Buster Keaton
Buster Keaton
Buster Keaton
La figura del gran Buster Keaton está actualmente un poco olvidada ya que las últimas genera-
ciones de espectadores no es demasiado cinéfila y está más acostumbrada al cine (?) de la
última hornada. El cinéfilo refinado, sibarita, está en crisis y los amantes del cine mudo pade-
cen de sequía en los “video-clubs”, donde muy rara vez y con cuentagotas se encuentran aque-
llos títulos míticos que tanto nos interesan. Años atrás, sobretodo a partir de los años 30, Kea-
ton sufrió un eclipse debido al culto excesivo que se hacía entonces al gran Charles Chaplin.
Por si fuera poco, en España, se le conocía por un horrible apodo, “Pamplinas”, del cual prefie-
ro no hablar por que lo considero sumamente vulgar.
Después están los falsos mitos que siempre han rodeado la filmografía de Buster Keaton. Por
ejemplo, que estuvo encerrado varios años en un manicomio lo cual es completamente falso. Si
es cierto que tenía una excesiva afición al juego y a la bebida que terminaron por destruir su
reputación y su carrera.
Puesto en la “lista negra” por Louis B.Mayer, ningún estudio quería darle trabajo condenándolo
a un ostracismo injusto. Aquí se ha escrito mucha (mala) literatura al respecto. Mayer y Keaton
tuvieron problemas personales y diferencias respecto a lo que debía ser un buen film cómico
sonoro. El tiempo le ha dado la razón a éste, porque los cómicos que el zar Mayer aupó hoy no
son más que un recuerdo. ¿Quién se acuerda hoy de Eddie Cantor o de Jimmy Durante por
citar a alguien?
Al llegar el sonoro a Keaton le reprocharon tener una voz ronca, muy grave, y Mayer le quiso
marginar para proteger a Jimmy Durante, quién tenía una voz aún más ronca, y pretendieron
encerrarle en las comedias de boulevard importadas desde Broadway en vez de desarrollar
películas más estrictamente cinematográficas que los talkies de aquella década.
Luego le vimos en papeles indignos de su fama. Recordemos aquella aparición en El mundo
está loco, loco, loco, loco (It’s a mad, mad, mad, mad world, 1963) un verdadero insulto para
su valía, y su aparición en películas que hoy día se recuerdan sólo por su nombre en el reparto.
No hace mucho le vi en uno de sus últimos papeles en El club del pijama (The Pajama Party,
1964) donde Keaton hacía de jefe indio. La prensa ya nos torturó con su llorera: “aparición
patética de Buster Keaton”. Pero al ver esta pequeña obra contemplamos como el veterano
actor eclipsaba sin esfuerzo al resto del reparto. Su evidente carisma hizo un dia palidecer al
de Charles Chaplin en su escena de Candilejas (Limelight, 1952) y uno se plantea como sería
la susodicha película si se hubiera realizado desde la perspectiva de su personaje.
Olvidado en aras del mítico Charlot, a partir de los sesenta tuvo una brusca recuperación y se
produjo el “descubrimiento” de su arte por parte de una nueva generación de espectadores. El
snobismo hizo entonces su aparición ya que todo el mundo comenzó a despotricar contra Cha-
plin negándole el pan y la sal.
Encuentro totalmente ridículo esta absurda mania de comparar dos personalidades tan distin-
tas entre si solo porque ambos.pertenecían a un mismo género cinematográfico y son producto
de la misma década. Keaton y Chaplin apenas tenían nada en común salvo su genialidad.
Olvidaban también otros cómicos igualmente geniales como fueron Harry Langdon, Harold
Lloyd, Stan Laurel, Oliver Hardy, los hermanos Marx, W.C.Fields, Mae West y en décadas pos-
teriores a la Segunda Guerra Mundial tuvimos a Jerry Lewis, Danny Kaye,Woody Allen y final-
mente la Monty Python, cuya reciente dispersión y fallecimiento de unos de sus miembros
(Graham Chapman) nos ha dejado huérfanos.
Estamos padeciendo época de sequía en lo que respecta a un buen cine cómico (género don-
de el exceso suele producir horribles resultados) ya que pocos han ido saliendo en las últimas
décadas y encima los ha ido quemando la televisión (Dick Van Dyke, Lucille Ball y Bill Cosby
con sus impagables shows no han conseguido el mismo éxito en la pantalla grande).
No es ningún secreto que en el cine cómico han proliferado los judíos (Charles Chaplin, Jerry
Lewis, los hermanos Marx, Barbra Streisand, W.C.Fields, Woody Allen). Alguien ha hecho la
comparación, fuera de lugar, de que porqué un pueblo “más perseguido que el catalán como es
el judio haya dado grandes humoristas y en cambio el nuestro no”.1 Parte del triunfo de los
mencionados cómicos se deben a que son producto de una sociedad angloparlante con uno de
los idiomas más extendidos en el planeta y también de los más ricos desde el punto de vista
económico. Los americanos no sólo han sabido hacer buen (y también mal) cine sino que han
sabido venderlo como nadie. Este es el secreto de que esos cómicos judíos sean hoy tan im-
portantes y otros, por ejemplo, los catalanes o los españoles no lo sean tanto. Hollywood ha
sido quién ha lanzado a todos estos cómicos, moldeándolos y dándoles el status quo conocido.
Si los hermanos Marx hubieran rodado en catalán y en Barcelona hoy nadie les recordaría y
posiblemente sus maravillosas películas2 jamás habrían existido.
Keaton no era judío, pese a que Adolf Hitler creyera lo contrario, y su cine no tiene la influencia
de los ghettos miserables dónde viviera Chaplin en su infancia londinense. Era un cineasta
típicamente norteamericano que en sus primeros años hacía números cómicos de un humor
irlandés.
Americano como John Ford, David Wark Griffith, Gene Kelly o Walt Disney, cineastas que bri-
llaron por haber dado a sus películas lo máximo en sus respectivos géneros. Al mismo tiempo
era un perfeccionista como lo fueran Alfred Hitchcock o Terence Fisher. Aquella clase de reali-
zadores que nunca tenían escenas gratuitas en sus películas. Todo estaba en función de un
todo armónico.
La armonía es un hecho fundamental en el cine keatoniano que funciona con la perfección de
un reloj suizo. Por esto considero que es, a gusto mio, el más brillante de los autores cómicos
ya que nunca ha tenido escenas superfluas o baches narrativos.
Keaton es también uno de las más brillantes creadores de gags de la Historia del Cine. No
olvidemos que algunos de los mejores momentos del cine chapliniano -por ejemplo cuando
Charlot se come la bota en La quimera del oro (The Gold Rush, 1925) fue creación de su
amigo y rival Buster que se lo cedió porque no encajaba en sus películas y que en su época de
ostracismo fue contratado por Harpo Marx cuando los famosos hermanos trabajaban para la
Metro Goldwyn Mayer, creándole divertidas secuencias.
Incluso en películas como Golfus de Roma (A funny thing happened to the way to the forum,
1966), algunos gags son estrictamente keatonianos (por ejemplo cuando los soldados de Miles
Gloriosus organizan la orgía aparecen pajaritos del interior de un cordero asado) ya que sus
sugerencias siempre dejaban huella allí donde fuere.
En sus últimos tiempos parecía que iba a recuperar parte de su gloria pero su segunda oportu-
nidad le vino algo tarde ya que falleció después de uno de sus años de mayor actividad. Aquel
Keaton viejo de rostro arrugado y algo cansado, pero que siempre era vital, pudo encontrar su
final viendo como se le reivindicaba y se le hacía justicia. Stan Laurel tuvo menos suerte traba-
jando como gagman anónimo de Jerry Lewis o Dick Van Dyke, siempre sentado en su silla de
ruedas, por no olvidarnos de Harry Langdon que murió en el olvido más absoluto.
En sus memorias Buster Keaton compara su suerte con la de Charles Chaplin y Harold Lloyd
que conservaron sus riquezas hasta el final. El veterano cómico se decía que no les envidiaba
su suerte porque ellos ya no hacían cine y, en cambio, él si aunque sea en pequeños papeles y
murió como nació con un pie en el escenario.
Tal vez sea este el mayor triunfo de nuestro amigo Buster. Vivir de, por, para el cine. Una vida
de espectáculo, de risas y ¿porqué no? de lágrimas. De éxitos y de fracasos. Pero ante todo, lo
más importante fue permanecer en la profesión hasta morir. ¿Qué mayor gloria puede tener
aquel que ama su profesión como fue el caso de Buster Keaton?
Biografía
Joseph Francis Keaton nació el 4 de octubre de 1895 en Pickway, Kansas, la tierra de El mago
de Oz (The Wizard of Oz, 1939), ciudad que más tarde fue destruida por un tornado. Sus pa-
dres eran dos cómicos de vodevil que recorrían todos los teatros de la geografía norteamerica-
na en busca de su sustento. Ellos se llamaban Joseph Allie Keaton (1867-1946) y Myra Edith
Cutler (1877-1955), conocidos en la escena como “Los dos Keaton”.
Un día de 1898, el pequeño Keaton, cayó de espaldas en el escenario. Harry Houdini, al verlo
exclamó, “What a Buster!” (¡que espalda!) quedando bautizado con este pseudónimo que le
acompañó el resto de sus días.
El neófito artista hizo sus pinitos a la edad de un año y más tarde fue incluido en el número de
sus progenitores. Vestido igual que su padre Joe Keaton3 y mientras su madre Myra tocaba el
saxofón, el pequeño Keaton realizaba las más increíbles piruetas que dejaban embobados al
público de la época. Padre e hijo aparecían vestidos igual, como si fueran irlandeses con su
calva, su barba por debajo de la mandíbula, chaleco sin mangas y su pipa de madera.
En 1899 el pequeño Buster debuta en el Teatro Tony Pastor de Nueva York con el número “Los
tres Keatons” que le hicieron popular en el music hall americano. A título anecdótico hay que
reseñar que mientras la familia realizaba sus proezas un joven muchacho, Izzy Baline, entona-
ba agradables baladas para amenizar el espectáculo. Este cantante después se hizo célebre
con el pseudónimo de Irving Berlin. Los Keaton llevaban una vida ambulante, siempre de ciu-
dad en ciudad de teatro en teatro.
El número de los Keaton tuvo serios problemas con la Sociedad para la Prevención de la
Crueldad con los Niños a quienes desagradaba el número de Buster como “la bayeta humana”
ya que era motivo de lanzamientos y proezas que las gentes de la época consideraron peligro-
sas.
Con el tiempo la familia se amplió con la llegada de dos nuevos miembros Jingles y Louise.
Buster aprendió a leer, escribir y matemáticas sin apenas profesores. Aprovechaba aquellos
momentos en que no podían actuar por enfermedad de la madre e iba esporádicamente a la
escuela. Tuvo varios maestros en el mismo mundo del espectáculo. George Pimrose, popular
minstrel (cantantes blancos que actuaban con la cara tiznada de negro), le instruyó en el baile
y Bill “Bojangles” Robinson4 le enseñó el claqué. Ya en 1906 protagoniza la obra teatral “El
pequeño lord Fauntleroy”, que más tarde Mary Pickford llevaría al cine,5 y después la obra
“East Lynne” con gran éxito. Es en 1913 cuando Randolph Hearst (el magnate que Orson We-
lles retrató en su legendario Ciudadano Kane) propuso al trío que rodara una serie de corto-
metrajes. Joe Keaton, que odiaba las películas, dijo que no pero Buster no era de la misma
opinión.
La familia viajó también a Inglaterra donde hicieron célebres parodias de obras “serias”. “The
Yellow Jacket” era un melodrama popular en Broadway hasta que cayera en manos de los
Keaton. Su éxito en el antiguo continente era imprevisible dado que su humor era entonces
típicamente americano.
De regreso a los Estados Unidos los éxitos en el vodevil se iban sucediendo. 1917, la familia
tiene problemas, por la afición del padre al alcohol y, por ello, Buster decidió disolver el número
que tanta celebridad les había dado y buscar trabajo en solitario. Cuando estaba a punto para
firmar para Lee Shubert en la revista de Broadway “The Passing Show” se encuentra con Lou
Anger, un cómico alemán antiguo amigo de la familia Keaton, que entonces trabajaba como
director de estudio en la compañía cinematográfica de Joseph M. Schenck y le dice que está
trabajando en una película con Roscoe Arbuckle “Fatty” y que si quería se lo presentaría. Fue
al dia siguiente al “plató”, situado en los estudios Colony de la Calle 48 para poder conocer tan
apasionante mundo.
Roscoe Arbuckle había visto varias veces el número de “Los tres Keaton” en los escenarios y
Buster había visto varios films de aquel en su época con Mack Sennett que le parecieron ex-
tremadamente divertidos.
Fatty le ofreció un papel en la película que estaba rodando, El carnicero o Fatty asesino
según otras fuentes. Había nacido una leyenda.
Keaton rodó a partir de entonces una serie de cortometrajes con el entonces popular Roscoe
Arbuckle en papeles bastante secundarios, aunque a media que iba pasando el tiempo iba
ganando en importancia. El orondo Fatty por un lado y su padre Joe fueron sus maestros en las
artes interpretativas. Sin embargo hay que reconocer que la obra del obeso actor nada tiene
que ver con la de Keaton.
El cine de Roscoe Arbuckle no era tan refinado como el de nuestro admirado cineasta. Su fil-
mografía es mas bien vulgar por lo que respecta a resortes cómicos pero en aquella época era
muy popular, tal vez demasiado respecto a su valía, aunque de todas maneras no mereció et
tratamiento que posteriormente se le dio a causa de un desafortunado affaire del que hablare-
mos más adelante.
Roscoe Arbuckle
Nacido en 1881 en Smith Center, Kansas, fue al principio un mediano actor de music hall antes
de debutar en el cine con el cortometraje The sanitarium (1913) llamando la atención del pro-
ductor Mack Sennett que le contrató en su compañía para emparejarle con la estrella de la
casa, Mabel Normand, tras pasar por ser uno de los célebres Keystone Cops.6 Con Mabel
protagonizó varios cortos como El camarero (The waiter’s picnic, 1913), Su carrera artística
(Mabel’s dramatic career, 1913), Mabel y Fatty de verbena (Fatty’s wine party, 1914), Mabel y
Fatty se casan (Mabel and Fatty’s married life, 1915), La feria mundial de San Francisco
(Fatty and Mabel at the San Francisco World’s Fair, 1915), El escándalo de la aldea (A village
scandal, 1915) y La casa a flote (Fatty and Mabel adrift, 1916).
En 1914 fue emparejado con la promesa de la casa, Charles Chaplin, en varios cortos como
Charlot y el fuego (A Film Johnnie), Charlot en el baile (Tango Tangless), Charlot extrema-
damente galante (His Favorite Pastime), Charlot árbitro (The Knockout), Charlot artista de
cine (The Masquerader) y, por último, Charlot y Fatty en el café.(The Rounders).
Un año después, Harold Lloyd en sus inicios estuvo trabajando una corta temporada en la
Keystone siendo también emparejado con Fatty en varios films hasta que aquel se asociara
definitivamente con Hal Roach iniciando una carrera muy importante en el slapstick.
La compañía Keystone pagaba muy mal pero era una buena escuela de aprendizaje por lo que
cuando el orondo Fatty ya era un buen profesional se independiza y con Joseph Schenck funda
la Comique Film Co. en Nueva York. El 1917 se encuentra con Buster Keaton al que dio su
primer oportunidad y es en 1920 cuando Adolphe Zuckor le contrata para rodar una serie de
largometrajes. El primero fue The Round-Up, dirigida por George Melford,7 donde Keaton tuvo
una pequeña intervención.
En 1921 estaba en la cúspide con los largos El gordo de la suerte (The dollar-a-year-man),
Fatty viajante (The travelling salesman) y Loco por casarse (Crazy to marry), cuando una
mala noche en la habitación 12 de St. Francisco Hotel en la ciudad del mismo nombre que tuvo
la infeliz ocurrencia de celebrar una orgía con sus amigos en el transcurso de la cual fallece la
mediocre actriz Virginia Rappe8 de un ataque de peritonitis. Las malas lenguas se desataron
en su contra y desde los púlpitos los sacerdotes católicos y protestantes clamaron en su contra.
La campaña antiFatty hizo su efecto. Toneladas de cartas inundaron los estudios Paramount,
en la prensa amarilla publicaron las más increíbles noticias. Adolphe Zuckor se asustó y res-
cindió el contrato.
La persecución que sufrió el orondo actor fue atroz. Sus películas retiradas de cartel y varias de
ellas fueron destruidas. Aunque en el juicio se demostró su inocencia el daño ya estaba hecho
y Roscoe ya no fue nunca más el mismo. Solo un amigo le tendió la mano, fue Buster Keaton
que le ofreció dirigir El moderno Sherlock Holmes en 1924 pero el antiguo Fatty se había
convertido en un ser irritable y despótico que asustaba a las actrices con su horrendo carácter.
Como no le dejaron dirigir la película su amigo Buster insistió y le consiguió El molino de los
duendes (The red mill, 1927) con Marion Davies (la esposa de Randolph Hearst). Fatty dirigió
después Por encomienda postal (Special delivery, 1927) con Eddie Cantor y Windy Riley
goes Hollywood (1931) con Louise Brooks. Para preservar el anonimato buscó un pseudóni-
mo, William B. Goodrich, uno de los secretos mejor guardados en Hollywood. Mabel Normand,
su ex-compañera en tantas películas, también tuvo un escándalo en 1922 que destruyó su
importante carrera muriendo en 1930. Fatty en el sonoro sólo rodo un cortometraje como actor,
visto en Hollywood, crónica negra (Hollywood, Unsolved Mysteries, 1989). En 1933 acabó
todo y la vida del orondo actor con cara de niño se apagó tristemente.
La etapa Arbuckle
Buster Keaton inicia con Roscoe Arbuckle una fructífera colaboración que duró tres años. Co-
laboración que fue interrumpida en 1918 ya que Keaton se fue a la Guerra Mundial sirviendo en
Francia. Antes la Comique Film Productions había tenido un primer traslado en el mismo Nueva
York hasta los Estudios Biograph en el Bronx y más tarde a la soleada California donde llega-
ron el 4 de octubre de 1917 instalándose en unos estudios cercanos a los de Mack Sennett.
La primera película de Buster Keaton en Hollywood fue Our West donde reencuentra a su pa-
dre Joe Keaton de quién se había separado meses antes y Fatty le contrató encomendándole
un papel secundario. En el guión colaboró Natalie Talmadge que iba a tener una gran impor-
tancia en el futuro de Buster. Natalie era hermana de Constance y Norma Taldmage, dos im-
portantes actrices de la época, y al mismo tiempo cuñada del productor Joseph Schenck, el
marido de esta última.
La última película de la compañía en Nueva York se titula Fatty en la feria que según algunas
fuentes dirigió Walter Lang y en otras el propio Arbuckle. Yo creo más en esta segunda versión
porque el mencionado director no apareció en el cine hasta los años treinta y no creo estuviera
en activo en aquella época. Pero a lo que íbamos, en el corto en cuestión, Buster Keaton reía a
carcajada limpia lo que no repitió más que en contadas ocasiones.
La comicidad de su personaje, que en aquellos años era solo un bosquejo, se basaba en su
seriedad. Seriedad que no era en modo alguno buscada sino que le vino espontáneamente sin
darse cuenta.
En Hollywood el joven cómico rodó algunos cortos con Fatty hasta que se fue a la guerra y en
este periodo de tiempo Roscoe Arbuckle mantuvo a los padres Joe y Myra. Por esta razón,
cuando fue desmovilizado, Buster, tras un corto periodo de vacaciones y sus amoríos con la
actriz Viola Dana regresa al redil de su orondo mecenas.
En esta etapa artística Buster no es más que un aprendiz de cómico. De Fatty aprendió el oficio
cinematográfico, sobretodo el montaje, y fiel a su protector volvió a colaborar con él pese a que
recibió ofertas mas sustanciosas de otros productores como Jack Warner y William Fox.
Adolphe Zuckor hizo una apetitosa oferta a Roscoe Arbuckle para que protagonizara diversos
largometrajes y este no se lo pensó dos veces abandonando la compañía Comique. Buster
mientras tanto había subido puestos y en la última colaboración juntos (a parte de reír otra vez)
era él quién le robaba el protagonismo a su compañero. Fatty en el garaje fué la despedida
oficial de ambos cómicos y el fin de la etapa de aprendizaje de Keaton. Al St.John, el tercero en
discordia, un cómico que no pasó a la Historia de Cine, era el villano oficial de la compañía y
aquí víctima de las barrabasadas de sus dos compinches.
Cuando Fatty debuta en el largo con The Round-Up su ex cómplice hizo una aparición espe-
cial disfrazado de indio, pero fue a partir de este momento que comenzó la verdadera carrera
de nuestro Buster. Por otra parte fue entonces cuando cometió su primer error, el día 31 de
mayo de 1921, cuando contrajo matrimonio con Natalie Taldmage en la casa de su hermana
Norma en Long Island, Nueva York.
Natalie era una actriz frustrada que no tenía el talento de sus hermanas lo que le convirtió en
un ser bastante rencoroso. De hecho trabajó alguna vez en películas de su marido (The bell
boy y La ley de la hospitalidad) y era la típica mujer que pretendía triunfar a costa de su ma-
rido. Mientras las cosas les fueron bien el matrimonio duró pero... No adelantemos aconteci-
mientos.
Regresemos al momento en que Fatty abandona la compañía y es entonces cuando Joseph
Schenck decide reconvertir los estudios para el rodaje de cortos con la nueva estrella de la
casa. Buster Keaton accede por fin al protagonismo y al inicio de una carrera personal que se
cuenta como una de las mejores de la Historia del Cine.
La independencia
Keaton estaba impaciente y deseaba rodar largometrajes, pero fue el productor Schenck quién
le disuadió de ello y le hizo debutar en un corto. Antes, sin embargo, Buster es protagonista de
un largo olvidado, Pasión y boda de Pamplinas (1920), basado en una obra teatral de Broad-
way y que de hecho no es una película cómica. Posteriormente inicia su serie de cortos antoló-
gicos. 19 en total, cantidad a la que se añadirían los 12 largometrajes mudos que componen la
Edad de Oro de la filmografía de Buster Keaton. Esta Edad de Oro fue debida a la completa
libertad artística que gozó el cineasta en aquella época, libertad que no tuvo posteriormente
porque en 1928 Joseph Schenck vende su contrato a la Metro Goldwyn Mayer cometiendo el
tercer y más grave error de la carrera del gran cómico, firmando sin saber su sentencia de
muerte. Sus compañeros Harold Lloyd y Charles Chaplin se lo advirtieron pero Keaton entró a
formar parte de la gran compañía que estuvo mediatizando su trabajo.
Como íbamos diciendo los años veinte fueron para el cómico de “cara de palo” sus años dora-
dos. Su matrimonio con Natalie Taldmage le dio dos hijos, James y Robert, y se fueron a vivir a
una lujosa mansión en Beverly Hills, la Villa Italiana, situada sobre una pradera de 14000 m2
donde celebraban grandes fiestas que reunían a la créme de la créme de Hollywood.
Los cortos de Keaton se proyectaban en programas dobles junto a un largo. Los exhibidores de
la época no solían emparejar un largo de calidad con un corto de Keaton o Chaplin. Estos
siempre acompañaban títulos inferiores por lo que se convertían en la estrella de la función.
Por eso no es de extrañar que más adelante se pasaran al largo puesto que eran ellos quienes
atraían al público.
Al marcharse Fatty de la compañía Comique, Schenck había adquirido los Estudios Chaplin
que este había dejado vacantes para irse a otros de mayores características. A partir de enton-
ces pasaron a llamarse Estudios Keaton y fue aquí donde nuestro cineasta produjo lo más gra-
nado de su legendaria carrera cinematográfica. Títulos en los que Keaton llegó al cenit de su
arte.
En la época del cine mudo Hollywood se llenó de cómicos cinematográficos procedentes del
vodevil. Teníamos un precursor francés en la década de los diez, Max Linder, que por cierto
también hizo sus pinitos en la Meca del Cine,9 pero al llegar los veinte comenzó a verse des-
plazado (injustamente) de las pantallas.
Hollywood hizo venir actores procedentes del music hall como Charles Chaplin, Stan Laurel
(que tuvo una larga carrera en solitario antes de su unión con Oliver Hardy), Harold Lloyd,
Harry Langdon, W.C.Fields10 o de espectáculos circenses como el acróbata Larry Semon.
Otros nombres llenaron las salas de la época como el bizco Ben Turpin, Billy Bevan, Ford Ster-
ling, Oliver Hardy, Billy West (el imitador de Charles Chaplin), Chester Conklin, Charles Chase,
Mabel Normand, Roscoe Arbuckle, Mack Swain y muchos otros ya olvidados. Los años veinte
supusieron una proliferación, tal vez excesiva, de estos cómicos nacidos bajo la protección de
Mack Sennet, Al Christie o Hal Roach. Años de la locura cinematográfica que se vió interrumpi-
do por la llegada de la radio que desplazó al cine silente de las preferencias del público.
Hollywood contraatacó e inventó el cine sonoro. La conmoción fue grandiosa. En honor a la
verdad hemos de desmitificar bastante lo escrito en referencia a lo que supuso la llegada de los
talkies para el slapstick. La comedia muda ya estaba tocada de muerte a mediados de la déca-
da debido a la proliferación excesiva de cómicos que saturaron el mercado hasta unos extre-
mos inconcebibles. No solo actuaban los mencionados más arriba sino una legión de comicu-
chos sin talento autores de unas películas horrorosas que nada tienen que ver con las aquí
tratadas.
El tiempo, juez implacable, ha llevado al olvido a multitud de personajes que realizaron obras
infames y en nuestro recuerdo solo ha quedado lo mejor de aquella época. Pero aquellas infa-
mias fílmicas que saturaron el mercado asesinaron al slapstick y prueba de ello es que el pro-
pio Larry Semon “Jaimito” se despidió del cine con un papel dramático en La ley del hampa
(Underworld, 1927) de Josef von Stenberg, donde apareció sin su rostro enharinado. Harry
Langdon se arruinó precisamente cuando se empeñó en dirigir sus propias películas, por lo que
el sonoro le sorprendió sin un dólar en sus bolsillos, terminando su carrera con unos papeles
secundarios indignos de su fama.
Charles Chaplin y Harold Lloyd son quienes mejor soportaron el embate del sonoro por lo que
respecta al aspecto económico. Los largometrajes parlantes.que he podido ver de Lloyd me
parecen bastante divertidos e interesantes ya que este cineasta era totalmente independiente y
no estaba sometido a ninguna disciplina de estudio. A partir de entonces fue espaciando su
producción de forma prudencial. Sus fans le iban reencontrado cada dos años hasta su discreta
retirada. Chaplin realiza dos films mudos en los treinta de gran calidad y no fue hasta El gran
dictador (The great dictator, 1940) que se decidió a hablar por vez primera. Sin embargo con-
sidero que los títulos posteriores a este, su único talkie de calidad, no tenían interés y que la
carrera sonora chapliniana es para mi gusto horrible.
Decir que el cine sonoro arruinó la carrera de Buster Keaton es decir una verdad a medias. Al
final de la década el slapstick ya estaba practicamente muerto y considerado pasado de moda.
Por esto la Metro le presionó todo lo que pudo para reciclarlo en actor sonoro según las modas
imperantes, que nada tenían que ver con las de sus años gloriosos. Ello provocó un conflicto
entre el artista y la productora.
Salvo excepciones (los hermanos Marx o Stan Laurel y Oliver Hardy) los nuevos cómicos apa-
recidos en Hollywood con el sonoro son de una gran mediocridad. Actores procedentes de
Broadway que cantaban y bailaban llegaban avalados por sus triunfos en Broadway. Keaton
tenía una voz grave que contrastaba con su imagen un tanto desvalida. De hecho tanto Estre-
llados como De frente...marchen11 (rodados en versiones inglesas y españolas al mismo
tiempo) supusieron sendos triunfos artísticos y taquilleros desmintiendo así la enorme cantidad
de literatura, según la cual, el sonido asesinó su carrera. Aún hoy hay que desmentir ese infun-
dio. No fue el sonoro lo que hundió a Keaton sino la Metro Goldwyn Mayer y sobre todo su
presidente Louis B. Mayer, quienes de forma irresponsable llevaron la carrera del genial artista
a un callejón sin salida.
También Buster tuvo parte de culpa por ahogar sus penas con el alcohol en vez de intentar
deshacer el contrato que le ligaba con la Metro. Su esposa Natalie en aquellos duros momen-
tos le acosaba para obligarle a plegarse a las directrices de la productora. Keaton mientras
tanto bebía como una esponja degradándose como artista y como persona.
La Metro adquirió varias comedias de éxito en Broadway como Pobre tenorio para que el
cómico de la casa las protagonizara. De hecho esta obra rodada en 1931 aún le deparó algún
éxito a nuestro admirado Buster. Satisfecho Mayer del triunfo financiero de estas películas dio a
al gran cómico unas vacaciones pagadas durante tres meses por Europa.
En octubre de aquel año Buster Keaton y Natalie Taldmage llegan a España disfrutando de
nuestro clima. En aquella época España vivía momentos turbulentos, la monarquía estaba a
punto de caer, y por esto nuestro cineasta se asustó cuando en una fiesta se brindara “por la
muerte del rey Alfonso XIII” por lo que abandonó rapidamente nuestro país.
Al regresar a Hollywood se acrecentaron sus problemas con la productora del león debido a
que Lawrence Weingarten, cuñado de Irving Thalberg, le imponía obras de boulevard llamadas
así porque su acción transcurre en un único o escasos decorados, sin acción alguna, y para
quién amaba los espacios abiertos como Keaton suponía un auténtico lastre.
Weingarten era el productor ejecutivo de las películas Keaton en la Metro. Si al princípio tenia
poca autoridad fue a partir de 1931 cuando decidió inmiscuirse en los asuntos profesionales del
célebre cómico, intentando imponerle sus directrices y experimentar nuevos rumbos cómo
adaptar obras de teatro que no encajaban con sus características.
En aquella época era frecuente que se rodaran versiones en idiomas extranjeros de los éxitos
de Hollywood. Al igual que hicieran Stan Laurel y Oliver Hardy con el corto Ladrones,12 Buster
Keaton lo hizo, como he señalado antes, con Estrellados y De frente... marchen. En lengua
francesa rodó Buster se marie y Le plombier amoureux, dirigidas ambas por Claude Autant-
Lara que en la revista “Ecran 73“ Nº 11 página 76 narraba se experiencia con Keaton:
“Yo tuve que dirigir a Buster Keaton en dos films que eran versiones francesas de éxitos nor-
teamericanos....Desgraciadamente el trabajo que hacíamos era de encargo bastante comercial.
Los guiones que nos daban llevaban en la primera página la orden tajante de que no podíamos
modificar nada bajo ningún pretexto sin permiso del estudio. Además había una moviola para
visionar el film americano para tener referencia de la escena que rodábamos la cual debíamos
calcar prácticamente Era una obligación absoluta. No había ninguna posibilidad de creación y
eso era paralizante”.
Para mayor desgracia el proyecto que Keaton deseaba rodar por aquel tiempo, un western
cómico con Wallace Beery y Marie Dressler fue rechazado por Irving Thalberg13 quién le impu-
so rodar Las calles de Nueva York que no gustó nada a Keaton. El fracaso de esta película
fue tan sonado que el estudio le echó a éste toda la culpa, pese a que se había negado desde
un principio a rodarla. Una de las determinaciones del estudio, que había olvidado que este
incomparable cómico había llenado con creces sus arcas, fué la de emparejarle con el prome-
tedor Jimmy Durante en una oscura maniobra no del todo clara.
Jimmy Durante
El actor de la nariz prominente y de la voz carrasposa, aún más que la del propio Keaton, fue
su pareja en tres ocasiones (aunque posteriormente coincidieran en otras películas no forma-
ban en ellas pareja artística propiamente dicha): El amante improvisado, Piernas de perfil y
Queremos cerveza, entre 1932 y 1933, hasta que la fatalidad se cebara en el gran cineasta al
que dedicamos este libro.
Siempre se habla de una especie de complot de Louis B.Mayer para deshacerse de Keaton,
emparejándolo primero con Jimmy Durante “haciendo unas películas malas para demostrar que
yo pertenecía al pasado y después rodar otras de buenas con Durante en solitario para lanzarle
al estrellato”.
Yo encuentro algo rebuscado el complot porque Keaton era en aquella época una de las máxi-
mas estrellas de la Metro Goldwyn Mayer y no parece lógico quemar así quién tantos dividen-
dos daba en taquilla. Los primeros films sonoros de Keaton fueron éxitos importantes, pero si
los demás fracasaron no era por culpa suya sino porque la política del Estudio estaba equivo-
cada.
El emparejamiento Keaton-Durante fue un completo error porque ambos cómicos funcionaban
bien por separado pero no juntos. El verdadero problema era que Keaton no deseaba reciclar-
se como cómico sonoro según las nuevas modas interpretando adaptaciones cinematográficas
de los éxitos de Broadway que no encajaban en su estilo puramente visual. Keaton deseaba un
cine cómico sonoro donde el sonido fuera un soporte a la imagen y no al revés. Jimmy Durante
era una institución en la escena pero nunca triunfó en el cine para el cual no estaba dotado.
Eso si, en papeles secundarios resultaba gracioso y divertido pero por si solo era incapaz de
llevar adelante una película. Por lo tanto la misteriosa operación se saldó en un fracaso absolu-
to.
Las películas de Jimmy Durante anteriores y posteriores a la operación como Bajo el cielo de
Cuba (Cuban love song, 1931), The phantom president (1932) o Hoy como ayer (Broadway
to Hollywood, 1933) no tuvieron demasiado éxito y si hoy día aún se habla de Jimmy Durante
(al menos en Europa) es debido a precisamente a que un mal dia Louis B. Mayer lo quiso em-
parejar con Buster Keaton. Tan manipulado como éste en la susodicha operación, el resultado
fue nefasto para ambos y para la productora que perdió mucho dinero con tan absurdo experi-
mento.
TVE programó el 11 de agosto de 1991 uno de esos títulos, Piernas de perfil, la menos mala de
las tres, que no hizo más que confirmar lo que aquí decimos. Film completamente verbal, con
escasos momentos de gags visuales y repetición de secuencias de films anteriores (la seduc-
ción de Buster Keaton por parte de la excelente Thelma Todd había aparecido calcada de Po-
bre Tenorio). El genial cómico estaba estupendo en su caracterización de profesor despistado
pero apenas tenía oportunidad de realizar secuencias dignas de su nombre. Jimmy Durante
aparecía como un buen secundario, pero no tenía carisma de estrella. La realización de Ed-
ward Sedgwick no tenía nada que ver con El cameraram y no es de extrañar que no pasara a
la historia del cine porque sin su estrella no era nada. Piernas de perfil no es más que la carica-
tura de un film de Keaton y después de verla no nos extraña su hundimiento profesional y mo-
ral.
La crisis de Keaton
El ocaso
La película rodada en Francia, El rey de los Campos Elíseos (1934), supuso un desesperado
intento de recuperar el estrellato, pero aunque era una comedia muy divertida no podía compe-
tir con el cine norteamericano en medios ya que las verdaderas películas keatonianas eran muy
caras desde el punto de vista de producción.15 Mientras estaba en París recibió una oferta
desde Londres para rodar allí The intruder (o The invader) bajo las órdenes de Adrian Brunel,
un estudioso del cine que no tuvo éxito como realizador, que fue otro sonado fracaso debido a
que el productor incluyó en el montaje los descartes del film alargándolo en demasía y arrui-
nando el resultado final.
Todo parecía acabado para Buster cuando al regresar de Europa recibe un contrato de Earle
W.Hammons, presidente de la productora Educational Pictures, para rodar una serie de corto-
metrajes sonoros como años antes había hecho Harry Langdon con muy poco éxito.
Estos cortos le iba a dar a Buster la oportunidad de sobrevivir y de recuperar la ilusión aunque
los medios que contaba eran extremadamente pobres. En su biografía se refiere a ellos como
cheaters porque estaban rodadas a gran velocidad y, a veces, sin imaginación.
Vistas hoy uno cree que se han sido excesivamente duros con los cortos de esta etapa muy
inferiores en calidad a los realizados por Keaton en los años veinte, pero sin embargo no son
en absoluto aburridos y más de uno tienen momentos estimables.
Tras el contrato con la Educational vino otro con la Columbia, para rodar otra serie aún más
pobre de presupuesto que la anterior, por lo que el cineasta terminó por cansarse y negarse a
rodar más cheaters. Ello fue en 1941 y hasta varios años después no rodó más asuntos cortos
que de forma esporádica e irregular.
En 1935 se divorcia de Susie y en 1940 se casa por tercera vez con la bailarina Eleanor Norris.
Buster tenía entonces 40 años, ella 19. La pareja duró hasta el final de la vida de Keaton sien-
do su mejor compañera y su más fiel esposa.
Los tiempos cambiaban, Natalie Taldmage murió inesperadamente hacia 1936. Eclipsadas sus
hermanas por el sonoro su poderío se desvaneció en la nada. Irving Thalberg quiso reparar el
daño causado a Keaton y hacerle regresar a la Metro. El artista estaba hundido pero volvió en
calidad de asesor cinematográfico. El cerco había terminado y al menos le dieron la oportuni-
dad de sobrevivir.
Las nuevas estrellas de la casa eran entonces los hermanos Marx. Aunque Harpo16 contratara
a Keaton como gagman, nunca se entendió con Groucho demasiado obsesionado con las re-
acciones del público. Desgraciadamente Irving Thalberg murió enseguida y el genial artista
perdió a uno de sus mayores amigos.
En aquella época, según algunas fuentes, Keaton trabajó también como gagman de Laurel y
Hardy, quienes a pesar de tener una compañía independiente, sus películas eran distribuidas
por la MGM. Yo nunca he podido comprobar la veracidad o falsedad de dicha información por
lo cual la incluyo con todas mis reservas.
1940 otro desagradable incidente. Llamado por Robert Z. Leonard para un papel en Luna
Nueva, con los insufribles Nelson Eddy y Jeannette McDonald, su participación fué tan diverti-
da que al llegar la noche del preestreno los magnates se deban cuenta de que Keaton oscurec-
ía a las estrellas del momento por lo cual decidieron eliminar su participación radicalmente.
Esperemos que algún dia alguien restituya ese metraje escamoteado ya que en la actualidad
nadie soporta a tan terrible dueto cantor con sus gorgoritos y empalagosas baladas.
Otro affaire parecido fue el de Candilejas (1952) donde el celoso Charles Chaplin cortó varios
planos de su intervención conjunta porque Keaton le oscurecía en aquella memorable secuen-
cia que era lo único bueno de tan lacrimógeno film.
Pero aunque la carrera de Keaton nunca más volvió a ser lo que fue, afortunadamente, pudo
en parte recuperar su prestigio aunque en otros medios como pueden ser el teatro y la televi-
sión.
La resurrección
Salvador Sainz
- Buster es un herrero y una señorita trae su caballo para que le cambie las herraduras. Buster
saca un muestrario y se les va probando como si estuvieran en una zapatería. (El herrero)
- Erronius (Keaton) debe correr cuatro vueltas alrededor de Roma para que un supuesto brujo
desaparezca de su mansión. Sin darse cuenta echa a correr encima de una noria y no se mue-
ve. (Golfus de Roma).
- Buster es un hombre del siglo XIX que viaja al XX, desconociendo los avances tecnológicos
del mundo actual, ve un noticiario que dan en la televisión y se cree que es una persona que le
habla a través de la ventana siguiendole la conversación. (Episodio Erase una vez de Dimen-
sión desconocida).
- Viajando en coche se le estropea el motor cuando atravesaba un paso a nivel en medio de la
via del tren. Se acerca una locomotora y Buster sale corriendo del coche pero resulta que pasa
por la otra via y no le daña el vehículo, pero cuando vuelve a él venía otra en dirección contra-
ria llevándose al automobil por delante. (Pobre tenorio).
- Buster encuentra un dólar. Viene una mujer diciendo “he perdido un dólar”. Buster desconfía y
le responde: “descríbemelo”. Cuando la mujer se lo describe se lo da. (El moderno Sherlock
Holmes”).
- Buster se sienta en una mesa. Delante suyo una mujer saca sus polvos y se maquilla. El saca
el jabón y la navaja de afeitar y comienza a rasurarse. Después le sirven un cangrejo y corta la
punta de su habano con sus pinzas. (Las tres edades).
- El anciano general nazi Von Kassler, cansado de saludar con el brazo en alto, se pone uno de
madera para no fatigarse cuando hace el saludo hitleriano. (Guerra a la italiana).
- Montado en un caballo, Buster emite un gran alarido para darle espuelas y hacerle correr.
Pero el caballo arranca a un trote lentísimo.(El moderno barba azul).
- En un viejo poblado del oeste, abandonado tras pasar la fiebre del oro, Buster camina solitario
por sus calles con la insignia del “sheriff”. Entra en una casa donde todo se desmorona por la
carcoma y luego en un salón hace sonar una pianola de monedas soñando que vive una aven-
tura del viejo “far-west”. (El fantasma de oro).
- Buster besa a una india. Aparece un rótulo que dice “Dos años después”. Fin del beso. (El
rostro pálido).
- Buster abraza a su novia, mientras está en una cabina de proyección. Mira a la pantalla y ve
en ella a la misma pareja pero con un montón de niños. Buster deja de abrazar a la chica para
rascarse la cabeza. (El moderno Sherlock Holmes).
- En el fondo del mar, vestido de buzo, Buster repara el casco de un barco. Se mancha la ma-
no. Coge un cubo de agua, lo remueve, mete la mano dentro y se lava secándose después con
un trapo./ Buster es un hombre muy rico. Va a ver a su novia cogiendo para ello un gran auto-
móvil que cruza la acera ya que la mujer amada vive enfrente. (El navegante).
cortometrajes mudos:
cortometrajes sonoros:
largometrajes mudos:
largometrajes sonoros:
películas de montaje:
programas de televisión:
varios:
Salvador Sainz
LOS FILMS DE BUSTER KEATON
1917
Debut de Keaton en el cine, mágico mundo donde entró por casualidad. Su papel era muy re-
ducido y se limitaba a una pelea en la que se lanzaban sacos de harina.
Última película rodada por la compañía Comique en Nueva York. Recientemente descubierta
gracias al vídeo hemos podido descubrir a un Buster Keaton distinto a lo que posteriormente
fue. Aquí ríe ampliamente en más de una secuencia, sobretodo cuando descubre que el traves-
ti “Fatty” es un hombre.
Su papel es muy secundario dando más importancia a la participación de Al St. John, un actor
que luego se oscureció, y este título poco tiene que ver con aquellas obras maestras del corto
que vinieron años después.
El humor de Arbuckle es muy primario, aunque aquí podamos ver alguna secuencia divertida e
ingeniosa como aquella en que se desnuda y le dice a la cámara que se desplace hacia arriba
para que no le veamos sus “cosas”.
1918
Primera película rodada por Keaton en Hollywood. Asimismo supone el debut en el cine de su
padre Joe Keaton, algo molesto con Arbuckle porque, cuando aquel debía aporrear a Buster,
“Fatty”, le daba indicaciones de como hacerlo: “llevo más de veinte años aporreando a mi hijo
en escena y no necesito que nadie me de lecciones”. Para la anécdota hay que reseñar que el
argumento es de la futura esposa de Buster Keaton, Natalie Taldmage.
En este intérvalo de tiempo Buster Keaton se marcha a la guerra. Sus padres se quedan en
Hollywood, siendo mantenidos por Roscoe Arbuckle. Esta es la razón por la cual, al volver,
rechaza onerosas ofertas para volver al cubil de su orondo protector. En los siguientes títulos el
papel de Keaton aumenta de importancia convirtiéndose casi en el protagonista de los mismos.
1919
BACK STAGE
P.: Comique Film Corporation para Paramount.-Pr.: Joseph M. Schnech. A. y D.: Roscoe Ar-
buckle. Int.: Roscoe Arbuckle, Buster Keaton, Al St.John, Alice Lake, Molly Malone, John Coo-
gan.
2 rollos.
Fatty es un cartero rural enamorado de la misma chica que el sheriff del pueblo. Un empleado
de correos le ayuda desenmascarando las oscuras maniobras del sheriff para conseguir la
chica y Fatty se convierte en su novio.
1920
THE ROUND-UP
P.: Famous Players-Lasky para Paramount. Pr.: Adolphe Zuckor. D.: George Melford. Int.: Ros-
coe Arbuckle, Tom Forman.
7 rollos
La popularidad de Fatty era tan grande que Adolphe Zuckor compró su contrato llevandole a su
productora. Con este título el orondo actor debuta en el largometraje antes de su desdichado
affaire. Se trata de una farsa ambientada en el Oeste americano donde en una breve aparición
especial, y por amistad, Keaton hacía de indio.
Este primer largo de Keaton como protagonista es un título que hoy es casi imposible de ver.
De hecho es sensiblemente diferente a su obra posterior ya que más que un film cómico pro-
piamente dicho es en realidad una comedia que en Broadway había interpretado Douglas Fair-
banks.
Todo lo que sabemos de este título es por referencias. Keaton interpretaba a un millonario algo
simple llamado Bertie que termina por convertirse en el héroe de la función.
Bertie ama a Agnes, la ahijada de su padre, pero es demasiado tímido para declararse. Por
ello, mal aconsejado, es involucrado en un escándalo que le hace salir en los periódicos siendo
repudiado por su padre. Pero Agnes, que lo ama, aclarará el asunto y por fin se podrán casar.
Pero Mark siente envidia de Bertie y hará lo posible para desprestigiarle. Pero es en vano ya
que nuestro héroe consigue triunfar y que su padre además gane más dinero en unas opera-
ciones de bolsa.
Buster trabaja en una barraca de tiro al blanco en una feria. Sus habilidades hace que un millo-
nario le contrate como guardaespaldas y viva una serie de persecuciones y aventuras.
Primer corto de Keaton como director y productor independiente. Tal vez sea donde por vez
primera ruede un título personal donde por fin pueda dar completa muestra de su talento aun-
que en aquella época el gran cómico no estuviera del todo satisfecho de este corto, razón por
la cual tardó un cierto tiempo en estrenarse.
ONE WEEK (UNA SEMANA)
P.: Comique Film Corporation para Metro Pictures Corporation.- Pr.: Joseph M.Sckenck. A. y
D.: Buster Keaton y Eddie Cline Int.: Buster Keaton, Sybil Seely, Joe Roberts
2 rollos
Buster se casa con Sybil, pero Joe está celoso y trata de desbaratar su matrimonio cambiando
los números de una casa desmontable. Este hecho causa una serie de anécdotas divertidas y
la casa termina por ser arrollada por un tren.
Este es el primer éxito de Keaton en el campo del corto y posiblemente la película que mejor le
creó su reputación. Junto a Keaton aparece Joe Roberts, el villano gordinflón, contrapunto del
héroe en la casi totalidad de la serie de cortos de nuestro cómico. Como codirector tenemos a
Eddie Cline, un ayudante de Keaton, que supervisaba su trabajo mientras actuaba y realizaba
las escenas de relleno.
En un campo de golf Buster recibe un pelotazo que lo deja k.o.. Un presidiario evadido cambia
sus ropas y por ello es confundido y enviado a presidio. La hija del alcaide se enamora de él y
le cambia la soga que le va a ahorcar por una de goma. Tras una serie de vicisitudes despierta
en el campo de golf donde ha estado durmiendo toda el rato.
Este corto, del mismo nivel que los otros, marca el debut cinematográfico del resto del clan
Keaton como su madre Myra y sus hermanos Harry y Louise que alguna vez le acompañarán
en sus aventuras fílmicas.
A destacar que por vez primera se utiliza el horrible apodo de “Pamplinas” en un título ya que el
largo citado antes se estrenó años después.
Buster y Joe aman a la misma chica, pero ésta prefiere al primero de ellos provocando el celos
del segundo. Una serie de incidentes provoca que Buster pierda su vestido y se disfrace con
las ropas raídas de un espantapájaros. Después de una serie de vicisitudes conquistará a la
mujer amada.
Buster está enamorado de su vecina de enfrente y sufren la oposición familiar. Nuestro héroe
envía a Clarette una carta amorosa y esta le responde. Una serie de equívocos provoca que
tanto el padre de la chica como la madre de Buster descubran las cartas y crean que van dirigi-
das a sus respectivos conyugues, provocando un fenomenal enredo en el vecindario. Final-
mente el enamorado vecino no le queda más remedio que raptar a la chica por medio de una
ingeniosa pirámide humana.
Este es un corto ambientado en un barrio modesto, casi chapliniano, donde las persecuciones
y los enredos se suceden vertiginosamente. Es de destacar la secuencia magistral de la pirá-
mide humana cuyos miembros se esconden respectivamente en las ventanas de una casa.
1921
THE HAUNTED HOUSE (PAMPLINAS Y LOS FANTASMAS)
P.: Comique Film Corporation para Metro Pictures Corporation.- Pr.: Joseph M.Sckenck. A. y
D.: Buster Keaton y Eddie Cline. F.: Elgin Leesley. Int.: Buster Keaton, Virginia Fox, Joe Ro-
berts, Eddie Cline.
2 rollos
Otro título: LA CASA ENCANTADA
Buster trabaja en un banco cuyo director se dedica a falsificar moneda. Para despistar a los
curiosos había puesto trampas en todas partes cayendo en ellas el ingenuo empleado. La lle-
gada de la policía provoca la natural trifulca y una segunda parte del corto en casa del falsifica-
dor tan llena de trucos como una antigua película de Segundo de Chomon. Los fantasmas ace-
chan por doquier y el empleado luchará contra ellos.
Keaton es golpeado por el falsificador y tiene un sueño que le lleva al Infierno donde vive aven-
turas divertidas. Al despertar descubre que la casa encantada no es más que un montaje del
director de banco y su banda de falsificadores de moneda.
Incursión en el género fantástico del gran cómico y sobretodo del onirismo al cual era muy afi-
cionado. Una obra maestra como son casi todas las cintas que hizo en los años veinte nuestro
amigo Buster Keaton.
Desencantado por vida, Buster trata de quitarse la vida. Intentan ahorcarse pero la soga es
demasiado larga, se echa en la via del tren pero aquel dia no pasa.....todo lo sale mal. Incluso
intenta envenenarse pero por error bebe whisky en vez de veneno cogiendo una monumental
borrachera. Se une a unos cazadores y consigue grandes éxitos en la caza y la pesca. Final-
mente, para impresionar a unas chicas se tira desde un trampolín y cae a una piscina causan-
do un enorme orificio, saliendo años después por el mismo acompañado de una mujer china y
unos pequeños chinitos.
THE GOAT (LA CABRA)
P.: Comique Film Corporation para Metro Pictures Corporation.- Pr.: Joseph M.Sckenck. A. y
D.: Buster Keaton y Malcolm St. Clair. Int.: Buster Keaton, Joe Roberts, Virginia Fox y Malcolm
St.Clair.
2 rollos.
Buster mendiga por la calle y se une a una fila de indigentes que espera les den de comer las
instituciones de caridad, pero se equivoca y se coloca detrás de un maniquí que no avanza
quedándose sin comer. Luego encuentra una herradura, la tira y golpea a un policía. Finalmen-
te es confundido con un delincuente puesto que por error sale su foto en los periódicos. Pero
nuestro amigo Buster conseguirá salir adelante y casarse con la hija del policia.
A destacar la sustitución del codirector del corto puesto que Eddie Cline estaba enfermo. Mal-
colm St.Clair en los años cuarenta dirigió films de Stan Laurel y Oliver Hardy, cuando el célebre
tandem estaba en su declive artístico.
En este maravilloso corto Buster tiene un sueño -luego copiado respetuosamente por Vincente
Minnelli20 en una secuencia de Un americano en París (An american in Paris, 1951) con Os-
car Levant- donde interpreta a todos los componentes de una orquesta, incluyendo nueve
minstrels.
En la segunda parte se caracteriza de simio para participar en un espectáculo ofreciéndonos
una secuencia verdaderamente impagable. Empleado en un music-hall se pierde el mono que
debía actuar en el número de un domador y le sustituye para que no le regañen.
De rotunda obra maestra podría calificarse este cortometraje que se circunscribe como de los
mejores de su filmografía. El lirismo, la poesía del sueño donde aparece multiplicado en todos
los personajes es una secuencia dificil de olvidar y de superar. La segunda parte es hilarante y
disparatada hasta lo indecible. Keaton nos demuestra ya su madurez como cómico y como
autor.
En un poblado del Oeste unos timadores arrebatan sus tierras a unos indios quienes, encoleri-
zados, juran matar al primer blanco que encuentren. Buster, un despistado coleccionista de
insectos, es quien llega a la reserva ignorando lo que ocurre. Los indios pretenden quemarle
pero el “rostro pálido” se pone antes un traje de amianto y no se quema Los salvajes, sorpren-
didos, le toman por un dios. Finalmente Buster consigue recuperar las tierras de los indios y
casarse con la hija del jefe de la tribu.
Sencillamente maravilloso es esta pequeña obra maestra del western proindio. Es la primera
vez que yo recuerde que un cineasta se atreve a defender al pueblo más denostado (injusta-
mente) por el cine. Mucho mejor que ciertos productos oportunistas de los años setenta, de un
progresismo de salón, lo que convierte al divertido corto en un documento impagable.
1922
SCREEN SNAPSHOTS Nº 3
P.: Pathé Exchange Inc.- Pr.: Jack Cohn
G.y D.: Louis Lewyn
1 rollo.
Se trata de un documental que mostraba las interioridades del cine. Podemos ver a Keaton en
su casa con su familia, cómo trabajaba, cómo hacía reír a sus compañeros. Una oportunidad
de verle fuera del plató.
Este título es en cierto modo una parodia de los westerns de William S. Hart, un cow boy de los
años veinte, y en la que Buster en el prólogo dice haber visto multitud de películas y pretende
demostrar que puede ser tan “malo” como el que más. Por esto pretende robar un banco con la
ayuda de un maniquí y, luego, raptar una mujer de gran envergadura. Así le vemos huir hacia
las montañas del norte de California (que figura ser el Canadá) con su policía montada, sus
tugurios y ambientes leñadores. No hace falta añadir que William S. Hart (apodado “Rio Jim”)
se enfadó lo suyo por esta parodia de sus aventuras fílmicas.
La familia Keaton se instala en una casa ultramoderna fabricada por el propio Buster, quién
había cursado estudios de botánica por correspondencia y por error recibe el diploma de
electrónica. La casa eléctrica es alucinante y finalmente todo se descontrola provocando multi-
tud de accidentes y contrariedades. Delirante cortometraje de Buster Keaton donde se nos
advierte del peligro de la excesiva mecanización y de la despersonalización del mundo moder-
no. Ingeniosa trama puesta en situación con inigualable maestría en la realización.
Mediometraje que supone en cierto modo la transición al largo que tendrá lugar al año siguien-
te. Aquí Keaton hace una nueva incursión al onirismo que le es tan caro. Una joven recibe car-
tas de su novio y se lo va imaginando como un ser fabuloso lo que le da a Buster la ocasión de
interpretar los más variopintos personajes. A destacar la inclusión de la francesa Renée Adorée
(1898-1933) en el casting del mediometraje. Heroína de Raoul Walsh, Tod Browning, W.S. Van
Dyke y Fred Niblo tuvo uno de los rostros más hermosos del cine mudo. En 1930 abandona el
cine y fallece tres años después en un sanatorio.
1923
De visita a Luna Park, Buster se monta en un dirigible que le hace volar por un monte. Se en-
frenta a dos osos, pesca y fríe los pescados con raquetas de tenis. Finalmente consigue esca-
par con su mujer amada.
Corto de aventuras bastante logrado y divertido, pero que en el fondo no es más que un borra-
dor de sus futuros y más brillantes trabajos. La mejor época de Keaton estaba por venir y en-
tonces se estaba ya preparando para la transición al largo.
Este.corto cierra una nueva etapa en la carrera de Buster Keaton. Se trata de un bosquejo de
El navegante del que trataremos más adelante. Ambientada en ambientes marineros supone
una nueva parodia al cine de aventuras marinas.
Buster explicaba así el paso de un metraje a otro: “He realizado largometrajes porque los ex-
hibidores de la época compraban dos películas: un largo y un corto; se daba el caso de que
hacían más publicidad de nuestros cortos (Lloyd, Chaplin y yo) que de los largos, que a menu-
do eran de importancia secundaria. Nunca estaban Fairbanks, ni W.S. Hart, ni Mary Pickforf en
el mismo cartel que nosotros. Así, por ejemplo, si una sala de exclusiva de Los Angeles nos
pagaba un corto a 500 dólares semanales, pagaba lo mismo por el largo. En tanto se nos tu-
viese como cabeza de cartel teníamos los triunfos, podíamos, pues, abordar los largometrajes,
y en lugar de percibir 500 dólares cobrábamos 1500, lo que no deja de ser una bonita diferen-
cia”.
En realidad Keaton hubiera deseado adentrarse en el largo cuando se independizó de Arbuc-
kle, pero Joseph M. Schenck se lo desaconsejó. Por esto tuvo esta etapa de cortometrajes que
abandonó en 1923 y no regresó a esta fórmula hasta 1934 con Más dificil todavía, en condi-
ciones más desfavorables a los reseñados anteriormente a estas líneas.
Una nueva etapa se abría entonces para el gran Keaton.
Verdadero debut de Keaton en el largo, Las tres edades es de hecho una parodia de Intole-
rancia, la mítica película de David Wark Griffith, que trataba de varias acciones en tiempos
distintos. Lamentablemente esta obra maestra del “padre” del cinematógrafo tuvo una desdi-
chada carrera comercial que le arruinó y le hundió prácticamente para el resto de sus días.
Keaton le rinde homenaje al mismo tiempo que le parodia con esta película que transcurre en
tres épocas distintas: la Edad de Piedra, la Roma Imperial y la América de los años veinte. En
estas tres épocas un hombre débil lucha para conseguir su hembra teniendo que enfrentarse a
un rival más poderoso que él. Pero la pericia de nuestro héroe sobrevive en las tres épocas y el
antológico final nos muestra la pareja prehistórica paseando un montón de niños, la romana
con unos pocos y la moderna con un perrito.
En el casting destacamos la participación de Wallace Beery, uno de los grandes villanos del
cine, y de Oliver Hardy antes de su encuentro con Stan Laurel. La realización, siendo buena,
demuestra un poco la inexperiencia de Keaton en el largo por lo que tiene algunas lagunas y
nos profetiza su racha de obras maestras que se inicia precisamente con el film siguiente.
Nueva variación del tema shakesperiano sobre “Romeo y Julieta”, vista desde un punto de vista
americano. Dos familias se odian y viven enfrentadas entre si por un enfrentamiento años atrás
donde murieron ambos primogénitos. El padre de los Canfield jura matar a todos los McKay
durante todas las generaciones. Razón por la cual, McKay, antes de morir, envia a su hijo a
casa de una hermana. Pasan los años y William McKay es ya un hombre. Al heredar la finca de
su madre regresa a su poblado natal ignorando que existía el odio entre ambas familias, siendo
informado a última hora por su tia.
En un viaje por tren verdaderamente surrealista, William conoce a una guapa joven, Virginia
Canfield, de la que se enamora ignorando su identidad. No más llegar y ser descubierto por los
Canfield, estos tratan de asesinarlo por lo que busca refugio en casa de ellos, ya que existe
una ley que impide que un anfitrión mate a su huésped mientras esté en su morada. Por esta
razón William hace lo posible para no irse....
Ingeniosa y romántica comedia ambientada a finales del pasado siglo con los primeros trenes y
el nacimiento de la Edad Contemporánea. Historia de viejos códigos de honor y de persecucio-
nes en las que se ve envuelto nuestro héroe sin proponérselo. En el reparto nos encontramos
tres generaciones de Keatons: padre, hijo y abuelo, reunidos por única vez. Además Natalie
Taldmage, esposa de Buster es la heroína del film, y Ralph Bushman (futuro Francis X. Bush-
man, intérprete de Messala en el Ben-Hur de Fred Niblo) es uno de los Canfield antes de con-
seguir su popularidad. Queda por reseñar una nota triste: este es el último título de la filmograf-
ía de Joe Roberts, villano keatoniano, muerto poco tiempo después de finalizado el rodaje.
Supuso lo mismo que Eric Campbell para Chaplin, un contrapunto gigantesco y fortachón que
se oponía a la pequeñez y debilidad de nuestros héroes. Esta pérdida fue irreparable para Bus-
ter Keaton.
1924
Para muchos la obra maestra del cine keatoniano. El moderno Sherlock Holmes es una pelí-
cula que combina perfectamente ficción y realidad. Un proyeccionista de un cine se duerme
mientras proyectan “Corazones y perlas” y sueña que se mete dentro de la pantalla viviendo
situaciones insólitas ya que cuando la película cambiaba de plano se veía metido en un buen
lío.
Buster Keaton en una entrevista a Christopher Bishop para “Film Quarterly” nos cuenta como
realizó dicha secuencia: “Fabricamos lo que parecía una pantalla de cine y construimos un
escenario dentro de este marco, pero iluminado de manera que pareciera una película proyec-
tada en la pantalla. Pero era con actores reales, y el efecto de la luz daba la ilusión de modo
que yo podía pasar de la penumbra a aquella pantalla iluminada desde la primera fila del cine,
entrando en la película. Luego, cuando era la escena la que cambiaba a mi alrededor, era
cuestión de sincronización, y cada vez medíamos la distancia desde la cámara a mi sitio hasta
en fracciones de pulgada, incluso con un equipo de topografía, para tener la altura y el ángulo
exactos, de modo que no se perdiera ni una fracción de pulgada, de modo que juego cambia-
mos el decorado por el que iba a aparecer, y yo volvía al sitio exacto, y la acción se superponía
para dar la sensación de que la escena cambiaba....”.
La ilusión de esta secuencia era perfecta y, pese a que no contase con un espectacular éxito
de público, es la película más onírica y fascinante de su autor.
Un joven millonario desea casarse con su vecina y hacer después el viaje de boda por mar.
Pero la chica le rechaza por su timidez y nuestro héroe se va desencantado al muelle. Había
comprado dos pasajes y decide hacer el viaje solo. Pero por error se equivoca de muelle y
sube al “Navigator”, un buque que pertenece al padre de la chica, al que unos saboteadores
dejan a la deriva.
En altamar descubre que está sólo en el buqueó... solo pero con la chica que también había
pasado allí la noche. La pareja sobrevive en el “Navigator” como puede. Acostumbrados a que
todo se lo den hecho resulta que no saben hacer nada. Una serie de aventuras les llevan a una
isla de caníbales que raptan a la chica, pero el joven (que había intentado reparar algunas
averías del barco en el fondo del mar) sale del agua vestido de buzo, provocando el pánico de
la tribu que estaba a punto de merendarsela.
Ingeniosa y divertida película cómica con muy pocos personajes en su parte central, El nave-
gante, es una sucesión rítmica de gags de la mejor ley. Lo mejor es mostrar la incompetencia
de los millonarios que no saben abrir siquiera una lata de conservas o la chica que para hacer
café echa un par de granos a una gran olla llena de agua que antes recogió del mar con un
cubo.
Aparición de Noble Johnson como caníbal, una década antes de aparecer con un papel pareci-
do, en el mítico entre los míticos King Kong (King Kong, 1933) de Ernest B. Schoedsack y
Merian C. Cooper.
Antológicas son las secuencias rodadas en el lago Tahoe, aguas de gran transparencia, donde
Keaton vestido de buzo se pone a reparar el buque en el fondo del mar como si estuviera en
una obra o aquella delirante secuencia de la pelea a sable con un pez espada.
El navegante supuso uno de los mayores éxitos económicos del gran cómico, cuyo film ante-
rior tuvo menor suerte, asegurándole la continuidad en la industria.
1925
SEVEN CHANCES (SIETE OCASIONES)
P.: Buster Keaton Productions Inc.para Metro-Goldwyn Pictures. Pr.: Joseph M Schenck.- T.: de
Roi Cooper Megrue (presentado por David Belasco).- A. G. y R.: Jean C. Havez, Clyde Bruck-
man y Joseph A. Mitchell (y Buster Keaton).-D.: Buster Keaton.-F.: Elgin Lessley y Byron
Houck.-Dec.: Fred Gabourie.-Int.: Buster Keaton (James Shannon), T. Roy Barnes (su amigo),
Snitz Edwards (el abogado), Ruth Dwyer (la muchacha), Frankie Raymond (la madre de Ja-
mes), Jules Cowles (el criado), Erwin Connelly (el reverendo), Kathryn McGuire (la otra mucha-
cha).
Secuencia del prólogo en color.
6 rollos, 1.560 metros.
Absolutamente delirante es este film de persecución en la que un joven sin fortuna tiene que
casarse a la fuerza para poder heredar una fortuna a condición de contraer matrimonio en el
plazo de veinticuatro horas. Como su novia le rechaza se dedica a declararse a todas las muje-
res que encuentra. Su amigo y socio pone un anuncio en un periódico diciendo que “un joven
millonario busca esposa y se casará con la primera mujer que acuda a una iglesia un dia y hora
determinado”. ¡La iglesia repleta de mujeres!.
El párroco, impresionado por aquella invasión, las echa de la iglesia diciendoles “que todo ha
sido una broma”. La jauría de féminas despechadas le persigue por la calle en una de las se-
cuencias más frenéticas de la Historia del Cine, junto a las del corto La mudanza. Parece men-
tira que este argumento esté basado en una obra teatral puesto que es estrictamente cinema-
tográfica y, es de suponer, que Keaton habrá hecho una versión muy libre de la misma.
En el reparto vemos a Snitz Edwards, a quién vimos en El fantasma de la Opera (The phan-
tom of the Opera, 1925), con Lon Chaney y es de destacar la secuencia de la apertura en tech-
nicolor bicromo también utilizado en la mencionada obra maestra del fantástico.22
1925 es el año que John Montgomery considera como el auge del slapstick. Los Estados Uni-
dos había rodado 650 largos y 1.400 cortos, más de la mitad de estos eran comedias cómicas
con protagonistas desconocidos ya que por aquel entonces los tres grandes (Chaplin, Lloyd y
Keaton) rodaban largos, Laurel y Hardy aún no se habían asociado y solo Harry Langdon rodó
10 títulos de los 700 que se supone habían rodado en aquel año. Esto explica que el mercado
se saturara y al llegar el sonoro se arrinconara el slapstick prácticamente quemado por los co-
micuchos de escaso talento.
1926
Un millonario petimetre viaja al campo con su mayordomo. Allí encuentra una guapa jovencita
de la que se enamora, pero la familia de la chica le desprecia porque es un hombre débil y de
apariencia fofa. Pero el fiel mayordomo (excelente secundario Snitz Edwards) les hace creer a
la deportista familia que su amo no es otro que Alfred Butler, un campeón de boxeo que tiene
su mismo nombre, y entonces es aceptado de inmediato. Como en la prensa anuncian un
combate del gran boxeador, el pobre petimetre se ve obligado a hacer footing y a realizar ejer-
cicios gimnásticos que terminan con su salud.
Finalmente consigue casarse con la mujer amada a costa de sacrificios y de hacerse pasar por
el campeón de boxeo, quién descubriendo la farsa, sigue la corriente por pura diversión.
Llega el dia del combate y el verdadero “Buttler” le encierra en una habitación para salir a es-
cena y noquear a su adversario. Finalmente quiere dar una lección al impostor pero cuando se
sobrepasa con la muchacha nuestro héroe saca fuerzas de flaqueza y pulveriza al presuntuoso
boxeador ganándose la admiración de todos y el amor de su chica.
Un asunto más o menos clásico que Keaton realizó como consecuencia del desastre comercial
de su anterior título. Sin embargo el genio keatoniano no está ausente en ningún momento y
varias secuencias brillan por su frescura y su talento. Resultan divertidas las escenas en que
Buster tiene que hacer footing, fatigándose y no aguantando la marcha atlética teniendo que
hacer trampas para engañar a la deportista familia de su novia.
Película más sencilla que las anteriores que tenían presupuestos bastante elevados. El produc-
tor Joseph M. Schenck solía comentar irritado “Si hay una forma cara de hacer una película no
os preocupéis, Buster Keaton dará con ella”.
Trata de una historia,24 basada en hechos reales, acontecida en la Guerra Civil americana.
Johnny Gray es maquinista de una locomotora en uno de los Estados sureños. Está enamora-
do de Annabelle Lee y ella le corresponde. Al llegar la contienda el joven maquinista va a la
oficina de reclutamiento pero al conocer su profesión le rechazan porque le consideran más útil
en su puesto. Este hecho provoca el equívoco de que no ha querido alistarse y por ello Anna-
belle Lee le desprecia deshaciendo su compromiso matrimonial.
Incomprendido, Johnny Gray vive amargado hasta que unos nordistas roban su locomotora (“la
General”) siendo perseguidos por el pobre maquinista. Adentrándose en terreno enemigo logra
rescatar a Annabelle Lee raptada por error y descubre una futura ofensiva militar en su Esta-
do.... No hay tiempo que perder, pero es descubierto y se inicia una segunda persecución in-
versa a la anterior.
Johnny Gray terminará no solo en demostrar su valentía a su futura esposa Annabelle Lee sino
que es condecorado y finalmente aceptado en el ejército.
Delirante film de persecución con los gags de mejor ley totalmente inolvidables como aquel en
que Keaton está sentado sobre la biela de la locomotora. Esta se pone en marcha para ir a
repostar y nuestro hombre, impasible, se mueve al ritmo de la biela.
Película muy costosa para su época, 350.000 dólares y dieciocho semanas de rodaje, tuvo
mala acogida por la crítica americana que se molestó porque su Guerra Civil fuera tomada en
solfa y además que Keaton adoptara el punto del vista sureño y no el nordista. Sin embargo
está considerado en la actualidad el clásico por excelencia del cine de humor y todas sus inci-
dencias argumentales recordadas como los mejores momentos del slapstick americano de los
años veinte. Pero desgraciadamente este fue el último film dirigido por Buster Keaton apartado
injustamente de la dirección, ya que en la productora tenía problemas personales con Joseph
M. Schenck, quién creía que gastaba demasiado en sus producciones.
Para quién escribe este libro El maquinista de la General no es solo el mejor título de Keaton
sino de la comedia en general. Un film totalmente perfecto tanto en su construcción como en su
desarrollo.
1927
Historia de rivalidad entre dos familias propietarias de barcos fluviales. Bill Canfield espera la
llegada de su hijo que se ha educado en la ciudad y llega convertido en un ridículo petimetre
que, encima, se ha enamorado de la hija de su rival. Las cosas van mal para el pobre mucha-
cho hasta que llega un ciclón que arrasa el pueblo y salva a la chica, aunque para ello debe de
vivir una fantástica aventura contra los elementos.
La secuencia del ciclón es surrealismo puro y una de las catástrofes más costosas de la época.
Keaton deseaba una inundación, pero Schneck se opuso porque encontraba inadecuado rodar
una película cómica con un asunto que había provocado la muerte de multitud de personas, sin
darse cuenta de qué los ciclones habían causados más víctimas que las inundaciones.
Para la anécdota está la polémica con Charles F. Reisner y Joseph M. Schneck porque éstos
deseaban incluir una secuencia en la que Keaton sonriera. De hecho se rodaron dos tomas,
una con sonrisa y otra sin ella. Tras la preview el público rechazó el final sonriendo por lo qué
fue eliminado y sustituido por aquel donde no sonreía.
Después de esta película Joseph M. Schenck vende el contrato de Buster Keaton a la Metro
Goldwyn Mayer. Harold Lloyd y Charles Chaplin avisaron a su compañero y amigo para que no
diera ese paso que podía ser fatal para su carrera.
Pero en aquella época Schenck tenía otros planes. Ambicionaba volar más alto, embarcarse en
empresas de “prestigio” y no deseaba estar a la sombra de su estrella. Por otra parte, el todo-
poderoso Louis B. Mayer ambicionaba los dividendos onerosos de las películas de Keaton, así
cómo incluir un cómico en la nómina de la Metro.
En aquel mismo año, la Warner Bros lanza al mercado El cantor de jazz (The jazz singer,
1927) con Al Jonson donde por vez primera se utilizaba el sonido sincronizado. Una revolución
cinematográfica estaba por venir....
1928
Luke es un cámara fotográfico sin suerte. Un dia conoce a Sally de la que se enamora, pero
ésta sólo tiene ojos para Harold, un reportero cinematográfico que realiza tomas para los noti-
ciarios. Es por ésto que Luke decide comprarse una cámara para filmar los acontecimientos
más recientes de la ciudad. Por ejemplo ,una batalla en el barrio chino utilizando los más pinto-
rescos métodos, pero la mala suerte hace que pierda la cinta. Siempre puesto en ridículo por
su rival, el “hombrecito” rueda dos veces en una misma película, viéndose en proyección las
imágenes de un transatlántico en medio de las calles de Nueva York.
Un dia la chica tiene un accidente con una canoa pero Luke la salva, siendo esta acción filma-
da por un monito que es de su propiedad. Harold se lleva los honores del salvamento y Sally se
queda prendada de su supuesta valentía. Sin embargo cuando son proyectados los noticiarios,
detrás de la pelea del barrio chino aparecen las imagenes de su salvamento quedando Harold
como un miserable y Sally se da cuenta del valor de Luke al que había menospreciado injusta-
mente.
Verdaderamente maravillosa es ésta película que supera las dos anteriores rodadas por Kea-
ton. Aunque ambas tenían calidad no estaban a la altura de El maquinista de la general, el
techo indiscutible de su filmografía. El cameraman25 se situa entre lo mejor de su autor. Ro-
dada en Nueva York, cómo en sus inícios con Roscoe Arbuckle, se prescindió del guión im-
puesto por la Metro y se acudió a la improvisación con felices resultados. Por esto éste film
tiene una espontaneidad y una frescura inusuales en las producciones Metro.
1929
Un modesto empleado de una tintorería está enamorado de una actriz, Truby Drew, y por esta
razón sustituye a un comparsa de su compañía cuando éste se pone enfermo. La actriz, des-
pechada por su novio, le pide al comparsa, Elmer, que se case con ella pero la vida conyugal
es un fracaso. Deciden divorciarse, pero tras una serie de aventuras en el mar con unos con-
trabandistas y un yate, la actriz, desiste porque se da cuenta del gran valor de su marido. Es de
reseñar a título de curiosidad que Keaton adopta a partir de entonces el nombre de Elmer para
su personaje. ¿Por qué?, pues porque así se llamaba su perro San Bernardo de setenta y siete
kilos que le hacía compañía en el bungalow de la Metro.
Esta fue la última película muda de Buster Keaton aunque por imperativos comerciales tuviera
una versión con efectos sonoros. Se creía entonces que el cine hablado era una moda pasaje-
ra y no un hecho irreversible. El slapstick iba a desaparecer de golpe quedando reducido a
unos pocos nombres y posteriormente a ninguno.
En esta época Larry Semon ya había desaparecido, Harry Langdon estaba arruinado, Harold
Lloyd se decidió a rodar ¡Qué fenómeno! (Welcome danger, 1929) utilizando por vez primera
el sonido, Laurel y Hardy despuntaban con sus impagables cortos, los hermanos Marx triunfa-
ban por fin tras sus fiascos en el mudo y Charles Chaplin se empecinaba en que Charlot no
hablaría26 nunca. Buster Keaton no tardaría en adoptar la nueva técnica y sus primeros films
sonoros (llamados talkies en aquella época) fueron grandes éxitos de taquilla aunque sus rela-
ciones con los amos de la Metro se fueron deteriorando por sus diferencias artisticas.
Gigantesco musical con todas las stars de la Metro en pequeñas intervenciones. Algunas se-
cuencias estaban en color bicromo pero los números cómicos de Buster Keaton y de Stan Lau-
rel y Oliver Hardy se filmaron en blanco y negro.
Keaton interpreta a la hija de Neptuno en el duodécimo episodio, “Dance of the sea”, bailando
una extraña danza del vientre. Finalmente en la apoteosis final aparecen las estrellas de la
casa para interpretar la canción “Cantando bajo la lluvia” que veintitrés años después sería el
tema central de la maravillosa película de Gene Kelly y Stanley Donen. Buster se unía al coro
para entonar algunas estrofas de tan popular melodía.
En Alemania se rodaron secuencias adicionales con actores alemanes como Heinrich George y
Nita Barlo, sustituyendo las secuencias dialogadas del film americano. Entonces el doblaje no
existía y por eso Hollywood para no perder mercados propiciaba estas versiones rodadas en
diversos idiomas. La intervención de Keaton no tenía diálogos, por eso fue respetada tal cual e
incluida en la versión alemana sin ninguna modificación.
1930
Esta fue la primera película hablada de Buster Keaton. Un musical titulado Free and Easy que
se convirtió en uno de los mayores éxitos de la temporada.
Elmer es el mánager de Elvira, una actriz prometedora, con la que llega a Hollywood en busca
de fortuna. En un acontecimiento del Teatro Grauman Chino conocen a varios importantes
nombres del mundo cinematográfico como Fred Niblo o Cecil B. De Mille.27 Al dia siguiente
visitan un estudio y la actriz se enamora de un galán rompiendo el corazón del pobre Elmer,
quién a partir de entonces se centra exclusivamente en su propia carrera. Finalmente consigue
triunfar como actor cómico en los estudios alcanzando el estrellato.
Buster Keaton no solo se decidió a hablar en esta película, sino que incluso cantó y bailó con
bastante gracia. El dificil escollo del sonoro parecía haberse salvado de momento.
ESTRELLADOS
Versión española de FREE AND EASY. Misma ficha técnica pero con las siguientes variacio-
nes. Diál.: Salvador de Alberich. Int.: Buster Keaton (Canuto Quadritini), Raquel Torres (Elvira
de Rosas), Don Alvarado (Larry Mitchell), María Calvo (mamá Rosa), Carlos Villarías (el policia
Jack Collier), Enrique Acosta (un invitado), Juan de Homs (maestro de ceremonias) y Emile
Chautard. El resto del reparto no varía, aunque algunos actores del original aparecen breve-
mente.
VOICE OF HOLLYWOOD # 10
P.: Tiffany.- Pr.: Louis Lewyn. Dr.: Louis Lewyn.- Int.: Robert Woolsey, Al St. John, Nancy Wil-
bur, Johnny Walker, Lew Cody, Cliff Edwards, Buster Keaton, the Meglin Kiddies.
1 rollo.
En este documental sobre el advenimiento del sonoro, Buster Keaton junto a Lew Cody y Cliff
Edwards ruedan tomas delante de la jaula de un león.
DOUGHBOYS
P.: Buster Keaton Productions Inc. para Metro Goldwyn Mayer. Pr.: George Kann.- A.: Al Boas-
berg y Sidney Lazarus.- G.: E. Richard Schayer.- D.: Edward Segdwick.- F.: Leonard Smith.-
Dec.: Cedric Gibbons.- Vest.: Vivian Baer.- M.: Joseph Meyer, Edward Segdwick y Howard
Johnson.- Cor.: Sammy Lee.- S.: Douglas Shearer.- Mon.: Willian Le Vanway.- Int.: Buster Kea-
ton (Elmer Stuyvesant), Sally Eilers (Mary Rodgers), Cliff Edwards (Cliff Nescopeck), Edward
Brophy (sargentro Brophy), Victor Potel (Svendemburg), Arnold Korff (Gustave), Frank Mayo
(capitán Scott), Pitzy Katz (Abie Cohn), William Steele (teniente Randolph).
9 rollos, 81 minutos.
Título en TVE-2: Reclutas.
El joven millonario Elmer está enamorado de una modistilla llamada Mary que no le hace
ningún caso. Al llegar la guerra su chófer se alista en el ejército y por eso Elmer acude a una
oficina de colocación para buscar sustituto, pero por error entra en una de reclutamiento y sin
darse cuenta se ve metido en la Guerra Mundial donde comete las mayores torpezas.
Mary está enrolada en servicios auxiliares y comienza a sentir simpatía por el patoso soldado.
Una serie de equívocos hace que éste duerma una noche en una granja y una rolliza campesi-
na le acuse de seducción. Una vez aclarado el incidente, otro error le lleva a las fronteras ene-
migas dónde encuentra a su mayordomo alemán, quién no tiene que comer, y por ello Elmer le
proporciona víveres. Los alemanes le dejan irse por su gentileza y sin darse cuenta se lleva los
planos de una futura incursión bélica provocando la admiración de sus jefes. Una vez acabada
la guerra, Elmer se casa con Mary y contrata a su antiguo sargento como ayudante, ocupándo-
se a partir de entonces en los negocios de su padre.
Diatriba antibelicista sin buenos ni malos donde se consideraba la guerra como un fenómeno
absurdo y gratuito. Tan traumatizados quedan los personajes por la contienda que al final de la
película, cuando varios excombatientes escuchan el sonido de una taladradora en el asfalto se
imaginan que es una ametralladora y se tiran todos al suelo asustados.
Para muchos ésta es el última comedia importante de Buster Keaton. Larry Weingarten, cuña-
do de Irving Thalberg y productor ejecutivo de aquel en los años de la Metro, hasta entonces
nunca había interferido en el trabajo del gran cómico. Pero después de rodarse este título co-
menzó a tomar cartas en el asunto y tratar de imponer sus directrices. Empezó por comprar
asuntos teatrales importados desde Broadway para que sustituyeran a los temas específica-
mente keatonianos. Los conflictos entre ambos minaban la moral del hasta entonces “rey de la
comedia”, quién se refugiaba en el alcohol y en el juego, viendose además acosado por sus
desavenencias con su esposa Natalie que no quiso ponerse a su lado en aquellos momentos.
Para la señora Keaton lo importante era la taquilla y ganar pasta gansa con las películas de su
marido, sin importarle la calidad de las mismas.
Pero Doughboys fue también uno de los mayores éxitos del año y, en el plano artístico, una
producción más ambiciosa que sus anteriores títulos. Sería interesante que algún dia alguien
repusiera estas películas que apenas se han visto desde entonces y comprobar como se des-
envolvía Keaton en el cine hablado.
DE FRENTE...... MARCHEN
Versión española de Doughboys, con el mismo equipo técnico que la americana pero con esta
salvedad: Dial.: Salvador de Alberich.- Int.: Buster Keaton (Canuto de la Montera), Conchita
Montenegro (Mary), Romualdo Tirado (Pepe Alegría), Juan de Landa (sargento Gruñón), Martín
Garralaga (capitán Scott), Víctor Potel (“El Triste”), Hans von Moorehardt (Fritz), Francisco
Madrid (Paco), Gabriel Rivas (comandante).
Esta versión española de Doughboys fue la que circuló en España. Según el fallecido crítico
Luis Gómez Mesa, hacia el que yo sentía gran estima, ésta era una película tremendamente
divertida y graciosa con el que Keaton tuvo su canto del cisne.
En aquellos años eran frecuentes éstos experimentos que no han pasado a la posterioridad
porque parecían una auténtica “Torre de Babel” hispana con actores españoles, mejicanos y
argentinos, mezclándose indiscriminadamente todos los acentos. El público hispano terminó
por rechazarlos porque nos escamoteaban los grandes actores de Hollywood por otros prácti-
camente desconocidos y el resultado no era igual, aunque fueran los mismos decorados y
prácticamente los mismos movimientos de cámara. Pero aún así Keaton rodó estas versiones
aunque sea a su pesar. Escrupuloso profesional, cuidó al máximo la calidad de estas extrañas
operaciones comerciales, aunque con resultados inferiores a sus originales en lengua inglesa.
A destacar la presencia de la actriz donostiarra Conchita Montenegro en el reparto de esta
película, con diálogos del catalán Salvador Alberich, posterior realizador en los estudios de
Barcelona.
1931
Basado en un éxito de Broadway28 Pobre tenorio supuso el primer eslabón de la “genial” ope-
ración de Larry Weingarten para imponer su autoridad en la carrera de Keaton sustituyendo sus
argumentos por adaptaciones teatrales tan en boga al principio del sonoro.
Reginald Irving es un hombre muy tímido que es atropellado por Jeffrey Haywood, quién le
lleva a casa de Virginia Embrey su prometida, que vive con su madre y su hermana mayor
Angélica. La madre ve con buenos ojos la boda de Jeffrey con Virginia, pero quiere no dar su
consentimiento sin haber casado antes a su hija mayor. ¿Solución?, adjudicársela al pobre
Reginald.
Pero la dificil Angélica sólo puede casarse con un donjuán y detesta los hombres tímidos. La
pareja planea astutamente un complot, haciéndole creer que el pobre Reginald es un terrible
seductor, contratando sin su conocimiento a unas mujeres fáciles para que caigan en sus bra-
zos. Lo más sonado es que enredan a una recién casada en su noche de bodas provocándose
un monumental escándalo.
Por vez primera el erotismo hace su aparición en la filmografía keatoniana, un tanto alejada de
esos vericuetos. Su lección de amor por parte de la fogosa Charlotte Greenwood provocó en su
dia el estupor de Hollywood y es una de las mejores secuencias de éste film. Keaton de hecho
aún sobrevivió a ésta prueba y se rodaron dos versiones más en diferentes idiomas.
BUSTER SE MARIE
Versión francesa de Pobre tenorio con la misma ficha técnica pero con las siguientes diferen-
cias: Diál.: Yves Mirande.- D.: Claude Autant-Lara. Int.: Buster Keaton, Jeanne Helbling, Mona
Goya, Françoise Rosay, André Luguet, Lya Lys, André Berley, Georgette Rhodes, Mireille, Ro-
lla Norman, Georges Davis.
80 minutos.
Conocido actualmente por sus ideas ultraderechistas, Claude Autant-Lara fue en sus tiempos
un más que estimable realizador. Con Keaton rodó dos versiones francesas de sus éxitos nor-
teamericanos. En posteriores declaraciones nos contaba que la seriedad de Buster era una
máscara, puesto que siempre estaba riéndose de sus gags al verlos en proyección o no más
terminar el rodaje de una secuencia. Al gran cómico lo definía como un hombre muy amable y
muy gentil, al mismo tiempo que destacaba su gran profesionalidad. Pero también lamentaba
su excesiva afición al alcohol que fue lo que destruyó su carrera cinematográfica en los años
treinta.
Destaquemos la participación de Françoise Rosay en el reparto, la heroina de La kermesse
heroica (Le kermesse héroïque, 1935) de Jacques Feyder, film histórico sobre la dominación
española en Flandes durante la época de Felipe II, vista desde un punto de vista humorístico.
Edward Brophy, director de la 2ª unidad en las películas de Keaton en la Metro, había interve-
nido en pequeños papeles de gruñón y cascarrabias. Recordemos su secuencia29 de El ca-
meraman cambiándose con Buster el traje de baño en una misma caseta, tan pequeña que no
cabían ambos originando un posterior enredo.
Despues de rodar todas éstas versiones de Pobre tenorio, se produjo el estreno de los ante-
riores films sonoros de Keaton con tan gran éxito que Louis B. Mayer les dió tres meses de
vacaciones pagadas a Buster y Natalie, para que pudieran realizar un viaje por Europa, a lo
que añadió una gratificación de unos 10.000 dólares.
Los Keaton viajan por Europa y llegan a España hacia octubre de 1931. He visto reportajes de
esta estancia y de Buster bañándose en las playas de Sitges (Cataluña) en un episodio de la
serie de TVE Memorias de España de Ricardo Blasco. No más volver a Hollywood comenzó la
crisis con Larry Weingarten quién había adquirido al mediocre realizador Jules White los dere-
chos de una obra titulada “Las calles de Nueva York” que en su versión teatral había dado po-
pularidad a Bob Hope. Keaton quería rodar un western cómico con Marie Dressler y Wallace
Beery pero su idea fue rechazada sin apelación posible.
Harmon es un millonario filántropo que posee unos inmuebles en los barrios humildes dónde se
mueven unos gamberros juveniles. Al descubrir la miseria, trata de hacer algo por ellos y llevar-
los por el camino recto (?), sobretodo a Clipper, cuya hermana es del interés de Harmon. Unos
gangsters aparecen para liar el asunto y finalmente son derrotados por los muchachos, quienes
se rehabilitan así de sus correrías. Naturalmente el millonario se casará con Margie, la herma-
na de Clipper.
Melodramático asunto que disgustaba mucho a Keaton y que por presiones de su productor
ejecutivo no le quedó más remedio que aceptar. El fracaso de este film fue tan grande que
prácticamente hundió su carrera. Los magnates de la MGM le echaron todas las culpas del
desacato sin importar que era un proyecto de Larry Weingarten, que éste le impuso a la fuerza.
La siguiente jugada de la productora fue aún más sonada. Le emparejaron con un cómico de
nariz grande (conocido en España con el apodo de “Narizotas”) llamado Jimmy Durante que
había despuntado en un musical de W. S. Van Dyke titulado Bajo el cielo de Cuba con la ex-
plosiva Lupe Vélez. Mayer creía que iba a ser un cómico genial en el cine y por esto probaron
la extraña maniobra de emparejarlo con un actor en crisis cómo era Keaton en aquellos mo-
mentos.
1932
Elmer es un plomero que acude a casa de Patricia para arreglar su baño, sufriendo un involun-
tario remojón. Tras quitarse la ropa para secarse, llega un amante de la chica que le toma por
un rival provocándose el consabido escándalo. Pero resulta que Patricicia quiere darle celos a
éste para que se divorcie y se case con ella, pero resulta que tampoco está casado con la mu-
jer que vive con él. Finalmente cada oveja con su pareja y todo concluido.
Vaudeville que nada tiene que ver con el universo de Keaton, quién se sintió íncómodo durante
el rodaje viendo que su estrella se iba apagando paulatinamente, hundiéndose en la desespe-
ración.
LE PLOMBIER AMOUREUX
Versión francesa del film anterior bajo la dirección de Claude Autant-Lara. Int.- Buster Keaton,
Jeannette Farney, Barbara Leonard, Del Val, George Davis.
Nada hay que añadir a lo dicho en la versión americana. Keaton se pierde en una comedia de
boulevard que le es extraña y sólo se salvan secuencias aisladas donde fugazmente brilla su
genio.
Keaton interpreta a un tímido profesor que recibe una misteriosa herencia, que luego resulta
ser falsa, y se encuentra en un tren con una compañía de revista sin dinero. Enamorado de la
primera actriz decide apoyarles y estrenar la obra en Broadway pero el profesor irrumpe en
escena con su tradicional torpeza, provocando la hilaridad del público y el triunfo de la come-
dia.
Film vulgar donde aparte Keaton destacamos en el papel de una impagable vampiresa a la
belleza rubia Thelma Todd (1908-1935), habitual en el cine cómico de los treinta y que por
aquellos años había formado pareja con Zasu Pitts30 en una serie de cortometrajes de Hal
Roach, quién quiso crear la réplica femenina de Stan Laurel y Oliver Hardy. Muerta prematu-
ramente en unas misteriosas circunstancias, el cine perdió la oportunidad de una buena actriz
cómica. La recordamos en Pistoleros de agua dulce (Monkey bussines, 1931) y Plumas de
caballo (Horse feathers, 1932) con los hermanos Marx; ¡Pobre infeliz! (1930), versión españo-
la de The Shrimp (1930), formando pareja con Harry Langdon en ambas; Los calaveras
(Another fine mess, 1930)31 y Fra Diavolo (The devil’s brother, 1933) con el popular tandem
Laurel & Hardy. ¿Cuando se revisarán sus cortos con Zasu Pitts?
1933
HOLLYWOOD ON PARADE # A- 6
P.: Paramount.- Pr. y D.: Louis Lewyn.- Int.: Richard Arlen , Frances Dee, Clark Gable, Tallulah
Bankhead, Buster Keaton y Lew Cody.
1 rollo.
Documental de la época donde vemos a Keaton como anfitrión del “crucero terrestre” de Lew
Cody.
1934
Un relojero está enamorado de una joven que a su ama a un trapecista. Por esto Elmer intenta
emularle con gran ridículo por su parte. Finalmente la chica es víctima de un incendio siendo
salvada por su relojero enamorado, al que había despreciado injustamente.
Con este agradable corto, Buster Keaton vuelve a sus fuentes y a un tema clásico parecido a
sus viejos éxitos mudos. Resulta muy divertida la secuencia en la que el pobre relojero trata de
emular al trapecista haciendo el ridículo más absoluto delante de la chica a la que quiere im-
presionar. Finalmente se produce el triunfo de la honestidad sobre la arrogancia del rival, supe-
rior físicamente pero inferior humanamente.
Despechado por su novia Elmer se marcha al Oeste encontrándose un poblado vacío ya que
había sido abandonado al comprobarse que no había oro. Creyéndose que es sheriff se pasea
por las polvorientas y solitarias calles donde todo se cae a su alrededor. Pero tras soñar que es
un legendario pistolero del antiguo far west, vienen de nuevo los habitantes acabándose la
tranquilidad.
La primera parte de este corto es una auténtica obra maestra, que nos devuelve al Keaton de
los mejores tiempos. Aquellas calles polvorientas y aquella (imaginaria) pelea en el saloon para
salvar a la chica son antológicas. La segunda parte da un bajón y nos muestra un Keaton triste.
“Prefiero la soledad, no me gusta la gente” comenta en una escena de este pequeño film dónde
los hallazgos nos hacían presagiar la recuperación del ya veterano cómico, pero la realidad no
fue así.
Después de estos cortos recibe una llamada desde París para rodar allí un nuevo largometraje.
A pesar de no entender bien el francés era una oportunidad de recuperar su estrella aunque no
le pagaran demasiado.
Historia de dobles, típica en el cine de humor, con un Buster Keaton “bueno” y otro “malo”. Es
decir, el hijo de una empleada en un teatro de los Campos Elíseos y un peligroso gangster lo
que le da la ocasión de lucir una personalidad distinta al ser al mismo tiempo el héroe y el villa-
no.
Buster Granier trabaja en una empresa publicitaria de París. Su quehacer consiste en repartir
propaganda por los Campos Elíseos vestido de millonario. Los impresos llevan en su reverso la
reproducción de un billete de mil francos y por el reverso un anuncio de un teatro. Pero la mala
fortuna causa que un mal día, por error, reparta cinco millones de francos auténticos por lo cual
es despedido de la empresa.
Sin embargo consigue sin proponérselo que Germaine pueda pagar al casero que la iba a des-
ahuciar. Así el desafortunado Buster, harto de tantos fracasos laborales, decide suicidarse pero
la joven se cruza en su camino, le da las gracias por su ayuda y se enamora de ella. Además
su madre le consigue trabajo en una obra de teatro que es un verdadero desastre.
Buster debe interpretar en una sola línea a un recluso que huye, pero por un error es confundi-
do con un gángster americano que también huye de presidio. Tras una serie de enredos bas-
tante divertidos se organiza una persecución y van a parar todos al teatro, donde el público se
dormía ante tanto soporífico espectáculo y, creyendo que aquel tumulto forma parte de la obra
se lo pasan en grande premiando con una gran ovación aquella colección de desatinos.
Nero Films estaba financiada por unos cineastas alemanes quienes huyendo de Hitler se hab-
ían afincado en París y luego marcharon a los Estados Unidos.
Keaton consigue, en parte reverdecer viejos laureles, ya que esta ignorada comedia es muy
superior a los anteriores títulos rodados a gusto del zar Mayer. Injustamente olvidada hasta la
fecha -y recuperada en la madrugada del día 15 de abril de 1992 gracias a TVE- El rey de los
Campos Elíseos pone en entredicho los mitos de decadencia del gran cómico en el sonoro y
demuestra que aún estaba vigente en aquellas fechas y que si sus anteriores títulos habían
fracasado no era por causa suya, sino de los magnates de la Metro que no acertaron en sus
directrices.
Los gags keatonianos abundan a pesar de que la producción no era demasiado onerosa. La-
mentablemente su distribución fue floja y no consiguió salvarle de su ostracismo al cual le hab-
ían condenado injustamente. La guerra estaba en puertas y no pudo continuar en una hipotéti-
ca carrera europea, sobretodo a causa del desafortunado film posterior.
A título anecdótico hay que reseñar que Keaton sonríe en la secuencia final, después del beso
a Paulette Dubost y cosechó críticas positivas por parte de las plumas más cualificadas euro-
peas. Tal vez haya que lamentar que no se haya explotado más el personaje de Jim ”el cicatri-
ces” donde el gran cómico podía demostrar su versatilidad con un papel dramático y mezquino,
pero a lo largo del film su participación es espléndida y está muy por encima de los engendros
donde fue emparejado con Jimmy Durante.
Las secuencias donde sabotea con su habitual torpeza una representación teatral, recurso muy
clásico del cine de humor añejo, está aquí mejor resuelta que en Piernas de perfil, pese a que
éste título tuviera mayor recursos financieros.
El rey de los Campos Elíseos, vista hoy, conserva toda su frescura y aunque no llegue a la
altura de sus títulos mudos por la falta de medios sí que es digno de ellos. Tal vez sea éste uno
de los mejores trabajos y de los mejores films que Keaton rodó en su etapa sonora aunque su
expresión en francés sea muy sui géneris. Como alguien apuntó en El Periódico de Catalunya
(abril de 1992): “La decadencia de Keaton fue muy superior al resplandor de muchos”.
Hallándose en Paris, recibió una llamada desde Londres para rodar allí otra película dirigida por
Adrian Brunel, autor de muchos cortos británicos en los años veinte, quién en 1930 había codi-
rigido con Alfred Hitchcock32 Elstree Calling, un musical al estilo Hollywood revue.
Buster, un millonario americano, llega a Méjico, se enamora de una linda muchacha y la intenta
conquistar con bellas serenatas, haciéndola creer que tiene la voz de un tenor que se lava los
pies detrás suyo. Luego tendrá una lucha de esgrima a tres y un combate de boxeo....
Desgraciadamente ésta fue la película que hundió definitivamente la carrera de Buster Keaton
y un título indigno de su fama. John Montgomery se lamentaba de que un estudio británico
pudiera hacerle esto a una estrella de la categoría de Keaton. Mal rodada, pocas ideas y para
postre el productor rehace la version dada por buena por Brunel, añadiéndole una bobina de
descartes. El resultado fue catastrófico.
Buster vuelve derrotado a los Estados Unidos y firma un contrato con Educational Pictures para
rodar una serie de cortometrajes cobrando un sueldo modesto. Mientras tanto, en la Metro,
Irving Thalberg lucha para reparar el daño que se le ha hecho a Keaton e incluso Joseph
Schneck se da cuenta de que se había pasado en la persecución a su ex-socio, enviándole un
cheque en concepto de venta de “restos de los Estudios Keaton”.
1935
Una familia montañesa tiene un miembro luchador, por eso van a la ciudad para que combata
con el campeón Bull Montana, pero en la cancha no se juega limpio y toda la familia sube al
ring para pegar al adversario.
Esta curiosa película recupera a todos los Keatons reunidos después de muchos años y ata-
viados según los viejos números del music hall anteriores a su entrada en el cine. Por esto El
campeón de pega tiene un aire nostálgico y entrañable. Si la primera parte del corto es diverti-
da, la segunda la ocupa el combate de lucha libre, para nosotros de menor interés, y Buster
Keaton parece volver a su infancia cuando era “la bayeta humana”.
Elmer tiene una gasolinera en un desierto. Hace buen negocio hasta que llega un competidor
que, jugando a béisbol, destroza su puesto. Posteriormente, en un partido de verdad, Elmer le
vence utilizando algún que otro truco.
Cómo el título anterior, el corto es divertido pero la segunda parte se pierde en la competición
deportiva. Keaton demuestra aquí estar en plena forma física tras sus problemas alcohólicos,
que en aquella época comenzaba a superar.
Elmer es un marinero patoso que realiza las mayores torpezas inimaginables, siendo cortejado
por la hija del sargento al que echa al agua junto a un superior. Pero el patoso les salva y en-
cima le condecoran.
Uno de los peores títulos de esta serie de cheaters (estafadores), rodados en tres dias con un
presupuesto bajísimo, muy diferentes de aquellos maravillosos cortos de su época muda con
tres semanas de rodaje y producción holgada. No toda esta serie es negativa, como se ha ve-
nido escribiendo, porque el genio keatoniano aparecía más de una vez, pese a la precipitación
y a la desgana con que Buster rodó parte de los mencionados cheaters.
Una pareja tiene que huir para casarse, ya que el padre de la chica se opone a la boda. Unos
ladrones les quitan el coche y ellos cogen el de la policía. Después van a una granja e intentan
robar unas rosquillas, pero les descubren y les hacen trabajar para ganarse la vida....
HAYSEED ROMANCE
P.: Educational Pictures para 20th Century Fox.- Pr.: E. W. Hammons.- G.: Glen Lambert.- A y
D.: Charles Lamont.- Int.: Buster Keaton (Elmer), Dorothy Kent y Jane Jones.
2 rollos.
Título en TVE y Canal 9: AMOR SOBRE HENO.
En esta ocasión Elmer encuentra trabajo en una granja, dónde se enamora de la hermana me-
nor de la dueña. Tras una serie de incidencias, bastante divertidas, se le aparecerá el fantasma
de su conciencia que le aconseja que huya de la casa. Pero Elmer, naturalmente, conseguirá
casarse con su rubia enamorada.
1936
THE CHEMIST.
P.: Educational Pictures para 20 th Century Fox. Pr.: Al Christie.- A. y G.: David Freedman.- D.:
Al Christie.- Int.: Buster Keaton (Elmer), Marilyn Stuart, Earl Gilbert, Don McBride, Herman Lieb.
Título en TVE: EL QUIMICO.
2 rollos.
Elmer trabaja como ayudante de un químico sin fortuna fracasando en todos sus experimentos,
finalmente encuentra un explosivo silencioso que hace estallar cuando llegan unos bandidos.
Al Christie otro grande de la comedia estaba también en declive cuando rodó esta nostálgica
película. Aquí recurre a las secuencias subidas de tono lo que no es habitual en la filmografía
keatoniana, a excepción de Pobre tenorio y El amante improvisado.
THREE ON A LIMB
P.: Educational Pictures para 20 th Century Fox.- Pr.: E. W. Hammons.- A.: Vernon Smith.- G.:
Paul Gerald Smith. D.: Charles Lamont.- Int.: Buster Keaton (Elmer), Lona Andre, Harold God-
win, Grant Whiters, Barbara Bedford, John Ince, Fern Emmett, Phyllis Crane.
Título en TVE: TRES EN UNA RAMA.
2 rollos.
Elmer está en un campamento de boy scouts y se disputa el amor de una señorita con otros
dos rivales.
BLUE BLAZES
P.: Educational Pictures para 20 th Century Fox.- Pr.: E. W. Hammons.- A.: David Freedman.-
G.: Paul Gerald Smith.- D.: Raymond Kane.- Int.: Buster Keaton (Elmer), Arthur Jarrett, Rose
Kessner, Patty Wilson, Marilyn Stuart.
Título en TVE: LLAMAS AZULES.
2 rollos.
Un bombero llamado Elmer se distingue por sus terribles torpezas, hasta que un dia salva a la
esposa de su jefe de perecer quemada.
Algo más gracioso que otros cortos de ésta serie, se distinguen los esfuerzos de Keaton para
recuperar su estrella marchita por las circunstancias. Los estragos del alcohol, la muerte de su
ex-esposa Natalie Taldmage, dejaron huellas en su rostro pero en algunos títulos aún podía
demostrar quién fue y quién era entonces.
MIXED MAGIC
P.: Educational Pictures para 20 th Century Fox.- Pr.: E. W. Hammonds.- A.: Arthur Jarrett y
Marcy Klauber.- G.: Paul Gerald Smith.- D.: Raymond Kane.- Int.: Buster Keaton (Elmer), Eddie
Lambert, Marilyn Stuart, Eddie Hall, Jimmie Fox, Walter Fenner.
2 rollos.
Elmer es ayudante de un mago y comete las más increibles torpezas.
De nuevo Keaton realiza el número de torpe aprendiz de brujo, esta vez un ilusionista, a quién
sabotea sus números lanzando unas ocas por agujeros diferentes a los estipulados, poniendole
en ridículo ante el público. Algunos gags son divertidos, al menos en la copia de 8 mm. por la
cual conozco éste y otros cortos de la serie Educational..
Un barco viaja hacia la localidad californiana de Santa Barbara, fronteriza con Méjico. Las es-
trellas de la Metro viajan en él para celebrar una gran fiesta y Buster Keaton, en su primera
película en color tricromo, ejecuta un sketch cómico, al igual que Harpo Marx con su peluca
roja. Es de destacar que ésta es una de las primeras apariciones cinematográficas de Judy
Garland, cantando “La cucarracha” en español. Por aquella época actuaba con sus hermanas
“The Garland Sisters”, antes de iniciar su carrera en solitario.
Curiosa película repleta de estrellas, supone el regreso de Keaton a la Metro. El agente teatral
Leo Morrison e Irving Thalberg intentaron reparar la injusticia que se había cometido con Buster
Keaton y le proporcionaron un nuevo trabajo de asesor técnico, a lo que se añadirían algunas
pequeñas intervenciones como actor.
Fracasado Jimmy Durante como cómico de la casa, Thalberg había contratado a los hermanos
Marx, obteniendo un espectacular éxito con Una noche en la opera y Un dia en las carreras.
Pero el legendario productor murió prematuramente ,dejando a Keaton indefenso ante los
magnates de la Metro. Sin su protección, en su posterior carrera adquiere funciones secunda-
rias.
Harpo Marx, por otra parte, contrató a Keaton para la creación de gags visuales en sus pelícu-
las Metro, según declaró posteriormente Groucho en una de sus biografías.33
1937
DITTO
P.: Educational Pictures para 20th Century Fox.- Pr.: E. W. Hammons.- A. y G.: Paul Gerald
Smith.- D.: Charles Lamont.- Int.: Buster Keaton (Elmer), Barbara Brewster, Gloria Brewster,
Harokd Godwin, Lynton Brent, Al Thompson, Bob Elsworth.
Título en TVE y Canal 9: DITTO
2 rollos.
Elmer es un repartidor de hielo que se enamora de una bella mujer, ignorando que ésta tiene
una hermana gemela que vive en la misma casa pero en distinta puerta. Si la mujer de sus
sueños es dulce y amable, la otra es arisca y mal encarada. Elmer se cree que ambas son la
misma chica, provocando una serie de equívocos puesto que su enamorada de repente tiene
un carácter y luego otro. Finalmente tiene que huir desesperado y se encuentra al cabo de
muchos años con las hijas de las gemelas, todas repetidas, provocando el natural pánico en el
amante contrariado. Uno de los mejores cortos de la etapa sonora de Keaton.
Un criminal es buscado por la policía mientras el detective Elmer, que también le sigue la pista,
le encuentra y le confunde con una persona honesta. Tras una serie de enredos, conseguirá
desenmascarar al culpable.
Elmer y su familia tienen un hotelucho de mala muerte. Todo el dia están sin dar golpe, dur-
miendo como marmotas. Llegan unos clientes y tienen que atenderlos. Incluso les venden una
roulotte con una vaca dentro a punto de parir un ternero. El hotelucho es completamente su-
rrealista y los clientes se quedan hartos de tan extravagante familia.
Un corto muy divertido dirigido por Charles Lamont, un realizador muy subvalorado en su dia,
donde reaparecen por última vez todos los miembros de la familia Keaton, a excepción de su
padre Joseph, volviendo a repetir el número de los irlandeses que les dió fama en su época del
music hall.
Con este título tan entrañable como agradable termina el contrato con Educational Pictures y
dos años después comienza otro con la Columbia, éste de menor interés. Esta corta etapa,
injustamente menospreciada, ha tenido algún bache pero su conjunto es superior a lo que se
ha querido reconocer hasta ahora.
En la misma casa, con menor fortuna, también trabajó Harry Langdon con otra serie parecida,
tambien vista en TVE, pero como sólo la conozco por referencias y no la he visto no voy a pro-
nunciarme sobre la misma. La carrera de este gran cómico en el sonoro fue aún peor que la de
Keaton y prácticamente fue borrado de la pantalla.
1938
Buster Keaton vuelve a dirigir, aunque sea fugazmente, este cortometraje que satiriza algunas
leyes entonces vigentes en los Estados Unidos como, por ejemplo, que una mujer no pueda ir
sola a la iglesia si un hombre no le acompaña con un rifle, que los conejos no puedan viajar en
las plataformas de los tranvias, etc. Leyes tan absurdas como ridículas que Keaton satiriza con
su sentido del humor.
HOLLYWOOD HANDICAP
P.: Metro Goldwyn Mayer.- Pr.: Lewis Lewyn.- D.: Buster Keaton.
1 rollo.
Unos estudiantes consiguen que unos caballos de carreras aceleren su ritmo gracias a la músi-
ca. El productor Lewis (Louis) Lewyn es además el director de numerosos documentales sobre
el mundo del cine como La fiesta de Santa Barbara o Voice of Hollywood.
STREAMLINED SWING
P.: Metro Goldwyn Mayer.- Pr.: Lewis Lewyn.- A. y G.: Marion Mack.- Dial.: John Kraft.- D. y
Mon.: Buster Keaton. Int.: The Sing Band.
1 rollo.
Agradable corto musical protagonizado por una banda de jóvenes negros quienes con sus bo-
cas imitan el sonido de las bandas de jazz y ayudados por un millonario transforman un vagón
de tren en una sala de fiestas.
1939
HOLLYWOOD CAVALCADE
P.: Twentieth Century-Fox.- Pr.: Darryl F. Zanuck y Harry Joe Brown.- A.: Hilary Lynn y Brown
Holmes.- Ermest Pascal.- D.: Irving Cummings y Malcolm St. Clair.- F.: Allen M. Davey y Ernest
Palmes.- Dec.: Richard Day y Wiard B. Ihnen.- M.: Louis Silvers.- Mon.: Walter Thompson.- Int.:
Alice Faye, Don Ameche, J. Edward Bromberg, Alan Curtis, Stuart Erwin, Jed Prounty, Buster
Keaton, Donald Meek, Georges Givot, Eddie Collins, Hank Mann, Heinie Conklyn, James Fin-
layson, Chick Chandlen, Robert Lowery, Russell Hicks, Ben Welden, Willie Fung, Paul Stanton,
Mary Forbes, Joseph Crehan, Irving Bacon, Ben Turpin, Chester Conklyn, Marjorie Beebe, Lee
Duncan, Rin-Tin-Tin jr., Al Jolson, Mack Sennett.
Color de luxe.
96 minutos.
Un millonario viaja en yate a la America del sur, conoce a una bella mujer de la que se enamo-
ra, pero está casada y se arma un escándalo monumental en el que entra ella, el marido, un
galancete de via estrecha y el mayordomo.
Tanto de este corto como del resto de la serie apenas tengo referencias más que las reseña-
das aquí. Inéditos en España convendría alguna revisión en la pequeña pantalla del televisor.
Una pareja en conflictos vive una serie de enredos con su coche, la policía y un hotel.
1940
Esta es una de esas películas operísticas con las cuales Jeannette McDonald y Nelson Eddy
castigaban al público de la época con la sacrosanta bendición de Louis B. Mayer. Muerto Irving
Thalberg, Buster Keaton perdió a su mejor abogado en la productora del león y, por esto, se vio
involucrado en affaires tan desagradable como éste.
Rodada originalmente con Keaton en el reparto, en la noche del estreno los directivos de la
Metro vieron que el veterano actor les robaba la película a las estrellas canoras en cuestión y
que éstas no podían compararse ni de lejos al gran cómico. Con la inteligencia (?) que caracte-
riza a esa clase de personas volvieron a montar este engendro quitando las secuencias donde
aparecía Buster viéndose sólo en algunos planos y así estrenaron la solemne mamarrachada
en cuestión.
Sería de agradecer que alguien rescate de los archivos de la Metro las secuencias de Buster
Keaton y el resto de esa película (?) lo echara al cesto de los papeles.
Corto del que no tengo referencias pero por el título parece haberse inspirado en “La doma de
la bravía” de William Shakespeare.
Ésta es la primera vez que Keaton interpreta un papel secundario en un largometraje excep-
tuando sus apariciones especiales en Hollywood Cavalcade y Hollywood Revue. Algunas
fuentes aseguran que anteriormente había intervenido en un corto papel en Three Men on a
Horse (1936) de Mervyn Le Roy y así consta en algunas fichas de éste título, pero por otra
parte ni Carlos Fernández Cuenca ni Raymond Rohauer la citan. Como no he visto la película
en cuestión no he podido salir de dudas, así que incluyo la referencia con todas mis reservas.
Por lo que respecta a The Villain Still Pursued Her significa además un reencuentro con Ed-
die (Edward) Cline, su codirector en la época de los cortos mudos, quién posteriormente se
distinguió dirigiendo los mejores títulos de W.C. Fields. En el titulo en cuestión, basado en la
obra “The Drunkard”, Keaton era un camarero que tiraba un montón de platos. Un trabajo de un
solo dia pero que para el cómico de la cara seria era una especie de balón de oxígeno en
aquellos años de ostracismo.
LI’L ABNER
P.: Vogue Picture Ltd. para RKO-Radio Pictures.- A.: Ben Oakland, Milton Drake y Milton Berle,
basado en los comics de Al Capp.- G.: Charles Kerr y Tyler Johnson.- D.: Albert S. Roguell.- M.:
Lud Gluskin.- Mon.: Otto Ludwig y Donn Hayes.- Int.: Granville Owen, Martha O’Driscoll, Mona
Ray, Johnny Morris, Buster Keaton, Chester Conklyn, Kay Sutton, Maude Eburne, John Arthur,
Walter Catlett, Lucien Littlefield, Al St. John, Hank Mann, Heinie Conklyn, Victor Potel, Eddie
Gribson.
78 minutos.
Primera versión cinematográfica del comic “Chiquito Abner” de Al Capp. Existe un remake de
1959 en color y vistavisión dirigido por Melvin Frank, donde aparecía Jerry Lewis en un peque-
ño papel.
En la versión presente Keaton interpreta a un pueblerino socarrón algo parecido a sus papeles
de El campeón de pega y Nido de amor sobre ruedas, inspirados a su vez en sus primeros
personajes cuando actuaba en el music hall con sus padres.
1941
GENERAL NUISANCE
P.: Columbia Pictures Corporation of California.- A. y G.: Felix Adler y Clyde Bruckman.- D.:
Jules White.- Int.: Buster Keaton, Elsie James, Dorothy Appleby, Monty Collins, Bud Jamison,
Lynton Brent, Nick Arno, Harry Semels.
2 rollos.
Ultimos cheaters de Keaton quién, harto de tanta mediocridad, dejó de rodar esos cortos que
nada añadían a su gloria, ni eran positivos para su carrera. Esa clase de peliculita venía a ser
el equivalente a lo que llamamos en España cine “comercial”, es decir, cine de consumo en
sentido peyorativo. Cuando un profesional de la industria atraviesa malos momentos por estar
en declive, ser un novato o atravesar una crisis artística aparecen esta clase de obras alimenti-
cias en las que uno colabora para salir del paso, pero que nunca son gratificantes desde el
punto de vista profesional. Buster se deshizo como pudo de esos cheaters y ya no quiso rodar
más.
En el futuro solo rodó algunos cortos muy espaciados en el tiempo y con otras directrices más
nobles que esos títulos de la Columbia que supusieron para él un verdadero tormento.
1942
Película producida para recaudar fondos con destino a las víctimas de la 2ª Guerra Mundial.
Estados Unidos había entrado en el conflicto bélico y la industria cinematográfica se movilizó al
completo. El francés René Clair, entonces en el exilio, dirigió uno de los episodios de esta pelí-
cula cuyo argumento gira sobre una mansión y los habitantes que, en distintas épocas, vivieron
en ella. Keaton aparece en el episodio de Victor Saville, donde tuvo oportunidad de hacer algún
número cómico siempre bienvenido.
En el largo reparto destacamos a Elsa Lanchester, aquel admirable monstruo femenino de La
novia de Frankenstein (The bride of Frankenstein,1935), el mejor título de la larga serie, quién
curiosamente aparece en el mismo episodio que Una O’Connor, la criada asustadiza de dicho
film. Un reencuentro de agradecer.
1944
Comedia menor sobre una familia pueblerina que viaja a la ciudad californiana de San Diego.
Keaton es un conductor de autobús que se desvía de la ruta porque la chica protagonista des-
ea ver el mar por primera vez en su vida.
Constelación de actores para una comedieta menor en la que dos chicas se disputan los favo-
res de un marinero. Todo se reduce a un vulgar desfile de tópicos que merecieron un Oscar de
la Academia al mejor guión… original.
Entre las estrellas invitadas figuran Jimmy Durante, Lena Horne, nuestros José Iturbi y Xavier
Cugat, Ava Gardner y otros astros del mundo musical y del espectáculo norteamericano.
Buster Keaton interpreta un cameo sin acreditar, el hijo de ¡Jimmy Durante! Tras sus films de la
Metro los viejos camaradas vuelven a encontrarse, la amistad de ambos cómicos sobrevivió a
todas las tempestuosas intrigas de la Metro.
1945
Keaton reencuentra a Charles Lamont, realizador de sus cortos en los años treinta, en esta
cinta sin pretensiones dónde interpreta a un encargado de una oficina celeste que recibe a
Jack Oakie, quién tras haber fallecido solicita permiso para regresar a la tierra durante siete
días y conseguir que su hija sea actriz de teatro.
Comedia musical típica y tópica sobre una chica que quiere triunfar. Keaton tiene una breve
intervención pero como casi todas las películas de William A. Seiter la mediocridad predomina
sobre el conjunto.
Cisco Kid y su amigo Pancho tratan de ayudar a una amiga enfermera acusada injustamente
del asesinato de una mujer mayor.
Olvidado musical menor, de muy escaso presupuesto, con breve aparición de Keaton.
SHE WENT TO THE RACES
Director: Willis Goldbeck; Productor: Frederick Stephani; Guión: Lawrence Hazard ; Director
artístico: Preston Ames y Cedric Gibbons; Decorador: Edwin B. Willis. Montaje: Adrienne Fa-
zan; Director de fotografía: Charles Salerno, Jr. Música: Nathaniel Shilkret.
Intérpretes y personajes: James Craig (Steve Canfield), Ava Gardner (Hilda Spotts), Frances
Gifford (Dra. Ann Wotters), Edmund Gwenn (Dr. Pecke), Reginald Owen (Dr. Pembroke), Sig
Rumann (Dr. Gurke), Chester Clute (Mason), John Dehner (presentador), Charles Halton (Dr.
Collyer), Buster Keaton (botones), J.M. Kerrigan (Jeff Habbard), Matt Moore (Duffy), Frank Orth
(cantinero).
Duración: 86 minutos.
Vivarracha pero menor comedieta, olvidada durante muchos años, ambientada en el mundillo
de la hípica y más concretamente en las apuestas. Un jóven se inventa un sistema “infalible”
para acertar y ganar pasta gansa, pero todo se complica en el terreno sentimental cuando su
novia se interesa por un guapo jinete. Una cuarta persona entrará en escena.
El olvidado James Craig seducirá a la bella Ava Gardner, entre los secundarios encontramos al
célebre Edmund Gwenn de “Calabuig”, al entrañable Sig Rumann, villano cómico de los films
de los hermanos Marx, y la aparición episódica de Keaton como botones.
1946
GOD’S COUNTRY
P.: Action Pictures Inc. para Screen Guild Productions.- Pr.: William B. David.- N.: de James
Oliver Curwood.- Ad.: Frances Kavanaugh.- G. y D.: Robert Tansey.- F.: Carl Wester y Marcel
Le Picard.- Dec.: Edward C. Jewell.- Int.: Robert Lowery, Helen Gilbert, William Farnun, Buster
Keaton, Si Jenks, Stanley Andrews, Trevor Bardette, Juan Reyes, Al Ferguson, Jack O’Shea,
Estelle Zarco, Charles Rogers, Lee Roberts.
Cinecolor.
74 minutos.
Buster Keaton es un amante de los animales en este film rodado en exteriores con el efímero
sistema de Cinecolor, desaparecido por ser de mala calidad.
Posiblemente sea esta una de las películas más extrañas de la historia del cine. Un Buster
Keaton condenado durante once años al ostracismo más absoluto, intenta recuperar su estrella
con esta comedia donde se citan una serie de elementos tan variopintos como pueden ser un
alemán anteriormente prestigiado en su país (Victor Trivas) por una película titulada Tierra de
nadie (No man’s land, 1931); Alexander Salkind antes de convertirse en el feliz productor de la
nueva serie de Superman,35 y de la trilogía sobre los tres mosqueteros dirigida por Richard
Lester,36 y, por si fuera poco, tres exiliados republicanos españoles (Jaime Salvador, Angel
Garasa y Pedro Elviro “Pitouto”, cómico del cine mudo español). El resultado está lejos de ser
sólido.
Según Salkind, ya nadie creía en Buster Keaton en aquella época, pero aún así se decidió a
darle una nueva oportunidad. Pero eran otros tiempos y los modestos estudios mejicanos no
podían triunfar con una producción tan costosa como eran las del gran cómico. Por esto, el
resultado no fue positivo, aunque hayan algunos momentos muy divertidos.
Buster es un marino americano que desembarca en Méjico creyendo que es Japón, se entrega
a las autoridades y éstos, muy sorprendidos, le confunden con un Barba Azul que ha asesinado
a sus esposas. Para redimirle de sus penas le proponen que se suba a un cohete inventado
por un sabio local que le llevaría a la luna, pero el artefacto cae a pocos metros del pueblo, en
un desierto azteca que confunden con nuestro satélite.
De hecho la falta de medios arruina la película y Keaton está algo apagado, aunque siempre se
produzca algún destello de su grandeza. Para la anécdota tenemos el hecho de que hablaba
en castellano y los espectadores hispanos le pudimos escuchar con su propia voz, lo cual es
un detalle de agradecer y nos dimos cuenta de que no estaba justificado su marginación en el
cine parlante.
Aunque sea un film menor, un Keaton es siempre un Keaton e incluso en sus niveles más ba-
jos, como éste título y Guerra a la italiana rodado tiempo después, es superior al nivel medio
de las comedias rodadas en los países hispanos cuya visión produce auténtico bochorno. Al
menos Buster siempre mantuvo una cierta dignidad en sus peores trabajos y no se merecía
que le vapulearan cómo le vapulearon en su día.
Abatido por el fracaso de El moderno Barba Azul, Keaton vuelve a los pequeños papeles en
espera de su segunda oportunidad que le vino en 1950 con un nuevo medio: la televisión.
Mientras tanto en 1946 inicia una gira teatral con “Three Men on a horse” y en 1947 actúa du-
rante un mes en el circo Medrano de París. Utilizando uno de sus sketchs, que tanto éxito tu-
vieron, se rodó un cortometraje.
1948
UN DUEL A MORT
Films Azur, París.-Basado en un número cómico de Buster Keaton.- G. y D.: Pierre Blondy.-
Int.: Buster Keaton, Antonin Berval.
30 minutos
1949
YOU’RE MY EVERYTHING
P.: Twentieth Century Fox.- Pr.: Lamar Trotti.- A.: George Jessel.- G.: Lamar Trotti y Will H.
Hays jr.- D.: Walter Lang.- F.: Arthur E. Arling.- Dec.: Lyle Wheeler y Leland Fuller.- M.: Alfred
Newman.- Mon.: J. Watson Webb jr..- Int.: Dan Dailey, Anne Baxter, Anne Revere, Stanley
Ridgers, Shari Robinson, Henry O’Neil, Selena Royle, Alan Mowbray, Buster Keaton, Phyllis
Kennedy, Chester Jones, Nyas Berry, Warren Berry, Charles Dane.
Technicolor.
94 minutos
Remake de El bazar de las sorpresas (The shop around the corner, 1940) de Ernest Lubitch,
que cuenta la relación entre dos personas que se detestan pero que, sin su conocimiento, man-
tienen intercambio epistolar anónimo merced a un apartado de correos, enamorándose el uno
del otro. La pareja trabaja en la misma tienda de música lo que da pie a que Judy Garland can-
te alguna canción y a que Buster Keaton, sobrino del jefe (S.Z.Sakall, el camarero gordinflón de
Casablanca), cometa alguna que otra torpeza. En su mejor secuencia rompe el violín de su tío
para impedir que haga el ridículo ante la concurrencia, ya que lo toca fatal pero obcecado cree
tener unas grandes virtudes musicales de las que carece.
Aparte de actuar en este musical, Keaton, escenificó una serie de gags para el primer encuen-
tro de Judy Garland con Van Johnson que provoca la mutua antipatía de ambos, aunque en el
intercambio epistolar, sin conocimiento de sus identidades, estén muy enamorados.
La película está bien llevada y resulta grata. Lástima que el papel de Keaton sea tan secunda-
rio y no le hayan dado mayores oportunidades de realizar uno de sus peculiares números
cómicos. Pero si le da oportunidad de bailar con Judy Garland en una secuencia donde de-
muestra que aún poseía agilidad. En cuanto a esta actriz cantante, también en crisis, está co-
mo siempre: admirable.
Para fans de Liza Minnelli tenemos que destacar aquí que éste fue su debut cinematográfico en
el papel de hija de Judy Garland y Van Johnson. Cabaret (Cabaret, 1972) estaba lejos aún.
1950
1951
Extraño cortometraje donde Keaton aparece muy brevemente y que figura en muy pocas filmo-
grafías. Se trata de una parodia del film Almas en la hoguera (Twelve o’clock high, 1949) de
Henry King con Gregory Peck.. El protagonista de El crepúsculo de los dioses realiza tam-
bién una breve intervención, pero el resto del reparto es completamente desconocido.
Cortometraje donde se recogen varias secuencias cortadas, deshechadas o rodadas fuera del
plató por los arriba mencionados intérpretes. Un documento curioso firmado por uno de los
mayores especialistas en esta clase de cortos.
1952
En este corto industrial para pases privados, Buster Keaton interpreta a un contable arruinado
quién hereda un lago con una granja en mal estado y que, con su tesón, lo convierte en un
rentable negocio gracias a la calidad de su pesca.
LIMELIGHT (CANDILEJAS)
P.: Chaplin para United Artists.- A. G. D. y M.: Charles Chaplin.- Ay.: Robert Aldrich, Jerome L.
Epstein y Wheeler Dryden.-F.: Karl Struss y Roland Totheroh.- Dec.: Eugene Lourie.- Vest.:
Riley Thorne.- D. m.: Keith Williams.- Cor.: André Eglevsky, Melissa Hayden y Charles Chaplin
con el ballet de Carmelita Maracci.- S.: Hugh Mac Dowell.- Mon.: Joe Inge y Harold E.
McGhan.- Int.: Charles Chaplin (Calvero), Claire Bloom (Thereza), Nigel Bruce (Postant), Buster
Keaton (compañero de Calvero), Sydney Chaplin (Neville), Norman Lloyd (Bodalink), André
Eglevssky y Melissa Hayden (bailarines), Marjorie Bennett (Mrs. Alsop), Wheeler Dryden (médi-
co de Thereza), Barry Bernard (John Redfern), Stapleton Kent (Claudius), Loyal Underwood,
Snub Pollard y Julien Ludwig (los músicos ambulantes), Geraldine Chaplin, Josephine Chaplin
(niñas del barrio).
136 minutos.
Lo mejor de Candilejas es el enfrentamiento único de dos colosos del cine cómico como son
Charles Chaplin y Buster Keaton, en un número antológico que puede considerarse genial.
Ambos parodian una representación musical en el postrer homenaje al payaso Calvero (Cha-
plin). Keaton es un pianista miope al que se le cae la partitura y la recoge impasiblemente.
Chaplin es un violinista. Antes, en la escena inolvidable del camerino, mientras ambos cómicos
se maquillan, el compañero de Calvero se lamenta de su situación actual. Le revienta que le
hablen de los “viejos tiempos”, de su pasado glorioso y de su amargo presente. Es ésta una
película sobre la decadencia de un tipo de espectáculo que estaba desapareciendo y su susti-
tución por otro. Para mi ahí radica el valor testimonial de Candilejas.
La carrera de Chaplin se resintió mucho con la llegada del sonoro. Fiel a si mismo rodó un par
de películas mudas cuando triunfaban los talkies: Luces en la ciudad (City Lights, 1931) y
Tiempos modernos (Modern times, 1936). En 1940 claudica por fin con El gran dictador (The
great dictator), su canto del cisne como genio del cine, ya que para mi la obra posterior es muy
mediocre. Candilejas es un tremebundo melodrama dificil de digerir. Un film obsoleto y llorón
hasta lo indecible. Del conjunto, en algunas secuencias, emerge empero el genio chapliniano.
Son aquellas escenas en las que Calvero actúa en el music-hall representando la pantomina
del domador de pulgas. Pero, sobretodo, el genial número con Buster Keaton dónde ambos
brillaron a gran altura. Fue su desquite cuando el cine iba marginando a las figuras que habían
escrito sus páginas más gloriosas.
Es una lástima que en sus años de esplendor no hayan actuado juntos en algún corto, el resul-
tado hubiera sido delirante. Pero nos queda el consuelo de este antológico número que supone
uno de los puntos más altos de toda la historia del cine cómico de todos los tiempos.
Aparte de estos valores, nos queda el recuerdo de otro cómico en horas bajas, cómo Snub
Pollard, cómplice de Harold Lloyd en sus inicios y la primera aparición de Geraldine Chaplin,
entonces una niña.
LA INCANTEVOLE NEMICA
P.: Orso Film-Lambor Film (Coproducción italofrancesa).- A.: Metz y Marchesi.- G.: Age, Scar-
pelli, Edoardo Anton, J. Bernard-Luc y Claudio Gora.- D.: Claudio Gora.- F.: Leonida Barboni.-
Dec.: Alberto Boccianti y Oscar D’Amico.- M.: Raffaello Gervasio.- Int.: Silvana Pampanini (Sil-
via Albertini), Robert Lamoureux (Roberto Mancini), Pina Renzi (señora Albertini), Ugo Tognaz-
zi, Buster Keaton, Giuseppe Porelli.
86 minutos.
En aquel tiempo Buster Keaton estaba de gira por Milán cuando a los autores de esta película
se les ocurrió contratarlo para un número cómico. Se trata de una comedia social a la italiana
con un patrón que teme a sus revolucionarios obreros y pretende casar al cabecilla con su hija
(de ahí el título “La encantadora enemiga”) para aplacarle los ánimos.
Keaton es un obrero y su participación está muy aislada de la película. Es un episodio inde-
pendiente incrustado a la fuerza como maniobra comercial para atraer sus fans a las plateas,
demostrando su poder de convocatoria dos décadas después de su forzado ostracismo en la
industria del cine.
1956
AROUND THE WORLD IN EIGHTY DAYS (LA VUELTA AL MUNDO EN OCHENTA DIAS)
P.: Michael Todd.- Pr. as.: William Cameron Menzies.- N. de Julio Verne.- G.: James Poe, John
Farrow y S. J. Perelman.- D.: Michael Anderson (y John Farrow en las secuencias españolas).-
D. de exteriores extranjeros: Kevin McClory.- F.: Lionel Lindon.- Dec.: James Sullivan y Ken
Adams.- Vest.: Miles White.- M.: Victor Young.- Cor.: Paul Godkin.- Mon.: Gene Ruggiero y
Paul Weatherwax.- Créditos: Saul Bass.- Int.: David Niven (Phileas Fogg), Mario Moreno “Can-
tinflas” (Picaporte), Robert Newton (inspector Fix), Shirley McLaine (princesa Aouda), Finlay
Currie, Trevord Howard, Ronald Squire y Basil Sidney (miembros del Reform Club), Robert
Morley (consejero del Banco de Inglaterra), Noel Coward (dueño de la agencia), sir John Giel-
gud (criado despedido), Fernandel (cochero de Paris), Martine Carol (señorita de París), Char-
les Boyer (director de Cook en Paris), Hermione Gingold (apostadora robada), Glynis Johns
(chica alegre de París), Evelyn Keyes (paseante en París), Beatrice Lillie (oficial del Ejército de
Salvación), José Greco (bailarín español), Gilbert Roland (Achmed Pachá), César Romero (su
guardaespaldas), Luis Miguel Dominguín (torero español), Carlos Diaz de Mendoza (presidente
de la corrida), Ronald Colman (oficial del tren indio), sir Cedric Hardwicke (general), Alan Mow-
bray (cónsul inglés en la India), Charles Coburn (agente naviero), Peter Lorre (marinero del
Carnatic), Marlene Dietrich y George Raft (dueños del Jazzy Palace), Frank Sinatra (pianista
del Jazzy Palace), Red Skelton (borracho), John Carradine (viajero del tren del Oeste), Buster
Keaton (revisor del tren del Oeste), Joe E. Brown (jefe de estación), Dick Wesse (maquinista
del tren del Oeste), Casey McGregor (fogonero del tren del Oeste), Coronel Tim McCoy (oficial
norteamericano), Jack Oakie (comandante del Henrietta), Victor McLaglen (contramaestre del
Henrietta), Edmund Lowe (fogonero del Henrietta), Andy Devine (marinero del Henrietta), John
Mills (cochero en Londres), Melville Cooper, Reginald Denny, Ava Gardner.
Technicolor, Todd-Ao 70 mm.
176 minutos.
Monumental espectáculo basado en la célebre novela del legendario Julio Verne, cuenta las
peripecias de Phileas Fogg en su viaje alrededor del mundo en ochenta días para ganar una
apuesta. Empezada por John Farrow, autor de las secuencias españolas, fue sustituido tras
una serie de desavenencias con Michael Todd por Michael Anderson.
En breves papeles intervienen estrellas del cine internacional y Buster Keaton aparece en el
papel del revisor de un tren. Estas secuencias nos traen el recuerdo de El maquinista de la
General, sobretodo la demolición de un puente tras haber pasado el tren a toda velocidad, y
son para mi lo más feliz de tan gigantesca epopeya. Keaton se muestra muy irónico en sus
réplicas y su intervención nos devolvía el rostro serio de un cómico al que no le daban dema-
siadas oportunidades en aquellos tiempos.
1960
Versión espectacular de la novela de Samuel Clemens “Mark Twain” realizada con mucha peri-
cia por Michael Curtiz, el afortunado realizador de Casablanca (Casablanca, 1943). El argu-
mento gira alrededor de un viaje hacia la libertad del pequeño vagabundo Huck Finn y del ne-
gro Jim huyendo el primero de la Escuela y el segundo de los tratantes de esclavos.
Mucha gente ha comparado el humor de Keaton con el de Mark Twain, aunque yo no vea tal
relación, y esta epopeya a través de la America esclavista es un buen punto de unión. Entre la
variopinta cantidad de extravagantes personajes que los fugitivos Jim y Huck se encuentran
está nuestro Buster Keaton interpretando a un divertido domador de leones. Una aparición tan
feliz como bienvenida.
TO DEVIL TO PAY
P.: Educational Research Films, para National Association of Wholesares.- D.: Herb Skoble.-
Int.: Buster Keaton, Ralph Dunne, Ruth Gillette, Marion Morris, John Rodney.
28 minutos.
Cortometraje para pases privados y distribuido en 16 mm. donde Keaton interpreta al Diablo
(?).
1962
Película rodada deprisa, de forma amateur, con apariciones especiales de Keaton y de Bert
Lahr, el león cobarde de El mago de Oz, quién fallecería poco después. Por lo que respecta al
título que nos ocupa no se estrenó siquiera y nadie la vio por lo que nada podemos comentar al
respecto.
1963
Lester Snapwell comienza a investigar las cámaras fotográficas desde 1890 hasta los años
1963 mostrando su evolución a través de los tiempos. Rodada como una película muda de los
años veinte no tiene diálogos pero si acompañamiento musical y rótulos explicativos.
IT’S A MAD, MAD, MAD, MAD WORLD (EL MUNDO ESTA LOCO, LOCO, LOCO)
P.: Stanley Kramer- Cinerama para United Artits.- A. y G.: William y Tania Rose.- D.: Stanley
Kramer.- F.: Ernest Lazso.- Dec.: Rudolph Sternad.- M.: Ernest Gold.- Cant.: Mack Davis.- S.:
John Kean.- Mon.: Knudtson.- Animación de títulos de crédito: Saul Bass.- Int.: Spencer Tracy
(capitán C. G. Culpeper), Milton Berle (J. Russell Finch), Sid Caesar (Melville Crump), Buddy
Hackett (Benjy Benjamin), Ethel Merman (Mrs. Marcus), Mickey Rooney (Ding Bell), Dick
Shawn (Sylvester Marcus), Phil Silvers (Otto Meyer), Terry-Thomas (J. Algernon Hawthorne),
Jonathan Winters (Lennie Pike), Edie Adams (Monica Crump), Dorothy Provine (Emmeline
Finch), Jimmy Durante (Smiler Grogan), Eddie “Rochester” Anderson (primer taxista), Jim Bac-
kus (Tyler), Ben Blue (piloto del avión), William Demarest (jefe de policia), Peter Falk (segundo
taxista), Paul Ford (coronel), Edward Everett Horton (Dineckler), Buster Keaton (Jimmy), Jerry
Lewis (conductor loco), Carl Reiner (encargado torre control), The Three Stooges (bomberos),
Joe E. Brown (oficial), Andy Devine (sheriff), Sterling Holloway (jefe de bomberos), Zasu Pitts
(telefonista), y muchos más....
Ultrapanavision, Technicolor.
190 minutos.
Keaton es Jimmy, encargado de un pequeño garaje donde va a repostar Spencer Tracy des-
pués de haber robado el dinero. Su papel es tan corto que incluso lo podríamos considerar un
insulto hacia su figura. No entendemos porqué Stanley Kramer ha sido capaz de hacerle algo
así a Keaton en este superlargo film que pretende ser el “no va más” del cine cómico margi-
nando a una de sus figuras más distinguidas.
Por lo que resta este mamut cinematográfico es bastante divertido aunque de excesivo metraje.
Algunas caras conocidas amenizan la función como Jerry Lewis39 (el conductor que aplasta el
sombrero de Spencer Tracy y huye después riendo a mandíbula batiente) en otra cortísima
aparición a quién al menos le dieron la oportunidad de ejecutar un divertido gag.
1964
PAJAMA PARTY
P.: American International Picture.- Pr.: James H. Nicholson y Samuel Z. Arkoff.- A. y G.: Louis
M. Heyward.- D.: Don Weis.- F.: Floyd Crosby.- Ef. esp.: Roger George.- Créditos y ef. fotográ-
ficos: Butler-Glouner.- D. art.: Daniel Haller.- Dec.: Harry Reif.- Maq.: Bob Dawn.- M.: Les Bax-
ter.- Cant.: Gus Hemrie y Jerry Styner.- Cor.: David Winters.- S.: Phil Mitchell.- Mon.: Fred Feit-
hans y Eve Newman.- Int.: Tommy Kirk (Go Go), Annette Funicello (Connie), Elsa Lanchester
(tia Wendy), Buster Keaton (Jefe Aguila Podrida), Harvey Lembeck (Eric Von Zipper), Jesse
White (J. Sinister Hulk), Dorothy Lamour (jefa de vendedoras), Jody McCrea (Bing Lunk), Benn
Lessy (Fleegle), Donna Loren (Vikki), Susan Hart (Jilda), Bobbi Shaw (Helga), Cheryl Sweeten,
Candy Johnson (Candy), Luree Holmes (perfumista), Reni Riano (doncella), Joi Holmes (mode-
lo de bañadores), Kerry Kolmar (muchachito), Don Rickles (marciano) y Frankie Avalon (jefe de
marcianos).
Panavisión, pathecolor.
Título en TV3: LA FESTA DELS DISBARATS
Título en vídeo: EL CLUB DEL PIJAMA.
85 minutos.
Después de un largo ostracismo Buster Keaton regresa a la pantalla grande con un papel más
largo de lo acostumbrado, iniciando una nueva etapa que fue su despedida definitiva del mun-
do del cine.
Aquí Keaton es un extravagante piel roja que acompaña a una espectacular sueca (Bobbi
Shaw) para que seduzca al sobrino de la excéntrica tia Wendy (Elsa Lanchester) y unos gangs-
ters del tres al cuarto le roben su fortuna. No cuentan con un marciano (nunca mejor dicho)
llamado Go Go, quién además de tontaina se enamora de la novia del sobrino.
Don Weis -autor de títulos como Amazonas negras (Adventures of Hajji Baba, 1954), diversos
episodios de la serie televisiva El planeta de los simios (Planet of the Apes, 1974) o del co-
meback de Fred Gwynne e Ivonne de Carlo sobre la familia Munster, The Munster’s Revenge
(1981)- añade un nuevo eslabón a una serie de peliculitas con un grupo de teenagers en la
playa, cantando cancioncitas, y unos “actores” de vida efímera como Tommy Kirk, Annette
Funnicello y Frankie Avalon como protagonistas, arropados por veteranos de prestigio como
son aquí Buster Keaton, Elsa Lanchester y Dorothy Lamour que, de hecho, son quienes salvan
la función sin ningún esfuerzo. Aderezados además por una pandilla de gamberros capitanea-
dos por Harvey Lembeck (Eric Von Zipper) que salían en todos los episodios para recibir bofe-
tadas y hacer el ridículo.
Irónicamente en la actualidad estas películas se venden gracias a la aparición de Buster Kea-
ton en el reparto. En El Club del Pijama aparece bailando bailes presuntamente modernos en
los títulos de crédito finales, sin ninguna duda lo que más gracia tiene en todo el metraje de la
cinta.
1965
THE RAILRODDER
P.: Nacional Film Board of Canada.- Pr.: Julian Biggs.- G. y D.: Gerald Potterton.- Ay.: Jo Kirpa-
trick.- F.: Robert Humble.- M.: Eldon Rathburn.- S.: Karl Duplessis.- Mon.: John Kirpatrick y
Gerald Potterton.- Int.: Buster Keaton (el viajero).
Eastmancolor
21 minutos.
Distribuida en España con su título original: THE RAILRODDER.
Oso de Plata en el Festival de Berlin, 1965.
Nuevo regreso al cortometraje que cimentó su prestigio y, esta vez, con muy buen pie. Un ma-
ravilloso corto mudo en brillante color, cuenta las peripecias de un viajero que llega al Canadá
tras saltar al oceano desde un puente de Londres, atravesando el Atlántico bajo las aguas.
Al llegar a la Costa Este de aquella gran nación se sube en una plataforma mecánica utilizada-
da en la red de ferrocarriles para supervisar las vías. El viajero atravesará de costa a costa el
Canadá hasta llegar al Pacífico donde un japonés, salido de las aguas del mar, le robará la
plataforma teniendo que continuar su viaje andando.
Buen acompañamiento musical y excelente fotografía en color de éste corto que nos devuelve
al gran Keaton de sus mejores tiempos, y que suponen un grato colofón a una carrera irregular
pero no por ello apasionante. Una buena colección de gags de la mejor ley (como aquel en que
toma el té con música de minueto en medio de una pradera con búfalos) jalonan este inolvida-
ble regreso a sus antiguas fuentes, que supone además un emocionado homenaje a una de las
figuras capitales de la comicidad mundial.
BUSTER KEATON RIDES AGAIN
P.: Nacional Film Board of Canada.- Pr.: Julian Biggs.- G., D. y F.: John Spotton.- Com.: Donald
Brittain.- Int.: Buster Keaton, Eleanor Keaton, Gerald Potterton, John Kirpatrick.
Programado por TVE en Documentos TV (1989).
55 minutos.
Un documental sobre el rodaje del cortometraje The railrodder con destino la televisión cana-
diense. Por una vez vemos cómo es Keaton tras las cámaras, cómo prepara metódicamente su
trabajo, sus disgustos cuando no le hacen caso, los homenajes que recibió en las ciudades
dónde rodaban, cómo canta una canción acompañado de una guitarra e incluso cómo sonrie.
Un documento impagable para aquellos que admiramos la carrera de este gran cineasta, uno
de los más nobles que nos ha dado el llamado Séptimo Arte, y nos da la oportunidad de cono-
cerlo mejor. Es curiosa la secuencia donde pide a la productora que le sirvan un pato silvestre
cazado por el ayudante de dirección, lo que le inspira un gag para el corto que están rodando.
Vemos imágenes de sus pasadas películas como El maquinista de la General y nos cuentan
varios detalles biográficos. No tiene precio este film de John Spotton, importante cámara del
cine canadiense, que tanto ha hecho por la cinematografía de su país.
FILM
P.: Evergreen Theatre Inc., New York.- A. y G.: Samuel Beckett.- D.: Alan Schneider.- F.: Boris
Kaufman.- Dec.: Burr Schmidt.- Mon.: Sidney Meyers.- Int.: Buster Keaton (el Hombre), Nell
Harrison (la Señora), James Coran (el Pastor), Susan Reed (la anciana).
24 minutos.
Premio especial del Jurado en el Festival Internacional de Cortometrajes de Tours, 1966.
Este es un título cuyo prestigio está por encima de sus valores reales. Durante años se han
confundido intenciones con resultados y si Film tiene mucho de lo primero de lo segundo mejor
no hablar.
Lo que más me molesta en este corto del desconocido Alan Schneider es su carácter mesiáni-
co, patente en su libro del mismo título donde habla de la película redentora que libró a Keaton
de la mediocridad en sus últimos años. Para mi, los dos títulos anteriores, son mucho más inte-
resantes que éste y si los largos de esta época no son lo lúcidos que quisiéramos, al menos,
son mas divertidos y menos pretenciosos que el corto en cuestión.
El argumento no puede ser más simple: Keaton retratado de espaldas todo el metraje hasta
verle al final en un primer plano. Preguntado en Venecia por este corto, el gran cómico respon-
dió “No sé ni de qué iba, tenía la cámara detrás todo el rato”. El público estalló en carcajadas.
En Rebeldes (The outsiders, 1983) de Francis Ford Coppola aparecen imágenes de un drive-in
en el cual proyectan una película de un Buster Keaton anciano, vestido con su clásico atuendo
y su viejo sombrero stapleton. Pues bien, eran fragmentos de Beach Blanket Bingo, dónde el
gran cómico aparecía peleándose con la pandilla de gamberros de Eric Von Zipper.
Se trata pues de una especie de continuación de El club del pijama, con Frankie Avalon de
protagonista y una parte del equipo técnico y artístico de la anterior aventura de playa, chicas
en bikini, cancioncitas, colorines y una cierta ñoñería que en la época hizo furor pero que hoy
han caido en el más absoluto olvido. Keaton hace de Keaton, olvidando su anterior personaje,
e hizo lo posible para salvar la función del hastío. Su papel esporádico emparejado con la es-
cultural Bobbi Shaw está completamente desaprovechado, ya que aparece siempre de improvi-
so sin saber qué hace ahí. Incluso repite numerito de baile en los créditos finales que tal vez
sea lo más divertido de una cinta totalmente anódina. William Asher es el director de la serie de
televisión Embrujada (Bewitched, 1964) con Elizabeth Montgomery, y de otros episodios de la
saga de los niñatos playeros y cantores. Aquí tiene una espléndida ocasión para demostrarnos
su incapacidad creativa, su falta de ritmo y su nula imaginación.
De nuevo los niñatos de la playa con sus ramplonas canciones y sus cursilerías. Keaton inter-
preta aquí a un hechicero tahitiano que hace aparecer un pelicano en momentos inoportunos.
Lo demás son bellísimas chicas en bikini, algunos veteranos acreditados y nada más.
Aparte de los tres títulos citados aquí, los niñatos de la playa torturaron al público de la época
con los siguientes títulos: Escándalo en la playa (Beach Party, 1963) de William Asher, con
Vincent Price; Bikini Beach (1964) de William Asher, con Boris Karloff, The Ghost in the Invi-
sible Bikini (1966) de Don Weis, también con Boris Karloff, y Back to the Beach (1987) de
Lyndall Hobbs. Nunca había visto tanta crueldad.
La última película que Keaton rodó en los Estados Unidos. Se trata de una comedia parecida a
la de los niñatos playeros pero ambientada en una base militar. Norman Taurog, un eficiente
artesano de la comedia, coincide por fin con el cómico de la cara de palo aunque sea en horas
bajas para ambos.
Frankie Avalon hace un doble papel, se traviste y canturrea sus cursilonas canciones para tor-
mento del espectador. Buster interpreta a un veterano recluta que toca los botones inadecua-
dos en una base de misiles, provocando un terrible escándalo.
El fatigado cómico viaja después a Italia y posteriormente a España para quemar sus últimos
cartuchos con los títulos que cierran su filmografía. En Venecia recibe un cálido homenaje y
tiene la enorme satisfacción de ver reconocida su obra tras tantos años de olvido y de despre-
cio en los que nadie creía en su enorme talento. Pero hasta el último momento luchó para de-
fender su estrella porque corría sangre de actor en sus venas y era incapaz de abandonar su
profesión, aunque tuviera que rodar títulos indignos de su pasada gloria.
DUE MARINES E UN GENERALE (GUERRA A LA ITALIANA)
P.: Italian International Film.- Pr. y A.: Fulvio Lucisano.- G.: Franco Castellano y Giuseppe Moc-
cia “Pipolo”.- D.: Luigi Scattini.- F.: Fausto Zuccoli.- Ef. esp.: Vittantonio Ricci.- Dec.: Gastone
Carletti.- Vest.: Ugo Pericoli.- Maq.: Efrande Titi.- M.; Piero Umiliani.- Cant.: Cherubini y Bixio.-
S.: Lodovico Scardella y Bruno Moreal.- Mon.: Renato Cinquini.- Int.: Buster Keaton (general
Von Kassler), Fred Clark (general Zacharias), Franco Franchi (Frank), Ciccio Ingrasia (Joe),
Martha Hyer (Ingrid), Franco Ressel (comandante de la Gestapo), Barbara Roy (aldeana),
Tommaso Alvieri, Alessandro Sperli, Alfredo Adami, Ennio Antonelli, Renato Chiantoni, Willy
Colombi.
Technicolor, panavision 70 mm.
95 minutos.
Este es el último largometraje que protagonizó Buster Keaton, aunque tuvo que compartir la
película con un par de cómicos baratos como Franco Franchi y Ciccio Ingrasia.40 Estrenada
tras la muerte del gran cómico americano, los productores, muy habilmente, omitieron la parti-
cipación de la pareja italiana en toda la publicidad, carteles y fotogramas expuestos en los
vestíbulos de las salas cinematográficas.
Los fans de Buster nos llevábamos un buen chasco al ir a ver un título inédito de este gran
personaje y encontrarnos con las palurdas payasadas del terrible dueto. De hecho, Guerra a la
italiana es como si fueran dos películas que nada tienen que ver la una de la otra. Dos histo-
rias paralelas: la de los patosos marines italoamericanos y la del general alemán Von Kassler.
Si los fragmentos de aquellos son verdaderamente insoportables, en cambio los del viejo Kea-
ton son geniales.
La parte que nos interesa no desmerece en absoluto de su protagonista. Tiene algunas se-
cuencias para lucirse como aquella en que se pone un brazo de madera para no tener que
hacer el saludo nazi. Los soldados alemanes le toman por un héroe ya que no baja el brazo
cuando le ataca un extraño avión americano.
Keaton no habla en toda la película. Tras una serie de vicisitudes, el general es capturado por
los marines patosos quienes finalmente le liberan cambiándole su uniforme nazi por el traje de
un espantapájaros y el viejo sombrero stapleton que ha llevado en casi toda su carrera desde
la época de Fatty. El duo le dice al despedirle “Es usted el enemigo más simpático que hemos
tenido nunca” a lo que el viejo general, volviéndose hacia la cámara, les responde con su única
palabra en todo el diálogo del film “¡Gracias!”.
Un momento particularmente emocionante que nos hace sentir nostalgia por aquellos años de
esplendor del cómico de la cara de palo. Nostalgia que aparece en casi todas sus secuencias
que no son más que un homenaje a toda su filmografía.
Terminada la filmación, Keaton y su esposa Eleanor, viajan al festival de Venecia y de aquí a
España, rodando en Segovia y Madrid su último largometraje.
No más llegar a Madrid las cámaras del No-Do filmaron un reportaje sobre la llegada de Buster
Keaton a España, su esperada rueda de prensa organizada por el desaparecido crítico Alfonso
Sánchez y escenas de su rodaje en Golfus de Roma.
Como atención a su público, el viejo cómico les dedicó una serie de muecas graciosas e inolvi-
dables para quién tuvimos la oportunidad de ver este curioso reportaje.
Golfus de Roma fue el emocionado adiós de Buster Keaton al mundo del cine en un largome-
traje dirigido por su admirador Richard Lester. Inspirada41 en una obra teatral que obtuvo gran
éxito en Broadway fue llevada a la pantalla grande con casi el mismo elenco que había triunfa-
do en la escena, dando la oportunidad a Zero Mostel y Jack Gilford (dos cómicos apartados de
la industria por el maccarthysmo) de ponerse de nuevo delante de una cámara tras largos años
de ostracismo. Es curioso hacer destacar que el papel de Erronius fue escrito pensando en
Buster Keaton quién lo rechazó por considerarlo demasiado corto (?) y después le fue entrega-
do a John Carradine. Pero al rodarse la versión cinematográfica fue llamado por Richard Lester
para que por fin asumiera su postrero personaje.
Erronius es un patricio romano cuyos hijos fueron secuestrados por los piratas. Tras pasarse
media vida buscándolos regresa a Roma viéndose mezclado en los enredos de Pseudolus.
Finalmente Erronius le salva a éste de la muerte puesto que descubre que sus dos hijos son
precisamente el general Miles Gloriosus y la bella Philia, la doncella en litigio, ya que ambos
llevaban un anillo con una manada de gansos con el cual les reconoce. Esta enloquecida co-
media es una versión jocosa y musical de la Roma de los césares por la que Ken Thorne obtu-
vo en 1966 el Oscar a la mejor partitura. Los colores chillones de Nicholas Roeg (posteriormen-
te director de cine) y los excelentes dibujos animados de Richard Williams son buenos alicien-
tes para este clásico del cine cómico excelente colofón para la carrera de Buster Keaton.
Su personaje era muy entrañable y muy divertido. A pesar de padecer ya los estragos del
cáncer, tiene oportunidad de ejecutar algunos buenos gags. Por cierto, cuando tras correr en-
medio de una persecución de cuadrigas y recitar su frase, Keaton se golpea con la rama de un
arbol, el equipo se llevó un buen susto porque esta secuencia la preparó sin avisar siquiera al
director de la película quién creyó que el anciano cómico se había lastimado de verdad. Cuan-
do todos fueron a socorrerle se dieron cuenta de que no había sido más que un gag.
Richard Lester, mientras duró el rodaje, estuvo siempre consultando a Keaton la creación de
gags adicionales y le tenía como a un maestro. La secuencia final corriendo sobre una noria es
inolvidable y para nosotros supone una excelente despedida de uno de los más nobles perso-
najes del mundo cinematográfico.
1966
THE SCRIBE
P.: Film Tele-Prod. (Canadá) para la Construction Safety Association de Ontario. D.: John Se-
bert.- Int.: Buster Keaton.
Color, 16 mm.
30 minutos.
Keaton es un periodista que realiza un reportaje sobre la seguridad. Se trata de un corto que no
ha tenido distribucion comercial y por esto es omitido en muchas filmografías. No tenemos por
ello más datos sobre sus características más que las breves referencias que nos dio Raymond
Rohauer.
En su rancho de Woodland Hills, aquel 1 de febrero de 1966, nos dejó para siempre el cómico
de la cara de palo. Posteriormente sus películas mudas volvieron a proyectarse con excelentes
bandas sonoras musicales de Carl Davis interpretada por la English Chamber Orchestra que
añadían poesía y lirismo a sus ya bellas imágenes. Gracias a la Thames television y a Ray-
mond Rohauer las nuevas generaciones descubrimos el gran talento de nuestro Buster Keaton
cuya obra ha vencido el paso del tiempo.
¿Existe algo más desconocido que la filmografía de Buster Keaton?, ¡pues si!... ¡su carrera en
televisión! Efectivamente a partir de 1950 Keaton se introduce en el nuevo medio que comen-
zaba a arrollar. Allí consiguió la segunda oportunidad que el cine le negaba con obstinación y
desmiente de una vez por todas aquella leyenda del “patético Buster Keaton” que vivía de la
mendicidad de sus pequeños papeles. Gracias a la pequeña pantalla pudo por fin recuperar
parte de su antiguo prestigio aunque nunca alcanzara los niveles de los años veinte. Los Larry
Weingarten y las Natalie Talmadge quedaban atrás definitivamente.
1950
En 1950 Keaton debuta en un nuevo medio, la televisión, con unos programas grabados en
kinestoscopios, antecedentes del videotape, sistema de muy poca calidad que no fue obstáculo
para que en los años 50 y 51 consiguiera el primer puesto de audiencia en la Costa Oeste.
Antecedente de los legendarios shows que consagraron una década despues a gentes como
Lucille Ball o Dick Van Dyke, sin olvidar a Fred Gwynne con La familia Munster (The Muns-
ters, 1964). The Buster Keaton Show consiguió que el cómico de la cara seria tuviera por fin
su segunda oportunidad.
En aquel año había caducado su contrato como asesor en la Metro y una nueva etapa se abría
para Keaton. Una etapa que hasta ahora ha sido desconocida en España y del que hemos
visto muy pocas muestras
Charles Chaplin preparaba Candilejas y al ver a Keaton, cuando éste se presentó para prepa-
rar su célebre secuencia conjunta, se sorprendió de verle rejuvenecido. “Dime Buster, ¿que es
lo que te mantiene tan joven?” le preguntó Chaplin. Buster entonces le respondió “la televisión”.
En una entrevista a Christopher Bishop contaba que estos programas de media hora tenían
diálogos en la primera mitad pero la segunda era mucho más movida y apenas se decía una
sola palabra. De hecho las palabras solo sustituían los rótulos explicativos pero una vez entra-
do en situación se pasaba a la acción puramente visual.
1954
Basado en “The Overcoat” de Gogol, Keaton interpreta a un hombre muy tímido agobiado por
los problemas. Este era su primer papel dramático en toda su carrera artística, a excepción de
las obras teatrales que representó cuando era niño.
Keaton fue contratado mientras estaba en Bruselas durante una gira europea que le había lle-
vado al circo Medrano de Paris y junto a su tercera esposa Eleanor Keaton interpretaba un
scketch inspirado de El comparsa, donde Buster metía en la cama a una mujer borracha.
Número que repitió en numerosas ocasiones en programas televisivos y actuaciones persona-
les.
No más volver a los Estados Unidos es llamado para tres shows de Ed Sullivan, un coloso de la
televisión americana; cinco de Ed Wynn42 (un cómico que no tuvo suerte en el cine); tres de
Arthur Murray, Conrad Nagel y Fayer Emmerson.
BEST OF BROADWAY:
“THE MAN WHO CAME TO DINNER”
P.: CBS-TV.- T.: según la obra de Kaufman y Hart.- D.: David Alexander.- Int.: Buster Keaton
(doctor Bradley), Sylvia Field, Zasu Pitts, Frank Tweddell, Margaret Hamilton, Merle Oberon,
Monty Woolley, Howard St. John, Joan Bennett, Reginald Gardiner, Bert Lahr, Catherine Dou-
cet, William Prince.
30 minutos.
“El hombre que vino a cenar”43 es una famosa obra que consagró a Monty Woolley, un crítico
de teatro newyorkino metido a actor, que interpretaba a un impertinente invitado que tenía un
accidente después de la cena por lo que tiene que convalecer en la casa haciendo la vida im-
posible a la familia de su anfitrión.
1955
EDDIE CANTOR THEATRE:
“WORLD OF ALONZO PENNYWORTH”
P.: ABC-TV.- Int.: Buster Keaton y Christine Larsen
30 minutos
Un tímido agente de viajes llamado Alonzo Pennyworth nunca ha estado en ningún sítio y todo
le va mal, incluso sus relaciones con la mujer que ama. Programa de otro “ángel caido” del
cine, Eddie Cantor, quién presentaba este telefilm protagonizado por Keaton.
Buster ve por televisión la entrega anual de los Oscars de Hollywood y como Bob Hope, maes-
tro de ceremonias habitual en aquella época, entregaba una estatuilla a uno de sus antiguos
compañeros. A destacar la aparición de Joe E. Brown, cómico popular por el tamaño de su
boca y que conocimos con el apodo de “Bocazas” en multitud de títulos menores y, sobretodo,
por su impagable papel de Con faldas y a lo loco (Some like it hot, 1958) persiguiendo a Jack
Lemmon44 creyendo que era una mujer. Zasu Pitts era una excelente actriz cómica que en los
treinta se asoció con Thelma Todd para crear una réplica femenina a Laurel y Hardy, tal como
hemos explicado en otra parte de este libro.
1956
PRODUCER’ SHOWCASE:
“THE LORD DON’T PLAY FAVOURITES”
Pr.: Hal Stanley.- Int.: Buster Keaton, Robert Stack, Kay Starr, Dick Haymes, Louis Armstrong,
Nejla Ates, Mike Ross, Arthur Q. Bryan.
90 minutos.
1958
No tengo referencias de este show donde se encontraron dos grandes mitos del cine, ambos
con las mismas iniciales e idéntico genio en sus respectivas especialidades: Buster Keaton y
Boris Karloff, entrañable monstruo de Frankenstein de la Universal.
La actriz Betty White es la intérprete de Rose en Las chicas de oro (Golden girls, 1989) televi-
sivas, serie que le ha hecho popular en España, aunque en su país de origen contaba ya con
un largo historial de éxitos.
PLAYHOUSE 90:
“THE INNOCENT SLEEP”
P.: CBS TV.- D.: Franklin J. Schaffner. Int.: Buster Keaton, Hope Lange, Dennis King, John
Ericson, Hope Emerson.
90 minutos.
Otro papel dramático para Keaton. Aquí es un hombre de pueblo que se queda sordo y mudo
durante un juicio en el que se le acusa de haber matado a su padre.
A destacar la participación de la actriz Hope Lange, pareja de Dick Van Dyke en un show cómi-
co para la televisión, El nuevo show de Dick Van Dyke (The new Dick Van Dyke Show, 1972)
y la dirección de Franklin J. Schaffner, futuro realizador de El Planeta de los Simios (Planet of
the Apes, 1967) con Charlton Heston y Kim Hunter, uno de los mejores films de ciencia ficción
de todos los tiempos.
1960
SUNDAY SHOWCASE:
“AFTER HOURS”
D.: Alex March. Int.: Buster Keaton, Christopher Plummer, Sally Ann Howes, Robert Emhardt,
Philip Abbott, Natalie Schafer, Paul McGrath, John Fielder.
Color.
60 minutos.
Nueva comedia de los errores en la que Keaton interpreta a Santa Claus. Sally Ann Howes era
una actriz británica que tuvo escaso éxito en la pantalla grande. Recordemos únicamente su
papel en Chitty, Chitty, Bang, Bang (Chitty, chitty, bang, bang, 1968) con Dick Van Dyke,
musical inspirado en un cuento de Ian Fleming.
1961
Recopilación de películas mudas. Son varias las series de televisión compuesta por recopila-
ciones como Comedy Cappers o Lobsters Comedies donde podemos disfrutar actualmente
de aquel cine de antaño cuando Hollywood era una verdadera fábrica de sueños y no un hervi-
dero de ejecutivos, yuppies y tecnócratas como se ha convertido en los últimos años para de-
sesperación de los amantes del Séptimo Arte.
1962
Keaton vive en el siglo XIX y camina malhumorado echando pestes de todo lo que ve a su al-
rededor. Viste el tradicional traje de sus películas mudas con su sombrero stapleton plano. De
hecho estamos en una película muda con rótulos explicativos. Soñando con un mundo mejor
inventa un casco que puede viajar al futuro pero le funciona en un momento inoportuno ya que
cuando está en calzoncillos le transporta al año 1962.
Pero ¡oh, sorpresa! en esta época nos encontramos con el cine sonoro y el pobre hombre apa-
rece en medio de la calle con una facha completamente ridícula. Un policía se irrita al verle de
aquella manera y le persigue por exhibicionista. Hace amistad con un hombre obeso que le
ayuda a robar unos pantalones y tratan de reparar el casco para que el viajero del tiempo vuel-
va a su época. Confusión y problemas.
Finalmente el sabio que le arregla el casco y nuestro amigo regresan al pasado, otra vez cine
mudo, pero como aquel no se adapta a la vida del siglo XIX no le queda otro remedio que ini-
ciar un nuevo viaje hacia su verdadera época.
Inteligente guión de Richard Mathenson45 aunque “adornado” con el ingenio de Buster Keaton
que luce una de sus mejores interpretaciones de sus últimos años cuando su arrugado rostro
ya le daban un aspecto de anciano venerable. Excelente idea la de combinar el cine mudo con
el sonoro a través del viaje por el tiempo para definir las dos épocas y algunos hallazgos kea-
tonianos de buena ley hacen inolvidable este episodio de la interesante serie de Rod Serling.
Canto del cisne del director Norman Z.McLeod (1898-1964), autor de dos de los mejores títulos
de los hermanos Marx: Pistoleros de agua dulce (Monkey business, 1931) y Plumas de ca-
ballo (Horse feathers, 1932), y varios films de Danny Kaye, Bob Hope, Eleanor Powell y Fred
Astaire.
Tres cómicos acuden a los ensayos del March Dimes Show y organizan un buen escándalo.
Reencuentro de Buster Keaton y Jimmy Durante después de aquella nefasta maniobra de Lou-
is B. Mayer en los años treinta. Sus respectivas carreras no fueron demasiado bien a partir de
entonces pero aún conservaban la amistad.
Completa el trío Ed Wynn (hermano de Keenan Wynn), quién tras triunfar en Broadway fracasó
en el cine donde intervino sólo en papeles secundarios. Menudo de estatura (al revés de su
corpulento hermano) y dotado de una nariz tan grande como la de Jimmy Durante tuvo en la
televisión la oportunidad que la pantalla grande le negó. Luego le vimos como tio Albert en
Mary Poppins (Mary Poppins, 1964), con Dick Van Dyke y Julie Andrews, bailando y cantando
en el techo ya que tenía ataques de risa que le hacían flotar en el aire. Inolvidable número
cómico-musical y una de las mejores secuencias de la película que llenó las arcas de Walt
Disney. Éste fue uno de sus últimos trabajos cinematográficos, ya que fallecería algunos años
después.
ROUTE 66:
“JOURNEY TO NINEVEH”
P.: CBS TV. Int.: George Maharais, Martin Milner, Buster Keaton, Joe E. Brown, Gene Ray-
mond, Jenny Maxwell, John Astin, John Davis Chandler, John Durren.
60 minutos.
Otra mítica serie, Route 66, donde solían aparecer veteranos astros de la pantalla como acto-
res invitados. Aquí Buster Keaton hace de gafe de pueblo. De esta serie protagonizada por
Martin Milner y George Maharais, se recuerda sobretodo aquel episodio donde Boris Karloff se
puso por última vez su maquillaje de monstruo de Frankenstein (Lizard’s leg and owlet’s
wing), junto a Lon Chaney jr. y Peter Lorre.
1963
MR. SMITH:
“THINK MINK”
P.: ABC TV.- Int.: Buster Keaton, Jesslyn Fax, Fess Parker, Sandra Warner.
30 minutos.
Jesslyn Fax crea unos estofados tan horrorosos que luego tienen la facultad de hacer crecer
rapidamente unos visones que ella y su marido (Buster Keaton) crian haciendo un gran nego-
cio.
TODAY SHOW
P.: NBC TV. Anfitrión: Hugh Downs. Invitado especial: Buster Keaton.
120 minutos.
Buster Keaton, Joe E. Brown y Joan Blondell interpretan a tres viejas glorias de la pantalla que
ahora tienen que ganarse la vida modestamente en un circo.
Jack Palance es el protagonista de esta serie inspirada en un largometraje homónimo de Cecil
B. De Mille con Charlton Heston.
El agente Burke investiga un asesinato donde se utilizó un ascensor amañado. Keaton es uno
de los sospechosos del crimen.
Popular serie de los sesenta que, paradójicamente, renació en los noventa con el rodaje de
nuevos episodios proyectados en Antena 3 con el título “La ley de Burke”.
HOLLYWOOD PALACE
P.: ABC-TV.- Int.: Gene Barry, Buster Keaton Gloria Swanson.
60 minutos.
Keaton y Swanson parodian viejos éxitos. Un año después, en el mismo programa conmemora-
tivo, tuvo lugar el reencuentro de Groucho Marx con Margaret Dumont cantando la canción
“Hooray for the captain Spaulding” de El conflicto de los Marx (Animal Crackers, 1930)
1965
En el hotel Paradiso situado en un país extranjero unos criminales viven huyendo de la justicia,
entre ellos un lanzador de cuchillos interpretado por Buster Keaton.
PELICULAS INSPIRADAS EN
BUSTER KEATON
1957
“Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia” podríamos decir de este largometraje
que la Paramount dejó al gran cómico americano. Sin embargo para Keaton le sirvió para recu-
perar parte de su fama y cobrar una bonita suma de 50.000 dólares con los cuales se compró
una finca en el Valle de San Fernando.
Los errores biográficos son múltiples como el de omitir su etapa con Fatty Arbuckle, sus deva-
neos con Peggy, su amor por Gloria (nada que ver con Natalie Taldmage), su fracaso de una
película muda cuando irrumpe el sonoro, su inadaptación a la pantalla hablada y muchos deta-
lles más.
Por otra parte hemos de agradecer los esfuerzos de Donald O’Connor para encarnar a Buster
Keaton en este pseudobiopic. Excelente fantasista, recordemos su Cantando bajo la lluvia
(Singing in the rain,1952) donde cantó su famoso número “Hazlos reír”; cantante y bailarín
triunfó en el cine mientras era adolescente pero en la madurez fue apartado de las pantallas ya
que no supo adaptarse a su nueva situación. Sin embargo en los Shows de Las Vegas o en
Broadway sigue siendo en la actualidad un number one. La última vez que le vimos fue en un
pequeño papel de Ragtime (Ragtime, 1980) de Milos Forman.
1969
THE COMIC
P.: Columbia. Pr.: Carl Reiner y Aaron Ruben. G.: Carl Reiner y Aaron Ruben.- D.: Carl Reiner.-
F.: W. Wallace Kelley.- M.: Jack Elliot.- Int.: Dick Van Dyke (Billy Wright), Michele Lee, Mickey
Rooney, Cornel Wilde, Pert Kelton, Steve Allen, Fritz Feld, Mantan Moreland, Jeff Donnell y
Carl Reiner.
Título en TVE: EL COMICO
Technicolor.
95 minutos.
Billy Wright acaba de morir. En su sepelio se cumple su última voluntad, tirarle al productor que
le despidió una tarta de nata a la cara. Desde el más allá, el desaparecido cómico cuenta su
vida y con un humor amargo describe las incidencias del entierro.
En el cine mudo era el rey de la comedia, sus películas atraían a públicos de todos los países y
tenía una gran situación económica. Vino el sonoro y no pudo adaptarse, arruinándose con el
divorcio ya que su mujer le arrebató hasta el último dólar. Rueda en el extranjero pero sin éxito
y termina rodando spots publicitarios para la televisión.
Como puede comprobarse el argumento describe fielmente el drama de Buster Keaton y al
mismo tiempo, aparecen detalles de otros cómicos como Stan Laurel o Harry Langdon. Carl
Reiner utilizó sus biografías para escribir el guión de esta película que no tuvo el éxito que se
merecía y donde Dick Van Dyke consigue su mejor trabajo interpretativo sobretodo cuando
recrea imágenes de los cortos mudos de los años veinte donde está sencillamente maravilloso.
Actor protagonista de aquel célebre El Show de Dick Van Dyke (The Dick Van Dyke show,
1961-66) de principios de los sesenta, acaparadores de premios Emmy (Oscars de la televi-
sión), y de Diagnóstico asesinato (Diagnosis of murder, 1993), hay que destacar que cuando el
propio Keaton vino a España en 1965 para rodar Golfus de Roma declaró que “de los actores
cómicos actuales mi favorito es Dick Van Dyke, es natural y espontáneo, los demás son prefa-
bricados”.
Basta reseñar que la película está dedicada a la memoria de todos los cómicos del cine mudo,
en particular a Stan Laurel que en su senectud, diabético y paralítico, sobrevivía vendiendo
gags a Dick Van Dyke y a Jerry Lewis antes de fallecer olvidado por todos. Si Buster Keaton
tuvo su rehabilitación en vida, en cambio Laurel tuvo que esperar a su muerte para que se le
reconocieran sus innumerables méritos.
1990
BUSTER’S BEDROOM
P.= Metropolis Filmproduktion/GMBH & Co KG (Berlin)/Les Productions du Verseau (Montre-
al)/Prole Filme LDA., (Lisboa). Pr.: George Reinhart y Udo Heiland. Pr.as.= Aimée Danis y Hen-
rique Espirito Santo. A.= Rebecca Horn. G.= Rebecca Horn y Martin Mosebach. D.= Rebecca
Horn. F.= Sven Nykvist. D. art.= Nana Von Hugo.Vest.= François Laplante. M.= Sergey Kuryo-
khin y Ingfried Hoffmann. S.= Uwe Kersken. Mon.= Barbara Von Weitershausen. J. de P.= Lu-
ciano Gloor. Int.= Donald Sutherland, Geraldine Chaplin, Amanda Ooms, David Warrilow, Tay-
lor Mead, Ari Snyder, Martin Wuttke, Valentina Cortese.
112 minutos.
Color y Dolby Stereo
Una mujer enamorada de Buster Keaton acude al sanatorio Nirvana House donde éste estuvo
hospitalizado cuando estuvo alcohólico en busca de su recuerdo. Ahí conocerá gente extraña y
el espíritu del genial cómico.
Proyectada en la XXIV edición del Festival Internacional de Cinéma Fantástic de Sitges esta
película dejó al público aburrido y de piedra. Nos gustaría saber por qué Rebecca Horn intenta
manchar la memoria del gran Buster con tan pretencioso engendro.
KEATON, EL GAGMAN
Es notoria la gran habilidad de Buster Keaton para la creación de gags. En su época de es-
plendor tuvo un buen equipo a su lado: Clyde Bruckman, Jean Havez, Thomas Gray y Archie
Mayo, asistentes suyos en la elaboración de aquellos momentos que tanto nos han hecho reír.
Pero aparte de su gloriosa carrera, de la que ya nos hemos ocupado anteriormente, queda una
parte de su filmografía completamente oscura. Se trata de cuando Keaton, tras su injusto oca-
so, tuvo que sobrevivir trabajando como gagman para otros cómicos (Harpo Marx o Red Skel-
ton). Al no figurar su nombre en los títulos de crédito nos resulta prácticamente imposible Sa-
bemos que el agente Leo Morrison le consiguió un contrato para la Metro y que desde junio de
1937 hasta septiembre de 1950 trabajaba como asesor en guiones de tipo cómico, gagman y
asistente técnico de dirección. Labor esta que desarrolló en el más completo anonimato.
Por otra parte tengo referencias por las declaraciones de Groucho Marx de que su hermano
Harpo le tenía bajo contrato en su etapa en la productora del león. Keaton nos da muy pocos
detalles de esos años en sus memorias y se comprende.
Por otra parte en libros americanos se habla de la colaboración del gran cómico en las pelícu-
las de Stan Laurel y Oliver Hardy (quienes habían contratado a Harry Langdon,46 entonces en
declive, como guionista y gagman) pero nunca he encontrado referencias más precisas al res-
pecto, tal como he explicado en la parte biográfica de este libro.
Por lo tanto no puede extenderme demasiado en este capítulo que no es tampoco el que más
nos interese. De hecho nos es más que una faceta puramente accidental en la carrera keato-
niana y así lo debemos considerar.
Epoca Muda
Según declaraciones de Keaton, en la época muda, cuando triunfaban los grandes cómicos
como Harold Lloyd y Charles Chaplin, estos tenían una gran relación de amistad entre sí. Una
de sus costumbres era el intercambio de gags en sus películas. Por esto Keaton también tuvo
algo que ver en la filmografía de sus divertidos camaradas.
Ha transcendido por ejemplo que fue el creador del famoso gag de la bota en La quimera del
oro (The gold rush, 1925), inmortal epopeya chapliniana. Charlot es un buscador de oro sin
suerte, tiene mucha hambre y no puede hacer otra cosa en tales circunstancias que comerse
su propia bota con gran arte, saboreando los cordones como si fueran tallarines y la suela co-
mo si se tratara de un bistec. Esta secuencia fue imitada posteriormente por Stan Laurel y Oli-
ver Hardy en Marineros a la fuerza (Saps at sea, 1940) de Gordon Douglas con una ejecución
menos patética que la de Chaplin aunque no por ello carezca de hilaridad.
Reparador de averías
PELICULAS DE MONTAJE:
Aparte de la filmografía “oficial” de Keaton tenemos todas aquellas películas realizadas a partir
de diferentes montajes de aquellos títulos ya aparecidos en este libro mezclados en ocasiones
con obras de otros cómicos. Rara vez aportan nada nuevo a la carrera del gran “Cara de palo”,
pero han contribuido a acercar su figura a públicos que no han tenido acceso a ese viejo cine
slapstick que tanto nos hizo soñar.
1951
Montaje de diversas secuencias de cine cómico mudo resulto, al parecer, con muy poca imagi-
nación.
1959
1962
1963
CRAZY DAYS
P.: Doverton Film, Londres. Pr.: Henry E. Fisher. G., Sel., D., y Mon.: JamesM. Anderson.
34 minutos.
1964
1968
THE GREAT STONE FACE (EL GRAN CARA DE PALO)
P.: Funnyman Prod. D.: Vernon P. Becker.
93 minutos.
Recopilación de Fatty en la feria, La mudanza, Los sueños de Pamplinas, Pamplinas aero-
nauta y El maquinista de la General. Largometraje dedicado a glosar la carrera del gran cine-
asta dos años después de su muerte.
1970
FOUR CLOWNS
P.: 20th Century Fox. Pr. y D.: Robert Youngson.
97 minutos
Jay Jackson narra las vicisitudes de este largo compuesto por secuencias de los films de Char-
les Chase (un cómico ya olvidado), Laurel & Hardy y, naturalmente, de nuestro Buster Keaton a
quién vemos en varias secuencias de Las siete ocasiones.
1974
1975
THREE COMEDIES
P.: Jay Ward Productions. Pr.: Raymond Rohauer.
60 minutos.
Recopilación de tres cortos con banda musical y narrador: Rostro pálido, Una semana y El
guardaespaldas. Su autor Raymond Rohauer es el principal artífice de la “resurrección” artísti-
ca de nuestro gran cineasta. Gracias a su proverbial paciencia se han ido recopilando las cintas
de Keaton y ahora pueden ser vistas por todo los cinéfilos de todos los paises. Rohauer luchó
hasta lo indecible para que el anciano cómico pudiera recuperar los derechos legales sobres
sus films, quién las pasó de película de nitrato a acetato, quién las ha conservado impidiendo
su desaparición y quién las ha distribuido alrededor del mundo. Fallecido hace tres años le
dedicamos aquí nuestro más sincero homenaje ya que sin su inestimable dedicación la filmo-
grafía de Keaton habría desaparecido como consecuencia de la desidia y la ignorancia de
mezquinos mercachifles de la industria cinematográfica.
1982
Narrado por Bill Scott, esta es una nueva recopilación de cortos y largos de Keaton, gracias a
la cual nuevos públicos han conocido la carrera de “Pamplinas”.
1988
En la línea de Unknown Chaplin (1988), de los mismos autores, esta recopilación escarba en
los archivos del fallecido Raymond Rohauer en búsqueda de fragmentos desconocidos o cor-
tados de sus películas. En el de Chaplin (que he podido ver en TVE) pudimos descubrir frag-
mentos de gran calidad que el legendario cineasta se vio obligado a cortar por diversas razo-
nes y creemos que esta serie sobre Keaton seguirá la misma línea. En el momento de redactar
estas líneas aún no he tenido acceso al visionado del presente montaje pero las referencias
que tengo son óptimas. Espero que este documento sirva para que el gran cineasta sea más
conocido por el actual público que ha dado la espalda al cine silencioso y que se refugia en
unos productos cada vez más alienantes.
Salvador Sainz
(Reus, 27/5/03)
Bibliografía
“Las memorias de Buster Keaton” (The wonderful world of slapstick) de Buster Keaton y
Charles Samuels, Ediciones Plot (Madrid, 1988)).
“La historia del cine fantástico español” (De Segundo de Chomón a Bigas Luna) de Salvador
Sainz, Ediciones Films Festival (Reus, 1989).
“Buster Keaton” de Carlos Fernández Cuenca, Edita Filmoteca Nacional de España (Madrid,
1967).
“Buster contra la infección sentimental” de Jos Oliver y José Luis Guarner, Cuadernos Ana-
grama (Barcelona, 1972)
“Buster Keaton” de Marcel Oms, Cuadernos ínfimos de Tusquets Editor (Barcelona, 1967)
“Keaton n’est pas mort”, monografía de “Cinéma 66” Nº 104, por Pierre Etaix, Jean-Claude
Carrière, André Martin, (Paris 1966).
“Buster Keaton a n’en plus finir”, monografía de “Cinéma 66” Nº 105 por Pierre Philippe y
Pierre Billard (Paris 1966).
“Buster Keaton vu par...”, monografía de “Ecran 73” Nº 11 por Raymond Devos, Jean-Patrick
Lebel, Claude Autant-Lara y Raymond Rohauer (Paris, 1973).
“El actor y el cine” de Jorge Grau, Editada por Rialp (Madrid, 1962).
“Entrevistas con directores de cine” (volumen II) de Andrew Sarris, Ediciones Novelas y
Cuentos (Madrid,1971).
“Hollywood: The Glamour Years (1919-1941)” de Robin Langley Sommer, The Hamlyn Pu-
blishing Group Limited (Londres, 1987).
Notas al margen