Redalyc - La Denominación de La Lengua - ¿Castellano - o ¿Español
Redalyc - La Denominación de La Lengua - ¿Castellano - o ¿Español
Redalyc - La Denominación de La Lengua - ¿Castellano - o ¿Español
ISSN: 0121-053X
cuadernos.linguistica@uptc.edu.co
Universidad Pedagógica y Tecnológica de
Colombia
Colombia
111
RESUMEN
Este artículo tiene por objeto plantear la polémica entre el Castellano y el Español. Existen
algunos comentarios acerca de la designación del idioma. En los países hispanoamerica-
nos, la denominación se conserva y éstos no tuvieron ninguna dificultad en el momento de
entender como sinónimos los dos términos.
Los primeros documentos, luego de la fundación de la Real Academia de la Lengua Españo-
la, empezaron, por común acuerdo, a denominar la Lengua como Lengua nacional. Llamar
a esta lengua Castellano, sería regresar a tiempos pasados.
ABSTRAC:
The purpose of this paper is to outline the polemic between Castilian and Spanish. There
are some commentaries about designation of Language in spanish speaking countries, this
nomination has been preserved, and these didn’t have special difficulty at the moment of
understanding both terms as a synonyms.
In the first documents, after the foundation of the Spanish Royal Academy, its members
used the denomination of Spanish Language by agreement as a national language. Calling
this, Castilian Language, would be returning to the ancient.
112
112
¿Acaso es el español, castellano? ¿O el castellano se volvió español? Polémica, que ha suscitado
manifestaciones de muchos y diversos personajes, desde escritores, geógrafos, y políticos,
en todos los tiempos.
Discusión ésta que se ha dado desde distintas disciplinas, hoy por hoy es aún tema de
análisis y reflexión para estudiosos, lingüistas y legisladores. Un rápido recorrido por la
historia y la evolución de nuestro idioma, apreciado lector, puede contribuir para que
encuentre cuál debe ser la forma correcta de nombrarlo.
Hablantes bilingües del Estado español, proponen retomar el término más antiguo que
originó la lengua de castilla: el castellano.
El primer paso para convertir el castellano en lengua oficial del reino de Castilla y León lo
dio en el siglo XIII Alfonso X, quien mandó componer en romance, y no en latín, las
grandes obras históricas, astronómicas y legales2.
__________
1
GARCIA, Pilar. Lenguas y dialectos de España, Madrid: Arco, 1996. p. 35.
2
Ibíd., p. 57.
113
Veamos como fue la historia del nombre de nuestro idioma. En la época de Alfonso VI,
cuando Castilla fue constituida en reino, con una dinastía de origen vasco, comienza una
etapa de reconquista, con el propósito de hacer de España una entidad nacional unitaria.
Durante esa época, dos lenguas se hablan en la península: el latín, que era el del clero culto
y de algunos notarios y escribas, lengua de la cultura escrita; y el romance, que era la
lengua coloquial, “lengua de la sociedad en acción”.
Castilla, formada por condados, se hizo reino entre los reinos peninsulares y castellanizó el
centro y el sur de la Península, para luego unificarse con los reinos de León, Navarra y
Aragón, quienes adoptaron en forma común el idioma castellano, esta unificación, coincidió
con el despertar renacentista que por aquella época surgía en Europa, y en países como:
Francia, España, Inglaterra, Alemania e Italia, empezaron a ver el idioma como algo que
superaba lo regional, que debía involucrar lo histórico y lo cultural, entonces junto al
arcaísmo “castellano” se comienza ha hablar del neologismo “español”4.
___________
3
ALONSO, Amado. Castellano, español, idioma nacional historia espiritual de tres nombres, Buenos Aires: Coni, 1938. p. 13.
4
Ibíd., p. 17.
114
114
A comienzos del siglo XVI, cuando comienza a replantearse el nombre de “castellano”, por
el de “español”, era necesario buscar una argumentación para el empleo de ese neologismo,
ya que suponía un contenido y una significación más rica y más precisa; como lo
manifestaban otros países de Europa, carecía de justificación, el hecho de llamar castellano
a una lengua por haber nacido en Castilla, la forma más real de dar el nombre a los
idiomas, en el siglo XVI, era haciendo referencia al uso práctico, al habla usual, esto
obedecía al sentido vivo y práctico de la lengua y no al uso erudito de donde procedía.
Se habla ahora del castellano moderno, porque en países como Francia, Italia e Inglaterra
se comenzaron a editar gramáticas y diccionarios para aprender español, que fue la lengua
diplomática hasta la primera mitad del siglo XVIII; en esta etapa se llegó al esplendor
literario que representan los autores del siglo de oro.
En 1713 se fundó la Real Academia Española. Su primera tarea fue la de fijar el idioma y
sancionar los cambios que habían introducido los hablantes a lo largo de los siglos. En esta
época ya habían finalizado los cambios fonéticos y morfológicos y el sistema verbal estaba
consolidado, era tal el punto de desarrollo en casi toda Europa, que la lengua dejó de
llamarse “castellana” para utilizar la denominación de “española” 6.
Este recorrido histórico evidencia como evolucionó el concepto para denominar el lenguaje
de castellano al de español, por qué ocurrió ese cambio lexical sin repercusiones semánticas
y cómo si pueden llegar a tener asidero muchas ideas de quienes siempre proponen
retomar el tema y no para crear polémica, sino para conocer su importante desarrollo.
En tal sentido la preocupación por conocer la forma como se debe denominar nuestro
idioma va más allá de un planteamiento geográfico o político o como muchos creen, que
fuera el escritor Camilo José Cela por su pronunciamiento frente al tema en el segundo
Congreso Internacional de la lengua española, donde dejaba ver sus opiniones frente a la
lengua mayoritaria de España e Hispanoamérica y su marcada preferencia frente al término:
“español”, lo paradójico de la situación tal como se conoce en algunos documentos, donde
___________
5
Ibíd., p. 19.
6
GARCIA, Pilar. Lenguas y dialectos de España, Madrid: Arco, 1996. p. 62.
115
se afirma que el rey Felipe V, extranjero por cierto, aunque no fue él, quien inventó el
término, si fue quien más lo defendió e impulsó, a través de la creación de la Real Academia
de la lengua (llamada generalmente española), y a la par con este hecho, entrado el siglo
XIX, las publicaciones también pasaron a ser de “lengua castellana” a “lengua española”.
Muchos hablantes en España, usan el término castellano para referirse a su idioma y con
nostalgia y gallardía defienden la posibilidad de unificar el término “castellano” y quitarle
importancia al término “español”, para referirse a la lengua que naciera en un estado de
ese país, lo que no se puede asegurar es que los hispanos o por lo menos los latinos,
también defienden con tanta o más gallardía el cambio del término, pues, algunos grupos
manifiestan su resentimiento frente al reino de Castilla.
Desistir del término “español” ya posesionado generaría una dificultad mayor, tanto para
los hablantes, lectores y hasta editores, donde se suscitaría tal confusión que cada país
hispanohablante terminaría particularizando la denominación de su idioma. Al tratar este
aspecto, es necesario hacer mención al filólogo y crítico literario de origen español y
nacionalizado en Argentina, y ya citado en este artículo, Amado Alonso, quien trató este
interesante tema a través de la publicación de su libro “castellano, español, idioma nacional
historia espiritual de tres nombres”, pero no solo él a través de su libro, también lo han
hecho algunos escritores latinoamericanos como Rufino José Cuervo y el mismo Andrés
Bello.
w Jon Juaristi. El director del Instituto Cervantes, considera que “la confrontación
español-castellano es un problema que se plantea sobre todo en el ámbito del
nacionalismo catalán y vasco, así que no me gustaría convertirlo en un nuevo motivo
de enfrentamiento. Entre los nacionalistas, paradójicamente, oigo a veces los mismos
argumentos a los detractores de un término y a los de otro. Yo prefiero hablar de
“español”, y además, como director del Cervantes lo correcto es que se diga español”.
116
116
Salvo, pues, con un sentido técnico, es preferible el término “español” para referirse
a la lengua mayoritaria peninsular que incluye varias modalidades (andaluz, murciano,
canario...)”.
w Lorenzo Silva. Al novelista le interesa, más que optar por la denominación de “español”
o “castellano”, que la gente entienda de qué se está hablando. “Para el común de la
gente ambos términos valen. Y no es motivo de vergüenza ni de orgullo. El español es
un idioma que ha nacido en España y es en Castilla donde está la cuna de la lengua”7.
Las reacciones son diversas y no se han hecho esperar, lo cierto es que polémico o no el
tema se convierte en motivo de orgullo al defender y apropiarnos de un concepto que
significa tanto como es la lengua castellana o española, como se quiera denominar, con su
diferenciación dialectal a lo largo del mundo, es la cuarta lengua con el mayor número de
hablantes en el mundo, son mas de trescientos treinta millones de personas las que se
comunican a través de ésta.
Podernos comunicar es toda una faena fisiológica, entonces, bienvenidos los diálogos y las
discusiones, las conversaciones de corrillo, la lírica hablada y escrita, las epístolas olvidadas
en los cofres de recuerdos, los interminables discursos, las teorías en la academia, los
diagnósticos indescifrables, los sermones de domingo, los conciertos de canciones y las
comunicaciones en los medios masivos, todo gracias al castellano. ¿O al español?
____________
7
Instituto Cervantes, Anuario del Instituto Cervantes. El español en el mundo. Barcelona: Plaza y Janés, 1999. pp. 215 – 217.
117
BIBLIOGRAFÍA
ALONSO, Amado. Castellano, español, idioma nacional historia espiritual de tres nombres. Buenos Aires: Coni, 1938.
INSTITUTO CERVANTES, Anuario del Instituto Cervantes. El español en el mundo. Barcelona: Plaza y Janés, 1999.
RODRÍGUEZ, Fernando. El español a las puertas del siglo XXI. Madrid: Ades, 1999.
SECO, Manuel y SALVADOR, Gregorio. La lengua española hoy. Madrid: Fundación Juan March, 1995.
118
118