Altar Familiar
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III. ¿Dónde vas a edificar tu hogar? Todo aquel que viene a mí, y oye
mis palabras y las hace, os indicaré a quien es semejante.
Semejante es al hombre que, al edificar una casa, cavó y ahondó y
puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el
río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover
porque estaba fundada sobre la roca. Lucas 6:47-48
La roca es Jesús el Cristo, y él deja bien en claro que el único
lugar seguro sobre el cual puedes edificar tu hogar es en él, ¿Cómo
hacerlo? Él nos permite ver tres pasos básicos: Venir a él, oír sus
Palabras y poner por obra sus Palabras. Ahora bien, esto no nos
exime de las adversidades, porque el río es figura de los problemas
que golpearan fuertemente contra nuestro hogar, pero tenemos la
garantía que si estamos en Cristo nuestro hogar NO CAERÁ.
Hoy has podido ver que el deseo no es suficiente, que Dios debe estar
en el centro, que obedecerle es vital para recibir sabiduría y necesitas edificar
tu hogar en Cristo. ¿Estás dispuesto a asumir el reto de edificar un hogar
saludable? Recuerda que no es tarde, estas a tiempo.
Ps. Miguel Ángel
I. Los engaños del mundo: Y vio la mujer que el árbol era bueno
para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para
alcanzar sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su
marido, el cual comió, así como ella. Genesis 3:6
Entiéndase el mundo como el sistema de vida de pecado, y tiene
como objeto engañar al hombre por sus sentidos, para que rechace el
mandato de su creador y sumergirlo en la esclavitud de su carne a
través de sus sentidos. Por ello cuando ven los ofrecimientos del mundo
lo ven de la misma manera que Eva vio el fruto del árbol prohibido:
era bueno; vivimos en una generación que a lo malo llama bueno,
aún cuando saben que su fin es destructivo.
era agradable a los ojos; movernos por lo que agrada a nuestros
ojos nos impide apreciar la bondad y el amor de Dios, considere que
los ojos pueden ser fácilmente engañados.
árbol codiciable; la codicia se convierte en el primer pecado del
hombre, y es la codicia lo que muchas veces destruye los
matrimonios.