Cristo La Roca
Cristo La Roca
Cristo La Roca
Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es
semejante. Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y
puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio
con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba
fundada sobre la roca. Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que
edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con
ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa. (Lucas 6.47-49)
Algo interesante de este caso, es saber a quién representa este hombre. Este
hombre que construyó su casa sobre la roca, representa a alguien que según el
versículo 47, hizo tres cosas: “Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y
las hace…”. Este hombre representa a las personas que: 1.- vienen a Cristo, 2.-
escuchan su mensaje, y 3.- obedecen ese mensaje.
Dice la Biblia que todo aquel que viene a Cristo, él no lo echa fuera, él no lo
rechaza (Juan 6.37), porque él mismo lo invita: “Venid a mí todos los que estáis
trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11.28).
El hecho de venir a Cristo, de buscarlo, de querer estar delante de él y conocerlo,
es como el trabajo de cavar y de ahondar hasta encontrar la roca firme. Lo más
interesante de todo esto, es que Cristo Jesús representa en esta parábola, la roca
firme sobre la cual el hombre prudente edificará su casa.
Si usted quiere, desea con todo el corazón edificar una casa espiritual, si usted
quiere servir correctamente a Dios, si quiere recibir el perdón de sus pecados y la
vida eterna, debe de buscar y acudir a Jesucristo y a nadie más. La Biblia no
invita a ir ante alguna organización religiosa, ante algún gobernante o doctor en
teología, o ante cualquier otra persona o institución, sino ante la persona divina
de Jesucristo, porque a éste señaló Dios el Padre (Juan 6.27).
Dice el apóstol Pablo: “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que
está puesto, el cual es Jesucristo” (1Corintios 3.11).
¿A quién representa este otro caso? ¿Quién es el hombre insensato del que nos
habla el versículo 49? Dice el mismo versículo: “el que oyó y no hizo…”. Este
caso representa a la gran mayoría de las personas, que no reconocen o no
quieren obedecer el mensaje de Dios traído por su Hijo Jesús.
Para empezar, algunos ni siquiera acuden ante él, se conforman con lo que
escuchan decir acerca de Jesús y las religiones, creen a cualquier mensaje sin
verificar que sea de parte de Dios, pasan de una doctrina a otra como cambiar de
vestimenta, porque no saben o porque no les interesa qué cosas están creyendo,
siguiendo y practicando. Cristo no es el fundamento y origen de sus doctrinas.
Estas personas se aferran, hacen todo lo posible por tener a Jesús no como la
roca firme, sino como la piedra enemiga:
Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los
edificadores, Ha venido a ser cabeza del ángulo. El Señor ha hecho esto, Y es
cosa maravillosa a nuestros ojos? Por tanto os digo, que el reino de Dios será
quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él. Y el que
cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le
desmenuzará. Y oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos,
entendieron que hablaba de ellos. (Mateo 21.42-45)
Dice el apóstol Pablo: “porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios,
sino los hacedores de la ley serán justificados” (Romanos 2.13). Dice Santiago:
“Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a
vosotros mismos” (Santiago 1.22).
Si usted escucha al predicador decir: “bautícese para que sean perdonados sus
pecados”, y no lo hace, usted está edificando su casa sobre la arena. Si usted
escucha decir: “hermano, llegue temprano al culto”, y no lo hace, edifica sobre la
arena. Si oye decir: “no digamos malas palabras”, y las sigue diciendo, usted
está edificando su casa sobre la arena, ignorando al fundamento firme y
engañándose a usted mismo:
Las notas de la Biblia del Diario Vivir dicen: “Ciertamente sería sorprendente si
usted plantara maíz y brotaran calabazas. Es una ley de la vida, tanto
espiritual como física, que uno cosecha lo que siembra. Si uno chismea de sus
amigos, los pierde. Cada acción tiene resultados. Si usted planta para sus
propios deseos, cosechará lamentos y maldad. Si planta para agradar a Dios,
cosechará gozo y vida eterna ¿Qué tipo de semillas está sembrando?”
Luego, el hombre insensato que edificó su casa sobre la arena, es aquel que no va
a Jesús, no oye sinceramente sus palabras y no obedece a Jesús como Señor. Se
engaña creyendo que Dios aceptará su ignorancia, su negligencia o su pereza. Se
engaña creyendo que Dios perdonará sus pecados por su debilidad, o porque no
le gustaba la forma de hablar del predicador.
Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas
para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed
edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios
espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. Por lo cual también
contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo,
escogida, preciosa; Y el que creyere en él, no será avergonzado. Para vosotros,
pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, La piedra que
los edificadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo; y: Piedra de
tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo
desobedientes; a lo cual fueron también destinados. (1Pedro 2.4-8)
¿Cree que será salvo porque ha probado la bebida espiritual de Cristo? Hablando
de los israelitas, el pueblo elegido de Dios, dice el apóstol Pablo: “…todos
bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que
los seguía, y la roca era Cristo. Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por
lo cual quedaron postrados en el desierto. Mas estas cosas sucedieron como
ejemplos para nosotros…” (1Corintios 10.4-6).
Dice Jesús: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté
muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente.
¿Crees esto?” (Juan 11.25-26)
¿Se acuerda cuando su papá le ordenaba que cruzara la calle? Usted lo obedecía
inmediatamente, sin temor y sin mirar hacia los lados, ¿por qué? Porque a usted
le bastaba su sola presencia para sentirse seguro, pues confiaba plenamente en
su experiencia, en su capacidad y en sus propósitos.
Dios le ofrece confiar en Cristo como la roca firme en quien edificar toda su casa,
¿tiene razones para creer en Cristo? ¿Se siente seguro y puede confiar en él y en
sus propósitos y promesas? Entonces obedézcalo inmediatamente, sin detenerse
a mirar tanto hacia los lados.