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Behavioral Psychology / Psicología Conductual, Vol. 18, Nº 1, 2010, pp.

105-117

PERCEPCIÓN DEL FUNCIONAMIENTO FAMILIAR DE MUJERES


CON TRASTORNOS DEL COMPORTAMIENTO ALIMENTARIO

Rosalía Vázquez Arévalo1, Ana Olivia Ruiz Martínez1, Georgina


Álvarez Rayón1, Juan Manuel Mancilla Díaz1 y Tena Suck Antonio2
1Universidad Nacional Autónoma de México, FES Iztacala; 2Universidad
Iberoamericana, Santa Fe (México)

Resumen
El presente estudio compara la percepción del funcionamiento familiar de
mujeres mexicanas con diferente trastorno del comportamiento alimentario (TCA):
anorexia nerviosa (AN), bulimia nerviosa (BN) y trastorno del comportamiento ali-
mentario no especificado (TCANE), y un grupo control. Participaron 100 mujeres
(M= 18,24 años; DT= 3,9), de las cuales 70 tenían un TCA (16 AN, 24 BN, 30
TCANE) y 30 pertenecían al grupo control. Contestaron tres cuestionarios (EAT-40,
BULIT y FES) y una entrevista diagnóstica (IDED). Los grupos con TCA percibieron
que en sus familias lo más importante era la actuación y se restaba importancia a
la cohesión, además presentaron menos expresividad. Se concluye que los grupos
con TCA difieren del grupo control en la jerarquía e intensidad de cada uno de los
aspectos familiares evaluados. La menor expresión es la característica común entre
éstos. El grupo con TCANE fue más similar al grupo con AN y el grupo con BN es
el que presenta mayores problemas.
PALABRAS CLAVE: Trastornos del comportamiento alimentario, familia, funciona-
miento familiar.

Abstract
The aim of the present study was to compare the perception of family
functioning in Mexican women with eating disorders (ED): anorexia nervosa (AN),
bulimia nervosa (BN) and eating disorders not otherwise specified (EDNOS) with a
control group. One hundred young women (M= 18.24 years, TD= 3.9) participated
in this study; 70 of which met DSM-IV criteria for an ED (16 AN, 24 BN, 30 EDNOS)
and 30 who presented no ED (control group). Participants completed a structured
interview (IDED) for assessment of eating disorder psychopathology as well as

Proyecto financiado por PAPIIT IN309609 y CONACyT 50305-H.

Correspondencia: Rosalía Vázquez Arévalo, Universidad Nacional Autónoma de México-FES Iztacala,


División de Investigación y Posgrado, Av. de los Barrios #1, Los Reyes Iztacala, 54090 Estado de México
(México). E-mail: rvamap@servidor.unam.mx.
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three questionnaires (EAT-40, BULIT and FES). The ED groups perceived that in
their families, acting was more important than cohesion; moreover they presented
less expressivity. In conclusion, the ED groups differ from the control group in
terms of hierarchy and intensity in each familiar aspect evaluated. The EDNOS
and AN groups were similar and the BN group is the one that presents the most
problems.
KEY WORDS: Eating disorders, family, family functioning.

Introducción

Los trastornos del comportamiento alimentario (TCA) son aquellos proce-


sos psicopatológicos que conllevan graves anormalidades en las actitudes y
conductas respecto a la ingestión de alimentos; su base se encuentra en una
alteración psicológica que se acompaña de una excesiva preocupación por su
imagen corporal y de un miedo intenso a la obesidad. De acuerdo al DSM-IV-TR
(American Psychiatric Association [APA], 2000) estos son: la anorexia nerviosa
(AN), la bulimia nerviosa (BN) y los trastornos del comportamiento alimentario
no especificados (TCANE), también conocidos como síndromes parciales o tras-
tornos subclínicos.
En México los estudios de TCA en muestras clínicas son escasos, quizás porque
tenemos datos muy recientes de su ocurrencia. Vázquez, López, Álvarez, Franco y
Mancilla (2004) y Vázquez et al. (2005) indican que en muestras de estudiantes la
AN se presentó del 0,20% al 0,38% en mujeres; la BN osciló del 0,60 al 0,95%,
con un caso de un varón, los TCANE fueron los más frecuentes en mujeres y hom-
bres (3,2% al 4,19%). Datos que coinciden con la prevalencia de TCA en el ámbito
internacional (Machado, Machado, Goncalvez y Hoek, 2007).
La complejidad de los TCA obliga a realizar un abordaje desde una perspectiva
multifactorial, donde la familia cobra relevancia en conjunto con otros elementos
de la esfera del individuo. Así, al dar cuenta del papel que juega la familia en los
TCA debemos evitar considerarla como determinante en la etiología de estos pade-
cimientos.
El aspecto familiar que más se ha estudiado es el funcionamiento familiar, que
da cuenta del tipo de relaciones interpersonales que establecen los miembros de la
familia entre sí. Las investigaciones señalan que un contexto familiar negativo presu-
pone pocas destrezas sociales y mayor vulnerabilidad individual (Head y Williamson,
1990). Por lo que algunos autores consideran que un pobre funcionamiento fami-
liar contribuye directamente en las conductas de TCA (Holston y Cashwell, 2000).
Por ello, elementos del funcionamiento familiar como: límites, autoridad, control,
expresión, conflicto y autonomía son componentes del tratamiento de personas
con TCA (Godart et al., 2006).
En el ámbito internacional, las investigaciones han analizado el funcionamiento
de las familias con un miembro con TCA en comparación con las familias que no
lo presentan, encontrando que las familias con TCA perciben un ambiente familiar
más deteriorado (Emmanuelli et al., 2004); la expresión emocional y la comunica-
Funcionamiento familiar de mujeres con trastornos alimentarios 107

ción intrafamiliar se encuentran dañadas, por lo que tienden a expresar sólo aspec-
tos positivos y evitar temas polémicos (Sánchez, Serna, Seaona y Páramo, 2003;
Vázquez y Raich, 1998; Vidovic, Juresa, Begovaci, Mahnik y Tocilj, 2005). También
muestran menor flexibilidad (Vidovic et al., 2005), menor autonomía e interés en
actividades intelectuales-culturales, morales-religiosas y poca vida social; así como,
mayor orientación al logro, ya que brindan mayor importancia a la organización
(Vázquez, Álvarez, Mancilla y Raich, 2000; Vázquez, Raich, Viladrich, Álvarez y
Mancilla, 2001).
Se ha investigado de manera particular lo que ocurre en las familias con AN y BN,
señalando que las familias de pacientes con AN tienden a ser rígidas y altamente
cohesivas, lo que puede perjudicar la individualidad de sus miembros favoreciendo
conductas de sobreprotección (Vázquez et al., 2001). Por su parte, las familias de las
personas con BN son poco cohesivas y sus miembros informan que no se les brinda
el mínimo apoyo social (Steiger, Leung, Puentes-Neuman y Gottheil, 1992). Algunos
autores concluyen que los problemas familiares pueden actuar como predictores de
los síntomas bulímicos en las pacientes que ya contaban con altos niveles de con-
flicto y bajos niveles de expresión emocional (Okon, Greene y Smith, 2003).
Si bien el estudio del funcionamiento familiar ha contribuido a mejorar la com-
prensión de las familias con TCA, también es necesario señalar que elementos como
la cohesión y el conflicto aún muestran inconsistencias que requieren de mayor
investigación; sobretodo en ambientes socioculturales como el mexicano, donde las
normas sociales enfatizan los valores de independencia pero con relaciones familia-
res cercanas (Warren, Gleaves, Cepeda-Benito, Fernández y Rodríguez-Ruíz, 2005),
siendo así la familia una de las primeras instancias de apoyo ante los problemas de
salud (Chachelin y Striegel-Moore, 2006).
Por otra parte, los últimos estudios señalan que los TCANE o síndromes parciales
son los TCA más comunes, tanto en población clínica como comunitaria (Machado
et al., 2007); además quienes los padecen pudieran presentar actitudes y conductas
relacionadas con la figura, el peso y la alimentación, gravedad clínica y comorbili-
dad psiquiátrica similar a las personas que padecen AN y BN (Wilfley, Bishop, Wilson
y Agras, 2007). Si bien, se empiezan a documentar algunas diferencias como mayor
abuso de laxantes y menor tendencia al suicidio por parte de quienes padecen un
síndrome parcial purgativo (Wade, 2007).
Dada la complejidad de los TCANE actualmente se trabaja para identificar sus
principales características clínicas, al respecto Mitchell et al. (2007) han indicado
diferentes formas de agruparlos de acuerdo con la diversidad de síntomas que
presentan y que van desde pacientes restrictivos hasta pacientes con trastorno por
atracón (TPA); sin embargo otros autores (Fairburn y Cooper, 2007) consideran que
lo más oportuno es utilizar el término de TCA mixto en tanto que se sigue reca-
bando información sobre su clasificación, tratamiento y pronóstico. Es así como se
vislumbra la necesidad de profundizar el estudio de los TCANE, más aún en aspec-
tos de los que sabemos tan poco como su interacción familiar, ya que los escasos
estudios que abordan a este subgrupo brindan aún resultados poco concluyentes
(Vidovic et al., 2005).
108 VÁZQUEZ, RUIZ, ÁLVAREZ, MANCILLA Y SUCK

En México la investigación al respecto aún es incipiente, ya que hacen falta estu-


dios que aborden y clarifiquen si el funcionamiento familiar de las mujeres mexica-
nas con TCA coincide con lo informado en la literatura internacional. Más allá, los
estudios empíricos reconocen la utilidad de subdividir al grupo de TCA para evaluar
el funcionamiento familiar de las personas con AN y BN pero a pesar de ello hace
falta el análisis del grupo mayoritario en la patología alimentaria: los TCANE.
En consecuencia, se hipotetiza que al evaluar el funcionamiento familiar, el
grupo de TCANE presentará una percepción familiar menos negativa que los TCA
específicos (AN y BN). El presente trabajo tuvo como objetivo comparar la percep-
ción del funcionamiento familiar de mujeres mexicanas con diferentes trastornos
del comportamiento alimentario (AN, BN y TCANE) con un grupo control.

Método

Participantes

La muestra estuvo formada por 100 mujeres que asistieron a la Fundación con-
tra la Bulimia y Anorexia Nerviosas, A. C. (Fundación CBA) para solicitar una eva-
luación y/o tratamiento sobre TCA en el periodo de 2003-2005 y al Proyecto de
Investigación en Nutrición (PIN) de la Universidad Nacional Autónoma de México,
FES Iztacala. Estas mujeres no habían recibido tratamiento previo; 70 fueron iden-
tificadas como pacientes con TCA y 30 fueron ubicadas en el grupo control, el
DT= 3,9) años (tabla 1).
DT
promedio de edad fue de 18,3 (DT=

Tabla 1
Características de las participantes, en cuanto a diagnóstico y edad

Procedencia Edad
Tipo de trastorno del comportamiento alimentario
(n) M DT
Anorexia nerviosa restrictiva 8
CBA (13)
Anorexia nerviosa purgativa 8 18,63 5,1
PIN (3)
(n= 16)
Bulimia nerviosa purgativa 19
Bulimia nerviosa no purgativa 5 CBA (24) 19,79 3,6
(n= 24)
Trastorno del comportamiento alimentario no
CBA (9)
especificado (TCANE) 17,90 3,80
PIN (21)
(n= 30)
Grupo control
PIN (30) 17,13 3,00
(n=30)

Notas: PIN= Proyecto de Investigación en Nutrición de la Universidad Nacional Autónoma de México, FES
Iztacala; CBA= Fundación contra la Bulimia y Anorexia Nerviosas, A. C.
Funcionamiento familiar de mujeres con trastornos alimentarios 109

Instrumentos

1. “Test de actitudes alimentarias” (Eating Attitudes Test, EAT-40; Garner y


Garfinkel, 1979). Evalúa la presencia de síntomas relacionados a los TCA,
su validación para México (Álvarez et al., 2004) contempla cinco factores: 1)
Dieta restrictiva, 2) Bulimia, 3) Motivación para adelgazar, 4) Preocupación
por la comida y 5) Presión social percibida. El punto de corte para las mujeres
mexicanas es de 28 y el nivel de consistencia interna (alfa de Cronbach) es de
0,90.
2. “Cuestionario de bulimia” (Bulimia Test, BULIT; Smith y Thelen, 1984). Evalúa
la presencia de síntomas y preocupaciones característicos de la BN; en su
validación para México (Álvarez, Mancilla y Vázquez, 2000) se obtuvo una
estructura de tres factores: 1) Sobreingesta y sensación de pérdida de control
sobre la alimentación, 2) Sentimientos negativos posteriores a la sobreingesta
y 3) Conductas compensatorias. El punto de corte más adecuado para muje-
res mexicanas fue 85 y el nivel de consistencia interna (alfa de Cronbach) fue
0,88.
3. “Escala de clima social en la familia” (Family Environment Scale, FES; Moos
y Moos, 1980) validado en España por Seisdedos, Cruz y Cordero (1984).
Evalúa y describe las relaciones interpersonales entre los miembros de la
familia, los aspectos de desarrollo que tienen mayor importancia en ella y su
estructura básica. Contiene 90 ítems, agrupados en 10 subescalas: Cohesión,
Expresión, Conflicto, Autonomía, Actuación, Intelectual-cultural, Social-
recreativa y moralidad-religiosidad, Organización y Control. En México, la
fiabilidad (alfa de Cronbach) fue de 0,78 y el análisis factorial encontró los
mismos factores que la escala original (Ayala, Fulgencio, Chaparro y Pedroza,
2000).
4. “Entrevista para el diagnóstico de trastorno alimentario” (Interview
Diagnostic of Eating Disorders, IDED; Williamson, 1990). Tiene por obje-
tivo detectar conductas relacionadas con los TCA (AN, BN) considerando
los criterios diagnósticos del DSM-IV (APA, 1994). La validez de contenido
contempló a diez expertos que la calificaron favorablemente. Es decir que
los especialistas juzgaron que evaluaba todos los aspectos necesarios para
realizar el diagnóstico de un TCA y diferenciar entre los tipos y subtipos de
TCA. En cuanto a la validez concurrente, la IDED correlacionó con el factor
dieta del EAT (r= 0,60), atracón y vómito del BULIT (r= 0,68 en ambos casos)
(Kustlesic, Williamson, Gleaves, Barbin y Murphy-Eberenz, 1998).

Procedimiento

Se contactó con la Fundación CBA y con el PIN para obtener el grupo clínico y
el grupo control (estudiantes universitarias y de bachillerato), respectivamente. A
todas las mujeres se les dio información sobre el estudio, se les solicitó su participa-
ción voluntaria, se les garantizó la confidencialidad de los datos y se les hizo firmar
el consentimiento informado.
110 VÁZQUEZ, RUIZ, ÁLVAREZ, MANCILLA Y SUCK

La aplicación de los instrumentos se hizo de manera diferente para los grupos.


En el caso de la muestra clínica se llevó a cabo de manera individual y la entrevista
diagnóstica fue realizada por un especialista en TCA. El grupo control fue evaluado
en grupos de menos de 15 personas con el EAT, el BULIT y la FES, y posteriormente
se entrevistó con la IDED a aquellas participantes que no superaron el punto de
corte de los instrumentos de cribado (EAT> 28 y BULIT> 85) con el fin de corroborar
la ausencia de TCA. Los criterios de inclusión para este grupo fueron: a) tener una
edad semejante al grupo clínico, b) no haber superado los puntos de corte del EAT
y el BULIT, y c) no cumplir criterios para algún TCA.
El análisis de los datos se llevó a cabo con el “Paquete estadístico para las ciencias
sociales” (Statistical Package for Social Sciences, SPSS) versión 15.0 para Windows y
se hicieron comparaciones entre los grupos a través de análisis de varianza (ANOVA)
de una vía y con la prueba de corrección de Scheffé.

Resultados

En la tabla 2 se observa la comparación de los cuatro grupos en los cuestionarios


EAT y BULIT. Si bien es cierto fue un criterio para el grupo control no superar los
puntos de corte de los cuestionarios no lo fue para los grupos con trastorno, por
lo que estas comparaciones resultan interesantes. En relación al EAT, los totales de
cada uno de los grupos con TCA se diferenciaron significativamente del grupo con-
trol. Mientras que en las puntuaciones del BULIT el grupo de BN obtuvo puntuacio-
nes significativamente mayores que los grupos AN, TCANE y Control; por su parte
el grupo con TCANE presentó mayor puntuación que el grupo control. Además se
realizó un ANOVA para comparar la edad y los resultados señalan que no hubo
FF= 2,34; p= 0,78).
diferencias significativas entre los grupos (F=

Tabla 2
Comparación entre los grupos con trastornos del comportamiento alimentario y
control en la puntuación total del EAT y BULIT

Grupos ANOVA
Cuestio- Anorexia Bulimia TCANE Control
nario (n= 16) (n= 24) (n= 30) (n= 30) gl F
M DT M DT M DT M DT
EAT 58,81a 21,02 56,58a 21,22 33,67a 14,97 13,50b 5,56 3,96 44,26***
BULIT 96,81b 23,53 118,5a 24,68 95,00b 22,87 2,30bc 8,92 3,96 35,41***

Notas:
eating attitudes test
EAT= “Test de actitudes alimentarias” (eating test); BULIT= “Cuestionario de bulimia” (Bulimia
Test TCANE= trastorno del comportamiento alimentario no especificado.
Test);
Las medias en la misma fila que no comparten los subíndices difieren en un nivel p< 0,05 en la prueba
Scheffé.
***p< 0,001.
Funcionamiento familiar de mujeres con trastornos alimentarios 111

Para analizar el funcionamiento familiar se retomaron las puntuaciones de la FES


y se elaboró la jerarquización de las subescalas (tabla 3), ordenándolas en forma
descendente para apreciar aquellas que resultan más importantes para cada grupo
y lo hemos llamado “esquemas familiares” como Vázquez en 1997.
El eje de comparación es la jerarquización del grupo control, éste otorga mayor
importancia a la Cohesión, seguida de la Organización y Expresión; mientras que
las subescalas de Conflicto y Control aparecen como aquellas características de la
familia menos substanciales.

Tabla 3
Jerarquización de los esquemas familiares en los grupos con trastornos del
comportamiento alimentario y control, a partir de las medias (desviaciones típicas)
obtenidas en las escalas de la FES

Grupos
Anorexia Bulimia TCANE Control
( n=16) ( n=24) ( n=30) (n=30)
5,87 6,58 6,03 7,06
1° Actuación Actuación Actuación Cohesión
(1,54) (1,41) (1,67) (2,53)
5,75 5,33 5,66 6,30
2° Cohesión Control Cohesión Organización
(2,69) (1,55) (2,68) (1,84)
5,43 4,75 5,40 6,26
3° Organización Autonomía Organización Expresión
(2,18) (1,65) (2,09) (1,96)

5,00 4,70 5,26 5,93


4° Control Organización Autonomía Actuación
(1,71) (2,20) (2,21) (1,59)
4,87 4,66 5,06 5,70
5° Autonomía Moral Intelectual Autonomía
(1,45) (1,30) (2,22) (1,60)
4,81 4,54 4,86 4,80
6° Social Conflicto Control Social
(1,79) (1,69) (1,40) (1,27)
4,50 4,46 4,63 4,63
7° Intelectual Intelectual Moral Moral
(2,09) (2,15) (2,49) (1,88)
4,43 4,12 4,53 4,56
8° Expresión Social Expresión Intelectual
(1,82) (1,80) (1,92) (1,75)

4,06 3,58 4,10 4,43


9° Moral Expresión Social Control
(1,48) (2,20) (2,12) (1,33)
3,00 3,58 3,50 2,63
10° Conflicto Cohesión Conflicto Conflicto
(1,89) (2,70) (2,04) (1,42)

Nota: FES= “Escala de clima social en la familia” (Family Environment Scale ); TCANE= trastorno del
comportamiento alimentario no especificado.
112 VÁZQUEZ, RUIZ, ÁLVAREZ, MANCILLA Y SUCK

Asimismo, se aprecia que en el grupo con AN las características de Actuación,


Cohesión y Organización son las de mayor importancia en su entorno familiar; no
obstante, la cohesión aparece en segundo lugar y no en el primero como en el
grupo control, además resalta en el octavo lugar la escala de Expresión.
El grupo con BN tiene las subescalas de Actuación, Control y Autonomía como
las más relevantes en su familia, a diferencia de los otros grupos la cohesión apa-
rece como lo menos relevante en su entorno familiar seguido de la expresión. Se
aprecia que es el esquema familiar que discrepa más del grupo control.
Con respecto al grupo con TCANE, los primeros tres lugares están distribuidos
de la misma manera que el grupo con AN; Actuación, Cohesión y Organización.
También en el octavo sitio se encuentra la Expresión, pero a diferencia de la AN la
Autonomía ocupa una posición mayor y las actividades sociales son menores.
Posteriormente, se realizó un análisis de varianza (ANOVA) de un factor con la
prueba de corrección de Scheffé, con la finalidad de establecer las diferencias entre
los grupos en la intensidad de cada una de las subescalas de la FES. Dicho análisis
permite apreciar que son cuatro las subescalas que muestran diferencias significati-
vas: Cohesión, Expresión, Conflicto y Organización (tabla 4).
Se observa que la cohesión del grupo con BN fue significativamente menor que
la de los grupos TCANE y Control. En la escala de Expresión todos los grupos con
TCA son significativamente menos expresivos que el grupo control; sobretodo el
grupo de BN. Las subescalas de Conflicto y Organización muestran que el grupo de
BN percibe mayores problemas familiares y menor organización en sus actividades
cotidianas que el resto de los grupos, aunque dichas diferencias sólo resultan signi-
ficativas en relación con el grupo control.

Tabla 4
Comparación de las características familiares entre los grupos con trastornos del
comportamiento alimentario y control

Grupos ANOVA
Subescalas Anorexia Bulimia TCANE Control
de la FES (n= 16) (n= 24) (n= 30) (n= 30) gl F
M DT M DT M DT M DT
Cohesión 5,75 2,69 3,58a 2,70 5,66b 2,68 7,06b 2,53 3,96 7,75***
Expresión 4,43a 1,82 3,58a 2,20 4,53a 1,92 6,26b 1,96 3,96 8,76***
Conflicto 3,00 1,89 4,54a 1,69 3,50 2,04 2,63b 1,42 3,96 5,51**
Organización 5,43 2,18 4,70a 2,20 5,40 2,09 6,30b 1,84 3,96 2,71*

Notas:
FES= “Escala de clima social en la familia” (Family Environment Scale); TCANE= trastorno del comporta-
miento alimentario no especificado.
Las medias en la misma fila que no comparten los subíndices difieren en un nivel p< 0,05 en la prueba
Scheffé.
*p< 0,05; **p< 0,01; ***p< 0,001.
Funcionamiento familiar de mujeres con trastornos alimentarios 113

Discusión

La finalidad de la presente investigación fue comparar la percepción del fun-


cionamiento familiar en personas con trastornos del comportamiento alimentario
y un grupo control. Los resultados indican que existen diferencias entre los gru-
pos en la intensidad como se perciben los aspectos familiares y en los esquemas
familiares.
Las áreas de interés que presentan mayor diferencia entre los grupos con y sin
TCA fueron Cohesión, Expresión, Conflicto y Organización. Contrario a lo que se
pensaba en la hipótesis inicial, la percepción del funcionamiento familiar de las hijas
con AN y TCANE presentan mayor similitud con el grupo control; siendo las hijas
con BN quienes muestran una percepción deteriorada de su entorno familiar.
Nuestros resultados muestran que el funcionamiento familiar de las personas
con AN presenta coincidencias con el grupo control, dado que en sus esquemas
familiares la autonomía, las actividades sociales-recreativas y el nivel de conflicto se
ubican en la misma posición que en el grupo control. No obstante, una de las dife-
rencias relevantes se encuentra en la Cohesión, a la que se le brinda menos atención
que a la Actuación. Se ha señalado en otros estudios que el funcionamiento familiar
de las personas con AN está orientado hacia el logro; lo cual parece coincidir con la
relación establecida entre los TCA y el perfeccionismo, donde las personas con AN
son perfeccionistas, estrictas y no se permiten errores (Fairburn, Shafran y Cooper,
1999; Franco, Mancilla, Vázquez, López y Álvarez, 2005), esta tendencia parece ser
un componente que impregna sus relaciones familiares y que también se observa
en nuestro datos, al ser más relevante la actuación (o desempeño de sus miembros)
que la cohesión, que es la función primordial de la familia.
En algunos estudios estas familias otorgan un lugar importante a la unión fami-
liar, posiblemente por ello han sido consideradas como familias sobreprotectoras o
altamente cohesivas (Rojo, Livianos, Conesa y Cava, 2006; Vázquez et al., 2001); sin
embargo en el presente estudio la cohesión entre sus integrantes no se diferenció
significativamente de la BN, aunque si de los niveles presentados por el grupo con-
trol y los TCANE, coincidiendo con otras investigaciones que no avalan la sobrepro-
tección (Cook-Darzens, Doyen, Falissard y Mouren, 2005; Vidovic et al., 2005). Esta
diferencia puede deberse a las características de la familia mexicana —que al igual
que las Iberoamericanas— se involucra bastante en el desarrollo de sus miembros,
por lo que haría falta mayor investigación transcultural que nos permitiera conocer
en otras culturas las interacciones de las familias con pacientes con TCA.
De igual manera, la escasa expresividad aparece en nuestros resultados como un
rasgo deficiente en las familias de personas con TCA, en la jerarquía le otorgan un
lugar menos importante que el grupo control, y en la intensidad todos los grupos
con TCA presentan significativamente menor expresión que el grupo control. La
dificultad para expresar sentimientos y opiniones impide que los integrantes de las
familias puedan hablar por temor a las reacciones de los demás. Este es un aspecto
que ha sido señalado consistentemente en la literatura de las familias con TCA
(Sánchez et al., 2003; Vázquez y Raich, 1998; Vidovic et al., 2005). Dichas dificulta-
des en la expresión son ratificadas por los padres de hijas con AN en otros estudios,
114 VÁZQUEZ, RUIZ, ÁLVAREZ, MANCILLA Y SUCK

quienes perciben frecuentes comentarios críticos al interior de sus familias (Okon et


al., 2003; Rein et al., 2006).
En cuanto a la Organización, es claro observar en los esquemas familiares que
se le otorgó menor importancia en todos los grupos con TCA, aunque sólo se dife-
renciaron significativamente el grupo de BN del control. En el caso del Conflicto
también encontramos diferencias significativas sólo entre el grupo de BN y Control,
no obstante aquí los esquemas familiares brindan una apreciación más clara, ya que
para los grupos AN, TCANE y Control, al conflicto le otorgan el último lugar en las
jerarquías mientras el grupo con BN le da el sexto lugar.
De acuerdo con esto, las personas con BN perciben que en sus familias lo más
importante son las actividades competitivas, el atender a las reglas familiares y el
fomento de la autosuficiencia para tomar sus propias decisiones. Otorgan menor
importancia a la organización y planificación de sus actividades, realizan mayor
número de actividades morales que intelectuales y sociales. Reconocen que existe
un grado importante de conflicto y que en sus hogares lo menos valorado son la
expresión y la cohesión, tal como se señala en otros estudios (Steiger et al., 1992).
De esta manera, las hijas con BN perciben que en sus familias se pone énfasis en
aspectos socialmente valorados como el éxito y el control, sin embargo perciben
poco apoyo interpersonal. La carencia de unión familiar, autosuficiencia, dificulta-
des en la expresión, aunadas a la falta de planeación y ejecución de sus actividades
cotidianas, en un ambiente conflictivo permite apreciar que la percepción familiar
de dichas personas es confusa y que se han quedado de lado funciones socioafec-
tivas primordiales en la familia. Aunque quedaría pendiente indagar si esta visión
deteriorada es compartida por otros miembros de la familia, dado que en otros
estudios se han encontrado diferencias entre la percepción del funcionamiento
familiar de hijas y padres (Dancyger, Fornari, Scionti, Wisotsky y Sunday, 2005;
Vidovic et al., 2005) e incluso entre hermanas, en aspectos tales como el apego
entre hijas y padres (Lehoux y Howe, 2007).
Por tanto, el grupo de BN es el grupo con TCA con menor cohesión y organi-
zación, así como mayor conflicto y dificultades de expresión; coincidiendo con la
literatura internacional que muestra un funcionamiento familiar más deteriorado en
este tipo de familias (Ordman y Kirschenbaum, 1986).
Un dato que aparece interesante a nivel nacional e internacional es el funcio-
namiento familiar de las personas con TCANE. Dichas familias están orientadas al
logro, son cohesivas y organizadas; sin embargo la diferencia esencial con respecto
al grupo control radica en la expresión disminuida de sus familias.
De tal forma que las personas con TCANE presentan la percepción familiar menos
disfuncional de los TCA; teniendo más similitud con las pacientes de AN que con
las de BN. Una posible fuente de comparación de estos resultados es el estudio de
Vidovic et al. (2005), donde las personas con TCANE señalaron una comunicación
familiar más deteriorada que el grupo control. Nuestros resultados apoyarían esta
tendencia, dado que la expresividad es el área que encontramos más deteriorada
en dichas familias. Sin embargo, en el estudio previamente citado las personas con
TCANE fueron quienes mostraron mayores carencias en la comunicación, mientras
que en nuestros resultados el mayor deterioro lo presentó el grupo de BN, por lo
Funcionamiento familiar de mujeres con trastornos alimentarios 115

que se hace necesario mayor investigación con este grupo para tener conclusiones
más sólidas. Y quizá contar con datos más específicos de este grupo, como pudiera
ser si realizan conductas purgativas o no, ya que es una categoría muy amplia.
Por otra parte, la información brindada por los esquemas familiares sobre la
jerarquización que perciben las hijas sobre los diferentes aspectos del funciona-
miento familiar, nos permitió ver diferencias más sutiles que no pueden observarse
en las comparaciones estadísticas, quizá porque éstas se vieron afectadas por el
número de participantes en los grupos, lo cual es difícil de homologar en muestras
clínicas.
Otro aspecto a considerar son las diferencias en la percepción del funciona-
miento dentro de las familias, por lo que sería conveniente que futuros estudios se
incluyeran a otros integrantes a fin de valorar si esta visión del deterioro de las fami-
lias con TCA sólo se presenta en las hijas o es compartida por sus familiares (Eisler et
al., 1997; Treasure et al., 2007; Winn et al., 2007). Asimismo, sería deseable la rea-
lización de estudios longitudinales que señalen cómo cambia la percepción del fun-
cionamiento familiar a través de la evolución de la enfermedad y del tratamiento.

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RECIBIDO: 4 de septiembre de 2008


ACEPTADO: 9 de enero de 2009
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