Intimidades Masculinas
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Intimidades Masculinas
Ediciòn Especial
No es tan fácil ser varón ser hombre, al menos en los términos
que demanda la cultura, no es tan fácil. Esta afirmación,
descarada para las feministas y desconcertante para los
machistas, refleja una realidad encubierta a la que deben
enfrentarse día a día miles de varones para cumplir el papel de
una masculinidad tonta, bastante superficial y potencialmente
suicida. Pese a que la mayoría de los hombres aún permane-
cen fieles a los patrones tradicionales del "macho" que les
fueron inculcados en la niñez, existe un movimiento de libera-
ción masculina cada vez más numeroso, que rehúsa ser vícti-
ma de una sociedad evidentemente contradictoria frente a su
desempeño.
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Para hacerse hombre y ser reconocido
como tal, es necesario sufrirIncluso en la
actualidad, muchos grupos tribales y
aldeanos someten a sus jóvenes varones a
pruebas extraordinariasde fuerza y entre-
namiento para resistir el dolor y el miedo,
exponiéndolos a elementos nocivos, muti-
laciones físicas y enfrentamientos con
terribles alucinaciones provocadas por
droga. Curiosamente, aunque también
9 existen rituales femeninos de pubertad,
además de ser muchísimo más cortos, no
están orientados a producir dolor sino
aislamiento y tedio. En el hombre, la
fuerza; en la mujer, la paciencia.
la liberación
masculina deba
establecerse sobre
la base de la
incriminación, la
condena y la
subestimación
por el sexo opuesto.
Pero el problema de la fuerza no termina ahí. La supues-
ta reciedumbre masculina también implica valentía,
dominancia y seguridad en cantidades industriales. Un
paquete de exigencias muy difícil de obtener.
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Muchos hombres reclaman el derecho a ser débiles,
sensibles, miedosos e inútiles, sin que por tal
razón se los cuestione. El derecho a poder hablar 26
sobre lo que sienten y piensan,
no desde la soberbia ni para justificarse de los
ataques insanos del resentimiento feminista, sino
desde la más honda sinceridad.
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¿Por qué se subestima el sufrimiento masculino?
La liberación masculina no
es una lucha para obtener el poder de
los medios de producción, sino para
desprenderse de ellos.
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1) el miedo al miedo,
2) el miedo a estar afectivamente solo
3) el miedo al fracaso.
Dignificar la sexualidad masculina no significa
racionalizar exageradamente el sexo, ni coartarlo:
lo que propongo es abolir la esclavitud sexual a la
que hemos estado sometidos. Liberarnos de la
obsesión no implica enterrar la libido, sino tras-
cender con ella. La sexualidad es un regalo. Es el
momento en el cual se produce la muerte psicoló-
gica (la mente parlanchina se calla y el maya se va
a dormir) y cuando podemos identificarnos con el
universo. Pero si sólo disfrutamos del sexo desco-
47 nociendo su significado real,
además de quedar aprisionados en lo meramente
sensorial, estaremos bordeando el peligroso
sendero de la dependencia. Definitivamente, la
sexualidad es mucho más que genitalidad, y si no
vemos esto nunca lograremos aprovechar su
increíble magnificencia.
Aunque el sexo esté inmerso en la esencia misma
de la seducción masculina (cortejo sin deseo no
es cortejo, sino asunto de negocios), y probable-
mente así va seguir siendo por muchos miles de
años, hay que aceptar que no es el único motiva-
dor de la conquista del varón. La aproximación
hacia el sexo opuesto también está motivada por
la búsqueda de compañía, por el compartir las
gracias y desgracias de la civilización (por ejem-
plo hamburguesas y papitas fritas, cine y televi- 50
sión), por la conversación informal,
por el filosofar de bar en bar, por la increíble
fuerza que genera la genuina amistad hombre-
mujer, por la lujuria oculta y la fantasía anticipa-
da. Lo psicológico, la autoconsciencia para ser
más exacto,le da una nueva extensión al galanteo,
y lo lanza mucho más allá del simple cuerpo a
cuerpo.
Una sexualidad masculina digna se refiere a una sexualidad
que respete la integridad psicológica, tanto del varón como
de la mujer. La sexualidad, cuando es digna, no envilece ni
corrompe a nadie, porque no genera apego.
Walter Riso