Trabajo II, DA
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TRABAJO N°2
Busque y comente, desde el punto de vista del régimen jurídico de la protección del medio
ambiente, una Constitución de algún estado que sea de su interés. Utilice, en cualquier caso,
fuentes fiables en la localización del texto.
Antecedentes Históricos:
La preocupación del medio ambiente en nuestro país se remonta desde el código de Andrés
Bello (que entró en vigencia el año 1857), quien visionariamente instala en el ordenamiento
jurídico, un atisbo de preocupación por la calidad del medio ambiente donde se desarrolla el ser
humano, señalando en acciones posesorias especiales (arts. 930 y siguientes, algunas derogadas e
incluidas en el Código de Aguas, artículos 123 y siguientes 2) la imprescriptibilidad de aquellas
obras que “corrompan el aire y lo hagan conocidamente dañoso” (art. 937 del Código Civil), y la
responsabilidad civil objetiva de indemnizar el daño causado (arts. 2314 y siguientes del CC). Sin
embargo estas normas tienen poca (o ninguna) aplicación en materia ambiental 3. Algún autor
1
Biblioteca del Congreso Nacional Disponible en https://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=242302
2
Disponible en https://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=5605
3
Fallo de la Excelentísima Corte Suprema, 26 de octubre de 2011. Rol 2877-2009. Disponible en
http://basejurisprudencial.poderjudicial.cl/#
1
chileno señala al respecto que: “En verdad, en un país que padece fuertes problemas de
contaminación ambiental, muchas veces imputables a la actividad de una industria determinada,
resulta sorprendente que tales artículos no reciban una mayor aplicación”.4
Al parecer, una de las preocupaciones de Bello era establecer desde entonces la relación
armónica de los seres humanos con el entorno natural, anticipando un escenario como el que hoy
vivimos con el cambio climático.
4
Carlos Felipe Amunátegui Perelló. “Derecho Civil y Medio Ambiente. Un estudio de la teoría de las inmisiones y su
aplicabilidad en el Derecho chileno” (1° edición). Thomson Reuters. página 59.
5
Disponible en https://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=6656
6
Esta comprende cuando lo exijan los intereses generales de la Nación, la seguridad nacional, la utilidad y la salubridad
pública y la conservación del Patrimonio ambiental.
7
Se extiende esta acción de amparo al derecho fundamental al medio ambiente libre de contaminación, en términos
restrictivos. Ver norma: https://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=242302 art. 20 inciso final CPR “Procederá, también,
el recurso de protección en el caso del Nº8º del artículo 19, cuando el derecho a vivir en un medio ambiente libre de
contaminación sea afectado por un acto u omisión ilegal imputable a una autoridad o persona determinada”.
2
Respecto al contenido del derecho, este es netamente antropocéntrico 8 y se desprende de la
lectura del propio derecho: El derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, no el
derecho a un medio ambiente sin contaminación, lo cual pone de manifiesto que es el hombre “per
se” quien gozará del derecho, más no la protección del medio ambiente, lo que en definitiva éste
derecho no es más que la “extensión” del derecho a la vida consagrado en el art. 1° de la CPR.
Los titulares por ende, son todas las personas naturales (mujeres y hombres), ya que solo
estas pueden ser vulneradas en su derecho. Consecuencialmente, la posibilidad de tutela judicial
requiere que exista el presupuesto la afectación del derecho de una persona natural. Se descarta toda
posibilidad de esgrimir ante los tribunales la afectación del medio ambiente con un afán de
resguardo de la naturaleza, ya que como señala la norma, “es deber del Estado tutelar la
preservación de la naturaleza”. Siempre la invocación del derecho será el derecho a “vivir” en un
medio ambiente libre de contaminación. El derecho en análisis en un bien jurídico “colectivo”, pero
para su protección se debe invocar un derecho subjetivo.
Volviendo al sentido “antropocéntrico” del derecho en estudio y retomando que este
representa la extensión del derecho a la vida consagrado en el art. 1° de la CPR, puedo señalar que
la vida del ser humano es el presupuesto esencial para la vigencia de todos los derechos
fundamentales garantizados por nuestra constitución. La existencia humana es donde se asienta la
subjetividad jurídica, todos los derechos se entrelazan y se centran en la dignidad humana. El
derecho a la vida limita el ejercicio de la soberanía, tal como lo establece el art. 5° inc, 2° de la CPR
a cuyo respeto y promoción están obligados todos los órganos del Estado, así está entendido por la
doctrina y jurisprudencia de nuestro país y por el derecho internacional de los Derechos Humanos.
Y así debe ser: el derecho de gentes o “ius Gentium” nace precisamente para el respeto por los
derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana (en concepto de Jean Bodin).
Sin embargo es necesario realizar una crítica a ésta concepción antropocéntrica respecto del
derecho al medio ambiente. La visión dogmática de nuestra constitución centrada en el ser humano
no es más que un espejismo en nuestro ordenamiento jurídico que carece de toda fuerza normativa.
Si bien existen algunas normas sectoriales ambientales (código de aguas, concesiones, entre otras),
nos rige la Ley 19.300 sobre Bases Generales del Medio Ambiente que regula principalmente los
principios que rigen la materia, los instrumentos de gestión ambiental, la fiscalización, la
responsabilidad por daños, (entre otras) en su aplicación carece efectividad, se hace invisible o
irrelevante pues el Estado a través de los Tribunales de justicia, anteponen el desarrollo económico,
la libertad de empresa y la propiedad privada, ante la existencia de colisión de derechos. Esto se
8
A propósito de los principios de los Verdes alemanes y a contrario sensu: estos no se centran en la persona humana sino
en la naturaleza. La persona humana es parte de la naturaleza y por ello se tiene la responsabilidad de protegerla.
3
manifiesta en diversas sentencias de los Tribunales Superiores e incluso en leyes que favorecen a
las empresas que sobre explotan recursos naturales 9.
Al recoger los tratados internacionales y cristalizarlos como normativa interna, existen
principios universalmente reconocidos y que el legislador tiene que tomar en cuenta al momento de
utilizar la técnica legislativa en materia medio ambiental. Principios como el precautorio (o
preventivo), el del contaminador pagador, el de tomar en cuenta la “variable ambiental” en la toma
de decisiones, pareciera sólo que es “en el papel” para dar cumplimiento a recomendaciones
internacionales. No es cierto entonces que el compendio de derechos y garantías constitucionales
basadas en concepciones antropocéntricas limiten la soberanía del Estado, al contrario: es el propio
Estado quien incumple la garantía constitucional del art. 19 N° 8 de nuestra Carta Fundamental. 10
Para terminar, debemos considerar siempre que esta garantía del art. 19 N° 8 tiene directa
relación con el art. 5°inciso final de nuestra Carta Magna al señalar que: “El ejercicio de la
soberanía reconoce como limitación el respeto a los derechos esenciales que emanan de la
naturaleza humana. Es deber de los órganos del Estado respetar y promover tales derechos, así
como por los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes.” En este
orden de cosas, el deber del Estado es entonces propender a la preservación de la naturaleza para
beneficio del ser humano y procurar que estos derechos sean tutelados. Es más aún, hay que
orientarnos a un cambio de paradigma en toda la dogmática Constitucional, centrando como bien
jurídico tutelado todo el entorno natural en que habita el ser humano, pues si llegamos a entender
que del derecho a la vida nacen los demás derechos, es precisamente el medio natural el que nos
permite la existencia humana y la coexistencia con la riquísima biodiversidad del planeta. Es hora
que nuestro Legislador dote a nuestro país de un marco constitucional democrático en materias de
protección al medio ambiente en favor del bien común, propender a la sustentabilidad, a la
previsibilidad, a la reparación del daño y a garantizar efectivamente que nuestro entorno siga siendo
el único espacio generador de vida, sin las consecuencias dañosas que significa las acciones de los
seres humanos en la naturaleza, y con la responsabilidad individual de mantenernos en armonía con
el entorno.
9
Ver “Hipotecas sobre concesiones marítimas: un análisis crítico”. Francisca Lobos, Tesis de Grado Facultad de Derecho
y Gobierno, USS de la Patagonia, año 2011. (Se adjunta archivo).
10
El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) de Chile publicó en el año 2012 un informe que identificaba un
total de 97 conflictos socioambientales registrados entre enero de 2010 y junio del año 2012, informe que en una versión
actualizada en 2015 eleva la cifra a 102. Estos conflictos se relacionan con proyectos mineros; centrales termoeléctricas;
contaminación por partículas como el plomo; extracción ilegal de aguas; contaminación de ríos; extracción de oro, cultivo
de peces en pisciculturas; uso de transgénicos; pesca y explotación de litio, entre otros, todos ellos supuestamente
aprobados por los instrumentos de gestión ambiental (SEIA: sistema de evaluación de impacto ambiental- DIA:
declaraciones y EIA; estudio de impacto ambiental).