Taller 27 de Abril-Comunicacion Escrita
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2017 - 1
¿Qué quiere el yo contemporáneo? Quiere ser reconocido, quiere estar conectado: quiere
visibilidad. Si no ante millones de personas, como en un reality o en El show de Oprah, entonces
ante cientos de ellas en Twitter o Facebook. Ésta es la característica que nos define, así es como
nos volvemos reales ante nosotros mismos: al ser vistos por otros. El gran pavor contemporáneo
es el anonimato.
En medio de esas circunstancias, Internet llegó como una bendición sin paralelo. No podemos
negarlo. Internet ha permitido que gente aislada se comunique entre sí y que personas marginadas
se encuentren entre ellas. El padre ocupado puede estar en contacto con sus amigos lejanos. El
adolescente gay ya no se tiene que sentir un extraterrestre. Pero como el tamaño de internet ha
crecido, se ha vuelto inabarcable en muy poco tiempo. Hace diez años escribíamos correos en
computadores de escritorio y los transmitíamos a través de una conexión telefónica. Ahora
enviamos mensajes de texto desde nuestros celulares, montamos fotos en Facebook y somos
seguidores de completos extraños en Twitter. Un constante flujo de contacto mediado, virtual,
imaginario o simulado nos mantiene conectados al enjambre electrónico: aunque el contacto, o por
lo menos el contacto persona a persona, resulta cada vez menos importante. Parece que la meta
ahora es simplemente ser conocido, convertirse en una especie de celebridad en miniatura.
¿Cuántos amigos tengo en Facebook? ¿Cuántas personas leen mi blog? ¿Cuántas entradas
aparecen en Google con mi nombre? La visibilidad asegura nuestra autoestima y se vuelve un
sustituto del contacto real. No hace mucho, era fácil sentirse solo. Ahora es imposible estarlo.
Tomado de Deresiewicz, William (2009) “El fin de la soledad” The Chronicle of Higher Education.
Versión electrónica extraída de Elmalpensante.com. Traducción Wilson Orozco.
¿Cuál de las siguientes opciones describe mejor la relación entre los enunciados 1 y 2?
A. El enunciado 1 es la tesis del autor, el enunciado 2 es la antítesis.
B. El enunciado 1 es una razón del autor, a favor del enunciado 2
C. El enunciado 2 es una razón, en contra del enunciado 1.
D. El enunciado 2 es la tesis del autor, el enunciado 1 es la antítesis.
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5. ¿Cuál de los siguientes enunciados describe mejor la tesis principal del texto?
A. Al hombre contemporáneo se le dificulta cada vez más estar solo, debido al auge de las
redes sociales en internet y al deseo de visibilidad.
B. Dado que las ciudades han crecido y las madres han tenido que salir a trabajar, la familia
contemporánea es cada vez más pequeña y disgregada.
C. La soledad nos da autoestima, permite descubrirnos y escapar de la asfixia que provoca la
creciente masa humana.
D. El hombre contemporáneo da tanta importancia al contacto persona a persona como al
contacto virtual en las redes sociales.
7. En la segunda viñeta, Calvin afirma que “la gente no será feliz si corre el riesgo de ser
devorada por un tigre” De las siguientes opciones, ¿Cuál NO presenta un supuesto de esta
afirmación de Calvin?
A. La gente tiene un cuerpo cuando va al cielo.
B. Los tigres pueden comer en el cielo.
C. El niño no será feliz en el cielo.
D. Los animales pueden ir al cielo.
8. ¿Cuál de los siguientes enunciados se puede concluir de lo expuesto en las cuatro viñetas?
A. Si el niño va al cielo, el cielo no puede ser un lugar feliz para la gente.
B. Si los tigres y la gente van al cielo, no es posible que ambos sean felices allí.
C. Si los tigres van al cielo, no se comen a la gente, el niño no sería feliz en el cielo.
D. Si los tigres no van al cielo, ninguna persona que vaya al cielo los echaría de menos.
EL ESTADO PATERNALISTA
El estado paternalista tiene cada vez más promotores. Unos lo defienden en nombre de las buenas
costumbres y los valores éticos; otros en nombre de la salud pública y el bienestar general. Los
primeros quieren controlar las mentes de los jóvenes; los segundos aspiran a proteger sus
cuerpos. Pero más allá de estas diferencias, unos y otros pretenden regular el comportamiento
privado, sustituir a los padres de familia y en últimas usar el poder estatal para promover una forma
de vida particular: la suya.
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Como ha informado la prensa nacional, el gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo, decidió hace
unos días prohibir los concursos de belleza y los desfiles de moda en los colegios públicos del
departamento, pues, en su opinión, “nada aportan a la formación ética... y constituyen una
actividad discriminatoria, humillante y atentatoria de la dignidad femenina”. El procurador Alejandro
Ordóñez respaldó la decisión del gobernador con argumentos similares. “Me gusta la idea”, dijo.
“La cultura hedonista, la vida fácil, es una de las causas del progresivo deterioro de las ideas y de
los valores”, enfatizó. “Ipsedixistas” llamaba el filósofo Jeremías Bentham a los reformadores
sociales que pretenden convertir sus prejuicios personales en imperativos categóricos, en decretos,
leyes o mandatos. La palabreja ya se olvidó (con razón). Pero el concepto es ahora más relevante
que nunca.
No es fácil definir los límites del Estado paternalista. Su lógica es expansiva, un paso lleva al
siguiente, al otro, al próximo, etc. “¿Será entonces que se prohibirá ahora la gimnasia con sus
uniformes ceñidos al cuerpo o el uso de falditas? ¿Se prohibirán también ciertos bailes y danzas
donde las niñas dejan ver sus piernas y brazos? ¿Se promoverá el vestido largo o la camiseta
cuello tortuga?”, preguntaba esta semana el abogado David Suárez. Otras preguntas vienen al
caso: ¿por qué no prohibir también las papas fritas? ¿O las hamburguesas? ¿O los dulces? Al fin y
al cabo la obesidad es un problema creciente y muchos estudios señalan, sin dejar lugar a dudas,
que los jóvenes deberían comer más frutas y vegetales.
Un mundo de jóvenes bien vestidos y bien nutridos, que se dedican a cultivar las virtudes
duraderas de la sabiduría y la solidaridad parece un ideal atractivo. Pero puede ser también una
gran pesadilla. Sea lo que sea, no justifica la expansión del Estado paternalista y el consecuente
menoscabo de las libertades individuales.
Gaviria, Alejandro. (2012, agosto 18) El estado paternalista.
El Espectador. Tomado de http://www.elespectador.com/opinion/estado-paternalista
10. Con los ejemplos de Nueva York y Francia, el autor pretende que el lector
A. valore positivamente la intervención estatal en asuntos privados.
B. aprecia la importancia de que el estado regule la dieta de los ciudadanos.
C. comprenda que la regulación del Estado en asuntos privados ya ocurre en el mundo.
D. aprueba el control de que el Estado tiene sobre la dieta de los ciudadanos en estos dos
lugares.
11. En el fragmento “Unos lo defienden el nombre de las buenas costumbres y los valores éticos;
otros en nombre de la salud pública y el bienestar general. Los primeros quieren controlar las
mentes de los jóvenes; los segundos aspiran a proteger sus cuerpos”, con la expresión “los
segundos” el autor se refiere a quienes están
A. en contra del paternalismo por las buenas costumbres.
B. a favor del paternalismo por las buenas costumbres.
C. a favor del paternalismo por el bienestar general.
D. en contra del paternalismo por el bienestar general.
12. En el cuarto párrafo la cita “¿será entonces que se prohibirá ahora la gimnasia con sus
uniformes ceñidos al cuerpo o el uso de falditas? ¿se prohibirán también ciertos bailes y
danzas donde las niñas dejan ver sus piernas y brazos? ¿se promoverá el vestido largo la
camiseta cuello tortuga?” del abogado David Suárez, pretende
A. promover la intervención del Estado en asuntos privados.
B. alertar sobre el tipo de regulaciones a las que puede llegar un Estado paternalista.
C. mostrar asuntos privados que el Estado actualmente regula.
D. explicar la intervención del Estado en la vida cotidiana.
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ID: 715576
NRC: 7965