Guerra Civil 91 PDF
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M- B- MARTÍNEZ
ÚLTIMOS DIAS
DE LA. GUERRA.)
SUMARIO
Sorpresa de Vallenar. —
Batalla
Prólogo. —
laatalla. —
Movimiento envolvente. —
Batalla
de la PlaeCla. —
Los contrastea del triunfo. —
VALPARAÍSO
IMP. DE VICTORERO Y C
1891
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>»(®i'S#í*íWS>M*S*®4<5#S*3#3ttS#S*Sttí#£l
es nobilísima
y fecunda enseñanza para
nuestros hermanos del continente, unidos
á nosotros por un mismo idioma, un mismo
pasado, un mismo régimen, y unos mismos
peligros y desgracias.
Pero no es actualidad palpitante el
su
mosa República.
VI PROLOGO
ADVERTENCIA
El. AUTOR.
-«NeflaK»-
8¿ (Soconef éffázncz
m
mí :J
EL CORONEL KORNER
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SORPRESA DE VALLENAR
p
ÚLTIMOS DIA3
¿Viene cerca?
Ya está ahí, pasando el puente.
Entonces de un salto me puse en pié, y salí ú
la calle en menos de medio minuta
Cuando ya iba á doblar la esquina de nuestro
cuartel, para cerciorarme de si era ó nó verdad lo
que mi compañero de armas acababa de- decirme,
llegaba al cuartel el Comandante Ovalle, monta
do en su caballo y seguido de nuestros excelentes
amigos el Ayudante Díaz, el Dr. Gutiérrez y el
Contador FÍores, colega de La Libertad Electoral.
—¿Cierto que vienen? pregunté al Comandan
te Ovalle.
—
Sí. me dijo, tome Ud. un rifle y haga fuego
sobre el puente. Cuide de que la puntería sea
baja, todo lo más baja posible.
En esta improvisada defensa se me unieron,
por orden del Comandante Ovalle, el Alférez San
Martín, el Sargento l.rt Riffo, que se batió luego
heroicamente, dos ó tres soldados y otros tantos
paisanos que acudieron presurosos y entusiastas
á tomar armas para ayudarnos á defender la plaza.
Entretanto se sentían los disparos de nuestra
avanzada que, poco menos que acorralada, se batía
desesperadamente con el grueso de las fuerzas ene
migas, las cuales avanzaban sobre nosotros á paso
ligero.
Un caballero de Vallenar, Don Nilo Gallo, lle
ga presuroso adonde está nuestro Comandante,
observando la actitud del enemigo, y le dice:
—
Son más de seiscientos; traen mucha infantería:
sería una temeridad tratar de resistirlos en las ca
lles con caballería solamente.
ÚLTIMOS días
COMBATE ER RETIRADA
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PREPARATIVOS
PARA LA EXPEDICIÓN AL SUR
-X£83f»-
^^®»^©e«*«]»«®Q®®»
EL DESEMBARCO
DEL EJERCITO CONSTITUCIONAL EN
QUINTEROS.
Car
portes nacionales Copiapó, Cachapoal., Maipo,
los Roberto y Liman, cuya retaguardia cubría la
corbeta OHiggins.
El espectáculo que ofrecían aquellas naves re
pletas efe corazones generosos y existencias varo
niles, desfilando al través del mudo océano, era
imponentemente hermoso, sobre todo para los que
sentían la suprema ansiedad de los grandes y
próximos acontecimientos.
A muy poco andar navegaron toda la noche del
día 19, sin perder por un sólo instante la forma
ción respectiva. A las 4 A. M. del día 20 la es
cuadrilla de buques ligeros avanzó sobre la costa
con más
rapidez á fin de reconocer y sondar pro
lijamente la bahía de Quinteros, donde según in
formes que luego resultaron equivocados, los
grandes patricios balmacedistas habían hecho fon
dear dos líneas de torpedos. Practicado el recono-
-cimiento y previa señal hecha por el Biobio á la
nave almirante, todo el
convoy avanzó y los tras
portes buscaron consecutivamente sus fondea-
L* BRIGADA
3." BRIGADA
Total aphoximado. . . .
9,600
Arman y municione*.
Rifles Manlinger .
4,000
Gras
„
6,000
-Comblain
„ 600
Cañonea Krupp 6
„ Montaña 10
Municiones,
Cartuchos Gras
3.000,000
„
Manlinger 2.000,000
Granadas comunes
IIqq
„ Shrapneles i'aqq
&#&&#®tfi$!V!$V$)^^
á acampar
del camino, los cuerpos comenzaron
en la orilla Norte del
río á las 12 P. M.
La razón por la cual no se cumplieron las ins
del
trucciones impartidas por el Sr. Coronel Jefe
el río y acam
Ejército y que consistían en atravesar conocimiento
fué el haber tenido
par al otro lado,
casi exacto de los movimientos del enemigo, que
tuvo el poco tacto de descubrir una de sus
avan
esta fué la
de artillería; pero puede asegurarse que
se
idea pasajera de un segundo, pues muy pronto
tenía caño
tuvo la convicción de que el enemigo
nes de campana en baterías que reservaba para
el
instante en que los nuestros trataran de pasar el
río.
Y así sucedió, en efecto. Minutos después la ar
tillería de la segunda Brigada disparaba sobre las
baterías enemigas sin duda muy certeramente, por
que nuestros fuegos fueron
contestados.
A las llj A. M. el Coronel, Jefe del Estado
Mayor General Sr. Kürner, ordenó que la primera
Brigada vadeara el Aconcagua, disponiendo que
el Regimiento Constitución atacara el centro del
enemigo, mientras que los Regimientos Iquique y
Antofagasta, 6.° y 8." de Línea respectivamente,
subieran á dominar la izquierda dictatorial, esca
lando un cerro de bastante altura. La caballería
de esta Brigada, compuesta de los escuadrones Li-
bertad y Carabineros del Norte, debían seguir á la
retaguardia de aquellos cuerpos.
El arribo inesperado de los Regimientos Taltal
y Tarapacá, hizo pensar al Coronel Kórner en la
conveniencia de reforzar con ellos la acción de la
primera Brigada en caso de necesidad, y así fué
resuelto acto continuo.
A las 12£ P. M. comenzó el desfile de la
prime
ra Brigada á través del río. El Constitución
á
vanguardia, en seguida el Iquique, después el An
tofagasta, luego los Escuadrones.
¡Espectáculo grandioso! Nuestras huestes, con
el agua hasta la
cintura, másaún, hasta el pecho v
con el fusil en alto,
pasaron á la orilla opuesta,
bajo un fuego nutrido de artillería y ametrallado-
DE LA CAMPAÑA _____
3a
EL CAÑONEO DEL 23
EL CORONEL CANTO
DESPVR§ DEL CiSOXMO
general.
Le sigue solamente un
ayudante, á regular dis
tancia, que también bajo el peso del cansancio y
del sueño, va dormitando sobre su jadeante cabal
gadura Picado de curiosidad, espoleo yo la mía
en silencio el mismo
y me les acerco, siguiendo
camino por donde van ellos.
Todavía se oye el estampido del cañón. Son las
baterías enemigas de ViSa del Mar, que se imaginan
triunfantes al notar la oportuna y hábil retirada de
nuestro Ejército y siguen gastando pólvora y mu
.«i el Sr. ¿e
sentadospUfoa
a '^ue! P°brc albergue estaban
Koning y el Mayor Holley, á qu"
DE LA CAMPABA 43
—
Lo conseguiremos, exclamó el Mayor Holley,
examinando mi actitud
Entonces yo entré en el ranchito y pedí á una
viejecita que lo habitaba, un fondo para calentar
agua y hacer el caldo.
La buena mujer, aunque escasa de todo, cuando
me oyó decir que aquel caldo en proyecto era
espal
da, allá por el camino de Casablanca, anulándole
la acción de los fuertes, conseguiríamos derrotarlos
y entrar en
Valparaíso con pérdidas insignifican
tes. ¿Nole parece, mi Coronel?
El Sr. del Canto, admirado de mi ingenuidad, se
sonrió haciendo otro gesto afirmativo, al mismo
tiempo que echaba pié á tierra delante del primer
rancliito que encontramos.
A la puerta de
aquel pobre albergue estaban
sentados el Sr. Küning
y el Mayor Holley, á quie-
DE LA CAMPABA 43
—
Lo conseguiremos, exclamó el Mayor Holley,
examinando mi actitud.
Entonces yo entré en el ranchito
y pedí á una
viejecita que lo habitaba, un fondo para calentar
agua y hacer el caldo.
La buena mujer, aunque escasa de todo, cuando
me oyó decir
que aquel caldo en proyecto era
para el Coronel Canto, ella misma^e ofreció á ha
cerlo en pocos minutos más.
Todo faltaba para el condimento: la sal, la grasa,
la cebolla, el ají; pero, al cabo de un rato, el Jefe
del Ejército Constitucional, después de no haber
tomado alimento durante 24 horas, se desayunaba
con
algunas cucharadas de algo que á todo podría
semejarse menos al caldo; pero algo, que á la pos
tre engañaba el estómago, llevándole cierto calor.
Este espléndido lunch, como decía Don Abra
ham Kdning, tuvo lugar en un cajón de parafina,
donde la buena vieja, tratando de disculpar su
pobreza con mil arrumacos, colocó una fuente de
greda, dentro de la cual burbujeaba, sin color ni
aroma, aquel singularísimo cocimiento.
Sin embargo, mientras el Coronel tomaba algu-
"*4
ÚLTIMOS DIAS
que me
distingue y tiene mucho que ver con el
Estado Mayor General, viene y me dice al oído:
—Vamos sobre Quilpué, para de allí seguir el
camino de Las Palmas y atacar Valparaíso por 1»
Placilla. ¿Qué tal?
Confieso que un estremecimiento de placer con
movió toda mi persona, desde la cabeza hasta los
pies.
Al cabo, entre los mil descalabrados planes de
batalla que me habían brotado del magín, uno de
ellos, el que tuve la candidez de expresar vaga
mente á mis jefes, iba á verlo puesto en
práctica
muy pronto, más ó menos, en el fondo, yaque no
en los detalles, tal como
yo lo hube creido más
estratégico.
Pero ¡cuál sería mi estrañeza, cuando supe que
este plan había sido formado muchas horas antes
de que se me pasara por las mientes!
Y así había sido en efecto, porque cuando á mí
se me ocurrió,
ya habían salido fuerzas de ingenie
ros á volar la iínea del Salto
y de otros trayectos,
como medida preliminar de la ejecución del plan.
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BATALLA- DE LA PLACILLA
ULTIMO» DIAS
Iquique 8." „
Tarapacá ••' i.
Taltal *■" »
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LOS CONTRASTES DEL TRIUNFO
División de Alcérreca.
Hombrea.
Hombres.
—
Y ¿cuántos alcanzaron á retirarse? pregun
tamos al Sr. Ruiz.
El coronel balmacedista sacó entonces otro apun
te, cuya copia dará al lector idea más exacta de la
magnitud de la derrota que todas las narracio
nes
posibles, por muy subidas de color que ellas
Bean.
Hé aquí la nota de las fuerzas dictatoriales que
pudieron regresar á Valparaíso, después de la tre
menda jornada:
Hombrea.
2,013
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DERROTA DE LA PLACILLA
ALGITXOS EPISODIOS
la Placilla.
Tota; 9,lti8
—
aue
ería opositora y algún que otro cuerpo de infan
tería tampoco pelearon, aunque Uds. fueran me
nos, decía, sus trincheras v sus posiciones, junto
con el poder de su artillería, eran más que formi
—
Y á Ud. señor Coronel Ruiz, qué destino y
suerte le cupo en la batalla?
qué
El jefe dictatorial, atendiendo con toda solicitud
esta pregunta, nos contestó:
—
Yo era el Jefe del Estado Mayor de la Divi
sión de Santiago, como creo que he tenido oca
sión de decir á Ud., y viendo que ya era imposible
resistir el avance de las fuerzas opositoras con las
pocas que nos quedaban en el centro, resolví reti
rarme hacia Valparaíso. Me sorprendió que nin
preguntó:
¿Qué podría hacerse, Coronel, en el caso pro
—
mal.
Yo ordené entonces al coronel León que tuvie
ra más miramiento y seguí hasta las Delicias.
¡Cuál sería mi sorpresa al notar, cuando llegué,
que toda la tropa se había desbandado, entregando
sus armas al
pueblo! Volví grupas inmediatamen
te y fui á
poner el hecho en conocimiento del señor
Viel. Arribando de nuevo á la Intendencia, ya
vi al señor Walker hablando con él y presentán
dole la orden de rendición incondicional de la
plaza.
Viel me invitó á que me apeara é imponiéndo
me de dicha orden:
—¿No es
que piden demasiado?
cierto, dijo,
—
Así me
parece, murmuró yo confundido por
tan germinante exigencia.
DE LA CAMPaSa
Cd. se
quede aquí.
—Yo creo, repitió Don Claudio, por segunda y
tercera vez, que la misión del Coronel Ruiz no
ha
terminado todavía.
Entretanto, en las oficinas reinaba la mayor
confusión. Minutos después notó la desaparición
de Don Claudio y la de otros seflores que le acom
pañaban.
Quise salir á tomar alguna medida, y
entonces
de nuevo el Intendente me dijo que no me separa
ra de su lado. En tal
expectativa nos encontrá
bamos, cuando acertó á llegar el aviso de que las
tropas opositoras venían ya por la calle del Caba
Entonces Viel, sin decirme una sola palabra,
corrió precipitadamente hacia el muelle, dejándo
me en la más cruel de las situaciones. Yo, por mi
MUERTOS Y HERIDOS
son dictatoriales.
En cuanto al número efectivo de muertos
18 ÚLTIMOS DIAS
Heridos.
c Gabriel
Ocampo Toro C José M. Vülanueva
Santiago Ortúzar Búlnes Juan de D. González
Gabriel Ocampo Toro C Santos Martínez
C Juan F. Ogas C Juan de D. Salazar
M. Orgas C Cesarío Escobar
C Enrique Ortiz C Francisco Santibañez
Manuel Jesús Ordenes Salvador Navarro
Luis Orrego Luco C Santos Ríos
e Miguel Ángel Padilla José M. Yañez
c Alejandro Pairos C José Zambrano
Luis A. Parka Evaristo Ahumada
C Ramón Peñalosa C Santiago Valderrama
C G. Pérez Valdivieso C Fidel Muña
■O Ernesto Piderit c Eulogio Zarate
« VitaJ Poblete C Arturo Donoso
O José A. Pizarro c Rufino Ahumada
C Benjamín Pereira C Bonifacio Vega
e Alberto PhiUips c Manuel Pisto
Rafael Prado C. C Reinando Aguayo
<* Ismenár Quiróga Nicanor Osorío
Federico Rahausen Erasmo Núñez
*■ Tomás Ríos González Nemesio Aguilera
<C N. Risopatrón Pedro Lobos
Juan Bautista Rojas Luis Filiberto
Rodolfo Rose Pedro Vega
José Luis Saavédra Eusebio Bely
C Marcos Sepúlveda David Monto
P AlejandroSilva Gallo C Liborio Barrera
« Carlos Silva José D. Machuca
Florín Silva Bernardo Araya
■C Pedro Suazo C Santiago Maripan
C Hateo Tapia Pedro P. Godoy
C Antonio Toledo C José M. Ponce
© Alfredo Tornero C Juan Cayap
lí. Torreblanca C José Letelier
c Santiago Toro c Delfin Sagal
C Guillermo Trujillo Evaristo Henriqu*
Ciríaco Valenzuela Castr C Pedro Rebolledo
9 Gustavo Valledor S. Juan Covarrubias
Luis Varas Herrera C Francisco Cruzat
« Francisco Vargas C José del C. Pérez
Francisco Vargas BernardoCalderón
p Alfredo Vial Solar Antonio Monardes
« Santiago Vial C Francisco Gonzálqz
B2
ÚLTIMOS DIAS_
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Pascual Lobos
Esteban Maldonado
Bartolo Paez Emilio Carrasco
c
Ramón Rogers
c Francisco A- Echeverría
José Ramírez Juan de D. Maldonado
c
José E. Lagos
C Manuel Acosta
Santiago Sanhuesa José San Martín
Juan Henriquez
C Kfraíu Riquelme
Vidal Parra
Antonio Riqueline
C Exequiel Toboque
c José Navanwte
Isidoro -Brito
-
Bernardo G«doy
José M. Rodríguez Pedro Gómez
C
Quinjáa Santander Víctor Torres
Abraham Briones
Abdón Vergara
Juan de D. Ramos
Feliciano Guajardo
Manuel González
C Bosalíno González
Juan J. González
C José M. Carvallo
c José Zapata
C Estanislao Suarez
Juan de Cruz Betúnales
Juan de D. Garrido
c
V
C Pantaleón Novoa
Antonio Rivera
C Juan B. Flores
c Venancio Matamatas
c Ricardo Bastías Laso
Hipólito
C Miguel Díaz C Alberto Sánchez
Juan E. González
c Jacinto Uribe Miguel Huerta
C Abraham Cifuentes Miguel Moreno
José Espinosa
Joaquín Orellana c Juan M. Gonzále*
c Pedro Rodríguez
Cesáreo Villalobos
C Carlos Silva
I c Juan F. Barros
C Abraham Suarez
[ e Mamerto Ibarra
José Pardo
i c Custodio Rojas
Bernardino Giménez
Sandalío Meló
Pedro Maureira
C Samuel López
José M. Vega
Pedro A. González
C Natalio Arancibia
C Tránsito Androcole
Juan de D. Leiva
José N. Concha
Esteban Vasquez
Luciano Gutiérrez
Telesforo Cea
Vicente Rivera
v Ricardo Gnzmán
Pedro Mella C José del Pacheco
v
C Adolfo Olivera
José Méndez
C Amable Alval
C José A. Mato
Jerónimo Meneaos
Pedro Garindo
C José E. UUoa
C'.Romelio Cabrera
Luis Taborga
Juan B. González
■
"^
*•
de la campaña
C Pedro Medina
Eustaquio G arces
© Fruncido González
J JoséVíllagra Pedro Condarco
C
José Miguel Montecino José AntonioGonzalez
Clorindo Astudillo C Pedro González
Cristóbal Acuña
c- Francisco Adone
E. Gallegos
c Olegario Avendaño (
DE LA CAMPAÑA 81
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José Luis Gómez
Ventura Cid
Alcedes Milla
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n<Íefonso Ramírez Rojas
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Julio Canto
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Juan B. Oviedo
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