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© 2014
Universidad Nacional Autónoma de México
Seminario de Educación Superior
© 2014
Por características tipográficas y de diseño editorial
Miguel Ángel Porrúa, librero-editor
w w w. m a p o r r u a . c o m . m x
Amargura 4, San Ángel, Álvaro Obregón, 01000 México, D.F.
Prólogo
Humberto Muñoz García
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6 / Humberto Muñoz García
periodos puede contrastarse con los trabajos que se han hecho en el Seminario
de Educación Superior de la unam sobre el tema, para tener una visión más
amplia de lo que han sido dichas políticas y sus efectos sobre la ciencia. En
este escrito sobre Argentina se advierte cómo, actualmente, la investigación que
se lleva a cabo en las universidades está vinculada a los fondos, que para este
propósito ofrecen organismos nacionales, a mecanismos de relación entre las
casas de estudios y el sector productivo y a un modelo de desarrollo más inclu-
sivo. El caso argentino, para decirlo en breve, nos ofrece a los mexicanos un
espejo en el cual mirarnos.
En este libro, que recoge las aportaciones al Simposio, se incluyen dos tra-
bajos de suma importancia sobre el financiamiento a la educación superior, que
es el que afecta de manera directa a las universidades públicas. En uno de ellos
se indica que una de las principales causas de la falta de fondos es que, a la es
casez de presupuesto gubernamental se añade la competencia política por re-
cursos para satisfacer todas las demandas sociales; en México, además, la can
tidad de recursos que absorbe la educación básica es enorme. De esta suerte, sería
deseable que las universidades implanten medidas para allegarse recursos
propios, provenientes del estudiantado y de la venta de servicios o proyectos.
Las formas como se financia a las universidades y los montos que se les
dedican se analizan mediante una comparación internacional. Para concluir,
es necesario que la universidad pública en nuestro país se convierta en una
institución más creativa para conseguir sus recursos, para lo cual las prácticas in
ternacionales son aleccionadoras. En nuestro país el salto educativo para impul
sar el desarrollo requerirá de un gran acuerdo nacional.
El segundo texto se ubica desde un enfoque distinto. Aborda las posturas
que existen sobre el financiamiento de las universidades en el ámbito interna-
cional y las modalidades de financiamiento que siguen los estados, como con-
texto para ubicar el caso mexicano. Trata, después, la insuficiencia del financia
miento a la educación superior pública y el papel de la Asociación Nacional
de Universidades e Instituciones de Educación Superior en la demanda de mayor
presupuesto, así como la necesaria reforma legislativa para que por la vía fiscal
el Estado se allegue recursos para incrementar el subsidio. Finalmente, pone el
acento en un tema que es de la mayor relevancia: la desigualdad institucional
que resulta de la distribución de recursos. Tal desigualdad se refleja en las ca-
pacidades académicas e intelectuales con las que cuentan las universidades y
12 / Humberto Muñoz García
Resumen
Este capítulo busca explicar por qué la educación superior mexicana parece
avanzar, si uno se guía por los informes gubernamentales y rectorales, pero al
mismo tiempo parece atrasarse en el escenario internacional. Se trata de un
fenómeno extraño, porque, en el discurso, México ha proclamado las mismas
metas de mejora, y ha introducido políticas que se asemejan a las de otros
países. Como resultado de estas políticas, el sistema de educación superior
mexicano tiene cada vez más académicos de tiempo completo con doctorado,
y con reconocimientos basados en evaluaciones nacionales. Sin embargo, estos
avances no parecen traducirse en mejores resultados, como una mayor produc-
ción científica o mejor aprendizaje de estudiantes.
Para explicar esta paradoja, en la primera parte haremos una revisión de los
enfoques teóricos empleados para el análisis de políticas públicas. Postulare-
mos que gran parte de los estudios se ha enfocado en la implementación de las
políticas, señalando que múltiples trabas en el camino suelen llevar a resulta-
dos no óptimos. En este trabajo optamos por un enfoque distinto y planteamos
que las políticas pueden padecer de fallas de origen, seguido por una implemen-
tación exitosa e incluso arrojando algunos resultados previstos, pero sin que
* Investigador de la Benemérita Universidad de Puebla.
** Profesor-investigador del Departamento de Invedtigaciones Educativas-Cinvestav.
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16 / Wietse de Vries, Germán Álvarez Mendiola
Las políticas son consideradas como cursos de acción emprendidas para re-
solver un problema específico (Cox, 1993). Teóricamente, el nacimiento de una
política empieza con que un problema logra colocarse en la agenda de los
responsables o tomadores de decisiones, quienes tienen la tarea de gobernar un
sector social o económico. Una vez que se decide que el asunto es un proble-
ma se hace un diagnóstico y se formula una política como solución. Posterior-
mente, en la fase de implementación, los que están más abajo en la jerarquía
tienen la tarea de aplicar el nuevo curso de acción, procurando que cambie el
comportamiento o la situación de los destinarios de la política. Finalmente,
tras cierto tiempo, se evalúa cuáles han sido las consecuencias de la política, y
si éstas concuerdan con las expectativas. A partir de la evaluación de los resul-
tados, el ciclo empezaría de nuevo: se decide sobre la continuación o la termi-
nación de una política, se hacen ajustes, y se pasa nuevamente a la fase de
implementación.
Este modelo ha recibido muchas críticas por ser demasiado simple y por
suponer un comportamiento demasiado racional por parte de los actores. Así,
siguiendo la lógica de las distintas etapas teóricas, un primer conjunto de crí-
ticas señala que la fase de diseño está rodeada de varios problemas: los toma-
dores de decisiones tienen solamente una información parcial sobre el problema
y sus posibles soluciones (Kingdon, 1984). Están sujetos a presiones políticas y
de tiempo, además de tener recursos limitados. Así, según las teorías de orga-
nizaciones, actúan con una racionalidad limitada (Powell y DiMaggio, 1991).
Bajo esta presión, en ocasiones los tomadores de decisiones optan por estrate-
gias comprobadas en el pasado, o por tomar prestadas políticas implementadas
en otros países (Robertson y Waltman, 1992). En este contexto, no sólo hay
problemas que buscan soluciones, sino soluciones en búsqueda de problemas
(Cohen, March y Olsen, 1972). En consecuencia, la política que resulta quizá
no sea la solución óptima; más bien se considera, bajo las circunstancias, como
lo mejor posible.
Para la fase de implementación también hay una amplia literatura, que des
cribe una gran cantidad de factores que influyen en el proceso, misma que llevan
a que la intención original de la política se puede modificar o desviar durante
el proceso (Ripley, 1985; Premfors, 1992; Cerych y Sabatier, 1986). En el terre-
no del análisis de los procesos de implementación, el enfoque de impedimentos
ha prevalecido: se han señalado la falta de claridad de las políticas, la inexactitud
18 / Wietse de Vries, Germán Álvarez Mendiola
Path dependency
• Path dependency de primer grado. Existe una forma mínima de path de-
pendency cuando hay un elemento de persistencia o durabilidad de una
decisión. Una vez que se tome una decisión, los actores tienden a no cam-
biar su decisión frente a cambios menores en su entorno.
• Path dependency de segundo grado. Como la información siempre es im-
perfecta, y los individuos fallan en predecir el futuro con certeza, es posible
que decisiones que eran eficientes en su momento no lo sean en retrospec-
tiva. En estas ocasiones, la inferioridad del camino elegido era desconocida
en el momento en que se tomó la decisión, pero posteriormente se recono-
ce que un camino alternativo hubiera sido mejor. Bajo estas circunstancias,
hay una dependencia de condiciones del pasado que lleva a resultados in-
satisfactorios y costosos de remediar.
• Path dependency de tercer grado. Las decisiones tomadas en el arranque de
la política no eran la mejor alternativa desde el inicio, e introdujeron inefi-
ciencias que podrían haber sido evitadas (“ineficiencias remediales”). La
perpetuación de la política lleva a ineficiencias cada vez más grandes, pero
es muy difícil cambiar la política por los intereses creados.
path dependency del primer grado es una simple afirmación de una relación
inter-temporal, sin asumir error de predicción o supuesto de ineficiencia. Path
dependency de segundo grado estipula que efectos inter-temporales, combinado
con predicción imperfecta resultan en acciones que son lamentables, pero no
ineficientes. Path dependency de tercer grado implica no sólo que los efectos
inter-temporales propagan error, pero también que el error era inevitable (Lie-
bowitz y Margolis, 1995: 207, trad. nuestra).
Así, las políticas tendrían que ser evaluadas no sólo desde la perspectiva de
su institucionalización o creación de path dependency, sino también habría
que considerar el grado de path dependency. Como tal, se abre la posibilidad
de tipificar algunas políticas como erróneas desde el inicio, pero exitosamente
implementadas y perpetuadas, lo cual lleva a crecientes ineficiencias y la con-
tinuación de errores. Según Liebowitz y Margolis (1995) este tipo de políticas
es excepcional en el mundo empresarial, ya que la perpetuación de errores
llevaría pronto a la bancarrota. En el caso de ies es menos claro: como han
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Hay varios ejemplos de path dependency en las políticas mexicanas. Por ejemplo,
López-Zárate (2012) ha señalado que el modelo de planeación estratégica in-
troducido por el gobierno federal en 2000 ha llevado a un incremento en la
burocracia, con crecientes costos e ineficiencias, todo ello centrado en la asig-
nación de una parte pequeña del presupuesto. Además, este tipo de planeación
se introdujo en México cuando era considerado en otros países como pasado de
moda y erróneo.
Pero en este capítulo analizaremos otro caso, el de la regulación del trabajo
académico. En este ámbito se han impulsado varias políticas desde el gobierno
federal a lo largo de tres décadas. En 1984, en medio de una crisis financiera,
el gobierno federal creó el Sistema Nacional de Investigadores (sni) con el fin
de evitar que los investigadores fueran a buscar trabajo mejor pagado en el
extranjero. El programa consiste en la creación de una agencia nacional, ligada
al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que evalúa la produc-
tividad individual de investigadores. Dependiendo de los resultados de la eva-
luación, el postulante recibe un pago mensual, adicional a su salario, pero que
no es considerado como sueldo. Aunque la política fue lanzada como programa
temporal de emergencia, para salir de la crisis, continúa hasta la fecha.
En los años noventa se crearon iniciativas adicionales. En primer lugar, al
inicio de esa década el gobierno federal creó un fondo especial para otorgar
estímulos a académicos, basado en su productividad. Este programa es operado
por las universidades públicas, pero bajo lineamientos de la Subsecretaría de
Educación Superior (ses) y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (shcp),
El éxito y el fracaso de las políticas para la educación superior / 23
El tercer grado
Aunque lo anterior indica que las políticas acerca del trabajo académico se
institucionalizaron, introduciendo una situación de path dependency, cabe
preguntarse si se trata de un caso del tercer grado. Diferentes aspectos apuntan
en esta dirección:
Un primer asunto concierne a si las políticas elegidas eran la mejor opción
disponible. En el caso del sni se podría argumentar que, bajo las circunstancias
en 1984, era la opción más factible, ya que en épocas de crisis financiera solamen-
te quedaba la opción de un plan temporal de emergencia. Aún así, el gobierno
mexicano en ese entonces ideó algo inusitado: la creación de una instancia
nacional que otorga reconocimientos y pagos especiales a académicos. Lo excep
cional de este plan no radica solamente en que no existía en ninguna parte del
mundo, sino que se tuvieron que hacer múltiples excepciones a las leyes fisca-
El éxito y el fracaso de las políticas para la educación superior / 27
les: se trata de pagos especiales que son considerados como ingresos exentos de
impuestos, dentro de un régimen especial, que no generan derechos laborales
como la jubilación o el seguro social.
En el caso de los programas posteriores, es aún más dudoso si la decisión era
la más adecuada. Los académicos son evaluados por el gobierno federal, reba-
sando los reglamentos laborales locales o los contratos colectivos. Los estímulos
sí encierran obligaciones fiscales (hay que pagar impuestos sobre ellos), pero no
generan ningún derecho laboral a cambio. Las políticas están desconectadas de
decisiones sobre la contratación y promoción, o planes de jubilación.
Una segunda pregunta crucial es si la suposición detrás de estas políticas
es válida. Esta suposición, mantenida por décadas, consiste en que el incre-
mento del número de profesores de tiempo completo con doctorado, ligado a
procesos de evaluación y el pago de recompensas, llevará a una mayor produc-
tividad científica y una mejor docencia. Al inicio, el sni fue concebido como plan
de rescate o de retención, no como política para modificar el trabajo académico.
Sin embargo, las políticas posteriores sí tuvieron esta perspectiva desde el ini-
cio. En particular, destaca el planteamiento del Promep de que el académico
ideal debe cumplir con un perfil individual y que se tiene que agrupar con otros
en ca. Al agrupar a los académicos de esta forma, se mejoraría la docencia y la
investigación.
Esta suposición es sumamente dudosa desde diferentes ángulos. En el terre-
no de la investigación se puede observar un gradual incremento en la produc-
ción, pero es difícil afirmar que esto se debe a las políticas. A nivel nacional, la
investigación sigue siendo concentrada en pocas universidades, sobre todo en
la Universidad Nacional Autónoma de México (unam): en 2013, la unam sola
agrupaba alrededor de una tercera parte de todos los artículos publicados por
investigadores mexicanos, registrados o indizados en el isi Web of Knowledge.
La segunda universidad en los rankings en este terreno fue el Instituto Tecno-
lógico de Estudios Superiores de Monterrey (itesm), una universidad privada
(Odorika y Lloyd, 2013). Los académicos de ambas instituciones sí participan
en el sni, pero no en las políticas de Promep en cuanto al Perfil o en ca.
Si comparamos universidades públicas, destaca que la unam resulta mejor
calificado en los rankings que la Universidad Autónoma Metropolitana (uam),
aun cuando la uam rebasa por mucho a la unam en indicadores como el por-
centaje de académicos de tiempo completo, porcentaje de profesores con
doctorado, profesores con estímulos, Perfiles Promep, etcétera. Así, no hay
indicaciones de que el proceso de planeación estratégica, con Perfiles Promep,
28 / Wietse de Vries, Germán Álvarez Mendiola
Un tercer punto señalado por Liebowitz y Margolis (1995) es que para path
dependency del tercer tipo, no sólo cuenta que la decisión fuera errónea, sino
que se propague el error con el tiempo y que crezcan las ineficiencias. Aquí
El éxito y el fracaso de las políticas para la educación superior / 29
también hay varios indicios de que las políticas cumplen con los criterios de
path dependency de tercer grado.
En primer lugar, contar con más doctores de tiempo completo y con pagos
adicionales implica crecientes gastos. Adicionalmente, hay crecientes costos ad
ministrativos para los distintos procesos de evaluación, comprobación, audito-
rías, planeación, en manos de personal administrativo. En términos de costos
y beneficios, un académico “ideal”, que cumple con todos los requisitos, pero
que da cursos cuatro horas por semana, puede recibir más de 50 mil pesos al
mes. En cambio, un académico de tiempo parcial, quien imparte 18 horas por
semana, recibe menos de 3 mil pesos al mes.
Lo anterior también implica que una parte creciente del presupuesto público
está destinado al pago de salarios y estímulos. En cuanto al subsidio ordinario,
las universidades destinan más del 80 por ciento a salarios. A su vez, de los sub
sidios extraordinarios, una parte importante se destina a Promep y estímulos.
En este aspecto, el éxito de las políticas también apunta a su futuro fracaso: al
mismo tiempo que el gobierno en turno anuncia que las políticas han sido un
éxito, ya que hay cada vez más académicos que califican, olvida señalar que
este éxito también implica crecientes costos.
Hay varios ejemplos que indican que el financiamiento público está llegando
a su límite, lo cual conllevaría a que las políticas se volverán insustentables: en
el caso del sni, el presupuesto del Conacyt se ha mantenido por debajo del
1 por ciento del Producto Interno Bruto por décadas. Sin embargo, en este
lapso, la membresía del sni creció de 1,300 personas hasta casi 20 mil.
En el caso de los estímulos y el Promep, ambos programas dependen total-
mente de recursos extraordinarios aprobados por el Congreso. En lo general, se
suelen aprobar aumentos cada año para compensar la pérdida de poder adquisi
tivo causado por la inflación, pero aún así, un creciente número de académicos
que cumple con los requisitos crea importantes presiones financieras. Durante
los debates en 2013 en el Congreso, el Promep corrió un serio riesgo de desapa
recer (Mendoza, 2013).
Adicionalmente, el éxito de los programas especiales de evaluación y pre-
miación introducen crecientes presiones sobre la nómina de las universidades
públicas: los profesores miembros del sni y con Perfil Promep reclaman que
tienen derecho a ser promovidos a las categorías máximas. Sin embargo, la
creación de nuevas plazas de titular depende de la autorización de la shcp, y
solamente se autorizan contadas plazas cada año.
30 / Wietse de Vries, Germán Álvarez Mendiola
Para complicar las cosas aún más, las políticas para los académicos no han
resuelto problemas estructurales básicos. Más bien, las políticas se caracteri-
zan por haber esquivado, hasta donde sea posible, estos problemas. De esta
forma, en la actualidad, el cambio generacional de las plantas académicas se ha
convertido en el problema central: aquellas personas con más antigüedad tienen
derecho a la jubilación, pero al retirarse perderían todos los ingresos adiciona-
les a su salario regular, y muchas universidades no cuentan con fondos sufi-
cientes para pensiones. Bajo estas condiciones, muchos académicos optan por
no jubilarse. Al mismo tiempo, la nueva generación de académicos suele contar
con los requisitos requeridos, como el título de doctorado, pero se enfrenta con
ofertas de trabajo poco atractivas: podrán ingresar en puestos de profesores
asociados, sin acceso, en el corto plazo, al sni, los estímulos o al Promep.
En este contexto, el éxito de las políticas en algunos sectores del personal
académico se acompaña de una creciente precarización de las relaciones labo-
rales para la mayoría de los profesores: los profesores de tiempo completo y
alta categoría, beneficiarios de estímulos, del sni, y del Perfil Promep, son rea-
cios a jubilarse porque implicaría perder más de la mitad de sus ingresos. Al
mismo tiempo, los profesores jóvenes se enfrentan con condiciones laborales
sumamente precarias: los contratos no sólo suelen ser de tiempo parcial, sino
de tiempo limitado, en ocasiones por sólo cuatro meses, sin posibilidades de
obtener la definitividad, y sin un plan de pensiones.
Lo anterior implica que el profesor ideal no sólo es una figura excepcional,
sino una especie en vías de extinción. Es una figura excepcional, porque las
políticas se concentraron en los académicos de tiempo completo, que constitu-
yen a solamente el 30 por ciento de los académicos en el sistema. Se concen-
traron además en los profesores del sector público. De este grupo limitado,
solamente alrededor del 20 por ciento cumple con los requisitos. Es decir, de
los 330 mil académicos registrados nacionalmente, solamente unos 20 mil
cumplen con la figura ideal, que sería alrededor del 6 por ciento.
Las políticas para el trabajo académico parecen cumplir con el título de una can
ción de Elvis Costello: “Era una buena idea en su momento, ahora es una equivo
cación brillante”. O quizá la situación está aún peor: era una idea equivocada
El éxito y el fracaso de las políticas para la educación superior / 31
central es que las políticas de las últimas tres décadas han esquivado el asunto
de los salarios y derechos laborales, como la jubilación, al mismo tiempo que
han apostado a un esquema de pagos por méritos para una franja de profesores
en activo y con muchos años de antigüedad.
Un cuarto problema es que estas políticas no han logrado mejorar la do-
cencia y la investigación. El principal problema aquí radica en que las políticas
apostaron a que la premiación de una franja pequeña de académicos llevaría a
la mejora, al mismo tiempo que condenaron a la inmensa mayoría del profe-
sorado a formas precarias de trabajo.
Conclusiones
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Un modelo agotado de relación entre el Estado
y las instituciones de educación superior
Germán Álvarez Mendiola*
Wietse de Vries**
Introducción
La idea general que gobierna este texto es que el modelo de relaciones que el
Estado mexicano ha construido con las instituciones de educación superior (ies)
desde fines de la década de los ochenta está agotado. Las políticas centradas en
la evaluación y en el otorgamiento de financiamientos extraordinarios no logra-
rán más de lo que ha conseguido y, por el contrario, reforzarán los incentivos
perversos, inhibirán el cambio y no obtendrán la calidad deseada ni la capaci-
dad competitiva que las instituciones requieren en el mundo actual. Tal como
lo propone Rumualdo López Zárate (2012) al referirse al Programa Integral de
Fortalecimiento Institucional (pifi) como una moda, probablemente estemos
en la última fase de su implantación: cada vez se conocen más los problemas
asociados a su puesta en marcha; el pesimismo se ha extendido entre los aca-
démicos y cunde la evidencia de que no se han conseguido los resultados espe-
rados. Si se mantiene tozudamente ese modelo como vía del cambio, bien po-
dremos esperar muchas décadas más sin que veamos que la buena calidad sea
la situación normal y común de nuestro sistema. Pero ¿cómo y cuándo se fir-
mará el acta de defunción de este modelo?, ¿cuál será la vía de su sustitución?,
¿habrá un periodo de tránsito?, ¿qué remanentes quedarán?, ¿cuánto tiempo dura-
rá el cambio de paradigma? Y, sobre todo ¿qué modelo de relaciones quedará en
su lugar?
No tengo claras respuestas a estas interrogantes, pero me parece funda-
mental asumir que es necesario cambiar las relaciones del Estado con el sistema
de educación superior en su conjunto, sobre la base de redefinir el papel, las
* Profesor-investigador del Departamento de Investigaciones Educativas-Cinvestav.
** Profesor-investigador de la Benemérita Universidad de Puebla.
37
38 / Germán Álvarez Mendiola, Wietse de Vries
rización de crecientes franjas del subsidio) y política (apoyo a las políticas pú-
blicas, lealtad a los modelos de políticas, preservación de espacios y prebendas
de burocracias; no sanciones; integración social).1
Habría que añadir que a estos actores relevantes, digamos internos de la
relación en el sector público, progresivamente se han sumado otros actores
interesados en la educación superior, como los gobiernos estatales, las agencias
acreditadoras, las universidades privadas, los empresarios organizados y diver-
sas oficinas de consultoría. Sin embargo, su peso e influencia en las políticas
públicas son desiguales y en varios casos aún reducidos. El caso del sector
privado guarda especial relevancia porque fue el retraimiento del Estado en la
oferta pública de educación superior de las décadas de los ochenta y noventa
del siglo pasado y el débil marco regulatorio del sector privado lo que detonó su
crecimiento hasta mediados de la década pasada. En la actualidad, algunos
segmentos del sector privado han tomado como referencia el modelo de políti-
cas basados en la evaluación, especialmente en lo que respecta a las acredita-
ciones, como mecanismos para acrecentar su legitimidad y prestigio (Morales,
2013).
Con variantes y cambios en la forma y el énfasis, el modelo de políticas
vigente ha sido básicamente el mismo: evaluar a individuos, programas e ins-
tituciones para que, a partir de ciertos indicadores, se dirijan recursos no ordi-
narios que, a modo de estímulos, modificarán el comportamiento y el desarrollo
de las instituciones para alcanzar la calidad educativa. Contra lo que cierto
sentido común sostiene, es un modelo que sólo en apariencia responde a los
dictados neoliberales típicos: lejos de renunciar a su intervención en las insti-
tuciones o de desprenderse de ellas como si se tratase de activos improductivos
que deben pasar a manos de particulares para quedar sometidos a las reglas des
carnadas del mercado, el modelo de evaluación-indicadores-recursos extraordi-
narios representó, como lo señalaron desde hace tiempo diversos autores, el
acrecentamiento de la actividad estatal sobre la vida interna de las institucio-
nes (Kent, 1997; Acosta, 1998; De Vries, 1998; Álvarez y González, 1998).
En el fondo, el activismo estatal respondió al convencimiento de que las
instituciones no podrían mejorar sin cambiar las reglas del juego: existían de-
masiadas inercias e intereses internos que minaban cualquier intento interno
de transformación. El activismo estatal penetró en las instituciones bajo la
1
El lector notará mi deuda con Rusconi (1985), especialmente en su noción de intercambio
político y la naturaleza de los bienes del intercambio.
42 / Germán Álvarez Mendiola, Wietse de Vries
no ordinarios. Resulta paradójico cómo una política que suponía una especie
de libre competencia por recursos mediante proyectos se ha convertido en una
competencia entre grupos cuya habilidad para hacer uso y aprovechar todas las
oportunidades e intersticios que ofrece la política pública es lo que define el
éxito y no necesariamente la calidad y pertinencia de sus propuestas.
Incentivos fuertes para desear que el modelo prevalezca. Los destinatarios
de las políticas y sus operadores tienen poderosos incentivos para asumir una
posición favorable al modelo. Una enorme cantidad de dinero ha ido a parar en
manos de pocos actores. Se salva tan sólo el recurso utilizado en infraestructura
que ha representado un importante avance en las condiciones de trabajo y de-
sarrollo de las instituciones, que en las décadas de los ochenta y noventa estu-
vieron sumergidas en el abandono.
La valoración positiva en general que los administradores de las ies tienen
con respecto del pifi, por ejemplo, muestra no sólo la influencia de los supues-
tos y valores con los que se sustenta el modelo de evaluación por indicadores
asociados a financiamientos, sino también el interés que ha generado en ellos
su permanencia. Sencillo: si es una fuente de recurso creciente habrá que ajus-
tarse mejor a ella y obtener el provecho necesario. Es algo también que dicta el
pragmatismo: no hay recursos posibles por otras vías, así que mejor aceptar las
reglas del juego pues generan beneficios. Esto indica que el modelo se sustenta
también en la aceptación de diversos actores porque sus intereses se ven aten-
didos. Se podría decir que estos actores han sido orillados a ello, es cierto, pero
el modelo mismo genera las necesidades y crea un apego a sus reglas y benefi-
cios. El problema es que esto se configura como estructuras, programas y re-
cursos, como formas de relación y como ideologías que justifican la preserva-
ción del modelo.
Por otro lado, en la cúspide de las oficinas donde se toman decisiones se
ubican férreos partidarios de este modelo. Están convenidos de sus bondades,
a pesar de las evidencias en contra. Pero además, ese modelo obedece a una
forma de gestión comandada por la Secretaría de Hacienda. De hecho, no esta-
ban equivocados quienes dijeron desde hace tiempo que los contenidos de las
políticas (objetivos e indicadores) fueron diseñados en las oficinas de la Secre-
taría de Educación Pública (sep), pero el cascarón operativo y la lógica de la
intervención desde Hacienda (i.e. Acosta, 2006).
Un modelo agotado de relación entre el Estado / 45
Todas las políticas para el profesorado se han dirigido hacia los profesores de
tiempo completo: el Promep financia la realización de estudios de posgrado de pro
fesores y ofrece recursos para ampliar la planta de profesores de tiempo com-
pleto. Los estímulos al desempeño docente con recursos extraordinarios se
48 / Germán Álvarez Mendiola, Wietse de Vries
tamente lo contrario: el número se duplicó, al pasar de 105 mil en 1997 a 208 mil
en 2010.
Baste este somero análisis de uno de los componentes centrales del Promep
para percatarse de los graves errores de diseño de este programa de políticas. Es
un típico caso de errores en el diagnóstico y en el diseño de políticas que intro-
duce ineficiencias evitables desde el origen, cuyos resultados indeseables, al
institucionalizarse, suplantan la lógica organizacional tradicional (path depen-
dency en grado 3, de acuerdo con Liebowitz y Margolis (1995)).
Quiero dejar claro que esto se ha producido por el ajuste de los individuos
a los sistemas de estímulos. Muchos han tenido en las políticas oportunidades
para desarrollar sus carreras con un profundo sentido ético, de compromiso
con el trabajo de buena factura ante sus estudiantes y sus objetos de estudio.
Pero no son la mayoría. Por otro lado, que muchos otros se ajusten por vías
artificiales no se debe a una maldad intrínseca o deshonesta de los individuos,
por más que todos conozcamos varios casos, sino a que el propio sistema in-
troduce incentivos perversos porque no se dirige a la calidad, impone los criterios
e indicadores e inhibe la creatividad, la innovación, el diagnóstico y el diseño es
pecífico de solución de problemas. El dinero está en otra parte. No hace falta
encarar la realidad, sólo los indicadores. Pero es obvio que la realidad no se
reduce a los indicadores.
Salvo las becas que han tenido un impacto positivo en algunos segmentos del
estudiantado (Miller, 2009), y las tutorías que parecen mero formulismo sin
resultados comprobables en la calidad de las experiencias formativas y en
los resultados, no hay propiamente políticas hacia los estudiantes. Hay muchas
referencias a la necesidad de llevar a cabo cambios curriculares con enfo-
ques centrados en los estudiantes, bajo un marco de formación en competen-
cias, pero nada sólido hay para apoyar la formación de calidad. Podría decirse
que las mejoras marginales de la eficiencia terminal apoyan a los estudiantes
pero lo cierto es que apoyan su conclusión, lo cual en general es positivo, pero
no la calidad de su formación. Simplificar los requisitos de egreso y titulación
es adecuado, pero eso no significa que la calidad haya mejorado.
Los cambios curriculares en muchas instituciones suponen la inclusión de
cambios en los requisitos de admisión y de tutoría para los estudiantes, flexi-
2
Basado en Álvarez (2012).
50 / Germán Álvarez Mendiola, Wietse de Vries
Nota final
Fuentes consultadas
Presentación
Uno de los grandes retos de México sigue siendo el educativo. Aunque a lo largo
de nueve décadas el proyecto educativo institucionalizado alcanzó un alto
nivel de crecimiento y consolidación, lo cierto es que la educación de la segunda
década del siglo xxi sigue enfrentando, a la par de profundas insuficiencias en
todos sus niveles y modalidades, insalvables asimetrías sociales. Tales condi-
ciones que constituyen un problema de todos los mexicanos, son parte de la
problemática que ha de atender el nuevo gobierno y representan un tema de
gran relevancia para el análisis académico.
En ese sentido se ofrece aquí un acercamiento analítico a los planteamien-
tos políticos y programáticos del gobierno actual en materia de educación su-
perior. El nuevo turno del Partido Revolucionario Institucional (pri) al frente
del Ejecutivo ofrece la oportunidad de revisar la propuesta educativa del gobier-
no federal y, permite acercarse, a través de los principales documentos de pla-
neación nacional y sectorial, a la intencionalidad gubernamental en materia
educativa superior para el periodo 2013-2018.
Hoy no existe duda de que la planeación nacional —que alcanzó rango
constitucional en 1982— y la planeación de la educación son ámbitos intrín-
secamente políticos. En los documentos de planeación se expresan puntual-
mente los objetivos, estrategias y líneas de acción que regirán el desempeño de
la administración pública pero, ante todo, se plasman de manera explícita las
aspiraciones políticas de quien gobierna.
Resulta necesario reconocer esta condición política de la planeación educa-
tiva, pues permite mantener una prudente distancia ante las visiones que la
* iisue-unam.
55
56 / Hugo Casanova Cardiel
• Ampliar la jornada escolar para ofrecer más y mejor tiempo educativo a los
alumnos que más lo requieren.
• Fomentar la adquisición de capacidades básicas, incluyendo el manejo de
otros idiomas, para incorporarse a un mercado laboral competitivo a nivel
global.
• Fomentar la certificación de competencias laborales.
• Apoyar los programas de becas dirigidos a favorecer la transición al primer
empleo de los egresados de educación media superior con formación tecno-
lógica o profesional técnica, incluyendo carreras técnicas, vocacionales y
programas de aprendizaje laboral.
• Fortalecer las capacidades institucionales de vinculación de los planteles de
nivel medio superior y superior con el sector productivo, y alentar la revi-
sión permanente de la oferta educativa.
• Impulsar el establecimiento de consejos institucionales de vinculación.
• Incrementar la inversión pública y promover la inversión privada en acti-
vidades de innovación y desarrollo en centros de investigación y empresas,
particularmente en la creación y expansión de empresas de alta tecnología.
• Establecer un sistema de seguimiento de egresados del nivel medio superior
y superior, y realizar estudios de detección de necesidades de los sectores
empleadores.
• Impulsar la creación de carreras, licenciaturas y posgrados con pertinencia
local, regional y nacional.
zación del Sistema Educativo Nacional incluye temas como el acuerdo entre
los Estados y las ies sobre el financiamiento y el crecimiento, sobre el uso de la
plena capacidad de las instituciones, sobre el respaldo federal a planteles “que
resulten viables”, por ofrecer mayor transparencia en el gasto por estudiante,
por promover el apoyo financiero federal a las opciones educativas que ofrezcan
“mejores resultados en relación con su costo” y por asegurar que las decisiones
de crecimiento atiendan las condiciones regionales y de grupos sociales (pse, p. 55).
En la estrategia definida hacia la educación intercultural se alude al forta-
lecimiento de las universidades de tal modalidad, la captación de aspirantes de
zonas rurales e indígenas, así como la incorporación de criterios que tomen en
cuenta la variable intercultural en los temas de aseguramiento de la calidad
(pse, p. 55). Asimismo, en la estrategia destinada a prevenir el abandono esco-
lar se señala, entre otros puntos, la necesidad de fortalecer el programa de becas
para promover la retención de los jóvenes en riesgo de abandono (pse, p. 56).
Finalmente, en la estrategia correspondiente a la línea transversal “Demo-
cratizar la Productividad” se alude a la importancia de la conclusión oportuna
de los estudios, a la incubación de empresas en ies “que tengan esa vocación”,
así como al impulso “…de los estudiantes emprendedores de comunidades
indígenas y de alta marginación” (pse, p. 58). Asimismo, en la estrategia de
“Igualdad de Oportunidades y no Discriminación contra las Mujeres” se desta-
ca la línea de promover criterios de paridad para los cargos directivos del siste-
ma educativo y el de investigación (pse, p. 59).
Objetivo 4. Fortalecer la práctica de actividades físicas y deportivas como
un componente de la educación integral. El cuarto objetivo del pse apenas alude
a la educación superior y lo hace en términos muy generales.
Objetivo 5. Promover y difundir el arte y la cultura como recursos formati-
vos privilegiados para impulsar la educación integral. El quinto objetivo del pse
alude en términos generales a la educación superior en diversos rubros. Asimismo,
dedica una mención específica en la primera estrategia de Fomentar la educa-
ción artística y cultural…, la línea de acción se refiere al fortalecimiento de la
educación superior en materia artística y cultural (pse, p. 64).
Objetivo 6. Impulsar la educación científica y tecnológica como elemento
indispensable para la transformación de México en una sociedad del conoci-
miento. El sexto objetivo del pse dedica en sus cinco estrategias diversos seña-
lamientos al campo educativo superior. En la primera de ellas orientada al
fortalecimiento de la capacidad analítica de los mexicanos queda implícito
Políticas y planeación de la educación superior en México / 75
A manera de conclusión
I
• Se reconoce la importancia de la educación superior para el desarrollo
nacional.
• Se reconoce la necesidad de incrementar la oferta educativa superior y se
plantea alcanzar una cobertura del 40 por ciento en la franja de edad
correspondiente.
• Se reconoce la necesidad de lograr este incremento atendiendo a la variable
de la inclusión social. Así, se establece un aumento en la matrícula de 2.3
por ciento en el sector de los jóvenes menos favorecidos económicamente.
• Se reconoce la necesidad de fortalecer la planta académica con programas
como el que se refiere a la renovación generacional y especialmente a la
provisión de nuevas plazas para la docencia y la investigación.
• Se enfatiza la importancia de la ciencia, la tecnología y la innovación, así
como la importancia de fortalecer el posgrado.
• Se reconoce la importancia de fortalecer la infraestructura y el equipamien-
to de la educación superior.
• Se plantea el fortalecimiento de la tecnología de la información y comuni-
cación para la educación superior, a través del desarrollo de infraestructura,
plataformas y programas.
• Se plantea la importancia de potenciar la cooperación y la internacionali-
zación de la educación superior.
Políticas y planeación de la educación superior en México / 77
II
• Si bien el esquema de planeación de la educación atiende en diversas formas al
ámbito de la educación superior, lo cierto es que otros niveles —principal
mente el de la educación básica— ocupan una mayor atención discursiva.
• Los documentos de planeación de la educación superior no reflejan con
claridad la visión académica de los muy diversos actores e instituciones de
este importante sector.
• En el esquema de planeación propuesto destacan las atribuciones del
Estado en la conducción del sistema de educación superior y existen seña-
lamientos que abren mayores espacios al mercado y que conceden impor-
tantes atribuciones al ámbito empresarial.
• Destaca un enfoque que privilegia los factores económicos y productivos
sobre los factores y dimensiones de la educación.
• Predomina una visión de la educación superior centrada en la formación
para el trabajo (competencias, calidad, productividad).
• El enfoque de calidad de los documentos es utilizado en su acepción más
neutra y difícilmente se relaciona con la intrínseca complejidad del campo
educativo superior. Se privilegia en tal sentido una dimensión instrumental
de la calidad centrada en temas como la evaluación, la certificación y la
acreditación.
• Se echa de menos una mayor claridad en los criterios y modalidades para
alcanzar la cobertura del 40 por ciento.
• Los criterios de financiamiento se refieren a los fondos extraordinarios y no
se precisan las modalidades para respaldar en términos financieros la vida
regular de las instituciones.
Fuentes consultadas
Introducción
81
82 / María Rodríguez Salazar
2
Este trabajo forma parte de una investigación más amplia sobre los conflictos y tensiones
que ha presentado la uacm en su vida institucional de 2005 a 2013.
Poder y gobierno en el espacio universitario / 83
a) se creó en 2001, cuenta con una vida corta en relación con lo que implica la
puesta acabada y el funcionamiento óptimo de una universidad; b) la publica-
ción de la Ley de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México en 2005
marcó el inicio de la organización y la elección del gobierno universitario, par-
ticularmente la instalación del primer cu en 2008, para 2013 este máximo
órgano de gobierno contaba con apenas cinco años;3 c) el proyecto educativo es
una propuesta inacabada, algunas de sus partes han mostrado sus bondades en
la práctica, mientras que otras se encuentran en revisión, por ejemplo, las condi-
ciones de organización del trabajo docente, de evaluación y certificación de cono-
cimientos; d) una parte del marco legal reglamentario se encuentra en proceso
de elaboración, discusión y aprobación.
Con fundamento en la Ley de la Universidad Autónoma de la Ciudad de
México se ha buscado que esa construcción de universidad tienda a formas y
prácticas más articuladas y acabadas en relación con los principios y políticas
fundacionales y con sus tareas sustantivas de educar, investigar y difundir la
cultura (uacm, s/a, Ley, p. 3).
En ese sentido, se aborda la construcción de la uacm al distinguir tres mo
mentos o etapas: a) de la creación de la Universidad de la Ciudad de México
(ucm) a la aprobación de la Ley de la Universidad Autónoma de la Ciudad de
México (2001-2004); b) de la norma aprobada a su aplicación, las bases de la
construcción institucional autónoma (2005-2010); c) de los cambios en el go-
bierno universitario a las luchas por el control de éste y por la reorientación del
proyecto educativo (2010-2013).
3
La Ley de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México señala en el “Título Tercero el
gobierno universitario, Capítulo Único, Artículo 15, El máximo órgano de gobierno de la
Universidad será el Consejo Universitario, el cual estará constituido de conformidad con lo que
establezca el Estatuto General Orgánico”, p. 7.
Poder y gobierno en el espacio universitario / 85
Es evidente que detrás de este abandono de la educación pública hay toda una
concepción y una estrategia excluyente (…) no estamos en contra de la edu-
cación privada, estamos en contra de la descalificación y el abandono de la
educación pública. El mercado puede atender a quienes tienen para pagar una
universidad privada, pero el Estado está obligado a garantizar el derecho de todos
a la educación[…]la principal justificación para crear las escuelas prepara-
torias y la Universidad de la Ciudad (…) tiene que ver con una convicción
elemental: no queremos que la educación se convierta en un privilegio (uacm,
s/a, Discursos, p. 4).
Aparece en este discurso una primera tensión que habría de marcar el sur-
gimiento y desarrollo de la nueva universidad, la tensión entre educación pú-
blica y educación privada. La ucm surgió en un tiempo en el que la educación
privada tenía tras de sí dos décadas de crecimiento y expansión.7 No se había
7
“Los importantes cambios societales de los que estamos siendo testigos tuvieron su primera
expresión como exigencias a la educación superior en las reformas que se hicieron en los países
avanzados en la década de los ochenta, y en un buen número de los países latinoamericanos
en la década de los noventa. Esta generación de reformas estuvo orientada fundamentalmente a
Poder y gobierno en el espacio universitario / 87
responder a las presiones de la globalización económica. En este sentido, los países con mayor
dinamismo en hacer las reformas en América Latina fueron aquellos con mayores exigencias
por entrar en procesos de globalización económica, como Chile en los años ochenta, o en procesos
de integración —abierta a la globalización— de los años noventa, como México con el Tratado de
Libre Comercio, y los países sudamericanos asociados al Mercosur (García, 2003, p. 17).
88 / María Rodríguez Salazar
8
En el texto El proyecto educativo de la uacm se expone que los principios y políticas que
definen a la ucm del resto de las instituciones de educación superior son: carácter público, sin
costo para sus estudiantes, comunidad democrática y comprometida con el proyecto uacm, una
educación crítica, científica y humanista, ingreso irrestricto, no exclusión y apoyo a quienes más
lo necesitan, una educación centrada en la formación del estudiante, flexibilidad curricular en
ritmos y en duración de los estudios, y la no especialización temprana (uacm, 2008: 10-17).
Poder y gobierno en el espacio universitario / 89
Una en los órganos locales, cuándo nuevas facultades legales se obtienen pro-
ducto de la democratización y el voto directo, y gana predominio la tendencia
a la educación superior pública y gratuita. La segunda, de la misma Universidad.
Guiada por el núcleo de académicos autor del proyecto educativo, con una
comunidad unida, aprovechó la voluntad política, el espacio de independencia
inicial, diseñó un proyecto de autonomía inédito y alternativo, y logró construir
consenso con la agenda subalterna en el centro (2009: 165).
bleístas del Partido Acción Nacional) con una propuesta que fue analizada y
desechada el 23 de noviembre de 2004 y que los colocó frente a una sola pro-
puesta viable, la suscrita y enviada por el Jefe de Gobierno el 8 de octubre de
2004 y a la que decidieron sumar su voto (Montes, 2009: 115-124).
La exposición de motivos de la Ley de la Universidad Autónoma de la Ciu-
dad de México en su inciso 4 define a la universidad como una institución con
vocación humanista y de carácter social para desarrollar un proyecto innovador
y para contribuir a una reforma académica que desde hace décadas es urgente
en la educación superior de nuestro país (uacm, s/a, Ley: 9).
Con la aprobación de la Ley, en 2005, se dio inicio a la elección y consti-
tución del Consejo General Interno (cgi) que fue instalado el 1 de agosto de
2005 por una comisión del Consejo Asesor. Sus funciones quedaron enuncia-
das en los Transitorios de la Ley10 igual que las funciones del Consejo Asesor
y del rector.11 Parte de las funciones más relevantes del gobierno universitario
recayeron durante ese periodo en el Consejo Asesor: emitir todas las normas pro
visionales que requiriera la universidad, aprobar los planes y programas acadé-
micos hasta que entrara en funciones el cgi; determinar la composición del
cgi y todo lo referente a su integración que debía crearse antes de seis meses;
10
Las funciones del cgi serían: establecer las políticas generales y definir las prioridades en
materia de administración general en consideración a las opiniones del Consejo Asesor, aprobar
los programas y presupuestos de la universidad así como sus modificaciones, aprobar los planes y
programas de estudio, expedir las normas o bases generales sobre las que el rector pueda disponer
de los activos fijos de la universidad, aprobar los estados financieros, aprobar las políticas, bases y
programas generales que regulen los convenios, contratos, pedidos o acuerdos que celebre la
universidad en materia de obras públicas, adquisiciones, arrendamientos y prestación de servicios
con bienes inmuebles. Una última atribución consiste en que el cgi puede nombrar y remover, a
propuesta del rector, a los servidores públicos de la universidad que ocupen cargos en las dos
jerarquías administrativas inferiores a la de aquél y aprobar la fijación de sueldos y prestaciones.
(uacm, 2005: 12).
11
“El rector de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México a que se refiere el artículo
segundo Transitorio de esta Ley tendrá las siguientes atribuciones: I. Administrar y representar
legalmente a la Universidad; II. Ejecutar los acuerdos del Consejo Asesor y del Consejo General
interno a que se refieren estas bases a través de la estructura orgánica de la Universidad; III.
Formular los programas institucionales y presupuestos de la Universidad; IV. Formular los planes
y programas de estudio de la Universidad, sometiéndolos a la aprobación del Consejo General
Interno; V. Formular los programas de organización, reorganización y/o modernización de la Uni
versidad; VI. Establecer los procedimientos y métodos de trabajo para que las funciones se realicen
de manera articulada, congruente y eficaz; VII. Establecer normas para la administración del per
sonal, recursos financieros, bienes y servicios de la Universidad; VIII. Proponer al Consejo General
Interno procedimientos de evaluación y seguimiento de procesos necesarios para alcanzar las metas
u objetivos de la Universidad; Establecer y mantener un sistema de estadísticas y de las actividades de
la Universidad que será público; Presentar al Consejo General Interno el informe de actividades de la
Universidad…”, entre otros (Ibid., 12-13).
Poder y gobierno en el espacio universitario / 91
El Consejo Asesor fue uno de los órganos de gobierno que se mantuvo desde
los primeros años de la universidad y hasta antes de que concluyera sus fun-
ciones, el primer cu, su desaparición, observada en la ley, coincide con otros
cambios igualmente relevantes que habrían de configurar un nuevo gobierno en
la institución: el relevo del único rector que había tenido la universidad desde su
creación en 2001, Manuel Pérez Rocha, sustituido por María Esther Orozco
Orozco, quien en sus facultades de rectora fue nombrando uno a uno a los
responsables de la administración universitaria.12 En los puestos en que se re-
quería y se requiere la aprobación del cu, propuso a candidatos cercanos, tal es
el caso de los puestos para dirigir la Secretaría General, la Oficina del Abogado
General y la Contraloría General.
En esos cambios se involucró la participación de los diferentes sectores y
grupos universitarios. En el periodo 2009-2010 se avanzó y profundizó en el
ejercicio de la autonomía universitaria; para la elección de los consejeros repre-
sentantes de estudiantes, académicos y trabajadores se realizaron elecciones
por sector en cada plantel y sede de la universidad. Para la elección del nuevo
rector se hicieron presentaciones de los tres candidatos en cada uno de los
planteles, las presentaciones fueron transmitididas por internet, los miem
bros de la comunidad universitaria se mantenían informados y a la expec-
tativa de los resultados.
12
Entre los puestos que la Rectoría puede designar a sus ocupantes se encuentran: la Coordi
nación Académica, la Coordinación de Servicios Administrativos, la Coordinación de Planeación, la
Coordinación de Certificación y Registro, la Coordinación de Difusión Cultural y Extensión Uni
versitaria, la Coordinación de Comunicación, la Coordinación de Servicios Estudiantiles, la Coor
dinación de Obras y Mantenimiento.
Poder y gobierno en el espacio universitario / 93
para los panistas que contendieron por una curul en la Cámara de Diputados; en
la campaña presidencial de 1994 se obtuvo casi un millón 200 mil votos para
el pan; en 1977 el partido llegó como favorito para elegir al jefe de gobierno; y
en el año 2000 la diferencia de votos obtenidos entre López Obrador y Santia-
go Creel fue apenas de 1.1 por ciento.(…) A pesar de las grandes deficiencias
que ha demostrado el prd durante su gestión, Acción Nacional no ha comuni-
cado adecuadamente que ofrece una mejor alternativa política, un mejor pro-
yecto de gobierno y una administración que escucha a la ciudadanía (…) la Ciudad
de México es una ciudad en la que ha prevalecido la corrupción en lugar de la
planeación urbana, una ciudad que ha registrado una mala utilización de los
recursos públicos como los montos destinados a la Universidad Autónoma de
la Ciudad de México, de donde han egresado muy pocos estudiantes a pesar
de haber recibido un presupuesto de miles de millones de pesos (2012: 3).
El subsidio federal empezó en 2008. (…) (y) lo que hizo la Secretaría de Finan-
zas del Distrtito Federal fue retener los recursos federales y considerar que ya
estaban incluidos en la asignación que tenía que hacer la aldf. Tan se lo que-
daron que en los estados financieros de 2009 el despacho externo consignó el
96 / María Rodríguez Salazar
adeudo de 100 millones de pesos del gdf (…) Es un dictamen del despacho
contable externo (2012: 28).
Sobre este mismo tema, Roberto Rodríguez en uno de sus artículos escribió
que “…por gestiones de la anuies (se) autorizó un complemento de cien millo-
nes de pesos tanto en 2008 como en 2009, la Secretaría de Finanzas del DF
retuvo la entrega correspondiente, y por lo tanto se adeudaban a la universidad
doscientos millones de pesos” (Rodríguez, 1 de noviembre de 2012).
La situación financiera de la universidad se presentó en el periodo inme-
diato anterior a los cambios en el gobierno universitario, por lo que en ese
contexto la postulación de María Esther Orozco como candidata a la Rectoría,
que mantenía una relación cercana con el gdf como directora general del Ins-
tituto de Ciencia y Tecnología, cargo al que renunció por contender para rectora
de la uacm. Su trayectoria política y académica, su participación en el Consejo
Asesor y en el posgrado de Ciencias Genómicas ofrecía garantías para obtener
el apoyo de los sectores universitarios. En el documento titulado Apuntes y
reflexiones sobre la universidad: programa de trabajo 2010-2014, Orozco apunta
que: “…es importante obtener los recursos suficientes por parte de la Asam-
blea Legislativa, el Gobierno de la Ciudad y el Gobierno Federal para la crea-
ción de laboratorios y las bibliotecas equipadas que permitan a los y las jóvenes
lograr una formación integral, pertinente y científica” (2010: 20). Esther Orozco
llegó a la Rectoría con una amplia mayoría de votos (30 votos de consejeros
universitarios a favor contra ocho de su oponente más cercano). El primer cu
le dio posesión del cargo con el respaldo explícito de Marcelo Ebrard, Jefe de
Gobierno, el 7 de mayo de 2010, quien asistió como invitado y orador en la
ceremonia. Meses después y antes de que terminara 2010 le fueron entregados
los recursos que habían sido retenidos (Rodríguez, 1 de noviembre de 2012).
laborales en esa institución. A propuesta del diputado del Partido del Trabajo
(pt) Arturo López Cándido, inicialmente se había planteado pedir a la rectora
Esther Orozco remediar la disputa con el personal sindicalizado mediante el
diálogo y acciones administrativas y acudir al recinto legislativo para informar
al respecto (La Jornada, 12 de julio de 2012: 36).
El sutuacm fue la primera fuerza organizada contra la que se enfrentó la
rectora Orozco. La relación administración universitaria-sindicato se definió en
parte por las violaciones al Contrato Colectivo de Trabajo, incluida la retención
de las cuotas sindicales por parte de la autoridad.
El sutuacm fue visto por la Rectoría de la uacm como una fuerza antagó-
nica cuyos miembros movilizaban y dirigían la protesta; entre los actores polí-
ticos que apoyaban al sindicato se encontraban afiliados y asesores legales
vinculados al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
El 24 de julio de 2012, el diario Crónica publicó una nota titulada “Acusan
a grupo radical de la uacm de boicotear inicio de cursos”, a propósito de un
comunicado de prensa que la Secretaria General de la uacm dio a conocer pú-
blicamente y en el que se culpaba a un grupo radical (aludiendo a miembros
del sindicato) de cualquier acción que pudiera poner en riesgo la integridad de
los miembros de la comunidad universitaria.
Héctor Cruz López reportero de Crónica sostenía que: “Profesores, alumnos
y administrativos de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (uacm)
acusaron ayer al sindicato de estar atrás del ‘boicot’ ocurrido el pasado lunes
(…) acción que pretenden realizar en los otros cuatro planteles”. Entrevistados
por Crónica revelaron que para ellos ese gremio se escudaba en un grupo de
porros que se autonombran Asamblea Universitaria, a la que también pertene-
cían, por lo menos, cuatro exintegrantes del sindicato despedidos por diversas
causas, que iban desde golpes y amenazas hasta un fraude por más de 3 millones
de pesos. Incluso, aseguraron: “varios de nosotros hemos sido víctimas de este
grupo de ‘estudiantes’, quienes desde el 28 de junio pasado planearon boicotear
estos eventos, pues insisten en la salida de Esther Orozco como rectora de esta
institución debido a que acabó con el coto de poder que desde el inicio de
esta universidad mantuvieron” (2012, 25 de julio: 18).
En ese mundo de especulación la llamada comunidad entrevistada daba a
conocer que los recientes acontecimientos del plantel Cuautepec fueron pla-
neados en una reunión en la que estuvieron presentes el sindicato, la Asamblea
Poder y gobierno en el espacio universitario / 99
Universitaria y el Frente Oriente (de la uam) y que fueron difundidos por las
redes sociales.
La información vertida en esta nota sugiere varias dudas, quiénes son
los llamados profesores, estudiantes y trabajadores de la uacm que sostenían
eso. Llama la atención también los dichos sin argumento ni fundamento alguno.
Contrasta en esta ausencia de identidad de los entrevistados, las acusaciones a
los supuestos culpables de lo que estaba ocurriendo. Queda en entredicho no
solamente las fuentes de la información sino el medio, es decir el diario que
publica estas opiniones sin la debida precisión de dónde se genera o emite la
información, lo que lleva a plantear: ¿qué papel estaban jugando éste y otros
medios de información en el conflicto?
El 29 de julio de 2012, Orozco declaraba al diario Crónica que lamentaba
que “…el Sindicato Único de Trabajadores (sic) sólo utilice a la casa de estudios
como un trampolín político, más que como una institución académica seria”.
Agregaba que “en este país no estamos acostumbrados a la autocrítica, no es-
tamos acostumbrados a reconocer las fallas que tenemos, a reconocer los pro-
blemas que nosotros mismos hemos generado…” (2012: 14).
La política laboral de la rectora dio lugar a la Recomendación 14/2012
de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal publicada el 28 de
septiembre de 2012 por violaciones al Derecho a la libertad sindical y derecho
de asociación de los trabajadores universitarios (cdhdf, 2012: 1).
Algunas acciones que abonaron en este sentido fueron además de las disputas
con la representación sindical, las diferencias manifiestas con un bloque de con
sejeros del segundo cu por el ejercicio del presupuesto federal retenido por el
gdf y entregado finalmente a la administración de Orozco en octubre de 2010.
“La representación de académicos y estudiantes cuestionaba la falta de informa
ción precisa y una posible discrecionalidad en el manejo de esos fondos porque,
se indicaba, no habían sido sometidos a la deliberación del órgano colegiado”
(Rodríguez, 1 de noviembre de 2012).
Al incumplimiento de la reglamentación de los órganos de gobierno por
parte de la Rectoría y la tesorería de la institución, se añadió en marzo de 2011,
la Comisión de Educación de la aldf había estado discutiendo posibles cam-
bios al contenido del Estatuto General Orgánico de la uacm
100 / María Rodríguez Salazar
La reposición del proceso en los planteles con irregularidades se hizo los días
13 y 14 de agosto de ese mismo año (2012: 1).
Los resultados del proceso electoral arrojaron de un total de 55 fórmulas,
22 ganadoras para los consejeros cercanos a la administración; y los candidatos
con posturas independientes alcanzaron 33. Estas cifras habrían de modificarse
en el proceso de las impugnaciones, el Consejo Electoral ratificó el triunfo de
25 fórmulas de consejeros independientes y reposicionó a cuatro de los conse-
jeros afines a la Rectoría con lo que alcanzaron un total de 26 fórmulas que
representaban la mayoría de los consejeros elegidos. La revisión hecha por el
Consejo Electoral condujo a una recomposición de los bloques, con lo que se
favorecía a la Rectoría y al grupo afín. El 22 de agosto se instaló un tercer cu
que fue presidido por la rectora Orozco y al que en su intervención declaró
formalmente instalado.
La apresurada instalación del tercer cu en un contexto de cuestionamien-
tos por estudiantes, académicos y por 28 consejeros que suscribieron un pro-
nunciamiento mediante el cual denunciaban que sin verificar el quórum por
sector, como lo señala el artículo 42 del Reglamento del Consejo Universi-
tario, se había dado por instalado ese órgano de gobierno interno (La Jornada,
23 de agosto de 2012, p. 38). La presencia de la rectora como parte de ese órgano
de gobierno avalando su instalación, definiría las posiciones y los intereses de
los grupos y bloques en pugna.
La uacm tiene establecido que cada sesión de su consejo y los acuerdos allí
logrados se hagan públicos. Así, en internet fueron publicadas la lista de asis-
tencia, la minuta de acuerdos y una versión estenográfica. Sin embargo, esos
documentos no estuvieron disponibles ni en la transmisión en vivo se incluyó
el pase de la lista de asistencia (Reforma, 24 de agosto de 2012).
La tensión al interior de la institución se encontraba en un punto muy
álgido. Si la confrontación con el sutuacm había llevado a un ataque perma-
nente con los dirigentes y algunos de los miembros más activos de esta organi-
zación, la publicación del Diagnóstico significó el distanciamiento con el sector
estudiantil y académico, la instalación del tercer cu mostró posturas y rupturas
entre los actores políticos involucrados: la rectora y el bloque que representaba
frente al bloque de los sectores universitarios opositores a su proyecto político
y académico. Ambos habrían de manifestarse en una lucha persistente y aguda,
cuyas bases y condiciones se venían dando de tiempo atrás.
106 / María Rodríguez Salazar
El paro estudiantil
Por su parte, María Esther Orozco al hablar sobre quiénes eran los actores
políticos opositores en el conflicto, afirmaba que se habían inmiscuido desde
integrantes de Morena cercanos a la exsecretaria de Desarrollo Social, Raquel
Sosa, hasta el exrector Manuel Pérez Rocha y los intereses económicos y polí-
ticos de muchos que estaban detrás del conflicto (2012: 26-27).
En respuesta a esas declaraciones Manuel Pérez Rocha aclaraba que:
La salida al conflicto
A manera de conclusión
Fuentes consultadas
Introducción
115
116 / Carlos Pallán Figueroa
Supuestos básicos
En los tiempos recientes se ha dicho que “como nunca antes los hombres
viven a la sombra del Estado (R. Milliband).2 La frase evoca fielmente el aroma
del pensamiento aristotélico, formando parte de aquella idea de que fuera de la
polis sólo son concebibles el ser degradado o el semidiós; o todavía más incon-
fundible, tal como lo anota el filósofo griego en el libro II de su obra: “La co-
munidad política debe necesariamente abrazarlo todo”. Corolario: si esto es
válido para los seres humanos, lo será también para las organizaciones.
Expresado todo lo anterior en nuestro tiempo, quiere decir que el Estado
(“el componente específicamente político del poder en una sociedad territorial-
mente delimitada”) es la fuente generadora de cualquier organización pública
y, en ese sentido, están comprendidas las universidades. Y aunque éstas, a di-
ferencia de otras, son esencialmente centros de estudios, la dinámica social (su
expansión y crecimiento, papel en la esfera económica y su propia complejidad)
las ha convertido en organizaciones cuyas autoridades deben tener un origen
basado en las leyes fundamentales del Estado al cual pertenecen. En el caso de
las universidades públicas mexicanas se trata de estructuras organizativas que,
formando parte integral del Estado mexicano, están sujetas a reglas que, en
todo caso, les confieren una mayor independencia y poder de gestión que a
otras entidades públicas.
Desde ese punto de vista, la universidad pública refleja en su propia estruc-
tura contradicciones de orden social semejantes a las que se expresan en su
entorno. En dicha estructura está presente el fenómeno del poder (del poder
político) y, en cuanto tal, distintos grupos y sectores pugnan por alcanzar el
control de esa estructura organizativa de acuerdo con sus propios intereses,
ideologías y propósitos. Posiblemente, tal tipo de poder parezca diferente al que
se expresa en estructuras gubernamentales, o sólo sea más sutil en su forma
de adquirirse, retenerse y ejercerse… pero en el fondo es lo mismo. Su esencia
no se modifica: es siempre la posibilidad de imponer a otros una conducta, en
el marco de la normatividad de la propia institución.
2
R. Milliband, El Estado en la sociedad capitalista, Mexico, Siglo XXI Editores, 1970.
La política y lo político en la universidad / 119
¿Sierra o Vasconcelos?
En sus 100 años de vida, la unam se ha guiado por dos modelos institucio-
nales. El término “modelo” se usa aquí como una enorme licencia literaria,
sólo para simplificar o abreviar. Quizá lo más exacto sería llamarle “concepcio-
nes” u “orientaciones”, pero estos términos no tendrían las dos cualidades
antes enunciadas.
De acuerdo con ello, los dos modelos son: el de Justo Sierra y el de José
Vasconcelos. El primero es el de una universidad liberal, que profesa los valores
de la ciencia, donde el contexto social sólo es el telón de fondo de su acción
educativa. El segundo, el de Vasconcelos, postula una universidad comprome-
tida, que abraza las banderas de la Revolución y cuyas funciones se deben en-
lazar con causas populares y sectores sociales desfavorecidos.
El modelo del fundador de la Universidad Nacional resume las ideas libe-
rales que habían consolidado a la nación en la segunda mitad del siglo xix. En
esos términos, la universidad era un órgano del Estado que nacía con la idea
de ser “el coronamiento de una grande obra de la educación nacional”, la que
había emprendido el régimen de Porfirio Díaz durante 30 años, buena parte de
los cuales estuvieron bajo la coordinación directa de don Justo Sierra. La nueva
institución, aparte de “no separar los ojos del telescopio o el microscopio”,
utilizando a ambos, debía, además, “nacionalizar la ciencia y mexicanizar el
saber”. En eso consistía, fundamentalmente, su cometido social.
Once años después de esas palabras y aquella concepción, el noveno rector
de la universidad, José Vasconcelos, se asume como un “delegado de la Revolu-
ción que no viene a buscar refugio para meditar en el ambiente tranquilo de las
aulas, sino a invitaros a que salgan con él a la lucha, a que compartáis con
nosotros las responsabilidades y los esfuerzos”. El delegado viene a la universi-
dad con un objetivo preciso: crear el ministerio que “transformaría el alma de
México”, empresa en la cual invirtió 16 meses hasta que, abandonando el
La política y lo político en la universidad / 121
Modelos y conflicto
Los tiempos siguientes distaron mucho de ser como los del año 1944. Los
conflictos internos de gobernabilidad tuvieron, en dos o tres ocasiones, origen
en el desagrado personal o político ya conocidos, o en los intereses políticos y
gremiales. En el primer caso estaría la animadversión entre el presidente Gus-
tavo Díaz Ordaz y el rector Ignacio Chávez. El conflicto que se originó en la
Facultad de Derecho, y que a la postre lo derrumbaría con ignominia y ludibrio,
contaba con el apoyo de colaboradores cercanos al presidente y este último
hacía gala de su desprecio por el rector (“a ver si ese sabio rector Chávez
lo resuelve”, refiriéndose al conflicto, tal como lo narra don Jesús Silva Herzog
en una de sus obras).
El segundo caso sería el del rector Barros Sierra. Las dificultades de relación
personal con Gustavo Díaz Ordaz, siendo miembros del gabinete de Miguel
López Mateos, fueron irremontables cuando la Junta de Gobierno lo nombra
rector en junio de 1966 y el antiguo secretario de Gobernación era ya Presi-
dente de la República. Dos meses y medio después, en el Segundo Informe de
Gobierno, el presidente anuncia un ambicioso programa de renovación en las
instituciones de educación superior del país. Sorprendentemente, en los cuatro
años siguientes no sucede nada, o muy poco, en ese terreno.
Mientras que el país creció a tasas de 6.8 anual promedio del Producto
Interno Bruto (pib) (las más altas para un sexenio), y con ello la recaudación
fiscal, ni la unam ni el resto de las ies tuvieron incrementos al subsidio federal
durante el sexenio. Además, los conflictos en varias instituciones, con la inter-
vención del Ejército, se dieron en esos mismos años (Universidad Michoacana,
1966 y Universidad de Sonora, 1967, principalmente) hasta llegar al 2 de
octubre de 1968 y la intervención militar en el Instituto Politécnico Nacional
(ipn) y en la unam.
La renuncia del rector Barrios Sierra, en noviembre de 1968, no dejaba
lugar a dudas sobre la intromisión gubernamental: “quienes no entienden el
conflicto ni han logrado solucionarlo, decidieron a toda costa señalar supuestos
culpables de lo que pasa, y entre ellos me han escogido a mí”. La Junta de Go-
bierno, al no aceptar la renuncia del rector, mostró que el régimen de autonomía
previsto en la Ley Orgánica de 1945 funcionaba en momentos difíciles y que
la integridad de los miembros de la junta era una coraza contra los caprichos
del poder. El rector Barros Sierra, a riesgo de su propia salud, permaneció en el
puesto hasta el último día de su mandato, el 5 de junio de 1970.
124 / Carlos Pallán Figueroa
indiferencia de los propios universitarios fueron los factores que acabaron con
una gestión fructífera.
Introducción
129
130 / Susana García Salord
Para organizar la presentación de este punto, retomaré una hipótesis que Este-
ban Krotz —filósofo y antropólogo de la Universidad de Yucatán— plantea con
el propósito de argumentar que la Antropología Social y las Ciencias Sociales
corren el riesgo de desaparecer en una suerte de “triángulo de las Bermudas”,
conformado en las instituciones educativas y científicas a partir de la articulación
de tres elementos, que el autor identifica en la hegemonía de la “burocracia
digitalizada”; de “los procesos del conocimiento habituales en las ciencias lla-
madas naturales o exactas”; y del “modelo gerencial neoliberal” (Krotz, 2011).
No voy a reseñar la hipótesis de Krotz, pero recuperaré algunos de sus pos-
tulados y en los que coinciden también diversos autores que estudian el problema
en cuestión. Me interesa, sobre todo, retomar la lógica de su argumentación,
porque permite distinguir sin fragmentar los componentes del nuevo orden
institucional, y presentarlos como un modelo; una construcción analítica que
facilita plantear, en forma simplificada, la visión sinóptica de una red de rela-
ciones, que como tal sólo existe “en papel”, diría el sociólogo Pierre Bourdieu.
En dicha visión sinóptica se pretende representar el orden institucional,
que resultó de la práctica sistemática de la “selección de los mejores”, como la
estrategia de reproducción social del campo universitario y científico, que devino
hegemónica en la década de los ochenta, del siglo xx (García Salord, 2013a).
Dicho orden se construyó a lo largo de tres décadas, y consiste en un dispositivo
complejo que funciona en una intricada red de relaciones, y que está conformado
por políticas, programas, estructuras institucionales, normativas y metodologías
de evaluación (criterios, procedimientos e instrumentos) (Buendía, 2013).
Reseñaré, en breve, los tres componentes básicos del nuevo orden institu-
cional: el orden político y administrativo, el orden académico y el orden labo-
ral; en cada uno de estos componentes, indicaré la función, los significados y
los procedimientos que asume la evaluación y sus efectos prácticos; y señalaré
132 / Susana García Salord
cómo éstos atraviesan las difusas fronteras de cada orden y, en conjunto, afec-
tan el desarrollo de la evaluación académica.
Un nuevo orden político y administrativo de las instituciones. El nuevo
orden se organiza con base en la “sobre-regulación”,4 que el Estado comienza a
ejercer a través de diferentes órganos de gobierno y de instancias de evaluación,
acreditación y certificación externas a las instituciones educativas y de investi-
gación (De Vries, 2000). Este orden es nuevo, porque la sobrerregulación se
instrumenta aplicando lógicas y prácticas del modelo gerencial, propio de la
gestión empresarial o de la “administración de los negocios”, como Eduardo
Ibarra, entre otros, advirtieron en su momento (Ibarra, 2005, 2010). Como se
sabe, es a principios de los años ochenta, cuando se establecen nuevas políticas
para afrontar la aguda escasez de recursos financieros y para reorientar las di-
námicas de las instituciones educativas y científicas, fuertemente cuestionadas
por la ausencia de calidad en el desarrollo de sus funciones; por la discreciona-
lidad y falta de transparencia en el uso del subsidio proveniente de fondos pú-
blicos; y por los efectos negativos de la actividad sindical y política en ellas
registrada (Coombs et al., 1991).
El propósito explícito de dichas políticas se estableció en mejorar la calidad
de las instituciones, lograr la excelencia académica, e incrementar su eficacia,
eficiencia y productividad, mediante la instauración de una “cultura de la eva-
luación”. Las bases de dicha cultura se implantaron con la articulación de tres
prácticas que, hasta ese momento, se habían desarrollado en forma indepen-
diente unas de otras: la planeación estratégica —la evaluación— el financia-
miento (López Zárate, 2012); y se promovieron a través de institucionalizar un
nuevo tipo de financiamiento, basado en la asignación de recursos adicionales
al subsidio, condicionada al cumplimiento de dos requisitos:
4
Retomo esta caracterización y no la de neoliberal, siguiendo la propuesta de Adrián Acosta
Silva quien plantea que “las políticas educativas de nivel superior de la región difícilmente pueden
caracterizarse como “neoliberales” en el sentido de que significaran el abandono por parte del
Estado del poder para orientar y reestructurar la educación superior a favor de las fuerzas del mer
cado educativo; ellas, por el contrario, se orientaron a fortalecer —con diversos grados de éxito— la
gestión directa del Estado en este nivel educativo […] significaron una suerte de “nuevo contrato”
entre el Estado y las universidades públicas y privadas que estuvo marcado no por la desregulación
neoliberal, sino justamente por la sobrerregulación de las actividades universitarias por parte de los
gobiernos nacionales” (Acosta, 2002: 59).
La evaluación académica: una asignatura pendiente / 133
5
Como ejemplo pueden consultarse los manuales con las metodologías de evaluación de dife
rentes instancias, entre ellos el de los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Edu
cación Superior (2008); el del Programa de Posgrado Nacional del Conacyt (2008). Como ejemplo
del tipo de informes que hacen las instituciones puede consultarse el reporte del Instituto de
Ingeniería y Tecnología (iit) de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (uacj), para actualizar
el Programa de Fortalecimiento de la Dependencia de Educación Superior (Prodes- pifi)(2013).
Análisis detallados del proceso de acreditación de programas se encuentra en Díaz Barriga, 2009;
y como mecanismo de regulación en Mendoza, 1999. La diferencia conceptual entre acreditación y
evaluación se explica en Pérez Rocha, 1996.
134 / Susana García Salord
Tabla 1
CONFORMACIÓN DEL PRIMER GRUPO DEL SNI, 1984
6
La cifra correcta es la de 1,396, como aparece en textos posteriores (Malo et al., 1996; Ibarrola,
2007), pero la he mantenido dado que la diferencia es pequeña y lo que interesa en la tabla es mostrar
136 / Susana García Salord
del trabajo académico, ya que con el propósito de lograr mayor objetividad en los
procesos de evaluación, éstos se estandarizan asignando un puntaje a cada acti-
vidad académica y a cada producto del trabajo, que se traduce en un monto
determinado de dinero y, por ende, en un parámetro acerca de lo qué es o no
redituable en términos económicos. Se establece así una relación orgánica
entre evaluación académica y dinero, y se propicia la disposición a invertir más
tiempo y energía en uno mismo (obtención de grados, méritos y reconoci-
mientos, producción individual, etcétera), en desmedro de la inversión en
institución y en democracia, fundamentos de la universidad pública (Ordorika,
2004).
El cambio en la composición de los ingresos económicos de los académicos.
La compensación salarial —en la modalidad de becas al desempeño y de es-
tímulos a la productividad— se institucionaliza como un nuevo componente
de los ingresos económicos de los académicos; y llega a representar el porcen-
taje mayor o muy significativo. Sin embargo, la compensación constituye —a la
vez— el más incierto y vulnerable de los ingresos de los académicos: se recibe
por hacer el mismo trabajo por el que se recibe el salario y está exento de im-
puestos, pero compensa un salario deteriorado y atado a un “tope salarial”
impuesto por el gobierno; no repercute en el monto de la jubilación; y su ob-
tención y su monto dependen de los resultados de evaluaciones periódicas; así
como de la disponibilidad de recursos que el Estado tenga para mantener el
financiamiento de los programas de becas y estímulos. Se propicia así la iden-
tificación de la evaluación con “el premio” o “el castigo”, y se reconvierte en
un espacio de tensión vinculado a la necesidad económica.
El abandono de las organizaciones gremiales —que en su forma sindicato,
acumularon un gran desprestigio en los años ochenta del siglo pasado— y la
proliferación de asociaciones y de redes académicas, científicas y profesionales
—como formas predilectas de asociación de los académicos—, pero que no
contemplan en sus objetivos, ningún tipo de acción gremial que aporte a resolver
el problema del deterioro salarial, si no es por la vía de la compensación a tra-
vés de becas y estímulos.
Esquema 1
LOS EFECTOS PRÁCTICOS DE LAS NOCIONES DE EVALUACIÓN VIGENTES,
EN LA CONFIGURACIÓN DE LA EVALUACIÓN COMO UNA ASIGNATURA PENDIENTE
Altera la especificidad
del trabajo intelectual Diluye
•subordina el trabajo académi- Reduce las estrategias de las fronteras entre
co a los criterios, procedimien- evaluación académica regulación laboral y
tos y plazos de las prácticas regulación académica
el recuento curricular de
administrativas. méritos y de productos tan legitima la práctica de la
•identifica los tiempos de tra- gibles y terminados se esta evaluación del desempeño
bajo, producción y formación blece como el procedimiento académico, como un instru
con los plazos de las evaluacio- predilecto de evaluación. mento de regulación laboral
nes periódicas del desempeño paralela a la establecida
individual, de los programas y en la legislación corres
del ejercicio presupuestal. pondiente.
Instituye
Subordina
la evaluación como un Obstaculiza
el proyecto de universidad a
espacio de disputa, la posibilidad
una estrategia de gestión
ríspida y sistemática, por la de introducir nuevas
institucional
inclusión en el reconoci estrategias de evaluación
ruduce el campo de acción para
miento, que se dirime me propicia la resistencia al cam
actualizar la evaluación acadé
diante la modificación recu bio de las formas de evalua
mica, en el marco de códigos
rrente de los criterios, pro ción vinculadas a la obtención
específicos, que respondan a un
cedimientos e instrumentos de ingresos económicos,
proyecto (o ideal) educativo,
de evaluación. porque se mantiene el dete
científico y cultural, más que
rioro crónico del salario.
a una estrategia de planeación
y gestión de una organización.
La evaluación académica: una asignatura pendiente / 143
cesarios para su desarrollo; y dejar un gran resto que, librado a sus propios
esfuerzos, tendrán que generar las condiciones para obtener el reconocimiento
que le facilite el acceso a los recursos.
En consecuencia, la evaluación destinada a seleccionar a “los mejores”
opera en la lógica de la selección excluyente, en la medida en que, los criterios
de evaluación y el juicio de valor emitido (el resultado de la evaluación) se ins-
tituyen en un principio de diferenciación, a partir del cual se genera la existen-
cia de dos grupos: evaluados/no evaluados, y sus correspondientes circuitos de
desarrollo (Ordorika y Rodríguez, 2009; Estévez y Martínez Stack, 2012;
Grediaga et al., 2012). Por efecto de dicha oposición, las diferencias que
existen entre los programas, los grupos y las personas se convierten en
desigualdades.
El gran resto excluido del grupo de los evaluados se clasifica —explícita o
implícitamente— por la negativa: no son de calidad o no responden al perfil
deseado. El problema con dicho resto no es sólo que se instituye en un sector
“no regulado” por el Estado, sino que, el problema de fondo radica en que el
grupo no seleccionado sigue siendo parte del campo científico y de la educación
superior y constituyen el “gran semillero” de la ciencia y del ejercicio profesio-
nal en el país; pero lo hace en condición de semillero poco provisto de los
recursos necesarios para desarrollarse y con destino incierto. Como resto
omitido es un resto no contemplado como objeto de intervención de la política
pública.
En el caso particular de la evaluación del desempeño individual se advierte
que el grupo evaluado representa un pequeño porcentaje del personal académico
del país. En la tabla 2 se podrá observar que los miembros del sni representan
sólo el 5 por ciento del total de académicos (342,617) registrado en 2012 a
nivel nacional;8 y los académicos que, por su tiempo de contratación, están
en condiciones de presentarse a los procesos de evaluación —establecidos
para acceder a la mayoría de las becas y estímulos— representan el 31 por
ciento de dicho total. Queda entonces, un gran resto identificado en los profe-
sores contratados por horas, que constituyen el 69 por ciento de los académicos
mexicanos.
8
Un análisis de los efectos discriminatorios hacia el interior del sni, y que en mi perspectiva
identifico como los efectos prácticos de la “selección de los mejores”, se puede consultar en Didou y
Gérard, 2010.
La evaluación académica: una asignatura pendiente / 147
Tabla 2
DISTRIBUCIÓN DEL PERSONAL ACADÉMICO DEL PAÍS,
SEGÚN PERTENENCIA AL SNI Y TIEMPO DE CONTRATACIÓN, 2012
342,617 17,639 5.15 83,464 24.36 4.909 1.43 17,077 4.98 237,167 69.22
Fuente: Datos proporcionados por Jorge Martínez Stack, registrados en la Base de Execum/Dirección General de
Evaluación Institucional-unam.
¿Cuáles son las prácticas de evaluación vigentes en este grupo que desarrolla
cotidianamente funciones sustantivas de la universidad, concentradas en el
ejercicio de la docencia? Por una parte, se advierte que en algunas institucio-
nes, este grupo es evaluado también en la modalidad del recuento curricular.
Por ejemplo, en la Universidad Autónoma de México (unam), existe el Progra-
ma de Estímulos a la Productividad y al Rendimiento del Personal Académico
de Asignatura (pepasig); cuya cobertura abarca al 62 por ciento de profesores de
este grupo (Agenda Estadística-unam, 2013). Por otra parte, y de acuerdo con
los estudios realizados por la Red Iberoamericana de Investigadores de la Eva-
luación de la Docencia (riied), se registra que “predomina la evaluación del desem
peño docente mediante la opinión de los estudiantes, recopilada a través de
cuestionarios” (Rueda, 2008: 7); y que las prácticas de evaluación se reducen a
las establecidas como requisitos para la acreditación de programas. Sumado a lo
anterior, se señala que los resultados de estas evaluaciones no se utilizan como
fuente de retroalimentación para mejorar el desempeño, sino que, en la mayoría
de las experiencias registradas, dichos resultados solamente “son considerados
como condición administrativa para tener acceso a los diversos programas espe-
ciales” (Rueda, 2008: 8). En breve, podemos decir que, a pesar de los avances
que se reportan en las tareas de acreditación y evaluación de programas (De la
Garza Aguilar, 2013), la evaluación académica también es una asignatura pen-
diente en el grupo de profesores contratados por horas.
Ahora bien, en la tabla 3 se podrá observar que, hacia el interior del grupo
que está en condiciones estatutarias —no sabemos si curriculares también—
de formar parte del grupo de los evaluados, se reitera la presencia de altos por
centajes de académicos que no participan en los programas vigentes. De los
148 / Susana García Salord
Tabla 3
PERSONAL ACADÉMICO DE TIEMPO COMPLETO
DE LAS INSTITUCIONES DE EDUCACIÓN SUPERIOR PÚBLICAS,
EVALUADOS EN LOS PROGRAMAS VIGENTES (2012)
Centros
de Investigación 4,624 10.6 89.4 34.2 65.8 85.1 14.9 88.5 11.5
ies Federales 16,086 70.7 29.3 32.8 67.2 82.5 17.5 84.0 16.0
ies Estatales 29,271 84.2 15.8 44.9 55.1 39.9 60.1 59.5 40.5
I. Tecnológicas 10,634 94.7 5.3 55.2 44.8 89.3 10.7 83.7 16.3
I. Particulares 9,445 89.3 10.7 64.0 36.0 93.9 16.1 97.6 12.4
Totales 70,059* 78.5** 21.5 45.6 54.4 67.4 32.6 75.8 24.2
*Esta cifra corresponde al total de cada estrato. El total de académicos de tiempo completo es de 73,262 académicos.
**Este porcentaje corresponde a un total de 70,301 académicos. Aquí el agregado de las ies estatales es de
29,512.
Fuente: Elaboración propia con datos proporcionados por Jorge Martínez Stack. Base Execum. dgei-unam.
9
Según el reporte de las Reglas de Operación del Programa de 2012, las instituciones adscritas
al Promep son 645, pero su incorporación ha sido diferida en el tiempo: “En el 2007 Promep se
dirigió al personal de 129 instituciones de educación superior” y luego se da “la incorporación del
subsistema de institutos tecnológicos en 2008, escuelas normales en 2009, institutos tecnológicos
descentralizados y universidades interculturales en 2010 […]”, disponible en http://promep.sep.
gob.mx/presentacion.html
10
El tratamiento en extenso de este problema lo presenté en García Salord, 2010. Este apar
tado se basa en dicho texto.
150 / Susana García Salord
11
Los problemas del malestar y de la simulación se registraron prácticamente desde el inicio
del orden institucional instaurado en los años ochenta, y en la actualidad se cuenta ya con un
conjunto de estudios específicos sobre el tema, entre los cuales —y mencionando sólo algunos de
ellos— se pueden consultar: Izquierdo, 2000; Urquidi, 2004; Ramírez y Padilla, 2008; Arbesú et al.,
2008; Hirsh Adler, 2012.
152 / Susana García Salord
sin salida: por una parte, la estrategia de evaluación vigente es la que las insti
tuciones promueven y legitiman para mejorar el ingreso económico individual,
para acceder al financiamiento y para construir el prestigio; por otra parte, a
través de los criterios, procedimientos y formatos vigentes se ejerce una coerción
que induce a unas prácticas académicas inadecuadas. Ciertamente, la presencia
de la coerción no exime de responsabilidad a los individuos, grupos e insti
tuciones que optan por dichas prácticas; pero sí advierte la necesidad de atender
la relación intrínseca que existe entre las estructuras objetivas (de trabajo, de
participación, de evaluación) y las estructuras subjetivas (disposiciones,
prácticas y representaciones).
En este sentido, considero que los cambios necesarios a realizar para intro-
ducir nuevas estrategias de evaluación, radican en atender los puntos claves del
orden institucional, identificados como obstáculos para el desarrollo de la eva-
luación académica. De este campo de argumentación se desprende que es ne-
cesario “desmantelar” la estructura que sostiene y opera a través del recuento
curricular, y que hemos identificado en: la “sobrerregulación” estatal fundada
en la estrategia de gestión empresarial; la negociación individual de ingresos
adicionales al salario y en la concepción profesionalizante, burocrática y acade-
micista de trabajo académico. Una visión sinóptica de los puntos clave y su
interrelación se presentan en el esquema 2.
Intervenir en dichos puntos supone hacer cambios en tres cuestiones por
demás complejas:
Orden laboral
Deshomologación salarial/compensación de salario deteriorado
Becas al desempeño + estímulos a la productividad
Evaluación =
Negociación individual para asignar recursos económicos adicionales al salario
La evaluación académica: una asignatura pendiente / 155
la percepción mayoritaria del futuro no incluye la idea del cambio como algo
posible y producto de una acción colegiada; sino más bien, el futuro se avizora
como una “salida individual”, que presenta diferentes grados de dificultad según
la edad, el género, la posición alcanzada y las oportunidades que las institucio-
nes pudieran ofertar en cada coyuntura.
En este escenario creo que el cambio es posible si se lo concibe como un
proceso lento y desde abajo, dirigido a construir las redes horizontales propias
de la acción colegiada. Pero la colegialidad y su fuerza no se construyen por de
creto ni mediante consultas y/o reformas por convocatoria. La colegialidad es
un efecto práctico del trabajo en común, que se realiza en función de unas ta-
reas cuyos significados se inscriben en la construcción de un proyecto institu-
cional; y que es un espacio vital de realización personal. La historia de las
universidades mexicanas da cuenta de ello.
En los últimos 30 años de esa historia, la evaluación —en las diversas
modalidades de la evaluación llamada “sumativa”— se instituyó en la columna
vertebral del orden institucional, y desplazó la vigencia de un proyecto, modelo
o ideal de universidad, como el referente que otorga sentido —significado y
dirección— a las llamadas misiones institucionales, funciones sustantivas
y planes de desarrollo. Mi propuesta es restituir dicho referente como la columna
vertebral del orden institucional, e integrar a la evaluación como un compo-
nente básico de dicho orden, pero concebida y organizada con base en la espe-
cificidad de las instituciones, que radica en organizar y desarrollar la educación
superior, la investigación científica y la producción cultural; y acorde a los re-
querimientos de los procesos académicos inherentes al desarrollo de dichas
funciones, que se desprenden del carácter intelectual del trabajo académico.
La posibilidad de establecer a la evaluación académica, como una estrategia
institucional de valoración sistemática del trabajo académico —y no sólo del
desempeño individual—, está supeditada, en gran medida, a la posibilidad de
erradicar las modalidades de evaluación, cuya finalidad es el control adminis-
trativo, la asignación de recursos económicos adicionales al subsidio y la construc
ción de prestigio. Este “engranaje” que produce y reproduce la oposición entre
evaluados y no evaluados; y por ende entre circuitos institucionales, segmen-
tados por efecto de la falsa oposición entre circuitos de calidad y circuitos
exentos de ella —o, por lo menos, bajo la sombra de la duda— es uno de los gran
des obstáculos a superar, para abrirle paso a la función diagnóstica y formativa,
propia de la evaluación académica, cuyo propósito central es la mejora sistemá-
156 / Susana García Salord
Fuentes consultadas
Introducción1
165
166 / Etty Estévez Nenninger
nos han enseñado que las reformas tienen algún grado de impacto en el camino
esperado, cuando los actores responsables de implementar los cambios com-
parten el sentido y los significados del mismo. Según Fullan (1982 y 2007) y
Hargreaves, Lieberman, Fullan y Hopkins (1998 y 2009), la clave del éxito de
reformas e innovaciones de la educación radica en que los docentes compren-
dan y acepten el sentido de los cambios y, además, tengan las condiciones y
capacidad para ser ellos los responsables de la definición de los programas,
estrategias, acciones y procedimientos a desarrollar en el aula. Como veremos
enseguida, en nuestro país las políticas y reformas curriculares que se han im-
pulsado durante las dos últimas décadas no han tomado en cuenta los requisi-
tos antes señalados. En este contexto se busca reflexionar sobre algunos desa-
fíos, tendencias y opciones que podría enfrentar el desarrollo futuro de la docencia
universitaria, tomando como referente varias investigaciones sobre la percep-
ción y los significados de los académicos sobre su trabajo de enseñanza.
Como parte de las políticas de calidad en educación superior, durante las últi-
mas dos décadas han sido implementadas dos reformas curriculares de diferente
orientación —constructivistas y por competencias— una tras otra empalmán-
dose, todo en un periodo corto en términos del tiempo necesario para su madu
ración, con el agravante de que los cambios se han diseñado sin previa evalua-
ción de impactos y resultados (Fullan, 2007). Además, estas reformas han sido
concebidas e implementadas mediante procedimientos en extremo centralizados
y verticales (Díaz-Barriga, F., 2012), lo que ha implicado escaso protagonismo
docente y falta de definiciones que permitan la innovación de la enseñanza desde
una dimensión didáctica que asuma y haga partícipes los significados pedagó-
gicos del profesor (Díaz-Barriga, A., 2011; Díaz-Barriga, F., 2010).
Estas dos reformas han impactado de modo diferente los modelos educativos
y curriculares donde los académicos ejercen la docencia. La primera de ellas tuvo
su inicio a finales de la década de los ochenta y promovió la búsqueda de mo-
delos educativos centrados en el aprendizaje, sobre todo de habilidades y des
trezas para la vida, tal como quedó asentado en la declaración mundial de la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(unesco) de 1998 y en las propuestas de la Asociación Nacional de Universidades
e Instituciones de Educación Superior (anuies) (2004). Poco tiempo después, al
168 / Etty Estévez Nenninger
Hace varias décadas, con los estudios psicopedagógicos de Marton (1981), quedó
asentado que las ideas de un profesor acerca de la enseñanza funcionan como
marco de referencia a través del cual él interpreta y actúa. Se presume que las
nociones de enseñanza también afectan la decisión de adoptar o no determina-
das estrategias didácticas, lo cual tendrá influencia sobre la calidad y los pro-
ductos de aprendizaje de los estudiantes (Gao y Watkins, 2002; Guzmán,
2011; Hernández y Maquilón, 2010). Otros estudios fenomenológicos en el
ámbito universitario muestran que “la evolución en las estrategias didácticas
tiene correspondencia con una expansión en la conciencia docente que incluye
la comprensión de la relación entre aprendizaje y enseñanza” (Ortega, 2007: 43).
Es amplia la tradición de investigación que considera al profesor como
sujeto reflexivo y racional que toma decisiones, emite juicios, tiene creencias y
rutinas propias de su desarrollo profesional (Clark y Peterson, 1990). Desde la
antropología cultural y el interaccionismo simbólico en sociología también se
han abierto vetas de estudio desde las que ha sido posible pensar nuevas pre-
guntas de investigación orientadas al estudio de los aspectos simbólicos de la
realidad. Una vertiente de estudio es la que se fundamenta en la idea de que el
significado se encuentra influido por la ruta que sigue la acción sociocultural
en la que éste ocurre y, viceversa, el significado de la acción sólo puede inter-
pretarse en función de lo que los actores dicen que pretenden (Bruner, 1991).
En México el número de estudios sobre educación superior ha ido en au-
mento desde la década de los noventa, pero se considera aún insuficiente para
cubrir la complejidad de los problemas no atendidos. En el periodo 1994-2005
el tema más investigado fue el de académicos, parte del mismo apunta a ense-
ñanza y pensamiento didáctico e interesa destacar los resultados que advierten
una separación entre las directrices institucionales y las prácticas docentes
(Rueda, 2007). Otra revisión de investigaciones en temas de calidad de la en-
señanza universitaria en México, concluye en dos sentidos: ha faltado soporte
teórico en tales estudios y prevalece la ausencia de formación pedagógica
entre los profesores universitarios (Guzmán, 2011). Estudios realizados en la
Universidad Nacional Autónoma de México (unam) sobre “buenos docentes”,
Tendencias de la docencia universitaria en México / 171
lia (70 por ciento), Finlandia (77 por ciento) Holanda (72 por ciento), Noruega
(75 por ciento), Portugal (71 por ciento), Reino Unido (77 por ciento).
Los académicos también reconocen realizar “enseñanza individual” (77 por
ciento), lo cual supondría que para una buena parte de los profesores esta forma
de trabajo no tradicional, más bien proclive a la innovación, no se contrapone
o más bien se complementa con la docencia expositiva. Un 68 por ciento rea-
liza enseñanza asistida por tecnologías de la información, lo cual implica que
un poco más del 30 por ciento se mantiene al margen de una herramienta
que ha venido transformando de manera importante la cultura educativa de
nuestra sociedad. Un porcentaje aún menor (63 por ciento) realiza su docencia
con base en “prácticas o trabajo de laboratorio”. Un poco más de la mitad (58 por
ciento) impulsa el “aprendizaje por proyecto/proyectos grupales”, porcentaje se-
mejante al que reportan Hong Kong y Estados Unidos, superados sólo por un
país, Malasia (70 por ciento), muy cerca del 50 por ciento están Brasil, Holanda,
Reino Unido y Korea y los que menos recurren a promover el aprendizaje por
proyectos son China y Japón (22 por ciento).
La educación a distancia es una modalidad en la que sólo participa una
pequeña parte de los académicos (13.6 por ciento).
Tabla 1
MÉTODOS Y MODALIDADES DE ENSEÑANZA QUE USAN LOS ACADÉMICOS:
RESULTADOS GLOBALES Y POR GÉNERO (PORCENTAJES) (NT = 1973; ND = 1835)
Enseñanza
Enseñanza asistida por
Docencia Enseñanza Aprendizaje basada en tecnologías de Educación
n expositiva individualizada por proyecto prácticas la información a distancia
Fuente: Elaboración propia con base en los datos de la encuesta del proyecto rpam.
Tabla 2
ACADÉMICOS QUE CALIFICARON COMO BUENAS O EXCELENTES DIVERSAS
CONDICIONES DE TRABAJO (PORCENTAJES) (NT = 1973; ND = 1835)
Fuente: Elaboración propia con base en los datos de la encuesta del proyecto rpam.
1
La primera n constituye, para el conjunto de preguntas consideradas, la n válida mínima. La segunda n constituye
la n válida máxima.
Mejoramiento de la docencia
Poco más de la mitad, alrededor del 55 por ciento, opina estar de acuerdo o
fuertemente de acuerdo con el hecho de que en su institución “se le alienta a
mejorar sus habilidades docentes en respuesta a las evaluaciones de sus ense-
ñanzas” y sólo la mitad de quienes respondieron el cuestionario está de acuer-
do o fuertemente de acuerdo en que “su institución hay cursos adecuados para
mejorar la calidad de la enseñanza”. Estos dos últimos porcentajes reflejan un
fenómeno que caracteriza a la educación superior mexicana ya documentado
en muy diversas fuentes: el total descuido institucional por la formación o
preparación del académico para el desempeño adecuado de sus tareas docentes.
Sólo el 30 por ciento de los académicos entrevistados considera estar de
acuerdo en que en “su institución los profesores con grados superiores realizan
una mejor docencia que los profesores que no tienen esos grados”. Es decir,
existe la opinión generalizada entre los académicos (70 por ciento) de que tener
el grado de doctor no implica ser un mejor docente. Este resultado muestra la
necesidad de generar programas específicos para el mejoramiento de la docencia,
que complementen a los programas orientados a la obtención de posgrados en
la disciplina de conocimiento del académico. De igual forma, el que sólo la mitad
de los académicos está de acuerdo o fuertemente de acuerdo en que “los pro-
gramas educativos acreditados son de mayor calidad que los no-acreditados”,
plantea serias dudas con respecto a la eficacia de los grandes esfuerzos, materiales
y humanos, que las instituciones mexicanas han invertido en la acreditación
de sus programas en aras de un supuesto mejoramiento de la calidad.
Género y docencia
Tabla 3
PARTICIPACIÓN DE MUJERES ACADÉMICAS EN DOCENCIA POR NIVEL EDUCATIVO
Fuente: Elaboración propia con base en los datos de la encuesta del proyecto rpam.
Debido a las
deficiencias En esta Informa a sus
formativas de sus Se le alienta institución estudiantes
alumnos, invierte a mejorar sus hay cursos En su docencia En su Incorpora en el sobre las
más tiempo del habilidades adecuados hace énfasis en docencia contenido de implicaciones
que le gustaría docentes en para mejorar el conocimiento hace énfasis sus cursos de hacer
enseñándoles respuesta a las la calidad práctico y en las en perspectivas la discusión trampa y del
habilidades evaluaciones de de la habilidades de y contenidos de valores y plagio en
N básicas su enseñanza enseñanza los estudiantes internacionales asuntos éticos sus cursos
Género
Masculino 582-1129 58.0 53.3 49.1 85.8 75.9 75.8 76.9
Femenino 289-648 57.0 57.6 53.2 90.5 77.6 84.1 87.6
1
La primera n constituye, para el conjunto de preguntas consideradas, la n válida mínima. La segunda n constituye la n válida máxima.
Fuente: Elaboración propia con datos de la encuesta del proyecto rpam.
Tendencias de la docencia universitaria en México / 181
5
El “cuestionario sobre enfoques de enseñanza del profesor universitario” forma parte del
proyecto “Enfoques de enseñanza del profesor universitario en México” registrado en la maestría
en Innovación Educativa de la Universidad de Sonora.
6
La enseñanza se concibe como una práctica que se realiza con fundamento o apoyo —cons
ciente o no— en concepciones, valoraciones, métodos y procedimientos que el profesor pone en
acción desde que inicia la planificación de las materias que tiene a su cargo, ya que al hacerlo toma
decisiones sobre para qué enseñar, qué enseñar y cómo hacerlo (Estévez, 2002). Al conjunto de
tales consideraciones sustentadas por un profesor lo hemos identificado como enfoques de ense
ñanza y como un concepto equivalente a “concepciones de enseñanza”, el cual ha sido usado en la
literatura para referirse a la visión o perspectiva general que tiene un profesor acerca del proceso
de enseñanza (Kember, 1997).
7
Como consecuencia de la revolución cognitiva de principios de la década de los cincuenta se
produjo la convergencia de diversas teorías en el estudio de los procesos cognitivos y uno de sus
principales acuerdos fue considerar que el aprendizaje es una actividad mental mediante la cual se
alcanza la estructuración interna de conocimientos (Bruner, 1991). Estos descubrimientos dan
sostén a las posturas constructivistas de la educación (Cárdenas, 2004; Coll, 1996; Díaz-Barriga y
Hernández, 2002), que promueven una formación integral y consideran como clave al factor
cognitivo por ser un ámbito de desarrollo en el que se ubican las capacidades directivas o meta
cognitivas, las que permiten tomar control del propio aprendizaje (Estévez, 2002; Reigeluth, 2012).
182 / Etty Estévez Nenninger
adscritos laboralmente a seis ies de México: itesm, uv, uaa, uach, uabcs y
Unison. Se encontró que la formación didáctica y la experiencia docente están
acompañadas de interés y motivación de los profesores por la docencia como una
actividad central, además, se mantienen activos en una búsqueda consciente
por mejorar su trabajo mediante la renovación de métodos y estrategias de
enseñanza. Pese a que las instituciones difieren en sus modelos curriculares
—uach y uabcs tienen modelo por competencia y el resto se adhiere al cons-
tructivismo— los académicos comparten enfoques y métodos de enseñanza cog
nitivos y constructivistas y dicen mezclarlo con elementos de competencias.
Consideran necesario el uso de repertorios amplios y variados de métodos y
estrategias de enseñanza; el “aprendizaje basado en problemas” ( abp), es el
método que mejor se adapta a cualquier modelo curricular, ayuda a enfrentar
limitaciones ante situaciones propias de la enseñanza en grupos diferentes de
estudiantes y permite usar herramientas útiles dependiendo de la disciplina en
la que se imparten clases; el abp se complementa con el aprendizaje por pro-
yectos, como estrategias de enseñanza situada, en la búsqueda de pertinencia
social en los aprendizajes. Por ejemplo:
En el último estado del conocimiento del comie, el área curricular incluyó por
primera vez un campo de investigación que ha centrado la mirada en las expe-
riencias y prácticas de docentes y estudiantes “en su calidad de protagonistas e
intérpretes principales del currículo, pero a partir de sus propios referentes,
perspectivas, creencias, valores, expectativas e identidades, es decir, desde sus
propias subjetividades” (Covarrubias y Casarini, 2013).8
En relación con las investigaciones que tratan a los profesores de educación
superior como principales sujetos de estudio, las autoras encontraron algunas
tendencias importantes:
8
Según las autoras, en el anterior estado del conocimiento del comie, 1992-2002, de alguna
forma se analizaron los actores en su relación con el currículo y las investigaciones fueron
documentadas en el campo temático “La perspectiva de los procesos y prácticas curriculares” del
área sobre currículo, y en los campos temáticos de alumnos y de académicos del área sobre Sujetos,
Actores y Procesos de Formación.
Tendencias de la docencia universitaria en México / 187
Conclusiones e implicaciones
posible identificar una tendencia de las mujeres docentes a emplear en mayor por
centaje que sus homólogos hombres “el aprendizaje por proyectos” y “la ense-
ñanza basada en prácticas”, el desarrollo de habilidades, la discusión de los
problemas éticos, lo cual podría estar indicando que las docentes son más pro
clives a incorporar innovaciones en sus procedimientos didácticos.
Según los primeros hallazgos del cuestionario sobre enfoques de enseñanza,
los académicos de varias universidades públicas adoptan enfoques constructi-
vistas cuando preparan o planifican sus cursos, no tanto así durante la práctica
e interacción con los estudiantes; en esta población se aprecia como tendencia
que son las académicas, los que tienen contrato por horas, los que cuentan con
más horas de capacitación pedagógica y los que dedican menos tiempo a la
investigación quienes muestran mayor inclinación hacia el constructivismo en
su trabajo de enseñanza. Estos resultados preliminares plantean la necesidad y
pertinencia de profundizar en esta temática utilizando la misma encuesta en
otras ies de México —para lo cual se pide la colaboración de los colegas intere-
sados en participar en esta investigación para poder aplicar el instrumento en
sus respectivas instituciones— con el interés de conocer cuáles han sido los
efectos de las tendencias de la educación superior en el pensamiento educativo
de profesores y profesoras y hasta qué grado han permeado en sus actividades de
enseñanza los nuevos enfoques y modelos pedagógicos y didácticos, así como
las reformas curriculares de los últimos tiempos.
El contexto mexicano marcado por ausencia de políticas para la formación
didáctica de profesores, supone que éstos no han tenido los espacios adecuados
para compartir sus experiencias y contribuir al conocimiento mediante la prác-
tica de nuevos métodos, nuevas formas de evaluar y definir objetivos de ense-
ñanza. Aun cuando los profesores estén convencidos de la explicación cons-
tructivista sobre el aprendizaje, requieren de un conocimiento didáctico que les
permita hacer realidad esta explicación mediante prácticas concretas de ense-
ñanza (García, B., 2003). Ante los retos planteados por los nuevos contextos y
paradigmas educativos sería conveniente equilibrar el sentido de las políticas
vigentes incorporando una nueva perspectiva de formación para la docencia, en
donde los profesores puedan probar en la práctica modelos y métodos de ense-
ñanza que impacten en la calidad de los procesos de enseñanza y de aprendi-
zaje en las universidades.
Las conclusiones del estudio con métodos cualitativos acerca de cómo en-
tienden la docencia académicos con experiencia y cierto nivel de conocimiento
Tendencias de la docencia universitaria en México / 189
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192 / Etty Estévez Nenninger
197
198 / Laura Elena Padilla-González
Para comenzar este apartado cabe señalar que los datos que se reportan se re-
fieren sólo a los profesores de tiempo completo de las instituciones de educación
superior (ies), que en conjunto se estimó que representaban cerca del 30 por
ciento del total de la planta nacional (Galaz Fontes et al., 2009), particularidad
que los hace diferentes a la mayoría del profesorado mexicano, y que apunta a
la aún frágil concentración en la vida laboral que requiere toda profesión.
En relación con la edad y el género del profesorado, el estudio de la rpam
arrojó una edad promedio de 49.5 años, siendo mayor la de los hombres (50.7)
que la de las mujeres (47.5) (véase tabla 1); estas últimas en conjunto represen-
taron sólo el 37 por ciento del profesorado de tiempo completo. El promedio
general de edad fue tres años mayor en las ies federales (52.5), mientras que en
las ies particulares fue dos años menor (47.2); además, en las ies particulares las
mujeres contaron con una mayor representatividad (42 por ciento). Fue notable
que sólo en los centros de investigación el promedio de edad de las mujeres fue
año y medio mayor que el de los hombres y su representatividad.
El desafío del relevo generacional / 199
Tabla 1
LA EDAD (AÑOS) DEL PERSONAL ACADÉMICO DE TIEMPO COMPLETO
POR TIPO DE INSTITUCIÓN (RPAM NT=1775)
Fuente: Elaboración propia con base en los resultados de estudio rpam 2007.
fue menor (31 por ciento), lo que indica una problemática particular de la
mujer académica en la investigación científica en México.
Parece que el reto de la edad se acentúa de acuerdo con el tipo de ies de
adscripción del personal académico, lo que se hace más evidente al considerar
el porcentaje del profesorado que contaba con 60 años o más al momento de la
encuesta, ya que en el conjunto de los profesores encuestados se identificó un
14.6 por ciento en esta situación, pero nuevamente en las ies federales este
porcentaje ascendió a 23.7 por ciento.
La edad del profesorado en el momento en que se incorporó a su primer
contrato como académico fue también establecida a través del estudio rpam. Al
agrupar los periodos de incorporación a la vida académica, se identificó que en
1990 o años anteriores, la edad promedio de incorporación fue de 29.7 años
o menor, mientras que en el periodo de 1991-1998, cuando comenzaron a
implementarse programas que enfatizaban la adquisición de una mayor forma-
ción de la planta académica, de preferencia el doctorado, como el Programa de
Superación Académica (Supera) o el Programa de Mejoramiento del Profesorado
(Promep), la edad de incorporación subió a 33.8 años; más aún, en el periodo
1999-2008, cuando se generalizó el concepto de plaza y Perfil Promep, la edad
de incorporación fue de 37 años, es decir, los profesores que se incorporaron en
este último periodo fueron en promedio siete años mayores que los que se in-
corporaron en 1990 o antes. Se tiene entonces una planta académica que ha
200 / Laura Elena Padilla-González
Fuente: Elaboración propia con base en los resultados de estudio rpam 2007.
Tabla 3
PORCENTAJE DEL PROFESORADO DE TIEMPO COMPLETO QUE REPORTÓ ESTAR DE ACUERDO O TOTALMENTE DE ACUERDO
CON ENUNCIADOS RELATIVOS A SU RETIRO (NT=1775)
Sé cuánto aporto Considero adecuados El monto de jubilación Me gustaría seguir Dispuesto a aumentar
mensualmente a los criterios normativos me permitirá vivir trabajando después aportación para mejorar
Estrato mi fondo de retiro que debo cumplir tranquilo de jubilarme condiciones de retiro
Fuente: Elaboración propia con base en los resultados de estudio rpam 2007.
El desafío del relevo generacional / 203
Sólo la mitad del profesorado reportó conocer la cantidad que aporta men-
sualmente al fondo de retiro. El profesorado de las ies particulares manifestó
en mayor medida estar enterado de lo anterior (59 por ciento), mientras que el
de las ies federales (41.9 por ciento) y el de las tecnológicas (44.4 por ciento) lo
señalaron en menor medida. Llama la atención que siendo un aspecto crucial
para la persona, se evidencia falta de información o conocimiento al respecto.
Además, cerca de la mitad de los académicos encuestados manifestó estar dis-
puesto a aumentar su aportación al fondo para mejorar las condiciones de su
retiro, reportándose sólo una menor proporción entre los profesores de las ies
federales (40 por ciento). A pesar de que se ha identificado esta disposición
entre el profesorado, Bensusán y Ahumada (2006) notan la dificultad de ha-
cerlo ante la falta de información y desconfianza entre autoridades y comuni-
dades académicas, lo que ha obstaculizado el establecer sistemas de ahorro
complementarios.
Poco menos de una tercera parte de los académicos consideró adecuadas
las normas para la jubilación, siendo los adscritos a ies federales y tecnológi-
cas quienes menos acuerdo manifestaron con respecto a ello. La mayoría de
estos académicos reportó tener su fondo de retiro a través del issste, como ya
se señaló.
La preocupación del profesorado acerca de su ingreso económico una vez
jubilado, se hizo patente en el hecho de que sólo el 15 por ciento opinó que el
monto de lo que recibiría le permitiría vivir con tranquilidad. Esta percepción
mejora un poco entre los académicos de las ies particulares y de las ies públicas
estatales (20 por ciento). En el caso de los primeros, pudiera pensarse que su
contexto los hace estar conscientes de las condiciones de jubilación que preva-
lecen en el ámbito privado, mismas que no difieren significativamente de lo que
las ies les ofrecen; mientras que en el segundo caso, se estima que el hecho de
que la planta académica de algunas ies estatales, que tienen sus fondos de retiro con
el Instituto Mexicano del Seguro Social (imss), y que además han logrado esta-
blecer —de acuerdo con su organización sindical y autoridades—, planes de
jubilación dinámica, los hace estar un poco más optimistas al respecto. Por el
contrario, los académicos de los Centros de Investigación y de las ies federales
fueron los que mostraron la mayor intranquilidad en cuanto a la suficiencia del
monto de su jubilación.
Por último, es relevante el hecho de que tres cuartas partes del profesorado
manifestaron intenciones de querer continuar trabajando después de haberse
jubilado. Puede pensarse que además de una preocupación por lo económico
204 / Laura Elena Padilla-González
Tabla 4
EDAD Y GÉNERO DE LA PLANTA ACADÉMICA DE LOS POSGRADOS
EN ESTUDIO POR FASE DE RETIRO
Género
Edad
Fase de retiro n % Hombre Mujer promedio
La edad promedio de este grupo de profesores fue de 52.8 años, poco más
de tres años que el general de la planta académica de tiempo completo; además,
el 74 por ciento del profesorado en este tipo de posgrados fueron hombres, 12
puntos porcentuales más que en el conjunto indicado, y entre ellos el porcen-
taje de profesores cercano al retiro fue ligeramente mayor (77.2 por ciento),
mientras que entre las mujeres fue menor (68 por ciento). Es preocupante
identificar que cerca de tres cuartas partes del profesorado de estos posgrados
se encontró en una fase previa al retiro (35.5 por ciento), cuya edad promedio
fue de 49.6 años, o en condición de retiro (39.5 por ciento) con una edad pro-
medio de 61.4 años, lo que agudiza la necesidad de su adecuado relevo, ya que
la alta especialización de su formación y la diversidad de sus funciones acadé-
micas requieren de un proceso riguroso de selección de quienes reemplazarían
a este tipo de profesores.
Las entrevistas realizadas al profesorado de los posgrados en estudio per-
mitieron identificar diferentes grupos de opinión y tendencias tanto sobre el
retiro como sobre la renovación de la planta académica, mismos que se descri-
ben a continuación.
consideran siquiera la opción del retiro porque para ellos el trabajo académico
es parte de su vida. Es decir, más allá de las dificultades económicas que pudie-
ran enfrentar con la jubilación, el no contemplar el retiro se origina más en la
fuerte vocación por y compromiso con la profesión académica y con la institu-
ción a la que están adscritos.
Como lo señala uno de los entrevistados al cuestionársele sobre su jubila-
ción: “No me he involucrado mucho en eso porque en mi familia nunca al-
guien se ha jubilado, se mueren trabajando” (08P21). Otro más manifestó que
para él jubilarse sería como “mutilarse” en el sentido de perder contacto con lo
académico. En un sentido similar otro profesor expresó en relación con él y su
colega “nos van a sacar con los pies por delante, eso [la jubilación] no nos preo
cupa, no he pensado en retirarme, no me percibo como jubilado, yo quiero
seguir hasta que esté lúcido” (08P10).
Un segundo grupo reúne al académico que no tiene opción.
En este grupo se observa a quienes sí piensan en el retiro, pero consideran
que no es una opción dado que implicaría una disminución considerable de
su ingreso económico; esta opinión se vertió en relación con la pérdida que
representaría el no recibir los estímulos al desempeño que otorgan las ies y
sobre todo del estímulo del sni, lo que confirma hallazgos de otros estudios
(Bensusán y Ahumada, 2006), pero no es el único factor que posterga la jubilación.
Un tercer grupo representa al académico que se retira de una para entrar a
otra.
En este grupo se ubican académicos que consideran que aún tienen mucho
que aportar y que habiendo cumplido su ciclo laboral con una institución, bus-
carían seguir trabajando en otra ies; prevalece el compromiso con la profesión,
y en algunos casos también con la misma institución a la que pertenecen, ya
que algunos buscarían continuar su trabajo académico incluso en la propia
institución, sin la presión que implica el estar sujeto a los requerimientos la-
borales formales; en algunos casos se aclaró que esto se realizaría sin esperar
un pago adicional. Finalmente, en este grupo hubo casos cuya expectativa
de buscar trabajar en otra ies si se evidenció más como una manera de paliar
la difícil situación económica en la que perciben quedarían después de su
jubilación.
Un cuarto grupo representa al académico que se retira por incompatibili-
dad organizacional.
En este grupo se identificaron académicos que si bien tienen un compromiso
con su profesión y valoran que todavía pueden hacer una contribución impor-
El desafío del relevo generacional / 207
Parece que lo anterior tiene que ver con lo que critican profesores más jó-
venes, en profesores más antiguos que insisten en no jubilarse:
No creo conveniente que una persona que no tiene las características para de-
sarrollar su trabajo insista en permanecer dentro de la institución o en cual-
quier lugar porque está ocupando un lugar que sería subutilizado, en el sentido
de que no estás produciendo lo que debes producir y entonces mejor deja que
alguien que si tiene la capacidad lo haga; es algo que es natural la productividad
está en función de tu capacidad física de respuesta y a veces no es que no quie-
ras sino que no puedes (08P08).
de los programas que se ofrecen, sobre todo de los posgrados, así como de la
investigación, en dado caso de que prevalezca la tendencia de no contratar el
personal académico con la especialización requerida por este tipo de actividades.
Se evidenció la necesidad de definir perfiles de académicos que reemplaza-
rían a los actuales pensando no en el momento presente, sino en los requeri-
mientos de las ies a 20 años o más, dado que son las necesidades a las que
responderían los nuevos académicos. No obstante, se reconoció que esto no se
ha realizado. En la identificación del perfil de los nuevos profesores se percibió
la influencia determinante de la visión que el Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología (Conacyt) y el Promep han transmitido sobre las características del
núcleo básico de los posgrados o bien del perfil deseable del profesorado, de la
cual se manifiesta una aceptación con poco cuestionamiento.
En algunos casos, el profesorado de las ies estatales, resaltó el hecho de que
aún habiendo plazas disponibles, han encontrado dificultad de atraer investi-
gadores talentosos, por las condiciones de la localidad o porque los sueldos de
la institución no eran competitivos.
La escasez de plazas también es percibida por los estudiantes, quienes en
su mayoría mostraron atracción por la carrera académica, especialmente el
posgrado y la investigación, pero no vislumbran una posibilidad real de obtener
una plaza con las condiciones laborales que les permitan realizar investigación
y posgrado. La mayoría expresó su interés por ingresar a algún centro de inves-
tigación o a una ies, pero también ven con preocupación la dificultad de acceder
a una plaza, dadas las condiciones de restricción que existen.
Algunos de ellos incluso señalan que buscan la posibilidad ya sea de ocupar
un puesto en otro país o bien en la industria, lo que en su opinión constituiría un
derroche del recurso invertido en su formación. En varios casos los estudiantes
comentaron que saben de egresados de buen desempeño en posgrados recono-
cidos que han sido contratados en condiciones laborales precarias o lejanas a
lo esperado y esto los desanima a considerar la profesión académica como una
opción a seguir.
Otros estudiantes evidenciaron su percepción de que el no retiro de los
“viejos”, es lo que les impide a ellos la obtención de una plaza. También la de
que ciertos profesores debieran jubilarse ya que su desempeño es pobre. Varios
de ellos señalaron que algunos profesores ya debieran jubilarse, pero que en
lugar de eso siguen ocupando una plaza aunque ya no rinden tanto y no dejan
espacio a las nuevas generaciones.
El desafío del relevo generacional / 211
Cuestionamientos finales
A partir de la información empírica en que se basa este capítulo, que han apor-
tado las investigaciones dirigidas una por el doctor Jesús Galaz (2009) y otra
por la doctora Rocío Grediaga (2012) se cuenta con elementos importantes
para la reflexión sobre el relevo generacional de la planta académica en México,
teniendo claro que esta problemática no es privativa del país, sino que se genera
en un contexto global de cambios demográficos y laborales.
La mayor parte de la literatura sobre el tema se centra en el problema de la
jubilación y el aspecto económico de la misma. Por un lado, el costo que repre-
senta para el gobierno el sostenimiento de las pensiones y la eventual escasez
de fondos para cubrirlas y por otro, el punto de vista del profesorado, que al
jubilarse verá sustancialmente mermado su ingreso económico. Sin desconocer
que éste puede ser el núcleo central del problema, las soluciones que se
busquen deberán partir de una visión de largo plazo del futuro de la profesión
académica.
Para ello es fundamental que existan políticas públicas y programas insti-
tucionales que se orienten al relevo pautado del personal académico, de mane-
ra que se garantice la calidad de las funciones sustantivas institucionales. Un
relevo pautado implica una planeación tanto del retiro como de la incorpora-
ción de las nuevas generaciones de académicos. Lo deseable es que haya una
adecuada interacción entre ambos para que se conserve y acreciente la expe-
riencia académica.
En este sentido, como lo señalan Ciccotello, Pollock y Yakoboski (2011) se
tendría que ir más allá de la noción común que implica percibir al académico
de mayor edad como alguien que ya no tiene que aportar a la profesión, o que
sólo permanece en ella por razones de su ingreso académico. Se requiere iden-
tificar a quienes tienen el compromiso, la capacidad, la experiencia acumulada
y la disposición de compartirla, de manera que se establezcan condiciones para
su ejercicio, adecuadas a la fase de su carrera académica, de manera que no se
pierda la riqueza de lo que pueden aportar. De igual manera, se deberá identi-
ficar a quienes ya no desean ejercer, pero que por aspectos económicos no se
jubilan y apoyarlos para que lo hagan, dando paso así, a las nuevas generaciones.
El relevo pautado implica también tener definición clara de perfil de los
nuevos académicos, parte de lo cual refiere a una formación especializada, de-
dicación completa y condiciones laborales estables, de manera que se propicie
212 / Laura Elena Padilla-González
Fuentes consultadas
215
216 / Jesús Francisco Galaz Fontes, Esperanza Viloria Hernández
bierno institucional puede ser dividido en dos tipos de acuerdo con su contenido:
académico y general o toma de decisiones administrativas (Knowles, 1978). En
particular, en lo que sigue se retoma el concepto de gobierno académico, entendido
como la toma de decisiones institucional que tiene que ver con asuntos acadé-
micos, por un lado tiene lugar en el establecimiento de las políticas pertinentes
y, por otro lado, en el nivel operacional del funcionamiento de una institución
(Knowles, 1978). Es pertinente reconocer que el gobierno académico se entre-
cruza con la administración, toda vez que las decisiones son tomadas por auto
ridades administrativas y/o académicas, quienes juegan roles específicos que
implican formas de poder y de liderazgo (Schuster y Miller, 1989).
Los procesos de participación en la toma de decisiones en el marco de las
universidades públicas mexicanas tienen características particulares asociadas a
su carácter público y a su complejidad como organizaciones (Casanova Cardiel,
1999; Ibarra Colado, 2001; López Zárate, 2000, 2013; Ordorika Sacristán, 1999).
No obstante ello, los conceptos generales de autoridad, comunidad y colegiali-
dad pueden aplicarse para comprender dichos procesos, considerando siempre
las características del sistema de educación superior del país (Clark, 1983).
Las organizaciones de educación superior combinan, por un lado, la auto-
ridad burocrática legal racional basada en la posición jerárquica formal de la
persona en cuestión (cadena vertical de mando) y, por el otro, la autoridad
profesional basada en la experiencia y el conocimiento que incluye formas ho-
rizontales e informales de organización profesional (unidades horizontalmente
diferenciadas). Estas dualidades y competitivas formas de control y organiza-
ción suelen etiquetarse como directivas/burócratas o como profesionales, domi
nadas más, respectivamente, por los administradores o por los académicos. La
experiencia ha mostrado, en general, que entre más prestigiada sea la organización,
más predominante es la autoridad de los profesionales (Clark, 1987). Esta última
situación, a la que se hace referencia comúnmente como el modelo colegial de
gobierno académico, enfatiza la toma de decisiones cooperativa y no jerárquica
y la autodeterminación de los académicos. En este modelo se crean comités
que están entretejidos por intereses comunes y por un sentido de comunidad
académica que legitiman las decisiones que se toman. Así, los miembros de estas
comunidades participan colegiadamente en la administración de los asuntos de
su organización, y los intereses de los académicos influyen fuertemente en el
proceso de autogobierno académico (Rhoades, 1992).
Dado que las universidades son organizaciones estructural y funcional-
mente complejas (Ibarra Colado, 2001), es obvio que la autoridad y la toma de
Académicos y gobierno institucional / 221
Tabla 1
PORCENTAJES DE ACADÉMICOS DE TIEMPO COMPLETO QUE ESTUVIERON
DE ACUERDO/MUY DE ACUERDO* CON LAS AFIRMACIONES DE QUE UN CIERTO CRITERIO
ES CONSIDERADO PARA DETERMINAR EL NOMBRAMIENTO, PROMOCIÓN
Y CONTRATACIÓN DE ACADÉMICOS (NT = 1422)
Tabla 2
PORCENTAJES DE ACADÉMICOS DE TIEMPO COMPLETO
QUE AFIRMAN QUE CIERTOS ACTORES TIENEN LA MAYOR INFLUENCIA
EN DECISIONES SOBRE LA SELECCIÓN, PROMOCIÓN Y DEFINITIVIDAD
DEL PERSONAL ACADÉMICO (NT = 1422)
Tipo de Institución
Actor con mayor influencia
en la selección Instituciones Instituciones Instituciones
de nuevos académicos públicas federales públicas estatales públicas tecnológicas
Tabla 3
PORCENTAJES DE ACADÉMICOS DE TIEMPO COMPLETO
QUE AFIRMAN QUE CIERTOS ACTORES EN PARTICULAR
TIENEN LA MAYOR INFLUENCIA EN DECISIONES SOBRE
VARIOS ASPECTOS DOCENTES (NT = 1422)
Tipo de institución
Tabla 4
PORCENTAJES DE ACADÉMICOS DE TIEMPO COMPLETO QUE AFIRMAN
QUE CIERTOS ACTORES TIENEN LA MAYOR INFLUENCIA EN LA
DETERMINACIÓN DE LAS LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN PRIORITARIAS,
Y EN LA EVALUACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN (NT = 1422)
Tipo de institución
La encuesta rpam 2007 también aplicó una pregunta general sobre la algu-
na/mucha influencia que los académicos perciben tener en la formulación de
políticas académicas importantes a nivel de su departamento (o nivel organiza-
cional equivalente), facultad o institución. Como puede observarse en la tabla 5,
mientras que a un nivel específico de departamento, área o unidad similar los
académicos encuestados reportaron niveles altos de influencia en la formulación
de políticas académicas importantes (64.5, 65.7 y 69.0 por ciento para, respec-
tivamente, las ipf, ipe e ipt), esta percepción disminuye significativamente
cuando la influencia se valora respecto a la escuela, facultad, instituto o unidad
similar (39.1, 54.0 y 53.4 por ciento, respectivamente). Finalmente, la influen-
cia reportada es pequeña cuando se trata de influir a nivel de la institución
(21.4, 25.6 y 32.1 por ciento, respectivamente).
Tabla 5
PORCENTAJE DE ACADÉMICOS DE TIEMPO COMPLETO
QUE AFIRMARON TENER ALGUNA/MUCHA INFLUENCIA
EN LA FORMULACIÓN DE POLÍTICAS ACADÉMICAS IMPORTANTES EN
SU DEPARTAMENTO, FACULTAD E INSTITUCIÓN (NT = 1422)
Tabla 6
PORCENTAJES DE ACADÉMICOS DE TIEMPO COMPLETO
QUE AFIRMAN QUE CIERTOS ACTORES EN PARTICULAR TIENEN
LA MAYOR INFLUENCIA EN LA DESIGNACIÓN DE FUNCIONARIOS IMPORTANTES
Y EN LA DETERMINACIÓN DE PRIORIDADES PRESUPUESTALES (NT = 1422)
Tipo de institución
Actor con mayor influencia
en la designación de funcionarios Instituciones públicas Instituciones Instituciones
importantes federales públicas estatales públicas tecnológicas
Los resultados de la encuesta rpam 2007 presentados, junto con otros estudios
pertinentes, indican claramente que los académicos mexicanos participan de
una manera poco significativa en el gobierno de las instituciones en las que
trabajan. ¿Qué factores conducen a esta situación? Sin un propósito de ser
exhaustivo, sino como una manera de invitar al debate, podemos plantear entre
los principales factores los siguientes:
la década de los setenta (Gil Antón et al., 1994). Ello, junto con otros fac-
tores, ha fomentado la contratación de personal con una formación y so-
cialización académica frágil, inclusive entre muchos que ahora detentan
posgrados, ya que muchos de ellos se dieron bajo condiciones de franca
simulación. Así, provenientes muchos académicos de una cultura corpora-
tiva y patrimonialista de las instituciones públicas, no pocos académicos
ven como naturales prácticas propias de organizaciones paraestatales de
otros tiempos. Así, en el contexto de una cultura centralista, autoritaria
y centrada en los indicadores, ¿cuántas autoridades estarán interesadas y
dispuestas a regular su comportamiento de acuerdo con los principios de
la vida académica (colegialidad, comunicación, énfasis en el mérito, liber-
tad de investigación y cátedra, etcétera).
• Un análisis de las instituciones públicas de educación superior muestra
que en más casos de los que sería deseable, es posible asociar a cada uni-
versidad pública uno o más grupos de interés que no solamente están al
interior de la institución, sino también afuera de ella, pero estrechamente
relacionados con ellas. Más aún, el recurso financiero de las ies públicas
(en particular el de las universidades autónomas), en ocasiones mayores
que el de importantes municipios, las han convertido en un botín, en una
plataforma de lanzamiento político y, finalmente, en un refugio para cuan-
do los tiempos de la política en el entorno no sean muy boyantes.
• Si bien son importantes los logros de la educación superior mexicana, es
de muchos sabido que el sistema de educación superior todavía está por
enfrentarse a los factores estructurales que posibilitan, entre otras cosas y
en grados que pueden no ser insignificantes, el manejo patrimonialista de
los recursos institucionales, el nepotismo y amiguismo en la asignación
de plazas, acoso laboral y despidos sobre consideraciones personales y po-
líticas, manejo político de la institución, microadministración del trabajo
académico y, por si ello fuera poco, simulación.
• Si bien puede plantearse que la dinámica interna de las universidades pú-
blicas mexicanas sobrerregula el comportamiento de los académicos y difi-
culta que los mismos participen de una manera informada y significativa
en las decisiones que los afectan, diversas políticas públicas, como es el
caso de los programas de pago por mérito, contribuyen de una manera
también importante para que ello sea así (Galaz Fontes y Gil Antón, 2013).
Pocas normatividades institucionales fomentan de una manera genuina la
230 / Jesús Francisco Galaz Fontes, Esperanza Viloria Hernández
Uno de los efectos de las políticas públicas orientadas hacia los académicos
es que han fomentado, particularmente, los programas de pago por mérito, una
segmentación de la profesión académica en ciudadanos de primera y de segunda.
Un reto particularmente fuerte para la profesión académica mexicana es la de
reconocer que su desarrollo, y el de la educación superior nacional, depende en
mucho de ser capaz de construir alternativas para sobreponerse a esta segmen-
tación y ser capaces de trabajar de una manera coordinada en el gobierno de
sus instituciones.
Fuentes consultadas
Introducción
237
238 / Adrián de Garay
En los primeros meses del 2013, en el contexto del nuevo Plan Nacional de
Desarrollo del Gobierno Federal (2013-2018) (el cual carece de un diagnóstico
y de un planteamiento estratégico hacia el futuro de la educación superior), se
insiste en la necesidad de ampliar la cobertura en el nivel de la educación su-
perior; si bien se dio un debate relativo a la tasa de cobertura alcanzada en
México, es decir, cuál es la base sobre la cual el gobierno de Enrique Peña pro-
mete romper todos los récords de cobertura.
La danza de las cifras lo que pomposamente anunciaba al final de su ges-
tión el gobierno de Felipe Calderón como gran logro al final de su sexenio, y lo
que el gobierno priista reconoció como realmente existente al inicio de su go-
bierno, todo parece indicar que la cobertura era más baja de lo que oficialmen-
te se nos decía: menor al 30 por ciento de los jóvenes entre 18 y 24 años.
Más allá de que carecemos de un sistema de información nacional confia-
ble que permita dilucidar acerca de la tasa bruta y la tasa neta de absorción de
la demanda por la educación superior, considero que es imprescindible abordar la
problemática del abandono y deserción escolar en el subsistema de educación
superior. Es insuficiente que se fijen metas de ampliación de la cobertura, y
eventualmente se cubran, si el nivel de abandono y deserción alcanza propor-
ciones importantes en nuestro país.
Según información estadística de la Organización para la Cooperación y
Desarrollo Económicos (ocde), para el 2012 en México sólo se graduaba el 25
por ciento de los estudiantes universitarios, sólo por arriba de Arabia Saudita
La universidad pública y los jóvenes universitarios / 239
nos que permanecen activos después de un año son aquellos que se caracteri-
zan por un perfil económico y de capital cultural institucionalizado menor.
Podemos así aproximarnos parcialmente al conocimiento de quiénes son
los estudiantes que abandonan o desertan, pero sabemos poco sobre los moti-
vos por los cuales lo hicieron, ni tampoco lo que hacen con sus vidas. Para
avanzar en el futuro, es obligado iniciar estudios que aborden este fenómeno,
para lo cual existen a nivel internacional diversos modelos analíticos e investi-
gaciones que nos permiten abordar el tema.
Igualmente, es posible diseñar políticas institucionales que logren una
mayor retención de sus estudiantes. El propio Vincent Tinto ha señalado que
las instituciones deben colaborar e impulsar acciones diversas para que los es
tudiantes tengan condiciones de permanencia, por ejemplo: los alumnos tienen
mejores condiciones si el cuerpo del profesorado y los propios alumnos tienen claro
lo que se espera de unos y otros; los alumnos deben tener mucha y suficiente
información de la universidad, lo que se espera de ellos, lo que pueden hacer,
hasta dónde pueden llegar; los alumnos requieren soportes académicos diver-
sos, sobre todo en el primer año; el contacto de calidad con los profesores es
también central; involucrarse con la vida académica y social resulta también
importante (Tinto, 2004).
Ahora bien, pasando a otra problemática, en los últimos 15 años, las universi-
dades públicas, no tanto así las privadas, han entrado a una dinámica estable-
cida desde la Secretaría de Educación Pública (sep) y por el Consejo Nacional
de Ciencia y Tecnología (Conacyt), consistente en alcanzar determinados indi-
cadores educativos, según lo cual, de cumplirlos, permite a las instituciones de
educación superior convertirse en establecimientos de calidad.
Por desgracia, el cumplimiento de los indicadores más que estar permeando
una lógica institucional que en efecto permita transformar de fondo a las ins-
tituciones, para formar sólida e integralmente a los estudiantes, en buena
medida su cumplimento se ha convertido en una dinámica que hay que lograr
a toda costa, sobre todo con objeto de obtener recursos financieros provenien-
tes de distintas fuentes gubernamentales.
La universidad pública y los jóvenes universitarios / 243
Fuentes consultadas
Resumen
253
254 / Fernando Gamboa Rodríguez
Introducción
25,000 21,692
22,000
20,000 17,301 17,301
17,000 14,170 14,707
13,249
15,000 12,601
12,981
11,982 12,137 12,581 12,569 11,807
12,000 12,981 9,815
10,000
7,320
7,500
4,320
5,000
2,138
2,500 1,112 1,589
619
0
2005-2006
2006-2007
2007-2008
2008-2009
2009-2010
2010-2011
2011-2012
las insignias que comentamos, pero también en la ayuda que entre su usuarios
se brindan. De este modo, el aprendizaje entre pares y la construcción de co-
munidades es también reconocido y promovido. Esto, a la postre, brinda elemen
tos sobre cómo contender con la sensación de aislamiento, señalada de ma-
nera reiterada como uno de los principales problemas en los sistemas a
distancia.
Estos elementos tienen el potencial de sentar las bases para un nuevo sis-
tema de educación a lo largo de la vida, en el que los estudiantes puedan definir
sus trayectorias curriculares de manera más libre, y tengan la posibilidad de
acceder a grados más integrales a partir de los cursos y actividades previamente
cursados.
Un tercer aspecto interesante en la educación a distancia, es la migración
que se está dando de plataformas de educación a distancia rígidas e inconexas
con el mundo exterior, a ecosistemas de aplicaciones capaces de intercambiar
información entre sí, y que brindan a cada persona la posibilidad de crear es-
pacios de aprendizaje personalizados, en los que los intereses personales, las
redes sociales, y la vida cotidiana, también está interconectada. Esta nueva
dinámica trae elementos nuevos al añejo anhelo pedagógico de acortar la dis-
tancia que existe entre el mundo académico (lo que ocurre al interior de la
escuela) y el mundo exterior. Su integración en un mismo ambiente permitirá
el poder trabajar con ejemplos y problemas inherentemente significativos para
los estudiantes.
Finalmente, una cuarta vertiente de la educación a distancia, que en los
últimos años ha llamado poderosamente la atención de estudiosos y público en
general, es la aparición de los cursos masivos abiertos en línea (o mooc, por
sus siglas en inglés). En nuestra opinión, el surgimiento de los mooc es la
primera de muchas sacudidas que tendrán que enfrentar los sistemas educativos.
Esto no significa que los mooc funcionen hoy de manera idónea, o que no tengan
problemas que deben ser solucionados. Simplemente significa que encierran la
semilla de que una manera radicalmente diferente de ver la educación, es posible.
Habrán de evolucionar, y paulatinamente entenderemos con mayor claridad
sus alcances y límites, así como su didáctica y pedagogía; para entonces poder
hacer propuestas educativas que hoy, simplemente, no imaginamos.
Las nuevas modalidades de la educación mediada / 259
que este cúmulo de enseñanzas y cambios requeridos no logre dar los resulta-
dos esperados. En el caso de la educación a distancia, este cambio es todavía
más fuerte, pues el docente debe adquirir habilidades para una modalidad con
la que, con frecuencia, no ha tenido contacto, y por lo tanto carece de experien-
cias propias que le permitan interpretar y adaptar los principios pedagógicos y
las estrategias docentes a sus propias necesidades. Como lo explica Downes
(2008):
La relación entre las tic y la educación es complicada, hasta para encontrar una
manera adecuada de colocarlas en una frase: “Tecnología para la educación”,
“Tecnología educativa”, “Educación con tecnología”, “Educación mediada por
tecnología”, “Tecnología educacional”, etcétera. No puede ser casual que un
área en la que parece haber tantos resultados pendientes, tenga también tantos
problemas para ser nombrada.
Las nuevas modalidades de la educación mediada / 263
El canto de la sirenas
Fue en la época del presidente Bill Clinton cuando en Estados Unidos de Nor-
teamérica se decidió elevar el derecho al acceso a internet a rango constitucional,
y de equipar las escuelas primarias con computadoras (White House, 2000).
Esto, a pesar de no tener claridad sobre cómo este esfuerzo beneficiaría a los
profesores y a los estudiantes de dichas escuelas, ni cómo modificaría el proceso
educativo. En esa época, y para ese comité, existía la convicción de que el ac-
ceso a todo el volumen de información que internet ofrecía haría cambiar, por
sí misma, la dinámica dentro y fuera del salón de clases. No sucedió, no ha
sucedido, y nada indica que vaya a suceder. Se ha convertido en un lugar
común el afirmar que la tecnología no logra, por sí misma, mejorar la situación
educativa; no se dice suficiente, sin embargo, que con poco esfuerzo la puede
hacer peor.
Los beneficios en la introducción del cómputo sólo se da cuando las activi-
dades a desarrollar contemplan, de manera precisa, cuáles de las posibilidades
tecnológicas permiten potenciar la experiencia de los alumnos al realizarla, y
qué habilidades y conocimientos se esperan al realizarlas, lo que en realidad
implica un nuevo diseño de las actividades, y no simplemente su instrumen-
tación con nuevos dispositivos.
Otra de las falacias en las que suele basarse estos programas es que los estu-
diantes son diestros en el uso de las tecnologías y que, con o sin sus profesores,
sabrán sacar provecho de ellas. El manejo que se tiene de la tecnología en los
jóvenes está directamente relacionado con el acceso que se ha tenido a ella.
Como ya lo discutimos más arriba, entre los jóvenes también existen las dos
brechas de las que hablamos en el apartado “El estudiante 2.0, ¿una realidad?”
de este capítulo (digital y cognitiva, p. 260). Esto significa que muchos de los
estudiantes no han tenido acceso a la tecnología, o no con la misma amplitud,
y por lo tanto no dominan su manejo; y por otra, que aquellos que las conocen y
dominan, con frecuencia no tienen las habilidades que les permitan aprovechar
sus beneficios en el contexto educativo.
Por ello, las instituciones educativas no deben asumir un contexto que no
existe, sino por el contrario, asumir su deber de nivelar los conocimientos y
oportunidades en sus estudiantes.
Uno de los elementos que más rápido surgen, cuando se piensa en diseñar una
oferta a distancia, es la ventaja sin comparación que significa que ésta no cuesta,
o cuesta muy poco. Si bien es cierto que un programa a distancia tiene costos
inferiores a su equivalente en el sistema presencial, dista mucho de un costo
nulo.
En primer lugar, se debe considerar que en esta nueva modalidad difícil-
mente se puede utilizar, de manera directa, los elementos con los que cuenta una
institución educativa: profesores, materiales, infraestructura; y si apuramos un
poco, podemos incluir en esta lista la oferta académica y los servicios adminis-
trativos. Todo debe ser revisado, actualizado y adecuado, a modo de lograr una
oferta de calidad.
Enseguida viene el mantenimiento y puesta al día de todos estos elementos:
actualización de profesores, nuevas herramientas de comunicación, más ancho
de banda y espacio en servidores, nuevas versiones de materiales, nuevas ver-
siones de los sistemas, etcétera. Finalmente, entran en consideración los elemen
266 / Fernando Gamboa Rodríguez
Además de esto, es necesario recordar que las plataformas a las que acce-
den los estudiantes para cursar sus asignaturas, tienen la característica de poder
registrar, puntualmente, todos los accesos y actividades de los usuarios. Con
ello, es posible detectar si un estudiante resolvió ejercicios y actividades en
tiempos imposibles de tan breves, o si después de tener un desempeño regular,
logra puntajes tan altos que permiten despertar suspicacias.
Todavía es posible imaginar otras alternativas: a) las tecnológicas, como
conexiones por cámara web mientras el estudiante resuelve sus tareas, o algo-
ritmos de reconocimiento del usuario a través de su uso de la computadora,
como el desarrollado por Coursera (Signature Track Guidebook), que es capaz
de reconocer a una persona a partir de los patrones que sigue mientras utiliza
su teclado (velocidad de escritura, velocidad entre teclas, errores frecuentes,
etcétera); b) las pedagógicas, como la evaluación que se hace a partir de las
evidencias de trabajo a lo largo del curso, o por el material almacenado en sus
portafolios electrónicos, y no sólo por el resultado en un examen.
En realidad, de nada o muy poco sirve esta argumentación frente a escép-
ticos que ante el desconocimiento de la modalidad, permanecen en su creencia
de que para evaluar es necesario tener al otro enfrente, y cualquier otra estra-
tegia es en definitiva una evidencia de menor calidad educativa.
Uno de los argumentos que suele manejarse, cuando se habla de las bajas tasas
de egreso y retención en las modalidades a distancia, es el hecho de que los
estudiantes no tienen las habilidades necesarias para poder cursar exitosamen-
te en la modalidad. En este mismo capítulo (apartado “El estudiante…”), hemos
hecho un recuento de las habilidades que, efectivamente, un estudiante
debe cultivar, para poder llevar a buen fin sus estudios en modalidades no
presenciales.
Esto no significa, desde nuestro parecer, que la educación a distancia no sea
para todos. O quizá sí, sólo si aceptamos que nada es para todos. Coincidimos
con el pedagogo francés Phillipe Meirieu cuando escribe en su libro Lettre à un
jeune professeur que es necesario “crear obstinadamente las mejores condicio-
nes posibles para que los estudiantes movilicen su libertad de aprender”. Como
se dice más arriba en este texto, las habilidades de autoorganización y gestión
del aprendizaje no surgen de manera espontánea; sin embargo, esto no significa
que su dominio esté reservado a unos cuantos elegidos. Como muchas otras
habilidades, es necesario desarrollarlas y perfeccionarlas con el tiempo.
268 / Fernando Gamboa Rodríguez
http://harvardextended.blogspot.mx/2008/09/distance-education-im-not-convinced.html
1
Las nuevas modalidades de la educación mediada / 269
los que no hay una certeza de funcionamiento correcto (¿la habrá en algún
caso?). El problema se presenta cuando la cautela se sustenta en una paradoja
sin solución, que es: hacer algo nuevo, pero con lo que hoy se tiene y como se
hace hoy.
A nuestro parecer, la pregunta cada vez más urgente es: ¿qué tenemos que
cambiar para hacerlo posible? ¿Por qué no es posible? Al igual de lo que ocurrió
con la introducción de computadoras en el aula, nos parece que la discusión
debe centrarse en ¿cómo deben funcionar?, mas si tienen cabida o no.
Conclusiones
Hablar de que el mundo está cambiando es, hoy día, una obviedad. A pesar de
ello, nos parece inevitable terminar este capítulo recordando que vivimos en un
mundo en cambio: cotidiano, frenético, vibrante, inasible, sorpresivo, abru-
mador, extenuante.
En unas pocas décadas hemos presenciado transformaciones radicales en
los planos social, económico, político, científico-tecnológico y ecológico. Fue
hace más de cuatro siglos la última vez que como sociedad debimos contender
con innovaciones de este calado y en todas estas dimensiones. En ese momento,
el cambio fue tal que condujo a revisar y redefinir la forma y función de los
Estados, las relaciones sociales y familiares, las instituciones financieras y los sis
temas productivos; asimismo, se refinaron y consolidaron las disciplinas aca-
démicas y el método científico, lo que a la postre derivó en la creación de la
educación pública como institución y de las universidades con sus departa-
mentos y facultades.
Todo esto nos legó un mundo que durante varios siglos ofreció una imagen
de certidumbre y continuidad. Ya no más. Conceptos como individuo, sociedad,
propiedad, complejidad, pertenencia, producción y por supuesto educación están
encontrando nuevas formas y expresiones en un concierto todavía cacofónico.
Vivimos en una época de reinvención cotidiana en la que la manera tradicional
de hacer y resolver las cosas no siempre nos ayuda a entender, o siquiera ima-
ginar, el mundo que se está configurando ante nosotros. En este contexto, el
desafío de ofrecer educación de calidad, pertinente y accesible, alcanza nuevas
alturas y matices.
En este capítulo hemos intentado analizar y estudiar algunas de las dimen-
siones que inciden en el fenómeno de la educación mediada por tecnología, y
270 / Fernando Gamboa Rodríguez
en particular el de la educación a distancia, una de las áreas que con más vigor
está evolucionando y sacudiendo los paradigmas establecidos. En efecto, se
trata de una modalidad educativa que, sin caer en la tentación simplista de
calificarla como la solución a los problemas educativos, sí tiene el potencial
(y de esto se da cuenta en las secciones de este texto) de hacer propuestas in-
novadoras a los retos educativos, viejos y nuevos, que hoy enfrentamos.
Vivimos un momento apasionante. El mundo y sus cambios, a pesar de su
ritmo trepidante, no están predeterminados, no son impenetrables, ni se trata
de un espectáculo al que estemos invitados como espectadores. Es nuestro deber
y privilegio estudiar y entender estos factores, para entonces darles la forma,
orden y gobierno que consideremos más adecuado. Quienes compartimos la
fortuna de presenciar esta época, marcada por los cambios y el surgimiento de
escenarios disruptivos, también compartimos la responsabilidad de darles cause.
Felicitémonos por el esfuerzo de nuestros colegas plasmado en este libro,
que sin duda será el primero de otros por venir. Y es que, como diría el Quijote:
“cambiar al mundo, amigo Sancho, que no es locura ni utopía, sino justicia”.
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272 / Fernando Gamboa Rodríguez
273
274 / María Elena Chan Núñez
Virtualidad
Los orígenes de la Educación a Distancia (ead) son tan antiguos como la apa-
rición de la escritura en la cultura sumeria 3500 años a.C. (Alfonso, 2003). La
posibilidad de comunicación entre sujetos no coincidentes en el mismo espacio
se reconoce como la esencia de la mediación educativa no presencial. Las pin-
turas rupestres, aún antes de la escritura, y desde una perspectiva antropológi-
ca como la de Fernando Martín Juez (2002) constituyen el inicio de la virtua-
lización entendida como proceso de representación de la realidad, por lo que no
sólo la ead fue virtual desde sus orígenes, aunque sí fue la modalidad que más
ha utilizado procesos de virtualización de contenidos por los medios utilizados.
Siguiendo el recorrido histórico que relata Ileana Alfonso (2003), en el
siglo xvii ante la formación incipiente de las naciones europeas, se instituye la
educación por correspondencia como mecanismo para lograr la expansión de
los conocimientos que permitirían cohesión entre comunidades. La comunica-
ción didáctica bidireccional data del siglo xix, y las primeras titulaciones uni-
versitarias a distancia de finales de ese mismo siglo en la Universidad de
Chicago.
La historia de la ead estuvo ligada fuertemente a los procesos de industria-
lización y a la evolución de los medios de comunicación de masas. En las pri-
meras décadas del siglo xx se adoptaron los medios masivos de comunicación
para el desarrollo de la modalidad, empezando por la radio.
Es la University of South Africa la que inicia la impartición de estudios a
distancia, siendo la primera universidad convencional que organiza su docencia
desde la bimodalidad en 1946 y en México, la primera institución que incur-
siona en la modalidad, un año después, fue el Instituto Federal de Capacitación
del Magisterio en 1947. Las primeras regulaciones sobre la modalidad se ini-
ciaron en Noruega en 1948 (Alfonso, 2003).
La sucesión mediática desde los impresos hasta el internet, se corresponde
con los modelos pedagógicos de la ead, dado que han sido los medios de comu-
nicación los que han determinado las posibilidades de interacción y de alguna
manera modelado la acción pedagógica no presencial.
Si la ead no ha roto con algunas de las más fuertes tradiciones escolares,
como la del peso de la transmisión informativa, ha sido porque se ha institu-
cionalizado a la sombra de los dictados de “lo escolar”, con una fuerte vigilancia
Paradigmas y modelos en la gestión de los entornos / 275
• Universidades en las que se coordina la ead desde una entidad central que
se relaciona con los diferentes departamentos o facultades para generar la
oferta a distancia, como la Coordinación de Universidad Abierta y a Distan-
cia de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) cuyos ante-
cedentes datan de 1972, o el Polivirtual, cuyos antecedentes, fueron su
sistema abierto de enseñanza desde 1974.
• Universidades en las que se desarrolla un sistema a distancia en una enti-
dad especializada, desconcentrada o descentralizada dentro de una univer-
sidad convencional como el Sistema de Universidad Virtual de la Universi
dad de Guadalajara (2005), o la Universidad tec Virtual (1989) del
Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey.
• Universidades que nacen para la modalidad a distancia como la Open Uni-
versity en Reino Unido (fundada en 1969), la uned de España (1972), la
uned de Costa Rica (1977), y recientemente la unad en México (2012).
• Consorcios interinstitucionales como: el Consorcio Red en Educación a
Distancia (cread) (1990), o el Commonwealt of Learning (1989) (Reino Unido,
Canadá, Sudáfrica, Nueva Zelanda, India con otros 59 países miembros).
Las entidades que ofrecieron ead antes de los años noventa lo hicieron
bajo el modelo industrial de producción de contenidos utilizando medios au-
diovisuales e impresos. Con el surgimiento de internet se complementaron los
mismos paquetes didácticos, en otros casos se tradujeron a versiones digitales,
pero se siguió operando bajo la línea de producción de contenidos en serie,
emitidos desde la institución escolar y con un margen limitado de actuación
docente más allá de los límites de lo previamente instruido.
Las universidades que nacieron ya bajo la modalidad “en línea” después de
los años noventa han operado bajo diferentes enfoques de gestión de la ense-
ñanza. En general, la tendencia industrial de producción de contenidos ha sido
una constante en las universidades, sistemas y coordinaciones de ead hasta
inicios de la década pasada.
Instituciones que no habían incursionado en la ead en décadas pasadas,
como el Massachusetts Institute of Technology (mit), o la Universidad de
Harvard, descubren la modalidad a distancia en años recientes y la comiencen
a utilizar a través de los Masive Open Online Courses (mooc). Estas iniciativas
han sido interpretadas en algunos círculos como una tendencia de innovación
educativa. Si bien las tendencias hacia la distribución abierta del conocimiento
y de los recursos de enseñanza son recientes y han surgido de movimientos
más amplios como el del software libre, el modelo pedagógico asumido por
quienes están produciendo cursos abiertos está basado principalmente en las
fórmulas propias de la industrialización de contenidos de los años setenta.
Autores como Tony Bates (2013) en Estados Unidos, o Lorenzo García Aretio
en España (2013), teóricos reconocidos en el campo de la ead, coinciden en
señalar que lo que parece ser un movimiento innovador organizado hoy en
grandes consorcios para el ofrecimiento de cursos masivos abiertos, en realidad
es el descubrimiento tardío por parte de educadores de prestigiosas universidades
convencionales, de una modalidad que surgió hace varias décadas por lo que de
alguna manera significa una reedición de principios y estrategias desarrolladas
por organizaciones que promovieron hace tiempo la inclusión, la apertura y la
equidad en materia educativa. Lo dicho no resta mérito al movimiento en tér-
minos de apertura, pero sí permite colocar en una más justa balanza su carác-
ter aparentemente innovador. Tony Bates advierte que para algunos gobiernos,
los cursos masivos representan una demostración tangible de que se puede
invertir menos en educación y atender a más. Se interesan por el modelo abierto
y masivo por su bajo costo. La equidad educativa no se logrará ofreciendo
Paradigmas y modelos en la gestión de los entornos / 279
2
Los polos en la teoría de la iconicidad decreciente de Abraham Moles son la máxima
representación posible de lo real visible (iconicidad máxima) y su mayor abstracción. Abstracción
y esquematización constituyen el hilo conductor de la escala de iconicidad.
La iconicidad es la característica que posee una imagen de parecerse lo más posible a la
realidad, a una realidad posible o probable (Costa, 1998).
280 / María Elena Chan Núñez
Comunidad
Figura 1
RESULTADOS DEL ESTUDIO TRANSVERSAL SOBRE INFORMES HORIZON (JOHNSON, 2009)
7. 3D
6. Interficies
intuitivas
5. Juegos serios
4. Usuarios como
productos de contenido
3. Inteligencia colectiva
Figura 2
EL ECOSISTEMA DIGITAL (SANTA MARÍA, 2010)
Eco-sistemicidad
Beatriz Fainholc (2007) diferencia dos tipos de teorías sobre las Tecnologías de
la Información de la Comunicación (tic) la teoría instrumental sobre las tec-
nologías y la teoría sustantiva (aludiendo a categorías de la Escuela de Frankfurt).
La teoría instrumental se refiere a los usos de las tic como herramientas, des
pojándolas de connotación histórica. La teoría sustantiva reconoce la alteración
de los valores sociales que las tecnologías producen. La teoría crítica aplicada
a las tic supone una gestión fundamentada en una racionalidad sustantiva
en la que se asumen fines antes que medios. Ambos tipos de teoría explican a
la tecnología en educación como un dispositivo mediático.
284 / María Elena Chan Núñez
Figura 3
MODELO HEURÍSTICO: EJES DE PROBLEMATIZACIÓN SOBRE LA EDAD
Y SU POTENCIAL PARADIGMÁTICO PARA LA EDUCACIÓN (CHAN, 2012)
Plano civilizatorio
Tecnologías culturales
y civilización
Ontología de las tic
en educación
Instrumental Ecosistémica
Plano del sistema Gestión de las tic
educativo en educación
Digital Virtual Plano circular
Gestión del sistema
formativo
Áulico Ambiental
Diseño educativo
Plano institucional Prescriptivo Mediacional
Plano del modelo
Tabla 1
NIVEL DE LA GESTIÓN DE LAS TIC PARA LA EDUCACIÓN
Tabla 2
NIVEL DE LA GESTIÓN DE LA FORMACIÓN
Se diseña el currículum para actividad en el aula Se diseñan y gestionan espacios intra y extraescola-
res y múltiples plataformas virtuales
Implementación de aulas virtuales Se disponen elementos provocadores de interaccio-
nes en los entornos de aprendizaje
Se enfatiza el uso de sistemas de administración Se sugieren trayectorias formativas, pero la elección
de la enseñanza (Learning Managment Systems) de secuencias es de los educandos
Se hace énfasis en el uso de medios para transmi- Se desarrollan capacidades para la gestión de infor-
sión de contenidos, se contrala la calidad de mación
materiales
Se valora la información adquirida, el cuidado de Se desarrollan capacidades para la colaboración, la
las forma, el cumplimiento de tiempos reacción ante la incertidumbre, la creatividad, las
capacidades expresivas
Se considera la inclusión de cursos para la utili Se integra el uso de las tic como parte del desarrollo
zación de las tic. Las tic son un saber más en de competencias en cualquier campo de conoci-
la trama curricular miento. El dominio de las tic se considera vertebra-
dor de las capacidades de gestión del conocimiento
y desarrollo de la inteligencia
son las interacciones, porque son éstas las que dan por resultado el ambiente.
Esta visión de lo ambiental es análoga al del ambiente natural.
Un ejemplo de la carencia de visión ecosistémica sobre los entornos edu-
cativos virtuales se puede observar en las políticas de movilidad de estudian-
tes universitarios. Jamás se logrará suficiente financiamiento para que todos
los estudiantes vivan la experiencia de ser estudiantes en el extranjero. ¿Pero
qué es lo que más se valora de la experiencia internacional? ¿La vivencia de la
cultura ajena? O ¿los aprendizajes que se derivan de la interacción con estu-
diantes y docentes con otra cultura? ¿Los aprendizajes posibles en cursos dife-
rentes en el currículum de pertenencia? ¿El aprendizaje derivado de la colabo-
ración con personas con modos de trabajo diferentes? La movilidad virtual
permitiría buena parte de los aprendizajes para una mayor proporción de los
estudiantes universitarios. Incluso las posibilidades de virtualización de la cul-
tura, la historia, la actualidad política, la vivencia ciudadana y otros elementos
distintivos de países por visitar, podrían enriquecer a los educandos si se apos-
tara por la gestión de entornos para la formación intercultural, interdisciplina-
ria e interinstitucional.
288 / María Elena Chan Núñez
Tabla 3
NIVEL DE LA GESTIÓN DEL DISEÑO EDUCATIVO
Visión instrumental sobre las tic Visión ecosistémica sobre las tic
Diseño prescriptivo: con programa pre-establecido Diseño mediacional: opera siguiendo a los educan-
en el que se definen las tareas detalle dos en la ejecución de proyectos, solución de pro-
blemas o casos
Se proveen los insumos para la realización de la La mediación se ejerce para poner en relación con
tarea los educandos para enseñarlos a trabajar colaborati-
vamente
Se predeterminan criterios de evaluación y se cali- La mediación se ejerce para conectar a los estu-
fica por tareas diantes con expertos, organizaciones y entornos en
el campo de conocimiento
Se utilizan rúbricas para la retroalimentación Se motivan búsquedas de información, exploracio-
nes, producciones
El curso es una sucesión de actividades que se cum Se organizan exhibiciones de lo producido
plen hasta la culminación del proceso formativo
De esta manera los resultados de nuestro estudio son coincidentes con la plan-
teado por McLuhan (1969), cuando hace referencia a que más allá de los conte
nidos de los medios la tecnología es el medio mismo que desarrolla un cambio
y una transformación en la sociedad. En este caso podemos decir que son los
jóvenes de este liceo los que hacen manifiesto esta transformación y que dicho
cambio no ha sido asumido por la institución educativa, evidenciándose una
serie de restricciones al uso de las tecnologías en el liceo. Con respecto a lo
anterior, se reafirma lo dicho por Catalán y Montecinos (2001), quienes señalan
que uno de los elementos que han dificultado dicha transformación es la sepa-
ración de la sala de computadores con la misma sala de clases y la excesiva
reglamentación al uso de los computadores en el ambiente escolar (Silva Peña,
Borrero, Marchant, González y Novoa, 2006).
Se trata más bien de una generación intersticial que aun cuando presenta una
estrecha vinculación con internet y otras nuevas tecnologías, también ha con-
vivido con tecnologías tradicionales; que aun cuando ha hecho de la socializa-
290 / María Elena Chan Núñez
ción en los espacios virtuales una actividad distintiva como miembro de deter-
minados grupos, también ha experimentado por largo tiempo el direccionismo
y las labores predeterminadas en la educación formal en la que internet es un
instrumento marginal de formación. Así los participantes no han tenido las
condiciones objetivas suficientes para asumirse decididamente como protago-
nistas de un cambio en los modos de conocer y aprender, como tampoco para
construir un referente que les permita asumir una postura crítica hacia la ex-
periencia de la escuela, como producto de expectativas de cuestionamiento, la
apertura, colaboración y creatividad que puedan esperarse de la relación con
internet (Mota Cornejo, 2013).
Complejidad
4
Este Seminario se crea en el año 2009 y declara en sus propósitos la promoción de estudios
interdisciplinarios sobre la generación, distribución, apropiación y aplicación del conocimiento en
beneficio de la sociedad con especial atención a la diversidad cultural de México.
Paradigmas y modelos en la gestión de los entornos / 293
Tabla 4
TIPOS DE SOCIEDADES 1.0 A 3.0 A TRAVÉS DE VARIOS DOMINIOS
Fuente: Moravec, 2013, inspirado en Schwarz y Ogilvy, 1979, trad. María Elena Chan.
La mirada compleja
Fuentes consultadas
307
308 / Claudio Rama
bio es facilitado por la digitalización que desarrolla recursos con mayores con-
tenidos, interactivos, y con convergencia de imagen, sonido y texto. Es un
cambio en la dinámica de la educación que deja de basarse dominantemente
en el trabajo vivo dado por el trabajo directo de los docentes, y aumenta el
peso del trabajo muerto en el cual las máquinas, recursos de aprendizaje y las
infraestructuras, todas construidas previamente, son los insumos y factores
determinantes del aprendizaje.
El trabajo vivo es el trabajo realizado en tiempo presente. Se expresa en el
trabajo docente como una actividad dominantemente presencial y directa, más
allá de la preparación de clases y la corrección de trabajo o de otros insumos
como bibliotecas e infraestructuras. La enseñanza presencial, es aquella donde
el resultado de los aprendizajes está dado por la dominancia del trabajo vivo del
docente sobre el aprendiz. El paradigma educativo tradicional ha ido cambiando
y crecientemente valoriza el aprendizaje independiente, la desaparición de la
mera transmisión de información en la actividad docente, y un enfoque centra-
do en el uso de recursos de aprendizaje con un enfoque centrado en competen-
cias. Ello implica valorizar más destacadamente un aprendizaje basado en el
trabajo muerto, y que refiere a un trabajo académico realizado previamente.
Tales orientaciones implican un mayor peso de las industrias culturales
que con la digitalización asumen nuevas características y potencialidades para
el aprendizaje independiente. Esta nueva educación digital se expresa en plata-
formas digitales y teleaulas de videoconferencia para la interacción sincrónica
y asincrónica entre docentes y estudiantes, en una diversidad de recursos digi-
tales de aprendizaje; en sistemas de autoaprendizaje mediante aplicaciones
informáticas y sistemas de evaluación automatizados de los aprendizajes con
acceso a los recursos en red. La convergencia digital y el paradigma del auto
aprendizaje, han implicado una verdadera revolución de los recursos de aprendi
zaje y un cambio en la didáctica con la aparición de pedagogías informáticas.
Son cambios a su vez que impactan a múltiples ramas productivas y secto-
res sociales (Mocchi, 2005). En las instituciones universitarias se han expresa-
do en cambios en los procesos administrativos asociados a la incorporación de
la microelectrónica y la programación informática en sus más diversas expre-
siones como hardware y software. Así, las tecnologías de comunicación e in
formación digitales transforman el modelo educativo tanto presencial como
semipresencial tradicional, hacia un modelo educativo en red soportado en
plataformas digitales y apoyado en recursos de aprendizaje más complejos e
310 / Claudio Rama
entre trabajo vivo y trabajo muerto, son las bases de la creciente diferenciación
y jerarquización de las instituciones de educación, tanto de educación a distan-
cia como presenciales. Facilitan una modalidad de suministro y apropiación
educativa digital sobre la base de un trabajo muerto producido con una amplia
diversidad de trabajos. Implica un cambio radical en el tipo de trabajo educativo
y en los requerimientos de los docentes, y que muestra el pasaje del trabajo
docente individual en el aula al trabajo en equipo en la producción de diversidad
de recursos de aprendizaje y en la programación de la interacción para apropiar-
se de los objetivos curriculares establecidos.
Esta nueva posibilidad teórica ha tenido su evidencia empírica desde 2012 con
la aparición de ofertas educativas virtuales totalmente automatizadas y sin la
intermediación directa docente por parte de la Universidad de Stanford y el
Instituto de Tecnología de Massachussets (mit) de Estados Unidos. El inicio
públicamente se ha dado con la oferta por parte del mit del primer curso virtual
“totalmente empaquetado”, de acceso gratuito y basado además en una evalua-
ción de los aprendizajes a través de una aplicación automatizada mediante la
internet. El curso no tuvo limitaciones cuantitativas, fue gratuito, no requirió
prelaciones especiales sino tener nociones de matemáticas y ciencias y otorgó
un certificado a aquellos que aprobaron las evaluaciones.5 Desde 2009 esta ins
titución colocó sus recursos instruccionales en forma abierta, y con esta nueva
4
Hay una amplia investigación sobre tendencias tecnológicas asociadas a los temas educativos
y específicamente al nivel superior. Una de las líneas más importantes es Horizon Proyect de New
Media Consortium que todos los años produce un informe sobre algunas de las tendencias más
significativas del año en referencia, disponible en http://www.nmc.org/horizon-project Al respecto
del tema universitario véase el reciente estudio Horizon Report > 2012 Higher Education Edition.
edutic de Chile también ha realizado recientemente una amplia investigación sobre tendencias
en educación (Edutic, 2012).
5
Este curso es el 6.002x: Circuitos y Electrónica, y está basado en el curso con el mismo
nombre que ofrece la universidad en su campus presencial. La principal diferencia es que la versión
del MITx ha sido diseñada para estudiantes a través de internet, con un laboratorio y libros de
texto virtuales, así como con foros de discusión entre los participantes y vídeos instruccionales que
equivalen a las clases impartidas en el curso presencial. El curso tiene ejercicios interactivos para
comprobar que los alumnos han asimilado y se considera que se requieren unas 10 horas de clase
de trabajo adicional independiente para aprobarlo. En esta primera fase del proyecto se considera que
los exámenes en la red dependerán de un “código de honor” en el que los estudiantes tendrán
que comprometerse a comportarse honestamente, pero se prevé en el futuro el establecimiento de
mecanismos para comprobar la identidad y verificar la autenticidad del trabajo realizado. Ello se
realizaría a través de mecanismos de evaluación tipo múltiple choice, software de antiplagio,
reconocimiento de la huella digital y verificación del iris del participante. EdX, anunció que
comenzará a dar a los estudiantes la opción de presentar exámenes finales bajo supervisión. Ello les
¿Una nueva fase en la educación virtual? / 319
7
Una de sus expresiones es Coursera, empresa con ánimo de lucro que ya ofrece más de 200
cursos de 33 instituciones, los cuales están abiertos a cualquiera que tenga acceso a internet. El sitio
web tiene 1.3 millones de estudiantes registrados en todo el mundo, con múltiples instituciones
extranjeras y públicas de Estados Unidos que ofrecen servicios a través de ella (Bates, 2012).
What’s Rigth and What’s Wrong about Coursera-style mooc?, disponible en http://www.tonybates.
ca/2012/08/05/whats-rigth-and-whats-wrong-about-coursera-style-moocs/
8
http://m.noticias.univision.com/feeds/article/2012-09-19/eeuu-mas-universidades-dan-cur
sos?id=1268044 (20/09/2012)
¿Una nueva fase en la educación virtual? / 321
Es éste un nuevo paradigma que genera una amplia discusión sobre los grados
y las formas de incorporación de las tecnologías en la enseñanza y de su im-
pacto en el rol de los docentes. Es una discusión en curso con impulsores y
resistencias y que debe impulsar la realización de investigaciones empíricas
sobre el impacto real en los aprendizajes y en la construcción de la diversidad
de competencias.
Su expansión implicará una transformación de la dinámica de las institu-
ciones y un cambio del trabajo docente, hacia una actividad como tutor y como
creador de contenidos y por ende en sus competencias requeridas. Ello no im-
plicará la desaparición del docente, sino su recomposición laboral en términos
de su rol tradicional como intermediario y ejecutor directo en la dinámica del
aprendizaje, para mantener su misma función social pero con un cambio en su
trabajo como productor de contenidos y planificador del trabajo en el aula, en el
marco de una nueva división social y técnica del trabajo de enseñanza con múl
tiple participación de otros actores.
Es esta una discusión teórica que ha estado presente desde la máquina de
Skinner en 1957, pero que en el actual contexto de la complejización del tra-
bajo, de la virtualización, de la masificación de las demandas de formación y
de los cambios en los conocimientos y en los mercados de trabajo, facilitan
nuevos sistemas de gestión educativos y de estructuración de la enseñanza.
Los mooc permiten llevar adelante muchos de los paradigmas emergentes
y superar el aprendizaje tradicional en el cual el docente era la fuente del saber,
donde los estudiantes reproducían sus saberes, la enseñanza seguía los ejes de
acción de los docentes, los recursos de aprendizaje externos eran mínimos, el
aprendizaje estaba centrado en el docente y reducido al aula, todos los estu-
diantes hacían las mismas actividades y había pocas mediaciones tecnológicas
(Rama, 2011b). Para ingresar en formato donde el aprendizaje se basa en una
fuerte planificación y programación educativa, se apoya en diversidad de recur-
sos instruccionales, se propende al uso de aplicaciones informáticas, a un en-
foque evaluador centrado en las tareas y los portafolios de evidencias con
múltiples mediaciones tecnológicas a través de medios instruccionales y obje-
tos de aprendizaje digitales en red. Es una educación prediseñada y organizada
en forma empaquetada asociada a sistemas de comunicación que permiten
322 / Claudio Rama
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¿Una nueva fase en la educación virtual? / 323
Introducción
327
328 / Rollin Kent Serna
formar científicos. En los países periféricos la ciencia era una actividad y una
vocación acariciada, pero marginal. Los desarrollos científicos locales en estos
países se realizaban a menudo con financiamiento y colaboraciones internacio-
nales, y no obstante que la investigación histórica reciente ha demostrado que
en los países periféricos ha habido largamente impulsos locales de desarrollo
científico y tecnológico, es hasta la segunda mitad del siglo xx que se observa
la institucionalización más amplia de estas actividades.
Ahora bien, un hecho significativo de este último periodo es que la ciencia
y tecnología en los países periféricos han pasado a nutrirse de fuerzas endóge-
nas. La ciencia se ha vuelto planetaria en su extensión. La mayor parte de las
naciones del mundo contemporáneo tienen o aspiran a tener sistemas de cien-
cia y tecnología.
Según el Informe Mundial de la Ciencia de unesco (2010), esta transforma
ción se debe a varios factores. Uno es la extensión del acceso a las tecnologías
digitales, permitiendo la difusión de “mejores prácticas” tecnológicas, la trans-
formación de la organización interna de la investigación, y la implantación en
muchos países de centros de investigación y desarrollo en algunas empresas.
Un segundo factor sería la extensión de marcos institucionales globales que
regulan los flujos internacionales de comercio, inversión y derechos de propiedad
intelectual, abriendo el acceso a fuentes de conocimiento avanzado. Este campo
ahora incluye una variedad de formas organizacionales de transferencia tecno-
lógica, incluyendo la inversión extranjera directa, las licencias y otras modali-
dades de difusión formal e informal del conocimiento. En tercer lugar, un número
importante de países en la periferia han incrementado sus niveles de desarrollo
tanto en términos económicos como de inversión en el conocimiento, como se
observa en la inversión en la educación superior, la investigación y el desarrollo.
Países como China, la India, Brasil, Sudáfrica, la Federación Rusa y México y
el Este Europeo han incrementado su gasto en investigación y desarrollo en tér
minos reales (aunque no siempre en términos del porcentaje del producto interno
bruto de esos países). “En suma, la pretensión de impulsar el crecimiento inten
sivo en conocimiento ha dejado de ser la prerrogativa de los países más de
sarrollados de la ocde. Tampoco es ya la prerrogativa exclusiva de las políticas
nacionales. La creación de valor depende cada vez más de un mejor uso del
conocimiento, independientemente del nivel desarrollo o su origen” (unesco,
2010: 2). Más adelante, apostaremos otras causas que explican el crecimiento
científico como fenómeno mundial, pero por lo pronto conviene examinar los
datos del entorno económico y de políticas.
330 / Rollin Kent Serna
Tabla 1
INDICADORES BÁSICOS DE PRODUCTO INTERNO BRUTO Y GASTO
EN INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO, 2002 Y 2007
Tabla 2
EXPANSIÓN MUNDIAL DE LAS PUBLICACIONES CIENTÍFICAS, 2002 Y 2008
Sin embargo, son significativas las diferencias entre los países en desarrollo.
No todos han impulsado la actividad científica y tecnológica de igual manera.
La expansión, diferenciación e institucionalización / 331
Tabla 3
EXPANSIÓN CIENTÍFICA EN PAÍSES EN DESARROLLO
Matemáticas
1,500 Geociencias
1,400 Agrociencias
1,300 Ciencias sociales
1,200 Humanidades
1,100
1,000
900
800
700
600
500
400
300
200
100
0
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
332 / Rollin Kent Serna
3,000
2,800 Ciencias físicas
Ciencias químicas
2,600
Ciencias biológicas
2,400 Medicina
2,200 Ingeniería
2,000
1,800
1,600
1,400
1,200
1,000
800
600
400
200
0
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
La tendencia general más evidente es el despegue de la producción en todas
las áreas en la década de 2000. La tendencia baja en el área de humanidades
en esta gráfica se explica por el origen de la información: las humanidades en
México generalmente publican poco en revistas reconocidas por el Web of
Science, además de que una parte importante de su producción se expresa en
libros. No hay motivo, entonces, para suponer que las humanidades son me-
nos productivas que las otras áreas.
En algunas áreas, el incremento de la producción se observa, incluso, desde
mediados de los años noventa: en las ciencias físicas, biológicas, médicas, y
químicas, el promedio anual de publicación pasó de 500 artículos a 2,500 artículos.
En las ciencias sociales ese promedio creció de 50 a 200.
Hay una evidente asociación entre estas tendencias y los cambios en las
políticas nacionales de educación superior y ciencia y tecnología a partir del
comienzo de los años noventa del siglo pasado. También es posible suponer que
existen otros efectos institucionales, no estrictamente reducidos al financia-
miento y las políticas. Por ejemplo, quizá se observe un efecto de acumulación
disciplinaria interna, puesto que no ha crecido el número de investigadores en
la misma proporción que los artículos publicados. Además, si se toma en cuenta
que el gid en proporción del Producto Interno Bruto (pib) en México no ha
pasado del 0.4 por ciento, se puede adelantar una hipótesis: la actividad cien-
La expansión, diferenciación e institucionalización / 333
Gráfica 1
PRODUCCIÓN DE DOCTORES POR ÁREA:
REPRODUCCIÓN GENERACIONAL AUTOSOSTENIDA DE LAS DISCIPLINAS
Las explicaciones de mayor circulación para dar cuenta de estos cambios son las
económicas y políticas, como se señaló anteriormente. La mirada funcional-eco
nómica supone que la ciencia y tecnología, vistas a nivel macro, conforman un
subsistema compuesto por científicos, empresas, directivos institucionales y
organismos regulatorios orientado a producir valor mediante el conocimiento
avanzado aplicado, contribuyendo así a innovación y competitividad nacionales.
Desde esta mirada, su dinámica central es la competencia en dos tipos de mer-
cado, el científico (artículos) y el empresarial (patentes). Esta visión está cerca-
namente asociada a la de las políticas que busca diseñar mecanismos regulatorios
e incentivos que apliquen los recursos públicos de acuerdo con la lógica de que
la ciencia y tecnología son en buena medida bienes públicos que el sistema
económico privado no tiene incentivos para producir (Stephan, 2012). Esto
legitima la inversión pública, a su vez poniendo las bases para la regulación
gubernamental a través de políticas de ciencia y tecnología.
Ahora bien, a lo largo de las últimas seis décadas, el periodo histórico de
mayor inversión mundial de recursos en la ciencia, los argumentos para reali-
zarla y los objetivos e instrumentos de las políticas públicas en ciencia y tec-
nología han pasado por cambios muy importantes. En 1945 Vannevar Bush,
director de la Oficina de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico de los
Estados Unidos, publicó el informe Science, The Endless Frontier (Bush, 1945)
en el que explicó las razones por las cuales los gobiernos deberían de invertir en
ciencia y tecnología. El progreso científico, aducía Bush, es esencial para el
La expansión, diferenciación e institucionalización / 335
Parte del prestigio de los Estados modernos se juega en los desarrollos científi-
cos y tecnológicos nacionales, legitimando entonces la entrega de recursos
públicos.
Ahora bien, los Estados no se relacionan de manera directa con los inves-
tigadores. Al amparo del apoyo de los Estados a la ciencia, se desenvuelven las
élites científicas, interlocutores necesarios y privilegiados en la formulación
de políticas especializadas, cuya lógica interna generalmente no está al alcance de
la clase política. En un artículo clásico, Mulkay (1976: 446) argumenta que la
comunidad académica de investigación genera sus propias élites y que buena
parte de las presiones ejercidas por los gobiernos y diversos grupos sociales son
mediadas por ellas. Como son producto de procesos sociales internos a la comu
nidad de investigación, las élites permanecen generalmente comprometidas
con sus valores y objetivos. De ahí que las élites científicas operen como amor-
tiguadores entre los investigadores y los políticos o empresarios. Así como in-
tervienen en la formulación de las políticas del campo, también están llamadas
a legitimar hacia fuera el apoyo recibido. En la actualidad, este trabajo de legi-
timación pasa por el discurso de la pertinencia económica de la ciencia: la in-
versión en ciencia será redituada en una mayor competitividad nacional. Una
consecuencia de este argumento es que para entender mejor la institucionali-
zación de un sistema científico es necesario observar sus dinámicas internas y
sus conexiones externas.
• El Estado.
• El estrato administrador de centros, institutos y grupos científicos.
• Las élites científicas organizacionales.
• Las élites científicas nacionales.
• Los grupos e intereses privados.
• Las fundaciones nacionales e internacionales.
Utilizando los elementos aquí señalados podemos mapear a grandes rasgos los
cambios en la configuración institucional de la ciencia y tecnología en México
tomando como puntos de referencia dos momentos: la década de los sesenta y
la de 2000.
Años sesenta
• Universo institucional reducido con jerarquía aguda: unam y cinvestav.
• Cuatro Institutos Nacionales de Salud.
• Los doctorados se obtenían en el extranjero.
• No había marco regulatorio y jurídico ni organismos de financiamiento.
• La ciencia era marginal en el sistema académico, impulsado por algunas disciplinas.
• El financiamiento dependía de la capacidad política y las redes de contados líderes
disciplinarios.
Años 2000
• Extenso universo institucional con jerarquías más planas: universidades y otras
instituciones de educación superior:
–unam: un gran sistema.
–Universidades públicas estatales.
–uam (cuatro sedes).
–ipn (varias sedes y redes disciplinarias).
–Institutos tecnológicos.
–Algunas universidades privadas.
• 12 Institutos Nacionales de Salud (y hospitales que hacen investigación).
• cinvestav (varias sedes).
• 32 Centros Públicos de Investigación (antes: Centros sep-Conacyt).
• Laboratorios federales.
• Laboratorios y empresas privadas.
• Una amplia oferta de programas de doctorado.
• Sistema regulatorio federal y estatal con marcos legales y sistemas de financiamiento:
Conacyt.
• Sistema de regulación reputacional: sni (más de 17 mil investigadores reconocidos
en 2013).
• Comisiones legislativas de ciencia y tecnología.
• Organismos regulatorios para medicamentos, desechos, medio ambiente, propiedad
intelectual.
• Asociaciones y grupos de presión: amc, adiat, Foro Consultivo, etcétera.
La expansión, diferenciación e institucionalización / 341
las Academias de Ciencia de la antigua URSS. Aún hoy en Francia el Centre Na
tional de la Recherche Scientifique, en Alemania el Max Planck Gesellschaft,
y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas en España son importantes
redes públicas de organizaciones científicas separadas de las universidades.
En América Latina3 y México, por otro lado, persistió hasta la segunda mitad
del siglo xx el modelo de universidad de profesionistas: la facultad docente
como unidad académica básica, profesores sin doctorado y con identidad como
enseñantes, y la formación de profesionistas como orientación primordial.
La construcción de fronteras
5
No se puede dejar de señalar que hasta 2012 este trabajo no ha logrado el incremento efec-
tivo del gasto público, mostrando las dificultades para legitimar social y políticamente a la activi-
dad científica en México.
344 / Rollin Kent Serna
6
Strategic actorhood, en palabras de Whitley (2008).
La expansión, diferenciación e institucionalización / 345
La convergencia de modelos
7
Esto adquiere relieve en un sistema de empleo en el que los académicos tienden a permanecer
en una institución a lo largo de toda su carrera.
346 / Rollin Kent Serna
Una de las paradojas importantes del éxito logrado es que el creciente nú-
mero de jóvenes científicos formados en doctorados mexicanos no encontrará
empleo en el universo institucional existente. Tanto la parálisis financiera ge-
neral como el control centralizado de las plazas laborales han producido un
cuello de botella. Crear lugares para científicos jóvenes y expandir las oportu-
nidades para nuevas especialidades y disciplinas, así como flexibilizar las con-
diciones institucionales para la colaboración con empresas y con científicos de
otros países son de crucial importancia para el futuro de la ciencia mexicana.
Asimismo, es importante considerar que la ciencia contemporánea es un
sistema transnacional emergente, reproduciéndose mediante las interacciones
de numerosos individuos y grupos más que por la conducción de Estados sobe-
ranos: es más un ecosistema complejo que un sistema burocrático. El foco de
la ciencia se ha trasladado del nivel nacional al global. Su rasgo principal son las
redes autoorganizadas globales (Wagner, 2008). Los sistemas científicos contem
poráneos generan niveles de complejidad no planeada e impredecible a través
de las acciones de agentes autónomos (King, 2011).
Ya se señalaron las tensiones que envuelven secularmente a la ciencia. La
asignación competitiva de recursos y la exigencia de demostración de impacto
se mueven en una dirección. En una dirección a menudo contraria se mueven
las tendencias emergentes a la colaboración, la internacionalización, la vincula
ción y la apertura de nuevos campos. Por tanto, tiene sentido examinar los po
sibles rendimientos decrecientes de los costos de transacción de las numerosas
regulaciones que rodean a la actividad científica. El éxito de un sistema fuerte-
mente institucionalizado puede tornarse en un lastre para futuros desarrollos.
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La investigación científica en la unam:
la Unidad Académica de Sisal como modelo
de trabajo multidisciplinario
Xavier Chiappa-Carrara*
César Treviño*
Margarita Theesz**
Introducción
351
352 / Xavier Chiappa-Carrara, César Treviño, Margarita Theesz
Gráfica 1
NÚMERO DE PUBLICACIONES POR AÑO EN LA UA-SISAL A PARTIR DE 2004
35
30
25
Número de publicaciones
20
15
10
0
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012
Año
Gráfica 2
NÚMERO DE PUBLICACIONES ACUMULADAS EN LA UA-SISAL A PARTIR DE 2004
120
100
Publicaciones (acumuladas)
80
60
40
20
0
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012
Año
Gráfica 3
HISTOGRAMA DEL NÚMERO DE AUTORES POR PUBLICACIÓN
12
Autores/publicación
10
0
0 20 40 60 80 100 120
Publicación
Tabla 1
FRECUENCIA DE PUBLICACIÓN DE ARTÍCULOS
EN DISTINTAS REVISTAS CATALOGADAS EN EL JCR
Aquaculture 14
Aquaculture International 4
Aquaculture Research 4
Journal of Crustacean Biology 4
Hidrobiologica 3
Journal of Geophysical Research C: Oceans 3
Marine Biology 3
Aquaculture Nutrition 2
Aquatic Biology 2
Biological Bulletin 2
Ciencias Marinas 2
Coastal Engineering 2
Diseases of Aquatic Organisms 2
Journal of Experimental Marine Biology and Ecology 2
Journal of Sedimentary Research 2
Journal of the World Aquaculture Society 2
Journal of Thermal Biology 2
Mycorrhiza 2
Natural Hazards and Earth System Science 2
Revista Mexicana de Biodiversidad 2
52 diferentes 1
356 / Xavier Chiappa-Carrara, César Treviño, Margarita Theesz
Otros aspectos poblacionales han sido abordados por Hernáez et al. (2012)
y por Tzeek-Tuz et al. (2012). Estos estudios aportan información para actua-
lizar el inventario de la biodiversidad del sureste generando además bancos de
dna y colecciones regionales de referencia.
Arias-González et al. (2012) señalan que las evaluaciones de la biodiversi-
dad en los arrecifes de coral requieren de la aplicación de varias técnicas como
los sistemas de información geográfica (sig), la teledetección y otras herra-
mientas analíticas para que el costo-beneficio de las predicciones espaciales de
este atributo comunitario sea rentable en escalas geográficas grandes. La pro-
puesta metodológica que presentan permite estimar con éxito la diversidad de
peces en sistemas coralinos. Para este tipo de ambientes, Rioja-Nieto et al.
(2012) muestran que los valores de cobertura de algas en el sistema arrecifal de
Cozumel fueron similares antes y después del paso de un huracán. Estos resul-
tados sugieren que existe un proceso de recolonización de algas que ocurre en
periodos muy cortos. Si bien los arrecifes de Cozumel se consideran saludables,
el aumento en la abundancia de macroalgas como resultado de los huracanes,
en conjunto con las actividades turísticas mal reguladas, puede favorecer un
cambio de estado en el sistema. Rankey et al. (Rankey y Garza-Pérez, 2012;
Rankey et al., 2011) señalan que existe una relación inversa entre la extensión
de los arrecifes y el tamaño de la plataforma, pero otras características de los
arrecifes, como las proyecciones arrecifales de arena, no presentan las mismas
tendencias en sistemas del Caribe, el océano Índico, Pacífico sur y central, del
mar del sur de China y de los mares de Indonesia. El estudio de estas estructuras
en atolones del Pacífico sur permite destacar su importancia pues resultan
componentes que se forman como consecuencia de la evolución del arrecife y
que pueden afectar su funcionamiento ecológico.
González-Muñoz et al. (2012) documentaron la presencia de 10 especies
de anémonas en el Caribe mexicano, tres de las cuales representan nuevos
registros para México. Si bien éstas sólo forman parte del conjunto de especies más
abundantes y conspicuas, éste es el primer inventario de organismos de este
grupo que se ha realizado en las aguas de este mar.
El grupo de trabajo de la Unidad de Química en Sisal complementa el es-
tudio de la zona costera para incorporar el análisis de la calidad ambiental
al tema de la explotación sostenible de los recursos del litoral. Este plantea-
miento inicial creció y ahora se desarrollan proyectos de química analítica y
ambiental, farmacología y microbiología que abarcan diversas temáticas. Recien
La investigación científica en la unam / 359
El ecosistema oceánico
Crustáceos
gorda del camarón blanco en agua dulce. El grupo de trabajo que ha hecho de
los camarones peneidos su modelo de estudio, en sinergia con los ecólogos que
laboran en la ua-Sisal, ha emprendido el estudio de las características fisioló-
gicas y nutricionales de estos organismos en condiciones naturales. Ejemplo
de ello son las publicaciones de Aragón-Axomulco et al. (2012) y de Emerencia-
no et al. (2012a). Siguiendo en esta línea de trabajo sinérgico, Bonilla-Gómez
et al. (2012) compararon los efectos de la domesticación y mostraron que el
ciclo de muda de los decápodos está asociado con cambios en la hemolinfa
independientemente del origen (silvestre o domesticado) de los individuos.
La condición inmunológica también ha sido abordada para otros modelos
de estudio y los resultados de Jiménez et al. (2012) muestran que las infeccio-
nes virales en las langostas incrementan su susceptibilidad a otros patógenos
oportunistas.
Pulpo
Los trabajos sobre el pulpo rojo (Octopus maya) comenzaron en el 2004 con la
idea de generar las bases biotecnológicas para el cultivo de esta especie. La ri-
queza de respuestas biológicas de estos organismos, producto de los mecanis-
mos adaptativos al dinamismo del ambiente que caracteriza la estrecha franja
costera que limita el ámbito geográfico de esta especie, han sido exploradas
desde distintos puntos de vista.
En relación con la nutrición el programa de investigación fue diseñado con
el fin de establecer las razones biológicas que expliquen por qué los cefalópodos
en general y O. maya en particular no son capaces de digerir alimentos balan-
ceados en los cuales se han utilizado harinas procesadas de forma industrial
y en altas temperaturas, como las que convencionalmente forman parte de los
alimentos para peces o camarones cultivados. Después de varios estudios en
los que se probaron alimentos balanceados convencionales se llegó a la conclu-
sión de que había factores que eran desconocidos que interferían con el apro-
vechamiento de los alimentos ofrecidos a los pulpos. La desnaturalización de
las proteínas como consecuencia de la cocción de las harinas fue identificada
como una de las principales causas para la baja digestibilidad de esos alimentos
procesos (Rosas et al., 2011). Para ello se realizaron experimentos en los que se
caracterizaron de la madurez digestiva de los juveniles tempranos (Martínez
et al., 2011a), en la caracterización y funcionamiento de las enzimas digestivas
durante el proceso digestivo (Martínez et al., 2011a, 2011b). En este mismo
362 / Xavier Chiappa-Carrara, César Treviño, Margarita Theesz
Peces
Biotecnología
A modo de reflexión
problemas específicos aglutinando los expertos con los que cuenta el país y
generar proyectos de gran envergadura para favorecer el desarrollo sostenible.
Fuentes consultadas
Introducción
371
372 / Mariana Versino
Hablar de “la universidad” como una unidad homogénea lleva a asumir gene-
ralizaciones que distan de permitir comprender las variaciones en el funcio-
namiento de instituciones no sólo complejas en su forma de estructuración
organizacional, sino a su vez heterogéneas en términos de las funciones que
han privilegiado según las especificidades propias que históricamente fueron
constituyendo su identidad institucional. Cabe señalar que el sistema univer-
sitario argentino está conformado por 48 universidades nacionales, 46 priva-
das, una extranjera, una provincial y una internacional y luego siete institutos
universitarios estatales y 11 privados (spu, 2011). Si bien no vamos a referir
a las diferenciaciones puntuales entre las distintas instituciones del sistema,
cabe destacar que las universidades de gestión estatal son las que atienden
a alrededor del 75 por ciento de los alumnos y concentran las mayores capaci-
dades en investigación científica del sistema de educación superior argentino
con un total de alrededor de 20 mil docentes investigadores incentivados al año
2011 lo que representa el 28 por ciento de la planta docente total.1
En Argentina las universidades son el principal espacio institucional en el
que se sitúan las unidades de investigación y desarrollo (institutos y laborato-
rios) y la mayor cantidad de los investigadores. Y ello es así no sólo porque las
universidades son el lugar en que a partir de mediados del siglo xx —un siglo
más tarde que en Europa— se inició el proceso de la profesionalización de
la actividad científica en el país, sino porque para el sector empresario local la
investigación nunca fue una herramienta para la obtención de ganancias y, por
1
El Programa de Incentivos a los docentes investigadores se creó mediante Decreto Núm. 2427/93
en el ámbito de la Secretaría de Políticas Universitarias (spu) del Ministerio de Cultura y Educación
y tiene por objeto promocionar las tareas de investigación en el espacio académico. Alrededor del
64 por ciento de los integrantes del programa tiene dedicación exclusiva y el 23 por ciento de los
participantes son docentes investigadores formados (spu, 2013).
374 / Mariana Versino
2
En Argentina puede hablarse de un repliegue de las universidades como espacio de investi
gación privilegiado durante los gobiernos dictatoriales. En particular, durante la última dictadura
militar (1976/1983) hubo un intento de relevo de las universidades como espacios de investigación
a partir de la creación de institutos de investigación pertenecientes al Consejo Nacional de Inves
tigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), junto con la persecución, expulsión y asesinato de muchos
docentes universitarios.
Tabla 1
GASTO EN I+D POR SECTOR DE FINANCIAMIENTO/SECTOR DE EJECUCIÓN
% por sector
Año ‘97 ‘98 ‘99 ‘00 ‘01 ‘02 ‘03 ‘04 ‘05 ‘06 ‘07 ‘08 ‘09 ‘10
Gobierno 65/40 66/39 67/39 71/38 74/40 70/37 69/41 64/39 65/40 67/41 67/39 68/42 73/45 72/44
Empresas* 27/29 27/30 26/28 23/26 20/23 24/ 26 26/29 30/33 31/32 29/ 30 29/30 26/27 21/22 22/23
Educación Superior 1/30 2/28 2/30 2/33 2/35 2/34 1/27 2/25 1/26 1/26 1/29 4/29 4/31 3/31
osfl** 3/1 3/2 2/2 1/2 1/2 1/3 1/2 1/2 0.8/2 0.8/2 0.6/2 0.6/2 0.6/1 0.6/1
Puede decirse que existe una recuperación del pensamiento crítico sobre la
política científica y tecnológica representado por el denominado Pensamiento
Latinoamericano en Ciencia, Tecnología y Sociedad (placts) en el discurso
oficial de las políticas de ciencia y tecnología con que se inaugura la democracia
en Argentina4 (Sabato, 1984). No obstante, las condiciones de producción de
dichos discursos se modificaron con respecto a su momento de origen y ello se
refleja en la ausencia de algunas de las “ideas fuerza” que los orientaban en la
modalidad adoptada en los años ochenta. Si las reflexiones del placts de los
años sesenta y setenta aún tenían en su horizonte la conformación de una
sociedad alternativa (de carácter más o menos revolucionaria según las diferen-
tes visiones de sus representantes), los documentos orientados a la definición
de las políticas de ciencia y tecnología de mediados de la década de los ochenta
muestran antes bien la preocupación por las restricciones presupuestarias im-
puestas por las condiciones macroeconómicas del momento.
Así, se debilita en este discurso de la política científico-tecnológica la pre-
sencia de las ideas acerca de la necesidad de definición de un “proyecto nacional”
o de un “estilo tecnológico” alternativo para orientar la producción de conoci-
mientos en el contexto local. Desde ya no es posible obviar la referencia al tipo
de discursos de los que se habla: si el placts respondía a la producción de una
intelectualidad crítica orientada a la búsqueda de políticas alternativas; en el
caso de los trabajos que orientan las políticas de los años ochenta, se trata de un
Entre los principales de este pensamiento se encuentran Jorge Sabato, Amílcar Herrera, Oscar
4
Varsavsky, Máximo Halty Carrère, Miguel Wionseck, Francisco Sagasti, José Leite Lopes, Osvaldo
Sunkel, Marcel Roche (Vaccarezza, 1998, 2004).
Las políticas de ciencia, tecnología e innovación / 377
Año PBI (en mills. de dólares) Gasto en cyt (% del pbi) Gasto en i+d (% del pbi)
A modo de conclusión
Fuentes consultadas
Páginas web
395
396 / Izcóatl Tonatiuh Bravo Padilla
Si bien es cierto que los recursos obtenidos por medio de cuotas y matrícu-
las estudiantiles son una de las fuentes más estables de financiamiento privado
(Barr, 2003), también lo es que no todos los países tienen las condiciones ne-
cesarias para implementar este tipo de reformas, tanto por cuestiones econó-
micas como políticas. El debate ideológico y técnico alrededor de este tema es
abundante, así como la resistencia de diversos actores tanto de los gobiernos
como de las propias universidades y la sociedad en general.
Como muestra de la complejidad de este tema y las controversias que ge-
nera en México, los recursos por concepto de cuotas y matrícula en las univer-
sidades públicas estatales fueron, en promedio, de apenas 7 por ciento en 2011
(Subsecretaría de Educación Superior, 2011). Ante ello, muchas universidades
públicas han optado por obtener recursos privados complementarios, pero por
medio de la venta de servicios, contratos de investigación, donaciones, entre
otras fuentes, minimizando el peso de las contribuciones estudiantiles.
398 / Izcóatl Tonatiuh Bravo Padilla
Es un hecho que durante las últimas décadas, tanto en nuestro país como
en el mundo entero, se ha expandido de forma considerable el número de ins-
tituciones privadas de educación superior, así como la matrícula atendida por
éstas. Esta tendencia se ha desencadenado gracias al debilitamiento del Estado
de bienestar en la mayoría de los países del mundo como consecuencia del
modelo económico vigente.
Al respecto, es necesario enfatizar que existen fuertes argumentos tanto de
la posición que concibe a la educación superior como bien público, como de la
que entiende a la educación superior como bien privado (Sanyal y Martin,
2005: 8-9). Para complejizar aún más este debate resulta necesario saber cómo
se desarrollan los sistemas de educación superior en un contexto donde inter-
viene tanto el Estado como el mercado. Al respecto, Clark (1983), identifica
dos patrones generales de coordinación de la educación superior, una en la que
opera el máximo control estatal sobre las universidades y otro sistema no re-
gulado que se coordina por la dinámica del mercado (Brunner, 2007: 41-43).
Los conceptos que más caracterizan al modo estatal son las relaciones de
autoridad y la planeación, mientras que en el modo de mercado, son las rela-
ciones de intercambio y competitividad. Cabe agregar que la mayoría de los
sistemas de educación superior occidentales pueden tener características tanto
de uno como de otro, en función de que los modelos se presentan teóricamen-
te en su forma más pura (Brunner, 2007).
Sin embargo, el propio Clark señala que la educación superior no sólo se
desarrolla en un esquema limitado por el Estado y el mercado, sino que además
se sujeta a los grupos de interés que actúan a través de las organizaciones uni-
versitarias que se identifican teóricamente con el término de coordinación
profesional (Brunner, 2007: 45-46). Es así que Clark propone su triángulo
clásico de coordinación de la educación superior, sostenido por tres vértices, la
autoridad estatal, la autoridad académica y la coordinación profesional, también
conocida como oligarquía académica (véase figura 1).
Es un hecho, que más de tres décadas después, el esquema planteado por
Clark para el panorama actual sería muy diferente, ya que la mayoría de los
países se han movido hacia el eje del mercado. En el caso de las universidades
latinoamericanas, países como Argentina y México se ubicarían más a la
izquierda, es decir, hacia la autoridad estatal y coordinación académica; mien-
tras que países como Chile, Brasil y Colombia se ubicarían más a la derecha,
es decir, hacia el mercado.
Retos del financiamiento para la educación superior / 399
Figura 1
TRIÁNGULO DE COORDINACIÓN DE CLARK AMPLIADO
Autoridad estatal
URSS
Suecia
Francia
Japón
Gran Bretaña
Italia
Coordinación profesional
Fuente: J. Brunner (2007), Mercados universitarios: los nuevos escenarios de la educación superior, Informe
Final de Proyecto Fondecyt Núm. 1050138, p. 46.
Si analizamos el nivel del gasto por país para la educación superior, obser-
vamos que el gasto promedio para este rubro en 2010 en los países de la ocde
se compone de 68.4 por ciento de recursos públicos y 31.6 por ciento de recur-
sos privados como porcentaje del total. Siguiendo este mismo análisis, en un
extremo se encuentran países como Bélgica, Suecia, Dinamarca, Finlandia y
Noruega cuya proporción de recursos públicos destinados a la educación supe-
rior oscilan entre el 90 y 95 por ciento del total y cuyos recursos privados
rondan entre 5 y 10 por ciento. En el otro extremo, se encuentran países como
Corea del Sur, Reino Unido y Chile con una proporción de recursos públicos
entre 22 y 27 por ciento, y una proporción de recursos privados entre 72 y 79
por ciento (véase gráfica 1).
La proporción de México es similar al promedio de los países de la ocde,
cuya educación superior se financia con 70 por ciento de recursos públicos y
30 por ciento de recursos privados. En una situación muy parecida se encuen-
tran países como Países Bajos, Polonia, Eslovaquia, Portugal, Italia y Nueva
Zelanda (véase gráfica 1, más adelante).
Países asiáticos como Japón y Corea del Sur se ubicarían con un alto por-
centaje de gasto privado en la educación superior y una mayor cantidad de es-
tudiantes inscritos en instituciones de educación privada.
400 / Izcóatl Tonatiuh Bravo Padilla
Gráfica 1
GASTO PÚBLICO Y PRIVADO PARA EDUCACIÓN SUPERIOR (2010) COMO PORCENTAJE
120 95.9
90.6
96
95
89.8
87.8
84.7
81.9
78.8
81.2
77.9
78.2
75.4
100
74.8
72.7
70.6
71.8
70.2
69.9
67.6
68.4
69
66.3
63.7
65.6
56.6
46.5
80
54.2
53.5
45.8
43.4
60
36.3
34.4
29.8
33.7
31.6
32.4
30.1
27.3
29.4
28.2
25.2
22.1
31
24.6
40
21.2
21.8
18.8
18.1
15.3
12.2
10.2
9.4
20
4.1
5
4
0
Noruega
Finlandia
Dinamarca
Suecia
Bélgica
Austria
Eslovenia
Francia
Irlanda
República Checa
España
Estonia
Países Bajos
Polonia
Eslovaquia
México
Portugal
ocde
Italia
Nueva Zelanda
Canadá
Israel
Australia
EUA
Japón
Corea
Reino Unido
Chile
Público Privado
Fuente: Elaboración propia con datos de oecd (2013), Education at a Glance 2013, Tabla B3, 2b, página 207.
Consultado el día 24 de septiembre de 2013. Disponible en http://oecd.org/edu/eag2013%20(eng)--FINAL%202
0.00
5.0
10.0
15.0
20.0
25.0
30.0
35.0
EUA
Gráfica 3
Gráfica 2
EUA 29.9 Canadá 2.72
20%20June%202013.pdf
Noruega Dinamarca 1.88
18.9
ocde
Reino Unido Australia 1.63
15.3
Austria Estonia 1.62
15.0
Australia Rusia 1.60
15.0
Bélgica Nueva Zelanda 1.58
15.0
Japón Irlanda 1.57
15.0
Francia 14.1 Japón 1.53
ocde
Austria 1.52
13.7
Público
Bélgica 1.44
6.8
Eslovaquia 6.6 Eslovaquia 0.93
Fuente: Elaboración propia con datos de oecd (2013), Education at a Glance 2013, Tabla B1, 1a, página 174.
Retos del financiamiento para la educación superior / 401
Gráfica 4
INVERSIÓN ANUAL EN EDUCACIÓN SUPERIOR POR ESTUDIANTE, 2010
(EN MILES DE DÓLARES)
100
91
91
88
90 86
84
82
77
74
80
73
73
72
71
67
67
66
70
64
63
62
61
61
62
61
59
59
59
59
60
56
55
55
51
50
38
40
28
30
20
10
0
Finlandia
Grecia
Eslovenia
Estados Unidos
Nueva Zelanda
Australia
Dinamarca
Islandia
Noruega
España
Suecia
Polonia
Italia
ocde
Bélgica
Estonia
Israel
Hungría
Países Bajos
República
Irlanda
Portugal
Austria
Japón
Reino Unido
Rep. Eslovaca
Eslovaquia
Francia
Chile
Suiza
Turquía
México
Notas: Sin datos disponibles para: Corea, Luxemburgo y Canadá. El promedio de los países de la ocde se obtie-
ne de los 30 países con información.
Fuente: unesco (2011), Global Education Digest 2011, Comparing Education Statistics Across the World, pp.
180-189, disponible en PDF en http://www.uis.unesco.org/Education/Documents/ged-2011-en.pdf Tertiary Educa-
tion/ISCED 5 and 6/Enrolement, graduation ratio and teaching staff/1999 and 2009.
Gráfica 5
COBERTURA EN EDUCACIÓN SUPERIOR, 2009
50
47.6
45.5
43.5
42.9
42.9
42.9
42.5
45
42.0
38.7
37.9
37.5
40
36.1
34.9
34.2
34.2
33.8
32.4
32.3
35
31.7
31.5
31.3
31.0
30.9
28.3
28.1
27.6
27.6
30
25.7
25.6
25.1
24.8
25
19.6
20
10*
15
10
0
Dinamarca
Suecia
Bélgica
Italia
Noruega
Francia
Finlandia
Austria
Países Bajos
Hungría
Eslovenia
Alemania
Reino Unido
República Checa
Estonia
ocde
Israel
España
Polonia
Nueva Zelanda
Portugal
Canadá
Grecia
Eslovaquia
Suiza
Irlanda
Japón
Turquía
Australia
Corea
EUA
Chile
México
Fuente: Elaboración propia con datos de Taxation: Key tables from oecd-issn2075-8510-©ocde 2012, consultado
el 25 de septiembre de 2013.
404 / Izcóatl Tonatiuh Bravo Padilla
Fuentes consultadas
Referencias estadísticas
oecd (2013), Education at Glance 2013: oecd Indicators, oecd Publishing, dispo-
nible en http://www.oecd.org/edu/eag2013%20(eng)--FINAL%2020%20
June%202013.pdf
408 / Izcóatl Tonatiuh Bravo Padilla
Desde la década de los ochenta del siglo pasado, el tema adquirió una dimen-
sión mayor cuando buena parte de los organismos internacionales y numero-
sos países iniciaron una campaña y tomaron acciones para disminuir el presu-
puesto a la educación superior y a urgir a las universidades a buscar fuentes de
financiamiento adicionales y alternativas, preferentemente incrementando las
cuotas a los estudiantes.
* Profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, Área de Sociología de las
Universidades.
409
410 / Romualdo López Zárate
1
Véase Clark R. Burton (1983), The Higher Education System, USA, University of California
Press.
412 / Romualdo López Zárate
Tabla 1
CONJUNTO DE BENEFICIOS DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR
Fuente: Elaboración propia sobre la base de Brunner, José Joaquín y Daniel Uribe (2007), Mercados universi-
tarios. El nuevo escenario de la educación superior, Universidad Diego Portales, Santiago de Chile, p. 63.
El financiamiento público: ¿escaso y mal distribuido? / 413
Tabla 2
MODALIDADES DE FINANCIAMIENTO
Fuente: Elaboración propia sobre la base de Brunner, José Joaquín y Daniel Uribe (2007), Mercados universi-
tarios. El nuevo escenario de la educación superior, Universidad Diego Portales, Santiago de Chile.
Tabla 3
PROPORCIÓN QUE REPRESENTAN LOS INGRESOS PROPIOS
Y LAS CUOTAS DE INSCRIPCIÓN Y COLEGIATURA EN EL
PRESUPUESTO UNIVERSITARIO, 2012 (UNAM, UAM, UDEG, UAA, UABC)
Fuente: Elaboración propia con datos de unam, uam, udeg, uaa, uabc.
Y por otro lado, hay signos que manifiestan una tendencia creciente a
complementar los recursos públicos con recursos privados. Por ejemplo, hay
una tendencia sostenida a incrementar la participación de los particulares en
la atención de los estudiantes de educación superior, tendencia sostenida en la
licenciatura (universitaria y tecnológica), y sobre todo, en el posgrado y tenden-
cia decreciente en los estudiantes de las escuelas normales. El gobierno federal
en las últimas décadas ha auspiciado o permitido el incremento de las institu-
ciones privadas y la consecuente inscripción de estudiantes dentro de ellas.
En un panorama de casi 20 años (1994-2013) se puede observar que la pro
porción de la matrícula atendida por los particulares ha ido en continuo ascenso.
Tabla 4
PROPORCIÓN DE ATENCIÓN DE LA MATRÍCULA EN INSTITUCIONES
PARTICULARES POR MODALIDAD
Normal 25 40 34 27 24
Licenciatura (universitaria 22 31 32 30 29
y tecnológica)
Posgrado 27 41 44 48 50
Total 23 32 33 31 31
*Cifras estimadas.
Fuente: Primer Informe de Gobierno 2012-2013, Anexo Estadístico.
El financiamiento público: ¿escaso y mal distribuido? / 415
El insuficiente financiamiento
a la educación superior pública
Tabla 5
NÚMERO DE ESTUDIANTES POR PROFESOR, 1994 Y 2003
Fuente: Elaboración propia sobre la base de Primer Informe de Gobierno 2012-2013, Anexo Estadístico.
Tabla 6
“VAMOS CRECIENDO… Y ¿MEJORANDO?
Fuente: Rojas Javier Mendoza (2011), “Financiamiento público de la educación superior en México. Fuentes de
información y cifras del periodo 2000 a 2011”.
Tabla 7
PRESUPUESTO FEDERAL A UNIVERSIDADES PÚBLICAS AUTÓNOMAS EN 2010
Fuente: Mendoza Rojas, Javier (2011), “Financiamiento público de la educación superior en México. Fuentes de
Información y Cifras del Periodo 2000 a 2011”, pp. 38 y 43.
No se pretende que sea una distribución igual entre las instituciones por-
que cada una de ellas, o grupos de ellas, tienen una intención y vocación dife-
renciada que hay que hacerla explícita. Por ejemplo, las universidades con alta
investigación y posgrado tienen requerimientos diferentes a las que sólo ofrecen
licenciatura; las instituciones nuevas requieren una inversión mucho mayor;
418 / Romualdo López Zárate
las instituciones que ofrecen disciplinas “duras” requieren mucho mayor pre-
supuesto que las que ofrecen disciplinas blandas; es decir, los criterios de dife-
renciación deben ser preferentemente de tipo académico y no laboral.
Esta última observación es importante porque en ocasiones se exige un
presupuesto mayor por motivos no académicos. Señalo dos ejemplos extremos:
Tabla 8
GASTO POR ALUMNO, 2010
ies federales (unam, uam, upn, ipn) 72,203 (3)*1 Menos de 1,200
Escuelas normales 48,452 (2) 1
Universidades politécnicas 39,208 (1,6) 8,000 aprox.
Universidades interculturales 34,0371111
Universidades tecnológicasb 32,106 (1,4) De 4,000 a 8,000
Instituciones universitarias con apoyo solidario 33,689 (1,4)
Universidades públicas estatales 31,850 (1,3) 4,000
Institutos tecnológicos federales 31,556 (1.3) 2,300
Institutos tecnológicos estatales 24,172 (1) 1
*Resultado de dividir el costo entre el costo menor, de los Institutos Tecnológicos estatales. Número de veces
mayor que el costo de la it.
a
Javier Mendoza Rojas (2011), “Financiamiento público de la educación superior en México. Fuentes de infor-
mación y cifras del periodo 2000 a 2011”.
b
Adrián de Garay (2004), Los actores desconocidos. Una aproximación al conocimiento de los estudiantes,
anuies, México y Marisol Silva Laya (2006), La calidad educativa de las Universidades Tecnológicas, México, anuies.
c
Consulta páginas electrónicas instituciones, junio de 2012.
c) En nuestro país parece haber una clara segmentación entre alumnos según
su adscripción a los subsistemas de educación superior: los estudiantes con
menores posibilidades económicas son los que tienen cuotas más elevadas,
acceden a instituciones con mayores carencias (infraestructura, nivel aca-
démico de profesores) y la inversión pública, no ha contribuido a revertir
esa inequidad: los estudiantes de las universidades públicas autónomas
obtienen una mayor inversión que los otros subsistemas y son los que
tienen cuotas más bajas. Las investigaciones de Adrián de Garay (2004) lo
muestran respecto a la valoración familiar de los estudios, medida a través
de la variable Escolaridad de los padres, que advierte desigualdades ambien-
tales en casa y en donde los resultados muestran que “sólo una minoría de
los estudiantes de los establecimientos públicos cuenta con los referentes
culturales y simbólicos exigidos por las instituciones de educación supe-
rior” (De Garay, 2004: 43).
420 / Romualdo López Zárate
Tabla 9
SEGMENTACIÓN DE LAS INSTITUCIONES
*Escolaridad de jefes de familia de las universidades tecnológicas. Silva Laya (2006), La calidad educativa de
las universidades tecnológicas. Su relevancia, su proceso de formación y sus resultados, México, anuies, p. 69.
Fuente: Adrián de Garay (2004), Los actores desconocidos. Una aproximación al conocimiento de los estu-
diantes, México, anuies, p. 43.
A manera de conclusión
Estos breves apuntes han pretendido reiterar varios asuntos que son conocidos
pero en la medida en que no hemos podido superarlos, vale la pena recordarlos.
El problema es complejo y se requiere de múltiples voluntades, en diferentes
niveles, para irlos resolviendo paulatinamente.
Parto de la convicción de que la educación superior es un bien social, un
derecho de los ciudadanos y en consecuencia es una responsabilidad pública
ofrecerla a quien lo requiera con oportunidad, calidad y para ello se requiere de
un presupuesto adecuado. En tanto derecho social, el Estado es el responsable
de ofrecer un lugar en las instituciones públicas de educación a todo ciudadano
egresado de la educación media superior con la legítima aspiración de cursar
estudios superiores.
Se establecerán criterios para ubicar a los estudiantes en diversas modali-
dades educativas, instituciones y programas, pero a ninguno se le negará la
oportunidad. No se establece como obligatoria la educación superior pero sí
la obligación del Estado de ofrecer un espacio digno y de calidad a todo joven
que tenga interés de cursar estudios superiores, así como proporcionar los re-
cursos para que ese principio sea posible. Este principio va en contra de esta-
blecer y considerar a la educación superior como un bien privado, reservado
sólo a aquellos que puedan pagar por su educación, o como un bien exclu-
sivo sólo para una porción de la población (los que pasan los exámenes de
admisión, los que hicieron méritos, los que son inteligentes).
Para hacer efectiva esta intención es necesario, aunque no suficiente, un
presupuesto que permita brindar los servicios con calidad y oportunidad. El
actual es insuficiente, pero no es sencillo incrementarlo con un régimen fiscal
como el que tenemos. Por supuesto que no se trata sólo de un problema
presupuestal.
No hay una política clara de hacia dónde se deben dirigir los esfuerzos
para atender la creciente demanda de la educación superior: ¿la inercial, que
favorece a las particulares?; ¿la pública? si es así, en ¿cuál subsistema?; ¿tender
a la homogeneidad o a una heterogeneidad complementaria y honrosa?;
422 / Romualdo López Zárate
Fuentes consultadas
Fuentes electrónicas
423
EJEMPLOS DE CUOTAS EN LAS INSTITUCIONES DE EDUCACIÓN SUPERIOR
Instituciones de
Tipo de Instituciones educación superior Inscripción Colegiatura Estimación anual
Fuente: Elaboración propia con datos de las páginas electrónicas de las instituciones de educación superior, consultadas el 11 de junio de 2012.
La universidad pública.
Presente y futuro relatoría del Simposio
Humberto Muñoz García
425
426 / Humberto Muñoz García
El tema de las políticas públicas fue tratado con rigor y amplitud. Se dijo que
uno de los resultados de la aplicación de los programas gubernamentales ha
sido el cambio en las formas de organización y de gestión de los rectorados. En
este punto destaca, como rasgo de la universidad pública, una creciente inter-
vención de lógicas de mercado, un tipo de administración donde la competen-
cia por recursos se ha vuelto predominante, terminando por producir cambios
valorativos entre los profesores, contrarios al trabajo colectivo.
La dependencia económica del subsidio se ha traducido en una mayor de-
pendencia política de los rectorados a las autoridades del gobierno federal, lo
cual los limita para negociar con ellas. Se habla, incluso, de una autonomía
restringida. Por el contrario, los rectorados han aumentado su peso político
frente a las comunidades institucionales, a partir de que ellos consiguen y dis-
tribuyen los recursos financieros.
Al interior de las instituciones hubo un cambio en la correlación de fuerzas
a favor de la administración, en un contexto nacional de amplia diferenciación
institucional y en un clima internacional donde se han impuesto los rankings,
para mantener la hegemonía de las universidades de los países desarrollados,
ante la emergencia de un mercado académico mundial que está trayendo im-
pulsos para el cambio de la universidad.
De lo expuesto se traduce que, las políticas públicas han propiciado una
fuerte diferenciación institucional porque hay universidades públicas con muy
bajas capacidades científicas, frente a otras que están mejor equipadas. Se trata
de conseguir un mayor equilibrio nacional en cuanto a capacidades científicas
e intelectuales y mejorar el capital académico: infraestructura y personal de
todo el sistema. Asimismo, la fortaleza de las universidades públicas debe llevar
a varias de nuestras instituciones a tener competencia para estar presentes y
conseguir conexiones y presencia en el mundo universitario global.
Las políticas públicas aplicadas por el gobierno federal en los últimos lus-
tros, ¿han tenido éxito o han fracasado? Existen políticas semejantes a las apli
cadas en México en otras economías emergentes de libre mercado. Pero cuando
se analizan se aprecia que los avances puestos en sus objetivos y metas, y sus
efectos negativos, han sido distintos entre países y entre instituciones al inte-
rior de las naciones.
La universidad pública. Presente y futuro / 427
Por otro lado, continuando con los aspectos políticos, se entiende que la uni-
versidad es una institución donde existen la política y lo político. Desde la
fundación de la academia, esencia de la universidad, hay política. Con algunos
ejemplos, se puede apreciar que en la universidad se hace política para el cam-
bio de autoridades, para ganar espacios académicos, para conseguir recursos,
para impedir que se tomen medidas arbitrarias, para influir en los planes de
desarrollo institucional, etcétera.
La política en la universidad son todas aquellas actividades que se realizan
en un orden dado que las organiza en el marco de la conflictividad caracterís-
tica de lo político. Como toda actividad, la política se establece en relaciones.
Hay actores que la realizan y la acompañan con su discurso, en un clima de
pluralidad. La política adquiere visibilidad en el espacio común institucional,
donde priva la libertad de expresión.
Se lucha y se compite por el poder universitario. El rectorado y las autori-
dades toman decisiones que afectan a toda la comunidad, hay confrontación de
posturas, conflictos de diverso tipo sobre la conducción de la vida institucional
que tratan de ser resueltos por la vía del diálogo, el intercambio de ideas, con
respeto e interés por los argumentos del otro. En esta medida, opera la razón co
lectiva que es instrumento fundamental de la democracia universitaria.
En la universidad hacer política es hablar, disertar, deliberar acerca de las
condiciones de realización de la vida académica. La política se ubica, necesaria-
La universidad pública. Presente y futuro / 429
La evaluación ha sido, sin duda, una de las principales políticas seguidas por el
gobierno federal respecto de la universidad pública. Es una política que ha lo-
grado continuidad, expandiéndose los procesos evaluatorios a casi toda la vida
432 / Humberto Muñoz García
Los académicos son los evaluados y resulta necesario, a estas alturas, cono-
cerlos y saber qué piensan, por ejemplo, de su trabajo docente. Porque la do-
cencia es una función, más que una actividad en el aula, que repercute en la
formación de personas que se insertan en la sociedad con lo aprendido en
la universidad. Porque la docencia recibe enormes demandas de la sociedad y
del plano global, que presionan hacia la innovación, más ahora en la era del
conocimiento. Es indispensable que las reformas curriculares se hagan casi como
un proceso continuo que adapte la enseñanza a los tiempos, pero también que
se lleven a cabo programas de superación docente con formación pedagógica
que contemple el mundo virtual. Asimismo, mejorar la infraestructura del
aula y de la escuela.
Las políticas públicas han perseguido establecer el profesor ideal, a partir
del Programa de Mejoramiento del Profesorado (Promep). Y el perfil marcado
por dicho programa ha orientado los esfuerzos constitutivos de los maestros
para satisfacer los requisitos, particularmente a los de tiempo completo, quienes
son el objetivo del programa. Tal es la fuerza de este programa que ha ejercido
violencia simbólica por los criterios de distinción que ha usado. A la fecha,
sería adecuado pensar en varios perfiles para los académicos, derivados de la
relación investigación-docencia, teniendo en cuenta que los investigadores son
los menos proclives, según resultados de encuesta, a aplicar nuevos métodos
de enseñanza.
Pensando en el futuro de la universidad pública, va a requerirse nuevas
políticas que fortalezcan la docencia, innovar en el método de enseñanza en el
que el profesor es quien sabe y quien trasmite a quienes no saben, y replantear
el Promep, observando que hay figuras que pueden o no estar incluidas, como
la del funcionario-profesor, por ejemplo. Asimismo, será menester ligar los
programas docentes a necesidades sociales.
Dos temas más fueron tocados en la mesa de académicos. El primero fue
el del relevo generacional del personal académico en las universidades públicas.
434 / Humberto Muñoz García
jóvenes la pasan porque la tienen que pasar. De esta suerte, una hipótesis es
que la cultura escolar y la juvenil no se han articulado. El campo de investiga-
ción está abierto.
Este tema tiene que contemplarse desde dos planos: el nacional y el internacio-
nal, porque ambos planos están imbricados, y porque tienen efectos sobre el
sistema educativo, por ejemplo en la elevación de los grados académicos de los
investigadores. La consecución de doctorados es uno de los indicadores que se
utilizan para ver los avances en la producción científica, que en el caso de
México muestra rezagos comparado con otros países. Más todavía, una obser-
vación a la estructura científica indica que hay una escasa producción de artículos
y patentes, así como escasos son los fondos que se le dedican a las actividades
científicas, otra vez comparando con el plano internacional, con países seme-
jantes al nuestro. En fin, sería bueno analizar cuáles son las bases que han
servido para la expansión del sistema y el papel que han jugado en este proceso
las políticas científicas.
Ha sido un fenómeno mundial, la expansión de los sistemas científicos
ligada al desarrollo de las universidades. Los países europeos y Estados Unidos
son los que más destacan en cuanto a desarrollo científico, proceso que ha te-
nido fuerzas motrices internas y externas. Los avances obedecen, en parte, a
que existen autoridades y una cultura propicias a apoyar la ciencia, una racio-
nalidad social fincada en el conocimiento, que son característicos de la sociedad
moderna. Lo mismo que la diversificación y proliferación del conocimiento, en
una gama disciplinaria que se agranda con el tiempo, que se ubica localmente
y que valida la reputación de la ciencia. Los factores externos que, por su lado,
han actuado a favor de la ciencia son, entre otros, el financiamiento interna-
cional, la cooperación, los debates científicos, la competencia por el desarrollo
de nuevas tecnologías, y el establecimiento de agendas y prioridades de cono-
cimiento. Todo este conjunto de factores han actuado de manera combinada.
Por otra parte, es notorio que los Estados y gobiernos nacionales miren a
la ciencia como una fuerza legitimadora. Al mismo tiempo que los sistemas
científicos han tenido que crear fronteras para poder operar con mayores grados
de libertad. En los sistemas de ciencia y tecnología tienen presencia múltiples
438 / Humberto Muñoz García
Recursos financieros
Mientras, está pendiente discutir cuáles son las novedades políticas en los
gobiernos universitarios, si es que las hay, o contribuir al conocimiento sobre
la dinámica de lo que existe y las contradicciones que estén emergiendo. Reque
rimos más estudios sobre la cultura política institucional de académicos, estu-
diantes y administradores. Revisar las bases sobre las que se genera y afianza
la identidad institucional. Examinar y sugerir cómo abrir canales de participa-
ción a los académicos en las decisiones universitarias, es una tarea por realizar.
Sería de interés, asimismo, contar con investigaciones que comparen distintos
procesos de elección de rector e historias políticas de las instituciones para
encontrar cuándo y cómo se ha producido inestabilidad y conflicto.
En el simposio se puso en evidencia, de nuevo, las grandes limitaciones y
defectos que tiene el sistema de evaluación de la academia universitaria. Hay
datos indicando que los criterios se vuelven cada vez más rígidos y que producen,
al mismo tiempo, una gran dispersión de la actividad en perjuicio de las acti-
vidades sustantivas de las universidades. Las evaluaciones siguen reproduciendo
un régimen de desconfianza en la academia y el demérito de la docencia frente
a la investigación. Habría que estudiar la posibilidad de implementar mecanis-
mos de evaluación diferentes y separados por función.
Asimismo, dados los resultados de investigación que se conocen, sería in-
teresante analizar con mayor profundidad los procesos de flexibilización laboral
que ocurren en las universidades privadas, que se han dedicado a absorber la
demanda, y en las universidades públicas. Igualmente, es preciso conocer
más de cerca quiénes son los profesores de asignatura, y el segmento de acadé-
micos de tiempo completo que no gozan de becas o estímulos. La idea es cono-
cer, a un nivel mayor de profundidad, la segmentación de la comunidad acadé-
mica nacional en la educación superior.
Queda por analizar, en detalle, la renovación de la planta académica, la
necesidad de apertura de programas de jubilación en las universidades y exa-
minar los programas que ya operan para ver hasta qué punto pueden ser repli-
cados. Sería importante que tales programas fueran acompañados por otros que
estimulen la interacción generacional y por un plan de contratación de acadé-
micos que tenga en cuenta la posible expansión institucional y la dinámica de
los campos de conocimiento. En particular, sería del mayor interés tener ideas
precisas sobre la necesidad de reforzar los posgrados, abrir nuevos cursos para pre
parar investigadores y tener una previsión de nuevas plazas para este nivel.
Por otro lado, hay muchas interrogantes sobre la población estudiantil de
licenciatura que necesitan ser despejadas. Por ejemplo, sobre los mecanismos
446 / Humberto Muñoz García
oficiales que se están usando para becarlos y, particularmente, el uso que hacen
los estudiantes del dinero que se les entrega. Hay algunos estudios sobre el
Programa Nacional de Becas (Pronabe), pero falta actualizarlos, sobre todo en
lo que respecta al rendimiento escolar. En el simposio se destacó la necesidad de
conocer más a fondo la problemática del abandono escolar, quiénes retornan
después de un periodo y quiénes no, así como las causas del abandono y del
retorno.
Falta también, profundizar en el conocimiento de las diferencias por género
entre los estudiantes de licenciatura con respecto a sus orígenes sociales, per-
manencia escolar de los de más bajos recursos económicos, identidades, carreras
en las que se desempeñan, rendimiento escolar e ingreso al mercado laboral
mientras se estudia y al concluir su estancia en la universidad. También, las re
laciones entre estudiantes y docentes, de las cuales dependen no sólo el apren-
dizaje que se otorga sino también el rendimiento escolar, y muchos de los va-
lores que transmite la cultura universitaria. Todos estos factores tienen que ver
con la capacidad de respuesta de los jóvenes estudiantes frente a sus problemas.
Sería importante que quienes trabajan estos temas revisaran la encuesta
que se hizo en la unam en 2011. Sus resultados abren un buen número de
posibilidades para pensar y hacer nuevas investigaciones sobre los estudiantes
y, tal vez, para aplicar la encuesta en otras universidades públicas.
Está pendiente hacer más análisis sobre el movimiento estudiantil en
México y darle un seguimiento detallado a la protesta social (o falta de ella)
en este sector poblacional. Es importante, además, analizar sistemáticamente
la falta de participación de los estudiantes en las elecciones de representantes
y cuestiones relativas a sus percepciones de la representación y de la represen-
tatividad estudiantil en los cuerpos colegiados.
Los pocos recursos asignados a la actividad científica y tecnológica sigue
siendo un problema mayor en este campo, particularmente su distribución. Es
innegable la desconcentración de la actividad científica del Distrito Federal.
Persiste como problema, sin embargo, el hecho de que este proceso se haya
concentrado en un grupo pequeño de entidades federativas. Lo mismo ha pa-
sado con los académicos dedicados a producir conocimiento con la debida
certificación.
Hacia adelante, necesitamos conocer cómo organizar espacialmente en el
territorio la actividad científica, de tal suerte que puedan establecerse redes y
mecanismos, regionales y nacionales, de colaboración entre las instituciones,
La universidad pública. Presente y futuro / 447
Prólogo
Humberto Muñoz García........................................................................................... 5
Primera parte
La política, el poder
y el gobierno universitario
Tercera parte
Los actores:
académicos y estudiantes
Cuarta parte
La universidad abierta
y a distancia
Quinta parte
La investigación científica
Sexta parte
Financiamiento
Anexos................................................................................................................. 423
La universidad pública.
Presente y futuro relatoría del Simposio
Humberto Muñoz García....................................................................................... 425
La universidad pública en México: análisis, reflexiones y perspectivas
se terminó en la Ciudad de México durante el mes de diciembre
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El país atraviesa por un momento histórico complica- la universidad pública