Aberastury Resumen

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 10

LA ADOLESCENCIA NORMAL

Arminda Aberastury – Mauricio Knobel

Capítulo 1: El adolescente y la libertad

Entrar en el mundo de los adultos , deseado y temido, significa para el adolescente la


pérdida definitiva de su condición de niño. Es un momento crucial y la etapa decisiva de un
proceso de desprendimiento que comenzó con el nacimiento.
Los cambios psicológicos que se producen en este período y que son el correlato de
cambios corporales, llevan a una nueva relación con los padres y con el mundo. Ello sólo es
posible si se elabora lenta y dolorosamente el duelo por el cuerpo del niño, por la identidad
infantil y por la relación con los padres de la infancia.
La pérdida que debe aceptar el adolescente por la pérdida del cuerpo es doble: la de
su cuerpo de niño cuando los caracteres sexuales secundarios lo ponen en evidencia de su
nuevo status y la aparición de la menstruación en la niña y el semen en el varón, que les im-
ponen el testimonio de la definición sexual y del rol que tendrán que asumir, no solo en la
unión con la pareja sino también en la procreación.
No solo el adolescente padece este largo proceso sino que los padres tienen dificulta-
des para aceptar el crecimiento a consecuencia del sentimiento de rechazo que experimentan
frente a la genitalidad y a la libre expresión de la personalidad que surge de ella.

Capítulo 2: El síndrome de la adolescencia normal

Normalidad y patología en la adolescencia

Este período de la vida, como todo fenómeno humano, tiene su exteriorización carac-
terística dentro del marco cultural-social en el cual se desarrolla. El elemento sociocultural
influye con un determinismo específico en las manifestaciones de la adolescencia, pero tam-
bién tenemos que tener en cuenta que tras esa expresión socio cultural existe un basamento
psicobiológico que le da características universales.
La adolescencia está caracterizada fundamentalmente por ser un período de transi-
ción entre la pubertad y el estadio adulto del desarrollo y que en las diferentes sociedades este
período puede variar como varía el reconocimiento de la condición adulta que se la da al indi-
viduo. Existe como base de todo este proceso la característica propia del proceso adolescente
en sí, es decir, una situación que obliga al individuo a reformularse los conceptos que tiene
acerca de si mismo y que lo lleva a abandonar su auto imagen infantil y a proyectarse en el
futuro de su adultez.
El problema de la adolescencia debe ser tomado como un proceso universal de cam-
bio, de desprendimiento, pero que se teñirá con connotaciones externas peculiares de cada
cultura que lo favorecerán o dificultarán, según las circunstancias.

Definición de adolescencia  Etapa de la vida durante la cual el individuo busca


establecer su identidad, apoyándose en las primeras relaciones objetales-
parentales internalizadas y verificando la realidad que el medio social le ofrece, me-
diante el uso de los elementos biofísicos en desarrollo a su disposición y que a su vez
tienden a la estabilidad de la personalidad en un plano genital, lo que sólo es posible
si se hace el duelo por la identidad infantil.

Psicología del Desarrollo del Adolescente, el Joven y el Adulto  Lic. Prof. Adriana A. Fontana
1
El proceso de duelo es básico y fundamental. La estabilización de la personalidad no
se logra sin pasar por un cierto grado de conducta “patológica” que debemos considerar inhe-
rente a la evolución normal de esta etapa de la vida.
El concepto de normalidad no es fácil de establecer, ya que en general varía en rela-
ción con el medio socioeconómico, político y cultural. La normalidad se establece sobre las
pautas de adaptación al medio.
Anna Freud dice que es muy difícil señalar el límite entre lo normal y lo patológico en
la adolescencia y considera que en realidad toda la conmoción de este periodo de la vida debe
ser estimada como normal, señalando además que seria anormal la presencia de un equilibrio
estable durante el proceso adolescente.
Los procesos de duelo obligan a actuaciones que tienen características defensivas, de
tipo psicopático, fóbico o contrafóbico, maniaco o esquizoparanoide, según el individuo y sus
circunstancias. Es por ello que se puede hablar de una verdadera patología normal del ado-
lescente, en el sentido de que precisamente este exterioriza sus conflictos de acuerdo con su
estructura y sus experiencias.
La adolescencia es proceso, desarrollo y que por lo tanto su aparente patología debe
admitirse y comprenderse para ubicar sus desviaciones en el contexto de la realidad humana
que nos rodea.
La mayor o menor anormalidad de este síndrome normal se deberá en gran parte a
los procesos de identificación y de duelo que haya podido realizar el adolescente. En la me-
dida que vaya elaborando los duelos, que son en última instancia los que llevan a la identifi-
cación, el adolescente verá su mundo interno mejor fortificado y entonces esta normal
anormalidad será menos conflictiva y por lo tanto menos perturbadora.

Sintomatología

1. búsqueda de si mismo y de la identidad


2. tendencia grupal
3. necesidad de intelectualizar y fantasear
4. crisis religiosas
5. desubicación temporal
6. evolución sexual manifiesta que va desde el autoerotismo hasta la heterosexua-
lidad.
7. actitud social reivindicatoria
8. contradicciones sucesivas en todas las manifestaciones de la conducta
9. separación progresiva de los padres
10. constantes fluctuaciones del humor y del estado de animo

1. Búsqueda de si mismo y de la identidad

El poder llegar a utilizar la genitalidad en la procreación es un hecho biopsicodinamico


que determina una modificación esencial en el proceso del logro de la identidad adulta y
que caracteriza la turbulencia e inestabilidad de la identidad adolescente. El acontecimien-
to de la maduración genital, psicodinamicamente considerado, junto con la reactivación de
todas las etapas pregenitales de la evolución libidinal y con la interacción tumultuosa de
los procesos psicológicos básicos de disociación, proyección, introyección e identificación
irán estableciendo, de una manera algo confusa al principio y mas estructurada después, la
personalidad mas o menos definida  el proceso de individuación.

Concepto de sí mismo: La idea del si mismo o del self es el conocimiento de la indivi-


dualidad biológica y social, del ser psicofísico en su mundo circundante.
Psicología del Desarrollo del Adolescente, el Joven y el Adulto  Lic. Prof. Adriana A. Fontana
2
La consecuencia final de la adolescencia seria un conocimiento del si mismo con en-
tidad biológica en el mundo, el todo como biopsicosocial de cada ser en ese momento de
la vida. Al concepto del self se une el conocimiento del substrato físico y biológico de la
personalidad. El cuerpo y el esquema corporal son dos variables íntimamente relacionadas
que no deben desconocerse en la ecuación del proceso de definición del si mismo y de la
identidad.
El esquema corporal es la representación mental que el sujeto tiene de su propio
cuerpo como consecuencia de sus experiencias en continua evolución. Esta noción del in-
dividuo se va estableciendo desde los primeros movimientos dinámicos de disociación,
proyección e introyección que permiten el conocimiento del self y del mundo exterior, es
decir del mundo interno y externo. Aquí son de fundamental importancia los procesos de
duelo con respecto al cuerpo infantil.
El adolescente necesita darle a todos los cambios una continuidad dentro de la per-
sonalidad, por lo que se establece una búsqueda de un nuevo sentimiento de continuidad
y mismidad  la identidad consiste en la capacidad del yo de mantener la mismidad y la
continuidad frente a un destino cambiante.
En esta búsqueda de identidad el adolescente recurre a las situaciones que se presen-
tan como más favorables en el momento. Una de ellas es la uniformidad que brinda segu-
ridad y estima personal. Ocurre aquí el proceso de doble identificación masiva, en donde
todos se identifican con cada uno y que explica el proceso grupal del que participa el ado-
lescente.
La búsqueda de su identidad puede llevar al adolescente a adoptar distintas identida-
des. Las identidades transitorias son las adoptadas durante un cierto periodo, como por
ejemplo el lapso de machismo en el varón o de la precoz seducción histeroide en la niña,
las identidades ocasionales son las que se dan frente a situaciones nuevas, como por
ejemplo en el primer encuentro con una pareja, el primer baile, etc. y las identidades cir-
cunstanciales son las que conducen a identificaciones parciales transitorias que suelen
confundir al adulto. Este tipo de identidades son adoptadas sucesiva o simultáneamente
por los adolescentes según las circunstancias, son aspectos de la identidad adolescente y
que surgen relacionadas con el proceso de separación de los padres.
Los procesos de identificación que se han ido llevando a cabo en la infancia mediante
la incorporación de imágenes parentales buenas y malas, son los que permitirán una mejor
elaboración de las situaciones cambiantes que se hacen difíciles durante este periodo. El
proceso de duelo que se efectúa necesita tiempo para ser realmente elaborado y no tener
las características de una actuación de tipo maniaco o psicopático, lo que explica que el
verdadero proceso de entrar y salir de la adolescencia sea tan largo y no siempre plena-
mente logrado. Las fuerzas necesarias para superar estos micro duelos se obtienen de las
primeras figuras introyectadas que forman la base del yo y del superyo, de este mundo in-
terno del self. La integración del yo se produce por la elaboración del duelo por partes de
si mismo y por sus objetos.
La identidad adolescente es la que se caracteriza por el cambio de relación del indivi-
duo básicamente con sus padres (externos – reales y a la relación con las figuras parenta-
les internalizadas) Dentro del continuum de su identidad los elementos biológicos intro-
ducen una modificación irreversible: ya no se volverá a tener jamás el cuerpo infantil.
Aunque todo el proceso evolutivo esta jalonado de micro duelos, aquí se inicia un duelo
mucho mas evidente y significativo, al cual acompañaran los duelos por el rol y la identidad
infantiles (junto con el duelo por la bisexualidad) y por esos padres de la infancia a quiénes
tanto se los necesitaba y de quienes se podía depender. La presencia concreta, externa de
los padres empieza a hacerse innecesaria. La separación de estos ahora no solo es posible
sino ya necesaria. Las figuras parentales están internalizadas, incorporadas a la personali-
dad del sujeto y este puede iniciar su proceso de individuación.

Psicología del Desarrollo del Adolescente, el Joven y el Adulto  Lic. Prof. Adriana A. Fontana
3
2. La tendencia grupal

En su búsqueda de identidad adolescente, el individuo recurre como comportamien-


to defensivo a la búsqueda de uniformidad. Hay un proceso de sobre identificación masi-
va, en donde todos se identifican con cada uno. A veces el proceso es tan intenso que la
separación del grupo parece casi imposible y el individuo pertenece más al grupo de coe-
táneos que al familiar (moda, vestimentas, costumbres, preferencias, etc.).
En otro nivel las actuaciones del grupo y de sus integrantes representan la oposición a
las figuras parentales y una manera activa de determinar una identidad distinta del medio
familiar.
El fenómeno grupal adquiere una importancia trascendental ya que se transfiere al
grupo gran parte de la dependencia que anteriormente se mantenía con la estructura
familiar y con los padres en especial. El grupo constituye así la transición necesaria en el
mundo externo para lograr la individuación adulta. El grupo resulta útil para las disocia-
ciones, proyecciones e identificaciones que siguen ocurriendo en el individuo. La utiliza-
ción de los mecanismos esquizoparanoides es muy intensa durante la adolescencia y el fe-
nómeno grupal favorece la instrumentación de los mismos. En el fenómeno grupal, el ado-
lescente busca un líder al cual someterse o si no se erige él en líder para ejercer el poder
del padre o de la madre.
El fenómeno grupal facilita la conducta psicopatica normal en el adolescente. El acting
out motor producto del descontrol frente a la perdida del cuerpo infantil se une al acting
out afectivo, aparecen entonces conductas de desafecto, de crueldad, de indiferencia, etc.
típicas de la psicopatía, pero normales de la adolescencia.

3. Necesidad de intelectualizar y fantasear

Es una de las formas típicas del pensamiento adolescente. La necesidad que la reali-
dad impone de renunciar al cuerpo, al rol y a los padres de la infancia así como a la bise-
xualidad que acompañaba a la identidad infantil, enfrenta al adolescente con una vivencia
de fracaso o de impotencia frente a la realidad externa. Esto lo obliga a recurrir al pensa-
miento para compensar las pérdidas que ocurren dentro de si mismo y que no puede evi-
tar. El fantasear y el intelectualizar sirven como mecanismos defensivos frente a estas si-
tuaciones de perdida tan dolorosas.
La intelectualización y el ascetismo han sido señalados por A. Freud como manifesta-
ciones defensivas típicas de la adolescencia. La función del ascetismo es mantener al ello
dentro de ciertos límites por medio de prohibiciones y la función de la intelectualización
consistiría en ligar los fenómenos instintivos con contenidos ideativos y hacerlos así acce-
sibles a la conciencia y fáciles de controlar.
Tal huida al mundo interior permite una especie de reajuste emocional, un “autismo”
positivo en el que se da un incremento de la intelectualización que lleva a la preocupación
por principios éticos, filosóficos y sociales, una teorizacion acerca e las grandes reformas
que pueden ocurrir en el mundo exterior. Este mundo exterior se va diferenciando cada
vez más del mundo interno y por lo tanto sirve también para defenderse de los cambios
incontrolables de este último y del propio cuerpo. Surgen entonces las grandes teorías filo-
sóficas, los movimientos políticos, las ideas de salvar a la humanidad, etc. También es en-
tonces cuando el adolescente comienza a escribir versos, novelas, cuentos, y se dedica a
actividades literarias, artísticas, etc.

4. Las crisis religiosas

Psicología del Desarrollo del Adolescente, el Joven y el Adulto  Lic. Prof. Adriana A. Fontana
4
El adolescente puede manifestarse como un ateo exacerbado o como un místico muy
fervoroso, como situaciones extremas. Es común observar que un mismo adolescente pasa
incluso por periodos místicos o por periodos de un ateismo absoluto. Esto concuerda con
toda la situación cambiante y fluctuante de su mundo interno.

Las tan frecuentes crisis religiosas no son un mero reflejo caprichoso de lo místico sino
intentos de solución de la angustia que vive el yo en su búsqueda de identificaciones po-
sitivas y del enfrentamiento con el fenómeno de la muerte definitiva de parte de su yo
corporal. Además comienza a enfrentar la separación definitiva de los padres y también la
aceptación de la posible muerte de los mismos. El adolescente puede tener tanta necesi-
dad de hacer identificaciones proyectivas con imágenes muy idealizadas que le aseguren la
continuidad de la existencia de si mismo y de sus padres infantiles. La figura de la divini-
dad, de cualquier tipo de religión puede presentar para el una salida mágica de este tipo.

5. La Desubicación temporal

El adolescente vive con una cierta desubicación temporal, convierte el tiempo en


presente y activo como un intento de manejarlo. Las urgencias son enormes y a veces las
postergaciones son aparentemente irracionales. Por ejemplo: el padre que recrimina a su
hijo que estudie porque tiene un examen inmediato y se encuentra desconcertado ante la
respuesta del adolescente.- pero si tengo tiempo... si el examen es recién mañana .- Es el
caso igualmente desconcertante para los adultos el de la joven adolescente que llora an-
gustiada frente a su padre quejándose de la actitud desconsiderada de la madre que no
contempla sus necesidades inmediatas de tener ese vestido nuevo para el baile que se va a
efectuar dentro de ... tres meses.
A las dificultades del adolescente para diferenciar externo-interno, adulto-infantil, debe
agregársele la dificultad para diferenciar entre presente-pasado-futuro.
Como defensas, el adolescente, espacializa el tiempo, para poder manejarlo, vivien-
do su relación con el mismo como con un objeto. Con este tiempo-espacio-objeto puede
manejarse en forma fóbica-obsesiva. Si se niega el pasaje del tiempo puede conservarse el
niño adentro del adolescente como un objeto muerto-vivo. Esto esta relacionado con el
sentimiento de soledad tan típico de los adolescentes, que presentan esos periodos en que
se encierran en sus cuartos, se aíslan y retraen. Estos momentos de soledad suelen ser ne-
cesarios para que afuera pueda quedar el tiempo pasado, el futuro y el presente converti-
dos así en objetos manejables.
Mientras esto ocurre, la noción temporal del adolescente es de características fun-
damentalmente corporales o rítmicas, es decir basadas en el tiempo de comer, de satisfa-
cer necesidades físicas, de dormir, etc., ese es el que denomino tiempo vivencial o experi-
mental. Agrego además la conceptualización del tiempo, que implica la noción discrimina-
da de pasado, presente y futuro, con la aceptación de la muerte de los padres y la perdida
definitiva de su vinculo con ellos y la propia muerte.
Los primeros intentos discriminativos temporales se efectúan a nivel corporal, por Ej.
“cuando era chico (pasado)” “cuando sea grande (futuro)”.
Cuando el adolescente puede reconocer su pasado y formular proyectos de futuro
con capacidad de espera y elaboración en el presente supera gran parte de la problemá-
tica adolescente.

6. La evolución sexual desde el autoerotismo hasta la heterosexualidad

Se puede describir un oscilar permanente entre la actividad de tipo masturbatorio y


los comienzos del ejercicio genital, de tipo preparatorio y exploratorio, que la verdadera
genitalidad procreativa, que solo se da con la correspondiente capacidad de asumir el rol
parental, recién en la adultez.

Psicología del Desarrollo del Adolescente, el Joven y el Adulto  Lic. Prof. Adriana A. Fontana
5
Al ir aceptando su genitalidad inicia la búsqueda de la pareja en forma tímida pero
intensa. Comienzan los contactos superficiales, las caricias (cada vez mas profundas y mas
intimas) que llenan la vida sexual adolescente. El enamoramiento apasionado ocurre en la
adolescencia temprana y suele ser de gran intensidad (amor a primera vista), que no solo
puede no ser correspondido sino que incluso puede ser totalmente ignorado por la parte
amada de la pareja, como ocurre cuando ese ser amado es una figura idealizada (un actor
de cine, etc.).
La aceptación de la genitalidad surge con fuerza en la adolescencia impuesta por la
presencia difícil de negar de la menstruación o de la aparición del semen. Ambas funcio-
nes fisiológicas que maduran en este periodo de la vida imponen al rol genital la procrea-
ción y la definición sexual correspondiente.
Son las fantasías de penetrar o de ser penetrada el modelo de vinculo que se va a man-
tener durante toda la vida ulterior del sujeto, como expresión de lo masculino y de lo fe-
menino. Para ello las figuras de la madre y del padre son fundamentales y esenciales. La
ausencia o déficit de la figura del padre va a ser la que va a determinar la fijación en la ma-
dre y por lo tanto va a ser el origen de la homosexualidad tanto del hombre como de la
mujer.
Podemos ver el fenómeno de la evolución del autoerotismo a la heterosexualidad
(masturbación primero, como fase genital previa: actividad lúdica que lleva al aprendizaje,
que es el aprendizaje lúdico del otro sexo a través del toqueteo, bailes, juegos, deportes,
etc. lo que constituye también una forma de exploración.)
Cabe también aquí el problema de la curiosidad sexual expresada en el interés por las
revistas porno, el exhibicionismo y el vouyerismo se manifiestan en la vestimenta, cabello,
tipo de bailes, etc.
Es durante la adolescencia y como aspectos de la elaboración de la situación edípica
que pueden verse aspectos de conducta femeninas en el varón y viceversa, que son ex-
presiones de una bisexualidad no resuelta. Al ir elaborando el complejo de Edipo, en el va-
rón aparecen idealizaciones del padre que adquiere entonces las características de un ser
bueno y poderoso que permite visualizar los sentimientos que tiene el adolescente hacia
su padre real y que va a poder manejar en la relación adulta con el mismo. Puede identifi-
carse entonces con los aspectos positivos del padre, superar el temor a la castración por
medio de realizaciones y logros diversos, completar sus estudios o su aprendizaje del tra-
bajo, aceptar sus progresos que son los que le mostraran que es en realidad el mismo
quien tiene potencia y capacidad creativa.
En la niña, al elaborar su situación edípica, puede aceptar la belleza de sus atributos
femeninos y también realizarse en el trabajo o en el estudio de una manera netamente
femenina, aceptando que su cuerpo no ha sido destruido ni vaciado pudiendo entonces
identificarse con los aspectos positivos de la madre. Hay por supuesto un fenómeno espe-
cífico de la mujer que es el de la menarca vivida como algo peligroso, dañino y que refuer-
za todas las fantasías destructivas y persecutorias.
Es normal que en la adolescencia aparezcan periodos de predomino de aspectos fe-
meninos en el varón y masculinos en la niña. Es necesario tener siempre presente el con-
cepto e bisexualidad y aceptar que la posición heterosexual adulta exige un proceso de
fluctuaciones y aprendizaje en ambos roles.
En la búsqueda de definición genital el adolescente suele tener que pasar por periodos
de homosexualidad, que pueden ser la expresión de una proyección de la bisexualidad
perdida y anhelada en otro individuo del mismo sexo. De esta manera podrá en su fantasía
recuperar el sexo que esta perdiendo en su proceso de identificación genital. Estas expe-
riencias de exploración tienen como finalidad encontrar órganos capaces de reproducir la
relación perdida con la madre, van a ir configurando en el esquema corporal la imagen del
aparato genital, formando además una identidad genital adulta con capacidad procreativa,
independencia real y capacidad de formar una pareja estable en su propio espacio y en su
propio mundo.

Psicología del Desarrollo del Adolescente, el Joven y el Adulto  Lic. Prof. Adriana A. Fontana
6
7. Actitud social reivindicatoria

No todo el proceso de la adolescencia depende del adolescente mismo. La constela-


ción familiar es la primera expresión de la sociedad que influye y determina gran parte
de la conducta de los adolescentes. La misma situación edípica que viven los adolescentes
la viven sus padres. Es sabido que muchos padres se angustian y atemorizan frente al cre-
cimiento de sus hijos, reviviendo sus propias situaciones edípicas conflictivas. Stone y
Church denominan a este fenómeno “ambivalencia dual”.
También la sociedad interviene activamente en la situación conflictiva adolescente.
Las primeras identificaciones son las que se hacen con las figuras parentales pero el medio
en que vive determina nuevas posibilidades de identificaciones e incorporación de una
gran cantidad de pautas socioculturales y económicas que no es posible minimizar. La ulte-
rior aceptación de la identidad esta forzosamente determinada por un condicionamiento
entre individuo y medio que es preciso reconocer. La conducta del adolescente es mol-
deada por la sociedad y la cultura.
No es una simple casualidad que la entrada a la pubertad esté tan señalada en casi
todas las culturas. Los llamados ritos de iniciación son muy diversos, aunque tienen fun-
damentalmente siempre la misma base: la rivalidad que los padres del mismo sexo sienten
al tener que aceptar como a sus iguales y posteriormente incluso admitir la posibilidad de
ser reemplazados por los mismos a sus hijos, que así se identifican con ellos. Es muy cono-
cida la rigidez de algunos padres, las formalidades que exigen a la conducta de sus hijos
adolescentes, las limitaciones brutales que se suelen imponer. También es conocida la
contradicción de nuestra sociedad contemporánea donde las posibilidades materiales para
el ser humano son enromes y donde sin embrago todo se le hace prácticamente imposible
para el adolescente.
El fenómeno de la subcultura adolescente se expande y se contagia como un signo de
rebelión. La actitud social reivindicatoria del adolescente se hace imprescindible. La socie-
dad impone restricciones a la vida del adolescente. Él trata de modificar la sociedad que
por otra parte esta viviendo modificaciones intensas. El mundo adulto se siente amenaza-
do por los jóvenes que van a ocupar su lugar y que por tanto son reactivamente desplaza-
dos. Muchas veces las oportunidades para los adolescentes capaces están muy restringi-
das y en no pocas oportunidades él tienen que adaptarse sometiéndose a las necesidades
que el mundo adulto le impone.
En la medida que el adolescente no encuentre el camino adecuado para su expresión
vital y la aceptación de una posibilidad de realización, no podrá ser nunca un adulto satis-
fecho.
Frente al adolescente individual, es necesario no olvidar que gran parte de la oposi-
ción que se vive por parte de los padres es trasladada al campo social. Además, gran par-
te de la frustración que significa hacer el duelo por los padres de la infancia, se proyecta en
el mundo externo, De esta manera, el adolescente siente que no es el él que cambia, quien
abandona su cuerpo y su rol infantil, sino que son sus padres y la sociedad las que se nie-
gan a seguir funcionando como padres infantiles que tienen para con él actitudes de cui-
dado y protección ilimitados. Descarga entonces contra ellos su odio y desarrolla actitudes
destructivas. Si puede elaborar bien los duelos correspondientes y reconocer la sensación
de fracaso podrá introducirse en el mundo de los adultos con ideas reconstructivas, posi-
tivas.

8. Contradicciones sucesivas en todas las manifestaciones de la conducta

La conducta del adolescente esta dominada por la acción. Él no puede mantener una
línea de conducta rígida, permanente y absoluta, aunque muchas veces lo intenta y la bus-
ca. Una línea de conducta determinada indicaría una alteración de la personalidad del ado-
lescente. Por eso es que hablamos de una normal anormalidad, de una inestabilidad

Psicología del Desarrollo del Adolescente, el Joven y el Adulto  Lic. Prof. Adriana A. Fontana
7
permanente del adolescente. Es el mundo adulto el que no tolera los cambios de conduc-
ta del adolescente.

9. Separación progresiva de los padres

El duelo por los padres de la infancia es uno de los duelos fundamentales que tiene
que elaborar el adolescente. Por lo tanto una de las tareas básicas concomitantes a la
identidad del adolescente es la de ir separándose de los padres, lo que esta favorecido
por el determinismo que los cambios biológicos imponen en este momento del individuo
(por Ej. la capacidad efectora de los genitales).
La presencia internalizada de buenas imágenes parentales, con roles bien definidos y
una escena primaria amorosa y creativa permitirá una buena separación de los padres, un
desprendimiento útil y facilitara el pasaje a la madurez, para el ejercicio de la genitalidad
en el plano adulto. Gran parte de la relación con los padres esta disociada y estos son vivi-
dos como figuras muy malas o muy buenas. Las identificaciones se hacen entonces con
sustitutos parentales. Es así como aparecen relaciones fantaseadas con maestros, héroes
reales o imaginarios, compañeros mayores, etc. que adquieren características parentales y
pueden establecer relaciones que en ese momento satisfacen más.

10. Constantes fluctuaciones del estado de humor y del ánimo

Los fenómenos de depresión y duelo acompañan el proceso identificatorio de la ado-


lescencia. Un sentimiento básico de ansiedad y depresión acompañaran permanente-
mente como substrato a la adolescencia. La cantidad y calidad de la elaboración de los
duelos de la adolescencia determinaran la mayor o menor intensidad de esta expresión y
de estos sentimientos. La realidad no siempre satisface las aspiraciones del individuo y la
sensación de fracaso ante esa búsqueda pueden ser muy intensas y obligar al individuo a
refugiarse en si mismo. He aquí el repliegue autista, sentimiento de soledad y típica situa-
ción de frustración y desaliento y de ese aburrimiento que suele ser tan distintivo del ado-
lescente.
Los cambios de humor es preciso entenderlos sobre la base de los mecanismos de pro-
yección y de duelo por la perdida de objetos, al fallar estos intentos de elaboración, tales
cambios de humor pueden aparecer como microcrisis maníaco depresivas

Resumiendo…
Poder aceptar la anormalidad habitual en el adolescente vista desde la personalidad
idealmente sana o adulta permitirá un acercamiento más productivo a este periodo de la
vida. Podrá determinar el entender al adolescente desde el punto de vista adulto, facilitán-
dole su proceso evolutivo hacia la identidad que busca y necesita.

Capítulo 3 y 4: Adolescencia y psicopatía


Duelo por el cuerpo, la identidad y los padres infantiles.

La patología de estos duelos emparenta la adolescencia con la psicopatía y en ambas la


conducta de los padres puede favorecer o no estas negaciones.
La pérdida que debe enfrentar el adolescente en relación con su cuerpo es doble: la de
su cuerpo de niño (con la aparición de los caracteres sexuales secundarios) y la menstruación y
semen que le imponen la definición sexual (pareja y procreación). Esto exige el abandono de la
fantasía del doble sexo como consecuencia de la bisexualidad básica.

Psicología del Desarrollo del Adolescente, el Joven y el Adulto  Lic. Prof. Adriana A. Fontana
8
Se produce en esta época una actividad masturbatoria intensa como un intento de
descargar las tensiones genitales y también para negar omnipotentemente que se dispone de
un solo sexo y que para la unión se necesita de otra parte (por eso la masturbación siempre
deja un remanente de angustia), tiene el significado de una negación maníaca acompañada de
fantasías de unión.
La elaboración del duelo conduce a la aceptación del rol que la pubertad le marca. Sur-
gen defensas cuyo fin es negar la perdida de la infancia. La angustia y los estados de desper-
sonalización tienen el fin defensivo de no aceptar que es en el propio cuerpo que se están
produciendo esos cambios.

Solo cuando el adolescente es capaz de aceptar los aspectos de niño y de adulto es


cuando puede empezar a aceptar los cambios de su cuerpo y comienza a surgir una nueva
identidad.
Es en esa búsqueda de identidad cuando aparecen patologías que pueden confundirse
con un cuadro psicopático. El psicópata fracasa en la elaboración del duelo y no llega a la iden-
tidad adulta. En el adolescente y en el psicópata la elección de vocación despierta angustias
similares. Lo que traba la decisión no es la falta de capacidad sino la dificultad de renunciar
porque elegir implica perder algo.

Algunos rasgos característicos de las psicopatías y de la adolescencia

El psicópata busca estar con gente porque su forma de comunicación es a través de la


acción y necesita de gente para realizarla. El adolescente por el contrario necesita replegarse
en su mundo, estar solo y desde allí salir a actuar al mundo exterior.

El psicópata es manifiesta la compulsión a actuar y la dificultad para pensar. El adoles-


cente piensa y habla mucho más de lo que actúa. Cree en la comunicación verbal, adquiere un
significado de un preparativo para la acción, no ser escuchado lo frustra y puede conducirlo a
la acción (robar, etc.)

Los duelos

1. Duelo por el cuerpo infantil: el individuo asiste pasivamente a todas las modifica-
ciones que se van dando sobre su cuerpo, creando un sentimiento de impotencia y
desplaza su rebeldía a la esfera del pensamiento. Tiene una mente aun en la infancia
en un cuerpo que se va haciendo adulto.

Esta contradicción produce un verdadero fenómeno de despersonalización. Esta des-


personalización implica una proyección en la esfera de una elucubración altamente
abstracta del pensamiento y explica la relación lábil con objetos reales a los que rápi-
damente pierde, como pierde paulatinamente y progresivamente su cuerpo infantil. La
perdida de los objetos reales se va sustituyendo por símbolos verbales, palabras, estos
símbolos pueden manejarse omnipotentemente y a medida que el pensamiento evo-
luciona lo conceptual simbólico reemplaza cada vez más a lo concreto. La simboliza-
ción fracasa y las ideas tienden a desarrollarse en el plano orgánico, aquí la confusión
puede ser extrema y el adolescente niega su realidad biopsiquica comenzando a actuar
roles fantaseados como verdaderos  conflicto de identidad.

2. Duelo por la identidad y por el rol infantil: hay una confusión de roles ya que al
no poder mantener la dependencia infantil y no poder asumir la independencia adulta,
el adolescente sufre un fracaso de personificación, delegando en los padres las obliga-
Psicología del Desarrollo del Adolescente, el Joven y el Adulto  Lic. Prof. Adriana A. Fontana
9
ciones y responsabilidades y en el grupo la mayoría de sus atributos. Queda su propia
personalidad fuera de todo el proceso de pensamiento. Por los mecanismos de nega-
ción del duelo y de identificación proyectiva con sus coetáneos y sus padres pasa por
periodos de confusión de identidad. El pensamiento comienza a funcionar con las ca-
racterísticas grupales que le permiten mayor estabilidad (por agrandamiento del yo).
La exageración o fijación de este proceso por la no elaboración del duelo por la identi-
dad y por el rol infantil explica las conductas psicopaticas e desafecto y crueldad con el
objeto e induce a la actuación y falta de responsabilidad. El psicópata maneja a las per-
sonas como objetos, con desconsideración y sin culpa.

3. Duelo por los padres de la infancia: la relación de dependencia se va abandonando


paulatina y dificultosamente. Los padres también tienen que elaborar la perdida de
sometimiento infantil de sus hijos. Se produce entonces una interacción de doble due-
lo que dificulta aún más este aspecto en la adolescencia. Se pretende no solo tener a
los padres protectores y controladores sino que se idealiza la relación con ellos bus-
cando un suministro que facilitarían su logro de la independencia. Por Ej. Necesidad
inmediata del adulto familiar (dependencia) para mostrarse como adulto (pseudo in-
dependencia) o la demanda desconsiderada de dinero para mostrarse como un indivi-
duo adulto frente a los demás.

El pensamiento del adolescente esta determinado por un proceso de triple duelo:

1) por el cuerpo infantil


2) por la identidad y el rol infantil
3) por los padres de la infancia

El duelo por la bisexualidad infantil perdida acompaña a estos 3. Se produce básica-


mente un cortocircuito del pensamiento, en el que se observa la exclusión de lo conceptual
lógico mediante la expresión a través de la acción.
El duelo por el cuerpo infantil perdido obliga a una expresión en la acción motora di-
recta.
El duelo por la identidad y el rol infantil permite la actuación afectiva desaprensiva,
pasional o llena de indiferencia, sin consideración racional por los objetos.
El duelo por los padres produce una distorsión de la percepción que facilita la respues-
ta inmediata global e irracional.
Esta triple situación trae consigo también la confusión sexual y de la temporalidad
que caracteriza el pensamiento adolescente.
La elaboración incompleta de los duelos o la no elaboración de alguno de ellos produ-
cirán fijaciones o exageraciones de estos procesos que podrán ser identificados en la conducta
psicopática que pueden ser modificados por tratamiento psicoanalítico.

BIBLIOGRAFÍA
Arminda Aberastury, Mauricio Knobel, Paidos, 2014

Psicología del Desarrollo del Adolescente, el Joven y el Adulto  Lic. Prof. Adriana A. Fontana
10

También podría gustarte