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Cuidado del cerebro Ahora-siempre

Article · April 2020

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Luis Echavarría-Ramírez
Universidad San Ignacio de Loyola
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CUIDEMOS NUESTRO CEREBRO: PAUTAS PARA MANTENERLO EN FORMA
(AHORA Y SIEMPRE)
Luis Echavarría-Ramírez1, Javier Tirapu-Ustárroz2

El aislamiento (separar a las personas enfermas de las que no lo están) y la cuarentena


(separar y restringir el movimiento de personas expuestas a una enfermedad) son
estrategias de salud pública que se emplean para evitar la proliferación de enfermedades
altamente contagiosas (Centers for Disease Control and Prevention [CDC], 2017).
En diciembre del 2019, en la ciudad China de Wuhan, se detectó el primer caso de
COVID-19 (Coronavirus), un virus altamente contagioso y muy letal, que en poco tiempo
ha afectado a todo el mundo, llegando a ser considerado por la Organización Mundial de
la Salud [OMS] (2020) como una pandemia.
En ese sentido, en los dos últimos meses, distintos países han optado por diversas medidas
y dentro de ellas, se han considerado a las estrategias antes mencionadas, aunque con
nombres múltiples: aislamiento social obligatorio, confinamiento, inmovilización social
obligatoria; con el fin de proteger a sus ciudadanos del contagio de este virus.
Dicha situación de confinamiento en las casas, por tiempo variables desde 14 hasta 40
días o más sin salir, ha generado distintas reacciones en las personas, sobre todo
problemas emocionales (miedo, ansiedad, estrés, fatiga, etc.) y conductuales (agresividad
e irritabilidad) (Acosta, 2020), puesto que por un lado se enfrentan a una situación
novedosa (el encierro y la presencia del virus) y de otro lado, porque han dejado de
realizar sus actividades cotidianas con la misma frecuencia e intensidad.
Al respecto, muchos especialistas, instituciones profesionales y organizaciones
gubernamentales en el mundo, han elaborado guías y recomendaciones para el manejo de
la salud psicológica en estas condiciones de aislamiento; sin embargo, algunos han
considerado de manera muy escasa o en otros casos no se ha considerado el cuidado y
mantenimiento de la capacidad cognitiva.
Esta capacidad, también llamada cognición o función cognitiva, se refiere
a almacenar, recuperar, reconocer, comprender, organizar y utilizar la información
recibida a través de los sentidos (Abbona, 2020); así como, a la habilidad de aprender,
planear, tomar decisiones y resolver problemas (Ardila & Ostrosky, 2012; Bausela-
Herrera, Tirapu-Ustárroz & Cordero-Andrés, 2019). Dentro de tales funciones tenemos a
la percepción, atención, memoria, funciones ejecutivas, lenguaje, praxia, cognición
social, habilidades visoespaciales, entre otras.
Diversas investigaciones han reportado que el entrenamiento y la estimulación cognitiva
generan cambios en la estructura física del cerebro, apreciándose un aumento
significativo en el área de superficie y el grosor de la corteza cerebral en determinadas
regiones cerebrales (Román et al., 2015); además, en las últimas guías de prevención del
deterioro cognitivo y demencia de la OMS, publicadas en 2018, la estimulación cognitiva

1
Universidad San Ignacio de Loyola, Lima, Perú
2
Hospital San Juan de Dios, Pamplona, España

Publicado el día 16 de abril de 2020 en ResearchGate, sólo para uso profesional y académico
y la promoción de las actividades sociales son dos apartados destacados. Cabe precisar
que esto último, ha sido ampliamente considerado y estudiado en población con
alteraciones neuropatológicas, como las demencias y el daño cerebral, en función de
cómo el cerebro les permitiría tolerar mejor los efectos de dicha alteración y es así que
surge el concepto de reserva cognitiva, la misma que es asumida por algunos como una
capacidad innata, y por otros que indican que depende de los efectos de las experiencias
vividas, tales como la educación o la ocupación laboral (Díaz-Orueta, Buiza-Bueno &
Yanguas-Lezaun, 2010). Además, es relevante precisar la importancia que cumple la
neuroplasticidad, la misma que es aquella capacidad del sistema nervioso para
modificarse estructural y funcionalmente, luego de haber sufrido alguna alteración,
exponerse a estimulación o ser parte del desarrollo (Garcés-Vieira & Suárez-Escudero,
2014)
En ese sentido, tomando en cuenta los reportes de distintos trabajos sobre entrenamiento
de las funciones cognitivas, en población con y sin patología, se concluye que los
programas producen un cambio significativo en las funciones cognitivas (Martínez, 2018)
y a partir de ello, se han inferido algunas recomendaciones que permitirían potenciar y
preservar la capacidad cognitiva y que en estos momentos podrían ser relevantes:

✓ Aceptar los cambios y ser flexibles a ellos. Estar en una situación de cuarentena
es novedosa para todos y ello ha conllevado a cambiar hábitos de higiene, realizar
actividades académicas o laborales, en algunos casos, desde nuestras casas, seguir
distintas recomendaciones sobre la interacción social y el cuidado de la salud,
acatar nuevas restricciones, entre otras cosas. Esto implica tener la capacidad de
reestructurar nuestro pensamiento en función de las demandas cambiantes que el
medio nos exige; además, algunos señalan que la flexibilidad que tengamos
depende de nuestra actitud, es decir del estado de ánimo y motivación que
tengamos (Andrade, Trenas & Gómez, 2014). Además, poseer esta capacidad y
practicarla, posibilitaría el desarrollo de comportamientos socialmente
competentes (Laura & Greco, 2010).

✓ Dormir entre 7 – 8 horas. Es esperable que, en estas condiciones de aislamiento


social, se pueda ver alterado el sueño, tanto en calidad como en cantidad,
generando el dormir poco o tal vez una mayor cantidad de horas e incluso
imposibilidad de conciliar el sueño, ya que algunos presentan despertares
permanentes por la preocupación. En ese sentido, se recomienda dormir de 7 a 8
horas, pues se indica que aquellos que cumplen esa cantidad de horas, gozan de
mayores ventajas tanto a nivel físico como psicológico, influyendo
importantemente en la cognición y el rendimiento académico (Carrillo-Mora,
Ramírez-Peris & Magaña-Vázquez, 2013; Lira & Custodio, 2018), frente a los
que duermen menos o más horas en relación a este promedio (Miró, Iáñez & Cano-
Lozano, 2002).

✓ Escuchar música puede mejorar el rendimiento de memoria y la respuesta


emocional (Custodio & Cano-Campos, 2017); además, contribuye en la
promoción de una mejor actitud hacia el aprendizaje (Talero-Gutiérrez, Zarruk-
Serrano, Espinosa-Bode, 2004) y mejor rendimiento en atención (Jurado, 2016).

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Si bien no hay un tipo de música específica que potencie las capacidades
mencionadas, se sugiere escuchar aquella que sea de su agrado.

✓ Practicar ejercicio físico; Desde una perspectiva neuropsicológica se ha


demostrado que el ejercicio físico aeróbico (como caminar o pedalear en una
bicicleta estática), produce un impacto positivo sobre el cerebro. Recientes
investigaciones afirman que al realizar ejercicios aeróbicos se estimula la proteína
BDNF, un neurotransmisor que ayuda en la plasticidad sináptica y en el
nacimiento de nuevas neuronas (neurogénesis) (Reverter & Jové, 2012). Por lo
tanto, la actividad física aeróbica habitual, 1) mantiene el aporte de nutrientes y
oxígeno al cerebro mejorando la eficacia de todos los procesos cognitivos y
optimizando la eficacia funcional de las neuronas las cuales logran un mejor
rendimiento y mejoran su conectividad y 2) estimula la neurogénesis en el
hipocampo (área del cerebro relacionada con el aprendizaje y la memoria). En ese
sentido, parece que todo indica que la práctica de ejercicio físico continuo produce
beneficios importantes para nuestro cerebro, es decir, para nosotros (Barrios &
López, 2011).

✓ Lleva una dieta equilibrada: Todos conocemos los beneficios de la denominada


“dieta Mediterránea”, la misma que se basa en el consumo de alimentos frescos y
naturales como aceite de oliva, frutas, vegetales, legumbres, frutos secos, cereales,
pescados, leche y queso (Luciano et al., 2017). Las personas con mayor
adherencia a esta dieta tuvieron una reducción de casi el 45% al 50% en el riesgo
de padecer deterioro cognitivo, en gran medida porqué nos protege de los
denominados factores de riesgo vascular (obesidad, diabetes, niveles de colesterol
alto e hipertensión) (LaMotte, 2020). Además de “lo que comemos” es importante
“como lo hacemos”; así, se ha estudiado que hay tres aspectos en el “cómo
comemos” que se hallan relacionados con una mayor y mejor longevidad: 1)
“come siempre el 80% de lo que hubieras podido comer”, 2) mastica muy bien la
comida antes de tragarla y 3) deja trascurrir entre hora y media y dos horas desde
que has cenado hasta la hora de acostarte (Organización Panamericana de la Salud
[OPS], 2016; Lozada, 2018).

✓ Relaciónate socialmente. Llamamos cognición social a los procesos cognitivos,


emocionales y conductuales que subyacen a las interacciones sociales (Sánchez-
Cubillo, Tirapu-Ustárroz & Adrover-Roig, 2012). El mensaje más importante de
la cognición social es que nuestro cerebro nos demuestra que verdaderamente
somos seres sociales (Sánchez-Cubillo, Tirapu-Ustárroz & Adrover-Roig, 2012).
Nos ponemos en el lugar del otro, pero no de forma abstracta o intelectual, sino
sintiendo como él. Las denominadas neuronas espejo del observador actúan como
un sistema que permite la comprensión de las acciones y por tanto aspectos como
la empatía, la imitación o el intuir lo que los demás piensan (Rodríguez, M. &
Rodríguez, S., 2019)

Por lo tanto, mantengamos nuestras relaciones sociales, aunque sea por medios
“electrónicos” e incluso hablando con nuestros vecinos de “ventana a ventana”,
como las “típicas conversaciones de patio de vecinos de siempre”, y que las hemos
perdido. Como decía Honorato de Balzac “la soledad es maravillosa siempre que
tengas alguien tu lado que te lo recuerde” (aunque en estos momentos a una
distancia prudencial).

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✓ Planifica tus actividades, por días y horas, estableciendo metas y
distribuyéndolas según lo que corresponda a lo académico (desarrollo de clases,
ejecución de tareas escolares, intercambio y búsqueda de información, etc.),
laboral (participar de reuniones en la modalidad virtual, elaboración de informes,
presentación de proyectos, etc.) o incluso tareas propias del hogar (limpiar la casa,
cocinar, organizar las compras, distribuir los alimentos, etc.), de tal manera que te
permitan ejecutarlas en tiempo, intensidad y según tus necesidades. A partir de
ello, la planificación de la conducta, te permitirá iniciar, corregir, ordenar,
controlar, organizar, autorregular e implementar algunas estrategias para lograr
los objetivos (Tirapu-Ustárroz, Muñoz-Céspedes & Pelegrín-Valero, 2002;
Tirapu-Ustárroz & Luna-Lario, 2012).

✓ Presta atención a las tareas que ejecutas. Si bien en esta situación de


aislamiento, no centramos más en el qué podemos hacer, dirigimos nuestra
atención a la preocupación sobre el devenir y sobre lo que tenemos que hacer
generando así dificultades para centrarse en las tareas prioritarias. Por ejemplo, si
estas conversando con alguien, sólo avócate a ello, eligiendo el espacio apropiado
para dicha actividad, carente de interferencias; además, mantente en esa tarea de
principio a fin y luego ejecuta otra tarea u actividad (es decir “haz una tarea a la
vez”), la misma que se encuentre considerada y planificada, en lo posible en tu
agenda. Cabe señalar que un trabajo sobre la atención puede provocar un impacto
positivo sobre otras funciones como la memoria y otros dominios cognitivos
(Gómez, 2012).

✓ Estimular la orientación temporal es importante. Es probable que estando en


este encierro preventivo de salud, se presente desorientación temporal, en distintos
niveles, pues al encontrarnos sólo dentro de nuestra casa o en un espacio
específico de esta, no accedemos a obtener información que el día puede aportar
tan igual como cuando estábamos en nuestras actividades cotidianas. En ese
sentido, es necesario emplear un reloj y calendario de pared o emplear el de tu
celular, para poder marcar los días transcurridos o elegir fechas importantes o
establecer y/o planificar tus actividades o establecer una cronología personal; así
mismo, puedes preguntar en tu entorno, observar el mismo o emplear estrategias
para recabar datos sobre la hora, día, etc. Eso te facilitará además la optimización
de la atención y favorecer la incitación a emplear el habla como herramienta de
ayuda (Tárraga & Boada, 1999; Correa, Lupiáñez & Tudela, 2006; Arroyo-Anlló,
Díaz-Marta & Chamorro, 2012).

✓ Estimula el reconocimiento de diversos estímulos. La preocupación excesiva


(el estar en esta condición de aislamiento, el no saber qué pasará después de esto,
la excesiva información a la que accedemos, etc.) o la atención a tareas
irrelevantes (dejar de lado las tareas escolares o laborales por centrarse en un video
juego o ingresar a las redes sociales) o el presentar dificultades visuales (miopía,
astigmatismo, hipermetropía, etc.) o auditivas (hipoacusia), podría conllevar a
dificultades en la localización de objetos en el espacio. De ahí que una sugerencia
sería el clasificar los objetos por alguna característica específica (tal vez, frutas en
un lugar de la cocina y bebidas en otro espacio; ropa interior en un cajón del ropero

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y camisas en otro lugar), ubicar y distribuir la ubicación de la mesa de comer o
los muebles, en distintos espacios de la casa, presentar imágenes de personas en
las que se muestre su rostro, las emociones que tiene o los cambios que ha tenido
en el tiempo (crecimiento de cabello o barba, cambio de color de cabello, uso de
maquillaje, etc.), identificar distintos sonidos y de diferente fuente de la que
proviene, diferenciar los alimentos por el sabor u olor, entre otras tareas, puede
contribuir a mantener activa la capacidad perceptiva (Loeches, Carvajal, Serrano
& Fernández, 2004; Blázquez, 2009; Jacas, 2015).

✓ Mantente en movimiento. La habilidad de ejecutar un movimiento, por ejemplo,


caminar, vestirnos, escribir, limpiar, etc. o el conocimiento de las funciones de los
objetos que queremos emplear o de las acciones a llevar a cabo son conocidas
como praxias. Estas se pueden ver limitadas en esta condición de cuarentena, ya
que tal vez, nos encontramos más tiempo sentados, utilizamos “ropa de casa”
(polo, pantalones cortos, pijama, sandalias, zapatillas o una misma prensa todos
los días) y dejamos de lado la ropa habitual de trabajo, no hablamos tanto como
antes, no expresamos gestos, no utilizamos la computadora o no escribimos con
lapiceros, usamos con menos frecuencia las puerta o escaleras, entre otras cosas.
Todo ello podría limitar nuestra capacidad motora, por lo que se sugiere realizar
nuestras Actividades de la Vida Diaria (AVD) de la manera más regular posible,
clasificando la ropa que usaremos por día, tratando de que sea acorde a la estación
y/o actividad; ponerse ropa diferente cada día, tratando de intercalar el uso de
prendas con botones, cierres, pasadores u otros; hacer una lista de las compras o
actividades por realizar, ya sea a mano o empleando la computadora; evitar
permanecer mucho tiempo sentado; encender la cocina o una vela, realizar gestos
de manera intencionada para expresar agrado o desagrado, para saludar o
despedirse ante una videollamada; repasar mentalmente la secuencia del
movimiento de algún objeto, propio de la actividad que realizaba frecuentemente
o realizar ejercicio físico segmentado de algunas partes del cuerpo; ejecutar el
barrer espacios de la casa o lavar los utensilios, construir rompecabezas, emplear
mapas o planos para ubicar lugares y trazar rutas, seguir e imitar la secuencia y
ritmo de movimientos de un baile; realizar la representación de acciones
cotidianas con y sin objetos y en la que se indiquen los pasos realizados; etc.,
contribuirán a mantener activa las praxias (Blázquez, 2009; Florencia, Gago &
Elgier, 2017; Florencia & Elgier, 2018).

✓ Realiza operaciones de cálculo. Es posible que antes de la cuarentena, hacías


operaciones matemáticas simples, como obtener la cantidad de vuelto que
recibirías luego de hacer un pago; hacer un cálculo y distribución de los gastos
diarios, semanales o mensuales, etc. Estando presente en ello la ejecución motora
y la puesta en marcha de un plan de solución o la incorporación de funciones tales
como la atención y la memoria (Salguero-Alcañiz, Lorca-Marín & Alameda-
Bailén, 2003); sin embargo, todo esto se pudo ver alterado en estos momentos.
Por ello, se sugiere ejecutar operaciones matemáticas simples, de manera mental
o en lápiz y papel; simular AVD que impliquen la ejecución de operaciones
aritmética (importe de compras cotidianas, proyección de gastos semanales al
hacer compras, etc.); jugar con números a través de bingos, por ejemplo, o

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reconociendo números y operaciones matemáticas (Tárraga & Boada, 1999;
Macayo, 2018).

✓ Practica e implementa ejercicios de relajación. La condición de encierro


obligatorio ha conllevado a permanecer en una rutina de menor actividad, lo cual
a su vez puede generar estrés, el cual puede afectar a la oxigenación cerebral e
impactar al rendimiento cognitivo de distintas maneras, desde interferencias
pequeñas sobre la atención o el aprendizaje en caso de una preocupación
considerada simple para algunos; hasta la alteración de las funciones ejecutivas,
los recuerdos y pensamientos que impiden prácticamente el desarrollo de
cualquier tarea, como sería en el caso de una experiencia traumática o altamente
estresante como la que estamos vivenciando actualmente (Minguillon, Lopez-
Gordo, Renedo-Criado, Sanchez-Carrion & Pelayo, 2017). Por ello, es
recomendable practicar e implementar ejercicios de respiración profunda que
propicien la relajación y así alcanzar un equilibrio psico-físico y mejorar nuestro
estilo de vida, prepara al cuerpo y sobre todo al cerebro para el aprendizaje,
incrementa la capacidad atencional y de recordar datos (Velásquez, Remolina &
Calle, 2009). La técnica más conocida es la relajación progresiva de Jacobson que
trabaja sobre la relajación muscular segmentada, tensándolos y relajándolos
(Soriano, 2012).

✓ Estimulación de la memoria. A continuación, se describen algunos programas


para la optimización de la memoria que se han mostrado particularmente eficaces.

• Programa de entrenamiento en estrategias mnemotécnicas: Este programa


fue diseñado por Malec y se caracteriza por dotar al individuo de estrategias
mnemotécnicas como son: a) la visualización de imágenes, b) elaboración
semántica y c) organización de los estímulos de recuerdo dentro de una red
semántica que permita dar respuesta a cuestiones relevantes. Las “sesiones”
son individuales, con una duración de 30 minutos y se practica durante 4 ó 5
días a la semana (Muñoz-Céspedes & Tirapu-Ustárroz, 2001).

PROCEDIMIENTO

Fase 1
Se presentan unas cartas con un dibujo y la palabra del dibujo representado.
Inicialmente se le muestran tres cartas con alguna relación lógica entre ellas.
A medida que el tratamiento progresa se incrementa el número de cartas
mientras que la relación entre ellas va disminuyendo. Después de la
presentación se solicita que se lleve a cabo una elaboración de las mismas
según los siguientes criterios:
❖ Elaboración semántica: el sujeto une las palabras para elaborar con ellas
una simple historia.
❖ Imágenes: después de elaborada una historia adecuada es ayudado a
consolidarla utilizando imágenes mentales que representen las palabras
clave.

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Fase 2
Esta etapa tiene como finalidad afianzar la consolidación de las palabras clave
mediante una serie de preguntas. Se trata de mostrar una carta y elaborar una
pregunta en la que esté integrada la palabra de la carta mostrada con otras que
previamente han sido asociadas a ella.
Fase 3
En esta etapa se retiran las cartas y se requiere que se recuerden las palabras,
la historia y las imágenes visuales que habia formado. Posteriormente se le
muestra un segundo juego de palabras y después de realizar el mismo
procedimiento descrito se le solicita que trate de recordar el primero. Si la
perosna muestra dificultades para resolver con éxito la tarea exigida se le
proporcionan ayudas tales como mostrarle una de las cartas o preguntarle
sobre cuestiones relacionadas con el contenido de las mismas.

• Método PQRST: Se han realizado diversas investigaciones sobre esta técnica


y se ha reportado la utilidad que posee para mejorar la memorización (Muñoz-
Céspedes & Tirapu-Ustárroz, 2001).

Las siglas PQRST son el acrónimo inglés de “Preview, Question, Read, State,
Test”, que resume las fases de este procedimiento cuyo procedimiento se
describe a continuación:

❖ Preview: Visión general del material con el objeto de averiguar el tema


principal.
❖ Question: Preguntas sobre las cuestiones esenciales del tema tratado.
❖ Read: Lectura detenida del material para contestar a las preguntas claves.
❖ State: Resumen del texto que ayuda a mantener y afianzar las ideas
fundamentales.
❖ Test: Realización de preguntas para comprobar que se sabe la información.

En cuanto al recuerdo a largo plazo, este se mejora cuando se emplea la técnica


PQRST, al conseguir una codificación más elaborada del material estudiado.
El hecho de que elaboremos nuestras propias preguntas también favorece el
recuerdo posterior.

En cuanto a la memoria prospectiva, aquella capacidad para recordar que hay que
realizar determinadas acciones en el futuro (Grandi & Tirapu-Ustárroz, 2017),
tradicionalmente el estudio de la misma ha recibido menos atención que el
recuerdo de acontecimientos o experiencias pasadas (Muñoz-Céspedes & Tirapu-
Ustárroz, 2001). Hay que reconocer que es más difícil de analizar en el laboratorio
ya que requiere un tipo de investigación en contextos naturales con una menor
capacidad de control sobre las variables que influyen sobre la conducta. Además,
al tratar con la memoria prospectiva se hace referencia también a otros procesos
cognitivos como la planificación, metacognición, etc., siendo complejo delimitar
la participación de los componentes mnésicos.

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No obstante, en los últimos años existe una preocupación creciente por este tema
y diferentes son las razones explican este hecho. Por una parte, el interés suscitado
por el conocimiento de las alteraciones de memoria que caracterizan a los
pacientes con lesiones frontales, pero sobre todo, por el reconocimiento de que
los problemas de memoria resultan esenciales para comprender las dificultades
que muestran los pacientes en una gran cantidad de actividades diarias, tales como
recordar el día y hora de la próxima cita con el psicólogo, la toma de la
medicación, la necesidad de hacer una llamada por teléfono o de recoger una
prenda en la tintorería, etc.
Asimismo, se han presentado diferentes estrategias que pueden resultar de
utilidad para este tipo de problemas. El programa más empleado es el desarrollado
por Sohlberg y Mateer y conocido como Programa de Entrenamiento en Procesos
de Memoria Prospectiva (PROMPT), que se fundamentan en dos tipos de
intervenciones ya conocidas: la utilización de la capacidad de memoria
procedimental y el entrenamiento en el uso de ayudas externas (Muñoz-Céspedes
& Tirapu-Ustárroz, 2001).

o Uso de ayudas de memoria externas (AME), con el fin de organizar,


planificar y monitorear tus actividades (escolares, laborales o del hogar),
permitiéndote así cumplirlas de manera satisfactoria. Dentro de dichas
ayudas puedes emplear las que mejor se ajusten a tu necesidad,
preferencia, disposición y facilidad de uso, siendo estas AME no
electrónicas (calendarios, diarios, listas, notas o anotaciones, libretas de
notas, apuntes, post-it (notas adhesivas), entre otros) y electrónicas
(agendas electrónicas, alarmas, relojes, grabaciones, celulares, alarmas y/o
avisos de correo electrónicos, aplicaciones de celular, etc.) (Gutiérrez, De
Los Reyes, Rodríguez & Sánchez, 2009; De Los Reyes-Aragón,
Rodríguez, Sánchez y Gutiérrez, 2013).

Lo más novedoso del PROMPT es la introducción de una técnica traducida a


nuestro idioma como ensayo extendido (“spaced retrieval”) que combina algunos
de los principios bien conocidos en la psicología del aprendizaje para mejorar la
adquisición y el recuerdo de nueva información como son la práctica distribuida
y el intervalo creciente. El objetivo principal es ampliar de forma progresiva el
tiempo que la persona es capaz de mantener una información y de recuperarla. El
tiempo se va extendiendo entre uno y otro intervalo hasta conseguir cinco
respuestas consecutivas correctas. Las tareas utilizadas se aproximan a las
demandas de la vida diaria del individuo, lo que proporciona una validez ecológica
esencial.

✓ Estimulación de las Funciones Ejecutivas (FE): Las alteraciones de las FE se


han considerado prototípicas de la patología del lóbulo frontal, fundamentalmente
de las lesiones o disfunciones que afectan a la región prefrontal. Así, se ha
acuñado el término síndrome disejecutivo para definir las dificultades que
muestran algunos pacientes para el inicio de la acción, formulación de metas y
planes conductuales y la organización, dirección y control de la conducta (Muñoz-
Céspedes & Tirapu-Ustárroz, 2001).

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Se ha comentado también la necesidad de distinguir las FE de aquellas que no lo
son, con el fin de establecer una taxonomía funcional que nos permita distinguir
las ejecuciones, habilidades y conductas que son características de un adecuado
funcionamiento ejecutivo.

Así, en la práctica una disfunción ejecutiva se caracteriza por una marcada


dificultad para concentrarse en una tarea y finalizarla sin un control ambiental
externo. En segundo lugar, presentan dificultades en el establecimiento de nuevos
aprendizajes y una falta de habilidad para construir, automatizar u utilizar
espontáneamente una estrategia operativa. En tercer lugar, se muestran
limitaciones en la productividad y creatividad, con alteraciones que afectan a la
flexibilidad cognitiva espontánea entendida como la capacidad de cambiar el
curso de la acción y del pensamiento para hacer frente de forma adaptativa a las
demandas del entorno, dando lugar a conductas estereotipadas. En cuarto lugar la
conducta pone de manifiesto una clara incapacidad para abstraer ideas e
identificar categorías; es decir, adolecen de la capacidad de captar los elementos
esenciales y los aspectos comunes y diferenciales de la compleja realidad que les
circunda. Además, se manifiestan limitaciones para planificar las acciones y
anticipar las consecuencias de las mismas, lo que provoca una mayor impulsividad
o incapacidad para posponer una respuesta. Y por último, son habituales también
cambios en su personalidad, humor y emociones (Muñoz-Céspedes & Tirapu-
Ustárroz, 2001; Tirapu-Ustárroz & Luna-Lario, 2011).

Este último aspecto requiere una reflexión de extraordinario interés, para el tema
que nos ocupa como es el papel que juegan las emociones en el funcionamiento
ejecutivo y, de modo más específico, en la toma de decisiones. Los trabajos de
Antonio Damasio son muy clarificadores a este respecto ya que plantean algunas
cuestiones esenciales para la comprensión de lo que les ocurre a algunos de estos
pacientes y que puede hallarse en la incapacidad de integración de los procesos de
razonamiento con las emociones. Así, es posible plantear las siguientes
reflexiones provisionales (Muñoz-Céspedes & Tirapu-Ustárroz, 2001):

a) Algunas lesiones que afectan a la corteza prefrontal (CPF) se hallan


asociadas de manera consistente con alteraciones en el razonamiento-toma
de decisiones y con la emoción-sentimiento;
b) Cuando el deterioro en el razonamiento-toma de decisiones y en la
emoción-sentimiento destacan sobre un perfil neuropsicológico
conservado el dominio personal y social es el más afectado;
c) Existe una relación íntima entre razonamiento (cerebro) y emoción
(cuerpo) por lo que el organismo constituido por la asociación cerebro-
cuerpo interactúa con el ambiente como un todo;
d) Las zonas de convergencia localizadas en las CPF son el depósito de
representaciones disposicionales para las contingencias adecuadamente
categorizadas y únicas de nuestra experiencia vital;
e) Es probable que los diferentes campos de conocimiento se representen en
sectores prefrontales diferenciados, así, el dominio biorregulador y social
parece tener afinidad por los sistemas del sector ventromediano.

Publicado el día 16 de abril de 2020 en ResearchGate, sólo para uso profesional y académico
Era el verano de 1848 cuando el Dr. Harlow describió el caso de Phineas Gage,
un trabajador eficiente y capaz que tras sufrir un accidente que afectó a la región
frontal de su cerebro experimentó graves cambios en su personalidad. Las
manifestaciones clínicas de este paciente ya dejaron entrever que hay sistemas en
el cerebro humano dedicados al razonamiento y a las dimensiones personales y
sociales del individuo. Después de siglo y medio múltiples casos como el de
Phineas siguen indicando que algo en el cerebro humano concierne a nuestra
propia condición, a la capacidad de anticipar el futuro, de actuar en un mundo
social complejo, al conocimiento de uno mismo y de los demás y al control sobre
la propia existencia. Y la alteración de este sistema tiene relación con el
denominado síndrome disejecutivo.

En la tabla 1, se muestran los elementos que conforman el funcionamiento


ejecutivo y sus alteraciones.

Tabla 1.
Elementos de las funciones ejecutivas y alteraciones observadas

FUNCIÓN EJECUTIVA ALTERACIONES OBSERVADAS


- Disminución del rendimiento
Atención sostenida
- Escasa persistencia

- Distractibilidad
Inhibición de interferencias - Fragmentación
- Desorganización de la conducta

- Impulsividad
Planificación
- Comportamiento errático
Supervisión y control de la - Desinhibición
conducta - Escasa corrección de errores

- Perseveración
Flexibilidad conceptual - Rigidez
- Fracaso ante tareas novedosas

• Como mejorar las Funciones Ejecutivas


Junto a la alta prevalencia de este tipo de problemas (la disfunción ejecutiva),
el interés por este campo de la neuropsicología se ve aumentado porque el
estudio de las capacidades ejecutivas es esencial en relación con los objetivos
de la neuropsicología.

Con las funciones ejecutivas intactas una persona puede sufrir diferentes tipos
de alteraciones sensoriales, motoras o cognitivas pero aún así ser capaz de
mantener la dirección de su propia vida. Sin embargo, la reducción o pérdida
de estas funciones compromete la capacidad del individuo para mantener una
vida independiente, constructiva y socialmente productiva (Muñoz-Céspedes

Publicado el día 16 de abril de 2020 en ResearchGate, sólo para uso profesional y académico
& Tirapu-Ustárroz, 2001). Ya se ha señalado como las personas con deterioro
en el funcionamiento ejecutivo presentan graves dificultades para organizar y
utilizar de forma eficiente las capacidades conservadas, muestran un
comportamiento inconsistente y resulta difícil confiar en una rápida y
adecuada generalización de los aprendizajes. Por lo tanto, no debe extrañar
que las alteraciones ejecutivas constituyan un objetivo esencial de cualquier
programa de estimulación neuropsicológica, puesto que este tipo de déficits
es responsable de algunos de los obstáculos más importantes que nos impiden
enfrentarnos a situaciones novedosas.

En el contexto de esta estimulación, la intervención sobre las funciones


ejecutivas implica la mejora de la capacidad para organizar las secuencias de
la conducta y orientarla hacia la consecución de los objetivos deseados. Con
este propósito pueden utilizarse una variedad de actividades y como consejos
generales para este tipo de abordaje se pueden señalar los siguientes:

❖ Graduar la complejidad de las tareas.


❖ Dividir la tarea en sus diferentes componentes.
❖ Impartir instrucciones simples y claras que ayuden a estructurar y ejecutar
la tarea.
❖ Utilizar recursos que sean más accesibles para la persona (por ejemplo,
consultar el horario de salida o llegada de un autobúspuede ser más
sencillo realizando una llamada telefónica que consultando un mapa de
rutas; para cocinar, podría ser más sencillo ver la preparación o la
secuencia de la misma en un video, en lugar de leerlo en el recetario.
❖ Tener en cuenta las habilidades del sujeto y plantear actividades que
puedan llevarse a cabo en su contexto natural (generalización de los
aprendizajes e intervención ecológica).
❖ Fomentar el empleo de estrategias internas para situaciones específicas
(por ejemplo, autoinstrucciones como “piensa antes de actuar” o “hazlo
despacio”).
❖ Acudir a otras estrategias internas cuando seamos capaces de anticipar
problemas a los que se debe hacer frente (por ejemplo, planificar el
contenido de una conversación telefónica o elaborar la lista de compras
para el hogar o estructurar los contenido a desarrollar en una sesión de
clase).

En cuanto a la intervención ante los problemas que implican disfunciones en


el sistema ejecutivo es importante tener en cuenta las siguientes líneas
maestras: el paciente debe estar motivado y mantener la atención, ha de
analizar los datos y componentes del problema, tiene que establecer una
estrategia o plan de acción, debe ejecutar el plan de acción de forma controlada
y necesita evaluar el resultado final, es decir, comparar el resultado obtenido
con los objetivos iniciales (Muñoz-Céspedes & Tirapu-Ustárroz, 2001).

Uno de los programas de rehabilitación de las funciones ejecutivas que más


ha sido desarrollado es el propuesto por Sohlberg y Mateer, quienes

Publicado el día 16 de abril de 2020 en ResearchGate, sólo para uso profesional y académico
presentaron un programa para mejorar, a partir de un modelo que incide en
tres grandes áreas:

❖ Selección y ejecución de planes cognitivos.


❖ Control del tiempo.
❖ Autorregulación conductual.

Selección y ejecución de planes cognitivos. Hace referencia al


comportamiento requerido para seleccionar, llevar a cabo y completar una
actividad dirigida a la consecución de un objetivo.

Comprende el conocimiento de los pasos que requiere seguir una actividad


compleja, el establecimiento de la secuencia de fases, el inicio de la actividad
dirigida al objetivo, las habilidades de organización de los objetivos, la
revisión del plan e introducción de mecanismos correctores, y la velocidad de
la ejecución. Para ello se establecen diferentes niveles de dificultad en función
del nivel de ayuda ofrecida y de la complejidad de las tareas:

Control del tiempo. Se refiere a la habilidad para juzgar de forma adecuada el


tiempo que lleva la realización de diferentes actividades y regular la conducta
teniendo en cuenta las restricciones temporales. Implica calcular de forma
aproximada el tiempo necesario para llevar a cabo el plan, crear horarios,
ejecutar el plan conforme al intervalo de tiempo establecido y revisar
continuamente el tiempo que se va invirtiendo en la ejecución.

En la tabla 2, se muestra un ejemplo de una hoja d registro de las actividades


a ejecutar considerando el establecimiento de prioridades.

Tabla 2.

Hoja de registro para ejercicios de establecimiento de prioridades.

Tiempo que
Cosas que tengo Nivel de Orden para su
lleva la Urgencia
que hacer dificultad realización
actividad

Nivel de dificultad: Nivel de urgencia:

+Fácil * Urgente

++ Medio ** En el día

+++Difícil *** En la semana

Publicado el día 16 de abril de 2020 en ResearchGate, sólo para uso profesional y académico
Autorregulación de la conducta. De acuerdo con el programa, esta área tiene
como componentes el conocimiento de la propia conducta y la de los otros, la
capacidad de control de los impulsos aumentando la capacidad reflexiva, la
omisión de conductas inapropiadas y repetitivas y la habilidad para exhibir
conductas consistentes, apropiadas y autónomas con respecto al ambiente.
Para ello hay que seguir los siguientes pasos:

1) Elegir una conducta inadecuada y definir de forma operativa.


2) Explicar de forma comprensible, estructurada y específica la adecuación-
inadecuación de dicho comportamiento (adecuación e inadecuación hace
referencia a múltiples variables que hay que hacer el esfuerzo de explicitar
lo más posible).
3) Observar la aparición de la conducta objeto de cambio, informar al
individuo de su presencia y explicar las razones por las que ese
comportamiento es inadecuado en ese momento y situación.
4) Entregar una hoja de registro para dicha conducta e instruir para que
registre en el material cuando dicho comportamiento ocurra en un periodo
de tiempo prefijado.
5) Anotar las características de esa conducta en una hoja de registro similar
para nosotros y comparar ambos registros.
6) Mostrar alternativas conductuales adecuadas,explicando por qué la nueva
conducta es más adaptativa que la anterior.

Desde una perspectiva más práctica se pueden plantear una serie de


situaciones para mejorar la capacidad de resolución de problemas y que
pueden ser utilizadas como material básico con este propósito. En todas ellas
aprendemos una “manera de resolver situaciones”, un proceso de
razonamiento que podemos denominar con las siglas IDEAL, donde cada una
de estas letras designa un aspecto de la actividad que se ha de llevar a cabo y
que tiene relevancia en cualquier proceso cognitivo de resolución de
problemas (Muñoz-Céspedes & Tirapu-Ustárroz, 2001).

I = Identificación del problema


D = Definición y representación del problema
E = Elección de posibles estrategias
A = Actuación basada en una estrategia
L = Logros. Evaluación de los resultados

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