Propósito: La Anunciación, Hans Memling

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PROPÓSITO

«DIÁLOGO... quiere ser una revista de jerarquía intelectual, abierta a las más
diversas corrientes de pensamiento y en la que los escritores más significativos de
nuestro tiempo traten con autoridad los diversos temas que traducen la inquietud
en que vive el hombre contemporáneo.

Haciendo honor a su nombre, DIÁLOGO alienta el propósito de que sus


páginas sean un lugar de encuentro y de intercambio de quienes, situados en di-
versos campos de la actividad intelectual, sienten la preocupación de encontrar la
fórmula vital que devuelva al hombre de hoy su verdad. Por ello se propone como
objetivo primero el estudio de los problemas actuales en lo que éstos tienen de
propiamente humano. La filosofía en sus diversas ramas, y particularmente en
antropología y filosofía de la historia, la sociología, la economía, la filología y la
religión ocuparán el primer plano de su atención.

Los más diversos colaboradores habrán de tratar estos temas con independen-
cia de criterio y sin otra limitación que la impuesta por las exigencias de un saber
auténtico y responsable. DIÁLOGO, con espíritu de gran cordialidad, abre sus
puertas a todos los escritores, en la seguridad de que un común amor a la verdad,
habrá de presidir en todo momento el intercambio de las diferentes perspectivas.

Aunque DIÁLOGO garantice realmente a sus colaboradores la más amplia


libertad, estimulando el cotejo y confrontación de las opiniones ponderables más
diversas, no ha de renunciar por ello a sostener su propia convicción y a expresarla
con claridad y firmeza. DIÁLOGO tiene la persuasión de que la tragedia del
hombre contemporáneo radica en el divorcio existente entre su cultura -la lla-
mada cultura moderna- y las fuentes religiosas; y, en consecuencia, de que sólo
restableciendo la referencia de la totalidad de su vida con el Dios vivo del mensaje
cristiano, puede el hombre encontrar su forma de equilibrio y de paz.

En hallar el punto de conjugación de dicha cultura y de ese mensaje -supuesto


que ello sea posible y en la medida en que lo sea- pone DIÁLOGO su tarea propia
y peculiar».

NUESTRA TAPA:
La Anunciación, Hans Memling
DIÁLOGO Y el Verbo se hizo carne

VOLUMEN LXXIII

Julio - 2018

DIRECTOR
R. P. Lic. Gabriel Zapata

CONSEJO DE REDACCIÓN
R. P. Lic. Gabriel Barros
R. P. Dr. Miguel Fuentes
R. P. Lic. Héctor J. Guerra
R. P. Dr. Pablo F. Rossi
R. P. Lic. Fernando Vicchi

REVISTA
de la Casa de Formación Mayor «María, Madre del Verbo Encarnado»,
del Estudiantado del Convento «Santa Catalina de Siena»,
del Instituto «Alfredo R. Bufano» (PS-215),
del Colegio «Isabel la Católica» (E-92),
y de los Cursos de Cultura Católica.
AÑO 23 – Primera época - Nº 73
Reg. de la Prop. Intelectual: 311933
ISSN 0327-8999

CONSEJO EDITORIAL

Exégesis y Teología Bíblica Filosofía

R.P. Lic. Ricardo Clarey (Italia) R.P. Dr. Elvio C. Fontana (Italia)
R.P. Lic. José A. Marcone (Argentina) R.P. Lic. Marcelo Gallardo (Jerusalén)
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COMITÉ DE HONOR

Prof. Nélida Asunción Freites, Dr. Víctor Hugo Bressan, Dr. Pablo Enrique Bressan, Lic. Marta Giglio de
Furlán, Cont. Pablo Felipe Coduti, Dra. Nelly Sandruss de Mazzeo, Dr. Jorge Randle y Sra. Teresa Wilkinson
de Randle, Lic. Marcos Randle, Dr. Alberto Eduardo Buela y Prof. Cecilia González de Buela, Sra. María
Teresa Mussio de del Campo, Prof. Vicente Pérez Sáez, Dr. Miguel Ángel Soler, Dr. Darko Sustersic, Dr.
Enrique Díaz Araujo, Dra. Liliana Pinciroli de Caratti, Lic. Edmundo Gelonch Villarino.
SUMARIO

EDITORIAL
14 DE JUNIO DE 2018, DÍA PARA NO OLVIDAR 7
P. Lic. Gabriel Zapata, IVE

ARTÍCULOS
PERSONALIDAD 15
P. Dr. Cornelio Fabro

UNA LECTURA NO APTA PARA DISPÉPTICOS: «KASPER, IL


MESSAGGIO DI AMORIS LAETITIA. UNA DISCUSSIONE
FRATERNA» 19
P. Dr. Miguel Ángel Fuentes, IVE

LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS 47


P. Lic. Martín José Villagrán, IVE

INDISCUTIBLE 123
Lic. Edmundo Gelonch Villarino

FIRMES EN LA BRECHA 125


Juan Antonio Widow Ruiz

EL DOMINIO DEL ESPÍRITU 133


Diác. Bernardo María Ibarra, IVE

IN MEMORIAM
CARDENAL VELASIO DE PAOLIS, C.S. 153
P. Dr. Diego Pombo, IVE
POESÍA
LAMENTO SANRAFAELINO 169
Sem. Ignacio José Caratti, IVE

INTERCAMBIOS 173

NOTICIAS 175

RECENSIONES 181

LA BASÍLICA DE SAN PEDRO EN ROMA


LA PASIÓN DE CRISTO Y LA SANTA CRUZ EN LA CAPILLA
DEL CRUCIFIJO EN LA BASÍLICA VATICANA 207

NUESTRA TAPA
LA ANUNCIACIÓN DE HANS MEMLING 211
P. Lic. Agustín Spezza, IVE
EDITORIAL

14 de junio de 2018, día para no olvidar

P. Lic. Gabriel Zapata, IVE

Una tristeza muy profunda nos embargó al conocer la noticia: ha-


bía sido aprobado en el Congreso el proyecto de despenalización del
aborto. Ya está la media sanción.

Impresionaba, entre otras cosas, la salvaje alegría de los festejos,


como, semanas atrás, también se habían dado similares jolgorios en
Irlanda.

No era exultación por un triunfo político o una cuestión partidista


que se dirimía. Tampoco era un triunfo deportivo. Eran lo felices fes-
tejos porque se iba haciendo realidad la posibilidad de asesinar impu-
nemente a un inocente, a miles de inocentes. Y los festejos no
conocían bando. Los abrazos y congratulaciones se entrecruzaban
tanto el Congreso, como en la plaza, amistando a liberales, socialistas
y de cualquier ideología. Llamativa amistad, que, más bien hacía pen-
sar en otra relación que se distendió hace casi dos mil años: «Y he aquí
que en aquel día se hicieron amigos Herodes y Pilato, que antes eran enemigos»
Lc 23,12).

No se pueden olvidar fácilmente tantas mentiras, agresiones, fala-


cias que fueron aduciendo los que con sus discursos promovían el
proyecto criminal. Pero, señalo algo indignante… Por ejemplo, el dis-
curso de Adolfo Rubinstein, ministro de salud. Manipuló cifras de

7
DIÁLOGO 73

manera grosera1, pero, como al pasar, con aire sapiencial y compren-


sivo, se despachó con esta frase: «hemos tenido un debate serio… Con
posturas a favor, con datos de la ciencia; por otra parte, con argumentos
religiosos, por parte de los que no quieren despenalizar». O también in-
dicó que en estos dos meses «ha habido una enorme cantidad de dile-
mas». Entre ellos: «Los juicios éticos que tienen que ver con las creencias
o los hechos fácticos que tienen que ver con la ciencia»… ¡Es un gran
delincuente! ¡Y es ministro de la Nación! ¿Quién argumentó desde
«creencias»? ¿De qué argumentos religiosos habla? Los discursos a fa-
vor de las dos vidas, fueron numerosísimos y con sólidos argumentos
científicos, jurídicos, sociales, existenciales, filosóficos, psicológicos,
médicos… ¿De qué argumentos religiosos habla el Ministro?

Esa mentira y tergiversación de la realidad, esa presentación mali-


ciosa, seductora y engañosa son cosas muy graves y, sobre todo, en un
dirigente; más en un ministro de la Nación: «¡Ay de los que al mal llaman
bien y al bien mal!» (Is 5,20). De esto vimos mucho.

Pero, hay que reconocer que la tristeza era profunda, pero también,
serena. Estaba el reproche: ¿no se podría haber hecho más? ¿no se po-
dría haber hablado más? ¿No se podría haber escrito más incisiva-
mente? Claro, todo es posible y todo es susceptible de hacerse mejor.
Y que cada uno se haga cargo de sus deficiencias y confíe en la Mise-
ricordia de Dios y trate de enmendarse con el trabajo diligente y va-
liente en el porvenir. Pero también es preciso reconocer que ha sido
muy hermoso constatar tantas reacciones, muchas veces, asombrosas
por generosas y desinteresadas.

Algunos dirigentes y eclesiásticos decían: «no conviene salir a la ca-


lle, menos en Buenos Aires». Explicaba que las encuestas daban razón
de esta actitud, diríamos, derrotista. Pero, pocos días después que es-

1
Cf. NOTIVIDA, Año XVIII, Nº 1111, 4 de junio de 2018, www.notivida.org

8
EDITORIAL

cuchábamos aquellas frases deprimentes, los laicos, las familias, salie-


ron a la calle. Y también en Buenos Aires y en grandes ciudades. Y ha
sido un testimonio impactante, que ha hecho pensar a más de uno y
ha despertado a varios buenos, pero aletargados.

Obviamente que las marchas solas no harán la diferencia y, menos,


frenarán el mal. Como bien lo escribiera Sor Lucía, la vidente de
Fátima, en carta al Card. Carlo Caffarra: «La batalla final entre el Señor y
el reino de Satanás será acerca del matrimonio y de la familia. No teman, -
añadió-, porque cualquiera que actúe a favor de la santidad del matrimonio y
de la familia siempre será combatido y enfrentado en todas las formas, porque
esta es la cuestión fundamental. Después concluyó: Sin embargo, Nuestra
Señora ya ha aplastado su cabeza»2.

Y por eso, valoramos particularmente la oración que se elevó in-


tensa y abundante desde las familias, desde las iglesias y que segura-
mente alegró el Corazón Inmaculado.

Y se multiplicaron las jornadas de oración. Y se sintió la necesidad


de rezar, de ofrecer… ¡Eso ha sido muy bueno!

Quiero destacar algo providencial de la primera lectura de la Misa


del día de la famosa y tristísima votación, la del primer libro de los
Reyes. Por tres años y medio no hubo lluvia en Israel, por Voluntad
de Dios y por la oración del profeta Elías. Pero sería el mismo profeta
quien, pasado el duro castigo, suplicaría la lluvia tan ansiada. Sabía que
Dios enviaría la lluvia, pero también entendía que Dios esperaba su
oración, como condición para concederla. Y fue a rezar, subió a la cima
del Monte Carmelo: «y se encorvó hacia tierra, con el rostro entre las rodillas».
(1 Re 18,42). Cada tanto, Elías enviaba a su criado a mirar desde la
cima hacia el mar, ya que las lluvias se solían formar hacia el oeste o

2
Reportaje al Card. Caffarra. https://www.aciprensa.com/noticias/sor-lucia-bata-
lla-final-entre-cristo-y-satanas-sera-sobre-familia-y-matrimonio-36529

9
DIÁLOGO 73

sudoeste. Pero, volvía sin haber visualizado una nube esperanzadora.


«Dijo a su criado: "Sube y mira hacia el mar." Subió, miró y dijo: "No hay
nada." Él dijo: "Vuelve." Y así siete veces». (1 Re 18,43).

Elías no sucumbía ante la demora de la respuesta del Cielo, y volvía


a rezar. En la séptima subida, el criado divisa una nubecita. Fue el pre-
sagio de la lluvia tan ansiada.

¡Qué imagen la del profeta orante! Encorvado «con el rostro entre las
rodillas…». Tal vez el Cielo está esperando vernos rezar más y mejor.
Con más pasión en la oración, con más reverencia (como Elías), con
más deseo… como cuando se espera una lluvia después de más de tres
años de sequía.

En realidad, necesitamos más profetas Elías, con más celo, sin pac-
tos con el mundo. Y los queremos ver rezar… El pueblo nos quiere
ver rezar, no para aparentar como fariseos, sino para que «Brille así vues-
tra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen
a vuestro Padre que está en los cielos». (Mt 5,16).

También es bueno que esa luz se manifieste en una proclama pú-


blica, en marchas masivas, para no avergonzarse del evangelio.

Pero hay algo especial en la oración. Y algo muy particular en la


oración del sacerdote y la oración con el sacerdote.

Es muy explícito San Juan de Ávila, en su tratado del sacerdocio:


«Y porque hay falta de esta oración en la Iglesia, y señaladamente en el
sacerdocio, que, como San Gregorio dice, es la parte principal de ella,
por eso ha derramado el Señor sobre nosotros su ira, que no se quitará
hasta que esta oración torne, pues su ausencia ha sido causa de muchos
trabajos. Y plega a Dios no vengan mayores».

Continúa el santo de Ávila explicando que el profeta Isaías vio en


espíritu la cautividad del reino de Judá, y entendió que la causa era «la

10
EDITORIAL

falta de esta oración; y hablando con Dios su dolor, dijo: “No hay quien
invoque tu nombre, quien se despierte para asirse a ti. Pues encubriste tu rostro
de nosotros, y nos dejaste a merced de nuestras culpas” (Is 64,6)».

Entonces a rezar y rezar. Que rece el pastor, el misionero, la reli-


giosa, cumpliendo el ideal del que habla la Escritura: «Este es el que ama
a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo» (II Mac 15,14).

Que se una a esa oración el pueblo fiel, el pueblo sufrido que tantas
veces ha sostenido con su fe y con su afecto a los sacerdotes y que
tantas veces dio combatió «el buen combate de la fe» (1Ti 6,12).

Todos, pastores y fieles, rezando y ofreciendo sacrificios para meter


a la Patria, como a la paloma del Cantar de los Cantares, «escondida
en las grietas de la roca, en los huecos escarpados» (Cant 2,14). Eso,
queremos a la Patria escondida en el Corazón de Cristo, la Roca. Esto
no es ocurrencia piadosa de alguno. Es una realidad teológica deseada
por muchos, pero, ya ofrecida y establecida que es preciso renovar,
confirmar y difundir.

Argentina fue consagrada al Corazón de Jesús, ante el altar levan-


tado, nada menos que en las escalinatas del Congreso Nacional, el 28
de octubre de 1945 (solemnidad de Cristo Rey)3. Y para esa gloriosa
oportunidad, el Papa Pío XII escribía4: «La República Argentina, la
gran nación americana, el país de los grandes triunfos eucarísticos, está
ya, para siempre, consagrada al Corazón del Hijo de Dios. Y notad,
además, qué providencial coincidencia, precisamente en la Solemni-
dad de Cristo Rey».

El Santo Padre señalaba que cuando clausuraba el Congreso euca-


rístico de 1934, «nuestras últimas palabras fueron precisamente para

3
http://argentinaconsagrada.blogspot.com/p/textos_2544.html.
4
AAS 37 (1945) 318-321.

11
DIÁLOGO 73

cantar la Realeza de Cristo: “Aceptará, terminábamos diciendo, nues-


tras súplicas, nuestros clamores y reinará en todas las almas y su reino
no tendrá fin”».

Continuaba explicando lo que implicaba esa consagración: «Por-


que una nación consagrada al Corazón Divino no es, ni más ni menos,
que un pueblo ansioso de que el amor de Jesucristo reine en él y re-
suelto a llevar a la práctica este deseo».

¿Dónde está ese pueblo ansioso de que el amor de Jesús reine en


él? Creo que, en buena medida, ha reaparecido en toda esta defensa de
la vida y de la familia. Al menos, es un esbozo y ojalá que sea un co-
mienzo de un despertar más grande.

El Papa advertía, en orden a tomar en serio la lucha y en orden a


entender que «nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los
principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo tene-
broso, contra los espíritus del mal que están en el aire» (Ef 6,12): «El foso que
va dividiendo el mundo en dos partes, cada día se hace más ancho y
profundo. El ardor en unos, de amor, y en otros del odio, al crecer
continuamente se separa cada vez con más vigor de la tibieza de las
zonas intermedias. Del lado de allá, los que niegan a Dios, los que
propugnan la lucha entre los hombres, los que nunca se sacian de
grandeza y de dominio, los que quieren encender en todas partes el
fuego del odio y de la destrucción»5.

En ese Corazón de Cristo queremos suplicar el perdón por los pe-


cados de nuestros hermanos, por aquellos que promueven el aborto.
Y lo suplicamos con insistencia, con ardientes deseos: «Padre, perdóna-
los, porque no saben lo que hacen». (Lc 24,34). Que nos escuche el Cora-
zón de Cristo, y, ojalá que un día, nos encontremos con esos

5
Idem.

12
EDITORIAL

hermanos, no solo defendiendo la vida, sino viviendo la misma vida


de la gracia, la vida en Cristo.

Pero también escondidos en ese Corazón Santísimo, queremos


clamar por misericordia por nuestros pecados, por nuestras negligen-
cias y faltas de un testimonio más claro y elocuente. Y también, en el
Corazón de Cristo queremos poner a todos los hijos que han sido
muertos sin nacer, en el vientre de sus madres. Que el Corazón de
Cristo los conserve siempre y perdone a sus madres.

13
Personalidad 1

P. Dr. Cornelio Fabro

En sentido metafísico la personalidad expresa la determinación


constitutiva de la persona (v.), el fundamento del cual provienen las
posibilidades y capacidades de su actuar. Por tanto, se puede distinguir
un doble momento en la estructura real de la personalidad: el primero
inicial, que está constituido por la naturaleza racional, inteligente y li-
bre del hombre; el segundo terminal, que examina y expresa el ejerci-
cio de la libertad en acto como proceso operante de los medios para
un fin, y por tanto como unificación y coordinación de valores.

En este segundo sentido, al cual se dirige con preferencia el pensa-


miento moderno, la personalidad indica la persona en acto, o bien la
«persona que afirma los valores a los cuales se dirige su ser» (Th.

1
Como habrá notado el lector asiduo a Diálogo, en muchos de los últimos números
de nuestra Revista, en la sección dedicada al padre Fabro, hemos publicado una
“voz” de la Enciclopedia Cattolica. Consideramos que en estas “voces” el filósofo
italiano concentra magistralmente en pocas palabras una doctrina sólida, clara y
profunda; razón por la cual nos parece de mucho provecho reeditarlas en español
para ayudar a la difusión de su pensamiento.
En esta oportunidad presentamos la voz “personalidad” (IX, col. 1233-1234). La
hemos elegido porque la consideramos muy actual, dado el debate que el tema del
aborto está teniendo en nuestro país.
En el plano metafísico, la personalidad, explica el padre Fabro, tiene su momento
constitutivo previo a todo obrar; y al mismo tiempo dicho obrar debe orientar a la
persona a su fin, que la trasciende y que es Dios. De ahí que, por una parte, el
bebé tenga que ser respetado porque ya está constituido como persona, a pesar de
no poder ejercer todavía los actos que la caracterizan; y la madre, y todos nosotros,
debamos respetar la orientación de nuestra propia naturaleza (proteger a nuestros
hijos y a nuestros semejantes) para guiar nuestras vidas al fin (Dios) al que nuestra
misma naturaleza tiende. En otras palabras: la persona no siempre asume libre-
mente sus obligaciones morales, sino que muchas de sus obligaciones vienen im-
puestas por su misma naturaleza.

15
DIÁLOGO 73

Steinbüchel, Die philosophische Grundlegung der katholischen Sittenlehre, I,


I, Düsseldorf 1938, p. 350). La personalidad es, por tanto, la síntesis
del aspecto estático y dinámico del ser espiritual considerado en el
compromiso por conseguir el fin propio; en vez, la espiritualidad, que
es la independencia en el ser, tiene su despliegue en la independencia
del obrar en vista de la elección del fin y de los medios que le corres-
ponden. Cuando Kant afirmaba que «el hombre existe como un fin en
sí mismo y no puramente como un medio», proponiendo su fórmula
del imperativo categórico «obra en tal modo de tratar la humanidad,
tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre y
al mismo tiempo como un fin y jamás puramente como un medio»
(Einleitung in die Metaphysik der Sitten, § 4, ed. Cassirer, VII, Berlín
1916, p. 21 ss.), se detuvo en el primer momento de la constitución de
la personalidad y puso las bases de aquella absolutización de la natura-
leza humana que llegará a su culmen en el idealismo (v.). Sin la refe-
rencia a un primer principio (v.) del ser y al fin último (v.) del obrar,
la libertad humana, y con ella la personalidad, carece de contenido y
significado: la razón humana elevada a absoluto por el idealismo no
satisface la exigencia, porque la humanidad es finita y contingente y
no puede fundarse a sí misma sino sólo desarrollar las posibilidades
que ha recibido (cf. W. E. Hocking, Types of philosophy, New York
1929, especialmente p. 314 ss.: crítica a Kant y al idealismo). También
Max Scheler (v.), que ve justamente en la personalidad el «centro del
espíritu» y entiende la personalidad como «una jerarquía (Anordnung)
de actos», descuida indicar el fundamento absoluto limitándose a de-
finir la personalidad como el «centro activo en el cual el espíritu apa-
rece en la esfera del ente finito» (Die Stellung des Menschen im Kosmos,
2a ed., Münich 1947, p. 35).

Del concepto metafísico de personalidad como independencia


en el ser y en el obrar se pasa al concepto psicológico como «forma-
ción, unidad e independencia del carácter»: lo cual presupone un
cierto grado de desarrollo intelectual y moral de tal modo que se puede
indicar al hombre como el sujeto de «responsabilidad» (cf. J. Laird,

16
PERSONALIDAD

Problema of self, Londres 1917, p. 82). Cuando ya no se conserva la uni-


dad de las varias esferas de la conciencia (emotiva y moral, individual
y social), se tiene la así llamada «disociación de la personalidad» sobre
cuyas causas la psicología aún no ha propuesto una teoría satisfactoria.
La personalidad psicológica surge de las «disposiciones originarias» in-
herentes a cada individuo y se constituye mediante el ejercicio de las
capacidades propias en conformidad con los gustos, tendencias, incli-
naciones de cada uno y según el comportamiento particular que él
asume en su ambiente social (cf. A. Gemelli-G. Zunini, Introduzione
alla psicologia, Milano 1947, p. 376 ss.). En este sentido la personalidad
se encuentra con el nuevo concepto de «existencia» (v.) dominante en
la filosofía contemporánea que acentúa el factor de la libertad en su
devenir histórico.

Bibliografía. Fr. J. Woodbridge, What is personality?, en Nature and


Mind, Nueva York 1937, pp. 299 ss.; G. W. Allport, Personality, Nueva
York 1937; G. W. Allport, The nature of personality, Cambridge (Mass.)
1950; W. V. Richmond, La personalità, trad. it., Milano 1937; T. V.
Moore, Double and multiple personality, en Cognitive psychology, Chicago
1939, p. 34 ss.: exposición sustancial de la patología de la personalidad;
C. Blondel, La personalità, en Nouveau traité de psychologie, VII, 5, París
1948; E. Rothacker, Die Schichten der Persönlickeit, 4a ed., Bonn 1948;
M. Reding, Personsein, en Metaphysik der sittlichen Werte, Düsseldorf
1949, p. 150 ss.; R. B. Cattell, Personality, A systematic and factual study,
Londres 1950; H. Y. Eysenck, Les dimensiones de la personnalité, París
1950.

Traducido por P. Dr. Marcelo Lattanzio, IVE

17
Una lectura no apta para dispépticos: «Kasper, Il
messaggio di Amoris Laetitia. Una discussione
fraterna»

P. Dr. Miguel Ángel Fuentes, IVE

El libro tiene, desde el prefacio (p. 5) hasta la última página de desa-


rrollo propiamente dicho (p. 71) —excluyo el índice, las páginas ini-
ciales, las que están en blanco y las que la editorial dedica a hacer
propaganda de otros libros—, solamente 64 páginas en formato pe-
queño (12,3 x 19,5). O sea, un pequeño fascículo. Sin embargo, su
lectura se me ha hecho trabadísima, viéndome obligado en multitud
de ocasiones a escribir en sus márgenes largas notas aclaratorias a lo
que considero que son interpretaciones sesgadas, presentaciones par-
ciales de la verdad, y razonamientos viciados. Solo esto explica que lo
que inicié como una mera recensión se haya convertido en un artículo
que casi tiene la extensión de la mitad del libro recensionado.

Es muy encomiable que el A. intente hacer, como dice en el Prefa-


cio, una lectura de la exhortación Amoris laetitia [en adelante: AL] como
continuidad del magisterio del Concilio y de los dos papas precedentes
(Juan Pablo II y Benedicto XVI) (p. 7). Me parece, sin embargo, que
logra lo contrario, puesto que su interpretación está en disonancia con
ese magisterio.

Da la impresión de que considera las discusiones como «diferentes


opiniones de escuela» (teológica) (p. 6). Pero aquí se trata de senten-
cias de magisterio que parecen contrastar con otras afirmaciones ma-
gisteriales anteriores que, por otra parte, el magisterio ha afirmado ser
«definitivas»; por tanto, no se trata de interpretaciones de escuela de
una doctrina magisterial. Es un problema muy serio y que afecta a la

19
DIÁLOGO 73

vida de la misma Iglesia. Salvo, claro está, que el A. considere la doc-


trina magisterial sobre el matrimonio y los sacramentos como una
mera opinión teológica.

De la Introducción que sigue al prefacio debo destacar que a K. le


parece «grotesco que la discusión se aferre con los dientes al octavo
capítulo [de AL], más bien a una única nota del octavo capítulo, y aquí
incluso a una única frase (AL 305, nota 351)» (p. 8). Considero que las
cosas no son tan llanas como afirma K., recayendo, las discusiones,
también sobre otros pasajes que causan perplejidad. Asimismo, llama
la atención que haga responsables de este problema a los pobres cris-
tianos que se esfuerzan, sin éxito, en comprender afirmaciones que
tienen varios sentidos o que parecen entenderse en contradicción con
la doctrina moral tradicional, incluso la indicada como «definitiva» por
el magisterio de la Iglesia (lo demuestra las perplejidades y diversas
interpretaciones de tantos autores, entre los cuales el mismo K., algu-
nos incluso más versados que él en moral matrimonial; verbi gratia, el
card. Caffarra, o el card. Müller, siendo todavía prefecto de la Con-
gregación para la Doctrina de la Fe). Es el Papa el único que podría
solucionar este problema respondiendo con autoridad magisterial y
claridad a las dudas que sus palabras han causado. Sobre todo porque
ese n. 305 y la nota 351 tocan temas de elevada incidencia moral, que,
en buena lógica, tienen un efecto dominó sobre muchas verdades mo-
rales y dogmáticas de la fe católica. Hasta el momento no lo ha hecho.
No se puede, pues, ultrajar a quien se esfuerza por entender.

El problema de las situaciones irregulares y de los divorciados vuel-


tos a casar «es un problema pastoral urgente, pero no es el problema,
ni tampoco es el tema de AL» (p. 8). ¿Y con esto? Es simplemente un
problema muy importante, no irreal sino cotidiano, y algunos pasajes
de AL no se entienden o parecen entenderse de modo contradictorio
con la doctrina moral y sacramental del magisterio anterior. De hecho,
muchos lo entienden así y llevan adelante una praxis contraria a ese
magisterio, solo que ahora lo hacen amparándose en estos textos y di-
ciendo que la doctrina ha cambiado. Por ejemplo, la mayoría de los
20
UNA LECTURA NO APTA PARA DISPÉPTICOS

obispos y sacerdotes de la nación de K.; y alentados por K. ¡Mal puede


aconsejar K. que esta discusión no tiene sentido, cuando él es una de
las partes que discute! ¡Es como si me acusan de haber robado un po-
llo, y yo en lugar de mostrar que no tengo el pollo (que, por otra parte,
no aparece) digo que no tiene sentido menear más el tema! ¡Eso sería
precisamente lo que haría el que se robó el pollo!

K. señala, asimismo, que «el error sustancial de muchas contribu-


ciones a la discusión está en el hecho de que tratan la cuestión… ais-
lándola de la intención fundamental y de todo el contexto de la
Exhortación apostólica y no tomando acto de la visión profética (…)
Si en cambio se coloca el tema controvertido en el contexto comple-
xivo, se convierte en un problema paradigmático interesante, cuya so-
lución puede demostrarse orientadora también para muchas otras cuestiones
urgentes» (pp. 9-10). No se me ocurre otro comentario que éste: ¡Qué
peligro! ¿A qué lo querrá aplicar ahora?

El primer capítulo se titula Comunión de camino de una iglesia en ca-


mino (los términos iglesia, papa, concilio... los transcribo en minúscula
porque así aparecen en el libro de K., edición italiana). Nuestro autor
sostiene que, en particular, en cuestiones de matrimonio y familia, «los
primeros expertos son los padres y las madres de familia; ellos son los
que tienen la experientia, la experiencia, y son los primeros que deben
ser escuchados» (p. 13). Como ocurre a menudo, afirmaciones de este
tenor pueden ser entendidas bien o mal. Nadie objetará que la voz de
los casados es importantísima en lo que atañe a la vida matrimonial,
pero las dificultades que ellos enfrentan en su vida matrimonial (su
«experiencia», como indica K.) no pueden ser, de todos modos, deter-
minante para modificar las normas reveladas o de la ley natural. K.
parece proponer una suerte de «moral desde abajo». Como si las reglas
morales debieran hacerse (o reformarse) a partir de la experiencia de
las personas que les toca vivirlas. Habría que mandar, así, solo lo que
ellas hayan experimentado como factible en sus vidas. Pero la ley que
rige el matrimonio no es ley matrimonial humana, sino ley natural, es
decir, divina. Es Dios quien, al promulgar su ley de modo universal,

21
DIÁLOGO 73

garantiza la posibilidad de cumplirla (no sin su ayuda en algunos casos,


la que no deja de ofrecer a todos). Cuando en la vida cotidiana se hace
difícil su observancia, es, precisamente, el saber que viene de Dios (de
modo revelado o natural) lo que alienta a los cónyuges a esforzarse
para acomodarse a ellas, incluso si algunas veces exige actos particu-
larmente intensos o hasta heroicos. De todos modos, si tanto se valora
la experiencia de los laicos casados, podemos preguntarnos: ¿por qué
se ha tenido tan poca cuenta de los muchos laicos, algunos de altísimo
nivel científico, que hablaron en los pasados Sínodos sobre la familia
contra las tesis sostenidas, entre otros, por K.? ¿Se tomó K. la molestia
de oírlos y de acomodar su doctrina a la experiencia de estos? ¿O se trata
más bien de oír a laicos previamente seleccionados? Alemania, donde
K. ha ejercido su ministerio, tiene uno de los laicados más seculariza-
dos (o sea, amalgamado con el secularismo anticristiano) de toda Eu-
ropa (como puede verse en la Declaración del Comité Central de los
Católicos Alemanes —Zentralkomitee der Deutschen Katholiken—, Cons-
truir puentes entre la enseñanza y la realidad de la vida. Familia e Iglesia en el
mundo de hoy, del 9 de mayo de 2015, que ocasionó una decidida res-
puesta de mons. Stefan Oster, secundada por otros cinco obispos ale-
manes fieles a la doctrina católica: Konrad Zdarsa, de Augsburg;
Gregor M. Hanke, de Eichstätt; Wolfgang Ipolt, de Görlitz; Rudolf
Voderholzer, de Regensburg; y Friedhelm Hofmann, de Würzburg).
¿Por qué no oímos, en cambio, a los laicos africanos y a su experiencia
de fidelidad al magisterio de siempre?

Por eso, aunque sea cierto que, como indica K., «muchos cristianos
no logren más seguir algunas normas de la moral sexual, matrimonial
y familiar de la Iglesia» (p. 14), esto no puede ser determinante sino
para que la Iglesia busque las causas y vea de qué manera puede forta-
lecerlos y ayudarlos a hacerse capaces de tal esfuerzo. De hecho, cons-
tatamos también que un número enorme de cristianos encuentran
dificilísimo vivir en este mundo sin mentir, sin aceptar sobornos, sin
negar a Cristo (pensemos en los cristianos en lugares de persecución),
y sin traicionar su conciencia en campos como la política, la medicina,

22
UNA LECTURA NO APTA PARA DISPÉPTICOS

la enseñanza universitaria... ¿Cómo deberíamos sugerirles vivir, si si-


guiéramos análogamente el planteo de Kasper? ¿Habría que cambiar
las normas morales pertinentes en razón de las innegables dificulta-
des?

Otra verdad a medias la dice al señalar que «ya al inicio del sínodo
el papa afirmó claramente querer una discusión abierta, auspició pa-
rrhesía. Parrhesía es una importante palabra bíblica que se puede tradu-
cir como «franqueza» (…) La franqueza debe acompañarse de la
humildad, es decir, de la disponibilidad para escuchar lo que los otros
dicen con igual franqueza» (p. 15). Todos recordamos esta invitación
del Papa, pero, lamentablemente, los que apelaron a esta invitación y
le presentaron más tarde sus dudas no fueron escuchados o, al menos,
jamás se les respondió (hasta el momento). Ni cuando lo hicieron en
privado, ni cuando lo hicieron en público. Algunos murieron sin re-
cibir ni siquiera un acuse de recibo, como los cardenales Caffarra y
Meisner. ¿Entonces qué? Puede ser que al Papa no le gustara el tono
o el modo en que fue interpelado. En tal caso, podría haberles respon-
dido corrigiéndoles estos aspectos. Pero si lo que no acepta es que le
presenten sus dudas (muchas de ellas con un muy sólido funda-
mento), entonces, lo de la parrhesía es una palabra bíblica que se usa en
sentido contrario al de la Biblia: que tú me escuches a mí con humil-
dad cuando yo quiero hablar, y que tú te calles si algo no te gusta o me
quieres replicar. Pero para eso la Biblia seguramente tiene otras pala-
bras.

Aunque quizá no sea su intención, no hace mucho honor K, al Papa


afirmando que en AL «el papa se atuvo al resultado de las votaciones;
no fue más allá, pero tampoco se quedó un milímetro atrás» (p. 16).
Esto significa que, para Kasper AL, no es más que un documento de
consenso político; que ha introducido cosas que contentan a unos y a
otros. Si fuera así, no sería un documento escrito en conciencia, sino
para contentar a los antagónicos. Habría que ver si el Papa está con-
forme con esta presentación.

23
DIÁLOGO 73

En cambio, es indudablemente falso que, como dice K., «quien hoy


critica la AL, no critica solamente al papa, sino que se pone también
contra el pensamiento de la mayoría de todo el episcopado represen-
tado en el sínodo» (p. 16). Primero, que el Sínodo no es un concilio,
ni tiene más valor que el consultivo. Segundo, que las críticas más du-
ras las hicieron muchos —y se podría incluso decir, que la mayoría—
de los participantes del sínodo, incluso de los expertos laicos (¿no ha-
bía que oír a los laicos?).

Además, esto es también falso por cuanto en el Sínodo no se indicó


o sugirió o pidió al Papa que escribiera algo confuso. Y en general lo
que se ha pedido al Papa son aclaraciones sobre un texto que, por los
motivos que sea, resultó confuso —y no venga Kasper a decir que no
es así, cuando él no puede ponerse de acuerdo con muchos de sus
colegas cardenales sobre cómo entender algunos pasajes (por favor, no
nos tome el pelo)—. De hecho, los pedidos más respetuosos (y la carta
de los cardenales Meisner, Caffarra, Brandmüeller y Burke, vaya si lo
es) preguntan sobre la manera de armonizar algunas de las afirmacio-
nes de AL con otras del Magisterio anterior que son meridianamente
claras. Y quienes han criticado algo en AL, en realidad han criticado
posiciones morales ya condenadas por el Magisterio (por ejemplo, en la encí-
clica Veritatis splendor), que algunos teólogos (entre ellos Kasper) afir-
man que se encuentra en el texto de AL. Las críticas serias se han
apoyado precisamente en el Magisterio. Hoy en día negar que hay co-
sas confusas en AL es un despropósito y una falsedad grande como el
sol. A K. le parece que no hacen falta aclaraciones, porque la prensa se
ha encargado de divulgar la suya y presentarla como oficial, relegando
la de sus contrarios. Por eso, tanta insistencia en «no meneen el agua»
porque él se siente muy cómodo remojándose solo los tobillos.

Y para colmo de audacia continúa diciendo: «Según la concepción


católica —afirman el Concilio Vaticano I y II— una Exhortación apos-
tólica del papa, emanada después de haber escuchado a los fieles y al
episcopado, es una expresión vinculante del magisterio ordinario de la
Iglesia» (p. 16). Después de leer esto, no pueden quedarnos dudas de
24
UNA LECTURA NO APTA PARA DISPÉPTICOS

que K. se burla de nosotros. ¡Si precisamente las preguntas que le ha-


cen al Papa Francisco sobre la exhortación AL se basan en lo que dice
la exhortación apostólica Familiaris consortio, en la encíclica Veritatis
splendor, y en docenas de documentos anteriores! Justamente, si AL
fuera vinculante por ser una exhortación apostólica, serían vinculantes
—y con mayor razón, por cuestiones de claridad— los documentos
anteriores. Por tanto, estaríamos obligados a viajar de pie y al mismo
tiempo obligados a viajar de rodillas, a comer y a ayunar... ¿Tan irres-
petuoso y rebelde es preguntar cómo se hace?

Además, ¿no se acordó K. de esta verdad de los Concilios Vaticano


I y II cuando él enseñaba lo contrario de la exhortación Familiaris con-
sortio? No nos olvidemos que quien ahora se presenta como defensor
del «magisterio» (de un punto que justamente es confuso y se pregunta
al Papa su correcto sentido), enseñó lo contrario a la Familiaris consortio
en la Carta pastoral titulada La pastoral de las personas con matrimonio fa-
llido, divorciados y matrimonio de divorciados, escrita en 1993 junto a los
obispos Oskar Saier y Karl Lehman. Razón por la cual, un año más
tarde, en 1994, la Congregación para la Doctrina de la Fe tuvo que
poner las cosas en claro con la Carta Sobre la recepción de la comunión
eucarística por parte de los fieles divorciados que se han vuelto a casar (a pesar
de lo cual, K. sigue diciendo ahora lo que la Congregación para la Doc-
trina de la Fe dijo que no podía enseñar, con el agravante de que nos
exige aceptar de que AL enseña lo mismo que él).

Defiende que AL no se haya limitado a enseñar la doctrina de siem-


pre porque «habría sido aburrido repetir nuevamente todo lo que ya
ha sido dicho» (p. 21). Aquí la cuestión no es la diversión o el aburri-
miento, sino la verdad. Los diez mandamientos hay que repetirlos
siempre; y no porque alguien se aburra, tiene que decir algo diverso
de ellos. También el Evangelio hay que repetirlo siempre. El decir co-
sas nuevas no siempre es acertado, aunque a alguno le resulte muy
divertido y lo contrario, aburridísimo. Lo justo es decir «nove» (con

25
DIÁLOGO 73

novedad) «sed non nova» (pero no cosas nuevas), esto es, cosas distin-
tas a la verdad ya definida. Principio elemental sobre la evolución del
dogma

El capítulo 2 se titula Matrimonio y familia como camino, pastoral del


matrimonio como acompañamiento. Ya de entrada nos topamos con afir-
maciones que apelan a la dialéctica, afirmando que con AL «el papa
toma distancias de una moral fría de escritorio (AL 312), que quiere
resolver todo trayendo conclusiones excesivas de algunos principios
teológicos abstractos (AL 2)» (p. 24). Hoy en día se recurre mucho a
este tipo de argumentaciones no-teológicas. En la reciente carta del
papa emérito, Benedicto XVI, a propósito del pedido que le hicieran
de hacer una presentación elogiosa de once volúmenes sobre la teolo-
gía del Papa Francisco (de lo que el primero se excusó elegantemente,
sobre todo por el hecho de que entre los autores figuraban algunos
claramente heterodoxos que dedicaron gran parte de sus esfuerzos a
contestar el magisterio de los pontífices anteriores, como es el caso de
Peter Hünermann… y no solo el suyo) explícitamente aborda la fal-
sedad de este tipo de simplificaciones, usando la expresión de «necio
prejuicio, según el cual el papa Francisco sería solamente un hombre
práctico privado de particular formación teológica o filosófica, mien-
tras que yo habría sido únicamente un teórico de la teología que habría
comprendido poco de la vida concreta de un cristiano actual» (Bene-
dicto XVI, Papa emérito, Vaticano 7 de febrero de 2018). No hace falta
mucho seso para ver que Benedicto, entre otras cosas, rechaza la re-
ducción teológica que divide a los teólogos y pastores en «prácticos y
versados en la vida concreta» y «teóricos» o «fríos y de escritorio», como
se dice en AL. Y no puede ser de otro modo, puesto que, a decir ver-
dad, se trata de una metáfora que de por sí no dice nada, o, más bien,
puede inducir a confusión. Una moral, o cualquier otra disciplina, no
es mala por ser de escritorio ni es buena por estar escrita mientras se
camina por las callejuelas de una Villa Miseria. Es mala si usa princi-
pios falsos, o si deduce conclusiones falsas; es buena si parte de princi-
pios verdaderos y si sus conclusiones y aplicaciones son verdaderas y

26
UNA LECTURA NO APTA PARA DISPÉPTICOS

practicables. Si esto lo hace desde un escritorio o desde arriba de un ve-


lero, es intrascendente. ¿Qué le importa a Kasper o a quien sea, el modo
en que llegaron a sus conclusiones Santo Tomás o San Alfonso? El
primero nunca fue párroco ni se dedicó a las misiones populares; el
segundo consagró gran parte de su vida a las tareas pastorales, y tuvo
al primero como uno de los grandes puntos de referencia de su teolo-
gía moral. Y no le molestaba el escritorio del Aquinate, ni lo conside-
raba frío. ¿Qué problema tiene K. si alguien hace moral sentado en su
sillón o practicando footing? ¿Deberíamos rechazar la astrofísica del
recientemente fallecido S. Hopkins porque la hizo razonando desde
su silla de ruedas o más bien porque sus conclusiones son falsas? Estas
frases críticas cargadas de emotivismo solo se dirigen a los no pensan-
tes.

Sigue diciendo: «Él (Papa) no quiere orientarse a un ideal abstracto


de matrimonio y familia (AL 36; 57), sino que le interesa captar su
concreta realidad de vida» (p. 24). Lo que no veo es qué problema
puede haber si uno quiere las dos cosas, como debe querer todo teó-
logo bien nacido: tener muy buenos conceptos y un auténtico sentido
de la realidad concreta. Claro, que si uno es un idealista —y muchos
acusan a K. de serlo— las dos cosas se oponen. «Profesor —cuentan
que le dijeron una vez a Hegel—, eso que usted enseña no coindice
con la realidad». A lo que el idealista alemán respondió: «Peor para la
realidad». Pero la teología católica no es idealista —no digo la de K.; él
sabrá— sino realista; muy realista, como demostró el más concreto de
los pensadores del siglo XX (Chesterton) quien aplaudió con regocijo
los realistas aciertos del más grande teólogo de todos los tiempos: el
teólogo de escritorio Tomás de Aquino.

Kasper dice también que el Papa «toma en serio el hecho de que


nosotros [somos] seres corporalmente “encarnados”» (p. 25). No es
así. Nosotros no somos seres corporalmente encarnados. Esta es la
teoría de Platón y de los gnósticos (Rahner también usaba esta expre-
sión). Somos, en cambio, una totalidad unificada de cuerpo y alma, como
la define el magisterio de la Iglesia. No somos un yo aprisionado u
27
DIÁLOGO 73

hospedado en un cuerpo. Quizá K. quiso decir lo mismo que decimos


nosotros; pero su frase es muy desafortunada y expresa otra cosa. Es
una expresión incorrecta, causa de notables equívocos. Y si la dijo sa-
biendo lo que decía, esto ayudaría a entender varias de sus posiciones
antropológicas.

En nota 1 (p. 25) afirma que la Comisión Teológica Internacional,


en su documento sobre la ley natural (2009), «uniéndose a Tomás de
Aquino llega al resultado de que la ley moral natural “no puede apor-
tar… una norma que se aplique adecuadamente y casi automática-
mente a la situación concreta”; ella no puede “ser presentada como un
conjunto ya constituido de reglas que se imponen a priori al sujeto
moral”. Ella es, más bien, “una fuente de inspiración objetiva por su
proceso, eminentemente personal, de toma de decisión”». Me parece
que le quiere hacer decir al documento más (u otra cosa) de lo que
este intenta decir. En el pasaje citado, la Comisión está hablando de lo
que aporta la doctrina del juicio prudencial a una sociedad pluralista.
K., de hecho, tergiversa el texto. El primer párrafo no se refiere, como
dice Kasper, a la «ley moral natural» sino a la «ciencia moral»; son dos
cosas muy diversas. El texto original dice así: «la ciencia moral no
puede proporcionar al sujeto...». Sobre la ley natural dice simplemente
que: «La ley natural no debería ser presentada como un conjunto ya
constituido de reglas que se imponen a priori al sujeto moral, sino que
es más bien una fuente de inspiración objetiva para su proceso, emi-
nentemente personal, de toma de decisión» (n. 59). ¿Por qué este des-
liz tan llamativo? ¿A qué molino va ese agua? Creo que se verá más
adelante.

Tengo la impresión de que concepto de ley natural que maneja K.


es muy deslucido. Lo considera solo «una brújula interior, una voz
interior que nos exhorta a hacer el bien y evitar el mal» (p. 26). A decir
verdad, la ley natural nos muestra más que una mera aspiración al bien.
San Pablo, en el pasaje bíblico fundamental sobre este tema, dice: «En
efecto, cuando los gentiles, que no tienen ley, cumplen naturalmente
las prescripciones de la ley, sin tener ley, para sí mismos son ley; como
28
UNA LECTURA NO APTA PARA DISPÉPTICOS

quienes muestran tener la realidad de esa ley escrita en su corazón,


atestiguándolo su conciencia, y los juicios contrapuestos de condena-
ción o alabanza» (Rm 2,14-15). No habla, pues, de una mera aspira-
ción inespecífica al bien. La «realidad de esa ley», a la que alude el
Apóstol, es la ley escrita de Moisés, los diez mandamientos, que los
judíos «tienen» por revelación, como dice Pablo, y los paganos como
ley escrita en el corazón. No es solo el precepto fundamentalísimo
(hacer el bien y evitar el mal), sino también lo que los moralistas lla-
man primeros preceptos (sustancialmente coincidentes con los man-
damientos revelados sobre el Sinaí). Indudablemente, no están allí
como una redacción explícita; esta sería una caricatura de la ley natu-
ral. Pero la luz de la razón los descubre de modo natural; tanto que al
expresar este descubrimiento debemos apelar a la metáfora del leer: los
lee en su corazón.

De ahí que resulte tan ambigua la expresión que añade a continua-


ción K.: «Retomando una formulación de la Comisión Teológica In-
ternacional, el papa habla de inspiración objetiva para el proceso,
eminentemente personal, de toma de decisión (AL 305)» (p. 26). La
afirmación del Papa es tal cual. Pero, con todo respeto, considero que
quedó imprecisa. Juan Pablo II en Veritatis splendor advirtió con fuerza
que la Nueva Moral evita deliberadamente hablar de juicios de con-
ciencia usando, en cambio, los términos «decisión», «decisiones de
conciencia». De este modo se desliga la moralidad y la conciencia del
descubrimiento de una verdad. Para la Nueva Moral la verdad la ha-
cemos nosotros, no la descubrimos.

En p. 27 Kasper alude a la «ley de la gradualidad» de un modo real-


mente confuso y creo que, a pesar de citar a Juan Pablo II, lo presenta
exactamente al revés. Dice Kasper aludiendo a la Familiaris consortio:
«Allí se habla de la ley de la gradualidad, es decir de la ley de los pasos;
el papa sin embargo ha precisado que la ley de la gradualidad no sig-
nifica gradualidad de la ley. La ley vale siempre y vale enteramente,
pero nosotros la podemos realizar solo paso tras paso» (p. 27). En Fa-
miliaris consortio, Juan Pablo II dejó en claro que los esposos «no pueden
29
DIÁLOGO 73

mirar la ley como un mero ideal que se puede alcanzar en el futuro,


sino que deben considerarla como un mandato de Cristo Señor a su-
perar con valentía las dificultades» (FC, 34). Y añade: «Por ello, la lla-
mada «ley de gradualidad» o camino gradual no puede identificarse
con la «gradualidad de la ley», como si hubiera varios grados o formas
de precepto en la ley divina para diversos hombres y situaciones».
Ahora bien, cuando K. dice que la ley «solo la podemos realizar paso
tras paso», ¿no está diciendo que solamente podremos cumplirla tras
un largo proceso, es decir, que es un «ideal que se puede alcanzar
[solo] en el futuro»? ¿No es exactamente la interpretación que niega
Juan Pablo II? Si, como dice Juan Pablo II, no es algo futuro, es porque
es algo presente; y si no es algo ideal, es porque es algo real y concreto
aquí y ahora. Si los esposos deben mirar la ley de la vida conyugal
como «un mandato de Cristo a superar con valentía las dificultades» es
porque les obliga la ley toda entera y porque, venciendo las dificulta-
des con la gracia y la voluntad, pueden lograr cumplirla. Por eso Juan
Pablo II añadía: «Todos los esposos, según el plan de Dios, están lla-
mados a la santidad en el matrimonio, y esta excelsa vocación se realiza
en la medida en que la persona humana se encuentra en condiciones
de responder al mandamiento divino con ánimo sereno, confiando en
la gracia divina y en la propia voluntad» (FC, 34). Notemos que dice
que esta vocación, se realiza (por tanto, se puede dar ya... —y está ha-
blando de «todos los esposos»—) gracias a «la gracia divina» y la «propia
voluntad». Kasper dice exactamente lo contrario: «en el camino de la
vida, la meta se puede realizar solamente a pasos, a menudo solo por
pequeños pasos» (p. 28). Y a propósito parece confundir el ideal del
amor de Dios en su grado más pleno, con la realización terrena del
mismo: «Hasta el final de nuestra existencia nunca habremos cum-
plido plenamente el mandamiento de amar a Dios con todo el corazón,
con toda el alma con toda la mente y de amar al prójimo como a nosotros
mismos (Mt 22,37); por eso estamos siempre en camino» (p. 28).
Kasper se hace el tonto, porque un teólogo como él no puede desco-
nocer la diferencia entre cumplimiento perfecto e imperfecto, que,
por otra parte, trae el mismo Santo Tomás al que cita, cada vez que lo
puede arrimar a su molino, y deja de citar cuando no le conviene (la
30
UNA LECTURA NO APTA PARA DISPÉPTICOS

mayoría de las veces). Santo Tomás cuando se pregunta si se puede


cumplir este mandamiento en esta vida dice: «Un precepto se puede
cumplir de dos maneras: perfecta o imperfecta. Se cumple perfecta-
mente cuando se llega hasta el fin que se propone quien da el precepto.
Se cumple, en cambio, imperfectamente cuando, aunque no se llegue
hasta el fin propuesto, sin embargo, no se aparta del orden que lleva
ese fin, como cuando el general intima a los soldados a luchar: cumple
perfectamente la orden el que triunfa del enemigo combatiendo, que
esa era la intención del jefe; la cumple, en cambio, también, aunque
de manera imperfecta, quien sin lograr la victoria combatiendo, no ac-
túa, sin embargo, contra la disciplina militar. Pues bien, Dios quiere
con este precepto que el hombre esté unido totalmente a Él, hecho
que tendrá lugar en la patria, cuando Dios será todo en todos (1Co
15,28), y por eso se cumplirá de manera plena y perfecta allí. En esta
vida, en cambio, se cumple también, aunque de manera imperfecta, y
hay quien lo cumple con más perfección que otro cuanto más se ase-
meja a la perfección de la patria» (Suma Teológica, II-II, 44,6). Por tanto,
si bien en esta vida no podemos cumplir este mandamiento en el
modo que solo se puede cumplir en la otra vida, se puede cumplir en
la medida en que «uno no se aparta del orden que lleva a ese fin». Es
decir, en la medida en que, aunque no se ame a Dios con toda la po-
tencialidad de la persona, al menos no se obra contra ninguno de los
mandamientos. Y el que manda «no adulterar ni fornicar» es uno fá-
cilmente conocido por todos. Kasper confunde la intensidad del amor,
con la extensión del mismo. En esta vida no podemos amar a Dios con
toda intensidad que nuestra persona puede lograr (lo que es solo gra-
dual y depende de la voluntad y la gracia), pero sí con toda la exten-
sión: es decir, sin excluir ningún mandamiento. Por tanto, la «ley de
la gradualidad» significa, pastoralmente, que los confesores no han de
ser duros con los esposos que fracasan repetidamente en su fidelidad
al plan divino sobre su sexualidad, animándolos a seguir adelante en
su lucha. A diferencia de lo que parece entender Kasper, los pasos fa-
llidos son pasos fallidos, y por tanto, pecados graves (si se realizan con
la debida libertad); pero con misericordia y confiando en la gracia, se
los debe alentar a retomar el camino, hasta que la gracia logre el triunfo
31
DIÁLOGO 73

definitivo. En cambio sería caer en la «gradualidad de la ley» el suponer


que la ley solo les obligue a lo que se sientan capaces por el momento,
siendo, así, cada paso un paso, corto, pero válido y que realiza el fin tal
como es realizable para esta persona. No es así. Un pecado nunca
acerca al hombre hacia su fin último. Lo frena, por el contrario, en su
camino hacia él.

Y así continuamos topándonos con metáforas que se hacen fuertes


en una falsa dialéctica: «El Papa Francisco no quiere una pastoral del
dedo índice apuntado, que desde lo alto dice dónde y cómo proceder»
(p. 28). Esto es indudable, pero del mismo modo que es indudable
que tampoco lo han querido los Papas anteriores. El Papa Francisco
no ha descubierto Roma, ni la misericordia, ni la verdad. La bondad y
la misericordia es la ley del evangelio y de la Iglesia de Cristo. La in-
sistencia en que el Papa Francisco es quien ha puesto esto en relieve,
solo pretende decir que antes de él no era así. No creo que el Papa
piense como sus intérpretes.

El capítulo 3 lleva por título: Matrimonio y familia en el signo de la


alianza de Dios con los hombres. Y ya de entrada nos topamos con otra
oposición dialéctica falsa. Dice Kasper: «El concilio ha descrito y con-
nota el matrimonio como comunión de vida y de amor. Con esta im-
portante afirmación el concilio ha superado la acreditada [autorevole]
definición del viejo derecho canónico de 1917 que veía el matrimonio
como contrato (contractus) por la recíproca otorgación de derechos y
deberes. El concilio en cambio ha comprendido el matrimonio como
pacto (foedus) y lo ha insertado por tanto en el gran contexto de la his-
toria de la alianza de Dios con los hombres (AL 67s)» (p. 35). La dia-
léctica es su ambiente, porque sin ella no puede hablar de cambios, y
K. quiere hablar de cambios sustanciales. Pero lo que dice está equi-
vocado. Ante todo, porque los conceptos de alianza y contrato no se
oponen: son complementarios. La alianza es una forma de contrato.
De hecho, el término contrato designa todos los modos de intercambio
entre personas: el préstamo, la donación, la compraventa, el trabajo, el
juego... Una alianza es un modo de contrato. Y la Alianza de Dios con
32
UNA LECTURA NO APTA PARA DISPÉPTICOS

los hombres que es, según el mismo Kasper, el contexto de la historia


de la salvación, tiene forma de un contrato: con obligaciones de ambas
partes. ¿No es eso lo que leemos en su versión más acabada? «Tomó
Moisés la mitad de la sangre y la echó en vasijas; la otra mitad la de-
rramó sobre el altar. Tomó después el libro de la Alianza y lo leyó ante
el pueblo, que respondió: “Obedeceremos y haremos todo cuanto ha
dicho Yahveh”. Entonces tomó Moisés la sangre, roció con ella al pue-
blo y dijo: “Esta es la sangre de la Alianza que Yahveh ha hecho con
vosotros, según todas estas palabras”» (Ex 24,6-8). Esto es un pacto y
es un contrato: Dios hace un pacto poniendo obligaciones y las partes
aceptan esas obligaciones y sus consecuencias. ¿Qué es: contrato o
alianza (pacto)? Es un contrato de alianza.

Pero, además, es falso que el Concilio haya cambiado la visión del


Código de 1917. Primero porque el Código siguió vigente 20 años
más después del Concilio (el nuevo Código fue promulgado en 1983
y el Concilio terminó en 1965). Segundo, porque el Código actual si-
gue usando el mismo concepto: «entre bautizados, no puede haber
contrato matrimonial válido que no sea por eso mismo sacramento» (ca-
non 1055; ídem canon 1097). Y a los esposos los llama «contrayentes»
(canon 1096), es decir, los que hacen contrato. También el Catecismo
de la Iglesia católica lo usa diciendo que es el «contrato» el que da origen
al matrimonio (Catecismo de la Iglesia Católica, 2381), que el «divorcio...
pretende romper el contrato» (n. 2384). Es difícil entender el empeño
de Kasper en decir a menudo solo medias verdades.

¿Así lee los documentos Kasper? ¿Y qué hace cuando encuentra


cosas que no cuadran con su visión? Lo que hacen todos los progre-
sistas: las despoja de valor. Por ejemplo, tras interpretar la expresión
paulina «en Cristo no hay más varón o mujer» como una anulación de
toda sumisión (lo que no es exacto si se entiende en el sentido de or-
den y jerarquía), se topa con el texto de Efesios 5,24: «las mujeres de-
ben estar sometidas a sus maridos en todo». Esto para él no es
problema; basta (como hace en nota 2, de p. 37) atribuirlo a «afirma-
ciones patriarcales» presentes en el Nuevo Testamento. Lo cual quiere
33
DIÁLOGO 73

decir que está allí porque Pablo «es hombre de su tiempo». ¿O sea?
Que no es una afirmación teológica paulina sino meramente circuns-
tancial, temporal, un hablar como habla el vulgo, pero sin enseñar
nada. Realmente, si uno lee a San Pablo en lugar de leer a Kasper, diría
otra cosa. Pero ya se sabe que los exégetas y teólogos son los dueños
de la Biblia, y si ellos dicen que, aunque diga «Diego», dice «digo», será
«digo» (... ¡aunque esté escrito «Diego»!).

Más adelante, bajo el título Indisolubilidad como ligamen de fidelidad


(p. 43), en nota a pie de página dice que el Concilio de Trento «con-
denó con una fórmula de compromiso la posición de Lutero y sostuvo
que la iglesia católica con su praxis no yerra, pero por otra parte Trento
conscientemente no condenó, sino que admitió la praxis de la iglesia
oriental (DH 1807)» (p. 43). Ahora bien, si lo que leemos en el DH
1807 es una fórmula de compromiso, podemos decir que es bastante
fuerte. De hecho, anatematiza a quien diga que la Iglesia se equivoca
al interpretar esos textos evangélicos tal como ella lo hace. Hela aquí:
«Can. 7. Si alguno dijere que la Iglesia yerra cuando enseñó y enseña
que, conforme a la doctrina del Evangelio y los Apóstoles [cf. Mt 5,
32; 19, 9; Mc 10, 11 s; Lc 16, 18; 1Co 7, 11], no se puede desatar el
vínculo del matrimonio por razón del adulterio de uno de los cónyu-
ges; y que ninguno de los dos, ni siquiera el inocente, que no dio causa
para el adulterio, puede contraer nuevo matrimonio mientras viva el
otro cónyuge, y que adultera lo mismo el que después de repudiar a la
adúltera se casa con otra, como la que después de repudiar al adúltero
se casa con otro, sea anatema».

Es que la indisolubilidad no es un tema que guste mucho a K. De


hecho, cada vez que puede, diluye su fuerza. Así dice, por ejemplo: «El
concepto de indisolubilidad expresa solo en modo imperfecto este ca-
rácter de don» (p. 44). En realidad, todas nuestras palabras expresan de
modo imperfecto la realidad que ellas significan. Pero de ahí a decir
que el carácter irrevocable de una entrega (la de los cónyuges al con-
traer matrimonio) no exprese bien el don... suena a traído de los pelos.
Como si el darle algo a alguien sin posibilidad de vuelta atrás, desdijese
34
UNA LECTURA NO APTA PARA DISPÉPTICOS

en algo el regalo. ¿No parece más bien lo contrario? Y aunque así


fuera, no quiere decir que no exprese algo esencial. Cuando yo digo
que la definición «animal racional» expresa imperfectamente la riqueza
del hombre, digo algo cierto, pero de ahí no se sigue que se pueda
decir que haya hombres que no son animales racionales, sino que, ade-
más de esto, son mucho más. Igualmente, si la indisolubilidad solo
expresa el don de modo imperfecto significa que además de la indiso-
lubilidad el don implica más cosas, no menos, ni que esta sea accesoria.
Pero Kasper de aquí toma pie para desgastar el concepto de indisolu-
bilidad.

Hablando de la fecundidad del amor matrimonial dice que «el Papa


Francisco, sin embargo, sabe también que la cuestión de la fecundidad
del amor matrimonial está gravada por muchos conflictos internos a
la iglesia» (p. 47). Lo cual es cierto, pero no tanto. La mayoría de los
conflictos son internos porque quienes los han venido planteando
desde hace 50 años se autoproclaman católicos y suscitan las discusiones
dentro de la Iglesia. Pero si vamos a la verdad de las cosas, muchos de
ellos no comulgan con la fe católica en su integridad. Por eso, los con-
flictos que ellos generan son internos «fino a certo punto», solo en cierto
modo. De hecho, el intento de K. desde hace varios años, como el de
Häring, a quien él sigue en parte, ha sido el de introducir en la Iglesia
católica las problemáticas de la doctrina matrimonial propia de las igle-
sias ortodoxas y de las comunidades protestantes.

Debemos advertir también la sesgada presentación que hace de los


métodos de regulación de la natalidad. Dice K.: «[Amoris laetitia]
anima a usar el método de la observancia de los tiempos de la fertilidad
natural (AL 222). Pero no dice nada de otros métodos de planificación
familiar y evita toda definición casuística» (p. 48). Debemos reconocer
que AL, siendo un documento sobre el matrimonio y la familia, ha
estado más que tibia a este respecto. Pero no es cierto que no men-
cione el tema. Lo hace implícitamente al decir que «es preciso redes-
cubrir el mensaje de la Encíclica Humanae vitae de Pablo VI, que hace
hincapié en la necesidad de respetar la dignidad de la persona en la
35
DIÁLOGO 73

valoración moral de los métodos de regulación de la natalidad» (AL


82). Nadie puede tener dudas de cuál es el «mensaje de Humanae vitae».
Y si hay que redescubrirlo es porque a algunos se les ha perdido; entre
otros a nuestro Autor. También alude a ellos al afirmar que «la Iglesia
rechaza con todas sus fuerzas las intervenciones coercitivas del Estado
en favor de la anticoncepción, la esterilización e incluso del aborto»
(AL 42); aunque K. podría rechazar esta cita diciendo que lo que la
Iglesia condena es la acción coercitiva; y debemos reconocer que, de
hecho, podría prestarse a esa interpretación; no así si tenemos en
cuenta la cita anteriormente referida.

Pero K. añade a continuación algo que nos pone los pelos de punta:
«En este capítulo se tiene la impresión de que en “Amoris laetitia” tam-
bién lo no dicho dice algo. En el capítulo siguiente veremos que este
silencio sobre cuestiones casuísticas relativas a los métodos de planifi-
cación familiar no es un esquivar los problemas, sino al contrario un
[modo de] afrontarlos» (p. 48). Permítanme decir que con este prin-
cipio comenzamos un viaje subidos en un tren fantasma. Si «lo no di-
cho» tiene importancia en un documento oficial de la Iglesia (y al
parecer, para K., muchísima, tanto de sentar doctrina moral), quizá
debamos deducir que el Papa también esté afirmando que hay extra-
terrestres entre nosotros (puesto que guarda silencio al respecto), o
que se puede degollar a una persona si a uno no le viene bien el color
de su piel (porque de eso tampoco dice nada), o que uno puede insul-
tar a Kasper y ganarse el cielo (porque también esto cabe en el silencio
¿elocuente? del Papa). Así terminamos llevando nuestra exégesis a lo
que se dice (que tantos dolores de cabeza ya nos da), y a lo que no se
dice (con lo que terminamos por morir de aplastamiento hermenéu-
tico).

Pero todo esto no es más que llevar el agua para el propio molino.
Por eso, de aquí K. pasa a su tesis central, que es la común a toda la
progresía moral contemporánea: «Esto lleva al papa a poner la planifi-
cación familiar en el sentido de la paternidad responsable, como había
ya enseñado el concilio Vaticano II (GS 50), en la consciente decisión
36
UNA LECTURA NO APTA PARA DISPÉPTICOS

de la conciencia (consapevole decisione di conscienza)» (p. 48). Sí, pero


Gaudium et spes 50 añade a continuación lo que no cita Kasper: «En su
modo de obrar, los esposos cristianos sean conscientes de que no pue-
den proceder a su antojo, sino que siempre deben regirse por la con-
ciencia, la cual ha de ajustarse (conformanda) a la ley divina misma, dóciles al
Magisterio de la Iglesia, que interpreta auténticamente esta ley a la luz del Evan-
gelio» (GS 50). Es decir: la conciencia debe conformarse (hacerse con-
forme, ajustarse) a la ley divina y al Magisterio que interpreta esa ley
divina. No es, pues, una decisión autónoma de la ley, sino dependiente
de la ley. Gaudium et spes, dice, pues, lo contrario de lo que da a enten-
der Kasper. Lamentamos que la cita que AL hace de GS 50 se corte
precisamente antes de estas palabras fundamentales del texto conciliar,
llevando a la confusión a un lector como Kasper. El silencio, en este
caso, no es elocuente, sino que se presta a deducciones confusas. ¡Por-
que debemos suponer —y en esto Kasper no creo que nos des-
mienta— que Amoris laetitia no pretenderá cambiar —y menos con un
silencio— la doctrina del Concilio Vaticano II!

Si hasta aquí hemos venido a los tropezones (¡y llevamos leídas y


comentadas menos de 50 páginas!), podemos imaginar lo que nos es-
pera al entrar en el capítulo 4 titulado Las situaciones llamadas irregulares.
En español cuando usamos el giro: «llamadas» o «así llamadas», quere-
mos decir, a veces, que no son tales sino que algunos pretenden que
lo son. ¿Ya nos estará presagiando que disculpará todas estas situacio-
nes como meramente llamadas irregulares? En el fondo, ese es el resul-
tado de la lectura de este capítulo.

Como en todas estas cosas, lo importante es, para K., dejar sentado
que las soluciones que da, no las da porque quiere, sino porque no le
queda otra. Por eso, manda por delante el carnet de ortodoxia doctri-
nal: «Pastoralmente —dice hablando del caso de los divorciados vuel-
tos casar civilmente— se buscará ante todo resolver la situación por la
vía que el derecho canónico ya considera, esto es, aclarando si el ma-
trimonio fallido era realmente un matrimonio sacramentalmente vá-
lido» (p. 54) ... Pero cuando «la nulidad no sea jurídicamente

37
DIÁLOGO 73

demostrable» y al menos uno de los cónyuges «esté convencido en


conciencia que su matrimonio desde el inicio no era válido [...] y no
se pueda volver atrás» ... porque, por ejemplo, «se ha contraído un
nuevo matrimonio civil, que parece estable y durable y que yo [el su-
puesto casado por civil] no puedo romper sin echarme a cuestas (ad-
dossarmi) una nueva culpa. Sería en efecto infidelidad hacia el nuevo
partner y también irresponsabilidad respecto de nuestros hijos. ¿Qué
cosa se puede decir o qué puede hacer la iglesia frente a esta cuestión?»
(p. 55). Pregunta retórica a la que responderá cambiando la doctrina
del magisterio. Pero antes de ver los «criterios» que ofrece, según él
inspirado en AL, hay que decir una palabra sobre el deslizamiento de
la verdad que ha introducido en la descripción anterior. Aquí estamos
ante un pensamiento que desdibuja la realidad sacramental y la doctrina
matrimonial. Y lo hace sin ninguna vergüenza. ¿Cómo puede ser que
«romper una unión pecaminosa (adulterio)» implique una nueva
culpa? ¿Cómo se puede hablar de «infidelidad» (indudablemente en el
mismo sentido de la infidelidad hacia un cónyuge) en relación con la
persona con la que se mantiene un vínculo pecaminoso? Esto solo es
posible si se considera el mal, no en sentido moral, sino incluyendo, los
males físicos, y poniéndolos todos al mismo nivel. Esta es la base del
razonamiento del consecuencialismo condenado por Juan Pablo II en Ve-
ritatis splendor. Si yo digo que al faltar a Misa un domingo por que-
darme a ver un partido de fútbol con mis amigos, hago un mal, pero
si voy a Misa también hago otro mal, porque privo a mis amigos de mi
presencia de la que gozan grandemente, o porque yendo a Misa el do-
mingo gasto en esto una hora de tiempo que podría dedicar a visitar
enfermos en un hospital... estoy poniendo en el mismo estante males
morales (contradecir el precepto de la misa) con males puramente fí-
sicos u omisiones que no son éticas (dejar de visitar enfermos a los
que no estoy obligado a visitar en ese momento, o hacer alegrar a mis
amigos con mi presencia). Pero eso hace, precisamente, el consecuen-
cialismo para poder sentar sus principios. Así dice que si la mujer
aborta mata un niño (lo que es un mal), pero si no aborta pierde al
marido que se marcha de la casa, o no puede atender a los demás niños
pequeños (lo que también son males) ... por tanto, deberá «calcular»
38
UNA LECTURA NO APTA PARA DISPÉPTICOS

con qué elección hace mayor bien y menor mal. Y del lado que se in-
cline su balanza (por el referido cálculo y no por la bondad o malicia
intrínseca de los actos) su elección será moralmente correcta y buena.
Esta es la médula del más craso consecuencialismo. Solo bajo esta
perspectiva se entiende el razonamiento del Kasper. Pero el mismo
concepto nos aturde. ¿Infidelidad hacia el adúltero? Con el mismo cri-
terio, los clientes de prostitutas ¿tendrían que ser fieles a estas para no
privarlas del trabajo con que se sustentan? ¿Y serían infieles si les fallan
a la cita ya concertada? Y podríamos seguir tirando analogías...

K. dice que a este problema «La AL no da [...] una concreta res-


puesta directa» (p. 55). Si así fuera en efecto, deberíamos lamentarlo,
porque no estamos ante cuestiones que no exijan una orientación bien
clara y precisa. Pero K. entiende que en el documento se ofrecen al-
gunos criterios de discernimiento. «El Papa Francisco, en vez de entrar
en casuística, prefiere remontarse a la tradición del discernimiento de
los espíritus o de la discreción espiritual, una tradición antigua que
está fundada en la Biblia y recorre todos los siglos» (p. 56). ¡Pero her-
mano!, esto no es casuística sino un principio elemental que leemos
precisamente en la Biblia que él mismo cita. Por ejemplo, Éxodo
20,13: «No adulterarás»; Deuteronomio 5,18: «No adulterarás»; Mateo
5,27: «No adulterarás»; Mateo 19,18: «No adulterarás»; Romanos 13,9:
«No adulterarás»; Santiago 2,11: «No adulterarás». Un imperativo,
como vemos, un tanto reiterativo. ¿En qué casos no se puede? En nin-
guno se puede adulterar. ¿Es tan difícil entender a Dios? No hace falta,
pues, bajar a ninguna casuística. Es la Biblia la que no baja a ninguna
casuística; nos avisa que esto es universal y que no cambia según las
circunstancias y casos. Y esto es lo extraño: que diciendo que el Papa
prefiere eludir la casuística, termina (si seguimos el razonamiento de
Kasper) haciendo casuística. Pura casuística. Simple y llanamente ca-
suística. Porque eso es el referido discernimiento al que alude aquí:
casuística. Discernir distinguir casos, ver cómo se aplica una norma
universal a un caso particular. No sé, si no, qué entiende Kasper por
discernir. Discernir es lo que hacían las abuelas cuando preparaban
antes las lentejas: que primero las tiraban sobre la mesa e iban viendo
39
DIÁLOGO 73

si había alguna que no servía y la separaban: discernían las que servían


de las que no. O sea, iban caso por caso, lenteja por lenteja. Y eso es lo
que propone Kasper: «discernir cuidadosamente las situaciones y res-
ponder a su complejidad (AL 296s)». Esto es, casuística; situacionismo,
circunstancialismo. Decir —según él— «en este caso no se puede», «en
este caso en cambio sí». Seamos sinceros: en la práctica tampoco quie-
nes proponen estos principios —K. incluido— hacen casuística por-
que, después de vendernos esta teoría, lo que hacen es directamente
decir: «haga cada uno lo que quiera»; «vean ustedes»; «decidan uste-
des». Si no hacen casuística es porque se rigen por un principio uni-
versal: «que cada uno haga lo que quiera». Claro, que ese principio no
alcanza para aprobar el examen del catecismo de primera comunión.

Y nos vamos atragantando cada vez más. Y así nos dice K. (y él lo


atribuye al Papa; Dios quiera que esto sea invento de K.): «El papa no
deja espacio a dudas sobre el hecho de que matrimonios civiles, unio-
nes de hecho, nuevos matrimonios entre divorciados (AL 291) y unio-
nes entre personas homosexuales (AL 250s) no corresponden a la
concepción cristiana del matrimonio. Pero dice, en cambio, que algu-
nos de estos partner pueden realizar en modo parcial y análogo algu-
nos elementos de un matrimonio cristiano (AL 292)» (p. 56).
Podríamos admitir que es verdad si consideramos, por ejemplo, que
también un sicario realiza algo análogo a lo que hace el verdugo
cuando el juez le manda ejecutar al condenado a muerte; y el ladrón
que mata al policía en un tiroteo hace algo análogo a lo que hace el
soldado que defiende a su Patria en una guerra justa; y un abusador
que manosea a una mujer hace algo análogo a un ginecólogo que ob-
serva si una paciente tiene nódulos... Si vamos a establecer analogías
por el solo parecido material de las cosas...

Pero sigue explicando: «En las citadas uniones pueden estar pre-
sentes elementos del matrimonio cristiano, si bien no realizan plena-
mente o no todavía plenamente el ideal» (p. 57). Hasta me da
vergüenza ajena repetirlo. Y me pregunto, ¿cuáles serían, para Kasper,
los elementos que fundan la analogía? ¿El estar juntos? Entonces entre
40
UNA LECTURA NO APTA PARA DISPÉPTICOS

dos policías que andan patrullando juntos todo el día hay una suerte
de matrimonio imperfecto. ¿El que uno cuida del otro? Entonces ha-
bría que considerar matrimonial la relación entre una enfermera y el
paciente que cuida, o entre la maestra y sus alumnos. ¿El coito? En tal
caso, no habría familia más notoria que un prostíbulo donde esto se
verifica repetidas veces al día. ¿El que se quieren bien? Entonces son
esposos «análogos» los hermanos, los amigos, los soldados de un pelo-
tón, y los miembros de la conferencia episcopal alemana... Esto es
como decir que la bandera de los Estados Unidos es análoga a
Andrómeda porque las dos tienen estrellas.

Seguimos más todavía: «Si bien no se puedan equiparar las citadas


situaciones irregulares al matrimonio sacramental [¡menos mal, ya me
estaba asustando!], sin embargo, no se las puede condenar globalmente
[¡querido san Pablo, me parece que metiste la pata con tus listas de pecados y esa
afirmación tan antikasperiana de que ni los concubinos, ni los fornicarios, ni los
adúlteros, ni los homosexuales entrarán en el reino de los cielos... A ver cómo
arreglamos esto antes de que se enoje nuestro autor!]; se las debe considerar
en modo objetivo y justo por aquello que en ellas hay de positivo e
invitar a estos partner a cumplir eventuales pasos hacia la plena reali-
zación del ideal (AL 292s; cf. 298)» (p. 57). Si no me equivoco el único
paso hacia la realización del ideal es el paso al costado, del mismo
modo que el único paso hacia el ideal de la perfección que puede dar
el que está caminando hacia un abismo, es la media vuelta y desandar
el camino.

«La AL exhorta a seguir la lógica de la integración en la comunión


de la iglesia (AL 296)» (p. 57). Sin lugar a dudas, pero no mintiéndoles.
Hay que decirles que precisamente ese estado de vida que llevan es el
obstáculo para la comunión con Dios y con la Iglesia. La Iglesia los
ama a pesar del pecado que cometen, del mismo modo que ama al ladrón,
pero no su latrocinio, y al homicida, pero no su locura asesina, y al
mafioso, pero no su mafiosidad.

41
DIÁLOGO 73

Creo que es también una apreciación completamente falsa la que


hace el A. más adelante: «La debilidad de muchas críticas de la AL está
en el hecho de que sostienen un unilateral objetivismo moral y pasan
por alto (trascurano) una dimensión subjetiva que por naturaleza es
propia de la acción moral» (p. 59). No es así. Precisamente, los pedidos
de aclaración al Papa se han basado en que el texto parece aplicar el
principio al caso no de quien ignora la malicia de la acción moral que
realiza, sino de modo explícito a quien sabe lo que está haciendo y sabe que
eso contradice la norma moral. Por eso la apelación a las circunstancias
atenuantes, doctrina que nadie ha puesto jamás en duda, no se ajusta
al problema. Hablan de la importancia de las circunstancias atenuan-
tes, pero los casos que describen (¡porque describen casos, siempre ca-
sos... aunque luego digan que no entran en casuística!) no corresponden
a casos de voluntariedad atenuada.

Sigamos añadiendo afirmaciones confusas y erróneas (que ya es


casi traducir y trascribir un tercio del libro): «La prudencia —dice más
adelante—, más bien, decide cómo la ley se aplica en una situación con-
creta, reconoce que ella es justa y razonable, y lo hace guiada por el
amor y la misericordia (AL 304s)» (p. 61). Como sabe cualquiera que
haya leído a santo Tomás, tan citado fuera de contexto en otros lugares
del libro (cuando le conviene), no es apropiado decir que la prudencia
decide cómo se aplica la ley, sino que juzga o descubre. El concepto de
decisión implica una cierta autonomía —un matiz creativo— del acto
voluntario respecto de la verdad. El juicio, en cambio, una subordina-
ción a la verdad. La aplicación de una ley, para respetar la intención de
la ley, no siempre se aplica igual. Conoce diversos matices. Por eso se
dice que «no hay ciencia de lo contingente». Pero nunca puede apli-
carse de modo tal que el acto concreto niegue en última instancia lo
que manda la ley. Si así fuera podríamos decir que la prudencia puede
llegar en algún caso a aplicar el mandamiento «no matarás al inocente»,
matando una persona inocente; al igual que nos quieren hacer creer
que en algún caso el «no cometerás adulterio» se puede concretar en: «en
este caso debes cometer adulterio para salvar la esencia del precepto de
no adulterar». Estamos todos locos. Coincido en cambio con lo que dice
42
UNA LECTURA NO APTA PARA DISPÉPTICOS

a continuación: «En el caso singular se debe llegar a una aplicación de


la norma general guiada por la misericordia (AL 309-311)». ¡Exacto!
Estamos de acuerdo, si se entiende literalmente lo que aquí dice el
autor: se debe llegar a una aplicación de la norma. La crítica que hace-
mos a su interpretación de AL es que el modo en que la entiende no
es una aplicatio sino una contraditio normae (contradicción de la ley, un
negar lo que dice la ley, autorizando a la persona a hacer exactamente
lo contradictorio a ella).

Aclaro que no es una discusión terminológica. No es que K. haya


empleado una expresión no demasiado feliz. El problema es otro, que
ya puso en evidencia Juan Pablo II en la Veritatis splendor: «Algunos au-
tores, queriendo poner de relieve el carácter creativo de la conciencia,
ya no llaman a sus actos con el nombre de juicios, sino con el de deci-
siones. Sólo tomando autónomamente estas decisiones el hombre podría
alcanzar su madurez moral» (VS 55). «Así, en el juicio práctico de la con-
ciencia, que impone a la persona la obligación de realizar un determi-
nado acto, se manifiesta el vínculo de la libertad con la verdad. Precisamente
por esto la conciencia se expresa con actos de juicio, que reflejan la ver-
dad sobre el bien, y no como decisiones arbitrarias» (VS 61). Ahí está el
quid de la cuestión.

Como no podía ser de otra manera, uno de los puntos claves que
K. toca es la discusión en torno a la nota 351 de AL (que abrió la dis-
cusión sobre la comunión de los divorciados vueltos a casar que tienen
una vida sexual activa). Sobre esto dice: «En este contexto se hace com-
prensible la contestada nota 351, la cual dice que en ciertos casos po-
dría ser de ayuda la participación de los sacramentos (AL 305). La
inquietud que ha surgido por esta nota es poco comprensible en con-
sideración del decreto del concilio de Trento sobre la eucaristía. En
efecto, el concilio de Trento ha afirmado expresamente que la euca-
ristía es una medicina que libera de los pecados cotidianos y preserva
de los pecados graves (DH 1638)» (p. 63). Esto nadie lo pone en duda.
Lo que se recuerda es que el mismo Concilio manda que no se comulgue

43
DIÁLOGO 73

en pecado mortal: «Nadie debe acercarse a la Sagrada Eucaristía con con-


ciencia de pecado mortal, por muy contrito que le parezca estar, sin
preceder la confesión sacramental» (DH 1647). Parece lo contrario de
lo que dice K.; y eso que es K. quien lo cita.

Más aún, sigue K.: «El canon correspondiente [del concilio de


Trento] refuerza ulteriormente esta afirmación y subraya que el fruto
de la eucaristía es la remisión de los pecados, y aquí no hay una limi-
tación a los pecados veniales (DH 1655). ¿Quién puede objetar, por
tanto, que la recepción del sacramento de la eucaristía pueda ser reco-
mendable en determinados casos de situaciones irregulares?» (p. 63).
¡Es increíble la tergiversación de los textos de que es capaz K.! Preci-
samente ese canon condena quien afirma lo que K. dice: «Can. 5. Si
alguno dijere o que el fruto principal de la santísima Eucaristía es la
remisión de los pecados o que de ella no provienen otros efectos, sea
anatema» (DH 1655). Dice que ese no es el fruto principal. La teología ha
enseñado que puede llegar a ser un fruto indirecto, si se verifican dis-
posiciones del todo particulares en quien comulga, esto es: si alguien
se acerca con caridad perfecta y con contrición perfecta, la que implica
la detestación de todo pecado y el propósito de enmienda (de no volver
a pecar). O sea, precisamente en el caso contrario al que considera el
texto de AL, que habla de los que consideran que por el momento no
les es conveniente cambiar de vida ni arrepentirse de ese pecado (el adul-
terio).

Para K. AL «evita una antropología abstracta y pasa a una antropo-


logía concreta» (p. 66). Me pregunto qué vendría a ser una antropolo-
gía abstracta en contraposición con una antropología concreta. ¿Y qué
puede ser una antropología (un estudio sobre el hombre) «concreta»?
Si es concreta no podría ser ciencia, puesto que hoy en día insisten en
que «no hay ciencia de lo concreto». ¿Sería una antropología no cien-
tífica? Entonces no sería antropo-logía. Sería antropo-fenomenología.

Y sin salir de este berenjenal, K. nos mete en otro, el del cambio de


paradigma. Hace una distinción que está muy lejos de aclarar las cosas:

44
UNA LECTURA NO APTA PARA DISPÉPTICOS

«Algunos han definido la posición de Amoris laetitia [como] una inver-


sión (svolta) en la teología moral y un cambio de perspectivas o de pa-
radigmas. Yo no hablaría de vuelco, porque nada ha cambiado en las
normas objetivas, mientras que se puede hablar de cambio de perspec-
tivas y de paradigmas, siempre que se comprendan bien estos dos tér-
minos. Bien entendido, un cambio de paradigmas no cambia nada en
las leyes existentes, sino que pone más bien las leyes en un horizonte
nuevo más amplio, respectivamente en este caso en el horizonte bí-
blico y tomista originario (...) No se trata de una novedad, sino de una
renovación sobre las bases del repensamiento de la originaria tradición
tomista no limitada a las posiciones del neotomismo» (p. 67-68). La
apelación a la expresión «cambio de paradigma» parece ser muy poco
feliz, si nos atenemos a su sentido original (el que le dio su introduc-
tor, Thomas Kuhn (cf. Kuhn, Thomas, La estructura de las revoluciones
científicas [1962]). Porque en la filosofía de la ciencia, que es el contexto
en el que nace, un paradigma sustituye a otro cuando el primero no
puede explicar casos particulares y el reemplazante sí; pero porque se
parte de la base de que la ciencia no puede conocer la naturaleza de las
cosas, sino simplemente crear modelos que la explican. La ciencia,
para los «filósofos de la ciencia» es meramente descriptiva; por eso, un
paradigma puede ser más profundo que otro, pero se prescinde de que
uno u otro sean verdaderos u erróneos. El usar la expresión parece
indicar de que se parte de que la moral (filosófica o teológica) es rela-
tiva.

Por otra parte, tampoco puede decirse que la interpretación que


hace de los pasajes discutidos de AL corresponda objetivamente a la
perspectiva «tomista original»; más bien parece oponerse a la verdadera
doctrina de santo Tomás. Por otra parte, ¿debemos considerar verda-
dera una afirmación como la que sostiene que en algunos casos obrar
libre y conscientemente en contradicción con una norma moral uni-
versal no la niega, sino que «la coloca en un horizonte nuevo y más
amplio», por el simple hecho de que la diga Kasper u otro teólogo?
¿Hay que darla por probada por el solo hecho de que alguien la declare
alegremente? Asimismo, el hecho de que se asegure que esta doctrina
45
DIÁLOGO 73

es la interpretación auténtica de santo Tomás, ¿es suficiente para en-


dosarle a santo Tomás algo que contradice sus principales tesis mora-
les?

En cuanto al referido «cambio de paradigma», tal visión, en la doc-


trina moral o dogmática del catolicismo, representaría, como dice el
cardenal Müller, «una recaída en el modo modernista y subjetivista de
interpretar la fe católica». Nuestra fe proclama que «Jesucristo es el
mismo ayer, hoy y siempre» (Hb 13,8), y este es nuestro paradigma.
«Nadie puede poner un fundamento diverso a aquel ya puesto, que es
Cristo Jesús» (1Co 3,11). Y en cuanto a la interpretación de AL de K.,
que a nuestro juicio realiza en sentido contrario de cuanto ya ha sido
expresado en los anteriores documentos del Magisterio, debemos con-
siderarla carente de valor, aunque su autor esté adornado con la púr-
pura cardenalicia, porque, como dice el mismo Müller, «para que tales
declaraciones sean ortodoxas, no es suficiente que ellas proclamen que
están en conformidad con las presuntas intenciones del Papa en Amoris
laetitia. Ellas son ortodoxas solamente si están de acuerdo con las pala-
bras de Cristo custodiadas en el depósito de la fe» (cf. Gerhard Cardi-
nal Müller, Development, or Corruption?, en Rev. First Things, 20-02-
2018).

Si a pesar de lo dicho, alguno quiere ir al texto de Kasper, le desea-


mos con toda el alma una buena digestión o, al menos, no lanzarse a
la empresa sin tomar algún protector gástrico.

46
La doctrina tomista de los sentidos bíblicos

P. Dr. Martín José Villagrán, IVE

No hay nada tan necesario y provechoso como tratar de entender a


Dios. En qué sentido dice Dios lo que dice, es un interrogante crucial
para el hombre y, sin embargo, a menudo es difícil de responder.

Es por eso necesario servirse de las luces más nítidas que Dios nos
quiso dar por medio de sus más esclarecidos siervos. Como afirma
León XIII, luego del vigor de la edad de oro (aetas aurea) de la exégesis
bíblica, la nobilísima época patrística (nobilissima Patrum aetas), recién
en el siglo XIII hubo:

«un nuevo y prometedor incremento (de los estudios bíbli-


cos) gracias al método de los escolásticos. Estos, aunque se
dedicaron a investigar la verdadera lección de la versión la-
tina, como lo demuestran los ‘correctoria bíblica’ que crearon,
pusieron todavía más celo y más cuidado en la interpretación
y en la explicación de los libros santos. Tan sabia y claramente
como nunca hasta entonces distinguieron los diversos senti-
dos de las palabras sagradas; fijaron el valor de cada una en
materia teológica; anotaron los diferentes capítulos y el argumento
de cada una de las partes; investigaron las intenciones de los autores y
explicaron la relación y conexión de las distintas frases entre sí; con
lo cual todo el mundo ve cuánta luz ha sido llevada a puntos
oscuros. Además, tanto sus libros de teología como sus co-
mentarios a la Sagrada Escritura manifiestan la abundancia

47
DIÁLOGO 73

de doctrina que de ella sacaron. A este título, Santo Tomás


se llevó entre todos ellos la palma»1.
La ciencia bíblica ciertamente progresó muchísimo desde enton-
ces, sobre todo en cuanto a los instrumentos y las ciencias auxiliares.
No hubo, empero, mayores novedades en la doctrina de los sentidos
bíblicos sino en cuanto a una mayor profundización y penetración de
la misma, y en cuanto a declaraciones e intervenciones magisteriales
más claras y explícitas.

Sin embargo, el desconocimiento o la defectuosa comprensión de


dicha doctrina han motivado en algunos ambientes un cierto menos-
precio de la misma, abandonándola o relegándola a un elemento his-
tórico o ilustrativo de los tratados de hermenéutica bíblica, cuando en
realidad ocupa un lugar crucial.

Es, por tanto, tarea urgente de la exégesis moderna rescatar, pro-


fundizar y difundir estas enseñanzas basilares para cumplir el servicio
que debe dar a la Iglesia, pues, «como problemas nunca van a faltar, el
exégeta católico nunca debe perder el ánimo para exponer la palabra
divina y resolver las dificultades que se le oponen, sino que debe tra-
bajar con todo empeño para abrir mejor el auténtico sentido de las
Escrituras, no sólo fiando en sus fuerzas, sino sobre todo confiado fir-
memente en el auxilio de Dios y en la luz de la Iglesia»2.

1. LAS FUENTES DE ESTA DOCTRINA

Si bien nuestra atención se concentrará en la enseñanza de santo


Tomás de Aquino, ofrecemos algunas breves referencias sobre el ori-
gen de una doctrina que no surge de la nada, sino que hunde sus raíces

1
LEÓN XIII, Providentissimus Deus, 16-17. Para una profundización sobre la exégesis
tomista y sobre la doctrina de los sentidos bíblicos, cf. el «Apéndice bibliográfico»
al final de este estudio.
2
PCB, Instructio Sancta Mater Ecclesia de historica Evangeliorum veritate, 21 de
abril de 1964, AAS 56 (1964) EB 644.

48
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

en las mismas fuentes de la Revelación (Escritura y Tradición) y es


fruto de una larga y profunda reflexión teológica en la vida de la Iglesia.

a. Las Sagradas Escrituras

En primer lugar, es preciso señalar la Sagrada Escritura como uno


de los ámbitos fundamentales a partir del cual se desarrolla la doctrina
de los sentidos bíblicos. Existen numerosos pasajes en los cuales pue-
den descubrirse implícitamente lo que la teología católica habría de
explicitar luego. Como referencia sirvan las siguientes citas -conden-
sadas algunas-:

- Mt 12,39-42: «Así como Jonás… y aquí hay algo más que Jonás».

- Lc 24,27: «Jesús… empezando por Moisés y continuando por todos los


profetas… les fue explicando todo lo que decían de Él todas las Escrituras».

- Jn 2,14-22: «Pero Él hablaba del templo de su cuerpo».

- Jn 3,14: «Del mismo modo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así
tiene que ser elevado el Hijo del hombre».

- Jn 6,30-51: «No fue Moisés el que os dio el pan del cielo… (32); Yo soy
el pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron»
(48-49).

- Rom 5,14: «Adán, el cual es figura (τύπος) del que había de venir».

- Rom10,4: «Porque el fin de la ley es Cristo».

- 1Cor 10,1-13: «…nuestros padres… bebían de la roca espiritual que les


seguía; y la roca era Cristo. …Estas cosas sucedieron para ejemplo (τύποι)
nuestro».

49
DIÁLOGO 73

- 2Cor 3,13-16: «No como Moisés, que se ponía un velo sobre su rostro
para impedir que los israelitas vieran el fin de lo que era pasajero… Pero se
embotaron sus inteligencias. En efecto, hasta el día de hoy permanece ese mismo
velo en la lectura del Antiguo Testamento, y no se levanta, pues sólo en Cristo
desaparece».

- 2Cor 4,3-6: «Y si todavía nuestro Evangelio está velado, lo está para los
que se pierden, para los incrédulos, cuyo entendimiento cegó el dios de este mundo
para impedir que vean el resplandor del glorioso Evangelio de Cristo, que es
imagen de Dios».

- Gal 4,21-31: «Estas cosas son alegóricas (ἀλληγορούμενα). Estas mu-


jeres son dos alianzas (24). Y vosotros sois, como Isaac, hijos de la promesa»
(28).

- Hb 7,3: «Melquisedec, rey de Salem, …asemejado al Hijo de Dios, per-


manece sacerdote para siempre»;

- Hb 9: «También la primera alianza tenía sus ritos litúrgicos y su santuario


terreno (1) …De esa manera daba a entender el Espíritu Santo que aún no
estaba abierto el camino del santuario mientras subsistiera la primera Tienda
(8). …En cambio presentóse Cristo como sumo sacerdote de los bienes futuros,
a través de una Tienda mayor y más perfecta, no fabricada por mano de hombre,
es decir, no de este mundo. Y penetró en el santuario una vez para siempre» (11-
12).

- Hb 10,1: «La Ley, teniendo una sombra (σκιά) de los bienes futuros, y
no la imagen misma (οὐκ αὐτὴν τὴν εἰκόνα) de las cosas, …nunca puede
perfeccionar a los que se acercan a ella».

- St 5,10-11: «Tomen como ejemplo (ὑπόδειγμα) de fortaleza y de pa-


ciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor (…) Ustedes oyeron
hablar de la paciencia de Job…».

50
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

- St 5,17: «Elías era un hombre como nosotros, y sin embargo, cuando oró
con insistencia…».

- 1Pe 1,10-12: «Sobre esta salvación investigaron e indagaron los profetas,


que profetizaron (προφητεύσαντες) sobre la gracia destinada a vosotros, pro-
curando descubrir (ἐρευνῶντες) a qué tiempo y a qué circunstancias se refería
el Espíritu de Cristo (πνεῦμα Χριστοῦ), que estaba en ellos, cuando les pre-
decía (προμαρτυρόμενον) los sufrimientos destinados a Cristo y las glorias
que les seguirían».

- 1Pe 3,21: «En los días de Noé se preparaba el arca, en la que pocos… se
salvaron por en medio del agua. Cuyo antitipo (ἀντίτυπον) es el Bautismo,
que ahora nos salva…».

- 2Pe 2,6: «Las ciudades de Sodoma y Gomorra… puestas como ejemplo


(ὑπόδειγμα) de los impíos venideros». (Cf. Mt 11,22-24: «Tiro y Sidón»).

- 1Jn 3,12: «No hagamos como Caín, que era del Maligno y mató a su
hermano».

- Judas 7: «También Sodoma y Gomorra, y las ciudades vecinas, que se


prostituyeron de un modo semejante a ellos, (…) han quedado como ejemplo
(πρόκεινται δεῖγμα), sometidas a la pena de un fuego eterno».

- Judas 11: «¡Ay de ellos! Porque siguieron el camino de Caín; por amor al
dinero cayeron en el extravío de Balaam y perecieron en la rebelión de Coré».

- Ap11,8: «La gran Ciudad, llamada espiritualmente (πνευματικῶς)


Sodoma y también Egipto...».

b. Los Santos Padres y el Medioevo

No debemos concebir las Sagradas Escrituras ni los escritos de los


Santos Padres aislados del contexto cultural e histórico en que nacie-
ron. Así pues, al hablar de las «fuentes» de esta doctrina es necesario

51
DIÁLOGO 73

considerar el modo en que la antigüedad griega por un lado y la tradición


hebrea por otro interpretaron «sus» textos.

En ambos ambientes surgieron muchos de los diversos elementos


que nosotros expondremos acá como doctrina católica.

Sin embargo, al reconocer esa gran herencia y esas antiguas raíces,


no secundamos la concepción inmanentista que reduce al cristianismo
a un momento más de la vida del «Espíritu» o a una etapa más en la
«historia de la humanidad».

En realidad, es esta historia la que es conducida suavemente por


Dios para que Sus designios se cumplan eficazmente y con un orden
por Él establecido. Dios mismo fue quien esparció en las diversas cul-
turas las «semillas del Verbo» y quien preparó la «plenitud de los tiem-
pos» en la cual germinaron dichas semillas y cuyos frutos fueron asu-
midos por su Iglesia según el modelo de la Encarnación, es decir, pu-
rificando y elevando.

Sin esta concepción se corre el riesgo de diluir el fundamento de


esta exposición. La cercanía histórica, la afinidad conceptual y hasta la
relación de dependencia que se haya establecido con diversas herme-
néuticas profanas o acristianas, no puede llevarnos a confundir la obje-
tiva y real presencia (previa) de contenidos y sentidos en la Biblia que son
descubiertos posteriormente, con una mera aplicación de métodos in-
terpretativos, a modo de «relecturas» (como se suele decir) a través de
los cuales los textos se cargan de una significación nueva (a posteriori)3.

3
«En los Padres de la Iglesia se da por descontada la utilización de las enseñanzas
metodológicas tomadas de la cultura clásica greco-romana. Lo que la diferencia
en cambio de ellas es la convicción de que a las Escrituras cristianas debemos acer-
carnos no con algunas hipótesis más o menos probables, sino con la certeza que

52
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

Más adelante se entenderá mejor esta aclaración. Por lo pronto se-


ñalemos la originalidad propia de la exégesis patrística.

A este respecto, es iluminadora la afirmación del entonces card.


Ratzinger para quien es cierto que Orígenes «aprendió de los rabinos.
(Pero) a final de cuentas, elaboró principios cristianos completamente espe-
cíficos: la unidad interna de la Biblia como regla de interpretación,
Cristo como punto focal de todos los caminos del Antiguo Testa-
mento. Sea cual sea el modo de juzgar en sus detalles la exégesis de
Orígenes y de Ambrosio, su fundamento último no fue ni la alegoría
helenística, ni Filón, ni los métodos rabínicos. Hablando en sentido
estricto, su fundamento –más allá de los detalles de su interpretación-
fue el mismo nuevo Testamento»4.

Así pues, podemos decir que estos principios, métodos y elementos


que hemos mencionado fueron divisados, explicitados y desarrollados
por los Padres de la Iglesia (san Ireneo de Lyon, san Ambrosio, san
León Magno, Orígenes, san Agustín de Hipona, san Jerónimo, san
Gregorio Magno) y por sus teólogos más eminentes (San Beda el Ve-
nerable, Dionisio, Hugo de san Víctor, el papa Inocencio III, san
Agustín de Dinamarca) entre los que destaca, a decir de León XIII,
santo Tomás de Aquino.

dentro de ellas haya una precisa intención querida por la dynamis (potencia) di-
vina desde el inicio. Para ellos las Escrituras hebreo-cristianas son la manifestación
progresiva de la mismísima palabra de Dios que: ha creado los cielos, se ha dis-
tendido en la historia de los patriarcas y los profetas; se ha cumplido en Jesús de
Nazaret, Palabra hecha carne; continúa revelándose en la historia hasta la plenitud
que sucederá al fin de los tiempos». I. GARGANO, Il sapore dei Padri nell’esegesi biblica.
Una introduzione, San Paolo Edizioni 2009, 337. Cursivas nuestras.
4
J. RATZINGER, Prefacio a PCB, El pueblo judío y sus Sagradas Escrituras, EB 2001,
1645-6.

53
DIÁLOGO 73

Sin poder extendernos más en este punto, nos limitamos a dar con
un fin ilustrativo-, algunos de los principios más conocidos extraídos
de las obras patrísticas y escolásticas.

- San Gregorio Magno:

«La Escritura... crece con los lectores. [...] Por una y la misma palabra,
mientras se narra el hecho, se revela el misterio»5;

«La vida de los santos (de los cuales se habla en la Biblia) si carecen de
verdad, no son nada; si no tienen misterios, son muy poca cosa»6;

5
«Scriptura sacra caeteris libris anteponenda. Quamvis omnem scientiam atque
doctrinam Scriptura sacra sine aliqua comparatione transcendat, ut taceam quod
vera praedicat, quod ad coelestem patriam vocat; quod a terrenis desideriis ad su-
perna amplectenda cor legentis immutat; quod dictis obscurioribus exercet fortes,
et parvulis humili sermone blanditur, quod nec sic clausa est ut pavesci debeat,
nec sic patet ut vilescat, quod usu fastidium tollit, et tanto amplius diligitur quanto
amplius meditatur; quod legentis animum humilibus verbis adiuvat, sublimibus
sensibus levat, quod aliquo modo cum legentibus crescit, quod a rudibus lectori-
bus quasi recognoscitur, et tamen doctis semper nova reperitur; ut ergo de rerum
pondere taceam, scientias tamen omnes atque doctrinas ipso etiam locutionis suae
more transcendit, quia uno eodemque sermone dum narrat textum, prodit mys-
terium, et sic scit praeterita dicere, ut eo ipso noverit futura praedicare, et non
immutato dicendi ordine, eisdem ipsis sermonibus novit et anteacta describere, et
agenda nuntiare, sicut haec eadem beati Iob verba sunt, qui dum sua dicit, nostra
praedicit; dumque lamenta propria per sermonem indicat, sanctae Ecclesiae cau-
sas per intellectum sonat», S. GREGORIO, Moralia in Job 20, PL 76, 135C-D. Santo
Tomás lo cita de un modo algo diverso: «Unoque eodem verbo, dum narat gestum,
prodit mysterium», cf. S.Th. I, q.1, a. 10, s.c.
6
«Si veritate carent, nulla sunt; si mysteria non habent, minima», S. GREGORIO, Moralia in
Job 35, 20, PL 76, 779D.

54
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

«Aquel a quien la ley predijo apareció en la carne; y el mismo, del cual habla
el nuevo Testamento, aparecerá en la gloria de la majestad»7.

- San Jerónimo:

«La ignorancia de las Sagradas Escrituras, es ignorancia de Cristo»8.

- San Agustín de Hipona:

«El Nuevo (Testamento) está oculto en el Antiguo, y en el Nuevo el Antiguo


se hace patente»9;

«No creería el Evangelio si no me determinase a ello la autoridad de la Iglesia


católica»10;

«Cuando escucháis la explicación de un misterio de la Escritura que narra


determinados hechos, debéis creer que aquello que se ha leído ha sucedido preci-
samente como fue leído; esto sirve para evitar el peligro de que, quitada la esencia
del hecho, os metáis a construir en el aire»11;

7
«Et quem lex praedixit in carne apparuit et ipse, quem nunc Testamentum novum
loquitur, in gloria maiestatis apparebit» S. GREGORIO, Homiliarum in Ezechielem
2,4,14-15, PL 76, 981C.
8
«Si enim iuxta apostolum Paulum (II Cor. I, 24) Christus Dei virtus est, Deique
sapientia; et qui nescit Scripturas, nescit Dei virtutem eiusque sapientiam: igno-
ratio Scripturarum, ignoratio Christi est», S. JERÓNIMO, Commentaria in Isaiam
prophetam, Prologus, PL 24, 17A-B.
9
«Multum et solide significatur, ad Vetus Testamentum timorem potius pertinere, sicut ad
Novum dilectionem: quanquam et in Vetere Novum lateat, et in Novo Vetus pateat», S.
AGUSTÍN, Quaestiones in Heptateucum, 2, 73, PL 34, 623.
10
«Ego vero Evangelio non crederem, nisi me catholicae Ecclesiae commoveret auc-
toritas», S. AGUSTÍN, Contra epistolam Manichaei, 5, 6, PL 42, 175.
11
«Sacramentum Scripturae narrantis quae gesta sunt sic gestum quomodo lectum;
ne subtracto fondamento rei gestae, quasi in aere quaeratis aedificare», S.
AGUSTÍN, Sermones de Scripturis, 2, 7, PL 38, 30.

55
DIÁLOGO 73

«En todos los libros santos debe intuirse qué cosas eternas se intuyen ahí, qué
hechos se narran, qué realidades futuras se preanuncian, qué cosas se preceptúan
para hacer»12.

- Hugo de san Víctor:

«Toda la Escritura divina habla de Cristo y toda la Escritura divina se cum-


ple en Cristo»13.

- Hugo di Rouen:

«La Iglesia posee e interpreta el libro de las Escrituras»14.

- San Agustín de Dinamarca:

«La letra enseña los hechos, la alegoría lo que debes creer, el (sentido) moral
lo que debes hacer, la analogía hacia dónde debes tender»15.

- San Beda el Venerable:

«Los sentidos de la Escritura son cuatro: la historia que relata las cosas reali-
zadas; la alegoría, en la cual se entiende una cosa a partir de otra; la tropología,
en la que se trata de las costumbres que se han de ordenar; la anagogía por la cual

12
«In Libris autem omnibus sanctis intueri oportet quae ibi aeterna intimentur, quae
facta narrentur, quae futura praenuntientur, quae agenda praecipiantur vel mo-
neantur», S. AGUSTÍN, De Genesi ad litteram, 1, 1, PL 34, 246.
13
«Omnis Scriptura divina unus liber est, et ille unus liber Christus est, quia omnis
Scriptura divina de Christo loquitur, et omnis Scriptura divina in Christo
impletur», HUGO DE SAN VÍCTOR, De arca Noe morali 2,8: PL 176, 642D.
14
«Ecclesia tenet et legit librum Scripturarum» HUGO DI ROUEN, Diálogos 5,12..
15
«Littera gesta docet, quid credas allegoria, moralis quid agas, quo tendas anagogia», S.
AGUSTÍN DE DINAMARCA, Rotulus pugillaris, I: ed. A. Walz: Angelicum 6 (1929),
256. Cf. CIC 118.

56
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

los que hemos de tratar (tractaturi) sobre las realidades sumas y celestes somos
conducidos a realidades (aun) superiores»16.

c. Santo Tomás de Aquino

Es mérito del Aquinate haber recogido, sistematizado y aplicado


con precisión y claridad esta doctrina largamente tradicional; y es el
Magisterio de la Iglesia el que adoptó y fomentó reiteradamente sus
enseñanzas en esta materia (como veremos enseguida). En este sen-
tido el Aquinate ocupa un puesto central en la historia de la herme-
néutica católica, colocándose como eslabón entre la exégesis patrística
y la moderna.

Es cierto que no es posible hablar de la hermenéutica patrística


como un único cuerpo de doctrina, fijo y cohesionado en sus partes.
La variedad de las posibles fuentes de los Santos Padres (Anaxágoras,
Sócrates, Platón, Plutarco, los gnósticos, Filón de Alejandría, las di-
versas escuelas rabínicas), los discrepancias entre los mismos Padres
(«escuelas» de Alejandría, de Antioquía, de Capadocia, la «Crisis Ori-
genista»), la libertad con que usaron los términos, y la diversidad de
situaciones y ambientes en que desarrollan sus comentarios (celebra-
ciones litúrgicas, eventos históricos concretos, herejías o conflictos de
la época)17; todo esto, no nos permite hacer semejante reducción.

Pero el posterior esfuerzo de la escolástica por comprender y exponer


armoniosamente todos estos tesoros que están a la base de nuestra fe,
ha dado su fruto último en el alto medioevo especialmente en la obra

16
Cf. SANTO TOMÁS: Quodlibet VII, q. 6 a. 2 s. c. 2: «Praeterea, Beda, super Ge-
nesim dicit: quatuor sunt sensus sacrae Scripturae: historia, quae res gestas loqui-
tur; allegoria, in qua aliud ex alio intelligitur; tropologia, idest moralis locutio, in
qua de moribus ordinandis tractatur; anagogia per quam de summis et caelestibus
tractaturi ad superiora reducimur».
17
I. GARGANO, Il sapore dei Padri nell’esegesi biblica. Una introduzione, 309-312; 357.

57
DIÁLOGO 73

de santo Tomás de Aquino. Él «tuvo en suma veneración a los antiguos


doctores sagrados y por esto mereció tener en cierto modo la inteli-
gencia de todos ellos»18.

Sin embargo, es preciso subrayar que santo Tomás, continuando


quizás en la misma dirección de los «victorianos», significa un cambio
de acento en la exégesis bíblica que desde entonces se ocupará de fun-
damentar la declaración de los sentidos espirituales atendiendo prin-
cipalmente al sentido literal de los textos. No se da una ruptura con el
pasado, pero se asienta una base sólida para el estudio científico de las
fuentes de la revelación.

Es por eso que, aunque es importante y loable conocer directa-


mente las obras y doctrina de los Padres, la exposición de santo Tomás
respecto a este punto basilar de la exégesis bíblica tiene en sí un valor
fundamental y perenne. Es por eso que en este escrito nos concentra-
remos sobre el pensamiento del Aquinate, que ofrece una síntesis que
no es mera repetición sino comprensión y penetración fiel y original
al mismo tiempo.

d. El Magisterio de la Iglesia

En el Magisterio de la Iglesia está reivindicada la doctrina de los


sentidos bíblicos19 (en constante referencia al Doctor Angélico20) y es

18
T. CAYETANO, In II-II, q.148, a.4, in fin, citado por León XIII en la Aeterni Patris.
19
«Aunque es proposición de fe tener como principio fundamental que la Sagrada Es-
critura contiene además del sentido literal, un sentido espiritual o típico, como
nos enseña la práctica de nuestro Señor y de los apóstoles; sin embargo, no toda
sentencia o relato contiene un sentido típico, y fue un exceso grave de la escuela
alejandrina querer encontrar siempre un sentido simbólico, incluso contra el sen-
tido literal o histórico». PCB, Carta a los obispos de Italia (EB 524).
20
Cf. LEÓN XIII, Providentissimus Deus, 16 (EB 96); BENEDICTO XV, Spiritus Para-
clitus (EB 455); PCB (año 1941), Carta a los obispos de Italia (EB 525); PÍO XII,

58
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

allí donde encontramos referencias más explícitas a lo que en tiempos


modernos se dio por llamar sensus plenior (el sentido más pleno)21.

Como puntos de referencia fundamentales mencionemos, en pri-


mer lugar, las tres grandes Encíclicas bíblicas:

- la Providentissimus Deus de León XIII contra el racionalismo bí-


blico (1893);

- la Spiritus Paraclitus de Benedicto XV (1920) en ocasión del XVº


centenario de la muerte de san Jerónimo, Doctor Maximus;

- la Divino Afflante Spiritu de Pío XII (1943), sobre todo en los pun-
tos 15 al 25 donde se trata de la interpretación de la Biblia, la impor-
tancia e investigación del sentido literal, el recto uso del sentido espi-
ritual, el estudio de los Santos Padres y los grandes intérpretes, el es-
tado de la exegesis moderna, la condición del hagiógrafo y otros temas
pertinentes.

Más recientemente son importantes también la Constitución dog-


mática Dei Verbum (1965) del Concilio Vaticano II sobre la divina re-
velación (Cf. DV 12), el Catecismo de la Iglesia Católica (1997) promul-
gado por Juan Pablo II (Cf. CIC 112-116) y la exhortación apostólica
postsinodal Verbum Domini (2010) de Benedicto XVI (Cf. VD 37).

De los documentos de la Pontificia Comisión Bíblica es de destacar


el publicado en el año 1993 bajo el título La interpretación de la Biblia en

Divino Afflante Spiritu, 21 (EB 556); CONCILIO VATICANO II, Decreto Optatam To-
tius, 16; PCB, La interpretación de la Biblia en la Iglesia (EB 1405); PCB, El Pueblo
Judío y sus Sagradas Escrituras (EB 1720); Catecismo de la Iglesia Católica, 112-116;
Verbum Domini 37.
21
Cf. M. Á. TÁBET, «Il senso letterale e il senso spirituale della Sacra Scrittura: un
tentativo di chiarimento terminologico e concettuale».

59
DIÁLOGO 73

la Iglesia22 en el cual se da una exposición sintética y clara que merece-


ría, sin embargo, algunas anotaciones críticas que omitimos aquí por
exceder la intención del presente estudio. En relación a este Docu-
mento es preciso tener en cuenta el discurso con el cual el papa Juan
Pablo II lo presenta en ocasión del centenario de la Providentissimus
Deus y del cincuentenario de la Divino Afflante Spiritu.

e. Algunas disputas modernas

El interés por la doctrina de los santos Padres nunca se apagó. En


el siglo XVII los benedictinos en Francia (maurinos) y los jesuitas en
Bélgica (bolandistas) iniciaron el enorme trabajo de publicar las obras
patrísticas que se culminó en el siglo XIX con la obra de J. P. Migne
(1800-1875).

En cuanto a la doctrina o, más en concreto, en cuanto a la metodo-


logía exegética de los Padres, destaca la disputa habida entre los dos
jesuitas franceses J. Daniélou y H. de Lubac, disputa que marcará de
alguna manera las diversas posiciones actuales.

Según Daniélou la exégesis patrística reconoce tan solo dos senti-


dos: el literal y el tipológico. Este último presenta diversos aspectos del
misterio de Cristo, pero es en realidad único. De Lubac acusa un re-
duccionismo artificial en esta simplificación y vuelve a proponer los
demás sentidos como cuatro niveles de compresión del texto, recupe-
rando así, por ejemplo, la consideración del sentido alegórico «elimi-
nado» por Daniélou.

Hay quienes buscan conciliar ambas posiciones y hay quienes acu-


san a estos «conciliadores» de no haber entendido ni a uno ni a otro.
Baste aquí con esta breve mención para señalar la existencia de esta
problemática.

22
Cf. Enquiridium biblicum, especialmente los nn. 1402-1422

60
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

Fuera de esta disputa, ha habido, además, otros debates en torno a


puntos particulares de esta doctrina tratando de definir la naturaleza
del sentido literal23, la pluralidad al interno del sentido literal24, la va-
lidez del sentido espiritual25, la pertenencia de este a la Biblia26, la na-
turaleza del así llamado sentido plenior27, etc.

Estas referencias pueden ayudar a entender lo importante y opor-


tuno de retornar a los textos mismos del Aquinate para «re-fundar» la
especulación respecto a este elemento neurálgico de la hermenéutica
católica.

2. LA DOCTRINA DE SANTO TOMÁS DE AQUINO

Luego de la noción fundamental de la ciencia exegética bíblica (la


de inspiración bíblica), quizás uno de los conceptos más importantes sea
el de sentido bíblico.

Como hemos señalado recién, una rica tradición, precisada cada


vez más y más con el paso de los tiempos, fue asumida por la santa
Iglesia en cuyo seno se custodian y se explican las Escrituras. Son mu-
chas las fuentes de este punto basilar de la doctrina exegética católica,
pero una recta comprensión de la misma está fuertemente ligada al

23
P. SYNAVE, «La doctrine de Saint Thomas d’Aquin sur le sens littéral des écritu-
res», Revue Biblique 35 (1926).
24
Cf. J. C. OSSANDÓN WIDOW, «Interpretación bíblica según santo Tomás. Antece-
dentes y alcance de su doctrina acerca del sentido literal de la Sagrada Escritura»,
Isidorianum 34 (2008), 227-271.
25
M.-D. MAILHIOT, «La pensée de saint Thomas sur le sens spirituel», Revue Tho-
miste 59 (1959).
26
J. Á. OÑATE, «El llamado sentido típico ¿es estrictamente sentido bíblico viejo-
testamentario?», Estudios Bíblicos 13 (1954); M. DE TUYA, «El sentído típico del
Antiguo Testamento es «verdadera y estrictamente» sentido de la Biblia», Ciencia
Tomista 80 (1953).
27
A. FERNÁNDEZ, «Sentido plenior, literal, típico, espiritual», Biblica 34 (1953).

61
DIÁLOGO 73

pensamiento y a la labor exegética de santo Tomás de Aquino, autori-


zado heredero y sistematizador del pensamiento patrístico y a quien el
Magisterio hace constante referencia al tratar este punto.

Es por eso que, en dos ensayos sucesivos, intentaremos presentar


ordenadamente la conocida doctrina de los sentidos bíblicos según la
propone santo Tomás de Aquino tanto en sus principios como en su
praxis para lo cual procederemos del siguiente modo:

Para la parte teórica (afrontada en el presente artículo) presentaremos


los textos clásicos en los cuales el Angélico doctor desarrolla de modo
más o menos sistemático esta doctrina, evidenciando a su vez los ele-
mentos que ayudarán a una visión panorámica de los mismos. Al final
de la presentación de cada texto enumeraremos los diversos elementos
encontrados al interno del mismo, evidenciando también aquellos que
pudieran tener alguna relación con el resto de los textos en cuestión.

Una vez realizada esta operación en cada uno de ellos, trataremos


de recoger armónicamente los diversos puntos señalados, propo-
niendo para esto una serie de definiciones y principios, todos inspira-
dos en los textos analizados, que puedan ser útiles para dar una visión
comprensiva y sintética de este tema.

Para analizar la praxis, es decir, la aplicación concreta que el Aqui-


nate hace de esta doctrina en sus obras, nos concentraremos (en un
artículo sucesivo) en su comentario al Salterio, presentando primero
el importante proemio del mismo para adentrarnos luego en el comen-
tario del Salmo 22(21). Consideramos oportuno esta elección sea por
lo tardío de esta obra (tratándose, pues, de un texto maduro de Santo
Tomás) como por la riqueza y lógica complejidad que manifiesta esta
doctrina de los sentidos bíblicos al ser aplicada por el santo Doctor al
libro de los Salmos.

La importancia de un análisis atento de estos dos momentos es de


gran monta puesto que, en medio de la diversidad que se da al interno

62
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

de cada uno de ellos, no es fácil descubrir y explicar su coherencia y


cohesión interna.

Del primer momento, el de las exposiciones más teóricas, podre-


mos dar una visión bastante abarcativa debido a que es un tema que ha
sido muy estudiado28. Es por esto que los lindes de la especulación en
este respecto, pueden ser delimitados dentro de los cinco textos que

28
Cf. M. ARIAS REYERO, Thomas von Aquin als Exeget, Emsieàeln 1971; «Historia y
teología. La interpretación de la Escritura en Santo Tomás», Salmanticensis 22
(1975); M.-D. CHENU, Introduction à l’étude de saint Thomas d’Aquin, Vrin 1993; M.
DE TUYA, «El sentído típico del Antiguo Testamento es «verdadera y estricta-
mente» sentido de la Biblia»; A. FERNÁNDEZ, «Sentido plenior, literal, típico, es-
piritual»; M.-D. MAILHIOT, «La pensée de saint Thomas sur le sens spirituel»; J.
Á. OÑATE, «El llamado sentido típico ¿es estrictamente sentido bíblico viejo-tes-
tamentario?»; J. M. REVUELTA, «Los comentarios bíblicos de santo Tomás», Scripta
Theologica 3 (1971); M. M. ROSSI, Teoria e metodo esegetici in S. Tommaso D’Aquino,
Pontificia Università San Tommaso D’Aquino, Roma 1992; A. RUIZ FREITES, «Il
«Commento ai Salmi penitenziali» di Innocenzo III e l’interpretazione biblica alla
luce di san Tommaso», Sacra Doctrina 53 (2008); M. SALES, «Principia tradita a divo
Thomas por SS. Scripturarum interpretatione», Xenia Thomisitca (1925); C. SPICQ,
«Saint Thomas exégète», en Dictionnaire theologie catholique; P. SYNAVE, «Les com-
mentaires Scriptuaires de saint Thomas d’Aquin», Vie Spirituelle 8 (1923); «La doc-
trine de Saint Thomas d’Aquin sur le sens littéral des écritures»; M. Á. TÁBET,
Una introducción a la Sagrada Escritura, RIALP, Madrid 1981; «La perspectiva sobre-
natural de la hermenéutica bíblica de santo Tomás», Scripta Theologica 18 (1986);
Introducción general a la Biblia, Palabra 2003; J.-P. TORRELL, Amico della verità: vita e
opere di Tommaso d’Aquino, Edizioni Studio Domenicano, Bologna 2006; Tommaso
d’Aquino: l’uomo e il teologo, Piemme 1994; T. WEINANDY - D. A. KEATING - J. P.
YOCUM, Aquinas on Scripture: An Introduction to His Biblical Commentaries, Conti-
nuum 2005; J. A. WEISHEIPL, Friar Thomas D’Aquino: His Life, Thought, and Work,
Doubleday 1974; J. C. OSSANDÓN WIDOW, «Interpretación bíblica según santo
Tomás. Antecedentes y alcance de su doctrina acerca del sentido literal de la Sa-
grada Escritura». Una visión analítica y sintética de la doctrina de santo Tomás
(junto a valiosas apreciaciones sobre sus diversos elementos) fue expuesta en un
curso dictado por Arturo Ruiz Freites IVE en el Centro de Altos Estudios San
Bruno Obispo de Segni (2012-2013) titulado «I sensi biblici». Aprovechamos las
luces recibidas en dicho curso y recomendamos la lectura del artículo del autor
arriba señalado.

63
DIÁLOGO 73

damos a llamar «clásicos», por el simple hecho de ser los que los in-
teresados en nuestro tema suelen presentar.

Para el segundo momento nuestra ambición debe moderarse a rea-


lizar un «experimento» sobre una sección de uno de los vastos comen-
tarios bíblicos del santo Doctor, en concreto la Reportatio que nos llegó
de sus lecciones sobre el libro de los Salmos.

a. Los textos «clásicos» de la doctrina tomista


Tratamos a continuación cada uno de los cinco textos «clásicos»29
en los que el Aquinate desarrolla de un modo más o menos sistemático
todo o parte de su doctrina sobre los sentidos bíblicos30. Son fragmen-
tos de obras de mayor extensión por lo que deben ser considerados en
contexto, atendiendo tanto a la época y ocasión en que santo Tomás
los expone, como a la temática general al interno de la cual los incluye.

a1. Scriptum super libros Sententiarum, I, prol., q. 1, a. 5.: sobre el


modus procedendi de la Doctrina Sacra

Comenzamos analizando la juvenil obra de santo Tomás (como


Lector de las Sentencias en París, entre el 1252-1254) que «presenta a

29
«Clásicos» por ser los textos normalmente referidos en los estudios dedicados al
tema aunque no siempre se analizan todos y cada uno de estos textos. Rossi, por
ejemplo, omite el análisis del texto de Quodlibetales y Arias Reyero el de De po-
tentia. Cf. M. M. ROSSI, Teoria e metodo esegetici in S. Tommaso D’Aquino, Pontificia
Università San Tommaso D’Aquino, Roma 1992; M. ARIAS REYERO, Thomas von
Aquin als Exeget, Johannes Verlag, Emsieàeln 1971.
30
En muchos otros lugares de la obra de santo Tomás encontramos reliquias de esta
doctrina: cf. Princip. «Hic est liber», 1; In 2 Sent. d. 13, q. 1, a. 2; In 4 Sent. d. 21,
q. 1, a. 2; Expositio in Psalmos, Proemium, 22,11; In Ev. Matth., c. 4, lec.1; c. 13,
lect. 1; Super Evangelium ad Ioannis, c. 2, lect. 3; In Ep. I ad Cor., c. 2, lect. 3; C.G.,
III, 154; IV, 1; Quodl. III, q. 14, a. 1; XII, q. 17, a. 26, c.; S. Th. I, q.1, a. 8-9; II-II,
q.5, a. 3, c. y ad 2).

64
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

sus contemporáneos una exposición de conjunto de su pensamiento


sobre toda la materia teológica en circulación en ese entonces» 31.

Nuestro texto corresponde al último de los cinco artículos dedica-


dos a aclarar (ad evidentiam) la sacra Doctrina contenida en el libro de
las Sentencias, y en los cuales se analiza si esta Doctrina es necesaria, si
es una o múltiple, si es especulativa o práctica (y si es sabiduría, ciencia
o intelecto), cuál es su sujeto y cuál su modo.

Indagando sobre el modo apropiado de proceder en esta ciencia es


que encontramos la primera exposición del Aquinate en relación a los
diversos sentidos de las sagradas Escrituras, la cual, teniendo una triple
finalidad, puede ser expuesta en cuatro modos diversos: histórico (o
literal), moral, alegórico y anagógico.

Pero introduzcámonos en el corpus a través de las objeciones y sus


respuestas.

A la primera objeción responde santo Tomás que esta ciencia (la


teología o Doctrina sacra) es «artificial» pero secundum quid. Artificial,
es decir, derivada del arte, del artificio, pero sólo en cuanto que este
«proceder» es conveniente a su materia propia, que son los «principios
revelados». La dificultad viene por la aparente contradicción entre lo
que es adquirido a través de la revelación y lo adquirido por el «arte»
de la especulación natural. Por tanto, en el sentido indicado (enten-
dido como «proceder convenientemente»), la Sacra Doctrina es máxi-
mamente artificial, es decir, procede de modo máximamente conve-
niente a su materia como se ve al remover las otras objeciones32.

31
M.-D. CHENU, Introduction à l’étude de saint Thomas d’Aquin, op. cit., p. 229.
32
«Ad primum ergo dicendum, quod modus artificialis dicitur qui competit mate-
riae; unde modus qui est artificialis in geometria, non est artificialis in Ethica: et
secundum hoc modus hujus scientiae maxime artificialis est, quia maxime con-
veniens materiae», SANTO TOMÁS DE AQUINO, Scriptum super libros Sententiarum,
I, prol.., q. 1, a. 5, ad 1.

65
DIÁLOGO 73

Por otra parte, habiendo afirmando que la teología es, simpliciter,


una ciencia única (a. 2), se admite que, secundum quid, debe proceder
de modo múltiple puesto que se refiere y sirve (valet) para muchas co-
sas (ad 2); por otra parte, a pesar de diferir sumamente de la ciencia
poética que contiene el minimum de verdad, la Sacra Doctrina (veris-
sima) conviene con ella, la poesía, en que ambas tratan de cosas que la
razón no puede entender (por defecto de la verdad, la poesía; por ex-
ceder sus verdades a la razón, la Teología): es por esta desproporción
que en ambos campos se verifica que el modo simbólico (per metapho-
ricas locutiones) es adecuado (ad 3)33; por último, quitada la posibilidad
de demostrar los artículos de fe, viene indicada, sin embargo, la licitud
y utilidad de argumentar, tanto para defender la fe como para encontrar
la verdad en las cuestiones que se deducen a partir de los principios de
fe (ad 4)34.

Respecto a los sed contra (aun si los consideráramos como elementos


a se como quieren algunos poniendo en duda incluso su autenticidad),
es de notar que ambos parecieran referirse sobre todo a la última ob-
jeción: en efecto, debemos estar listos para defender35 nuestra fe (1 Pe
3,15) y argüir ante los que la contradicen36 (Tit 1,9).

33
«Ad tertium dicendum, quod poetica scientia est de his quae propter defectum
veritatis non possunt a ratione capi; unde oportet quod quasi quibusdam
similitudinibus ratio seducatur: theologia autem est de his quae sunt supra
rationem; et ideo modus symbolicus utrique communis est, cum neutra rationi
proportionetur», SANTO TOMÁS DE AQUINO, Scriptum super libros Sententiarum, I,
prol.., q. 1, a. 5, ad 3.
34
«Ad quartum dicendum, quod argumenta tolluntur ad probationem articulorum
fidei; sed ad defensionem fidei et inventionem veritatis in quaestionibus ex
principiis fidei, oportet argumentis uti: sic etiam apostolus facit, 1 Corinth. 15,
16: si Christus resurrexit, ergo et mortui resurgent», SANTO TOMÁS DE AQUINO,
Scriptum super libros Sententiarum, I, prol.., q. 1, a. 5, ad 4.
35
«[…] πρὸς ἀπολογίαν». (1 Pe 3,15).
36
«[…] τοὺς ἀντιλέγοντας». (Tit 1,9).

66
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

En el corpus del artículo, santo Tomás explica que conviene que el


hábito de la fe (por el cual nos llegan los principios de esta ciencia37),
siendo único, se determine de modo diverso según las diversas cosas
que se han de creer a partir de la doctrina del que predica38. De este
modo, el Aquinate ofrece diversas consideraciones para evidenciar la
multiplicidad de modos en que se pueden exponer las Escrituras.

Así pues, dado que esos principios revelados39 superan el modo na-
tural de conocer, es preciso que sean confirmados por los milagros
(por lo cual conviene el modo narrativus de los signos o milagros);
además, conviene que la razón humana sea conducida a ellos por me-
dio de semejanzas sensibles para disminuir la desproporción existente
(por lo cual es conveniente el modo metafórico, o simbólico, o pa-
rabólico)40.

37
De modo revelativus respecto de Dios, orativus respecto del que recibe.
38
«Respondeo dicendum, quod modus cujusque scientiae debet inquiri secundum
conditiones materiae, ut dicit Boetius, et philosophus. Principia autem hujus
scientiae sunt per revelationem accepta; et ideo modus accipiendi ipsa principia
debet esse revelativus ex parte infundentis, ut in revelationibus prophetarum, et
orativus ex parte recipientis, ut patet in Psalmis. Sed quia, praeter lumen infusum,
oportet quod habitus fidei distinguatur ad determinata credibilia ex doctrina
praedicantis, secundum quod dicitur Rom. 10, 14: quomodo credent ei quem non
audierunt?». SANTO TOMÁS DE AQUINO, Scriptum super libros Sententiarum, I, prol..,
q. 1, a. 5.
39
Aquí se hace referencia a un modo revelativus de parte de Dios y orativus de parte
del hombre, como en los Salmos.
40
«Sicut etiam intellectus principiorum naturaliter insitorum determinatur per
sensibilia accepta, veritas autem praedicantis per miracula confirmatur, ut dicitur
Marc. ult. 20: illi autem profecti praedicaverunt ubique, domino cooperante et sermonem
confirmante sequentibus signis; oportet etiam quod modus istius scientiae sit
narrativus signorum, quae ad confirmationem fidei faciunt: et, quia etiam ista
principia non sunt proportionata humanae rationi secundum statum viae, quae ex
sensibilibus consuevit accipere, ideo oportet ut ad eorum cognitionem per
sensibilium similitudines manuducatur: unde oportet modum istius scientiae esse
metaphoricum, sive symbolicum, vel parabolicum». Ibidem.

67
DIÁLOGO 73

Seguidamente determina una triple finalidad o funcionalidad de es-


tos principios revelados en la Escritura indicando algunos modos ade-
cuados a dichas finalidades: en efecto, la destrucción del error justifica el
modo argumentativo (por medio de autoridades, razones y similitu-
des naturales); la instrucción de las costumbres pide que exista un modo
preceptivo (como en la Ley), otro conminatorio o promisorio
(Profetas) y otro narrativo de los ejemplos (libros históricos); final-
mente, la contemplación de la verdad justifica también el modo argu-
mentativo41.

Por último, santo Tomás utiliza el esquema de las «finalidades»


mencionadas pero en referencia a los cuatro sentidos clásicos y com-
plementándolo con una distinción entre la verdad considerada en sí
misma, a lo cual corresponde el sensus historicus) y la verdad conside-
rada en orden a las diversas finalidades42.

41
«Ex istis autem principiis ad tria proceditur in sacra Scriptura: scilicet ad
destructionem errorum, quod sine argumentis fieri non potest; et ideo oportet
modum hujus scientiae esse quandoque argumentativum, tum per auctoritates,
tum etiam per rationes et similitudines naturales. Proceditur etiam ad
instructionem morum: unde quantum ad hoc modus ejus debet esse
praeceptivus, sicut in lege; comminatorius et promissivus, ut in prophetis; et
narrativus exemplorum, ut in historialibus. Proceditur tertio ad contemplationem
veritatis in quaestionibus sacrae Scripturae; et ad hoc oportet modum etiam esse
argumentativum, quod praecipue servatur in originalibus sanctorum et in isto
libro, qui quasi ex ipsis conflatur». Ibidem.
42
«Et secundum hoc etiam potest accipi quadrupliciter modus exponendi sacram
Scripturam: quia secundum quod accipitur ipsa veritas fidei, est sensus historicus:
secundum autem quod ex eis proceditur ad instructionem morum, est sensus
moralis; secundum autem quod proceditur ad contemplationem veritatis eorum
quae sunt viae, est sensus allegoricus; et secundum quod proceditur ad
contemplationem veritatis eorum quae sunt patriae, est sensus anagogicus».
Ibidem.

68
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

Esta primera distinción es importante y es justamente acá donde se


crea cierta confusión al perderse la simetría. En efecto, podría espe-
rarse que los tres sentidos restantes fuesen determinados según la tri-
ple finalidad apenas mencionada; sin embargo, a la instrucción de las cos-
tumbres (segunda finalidad) hace corresponder el sentido moral y a la
contemplación de la verdad los otros dos: por el sentido alegórico se con-
templan las verdades de esta vida (viae) y por el anagógico las verdades
del cielo (patriae). Finalmente, la primera finalidad (destruir el error)
es referida al sentido literal (per sensum litteralem) que es el único vá-
lido para argumentar puesto que los «otros sentidos» son tomados a
partir de semejanzas (per similitudines) y la «teología simbólica no es
argumenativa»43. Este último párrafo puede esquematiarse del si-
guiente modo:

La verdad... Sentido

...en sí misma histórico

...para destrucción del error literal

...para instrucción de las costumbres moral

alegórico
...para contemplación de la verdad
anagógico

No resulta fácil establecer las relaciones entre las diversas divisio-


nes y correspondencia que el Aquinate propone. De todos modos, es
preciso entender que en este artículo no se busca exponer la doctrina
de los sentidos bíblicos de modo exclusivo y sistemático, sino que se

43
«Ad destructionem autem errorum non proceditur nisi per sensum litteralem, eo
quod alii sensus sunt per similitudines accepti et ex similitudinariis locutionibus
non potest sumi argumentatio; unde et Dionysius dicit (in epistola ad Titum, in
Princip.) quod symbolica theologia non est argumentativa». Ibidem.

69
DIÁLOGO 73

busca indicar algunos modos de proceder en sacra Doctrina, declarar preci-


samente que pueden ser múltiple (ad 2 y 3) y que, además de simbólico
(cf. corpus), es conveniente que sea argumentativo (ad 4).

Recojamos para finalizar la presentación del primer texto algunos


puntos destacados que nos permitirán coligarnos con el resto de los
textos.

Santo Tomás no habla aún de sentido espiritual, sino de los otros


sentidos.

Se contrapone sentido literal y sentidos simbólicos. Esto no debe con-


fundirse con el modo impropio (metafórico, por ejemplo) que, como
observaremos, santo Tomás considera como parte del sentido literal.
La distinción entre sentido literal y espiritual no se funda en esto.

En la exposición de los «cuatro sentidos» -al final del corpus- parece


necesario identificar el sentido literal con el histórico puesto estos son
los términos más equiparables entre los cinco utilizados.

Por último, notemos que la debilidad argumentativa que el Santo


atribuye al modo simbólico presente en la Biblia y en la teología le
viene por aquello que se funda en semejanzas. Debilidad argumenta-
tiva, sin embargo, no significa que sea un modo inconveniente de ex-
poner la sagrada Escritura.

a2. Quaestiones disputatae De potentia, q. 4, a. 1, c.: interpretación


del relato bíblico de la Creación

Las cuestiones disputadas conocidas como De Potencia correspon-


den al período romano del Aquinate (1265-1268)44 y tratan sobre la

44
«A la serie de indicios de que los estudiosos disponían a favor de la estadía en
Roma, Martín Grabman sumó la indicación de un manuscrito de finales del s.

70
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

potencia divina (q. 1-5) y la teología trinitaria (q. 6-10). Dentro del
primer grupo encontramos nuestro texto que, al tratar de la potencia
creadora de Dios -con respecto a la creación de la materia informe (q. 4)-,
se pregunta si esta creación precedió temporalmente a la creación de las
cosas (a. 1).

Con respecto a esto hubo opiniones aparentemente encontradas


entre los Padres que han intentado comentar los relatos de Gn 1-2.
Santo Tomás propone 23 objeciones «agustinianas», es decir, proposi-
ciones que siguen el pensamiento de san Agustín, y 8 sed contra que
representan la opinión de san Gregorio Magno y san Basilio. Ambos
grupos (las objeciones y los sed contra) «pueden sostenerse y ambos
pueden ser respondidos (en los respondeo)»45 sin contradecirse46 porque
«ninguno discuerda con la verdad de fe y, además, la circunstancia de
la letra (¿el contexto?) admite ambos sentidos»47.

XIII o del inicio del XIV que precisa claramente: Questiones fratris T. de Aquino quas
disputavit rome». Cf. J.-P. TORRELL, Amico della verità: vita e opere di Tommaso
d’Aquino, 2006, 223.
45
Luego de poner la opinión de san Agustín, dice el Aquinate: «Et hoc intellexit
magnus Basilius, Gregorius, et alii sequaces eorum. Quia ergo neutrum a veritate
fidei discordat, et utrumque sensum circumstantia litterae patitur; utrumque sus-
tinentes ad utrasque rationes respondeamus», SANTO TOMÁS DE AQUINO, Quaes-
tiones disputatae De potentia, q. 4, a. 1, c.
46
«No cabe hablar -como se ha pretendido hacer- de dos lecturas de la sagrada Es-
critura, buenas en su nivel, pero contradictorias: una, la que sugiere el texto, que
se cataloga de piadosa o católica; otra, que sería la científica, y que sólo descubriría
el especialista. Toda lectura de los libros inspirados, si es recta, se desenvuelve
necesariamente dentro de la verdad revelada, que no se contradice» (M. Á. TÁBET,
Una introducción a la Sagrada Escritura, op. cit., 43-44). Lo mismo puede decirse de
dos opiniones exegéticas patrísticas: si no pueden conciliarse no pueden ser con-
sideradas ambas verdaderas, incluso cuando se las considere lícitas en cuanto que
no parecen contradecir el texto ni las verdades de fe.
47
«Quia ergo neutrum a veritate fidei discordat, et utrumque sensum circumstantia
litterae patitur; utrumque sustinentes ad utrasque rationes respondeamus».
SANTO TOMÁS DE AQUINO, Quaestiones disputatae De potentia, q. 4, a. 1, c.

71
DIÁLOGO 73

Con esta última frase termina el texto del corpus que presentaremos
a continuación. Pero antes de introducirnos en él, puede resultar ilus-
trativo agrupar (en orden de aparición) algunos términos y expresio-
nes para hacer notar la presencia de la temática de los sentidos bíblicos.

El resultado es el siguiente: «[…] de ipsa rerum veritate […] de sensu


litterae […] Moyses divinitus inspiratus […] falsum […] quod veritati fidei
contradicat […] Scripturae […] divinae a spiritu sancto traditae non potest
falsum subesse […] Scripturam ad unum sensum […] alios sensus […]
veritatem continent […] salva circumstantia litterae […] sub una littera multos
sensus […] diversis intellectibus […] ad alium eius sensum […] sacrae
Scripturae auctoribus hoc divinitus […] diversa vera […] ea sub una serie
litterae […] sensus auctoris […] aliqua vera ab expositoribus […] litterae
aptentur […] auctor non intelligit […] Spiritus Sanctus […] principalis
auctor […] omnis veritas […] salva litterae circumstantia […] eius sensus
[…] diversi expositores […] diversos sensus ex […] nullus fidei veritati
repugnat […] verbis […] significari […] in rerum natura […] si sic […]
intelligatur, impossibile est quod […] opinio Augustini. Alii vero […] sic […]
contra […] et […] contra […] hoc intellexit […] Basilius, Gregorius […]
neutrum a veritate fidei discordat […] sensum circumstantia litterae patitur
[…] utrumque sustinentes […]».

Expongamos en orden el texto principal de esta cuestión dedicada


al relato de la creación, en la que hallamos «dos disceptaciones»48:

Una, sobre la verdad misma de las cosas en la que se debe evitar, por
una parte, afirmar lo falso, principalmente lo que contradice la verdad
de fe, y, por otra, la precipitación y obstinación al proponer como de fe

48
«Dicendum quod, sicut dicit Augustinus, circa hanc quaestionem potest esse du-
plex disceptatio: una de ipsa rerum veritate; alia de sensu litterae, qua Moyses di-
vinitus inspiratus principium mundi nobis exponit». Ibidem.

72
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

lo que solamente nos parece verdadero, lo cual hace las verdades de fe


risible a los infieles49.

Otra disceptación es sobre el sentido de las palabras («de sensu litterae»50)


por las que Moisés, divinamente inspirado, nos expuso el principio del
mundo. También acá hay dos cosas a evitar. Por un lado, decir que en
las palabras de la Escritura («in verbis Scripturae») deba entenderse algo
patentemente falso. En efecto, en la Escritura divina, entregada por el
Espíritu Santo, no puede subyacer nada falso51. Por el otro lado, hay
que evitar escoger un sentido único de modo exclusivo y descartar to-
talmente los otros, esto con la única condición de que esos posibles
sentidos contengan verdad en sí mismos y que se adapten a la Escritura,
salvaguardada la circunstancia del texto52.

Santo Tomás explica esta posible diversidad y multiplicidad afir-


mando que contener muchos sentidos bajo una única palabra pertenece a
la dignidad de la divina Escritura, que puede convenir a diversos intelec-

49
«Quoad primam disceptationem duo sunt vitanda; quorum unum est ne in hac
quaestione aliquid falsum asseratur, praecipue quod veritati fidei contradicat;
aliud est, ne quidquid verum aliquis esse crediderit, statim velit asserere, hoc ad
veritatem fidei pertinere; quia, ut Augustinus dicit: obest, si ad ipsam doctrinae
pietatis formam pertinere arbitretur falsum, scilicet quod credit, et pertinacius af-
firmare audeat quod ignorat. Propter hoc autem obesse dicit, quia ab infidelibus
veritas fidei irridetur, cum ab aliquo simplici et fideli tamquam ad fidem pertinens
proponitur aliquid quod certissimis documentis falsum esse ostenditur, ut etiam
dicit I super Genes. ad litteram».
50
Ibidem.
51
«Quorum primum est, ne aliquis id quod patet esse falsum, dicat in verbis Scrip-
turae, quae creationem rerum docet, debere intelligi; Scripturae enim divinae a
spiritu sancto traditae non potest falsum subesse, sicut nec fidei, quae per eam
docetur». Ibidem.
52
«Aliud est, ne aliquis ita Scripturam ad unum sensum cogere velit, quod alios sen-
sus qui in se veritatem continent, et possunt, salva circumstantia litterae, Scriptu-
rae aptari, penitus excludantur». Ibidem.

73
DIÁLOGO 73

tos. Además, esta diversidad de sentidos ofrece mayor cantidad de re-


cursos en orden a defender el texto revelado, pues en el caso que un
sentido no convenciera a un infiel, existen otras posibilidades que le
podrían resultar más convincentes53.

De este modo, concluye el Aquinate, no es increíble que los hagió-


grafos hayan entendido diversos sentidos bajo una misma palabra. Más
aún, podría darse que existan verdades que los autores sagrados no ha-
yan intentado afirmar pero que son descubiertas por los comentadores
del texto. Si estos nuevos «sentidos» se adaptan al texto bíblico, no hay
duda de que ese sentido fue intentado por el Espíritu Santo y que, en
consecuencia, es un sentido propio de la Escritura54.

De este parágrafo, resultan interesantes los términos y conceptos


claves que el Aquinate menciona: «autores…/…expositores», «sentido del
autor…/…autor principal». Se propone así una clara distinción entre lo
que entendió el autor humano y lo que entendió el Espíritu Santo. La
posible diferencia es por un cierto excedente de parte del Autor prin-
cipal que entiende todo lo que el «auctor» (humano) entendió y más.
Este excedente, si bien puede ser ignorado por el hagiógrafo, puede,
sin embargo, ser descubierto y declarado por los «expositores». Como

53
«hoc enim ad dignitatem divinae Scripturae pertinet, ut sub una littera multos
sensus contineat, ut sic et diversis intellectibus hominum conveniat, ut unusquis-
que miretur se in divina Scriptura posse invenire veritatem quam mente conce-
perit; et per hoc etiam contra infideles facilius defendatur, dum si aliquid, quod
quisque ex sacra Scriptura velit intelligere, falsum apparuerit, ad alium eius sen-
sum possit haberi recursos», Ibidem.
54
«Unde non est incredibile, Moysi et aliis sacrae Scripturae auctoribus hoc divi-
nitus esse concessum, ut diversa vera, quae homines possent intelligere, ipsi cog-
noscerent, et ea sub una serie litterae designarent, ut sic quilibet eorum sit sensus
auctoris. Unde si etiam aliqua vera ab expositoribus sacrae Scripturae litterae ap-
tentur, quae auctor non intelligit, non est dubium quin Spiritus Sanctus inte-
llexerit, qui est principalis auctor divinae Scripturae. Unde omnis veritas quae,
salva litterae circumstantia, potest divinae Scripturae aptari, est eius sensus». Ibi-
dem.

74
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

consecuencia, es algo que pertenece al texto bíblico -es un sentido


«propio», es decir, adecuado55- y es también algo entendido, intentado,
por el Espíritu Santo, Autor principal de la Escritura.

¿Condiciones? Nuevamente, que sea verdadero (aliqua vera) y que


salvaguarde la circunstancia del texto (salva litterae circumstantia). Senta-
dos estos principios, Santo Tomás prosigue explicando que puede ha-
ber interpretaciones patrísticas «encontradas» pero que no repugnen a
la verdad filosófica ni teológica y que se acomoden al texto.

Por último, creemos que resultará útil ensayar dos observaciones


terminológicas a fin de esclarecer más los conceptos presentes en el
texto.

La primera anotación es sobre el término «litterae» que puede ser


entendido como texto, palabras, etc. pero con diversos matices.

Primero, como «el modo de expresión» usado en la Biblia. Al distin-


guir entre el sensus litterae y la misma realidad de las cosas, parece que se
refiere al modo concreto en que la Biblia expresa la realidad. De este modo,
olvidarse de considerar el modo en que la Escritura se expresa, puede
deformar la realidad que intenta señalar. La pregunta que debería ha-
cerse sería, entonces: ¿en qué sentido es usada esta expresión?

Segundo, como «el término o la expresión en sí», es decir, tomada ma-


terialmente. En efecto, las expresiones «sub una littera multos sensus»
y «sub una serie litterae» podría significar: «muchos sentidos bajo una
única palabra». Así, pues, existe la posibilidad de tomar los términos en
su materialidad y descubrir sentidos a partir de los mismos. Esto no

55
Esta traducción de eius como propio quiere resaltar lo que el Aquinate indica aquí,
es decir, que dichas pertenece con propiedad, de modo estricto, a las Sagradas Escri-
turas.

75
DIÁLOGO 73

significa, sin embargo, que se descuiden los otros elementos mencio-


nados.

En tercer lugar, podemos considerar las expresiones «salva litterae


circumstantia […] circumstantia litterae patitur» que parecieran referirse al
contexto, es decir, a las «circunstancias» que acompañan al texto. Sin
embargo, consideramos que la traducción más acertada es la de «el tenor
de las palabras»56. De hecho, no pareciera que la expresión del Aquinate
se extienda a todos los particulares que busca el exégeta moderno al
determinar el contexto de un texto bíblico. Es cierto que el concepto
va en la misma dirección, pero la extensión del mismo no es necesa-
riamente la misma57.

La segunda observación terminológica es sobre el verbo aptari que


santo Tomás utiliza. En latín los verbos adaptare y aptare pueden ser
traducidos ambos como adaptar, acomodar, ajustar. Creemos que en
nuestro texto el hincapié está puesto más en la fidelidad o adecuación
al texto (adaptarse a él, lo cual da gran amplitud de interpretación -in-
cluyendo el llamado sunsus plenior-) que en la habilidad del expositor
para acomodar el texto arbitrariamente según la necesidad (lo que más
adelante llamaremos sentido «acomodaticio»). Por otra parte, no pare-
ciera que el Aquinate aplique dicho término tan solo al sentido literal,

56
M. Á. TÁBET, Una introducción a la Sagrada Escritura, Madrid 1981, 42.
57
San Agustín, a quien santo Tomás sigue en esto, da una regla para elegir entre los
sentidos haciendo referencia también a esta Scripturae circumstantia, que no siempre
puede ser determinada. «Et cum divinos Libros legimus in tanta multitudine ve-
rorum intellectuum, qui de paucis verbis eruuntur, et sanitate catholicae fidei mu-
niuntur, id potissimum deligamus, quod certum apparuerit eum sensisse quem
legimus; si autem hoc latet, id certe quod circumstantia Scripturae non impedit,
et cum sana fide concordat: si autem et Scripturae circumstantia pertractari ac dis-
cuti non potest, saltem id solum quod fides sana praescribit». SAN AGUSTÍN,
Gennesi ad litteram, L. I, 21.41.

76
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

puesto que el sentido espiritual debe fundarse en el literal, como ve-


remos más adelante, y en este sentido debe ser también «adaptado» al
texto.

Saquemos entonces algunos puntos en limpio.

No se habla aun del sentido espiritual.

Se afirma la posibilidad de multiplicidad de sentidos y de autores


(humano y divino).

Se plantea la existencia de un excedente (sin usar este término aun)


del sentido dado por Dios con respecto al dado por el hagiógrafo.

Se excluye firmemente la atribución de lo falso y lo herético a la


Escritura, así como lo que no corresponda con el texto o con las cir-
cunstancias del texto.

a3. Quaestiones de quolibet, VII, q. 6, aa. 1-3: Sobre los sentidos


de la sagrada Escritura

El texto que presentamos a continuación trata extensamente de los


sentidos bíblicos y, «en torno a esto, se pregunta tres cosas: si, más allá
de los sentidos literales, se esconden en las palabras de la sagrada Es-
critura otros sentidos (a. 1); sobre el número (¿cuatro?) de los sentidos
de la sagrada Escritura (a. 2); si esos sentidos se encuentran en otras
escrituras (a. 3)».

Antes de adentrarnos en estos artículos, señalemos los particulares


sobre la datación y naturaleza del mismo.

A pesar de tratarse de la séptima quaestio disputata, muchos estudio-


sos la colocan en el primer período parisino del Aquinate, en Pascua
del año 1256, tratándose entonces de la primera de las doce quodlibetales
conocidas. El orden actual se explicaría por una primera edición de las

77
DIÁLOGO 73

quodlibetales llevadas a cabo en el segundo período parisino (1269-


1272), en que santo Tomás se convierte en un maestro célebre. A esta
edición seguiría una segunda en la que se habrían adjuntado posterior-
mente las cuestiones del período juvenil, colocadas a continuación de
las ya publicadas.

Respecto a la naturaleza de nuestra cuestión se discute si se trata


realmente de una quodlibet o si habría que pensar en una quaestio dispu-
tata añadida posteriormente en medio de las quodlibetales. Su prolija y
completa forma (parece un pequeño tratado a se) y la falta de mención
a los «sentidos de las Escrituras» en el prólogo de la entera quaestio
disputata, parecen ir a favor de esta segunda hipótesis. Por su parte,
Guatier propone la hipótesis de un descuido de parte del Aquinate que
al querer quitar la cuestión siguiente (la séptima, sobre el trabajo ma-
nual) habría quitado con ella la mención del prólogo a la cuestión de
los sentidos bíblicos. Otros argumentos más favorecen la propuesta de
conservarla como una quaestio disputata. Por ejemplo, linguísticamente
parece estar ligada con la anterior cuestión por un «Deinde». Además,
se relaciona conceptualmente, por una parte, con Quaestiones de quoli-
bet, VII, q. 5, a. 13, ad 1 (donde se menciona el sentido metafórico y
que habría dado pie a esta nueva cuestión) y, por otra, con Quaestiones
de quolibet, VII, q. 1, a. 2 (que permite la respuesta concisa de Quaestio-
nes de quolibet, VII, q. 6, a. 1)58.

Realizadas estas breves observaciones, presentemos ahora cada uno


de los tres artículos arriba mencionados.

En el primer artículo se pregunta si puede haber sentidos «no-


literales», es decir, otros sentidos que vayan más allá del literal.

58
Cf. COGGI, R., en la introducción a SAN TOMMASO D’AQUINO, Le questioni
disputate, t. I, Edizioni Studio Domenicano, Bologna 2003, 8-11.

78
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

En el breve corpus se introduce una distinción fundamental entre la


manifestación (o expresión) de la verdad por medio de cosas o por me-
dio de palabras (rebus et verbis) «en cuanto que las palabras significan una
cosa, y una cosa puede ser figura de otra» 59.

El sentido literal consiste en esta manifestación de las realidades


(res) a través de palabras (verba). El sentido espiritual consiste en que unas
cosas son figuras de otras cosas. El Autor de las cosas, Dios, no puede
tan solo «acomodar» las palabras para que signifiquen algo, sino que
también puede disponer una cosa como figura de otra.

Así se iluminan las objeciones contra la multiplicidad de sentidos


bíblicos. En efecto, que en la misma expresión («in eadem locutione»)
haya muchos sentidos, no implica equivocidad ni multiplicación (obj.
1) porque el sentido espiritual siempre se funda sobre el literal y pro-
cede de él60. Por otra parte, si bien pareciera que la multiplicidad «ob-
nubila el entendimiento» (obj. 2), esta «cierta dificultad dispuesta por
Dios» es útil61. Además, la posible ocasión de error (obj. 3) se excluye
de esta multiplicidad por lo dicho en la primera respuesta y porque,
como dice san Agustín, «no hay nada que se transmita ocultamente en

59
«Respondeo dicendum quod sacra Scriptura ad hoc divinitus est ordinata ut per
eam nobis veritas manifestetur necessaria ad salutem. Manifestatio autem vel
expressio alicuius veritatis potest fieri de aliquo rebus et verbis; in quantum
scilicet verba significant res, et una res potest esse figura alterius. Auctor autem
rerum non solum potest verba accommodare ad aliquid significandum, sed etiam
res potest disponere in figuram alterius. Et secundum hoc in sacra Scriptura
manifestatur veritas dupliciter. Uno modo secundum quod res significantur per
verba: et in hoc consistit sensus litteralis. Alio modo secundum quod res sunt
figurae aliarum rerum: et in hoc consistit sensus spiritualis. Et sic sacrae
Scripturae plures sensus competunt». SANTO TOMÁS DE AQUINO, Quaestiones de
quolibet, VII, q. 6. a. 1.
60
«[…] sensus spiritualis semper fundatur super litteralem, et procedit ex eo».
Ibidem, VII, q. 6. a. 1, ad 1.
61
«[…] utiliter est a Deo dispositum ut veritas in sacra Scriptura cum aliqua
difficultate manifestetur». Ibidem, VII, q. 6. a. 1, ad 2.

79
DIÁLOGO 73

algún lugar de la sagrada Escritura, que no se exponga manifiesta-


mente en otra parte»62. Asimismo, que el sentido literal tenga mayor
robustez argumentativa que el sentido espiritual (theologia symbolica), no
quiere decir que este último no convenga a la sagrada Escritura (obj.
4). «No es por defecto de autoridad que no pueda argumentarse efi-
cazmente a partir del sentido espiritual, sino a causa de la naturaleza
misma de la similitud en la cual se funda»63. Por último, pueden en-
contrarse sentidos más allá de los intentados por el autor (humano)
(obj. 5), justamente porque existe otro Autor principal que en una pala-
bra (in uno verbo) entendió muchas cosas que serían expuestas o dis-
cernidas por los expositores64. Además, el mismo autor instrumental puede
entender simultáneamente muchas cosas, pero bajo distintos respec-
tos (in quantum)65.

Pasando al segundo artículo, la pregunta fundamental que en-


contramos es sobre el número preciso de los sentidos bíblicos, es de-
cir, ¿son cuatro?, ¿más? ¿o menos?

En los dos Sed contra san Agustín y san Beda hablan de cuatro sen-
tidos. Por eso en el corpus santo Tomás precisará el fundamento de esta
distinción.

62
«[…] nihil est quod occulte in aliquo loco sacrae Scripturae tradatur quod non
alibi manifeste exponatur». Ibidem, VII, q. 6. a. 1, ad 3.
63
«[…] non est propter defectum auctoritatis, quod ex sensu spirituali non potest
trahi efficax argumentum, sed ex ipsa natura similitudinis, in qua fundatur
spiritualis sensus». Ibidem, VII, q. 6. a. 1, ad 4.
64
«[…] auctor principalis sacrae Scripturae est Spiritus Sanctus, qui in uno verbo
sacrae Scripturae intellexit multo plura quam per expositores sacrae Scripturae
exponantur, vel discernantur». Ibidem, VII, q. 6. a. 1, ad 5.
65
«Nec est etiam inconveniens quod homo, qui fuit auctor instrumentalis sacrae
Scripturae, in uno verbo plura intelligeret: quia prophetae, ut Hieronymus dicit
super Osee, ita loquebantur de factis praesentibus, quod etiam intenderunt futura
significare. Unde non est impossibile simul plura intelligere, in quantum unum
est figura alterius». Ibidem, VII, q. 6. a. 1, ad 5.

80
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

Partiendo de la doble manifestación de la verdad («por palabras y


por las figuras de las cosas») dice que a la primera pertenece el sentido
literal o histórico; y da una importante regla: «Pertenece al sentido literal
todo aquello que se toma rectamente a partir de la significación de las palabras»66.

Luego explica el porqué del nombre «espiritual» (pues lo visible


suele ser figura de lo invisible)67, y establece dos divisiones:

La primera (en dos) es respecto a la finalidad para la cual fueron


manifestadas estas verdades «figuradas a través de otras realidades»:

• para creer rectamente


• para obrar rectamente (a esta corresponde el sentido moral o tro-
pológico).

La segunda división (en tres) sigue el orden de las cosas que se han de
creer (primera finalidad del sentido espiritual) y es «temporal» según
tres «estados»:

• 1º) de la Sinagoga;
• 2º) de la Iglesia militante;
• 3º) de la Iglesia triunfante68.

66
«[…] totum id ad sensum litteralem pertinet quod ex ipsa verborum significatione
recte accipitur». Ibidem, VII, q. 6. a. 2.
67
«Sed sensus spiritualis, ut dictum est, accipitur vel consistit in hoc quod quaedam
res per figuram aliarum rerum exprimuntur, quia visibilia solent esse figurae
invisibilium, ut Dionysius dicit. Inde est quod sensus iste qui ex figuris accipitur,
spiritualis vocatur». Ibidem, VII, q. 6. a. 2.
68
«Si ad recte operandum; sic est sensus moralis, qui alio nomine tropologicus
dicitur. Si autem ad recte credendum, oportet distinguere secundum ordinem
credibilium; ut enim Dionysius dicit, IV cap. Cael. Hierar., status Ecclesiae
medius est inter statum synagogae, et statum Ecclesiae triumphantis». Ibidem, VII,
q. 6. a. 2.

81
DIÁLOGO 73

Así, puesto que el Antiguo Testamento fue figura del Nuevo,


cuando se expone lo que aconteció en el Antiguo Testamento en rela-
ción a Cristo y a la Iglesia, tenemos el sentido alegórico o típico; y, ya
que el Antiguo y el Nuevo a la vez, son figura de las cosas celestes
(Iglesia triunfante), tenemos un sentido anagógico69.

Podríamos graficarlo del siguiente modo:

Significación... Sentido
...a través de palabras (verba) Literal o histórico
...a través de cosas (res)... con dos finalidades:
Para obrar rectamente Moral o tropológico

Para creer AT figura del NT Alegórico o típico


rectamente AT y NT figuras del Cielo Anagógico
Tres «tiempos»:
de la Sinagoga (AT) / de la Iglesia militante / de la Iglesia triunfante

Las precisiones introducidas por medio de las objeciones son real-


mente enriquecedoras:

Una cosa es una semejanza imaginada y usada para significar, y otra


cosa es algo verdaderamente real que a su vez está ordenado a ser como la

69
«Vetus ergo testamentum figura fuit novi: vetus simul et novum figura sunt
caelestium. Sensus ergo spiritualis, ordinatus ad recte credendum, potest fundari
in illo modo figurationis quo vetus testamentum figurat novum: et sic est
allegoricus sensus vel typicus, secundum quod ea quae in veteri testamento
contigerunt, exponuntur de Christo et Ecclesia; vel potest fundari in illo modo
figurationis quo novum simul et vetus significant Ecclesiam triumphantem; et sic
est sensus anagogicus». Ibidem, VII, q. 6. a. 2.

82
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

sombra con respecto a la verdad. Lo primero no excede el sentido literal


(es decir, es una simple metáfora) y podría utilizarse en referencia a
Cristo70 (significado por el «cordero» o por la «piedra» de Dn 2,34 «que
se desprende sola del monte») o a otros hombres (come el rey de los
Griegos que es significado por un macho cabrío en Dn 8,571). Lo se-
gundo, es decir, la significación de Cristo y de sus miembros a través
de realidades (no directamente a través de palabras), da por resultado
(facit) otro sentido más allá del literal, a saber, el alegórico72.

Además, no es indebido distinguir entre sentido moral y alegórico a


pesar de que ambos se refieran a la única Iglesia (a sus miembros el
primero, a su Cabeza el segundo, cf. obj. 2). De hecho, ambos (el moral
y el alegórico) se refieren a los miembros de Cristo, aunque el moral
en referencia a sus propios actos y el alegórico en cuanto que son considerados
como tales (es decir, como miembros)73.

Por lo demás, no es vana la distinción entre sentido literal y moral,


aunque haya muchas «instrucciones morales» dichas en sentido literal
(obj. 3). En efecto, se habla de sentido (espiritual) moral solamente

70
«Si alicubi vero inveniatur quod Christus significatur per huiusmodi imaginarias
similitudines, talis significatio non excedit sensum litteralem». Ibidem, VII, q. 6. a.
2, ad 1.
71
«Sicut enim in sacra Scriptura aliqua figurate dicuntur de Christo, ita etiam
figurate dicuntur de multis aliis hominibus; sicut Dan. VIII, 5, per hircum
caprarum significatur rex Graecorum». Ibidem, VII, q. 6. a. 2, ob. 1.
72
«Sed ad Christum designandum etiam illa quae in rei veritate contigerunt,
ordinantur sicut umbra ad veritatem; et ideo talis significatio, qua per huiusmodi
res Christus aut eius membra significantur, facit alium sensum praeter
historicum, scilicet allegoricum». Ibidem, VII, q. 6. a. 2, ad 1.
73
«[…] moralis sensus pertinet ad membra Christi quantum ad proprios eorum
actus, et non secundum quod considerantur ut membra». Ibidem, VII, q. 6. a. 2, ad
2.

83
DIÁLOGO 73

cuando la instrucción moral se hace a partir de las similitudes de cosas reali-


zadas. Y así el sentido moral es de tal modo parte del espiritual, que
nunca se identifican el sentido moral propiamente dicho y el sentido literal 74.

Tampoco está de más distinguir entre alegórico y anagógico, aunque


ambos se refieran a la Iglesia (militante y triunfante respectivamente)
cuya única Cabeza es Cristo (obj. 4). Y esto porque Cristo es Cabeza
de «ambas Iglesias» pero con actos diversos: justificando a la militante, glo-
rificando a la triunfante75.

Por último, es cierto que no es necesario que todas las partes de la


Biblia tengan los cuatro sentidos (obj. 5), pero es indudable que los
cuatro están presentes en ella, aunque a veces los cuatro juntos, a veces
solo tres, a veces dos, a veces sólo uno (el literal), que es el único que
puede darse aisladamente.

Sobre esta última problemática transcribimos la extensa respuesta


(ad 5) que nos limitamos a esquematizar con breves acotaciones para
hacer notar el número y la naturaleza de sentidos que podemos hallar
y remarcando con cursiva algunas palabras claves. También para ayu-
dar a la comprensión del texto, ponemos entre paréntesis los términos

74
«[…] moralis sensus non dicitur omnis sensus per quem mores instruuntur, sed
per quem instructio morum sumitur ex similitudine aliquarum rerum gestarum;
sic enim moralis sensus est pars spiritualis, quod nunquam est idem sensus mo-
ralis et litteralis». Ibidem, VII, q. 6. a. 2, ad 3.
75
«[…] sicut sensus allegoricus pertinet ad Christum, secundum quod est caput
Ecclesiae militantis, iustificans eam et gratiam infundens; ita et sensus anagogicus
pertinet ad eum secundum quod est caput Ecclesiae triumphantis, glorificans
eam». Ibidem, VII, q. 6. a. 2, ad 4.

84
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

entre los cuales creemos que el Aquinate intenta establecer una rela-
ción76.

Cuatro sentidos (literal, alegórico, moral y anagógico): «En


la sagrada Escritura en efecto, ante todo las cosas posteriores son expues-
tas a partir de las anteriores; y por eso a veces en la sagrada Escritura se
dice algo sobre lo anterior según el sentido literal que puede exponerse
sobre las cosas posteriores espiritualmente; pero no viceversa»77.

(Antiguo Testamento → Nuevo Testamento) «Pero entre todas las


cosas que en la sagrada Escritura se narran, aquellas cosas que perte-
necen al Antiguo Testamento son primeras; y por eso, las cosas que
miran a los hechos del Antiguo Testamento según el sentido literal,
pueden ser expuestas en los cuatro sentidos»78.

(Cristo → Iglesia) «Segundas, sin embargo, son aquellas cosas que


pertenecen al estado de la Iglesia presente, entre las cuales, las cosas que
pertenecen a la Cabeza, son anteriores respecto de aquellas que perte-
necen a los miembros»79; porque el mismo cuerpo verdadero del Señor, y
aquellas cosas que en él se llevaron a cabo, son figuras del Cuerpo mís-
tico de Cristo, y de aquellas cosas que en él se llevan a cabo, de modo

76
Cf. M. ARIAS REYERO, Thomas von Aquin als Exeget, 121-122. El A. presenta com-
parativamente los esquemas que parecen subyacer a los textos tomistas en donde
se establecen este tipo de relaciones.
77
«In sacra enim Scriptura praecipue ex prioribus posteriora significantur; et ideo
quandoque in sacra Scriptura secundum sensum litteralem dicitur aliquid de
priori quod potest spiritualiter de posterioribus exponi, sed non convertitur».
Ibidem, VII, q. 6. a. 2, ad 5.
78
«Inter omnia autem quae in sacra Scriptura narrantur, prima sunt illa quae ad
vetus testamentum pertinent; et ideo quae secundum litteralem sensum ad facta
veteris testamenti spectant, possunt quatuor sensibus exponi». Ibidem, VII, q. 6. a.
2, ad 5.
79
«Secunda vero sunt illa quae pertinent ad statum praesentis Ecclesiae, in quibus
illa sunt priora quae ad caput pertinent, respectu eorum quae pertinent ad
membra». Ibidem, VII, q. 6. a. 2, ad 5.

85
DIÁLOGO 73

que en él mismo, Cristo, debemos tomar ejemplo de vida. En Cristo


también la gloria futura nos es premostrada»80; «de donde aquellas cosas
que literalmente se dicen del mismo Cristo cabeza; pueden exponerse
alegóricamente, refiriéndose a su Cuerpo místico; moralmente, refi-
riéndose a nuestros actos, los cuales deben reformarse según aquel
(Cristo); y anagógicamente, en cuanto que en Cristo se nos debe mos-
trar el camino de la gloria»81.

Tres sentidos (literal, moral y anagógico): (Iglesia → Iglesia82)


«Pero cuando según el sentido literal se dice algo sobre la Iglesia, no puede
exponerse alegóricamente (sino fortuitamente de aquellas cosas que se
dicen de la primitiva Iglesia, en cuanto que son expuestas en relación
con un estado futuro de la Iglesia presente); pueden sin embargo ex-
ponerse moral y anagógicamente83.

Dos sentidos (literal y alegórico): «Pero las cosas que moral-


mente se dicen según el sentido literal, no se acostumbró exponer sino en
sentido alegórico»84.

80
«[…] quia ipsum corpus verum Christi, et ea quae in ipso sunt gesta, sunt figura
corporis Christi mystici, et eorum quae in ipso geruntur, ut in ipso scilicet
Christo, exemplum vivendi sumere debeamus. In Christo etiam futura gloria
nobis praemonstrata est». Ibidem, VII, q. 6. a. 2, ad 5.
81
«[…] unde ea quae ad litteram de ipso Christo capite dicuntur, possunt exponi et
allegorice, referendo ad corpus eius mysticum; et moraliter, referendo ad actus
nostros, qui secundum ipsum debent reformari; et anagogice, in quantum in
Christo est nobis iter gloriae demonstratum». Ibidem, VII, q. 6. a. 2, ad 5.
82
Como Cuerpo místico de Cristo, en oposición al cuerpo verdadero, físico, del Señor.
83
«Sed quando secundum litteralem sensum dicitur aliquid de Ecclesia, non potest
exponi allegorice; nisi forte ea quae dicuntur de primitiva Ecclesia, exponantur
quantum ad futurum statum Ecclesiae praesentis; possunt tamen exponi
moraliter, et anagogice». SANTO TOMÁS DE AQUINO, Quaestiones de quolibet, VII,
q. 6. a. 2, ad 5.
84
«Ea vero quae moraliter dicuntur secundum sensum litteralem, non consueverunt
exponi nisi allegorice». Ibidem, VII, q. 6. a. 2, ad 5.

86
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

Un sentido (literal): «Sin embargo, las cosas que según el sentido


literal pertenecen al estado de gloria, ningún otro sentido se acostumbró
exponer; y esto porque ellas mismas no son figuras de otras, sino que
ellas son figuradas por todas las otras»85.

Por último, expongamos el tercer artículo que se pregunta si es-


tos sentidos son exclusivos de la Biblia.

Existe cierta dificultad para comprender las objeciones de este ar-


tículo, aunque es claro que los mismos apuntan a una cuestión crucial:
¿es el sentido espiritual en sí mismo un mysterium, algo exclusivamente
divino, sobrenatural?

El problema viene porque en otras ciencias también se procede a


partir de similitudes (obj. 1); lo propio del arte poético, por ejemplo,
es designar la verdad de las cosas por medio de algunas similitudes
ficticias (obj. 2); además, en las otras ciencias es posible indicar mu-
chos sentidos diversos a través de una única expresión (obj. 3).

El corpus va al meollo de la cuestión y establece un principio fun-


damental: sólo se puede ordenar, disponer, lo que se domina o sujeta. La Pro-
videncia de Dios que gobierna el curso de las cosas, puede hacer que
ellas, prosiguiendo su propio curso, signifiquen otras cosas: sentido
espiritual86.

La industria humana, que no gobierna las cosas, puede significar


algo por palabras o ficciones, pero solo puede hacerlo para significar (no

85
«Illa vero quae secundum sensum litteralem pertinent ad statum gloriae, nullo
alio sensu consueverunt exponi; eo quod ipsa non sunt figura aliorum, sed ab
omnibus aliis figurata». Ibidem, VII, q. 6. a. 2, ad 5.
86
«Dicendum, quod spiritualis sensus sacrae Scripturae accipitur ex hoc quod res
cursum suum peragentes significant aliquid aliud, quod per spiritualem sensum
accipitur». Ibidem, VII, q. 6. a. 3, c.

87
DIÁLOGO 73

para ser) y por esto no excede el sentido literal el cual significa por
medio de palabras87.

Así, «las cosas son ordenadas en su curso para que de ellas pueda
tomarse dicho sentido (el espiritual), de modo tal que pertenezca so-
lamente a quien gobierna las cosas por su providencia, es decir, sola-
mente a Dios»88.

Por otra parte, lo más interesante de las respuestas está en la aclara-


ción sobre cómo pueden las otras ciencias proceder de una cosa a varias:
esto lo hacen argumentando.

Deben «argumentar» para que una palabra signifique, primero, una


cosa y, luego, otra distinta (obj. 1)89. Deben «argumentar» para sacar
conclusiones a partir de los principios; no pueden, a través del signo
de una cosa, entender simultáneamente otras cosas como si fueran «lo

87
«Sicut enim homo potest adhibere ad aliquid significandum aliquas voces vel
aliquas similitudines fictas, ita Deus adhibet ad significationem aliquorum ipsum
cursum rerum suae providentiae subiectarum. Significare autem aliquid per verba
vel per similitudines fictas ad significandum tantum ordinatas, non facit nisi
sensum litteralem, ut ex dictis patet. Unde in nulla scientia, humana industria
inventa, proprie loquendo, potest inveniri nisi litteralis sensus; sed solum in ista
Scriptura, cuius Spiritus Sanctus est auctor, homo vero instrumentum; secundum
illud Psalm. XLIV, v. 2: lingua mea calamus Scribae velociter scribentis». Ibidem, VII, q.
6. a. 3, c.
88
«Sic autem ordinantur res in cursu suo, ut ex eis talis sensus possit accipi, quod
eius solius est qui sua providentia res gubernat, qui solus Deus est». Ibidem, VII,
q. 6. a. 3, c. Creemos adecuada esta traducción aunque advertimos que está aco-
modada a la exposición y que sic está traducido como correlativo de quod y no de
ut, que traducimos como final.
89
«[…] in aliis scientiis proceditur ex similibus argumentando; non quod ex verbis
quibus una res significatur, significetur et alia res». Ibidem, VII, q. 6. a. 3, ad 1.

88
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

significado», sino sólo argumentando desde allí (inde) (obj. 3)90. Final-
mente, las ficciones poéticas no están ordenadas a otra cosa más que a
significar91. Su significación se agota en sí misma; son signo, sí, pero no
«signo de cosas que a su vez significarán»92, como en el caso del sentido
espiritual.

De este largo texto sobre los sentidos bíblicos podemos destacar los
siguientes puntos.

Se establece el principio de distinción entre sentido literal y espiri-


tual (significación por medio de palabras o significación por medio de
cosas).

Se justifica y se funda la existencia de cuatro sentidos diversos en


la Biblia y se dan claras precisiones sobre la naturaleza de cada uno.

Se afirma con claridad que el sentido espiritual es dado exclusiva-


mente por Dios y no puede ser dado por el hagiógrafo.

Se hacen otras distinciones importantes como aquella de los tres


estados del pueblo de Dios (Sinagoga, Iglesia militante e Iglesia triun-
fante) o aquella otra entre las verdades para creer y las verdades para
obrar.

90
«[…] qui dicit unum, quodammodo dicit multa, scilicet in potentia, secundum
quod conclusiones sunt potentia in principiis: ex uno enim principio multae
conclusiones sequuntur; non quod in aliis scientiis per modum significationis
quod dicitur de una re, simul de aliis intelligatur ut significatum, licet inde trahi
possit per argumentationem, et cetera». Ibidem, VII, q. 6. a. 3.
91
«[…] quod fictiones poeticae non sunt ad aliud ordinatae nisi ad significandum;
unde talis significatio non supergreditur modum litteralis sensus». Ibidem, VII, q.
6. a. 3, ad 2.
92
Esta última explicación es nuestra.

89
DIÁLOGO 73

Se ofrecen varios sinónimos como literal=histórico; alegórico=tí-


pico; moral=tropológico.

a4. Expositio et lectura super epistolas Pauli Apostoli. Ad Galatas,


c. 4, lect. 7: San Pablo declara una alegoría: Ismael (judíos) - Israel
(gentiles)93

Aunque la datación de este comentario no es unánime, podemos


destacar dos hipótesis principales: la de los que lo colocan entre 1259
y 1268 o, más restrictivo, entre 1259 y 1265 (sólo Synave sostiene la
hipótesis de la contemporaneidad con la Prima pars de la Suma, es de-
cir, entre 1266 y 1268); otros retrasan la datación a 1269-1272, por
ende, al segundo período parisino94.

En esta lección del comentario a la Carta a los Gálatas el Aquinate


señala que san Pablo «prueba la dignidad de la gracia por la autoridad
de la Escritura». Santo Tomás distingue de inmediato entre el hecho
(factum) y el misterio (mysterium) que expone el Apóstol.

El propósito es mostrar que «en la misma Ley existen ciertos ele-


mentos por los que se dice manifiestamente que la Ley no debe ser
conservada. De manera especial, san Pablo hace mención a los dos
hijos de Abraham. Y primero señala una cosa en la cual ambos con-
vienen (un solo padre); y luego dos cosas en las que difieren (madres
y modos de generación)»95.

93
«Decidme los que queréis estar bajo la Ley: ¿no habéis leído la Ley? Porque escrito
está que Abraham tuvo dos hijos: uno de la esclava y el otro de la libre. Pero el de
la esclava, según la carne nació; mas el de la libre, por la promesa. Todo lo cual
fue dicho por alegoría» (Gal 4,21-24).
94
Cf. M. M. ROSSI, Teoria e metodo esegetici in S. Tommaso D’Aquino.
95
«Et specialiter apostolus facit mentionem de duobus filiis Abrahae. Et primo ponit
unum in quo conveniunt; secundo duo in quibus differunt. Conveniunt quidem
in uno patre. Unde dicit scriptum est, quoniam Abraham duos filios habuit. Habuit

90
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

Y así explica: «Por Ismael se significa al pueblo de los judíos, que


nació según la carne; y por Israel se entiende el pueblo de los gentiles,
que nació según la promesa: la que se le hizo a Abraham, de que
llegaría a ser el padre de muchas naciones»96.

Con ocasión de este texto paulino es que santo Tomás trata bre-
vemente la doctrina de los sentidos bíblicos ofreciendo con ella va-
liosas aclaraciones.

El Aquinate explica, por una parte, el término «alegoría» como


«tropos o modo de decir, por el que se dice una cosa y se entiende
otra»97. Por otra parte, advierte los diversos usos que puede hacerse

etiam alios quam istos duos filios, quia post mortem Sarae alios genuit de
Caethura, ut dicitur Gen. XXV, 2; de quibus mentionem non fecit apostolus, quia
non pertinent ad hanc significationem. Possunt tamen per istos duos, scilicet
filium ancillae et filium liberae, duo populi scilicet, Iudaeorum et gentium,
designari; per alios vero filios Caethurae, schismatici et haeretici. Qui quidem duo
populi conveniunt in uno patre; quia Iudaei sunt filii Abraham secundum carnem,
gentiles vero secundum imitationem fidei. Vel sunt filii Abrahae, id est Dei, qui
est pater omnium. Mal. II, 10: nonne Deus pater omnium, etc., Rom. III, v. 29: an
Iudaeorum tantum? Differunt autem in duobus, scilicet in conditione matris, quia
unus est de ancilla, ut dicitur Gen. XXI, 10. Nec tamen peccavit Abraham ad eam
accedens, quia accessit ad eam coniugis affectu et ordinatione divina. Alius autem
est de libera, scilicet Isaac, quem genuit ei Sara uxor sua. Gen. c. XVIII, 10: veniam
ad te tempore isto, vita comite, et Sara uxor tua, et cetera. Item differunt in modo
generationis, quia qui de ancilla, scilicet Ismael, secundum carnem natus est; qui autem
de libera, scilicet Isaac, per repromissionem». SANTO TOMÁS DE AQUINO, Expositio et
lectura super epistolas Pauli Apostoli. Ad Galatas, c. 4, lect. 7.
96
«Per Ismael significatur populus Iudaeorum, qui secundum carnem natus est; per
Isaac vero intelligitur populus gentium, qui natus secundum repromissionem,
qua promissum est Abrahae, quod esset futurus pater multarum gentium. Gen.
XXII, 18: in semine tuo benedicentur, et cetera». Ibidem.
97
Es preciso señalar que, en realidad, «alegoría» parece venir más bien de agoreuo
(hablar, decir, referir) que de ago (llevar, conducir). «Anagógico» por su parte, viene sí
de anago (llevar hacia arriba, subir, elevar). De todos modo, la etimología errónea que
da el Aquinate («…ab allos, quod est alienum, et goge, ductio, quasi in alienum
intellectum ducens» [Ibidem]) no afecta en nada a su definición.

91
DIÁLOGO 73

de «alegoría»: refiriéndose, unas veces, a cualquier entendimiento


místico y, otras veces, a uno de los cuatro sentidos de la Biblia que
son: «historicus, allegoricus, mysticus et anagogicus». Llama la atención los
cuatro nombres que da, aunque luego, en la exposición de los mis-
mos, se entiende que el histórico es el literal, que los otros tres son
los espirituales (a los cuales llamará místicos) y que, acá, místico suple
por el moral.

Continúa luego con distinciones importantes. Los dos modos de


significación son el de aquella hecha por palabras y aquella hecha por
las cosas que las palabras significan. El hombre en sus «ciencias» puede
acomodar las palabras para que signifiquen, pero sólo Dios tiene poder
para acomodar también las cosas para que signifiquen; por eso, lo pro-
pio de esta «ciencia» es que tanto las «voces» como las mismas cosas
significadas por ellas, signifiquen otras cosas 98. La conclusión es que
se debe afirmar la existencia de muchos sentidos en la Biblia 99.

Es en este texto donde, por primera vez, se divide explícitamente


el sentido literal entre propio e impropio (por similitud o metafórica-
mente). Por ejemplo, se puede decir «el hombre ríe» o «el prado ríe».
También en la Biblia misma se dice con propiedad que Cristo «ascen-
dió a los cielos» y metafóricamente que «está sentado a la diestra de
Dios». De este modo, el sentido literal incluye el sentido llamado
parabólico o metafórico100.

98
«[…] illa vero significatio qua res significatae per voces iterum res alias significant,
pertinet ad sensum mysticum». Ibidem.
99
«Sed hoc est proprium in ista scientia, ut voces et ipsae res significatae per eas
aliquid significent, et ideo haec scientia potest habere plures sensus». Ibidem.
100
«Per litteralem autem sensum potest aliquid significari dupliciter, scilicet
secundum proprietatem locutionis, sicut cum dico homo ridet; vel secundum
similitudinem seu metaphoram, sicut cum dico pratum ridet. Et utroque modo
utimur in sacra Scriptura, sicut cum dicimus, quantum ad primum, quod Iesus
ascendit, et cum dicimus quod sedet a dextris Dei, quantum ad secundum. Et ideo
sub sensu litterali includitur parabolicus seu metaphoricus». Ibidem.

92
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

Podemos omitir la división que acá se hace del sentido espiritual


puesto que es casi idéntica a la que se hace en la Suma Teológica
cuyo texto veremos enseguida.

Lo interesante es un ejemplo sencillo pero claro con el que con-


cluye esta lección y que permite ver aplicada esta doctrina de los sen-
tidos bíblicos. Dice el Aquinate: «...y de todos (los sentidos) da evi-
dencia un ejemplo. Por aquello que digo, ‘hágase la luz’, literalmente
(ad litteram), sobre la luz corporal, pertenece al sentido literal. Si se
entiende ‘hágase la luz’ como ‘nazca Cristo en la Iglesia’, pertenece
al sentido alegórico. Pero si digo ‘hágase la luz’, es decir, ‘por Cristo
seamos introducidos a la gloria’, pertenece al sentido alegórico. Pero
si digo ‘hágase la luz’, esto es, ‘por Cristo seamos iluminados en el
intelecto y seamos inflamados en el afecto’, pertenece al sentido mo-
ral»101.

De este trozo del comentario tomista a Gálatas, destacamos los si-


guientes puntos:

Se esclarece más el significado y el uso del término «alegoría».

Se habla de una doble significación literal: propia e impropia («según


la propiedad de la locución» o «por similitudes, metafórica»).

Otra vez hallamos expuesto el fundamento de la primera distinción


entre literal y espiritual.

101
«Et omnium horum patet exemplum. Per hoc enim quod dico fiat lux, ad litteram,
de luce corporali, pertinet ad sensum litteralem. Si intelligatur fiat lux id est
nascatur Christus in Ecclesia, pertinet ad sensum allegoricum. Si vero dicatur fiat
lux id est ut per Christum introducamur ad gloriam, pertinet ad sensum
anagogicum. Si autem dicatur fiat lux id est per Christum illuminemur in
intellectu et inflammemur in affectu, pertinet ad sensum moralem». Ibidem.

93
DIÁLOGO 73

También se señala el trasfondo de la división del sentido espiritual


en tres, a la base de la cual hay un triple «tiempo» (de la Ley Antigua, de
la Nueva y de la Gloria) y una finalidad moral («signo de lo que nosotros
debemos hacer»)102.

a5. Summa Theologiae, I, q. 1, a. 10: los sentidos bíblicos en la «in-


troducción» de la Suma Teológica

Hay gran consenso entre los estudiosos al momento de datar la pri-


mera parte de la Suma Teológica, a la cual pertenece nuestro texto.
Santo Tomás habría iniciado esta colosal obra en su estadía en Roma
(1266-1268) donde había llegado para fundar y dirigir un Studium do-
minico, seguramente en santa Sabina, por disposición del capítulo
provincial de 1265. Luego de un intento inconcluso de escribir un
Compendium de la Teología decidió dar inicio a esta obra que serviría
a los principiantes a introducirse ordenadamente al estudio de la sa-
grada Doctrina103.

Nosotros presentaremos el último de los diez artículos de la pri-


mera cuestión de la Prima Pars. Esta cuestión es de una importancia
capital al punto que algunos prefieren presentarla como una cuestión
aislada del resto, como si se tratara de una introducción a toda la Suma.
De este modo, la cuestión sobre la existencia de Dios (Summa Theolo-
giae, I, q. 2) sería realmente la primera questio de la Prima pars.

Pero pasemos ya a nuestro artículo en el cual se recoge de modo


conciso y claro lo más importante de esta doctrina de los sentidos de
las sagradas Escrituras.

102
Esta somera mención final quiere suplir la omisión que hicimos de este texto para
verlo comparado con el de la Suma.
103
Cf. J.-P. TORRELL, Amico della verità, 200-207.

94
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

En primer lugar, se afirma la exclusividad bíblica del sentido espiritual


por ser Dios su autor, el único que puede «acomodar» las cosas para
que signifiquen104.

Segundo, se recuerdan los dos modos de significar que fundan la dis-


tinción entre literal y espiritual, dando una importante indicación al
decir: «el cual se funda sobre el literal y lo supone»105.

Además, se establece otra vez una división del sentido espiritual


que «es triple (trifariam): en efecto, la Antigua Ley es figura de la Nueva
(Heb 7); y esta misma Nueva Ley es figura de la futura gloria (Dionisio);
también en la Nueva Ley todo lo llevado a cabo en la cabeza es signo
de lo que nosotros debemos hacer. Así pues, según que aquellas cosas que
son de la Antigua Ley significan las que son de la Nueva, tenemos el
sentido alegórico; pero según que aquellas cosas que fueron hechas en
Cristo -o en aquellas que significan a Cristo- son signo de lo que no-
sotros debemos hacer, tenemos el sentido moral; pero en cuanto que
significan aquellas cosas que son de la eterna gloria, tenemos el sentido
anagógico»106.

104
«[…] auctor sacrae Scripturae est Deus, in cuius potestate est ut non solum voces
ad significandum accommodet (quod etiam homo facere potest), sed etiam res
ipsas. Et ideo, cum in omnibus scientiis voces significent, hoc habet proprium ista
scientia, quod ipsae res significatae per voces, etiam significant aliquid». SANTO
TOMÁS DE AQUINO, S.Th., I, q. 1, a. 10, c.
105
«[…] qui super litteralem fundatur, et eum supponit». Ibidem.
106
«Hic autem sensus spiritualis trifariam dividitur. Sicut enim dicit apostolus, ad
Hebr. VII, lex vetus figura est novae legis, et ipsa nova lex, ut dicit Dionysius in
ecclesiastica hierarchia, est figura futurae gloriae, in nova etiam lege, ea quae in
capite sunt gesta, sunt signa eorum quae nos agere debemus. Secundum ergo
quod ea quae sunt veteris legis, significant ea quae sunt novae legis, est sensus
allegoricus, secundum vero quod ea quae in Christo sunt facta, vel in his quae
Christum significant, sunt signa eorum quae nos agere debemus, est sensus
moralis, prout vero significant ea quae sunt in aeterna gloria, est sensus
anagogicus». Ibidem.

95
DIÁLOGO 73

El final del corpus es problemático y permite dos modos de inter-


pretación: pluralidad al interno del sentido literal (muchos sentidos lite-
rales) o simple fundación de los sentidos espirituales en el literal (un
único sentido literal y varios espirituales en él fundados).

El texto dice así: «Puesto que el verdadero sentido literal es el que


el autor intenta (y el autor principal de la sagrada Escritura es Dios,
que comprende todo a la vez por su intelecto), no habría inconve-
niente, como dice san Agustín en Confessiones 12, si también según el
sentido literal hubiera varios sentidos en una palabra de la Escritura»107.

Es determinante para la interpretación de esta expresión el valor


que se le dé a la conjunción adversativa con que inicia esta oración:
«Quia vero […]».

Si la oposición se da con el entero artículo, se estaría recapitulando


el argumento del mismo, insistiendo en que esta pluralidad de senti-
dos espirituales no presenta dificultades, siempre y cuando estos se
funden sobre el literal, como se dice antes. Sería correcta entonces la
segunda hipótesis de la «simple fundación» de diversos sentidos (los
espirituales) sobre uno (el literal).

En cambio, si la oposición que se intenta crear es entre este párrafo


y el anterior (en el cual se trata la pluralidad al interno del sentido espiri-
tual), podríamos interpretar que se quiere decir que no hay dificultad
en que también («etiam») al interno del sentido literal se diera esa plu-
ralidad. Así entendido, se estaría afirmando la posibilidad de varios
sentidos literales.

107
«Quia vero sensus litteralis est, quem auctor intendit, auctor autem sacrae
Scripturae Deus est, qui omnia simul suo intellectu comprehendit, non est
inconveniens, ut dicit Augustinus XII confessionum, si etiam secundum
litteralem sensum in una littera Scripturae plures sint sensus». Ibidem.

96
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

Pero, incluso si se dijera que en este texto se indica la «simple fun-


dación de los sentidos espirituales sobre el literal», es preciso notar que
de ninguna manera se puede concluir que por eso se esté negando ca-
tegóricamente que el sentido literal pueda ser múltiple. Hemos visto ya que,
en la mente del Aquinate, «no hay inconveniente en que el hombre,
autor instrumental de la sagrada Escritura, entienda en una palabra
muchas cosas»108. En esta dirección, si el autor (sea humano o divino)
puede entender en una palabra (lo cual corresponde al modo de signifi-
cación literal) muchas cosas, debería afirmarse que el sentido literal
puede ser múltiple, recordando que la extensión de esta multiplicidad
depende en definitiva de la intención de dichos autores.

Quizás sea esto último lo que se quiera insinuar acá, aunque es de


notar la respuesta a la primera objeción que pareciera ir en sentido con-
trario. Dicha objeción denuncia la confusión y la debilidad argumenta-
tiva que produce la multiplicidad de sentidos. Pero «estos sentidos no
se multiplican porque una única voz signifique muchas cosas sino porque
[…]»109. Es decir, la multiplicidad de los sentidos bíblicos no se debe
a que una palabra pueda significar muchas cosas sino a que las cosas
significadas por las palabras pueden a su vez significar otras (sentido
espiritual).

108
SANTO TOMÁS DE AQUINO, Quaestiones de quolibet, VII, q. 6, a. 1, ad 5. El texto que
estamos analizando es citado por Ruiz Freites en apoyo de la pluralidad de senti-
dos literales históricos previstos por el hagiógrafo humano, que el Autor deduce
del texto de Quaestiones de quolibet, VII, q. 6, a. 1, ad 5. Cf. A. RUIZ FREITES, «Il
«Commento ai Salmi penitenziali» di Innocenzo III e l’interpretazione biblica alla
luce di san Tommaso», 100-101.
109
«[…] multiplicitas horum sensuum non facit aequivocationem, aut aliam speciem
multiplicitatis, quia, sicut iam dictum est, sensus isti non multiplicantur propter
hoc quod una vox multa significet; sed quia ipsae res significatae per voces,
aliarum rerum possunt esse signa». SANTO TOMÁS DE AQUINO, S.Th., I, q. 1, a.
10, ad 1.

97
DIÁLOGO 73

Por otra parte, en el artículo 3 de la Quaestio de quolibet se dijo que


las «otras ciencias» pueden proceder de una cosa a varias, pero «argu-
mentando». En consecuencia, el hagiógrafo sólo podría ser causa de
este tipo de multiplicidad en cuanto que de sus palabras se pueden de-
ducir o derivar otras cosas. Pero, podemos preguntarnos: ¿no puede el
Autor principal comprender simultáneamente lo que nosotros com-
prendemos razonando?; ¿no puede expresar eso múltiple por medio
de una sola palabra portadora de todo el contenido entendido por Dios?

Nos limitamos por ahora a colocar el interrogante y continuamos


con las objeciones.

De la primera objeción es necesario rescatar una valiosa máxima:


Dice así: «Sin embargo, no por esto (por la ineficacia argumentativa
del sentido espiritual) se pierde algo de la sagrada Escritura, porque no
hay nada necesario para la fe que se contenga bajo el sentido espiritual,
que la Escritura no traiga por el sentido literal en otra parte de modo
manifiesto»110. De este modo, la revelación divina, que quiso servirse de
sentidos «argumentativamente ineficaces» (sentidos espirituales), no
deja de manifestar las verdades fundamentales y necesarias de modo
claro y directo (sentido literal).

La segunda respuesta aclara que el sentido literal puede tener varios


modos (por ejemplo, la simple exposición -histórico-, o dando alguna
explicación -etiológico-)111 y que el término «alegórico» puede ser usado
con diversa extensión como se observa en la exposición de Hugo de

110
«Non tamen ex hoc aliquid deperit sacrae Scripturae, quia nihil sub spirituali
sensu continetur fidei necessarium, quod Scriptura per litteralem sensum alicubi
manifeste non tradat». Ibidem, I, q. 1, a. 10, ad 1.
111
«Nam historia est, ut ipse Augustinus exponit, cum simpliciter aliquid
proponitur, aetiologia vero, cum causa dicti assignatur…». Ibidem, I, q. 1, a. 10, ad
2.

98
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

San Víctor que habla tan solo de tres sentidos porque incluye el ana-
gógico en el alegórico.

La tercera y última objeción dice que «el sentido parabólico se con-


tiene bajo el literal, puesto que por medio de las palabras se puede sig-
nificar una cosa propiamente y otra figuradamente» y esto no implica «que
el sentido literal sea la figura misma sino la cosa figurada»112. El sentido
literal de «brazo de Dios» es la virtud operativa significada por ese miem-
bro del cuerpo y no una errada concepción de un Dios con brazo cor-
poral, «con lo cual queda evidenciado que al sentido literal de la sacra
Escritura nunca se le puede atribuir algo falso»113.

Puntos destacados de este artículo de la Suma son los siguientes:

Estamos ante una exposición madura del Aquinate en la que se


conserva la cuádruple división.

Se lleva a cabo la refutación de las objeciones más importantes con-


tra la multiplicidad de sentidos y contra el sentido espiritual tratadas
en otros lugares (como la posible confusión o la debilidad argumenta-
tiva).

Nuevamente se señala la distinción al interno del sentido literal


(propio y figurado)

Se refieren algunos modos literales (histórico, etiológico, etc.) y se ofre-


cen algunos ejemplos concretos.

Finalmente destaquemos el importante principio que se establece


de que «nada hay necesario para la fe que se contenga bajo el sentido

112
«[…] sensus parabolicus sub litterali continetur, nam per voces significatur
aliquid proprie, et aliquid figurative; nec est litteralis sensus ipsa figura, sed id
quod est figuratum». Ibidem, I, q. 1, a. 10, ad 3.
113
«In quo patet quod sensui litterali sacrae Scripturae nunquam potest subesse
falsum». Ibidem, I, q. 1, a. 10, ad 3.

99
DIÁLOGO 73

espiritual, que la Escritura no traiga por el sentido literal en otra parte


de modo manifiesto».

b. Un intento de síntesis
Ya es momento de recolectar las diversas observaciones realizadas
y tratar de presentarlas lo más fiel y substancialmente posible. Para
esto proponemos una serie de definiciones de los elementos más im-
portantes de esta doctrina e individualizamos algunos principios que
se encuentran incorporados en estas exposiciones tomistas que hemos
seguido.

Para esto evitaremos las palabras superfluas y trataremos de que


nuestras propuestas de definiciones abarquen exhaustiva y armónica-
mente los diversos puntos destacados en las páginas precedentes.

b1. Propuesta de definiciones y explicación

Damos de una vez las definiciones para explicarlas luego bre-


vemente.

Sentido bíblico literal: Significación por medio de las palabras bíblicas


(rectamente entendidas en sí, en su contexto y en la ortodoxia) según la intención
del autor humano y del divino, sea de modo propio o impropio.

Sentido bíblico espiritual: Significación por medio de las realidades


significadas por las palabras de la Biblia según la disposición de su Autor prin-
cipal.

Sentido alegórico: Sentido bíblico espiritual por el que unas realidades


anteriores (en tiempo o naturaleza) significan otras posteriores en sí mismas con-
sideradas.

Sentido moral: Sentido bíblico espiritual por el que unas realidades ante-
riores (en tiempo o naturaleza) significan otras posteriores en referencia a sus
actos.
100
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

Sentido anagógico: Sentido bíblico espiritual por el que unas realidades


anteriores (en tiempo o naturaleza) significan otras posteriores en cuanto últimas.

b2. Explicación de las definiciones

Pasemos, ahora, a dar alguna explicación de estas definiciones con


la intención de denotar el contenido de cada una de sus partes y de
clarificar el porqué de las palabras escogidas.

b2.1. Sentido bíblico literal

- «Sentido bíblico literal»:

Si bien el sentido literal es común a la Biblia y a las «otras ciencias»,


hablamos ya de sentido bíblico literal para no tener que señalar en un
innecesario segundo momento la peculiaridad bíblica de una autoría
teándrica.

- «Significación por medio de las palabras bíblicas…»:

Esta es la esencia del sentido literal si lo consideramos en oposición


al espiritual. Se establece, a su vez, una clara fundación textual de la
auténtica hermenéutica bíblica. Sin embargo, lejos de un fundamen-
talismo, esta definición continúa por medio de varias indicaciones, a
saber:

- «…rectamente entendidas en sí, en su contexto y en la ortodoxia…»:

Una recta consideración de las palabras mismas que exige una aten-
ción primaria a nivel de la crítica textual y de la lingüística. En seguida
subrayaremos la importancia de la intención del autor. Pero es tam-
bién «intención» del autor que sus textos hablen por sí mismo, que
tenga vida propia y sean comprensibles en sí mismos. En ese sentido

101
DIÁLOGO 73

se podría hablar de una «intención de la obra»114. Se da, por tanto, junto


a una adequatio entre la letra y la intención del autor, pero existe tam-
bién una inadequatio, entre otras cosas, en cuanto que las palabras mis-
mas pueden tener un campo semántico mayor a la intención del au-
tor115.

En segundo lugar, es preciso atender a todas las circunstancias que


rodean el texto en cuestión. Sin esta información se debilita de algún
modo (aunque no siempre de modo determinante, como algunos
quieren) la comprensión del mismo.

Por último, la interpretación del texto no puede ir en contra de la


recta fe puesto que Dios (que ha inspirado la Biblia, ha custodiado la
trasmisión del depositum fidei y asiste al Magisterio de la Iglesia de todos
los tiempos) no puede caer en contradicción116.

- «…según la intención del autor…»:

La intención del autor es la que determina en definitiva el conte-


nido semántico de sus expresiones, aunque no por esto debemos des-
ligarla completamente de la significación objetiva y universal que las

114
Ossandón toma «la terminología de Umberto Eco, que presenta la intentio operis
como el verdadero objeto de la interpretación, frente al deconstruccionismo, que
cree únicamente en la intentio lectoris y no respeta los "derechos" del texto» (Cf.
U. ECO, I limiti dell’interpretazioni, Bompiani, Milano 1991). Cf. J. C.
OSSANDÓN WIDOW, «Interpretación bíblica según santo Tomás. Antecedentes y
alcance de su doctrina acerca del sentido literal de la Sagrada Escritura».
115
Cf. M. ARIAS REYERO, Thomas von Aquin als Exeget, 168.
116
La nota de ortodoxia en la definición del sentido literal se extrae de lo dicho ya sea
en los textos analizados (sobre todo en el texto del De potentia) como en otros
textos que no hemos tratados, por ejemplo, en Scriptum super libros Sententiarum, II,
d. 12, q. 1, a. 2, ad 7, en donde se usa la expresión «salva tamen fide» como condición
para aceptar la posible diversidad de interpretaciones. Además es de notar que en
la praxis exegética del Aquinate esta nota será un criterio constante para excluir
ciertas opiniones y legitimar otras.

102
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

palabras tienen en sí. Por otra parte, en el campo de la revelación so-


brenatural se debe considerar seriamente este punto, especialmente
por la desproporción que se da entre la realidad manifestada y el medio
de expresión (por ejemplo, «Padre» e «Hijo» para indicar el misterio
de la vida íntima de Dios trino).

- «…humano y del divino…»:

El concepto moderno de sentido literal pretende huir de la apa-


rente «esquizofrenia teándrica» y ha terminado limitando acientífica-
mente la intención del texto bíblico a la del hagiógrafo. Es más, actual-
mente se presenta esta parcialización gratuita como la esencia del sen-
tido literal, descuidando, sin más, la naturaleza misma del objeto de
estudio117.

- «…sea de modo propio o impropio»:

Aclaración tomista importante porque los diversos modos de ex-


presión por medio de palabras no determinan otros sentidos distintos
del literal. Ya sea a nivel de recursos literarios menores (metáforas, fi-
guras, hipérboles, etc.) o mayores (parábolas, alegorías gramaticales,
etc.) como a nivel de los géneros literarios, no debemos confundirnos
con el sentido bíblico espiritual que significa a través de realidades

117
«...en general los estudios han perdido de vista un hecho fundamental: en ninguna
parte Tomás vincula de forma esencial el sentido literal con la intención expresa
del autor humano. Cuando en la Summa Theologica define el sentido literal por
la intención del autor, se refiere explícitamente a que el autor de la Escritura es
Dios. Por supuesto, no se trata de que Santo Tomás no tenga en consideración la
intención del hagiógrafo ——de hecho, apela a ella con frecuencia cuando ayuda
a comprender el texto121——, sino de si es el mejor modo de definir el sentido
literal». Cf. J. C. OSSANDÓN WIDOW, «Interpretación bíblica según santo Tomás.
Antecedentes y alcance de su doctrina acerca del sentido literal de la Sagrada Es-
critura».

103
DIÁLOGO 73

(cosa que no pueden hacer los hombres por más talento literario que
posean).

b2.2. Sentido bíblico espiritual

- «Sentido bíblico espiritual»:

Ahora sí al decir «bíblico» queremos explicitar la total exclusividad


de este sentido con respecto a la sagrada Escritura.

- «Significación por medio de las realidades significadas por las palabras de


la Biblia…»:

El descuido de esta clara y simple distinción produce confusión y


hastío con respecto a la entera doctrina. La riqueza y complejidad que
luego veremos deben posarse sobre esta forma de significación tal y
cual la explica santo Tomás. «Espiritual» no debe confundirse con «pia-
doso» o «de provecho para el espíritu»; de hecho, hay más cosas piado-
sas y provechosas en sentido literal que en sentido espiritual. Hay que
ser estrictos al hablar de sentidos espirituales y ese rigor científico ini-
cia con esta simple distinción que el Aquinate repite varias veces, se-
gún vimos.

«…según la disposición de su Autor principal»:

Es la omnipotencia del Creador y Gobernador de las cosas la que


ordena las mismas realidades, indicadas en el texto bíblico, para que
sean una res significativa. Y como las palabras son «voces que significan
a voluntad»118, así, el contenido semántico de estas «realidades signifi-
cativas» responden a la voluntad (a la intención) del Único que puede
«pronunciarlas» para que sean; por esto, la humildad del hermeneuta
debe ser máxima. Por otra parte, remarquemos que el gran valor de

118
«[…] vox significativa ad placitum». SANTO TOMÁS DE AQUINO, Expositio Libri
Peryermeneias, l. 1, lect. 5, n. 3; l. 1, lect. 10, n. 2.

104
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

este peculiar sentido (el espiritual) es debido al importante papel que


desempeña dentro de la pedagogía del Revelador.

b2.3. Sentidos bíblicos espirituales… alegórico, moral y anagógico

- «Sentidos bíblicos espirituales»:

Nunca se confunde un sentido espiritual ni con la alegoría gramatical,


ni con preceptos morales ni con referencias escatológicas significados por
medio de palabras, es decir, en sentido literal. Hay una diferencia
esencial en el modo de significar.

- «…por el que unas realidades anteriores (en tiempo o naturaleza) …»:

Para que la definición sea precisa, comprehensiva y diáfana a la vez,


usamos los términos «anteriores» y «posteriores» como significante y
significado, y explicamos que esta primacía puede ser «temporal» o «de
naturaleza» puesto que no solo el Antiguo es figura del Nuevo, y la
Iglesia presente lo es de la futura, sino que lo mismo sucede entre Ca-
beza y miembros del único Cuerpo místico que trasciende lo tempo-
ral.

- «…significan otras posteriores en sí mismas consideradas…, en referencias


a sus actos… o… en cuanto últimas.»:

En esto se ve una distinción fundamental entre los tres sentidos


espirituales, aunque no podemos afirmar que no haya otras diferencias
según modos diversos de consideración. No debemos olvidar que hay
muchos elementos comunes y muchas interrelaciones que enriquecen
esta profunda doctrina. Bástenos acá con destacar estas distinciones
que el Aquinate determina.

105
DIÁLOGO 73

b3. Diversas reglas y principios

Una vez expuestos los puntos fundamentales de nuestro tema, po-


demos extraer algunos principios significativos que el Aquinate va es-
tableciendo en diversos lugares y que, estando involucrados en racio-
cinios más complejos, conviene individualizarlos y reunirlos para vol-
verlos evidentes.

- El sentido literal funda los demás sentidos y éstos a su vez lo supo-


nen:

Se establece así la universalidad del sentido literal (toda la Biblia está


primaria y necesariamente en sentido literal) y la íntima y lógica unidad
que se da entre los diversos sentidos.

- El sentido espiritual es peculiaridad de la sagrada Escritura:

No es el sentido fundante, pero sí es el propio de la Escritura en


cuanto que ninguna otra literatura puede tener este modo de signifi-
cación, si no solo la que tenga a Dios por autor, que es también «Autor»
de las cosas.

- Para argumentar hay que ir al sentido literal aunque el espiritual


no puede despreciarse sin despreciar la sabia pedagogía divina:

La ineficacia demostrativa del espiritual no debe conducirnos a su


desprecio, puesto que el mismo Dios lo ha establecido en atención a
nosotros, a nuestra debilidad. Sin embargo, se destaca el vigor argu-
mentativo del literal porque sólo a partir de él se puede proceder de
modo determinado evitando así la ambigüedad.

- Si hay algo en sentido espiritual que es necesario para la fe, está en


otro lugar en sentido literal:

106
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

Acá se refuerza el principio anterior mostrando que la Teología ar-


gumentativa posee todos los elementos necesarios para su objetivo de
presentar sistemáticamente el mensaje salvífico. No quita sin embargo
que el sentido espiritual sea grandemente útil para esclarecer las ver-
dades de fe.

- No siempre debemos buscar los cuatro sentidos:

Puesto que esto no siempre es posible; un caso ya visto es el de la


referencia bíblica a lo escatológico en sentido literal que no tiene más
sentidos porque las cosas últimas «no son figuras de otras, sino que
ellas son figuradas por todas las demás»119.

- Lo falso y lo herético no puede ser atribuido a la Escritura:

Criterio importantísimo para ayudar a la inteligencia en la bús-


queda de lo que la supera, excluyendo algunas cosas, incluyendo otras,
siempre según que repugnen o no a este principio, es decir, la con-
gruencia con el conocimiento natural y sobrenatural (filosofía y teo-
logía).

c. ¿Otros sentidos?
En la historia de la exégesis bíblica posterior a santo Tomás han
surgido diversas problemáticas que han creado una terminología
nueva en orden a dar expresión a diversas precisiones que se han in-
tentado establecer. Esto parecería ir en desmedro de la doctrina clásica
de los «cuatro sentidos» y postularía la necesidad de una nueva formu-
lación de la misma que integrase estos «sentidos nuevos».

119
«Illa vero quae secundum sensum litteralem pertinent ad statum gloriae, nullo
alio sensu consueverunt exponi; eo quod ipsa non sunt figura aliorum, sed ab
omnibus aliis figurata». SANTO TOMÁS DE AQUINO, Quaestiones de quolibet, VII, q.
6, a. 2, ad 5.

107
DIÁLOGO 73

De todos modos, observaremos que el esquema clásico es capaz de


incluir todas estas distinciones y de encausar las distintas etapas de re-
flexión posteriores.

Nos limitamos aquí a proponer alguna consideración sobre el sen-


sus plenior, el sentido «acomodaticio» y lo que hemos dado por llamar
sentido «acomodado».

A través del sentido adaptado se sienta el minimum indispensable


para postular la pertenencia de un «sentido» (una interpretación) a la
Escritura. El sentido plenior indica en cierto sentido un máximum, abar-
cando armónicamente la totalidad de los sentidos posibles de un texto
bíblico extendiéndose incluso más allá de la intencionalidad humana
y de la «letra». Uno y otro, en definitiva, pueden hacer referencia a
sentidos literales o espirituales y ambos son sentidos «bíblicos». El sen-
tido acomodaticio, en cambio, no cumple con aquel minimum de funda-
mento en el texto sacro que le otorgue la categoría de sentido auténti-
camente bíblico.

c.1. El sentido plenior

La terminología de sensus plenior ha sido introducida en época rela-


tivamente reciente como una especie de reacción en el campo de la
exégesis católica ante la disociación creada por la crítica moderna entre
la intención divina y el sentido literal de los textos bíblicos120.

Si juzgamos a la luz de la doctrina tomista las diversas referencias y


explicaciones que los autores (exégetas, Magisterio, PCB, etc.) ofrecen
sobre el sensus plenior, observamos que, en algunos casos, se refiere a
elementos ya considerados por el Aquinate y, en otros casos, pareciera
faltar una adecuada comprensión de dicha doctrina.

120
Cf. M. Á. TÁBET, Introduzione generale alla Bibbia, 232–236.

108
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

Así pues, dependiendo del caso, se utiliza el sintagma sensus plenior:

para indicar el exedente que santo Tomás presenta al interno del sen-
tido literal cuando, por ejemplo, existen elementos que «exceden a la
historia» o cuando la intensión divina es más extensa o profunda que
la humana, siempre en sentido literal121;

para indicar otro «excedente», es decir, el sentido espiritual inten-


tado por Dios a través de las realidades (res) indicadas por las palabras
(verba)122;

121
«A las otras causas de dificultad que se presentan para entender cualquier libro de
autores antiguos se añaden algunas particularidades en los libros sagrados. En sus
palabras, por obra del Espíritu Santo, se oculta gran número de verdades que so-
brepujan en mucho la fuerza y la penetración de la razón humana, como son los
divinos misterios y otras muchas cosas que con ellos se relacionan: su sentido es a
veces más amplio y más recóndito de lo que parece expresar la letra e indican las reglas de la
hermenéutica; además, su sentido literal oculta en sí mismo otros significados que sirven unas
veces para ilustrar los dogmas y otras para inculcar preceptos de vida; por lo cual no puede
negarse que los libros sagrados se hallan envueltos en cierta oscuridad religiosa,
de manera que nadie puede sin guía penetrar en ellos. Dios lo ha querido así (ésta
es la opinión de los Santos Padres) para que los hombres los estudien con más
atención y cuidado, para que las verdades más penosamente adquiridas penetren
más profundamente en su corazón y para que ellos comprendan sobre todo que Dios ha
dado a la Iglesia las Escrituras a fin de que la tengan por guía y maestra en la lectura e inter-
pretación de sus palabras», León XIII, Providentissimus Deus (EB 108); Benedicto XV
habla de un «sentido pleno» al decir que san Jerónimo, inclinado al alegorismo en
un principio, por «el amor que profesaba a los Libros Sagrados, y su continuo
esfuerzo por repasarlos y comprenderlos mejor, (alcanzó) la recta estimación del
sentido literal y (pudo exponer) sobre este punto principios sanos; los cuales,
(constituyen) todavía hoy el camino más seguro para sacar el sentido pleno de los Li-
bros Sagrados», Benedicto XV, Spiritus Paraclitus, 53.
122
La PCB intenta una definición del sentido plenior y propone algunos ejemplos
ilustrativos. No entramos en mérito de la valoración que merece esta exposición
en confrontación con la doctrina tomista que hemos expuesto, pero notamos que,
al recapitular su exposición, parece identificar sentido plenior con espiritual: «En
definitiva –dice la PCB-, se puede considerar el ‘sentido pleno’ como otro modo

109
DIÁLOGO 73

para indicar la interpretación que la Tradición (principalmente los


Padres de la Iglesia y la Liturgia) o el Magisterio han dado de ciertos
pasajes bíblicos123.

Sin intención de adentrarnos en esta temática, nos restringimos a


señalar que las diversas consideraciones que se suelen ofrecer alrede-
dor de la misma pueden verse incluidas de una u otra manera en la
clásica exposición de los sentidos bíblicos que en el presente trabajo
presentamos según la mente de santo Tomás.

En este sentido, no resulta necesario recurrir a una nueva termino-


logía ni reconsiderar la estructuración tradicional de los sentidos bí-
blicos. De todos modos, es de destacar que a través de las discusiones
habidas en torno al sensus plenior, se han rescatado algunos elementos
ya descartados y olvidados en algunos ambientes exegéticos modernos
y se han visto nuevamente iluminados, fundamentados y confirmados
por el Magisterio algunos aspectos recibidos de la enseñanza patrística:

Se asienta, pues, de un modo más claro:

que tanto Dios como el hagiógrafo son autores de la Escritura

que Dios puede tener una intención que supere -sin contradecirla-
a la intención del autor humano

que esta superación puede darse tanto en cuanto a la significación


a través de palabras (sentido literal) como en cuanto que Dios puede

de designar el sentido espiritual de un texto bíblico, en el caso en que el sentido


espiritual se distingue del sentido literal», PCB, La interpretación de la Biblia en la
Iglesia (EB 1422).
123
«Se trata, pues, del significado que un autor bíblico atribuye a un texto bíblico ante-
rior, cuando lo vuelve a emplear en un contexto que le confiere un sentido literal
nuevo; o bien de un significado, que una tradición doctrinal auténtica o una definición
conciliar, da a un texto de la Biblia», PCB, La interpretación de la Biblia en la Iglesia
(EB 1420-1422).

110
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

hacer que las realidades significadas por las palabras signifiquen a su


vez otras realidades (sentido espiritual)

que esos sentidos más profundos (desconocidos en modo explícito


y claro por el hagiógrafo) pueden ser conocidos recurriendo a las di-
versas fuentes de la revelación: la misma Escritura, la Tradición y el
Magisterio.

que estas fuentes de la revelación no «otorgan» un nuevo sentido,


sino que «manifiestan», es decir, ayudan a descubrir un sentido (literal
o espiritual, según el caso) ya intentado por Dios (y por tanto presente
en el texto con anterioridad) pero oscuramente expresado124.

c2. El sentido adaptado (o apto) y el sentido acomodaticio

Partiendo de la dignidad de la sagrada Escritura y de la riqueza que


puede contener, santo Tomás da una gran libertad de interpretación,
siempre y cuando no se sobrepasen los límites fundamentales.

Es necesario, sin embargo, distinguir entre lo que se conoce como


sentido acomodaticio (o traslaticio) y lo que acá llamamos sentido
adaptado.

124
«Cuanto a si el sensus plenior ha de llamarse o no literal, ello es cierto que Dios
lo puso en el texto escrito por el hagiógrafo, y que éste tuvo del mismo conoci-
miento implícito. Las expresiones usadas por el autor humano son de suyo aptas
para expresarlo, y Dios quiso por ellas expresarlo, de suerte que dicho sentido se
halla inmediatamente en las palabras, en la letra, y por consiguiente es propia-
mente literal. Que para descubrirlo sea preciso acudir a otros pasajes de la Biblia
poco importa: esos pasajes no son sino como otros tantos reflectores que arrojan
su luz para que aparezca el sentido que estaba envuelto antes en oscuridad. Pero
el sentido allí se hallaba; aquellos pasajes no le pusieron, ni en nada lo modifica-
ron; lo iluminaron», A. FERNÁNDEZ, «Sentido plenior, literal, típico, espiritual»,
306.

111
DIÁLOGO 73

El primero no es sentido propio de la Escritura, el segundo sí.

El sentido acomodaticio es un servirse de las palabras de la Escritura


sin contrariarla y de modo conveniente pero alejándose de lo que el
autor (humano o divino) intentó decir125. «Por ‘acomodación bíblica’
se entiende la aplicación de un texto bíblico a personas o cosas total-
mente diversas de aquellas entendidas por su autor, por una cierta se-
mejanza real (de las cosas expresadas por las palabras) o verbal (en base
a la asonancia material de las palabras)»126. Este «servirse», este «uso»
del texto sagrado puede ser lícito, pero no tendrá la fuerza de «sentido
revelado» y por eso su uso deberá ser muy limitado127.

125
Cf. S. PARENTI, «Il senso letterale della Scrittura secondo san Tommaso», 84,
citado por A. RUIZ FREITES, «Il “Commento ai Salmi penitenziali” di Innocenzo
III e l’interpretazione biblica alla luce di san Tommaso».
126
TABET, M – GIRONI, P., Introduzione generale alla Sacra Scrittura, BSR, Roma 1996,
155.
127
Es muy claro al respecto lo de Pío XII: «Así pues, este sentido espiritual, intentado
y ordenado por el mismo Dios, descúbranlo y propónganlo los exégetas católicos
con aquella diligencia que la dignidad de la palabra divina reclama; mas tengan
sumo cuidado en no proponer como sentido genuino de la Sagrada Escritura otros
sentidos traslaticios. Porque aun cuando, principalmente en el desempeño del oficio
de predicador, puede ser útil para ilustrar y recomendar las cosas de la fe cierto uso
más amplio del sagrado texto según la significación traslaticia de las palabras, siem-
pre que se haga con moderación y sobriedad, nunca, sin embargo, debe olvidarse
que este uso de las palabras de la Sagrada Escritura le es como externo y añadido,
y que, sobre todo hoy, no carece de peligro cuando los fieles, aquellos especial-
mente que están instruidos en los conocimientos tanto sagrados como profanos,
buscan preferentemente lo que Dios en las Sagradas Letras nos da a entender, y
no lo que el fecundo orador o escritor expone empleando con cierta destreza las
palabras de la Biblia. Ni tampoco aquella palabra de Dios viva y eficaz y más pene-
trante que espada de dos filos, y que llega hasta la división del alma y del espíritu y de las
coyunturas y médulas, discernidora de los pensamientos y conceptos del corazón (Heb 4,12),
necesita de afeites o de acomodación humana para mover y sacudir los ánimos;
porque las mismas sagradas páginas, redactadas bajo la inspiración divina, tienen
por sí mismas abundante sentido genuino; enriquecidas por divina virtud, tienen

112
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

En cambio, al hablar de sentido adaptado, nos referimos a un sen-


tido propio de la Sagrada Escritura y, por tanto, querido por Dios.

En De Potentia leemos que puede haber gran variedad de sentidos,


que se adapten a diversas mentes, adaptados al texto por los diversos
expositores (ab expositoribus… litterae aptantur) más allá de lo que el au-
tor (humano) haya querido expresar.

Para santo Tomás no hay duda de que, en tales casos, el Espíritu


Santo, autor principal de la Sagrada Escritura, también intentó expre-
sar esos sentidos: «De donde toda verdad que, salvada la circunstancia
de la letra, pueda adaptarse a la divina Escritura, es su propio sentido»128.
En Quodl. VII, q. 6, a. 2, c. dice que «todo lo que rectamente se tome
de la misma significación de las palabras pertenece al sentido literal».

c3. Modos de hablar que se reducen al sentido literal

Dijimos que el hombre sólo puede expresarse en sentido literal.


Esto no debe hacernos concluir que, por oposición, Dios sólo habla
en sentido espiritual. Al contrario, todas las cosas que están en la Bi-
blia, en sentido literal o espiritual, tienen a Dios por autor principal y
propio.

Pero debemos aclarar que «por medio del sentido literal algo puede
significarse de dos modos, a saber:

fuerza propia; adornadas con soberana hermosura, brillan por sí mismas y res-
plandecen, con tal que sean por el intérprete tan íntegra y cuidadosamente expli-
cadas, que se saquen a luz todos los tesoros de sabiduría y prudencia en ellas ocul-
tos», Pío XII, DAS 18, EB 553.
128
Q. D. De Pot., q. 4, a. 1. En el texto de In 4 Sent. d. 21, q.1, a.2. (al que recién nos
referimos), decía santo Tomás: «En la sagrada Escritura más allá del principal sen-
tido que el Autor entiende, pueden adaptarse otros sentidos. Y así san Jerónimo
habla por medio de cierta adaptación, y no según la intención del Apóstol».

113
DIÁLOGO 73

según propiedad del lenguaje, como cuando digo ‘el hombre ríe’;

o según similitud o metáfora, como cuando digo ‘el prado ríe’.

De ambos modos nos servimos en la Sagrada Escritura, como


cuando decimos, en cuanto a lo primero ‘Jesús ascendió’, y, en cuanto
a lo segundo, cuando decimos ‘está sentado a la diestra de Dios’»129.

Los recursos literarios son numerosos, variados y presentan diversos


grados de complejidad. Este ejemplo de una metáfora y otros (como la
hipérbole usada por san Juan (cf. Jn 21,25) para mostrar el «excessum
operum Christi», «el exceso de las obras de Cristo»130) son de los más
simples. Más complejas son las parábolas (por ejemplo, la parábola del
hijo pródigo) y las alegorías (como la alegoría de la vid y los sarmientos
-Jn 15,1-8-).

Una gran alegoría en este sentido la encontramos en el libro de Job


donde los ángeles, Dios y el mismo Satanás forman una «asamblea ce-
lestial»: Dice santo Tomás que «esto se propone simbólicamente y como
enigma según la costumbre de la sagrada Escritura, que describe las co-
sas espirituales bajo la figura de cosas corporales, come en Is 6,1 ‘vi al
Señor, sentado sobre un solio excelso y elevado’ y en el principio de
Ezequiel y en muchos otros lugares. Y aunque las cosas espirituales se
propongan bajo la figura de las corporales, sin embargo, aquellas cosas
espirituales entendidas por medio de figuras sensibles, no pertenecen al
sentido místico sino al literal, porque el sentido literal es el que primero

129
In Gal, c. 4, lect. 7. (Cf. S.Th. I, q. 1, a. 10, ad3. y Quodl. VII, q. 6, a. 2, ad1). En
otros lugares explica Santo Tomás porqué no es inconveniente el uso de metáforas
en la sagrada Escritura (In I Sent., prol., q.1, a.5; S.Th. I, q.1, a.9).
130
SANTO TOMÁS DE AQUINO, Super Evangelium ad Ioannis, c. 21, lect. 6.

114
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

se entiende por medio de las palabras, ya sea dichas propiamente o


figuradamente»131.

Además, en la búsqueda del auténtico sentido literal, es necesario


considerar los diversos «géneros» en los que suelen dividirse las obras
literarias. Estos géneros literarios se determinan en base a diversos crite-
rios (estilo, finalidad, estructura, fonética, etc.) y no es extraño hallar
en una misma obra diversos géneros literarios.

Un buen ejemplo de la preocupación de santo Tomás por esta pro-


blemática, lo hallamos en la juvenil obra del Comentario a las Sentencias
en donde (sin hacer aún distinción clara entre sentido literal y espiri-
tual) expone los diversos modos en que se puede proceder «para la
instrucción de las costumbres: preceptivo (en la Ley), conminatorio y pro-
misivo (en los Profetas) y narrativo de los ejemplos (libros históricos)132.
O también en el Comentario a los Salmos donde distingue el modo na-
rrativo en los libros históricos; los modos admonitorio, exhortativo y pre-
ceptivo, en la Ley, los Profetas y los libros de Salomón; el disputativus,
en Job y Pablo; el deprecativo en los Salmos133.

Por otra parte, para tener una recta percepción de la intención del
autor, no podemos descuidar los diversos modos de expresarse que
podemos encontrar en la Biblia según los diferentes contextos cultu-
rales e históricos en que pueden haber nacido los libros sagrados.

Las narraciones históricas antiguas, por ejemplo, pueden desaten-


der elementos que en nuestros tiempos son considerados fundamen-
tales para hacer historia, o pueden describir algunos fenómenos según
el modo en que «aparecen», como cuando decimos que el sol «cae» o

131
SANTO TOMÁS DE AQUINO, Expositio super Iob ad litteram, cap. I. El Aquinate ex-
plica en el Proemio que él se limita a comentar literalmente a Job porque le «parece
que los misterios (sentido espiritual) fueron tan sutil y claramente abiertos por el
Papa san Gregorio (Cf. Moralia in Iob) que no hay nada que aumentarles».
132
Cf. SANTO TOMÁS DE AQUINO, In I Sent., prol., q.1, a.5, c.
133
Cf. SANTO TOMÁS DE AQUINO, Expositio in Psalmos, Proemium.

115
DIÁLOGO 73

«se esconde». No por esto, debemos apresurar el juicio como los que
niegan a los relatos del Génesis cualquier valor histórico. Estas aseve-
raciones suelen ser deudoras de prejuicios racionalistas que quieren
ver en los milagros bíblicos la apoteosis de algún personaje relevante
o la imaginación activa de una comunidad que llena de contenido mí-
tico o mistérico sus vivencias.

Son clarísimos al respecto los puntos 23-25 de la Divino Afflante


Spiritu de Pío XII donde, al final del punto nº 25 leemos:

«No pocas veces (…), cuando muchos pretenden reprochar al au-


tor sagrado el haber faltado a la verdad histórica o haber narrado las
cosas con poca exactitud, hállase que no se trata de otra cosa sino de
aquellos modos nativos de decir y narrar, propios de los antiguos, que
a cada paso lícita o corrientemente se acostumbran a emplear en las
mutuas relaciones de los hombres. Exige, pues, una justa ecuanimi-
dad, que al hallar tales cosas en la divina palabra, que con palabras hu-
manas se expresa para los hombres, no se les tache de error, como
tampoco se hace cuando se hallan en el uso cotidiano de la vida. Co-
nociendo, pues, y exactamente estimando los modos y maneras de de-
cir y escribir de los antiguos, podrán resolverse muchas dificultades
que contra la verdad y la fidelidad histórica de las Sagradas Escrituras
se oponen, y semejante estudio será muy a propósito para percibir más
plena y claramente la mente del autor sagrado».

Ya decía Santo Tomás que «en la Escritura, las cosas divinas se nos
transmiten según el modo que los hombres acostumbran a usar»134.
Pío XII, quien cita este texto del Aquinate, trae en seguida aquella la-
pidaria analogía: «Así como el Verbo sustancial de Dios se hizo seme-

134
Ad Hebr., c. 1, lect. 4.

116
LA DOCTRINA TOMISTA DE LOS SENTIDOS BÍBLICOS

jante a los hombres en todo, excepto en el pecado (Heb 4,15), así tam-
bién las palabras de Dios, expresadas en lenguas humanas, se hacen en
todo semejantes al humano lenguaje, excepto en el error»135.

La exégesis bíblica debe ser «encarnada». Es decir, debe considerar


(análogamente a como se estudia el misterio del Verbo Encarnado)
que la causa principal es divina, que los instrumentos son humanos y
que ambos elementos convergen jerárquica y armoniosamente en la
producción de su único objeto de estudio: la sagrada Biblia.

3. CONCLUSIÓN

La doctrina católica de los sentidos bíblicos presenta diversas fuen-


tes y etapas que deben ser consideradas para obtener una visión global
y fundada. En nuestro trabajo nos hemos restringido a un momento
parcial, aunque clave de la misma, a saber, la comprensión y explica-
ción que el Aquinate ofrece y que representa un punto culmen de la
teología católica considerado siempre como una autoridad y punto de
referencia en este campo.

En el presente trabajo hemos propuesto un análisis diferenciado de


los textos tomistas en donde dicha doctrina es expuesta de modo más
o menos sistemático. Luego de una síntesis intentada a través de «de-
finiciones» y de la distinción de los principios exegéticos más impor-
tantes, hemos ofrecido algunas consideraciones complementarias re-
feridas a cierta terminología adicional. Queda por tanto extender estas
observaciones por medio del análisis de la práctica exegética del Aqui-
nate que limitaremos a una sección del Comentario a los Salmos en
un artículo aparte.

135
PÍO XII, Divino Afflante Spiritu, 24. Cf. Dei Verbum 12 y Discurso de Juan Pablo II en
ocasión de la presentación del documento La interpretación de la Biblia en la Iglesia
de la PCB en el año 1993.

117
DIÁLOGO 73

Finalicemos nuestra labor con el Beda que, citado por santo Tomás
en la Catena Aurea sobre Lucas 24, nos ayudará a entender la impor-
tancia de lo que hemos tratado en estas páginas:

«Si Moisés y los profetas han hablado de Cristo, y predijeron que


habría de entrar en la gloria por la pasión, ¿cómo se gloría de ser cris-
tiano quien ni investiga de qué modo las Escrituras se refieren a Cristo, ni
desea llegar por la pasión a la gloria que desea tener con Cristo?»136.

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122
INDISCUTIBLE
Lic. Edmundo Gelonch Villarino

Admitir que las pocas verdades realmente absolutas sean puestas en


discusión, es ser relativista. Y el relativismo, además de erróneo, es
inmoral, porque atenta contra la recta razón que es regla moral, como
sabe cualquiera que haya cursado Ética.

Gran parte de lo prudencial, de lo que se puede o conviene hacer,


es discutible; es el campo del legítimo pluralismo, que depende de las
circunstancias cambiantes, de la información que se tenga, de los
medios disponibles, y de la acotada libertad de los que mandan. De ahí
que estos juicios sean sólo probables, y muy rara vez sean ciertos. En
este campo de probabilidades, el relativismo es lo natural y legítimo.
Cuando no se trata de la Verdad sino de la Acción indiferente.

Del relativismo como pecado o inmoralidad, sólo están exentos los


amentes o los ignorantes de las verdades científicas y de los primeros
principios. Para quien haya estudiado metafísica y teología y encima
tenga Fe, es imposible ser relativista, a menos que traicione
voluntariamente la Verdad, por cobardía o conveniencia. Y si encima
ocupa un cargo de autoridad visible, también será culpable del
escándalo por dar mal ejemplo a los pequeños que debe guiar y
proteger.

Hoy solamente un débil mental soberbio puede discutir la tabla del


2, o el teorema de Tales. No es discutible que la raíz cuadrada de 9 sea
3 ni que el todo sea mayor que la parte. Y eso sucede con todas las
verdades auténticamente científicas (no con las ficciones conceptuales
o paradigmas de las «ciencias» de la materia incognoscible, o sea
«saber de lo que no se sabe ni puede saberse», porque la
inteligencia apenas conoce formas y nunca la materia).

123
DIÁLOGO 73

Y si a lo que es humanamente evidente, lo afirma la Revelación de


un Dios tan verdadero que no puede engañarse ni engañarnos porque
es la Verdad misma, pero que se ha tomado la molestia de revelárnoslo
para que lo entiendan hasta los que no piensan, si a eso se lo pone en
discusión, es un atentado contra la Verdad natural y la Verdad
Revelada, pero también contra la inteligencia de los partícipes en
la discusión. Es como decirles: «discutan, porque no entienden».

Otra cosa es la Apologética, que sale a discutir los errores para


refutarlos, en nombre y en defensa de la Verdad, ante quienes la
ignoran. Pero no porque la Verdad sea discutible. Claro que hay
bellacos que no saben porque no quieren saber.

Hay que ser muy ignorante, como el universitario argentino


promedio, para no saber que la existencia de Dios es una verdad
científica, de razón y no de Fe; o no saber que se es humano
completamente desde la concepción hasta la muerte corporal; o que la
vida del hombre es un don del Creador; que la vida la da Él, es de Él
y es para Él y, por lo tanto, sólo Dios tiene derecho sobre la vida
humana, para empezarla y para terminarla. La usurpación de ese
derecho divino, como la usurpación de cualquier propiedad ajena, es
un delito.

El homicidio es un crimen a cualquier edad, antes de las 14


semanas de gestación, como a los 14 años o a los 140, pero son
agravantes la relación entre madre e hijo, la violación del juramento
profesional de servir a la vida, y la impotencia e indefensión del occiso.
Claro, como ese especial homicidio se comete violando la natural
protección materna, se le llama aborto, lo cual es equívoco, porque se
denomina igual que una pérdida espontánea del embarazo, y se
aparenta diferenciarlo del delito de homicidio.

Sin precisar los términos, no hablemos más de aborto: claramente


hablemos de homicidio.

124
FIRMES EN LA BRECHA
Cómo los católicos jóvenes podemos derrotar al mundo
Juan Antonio Widow Ruiz

Una de las grandes pruebas de la autenticidad de la Iglesia Católica,


es su continuidad histórica, que se ha mantenido por más de 2000 años
sin interrupción, superando a cualquier otra institución en el mundo,
pese a las numerosas tempestades que la han sacudido en el tiempo,
pero de las que, sin embargo, ha salido airosa cada vez, a pesar de las
persecuciones, y a pesar de los mismos católicos que no siempre han
sido consecuentes con su doctrina. Esto sólo es explicable por una di-
ferencia fundamental con esas otras instituciones: su origen no es hu-
mano, sino divino. Cuentan que el célebre historiador Ludwig von
Pastor (1854-1928), pudo dar fe de esto cuando se convirtió al catoli-
cismo al estudiar la Historia de los Papas en el Archivo Secreto Vati-
cano.

Como se ha mencionado anteriormente, tempestades ha habido en


la Iglesia desde los primeros tiempos, a saber: las persecuciones del
Imperio Romano, el arrianismo, las invasiones de los bárbaros, la em-
bestida del Islam, la querella de las investiduras, la herejía de los cáta-
ros, el renacimiento y el peligro de mundanización de la Iglesia, la
reforma protestante, la revolución francesa y el liberalismo, y más re-
cientemente, el modernismo, definido por San Pío X como «la suma
de todas las herejías». Es evidente que no escapamos al día de hoy a
esta tendencia histórica, encontrándonos sumidos en una crisis que
mucho tiene de modernista, y se expresa en lo que Benedicto XVI ha
definido como la «dictadura del relativism»”.

Se dice que hoy la esperanza de la Iglesia está en los jóvenes, mas,


así como es necesario para que un ejército gane una batalla, la existen-
cia de una organización, de armas, de estrategia y táctica, y de voluntad
de lucha; es también imperativo proveer de estos elementos al joven

125
DIÁLOGO 73

católico, para que pueda enfrentar con energía a un mundo vertiginoso


que destruye todo a su alrededor.

SANTIDAD

Es de particular importancia, para encontrar estos elementos que


permitan a la juventud enfrentar al mundo, el notar cual fue el común
denominador que permitió a la Iglesia hacer frente a cada una de sus
crisis. La respuesta es más simple de lo que parece: los santos. La san-
gre de los mártires de los primeros tiempos, la voz de San Atanasio
contra los arrianos, la determinación de San Fernando en la recon-
quista de España de manos del Islam, y la voluntad de San Ignacio de
Loyola para contrarrestar los efectos de la reforma protestante, todos
ellos asistidos con la Gracia Divina, dan cuenta de lo que se necesita
hoy en forma urgente. Pero no sólo los grandes santos que fueron los
faros de su tiempo ganaron esa batalla: tras ellos hubo una multitud
de pequeños santos que, bajo su guía, dieron testimonio en el anoni-
mato.

Todos estamos llamados a ser santos. No es necesario estar cano-


nizado para serlo. Santo es aquel que vive en Gracia de Dios, que en
la acción y la oración busca el cumplimiento de su Divina Voluntad,
animado por la caridad. Esta es la primera gran tarea del joven católico
si busca salvar la humanidad: ser santo, y ponerse a disposición de
Dios, como instrumento suyo, para la santificación de todos los hom-
bres, para mayor gloria de su Nombre.

FORMACIÓN

Ahora, es deber de todo católico el poner los medios para acrecen-


tar su formación doctrinal, filosófica y teológica. Uno de las grandes
tentaciones del mundo actual es la pereza intelectual. El desarrollo
acelerado de tecnologías que cada vez exigen pensar menos a las per-
sonas, junto a la estrategia liberal y marxista de reemplazar progresiva-
mente la verdadera educación por el adoctrinamiento ideológico o la

126
FIRMES EN LA BRECHA

simple ignorancia disfrazada de «educación de calidad» (una masa ig-


norante es más fácil de manejar), han provocado un embotamiento de
las mentes llamadas a ser luz de nuestros tiempos. El católico debe ser
capaz de sostener una discusión sin desfallecer por falta de argumen-
tos, acordándose de invocar siempre la ayuda del Espíritu Santo, que
pondrá las palabras en su boca; debe ser el mejor en su propio ámbito
de acción, lo que le dará autoridad para que lo que diga sea escuchado;
y no debe caer en la soberbia de pensar que con su sólo intelecto des-
nudo superará más de 20 siglos de Magisterio ininterrumpido, asistido
por el mencionado Espíritu. Pero el logro de este objetivo supone un
esfuerzo de la voluntad, un vencerse a sí mismo día a día para lograr
tener una recta y completa formación. Además, debe tenerse presente
que lograr esto no es únicamente una empresa individual: es vital una
buena dirección espiritual, y se deben formar grupos en torno a maes-
tros auténticamente cristianos, sin olvidar que de entre los jóvenes ca-
tólicos deben salir, hoy, los maestros del mañana.

SACRAMENTOS Y ORACIÓN

Como se explicó anteriormente, es de toda importancia para el ca-


tólico tener una buena formación; sin embargo, ni la más completa
instrucción en la Verdad servirá de nada si se dejan de lado los Sacra-
mentos y la Oración. El hombre sólo no es capaz de lograr el conoci-
miento de la Verdad y la Salvación, pero Dios quiere ayudarnos, y ha
instituido para eso los Sacramentos, signos sensibles y eficaces de su
Gracia, mediante los cuales participamos de la Vida Divina. El joven
católico debe ser intensamente eucarístico, y debe encontrar en este
Sacramento la fuerza para enfrentar el mundo sin desfallecer, orien-
tando todas sus intenciones, acciones y operaciones a la mayor gloria
de Dios.

De la mano de la vida sacramental, no se debe dejar de lado la Ora-


ción y la Meditación, la conversación con el Creador. Jesucristo dijo
«Os aseguro que si tenéis Fe y no vaciláis… incluso si decís a este
monte: “Quítate y arrójate al mar”, así sucederá. Y todo cuanto pidáis

127
DIÁLOGO 73

con Fe en la oración, lo recibiréis» (Mt 21,21-22). ¡Cuánto bien se po-


dría hacer, y cuánto mal se podría evitar, si tan sólo viviéramos estas
palabras!

AMISTAD, ASOCIACIÓN Y MUTUO APOYO

«Divide y Vencerás»: una estrategia del enemigo es separar a los


buenos, ya sea mediante peleas internas o el simple desconocimiento
mutuo. Siendo el hombre un ser social por naturaleza, es deber del
católico buscar, conocer, asociarse y trabar amistad con otros católicos,
con gente de su misma formación. El asociarse con no creyentes e in-
tentar separar en la relación con ellos el tema religioso, o el creer que
uno se basta a sí mismo para lograr una conversión, puede ser como
jugar con fuego y rayar en la temeridad. No quiere decir esto que haya
que eliminar el celo apostólico, todo lo contrario, pero se debe buscar
el apoyo moral en las fuerzas del bien, en otros católicos practicantes
y poner la confianza en Dios, que es el dueño de los corazones. Existen
muchos católicos que por razón de su trabajo o situación temporal de-
ben lidiar diariamente con ambientes poco propicios para la virtud,
pero aún ellos pueden asociarse con gente debidamente formada, ya
sea en su tiempo libre fuera del trabajo, ya sea utilizando a su favor las
nuevas tecnologías de la comunicación.

SACERDOCIO Y VOCACIÓN

«La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de


la mies que envíe obreros a su mies» (Lc 10,2). ¿Cuántos de nosotros
cumplimos este mandato de orar por las vocaciones sacerdotales? Es
más, ¿cuántos rezan por las vocaciones, pero no están dispuestos a
aceptarla en sí mismos o en familiares y amigos? «…el sacerdocio ca-
tólico es lo más grande que hay sobre la tierra. El sacerdote es el padre,
doctor, consejero, consolador, amigo, dispensador de la gracia, Cristo

128
FIRMES EN LA BRECHA

viviendo permanentemente en el mundo»1.¿Cómo resistir ese lla-


mado?

Hoy en día existe una campaña de desprestigio inmenso contra los


sacerdotes, pero, ¿por qué achacar a todos el pecado de unos pocos?
No podemos vivir sin los ministros de los Sacramentos de Cristo. De-
bemos rezar por su santidad y acompañarlos, ya que están muy solos,
física y espiritualmente. Y debemos considerar el grandísimo honor
que nos hace Dios al suscitar una vocación sacerdotal o religiosa en
nuestra familia.

MATRIMONIO, FAMILIA Y PROCREACIÓN

Si bien el estado más perfecto es el sacerdotal, no todos tienen vo-


cación al sacerdocio, sino que la mayor parte de los creyentes están
llamados al Matrimonio y a formar una familia. Pero no es éste un
tema que requiera de menor atención. La familia es uno de los últimos
bastiones que quedan por destruir en el mundo moderno, y está,
mientras se escriben estas líneas, bombardeada de la forma más encar-
nizada, siendo el divorcio, el aborto y la ideología de género los ejem-
plos más claros de esto.

El católico debe procurar fundar su familia en Cristo, no olvidando


que el amor humano sólo alcanza su plenitud cuando adquiere con-
ciencia de que es participación del divino; es decir, son tres los prota-
gonistas del amor matrimonial: el amante, el amado, y Dios.

Los católicos deben esforzarse en formar matrimonios con católi-


cas, buscando que el objetivo primordial sea alcanzar juntos la santi-
dad, colaborando con el plan divino de la creación, sin cerrarse jamás
a los aspectos unitivo y procreativo del Sacramento. Esta afirmación

1
HURTADO, ALBERTO. S.J., La Elección de Carrera.

129
DIÁLOGO 73

no pretende condenar a los matrimonios mixtos, pero no se debe ol-


vidar que estos casos constituyen excepciones para las que se requiere
dispensa, por lo que se debe tener que cuidar, formar y alimentar par-
ticularmente la Fe propia y la de los hijos.

No deben olvidar los padres cristianos que son los primeros (en-
tiéndase esto tanto en sentido temporal como de importancia) educa-
dores de sus hijos, y no sólo deben educarlos para Dios en las virtudes
y en la Doctrina cristiana, sino que deben ejercer, aún en contra de
toda corriente social, la patria potestad, supervisando lo que se aprende
en colegios y grupos de amigos, y no abandonar cómodamente al niño
a influencias que no siempre son deseables.

Semillero de virtudes han sido siempre en la historia de la Iglesia


las familias numerosas, surgiendo de ellas grandes santos como San
Ignacio de Loyola, San Pío X, Santa Catalina de Siena y Santa Teresita
de Jesús, entre tantos otros. En cuanto a éstas, a modo de reflexión, en
un mundo en que se pregona el control irracional de la natalidad, ¿por
qué no considerarlas también como una santa respuesta, entregando
cristianos a Dios mientras los hombres del mundo cosechan lo que
han sembrado?

SANA DIVERSIÓN

Pudiera ser que algunos lectores encontraran que, de seguir las es-
trategias explicadas anteriormente, el joven católico sería una persona
irremediablemente aburrida. Nada más alejado de la realidad: El cató-
lico íntegro no debe proyectar una imagen amargada, sino alegre y en-
tusiasta, y junto a sus obras de caridad, debe saber divertirse, cantar,
bailar sanamente, hacer reír sin caer en el doble sentido, e incluso esto
hacerlo para mayor gloria de Dios. Saber contagiar el modo sano de
divertirse, puede ser una gigantesca obra de apostolado cristiano. No
por nada Santa Teresa de los Andes decía que «Dios es alegría infinita»
(Carta 101), mientras Chesterton escribió que «la alegría es el secreto

130
FIRMES EN LA BRECHA

gigantesco del cristiano». San Pablo insiste en que si uno es auténtica-


mente cristiano no puede estar triste, sino que debe ser alegre, di-
ciendo que «los frutos del Espíritu Santo (en nuestra alma) son amor,
alegría, paz…» (Gal 5,22), y «el reino de Dios... es alegría en el Espíritu
Santo» (Ro 14,17), exhortándonos: «estad siempre alegres» (1Te 5,16;
cf. Flp 4,4).

CONCLUSIÓN

Una paradoja del mundo de hoy es que, mientras la esperanza se


deposita en los jóvenes, la mayor parte de éstos se encuentra perdida
en el laberinto moderno, sin guías que los conduzcan para capear la
tempestad actual. Hoy, como nunca, deben dedicarse esfuerzos enor-
mes a despertar e iluminar a esos espíritus juveniles que son el futuro
de nuestras patrias cristianas. No es este momento de guardar silencio.
Con la pluma y la voz, con nuestro obrar en caridad, debemos reac-
cionar ante el ataque cada vez más patente que sufre nuestra Santa
Madre Iglesia. Tal ha sido el espíritu de estas líneas.

131
El dominio del espíritu
Marcelo J. Morsella y su pequeña obra literaria
En el trigésimo aniversario de su fallecimiento1
1986-2016

Diác. Bernardo María Ibarra, IVE

«Soy Capitán triunfante de mi


estrella y el dueño de mi espíritu»
INTRODUCCIÓN

No hace falta escribir mucho para ser buen escritor, ni para serlo
en gran medida. En las letras, la calidad es lo que importa. La cantidad
da otro matiz, algo que es accidental. Así, por ejemplo, a Hugo Wast
le habría sido muy suficiente escribir un par de novelas para mostrar
al mundo que llevaba en su alma la noble y genuina vocación de es-
critor. Si son incontables sus escritos, no fue por afán de esconder un
deslustre, sino de hacer el bien en la tierra cuantiosamente, ya que «…
la verdadera gloria de un escritor es saber que sus obras han hecho
bien entre los hombres»2.

Y como él muchos otros mostraron, con tan sólo pocas líneas, ser
grandes artistas, cumpliendo de alguna manera aquello de que «sean
los escritos hidalgos, esto es, de más calidad que cantidad; que no con-
siste la opinión de sabio en lo mucho, sino en lo bueno»3.

1
Marcelo Javier Morsella fue un seminarista del Instituto del Verbo Encarnado que
falleció a los 23 años en un accidente en El Nihuil, San Rafael, Mza., después de
una vida de apostolado y profundo amor a Dios, el día 8 de febrero del 1986.
2
WAST, H, Vocación de Escritor, Thau, Buenos Aires (1946), 299.
3
SUÁREZ DE FIGUEROA, C, El Pasajero: advertencias utilísimas a la vida humana, Agui-
lar, Biblioteca renacimiento, (1945), 171. Así es el caso de Rafael Obligado, que

133
DIÁLOGO 73

Esto parece haberlo entendido Marcelo J. Morsella, de quien, en


este pequeño ensayo, hablaremos en relación a su trabajo literario. No
fue este prolífero, pues Dios lo quiso para Sí desde la temprana edad,
pero no por esto falto de belleza y excelencia.

Marcelo fue un «persona cabal»4, que, según el diccionario5, signi-


fica primeramente «ajustado a peso o medida» y «completo, exacto,
perfecto»; o también «excelente en su clase». Cosas tres que caben en
la persona de Marcelo y que se reflejan en sus letras, ya sea por el
modo, la temática o la intención de sus escritos.

Marcelo tuvo y tiene una misión6 que se mostró en su breve, pero


intensa vida y que se perpetúa y esclarece en sus escritos, en aquellos
pensamientos que él quiso darle al tiempo. De tal modo que su alma
y ser vivieran en él como «respuesta a la pregunta desolada de los ex-
perimentan vacío interior»7. Vacío interior que sólo se llena con el
Creador a solas, al cual Marcelo buscaba con tenacidad. En las exqui-
sitas palabras de su padre esta perseverancia era: «… una fuerza interior
que lo guiaba con serenidad y firmeza hacia su camino de querer y

es llamado por RODOLFO RAGUCCI, «poeta de un solo libro». Dice el sale-


siano: «¡Un solo libro! ¿Veis, amigos? No es la cantidad, sino la calidad de sus
obras, el pedestal de un escritor». En: Voces de Hispanoamérica¸ Academia Argentina
de Letras, Buenos Aires (1973), 179.
4
Así lo define su mismo padre, Astur Morsella, poeta y periodista, en un correo
electrónico al P. Miguel Á. Fuentes, 5 de marzo de 2011. Ver cita en: FUENTES,
M. A., Soy capitán triunfante de mi estrella, EDIVE, S. Rafael (2011), 21.
5
Diccionario de la lengua Española, RAE, Vigésima Segunda edición, (2001).
6
Cf. FUENTES, M. A., «La madurez afectiva y espiritual de Marcelo Morsella», Diá-
logo 68, EDIVE, S. Rafael, 27-28.
7
MORSELLA, A, (Correo electrónico al P. Miguel Á. Fuentes - 15 de diciembre de
2011). En: FUENTES, M, La madurez…, Diálogo 68, EDIVE, S. Rafael, 29.

134
EL DOMINIO DEL ESPÍRITU

comprender al Otro. Señalado así me di cuenta después por una


Gracia Superior para cumplir un destino ejemplar»8.

«Destino ejemplar» y «misión» se interconectan y dependen mu-


tuamente, y señalan a una persona para poseer una «Gracia Superior»
que lo capacita para tal empresa.

En Marcelo encontramos todo esto y lo experimentamos en lo que


él ha dejado escrito de modo más patente y luminoso. Sus escritos nos
revelan un alma sumamente delicada, con una voluntad acérrima y
una inteligencia vivaz. En ellos vemos, como en un espejo, toda una
vida interior que se fue gestando a la sombra del dolor y prueba, de la
pureza y magnanimidad.

Son dignos, pues, estos escritos, de estudio y profundización. No


sólo porque encontramos, como miel en la boca del león, una alma
dueña de sí misma que capitanea su propio destino, sino que también
aprendemos el arte literario como galanura que reviste cosas verdade-
ras y buenas. Arte que brilló en sus cartas, ensayos, soliloquios, cuen-
tos, obras teatrales, crónicas y demás; arte que fue breve pero fecundo,
conciso pero con orden, proporción y claridad.

En fin, vemos en estos escritos un espíritu dominado y un alma


que escribió lo que quiso y sobre lo que amó. No navegó a través de
mares ignotos a la vela de vientos novedosos. Su pluma y sus letras nos
reflejan un alma no vanguardista ni modernista, no un enajenado o
relativista. Marcelo fue señor de sí mismo y lo manifestó en su modo
de escribir.

8
MORSELLA, A, (Correo electrónico al P. Miguel Á. Fuentes - 5 de marzo de 2011)
En: FUENTES, M. A., Soy capitán…, 21.

135
DIÁLOGO 73

«DE A POCO Y POR DESBORDAMIENTO»

En 1982 la Argentina fue convulsionada por la Guerra de las Mal-


vinas. Toda alma noble sintió de veras ser argentino y deseos de morir
por la patria. Así también Marcelo, quien un mes después del recobro
del archipiélago 2 de abril escribió:

«Hoy 2 de mayo se cumple un mes de la gloriosa recupera-


ción de las Islas Malvinas. En este momento debería estudiar
pero me urge la necesidad de escribir. Un sinnúmero de sen-
timientos se confunden en mi interior».

Y concluye el breve escrito así: «Es mucho lo que hay por escribir
pero lo haré de a poco y por desbordamiento, como siempre»9.

Era tal el acontecimiento que se cernía al sur de la patria que a Mar-


celo le urgía la necesidad de escribir. Sobrepujaban su alma un sinfín de
ideales y quereres. La flor fue fecundada y el fruto maduró: Macelo se
puso a escribir. Y lo hizo como siempre: por desbordamiento y de a poco.
Esta confesión de Marcelo nos hace ver una actitud de fondo en todos
sus escritos: la de escribir porque se debe, como una ineludible con-
secuencia que brota de un alma llena de vida, de ideales, de magnani-
midad. Escribe porque ve que es lo que debe hacer en consciencia, y
no simplemente porque quiere o le gusta. El alma desborda y la pluma
comienza a danzar sobre el blanco escenario de la hoja. Marcelo tam-
bién lo manifestaba cuando decía: «Siento la necesidad de escribir y de

9
MORSELLA, M., Crónica, (Escrito dactilografiado), 2 de mayo de 1982. Puede verse
en: FUENTES, M. A., Soy capitán…, 30. Resaltados míos.

136
EL DOMINIO DEL ESPÍRITU

así desahogar esa sed de lo eterno»10. Y en otro lado dice: «El escribir
es un gran desahogo»11.

Este desbordamiento nos parece asemejarse al nacer de una flor y


no al rebalsarse de un vaso. La flor nace como un pimpollo que ha
requerido un largo proceso. Una semilla, un primer brote, un tallo y
unas hojas. La flor es la maduración de la planta, porque mira a la pro-
pagación de la especie… le urge a la planta dar a luz la flor. Así, pues,
nos parece el modo de escribir de Marcelo: una maduración de la reali-
dad, que lo llevaba a expresarla bellamente. Él «veía las cosas con un
gran realismo, destacando tanto su belleza como sus límites; su cadu-
cidad y su elevación. Todo lo miraba con estos ojos: la vida, el paisaje,
el amor, las personas, las buenas costumbres, la amistad, la patria
misma…»12. No era, en cambio, como el desbordarse de un río, que
todo lo arrasa y que no sabe sujetarse al cauce. El río se desborda como
un furor, como algo incontrolable. Marcelo no escribe sin control o
por capricho… él escribe de a poco y por desbordamiento, consciente de
una misión y propósito. Dice de él, el P. Fuentes:

«Marcelo encaraba el escribir como una misión apostólica,


que debe hacerse a conciencia y con toda responsabilidad.

10
MORSELLA, M., Carta a su papá, San Rafael, 23 de mayo de 1985. En: FUENTES, M.
A., Soy capitán…, 41.
11
MORSELLA, M., Soliloquio (manuscrito), 3 de Octubre de 1983. Puede verse en:
FUENTES, M. A., Soy capitán…, 41. Nos recuerda este desahogo y aquél desborda-
miento a S. Rafael Arnáiz Barón, quien descansaba al escribir, y llama a su cua-
derno, donde dejaba escrito sus pensamientos, un desahogo que sólo comprende
quien pasa por ello y un gran consuelo. Cf.: Vida y escritos del Beato Fray María Rafael
Arnáiz Barón, Monje trapense, PS Editorial, Madrid, (2000) 217 y 420.
12
FUENTES, M. A., «La madurez afectiva y espiritual de Marcelo Morsella», Diálogo
68, EDIVE, S. Rafael, 27-28.

137
DIÁLOGO 73

Quería prepararse para ello y hacerlo con profundidad. Por-


que él, en su inmensa alegría, era un hombre cabal, es decir,
alguien que toma en serio las cosas, que sabe lo que pesan»13.

Tomar en serio las cosas era algo que él mismo se había propuesto,
como puede verse en su oración a San José de Cupertino, a quien le
ruega: «Muéstrame siempre el verdadero valor de las cosas»14. Es en-
tonces esta valoración de las cosas la que le hace madurar una idea y lo
que lo mueve a escribir… es la sed de lo eterno lo que lo motiva; es el
haberse dado cuenta de que «existe la certeza de que a pesar de todo,
la verdad es verdad y el error es error y lo que es justo sigue siéndolo»15.
Esto es lo que su biógrafo llama «un juicio maduro y mesurado»16 que
lo motivó sin duda, ya con tan solo 17 años, a reprochar y delatar lite-
rariamente la corrupción e hipocresía en el ambiente que le tocaba vi-
vir, en su breve obra teatral La Farsa. Y este mismo juicio le hacía decir
ya más maduro, a los 23 años cosas muy bien ponderadas:

«La televisión acá ya tiene pornografía, y no exagero (...)


Linda juventud y niñez vamos a tener para que levante al
país. Pero no es que me sorprenda porque pase esto, porque
no se podía esperar algo mejor, lo que sufro es la corrupción
de tantos inocentes (pienso en los que comienzan su adoles-
cencia que recién salen de la niñez), que tienen derecho a
una recta formación y son engañados e inducidos bajamente
a falsos conceptos. Ya lo dice el Salmo 2: “Se reúnen los reyes

13
FUENTES, M. A., Soy capitán…, 46.
14
MORSELLA, M., Oración a San José de Cupertino, sin fecha: «Querido San José,
acompáñame en el curso de mis estudios. Tú has experimentado las dificultades
de la escuela y por eso me entiendes. Muéstrame siempre el verdadero valor de
las cosas. Haz que mi mente aprenda la verdadera y fecunda sabiduría. ¡Amable
santo, sé siempre mi Protector! Amén».
15
MORSELLA, M., A un año de Malvinas, 2 de abril de 1983. Todo este ensayo es una
muestra clara de qué bien valoraba las cosas, en este caso la guerra misma.
16
FUENTES, M. A., Soy capitán…, 96.

138
EL DOMINIO DEL ESPÍRITU

de la tierra y a una se confabulan los príncipes contra Yavé y


su Ungido...”. Evidentemente comprenderás que el ataque
es de modo solapado y a veces directo (como lo hacen varias
revistas) contra la religión, y si atacan la religión atacan a
Dios lógicamente. Esto es vano para todo buen sentido “...
El que mora en los cielos se ríe, el Señor se burla de ellos”.
Así continúa el Salmo. Esto no quiere ser un sermón sino un
vistazo de cómo están las cosas en la Argentina y sólo un as-
pecto.

No obstante la juventud, si no la alcanzó todavía la desidia


de la corrupción o bajaron la guardia, aspira a conocer la Ver-
dad y [a] jugarse. Y si la alcanzó, tardará un poco más, pero
por la fe puede volver a surgir. Para los cristianos no hay nada
desesperante en esta vida. No creas que me he vuelto un
“amargado”. Todo lo contrario, todo esto es motivo para tra-
bajar más y luchar más, por eso necesito que recen siempre
por mí, que si no es Dios el que da las fuerzas, no pasa nada,
no pasa (como decimos los porteños)»17.

Queda por lo tanto claro que los escritos de Marcelo son frutos de
una límpida y medida valoración de la realidad, de Dios mismo y del
hombre. Él era -creo yo- consciente de ello. En una carta a su padre
habla de «la fuerza que impulsa a escribir» y afirma estar convencido
de que «las pasiones unidas a una recta inteligencia, hacen a los grandes
hombres»18. ¡Y esto se ve claramente en Marcelo! Hay un dominio tal
del espíritu que lo hace decir y escribir sólo aquello que su recta inte-
ligencia le dicta. Por eso él mismo describió su ordenada fuerza, que
lo impulsaba a escribir, como algo «de a poco y por desbordamiento».

17
MORSELLA, M., Carta a su papá, 5 de abril de 1985. En: FUENTES, M. A., Soy capi-
tán…, 96.
18
MORSELLA, M., Carta a su papá, San Rafael, 17 de septiembre de 1985. En:
FUENTES, M. A., Soy capitán…, 46.

139
DIÁLOGO 73

Y criticó a aquellos que no tenía ese mismo tipo de dominio del espíritu
-como Graham Greene-, según el mismo ejemplo de Marcelo:

«Si bien estoy de acuerdo en que el novelista debe admitir


toda la realidad del hombre, con sus grandezas y miserias, sin
“acartonar” personajes, no obstante creo que la literatura
debe contribuir, como todo, a que el hombre se acerque más
a lo único que puede sacarlo de sus miserias y dignificarlo:
Dios. Por eso todo lo que obstaculice este camino, por más
que contenga realidades, no es constructivo, sino pernicioso.
Porque la realidad, es cierto, no se da en modelos “recorta-
dos”, cada hombre es un individuo con una historia dife-
rente. Pero hay aspectos de la realidad que objetivamente no
son buenos, y sin dejar de reconocerlos, con la madurez ne-
cesaria (y sin falsos “puritanismos” ni escandalizarse farisai-
camente), no son positivos cuando en un libro, o en
cualquier obra de arte, se los presente de un modo innecesa-
rio. Se puede hacer mención de todas estas cosas con altura
y de un modo que más bien favorezca los valores, sin entrar
en ningún tipo de detalle obvio. Hay cosas de Greene que
no me gustaron»19.

EL VALOR LITERARIO

Según M. Menéndez Pelayo: «Nunca se graba tan profundamente


en el ánimo la voz de la sabiduría como cuando la claridad del discurso
ilumina la hermosura de los conceptos»20. Es la claridad un elemento
sine qua non de toda obra literariamente grande. Sin claridad no hay
belleza, y sin belleza, ni transmisión ni perennidad. Nadie gusta leer

19
Ibídem.
20
MENÉNDEZ PELAYO, M., Historia de las Ideas estéticas en España, vol. I, Imprenta de
la viuda e hijos de M. Tello, Madrid (1909), 357.

140
EL DOMINIO DEL ESPÍRITU

cosas oscuras e intrincadas, cosas que nunca dicen lo que parecen in-
tentar decir… cosas en fin que no desean hacer el bien y llevar almas
a Dios, sino conseguir vanagloria y estima humano.

Marcelo es todo lo contrario a esto. En él se cumple aquello que se


dijo de San Juan de la Cruz: «Supo unir maravillosamente el lenguaje
y el pensamiento de manera que corren siempre al mismo paso, y se
mueven al mismo son»21 . Sus cartas son un ejemplo acabado de esto.
Las palabras aparecen sencilla y llanamente dibujando una idea fácil de
entender y a la vez de profundo contenido, cosa esta que nos recuerda
lo que dijera el genio de Menéndez Pelayo acerca del lenguaje de las
Moradas de Sta. Teresa. Para él este era «como en plática familiar de
vieja castellana junto al fuego»22. Bueno, no es que estemos diciendo
que el lenguaje de Marcelo era exactamente como de vieja castellana, sino
que su lenguaje es claro y sin afectación, natural y sencillo, espontáneo
y sin embargo no vulgar ni chabacano. Veamos uno de muchos otros
ejemplos posibles. En una de sus cartas escribe:

«¿Cómo andás? El otro día me acordaba de nuestras camina-


tas, que eran en esta época, por Aguilar y 11 de Septiembre,
y aquel comentario: "¡Cómo pasa el tiempo!". Y realmente la
vida pasa, inexorablemente. Ahora voy comprendiendo con
la ayuda de Dios, que hay que vivir en plenitud el momento
presente, y el único modo de vivirlo así, al máximo, es en la
gracia de Dios.

21
CRISÓGONO DE JESÚS SACRAMENTADO, San Juan de la Cruz. Su obra científica y su
obra literaria, vol. II., Mensajero de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz, Ávila
(1929), 138.
22
MENÉNDEZ PELAYO, M., Discurso del Doctor Don Marcelino Menéndez y Pelayo. En:
Discursos leídos ante la Real Academia Española en la pública recepción del Doctor Don
Marcelino Menéndez Pelayo, 6 de marzo de 1881., Imprenta de F. Maroto e Hijos,
Madrid (1881), 35.

141
DIÁLOGO 73

También recordaba una carta tuya del año pasado que llegó
a conmoverme, sobre todo en la parte en que decías que Je-
sucristo había derramado Su Sangre por nosotros y una gota
te toca a vos. Nada más cierto. ¡Si llegásemos a comprender
lo que nos ama Dios! A veces, rezando y meditando en Su
Pasión se entiende algo, lo que nuestra inteligencia limitada
permita, y se puede ver que toda la tragedia de la Cruz no es
otra cosa que una manifestación de amor infinita. Un amor
no egoísta, un amor que busca el bien del otro, hasta el punto
de dar la vida. Y es Dios hecho Hombre. Esto es otro gran
misterio, que Dios Hijo se abajó hasta hacerse hombre para
poder reparar ante Dios Padre la ofensa que el hombre le
había hecho. Y es que sólo Dios podía repararla, pero ¿quién
obligaba a Dios a reparar, a padecer en su carne humana, y
lo más terrible en su alma, para conseguirnos el perdón? Na-
die. Sólo su amor al hombre, a CADA HOMBRE»23.

Con un inicio marcadamente argentino, Marcelo pasa de anécdotas


divertidas y de viejos tiempos al mismo misterio de la Redención, de
tal manera que uno al leer no llega a percatarse que desde las calles
Aguilar y 11 de septiembre se encumbra en un abrir y cerrar de ojos
en la cima del Calvario. Su remitente no puede más que darse cuenta
que es su amigo el que le escribe tan amenamente pero que le habla
de cosas superiores, no como quien enseña sino como quien comparte
y se sienta con uno a charlar en tardes frías junto a una chimenea…
Marcelo piensa lo que escribe: ¡lo vive! Por eso no resulta petulante ni
aún menos remilgado. Hay una claridad muy nítida en todo cuanto
escribe. Veámosla en otra carta dirigida al mismo remitente:

«Te vi reflejado en tu carta con una profundidad y una gran


nobleza de corazón. Dios nos ha unido en la amistad y todo

23
MORSELLA, M., Carta a Pepe, San Rafael, 22 de septiembre de 1985.

142
EL DOMINIO DEL ESPÍRITU

lo hace con un fin; ambos nos ayudamos mutuamente, am-


bos nos apoyamos y estimulamos en la lucha apasionante
que es la vida, ambos sufrimos y reímos juntos, en fin, am-
bos somos uno un poco parte del otro, aunque físicamente
no estemos juntos. Es que la verdadera amistad es así. Yo
también agradezco a Dios la vida y también haberte cono-
cido, mi buen amigo»24.

Es este un fragmento bastante familiar para muchos de nosotros, y


que, a nuestro juicio, es uno de los mejores de Marcelo. Le habla a un
íntimo amigo con un lenguaje único y sus palabras tienen una fuerza
del todo especial. La verdad teológica de la Providencia, que no deja que
nada sea al azar, y una altísima concepción de la amistad se unen ma-
gistralmente en este corto párrafo. La expresión «ambos somos uno un
poco parte del otro» es pulidísima y dice de otro modo más natural y
cierto aquella frase de Cayo Salustio Crispo: «la amistad es querer y
no querer lo mismo»25. Es una unión de las voluntades, de lo más esen-
cial en el hombre… Otra vez Marcelo ha dicho grandes cosas con po-
cas palabras, ha hecho lo que Leopoldo Lugones considera primordial
en todo buen escritor: «poner mucho espíritu en poca materia»26.

Dos son entonces las grandes características de los escritos de Mar-


celo: la claridad y la espiritualización de la materia —como para decirlo en
lenguaje lugoniano. Marcelo es un genio en este arte de espiritualizar

24
MORSELLA M, Carta a Pepe, San Rafael, 21 de octubre de 1984.
25
Citada por STO. TOMÁS DE AQUINO en Q. D. De Veritate, q.23, a.8, sc.2: «Amiticia
est idem velle et idem nolle». El Doctor Angélico la considera como de Cicerón, pero
originalmente es de Salutio. (Para esta referencia más precisa ver: TORELL, J. P.,
Christ and the Spirituality in St. Thomas Aquinas, The Catholic University of Amer-
ica Press, Washington (2011) trad. Bernhard Blankenbhorn, 112.).
26
LUGONES, L., Al joven poeta. En: La copa de jade, 1935-1937. Poemas publicados
en La Nación, de Buenos Aires. La poesía completa dice así: «Para lo bello, joven
cofrade / Basta una cuerda de violín. / Una fresa en la copa de jade, / Una rima,
un beso, un jazmín… / …O una lágrima si tu miseria / Con dignidad la ha de
verter. / Mucho espíritu en poca materia. / Esto es todo cuanto hay que hacer».

143
DIÁLOGO 73

la materia. Les da vida nueva a las palabras y dice mucho en pocas le-
tras. Veámoslo en este soliloquio que Marcelo escribió con tan sólo 18
años:

«¿Existirá ese amor que alguna vez sentí? O será ella un hada
que vino a endulzar mi espíritu. No lo sé. Sólo quiero volver
a verla. Saber que realmente vive, para que vuelva a encender
mi corazón con su dulce calor y así tal vez yo sea más bueno.

¿Sentiré nuevamente su risa de niña? O tal vez ya no pueda


sentirme nunca más trasladado a un cielo propio. Sólo
quiero volver a oírla. Saber que realmente ríe, para que yo
nunca deje de reír y así tal vez yo sea más bueno»27.

Con un acento evidentemente saint-exuperiano28, Marcelo habla


de volver a escuchar la «risa» de una niña y de poder ser así trasladado
a un «cielo propio». Esta es otra de sus frases acabadísimas y de muchí-
simo contenido, ya que indica con solo dos palabras lo objetiva y sub-
jetivamente grande del encuentro y de la felicidad que le proporciona.
Felicidad que es en sí perfecta (cielo), pero que es a su vez una felicidad

27
MORSELLA, M., Soliloquio, marzo de 1980.
28
Hay ciertamente una gran correspondencia temática entre este soliloquio y algu-
nos pasajes de Saint-Exupéry, El Principito: «Me quedé de nuevo helado por un
sentimiento de algo irreparable. Comprendí que no podía soportar la idea de no
volver a oír nunca más su risa. Era para mí como una fuente en el desierto. “Mu-
chachito, quiero oír otra vez tu risa”» (p. 32). Y más adelante: «Cuando por las
noches mires al cielo, al pensar que en una de aquellas estrellas estoy yo riendo,
será para ti como si todas las estrellas riesen. ¡Tú sólo tendrás estrellas que saben
reír!». (p. 33). (En: La Biblioteca Virtual de la UEB: https://sor-
teos.uson.mx/uploads/premios-vendedo-
res/arch_prem_ven_20170303_085923.pdf). Sabemos además que Marcelo leyó
este magistral obra y que le tenía gran aprecio. Ver: FUENTES M. A., Soy capitán…,
46 y 54.

144
EL DOMINIO DEL ESPÍRITU

que sólo él la puede apreciar y gozar (propio)29. De aquí que la felicidad


sea como duplicada y que perfeccione al alma, como si fuese una vir-
tud, que no solo hace bueno al obrar sino al mismo sujeto. Por eso tal
vez que esta niña de Marcelo sea alguna virtud, ya que la risa y la vista
de aquella lo harán más bueno.

La claridad y la espiritualización de la materia dan a los escritos de Mar-


celo un tinte sumamente especial, que lo marcan con fuertes rasgos
literarios. La claridad le viene por dos razones: por la meditación y la
ponderación de la realidad, y por la propiedad en el lenguaje30. Por
meditar y valorar la realidad —como ya se dijo—, ya que: «la claridad
es el efecto producido en la inteligencia cuando el objeto del conoci-
miento se distingue perfectamente de los demás objetos, y se distin-
guen unas cualidades de otras, percibiéndose sus mutuas relaciones y
su relación con el todo»31.

Y es esta misma claridad, producida por el sopesamiento de la reali-


dad, la que le da a Marcelo su propio estilo, ese de poner mucho espíritu
en poca materia; le hace escribir bien. Porque, como decía un autor,
«para escribir bien es necesario pensar bien, decir lo que se piensa sen-
cillamente sin mostrar deseo de admirar al lector con nuestro estilo»32.
Así lo hizo Marcelo y habló con simplicidad y naturalidad…, y esto sí

29
Se asemeja al decir de San Juan de la Cruz: «Y el mismo Dios es mío y para mí, porque
Cristo es mío y todo para mí». S. JUAN DE LA CRUZ, Dichos de Luz y Amor, 26, BAC,
Madrid (1982), 45.
30
Cf. CAMPILLO CORREA, N., Retórica y poética, Madrid (1928), 63: «La oscuridad nace
por falta de meditación en el autor o por impropiedad del lenguaje».
31
J. COLL Y VEHÍ, Elementos de literatura, Barcelona (1897), 149.
32
PALACIO VALDÉS, A., cit. por ZORRILLA, J., DE SAN MARTÍN en Lecciones de litera-
tura, Santiago, Chile (1929), 141. Cit. a su vez por RAGUCCI, R., Voces…¸ 369.

145
DIÁLOGO 73

que es gran cosa, ya que «hablar con sencillez es un don de los cielos»33
y «dar luz es lo difícil; no conseguirla, facilísimo»34.

Todo cuanto se ha dicho se ve perfectamente en este dos últimos


botones de muestra: «La vida acá es un anticipo del cielo, nunca estuve
tan feliz»35, y «La vida es un continuo tomar y dejar, partir y llegar»36.

INVICTUS

Ya en último lugar queremos considerar más detalladamente el so-


liloquio más conocido de Marcelo, donde se aprecian más perfecta-
mente las características arriba mencionadas. En 1980, con tan sólo 18
años escribe:

«Volveré a Ti, Señor, porque mi alma te busca y está vacía.


No puedo vivir sin Ti y al querer hacerlo caigo en el peor de
los abismos y queda sin remedio mi vida. Tonto de mí, al no
querer confiarte mis caminos; sé que al fin encontrarte es mi
camino. “La noche quedó atrás... pero me envuelve, / negra
como un abismo entre dos polos. / Doy gracias a los dioses,
cualesquiera sean / por mi espíritu indómito. / No importa
cuán estrecha sea la puerta / ni que me halle algún modo de
castigo. / Soy capitán triunfante de mi estrella / y el dueño de
mi espíritu”».

33
DE LA VEGA, D., Las palabras, en Lecciones de Literatura por ZORRILLA, J., DE SAN
MARTÍN, Lecciones…, 140. Cit. a su vez por RAGUCCI, R,. Voces…¸ 375.
34
MARTÍNEZ DE JÁUREGUI, J., Discurso poético. (Cf.: http://obvil.paris-sor-
bonne.fr/corpus/gongora/1624_discurso-poetico/body-1).
35
M. MORSELLA, Las montañas azules, (cuento dactilografiado), sin fecha. En:
MIGUEL Á. FUENTES, Soy capitán…, 35.
36
M. MORSELLA, Nota personal, 3 de diciembre de 1983. En: MIGUEL Á. FUENTES,
«La madurez afectiva y espiritual de Marcelo Morsella», Diálogo 68, p. 39.

146
EL DOMINIO DEL ESPÍRITU

El fragmento consta de dos partes: a) un coloquio con el Señor, de


acento típicamente agustiniano y b) dos estrofas copiadas del poema
«Invictus» de William Ernest Henley, autor inglés de finales del siglo
XIX.

Veamos lo primero: sabemos que Marcelo era gran admirado de


San Agustín a quien citaba con frecuencia en sus cartas. Más aún, él
escribió un pequeño ensayo acerca de la vida del Doctor de Hipona.
Era ciertamente de una espiritualidad agustiniana y encontraba en este
Padre de la Iglesia un gran campo de trabajo literario37. Es por esto que
no nos parece que sea desatinado ver cuán grande es la corresponden-
cia temática de este coloquio con los escritos de San Agustín, en espe-
cial con Las Confesiones. De hecho, en Las montañas azules, Marcelo, —
quien no es más que el personaje ficticio llamado Ignacio— cita a San
Agustín:

«¡Oh, Dios de las virtudes! Conviértenos y muéstranos tu faz


y seremos salvos. Porque adonde quiera que se vuelva el
alma del hombre y se apoye fuera de ti, hallará siempre dolor,
aunque se apoye en las hermosuras que están fuera de ti y
fuera de ellas, las cuales, sin embargo, no serían nada si no
estuvieran en ti»38.

Tanto San Agustín como Marcelo dejan en claro que fuera de Dios
se halla dolor y se cae en el peor de los abismos. La vida entonces queda
sin remedio y no hay quien pueda ser salvo. El coloquio de Marcelo es

37
En una carta, Marcelo decía: «Mi gusto por la literatura lo voy a encauzar, Dios
mediante, en el estudio de la Patrística, o sea del pensamiento de los Padres de la
Iglesia, que son los escritores cristianos de los primeros siglos hasta el siglo VIII
aproximadamente (entre ellos el gran San Agustín). Por supuesto que esto no ex-
cluye otras lecturas en la medida en que el tiempo me lo permita». A su papá, San
Rafael, 22 de mayo de 1985. En: Miguel Á. Fuentes, Soy capitán…, 47.
38
SAN AGUSTÍN, Las Confesiones, lib. 4, cap. 10. Marcelo lo cita al final de su cuento
Las Montañas azules. Ver: MIGUEL Á. FUENTES, Soy capitán…, 35.

147
DIÁLOGO 73

como una duda que se resuelve en el texto de San Agustín, una bús-
queda que finalmente halla al Dios de las virtudes. Marcelo confiesa
haberse apoyado fuera de Dios y no confiado a Él sus caminos: se había
ido tras las hermosuras que están fuera de Dios.

Ahora bien, el coloquio de Marcelo -allende de las dos caracterís-


ticas ya mencionadas- tiene varias metáforas y expresiones que le dan
gran valor literario: el alma está vacía, se cae en el peor de los abismos, y la
vida queda sin remedio. Son tres expresiones que describen perfecta-
mente el dolor de aquél que está sin Dios, que se ha alejado de Él: el
alma está vacía, desierta, no compensada -está sin su Creador, quien
sólo la pueda contentar- y se yace en gran desolación y tristeza, que es
como un abismo profundísimo -como quien se imagina el infierno-
… y en este estado ya no hay remedio, a no ser que se vuelva a Dios. Las
descripciones son otra vez claras y de gran contenido.

Asimismo, la idea del camino -que se relaciona ampliamente con la


de volverse- está muy marcada. Marcelo usa la misma palabra dos veces.
La primera haciendo referencia a su misma vida, y la usa en plural,
marcando las muchas facetas que una vida conlleva: «mis caminos». La
segunda la usa en sentido de destino o fin ineludible: el camino ya es
la meta; «un anticipo del cielo». Pero, ¿por qué es un destino ineludible?
Bueno, la respuesta está en la segunda parte del fragmento, en la poesía
de Henley.

«Invictus» es el nombre que se le ha dado a unas estrofas compuestas


por William Ernest Henley, quien, tras atravesar momentos difíciles
de la vida —como fue la amputación de una pierna— escribe a los 26
años estos versos en inglés:

148
EL DOMINIO DEL ESPÍRITU

Out of the night that covers me, Mas allá de la noche que me cubre,

Black as the pit from pole to pole, negra como el abismo insondable,

I thank whatever gods may be doy gracias a los dioses que puedan
existir
For my unconquerable soul. por mi alma inconquistable.

In the fell clutch of circumstance En las crueles garras de las


circunstancias
I have not winced nor cried aloud. no he llorado ni pestañeado.

Under the bludgeoning of chance Sometido a los golpes de la suerte

My head is bloody, but unbowed. mi cabeza ensangrentada sigue


erguida.
Beyond this place of wrath and Más allá de este lugar de ira y
tears lágrimas
Looms but the Horror of the donde yacen los horrores de la
shade, sombra,
And yet the menace of the years sin embargo, la amenaza de los años

Finds, and shall find me, unafraid. encuentra, y me encontrará sin


miedo.
It matters not how strait the gate, No importa cuán estrecho sea el
camino,
How charged with punishments cuán cargada de castigos la sentencia,
the scroll,
I am the master of my fate: yo soy el amo de mi destino:
I am the captain of my soul39 Soy el capitán de mi alma40.

39
WILLIAM E. HENLEY, A book of verses, Charles Scribner’s sons, 4ta. ed., New York
(1893), 56-57. Las primeras ediciones contenían solo la dedicatoria A R. T. H. B.
—en referencia a Robert Thomas Hamilton Bruce (1846–1899). El título de «In-
victus» fue añadido posteriormente por Arthur Quiller-Couch cuando lo incluyó
en el Oxford Book of English Verse.
40
Traducción tomada de: https://es.wikipedia.org/wiki/Invictus_(poema) (22.4.2017).
Con modificaciones.

149
DIÁLOGO 73

No sabemos hasta qué punto Marcelo conocía este poema, es decir,


la versión de Henley. Pero tenemos una gran certeza de que Marcelo
leyó este poema en la obra La noche quedó atrás41 de Jan Valtin -seudó-
nimo de Richard Krebs- donde el poema está presentado sin las dos
estrofas del medio y exactamente traducido como lo cita Marcelo.

El poema de Henley, más allá de su merecida fama42, revela un alma


que se enfrenta ante el dolor de la vida y que encuentra en su misma
personalidad y vigor la solución para afrontarlo todo. Con una mirada
bastante llana y puramente humana, el poeta confiesa su autosuficien-
cia para vencer las dificultades de la vida.

Evidentemente Marcelo conocía estos versos muy bien, ya que en


un soliloquio tan natural y espontáneo los cita como quien dice algo
que es propio…; Marcelo lo ha asumido y le da una nueva forma y
matiz, porque al conectarlo con la primera parte, hace que el poema
de Henley sea el canto de victoria de aquel que saliendo de la noche
se ha tornado a Dios. Y llegado a semejante estado, ya nada teme: se es
capitán de la propia estrella y el dueño del espíritu. Nada se teme porque se
ha conquistado lo que se quería... y el alma ya deja de estar vacía y no
busca sino a Aquél que la ha llenado. Así entendemos entonces porque
es un destino ineludible: «sé que al final encontrarte es mi camino».
Más aún, es tal la seguridad que el ánimo alcanza que no hay temor de
que el camino sea estrechísimo: se tiene a Dios… ¿qué más da, enton-
ces? Por eso Marcelo recordaba más tarde el consejo de un amigo:

«Me acuerdo que [una vez] estaba triste en el Liceo y decep-


cionado, y [un amigo] me dijo: “Sólo teme a los hombres

41
Quizá Marcelo conoció la edición de 1941 (Ed. Claridad, Bs. As.) o cualquier otra
de las subsiguientes que hubo. El epígrafe de este libro (según lo cotejé en la no-
vena ed., 1947, trad. Julio Bernal), es justa y exactamente las mismas estrofas que
cita Marcelo. La traducción de estas dos estrofas es de Juan Rodríguez Chicano.
42
Fama que en gran medida fue causada por Nelson Mandela y que llegó a su clímax
con la película Invictus (2009).

150
EL DOMINIO DEL ESPÍRITU

quien en ellos confía, quien en Dios confía, sólo a Él le


teme”»43.

Marcelo ha asumido el canto de Henley y lo hizo carne propia. Es


suyo ahora porque le ha dado una nueva alma. Sí, se es dueño del espíritu
porque se tiene a Dios y no por fuerza propia. Le ha dado nuevamente
más espíritu a la materia, la he iluminado con nueva claridad.

* * *

Marcelo fue un hombre cabal, y comprobarlo fue el objetivo de es-


tas sucintas páginas, en las que vimos -aunque rápidamente- el valor
literario de sus escritos. Valor que proviene de aquella su ponderación
de la realidad, de su alta maduración. Esperamos entonces que estas
líneas hayan sido una ayuda para mostrar que Marcelo se definió de frente
al mundo44 y sigue siendo para nosotros, miembros del Instituto del
Verbo Encarnado, una guía certera para aprender el arte del dominio del
espíritu.

Diác. Bernardo Ma. Ibarra


Lipá, Filipinas
22 de abril de 2017

43
M. MORSELLA, Nota personal, 3 de octubre de 1983. En: MIGUEL Á. FUENTES, «La
madurez afectiva y espiritual de Marcelo Morsella», Diálogo 68, 42.
44
Cf. MIGUEL Á. FUENTES, «La madurez afectiva y espiritual de Marcelo Morsella»,
Diálogo 68, 33.

151
IN MEMORIAM

Cardenal Velasio De Paolis, C.S.

Tuve la gracia de conocer al Cardenal Velasio De Paolis en 1996.


Ese año iniciaba mis estudios para la Licenciatura en Derecho Canó-
nico en la Universidad Gregoriana, donde el conocido como «Padre»
De Paolis era profesor.

Ya antes de llegar a Roma, de todas maneras, su nombre me era


familiar: había oído hablar de él a miembros del Instituto, y sobre todo
a los superiores, que alguna vez le requerían asistencia canónica y, más
aún, su sabio y valioso consejo con el que nos ha ayudado y guiado
hasta el fin de su vida y por el cual le estamos infinitamente agradeci-
dos.

El Cardenal De Paolis fue el relator de mis tesis de Licenciatura y


Doctorado. Además de tratar con él por cuestiones académicas, lo ha-
cía también de manera frecuente por asuntos relativos a mi Instituto;
y a partir de 2007 tuve la gracia de estar cada vez más cerca suyo, hasta
el último día de su vida, en calidad de secretario personal. El Cardenal
ha sido para mí mucho más que un profesor. Ha sido un maestro de
vida y un padre.

La estima que tengo por él me ha impulsado a escribir in memoriam,


aun siendo consciente de mi incapacidad y pobreza de palabras. Aquel
que, como yo, haya tenido la gracia de conocerlo, pudo seguramente
apreciar los rasgos característicos de su singular y multifacética perso-
nalidad. Él era «el profesor», «el jurista», «el Padre y Pastor», «el sabio»,
«el hombre de Iglesia».

153
DIÁLOGO 73

Estas breves líneas intentan resaltar estas cualidades, entre otras


muchas que tenía nuestro querido Cardenal.

SUS ORÍGENES

El «Padre» De Paolis, como le gustaba que lo llamaran, provenía de


una familia humilde de Sonnino, pueblo de la Provincia de Latina,
donde nació el 19 de septiembre de 1935. Creció y vivió junto a sus
hermanos: Alfredo (que murió cuando tenía 7 años), Loreto (sacer-
dote y misionero de la misma congregación de los Padres escalabrinia-
nos), Sergio, Alfrida y Angelo.

Sabía agradecer hondamente a Dios por el don de la fe recibido a


través de sus padres, que habían formado una familia con valores pro-
fundamente cristianos.

La amorosa Providencia de Dios se manifestó sobre él de un modo


singular desde los inicios de su vida. Afectado por una grave enferme-
dad y tras haber agotado toda esperanza con los médicos terrenos, su
mamá, Quirina, decide llevarlo ante la Virgen de Pompeya para pedir
al Médico Celestial, por medio de la materna intercesión de María
Santísima, la curación de su hijo. Su salud se restableció milagrosa-
mente y, en recuerdo de aquella gracia, llevaría luego en la cruz pec-
toral la imagen de la Virgen de Pompeya.

Contaba el Cardenal otro suceso que reputaba como gracia conce-


dida del cielo. Sucedió en Bassano del Grappa (región del Véneto, en
Italia), siendo un joven sacerdote. Habiendo salido un domingo des-
pués del almuerzo, junto con un compañero de comunidad, a dar un
paseo por la calle que costeaba al entonces gran seminario de los esca-
labrinianos, un auto perdió repentinamente el control precipitándose
contra ellos. El compañero del Padre Velasio murió al instante, pero
él no fue tocado siquiera.

154
IN MEMORIAM CARD. VELASIO DE PAOLIS

EL RELIGIOSO

Desde pequeño tuvo certeza de su vocación a la vida consagrada y


sacerdotal. Con tan solo once años dejó su querido pueblo y su familia
para irse muy lejos, a la provincia de Vicenza, región del Véneto, en el
norte de Italia. Solía referirse, con su típico sentido del humor, al he-
cho de que hoy no se tiene el mismo cuidado que se tenía antes por
las vocaciones tempranas: «estoy contento de haber nacido en mi
época, y así haber podido entrar de pequeño al seminario, porque si
hubiese nacido hoy, no sé qué habría sido de mi vida».

El 20 de septiembre de 1955 emitió su primera profesión en Cres-


pano del Grappa y, tres años más tarde, el 4 de octubre de 1958, la
profesión perpetua en Piacenza (Emilia Romagna), ciudad en la que
recibió también la ordenación sacerdotal el 18 de marzo de 1961 en la
casa madre de su Instituto.

Los superiores, conscientes de las particulares dotes intelectuales


del Padre Velasio, lo enviaron para ulteriores estudios a Roma, en
donde obtuvo el doctorado en Derecho Canónico en la Pontificia
Universidad Gregoriana, una licenciatura en Teología en la Pontificia
Universidad Santo Tomás de Aquino, y el título de jurisprudencia en
la Universidad La Sapienza de Roma. Realizó también estudios de teo-
logía moral en la Academia Alfonsiana de la Pontificia Universidad
Lateranense.

En su congregación desempeñó diversos cargos: profesor de teolo-


gía moral y de derecho canónico en el estudiantado teológico desde
1964 hasta 1970; rector del estudiantado teológico desde 1970 hasta
1974; consejero provincial desde 1970 hasta 1974; consejero general
desde 1974 hasta 1980 y procurador general desde 1974 hasta 1986.

Fue un religioso ejemplar, humilde, dócil, pobre y simple. Tuvo


una sólida formación, de la que hablaba siempre con sentimiento de

155
DIÁLOGO 73

gratitud. En julio de 2016, ante 60 hermanas reunidas en Capítulo Ge-


neral, recordaba así su año de noviciado junto a los religiosos escala-
brinianos:

«yo recuerdo cuando hice el noviciado, hace sesenta años, en


el 1954-1955. Era el año mariano. Recuerdo muy bien este
año de noviciado. Convertirse en religioso significaba com-
prometerse ascéticamente en la vida, y era algo importante;
por eso la mortificación, el sacrificio, la obediencia, la dispo-
nibilidad, eran las virtudes más requeridas. Y, de hecho, exis-
tía una formación ascética muy fuerte; para nosotros, el año
de noviciado era un año verdaderamente extraordinario.
Además, estaba marcado por las así llamadas “pruebas del
noviciado”, continuas pruebas sobre la obediencia: cuando
se cuenta de algunos santos o santas que, en el noviciado, los
mandaban a recoger el agua con cestos, o a plantar un árbol
con las raíces hacia arriba; sí, son relatos legendarios, pero no
están tan lejanos de aquello que se quería. El Maestro, en
algunos momentos quería ver si habíamos aprendido o no la
obediencia. Además, estaba el examen de las culpas. Re-
cuerdo bien cuando teníamos este examen: Cuando tocaba
el turno de cada uno debíamos escribir los defectos de los
otros. Luego, el Maestro los leía en voz alta. Actualmente,
pensándolo bien, no sé si leía lo que nosotros habíamos es-
crito, o lo que él escribía. Era un momento muy difícil. Se-
guidamente, teníamos el famoso capítulo de culpas: si suce-
día algún inconveniente, éramos convocados en el refecto-
rio, durante la cena debíamos postrarnos y decir: “Queridos
hermanos, confieso mi culpa…, ahora, la santa obediencia
me impone de…”.

Es verdad que era una ascética muy fuerte, y la vida religiosa


era marcadamente centrada en la ascesis, más que en una vi-
sión de imitación y seguimiento de Cristo; pero estoy con-
tento con esa formación, me sirvió para hacer los votos, para
156
IN MEMORIAM CARD. VELASIO DE PAOLIS

permanecer fiel al Señor, y ahora he llegado a los 81 años, o


sea que tengo 60 años de vida religiosa, ¡60! Si una formación
sostiene a una persona durante 60 años, podemos decir que
es eficaz, ¿no?».

Y agregaba:

«en la vida religiosa nosotros tenemos los votos y los consejos


evangélicos. Tengan presente que los votos son la dimensión
jurídica que es necesario tener, porque en la vida es necesario
que haya ciertas cosas bien precisas. Pero la virtud no tiene
límites, la Iglesia pone los límites en cuanto a lo que respecta
al voto de pobreza, al voto de castidad, al voto de obediencia,
pero a las virtudes no pone ningún límite porque sabe que
no somos nunca demasiado virtuosos en la castidad, en la
pobreza, en la obediencia. Y nosotros estamos llamados no
solamente a observar los votos, sino a realizar el ideal pleno
de la vida consagrada que es la persona de Nuestro Señor
Jesucristo, [el hacernos] una memoria viviente de Nuestro
Señor Jesucristo [cf. San Juan Pablo II, Vita Consecrata, n.
22]. Nuestra castidad es la castidad de Jesús, nuestra pobreza
es la pobreza de Jesús, nuestra obediencia es la obediencia de
Jesús» (Conferencia a las Hermanas del Instituto “Servidoras
del Señor y de la Virgen de Matará”, 8 de julio de 2016).

El Cardenal De Paolis fue un testigo constante del gran don que


significa la vida consagrada, y manifestaba siempre sentimientos de
gratitud hacia Dios por haber sido llamado a seguir a Jesús de ese
modo, más de cerca, ya desde niño.

Amaba la vida consagrada, amaba ser religioso y amaba su Instituto.


Con ocasión de su consagración episcopal, en las palabras pronuncia-
das al final de la ceremonia, expresaba su gratitud por el don de la vida
religiosa: «agradezco ante todo a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. En

157
DIÁLOGO 73

su proyecto de amor, Dios no solo me ha dado la vida, la fe y la voca-


ción religiosa misionera en la congregación de los Misioneros de San
Carlos; sino que ha querido darme, incluso, el don de la plenitud del
sacerdocio, conformándome a Cristo buen Pastor e incluyéndome en
el Colegio de los Obispos, sucesores de los Apóstoles». Y más adelante,
en el mismo agradecimiento: «Ante todo debo agradecer a mi familia
religiosa, la congregación escalabriniana, aquí presente en la persona
del Superior General, P. Isaia Birillo, y su consejo; y muchos compa-
ñeros, que han querido hacerme sentir particularmente su cercanía y
fraternidad. A la Congregación debo lo que soy como sacerdote, reli-
gioso, misionero y docente» (Palabras pronunciadas en la Basílica de
San Pedro, el 21 de febrero de 2004).

EL JURISTA

Por su eminente formación cultural y humanista, filosófica y teo-


lógica, y sobre todo en la ciencia canónica; fue llamado a colaborar con
diversos Dicasterios de la Curia Romana. Fue consultor del Pontificio
Consejo para la interpretación de los Textos Legislativos, referendario
y después juez del Supremo Tribunal de la Asignatura Apostólica,
consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe, consultor de
la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Socieda-
des de Vida Apostólica, consultor de la Congregación para el Clero,
consultor de la Congregación para las Iglesias Orientales, consultor de
la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, y Vicario Judi-
cial del Tribunal Eclesiástico del territorio de la Ciudad del Vaticano.

El 30 de diciembre del 2003 San Juan Pablo II lo nombró secretario


del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica, elevándolo al
mismo tiempo a la dignidad episcopal. El 21 de febrero de 2004, reci-
bió la ordenación episcopal en la Basílica de San Pedro de manos del
entonces Secretario de Estado, el Cardenal Angelo Sodano.

El 12 de abril de 2008 fue nombrado por el Papa Benedicto XVI


presidente de la Prefectura de los Asuntos Económicos de la Santa

158
IN MEMORIAM CARD. VELASIO DE PAOLIS

Sede, cargo que mantuvo hasta el 21 de septiembre del 2011. En el


Consistorio del 20 de noviembre de 2010 el mismo Pontífice le creó
Cardenal para la Diaconía de Jesús Buen Pastor alla Montagnola.

Como Cardenal fue nombrado miembro de diversos Dicasterios


de la Curia Romana: de la Congregación para el Culto Divino y la
Disciplina de los Sacramentos, de la Congregación de las Causas de
los Santos, del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica, del Pon-
tificio Consejo para los Textos Legislativos y de la Administración del
Patrimonio de la Sede Apostólica.

El Papa Benedicto XVI, conociendo las grandes y variadas cualida-


des del Cardenal De Paolis, además de su altísima competencia en el
campo del derecho canónico, particularmente en el derecho de los re-
ligiosos; le confió el 9 de julio de 2010 la delicada tarea de gobernar en
su nombre, como Delegado Pontificio, la Congregación de los Legio-
narios de Cristo. El Cardenal desempeñó esta misión con grandísimo
empeño, espíritu de sacrificio y no sin sufrimientos.

También el Papa Francisco se ha servido del Cardenal De Paolis


como estrecho colaborador confiándole, el 18 de enero de 2016, la ta-
rea de presidir la Comisión para el estudio de las competencias relati-
vas a la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA)
y de la Secretaría para la Economía.

El Cardenal De Paolis fue particularmente apreciado por los tres


últimos Papas: Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco. Ellos con-
fiaron en él y le encomendaron tareas muy delicadas y difíciles, y él,
con gran espíritu eclesial y deseo de servir a la Iglesia de Cristo en la
persona de sus vicarios, fue un siervo fiel que no desilusionó las ex-
pectativas de los Sumos Pontífices.

Con ocasión del 50º aniversario de su ordenación sacerdotal, Be-


nedicto XVI le escribió una carta de felicitación, manifestándole su es-
tima y gratitud por la obra realizada al servicio de la Iglesia:

159
DIÁLOGO 73

«no podemos olvidar cuantas energías has dedicado en bene-


ficio de los Dicasterios de la Curia Romana, como en otras
tareas sumamente delicadas. Por eso, considerando tus in-
signes virtudes a ti, ministro fiel, confiamos las gestiones de
los asuntos económicos de la Santa Sede, a beneficio de las
múltiples actividades de la Iglesia. Considerando pues tus
méritos y tu excelencia, gustosos te hemos incluido en el
Colegio de los Padres Cardenales» (Benedicto XVI, carta al
Cardenal de Paolis, 4 de febrero del 2011).

La gran autoridad del Cardenal De Paolis en la ciencia canónica ha


sido ampliamente aceptada por los estudiosos del derecho, y recono-
cida también por la más alta autoridad de la Iglesia. Cuando se conoció
la noticia de su muerte, alguno dijo -a mi modo de ver, fundadamente-
que había muerto «el último gran canonista».

Sus escritos, en efecto, han sido y son punto constante de referen-


cia porque transmiten no solo una clara, completa y precisa exposición
de los argumentos tratados, sino que además ayudan a entender la sa-
biduría del derecho. El Cardenal ha tenido la capacidad de mirar más
allá de la letra de las normas y, en cierto modo, más allá de la misma
ratio legis.

Profundizaba en problemas complejos y buscaba de iluminarlos


con la luz de la suprema ley evangélica que es la caridad, a cuya per-
fección todo debe estar ordenado, también en el campo jurídico. Ius-
titia in caritate era su lema episcopal, elegido porque fue ordenado
Obispo en cuanto secretario del Tribunal Supremo de la Signatura
Apostólica. En tal oficio fue llamado a administrar la justicia, y el ca-
mino y la meta de la justicia es la caridad; como testifica explícitamente
el mismo Derecho canónico cuando afirma sin vacilar que salus ani-
marum suprema semper lex esse debet in Ecclesia (can. 1752).

160
IN MEMORIAM CARD. VELASIO DE PAOLIS

EL PROFESOR

La enseñanza fue la principal actividad del Cardenal De Paolis. El


año 1972 comenzó a impartir clases en la facultad de Derecho Canó-
nico de la Pontificia Universidad Gregoriana. En 1987 fue llamado
para enseñar también en la Pontificia Universidad Urbaniana, pri-
mero en calidad de profesor agregado de la facultad de Derecho Ca-
nónico, y más tarde como profesor ordinario. En 1998 fue allí mismo
nombrado Decano.

No guardaba más que buenos recuerdos, llenos de gratitud, de


aquellos años en que se desempeñó como profesor en la Universidad
Gregoriana. Fueron sus mismos profesores, aquellos que lo habían
guiado como alumno en los estudios de su juventud, los que lo invi-
taron a colaborar con ellos ahora en calidad de profesor. Sus nombres
estaban siempre vivos en su memoria, sobre todo el del P. Olisio Ro-
bleda, S.J., su gran maestro que, de modo particular, le había hecho
don de su amistad y confianza. Los padres Urbano Navarrete, S.J.,
Jean Beyer, S.J., e Ignazio Grodon, S.J.; fueron también para él maes-
tros y padres. De manera especial gozó de la estima y amistad del P.
Navarrete. Decía que lo que él era lo debía a la Gregoriana, y en par-
ticular a estos profesores que le comunicaron su ciencia y su sabiduría.
Sintió siempre a la Universidad Gregoriana como parte suya, tanto
como lo testimonian estas palabras del día de su consagración episco-
pal:

«deseo agradecer a la Universidad Gregoriana, a la cual me


siento particularmente ligado, por todo lo que allí he reci-
bido, ya sea en los años de estudio como en los de enseñanza.
Las personas que debería mencionar son muchas: desde el
Rector hasta los tantos profesores, de los cuales algunos han
pasado al Señor, a los alumnos numerosos. Entre los profe-
sores, permítanme dos nombres: P. Olisio Robleda, fallecido
en el 1980, y P. Urbano Navarrete, aquí presente» (palabras

161
DIÁLOGO 73

pronunciadas en la Basílica de San Pedro, el 21 de febrero de


2004).

Se había especializado particularmente en los campos de derecho


penal, de los bienes temporales de la Iglesia, y de la Vida consagrada;
pero esto no le impidió afrontar, estudiar seriamente, e iluminar con
preclaros escritos; todas las principales cuestiones relativas al derecho
canónico, y en todos los ámbitos: historia, filosofía y teología del de-
recho, las normas generales, las asociaciones de fieles, el munus docendi,
y el derecho sacramental, penal y procesal. No hay libro del Código
de Derecho Canónico que no haya tratado e iluminado con su docta
y sabia pluma.

Los escritos de nuestro Cardenal se caracterizan por el equilibrio,


la prudencia, la profundidad, el discernimiento de los distintos aspec-
tos señalando lo esencial y destacándolo de lo accidental, esclare-
ciendo, ordenando y distinguiendo. Estos son, sin duda, frutos de una
plena madurez, de su capacidad de mirar las cosas desde arriba y desde
los primeros principios, basado sobre un absoluto dominio de todo el
Código de Derecho Canónico y una coherencia irrebatible en todas
las argumentaciones, sosteniendo posiciones aparentemente privadas
de un soporte normativo directo e inmediato, pero fundamentadas so-
bre razones de lógica interna, agudamente halladas en el conjunto del
sistema normativo canónico y profundamente analizadas y justifica-
das.

Su querido amigo, el Cardenal Urbano Navarrete, recordaba:

«Mirando en síntesis la actividad apostólica del P. De Paolis,


no puede no suscitar admiración el hecho de que haya tenido
la posibilidad de escribir tanto y sobre tan variados argumen-
tos. El P. De Paolis tiene el don de la claridad y de la simpli-
cidad de estilo, tanto que, aun cuando afronta problemas
complejos, lo hace con un lenguaje fácil que todos pueden

162
IN MEMORIAM CARD. VELASIO DE PAOLIS

entender sin esfuerzo. Posee también una capacidad particu-


lar de individuar los problemas en su esencialidad que ex-
pone gradualmente hasta penetrar en profundidad las cues-
tiones. Por esta cualidad del autor, los escritos del P. De Pao-
lis afrontan la materia de modo personal e independiente,
recurriendo con suma sobriedad a las notas al pie de página
para confirmar con la autoridad de otros, las propias afirma-
ciones» (Urbano Navarrete, «laudatio», in Iustitia in Caritate.
Miscellanea di studi in onore de Velasio de Paolis, Ciudad del Va-
ticano, 2005, p. 18).

EL PADRE Y PASTOR

La enseñanza fue la primera ocupación, y además el primer apos-


tolado del Cardenal De Paolis. Con sus innumerables alumnos fue
capaz de establecer una relación de amistad y también de auténtica pa-
ternidad, aún fuera del aula, edificándolos a todos y recibiendo de ellos
la recompensa del afecto y la estima.

Aun siendo la del Padre De Paolis una vida dedicada a la profundi-


zación y a la enseñanza del derecho canónico, no le faltaron fuerzas
para entregar también parte de su tiempo al estudio de las Sagradas
Escrituras, los escritos de los Padres de la Iglesia y los grandes autores
clásicos de la espiritualidad. Fruto de este estudio son las numerosas
partidas de Ejercicios espirituales que dictó a seminaristas, sacerdotes
y religiosas de distintos Institutos. Los predicó sobre el Evangelio de
Mateo, Marcos, Lucas y Juan; sobre la oración del Padrenuestro (pu-
blicado con el título: La preghiera del discepolo, Milán 1991); sobre la
carta a los Efesios, sobre los Dones del Espíritu Santo; sobre la Virgen
María; sobre las virtudes teologales y cardinales, sobre la Eucaristía y
el Sacerdocio, sobre la Vida Consagrada, sobre los distintos tiempos
del año litúrgico (Adviento, Cuaresma y Pascua) y sobre la Santa Misa.
Recuerdo que, en los últimos años de su vida, decía a menudo que
quería dedicarse al estudio de la Sagrada Escritura y no ya al del dere-
cho.

163
DIÁLOGO 73

Son numerosos los Institutos de vida consagrada de toda clase, que


recurrían a él para pedir consejo y orientación en problemas delicados
y difíciles. De modo particular ha ayudado y guiado a numerosas con-
gregaciones de religiosas. Por ellas tuvo una singular estima, ya desde
su infancia, y una vez me contó el motivo. Cuando estaba en el semi-
nario menor, a menudo no quería tomar la sopa que le ponían delante
y permanecía en su lugar sin comer. Cuando los otros niños termina-
ban y se iban del comedor, se le acercaba una religiosa que estaba en
la cocina y quitándole el plato de sopa, le daba de comer otra cosa, que
a él le gustaba. No sabemos quién haya sido esa hermana llena de ter-
nura por aquel niño tan «caprichoso», pero su maternal modo de com-
portarse hizo que el pequeño Velasio cultivase no solo una gran estima
por las religiosas, sino también un gran sentimiento de gratitud hacia
ellas, que buscó mostrar a lo largo de toda su vida estando siempre
dispuesto y pronto para ayudar a las religiosas y a los Institutos de re-
ligiosas que acudían a él.

Con gran celo y corazón sacerdotal, durante más de cuarenta años,


fue cada día a las hermanas Ursulinas del Sagrado Corazón de Jesús
agonizante, en calle del Casaletto (Roma), para celebrar la Santa Misa.
Se preparaba cuidadosamente la tarde anterior para la celebración del
día siguiente, leyendo y meditando el Evangelio y preparando la ho-
milía. Siendo ya emérito y de edad avanzada, comenzó a sentir el peso
de tener que salir cada mañana a las 6:20 para celebrar esta Misa, pero
no quería abandonar tal compromiso mientras tuviese fuerzas para ha-
cerlo porque, en su decir, un cura está bien cuando hace de cura (un prete
sta bene quando fa il prete), es decir, cuando celebra la Misa, predica, con-
fiesa, etc.

Era ante todo y sobre todo un sacerdote y un pastor que conside-


raba su ministerio, principalmente la celebración de la Eucaristía y el
anuncio de la palabra de Dios, como la actividad más importante de su
vida.

164
IN MEMORIAM CARD. VELASIO DE PAOLIS

Aceptaba gustoso las distintas invitaciones que le llegaban para ir


aquí y allí, por toda Italia, e incluso al exterior, para dar conferencias,
cursos de Ejercicios espirituales, o para la celebración de Misas Ponti-
ficales. Se trataba de un momento particularmente grato para el Car-
denal, porque le permitía encontrarse con la gente y era además una
ocasión para intercambiar opiniones sobre varios argumentos, sobre
todo para iluminar las mentes con la predicación de la palabra de Dios
y con su particular visión de fe sobre el misterio de Dios, del hombre
y de la Iglesia. Todos los que entraban en contacto con él quedaban
edificados.

EL SABIO

Así describe Santo Tomás el don de la sabiduría: «es don del Espí-
ritu Santo, que permite juzgar rectamente de las cosas divinas, y las
demás cosas en conformidad con las razones divinas, en virtud de
cierta connaturalidad o unión con lo divino. Esto, como hemos visto,
es efecto de la caridad» (S. Th, II, II, q.45, a.4). Nuestro Cardenal co-
menta: «Se trata por lo tanto de un conocimiento eminente de Dios;
pero de un conocimiento que tiene su sede en el corazón: es causada
por una íntima unión con las cosas divinas. El sabio no es aquel que
sabe las cosas divinas, sino el que las vive; no es aquel que habla de
Dios, sino quien contempla a Dios. La sabiduría tiene su principio en
el amor: aquel amor que no tendrá fin (1 Cor 13,8). La sabiduría tiene,
sin embargo, un aspecto práctico: tiene la misión de dirigir toda la ac-
tividad humana. De hecho, la sabiduría nos lleva a juzgar las cosas hu-
manas según los criterios divinos, criterios que están contenidos en el
amor de Dios, que se nos ha revelado en Cristo Jesús. Los criterios
divinos son una persona: Cristo Jesús, como vive en el evangelio. Él
es el criterio de nuestro obrar» (Lo spirito della sapienza - El espíritu de la
sabiduría).

Los testimonios de aquellos que han conocido al Cardenal De Pao-


lis coinciden en afirmar que era un hombre sabio. Inmediatamente se

165
DIÁLOGO 73

percibía que se estaba delante de una persona sabia, que miraba y juz-
gaba las cosas con una visión sobrenatural, a la luz de la fe. Por esto
era continuamente buscado para someter a su prudente juicio y sabi-
duría las cuestiones más variadas. No solo los Sumos Pontífices han
puesto su confianza en él, encargándole tareas delicadas y pidiendo su
autorizado parecer en cuestiones diversas relacionadas con la vida de
la Iglesia; sino también Obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y lai-
cos. Se cuentan por centenares los pareceres dados a las consultas que
le hacían los Dicasterios de la curia romana, y los Obispos, sacerdotes
y religiosos de todo el mundo. Todas sus respuestas y todos sus con-
sejos traslucen aquella sabiduría que es don del Espíritu Santo, fruto
de su profunda unión con Dios. Quien se acercaba a él quedaba ad-
mirado no sólo por su conocimiento del derecho canónico, sino sobre
todo por la prudencia y sabiduría con las que afrontaba no solamente
las cuestiones relativas al derecho, sino las más variadas y complejas
realidades de la vida del hombre y de la Iglesia.

Es sabido que San Juan Pablo II quedó fuertemente impresionado


por el equilibrio y la prudencia del Padre Velasio una vez que fue in-
vitado para tratar un tema particularmente delicado y de difícil solu-
ción. El Padre Velasio habló último aquella vez, después de los otros
expertos convocados, y su sabiduría despertó la admiración del Papa,
quien desde ese momento pidió siempre su parecer cuando se trataba
de problemas que requerían gran discernimiento.

LA HORA DE LA PRUEBA

Sabemos que Dios pone a prueba a sus elegidos. Y así hizo con su
dilecto hijo, el Cardenal De Paolis.

Enfermo de mal de Parkinson y afectado también por un tumor al


cerebro (glioblastoma multiforme grado IV), quedó notablemente li-
mitado en sus capacidades, de modo particular en lo que se refiere a la
comunicación, tanto oral como escrita. A mediados del año 2016 co-
menzó a referir un estado general de confusión que, poco a poco, lo

166
IN MEMORIAM CARD. VELASIO DE PAOLIS

fue limitando, primero a no poder expresarse en modo lógico y lineal,


y después, casi al final, a ni siquiera permitirle hablar.

Dios le había concedido el don de la sabiduría, que todos han po-


dido apreciar escuchando sus reflexiones y leyendo sus escritos, pero,
golpeado por la enfermedad, fue sometido a la prueba. El sabio no po-
día ya expresarse en modo coherente, y hacia el final había quedado
incluso sin palabras: Dios le había dado el don de una extraordinaria
capacidad intelectual, fuera de lo común, como un don precioso que
él supo poner al servicio de la Iglesia y del prójimo. Ahora este gran
don, en un cierto sentido, Dios se lo había «quitado», para purificarlo
en el crisol de la prueba, y para que confiase y se abandonase sólo a la
fuente de todo bien y de todo don perfecto que viene de lo Alto.

Así se convierten los probados en «amigos de Dios», como afirma


la Escritura: «Recordad que vuestros padres fueron sometidos a la
prueba para ver si en verdad temen a Dios. Recordad cómo fue tentado
nuestro padre Abraham y cómo a través de la prueba de muchas tri-
bulaciones se convirtió en amigo de Dios. Así también Isaac y Moisés
y todos aquellos que agradaron a Dios, fueron probados con muchas
tribulaciones y se mantuvieron fieles» (Cf. Judith, 8,26; volg. 21b-23).

Aunque el sabio no podía hablar más, continuó, sin embargo, hasta


el último día de su vida edificando al prójimo con su serena y confiada
resignación y con su ejemplar abandono en las manos de Dios.

EL PASO A LA ETERNIDAD

El P. Velasio se apagó en paz el 9 de septiembre del 2017. Estaban


con él las hermanas que lo habían asistido y cuidado (Julia y Antonieta
del Instituto de las religiosas Siervas de María Dolorosa) y también
Monseñor Brian Ferme, que durante los últimos meses visitaba todos
los días al Cardenal, muy caritativamente, para asistirlo en la celebra-
ción de la Santa Misa. Después de haber fijado la mirada sobre dos
cuadros que tenía en su habitación, uno de Santa Teresa de Jesús y

167
DIÁLOGO 73

otro de San Carlos Borromeo, cerca de las 10:30 de aquel sábado, día
de la Virgen, expiró serenamente. Pocos minutos después llegué yo.

Nuestro querido Cardenal permanecerá siempre en nuestra me-


moria. Sacerdote y religioso ejemplar, fidelísimo hijo de María, devo-
tísimo de Nuestra Señora de las Gracias de Sonnino, por quien desde
niño había cultivado y conservado en su corazón un grandísimo amor
y particular devoción; amante de la Iglesia, generoso y siempre pronto
en su servicio y del prójimo; profesor fructífero y fecundo; experto en
Derecho Canónico; dotado de una inteligencia aguda y profunda; for-
mador y educador; padre y pastor; hermano y amigo; de grande y sin-
gularísimo sentido del humor; siempre a disposición de los demás;
afable y acogedor; de gran bondad y humildad. Hombre de Iglesia,
hombre de fe, hombre de gran esperanza y confianza, hombre de gran
caridad, «hombre de Dios» (1 Tim 6,11).

Los sabios brillarán como el esplendor del firmamento… La verdad de esta


profecía del Profeta Daniel, a la luz de la vida del Cardenal Velasio De
Paolis, resulta particularmente viva y reconfortante. Es verdad que la
profecía se refiere al final de los tiempos, pero en cierto sentido, ya
desde ahora se puede vislumbrar su realización en nuestros contem-
poráneos que han tenido el don de la sabiduría, Don del Espíritu
Santo, y lo han custodiado y hecho fructificar como siervos buenos y
fieles. Ellos han sido y permanecen como las estrellas por toda la eternidad.

Sean estas pobres líneas signo de nuestro reconocimiento y grati-


tud por todo el bien que nuestro querido Cardenal ha hecho a la Igle-
sia de Dios y que sin duda seguirá haciendo a todos aquellos que en-
trarán en contacto con sus obras.

P. Diego Pombo, IVE

168
Lamento sanrafaelino

Aplaca Señor tu ira


tu justicia y tu furor,
dulce Jesús de mi vida:
¡misericordia, Señor!

Hendió los cielos un rayo


y con él estalló el trueno,
hacia el sur las negras nubes
y por el norte el mal viento
furioso de aire caliente
y de la arena reseco.
Se aproxima el huracán
en la negrura del cielo.

¡Virgen de la Carrodilla,
Patrona de los viñedos!
¡Escucha nuestros reclamos
y ten piedad de este suelo!

Se desató la tormenta
sin temor y sin respeto,
el granizo enfurecido
azota sin dar consuelo.
¿Qué pasará con la viña?
¿Y la huerta y los ciruelos?
El cielo abrió sus compuertas
y vomitó los infiernos:
huracanes y granizo,
los goterones y fuegos,
truenos, relámpagos, agua,

169
DIÁLOGO 73

el crujir y los lamentos,


y la cosecha que muere
y el verano que es invierno.
Hay un nudo en las gargantas
y un palpitar en los pechos,
¡el sudor regó la tierra
pero en vano fue el esfuerzo!
¿Qué será de nuestra vida?
¿qué será de nuestro suelo?
El precio de los trabajos
se consumió con el hielo,
¡desfallecen nuestros brazos
y se acaba nuestro aliento!
¡Ya no está alegre la viña
ni habrá vendimia en febrero!
¡Ya no veremos las uvas!

¡Ya no tendremos consuelo!


En el rugir de los rayos,
en el silbar de los vientos,
en la furia de las nubes
se sepultó nuestro anhelo
y el surco que otrora abrimos
cual tumba lo cerraremos.

Pero no desesperamos
ni morimos en silencio;
la tierra cruel nos da espinas
pero nos bendice el Cielo.
No podemos separarnos,
¡no podemos ni queremos!
Tierra y fe es toda la herencia
que nos dieron los abuelos,
en ella hundimos la azada
y sembramos los afectos,
170
POESÍA

en ella damos la vida


a Quien nos la dio primero.

¡Virgen de la Carrodilla,
Patrona de los viñedos!
¡Aunque destroce el granizo,
la sequía mate al riego,
aunque la tierra dé sangre
en vez de dar alimento
en tus manos nos confiamos
y todo te lo ofrecemos!
¡También conoció el trabajo
tu Jesús, el carpintero!
¡También gustó la pobreza
y como pobre fue muerto!

San Rafael te confiamos


Patrona de los viñedos,
que no nos falte el trabajo,
que no nos falten los rezos,
ni en la bodega el buen vino
ni en la mesa algún pan fresco.

Ignacio José Caratti


20-03-2015

171
INTERCAMBIOS

Instaurare, año XLVI, nnº 3, mayo-agosto 2018

Verbo, año LV, nº 553-554, marzo-abril 2017; año LV, nº 555-556,


may-jun-jul 2017; año LV, n°557-558, ago-sep-oct 2017; año LV,
n°559-560, nov-dic 2017; año LVI, n°561-562, ene-feb 2018

Ecclesia, volumen XXXI nnº 3-4, julio-diciembre 2017; volumen


XXXII, nnº 1, enero-marzo 2018

Teología, tomo LIV, Nº 124, diciembre 2017

Sapientia, volumen LXXII, fascículo 239, 2016

Lectures Françaises, 60° année, N° 728, décembre 2017; 61° an-


née, N° 729, janvier 2018; 61° année, N° 730, février 2018; 61° an-
née, N° 731, mars 2018; 61° année, N° 732, avril 2018; 61° année,
N° 733, mai 2018

Lecture et Tradition, nº 80 décembre 2017; nº 81 janvier 2018;


nº 83 mars 2018; nº 84 avril 2018

Studium, XX / 39, 2017; XX / 40, 2017


NOTICIAS

CAPÍTULO PROVINCIAL Y JORNADAS DE


ACTUALIZACIÓN TEOLÓGICA
El día martes 8 de mayo, por la mañana, dieron inicio las JAT (Jorna-
das de Actualización Teológica) y Capítulo Provincial Ordinario de
nuestra provincia. Consistieron, por un lado, en una serie de conferencias
dadas por el P. Dr. Miguel Fuentes, que trató acerca del análisis de la carta
encíclica de Pablo VI «Humanae Vitae», y por otro lado en las exposicio-
nes y su posterior debate de las distintas comisiones que se formaron para
analizar los principales apostolados que asume la provincia, que fueron
de mucho nivel y ciertamente de mucho provecho para todos los padres
capitulares.
Todo se dio en un clima de gran amistad y verdadera alegría. Por eso,
también los tiempos de recreación y comida fueron sumamente prove-
chosos para todos los padres. Las jornadas terminaron el viernes 11 al
mediodía, con la Santa Misa y el almuerzo festivo.
NUESTRA SEÑORA DE LUJÁN
Desde el año 2011, por elección de los miembros de Nuestra Familia
Religiosa y por decreto de la Congregación para el Culto Divino y la Dis-
ciplina de los Sacramentos tenemos a la Inmaculada y Pura Concepción
de Luján como Patrona principal de las Servidoras del Señor y de la Vir-
gen de Matará y del Instituto del Verbo Encarnado. Por eso su día es
celebrado con especial solemnidad.
El martes 8 de mayo por la noche tuvimos la Santa Misa con todos los
miembros de la Familia Religiosa en la Iglesia de nuestra Casa Madre. En
esta oportunidad, 16 seminaristas de primer año, hicieron su primera pro-
fesión de votos temporales y muchos religiosos renovaron los suyos.
En la misma ceremonia, las Servidoras del Señor y de la Virgen de
Matará de esta provincia, ofrecieron a la Virgen de Luján, una corana y un

175
DIÁLOGO 73

estelario bañados en oro, como agradecimiento por todas las vocaciones


de estos años, tanto de la rama femenina como de la masculina.
Luego de la misa se realizaron los correspondientes festejos, una cena
festiva y fogón junto a los demás miembros del Instituto y los familiares
de los neo-profesos. También estuvieron presentes casi todos los padres
de la Provincia, venidos para las Jornadas de actualización teológica y Ca-
pítulo Provincial, que dio inicio ese mismo día.

VOTOS PERPETUOS EN SANTA MARÍA LA MAYOR


El 8 de mayo la basílica de Santa María la Mayor se vistió de fiesta,
pero en azul y blanco. Delante del altar se puso la imagen de Nuestra
Señora de Luján, Patrona y Reina de nuestro Instituto. La misa fue pre-
cedida por el P. Gustavo Nieto, Superior General, y concelebrada por los
miembros del Consejo y una multitud de sacerdotes del Instituto. Con
este marco tan especial, tres seminaristas hicieron sus votos perpetuos, de
pobreza, castidad y obediencia: Nader Kamil (de Egipto), Andrés Torres
y Santiago Sylvester (ambos de argentina), estos últimos hicieron toda su
formación en nuestra Casa Madre en San Rafael, destinados a principio
de año a continuar sus estudios en Italia.
Una gracia enorme; como el mismo P. Nieto dijo en su sermón, ¡qué
mejor día y qué mejor lugar para consagrarse totalmente a Dios! La fór-
mula fue leída en italiano y firmada sobre el altar papal de la basílica.
La liturgia fue muy solemne. Al final de la misma, el P. Nieto hizo, en
nombre de toda la familia religiosa, una ofrenda de 300 rosas en agrade-
cimiento a la Virgen por las 309 vocaciones que recibió la Familia religiosa
en este último año.
Luego de la misa, se hicieron los festejos en un salón de la Universidad
Santo Tomás de Aquino.
Damos gracias a Dios por tantos bienes recibidos en todo este tiempo.

176
NOTICIAS

NUEVOS DOCTORES
El 12 de abril, el R. P. Gabriel Barros, IVE, formador de nuestra Casa
Madre en San Rafael, ha defendido exitosamente su tesis doctoral de Teo-
logía en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, Roma – Italia,
obteniendo así el grado de Doctor en Teología Bíblica. Su tesis lleva como
título «Los Aspectos sacrificiales de la muerte de Jesús en la obra de San
Lucas».
El P. Martín Villagrán ha defendido el pasado lunes 7 de mayo su tesis
doctoral en teología bíblica en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz,
en Roma. El título de su tesis es: El misterio del «abandono» divino del
justo en el Salterio. Luego de la presentación y discusión de la tesis, reci-
bió la calificación de summa cum laude y la autorización para publicar
íntegramente el texto. El tribunal de la Universidad estuvo integrado por
los profesores P. Miguel Ángel Tábet, relator de la tesis y presidente del
tribunal; el P. Eusebio González, comisario; y el P. Giuseppe de Virgilio,
secretario del tribunal.
El P. Alwin Anbu, miembro de la rama contemplativa, defendió el lu-
nes 28 de mayo su tesis doctoral «Ens as transcendental Ground. The
actual and foundation trascendentality of ens in the doctrine of St.
Thomas Aquinas according to Cornelio Fabro». La defensa fue en la Pon-
tificia Universidad Regina Apostolorum (Roma) ante el tribunal compuesto
por los profesores P. Alain Contat (director de la tesis), Carmelo Pandolfi,
y P. Dominic Farrell, LC.
El P. Andrés Ayala, por su parte defendió el pasado miércoles 6 de
junio su tesis doctoral «The Agent intellect in Aquinas: A Metaphysical
Condition of Possibility of Intellectual Knowing as Intuition». La defensa
fue en la Toronto School of Theology (afiliada a ala University of To-
ronto) ante el tribunal compuesto por los profesores Gilles Mongeau,
Robert Sweetman, James Ginther, john Berkman, Matthew Levering, Y
Darren Dias.
Felicitamos a los nuevos doctores y damos gracias a Dios encomen-
dando su ministerio a la Santísima Virgen.

177
DIÁLOGO 73

UN “FRONTIS” PARA EL ALTAR


Cuando uno entra a un templo católico, no cabe duda que el altar es
la parte sobresaliente del mismo, es el centro y el corazón de toda la
iglesia, donde se actualiza el mismo Sacrificio de Cristo.
Por eso, la Iglesia, desde antiguo, se ha preocupado de que fuera de
piedra (porque el altar es Cristo, la Roca), lo ha consagrado mediante la
unción con el santo Crisma, lo ha adornado con decoro y dignidad, ilu-
minándolo con cirios, hermoseándolo con flores y con artísticos frentes,
deponiendo debajo de él, las reliquias insignes de los mártires y santos,
porque sobre el altar, yacerá en la patena, envuelto en las blancas especies
eucarísticas, el mismo que la Santísima Virgen envolvió en pañales y de-
positó sobre el pesebre.
El altar es el ara del Sacrificio, donde se renueva de manera incruenta
el mismo sacrificio de Cristo en la Cruz y es también la mesa del Ban-
quete celestial. Así lo leemos en la Introducción al Misal (nº 296): «El
altar, en el que se hace presente el sacrificio de la cruz bajo los signos sacramentales,
es también la mesa del Señor, para participar en la cual, se convoca el Pueblo de
Dios a la Misa; y es el centro de la acción de gracias que se consuma en la Eucaristía».
¡Nadie puede dudar que sobre el altar sucede lo más impor-
tante!
En el nº 299 de la misma Introducción al Misal, se aclara que: «el El
altar, sin embargo, ocupe el lugar que sea de verdad el centro hacia el que espontá-
neamente converja la atención de toda la asamblea de los fieles». Y en el nº 303
dice que el altar debe ser «fijo» y «artísticamente acabado».
Hemos comenzado esta crónica reflexionando sobre la importancia
del altar porque hace un mes, en la parroquia «Jesús el Buen Pastor», a cargo
del IVE en Santiago (Chile), gracias a la Divina Providencia que nos puso
en el camino un generoso benefactor, buscamos de embellecer el presbi-
terio y de manera especial el altar de la Iglesia, al cual le agregamos un
“frontis” realizado en bronce, repujado y cincelado, cuyas medidas son: 3
metros de ancho, por 94 centímetros de alto, obra del orfebre chileno Luis
Badillo Gaete.

178
NOTICIAS

Es importante destacar que la parroquia se ubica en el barrio conocido


como «El Castillo»; según el diario chileno «La Tercera» del 17 de octubre
de 2017, «El Castillo» es considerado uno de los barrios más críticos de la
ciudad de Santiago. Se trata de un sector en donde sus habitantes sufren
mucho a causa de la venta y consumo de drogas, lo que a su vez produce
el aumento de violencia, asesinatos y robos. Sin embargo, en este humilde
barrio, hay muchos católicos fervientes que aman y defienden su fe cató-
lica.
Algunos nos criticaban el realizar una obra de esta envergadura en un
sector tan inseguro y tan vulnerable, pero gracias a Dios nunca dudamos
en hacerlo, así lo hemos aprendido de nuestra querida Congregación y de
su carisma: «evangelizar la cultura». Como enseñan nuestras Constituciones
(nº 30-31): «… todos sus miembros deben trabajar, en suma docilidad al Espíritu
Santo y dentro de la impronta de María, a fin de enseñorear para Jesucristo todo lo
auténticamente humano, aún en las situaciones más difíciles y en las condiciones más
adversas». Cuando estudiábamos en el seminario de «el Chañaral» o «la
Finca», allá por el año 1990 nuestros formadores nos enseñaban: «para la
gente sencilla y humilde, lo mejor».

179
RECENSIONES

CORNELIO FABRO
Esegesi Tomistica

MIGUEL ÁNGEL FUENTES


Dirección espiritual y noche del Espíritu

ROS BALL & JAMES MILLAR


THE GENDER AGENDA
A first-hand Account of How Girls and Boys Are Treated
Differently

JORGE BAYÁ CASAL OYUELA


Crónicas de la Beatificación

DR. ALDO MARCOS DE CASTRO PAZ


El retrato documental de María Antonia Paz y Figueroa,
la beata santiagueña

TIM GUÉNARD
Más fuerte que el odio

181
DIÁLOGO 73

JOHN SENIOR
La Restauración de la Cultura Cristiana

MIGUEL ÁNGEL FUENTES


MI PECADO INSOPORTABLE
Educar el sentido de culpa, el remordimiento y el perdón

182
RECENSIONES

CORNELIO FABRO ET reúne 14 ensayos escritos en el


Esegesi Tomistica arco de 30 años de estudios que pre-
EDIVI, Segni 2017, 544 pp. ceden e integran el análisis que se
hace en La nozione metafísica di
En 1969 se publicaron contempo- partecipazione (cfr. ET p. 7).
ráneamente los libros Esegesi
Tomistica y Tomismo e pensiero Los ensayos presentes en el volu-
moderno, como un acto de reconoci- men, extraídos de la abundante pro-
miento a los años de docencia de C. ducción fabriana que va del año
Fabro en la Pontificia Universidad 1936 a 1967 pueden dividirse en 3
Lateranense. Los dos volúmenes nos grupos temáticos que tratan respec-
dan las líneas maestras del itinerario tivamente: la causalidad (I-II), la
que Fabro intentó mostrar en las dos distinción esencia-esse (tomando el
obras sobre la participación (La esse como acto, III-X) y la participa-
nozione metafísica di partecipazione y ción (XI-XIV). Los capítulos, el año
Partecipazione e causalità). de publicación de los artículos y las
páginas en la presente edición son
De las tres líneas fundamentales los siguientes:
del pensamiento fabriano: «1°) la
profundización de la noción metafí- I. La defensa crítica del principio
sica de participación; 2°) la determi- de causa (1936; ET pp. 9-53).
nación del principio moderno de
inmanencia como ‘ateísmo radical’, II. En torno a la noción tomista de
y 3°) la recuperación del realismo contingencia (1938; ET pp. 55-74).
clásico-cristiano en el existencial re- III. La distinción entre «quod est» y
ligioso metafísico de Kierkegaard «quo est» en la «Summa de anima» de
contra el antropologismo ateo de la Juan de La Rochelle (1938; ET, pp.
inmanencia moderna» (Fabro C., 75-90).
Appunti di un itinerario, EDIVI, Segni
2011, p. 127), el presente volumen IV. Un itinerario de Santo Tomás.
Esegesi Tomistica (= ET) se incluye Establecer la distinción real entre
en la primera de ellas, junto con esencia y existencia (1939; ET pp.
Tomismo e pensiero moderno (con los 91-109).
16 estudios que integran el análisis
que se hace en Participación y causali- V. Sobre la división del ser en acto
dad). y potencia según Santo Tomás
(1939; ET pp. 111-137).

183
DIÁLOGO 73

VI. Neotomismo y nuestra edición de las Obras Com-


Neosuarezianismo: una batalla de pletas se prefirió colocar estos tres
principios (1941; ET pp. 139-273). apéndices hacia el final del volumen
(ET pp. 439-461), que se completa
VII. Lógica y metafísica (a propó- con el índice de autores (ET pp.
sito de algunas críticas recientes al 473-470 que en la edición de 1969
realismo tomista) (1946; ET pp. aparecía al final de Tomismo e pensiero
275-290). moderno, incluyendo las dos obras),
VIII. Una fuente anti-tomista de la el índice de textos del Aquinate cita-
metafísica suareziana (1947; ET pp. dos o indicados (ET pp. 473-480),
291-305). las notas al texto (ET pp. 485-537) y
el índice general (ET pp. 539-542).
IX. Influencias tomistas en la filo-
sofía de Ficino (1959; ET pp. 307- Si bien los estudios que aparecen
322). en el volumen ET se los puede en-
contrar en diversas revistas de las
X. La determinación del acto en la cuales han sido extraídos para la pu-
metafísica tomista (1961; ET pp. blicación de la edición de 1969, el
323-343). lector atento podrá notar que Fabro
XI. Desarrollo, significado y valor ha hecho algunas correcciones al
de la «IV vía» (1954; ET pp. 345- texto, precisiones, cambios de ter-
376). minología… respecto a la redacción
de los artículos. La mayoría de estas
XII. El fundamento metafísico de correcciones aparecen en las notas
la «IV vía» (1965; ET pp. 377-395). de ET (pp. 485-537) vol. 23 de las
Obras Completas y denotan una
XIII. Nuevos horizontes de analo- profundización y consolidación
gía tomista (1964; ET pp. 397-409). doctrinal de Fabro respecto a sus
XIV. Elementos para una doctrina primeros estudios, como por ej. el
tomista de la participación (1967; cambio de terminología: existencia
ET pp. 411-437). por esse, grado de abstracción por
grado de reflexión, etc.
La edición de 1969 se iniciaba con
un perfil filosófico del p. Fabro es- El proyecto de publicar las Obras
crito por Carmelo Nigro, un breve Completas de Fabro está progra-
curriculum vitae de Fabro y una bi- mado en 5 etapas: la segunda prevé
bliografía de los libros y artículos de la publicación de artículos, voces
Fabro publicados hasta 1969. En

184
RECENSIONES

para diccionarios y escritos en cola- MIGUEL ÁNGEL FUENTES


boración con otros autores (vol. 39- Dirección espiritual y noche del
55); la tercera parte incluye la publi- Espíritu
cación de sus Apuntes de clase Aphorontes, San Rafael 2017, 183.
(desde 1935 a 1983); la cuarta parte,
las obras no publicadas en vida del Esta obra trata, como destaca el
autor, y manuscritos inéditos; y una mismo Autor, del estado del alma
quinta parte con las traducciones, que los místicos y autores espiritua-
introducciones y notas a libros de les llaman noche oscura del alma, y ex-
otros autores (13 vol. en total). Con plica los principios fundamentales
la publicación de ET nos vamos para comprender y ayudar a quienes
acercando a la conclusión de la pri- transitan por estas regiones del espí-
mera etapa del proyecto (que in- ritu. Para esta tarea al director espi-
cluye los libros publicados en vida ritual no le basta con una ciencia
del autor, en total 38 vol.), aunque vulgar, pues como enseña la Sagrada
faltan todavía algunos importantes: Congregación para el Clero 1 : «La
vol. 18: Participation et causalité selon s. «noche obscura» de la fe se puede
Thomas d’Aquin (1961); vol. 24: presentar en varios momentos, pero
Tomismo e pensiero moderno; vol. 27: especialmente cuando la persona se
L’essenza del Cristianesimo. Ludwig acerca más a Dios, hasta experimen-
Feuerbach (1977); vol. 32: Momenti tar una especie de «silencio» o «au-
dello spirito I; vol. 33: Momenti dello sencia» de Dios que, en realidad es
spirito II; vol. 35: Riflessione sulla un hablar y una presencia más pro-
libertà; vol. 36: Gemma Galgani. funda de Dios mismo. El acompaña-
Testimone del soprannaturale (1987); miento espiritual es más necesario
vol. 37: L’enigma Rosmini; vol. 38: Le que nuca en aquel momento, con la
prove dell’esistenza di Dio (1989). Se condición de que se sigan las indica-
calcula que, en total, los volúmenes ciones que nos han dejado los gran-
de las Obras Completas, serán apro- des santos y maestros del espíritu»
ximadamente 100. (p. 5-6). Por eso afirma Arintero que
«los [directores] que abundan son
R. P. Dr. Marcelo Lattanzio, IVE los medianos y los imperfectos, o
sea, los que distan mucho de ser
buenos directores, si es que como

1
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, El ministro de la misericordia divina, 2011,
sacerdote confesor y director espiritual, n. 90.

185
DIÁLOGO 73

tales no merecen llamarse malos». A transformante de Dios... y hasta de


lo que añade: «todos ellos, si no pro- la misma santidad». (p. 5)
curan imponerse bien en los sagra-
La obra consta de ocho capítulos.
dos deberes de su oficio y tratan de
En el Capítulo I, a la luz de la doc-
desempeñarlo como están obliga-
trina de los grandes místicos de la
dos, aunque procedan con cierta
Iglesia, San Juan de la Cruz y Santa
buena fe, incurren en responsabili-
Teresa de Jesús, se recuerdan los
dades tremendas, siendo como es a
conceptos fundamentales de aque-
veces incalculable el daño que hacen
llos fenómenos que la teología espi-
y el bien que impiden o dejan de ha-
ritual designa como «noches».
cer a las almas»2 (p. 7-8).
Del capítulo II al V, el A. se dedica
Es por eso que desde ya agradece-
a estudiar la «fenomenología» de la
mos al A. por este gran trabajo, el
Noche del Espíritu.
cual nació de cursos dados a sacer-
dotes, ya que «no es fácil toparse con En el Cap. II se aboca a ver los su-
libros actuales que hablen de las pu- frimientos interiores de esta Noche,
rificaciones del alma. Menos todavía la cual como describen los místicos
exclusivamente dedicados a la deno- es «terrible», ya que «es la culmina-
minada Noche del espíritu. Y qué decir ción de todas las demás purificacio-
si buscamos una exposición del nes del alma» (p. 33). San Juan de la
modo en que deben proceder los di- Cruz dice: «La primera purgación o
rectores espirituales con las almas Noche es amarga y terrible para el
que se encuentran en estos estadios sentido... La segunda [es decir, la
de la vida espiritual. Constatamos, Noche del espíritu] no tiene compa-
así, una gran ignorancia sobre estos ración, porque es horrenda y espan-
temas, a pesar de tratarse de aspectos table para el espíritu» (Noche I, VIII,
insoslayables de la ciencia propia de 2).
la dirección espiritual. Y no es solo
Siguiendo con esta «fenomenolo-
cuestión de ignorancia, sino, lamen-
gía» de la Noche del Espíritu el A.
tablemente, de notable escepti-
habla de los quebrantos ordinarios
cismo. Hay quienes descreen —y
(Cap. III), allí explica que «es tan es-
desalientan— de la dirección espiri-
trecha la unión entre el alma y el
tual (que conciben como un vago
cuerpo que el peso que abruma a la
acompañamiento), de las purifica-
primera redunda en el segundo, y
ciones divinas pasivas, de la acción

2
ARINTERO, Cuestiones místicas, 134.

186
RECENSIONES

viceversa. A esto se suma que, como Por último (Cap. V), en esta «feno-
el pecado ha acentuado la división menología», el A. aborda el gran
en nuestra naturaleza humana, re- tema de los fenómenos extraordina-
sulta normal que el sufrimiento del rios. A mi parecer uno de los temas
alma, tan intenso en la Noche del más interesante de la obra. Pues se
espíritu, se desborde al cuerpo y se hace referencia a «todos los fenóme-
manifieste en él, por efectos sensi- nos exteriores ligados a la acción de
bles. Además, la Noche del espíritu, Dios en el alma o que guardan apa-
al dar los últimos retoques a la puri- rentes relaciones con ella, y que por
ficación del sentido, afecta también su rareza o su forma maravillosa pa-
a las potencias sensibles, y no tan recen requerir una causalidad pre-
solo por irradiación o rebote, sino ternatural o sobrenatural» (p. 89).
directamente, para consumar en Como dice el A.: «Se pueden traer a
ellas su obra» (p, 57). Justamente en- colación los repetidos e increíbles
tonces en este capítulo tratará de esas vuelos extáticos de María de Jesús
repercusiones exteriores que pro- Crucificado, a la vista de todas las re-
duce la Noche del espíritu en el ligiosas de su convento, los éxtasis
alma. Puntualmente se verán los de santa Teresa de Jesús y Gema
quebrantos que son consecuencia Galgani, las estigmatizaciones de san
habitual de la acción interior de Francisco de Asís y de san Pío de
Dios. Pietrelcina, etc. Muchos de estos fe-
nómenos, real o aparentemente
A continuación, en el Capítulo IV,
místicos, se rodean de circunstancias
se trata acerca de los sufrimientos
desconcertantes, en las que no re-
que provienen de los agentes exte-
sulta tan evidente la santidad del su-
riores. «A los sufrimientos que he-
jeto en cuestión. Algunos de estos
mos descrito en el capítulo anterior
presuntos místicos padecen enfer-
se suman muchos otros, pues parece
medades que podrían servir de base
que, durante este período, todo se
para hacer hipótesis que intenten
convierte en causa de amargura para
explicar estos fenómenos sin necesi-
el alma. El dolor la envuelve por to-
dad de pensar en hechos sobrenatu-
das partes, como un gran manto ne-
rales (por ejemplo, las hipótesis
gro, como si todo y todos se
sobre alguna posible patología histé-
hubiesen conjurado contra ella» (p.
rica, como se pensó en algún mo-
71). Es así que se suman las persecu-
mento respecto de Gema Galgani).
ciones de los enemigos y el aban-
Ciertos casos presentan una mezco-
dono de los amigos, y además la
lanza de bien y de mal, de humano y
misma acción del demonio.

187
DIÁLOGO 73

de divino, que desconcierta al teó- nos encontramos —como observa


logo que por oficio se ve implicado atinadamente María-Eugenio del
en la dura tarea de ejercer su discer- Niño Jesús— con una realidad que
nimiento y dar un dictamen pru- es, en parte, más dolorosa de lo que
dente al respecto» (p. 89). Por tanto narra san Juan de la Cruz, pero, al
«la cuestión es, por tanto, delimitar mismo tiempo, también menos te-
cuál es, en estos casos, la parte de rrible». De esta manera pasa a ver al-
Dios, la del demonio y la de la natu- gunos puntos particulares de esta
raleza y qué fenómenos hemos de purificación siguiendo a María-
atribuir a cada una de estas causas. El Eugenio del Niño Jesús y Arintero,
problema es muy complejo porque mostrando con un notable realismo
los diversos fenómenos se dan, o que quien tiene el oficio de guiar las
pueden darse, conjuntamente en un almas debe tener en cuenta los prin-
mismo sujeto» (p. 90). Luego de cipios generales o parámetros de di-
describir los diversos fenómenos el cha purificación, pero a la vez
A. da algunos elementos para distin- considerar las modalidades (o «sin-
guirlos y criterios de discernimiento gularidades») con que se da en cada
para poder descubrir la acción de alma.
Dios y secundarla.
Los capítulos VII y VIII son los
El Capítulo VI es de suma impor- conclusivos, buscan delinear las ac-
tancia, ya que el A. muestra una ver- titudes que debe tener el alma al pa-
dad que a veces pasa inadvertida. sar por esta purificación, las cuales
Siguiendo a María-Eugenio del deben ser buscadas por el director.
Niño Jesús afirma que la Noche del Dice el A. allí: «El director espiritual
Espíritu no se trata de una realidad que tenga que ayudar a una persona
igual en todos los purificados, dice: a quien Dios le concede la gracia de
«En general, los autores espirituales transitar esta bendita, aunque terri-
convienen en que san Juan de la ble, Noche, deberá gastar sus princi-
Cruz, con su extraordinaria capaci- pales habilidades y esfuerzos en
dad de captar lo fundamental de las lograr que el alma se disponga de la
cosas, nos ha trazado una pintura mejor manera para colaborar eficaz-
esencial de esta purificación, pero mente con la acción divina» (p. 129).
cuando cotejamos sus descripciones
Específicamente el Cap. VII trata
con la vida de otros santos, y con la
de la conducta que debe tener el
experiencia de muchas almas bue-
alma según San Juan de la Cruz,
nas, en las que podemos considerar
mostrando el difícil equilibrio espi-
con fundamento que Dios está
ritual sanjuanista entre cooperación
obrando este tipo de purificaciones,
188
RECENSIONES

del alma y abandono en Dios. Es un equivocada de su espiritualidad, ig-


abandono que no se opone a la norando el fuerte valor ascético de
cooperación activa. María–Eugenio su camino, al que imaginan, erró-
del Niño Jesús califica esta actitud neamente, como un sendero de dul-
de «ascesis mística», es decir, «sobe- zura y aniñamiento. Nada más
ranamente respetuosa de la acción contrario a su pensamiento y a su
de Dios, solo obra enérgicamente práctica, como veremos…».
para abrirle el alma de par en par, su-
Entonces, con el correr de estos ca-
primir cuanto pudiera comprometer
pítulos, el A. presenta los rasgos fun-
su desenvolvimiento y proporcio-
damentales de esta Noche del
narle, de este modo, su plena efica-
espíritu y la conducta que el alma
cia» (p. 129-130).
debe adoptar «si topa con directores es-
Finalmente, el Capítulo VIII es pirituales que estén a la altura de con-
también acerca de la conducta del ducir sus almas prudentemente».
alma en esta purificación, pero si-
Como decía al principio es una
guiendo la doctrina de Santa
obra de un inestimable valor, espe-
Teresita del Niño Jesús, la cual con
cialmente para aquellos sacerdotes
su enseñanza sobre la «infancia espi-
que quieran «estar a la altura» del
ritual», es «la más fiel versión sim-
oficio de guiar almas. «Estar a la al-
plificada de la doctrina sanjuanista, y
tura de tal misión implica, indiscuti-
no una escuela espiritual diversa» (p.
blemente, tener la ciencia de estos
151). Como explica el A. en la intro-
caminos. Pero esta no basta sin vir-
ducción a este Capítulo: «Si alguna
tud (y óptimo sería que tuviera per-
diferencia hay, esta se debe a que san
sonal experiencia a más de
Juan de la Cruz escribe como un es-
comprensión). De la virtud depende
pañol del siglo dieciséis, es un teó-
grandemente la capacidad del direc-
logo de lenguaje austero, un doctor
tor para hacer bien a las almas, como
que enuncia los principios y clasifica
señala santa Catalina de Siena, po-
bajo sus luces sus experiencias, es-
niendo en boca del Padre eterno es-
forzándose por ser lo más imperso-
tas palabras: “Te digo que es mucho
nal posible; santa Teresita del Niño
mejor ir a pedir consejo para bien
Jesús, en cambio, nos resulta más
del alma a un humilde con santa y
cercana a nosotros en su modo de
recta conciencia que a un letrado so-
expresarse y pensar, escribe con
berbio, porque este no puede dar
conceptos tan sencillos, que hasta
sino de lo que en sí tiene; y por eso,
casi parecen pobres a una mirada su-
perficial. Quizá a esto se deba que
muchos se hayan formado una idea
189
DIÁLOGO 73

muchas veces su vida tenebrosa pre- ahora comentamos, con ideas dia-
sentará en tinieblas la misma luz de metralmente opuestas… y con un
la Sagrada Escritura”3» (p. 181). nivel de investigación ciertamente
menos profundo. Considero impor-
P. José Gabriel Vicchi, IVE
tante llamar la atención sobre esta
nueva publicación.
ROS BALL & JAMES MILLAR
El libro que pretendo comentar,
THE GENDER AGENDA
pues, es un libro reciente y de difu-
A first-hand Account of How Girls
sión popular en países de habla in-
and Boys Are Treated Differently
glesa. Ros Ball y James Millar son
Jessica Kingsley Publishers, padres de familia (tienen una niña
London and Philadelphia 2017, de 8 años y un varón de 5) y perio-
183 pp. distas que se desempeñan en política
en Westminster. Tienen una cuenta
El título del libro («La agenda de en Twitter (@GenderDiary) y son
género») es un título célebre y cono- hijos de la ideología de género, a
cido, puesto que hace 20 años Dale
la vez que deudores (intelectual-
O´Leary hizo una publicación, de
mente hablando) de una de sus ex-
gran difusión en los Estados Unidos
ponentes más activas, Marianne
(y también en otros países), en la
Grabucker, a quien encargaron la
cual advertía acerca de movimiento
introducción de esta primera edi-
feminista, su agenda de trabajo y su
ción, que persigue el objetivo de
influencia en la legislación norte-
brindar un sustento empírico a
americana y mundial, y la consi-
la idea de que niños y niñas se
guiente amenaza a los sanos ideales
comportan de modo diferente
sobre la familia, el matrimonio y la
tan solo por el hecho de que son
maternidad. El libro de Dale
tratados de modo diferente
O´Leary llevaba por subtítulo
desde su más temprana edad, se-
«Redefining Equality» (redefiniendo
gún ciertos «estereotipos» que
la igualdad).
imperan en la sociedad… y no
Pero sucede que hace pocos meses porque sean naturalmente dife-
fue editado en los Estados Unidos, rentes.
bajo el mismo título, el libro que

3
SANTA CATALINA DE SIENA, Diálogo,
c. 85.

190
RECENSIONES

El libro está dividido en tres partes esfuerzo y desgaste físico cuidar a los
principales y finalmente unos apén- niños y trabajar a la vez, decidieron
dices. que él iba a tomar unos días libres a
la semana para que ella pudiese vol-
La primera parte (y la más extensa)
ver a su trabajo «fulltime» (p. 123).
es la que ellos llaman THE DIARY,
donde se halla la recopilación de pu- Luego viene un breve EPÍLOGO,
blicaciones que día a día Rose Ball en el que exponen su postura acerca
fue haciendo en la ya mencionada del feminismo actual, con el que ad-
cuenta de Twitter, con leves varia- hieren. Afirman que es una actitud
ciones o adaptaciones. No se trata de propia de los feministas el «coraje, la
una agenda, en el sentido de que se fuerza y la determinación» y que el ac-
programen actividades a futuro, sino tivismo feminista actual es de un
más bien de un registro donde pe- «poder y fuerza irresistible», de cuyo
riódicamente aparecen todas las crecimiento se alegran, aunque, di-
observaciones y juicios de valor cen, «aún queda mucho por hacer». Es
que han hecho sobre sus hijos, llamativo el ver la distancia que po-
acerca del modo diverso en que nen respecto de algunos grupos, al
son tratados por otras personas distinguirse con fuerza de los meni-
de la sociedad… es decir, a uno se nistas, que según ellos se trata de un
lo trata como varón y a otro como grupo de «misógenos y personas groseras
mujer. Según ellos mismos lo afir- que buscan respeto bajo el estandarte de los
man en su prólogo, este diario es derechos de los hombres. Muchos afirman
una mezcla de «reacciones enojadas, de- que están buscando las mismas cosas que
cepción con el mundo e indignación justa» nosotros: un mundo libre de límites y pro-
(p. 14). nósticos para niños y niñas. La principal
diferencia es que parecen ver los derechos y
La segunda parte del libro lleva por la igualdad como un juego en el que siem-
título THE DAD DIARIES. Aquí
pre ganan todos, cuando no lo son» (p.
aparecen las publicaciones de James
132). Y es destacable la convicción
Miller (el varón y padre de familia).
que Ros manifiesta en varias ocasio-
Empieza explicando cómo surgie-
nes acerca de que, en esta lucha, los
ron estas publicaciones; «nunca se
pequeños pasos importan.
pensó en un proyecto de largo plazo como
el @GenderDiary, pero fue fascinante En una entrevista que se halla entre
ver lo que sucede cuando los roles tradicio- los apéndices del libro, una tal Kate
nales son invertidos» (p. 124). Sucede les preguntó «cuál fue el motivo del
que James Miller y su esposa Rose, cambio» (en las horas de trabajo), la
al ver que a ella le significaba un gran respuesta termina en una cuestión

191
DIÁLOGO 73

de gustos, pues a James le gusta más en absoluta libertad y carencia


el trabajo de la casa y a Ros trabajar de límites, independientemente de
afuera (p. 136). Dicen que más bien la naturaleza corpórea con que haya
habría que preguntarse acerca sido dotado. Quien piensa así no
del modelo tradicional de fami- considera una de las verdades funda-
lia; y afirman que antes no podrían mentales del ser humano, esto es,
haber hecho el cambio de horas de que el hombre es una totalidad uni-
trabajo, pero que en la actualidad «la ficada, cuerpo y alma unidos subs-
legislación cambió en la dirección correcta» tancialmente... una única
(pp. 135-136). La entrevista cambia naturaleza, al mismo tiempo corpo-
progresivamente el rumbo, y termi- ral y espiritual.
nan hablando de que es posible
Pero aun cuando las premisas fue-
«educar a los niños de modo neutral
sen correctas (cosa que aquí no su-
en cuanto a su género» (gender neu-
cede), es improbable acertar en las
tral, p. 145) y que es necesario hablar conclusiones cuando los actos del
acerca de «diferencia entre el género y lo raciocinio no lo son (me refiero al
biológico» (p. 147). acto de la inferencia, que natural-
Finalmente, el libro termina con mente está a nuestro servicio para
dos listados: uno, que reúne el proceder en el conocimiento de la
elenco de libros (para niños) que verdad ordenadamente, con facili-
ellos aconsejan, y otro de películas. dad y sin error). Y este es un pro-
A esta altura de la recensión no hace blema del que parecen adolecer Ros
falta aclarar que son un buen indicio Ball & James Millar, en tanto que
de los libros y películas de los cuales pretenden demostrar que niños y
hay que estar prevenidos. niñas son tratados de modo dife-
rente tan solo por razón de ciertos
Sin embargo, el elemento más de- estereotipos impuestos por la socie-
licado a tener en cuenta por el lector, dad (lo que ellos denominan el mo-
y esto lo digo a modo de valoración delo del «pink and blue») … sin
personal, son los errores de pensa- plantearse en ningún momento
miento. Por un lado, es muy patente
la posibilidad de que, si niños y
el hecho de que juzgan la realidad en
niñas son tratados de modo dife-
clave ideológica; pues parten del
rente, es porque quizá sí sean di-
principio de que el género es
ferentes según su naturaleza. En
una construcción del hombre,
otras palabras, al aplicar el método
impuesto por la sociedad, y pro-
de argumentación inductivo, pre-
ponen la posibilidad de que cada
uno lo proyecte para sí mismo

192
RECENSIONES

tenden demostrar una causa univer- remarca que solo «dos cofres
sal por los efectos particulares que vivientes» guardaron la memoria de
ellos observan, pero yerran en la la beata: sus hijas espirituales «Las
determinación de la causa, por- Hijas del Divino Salvador» y «Las
que limitan de antemano el aba- familias descendientes colaterales
nico de las causas probables; y de que actuaron como una verdadera
este modo es casi imposible al- caja de seguridad» (p.13), de la cual
canzar la verdad (solo por acci- me siento parte fuertemente,
dente). porque esas vivencias que relata este
libro, las viví también en mi propia
Finalmente, espero que este co-
familia Sierra Paz. El autor lo
mentario sea de provecho para to-
describe perfectamente «Hoy,
mar mayor conciencia de la
distintas ramas de la familia Paz se
necesidad de estar atentos y prepara-
reencuentran después de 10
dos frente a los tantos errores actua-
generaciones y podemos constatar la
les que no hacen más qua llevar a
presencia viva de María Antonia en
muchos inocentes por el camino del
cada rama, con tradiciones
error y la inmoralidad.
coincidentes y devociones
P Roque Buezas, IVE permanentes a lo largo de dos siglos»
(p.13).
JORGE BAYÁ CASAL OYUELA Luego el autor, relata de manera
Crónicas de la Beatificación cronológica y organizada, como esta
ALDO MARCOS DE CASTRO PAZ devoción fue creciendo con diferen-
El retrato documental de tes entronizaciones de imágenes;
María Antonia Paz y Figueroa, presentaciones de libros; declaracio-
la beata santiagueña nes de Interés, prensa nacional e in-
Docuprint, Buenos Aires 2017. ternacional; conferencias; hallazgos
de vitrales; peregrinaciones, misas y
El presente libro se trata de dos vigilias; la devoción de la Carmelita
obras en una misma edición. Cecilia María Sánchez Sorondo; ex-
posiciones; medios de comunica-
Con respecto al primer libro, ción masiva; monumentos;
«Crónicas de una homenajes en el senado de la Na-
Beatificación», el autor «pretende ción; misa de los descendientes en el
recopilar las celebraciones, marco de la Beatificación (donde
homenajes y actos preparatorios con aparece mi hermano sacerdote
motivo de la Beatificación de María I.V.E., Juan Martin Sierra, quien nos
Antonia de San José» (p.11). El A. celebra la misa en la celda de san
193
DIÁLOGO 73

Francisco Solano, el día anterior a la Tesalonicense» (p.41). Este hecho,


beatificación) y la emocionante misa remarca el A. es de suma relevancia,
de Beatificación. «…este acto fue un signo de espe-
ranza y de fe en la aquella Patria cris-
En la ceremonia de la Beatificación
tiana que caminó María Antonia y
(p.39), hecho central del libro, el A.
que aun late en la profundidad de
relata como por medio de los desig-
nuestra Nación» (p.41). María
nios de la providencia, faltando el
Antonia es una forjadora de nuestra
báculo del cardenal Ángel Amato,
patria «...desde allí (la santa Casa de
utilizan el báculo propio de la mama
Ejercicios de Buenos Aires) irradió
Antula. En la Beatificación se hicie-
espiritualmente a toda la nación y de
ron presente por primera vez en la
su vertiente se nutrió en gran parte
historia de Santiago del Estero,
la gesta de mayo de 1810, las delibe-
nuestra madre de ciudades, todas
raciones primordiales de la Asam-
sus devociones populares: El Señor
blea del Año XII, de 1816 y 1853, los
de los Milagros de Mailin, la Cruz
esplendores de 1880 y 1910, y se pi-
de Matará, la Virgencita de Loreto, la
dieron luces para afrontar las vicisi-
Virgen de Huachana, la imagen del
tudes y divergencias políticas de
Beato Cura Brochero, y los dos reli-
1955 y los intentos, fraudes y
carios de Mama Antula: El
desacuerdos del 2000…»4.
Manuelito que mandó hacer a Italia
y la cruz jesuítica para misionar que El capítulo II versa sobre «El paren-
acompañó a la Beata a lo largo de su tesco sanguíneo y el parentesco Espiri-
vida. tual», el cual realmente fue uno de
los cofres vivientes donde se guarda
«La ceremonia estuvo honrada con
y se guardó la memoria de la Beata,
la presencia de la vicepresidenta en
«…217 años de vigilia como prueba
ejercicio de la Presidencia de la
de fe para que algún día la Iglesia re-
Nación, Lic. Gabriela Michetti
conociera oficialmente su santidad.
quien se ubicó en primera fila muy
Durante ese largo caminar, los pa-
cerca del palco de los descendientes.
rientes de Mama Antula fuimos
La funcionaria subió al altar en el
guardando en nuestras casas, sus es-
momento de la 2º lectura y pro-
tampas, medallas, tradiciones y re-
clamó la Carta de San Pablo a los
cuerdos». Es de destacar, que fue

4
MARCOS DE CASTRO PAZ, A., El Paz y Figueroa, la beata santiagueña,
retrato documental de María Antonia 216.

194
RECENSIONES

Luisa Sánchez Sorondo quien nos Todo comenzó con un pedido


congregó, nos unió y nos motivó a inesperado del Cardenal Bergoglio,
trabajar en la difusión de su devo- cuando era arzobispo de Buenos
ción para lograr la beatificación de Aires a monseñor Marcelo Sánchez
nuestra Mama Antula. El día de su Sorondo, «… ¿Vos sos pariente de la
beatificación nos conocimos mu- Madre Antula, no…? yo te pido si
chos de nosotros personalmente y me podés ayudar a seguir esta causa
realmente este encuentro fue muy en la que tengo tanto interés» (p.56).
emotivo y lleno de anécdotas. Días A partir de allí, el Obispo Sánchez
previos nos juntamos a peregrinar, y Sorondo delegó este pedido en su
en esos momentos, pudimos escu- sobrina Luisa Sánchez Sorondo de
char los relatos familiares, las coin- Bossa Dionisio (p.56).
cidencias de los hechos transmitidos
-El mandato Papal: «Reunir a la fami-
y muchas mismas tradiciones fami-
lia para difundir su causa» (p.57).
liares.
«Su Santidad le pidió expresa-
En este capítulo se encuentran, en-
mente que la familia se reúna con el
tre otros, los siguientes subtítulos:
fin de difundir la vida de María
- «Los frutos espirituales de María Antonia. De esta manera, Su
Antonia: Vidas consagradas en su descen- Santidad nos estaba dando un man-
dencia» (p.53), donde figuran dieci- dato: los descendientes colaterales,
nueve religiosos y sacerdotes. Entre en nuestro carácter de laicos, debía-
ellos aparecen tres miembros de mos realizar todo lo posible para ha-
nuestra Familia Religiosa. cer conocer la vida y virtudes de
María Antonia en este proceso de
-El reencuentro familiar (p.55).
beatificación, según las devociones,
«La tía Antula reunió después de tradiciones y recuerdos que había-
más de 200 años a los vástagos de su mos guardado como familiares de
familia dispersa a lo largo a lo ancho ella».
de las provincias argentinas. Distin-
«El origen de este encuentro de
tas ramas de los Paz y Figueroa…
sangre “Paz y Figueroa que devino
entre las octavas y novenas genera-
en una Comisión Familiar Pro Ca-
ciones anteriores, pero todas las ra-
nonización de María Antonia de Paz
mas las juntó María Antonia como
y Figueroa” lo relata muy bien Aldo
un capullo de devoción para que
Marcos de Castro Paz cuando dice
formara parte de su corona de biena-
que:
venturada».

195
DIÁLOGO 73

…Esta Comisión familiar nació a Antonia había recibido la allí la ins-


través de un beso. El beso que le dio piración de salir a continuar con la
el Papa Francisco al niño José María obra de los Ejercicios Espirituales de
Marcelo Bossa Dionisio, hijo de San Ignacio, dando su Sí al Señor en
Luisa Sánchez Sorondo, -el primer esa tarea valiente y corajuda, imi-
niñito besado por Papa Francisco tando las virtudes de aquel santo
como Papa y cuya foto dio la vuelta franciscano. Arrinconados en la
al mundo en la mañana del 19 de celda contigua los parientes nos aco-
marzo de 2013, día de San José- en modábamos como podíamos (éra-
la Misa de inicio de su pontificado. mos más de cien). «Allí estaban
El niño se encontraba entre el pue- presentes todos nuestros “Tatas” y
blo con sus padres y el Papa espon- “Mamás” que tanto hubieran
táneamente lo alzó y besó. Esa deseado ver este momento con sus
mañana, la madre del niño, Luisa ojos de la carne y ahora lo veían
Sánchez Sorondo junto a otros des- desde el cielo. El R.P. Juan Martín
cendientes hemos sentido ese lla- Sierra Paz (I.V.E.), descendiente,
mado de formar una sola familia con presidió la ceremonia y con tono
Mama Antula a la cabeza. Ella nos ha amable y cercano compartió el valor
llevado por lugares insólitos y cada que los Ejercicios ignacianos tuvie-
uno ha aportado aquello que más ron en su vida y la de su familia, que
dispone, cada uno ha dado lo que desde hace tiempo aconseja a todos
más tiene y así se hace la armonía de sus miembros a practicarlos a partir
todo el conjunto, pues lo que Dios de los 15 años de edad» (p.60).
quiere: el amor, el conocimiento, el
En el capítulo III, Testimonios, re-
entusiasmo nos ha ido uniendo en
lata el A. más de veinticinco testimo-
todo este tiempo y así gracias a
nios familiares, quienes narran casi
Mama Antula, somos testigos de ese
las mismas experiencias y recuerdos
milagro de la unión entre familiares
que se guardaron con mucho em-
que antes no nos conocíamos. Ella
peño dentro de las familias colatera-
nos ha unido, así como hizo con el
les.
pueblo argentino».
En el siguiente capítulo se encuen-
-La misa de los descendientes (p.60).
tra el ANEXO, donde aparece el lis-
El 26 de agosto de 2016, en el con- tado de descendientes asistentes a la
vento de los Franciscano, en la celda Misa de la Beatificación en la Ciu-
de San Francisco Solano, levantada dad de Santiago del Estero.
por sus manos en el siglo XVI y re-
construida en el siglo XVIII. María

196
RECENSIONES

El segundo libro de esta misma la bibliografía familiar acerca de la


edición: El retrato documental Beata, uno de los «cofres vivientes».
de María Antonia Paz y
Entre los capítulos que escribe, me
Figueroa, la beata santiagueña,
permito analizar uno de ellos, para
está escrito por Aldo Marcos de
mostrar como ensambla el autor
Castro Paz, quien es profesor en Le-
perfectamente las distintas fuentes,
tras (UCMdP) y doctorando en
para describir el carácter de la Beata.
Historia y Letras en la especialidad
de Iconología bizantina (USAL), Capítulo V SU CONFESOR
Académico, investigador y escritor. (p.185).
Este nutrido libro integra el retrato «El 15 de marzo de 1781 y desde
espiritual de Mama Antula a través Roma, el P. Gaspar Juárez Babiano
de los testimonios escritos por ella S.J. -el primer botánico argentino-
misma y los dejados por las personas le escribe a don Ambrosio Funes. A
que la conocieron. Sus capítulos son través de sus pocas palabras puede
los siguientes: Su tiempo y familia. descubrirse con que especial interés
El clero. El estandarte de la mujer solicita informes de los trabajos de la
fuerte. María Antonia se presenta a Beata, de quien fuera confesor en
sí misma (cartas). María Antonia y Santiago del Estero. Esta petición al
sus prodigios. Los testigos. Su amanuense de María Antonia tiene
Amanuense D. Ambrosio Funes. Su una perspectiva de pasado, presente
confesor fray Julián Perdriel O.P. y futuro muy enriquecedoras».
«Vida y Milagros». Y la biografía en (p.185)
verso de R.P. Fray Cruz Paz,
Luego de transcribir la carta, en la
O.F.M, su sobrino tataranieto.
cual el p. Gaspár pide «una relación
Cada capítulo de este hermoso li- exacta» de la obra de la Beata, el A.
bro es imperdible. El autor es un explica que «los temperamentos más
gran artista y un gran historiador. notables e ilustrados de ese tiempo
Cada párrafo está bien fundamen- lo representaban el clero secular y
tado con las más variada y clásica bi- regular, no sólo por sus estudios
bliografía acerca de la beata. Al final esenciales al ministerio sino por ha-
del libro se halla la Bibliografía ber ahondado en el conocimiento
(p.221) que cuenta con más de cinco escolástico del trívium y del
páginas, bien documentadas. Mu- quadrivium (suma del saber universal
chos datos, nos lo muestra el A. bien en las ciencias y en las artes) y por-
interpretados y tienen su fuente en que tenían ejercicio de discerni-
miento y comprensión en torno a las

197
DIÁLOGO 73

primeras y últimas lecturas de los de sus sombras; amante firme de la


pensadores del mundo» (p.186). virtud y propagadora incansable de
la devoción;
Con gran acierto explica el A. que
el juicio de ellos era certero y bien …aquella mujer fecunda en pensa-
fundamentado. Y para añadir más mientos de santidad; diestra y hu-
fundamento, relata luego la posición milde al comunicarlos; intrépida y
del Fray Julián Perdriel O.P., direc- confiada en Dios para ejecutarlos¸
tor espiritual de la Beata, quien era constante en todas las pruebas en la
una de las personas más sobresalien- necesidad de sostenerlos;
tes del puerto de Buenos Aires en
…aquella mujer superior a su sexo,
aquella época. Y todavía más, el au-
émula y aun vencedora de lo varonil,
tor nos transcribe un manuscrito
rara y singular; cuyo corazón se in-
mecanografiado donde se asienta la
flamaba cada momento en deseos de
semblanza del referido fraile domi-
nuestra santificación.
nico (Cf. p.187).
Ella convoca los fieles de ambos se-
Y aquí llegamos a lo central del ca-
xos sin limitación, los recibe con
pítulo que es la oración fúnebre pro-
amor, los mantiene con abundancia,
nunciada por el R.P. Fray Julián
los edifica con su ejemplo, y la mies
Perdriel, Prior del Convento de Pre-
resulta copiosísima.
dicadores de Buenos Aires, en las
solemnes exequias que se celebraron …ceñida con cuerdas, aniquilada
en la iglesia de Santo Domingo por con ayunos, sostenida apenas con
el alma de la Sra. Beata Da. María majares insípidos, yace más bien que
Antonia el día 12 de julio de 1799. vive sobre esa tosca y desaliñada ta-
rima.
¿CÓMO LA DEFINE SU
CONFESOR? …la mujer santa, útil, penitente,
virtuosa, celosa de la salvación de sus
«En los términos de fray Perdriel,
hermanos, apostólica, necesaria…
conocedor de la interioridad de su
porque el temor casto de Dios la
espíritu como pocos, María Antonia
hizo constantemente fervorosa en la
es:
obra de su propia santificación: él
Mujer abstraída y escondida en mismo, convertido ya en amor, la
Dios. hizo perfectamente celosa de la san-
tificación de sus prójimos.
…aquella mujer sierva del señor,
sierva devota, sierva fiel y prudente, …todo ello es suficiente, es so-
declarada mortal enemiga del vicio y brado para que eclesiásticos, sabios,

198
RECENSIONES

virtuosos y prudentes examinadores real autoridad se franquean, se com-


de su espíritu, divisen en María placen a su aproximación; ponen sus
Antonia de San José, cuando menos, empleos, sus cuidados, sus empre-
el bosquejo de las Catalinas de Sena sas, sus futuros destinos a la sombra
y de las Teresas de Jesús». de las oraciones de María Antonia de
San José.
Y al final, el A. concluye, citando a
Monseñor Marcos de Ezcurra «Es a El estado sublime la trata con aca-
la par extraordinario el crédito y as- tamiento, el medio la venera, el bajo
cendiente que la Madre Beata ganó casi la adora (Fray Perdriel)».
sobre el fraile que tutelaba y conocía
«Y está era por todos títulos famo-
la médula de su interior» (p.190).
sísima, porque temía mucho al Se-
«Fray Perdriel, miembro enérgico ñor» (Judith 8,8).
de esa sociedad virreinal divida por
Y es esto solo una muestra, de este
sus dignidades y prerrogativas, jerar-
esplendido trabajo, «El retrato Do-
quías, linajes y honras propias de
cumental de María Antonia de Paz y
cada estado, extractó el concepto e
Figueroa».
impresión que ella merecía en el
ámbito de su misión: Ambos libros son también una
clara respuesta para aquellos que ya
Los príncipes de la Iglesia, sus au-
publicaron sobre su nacimiento
toridades vicegerentes, los dignos
como la de una simple hija natural,
párrocos de las campañas y las ciu-
fruto de una unión extramatrimo-
dades, los más distinguidos miem-
nial5. La Beata María Antonia de Paz
bros de ambos cleros, la oyen con
y Figueroa es hija de nuestra patria,
aprecio, la visitan con frecuencia, la
hija «de militares y gobernadores, de
hacen órbita de sus facultades en el
hidalgos provenientes de España y
modo posible, la animan, la consue-
afincados en nuestra tierra, varones
lan con sus expresiones, con sus
recios y mujeres viriles, que dejaban
obras de caridad.
los regalos, relativos, de su tierra de
Los legados del monarca, sus imá- origen, extremeña, por lo general,
genes, los depositarios de la suprema para establecerse en regiones a veces
carentes de todo atractivo…mujer

5
Cf. ALBERTO BRAVO DE ZAMORA,
MAMA ANTULA. La Sierva de Dios,
Editorial Graciela del V. Paladea,
2017.

199
DIÁLOGO 73

de su raza, llevaba en sus venas san- hospital con siete años es enviado a
gre limpia, noble, sangre española, un orfanato, para terminar luego en
generosa y fuerte como vino añejo»6. la sección de los más peligrosos de
una correccional. Ya con doce años
Hna. María de Monfort, SSVM
se fuga de la correccional y se en-
cuentra solo frente al mundo. A los
TIM GUÉNARD días de la fuga será abusado sexual-
Más fuerte que el odio mente y luego de esto comienza a
Editorial Gedisa, Barcelona 2010, prostituirse. Una vez ya más entrado
284 pp. en la adolescencia comienza a incur-
sionar en el mundo de las pandillas
Este libro es de provecho para to- y el boxeo. Nos dirá Tim: «He so-
dos, pero especialmente va dirigido brevivido gracias a tres sueños: lo-
a todas aquellas personas que en lo grar que me expulsaran del
profundo de su corazón guardan he- correccional en el que me habían in-
ridas que no han podido sanar o que gresado; convertirme en jefe de pan-
piensan que PERDONAR es el dilla; matar a mi padre.» (13)
algo imposible de lograr. Esta obra
Pero la vida de Tim experimento
no es una novela, sino que es el re-
un gran cambio. Esto se debió a cier-
lato de lo que el autor ha vivido en
tas personas que Dios le fue po-
carne propia. Tim ha necesitado
niendo en su camino entre ellas se
años de silencio y de amor para po-
destaca la figura Sacerdote Thomas
der contar todo lo que le sucedió.
Philippe y su fundación «el arca»
Con tan solo tres años Tim es para chicos con discapacidad. Dirá el
atado a un poste de electricidad y autor: «Debo la vida a quienes la so-
abandonado por su madre. A los ciedad rechaza, a los achacosos, a los
cinco años su padre, que es un al- lisiados, a los discapacitados, a los
cohólico golpeador le da una verda- «anormales». Les debo la vida y una
dera paliza que lo deja por dos años formidable lección de amor.» (13)
postrado en el hospital. Durante es-
Lo que produjo un cambio de
tos dos años la única visita que re-
rumbo en su vida fue cuando en su
cibe es la de la enfermera que le da
las inyecciones. Una vez salido del

6
ALFREDO SÁENZ, La Ascensión Y La
Marcha, Ediciones Gladius, 1999,
144.

200
RECENSIONES

cumpleaños número veinte uno re- se valió Dios para que se convirtiera
cibió por primera vez un regalo de y cambiara su vida. «Sus cinco ren-
cumpleaños. ¿Y de quien lo recibió? glones a máquina me han abierto el
fue justamente de manos de uno de corazón. Gracias a ellos, quiero vol-
estos chicos minusválidos. «Es una ver a empezar mi vida desde cero:
carta de cinco líneas» «El primer re- una vida edificada sobre el amor, no
galo de cumpleaños de mi vida... sobre el odio» (276)
dice cosas sobre mí que nunca ha
Por esas vueltas de la vida, Tim se
osado decir me nadie.»(219)
entera donde vive su padre. «Así
Cinco líneas de amor acaban de pues, regresé a la casa de mi padre.
cambiar la vida de Tim. Esa misma Como en la parábola del Evangelio...
noche «De pronto afloran a la super- Llamé a la puerta. Abrió él. Le reco-
ficie de mi memoria, como fétidas nocí, a pesar del tiempo… Me miró
burbujas, estas palabras insoporta- en silencio..., Sus ojos hablaron por
bles que envenenaron mi infancia: él… Fui directo al grano, segura-
«Los niños apaleados, es algo gené- mente para dominar mis nervios:
tico, apalearán a sus hijos», «Los hi- Me he convertido al cristianismo, te
jos de los alcohólicos, es algo perdono. ¡Empezamos la vida po-
genético, beberán», «Los niños aban- niendo el contador a cero!» (277)
donados, es cosa genética, abando-
Con su testimonio Tim nos da
narán a sus hijos», «Los hijos de
muestra que no hay herida por
padres separados, es genético, se se-
grande que sea que no pueda cicatri-
pararán» ...» «Esa noche, en mi habi-
zar con la ayuda de Dios. Su vida nos
tación, a solas con el buen Dios,
muestras que existe algo más fuerte
decido desmentir a la genética»
que el odio, el Perdón. «Doy fe de
(223)
que el perdón es el acto más difícil
«El regalo de Frédéric es una in- de plantear. El más digno del hom-
yección de esperanza. Ese día, gra- bre. Mi combate más hermoso» (15)
cias a él, decido que un día me
Esperemos que este testimonio
casaré. Y que tendré hijos. Sí, me ca-
ayude a muchas personas a dar ese
saré para toda la vida» «Me compro-
gran paso del Perdón.
meto a no abandonar a mis hijos. Les
daré lo que yo no he recibido.» (225) Sem. Francisco De Igarzábal, IVE
Durante los siguientes meses la vida
de Tim cambio por completo.
Este sencillo gesto de un minusvá-
lido fue uno de los medios del que
201
DIÁLOGO 73

JOHN SENIOR en el avanzar de los capítulos uno


La Restauración puede ver como las opiniones y afir-
de la Cultura Cristiana maciones del A., decantan, se sere-
Vórtice, Buenos Aires 2016, 224 pp. nan. El final es como un largo adagio,
un suave final para un tormentoso
¿Quién no ha constatado la grave comienzo.
crisis cultural y religiosa que afecta a
El A. ha sido muy perspicaz en el
nuestro mundo contemporáneo?
análisis de los defectos de la sociedad
¿Cómo no notar que el mundo ha
y educación contemporáneas – con
abandonado los valores cristianos
sus «mass media», universidades que
que regían la sociedad? De una ob-
perdieron todo faro y guía que
servación tan sencilla, solo cabe una
unifique sus esfuerzos, porque per-
pregunta: ¿Cómo restaurar aquella
dieron sus fines, etc. –, sin embargo,
cultura perdida?
parece quedar en una fenomenolo-
Quien quiera adentrarse en la lec- gía, aunque no pobre ni incorrecta,
tura de este libro no puede descono- pero que por lo menos en un prin-
cer el contexto en el que nace, ya que cipio, no parece acercarse con pro-
en la obra, el autor presenta una crí- fundidad a los problemas actuales,
tica a la sociedad contemporánea – sino que los observa desde un punto
no muy distante de la actual nuestra- de vista un tanto superficial.
de los Estados Unidos de América
Me he convencido, por otro lado,
de los años 70´ y 80´ del siglo pa-
de que este libro, si bien podría acu-
sado.
sársele esa carencia, es un libro es-
Sin embargo, él mismo deja bien crito con un gran sentido común.
en claro que éste no es un libro ne- Un hombre como Senior, de una
gativo. Más que una crítica, quiere gran cultura, de una experiencia
proponer «un programa para la restau- prolífera en educación y de un gran
ración de la cultura cristiana y no un obi- sentido religioso, ha sabido plasmar,
tuario para su muerte» (p 31). ideas extraídas del Sentido Común,
a pesar de que a primera vista pudie-
A medida que uno va adentrándose
ran parecer exageraciones.
en la lectura nota un desarrollo del
todo interesante. Un comienzo No encontraremos quizás una
fuerte, con ímpetu, potencia, casi profundidad metafísica, o un estu-
pasional, en el que el autor describe dio minucioso acerca de las causas
la sociedad contemporánea, sus de- más radicales de la crisis religiosa,
ficiencias, sus peores «logros». Mas cultural, social, educacional, etc. de
nuestra sociedad actual, y tampoco
202
RECENSIONES

encontraremos un ordenado plan de Entre otros, por ejemplo, el A.


restauración, con puntos precisos y mismo expresa: «La restauración de la
tareas a realizar de manera progra- razón supone la restauración del amor y
mática y metódica, o con fundamen- nosotros no podemos amar sino aquello
tos ónticos y antropológicos de los que hemos conocido porque antes lo hemos
valores culturales que explica. Sin tocado, gustado, olido, escuchado, visto»
embargo, si al libro se lo sabe leer, se (p. 29). Y con esta idea es capaz de
descubrirá que el A. ha sabido, por acusar a la tecnología de la televi-
lo menos, denunciar los principales sión, de los micrófonos y amplifica-
riesgos de este mundo actual, sus dores, de su artificialidad, que ha
causas más inmediatas y las posibles hecho perder a las generaciones mo-
soluciones más puntuales. dernas el verdadero contacto con la
realidad.
No se trata igualmente de quedarse
solamente con las posibles solucio- Todo esto tiene un fondo proble-
nes prácticas que el autor propone, mático común: el hombre moderno
las cuales pueden parecer descabe- se ha separado de sus raíces, y las es-
lladas al primer golpe de vista: desde feras más altas de su ser no se desa-
romper el televisor y comprarse un rrollarán por esto mismo. Como lo
piano hasta implementar como regla expresa Fray Mario Petit de Murat
de las universidades contemporá- «nos elevamos más alto en la medida que
neas la misma Regla de San Benito. echamos raíces en lo más profundo», que-
riendo notar la dependencia que tie-
Todos estos posibles caminos para
nen nuestras actividades espirituales
restaurar la cultura cristiana, tienen
de los sentidos. «El punto fundamental
un fondo común, una idea base que
para que nuestra vida interior crezca, son
se fundamenta justamente en la ex-
nuestras raíces, que se nos dan en la socie-
periencia: no crecerá el evangelio en
dad mediante estos grandes oficios nobilí-
una cultura pobre. El mismo A.
simos de agricultura, pastor y marino
afirma que «La restauración de la cul-
(…). Estas raíces están borradas, porque
tura cristiana, en todos sus aspectos físicos,
la maquina se interpone entre la tierra y
morales y espirituales exige un cultivo del
suelo en el cual el amor de Cristo pueda
crecer» (p. 38). Esta idea central
acompaña el libro en toda su exten-
sión y subyace en cada una de las ob-
servaciones, soluciones, críticas, y
pensamientos que se entreveran en
el desarrollo del mismo.

203
DIÁLOGO 73

el hombre».7 No por nada la raíz de la «El evangelio conduce a la cultura a su


palabra cultura viene del verbo latino perfección, y la cultura auténtica está
colere –cultivar -. abierta al Evangelio. […] lejos de poner
en peligro o de empobrecer las culturas, les
Del mismo modo Senior hace no-
da un suplemento de alegría y de belleza,
tar como «vivimos esclavos de un sistema
de libertad y de sentido, de verdad y de
humano sin verdad, que aplica la razón
bondad», expresaba Juan Pablo II en
para obtener riquezas» cuando nuestra
un discurso al Pontificio Consejo
felicidad consiste en desear «(…)
para la Cultura.
pocas cosas materiales, y por tanto desear
en primer término la verdad, belleza, La clave para una auténtica cultura
alegría, jubilo, y la amistad» (p.74). es la apertura al evangelio, porque la
plenitud de toda vida y cultura
En el plano filosófico esto tiene ya
auténticamente humanas, es
su correlato -o su «base»- en aque-
Jesucristo, qui homo factus est. Y la
llos filósofos que separaron el fenó-
medida de esa apertura será la huma-
meno de la cosa y apartándose de lo
nidad de la misma, es decir, que
real eliminaron la cosa en sí, dando
cuanto más humana la cultura más
cabida a la productividad del espí-
abierta al Evangelio. Esta cultura
ritu, quedándose con la cosa en mí so-
será verdaderamente auténtica y será
lamente («Todo lo real es racional ...»,
verdadera cultura. Y lamentable-
comienza Hegel).
mente es ésta la cultura que hemos
Es la filosofía de la Inmanencia la perdido.
que operó el gran divorcio con la
Es este el mundo que hoy ha ce-
realidad, y volvió hasta lo más real
rrado sus puertas a la plenitud, los
(Dios, que es el Ipsum esse) racional.
hombres que por su injusticia retienen
Porque no quiso aceptar que lo invi-
prisionera a la verdad (Rm 1, 18), que
sible de Dios (lo esencial) se deja ver a
haciendo alarde de sabios se convirtieron
la INTELIGENCIA a través de sus
en necios (v. 22), que cambiaron la gloria
obras -Rm 1, 20- ; todo porque se ofus-
de Dios por imágenes (v. 23). He ahí
caron en sus razonamientos -Rm 1, 21-
por qué se haga imperiosa la restau-
(«[...] y todo lo racional es real», con-
ración.
cluía el filósofo alemán).

7
FRAY MARIO JOSÉ PETIT DE MURAT,
Una sabiduría de los tiempos, Ed. Del
Cruzamante, Buenos Aires 1995.

204
RECENSIONES

Será esta cultura verdaderamente «El tema y la tesis de este libro es que la
humana la que, quizás pobre mate- verdadera devoción a María es ahora
rialmente, pero rica en cosas esen- nuestro único recurso», dice Senior al
ciales, esté más enraizada en lo real y comienzo del libro, y lo termina jus-
más dispuesta al Evangelio. Aquella tamente en referencia a Ella. Ya lo
donde el hombre tome contacto no había dicho el apóstol de la Verda-
con lo que el mundo llama bueno, dera Devoción «Por María comenzó la
bello y verdadero, sino con la Ver- salvación del mundo y por medio de
dad, Belleza y Bondad mismas, pre- María se debe consumar».8
sentes en las cosas: esa es la cultura
Sem. Juan Gabriel Lorenzo, IVE
que debemos restaurar. Cuando el
hombre tome de nuevo contacto
con la realidad será nuevamente MIGUEL ÁNGEL FUENTES
hombre, volverá a reconocer a Dios MI PECADO INSOPORTABLE
como Dios, y las cosas serán las co- Educar el sentido de culpa,
sas, y no lo que yo quiera que sea. el remordimiento y el perdón
EDIVE, San Rafael 2016, 30 pp.
Y todo esto el A. lo ha sabido plas-
mar en aquellas ideas de volver al
El pequeño opúsculo, con autoría
contacto cotidiano con el exterior,
del P. Dr. Miguel Fuentes, presenta
con la luna, las estrellas, a volver a
en breves razones, una valoración
tocar, gustar, ver, escuchar.
real del pecado, el sentimiento de
Finalmente, en el último capítulo culpa y del perdón, obviamente.
el A. desarrollará una idea que había
El A. empieza con un ejemplo ilus-
sugerido en las primeras páginas del
trativo verdaderamente, sacado del
libro: no existirá verdadera restaura-
libro de Manzoni, titulado
ción si no volvemos a María. Ella fue
«Innominato», en el cual se ve trazado
el faro que guió la cultura cristiana
aquel que no posee una visión clara
de toda la Edad Media. Ella fue la
del remordimiento y menos del per-
inspiración de las más bellas catedra-
dón. Pero más allá del ejemplo, el
les, de las más preciosas melodías
A., como suele hacerlo, en palabras
gregorianas y el centro de las más
bellas representaciones artísticas.

8
SAN LUIS MARÍA GRIGNON DE
MONFORT, Tratado de la Verdadera
Devoción, nª 49.

205
DIÁLOGO 73

indicadas nos educa y guía en el ca- afirma al pecador en la soberbia. Por


mino de una buena visión del tema otro lado, en segundo lugar, se en-
tratado. cuentra el sentimiento de culpa pro-
porcional al pecado, el cual «ayuda a
Comienza aclarando algunos tér-
arrepentirse (pasado), purificarse me-
minos que son precisos aclarar,
diante la confesión (presente), y enmen-
como el sentido de pecado, el senti-
dar (p.14)» la vida. En tercer lugar,
miento de culpa. El A. no se con-
señala un sentimiento despropor-
tenta con dar una definición, sino
cional al pecado, el cual puede ser
que hila fino y distingue los grados
exagerado, entonces aquí se ubican a
que poseen.
los escrupulosos, o bien débil, en la
Si bien uno puede pensar que un cual se ubican aquellos que «carecen
mal sentimiento de pecado, es el de conmiseración y pueden llegar a causar
problema más profundo, el A. se- daño sólo para divertirse», así como
ñala, junto con el Santo Papa Juan también los revolucionarios.
Pablo II, que la razón más profunda
Finaliza afirmando que nunca se
de la insensibilidad al pecado, es la
pierde el sentido de culpa, así como
falta de sentido de Dios, trayendo
también el de Dios, aunque hay mu-
como consecuencia «la cultura de la
chos que lo nieguen, como
muerte».
Nietzsche, Freud, etc.
El A. dedica muchas páginas a ex-
Por eso «el verdadero sentido de pecado
plicar el sentido de remordimiento,
(…) debe llevarnos a reconocer nuestro
para poder así, tener una visión más
pecado y a reconocernos pecadores» (p.
correcta del perdón. El remordi-
23)
miento es «el pesar y angustia que
acompaña ordinariamente» (p. 13) al Quiero terminar con el A. y citar al
que tiene conciencia de que peca. S. Juan Pablo Magno que dice: «(…)
Pero va más lejos aún, afirma que, el sentido del pecado se restablece única-
como la conciencia es la voz de mente con una clara llamada a los princi-
Dios, entonces el remordimiento es pios inderogables de la razón y de la fe que
un llamado de Dios al pecador, al la doctrina moral de la Iglesia ha sostenido
que se reconoce como tal. siempre»
Luego de definir, pasa a describir Sem. Benito del Corazón de Jesús
los distintos tipos de remordi- Bruno, IVE
miento, pues no todos son sanos. En
primer lugar, está el remordimiento
no acompañado de humildad, que

206
LA BASÍLICA DE SAN PEDRO EN ROMA

La Pasión de Cristo y la Santa Cruz


en la capilla del Crucifijo en la Basílica Vaticana
En este tiempo de Cuaresma, preparándonos a la Santa Pascua, nos dete-
nemos a gusto en las decoraciones pictóricas de la Capilla del Crucifijo en San
Pedro

Como es sa-
bido la primera
capilla a la dere-
cha para el que
entra en la basí-
lica, donde hoy
admiramos la es-
tatua marmórea
de la Piedad de
Miguel Ángel, fue
originariamente
destinada a la ex-
posición del Cru-
cifijo en madera,
del 1300, recien-
temente restau-
rado por la Capilla del Crucifijo (o “de la Piedad”), Exaltación de la Cruz.
Fábrica de San Pedro. El Papa Urbano VIII (Barberini, 1623-1644)
dispuso por lo tanto decorarla con imágenes dedicadas a la Pasión de
Cristo y a la Santa Cruz. Inicialmente se pensó en revestir la vuelta de
dicha capilla con brillantes y duraderos mosaicos, que hubiera tenido
que realizar Juan Bautista Calandra (1586-1644) sobre modelos de
Juan Lanfranco (1582-1647). Se decidió después proceder con la téc-
nica del fresco, diversamente a cuanto se estaba realizando en la basí-
lica, donde encontramos exclusivamente mosaicos. Juan Lanfranco -

207
DIÁLOGO 73

nacido en Parma- realizó este trabajo entre fines de 1629 y marzo de


1632, recibiendo por sus pinturas murales una remuneración de 2000
escudos, es decir menos de la mitad de cuanto hubiese recibido si hu-
biese preparado los modelos para una decoración mural.

Al centro de la vuelta, representó la Exaltación de la Cruz, dentro de


un espacio abierto entre las nubes, rodeado por un vórtice de ángeles
en adoración. El salvífico leño de la cruz, sostenido por un grupo de
ángeles más pequeños y cándidos se levanta en el cielo inundado de
luz. En los laterales, debajo de los arcos, delimitados por estucos do-
rados con los símbolos de la Pasión de Cristo, pintó, a izquierda, Jesús
en el Huerto de los Olivos (Jesús solo con la túnica blanca en una muy
original composición), la Traición de Judas (un nocturno que recuerda
al Caravaggio) y Jesús delante de Pilato. A la derecha: Jesús delante de Cai-
fás, la Flagelación y el Ecce Homo. Además, en las dos lunetas laterales, el
artista representa la Coronación de espinas (a la izquierda) y la Subida al
Calvario (a la derecha). La exaltación de la Cruz y de su poder salvífico
es también el motivo central del ciclo decorativo en la cúpula que está
delante de la capilla, completado en mosaico entre el 1669 y el 1681
sobre diseño de Ciro Ferri (1634 ca. -1689), el cual, habiendo suce-
dido en la ejecución de tal obra a su maestro Pedro de Cortona (1596-
1669), obtuvo por todo el trabajo 4700 escudos. En esta cúpula está
representada la escena apocalíptica de la imposición del signo de la
Cruz sobre la frente de los elegidos (7, 3-4).

Traducido por P. Lic. Edgardo Catena, IVE

208
LA BASÍLICA DE SAN PEDRO EN ROMA

Capilla del Crucifijo (o “de la Piedad”), luneta izquierda: Coronación de espinas.

Capilla del Crucifijo (o “de la Piedad”), arco izquierdo: Traición de Judas, Jesús en el huerto
de los olivos, Jesús delante de Pilato.

Capilla del Crucifijo (o “de la Piedad”), arco derecho: Flagelación de Jesús, Jesús delante de
Caifas, Ecce Homo.

209
La Anunciación de Hans Memling

P. Lic. Agustín Spezza, IVE

El Anuncio del Ángel a María, tal como aparece en el Evangelio de


San Lucas, (Lc 1, 26-38) plásticamente relatado en la reproducción de
nuestra tapa, pertenece al pintor flamenco Hans Memling del año
1490. Es un óleo sobre tabla de 78,8 x 55 cm. Esta obra se encuentra
actualmente en el Museo Metropolitano de Nueva York.

Hans Memling nació en Alemania (1440 – Brujas 1494) 1, Residió,


sin duda, en Colonia, en el taller del maestro Stefan Lochner. Vivió
probablemente en Bruselas, (1450- 1464), en casa de Roger Van der
Weyden, uno de los más grandes pintores flamencos del siglo, donde
conoció su obra y además fue discípulo. Después se trasladó a Brujas,
Flandes, actual Bélgica, donde se convirtió en ciudadano y permaneció
en este país hasta su muerte en 1491 2.

Si bien Robert Campin es el padre de los grandes genios de los


Países Bajos, como fueron R. Van der Weyden, los hermanos Van
Eyck, Hugo Van der Goes, etc. etc., Memling quizá se entusiasmó y
se dejó influenciar también por el estilo y los argumentos pictóricos
de Jan Van Eyck 3.

Hans Memling pertenece al estilo del gótico flamenco que ilustró


el arte cortesano de Brujas (Bélgica). «Perteneció al grupo que trabajó
en el último tercio del siglo XV y principios del XVI. Hans Memling

1
Hans Memling nació en Selingenstadt, cerca de Frankfurt, Alemania hacia 1440.
2
Fuente: Galería de pintores extranjeros foro de xerbar.
http://www.foroxerbar.com/viewtopic.php?t=11358
3
Fuente: Arte-historia, Hans Memling.

211
DIÁLOGO 73

-junto a Gerard David-, pertenece al grupo de pintores que recogen la


tradición flamenca y reiteran las formas anteriores» 4.

Para tener una más ajustada valoración y comprensión de su estilo,


podemos decir algo del contexto histórico del realismo burgués del
siglo XV según una descripción de Charles Sterling.

«En el siglo XV, busca el realismo su expresión definitiva, hallándola,


plena y entera, en Flandes donde domina la burguesía. (…) Una
nueva inquietud y una nueva curiosidad se apoderan del pensamiento
y le hacen explorar la conciencia y el mundo exterior. La filosofía no-
minalista anima la observación del mundo lleno de particularidades.
Ya se esboza una concepción ampliada del universo. Los tratados de
Pierre d’Ailly, escritos hacia 1410, su Imago mundi y sus Meteora
inspirarán uno a Cristóbal Colón y otro a Américo Vespucio».

Además, nos encontramos en el tiempo de la «Devotio moderna»5 y


la religión por lo tanto se impregna de sentido práctico.

«El misticismo deja, en la pluma de Gerson, las regiones visionarias para


hacerse práctico; [podríamos decir mejor, para ‘encarnarse’ en la vida
real], éste es el espíritu de la Imitación de Cristo (de Tomás de Kempis o de
Kemmpen, de Windesheim (+1471) y de los hermanos de la vida común.
De ello resulta un sentimiento nuevo: el hombre y toda la realidad terrestre son

4
Fuente: Galería de pintores extranjeros foro de xerbar.
http://www.foroxerbar.com/viewtopic.php?t=11358
5
Por devotio moderna entendemos aquella corriente espiritual que floreció en los
Países Bajos, en la segunda mitad del siglo XIV, principalmente por obra de Geert
Groote y de su discípulo Florens Radewijns; esta corriente se canalizó en la aso-
ciación de los Hermanos y Hermanas de la vida común y en la congregación
agustiniana de los canónigos regulares de Windesheim; en el siglo XV y comien-
zos del XVI la devotio moderna renovó con sus escritos ascético-místicos - espe-
cialmente con la Imitación de Cristo -, con su magisterio y con la dirección
espiritual, los ambientes de la vida religiosa y del pueblo cristiano. Fuente:
http://www.mercaba.org/VocTEO/D/devotio_moderna.htm

212
NUESTRA TAPA

ahora dignos de atención e incluso de la admiración del cristiano, pues su belleza


y su riqueza son de esencia divina» 6(…)

En la pintura flamenca más concretamente, «salida de la miniatura


y fundada en la observación concreta de la realidad, alcanza una supe-
rioridad técnica que le vale prestigio europeo» 7.

Otra cosa interesante es que, de parte de los fundadores de la es-


cuela flamenca (R. Campin, Tournai, los hermanos Van Eyck), re-
nunciando al fondo clásico de oro, «crean la forma moderna del
cuadro de caballete». «Sin ser su inventor, Jan Van Eyck perfecciona la
pintura al óleo y este procedimiento le permite una representación casi
ilusionista de la realidad y una transparencia de color desconocida
hasta entonces» 8, etc.

Como es de esperar, este propósito del realismo no se logró en to-


das partes de la misma manera. En Florencia, Italia, revolucionó el arte
un joven llamado Masaccio, cuyo propósito era «rehacer a Giotto so-
bre la naturaleza». El cuerpo y el espacio se reconstituyen cuidadosa-
mente a partir de su estructura interna, según las leyes de la anatomía
y de la perspectiva científica. Era el realismo, pero un realismo pura-
mente cerebral. [Y así,] la pintura de Uccello encanta no por su seme-
janza con la vida, sino por el margen que la separa de ella 9.

No así en Flandes, donde, exactamente en idéntica época, Robert


Campin y los hermanos Van Eyck «nos ponen frente a un mundo
que no es menos poético. Pero éste nos hace soñar porque es de una

6
Cf. RENÉ HUYGHE, El Arte y el hombre, Ed. Planeta, Barcelona 1974, séptima
edición, 341.
7
RENÉ HUYGHE, El Arte y el hombre…Pintura. La pintura flamenca. 361.
8
RENÉ HUYGHE, El Arte y el hombre…Pintura. La pintura flamenca. 361. Hay que acla-
rar que la pintura al óleo ya había sido inventada en la Edad Media, lo que hizo
Jan Van Eyck es perfeccionarla y difundirla.
9
RENÉ HUYGHE, El Arte y el hombre…,341-342.

213
DIÁLOGO 73

verdad tan intensa, tan total y tan ferviente que lo sentimos impreg-
nado por el espíritu. (…) No construyen el mundo, sino que lo regis-
tran por los sentidos. Reproducen su epidermis, visible y palpable,
pero no la estructura oculta». Leen el volumen de un cuerpo en el
efecto de una superficie modelada por la luz 10.

Memling se nutre, sin duda, de estos grandes maestros, pero, «en


los Países Bajos, la tradición principal que prevaleció durante medio
siglo derivó del arte de Robert Campin, que fue consolidado y exal-
tado por su discípulo, el tercer gran flamenco, Roger Van der
Weyden» 11.

Y si bien, como dijimos más arriba, Hans Memling se formó en la


escuela de Van Der Weyden, no alcanzó la grandiosidad austera de su
maestro, no fundó ninguna escuela, pero entre sus seguidores tuvo
Memling el mérito de ser el «más dotado y el más seductor». Además,
acentuó «todo lo que había de tierno en Roger» y reunió «en una es-
pecie de amable academicismo todas las fórmulas de estilo del maes-
tro» 12. Su estilo es tan personal que, aunque no están firmadas la
mayoría de sus obras, son fácilmente catalogadas 13.

ANÁLISIS ICONOGRÁFICO

Ingresemos ahora en la atmósfera amable, luminosa de la Anuncia-


ción de Memling.

Aquí, en esta composición que vamos a analizar, no se puede disi-


mular la influencia de Jan van Eyck, especialmente si lo comparamos

10
RENÉ HUYGUE, El Arte y el hombre…, 342.
11
RENÉ HUYGHE, El Arte y el hombre…,346.
12
RENÉ HUYGHE, El Arte y el hombre…,351.
13
No se puede decir lo mismo de su datación, ya que su estilo se mantuvo siempre
igual, aunque con una cierta variación en la etapa final de madurez, como el ligero
estiramiento elegante de sus figuras humanas: Fuente https://arteinternac-
ional.blogspot.com/2010/06/pintura-gotica-flamenca-hans-memling.html

214
NUESTRA TAPA

con el Retrato de Arnolfini y su esposa (entre 1385 y 1441) que tuvo gran
incidencia en los pintores del cuatrocento flamenco 14.

Además, el arcángel está inspirado por completo en los ángeles de


van Eyck, con el lujoso manto de brocados dorados y el cabello de
melena rizada.

Están en esta obra todas las características del renacimiento. Toda


la composición, en primer lugar, se apoya en la clásica perspectiva de
las baldosas; el foco de luz que ingresa por la ventana a través de cristal;
símbolo tradicional de la Iglesia: «Virgen antes, durante y después del
parto», Virgen en el parto y Virgen después del parto. Así como un rayo
de luz atraviesa el cristal y en nada lo altera, así Jesucristo, la Luz del
mundo fue dado a luz por la Virgen sin alterar en lo más mínimo su
virginidad. Un segundo foco de luz, más fuerte todavía, que parece
venir de arriba e ilumina a los personajes, y una tercera fuente de luz,
que es la que parece originarse desde el interior de las figuras, como
alusión a la interioridad luminosa del alma en Gracia, especialmente
de la Virgen, la Llena de Gracia, como le dijo el Ángel. Consideremos
que María contiene y ya transfigura desde su interior al que se mani-
festará como la Luz del mundo. A esto podemos agregar las transpa-
rencias de la botella de Cristal, que tienen un significado análogo y
recuerdan el estilo de Van Eyck.

La obra golpea por su cromatismo luminoso y diáfano, que, al me-


jor estilo de los flamencos, se entrelazan las sombras y las luces recí-
procamente de modo admirable. Así Sterling lo decía de Van Eyck: «la
sombra está en todas partes, incluso en las claridades y la luz está en
todas partes, incluso en las sombras» 15. Nada está al azar ni es pura-
mente decorativo. Por el contrario, la funcionalidad de cada uno de

14
Fuente: https://www.artehistoria.com/es/obra/anunciaci%C3%B3n-30
15
RENÉ HUYGHE, El Arte y el hombre…,342.

215
DIÁLOGO 73

los elementos cumple una función simbólica de los personajes allí re-
presentados.

El fondo está diagramado en una perfecta armonía de formas y co-


lores, alojada en una composición perfectamente equilibrada y simé-
trica. El cromatismo de rojos y tierras siena tostada, en su blanda gama
de medias tintas, dan tal realce a los protagonistas del episodio, que los
traslada a una atmósfera de sacralidad, intimidad del alma y calidez
hogareña al mismo tiempo.

Los delicados objetos domésticos están llenos de un contenido es-


piritual. La botella con agua cristalina sobre el mueble representa a una
de las prerrogativas de la Virgen Madre, como es llamada en las letanías
lauretanas: María Vaso espiritual, por contener en su seno virginal al
divino Salvador. El candelabro, aún sin la vela encendida quiere sim-
bolizar que todavía no ha nacido la Luz del mundo. El clásico ejemplo
de las flores de lirio sobre el jarrón representan la pureza inmaculada
de la Virgen, puede hacer también alusión a la Santísima Trinidad y a
las dos naturalezas de Cristo, o bien los dos lirios pueden simbolizar,
lo que decía San Bernardo, la doble corona de la Virgen como son la
Virginidad y la Maternidad. En El Arcángel Gabriel con su fino bro-
cado de oro y los otros ángeles, al mejor estilo de Van Eyck, o también
del arte italiano, acompañan el movimiento de la Virgen.

La figura de María, totalmente estilizada, etérea, llena de Gracia,


«es un ejemplo más del gusto de Memling por alargar las figuras, ha-
ciéndolas más monumentales», semejantes a las de Roger. es el proce-
dimiento que usa el pintor para representar la espiritualidad de la
Virgen16.

El Espíritu Santo, verdadero Esposo de la Virgen, que se hace pre-


sente con la clásica y graciosa figura de la paloma que apareció en el

16
Fuente: https://arteinternacional.blogspot.com/2010/06/pintura-gotica-flamenca-
hans-memling.html

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NUESTRA TAPA

Génesis aleteando sobre las aguas para comunicar la Vida divina,


anunciando la esperanza de una nueva creación en el Arca de Noé, se
posa ahora sobre María para producir la Nueva Creación, la Encarna-
ción del Verbo en las entrañas purísimas de María, el Nuevo Paraíso
del Nuevo Adán, Jesucristo el Salvador.

Por último, la Biblia abierta, «como imagen del cumplimiento de


la Promesa» 17. El Beato Fray Angélico pintará en su Anunciación sobre
el arco de entrada de la casa de Nazaret la figura en bajorrelieve del
Profeta Isaías con el rollo abierto de su profecía en sus manos.

17
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hans-memling.html

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3 de Julio de 2018,
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