Taller Eje 47
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La historia que narra Gabriel García Márquez nos deja con una importante moraleja
enfocada al peligro de los rumores, de una notica mal manejada, no verificada y
propagada con irresponsabilidad.
Un Rumor
Este tipo de noticias siempre han existido y seguirán existiendo, para bien o para
mal de los que recibimos estas noticias, ya que hace parte de la condición humana,
ya que esta es un arma mortal que puede demoler la reputación de las personas, en
segundos.
Como podemos evitar estos rumores o desinformación.
Una de las mejores herramientas para enfrentarnos a esta epidemia de los rumores
o noticas falsas, seri que nosotros nos trasemos una meta en la cual seamos muy
exigentes con la inforamcion que recibimo y con la que damos
En la historia del mundo y en especial en este cosmos digital del Siglo XXI, los
rumores y contenidos o noticias falsas circulan en gran cantidad y con portentosa
velocidad. Por su parte en México, como en muchos países que han tenido
elecciones presidenciales, las personas entran en una exaltación violenta del ánimo,
podríamos decir en una pasión de comunicación desinformativa y de rumorología
poselectoral.
El rumor y las noticias falsas siempre han existido y existirán, para bien o para mal,
es parte de la condición humana, parafraseando a Nietzsche “Es humano,
demasiado humano”, ya lo comentábamos en anterior colaboración titulada El
rumor ese gran demoledor de la reputación de personas, organizaciones y naciones.
Rumor
Rumor o rumores son proposiciones “para ser creídas”, que se transmiten de persona
a persona. El rumor es generado y transmitido de forma oral. La característica del
rumor es que no existan datos para comprobar su veracidad. Es como el antiguo
juego, entre amigos y en las familias, el del “teléfono descompuesto”.
“Fake News”
Hablando de rumores
Hace unos años el Premio Nobel de Literatura 1994, Gabriel García Marquez, contó
un cuento ante un congreso de escritores, lo tituló “Algo muy grave va a suceder
en este pueblo”, y como puedes ver estimado lector el título de esta colaboración es
parafraseo del título del cuento, el cual inicia de la siguiente manera:
La mamá le comenta a su hijo que tiene un presentimiento de que “algo muy grave va a
suceder en este pueblo”. El presentimiento se expande por el pueblo, la gente empieza a
aprovisionarse, al final, todos terminan huyendo en estampida.
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Por estas semanas nos mostraban en Facebook unos videos donde la gente ingresaban como
locos a los almacenes Alkosto pareciera que estuvieran regalando las cosas o el mercado.
Con ese video logre recordar cuando leí la parte del cuento en la que el señor de la fama
vende toda la carne en un solo día.
Porque es que no se trata de negar lo evidente, o suponer cierta alguna de las teorías de la
conspiración que andan por ahí. Así uno esté convencido de que esto es una enfermedad
seria, la actitud de salir a aprovisionarse como si estuviera empezando la última guerra
mundial me produce más pánico que el mismo virus. Si bien hay que tomar precauciones,
uno se pregunta qué tiene una tasa más veloz de contagio, si el pánico o la misma
pandemia.
Como lo hemos visto en diversas distopías, el miedo solo puede acelerar la extinción de un
mundo que en los últimos años viene activando alarmas apocalípticas. Que, si no nos mata
el terrorismo, será un meteorito, o la escasez alimentaria, o la falta de agua, o las
temperaturas elevadas... o ¡el coronavirus! El cual, como bien lo trajo a colación Juan
Álvarez en su cuenta de Twitter, ya había sido anunciado. El fragmento de la novela de
Dean Koontz dice así: “Hacia el 2020, una severa neumonía se expandió por el mundo
atacando los pulmones y resistiéndose a cualquier tratamiento conocido”. La novela de
terror llamada ‘Los ojos de la oscuridad’ es de 1981 y viene como anillo al dedo para
alguien como yo, que cree en el Dios de la ficción.
Tal vez, porque toda ficción nos precede, vemos en algunas series historias parecidas a la
que estamos viviendo. Se suspenden las actividades públicas, los viajes, las clases en
colegios y universidades. Se pone gente en cuarentena, se agotan los tapabocas; luego, los
antibacteriales, el papel higiénico... y empieza a haber escenas que se parecen a un episodio
de ‘The Walking Dead’.
¿Significa eso que el futuro distópico que hemos visto y leído ya comenzó? ¿Es la
imaginación la que imita a la realidad o es al contrario? Por estos días me parece que la
humanidad actúa como si el libreto ya se hubiese escrito y estuviésemos actuando gratis
para un episodio de ‘Black Mirror’. No sé cómo sigue la trama porque, al parecer, cada
página se escribe a diario. Pero creo que se vienen días duros. Si bien en mi caso particular
bajarle al ritmo, desacelerar y encerrarme a leer no es muy distinto a lo que he hecho
siempre, el costo previsible para la economía es menos producción y mayor desempleo.
Los efectos son muchos. Hay aerolíneas cerca de la quiebra, con pérdidas de compañías a
nivel global que se estiman en alrededor de los 115.000 millones de dólares este año, por
citar solo un sector de los afectados. Esa es, quizá, la paradoja: mientras la pandemia pide
desacelerar, la economía se contrae.