IIce 00129
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ASUNTO
De nulidad:
Reparación de perjuicios:
Otras:
CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA
El abogado de la parte demandada refirió como hechos relevantes del caso los
trámites adelantados en el proceso disciplinario que dio lugar a las decisiones
sancionatorias de primera y segunda instancia.
En el marco de la parte oral del proceso bajo la Ley 1437 de 2011, la principal
función de la audiencia inicial es la de precisar el objeto del proceso y de la prueba.
Afirmó que las pruebas fueron regular y oportunamente allegadas al proceso, con
carácter de pertinentes y conducentes y que no fueran tachadas de falsas. Agregó
que si bien unos testimonios fueron declarados inexistentes, estos no
fundamentaron las decisiones sancionatorias.
Por otra parte, después de realizar algunas consideraciones con relación al control
jurisdiccional de los actos disciplinarios y el régimen de la Policía Nacional, efectuó
un análisis pormenorizado de lo sucedido en la actuación disciplinaria. A partir de
allí, concluyó que el proceso se adelantó con el respeto del debido proceso, en
donde el demandante pudo ejercer su derecho de contradicción y defensa.
Finalmente, explicó que con las pruebas obrantes en el proceso se demostró que el
demandante sí se encontraba en compañía del teniente y comandante de la
Estación de Policía de Pisba y de dos patrulleros más el día 21 de junio de 2012.
Las pruebas indicaban que con los policiales uniformados se encontraba un
patrullero que no portaba el uniforme que también estaba ingiriendo cerveza y que
el auxiliar de policía Camilo Pastrana reconoció que esta persona era Jhon Jairo
Martínez Siboche. De igual forma, según la prueba documental, se pudo determinar
que, para el día de los hechos, el policial sancionado estaba disponible, por lo que
no era cierto que estuviera de permiso o de franquicia, y que adicionalmente tenía
asignado un fusil y un radio de comunicaciones. Por tanto, estimó acreditados los
elementos de la responsabilidad disciplinaria.
ARGUMENTOS DE LA APELACIÓN13
En segundo lugar, recalcó que los testimonios de los señores Héctor Julio Velandia
y Camilo Andrés Pastrana fueron las únicas pruebas tomadas para adoptar las
decisiones, sin que se hayan podido controvertir. No obstante, a renglón seguido,
mencionó que una sola prueba ─sin especificarla─ sí pudo ser controvertida, pero
que las demás fueron objeto de nulidad y que en otra de ellas no fue posible la
ubicación del testigo.
En sexto lugar, explicó que el juez administrativo estaba facultado para hacer un
análisis de racionalidad, razonabilidad y/o proporcionalidad respecto de la ilicitud
sustancial, pues en el presente caso la conducta del investigado no trascendió de la
órbita de lo justo y permitido y que nunca se afectó el servicio.
CONSIDERACIONES
1. COMPETENCIA
[…]
2. CUESTIÓN PREVIA.
Así, pues, el control judicial que ha de efectuarse en el presente caso tiene como
hoja de ruta los parámetros dispuestos en aquella decisión judicial, lo que desde ya
implica descartar, como lo hizo la primera instancia, los argumentos con los que se
pretenda desconocer las amplísimas facultades de que goza el juez para efectuar
una revisión seria y profunda de todas las actuaciones y etapas surtidas en el
procedimiento disciplinario.
3.1 ¿Se vulneró el derecho al debido proceso del demandante por la configuración
de irregularidades ocurridas en el trámite de la actuación disciplinaria, relacionadas
con la falta de contradicción de las pruebas y la indebida valoración probatoria?
3.3 ¿Los actos administrativos disciplinarios fueron expedidos con falsa motivación
por haberse desconocido los principios de ilicitud sustancial, proporcionalidad o
presunción de inocencia y porque el investigado no tenía antecedentes
disciplinarios?
Las autoridades disciplinarias que expidieron los actos acusados (1) «aislaron» a los
policiales que a posteriori fueron vinculados a la investigación, con lo cual no se les
permitió el acceso a la investigación de manera directa; (2) impidieron controvertir
algunas pruebas; (3) la mayoría de las pruebas que fueron declaradas inexistentes
fueron utilizadas para fundamentar la sanción impuesta; y (4) a pesar de que se
accedió a ampliar unas declaraciones, estas no fueron apreciadas de manera
conjunta y objetiva.
Para desarrollar este problema se hará una exposición de los siguientes temas:
22 Sentencia T-267 del 7 de marzo de 2000, Corte Constitucional. En este sentido también
puede leerse el auto 029A del 16 de abril de 2002, en el que dicha Corporación sostuvo que:
«[…] ha de valorarse si la irregularidad observada tiene la capacidad de alterar de manera
grave el proceso, tornándolo en injusto, es decir, violatorio del debido proceso. En
consecuencia, sólo cuando además del vicio procesal se vulnera el fin buscado con la
norma, ha de dictarse la nulidad de lo actuado. Por el contrario, cuando la irregularidad no
impide la realización efectiva de la función o propósito perseguido por el instrumento
procesal, no puede endilgarse de injusto e indebido el proceso. De otra parte, el vicio debe
ser trascendente; es decir, que de no haberse producido, otra hubiera sido la evolución del
proceso. Por ende, si se incurre en una grave irregularidad en un fallo, pero el fallo de
reemplazo debe dictarse en el mismo sentido del anterior, a pesar del defecto es
improcedente la nulidad por falta de trascendencia del vicio […]».
23 Ley 610 de 2000, artículo 310, numeral 2.
Ahora bien, una posible vulneración al derecho a contradecir las pruebas tendría
que transgredir igualmente la esfera material de protección de dicho derecho; es
decir, la afectación de dicho derecho tendría que significar una privación o, al
menos, una considerable limitación por situaciones irrazonables, esto es, aquellas
que el sujeto no esté obligado a resistir. En síntesis, el desconocimiento de este
derecho deber ser trascedente y determinante para considerar que se ha
configurado un vicio capaz de hacer que se anule el acto administrativo
sancionatorio.
La Sala advierte nuevamente la omisión de indicar cuáles fueron las pruebas que
supuestamente las autoridades impidieron controvertir. No obstante, con los actos
de defensa presentados por la apoderada del demandante en el proceso
disciplinario, a los que se hizo alusión de forma precedente, se desvirtúa dicha
afirmación.
Para la Sala, esta afirmación no es cierta, por cuanto del listado de las pruebas que
se declararon inexistentes a través de la decisión del 14 de julio de 201326 no se
encuentran las de los testigos Camilo Andrés Pastrana, Héctor Julio Velandia y
Yasmin Pidiache. En estos testimonios y no en otros, junto con el análisis de otras
pruebas documentales, está soportada la decisión sancionatoria.
Para desarrollar este problema se hará una exposición de los siguientes temas:
Ahora bien, en cuanto a los tipos abiertos y los tipos en blanco31, se observa que la
jurisprudencia constitucional se ha referido a ellos de manera indistinta, para dar a
entender que se trata de aquellas descripciones legales constitutivas de falta
disciplinaria, que precisan la remisión a otras normas con el fin de completar el
sentido del precepto.
28 C.P., art. 6. «Los particulares sólo son responsables ante las autoridades por infringir la
Constitución y las leyes. Los servidores públicos lo son por la misma causa y por omisión o
extralimitación en el ejercicio de sus funciones».
29 Cfr. C. Const. sentencia del 19 de abril de 2001, C-404 de 2001. «[…] la naturaleza de las
C-818 de 2005.
32 En este aparte se cita a: C.Const. Sentencia del 19 de abril de 2001, C-404 de 2001.
por la lectura sistemática de la norma que establece la función, la orden o la
prohibición y aquella otra que de manera genérica prescribe que el incumplimiento
de tales funciones, órdenes o prohibiciones constituye una infracción disciplinaria».
En relación con los tipos en blanco, aquella corporación también considera que
apunta a preceptos que requieren de una remisión normativa para completar su
sentido33, bajo la condición de que se «verifique la existencia de normas jurídicas
precedentes que definan y determinen, de manera clara e inequívoca, aquellos
aspectos de los que adolece el precepto en blanco», exigencia que trasciende al
campo disciplinario, según lo señalado por la sentencia C-343 de 2006.
No obstante, la doctrina distingue los tipos en blanco de los abiertos, para señalar
que los primeros requieren de un suplemento normativo para completar su
alcance34, mientras que los segundos se pueden delimitar así: «el tipo abierto, como
lo ha definido su creador, es aquel en el cual el legislador no ha determinado de
manera completa la materia de la prohibición, correspondiéndole cerrarlo al juez: “la
materia de la prohibición no está descrita en forma total y exhaustiva por medio de
elementos objetivos”, afirma Welzel»35». Es así como los tipos en blanco se han
incluido en la clasificación de tipos según su estructura formal36, mientras que los
abiertos ingresan en la división según su contenido37.
Otro aspecto que conviene precisar en tanto hace referencia a la redacción del tipo
y a su contenido, es el hecho de que el derecho disciplinario colombiano acude a un
sistema genérico de incriminación denominado numerus apertus en virtud del cual38:
Ahora bien, en cuanto al análisis de los elementos del tipo disciplinario, el artículo 34
de la Ley 1015 de 2006 describe los comportamientos calificados como faltas
gravísimas aplicables a los miembros de la Policía Nacional, en el numeral 26
indica: «Consumir o estar bajo el efecto de bebidas embriagantes o sustancias que
produzcan dependencia física o psíquica, durante el servicio.»
Puede entenderse prima facie que el deber que se infringe a través del tipo
disciplinario se acompasa con la finalidad constitucional de la Institución de la
Policía Nacional, esto es, la de velar por «el mantenimiento de las condiciones
Aires: Depalma, 1979, pp. 5-6, citado en GÓMEZ PAVAJEAU, op. cit., p. 431.
36REYES ECHANDÍA, Alfonso. Derecho Penal, Bogotá: Editorial Temis S.A., 2000, p.115.
37Ibidem, p.118.
38 C. Const. Sentencia del 5 de marzo de 2002, C-155 de 2002.
necesarias para el ejercicio de los derechos y libertades públicas, y para asegurar
que los habitantes de Colombia convivan en paz»39, función que requiere que el
personal se encuentre en la mejor disposición física y síquica posible.
Por otra parte, la Subsección encuentra que esta conducta está regida por dos
verbos rectores:
Ahora bien, sobre los lineamientos legales para la determinación del estado de
embriaguez conviene señalar que en cumplimiento de la función impuesta por el
artículo 542 de la Ley 938 de 2004, el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias
Forenses expidió la Resolución 414 de 200243, por medio de la cual se fijaron los
parámetros científicos y técnicos relacionados con los exámenes de embriaguez y
de alcoholemia. Dicha normativa, en el artículo 1, dispuso lo siguiente:
Parágrafo. (…)
Ahora bien, en relación con la prueba idónea para llevar a la convicción de que se
ha incurrido en la falta bajo estudio, la jurisprudencia de la Sección Segunda del
Consejo de Estado ha admitido que el examen de alcoholemia practicado por el
44http://www.medicinalegal.gov.co/documents/48758/78081/R3.pdf/105396f9-9e93-4cb8-
b36c-0b1e9b403ade
45http://www.medicinalegal.gov.co/documents/48758/78081/R3.pdf/105396f9-9e93-4cb8-
b36c-0b1e9b403ade
46 Ibidem, página 21.
Instituto de Medicina Legal no es el único medio de convicción que lleva a la certeza
de la configuración de un comportamiento reprochable desde un punto de vista
disciplinario, pues aceptar tal tarifa legal de prueba llevaría a que si la persona se
rehúsa a someterse a dicha valoración no podría evaluarse la conducta típica,
situación que se aparta del contenido del principio según el cual nadie puede alegar
en su favor su propia culpa47. En efecto, esta corporación ha admitido además los
medios de prueba que de manera enunciativa se muestran a continuación:
- Historia clínica48
- Prueba médica de embriaguez49
- Examen clínico50
- Testimonios de terceros51
Como si lo anterior fuera poco, el auxiliar de Policía Camilo Andrés Pastrana fue el
que identificó plenamente al patrullero Jhon Jairo Martínez Siboche, como aquel
policía de civil, que tomó cerveza tanto en el establecimiento comercial como en la
Estación de Policía. Su versión, no solo es creíble, en atención a los detalles
ofrecidos en cuanto a las horas, el personal que estaba de turno y el móvil por el
que fue a la tienda en donde se iniciaron los hechos (llevarle la batería de un radio a
un superior), sino porque lo narrado coincide en forma esencial con los testimonios
de los particulares.
Para desarrollar este problema se hará una exposición de los siguientes temas:
En tal forma, cada una de las categorías mencionadas cumple una función
diferenciadora. Así, por ejemplo, la conducta servirá para establecer en qué
modalidad se afectó el deber funcional, esto es, por acción o por omisión; la
tipicidad será necesaria para respetar el principio de legalidad; la ilicitud sustancial
evitará que se sancione por desvalores de conducta irrelevantes; y con la
culpabilidad se respetará el principio de dignidad humana, a partir de que el hombre,
en cualquier aspecto situacional de su vida, debe ser libre para actuar con
culpabilidad.
Igualmente, cada una de las categorías allí mencionadas está compuesta a su vez
por otros elementos denominados subcategorías. Así, verbi gratia, en la tipicidad el
concepto de tipo definirá si la falta es gravísima, grave o leve. A su vez, la ilicitud
sustancial tiene un aspecto tanto positivo ─afectación sustancial del deber
funcional─ como negativo ─causal de justificación─. Por su parte, la culpabilidad
tiene una dimensión psicológica en donde aparecen los conceptos de dolo y culpa,
en tanto que la culpabilidad normativa está referida a la exigibilidad de otra
conducta, como forma de efectuar un reproche pleno.
55 Ver, entre muchos otros, GÓMEZ PAVAJEAU, Carlos Arturo. Dogmática del derecho
disciplinario. Bogotá. Universidad Externado de Colombia. Bogotá (Colombia). Sexta edición.
2017. PINZÓN NAVARRETE, John Harvey. La culpabilidad en el derecho disciplinario.
Concepto y análisis de sus distintos problemas conforme a la compleja estructura de la
responsabilidad. Instituto de Estudios del Ministerio Público. Procuraduría General de la
Nación. Bogotá. Julio de 2016. PINZÓN NAVARRETE, John Harvey. La ilicitud sustancial en
el derecho disciplinario: concepto, evolución y criterios teórico-prácticos para su correcto
entendimiento. Bogotá. Grupo Editorial Ibáñez, 2018. ROA SALGUERO, David.
CONSTRUCCIÓN DOGMÁTICA DEL DERECHO DISCIPLINARIO. INFLUENCIA DE LA
JURISPRUDENCIA DEL CONSEJO DE ESTADO COLOMBIANO. Instituto
Hispanoamericano de Derecho Disciplinario. Editorial Ibáñez. Año 2010. SÁNCHEZ
HERRERA, Esiquio Manuel. Dogmática practicable del derecho disciplinario, preguntas y
respuestas. Tercera edición. Ediciones Nueva Jurídica. Bogotá (Colombia). Año 2012.
Igualmente, ISAZA SERRANO, Carlos Mario. Teoría General del Derecho Disciplinario.
Aspectos históricos. Sustanciales y procesales. Segunda edición. Editorial Temis. Bogotá
(Colombia). Año 2009. Este último autor, precisamente, es el señor apoderado del
demandante.
56 Ver, entre otros, GÓMEZ PAVAJEAU, Carlos Arturo. La Dogmática Jurídica como ciencia
Así las cosas, se puede afirmar que el derecho disciplinario no exige, para que se
configure una infracción disciplinaria, que la conducta desplegada por el servidor
público o el particular que cumpla funciones públicas genere un resultado, esto es,
cause un daño al Estado. Por tanto, en principio, bastaría con que el servidor
público quebrante los deberes para que pueda afirmarse que se incurrió en un
actuar disciplinable.
requiere que lesione o ponga efectivamente en peligro, sin justa causa, el bien jurídicamente
tutelado por la ley penal.
62 Consejo de Estado, Sección Segunda, Subsección A. Sentencia de 2 de mayo de 2013.
La postura que asocia o equipara la antijuridicidad del derecho penal con la ilicitud
sustancial en el derecho disciplinario ha sido recientemente descartada por la
jurisprudencia de esta Subsección, aspecto sobre el cual se ha dicho lo siguiente63:
http://dle.rae.es/?id=YpLjVbm.
2. adj. Importante o esencial. En lo sustancial estamos de acuerdo.
3. adj. sustancioso (‖ rico en valor nutritivo).
[…]
2. f. Parte esencial o más importante de algo. No traicionaba la sustancia del
pacto firmado.
3. f. Conjunto de características permanentes e invariables que constituyen
la naturaleza de algo. La palabra democracia está perdiendo su propia
sustancia histórica.
4. f. Valor, importancia o utilidad de algo. Un discurso con poca sustancia.
[…]
Esta figura, derivada del análisis doctrinal y jurisprudencial, permite establecer las
pautas de interpretación del artículo 5 de la Ley 734 de 2002 y, por ende, sirve para
entender en qué casos una conducta desplegada por un servidor público puede ser
objeto de sanción por el derecho disciplinario y en cuales no, al circunscribirla a
aquellas infracciones al deber funcional que tengan cierta entidad o sustancialidad o
que afecten de manera relevante la función pública.
Así, se dejan de lado aquellos comportamientos que, aun cuando encajen dentro del
tipo disciplinario, no tienen una trascendencia tal en relación con la buena marcha
de la función pública, el cumplimiento de los fines y funciones del Estado y el interés
general, aspectos que son precisamente el propósito que persiguen las normas
disciplinarias.
Sobre la ilicitud sustancial que trae consigo el artículo 5 del Código Disciplinario
Único, la doctrina ha manifestado68:
[…] (i) el cumplimiento estricto de las funciones propias del cargo, (ii) la
obligación de actuar acorde a la Constitución y a la ley; (iii) garantizando una
adecuada representación del Estado en el cumplimiento de los deberes
funcionales. Se infringe el deber funcional si se incurre en comportamiento
capaz de afectar la función pública en cualquiera de esas dimensiones [...]
[…] Toda falta disciplinaria, cualquiera que ella sea, lleva implícito el
desconocimiento del deber funcional. Es decir, si se incumple un deber, se
infringe el deber funcional; si se incurre en una prohibición, se infringe el deber
funcional; si hay extralimitación de un derecho, se infringe el deber funcional; si
hay extralimitación de un derecho, se infringe el deber funcional; si hay
extralimitación de un derecho, se infringe el deber funcional; si hay
extralimitación de una función, se infringe el deber funcional; y si se incurre en
cualquier comportamiento previsto por el legislador como falta, se infringe el
deber funcional.
Es por eso que también debe tenerse en cuenta que en las descripciones
efectuadas por el legislador en el artículo 48 del Código Disciplinario Único
como faltas disciplinarias gravísimas, la categoría del deber funcional se
preguntas y respuestas. 2.º edición. Bogotá: Ediciones Nueva Jurídica, 2007, p. 48.
71PINZÓN NAVARRETE, John Harvey. La ilicitud sustancial en el derecho disciplinario: concepto,
[…] Puede decirse que todo incumplimiento del manual de funciones conlleva la
afectación del deber funcional, pero no toda afectación del deber funcional
siempre tiene que ver con las funciones establecidas en los respectivos
manuales […] (Negrita fuera de texto).
72Despacho del procurador general de la Nación. Fallo de segunda instancia del 11 de enero
de 2011. Radicación IUS 2006-277830, IUC 021-151885-06.
73C.S. de la J., Sala Juris. Disc. Sent. 19971473-01, sep. 6/2003.
74 Citado en ORDOÑEZ MALDONADO, Alejandro. Justicia disciplinaria. De la ilicitud sustancial a
76 En el mismo sentido C. Const. Sents. C-373, may. 15/02 y C-452, ago. 24/2016. En esta
última la Corte manifestó: «[…] Bajo esta misma línea argumentativa, la sentencia en comento
aclara que la antijuridicidad del ilícito disciplinario se concentra en la mencionada
infracción del deber funcional […]» (Negrita fuera del texto).
77La Corte Constitucional ha señalado que «[…] el Derecho Disciplinario se encamina al
Tanto la Ley 734 de 2002 como la Ley 1015 de 2006 regulan los antecedentes
disciplinarios como un criterio para determinar la graduación de la sanción a
imponerse. Al respecto, frente al régimen especial para los miembros de la Policía
Nacional, el legislador dispuso lo siguiente:
Sin embargo, la Sala observa que el apelante no indicó cuáles testimonios fueron
los que supuestamente no fueron coherentemente valorados. Únicamente, refirió el
testimonio de la particular que tuvo relaciones sexuales con uno de los policías,
declaración que la acusó de adolecer de varias irregularidades. Sin embargo, no
mencionó cuáles fueron esos vicios y, en todo caso, el testimonio de esta persona
comprometió principalmente a otro disciplinado que tenía rango de oficial. Al
respecto y haciendo un esfuerzo interpretativo a partir de lo expuesto en la
demanda, esos vicios estarían relacionados con las preguntas supuestamente
denigrantes por cuanto fue interrogada por cuestiones íntimas. Sin embargo, este
aspecto en ningún momento puede afectar la valoración objetiva y razonable de
esta prueba y de las demás que demostraron la conducta del demandante, ya que
esta consistió en el consumo de bebidas embriagantes durante el servicio.
- La conducta del investigado no trascendió de la órbita de lo justo y permitido
y que nunca se afectó el servicio.
Para esta Subsección, este argumento tampoco está llamado a prosperar, por
cuanto no era necesario que se presentara un resultado dañino como consecuencia
de la conducta del disciplinado. En el proceso está suficientemente demostrado que
el demandante estaba en servicio de disponibilidad y consumió bebidas
embriagantes, configurándose así la ilicitud sustancial. En efecto, el demandante era
un miembro de la Policía Nacional que debía estar en óptimas condiciones para
prestar el servicio. Aunado a lo anterior, quedó demostrado que para el día en que
cometió la conducta el policial tenía asignado un fusil y un radio de comunicaciones.
Para la Sala, esta afirmación no es cierta. Basta con observar los folios 27 y 33 para
acreditarse que el demandante estaba en servicio en la modalidad de disponible.
Este análisis fue hecho de forma pormenorizada por las autoridades disciplinarias y
por el Tribunal de Primera instancia, sin que el apelante hiciera el más mínimo
reparo sobre ello. Por ende, la conducta sí afectó el deber funcional, por lo cual fue
sustancialmente ilícita.
Por el otro, la proporcionalidad se encuentra definida por el legislador, toda vez que
para dicho tipo de faltas disciplinarias el correctivo a imponer es la destitución e
inhabilidad general de diez a veinte años. De hecho, las autoridades impusieron el
mínimo de inhabilidad, aspecto que demuestra la estricta proporcionalidad que se
aplicó en dicho caso.
Por las anteriores razones, los aspectos que sustentarían un supuesto vicio de falsa
motivación no están llamados a prosperar.
Condena en costas
FALLA
80 CGP, art. 366. «LIQUIDACIÓN. Las costas y agencias en derecho serán liquidadas de
manera concentrada en el juzgado que haya conocido del proceso en primera o única
instancia, inmediatamente quede ejecutoriada la providencia que le ponga fin al proceso o
notificado el auto de obedecimiento a lo dispuesto por el superior, con sujeción a las siguientes
reglas: […]»
Tercero: Ejecutoriada esta providencia, devuélvase el expediente al tribunal
de origen y háganse las anotaciones pertinentes en el programa informático
«Justicia Siglo XXI».
NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE