Arq Moderna Vol 1 PDF
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Colaboradores:
La mayor parte de las obras presentadas en esta publicación es una selección del material contenido en investigaciones y proyectos de tesis
de los alumnos del doctorado en Proyectos Arquitectónicos “La Forma Moderna” que se imparte en la ETSAB –UPC, la información referente
a las biografías, bibliografías y selección de obras de cada arquitecto es responsabilidad de sus autores: “Revista Proa” de Felipe Ariza;
“Mario Roberto Álvarez” de Guillermo Posik; “Oswaldo Arthur Bratke” de Ander Aginako; “Hans Broos: La Casa Zipser” de Leandro Rotolo;
“Vilanova Artigas y Londrina” de Carla Cristina López; “Colombia: Arquitectura Moderna“ de María Pía Fontana; “Jaime Sanfuentes Irarrazaval,
arquitecto: 15 Obras” de Kenneth Gleiser; “Augusto H. Álvarez”de Eric Valdez; “Francisco Artigas en San Ángel” de Claudia Rueda;
“Aproximación a la obra de Enrique Carral” de Felipe Dorado Chavarría y Bernardo Fernández Varela; “El proceso de construcción formal en
la obra de Vladimir Kaspé” de Carlos Iván Rodríguez Herrera; “Hotel Presidente, 1958” de Carlos Rodríguez; “Ramón Torres y Héctor
Velázquez, 1950-1962“ de Pedro Strukelj; “Arquitectura Moderna Mexicana en los años 50” de Eric Cuevas; “El Proyecto como revelación,
en la obra de Luis García Pardo (1955-1965)” de Diego López de Haro; “Mario Payssé y Rafael Lorente” de Martín González Luz;
“Arquitectura Moderna y Calidad Urbana: El edificio Ciudadela 1958-62 de Raúl Sichero” de Pablo Frontini.
Agradecimientos:
A Lourdes Cruz por su colaboración desde el Archivo de Arquitectura de la UNAM, a Luis Villacorta por facilitarnos el documento Peruano de
la Agrupación Espacio, a María Pía Fontana y Miguel Mayorga por acercarnos al panorama de la Arquitectura Moderna en Colombia y,
especialmente, a Helio Piñón que desde el Doctorado en Proyectos Arquitectónicos ha estimulado permanentemente nuestra actividad.
Oscar Niemeyer, Lucio Costa, Mario Pani, Luis Barragán... O, hablando de una
generación más joven, Paulo Mendes da Rocha, recientemente galardonado con el PRESENTACIÓN
premio Pritzker de arquitectura, son sólo algunos de las grandes iconos de la arquitectura A LA SEGUNDA EDICIÓN
moderna en América Latina.
Sin embargo, más allá de estos maestros ilustres, reconocidos internacionalmente,
muchos otros arquitectos practicaron excelentemente, a mediados del siglo XX, una
arquitectura vinculada al Movimiento Moderno, que dio como resultado una amplia
producción en muchos países del área latinoamericana, aunque hasta el momento
escasamente divulgada.
Es precisamente con ánimo de difundir la obra de estos arquitectos que han tenido
una menor proyección, pese a ser autores de proyectos muy interesantes, que hace tres
años se inició una estrecha colaboración entre el grupo de investigación “Forma
Moderna” de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) y Casa Amèrica Catalunya
(en aquel momento todavía Institut Català de Cooperació Iberoamericana –ICCI-).
Fruto de esta colaboración ha nacido la colección “Documentos de arquitectura
moderna en América Latina. 1950-1965” que cuenta ya con tres volúmenes que han
tenido una cálida aceptación, el primero de los cuales –el que el lector tiene entre
manos- está siendo objeto de la su segunda edición, agotada su primera edición.
Teresa Rovira
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OBRAS
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Esta selección reúne veinte arquitectos de América Latina de cada uno de los cuales
se documenta gráficamente una obra. Cada sección dedicada a un autor se completa
PRESENTACIÓN
con una breve reseña biográfica, una selección de obras y una bibliografía específica
cuyo objeto es situar la obra en el contexto general del autor y de su época. El modo en
DE LAS OBRAS
que se presenta el proyecto es consecuente con la aproximación a la obra de arquitectura
que se realiza desde las investigaciones realizadas en nuestro programa de doctorado
bajo la dirección de Helio Piñón y Teresa Rovira.
Las plantas y secciones que se incluyen, en la mayoría de las ocasiones, han sido
redibujadas por los propios los alumnos. El esfuerzo de afrontar el dibujo del proyecto, a
veces, contando tan sólo con documentación parcial, haciendo hipótesis de secciones
constructivas, implica un acto creativo y conlleva un conocimiento del proyecto que
resulta inaccesible por ningún otro método.
En algunos casos, las fotografías también se deben a los propios estudiantes. La
experiencia directa de la obra y su expresión gráfica en imágenes lleva implícito el ejercicio 17
del juicio estético: la mirada reconoce, selecciona, aísla. Cada imagen supone, en realidad,
el reconocimiento del sentido de una rigurosa organización formal y es, a la vez, testimonio
visual de un acto de concepción.(1)
El material se ha ordenado para mostrar la pertinencia del edificio desde su relación
con el espacio urbano o entorno natural en el que se emplaza, hasta la configuración de
los cerramientos o la cualificación de los espacios interiores.
En cuanto a la elección de los autores, algunos como Villagrán García, o Cuéllar,
Serrano y Gómez son pioneros de la arquitectura moderna de su país; otros como Hans
Broos, Torres y Velázquez pertenecen a las generaciones posteriores que recogen el testigo
de los precursores. También existen diferencias en cuanto al volumen de la obra construida
o su reconocimiento público: Álvarez, en Argentina o Vilanova Artigas en Brasil, son
responsables de obra extensísima; por el contrario, García Pardo o Jaime Sanfuente,
tienen producción cuantitativamente menor, y poco o nada divulgada, pero no por ello
nos interesa menos. Por encima de todo se ha buscado fijar la atención en el proyecto de
arquitectura y en su consistencia formal.
En cuanto la arquitectura pertenece a una disciplina artística, resulta pertinente en
este preámbulo precisar un poco más la mirada con la que nos acercamos a la obra y
delimitar el ámbito de conocimiento que nos ocupa.
Nuestro punto de vista es el del proyectista, y se funda en la capacidad de ver las
obras desde dentro. En nuestro ánimo está activar los proyectos, revivirlos. No nos
consideramos meramente público, sino quien co-realiza la obra desde el conocimiento
del hacer, de la técnica. Se persigue una comprensión activa que exige conocimiento e
imaginación. Proponemos el esfuerzo de convivir con la obra, con sus tanteos, cálculos,
ajustes, en la lógica de su producción unidad de acción y reflexión. De esta manera se
evita verlo simplemente como resultado de la inspiración y se puede avanzar en la conciencia
del proyecto arquitectónico. La comprensión de la obra que buscamos debe responder a
una proximidad con el objeto artístico de la que solamente es capaz, como dice Adorno,
quien él mismo produce con responsabilidad. (2)
Paul Valéry, poeta e intelectual francés, decía que “pensando en lo que otro ha
pensado podemos hallar entre sus obras ese pensamiento que proviene de nosotros,
podemos rehacer ese pensamiento a imagen del nuestro, es nuestro propio funcionamiento
y sólo él el que puede ensañarnos algo sobre cualquier cosa.”(3)
El arquitecto que afronta este tipo de análisis tiene que convocar el conocimiento
profesional y práctico para reconocer los problemas que el proyecto plantea y que van
más allá de los requerimientos funcionales o económicos impuestos por el promotor en
cada caso. Tal como dice Helio Piñón, en toda arquitectura auténtica el programa dado
establece las condiciones de la solución, pero no plantea la naturaleza del problema: el
propio autor define el problema que se propone resolver, identifica la naturaleza de un
conflicto formal que el programa, el mero enunciado de los requisitos funcionales y
económicos, habitualmente oculta. (4) Al afrontar el análisis de la obra hay que identificar
la cuestión que en cada caso el autor consideró relevante y específico de esa determinada
18 situación. El estudio se ha de encaminar a desvelar las claves de la consistencia formal
de la obra: detectar la necesidad de la que el autor consigue dotar a la obra, que
responde ante todo al sistema de relaciones que vincula las partes, más que a cualquier
condición o instancia exterior, y comprender el modo como cada una de estas partes
trabaja.
Nos interesan sobre todo aquellas obras que se orientan hacia valores universales,
abstractos. Universales en cuanto contienen también la condición de específico, es decir,
que no omiten lo particular sino que lo conservan en sí y lo llevan a lo vinculante.
Para este análisis arquitectónico es imprescindible centrar la atención en la obra
propiamente dicha, en su determinación material y física representada en la documentación
gráfica, dejando de lado conjeturas ideológicas o filosóficas.
Distintos aspectos de la realidad requieren modos diferentes de descripción. Así, aunque
parezca ingenuo o irrelevante precisarlo: el dibujo y la fotografía son los modos más
convenientes y más precisos para especificar la construcción de un edificio y comunicar
la arquitectura. El inadecuado acercamiento al objeto de estudio puede perturbar e incluso
impedir el avance del saber en la disciplina. La analogía con otro ámbito de conocimiento
puede aclarar la importancia de esta circunstancia. Keith Devlin, matemático y divulgador,
explica como la adopción de una adecuada notación para trabajar con las estructuras
abstractas de las que se ocupan las matemáticas es lo que ha permitido el progreso de
esta ciencia. Para ello pone el ejemplo de la ley conmutativa de la adición. Esta puede
expresarse verbalmente de la forma: “cuando se suman dos números, no importa su
orden”. Sin embargo, los matemáticos para referirse a esta ley emplean la expresión:
“m+n=n+m”. Devlin explica como, dada la complejidad de las estructuras matemáticas,
el uso de la expresión verbal hubiera impedido el reconocimiento de patrones de relación,
sin los cuales hubiera resultado imposible el asombroso desarrollo de esta materia hasta
nuestros días. (5) Este inciso sirve para llamar la atención hacia el modo de representación
adecuado también en el estudio de la obra de arquitectura.
En ocasiones, las palabras pueden llegar a perturbar la visión de lo que se ofrece
evidente. La precisión que transmite la documentación gráfica supera con creces la inmensa
mayoría de las veces, a la del discurso escrito que la pudiera acompañar. La palabra no
puede sustituir aquello que no se expresa, y no existe, más que con medios arquitectónicos.
Las imágenes y los dibujos representan la arquitectura, mediante ellos se trata de comunicar
la percepción de lo que experimentamos, al interpretarse por un observador competente
se convierte en parte de nuestra experiencia. Paul Valéry advertía a principios de siglo XX
que “... la mayoría de la gente ve con el intelecto mucho más menudo que con los ojos.
En lugar de espacios coloreados, conocen conceptos (...)Perciben, más bien, según un
léxico que según su retina, (...) la utilidad de los artistas sería la conservación de la
sutileza e inestabilidad sensoriales, que un artista moderno debe perder las dos terceras
partes de su tiempo intentando ver lo que es visible y, sobretodo, no ver lo que es invisible.”
(6)
De este modo entra en juego lo que llamamos “intelección visual”, expresión que
define la percepción a la vez sensible e intelectual del arte y que diluye las fronteras entre
mirar y proyectar, perfeccionando la capacidad crítica. (7) 19
En todo caso, estas obras son un estímulo intelectual para profundizar con espíritu
crítico en las conquistas de la modernidad y para ensanchar sus límites culturales.
Cristina Gastón
NOTAS: