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Teoría Moral

Una Introducción

Mark Timmons

Capítulo 1

Introducción a la Teoría Moral

[Traducción realizada por Marco Schnabl y corregida por E. Rivera López. Es


provisoria y puede contener errores]

¿Por qué un acto es correcto o incorrecto? ¿Qué hace que los individuos sean
moralmente buenos o malos? ¿Cómo podemos llegar a conclusiones correctas sobre
la moralidad de lo que debemos hacer y qué tipo de personas debiéramos ser? La
teoría moral intenta dar respuestas sistemáticas a esas muy generales preguntas
morales sobre cómo actuar y cómo ser. Dado que los teóricos morales han dado
respuestas variadas a esas preguntas, nos encontramos con una variedad de teorías
morales que compiten entre sí. Este libro contiene un panorama de algunas de las
más importantes teorías morales – teorías de interés histórico y también
contemporáneo.

Pero ¿qué es la teoría moral? ¿Qué resultado intenta obtener dicha teoría? ¿Cuáles
son los conceptos centrales utilizados por la teoría moral? Más aun, ¿cómo podemos
evaluar una teoría moral?

Este capítulo es una introducción a la teoría moral; aquí habremos de tratar estas
cuestiones y algunas relacionadas y por ende preparar para los capítulos que siguen.
Los tipos de cuestiones morales generales que preocupan a la teoría moral, y la
necesidad aparente de tal teoría, se plasman fácilmente reflexionando sobre temas
morales álgidos incluyendo, por ejemplo, la moralidad del suicidio.

1. Una Muestra de Controversia Moral: el Suicidio

En 1997, el estado de Oregón adoptó la Ley de Muerte Digna, permitiendo a los


médicos a ayudar a pacientes a terminar con sus vidas. Entre 1997 y 2000, cuarenta
y tres personas utilizaron la ley para suicidarse. Esta ley sin antecedentes que
permitía suicidio asistido por médicos causó debates muy intensos sobre la legalidad
y moralidad de esta práctica. La respuesta jurídica más significativa a la ley de Oregón
llegó en 1999, cuando la Cámara de Representantes de Estados Unidos adoptó la ley
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para Promover la Reducción del Dolor, cuyo objeto era promover políticas de
reducción de dolor en pacientes, pero también prohibir el uso de sustancias
controladas para causar la muerte o para ayudar a otros a causar su muerte. Esta ley
efectivamente abolió la ley de Oregón. Hay muchas otras cuestiones legales que estas
dos leyes ilustran, pero nuestra preocupación se centra en la controversia moral que
la ley de Oregón gatilló.1

El debate moral sobre el suicidio médicamente asistido se relaciona con la cuestión


más amplia sobre la moralidad del suicidio, y los argumentos morales a favor y en
contra de la Ley de Muerte Digna frecuentemente se basan en afirmaciones morales
sobre el suicidio. Aquellos que piensan que no hay nada intrínsecamente malo en el
suicidio frecuentemente argumentan que la decisión de terminar su propia vida es
consistente con la dignidad inherente en cada individuo. Ergo, de acuerdo con este
razonamiento, el elegir terminar su propia vida cuando continuar vivo amenaza su
propia dignidad es moralmente permisible. Aquellos que se oponen al suicidio
arguyen ocasionalmente que Dios posee el dominio sobre nuestros cuerpos y que por
ende la decisión entre la vida y la muerte le corresponde a él. 2 Otro argumento
habitual contra el suicidio es que tal acto es malo porque permitiéndolo llevaría
inevitablemente a consecuencias nefastas como, por ejemplo, la muerte de pacientes
terminales contra su voluntad.

La controversia moral sobre el suicidio en general, y en particular el suicido


médicamente asistido, es una de las muchas controversias morales que incluyen el
aborto, el tratamiento de los animales, la pena de muerte, la sexualidad, la privacidad,
el control de armas, las drogas, y la discriminación. El debate sobre estos temas nos
focaliza en el motivo para sostener una u otra posición moral con respecto a ellos.
Como hemos notado, se ha apelado a la dignidad humana como apoyo de la postura
de que el suicidio no es necesariamente moralmente aberrante, mientras la voluntad
divina y las consecuencias nefastas que surgirían si se permitiese el suicidio se
utilizan para argumentar que el suicidio es moralmente malo. Ofrecer motivos como
estos para sostener una postura es lo que los filósofos llaman ofrecer un argumento
en defensa de una posición. Por ende, debates morales como aquel sobre la moralidad
del suicidio presentan argumentos en ambas posiciones.

Tres tareas principales deben encararse para comprender y evaluar dichos


argumentos. Primero, tenemos la tarea conceptual de aclarar conceptos importantes
como el de dignidad humana. ¿De qué estamos hablando cuando hacemos
afirmaciones sobre la dignidad humana? ¿En qué consiste nuestra dignidad? Salvo
que tengamos respuesta a esta pregunta, no entenderemos realmente argumentos
morales que utilizan este concepto.

Una segunda tarea principal para comprender argumentos morales requiere la


evaluación de las posturas que se hacen en estos argumentos. ¿Es verdad que el
suicidio se opone a la voluntad de Dios? ¿Es verdad que permitir el suicidio llevará
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a resultados sociales indeseables? ¿Es verdad que el suicidio es consistente con la


dignidad humana? Estas posiciones son controversiales y requieren que se las
examine.

Una tercera tarea principal con respecto a argumentos morales involucra la


evaluación de los supuestos morales básicos que frecuentemente quedan sin
explicitarse cuando se hacen estos argumentos. Por ejemplo, cuando alguien
argumenta que el suicidio es erróneo porque es contra la voluntad de Dios, el
supuesto silencioso es que todo acto contrario a la voluntad de Dios es erróneo. ¿Es
correcto este supuesto? Nuevamente, el argumento de que el suicidio es malo porque
tendría consecuencias nocivas supone que si un acto tuviera malas consecuencias
entonces es malo. ¿Es correcto este supuesto?

Estos supuestos morales frecuentemente expresan ideas sobre qué hace que un acto
sea correcto o incorrecto, y por ende sobre la naturaleza de estos actos. Y preguntas
sobre la naturaleza de lo correcto y lo incorrecto, como también la naturaleza de lo
bueno y lo malo, son centrales en el estudio de la teoría moral. Y de esta manera,
reflexionando sobre debates y discusiones morales cotidianas, que contienen
argumentos morales, nos lleva a considerar las cuestiones que la teoría moral intenta
responder.

Para explicar más acabadamente el proyecto de la teoría moral, necesitamos


considerar (1) los objetivos principales de la teoría moral, (2) el papel de los
principios morales en una teoría moral, (3) las categorías principales de evaluación
moral, (4) la estructura de dichas teorías, y finalmente (5) cuestiones sobre la
evaluación de teorías morales. Estos temas nos ocuparan en las próximas cinco
secciones de este capítulo.

2. Los Propósitos de la Teoría Moral

Nos ayudaría entender qué es una teoría moral si consideramos los propósitos
principales de la teoría moral – los objetivos que persigue dicha teoría. Hay dos
objetivos principales de la teoría moral: uno práctico y el otro teórico.

El objetivo práctico tiene relación con el deseo de construir un método para, por
ejemplo, razonar sobre lo que es bueno o malo. Los científicos utilizan el método
científico para llegar a conclusiones científicas sobre los problemas a investigar, y
dicho método provee medios para resolver disputas científicas. De la misma manera,
esperamos descubrir una metodología moral – un procedimiento de decisión como
frecuentemente lo llaman los filósofos morales – que pudiera ser utilizado en pensar
y debatir temas morales y que pudiera ayudar a resolver conflictos morales.

Podemos resumir el objetivo práctico de esta manera:


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Objetivo Práctico. El principal objetivo práctico de la teoría moral es el de descubrir


un procedimiento de decisión que pueda ser utilizado para guiar el razonamiento
moral correcto sobre temas que conciernen a la moral.

El objetivo teórico de la teoría moral tiene que ver con llegar a entender la naturaleza
subyacente de lo correcto e incorrecto, de lo bueno y lo malo. Cuando alguien dice
que un acto es moralmente incorrecto, tiene sentido preguntarle por qué piensa que
el acto es incorrecto. Por ende, suponemos que cuando un acto es moralmente
correcto o incorrecto, algo concerniente al acto lo hace correcto o incorrecto. (Lo
mismo podría decirse en relación con afirmaciones sobre la bondad o maldad de una
persona. Pero por motivos de simplicidad, focalicemos por el momento en cuestiones
sobre la corrección o incorrección de las acciones.)

Para explicar aún más: consideremos una analogía. Lo que hace que un líquido sea
agua (y no amoníaco o algún otro líquido) es su composición química. Lo que subyace
en todo cuerpo de agua – grandes y pequeños – es que el líquido en cuestión está
compuesto de un apropiado número de moléculas de hidrogeno y oxígeno. El hecho
de que algún líquido sea H2O es lo que lo hace agua. Algo similar puede ser cierto
sobra la moralidad. Suponemos que cuando un acto es correcto o incorrecto, hay algo
en el acto que lo hace correcto o incorrecto. Más aún, es natural suponer que debiera
haber algunas características subyacentes e invariables que hacen que los actos
fuesen correctos o incorrectos. Quizás exista una característica de ese tipo, o quizás
exista más de una. Pero, nuevamente, podríamos descubrir que la corrección o
incorrección de los actos depende de ciertas características subyacentes de los actos,
pero que dichas características cambian tanto de un caso al otro que no podemos
develar un conjunto de características inmutables.

El propósito teórico de la teoría moral es, entonces, explorar la naturaleza subyacente


de los actos correctos e incorrectos para poder establecer qué es lo que hace que
dichos actos sean correctos o incorrectos. Si suponemos que existe un conjunto fijo
de características que hacen que un acto sea correcto o incorrecto, éstas operan como
patrones, o criterios morales, de la acción correcta o incorrecta. Observaciones
similares se corresponden a temas de lo bueno y lo malo: parte del objetivo teórico
de la teoría moral es descubrir qué es lo que hace que una persona sea buena o mala.

Así, podemos expresar el propósito teórico principal de esta manera:

Propósito Teórico. El propósito teórico principal de la teoría moral es el de


descubrir aquellas características subyacentes de los actos, las personas, y otros
ítems sujetos a evaluación moral que los hacen buenos o malos, correctos o
incorrectos.

Los propósitos práctico y teórico de la teoría moral se supone que están relacionados
en el sentido de que satisfacer uno es necesario para satisfacer el otro, o por lo menos
es la mejor manera de hacerlo. Para explicar este punto, y para profundizar nuestra
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compresión de los principales objetivos de la teoría moral, consideremos el papel que


juegan los principios morales en la teoría moral.

3. Los Principios Morales y su Papel en la Teoría Moral

En el campo de la ética, los principios morales se entienden como afirmaciones


morales muy generales que suponen establecer las condiciones bajo las cuales una
acción es correcta o incorrecta o algo es bueno o malo.3

He aquí un ejemplo de principio moral:

Una acción es correcta si, y solo si, la acción no interfiere con el bienestar de
aquellos individuos que serán probablemente afectados por la acción.

Por el momento no nos preocupemos por qué significa interferir con el bienestar de
los individuos, o si el principio es verdadero. Lo importante para destacar de este
principio es que asevera una conexión entre la corrección de una acción y su no
interferencia con el bienestar de ciertos individuos. Acabamos de notar que una
teoría moral posee tanto objetivos prácticos como teóricos. Los principios morales
han jugado un papel central en los intentos de los filósofos morales de alcanzar ambos
objetivos. Veamos cómo.

Tratando de satisfacer el objetivo práctico de desarrollar un procedimiento de


decisión tendiente a desarrollar un razonamiento moral correcto, los filósofos
morales frecuentemente se han guiado por la idea de que dicho razonamiento debería
estar basado en principios morales. Veamos un ejemplo simple.

Supongamos que Brittanny afirma que sería incorrecto mentir en su currículum, aun
cuando ella está razonablemente segura de que dicha mentira sería de muy difícil
detección. Supongamos además que se le pide las razones para tomar dicha postura
y, dado que es una persona capaz de reflexionar, dice que la mentira podría
menoscabar la oportunidad de otros postulantes de obtener el puesto y, por lo tanto,
interferiría en el bienestar de otros. De modo que podríamos imaginarnos su intento
de justificar su postura de que mentir es incorrecto basándose en el ejemplo
antedicho de principio moral. El razonamiento de Brittanny podría resumirse de este
modo:

Principio moral. Un acto es correcto si, y solo si, no interfiere con el


bienestar de aquellos individuos que probablemente estarían afectados
por el acto.

Afirmación fáctica. El acto de mentir en un currículum interferiría con el


bienestar de aquellos individuos que estarían afectados por el acto.
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Conclusión. El acto de mentir en un currículum no es correcto (y por ende es


incorrecto).

La idea que quiero fijar con este ejemplo es que el objetivo práctico de proveer un
procedimiento de decisión para llegar a veredictos morales justificables con respecto
a actos (y otros ítems de preocupación moral) frecuentemente ha sido visto como un
esfuerzo de razonar en base a principios morales para llegar a conclusiones con
respecto a actos (u otros ítems de preocupación moral). Comprendido como un
procedimiento de decisión, un principio moral guía un razonamiento moral
apropiado indicando aquellas características de las acciones cuyo reconocimiento nos
puede llevar a veredictos bien razonados sobre la moralidad de las acciones.

Por supuesto, no todo vetusto principio moral sirve para satisfacer este objetivo
práctico. Para proveer un proceso de decisión que pueda guiar un razonamiento
moral correcto, los principios morales utilizados deben ellos mismos ser correctos. Y
eso nos lleva al objetivo teórico de la teoría moral y al papel de los principios en
alcanzar ese objetivo.

Tratando de cumplir el objetivo teórico de explicar qué hace que una acción sea
correcta o incorrecta o qué hace que algo sea bueno o malo, los filósofos morales han
tratado típicamente de formular principios morales que expresan esta información.
Cumpliendo con este objetivo teórico, un principio moral que se refiera a acciones
correctas o incorrectas comprenderse como indicando las características más básicas
de las acciones que las hacen ser correctas o incorrectas. De acuerdo con el principio
moral que utilizamos como ejemplo, son los hechos que establecen de qué modo una
acción afectaría el bienestar de un cierto grupo de individuos los que explican qué
hace que dicha acción sea correcta o incorrecta.

Más aun, principios morales que sirven para explicar qué hace que las acciones sean
correctas o incorrectas, por lo tanto, unifican la moral revelando aquellas
características básicas que determinan la corrección o incorrección una acción.
(Observaciones similares se aplican a principios de bondad y maldad.) Identificar la
unidad subyacente en los diversos fenómenos morales ha sido un objetivo de la teoría
moral tradicional – un objetivo que supuestamente podría alcanzarse descubriendo
principios morales que satisfagan el objetivo teórico principal de la teoría moral.4

Por lo tanto, los teóricos morales frecuentemente describen principios morales en un


papel dual. De acuerdo con los propósitos teóricos de la teoría moral, estos principios
suponen explicar aquellas características en virtud de las cuales una acción, persona,
u otro ítem sujeto a evaluación moral tiene la característica moral que tiene. De ese
modo, los principios morales intentan unificar la moral – revelando la naturaleza
subyacente de lo correcto y lo incorrecto, bueno y malo. De acuerdo con los
propósitos prácticos de la teoría moral, dichos principios supuestamente también nos
proveen de un procedimiento de decisión para realizar razonamientos morales
correctos.
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Volvamos por un momento a la cuestión de la moralidad del suicidio. Un conjunto


correcto de principios morales actuando como criterios morales nos permitiría
entender qué hace que el acto del suicidio sea correcto o incorrecto, dándonos por lo
tanto una apreciación de la naturaleza moral de dicho acto. Un conjunto correcto de
principios morales funcionando como procedimiento de decisión nos proveería los
medios para razonar hasta llegar a veredictos morales correctos sobre la moralidad
del suicidio.

Como veremos in capítulos posteriores, algunos filósofos niegan que un principio


moral que satisface los objetivos teóricos deba también satisfacer los objetivos
prácticos. Más aun, algunos filósofos morales niegan la idea que puedan existir
principios morales como aquellos que proponen la mayoría de las teorías morales y,
por ende, niegan que la moralidad pueda ser unificada de la manera que hemos
explicado. (El lector debería, por lo tanto, tener en cuenta que mis observaciones
introductorias intentan describir supuestos tradicionales sobre la teoría moral y el
papel que juegan los principios morales en algunas de dichas teorías, aunque estos
supuestos han sido objetados.)

Más arriba, habíamos notado que la teoría moral se refiere a cuestiones sobre la
moralidad de los actos (qué hacer) como así también sobre las personas (cómo ser).
Y he dicho que las teorías morales tradicionales se ocupan principalmente de
formular y defender principios sobre la moralidad de las acciones y las personas.
Habiendo explicado los dos objetivos principales de la teoría moral y el papel de los
principios en satisfacer dichos objetivos, veamos más detenidamente algunas de las
categorías básicas de la evaluación moral.

4. Algunas Categorías Morales Básicas

Los conceptos de correcto e incorrecto, y de bueno y malo, son centrales en el


pensamiento moral; por lo tanto, en la tarea de teorizar sobre la moral será útil
considerar algunos de estos conceptos y las categorías que los conceptos morales
básicos identifican. Hay dos categorías morales principales: categorías deónticas y
categorías de valor.

Las Categorías de la Evaluación Deóntica

La palabra “deóntico” proviene del griego deon, que significa deber. Las categorías de
evaluación deóntica se utilizan principalmente para evaluar la moralidad de los actos
– su corrección o incorrección. Existen tres categorías deónticas básicas (que yo
llamaré también categorías de la acción correcta): obligatorio, incorrecto, y optativo.
Consideremos brevemente cada una en ese orden.

Acciones obligatorias: Una acción obligatoria es aquella que se debe hacer


moralmente. Nos referimos a las acciones obligatorias como deberes. Otras
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apelaciones para esta categoría incluyen “requeridas” y “correctas”. (El uso


del término “correcto” requiere comentarios especiales. Ver más abajo.)

Acciones incorrectas: Acciones incorrectas son aquellas que no se debe hacer


moralmente. Otras apelaciones para esta categoría incluyen “prohibidas”,
“impermisibles”, y “contrarias al deber”.

Acciones optativas: Una acción es moralmente optativa cuando no es


moralmente obligatoria o incorrecta – es una acción que moralmente está
permitida, pero no es obligatoria. Ocasionalmente, acciones de este tipo se
conocen como “meramente permisibles” (“meramente” porque a diferencia
de las acciones obligatorias, que son permitidas, no son también
obligatorias).

Estas caracterizaciones no pretenden ser definiciones iluminadoras que puedan


ayudar a comprenderlas. Decir que una acción obligatoria es una que se debe cumplir
no es ciertamente iluminador. No obstante, las breves observaciones hechas con
respecto a cada categoría son útiles, creo yo, para trasmitir un sentido intuitivo de las
principales categorías de evaluación deóntica.

¿Y qué de la categoría de lo “correcto”? Hablar de la acción correcta tiene un sentido


restringido y uno amplio. Cuando se lo usa en forma restringida se refiere a lo
obligatorio, como cuando decimos que ella hizo lo “correcto” (es decir que hizo lo que
moralmente debía hacer). Cuando se lo usa en forma amplia, al acto correcto es lo
opuesto al acto incorrecto: un acto es correcto, en el sentido amplio, cuando no es
incorrecto. Por ejemplo, decir de alguien que lo que hizo fue lo correcto
frecuentemente transmite la idea que su acción no era moralmente condenable – que
lo que hizo fue correcto, que el acto no era incorrecto. Como las acciones correctas
abarcan tanto las obligatorias como las optativas, hablar de actos correctos (en el
sentido amplio) subsume ambas categorías.

La Figura 1.1 resume lo dicho, donde “correcto” se usa en su sentido amplio de “no
incorrecto”. En los capítulos siguientes, cuando me referiré al tipo de evaluación
moral que estamos considerando ahora, hablaré sin diferenciar del estatus deóntico
de un acto o de la corrección o incorrección de un acto. Estas expresiones se deben
entender como una forma resumida de decir que una acción es obligatoria, optativa,
o incorrecta.

Las Categorías de Valor

Hablar del valor de algo es decir que es bueno o malo, o ni bueno ni malo (algunas
cosas no tienen valor, ni positivo ni negativo). Ya he mencionado que una de las
preocupaciones de la teoría moral es responder a la pregunta de que hace que una
persona sea buena o mala. La bondad o maldad de las personas no es el único valor
que preocupa a la teoría moral, como explicaré en breve. Pero comencemos por
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clarificar las categorías de lo bueno y lo malo distinguiendo entre las cosas con valor
intrínseco y las cosas con valor extrínseco.

Decir que algo tiene valor intrínseco – que es intrínsecamente bueno – es decir que
hay algo sobre ese algo que lo hace bueno en sí mismo. En otras palabras, su bondad
está basada en algo que es interno a esa cosa. Por otro lado, decir que algo es
extrínsecamente bueno es decir que posee bondad por la manera en la que está
relacionada con “algo” que es bueno. He aquí un ejemplo. Muchos podrían acordar
que el dinero es algo bueno. Pero, ¿cuál es la fuente de su bondad? Es obvio que la
bondad del dinero no es algo de alguna manera interno a los trozos de papel o las
piezas de metal que lo componen. Lo que hace que el dinero sea bueno tiene que ver
con cómo se relaciona el dinero con otras cosas que son buenas. Decimos que su
bondad es extrínseca.

Obviamente, para que algo sea extrínsecamente bueno, debe existir alguna otra cosa
a la que ese “algo” se relaciona y que sea buena. Pero si esa otra cosa también es
extrínsecamente buena, su bondad también es prestada. Pero toda la bondad no
puede ser prestada de esta manera; deberían existir algunas cosas cuya bondad sea
intrínseca. En resumen, para que algo A sea extrínsecamente bueno de alguna
manera, debe existir otro algo B (con lo que A se relaciona) que sea intrínsecamente
bueno y que es la fuente última de la bondad de A. Por ende, el concepto de bondad
intrínseca es más básico que el de bondad extrínseca, y lo mismo se puede decir de
los conceptos de maldad intrínseca y extrínseca.

Las teorías sobre la naturaleza del valor son, por ende, teorías sobre la naturaleza del
valor intrínseco. Y aquí también vemos que hay tres categorías básicas (ver figura
1.2). Más allá de las categorías de lo intrínsecamente bueno (o valioso) y malo (o
disvalioso), existe la categoría de lo que podemos llamar intrínsecamente de valor
neutral. Esta tercera categoría comprende todas las cosas que no son intrínsecamente
buenas o intrínsecamente malas (aunque estas cosas pueden tener valores
extrínsecos positivos o negativos).

Figura 1.2 Categorías Básicas de Valor

Intrínsecamente bueno Intrínsecamente de valor neutral Intrínsecamente malo

Valor moral y valor no moral

Cuando los filósofos dicen que algo tiene valor moral o bondad moral (estas
expresiones se utilizan indistintamente), se refieren típicamente a personas. Esto es
así porque nos referimos al valor moral o bondad moral de los objetos sujetos a
evaluación con respecto a los cuales tiene sentido alabarlos o censurarlos
moralmente por lo que son y lo que hacen. Por ello, las personas son el tipo de objetos
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que pueden ser moralmente buenos o moralmente malos, porque se las puede
responsabilizar por lo que son y lo que hacen.

Pero muchos teóricos de la moral, en tren de explicar qué hace que una acción sea
correcta o incorrecta, se apoyan en cosas, experiencias, o estados de cosas que se
suponen que tienen valor intrínseco. Por ejemplo, de acuerdo a la teoría utilitarista
clásica (que examinamos en el capítulo 5), el estatus deóntico de una acción (su
corrección o incorrección) es función de cuánto valor intrínseco esa acción habrá de
producir, y donde lo que es intrínsecamente valioso o bueno, de acuerdo a esa teoría,
es la felicidad. La felicidad es algo que las personas pueden (o pueden no) poseer,
pero el estado de ser feliz o la experiencia agradable que la felicidad conlleva no son
en sí mismos agentes responsables. Entonces, cuando se dice que la felicidad es
intrínsecamente buena (como mantienen algunos filósofos), el tipo de bondad que se
le asigna a la felicidad se la llama apropiadamente bondad “no moral.” Se le da esta
apelación, no porque la bondad de la felicidad sea moralmente irrelevante – es
moralmente relevante para determinar el estatus deóntico de los actos, por lo menos
de acuerdo a algunas teorías morales – sino porque, como espero haber aclarado,
cosas que no son personas que son intrínsecamente buenas no son agentes
responsables, y son solo los agentes responsables aquellos que son candidatos a ser
moralmente buenos o malos.

Por el momento, lo central a comprender es que evaluamos las personas como


moralmente buenas o malas, y que también evaluamos cosas que no son personas
como buenas o malas. Valores morales son aquellos que solo los agentes pueden
tener; otras cosas (incluyendo experiencias o estados de cosas en el mundo) pueden
tener valores no morales (positivos o negativos).

5. La Teoría Moral y Su Estructura

Quiero en esta sección redondear un poco mi introducción a la teoría moral


explicando qué se entiende cuando nos referimos a la “estructura” de una teoría
moral. Para ello, me apoyaré en algunas de las distinciones que hemos notado.

De cara al objetivo que se propone la teoría moral de contestar preguntas generales


sobre qué hace que acciones sean correctas o incorrectas y qué hace que personas (o
ítems que poseen valor no moral) sean buenas o malas, podemos dividir dicha teoría
en dos ramas principales. Digamos entonces que, al explicar la naturaleza de las
acciones correctas e incorrectas, una teoría moral nos está dando una teoría de la
conducta correcta. Y digamos que, al explicar la naturaleza del valor intrínseco, una
teoría moral nos está dando una teoría del valor. Como hemos distinguido entre valor
moral y valor no moral, tenemos dos ramas de la teoría del valor en general. La Figura
1.3 muestra las sub-teorías que componen la teoría moral.

Figura 1.3 Las Partes de la Teoría Moral


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Teoría Moral
Teoría de la Conducta Correcta Teoría del Valor

Teoría del Valor no Moral Teoría del Valor Moral

Una cuestión para la teoría moral es cómo está internamente organizada. ¿Cómo se
relacionan las consideraciones de la conducta correcta con las consideraciones de
valor? Las respuestas a estas preguntas se relacionan con la estructura de una teoría
moral: cómo se relacionan las diversas sub-teorías comprendidas en una teoría
moral.

Al dar cuenta de la naturaleza de la conducta correcta y del valor (tanto moral como
no moral), las teorías morales organizan y relacionan las variadas categorías de
evaluaciones morales. Por ejemplo, en algunas teorías los conceptos (y categorías
conexas) de valor son más básicos que los conceptos deónticos (y categorías
conexas). En esas teorías, los principios de la conducta correcta definen y caracterizan
la conducta correcta e incorrecta por aquello que tiene valor. La teoría utilitarista
clásica, por ejemplo, comienza con una explicación del valor intrínseco de acuerdo
con la cual la felicidad tiene dicho valor. A partir de allí, la teoría dice que una acción
es correcta si, y solo si, produce el máximo de aquello que tiene valor intrínseco, es
decir, felicidad. Así, la teoría utilitarista intenta explicar los actos correctos e
incorrectos en función de aquello que tiene valor intrínseco. Consideraciones de valor
intrínseco para esta teoría son básicas, y la explicación de la naturaleza de los actos
correctos e incorrectos se sustenta en esas consideraciones. En esas teorías el valor
es la base, o el fundamento, y el resto de la teoría se construye sobre ese fundamento.

Otras teorías morales difieren en su estructura de aquellas que consideran el valor


como su fundamento. No es este el lugar para explorar las posibles estructuras de
una teoría moral; dichas estructuras serán explicadas en los capítulos siguientes a
medida que es necesario.

Antes de continuar, detengámonos para resumir algo de lo que hemos aprendido


sobre la teoría moral. Los puntos más importantes son los siguientes:

 La evaluación moral de los actos se refiere a su estatus deóntico – su


corrección o incorrección. Una de las tareas de la teoría moral es investigar la
naturaleza de la conducta correcta e incorrecta.

 La evaluación moral de las personas concierne a su bondad o maldad moral –


su valor o valuación moral. Por ende, otra tarea de la teoría moral es
investigar la naturaleza del valor moral.
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 Ya que en algunas teorías morales el estatus deóntico de los actos depende


de consideraciones que tienen que ver con el valor de cosas que no son
personas, una tarea adicional de dichas teorías es investigar la naturaleza del
valor no moral.

 La estructura de una teoría moral está determinada por cómo relacionan las
ramas de la teoría moral (y las categorías que dichas ramas contienen).

 En su explicación de la naturaleza de lo correcto e incorrecto, de lo bueno y lo


malo, una teoría moral apunta a descubrir principios de lo correcto e
incorrecto, de lo bueno y lo malo, que ofrezcan (si fuese posible) tanto una
explicación teórica unificada de la naturaleza de dichas categorías, como así
también un procedimiento de decisión que pueda ser utilizado para razonar
correctamente sobre temas morales.

Esto concluye mis observaciones introductorias sobre teoría moral. Aquellos lectores
que se topan con la teoría moral por primera vez quizás puedan encontrar que lo
presentado es difícil de absorber completamente con una sola lectura. Sin embargo,
a medida que el libro avance, los puntos que he considerado serán ilustrados con las
teorías a examinar; esto debería ayudar al lector a profundizar su comprensión sobre
los elementos de la teoría moral.

En lo que resta de este capítulo, explicaré brevemente cómo evaluar una teoría moral,
y después ofreceré algunas observaciones generales sobre el campo de la ética.
Terminaré con un resumen de los capítulos por desarrollarse.

6. Evaluando Teorías Morales

En esta sección, intento explicar cómo se evalúa una teoría moral. Recomiendo usar
esta sección como referencia cuando, al final de cada capítulo, pasamos a evaluar cada
teoría considerada en ese capítulo. (Instaré al lector a hacer precisamente eso en
lugares relevantes del texto, y como referencia rápida, he listado en el apéndice los
estándares utilizados para evaluar una teoría moral.)

Ya que una teoría moral tiene el objetivo práctico de proveer un procedimiento de


decisión para realizar juicios morales correctos, así como también el objetivo teórico
de ofrecer criterios morales que explican la naturaleza subyacente de la moralidad,
tiene sentido evaluar una teoría moral de acuerdo con lo bien que satisface estos dos
objetivos. He aquí, entonces, un listado de seis desiderata –seis características que
una teoría moral idealmente tendría si lograse cumplir los objetivos prácticos y
teóricos recién mencionados.

Consistencia
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Una teoría moral debería describir principios cuya aplicación lleva a veredictos
morales consistentes sobre aquello que se juzga moralmente. Una forma obvia en la
que una teoría moral fracasa en su consistencia es cuando sus principios (sumados a
la información fáctica relevante) implican que una conducta es tanto correcta como
incorrecta. Por ejemplo, si los principios de alguna teoría implicasen que mentir en
una instancia especifica es tanto obligatorio como no obligatorio, violaría el principio
de consistencia.5

Entonces, de acuerdo al estándar de consistencia:

Una teoría moral debe ser consistente en el sentido de que sus principios,
sumados a la información fáctica relevante, producen veredictos morales
consistentes respecto a moralidad de conducta, personas, u otros objetos de
evaluación moral.

La razón de este estándar puede ser fácilmente explicada con referencia a los
objetivos prácticos y teóricos de la teoría moral. Una teoría moral que no produce
veredictos morales consistentes en un rango de casos dejará de ofrecer (por lo menos
en dichos casos) un procedimiento de decisión como el que deseamos. Que se diga
que cierta conducta es tanto obligatoria como no obligatoria no se puede utilizar para
decidir cómo actuar. Más aún, si una teoría de la conducta correcta implica, por
ejemplo, afirmaciones inconsistentes sobre la moralidad de ciertos actos, entonces la
teoría misma debe estar equivocada; no puede entonces darnos una explicación
correcta de la naturaleza de la moral.

Determinación

Decir que una teoría moral es determinada es decir que sus principios, cuando se los
aplica a casos concretos, llevan a veredictos morales definitivos con respecto a
aquello que se está evaluando. Una manera en la que una teoría moral no sería
determinada es cuando sus principios básicos son excesivamente vagos y por ende
dejan de ofrecer en un rango importante de casos un veredicto moral. Supongamos,
por ejemplo, que una teoría moral nos dice que un acto moral es correcto si, y solo si,
es respetuoso de las personas. Salvo que la teoría también definiera explícitamente
qué es ser respetuoso de las personas, la teoría no ofrecería conclusiones morales
definitivas sobre la moralidad de los actos en un rango amplio de circunstancias. Por
ejemplo, ¿respeta la pena de muerte a las personas? ¿Y mentir con el objeto de salvar
una vida? Etcétera.

Entonces, de acuerdo con el estándar de determinación,

Una teoría moral debe ofrecer principios que, aunados con información
fáctica relevante, establecen veredictos morales sobre la moralidad de los
actos, personas, u otros objetos de evaluación moral en un amplio rango de
casos.
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Una teoría moral que es groseramente indeterminada no nos provee un


procedimiento de decisión útil porque siendo indeterminada no nos ofrecerá ninguna
guía sobre qué hacer o qué pensar respecto de un amplio rango de casos.
Nuevamente, si una teoría es indeterminada, esto podría indicar que no explica
adecuadamente la naturaleza subyacente de lo correcto e incorrecto, o de lo bueno y
lo malo. Suponiendo que hay alguna característica de los actos que los hace correctos
o incorrectos, una teoría que es indeterminada porque es vaga ha fracasado en
puntualizar qué es lo que precisamente hace que los actos sean correctos o
incorrectos. Entonces, nuevamente, el estándar de determinación es apropiado para
evaluar teorías morales de cara a los objetivos prácticos y teóricos de dichas teorías.

Los estándares adicionales para evaluar teorías morales tienen todos que ver con
querer que nuestra teoría moral y los principios morales que esta ofrece estén
relacionados apropiadamente con (1) nuestras creencias sobre la moralidad, (2)
nuestras convicciones morales consideradas, (3) nuestras creencias y supuestos no
morales.

Atractivo Intuitivo

Más allá de nuestras creencias morales (convicciones sobre lo que es correcto o


incorrecto, bueno o malo), tenemos creencias sobre la moral. Creencias de este último
tipo incluyen ideas como que la moral se preocupa del bienestar de los individuos; o
que la moralidad se nutre en factores de la naturaleza humana; o que la moralidad
representa un estándar imparcial para evaluar acciones, personas e instituciones.
Estas ideas son vagas pero, como veremos, las teorías morales frecuentemente
comienzan con creencias intuitivamente atractivas sobre la moralidad, y luego pasan
a desarrollar dichas ideas en forma sistemática. Entonces, una consideración que
cuenta a favor de una teoría moral es lo que llamo su atractivo. El estándar
correspondiente de atractivo intuitivo asevera:

Una teoría moral debe desarrollar y dar sentido a las creencias e ideas
intuitivamente atractivas sobre la moralidad.

Apoyo Interno

A pesar del hecho de que las personas están en desacuerdo sobre la moralidad de
actos como el aborto, la experimentación con animales, el suicidio, la eutanasia, y
otros temas moralmente controvertidos, la mayoría está de acuerdo con respecto a la
moralidad de un amplio conjunto de actos. Estamos de acuerdo que la violación es
incorrecta, que matar a personas inocentes es incorrecto, que la tortura es incorrecta,
etcétera. Es decir, existen muchas convicciones morales que son profundamente
sentidas y ampliamente compartidas que seguiríamos sosteniendo si
reflexionásemos cuidadosamente sobre su corrección. Llamémoslas convicciones
morales consideradas.
15

Una manera de verificar la corrección de un principio moral es compararlo con


nuestras convicciones morales consideradas en casos particulares. Cuando un
principio moral, conjuntamente con la información pertinente, coincide lógicamente
con nuestras convicciones morales consideradas, podemos pensar que este principio
posee implicancias morales correctas. Y tener implicancias morales correctas es una
manera en la que los principios morales reciben apoyo, apoyo que proviene de
convicciones morales – convicciones internas a la moralidad.

Por el contrario, una teoría moral cuyos principios están en conflicto con nuestras
convicciones morales consideradas son (de acuerdo a este estándar) erróneas. Así, de
acuerdo al estándar de apoyo interno,

Una teoría moral cuyos principios, junto con información fáctica relevante,
implica lógicamente a nuestras convicciones morales consideradas, recibe
apoyo – apoyo interno – de esas convicciones. Por el contrario, si los
principios de una teoría están en conflicto con nuestras convicciones morales
consideradas, esto es evidencia en contra de la corrección de dicha teoría.6

Es obvio que la justificación de este estándar tiene que ver con el objetivo teórico de
descubrir criterios morales que sostengan nuestros juicios morales.

Poder Explicativo

Una teoría moral no solo intenta descubrir principios morales que lógicamente cuajan
con nuestras convicciones morales consideradas, sino también principios que
explican qué hace que los actos sean correctos o incorrectos (o que algo sea bueno o
malo). Claramente, esto es deseable en una teoría que aspira a satisfacer el objetivo
teórico que proveer criterios morales.

Podemos expresar el estándar de poder explicativo de esta manera:

Una teoría moral debe exhibir principios que explique nuestras convicciones
morales consideradas, ayudándonos por lo tanto a explicar por qué actos,
personas, u otros objetos de evaluación moral son correctos o incorrectos,
buenos o malos.

Se dice que los principios morales sobre la conducta correcta que satisfacen este
estándar unifican la moralidad porque, en efecto, revelan la naturaleza subyacente de
los diversos actos que son correctos (o incorrectos). Descubrir principios que
explican y por lo tanto unifican la moral responde directamente al objetivo teórico de
una teoría moral.

Apoyo Externo

La idea principal detrás del estándar de apoyo externo fue plasmada por J.L.Mackie
(1912-82), quien dijo que “principios morales y teorías éticas no existen solas: afectan
16

y son afectadas por creencias y supuestos de otros campos, sin duda la sicología, la
metafísica, y la religión.” (Mackie 1977, 203). Mientras el estándar de apoyo interno
tiene que ver con el apoyo que pudiera recibir un principio moral de las convicciones
morales consideradas que dicho principio implica, el estándar de apoyo externo tiene
que ver con el apoyo que una teoría moral en general, y sus principios en particular,
puedan recibir de perspectivas y supuestos no morales, incluyendo de aquellos
campos de investigación que Mackie menciona. La idea detrás de este estándar es
que una teoría moral refleja con mayor probabilidad a una teoría correcta sobre la
naturaleza de la moralidad (y por ende satisface el objetivo teórico de dichas teorías)
si sus principios quedan confirmados por creencias sólidamente establecidas y
teorías de otras áreas del conocimiento.

Como veremos en capítulos posteriores, los defensores de las diversas teorías


morales intentan defender su teoría favorita apoyándose en teorías y supuestos no
morales. Por ejemplo, defensores de la teoría de la voluntad Divina frecuentemente
invocan teorías y supuestos religiosos para sostener su teoría favorita. Defensores
del relativismo moral son propensos a apoyarse en ciertos desarrollos en el campo
de la antropología en su argumento de que una teoría moral relativista es la correcta.
Y otras teorías buscan apoyo en diversas perspectivas no morales.

El hecho de que una teoría moral sea apoyada por alguna teoría no moral es evidencia
a su favor, e igualmente el hecho de que una teoría moral esté en conflicto con
perspectivas no morales bien establecidas es un punto en su contra. No discutiré esto
más abundantemente; habrá muchos ejemplos en el material siguiente de cómo un
estándar de apoyo externo juega un papel importante en la evaluación general de
teorías morales.

Entonces, de acuerdo al estándar de apoyo externo,

El hecho que los principios de una teoría moral sean apoyados por creencias y
supuestos no morales, incluyendo creencias y supuestos bien establecidos de
otras áreas de investigación no morales, es una evidencia en su favor. Por el
contrario, el hecho que los principios estén en conflicto con creencias y
supuestos bien establecidos es evidencia contra dicha teoría.

Este listado no es completo; existen otras desiderata (y estándares relacionados) que


los filósofos invocan en tren de evaluar teorías morales. Pero los que he mencionado
están incluidos entre los más habituales, y en los capítulos siguientes serán
prominentes en nuestra evaluación de teorías morales.

Cierro esta sección haciendo algunos comentarios sobres estos estándares y su


utilización. Primero, el satisfacer estos estándares es una cuestión de grado. Por
ejemplo, una teoría puede ser más o menos determinada en sus implicancias respecto
de la moralidad de las acciones. Nuevamente, los principios morales de una teoría
pueden variar en el grado en el que implican lógicamente nuestras convicciones
17

morales consideradas, y así también con respecto a los otros estándares de nuestra
lista.

Segundo, será bueno recordar que a más de establecer lo bien que una teoría satisface
estos estándares, parte de la evaluación de teorías morales impone compararlas entre
sí para ver lo bien que satisfacen dichos estándares. Como buscamos varias categorías
deseables en cada teoría moral, podríamos encontrar que varias teorías satisfacen
algunos, pero no todos, estos estándares en una u otra medida. Los medios para
evaluar una teoría moral pueden ser muy complicados.

Finalmente, algunos de los estándares son controversiales, otros no. Los estándares
de atractivo intuitivo y consistencia no son controversiales, pero otros, como por
ejemplo el principio de apoyo interno, son cuestionados por algunos filósofos
morales. Cuáles son los estándares apropiados para evaluar teorías morales son
preguntas de un sub-campo de la ética llamado metaética, que procedo a describir
brevemente en la próxima sección.

7. Algunas Observaciones Sobre el Campo de la Ética

La ética (frecuentemente llamada filosofía moral) es el campo de la filosofía que


investiga la moral. Hay dos ramas principales de ética: ética normativa y metaética.
La ética normativa investiga cuestiones de moral, y es común distinguir entre
cuestiones teóricas y de aplicación. Este libro es sobre teoría moral normativa; como
hemos visto, esta intenta contestar preguntas muy generales sobre qué hacer y cómo
ser. Teoría moral aplicada investiga la moralidad de prácticas y acciones específicas,
particularmente aquellas que son controversiales. Textos de ética aplicada
típicamente tratan temas morales como el aborto, la pena de muerte, eutanasia, y
otros, muchos de los cuales ya hemos mencionado.

La relación entre teoría moral y ética aplicada se puede pensar como similar a la
relación entre la ciencia pura (como la física) y la ingeniería. Precisamente, así como
las cuestiones de ingeniería involucran la aplicación de principios científicos a
proyectos y problemas de la vida real, del mismo modo en cuestiones de ética aplicada
frecuentemente se consideran temas que requieren la aplicación de principios de
teoría moral a problemas de la vida real.

Esta forma de concebir la relación entre el tipo de cuestiones generales desarrolladas


por la teoría moral y las preguntas morales más concretas desarrolladas por la ética
aplicada sugiere un orden natural de investigación ilustrado anteriormente por la
problemática del suicidio. Enfrentada con disputas morales sobre una variedad de
cuestiones morales, una persona pensante será llevada a hacerse preguntas sobre lo
correcto y lo incorrecto, bueno y malo, y por ende será llevada a hacerse las preguntas
desarrolladas por la teoría moral. La expectativa es que, contestando estas preguntas
teóricas más generales, se podrá después utilizar los resultados para contestar
correctamente preguntas morales más concretas sobre la moralidad del suicidio, la
pena de muerte, el aborto, y otros temas similares.
18

No obstante, como veremos en los capítulos que siguen, teorías morales que coexisten
nos dan respuestas que compiten con otras en temas generales de teoría moral. Esto
naturalmente nos lleva a preguntarnos cómo establecer cuál teoría moral es la
correcta. Preguntas sobre el conocimiento son parte de la rama de la investigación
filosófica llamada epistemología, que proviene del griego espisteme, o conocimiento.
De modo que una importante pregunta filosófica se refiere a cómo se puede conocer
afirmaciones morales en general y principios morales en particular. La rama de la
epistemología que trata esos temas se llama epistemología moral.

Por supuesto, preguntas epistemológicas sobre el conocimiento a su vez gatillan


preguntas filosóficas adicionales sobre el significado y la veracidad de las
afirmaciones morales. Para conocer realmente un principio moral, se debe aceptar
dicho principio justificadamente. Pero para estar justificado en aceptar una
afirmación, se debe comprender qué significa dicha afirmación, y esto a su vez
requiere que se sepa algo sobre que hace que la afirmación sea verdadera o falsa.
Preguntas sobre el significado son preguntas semánticas, y, por lo tanto, además de
cuestiones epistemológicas sobre la moral, existen cuestiones semánticas sobre el
significado de afirmaciones morales. Por ejemplo, cuando alguien dice que el aborto
es incorrecto, ¿qué significa dicha afirmación? La rama de la semántica que trata
dichas cuestiones de pensamiento y lenguaje moral se llama semántica moral.

Cuestiones sobre el significado se relacionan con preguntas metafísicas. La metafísica


es la rama de la filosofía que se pregunta sobre la naturaleza de la realidad – sobre lo
que existe (lo que es real) y su naturaleza última. Cuestiones sobre la existencia y la
naturaleza del espacio y del tiempo, sobre causalidad, sobre sustancia, y sobre
eventos son todos temas de investigación metafísica.

Existen también cuestiones metafísicas sobre la moralidad. Por ejemplo, ¿hay hechos
morales cuya existencia causa que una declaración moral verdadera sea verdadera?
Si es así, ¿qué tipo de hecho es un hecho moral? ¿Es un hecho que puede ser
científicamente investigado? Si es así, ¿qué tipo de hecho científico es? ¿Biológico?
¿Sociológico? ¿Antropológico? ¿Quizás una combinación de estos? ¿Son los hechos
morales (suponiendo que dichos hechos existen) algún tipo de hecho no científico?
Quizás hechos morales son hechos sobre la voluntad de alguna deidad. Algunos
filósofos han sido escépticos respecto a la existencia de hechos morales, negando que
existan. La rama de la metafísica que se ocupa de estas cuestiones se llama metafísica
moral.

Estas cuestiones epistemológicas, semánticas, y metafísicas sobre la moralidad se las


conoce típicamente como cuestiones metaéticas. Y la rama de la ética llamada
metaética (“meta” que significa “sobre”) se ocupa de dilucidar estas cuestiones. La
figura 1.4 resume las ramas principales de la ética.

Quiero hacer un comentario final pero importante sobre la distinción entre ética
normativa y metaética. La descripción que he dado sugiere una clara y limpia
19

divisoria entre ambas. Pero, como veremos, no existe tal clara y limpia diferencia. Una
teoría moral no solo intenta descubrir principios morales verdaderos y correctos,
sino que también se aboca a justificar o demostrar dichos principios. Por ende,
cuestiones relativas a la manera correcta de justificar o demostrar principios morales
en particular y afirmaciones morales en general, están necesariamente involucrados
en la creación de una teoría moral normativa. Es decir, cuestiones epistemológicas
con respecto a la justificación (como así también toda suerte de cuestiones
semánticas y metafísicas metaéticas que surgen naturalmente en relación con
cuestiones epistemológicas) yacen bajo la superficie cuando nos involucramos en
teoría moral. He restringido al mínimo las discusiones metaéticas. Sin embargo,
como el lector descubrirá, las cuestiones metaéticas surgirán a lo largo de este libro.7

Figura 1.4 Ramas Principales de la Ética

Ética
(Investigación filosófica de la moralidad)

Ética normativa Meta ética


(Tratar de responder preguntas morales) (Tratar de responder preguntas no
morales sobre la moralidad)

Teoría moral Ética aplicada Semántica moral Metafísica moral Epistemología moral
(cuestiones (cuestiones (cuestiones (cuestiones sobre (cuestiones sobre el
morales morales par- sobre el por ejemplo la conocimiento y la
generales; ticulares significado naturales y justificación de
que hacer sobre de afirma- existencia de afirmaciones
como ser) aborto, ciones hechos morales) morales)
violencia, morales)
sexo, etc.)

8. Breve resumen de lo que viene

En los capítulos que siguen examinaremos ejemplos representativos de las siguientes


teorías: teoría del mandato divino, relativismo moral, teoría del derecho natural,
utilitarismo, la teoría moral de Kant, pluralismo moral, la ética de la virtud, y
particularismo moral. Cada capítulo se ocupa de una de estas teorías, aunque el
utilitarismo está cubierto en dos capítulos debido a las muchas variantes de este tipo
de perspectiva.
20

En cada capítulo presento a los lectores los conceptos principales de la teoría en


discusión y procedo después a desarrollar una versión de la teoría (en algunas
ocasiones presento la versión clásica y una más moderna) seguida por una evaluación
crítica de la teoría. La evaluación crítica involucrará típicamente referencias a uno o
más de los seis estándares/desiderata discutidos más arriba.

En la presentación de cada teoría uno de los focos será su teoría de la conducta


correcta. Y para algunas de ellas, pero no todas, también tendremos que examinar la
teoría del valor no moral que propone como base para entender la conducta correcta.
(Recuérdese que algunas teorías morales establecen que el estatus deóntico de una
acción depende de consideraciones de valor no moral.) Las teorías del valor moral,
como veremos, no juegan un papel importante en muchas de las teorías morales que
examinaremos (o por lo menos no reciben tanta atención en dichas teorías). Por
ende, en mi tratamiento de algunas teorías, el valor moral no se menciona mientras
en otras se lo menciona solo brevemente.

Un comentario final: todas las teorías morales descriptas en los siguientes capítulos
se construyen en base a ideas ampliamente reconocibles que serán familiares para la
mayoría de los lectores. (Recuérdese el estándar del atractivo intuitivo.) La idea de
que la moral está basada en los mandamientos de Dios es familiar y es central para la
teoría del mandato divino. La idea de que la moral es simplemente relativa a la
cultura es igualmente familiar y es la llave en versiones del relativismo moral. La idea
de que la moral requiere que no nos opongamos a la naturaleza o hagamos algo que
no sea natural se relaciona con la teoría del derecho natural. La teoría moral
utilitarista trabaja con la idea que la moralidad de una acción depende de cómo afecta
la felicidad humana, mientras que la idea de que la moralidad involucra respetar a las
personas es central en la teoría moral de Kant. Se puede pensar en estas teorías como
un esfuerzo en pos de desarrollar estas ideas conocidas en forma filosóficamente más
rigurosa.

Por ende, aunque el estudio de estas teorías morales pudiera ser una experiencia
nueva para muchos de los lectores, muchas de las ideas que estas reflejan son bien
conocidas. Este libro es una invitación a explorar ideas que frecuentemente son
dadas por supuesto y frecuentemente comprendidas solo vagamente.

Notas
21

1 Por ejemplo, en 1997, la Corte Suprema Federal de los EEUU consideró que, aunque los individuos no poseen el derecho de
suicidarse con ayuda médica, nada impide a los estados (provincias) establecer dicha práctica.

2 Por conveniencia uso el pronombre masculino cuando me refiero a Dios.

3 Frecuentemente se comparan los principios morales con reglas morales. Una regla moral (que concierne a la conducta
correcta) es menos general que un principio y declara que un tipo particular de conducta es correcta o incorrecta. Cada uno de
los Diez Mandamientos, por ejemplo, expresa una regla moral. El papel que juegan las reglas morales en la teoría moral será
explorado en capítulos siguientes.

4 En el capítulo 10 discutiremos en más detalle la relación entre principio moral y los supuestos sobre la unidad subyacente
de los fenómenos morales.

5 Nótese que una teoría moral no viola el estándar de consistencia por afirmar meramente que sus principios implican, por
ejemplo, que mentir en general es incorrecto y a la vez produce el veredicto de que en un caso particular la instancia particular
de la mentira no es incorrecta (siempre y cuando la teoría pueda explicar la diferencia entre las mentiras que son incorrectas y
aquellas que no lo son).

6 En capítulos posteriores será útil distinguir entre un sentido fuerte y un sentido débil de apoyo interno. Un principio moral
recibe un fuerte apoyo interno de creencias morales consideradas cuando el principio (junto con información fáctica
relevante) implica lógicamente la creencia considerada. Un principio moral recibe apoyo interno débil cuando el principio es
simplemente consistente con la creencia moral considerada.

7 Un panorama más detallado del campo de la metaética se puede encontrar en Timmons, 1999, capítulo 1.

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