EXPO MUAC Vicuña

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Coordinación de Difusión Cultural

| Secretaría de Comunicación |

Nota especial para Gaceta

Veroír el fracaso iluminado, exposición de la chilena Cecilia


Vicuña, en el MUAC

 Pionera del arte performático y ritual

René Chargoy Guajardo

Parte del trabajo de Cecilia Vicuña (Santiago de Chile, 1948), poeta, artista visual
y activista feminista se expone en el Museo Universitario Arte Contemporáneo
(MUAC) desde el 8 de febrero y hasta el mes de agosto. Veroír el fracaso
iluminado deja ver al visitante y espectador cómo su obra “se inspira en la
necesidad de sentir y pensar el mundo de distintas maneras”. En las siete salas
dispuestas para exhibir esta retrospectiva se congregan piezas y documentación
que ella construyó a partir de palabras, imágenes y una combinación de lenguajes
y técnicas, mediante las cuales aborda complejos temas como el pensamiento
indígena, la devastación ambiental, las luchas de liberación, la felicidad colectiva y
el erotismo.

A Vicuña se le considera creadora de la poética espacial de lo precario, además


de pionera del arte performático y ritual. Aparte de ser una de las voces más
auténticas y polifacéticas de la poesía contemporánea, crea un arte
multidimensional en el que interactúa con la tierra, el lenguaje y los tejidos. Para el
curador de esta exposición y de su primera versión que se hizo en Rotterdam en
mayo del año pasado, Miguel A. López, la artista radicada actualmente en Nueva
York, Estados Unidos, ofrece una perspectiva radical sobre las relaciones entre
arte y política. En un artículo de su autoría publicado en Revista de la Universidad
de México, López dice: “Vicuña destaca la dimensión curativa o chamánica del
arte, cuya función no es colonizar o dominar sino impulsar cambios en las
estructuras sociales y afectivas”.

Un día previo a la inauguración de Veroír el fracaso iluminado, nos comenta:


“Conocí el trabajo de Cecilia varios años atrás de su activismo contra la dictadura
chilena, el cual desarrolló en Londres durante los años setenta. Fue en 2014
cuando tropecé casi por casualidad con algunas de sus pinturas que me dejaron
fascinado por la complejidad de su obra. Eran representaciones feminizadas de
políticos de la izquierda, y que ella convertía en cuerpos homo erotizados,
intentando con ello reclamar una especie de erotismo del cuerpo, del placer y de
las sensaciones”

“A partir de ese encuentro con sus pinturas entendí que tenía que conocerla
personalmente, así que fui a visitarla a Nueva York y quedé convencido de que
tenía que organizar una exposición grande para mostrar su arte, entonces le
propuse trabajar juntos. Me di cuenta de que muchos aspectos de su obra no
habían sido adecuadamente vistos, interpretados o valorados. Fue bastante
generosa conmigo porque me abrió las puertas de su casa y de su archivo. El
resultado de nuestra estrecha colaboración de casi cinco años es Veroír el
fracaso iluminado, exposición que incluye un conjunto de obras inéditas que
permiten conocer lo que realiza desde muchos puntos de vista novedosos,
además de que nos comunican una urgencia sorprendente, como si hubieran
sido hechas ayer, hablándole al momento en el cual vivimos”.

Miguel A. López indica que se trata de una exposición de poesía íntegramente.


“Para Cecilia la poesía se materializa de distintas maneras: en un dibujo, en
collages, textiles y videos, en la escritura misma. Son poemas
multidimensionales, otras maneras de escribirlos, a través de elementos como el
sonido de su voz, los tejidos de algodón y pequeños objetos que recoge de la
basura para generar ensamblajes precarios. Eso es poesía. Existe un principio
poético que atraviesa toda su obra, y es que la poesía ofrece un espacio de
reorganización del mundo, permite imaginar de otro modo, y la imaginación es
fundamental para la procesos de resistencia colectivos actuales”.

López destaca que el trabajo artístico de Cecilia Vicuña, anticipadora de grandes


movimientos poéticos, artísticos y académicos, desde el arte conceptual y el
performance de poesía, hasta el land art y discursos de la segunda ola de
feminismo, permite apreciar un respeto muy profundo por el pensamiento y la
filosofía indígena, que ha sido arrasado violentamente desde el proceso de
colonización hasta a hoy. “Hay una parte importante de su trabajo que busca
honrar esa memoria, invocarla. Una las gramáticas o artefactos de su trabajo es
el quipu, la forma del algodón en diálogo con el flujo corporal, de la mujer que
alude a la regeneración, a la vida”.

El curador de esta exposición considera que queda muy poco espacio para un
enunciado sincero, que por lo general acontece en sitios imperceptibles y
anónimos, dado que el arte se mueve predominantemente bajo la lógica del
mercado y la espectacularidad. Veroír el fracaso iluminado, en el MUAC, rompe
con esa dinámica y da un lugar privilegiado a los monumentales quipu, a los
llamados precarios y basuritas (pequeñas esculturas ensambladas y creadas con
deshechos), así como a las pinturas, explicaciones, poemas y Palabrarmas
(palabras que se re-arman para revelar su metáfora interior) de una artista con
una creación honesta, que combina lo ritual y lo político en actos transformativos,
y para quien el arte tiene una dimensión sanadora y regeneradora, amén de
generar espacios de empatía.

Exposición presentada por el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC),


UNAM y el Witte de With Center for Contemporary Art, Róterdam.

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