Los Dones Del Espíritu Santo 1
Los Dones Del Espíritu Santo 1
Los Dones Del Espíritu Santo 1
Todos los cristianos tenemos por lo menos un don y el Espíritu Santo distribuye los
dones según quiere: «Todo esto lo hace un mismo y único Espíritu, quien reparte a cada
uno según él lo determina» (1 Corintios 12:11). Sin embargo, la Biblia nos dice también
que podemos anhelar otros dones y nos anima a pedirlos (1 Corintios 12:31).
Sabiduría
Va más allá de la sabiduría humana. Es tener la capacidad de saber decir o hacer lo que es
correcto dentro de la voluntad de Dios en una situación específica.
Conocimiento
Saber o recibir la revelación de algo sobre una persona o situación sin haber recibido la
información por medios naturales.
Fe
Confianza total en las promesas de Dios que no cede frente a las circunstancias adversas. Es
mayor que la fe normal que tenemos todos los cristianos.
Dones de sanidad
Orar por personas enfermas física o emocionalmente y tener la capacidad de traer el poder
sanador de Dios a sus vidas.
Poderes milagrosos
Hacer señales y prodigios más allá de las leyes naturales para mostrar la presencia y el
poder de Dios en una situación particular.
Profecía
Comunicar una palabra de parte de Dios, un versículo o pasaje que aplica a una situación
específica, con el fin de exhortar o animar.
Discernir espíritus
Habilidad de percibir qué tipo de espíritu actúa en cierta situación y determinar si viene de
Dios o no.
Interpretar lenguas
Poder entender y comunicar un mensaje que se ha dado en lenguas en el idioma que pueden
comprender los que están presentes.
Enseñanza
Habilidad especial para transmitir las verdades del evangelio con claridad e instruir a los
demás cristianos en la palabra de Dios.
Evangelismo
Comparte el mensaje de salvación de una forma atractiva y relevante a aquellos que aun no
han recibido el perdón de Dios.
Administración
Sabe organizar cosas o actividades, disfruta de la planificación, la dirección y la
organización.
Ánimo
Da la palabra de ánimo o motivación en el momento preciso. Tiene una disposición positiva
basada en las promesas de la palabra de Dios.
Liderazgo, dirección
Disposición especial para guiar a otros y ayudarles a crecer en su andar con Jesús. Siente
satisfacción al cuidar y alimentar espiritualmente de aquellos que Dios pone bajo su
cuidado.
Mostrar compasión
Amor especial, misericordia genuina por los necesitados y la habilidad de identificarse con
ellos.
A fin de capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo
de Cristo.
(Efesios 4:12)
Los dones no se nos dan como un premio a nuestra espiritualidad. Dios nos los regala para
que sirvamos a nuestros hermanos y para que nos animemos los unos a los otros en nuestro
andar con Jesús. Al usarlos de forma correcta mostramos que Dios es real en nuestras vidas
y que es él quien nos dirige.
Dios nos capacita para cumplir con su obra en este mundo a través de los dones. La iglesia
es más efectiva y funciona mejor cuando todos sus miembros ejercen los suyos. De lo
contrario pasaría como cuando nos duele una muela o no podemos usar la mano por alguna
razón. Nuestro cuerpo no funciona igual ni somos tan eficientes. Así mismo la iglesia sufre
y cojea cuando sus miembros dejan de usar, o usan mal, los dones que Dios les ha
concedido.
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un
metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y
entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra
trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres
todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no
tengo amor, nada gano con eso.
(1 Corintios 13:1-3)
Es importante valorar los dones que Dios nos ha dado y los dones que tienen los demás.
Todos los dones son necesarios para el buen funcionamiento de la iglesia y no debemos
menospreciar ningún don. Sea cual sea el don que Dios te ha concedido, agradécele y úsalo
de forma fiel. Sirve a Dios con alegría y deja que él se mueva en tu vida y en la de los
demás mediante el uso de tus dones.
Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido, administrando
fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas.
(1 Pedro 4:10)