Siglo XX PDF
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y siglo XX
PID_00258048
Anna Cazurra
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CC-BY-NC-ND • PID_00258048 Posromanticismo y siglo XX
Índice
Introducción............................................................................................... 5
Objetivos....................................................................................................... 7
1. El Posromanticismo........................................................................... 9
1.1. Bruckner y Mahler ...................................................................... 10
1.2. Richard Strauss. Otros músicos posrománticos .......................... 12
Resumen....................................................................................................... 54
Actividades.................................................................................................. 57
Ejercicios de autoevaluación.................................................................. 58
Solucionario................................................................................................ 60
Glosario........................................................................................................ 61
Bibliografía................................................................................................. 62
CC-BY-NC-ND • PID_00258048 5 Posromanticismo y siglo XX
Introducción
Objetivos
10. Saber cuáles son las principales contribuciones de los integrantes del Gru-
po de los Seis francés.
CC-BY-NC-ND • PID_00258048 8 Posromanticismo y siglo XX
1. El Posromanticismo
Una trompa o una trompeta natural, es decir, sin ningún artificio, solo podía producir,
con la diferente presión de los labios sobre la boca o boquilla, los sonidos llamados ar-
mónicos. La cantidad de sonidos que podían hacer controlando la afinación era muy re-
ducida. La solución fue aplicar unos pistones y las válvulas, para poder hacer todos los
sonidos de la escala cromática. Un pistón es un cilindro agujereado por dos lados que
puede comunicar o aislar un fragmento de tubo mediante la presión del dedo; por lo
tanto, pulsar un pistón equivale a alargar o acortar el tubo, con lo que se puede variar
la escala de armónicos y hacer sonar más notas. Las válvulas llevan a cabo una función
CC-BY-NC-ND • PID_00258048 10 Posromanticismo y siglo XX
similar por movimiento lateral, con un disco de dos agujeros que actúa por presión de la
válvula, abriendo y cerrando fragmentos del tubo.
Retrato�de�Anton�Bruckner�por�Ferry
Peratoner,�1889
nata se evidencia de una manera especial en los tiempos lentos, como sucedía
con Bruckner, un recurso genuinamente llamado adagismo simfonista. La mú-
sica de Mahler combina influencias románticas, por el tratamiento programá-
tico de las obras y por la utilización de citas procedentes del folclore austriaco
popular vienés y del arte contrapuntístico, por influencia de J. S. Bach, que
adapta al lenguaje orquestal. Con una inspiración tímbrica excepcional, y un
dominio de la orquestación magistral, Mahler supo destinar a cada una de sus
ideas musicales unos determinados timbres instrumentales, según el estado de
ánimo que pretendía transmitir. Las cuatro obras fundamentales de Mahler,
escritas entre los años 1906 y 1910, son las sinfonías núm. 8, 9, 10 y Das Lied
von der Erde (‘La canción de la tierra’, 1908). Das Lied von der Erde está basada
en el ciclo de poemas traducidos del chino por Hans Bethge La Flauta China,
es la obra más conocida de Mahler y un magnífico ejemplo de escritura de
un romanticismo tardío, con un clima de resignación y de melancolía ante el
inevitable alejamiento de las alegrías de la vida, el pesimismo y la desespera-
ción por la pérdida reciente de su hija.
Después del Prélude à l’après-midi d’un faune, que tuvo un gran impacto en el
momento de su estreno, Debussy compuso Nocturnes orquestales (1899) y La
Mer (‘El Mar’, 1905), para orquesta, considerada por muchos la obra maestra
de la escritura impresionista y en la cual se esfuerza por sugerir las sensaciones
que provocan en el compositor la contemplación y la audición del mar en
movimiento, así como el juego de chispazos de los rayos de sol jugando con
las olas. Las composiciones para piano más destacadas de su etapa impresio-
nista son las colecciones editadas con los títulos Estampes (1903), Images (Ibé-
ria, 1908; Rondes de Printemps, 1909, y Gigues, 1913) y Préludes (1913). Con la
ópera Pélleas et Mélisande (1902), basada en un drama de Maeterlinck, Debussy
se aproxima al concepto de obra de arte total: las voces cantan en un recitativo
continuo, mientras la orquesta proporciona la unidad musical y dramática.
Con la obra coral y orquestal Le martyre de Saint Sébastien (‘El martirio de san
Sebastián’, 1911), basada en un texto de Gabriele d’Annunzio, se inicia la úl-
tima etapa compositiva de Debussy, en la cual se aproxima al Neoclasicismo,
pero utilizando recursos impresionistas en la descripción de las escenas de la
muerte de san Sebastián. Las últimas composiciones de Debussy, como el ba-
llet Jeux (‘Juegos’, 1912) o las Sonates pour divers instruments (1917), son obras
de estilo netamente neoclásico.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, en los países de la periferia europea
que durante mucho tiempo habían estado al margen de la evolución musical,
en parte por la lejanía, en parte por la influencia tan profunda que había ejer-
cido la música italiana en el caso de la península Ibérica, y la música francesa
en el caso de la Rusia zarista, fueron aflorando sentimientos nacionalistas. El
nacionalismo permite a los países liberarse de la colonización artística de los
países que lideran las novedades musicales y expresar su identidad musical a
partir de la trasposición de material de la propia tradición folclórica a la música
culta, como canciones populares, estructuras rítmicas de danzas populares o
tradicionales, y sistemas tonales característicos de un folclore concreto. En el
momento de tomar este material folclórico, el compositor de alguna manera
busca la expresión de la colectividad a través del canto popular. Por otro la-
do, los movimientos revolucionarios del segundo tercio del siglo XIX propor-
cionaron la motivación suficiente para el surgimiento de los nacionalismos
musicales.
Dotado de una gran inventiva, Modest Mussorgsky creó para sus óperas un
lenguaje armónico con unas disonancias y unos encadenamientos de acordes
no convencionales para adaptarlas a las citaciones folclóricas y a las inflexio-
nes del lenguaje ruso y, de paso, favorecer una orquestación innovadora. Del
mismo modo, Mussorgsky utilizó una técnica pianística atrevidamente hete-
rodoxa para la composición de los Cuadros de una exposición (1874), una obra
que hoy día es más conocida por la versión orquestal de Ravel que por el ori-
ginal para piano. Influenciado por el Realismo, Mussorgsky confecciona unos
frescos a partir de impresiones sonoras que, mediante asociaciones mentales,
evocaban los ambientes de la vida campesina en Rusia. Las óperas más impor-
tantes son Borís Godunov (1869), basada en un texto de Pushkin, y Jovánschi-
na (1872-1880), basada en un cuento ucraniano de Gogol. En estas obras, el
compositor ruso se esfuerza por hacer caracterización psicológica de los per-
sonajes principales. Otras obras destacadas son el poema sinfónico Una noche
en el Monte Pelado (1867) y Canciones y danzas de la muerte (1875).
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Decidido a unir los ideales que compartía con el Grupo de los Cinco con un
lenguaje musical internacional que pudiera satisfacer las exigencias de la Eu-
ropa occidental, Piotr�Ilich�Chaikovski�(1840-1893) tomó un camino pro-
pio. Si bien su música revela una intencionalidad nacionalista y una gran afi-
nidad con el folclore ruso, su formación es esencialmente clásica y evidencia
una gran influencia del arte vocal italiano. El estilo ecléctico de Chaikovski va
de una escritura occidental al estilismo de canciones populares e incluso a la
misma cita folclórica fiel. La manera de construir el discurso musical demues-
tra una predilección por el procedimiento secuencial occidental, con melodías
extensas y de una expresividad emotiva muy intensa. Una de las páginas más
brillantes de Chaikovski es Ieugueni Oneguin (1879), una ópera inspirada en la
novela de Pushkin que evidencia el sentido dramático del compositor. Además
de esta ópera, las obras más conocidas de Chaikovski son las seis sinfonías, el El�Cascanueces
Vaudémont jurando su amor a Yolanda, la
Concierto para piano núm. 1, en si bemol menor (1875), el Concierto para violín protagonista ciega de El Cascanueces, pintura
de William-Adolphe Bouguereau.
(1878), la ópera La dama de picas (1890) y los ballets El lago de los cisnes (1876),
La bella durmiente del bosque (1890) y El Cascanueces (1892). Dado que la mayor
parte de la producción musical de Chaikovski es para orquesta, no podía evitar
condicionar las texturas musicales de las obras a los timbres orquestales, cada
vez más influenciados por las prácticas orquestales de la música occidental.
Y es precisamente en sus sinfonías donde potencia al máximo su habilidad
de orquestador, en especial en la núm. 4, en fa menor (1877), la núm. 5, en
mi menor (1888), y la núm. 6, en si menor, «Patética» (1893). En estas obras,
adapta al lenguaje sinfónico melodías y ritmos del folclore ruso con un gran
desparpajo.
Además de ser una figura clave del nacionalismo de los países de la Europa
oriental y el compositor más importante de la historia de la música húngara,
Béla Bartók representa, junto con la del finés Jan Sibelius y la del español Ma-
nuel de Falla, la postura nacionalista más abstracta, puesto que utiliza el ma-
terial folclórico con un lenguaje muy personal, y evita la reproducción literal
de una melodía o un ritmo populares. Los tres, cada uno dentro de su dialecto,
consiguieron fusionar la música folclórica y la escritura moderna de la música
Bartók�grabando�cantos�populares�con�un
fonógrafo
culta. Bartók hacía un uso muy libre del material folclórico que recogía (me-
lodías y ritmos húngaros, eslavos, rumanos) para componer música, y llegó
a consolidar un lenguaje muy personal, predominantemente melódico y con
una utilización de las armonías y la orquestación muy efectista y brillante.
También hizo una destacada aportación a la pedagogía del piano con la obra
Mikrokosmos (1936), concebida originariamente para introducir a su hijo en el
aprendizaje de este instrumento. Esta obra consta de seis volúmenes de piezas
para piano inspiradas en el folclore húngaro y rumano, ordenadas según su
dificultad técnica.
Las obras más destacadas del primer periodo compositivo de Bartók son dos
cuartetos de cuerda (1908 y 1917), la ópera en un acto El castillo de Barba Azul
(1918), la pantomima El mandarín maravilloso (1919), la Suite de danzas para
orquesta (1923) y Allegro Barbaro, para piano. De la producción musical del se-
gundo periodo destacan la Cantata profana (1930), para solistas, doble coro y
orquesta; los tres conciertos para piano y orquesta (1926-1931); cuatro cuar-
tetos de cuerda (1927-1939); la Música para cuerdas, percusión y celesta (1936) y
la Sonata para dos pianos y percusión (1937). Sin llegar a ser un gran revolucio-
nario, la experimentación con la armonía y los ritmos asimétricos y llenos de
contratiempos permitió al compositor húngaro desarrollar un estilo propio de
gran fuerza y originalidad. Figura progresista y comprometida con su pueblo,
Bartók tuvo que huir a Estados Unidos, como tantos otros artistas e intelectua-
les europeos, por culpa del nazismo que desde Alemania amenazaba a los paí-
ses del Este. Murió en Nueva York en la más absoluta incomprensión, sin haber
saboreado el reconocimiento y el éxito que sus obras tienen en la actualidad.
Desde que murió Händel, compositor alemán adoptado por los ingleses, Gran
Bretaña vivió un largo periodo en el que la creación musical dentro del ámbito
culto (es decir, no folclórico) se ceñía a un tipo de música funcional vinculada
a la Iglesia. Para el compositor inglés era casi impensable intentar estrenar una
obra que no fuera un oratorio, una cantata de conmemoración o, en todo caso,
música de salón para consumo de la nobleza. La composición sinfónica y la
operística eran consideradas actividades esporádicas, era muy difícil crear nue-
vas tendencias, de modo que los compositores ingleses no fueron más allá de
importar modelos foráneos del Romanticismo, como Mendelssohn y Brahms.
El nacimiento de escuelas musicales nacionalistas en el continente europeo
despertó la necesidad de hacer resurgir la música inglesa para poder competir
con el continente. Los primeros compositores que se aventuraron en la tarea
de conseguir situar la música inglesa al mismo nivel que los otros países euro-
peos fueron Elgar y Delius. Los inicios de Edward�Elgar�(1857-1934) no iban
más allá de la composición de piezas de salón, o pequeñas obras de cámara
para consumo burgués. Progresivamente se adscribiría a un romanticismo tar-
dío para la creación de obras de más ambición, como las conocidas Variations
on an Original Theme «Enigma» (1899), o las dos sinfonías (en la bemol mayor,
de 1908, y en mi bemol mayor, de 1911). De estética vinculada al postimpre-
sionismo, en cambio, es la obra de Frederick�Delius�(1862-1934). El estilo de
Delius se caracteriza por el cromatismo dentro de una atmósfera tonal, con un
uso bastante frecuente del leitmotiv y melodías en constante transformación.
Algunas de sus obras más conocidas son A Village Romeo and Juliet (‘Un Romeo
y Julieta de pueblo’, 1899-1901) y Requiem (1914-16).
ras del mundo musical como Albéniz, Granados, Falla y Turina. El concepto
nacionalista de Pedrell no se enmarca dentro de una visión regionalista, sino
que logra plenamente una dimensión panhispanista, por el interés que tuvo
en recuperar la tradición hispánica tanto culta como folclórica, con el mismo
respeto para cada uno de los dialectos, ya fueran el andaluz, el castellano, el
catalán, el vasco o el gallego.
Pau�Casals�y�su�violonchelo
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del mismo modo que el pintor expresionista prescinde de los principios pic-
tóricos tradicionales y se orienta hacia un arte abstracto, el compositor expre-
sionista rechaza las normas del sistema armónico tradicional y tiende hacia
un lenguaje atonal. El lenguaje�atonal o atonalismo no tiene en cuenta las
funciones tonales clásicas y utiliza los doce semitonos de la escala cromática
de manera libre y considerándolos por igual, fundamentándose en la eman-
cipación de la disonancia, es decir, prescindiendo de aquellos preceptos de la
armonía tradicional que obligaban a preparar y resolver los acordes disonan-
tes. El compositor vienés Arnold Schönberg fue el principal exponente del ex-
presionismo musical. Consideraba que el compositor tenía que transmitir la
experiencia del mundo interior del hombre, angustiado por sus tensiones y
por las ansiedades, que se rebela contra las normas y desafía las convenciones
sociales y culturales. Los rasgos característicos de este lenguaje eran: la utiliza-
ción del cromatismo con finalidades expresivas, la ausencia de un tema con
un perfil melódico y estructural claros y la tendencia a la atonalidad.
Las Cinco piezas para piano, op. 23 (1923) son las primeras en las que Schön-
berg aplica el dodecafonismo. Después vendrían otras creaciones basadas en el
mismo método compositivo, como el Quinteto de viento, op. 26 (1928) y las Va-
riaciones para orquesta, op. 31 (1928) y la ópera cómica en un acto Von Heute auf
Morgen (‘De hoy para mañana’, 1930). Entre el año 1931 y 1932, escribió dos
actos de los tres de una ópera que no llegaría a acabar: Moses und Aron (‘Moi-
sés y Aarón’). Esta obra es una reflexión filosófica sobre el poder expresivo de
la música. Schönberg se daba cuenta de la necesidad de renovar el lenguaje
musical, pero al mismo tiempo admite que el reciente y consolidado método
dodecafónico no es el más adecuado, puesto que resulta demasiado artificioso
y racional, y limita la espontaneidad en la creatividad y hace difícil la inteli-
gibilidad correcta del mensaje que se quiere transmitir. De hecho, la misma
evolución artística de Schönberg hace evidente la crisis que el lenguaje musi-
cal experimentaba durante el primer cuarto de siglo, y la desorientación de los
compositores, preocupados por la problemática de la comunicación musical.
Después de otro periodo sin componer, Schönberg sintió la necesidad de recu-
perar la fuerza emotiva del lenguaje expresionista, pero tonal, de sus primeras
obras con la composición de la obra A survivor from Warsaw (‘Un superviviente
de Varsovia’, 1947).
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las diferentes notas, de modo que se obtiene una secuencia de puntos multi-
colores de manera sucesiva. La aplicación por primera vez del método dode-
cafónico vendría con las Tres canciones, op. 17 (1924). Las principales obras de
la última etapa de Webern son la Sinfonía op. 21 (1924), las Variaciones para
piano, op. 27 (1936), el Cuarteto de cuerda, op. 28 (1938), y las Variaciones para
orquesta, op. 30 (1940).
El movimiento neoclásico tuvo la etapa de mayor vigencia entre los años 1918
y 1939. Consistía en la recuperación de formas, sistemas musicales y procedi-
mientos compositivos anteriores al siglo XIX, sobre todo de la época barroca
y clásica. Su estética da más importancia a la objetividad y a la concisión de
ideas musicales. El Neoclasicismo surgió como alternativa al subjetivismo del
posromanticismo musical, hacia finales del siglo XIX, pero no se consolidaría
hasta principios del siglo XX. El compositor neoclásico tendía a la recuperación
de lenguajes del pasado, más sencillos, eclécticos y, sobre todo, más cercanos
al gran público. Algunos de los primeros exponentes de esta estética fueron
Ravel y Satie. Ya en pleno siglo XX, los compositores que hacen esta mirada
al pasado son Hindemith, Stravinsky, Britten y algunos de los integrantes del
Grupo de los Seis. También hay que mencionar la tarea creadora de los com-
positores alemanes vinculados de alguna manera con el Neoclasicismo, con
propuestas muy diferentes, como es el caso de Kurt�Weill�(1900-1950) y Karl
Orff�(1895-1982). Weill utilizó la ópera y las músicas de cabaret como reac-
ción contra las doctrinas integrales de Wagner. En colaboración con Bertold
Brecht, produjo La ópera de tres reales (1928) y Surgimiento y caída de la ciudad
de Mahagonnery (1930), una sátira feroz de la moral capitalista. Orff, por su
parte, es autor de la conocida cantata Carmina Burana (1927), una versión libre
de canciones alemanas y latinas inspiradas en la figura de los goliardos de la
Alemania medieval. Construida a partir de bloques sonoros densos, ritmos in-
sistentes y repetitivos y armonías sencillas, esta obra está muy conectada con
su concepto pedagógico de la educación musical infantil en la escuela y que
le daría la fama internacional. Otros compositores italianos que participaron
de esta voluntad de recuperación de lenguajes y técnicas del pasado fueron
Alfredo�Casella�(1883-1947), autor del Concierto romano para órgano y orquesta
(1926), Gian�Francesco�Malipiero�(1882-1973), que compuso la ópera Siete
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tivas. Las obras más interpretadas de Honneger son las obras orquestales que
encajan perfectamente dentro del concepto moderno de música descriptiva,
Mouvements symphonique núm. 2, «Rugby» (1928), en la que describe la impre-
sión visual de una locomotora que va a gran velocidad, y Pacific 231 (1923),
en la cual imita el sonido de una locomotora de vapor.
El más prolífico del grupo francés fue Darius Milhaud, que cultivó una gran
variedad de géneros musicales, incluida la música para el cine y para la radio.
Milhaud consiguió atraer la atención del público hacia su música a partir del
estreno de dos obras: Le boeuf sur le toit (‘El buey sobre el tejado’, 1919) y Le
Train Bleu (‘El tren azul’, 1924). El carácter osado de estas obras provocó con-
troversias en su época. De lenguaje con fuertes implicaciones con la tonalidad
clásica, Milhaud demuestra una preferencia especial por la politonalidad, es
decir, la utilización simultánea de dos o más tonalidades diferentes. Por otro
lado, tenía una especial facilidad para asimilar ideas y conceptos de su entorno
y aprovecharlas para la creación de nuevas obras. Por ejemplo, para la com-
posición de la suite para piano Saudades do Brasil (‘Nostalgias de Brasil’, 1921)
utiliza melodías del folclore brasileño, o para el ballet La Création du monde
(‘La creación del mundo’, 1924) introduce ritmos sincopados del ragtime. Las
obras más interesantes de Milhaud son las que compuso en colaboración con
Paul Claudel, entre las cuales destaca la ópera Christophe Colomb (‘Cristóbal
Colón’, 1918), en la cual se revela su talento dramático.
Francis Poulenc es, de todos los integrantes del grupo francés, el compositor
que siguió más fielmente los ideales estéticos de Cocteau. Su gran contribu-
ción se dio, por un lado, en el campo de la mélodie (canción), donde es con-
siderado el heredero más directo de Fauré, puesto que utiliza una escritura
que se caracteriza porque fluye libre de afectaciones. Sin embargo, también
hay que mencionar su otra gran contribución al repertorio de música religio-
sa francesa, donde llega a rivalizar con el mismo Messiaen por la calidad de
sus composiciones. Poulenc proponía un regreso a la tonalidad tradicional, a
la recuperación de la melodía, del contrapunto y de las formas clásicas. Algu-
nas de sus composiciones revelan un sentido del humor muy fino, como la
ópera Les mamelles de Tirésias, (‘Los pechos de Tiresias’, 1940), basada en la
obra surrealista de Apollinaire, en la cual mezcla el carácter frívolo y el serio.
El Concert champêtre (‘Concierto pastoral’, 1918), para clavicémbalo o piano
y pequeña orquesta, en cambio, está escrito en un lenguaje que recuerda el
estilo clásico de Rameau. Hacia el final de su vida, el redescubrimiento de la
CC-BY-NC-ND • PID_00258048 40 Posromanticismo y siglo XX
de este periodo son Threni (1958), para voces y orquesta, a partir textos de las
Lamentaciones del profeta Jeremías, Mouvements (1959), para piano y orquesta,
y Variations, para orquesta (1964).
A principios del siglo XX, la generación de compositores rusos entre los cua-
les estaban Stravinsky, Scriabin, Prokofiev y Shostakóvich se caracterizó por
la tendencia a innovar procedimientos compositivos. Algunos acabarían emi-
grando debido a la Revolución Rusa, pero otros preferirían quedarse en el país
y contribuir a la música soviética. Durante las primeras décadas del siglo, lle-
garon las músicas de vanguardia que los compositores utilizarían para com-
poner obras inspiradas en el espíritu revolucionario de aquel tiempo. La Re-
volución de Octubre de 1917 significó el final del viejo imperio ruso y el na-
cimiento de las repúblicas socialistas soviéticas y, a partir de aquel momento,
la música se centró en temas relacionados con el proletariado. Pero a partir de
1930, el Estado y el Partido iniciaron un control exhaustivo de toda la produc-
ción artística soviética, con el fin de no permitir la difusión de aquellas obras
que no sirvieran los intereses del Estado soviético. Un ejemplo significativo
fue la recepción de la ópera Lady Macbeth, de Shostakóvich, que en un inicio
fue bien recibida tanto en un ámbito nacional como internacional pero que
pronto fue criticada por Stalin en el diario Pravda, en 1936, con estas palabras:
«es una obra burguesa, formalista e ininteligible para el pueblo». Esta crítica
afectaría gravemente al prestigio del compositor, que decidió asumir la acusa-
ción y adaptarse a las directrices que el Partido imponía para la creación artís-
tica. Este control ejercido por el Partido en general significó la negación de
cualquiera de los principios nacidos de la ideología nacionalista de origen ro-
mántico. Por otro lado, se cerraron las puertas a las novedades de procedencia
europea. A partir de aquel momento, los compositores asumieron que solo se
podían abordar los temas políticamente correctos, de modo que los composi-
tores preferirían buscar la fuente de inspiración en las tradiciones y elementos
del folclore musical. En este clima represivo, únicamente figuras como Proko-
fiev y Shostakóvich consiguieron continuar produciendo obras de relieve.
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A partir del año 1951, muchos de los compositores que hacían música electró-
nica empezaron a cultivar la música y la música�concreta, sustituyendo los
instrumentos convencionales directamente por cintas magnéticas para crear
sonidos, grabar sonidos procedentes del ambiente y manipularlos en labo-
ratorios, como es el caso de Schaeffer. Gesang des Jügendlinge (‘Canto de los
tres Niños Santos’ 1956), de Stockhausen, es un ejemplo de sonido concre-
to combinado con el generado electrónicamente. El francés Pierre�Schaeffer
(1910-1995) fue uno de los primeros compositores que emplearon la música
concreta a través de la manipulación de ruidos procedentes del ambiente. Al-
gunas de las obras más destacadas de este compositor son 4 études (1948) y Le
Microphone bien temperé (‘El micrófono bien temperado’, 1951), una obra que
toma como referencia El clavicémbalo bien temperado, de Bach. Otros composi-
tores que han creado música concreta son Boulez, autor de Études (1952), y el
francés Edgar Varèse (1883-1965), autor de Déserts (1950-1954). De la combi-
nación de las dos técnicas, la música electrónica y la concreta, surgió la música
electroacústica. El compositor francés Pierre�Henry�(1927) ha aplicado este
método a Variations pour une porte et un soupir (‘Variaciones para una puerta y
un suspiro’, 1963) y en Messe électronique (‘Misa electrónica’, 1967).
Los procedimientos que hemos ido mencionando hasta ahora han sido em-
pleados por una gran cantidad de compositores contemporáneos, en ocasiones
combinando varias técnicas en una misma obra. Sin abandonar el lirismo, el
lenguaje del estadounidense Elliot�Carter�(1908), que en sus inicios era neo-
clásico, ha evolucionado hacia el atonalismo y la polirritmia. Es autor de obras
como el Doble concierto para clavicordio y piano (1961) y la Sinfonía de tres orques-
tas (1977). Dentro de esta línea, destaca de una manera especial la obra del ru-
mano György�Ligeti�(1923-2006)�Atmosphères (1961), para gran orquesta sin
percusión. En esta obra el compositor ya plantea nuevas propuestas, como por
ejemplo, el hecho de prescindir de parámetros tan básicos como la melodía,
la armonía y el ritmo, para concentrarse únicamente en el timbre del sonido.
Esta técnica se conoce con el nombre de masa�de�sonido. La música de Ligeti
logró una proyección internacional cuando su obra Atmosphères y fragmentos
de su Requiem para solistas, dos coros y orquesta (1964) fueron utilizados en la
banda sonora del filme de Stanley Kubrick 2001: una odisea del espacio. Para la
composición de su obra San Francisco Polyphony (1972), el compositor utiliza
una textura densa y puntillista. Procedentes también de países del Este euro-
peo y que presentan propuestas originales son los dos compositores polacos
Witold�Lutoslawski�(1913-1994) y Krzysztof�Penderecki�(1933). El lenguaje
de Lutoslawki evoluciona de una escritura de influencia bartokiana, por el uso
del folclore, hacia métodos más experimentalistas, como la música aleatoria.
Es autor de una impresionante Pasión según san Lucas (1965) y un Concierto
para oboe, arpa y cuerda (1980). Penderecki creó un nuevo expresionismo mu-
sical en el cual centra el interés en la exploración de las posibilidades de la
CC-BY-NC-ND • PID_00258048 49 Posromanticismo y siglo XX
Dentro del ámbito de la música escénica, además de las óperas que hemos
ido mencionando, hay que destacar algunas aportaciones como las del com-
positor alemán Hans�Werner�Henze�(1926), autor de la ópera Die bassariden
(1966). En Inglaterra, se cultivaba durante esta época una variante escénica de
gran popularidad, el teatro�musical. Una de las creaciones más interesantes
en este género es la obra Midsummer Marriage (‘Boda de verano’, 1956), del
británico Michael�Kemp�Tippett�(1905-1998). Tippett es también autor de la
gran obra coral The Mask of the Time (‘La máscara del tiempo’, 1984). Peter
Maxwell�Davies�(1934), por su parte, ofrece un nuevo tipo de teatro musical
experimental con la obra Eight Songs for a Mad King (‘Ocho canciones para un
rey loco’, 1969). Del mismo modo que en Gran Bretaña el teatro musical ha
experimentado un desarrollo importante, en Estados Unidos el género teatral
que se ha popularizado más es la comedia�musical�americana. Algunas de
las producciones más exitosas a partir de la segunda mitad del siglo XX han
sido West Side Story (1957), de Leonard�Bernstein�(1918-1990), My Fair Lady
(1956), de Frederick�Loewe�(1904) y Jesus Christ Superstar (1970), de Andrew
Lloyd�Webber�(1948).
A partir de la década de los años sesenta y hasta los años noventa, los estilos
desarrollados se caracterizan por una tendencia a las estructuras musicales sen-
cillas y a un lenguaje que busca la complicidad del público, como es el caso del
minimalismo. La influencia de elementos procedentes de la música tradicio-
nal oriental, sobre todo de India e Indonesia, han favorecido la ampliación del
abanico de posibilidades en la utilización de esquemas melódicos y rítmicos.
Además, la música pop, el jazz y el folk también han ejercido una influencia
destacada sobre las generaciones más jóvenes de compositores. Muchos de es-
tos elementos, como la música oriental, la música pop o la variación improvi-
sada por el minimalismo, son una tendencia hasta cierto punto surgida como
reacción a la complejidad de la música serial y también contra el indetermi-
nismo, y que proponen un lenguaje sencillo, confeccionado a partir de moti-
vos melódicos breves que desarrollan una estructura cíclica repetitiva y que
favorece las armonías consonantes. Los norteamericanos Terry�Riley�(1935),
Steve�Reich�(1936) y Philip�Glass�(1937) son los máximos exponentes de la
música minimalista. Otros compositores, como el estonio Arvo�Pärt�(1935),
el británico John�Travener�(1944) y el polaco Henryk�Górecki�(1933) han
utilizado técnicas del minimalismo en sus obras. El nivel de popularidad que
ha adquirido la música minimalista queda ilustrado en el éxito de ventas que
supuso la Sinfonía núm. 3, de Górecki, incluida en un disco que fue el álbum
CC-BY-NC-ND • PID_00258048 50 Posromanticismo y siglo XX
Algunos compositores de las primeras generaciones del siglo XX cuya obra hay
que destacar son: Joaquín�Rodrigo�(1901-1999), Ernesto�Halffter�(1905) y
Rodolfo� Halffter� (1900). La obra más famosa de Rodrigo es el Concierto de
Aranjuez (1939), para guitarra y orquesta, de estética neonacionalista y con
fuertes implicaciones neoclasicistas. Hay que mencionar también su compo-
sición guitarrística Fantasía para un gentilhombre (1955). La escritura de Ernes-
to Halffter (1905) tendía, en un principio, al neoclasicismo. Después, este len-
guaje fue asumiendo rasgos nacionalistas, como se puede ver en Sonatas del
Escorial (1930) o la Rapsodia portuguesa para piano y orquesta (1938) y Concierto
para guitarra y orquesta (1970). En algunas obras posteriores, ha adoptado un
lenguaje serialista muy personal, como se evidencia en Laberinto para piano
(1976).
ter� (1930), sobrino de Ernesto Halffter, y Luis� de� Pablo� (1930). Halffter se
adscribió en un principio a la línea neoclásica nacionalista, pero pronto adop-
taría un tipo de escritura atonal y serial muy avanzada. Es autor, entre otras, de
la obra Gaudium et Spes (1973) y de un Concierto para violonchelo y orquesta. Un
compositor con una gran iniciativa es Luis de Pablo, que ha experimentado
con varias tendencias, desde el serialismo integral hasta la música aleatoria,
pasando por la música electroacústica. Después ha compuesto algunas óperas
dentro de un concepto original de arte totalizador, como El viajero indiscreto
o La madre invita a comer (1993).
Resumen
Durante la década de 1880 a 1890, fue creciendo cada vez con más fuerza el
deseo de ruptura con la estética romántica, que daría lugar al establecimien-
to de soluciones artísticas como el descriptivismo del poema sinfónico y la
orquestación wagneriana. El Parsifal de Wagner, estrenado en 1882, anuncia
el desmantelamiento definitivo de la concepción formal y tonal del lenguaje
musical tradicional.
Durante las dos últimas décadas del siglo XIX, tuvieron lugar una serie de acon-
tecimientos musicales que cuestionaron los fundamentos y los principios de
aquel idioma musical que tan brillantemente habían consolidado los clásicos
vieneses. La escritura musical clásica, que durante casi dos siglos fue plena-
mente aceptada como idioma internacional en Occidente, empieza a desinte-
grarse para dar paso a un conjunto de soluciones artísticas divergentes que
convivirán durante décadas. Las principales soluciones artísticas propuestas
durante el Posromanticismo fueron: el descriptivismo del poema sinfónico,
cuyo máximo exponente fue Richard Strauss; el sinfonismo centroeuropeo,
con Bruckner y Mahler como principales representantes; la estética operística
de finales del XIX; y la corriente conservadora de carácter ecléctico o cosmo-
polita de figuras como Camille Saint-Saëns o César Franck.
Hacia mediados del siglo XX, los compositores habían asimilado ya los prin-
cipios generales del sistema dodecafónico y empezaban a desarrollar diferen-
tes modalidades. A partir de 1950, han ido intentando encontrar un lenguaje
válido, a través de nuevas técnicas, con la voluntad de renovar la expresión
musical del momento.
Actividades
Audición
La gran contribución del pianista y compositor Isaac Albéniz (1860-1909) a la música espa-
ñola es sin ningún tipo de duda su producción para piano, que logra el punto culminante
con la suite Iberia (1906-1909), su obra maestra. La suite Iberia se compone de doce poemas
líricos sobre canciones y bailes populares de diferentes regiones de la geografía española. Al-
béniz introduce en su música muchos elementos procedentes del sur de la península Ibérica,
básicamente de Andalucía, en sus composiciones. Transporta al piano el idioma de la guita-
rra. Para la construcción formal de cada una de las piezas, alterna las formas de la sonata con
las de la copla y esta con interludios y danzas. Con Iberia, suite de una extraordinaria com-
plejidad técnica, Albéniz mezcla el folclore hispánico con las sonoridades del Impresionismo
francés más refinado, y consigue crear un lenguaje musical muy personal.
Escuchad las versiones de «El Corpus Christi» del primer cuaderno de la suite Iberia por los
pianistas Alicia de Larrocha y Esteban Sánchez. Albéniz se inspira en la canción popular cas-
tellana La Tarara, pero la transforma y la enriquece con la superposición de otros elementos
y de unas sonoridades procedentes del Impresionismo francés.
Escuchad también La cathédrale engloutie (‘La catedral sumergida’) de Debussy, y observad las
similitudes entre la coda de «El Corpus Christi» y el preludio de la obra que Debussy compuso
cinco años después de que Albéniz hubiera muerto.
La versión de Alicia de Larrocha, considerada una de las mejores hechas de la obra de Albéniz.
Escuchad ahora La cathédrale engloutie de Debussy, en versión del pianista Arturo Michelan-
geli.
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Fragmento de «El Corpus Christi», del segundo cuaderno de la suite Iberia de Isaac Albéniz.
Ejercicios de autoevaluación
1. Responded si son verdaderas o falsas las afirmaciones siguientes.
a) El poema sinfónico es un género musical que parte del concepto de música programática,
no del de la música pura.
c) Bruckner y Mahler contribuyeron a aumentar las proporciones formales del género sinfó-
nico.
d) El Grupo de los Cinco de la escuela nacionalista rusa estaba formado por Balakirev, Cui,
Rimski-Korsakov, Chaikovski y Shostakóvich.
e) Felip Pedrell fue el principal precursor de la creación de una escuela operística hispánica.
f) Falla, Albéniz y Granados son los tres máximos representantes del nacionalismo hispánico.
g) Los integrantes de la denominada Segunda Escuela de Viena eran Schönberg, Berg y Hin-
demith.
h) Satie, mentor del Grupo de los Seis francés, propuso un nuevo lenguaje antirretórico como
alternativa a la estética del Impresionismo musical.
j) Béla Bartók fue uno de los compositores más originales del Neoclasicismo, y evitó en todo
momento la adopción de elementos de la musica folclórica dentro de la culta.
a) Les Éolides.
b) Don Quijote.
c) Tasso, lamento e trionfo.
d) Mi Patria.
a) Richard Strauss.
CC-BY-NC-ND • PID_00258048 59 Posromanticismo y siglo XX
b) Giacomo Puccini.
c) Jules Massenet.
d) Camille Saint-Saëns.
5. Los compositores más destacados de la escuela nacionalista rusa de las primeras genera-
ciones fueron:
6. La tendencia musical que pretende evocar o aludir con sugerencias una atmósfera o un
clima determinados se denomina...
a) expresionismo.
b) posromanticismo.
c) impresionismo.
d) neoclasicismo.
a) Pierre Boulez.
b) Paul Hindemith.
c) George Gershwin.
d) Benjamin Britten.
8. De entre los compositores más innovadores de la segunda mitad del siglo XX, destacan:
a) Boulez y Stockhausen.
b) Hindemith y Webern.
c) Boulez y Delius.
d) Stockhausen y Hindemith.
a) Gustav Holst.
b) Arnold Schönberg.
c) Alban Berg.
d) Paul Hindemith.
a) William Walton.
b) Joaquín Rodrigo.
c) Luigi Nono.
d) Héitor Villa-Lobos.
CC-BY-NC-ND • PID_00258048 60 Posromanticismo y siglo XX
Solucionario
Ejercicios de autoevaluación
1.
a (V); b (V); c (V); d (F); e (V); f (V); g (F); h (V); i (F); j (F)
2.�b
3.�b
4.�a
5.�b
6.�c
7.�c
8.�c
9.�b
10.�d
CC-BY-NC-ND • PID_00258048 61 Posromanticismo y siglo XX
Glosario
atonalidad f Indeterminación de una tonalidad. La música atonal prescinde de las fun-
ciones del sistema tonal y utiliza el total cromático de la escala de doce semitonos de manera
libre, fundamentándose en la�emancipación�de�la�disonancia, es decir, prescindiendo de
aquellos preceptos de la armonía tradicional que obligaban a preparar y a resolver las diso-
nancias. Es preciso no confundir la música dodecafónica con la música atonal: mientras que
la primera se fundamenta en unos principios seriales, como resultado de la aplicación del
método de los doce semitonos, la segunda hace referencia a aquella música que prescinde
del concepto clásico de tonalidad de una manera deliberada.
dodecafonismo m Método de composición creado por Schönberg entre 1908 y 1923 (Kom-
position mit zwölf Tönen, ‘Composición con 12 sonidos’), basado en la utilización de los doce
semitonos de la escala cromática (por eso denominado también dodecatonismo), y tratados
con la misma importancia. Este término se aplica principalmente a la música serial que sigue
los principios establecidos por Schönberg.
música serial f Música basada en una serie u orden secuencial de los doce semitonos
de la escala cromática. Esta serie será empleada como punto de partida e idea principal de
una composición. El serialismo, en tanto que técnica musical, significó un paso adelante
hacia la atonalidad. El primer intento de construcción de un lenguaje atonal basado en una
serie fue llevado a cabo por Schönberg cuando, a principios de los años veinte, estableció
los fundamentos del Zwolftechnik o técnica de los doce sonidos, un método composicional
que sería posteriormente bautizado por René Leibowitz con el nombre de dodecafonismo o
música basada en los doce semitonos de la escala cromática.
tema m Idea musical que se utiliza como base para el desarrollo del discurso musical. Según
se utilicen uno o dos temas para la elaboración del discurso musical, la composición será
monotemática (por ejemplo, la fuga) o bitemática (por ejemplo, la sonata bitemática).
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Bibliografía
Abraham, G. (1985). Cien años de música. Madrid: Alianza.
Ives, Ch. (1973). Tres ensayos para una sonata. Buenos Aires: Rodolfo Alonso.
Longyear, R. M. (1969). La música del siglo. El romanticismo. Buenos Aires: Víctor Leru.
Schloezer, B.; Scriabine, M. (1973). Problemas de la música moderna. Barcelona: Seix Barral.