La Gestación de Un Ideal de SIMÓN BOLÍVAR

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La gestación de un ideal de SIMÓN BOLÍVAR.

Evidentemente, tal propósito y convicciones no habían nacido en Bolívar de


forma espontánea o repentina; el fervor del momento y sus conversaciones
con importantes intelectuales (empezando por su maestro Simón
Rodríguez) le habían hecho comprender la injusticia que entrañaba el
sometimiento de América al yugo de España. Tras tener noticia de las
fallidas expediciones libertadoras de Francisco de Miranda en Ocumare y la
Vela de Coro, Bolívar decidió emprender el viaje de vuelta.

Tras una corta estancia en Estados Unidos, Bolívar regresó a mediados de


1807 a Caracas, donde hubo de retomar sus antiguas ocupaciones de
hacendado. José Antonio Briceño, un vecino de tierras y fincas, le esperaba
con un cerco en sus tierras; tal asunto debía resolverse cuanto antes. Pese
al fracaso, las incursiones de Miranda habían tenido la virtud de adherir
algunos caraqueños al proyecto emancipador; sin embargo, la gran
mayoría de los criollos se conformaba con rebelarse pasivamente violando
las normas que se dictaban desde España.

En 1808 Bolívar se había ya incorporado a las actividades conspirativas.


Ese mismo año tuvieron lugar gravísimos sucesos en la metrópoli:
Napoleón invadió la península, mantuvo retenidos en Bayona a Carlos IV y a
su hijo Fernando VII y dio la corona a su hermano José I Bonaparte. Tal
usurpación desencadenó la Guerra de la Independencia Española (1808-
1814), convulsa etapa en la que los continuos combates contra el invasor y
el rechazo popular al impuesto rey francés ocasionaron un vacío de poder
en España, cubierto apenas con el establecimiento en Sevilla de la Junta
Suprema de España e Indias (27 de mayo de 1808).

La situación era propicia para que Martín Tovar y Ponte, entonces alcalde
de Caracas, presentara a la Capitanía General un proyecto para crear una
junta de gobierno adscrita a la Junta Suprema de Sevilla, expresando así
las demandas criollas de participación política. En un comienzo, las
autoridades coloniales se mostraron reacias al proyecto, pero
posteriormente, ante el vacío de poder que se había producido, decidieron
pactar con los conspiradores. Enterado de la situación, Bolívar abrió las
puertas de una casa de verano familiar (la Cuadra de Bolívar) para acoger
las reuniones. Se negó categóricamente a participar en cualquier alianza;
para él, debía clamarse por la emancipación absoluta.

En las vísperas del jueves santo de 1810, arribaron a la ciudad los


comisionados del nuevo Consejo de Regencia de Cádiz, órgano de gobierno
que actuaba en la península en sustitución de Fernando VII, tras haber
relevado a la Junta Suprema. Fueron recibidos por Vicente Emparan, máxima
autoridad colonial en tanto que gobernador y capitán general de Venezuela,
pero al día siguiente los criollos lo sitiaron y lo obligaron a dirigirse al
cabildo. La mitología venezolana recoge de esta fecha (19 de abril de 1810)
el instante en el cual Vicente Emparan se asomó al balcón del cabildo de
Caracas para interrogar al pueblo enardecido acerca de su predisposición a
continuar aceptando su autoridad, con el clérigo José Cortés de Madariaga
detrás de él haciendo señas con el dedo al pueblo para que negasen. Tras
un rotundo "¡No!" por parte de la población, Vicente Emparan cedió: "Pues
yo tampoco quiero mando".
Comenzaba así la famosa revuelta caraqueña que, sin proponérselo, daba
inicio al proceso de independencia de Venezuela. Se constituyó la Junta
Suprema de Venezuela, órgano gubernativo teóricamente fiel al rey
Fernando VII que, entre otras disposiciones, nombró a Simón Bolívar
coronel de infantería y le asignó la tarea de viajar a Londres, en compañía
de Andrés Bello y Luis López Méndez, en busca de apoyos para el nuevo
gobierno.
En Londres fueron recibidos por el ministro de Asuntos Exteriores, Lord
Wellesley, quien después de varias entrevistas terminó por mantenerse
neutral frente a la situación. Bolívar, a pesar de ver frustrado el intento,
encontró en esta coyuntura una reorientación y clarificación de sus ideas
sobre la emancipación de la América Latina. El momento clave fue su
entrevista en Londres con Francisco de Miranda, ideólogo y visionario de la
independencia de América, quien ya había ideado, entre otras cosas, un
proyecto para la construcción de una gran nación llamada «Colombia», que
había de reunir en su seno a todas la antiguas colonias, desde México hasta
Chile y Argentina. Bolívar se empapó de las ideas del gran precursor y las
reformuló a lo largo de una campaña que duraría veinte años.

Bolívar regresó a Caracas convencido de la misión que había decidido


atribuirse. Miranda no tardaría en seguirlo; su figura era algo mítica entre
los criollos, tanto por el largo tiempo que había pasado en el exterior como
por su participación en la independencia de Norteamérica y en la
Revolución Francesa. Casi nadie lo conocía, pero Bolívar, convencido de la
utilidad de Miranda para la empresa que se iniciaba, lo introdujo en la
Sociedad Patriótica de Agricultura y Economía, creada en agosto de 1810.

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