Sociología de La Comunicación Social

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Sociología de la comunicación social

Author(s): Baldomero Cores Trasmonte


Source: Revista española de la opinión pública , Jan. - Mar., 1972, No. 27 (Jan. - Mar.,
1972), pp. 57-90
Published by: Centro de Investigaciones Sociologicas

Stable URL: http://www.jstor.com/stable/40181711

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Sociología de la comunicación social

Baldomero Cores Trasmonte

I. La comunicación pasiva y la sociología


contemporánea
La comunicación de masas es una de las grandes preocupaciones de la
sociología actual. La comunicación social, por sí misma, se presenta como
uno de los capítulos más atractivos y sugestivos para el esfuerzo del soció-
logo de nuestro tiempo. El interés por ambos aspectos, por la comunicación
social y por la comunicación de masas, tiene indudable trascendencia cien-
tífica, como una preocupación incitante y rica en acontecimientos, cuyo
análisis, interpretación y estudio todavía ofrece muchos perfiles oscuros y
muchos campos por esclarecer suficientemente. Incluso tiene valor para el
sociólogo creyente en la sociología en acción, preocupado por la integración
y funcionamiento de los medios de comunicación social en la realidad social,
sobre todo pensando en la auténtica revolución que a cada momento se
está produciendo en los medios de telecomunicación y de comunicación de
masas, en los horizontes de una sociedad en la que tales medios ocupan un
lugar predominante, como auténticos protagonistas de la vida social. En
ciertos aspectos, por tanto, las tendencias sociológicas orientadas hacia los
problemas sociales, generalmente reducidos a un cuadro muy limitado, repe-
tido obsesivamente, encontrarán en el campo de las comunicaciones de masas
un insospechado sector de estudio, a poco que el sociólogo ponga en marcha
aquella imaginación sociológica a que tan acertadamente se refería Mills (1).
El atractivo que presentan la comunicación social y la comunicación de
masas, afecta favorablemente al concepto de masa, cargado de una tradición
negativa desde los primeros momentos de su formulación, sobre todo mer-
ced a las teorías desarrolladas por Gustavo Le Bon y posteriormente por
otros conocidos autores, entre los que hay que contar a algunos sociólogos.

(1) C. Wright Mills: The Sociological lmagination, N. York, 1959; Harold


Mendelsohn: Sociological Perspectives on Mass Communications, en Lewis An-
thony Dexter y David Manning White: People, Society and Mass Communication,
N. York, 1966, pp. 29-36, y en la misma obra, Marten Brouwer: Mass Communica-
tion and the Social Sciences: Some Neglected Áreas, pp. 547-67.

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Sus aportaciones han servido para esclarecer algunos perfiles del pro
colectivo, al menos para poner el acento sobre determinados comport
tos negativos, pero han reducido el horizonte de una comprensi
totalista del concepto de masa. Solamente a medida que la revolución
trial fue movilizando a las masas, y éstas se constituyeron en protago
reales de la historia y de la vida social contemporánea, la masa, como
cepto, fue adquiriendo la debida neutralidad, aunque siempre bajo aq
discriminación semántica que tanto ha afectado a su adecuado en
miento. La presencia de los medios de comunicación social, llamados
cisamente medios de comunicación de masas, la urbanización, el indus
lismo y otros procesos y fenómenos propios de la sociedad contempo
han sido factores constituyentes de una imagen distinta de la masa y
masas, en las que las valoraciones negativas y las adjetivaciones peyor
constituyen un anacronismo científico y social. La sociología de la co
cación social tiene aquí, por ello, un campo de estudio sumamente in
sante, nada banal por cierto y útil en todo caso para conectar la real
social con su desenvolvimiento histórico y con los acontecimientos q
dado origen a la sociedad de masas (2).
No hay que olvidar que el acotamiento de campos operativos es sum
mente importante en cualquier rama científica, porque permite reco
y apreciar los perfiles del objeto mismo de esa ciencia dentro de un co
más complejo y difuso, en el que las variedades y particularidades pr
de sus objetivos se enriquecen o deben eriquecerse con las propias de
ramas de la ciencia, por muy convencionales que éstas pudieran ser, si
que, naturalmente, no sean arbitrarias y estén establecidas con algún
científico. En la sociología de la comunicación social el problema se h
tanto difícil y complicado por la imprecisión de términos como masa,
mación, difusión, proceder colectivo y tantos otros que adolecen, cua
menos, de multivocidad, dada la enorme cantidad de matices que pre
y que incluso desde el punto de vista sociológico presentan algunos c
más característicos. Para ejemplo claro del problema que se plante
sociología de la comunicación social basta la dificultad para adopt
título exacto capaz de englobar los estudios propios o típicos de esta
sociológica. Es frecuente el uso de la expresión Sociología de los Medi
Comunicación de Masas, pero es fácil advertir que tal epígrafe solam
acoge, o cuando menos sólo evoca, el funcionamiento de los medio
conocidos - radio, prensa, televisión - en una sociedad determinad
jando fuera de su objeto aquellos matices fundamentales que se refier

(2) León Bramson: El contexto político de la sociología, Madrid, 1965; F. A.


Geldard y otros: Communication Processes, Oxford, 1965.

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una interpretación más profunda de la comunicación


que la vehiculan. En todo caso, tales medios de co
pueden agruparse, como secciones o subsecciones,
sistemático de la comunicación social, como especies
misma. Lo mismo pudiera decirse de una denominaci
como la de Sociología de la Comunicación de Masas, e
el medio o los medios tampoco tiene sentido muy
el contenido necesario para dar precisión a tan impo
de la sociología contemporánea.
En Bélgica suele denominarse esta rama sociológ
técnicas de difusión colectiva, pero la expresión es s
porque la difusión colectiva es en todo caso una prop
del funcionamiento de los medios de comunicación s
para los especialistas en ecología social y para el soci
sión tiene matices muy concretos, sobre todo de tip
así como otro concepto o matiz más específico, al qu
portantes antropólogos difusionistas del siglo xix, y
mantienen sus posiciones en el siglo presente.
Como denominación de un estudio concreto, es vál
de Jean Cazeneuve, Sociología de la Radio-Televisión,
relativamente, porque los medios son distintos y el
comportamientos que suscitan son no menos distint
manera son válidos tales títulos para delimitar el ob
una rama científica de tipo social. El mismo sociólog
tar en el texto, pero también una sistemática detallad
de una global sociología sociocomunicativa especies
como éste, a condición de que no se pierda en ningú
de totalidad científica que afecta a toda la sociolo
social. Lo mismo puede y debe decirse de aquellos qu
con el conocido nombre de medios audio-visuales, en
medio se manifiesta sobre todo como instrumento y
técnicas, especialmente científicas o educativas, limi
y profundo de los medios de comunicación social
hacia uno de los campos de más posibilidades en el m
cuando se tiene un concepto claro de la comunicación
caciones, de sus perspectivas y posibilidades, de su po
constitución de la sociedad del futuro, se puede p
tenido y estructura de los medios audio-visuales, pue
reduce unilateralmente a simples instrumentos, a ele
trumentales, sin propia autonomía creadora. La mism

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ofrece un panorama sutil y profundo, en el que no es fácil ni conve


aislar en forma elemental medios e instrumentos, cuando forman p
una honda totalidad significativa que tiene engarce profundo con to
orden social (3).
Sociología de la Comunicación Social es el nombre más apropiad
una rama de las ciencias sociales más sugerentes y atractivas. Por su
plitud es fácil borrar la distancia existente entre sus objetivos y los p
de la Sociología del Conocimiento, que es la primera rama sociológica
que suelen encontrarse todas aquellas especialidades que tratan de la
y de la ideología, de la comunicación y de la presencia de las id
sociedad. Sin pensar en este instante en la sociológica propuesta por
Barthes, inspirado por Levi-Strauss y fielmente seguido por quienes
abrazado el estructuralismo social, es incuestionable que la comun
social se proyecta como un sector clave de la cultura humana, de la c
vencia social y de las relaciones sociales. Por su aspecto más prof
sirve para enlazar con los estudios sociales los estudios lingüístic
semiología, pero al mismo tiempo, por sus manifestaciones más conc
en la realidad social, permite comprobar el funcionamiento y la opera
de la comunicación en comunidades concretas, como un factor creador,
causa o fundamento de muchas circunstancias sociales que al presente no han
sido estudiadas con la debida claridad y solvencia científica. En una so-
ciedad en la que los medios de comunicación de masas tienen tanta eficacia
en la organización de la vida social, y en la que al correlacionarse con el
ocio en la sociedad futura multiplicará sus efectos, es importante comenzar
a plantearse a fondo los problemas que los medios suscitan y provocan. Con
indudable finura, J. L. Moreno, en su Psychodrama, se interesa ya vivamente
por las relaciones entre lo dramático, el agente creador y los medios socio-
comunicativos, dedicando capítulos de muy fina factura intelectual a las
relaciones entre cine, televisión y sociodrama. Por ejemplo, para destacar la
necesidad del estudio de la televisión dice que uno de los aspectos más im-
portantes en el estudio de las relaciones interpersonales es la interacción de
un grupo de personas en un medio que cambia continuamente y en el cual la
atención de los participantes pasa sin advertencia previa de una a otra tarea.
Si todo ello se une a las explicaciones que han comenzado a darse de la
cultura mosaico y de otras formas de creación cultural en el presente y en
la sociedad del futuro, se puede valorar definitivamente la trascendencia que

(3) B. Cores: «Los poderes de la televisión», recensión de la importante obra de


Jean Cazeneuve del misto título, en Revista Española de la Opinión Pública, enero-
marzo, 1971, pp. 237-49; Charles R. Wright: Comunicación de masas, B. Aires,
1963, p. 11.

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tiene para la sociología situarse a la altura de los tiem


trato que merece a los medios de comunicación social
social como explicación total y significativa de la socie
La variedad de medios de comunicación social es mu
mente porque no se limita a los medios de comunicac
incluye tanto los vehículos significativos como los me
importantes dentro de un sistema social, que Parsons
rrequisitos culturales de lo que la teoría funcionalista h
quisitos funcionales, como condiciones sociales mínim
producción, mantenimiento y desarrollo de los sistema
y de tipos particulares del sistema cultural. El concep
ductor de interacción ha sido esbozado por Sorokin, d
físico, la materia o la energía que componen esos veh
los sonoros, a los luminosos y cromáticos, a los panto
el gesto), a los térmicos (entre los cuales señala el uso
cánicos (como, por ejemplo, el golpear), a los eléctrico
objetos materiales, como los anillos de boda con su sig
contexto familiar y social. Pero el semblante merame
tratase de elementos de cultura material, no explica a
verdadero alcance y el sentido peculiar de los vehícul
cos, puesto que éstos están basados en hechos de tipo
perfiles han sabido destacar algunos representantes d
turalista. Sin tener muy presente esta distinción entre
lico, así como sin tener un concepto claro del funcion
cativo en el orden social, no es fácil acercarse median
científicamente al entendimiento de la comunicación s
mente al estudio e interpretación de los medios sobre
y se desarrollan en la vida social (5).
Limitando, por el momento, la clasificación a los me
social de carácter masivo, por cuanto su destino prim
entre grandes audiencias, buscando incluso el aument
torio, ya es fácil comprender y advertir el gran núme
medios que forman parte de ese largo abanico que veh
social en la sociedad contemporánea. La radio, el ci
visión son los más conocidos, aunque no sean estudiad
fono y el telégrafo figuraban habitualmente como medios

(4) Roland Barthes: Socio-logia y Socio-lógica. A propósito de dos obras re-


cientes de Cl. Lévi-Strauss, en Varios: Estructuralismo y sociología, B. Aires, 1970,
pp. 7-21; Jacob Moreno: Psicomúsica y sociodrama, B. Aires, 1965.
(5) Pitirim A. Sorokin: Sociedad, Cultura y Personalidad, Madrid, 1966.

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como simples vehículos sociocomunicativos, pero desde eme Mc


analizó como medios fríos, por su baja definición (ya que ofrec
información), hay que incluirlos como medios de comunicación so
misma manera que el teletipo, tan utilizado en la prensa, en e
bancario y mercantil y en todos aquellos centros en los que es urg
precisa la información rápida por escrito. El disco, la fotografía,
tofón, los carteles o posters, las exposiciones y conciertos, constitu
mismo importantes medios de comunicación social, aunque su simb
su signicidad sean limitados a un lenguaje poco elaborado en ocasio
tre tales medios se ha abierto paso hace muy poco tiempo el afich
todo para adornar los automóviles con rasgos alusivos a alguna ref
o categoría del propietario, como pertenencia a un centro cívico o
universitario, para luego extenderse a cualquier tipo de relación soc
los que cabe destacar el lugar importante destacado por los afiches
erótico y picaresco. Dentro del lenguaje interferido mecánicament
ordinariamente por las masas, todo esto constituye un medio de e
y de comunicación indirectas, en las que el afiche se presenta com
escrito o plástico, aplicado al automóvil, a las carteras de mano
quier otro lugar visible, ante el cual el destinatario o posible audien
solamente puede recibir el mensaje sin poder aportar su réplica
mente. Todavía no se ha hecho un estudio claro de estos medios, tan
gados en la actualidad, pero al menos sabemos ya por experien
lenguaje de las masas es variado y tiene sus dimensiones propias, a
cuales no vale utilizar el mismo esquema que pudiera utilizarse con
tema lingüístico, que es el elemento de referencia que indiscrimina
utilizan aquellos que no pueden percibir los sutiles matices de la c
ción social masiva (6).
Los criterios para clasificar los medios e instrumentos de comu
social pueden ser muy diversos. En la actualidad, cualquier clas
tiene que ser meramente provisional, porque no se han hecho tod
estudios profundos de cada tema y cada medio concreto, ni se han
profundamente las relaciones entre los mismos, tanto para percibir
ciones favorables como sus posibles antagonismos. Un criterio pod
tomar como base los tipos de agrupamiento predominantes, provo
el medio en unos casos, pero en otros casos utilizando el grupo las
dades del medio para intensificar sus relaciones internas, como par
sucedido con el grupo familiar en algunos países y circunstancias.

(6) Baldomero Cores Trasmonte: «Sociología de la Nova Camón Galega», en


Revista Chan, Madrid, I (marzo 1971), II (junio 1971) y III (julio-agosto 1971), si-
guiendo la publicación del mismo asunto en otros artículos en prensa o en preparación.

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en este caso de un criterio tíficamente sociológico, in


el funcionamiento del grupo social, de algunos grup
un estímulo específico, así como para explicar en cie
mas de interacción que surgen del contacto entre el m
acuerdo con este criterio, y limitando el esquema a
dos, se puede trazar el esquema siguiente:

! AGRUPAMIENTOS PREDOMINANTES
SENTIDO !

ÜAMtu BÁSICO i COLECTIVO


ÜAMtu BÁSICO i Individual
! General Familiar Otros lugares

AUDITIVO I Disco Disco Receptivo


I Transistor Receptivo
Magnetofón Transmisivo
Teléfono Transmisivo

VISUAL Teatro Receptivo


Telégrafo Transmisivo
Fotografía Transmisivo
Libro Receptivo
Prensa Receptivo
Cartel Receptivo
AUDIO- Cine Receptivo
VISUAL Rad¡o Rad¡Q Receptivo
TV TV Receptivo
Exposiciones Receptivo
Turismo Receptivo

La receptividad no es siempre la misma: está supeditada a grado


diferentes intensidades, según el medio mismo, según las circunstanc
proceder colectivo del grupo en cada momento y las metas que ese grup
propone ante el medio. Medir la receptividad del mensaje, mucho más
de la simple selectividad de los mensajes, puesto que se trata de la inten
con que se recibe y no de la forma como se elige, es una tarea difícil, p
su objeto es difícilmente aprehensible, pero los esfuerzos realizados p
medir la sugestión, la compenetración, la simpatía y la empatia en los c
portamientos colectivos facilitan la comprensión del problema, aunque
ello haya de tener muy presente siempre el medio concreto que se ut
como instrumento y como factor ante y dentro del grupo social expue

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sus efectos. Por otra parte, sólo en forma convencional se puede habl
predominio de un sentido básico en la recepción de un mensaje, pero
aceptarse al menos para un mayor entendimiento que algunos medios e
mayor participación de unos sentidos, por lo que incluso se pudiera h
de una especialización sensorial, totalista en el caso de la televisión
más comprensible en sus aspectos parciales en otros medios, como los
cionados en el esquema. También puede advertirse que la presenci
turismo como medio pudiera ser discutida, pero se va abriendo paso e
los estudiosos de la comunicación social, siendo su ambientación total
como la de la televisión, aunque la interferencia simbólica es distinta
carácter pregnante es quizás menos profundo que el del citado medio
comunicativo.

Otro criterio para clasificar los medios en relación con la fuerza de su


comunicación social pudiera ser el de su estructura y su naturaleza objetiva.
La repetibilidad o irrepetibilidad del mensaje, la pureza de la imagen y del
sonido, la expectativa ante la sorpresa del mensaje, la mayor o menor faci-
lidad de traslación del medio mismo, en cuanto su transportatibilidad pueda
afectar al mensaje, son aspectos que configuran y delimitan el contenido de
sus propios objetivos y le justifican dentro del ámbito social en el que se
utilizan. Como se trata de características que pueden ser compartidas por
varios medios, es por lo que algunos figuran en varios casilleros, pudiendo
sistematizar todo esto en el cuadro siguiente.

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La calidad del medio, la naturaleza de su definición al transmitir el


mensaje, la aptitud para dar un mensaje determinado, la forma en que es
capaz de encodificarlo y decodificarlo y la manera como se produce en
circuito sociocomunicativo, afectan al estilo y a la estructura del medio con-
creto, siendo sus efectos sociales muy diversos, según la forma como tales
aspectos se cumplen en la realidad social y, al mismo tiempo, su efecto es
distinto, según la aptitud del grupo para recibir la calidad y el fundamento
del mensaje por sí mismo. En cierto modo, la especialización del medio obe-
dece a su subordinación a la composición tecnológica y a los elementos ma-
teriales que lo constituyen. Desde la obra de Bepjamín se acepta que la
repetibilidad o irrepetibilidad del medio afectan en profundidad al mensaje
transmitido por el medio. El resultado conseguido por un mismo mensaje
transmitido por uno u otro medio es muy distinto: basta pensar en las pelí-
culas dadas por la televisión o los poemas reproducidos en un disco o en un
libro, o en una misma noticia recibida por radio, por televisión, por telé-
grafo o por teléfono. La movilidad de la imagen, por su parte, señala la
división profunda entre la fotografía - se habla de fotografía dinámica
también - y otros medios de comunicación social. Por último, parece un
ideal conseguir la portabilidad del medio, y esto explica la expectativa fren-
te al video-cassette y pero hay medios que se resisten a ser movidos de un
lugar determinado, produciendo la inmovilidad del auditorio, destacando en
este aspecto el cine, en el que la inmovilidad física va acompañada también
por el silencio y la oscuridad para conseguir la compenetración y la sim-
patía entre el medio y el espectador. El lenguaje silencioso, estudiado por
Edward T. Hall, y los estudios cinésicos y cinestésicos aplicados a los medios
sociocomunicativos, permiten comprobar el diálogo subdiscursivo entre el
auditorio y el medio, haciendo ver cómo la comunicación no verbal inter-
personal ocupa un lugar predominante en ese diálogo oculto o silencioso
entre el medio y la audiencia. Los factores de predisposición, los intermedia-
rios, los estímulos y efectos de la comunicación son el otro punto de refe-
rencia, tal como ha visto Luthe, con base en Jenis y Klapper, para explicar
la eficiencia de la totalidad del circuito sociocomunicativo, desde el emisor
hasta el receptor (7).
En definitiva, el concepto de comunicación de masas está sometido a
permanente revisión, habiendo superado sus vinculaciones exclusivas a la

(7) Heinz Otto Luthe: «Omnipotencia o impotencia de los medios de comuni-


cación de masas», en Revista Española de la Opinión Pública, abril- junio 1970; Irwing
L. Janis y otros: Personality and Persuability, Yale, 1959, Joseph T. Klapper: The
Effects of Mass Communication, Glencoe, 1962; Edward T. Hall: The Siplent han-
guage, Greenwich, Conn., 1965.

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radio, la televisión, los tebeos y periódicos, por un la


cuanto se ha entendido con alguna claridad que no pu
instrumental del sistema de comunicaciones con el pr
ción que vehiculan. La confusión en este sentido ha im
cuadamente el concepto de cultura de masas, desde
vinculó total y absolutamente a los medios de com
conocidos, entre los que destacan los mencionados ante
vehículo puede ser masivo o particularista, según
sucede con una película familiar, que siendo cine no p
de masas, o como sucede con un circuito cerrado de t
que, por ejemplo, un sermón o discurso político pu
masas suficientes como para considerarlo un medi
masas. La distinción va borrándose poco a poco, a
zan más a fondo los medios, pero, sobre todo, intere
distinciones cuando se prefiere utilizar el concepto m
tiempo más inclusivo de comunicación social. El sim
comunicación al plural comunicaciones supone encont
tintos, en el primer caso, como un proceso, y en el s
junto de medios. Si el problema semántico es huidizo
pretende estudiar los medios de comunicación social, e
cuando se quieren estudiar medios que todavía contie
por falta de estudio suficiente. Para una estrategia de l
aceptar ese pluralismo de elementos, incluso acogiendo
criterio de McLuhan, que limitar el haz a unos pocos,
conocidos (8).

II. El sistema social y el sistema de


Algunos sociólogos se han inclinado a considerar los
un sistema social. El asunto es interesante, pero técn
porque supone reducir el concepto de sistema social,
rrientes dominantes abiertas sagazmente por Vilfred
Fleur, por ejemplo, estudia tales medios de comunica
social, pero es posible que su intención sea destacar la
del conjunto de medios, más que utilizar el concepto
su acepción sociológica más estricta. Con mayor aciert

(8) Theodore Peterson, Jay Jensen y William Rivers


Modern Society, N. York, 1966.

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establecido la correlación entre el sistema de comunicaciones y el siste


social, empleando en el primer caso la palabra sistema simplemente co
un conjunto de elementos bien trabados y organizados dentro de una cul
pero al propio tiempo actuando dentro de un sistema social, entre los
distinguía el tradicional, el transicional y el moderno. Sin duda, el sist
de comunicaciones es un esquema fundamental de una cultura, sea prim
o moderna, y en el mundo contemporáneo ha alcanzado una cota muy
por el perfeccionamiento de su soporte tecnológico, pero como concep
distinto del sistema social, sin perjuicios de que entre uno y otro siste
se produzcan muy intensas y profundas relaciones e influencias (9).
La contemplación de los efectos de los medios de la comunicación so
produce tal impacto en el ánimo de cualquier observador que es nat
que algunos científicos se inclinen a identificar el sistema social con el sis
de comunicaciones. Algunos autores han entrevisto el efecto de los cue
infantiles en el mundo primitivo, sorprendiéndose de la enorme fuerza
que asientan la cultura en el ánimo de los individuos participantes
misma: es natural que la contemplación de medios mecánicos y electró
de poderosos efectos, visibles a primera vista, con influencias directas e
mediatas que no son, sin embargo, las más importantes, haya producid
creencia de que el sistema social y el sistema de comunicaciones son una
misma cosa. Como posibles instituciones, como formas de control social,
elementos creadores de cultura popular y de cultura en general, los m
de comunicación social han sido considerados por algunos autores como
auténticos soportes del sistema social. Esto, al mismo tiempo, ha produ
extensa literatura a favor y en contra del uso y empleo de los medios
comunicación de masas, conscientes ya algunos científicos del verda
alcance de tan poderosos elementos en órdenes como el económico, el s
cial, el moral, el educativo, el político y el total sociocomunicativo.
No deja de ser significativo que el término establishment haya sido u
zado por vez primera por Henry Fairlie para explicar el funcionamient
la B. B. C. londinense en la comunidad británica. El gran complejo emis
inglés aparece como un instrumento del establecimiento, según Fairlie, in
cuando parece hacer crítica del sistema mismo en el que funciona y act
Se han realizado algunos estudios posteriormente sobre el impacto conf
rador de los medios de comunicación social y han confirmado en cierta
nera y en ciertas condiciones la intuición de Fairlie. En cuanto el térm
establecimiento y sistema establecido gozan de renovada actualidad

(9) John W. Riley, Jr., y Matilda White Riley: «Mass Communication and
Social System», en MERTON (Ed.): Sociology Today, N. York, 1960, pp. 537-78;
John Parry: The Psichology of Human Communication, N. York, 1967.

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mundo contemporáneo, puede ser oportuno repro


que hace que sea especialmente funesta la influen
vida y pensamiento del país es la utilización incesante
ble». Como lo describiera Mudggeridge hace más de
pacientemente las opiniones contrarias, como las ola
ayudadas por el flujo y reflujo de las mareas, que ac
las más duras rocas en cantos rodados redondos y
Esta es la auténtica misión de la B. B. C. Teme to
cuando no lo teme, lo desprecia; y si por casualid
expresión, hará cuanto pueda por privarle de su ira, s
hasta que haya logrado dejarle privado de médula y
olvidar el lado crítico del asunto, y sobre el cual Fair
cipal en ese período, siguiendo una línea que ha busc
sistema establecido y medios de comunicación social,
lioso en este momento es la forma cómo puede prec
pensar directamente en las consecuencias, objeto, com
taciones más concretas y mucho más estudiadas. Hab
influencia es doble: por una parte, afecta a las relacio
blecido y sistema de comunicaciones, pero, por otra
sistema establecido de comunicaciones, con un ritmo
que hace que unos medios predominen sobre otros e i
gan su lenguaje y su estilo, sus mensajes y su signif
munidad.

Efectivamente, los medios están sometidos a un


interna, a veces a una lucha muy clara, traducida en
tencia directa, y otras veces manteniendo sus posicion
cuyos matices pueden comprenderse con cierta com
social bien integrado, pero que ofrece suma dificult
desenvuelven en lo que se ha dado en llamar la socie
aparentemente se mueven inconexos y sin manifiesta
tratando incluso de evitar contacto alguno para no e
tener que poner a prueba el mayor impacto de unos m
Así como existe un consensus social y político, dent
el sistema de comunicaciones, y en el que participa m
bién existe un consensus interno, típico de los media
ocupa un lugar determinado, trazado sobre la coo
con los restantes medios. Esa misma dialéctica inter
siones llegan a ser tan habituales que quienes partici
vierten en principio, crea una situación especial,
mismos pierden la sensibilidad adecuada para capt

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sistema social y se quedan en lo que aparentemente exige el sistema de c


nicaciones. Esto explica, en cierto modo, el uso masivo e indiscrim
de películas en televisión, de estilo radiofónico en prensa, de descripc
literarias en la radio o de la simple narración en el cine, cuando sus l
guajes propios y típicos son muy distintos y no es posible transferir
unos medios a otros a no ser desde el punto de vista formal, pero que
pueden ser alimentados espiritualmente con lenguajes que no son los pr
de cada médium (10).
Sin la perspectiva general de la cultura, o del sistema social, sin en
der con claridad el entorno social y cultural en el que se desenvuelven
medios, no es posible comprender con claridad su funcionamiento y su
siones internas y externas. La teoría de Michel Focault de que la interp
ción precede al signo, y que significa que el signo no es algo neutral,
interpretaciones que tratan de justificarse, es aplicable a la hora de v
los medios de comunicación social. Quienes no contemplan en los med
en los elementos comunicativos otra cosa que su apariencia sígnica
estructura material e instrumental, no pueden percibir el contenido re
su presencia dentro de una cultura. Cuando una cultura los utiliza y s
de ellos, tiene ya muy presente el modo cómo ha de hacerlo y el bene
que puede reportarles el empleo de cada uno. El ideal sería utilizar
medios en la manera más óptima posible para el desarrollo de la perso
dad, para el bienestar de una cultura y para el perfeccionamiento soc
la humanidad, pero éstos son ideales que no pueden interferir el conocim
de una realidad social que se cumple habitualmente. Esto explica en fo
parcial, al menos, el estilo de los medios, el uso que se hace de ello
forma como se plasma en lo que ha dado en llamarse negativamente c
cultura de masas, concepto al que poco a poco hay que ir liberando de
perfiles negativos y peyorativos. El hombre se da cuenta de que entre
realidad histórica y el ideal de su vida existe una larga y ancha dispar
y cuando aplica tales intuiciones a la comprensión de los medios se pe
de que éstos no cumplen ordinariamente los altos fines que parecen co
ponderles. Toda una legión de sociólogos críticos ha encontrado en el
lisis de los medios un campo de estudio sin par para explicar las contr
ciones, las tensiones, las defecciones, la servidumbre de los media con
pecto a la cultura en que se desenvuelven y a la que inevitablemente co
man con su enorme potencia configuradora. La manipulación de los me
por ejemplo, es un tema que ha sido tratado con alguna asiduidad por
sociólogos, sobre todo por aquellos que al propio tiempo se han ded

(10) Baldomero Cores Trasmonte: «Sistema Establecido», en Diccionario In-


ternacional de Ciencias Sociales, de la UNESCO, París, en preparación.

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al estudio de la sociología de la opinión pública, fecu


todavía quedan muchos estudios capaces de esclarecer
la opinión y los media (11).

Es natural que dentro de una cultura hayan sido m


ción las relaciones entre medio cultural y el individuo
han destacado la pérdida de la intimidad en un ambi
que se ha dado en llamar la muchedumbre solitaria,
vada, la privacidad y la intimidad constituyen element
conquistas típicas de un modo liberal de vida. Parece
principio, el sistema de comunicaciones, al acentuar
sajes sin discriminar particularidades, facilita la elim
tal como explica Richard R. Rovere:
«En mi concepto, la única contribución de la té
derecho a quedarse solo, la constituyen los materiale
Los demás se han prestado para la invasión en la v
todavía no está a la vista.»

Después de afirmar el mismo autor que «no cabe duda que algún día se
nos espiará desde plataformas espaciales equipadas con cámaras de televi-
sión», concreta su pensamiento con palabras como las siguientes: «La tec-
nología nos ha obligado a resignar cierta cantidad de nuestra intimidad en
diversos aspectos de la vida». El proceso de desintimización no procede ex-
clusivamente de los medios de comunicación de masas, pero es a través de
ellos como la invasión ha sido más sutil y convincente, tal como ha sucedido
con el impacto de la televisión en el medio familiar, considerada por exper-
tos como un elemento reactivador de la misma al reunir con más asiduidad a
los miembros durante determinadas horas. Frente a los medios coercitivos
de invasión en la intimidad, utilizando procedimientos físicos o químicos
para doblegar la voluntad, los media han desarrollado una forma solapada
de convencimiento y adhesión, creando un medio ideológico y espiritual que
en el fondo puede estar supeditado a manipulaciones culturales y con
fines particulares. Aun aquellos medios que, como el cine, parecían patro-
cinar la intimidad al ambientar la soledad del individuo, reduciéndolo a la
inmovilidad y acaso a la soledad, no han hecho otra cosa que extrañar a
hombre desde sí mismo, proyetándolo hacia el diálogo silencioso con lo
emisores del mensaje. La telepantalla de 1984, de Orwell, estará siempre pre
sente mucho más que como una simple ficción, sino como auténtica posibi

(11) Michel Foucault: Nietzsche, Freud, Marx, Barcelona, 1970, pp. 38-9.

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lidad en un mundo desarrollado en sus relaciones sociales bajo el impe


de la imagen electrónica (12).

El enriquecimiento permanente del sistema de comunicaciones, inc


mentado a cada hora con importantes innovaciones, bajo el amparo
revolución cibernética, favorece el desarrollo de los instrumentos audit
audiovisuales, creando a veces, por la aceleración tecnológica y sus dis
ciones con el paso del sistema social, puntos de fricción y estados caó
o simplemente conflictivos, hasta que paulatinamente son incorporad
integrados dentro de ese sistema social. El surgimiento del cine, de la
o de la televisión no hacían adivinar que pudieran ser otra cosa que m
e instrumentos al servicio del hombre, al cumplimiento de su ocio y al
feccionamiento de su educación. Por eso, estudiando un aspecto simila
propuesto, ha tomado en consideración dos aspectos para hablar de la
fluencia de los inventos: se ha referido a la practicabilidad o eficienci
la adopción o consumabilidad. Por ejemplo, las clases burguesas abraza
el cine como un gran invento porque era un medio eficiente para res
el problema del ocio, encauzándolo hacia nuevos caminos, y, al m
tiempo, porque era fácilmente consumible, sobre todo por su capa
creadora de sueños, para utilizar una expresión que se ha aplicado a H
wood con indudable ingenio. Y esa misma audiencia dio la espalda a
cuando el lenguaje utilizado pretendió encontrar nuevos caminos, en lo
les no había sido entrenado ni al que había sido habituado el espectado
embargo, se ha observado con frecuencia cómo el rechazo inicial d
película, de un tipo de cine o de la obra total de un director no supus
la exclusión absoluta, sino que aplazaron su éxito hasta cuando el audit
logró depurar su sentido del lenguaje cinematográfico ante tales obra
cretas. Pero ese éxito tecnológico, que lanzó al público del teatro hacia
cine, porque en éste era posible el trucaje y con ello una nueva verosim
creada por factores ópticos y sensoriales, no meramente especulativos
ginativos, ha exigido una permanente servidumbre del medio frente
constitución tecnológica. Por eso las evoluciones que se producen en lo
mentos tecnológicos no perfeccionan la capacidad del medio, sino
transforman totalmente. El descubrimiento de nuevos lenguajes está
ditado en gran medida a los progresos que se realizan sobre el sistema
comunicaciones (13).

(12) H. M. Ruitenbeek y otros: Dilema de la sociedad organización, Buenos


Aires, 1968.
(13) Edgar Morin: Culiura de masas no sáculo XX, Río de Janeiro, 1967; el
mismo: Le cinema ou l'homme imaginaire, París, 1956; L. González Seara: Opinión
Pública y Comunicación de Masas, Barcelona, 1968.

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Cabe, en principio, establecer una diferencia ent


nicaciones y el sistema de telecomunicaciones. Este
instrumento o conjunto de instrumentos para nutri
a los medios de comunicación. Las telecomunicaciones eran tradicionalmente
el teléfono, el telégrafo y el teletipo, pero a nadie se le ocurría llamar ele-
mento telecomunicativo a la prensa, por ejemplo. Las telecomunicaciones
eran el vehículo material, subordinado a la comunicación y a través de los
cuales discurría la comunicación. Sólo al descubrir que tales medios teleco-
municativos eran algo más que instrumentos pasivos y que, por el contrario,
podían cambiar el sentido de la información según se utilizase uno u otro
medio, se abrió un ancho campo de confusión. Según McLuhan, el teléfono,
el telégrafo, la luz eléctrica, son medios de comunicación, porque la comu-
nicación que establecen entre distintos auditorios o distintas personas tiene
un carácter distinto al ititerpersonal. Es natural que mientras el uso del telé-
fono o del telégrafo eran actividades de minorías y su uso y posesión estaba
limitado al medio urbano, a las clases más acomodadas e incluso a medios
oficiales, no fuesen considerados como medios de masas. Al difundirse su
utilización, incluso para comunicaciones intercontinentales, y ser asequible a
todos su uso y en gran medida su posesión, en cierto modo se han con-
vertido en medios de comunicación de la masa. La denominación de teléfono
público, en cuanto puede ser utilizado por un auditorio anónimo mediante el
simple uso de una ficha fácilmente adquirible, y que tales teléfonos están a
disposición de la gente en calles concurridas, evoca importantes considera-
ciones de cómo un medio privado puede convertirse en medio de comuni-
cación entre las masas. Quizás en vez de medios de comunicación de masas,
sean medios de comunicación entre masas, pero son tantas las sutilezas que
admite cualquier problema de sociología de la comunicación social que
lanzar una más sin la debida prueba puede ser poco esclarecedor. En resu-
men, el sistema telecomunicativo se convierte con facilidad en sistema de
comunicación social cuando a la mera información cuantitativa añade ras-
gos propios del sistema social y se convierte en un medio de tal naturaleza
que constituye o forma parte del ecosistema simbólico (14).

El trabajo más inmediato de la sociología de la comunicación social va


a consistir en gran medida en ir traduciendo dentro del sistema social la
dialéctica y el funcionamiento del sistema de comunicaciones y del sistema
de telecomunicaciones. Muchos estudios sociológicos son más propicios a

(14) Margaret Mead: The Information Explosión. En Robert R. Freeman, Al-


fred Pietrzyk y A. Hood Roberts (Ed.): Information in the Language Sciences, N. N.,
1968, pp. 3-7, citando otro titulado «The Information Revolution», en The New York
Times, Suplemento, 23 de mayo de 1965, pp. 18-20.

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efectuar valoraciones a posteriori, porque la predicción supone el gran r


de equivocarse y muchos científicos pondrían en juego su prestigio. Pe
si se quiere resolver de antemano una serie de problemas importantes, m
más importantes de lo que aparentan en algunos casos, es preciso adela
tarse a los acontecimientos y contemplar el posible funcionamiento de
chos medios todavía en ensayo en una sociedad futura en la que la edu
ción permanente, la tecnificación constante y el ocio difundido parecen
características importantes de la vida humana. La exposición a los med
de comunicación social es cada vez más importante en la sociedad cont
poránea. Toda sociedad ha tenido sus propios medios de comunicac
social, pero nunca como en la historia actual la presencia de los m
constituye al mismo tiempo un orgullo y un temor, una aventura y u
desventura, una preocupación y una de las grandes emociones en las qu
pone en juego la gran capacidad creadora del ser humano.

III. La iconosfera o la civilización de la image


La civilización contemporánea es una civilización de la imagen. La cu
tura de masas por sí misma, como manifestación cultural, es una cult
esencialmente iconosférica. El término iconosfera fue acuñado por
Wahl para explicar el ambiente creado por la imagen, y aunque quizás
lece de cierto sentido técnico para el lector ordinario, constituye un magníf
elemento para sintetizar una serie de problemas que vienen planteándos
sociólogos del conocimiento y los sociólogos de los medios de comunica
social. Según esta postura, el hombre actual está envuelto en un espaci
imágenes, sin darse plenamente cuenta de ello, porque tales imágen
impregnan a través de un sutil y muy intenso proceso de socialización
expresión cultura de la imagen quiere decir aproximadamente lo mismo
civilización de la imagen y siempre que se ponen ambos términos unid
vuelven a plantear la ya vieja polémica entre cultura y civilización, en t
a la cual los filósofos, los sociólogos y los antropólogos tanto han discu
En cierto modo, espacio social y espacio de imágenes coinciden y algun
sociólogos han comenzado a sentirse tentados por una especie de deter
nismo espaciológico, identificando la cultura y el medio social como eq
valentes o dependientes de los medios de comunicación social. Como oc
siempre que surgen tendencias de tal entidad, aparecen otras interpretac
pluralistas, tratando de encarnar la imagen en este caso, dentro de un s
ma social mucho más extenso, del que constituyen un elemento y en e
están integrados de tal modo que experimentan las consecuencias de to

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el sistema, al mismo tiempo que también se constit


nuevas situaciones y de nuevos elementos cultural
Una primera cuestión se presenta al sociólogo en
tificar los tipos de imagen que integran esa civiliz
sivo había instaurado la imagen oral y escrita en
largo de los tiempos y de los pueblos. El código ap
el que cada signo tenía un valor convencional, f
ese mundo simbólico, en el que la imagen apare
muy pronto también fue abriéndose paso la image
constituye un secreto desentrañar en toda su exten
del lenguaje plástico del hombre prehistórico. Pero e
sin omitir la imagen discursiva, ha destacado amplia
creando una imagen compleja, en la que interviene
los que cada momento y cada circunstancia explica
que contiene, es decir, en que cada icono se constit
entre el mismo y su referente o referentes, sin ne
poner la imagen a sus elementos espaciales, de peso
televisiva o la fotografía son más pequeñas que el m
que la cinematográfica es mucho mayor, pero todo
una versión icónica o iconológica de la realidad. Sin
no sólo por sus caracteres más aparentes, sino tam
cos, ofrecen una imagen distinta, que, a la postre, c
de lenguaje. El proceso de iconificación de la imagen
mente en un aspecto fundamental de lo que pod
simbolización. Y, en definitiva, llama la atención s
guaje sociocomunicativo. Ha pasado inadvertido a lo
el concepto de cerca y lejos del espectador ante la
hasta el punto que ha servido como elemento de st
dades pequeñas la reserva de asientos en posiciones
la imagen o en todo caso ha permitido establecer un
tadores y no precisamente por su facilidad o dific
situación en el espacio acotado que representa el lo
Una vez identificadas las imágenes predominantes
estudiar si existe realmente un lenguaje propio de
ción social. Levi-Strauss, siguiendo el camino inicia

(15) Abraham Moles: «El símbolo y la imagen en la civ


nea», en Revista Española de la Opinión Pública, Madrid,
(16) Abraham Moles: Teoría da Informacao e rercepcao Estética, Rio de Ja-
neiro, 1969; M. Timothy O'Keefe y Bernard C. Kissel: Visual Impact: An Added
Dimensión in the Study of News Dif fusión, Journalism Quarterly, Verano, 1971,
pp. 298-303.

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puesto en el primer plano de la actualidad sociológica la relación


lingüística y sociología, y, de la misma manera, los especialistas en soc
comunicativa han intensificado el interés del sociólogo por la semánt
hasta el punto que la semasiología o la onomasiología - han sido co
radas por algunos autores como distintas - se ha abierto paso ent
ciencias, no solamente en el área lingüística, sino en todos aquellos se
del saber que tienen alguna relación con el signo, el significante y el s
cado. Desde el horizonte sociológico todavía se puede hacer la sigu
afirmación: el progreso de los medios de comunicación social ha contri
a despertar el interés por la semántica, dada la necesidad que tiene la so
de masas de establecer con claridad los límites del signo, el significan
el significado y sus variaciones y su simple presencia en la realidad so
El uso de la técnica de investigación social denominada análisis de conte
ha tenido interesantes aplicaciones semánticas y verbales, lo cual faci
relación del símbolo verbal y de la imagen plástica con importantes asp
de la realidad social. Durante algún tiempo, los hallazgos de Saussurre
vieron limitados al campo de la lingüística, pero la necesidad de interp
otros signos distintos a los verbales del lenguaje hablado y escrito amp
radio de acción de la semántica. Es natural que el problema haya come
al estudiar el lenguaje hablado, dado el momento en que explicó sus cu
el profesor ginebrino, pero la presencia de los medios masivos obligó
tudiar y analizar la imagen de otro tipo, producto de cada uno de los
dios de comunicación social (17).
El asunto podría resolverse dando al término lenguaje un sentido m
extenso. Víctor Perrot dijo ya en 1919 que el cine es un lenguaje, pero
que esperar hasta 1940 para que tal intuición pudiese ser estudiad
alguna profundidad. Sólo cuando la distinción entre signo, significant
significado ha quedado relativamente clara ha sido posible reconoc
en aquella afirmación existía un sentido y un punto de vista razon
Posteriormente, por ejemplo, se ha podido decir que el cine es un len
sin signos, pero no sin significantes, lo cual supone reconocer que el
es un lenguaje y que tal lenguaje es un sistema de signos de distinta í
y de diversa naturaleza y que tal sistema puede ser entendido con auto
por el espectador sin necesidad de otro tipo de lenguaje. El esfuerzo del
minoritario para afirmar este signismo frente a otros elementos, com
expresión verbal, oral o escrita - los letreros en los últimos momento
cine mudo y en los doblajes - ha encontrado resistencia en el llamado

(17) Claudio Levi-Strauss : Antropología estructural, B. Aires, 1968, pp. 29


George A. Miller: Language and Communication, N. York, 1951.

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comercial, en el que el espectáculo ha predominado sob


el cine como medio de comunicación social (18).
La fotografía presenta caracteres sociales interesant
muy diversas: se utiliza como instrumento de evocació
mento de rememoración de situaciones especiales, com
medios (tales como la prensa y la televisión) y como
mentos y testimonios gráficos. Su influencia en la pin
portante, porque contribuyó a cambiar el sentido de
y la figurativa, obligando al artista a crear nuevas im
servidumbre con el original de la naturaleza o de la fi
mente comenzaron algunos aficionados a demostrar q
control creador de la imagen en la fotografía y que n
auxiliar encargado de darle al disparador en el mome
tantos otros medios, el médium de la fotografía perm
del hombre, abriendo una puerta para que fuese cons
no simplemente como una técnica, en la que la máqui
nante. Todavía esa función utilitaria sigue siendo la m
fotografía, pero también el aspecto artístico se ha abi
buido a explicar cómo en la propia imagen fotográfic
comunicativo propio. Jacob Kogan lo ha señalado con l

«La fotografía no posee vocabulario; sus unida


no pueden definirse por medio de otros símbolos
tampoco transmite una referencia general, puest
rectamente a los sentidos, presentándoles un ob
sin embargo, es indudable que constituye un ve
significados, que es un símbolo corriente de s
un símbolo claramente representativo de objeto
Los estudios semiológicos permiten explicar más ci
interesante problema. El signo icónico en la fotografí
ducir el objeto: le introducen otros puntos de refere
rales, evocadores de situaciones, que dan a la foto un
forma de comunicación especial. Una serie de valores
informativos y sociales rodeando a la fotografía la
municativo. Las proyecciones e identificaciones que s
una forma de comunicación cuyas consecuencias y es

(18) Jean Mitry: Un lenguaje sin signos. En Varios: Estru


B. Aires, 1969; Galvano de la Volpe y otros: Problemas del nuevo cine, Madrid,
1970.
(19) Jacobo Kogan: El lenguaje del arte. Psicología y Sociología del Arte, Bue-
nos Aires, 1965.

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bien estudiadas. Como en el cine minoritario, existe un fotografía mino


que busca la forma de conseguir efectos artísticos, pero que las gr
masas no buscan ni entienden por ahora más que en algunos aspectos.
el cartel, aunque la iconicidad es parecida, el público acepta más di
mente la función creadora del artista, pero en la foto sigue entendiend
lo utilitario sigue siendo la clave, sin percibir en todas sus consecuen
cómo quizás uno de los usos más corrientes del cartel es precisamente
característica. Una labor importante dentro de la sociología de la com
cación social es la que supone contemplar todas las implicaciones so
de la fotografía, desde el signo específico sobre el que se asienta su ic
cidad hasta los grupos especiales que crea, como asociaciones fotográf
grupos técnicos dedicados a la fotografía. Aunque no puede defini
foto con símbolos del mismo género, hay referencias suficientes par
templar en un fotograma muchos matices que llevan la comunicación
gráfica mucho más allá de la simple reproducción documental.
El simple paso de lo verbal a lo visual tiene implicaciones profu
Aceptamos parcialmente la idea de Cohén Seat y Fougeyrollas, la vive
relativa a lo visual no se convierte en un saber, sino en un conocer
cierta participación, mucho más allá de una pura y simple recepció
consecuencia, la película no es una expresión intelectualizada de la vida,
en sí misma una vida, de la que participan los espectadores: y es
discurso fílmico escapa al orden del tener y pasa al orden del ser (20)
investigación del impacto visual de los medios de comunicación soc
ofrecido experiencias muy interesantes para comprender la actitud del
torio expuesto a los efectos de uno u otro medio sociocomunicati
lenguaje sígnico propio de algunos medios comunicativos no tiene car
discursivo, pero tiene el mismo o todavía mayor efecto que el impact
cursivo ha tenido a lo largo de la historia. La ubicuidad y el poder de
medios de comunicación social, estudiados por Lazarsfeld y Merton, c
tribuyen a intensificar la fuerza de ese sistema sígnico, cuyo lenguaje t
no está plenamente configurado si se entiende su configuración en fo
comparada con el lenguaje habitual. Cautelosamente, el estructuralista
land Barthes considera al cine, la televisión y la publicidad como siste
complejos, en los que los sentados son tributarios de un grupo de imáge
de sonidos y de grafismos:
«... para estos sistemas es, pues prematuro establecer la clase de
hechos de la lengua y de los hechos del habla hasta tanto n
haya decidido si la lengua de cada uno de estos sistemas com

jo) G. Cohen-Seat y P. Fougeyrollas: La influencia del cine y la televisión,


México, 1967, pp. 103 y ss.

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jos es original o simplemente compuesta por las


rias que participan en ellos y hasta tanto que es
diarias no se hayan analizado (nosotros conoc
lingüística, pero ignoramos la lengua de las imá
sica)» (21).
El empeño por aplicar los hallazgos de la lingüística
mentos ha frustrado en gran parte el entendimiento
algunos medios. El imperio de la palabra hablada o es
incluso dentro de un esquema lingüístico muy fácil,
visto que difícilmente están con alguna comodidad. G
sucedido con el lenguaje, hasta que se abrió paso la
pueden estudiarse muchos aspectos de signo, signific
interesan mucho para la comprensión real y social del
Gracias a esto, la comunicación de los medios sociocom
a tales mecanismos lingüísticos, y para el sociólogo, c
social, ha sido interesante comprobar las reacciones,
portamiento del hombre y del auditorio expuesto a l
dios. Los medios producen un espacio sociocultural y
parcial de algunos aspectos impide su entendimiento
plenitud de su significación. La reacción del auditori
dios cuando se inician o se instalan en una comunidad
adopción sin sentido, acogiéndose sólo a algunos eleme
ca en cierto modo la dificultad para entender un n
contempla desde otros que han sido familiares y hab
cultura. Son, a veces, los intelectuales, los que están
su cultura propia, los que han adquirido cierta perici
de unos medios, los que con mayores dificultades cant
de los nuevos medios, tal como se observa en las reac
cultura de masas (22).
La existencia de un ecosistema sociocomunicativo, e
de comunicación son a la vez factor constituyente y
sultado de una situación cultural típica de la soci
exige un mayor cuidado en el estudio de la espaciolog
dimensionalidad había sido advertida por Espiridión
la que Simmel había formulado sugerentes puntos de
de la realidad - su percepción y su descubrimiento -
cerse actualmente sin contar con el impacto visual y s

(21) Roland Barthes: Elementos de Semiología, Madrid, 1


(22) Paul Lazarsfeld y Robert K. Merton: «Comunicación de masas, gusto
popular y acción social organizada», en Comunicación, 2, Madrid, 1969, pp. 242-3.

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culturales. Y es precisamente esa tensión interna entre medios o espac


tradicionales y medios dotados de equipo sociocomunicativo tecnológic
que define más ajustadamente el sentido del mundo contemporáneo. Alg
investigadores, como Lewis en comunidades rurales, o Chu en zonas en
que predominan relaciones gemeinschajt han encontrado interesantes s
ciones en comunidades concretas. Otros se han fijado en zonas depriva
de la ciudad, en las que la ausencia relativa del medio tecnológico no su
la ignorancia del espacio sociocomunicativo trazado por los mass media
como se desprende del trabajo de Greenberg y Dervin. Desde los prime
momentos de la investigación de la comunicación de masas, Lazarsfeld
bía entrevisto que la riqueza del flujo comunicativo va desde las relacio
personales hasta aquellas que preside ampliamente el anonimato. Pero,
duda, una de las expresiones más felices es la de Edgar Morin cua
habla del mundo imaginario, en el que la realidad parece recreada s
postulados muy distintos a los de la experiencia cotidiana, haciendo dif
o imposible trazar la diferencia entre lo que es realmente imaginario y
que es cotidianeidad, porque los media se convierten por sí mismos en
trumental y en elementos de tipo cotidiano (23).
El espacio social ha sido siempre simbólico, o sígnico en algunos aspe
tos. Nunca se había hablado, sin embargo, de una época en la que pr
minase el semblante visual, como ha ocurrido con la sociedad de masas.
Por eso es preferible que la calificación de la cultura contemporánea se
haga sobre la imagen en general, en la que el perfil visual es sumamente
importante, mucho más que sobre lo visual, porque los medios electrónicos
se valen de un tipo de imagen que trasciende lo visual para crear un espacio
totalizante y envolvente, en el que se ven implicados y complicados todos
los sentidos. Quienes contemplaban en la publicidad meramente imágenes
orales o visuales no podían comprender una serie de efectos subliminales
y puntos profundos buscados deliberadamente por el técnico publicitario o
por el encargado de ejercer la persuasión política. Como aspecto del eco-
sistema sociocomunicativo tales medios se instalan profundamente en el nú-
cleo de la cultura contemporánea sin especializar ningún sentido ni orien-
tarse hacia ningún aspecto específico de la percepción sensorial, aunque en
cada caso y cada médium se organice luego sobre el predominio de un sen-
tido particular. El gran éxito de la televisión fue crear ese ecosistema ima-

(23) Godwing C. Chu: «Impact of Mass Media on Gemeínschaft- Like social


Structure», en Rural Sociology, 1968, 33, junio, 189-199; Bradley Greenberg y Bren-
da Dewin: «Mass Communication among the Urban Poor», Public Opinión Quartely,
Verano, 1970; Paul Lazarsfeld: Los medios de difusión y las masas. En Irving Louis
Horowitz: Historia y elementos de la sociología del conocimiento, B. Aires, 1964,
pp. 171-81.

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ginativo, sustitutivo de la realidad por la interposició


cuando se hace en directo o en vivo el programa, a
ha situado a su lado como un fenómeno básico de la s
que impone el sentido de la totalidad significativa, au
lidad sea engañosa y no sea otra cosa que una nuev
imaginario urgencial y rápido (24).
El ecosistema sociocomunicativo de la sociedad co
además, un rasgo muy característico: establece un tip
formas de relación social basadas en el uso de medios
gen es una imagen creada por instrumentos técnicos,
queda oculto, tras la cual se esconden los creadore
imagen impersonal, sin responsabilidad ni forma dir
quien emite el mensaje, hasta el punto que esta situac
teóricos afirmar que el medio es el mensaje. Las re
otra parte, se realizan bajo el imperio del ambiente t
se desenvuelve la sociedad industrial y en el que se ci
sociedad tecnológica. Las reacciones psicológicas de la
tensiones de la sociedad contemporánea constituyen un
sustitutiva de la forma en que se produce el proce
cine y una gran cantidad de revistas ilustradas y las
seriales radiofónicos, son ejemplos de ello. Una parte
siones, que se expresan en esta a veces pintoresca vida
sumiblemente el producto de los procesos de cambio
cambio tecnológico», dice Parsons. Lo más destacab
precisamente el hecho de que la gratificación sustitut
nes producidas por la sociedad industrial son rasgos t
sociedad industrial, mediante la interposición de la im
cumplimiento y recepción del mensaje sociocomunica
Pero la interposición tecnológica de la imagen no es
tiene profundas implicaciones en el contacto entre
éstos y los emisores de mensajes, entre todos los que i
ceso sociocomunicativo, desde el emisor hasta el dest
mos medios de comunicación social, puesto que la dia
ellos se produce precisamente por el mayor grado de
recordar la polémica entre los interesados en el cine

(24) R. Huyghe: Los poderes de la imagen, Barcelona, 1968; Baldomero Cores:


«Naturaleza sociológica del arte», en Revista de Arte ¡The Art Review, Universidad de
Puerto Rico, Mayagüez, septiembre 1970, p. 58.
(25) James W. Carey y John J. Quik: The Mithos of the Electronic Revolution,
The American Scholar, Primavera, 1970, p. 220; Stuart L. Mathison: Computers and
Telecommunications, N. York, 1970.

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teatro con el advenimiento del primero y cuando el cine atravesó su p


barrera del sonido. Los grandes teóricos del teatro trataron de expli
superioridad del teatro sobre el cine, ante la imposibilidad de sustitu
palabra y de prescindir de ella, tal como había visto Pirandello, cuand
ría reducir el campo propio del cine a la música de imágenes y al mi
tiempo pretendía alejarle de los géneros literarios. Sin embargo, las
nacientes, desbordadas por la imagen tecnológica, por su movilidad,
rapidez, por su comodidad, se alejaron del teatro y se refugiaron en
hasta que arribó al nuevo panorama sociocomunicativo el medio de la
visión. La historia contemporánea permite constatar el hecho de que e
bre se siente inclinado a aceptar la interposición tecnológica en la rec
de la imagen visual, hasta el punto de dejar perder aquellas relac
contactos primarios sobre los que se había constituido orgullosam
civilización. Los científicos sociales dedicados al estudio de la comunicación
social mediante los medies masivos han tenido que ocupar gran parte de
su esfuerzo en determinar en qué sentido y en qué grado las relaciones inter-
personales han sido sustituidas y en qué medida las nuevas relaciones afectan
al sistema de vida del hombre contemporáneo. El principio de la esponta-
neidad ha preocupado ampliamente a Moreno y las relaciones interpersona-
les a Lazarfeld (26).

IV, Información y comunicación en la sociedad


contemporánea
La información es otro elemento de la comunicación. Cuando se habla
de medios de comunicación social, de medios de comunicación de masas o
de medios de información masiva parecen ser idénticos, como si tuviesen el
mismo significado. La amplitud del concepto de información no adscrita
meramente a la idea de medios informativos, facilita la confusión habitual
entre comunicación e información. Los intentos para delimitar con claridad
ambos conceptos no han tenido éxito especial, pudiendo ser útil la distin-
ción establecida por Pasquali cuando afirma que el diálogo es el elemento
característicos de la comunicación, mientras que la alocución, el decir orde-
nando, parece típico de la información. Pero, así como no existe comunica-
ción sin información, tampoco existe información sin comunicación, aunque

(26) Theodoro W. Adorno: «La industria cultural», Revista Mexicana de Lite-


ratura, enero-febrero 1965; el mismo: Televisión and the Patterns of Mass Culture.
En Wilbur Schramm: Mass Communications, Urbana, 1960, pp. 594-613; obras de
Moreno y Lazarsfeld, citadas anteriormente.

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ésta sea unidireccional y aquélla esté limitada en cuan


de los sujetos que intervienen en la relación comunicat
reducción cotidiana de medios informativos y espacio
que emiten noticias fundamentalmente, y que en la p
cial acogida, o en espacios llamados informativos en l
ha hecho que el concepto vulgar de la información qu
tal sentido se distinga de la comunicación. Y al mismo
vulgar del concepto de comunicación, como enlace en
pos para ofrecerse puntos de vista, viene a ser equiva
información. Hay, pues, un punto de coincidencia ent
formación que se presta a confusiones, pero que para
científico social deben quedar bien claros (27).
La información es un elemento nuevo desde una re
que es advertida y entendida por un grupo o un indi
nos muy concretos en el proceso informativo: por un
rencia ocupa un lugar predominante, desde los valore
sobre los que se instala la comunicación; y, por otro, l
novedad, de un elemento nuevo que se añade a ese m
conocido por los individuos que reciben o están expue
mativo. Cada cultura y cada sistema social determi
histórico lo que realmente es informativo o no desde
de referencia, de tal manera que es tanto o más impor
ferencia que la misma información desde el punto de
informaciones en realidad pasan inadvertidas precisa
tienen en sus manos la posesión de los medios inform
valorarlas adecuadamente o están influidos por fac
ofrecer la información adecuadamente. La inadecuación informativa es, en
cierto modo, equivalente a la oscuridad informativa, y todos estos aspectos
conducen a la incomunicación social. La sociedad contemporánea ha basado
su razón sobre una información adecuada, rápida y extensa, utilizando po-
derosos medios para conseguirla, pero a cada momento se advierte que exis-
te gran diferencia entre el ideal y la realidad, y que entre ambos se inter-
ponen grandes intereses, enfoques diversos, posiciones ideológicas y puntos
de vista muy influyentes. Hay que buscar, pues, en el funcionamiento del
grupo social, de su cultura y de su estructura, y de la novedad misma, las
razones que impiden reconocer la información en toda su pureza. Un im-

(27) Colín Cherry: A comunicando Humana, Sao Paulo, 1968; Wilbur Schramm:
Information Theory and Mass Communication; en Alfred G. Smith: Communica-
tton and Culture, N. York, 1966.

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portante factor cualitativo, dando al mensaje sentido social, crea estí


sociales que convierten la cantidad informativa en cualidad comunicati
Ambos criterios, el cuantitativo y el cualitativo, han sido estudiado
cierto detenimiento. La teoría matemática de la información se ha orien-
tado hacia el semblante cuantitativo de la información, y sus datos son su-
mamente importantes desde el punto de vista sociológico. En el estudio del
lenguaje como medio de comunicación se han conseguido resultados intere-
santes, considerando la información como serie de estímulos diferenciales
posibles, y esta posibilidad reside tanto en la onda sonora del habla como
de la capacidad de recepción humana, limitada por los umbrales de recep-
ción y de diferenciación del oído, así como de las características propias del
aparato de fonación, tal como ha resumido Malmberg. Desde un punto
conocido, la información es una cantidad que se añade a la misma y puede
ser determinada matemáticamente con el empleo de logaritmos. Pero esta
cantidad añadida es realmente comunicativa cuando es original e inespera-
da y acaso imprevisible, de tal manera que esta mezcla de elementos cuali-
tativos ha obligado a Moles a establecer una diferencia entre información y
significación, pues no toda información es significativa de acuerdo con el
tipo de valores dominantes en un sistema cultural o de acuerdo con la capa-
cidad perceptiva del individuo. Una información conocida es redundante y
carece de sentido sociocomunicativo, hasta el punto que puede producir si-
tuaciones de desencanto, molestia e incluso protesta entre los destinatarios
que esperan una respuesta a su curiosidad y a su deseo de información nue-
va. A su vez una información nueva es inoperante si no consigue ofrecer
datos relevantes al destinatario. En ocasiones, se necesita el concurso de
otros elementos traductores, para incorporar el dato cuantitativo al lenguaje
típico del destinatario, de tal forma que la información pueda convertirse en
comunicación. El editorial del periódico, el informe noticia, que actualmente
tiene gran desarrollo en la vida periodística, pertenecen a este tipo de situa-
ciones, de tal forma que traducen a un lenguaje común o destacan ante el
público aspectos que en la presentación escueta de la noticia pasan inadver-
tidos para el público lector. La divulgación científica está dentro de esta
misma línea, por cuanto las investigaciones directas no pueden ser enten-
didas por el público no experto, pero se entiende y es necesario para el des-
arrollo cultural de un pueblo que una buena dosis de las investigaciones,
hallazgos y descubrimientos, experimentos y preocupaciones científicas, se
presenten al público y se constituyan en parte fundamental de su cultura en
una sociedad presidida por el ideal científico como es la sociedad contem-
poránea. Los procesos de codificación del mensaje, como sus fases de en-
codificación y decodificación suelen merecer el esfuerzo y la preocupación

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de los encargados de hacer asequible y auténticament


mensaje. Un mensaje muy repleto de información pu
significados si no ofrece un lenguaje asequible y fáci
recipiendiario. Por ello, la separación entre los aspect
litativo del mensaje y del proceso sociocomunicativo n
to que no son más que aspectos de un mismo hecho,
ción de un mismo conjunto de problemas (28).
El concepto de información es muy amplio en la teor
puesto que se refiere a todo género de señales y no s
del hombre. Coincide con la comunicación en lenguaj
toda comunicación puede o debe ser computada para
mación, pero no deben confundirse la cibernética y l
bernética tiene varias dimensiones, como son la direc
la dirección y la información. La informática, por ta
aspecto del proceso cibernético. Ahora bien: es un asp
portante, porque el empleo de la información es part
porque para conseguir su uso eficaz es imprescindible
mente. El proceso de dirección, además, no adquiere
sin una información adecuada y confiable. La aplicaci
res electrónicos a los medios de comunicación de mas
con el uso de los satélites, ha dado y da cada vez más
cional a la comunicación social. El concepto de info
típico de los medios de masas sigue siendo válido, por
puentes de enlace entre las fuentes y el destinatario,
ya con algún detenimiento en el concepto científic
acuerdo con las investigaciones de la teoría de la info
tos de la cibernética y de la informática. Incluso la teo
tiene funciones propias dentro de la cibernética, que
público no experto, como es la de indicar a los cibern
y combinar los elementos electrónicos para crear siste
para diversos usos, tal como explica Robert McClinto
Por su relación con los medios de telecomunicación,
sados en el uso extenso de la cibernética, los medios de comunicación so-
cial adquieren una enorme capacidad de dominio dentro del sistema social
en el que se desarrollan y actúan. El aspecto cuantitativo de la información
tiene una extensión muy grande en la sociedad contemporánea, a causa de
las importantes investigaciones que vienen realizándose, pero también se
han abierto algunos cauces para medir el valor cualitativo de las informa-

(28) Ilia B. Novik: Sociología, Filosofía, Cibernética, B. Aires, 1965; Jacques


Guillaumaud: Cibernética e Materialismo Dialético, Río de Janeiro, 1970.

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ciones, Inicialmente sobre la base de la teoría semántica de la informac


y luego por medio de algunas aplicaciones matemáticas. En la comun
hay siempre implícito un aspecto cualitativo y un esquema valorativ
puede ser medido y sometido a la consiguiente ponderación. Por ejem
para medir el valor de la información, Jarkievich se basa en la probab
de lograr el objetivo previo a la información y el que sigue a la inform
estableciendo a tal efecto el modelo siguiente:
Pi
I = log. 2 pi = log. 2.a = log. 2 =

P2
De donde,
p2 = probabilidad de lograr el objetivo previo, y
Pi z= probabilidad de lograr el objetivo después de la información (29).
La rapidez, la veracidad, la explicatividad y la calidad de la información
son elementos que distinguen entre individuos y grupos a los medios de su
preferencia. El desplazamiento de algunos medios por otros se explica por
el tipo de información ofrecida, y el paso de la radio o del periódico a la
televisión se explica por el gusto por la información ociosa o felicitaria fren-
te a la información cognoscitiva. Las variedades constituyen uno de los ner-
vios clave del mensaje televisivo, y sobre todo si esa variedad es en vivo
se cumple más adecuadamente el mensaje televisivo. Pero en el conflicto
entre los media algunos han conseguido permanecer en el gusto del público
y como dice Cazeneuve, «la radio ocupa posiciones inexpugnables», aunque
limitadas, frente a la televisión. La selección de las informaciones, presen-
tándolas en forma rápida o mediante explicaciones adecuadas, ha sido un
modo de lucha y de planteamiento de otros medios frente a la televisión.
El que menos acertó a plantear sus tácticas fue el hombre de cine, acostum-
brado a un dominio de ciertos sectores sociales, pero poco a poco ha ido
depurando su objeto y ha dado origen a interesantes movimientos experi-
mentales. La complementariedad informativa es en muchos casos el rasgo
predominante - mediante una estimulación interior de los medios - , pero
lo habitual y ordinario parece que algunos medios, como la televisión, han
impuesto su mensaje, aunque sea imperfectamente, y han conseguido atraer
el interés de públicos multitudinarios. La cantidad informativa depende tam-
bién, como es obvio, de la selectividad del medio y de su capacidad para
exponer su mensaje. La imagen visual ofrece ciertos atractivos sobre el len-
guaje verbal y en ciertos momentos el impacto verbal se impone en forma
singular, sobre todo cuando existen grupos extensos, en los que ciertos com-

(29) Novik, citado, p. 66.

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portamientos colectivos pueden ser estimulados o suge


palabra oral.
El concepto vulgar de información, pues, no es vál
y tanto el matemático como el sociólogo, el experto e
ciales y en la emisión de mensajes, ha de tener concie
que la información significa. El uso restringido de me
determinados medios no es otra cosa que la aplicación
mación en sentido extenso, cuando todavía no existía bien delimitada una
teoría de la información y cuando aún no se había pensado en los diversos
planos de la información. Todos los medios de comunicación son medios
informativos, pero habitualmente se entiende que información es la noticia,
sobre todo la noticia política, el suceso - la palabra es muy sugerente- , los
ecos de sociedad - también sugerentes - y las noticias curiosas. El hombre
de la calle reconoce la noticia fácilmente y está habituado a escuchar el
noticiario salpicado de hechos como los citados, aunque a veces también
figuran los científicos y otros menos habituales. Es curioso destacar cómo
una noticia cuando ofrece una información muy llena de contenido se con-
vierte en noticia sensacional: lo sensacional es una cantidad que se añade
a ua noticia esperada genéricamente, porque lo raro, y noticioso desde lue-
go, sería que no se ofreciese noticia alguna. El esfuerzo del redactor para
convertir en información importante noticias vulgares y sin gran contenido
explica el deseo de un auditorio interesado en buscar en los medios infor-
mativos precisamente informaciones adecuadas, aunque la noticia sensacio-
nal da otra dimensión a tales medios, incluso sacándoles de sus habituales
horarios y obligándoles a posponer sus espacios ordinarios.
Los medios de información dirigen su información hacia el público ge-
néricamente entendido. La noticia se refiere a hechos públicos, publicables
y aceptados como públicos por el destinatario. La sociedad informativa ex-
tiende cada vez más el concepto de lo público y de lo publicable de acuerdo
con los gustos y las preocupaciones del destinatario, y hay publicaciones
que se especializan en la divulgación de las indiscreciones. La información
se convierte en algo espectacular: mientras que la novela narraba a fondo
situaciones privadas enlazándolas con el medio social concreto, la informa-
ción suele detenerse ante el mundo privado en sentido estricto. Existe inclu-
so desacuerdo de cómo se ha de entender el mundo privado de las estre-
llas de cine, ante las que unos dicen que siendo conocidos sus secretos y
habiendo alcanzado la cima precisamente por eso, sería incongruente acep-
tar la posibilidad de una vida privada. El caso de Greta Garbo, luchando
por mantenerse alejada de los medios informativos, oculta bajo la ancha ala
de su sombrero negro, puede servir muy bien para ilustrar cómo los medios

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necesitan de esa publicidad y cómo necesitan convertir en público lo q


otros casos es altamente privado. La cantidad informativa y su consigui
calidad suele basarse en el mundo contemporáneo en saber mucho de q
nes habitualmente están en los medios como hombres públicos y muy
de los más próximos.
Pero la sociedad contemporánea ha eliminado en gran medida el
cepto de lo privado. Simmel, en su sagaz estudio sobre el secreto, h
afirmado que las relaciones entre los hombres se basan en lo que unos sa
de los otros. En la sociedad contemporánea es mucho lo que unos su
saber de los otros por medio de mecanismos especializados, como el em
de detectives, Ion informes bancarios secretos, las identificaciones solici
por numerosos organismos y otros medios de control, unas veces explic
por el interesado y otras discretamente investigadas por los organismos
rrespondientes. El refugio de la carta privada ha perdido todo sentido, p
que, como dice Simmel, como lo escrito posee una existencia objetiva,
nuncia a toda garantía de secreto, pero al mismo tiempo, precisamente
que produce indefensión ante quien quiera divulgarla, es por lo que la
vulgación de la carta se presenta como innoble. Sin embargo, la realida
que los medios han ofrecido muchas veces casos de interés por revelar c
quier información por privada que fuese y por secreta que fuese consi
da a cualquier fin, en aras de otros valores, que el informante cons
mucho más importante que los inmediatos. Potencialmente cualquier h
cosa o situación puede pasar del contexto privado al contexto públi
virtud del interés con que el informador incluya esa información en e
tema informativo. La habilidad del informador para hacer interesante in
mación insustancial es típica en algunos redactores, e incluso hay una
distinción en la manera de titular los diarios y las informaciones entr
riódicos ante una misma noticia, así como su colocación en el contexto
neral del periódico y dentro de cada página, el tipo de letra, la forma
ilustración y los posibles comentarios de que se rodea. La cantidad
cualidad informativa son relativas, por estar sometidas a los rasgos de
cultura y al esquema valorativo en que se desenvuelven los individuos
tro del sistema social. Por eso, porque lo informativo ocupa un lugar p
dominante en la sociedad contemporánea, puede ser denominada ésta c
la sociedad informativa por excelencia (30).
La información constituye un punto de referencia para calificar a m
chos hombres en el esquema cultural del mundo contemporáneo. La ex
ción al medio parece inevitable en cualquier comunidad urbana y quizá

(30) Jorge Simmel: Sociología, B. Aires, 1939, I, pp. 370-3.

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cluso en la rural; pero esa exposición puede no aña


prensión informativa del receptor y destinatario. La
médium no significa buena o mala información. Sin em
de individuo, al que se ha denominado el bien inform
característico de la dirección por otros en la dicotomía
Riesman. Este tipo de individuo es un consumidor inf
productor de informaciones, aunque al fin también se
tor relativo. Como el mismo Riesman afirma, el bien
conclusión de que como no puede hacer nada para m
sólo le queda comprenderla. Por un lado, el bien infor
un largo grupo de individuos que solamente se expone
prender la totalidad de sus mensajes, sin interesarse p
de penetrar su sentido en todas sus dimensiones. Por
se advierte en otros aspectos de la exposición al medio
se convierte en un sujeto pasivo, meramente recipiend
si la finalidad última de la actividad del medio fuese tenerle asido a sus men-
sajes (31).
Esta buena o mala información tiene sus grados, desde quien la enco-
difica hasta el que la recibe. Hay agencias bien informadas, redactores bien
informados y, finalmente, públicos o individuos poseedores de buena infor-
mación. Riesman reserva el concepto solamente para estos últimos, pero no
hay que olvidar que el proceso informativo tiene sus etapas y está sometido
a un largo proceso desde las fuentes originales hasta las fuentes derivadas.
La buena información, en el último caso, se convierte en un sustitutivo de
la acción: el mismo hombre de acción necesita del hombre bien informado
para entender él mismo el contenido y el sentido de sus actividades y dejarse
llevar ni conducir solamente por sus intuiciones y para conocer las eleccio-
nes y prioridades más claras y adecuadas a su toma de decisiones. Como
entre los medios, en los que unos están mejor informados que otros, pero
siempre a juicio de auditorios discrepantes al hacer comparaciones, también
la confrontación de bien informados produce discusiones informales o utili-
zando los medios, interesados a veces en la confrontación de ideas y en el
resultado mercantil de las polémicas. Esta información puede ser en diversos
campos, desde la cultura en general, hasta campos especializados, entre los
que el espectáculo y los deportes pueden ser importantes dentro de aquellas
formas de consumo que son preferidas por públicos poco preparados o ex-
cesivamente sometidos a la influencia de los medios.

(31) David Riesmann y otros: La muchedumbre solitaria, B. Aires, 1968; Alain


Touraine: La sociedad posindustrial, Barcelona, 1969.

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La sociedad contemporánea es una sociedad esencialmente informat


La buena información parece ser necesaria para públicos muy extensos,
uno dentro de su especialidad y de su ocupación específica, pero al m
tiempo se exige un reconocimiento de aquellas cuestiones que son de in
palpitante, partiendo de la base de que el número de oportunidade
mismo en auditorios de una misma comunidad. El indiferente y e
informado aparecen como personajes menos dignos de consideración q
mal informado, porque éste cuando menos se ha sentido llamado a
estímulo informativo. La calidad informativa depende de muchas circ
tancias, pero el ideal informativo es típico de un mundo como el pres
y las desviaciones entre ese ideal y la realidad cotidiana se adviert
gran esfuerzo. La explosión informativa, a que se refiere Margaret M
es una realidad del mundo contemporáneo, y no sólo como realidad in
diata, sino también como una aspiración, destacando fácilmente las fo
de violación de tales aspiraciones y las sutiles o menos sutiles formas
se conculca y como se manipulan esos hechos. Hay una información in
resada capaz de hacer ver al sociólogo cómo esa explosión tiene efecto
diversos, algunos de carácter negativo, hasta el punto que la denomin
de industria cultural que Adorno y Horkheimer aplicaron a la cultura
masas tiene indudable justicia. Pero buena o mala, deficiente u óptima
sociedad contemporánea es una sociedad esencialmente informativa. L
ciología actual tiene que aplicarse al reconocimiento de este hecho, a e
diar sus efectos y su estructura y a contemplar el porvenir desde una
resante y muy notable parcela del vivir humano (32).

(32) Artículos de Adorno y Mead, citados en notas 26 y 14, respectivamente

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