Construccion Del Si Mismo en Personas Co PDF
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ASPECTOS CLÍNICOS
Y PSICOSOCIALES
© Los autores
Edita: GEU Editorial
ISBN: 978-84-16361-62-5
Depósito Legal: GR -1405-2015
Imprime: Lozano Impresores S.L.
1. Introducción
2. Material y Métodos
2.1. Diseño
Estudio descriptivo transversal.
2.2. Proceso de selección de sujetos
La población de estudio está formada por 40 mujeres con FM, socias de la
Asociación Coruñesa de Fibromialgia, Síndrome de Fatiga Crónica y Sensibilidad
12 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
Química Múltiple (ACOFIFA). Fueron incluidas todas las personas que aceptaron
participar y el único criterio de exclusión aplicado fue la negativa a participar en el
estudio. Las evaluaciones se llevaron a cabo durante el mes de abril de 2015 en la
Facultad de Fisioterapia de A Coruña; previa aprobación del Comité Autonómico de
Ética de la Investigación de Galicia.
3. Mediciones
a) Dolor
La intensidad del dolor se evaluó con la escala visual analógica (EVA). Es
una herramienta de evaluación que consiste en una línea de 10 cm de largo
donde el valor 0 representa ningún dolor y el valor 10, el peor dolor imagina-
ble.
b) Calidad de vida
Se evaluó con el cuestionario de impacto de la enfermedad de FM revisado
(FIQR) (Salgueiro, García-Leiva, Ballesteros, Hidalgo, Molina y Calandre,
2013). Se trata de un cuestionario autoadministrado y compuesto por 21
ítems. La puntuación máxima alcanzable en el FIQR es de 100. Valores más
altos indican un mayor impacto de la enfermedad en la vida de la persona.
c) Calidad del sueño
Se utilizó el índice de calidad de sueño de Pittsburgh (ICSP) (Royuela y
Macías, 1997) para valorar la calidad y los trastornos del sueño en el último
mes. Está constituido por 19 ítems individuales que forman 7 componentes.
La puntuación final tiene un rango de 0 (sin dificultades) a 21 (dificultades en
todos los componentes del sueño).
d) Autoconfianza en el equilibrio
Se valoró con la escala Activities-specific Balance Confidence (ABC) (Powell
y Myers, 1995). Se trata de un cuestionario autoadministrado formado por
16 ítems que mide la confianza en el equilibrio, asociada a la ejecución de
una serie de actividades de la vida cotidiana. Los sujetos podrán asignar
puntuaciones que irán desde 0 (ninguna confianza) a 100% (totalmente se-
guro).
e) Fatiga
Para medir la gravedad de la fatiga se utilizó el Inventario Multidimensio-
nal de Fatiga (MFI) (Munguía-Izquierdo, Segura-Jiménez, Camiletti-Moirón,
Pulido-Martos, Alvarez-Gallardo, Romero et al., 2012). Está compuesto por
cinco subescalas: fatiga general, fatiga física, fatiga mental, reducción de la
actividad y reducción de la motivación. Las puntuaciones en cada subescala
oscilan entre 4 y 20. Puntuaciones más altas indican una mayor presencia
de fatiga.
f) Características antropométricas y clínicas
Conjuntamente con los cuestionarios arriba descritos, se recogieron los
Capítulo 1: Perfil clínico de la mujer con fibromialgia en la ciudad de a coruña 13
4. Análisis estadístico
5. Resultados
5.1. Dolor
La “frecuencia de actividad física” y la “fatiga general” han mostrado una rela-
ción estadísticamente significativa con la EVA (tabla 2). En relación a la fatiga gene-
ral, esta asociación es directa.
5.5. Fatiga
6. Discusión
Este estudio ha tenido como objetivo ofrecer una visión del perfil de la persona
con FM, observando sus características más significativas y las posibles correlacio-
nes entre las mismas.
Sobre las características muestrales del presente estudio, se ha observado que
la puntuación media de la muestra con respecto a la EVA es de 5.18 ± 1.93 (tabla
Capítulo 1: Perfil clínico de la mujer con fibromialgia en la ciudad de a coruña 17
aquellas actividades que demanden una mayor precisión o equilibrio; mientras que
las mujeres que no tienen pareja, al no tener esta oportunidad, deberán enfrentarse
a este tipo de situaciones, entrenando así el equilibrio y mejorando su percepción
acerca del mismo.
Un aspecto relevante de este estudio ha sido la asociación del número de caí-
das en los últimos 6 meses con respecto a la ABC, a la fatiga general y a la fatiga
mental. Estas variables no han sido consideras en otros estudios. Los resultados
obtenidos en este trabajo con respecto a la ABC y el número total de caídas recogi-
das en los últimos 6 meses señalaron una relación baja e inversa; a mayor número
de caídas, menor puntuación en la ABC y por lo tanto niveles más bajos de autocon-
fianza en el equilibrio. Con respecto a la correlación entre el número de caídas y el
nivel de fatiga general y física, se ha encontrado una relación baja pero significante
y directa entre las mismas. Esto es, un mayor número de caídas se asocia con un
mayor grado de fatiga general y física.
Por último, en la muestra estudiada se ha observado una asociación modera-
da y directa entre el número de caídas en los últimos 6 meses y el FIQR; es decir,
un mayor número de caídas se relaciona con un mayor impacto de la enfermedad
de FM. Estos resultados no son compatibles con los encontrados en el trabajo de
Meireles (Meireles et al., 2014) donde no encontraron diferencias significativas para
este período pero sí al recoger el número de caídas de los últimos 12 meses.
Este estudio ha puesto de manifiesto la importancia clínica de indagar sobre el
número de caídas que pueda haber sufrido una paciente con FM. En estos últimos
años, ha quedado contrastado que las personas con FM tienen múltiples déficits
subjetivos y objetivos de equilibrio relacionados con la presencia de caídas (Jones
et al., 2009; Meireles et al., 2014; Muto et al., 2015; Sousa, 2014).
Como conclusión y teniendo en cuenta la definición que la OMS dedica al térmi-
no “salud”: estado completo de bienestar físico y social; creemos que es importante el
entendimiento y conocimiento de las principales características de los pacientes con
FM para así saber abordar, preguntar y tratar adecuadamente a estas personas.
Finalmente, comentar que el presente estudio no excluye limitaciones. En pri-
mer lugar, el tamaño de la muestra es relativamente pequeño (n=40) para conseguir
niveles consistentes de significancia en variables asociadas de interés. En segun-
do lugar, sería interesante realizar valoraciones de tipo objetivo en algunas de las
variables que se han calculado, como por ejemplo para el equilibrio, con el fin de
aumentar la fuerza bibliográfica que corrobore estos hallazgos. Por último, sería
necesario la realización de otros estudios que contribuyan a ratificar algunas de las
asociaciones inéditas aquí presentadas.
Referencias
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Salgueiro, M., García-Leiva, J. M., Ballesteros, J., Hidalgo, J., Molina, R., y Calandre, E. P.
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CAPÍTULO 2
EL USO DEL PROGRAMA DE TERAPIA EN CIRCUITO EN
PACIENTES POST ACCIDENTE CEREBROVASCULAR.
UNA REVISIÓN SISTEMÁTICA
1. Introducción
2. Métodos
3. Resultados
La búsqueda en las bases de datos electrónicas obtuvo 310 estudios. Un total
de 16 estudios cumplieron los criterios de inclusión para formar parte de la revisión.
El número de exclusiones en cada fase de la revisión se muestra en la Figura 1.
Figura 1. Diagrama de flujo representando los resultados de la búsqueda bibliográfica en las bases de
datos, el número de artículos encontrados y los finalmente seleccionados para la revisión.
24 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
4. Discusión
ción del equilibrio a través de la escala de Berg y el Step Test se muestra en buena
parte de los estudios. El test de levantar y caminar (TUG), que también se trata de
una prueba de equilibrio dinámico, en la mayoría de los estudios es uno de los test
más utilizados para evaluar la funcionalidad de los miembros inferiores. También se
evalúa la funcionalidad del miembro superior en algunos estudios, pero no coinci-
den en el método de evaluación empleado, por lo que la comparativa resulta más
dificultosa.
En los estudios incluidos en esta revisión, los resultados obtenidos sobre los
efectos de un programa de terapia en circuito en los aspectos motores de perso-
nas post ictus, muestran en el grupo experimental una mejoría estadísticamente
significativa en al menos, una de las medidas evaluadas, con respecto al grupo
control. Solamente en dos estudios (English et al., 2008) y (English et al., 2015) no
se observan ningún cambio positivo destacable a favor del grupo experimental. En-
tre los cambios observados post terapia, la velocidad y la resistencia en la marcha,
se han visto incrementadas en la gran mayoría de los estudios. Por otro lado, entre
los estudios que evaluaron la fuerza, solamente en el de Yang, Wang, Lin, Chu, y
Chan (2006) demostraron incremento significativo en la comparación entre grupos,
lo que sugiere que este tipo de terapia no parece influenciar el incremento de la
fuerza muscular en personas post ictus. Sobre los aspectos no motores, no han sido
encontrados estudios suficientes que avalen la influencia de un programa de terapia
en circuito en pacientes post-ictus, por lo que son necesarios más estudios en el
futuro para poder analizar los efectos de esta terapia en dichos pacientes. Otro dato
que merece la pena resaltar es sobre las evaluaciones post un periodo sin realizar
la terapia. En los estudios que realizaron una valoración de seguimiento, algunos
como Mudge et al. (2009), han observado que las mejorías obtenidastras el progra-
ma de terapia en circuito, desaparecen después de un período de seguimiento. A
pesar de esto último, y, a raíz de la extracción de datos de esta revisión, la evidencia
muestra resultados positivos del programa de terapia en circuito en los pacientes
después de un accidente cerebrovascular.
5. Conclusión
6. Referencias
Blennerhassett, J., y Dite, W. (2004). Additional task-related practice improves mobility and
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English, C., Hillier, S., y Stiller, K. (2008). Incidence and severity of shoulder pain does not
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English, C., Hillier, S., Stiller, K., y Warden-Flood, A. (2007). Circuit class therapy versus indi-
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Capítulo 2: El uso del programa de terapia en circuito en pacientes... 31
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CAPÍTULO 3
EFECTIVIDAD DE LAS VÁLVULAS UMBRALES COMO
TRATAMIENTO EN PACIENTES ASMÁTICOS
1. Introducción
El asma, más que una enfermedad, es un síndrome que incluye diversos feno-
tipos que comparten manifestaciones clínicas similares pero de etiologías probable-
mente diferentes.
Desde un punto de vista conceptual, se podría definir como una enfermedad in-
flamatoria crónica de las vías respiratorias, en cuya patogenia intervienen diversas cé-
lulas y mediadores de la inflamación, condicionada en parte por factores genéticos y
que cursa con hiperactividad e hipersensibilidad bronquial y una interacción compleja
que causa obstrucción variable al flujo aéreo, total o parcialmente reversible, así como
una inflamación subyacente (Servicio de Salud del Principado de Asturias, 2013).
En EEUU el asma afecta a más de 22 millones de personas. Es una de las en-
fermedades crónicas más comunes en la niñez, que afecta a 6 millones de niños. En
conjunto, las hospitalizaciones de pacientes asmáticos ascienden a más de 497.000
cada año (Gomieiro, Nascimento, Tanno, Agondi, Kalil, Giavina-Bianchi, 2011). Por
otro lado, en Asturias afecta aproximadamente el 10% de la población (Servicio de
Salud del Principado de Asturias, 2013).
La fisiopatología característica de esta enfermedad incluye la infiltración de cé-
lulas inflamatorias, neutrófilos sobre todo en inicios repentinos y exacerbaciones
de asma fetales, el asma profesional y en pacientes fumadores. Se produce: infla-
mación, hipersecreción de moco, fibrosis subepitelial, hipertono músculo liso de
las vías aéreas y angiogénesis. El tratamiento con antiinflamatorios, en gran parte,
puede invertir estos síntomas, donde los medicamentos más utilizados son corti-
coesteroides, inmunomoduladores, modificadores de leucotrienos, clomodin-sodio,
anticolinérgicos
(Servicio de Salud del Principado de Asturias, 2013)
34 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
2. Metodología
tados respecta, en el grupo uno no hubieron cambios mientras que en el grupo dos
incrementó PIM 34±11%, IMPO 92±16%, SIP 36± 9%, VImáx 34± 13%, la disnea se
redujo y el test de los 6 minutos marcha aumentó 48±22m.
Y, para terminar el artículo de Sthephen et al. (2012), tendremos una muestra
de 60 pacientes asmáticos de 18 años o más. Este artículo al ser de tipo transversal
no cuenta con intervención, simplemente con mediciones, las cuales fueron de la
LDT; y los resultados expuestos r=.5246, p<.00008.
3. Resultados
4. Discusión
Vamos a llevar a cabo este apartado diferenciando aquellos artículos que, tra-
tando de personas adultas, tienen grado de evidencia A de los que tienen grado de
evidencia C. Comenzamos con los grados de evidencia A, de los cuales solo conta-
mos con uno, (Paiva et al., 2014), por lo que no tenemos comparación posible.
Los artículos que cuentan con grados de evidencia C, son tres, (How et al.,
2009), (Lisboa et al., 1994) y (Allen y Khattab, 2012). Las similitudes son el grado
de evidencia además de una de las mediciones en los dos primero artículos, el vo-
lumen inspiratorio máximo.
Las diferencias son el resto de las variables y el tipo de intervención que se le
realiza a cada uno. Comenzando con las variables donde en el primero van a ser
FEV1, FVC, volumen residual y capacidad pulmonar total mientras que en el segun-
do son presión inspiratoria máxima, potencia muscular inspiratoria, presión inspira-
toria sostenible, volumen corriente y tiempo de inspiración y, en el tercero LDT.
Otra de las diferencias es la intervención realizada, donde en el primer artículo
(How et al., 2009) realizan cinco maniobras con un espirómetro, que son sin re-
sistencia, con un 25%cm Hg, al 50% de la máxima presión de inspiración de boca
(MIP), 30 respiraciones profundas al 50% MIP y 30 respiraciones profundas 50%
MIP con mantenimiento de la normocapnia.
En el segundo (Lisboa et al., 1994) se realiza una división en dos grupos, donde
en el grupo uno hay entrenamiento muscular inspiratorio con carga del 30% de su
PIM y en el dos una misma rutina pero con la carga mínima posible del dispositivo
de entrenamiento. Esto se realizó seis días en semana, 15 minutos, dos veces al
día. Mientras que en último artículo, (Allen y Khattab, 2012), no contamos con inter-
vención principal por tratarse de un estudio transversal.
5. Conclusiones
Llegados a este punto y para concluir con esta revisión bibliográfica, tras la
lectura detallada de los artículos seleccionados, consideramos que la mejor inter-
vención terapéutica de cara a nuestros pacientes asmáticos, va a consistir en una
intervención principal que consta de educación del asma que se desarrollará en una
visita mensual de una hora de duración. Durante la sesión, los pacientes recibirán
indicaciones sobre los siguientes tópicos: signos y síntomas de exacerbación, pun-
tos claves del asma, mejor entorno, medicación de rescate y preventiva. También
tendrán lugar cuatro días a la semana consecutivos, ciertas maniobras con espi-
rómetro, a una intensidad de 25cm Hg; esto está comprobado que da lugar a un
aumento de la resistencia del sistema respiratorio. Y, por último, trabajo con válvulas
(Therapeed) a un 40% de la fuerza máxima durante 7 series de 50 segundos cada
una, con un descanso entre serie de 60 segundos para que el músculo se recupere
y vuelva a alcanzar su fuerza normal.
Capítulo 3: Efectividad de las válvulas umbrales como tratamiento... 41
6. Referencias
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thing rises in old age in patients with asthma. Age and Ageing, 41(4), 557-560.
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Gerencia Área Sanitaria IV, 02, 1 - 48.
CAPÍTULO 4
ALTERACIONES DEL SUEÑO EN PACIENTES INGRESADOS
EN UNA UNIDAD DE CRÍTICOS Y SU RELACIÓN
CON EL ESTADO COGNITIVO
1. Introducción
mente infra diagnosticado en las UCI. Concluye afirmando que en todas las UCI
habría que monitorizar diariamente al paciente ya que esto va a permitir detectar y
tratar de forma precoz al delirium, además de servir como un indicador de calidad.
Las herramientas propuestas para este fin serían el CAM-ICU y el IC-DSC, aunque
también se ha de contar con un programa de prevención del delirio, un programa
educacional para los profesionales sanitarios y un protocolo escrito.
Otros autores (Gloger, Ramírez, Hernández y Rojas, 1994) matizan la importan-
cia de tratar y prevenir el Síndrome Confusional Agudo (SCA) desde una perspectiva
multidisciplinar, corrigiendo tanto los factores de riesgo como los factores desenca-
denantes. Así como extremar la vigilancia, evitar ruidos innecesarios o aminorar los
mismos, luz clara, reducir los cambios de habitación y de personal que atiendan al
paciente, así como los posibles enfrentamientos. Estimular su conducta mediante
la presencia de familiares y su memoria dejando a la vista calendarios, relojes, sus
gafas de vista, etc. Los autores desaconsejan el uso de medidas inmovilizadoras
–dentro de lo posible–, las vías periféricas y la cateterización vesical. La valoración
del estado mental también se hace necesaria, debiéndose evaluar mediante méto-
dos psicométricos como el Mini-Mental State Examination (MMSE).
Por otra parte, los trastornos del sueño se definen como aquellas enfermedades
que están relacionadas de forma directa y/o indirecta con la alteración del patrón de
sueño - descanso.La nosología del CIE-10 (OMS, 1992) y el DSM-IV (2000) clasifica
a este tipo de trastornos en disomnias y parasomnias: las primeras hacen referencia
a cantidad, calidad, duración y horarios del sueño - vigilia con o sin causas emocio-
nales. Se incluyen todos los tipos de insomnio; y las segundas, no se consideran una
alteración del ciclo sueño - vigilia, sino de la activación de fenómenos fisiológicos en
pleno desarrollo del sueño, como por ejemplo, las pesadillas, el síndrome de piernas
inquietas, el despertar confusional o las mioclonías del sueño, entre otras.
El término insomnio se utiliza para referir la percepción subjetiva de sueño insu-
ficiente o no restaurador. De acuerdo con la Clasificación Internacional de Trastornos
del Sueño-2 (ICSD-2) de la Academia Americana de Medicina del Sueño (Medina-
Chávez, 2014), es necesario que exista la dificultad para conciliar o mantener el
sueño por lo menos durante un mes, y además, la persona ha de padecer sintoma-
tología de deterioro diurno como: fatiga o malestar, cambios en el estado de ánimo,
somnolencia diurna, etc.
Las pesadillas, causadas principalmente por estrés post-traumático (Pagel,
2001) son episodios nocturnos intensos y aterradores en los que el soñador es abrup-
tamente despertado de su sueño. Su contenido suele percibirse como una amenaza,
dejando al individuo con sensaciones angustiosas aunque esté calmado y orientado.
La “borrachera del sueño” o despertar confusional, es la incapacidad de permanecer
en completa alerta después de despertarse. Y por último, las mioclonías del sueño,
son tirones o sacudidas involuntarias y súbitas, de un músculo o grupo de músculos
─uni o bilateral─. También hace referencia al estado en que uno cree que se está
cayendo, sobresaltándose de la cama (Pagel 2000).
Capítulo 4: Alteraciones del sueño en pacientes ingresados... 45
Podríamos pensar que las actividades que realizamos los profesionales de en-
fermería son parte de lo que se denomina contaminación ambiental; sin embargo,
los pacientes le dan más importancia a factores de otra índole, digamos exógenos,
como la luz, la temperatura, el ruido y la postura en la cama. Las alarmas de los
monitores y del aparataje en general son consideradas como la primera causa de
desvelo. También el dolor produce alteraciones en la percepción del sueño, a pesar
de existir medios para mitigarlo.
2. Metodología
2.1. Instrumentos
Mini - Mental State Examination (MMSE): el MMSE fue diseñado por Folstein
(1975) y se utiliza para realizar un examen neuropsicológico abreviado, capaz de
discriminar de forma rápida entre normalidad y anormalidad cognitiva en la pobla-
ción. En el MMSE se exploran 5 áreas cognitivas: orientación, fijación, concentra-
ción y cálculo, memoria y lenguaje. El rango de puntuación va de 0 a 30 puntos.
Algunos autores categorizan los puntos obtenidos de la siguiente forma: <10 pun-
tos (deterioro grave), de 10 a 20 puntos (deterioro moderado), de 21 a 24 puntos
(deterioro leve), de 25 a 30 puntos (ausencia de deterioro). Otros autores (Inouye,
Bogardus, Charpentier, Leo-Summers y Acampora, 1999) defienden que se debe
adaptar el resultado según la edad y el nivel de estudios del paciente, estableciendo
diferentes puntos de corte.
Cuestionario Oviedo del Sueño (COS): Bobes (1998), tomando como mode-
lo las directrices marcadas por las clasificaciones CIE-10 (OMS, 1992) y DSM-IV
(2000) sobre los trastornos del sueño, diseñaron el Cuestionario de Oviedo del Sue-
ño (COS), validándolo en el año 2000 en una muestra de pacientes depresivos
Capítulo 4: Alteraciones del sueño en pacientes ingresados... 47
3.Resultados
Según los resultados globales del descriptivo cualitativo, destacamos; con re-
lación al género, dos de cada tres sujetos son hombres: el número de hombres
duplica al de mujeres. Según nivel de estudios, más de la mitad de los participantes
afirman tener estudios básicos. En cuanto al estado civil, la mayoría de los sujetos
de nuestra muestra están casados. Mayoritariamente residen en Valencia, con un
predominio de patologías base cardíaca, seguidas por las alteraciones digestivas y
neurológicas.
Según resultados globales cuantitativos, la media global de edad de la muestra
es de 57.13±17.86 años: los hombres presentan una media de edad de 59.32±15.03
y las mujeres de 53.36±22.21 años. A pesar de que la media de edad es mayor en
hombres que en mujeres, estas últimas presentan una mayor desviación típica.
Como promedio, el número de hijos que tiene la muestra seleccionada es de
1.4±1.32 hijos. Nuestros participantes han estado ingresados durante 4.60±4.75
días aproximadamente en la UCI. Según género, los hombres han estado 4.57±5.05
días y las mujeres 4.72±4.42 días. El valor máximo en hombres fue de 22 y el de las
mujeres de 16 días. El mínimo en hombres de 2 y el de mujeres de 1 día.
Con relación MMSE Global, la media que representa los resultadosde forma
global es de 23,07±3,41 puntos. El sujeto más puntuó fue 29 y el que menos 15
puntos. Por género, los hombres puntuaron 23.26±3.84 y las mujeres 22.73 ±2.65.
El COS global muestra un valor de 28.50±9.25 puntos. El sujeto que más pun-
tuó fue con 55 puntos y el que menos 16. Según género los hombres puntuaron
27.95±9.58 y las mujeres 29.45±9.01 puntos.
A continuación hemos procedido a realizar un test de la valoración de la nor-
malidad con el Test de Sapiro Wilk a cada una de las variables para determinar qué
prueba estadística de contraste de hipótesis era la ideal con el fin de obtener los p
valores. Entre aquellas variables que son paramétricas utilizamos el Test de Student
48 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
–dado que cumplía criterios de normalidad– y entre aquellas que no son paramétri-
cas el Test de Wilcoxon.
Contraste de hipótesis. Procedimos a platear dos posibles hipótesis: H0. Hi-
pótesis que postula que no existe relación estadísticamente significativa entre las
variables (p valor >.05); H1, hipótesis que postula que sí existe relación estadística-
mente significativa entre las variables (p valor <.05).
El resultado del contraste de hipótesis se muestra en la tabla 1. Como puede
observarse, el p valor en los tres contrastes es menor de .05 por lo que se puede
afirmar que existe relación estadísticamente significativa entre las variables: edad
frente a MMSE, edad frente a COS y MMSE frente a COS.
4. Discusión
al., 2000). No obstante, y a pesar del resultado, los pacientes referían tener falta de
sueño, agotamiento diurno, mal descanso, etc. Las causas las relacionaban con las
actividades que se realizaban en la unidad durante la noche: alarmas de bombas
de perfusión, administración de la medicación, glucemias digitales, atención a otros
pacientes en situación grave, los éxitus, entre otros. De hecho, la diferencia entre
sexos apenas ha sido de 1,5 puntos.
En lo que respecta al contraste de hipótesis, mayoritariamente hemos podi-
do rechazar la hipótesis nula (H0) afirmando que entre las dos variables escogi-
das existe una relación estadísticamente significativa. Éstas han sido: edad frente
MMSE, edad frente a COS y MMSE frente a COS.
La variable COS global presenta un p valor de de .01 según el test de Sapiro
Wilk, por lo que se considera paramétrica. El resto de variables cuantitativas glo-
bales obtuvieron en el mismo test un valor por encima de .05 (valor que nos pusi-
mos como referencia), por lo que se muestran como no paramétricas. Dado que en
nuestro estudio la alteración del sueño es pilar básico, el valor de ,01 se muestra
interesante para proseguir en el análisis estadístico.
Con relación a la media obtenida en el test del COS según género observamos
un valor mayor en mujeres que en hombres, valorando la dispersión en esta variable
observamos como en hombres el valor mínimo ronda los 18.37 puntos y el máximo
37.53. En mujeres el valor mínimo es de 20.44 y el máximo de 38.46. Las mujeres
siguen puntuando más que los hombres en el COS.
Con relación a la media en el MMSE según género observamos un valor mayor
en hombres 23.26 que en mujeres 22.73, sin embargo si tenemos en cuenta la dis-
persión de la muestra según MMNE el valor mínimo en hombres sería de 19.42 y el
de mujeres de 20.08, siendo el valor en mujeres mayor que en hombres.
Con relación a la media de estancia en UCI los datos de los resultados con re-
lación a valores de medidas de tendencia central, posición y dispersión nos indican
que las mujeres han estado ingresadas en UCI según promedio más tiempo que
los hombres sin embargo, dada la dispersión son los hombres los que presentan un
mayor valor máximo: 9.62 frente a 9.14 siendo el valor mínimo muy similar.
Así pues y según las correlaciones:a medida que aumenta la edad, disminuye el
valor del MMSE; a mayor edad, peores son las características del sueño y descanso
en nuestra muestra; a mayor puntuación en el MMSE –menor alteración cognitiva–,
mayor es la puntuación del COS –peor es la calidad del descanso-sueño–.
5. Conclusiones
6. Bibliografía
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119.
52 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
1. Introducción
Conesa, 2012). En 2013 en nuestro país, uno de cada 13 niños nació antes de las
37 semanas de gestación, representando la causa del 75% de ingresos de neona-
tos en los hospitales españoles.
A pesar de los esfuerzos preventivos, los nacimientos de niños prematuros re-
presentan cerca del 12,5% de todos los nacimientos. De éstos, el 1.5% nacen por
debajo de los 1500 g” (Fernández y Conesa, 2012). “La mayor parte de la morbimor-
talidad afecta a los recién nacidos “muy preterminos”, cuya edad gestacional (EG)
es inferior a 32 semanas y especialmente a los “preterminos extremos” que son
los nacidos antes de la semana 28 de EG. La mortalidad neonatal es aún elevada
en el recién nacido pretérmino, a pesar de la mejoría de la asistencia perinatal con
valores globales del 4-6%, con una gran variación dependiente del grado de prema-
turidad” (Rellán, García de Ribera y Aragón, 2008).
La dificultad que supone el cálculo exacto de la EG justificó el uso del peso al
nacimiento como parámetro de referencia, diseñándose para ello la siguiente clasi-
ficación: (Rellán et al., 2008).
- “Bajo peso al nacimiento” o pretérmino leve: el inferior a 2500 gr. y una edad
gestacional entre 32 y 37 semanas, representando el 70% el total.
- “Muy bajo peso al nacimiento” o gran pretérmino: a los de peso inferior a 1500
gr. y de 28 a 31 semanas de gestación, representado el 20% del total.
- “Extremado bajo peso” o muy gran pretérmino: al inferior a 1000 gr. y menos
de 28 semanas de gestación. Siendo el 10% del total, y representando el grupo
con mayor inmadurez y mayor riesgo de mortalidad (Vázquez et al., 2007).
Según la bibliografía consultada, el aumento en la supervivencia de niños pre-
maturos debido a los avances médicos ha supuesto también un incremento en el
número de niños con secuelas derivadas de esta prematuridad. De hecho, un bebé
prematuro supone una condición biológica que implica un riesgo para el adecuado
desarrollo sensorio motriz (Fernández y Conesa, 2012). La patología prevalente del
bebé pretérmino es la derivada del binomio inmadurez-hipoxia, por el acortamiento
gestacional y la ineficaz función respiratoria tras la supresión de la oxigenación tras-
placentaria; con frecuencia el test de Apgar es bajo y necesita reanimación neonatal
(Rellán et al., 2008).
Estos niños presentan un mayor riesgo a la hora de padecer trastornos motores,
cognitivos y conductuales que los recién nacidos a término (Byrne y Garber, 2013).
Entre las secuelas más importantes hay que destacar:
- Alteraciones respiratorias: La función pulmonar del bebé prematuro se ve
comprometida por diversos factores entre los que se encuentran la inmadu-
rez neurológica central y la debilidad de la musculatura respiratoria, asociada
a un pulmón con escaso desarrollo alveolar, déficit de síntesis de surfactante
y aumento del grosor de la membrana alveolocapilar. De esta forma, la pato-
logía respiratoria es la primera causa de morbi-mortalidad del bebé prema-
turo y viene representada por el distrés respiratorio por déficit de surfactante
Capítulo 5: Fisioterapia y Prematuridad 55
3. Conclusiones
4. Referencias
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Capítulo 5: Fisioterapia y Prematuridad 59
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CAPÍTULO 6
¿QUÉ TENEMOS ENTRE LAS MANOS?
EL BEBÉ CON ACONDROPLASIA
1. Introducción
La Acondroplasia (AC) es la forma más frecuente de displasia ósea, con una in-
cidencia de 1/30000 recién nacidos vivos. La frecuencia en España es de 1/20000.
Es un defecto genético (carácter autosómico dominante) que implica un fallo en la
osificación endocondral (no en la condrogénesis), por lo que el bebé sufre una ano-
malía generalizada del esqueleto en el que el crecimiento longitudinal de los huesos
se ve afectado (Borrego, Farrington y Downey, 2014).
Generalmente se diagnostica al nacimiento, o prenatalmente, por la suma de
talla baja desproporcionada con displasia craneofacial característica (macrocefalia,
prominencia frontal y biparietal, hipoplasia mediofacial, aplastamiento del occipu-
cio, puente nasal deprimido y prognatismo). Otras características presentes al naci-
miento son: pliegues cutáneos marcados; laxitud extrema de todas las articulacio-
nes excepto del codo, (que presenta limitación a la extensión); manos cortas y con
deformidad en tridente, por existir una separación evidente entre los dedos medio
y anular, y en estrella de mar, por tener la misma longitud los 3 dedos centrales
(Borrego et al., 2014).
La obesidad es bastante común en estos niños y contribuye a la aparición de
otros problemas asociados, como apnea del sueño, genu varo, estenosis verte-
bral e hiperlordosis. Algunos autores también refieren la presencia de alteraciones
cardiovasculares, especialmente en edad adulta (Ireland, Pacey, Zankl, Edwards,
Johnston, Savarirayan, 2014).
Por otro lado, se considera de vital importancia el contar con un buen estudio
de la columna cervical, ya que en estos niños es frecuente la presencia de mielopa-
tía cervical secundaria a un estrechamiento del canal medular.
62 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
2. Objetivos
3. Caso clínico
4. Resultados
5. Conclusiones
Como profesionales sanitarios, deberíamos formarnos y estudiar a fondo aque-
llos casos clínicos con los cuales no estamos muy familiarizados e interesarnos por
66 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
descubrir que otros tratamientos reciben estos niños y si son los más correctos. De
este modo, esforzarnos por unificar criterios entre todos aquellos profesionales que
asistan a un mismo niño para tratar de trabajar en la misma línea y tratando de de-
sarrollar al máximo sus capacidades sin que suponga un perjuicio o problema.
La AC en particular, lleva asociada una serie de defectos que hay que conocer
para impedir que esas deformidades esqueléticas sean las menores posibles.
Como fisioterapeutas, destacamos la necesidad de evitar determinadas postu-
ras que empeoren esa cifosis dorso-lumbar en bebés que en la etapa de deambu-
lación pasa a ser hiperlordosis lumbar, produciendo con frecuencia una compresión
medular que en el peor de los casos produce parálisis de miembros inferiores. Del
mismo modo, se debe vigilar el aumento de curvatura cervical que en bebés puede
ocasionar apnea del sueño e incluso la muerte, y el flexo de codo que al provocar
extremidades más cortas, dificulta aún más la autonomía y el aseo personal del niño
y del adulto con AC.
6. Referencias
1. Introducción
ocasión al menos una vez al mes. La ENSE (Ministerio de Sanidad, Servicios Socia-
les e Igualdad, 2013) operativiza el consumo intensivo ocasional como al menos 60
gramos de alcohol por ocasión de consumo (4-6 horas) para los hombres (6 UBE)
y 50 para las mujeres (5 UBE). Por su parte, la ESTUDES (Plan Nacional sobre
Drogas, 2013) emplea el término de consumo en atracón (binge drinking) y lo define
como el consumo de 5 o más vasos, cañas o copas de bebidas alcohólicas en un
intervalo de tiempo no superior a 2 horas.
De acuerdo a las cifras de la OMS (2014), las mayores diferencias de género a
nivel mundial se observan en el consumo intensivo episódico, donde el número de
hombres consumidores intensivos casi cuadriplica al de mujeres (razón de preva-
lencias de 3.8). Estas diferencias se atenúan al considerar sólo la región europea,
donde la razón de prevalencias entre hombres y mujeres es de 2.5. Los datos de la
ENSE (Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, 2013) también mues-
tran diferencias por sexo en la prevalencia del consumo intensivo en el último mes,
a razón de 3.4 entre hombres y mujeres. Aunque esta diferencia de género está
presente en todos los grupos de edad, se suaviza en el grupo de 15 a 24 años, en el
que la prevalencia de este patrón de consumo en los hombres dobla al de mujeres
(11.0% vs. 5.6%). De acuerdo a los resultados de la ESTUDES (Plan Nacional sobre
Drogas, 2013), la prevalencia del consumo en atracón en los adolescentes de 14 a
18 años es superior en los varones (44.1% vs. 39.6%). Sin embargo, al examinar
este patrón por edad, la diferencia de género se invierte en los jóvenes de 14 y 15
años. Así, la prevalencia mensual a los 14 años es del 22.1% en las mujeres y del
18.4% en los varones, y a los 15 años del 32.3% de las chicas frente al 28.2% de
los chicos.
AUDADIS-IV: Alcohol Use Disorder and Associated Disabilities Interview Schedule-DSM-IV Version;
CTQ-SF: Childhood Trauma Questionnaire-Short Form; TLEQ: Traumatic Life Events Questionnaire;
TSC-40: Trauma Symptom Checklist
Capítulo 7: El consumo de alcohol en la mujer... 73
5. Conclusiones
6. Referencias
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CAPÍTULO 8
DIFERENCIAS DE GÉNERO EN EL ALCOHOLISMO:
UNA REVISIÓN DE LA LITERATURA
1. Introducción
2. Método
nasen datos sobre la edad de inicio del consumo, el curso clínico, la comorbilidad
psicopatológica y/o la utilización de los servicios asistenciales para el tratamiento
del alcoholismo.
3. Resultados
A continuación se comentan los 19 estudios hallados que cumplen todos los cri-
terios de inclusión. Se presentan los resultados en cuatro apartados, en función de
los datos que proporcionan (edad de inicio del consumo, curso clínico, comorbilidad
psicopatológica y utilización de los servicios asistenciales para el alcoholismo).
Como se puede observar en la Tabla 1, son ocho los estudios que cumplen
los criterios para ser incluidos en esta revisión y analizan las diferencias de género
en la edad de inicio del consumo. De ellos, seis emplean muestras de pacientes
con dependencia del alcohol a tratamiento (Abulseoud, Karpyak, Schneekloth, Hall-
Flavin, Loukianova, Geske et al., 2013; Ammon, Bond, Matzger y Weisner, 2008;
Bravo, Gual, Lligoña y Colom, 2013; Diehl, Croissant, Batra, Mundle, Nackovics y
Mann, 2007; Preuss, Johann, Fehr, Koller, Wodarz, Hesselbrock et al., 2009; Satre,
Mertens y Weisner, 2004), uno incluye a pacientes con abuso y dependencia del
alcohol a tratamiento (Ávila y González, 2007) y uno utiliza una muestra comunitaria
de sujetos con prevalencia vital de dependencia del alcohol (Khan, Okuda, Hasin,
Secades - Villa, Keyes, Lin et al., 2013).
Respecto a las variables estudiadas, tres investigaciones examinaron la edad
de inicio del consumo (Khan et al., 2013; Preuss et al., 2009; Satre et al., 2004), tres
evaluaron la edad de inicio del consumo regular (Abulseoud et al., 2013; Ammon et
al., 2008; Bravo et al., 2013) y dos analizaron ambas variables (Ávila y González,
2007; Diehl et al., 2007).
Como se puede observar en la Tabla 1, los resultados muestran que las mu-
jeres inician el consumo de alcohol y comienzan a beber regularmente a una edad
mayor que los hombres, aunque en dos casos esta diferencia no alcanzó la signifi-
cación estadística (Abulseoud et al., 2013; Bravo et al., 2013).
de género en el curso clínico del alcoholismo que cumplen todos los criterios re-
queridos para ser incorporados en esta revisión (Tabla 2). De ellos, tres emplean
muestras de pacientes con dependencia del alcohol a tratamiento (Bravo et al.,
2013; Diehl et al., 2007; Hernández-Ávila, Rounsaville y Kranzler, 2004), uno incluye
a pacientes con abuso y dependencia del alcohol a tratamiento (Ávila y González,
2007) y tres utilizan muestras de sujetos con prevalencia vital de dependencia del
alcohol (Alvanzo, Storr, Mojtabai, Green, Pacek, La Flair et al., 2014; Ehlers, Gizer,
Vieten, Gilder, Gilder, Stouffer et al., 2010; Khan et al., 2013).
Respecto a las variables analizadas, dos estudios analizaron el tiempo trans-
currido desde el inicio del consumo regular hasta el tratamiento (Ávila y González,
2007; Hernández-Ávila et al., 2004). Diehl et al. (2007) examinaron los intervalos
temporales entre el inicio del consumo regular y la dependencia del alcohol y entre
la dependencia y el primer tratamiento residencial. Ehlers et al. (2010) analizaron el
tiempo transcurrido desde los primeros problemas relacionados con el consumo de
alcohol hasta la aparición de los síntomas más graves y las consecuencias físicas.
Bravo et al. (2013) examinaron el intervalo temporal entre el inicio del consumo
regular y la dependencia del alcohol. Khan et al. (2013) analizaron el tiempo trans-
currido entre el primer consumo y el consumo excesivo (cinco o más bebidas dia-
rias), entre el inicio del consumo y la dependencia y entre el consumo excesivo y la
dependencia y Alvanzo et al. (2014) examinaron el intervalo temporal desde el inicio
del consumo de alcohol hasta la primera utilización de los servicios asistenciales.
80 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
Encontramos siete estudios que cumplían todos los criterios para ser incorpora-
dos en esta revisión sobre las diferencias de género en la presencia de comorbilidad
psicopatológica o psiquiátrica (Tabla 3). De ellos, cuatro emplearon muestras de
pacientes con dependencia del alcohol a tratamiento (Bravo de Medina, Echeburúa
y Azpiri, 2008; Mann, Hintz y Jung , 2004; Landa, Fernández-Montalvo, López-Goñi
y Lorea, 2006; Preuss et al., 2009), uno se restringió a pacientes alcohólicos ingre-
sados para desintoxicación hospitalaria (Monras, 2010), uno utilizó una muestra
comunitaria de sujetos con prevalencia vital de dependencia del alcohol (Khan et al.,
2013) y otro incorporó una muestra de población general con abuso y dependencia
del alcohol (Grant, Dawson, Stinson, Chou, Kay y Pickering, 2004).
Respecto a las variables estudiadas, una de estas investigaciones analizó las
diferencias de género en las características psicopatológicas (Landa et al., 2006),
otra examinó tanto las características psicopatológicas como la prevalencia de los
trastornos de personalidad (Bravo de Medina et al., 2008), dos trabajos exploraron
las tasas de comorbilidad con los trastornos de personalidad (Grant et al., 2004;
Preuss et al., 2009), una investigación se centró en la comorbilidad con los trastor-
nos del eje I (Mann et al., 2004), un estudio aportó datos sobre el abuso/dependen-
cia de benzodiacepinas y los trastornos de personalidad (Monras, 2010) y Khan et
al. (2013) examinaron la prevalencia de los trastornos del eje I y los trastornos de
personalidad.
Como se puede observar en la Tabla 3, dos estudios encontraron una mayor pre-
valencia de trastornos de ansiedad y del estado de ánimo en las mujeres (Khan et al.,
2013; Mann et al., 2004) y en dos investigaciones las mujeres presentaban más sinto-
matología ansioso-depresiva (Bravo de Medina et al., 2008; Landa et al., 2006). Res-
pecto al consumo de sustancias, Monras (2010) informó de una mayor prevalencia del
abuso/dependencia de las benzodiacepinas en las mujeres, mientras que Khan et al.
(2013) encontraron mayores tasas de trastornos por consumo de sustancias ilegales
y dependencia de la nicotina en los hombres. En este estudio los hombres también
presentaron mayores tasas de juego patológico y trastornos psicóticos.
En lo referente a los trastornos de personalidad, dos estudios encontraron una
mayor prevalencia del trastorno límite en las mujeres (Monras, 2010; Preuss et al.,
2009) y otros dos mostraron que las mujeres presentaban mayores tasas de trastor-
no histriónico (Gran et al., 2004; Monras, 2010). Asimismo, los resultados de Khan
et al. (2013) revelaron una mayor prevalencia del trastorno evitativo en las mujeres
y Grant et al. (2004) informaron de que las mujeres presentaban tasas superiores
de trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad.
82 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
Encontramos cinco estudios que cumplían todos los criterios para ser incorpo-
rados en esta revisión y proporcionaban datos sobre las diferencias de género en
la utilización de los servicios asistenciales para el alcoholismo (Tabla 4). Uno de
ellos empleó una muestra de sujetos con dependencia del alcohol que demandaron
tratamiento (Lau-Barraco, Skewes y Stasiewizc, 2009), otra investigación incorporó
una muestra de pacientes con dependencia del alcohol a tratamiento (Greenfield,
Pettinati, O´Malley, Randall y Randall, 2010), un estudio incluyó dos muestras de su-
jetos que cumplieron los criterios para el abuso y la dependencia del alcohol en un
período de 12 meses (Edlund, Booth y Han, 2012) y dos investigaciones utilizaron
una muestra de sujetos con prevalencia vital de dependencia del alcohol (Alvanzo
et al., 2014; Khan et al., 2013).
4. Conclusiones
El presente trabajo tenía como objetivo hacer una revisión sobre las diferencias
de género en los trastornos por consumo de alcohol que nos permitiera obtener una
visión actualizada de las características asociadas diferencialmente al alcoholismo
femenino. Las investigaciones halladas muestran diferencias en el tipo de muestra
empleada y la evaluación de las variables, lo que dificulta la tarea de comparar los
resultados encontrados.
Cabe destacar que los resultados de los estudios indican que las mujeres al-
cohólicas inician el consumo a una mayor edad, experimentan una progresión ace-
lerada de la enfermedad, presentan más problemas de ansiedad y del estado de
ánimo y muestran menores tasas de utilización de los servicios asistenciales para el
tratamiento de alcoholismo que los hombres.
86 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
5. Referencias
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Capítulo 8: Diferencias de género en el alcoholismo... 87
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CAPÍTULO 9
DIFICULTADES EN EL LOGRO DE LA ADHERENCIA AL
TRATAMIENTO EN LA DIABETES MELLITUS 2. EXPERIENCIAS
DE PACIENTES MEDIANTE INVESTIGACIÓN CUALITATIVA
1. Introducción
2. Método
2.1. Participantes
2.2. Técnica
2.3 Procedimiento
Para la realización de cada uno de los grupos focales, se convocaron a los parti-
cipantes, mismos que eran usuarios en el momento de la investigación de diferentes
servicios de salud público de la ciudad de Toluca y la zona conurbada. También se
hizo la invitación a participar en el grupo focal, a través de los alumnos de la Li-
cenciatura en Psicología de una Universidad Pública, solicitándoles que invitaran a
familiares o conocidos con la enfermedad y que desearan participar en el grupo. Los
grupos se realizaron en las instalaciones del hospital o bien en un auditorio de la Fa-
cultad en la que se trabajó. Las entrevistas grupales fueron grabadas para luego ser
transcritas, con una duración promedio de dos horas, posteriormente fueron seg-
mentadas utilizando un análisis de contenido para la obtención de los resultados.
3. Resultados y discusión
Vale la pena puntualizar que la DM2, al ser una enfermedad de evolución lenta,
puede no tener manifestaciones tan evidentes como en el caso de algunas otras
enfermedades, lo cual no la convierte en una enfermedad tan incapacitante al prin-
cipio e incluso, la persona puede estar enferma sin que se dé cuenta (Balcázar,
2011); por lo que ante estas manifestaciones tan bajas o casi imperceptibles de
la enfermedad, al ser diagnosticada, el paciente hace intentos por visitar a otros
especialistas para confirmar el diagnóstico, bajo la sospecha de haber recibido un
juicio erróneo y por tanto, no estaría enfermo y así, pierde tiempo que podría haber
destinado al tratamiento, tal es el caso de lo que se presenta: “
cuando me dijeron
que era diabética, yo dije, pero si no me siento mal
luego de salir del Seguro Social,
me fui a mi casa, guardé el medicamento y luego me fui a otro médico para que me
dijera que todo estaba bien, así fue como perdí muchos meses yendo con uno y con
otro y mientras mis males iban avanzando
; no fue sino hasta que me descompensé
mucho y fui a dar al hospital porque se me subió muchísimo el azúcar y me dijeron
que si no me cuidaba, entonces poco iba a durar, fue allí cuando entendí que mi
enfermedad no tenía remedio y que tenía que cuidarme”.
Entre la población en general y sobre todo en quienes ya han sido diagnostica-
dos con DM, es importante explorar la noción que se tiene de la enfermedad, ya que
las creencias populares dan un tinte especial a la explicación que la persona puede
generar a cómo se origina y en consecuencia, cómo puede tratarse la DM: “yo creía
que sólo las personas obesas podían ser diabéticas y que si bajaba de peso, me
iba a componer
, así que me fui con un médico, que es que bajaba de peso y más
bien luego supe que la misma diabetes te hace bajar de peso, te consume, pero me
seguía sintiendo igual de mal que cuando estaba gorda”. Estos hallazgos coinciden
con lo planteado por Dunning (2004), al conformar que hay una creencia extendida
de una correlación diabetes-obesidad, la cual no se presenta en todos los casos,
pero que hace suponer a la persona que si baja los kilos que tiene de más, en con-
secuencia, la enfermedad se aliviará.
En tanto, otro participante indica: “
pues yo creo que la diabetes da por un sus-
to, un coraje o un problema muy grande que hace que a uno se le suba el azúcar
y
yo dije, pues no va a poder [la DM] contra mí y comencé a correr, comencé a hacer
cosas con remedios de hierbas y todo eso, pero cuando fui al médico, me dijo que
no se me iba a quitar
”. Destaca aquí de acuerdo con Dunning (2004), que se le da
importancia a factores externos como problemas o sustos, pero se le resta impor-
tancia al aspecto hereditario y al mecanismo de mal funcionamiento del páncreas,
lo cual en consecuencia hace que el paciente deje de atenderse al considerar que
eliminando los factores externos (susto o preocupación), la enfermedad puede no
desencadenarse, restando importancia a otros factores, como los hereditarios.
Pareciera que recurrir el uso de remedios caseros, terapias alternativas o medi-
cina naturista son prácticas habituales que sustituyen la terapia alopática, por creer
que la medicina homeopática es más efectiva e inocua, hecho que corrobora los
mitos y las prácticas entre las personas (Dunning, 2004), quienes en muchos casos
dejan de usar la terapia médica, mientras la enfermedad sigue avanzando.
Capítulo 9: Dificultades en el logro de la adherencia al tratamiento... 93
Una vez hecho el diagnóstico de la DM, una queja constante de los pacientes
es que se les restringe todo y se les exigen cambios extremos en su estilo de vida:
“
me dijo el doctor, ya no puede comer dulces, pan, azúcar, frutas como el plátano
o mango, deje de comer tortilla [alimento elaborado con maíz y que es la base de
la alimentación en México]
y entonces yo me pregunté ¿y qué voy a comer?...”; otro
participante indica: “
me dijo el doctor, pues usted decide cuánto quiere vivir y cómo
quiere vivir, entonces tiene que bajar de peso, hacer mucho ejercicio y tomarse to-
dos los medicamentos que le estoy dando, y yo pensé, pues si no me muero de la
diabetes, me voy a morir de lo que ya no puedo hacer
”; otro más indica: “
es una
enfermedad donde te quitan todo lo rico que uno está acostumbrado a comer y pues
así, no puedes salir a una fiesta, porque todo lo que te dan te hace daño, el alcohol
no se puede, fumar menos
, además, tienes que hacer ejercicio haga frío, llueva o
relampaguee
, así que de hoy a mañana tu vida cambió y entonces, de lo que po-
días hacer antes, ahora nada de nada”.
En el caso de la DM2, el esquema de tratamiento está basado en lo que indica
la ADA (citada por la FMD, 2014): un esquema de alimentación balanceado, con
moderada ingestión de hidratos de carbono y grasas, práctica regular de actividad
física, eliminación de hábitos tabáquico y de alcohol, monitoreo constante y toma de
decisiones de tratamiento basado en las cifras de glucosa, medicamentación oral o
a base de insulinas y visitas continuadas con el médico y diversos especialistas.
Cuando aparece la enfermedad, es una suma de factores genéticos pero tam-
bién de un estilo de vida inadecuado, que al momento del diagnóstico, tiene que ser
cambiado por un estilo que respete las pautas indicadas por la ADA y que requieren
de la persona un alto nivel de compromiso para la generación de cambios, además
de la motivación suficiente para que estos cambios sean sostenidos hasta que los
viejos hábitos se sustituyan por las prácticas nuevas; sólo que en estos casos, el pa-
ciente con DM se ve forzado a realizar cambios a un estilo de vida mantenido durante
muchos años y por tanto, muy difícil de cambiar. Conviene recordar también que al
ser una enfermedad cuyo avance es progresivo, las manifestaciones pueden no ser
evidentes y el malestartampoco, por lo que la persona no se siente enferma y por lo
tanto, no se ve en la necesidad de hacer cambios sustanciales como en el caso de
enfermedades agudas que provocan mucho dolor o incapacidad (Balcázar, 2011).
Otra de las dificultades encontradas es que en su noción de “enfermo/a”, la
persona se ciñe a ciertas pautas de conducta relacionadas con la alimentación por
ejemplo, pero se enfrenta al reto de que el resto de la familia, sigue comiendo lo que
él/ella ya no puede comer o a la presión social que la comida y la bebida significan:
“
y mi mujer me dijo, te voy a hacer tu dieta para que te cuides
. Entonces, me daban
sólo verduras cocidas y comida sin sal y todos se sentaban a comer lo que yo no
podía
, en la alacena seguían habiendo panes y pasteles y pues a escondidas me
los comía, porque de otra forma, yo me siento como apestado y castigado con eso
que me dan
, es bien difícil ser ahora diferente y que tu familia no te acompañe”.
Alguien indica: “
como la gente no entiende que tienes diabetes y que no puedes
comer ciertas cosas, pues entonces terminas no diciendo que esto no lo puedes co-
94 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
mer, porque si les dices que no, es como si les hicieras el feo
, entonces, para mí era
más fácil irme de parranda con los amigos, porque si les decía que no, me hacían
burla, qué ahora sí te pegan o que era un cortado, así que prefería irme y sufrir las
consecuencias de mis excesos al día siguiente”.
Tal y como ejemplifican las lexías del párrafo anterior, la DM implica una serie
de restricciones que significan cambios sustanciales para la persona, pero de no
sentirse acompañada o respetada por el medio que le rodea, estas modificaciones
son complejas de adoptar, pues en el caso de la bebida, el alcohol y el tabaco, son
hábitos asociados a la convivencia social y son situaciones en las que el paciente
se ve sometido a diversas tentaciones y a presiones, que hacen que se abandone
el tratamiento, por lo que el paciente desarrolla la consideración de que ceñirse al
tratamiento es simplemente imposible.
En la diabetes mellitus, de acuerdo con la ALAD (2013), la medicación puede
ser a base de esquemas orales o bien, de insulinas inyectables que ayuden a re-
gular la función de la glucosa o hagan las veces de la insulina faltante en el orga-
nismo. Al ser una enfermedad en la que se afectan a diversos órganos y sistemas,
la DM requiere que además del medicamento para regularizar el nivel de glucosa
en sangre, se administren algunos otros tratamientos para el control de la presión
arterial, las niveles de lípidos en sangre, del sistema cardiovascular, etc., lo anterior
puede resultar complicado para el paciente, quien se ve sometido a la ingestión de
medicamentos de por vida, en horarios y en esquemas diversos.
Relacionado con la medicación, existen dificultades percibidas por estos parti-
cipantes: “
me decía el doctor, se va a tomar esto y esto y luego lo cambia por esto
y esto y tienen que ser a horas exactas, después viene y en la siguiente consulta
le digo si hay que dejar estos medicamentos o se los cambio y salía del consultorio
con un montón de cajas de pastillas y de lo que me decía, no entendía nada, así que
terminé pidiéndole a alguno de mis hijos que me acompañara para que me ayudara
a entender lo de las pastillas y cómo tomármelas”. Otro participante indica: “
y me
dijeron, pues tómese esto, pero hay que tener cuidado porque esto le puede dañar
el riñón, así que si te tomas una cosa que te alivie una cosa, terminas haciéndole
daño a otra cosa de tu cuerpo
”.
Además de la dificultad percibida para entender y llevar a cabo un esquema de
medicación, existe una creencia generalizada de que la insulina es el último paso
de tratamiento en la diabetes (Dunning, 2004): “
y cuando me dijeron, ya no puede
seguir tomando las pastillas, entonces ya le voy a cambiar y ahora se va a poner
insulina, entonces para mí fue el fin del mundo, porque dije, entonces ahora sí, ya no
tardo mucho en morirme, porque yo había escuchado que la insulina te deja ciego”.
Esta creencia que pasa de paciente en paciente, genera miedo a ser tratado con
esquemas de insulinización, siendo que la investigación reportada por la ADA (FMD,
2014), indica que es el mejor protocolo de tratamiento y se sugiere aún desde las
etapas tempranas de la enfermedad, para evitar o retrasar las complicaciones pro-
pias de la DM.
Capítulo 9: Dificultades en el logro de la adherencia al tratamiento... 95
4. Conclusiones
Los hallazgos nos permiten concluir en primer lugar que, la elección de la técni-
ca utilizada fue una medida oportuna y pertinente para estudiar los significados que
los individuos atribuyen a sus acontecimientos.
En segundo término, que el tipo conocimiento, las creencias y las emociones,
permiten explicar las conductas derivadas de los sucesos en torno a su padeci-
miento y sientan las bases para la investigación en el ámbito de la salud mental de
las personas con diabetes; no obstante, la DM representa una carga negativa y un
suceso vital estresante que provoca una serie de cambios que pueden ser vivencia-
dos como un reto al que tienen que enfrentarse, con una serie de obstáculos y de
implicaciones en las que deberán tomar un papel activo.
De lo anterior la importancia de incluir a la psicología de la salud como una de
las áreas de trabajo en la atención a estos pacientes y que este trabajo de atención
incluya la comprensión del padecimiento para los pacientes.
96 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
5. Referencias
1. Introdución
manos y extremidades superiores. De los riesgos laborales, los más asociados con
trastornos fueron el uso del ratóny el riesgo postural.
El objetivo del presente estudio es conocer la influencia que tiene el uso de pan-
tallas de visualización de datos en la postura corporal mediante la revisión y el me-
taanálisis de la literatura científica. Entendiendo como postura corporal “la conser-
vación dinámica de la posición erguida el cuerpo, con formación normal de tronco
y extremidades y con unas articulaciones de columna vertebral y extremidades que
dispongan de movilidad libre” (Frisch, 2005).
2. Método
2.1. Diseño
2.2.Estrategia de búsqueda
Los criterios de selección se limitan a los estudios que evalúen la postura cor-
poral en usuarios de pantallas de visualización de datos. Los diseños de estudio
incluidos fueron estudios observacionales, casos y controles y ensayos clínicos.
Capítulo 10: Influencia de las pantallas de visualización de datos... 99
3. Resultados
3. Discusión y conclusiones
3.1.Estación de trabajo
4. Referencias
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Capítulo 10: Influencia de las pantallas de visualización de datos... 103
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CAPÍTULO 11
ANÁLISIS DE LA INCIDENCIA LESIONAL EN FUNCIÓN DEL
ROL DE ACTUACIÓN EN DEPORTISTAS DE
GIMNASIA ACROBÁTICA
1. Introdución
2. Método
2.1. Muestra
La muestra del estudio estuvo compuesta por 138 gimnastas de nivel nacional
e internacional. Fue diferenciada en dos grupos según el rol desempeñado, resul-
tando 53 ágiles y 85 portores con una media de edad de 10.38 (DT=2.10) años y
14.83 (DT=2.76) respectivamente.
La toma de datos se realizó durante el Campeonato de España de 2013 con el
previo consentimiento de la Real Federación Española de Gimnasia, entrenadores
y gimnastas llevando a cumplimiento la Declaración de Helsinki.
2.2. Procedimiento
ción típica (DT) para variables numéricas y frecuencias y porcentajes (%) para las
categóricas. Para el análisis comparativo se ha realizado la prueba Chi-cuadrado y
la T student para comparar medidas independientes.
3. Resultados
En general, se observa que los miembros inferiores son la zona con mayor nú-
mero de lesiones, sin embargo en el grupo de los ágiles, las lesiones en los miem-
bros superiores se corresponden con el mismo porcentaje lesional (Tabla 5).
Miembros
inferiores
Lesión articular 1 3.4% 0 .0% 1 4.5%
Lesión
4 13.8% 0 .0% 4 18.2%
muscular
Lesión
17 58.6% 5 71.4% 12 54.5%
ligamentaria
Lesión
4 13.8% 1 14.3% 3 13.6%
tendinosa
Lesión ósea 3 10.3% 1 14.3% 2 9.1%
Miembros
superiores
Lesión articular 1 4.5% 0 .0% 1 6.7%
Lesión
1 4.5% 0 .0% 1 6.7%
muscular
Lesión
5 22.7% 0 .0% 5 33.3%
ligamentaria
Lesión
9 40.9% 3 42.9% 6 40.0%
tendinosa
Lesión ósea 6 27.3% 4 57.1% 2 13.3%
Tronco y
cabeza
Lesión
8 80.0% 2 100.0% 6 75.0%
muscular
Lesión ósea 2 20.0% 0 .0% 2 25.0%
Miembros inferiores
Miembros superiores
Tronco y cabeza
4. Discusión y conclusiones
Existen estudios como el de Purnell et al. (2010) que sugieren que la edad críti-
ca de lesión se presenta entre los 11 y 15 años. En su estudio presenta una muestra
con media de edad de 13.4 años (DT=3.6) similar a la del nuestro, así como en la
experiencia deportiva de 3.4 años (DT=3.0), factor que también se establece como
importante a la hora de determinar el riesgo de lesión. Por su parte, Grapton et al.
(2013) presentan una muestra de gimnastas de trampolín, tumbling y GA de 15±3
años un poco por encima del rango de mayor riesgo.
Al analizar la frecuencia lesional durante la temporada, nos encontramos con que
los gimnastas de GA se lesionan en menor proporción que los de gimnasia aeróbica,
con un 33.3% frente al 90.47% de los gimnastas de aerobic (Abalo, Gutierrez y Ver-
netta, 2012). Se encuentra mayor similitud con las gimnastas de Artística femenina que
presentan un 43% de probabilidad de lesión (Amaral, Santos y Ferreirinha, 2009).
La gravedad de las lesiones presenta también diferencias con la gimnasia aeró-
bica que se caracteriza por presentar lesiones moderadas en un 84.21% del total de
las producidas en los estudios de Abalo (2012), distribuyéndose con mayor propor-
ción de leves en GA (44.3%), con excepción de en los ágiles que tanto leves como
moderadas presentan la misma frecuencia.
Se puede confirmar los resultados de Grapton et al. (2013), que determinan que
en GA, la mayoría de las lesiones de los miembros superiores son tendinopatías,
musculares en la columna y ligamentosas en los miembros inferiores.
112 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
Los estudios sugieren que el 100% de las lesiones de los ágiles son fracturas y
esguinces mientras que la mayoría de las lesiones de los portores son distensiones
musculares por sobrecarga o tendinopatías (Purnell et al., 2010), no obstante, nues-
tros resultados indican que las lesiones ligamentosas son las más frecuentes tanto
en ágiles como en portores, sí confirmándose importantes las óseas en ágiles y las
musculares y tendinosas en portores.
Se confirma que la zona con mayor tasa de lesiones son los miembros inferio-
res como estableció Grapton et al. (2013) tanto en Trampolín, Tumbling y GA, así
como en otros estudios de diferentes modalidades gimnásticas como la Gimnasia
Aeróbica (Abalo et al., 2012), la Gimnasia Artística Femenina (Amaral et al., 2009)
y en otras modalidades deportivas con gran similitud a la GA como pueden ser el
Cheerleading (LaBella y Mjaanes, 2012).
Purnell et al. (2010) localizan la mayoría de lesiones en GA en rodilla, tobillo y
muñeca sin diferencias significativas entre ágiles y portores, así como Grapton et al.
(2013) también apuntan altas frecuencias de lesión en muñeca. En nuestro estudio,
se confima que las lesiones de tobillo son las más frecuentes, pero la espalda y el
hombro presentan una incidencia mayor que la rodilla y la muñeca.
Durante la ejecución de los elementos individuales es el momento en el que se
producen la mayoría de las lesiones, por lo que no se confirman los resultados de
Purnell et al. (2010), que indican que el 58.8 % de las lesiones recientes ocurren du-
rante los elementos grupales. Parece que los elementos dinámicos presentan una
importante incidencia de lesión, sobre todo en el total y en los ágiles, lo que sucede
también en los ágiles de los autores anteriores, que las establecen en un 75% de
las lesiones de los ágiles.
Podemos concluir que la incidencia lesional en GA no es tan alta como cabría
esperar conforme a las modalidades gimnásticas afines, incluso la gravedad de
éstas parece ser de menor importancia. No obstante, la localización de las lesiones
también se encuentra en mayor proporción en los miembros inferiores, al igual que
en Gimnasia Aeróbica, gimnasia Artística y en el Cheerleading.
Se confirma que en GA las lesiones en los miembros superiores son en mayor
medida tendinopatías, en el tronco musculares y en los miembros inferiores liga-
mentarias. Son las ligamentarias las de mayor frecuencia, seguidas por las óseas
en los ágiles y las musculares y tendinosas en los portores, sin embargo, no se
puede establecer que se lesionen en mayor o menor medida un rol que otro. El
tobillo parece ser el sitio con mayor riesgo lesional en todos los estudios de GA,
no habiendo concordancia en otras zonas corporales. En cuanto al momento en
que se producen las lesiones, es importante prestar atención a la ejecución de los
elementos dinámicos, ya que es en ellos, donde se producen el mayor número de
lesiones, estableciéndose diferencias significativas entre ágiles y portores ya que
los primeros se lesionan más en los elementos grupales, mientras que los portores
en los individuales.
Capítulo 11: Análisis de la incidencia lesional en función del rol... 113
5. Agradecimientos
6. Referencias
Abel Tarrida
Universidad de Vigo
1. Introducción
2. Recuerdo anatómico
aquellas actividades en las que el tendón sufre estiramientos repetitivos por encima
de ese 4% de capacidad elástica causando la rotura de los enlaces transversales
de las fibras de colágeno, o bien por una fatiga del músculo, lo que repercute en su
capacidad de absorción de cargas y sobrecargando la estructura tendinosa y si se
llega al 8% empezarán a producirse microrroturas. El proceso de sobrecarga mecá-
nica del tendón produce una disminución de las fibras de colágeno y de su calidad,
aumentando la vulnerabilidad del tendón.
3. Descripción de la lesión
4. Aspectos preventivos
5. Programa preventivo
6. Proceso de readaptación
6.1. Recuperación
6.2. Readaptación
El objetivo es alcanzar el alta deportiva, es decir, conseguir que los tejidos afec-
tados puedan soportar las exigencias superiores que supone la práctica deportiva
120 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
6.3. Reentrenamiento
sario realizar un exhaustivo análisis de las exigencias a las que debe hacer frente el
deportista una vez se produzca la reincorporación a la competición.
En cuanto al trabajo en la zona corporal lesionada, continuaremos con protoco-
lo de trabajo excéntrico aumentando las cargas y velocidad de ejecución, para ase-
gurarnos de que el tendón pueda soportar las tensiones de tracción o compresión a
las que se puede ver sometido en la práctica de fútbol, además estas se realizarán
de una forma repetitiva debido al tipo de modalidad.
El trabajo de flexibilidad nos permitirá mantener el grado de elongación del cuá-
driceps e isquiotibiales, ya que estos tienden a contraerse debido a la exigencias
del deporte.
Correspondiente al trabajo general, el futbolista se irá introduciendo paulatina-
mente en el proceso de entrenamiento grupal, hecho que motivará psicológicamen-
te al deportista, incluso puede que sus ansias lo empujen a querer realizar tareas
para las que todavía no puede alcanzar el nivel de exigencia necesario, lo cual
puede poner en riesgo todo el proceso. Por ello el readaptador físico debe transmitir
esa cautela al jugador y hacerle consciente de ciertas limitaciones.
La mayor parte del trabajo de fuerza se aplicará acercándose lo más posible
a las manifestaciones de fuerza del juego real, es decir, es un trabajo de fuerza
especialmente dirigido a los músculos más directamente implicados en el fútbol,
pero buscando la transferencia a los movimientos de nuestro deporte combinando y
alternando con ejercicios de fuerza explosiva (multisaltos, aceleraciones, frenadas)
con ejercicios técnicos (golpeos, fintas, uno x uno, dos x uno). El objetivo es lograr
una transferencia directa de las adaptaciones musculares y neuronales del trabajo
de fuerza a la ejecución específica de los movimientos y acciones técnicas requeri-
das para el fútbol.
En referente a la resistencia, toma mayor relevancia el trabajo de la resistencia
específica del fútbol. Está determinada por las particularidades del deporte y del
nivel de rendimiento). Se debe obtenerla capacidad de obtener un alto rendimiento
bajo las condiciones temporales de la especialidad deportiva. Los factores sobre los
que actúa la resistencia específica son: mejora de la resistencia de la musculatura
utilizada en el fútbol, garantizando la realización de los movimientos específicos de
forma óptima, mejora de la tolerancia a las carreras repetidas de alta intensidad y
saltos, golpeos, arrancadas, frenadas, cambios de ritmo, etc. presentes en la compe-
tición, mantener un ritmo más alto en acciones de competición durante más tiempo.
En este proceso de vuelta a la competición que dura en este caso aproximada-
mente 3 semanas, el futbolista se irá integrando en el entrenamiento grupal, pero
debe de hacerse de una forma progresiva. En este sentido, comenzará realizando
solamente el calentamiento, para después ir apareciendo en circuitos técnicos, po-
sesiones en las que desempeñará el papel de “comodín”, tareas tácticas y finalmen-
te juego real.
El tiempo de entrenamiento que el futbolista no actúe con el resto del grupo
debido a sus limitaciones, aprovecharemos para entrenar acciones propias de su
122 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
1.- ¿Durante cuántos minutos puede estar sentado sin dolor? PUNTOS
0-15 min 15-30 min 30-60 min 60-90 min 90-120 min > 120 min
0 2 4 6 8 10
3.- ¿Le duele la rodilla al extenderla completamente sin apoyar el pie en el suelo? PUNTOS
Sin dolor Dolor muy
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
intenso
10 9 8 7 6 5 4 3 2 1 0
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
10 9 8 7 6 5 4 3 2 1 0
0 No, en absoluto
4 Entrenamiento modificado y/o competición modificada
7 Entrenamiento completo y/o competición, pero a menor nivel que cuando empezaron los sín
tomas
10 Coompetición al mismo nivelo mayor que cuando empezaron los síntomas
8.- Por favor, conteste A, B o C en esta pregunta según el estado actual de su lesión:
- Si no tiene dolor al realizar deporte, por favor, conteste sólo a la pregunta 8A
- Si tiene dolor mientras realiza el deporte pero éste no le impide completar la actividad,
por favor, conteste únicamente la pregunta 8B
- Si tiene dolor en la rodilla y este le impide realizar deporte, por favor, conteste solamente la
pregunta 8C
8A.- Si no tiene dolor mientras realiza deporte, ¿cuánto tiempopuede estar entrenando o practicando?
8B.- Si tiene cierto dolor mientras realiza deporte pero éste no obliga a interrumpir el entrenamiento o la
actividad física, ¿cuánto tiempo puede estar entrenando o haciendo deporte?
8C.- si tiene dolor que le obliga a detener el entrenamiento o práctica deportiva, ¿cuánto tiempo puede
aguantar haciendo el deporte o la actividad física?
8. Referencias
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BLOQUE II
LAS DIMENSIONES
PSICOSOCIALES EN EL ÁMBITO
SANITARIO
CAPÍTULO 13
BIENESTAR LABORAL EN PROFESIONALES MÉDICOS:
UNA MIRADA DESDE LA PSICOLOGÍA OCUPACIONAL POSITIVA
Javier L. Crespo
Universidad de Barcelona
1. Introducción
2. Método
3. Resultados
valoración del entorno social (apoyo social, percepción de un ambiente social positi-
vo, compañerismo, etc.) mayor bienestar psicosocial y menores efectos colaterales.
4. Discusión y conclusiones
5. Referencias
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CAPÍTULO 14
RIESGOS PSICOSOCIALES, CONFLICTO Y ESTRÉS
EN PERSONAL DE ENFERMERÍA
1. Introducción
tes (individuo, grupo u organización) percibe que sus metas, valores u opiniones han
sido frustrados por otra parte interdependiente (De Dreu, 2008; Thomas, 1992).
El conflicto ha sido definido como “el proceso resultante de la tensión entre
miembros de un equipo por diferencias reales o percibidas” (De Dreu y Weingart,
2003, p. 741). Estas diferencias pueden deberse al contenido de las tareas, los ob-
jetivos del trabajo, los procedimientos para lograrlos, o incluso a temas y valores
personales (Gamero, González-Roma y Peiró, 2008). Por lo tanto, el conflicto en el
trabajo puede deberse tanto a aspectos relacionados con la tarea como a las relacio-
nes que se establecen entre los compañeros. De esta forma, diferentes investigado-
res han mostrado la existencia de dos tipos de conflictos: el conflicto concerniente a
las relaciones interpersonales y el conflicto relacionado con la tarea (De Dreu y Van
de Vliert, 1997).
El conflicto de tareas se define como la percepción de divergencias de opinio-
nes y puntos de vista sobre la tarea que se estárealizando (Jehn y Mannix, 2001).
Algunos autores han mostrado sus efectos positivos sobre la creatividad e innova-
ción, la calidad en la toma de decisiones (De Dreu, 2006). Sin embargo, el conflicto
de relación es definido como “la conciencia de incompatibilidades interpersonales,
que incluyen componentes afectivos como sentimientos de tensión y fricción” (Jehn
y Mannix, 2001, p.238) y está asociado con efectos negativos sobre la eficacia (De
Dreu y Weingart, 2003) y sobre el bienestar de los trabajadores (p. e. quejas psico-
somáticas y físicas, la ansiedad, la frustración) (Medina, Munduate, Dorado, Mar-
tínez y Guerra, 2005). También se ha encontrado que el nivel de estrés de los em-
pleados aumenta a medida que se perciben más conflictos de relación (Friedman,
Tidd, Currall y Tsai, 2000).
En el caso de los profesionales de enfermería se ha visto que muchos de sus
conflictos tienen que ver con problemas no resueltos en la práctica habitual. En este
sentido, Teresinha, Giacomelli, Fontoura y Guedes (2010) recalcan la importancia
de clarificar la naturaleza del conflicto evidenciando los mecanismos que lo for-
man. En dicho estudio se identificaron tres ámbitos de relaciones interpersonales
que denotan la presencia de conflictos en la práctica diaria de los enfermeros/as:
los pacientes (54.5%), el equipo asistencial (36.5%), y la educación (9%). Asimis-
mo, en relación a los conflictos con el equipo, se destacó que los profesionales se
consideran miembros responsables de las relaciones interpersonales establecidas
en el grupo y de la obtención de objetivos y metas comunes como grupo, por lo
que los conflictos generados en el trabajo en equipo son muy importantes para el
enfermero/a. Así pues hipotetizamos lo siguiente:
- Hipótesis 3: El conflicto de tarea tendrá una relación negativa con el estrés
laboral, de tal forma que a mayor conflicto de tarea menor estrés laboral.
- Hipótesis 4: El conflicto de relación tendrá una relación positiva con el estrés
laboral, de forma que a mayor conflicto de relación, mayor estrés laboral.
No podemos obviar que el desempeño del rol de los profesionales de la enfer-
mería se puede desarrollar en contextos públicos y privados. Este contexto, como
140 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
2. Método
vestigación está compuesto por 34 ítems. Las dimensiones que mide el cuestionario
son las siguientes:
- Factor 1. Exigencias o demandas psicológicas (ítems 1, 2, 3, 4, 5 y 6). Se
refiere a la cantidad de trabajo en relación con el tiempo disponible. Ejemplo
de ítem: “¿Tienes tiempo de llevar al día tu trabajo?” Alpha de Cronbach =
.60.
- Factor 2. Trabajo activo y posibilidades de desarrollo (ítems 7, 8, 9, 10, 11,
12, 13, 14, 15 y 16). Estos ítems hacen referencia a la autonomía que tiene
el trabajador para realizar día a día su trabajo y a las oportunidades de po-
ner en práctica los conocimientos y habilidades en el trabajo diario, así como
en la adquisición de otros nuevos. Ejemplo de ítem: “¿Se tiene en cuenta tu
opinión cuando se te asignan tareas?” Alpha de Cronbach = .67.
- Factor 3. Apoyo social y calidad de liderazgo. Este factor hace referencia
a las relaciones interpersonales en el trabajo, así como los roles que han
de desempeñar (ítems 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25 y 26). Ejemplo de
ítem “¿Recibes ayuda y apoyo de tus compañeras o compañeros?”. Alpha de
Cronbach = .80.
- Factor 4. Estima. (ítems 27, 28, 29 y 30). Ejemplo de ítem: “Mis superiores
me dan el reconocimiento que merezco”. Alpha de Cronbach = .76.
Las alternativas de respuesta para estos 4 factores van de 1= Nunca a 5 =
Siempre.
- Factor 5. Inseguridad laboral (ítems 31, 32, 33 y 34). Ejemplo de ítem: “En es-
tos momentos, ¿está preocupado por si te cambian el horario (turno, días de
la semana, horas de entrada y salida) contra tu voluntad?” Alpha de Cronba-
ch = .73. Las alternativas de respuesta para estos 4 items son 1= Nada pre-
ocupado hasta 5 = Muy preocupado.
Conflicto. El conflicto en el trabajo fue medido usando la versión española (Mar-
tínez-Moreno, Zornoza, González-Navarro, y Thomson, 2012) del cuestionario de
Conflicto Intra-Grupo de Jehn y Mannix (2001). Esta escala consta de 6 items que
representan situaciones de trabajo conflictivas y que están agrupadas en dos fac-
tores: Conflicto de tarea (Alpha de Cronbach=.83) y conflicto de relación (Alphade
Cronbach=.77). Un ejemplo de ítem de conflicto de tarea es: “¿Con qué frecuencia
estás en desacuerdo con tus compañeros de trabajo en la tarea en la que estáis
trabajando?”. Un ejemplo de ítem de Conflicto de relación es: “¿Cuán a menudo las
personas se enfadan con los compañeros mientras trabajan?”. Las alternativas de
respuesta para los dos factores van de 1= Nunca/nada hasta 5 = Mucho.
3. Resultados
múltiple no existen relaciones significativas entre este factor y el estrés laboral. Es-
tos resultados no confirman la hipótesis 2 de la presente investigación.
Respecto al conflicto, nuestros resultados no confirman la hipótesis 3, ya que el
conflicto de tarea nopresenta relaciones significativas con el estrés laboral. No ocu-
rre lo mismo con el conflicto de relación que explica el 14% de la varianza del estrés
general en el trabajo (R2=.14; p=.05) y está relacionado positivamente con el estrés
laboral (β=.32; p=.05). Es decir, cuanto más conflicto de tarea perciba el trabajador
mayor estrés laboral percibirá. Estos resultados confirman la hipótesis 4.
4. Discusión
El objetivo del presente trabajo ha sido estudiar el estrés percibido en una mues-
tra de profesionales de enfermería que trabajan en organizaciones públicas y pri-
vadas y, específicamente, analizar la relación existente entre los factores de riesgo
psicosocial y el conflicto con el nivel de estrés de estos trabajadores.
144 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
5. Referencias
1. Introducción
2. Método
2.1. Objetivo
3. Resultados
Autoconcepto
Autoconcepto
¿Dencansa?
Notas Curso
Académico
Emocional
Familiar
A.Social -.26(**) -.33(**)
A. -.63(**) -.19(**) .30(**)
Académico
A.Emocional -.31(**)
Otras 44.2%
Fútbol 20.8%
Natación 19.8%
Danza, baile, gimnasia 18.3%
Baloncesto 17.8%
Atletismo 15.2%
Ciclismo 15.2%
Voleibol 6.1%
Judo/karate 5.6%
Tenis 5.6%
Balonmano .5%
3.2.2. Descanso
3.2.3. Alimentación
La mayoría de los adolescentes (más del 80%), hacen 5 comidas al día (inclui-
da media mañana y media tarde).Más del 96% cena y come en casa, aunque el por-
centaje del desayuno es un poco menor porque supone el 88%. Pero, en general,
desarrollan básicamente en el hogar sus hábitos alimenticios. Parece que, durante
las horas de las comidas, al mediodía y por la noche la actividad más habitual es
ver la televisión y hablar, mientras en el desayuno se centran más en comer quizás
porque se perciba como un momento con menos tiempo en el que las distracciones
implicarían madrugar más. Además, un porcentaje elevado (casi el 70%) consideran
que su peso es normal, y las desviaciones por debajo y encima se adecuan a lo
esperado (18% y 12%).
Los datos demuestran que son muy elevados los porcentajes de sujetos que
dicen sentirse habitualmente contentos (93.4%), que salen con otra gente (91.4%),
que tienen personas con las que hablar de lo que les preocupa (94.9%), que creen
que hay personas que se preocupan por ellos (93.9%) y que además sienten que
reciben cariño y consejo cuando lo necesitan (97%). Por tanto, hemos de afirmar
que el aspecto social de los sujetos de la muestra es manifiestamente positivo y
adecuado, y además ellos lo perciben así.
3.2.5. Violencia
4. Conclusiones
4.2. Descanso
Entendemos que ésta es una de las áreas que por sus resultados requiere más
atención, y sobre la que se tendría que intervenir. Tienen horarios nocturnos poco
adecuados y además reflejan un cierto grado de cansancio, que indudablemente
repercutirá en su estado de bienestar físico y emocional y por consiguiente en su
proceso de aprendizaje.
4.3. Alimentación
4.4. Drogas
4.5. Violencia
Parece reflejarse que la violencia forma parte de una realidad cotidiana vivida
tanto de forma directa como indirecta. Muestra el grado de agresividad que envuel-
ve a los adolescentes y la necesidad de educar en valores como la Paz, la Toleran-
cia y el Respeto, desde las diferentes instituciones sanitarias y educativas.
4.7. Autoconcepto
5. Referencias
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158 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
1. Introducción
Cuando nos planteamos las preguntas para qué y por qué educar, puede en-
tenderse que la existencia de la educación se debe a la necesidad de transmitir un
ideal de vida que permita construir un proyecto de sociedad (Carmona-Medeiro y
Huitrado-Rizo, 2013). Se trata de una empresa subjetiva, de ningún modo neutral,
cargada de múltiples intereses, concepciones, necesidades y aspiraciones (Carmo-
na-Medeiro y Huitrado-Rizo, 2013). Por tanto se hace indispensable explicitar cuál
es el ideal de persona que queremos favorecer y qué tipo de sociedad queremos
construir (Carmona-Medeiro y Huitrado-Rizo, 2013). La calidad y equidad constitu-
yen, singularmente hoy, cuestiones normativas y aspiraciones de gran relieve y tras-
cendencia social y educativa (Escudero-Muñoz, 2014). Unido al término Inteligencia
Emocional (IE) está muy presente en el ámbito educativo.
La educación emocional es una parte fundamental de la formación integral de
la personalidad, de la formación para adquirir una madurez personal (Fernández-
Domínguez, 2005). Las habilidades prácticas que se desprenden de la IE son cinco
y pueden ser clasificadas en las dos áreas siguientes: Inteligencia intrapersonal e inte-
ligencia interpersonal (Vásquez de la Hoz, 2009). Dentro de la inteligencia intraperso-
nal (internas, de autoconocimiento) se distinguen tres habilidades: la autoconciencia,
el control emocional y la capacidad de motivarse (Mestres-Navas y Fernández-Berro-
cal, 2007). Al grupo de la Inteligencia interpersonal (externas, de relación) pertene-
cen las dos habilidades siguientes: habilidades sociales y empatía (Mestres-Navas
y Fernández-Berrocal, 2007).
Las habilidades sociales favorecen la popularidad, el liderazgo y la eficacia inter-
personal, y pueden ser usadas para persuadir y dirigir, negociar y resolver disputas,
160 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
2. Método
2.1. Participantes
3. Resultados
4. Discusión y conclusiones
5. Referencias
Navarro, G., Boero, P., Jiménez, G., Tapia, L., Hollander, R., Escobar, A. et al. (2012). Univer-
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CAPÍTULO 17
ESTRESORES PERCIBIDOS POR LOS ESTUDIANTES
UNIVERSITARIOS DE CIENCIAS DE LA SALUD.
LA MEDICIÓN DEL ESTRÉS PERCIBIDO.
Muñoz (2004) señala que una revisión de la literatura en torno al estudio de las
principales circunstancias académicas generadoras de estrés entre los universita-
rios llevaría a diferenciar cuatro grandes grupos de estresores académicos: 1) los
relativos a la evaluación; 2) los relacionados con la sobrecarga de trabajo; 3) otras
condiciones del proceso de enseñanza-aprendizaje, como son las relaciones profe-
sor- alumno y otros aspectos de índole organizacional (inadecuación de los planes
de estudio, problemas de horarios, solapamiento de programas, poca participación
del alumnado en la gestión y toma de decisiones, la masificación, etc.); y 4) los pro-
blemas de adaptación y transición dentro del sistema educativo.
Como ya señalamos anteriormente, de las cuatro categorías anteriores, el es-
trés académico relacionado con la evaluación es el que más investigación ha gene-
rado. Splanger, Pekrun, Kramer y Hoffman (2002) señalan al respecto que las prue-
bas y los exámenes a las que habitualmente tienen que enfrentarse los estudiantes
suponen un tipo crítico de situaciones de estrés. La superación o el fracaso de los
exámenes puede afectar profundamente a las oportunidades de acceso a opciones
formativas u ocupacionales futuras, adquiriendo con ello una elevada importancia y
el consiguiente potencial inductor de altos niveles de estrés psicológico.
Karademas y Kalantzi-Azizi (2004) estudiaron los efectos del proceso de estrés
tras el período de exámenes sobre la salud psicológica de 291 estudiantes griegos
de Física y Filosofía. De acuerdo con sus hallazgos, las estrategias de afrontamien-
to centradas en la resolución de problemas, valoración positiva y reducción de la
tensión guardan una relación negativa con los síntomas de malestar psicológico
informado por los participantes del estudio. Resultados que se encuentran en la
línea de los obtenidos en trabajos anteriores, en los que también se confirmó que
las estrategias de resolución de problemas y de valoración positiva se encuentran
entre las conductas de afrontamiento que facilitan la adaptación y el funcionamiento
(Carver, Scheier y Pozo, 1992; Zeidner y Saklofske, 1996).
Salanova et al. (2005), en una investigación con 872 estudiantes universitarios
valencianos, procedentes de 18 titulaciones, encontraron una relación positiva entre
la percepción de obstáculos en el estudio (relativos a la Universidad, los profesores
y compañeros y a ellos mismos), el burnout y la propensión al abandono de los es-
tudios. Por el contrario, la percepción de facilitadores en el estudio en esos mismos
ámbitos se relacionó positivamente con el engagement o implicación psicológica
del estudiante, el compromiso, la autoeficacia, la satisfacción y felicidad relacionada
con los estudios.
Con una muestra de 825 universitarios portugueses de distintos cursos de Bio-
logía, Matemáticas y Psicología, Chambel y Curral (2005) comprobaron que los
niveles de bienestar, satisfacción con el trabajo académico y ansiedad/depresión,
se relacionaron con el ambiente de trabajo percibido por el estudiante. De manera
que la percepción de altas demandas, escaso control sobre el propio trabajo acadé-
mico y bajo apoyo de los iguales, parecen ejercer una incidencia negativa sobre el
bienestar del universitario.
Capítulo 17: Estresores percibidos por los estudiantes... 173
En torno al quinto factor se reúnen seis ítems que tratan de medir la percepción
de un ambiente social desfavorable dentro del contexto académico. Se solicita, por
tanto, la valoración del grado de apoyo entre compañeros, el ambiente social en
clase o el grado de competitividad existente, por lo que se identifica como “Clima
social negativo”.
El sexto factor, denominado “Carencia de valor de los contenidos”, agrupa a
cuatro ítems en los que el estudiante refleja su nivel de preocupación acerca de que
aquello que está estudiando carezca del interés, utilidad futura, valor práctico, etc.
El séptimo factor, “Exámenes”, alude al impacto que produce sobre el estudian-
te la evaluación y en concreto los exámenes, no sólo el realizarlos sino el preparar-
los, acercarse a la fecha o simplemente hablar sobre ellos.
Por último, el octavo factor se centra en el grado de participación activa que el
estudiante puede mostrar en su vida académica (e.g., escoger materias u opinar
sobre la idoneidad del sistema de evaluación o de la metodología docente), por lo
que recibe el nombre de “Dificultades de participación”.
Ítem Factores
ECEA 16 .807
ECEA 15 .754
ECEA 14 .753
ECEA 20 .718
ECEA 17 .713
ECEA 21 .711
ECEA 18 .703
ECEA 11 .696
ECEA 13 .685
ECEA 10 .630
ECEA 19 .630
ECEA 12 .624
ECEA 36 .769
ECEA 39 .749
ECEA 38 .744
ECEA 40 .744
ECEA 31 .739
ECEA 34 .701
ECEA 29 .618
ECEA 33 .550
Capítulo 17: Estresores percibidos por los estudiantes... 175
3. Referencias
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Capítulo 17: Estresores percibidos por los estudiantes... 177
Los efectos del estrés sobre el estado de salud y el bienestar de los estudiantes
universitarios constituye uno de los tópicos sobre el que se han realizado una can-
tidad relevante de investigaciones, por lo cual se dispone de una gran cantidad de
datos empíricos Muñoz (2004).
El estrés académico es responsable de una gran variedad de efectos adversos
de naturaleza tanto psicológica como somática que se producen conjuntamente y
que frecuentemente resultan difíciles de discriminar. Entre los efectos a corto plazo
o resultados del estrés académico podrían incluirse los que afectan al estado emo-
cional del individuo (ansiedad, tensión percibida), algunas respuestas cognitivas y
emocionales vinculadas a la evaluación de la situación y a la forma de afrontarla, y
determinadas comportamientos manifiestos que afectan al estado de salud física del
individuo y que presentan una elevada sensibilidad sobre la experiencia inmediata
de estrés académico (consumo de tabaco y de bebidas excitantes, alteraciones del
sueño o modificaciones en la ingesta de alimentos).
A pesar de que algunas de las consecuencias resultan detectables precozmen-
te, se puede considerar entre los efectos del estrés a más largo plazo los estados
de depresión y preocupación, el malestar generalizado, los cambios en el auto-
concepto y la autoestima, diversas alteraciones en las relaciones interpersonales
(hostilidad, irritabilidad, conductas antisociales o pérdida de apetito sexual entre
otras), los síntomas de burnout (agotamiento emocional, cinismo y baja realización
personal) y de enfermedad física, el consumo de fármacos y de drogas, la demanda
de asistencia médica y psicológica, etc.
180 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
Esta escala está integrada por 22 ítems que se agrupan en cinco factores que,
tal y como se puede comprobar en la Tabla 1, tratan de valorar en qué grado el es-
tudiante experimenta diferentes consecuencias del estrés académico (Cabanach et
al., 2008).
Capítulo 18: Los efectos del estres... 187
Tabla 3. Índices de fiabilidad para la escala RCEA v.18 obtenidos a partir de los
datos del total de la muestra (N=504) y para la estructura factorial empleada
en la presente investigación
Factor Nº de ítems α de Cronbach
6. Referencias
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CAPÍTULO 19
ESTRÉS LABORAL EN CENTROS DE URGENCIAS
Y EMERGENCIAS 112 DE EXTREMADURA
1. Introducción
El interés por el estrés laboral ha recibido una constante atención en las in-
vestigaciones y en las organizaciones internacionales, fruto de ello es la Directiva
Marco de la Unión Europea (89/391/CEE), y en España, la aprobación de la Ley
de Prevención de Riesgos Laborales (Ley 31/1995, de 8 de Noviembre), que en la
actualidad es el pilar en el que se asienta toda la normativa sobre seguridad y salud
en el trabajo. En esta Ley se refleja la importancia que tienen los factores psicoso-
ciales, muchos de los cuales son precursores del estrés laboral, a la hora de llevar
a cabo valoraciones de riesgos en el contexto laboral.
En los últimos años se han producido numerosos e importantes cambios en el
entorno y estructura del trabajo, que han hecho aumentar considerablemente la car-
ga mental y emocional de la actividad laboral (Martín, Salanova y Peiró, 2003). Se
trata de cambios demográficos, económicos, políticos y tecnológicos que han origi-
nado nuevos riesgos psicosociales en el trabajo (Gil-Monte, 2010). Recientemente,
Gómez, Guerrero y González-Rico (2014) afirman que todos estos cambios han
desencadenado fuentes de estrés en el trabajo, afectando al desempeño laboral,
tanto a nivel individual como organizacional, ocasionando factores de riesgo para la
salud y bienestar de los trabajadores.
El estudio de las condiciones organizacionales y psicosociales ha ido adqui-
riendo una gran importancia en los últimos años ya que pueden ocasionar daños
psicológicos, sociales o físicos de los trabajadores. Muchas veces las condiciones
que se dan en un ambiente laboral, relacionadas con la organización, el puesto, la
tarea o el entorno, pueden ocasionar el estrés laboral (Sauter, Hurrell, Murphy y
Levi, 2001). El lugar de trabajo es el medio donde se desarrollan las distintas expe-
riencias de estrés.
194 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
El estrés vinculado con el trabajo es una variable de gran interés en las inves-
tigaciones y en la sociedad en general, donde las exigencias son mayores que los
recursos de los trabajadores (Cirera, Aparecida, Rueda y Ferraz, 2012).
El estrés laboral hay que situarlo en el contexto del trabajador con su medio
organizacional, laboral y ocupacional, en el que el sujeto lo percibe como una ame-
naza para su integridad física y psíquica (Buendía y Ramos, 2001).
Los servicios de urgencias, especialmente aquellos que mantienen una rela-
ción constante y directa de ayuda con otras personas, son ámbitos especialmente
generadores de estrés laboral, ya que soportan gran presión asistencial y altos ni-
veles de responsabilidad, intensas exigencias por parte de los usuarios, excesivas
horas de trabajo, falta de descanso y situaciones graves, que terminan afectando a
la salud física y emocional de los profesionales (Miret y Martínez, 2010).
El objetivo de este trabajo es conocer la percepción de estrés de los profe-
sionales de urgencias y emergencias y analizar si las condiciones laborales y las
características del puesto de trabajo influyen en el estrés laboral.
2. Método
2.1. Muestra
3. Instrumentos
3.1. Procedimiento
4. Resultados
presentó unas puntuaciones inferiores a 3, lo cual indica que no perciben como ele-
vadas las fuentes de estrés que el instrumento plantea. En la figura 2 se puede ver
la distribución de las respuestas. Se distingue cómo la mayoría de las puntuaciones
se distribuyen entre los valores más bajos tipificados en la escala.
En segundo lugar, con objeto de conocer cuáles son los aspectos relacionados
con el trabajo que más estrés provocan a los participantes de nuestro estudio se lle-
vó a cabo un análisis de frecuencias de cada una de las dimensiones o subescalas
y de cada ítem de la encuesta para diagnosticar las fuentes de estrés laboral. Ana-
lizando las 6 subescalas o dimensiones de la Escala EDE se observó que las ma-
yores puntuaciones corresponden a Desarrollo de la carrera (M= 3.04; DT= 1.96),
Conflicto de rol (M= 2.45; DT= 1.57) y Responsabilidad sobre otras personas (M=
2.45; DT= 1.62). Las escalas con menos puntuaciones medias corresponden a la
Sobrecarga cuantitiativa (M= 1.98; DT= 1.26), Sobrecarga cualitativa (M= 2.12; DT=
1.33) y Ambigüedad de rol (M= 2.12; DT= 1.40) (Tabla 3). Si se analiza la Escala en
conjunto, los datos indican que la media de respuesta es de 2.36 (DT= .88).
Al realizar un análisis de ítems, se observaron que las cinco principales fuen-
tes de estrés fueron: "carezco de oportunidades adecuadas para progresar en esta
organización” (M= 3.44), “tomo medidas o decisiones que afectan la seguridad o el
bienestar de otros” (M= 3.49), “si deseo mejorar tengo que buscar un trabajo en otra
organización” (M= 3.04) “tengo pocas oportunidades de mejorar y adquirir nuevos
conocimientos en mi trabajo” (M= 3.21) y “siento que estoy estancado en mi carrera”
(M= 3.01). Mientras que las que menos les afectan se relacionan con llevarse trabajo
a casa (“tengo que llevar trabajo a casa por las noches o durante los fines de semana
para estar al corriente”, M=1.24, DT= .58), y con las reuniones de gestión ("paso de-
masiado tiempo en juntas triviales que me alejan de mi trabajo”, M=1.46, DT= .99).
198 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
Estrés Intervalo de
laboral- confianza al 95%
N Media DT Error Mínimo Máximo
Categorías
Límite Límite
profesionales
inferior superior
Bombero 8 1.79 .66 .23 1.24 2.34 1.20 3.10
5. Conclusiones
6. Referencias
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CAPÍTULO 20
LA RUPTURA DE LOS PROGENITORES COMO FACTOR DE
RIESGO PARA EL ESTADO DE SALUD FÍSICO DE LOS HIJOS:
UN ESTUDIO CON NIÑOS ENTRE 6 Y 11 AÑOS.
1. Introducción
2. Método
2.1. Participantes
2.2. Diseño
2.3. Procedimiento
conformado por las familias que se han denominado intactas, la derivación se llevó
a cabo por parte de varios centros educativos a través de las AMPAS.
En todos los casos se atendió al cumplimiento de las consideraciones éticas
requeridas por parte del Comité Ético de Investigación Clínica de Galicia. Asimismo
se obtuvo consentimiento informado de las familias participantes. Para garantizar la
confidencialidad de los datos se cumplió con la normativa vigente en el momento
de su recogida.
2.4. Instrumentos
1. Los datos se recogen a través de entrevistas que se llevan a cabo con los
progenitores, los cuales informan sobre la existencia de distintas patologías
y sintomatología asociada a través del instrumento Historia Estructurada de
desarrollo BASC (Reynolds y Kamphaus, 1992), adaptada y baremada en
España por TEA ediciones en el 2004. En esta entrevista inicial se recogen
distintos antecedentes de interés del niño o niña, tales como la historia fami-
liar, los hermanos, la residencia del niño, las relaciones familiares, la historia
del embarazo y del nacimiento, los principales hitos del desarrollo. En estas
se incluye la adquisición de destrezas motoras, el lenguaje o el control de
esfínteres, el historial de salud familiar, el cuidado médico del niño y el his-
torial médico del niño. De modo específico las alteraciones de la salud física
se encuentran recogidas de la siguiente manera:
a) Respiratorios: resfriados frecuentes, tos crónica, asma, fiebre del heno y
sinusitis.
b) Cardiovasculares: falta de respiración o mareo después de un ejercicio
físico, actividad limitada por problemas cardíacos, soplo en el corazón.
c) Gastrointestinales: vómitos excesivos, diarrea frecuente, estreñimiento,
dolor de estómago.
d) Genitourinarios: orinarse en la cama, orinar con frecuencia excesiva, do-
lor al orinar, orinar con olor fuerte.
e) Musculo-esqueléticos: dolor muscular, marcha torpe, mala postura, otros
problemas musculares.
f) Dermatológicos: sarpullidos frecuentes, le salen moratones fácilmente,
llagas, acné severo, picor de piel (eczema).
g) Neurológicos: ataques o convulsiones, defectos del habla, propensión a
accidentes, se muerde las uñas, se chupa el dedo, rechina los dientes,
tics nerviosos, se golpea la cabeza, se mece, no controla esfínteres, si
toma o ha tomado medicamentos, si toma o ha tomado tranquilizantes.
h) Alérgicos: a medicamentos, a comidas, otras alergias.
Capítulo 20: La ruptura de los progenitores... 205
3. Resultados
Problemas
2.724 1.026 7.050 .008 15.235 2.040 113.763
Genitourinarios
Problemas
1.280 0.381 11.315 .001 3.597 1.706 7.583
Dermatológicos
Problemas
1.701 0.317 2.920 .001 2.920 1.570 5.430
Neurológicos
Nota: E.E.= Error estándar; OR= Odd Ratio
206 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
4. Discusión y conclusión
5. Referencias
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CAPÍTULO 21
TRATAMIENTO DE LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER.
EL PAPEL DE LOS CUIDADORES
1. Introducción. Tratamiento
de vida, que se puede utilizar como elemento favorecedor de la memoria. Esta téc-
nica no sólo busca el mantenimiento de los recuerdos de la persona, sino también
llegar a tener un espacio común donde compartir sus experiencias con otros, sean
familiares, amigos o incluso profesionales. El objetivo general es ayudar a las per-
sonas que padecen una demencia a establecer relaciones y comunicarse, así como
mejorar las habilidades de escucha y comunicación. Como objetivos específicos se
plantean algunos como los siguientes: generar posibilidades de integración, trabajar
la expresión y creatividad, muchas veces afectada por el deterioro, y ofrecer estra-
tegias a los cuidadores para encontrar un punto de comunicación. Además esta téc-
nica aumenta la autoestima y fomenta la socialización. Por medio de esta actividad
se trabajan muchas de las áreas corticales del cerebro, ya que implica no sólo un
reconocimiento de cada objeto, sino que evoca sentimientos y se trabajan funciones
motoras, además de fomentar la creatividad de la persona (Villanea, 2014).
La terapia a través de la música es ideal para el tratamiento de las personas
mayores ya que resulta gratificante y aumenta su sociabilidad. En la EA el canto y el
movimiento rítmico con música son de gran interés por dos motivos: por la manifes-
tación de vivencias previas con la música (reminiscencia) y por las observaciones
que se pueden obtener a partir de su realización. En el caso del canto puede ocurrir
que una persona recuerde la letra de la canción que aprendiera antes de tener la
pérdida de memoria, puede suceder que mientras canta o simplemente escucha la
canción se evoquen momentos transcurridos a lo largo de su vida. La música que
se debe utilizar difiere del momento cultural en el que se encuadren los usuarios, es
decir, que la música que se utiliza a día de hoy, probablemente no será la misma que
se utilizará dentro de 30 ó 40 años con personas con la misma patología, ya que eso
depende del momento en el que vivan y/o vivieran. (Millán, 2010; Sáez, 2014).
determinante en la adopción de este rol (el 82.7% de los cuidadores son mujeres en
edades comprendidas entre 51 y 60 años, de las cuales el 36.5% están casadas y son
amas de casa que asumen la labor del cuidado como actividad propia de su rol).
- Algunos de los consejos que se les pueden proporcionar a los cuidadores
principales de personas con EA son los siguientes:
- Fijar horarios y rutinas para que el enfermo se desoriente lo menos posible.
- Colocar las cosas que utilice esta persona siempre en el mismo lugar.
- Intentar que la persona haga todo lo que pueda por sí mismo bajo supervi-
sión.
- Colocar calendarios y relojes en lugares muy visibles para que le resulte
más fácil orientarse.
- Poner en la ducha y/o bañera barras para sujetarse.
- Colocar luces nocturnas en la habitación y el baño para evitar caídas en
caso de que se levante por la noche.
- Tanto la ropa como el calzado, deben ser fáciles de poner y quitar.
- Evitar colocar espejos en las habitaciones, ya que muchas veces no se re-
conocen, muebles, alfombras o cualquier objeto que pueda provocar caí-
das.
- Mantener la calma y responder a las preguntas pausadamente, aunque
sean repetitivas.
- Hablarle espacio, para que le resulte más sencillo entender.
- Responder a las preguntas con claridad, evitando la ambigüedad.
- Proporcionar “ayudas a la memoria”. Como, por ejemplo, tener un calenda-
rio a la vista de la persona.
3. Referencias
1. Introducción
cuidadores piensan de este modo, difícilmente intentarán que las personas a las que
atienden sean más autónomas. Pero, al pensar de esta manera, los profesionales
de la ayuda a domicilio están olvidando que una parte importante de lo que las per-
sonas hacen o dejan de hacer está relacionado con lo que sucede a su alrededor,
es decir, con el contexto en que se encuentran. En este contexto se incluye lo que
sucede antes de que se realice una conducta determinada (los antecedentes) y lo
que ocurre después (las consecuencias) De modo que el que una conducta cambie,
se aprenda o se repita en el futuro depende no sólo del estado de salud, sino que en
gran medida está influida por esos antecedentes y consecuencias. Y los cuidadores
pueden manejar esos antecedentes y consecuencias para lograr que la persona de-
pendiente realice conductas que antes no llevaba a cabo o para que deje de hacer
otras que eran molestas. Las creencias sobre las personas dependientes que man-
tienen quienes les rodean determinan parcialmente la autonomía o capacidad fun-
cional de las mismas. Al tiempo, se les puede transmitir una falsa creencia sobre su
incapacidad para actuar con autonomía, creencia que acaban aceptando de modo
más o menos inconsciente. En consecuencia, debido, por un lado, a la falta de uso
de las habilidades y a la pérdida de hábitos y, por otro, a la percepción que asumen
de que las demás personas les consideran inútiles, cada vez les resulta más compli-
cado realizar actividades que antes llevaban a cabo sin mayores problemas. Así, va
disminuyendo progresivamente la capacidad de la persona dependiente para llevar
a cabo las actividades de la vida diaria con independencia y aumentando la cantidad
de ayuda que necesita para realizar dichas actividades.
Al final, las expectativas iniciales de los profesionales de la ayuda a domicilio
acerca de la incapacidad de las personas dependientes se cumplen, de manera que
el mantenimiento de una visión negativa de estas personas, asociada a la incapaci-
dad, actúa como "la profecía que se autocumple".
Además, promover la autonomía de las personas dependientes tiene efectos
muy positivos para ellas, ya que, al ver que son capaces de realizar ciertas activida-
des por sí solas, su autoestima mejora y se sienten más competentes, útiles, dignas
y seguras de sí mismas. De igual manera, también se benefician de esta forma de
actuar quienes se encargan de atender a dichas personas, puesto que, poco a poco,
los cuidadores van reduciendo el esfuerzo que tienen que realizar para ayudarles
en la realización de las tareas de la vida diaria. De este modo, se reduce también el
estrés y la fatiga que les puede provocar esta labor y se mejora su fortaleza y ánimo
para afrontar su trabajo, sintiéndose más satisfechas y motivadas.
Las personas en situación de dependencia, como lo son las personas que pa-
decen la enfermedad de Alzheimer, además de hacer frente a las limitaciones para
llevar a cabo las ABVD, tienen que esforzarse para superar los obstáculos que tie-
nen en su entorno habitual.
Los enfermos de Alzheimer son especialmente sensibles al clima existente a su
alrededor. Un entorno físico, emocional y social adaptado al enfermo favorece su
funcionamiento diario. El entorno debe ser sencillo, estable y seguro para proteger
a los enfermos de Alzheimer, facilitarles autonomía y hacer más agradable su vida
y la de sus cuidadores.
Cuando haya en el hogar una persona que padece esta enfermedad, es nece-
sario llevar a cabo una modificación del mismo, es decir, de sus características para
adaptarla a las necesidades de la persona. El hogar es el lugar donde las personas
pasan el mayor parte del día. Adaptarlo a las necesidades de las personas que se
encuentran en situación de dependencia es vital para facilitar su autonomía (Fede-
ración de Asociacións Galegas de Familiares de Enfermos de Alzheimer e outras
demencias, FEGAL, 2010). Las adaptaciones deben realizarse de forma gradual
a medida que vayan disminuyendo sus capacidades. Al mismo tiempo, es preciso
darles de un modo sencillo todas las explicaciones necesarias sobre la utilidad de
estos ajustes.
En esta línea, tal y como establece FEGAL (2010), diferentes actuaciones que
se pueden llevar a cabo son las siguientes:
- Eliminar barreras arquitectónicas.
- Reorganizar elementos del entorno, como evitar el uso de alfombras o que
estén fijadas al suelo, permitir el acceso y la movilidad en las habitaciones,
espacios iluminados, el suelo debe estar seco, una temperatura agradable,
utilizar protectores para los enchufes, etc.
- Empleo de productos de apoyo, tales como elevadores.
- Otras adaptaciones y consejos que se pueden llevar a cabo en el hogar de
la persona afectada por esta patología, por ejemplo:
222 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
4. Referencias
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CAPÍTULO 23
CONSTRUCCIÓN DEL SÍ MISMO EN PERSONAS
CON INSUFICIENCIA RENAL CRÓNICA
1. Introducción
2. Método
2.1. Participantes
Se trabajó con 30 personas de un hospital público de la Ciudad de Toluca,
México, con diagnóstico de IRC y que estaban sometidas a tratamiento sustitutivo.
Los pacientes de la muestra tenían un rango de edad de 18 a 75 años (media=
55 años), de los cuales, el 42% fueron mujeres y el 58% hombres. En cuanto a su
actividad, 43% eran empleados, 33% amas de casa, 17% se dedican al comercio y
7% estudiaban, pero en general, el 90% reporta una actividad laboral mermada en
comparación a su ocupación antes de iniciar el tratamiento sustitutivo; todos acep-
taron participar de forma voluntaria en el estudio.
2.2. Instrumento
2.3. Procedimiento
Se obtuvo el permiso para realizar la investigación con las autoridades del hos-
pital y se contactó con los participantes que acudían al servicio; se les explicó el
objetivo de la investigación y una vez que aceptaron participar, se les aplicó la TRCP
por el método de elicitación diádica; cabe aclarar que la aplicación fue hecha por un
profesional de la psicología capacitado en su manejo. Las Rejillas aplicadas fueron
228 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
3. Resultados
Finalmente, la Tabla 4 indica los diferentes Perfiles del Sí mismo que se pueden
obtener al combinar los valores de las 3 medidas de Construcción del Sí Mismo. Es
característico un perfil de Aislamiento en una gran parte de la muestra y el resto se
distribuyó en algún otro perfil (ver Tabla 4).
Tabla 4. Distribución de los perfiles de Construcción del Sí Mismo
de la TRCP en pacientes con IRC
Perfil Autoestima Aislamiento Adecuación Frecuencia %
Social Percibida en
Autopercibido los Otros
Positividad + + + 4 13%
Superioridad + - - 5 16%
Negatividad - + - 1 4%
Aislamiento - - + 12 40%
Resentimiento - - - 2 7%
Sin perfil 6 20%
asignado
4. Discusión
La salud se presenta como uno de los valores más preciados entre las perso-
nas y cuando se tiene una condición de enfermedad, no sólo se hace un cambio de
estatus, sino que el proceso de enfermedad repercute en las diferentes esferas de
acción de la persona.
Basados en la hipótesis de que adquirir una enfermedad crónica tan incapaci-
tante y restrictiva como lo es la IRC, puede tener un impacto en la forma como la
persona se construye a sí misma y a los demás, bajo el enfoque de los Constructos
Personales, corroboramos que la IRC tiende a crear una incapacidad en diferentes
áreas, pues en un 90% de los casos, los pacientes declararon que el tratamiento
sustitutivo para atender la insuficiencia les ha restringido su estilo de vida, lo cual
confirma los hallazgos de Montenegro, Correo y Riella (2009) en pacientes con diá-
lisis peritoneal, pues es una enfermedad en la que hay un deterioro considerable de
la calidad de vida y que requiere de medidas extremas en el tratamiento.
En cuanto a la primera medida de Construcción del Sí Mismo, la Autoestima,
es el resultado de la diferencia entre la correlación del Yo Actual y el Yo Ideal y es
referida como la autovaloración que hace una persona de su estado actual en com-
paración a sus expectativas; evalúa su realidad, otorgándole a la persona un grado
de satisfacción, que puede ser alto o bajo (Feixas et al., 2003).
Los resultados de la Autoestima indican que más de la mitad de los pacientes
con IRC de este estudio tuvieron una correlación baja o negativa, es decir presentan
una autoestima deteriorada, que puede ser el reflejo de una serie de condiciones y
de limitaciones impuestas por alguna condición que le ocurre a la persona, como lo
230 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
5. Referencias
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CAPÍTULO 24
RELACIÓN ENTRE EL ESTILO DE VIDA Y DEPRESIÓN
EN PACIENTES CON DIABETES MELLITUS 2
1. Introducción
2. Método
2.1. Participantes
2.2. Instrumentos
2.3. Procedimiento
que contestaron los instrumentos, éstos fueron devueltos a los investigadores para
poder calificarlos, elaborar la base de datos y realizar el procedimiento estadístico.
3. Resultados
En el caso del estilo de vida evaluado con el IMEVID, ningún participante pun-
tuó por debajo de 25 pero sólo un 21.5% obtuvo puntuaciones que indican un estilo
de vida adecuado para el cuidado de la diabetes (puntuaciones entre 75 y 86 pun-
tos) (ver Tabla 1).
4. Discusión
Para Alonso et al. (2008), el logro de la adherencia al tratamiento tiene que ver
con el logro de la intervención oportuna y decidida en las enfermedades crónico-
degenerativas, que como en el caso de la DM2, se convirtió ya en un problema de
salud en el cual está implicado de manera estrecha el estilo de vida, que aunado a
Capítulo 24: Relación entre el estilo de vida... 239
cambio permanente en los hábitos vitales, pero no todos los pacientes logran cam-
bios sostenidos en sus hábitos, debido a la gran complejidad del reto.
Otra explicación a este estilo inadecuado es que aun cuando los pacientes con
DM2 puedan tener claro el curso de acción de la enfermedad y su tratamiento, el
cambio del estilo de vida es un aspecto que requiere de un alto grado de convenci-
miento para realizar cambios y también de motivación para poder mantener estos
cambios, ya que como se indicó antes, el estilo de vida inadecuado es en parte lo
que lleva a un factor hereditario a que se desencadene.
Los resultados nos permiten observar una triste realidad relacionada con la
DM2, que indica que más de un 80% de los pacientes no logran el control de la
enfermedad, por lo que no obstante, a pesar del avance en el ámbito farmacológico,
que permite una variada disponibilidad de tratamientos eficaces (Batista, Ortega y
Fernández, 2005), laspautas terapéuticasactuales no han sido suficientes para que
el paciente con DM2 se adhiera al tratamiento y goce de buena salud, lo que puede
estar condicionado por una serie de variables diversas, incluyendo factores perso-
nales, sociales, condiciones del tratamiento y del esquema médico de seguimiento
al paciente, entre otras.
Los hallazgos en la parte descriptiva del estilo de vida, permiten corroborar lo
indicado ya por la literatura en relación con la dificultad a lograr la adherencia tera-
péutica por parte del paciente con alguna enfermedad crónica como la DM2, siendo
a últimas fechas que se ha indicado que el éxito del tratamiento en este tipo de pa-
decimientos, está basado en el empoderamiento y en las acciones que el paciente
toma al respecto de su enfermedad, traduciéndose esto a que un 99% del éxito del
tratamiento recae sobre la persona con diabetes (Pérez-Pastén, 2009).
Por otra parte, los resultados del IMEVID ponen de manifiesto el pobre control de
la enfermedad, ya que el padecimiento puede ser visto por el mismo paciente como
una carga física y emocional (Arrivillaga et al., 2007). Este tipo de enfermedades
crónicas requieren de un tratamiento riguroso que involucra comportamientos en di-
ferentes esferas vitales de la persona pero, como lo reportado en esta investigación,
no existen conductas de protección consistentes con la diabetes. Así, el estilo de vida
entra en una especie de círculo vicioso, en el que es parte de las causas y al mismo
tiempo, parte del inadecuado cuidado, complicando así, la condición de enfermo.
En otro sentido, desde la teoría se indica que la DM2 es una enfermedad con
un desgaste y deterioro graduales; los síntomas propios de la enfermedad no se
observan de manera inmediata y contundente, por lo que el mismo paciente tiene
dificultad para apegarse a las indicaciones terapéuticas dadas por el profesional de
la salud dificultando su éxito, según lo indican Samaniego y Álvarez (2006). Igual-
mente, pueden existir algunas variables que también expliquen este estilo de vida
desordenado, centradas en la mala comunicación o en el mínimo de atención y se-
guimiento por parte del médico, además de que hay creencias y mitos relacionados
con la enfermedad, que secentran en la despreocupación o en una minimización de
las consecuencias y van aparejadas con la firme convicción de "de algo me he de
Capítulo 24: Relación entre el estilo de vida... 241
morir”, “a otros sí, pero a mí no me va a pasar nada” o “de todas formas, aunque
me cuide, la enfermedad me va a acabar, así que mejor me la paso bien"; adicional-
mente, la falta de compromiso para el autocuidado por parte del paciente, complica
aún más el panorama.
Tal y como lo refieren Alonso et al., (2006), un mayor nivel de conocimientos
en relación con la enfermedad puede contribuir a mejorar el cumplimiento del trata-
miento, que en el caso de la DM2, consta del seguimiento del plan farmacológico,
del plan alimentario y la actividad física, además de que se requiere un estado emo-
cional que contribuya a un buen estilo de vida, alta motivación, metas personales
claras y una disposición total para realizar los cambios necesarios, desafortuna-
damente, se le da poca importancia a la modificación emocional como una de las
metas de atención a la DM2.
Además de la evaluación realizada con el IMEVID, se aplicó el instrumento de
Calderón-Narváez, que tiene la finalidad de realizar el diagnóstico de depresión en
los participantes; Los resultados indican que del total de participantes evaluados,
en casi la mitad de ellos existe algún nivel de depresión, lo cual concuerda con re-
sultados obtenidos por otros autores en investigaciones similares en pacientes con
DM2 (Engum, Mykletun, Midthjell, Holen y Dahl, 2005; Funnell y Siminerio, 2004;
Rodríguez-Campuzano y Frías-Martínez, 2005), en relación a que el sufrimiento
emocional es común entre las personas con diabetes mellitus y esta situación pre-
valece más en comparación conla población en general, ya que afecta entre el 15 y
el 20% de las personas con diabetes. Además los síntomas depresivos se asocian
con disminución en la adherencia al tratamiento, pobre control glicémico y al mismo
tiempo, pueden desencadenar complicaciones médicas.
Pese a que la prevalencia de depresión puede variar entre los estudios, depen-
diendo del tipo de muestra, las condiciones en las que se realice el estudio o el ins-
trumento que se utilice para la detección de la depresión, se puede concluir que la
frecuencia de síntomas depresivos en personas con DM2 es significativa y tal como
se ha discutido, tiene repercusiones a nivel fisiológico y en la parte psicológica, ob-
serva una relación significativa de tipo negativa con el estilo de vida.
Lo anterior demuestra que el cuidado de la enfermedad depende no sólo de
una firme convicción por cuidarse y adoptar un estilo de vida sano, sino que para
llevar a cabo un estilo de vida adecuado para la enfermedad, es necesario que la
persona pueda resolver los síntomas depresivos puesto que éstos interfirieren con
la adopción de nuevas pautas de vida y en consecuencia, en la evolución general
del padecimiento.
A manera de conclusiones, podemos indicar que tal y como lo que encontramos
en la literatura, uno de los aspectos más difíciles en el éxito del tratamiento de la
DM2 es el cambio en patrones conductuales, que son parte de lo que le han llevado
a la persona a la enfermedad, y una vez dado el diagnóstico, sin la debida interven-
ción psicológica y de otros profesionales, es complejo que se realicen cambios en
estos patrones, lo cual es evidente en estos pacientes, quienes en un alto porcenta-
242 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
5. Referencias
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CAPÍTULO 25
THE IMPORTANCE OF PROFESSIONAL HAPPINESS
ON PATIENT SATISFACTION. THE CASE OF PHYSIOTHERAPY
PROFESSIONALS
The scientific interest in positive things emerging from organizations has fo-
llowed the evolution of the study of happiness in general (Bakker, Rodriguez-Muñoz
& Derks, 2012; Xanthopoulou, Bakker & Ilies, 2012). Different authors refer that
labor achievement must be a central indicator for the definition of quality of life. The
compromise between workers welfare, health and entrepreneurs concerns on profit
and productivity is, from the beginning, the core of organizational scientific work.
Today we know, unequivocally, that work contributes to well-being or to happiness
(Fisher, 2010; Warr, 2007) and that unemployment causes a significant reduction in
well-being (Clark, Diener, Georgellis & Lucas, 2008).
The number of research projects using positive constructs in organizations is
achieving a major impact (Rodríguez-Muñoz & Sanz-Vergel, 2013). Main constructs,
from different paradigms and methodologies are, among others, work engagement
(Bakker & Leiter, 2010), job satisfaction (Judge, Thorensen, Bono & Patton, 2001),
work flow (Csikszentmihalyi, 1990), positive emotions at work (Vacharkulksemsuk &
Fredrickson, 2013) and work enjoyment (Bakker, 2008). All have in common, positive
intellectual evaluations (judgments and attitudes) and positive affective experiences
(feelings, moods, emotions) (Bakker & Oerlemans, 2011), exactly in the same sense
that is commonly accepted that happiness, subjective well-being or psychological
well-being, consist on a set of valuation judgments and satisfactory, pleasant and
positive emotional reactions (Andrews & Withey, 1976; Blanch, Sahagún & Cervan-
tes, 2010; Diener, 2000).
If, in his widest sense, ‘happiness’ is an umbrella term for all that is good, ‘happi-
ness at work’ is an umbrella concept that includes a great number of factors ranging
244 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
from transient moods and emotions, to relatively stable attitudes and highly stable
individual dispositions aggregated at an individual level (Fisher, 2010).
According to Bakker and Oerlemans (2011), happiness at work was concep-
tualized as the situation where the employee 1) is satisfied with his / her job and 2)
experience frequent positive emotions, such as joy and happiness, and infrequent
negative emotions, such as sadness and anger. Even if this definition do not raises
major obstacles, we consider that it is rather vague: do not discriminate low-level
emotions (usually of short duration) from more elaborate and permanent affections.
Also, do not discriminate between situational situations and the work experience as
a whole. Finally, the definition focuses exclusively on subjective experience, ignoring
those context factors based on interpersonal experience.
Recent studies aim to decompose the various dimensions of labor welfare. As
an example, several researchers have used Ryff’s Psychological Well-Being fra-
mework (Ryff, 1989; Ryff & Keyes, 1995) to operationalize assessments of self-
realization - a major component of labor welfare (Keyes, Shmotkin & Ryff, 2002). In
PWB (Psychological Well-Being Scale) scale, Ryff (1989) identifies six psychological
dimensions of self-realization. Each dimension articulates different challenges indi-
viduals encounter as they strive to function positively. These are: self-acceptance
(seeing and accepting one’s strengths and weaknesses); purpose in life (having
objectives giving life meaning and direction); personal growth (feeling that personal
talents and potential are being realized); positive relations with others (having close,
valued connections with significant others); environmental mastery (managing the
demands of everyday life); and autonomy (following personal convictions, even if
they go against conventional wisdom).
In a parallel context, the study of emotional well-being in the workplace has
gained prominence with the works of Warr (1987, 1990) and Van Katwyk, Spector,
Fox & Kelloway (2000). Both works classify work-related emotions with the dimen-
sions of pleasantness and arousal, and both models propose a specific scale. Warr
(1990) proposes measuring the job-related affective well-being with four interrelated
factors: anxiety, comfort, depression, and enthusiasm.
Otherwise, the concept of happiness is increasingly being framed in the ove-
rall context of the relationship between “Myself” and the“Others”, which provides
a more complete account of the way by which culture can influence our emotions
and attitudes (Uchida, Norasakkunkit & Kitayama, 2004). De Leersnyder, Mesquita,
Kim, Eom & Choi (2014) have developed a study across different cultural contexts:
United States, Belgium and South Korea. Their results seem to demonstrate that in-
dividuals’ emotional fit is associated with their level of relational well-being. Reasons
for happiness at work, probably, are different according to national cultures. There is
not much evidence on this, but Hofsteded (1991) seminal works on national culture
is an excellent point of reference. This may justify the need to develop new research,
replicating and structuring, ab-initium, new instruments allowing identify happiness
organizational factors that may, naturally, vary from region to region.
Capítulo 25: The importance of professional happiness... 245
2. Methodology
3. Results
We started the analysis of our data by measuring the means of the responses,
codified as Likert items with 5 classes, for the Organizational Happiness. By compa-
ring the data for physical therapists (PT) with the means for the general population
Capítulo 25: The importance of professional happiness... 247
Figure 1. Pearson correlation network for the items response in the Organizational Happiness Sca-
le. On the left the results for the PT and on the right the results for the general population. The visual
differences are confirmed by the Steiger test (p<.001).
Table 2. Factor scores for the PT sample and the general population sample,
using the loadings and communalities of the OHS in the validation study.
FT score General difference p value for
Dimension
means score means of means t test
Workplace relationship 4.197 3.435 .762 .001
Acknowledgment and respect 4.133 3.613 .520 .004
Continuous learning and
3.565 3.136 .429 .009
personal development
Sustainability and job/family
3.782 3.328 .454 .008
balance
Leadership 4.115 3.717 .398 .061
The internal validity of the responses for the PT sample was also assessed by
the Cronbach α. For the entire OHS we obtained .952 and .720, .767, .853, .719,
.925 for each of the dimensions of the scale, correspondingly. For the satisfaction
part, it was also obtained a satisfactory value of .881, for the Cronbach α.
The satisfaction of the patients assessed by the mentioned questionnaire had
several dimensions. We calculated the following mean values of the responses for
the 11 dimensions: treatment 5.00; privacy 4.86; convenience of appointment time
4.47; cost 4.43; billing 4.86; ease of scheduling an appointment 4.86; scheduling
4.06; wait time 4.86; courteous staff 4.86; courteous PT 5; overall satisfaction 4.90.
Continuous Sustainability
Workplace Acknowledgment learning and and job/
Leadership Satisfaction
relationship and respect personal family
development balance
The Pearson correlation between the dimensions of the OHS and the satis-
faction of the patients was calculated as well (table 3). With this PT and its patients
sample, only the workplace relationship dimension of the OHS and the scores in
the patient satisfaction questionnaire had a high value, although its p-value was still
higher than usually desired in these cases (p value was .13).
250 Salud. Aspectos Clínicos y Psicosociales
4. Conclusions
The internal validity of the OHS scale and the satisfaction questionnaire was very
satisfactory and we believe that with a higher sample size the values will be even
better. Surprisingly, the PT sample analyzed in this study showed significantly higher
values in the OHS items and dimensions, when compared with the general sample
used in the validation study of the OHS. Even more, the relationship, measured by
the Pearson correlation coefficients, although with similar patterns was significantly
different for what was obtained in the original study of the OHS. This suggests that
although OHS can probably be used, it would be beneficial to continue a direction
where a more specific PT scale can be attempted. There are several established
strategies to measure invariance between groups in the confirmatory factor analysis
and we will address these issues with that framework in the near future.
The correlation between OHS and the satisfaction questionnaire did not show
at this moment statistical significant associations, but the correlation between the
workplace relationship dimension of the OHS and the satisfaction questionnaire had
a moderate to strong effect. This stimulates further inquiry, although this relationship
may be intrinsically difficult to measure because in our sample almost all opinions
were very favorable. It would be important to be able to measure these constructs in
more variable populations and we also plan to pursue just that.
We began this article by pointing out that although Organizational Happiness
had recently emerged as an important concept among both practitioners and acade-
mics, theoretical progress has been hampered. Therefore, using a grounded theory
approach, we conducted a qualitative study and quantitative analysis that uncovered
the professionals experienced features of the Organizational Happiness prototype.
Thus, our work builds on prior research by taking constructs that had previously been
studied independently and showing that Organizational Happiness can function as
an integrated framework for investigating how they work together. Our qualitative
studies also show that research on Organizational Happiness derived directly from
well-being and positive psychology theories. We consider that our research have
practical managerial implications. The key managerial question is how top mana-
gement may promote employees professional happiness and, this way, contribute
to a higher organizational performance. To repeat, our hierarchical model can as-
sist managers in showing how more lower level, concrete subcomponents can be
targeted—through concrete actions and communicationto influence the higher-level
and more abstract professional organizational happiness perceptions. Furthermore,
a manager with budget constraints needs to know which pathways and mechanisms
to emphasize to maximize the return on investment of his team.
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