
-"Quién dicen ellos que soy?
Tremenda Inquietud guardada
En el Corazón de Dios.

Hoy también aquí, la misma mirada aquella


La misma ternura divina, se nos manifestó.
Y el hombre sediento,
huérfano y sin tu alimento divino,
aún más pobre que nunca,
Se supo pecador.

Nuevamente nos preguntas


con inquietud siempre nueva,
nosotros ahora sabemos que el alma nos llenas:
< Mesías, Hijo del Padre! >
Secreto que gritan las piedras.

Ven, Señor, Dios hecho hombre


parte y comparte tu herencia
arda tu Espíritu en nosotros,
calor Trinitario danos tu abrigo
Llénanos de tu Presencia. Amén.

47
Mt 11, 25-30
“…Vengan a mí todos los que están afligidos y
agobiados que yo los aliviaré…”

Alabanza del Padre

Señor,
Es tu alabanza al Padre, la melodía que he esperado escuchar…
Se escriben sus notas con tinta de ternura en el pentagrama de mi alma,
Suenan con tu fuerza, reboza mi corazón y se llena de tu calma.

Así Maestro mío quisiera alabar al Padre


Saberme pequeño y tanto, hasta alcanzar el Misterio
Milagro de Amor tan infinito!

Vengo a ti, tan afligido y agobiado y me recibes hecho Pan Vivo


Y te conozco y te creo: HIJO.
No hay consuelo más suave, ni mayor alivio…
Toda mi carga se hace tuya y lo tuyo, mío.

Eres Tú, Alabanza de la Gloria del Padre, la melodía que he esperado escuchar…
Se escriben sus notas con tinta de ternura en el pentagrama de mi alma,
Allí donde estoy y soy, descúbrete, revélate Señor por tu Gracia.

En ese Corazón humilde y paciente, nazco hombre nuevo


Me formo hijo y hermano, y te conozco más,
Olvido mi prudencia y mi seguridad
Entono tu canto vestido de fiesta, me acerco a tu mesa para celebrar. Amén.

48
Mt 13, 1-23
“…El sembrador salió a sembrar. Al
esparcir la semilla…”

Semilla de Amor

Una semilla Señor,


Deja caer en mí.
Una semilla de tanto calor, tiene lugar aquí.

Tiene escondido un Tesoro


Más valioso que las perlas
Que el oro y el rubí.

Es pequeña y delicada
Humedece la tierra y
La deja bien mojada.

Tiene filo y es punzante


Suave, todo lo penetra
Y se expande.

Tiene perfume exquisito


Su fragancia da alegría
Y llena el ama…

Dale lugar hermano mío


Dale un espacio
En tu casa.

Es el Señor
Quién la siembra
Es él mismo: La Palabra.

49
Mt 13, 24- 43
“…No, les dijo el dueño.
Porque al arrancar la cizaña
corren el peligro de arrancar
también el trigo…”

El Reino se parece…

De barro, Señor, somos de barro.


Tu aliento de vida hizo de ese humus, un campo.
Allí tu mano divina arroja semillas de Amor
Y cuando abrimos los surcos, germina.

Pero también cae dentro


La semilla del propio amor
De otra mano que lo lastima.

Quién será el Sembrador


Inundado de eterno amor
Que se haga dueño y Señor,
En este, mi campo de arcilla?

Serás tú mismo: Sembrador y Semilla


Puro trigo, hecho de fuego y pasión,
Grano que muere en mi campo
Ternura de Padre Creador.

Milagro de Amor es tu Reino


Para darme nueva vida.
Levadura de un Único Pan,
Árbol de inmensas ramas: EUCARISTIA. Amén.

50
Mt 13, 44-52
“…El Reino de los cielos se
parece también a una red
que se echa al mar y
recoge toda clase de
peces…”
La esperanza en tu Justicia

Dueño de la Casa, la llenas de alegría


Eres Tú Señor y Dios mío, la esperanza de mis días.

Saco lo viejo y lo nuevo


Pongo a tus pies mi historia de vida
Hazme tierra de tesoros
Que otros quieran descubrirla.

Eres la perla que guardo


La perla única y fina
La más hermosa de todas,
Cuidarla con celo yo pido.

En la misión, hecho la red


Para seguir tu camino
No temo al fuego si arde,
Y quema lo que es dañino.

Tu llamado viene de un corazón


de puro Amor Infinito,
Rechazado por el hombre, rebelde y pecador
De inexorable destino.

Se niega al Amor, y muere.


No será pan ni semilla,
Eterna será su condena
Y Divina tu Justicia.

Dueño de la Casa, la llenas de alegría


Eres Tú Señor y Dios mío, la esperanza de mis días. Amén.

51
Mt 14, 13-21
“…Jesús vio una gran
muchedumbre y
compadeciéndose de ella
curó a los enfermos…
Todos comieron hasta
saciarse…”

Providente en abundancia

Dios subió a la barca y se marchó a un lugar desierto


Al Él nos acercamos, le pedimos alimento
Nuestras fuerzas se agotan y estamos hambrientos!

Subes a nuestra barca y estás en nuestros desiertos,


Porque tuyo es el Reino y tuyo el Poder
Conoces nuestros límites y sanas las heridas:
Concédenos la Gracia de entenderlo y creer.

Dios se compadece y nos anima a la tarea


Se queda a nuestro lado, Providente.
Multiplica lo escaso de nuestras reservas.

Y es tan poco y casi nada, y sin embargo


Dios mismo lo parte y lo bendice
Le da valor de riqueza.

Lo convierte en abundancia.
Llena todos los vacíos y aún más…
A nuestro alrededor se derrama.

Descanso de brisa y de verdes praderas!


Vengan a comer y beber
Dios nos alimenta de Pan y Palabra. Amén.

52
Mt 14, 22-33
“…Tranquilícense, soy yo, no
teman…”

Tu derrotero

Una oración de Amor


Es al Padre de los cielos.
Una oración de Amor
Renueva mis fuerzas, aparta los miedos.

Una plegaria en silencio


Cuando se duerme la luz del día,
Una plegaria en soledad
Es la caricia de Dios que yo espero.

La iglesia hace oración


La iglesia es la barca de tu pueblo.
Cuando se agitan las olas del mar,
Tú nos sales al encuentro.

No hay viento que pueda torcer


La senda que marca tu derrotero.
Tiene un camino de fe marcado
Que nos conduce a tu Reino. Amén.

53
Mt 15, 21-28
“…Y sin embargo, Señor, los
cachorros comen las migas
que caen de la mesa de sus
dueños…”

Las migas

Muchos apenas
Las migas caídas
Del pan de los hijos,
Pretenden comer.

Pero ahora somos


Tus hijos hambrientos
Venimos vacíos
A pedir y a ofrecer.

Aliméntanos siempre
De tu infinita ternura
Del vino y el pan,
Tu sangre y tu cuerpo: Amor de locura.
Amén.

54
Mt 16, 13-20
“…Tú eres Pedro, y sobre
esta piedra, edificaré mi
iglesia y el poder de la
muerte no prevalecerá
contra ella…”
Quién dicen que soy?

Señor del cielo y de la tierra


Tú que esperas de nosotros:
Una fe sin condiciones, un Amor como el tuyo,
Una pasión por el Reino preparado desde siempre…
Has querido como nosotros preguntar
Lo que dicen los demás.

Y sin embargo como tantos de nosotros


Has sufrido no ser reconocido,
Ni considerado, respetado o escuchado…

Pero el Padre tuyo, el Padre que es nuestro


El Padre que nos hermana y nos une
Ha dado de ti el testimonio perfecto.

De lo alto nos ha hablado


De lo profundo del universo
Y del interior más recóndito del hombre
Su voz se hace potente y nítida
Él nos dice quién eres:

Su hijo amado, único, perfecto y enviado


Desde el principio de los tiempos engendrado
Y de naturaleza divina, a nosotros hermanado.

Ata en el cielo, Señor, al corazón que te busca


Sujeta con tu lazo de Amor nuestra vida
Y danos en esta tierra la libertad serena
De elegirte en este tiempo,
La gracia de alcanzar contigo: la Vida Eterna. Amén.

55
Mt 16, 21-27
“…Tu eres para mí un
obstáculo, porque tus
pensamientos no son los de
Dios, sino los de los
hombres…”

Hasta el extremo

Vendrá ese día esperado por todos


Y la paga será para cada uno
Una porción especial, calculada y medida
Apretada y abundante, al que dio su vida.

Servirá lo que hemos ganado?


Prestigio, alabanzas y honores…
Amigos ganados a precio de favores?
La Verdad supera estas tentaciones.

Y al final del camino se levanta


Erguida en el horizonte,
El camino de salida a tantos dolores: la Cruz,
Donde se escribe la historia del hombre.

Enséñanos Señor a no borrar ni un renglón,


Asumir tu única propuesta.
Levantar la cabeza y mirar al madero,
Sendero de amor al Dios verdadero.

Dejar morir al hombre viejo,


Renunciar a este mundo y buscarte, Señor
Para amar como tú amaste:
Hasta el extremo. Amén.

56
Mt 18, 15-20
“…Si tu hermano peca, ve y
corrígelo en privado…”

De oídos atentos

Señor de oídos atentos,


Abre los nuestros para saber de ti
Lo que es malo y lo que es bueno.

Si no hay respuesta, insiste aún


Contra nuestra indiferencia
Y espéranos, Tú, de infinita paciencia.

Y si en nuestra búsqueda errada


La oración se torna torpe,
Guardemos silencio ante el Todo
Y habites en nuestra nada.

Quien quiera unir con tu Amor,


Hacer una las plegarias,
Estés así con nosotros
Y defiendas nuestra causa.

En medio nuestro estás vivo


Sabes del hambre y la sed
Eres tú la Palabra,
Te das en el Pan y en el Vino. Amén.

57
Jn 3, 13-17
“…es necesario que
el Hijo del hombre
sea levantado en
alto para que todos
los que creen en él
tengan Vida
eterna.”

Cada uno… su cruz

Alto se elevó tu cuerpo, llagado el torso y desnudo


Mirada de dolor, inmenso.

En el Altar hoy se eleva el pan de tu alma y tu cuerpo


Mirada de Amor, intenso.

Te colgamos de un madero
Y reinó el silencio, pero no la muerte.

Sanó tu Signo al enfermo


Y liberó al esclavo, del cautiverio.

Mira mi cruz, Nazareno


Y ven conmigo a soportar su peso.

Es más pesada porque a tu lado


Me hago más pequeño.

Y se hace liviana cuando sé que tú mismo


La has cargado primero. Amén.

58
Mt 20, 1-16
“…Vayan ustedes también a mi viña y
les pagaré lo que sea justo…”

Los primeros serán los últimos

Escucha Señor a este pobre


Desea ser elegido y busca perdido,
Tu Rostro de hoy.

Anhela el día cercano


Donde Dios mismo le tenderá su mano
Y lo abrigará.

Te pide un corazón más grande


Donde haya espacio
Para el deseo de amar.

Sabe de tu tiempo: <es ahora>


Aunque le digan algunos
Que te has hecho esperar.

Su vida comienza cuando es elegido


Su paga: tu llamado
Y el fin: la Eternidad. Amén.

59
Mt 21, 33-43
“…La piedra que los constructores
rechazaron ha llegado a ser la piedra
angular; esta es la obra del Señor,
admirable a nuestros ojos…”

Eterna Vendimia

Te rogamos Jesús, elijas tu vid,


Tu cepa mejor.
Y bebamos nosotros del Zumo
Que calma la sed y alivia el dolor.

Andamos perdiendo el rumbo


Sin defender los racimos.
Los mismos obreros acechan:
Ladrones de este tiempo, aturdidos.

Huella de sangre derramada


Marca el sendero y abre un surco.
Arrasan con los frutos
Pero cae la semilla.

Serás Tú la Herencia y la Viña.


Y el Padre en su abrazo de cruz,
Quien reciba los sarmientos
De la Eterna Vendimia. Amén.

60
Mt 21, 28-32
“…Les aseguro que los
publicanos y las prostitutas
llegan antes que ustedes al
Reino de Dios…”

Todo tuyo

Padre amado, perdona mis faltas


Si solo yo quiero decirte sí.
Andar tus caminos, ir a tu encuentro,
Quedarme a tu lado, tu Reino compartir.

Pero es tan fuerte el impulso humano,


Tan grande el temor a lo que pueda venir...

Por eso te ruego, me des de tu Gracia


Y la fe de abandonarme a tu deseó de mí.
Yo soy solo un pobre, de pobreza que amo,
Porque así te haces todo dentro mí.

Tú eres mi fuerza, mi salud, mi alegría.


Sea amar misión cumplida, Padre mío, hasta el fin.
Amén.

61
62
Mt 1, 1-16, 18-23
“…lo que ha sido
engendrado en ella
proviene del Espíritu
Santo…”

Estirpe de Reina Santa

Eres mujer y una Dama


Señora que aun siendo Reina
No aparentas distancia.
Acercada por Dios a nosotros
Entiendes de tronos y de humildes moradas.

Desde una Cruz fuiste legada


Conociste a fondo la oscuridad del dolor,
Te hiciste nada.
Y al lado de Dios en su abandono
Nunca fuiste abandonada.

Hijos en herencia y por adopción engendrados


Por todo este mundo que no los abriga,
Andan errantes buscando ternura
Y la encuentran en ti, Madre Dios,
Siempre atenta a la plegaria.

Un rostro sereno deseamos,


Tiene la luz de la esperanza.
Es tuyo madre el consuelo,
Es tu Amor materno
Sin prisa y sin pausa.

63
Tu caricia en las noches
Aliviana las cargas,
Nos hace descansar del tiempo,
Acurrucarnos seguros
Y empezar cada mañana.

Sin tu silenciosa presencia


Fuera de la escena
Donde el Sol te opaca,
No podríamos mirar a Dios
Sin morir por pecar…

Y así aguardas el momento,


Susurras las palabras.
Sabes de oportunidades
Y de prudencia,
Estirpe de Reina Santa.

Toda creatura lea tu vida,


Ninguna se quede sin saber de ti,
De tus cuidados y tu mirada.
Perfil de Dios que es también Madre:
Quien nada se ahorró para salvar las almas. Amén.

64
Mt 22, 1-14
“…El banquete nupcial está preparado, pero los
invitados no eran dignos de él. Salgan a los cruces
de los caminos e inviten a todos los que
encuentren…”

La Boda

Prepara el Señor su Banquete Divino


Cada detalle tiene su ternura
Nada de menos y nada de más
Es en el justo tiempo y en el mejor lugar.

Cada cristiano sabe su hora


Qué vestir para la ocasión, como llegar y con quién ir.
Pero poco sabe del Señor y su llamado
De su espera amorosa de Amor sin cansancio.

Solo cree en la importancia del tener,


En lo que digan los demás
Y en las obras de sus manos.

Y llamados a creer sin demora, nos mandó el Señor


Pero a creer en su Amor y en su Misericordia.
A tener como tesoro: UN DIA Y UNA HORA
Sin importar otra cosa.

Elegidos para recibir lo sagrado y gratuito


Luciendo para El la mejor de nuestras ropas:
“Sabernos creaturas bellas, limitados,
Necesitados de Dios y de los hermanos”

Con la invitación en el alma y como regalo:


La más hermosa alabanza!
Compartiremos tu Pan y beberemos tu Vino
Guardaremos en nosotros tu Palabra. Amén.

65
Mt 22, 15-21
“…Den al César, lo que es del
César, y a Dios, lo que es de
Dios.”

A Dios lo que le pertenece…

Ahora es el tiempo, Señor


Y escucho con ánimo atento
El dulce y cálido sonido de tu Voz.

Es para mi alma leer tu Palabra


Saber de tus cosas, y de las mías, Vos.
Tu Rostro sereno busco entre las sombras
Señor de la noche y del día
Amante Divino, mi Creador.

Cuando mi deseo se confunda


Y busque otro rumbo,
Y la mente divague por caminos absurdos
Extiende tu mano Señor hacia mí
Y buscaré en tu Amor, mi refugio.

Tu luz me ilumine si me confundo


Y me afane en las obras del mundo.
Que pueda yo distinguir entonces,
Y dar a cada uno lo que es solo suyo.

Mi vida toda, mi voluntad, inteligencia y memoria:


Sean para ti Señor, mi ofrenda.
Y sea para mí: tu Infinita Misericordia. Amén.

66
Mt 22, 34-40
“…Amarás al Señor, tu Dios,
con todo tu corazón, con
toda tu alma, y con todo tu
espíritu…”

De tu Gloria, una alabanza.

Los árboles de esta calle, tienen sus ramas verdes


Y sus hojas, le hablan al viento, susurran historias.
Ven a la gente que pasa y se cobija del cálido octubre
Y si a veces detienen su paso, se guardan bajo su sombra.

Así parece el Señor, esperar nuestras horas


Es un tiempo de deseo, lo buscamos
Y a veces por error, en cualquier reparo,
Detenemos el paso de nuestra prisa…

Será este el momento, será esta la hora?


Será este el hermano que el Señor envía,
Para que descubramos el tesoro que lleva escondido
Sin esperar, sin demora?

Acaso podremos amar sin dudar


En un silencio mortal, lo que no tiene sustancia ni forma?

Una oración se eleva del alma


Como incienso que tarda y no llega lejos.
Si no hay dolor detrás de su ardor,
Y no hay entrega de cruz en el gesto y las palabras.

Toda tu Ley se disipa en un cantar vacío


Porque Tú mismo eres nuestra Ley, Señor,
La prueba del Amor hecho semejanza,
Inclinado hacia nosotros, acomodado a nuestra casa.

Has de nuestro pobre entendimiento


Una apertura a tu Gracia.
Y llénanos de tu Espíritu Santo
Para ser de tu Gloria, alabanza. Amén.

67
Mt 5, 1-12
“…Felices los que tienen alma de
pobres, porque a ellos les
pertenece el Reino de los cielos…”

Uno de la muchedumbre

Fuimos sedientos tras tus pasos


Había en tu figura una realeza exquisita.
Llenaba ella nuestros vacíos ,
Nos daba seguridad infinita.

Qué más le podemos pedir


A quién a nuestro lado camina?
La soledad no es un secreto,
La Vida está en tu compañía.

Uno más de esa partida,


Peregrinos de un solo rumbo.
No es para ti una muchedumbre,
Conoces bien a cada uno.

Es del Bienaventurado
Los hambrientos, los mansos y los pacíficos,
Pero en especial…
De los perseguidos por tu nombre,
Por hacerse otro Cristo.

La recompensa es el cielo
Es la alegría y el regocijo!
Concédenos estar entre ellos,
Sentirnos tu pueblo elegido. Amén.

68
Jn 6, 37-40
“Todo lo que me da el
Padre viene a mí, y al
que venga a mí yo no
lo rechazaré…”

Eres Palabra Viva

Apenas escucho el canto de los pájaros


Me asomo a tu Presencia, Resucitado!
El latido de mi corazón se acelera
Porque me estás esperando.

Las primicias del amanecer, mi perfume y el tuyo


Se van dulcemente mezclando…

Fijo los ojos en tu Palabra, Verbo mío,


Y ya no te busco entre los muertos
Porque estás vivo.

En tu Palabra se escribe también mi Vida


Y mi muerte…
Cada renglón tiene tu Cuerpo y tu Sangre.
Y así me alimentas, me envías.

Qué el mundo entero los sepa


Ya no hay victoria en la muerte,
Ni luto, ni lágrimas por la ausencia,
Solo el Amor es noticia. Amén.

69
Jn 2, 13-22
“…El celo por tu casa me
consumirá…”

No hace falta más que amor

Una nueva Pascua, Señor


Danos una nueva…

Tu brazo derribe el temor,


El egoísmo y el clamor,
Para hacer tu nuevo Templo
Y ser nosotros tus piedras.

Nos guardarás con celo de Rey


Que cuida su Fortaleza.
Pondrás guardianes, centinelas,
Nada podrá contra Ella.

Tendrás reservado un lugar


Serás Altar, de Sacrificio,
De Gracia, de ofrenda,
De Vino y de Pan convertidos…
Tu Cuerpo y tu Sangre
Tu Palabra.

No hace falta más que Amor


Para levantar esta Casa.
El Templo del Dios hecho hombre
Sea tu Iglesia Santa. Amén.

70
Mt 25, 14-30
“…ya que respondiste
fielmente en lo poco,
te encargaré de
mucho más; entra a
participar del gozo de
tu Señor.”
Lo completará tu Gracia

Con ánimo confiado y sereno va el Sembrador


Abre los brazos y riega la tierra
Su mano arroja el grano en el surco
Y a su paso el universo entero, celebra!

La melodía es tan dulce en este día!


Y tan suave la brisa que lo acompaña!
Las aves en secreto le hablan… y Él les responde:
“Los frutos de esta tierra se verán mañana.”.

Y cuando va llegando la oscura noche


Y el silencio cubre con un manto los brotes
El brillo del rocío bajo la luna
Los viste de fiesta y de colores.

Me atrevo a preguntarte:- Sembrador de estos campos!


Donde no esparces, recoges?
Él me sonríe y responde: - “De la maleza obtengo también
fruto; de la cizaña, una ganancia.”
-“Entonces hazme tu siervo, Señor, para trabajar sin temor,
porque lo que no gane el sudor, lo completará tu Gracia.”

Yo busco tu compañía, trabajar para tu Pueblo


Llenarme de la alegría que da el trabajo cumplido
Por acercar las almas a tu Reino. Amén.

71
Mt 25, 31-46
“…Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento o sediento…y te socorrimos?
Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis
hermanos lo hicieron conmigo.”

Vengan Benditos!

Oh Rey!
Rey y Señor de todos nosotros,
Es invisible tu Reino a nuestros corazones?
Pero si lo haz preparado tú mismo,
Desde el comienzo del mundo, destinado a todos los hombres!

Por qué vamos desorientados


Si el camino tiene como señal, el dolor, la soledad,
El frío y el hambre de tantos hermanos!

Acaso no fuiste tú el actor y el testigo


No nos dejaste en tu Cruz, el trono de luz
Que ilumina el sendero del cristiano cuando se ha perdido?

Bendito seas Señor, por tu justicia de Amor


Para los más pequeños y sencillos!

Ocuparnos de la labor, de socorrer al menor


Que tanto pide hoy nuestro auxilio
Es la cuenta que ha de rendir cada obrero o pastor,
Capataz o peón del Reino que has construido.

Y para verlo desde ahora, en este mundo tan herido


Es preciso levantar de la basura al pobre y al desvalido.

Haznos alimento como te hiciste tú


Asumiendo nuestro pecado y a Dios ofrecidos
Porque la Resurrección nos aguarda
Tu voz escucharemos gozosos: Vengan Benditos! Amén.

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Índice
Prólogo ......................................................................................................... 3
Introducción .................................................................................................5
Se da Gloria a lo Alto .................................................................................... 7
Conviértete .................................................................................................. 8
Dicen ............................................................................................................ 9
Eres Tú? ........................................................................................................ 11
Es en la cueva… .......................................................................................... 12
Él mismo nos salvaba ................................................................................. 13
Oh Verbo, Oh Verbo! .................................................................................. 15
El rostro de Dios… ..................................................................................... 16
Y TÚ ............................................................................................................. 17
Vino la Luz! .................................................................................................. 18
A tu modo, Señor ....................................................................................... 19
Pastor y cordero .........................................................................................20
Lo llamará por su nombre .......................................................................... 21
Crezca en nosotros tu Presencia ............................................................... 22
La Lámpara en mí ....................................................................................... 23
De Justicia superior ....................................................................................24
Enséñanos ................................................................................................... 25
Tu Providencia ............................................................................................26
Regalo de tu Gracia, Cuaresma de un único tiempo ................................. 27
Transfigurado .............................................................................................28
Junto a mi herida ........................................................................................29
Ciegos al paso de Dios… ........................................................................... 30
Había un hombre enfermo… ..................................................................... 31
Sabría él? ..................................................................................................... 32
Tu propio deseo y el mío ............................................................................ 33
Viernes Santo ..............................................................................................34
Morir y resucitar ......................................................................................... 35
Los guardias lo vieron ................................................................................ 37
Señor mío y Dios mío ................................................................................. 38
Emaús ......................................................................................................... 39
Pastor del rebaño bello ............................................................................. 40
Mi Rey es mi Servidor ................................................................................. 41
Manifiéstate en mí: a los hermanos...........................................................42
Hasta el fin de los tiempos… .....................................................................43
Hoy por la tarde ......................................................................................... 44
Oremos hermanos, con alegría! .................................................................45

75
Jesús Señor de la Historia ......................................................................... 46
Me acerco al Señor .....................................................................................47
Alabanza del Padre .................................................................................... 48
Semilla de Amor......................................................................................... 49
El Reino se parece… ................................................................................. 50
La esperanza en tu Justicia ........................................................................ 51
Providente en abundancia ......................................................................... 52
Tu derrotero ............................................................................................... 53
Las migas ....................................................................................................54
Quién dicen que soy? .................................................................................. 55
Hasta el extremo ....................................................................................... 56
De oídos atentos ........................................................................................ 57
Cada uno… su cruz.................................................................................... 58
Los primeros serán los últimos ................................................................. 59
Eterna Vendimia ........................................................................................ 60
Todo tuyo .................................................................................................... 61
Estirpe de Reina Santa .............................................................................. 63
La Boda ...................................................................................................... 65
A Dios lo que le pertenece… .................................................................... 66
De tu Gloria, una alabanza. ........................................................................67
Uno de la muchedumbre .......................................................................... 68
Eres Palabra Viva ....................................................................................... 69
No hace falta más que amor ......................................................................70
Lo completará tu Gracia ............................................................................. 71
Vengan Benditos! ....................................................................................... 72

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“Cada encuentro con la Palabra de Dios va calando hondo en mi
deseo interior de conocer a Aquel en quien creo, deseo que le es
propio: Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas…, (Rom 11,
36).”

PARA LA ORACION, Resonancias del Evangelio en una orante…,


resume una serie de oraciones inspiradas en las citas del Evangelio
señaladas para cada domingo del año litúrgico principalmente. Su
lectura busca ser un soplo en el corazón que reavive su fuego interior,
en cuyo calor las palabras volverán a fundirse y transformase ellas
también en fuego que arde sin consumirse.

“… estos poemas han brotado de la oración y buscan provocar en ti


tu propia resonancia del Evangelio en un corazón orante”.
P. Damián Nannini

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