Este documento narra la historia de un tritón llamado Jimin que es capturado por piratas. Lo mantienen en un pequeño espacio con poca agua, lo que lo debilita. Para salvar su vida, Jimin se arranca un collar mágico que le da piernas humanas, aunque no puede caminar. El capitán pirata Yoongi lo lleva a su camarote y comienza a acosarlo sexualmente.
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Este documento narra la historia de un tritón llamado Jimin que es capturado por piratas. Lo mantienen en un pequeño espacio con poca agua, lo que lo debilita. Para salvar su vida, Jimin se arranca un collar mágico que le da piernas humanas, aunque no puede caminar. El capitán pirata Yoongi lo lleva a su camarote y comienza a acosarlo sexualmente.
Este documento narra la historia de un tritón llamado Jimin que es capturado por piratas. Lo mantienen en un pequeño espacio con poca agua, lo que lo debilita. Para salvar su vida, Jimin se arranca un collar mágico que le da piernas humanas, aunque no puede caminar. El capitán pirata Yoongi lo lleva a su camarote y comienza a acosarlo sexualmente.
Este documento narra la historia de un tritón llamado Jimin que es capturado por piratas. Lo mantienen en un pequeño espacio con poca agua, lo que lo debilita. Para salvar su vida, Jimin se arranca un collar mágico que le da piernas humanas, aunque no puede caminar. El capitán pirata Yoongi lo lleva a su camarote y comienza a acosarlo sexualmente.
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por xrennaissance
Érase una vez, en Blutgrund...
El mar se encontraba en calma aquella noche, las tempestades habían finalizado
hace mucho y la marea no era exageradamente alta. La luz de la luna iluminaba el entorno, bañando este en una luz blanquecina y suave sumamente relajante. La playa estaba vacía, el mar se estrellaba contra las piedras en pacíficos sonidos y la brisa tibia acariciaba las palmeras que se movían de un lado a otro al compás de este. En unas rocas donde el mar se azotaba un poco más fuerte, se encontraba un hermoso chico se cabello oscuro, ojos azul marino que brillaban hermosamente, torso desnudo y con una hermosa cola de pez que se mantenía quieta sobre las piedras. Su cabello se encontraba seco, sus manos se mantenían sobre la piedra y su mirada fija en las hermosas constelaciones. Sacudió un poco su cola y bajó la mirada, viendo a la lejanía un barco al horizonte que navegaba tranquilamente. Hizo una pequeña mueca y bajó la vista a sus manos con membranas que las mantenían unidas y se lanzó al agua usando la fuerza de su cola. Se sumergió en el oscuro y frío mar comenzando a sacudir su cola de arriba a abajo rápidamente con sus brazos hacia atrás. Dio un par de vueltas debajo del agua hasta detenerse debajo del enorme barco que había alcanzado. Sonrió suavemente y comenzó a dar más vueltas debajo de este, yendo poco a poco a la superficie hasta que su cabeza salió del agua, sin duda demasiado atraído hacia la hermosa música. Observó alrededor suyo y le sorprendió ver que más de sus compañeros se acercaban al barco y comenzaban a salir poco a poco. Sacudió su cabeza y salió a su lado viendo como sirenas y tritones impulsaban sus cuerpos hacia arriba para ver los pequeños botes bajar del barco y un par de piratas observarlos con curiosidad. — No dejes de tocar. — Ordenó uno a otro que tocaba la hermosa flauta que comenzaba a volverlos locos. Necesitaban más. Las redes comenzaron a bajar también en silencio aprovechándose de la hipnosis de todos los seres que se meneaban al compás de la música suave, con sonrisas y miradas perdidas. El chico de ojos azules reposó sus brazos en un bote y sonrió risueño, haciendo a un par de marineros suspirar. Quería cantar con ellos pero no podía, cosa que lo frustraba en parte. Con el mismo cuidado, los marineros comenzaron a acercarse a una sirena que se hallaba cerca y comenzaron a pasar la red debajo de ella mientras la hermosa música solo subía de entonación. Todo parecía marchar a la perfección para aquellos piratas que estaban a punto de lograr su cometido. Sin embargo, un grito fuerte se escuchó cortando aquel trance de flauta y todos los seres marinos despertaron del sueño. El hermoso chico de ojos azules sacudió su cabeza y observó con furia y terror los arcos y a los piratas que maldecían. Los chirridos de otras sirenas se hicieron presentes y comenzaron a huir y a ahogar a los marineros en un estruendoso caos de gritos y cantos. El azabache de ojos azules comenzó a nadar rápido pero soltó un chillido de dolor y repentinamente comenzó a hundirse. Volteó detrás de él viendo una flecha enterrada en su cola, atravesándola por completo junto con otros filos que hicieron que oscura sangre saliera. Liberó burbujas y sintió que fue tirado, soltando chillidos agudos y agonizantes mientras los demás trataban de socorrerlo, pero las balas de las pistolas de los marineros comenzaron a evitarlo. El pobre tritón fue jalado a fuerza bruta contra la red extendida y apenas lo tuvieron dentro, tiraron de esta otros para sacarlo del agua. El chico vio con terror el mar alejarse y a todos sus compañeros alejarse huyendo cuando lanzaron fuego al mar. Se vio repentinamente en una superficie dura y dolorosa mientras soltaba bufidos gatunos y trataba de liberarse de aquella molesta red. El oxígeno le faltaba y su cola se sacudía con desespero lanzando pequeñas gotas de agua. — ¡Alto! — Gritó una voz firme y los piratas dejaron de golpearlo. El tritón trató de recuperar su respiración pero le resultó imposible, volvió la vista y a través de la red, logró ver a un hombre que se acercó lentamente. Tenía una camisa blanca y algo holgada, pantalones oscuros también flojos, botas y un extraño sombrero en su cabeza. Mantuvo su vista en él viendo su palidez y aquellos ojos felinos y suaves que lo examinaban. — ¿Es... realmente un tritón? — Preguntó sorprendido el desconocido de ojos felinos. Alzando una ceja — Es un tritón, capitán. Lo es. — Habló otro hombre. — Oh dios... ¿qué le hicieron a su cola? — Preguntó el capitán escandalizado viendo la cola atravesada y sangrante. — ¡Quítenle eso! No queremos que muera antes de tiempo. Los piratas obedecieron. El chico de ojos azul marino soltó un aullido de dolor y comenzó a llorar cuando el objeto fue extraído de su pobre cola causando que sangrara más. — Necesita agua marina para sanar, llévenlo adentro. — Siguió hablando aparentemente el capitán. —Si realmente estamos frente a un tritón no queremos que muera ya, necesita oxígeno. El chico azabache fue levantado con la red y llevado a un espacio con una piscina artificial llena de vidrios y lo tiraron dentro. Tomó aire al instante pero el dolor era tanto que aun así, se dejó hundir al fondo de esta con la respiración pesada. Cerró los ojos esperando que fuese solo un mal sueño. Una terrible pesadilla, mejor dicho. . Cuando abrió sus ojos tres días después, vio que había sido trasladado y que su cola estaba bien. Iba de izquierda a derecha en aquel pequeño espacio donde apenas podía moverse y el agua apenas era suficiente para que se mantuviera con vida. No podía sobrevivir así y lo sabía, así que se arrancó el collar que portaba y esperó, sintiendo un terrible dolor que le hizo gritar. Los marineros alarmados por estos chillidos corrieron a donde se encontraba el tritón, viendo únicamente a un chico golpeando duramente el cristal. — ¡CAPITÁN! — Gritó uno. El capitán, de nombre Yoongi por supuesto, llegó rápidamente y expandió sus ojos escandalizado. Corrió a la piscina artificial que construyeron y jaló una palanca que abrió la puerta y toda el agua salió junto con el chico. Sus ojos se ampliaron aún más viendo a este tomar bocanadas desesperadas de aire y toser en el suelo, el cabello empapado y... llevó la vista a la parte inferior del cuerpo ajeno viendo un par de esbeltas y hermosas piernas. Volvió la mirada y el tritón, ahora humano, levantó la mirada viéndolo suplicante, con sus labios rojizos. El capitán se quitó la camisa y tapó al chico, cargándolo cual pluma ligera y sin dar explicaciones, lo llevó consigo a su camerino. Lo dejó sobre el sillón cerca de las velas y lo observó aún anonadado, viendo esas lindas piernas y a aquel hermoso chico que estaba tiritando de frío y se cubría torpemente con la camisa.
— ¿Cómo te llamas? — Preguntó el capitán y el azabache lo vio en silencio. —
¿Puedes entenderme? El tritón asintió suavemente pasando saliva. — ¿Cómo te llamas? — Preguntó Yoongi. — Jimin... — Contestó con voz quebrada. El capitán suspiró y le quitó la camisa al otro, haciendo que este chillara y se cubriera sonrojado. — ¿Cómo te pasó eso? — Volvió a preguntar Yoongi. — M-me estaba muriendo allí dentro... — Sollozó el azabache. — ¿Por qué me tienen...? ¿Qué les he hecho? Quiero a mi familia. — Me temo que eso no será posible. — Yoongi sonrió con cierta ironía y Jimin bajó la mirada. — ¿Puedes caminar? Jimin lo observó confundido y lentamente se destapó, sentándose en el sofá. Yoongi se relamió viendo la hermosa y perfecta desnudez del otro, aunque no pudo reprimir su risa al ver a este dar un paso e ir de boca al suelo. — Tomaré eso como un no. — El capitán lo tomó de la cadera para levantarlo y pegarlo a él. — Te pondré en cama y deberás prometerme no arrastrarte para escaparte, ¿bien? Si no tienes poderes humanos, apenas cruces esa puerta solo, te volverás cenizas. — Lo asustó. E ingenuamente, el hermoso tritón le creyó. La primera semana Jimin trató de adaptarse a su nuevo cuerpo y pasaba horas acostado o arrastrándose por el camino. El capitán chistosamente casi nunca estaba ahí así que tenía momentos solo la mayor parte del tiempo. Venía a dejarle comida, a revisarlo o encadenarlo en las noches por cualquier cosa. Los días transcurrieron y el hermoso chico solo veía el suelo. Estaba anocheciendo y la comida lo esperaba en la mesa, así que se arrastró ya que no sabía caminar bien aún. Trató de levantarse y apenas dio un paso, cayó. Sin embargo se apoyó en una mesa aparte y tiró los mapas allí creando un pequeño estruendo cuando unas monedas y cofre cayeron. — ¿Y ahora qué... haces? — Preguntó bruscamente Yoongi entrando al camerino. Bajó la mirada al chico que tenía una pierna ligeramente doblada hacia él y otra estirada, causando que tuviera una hermosa y espléndida vista de su apretada y lampiña entrada. — L-lo siento, mi capitán... — Habló Jimin avergonzado sin osar voltear. — Mi torpeza me metió en este lío, quería mi comida. El capitán no contestó y cerró la puerta sintiendo calor. Jimin lo observaba con aquellos ojos lindos y labios rojizos causando tirones en su entrepierna. La presencia del azabache era insoportable, el tritón tenía una fuerza de atracción que sobrepasaba sus límites mortales. Quería hundirse en la lujuria y volver suyo a aquel hermoso chico y se contenía... en serio. Solo que ya no se sentía aguantar un minuto más. Víctima de sus pasiones y demasiado alterado por ellas, se acercó al hermoso chico en el suelo y viendo su carnoso y blando culo, se puso de rodillas detrás de él y subió sus manos por esas piernas preciosas. — ¿Capitán...? — Jimin observó a través de su hombro y vio las manos del capitán detenerse en su culo, apretando con fuerza ambas nalgas. — ¡C-capitán! ¡Ay! —Dio un respingo cuando sintió un fuerte azote que le hizo sollozar. Yoongi sonrió socarrón y no dudó en empujar su marcado bulto contra las nalgas impropias, dejando un camino de besos por su cuello y respiraba cálidamente sobre su piel. Jimin pasó saliva pesadamente y dejó que el capitán colara sus fuertes manos por sus muslos hasta tomarlos de la parte interna y darle la vuelta para así abrirlas mejor y que lo viera. — No conoces nada de placer humano, pero créeme que aún sin intentar nada, logras excitarme. — Susurró el capitán sobre esos gruesos labios que lamió, soltándole un quejido al menos quien se sonrojó. —Pequeño tritón hermoso... qué ganas tengo de hacerte mío. — C-capitán no comprendo lo que me dice p-pero por favor... — Trató de buscar las palabras adecuadas. — No me toque y-ya que siento... algo extraño. — ¿Te molesta? — Rió Yoongi. — N-no... Pero n-no entiendo qué pasa. Yoongi rió ronco y negó divertido con su cabeza sin dejar de acariciar esas lindas piernas en las que tanto ansiaba meterse. Besó la rodilla del azabache y estiró su pierna para ir repartiendo besos que hicieron al lindo azabache estremecerse y que sus pezones se endurecieran. Yoongi al percatarse de esto no dudó en besar el suave abdomen y llevar sus manos a estos para darles un suave apretón. Jimin arqueó su espalda y un gemido brotó de su garganta. — ¿Se siente bien? — Yoongi siguió acariciándolo, viendo el miembro del tritón aún dormido. — A-ajam... — Jimin asintió torpemente. — Son mimos que voy a darte. — Yoongi sonrió sintiendo la pasión de su ser comenzar a florecer ante la actitud tierna y sumisa del otro. Llevó sus manos al pene del chico y comenzó a masturbarlo lentamente haciendo que este arquearara su espalda. — ¡C-capitán! ¿Q-qué hace? Oh...~ — Cerró su ojito derecho y trató de apartar las manos de su sensible cuerpo pero al no lograr nada, solo se dejó caer de nuevo contra el suelo respirando pesado. De vez en cuando levantaba la cabeza para ver y nuevamente la volvía a tirar hacia atrás contrayendo su abdomen. — Sólo disfruta, pequeña criatura marina. No haré nada que no te guste al final. — Murmuró Yoongi llegando a la altura de su bello rostro e inclinándose para capturar los hermosos labios con su boca. El tritón se sobresaltó pero no se quejó, sólo se quedó estático dejando que el otro se moviera mientras acariciaba su cadera en movimientos circulares. Era una boca dulce y cálida, de labios tiernos y textura deliciosa. Una boca muy húmeda también. — Mgh...~ — Gimió Jimin sobre esta y comenzando a mover tímidamente sus labios al mismo compás, uniendo sus cejitas con los ojos cerrados mientras sentía al otro aún masturbarlo. Sus piernas se contrayeron y amenazaron con cerrarse con violencia cuando el otro acarició su puro glande, presionando la uretra. La polla del pequeño chico ya se encontraba húmeda debido al líquido pre-seminal que brotaba de su cabeza, sus piernas se contrajeron y gimió alto. — ¡Ah...~! ¡S-suelta, v-voy a hacer...! ¡V-voy a...!~ — No, no vas a orinar. — Rió Yoongi sobre su cuello. — Déjate llevar, hermoso. Se sentirá delicioso una vez que alcances el orgasmo. Jimin no comprendió a qué se refería pero se dejó llevar sintiéndose demasiado vulnerable ante esas nuevas sensaciones en su virgen y puro cuerpo. Se aferró al capitán y gimoteando cual cachorro, dando pequeños espasmos y sollozando, impulsó su pelvis hacia arriba una y otra vez mientras chillaba. El capitán disfrutó del hermoso espectáculo, no tardando en sentir la tibia esencia en su mano, chorreando el suelo mientras el dulce y hermoso chico se deshacía en sus brazos. Tan espléndido y vulnerable que se veía, daban ganar de comérselo todo. — Respira, bebé. Esto aún no acaba. — Rió de nuevo el capitán bajando un poco sus holgados pantalones para sacar su endurecido miembro que comenzó a acariciar bajo la atenta mirada del azabache de ojos azules. — ¿E-estás haciendo lo mismo que me hiciste a mí? — Preguntó curioso, relamiendo sus gruesos labios aún tratando de recuperarse de su primer orgasmo — Así es. — Yoongi acarició su hinchado glande, bajando por toda la extensión haciendo que la piel se arrugara un poco en la base y volviéndola a estirar una vez que subió. El azabache de gruesos labios lo veía curioso y, aún inseguro, puso su pequeña mano en la base haciendo que el pirata se detuviera. — ¿P-puedo intentarlo? — Preguntó sonrojado. Yoongi sonrió: — Adelante. Jimin comenzó a imitar el movimiento al principio de forma torpe pero después tomo el sentido y presión correcta. Observó las venas con curiosidad y se acercó a examinar mejor. Nunca antes había visto algo así y le resultaba curioso... aparentemente solo los terrenales lo poseían. Era más grande que el suyo y sin dudo se sentía más grueso con el pasar de los minutos así como duro. — Está calientito.~ — Jimin pegó su mejilla al duro miembro y cerró sus ojitos. — ¿Puedo dormir en él? — No a menos que quieras que me corra en tu preciosa cara. — Gruñó Yoongi más excitado. — Sigue... vamos, vas bien. — Habló pesadamente. Jimin prosiguió su movimiento sin dejar de recorrer la anatomía ajena con curiosidad y aquel extraño aparato que él también tenía y proporcionaba un gran placer. Ladeó su cabeza y mordió su labio masturbándolo más lento, disfrutando de la calidez. Levantó la vista al pirata quien tenía los ojos cerrados y respiraba por la boca. Suspiró y se detuvo cuando el capitán tomó su mano y detuvo el movimiento. Tomó al tritón de las piernas para volver a acostarlo pero esta vez en la cama y observó sus palmas húmedas. Expandió sus ojos y observó asombrado como del ano del otro chico, escurría un líquido transparente que lo humedecía por completo. Se pegó más a él y rozó por fuera, haciendo al otro soltar un chillido de placer y abrir más sus piernas mientras se empujaba contra él. — Bien... a-ahora sí nadie va a detenerme. — Gruñó el pirata aún ligeramente inseguro pero ya no podía controlarse más. Abrió bien las piernas del otro y rozó por fuera el ano del azabache, restregando su glande hinchado contra la húmeda entrada. — ¡Ooh...!~ ¡Y-Yoon! — Gimió Jimin empuñando las colchas de la cama. — Umgh~... ah... quiero... Yoongi comprendió rápidamente el mensaje y dejó de rozarse para alinear su dura erección contra la entrada palpitante del otro. Mordió sus labios y comenzó a introducirse en él con lentitud, sintiendo la estrechez recibirlo asfixiando su dura polla. Ahogado de placer y con sus orbes oscuras debido a la lujuria, se enterró poco a poco. Dio el último empujón y entró todo, viendo a Jimin arquear su espalda y verlo con la boca entre-abierta. Respiró rápido tratando de calmarse y pensando que tal vez había dañado al otro ya que se había quedo callado y algo estático. Bajó la mirada a su miembro hundido dentro de esas bellas paredes anales y regresó la vista al otro quien estaba ligeramente reincorporado apoyándose en sus codos. — Lo siento... ~— Gruñó el capitán peinando su cabello hacia atrás. El desespero lo había consumido. Volvió a ver al tritón quien no expresó nada y solo observó también el pene hundido dentro suyo. Jimin mordió sus labios y comenzó a hacer movimientos circulares con su cadera y tiró su cabeza haca atrás. — ¡Ah-ah... así! ~— Gimió haciendo que Yoongi lo viera sorprendido. Sí, el dulce azabache había incluso hecho levantar un poco su cuerpo y se impulsaba como podía de adelante hacia atrás para proseguir el movimiento de embestidas. Ahí sí el capitán no le tuvo piedad y tiró más de él hasta poner las piernas del chico alrededor de su cadera. Lo aferró bien a él y sin avisarle, comenzó a embestirle rápido y duro haciendo rechinar la cama. Jimin gritó de placer y se aferró otra vez a las sábanas sintiendo y escuchando el chapoteo de pieles y lubricante que le hacían retorcerse. Veía fijo a su amante con placer y balbuceos incoherentes brotaban uno a uno de su boca. — M-maldición... aprietas tan bien... — Jadeó Yoongi también sin dejar de penetrarlo duramente y sin piedad. El movimiento era tosco, el beso que comenzaron poco después lo acompañó. Pronto, el hermoso cuello del chico se vio lleno de marcas y mordidas que le hicieron temblar y pedir por más entre lloriqueos. Yoongi prosiguió el movimiento de embestidas mientras daba de vez en cuando azotes en los muslos del otro. Salió de él para acostarlo boca abajo y abrió ambas nalgas para volver a exponer la hermosa entrada en la cual se hundió. Apretó con fuerza el culo ajeno hasta dejar marcados sus dedos y lo embistió apoyándose en estos. Se inclinó al otro que gemía enloquecido y siguió penetrando con fuerza mientras volvía a morderle la espalda y hombros. Estaba perdido en placer sintiendo su duro pene ser estimulado, el desespero de querer correrse llenarlo causando movimientos rápidos y toscos. Jimin debajo suyo temblaba sintiendo el roce con su próstata como miles de vibraciones internas que cosquilleaban de alguna forma inexplicable, su duro miembro también. Queriendo sentir más y entrando en la misma tensión y desesperación del clímax, gimieron al unísono entre gemidos altos y bajos, temblores y azotes. El pequeño azabache fue el primero en llegar a su delicioso orgasmo cuando su cabellera fue jalada hacia atrás. Expulsó el líquido y cuando Yoongi lo soltó, dejó caer su mejilla y babeó. — Lindo bebé... ~— Yoongi mordió sus labios al verlo así y volvió a bajar la vista a aquel culo que golpeaba con su pene y testículos. Se aferró a la cadera ajena y besando más su espalda, reposando allí incluso la frente, siguió sus duros movimientos causando que sus brazos se pusieran rígidos. Tiró su cabeza hacia atrás igualmente y, finalmente, se sintió liberar. La ola de calor y sensación indescriptible de su cuerpo le hicieron jadear sobre la oreja del azabache. Mordió el hombro impropio mientras liberaba su tibio semen dentro de la tibia cavidad. Su respiración errática lo acompañó con pequeñas gotas mientras se recuperaba. Su cuerpo seguía tenso, la sensación de quemarse en la parte baja finalmente se calmaba. Suspiró viendo al tritón debajo suyo y besó su mejilla, dándole la vuelta saliendo de él. Jimin aún seguía temblando y balbuceando. Trató de hablar pero Yoongi lo calló besándolo, enredaron sus cuerpos y rodaron por la cama; Jimin quedó sobre él acostado sin dejar de acariciar su rostro. — A esto se le llama... tener sexo. — Yoongi rió sobre su boca. — ¿Reproducción? — Jimin ladeó su cabeza. — Nosotros solo liberamos nuestro esperma en los huevos que saca la mujer. No es placentero y muchas veces ni nos vemos. — Bueno... la versión humana es más divertida, ¿no crees? — Yoongi acarició su hermoso rostro y Jimin asintió sonrojado. — Mucho más rica. — Hundió su lindo rostro en el cuello del capitán. Bostezó y cerró sus ojos pero aún negándose a quedarse dormido completamente, habló: — Yoongi... ¿-por qué me secuestraron? El capitán que también estaba cerrando los ojos, los abrió de golpe. Suspiró y acarició la espalda de su acompañante pensando bien en cómo explicarlo de forma sencilla. — Necesitamos a un tritón o una sirena para... un hechizo. — Relamió sus labios. — ¿Un hechizo? — Repitió Jimin confundido. — Sí. Abrimos un portal a la tierra para capturar a una y ahora nos dirigimos de vuelta a nuestras tierras mágicas, ocultas de este mudo. — Siguió el capitán. — Blutgrund. — Tierra de sangre... — Susurró Jimin expandiendo sus ojos y viéndolo preocupado. — E-eres de esas terribles tierras? — Sí. — Yoongi volvió a asentir. — Y te necesitamos... para terminar de una buena vez con lo que está sucediendo allá. Sólo un tritón o sirena tiene ese poder. Jimin calló y después de unos momentos, volvió a hablar: — ¿Y no podían simplemente pedir de forma amable que fuera uno de nosotros con ustedes? — No todos son como tú, Jimin. Las sirenas y tritones, además de temer de Blutgrund, no son precisamente criaturas generosas. — Alzó sus hombros. — Y el procedimiento es peligroso y sin duda mortal muchas veces. — Jimin palideció. — Pero a ti no dejaré que te hagan daño. — ¿Lo prometes? — Murmuró Jimin. — Lo prometo. — Yoongi sobó el dorso de su mano. — Un pirata como yo, jamás romperá sus promesas. Jimin sonrió y se dejó acurrucar junto a él soltando un suspiro. El mar seguía en calma pero a un par de metros, se abría un enorme portal con la luz de las estrellas que creaban un espejo con el mar, abriendo las puertas hacia el mundo encantado en alguna parte del infinito océano terrenal. El barco lo cruzó poco después y este se cerró a los pocos minutos sin dejar rastro. . . . . .