Segundo Apocalipsis
Segundo Apocalipsis
Segundo Apocalipsis
SEGUNDO APOCALIPSIS
En tributo a las grandes ideas jamás descubiertas.
Arjé, va a comenzar.
ÍNDICE
Capítulo 2: La misión 24
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respectivos destinatarios. Cuarto y último paso,
regresar a despacho de mi papá con las propinas y
papeles correspondientes del día. ¿Quinto paso?
Repetir hasta que fallezca o me retiren de mi cargo.
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mafioso de aquellos, actor estrella de muchas de las
pocas películas que se grababan y producían aquí en la
región. Sus más allegados sabían que ese era su apodo,
le gustaba que le llamasen así, ni idea de por qué. Luego
tengo que entregar más cartas en otros distritos de la
provincia, y, finalmente regresar a la mía, en la cual
vivo junto a mi único familiar en vida, mi padre
querido.
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orgulloso de ti, y en serio, siempre lo he estado, aun así,
te mates o no en esta chamba. Pero tienes que subir.
–¿Qué tienes para ofrecerme? Entonces… Porque si no
es algo que realmente me interese –retrocedí unos
pasos–, sabes muy bien que retomaré con mi pedaleo,
ojo al piojo…
–Es algo… Colosal, inmenso, una oportunidad jamás
vista antes, es oro puro, no podemos desaprovechar
esta segunda llegada de Jesucristo. Sin embargo, no te
puedo contar los detalles en esta condición, este tiene
que ser nuestro secreto –susurró.
–No te creo.
–¿En serio no me crees? –me quede mirándole
fijamente.
–Bueno, en realidad sí –desatamos unas ligeras risas–.
Empero, si tu propuesto llega a defraudarme, sí que me
voy a molestar contigo –enfaticé mientras subía a
bordo de la camioneta de mi padre.
–Vas a ver que no será así, para nada. Jamás.
–Confío en tu palabra –dije mientras aseguraba la
puerta por la cual entré.
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Cuchichearon a lo oscuro, diciendo secretos
de categoría bajo llave presidencial. Regresó
emocionado y muy entusiasmado, más
que ello, se abrió el portal a lo desconocido,
y juntos los dos, despegaron por un sendero
desconocido, hacia un destino aún más incierto.
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principalmente por sus periódicas bajas temperaturas,
manifiestan que las más frías de toda la región. Y como
han de imaginarse, aquellas más de dos horas de trajín
fueron terribles. Abrigados hasta los huesos, equipados
de muchas pastillas para la fiebre y el soroche, y con
esos palos que los adultos siempre compran para las
caminatas. Luego de los inacabables 120 minutos,
llegamos al valle más colorido de todos, lleno de flores
y mariposas elevando y descendiendo sus aves
rápidamente, mostrándonos a fotogramas
distorsionados la belleza de sus alas. Me quedé
siguiendo su rastro con mis ojos por varios segundos,
atónito de su deslumbrante espectáculo.
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no sabíamos cuidarlos, y quedó en nuestra memoria
aquel día inolvidable.
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–Solo déjalas, ya verás que contienen cuando lleguemos
–la lluvia apreció frenéticamente.
–Genial, ya empezó a llover… –regañé.
–Ten paciencia, mira –rebuscó debajo de su asiento–.
Tengo una manta para ti, si es que deseas echarte una
siesta –me la lanzó.
–Una manta… Pues gracias, no creo que vaya a dormir,
pero si quiero recostarme…
–Digo, ya empieza a correr aire frío por acá.
–Tienes razón.
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en mi casa antigua junto a toda mi familia –mi madre,
mi padre y mi hermana menor–, pero que, justamente
el día de mi cumpleaños, la casa estaba completamente
vacía. Por ello, decidí ir al único lugar en el cual podían
estar escondidos, si es que no estaban fuera de mi casa.
Llego a la puerta que dirige al sótano, y me entero que
estaba cerrada con llave, voy a la cocina a buscar la llave
entre los cajones de la misma, y no estaba. La llave
estaba fuera de su lugar, resultaba que me encontraba
en un día de puzle, y el único responsable podía ser mi
padre.
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me pedía una contraseña para desbloquear su
contenido, antes de probar posibles llaves, me urgía la
necesidad de ver las otras dos. La segunda y la tercera,
las cuales tenían nombres relacionados a la cocina,
estaban cifradas, las carpetas no me accedían el permiso
para poder ver sus contenidos. En fin, tuve que
concentrarme únicamente en la carpeta Girlfriend y la
carta en la cual encontré este USB. Me fijé en los dos
detalles que estaban escritos en el papel, primero, el
cifrado «gDh4LO», y la frase «The first three of the
first…»; probé poniendo el primer cifrado de una vez
en la carpeta, pero no me funcionó. Eso me conlleva a
una reflexión, hay tres cifras que me faltaban en la
contraseña final, ya sea al inicio o al final. Sin embargo,
remitiéndome antes a la dichosa frase, menciona las
primeras tres de, ¿lo primero? ¿la primera? No tengo la
menor idea de lo que quiere decir con eso. Pero si dice
las primeras tres, significa que estas tres cifras que me
faltan en la contraseña última, son al inicio. Luego de
probar muchas alternativas en la carpeta que lleva de
nombre Girlfriend, me entero que la clave estaba en el
mismo, Girlfriend, que significa enamorada en inglés…
Y si relacionamos a palabra novia con el último first de
la anterior frase, conseguimos a mi primera
enamorada. Y justamente, la única persona que sabe de
la existencia de mi verdadera primera enamorada, es mi
hermana pequeña, que se lo contaba cuando tenía 6 o 7
años, no lo recuerdo muy bien. Y que coincidencia, la
nota estaba, justamente debajo de uno de los muebles
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de mi hermana menor. En fin, me reservaré la mención
su nombre, pero sí las tres primeras letras –que sí
necesito– para al fin completar la contraseña de la
carpeta Girlfriend. La contraseña final sería
«LuCgDh4LO» –probé varias veces entre mayúsculas
y minúsculas las primeras tres letras–, y así, ingresada
en el cuadro, desbloquearía la carpeta Girlfriend.
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a ellos tres, mi padre, mi madre y mi hermanita; junto
a decorativos de cumpleaños y una mesa redonda con
un pastel encima que tenía mi nombre en velas.
Gritaron: «¡Feliz cumpleaños!», hasta el día de hoy, el
mejor cumpleaños que he celebrado en mi vida.
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padre e hijo contigo como en este día. Relajarme,
olvidar todas mis responsabilidades, acostado en el
asiento de esta camioneta negra que por primera vez he
visto en mi vida, realmente me consuela. Extraño
mucho a mi madre, a mi hermanita, el de arriba nos ha
juzgado muy mal, ¿lo crees así padre?
–Lo creo así, hijo.
–Siempre que las añoro, rodea mi cabeza un dicho muy
popular… Las cosas pasan por algo. ¿Nos devolverán a
nuestras queridas mujeres? A mi madre y a mi
hermanita, fue todo tan rápido e inesperado…
–Sí seguimos vivos, es para seguir enorgulleciéndolas.
Que jamás dejen de ser felices –mencionó entrecortado
mi padre–. Hicimos un juramento desde el primer día
que empezamos este nuevo trabajo, jamás rendirnos y
seguir pa’lante, ¿recuerdas?
–Sí lo recuerdo. Pero…
–Y lo seguimos cumpliendo hasta el día de hoy, hasta
ahora y por siempre, será así –soltó un suspiro al
terminar.
–En eso tienes razón. Estos cinco años que llevo
entregando prácticamente, la misma carta a los mismos
lugares, me han hecho cuestionarme de muchas cosas.
A pesar de haberle encontrado un nuevo rumbo a mi
vida, siempre me sentía incompleto, en falta con
alguien. Ojalá que esta ocurrencia tuya sea la definitiva,
y puedas ayudarme un poco a salir de este inmenso
precipicio en el cual caí desde el primer día.
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–Siempre he intentado hacerlo, hijo –manifestó–. Hago
mi mejor esfuerzo
–Lo sé muy bien…
–Me halaga que se así –sonrió complacido.
–Encima, el colmo de todo esto, es que me encuentro
acostado en una camioneta que no conozco nada de su
origen y de que, en un primer lugar, ¡era tuya! Además,
que no tenga ni idea de a dónde estamos yendo, y tú sí.
¡Y aún sí es una de las mejores aventuras en los cuales
me has involucrado! No entiendo nada, no comprendo
el sentido de todo esto, pero me hace sentir muy bien…
–Solo espera unos minutos más, ya llegaremos al lugar
del cual tanto te hablo –aceleró la velocidad de la
camioneta.
–¡Ay! Casi me caigo, más cuidado padre…
–Perdón.
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triunfar, era la mujer que sostenía nuestra familia con
su gran ímpetu de superación. Una cantante como de
las que hay pocas, con esa dulce y fina voz que le valdría
muchos asientos llenos en un cabaret. Todos le
hacíamos ver la magnífica voz que tenía y lo mucho de
dinero que podía adquirir gracias a ella, pero como les
mencionaba, era muy tímida y le causaba susto pensar
en trabajar en un cabaré, con tanta gente
malintencionada y mañosa que hay rondando por ahí.
Otro gran talento latente, el cual tenía mi madre
querida era su aptitud con la repostería. Ella jamás –en
lo que sabemos– había cursado un taller de repostería
o pastelería, sin embargo, gracias a su mejor arma, el
celular; se ha convertido poco a poco en una as de los
queques y pasteles. ¿Recuerdan el pastel que ellos tenían
en el sótano de la casa? Era de tres pisos,
completamente preparado por mi madre en no sé qué
momento. Era una tradición, desde que se adentró en
el mundo de la repostería, siempre preparaba los
pasteles de los cumpleaños, y les salían, no deliciosos,
lo siguiente.
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pondría la casa de patas arriba. Y nació ocho meses
después de aquel anuncio, trayendo nada más que
felicidad a nuestras vidas. Su nombre era Angela, y ha
sido mi más fiel compañera en mis aventuras de la
secundaria. Hasta le conté en secreto mi primera
enamorada, la cual hasta el día de mi cumpleaños
número 18, era la única que lo sabía. ¡Tanta confianza y
me veo defraudado de esta manera! Igual la quiero
mucho con mi corazón, siempre la tendré en él.
23
CAPÍTULO 2: La misión
2
2. adj. Oscuro, enigmático.
24
padre, con su camioneta, y si estoy en el lugar al cual
me llevaba mi padre –saber siquiera qué lugar es–.
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muy a la ligera, apenas los he notado y no lo hubiera
hecho si fuese tan efusivo al llorar; poco a poco los
pasos de esa persona se incrementaban y retumbaban
en mis oídos más, escalofríos recorrían mi cuerpo con
mucha más intensidad y velocidad. Empero3, el sonido
de los pasos se detuvo de golpe; en silencio absoluto
esperé que sonara de nuevo, pero no lo hizo. En medio
del no saber que había ocurrido con aquella persona
que estaba caminando por las afueras de mi habitación,
la cabeza de un sujeto se asomó a la única ventana, la
que se hallaba en la parte superior de la puerta. Lo miré
fijamente, al parecer, traía un traje que le cubría todo
el cuerpo, y una máscara encima de plástico que no me
permitía distinguir su rostro. No veía sus ojos, pero en
mi interior sentía que los estaba viendo y él los míos.
Sin mostrar alguna señal de vida, el sujeto se retiró, y
me permitió dar un respiro de alivio –falso– muy
profundo.
Negro.
No había más que oscuridad, y negro
a su alrededor, causando un declive emocional muy
acentuado en nuestro protagonista, él
3
1. adv. cult. sin embargo.
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ahí, aprisionado, solo, y consumido por la
incertidumbre. Oremos por él.
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tengo amarradas en los brazos. Evidentemente, no
había manera alguna de poder acercarme a ellas y
usarlas, moverme toscamente no serviría de nada, así
que tenía que eliminar toda opción de esperanza.
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malvadas intenciones, importándole tan poco que
sacrificaría la vida de su único hijo en vida. Esta
situación me hace alucinar más que un MDA del amor
de los años ochenta, pensar situaciones tan feas acerca
de mi padre, alguien que tanto quiero y a la vez tanto
me quiere… No sería capaz de hacer acciones tan
crueles y viles, jamás lo haría pensando que su hijo está
en medio de la escena.
29
me estiré unos segundos, luego de eso, cojo la nota que
me había entregado el tal Rudy, leo su interior y,
evidentemente, tenía escrito en su interior una
contraseña, muy larga y complicada de recordar, la
verdad; no era lo único que estaba escrito en el pedazo
de papel, unas tres flechas que apuntaban a la derecha
estaban mal dibujadas sobre la esquina superior
izquierda de la nota, la giro, y estaba graficado un mapa
en su parte reversa, después de unos segundos
comprendí que era un mapa de ventilación. Eso
significa que tengo que llegar a esa dichosa central por
medio de conductos de ventilación, habrá una por
aquí… Pues sí, arriba del todo parece haber una rejilla
que conduce al sistema de ventilación. Durante mi
camino, debería llevarme uno de estos cuchillos que
dejaron los tipos misteriosos, aunque, podría dañarme
llevando uno, ya que voy a reptar por todo el sistema
de ventilación. Mejor voy limpio, vacío y sin nada –
aunque sepa muy bien en mi interior que lo necesitaré
para después–.
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En este momento soy consciente que fácil,
podría no hacerle el mínimo caso a este sujeto llamado
Rudy que no conozco, he intentar escapar del lugar por
mi cuenta de este sitio –buscar a mi padre o no–. Sin
embargo, mi corazón me dice que este chico que me
desató sabe muy bien lo que hace, por algo ha confiado
en mí sus últimos suspiros para designarme esta misión
que, posiblemente, al finalizarla rescate mi vida y
pueda salir ileso de este misterioso lugar. Ante la duda
y el desconocimiento, prefiero recibir órdenes de
alguien que parece ya haber estado aquí varias horas, y
que conoce muy bien el lugar. Además, ¿un mapa del
conducto de ventilación? Este Rudy sí sabe de lo que
habla, así que será mejor que me apure y llegue a la
dichosa central que él me ha hablado.
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Seguiría mi camino hasta la central, sin
embargo, ahora empiezo a escuchar la conversación de
dos personas que se encuentran debajo de mí, por
precaución, decido quedarme quieto y no seguir mi
camino hasta que se hayan ido, para que no sospechen
o descubran que estoy encima de ellos. Y de qué
hablaban, pues rajando 4 de quién podía ser el
mandamás de este edificio, comentando lo muy
mandón que era dentro del clan, brindando sin
fundamento y sin justificación alguna, privilegios a su
hijo más querido, por ser el único que tenía en realidad.
Se les notaba en su forma de hablar que ambos le tenían
mucha envidia, por no haber hecho prácticamente nada
para merecerse tanta gloria. Luego suscitaron palabras
que no llegué a entender muy bien por más que me
quedaba estático sin hacer ruido alguno, llegué a
escuchar palabras –sí– como rebelión, emboscada, otra
vez el nombre del tipo que me salvó, venganza, justicia,
etc. A partir de ahora hablaron con menos cuidado, de
sus vidas, sus salientes y noches de bohemia,
información nada útil para lo que respecta mi misión,
por lo que no tendría sentido alguno quedarme pegado
a esta rejilla que me permite escucharlos, tengo que
apresurar el repto y llegar la central.
4
9. intr. Bol., Col., Ec., Méx., Perú y Ven. Hablar mal de alguien,
desacreditarlo
32
bolsillo –y no peligrar mi vida– la nota que contenía el
mapa, recordarlo una vez más y acercarme más a mi
destino. Ya visto, me di cuenta que estaba aún muy
lejos de la central, por lo que me esperaban varios
minutos de sufrimiento y entumecimiento de todos mis
músculos. Jamás había hecho algo de este estilo, ni
siquiera el circuito extremo Inka que realicé hace varios
años, se compara a este eterno sufrir que es conseguido
de la mezcla del peligro latente de ser descubierto y
acto seguido ser torturado y asesinado de la peor
manera posible, el evidente costo físico que demanda
arrastrarse de esta manera por un conducto de
ventilación, que, ante cualquier momento brusco,
puede irse abajo, y lo tan confundido que estoy ahora
mismo. Si mi padre, si Rudy, si la camioneta, si la mejor
aventura de todas… Siento que merezco entender mejor
la situación, no consumirme en lo enigmático de culpa
ajena.
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de accesorios colgando de todas sus extremidades. A
simple vista, era de esos sujetos con un alto ego y muy
soberbios, de aquellos que conseguirían todo lo que
desean sin importarle a quiénes dañan o entierran en su
camino, nada lo detendría. Da muchas vueltas en
círculo, realizando gestos sin razón alguna –alzando sus
manos, agachándose–. Si no fuera porque parece ser la
máxima orden aquí, diría que es un loco de remate.
34
este intruso. Sumémosle el hecho de no conocer mi
arena de batalla, lo que me haría perderme y
encerrarme muchas veces, lo que aumentaría sin fin las
posibilidades de caer derrotado. Le daría un 0,0005%
de salir vivo de este lugar, reencontrarme con mi padre
lo reduciría a un 0,000012%... En fin, una absoluta
ridiculez.
35
–3…, 2… –me interrumpió otra vez.
–No deberías usar…
–¡Uno…! –contó casi gritándome.
–Escúchame… –me levanté por completo–, me han
desi…
–Y cero –le quitó el seguro al arma asustándome en el
proceso–. ¿Últimas palabras mocoso?
–¡Vengo de parte de Rudy! –grité nervioso.
–Rudy… Has dicho Rudy… ¿Tú que mierda tienes que
ver con él? ¿Cómo lo conoces? –vociferó muy enojado.
–¡Él se acercó a mí, me dijo que viniera aquí! Salió de
un saco, pensé que estaba muerto.
–¿Está vivo? Qué dices loco, no te creo –se acercó y me
apuntó directamente a la cabeza.
–Lo dejaron abandonado en la misma habitación que
me maniataron. Me mencionó su nombre y me dijo que
viniera aquí.
–Entonces…
–Está vivo –hubo un silencio por unos cuantos
segundos–. ¿Usted lo conoce?
–Sí lo conozco. Es mi hijo… –bajó lentamente el arma
de mi cabeza.
–Lo tiraron en la misma habitación que estaba como
una cosa cualquiera. Estaba en un saco, cuando lo vi, se
encontraba muy herido y ensangrentado.
–Malditos… ¡Me engañaron! –gritó con mucha furia,
agitando sus brazos.
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–Lo siento mucho, pero ya no creo que siga vivo.
–¡Se supone que no debería estar vivo! Esos
desgraciados me dijeron que había perdido la vida en
una expedición… ¡Ya lo entiendo todo! ¡Estos imbéciles
han querido hacerme daño por medio de mi hijo! No
se los permitiré… ¡No se los permitiré, ahora acabaré
con todos ellos, de una vez por todas!
–Señor…
–¿Qué te ha dicho que hagas? –me interrumpió por
enésima vez.
–¿Qui-quién?
–¡Mi hijo, maldita sea! Que niño, Dios…
–Ah, que ingresara una contraseña extraña, es esta,
mírela –le entregué la nota y la observó un buen rato.
–Ya veo… Toma –sacó de su bolsillo un pase
electrónico–, hay una puerta atrás tuyo, está detrás de
ese estante, te va a dirigir hacia dónde quieres ir, solo
ve e ingresa la contraseña. Hazlo rápido, y sigue todas
las instrucciones, que tu curiosidad te mate, no la
reprimas, ¿me en-ten-dis-te?
–Sí.
–Bien, ve niño, cumple la misión de mi hijo, yo
necesito hacer unas cosas allá afuera –se volteó, caminó
un poco y giró su cabeza hacia mí–. Pero apúrate –se
alejó, abrió la puerta y la cerró con seguro.
–Pues… –miré el estante– Tendré que ir, ¿no?
37
No me moví, me quedé quieto por un buen
rato, respirando, preparándome mentalmente para lo
que se me venía, no sería nada fácil, tendré que
sacrificar muchas cosas, dejar atrás, romper la promesa
que le hice el día de la ida de mi madre y mi hermanita,
quebrantaría el lazo más fuerte, que jamás habría hecho
con otra persona en mi vida. Luego de armarme de
valor, y escuchar la señal –gritos enfurecidos y pasos
rápidos que evidenciaban un caos–, caminé a paso
firme en dirección a la puerta que el padre de Rudy me
dijo que me abriría la puerta a la fase final de mi
misión. Afuera de la habitación se notaba el desorden
y desconcierto de muchas personas, parece ser que el
tipo galante sí está muy ocupado, atravesar esa puerta
sería un grave error –mejor me concentro en o mío–.
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estas máquinas super avanzadas a nuestra época, eran
las típicas computadoras tecnológicas de las películas,
donde no se entiende nada de nada. Comprendo que
debo dejar de distraerme por la impresión causada, e
ingresar esta contraseña por donde sea que se pueda;
busco por gran parte de todos los paneles de la
habitación y encontré un solo teclado. Tiene una
apariencia muy futurista, y con muchas teclas que yo
no conozco ni tengo idea de que existan en primer
lugar; sin embargo, me tengo que concentrar
únicamente en las 26 –27– letras del alfabeto y la tecla
Shift, lo único que necesito de este teclado para ingresar
la contraseña apuntada en esta sagrada nota.
39
la clave que resolverán este engorroso 5 misterio. Tres
flechas, ¿a dónde apuntaban? Hacia la derecha
efectivamente. Entonces, si hay tantas letras en
desorden alfabético, tendría que ordenarlas por mi
cuenta, avanzando cada una tres lugares hacia adelante
en el abecedario, ingenioso, ¿no?
5
1. adj. Dificultoso, molesto.
40
CAPÍTULO 3: El último despegue
41
que causé minutos atrás. Espero que todo su esfuerzo
sea en vano y pueda zafarme de estos depravados, un
obstáculo más en mi camino.
42
mismo nivel de esa puerta, se encuentran dibujados
muchos trazos que indican el límite de la altura de los
desechos, tratando de manifestar que ese es el último
nivel seguro, aunque sí hay que tener mucha
precaución. Un detalle, constantemente está cayendo
desechos al botadero encima de mí, miro arriba y no
encuentro una viable entrada de todos estos residuos de
nivel industrial. Solo caen del cielo, como si un ser
mayor los depositara periódicamente en este inmenso
botadero. Ahora tengo la visión más clara y el objetivo
preciso. Necesito bajar estas escaleras hasta el último
nivel ‘seguro’, ir a la siguiente habitación que tenga
atrás suya esa puerta, y continuar mi camino. Por lo
menos, seré consciente que si todo sale como tiene que,
estaré sano y salvo, en un lugar que jamás me haya
imaginado en mi vida, pero sano y salvo.
43
de basura, hace que fortalezca a niveles impensables mis
nervios de acero.
6
2. adj. Enorme, que por su gran magnitud no puede medirse.
44
a la última fase –otra vez– de esta, mi autoproclamada
última misión, espero sí esta vez, terminar de una vez
con este martirio. Veo que puedo abrir la puerta con
solo girar la manija, lo hago, a la vez que cierro la
misma puerta para no generar sospechas. Al voltear,
mis ojos se dan la impresión de encontrarme con, no
una habitación, sino un largo pasillo rodeado de una
lana fina roja, y muchos retratos familiares. Camino
lentamente observando a detalle cada uno de lo
retratos, y concluyo en que, en todos aparecen la misma
persona, ya sea solo, con su mascota o con sus
familiares. A la primera no puedo sacar de quién se
trata, pero supongo que la identidad de ese sujeto es
justamente, el tipo talante que me encontré hace varios
minutos, el padre de Rudy. Al ver estos cuadros, me
causa una nostalgia enorme, me siento de una manera
identificado en él. A pesar de lo muy soberbio y
altanero que se le veía, en su pasado fue un hombre muy
apegado a su familia, era el más amable de todos. Una
pequeña lágrima corrió por los montes de mis mejillas,
mientras recordaba cómo yo era así en su tiempo con
mi madre y hermanita queridas.
45
un sitio tan turbio y lúgubre donde todo es tan extraño
y tétrico, definitivamente este es un sitio en el cual la
felicidad no tiene lugar. Asimismo, otro punto muy
importante a considerar es la relación de él con su hijo,
con Rudy, y el mucho amor que le tenía a pesar de estar
rodeado de personas vacías por dentro. Tal cual he
llegado a escuchar de esos dos tipos enmascarados en
mi tramo por el conducto de ventilación, trataba a su
hijo de la mejor manera, entregándole todo tipo de
beneficios y felicidad, sirviéndole como un rey con
todos los privilegios frente a los demás. Y justo hoy, ha
sido partícipe de un engaño, de una trampa, de una
farsa. Sus mismos subordinados asesinaron a su hijo
mintiéndole a su padre de que no había sido así, sino
por causas que desconozco. Y como les decía, me siento
más que identificado, solo que esta vez el que pagó las
cuentas fue mi padre, queriendo entregarme todo lo
que esté en sus manos, engriéndome y consintiéndome,
aun así la vida nos haya cobrado muy caro.
46
tamaño, tal cual fuera una película de ciencia ficción.
Desbloqueo la puerta con el pase especial, y ni bien doy
un paso hacia adentro de la habitación nueva, la tierra
empieza a temblar, como si se tratara de un terremoto,
un movimiento sísmico muy frenético y atemorizante.
Sin embargo, todo estaba intacto, lo único que sufría
era yo, por el temor de un terremoto tan estruendoso.
A los segundos, escucho explosiones a lo lejos. Esto se
está saliendo mucho de control, explosiones y un
terremoto infernal, juntos solo pueden significar una
cosa.
47
Corro rápidamente hacia la nave para mantenerme en
un lugar seguro ante tanto caos, pero no puedo, me
interrumpe unos brazos mecánicos muy extraños que
me dejan estático, no puedo moverme, qué me van
hacer ahora estas horribles máquinas… Resulta que me
llevan raudamente hacia a entrada de la nave,
automáticamente se abre, y las mismas máquinas me
equipan con un traje –¿espacial?– muy gordo y grande
para mi altura, aun así, me lleva automáticamente hasta
el asiento que da para la ventana frontal de la nave, y a
la fuerza me sienta en él, abrocha mi cinturón, y
empieza la cuenta regresiva de algo que no tengo
noción.
Son sesenta segundos, si he visto suficientes
películas hollywoodenses de ciencia ficción, esta nave
despegaría a no sé dónde diablos en medio minuto.
Perfecto, ahora por hacerle caso a un chico cualquiera,
me encuentro en una nave que me va a mandar al
espacio, soy tremendo… Además, ¿por qué empezó a
temblar el suelo así de la nada? ¿por qué sonaban tantas
explosiones de repente sin explicación alguna? Es que
no lo comprendo… O todo habrá sido obra del padre
de Rudy, puede ser que al, ingresar esa contraseña, haya
por mis propios medios activado un plan malévolo de
aquel sujeto para acabar con este planeta. Es que no me
lo puedo creer, nada de esto tiene sentido, no es posible
que la realidad se haya podido asemejar tanto a la
ficción. Mas no me queda duda que esta nota
48
responderá alguna de las dudas que me estoy
planteando.
49
rencor guardado por tantos años en el corazón del
sujeto, causados por la pérdida muy temprana de su
padre, hizo que planeara liberarlos abruptamente
destruyendo este planeta por completo y a todo ser
vivo existente en él. Y para eso me han usado a mí,
Rudy, su hijo, como sabía muy bien que ni su padre ni
él se atreverían a subir a esta nave –ya que no irían
juntos, por lo que Rudy estaría en sus últimos minutos
de vida–, me usó a mí como un títere para comunicarle
la lamentable noticia a su padre, y que el mismo me
guíe los enormes recipientes, ingresara la contraseña
sagrada que liberaría el apocalipsis en a Tierra, y
despegara en esta nave especial, creo aún en prototipo,
hacia un lugar seguro; todo en agradecimiento por
cumplir sus más íntimos deseos. Quedan aún pocos
segundos para que la cuenta regresiva llegue a cero, y
no tengo más en que pensar que el estatus de mi padre.
Hasta el momento, luego de ser raptado por esos tipos
misteriosos, no supe nada más de su paradero, no sé si
estará aún vivo, que lo dudo ya que el fin del mundo
ha comenzado hace bastantes minutos, o y lo habrán
asesinado hace mucho tiempo, que quizá sea lo cierto
ya que recuerdo muy débilmente ese disparo que
recibió en la cabeza. Inclusive, podían solamente
haberme llevado a mí, y dejado a él desangrándose en
la camioneta destruida, probablemente en llamas,
mientras yo era llevado indiscriminadamente por estos
sujetos, hacia una misión que acabaría con la existencia
total de la vida que conocemos.
50
La imagen mental me aterroriza, verlo a él
desangrándose aún en la cabeza, abandonado a su
suerte en un precipicio, mientras la Tierra se va
destruyendo y consumiendo poco a poco. Rudy
también, pobre chico, no tuvo la culpa de tener un
padre tan amoroso y considerado, la envidia pudo
más… Y su padre, el mismo que me ayudó a finalizar
esta misión, que en pocas palabras me advirtió de lo
que se venía, me dio la oportunidad de ponerme a
merced del destino y el espacio exterior que decidieran
si viviría o no viviría… La humanidad sufriendo en
agonía, muriendo y padeciendo el plan malévolo del
padre de Rudy, justo o no, justificado de su parte o no;
ya no hay manera de regresar en el tiempo. Yo fui y soy
el verdugo de toda la humanidad, no sé si llegará a
sobrevivir algún humano, tampoco sé cómo es
exactamente el apocalipsis que ahora mismo sucede en
el exterior, solo sé que nada sé, y voy a quedar varado
en el espacio en esta nave que conocí hace unos
minutos.
51
CAPÍTULO 4: Una exploración tripulada
52
hacer o que quisiese. Primero, me acerco más a la
ventana frontal para ver con mis ojos lo tan bello que
me contaban que era el cosmos, lo presencié en su
desnudez y beldad7, me enamoro de todos los cuerpos
celestes –algo de felicidad, en medio de tanta
melancolía–. Me han llevado a la fuerza dentro de esta
nave espacial, ni siquiera me han dejado ver lo que tenía
en su interior; ya que estoy libre y sin cinturones que
me apresen, vamos a echarle una mirada profunda.
7
1. f. cult. Belleza o hermosura, especialmente de las personas y
más particularmente la de la mujer.
53
atención, por lo que seguiré explorando a ver que
encuentro…
54
segunda nave aún en construcción? ¿aún no estaba listo
el segundo traje espacial? O sí lo estaba, pero no tuve la
oportunidad de probarlo. En toda la nave hay un único
asiento, por lo que se me hace difícil creer que viajaran
juntos. ¿A dónde planeaban ir? ¿Su hijo también habrá
tenido otro celular? Probablemente sí, no creo que su
nombre en este celular sea una manera del padre de
Rudy para torturare a sí mismo todo el tiempo.
55
Flotando como una estrella en el vacío infinito del
espacio, nuestro joven aventurero cobró su merecido
descanso. Triste como aquellos tiempos de
Nietzsche, melancólico como los poemas de César
Vallejo, añora la memoria de su padre, culpable
o no, brotan flores de alegría en las entrañas
de su congénito.
¡Aaah! Santo… ¿qué fue ese sonido? Están
sonando alarmas, qué ha pasado con la nave por amor
de… No… Hay demasiados asteroides, es como, ¡un
cinturón de asteroides! Demonios, uno de estos
asteroides debió chocar con la nave, y lo peor es que
ahora está navegando con mucha velocidad, los
propulsores están a máxima potencia… No puedo salir
de estos malditos cinturones, ahora que le habrán
hecho a mi nave, ojalá no choque otra vez más y pueda
hacer algo para ponerla a resguardo. ¡Pero cómo! Ni
siquiera hay un tipo de timón en este panel, solo
muchos botones y palancas sin ningún tipo de
explicación, ¿cómo diantres se supone que pueda
manejar la nave con tantos inputs que a simple vista no
se puede saber de qué funcionan? ¿Dónde hay un
manual de instrucciones? Esto es desesperante, y que
estresante esta maldita alarma…
56
manera errática, más asteroides empiezan a golpear mi
nave, Dios, no…
57
CAPÍTULO 5: Nuevo hogar
58
un ser el cual yo no he visto jamás y él tampoco a mí.
Qué tecnología ellos habrán adquirido hasta el día de
hoy, ¿serán mucho más avanzados que nosotros? ¿hasta
qué nivel pueden haber llegado? Me da mucho miedo
de solo pensarlo, si serán tan agresivos o no, qué
incertidumbre…
59
esta oportunidad para seguir con mi camino, e intentar
salvar mi vida ante la cuenta regresiva del suministro
de oxígeno. Camino fresco, mirando para los lados, en
línea recta hacia lo que me depare el destino, y justo…
El extraterrestre raro se detuvo, se quedó quieto varios
segundos al igual que yo, y volteó hacia mí corriendo
despavoridamente, sacando su extraña arma al
momento. ¡Demonios! A correr y a correr, este tipo
solo se le ve con intenciones de matarme, ¡Aaaahh!
60
alguna oportunidad de sobrevivir en las manos de este
agresivo ser, ¡que no dejaba de seguirme! ¡quería
matarme a toda costa!
61
detenimiento la gran belleza que lleva esta caverna, tan
bien formada, estructurada con una paleta diversa de
colores relucientes y fosforescentes, paredes y suelos
cristalinos a donde vaya, un espectáculo digno de un
ser que pudo sobrevivir al juicio final. Ya me
imaginaba aquel día que estaba recostado en el asiento
trasero de la camioneta de mi padre, me llevará a un
lugar psicodélico lleno de gemas y minerales, donde
nos volveremos ricos y podremos gozar la vida que
siempre quisimos, luego de que el destino nos la
arrebatara de nuestras manos, mi sorpresa sería fingida,
pero a la vez tan real, por imaginármelo antes pero no
saber que de verdad se iba a volver realidad. Soy
consciente de que me quedan muy pocos minutos de
oxígeno, y de vida, empero, mis ojos morirán felices
luego de ver tanta majestuosidad junta.
62
insensibles, ojalá no me estén lavando el cerebro. Un
momento, ¿qué hacen con esa máquina rara que tiene
cables mirando hacia mí? Me lo van a poner… ¡No, no
y no! Se los suplico… Click.
63
–Nosotros somos pacíficos. Somos una tribu pacífica,
no hacemos daños a extraterrestres como tú, humano.
–¿Cómo pretendo creerles?
–¿Ves las pintas que tenemos en nuestras caras? Son las
características de la tribu Arx, la más pacífica, y… –dio
un respiro–, la menos poderosa de todas.
–Lamentablemente –habló algo triste otro de ellos.
–Y uno de ustedes que me perseguía para matarme,
¿por qué llevaba pintura violeta en su rostro?
–Deducción, humano.
–Es otra tribu de las 3 que existen en este planeta, si te
refieres a pintas violetas, entonces ese de nosotros
pertenecía la tribu de los Verp. Como ya lo viviste, de
los más violentos y poderosos, justamente, somos
enemigos de ellos.
–Pero ellos no lo saben.
–Porque nosotros tenemos un tratado de No Agresión
y No Invasión, pero en secreto estamos planeando una
gran emboscada para derrocarlos del trono en el que
están, y ocupar nosotros su lugar –finalizó el líder de
la banda, al parecer.
–Entiendo… Hace unos minutos él se detuvo, dejó de
perseguirme y dio vuelta atrás.
–Exacto, quizá en ese momento ya hayas estado dentro
de nuestro límite, territorio de los Arx.
–Más arriba es territorio neutro, cualquiera puede
andar y matar a su placer –añadió el flacuchento.
64
–Entonces… Dentro de este hostil planeta, con ustedes
es el único lugar en el que me pueda reconfortar y vivir,
¿cierto?
–Exacto.
–Nosotros somo así. Premiamos y cuidamos con
mucha dedicación por los foráneos como tú, en pocas
palabras, inclinación. Y es porque lo queremos, ya que
una tradición de mucho tiempo ha transformado
nuestra genética, en una solidaria y empática.
–Muy bien… –me paré–, pero tenemos un problema.
–¿Cuál es, humano? –dijo y me fijé en mi suministro de
oxígeno.
–Hmm… Como veo aquí, me quedan menos de 3
minutos de oxígeno, no sé qué han hecho conmigo al
ponerme ese tipo de pistola en la cabeza, pero yo
necesito de, ¡oxígeno! –lo grafiqué con mis manos (?)–
Y no creo, que ustedes tengan ese elemento químico
aquí en su planeta, o algo parecido, ¿o sí?
–No. Jamás hemos oído acerca de lo que llamas
oxígeno, pero tenemos equipado nosotros una jeringa
con una sustancia que te mantendrá dos semanas
habilitado para respirar en nuestro planeta –empezó a
buscarla en su maleta.
–¡Hey, hey! Un momento… ¿Ustedes creen que voy a
permitir que me inyecten su droga? Quizá no será
barata y es buena, ¡pero no me drogo! Así que se joden…
–Un momento, humano. Es por tu bien, estimo que
debes tener un minuto y medio de oxígeno, si no
65
colaboras con nosotros, puedes experimentar graves
consecuencias –y la sacó de su maleta–. No te
preocupes por su apariencia. Justamente, es así para que
no sufras daño alguno al inyectártela.
–Me cuesta confiar en lo que tienes en tu mano…
–Créame, solo sentirá escalofríos por todo su cuerpo,
al pasar lo segundos, volverá a la normalidad y podrá
hasta ir desnudo por todo el planeta. Escaneamos todo
su organismo por medio de su cerebro, y nuestra
atmósfera no dañará ninguna parte de su cuerpo.
–Vale… –revisé una vez más mi suministro–,
demonios, me quedan 50 segundos…
–Quédese quieto y le vamos a inyectar la jeringa para
que pueda vivir tranquilo en nuestro planeta. No
podremos brindarlo oxígeno a menos que vayamos a
su planeta.
–Vale –lo detuve un momento con mis manos–, me
voy a quedar quieto, voy a confiar en ustedes…
–Genial, permítame su brazo, por favor –alcé mi brazo
hacia él–, quieto… –me inyectó su droga, me sentí
desvanecido por unos segundos, pero luego me
recuperé.
–Uff…, sí que está buena su droga, debería llevármela a
la Tierra… Mentira, mentira, no hagan caso a las
cojudeces que digo. Entonces, ahora se supone que ya
puedo respirar en su planeta, ¿no?
66
–Usted mismo lo ha dicho, puede quitarse todo el traje
que lleva encima si lo desea, no sufrirá ningún daño ni
necesitará el oxígeno que nos menciona.
–Perfecto… ¡Ojo!, ¡ojo!, ¡estoy jugándome la vida por
ustedes! Como me hayan mentido y jugado conmigo,
les caerá un mal terrible.
–Sáquese el casco.
–Verá que podrá respirar normal –agregó una señal de
visto bueno con su mano.
–Muy bien… –acerco despacio mis manos hacia el
casco, trato unos segundos de poder separarlo de mi
traje espacial, lo consigo, y lentamente, me lo retiro–
Bien, ¿estoy con el casco fuera? Sigo vivo aún, ¿verdad?
–Sí, humano.
–Voy a abrir los ojos… –los abrí– ¡Hola, de nuevo!
–Sigue usted vivo, y respirando con normalidad,
¿cierto?
–Sí –una sonrisa se dibujó en mi rostro, y empecé a
tocarme todo el cuerpo en busca de confort–, genial,
genial. ¡Gracias por no haberme mentido! Bueno, por
lo menos estaré aliviado por las siguientes dos semanas.
–Está en lo cierto, prontamente a su día límite le
informaremos para que vuelva a inyectarse nuestra
droga, a menos que usted lleve la cuenta y nos avise con
mayor anterioridad.
–Prefiero hacerlo eso por mi cuenta –solté unas risitas–
, pues, ¿ahora a dónde vamos a ir? Me mata la duda,
llegué a este planeta hace menos de una hora.
67
–Vamos a llevarte a nuestra metrópolis, para
proporcionarte prendas más adecuadas y cómodas.
–También una residencia en la cual puedas vivir
confortablemente, y pases a partir de hoy tus días de
vida en él, y nuestro planeta –habló el líder de ellos–.
Bienvenido –me extendió la mano.
–Gracias por la bienvenida –le devolví el gesto
estrechando su larga mano.
68
CAPÍTULO 6: La gran metrópolis
69
reservadamente–. ¿Cómo pretendes que pueda
atravesar esa pared?
–Necesitas hacerlo, no quise decírtelo tan rápido, pero
hemos instaurado una metrópolis detrás de esta pared
de la caverna, en realidad, no es una pared, solo un
holograma que comparte todo su estado físico, a
excepción del de la materia, en sí –tragó saliva–, puedes
atravesarla y estar en medio de ella.
–Okey, okey… Vamos los dos a la vez, ¿cierto?
–Sí –me estiró su brazo.
–Hmm, creo que, mejor, sin andar de las manitos,
¿vale?
–Como digas –bajó su brazo.
–Vamos a la cuenta de 3 –el único Arx que quedaba
asintió con su cabeza–. Tres, dos, uno…
70
lujosa y llena de muchos Arx caminando y
conversando. Sí, acabo de aterrizar en un planeta
inhóspito y hostil, donde un ser extraterrestre muy
violento intentó matarme, y luego, bajando hasta lo
más hondo de la caverna más profunda, encuentro
estación de trenes llena de vida y seres amigables.
Increíble, ¿verdad? No me lo digan, ya tengo que
empezar a creérmelo, porque esta ahora es mi realidad.
A partir de hoy, me he involucrado en una nueva
cosmovisión, un nuevo mundo y universo; todos los
aprendizajes que había conseguido en la Tierra se han
esfumado por completo y ha tenido que dar lugar a un
nuevo conjunto finito de nuevas enseñanzas que
definirán los estándares de esta nueva etapa de mi vida.
Ni siquiera conozco realmente como es la vida aquí en
este planeta, solo conozco una estación de tren de todo
el territorio el clan Arx, no sé nada de nada. Y voy a
tener que aprender tanto, olvidar tanto y
acostumbrarme de nuevo… No sé a dónde me llevarán,
si los edificios serán como los típicos rascacielos
cuadrados de Nueva York, o serán esferas pequeñas en
las cuales, dentro de ellas haya todo un mundo inmenso
por explorar y conocer.
71
luchando, y no acompañar a mi padre donde sea que
esté ahora.
72
por la puerta, formaron una larga línea en el medio
para dejar salir por los costados que dejaban libre paso,
a los que estaban dentro del tren. ¡Wow! Una elegancia
y respeto digno de admirar… Uno a uno pasaba en fila
india, y luego nos tocó a nosotros, y entramos muy
ordenadamente en el tren bala, uno de nosotros se
sentó, y los demás nos tuvimos que quedar parados,
caballero nomás como dicen… Un momento, ¿dónde
he visto esto antes? No lo recuerdo… ¿Ustedes sí?
73
solo podía ver en los trenes bala que hubo en su
momento en Japón, de esos que veía mucho en la
televisión, o mis compañeros de trabajo me
comentaban hace años.
74
todos ellos por andar sumidos ante los estándares que
los grandes les imponen… Sin embargo, puede ser que
sea una tradición de cientos de años y se haya
convertido ya en costumbre, todos de acuerdo.
75
–Me da mucha curiosidad, y creo que puedo hablar por
todos, saber cómo tú, el primer humano que ha pisado
nuestro planeta, ha llegado a nosotros.
–¡Ha de ser sido una gran hazaña para su raza! –
mencionó el más flaco de todos, y el más parlanchín.
–¿Están listos para un relato de más de veinte minutos?
–Claro que sí. Si has sido lo suficientemente curioso
para ver cuántos vagones tiene esta estación de trenes,
aún nos faltan como 25. Si te señalaría cuál es, sería
inútil, ya que no recordarías cuál es por estar escrita en
nuestra lengua.
–Bueeeno… –solté una risita–, ojo, podría ser muy
joven y todo, ser el primer humano que ustedes ven en
sus vidas; ahora que me lo pienso, ¿cómo saben que mi
raza es la de los humanos?
–Hay preguntas que ningún hombre jamás pudo
responder.
–¿Puedo pretender responderla con la ayuda de
ustedes? –pregunté buscando una explicación.
–Lo siento, pero no puedo responderle a su pregunta.
–¿En serio? –mostré mi gesto de inconformidad, el
líder movió su cabeza hacia un costado – Está bien, no
preguntaré más, vale.
–¿Qué tal si empiezan contándonos como ha sido tu
gran aventura?
–Muy bien. Aquí empiezo –miré hacia el techo del
tren, respiré profundo, y seguí–. Hasta hace unos días,
yo vivía una rutina que gobernaba mi vida, trabajar
76
entregando cartas, ¿servicio postal? Quizá lo conozcan
así. Y pues, tenía a mi padre vivo, y era el único familiar
con el cual vivía, justamente, era el jefe de mi trabajo.
Los dos trabajábamos juntos, pasamos todo el rato
juntos, muy entretenido. Resultó, que un día me dijo
que dejara todo, desempacara las maletas, y sin nada en
mis bolsillos o acompañara en una camioneta, que no
era suya, no supe jamás de dónde la sacó; y me llevó
hasta un lugar muy misterioso que ni quería contarme
de él, jamás supe nada, porque minutos antes de llegar,
desde no sé dónde le dispararon en la cabeza, el carro
se descarriló, y terminé cayendo hacia un precipicio,
inconsciente por el tremendo choque. Desperté de
repente, muy lastimado y dolido, amarrado de brazos
en una columna de fierro en medio de una habitación
oscura llena de cajas y envases, en medio de la nada.
Refiriéndome a que jamás supe qué era o dónde
quedaba ese lugar. Pues, hice mis mayores intentos para
escapar y…
77
–Hmm… Una pregunta –los demás fijaron otra vez su
mirada en mí–, ¿ahora qué van a hacer conmigo? Mi
nave ha quedado totalmente destruida en medio de la
superficie de este planeta, y el planeta del cual vengo
no existe más.
–Pues, en realidad… –pensó un poco– pensamos
llevarte a vivir a una de nuestras residencias dedicadas
plenamente a los foráneos que aterrizaron en nuestro
planeta, y pues, intentar brindarte a mejor estadía que
un humano como tú pudo tener antes.
–Aunque somos conscientes que jamás hemos tratado
con la raza de los humanos –agregó el parlanchín.
–Pero, vamos a dar nuestro mejor esfuerzo.
–Genial, me gusta mucho la idea, ya que si pretendo
vivir… Voy a quedarme aquí para siempre. ¿Creen que
me cueste acostumbrarme a la vida en su planeta? –
pregunté algo avergonzado.
–Desde luego. Tenemos un plan, llevarte los primeros
días, o semanas, lo que nos tome en realidad hacerlo;
por todas las zonas importantes de nuestra metrópolis,
explicarte en el proceso cómo funciona la vida aquí en
nuestro planeta y pues, esperar que logres comprender
y acostumbrarte. ¿Suena bien?
–Sí suena muy bien –habló uno de ellos.
–¡Suena más que bien! –habló otro de ellos.
–Espero que sea más que suficiente para honrar al
primer y último humano que pisó nuestras tierras –
sentenció el líder.
78
–Estoy muy seguro que su esfuerzo será enorme, pero…
–con mi codo le di unos toques–, yo soy el único
responsable de lo que pasa con mi vida y, que me
acostumbre a esta nueva forma de vivir…
–Confiamos en que lograrás superar este proceso.
–Espero que sí –agaché mi cabeza y la sostuve con mis
dos manos.
79
tuve 14. Cocinábamos cualquier postre o bizcocho que
se nos ocurriera. Bocaditos de todo tipo, galletas,
helados, pyes, bollos, etc. Era muy simple, horas antes
de que llegara el lonche 8 , nos poníamos buscar en
distintos recetarios que mi madre compraba cuando
iba a trabajar, y elegíamos entre los cuatro, cuál receta
de todas íbamos a preparar ese día. Claro, para evitar
los empates, al azar elegíamos quién se retiraba, y
dejaba elegir al grupo impar tranquilo. A veces cuando
no encontrábamos algo muy interesante para debatir
en los recetarios, buscábamos en Internet y
encontrábamos muy buenos postres, y buenas recetas,
que terminábamos preparando. Eran momentos
preciosos de convivencia con mi madre,
congeniábamos tan bien y nos sentíamos tan felices por
como teníamos tiempo de calidad, en medio de tantos
días de puro trabajo para ella, al igual que mi padre.
Aunque, no siempre lo que cocinábamos terminaba
bien, siempre quedaba en mi mente grabada como una
grata memoria, difícil de desechar.
80
que no conozco lo mínimo de ella. Cada día será de
sorpresas y muchos aprendizajes, siento en mi interior
que me tomará muchos años poder vivir tranquilo en
este planeta, y no ponerme a pensar un solo día que el
sentido de esta vida no fue distinto antes, o mejor.
81
que veas a un Verp, un Arx, o un Clyen; todos en unión
somos una sola raza llamada Orlux. Lo volvemos a
explicar con mayor detenimiento, desde tiempos
inmemorables, han existido las únicas tres tribus que
han subsistido en las lares de nuestro planeta, primero
tenemos a los Verp.
–Los Verp, son la tribu de nuestra raza más agresiva, la
más peligrosa de todas, por así decirlo. Por más que no
tengan una evolución cultural o tecnológica de
maravilla, sus arsenales de armas y soldados
intimidaron a los demás Orlux a lo largo de las
generaciones, siempre encima de los demás, los más
poderosos por siempre –mencionó otro de ellos.
–Recuerda, humano. No importa tu inteligencia si
tienes mucha disciplina y frialdad.
–Desgraciadamente, para amigables seres como
nosotros –bajó su cabeza en son de decepción.
–Pero, por más que nosotros, los Arx, seamos a tribu
más débil de todas, en cuanto a poderío, estamos muy
orgullosos de haber realmente evolucionado en mente,
y permitir la convivencia amigable con las demás razas,
así adquiriendo lo mejor de su tecnología, mientras que
les devolvemos el favor con un trato excepcional. Ten
la idea mental de dos extremos, en un extremo están los
Verp, y en el opuesto estamos nosotros. Por supuesto,
has tenido la gran suerte de toparte con nosotros, la
tribu que no te va a matar por ser foráneo y encima, te
va a tratar y consentir como un rey.
82
–Es parte de nuestra política –guiñó uno de ellos.
–Sí, y como dije, nos sentimos muy orgullosos de que
sea parte de nosotros –miró fijamente al que lo dijo
mientras terminaba su frase–. Como decía, ya definidos
los dos extremos, nuestra historia ha preferido ubicar a
la tercera tribu en el medio de estos dos extremos, la
tribu Clyen. Es cierto que, evidentemente, no tenemos
pruebas fehacientes de que sea así, hay indicios que nos
han hecho pensar aquello. Por ejemplo, los pocos
foráneos que hemos conocido por espías que han
participado en elecciones gubernamentales, y algunos
más que hemos visto en la guerra.
–¿Una guerra? –pregunté.
–Sí, gracias a tu pregunta, puedo introducirme en la
nueva fase de mi descripción. Las relaciones políticas
que tenemos con las demás tribus…
–¿Política? ¡Acabo de sufrir la destrucción total de mi
planeta natal y me vas a hablar de política! Por favor…
–interrumpí agonizado al líder.
–Sé que pudiste haber tenido malos días, lo
comprendo, pero no vamos a entrar en muchas
especificaciones, solo te vamos a decir con cuál tribu
estamos peleados y con cuál no, fácil.
–¿Me lo prometes? Ahora no estoy con la cabeza para
soportar tanto monólogo aburrido…
–¡Hey! Tampoco soy tan aburrido al hablar, lo hago
bien –volteó su cabeza hacia al parlanchín–, lo hago
muy bien, ¿cierto?
83
–Sí, señor.
–¿Ves? De veras, no va a ser mucha información, solo
nos queremos evitar malentendidos que nos
perjudiquen en un futuro. Como digo, hay relaciones
políticas entre las tribus, para empezar, entre los Verp
y nosotros hay tratados de No Agresión y No Invasión,
el primero trata de que está totalmente prohibido
atacarnos entre tribus, y ninguno de nosotros puede
morir en manos del otro, nada de nada. Y pues, lo
segundo es lo que has vivido hace minutos, que un Verp
se haya detenido en nuestra línea limítrofe y no te
asesine, ya que no pueden invadir nuestras tierras ni
nosotros la suyas.
–¿Tanto me vas a contar? –mencioné con la voz
agotada.
–Solo escúchame, aunque nosotros tengamos esos
tratados burocráticos que no nos permitan atacarnos o
invadirnos, en secreto estamos planeando una
emboscada idónea que nos permita derrotarlos,
hacerles morder el polvo. ¿Y qué es de la última tribu?
La de los Clyen… Pues con ellos nos tenemos la vida
jurada. A lo largo de todos estos años ha surgido una
guerra inacabable entre los dos, que viene desde
nuestros antepasados, un odio inmenso que solo cesaría
con ver al otro fulminado. Aunque hoy por hoy, no
participamos en ninguna guerra, que no te extrañe que
mañana surja una nueva –susurraron entre ellos
palabras inteligibles, luego devolvió su mirada
84
hacia mí–. ¡Perfecto! Eso es todo lo que tenías que
conocer acerca de las tribus y sus relaciones políticas,
espero que lo recuerdes muy bien, porque si te topas
con uno de ellos, o causas confusiones, tu vida durará
muy poco aquí –me guiñó.
–Está bien… ¡Pregunto yo ahora!, ¿no me van a proteger
si se diese el caso? No creo que sus políticas permitan
abandonar a un foráneo a su suerte…
–Hmm, hay casos, y hay casos –me contestó el
parlanchín.
–Él te intenta decir que depende de qué tipo de actos
cometas, y cómo pueden influenciar en las demás
tribus, o encima en las nuestra. Puedes comportarte
como un patán terrible sin causa, y definitivamente, no
vamos a protegerte, porque, por más que les brindemos
la mayor atención, no vamos a criar aves de rapiña que
en un futuro se alimenten de nuestros cadáveres, somos
benevolentes, pero no idiotas.
–Sí, lo entiendo, pero… ¿Qué acaso ustedes saben lo que
son aves de rapiña? –pregunté confundido.
–El término de «aves de rapiña» al cual te estás
refiriendo, quizá tu intercomunicador, que es el núcleo
que tiene ahí en tu pecho –lo señaló, y bajé la mirada
para verlo–, traduzca la idea que te quiero expresar en
términos de tu lengua humana.
–O sea –acaricié mi barbilla–, a causa de este núcleo
que tengo en mi pecho, ni siquiera ustedes están
85
escuchando la palabra «rapiña», sino una especial que
tampoco conozco en su lenguaje…
–¡Qué insistencia en confundirnos! –se echó al
respaldar del asiento.
–¿Saben qué? –agité mi cabeza de costado a costado,
suspiré– Olvidemos el tema de las palabras que jamás
nos vamos a entender así…
–Tienes razón, humano.
–Mmm… –me incliné para ver en qué estación
estábamos– Alguien me podría –entrecerré los ojos–
ayudar para saber cuántas estacione nos faltan –miré a
cada uno.
–Déjame echarle un ojo –habló el líder de ellos–,
vamos a ver… Pues aún faltan como 17 estaciones, es
mucho sabes, entre estación y estación trascurren cerca
de minuto y medio, así que… deberíamos estar en
nuestro destino dentro de media hora, un poquito más.
–Uff… ¡Porque tiene que demorar tanto! –me deslicé
por el asiento, a punto de caerme al suelo–, si no les
importa, voy a dormir un rato, me despiertan cuando
estemos a punto de llegar, ¿vale? –Lo que tú digas,
descansa lo que desees, cuando lleguemos te vamos a
instalar en una residencia como te lo hemos dicho –
giró hacia su izquierda y empezó a hablar con sus Arx,
sin que yo pudiera entenderlos.
86
llegar a nuestro destino, uso el respaldar del asiento
como una almohada, para intentar dormir en él, y
reposar. Es una misión muy complicada, el típico
sonido que hacen los trenes balas como estos, los demás
Arx conversando entre sí, todo ese bullicio, por más
que sea muy ligero y ordenado, no me deja descansar
como tanto quisiera en este momento…
87
larga jornada. Evidentemente, yo era el indicado de
hacernos nuestro espacio dentro del tren, moviéndome
escurridizamente entre las personas que se encontraban
dentro del tren, empujando a algunos que quieran
ganarme el lugar cómodo, o literalmente volando hacia
los asientos libres; cada día que subíamos al tren en
hora punta era una aventura distinta a la anterior.
88
planeta, en otro futuro, en otro sentido de vida, seguir
para adelante con mi vida seguro significará lo
suficiente para alcanzar esa madurez, esa madurez la
cual mi madre tanto ha anhelado que consiguiera.
Claramente, he dado, doy y daré todo de mí para poder
conseguirlo, para dibujar una sonrisa en las mujeres
más importantes de mi vida.
89
CAPÍTULO 7: La belleza de la naturaleza
90
de colores morados. Por lo menos en lo que puedo
apreciar, con una gran cantidad de automóviles yendo
de un lado al otro de la ciudad, muy similares a los que
teníamos en nuestro planeta, con la única diferencia
que tenían una acentuada deformación en la cima de
los autos, que los volvían muy excéntricos a la vista de
un humano como yo.
91
flotantes. Me dijo también que en realidad se llama así,
matraz9 de florecimiento.
9
1. m. Vaso de vidrio o de cristal, de forma generalmente esférica
y terminado en un tubo estrecho y recto, que se empela en
laboratorios químicos.
92
No pensé que tendría más sorpresas
visuales en este recorrido hacia mi nueva casa. ¡Qué
bellísimo es el jardín por el cual estamos caminando! A
principios se ve que es un enorme jardín, de enormes
extensiones. El portón por el cuál entramos, está hecho
de un material finísimo que está ornamentado con una
larga fila de arbustos y flores muy exóticas, de colores
verde pastel, con una fina desviación a la malaquita10, y
adornada por los costados con otros arbustos muy
extraños, de color rojo vivo y de la altura de los Arx
que viven aquí. Al entrar, nos da la bienvenida,
colgantes de espinas por el gran pasaje que hay en el
centro de este jardín, con un suelo de un material muy
similar al mármol que hubo en el planeta Tierra,
además, grandes parcelas de hojas decorativas que
forman figuras de ángeles o seres mitológicos, pienso
yo, que jamás los he visto en mi vida… Más allá del
jardín había inmensos terrenos llenos de flores
elegantísimas y árboles cortos con una copa muy ancha,
que le da volumen al jardín. Y así era el resto del jardín,
un festín esplendoroso lleno de flores exóticas, arbustos
decorativos, y árboles dominantes por su característico
alto volumen, todo estaba detalladamente cuidado para
que, en la armonía de una ciudad urbana y sólida, se
vea ornamentada, gracias a la maravilla de la hermosa
naturaleza que tiene este planeta. Y yo que pensaba que
10
1. f. Mineral de carbonato de cobre, de color verde, susceptible
de pulimenta
93
este planeta era un lugar muy seco, inhóspito y hostil,
lleno de piedras y tierra seca, un hogar de muertos
vivientes. Pero no, me equivoqué totalmente, en lo más
lejano del planeta, habitaba una civilización tan
consistente y amigable como los Arx, con sitios tan
bellos como este inmenso jardín. Que grata sorpresa.
94
ser normal que me encuentre con todo tipo de seres
extraterrestres raros y peculiares, que no tema.
95
de esta residencia lujosa y todas las flores que quieran
tirarle, ¿puedo ir a mi apartamento? –levanté mi brazo
en dirección al condominio.
–Sí, desde luego que sí, ven y acompáñame.
96
grupo conversaban con la, ¿recepcionista? Firmando o
haciendo trámites para que yo pueda hospedarme en
una de estas habitaciones.
97
menos que ellos tengan suministros de agua, la cual me
vendría muy bien ahora. Luego de unos minutos, una
Arx vestida muy atrevidamente me trajo una larga
botella de agua, guiñándome antes de irse hacia no sé
dónde. Muy desconfiado, pregunté a los Arx que me
acompañaban en los sofás de los costados, y ellos me
reconfirmaron que lo que había dentro de la botella era
agua, y que podía tomarla toda sin temor a que me
pasara algo malo. Les hice caso, abrí la tapa de la
botella y me tomé un sorbo de la botella,
sorprendiéndome mucho, al enterarme de que sí era
agua, era agua natural que siempre tomaba en la Tierra,
pura, insípida y muy refrescante… Me siento tan
revitalizado en este momento, durante unos segundos
recargué completamente mi cuerpo de pies a cabeza,
mis energías llegaron hasta el tope, hasta 100.
98
que no tenían ningún patrón en especial, parecían ser
lo que yo garabateaba con mi lápiz en mi cuaderno de
dibujos cuando estaba tan aburrido que no tenía otra
cosa mejor que hacer.
99
volar libremente por nuestra metrópolis, sin que tenga
que consultarle sus dudas a uno de nuestros guías. Aquí,
o donde sea, siempre dispuestos hacia usted,
bienvenido a su hogar, venga –abrió su puerta y
extendió su brazo–, acompáñeme y le daremos
indicaciones para que disfrute su habitación como
nunca.
100
CAPÍTULO 8: Sueño eterno
101
traje espacial? No, voy a ver si en este ropero hay unos
trajes que se adecúen a mí.
102
Ya vestido y cambiado, ligero por dentro y
por fuera, ha llegado el momento más indicado y
correcto para poder dormir entre las gruesas sábanas
de esta gran cama. Eché para adelante las telas, me
acosté en el colchón y me abrigué hasta el cuello con
las sábanas, extendiendo mis brazos hacia los costados,
gemí complacido por la suavidad del colchón, y me
quedé quieto como roca, con los ojos cerrados al fin
pudiendo descansar como era debido.
103
de nuevos rumbos por el Universo… Ay, Rudy, tú no
tuviste la culpa de tener un padre tan amable, que te
quiera y consienta tanto, a pesar de ser un dictador
desalmado que actuó de tal manera, que hizo que sus
súbditos fueran capaces de matarte, dejarte en un saco
de papas a punto de morir, mientras agonizabas y te
desangrabas… Tú último aliento lo usaste en salvarme
a mí, para cumplir tu último deseo, y el de tu padre.
Escapar, destruir y extinguir mi planeta Tierra, como
lo extraño.
104
astrónomo o observador amateur. ¿Qué será de mí el
día de mañana? ¿Exploraré junto a mis guías la
metrópolis de los Arx? ¿Me darán clases de nociones
básicas Orlux? Ni idea, lo que menos puedo hacer
ahora es pensar en una rutina, todos los días, dentro de
un lapso de tiempo muy extenso, serán llenos de
sorpresas, jamás sabré que me tocará hacer mañana, lo
único que sí sé, y conozco muy bien, como que soy el
hijo que le hizo una promesa a su querida madre, es que
mi nueva casa es este apartamento, mi nuevo hogar…
Uff, ya me estoy encariñando con este sitio.
105
9 AÑOS DESPUÉS…
106
CAPÍTULO 9: Los Balcones
107
adolescentes sin causa, que son unos mantenidos de
mier…
–Dale no te enojes, que necesito hablarte de algo
–¿Las nuevas?
–Las de aquella noche no, no te vayas a emocionar que
me refiero a otro asunto, loquillo –soltó risas mientras
meneaba el dedo de un lado a otro.
–Ah, ah, payaso te crees –dije muy serio–. Enfermo… –
nos reímos
–Ahora en serio, tengo que informarte acerca de la
última comunicación de nuestro líder.
–Qué ha dicho ahora… –agarré una de las bebidas que
había encima de la mesa y me la tomé.
–Escucha muy bien, nuestro líder de brigada nos ha
dicho que actuaríamos hoy, en el frente de batalla,
usando todas nuestras armas contra el frente de los
Verp que se encuentra en la zona sur de los Balcones.
Nos pasarían la voz por medio de un megáfono, así que
hay que estar muy atentos al aviso.
–¿Y atacamos por el Izcur o el Dreck? –pregunté.
–Atacamos por el Izcur, espías nuestros nos
informaron que el frente de Izcur está escaso de
recursos y municiones.
–Débil –enfaticé.
–Sí, nos va a convenir atacar y ganar terreno por el
Izcur, aunque perdamos la zona del Dreck, estamos
más cerca a los Verp y podemos infiltrarnos como
108
parásitos por todo su estúpido campo residencial,
sorprenderlos y ganar esta quinta cruzada… ¡Que por
mi madre que los desalmo a todos! –golpeó con furia
la mesa.
–Cálmate, loco –me miró a los ojos por unos segundos,
luego volteó su cabeza y se recostó en su asiento
–Que nos llamen ya por ese maldito megáfono, quiero
acabar con todos ya, desgraciados.
–Wow –le di un mordisco a un sándwich que traje de
mi carpa–, tú sí que eres muy intenso –le di otro
mordisco.
–Ni te imaginas, como me comportaría si tuviera un
Verp frente mío, discapacitado de pelear conmigo, y
una daga en mi mano…
–Te alocarías bien feo, ya lo sé, no me lo recuerdes… –
le interrumpí.
–Sí, que sí. Por cierto, cambiando de tema que esto me
estresa feo… ¿A ti te gusta tomar Julians? –me lanzó una
sorpresiva pregunta.
–Pues sí –agarré la lata de Julians y jugué con ella,
derramando un poco en el proceso–. Parece ser que a ti
no, ¿cierto?
–Bueno, no es que tampoco no me guste nada, pero la
mejor de todas, sin dudas, es la Orx. Ese sabor, esa
fuerza que te da cuanto pasa por tu garganta, ¡Uff! Una
locura…
–Pero la Julian es mejor, si sabes.
109
–¡Para nada hombre! Se nota que los humanos no
tienen tan buen gusto… –me reí un poco.
–¿Quieres que en plena guerra discutamos y
fundamentemos nuestros gustos de bebidas?
–Es un poco ridículo, ¿verdad? –preguntó mientras se
acariciaba la barbilla.
–Más que nunca, ¿y si ahora mismo suena el megáfono
que nos llama a la guerra? –me dejó sin respuesta por
varios segundos.
–Nada, no ha sonado el megáfono aún. No funcionó tu
táctica, ¿puedes esforzarte un poco más para que suene
de una vez? –entrelazó sus manos.
–Lo siento, no puedo hacer más –me levanté y caminé
a lo lejos de la mesa.
110
difícil situación que nos está tocando vivir. Hay unos
muy poco que ya se encuentran preparados y armados,
equipados para en cualquier momento, correr al frente
de batalla y continuar con el ataque hacia los malditos
Verp. En fin, en cualquier momento sonaría la voz de
nuestro líder por el megáfono dándonos esos minutos
de preparación para luego ir con braveza al frente de
batalla.
111
ese día sus manos se han despertado muy bien… ¿Me
captan? Bien.
112
cruzada de los Balcones. Se hace tan interminable esta
guerra, ojalá que algún día acabe.
113
Luego de varios minutos, puedo salir de los escombros
de mi tanque, y sin que ellos lo notaran, escapo
corriendo lo más rápido posible de ellos, para regresar
a la zona residencial y estar a salvo.
114
velocidad y a mis acrobáticos movimientos con la
aeroturbina, puedo esquivar los constantes ataques que
sufro debido a los Verp, hay como más de 10 tropas
Verp disparándome simultáneamente, sin embargo,
ninguno hasta ahora ha podido dar conmigo. Lo malo,
cada vez me obligan a acercarme mucho más al
precipicio, y ahora me encuentro justo en el filo de los
Balcones, a unos centímetros de caer al precipicio de
más de 20 metros de profundidad. ¡Noooo! Llegaron a
impactar con uno de sus cargas de energía en uno de
los motores de la aeroturbina, causar que se me vaya de
control y… Cayera al precipicio, pero antes, me pongo
este escudo que cubre todo mi cuerpo, no me daño,
muy bien… ¡Y ahora lo desactivo!
115
Mmm… No responden, ¡diablos! Otra vez, otra vez…
¡Tampoco! Tengo que ser tan insistente o es que acaso
este dispositivo ya ha dejado de funcionar… Una
tercera vez. Sin respuesta. ¿Podrá ser a la cuarta vez?
Dime que sí, dime que sí… Nada de nada, no parece
que esto vaya a funcionar algún día, mejor sigo por las
mías y camino para encontrar una manera de salir de
este abismo.
116
falso, que hay debajo de él, ¿una rampa? Ay, que acabo
de descubrir ahora, no comprendo…
117
CAPÍTULO 10: La caverna del misterio
118
en son de pelea, hagamos que jamás los he visto y me
dejan ir, ¿va? –se acercaron un poco más– ¡Hey! No me
hagan nada por favor, se los juro, dejen…
–¡Humano! –me interrumpe uno de ellos, y me quedo
frío.
–Huma… ¿cómo conocen ustedes esa palabra?
¡Respóndanme! ¡Cómo saben ustedes que yo soy un
humano! –grité despavorido.
–Humano, ¡al fin has llegado! ¡Te hemos estado
esperando por mucho tiempo! Tantos años y al fin estás
aquí –mientras el del medio hablaba, los dos que
estaban a sus costados me alcanzaron una manta y un
caldo–. Hemos sido olvidados por tantos años,
viviendo en esta inmunda caverna, y al fin llegaste tú,
humano, ¡teníamos razón! –se acerca poco a poco.
–Gracias por la manta y…, la comida. ¿Pero me pueden
explicar que yo tengo que ver con ustedes? –pregunté
muy nervioso.
–Sí, sí, levántate y acompáñame –me extendió la mano,
y luego de unos segundos me ayudó a levantarme–. Hay
muchas cosas que tienes que saber, humano.
–Y va ser mejor que me as digan de una vez, ¡porque
estoy armado, ah! –grité a lo que llamaba su atención,
volteando hacia mí–. Se los advierto –dije y continué
siguiéndole.
–Ven, ven, humano –lo seguí y llegamos hasta la
estatua de la anciana.
–Ahora, ¿qué tiene que ver esta estatua?
119
–Ahora te lo contaré todo. Hace muchísimos años, una
anciana Orlux de la tribu madre, tuvo una visión, y nos
dio una de sus más intensas profecías, la cual era, a
causa de la eterna cooperación de los humanos a la raza
de los Orlux, el día que un humano, en este caso tú,
llegue a nuestro planeta y sepa la existencia de nuestra
raza, correrá una cuenta regresiva que al terminar,
significará la destrucción total de nuestros pueblos, y la
extinción definitiva de los Orlux. Ni yo, ni nadie de
ustedes jamás podrá saber la duración de esa cuenta
regresiva, cuando terminará, si durará minutos, años o
siglos, jamás lo sabremos. La profecía de una de las
videntes más conocidas de la tribu madre causó una
conmoción tremenda, una gran parte de la población
se enloqueció y complico el rumbo evolutivo de
nuestra raza, sin embargo, los altos mandos de la tribu
madre exiliaron a los Orlux que eran más fieles a las
palabras de la vidente mayor, quienes sí eran
conscientes de lo grave que se iba a poner la situación
si es que llegaba un humano a nuestras tierras, o incluso
muchos, y expandíamos su voz, por todos lados
corríamos la profecía, la verdad. Y jamás nos
escucharon. Tuvimos que todos los expulsados de la
tribu madre, y las posteriores tres tribus, ocultaron en
esta caverna secreta en el abismo de los Balcones, por
si no lo sabes, este gran cañón se llama Los Balcones.
¿Cuánto tiempo llevas en este planeta? –con esa
pregunta, sentí un terror inmenso por todo mi cuerpo,
120
y me quedé perplejo, al saber que llevaba casi una
década en este planeta.
–Ah-ah… Llevo 9 años –los tres se sorprendieron de
mis palabras, y se quedaron sin ellas.
–Nueve años, ¡eso es demasiado tiempo! Y aún no
ocurre la profecía, ¿será posible que esté a punto de
ocurrir o vaya a tardar mucho más de lo pensado? –
habló confuso y temeroso conmigo y con los que lo
acompañaban.
–Y justamente, la anciana que está en esta estatua… –
toqué la cabeza de la vidente.
–¡No la toques! –palmoteó mi mano.
–Bien, ya entendí, no hay porqué ser tan agresivos –
suspiré–. Como decía, la anciana que está
inmortalizada en esta estatua, es la vidente que profeso
su sentencia… Que cuando yo llegara, su raza se
extinguiría por completo, ¿cierto?
–Sí, la veneramos como a una diosa, porque de ella es
que aún vivimos, y jamás nos hemos dejado cegar por
los más poderosos Orlux, nos dijo la verdad, para
nunca morir en la mentira.
–No sé si creerles a ustedes… ¿Qué tan cierta puede ser
esta profecía? ¡Ya han pasado como 9 años y aún no ha
pasado nada! –caminé hacia el centro de la caverna.
–No vas a dejar que ellos te engañen, ¿cierto?
–¡Pero de qué me engañarían! No comprendo, y si es
así, ¿por qué no me contarían nada de eso a pesar de
haberme conocido por más de 9 años? Si saben que por
121
mi culpa su raza se va a extinguir… –subí mis manos a
mi cabeza, confuso.
–Ellos han hecho durante todos estos años todo lo
posible para poder acabar con esa profecía, que quede
olvidad por completo, borrada totalmente de la mente
de los Orlux, ya sean Verp, Arx, o Clyen. Sin embargo,
ellos dentro suyo saben muy bien que esta vidente ha
dicho la verdad, y sus profecías siempre han resultado
verdad, y en parte por ello los Orlux han afrontado y
superado inmensos problemas, y seguimos siendo una
poderosísima nación a día de hoy, ¿cierto?
–Sí, cada una de las tres tribus, todas son muy
prósperas y poderosas.
–¡Ya lo ves! Los más poderosos no quieren olvidarla
por completo, para así no caer derrotados ante la
llegada del juicio final, de la extinción total –se ríe
malévolamente por unos segundos–. No saben lo que
les espera… Ingenuamente, piensan que van a poder
cambiar el destino que la vidente mayor profesó para
nosotros…
–Entonces, habrá que encontrar una manera de cómo
sobrevivir ante este inminente apocalipsis –luego grité
al cielo enfurecido.
–Es imposible, ¿no lo comprendes tampoco? El destino
es uno, y la vidente mayor advirtió a todos los Orlux
acerca de esto, ¡el fin caería en nosotros pasase lo que
pasase!
122
–Pienso que no –dije mientras se pintaba una sonrisa
emocionada en mi rostro–, hay una tecnología que
halle en la tribu Arx, y entiendo muy bien que también
se encuentra en la tribu Verp, son los matraces
botánicos, si es que no los conocen, son grandes
jardines botánicos que se encuentran flotando en lo
más alto del cielo, como a más de treinta metros de la
superficie, la única manera en que un fin del mundo
pueda llegar a él es, es con meteoritos o una mega
explosión del planeta… Es muy difícil llegar hasta ahí,
además me han contado que está hecho de una materia
inquebrantable, ¡el perfecto lugar para enfrentarlo!
Maldita sea, y yo que pensaba que ya lo había vivido
todo con lo que pasó hace 9 años en mi planeta Tierra,
¡y cuándo yo pensé que no iba a perder de nuevo a mis
seres queridos! ¡O el lugar en el cuál viví se esfumaría
en cuestión de segundos sin que yo pudiera evitarlo! –
me arrodillé de un golpe de fuerza–. ¡Ya me quitaste a
mi padre! ¡Ya me quitaste a mi Tierra! ¿Ahora se te
ocurre también borrar este planeta por el cual he vivido
9 años, 9 años tan perfectos acompañado de una raza
extraterrestre que me ha tratado tan bien? ¡Por qué!
¡Qué te hecho destino! No te bastaba con desalmarme
entero una vez, ahora lo quieres hacer de nuevo, y esta
vez me quieres matar también… ¡Por qué no lo haces
ahora! Si voy a morirme ya, y vas a destruir por
segunda vez todo lo que amo en la vida… Dime, que
mierda voy a hacer luego de que este planeta quede
inhabitable, por más que sobreviva, mis únicos
123
compañeros de vida serán escombros y más escombros,
muerte y desolación…
124
a uno de estos matraces, sería demasiado complicado y
arriesgado conseguirlo. Ante la aclaración, de un
momento a otro, el olvidado del medio, el que me
habló más que los demás, asesina con dos dagas a los
que tenía a sus costados, ¡Carambas! En qué momento
este tipo tenía armas… Hizo un gesto de silencio con su
mano antes de que dijera una palabra, y me dijo que lo
llevara a él, y no me haga más problemas, porque no
son solo 3, son como más de diez, y decidir a quién
llevar sería una pesadilla. Le dije que no me haga nada,
y que si pretende secuestrarme él va a terminar en más
problemas que yo, y me dice que no me va a hacer nada,
solo le suplica que le lleve consigo a esos matraces
botánicos, y que lo haga con la nave espacial que él
tiene oculto detrás de una pared de la caverna.
125
jamás supieron que se encontraba ahí. Entonces, subo
con él.
126
acompañaba aún no cerraba la puerta, y seguía
disparando con su cañón de energía a las paredes de
este inmenso hoyo que dejó para su nave, chocándola
también en el acto. Así, la tierra y los escombros caían
de los disparos, impidiendo que los demás olvidados
puedan salir de su caverna.
127
territorios de las tribus, ¿por qué no me llevas de una
vez hacia allá? –dijo algo impaciente.
–Más paciencia, amigo… ¿Y sí aún no pasa nada? Si está
todo a la normalidad, los radares del territorio Arx-
Clyen nos…
–¿Arx-Clyen? ¿Acaso no son dos? –me interrumpió
confundido.
–Cierto, ustedes han estado allá abajo muchos años…
Pues, resulta que un día, las peleadísimas Arx y Clyen
se unirían, formarían un frente gracias a una única
misión, acabar con la tribu Verp –le dije e hizo un gesto
de entendimiento– ¿Entiendes? Bien, ahora no es tan
fácil llegar a esos lugares…
–¿Cuál es tu plan entonces? ¡La realidad ya no es cómo
antes! Estoy unos años bajo tierra y resulta que solo hay
dos tribus –agitó su cabeza de lado a lado–, ¡que lisura!
–Bueno, ahora son dos. Si tú lo dices… –susurré.
–¿Qué has dicho?
–Dije qué tu dices, ¿alguna idea de lo que podamos
hacer? He estado pensando en que, primero, te quites
esa prenda que te cubre todo el cuerpo, darte una de las
prendas características de los Arx-Clyen y entregarte
una falsa identificación para que puedas caminar
tranquilamente por la metrópolis, y así llevarte al
matraz botánico… ¿Qué piensas?
–¡Es una magnífica idea! –exclamó muy contento.
–Genial –un trueno interrumpió lo que iba a decir,
dejando un silencio tenebroso en el ambiente–, ¿un
128
trueno? No escuchaba ese sonido hace más de 9 años,
¿qué carajo?
–Qué es eso… ¡Qué es eso, humano! –gritó muy
aterrorizado–, ya está empezando, ¡ya va a comenzar el
fin del mundo, nooooooo!
–¡Calma! –grité.
–Era verdad, verdad, ¡se los dije a todos, malditos…!
–¡Cállate de una vez! Ten calma, deja de gritar, lo que
acabas de escuchar no es nada de otro Universo, en mi
planeta natal eran rayos que no tienen nada de malo y
terrorífico, jamás hacen daño a alguien.
–No te creo…
–En serio, créeme, quizá lo escuches por primera vez, y
yo también en este mundo pensándolo bien, pero no es
nada apocalíptico, es parte de la naturaleza –no obtuve
repuesta a mis palabras, me fijo en él y estaba revisando
un panel–. ¿Qué haces? –no me responde y sus ojos se
agrandan– Háblame, ¡qué ocurre!
–No sé si puedas ver e-esto…
–No puedo verlo, cuéntame, que ocurre. ¡Y no me
dejen con las palabras en la boca!, ¿me entiendes?
–Debajo de tu asiento hay una ventanilla, tiene una
tapa encima, córrela hacia un lado y fíjate qué hay
debajo de nosotros –dijo aun mirando fijamente a su
pequeño panel.
–¿Qué? No te… Agh, qué puede haber en el suelo que
me ponga tan feo como tú…
129
CAPÍTULO 11: El comienzo del fin
130
eliminando todo tipo de vida existente… Pensar que
una gran edificación como la metrópolis de los Arx-
Clyen podría sobrevivir a esto… No creo que vaya a ser
así, el suelo se está haciendo pedazos, los rayos siguen
cayendo, meteoritos impactan en el suelo a montones,
y una lluvia torrencial que a duras penas nos permitían
ver lo que hay frente a nosotros.
131
donde haya esos estúpidos matraces que nos podrían
salvar de este apocalipsis, y de la destrucción del
planeta… ¿Sí? ¿Dijo eso? No recuerdo bien, solo
recuerdo a la gente que quise y amé muerta, hecha
polvo… Sí. Sí conozco donde hay más.
132
Me abroché muy bien en mi asiento de copiloto,
y empezamos el rumbo hacia la metrópolis de los Verp,
justamente, hacia el sentido contrario al cual íbamos.
Volteamos la nave, y a toda velocidad fuimos hacia la
ciudad Verp.
133
un mejor panorama de lo que estaba sucediendo. Lo
que dije, meteoritos en gran cantidad cayendo del
espacio y destruyendo la superficie en grandes
impactos, la ‘lava’ habría cubierto por completo la
superficie, el cielo estaba completamente rojo y los
rayos caían. Todo lo que podíamos apreciar era un
infierno desolador, un planeta que estaba en sus
últimos minutos de vida, pasados esos minutos, todo
colapsaría en cuestión de segundos, una explosión
estelar se vería a cientos de años luz, y mi historia se
acabaría, cerrando el último capítulo de mi libro.
134
en una de ellas, entrar, y con suerte podremos estar a
salvo. Digo yo, si aguantaron hasta este momento, no
veo cómo un meteorito pueda destruirlas justo cuando
nosotros entramos en ellas, sería el infortunio más
enorme en la historia de la existencia universal, así
mismo, no tiene otro nombre.
135
Qué difícil es hacer esto, si mucho me costaba
antes, más aún cuando escucho truenos a cada segundo
y hay meteoritos en llamas cayendo del cielo por todos
lados. Como me cuesta… ¡Uff! ¡Que cerca pasó ese
meteorito, maldita sea! Vamos nave, vamos yo, maneja
bien por favor y, ¡aterriza esta estúpida nave! Bien, me
estoy acercando… Estoy entrando bien al matraz…
¿Está? ¡Bien, lo conseguí! Uff…
136
Me retiro de la nave, a la misma vez que mi
compañero también lo hace. Los dos nos miramos,
muy contentos nos abrazamos con mucha fuerza.
Ambos sabíamos que no sufriríamos más, que nuestras
vidas quedarían en las manos del destino, y que no
tenemos que realizar esfuerzo alguno más, nada,
porque no serviría, sería totalmente en vano, sin
embargo, descansar, encontrar la calma en este lugar
tan bello, lleno aún de flora, de plantas y arbustos, que
nos brindan calma interior.
137
–No… ¡Compañero! ¡No, no, no! ¿Qué te hicieron?
Maldita sea, te han dañado mucho, no… Por favor, no
te mueras, ¿me escuchas?
–Te es-cuch-cho…, hu-humano…
–Sé fuerte, por favor aguanta, voy a sacar… –rebusqué
en mi maleta–, listo, aquí tengo un criogenizador,
venga, venga, resiste compañero.
–No-no… –se levantó y puso su mano a la altura de mi
corazón–, ya no tiene-ne sentido, agh, me han dañado
un órgano, eso no… ¡cof, cof! No…, se arregla, déjame,
ya estoy mue-erto…
–No digas esas cosas, por favor, resiste, haz tu esfuer…
–No, para huma…, para humano –me interrumpió
echándose al césped–, tú, sobrevive, por favor, honra
mi-mi existencia… ¡cof, cof!
–Aguanta, te juro, te voy a sacar de aquí y te voy a
curar, solo aguanta, voy a ver quién te ha dispara… –
con su mano agarró mi cabeza y la volteó hacia la suya.
–Lo siento, huma-mano –cerró sus ojos, y luego de
unos segundos, su mano cayó sin fuerza en su ombligo,
y no se movió más.
–No, no, ¡No te puedes morir así de la nada!
¡Estábamos tan bien, ya lo habíamos logrado! –me
levanté frenéticamente y volteé a ver quién fue su
victimario–. Un momento, ¿tú eres…? ¡Un humano!
¡Reconozco esa piel, ambos tenemos la misma piel!
¡Voltea de una vez maldito asesino! –no me hizo caso–
138
, ¡hazlo de una vez te lo digo! –movió su muñeca
izquierda, y volteó–. ¿Qué mierda haces tú aquí?
–¿Sorprendido de verme? –rió maliciosamente entre
dientes.
–¿Por qué demonios has asesinado a mi amigo? ¡Qué te
ha hecho él! ¡Qué te he hecho yo! Apenas nos
conocimos, me has desatado ese día, me has dicho que
haga lo que haga, ¡y ya! ¿Qué daño te he hecho? ¡Pensé
que estabas muerto!
–Parece que no lo estoy y, sí me has hecho mucho daño,
mucho daño. ¿Encima lo preguntas, desalmado? –
mencionó muy enojado.
–¿Qué daño? ¡Yo solo les hice caso a ti y a tu padre!
–Claro, dañarlo hasta el punto que muera, y encima
obligarme a ver su muerte, como caía en mis brazos
desangrado y hecho pedazos… ¡Claro! ¡Qué daño! ¿No?
–desenfundó de nuevo su arma y me apuntó–, te crees
tan gracioso, ¿verdad?
–Un momento, un momento, no utilicemos las armas
–acerqué mi mano hacia mi pistola láser–, no
queremos que nadie salga herido…
–Insolente.
–¿Insolente yo? No he hecho nada, solo abordé la nave,
hice lo que tú papá me dijo, y llegué a este planeta, hace
nueve años.
–Y yo también, ¿qué crees? ¿qué el plan era que tú te
salves solito? ¡No! ¡El plan era que mi padre escape lo
más rápido posible por la nave, y yo lo alcanzase por la
139
otra nave que había disponible! Y tú te robaste la
nave… ¡Eres un desgraciado!
–¿Desde cuándo ese era el plan? Y, ¿había dos naves?
¿seguías vivo?
–¡Desde siempre fue el plan! No comprendo cómo
lograste llegar aquí, y mi padre no… –se limpió una
lágrima–, ¡él debería estar aquí!
–Lo siento, Rudy; pero ahora las cosas son distintas, los
dos perdimos a nuestros padres…
–¡Tú lo mataste! –gritó enfurecido.
–¡Yo no lo maté!
–¡Mientes! –vociferó y me disparó en el tobillo
izquierdo.
–¡Auch! Desgra… ¡Aagh! –agonicé de dolor.
–Lo siento mucho, traidor. Pero, no se suponía que
llegases aquí, no debíamos estar los dos en el mismo
lugar, solo uno debe sobrevivir –dijo mientras se
dirigía a mi nave–, ¡solo uno puede sobrevivir entre los
dos! –desenfundó dos grandes sables y los incrusto en
el suelo del piso más bajo del matraz, quemando el
mismo en una pequeña área–, y un inútil y traicionero
como tú no puede estar después de mí –empezó a
quebrantarse el primer piso del matraz.
–¡Toma desgraciado! –saqué mi pistola láser y le
disparé, fallé–. Maldita sea, fallé.
–¡Ni sabes apuntar, idiota! –empezó a correr hacia mi
nave.
140
–¡Toma! ¡No te vas a escapar! –le disparé varias veces,
pero no acerté ninguna– ¡No!, cómo duele, ¡argh! –el
piso empezó a caerse–, ¡no, no! ¡por qué has hecho esto!
¡jamás te hice na-! No te caigas, no te caigas… –exclamé
desesperado, y Rudy volteó a verme, nos miramos
fijamente mientras la superficie en la que yacía se caía.
–Una lástima, ¡gracias por la nave! Hasta nunca… –
susurró Rudy.
141
PRONTO…
142
CAPÍTULO 12: La familia
143
–¡Mamá! –corrí llorando a abrazarla, y lo hice–, te
extrañé mucho –la abracé muy fuerte con llorando muy
feliz.
–Yo también te extrañe, hijo.
–Perdóname, madre… No pude cumplir tu promesa,
¡no pude! –me quebré en llanto.
–Escúchame, hijo –agarró mi cabeza con sus dos suaves
manos, y la puso frente a la suya–. Te he visto, te he
observado, he visto cómo has crecido, cómo te has
convertido en un adulto maduro hecho y derecho, y
estoy muy orgullosa de ti.
–Pero, pero –me limpié las lágrimas con mi mano
derecha–. No pude cumplir la promesa que te hice, que
les hice a ustedes dos…
–No tienes que preocuparte por eso, te vimos, las dos,
y sabemos que no fue culpa tuya, mira –se hizo para
atrás y con su mano señaló a mi hermana que corría
hacia mí–, saluda a tu hermana menor.
–¡Hermanita! –corrí hacia ella, cuando nos juntamos
ella saltó hacia mí y yo la cargué mientras la abrazaba,
como lo hacíamos de costumbre–. Mi negrita… A ti
también te extrañé mucho
–Lo sé hermanito –se soltó de mí y se echó para atrás–
, ¡y ya estás muy grande! Ahora si tienes una barba no
tan fea –se carcajeó, y me reí también.
–Hijo –me dijo mi madre.
–¿Sí, madre?
144
–Comenzaremos de nuevo, esta vez con toda la familia.
Hay que olvidar todo lo que pasó, ahora estamos
juntos, hay que ser felices juntos, hijo. –se acercó y me
abrazó.
–Te lo prometo madre, por ustedes dos lo haré todo…
–¡Bieeen! –exclamó risueña mi hermana menor.
–Pero, ¿mi padre? ¿aún sigue vivo? –no obtuve
respuesta alguna.
–¡Hijo! –escuché su voz, mi piel se puso de gallina.
–¡Papá! –dejé a mi hermanita en el suelo, volteé y corrí
muy emocionado hacia donde se encontraba mi padre,
con los brazos extendidos, corrí, y todo volvió a ser
como ANTES.
145