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Séptima Palabra
“PADRE, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU” (Lc 23, 46)
(Papa Benedicto XVI) “La oración de Jesús, en este momento de sufrimiento, es un fuerte grito de confianza extrema y total en Dios. Esta oración expresa la plena consciencia de no haber sido abandonado. Desde el comienzo hasta el final, lo que determina completamente el sentir de Jesús, su palabra, su acción, es la relación única con el Padre. En la Cruz, Él vive plenamente, en el amor, su relación filial con Dios, que anima su oración. Las palabras pronunciadas por Jesús después de la invocación «Padre» retoman una expresión del Salmo 31: «A tus manos encomiendo mi espíritu» (Sal 31,6). Estas palabras, sin embargo, no son una simple cita, sino que más bien manifiestan una decisión firme: Jesús se «entrega» al Padre en un acto de total abandono. Estas palabras son una oración de «abandono», llena de confianza en el amor de Dios. La oración de Jesús ante la muerte, es dramática como lo es para todo hombre, pero, al mismo tiempo, está impregnada de esa calma profunda que nace de la confianza en el Padre y de la voluntad de entregarse totalmente a Él. Ahora, en los últimos momentos, Jesús se dirige al Padre diciendo cuáles son realmente las manos a las que Él se entrega. Ahora que su muerte es inminente, Él sella en la oración su última decisión: Jesús se dejó entregar «en manos de los hombres», pero su espíritu lo pone en las manos del Padre”. "Era ya eso de medio día, y vinieron las tinieblas sobre toda la tierra hasta la media tarde; porque se oscureció el sol. El velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús,clamando con voz potente dijo: <Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu>>. Y dicho esto expiró:" (Lc 23, 46) Aparentemente, es la hora de las tinieblas. Todo, se ha terminado, se ve como el triunfo de los hombres, que se sienten satisfechos por su proceder, "hemos quitado del medio al que nos estorbaba", ¿Cuantas veces pasa en la actualidad, algo similar?, ¿A cuantos, sacerdotes, diáconos, religiosos(as),pastores, y evangelizadores, y a perdonas del común que de una forma u otra, procuran hacer el bien y anunciar el reino de Dios, y se les impide y incluso se destruye?, y ya los causantes de esto, creen que ya termino, todo, que ya paso a la historia esta vida, si quizás la vida nuestra pase, pero las obras de Dios, no pasarán, Cristo, cumplió y lo mataron por cumplir su plan el plan de Dios, ¿a cuantos nos tocara la misma suerte?. Bien, pero no es la hora, de las tinieblas, ni la derrota, todo lo contrario, es la hora de Jesús se convierte en el camino de pascua. ´´El ha querido ponerse desididamente en camino hacia Jerusalén, la ciudad de la Paz. Ahora, ha sido levantado en el Calvario, la paz irradia por todo el mundo: Cristo muere en la cruz, y así, muestra su fidelidad total al Padre y al cumplimiento de su misión. La comunión con el Padre se hase plena y gloriosa. Muere Jesús. Pero se manifiesta, con toda su fuerza, la gloria de Dios. El dolor de la cruz es el momento del paso glorioso hacia el Padre. Jesús queda constituido en el ÚNICO CAMINO, LA ÚNICA VERDAD, LA ÚNICA VIDA. Hay que seguir sus huellas, sin ningún temor. Muere Jesús. ¿No lo oís?. La voz es potente, es el acopio de todas las fuerzas que le quedan "PADRE A TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU". La confianza es absoluta. Se hace realidad el Padre Nuestro: "Hagase tu voluntad". Cristo tiene una vida coherente desde el inicio hasta el final. Es el surco de la vida de todo cristiano. No busquemos sólo cómo está nuestra perfección, busquemos la voluntad del Padre. Dediquemos a ello todas nuestras fuerzas y la consecuencia que se seguirá será nuestra santificación. Al oír las palabras de Jesús, a pesar de las tinieblas de la hora de nona, vislumbramos ya la luz de la pascua. Será la respuesta del Padre a la confianza del Hijo. Estamos, pues,en el misterio central de Cristo muerto y vivo por nosotros. Es lo que se llama misterio pascual. Cristo muerto y resucitado, está siempre intercediendo ante el Padre por nosotros. Da gloria a Dios y la salvación a los hombres. El misterio de la muerte y resurrección de Jesús está en el corazón de la Iglesia y de la vida de cada fiel. Hemos muerto con Cristo y hemos resucitado con Él. Todo ha empezado en el bautismo. Y nuestra vida es muerte al pecado y vida de gracia. Es por eso, que el viernes Santo tiene su lógica continuidad y cumbre en la pascua. Celebramos, en la pascua la fiesta más grande y más importante de todo el año. El crucificado esta vivo y ya no muere más. La última palabra del Señor ya anuncia, ya muestra el inicio del aleluya que florecerá en la Iglesia, en la Vigilia Pascual. Esta Vigilia es privilegiada. Porque es memoria de las proezas de Dios y alegría inmensa. Porque es rememoración de la gran suerte de ser bautizados y renovación de la gran suerte de ser bautizados y renovación comprometida y valiente de las promesas del bautismo. ¡Valoremos la Pascua! ¡Celebremosla participando en la Vigilia Pascual, renovando las promesas del bautismo y comulgando con el cuerpo de Cristo Resucitado!. Jesús pronuncia la hermosa palabra: Padre. En la cruz y en la Pascua,los que tenemos la suerte de ser bautizados miembros de la Iglesia católica, nos sentimos hijos de Dios. El corazón se nos ensancha. Todo es prenda de una oración continuada que siempre saben atendida los que tienen espíritu de hijos y no de esclavos. Jesús muere. A su lado está María, las mujeres y los amigos. Hoy estamos nosotros. Nosotros hacemos memoria viva de aquél justo inocente condenado. Amorosa mente tocamos su cuerpo exangüe y, a pesar de ello, notamos un calor que nos hace presentir que la vida está mucho más cerca de lo que uno podría imaginar. El cuerpo de Cristo, muerto y resucitado, sólo es vida, nuestra vida, Y ante este, expresamos nuestra confianza total en el Padre del cielo. Ante esto hacemos el propósito de cambiar de vida, de esforzarnos por la gracia y rechazar el pecado, de tirar adelante nuestros trabajos, y ser testimonios del amor y la gloria de Cristo. Que nuestra vida, como la de Cristo sea coherente por el cumplimiento de la voluntad del Padre. Que la búsqueda de la voluntad de Dios sea nuestra preocupación principal. Tengamos sentido de la pascua y celebrémosla participando en la Vigilia Pascual- Demos gracias a Dios por nuestro bautismo y renovemolos con todo nuestro corazón. Procuremos morir cada día al pecado y vivir la vida de la gracia. Sintámonos hijos de Dios, que viven a la altura de su vocación. Digamosle, con decisión y a pesar de los desfallecimientos, la palabra que quiere oírnos decir: ¿Padre amadisimo! En elo silencio más profundo y con los ojos bien abiertos: Padre entrañable. Por Jesucristo, nuestro Señor. PADRE, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU, YA HE CUMPLIDO CON TU ENCARGO, ME DESCANZO EN TUS MANOS Y QUIERO ESPERAR ALLÍ A TODOA AQUELLOS QUE ME HAN ESCUCHADO Y TE HAN ACEPTADO COMO NUESTRO PADRE Y SALVADOR. Padre en tus manos encomiendo mi espíritu, y con él encomiendo a to0dos aquellos hermanos mios, que han decidido cambiar de vida y se entreguen a tu inmenso amor; Padre Tú eres, nuestro puerto final, y en tus manos de Padre bueno, queremos ser aceptados y llenos de tu inmenso amor amen. TÚ, QUE SIEMPRE REALIZASTE LA VOLUNTAD DEL PADRE. Señor, ten piedad. TÚ, QUE NOS HACES PEDIR SABER CUMPLIR LA VOLUNTAD DE DIOS. Señor, ten piedad. TÚ, QUE RESUCITADO INTERCEDES SIEMPRE POR NOSOTROS. Señor, ten piedad.