Segundo Parcial. Modernizacion

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MODERNIZACIÓN

El último cuarto del siglo XIX estuvo marcado por cambios cualitativos y cuantitativos de importancia.
Las economías centrales (con Gran Bretaña a la cabeza) procuraban adaptar las economías periféricas a sus
propias necesidades, recibir materias primas y alimentos y colocar bienes manufacturados y capitales. Para
que las “nuevas” economías ingresaran a este dinámico circuito económico-financiero, en el interior de
cada país periférico debían producirse cambios que lo adecuaran al mundo moderno. Cambios no solo
económicos, también político-administrativos y culturales. Este proceso de adaptación y puesta al día suele
denominarse Modernización.
Definir y diferenciar modernidad y modernización
La modernización es un proceso socio-económico de industrialización y tecnificación. A diferencia de
la modernidad o el modernismo es, usando el concepto de Jacques Derrida, un estado siempre futuro o por
venir, cuyo fin es llegar a la modernidad. La modernidad la podemos catalogar como una corriente
artística, científica y social, que al dar el primer paso el hombre empiece un proceso de modernización. La
modernización por otra parte corresponde a un proceso socio-económico, donde el principal foco es el
avance de la técnica e industrialización. A raíz de las revoluciones industriales, las técnicas de manufactura
se masificaron, los productos que antes eran hechos a manos en un taller por artesanos, ahora se hacen por
maquinas a vapor o eléctricas. Un ejemplo de esta modernización es el caso de Estados Unidos
ascendiendo a la cima económica poniéndose como ejemplo a seguir, basándose en el ideal Fordista, pero
la modernización viene de mucho antes,
este proceso viene desde la primera revolución industrial, desde ese punto el desarrollo tecnológico y
técnico no se ha detenido, si bien EE.UU. es su mejor exponente. Las diferencias entre modernidad y
modernismo están claros: la modernidad es un proceso y movimiento de índole social, económico,
ideológico, social y científico mientras que la modernización se limita a lo socio-económico, la modernidad
es además una época de la historia europea que se propago al resto del mundo occidental, si bien varios
procesos que se llevaron dentro de esta época son propiamente europeos, la modernidad se llevó a países
con conexiones a Europa, mientras que la modernización es una consecuencia de la modernidad.
Concepto de Modernización:
Es un proceso de cambio social integral, que ha sido experimentado primero por los países que hoy
llamamos desarrollados, tras cuyas huellas siguen hoy todos los demás. La modernidad es una situación
estable. La modernización, en cambio, como proceso de cambio que lleva a ella, es altamente inestable. La
modernización se expresa en procesos tales como: urbanización (vive más gente en las ciudades que en el
campo); industrialización (el sector más fuerte de la actividad económica es el secundario, o sea la
industria); secularización (racionalización de la política y pérdida de sus fundamentos metafísicos y
tradicionales); democratización (incorporación de nuevos sectores sociales a la participación política) e
intensificación de las comunicaciones. (Eumed.net enciclopedia virtual)
La idea de modernización de América Latina es particularmente útil si no se la emplea como mera
adaptación a un ritmo universal y si se acude a ella para observar en términos comparativos un conjunto de
cambios sociales, políticos y culturales. Es precisamente en términos comparativos que la modernización
ha de identificarse con un complejo de fenómenos tales como la disolución de los agrupamientos sociales
tradicionales, la emergencia de “nuevos ricos” que aspiran a verse representados en el orden político, el
incremento de la movilidad geográfica y social de la población, la expansión de la educación, de los
servicios de salud y de comunicación, entre otros. En una primera fase del proceso de modernización,
durante el último cuarto del siglo XIX, fue implementado un modelo agroexportador en lo económico y
autoritario en lo político, que, si bien logró modificar sensiblemente la estructura productiva del país, no
fue capaz de evitar los rigores de las crisis financiera y económica internacional. Fue así que en 1890 las
circunstancias obligaron a ciertos ajustes y reorientaciones, al tiempo que se ambientaba una fecunda
reflexión sobre el “destino” del país a fin del siglo. Los objetivos más visibles de esta primera fase
modernizadora apuntaban a consolidar la presencia del Estado en la sociedad y en la economía, afirmar la
propiedad privada y reinsertar al Uruguay como Estado y como Nación en el contexto mundial de finales
del siglo XIX. La segunda fase, abierta en el 900, habría de sintetizar y proyectar la acumulación
precedente en una dirección reformista y democrática, que, sin embargo, tampoco podría escapar al
impacto de la crisis del capitalismo mundial desatadas en 1913 y sobre todo en 1929. (Historia
Contemporánea del Uruguay. Gerardo Caetano-Jose Rilla).
Introducción

La modernización del país abarcó la acción del gobierno y todas las relaciones políticas, las formas de
convivencia social y la organización de las actividades productivas. Fueron múltiples cambios que no se
produjeron al mismo tiempo, ni en forma brusca. Esta etapa de nuestra historia se extiende desde 1860 a
1890.

Antecedentes

Políticos: Luchas frecuentes entre los partidos Blanco y Colorado. En 1863, Venancio Flores (caudillo
colorado), con el apoyo argentino y brasileño inicia la revolución contra el gobierno del presidente blanco
Bernardo P. Berro. En 1864, Brasil invade nuestro territorio, y en enero de 1865, toman luego de una
heroica resistencia la ciudad de Paysandú. Paraguay le declara la guerra a Brasil, en apoyo al Estado
Oriental. En 1865, Flores triunfa y junto a Argentina le declara la guerra a Paraguay. El Estado Oriental,
junto a Brasil y Argentina, conforman la “Triple Alianza”, que derrota a los paraguayos en 1870.Las
revoluciones se suceden, siendo una de las más importantes la llamada “Revolución de las Lanzas”, de El
partido Blanco, buscaba la participación en el gobierno nacional. Esto se logra mediante la “Paz de abril”,
por la que se le otorgan cuatro jefaturas políticas. El Jefe revolucionario de 1870 fue Timoteo Aparicio
soldado de la “Revolución de las Lanzas 1871. En 1873 fue elegido presidente el Dr. José E. Ellauri. Los
partidos blanco y colorado se encontraban divididos entre el sector de los “Doctores” y el de los
“Caudillos”. Un nuevo movimiento llamado “Principista” buscaba un estricto cumplimiento de las leyes y
la constitución, desde el Parlamento. Producto de las revoluciones, el poder del Estado y del presidente
eran débiles y en la campaña gobernaban los caudillos. Luego de la guerra del Paraguay, el ejército oriental
comenzó a aumentar su poder frente a los partidos políticos.

Económicos: En la campaña se comienza con la cría de ovejas a gran escala. Entre 1860 y 1870, el número
de ovinos pasó de tres millones a diecisiete millones. Esto hizo que aumentara la necesidad de mano de
obra. Estancieros-empresarios comenzaron el mestizaje del ganado introduciendo razas como la Hereford.
En la ciudad de Montevideo los comerciantes se organizaron formando la Bolsa de Comercio. Las
revoluciones, especialmente la de las Lanzas, realizaron grandes matanzas de ganado que perjudicaron a
los estancieros. El Estado no tenía recursos económicos para pagar a los funcionarios públicos o hacer
frente a los intereses de la deuda externa. Los principales grupos económicos exigían un gobierno fuerte y
tranquilidad para poder producir.

Sociales: Luego de la Guerra Grande llegaron gran cantidad de inmigrantes, principalmente italianos y
españoles. El número de escuelas era escaso, y la mayoría de la población analfabeta. La población rural
estaba sumergida en la pobreza. Por el Puerto de Montevideo llegaban los inmigrantes. En enero de 1875,
el presidente Ellauri renuncia ante los enfrentamientos armados que se produjeron en Montevideo entre
“Principistas” y sectores de los partidos tradicionales. El ejército y los grupos económicos nombraron
“Gobernador Provisorio” a Pedro Varela. En esos momentos el país vivía una crisis económica a causa de
la crisis bancaria que se había producido en Gran Bretaña. Estancieros, comerciantes e industriales
apoyaron al nuevo gobierno presidido por el Gobernador Pedro Varela

El país fue parcialmente sustraído de los patrones tradicionales, adaptándose mejor a las exigencias del
sistema capitalista liderado por Gran Bretaña. La Modernización hizo de Uruguay una región cada vez más
dependiente de los centros mundiales de poder. A partir de 1876 este proceso se hizo más notorio y
coherente.
BASES DE LA MODERNIZACIÓN (1876-1880):
En 1875, como reacción a los problemas políticos que impedían un gobierno estable y un desarrollo
económico próspero, un sector de la población, integrado especialmente por comerciantes y grandes
hacendados, impulso al coronel Lorenzo Latorre, que era el Ministro de Guerra del gobierno, a hacerse
cargo del poder. Latorre tenía 31 años, inicio su vida militar en la “cruzada” de Flores, participo en la
guerra del Paraguay y fue nombrado al regreso de un breve viaje a Europa segundo jefe del batallón
Primero de Cazadores. Así comenzó una época en la que un gobierno dictatorial disolvió los partidos
políticos y limito las garantías individuales. No hubo en ese periodo libertad de expresión ni garantías para
las personas, ya que se produjeron ejecuciones sin juicios y castigos sin intervención de la justicia. Durante
su gobierno Latorre ataco dos objetivos:
A) La paz interior y la unidad del país: los instrumentos
Los sectores sociales dominantes intuyeron que el fortalecimiento de la autoridad del Estado era el
precio a pagar, para el logro de un proceso de estímulo a la economía. Había que empezar por modernizar
el aparato técnico del Estado y eliminar las barreras. Latorre ordeno que varios cuerpos del ejército se
distribuyeran por la campaña en apoyo de la policía. Estaba dispuesto a cortar de raíz el imperio del
abigeato, (hurto de ganado) y el “matrerismo”. Estableció que los límites de un departamento ya no serían
fronteras que impidieran a la policía del mismo la persecución de delincuentes. El ejercito que movilizo
Latorre conto con el nuevo fusil “Remington”, monopolizado por el Estado, el arma reunía dos cualidades
básicas, mayor alcance y rapidez de tiro. Todas las capitales departamentales quedaron comunicadas por
medio del telégrafo, operado por empresas particulares. Papel similar debía cumplir el ferrocarril, pero su
alcance era muy lento. A mediados de 1877 fueron estatizadas las sucursales de correos, que funcionaban
hasta entonces en manos de particulares y de manera bastante deficiente, creándose la Dirección y
Administración General de Correos, nació así un servicio de estructura nacional. A partir de 1879, con la
creación del Registro del Estado Civil, el Estado controlo nacimientos, defunciones, matrimonios,
legitimaciones y reconocimientos, sustituyendo a la autoridad eclesiástica.
B) La afirmación del derecho de propiedad privada: los instrumentos
Así como la autoridad del Estado había sido muy débil hasta entonces, también el derecho de la
propiedad había resultado poco efectivo. Mientras los poseedores de la tierra estuvieron en condiciones de
aumentar sus campos, poco o nada se preocuparon de estabilizar el derecho de propiedad. Pero ahora era
distinto, el sector más evolucionado del medio rural quería racionalizar sus explotaciones, lo cual exigía
inversiones elevadas. Había que asegurar el pleno goce de la propiedad, para esto varios mecanismos
fueron utilizados:
 El Alambramiento, perseguía fines bien concretos:
- Delimitar con exactitud la propiedad privada y asegurarla
- Permitía una explotación más racional del ganado
- Impedía la utilización del campo por ganados de los llamados “ganaderos de nombre” es decir,
aquellos que siendo dueños de ganado carecían de campo propio para sostenerlo.
- El estanciero que alambraba su campo tenía derecho a exigir la mitad del precio a sus linderos.
 Código Rural: Fue redactado por la Asociación Rural del Uruguay. Fue fundada en el año 1871
por un grupo de grandes productores rurales, muchos de ellos extranjeros, vinculados estrechamente
a Montevideo. Eran propietarios de grandes extensiones de campo, muchos participaban en los
directorios de bancos, compañías de seguros, barracas acopiadoras y en actividades vinculadas al
comercio exterior. Fueron promotores de innovaciones en la producción ganadera y del orden en el
medio rural, concretando su influencia en la redacción del Código Rural (aprobado en 1875) y
mediante una publicación, la Revista de la Asociación Rural del Uruguay, como medio de difusión
de ideas, protestas y demandas. Dicho Código procuraba asegurar la propiedad sobre la tierra y el
ganado, así como asegurar el orden. Creó los medios para que los hacendados pudieran evitar el
robo de su ganado, marcándolo y señalándolo. Estas marcas y señales eran inscriptas en un Registro
no pudiendo haber dos iguales en todo el país. Fue modificado en 1879 en dos puntos importantes:
se introdujo la medianería forzosa, y se estableció la pena de prisión para todos los responsables de
abigeo, eliminándose la posibilidad de liberarse mediante pago de una multa, lo cual beneficiaba a
los más pudientes. Si el abigeato se cometía en animales de raza especiales (europeas) la pena podía
llevarse hasta 3años de prisión y trabajos públicos.
 Registros: Destinados a afianzar la seguridad de la propiedad, así surgieron el Registro de
Propiedades Departamentales y Seccionales (1878) y la Oficina General de Marcas y Señales de
ganado (1877).
 Policía: El gobierno permitió y estimulo el uso arbitrario de la fuerza, entendiendo que el objetivo
de la protección del derecho de propiedad y la paz rural justificaba cualquier exceso.
LA BASE SOCIAL DEL RÉGIMEN
En el medio rural, la década del 70 muestra la pujante presencia de una nueva verdadera clase de
estancieros, producto fundamentalmente de la inmigración. Abundaban en ella los apellidos ingleses y
franceses, muy unidos al triunfo del ovino. La asociación rural fue un pilar básico del Latorrismo,
comprometiéndose con el de manera completa. Pero el grupo mayoritario lo formaban los estancieros
tradicionalistas cómodamente agregados a la producción rutinaria. Por su bajísimo costo, esta aseguraba
suficientes ganancias. En buena proporción eran brasileños o de ascendencia brasileña y dominaban las
zonas norte, centro y este. Factor importante fue el sector del gran comercio montevideano: monopolizaba
el oro, merced a su dominio del comercio exterior, siendo, por consecuencia, enemigo declarado del papel
moneda.
El papel del Ejército: En el período Latorrista actuó con autonomía de las banderías tradicionales, pero no
persiguió objetivos propios. Fue, en definitiva, un instrumento de la instauración de un cierto concepto de
orden que favorecía a determinados sectores
Las divisas en Receso: Hubo Blancos y Colorados que colaboraron con Latorre, mientras otros lo
repudiaron sin alternativas. Los principistas sufrieron seriamente el impacto de la dictadura. Abandonaron
la escena política y se refugiaron en el ejercicio de su profesión universitaria por excelencia: la abogacía.
EL RÉGIMEN EN ACCIÓN: SUS RESULTADOS INMEDIATOS
En el medio rural: El Alambramiento avanzo, pero no de manera homogénea. Fueron los estancieros
progresistas y económicamente más fuertes quienes cerraron sus campos rápidamente. El gran impulso fue
dado por la modificación del Código Rural en 1879 al establecer la medianería forzosa. Si bien el
alambrado ayudo a consolidar el latifundio, la protección al derecho de propiedad era indiscriminada y el
propietario de grandes extensiones gastaba menos que el propietario mediano o pequeño. Un resultado casi
instantáneo de la nueva forma de ejercerse la autoridad por el gobierno fue la disminución del delito. Las
autoridades actuaban con brutalidad, los delincuentes que no morían durante el operativo de captura o al
“intentar fugarse” eran enviados al terrible Taller Nacional, donde labraban la piedra en extensas jornadas
de trabajo forzado. El incremento de la desocupación fue un alto costo social del cerramiento de los
campos constituyendo el primer caso de “desocupación tecnológica” registrado en el país. El alambrado
permitía mayor productividad de la mano de obra y, en consecuencia, al no crearse nuevas fuentes de
ocupación, desalojaba numerosa peonada. A la abundancia de mano de obra correspondió, una baja de los
salarios. La desocupación afectó a una décima parte de la población rural, los expulsados de la estancia
dieron nacimiento a los “rancheríos” como se los llamó.
En el medio urbano: El Estado se hizo cargo de inmediato de toda la emisión circulante del papel moneda.
Esta drástica determinación afirmo al oro y por consiguiente al sector económico que lo poseía en mayor
abundancia: el alto comercio, que dominaba el movimiento que tenía su eje en el Puerto de Montevideo. En
junio de 1876 se adoptó el oro como único patrón monetario, dejándose de lado la plata que, por entonces,
se desvalorizaba en el mercado mundial debido al exceso de producción. Para buscar el equilibrio, el
gobierno recorto el presupuesto: exonero empleados públicos, incluyendo dos regimientos enteros, rebajo
los sueldos de los funcionarios, disminuyó los gastos públicos, eliminó el derecho de jubilación de
militares, etc. Esta política de ahorro, descargó todo su peso sobre los sectores sociales menos favorecidos.
Implicó una verdadera redistribución del ingreso en favor de las clases altas.
AVANCES EN LA CENTRALIZACIÓN DEL PODER
La regionalización empezó a ceder. La autonomía de las autoridades departamentales fue recortándose
ante la presencia más inmediata y permanente del gobierno central. Latorre no tocó para nada el acuerdo
del 72, que dio cuatro jefaturas a los blancos, pero no siendo el suyo un gobierno de divisa el hecho no
adquiere mayor significación. Le interesaba sí que la autoridad central fuera respetada.
LA PRESENCIA DE GRAN BRETAÑA
Desde 1871 estaban suspendidas las relaciones con Gran Bretaña, Londres era un acreedor exigente y
Uruguay había interrumpido el pago de intereses a los acreedores británicos. Latorre revertió la situación:
regularizó el servicio de la deuda pública cuyos principales tenedores pertenecían a la burguesía mercantil
de Montevideo, en buena parte inglesa; llegó a un acuerdo especial con los tenedores ingleses de títulos
uruguayos. El resultado fue que en 1879 Gran Bretaña promovió la reanudación de relaciones
diplomáticas. A partir del orden impuesto por Latorre, el capital ingles afluyó al Uruguay, confiado y
garantido.
LA RENUNCIA DE LATORRE
En 1878 hubo elección legislativa, en medio de un clima abstencionista. La Asamblea que surgió inicio
su trabajo en febrero de 79, asumiendo el Poder Ejecutivo el Presidente del Senado Francisco A. Vidal. El
primero de marzo Lorenzo Latorre fue designado presidente Constitucional por el voto de 52 legisladores
presentes. Apenas diez meses después, Latorre solicito licencia y ya no volvería a ocupar la presidencia.
Renunció el 13 de marzo de 1880, cuatro años y tres días después de asumir el poder. Vidal, otra vez, se
hizo cargo de la presidencia.

LOS PRIMEROS FRUTOS (1880-1886)


LA EVOLUCIÓN ECONOMICA FINANCIERA
La figura central de este período fue el General Máximo Santos, cuyo poder y prestigio creció a la
sombra del Latorrismo. Con apoyo del ejército es nombrado Presidente de la República. Con Santos los
militares ejercen el poder de una forma corrupta y arbitraria, por lo que, se produce una amplia oposición al
régimen integrado por sectores colorados y blancos. Santos renuncia en setiembre de 1886, luego de hacer
todo lo posible por continuar en el poder. Entre 1880 y 1886 se consolido la paz interior y el derecho de
propiedad que impusiera Latorre. Santos, avanzo en el proceso de tecnificación de la explotación ganadera.
Aumentaron los stocks de vacunos y ovinos, llegando a cifras normales, y crecieron los saldos exportables
de carne, cuero y lana. Al mismo tiempo ingresaban considerables cantidades de capital extranjero y un
nuevo dinamismo se apodero de la sociedad montevideana, que afirmaba nuevos patrones de conducta,
incluyendo un “consumo” muy europeo. Pero los avances logrados dentro del nuevo sistema, no logran
disimular sus grietas. Una aguda crisis de superproducción puso al desnudo la debilidad de la estructura
económico-financiera dependiente, que oscilaba al ritmo de la demanda externa. Para 1886, la experiencia
del militarismo, que alcanzo su altura máxima con Santos, aparecía agotada. Los principistas volvieron al
gobierno, pero ni ellos ni el país eran los mismos de doce años atrás.
LA PRODUCCIÓN AGROPECUARIA
Recompensación de los stocks: A partir de 1878 las existencias de vacunos se situaron en los niveles
normales para el país: unos 8 millones. Los ovinos conocieron mayores fluctuaciones; en 1875 se
calculaban en 8 o 9 millones. Para 1878 se había llegado a 15 millones y, luego del descenso provocado
por la gran sequía del 79, la recuperación permitió estabilidad desde 1883: stock entre 14 y 16 millones.
Progresos de la mestización: La mestización fue posibilitada por el avance del Alambramiento, pero se
mantuvo muy retrasada con respecto a la Argentina. La importación de valiosos sementales europeos y
argentinos fue practica corriente entre la elite de la Asociación Rural. En 1883 se realizó la primera
Exposición Ganadera Nacional, en Montevideo.
Presencia de la ganadería en el comercio exterior: En 1884, la lana se constituyó en el principal rubro de
exportación, desplazando al cuero. El tasajo y las gorduras vacunas mantuvieron relativa estabilidad. El
conjunto de los rubros referidos seguía siendo más del 90% de nuestras exportaciones. La producción
mundial aumentaba, elevando la oferta, al tiempo que el cuero encontraba la competencia de productos
sustitutivos para algunos usos. De todos modos, el problema más serio fue el de los precios; de 1886 a
1892 se produjo una baja de casi el 25%. Aun a niveles constantes de volúmenes exportados, los ingresos
se reducían. La baja de precios internacionales, el estancamiento o la reducción de los mercados por la
competencia y las medidas proteccionistas, eran factores que afectaban seriamente a nuestra ganadería,
fuente casi única de las exportaciones. En periodos anteriores el Uruguay había contrarrestado la baja de
precios con aumentos de producción. Pero ahora tal expediente era impracticable: la expansión de la
producción nacional, cuantitativamente, había llegado a su techo. El apego a la rutina mostrado por la
mayor parte de los productores era una barrera poderosa que la minoría más lucida y progresista no
conseguía superar. Este sector se veía dificultado por el aumento de los costos de producción, situación
agravada por la ausencia de créditos a intereses razonables. Este factor, la usura, perjudicaba sobre todo a
la capa de pequeños y medianos productores, maniatados sobre obvias carencias. El resultado de todo el
abanico de problemas analizados fue la detención del proceso de modernización. A partir de 1895 la crisis
fue resolviéndose por el mecanismo tradicional: el cambio del contexto mundial.
La crisis de superproducción: Desde 1882 se empezaron a denunciar los síntomas de la superabundancia
de ganado. El orden establecido por Latorre en la campaña y la paz política habían eliminado los factores
depredadores de la riqueza pecuaria. La demanda no acompañaba la evolución de la producción y el país
no sabía qué hacer con la carne del 25% de los ganados que producía por año. Ni el abasto interno ni la
exportación de ganado en pie al Brasil aumentaban en grado suficiente para absorber siquiera una parte
más o menos importante de la oferta. Las fábricas de carne conservada y de extracto de carne ayudaron a
disimular la crisis durante un tiempo, pero también sus mercados eran limitados y su demanda de ganado,
tenía un tope. El centro crítico del problema residía en el tasajo. Nuestros únicos mercados eran Cuba y
Brasil. La reducción del mercado cubano fue compensada, hasta 1884, por el aumento del consumo de
tasajo en el Brasil ya que eran saladeros orientales los que cubrían el incremento. Pero a partir de 1885 los
saladeros argentinos aumentaron espectacularmente sus faenas y comenzaron a competir en el mercado
brasileño.
Las consecuencias internas: El impacto de la crisis se advirtió en los precios. Los saladeristas impusieron
a los estancieros precios más bajos por el ganado, compensando así la baja que el precio del tasajo
experimentaba en el mercado brasileño, por la competencia argentina. Los estancieros progresistas, se
esforzaron por aumentar la cantidad y calidad del ganado, habían elevado considerablemente los costos de
producción, y resultaba que la superproducción abatía a los precios de venta y retornaba las perdidas más
pesadas justamente por el mayor costo de la producción. La crisis de superproducción no tendría solución
hasta tanto no ocurriera un verdadero cambio en el producto ofrecido y surgieran nuevos mercados para
consumirlo.
La baja de los precios: La depresión a nivel mundial iniciada en 1873 trajo una baja de los precios de las
materias primas y alimentos. La mayor producción ganadera encontró una demanda mundial con topes
insalvables, dada la calidad de nuestra oferta. La baja de precios fue compensada por la mayor producción
y paliada por una doble ventaja que el país tenía variedad de mercados de consumo. Globalmente la crisis
ponía al descubierto las limitaciones de un país con producción todavía muy primitiva y muy sujeta a la
demanda externa.
La agricultura: En el decenio 1876-86 la agricultura conservo el papel netamente secundario que
tradicionalmente ha cumplido nuestra estructura económica. Los agricultores fueron beneficiados por el
orden violento impuesto por Latorre y mantenido por Santos, pero teniendo en cuenta que las tierras
agrícolas habían sido las menos afectadas por el desorden de la campaña. Más importante fue el progresivo
alambramiento de las estancias linderas a las chacras de Canelones. La ley de franquicias aduaneras de
1875 permitió una relativa tecnificación de las labores agrícolas, porque los arados de acero y las
trilladoras ingresaron libres de derechos. Pero en 1879 y 1880 la ley aduanera fue modificada,
estableciéndose el pago de derechos de importación sobre la maquinaria agrícola. Factor muy negativo para
la evolución de la agricultura fue la consolidación del minifundio paralela a la consolidación del latifundio
en tierras ganaderas. El minifundio imposibilitaba las inversiones importantes que proporcionalmente
resultaban carísimas y la utilización de maquinaria con provecho. Los costos de producción eran muy
elevados, principalmente comparados con los costos de la agricultura argentina, y la productividad muy
baja. El mercado interno, reservado a los agricultores nacionales por la ley de aduanas proteccionista,
estaba dominado por intermediarios voraces. El mercado externo tenia escasa posibilidad de desarrollo,
limitándose al Brasil, donde se colocaban harinas. Los agricultores siguieron formando un sector social de
bajos ingresos, muchas veces tocando con la miseria. No constituían un grupo de presión eficaz y estaban
sometidos a decisiones que no controlaban.
El proteccionismo y la ley general de aduanas: La crisis mundial iniciada en 1873 promovió el
renacimiento del proteccionismo, expresado básicamente en leyes aduaneras. El decenio mostro un
incipiente proceso de sustitución de importaciones. Comestibles, bebidas, artículos de tienda y mercería,
manufactura del cuero; fueron los rubros más afectados. Simultáneamente, la diversificación de cultivos
agrícolas permitió limitar otros ítems gravosos. El proceso alentó entonces el surgimiento de una
modestísima industria nacional. Consecuencia lógica, empezaron a delinearse dos nuevos grupos en el
ámbito económico-social: los industriales que se agruparon desde 1879 en la Liga Industrial y un
proletariado que ya en 1885 protagonizo movimientos huelguísticos.
El presupuesto del Estado: Bajo Latorre los ejercicios anuales cerraron con superávits de alrededor de un
millón de pesos, produciéndose un corte con la seria crisis financiera de 1879. Fue, una época de ahorro,
necesaria para recomponer unas finanzas maltrechas por la crisis del 75. Cambio la situación bajo Santos.
La afirmación de la producción, el incremento del movimiento comercial e industrial, el consumo y las
inversiones en ascenso, determinaron que los presupuestos crecieran, al igual que las rentas para cubrirlos.
El problema del Comercio de Transito: El otro gran sector de la actividad económica nacional, el
comercio exterior, experimento igualmente una crisis profunda. El alto comercio que lo dominaba, acuso el
impacto de tal manera que no salió de ella jamás. El alto comercio poseía el control del oro (importaciones
y exportaciones se pagaban en metal) y por consiguiente dominaba el crédito, normalmente usurario. La
clave del poder del alto comercio fue siempre la privilegiada situación del puerto de Montevideo y las
condiciones de éste, superiores a las del puerto de Buenos Aires. Toda una vasta zona de influencia recibía
y exportaba mercaderías por Montevideo, originándose un típico comercio de tránsito. En 1883, mientras el
gobierno de Santos se veía envuelto en los negociados en torno a la modernización de nuestro principal
puerto, el gobierno argentino apuraba la construcción del puerto de Buenos Aires debido al proceso de
unificación nacional. La habilitación de este puerto complico al nuestro, que quedo retrasado técnicamente
y ofreciendo servicios más caros. Parte del propio comercio uruguayo se canalizo por Buenos Aires.
Oro y Papel Moneda: Mientras en el Uruguay regia el oro, en Argentina y Brasil funcionaba el papel
moneda. Afecto al ámbito rural, pero sobre todo dificulto la competencia comercial con los dos vecinos que
actuaban a papel.
Gastos, Inversiones y Especulaciones: La década de Latorre y Santos concluyo con una balanza
comercial positiva de alrededor de 20 millones de pesos. Por un lado, hubo mayor importación de
maquinaria, herramientas, etc., exigidas por un incipiente desarrollo industrial, la expansión de la
construcción y la implementación de extensos tramos de vía férrea. Por otro lado, aumentaron
enormemente las importaciones de bienes suntuarios (bebidas, comestibles, ropa, adornos, etc.) destinados
al consumo de un reducido sector social. Una de las consecuencias muy notoria era la restricción de los
créditos; otra, que los servicios de las deudas externas constituían una permanente bomba de succión. Y de
esa manera, los estancieros que deseaban invertir en mejoras no encontraban créditos razonables a su
disposición en los momentos que más los precisaban. En estos años, el país, más exactamente Montevideo,
vivió una etapa de actividad febril: un desorbitado espíritu de empresa y de progreso invadía toda la
actividad. Los capitales, ingleses, sobre todo, inundaban la plaza. La fiebre llego también a los pequeños
ahorristas que hasta entonces tenían el dinero “bajo el colchón”. Surgieron más de 20 bancos y más de 160
sociedades nuevas, dedicadas a variados campos. Fue en 1887 que llego a Montevideo el personaje que
más contribuyó a caracterizar el periodo y que le ha dado su nombre “época de Reus” Emilio Reus fue un
financista español ducho en construir fortunas y en perderlas. Formo con un grupo de capitalistas
argentinos un sindicato que decidió la creación en el Uruguay de un “Banco Nacional” el cual fue
autorizado por ley del 24 de mayo de 1887. Dicho Banco, tenía un capital de 10 millones de pesos. El
gobierno nombraba al presidente y un tercio de los miembros del directorio, y disponía de una cuenta
corriente en descubierto hasta un límite de 1.500.000 pesos. El Banco constaba de dos secciones: la
Comercial y la Hipotecaria. El Banco fue el primer intento de un banco “nacional” que rompiera el
monopolio ejercido por los bancos “oristas” en dos aspectos: monetario y crediticio. Su acción respondió a
medias las necesidades del país. Estimulo la producción ganadera y agrícola por medio de sus sucursales,
otorgando préstamos hipotecarios y personales, pero dedico el grueso de su crédito al sector urbano,
alentando la suba artificial, claramente especulativa, de los valores de los terrenos. En 1889 y 1890 las
plazas financieras de Europa fueron conmovidas por las quiebras de importantísimos bancos y empresas, a
partir de allí se formó una cadena interminable de quiebras, porque miles de bancos y empresas dependían
directa o indirectamente de aquellos y más de un gobierno que vivía de sus créditos y empréstitos. Las
causas de esta crisis pueden reseñarse así: la crisis económica del país en donde la balanza comercial
arrojaba déficit enorme y el oro acumulado se utilizaba para pagarlos, la guerra que los bancos “oristas”
hicieron al Nacional desde un principio conscientes de que era su enemigo, el afán especulativo que guio la
mayoría de sus operaciones, el Banco Nacional quedo muy pronto como principal acreedor del Estado y
como principal deudor de los billetes en posesión de los particulares.
Después de la crisis del 90: Las importaciones fueron disminuidas drásticamente lográndose por medio de
este sacrificio superávit que ayudaron a la recuperación. La banca “orista” estaba de parabienes. Quedo
dueña del crédito y siguió practicando el préstamo usurario, lo cual se hizo sentir sobre todo en el medio
rural. Fracasado el intento por crear un nuevo banco nacional por la falta de capitales, el único resultado
positivo fue la fundación del Banco Hipotecario del Uruguay (24 de marzo de 1892) simultanea la
liquidación del Banco Nacional.

LA INDUSTRIA:
Dos factores básicos permitieron el desarrollo de una modesta industria nacional; la política
proteccionista y el espíritu de empresa aportado. Hubo un crecimiento de las industrias de sustitución de
importaciones, lográndose progresos en varios rubros: mobiliario, ropa, calzado, papel, carruajes, fósforos,
cuero, bebidas, alimentos. Algunas fábricas nacidas al amparo de la fiebre de la época de Reus, lograron
asentarse. El auge está certificado por la importación considerable de maquinaria y herramientas destinadas
a la industria. El 5 de enero de 1888 se aprobó una nueva ley de aduanas, de fuerte carácter proteccionista.
LOS TRANSPORTES:
La presencia del ferrocarril creció mucho en este periodo: se ha señalado un “auge ferrocarrilero” entre
1884 y 1892, repercutió sobre los medios de transporte tradicionales, es decir, la navegación de cabotaje y
diligencia. Para 1892 la red ferroviaria había alcanzado una extensión de 1.571 km, contra 628 km. cuatro
años antes.
El ferrocarril inglés: Salvo experiencias de los comienzos del ferrocarril y el planteo hecho por la ley de
1888 (que contemplaba el tendido de líneas a cargo del Estado), nuestros ferrocarriles siempre fueron
ingleses. Inglaterra debía crear mercados para la exportación de sus locomotoras, vagones, rieles,
herramientas y repuestos; debía asegurar el trabajo de un numeroso personal que se desparramaba por el
mundo en función del ferrocarril, debía asegurar también la colocación redituable del capital británico, no
solo de grandes inversores, sino incluso de los pequeños ahorristas. Por lo demás, la intervención del
ferrocarril era un brillante negocio. Los capitalistas ingleses lograban dinero en su país al 3%, aquí lo
invertían al 7% con la garantía del Estado. Era un negocio bueno y seguro.
El ferrocarril y nuestra producción: Fue utilizado para el envió de ganado para los saladeros y el abasto
de Montevideo. Los fletes eran caros, las condiciones del viaje bastante malas y las demoras muchas. Más
conveniente era para el traslado de cueros y lanas, porque en este caso algunos de los problemas apuntados
no jugaban. Los efectos del ferrocarril en la evolución económica del país resultaban escasos. No promovió
el mejoramiento de la producción, no dinamizo el poblamiento de las zonas que atravesaba, tampoco fue un
auxiliar valioso de la agricultura, que encontró en las altas tarifas una barrera más para su ya difícil
prosperidad. En realidad, el ferrocarril servía a un solo rubro y era el comercio de tránsito. El riel permitía
poner en contacto el puerto de Montevideo con el litoral argentino y la región limítrofe del Sur del Brasil.
El ferrocarril resultaba un lujo que pagaba globalmente la nación. Esto no significa condenar al ferrocarril;
pudo ser un progreso si hubiera sido implantado en función de las reales necesidades nacionales y de
acuerdo a las posibilidades nacionales. Pero como engranaje de la expansión británica significo, por encima
de todo, una cuota mayor de dependencia.
El ferrocarril y las razones estratégicas: En dos órdenes: como factor de seguridad nacional y como
instrumento para asegurar la paz interna.
Los medios tradicionales: Tanto la navegación de cabotaje como la diligencia estaban en plena
decadencia. El cabotaje no podía competir en cuanto a rapidez y costos, sobre todo, con el ferrocarril cuyos
rieles se tendían paralelos al rio en una absurda competencia. La diligencia sufrió aún más, la diferencia de
tarifas llegaba al 75% y las diferencias de tiempos de viajes eran abismales. La carreta, en cambio, siguió
siendo utilizada con relativa intensidad en virtud de la diferencia con el ferrocarril en materia de fletes.

LA MARCHA DE LA ECONOMIA Y LAS FINANZAS

La producción agropecuaria: La prolongada etapa de depresión concluyo alrededor de 1895. Los


internacionales de los productos tornaron al alza. Pero como el volumen de producción global aumento y
también la productividad en carne y lana, las exportaciones se acrecieron en cantidad y valor. La lana
afirmo su condición de puntual de las exportaciones. La agricultura siguió ocupando el lugar secundario
que conocemos. Aumento la producción agrícola en base al cultivo extensivo, pero cualitativamente los
cambios fueron menores. En los departamentos con mayor presencia de ovinos, el porcentaje de
arrendatarios superaba la media indicada. El estanciero arrendatario, sometido a contratos con plazos
breves, invertía sobre todo en el mejoramiento de su ganado.
LA PRODUCCIÓN DE LANA
El stock ovino creció, y ninguna calamidad climática perturbo la estabilidad de ese stock. Mientras
todos los demás países productores promovían por entonces los ovinos de doble propósito (lana y carne),
Uruguay mantuvo los planteles de merinos que atendía solo la producción de lana. De todos modos, ese
ganado fue sometido a un proceso de mestización mucho más intenso que en periodos anteriores, lo cual
derivo en mayor productividad por cabeza. Todo este conjunto de factores llega a la conclusión de que el
país llego a tener una especie de monopolio de la producción de lana fina (merina) que abastecía los
mercados europeos y eso derivo en aumentos de precios favorables al Uruguay, pero como contrapartida, la
falta de suficiente stock de ovinos doble propósito limito nuestra posibilidad de venta de carne ovina, muy
reclamada por los mercados internacionales. El gran problema radicaba en la gran variabilidad de los
mercados laneros, hecha de aumentos bruscos y descensos igualmente violentos. Derivaba de varios
factores sobre los cuales era nula nuestra incidencia: demanda, clima y por lo tanto la oferta; política
proteccionista de Estados Unidos, gran mercado que prácticamente se cerró para la lana uruguaya en este
periodo.
AUGE Y DECADENCIA DEL TASAJO
El apogeo del primer periodo se explica fundamentalmente por la menor participación de los saladeros
de la Argentina y de Rio Grande del Sur en el abastecimiento del mercado brasileño. Nuestro país, atrasado
respecto a la Argentina, domino casi la mitad del mercado brasileño del tasajo que, cualitativamente,
podríamos llamar mercado residual. A partir de 1901 la situación cambio, iniciándose el definitivo ocaso
del tasajo; disminuyo el volumen exportado y el precio recibido. El problema del precio fue otra barrea
infranqueable para el saladero oriental. Mientras el precio del producto mantenía fidelidad al estancamiento
o el retroceso, el precio del ganado ascendía. Los márgenes de ganancia tendían a desaparecer.
LA EXPORTACIÓN DE GANADO EN PIE
Esta fue una de las soluciones propuestas para disminuir la crisis del tasajo. Hubo diversas dificultades;
la propia escasez de ganado adecuado, la ausencia de buenos embarcaderos, el cierre de los puertos
británicos invocando la aftosa, y, sobre todo, la tremenda dependencia respecto de la Argentina en este
negocio, determinaron que la exportación de ganado uruguayo en pie a Europa no pasara casi de los
proyectos. En cambio, adquirió un cierto volumen en exportación a la Argentina, siendo la región del
litoral la beneficiaria.
EL NACIMIENTO DEL FRIGORÍFICO
El avance de la mestización preludiaba el frigorífico. La crisis del saladero, por su parte, lo exigía. A
fines de 1876 había llegado al puerto de Montevideo el vapor “Frigorifique” cuyas bodegas estaban
adaptadas al procedimiento de conservación de carnes por el frio, creado por Charles Tellier. En 1904,
recién se instaló en nuestro país el primer frigorífico.
LOS PROBLEMAS DE LA COMERCIALIZACIÓN
Entre 1895 y 1904 aumentó la producción y mejoraron los precios de nuestros productos, pero nada
cambio sustancialmente en Materia de comercialización. Los intermediarios, no los productores, seguían
recibiendo el grueso de las ganancias, y esos intermediarios eran empresas extranjeras o comerciantes
vinculados a ellas.
BALANZA COMERCIAL
La recuperación de nuestra producción (volumen y precios) quedo reflejada en la balanza comercial.
Los superávits se acumularon, superándose largamente el nivel que los gobiernos del militarismo habían
alcanzado. Esto quiere decir, que, si tomamos los diez años comprendidos entre 1895 y 1904, el superávit
global alcanzo a casi 88 millones de pesos, si abarcamos solamente los cinco primeros años del periodo de
recuperación, ese superávit monta a casi 40 millones (el doble de lo acumulado por Latorre y Santos); y si
nos fijamos solamente en los primeros cuatro años del siglo XX, la cifra positiva llega a más de 43
millones.
LA AGRICULTURA
En este sector no se produjeron novedades de importancia. Pero nuestra agricultura, más que la
ganadería, estaba presa de los mercados internacionales. La abundancia de trigo permitió exportar, pero
entonces regia el precio internacional que para nada compensaba los gastos del agricultor. Ni abundancia ni
escasez cambiaban la miseria del agricultor. Todos los elementos negativos que se han señalado en otro
lado (minifundio, ausencia de crédito, pobres métodos de cultivo, etc.) se mantuvieron. Los estadísticos
indican, incluso, que tendió a disminuir el porcentaje de agricultores propietarios, signo claro de la
dificultad para acceder a la tierra.
EL COMERCIO DE TRÁNSITO
Su decadencia se acentuó en este periodo. La creciente importancia del puerto de Buenos Aires se
manifestó respecto del Uruguay, en dos aspectos: por un lado, concentrando cada vez más el comercio de
transito; por otro, recibiendo los propios productos uruguayos del litoral, que eran embarcados desde allí
para Europa. Ya en la década del 80 comenzaron los modernos proyectos para la construcción del puerto de
Montevideo, única forma de romper la dependencia que en ese momento asomaba. Recién en 1901, bajo el
gobierno de Cuestas, se iniciaron los trabajos.
LA DEUDA PÚBLICA
El monto de la Deuda Publica siguió trepando durante el periodo considerado, haciendo enorme presión
sobre el presupuesto. Desde 1892, el servicio de la Deuda Consolidada del Uruguay y las Garantías de
Ferrocarriles absorbían nada menos que el 45% del presupuesto nacional.
LA CREACIÓN DEL BANCO REPÚBLICA
En 1896, el gobierno de Juan Idiarte Borda creo el Banco de la Republica. El 13 de marzo de 1896
quedo promulgada la ley que autorizaba la contratación de un empréstito destinado a financiar la
instalación del Banco, y el 4 de agosto se aprobó la Carta Orgánica del nuevo instituto. En un breve
balance de la gestión del Banco en sus primeros años, puede constatarse: rompió el monopolio del crédito
que tenía la banca orista, no afecto la situación del oro como único patrón, favoreció mucho más a los
estancieros poderosos que a los pequeños y medianos productores, instalo las sucursales en las capitales
departamentales, etc. El Banco República significo la creación de un gran instrumento cuyo buen uso
dependería de la orientación de los gobiernos y de los sectores económico-sociales que los sostuvieran.

LA INDUSTRIA
Evolucionó a un ritmo moderado y solo al amparo de medidas proteccionistas: aumento de los derechos
de importación a productos competitivos, extensión de derechos de importación a maquinarias y
combustibles, etc. En 1898 se autorizó la instalación de la fábrica de hilados y tejidos de lana y en 1900 se
concedieron varias franquicias que una ley extendió luego a toda la industria; extensión de derechos de
aduana para las maquinarias, el yute y el algodón en rama. Las destilerías de alcoholes habían progresado
al amparo de la ley proteccionista de 1888, producían no solo alcohol para el consumo doméstico sino
también aguardiente y caña. La prosperidad de esta industria exigía materia prima a precios bajos, lo que
enfrento a los industriales con los agricultores en continuos conflictos, casi siempre favorable a los
primeros.

Algo de lo que nos dejó la Modernización.

La economía de nuestro país se integra al mercado mundial como productor de materia prima (carne,
lana, cueros). Se incrementa la dependencia de la economía hacia los inversores ingleses. Se afirma el
derecho de propiedad en la campaña con la aprobación del Código Rural en 1875. Aumenta la seguridad en
el medio rural y los estancieros progresistas introducen nuevas técnicas de producción. En la campaña
desaparece la figura del gaucho por el Alambramiento de los campos y aumenta la pobreza. Los
productores comienzan a organizar exposiciones. El novecientos marcó el inicio de la industria frigorífica
(íntimamente ligada a la actividad pecuario exportadora) y la comercialización de las carnes congeladas
como nuevo rubro exportable. Conjuntamente, si bien se asistió a cierto proceso de diversificación
productiva, esta fue lenta y muy desequilibrada, manteniendo su predominancia el sector ganadero-
exportador (el rol de otras áreas como la agricultura y la industria no fue de gran envergadura durante estos
años). Luego de 1860 comenzó la concertación de préstamos británicos al Estado uruguayo, al tiempo que,
tras el fin de las guerras civiles entre blancos y colorados, y hasta la crisis financiera de 1913, predominó la
emisión de deuda pública en el exterior.
LINEAMIENTOS DIDÁCTICOS
Ciencias Sociales
AREA: HISTORIA
CONTENIDO:
La primera Modernización 1875-1903
- La primera ruptura institucional: Gobierno del General Latorre.
- Las consecuencias de la Revolución Industrial en la economía nacional. Las transformaciones
en el medio rural nacional: la revolución lanar y el alambramiento de los campos. La
marginación, la expulsión del gaucho y otros pobladores de la campaña.
OBJETIVOS:
- Analizar el concepto de Modernización.
- Resaltar los principales problemas del país y las obras realizadas por el gobierno de Lorenzo
Latorre.
- Reflexionar acerca de los aportes realizados durante la gestión de gobierno: en el plano rural,
estatal y educativo.
- Determinar la trascendencia de la obra de este periodo para la conformación del Estado
Uruguayo.
- Incorporar el uso de recursos educativos digitales.
RECURSOS:
- Video Historia 200 años de Bicentenario TV, disponible en Uruguay Educa.
- Video La Primera Modernización, disponible en Uruguay Educa.
- Textos “La primera Modernización”, “Latorre y la Modernización” y “Gobiernos sin
Constitución” de María Roland y Elina Rostan, extraídos del libro Ciencias sociales 6to Año.
- A modo de cierre un crucigrama para completar.
ESTRATEGIAS:
- Visionado de videos.
- Planteo e interrogantes
- Elaboración de mapa conceptual
- Lectura e interpretación de textos
- Trabajo en equipos
- Cuestionario
DESARROLLO:
Indagar acerca de que elementos o ejemplos conocen los alumnos sobre la primera modernización en
nuestro país (1875-1903). Recurrir a esos conocimientos y presentarles el video. Elaborar un mapa
conceptual (localización temporal, forma de gobierno, características positivas y negativas del gobierno,
etc.). Formar equipos para la lectura e interpretación de los textos citados. Cuestionario. Para cerrar nuestra
actividad realizaran un crucigrama.

ANÁLISIS DEL DOCUMENTO

La campaña habitable y las familias propietarias

“El período del pastoreo libre o sea a cambio abierto, es el que ocupa la mayor parte de la República, y en
nuestro concepto esta es la causa de que la población movediza encuentre todavía la facilidad de vivir sin trabajar,
cargando sobre el vecino todo es peso de sus necesidades, y el que aquellos otros que no son movedizos y que
tienen una pequeña fracción de terreno carguen sobre el vecino el peso de sus animales, para los cuales no tienen la
tercera parte del terreno y pastos que necesitan. Es, pues, esta ganadería libre o sea ganadería primitiva causa
inmanente de querellas sangrientas, de abigeatos perfectamente disfrazados y de que los policías gasten
inútilmente sus fuerzas alrededor de pagos misteriosamente salpicados de ladrones.

Nosotros no creemos que el país adelante gran cosa, ni que repueble la campaña de ganados, ni que las
familias de estancieros decentes hagan su morada en las estancias, hasta que esas familias estén cercadas y
garantidas de la llegada de gentes de improviso, que son su terror y su espanto; que sea, en fin, la campaña
habitable como lo dijimos en oportunidad al Jefe de Estado”

(Domingo Ordoñana: Pensamientos rurales sobre necesidades sociales y económicas de la

República, Montevideo, 1892, tomado de Juan Antonio Oddone: Economía y sociedad en

el Uruguay litoral (1852-1904). Antología de textos, Montevideo, EBO,1967, pp 111-113)

En dicho pensamiento Domingo Ordoñana nos relata parte de la situación en la que vivía la campaña en el periodo
pastoril libre, el ganado cimarrón circulando libremente por el territorio, y una población errante sin trabajo
estable, viviendo en su mayor parte del abigeato. Debido a su extensión geográfica era difícil el control por parte de
la policía a dicho problema. Para Ordoñana la campaña no era habitable ya que en ese momento las familias de
estancieros no querían residir en el medio rural por el terror a las querellas sangrientas. De ahí Ordoñana propone
que los predios sean cercados y que el gobierno asegure ciertas garantías para que las familias puedan hacer de la
campaña un lugar habitable. Ordoñana jugó un papel fundamental, fue un visionario, su preocupación constante
fue la campaña, el bienestar de las clases rurales, el mejoramiento de la ganadería, las razas y la adopción de
nuevas semillas y también haciendo dictar medidas convenientes para que sean menos terrible, y más elevada la
suerte de los moradores de los campos ya que la campaña carecía de un conjunto de leyes que uniformase los
procedimientos, pues todo se concentraba a disposiciones policiales aisladas, dictadas por los jefes políticos. Fue
entonces que recomendó Ordoñana la necesidad de proceder a la confección de un código rural. Quien lo
acompañó en esta tarea fue Joaquín Requena y Daniel Zorrilla. Se hizo celebre su frase hacer habitable la campaña,
brindando garantías a la propiedad y respeto a los derechos individuales de los moradores de los campos

BIBLIOGRAFÍA

- El Uruguay de la Modernización. Historia Uruguaya Tomo 5


José P. Barran y B. Nahum

- Latorre y el Estado Uruguayo. Enciclopedia Uruguaya Tomo 22


José P. Barran

- Historia Contemporánea del Uruguay. De la Colonia al Siglo XXI


Gerardo Caetano y José Rilla

- Taller de Historia de 1º a 6º años. Edición Aula

- Aprendiendo Historia. Monteverde

- Libro de Ciencias Sociales de 5º año. Susana B. Miguez, Mariela R. Peña, Alicia G. Pereira

- Eumed.net enciclopedia virtual


ANEXOS

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