Solemne 2 Todo PDF
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Existen dos nociones que son fundamentales para entender el Derecho: sentido objetivo y
subjetivo.
Conjunto de normas que rigen la vida de los hombres en sociedad y que tienen un carácter
obligatorio.
Coerbilidad: (Posibilidad de hacer uso de la fuerza para que se cumplan las normas). Se trata de
herramientas privativas del Estado y de nadie más. Por ejemplo, en un contexto de toque de
queda. El Estado puede utilizar la fuerza para que el individuo lo cumpla, puede detenerlo,
reducirlo, hasta dispararle.
Coactividad: Es el uso de la fuerza sin más. Se podría decir, entonces, que es una fuerza ilegítima.
Autotutela: Que las personas tomen la fuerza con sus propias manos.
Se refiere a un conjunto de facultades que tiene una persona para hacer algo o para exigir que
otra persona de, haga o deja de hacer algo.
Entre estos dos sentidos, se quiera o no, hay algo en común, caminan juntas, ya que estas
facultades se encuentran consagradas en aquellas normas obligatorias.
• Derecho positivo: es aquel creado por el hombre. [A través del Congreso y Presidente de la
República]. Generalmente, consagra a lo que es el Derecho natural, y, por ende, debe
reconocerle y protegerle.
• Derecho natural: es aquel que emana de la propia naturaleza humana, y que nosotros
conocemos a través de la razón. Es anterior y superior al Estado. Es un conjunto de
valores y principios eternos e inmutables a los que toda persona tiene acceso por su
propia razón. Por ejemplo, el Derecho a la vida.
*** El concepto de ley injusta nace cuando aquella ley dictada por la autoridad va en contra de
los principios de los súbditos y le obliga a cumplirla, lo que le da Derecho a rebelión, porque es
una ley injusta. Por ejemplo, en el asunto del aborto, ni siquiera el Estado puede obligar a una
persona que no quiere hacerse un aborto, a hacerlo. ***
Las facultades y potestades jurídicas inherentes. Para que la facultad sea admisible debe estar
consagrada en el Derecho objetivo (la ley).
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Como punto aparte no basta que el Derecho objetivo consagre el Derecho de propiedad. Para que
exista, debe ocurrir un hecho, como, por ejemplo, la compraventa.
Existen:
Hechos de la naturaleza: hechos que producen efectos jurídicos y hechos que no producen
efectos jurídicos.
Hechos del hombre: hechos que producen efectos jurídicos, estos se dividen en voluntarios con
intención de acto jurídico, como un contrato y sin intención de acto jurídico, como un delito; y
por el contrario de los voluntarios están los involuntarios que pasan a ser cuasidelitos, donde se
tiene culpa, pero no se tiene intención alguna; y por contrario a hechos que producen efectos
jurídicos, tenemos los hechos que no producen efectos jurídicos.
Los hechos que NO tienen consecuencias jurídicas se llaman hechos simples o materiales.
¿Cómo se clasifican? (Están dentro de lo que corresponde al código civil, artículo 1439 y
siguientes).
a) Unilateral: Es aquel en la que interviene la voluntad de una sola persona. Por ejemplo, un
testamento.
b) Bilateral: Son aquellos en los que interviene la voluntad de dos o más personas. Puede tener
como objetivo crear, modificar o extinguir Derechos. Cuando está destinado a crear Derechos,
recibe el nombre de contrato. Esto es importante, porque en Roma había una definición
particular de contrato, que era: acto jurídico bilateral destinado a crear Derechos. Nombrado y
sancionado por el Derecho Civil Romano. ¿Por qué? Porque en Roma para que un acto jurídico
bilateral destinado a crear Derechos fuese contrato, debía estar en el código civil Romano. En
Roma existía un catálogo de contratos, así que, si no estaba en él, no tenía la calidad de
contrato, sino que era un pacto: que es un acto jurídico bilateral destinado a crear Derechos que
no se encuentra ni nombrado ni sancionado en el Derecho Civil Romano y por esta razón recibía
el nombre de pacto nudo, que se encontraba desprovisto de acciones.
De todo el Derecho subjetivo surge una acción: herramienta jurídica para el amparo de los
Derechos, esto implica que nosotros no podemos hacer justicia por nuestras propias manos, sino
que es el Estado quien tiene la obligación de protegernos cuando nuestros Derechos son
vulnerados (demandante); y una excepción (demandado) quien debe defenderse para dejar sin
efecto la acusación, es decir, se opone a la acción.
Obligación civil: aquella que da acción para exigir su cumplimiento. Se trata de una obligación civil.
Obligación natural: aquella que no da acción para exigir su cumplimiento, pero que, cumplida al
acreedor, da a esta excepción para retener lo que se haya dado o pagado en razón de ella. ***
En el sistema jurídico chileno, a través del art. 1545 y el art. 1437 en adelante, no existe
diferencia entre el pacto y el contrato, sino que todas son obligaciones que se deben cumplir.
Todo contrato legalmente celebrado será principio de la autonomía de la voluntad humana.
Hay un acto jurídico bilateral que extingue derechos y obligaciones y este es el pago.
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- Los actos jurídicos gratuitos: son aquellos que en los que se porque persigue el beneficio de una
solas de las partes. Por ejemplo: la donación.
- Los actos jurídicos oneroso: es aquel que persigue el beneficio de todas las partes que
intervienen a él. Este, a su vez, puede ser oneroso conmutativo u oneroso aleatorio.
- Oneroso aleatorio: Es aquel que envuelve una contigencia interna de ganancia o pérdida, sujeta
a la suerte. Por ejemplo: contrato de seguro. Aquí no se basa en la equivalencia de las
prestaciones, sino en la suerte del siniestro.
-Oneroso conmutativo: Aquellas que una de las partes se obliga a se obliga a dar, hacer o no hacer
algo en favor de las otras. La característica principal es que se mira como equivalente al valor de
las prestaciones.
La desequivalencia más grave es que se pague menos de la mitad del justo precio, o más de la
mitad del mismo precio (lesión enorme).
- Los actos jurídicos principales: Son aquellos que subsisten por sí mismo, sin necesidad de otros.
Constituyen la generalidad de los actos jurídicos. Ejemplo: compraventa, arrendamiento.
- Los actos jurídicos accesorios: Son aquellos que necesitan de otro acto para subsistir. Ejemplo: la
hipoteca.
- Acto jurídico entre vivos: Son aquellos en los que producen sus efectos entre sus otorgantes.
Constituyen la generalidad de actos jurídicos.
- Acto jurídico por causa de muerte: Se perfecciona siempre y cuando muera el autor, es decir,
están subordinados a la muerte de su acto. Ejemplo: testamento, donación irrevocable.
Acto jurídico solemne: Son aquellos que requieren el cumplimiento de ciertas formalidades
externas para nacer en la vida del Derecho.
Acto jurídico no solemne: Son aquellos que no necesitan de formalidad alguna para nacer en la
vida del Derecho. Por ejemplo: la compraventa.
• Cabe destacar que en nuestro ordenamiento jurídico puede haber compraventa solemne
o no solemne.
6.- Acto jurídico de estricto derecho y de buena fe. (En Roma, porque en nuestro orden jurídico
no existe diferencia).
Acto jurídico de estricto derecho: son aquellos que solo obligan al tenor de lo pactado. Y si se
suscita alguna controversia acerca de cuál era la extensión de los derechos y obligaciones nacidos
en ese contrato, la interpretación debe circunscribirse al tenor de lo pactado. La interpretación
debe estar reñida al tenor de lo pactado si es contrato vervis (basado en la palabra) y el literis
(basado en lo escrito).
Acto jurídico de buena fe: Son aquellos que no solo obligar al tenor de lo pactado, sino a todo que
habría cumplido en buena instancia, un buen padre de familia.
Elementos de la esencia: Son aquellos en los cuales el acto jurídico no nace a la vida del derecho o
bien, degenera en otro distinto a la voluntad original. Tiene dos posibles consecuencias si es que
faltare uno: por ejemplo, si falta voluntad, no hay acto y no sale a la vida del Derecho. Cuando
degenera en un uso distinto a la voluntad original, por ejemplo, el comodato o préstamo de uso es
un contrato gratuito, es decir, la esencia del contrato es esa; y si yo bajo ese contrato presto mi auto
por el fin de semana, pero cobro por él, se pierde la esencia del contrato y, por ende, degenera en
otro diferente, que es el contrato de arrendamiento.
Elementos de la naturaleza: Son aquellos que, sin ser de la esencia, se entienden incorporados al
acto jurídico, sin la necesidad de cláusulas especiales. Por ejemplo, los elementos esenciales del
contrato de compraventa, el precio y la cosa, pero los demás elementos que están en el contrato,
que no son de la esencia, no son necesarios de ponerlo como una cláusula especial. Por ejemplo, en
la compraventa existe la obligación del saneamiento de la evicción, esta es aquella que tiene el
vendedor en virtud de la cual le asegura al comprador la posesión tranquila y pacífica de la cosa. (no
es esencia de la naturaleza del contrato de compraventa). Como no son de la esencia del contrato,
cabe destacar que son renunciables, y cuando se renuncia, sí se deben expresar en una cláusula
especial (cláusula expresa de renuncia a algún elemento de la naturaleza de ese acto jurídico).
Elementos accidentales: Son aquellos que, sin ser de la esencia y naturaleza, se incorporan al acto
jurídico a través de cláusulas específicas: las modalidades, que son cláusulas restrictivas que se
insertan en un acto jurídico para modificar sus efectos, ya sea en su nacimiento, ejercicio o extinción.
Las principales modalidades son la condición, el plazo y el modo.
- Actos jurídicos puros y simples: Son aquellos que producen sus efectos desde el momento
en que se perfeccionan.
- Actos jurídicos sujetos a modalidad: Son aquellos en que la producción de sus efectos está
sujeta al cumplimiento de alguna modalidad.
• De existencia: son aquellos sin los cuales el acto jurídico no nace a la vida del Derecho.
Nos estamos refiriendo a los elementos de la esencia. Se clasifican en comunes a todos
los actos jurídicos, es decir, aquellos que no pueden faltar nunca en ningún acto jurídico
para que exista y entre a la vida del Derecho; y aquellos requisitos específicos de ciertos
actos jurídicos. En cuanto a los que se clasifican en comunes a todos los actos jurídicos
tenemos:
1.- Voluntad: es aquella potencia del alma por la cual esta se mueve a hacer lo que desea.
Características:
a) Tiene que ser seria. Es decir, debe manifestarse con la intención de obligarse.
b) Debe exteriorizarse. Es decir, que la voluntad debe salir del fuero interno para
manifestarse en el fuero externo. Esta manifestación puede ser expresa o tácita. Es expresa
toda vez que se manifiesta en términos explícitos, ya sea en forma verbal, escrita, signos,
etc. Tácita es aquella que se desprende de las circunstancias que rodean al acto. Por
ejemplo, en el contrato de transporte, si circula un bus de la locomoción colectiva por las
calles de Santiago, el hecho de ir con su letrero, luces encendidas, que está funcionando,
constituye una oferta tácita de celebrar un contrato de transporte, una invitación. ¿Cómo
se accede al contrato? poniéndose en un paradero, subiendo al bus y cancelar su pasaje.
c) No debe ser simulada. Es decir, hay simulación toda vez que se celebra un acto jurídico
en circunstancias que no se desea celebrar acto jurídico alguno o que se desea celebrar un
acto jurídico pero distinto de aquel. El primer caso recibe el nombre de simulación absoluta
(Un ejemplo: un deudor está agobiado por sus deudas, y quiere salvar sus bienes porque
sus acreedores están listos para embargarlo y quitarle todo. Entonces, en su desesperación
llama a un amigo, con quien celebra un contrato de compraventa ficticia. En este caso hay
simulación absoluta, es decir, no se quiere celebrar ningún contrato y lo celebra
ficticiamente, y cuando hay simulación absoluta prevalece la voluntad real, el no querer
celebrar un acto o contrato) y el segundo caso recibe el nombre de simulación relativa (Un
ejemplo: quiero donar algo para evitar pagar impuestos y simulo un contrato de
compraventa. Aquí evidentemente quiero celebrar un acto de contrato, pero es uno distinto
al que en verdad celebro. Por lo tanto, aquí prevalece la voluntad real, que es la de querer
celebrar un acto o contrato. Con la Teletón, por ejemplo. Yo quiero donar a la Teletón, pero
para no pagar tanto impuesto por la donación, simulo un contrato en el que le vendo un
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auto a la teletón. Aquí quiero simular un acto o contrato, pero es distinto del que
efectivamente estoy celebrando).
Hay que agregar a todo lo anterior que la voluntad de actos jurídicos unilaterales conserva
su nombre. Mientras que en los actos jurídicos bilaterales se llama consentimiento; que es
o implica un acuerdo de voluntades.
Pero en la formación del consentimiento es un acto complejo y normalmente hay dos actos
jurídicos claves: la oferta y la aceptación, ambos son unilaterales en cuanto a sus requisitos
y concretización y si cumplen con los requisitos que ya revisaremos, forman el
consentimiento.
*** LAS REGLAS DE LA FORMACIÓN DEL CONSENTIMIENTO SE ENCUENTRAN
EXPRESAMENTE SEÑALADAS EN LOS ART. 97 AL 108 EN EL CÓDIGO DE COMERCIO ***
La oferta es una proposición para la celebración de un acto jurídico y, tiene, como requisito,
ser seria, debe exteriorizarse y debe ser completa, es decir, debe contener todos los
términos de lo ofrecido. Por ejemplo, yo le ofrezco celebrar una compraventa, lo mínimo
que debo decirle es qué cosa le vendo y a qué precio. Si no le doy esos dos elementos al
ofrecerle la compraventa, la oferta no sería completa.
cosa futura llegue a existir o no. Supongamos que estoy frente al mar y se me despierta el
apetito por una corvina, y pasa un pescador al que le digo por favor pésqueme una corvina,
y yo se la voy a comprar en 6.000 sestercios. Estoy celebrando un contrato en que el objeto
mediato es la corvina, pero ojo, la corvina aún no existe, por lo tanto, el contrato versa sobre
una cosa futura, que se espera que exista. En el caso de este ejemplo, es un contrato puro
y simple, porque no se encuentra sujeto a una modalidad. De otra manera, estamos
hablando de una cosa futura, por lo tanto, ¿de qué depende que exista este contrato o no
exista? Yo le encargo que usted haga algo y si me cumple, yo le hago. Entonces, ese encargo
es la cosa futura. (Una cosa real, pero que es futura). En este caso estamos frente a una
condición suspensiva, que consiste en el acontecimiento a futuro, del cual depende el
nacimiento de la obligación.
B) Debe estar dentro del comercio humano
C) El objeto debe ser determinado o determinable
2.- Si se trata de un hecho o una abstención:
a) Debe encontrarse determinado: tiene que saberse cuál es el hecho que debe ejecutarse.
b) Debe estar debidamente descrito: Expresamente descritos. No debe haber incertidumbre
acerca del hecho o cuál es el hecho que versa en el acto o contrato.
c) Debe ser posible, tanto física como moralmente.
3.- Causa
La causa es el motivo jurídico que induce a la celebración del acto o contrato. Y podemos
distinguir en ella dos especies: el motivo jurídico y el motivo sicológicos.
El motivo jurídico: es siempre igual en cada tipo de contrato y son siempre los mismos. No
dependen de la persona que contrato, porque el motivo jurídico es constante.
El motivo sicológico: es múltiple y variables. Significa que el motivo sicológico va a depender
de la persona que interviene en el acto o contrato. Por ejemplo, me quiero comprar una
casa, porque me aburrí de ser arrendatario. Eso es lo que induce a la celebración de
contrato. Pero otra persona quiere celebrar el mismo acto jurídico, pero la quiere comprar
para arrendarla. Y otra persona compra esa casa porque la quiere ocupar para veranear. Y
otra persona compra esa misma casa porque la quiere ocupar para instalar sus oficinas. El
contrato es el mismo (una compraventa), por lo tanto, la causa de la compraventa es el
motivo jurídico que induce al acto o contrato. Pero el motivo sicológico va a cambiar: uno
la quiere porque desear habitar, otro para veranear, otro para instalar sus oficinas.
En Roma no se sistematizó toda esta teoría de la causa, sino que esta se realizó con
posterioridad por parte de los glosadores, entre los que destacó Jean Domat. Se le atribuye
a él la creación de la teoría de la causa. Y lo que él sostiene es fundamental. Domat Dice que
al Derecho no le pueden interesar los motivos sicológicos, sino el motivo jurídico que induce
a la celebración del acto o contrato. Además, Domat dice que para detectar el motivo
jurídico que induce a la celebración del contrato, es decir, la causa; él distinguió 3 tipos de
contratos: los contratos bilaterales, reales y gratuitos.
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- Contratos bilaterales: son aquellos que generan obligaciones para ambas partes
contratantes. Ejemplo: la compraventa. Según Domat, en estos contratos, la causa del acto
jurídico está en la consideración recíproca de la obligación del otro contratante. Por
ejemplo: en un contrato de compraventa, si yo soy el vendedor, por qué restrinjo mi libertad
y me obligo a entregar la cosa, o por qué la otra parte se obliga a pagar el precio de la cosa.
¿Por qué el comprador restringe su libertad? Porque le van a entregar una cosa a cambio. Y
esta motivación, dice Domat, es constante y es la misma en toda compraventa cualquiera
que sea el objeto de esta.
- Contratos reales: son aquellos que se perfeccionan por la entrega de la cosa. Son, por
ejemplo, el préstamo de uso, préstamo de consumo, la prenda, el depósito. En el préstamo
de uso, por ejemplo, consiste en la entrega que se hace de manera gratuita para que la
ocupe. Y el único que queda obligado es quien recibe la cosa, ya que tiene el deber de
devolverla. Domat dice que, en estos contratos, la causa o motivo jurídica que induce a la
celebración del contrato, es la entrega de la cosa.
- Contratos gratuitos: El típico contrato gratuito es la donación. Según Domat, la causa de
estos contratos, se encuentra en la mera liberalidad.
Frente a esta teoría de la causa de Domat, surgen los anti causalistas. Aquellos que se
oponen a la teoría de la causa, y hacen las siguientes críticas.
a) Sostienen que la causa es una noción inútil y artificial. Así frente a los contratos
bilaterales, dicen que la consideración de la obligación recíproca frente al otro contratante,
no es causa del contrato, sino que es causa de la obligación. Por ejemplo, en la compraventa,
para el vendedor, la consideración de la obligación que tiene el comprador, que le va a pagar
el precio, no es causa del contrato, sino que es causa de la obligación del vendedor de
entregar la cosa. También viceversa.
Los causalistas responden a esta crítica, y manifiestan que sí, es verdad, es que la
consideración recíproca de una parte es obligación de la otra, pero como ambas
obligaciones nacen del contrato, resulta que son también causa del contrato. Sin el contrato,
no existirían obligaciones y no importa que inviertan los términos.
b) Respecto de los contratos reales, los anti causalistas dicen que la entrega de la cosa no
es causa o motivo jurídico del acto o contrato, sino que es la causa eficiente de ese acto o
contrato. Es aquello de lo cual proviene un efecto y consecuentemente sostienen que los
contratos reales la entrega de la cosa es causa eficiente del contrato.
Frente a esto, los causalistas, responden que no hay ningún problema en que la entrega
tenga un doble rol. Por una parte, perfectamente la entrega puede ser la causa eficiente del
acto jurídico y que también puede ser al mismo tiempo el motivo jurídico que induce a la
celebración del acto o contrato. Ambas no se oponen, por lo tanto, podría darse que la
entrega sea, por un lado, la causa eficiente, y que sea al mismo tiempo el motivo jurídico
que induce a la celebración.
c) Respecto de los contratos gratuitos, los anti causalistas le reprochan a los causalistas,
que la causa mera liberalidad, se confunde con los motivos sicológicos. Por ejemplo, ¿por
qué le doy limosna a un ciego? El motivo jurídico sería la mera liberalidad. Pero su motivo
sicológico puede ser perfeccionarse, entregárselo a Dios, compasión, etc.
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Responden los causalistas, que es falsa la imputación que realizan los anti causalistas,
porque dicen que la definición de causa es inútil, porque todos los problemas del acto
jurídico se solucionan con la consideración del objeto, y, por tanto, no habría necesidad de
avanzar hacia la causa. Por ejemplo: si le pago a Roberto mil sestercios para que mate a
Rodrigo, es evidente que hay una causa lícita.
Los anti causalistas dicen que, para avanzar hasta la causa, cuando el objeto es lícito, con la
noción de objeto bastaría. Pero en este caso, el hecho de matar a otro es ilícito, por tanto,
sería inútil avanzar hacia la causa.
Sostienen los causalistas, nuevamente, que esta afirmación no es correcta, porque si bien
es cierto que hay mucha coincidencia entre el objeto ilícito y la causa lícita, hay algunas
oportunidades en que el objeto es lícito, pero la causa es ilícita. Permitiría anular actos por
la causa ilícita. Por ejemplo, Jorge me dice préstame tu revolver porque voy a matar a
Aníbal. Aníbal es mi amigo, y yo trato de disuadir a Jorge, pero como está decidido y
enojado, no va a cambiar de opinión. Por ende, yo decido ofrecerle diez mil sestercios para
que no mate a Aníbal. Jorge acepta, celebramos el contrato y yo me obligo a darle los mil
sestercios si él se abstiene de matar a Aníbal. ¿Qué de ilícito tiene este objeto? No tiene
nada de ilícito. Yo no cometo ningún acto ilícito, y la otra persona tampoco.
La falla aparece en la causa, porque la causa es ilícita. La ilicitud consiste en esta obligación
de no matar porque le pagan, o de que le paguen para que no mate a otro. La causa es ilícita.
En el Derecho romano, para estudiar la teoría de la causa, debemos distinguir entre
contratos solemnes y contratos no solemnes.
En los contratos solemnes, primitivamente en Roma, eran actos abstractos, es decir, que
no reconocía más causa que el cumplimiento de la solemnidad. Frente a los contratos
abstractos, se encuentran los contratos causados, que son aquellos en que se requiere una
causa o motivo jurídico, para que se induzca a la celebración del acto o contrato. Por
ejemplo, en Roma existía la stipulatio, esta no reconoce más causa que el cumplimiento de
la solemnidad, por ende, es un contrato solemne y es un contrato abstracto. La stipulatio
era una forma general de contratar, consistía en una pregunta formulada por parte del que
quería ser el acreedor, seguida de la respuesta congruente de quien aceptaba ser el deudor.
La formalidad era la palabra, por lo tanto, era un contrato verbis, y se ocupaba un verbo
especial. No tenía más causa que el cumplimiento de la solemnidad. Por ejemplo, Ticio me
dice que le preste mil sestercios, y yo le digo que bueno, pero quiero que te obligues a
devolvérmelo a través de una estipulatio. Por ende, le formulo la siguiente a Ticio. Ticio,
¿prometes darme mil sestercios para las calendas de mayo? Y digo Ticio me dice que sí,
prometo darte mil sestercios para las calendas de mayo. Entonces se perfecciona el contrato
solemne abstracto.
Pero se podía dar una situación práctica complejo, que luego de hacer la estipulatio, pero
yo no le paso los mil sestercios, porque los tengo en mi bolsillo. Como es un contrato
solemne y no real, es decir, no se perfecciona por la entrega de la cosa, sino por el
cumplimiento de la solemnidad. El contrato existe y la obligación existe. En el caso de que
no se los entregue, previo contrato celebrado, Ticio me debe de igual forma mil sestercios.
Esta situación es perjudicial para Ticio, por lo que Ticio podría aplicar la excepción de dolo.
Pero el dolo tiene una dificultad, ya que tendría que probar que no le entregaron la nada, y
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probar un hecho negativo es muy difícil, por no decir imposible… En este caso, el pretor, en
virtud de esta injusticia, le otorgó al deudor, en este caso Ticio, la denominada excepcio non
numerata et pecunia, que es aquella excepción que daba el Pretor al que se le cobraba por
un contrato solemne una suma de dinero que no le había sido entregada. Esta excepcio solo
tenía lugar cuando el contrato solemne versaba sobre una suma de dinero. La virtud de este
excepcio non numerata et pecunia, es que el onus probandi, es decir, el peso de la prueba,
la obligación de probar de que efectivamente le había entregado los mil sestercios; se
trasladaba hacia el acreedor.
Al incluir esta exceptio non numerata et pecunia en su edicto, los contratos solemnes
pasaron a ser contratos causados, es decir, en los contratos solemnes debe probarse la
causa. En este caso, la prueba de la causa, de la obligación, en el caso de las obligaciones de
dinero, le corresponde al acreedor. Con posterioridad, luego de pasar a contratos causados,
se le atribuye a este contrato la característica de ser contrato real, es decir, aquellos que se
perfeccionan por la entrega de la cosa.
Entonces, los romanos no conocieron la teoría de la causa, sin embargo, solucionaron el
problema de las causas, teniendo a la vista el principio del enriquecimiento injusto o sin
causa, y teniendo como fundamento, que este último obliga a devolver a aquel que se ha
enriquecido sin causa, y por esa razón, crearon una figura que son las denominadas
condiccio, que eran unas especies de acciones, que tenían por objeto perseguir la
restitución de algo, teniendo por fundamento, el enriquecimiento injusto o sin causa, por
parte del demandado.
- Condiccio in debitia: es aquella que tiene lugar cuando se ha efectuado el pago de lo no
debido. Es decir, le falta la causa al acto jurídico. Si el pago es un acto jurídico bilateral, ¿es
un contrato? No, porque el pago es un acto jurídico que extingue obligaciones, y el contrato
es un acto jurídico que crea obligaciones. Cuando se implora esta condiccio se pide la
restitución de lo pagado.
- Condiccio ob turpem causa: es aquella que tenía por objeto obtener la restitución de lo
que se había dado o pagado, para que otro se abstuviera de cometer un hecho ilegal o
inmoral. Esta se funda en la causa ilícita.
- Condiccio ex injusta causa: es aquella que tenía por objeto obtener la restitución de lo que
se había dado o pagado, por infracción a una prohibición legal: por ejemplo, en Roma existía
prohibición de cobrar intereses usureros, si alguien los pagaba, tenía derecho a pedir la
devolución de lo pagado.
- Condiccio causa data causa non secuta: (Condición de causa dada no seguida de causa).
Para explicarla, deberemos remitirnos a los pactos. Es la mejor demostración de que en los
contratos bilaterales, la causa se encuentra en la obligación recíproca de ambas partes.
Estos pactos podían ser los siguientes:
1. Do ut des: doy para que me des. Por ejemplo, te doy una vaca para que me des un burro.
2.- Do ut facia: doy para que hagas. Por ejemplo, te doy un burro para que me levantes una
cerca.
3.- Facio ut des: hago para que des. Por ejemplo: te levanto una cerca y me das un burro.
4.- Facio ut facia: hago para que hagas. Por ejemplo, te levanto la cerca para que me hagas
un pozo.
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5.- Do ut des: es la famosa y clásica permuta, que parte del primer do ut des (doy para que
me des). Pero como era un pacto, tenía la dificultad de que no daba acción para exigir su
cumplimiento. Es decir, si yo te doy una vaca, y tú no me entregas el burro, no tengo cómo
exigir que lo hagas. Entonces, el pretor, viendo esta situación creó esta condiccio causa data
causa non secuta, para por lo menos poder recuperar la vaca que se entregó. Más tarde, los
causalistas, establecen que la causa de la permuta como un contrato bilateral, es la
consideración recíproca de la obligación de ambas partes. Y la causa es constante en el
contrato bilateral, por esta razón, esta creación de la teoría de la causa, se funda en la causa
que ya tenían los romanos, especialmente a través de esta condiccio causa data causa non
secuta, que el pretor les dio a las partes para exigir que se cumpliese la permuta.
La evolución continua y la jurisprudencia romana que dotó de acción a estos contratos que
hemos mencionado, lo hizo a través de la accio prescritis verbis (acción de lo prescrito por
la palabra). Desde ese momento, la permuta en el caso concreto, pasó a ser un pacto
sancionado por la jurisprudencia. Y si el pacto tiene sanción, significa que fue dotado de
acción, y, por lo tanto, permite cumplir y exigir el cumplimiento de la obligación. Y es aquí
donde comienza el principio de la autonomía de la voluntad, consagrado en el art. 1545
código civil, que dice que todo contrato legalmente celebrado, es una ley para las partes.
- Condiccio sine causa: es aquella que tenía lugar en todos los demás casos en que se había
cumplido una prestación sin causa. Y lo que buscaba esta condiccio, lo que buscaba era
dejarla sin efecto. Era, por tanto, la condiccio más amplia de todas.
4.- Solemnidades de existencia (por excepción pueden faltar).
Son ciertas formalidades externas, que deben cumplir los actos jurídicos que deben cumplir
para nacer a la vida del derecho. Y la sanción por esta falta de solemnidad es precisamente
la inexistencia.
Por el otro lado están los requisitos de existencia que son específicos de algunos o ciertos
actos jurídicos.
Esto va a depender del acto jurídico que se hable. Por ejemplo, en la compraventa, para que
exista compraventa, en ella debe existir una cosa y un precio. Si no hay precio, no hay
compraventa. Si no hay cosa, tampoco hay compraventa. Dependiendo de cada acto o
contrato, van a tener sus propios requisitos específicos.
• De validez: Son aquellos sin los cuales el acto es susceptible de anularse. Si falta un requisito
de existencia, el acto jurídico no existe, pero si falta un requisito de validez, el acto existe,
pero queda sujeto a que sea privado de sus efectos. Los requisitos de validez son
autónomos, no pertenecen a la esencia, pero sí forman parte de los elementos de la validez
del acto jurídico.
1.- Voluntad exenta de vicios: La voluntad debe estar exenta de vicios. Los principales vicios
son el error, la fuerza y el dolo.
- El error: Es la ignorancia o falso concepto de un hecho cualquiera, que puede ser una
norma de derecho o un hecho cualquiera.
a) Error de Derecho: Es la ignorancia o falso concepto de una norma de Derecho. Por regla
general, no vicia el consentimiento. Pero en Roma existían algunas excepciones respecto
del error de Derecho. La regla general es que nadie puede invocar el error de Derecho. En
el ordenamiento chileno, en el art. 8 del código civil, señala que: “nadie puede acusar
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ignorancia al Derecho, porque la ley se presume conocida por todos” por ende, nadie puede
alegar error de Derecho. No obstante, hay solo una excepción en nuestro ordenamiento, y
corresponde precisamente se puede repetir lo pagado por un error de Derecho, cuando el
pago no tenía por causa ni aún una obligación natural. Por ejemplo, si pago un impuesto
que no debía pagar, puedo exigir que se me devuelva, alegando error de Derecho.
b) Error de hecho: Es la ignorancia o falso concepto de una circunstancia de Derecho. Dentro
de este, están los siguientes errores:
- In negocio: Es aquel que recae en la naturaleza del acto o contrato que se ejecuta o celebra.
Por ejemplo, una parte entiende que es una donación y la otra entiende que es un
empréstito; la aceptación no es pura y simple porque no hubo congruencia. Uno entendió
que le estaba donando algo y otro que le estaba prestando algo. No hay congruencia en lo
ofrecido y en lo aceptado, y como no hay congruencia, no hay acto jurídico. [Error obstáculo
o error esencial: impide que se concrete el acto jurídico].
- In corpore: Es aquel que recae sobre la identidad especifica de la cosa sobre la que versa
el acto o contrato. Por ejemplo: le vendo mi burro y usted acepta comprármelo en la
errónea creencia que se trata de un caballo fina sangre; tiene como efecto la inexistencia,
porque falló el consentimiento, porque la voluntad no es pura y simple.
Estos dos errores (in negocio e in corpore reciben el nombre de errores obstáculo o errores
esenciales, puesto que impiden que se concrete el acto jurídico); sí vician el consentimiento.
- In substancia (si recae sobre la sustancia de la cosa o sobre la calidad esencial de la misma):
Es aquel que recae sobre la sustancia o la calidad esencial de la cosa, sobre la que versa el
acto o contrato. Hay dos extremos que se dan en este error: el primero por una parte sobre
la sustancia de la cosa, es decir, aquellos de lo cual la cosa está hecha; o sobre la calidad
esencial de la cosa, es decir, la calidad que resulta ser primordial para quien lo vea. En Roma
este error vicia el consentimiento siempre y cuando sea de buena fe. Si es un contrato de
estricto derecho, no vicia el consentimiento.
- Accidental: Es aquel que recae sobre otras cualidades no esenciales de la cosa, dentro de
las que versa el acto o contrato. No vicia el consentimiento en ningún tipo de contrato, salvo
que se presenten dos requisitos: Primero que la cualidad sobre la cual recae el error sea
determinante para la parte que lo sufre. Y el segundo es que esta circunstancia sea conocida
de la otra parte.
- In personae: Es aquel que recae sobre la identidad de la persona del otro contratante. Por
regla general, no vicia el consentimiento, porque es indiferente con quien contratamos,
salvo que se trate de alguno de aquellos contratos en que la consideración de la otra
persona resulta esencial para celebrar el contrato, como el contrato intuito personae: son
aquellos en que la consideración de la persona del otro contratante resulta fundamental
para celebrar el contrato; por ejemplo, el matrimonio, o la sociedad de personas. En este
caso sí viciaría el consentimiento.
- La fuerza: Es el conjunto de apremios físicos o morales que se ejercen sobre una persona
para obtener su consentimiento para obtener su consentimiento en la celebración del acto.
Se debe dividir la fuerza física, de la fuerza moral.
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- El dolo: Es la maquinación fraudulenta que se ejerce sobre una persona para obtener su
consentimiento en la celebración de un acto o contrato. La diferencia entre el error y el
dolo, es que el error es espontáneo, y el dolor es inducido.
En Roma existían diversos tipos de dolo.
- Dolo bueno: Aquella maquinación fraudulenta que tiene consecuencias inocuas, y que
normalmente es la que hace una persona cuando, por ejemplo, quiere vender algo o
mostrar las bondades de un producto. O al pololear muestran lo mejor de sí, pero cuando
se van conociendo más aparece el genio. Lo mismo con los productos, se muestra lo mejor
de los productos y no termina siendo así.
- Dolo malo: Aquella maquinación fraudulenta que se ejerce sobre una persona para
obtener su consentimiento en la celebración de un acto o contrato.
- Dolo positivo: Es aquel que consiste en maniobras, que constituyen hechos que deforman
la realidad.
- Dolo negativo: Es aquel que se comete a través de la ocultación de ciertas características
de la cosa, que sin son conocidas por la otra parte, o no contrataría o contrataría en forma
diferente. Ejemplo: yo quiero vender mi auto, y ofrezco mi auto en un precio, pero por
ejemplo yo choqué el auto y lo arregló el seguro, y yo evito referirme a ese hecho. Es un
dolo negativo.
- Dolo principal, determinante o inductivo: Es aquel que, de tal naturaleza, que, sin él, la
otra parte no habría contratado. Es decir, determina la realización del acto o contrato. Solo
este produce el vicio de consentimiento en los contratos de buena fe. Para que pase esto
deben darse 2 condiciones o requisitos: el dolo debe ser principal, determinante o
inductivo; y además el dolo debe ser obra de una de las partes. Si no se dan esos
requisitos, no vicia el consentimiento. Ejemplo: un ciudadano romano quiere explotar
canteras de mármol de carrara. Llega una persona que le ofrece un predio, que dice que
tiene canteras de mármol, y este romano le compra un predio. Pero en ese predio no hay
canteras, fue víctima de un engaño. En este caso si hubiese sabido que no había, no lo
compraba.
- Dolor incidental: Es aquel, de tal naturaleza, que, sin él, la otra parte habría contratado en
forma menos onerosa o menos gravosa. Ejemplo: un romano quiere comprar un predio con
aptitudes agrícolas, y encuentra uno que le gusta, y le pregunta al dueño el precio. El dueño
le dice que ese predio cuesta 6.000 sestercios. El comprador lo encuentra caro. Y el dueño
le dice que ese predio tiene canteras de mármol, por eso el precio, pero en realidad no
existe, sino que lo engaña. Entonces, de acuerdo a eso, el comprador acepta el precio y
compra el predio. El dolo aquí es incidental.
Puede ocurrir que el dolor, ya sea principal como incidental, sea obra de un tercero.
Siempre, teniendo en vista que es un contrato de buena fe, la regla general es que el dolo
no vicia el consentimiento y el contrato queda firme. Sin embargo, la víctima del dolo,
provocado por un tercero, indistintamente si el dolo es incidental o determinante,
siempre tiene derecho a indemnización de perjuicios, por parte del autor del dolor o en
contra de quien se benefició del dolo, por el total de los perjuicios que se le causaron. Por
ejemplo, le encargo a Jorge, que es un corredor de propiedades en la ciudad de Roma, que
venda mi predio que vale aproximadamente 80.000 sestercios. Jorge me dice que le puede
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sacar un mejor precio, y me propone que eso adicional, nos vamos mitad y mitad. Jorge,
sin mi consentimiento y sin que yo lo sepa, simula la existencia de canteras de mármol en
ese predio y vende la propiedad a 100.000 sestercios. Él se queda con 10.000 y yo con
10.000 sestercios. Yo, que soy el dueño, sin haber realizado o haber salido del dolo, me
beneficié del dolo. Jorge se esfuma. Entonces la víctima que podría haber cobrado este
perjuicio que sufrió contra Jorge, como no está, lo puede dirigir hacia mí, que soy el dueño,
porque me beneficié del dolo que ejerció Jorge. El fundamento de esta acción es el
enriquecimiento sin causa. (principio y fundamento filosófico de la acción, para que sea
indemnizado de los perjuicios.
4.- Capacidad
Es la actitud legal de una persona para adquirir y ejercer derechos. Existen dos tipos de
capacidad: capacidad de goce y ejercicio.
La capacidad de goce es la actitud legal de una persona para adquirir derechos. En roma,
esta estaba determinada por la concurrencia de los estados de libertad, ciudadanía y familia.
Para tener capacidad de goce en roma (requisitos): se debía ser libre, ser ciudadano y ser
sui juris. En roma no tenían capacidad de goce los esclavos, los extranjeros y los alieni iuris,
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que eran quienes estaban sometidas al mandato de otras personas; como por ejemplo un
hijo de familia, dependía de otros.
La capacidad de ejercicio es la actitud legal de una persona para ejercer derechos. Supone
la existencia de la capacidad de goce. Es decir, primero debo tener derechos para ejercerlos.
El esclavo y el hijo de familia podían tener capacidad de ejercicio porque tomaban la
capacidad del padre de familia o amo. Respecto de esta, debemos señalar que hay
incapacidades de hecho, que se fundan en circunstancias de hecho, como por ejemplo el
ser menor de edad, enfermo mental, etc. Y consecuentemente para estudiar la capacidad
de ejercicio, normalmente se traduce en el estudio de las incapacidades de ejercicio.
En Chile todas las personas tienen capacidad de goce, por el solo hecho de existir.
En roma, los incapaces eran:
Por razones de edad
I. Impúberes: Mujeres, menores de 12 años. Hombres, menores de 14 años. En roma,
normalmente, en el caso de los hombres, la determinación de impúber y púber, le
correspondía al padre de familia, y se hacía a través de la inspección visual al cuerpo del
hijo, observando si había desarrollado las características secundarias en cuanto a su
sexualidad.
1. Impúber infante: era aquel menor de edad hasta los 7 años. Para actuar en la vida del
derecho, solo podía actuar de una sola manera: negosorium gestius; era una forma de
actuar en el derecho romano, en la que el tutor celebraba actos jurídicos en pos de él
mismo, y la exigencia es que una vez concluida la tutela, este tutor debía rendir cuentas y
traspasar los efectos jurídicos al patrimonio del pupilo. En roma no existió la representación
tal como la conocemos.
2. Impúber salido de la infancia: al mayor de 7 años. En este caso, el tutor podía actuar de
dos maneras: negosorium gestius o autoritas inter posicio; esta última el que celebraba el
contrato era el pupilo, pero requería de una autorización del tutor, que era en la práctica,
una formalidad habilitante, que habilitaba a un incapaz para celebrar un contrato. Y si ese
pupilo no tenía esta autorización y, por ejemplo, compraba algo, el contrato estaba
celebrado y existía, pero como le falta la solemnidad habilitante, el contrato era susceptible
de ser anulado. No hay que olvidar que la capacidad es un requisito de validez y no
existencia.
II. Las mujeres que están sujetas a tutela perpetua: La capacidad que tenía la mujer en
Roma era la capacidad de un púber. Tenía capacidad para actuar, pero nadie contrataba con
la mujer si no tenía la autorización del tutor. En nuestro ordenamiento, recientemente la
mujer se erradicó de la autorización de su tutor. Pero sí necesitará una autorización de su
cónyuge, si está casada con sociedad conyugal, al igual que su marido.
III. Enfermedad mental: Privados de razón. Se les somete a una curaduría a los dementes,
solo se puede actuar de una forma en la vida del derecho: a través de la negosorium gestius,
IV. Los sordos y mudos:
V. La prodigalidad: el pródigo es la persona que dilapida sus bienes. Y en este caso, el
procedimiento es declarar la interdicción por prodigalidad, que lo hace un tribunal, y se
dicta una persona o curador que tomará la administración de todos sus bienes. Y tiene dos
maneras de actuar: a través de la negosorium gestius o autoritas inter posicio.
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Cuando hablamos de los elementos de la esencia y de validez del acto jurídico, estamos hablando
de los elementos de la esencia del acto jurídico.
Elementos de la naturaleza:
Elementos accidentales:
Los estudiaremos a través de la condición, el plazo y el modo. Los elementos accidentales también
toman el nombre de modalidades; que son cláusulas restrictivas que se insertan en el acto o
contrato para modificar sus efectos, en cuanto a su nacimiento (condición suspensiva) o extinción
(condición resolutoria).
1. Positiva: es aquella que consiste en que algo acontezca. Y/o negativa: aquella que consiste en
que algo no acontezca.
2. Posibles: aquellas en que no hay ningún obstáculo para su cumplimiento. E imposibles: aquella
en que hay obstáculos físicos o morales que impide su cumplimiento. La condición físicamente
imposible es aquella que son contrarias a las leyes de la naturaleza. Puede, asimismo, ser una
condición físicamente imposible positiva o negativa. Si es positiva, vicia la disposición, y, por ende,
es nula, porque nadie está obligado a lo imposible. Por ejemplo, te doy mil sestercios si vas a la luna.
Si la condición físicamente imposible es negativa, ese contrato es puro y simple, porque no hay
condición. Por ejemplo, te doy mil sestercios si no vas a la luna.
En cuanto a la condición legal o moralmente imposible, es aquella, que son contrarias a la ley o a la
moral. En ambos casos, tanto sean positivas o negativas, en efecto, se anula la disposición. Por
ejemplo, te doy mil sestercios si matas a Pedro. Es una condición positiva, pero se trata de un hecho
contrario a la moral y a la ley. Otro ejemplo: te doy mil sestercios si no matas a Pedro. En este caso,
la condición es negativa, y se vicia la disposición, porque la causa es ilícita.
3. - Potestativas: son aquellas que dependen de un hecho voluntario o de una sola voluntad de
cualquiera de las partes. Se subdividen en condiciones simplemente potestativas o en puras o
meramente potestativas.
Las condiciones simplemente potestativas son aquellas en las que depende de un hecho de
cualquiera de las partes. Por ejemplo, te doy mil sestercios si vas hasta el puerto de Valparaíso a
imponerte de la salud de mi padre. Aquí tenemos un hecho.
Las condiciones puras o meramente potestativas son aquellas que dependen de la sola voluntad
de cualquiera de las partes. Esto va a tener distintos efectos dependiendo de quién es la voluntad
que interviene. Por ejemplo, te doy mil sestercios, si tú quieres; o te doy mil sestercios, si yo quiero.
El que da mil sestercios es deudor respecto de la obligación, y el otro se convierte en el acreedor de
la obligación. Si la voluntad es del deudor, se anula o no vale la disposición, porque no es seria,
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queda a su arbitrio si entrega o no entrega lo que se obliga, y no hay intención real de obligarse. Si
la voluntad es del acreedor, es válida aun cuando en estricto sentido jurídico no habría una
condición, porque la voluntad de dar algo, en el ejemplo, es la oferta. Y la aceptación por el otro es
lo que completa la voluntad de una de las partes, por lo tanto, acá hay un acto jurídico puro y simple.
- Casuales: son aquellas que dependen de la voluntad de un tercero, o del acaso. Por ejemplo, te
regalo mi paraguas, si llueve mañana. Otro ejemplo: te regalo mil sestercios si Rodrigo se va de la
ciudad.
- Y mixtas: son aquellas que combinan las anteriores (condiciones potestativas y las condiciones
causales). En parte dependen de un hecho voluntario o de la sola voluntad de las partes. Y en parte,
también, dependen del hecho de un tercero o del acaso. Para que se entienda cumplida la condición
mixta, deben cumplirse todos los hechos que involucra esta condición. Por ejemplo: te doy mil
sestercios si es que yo quiero, siempre y cuando llueva mañana. Otro ejemplo: te doy mil sestercios
siempre y cuando Rodrigo se vaya la ciudad, si es que yo quiero.
La condición suspensiva pendiente, mientras el hecho que consiste no se verifique. Por ejemplo: te
doy mil sestercios si te recibes de Abogado. Por tanto, todavía no nace el derecho. Si el deudor paga
antes de que nazca este derecho, paga mal, porque precisamente no hay causa que permita exigir
el cumplimiento. Por su parte, el acreedor tampoco podría exigir el cumplimiento de la obligación,
por una cuestión obvia, que no ha nacido el derecho. Hay que distinguir que precisamente, que si
bien mientras la condición suspensiva se encuentre pendiente no ha nacido el derecho, de alguna
manera, el acreedor tiene, lo que se llama en palabras de Justiniano, un germen de derecho. La
importancia de esta distinción del germen de derecho, es que este, se incorpora al patrimonio del
acreedor, por lo tanto, si el acreedor muere, los herederos que suceden al causante en su
patrimonio, deben responder por este germen de derecho. Por este germen de derecho, podrá,
además, el deudor o acreedor, solicitar medidas conservativas de la causa. Por ejemplo: si yo tengo
una casa en el campo de madera, y le prometo a mi mamá que, si se recibe de abogado, le regalo la
casa. Y yo todos los fines de semana hago fiestas con antorchas, y peligra de incendiarse la casa en
cualquier momento. El que tiene el germen de derecho, puede impetrar medidas conservativas para
evitar que la casa se incendie, y, por ejemplo, impedir que se hagan fiestas con antorchas.
La condición suspensiva cumplida, hay que distinguir si se trata de una condición suspensiva
cumplida positiva o negativa. Si es positiva, se entiende cumplida cuando el hecho en que consiste
sea verificado. Por ejemplo: te doy mi paraguas si llueve mañana. El hecho que tiene que verificarse,
o debe haberse cumplido, es que llueva. Si es negativa, se cumple cuando ha llegado a ser cierto
que el hecho en que consiste no sucedió. Por ejemplo: te regalo mi paraguas si no llueve mañana.
Tendremos certeza si esta condición se cumplió pasado mañana. Nace el derecho, pero sujeto a esta
condición suspensiva, y se cumpla el hecho en que consiste la condición suspensiva cumplida.
Cumplida esta condición suspensiva, el derecho nace con efecto retroactivo, es decir, a la fecha del
acto o contrato, e implica que siempre tuvo derecho a recibir esta recompensa en virtud de la
condición suspensiva cumplida.
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La condición suspensiva fallida, hay que distinguir si la condición suspensiva fallida es positiva o
negativa. Si es positiva, consiste cuando ha llegado a ser cierto que el hecho no sucederá, y sigue
para todos los efectos, la misma regla que la condición suspensiva cumplida negativa. Si es negativa,
sigue para todos los efectos la misma regla que la condición suspensiva cumplida positiva, y se
entiende cumplida cuando el hecho que consiste se ha verificado.
Los efectos de la condición suspensiva fallida es que desaparece el germen de derecho, por lo tanto,
desaparece toda expectativa de que el derecho llegue a existir, y, por lo tanto, las cosas vuelven al
momento antes de la celebración del acto o contrato.
La condición resolutoria ordinaria es aquella que consiste en un hecho cualquiera, que no sea el
incumplimiento por una de las partes de la obligación contraída en un contrato bilateral. Pero si el
hecho, es decir, si el acontecimiento futuro e incierto, es el incumplimiento de la obligación
contraída por una de las partes en un contrato bilateral, esa es una condición resolutoria tácita o
un pacto comisorio. Va a depender si es que está escrita o no está escrita. Si está escrita, sería un
pacto comisorio. Si no está escrita, sería una condición resolutoria tácita.
¿Cuál es el hecho que determina la extinción de ciertos derechos, en un contrato bilateral? El que
se cumplan o el que no se cumplan. Si no se me cumple con la obligación, pido que la cumplan o
que se extinga el derecho. El acontecimiento futuro e incierto, de cuyo cumplimiento o
incumplimiento, depende la extinción del derecho. Ahora, este acontecimiento futuro e incierto
determina la extinción del derecho, y en este caso, se trata del incumplimiento de la obligación por
una de las partes en el contrato bilateral. Y en este caso, estaríamos frente a la no expresión de la
condición resolutoria tácita.
Es posible advertir una diferencia en cuanto a cómo se producen los efectos en una resolución
resolutoria cumplida. En la condición resolutoria tácita cumplida, no extingue los derechos
emanados del contrato por el solo ministerio de la ley, sino que el contratante diligente tiene
demandar la resolución del contrato, y en el juez en el juicio, tiene que declarar la resolución
del contrato. En ese momento, se van a distinguir los derechos emanados del contrato. Esto es
lógico, porque si la condición resolutoria tácita cumplida operase por el solo ministerio de la ley,
que se dé la condición, el contratante diligente perdería la posibilidad de exigir el cumplimiento
del contrato.
También hay que considerar que, si la condición resolutoria tácita operase por el solo ministerio
de la ley, sería una forma muy fácil de incumplir el contrato, no cumpliéndolo, y me libro de las
obligaciones que emanan de él. Y el contratante diligente quedaría en una posición más débil,
y sería un enriquecimiento sin causa. Por eso la decisión de cuáles son los efectos que va a hacer
valer esta condición, dependen del contratante diligente y su decisión, pero siempre debe
demandar.
El pacto comisorio es la condición resolutoria tácita expresada, es decir, aquella cláusula que
las partes insertan en un contrato bilateral, en virtud de la cual se estipula que el incumplimiento
de la obligación de una de las partes, dará derecho a la otra, para pedir la resolución del acto o
contrato. En nuestro ordenamiento jurídico, el pacto comisorio también existe, pero en la praxis
jurídica nuestra, es más cómoda la condición resolutoria tácita, porque si a mí se me olvida
pactar o establecer un pacto comisorio, igual puedo reclamar en virtud del artículo 1489.
La condición resolutoria en general, también la podemos encontrar en varios estados. Puede estar
pendiente, cumplida o fallida.
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Está pendiente si los efectos son los siguientes: el derecho sujeto a ella ha nacido, pero si no tengo
derecho ¿qué voy a extinguir? Tiene una espada de Damocles que puede darle muerte al derecho,
es decir, lo puede extinguir, pero como solo hay germen de derecho, por eso puede estar pendiente.
Está cumplida (mismas reglas de la condición suspensiva cumplida) y el efecto es que extingue el
derecho cumplida la operación resolutoria, y este efecto se produce de pleno derecho, es decir, por
sí sola. La extinción del derecho cumplida la condición resolutoria, opera, al mismo tiempo, con
efecto retroactivo, es decir, hacia atrás. Y la importancia de esta retroactividad es que afecta a todos
los actos que pudiesen haberse realizado mientras no se cumplía esta condición resolutoria, pero
que cumplida, afecta a todos los actos anteriores.
Está fallida (mismas reglas de suspensión suspensiva fallida) y aquí desaparece esta espada de
Damocles, y la expectativa de derecho desaparece.
Es indeterminado cuando se ignora el momento en que va a ocurrir. Por ejemplo, la muerte de una
persona. Se sabe que ocurrirá, pero no se sabe cuándo.
• Expreso: es aquel que se formula en términos explícitos. (En una semana, el 21 de mayo) y
también tácito: aquel indispensable para cumplir con la obligación (Por ejemplo, Ticio que
está en la ciudad de Roma, le vende a Gallo su carro Romano que está ubicado en el puerto
de Ostia. Y no pactan ningún plazo, por lo tanto, existe un plazo tácito, que es el que va
demorar Ticio en ir al Puerto de Ostia, que son como 100 kilómetros, y traer el carro a Roma
para entregárselo a Gallo).
• Convencional: es aquel establecido por las partes; legal: el que establece la ley; y judicial:
plazo que señala el juez.
• Natural: aquel que termina a la misma hora del último día del plazo. (Por ejemplo, si el plazo
se conviene en 30 días, hoy estamos a 27 de abril, por lo tanto, ese plazo terminaría el 27
de mayo a las 10:46 de la mañana) y civil: el día se considera como un todo, por lo tanto, si
nosotros consideramos un plazo civil de 30 días, el día 30 el plazo se termina en la última
hora del día: 00:00.
• Días hábiles: es aquel en que se descuentan los días festos (fiesta) o festivos. Y días corridos:
son aquellos en que no se descuenta los días festos o festivos.
• Suspensivo: es aquel del cual depende el ejercicio de un derecho (por ejemplo: te presto
diez mil sestercios, que me devolverás para las calendas de mayo). Puede encontrarse en
dos estados: pendiente (el derecho ha nacido, pero no se puede ejercer por parte del
acreedor). Cabe destacar que el plazo está puesto en beneficio del deudor, y si paga antes
de que se cumpla el plazo, está renunciando al plazo que fue puesto en su beneficio, y esta
renuncia, no es otra que otra que la anticipación del pago. Pero si el plazo estuviese puesto
a favor del acreedor, el deudor no puede renunciar al plazo. Por último, si el deudor paga
antes del vencimiento del plazo, paga bien, porque el derecho ya existe. Hay una excepción
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en este plazo suspensivo pendiente, en la renuncia del plazo. Por regla general, quien puede
renunciar al plazo es el deudor, porque está en beneficio de él, pero también
excepcionalmente el plazo puede ser un beneficio para el acreedor, por ejemplo, cuando se
presta dinero con intereses, y en este caso no se puede renunciar al plazo, porque
perjudicaría al acreedor.
También se puede encontrar cumplido. Significa que el derecho puede ejercerse, es decir,
no existe ningún obstáculo para que el derecho se ejerza; todo esto porque el plazo se
cumplió.
El plazo no puede estar fallido, porque el plazo es un hecho cierto, y no puede fallar.
Y extintivo: es el acontecimiento futuro y cierto del cual depende la extinción de un
derecho. Por ejemplo, te arriendo mi casa por dos años, y pasado esos dos años, se extingue
el derecho del arrendatario.
Puede encontrarse en estado pendiente, el derecho existe y se puede ejercer.
Y También puede encontrarse en estado cumplido, y en ese momento el derecho se
extingue y debe, eventualmente, ser restituido. Este efecto, en Roma, no ofrecía mayor
dificultad en contratos de buena fe. Pero en los de estricto derecho, no se producía este
efecto en los plazos incorporados. Por ejemplo: ¿Prometes darme mil sestercios mientras
viva? Sí, prometo. En este caso, hay un plazo extintivo, la muerte. Por lo tanto, a la muerte
de la persona se extingue el derecho.
En Roma, el plazo extintivo no era un modo de extinguir las obligaciones que nacían de un
contrato de estricto derecho, por lo tanto, los herederos seguían teniendo derecho a recibir
los mil sestercios si yo moría. Y ahí, se producía una distorsión con el plazo en el plazo
extintivo en los contratos se estricto derecho, porque se extinguía el plazo, pero no se
extinguían las obligaciones.
El pretor señaló, a través de un edicto, una excepción: aquel a quien se le demanda un
derecho extinguido por un plazo extintivo, agregado a un contrato de estricto derecho,
podrá oponer excepción de dolo. El fundamento de esta excepción de dolo, es que
precisamente el procedimiento de quien pretender que se siga cumpliendo una obligación,
cuyo derecho correlativo se ha extinguido, es una maniobra dolosa.
- Modo: es aquel gravamen impuesto al beneficiario de una liberalidad. La liberalidad puede tener
como causa, por ejemplo, una asignación testamentaria, y es una liberalidad, porque el heredero o
legatario se beneficia con la herencia o legado, sin ningún sacrificio económico.
El modo afecta, por regla general, al beneficiario de la liberalidad, porque al mismo tiempo que
recibe esta liberalidad, se le impone un gravamen. Por ejemplo: Lego mi casa a Ticio, con cargo a
dar una renta vitalicia a Agripina, de cien mil sestercios. Entonces, aquí la liberalidad sería el legado
de mi casa a Ticio, y el modo o gravamen es el tener que dar una renta vitalicia a Agripina de cien
mil sestercios.
En el derecho modal, la liberalidad no requiere del cumplimiento del modo. En el ejemplo anterior,
Ticio es dueño de la casa, aunque no le de la renta vitalicia a Agripina. Si no se cumple el modo, no
se extingue el derecho modal, salvo que existe una cláusula resolutoria, es decir, una cláusula donde
se establezca que, de no cumplirse el modo, se extinga el derecho modal.
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Sí puede exigirse el cumplimiento del modo, por parte de la persona beneficiada con el modo, en el
caso del ejemplo Agripina. Si la persona es indeterminada, la regla es si tratándose de una obra
piadosa, a favor de una persona indeterminada, quien puede pedir el cumplimiento del modo es el
Obispo de la ciudad.
En los casos en que hay una cláusula resolutoria, y una persona beneficiada con el gravamen, y no
se cumple el modo, queda sin efecto el legado (sanción). Por lo tanto, se beneficia de esta situación
a los herederos, y el que era beneficiado por el gravamen se perjudica.
En el caso que quede sin efecto el legado, los herederos tiene la obligación de beneficiar, en una
suma proporcional, al que iba a ser beneficiado, para que este no resulte del todo perjudicado.
Legatario: el que causante designa para que obtenga el beneficio que él le quiere otorgar.
La regla general es que los efectos se produzcan, respecto, de las partes otorgantes, es decir, solo
respecto de las personas que intervienen en la generación del acto jurídico.
Las partes: Son las personas que tienen intereses contrapuestos entre sí. Cada parte puede estar
compuesta por 1 o más personas.
Ejemplo: Ticio y gayo son dueños de un caballo se lo venden a pedro. Intervinieron en este acto o
contrato tres personas, pero solo hay dos partes. Ticio y gayo son vendedores y pedro es el
comprador.
Como los efectos de los actos jurídicos solo se producen entre las partes, podemos afirmar que los
efectos de los actos jurídicos son inoponibles a terceros porque es solo entre las partes. Todos los
demás que no son parte del acto jurídico.
Los terceros: pueden ser 1. absolutos: son aquellos, respecto, de los cuales, jamás en un acto en
que no han sido parte, va a surgir efectos respecto de ellos. También pueden ser 2. relativos: son
aquellos, respecto de los cuales, bajo ciertas circunstancias el acto jurídico, en que no han
intervenido como parte, va a producir efectos respecto de ellos. Por ejemplo, los herederos en la
sucesión por causa de muerte participan por su voluntad del acto, sin embargo, se benefician del
acto jurídico llamado testamento y por lo tanto los herederos son reputados para todos los efectos
legales terceros relativos.
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La representación es una modalidad del acto jurídico, en virtud, de la cual, los efectos del mismo,
celebrado por una persona llamada Representante, a nombre de otra, llamado Representado, se
produce directa e inmediatamente en la persona del representado.
En Roma, no existió la representación, de tal suerte, que cuando intervenía una persona, pt cuenta
de otro, los efectos de esos actos o contratos se radicaban en el representante y solo, después, esos
efectos tenían que traspasarlos al representado, a través, de actos nuevos o distintos.
No obstante, Roma se acerca a la representación a través de las acciones institorias, a través de las
acciones útiles y las cuasi institorias. Era ocurrente en roma que el amo pusiera en frente de sus
negocios a un esclavo o que un páter de familia ponía a la cabeza del negocio a su hijo, tanto el
esclavo como el hijo recibían el nombre de institores y lo recibían porque comerciaban, trataban y
contrataban con otras personas. El problema surgía a la hora de cobrar porque tanto el esclavo
como el hijo de familia no tenían patrimonio y el páter que había contratado con ellos no podría
cobrar al amo o al páter por lo que eran considerados terceros de la relación jurídica y los contratos
obligan a las partes y los efectos son entre ellas. Por esta razón aparece la acción institoria, útil y
cuasi institoria.
Acción institoria: creada por el Pretor, permitían que las personas le cobraran, directamente, al amo
del esclavo o al páter familia, es decir, se saltaban al intermediario.
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Acción útil: el pretor le dio la acción al páter o amo para poder cobrar a aquellos con los que habían
contratado los Institores.
Acción cuasi institoria: podía ser que un ciudadano romano eligiera a una persona libre, un sui iuris
para la representación de un negocio y por lo tanto en este caso no había institor por lo que no
tenían acción institoria ni útil y el pretor le da a la persona que contrataba con este representante
la acción cuasi institoria para dirigirse en contra del mandante.
Finalmente, el derecho romano no llega a identificarse con la representación, sino que con las
señaladas anteriormente. Sin embargo, en Roma no desaparece la persona del representante, lo
que trae las siguientes consecuencias.
1. El tercero que contrate con el representante, para exigir el cumplimiento del contrato, tiene 2
alternativas:
b. Demandar al representado.
El tercero que contrataba con el representante podía ser demandado por el representante o por el
representado. En nuestro derecho una vez que el representante celebro el contrato es como si se
esfumara, desaparece porque lo celebrado por el representante se radica directa e indirectamente
en el patrimonio del representado.
Cosa es todo lo que existe, exceptuando a las personas. Dentro de este concepto, es necesario
distinguir una clasificación que se denomina elemental, esta es que hay cosas que están fuera del
comercio humano y otras que están dentro del comercio humano. Las que están dentro son aquellas
que son susceptibles de relaciones privadas. Las que están fuera no son susceptibles de relaciones
privadas.
Las de dentro del comercio humano son susceptibles de relaciones privadas, y las fuera del comercio
humano no son susceptibles a relaciones privadas. Además, en las de fuera del comercio humano
se admiten la siguiente distinción: cosas comunes, cosas públicas, cosas de los municipios y cosas
destinadas al culto divino.
a) Cosas comunes: son aquellas que la naturaleza ha hecho comunes a todos los hombres y las
personas. Por ejemplo, el aire atmosférico, la luz solar, etc. Nadie puede apropiarse de estas cosas
comunes, pero es posible apropiarse de una parte de estas cosas comunes sin que se produzca un
menoscabo de la cosa. Por ejemplo, se podría iniciar un emprendimiento y envasar aire de la
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Cordillera de los Andes. En esta actividad, no se abarca todo el aire, y permite que precisamente se
haga común a todos los hombres.
b) Cosas públicas: son aquellas destinadas al uso de todos los habitantes. Por ejemplo, los puentes,
caminos, plazas, etc.
c) Cosas de los municipios: son las mismas cosas públicas, pero restringida a la jurisdicción del
Municipio.
d) Cosas destinadas al culto divino: son aquellos elementos propios del culto. Por ejemplo, en el
rito católico, los ornamentos del sacerdote, el templo, los vasos de la liturgia, los libros, etc.
a) Cosas principales: son aquellas que pueden subsistir por sí mismas, sin necesidad de otras.
b) Cosas accesorias: son aquellas que dependen de una cosa principal, sin la cual no pueden
subsistir. Por ejemplo, una carreta es una cosa principal. La rueda de una carreta sería una cosa
accesoria.
Esta clasificación tiene importancia porque expresa un aforismo jurídico del Derecho Romano que
dice: lo accesorio sigue la suerte de lo principal. Esto tiene una aplicación práctica, porque existe un
modo de adquirir el dominio (accesión), y que tiene lugar cuando dos cosas se juntan de tal modo
que después no pueden separarse, siendo una cosa principal y la otra accesoria. El dominio del todo
resultante pertenece al dueño de la cosa principal, sin perjuicio de la indemnización que le deba,
por este hecho, al dueño de la cosa accesoria.
a) Cosas de especie o cuerpo cierto: son aquellas en las que se encuentra determinado el individuo
dentro del género al que pertenece. Por ejemplo, en el caso de una cosa de especie o cuerpo cierto,
se trata de un carro romano, si yo lo quiero determinar así, debo determinar que es ese carro
romano y no otro. El carro romano verde. Por lo tanto, ese carro romano verde está determinado
en especie o cuerpo cierto.
b) Cosas genéricas: son aquellas en las que solo se encuentran determinadas por su género y por su
cantidad. Por ejemplo, una docena de manzanas. No hay manzana en específica. No se dice de qué
tipo, por ende, se cumpliría la obligación entregando doce manzanas de cualquier tipo.
Esta clasificación es importante desde el punto de vista del cumplimiento de las obligaciones,
porque cuando la obligación tiene por objeto una obligación de especie o cuerpo cierto, se paga
exactamente con esa especie y no con otra. Cuando la obligación tiene por objeto una cosa genérica,
se cumple esa obligación entregando tantas cosas del género debido, con tal de que sean de
mediana y regular calidad.
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a) Cosas consumibles: son aquellas que se destruyen por el primer uso que se hace de ellas. Es
posible distinguir la consumibilidad, es decir, puede ser cosa consumible objetiva o cosa
consumible subjetiva.
Cosa consumible objetiva: Dentro de estas, es posible distinguir entre cosas consumibles objetivas
naturales: es aquella que por su propia naturaleza se destruye. Por ejemplo, una manzana; y las
cosas consumibles objetivas civiles: por ejemplo, el dinero. Cuando se entrega una moneda, no
desaparece físicamente ni perece, sino que sigue siendo una moneda y por el uso desaparece para
mí. Y para cualquiera que use la moneda va a desaparecer objetivamente para quien la use.
Cosa consumible subjetiva: son aquellas que desaparecen por su uso, para el propietario, según su
destinación, sin que se destruyan naturalmente. Supongamos que tenemos en Roma, un negocio
de compraventa de carros Romanos. Cada vez que vendo un carro Romano, ese carro desaparece
para mí, se consume para el dueño del negocio, pero para el comprador, el carro es inconsumible.
b) Cosas inconsumibles: son aquellas que no se destruyen por el primer uso que se hace de ellas,
sin perjuicio de que todas las cosas, a la larga, se destruyen.
a) Cosas fungibles: son aquellas que, por presentar similares características, pueden substituirse
unas por otras y tienen igual poder liberatorio.
b) Cosas no fungibles: son aquellas que, por no presentar similares características, no pueden
substituirse unas por otras y no tienen igual poder liberatorio.
La importancia de esta clasificación está cuando las cosas que se deben están en la obligación. Se
trata de saber cómo se libera al deudor de la obligación. En las cosas fungibles el deudor se libera
de la obligación entregando cualquiera de las cosas fungibles que se deben, puesto que una cosa
fungible tiene la característica que se puede substituir una cosa por otra.
6. Cosas mancipi y cosas nec mancipi (NO EXISTEN EN NUESTRO ORDENAMIENTO JURÍDICO. EN
ROMA SÍ).
a) Cosas mancipi: son aquellas que constituyen la base de la economía Romana. Y estaban
constituidas por los fundos itálicos, las servidumbres sobre los fundos itálicos, los caballos, animales
de tiro y carga, y esclavos.
b) Cosas nec mancipi: son aquellas que no formaban parte de la economía Romana.
La importancia de esta clasificación en Roma radica en el modo de adquirir el dominio. Las cosas
mancipi solo pueden adquirirse por un modo de adquirir, que es el dominio del Derecho Civil
Romano. Mientras que las cosas nec mancipi son aquellas que se pueden adquirir por los modos de
adquirir, del Derecho de Gentes.
Cosas divisibles físicamente: son aquellas cosas que, sin destrucción, admiten fraccionamiento en
partes o lotes homogéneos entre sí, y respecto del todo primitivo, sin que el valor de la suma de las
partes sufra un sensible detrimento en relación con el valor del todo primitivo.
Cosas divisibles intelectualmente: son aquellas cosas que pueden dividirse cuotativamente.
Prácticamente todas las cosas son divisibles intelectualmente.
b) Cosas indivisibles: son aquellas que no se pueden dividir sin destruir la cosa.
a) Cosas simples: son aquellas que constituyen un todo orgánico. Por ejemplo, una piedra. A pesar
de encontrar varios elementos o minerales que componen una piedra, es una composición simple
que da cuenta de un todo orgánico.
b) Cosas compuestas: son aquellas que se forman por la unión de varias cosas simples. Por ejemplo,
una casa.
Cosas compuestas universitates rerum oharentium: son aquellas formadas por distintas cosas
simples que llegan a constituir la cosa compuesta, y así, pierden su individualidad.
Cosas compuestas universitates rerum distantium: son una suma de diversas cosas simples que
forman la cosa compuesta, pero no pierden su individualidad.
a) Cosas corporales: son aquellas que tienen una existencia real, y por lo cual, pueden ser percibida
a través de los sentidos. Es todo aquello que podemos ver dentro de una pieza, por ejemplo.
Cosas muebles: son aquellas cosas corporales que se pueden trasladar de un lugar a otro. Dentro
de estas, podemos distinguir a las cosas inanimadas y las cosas semovientes, pero también las
muebles por anticipación.
Cosas muebles inanimadas: son aquellas que necesitan de una fuerza externa o extraña para
trasladarse de un lugar a otro.
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Cosas muebles semovientes: son aquellas que se mueven por sí misma. Por ejemplo, los esclavos.
Cosas muebles por anticipación: son aquellas cosas inmuebles por naturaleza. Es decir, que solo se
consideran muebles aún antes de su separación, para los efectos de constituir Derechos en favor de
una persona distinta de su dueño. Por ejemplo, un árbol con manzanas. La manzana mientras esté
unida al árbol es una cosa inmueble. Sin embargo, con el solo propósito de constituir Derechos en
favor de una persona distinta de su dueño, esa manzana se podría considerar mueble por
anticipación aún antes de separarse del árbol.
Cosas inmuebles: son aquellas cosas corporales que por estar unidas permanente al suelo, no
pueden trasladarse de un lugar a otro. Dentro de estas, se puede distinguir a las cosas inmuebles
propiamente tales, cosas inmuebles por adherencia y cosas inmuebles por destinación.
Cosas inmuebles propiamente tales: son los suelos y las minas, que son normalmente, la base de
los inmuebles.
Cosas inmuebles por adherencia: son aquellas cosas que adhieren permanentemente a un
inmueble, es decir, al suelo. Por ejemplo, una casa.
Cosas inmuebles por destinación: son aquellas cosas muebles por naturaleza que se encuentran
permanentemente destinadas al uso, cultivo o beneficio de un inmueble. Por ejemplo, una yunta
de bueyes que está destinada a labrar la tierra.
b) Cosas incorporales: son aquellas que no tienen una existencia real, y no pueden percibirse por
los sentidos. Constituyen meros Derechos. Por lo cual, se debe caer en la cuenta de que los Derechos
también son cosas. Por ejemplo, el Derecho de Dominio es una cosa, porque no se percibe a través
de los sentidos. Estos también pueden ser muebles o inmuebles, dependiendo sobre qué cosa
corporal se ejerce ese mero Derecho. Si mi dominio cae sobre un Derecho mueble, el dominio será
mueble. Si recae en un Derecho inmueble, el dominio será inmueble.
Esta distinción entre una cosa corporal mueble y cosa corporal inmueble es sumamente
importante, puesto que nuestro ordenamiento jurídico es distinto si se trata de una cosa mueble o
inmueble. Normalmente, el régimen jurídico, para transferir o vender una cosa o inmueble es
mucho más estricto; tiene más solemnidades, etc.
Es la clasificación más importante que se desprende de esta clasificación entre cosas corporales e
incorporales. Estos Derechos subjetivos están incluidos dentro de las cosas incorporales.
De aquí, cada vez que se pregunte por la naturaleza jurídica de un Derecho, se pregunta si el Derecho
es real o personal.
• Derecho real
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Es aquel que se tiene sobre una cosa, sin relación a determinada persona. Es decir, el titular del
Derecho real obtiene el beneficio de su Derecho sin necesidad ni del concurso o la participación de
persona alguna. El ejemplo más vivaz es el Derecho de Dominio.
El beneficio es el contenido que se forma por las facultades que el Derecho le otorga. Estas
facultades son: usar, gozar y disponer de la cosa.
El sujeto y el objeto.
b) Objeto: la cosa sobre la que recae el Derecho. Por ejemplo, si soy dueño de una manzana, la
manzana es el objeto y yo soy el sujeto.
La estructura es simple.
1. Es oponible erga omnes. Es decir, es oponible respecto de todos. Desde aquí, podemos afirmar
que en el Derecho real el sujeto pasivo serían todos los hombres y no uno determinado.
El que se encuentra obligado a dar, hacer o no hacer es todo el resto de la sociedad, por eso existe
un deber general de abstención, que emana por el hecho de pertenecer a la sociedad, y en que los
miembros de la sociedad estamos obligados a no dañar a nadie, a no perjudicar a nadie, y eso implica
que no podemos inmiscuirse en el Derecho de los demás y no perturbar el ejercicio de los Derechos
de los demás.
2. Emanan acciones reales. Esto significa que son reipersecutorias, es decir, que mi Derecho tiene
protección y me permite perseguir de la cosa de manos de quien la tenga.
3. Son limitados en su número. Es decir, no son más que aquellos a los que el Derecho objetivo les
ha dado ese carácter, es decir, la ley.
Pero, ¿las partes, en una determinada relación jurídica, no podrían crear Derechos reales a su
voluntad? NO, porque las partes no pueden limitar la libertad de los demás. Solo la ley puede
determinar la libertad de los demás. Los Derechos reales son solo aquellos creados por la ley.
¿Cuáles son los Derecho que taxativamente se encuentran consagrados en la ley? Está el Derecho
real de dominio, la servidumbre –se divide en servidumbre personal: usufructo, el uso, la habitación
y el trabajo de los esclavos y animales y prediales-, la prenda, la hipoteca, la herencia, la enfiteusis,
dominios, la superficie.
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Derecho real de dominio → Los romanos no conocieron una definición del Derecho real de dominio.
Pero sí lo conocieron a través de sus facultades. Podemos distinguir tres facultades: 1. Ius utendi,
2. Ius fruendi y el 3. Ius abutendi.
1. Ius utendi (facultad de usar): es aquella facultad que le permite al dueño aprovecharse de todos
los servicios que la cosa es capaz de proporcionar, pero que no importen percepción de frutos o
disposición de la cosa.
2. Ius fruendi (facultad de gozar): es aquella facultad por la cual, el dueño, pasa a serlo, de los frutos
y de los productos de la cosa. Aquí se distingue entre
b) y fruto –la especie-: aquello que se desprende periódicamente de una cosa, sin detrimento de su
sustancia y conforme a su destinación natural o económica. En esta distinción natural debemos
distinguir es la destinación natural. Si lo aplicamos a la tierra, la destinación natural es que produzca
verduras, frutos, etc. Y todos estos cumplen con cierta regularidad periódica. ESTE REQUISITO LO
INCORPORARON LOS ROMANOS, A RAÍZ DE UNA DUDA QUE SE LES PRESENTÓ. EN VIRTUD DEL
DENOMINADO DERECHO DE USUFRUCTO. ESTE ES AQUEL QUE TIENE UNA PERSONA PARA USAR
Y GOZAR UNA COSA DE UNA PERSONA AJENA. Y ESTA CAPACIDAD DE GOCE DEL USUFRUCTARIO
ESTÁ SOLO DESTINADA A LOS PRODUCTOS, PERO NO ALCANZA A FRUTOS. En Roma se presentó
el siguiente problema: un ciudadano Romano era usufructuario de una esclava, y por su parte, el
propietario de la esclava conserva la nuda propiedad de la esclava. Pero si esta esclava tenía un hijo,
la pregunta era, ¿a quién le pertenecía ese hijo? En Roma la respuesta es que, al propietario, porque
la destinación natural de la esclava es a trabajar y no procrear, entonces el hijo de la esclava es un
producto de la esclava y no un fruto, por ende, el propietario es dueño de su hijo.
Por ejemplo, los frutos de la tierra los da periódicamente y no agotan la tierra. En cambio, los
minerales de una mina no son frutos, porque se agotan.
Los frutos, a su vez, pueden ser naturales o civiles. Son naturales son aquellos que da la naturaleza,
ayudada o no, por la industria del hombre. Se pueden encontrar en tres estados: pendientes –
mientras adhieren a la cosa productiva-, percibidos –cuando han sido separados de la cosa
productiva- o consumidos –cuando han sido consumidos. Son civiles son aquellas utilidades que se
obtienen como consecuencia de la sesión que el dueño de la cosa hace a otro, en su uso y goce, en
virtud de una determinada relación jurídica, por ejemplo, un contrato de arrendamiento. Estos
pueden encontrarse pendientes –mientras se adeudan- o percibidos –desde que se pagan-.
La distinción entre fruto y producto no tiene importancia para el propietario. Sin embargo, tiene
mucho interés cuando el propietario se ha desprendido, en favor de otro, de su facultad de goce, ya
que solo le permite al tercero apropiarse de los frutos y no de los productos de la cosa.
c) Ius abutendi: es la facultad de disponer. Comprende dos aspectos: material y jurídico. En cuanto
al aspecto material se ejerce a través de la realización de actos materiales, y le permite al propietario
cambiar la forma de la cosa, consumir la cosa, degradar la cosa, incluso podría destruir la cosa. En
cuanto al aspecto jurídico le permite al propietario transferir el dominio de la cosa. Enajenar y
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desprenderse de ella. Incluso podría desprenderse de algunas facultades de la cosa. Por ejemplo,
un propietario que no pierde el dominio, entrega la cosa para que alguien la use y la goce, pero
mantiene consigo el dominio. Enajenar, en sentido amplio, se refiere a transferir el dominio de
una cosa o constituir sobre la cosa cualquier otro Derecho real. En un sentido restringido, nos
referimos solo a la trasferencia del dominio de la cosa.
Estas tres facultades son las facultades que dan cuenta, en nuestro ordenamiento jurídico, del
Derecho real de dominio. EN ROMA NO HAY UN CONCEPTO DE ESTE DERECHO REAL DE DOMINIO,
PERO PODEMOS INTENTAR ELABORAR UNO. Derecho real de dominio → es un Derecho real en
una cosa corporal para usar, gozar y disponer de ella a nuestro arbitrio, no siendo contra la ley o
contra el Derecho ajeno.
• Derecho personal
Es aquel que se tiene sobre una cosa, con relación a determinada persona. Es decir, el titular del
Derecho personal, necesita del concurso y la participación de otra persona para obtener el beneficio
de su Derecho, que debe cumplir a su respecto, una determinada prestación. Por ejemplo, cuando
celebro un contrato de compraventa, yo compro un carro Romano, una vez que se celebra, me nace
el Derecho de que el vendedor me entregue el carro Romano. Si el vendedor se marcha, entonces
me quedo sin carro Romano.
El beneficio es la facultad que tengo para exigir el cumplimiento de mi Derecho. Pero este solo se
obtiene por el concurso o participación de otra persona y depende de ello.
a) Sujeto: se desdobla en titular del Derecho, es decir, un sujeto activo, que recibe el nombre
acreedor. En cambio, el sujeto pasivo es la persona que tiene la obligación de cumplir una
determinada prestación a favor del acreedor.
b) Objeto: es la prestación debida, y esta puede consistir en dar, prestar, hacer o no hacer. Es
importante tenerlo presente, porque puede consistir tanto en un hecho como en una cosa.
La obligación de dar es aquella que tiene por objeto la transferencia del dominio de la cosa o la
constitución de cualquier otro Derecho real sobre la misma. De tal manera que, cuando le compro
una cosa al propietario de ella, el vendedor tiene la obligación de dar, es decir, tiene que transferir
el dominio de la cosa que me vendió.
Esto es importante. En nuestro ordenamiento, los contratos por sí solos jamás transfieren el
dominio. La transferencia la debe realizar el vendedor.
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La obligación de prestar es aquella que tiene por objeto la entrega de una cosa hecha con una
finalidad distinta a la de transferir un dominio o a la constitución de cualquier otro Derecho sobre
la misma.
c) Vínculo: en este, desde la etimología de la palabra latina, proviene de la palabra obligar. Obligare
o Ligazón. El vínculo une al sujeto activo y pasivo de la obligación que emana de la consecuente
fuente de las obligaciones: la ley, el contrato, el cuasicontrato, el delito, el cuasidelito, y en Roma
los pactos sancionados.
Los pactos sancionados son aquellos que permiten exigir su cumplimiento. En Roma, este vínculo
de ligazón era tan potente que se expresaba a través de signos materiales. Es decir, si por alguna
razón, el deudor no cumplía con la obligación, el acreedor tenía Derecho a reducir a la esclavitud al
deudor, a través del pignoris capio. Esta consistía en que el acreedor le ataba una cadena al cuello
al deudor, y de esta manera, lo reducía a la esclavitud, por no haber cumplido con su obligación.
1. No son oponibles erga omnes, sino que solo es oponible entre las partes, decir, el acreedor y el
deudor que están totalmente determinados.
2. Emanan acciones personales. Por lo tanto, solo pueden dirigirse contra la persona del deudor.
3. No están limitados en su número. Esto es porque son tantos como puedan emanar de las distintas
fuentes de las obligaciones: la ley, contrato, cuasicontrato, delito, cuasidelito, pacto sancionado.
• Concepto de propiedad
En Roma podemos distinguir varios tipos de propiedad: propiedad quiritaria, propiedad bonitaria,
propiedad peregrinos y propiedad fundos provinciales.
a) Propiedad quiritaria: esta propiedad exigía el ius comercii en el sujeto, o ser ciudadano Romano,
o un peregrino dotado de ius comercii.
Desde el punto de vista de la cosa, la propiedad quiritaria, todas las cosas pueden ser objeto de
propiedad quiritaria, excepto los fondos provinciales.
Desde el punto de vista del modo de adquirir el dominio, requería de un modo de adquirir el dominio
del Derecho Civil Romano, por tanto, la propiedad quiritaria es aquella propiedad sancionada por
el Derecho Civil Romano, y que está amparada como todo Derecho real, por una acción real, cuya
característica esencial es que es reipersecutoria.
La acción real para la propiedad quiritaria, recibe el nombre de acción reivindicatoria → la acción
que tiene el dueño de la cosa en la propiedad quiritaria.
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b) Propiedad bonitaria: es aquella que tiene su origen en la tradición de una cosa mancipi, la
bonorum posesio de una herencia otorgada por el pretor, o en la adjudicación, en pública subasta,
del patrimonio de un insolvente.
1. Tradición de una cosa mancipi: cuando se adquiere una cosa mancipi, es decir, a través de los
modos de adquirir del Derecho Civil Romano. Por ejemplo, un esclavo. El problema es que se hace
tradición del esclavo, y la tradición es un modo de adquirir del Derecho de gentes, por tanto, la
tradición del esclavo no produce el efecto que debería producir la tradición en una cosa mancipi. Y,
por ende, si yo hago tradición de una cosa mancipi, podría defraudar a quien me lo compró –porque
sigo teniendo el Derecho de dominio, sin embargo, el pretor señala que el comprador tiene al
esclavo entre sus bienes por una causa justa, y merece protección, por lo que le da exceptio rei
venditae et traditae. Es una excepción que le permite enervar la acción reivindicatoria que tiene
el dueño de la propiedad quiritaria, en este caso, el dueño del esclavo. ESTO NO IMPLICA QUE EL
PROPIETARIO BONITARIO PASE A SER QUIRITARIO, SINO QUE IMPLICA QUE ADQUIERE LA FACULTAD
DE USAR, GOZAR Y DISPONER DE LA COSA → POSESIÓN DE LA COSA. Y LA POSESIÓN DE LA COSA
UNIDA AL TIEMPO, TRANSFORMA LA POSESIÓN EN DOMINIO, A TRAVÉS DEL usucapión, y en
nuestro ordenamiento recibe el nombre de prescripción adquisitiva, lo que le permite al propietario
bonitario pasar a ser quiritario.
Pero le podría pasar a esto propietario bonitario que lo despojaran de la cosa. Por ejemplo, que le
roben el esclavo. Y, por tanto, el propietario bonitaria no es el dueño, sino el poseedor del esclavo.
Normalmente, el dueño tiene la acción reivindicatoria. Pero en este caso, el propietario del esclavo
tiene solo la posesión, por ende, no le corresponde la acción reivindicatoria. Entonces, el pretor una
vez más se hace cargo y le otorga una acción al propietario bonitario para que pueda amparar su
propiedad bonitaria. Por esta razón se le da la acción publiciana –nombre por su creador Publicio-,
que es una acción que ha pasado en nuestros días. Esta tenía carácter real, es decir, la misma eficacia
que la acción reinvicatoria, es decir, le permitía al propietario bonitario perseguir la cosa de manos
de quien la tuviera. El propietario bonitario es el poseedor de la cosa, y la posesión unida al tiempo,
hacía que pasara a adquirir el dominio, por un modo de adquirir el dominio de usucapión.
¿Cuál es el fundamento jurídico de la acción publiciana? Lo que hay a la base es que hay una ficción
de usucapio cumplida. Es decir, cuando el propietario bonitaria llega a expresar su situación al
pretor, y que quería demandar al propietario de su esclavo, y que se lo había arrebatado, por ser
propietario bonitario, entonces el pretor no le podía entregar la acción reivindicatoria, entonces
recibe el nombre de acción republiciana. Entonces, el propietario bonitario, solo para efectos de
recuperar la cosa, supone entonces la figura de propietario quiritario, y, por lo tanto, le otorgaban
los mismos efectos de la acción reivindicatoria, pero con los efectos de la acción quiritaria. Una vez
que recuperaba la cosa, volvía todo al estado anterior.
2. Bonorum posesio de una herencia otorgada por el pretor: en Roma existía un parentesco civil o
también llamado parentesco agnaticio, o de sangre –cognaticio-. En tiempos primitivos, el
parentesco que tenía mayor importancia, por sobre todas las cosas, era el parentesco agnaticio.
Esto, porque se fundaba en la patria potestad, esto significa que el vínculo determinante era
precisamente esta circunstancia del parentesco civil que unía a las personas.
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Si un miembro de la familia se emancipaba, por ejemplo, un hijo, salía de la patria potestad, perdía
el parentesco agnaticio, y solo mantenía el parentesco cognaticio. Pero la consecuencia más grave
era que si el padre moría, ese hijo no podía heredar nada, porque los únicos que heredaban eran
los que tenían el parentesco agnaticio. Por esta razón, el pretor fue creando un orden sucesorio
propio, paralelo al llamamiento a suceder del Derecho Civil Romano, y cuando una persona era
llamada por el Derecho pretorio, o Derecho bonoriano, a suceder alguien, se le otorgaba la bonurum
posesio, no la hereditas. En el derecho civil romano el llamamiento es a través de la hereditas, en
cambio, en el Derecho pretorio es a través de la bonurim posesio. La diferencia radica es que la
bonorum posesio no quedaba como propietario quiritario, sino que como bonitario, y este hijo
emancipado, pasaba a ser de alieni iuris a sui iuris. Por tanto, adquiría bienes, y todo lo que adquiría,
lo hacía para sí. Por tanto, cuando muere el padre, este hijo emancipado recibía en partes iguales la
herencia con sus hermanos alieni iuris, ya que estos no tenían ninguna posibilidad de adquirir
bienes. Por esta razón, los bienes del hijo emancipado pasaban a ser partes también de los bienes a
repartir a través de la colacio bonorum.
c) Propiedad de los peregrinos: estaba amparada con una acción real especial para los peregrinos.
d) Propiedad de los fundos provinciales: los fundos provinciales eran aquellos que se iban anexando
a Roma a través de las distintas conquistas bélicas que Roma realizaba. Por esta razón, iban siendo
cada vez parte de la propiedad privada que administraba el Estado. Y como el dueño era el Estado,
otorgaba una especie de concesión para que se pudiesen ocuparla los privados, y debían pagar
tributos por ello.
Finalmente, Justiniano elimina la diferencia entre fundos itálicos y provinciales. Por ende, ya no se
advierte la diferencia.
• Concepto de posesión
Lo primero que debemos manifestar es que la posesión es un hecho, no un Derecho. Por ejemplo,
soy dueño de la ropa que llevo puesta, y la puedo usar, gozar y disponer, pero al mismo tiempo hay
un fenómeno que se da en la práctica, y es que a pesar de ser el dueño, también soy el poseedor.
En esta posesión, debemos señalar que lo normal es que el dominio y la posesión vayan juntos. Pero
no siempre es así. Puede haber un poseedor sin dominio, o viceversa. Por tanto, es pertinente definir
lo que entendemos por posesión → es la tenencia de una cosa determinada, con ánimo de señor
y dueño. Se pueden advertir de esta definición dos elementos esenciales: el corpus –material- y el
ánimo –subjetivo.
El material o corpus es la posibilidad de detentar materialmente con exclusión de toda otra persona.
No es necesario tener un contacto material o corporal, sino que es la posibilidad de tener.
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1. Buena fe y la mala fe. Si estamos de buena fe supone que se tiene la creencia de haber adquirido
la cosa de manos de sus dueños por medios lícitos. Si estamos de mala fe es aquel que está
consciente de haber adquirido la cosa de manos de quien no es el dueño o por medios ilícitos.
Ambos son poseedores.
El juez tendrá que determinar quién es el verdadero dueño. Por eso esta posesión ad interdictam es
la mera tenencia protegida por interdictos posesorios. Es una situación excepcional, ya que la mera
tenencia no necesita ser protegida, porque se trata de un intermediario, y este puede recurrir al
poseedor si es que es perturbado. Y el poseedor es quien puede accionar con el posesorio, o el
mismo dueño puede iniciar la acción reivindicatoria.
Sin embargo, hay algunas situaciones excepcionales en que el mero tenedor puede amparar la cosa
y recuperarla sin recurrir al dueño. Son dos situaciones: el caso del acreedor prendario y en caso de
secuestro.
- El caso del acreedor prendario: la prenda es una garantía. Se hace normalmente a través del
contrato que tiene el nombre de prenda. En virtud del cual, el deudor le entrega al acreedor una
cosa quien tiene derecho de conservarla hasta que le paguen lo que le debe. Por tanto, la cosa se
tiene que guardar y devolverla una vez que le paguen lo que se debe.
- El caso del secuestro: el secuestro es un depósito en virtud del cual una persona le entrega a otra
una cosa para que se lo cuide. El depositario es un mero tenedor. El secuestro es un tipo de depósito,
y la diferencia es que en el secuestro hay dos personas que se encuentran litigando por la propiedad
de la cosa, y mientras dure el juicio, la cosa va a permanecer en manos de un tercero que se llamará
secuestre, quien es mero tenedor, y debe devolver la cosa a quien gane el juicio. Si le arrebatan la
cosa, recurre al interdicto posesor.
4. Posesión viciosa o no viciosa. La posesión no viciosa es la que no adolece de vicios. Mientras que
la posición viciosa es aquella que tiene alguno de los vicios que pueden ser: violencia,
clandestinidad, precaria. Y es que se traducen en posesión violenta, posesión clandestina y
posesión precaria.
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La posesión violenta es aquella que ha sido adquirida por la fuerza, ya sea que haya sido ejercida
por el poseedor o alguno de sus agentes, y también hay posesión violenta cuando el poseedor ocupa
pacíficamente una cosa que no es suya, pero cuando el dueño pretende recuperarla, el poseedor lo
repele violentamente.
La posesión clandestina es aquella que se ejerce ocultando a quien tiene derecho a oponerse a ella.
Por ejemplo, voy a Franklin y compro unos candelabros de plata. Los veo bonitos y a buen precio.
Resulta que me entero a los días que a mi vecino le robaron unos candelabros de plata. Me muestra
unas fotos y son iguales a los que yo compré. Sospecho que compré esos candelabros robados. Y
cada vez que lo invito a mi casa, escondo los candelabros.
La posesión precaria es la tenencia de la cosa sin título alguno, por ignorancia o mera tolerancia del
dueño. El ejemplo más vivaz son las tomas de terreno, donde las personas ocupan los terrenos sin
título alguno.
El punto de partida de estas es que la posesión es un hecho, y por ser un hecho, tiene las siguientes
ventajas:
1. Está amparada por los interdictos posesorios. Esto en vistas a que se debe evitar la auto-tutela
o la justicia por las propias manos.
3. El poseedor se considera dueño mientras otro no justifique serlo. Cabe destacar que diga ser
dueño, debe probar su dominio.
4. La posesión constituye apariencia de dominio. Es decir, se presume que el que tiene la posesión
es el dueño.
7. Las presunciones pueden ser de dos clases. Una denominada la presunción de Derecho y otra la
presunción de hecho o legal. La presunción de Derecho no admite prueba en contrario. Por ejemplo,
el art. 8 del código civil, que establece la presunción de que todas las personas conocen el Derecho,
por tanto, no hay nada que alegar a este respecto, y todos conocen el Derecho. La presunción de
hecho o legal admite prueba en contrario, y favorece al poseedor, que es un hecho. Pero aquí se
debe distinguir si el poseedor está de buena fe o de mala fe. De eso dependerá si puede adquirir el
dominio a través del usucapio.
Esta es una de las mayores ventajas jurídicas. Esto quiere decir que quien dice ser el dueño de la
cosa, debe demostrar y probar su dominio, normalmente a través de una acción reivindicatoria. Si
no logra hacerlo, el poseedor sigue siéndolo, y se pierde la acción reivindicatoria.
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*La prueba del domino también recibe el nombre de la prueba diabólica, porque es difícil probar el
dominio de las cosas*
9. La posesión conduce al dominio. A través de transcurso del tiempo y también a través del modo
de adquirir el dominio (usucapio), al que solo puede acceder el poseedor de buena fe.
10. El poseedor de buena fe hace suyo los frutos que produzca la cosa.
11. La toma de posesión de una cosa que no pertenece a nadie o que está abandonada (res nullius
y res derelicta) conduce inmediatamente a la adquisición del dominio. Esto a través de un modo
de adquirir el dominio llamado ocupación.
• Adquisición de la posesión
La posesión se adquiere por la reunión de dos elementos: el corpus y el animus, no siendo necesario
que ambos se tengan simultáneamente. Por ejemplo, un mero tenedor es un arrendatario. Y él se
aburre de arrendar la casa y la compra. Desde ese instante, adquiere la intención de ser señor y
dueño de la cosa, por tanto, como ya tenía el corpus, pasa a ser poseedor de la cosa. Esta figura del
ejemplo recibe el nombre de traditio brevi manus, donde le entregan oficialmente la cosa que ya
tiene en su posesión.
Otro elemento, dentro de la posesión, es la capacidad para poseer. Es una capacidad mínima. Es
decir, solo se requiere aquella capacidad necesaria para tener animus. Por regla general, todos los
mayores de 7 años son capaces de tener animus, por tener la posibilidad de distinguir entre lo que
es mío y lo que no es mío. Y obviamente no ser demente. No obstante, esto no quita que menores
de esa edad tengan la capacidad para distinguir entre lo suyo o no. De hecho, hay hasta animales
que saben diferenciar sus juguetes.
La posesión se conserva mientras no se pierda algunos de los elementos o ambos elementos (corpus
y animus). En textos romanos, normalmente se afirma, que la posesión se conserva mientras se
tenga el animus. Pero se debe aclarar que solo esto se afirma en el caso de la mera tenencia, en la
que el poseedor tiene solo el animus, y el corpus lo tiene otra persona a nombre y lugar de él.
La posesión se pierde por la pérdida del corpus, del animus o ambos elementos a la vez.
Se pierde el corpus cuando otra persona entra en posesión de la cosa, a pesar de mi animus. Por
ejemplo, me arrebatan la cosa. También se pierde el corpus cuando se hace imposible realizar actos
que manifiesten el ejercicio posesorio sobre la cosa. También de pierde el corpus del animal salvaje
que recobra su libertad natural. También se pierde el corpus del animal doméstico que pierde la
costumbre de volver a casa.
Se pierde el animus. Aquí nos referiremos a la figura del constitutio posesorio que es una figura a
través de la cual el dueño transfiere el dominio de una cosa, pero conserva la cosa como mero
tenedor. Por ejemplo, un sujeto que vende su casa y la continúa habitando, pagando un costo de
arrendamiento.
También tenemos la pérdida del animus y corpus. Esta se da cuando el poseedor enajena la cosa,
perdiendo ambos elementos a la vez, o bien, cuando el poseedor abandona la cosa.
• Comunidad o copropiedad
Existe comunidad cuando varias personas son titulares de Derechos de igual naturaleza, sobre una
misma cosa. Por ejemplo, tengo una casa en la playa, y le doy el usufructo de esa casa a Ticio Y Gayo.
Ambos pasan a ser comuneros del derecho de usufructo. Cuando el Derecho de varias personas, es
decir, son titulares en común al mismo tiempo y el derecho que tienen el común es el dominio,
entonces la comunidad recibe el nombre de copropiedad. Hay una relación género-especie, donde
el género es la comunidad y la especie es la copropiedad.
En primer lugar, cada comunero o copropietario tiene lo que se denomina un derecho cuotativo de
la cosa. Es decir, tiene derecho sobre una cuota, pero esto es interesante, porque abarca la totalidad
sin radicarse en parte alguna de la cosa. Es decir, ningún comunero puede reclamar el derecho
exclusivo sobre alguna parte de la cosa. Para reclamar el derecho sobre alguna parte de la cosa,
tendría que proceder a la liquidación de la comunidad o practicar la adjudicación por parte de ese
comunero, pagándole al resto, pero esto tiene varias exigencias.
En segundo lugar, con respecto a la misma cosa, cada comunero usa la cosa, sin perjuicio del justo
uso que le corresponde a lo demás. Por ejemplo, un caballo. Cada comunero deberá ponerse de
acuerdo con el resto para un justo uso del caballo.
En tercer lugar, con respecto al goce, cada comunero también tiene derecho a los frutos y productos
de la cosa, en proporción a sus cuotas.
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Puede tener su origen en un hecho jurídico, como, por ejemplo, la muerte de una persona, que
origina respecto de su patrimonio, una comunidad de herederos → comunidad hereditaria.
Otro origen puede ser un acto jurídico, como, por ejemplo, la tradición de una cosa efectuada en
conjunto a más de una persona.
Otro origen puede darse a través de un acto jurídico, cuando el propietario cede parte de su Derecho
a otro.
La comunidad se termina o se acaba con la destrucción total de la cosa en que la comunidad recae.
Por ejemplo, un terremoto que bota la cosa dentro de un terreno, entonces se termina la comunidad
y solo queda el terreno. También se termina por la enajenación unánime que los comuneros hacen
de la cosa misma, en favor de otra persona. También se termina con la partición. Esta puede ser
voluntaria o judicial. La partición voluntaria es aquella en la que, de común acuerdo, los comuneros
establecen poner fin a la comunidad a través de la adjudicación, que es, la atribución en propiedad
individual a un comunero o copropietario, de una o más cosas, o de parte de una cosa que antes se
poseía en común. La partición judicial es aquella que se realiza a través de los tribunales de justicia,
en la que se solicita al Juez que decida cómo se parte o divide la herencia, particularmente, en esa
comunidad hereditaria.
La adjudicación, en Roma, era un modo de adquirir el dominio, por tanto, se produce una traslación
del dominio de una cosa que opera desde los comuneros hacia el adjudicatario. Por eso recibe el
nombre de adjudicación. En nuestro ordenamiento, la adjudicación no es un modo de adquirir el
dominio, sino que es solo un título declarativo de dominio, lo que significa que el adjudicatario se
mira como dueño de lo que se le ha adjudicado durante todo el tiempo que duró la adjudicación.
Estos son hechos o actos jurídicos que tienen por efecto propio la adquisición del dominio. Algunos
de estos modos son la sucesión por causa de muerte, la usucapio, la tradición y la mancipacio.
De acuerdo al Derecho Civil Romano, los modos de adquirir el dominio son: usucapio, mancipacio,
in iuris cesio, adjudicactio, la ley, sucesión por causa de muerte (hereditas). Estos son accesibles
solo a los ciudadanos Romanos o a que quienes gocen del ius comercii. Todos estos son solemnes,
salvo la usucapio y la sucesión por causa de muerte.
De acuerdo al Derecho de gentes, los modos de adquirir el dominio son: tradición, ocupación,
accesión. No son solemnes.
De acuerdo a los por causa de muerte, requieren la muerte de una persona y solo califica para estos
la sucesión por causa de muerte.
Los de título universal son aquellos por los cuales se adquiere una universalidad jurídica. Dentro de
estos, hay que señalar los siguientes: se adquiere a título universal en la sucesión de causa de
muerte, porque el patrimonio es precisamente una universalidad jurídica. Se adquiere, también a
título universal, en la usucapio del Derecho real de herencias. Con esto hay que aclarar que no solo
se puede adquirir el dominio de una cosa a través de la usucapio, sino que también se pueden
adquirir otros derechos, como, por ejemplo, cuando hay un falso heredero que no es el titular, pero,
sin embargo, si se encuentra en posesión de los bienes hereditarios, en definitiva, en virtud de esta
calidad de heredero unida al transcurso del tiempo, lo convierte en un verdadero heredero y recae
en esta universalidad jurídica que es el patrimonio. Se adquiere, también, a título universal, en la
tradición del derecho real de herencia. Si yo soy heredero, puedo transferir mi calidad de heredero
a otro, ya sea que le venda esta calidad o se la regale. Para esto, le hago tradición de mi derecho
real de herencia, que es también universal. Se adquiere, también a título universal, en el matrimonio
con manus, que es el caso de la mujer sui iuris. Si contrae matrimonio con manus, el patrimonio de
la mujer pasa al patrimonio del marido, o si no, pasar al páter de familia. Se adquiere, también a
título universal, en la adrogación, esta es la adopción de sui iuris, que, por esta razón, este se
convierte en alieni iuris, y pasa a quedar bajo la patria potestad del adoptante o adrogante, y sus
bienes pasan al páter. Se adquiere, también a título universal, es la adquisición en pública subasta
–remate- del patrimonio de un insolvente –es aquel que ha cesado en el pago de sus obligaciones-
Los de título singular son aquellos por los cuales se adquiere una o más cosas singulares. Dentro de
estos son la usucapio, la tradición, ocupación y accesión.
4. Gratuitos u onerosos
Los modos de adquirir gratuitos son aquellos que no significan un sacrificio económico por parte del
adquirente. Por ejemplo, la sucesión por causa de muerte, la usucapio, la tradición dependerá del
título o causa que le sirva de antecedente.
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Los modos de adquirir onerosos son aquellos que sí importan y significan un sacrificio económico
de las partes.
5. Originarios o derivativos
Los modos de adquirir originarios son aquellos en los cuales el dominio se adquiere sin relación al
dominio anterior. Estos son la usucapio, la ocupación y la accesión. Esto no significa que no exista
un propietario anterior, de hecho, puede existir o no, es por esta razón que se trata de un modo de
adquirir originario.
Los modos de adquirir derivativos son aquellos en que el dominio se adquiere en relación a cómo
se encontraban en el propietario anterior. No hay ruptura con la propiedad anterior, sino que
cambia un elemento del derecho: el sujeto.
Esta clasificación entre originario y derivativos tiene importancia en relación a la prueba del
dominio, porque tratándose de un modo de adquirir originario, para probar el dominio, lo único que
debo probar es la ocurrencia de este modo de adquirir el dominio, porque estoy probando una cosa
nueva que se ha originado. Si se trata de probar la tradición, no basta con probar la ocurrencia de
un modo de adquirir, sino que se debe probar que quien lo vendió era el verdadero dueño o
propietario, y así sucesivamente hacia atrás, hasta que aparezca un modo de adquirir originario. Y
por eso la dificultad de probar el dominio era terrible, y la solución jurídica la encontramos en la
usucapio, que consolida los derechos, y, por tanto, no se hace necesario probar indefinidamente
hacia atrás, sino que solo hasta el punto donde necesito el tiempo para adquirir por usucapio.
* La usucapio tiene como fundamento la certeza jurídica que respecto del propietario que pierde el
dominio, lo que hay es un grado de culpa o negligencia, porque pudiendo amparar su dominio, no
ejerció su acción reivindicatoria dentro del plazo de la usucapio. Por eso el Derecho castiga en favor
de la sociedad y de la libre circulación de los bienes *
• Tradición
La tradición es un modo de adquirir el dominio de las cosas, que se hace con la entrega que hace el
dueño de ella a otro, habiendo por una parte la intención de la facultad de transferir el dominio y
por la otra, la capacidad e intención de adquirirla.
¿Quiénes son las personas que intervienen en la tradición? Está el tradens o tradente y por la otra
está el accipiens o adquirente. El tradens debe reunir las siguientes condiciones para la tradición:
a) debe tener la facultad de transferir el dominio. Esto implica que debe ser dueño de la cosa y debe
tener la capacidad para enajenar la cosa. b) debe tener la intención de transferir el dominio. El
accipiens debe tener la: a) intención de adquirir el dominio y b) debe tener la capacidad de adquirir
el dominio.
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Lo anterior nos lleva necesariamente a estudiar la tradición hecha por quien no es dueño. Aquí
cobra valor el aforismo “nadie puede adquirir más derechos que los que tiene, ni nadie puede
transferir más derechos de los que tiene”.
La usucapio o usucapión
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Es un modo de adquirir el dominio del derecho civil romano que consiste en adquirir las
cosas ajenas por haberlas poseído durante un tiempo concurriendo los demás requisitos
legales. Da certeza.
Importancia:
-transforma laposesion de buena fe en dominio
-Transforma la prop bonitaria en quiritaria
-Impide la prueba diabolica→ la prueba del dominio se debe hacer cada vez que se
adquiere por un modo derivativo, no solo se peuba el modo si no que se va hacia atrás. La
usucapio pone el limite hasta que se cumpla el tiempo de la usucapio. Permite dar certeza
jurida alguien que tenia la posesión se convierte en dueño por el transcurso del tiempo. La
certeza jurídica, y la usucapio contribuye a crearla respecto al dominio.
Época antigua:
- se exige ius comercii,
-cosa hidonea
- se exige la posesión de la cosa un año si se trata de una cosa mueble y 2 de una cosa
inmueble
-que no se tratase de una cosa hurtada o rabada, esto porque aun no aparece la buena fe
Época clásica: se mantiene el iuss comerci la cosa hidonea, la posesión y que no se trate
de una cosa robada. Se agrega la buena fe y el justo titulo.
Excepciones donde no se requirira la buena fe y el justo titulo:
• Usucapio pro herede: los herederos eran los continuadores de la adoración y culto
de los dioses o los esclavos eran obligados a continuar con el culto a los
antepasados. Los herederos deben continuar con el culto familiar. Se le permitió al
falso heredero aun de mala fe y sin jsuto titulo y al cabo de un año en pro de estos
principios religiosos y de la continuidad religiosa. También para que el acreedor
tenga alguien a quien dirigir sus acciones.
Hubo una época que se dejo de responder con las personas a las deudas (pignoris
capio) y se comenzó a responder con el patrimonio. Dejan de ser personales y
pasan a ser patrimoniales lo que produjo una dificultad:
Cuando los créditos eran superiores a los montos del deudar los acreedores no
tenian como pagarce y ellos buscaban garantías para poder pagarse y
establecieron hacer salir jurídica y legalmente del patrimonio del deudor para que
los otros ; acreedores no podían perseguir este bien, el acreedor le transfiere un
bien y cuando le pagara una deuda, se la devolvía, si por cualquier razón la cosa
volvía a manos del deudor un año de posesión era necesario para quedar como
dueño sin justo titulo y sin buena fe
Beneficios:
Para el ciudadano romano no le interesaba porque los plazos eran muy largos y por
lo tanto ua las otras
Extingue no solo las acciones reales sino que también las acciones personales.
• ordinaria : establece como requisitos el ius comercii, es aplicable a todas las cosas
salvo las cosas de las cofradías religiosas establece la posesión donde distingue
entre cosas muebles 3 e inmuebles ;10 presentes ; 20 ausentes, exige la buena fe y
el justo titulo.
• Extraordinaria: ius comercii. Al igual que la ordinaria se aplica a todas las cosas
salvo las cofradías religiosas ,en la posesión distingue en muebles 30; inmuebles
40 años ; excluidas las cosas de la prescripción ordinaria y se exige la buena fe.