Cuando Dios Le Habla
Cuando Dios Le Habla
Cuando Dios Le Habla
1 SAMUEL 3:1-5
El joven Samuel servía (ministraba) al SEÑOR en presencia de Elí. La palabra del
SEÑOR escaseaba en aquellos días, y las visiones no eran frecuentes.
2 Y aconteció un día, estando Elí acostado en su aposento (sus ojos habían
comenzado a oscurecerse y no podía ver bien ),
3 cuando la lámpara de Dios aún no se había apagado y Samuel estaba
acostado en el templo del SEÑOR donde estaba el arca de Dios,
4 que el SEÑOR llamó a Samuel, y él respondió: “Aquí estoy .”
5 Entonces corrió a Elí y le dijo: “Aquí estoy, pues me llamaste.” Pero Elí le
respondió: “Yo no he llamado, vuelve a acostarte.” Y él fue y se acostó.
6 El SEÑOR lo volvió a llamar: “¡Samuel!” Y Samuel se levantó, fue a Elí y le
dijo: “Aquí estoy, pues me llamó.” Elí respondió: “Yo no te he llamado, hijo
mío, vuelve a acostarte.”
7 Y Samuel no conocía aún al SEÑOR, ni se le había revelado aún la palabra
del SEÑORa.
8 El SEÑOR volvió a llamar a Samuel por tercera vez. Y él se levantó, fue a Elí
y le dijo: “Aquí estoy, pues me llamó.” Entonces Elí comprendió que el SEÑOR
estaba llamando al muchacho.
9 Y Elí dijo a Samuel: “Ve y acuéstate, y si El te llama, dirás: ‘Habla, SEÑOR,
que Tu siervo escucha.’ ” Y Samuel fue y se acostó en su aposento.
10 Entonces vino el SEÑOR y se detuvo, y llamó como en las otras ocasiones:
“¡Samuel, Samuel!” Y Samuel respondió: “Habla, que Tu siervo escucha.”
Introducción
La extorsión se ha convertido en uno de los delitos más frecuentes en la
actualidad. Hace algunos años se pensaba que esto solo ocurría en las grandes
ciudades. Pero cada vez escucho que más personas y aun hermanos están
siendo víctimas de la mala voluntad de estas gentes que se dedican a vivir de la
inocencia o la curiosidad de las personas.
Atienda a su llamado
Qué gran bendición comenzar a servir a Dios cuando uno es joven. Hay muchos
beneficios. Pero también cuando somos jóvenes uno hace muchas cosas que no
piensa que pueden traer consecuencias. Yo recuerdo bien que cuando tenía
como dieciocho años en una ocasión en el grupo de jóvenes llego un joven de la
iglesia con la cara golpeada y luego le preguntamos que era lo que había
pasado y este joven dijo que lo habían golpeado unos vagos. Pero luego
supimos que este joven quería ser parte de un grupito de vagos de la colonia y
la condición para ser aceptado era aventarse un tirito con uno de ellos. Así que
el joven se envalentonó pero así le fue. Yo quiero decirte joven que debes tener
cuidado con las decisiones que tú tomas.
No solo servía a Jehová Dios, sino que además estaba sujeto al sacerdote.
Reconocía que había liderazgo entre el pueblo de Dios y el se sometía al
liderazgo puesto por Dios. También dice la Escritura que Samuel dormía en la
casa de Jehová donde estaba el arca de Dios. Samuel era constante en la casa
de Dios. No solo servía sino que aun dormía en la casa de Dios. ¿Cuántos son
como el joven Samuel? Samuel era un joven cuyo corazón estaba enfocado en
Dios. Era un joven de un gran testimonio.
Vs. 3 Samuel estaba durmiendo donde estaba el arca de Dios, y antes que la
lámpara fuese apagada, Dios llamó a Samuel. Así que recordemos que Samuel
era primero, un joven, luego servía en la casa de Dios, y en tercer lugar nos
dice la escritura que Samuel dormía en la casa de Dios. ¡Qué bendición tener
hijos como Samuel!
Tres virtudes interesantes en la vida de Samuel, pero había algo que le hacía
falta a Samuel. Samuel servía a Dios, pero él necesitaba conocer de manera
personal al Dios al cual él servía. Todo aquel que sirve a Dios, necesita estar
verdaderamente preocupado en conocer a Dios cada día. Muchas personas van
a la iglesia y aun sirven, cantan en el coro, tienen cargos, enseñan en la escuela
dominical, pero cuántas cosas no pueden hacer allá afuera. Qué cosa tan
terrible es excusarse en un cargo en la iglesia porque nada de esto nos dará
seguridad ante Dios. Y es que muchos creen que por lo que uno puede hacer
dentro de la iglesia, uno puede estar agradando a Dios. Pero no podemos nunca
engañar a Dios. A Dios no lo complacemos con las cosas que hacemos dentro
de la iglesia el domingo, sino con lo que vivimos los demás días de la semana.
Pero Samuel, ni aun por ser joven, ni porque servía a Dios, ni aun por dormir en
la casa de Dios, ninguna de estas cosas era evidencia de que Samuel conociera
a Dios. Vs. 7 Pero Samuel no había conocido aun a Jehová, ni su palabra le
había sido todavía revelada.
Hay algo que todos sabemos y que aun así muchas veces desatendemos.
Podemos hacer muchas cosas sin estar conociendo a Dios. Podemos tener un
ministerio dentro de la iglesia, el más destacado si ustedes quieren, podemos
cantar en el coro, podemos dirigir y enseñar, pero eso no indica que estemos
atendiendo nuestra vida espiritual. Eso es sencillamente atender el cargo, u que
bueno fuera que lo hiciéramos todos, pero no significa atender a Dios. Si
descuidamos a Dios, no hay servicio que cuente.
Pero Dios sabía que el joven Samuel no le conocía aun, entonces Dios decidió
llamarle: Samuel. Yo espero que usted entienda que Dios le está llamando. Yo
deseo que usted reconozca que Dios tiene un llamado para usted. Así que le
invito para que atienda a Dios.
Y el hecho es que Dios nos llama. Y el tiempo en que estamos viviendo hoy en
día es un tiempo en el cual Dios nos sigue llamando. Cada día Dios nos llama y
la hace de forma personal. Hoy en este preciso momento Dios le está llamando.
Vea usted que la Palabra de Dios nos dice que Dios llamó a Samuel diciéndole:
-Samuel-. Entonces, ¿qué hizo Samuel? Salió corriendo hacia el sacerdote Elí y
le dice: “Aquí estoy, ¿Para qué me ha llamado?”. Pero el sacerdote Elí le
dijo: “yo no te he llamado” (vs. 5).
Sabe que estas palabras nos dicen algo muy especial. Y esto es que nuestro
llamado no viene de hombre alguno, sino que viene de Dios. Yo no he llamado a
nadie. Entienda esto, yo no le he llamado a usted. Es Dios quien le ha llamado.
No es conmigo con quien debe pelear, no es conmigo con quien deba
justificarse y quedar bien. Hágalo con Dios, porque es Dios quien le ha llamado.
Mire lo que dice el vs. Cuando Samuel vino a Elí, y le dijo: -Aquí estoy,
¿para que me llamaste? Y Elí le respondió: -Yo no te he llamado. Y
cuando Dios no le llame a usted, también Dios le dirá que en realidad
el no le está llamando. Pero hay también quienes dicen ¿será que Dios me
está llamando? Y resulta que tiene uno todas las cosas al revés. Los hijos se
revelan, el trabajo está mal, el matrimonio está mal, y uno se pregunta ¿será
que Dios me está llamando? Si, Dios le está llamando, pero usted no quiere
responder.
Fíjense que a veces uno ve el número de alguien con quien no desea hablar y
luego uno dice: ah, no quiero contestar. Oye, que te estuve llamando. Ah, pero
no me di cuenta. Y el teléfono estuvo timbre y timbre. Es mas lo ponen en el
vibrador. Y luego ve uno en el identificador y aparecen cinco llamadas perdidas.
Y es así que Dios llama. --Yo creo que me está llamando el novio--. --Yo creo que
me están llamando para ir a pasear--. –Ah, seguramente me gané un premio--.
Pero luego ve uno y dice: ah, es Dios. No voy a contestar. Voy a seguir igual. No
voy a responder. Voy a seguir con mis mismos pecados. Y luego tratamos de
culpar a otros. ¡Cómo voy a atender el llamado de Dios, si tengo mucho
trabajo!.
No, hasta que yo no vea a Dios claramente no voy a creer. Pues siga a sí y a ver
si no ve a Dios. Hermanos. Dios está llamando.
Entonces dice la Escritura que Elí dijo a Samuel: -Yo no te he llamado. Así que
Samuel se fue a descansar.
Pero Jehová Dios volvió a llamar a Samuel. Y Samuel de nuevo fue hasta
Elí y le dijo de nuevo: -Heme aquí. Y el sacerdote le dice: Yo no te he llamado,
vuélvete a dormir. Y Samuel no entendía que Dios le llamaba porque
aun no conocía la voz de Dios.
Dios sabía que Samuel aun no le conocía. Pero Dios quería que Samuel le
conociera. Así que llamó por tercera vez: -Samuel, Samuel. Y Samuel se
levantó y vino a Elí y dijo: “Heme aquí”. ¿Cuántas veces llamó Dios a Samuel?
¿Cuántas veces quiere que Dios le llame a usted? Joven, ¿cuántas veces
quieres que Dios te llame? Hermano, hermana, ¿cuántas veces quiere que Dios
le llame?
Oiga hermano, que vamos hacer esto para Dios. No puedo ahora. Hermano
capacítese para servir a Dios. Es que a mi no me va a pagar la iglesia. Es que
tengo mucho trabajo. Y al rato el hermano pierde el trabajo y de todos modos
no tiene tiempo. Sabe que conozco un hermano que decía, no es que yo llego
cansado del trabajo el sábado y por eso casi no puedo ir el domingo al culto.
Pero cuando Dios me cambie este trabajo voy a ir al culto. Y a los 5 meses el
hermano se accidentó en su casa, cayendo de una barda. Se puso tan malo que
lo hospitalizaron y cuando escuchó que quizás perdería la pierna, salió del
hospital y fue y se atendió en otro hospital. Estuvo semanas allí, sin dinero para
poder pagar. Perdió su trabajo, perdió su seguro y ahora no puede trabajar más.
Y sabe una cosa, es hora que aun no puede ir al templo.
Jehová entonces llamó la primera vez, la segunda vez y una tercera vez más.
Así que Elí entendió que se trataba de Dios. Entonces le dijo a Samuel, ve y
acuéstate, Y si volvieres a escuchar dile: -- habla Jehová, porque tu siervo está
pronto para escucharte.
Esto es lo que usted y yo debemos aprender a decir. Habla Señor, porque tu
siervo oye. Y en la medida que atendamos a Dios, vendrá así la bendición de
Dios. Pero Dios nos llama una y otra, y otra vez. Y luego Dios ya no solo nos
habla, sino que nos comienza a gritar, pero nos hacemos sordos. Ignoramos a
Dios. En la medida que nos hagamos locos, nos apartaremos mas de le
bendición de Dios. Sabe que es cierto que siempre hay mejores personas que
usted y yo para servirle a Dios, pero Dios es tan bueno, que aun sabiendo todas
nuestras grandes deficiencias nos ha tomado por dignos para servirle, solo
porque él es misericordioso.
Pero la respuesta que todos debemos dar es: Habla porque tu siervo oye.
Pero Samuel entendió que Dios le llamaba. Y aquel joven respondió a Dios:
Heme aquí, habla porque estoy pronto para escucharte Señor. Y Dios le
respondió: -He aquí que yo haré una cosa de tal magnitud en mi pueblo, que
aquel que la oiga le dolerán los oídos.
Hermanos, Dios nos llama para hacer cosas grandes entre su pueblo. Dios
quiere que bendiciones grandes vengan a nuestra vida. Dios quiere darnos más
de si, más crecimiento. Él quiere bendecir nuestra familia y nuestra vida. Pero
Dios nos llama una y otra vez y no podemos asegurar que Dios lo vuelva a
hacer. Y eso es desperdiciar la oportunidad de responderle a Dios.