Vale La Pena Sufrir Por El Evangelio
Vale La Pena Sufrir Por El Evangelio
Vale La Pena Sufrir Por El Evangelio
Nadie puede tocar a Pablo. Sus enemigos no tenían poder sobre él. ¿Lo dejarás libre?
Está bien, él irá a los fines de la tierra a predicar el evangelio y plantar iglesias. ¿Lo vas a
encarcelar? No hay problema, él será prisionero del Señor y su sufrimiento será un
testimonio aún más grande de lo que él está dispuesto a aguantar en el nombre del evangelio.
¿Lo vas a matar? Dale, “Pues para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia”
(Filipenses 1:21). No hay una situación para Pablo donde él diga, “El evangelio no es
suficiente para mí”. No hay una situación para Pablo donde él diga, “Ya no vale la
pena creer en el evangelio”.
Al contrario, toda la vida de Pablo, todos sus sufrimientos y momentos difíciles son un
testamento al hecho de que —no importe tu circunstancia— tu creencia y confianza en el
evangelio nunca será en vano.
Si no vale la pena sufrir por un mensaje, no vale la pena creer en él. Y el mensaje en el
cual creemos los cristianos no es que no sufriremos, pero que vale la pena sufrir por lo que
creemos. Nuestro sufrimiento no será en vano.
Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa
toda comparación, al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se
ven. Porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
El evangelio nos habilita para poder lidiar con cualquier sufrimiento temporal porque
tenemos una esperanza en las promesas permanentes de Dios. Vale la pena sufrir en este
momento porque en el evangelio tenemos la esperanza de que no sufriremos por siempre.
Porque Cristo ya sufrió completamente y murió en nuestro lugar, ni la muerte tiene poder
sobre nosotros.