Análisis 6 (Nueva Ola Francesa)

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Análisis #6

Juan José González N - 2171480


El cine francés ha tenido unas características muy marcadas desde los
primeros años del séptimo arte, siendo su país de origen y el lugar en el que
se han dado algunas de las más importantes revoluciones y movimientos
cinematográficos de la historia. En el presente texto se hará un análisis de
cuatro películas que pertenecen a la Nueva Ola Francesa, un movimiento
que redireccionó la forma de ver y hacer películas y que hoy en día,
alrededor de cincuenta años después, sigue siendo influyente.

Como en esta revolución ya no importaban tanto los productores, los


directores eran los verdaderos artistas que le daban vida a los filmes,
creando lo que ahora llamamos Cine de Autor. François Truffaut fue uno
de los más grandes directores del movimiento y llevó a cabo “Los
Cuatrocientos Golpes”, la primera película que analizaremos.

Hay muchas propiedades de la Nouvelle Vague en este filme que se


diferencian de lo que se venía presentando en esa época. Para empezar,
hay que recalcar que el formato de cinta cambió con esta película. Si bien
antes las películas eran casi cuadradas, en esta ya se puede ver un
tamaño muy parecido al que tenemos actualmente. Esto es un claro
ejemplo del gran avance que estaba sucediendo en lo cinematográfico
en ese entonces.

De igual manera, es evidente que para el 59’ hubo una evolución en el


sonido. Los diálogos y los efectos se escuchan con una mejor calidad e
incluso, en una parte de la película, se escucha la voz de Antoine como si
estuviera pensando y le hacen una especie de eco para simular que está
dentro de su cabeza. Hasta lo que he visto, considero que esto fue un
experimento de los franceses, porque nunca había escuchado algo así en
películas más antiguas.
La cámara tiene mucha libertad en cuanto a los planos. Hay varios paneos
y travellings, como en la escena en que Doinel se escapa del internado
donde estaba, que dura alrededor de dos minutos y la cámara está en
constante movimiento, siguiendo la trayectoria del niño. También la toma
final tiene algo innovador. El joven está caminando y podemos verlo en un
plano americano. Luego, la imagen se congela en un cuadro donde
Antoine mira a la cámara y se hace un zoom muy fuerte hasta su mirada,
donde aparece “fin”.

Suena como algo muy simple, pero en lo que llevamos estudiando filmes
anteriores a este, nunca había visto algo así. No creo que sea un simple
recurso usado porque se veía bien. Considero que tiene un valor expresivo
en el filme (como casi cualquier detalle en las películas de la Nueva Ola
Francesa). Creo que terminar con la mirada de Doinel es una forma de
mostrar su sentimiento, que bien se puede ver en sus ojos, se acerca a la
felicidad, aunque, no es exactamente ese. El niño había logrado lo que
quería, pero no podía sentirse completo. Con esto ya me estoy
adentrando en la historia, así que veamos las características de lo narrado
en el filme.
La vida no tan común de un niño del común. Esta película es el retrato de
la vida de un niño que vive con sus padres y va a la escuela, como
cualquier otro, pero que tiene que experimentar cosas que un niño normal
no debería. De alguna forma, es un niño que está obligado a crecer por lo
que le sucede, y eso es impactante.

Este movimiento se asemeja al Neorrealismo Italiano por la forma de contar


sus historias, pero se diferencia en el tipo de contenido que muestra. Se
busca explorar temas que no están bien vistos por la sociedad, romper con
los estereotipos, burlarse de lo común de una manera anarquista. Esto era
lo que Truffaut buscaba con “Los Cuatrocientos Golpes”. Usó las bofetadas
que le daban a un niño para darle una bofetada al cine de calidad.

Uno como espectador logra una conexión con el personaje de Doinel, ya


sea porque vivió experiencias semejantes o porque se siente conmovido
por lo que le sucede. Sin embargo, el director no busca que se sienta
simplemente pesar, porque el niño tiene diferentes facetas y responde de
una manera no tan esperada a lo que le pasa. Un claro ejemplo es la
escena en la que descubre a su madre besando a otro hombre. Uno
esperaría que se impresionara y se sintiera destrozado, pero él simplemente
prefiere seguir caminando y dice “no se atreverá a decírselo a mi padre”.

Con este tipo de escenas, Truffaut juega con los prejuicios de la sociedad y
se aprovecha de ellos en su película. Una mujer siendo infiel a su marido,
un niño de doce años mirando revistas para adultos y fumando… Esta es
una muy importante característica de la Nueva Ola Francesa. Además,
con los filmes que vi, podría decir que hay un mayor trabajo en el
desarrollo de personajes y en el guion.

Logran explotar mucho a un personaje que podría ser sencillo. En la


escena de la conversación con la psicóloga, casi al final, es posible
apreciar una variedad de sentimientos del niño en sus respuestas, gestos y
reacciones.

Por último, hay que resaltar la ambientación de la película. Los franceses


son muy artísticos, y creo que en este filme usaron muy bien un campo en
el que siempre han sobresalido, la música. Aunque en muchas escenas no
haya dialogo, la imagen lo puede contar todo, y qué mejor que
acompañada de unas geniales melodías.

Tres años después de su opera prima, este director regresó con otra
película que es muy recordada, “Jules et Jim”. Una de las bases del cine
comercial era (y sigue siendo) contar la típica historia de Boy meets Girl o
Chico conoce Chica. Como estos directores estaban tan en contra de
este tipo de cine, Truffaut decidió contar la misma historia, pero de una
forma para nada típica.

Solo con el comienzo de la película, sabemos que va ser algo muy distinto.
El director decide usar un narrador para poner al espectador en contexto
y, en menos de dos minutos, se puede entender por que Jules y Jim tienen
una gran amistad. Este aspecto es importante, porque es semejante a la
función que tenían las viñetas en el cine mudo e incluso se me hizo muy
parecido al inicio de un filme francés del 2001, “Amélie”.

El narrador sigue presente a lo largo de la película, ayudando al público a


entender pensamientos y sentimientos de los personajes. La historia, al igual
que en “Los Cuatrocientos Golpes”, trata un prejuicio o más que eso, un
tema controversial. Cómo una mujer (Catherine) puede aparecer en la
vida de dos hombres, dañar su amistad y cambiarlo todo, a tal punto de
terminar con la vida de uno de ellos.

Si, el relato es un poco loco (Al igual que Catherine), y esto justifica algunos
aspectos del filme. El tono de la película es cómico y divertido en general,
a pesar de que sucedan cosas trágicas y serias. Los diálogos entre
personajes y su forma de ser, hacen que sea así. La música, al igual que en
la anterior película, es un punto muy a favor porque mantiene el tono.

En un sentido más técnico, la fotografía está muy bien. Raoul Coutard, su


director de fotografía, hacía un muy buen trabajo con los encuadres y las
luces. Gracias al anarquismo del movimiento, se podía tomar la libertad de
usar mucha variedad de planos y ángulos. Aunque no esté tan bien visto
actualmente, usaba el recurso del zoom de una manera muy fuerte que
podría ser molesta, pero supongo que esa era la idea.

Truffaut y Coutard tenían tan claro lo fotográfico que hasta incluyeron


algunos planos filmados con cámaras y formatos más antiguos a la
película. Esto tal vez como una especie de homenaje o de demostrar que
retomar cosas del pasado puede darle un valor estético al largometraje.

En algunas escenas, pasaban de planos como este…

A planos como este:


Tal vez en estas imágenes no se note tanto, pero al ver la película es muy
evidente el cambio. Otra manera de interpretar esto puede ser que el
director simplemente quería mostrar una mirada más común de las cosas.
Usar una cámara menos sofisticada y en un formato más conocido por la
gente podía ser una forma de hacer que la película se sintiera más
cercana a la realidad.

La actuación de los tres personajes principales es sobresaliente. Sobre todo


la de Catherine, ya que es una persona con múltiples matices y sorprende
al público con sus decisiones. El final de la película es un poco inesperado,
pero ayuda a aumentar el odio que uno como espectador va
desarrollando por la mujer durante todo el filme.

Ya que analizamos dos de las mejores películas de François Truffaut,


podemos ahora estudiar dos largometrajes de otro reconocido director de
la Nouvelle Vague, Jean-Luc Godard. Compañero de trabajo de Truffaut
en la revista Cahiers du Cinema, este cineasta francés también tomó la
iniciativa y se dedicó a combatir ese tipo de cine que tanto odiaba con
sus películas.

“Al final de la escapada”, ese es el nombre de una de las películas de


Godard que tendremos en cuenta. Si antes había dicho que Truffaut tenía
mucha libertad en sus películas, es porque aún no había visto estas. Si bien
todos los filmes de la Nueva Ola Francesa manejan este concepto, Truffaut
no era tan experimental como Godard.

Una historia que volvería locos a los soviéticos y su socialismo,


completamente en contra de los prejuicios de la sociedad en muchos
aspectos. El director Jean-Luc Godard explora el término del anarquismo
de una manera nunca antes vista, y probablemente mucho más que en
películas que se producen en la actualidad.
Nada más al comenzar vemos a un hombre robando un auto, paseando
como un loco por la carretera, deseando mujeres que ve por la vía,
saltándose a la autoridad y matando un policía… Qué se puede esperar
de un personaje que hace todas estas cosas en tan solo diez minutos de
película.

La sensación de libertad es gigante en esta cinta, y no solamente por el


desenvolvimiento del sujeto, sino también por la fotografía y el montaje. En
cuanto a la cámara, la variedad de planos es muy extensa. El director de
fotografía mueve mucho la cámara y hace que no haya tantas tomas
estáticas.

En el montaje es muy evidente algo que hoy en día se toma como un error.
Si alguien hace lo que Godard hizo con el montaje de su película en una
producción de esta época, de seguro lo tomarán como alguien inexperto
y principiante, pero este director no lo veía así. En el filme encontramos una
serie de Jumpcuts, cosa que es incluso incómoda para el espectador. Sin
embargo, creo que Godard solo lo hacía porque no quería seguir las
“reglas” del montaje y del lenguaje cinematográfico.

Otra cosa que me llamó mucho la atención es que se rompe la cuarta


pared. Mientras va manejando, por ejemplo, Michel le habla a la cámara,
al público. Va diciendo todo lo que se le viene a la cabeza. No es algo
común en el cine, incluso en las películas de este siglo, pues es difícil de
manejar. Por esto me ha gustado mucho Godard, porque siento que era
muy arriesgado y experimentaba mucho.

Aparte de que la historia sea tan llamativa, la música atrapa. El jazz de


fondo mientras vemos las locuras de Michel combina a la perfección. Y
algo que también combina mucho es la forma de mostrar lo que no está
bien, lo incorrecto socialmente, y al mismo tiempo ver las costumbres y las
características de la sociedad francesa de los 60’s.
Hay escenas en las que el hombre le dice a Patricia cosas como “¿Por qué
no llevas sujetador?”, y es gracioso, pero al ver esta y las demás películas
de las que hemos hablado, uno se da cuenta que no usarlo es una
costumbre de las mujeres francesas. Así que, además de tener una
entretenida historia, aprendemos cultura con la película, y creo que eso es
un punto muy positivo.

Es muy extraño, pero al ver la película uno siente una especie de empatía
con el personaje. En mi caso, nunca he cometido ninguno de los crímenes
que Michel perpetra en el filme, pero de alguna manera él se convierte en
un antihéroe en pantalla. Eso es especial, porque creo que de ahí se han
basado muchas películas, pero no lo han logrado de la misma forma en
que lo hizo este artista. Y también lo pone a pensar a uno sobre sus
principios, porque uno a veces está a favor de alguien que actúa mal.

Algo que tienen en común la mayoría de los filmes de Jean-Luc Godard no


es solo la libertad y el anarquismo, sino que también tiene nombre y un
hermoso cabello dorado, Jean Seberg. Al parecer esta actriz era la favorita
del director para encarnar a sus personajes, y es curioso que esté presente
en tantos de sus filmes. Sin embargo, una película en la que la protagonista
es mujer y no es ella es “Vivir su Vida”.

La vida de una mujer que decide ser prostituta por su situación económica.
No suena nada Hollywoodense, y eso es lo que representa a Godard. Sus
películas y sus historias no son nada comerciales o para todo el público,
porque él si que supo hacer cine de autor.

Con un tema polémico como en “Al final de la Escapada”, pero contado


de una forma un poco más seria o madura, la cinta no es como uno
esperaría que fuera al leer la premisa. Eso probablemente es de lo que me
ha gustado de ver los filmes de la Nouvelle Vague, que todo lo que pasa
puede ser inesperado o interpretado de diferentes maneras.
En ningún momento se busca que el espectador sienta pesar por Nana y lo
que tiene que vivir para subsistir, solo se retrata su vida, pero no tratando
de generar sensibilidad en el público. Esto es algo muy especial, porque
normalmente en películas con tramas similares a esta, se intenta darle un
tono emotivo a la historia.

En la cámara es muy similar a “Al final de la Escapada”. Hay mucha


libertad, los encuadres casi nunca siguen una simetría, hay todo tipo de
planos. Supongo que esto es porque el director quería que el espectador
se sintiera dentro de la película al verla, pues uno puede ver en cualquier
tipo de ángulo y sin necesidad de simetría.

Y no solo lo técnico de la fotografía, sino que también las locaciones son


reales, para generar la misma sensación en el público. Si se usó algún set
para filmar, no creo que sea más del 15% de la cinta. La iluminación, por
ende, también es en su mayoría luz natural.
En general, encontramos que la Nouvelle Vague fue un movimiento muy
revolucionario. Vimos filmes con características muy marcadas, en los que
priman la libertad y las ideas del director. Analizar estos filmes es
fundamental para entender las diferencias entre cine industrial y cine de
autor, que son bien extensas. Sin embargo, la diferencia más importante es
que uno se hace solamente por el dinero y el otro se hace con una
intención mucho menos materialista. Godard dijo: “de nada te servirá
tener una imagen nítida si tus ideas están borrosas”. El cine de autor rompe
con todo esquema predeterminado. El cine de autor no está hecho para
superar un límite de boletos vendidos. El cine de autor es la verdadera
razón por la que hoy en día llamamos al cine el Séptimo arte.

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