0% encontró este documento útil (0 votos)
20 vistas8 páginas

Causas de La Esclavitud

El documento describe el régimen de esclavitud en la antigua Roma, incluyendo las causas y formas de esclavitud, las obligaciones de los amos, y los tipos y efectos de la manumisión o liberación de esclavos. También explica el estatus de ciudadanía y cómo se adquiría la ciudadanía romana.

Cargado por

RAQUEL RUIZ
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
20 vistas8 páginas

Causas de La Esclavitud

El documento describe el régimen de esclavitud en la antigua Roma, incluyendo las causas y formas de esclavitud, las obligaciones de los amos, y los tipos y efectos de la manumisión o liberación de esclavos. También explica el estatus de ciudadanía y cómo se adquiría la ciudadanía romana.

Cargado por

RAQUEL RUIZ
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 8

REGIMEN DE ESCLAVITUD

Concepto de Esclavitud
La esclavitud era una institución jurídica conforme a la cual un ser humano se veía despojado
de toda personalidad, asimilado a una cosa, y como tal perteneciente en plena propiedad a
otro ser humano, por un título similar al de una bestia de carga o a una cosa inanimada
cualquiera.
Esta institución tuvo probablemente su origen en la guerra, pues el vencedor en lugar de
matar al prisionero de guerra lo conservaba, quitándole tan solo la libertad, con un fin
económico, para obtener ventajas de su trabajo o para obtener un precio de su venta.

Causas de la Esclavitud
La esclavitud podía tener por causa el nacimiento o un hecho posterior al nacimiento.
 1º) Nacimiento: Nacían esclavos los hijos de mujer esclava.
Poco importaba que el padre fuera un esclavo o un hombre libre, puesto que fuera del
matrimonio, la regla absoluta era que el hijo seguía la condición de la madre y para una mujer
esclava no podía haber matrimonio.
En la época clásica había que considerar el momento del parto, para establecer la condición
jurídica del recién nacido y así saber si este nacía libre o esclavo, y se establecía que el hijo
era libre si en el momento del parto la madre era libre, aun cuando hubiera sido antes esclava,
y que, por lo contrario el hijo nacía esclavo, cuando la madre, libre en el momento de la
concepción o en el período siguiente, hubiera llegado a ser esclava para la época del parto.
Finalmente Justiniano decidió, en favor de la libertad, que el hijo nacía libre cuando la madre
hubiera sido libre en un momento cualquiera entre la concepción de ese hijo y el momento del
parto.
2º) Hechos posteriores al nacimiento: Las fuentes de la esclavitud posteriores al nacimiento
podrían resultar del derecho de gentes o del derecho civil. Esta distinción es importante
porque el derecho de gentes era común a los ciudadanos romanos y a los peregrinos, en tanto
que el derecho civil no se aplicaba sino a los ciudadanos romanos.

OBLIGACIONES DEL AMO ORIGINADAS POR EL ESCLAVO


La Manumisión. Sus formas:
La manumisión es el acto, en virtud del cual el amo voluntariamente concede la libertad a su
esclavo.
En el derecho antiguo existieron tres formas solemnes de manumisión que fueron: la vindicta,
el censo y el testamento.
1) La vindicta: Consistía en un juicio ficticio de libertad. El dueño que quería libertar a un
esclavo comparecía ante el pretor acompañado de un amigo suyo, que tomaba el nombre de
“asertor libertatis”, este “asertor libertatis” tocando al esclavo con una varita, “vindicta”, decía:
“declaro que este hombre es libre” y como el amo del esclavo no contradecía esta declaración
el pretor hacía constar que efectivamente el esclavo era libre. Esta forma tenía la ventaja de
que podía aprovecharse en cualquier tiempo y en cualquier lugar, pero tenía el inconveniente
de que exigía la presencia del pretor.
2) El censo: Consistía en dejar que su esclavo se inscribiera en el número de ciudadanos en
los registros del censo, con su consentimiento; es un procedimiento similar al de la pérdida de
la libertad para el ciudadano que omitía inscribirse en el censo. El procedimiento dicho ofrecía
los inconvenientes de que no podía ser practicado más que en la ciudad de Roma y que no se
podía realizar sino cada cinco años que era la oportunidad en que se practicaba el censo.
3) El testamento: El dueño al redactar su testamento, que venía a surtir efectos en el
momento de su muerte, podía acordar a su esclavo la libertad en su testamento, era “el
legado de libertad”, que tenía lugar cuando el testador en su testamento establecía por
ejemplo: “que Primus, mi esclavo, sea libre”. En este caso el liberto tenía por patrono al difunto
y por eso se llamaba “libertus orsinus”.
Efectos de la Manumisión
En el derecho antiguo, el manumitido era libre y ciudadano romano, pero su condición era
inferior a la del “ingenuo” por varios conceptos:
1) No tenían el “ius honorum”, o sea el derecho a desempeñar magistraturas.
2) Carecían del “ius connubii”, o sea el derecho a contraer justas nupcias con un ingenuo y
más tarde con una persona del rango senatorial, sin embargo sus hijos nacían ingenuos.
 3) Quedaban ligados para con su antiguo amo en virtud del derecho de patronato.
Derecho de Patronato
Era el derecho que tenía el antiguo amo, denominado patrono, con respecto a su liberto; o
sean las obligaciones para con su patrono, que se reducían a tres:
a) El “obseqium”, que era el deber de respeto debido al patrono y a sus descendientes. En
consecuencia, el liberto no podía demandar judicialmente a su patrono sin autorización del
magistrado.
b) Los “opere”, que eran los servicios debidos por el liberto. Unos, los “opere oficiales”, de
devoción y complacencia, se debían de pleno derecho; otros, los “opere fabriles”, tenían
carácter industrial y un valor pecuniario, y no se debían sino en virtud de una promesa formal
hecha bajo juramento inmediatamente después de la manumisión.
e) Los “iura sucesiones”, que tenían lugar cuando el liberto moría sin dejar descendencia
legítima, en cuyo caso sus bienes volvían a su antiguo amo o a sus descendientes.
Distintos tipos de Manumitidos
En el derecho clásico hay que distinguir tres clases de libertos, que fueron: los libertos
ciudadanos, admitidos por el derecho civil, los libertos latinos junianos y los libertos
dedicticios, creación de las leyes Iunia Norbana y Aelia Sentia.
Los libertos ciudadanos romanos, eran los que habían sido manumitidos por un medio
solemne y que no caían bajo los rigores dela Lex Aelia Sentia; estos libertos ciudadanos
tenían la mayor libertad, es decir la libertad por excelencia, y la Lex Iunia de Maritandis
Ordinibus, de la época de Augusto, les acordó el “ius connubii” con los ingenuos, excepto si
estos eran personas del rango senatorial.
Los manumitidos latinos junianos eran principalmente los que habían sido manumitidos
antes que cumplieran la edad de 30 años, y los que habían sido manumitidos por un dueño
que no tenía sobre ellos más que la propiedad bonitaria y no la propiedad quiritaria. Estos
libertos no tenían ningún derecho político: ni el “ius sufragii” o sea el derecho a elegir, ni el “ius
bonorum” o sea el derecho a ser elegido para una magistratura. Desde el punto de vista
privado no tenían el “ius connubii” o derecho de contraer justas nupcias, ni el “ius comercii” o
sea el derecho de ejecutar actos jurídicos conforme al derecho civil romano; y desde el punto
de vista sucesoral tenían una doble incapacidad: no podían hacer testamento, pues los bienes
que tuvieren necesariamente volvían a su antiguo amo “iure peculii”, o sea que, vivían como
libres pero morían como esclavos; y si eran instituidos herederos o legatarios en un
testamento no tenían el derecho a recoger el beneficio de ese testamento, o sea que tenían la
“testamenti factio pasiva” pero carecían del “ius capiendi”. Podían sin embargo adquirir
fácilmente la ciudadanía romana.
Los libertos dedicticios eran los que habiendo sido esclavos habían sufrido penas
infamantes. La condición de estos sujetos era sumamente mala, puesto que no podían llegar a
ser ni latinos ni ciudadanos, y les estaba prohibido, bajo pena de volver a caer en esclavitud, ir
a Roma o a una distancia de cien millas alrededor de Roma.
Bajo el Imperio no hubo sino una sola clase de manumitidos, como en el derecho antiguo no
existían sino libertas ciudadanos, no hubo libertos latino junianos ni libertos dedicticios.
 
STATUS CIVITATIS
De acuerdo al “status civitatis”, los hombres se dividen en ciudadanos y no ciudadanos. Esta
distinción fue muy importante en la época en que sólo los ciudadanos romanos gozaban de
las instituciones del derecho civil.
Adquisición de la Ciudadanía
La ciudadanía romana se adquiría por nacimiento o por causa posterior al nacimiento.
1) Nacimiento: No era el lugar del nacimiento sino la nacionalidad de los padres la que
confería la ciudadanía romana al hijo. Para nacer ciudadano romano era preciso nacer de
padres que fueran ciudadanos romanos, o sea, que en esta materia se aplicaba el principio
del “Ius Sanguinis”.
Cuando sólo uno de los padres era ciudadano romano, como no podía haber habido justas
nupcias ya que estas eran posibles solamente entre ciudadanos, el hijo seguía la condición de
la madre en el momento del parto; de modo que si el padre era peregrino o latino y la madre
era ciudadana romana, el hijo nacía ciudadano romano.
Adquiría este derecho el ingenuo, que era la persona que nacía libre y que nunca había
dejado de serio, sin que importara que su padre hubiera sido ingenuo o liberto. Esta condición
de ingenuo también podía ser adquirida por el liberto a quien le era concedida por un rescripto
del emperador el derecho de portar un anillo de oro en el dedo, denominado el “Ius Aureorum
Anulorum”, que era el símbolo de la ingenuidad.
 2) Causas posteriores al nacimiento: La cualidad de ciudadano romano se adquiría como
un derecho en los siguientes casos:
A) En el caso del esclavo que había sido manumitido por su propietario quiritario conforme al
procedimiento pautado por el derecho civil romano, o sea mediante alguna de las formas
solemnes.
B) El peregrino o extranjero a quien le era conferida la ciudadanía, bien por resolución de los
comicios, por disposición de un delegado del pueblo o por un rescripto del emperador. En esta
forma, en muchas oportunidades, se otorgó el beneficio de la ciudadanía romana no sólo a un
determinado individuo sino a toda su familia, a grupos de personas y aún a ciudades enteras,
las cuales se convertían en Municipios; pudiendo esta concesión graciosa comprender todos
los derechos que encerraba el “ius civitatis” o solamente algunos de ellos.
C) En el año 212 el emperador Caracalla concedió el derecho de ciudadanía a todos los
habitantes del Imperio. Esta medida fue tomada con una finalidad fiscal, aumentar el
rendimiento de los impuestos que no cubrían más que los ciudadanos romanos; pero,
conforme a la opinión general no tuvo por efecto suprimir por completo a los latinos y a los
peregrinos, pues siempre hubo libertos latinos, libertos dedicticios y peregrinos dedicticios, y
también hubo ciudadanos privados del derecho de ciudadanía en virtud de sentencias, ya que
el edicto de Caracalla sólo se aplicó a los habitantes del Imperio para el momento en que fue
dictado; en tanto que los que fueron sometidos posteriormente a la dominación romana eran
peregrinos. Este edicto de Caracalla se generalizó bajo Justiniano, en que todos los
habitantes del Imperio fueron ciudadanos y lo fueron igualmente todos los manumitidos,
quedando tan sólo como peregrinos los que habían perdido el derecho de ciudadanía en virtud
de una sentencia.
Pérdida del Derecho de Ciudadanía
Tres causas principales hacían perder el derecho de ciudadanía:
A) Cuando se perdía la libertad.
B) Cuando se hacía admitir como miembro de una ciudad extranjera.
C) Por efecto de ciertas condenas, tales como el exilio bajo la República la deportación en la
época del Imperio.
Condición de los Ciudadanos Romanos
El derecho de ciudadanía romana confería ventajas tanto desde el punto de vista del derecho
público como desde el punto de vista del derecho privado.
Desde el punto de vista del derecho público, el derecho de ciudadanía ofrecía al ciudadano las
siguientes ventajas:
1) El “lus Suffragii”, o sea el derecho de voto.
2) El “Ius Honorum”, o sea el derecho de ser electo para desempeñar las magistraturas.
3) El derecho a servir en las legiones romanas.
Desde, el punto de vista del derecho privado, el ciudadano romano tenía estas otras ventajas:
1) El “lus Connubii” o “Connubium”, o sea el derecho a contraer justas nupcias y a fundar una
familia romana.
2) El “Ius Commercii” o “Commercium”, que no debe ser confundido con el derecho de
comerciar, sino que era el derecho a adquirir la propiedad quiritaria, de ser acreedor, deudor,
etc., y de servirse para esto de las formas especiales establecidas por el derecho civil romano.
3) El derecho de hacer testamento, o sea la “testamenti tactia activa”, y el derecho a ser
instituido heredero o legatario de un testamento, o sea la “testamenti factio pasiva”.
 4) El derecho de obrar judicialmente de acuerdo con el procedimiento civil romano.
Los no Ciudadanos
Entre los no ciudadanos habían dos clases: los latinos y los peregrinos. Los latinos
comprendían a su vez tres clases distintas: los latini veteres o antiguos, los latini coloniarii o
coloniales, y los latini iuniani o junianos.
Los latini veteres o antiguos. Eran los antiguos habitantes del Lacio y después los
miembros de las colonias fundadas por la Liga Latina hasta su disolución el año 415 de Roma
y por último todos aquellos a quienes se concedió la calidad de latino hasta el año 486 de
Roma.
Los latini coloniarii. Se llamó así a todos aquellos a quienes se confirió el derecho de
latinidad a partir del año 486 que formaron realmente parte de las colonias. En esta forma el
emperador Vespaciano concedió la latinidad colonial a todas las ciudades de España.
Los latini coloniarii no tenían ningún derecho político y tampoco tenían el ius connubii; pero en
cambio tenían el ius commercii y el derecho de comparecer en juicio.
Los latini iuniani. Fueron creación dela Lex Iunia Norbana para proteger a los libertos de
hecho, o sea aquellos esclavos que no habían sido liberados en las formas solemnes
establecidas por la ley de las XII Tablas, o que no habían sido liberados por su propietario
quiritario. Esta ley equiparó estos latinos a los latinos coloniarii, de allí que gozaran del ius
commercium y del derecho a ser instituido heredero en un testamento, pero no podían hacer
adición de la herencia si antes de morir el testador no habían adquirido la ciudadanía romana.
Carecían de los derechos políticos y del derecho de disponer de sus bienes por testamento,
pues estos bienes al ellos morir pasaban a propiedad de su patrono “iure peculii”.
Los Peregrinos
Los peregrinos no eran extranjeros, en el sentido moderno de la palabra, sino que eran
aquellos individuos sometidos a Roma a los que se había dejado en libertad, pero que no
habían recibido la concesión del derecho de ciudadanía ni la del derecho de latinidad.
Los peregrinos no tenían ninguno de los atributos del derecho de ciudadanía, ni desde el
punto de vista del derecho público ni desde el punto de vista del derecho privado; vivían bajo
el imperio de las leyes especiales en su ciudad cuando Roma les hubiera acordado esa
facultad o bajo el imperio del derecho de gentes, que como se sabe se desarrolló
progresivamente para aplicarse con uniformidad a todos los sometidos a Roma, ciudadanos y
peregrinos; y para conocer de los juicios que pudieran presentarse entre peregrinos, o entre
estos y los ciudadanos romanos se instituyó en el año 512 de Roma el llamado pretor
peregrino.
Los peregrinos dedicticios. Se denominaban así a los habitantes de los pueblos que se
habían rendido incondicionalmente a Roma. A estos individuos se les privó de toda
autonomía, se les negó el ius gentium y se les prohibió residir en Roma y en un radio de100
millas a la redonda de Roma, bajo pena de caer en esclavitud. Su situación por lo tanto era
similar a la de los libertos dedicticios, porque por el hecho de haberse rendido
incondicionalmente eran considerados personas indignas.
STATUS FAMILIAE
Conforme al “status familiae” los hombres se dividen en: sui iuris y alieni iuris.
Se llaman sui iuris a las personas libres de toda autoridad que no dependen sino de ellas
mismas, en tanto que los alieni iuris son las personas que están sometidas a alguna potestad
o sea a la autoridad de otra persona.
Las personas alieni iuris son aquellas que pueden estar sometidas a una de las cuatro
potestades siguientes: a la dominica potestas, o sea a la potestad que ejerce el dueño sobre
el esclavo; a la patria potestas, o sea a la potestad del pater-familias sobre los miembros de la
familia; a la manus, o sea a la potestad que ejerce el marido sobre su mujer, o el que ejerza la
patria potestad sobre el marido sobre dicha mujer; y al mancipium, o sea el poder que ejerce
un hombre libre sobre otro hombre libre.
De estas cuatro potestades que existían en el derecho clásico cayeron en desuso en la época
de Justiniano la manus y el mancipium.
El hombre sui iuris es llamado también paterfamilias o jefe de familia, pero este título implica el
derecho de tener un patrimonio y de ejercer sobre otro alguno de los cuatro poderes ya
dichos, los cuales disfruta sea cual fuere su edad y aunque no tenga de hecho persona alguna
bajo su autoridad. La mujer sui iuris es llamada mater-familias esté o no casada, siempre que
sea de costumbres honestas; puede tener un patrimonio y ejercer la autoridad de amo sobre
sus esclavos, pero la autoridad paterna, la manus y el mancipium sólo pertenecen a los
hombres.
 Condición jurídica de los sui iuris y de los Alieni Iuris
Hablar de la condición jurídica de los sui iuris y de los alieni iuris, viene a ser referirse a los
diversos poderes a los cuales están sometidos los alieni iuris, en lo que respecta a las reglas
de autoridad del amo y a la condición del esclavo, por lo que sólo se describirá la situación de
las personas sometidas a la autoridad paterna, a la manus y al mancipium.
A) Personas sometidas a la autoridad paterna:
El pater-familias tenía en el derecho antiguo sobre los hijos de familia los mismos poderes que
sobre sus esclavos, en consecuencia: podía abandonarlos, venderlos y aún matarlos, esto
último después de oír la opinión de los parientes más próximos.
No podía el hijo de familia contraer matrimonio sin el consentimiento de su pater-familias, y
una vez casado era el paterfamilias quien ejercía la manús sobre su mujer y la patria potestad
sobre sus hijos.
Los bienes que pudiera adquirir el hijo, por cualquier causa, entraban a formar parte del
patrimonio del pater-familias; y, cuando intervenía en algún acto jurídico lo hacía por cuenta
de éste, que era quien se hacía propietario o acreedor; pero no podía empeorar la condición
del pater-familias, o sea, constituirlo en deudor de una tercera persona por un acto realizado
por él.
Finalmente, podía el pater-familias confiar un peculio al hijo para que lo administrara, el cual
tomó el nombre de peculio profecticio, pero era el padre el propietario de este peculio y no el
hijo.
La situación por tanto del hijo de familia en esta época primitiva era similar a la del esclavo,
pues ambos eran alieni iuris, sometidos a la autoridad absoluta del pater-familias, tanto en
cuanto a su persona como en cuanto a los bienes; pero, el hijo de familia difería del esclavo
desde el punto de vista del derecho privado en que gozaba del status libertatis y del status
civitatis, o sea que era una persona libre y ciudadana; y desde el punto de vista del derecho
público en que tenía los mismos derechos que un pater-familias, o sea el derecho de voto y el
de ser electo para el desempeño de una magistratura.
Desde fines dela Repúblicase manifestó la tendencia de limitar los poderes del pater-familias y
el reconocimiento de derechos al hijo, ya que los poderes del pater-familias sobre la persona
de los hijos sufrieron restricciones y en cuanto a los bienes también mejoró la condición de los
hijos con el desarrollo de los peculios, pues al lado del peculio profecticio que subsistió con
sus caracteres anteriores, surgieron los denominados peculio castrense, peculio cuasi-
castrense y peculio adventicio o bona adventicia, a los cuales nos referiremos en detalle
oportunamente.
B) La mujer in manus:
La manus era un poder ejercido sobre la mujer casada, en todo semejante a la patria potestad
en cuanto a sus efectos; de manera que la mujer in manus se consideraba como hija de su
marido, “loco filiae”, y como hermana de sus hijos. Desde el momento en que caía in manu
dejaba de formar parte de su antigua familia y se rompía para ella con esa familia todo vínculo
o parentesco de agnación y entraba por completó en la manus del marido o en la de la
persona que tuviera la patria potestad sobre el marido, era admitida al culto privado de su
nueva familia, sacra privata; por ser alieni iuris no tenía patrimonio. Si en el momento de
casarse era sui iuris los bienes que en ese momento poseyera eran adquiridos por el marido o
el que ejerciera sobre éste la patria potestad, y era al marido o al paterfamilias de éste a quien
pertenecían todos los bienes que ella pudiera adquirir durante el matrimonio; y a la muerte del
marido la mujer in manus entraba a la sucesión de éste en calidad de heredero suyo con igual
título que sus propios hijos y en concurrencia con ellos.
Esta institución estaba en desuso en la época de Justiniano.
C) El mancipium:
Era el poder que un hombre libre ejercía sobre otro hombre libre. El mancipium podía
establecerse como la manus en forma durable o bien por un pacto de fiducia, para alcanzar
otro fin tal como la emancipación o la adopción de un hijo.
En forma permanente podía constituirse el mancipium cuando un padre vendía a su hijo en
Roma para obtener un provecho, o bien cuando abandonaba al hijo “noxalis causa” a la
víctima de un delito cometido por ese hijo, para no tener que reparar el daño causado.
El individuo in mancipium estaba en una situación semejante a la del esclavo, los textos dicen
que estaba “loco servis”, en consecuencia era un alieni iuris y servía de instrumento de
adquisición para su amo, ya que el amo o señor podía hacerlo trabajar y podía venderlo como
a un esclavo y esta situación terminaba con la liberación bien por censo, por vindicta o por
testamento; sin embargo, la persona in mancipium conservaba su status libertatis y civitatis,
de manera que cuando se sustraía a ese poder seguía siendo ingenuo y no liberto.
En ciertos casos podía reclamar su liberación, especialmente en el caso del abandono noxal,
cuando con su trabajo había pagado su falta.
El mancipium desapareció definitivamente bajo Justiniano, quien suprimió la última causa, al
abolir el abandono noxal del hijo de familia.
La Capitis Deminutio
La capitis deminutio es la destrucción o el cambio de la personalidad jurídica o capacidad de
un sujeto, o sea de su “status” o “caput”.
En el derecho clásico esto puede ocurrir de tres modos: por la pérdida del status libertatis, por
la del status civitatis y por salir la persona de la familia agnaticia a que pertenece. En el primer
caso se considera destruida en absoluto la personalidad jurídica; en el segundo y tercero sufre
un simple cambio o alteración.
También puede decirse, que la capitis deminutio es una Institución de Derecho romano que
significa cambio por disminución del anterior estado, “prioris status mutatis” entendiendo por
estado la personalidad jurídica.
Clases
Señala Ontiveros, que hay tres elementos en el estado: “libertas civitas, et agnatio” de allí tres
clases de “capitis deminutio” máxima, media y mínima.
Capitis Deminutio Máxima: Sufre la capitis deminutio máxima el individuo que pierde la
libertad y, consecuencialmente, pierde la ciudadanía y la familia, lo cual ocurre:
a) A los libertos condenados por ingratitud para con su antiguo amo, o sea su patrono.
b) A los que eran condenados a las bestias o las minas, que se hacían esclavos de su pena.
c) A los hombres libres que se hacían vender como esclavos por un cómplice para
aprovecharse del precio al compartir éste con el cómplice.
d) Por cautividad en la guerra, ya que el ciudadano romano mientras se halla en cautiverio
queda reducido a una situación semejante a la del esclavo, con consecuencias análogas; pero
el cautivo sigue siendo considerado como ciudadano romano pues sus derechos no
desaparecen sino que se mantienen en suspenso ya que no puede ejercitarlos; y únicamente
se extinguen las relaciones jurídicas ininterrumpibles, como la posesión y el matrimonio. Sin
embargo, si el prisionero muere siendo cautivo, la suspensión de sus derechos se convierte
en pérdida definitiva, la cual según la teoría de los juristas clásicos, obra con efectos
retroactivos, ya que se considera la muerte como ocurrida en el momento de caer éste
prisionero. Esto en virtud de la ficción de la “Lex Cornelia”, de la época de Sila, para
solucionar el problema que surgía con su herencia, ya que de considerarse que moría siendo
esclavo el testamento que hubiera hecho antes de caer cautivo sería considerado nulo y ni
con testamento ni sin él se le podría heredar, puesto que jurídicamente un esclavo no deja
herencia.
En cambio, si el cautivo se fuga y vuelve a Roma reintégrase en el pleno goce de todos sus
derechos, salvo aquellos que se hayan extinguido por prescripción si ésta se ha realizado en
favor de una tercera persona, caso en el cual puede ejercitar contra dicha persona la acción
“in integrum restitutio” para anular esa prescripción.
Vuelve por tanto a ser en virtud de la ficción del “ius postliminiun”, jurídicamente, padre de sus
hijos, propietario de sus bienes, acreedor de sus deudores y deudor de sus acreedores; es
decir, sujeto de sus propias relaciones jurídicas, como si jamás se hubiera hallado prisionero.
Capitis Deminutio Media: La capitis deminutio media la sufre el individuo que pierde la
ciudadanía y como consecuencia la familia, lo cual ocurre:
a) Con el que sufre la interdicción del agua y del fuego, o sea el exilio.
b) Con el que ha sido condenado a la deportación en una isla.
Esta capitis deminutio no extingue la personalidad jurídica del individuo pues subsiste la
libertad, ya que el individuó que la sufre deja de ser ciudadano romano y pasa a ser peregrino,
lo cual desmejora su personalidad jurídica. Pero, en el caso del peregrino que adquiere la
ciudadanía romana, que también se considera que sufre esta capitis deminutio, su
personalidad jurídica, por lo contrario, mejora.
No hay que confundir, la pena de deportación con la pena de relegación en una isla, porque
esta última no hace perder la ciudadanía romana por ser una pena temporal, en tanto que la
deportación sí hace perder la condición de ciudadano por ser una pena perpetua.
El emperador puede, sin embargo, acordarle al deportado como una gracia la restitución, que
puede ser de dos clases: la restitutio simple, si el deportado sólo vuelve a adquirir el derecho
de ciudadanía; y, la restitutio per omnia o entera, cuando el deportado además de recobrar su
derecho de ciudadanía, recobra su condición anterior, o sea todos sus derechos familiares y
patrimoniales.
Capitis Deminutio Mínima: La capitis deminutio mínima consiste en un cambio de familia, lo
cual ocurre en los siguientes casos:
a) Cuando un paterfamilias se da en adrogación a otro paterfamilias.
b) Cuando son legitimados los hijos habidos de un concubinato.
c) Cuando al hijo emancipado le es revocada la emancipación.
d) La mujer que al contraer matrimonio cayera in manu mariti.
e) El hijo de familia que por cualquier causa ha sido cedido in mancipium por su paterfamilias
a otro paterfamilias.
f) El hijo de familia que ha sido dado en adopción por su paterfamilias a otro paterfamilias.
g) El hijo de familia que ha sido emancipado por su paterfamilias.
No hay capitis deminutio mínima en el caso del esclavo liberado por su amo, así como
tampoco en el caso del hijo que se hace sui iuris por la muerte, la esclavitud o la pérdida de la
ciudadanía de su paterfamilias o por su propia elevación a ciertas dignidades.
Efectos de la Capitis Deminutio
Cualquiera que sea la causa, la capitis deminutio consiste siempre en la extinción de la
personalidad jurídica de quien la sufre y produce por tanto el mismo efecto que es la pérdida
de los derechos de la persona civil, de lo cual resultan las consecuencias siguientes:
1) El parentesco de agnación se rompe. El capitis minutus sale de su familia y por lo tanto
pierde los derechos de sucesión, de tutela y de curatela, que van unidos a su condición de
agnado. La capitis deminutio del patrono o del manumitido extingue también los derechos de
patronato.
2) El capitis minutus pierde todos los bienes que componían su patrimonio. Estos
bienes son adquiridos por el señor, cuando haya caído en esclavitud; por el Estado, cuando
ha sido a consecuencia de una condena que ha perdido la libertad o, la ciudadanía y que lleva
consigo la confiscación de los bienes; y por el adrogante o por el marido, en caso de
adrogación o de que la mujer caiga in manu mariti. Pero, los derechos de usufructo y de uso
que están como atados a la persona del capitis minutus, terminan con él.

3) Las deudas del capitis minutus se extinguen.  Por razones de orden público,
subsisten solamente las deudas que resulten de los delitos que hubiere
cometido antes de caer en capitis deminutio. La capitis deminutio
extingue la personalidad jurídica para el derecho civil, pero no para el
derecho natural, pues sigue subsistiendo para este último; de allí que el
capitis minutus conserve los derechos de Cognación agregados al
parentesco natural, quedando además obligado para con sus acreedores
de acuerdo con el derecho natural. Los derechos públicos y políticos se
respetan también por la capitis deminutio y si los pierde, como ocurre en
el caso de la capitis deminutio máxima y media, es porque en ambas deja
de ser ciudadano. La extinción de las deudas del capitis minutus era un
resultado molesto e injusto para los acreedores, y por ello el pretor
remedió esta situación estableciendo que si se trataba de una capitis
deminutio mínima, se consideraba como no existente y restituía a los
acreedores sus acciones contra el capitis minutus; y en caso de capitis
deminutio máxima o media, los acreedores pueden ejercer sus acciones
contra aquellos que han recogido los bienes del deudor reducido a
esclavitud o privado del derecho de ciudadanía.
BIBLIOGRAFÍA
Hurtado, A. (2001). Lecciones de Derecho Romano. Caracas: Editorial Buchivacoa, Vol. I.
Ontiveros, P. (2006). Derecho Romano I y II. Caracas: Editorial Distribuidora Rikel.

También podría gustarte