Cámara Federal de Casación Penal Cámara Federal de Casación Penal Cámara Federal de Casación Penal Cámara Federal de Casación Penal
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REGISTRO N° 1680/12
y/o roce con o contra superficie dura, siendo la herida mortal la causada por
lesión en órganos nobles y/o grandes vasos intratorácicos” (sic. fs. 114/115).
Asimismo, al resolverse la situación procesal de Pablo Marcelo
Díaz, el magistrado de instrucción dictó su procesamiento por considerarlo,
prima facie, autor penalmente responsable del delito de homicidio criminis
causae en concurso real con el delito de abuso sexual simple (cfr. fs. 346/358).
La Agente Fiscal formuló requerimiento de elevación a juicio
(cfr. fs. 549/552). En dicho acto procesal, se describió el hecho por el que se
acusó formalmente a Pablo Marcelo Díaz, en los siguientes términos: “…con
fecha 22 de mayo de 2009, siendo alrededor de las 11.00 hs., Pablo Marcelo
Díaz dio muerte a S. B., de diecinueve años de edad, en el interior del
departamento nº 16, ubicado en el 6º piso del edificio sito en Honorio
Pueyrredón 830 de esta ciudad.”
“Así fue que tras sorprender a la víctima, que se hallaba sola en
su departamento, el nombrado se abalanzó sobre ella, intentando accederla
carnalmente, para lo cual la atacó con un cuchillo del tipo ‘tramontina’ que
portaba, a fin de amedrentarla para conseguir su objetivo.”.
“Como consecuencia del forcejeo opuesto como resistencia por la
joven, le asestó múltiples heridas cortantes en el cuerpo y hematomas en su
rostro, producto de golpes. Finalmente, al no poder llevar a cabo su
primigenio cometido, y para poder procurar su impunidad, le infringió una
herida mortal en el pecho, lesionando sus vasos intratorácicos, lo que le
provocó su deceso”.
“Acto seguido, Díaz se auto infringió heridas con un cuchillo, por
lo que al arribo de personal policial a la finca de marras manaba sangre,
presentándose como un vecino e indicando que un sujeto del sexo masculino
desconocido había perpetrado un hecho de robo, resultando víctima junto a la
ocupante del departamento”.
El hecho así descripto, fue calificado por la Agente Fiscal como
constitutivo del delito de homicidio calificado por haber sido cometido
“criminis causae”, debiendo responder el imputado en calidad de autor (art. 45
y 80, inc. 7 del C.P.).
En el mismo requerimiento y con respecto a la circunstancia
agravante, la representante del Ministerio Público Fiscal agregó que “puede
afirmarse […] que Díaz mató a Bargna con la finalidad de procurar su
impunidad respecto del hecho cometido contra su integridad sexual”. Agregó,
asimismo, que en el caso, resultó “el abuso como injusto principal y el
homicidio como medio para eliminar la única testigo material y evitar su
reproche”. (cfr. fs. 549/552).
Finalmente, es de destacar que al momento de alegar, el Fiscal
General de Juicio tuvo por comprobado que “el 22 de mayo de 2009, Díaz
había dado muerte a S. B. en el domicilio de la calle Pueyrredón 830 de esta
ciudad. Así tras sorprender a la víctima excitado, luego de ver películas
pornográficas, para abusar de ella, e intentando accederla con tocamientos
acometió contra ella con un cuchillo con el que le causó lesiones mortales.
Ella quedó tendida en la cama grande y falleció a los minutos de llegado el
personal policial.”.
En esta oportunidad procesal, el Fiscal General descartó la figura
de homicidio “criminis causae” al no encontrar en la secuencia fáctica
descripta, los elementos que exige dicho tipo penal. Por ende, restringió el
hecho objeto de imputación y acusó al imputado por encontrarlo autor
penalmente responsable del delito de abuso sexual seguido de muerte de la
víctima (art. 124 en función del art. 119 del C.P.), por ser esta figura legal la
que, por especialidad, se ajusta a los hechos que tuvo por acreditado el
acusador público.
Los alcances fácticos descriptos, dan lugar a la nulidad impetrada
por la defensa, pues, según lo entiende esa parte, las distintas significaciones
jurídicas que se han ensayado a lo largo del proceso, afectó el principio de
congruencia que integra el derecho de defensa en juicio de su asistido (art. 18
de la C.N.).
Para dar solución al caso, cabe recordar, siguiendo autorizada
doctrina, que la congruencia importa la correlación entre la imputación y el
Cámara Federal de Casación Penal Causa N° 14304 -Sala
IV– C.F.C.P “DÍAZ,
Pablo Marcelo s/
recurso de casación”
los jueces que la han presenciado y escuchado, por cuanto se trata de una
percepción propia relativa a lo acontecido en el debate oral.
Desde esta perspectiva y con los alcances asignados, corresponde
examinar el caso traído en revisión. A tal efecto, cabe señalar que el tribunal
de la instancia anterior tuvo por acreditado, por mayoría, que “…Pablo
Marcelo Díaz, el 22 de mayo de 2009, aproximadamente a las 11.00 horas, en
el interior del departamento nº 16 del 6º piso de edificio sito sobre la calle
Honorio Pueyrredón 830 de esta ciudad, abusó sexualmente de S. B.,
intimidándola con un cuchillo ‘tramontina’ y ante la resistencia de la
nombrada le produjo lesiones, y como consecuencia de ellas, la nombrada
falleció tal como se acredita mediante la partida de defunción que obra a fs.
451, de donde surge que […] falleció como consecuencia de hemorragia
externa e interna, heridas punzocortantes de arma blanca”.
Para dar basamento probatorio a la reconstrucción histórica del
hecho, los jueces que alcanzaron la mayoría del fallo ponderaron la
declaración testimonial de Carlos Rufino Saavedra Poblete, quien, como
portero del edifico donde tuvo lugar el hecho, declaró durante la audiencia de
debate que el día en el que ocurrió el evento se encontraba pasando la máquina
en la planta baja de edificio. En un momento, escuchó un fuerte grito de una
mujer y un portazo. El primer grito que escuchó fue “Ay” (sic). A raíz de ello,
el testigo narró que subió las escaleras para establecer lo que sucedía,
encontrándose con un vecino de apellido Strina, que le confirmó haber
escuchado lo mismo, siendo éste quien llamó a la policía.
Saavedra Poblete continuó subiendo las escaleras hasta llegar al
piso 6º, oportunidad en la que volvió a escuchar un grito de una mujer que, en
este caso, decía: “Dejame hijo de puta” (sic). Tras ello, Poblete descendió por
las escaleras y advirtió que la puerta del departamento 14 ubicado en el 5º piso
del edificio en el que residía el imputado Pablo Marcelo Díaz, se encontraba
abierta.
La existencia de gritos por parte de la víctima, fue corroborado
por los testigos Alejandro Raúl Strina y Roberto Sorokin, cuyos testimonios
fueron incorporados por lectura al debate.
Los jueces de la instancia anterior determinaron que entre el
primer y segundo grito que escuchó Carlos Rufino Saavedra Poblete,
transcurrieron aproximadamente cinco minutos.
Asimismo, se sopesó la declaración del Sargento de la P.F.A Luis
Alberto Herrera, quien fue el primer agente de seguridad en llegar al lugar e
ingresar en el departamento 16 ubicado en el 6º piso. En su declaración,
Herrara manifestó que llegó al lugar convocado por los vecinos ante la
existencia de gritos y golpes que se escuchaban en el edificio. La primera
entrevista la tuvo con el encargado del edificio, quien le informó que “estaban
robando o algo pasaba” porque había escuchado gritos y golpes. Que al subir
por las escaleras del edificio, llegó al piso 4º -en realidad 5º- advirtiendo que
la puerta de un departamento se encontraba abierta. Siguió subiendo y al llegar
al piso 5º -en realidad 6º- notó desde la escalera movimientos por debajo de
una puerta y concluyó que los gritos venían de allí.
Herrera declaró que dio la voz de “alto policía” y oyó que desde
adentro del departamento una voz masculina decía: “no, no” (sic). Accionaron
la puerta desde adentro, quedando la misma entreabierta. La abrió –
encontrando cierta resistencia- y encontró en el piso, boca arriba, a una
persona del sexo masculino con una herida en el cuello, quien le informó
“están robando, están robando adentro, uno de pelo rubio” (sic).
El Sargento Herrera continuó su relato informando que ingresó al
departamento, observó sangre en el piso del living, en la pared -con figuras de
manos- y un desorden compatible con una escena de lucha. Al ingresar en un
dormitorio, observó a una chica semidesnuda con heridas en el cuello y tórax
que aún permanecía con vida. Llamó a la ambulancia y, a su arribo, la joven
ya había fallecido. El testigo, agregó que en el departamento había un
completo desorden, había botellas rotas, cosas caídas, signos de lucha.
Cámara Federal de Casación Penal Causa N° 14304 -Sala
IV– C.F.C.P “DÍAZ,
Pablo Marcelo s/
recurso de casación”
la ampliación de la acusación en los términos del art. 381 del C.P.P.N., que
preveía, inclusive, la facultad de la defensa de solicitar al tribunal la
suspensión de la audiencia, en caso de que alguna variación en la descripción
imputada planteara la necesidad de colectar nueva prueba o reformular la
estrategia del litigante.
Lejos de suceder un supuesto que hubiera implicado la
introducción sorpresiva de elementos en la hipótesis acusatoria, lo que se
oberva en autos es que la imputación genérica del ataque sexual sufrido por la
víctima en el marco jurídico establecido por el art. 119 del C.P. se precisó y
perfeccionó en el requerimiento de elevación a juicio, sin mutaciones
esenciales que hubieran impedido la consagración del derecho de defensa en
cabeza del imputado.
Y que, además de ello, la actividad procesal más arriba detallada,
tampoco permitiría avalar un escenario de desconocimiento sobre ninguno de
los extremos de aquello que se le endilgó al imputado. El contexto de la
violencia sexual y física desplegada contra la víctima, que tuvo por resultado
la muerte, altamente previsible de acuerdo a la magnitud de la agresión y a los
medios empleados, integró desde un inicio la imputación conocida por el
encartado y su defensa, quienes pudieron ser oídos y diseñar una estrategia
defensiva al respecto para exponerla durante el juicio.
Encuentro valioso citar, por su claridad, alguno de los conceptos
vertidos por Julio Maier en torno al alcance que debe otorgarse a la exigencia
de correlación entre los actos acusatorios previos al debate: el autor consideró
“una exageración –y también un error- la exigencia de los tribunales de que
la acusación coincida con –sea correlativa a- el auto de procesamiento”, en
tanto “el C.P.P., art. 349, da oportunidad a la defensa, durante el proceso
intermedio, de oponerse al requerimiento de citación a juicio, momento en el
cual el imputado se puede pronunciar respecto de los hechos que le son
atribuidos […] aún prescindiendo de esta verificación, el acusado será
necesariamente escuchado sobre la imputación definitiva en el debate” (cfr.
Maier, Julio, “Acusación alternativa o subsidiaria”, Cuadernos de Doctrina y
Jurisprudencia Penal, Año 3, Nro. 4-5, Ed. Ad-Hoc, pág. 624 y 626).
De igual modo, deben rechazarse las invocaciones de la
recurrente dirigadas a establecer una falta de correlato en el elenco de los actos
que fijaron el objeto del proceso al comienzo del debate y luego de su cierre.
La impugnante señaló disparidades que consideró esenciales entre el
requerimiento de elevación a juicio y el alegato fiscal de la discusión final
prevista en el art. 393 del C.P.P.N., debido a que en el primero de estos el
agente fiscal de la instrucción entendió que la conducta quedaba abarcada en
las previsiones del art. 80, inciso 7º del C.P., en tanto que en el juicio, el
acusador encuadró jurídicamente los hechos en la figura establecida en el art.
119, agravada por las consecuencias previstas en el art. 124 del C.P.
No comparto el enfoque propuesto por la defensa, debido a que la
construcción de la acusación en el sub examine ha sido respetuosa de las
exigencias que en la materia delineó la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, en el fallo “SIRCOVICH, Jorge O.” -fallos 329:4634- . En aquel caso,
el tribunal de grado había subsumido los hechos en una calificación diferente a
la que había sido escogida en el requerimiento de elevación a juicio; sin
embargo el agravio detectado por la Corte se sustentaba en que ese cambio de
calificación había implicado una modificación en el sustrato fáctico de la
imputación; motivo por el cual correspondía concluir que “el cambio operado
en la subsunción legal afectó las garantías judiciales de los acusados, tanto
por un defecto del conocimiento cabal de la imputación, como por una
afectación a su estrategia defensiva”.
En cambio aquí, y tal como surge de la reseña efectuada en el
voto que lidera este acuerdo, la conducta reprochada a Pablo Marcelo Díaz ha
sido en todo momento -sin que se modificara el sustrato fáctico, ni se
habilitara vía alguna para aplicar una sanción más gravosa al imputado-, el
haber dado muerte a la víctima, tras atacarla sexualmente y doblegar su
resistencia mediante la producción de múltiples golpes y heridas cortantes,
realizadas con un cuchillo de tipo tramontina.
En definitiva; no se encuentra afectado derecho alguno de la
Cámara Federal de Casación Penal Causa N° 14304 -Sala
IV– C.F.C.P “DÍAZ,
Pablo Marcelo s/
recurso de casación”
MARIANO H. BORINSKY
Ante mí:
NADIA A. PÉREZ
SECRETARIA DE CÁMARA