Control Difuso Administrativo
Control Difuso Administrativo
Control Difuso Administrativo
Nuestro país ha adoptado un sistema mixto, se permite que los jueces inapliquen una
norma ordinaria cuando consideran que dicha norma violenta el orden constitucional en
un caso concreto. A la vez, existe también el control concentrado, el cual es ejercido de
manera exclusiva por el Tribunal Constitucional, el cual es un organismo autónomo con
competencia para conocer demandas de inconstitucionalidad.
Empero, estos casos casi no existen, o son muy escasos, lo que suele presentarse con
cierta frecuencia, son aquellos en los que la supuesta inconstitucionalidad no es del todo
evidente, ni incuestionable. El órgano administrativo no puede, vía interpretación, dejar de
aplicar una norma ordinaria, y menos aún instaurar un proceso al efecto, ni de oficio, ni a
pedido de parte; ergo podemos concluir en que no existirían en en nuestro medio
mecanismos administrativos que permitan un efectivo control difuso de la Constitución,
tarea que quedaría reservada únicamente a los órganos jurisdiccionales.
i) Que se lleve a cabo por tribunales de carácter nacional adscritos al Poder Ejecutivo.
ii) Que la ley cuestionada no sea posible de ser interpretada de conformidad con la
Constitución,
iii) Que dicho examen de constitucionalidad sea relevante para resolver la controversia
planteada dentro de un proceso administrativo, y;
iv) Que el ejercicio del control difuso administrativo se realice a pedido de parte.
Por ello, refiriéndose a esta paradójica decisión de nuestro máximo órgano de control de la
Constitución, Alfredo Bullard señala hoy en su columna del diario El Comercio que se trata
de un criterio esquizofrénico. La opinión de Bullard es como siempre gráfica y didáctica,
pero aún cuando coincidimos con él en la apreciación de fondo nos vemos obligados a
discrepar del término empleado.
Y discrepamos por la sencilla razón de que la esquizofrenia se caracteriza por alucinaciones
o alteraciones en la percepción (escuchar voces, ver imágenes, etc), circunstancias que no
pueden aplicarse a la decisión del colegiado constitucional. A dicha decisión se le puede
catalogar de incoherente o de dual, si se quiere, dado que el TC ordena de un lado aplicar la
Constitución pero de otro lado deja sin efecto el precedente que permitía inaplicar leyes
viciadas de inconstitucionalidad. Por eso considero que resulta más adecuado hablar de
bipolaridad, que se caracteriza por la alternancia de fases contrarias. Y si bien es cierto
puede existir confusión sobre ambos transtornos la dicotomía entre ambos ha quedado
establecido hace más de 100 años gracias a los trabajos del psiquiatra alemán Emil
Kraepelin. Por ende, para mi modesto entender la sentencia STC 04293-2012-PA/TC que
deja sin efecto el precedente vinculante sobre control difuso administrativo no contiene un
criterio esquizofrénico sino un criterio bipolar (prestando el término a nuestros amigos
psiquiatras y psicólogos), por lo cual gráficamente podríamos hablar de una bipolaridad
resolutiva o quizás de bipolaridad constitucional.
Creemos que sí. Para empezar debemos partir del alcance de la sentencia. Como se puede
apreciar de su texto, no contiene un nuevo precedente vinculante sobre el control difuso
administrativo, ni mucho menos establece en su parte resolutiva que a partir de ahora los
órganos administrativos están impedidos de inaplicar normas legales o infralegales que
colisionen con la Constitución. En otras palabras, la sentencia no contiene un nuevo
precedente vinculante que establezca que la Administración Pública no debe efectuar
control difuso administrativo. La sentencia sólo se limita a dejar sin efecto el precedente
vinculante que reconocía el control difuso administrativo.
Vistas así las cosas, el estado situacional es la existente antes de la emisión de la sentencia
Salazar Yarlenque: no hay un precedente vinculante que reconozca el control difuso
administrativo pero tampoco hay un precedente vinculante que lo prohíba. Simplemente no
hay precedente vinculante.
¿Como proceder entonces, teniendo en cuenta que el Tribunal Constitucional exhorta a los
colegiados administrativos a resolver con sujeción a la Constitución?. A nuestro juicio la
forma de implementar la reciente decisión del Tribunal Constitucional será que los órganos
colegiados de la Administración Pública continuarán aplicando las reglas constitucionales
porque así lo ordenan los Artículos 38º y 51º de nuestra Carta Magna, y en caso de detectar
una norma legal o infralegal que colisione con la Constitución respecto al caso específico
que les toca resolver (hecho que resulta excepcional) preferirán la norma constitucional si
es que no existe interpretación posible que conlleve a una adecuación de la norma legal a
los parámetros constitucionales. En dicho supuesto excepcional la parte afectada con la
decisión evidentemente la impugnará ante el Poder Judicial (como siempre ocurre) y será el
órgano jurisdiccional el que finalmente definirá la inaplicación de la norma legal cuya
inconstitucionalidad es alegada por la Administración, con lo cual se producirá el control
difuso jurisdiccional.
Es decir, que al margen de la existencia o no de un precedente vinculante que reconozca el
control difuso administrativo, los órganos de la Administración Pública están vinculados a
la Constitución y seguirán en la práctica decidiendo conforme a ella, y siendo que toda
decisión administrativa es susceptible de impugnación ante el Poder Judicial será
finalmente la autoridad jurisdiccional la que efectuando el control difuso declare de manera
definitiva la inaplicación de la norma legal inconstitucional al caso concreto (que como ya
dijimos es un supuesto excepcional).
Creemos entonces que los efectos de la sentencia STC 04293-2012-PA/TC son más
teóricos que prácticos.
Situación preocupante: decisión sobre control difuso en caso sobre materia ajena
Lo que sí resulta preocupante es que el Tribunal Constitucional ha sentado un pésimo
criterio: puede pronunciarse sobre precedentes vinculantes de manera subrepticia en
cualquier sentencia, sin necesidad de que el caso que está resolviendo tenga relación con la
materia del precedente. Y eso atenta contra la debida motivación y la adecuada
argumentación jurídica.
Nos explicamos: todo proceso versa sobre una materia controvertida específica que se halla
contenida en la demanda y en virtud a ello la sentencia se debe pronunciar sobre dicha
materia. De tal modo que si mi demanda de amparo es sobre reposición por despido
fraudulento la sentencia se pronunciará sobre esa materia y no sobre otra (por ejemplo:
desalojo por precario). Eso es lo que conocemos como principio de congruencia.
Por ende, si bien es verdad que el Artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional faculta al Tribunal Constitucional a emitir precedentes vinculantes en sus
sentencias, no es menos verdad que el principio de congruencia determina que esos
precedentes vinculantes deben estar referidos a la materia que se está resolviendo en la
sentencia. Y así ha venido siendo efectuado por el Tribunal Constitucional.
Por citar algunos ejemplos: el precedente vinculante sobre la reposición laboral por despido
inconstitucional fue emitido en la sentencia del caso Baylón Flores (STC 0206-2005-
PA/TC) que versa precisamente sobre despido lesivo, el precedente vinculante sobre
derecho de reunión de los sindicatos fue emitido en la sentencia del caso CGTP (STC 4677-
2004-PA/TC) cuya materia controvertida fue la validez de una ordenanza que restringía el
derecho de reunión, el precedente vinculante sobre desafiliación del sistema privado de
pensiones fue emitido en el caso Terrones Cubas (STC 07281-2006-PA/TC) en el cual se
ventiló el trámite a seguirse para la desafiliación de una AFP, etc.
Tal como puede advertirse leyendo el tenor de la sentencia, la controversia entre Consorcio
Requena y OSCE fue sobre dos materias: la facultad de la Administración para incorporar
de oficio hechos nuevos al procedimiento administrativo, y la aplicación del principio de
igualdad. En cuanto a la primera materia Consorcio Requena argumentó que se violó su
derecho al debido procedimiento cuando al resolver su recurso de apelación OSCE
incorporó de oficio un hecho que no había sido alegado por las partes (el no haber
presentado en la propuesta técnica la copia del título profesional de Ingeniero del Gerente
de Obras que exigía las Bases del proceso selectivo), mientras que OSCE argumentó que tal
facultad estaba regulada en la Ley 27444 y además el consorcio había efectuado
oportunamente su derecho de defensa. En cuanto a la segunda materia Consorcio Requena
argumentó que se violó el principio de igualdad pues en otro caso similar el mismo
colegiado administrativo consideró que si se presentaba copia del diploma de colegiatura
del Ingeniero de obras se consideraba cumplido el requisito de las Bases porque la
colegiación presupone que el profesional cuenta con el título correspondiente, a lo cual
OSCE argumentó que la decisión referida por el accionante no era vinculante. Ambas
materias fueron resueltas en la sentencia declarándose infundada la primera y fundada la
segunda.
No hay nada en el tenor de la sentencia que determine que OSCE resolvió la apelación del
Consorcio Requena inaplicando determinada ley por control difuso administrativo, y que
consecuentemente Consorcio Requena acudió al amparo para cuestionar esa aplicación del
control difuso administrativo por parte de OSCE. Es decir que la materia controvertida en
el proceso no versó nunca sobre las facultades de la Administración Pública para ejercer
control difuso.
Como cualquier lector puede advertir al leer la sentencia, no existe ninguna conexión
fáctica ni jurídica entre el caso sometido a conocimiento del Tribunal Constitucional por
Consorcio Requena y OSCE, y la decisión de dejar sin efecto el precedente vinculante
sobre control difuso administrativo. Por ello, la sentencia adolece de una completa falta de
motivación en ese extremo, hecho impensable e injustificable por tratarse precisamente del
órgano que tiene en sus manos el control de constitucionalidad de las normas y actos.
Una situación como la descrita nos lleva a pensar que la parte de la sentencia pertinente al
control difuso administrativo pertenece quizás a otra sentencia que iba a ser emitida en un
caso distinto, o siendo más maliciosos nos induce a sospechar que el Tribunal
Constitucional ha estado a la espera de que llegara a sus manos cualquier caso en el que el
demandado fuere un colegiado de la Administración Pública para dejar sin efecto el control
difuso administrativo aún cuando la materia demandada fuere cualquier otra. En cualquier
caso, este hecho sienta un peligroso antecedente.
Conclusiones
1. El Tribunal Constitucional tiene la facultad de emitir precedentes vinculantes y por ende
también tiene la facultad de dejarlos sin efecto, pero todo precedente debe ser emitido en
relación a las materias que son abordadas en la sentencia porque así lo establece el
principio de congruencia.
5. La sentencia STC 04293-2012-PA/TC tiene efectos teóricos más que prácticos, pues la
situación seguirá siendo la misma. Estando los colegiados administrativos sujetos al
imperio de la Constitución deberán resolver siempre prefiriendo las disposiciones
constitucionales, por lo cual con precedente o sin precedente tienen la facultad de inaplicar
cualesquier regla que colisione con la Carta Magna.
Un mal paso
by EL CRISTAL ROTO on Abr 29, 2014 • 20:56No hay comentarios
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Estimados amigos:
33. (…) c. (…) permitir que los tribunales administrativos u órganos colegiados realicen
control difuso de constitucionalidad, afecta el sistema de control dual de jurisdicción
constitucional establecido en la Constitución y reservado para el Poder Judicial y/o el
Tribunal Constitucional, según corresponda, conforme a los artículos 138° y 201° de la
Constitución, respectivamente.
En ese sentido, incluso afecta al principio de división de poderes, dado que se permite que
un tribunal administrativo, que forma parte del Poder Ejecutivo, controle las normas
dictadas por el Poder Legislativo, lo que, conforme a la Constitución, solo puede ocurrir
en un proceso jurisdiccional y no en uno de naturaleza administrativa.
Es importante acotar que el voto del magistrado Urviola Hani, Presidente del Tribunal,
recoge una posición distinta, la cual compartimos precisamente porque coincidimos con la
idea de que se deja de lado un concurso que pudo ser valioso e importante- el de los
Órganos Colegiados de la Administración Pública con alcance nacional (los cuales no son
en realidad numerosos)- en la calificación de situaciones que pudieran contravenir nuestra
Carta Fundamental.
Apreciemos pues que los jueces no deberíamos resolverlo todo y sin en esa tarea de
impartir justicia existen órganos calificados, más aún sujeta a control final por parte del
Poder Judicial), pues resulta de suma utilidad ese ejercicio mutuo de compartir la delicada
tarea de resolver controversias que eventualmente afecten la supremacía normativa de la
Constitución.
17. (…)Estimo que la mejor solución no sería eliminar el precedente vinculante sobre
control difuso administrativo, sino por el contrario, mejorarlo, adicionando por ejemplo
una nueva regla que incorpore el procedimiento de consulta u otro similar ante la Sala
Constitucional y Social de la Corte Suprema de Justicia de la República, cada vez que un
Tribunal Administrativo Nacional aplique el control difuso sobre una ley, siempre y
cuando dicha decisión no sea impugnada judicialmente por las partes.
Saludos cordiales,
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