Me Amas
Me Amas
Me Amas
Oración
Introducción
Cuando acabaron de comer, Jesús le preguntó a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan,
¿me amas más que estos?». Él contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dijo:
«Apacienta a mis corderos». Jesús le preguntó por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me
amas?». Él contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Pastorea a mis
ovejas». Por tercera vez le preguntó: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Pedro se
entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le respondió: «Señor, tú lo
sabes todo, tú sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta a mis ovejas. Te aseguro,
cuando eras joven tú mismo te vestías e ibas a donde querías; pero, cuando seas viejo,
extenderás las manos y otro te atará y te llevará a donde tú no quieras». Jesús dijo esto
para indicar con que clase de muerte Pedro iba a glorificar a Dios. Después de hablar así le
ordenó: «¡Sígueme!».
Una vez profesada la fe, Pedro es una persona nueva. En su corazón sigue habiendo
los arranques que le caracterizan, pero es alguien que ha asumido su identidad en el Señor
Jesús, por ello… su verdadero testimonio de fe sería su martirio. Mientras tanto, Pedro, al
igual que los otros discípulos debían mantenerse siempre unidos teniendo como centro de
sus vidas al Señor Jesús.
En Pedro encontramos una serie de actitudes que, quizá, se asemejen a nuestra vida,
y eso es bueno. El meditar por tres días la figura de Pedro, dejos de ser un poco casado,
puede dar mucho fruto. No somos personas perfectas. En un momento de nuestra vida
podremos ser las personas más buenas, hacer las cosas bien, pero al otro instante estamos
haciendo las cosas muy mal. El peligro de dejar que le sentimiento de culpa manipule
nuestra vida es la muerte, tal como le pasó a Judas Iscariote. Por tú parte, no te desanimes,
si en este momento de cuarentena, a razón de algún temor, negaste a Dios como Pedro, no
te preocupes… es más grande el amor que Dios te tiene que cualquier otra cosa. Permanece
siempre fiel, permanece siempre unido, permanece siempre hombre, permanece en Dios,
que él estará contigo todos los días hasta el fin del mundo (Mt 28, 20).
¡Gracias!