Tita 100
Tita 100
Tita 100
Otros títulos “En su casa se empezó a armar el grupo campeón de la Supercopa MARCELO IZQUIERDO
88. Le daría una parte importantísima del título. Era una mujer tre-
MARCELO IZQUIERDO
TITA
mendamente positiva y extraordinariamente ganadora. Nos fortale-
PIES NEGROS ció y mucho como grupo. Los partidos los empezamos a ganar ahí,
Marcos González Cezer
en el trato cotidiano con ella” (Ubaldo Matildo Fillol)
EL JARDIN DE LOS EKEKOS
Julio Boccalatte “Cuando llegamos a Escocia nos fue a recibir un grupo de hinchas y
cuando la vieron empezaron a gritar ¡Tita, Tita, Tita! Entonces le diji-
PERONISMO Y DEPORTE mos: ¡Tita sos más famosa que nosotros!” (Humberto Bocha Maschio).
La historia completa LA MADRE DE LA ACADEMIA
(1945-2015)
“Nunca voy a olvidar su cara cuando metí el segundo gol en el 2 a 1
Osvaldo Alberto Jara
al Celtic en Avellaneda. Salí disparado para abrazarla pero nunca pu-
Marcelo Izquierdo nació en Buenos
DEPORTE, DESAPARECIDOS de llegar a ella entre los abrazos de todos. Solo veía su rostro, ahí,
Aires en 1965. Fue corresponsal en
Y DICTADURA cerquita. Nunca la vi tan contenta” (Juan Carlos Chango Cárdenas).
Cuba, Venezuela y Brasil de la
Gustavo Veiga
agencia de noticias italiana ANSA en
“Fue una hermana mayor, por no decir una madre, de corazón
AL ARCO
www.librosalarco.com.ar
TITA
100 años de la
madre de La Academia
Marcelo Izquierdo
Izquierdo, Marcelo
Tita : 100 años de la madre de la Academia / Marcelo Izquierdo. - 1a ed . -
Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Alarco Ediciones, 2019.
200 p. ; 20 x 14 cm.
ISBN 978-987-1367-81-8
¦ Prólogo ¦
“¿Alguien le habrá explicado a esa cámara que Tita era el bien más
preciado del club?” Marcelo Izquierdo recuerda que en 1999 una
cámara judicial había ordenado “la clausura y liquidación de los
bienes” de Racing.
Que “Racing Club asociación civil”, como llegó a decir la síndico
Liliana Ripoll, “ha dejado de existir”. Racing tenía (tiene) títulos,
cracks, golazos, historia y glorias eternas. Pero Tita (Elena Marga-
rita Mattiussi), nos dice Izquierdo, era “su bien más preciado”. Es
uno de los tramos más emotivos de “Tita”, un libro que es un can-
to de amor a lo más profundo que tiene el fútbol: a aquellos que
le dieron todo y jamás pidieron nada a cambio. Solo lealtad.
¦5¦
¦ Marcelo Izquierdo ¦
ta: “¿alguien le habrá explicado a esa cámara que Tita era el bien
más preciado del club?”
Compartí con Marcelo Izquierdo el mejor de los lugares pa-
ra saber cuánto quiere uno a su equipo: la oficina. Convivimos lar-
gos años en la agencia de noticias italiana ANSA. Cientos y cien-
tos de días lunes. De chicanas y cargadas mutuas después de cada
fecha. Aprendí a envidiarle tanto amor por su territorio. Por el “La-
ma” de su Devoto eterno (lean “Carceleros”, su historia del club
Lamadrid). Y por la Acadé. Pero el que quiere en serio al fútbol,
como Izquierdo, quiere algo más que una buena victoria. Quiere a
los pilares que sostienen por qué el fútbol, pese a todo, sigue sien-
do lo que es. Eso que representaba Tita. Eso que nos escribe Iz-
quierdo.
“Tita” nos engancha ya desde el inicio. Desde su nacimien-
to después de dos primeros bebés fallecidos. Su nacimiento hace
cien años allí mismo en la cancha, en Alsina y Colón, debajo de la
tribuna de madera del viejo estadio, en una casilla donde vivían
sus padres, inmigrantes italianos empleados del club. “Una mujer
en una cancha de fulbo”, como dice la propia Tita en uno de los
tantos documentos inolvidables que Izquierdo encontró después de
tardes y tardes enteras en la Biblioteca Nacional o en el archivo de
Racing y en sus decenas de entrevistas a ex jugadores, allegados,
familiares y pibes de la pensión. “La cámara de TV -nos dice Iz-
quierdo- la envuelve: ojos café, párpados caídos, pelo corto hasta
la mitad de las orejas, voz aguda y una sonrisa que ya ha regala-
do algunos dientes. Habla y emociona. Sus manos están curtidas
por el jabón blanco”.
Una “mamá de Racing” que jamás se casó ni tuvo hijos, pe-
ro sí amores fugaces y sufridos, que Izquierdo retrata con ternura
y respeto, lejos de esa insistencia algo cargosa que metían en no-
tas de El Gráfico (fue entrevistada por Borocotó) y hasta de la re-
vista partidaria del club. Son notables las reconstrucciones de épo-
ca de “Tita”. Como las publicidades de habanos Condal en El Gráfi-
¦6¦
¦ TITA ¦ 100 años de la madre de La Academia ¦
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¦ Capítulo I ¦
TITINA
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¦ Marcelo Izquierdo ¦
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¦ TITA ¦ 100 años de la madre de La Academia ¦
rió sin saber por qué. Todavía no había cumplido los dos años
de edad. Ida cayó en un profundo silencio.
Cesare entendió entonces que ya no tenían nada que
hacer allí. La Primera Guerra Mundial se aproximaba con un re-
guero de pólvora que solo esperaba ser encendido para arra-
sar todo un continente. Pavía di Udine se convertiría pronto
en un polvorín ante la proximidad del frente bélico italiano.
Cesare Mattiuzzi e Ida Dorigo se cansaron de llorar. El
futuro que buscaban en aquél triste 1913 se escurría cada
día entre los surcos de los campos y las grietas de un pue-
blo migrante. ¿A dónde ir entonces?
El destino eligió Buenos Aires, la misma “América” que
persiguieron tantos otros millones de italianos que llegaron
a la Argentina entre 1880 y 1950. Se despidieron un sábado,
embarcaron un lunes. El tenía 23 años, ella 24. El “Duque de
Aosta” zarpó desde el puerto de Génova. Fueron veintiséis
días a través del océano en un camarote de tercera.
El viaje fue extenuante. Apenas llevaban lo necesario.
Largas horas en cubierta. Charlas con compatriotas faméli-
cos de esperanza. Sueños. Finalmente llegaron a la Dársena
Sur, en el puerto de La Boca. Con ellos, decenas de matrimo-
nios jóvenes italianos esperaban iniciar una nueva vida.
Pero algo pasó el día en que la pareja desembarcó en
el puerto. Un hecho que se repetía hasta el hartazgo en esa
masa de migrantes que pisaban tierra porteña.
– ¿Nombre?
– Cesare Mattiuzzi.
– ¿Cesar qué?
– Mattiuzzi.
El acento friulano de Cesare era muy cerrado y el em-
pleado del registro migratorio estampó un más simple Cesar
Mattiussi. El apellido cambiaría con los años en los registros
de Racing. En distintas épocas aparecería como Mattiussi,
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¦ Marcelo Izquierdo ¦
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¦ TITA ¦ Los 100 años de la madre de La Academia ¦
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¦ TITA ¦ 100 años de la madre de La Academia ¦
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¦ TITA ¦ 100 años de la madre de La Academia ¦
Pero más que otra cosa, por sobre todo, Barceló era
hincha de Racing. Su sobrino, Hugo Martín Barceló, llegó a
ser un gran goleador de esos años con la camiseta de la Aca-
demia.
Así, Racing, en su zona de influencia, era el equipo del
“poder”, el club de Barceló. En cambio, Independiente se
identificaba más con la Unión Cívica Radical y los socialistas.
Racing se beneficiaba con ese coqueteo: tenía mucho
apoyo de comerciantes, de las clases pudientes y de la in-
tendencia. Pero paradójicamente los sectores populares, los
criollos y los hijos de la inmigración, se apasionaban con esa
camiseta celeste y blanca que no paraba de cosechar títulos.
Los extremos se tocaban en la cancha.
Titina nació en una era dorada. Racing tenía al mejor
equipo del fútbol argentino, imbatible, popular y cobijado
bajo el ala del poder conservador. Era una época de amateu-
rismo solapado –o “marrón” como se lo denominaba enton-
ces– y en eso Racing era todo un especialista.
Faltaban más de diez años para que se iniciara el pro-
fesionalismo en la Argentina. Pero los futbolistas de los
grandes equipos se las ingeniaban, con la ayuda de sus clu-
bes, para tener un buen pasar económico y así dedicar sus
mayores energías a la pelota. Esa era la gran diferencia con
otros clubes más humildes cuyos jugadores apenas tenían
tiempo de entrenar y dar dos pases seguidos entre semana.
El poder, como sucedería también en otras épocas, ayu-
dó entonces a la flamante Academia. Buenos empleos, buen
fútbol. Así el histórico zaguero Armando Reyes trabajaba co-
mo inspector de ferias municipales. Pero no era el único. Juan
Perinetti, Alberto Marcovecchio, Juan Ohaco y Zoilo Canavery,
las indiscutibles figuras del heptacampeón, eran también em-
pleados de la intendencia local. Trabajo bien remunerado, ho-
rarios flexibles, tiempo para entrenar y jugar.
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¦ TITA ¦ 100 años de la madre de La Academia ¦
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¦ TITA ¦ 100 años de la madre de La Academia ¦
como ella en Racing. Eran carne y uña. Donde iba una, allá
iba la otra. Las dos compinches. Las dos fanáticas de la Aca-
demia. Las dos muy petisitas.
José María “Ruso” González, un destacado back de la
época, se reía de su altura y con ironía las llamaba “el ala
izquierda”, en alusión a la dupla integrada por Vicente “Pi-
chin” Del Giudice y Eduardo Leoncio, que cuando jugaron
juntos por ese sector de la cancha fueron los puntos más “al-
tos” del equipo.
“Llamarada”, como también le decían por el tono ro-
jizo de su cabellera, se reía cuando las veía pasar en yunta.
– Ahí va el ala izquierda...
Titina, siempre bajo la custodia infranqueable de do-
ña Ida y don César, cosía y bordaba para aprender un oficio
y ayudaba a su madre en la lavandería. Meta agua y jabón,
broche y camiseta.
Amaba el fútbol. No se perdía un solo partido de local
ni de visitante. Con Coca, de niñas, jugaban poco a las mu-
ñecas. Las dos coleccionaban estampas de jugadores que col-
gaban de las paredes de sus cuartos junto con algunas silue-
tas y muñecos de plástico de sus futbolistas preferidos. To-
dos de Racing. Solo de Racing. Veían juntas los entrenamien-
tos, cuchicheaban entre sí sobre los futbolistas más buenos
mozos y hasta leían El Gráfico. Gritaban cada gol, disfruta-
ban las victorias, se conformaban en los empates y sufrían
con las derrotas. Como cualquier hincha fanático. Y habla-
ban del próximo partido durante toda la semana.
Pero Titina también amaba la natación. Iba a nadar a
la pileta del club. Era una sirena. Llegó a competir en algu-
nos torneos y hasta fue campeona de la categoría menores.
Sus compañeros le decían que nadaba mejor que un pez. Y
ella se reía con la publicidad del dentífrico Pebeco:
– ¡Nada como un pez! ¡Es un delfín! ¡Un surubí! …. Y
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¦ “Santa Tita” ¦
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¦ Capítulo II ¦
breve y de Tita... Era como un deseo general que “la hija del
canchero” se casara, como hacían las chicas de su edad. A
los ojos del mundo Racing, los 30 se le venían encima como
una locomotora desbocada. Pero ella ya no mostraba interés.
Pronto dejó ir a los bailes, a las famosas “soirees danzantes”
que se organizaban en la sede de la Avenida Mitre con or-
questas en vivo. Prefería quedarse en casa con sus padres. El
amor solo era pasión por la celeste y blanca.
El tiempo pasaba y el reloj empujaba cada vez más con
su tic tac irreverente. ¿Qué pasa que Tita no se casa? La pre-
sión se hizo tan insostenible que hasta la revista Racing le
hizo un planteo público. Le habló de amores en otra entre-
vista que le hizo para su número del 15 de junio de 1945. El
precio: 20 centavos, igual que un año atrás, en una época
sin inflación. Allí tuvo que hablar de su soltería y del riesgo
de quedarse sola “para vestir santos”, una expresión muy uti-
lizada en ese entonces para definir a las mujeres de avanza-
da edad que, a falta de maridos, debían dedicarse a tareas
religiosas. Y Tita tuvo que fingir interés en el matrimonio
cuando todavía no se olvidaba de Alfredo.
El reportaje se publicó en la sección “La nota de la se-
mana” bajo un título que ya por entonces la definía de cuer-
po entero: Tita, la Novia sin Novio, no Quiere Quedarse para
“Vestir Santos…”
Una fotografía en blanco y negro acompañaba la no-
ta: Tita, sentada en un banco de madera, con una hermosa
sonrisa y un ejemplar de la revista Racing. Llevaba un pullo-
ver oscuro y una pollera clara que dejaba ver sus rodillas.
El epígrafe era toda una declaración de principios: “Mi
revista preferida es RACING. Pero ustedes no tienen que ha-
blar mal de nuestros jugadores. Si a veces no ganan tengan
la seguridad que no es por falta de voluntad”. Así dice Tita,
mientras hojea la revista cien por cien “académica”.
¦ 62 ¦
¦ TITA ¦ 100 años de la madre de La Academia ¦
sieron 32 pesos cada uno, algo así como un 40% del sueldo
de Tita y compraron entre todos un metro.
La revista Racing se hizo eco de esa adquisición en su
número del 27 de diciembre de 1945. Cesar también estaba
entre los compradores. No tenía problemas económicos e in-
cluso había comprado una casita frente a la cancha en la es-
quina de los pasajes Cuyo (hoy Corbatta) y Deseado.
La publicación partidaria entonces resaltó ese “gesto
digno de destacar” de los trabajadores del estadio y eligió una
foto de Tita –de quién si no- para graficar la noticia. Era la
misma fotografía-retrato donde se la veía juvenil y sonriente
publicada hacía dos años. El artículo enumeró los nombres de
los donantes y dejó el de ella para el final… “la simpática y
entusiasta admiradora de Racing Tita Matteussi (sic)”.
En esos años Racing la recibió en sus nuevas funcio-
nes: “Control Cancha”. Las tareas extras eran siempre las mis-
mas: ayudar a su madre en la lavandería y en los tiempos li-
bres patear unos tiritos. Hacer las compras siempre por Ave-
llaneda y pasear por la avenida Belgrano o la avenida Mitre.
Su mundo giraba alrededor de Racing.
Pero algo cambió en ella que la hizo interesarse más
en la historia del club. En los años 30 la dirigencia se ha-
bía trenzado en un debate sobre los orígenes de la institu-
ción, de esa fusión entre Barracas al Sud y Colorados Uni-
dos, y en especial en torno a quiénes fueron los socios fun-
dadores. Racing quería depurar ese padrón que al parecer
había sido inflado para colgarse una medalla inmerecida.
Fue un ida y vuelta constante de cartas entre viejos socios
y dirigentes que quedaron archivadas en la sede de la ave-
nida Mitre.
Tita entendió que algo debía hacerse. Racing estaba
huérfano de títulos, pero había que resguardar su historia.
Aún no había libros que atestiguaran la riqueza del club y los
¦ 66 ¦
¦ TITA ¦ 100 años de la madre de La Academia ¦
(8) Esos documentos descansan hoy en dos cajas resguardadas por socios
dedicados y que trabajan ad honorem en el Archivo Histórico del club.
¦ 68 ¦
¦ TITA ¦ 100 años de la madre de La Academia ¦
¦ Tita existe ¦
Pizzuti llega todos los días entre las 8.15 y las 8.30. Que es
el primero en venir y el último en irse. Que (Mario) Chaldú
“es divino porque no deja a nadie tranquilo. Le pusimos “El
Trueno”. Que los muchachos le hacen muchísimos regalos (el
año pasado le obsequiaron el viaje a Escocia). Que también
le compraron el televisor y que le gusta ver: el Topo Gigio,
Galanterías, Domingos 68… Me gustan las cosas alegres…
porque para tristeza…” Además le gusta el folklore: Los Qui-
lla Huasi, Falú, Ariel Ramírez.
Pero todo el cariño que los jugadores sienten por “Ti-
ta” no se manifiesta solo cuando pertenecen a Racing. Una
vez que se han ido lo siguen expresando con más fuerza. Y
“Tita” no lo quiere decir. Y después lo dice, pero, para que
después no se publique, nos advierte. Suelta un orgullo mo-
jado en lágrimas, sin detonancia, calmo: “Muchos jugadores
yo sé que han dicho que lamentan irse de Racing porque no
pueden venir acá… El “Bocha” (Maschio) estando en Italia,
cuando venía me traía siempre perfumes, pañuelos, manti-
llas, muñequitas, medias…”.
También van los dirigentes (“Saccol vino siempre
aquí…”). Todos encuentran bondad, afecto. Allí nada pierde
calor. Hay tibieza en cada rincón. Confianza.
“Tita” nació entre jugadores y ella es feliz en medio
del grupo. Y esos momentos que pasa todos los días los pa-
ga de dos maneras: trabajando, atendiéndolos… y con una
cábala dominguera.: “Los días de partido no almuerzo, sola-
mente un sándwich de jamón. Siempre los veo desde al lado
del letrero Alumni”.
Sí, por si todavía no se ha dado cuenta, o no hemos po-
dido ser suficientemente claros, imagínese una casa debajo de
una tribuna con dos viejitos guapos y una hija grande. Donde
solo se “ventilan” las buenas, donde se canta (“Cejas lo hace
muy bien”), donde todo es motivo de un brindis. Donde se cui-
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¦ Marcelo Izquierdo ¦
¦ Tita y el peronismo ¦
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¦ TITA ¦ 100 años de la madre de La Academia ¦
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¦ Tita y el Tri ¦
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¦ Marcelo Izquierdo ¦
ro. Todo muy parejo. Cuatro días después, en ese mismo es-
tadio, Racing inclinó el juego con un bombazo de Boyé al
minuto del segundo tiempo: 1 a 0 y el tricampeonato se iba
para la casa de los Mattiussi.
Tita se apresuró a comprar la revista El Grafico. A pa-
so apurado fue hasta la avenida Mitre el martes por la noche
a buscar un ejemplar. En las siete cuadras que la separaban
del kiosco de diarios fue imaginando quién estaría en la por-
tada. Se jugaba todas las fichas a Boyé… ¿quién si no? Si
“El Atómico” había marcado el gol del campeonato. Tita re-
cordaba cada instancia de la jugada. Todo empezó por la iz-
quierda cuando Rubén Bravo se la pasó a Manuel Ameal y el
volante se la tocó luego a Boyé. Lo que vino después fue la
gloria: el violento “taponazo” del ídolo durmió en la red.
– Es Boyé – pensó. La tapa es Boyé.
Tita se desvivía por todos los jugadores, pero tenía a
sus favoritos.
– Si no es es Boyé, que sea el equipo. O Sued. O Si-
mes.
Y sonrió con ganas cuando se acordó de la publicidad
de pinturas Colorín.
– “Dice Llamil Simes, yo defiendo los mejores colores,
los de Racing y los de Colorín”.
Tita se reía con esa publicidad y le jugaba alguna que
otra gastada al delantero.
– ¿Qué haces Colorín?
Simes se reía y abrazaba a “la Tita”.
Al llegar a la avenida Mitre el corazón le latía más fuer-
te. Pero cuando se paró frente al kiosco de diarios, El Gráfico
le dio una cachetada. No estaba Boyé en la tapa, ni el equi-
po entero, ni Sued y mucho menos Simes. En la tapa estaba
… Miguel Angel Converti, delantero y figura de Bánfield.
– ¡Converti! ¡Dejate de macanas! – le gritó al canillita.
¦ 86 ¦
¦ TITA ¦ 100 años de la madre de La Academia ¦
– ¡Sos tan bueno que te vas quedar sin plata por los
amigos!
Tenía razón. La relación entre ambos se haría aún más
entrañable a fines de los años 70 cuando Corbatta, perdido
por la bebida, vivió algunos años en el club. Tita terminó
siendo su sostén, su hermana, su ángel de la guarda.
Algunos cuentan que una noche Corbatta se escapó de
la concentración y llegó totalmente borracho al amanecer del
domingo, día de partido. Tita lo recibió, lo metió en la ducha
con agua fría, le dio un termo completo de café, lo dejó dor-
mir un poco y lo mandó a la cancha sin decirle nada a nadie.
Ya en el círculo central, “El Loco” encaró a Raúl Belén:
– No me pases la pelota que no la veo.
Corbatta fue figura esa tarde e hizo dos goles en el
triunfo ante Estudiantes de la Plata. Tres cuartas partes de
esos dos goles los hizo Tita.
Esos años 50 también fueron importantes en materia
deportiva. El 14 de diciembre de 1958 Racing rompió una
sequía de siete años sin títulos y se coronó campeón del fút-
bol argentino tras empatar 3 a 3 en su visita a Lanús. Era el
primer año de gobierno de Arturo Frondizi y la Academia te-
nía un gran equipo dirigido por José Della Torre, un conoci-
do de la casa que disputó el Mundial de Uruguay 1930 y ob-
tuvo con la camiseta de Racing las Copas Beccar Varela de
1932 y Competencia un año después.
Tita conocía como nadie a cada uno de esos muchachos
que festejaban el título en la cancha granate. Allí estaban Os-
valdo Negri, Vladislao Cap, Juan Carlos Murúa, Raúl Belén, Pe-
dro Manfredini, Orestes Corbatta, Juan José Pizzuti, Julio Gia-
nella, Pedro Dellacha, Héctor Bono, Rubén Sosa, Urbano Rey-
noso, Néstor De Vicente, Norberto Anido, Evaristo Sande, Na-
talio Sivo, Juan Kelemen, Arnaldo Balay y Luis Gómez.
Negri y Cap disputaron todos los encuentros del tor-
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¦ Marcelo Izquierdo ¦
(11) http://xenen.com.ar/2016/11/21/y-ya-lo-ve-y-ya-lo-ve-el-racing-
campeon-de-1966-cumple-medio-siglo/).
(12) Entrevista con el diario La Nación el 25 de marzo del 2003.
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¦ Marcelo Izquierdo ¦
cia un día dijo basta y ordenó quitarla por orden del progre-
so. Desentonaba con la modernidad del imponente Cilindro
de Avellaneda.
Tita estaba muy triste. Ni siquiera se prestó para las
fotos. La revista Racing del 15 de diciembre de ese año pu-
blicó las últimas fotografías del hogar de los Mattiussi, que
en sus orígenes fue el primer vestidor de los jugadores du-
rante los primeros partidos del club en sus comienzos allá
por el 1900 y tantos. Las imágenes muestran a varios obre-
ros durante las obras de desmantelamiento. Pura tristeza.
La revista decidió entonces rendirle un homenaje a la
vieja casa de la familia más querida de Racing. Y a dos pá-
ginas le brindó una cálida despedida bajo el título: Cayó pa-
ra siempre la vieja casilla.
El subtítulo estaba plagado de melancolía: Un peda-
zo de la historia del Racing Club cediendo paso a las ne-
cesidades del presente”. El texto fue triste y emotivo:
“Desde Tissano (16), un pueblecito de la provincia de
Udine, Italia. Es decir, desde los mismas fronteras con Aus-
tria, lugar que fuera austríaco, luego italiano, austríaco nue-
vamente en 1814, para ser definitivamente italiano en 1866,
se nos vino este italiano –que arrimó su nacionalidad entre
tratados y pleitos- llamado César Matteucci. Como muchos
otros, venía a “hacerse la América”. No se hizo la América,
pero cayó absorbido por el poder de atracción de un nombre
que se hacía causa. Y de una causa que ya era espíritu. Y
desde el 7 de marzo de 1915 –César- pertenece a Racing, co-
mo pertenecen las cosas que reciben el alma de quienes las
poseen. Y perdió la nacionalidad. Ya no es italiano. Como de-
jan de serlo sus compatriotas de Udine durante años, éste,
César Matteucci, se ciudadanizó “racinguista”. Su tierra fue
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¦ Capítulo III ¦
DE RACING A EUROPA
Tita sabía muy bien qué había pasado aquel día. Juan
Carlos Rulli había contado que en el avión llegó a entrar agua
como si fuera un bote que naufragaba en medio de una tem-
pestad, que a él se le soltó el cinturón de seguridad y se gol-
peó la cabeza contra el techo, al igual que el Bocha Maschio
y una azafata, que se escuchaban gritos, rezos, que todo da-
ba vuelta y que hasta alguien tuvo un diálogo con la muerte.
– No tengo que pensar en nada, no tengo que pensar
en nada.
A Tita la trataron como a una reina durante el vuelo.
Apenas pudo dormir y le hicieron chistes para que no pensa-
ra. En nada.
Y el avión, después de una breve escala en San Pablo,
llegó a París. ¡A París! ¡Tita en París! ¡De la vieja casilla de
madera a París! Aunque jamás llegó a ver la Torre Eiffel, es-
taba emocionada…
de suplentes. Pensaba que era una broma, otra broma del Pa-
nadero, ese que nunca se cansaba de hacer chistes a todo el
mundo. Pero Tita dudaba.
– ¡Qué va a ser James Bond!
No, no puede ser. ¿Qué haría el agente 007 en el mis-
mo avión que trasladaba a la delegación de Racing de París
a Londres, la tercera escala rumbo a Glasgow, para jugar la
primera final de la Copa Intercontinental ante el Celtic el 18
de octubre de 1967?
Sean Connery era muy pintón, popular, admirado y
querido. Estaba acostumbrado a que las mujeres se desvivie-
ran por estar al lado suyo, se acercaran para tocarlo, decir-
le unas palabras temblorosas. Y también que algunos hom-
bres le gritaran, lo miraran, lo relojearan curiosos ante su so-
la presencia. Pero nunca que lo enfrentaran.
Todo Racing estaba atento a los movimientos del
agente 007 en ese avión que los llevaría a Londres. Y Tita
más que nadie.
– ¿Es James Bond? - se emocionaba.
– Ojo Tita que es escocés. Mirá si es hincha del Celtic…
Ahora sí que era algo personal. Si James Bond, el
agente 007, era hincha del Celtic, entonces había que hacer
algo ya. De pronto, sentado en un asiento cercano, había un
hombre frío, calculador, valiente, inteligente, audaz y, sobre
todo, elegante y conquistador. Pero lo peor es que tenía per-
miso para matar.
Tita aún no lo sabía, pero el agente 007 iba también
al Hampden Park para ver ese partido histórico junto a otros
83.346 espectadores. Y se sentía observado, mucho más que
en otras ocasiones.
En el ambiente había sonrisas tímidas, miradas cómpli-
ces y largos silencios más allá de algún insulto que venía del
asiento del Panadero. ¿Quién se animaría a decirle algo de
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¦ TITA ¦ 100 años de la madre de La Academia ¦
¦ 127 ¦
¦ Marcelo Izquierdo ¦
– ¡Patee, patee!
El delantero Fernando González desbordó por la iz-
quierda y tiró el centro atrás al borde del área. Los defenso-
res de Vélez, el gran candidato al título, se habían jugado
todos al primer palo y Miguel El Haiek, el sorprendido volan-
te central de las inferiores de Racing, recibió solo frente al
arquero. Era la última jugada de la final del torneo de cuar-
ta división. Barro, lluvia, campo pesado. Fines de los 70.
El partido había generado enorme expectativa. Tita es-
taba detrás del arco con Oscar, el cocinero de la pensión, y
gritaba desaforada.
– ¡Patee, patee!
El empate estaba clavado 2 a 2 en Avellaneda. Pero El
Haiek no pateaba, la acomodó con la derecha y miró al ar-
quero. Tita se desesperaba cada vez más detrás del arco. Una
eternidad en apenas segundos. Los jugadores de Vélez salie-
ron al cruce y finalmente le dio de rastrón antes de que lle-
gara la primera pierna.
Tita aguantó la respiración. Oscar tenía la boca abier-
ta. El arquero se tiró a su derecha y la pelota iba en cámara
lenta. El Cilindro se detuvo por un instante. Nadie respiraba.
Perinetti y Ochoíta miraban desde el cielo. El Haiek estaba
paralizado. Los jugadores de Vélez se iban desmoronando
uno a uno en el área. González, desde la izquierda, levanta-
ba los brazos. Los suplentes saltaban de la banca y palpita-
ban la gloria. La pelota entró mansita mansita por el segun-
do palo. Golazo, 3 a 2 y Racing campeón.
El Haiek salió como una tromba a gritarlo. Mientras co-
rría sin rumbo por el área los vio. Allá estaban los dos, Tita
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¦ TITA ¦ 100 años de la madre de La Academia ¦
(21) Las 11 fotos del Nene Maidana estaban entre los recuerdos más que-
ridos de Tita, Hoy están resguardadas en el Archivo Histórico del club.
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¦ TITA ¦ 100 años de la madre de La Academia ¦
– Sí, en Racing.
– ¿Pero no en el hospital?
– No, en una casa. Antes era tribuna de madera.
– ¿Y entonces?
– Y nací (…) Siempre mis padres atendían a los juga-
dores y yo seguí, seguí lo que hacían ellos. Mi padre era can-
chero. Mi mamá atendía en el lavadero y yo seguí. Por eso
yo digo que me parece que yo tengo la sangre azul y blanca
¿no? Lo quiero mucho a Racing. Es mi vida. Fue mi vida. Y
hasta que muera es mi vida.
– ¿Tiene hijos usted Tita?
– No, yo soy soltera. Nunca me casé. ¡¡¡Yo sabía que
iba a llegar a eso!!! ¡Cómo me cargan! ¡Me cargan! Yo me ca-
sé con Racing.
– ¿Sí?
- Yo tuve muchos amigos, siempre conocí (…), pero
siempre… no pensé nunca ¿vio? y ahora llegué y estoy sola.
– ¿Nunca se enamoró de ninguno?
– No (Tita chista con melancolía tras negar a Alfredo)
– Y tanta atención a los jugadores… habrá sido eso.
– Y tiene que ser así porque siempre estuve entre hom-
bres, entre los jugadores (Tita se rie nerviosa)
– ¿Y nunca en ningún momento de su vida pensó ´me
voy a casar´?
– Y uno no piensa ¿vio? No me habrá llegado (…). Mi
destino sería así (Tita vuelve a chistar con resignación). Y
bueno...
– ¿Y por qué dice que se casó con Racing?
– Y claro, me quedé con Racing (Tita se ríe)
El programa de Polo trató de ahondar en su vida amo-
rosa, pero ella levantó un muro infranqueable. Y se la vio
nerviosa porque ¡sabía que le iban a preguntar de eso!
Todos estos mitos en la vida de Tita Mattiussi mezclan
¦ 134 ¦
¦ TITA ¦ 100 años de la madre de La Academia ¦
verdades con leyendas. Tita fue, ante todo, una mujer. Una
mujer que amó y sufrió por amor. Y que abrazó a Racing co-
mo el gran amor de su vida.
Ella misma contó su historia en un programa de TyC
Sports que la retrata tímida y serena. Allí dice que se llama “Ele-
na Margarita Mattiussi, pero todos en realidad me conocen por
Tita. Nací acá en Racing. Toda mi vida la pasé en Racing. Pasé
muchas alegrías, pasé muchas tristezas, sinsabores, pero eso…
lo olvido. Yo recuerdo lo bueno. Todos los muchachos buenos
que pasaron por acá. Malos ninguno, porque solamente ya por
vestir la camiseta de Racing ya los consideré amigos, hijos, her-
manos. Y espero que … no sé si me llamará Dios o el Diablo,
seguir acá en Racing… los quiero mucho. Es mi vida. Toda mi
vida en Racing. Espero seguir hasta que pueda. Yo me cuido pa-
ra eso. Tenemos un destino, dicen, marcado. Espero que no sea
pronto. Que me deje ver a Rácing otra vez ahí arriba”.
¦ 135 ¦
¦ Marcelo Izquierdo ¦
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¦ TITA ¦ 100 años de la madre de La Academia ¦
¦ 141 ¦
¦ Marcelo Izquierdo ¦
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¦ Marcelo Izquierdo ¦
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¦ TITA ¦ 100 años de la madre de La Academia ¦
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¦ TITA ¦ 100 años de la madre de La Academia ¦
¦ Capítulo IV ¦
AY DIOSITO SANTO
¦ 155 ¦
¦ Marcelo Izquierdo ¦
¦ Tita y La Mufa ¦
¦ 164 ¦
¦ TITA ¦ 100 años de la madre de La Academia ¦
¦ Tita y el ascenso ¦
dor, ella como jefa espiritual del club, una especie de Evita
racinguista.
–No se perdía un entrenamiento. Tendía la ropa en el
alambrado para estar cerca de los jugadores. Hablaba con el
Coco, con los futbolistas. Estaba nerviosa. Siempre. Necesi-
taba que la convencieran de que Racing no iba a pasar otra
temporada en la B. No lo hubiese soportado. Quería subir ya.
Tita había llorado cuando Racing cayó ante Gimnasia.
Fue durísimo para ella. Italo Ortiz, aquel recordado volante
del ascenso, recuerda que lloraba siempre que perdían. Pero
en 1985 llegó el Coco, ordenó al equipo y concentró al plan-
tel durante un mes en el campo deportivo de los Empleados
de Comercio. A la cancha de Racing iban a hacer fútbol. En-
tonces Tita se aparecía y les servía mate a los jugadores. Les
daba fuerza, ánimo.
La rutina se repetía hasta el cansancio. Mate, mucho
mate y a veces hasta chocolates. Tita los mimaba. Miguel Co-
lombatti había llegado de Deportivo Morón y hablaba de to-
do con ella, de la vida, de fútbol. Tita conocía de memoria
al jugador. Sabía cuándo alguien tenía un problema, cuando
andaba torcido, cuando lucía agrandado y susurraba…
– Este es un atorrante. Se agrandó…
Los jugadores la buscaban, la necesitaban. Gustavo
Costas la conocía desde que era un pibe. Había sido masco-
ta del equipo. Ir a lo de Tita era un cable a tierra para to-
dos. Ella los bajaba de la nube de un hondazo, les quitaba la
presión. Y además garantizaba un momento de diversión. Los
hacía reir con sus cosas. Los jugadores sentían que volvían
a ser pibes otra vez, como cuando soñaban con llegar a pri-
mera de la mano de Tita. Los nuevos no podían creer que una
mujer como ella existiera.
– ¿En serio naciste aquí?
– Sí, debajo de la tribuna… ¿Por qué? ¿No me cree?
¦ 166 ¦
¦ TITA ¦ 100 años de la madre de La Academia ¦
¦ Tita y la Supercopa ¦
¦ 168 ¦
¦ TITA ¦ 100 años de la madre de La Academia ¦
¦ 169 ¦
¦ Marcelo Izquierdo ¦
¦ 173 ¦
¦ Marcelo Izquierdo ¦
¦ 174 ¦
¦ TITA ¦ 100 años de la madre de La Academia ¦
¦ El Titanic racinguista ¦
¦ 178 ¦
¦ TITA ¦ 100 años de la madre de La Academia ¦
¦ 179 ¦
¦ Marcelo Izquierdo ¦
¦ 183 ¦
¦ Marcelo Izquierdo ¦
¦ Tita presidente ¦
¦ 187 ¦
¦ Marcelo Izquierdo ¦
Bibliografía y publicaciones
consultadas para este libro:
¦ 188 ¦
¦ TITA ¦ 100 años de la madre de La Academia ¦
Fuentes consultadas:
¦ 189 ¦
¦ Marcelo Izquierdo ¦
Agradecimientos:
A mis hijos Nicolás Izquierdo Chávez y Azul Izquierdo Chávez, por todo
¦ 190 ¦
¦ TITA ¦ 100 años de la madre de La Academia ¦
¦ Prólogo ¦
Capítulo I: TITINA 9
¦ Tita - Es preferible ser bueno ¦ 10
¦ Tita y sus padres ¦ 11
¦ Tita y el arco móvil ¦ 18
¦ Tita - el mito empieza a gestarse ¦ 19
¦ Tita y un beso inesperado ¦ 23
¦ Tita y los años 20 ¦ 24
¦ Tita y la maldita plata ¦ 35
¦ Tita y la revista El Gráfico ¦ 36
¦ Tita a lo John Travolta ¦ 47
¦ Tita – Control baños ¦ 49
¦ “Santa Tita” ¦ 51
¦ Tita y su amor más grande ¦ 55
¦ 191 ¦
¦ Marcelo Izquierdo ¦
¦ 192 ¦
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1930, circa.
Tita instantáneas
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1950, Tita
planta árbol
frente a la
cancha
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1950, circa.
Don César y
Juan Domingo Perón
1954. Obreros desmontan la vieja casilla de los Mattiussi (Fuente: Revista Racing)
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1961, circa.
Tita y Pelé
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1967, Tita en
el aeropuerto
antes de viajar
a Glasgow por la
Copa Intercontinental.
1970, circa.
Tita y
un feliz
cumpleaños
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1975, circa.
Tita y Cecilio.
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1981,
el carnet
de Tita
1995, circa.
Tita y
Ramón
Antonio
Cereijo
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Otros títulos “En su casa se empezó a armar el grupo campeón de la Supercopa MARCELO IZQUIERDO
88. Le daría una parte importantísima del título. Era una mujer tre-
MARCELO IZQUIERDO
TITA
mendamente positiva y extraordinariamente ganadora. Nos fortale-
PIES NEGROS ció y mucho como grupo. Los partidos los empezamos a ganar ahí,
Marcos González Cezer
en el trato cotidiano con ella” (Ubaldo Matildo Fillol)
EL JARDIN DE LOS EKEKOS
Julio Boccalatte “Cuando llegamos a Escocia nos fue a recibir un grupo de hinchas y
cuando la vieron empezaron a gritar ¡Tita, Tita, Tita! Entonces le diji-
PERONISMO Y DEPORTE mos: ¡Tita sos más famosa que nosotros!” (Humberto Bocha Maschio).
La historia completa LA MADRE DE LA ACADEMIA
(1945-2015)
“Nunca voy a olvidar su cara cuando metí el segundo gol en el 2 a 1
Osvaldo Alberto Jara
al Celtic en Avellaneda. Salí disparado para abrazarla pero nunca pu-
Marcelo Izquierdo nació en Buenos
DEPORTE, DESAPARECIDOS de llegar a ella entre los abrazos de todos. Solo veía su rostro, ahí,
Aires en 1965. Fue corresponsal en
Y DICTADURA cerquita. Nunca la vi tan contenta” (Juan Carlos Chango Cárdenas).
Cuba, Venezuela y Brasil de la
Gustavo Veiga
agencia de noticias italiana ANSA en
“Fue una hermana mayor, por no decir una madre, de corazón
AL ARCO
www.librosalarco.com.ar
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Otros títulos “En su casa se empezó a armar el grupo campeón de la Supercopa MARCELO IZQUIERDO
88. Le daría una parte importantísima del título. Era una mujer tre-
MARCELO IZQUIERDO
TITA
mendamente positiva y extraordinariamente ganadora. Nos fortale-
PIES NEGROS ció y mucho como grupo. Los partidos los empezamos a ganar ahí,
Marcos González Cezer
en el trato cotidiano con ella” (Ubaldo Matildo Fillol)
EL JARDIN DE LOS EKEKOS
Julio Boccalatte “Cuando llegamos a Escocia nos fue a recibir un grupo de hinchas y
cuando la vieron empezaron a gritar ¡Tita, Tita, Tita! Entonces le diji-
PERONISMO Y DEPORTE mos: ¡Tita sos más famosa que nosotros!” (Humberto Bocha Maschio).
La historia completa LA MADRE DE LA ACADEMIA
(1945-2015)
“Nunca voy a olvidar su cara cuando metí el segundo gol en el 2 a 1
Osvaldo Alberto Jara
al Celtic en Avellaneda. Salí disparado para abrazarla pero nunca pu-
Marcelo Izquierdo nació en Buenos
DEPORTE, DESAPARECIDOS de llegar a ella entre los abrazos de todos. Solo veía su rostro, ahí,
Aires en 1965. Fue corresponsal en
Y DICTADURA cerquita. Nunca la vi tan contenta” (Juan Carlos Chango Cárdenas).
Cuba, Venezuela y Brasil de la
Gustavo Veiga
agencia de noticias italiana ANSA en
“Fue una hermana mayor, por no decir una madre, de corazón
AL ARCO
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