Aspectos Históricos de La Psicología Social (Eva Muchinik)

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Capítulo 2

Historia de la Psicología Social

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La Psicología Social: aspectos históricos

Eva Muchinik

INTRODUCCIÓN: EL PENSAMIENTO DE UNA ÉPOCA

Comprender el surgimiento de una disciplina implica conocer el suelo histórico y social en el que

los hombres de una época se formulan determinadas preguntas de determinada manera y están en

condiciones de producir algunas respuestas frente a la demanda social. Hablar de la historia de una

ciencia significa mostrar de qué manera, por motivos teóricos y prácticos, una ciencia fue capaz de

plantear y resolver "ese problema''. Es posible decir, siempre que esto no sea considerado una defi­

nición, que a la Psicología Social le interesa comprender cómo y en qué condiciones, en la relación

con otras personas, se construye y se modifica la conducta humana. No resulta fácil definir los lí­

mites de la Psicología Social frente a otras ciencias sociales. Encarar la historia de la Psicología So­

cial exige un tipo particular de destreza en la manipulación. Señala G.W Allport que "se saca un

dato de aquí, una idea de allá, y se trata de poner en evidencia cómo estas hebras se han entreteji­

do constituyendo la trama actual de la Psicología Social".

A pesar de ello, podemos decir que se trata de una disciplina que posee su propio núcleo teórico

y fáctico, así como un punto de vista particular. La ciencia, como una forma legítima del conoci­

miento, irrumpe a partir de la Ilustración (período de severas transformaciones y conflictos sociales

que sacuden a Europa Occidental a partir del cambio en el sistema de producción y organización

del trabajo). Este período está signado por el acceso de la burguesía al poder político, momento en

que los hombres sienten que son los protagonistas de la historia. El pensamiento de Comte ( 1 7 9 8 -

1 8 5 8 ) domina la escena y marca el clima intelectual de una época. El pensamiento comtiano den­

tro de una tradición de pensadores sociales legitima, desde la filosofía, al método científico, que se

basa en la experimentación y la observación, y/o Sociología como ciencia. La ciencia moderna (que
nace a fines del siglo XVII y comienzos del siglo XVIII), coincide con el impulso del comercio y lama­

nufactura, y los intereses de los hombres comienzan a desplegarse de los fines teológicos a los utilita­

rios. Las necesidades de la navegación estimulan la astronomía; la guerra y la industria transforman la

alquimia en química, dan forma a la física y a la mecánica.

El surgimiento de las ciencias sociales en el siglo XIX es la expresión de estos cambios. Se for­

mulan nuevas preguntas, se intentan nuevas respuestas. El desarrollo de las ciencias físicas y natu­

rales y de la tecnología acéñtúan este proceso. De estas áreas provendrán muchos de los hombres

que configurarán los nuevos campos del conocimiento. Existen dos órdenes de fenómenos que de­

ben ser considerados, ambos enmarcados en un mismo proceso histórico y social: por un lado, una

sociedad que cambia de estructura y fisonomía; por el otro, la modernidad irrumpe con los valores

de la subjetividad, la autonomía y el individualismo. La ética de la autonomía se desplaza hacia una

ética de la independencia. El sujeto individual adquiere "figura" sobre el "fondo" del fenómeno social.

Si es necesario poner un punto de partida en el camino de la construcción de la Psicología Social,

como cuerpo de conocimiento, debemos necesariamente articularla con el desarrollo de la Psicolo­

gía y el surgimiento de las ciencias sociales en el siglo XIX. Sin embargo, se requiere remontarnos al

siglo XVII, que señala el comienzo de la modernidad en occidente, para comprender el nuevo sen­

tido del sujeto o persona (self-o sí mismo-), que aparece en la filosofía cartesiana.

Fue Descartes ( 1 5 9 6 - 1 6 5 0 ) quien postuló el libre examen de las ideas claras y distintas para fun­

dar la supremacía de la razón individual. Su "Pienso, luego existo", marca una ruptura en el campo

del pensamiento y del desarrollo de las ideas, que lo convierten en el referente obligado sobre el te­

ma de la relación de la naturaleza humana con el mundo material. En su Discurso del Método el yo,

afirmación de la primera persona del singular, es usado persistenternente al comenzar cada frase y

el autor se vuelve protagonista de la búsqueda de la interioridad como fuente de conocimiento. El

autoexamen refuerza la autoreferencia y la idea de ser diferente. Es un acto individual, sin referen­

te social o comunitario.

Hasta el Iluminismo, el alma había sido el eje del problema de la conducta humana (Muller,

1 9 8 9 ) , por lo que cabe interrogarse acerca del sentido que le otorga Descartes al se/f(o sí mismo),

ya que su pensamiento está comprometido aún con la existencia del alma, como un principio ra­

cional e inmortal. El iluminismo es el período en que la noción del sí mismo se desarrolla en la filoso­

fía, en la moral y en la sociedad. Encuentra su camino a través de las formulaciones del pensamiento

de una sociedad que cambia su perspectiva acerca del hombre y que estimula los emprendimientos per­

sonales. La vida privada brinda al entorno social nuevos modelos donde las relaciones interpersonales

adquieren una nueva dimensión. La ética protestante, con su concepción individualista en lo que el

hombre es responsable de sus actos y el éxito es señal de salvación, contribuye a su desarrollo. Las trans­

formaciones sociales en el transcurso del siglo XVIII encuentran su máxima expresión en el pensamien­

to del Iluminismo y la Enciclopedia, corrientes de ideas que impulsan el desarrollo del pensamiento

científico precursor del Positivismo y contribuyen a sustituir las concepciones tradicionales de la teo­

logía y la metafísica por la ciencia como una nueva religión.

Tal como lo señalara Renaut ( 1 9 8 9 ) , la aparición del hombre como sujeto se>opera sin sorpre­

sas: aquello que en la antigüedad y aún en la época medieval era el lugar de Dios, se vuelve en la

;;;:.':i:6. Psicología Social


época moderna el lugar del hombre, que reivindica para sí. Esta doble reivindicación, que define

los valores de la modernidad surge, culturalmente, con la irrupción del humanismo y, filosófica­

mente, con el advenimiento de la subjetividad. Se ignora la constitución social que la representa.

La noción de sujeto y el problema de la subjetividad están presentes en el desarrollo de las ideas de

los pensadores del siglo XVIII y la formulación de "una psicología'' desde Kant, quien piensa en el

carácter más práctico que científico de la psicología (por su carácter descriptivo), veía en esto la di­

ficultad para que•!a Psicología se constituyera en una ciencia. Kant piensa en una Psicología obje­

tiva, sin creer demasiado en ella. En Hegel aparece la idea del hombre que toma conciencia de sí

mismo y sugiere una ciencia de la conciencia, pero considerando que "la vida de la conciencia in­

dividual" es esencialmente una vida de relación con el otro, que nunca puede ser radicalmente otro,

pues no se podría hablar de un yo aparte de esta relación (Renaut, 1 9 9 6 ) . Esta interdependencia

asegura para el hombre el orden ético del mundo. Solo mencionaremos a Locke y Hume, entre

otros empiristas ingleses, quienes enfatizan la importancia de la experiencia vivida y apelan a los

datos inmediatos para fundar el conocimiento del hombre. La Psicología como disciplina independien­

te se constituirá a partir de la legitimación de la existencia de un objeto, de una unidad susceptible

de ser estudiada por el método científico. No podría haber Psicología a menos que exista un suje­

to psicológico.

Renaut ( 1 9 8 9 ) se plantea el proceso por el cual, desde el interior del "sí mismo", fuese posible

llegar a pensar en la existencia de una normativa que pueda limitar a la individualidad. ¿Cómo pue­

de lograrse salvar la idea de que sin normas comunes no hay una comunidad, ni intersubjetividad,

sino solo el absurdo programa de la preocupación por sí mismo? La idea de la existencia de un or­

den social logrado por consenso, fundado en el control interno surgirá más tarde y está ligada al

desarrollo de la Sociología. La lectura del contexto no es lineal, tampoco lo es el desarrollo de l�s

ideas, será recién en los siglos XIX y XX que se configure la dimensión psicológica de la vida humana.;

La construcción del espíritu positivo, que culminará con Comte, implicaba una nueva lectura

de la historia natural del hombre que se aleja, no sin dificultades, de la teología; en quien aumenta

la curiosidad por diversas áreas de conocimiento y coexisten, dentro de un pensamiento impregnado

de metafísica, la búsqueda del conocimiento experimental de los fenómenos de la vida. Lavoisier

( 1 7 4 3 - 1 7 9 4 ) , padre de la química, quien nos muestra cómo se modifica la mirada del hombre fren­

te a los fenómenos naturales, encarna el espíritu de una época. El estudio del hombre aparece en

primer plano no solo en la filosofía, sino también en la medicina. El sistema nervioso desempeña

para algunos pensadores del siglo XVII (La Metrie, 1 7 0 9 - 1 7 5 1 ) , un papel central donde la vida psí­

quica está relacionada con la sustancia cerebral. Médicos como Cabanis especulan sobre las manifes­

taciones de la vida sensible y las operaciones del alma, remontándose al estudio del feto y del recién

nacido. A la manera de Comte, reduce lo psicológico a lo fisiológico o a la Sociología.

Hasta fines del siglo XVIII, la búsqueda del conocimiento de los fenómenos de la vida, contri­

buye al aumento de las preocupaciones psicológicas acerca del alma y de la naturaleza de los actos

vitales. La mentalidad mágica en relación a los fenómenos naturales que no se pueden explicar es

paralela a estos desarrollos. Aparecen personajes como Mesmer ( 1 7 4 3 - 1 8 1 5 ) , doctor en filosofía,

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médico y teólogo alemán refugiado en Francia en la corte de Luis XVI (donde se acogía a alquimistas

y a otros iniciados), que estaba persuadido de haber descubierto el "magnetismo animal". Mesmer

recibía en su gabinete a "pacientes" a los que sometía a tratamientos en grupos donde, a través del

contacto con los dedos, era capaz de lograr curaciones y escenas colectivas asombrosas. La sociedad

se impregna de "mesmeromanía" al punto que, por proposición de Luis XVI, la Academia de Medici­

na francesa estudia los fundamentos teóricos de su práctica; la cual es rechazada, pues se trataba de

fenómenos no observables-que definiría el estatus del conocimiento (Muller, 1 9 8 9 ) . Se la ubica den­

tro del grupo de los "curanderos" que trabajan con la hipnosis y la sugestión. Charcot en París, Lie­

baut y Bernheim en Nancy, un siglo después, estudian fenómenos de índole semejante, produciendo

"curas espectaculares" en casos de "histeria".

La cuestión de la influencia social se instaura tempranamente en la propuesta de una discipli­

na a la que se hace referencia como psicología. Lo social como tal no está formulado aún en estos

términos, ni asociado a la Psicología. En la segunda mitad del siglo XIX está preparado el terreno

para el surgimiento de una Psicología Científica. Del campo de las ciencias físicas y naturales y el

método experimental surgen los pioneros de la Psicología: Fechner (orientado hacia la psicofísica),

Weber (fisiólogo y anatomista), Von Helmholtz y, por supuesto, Wundt (decisivo en la constitu­

ción de la psicología experimental, con base en la anatomía y en la fisiología), quien crea en 1 9 7 8

en Leipzig, el primer laboratorio, hito que marca el nacimiento de la Psicología Científica, quería

hacer de la Psicología una ciencia explicativa.

Wundt señaló, al comienzo de su carrera, la existencia de dos Psicologías: una fisiológica (que le

permitía un modelo experimental) basada en la idea de la existencia de una individualidad, con una

cierta autonomía y con un sentido de unidad, y otra social. No creía que la Psicología individual

pudiese explicar los procesos mentales superiores tal como se estudiaban entonces en el laborato­

rio. Ello correspondía al campo de la Volkerpsychologie, la Psicología de los Pueblos, a ella dedicó la

segunda parte de su vida. Hace referencia a la Psicología Social, disciplina menos adelantada que la

Psicología Individual y la concibe como a una ciencia descriptiva. La interpretación psicológica de

la historia y de la etnografía pertenecen a este dominio. La Psicología de la Pueblos aborda fenómenos

tan complejos que solamente pueden ser aclarados por lo hechos y las leyes de la conciencia indi­

vidual, pero agrega que hay en ello un trabajo de clasificación que pertenece al género descriptivo.

Jamás creyó que el método experimental fuera capaz de develar los procesos mentales superiores

como el pensamiento o las creaciones artísticas, accesibles solo por los productos o creaciones socia­

les y culturales, para ello se requería el método histórico. Intentaba descubrir, a través del lenguaje,

las leyes, las costumbres y los mitos, la naturaleza de los procesos mentales que los habían creado.

¿DóNDE COMIENZA LA HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL?

Si los utopistas del siglo XVIII o Comte desarrollaron su pensamiento a partir de los desórdenes y

cambios de la Revolución Francesa, tanto Le Bon como Durkheim, desde diferentes perspectivas,

18 Psicología Social
fueron los testigos lúcidos de una sociedad en rápida transformación sometida a convulsiones so­

ciales. Durkheim ( 1 8 5 8 - 1 9 1 7 ) fue contemporáneo de Wundt. Ambos afirmaron la realidad de lo

social. Allport sostenía que "los dos insistieron en que las mentes individuales estaban de algún mo­

do integradas en la mente colectiva. Cada uno tenía su ejemplo favorito de la fuerza que la mente

colectiva puede ejercer sobre el individuo: Wundt eligió la religión y Durkheim la ciencia''. A pesar

de ello, Wundt siguió afirmando la base orgánica de los fenómenos, y que el cuerpo y la mente esta­

rían estrechament� ligados. Durkheim proclamaba la existencia de la conciencia colectiva como

una realidad social y su autonomía de lo individual.

En su estudio El Suicidio Durkheim, inauguró la sociología empírica; tomando los índices de

suicidio como los indicadores objetivos del grado y la naturaleza de la solidaridad social. Preocu­

pado por la falta de normas, por pérdida de consenso social, subproducto del cambio social y la

consecuente desorganización de la conducta del sujeto individual, acuñó en este trabajo la noción

de anomia, falta de normas, donde muestra la incidencia de los fenómenos sociales en la conduc­

ta. Puede, sin ninguna duda, afirmarse que las primeras conceptualizaciones acerca del fenómeno

de influencia social (para muchos el eje temático de la Psicología Social) están formuladas por

Durkheim en su trabajo Las Reglas del Método Sociológico. Dice: " . . . he aquí una manera de obrar,

de pensar y de sentir, que posee la importante propiedad de existir con independencia de las con­

ciencias individuales. Estos tipos de conducta y de pensamiento no solo son exteriores al indivi­

duo, sino que están dotados de una fuerza imperativa y coercitiva por lo cual se le imponen, lo

quiera o no". Existe un determinismo social explícitamente formulado.

En opinión de Durkheim, el sociólogo debe buscar la objetividad, analizando hechos externos,

�_mediante la observación y la experiencia, en el modelo de la ciencia positiva. Las ciencias sociales

y de la conducta se desarrollan a partir de este modelo. Lo social posee una realidad que es exter­

na al sujeto. Durkheim rechazó la posibilidad de una Psicología Social, y al afirmar el caracter au­

tónomo e irreductible del hecho social, dio forma a la Sociología como disciplina empírica. No exis­

te continuidad entre Psicología y Sociología ya que los hechos sociales no pueden ser explicados por

hechos psíquicos e individuales. Se trata de fenómenos de naturaleza diferente. La sociedad como

producto colectivo no debe identificarse con la suma de elementos individuales. Se establece así la

existencia de dos fenómenos de diferente orden: lo individual corresponde a la Psicología, que de­

be afirmarse para proclamar su autonomía, y lo social que legitima el estatus brindado por Corn­

te, quien la proclama una ciencia positiva. Estos configurarán en el campo de las ciencias sociales

una áspera disputa conocida en la época como la polémica entre Tarde y Durkheim, lo individual

versus lo social. Se instaura así una falsa antinomia, que motivó denodados intentos de articulación

(Doise, 1980).

Tarde ( 1 8 4 3 - 1 9 0 4 ) afirmó la irreductibilidad del hecho individual. Como otros autores del si­

glo XIX, intentó explicar el fenómeno de la conformidad que configura el orden social. En su opi­

nión, toda la sociedad es producto de la imitación (es él quien formula las leyes de la imitación).

Siendo un individualista, concibió esta última como un hecho individual localizado en el individuo,

y la describió como un estado de sueño hipnótico, paralelo al concepto de sugestión. Atribuyó gran

importancia a la herencia y consideró que la imitación es la clave del misterio social, sin poder lle-

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gar a explicar el orden y la conformidad como el efecto de acuerdos y consensos; en ella basó la ex­

plicación del desarrollo individual.T,a imitación es el esquema básico del proceso social!

Ambos autores tienen sus seguidores en esta controversia, que tendrá diferentes expresiones: lo

innato versus lo adquirido, la herencia o el medio, realismo versus nominalismo. Influido por la

Psicología individualista de la época, Durkheim no pudo concebir una psicología social; Tarde -co­

mo lo señalara Gino Germani- se enfrentó con la dificultad de explicar fenómenos que participan

de ambas dimensiones, y, terminó suprimiéndolos. La Sociología se transformó para él en una psi­

cología intermental. A Durkheim le preocupaba la pérdida de la solidaridad propia de la "comuni­

dad", pero frente a esta pérdida apareció un fenómeno nuevo e inquietante: las multitudes.

En la línea de los pensadores del fin del siglo, a Le Bon se le planteó un nuevo enigma, el de

sociedad de masas. Llamado el hombre que descubrió el problema y quien brillantemente lo expu­

so en su Psicología de las Muchedumbres ( 1 9 1 1 ) , mostró allí el problema de la influencia y, abrien­

do el primer gran capítulo de esta disciplina que anticipara, desde otra perspectiva, Durkheim: la

influencia social. Solo un capítulo según algunos; toda la Psicología Social para otros. Médico de

formación, hizo un diagnóstico social utilizando el arsenal científico de la época para analizar el

momento crítico por que atravesaba la sociedad, con " . . . condiciones de existencia enteramente

nuevas, a concecuencia de los modernos descubrimientos de la ciencia y de la industria . . . ".

Asustado por hechos de la Comuna de París que conmovieron a la sociedad francesa de fin del

siglo XIX, entrevió la aparición de un poder totalmente nuevo: el poder de las muchedumbres, el

advenimiento de las clases populares a la vida política. Grupos que, conscientes de sus fuerzas, podrían

destruir la sociedad. Entrevió que la participación en los grandes grupos parece alterar la raciona­

lidad; que la individualidad constituye la base de la racionalidad; que la conformidad constituye

una amenaza a la individualidad y puede destruir el pensamiento. El panorama no lo sedujo, pero

fue conciente de la imposibilidad de remontar el río de la historia. Entonces es necesario resolver

el problema que nos propone su Psicología (de las masas), o ser devorado por ellas. El político tra­

dicional tuvo siempre capacidad de manejarse intuitivamente frente a las masas, pero los cambios

sociales vuelven imprescindible su conocimiento sistemático y científico. Hacía falta formular una

disciplina que se ocupe de la psicología de las masas. Sus observaciones sagaces, sus estrategias de

manipulación de los grandes grupos humanos no son desechables. No así su explicación, muestra

su menosprecio por la muchedumbre, incapaz de pensamiento científico, movida por la irraciona­

lidad lo cual un sujeto aislado puede ser un individuo cultivado, pero inserto en una muchedum­

bre es un bárbaro, una criatura que actúa por instinto.

La obra de Le Bon fue en su época un éxito editorial traducida a varios idiomas; la literatura ar­

gentina conoció una versión vernácula, el libro Las Multitudes Argentinas, de José María Ramos Mejía.

Sigmund Freud, a partir de esta obra, encaró algunos años más tarde su trabajo La Psicología de las

Masas y el Analisis del Yo y explicó, desde su teoría, el fenómeno de la sugestión y de la influencia

del líder sobre las masas.

En el siglo XVIII se originan tanto el Romanticismo como el idealismo alemán. Ambos acentuaron

los aspectos no racionales de la conducta humana y coexistieron con la fe racionalista del ilurninis-

!0 Psicología Social
mo francés y del positivismo comtiano, su heredero. Racionalismo e irracionalismo estuvieron pre­

sentes en el pensamiento del siglo XIX, perc{el desarrollo de la Psicología Social como disciplina inde-
..::.,'

pendiente tomó cuerpo como derivación del positivismo inglés (Stuart Mill y Spencer), y en el

campo de la filosofía del pragmatismo norteamericano. Allí tuvo como precursor definitivo a Willi�

James ( 1 8 4 2 - 1 9 1 0 ) . La suya fue -al decir de Heidbredder- una psicología de transición, que os­

tentó el sello de la metafísica, pero orientada hacia la ciencia. En razón de su doble formación como

médico y filósofo.e influido por el idealismo alemán, trató de conciliar esta corriente con el posi­

tivismo de la época. Su dilema, como lo señalara Dewey, fue la búsqueda de una psicología y una

filosofía que le permitieran trabajar con los datos observables de la vida comunitaria. Opuesto al

elementalismo vigente y al asociacionismo spenceriano, su propuesta fue innovadora. Postuló su

tesis de que la conciencia no está compuesta de partes unidas entre sí, sino que es como una co­

rriente, primordialmente un proceso, una función peculiar del ser humano, vinculada con necesi­

dades de la acción propia de la naturaleza biológica del hombre. La conciencia es conciencia-función.

La Psicología fue para William James una ciencia natural. En su importante capítulo sobre el sí

mismo (seifj destacó su carácter empírico, producto de la experiencia social. Su punto de vista ten­

dría una influencia decisiva en la escuela funcionalista de Chicago.

El co.nductismo de Watson ( 1 8 7 8 - 1 9 5 8 ) , manifiestamente antimetafísico, es una concepción

original de la psicología norteamericana. El ambiente será considerado el determinante de lo que

el hombre puede llegar a ser: "Dadme un niño -expresa Watson- yo haré de él un criminal o un

genio". El conductismo se orientó fundamentalmente hacia el trabajo del laboratorio para mostrar

bajo condiciones controladas la posibilidad de aprendizaje y modificación de la conducta. A partir

de Watson el psicólogo se sintió capaz de predecir y controlar la conducta humana. El determinis­

mo social de Watson se enfrentaría con el determinismo biológico de McDougall, quien publicó

en 1 9 0 8 uno de los primeros libros con el título de Introducción a la Psicología Social Según él, la

sociedad puede explicarse por las tendencias instintivas del hombre: siete instintos principales, cin­

co secundarios y tendencias que específicas sustentarían el desarrollo social. Fuertemente combati­

do, abandonó más tarde su noción de instintos, reemplazándola por la de propensión o tendencia.

La vieja polémica Tarde-Durkheim permaneció. A pesar de la vigencia del conductismo en la Psi­

cología de las primeras décadas del siglo, la Psicología Social si bien no escapó totalmente a su in­

fluencia, se orientó tempranamente hacia otras problemáticas y otras propuestas teóricas.

Nuestra breve historia del surgimiento de la Psicología Social quedaría incompleta si no pone­

mos énfasis en otros nombres significativos que se pueden ubicar dentro de la corriente denomi­

nada Sociología Sociológica de la Escuela de Chicago, a la que pertenecen Mead y Dewey entre

otros. Cooley ( 1 8 6 4 - 1 9 2 9 ) fue un evolucionista interesado en el desarrollo de un ser social indivi­

dual, no como un producto de la herencia biológica, sino de la comunicación social. La suya es una

sociología con fuerte inclinación psicológica, ya que le resultaba imposible referirse al individuo

aislado tanto como a una sociedad al margen de los sujetos que la componen. Preocupado por el

desarrollo del yo dentro del contexto de las relaciones sociales, estableció el importante concepto

de yo reflejado o yo en el espejo, resultado de un modo de imaginarnos aquello que somos para los

demás y el juicio relativo a esa apariencia. Corresponde a Cooley haber definido al grupo prima-

Capítulo 2: Historia de la Psicología Social 21


rio donde se da la interacción "cara a cara'' y se crean vínculos interpersonales como la unidad ade­

cuada para el análisis social. No solo la psicología de los grupos humanos, sino las relaciones inter­

personales constituyeron para él el núcleo de una nueva propuesta.

Thomas ( 1 8 6 3 - 1 9 7 4) y Znaniecki establecieron formalmente la posibilidad de crear una Psico­

logía Social, punto de vista que concretaran en su obra El Campesino Polaco, publicada en 1918,

considerado el primer trabajo de caracter empírico en este campo. Eligieron la conducta de adap­

tación como el eje de �tl desarrollo teórico, y encontraron en la noción de actitud una unidad de

análisis con la que creyeron poder resolver (en términos de vínculos observables), el problema de

la unidad fundamental de la realidad social: la relación individuo-sociedad. La actitud es, para es­

tos autores, la contrapartida individual de un valor social. La actitud suceptible de ser evaluada a

través de escalas se incorpora como acervo de la disciplina, desarrollándose herramientas más o me­

nos sofisticadas: contemporáneamente Ajzen y Fishbein en la Teoría de la Acción Razonada apun­

taron a la predicción y al cambio de la conducta desde una perspectiva cognitivista.

LA PSICOLOGÍA SOCIAL "INDIVIDUALISTA" Y LA PSICOLOGÍA SOCIAL "COLECTIVISTA"

�La Psicología Social como disciplina, que nació con la Psicología, intentó mostrar la presencia de

lo social en la formulación de la subjetividad. La Psicología define al sujeto individual como su ob­

jeto de estudio empírico: una entidad natural, con atributos (rasgos). Una realidad primaria, una

unidad integrada, una totalidad a la que se le asigna una relativa autonomía, a la que Allport definió

como personalidad.j Al agregarle lo social hace referencia a fenómenos de otra naturaleza, eníati-
__,

zando, por ejemplo, que los problemas emocionales se hallan fuertemente arraigados en el interior

de la mente de un paciente, desestimando lo que acontece en la esfera de las relaciones entre perso­

nas (Pearson, 1 9 8 3 ) . A partir de Allport, la búsqueda de las diferencias individuales marcó la inves­

tigación en Psicología, como ciencia ideográfica más que mnemotécnica. Desde su libro Psicología

de la Personalidad buscó reencontrar a la persona humana. El propósito expreso de la psicología de

la personalidad -dice- tiende a rescatarla y a devolverle su lugar como dato psicológico, por dere­

cho propio ( 1 9 6 2 ) . Á pesar de su idea de la existencia de un sujeto funcionalmente autónomo, no

descartó el conocimiento de las condiciones ambientales para deducir la conducta individua!.'

La Psicología Social, para quien la formación del se/f(o sí mismo) resultará central en su desa­

rrollo, resulta de una lectura diferente, destinada a encarar otra área de problemas, como el prejui­

cio racial o la violencia urbana, comprendiendo que para seguir avanzando en la comprensión cien­

tífica de los procesos básicos intrapsíquicos e interpersonales se requiere no aislarlos del contexto.

No se trata solo de la influencia social, sino de descubrir la trama de los procesos y las condiciones

de la interacción. Esta idea está esbozada'Gi el pensamiento de William James y en la formidable

propuesta teórica de Mead, quien definió la naturaleza social del hombre, asociada al mundo hu­

mano del sentido. Es el hombre quien construye la realidad, su realidad como empresa colectiva . . .

Con Mead el tema del significado, que ya planteara James, se desarrolla en la Psicología. No pue-

22 Psicología Social
de ponerse en duda su vigencia en las ciencias sociales contemporáneas. En él se fundamentarían

el desarrollo del construccionismo social de Berger y Luckman (1972) y la etogenia de Harré

( 1 9 7 2 ) . Rompió con el conductismo de su época, transgredió el positivismo, inauguró la corrien­

te que Blumer denominaría el Interaccionismo Simbólico y se autodefinió como un conductista

social oponiéndose tempranamente a la propuesta teórica del conductisrno imperante en la Psico­

logía de la época.

Hacia allí, seg4n Armistead ( 1 9 8 3 ) , se orientó lo que se denominó Psicología Social Psicológi­

ca, que definió su quehacer desde el laboratorio de Psicología Social Experimental, para analizar las

variables de la influencia social. En algunos aspectos, con una visión menos rica de lo social, la Psi­

cología Social anterior a la Segunda Guerra Mundial marcó un enfoque a-histórico, en busca de las

leyes generales de la conducta social, en las condiciones más o menos controladas del laboratorio,

en todo organismo y en toda época. No existía, en el sentido de Kuhn, un paradigma dominante en

la Psicología Social, por lo que tampoco resultaba fácil su adscripción a un período determinado;

se requiería, como lo propuso Armistead ( 1 9 8 3 ) , el análisis de perspectivas y problemas. A pesar

de ello, existieron formulaciones más interactivas de lo social, como el trabajo de Newcomb en

Bennington (experimento de campo), un clásico de la disciplina ( 1 9 3 7 ) , sobre el cambio de actitu­

des políticas de jóvenes universitarias bajo la presión de los grupos institucionales. Si bien la crítica

a la disciplina se centró en la ignorancia del contexto social, esta crítica no tomó suficientemente

en cuenta los aportes de Asch, Newcomb o Festinger y fundamentalmente el aporte de Lewin. La

perspectiva cognitivista se afianzó, así, tempranamente en la Psicología Social. No debemos dejar de

señalar experiencias como la de Milgram sobre la obediencia debida que intentaron crear situacio­

nes relevantes en el laboratorio, o los intentos de Doise en Ginebra ( 1 9 8 0 ) .

�Psicólogo proveniente de la Teoría de la Gestalt, Lewin ( 1 8 9 0 - 1 9 4 7 ) es quizás, junto con Mead,

uno de los pensadores de mayor trascendencia en el desarrollo de la Psicología Social Contempo­

ránea. Desde su Teoría de Campo, no solo formuló las bases de lo que conocemos como dinámi­

ca de grupo, sino que constituyó al grupo como objeto teórico y herramienta de intervención:' Su

propuesta de enfocar el cambio social planificado a partir de la participación grupal encara una Psi­

cología Social aplicad�) Como señalan Cartwright y Zander ( 1 9 6 7 ) , el momento y el lugar en que

surgió la dinámica de grupos no fueron accidentales: la sociedad norteamericana en la década de

1 9 3 0 proporcionó el tipo de condiciones necesarias para que surgiera tal movimiento intelectual.

Su abordaje del grupo como totalidad, como sistema en equilibrio cuasi-estacionario, incorporó a

la Psicología en una nueva forma de análisis de los fenómenos humanos. -Su visión holística prefigu­

ró la psicología ecológica de Bronfenbremer para quien la conducta era una función de la personali­

dad más el ambiente ecológico, sintetizando una perspectiva que deja de lado los viejos problemas

de fronteras entre el individuo y el grupo social como sistema. Como psicólogo cuyo origen fue la

Gestalt, propuso limitar la objetividad del observador para tomar en cuenta la percepción del suje­

to en la situación: la realidad del sujeto es aquella que él percibe, la que está presente en su campo

psicológico. Sustentó la primacía de lo fenomenológico sobre el ambiente real en la orientación de

la conducta. Se ocupó de las fronteras: de las fronteras del sistema de la personalidad, de las fron-

Capítulo 2: Historia de la Psicología Social 23


teras del grupo; su formulación teórica hace referencia a la existencia de un campo. Se trata de

abordar un área de problemas que no pueden ser resueltos ni encarados sino en términos de una

totalidad, y que incluye la presencia de los otros. El poder, la cohesión social, el liderazgo, la mar­

ginalidad y, por sobre todo, el conflicto y el cambio social. La suya es una microsociología que uti­

liza al pequeño grupo como instrumento de cambio de actitudes grupales y como herramienta de

la intervención social.

Lewin consideró 1<'6 grupos como átomos radioactivos desde donde puede expandirse el cam­

bio social. La Psicología Comunitaria funda gran parte de sus desarrollos en los aportes lewinianos.

Con fuertes convicciones en la democracia como sistema político, es un claro ejemplo de cómo

ideología y teoría pueden aunarse. El consenso del grupo y su cohesión, son factores de estabili­

dad; así como es necesaria la participación grupal para la legitimación del cambio de normas y ac­

titudes. Así lo demostraron muchos de los experimentos de campo llevados a cabo por algunos de

sus discípulos, por ejemplo: Venciendo la resistencia al cambio, de Coch y French ( 1 9 4 8 ) o Conduc­

ta del líder y reacción de los miembros en tres climas sociales, de Lippitt y White ( 1 9 6 0 ) . Su influencia

está presente en autores como Festinger (quien desarrolló la conocida teoría de Disonancia Cognitiva)

o Schachter (conocido por sus experiencias sobre la cohesión social), quienes fueron sus discípulos.

,.Toda una línea de investigación experimental en Psicología Social cognitiva, tiene sus funda­

mentos en Festinger y en Heider, quien formuló la Teoría de la Atribución, cuyos desarrollos ac­

tuales poseen fuertes implicaciones, tanto en la Psicología Social como en el campo clínico. Fue

Heider quien sentó las bases de las teorías del "equilibrio para el cambio de las actitudes"; El pen­

samiento positivista tuvo, no obstante, fuerte peso en ambos enfoques de la Psicología Social, aun­

que su influencia fue mayor en la llamada Psicología Social Psicológica y su versión experimental.

/Jnserta en la tradición de la Sociología, que se deriva del pensamiento de Cooley, Thomas y

Mead, se desarrolló una Psicología Social que, alejada del laboratorio, se orientó, en la década de

1 9 5 0 , al estudio de comunidades e instituciones, al análisis de los roles sociales, al cambio de las

actitudes y su medición a través de escalas, como tema central de la disciplina. Su perspectiva propo­

nía que las influencias más importantes en la conducta social son simbólicas y derivan, fundamen­

talmente, del uso del lenguaje en la interacción sociaC Su metodología, no cuantitativa en muchos

de los trabajos, fue acusada de poco científica. Un abordaje fenomenológico que encaraba el uso

de la interpretación de la conducta, desde el actor, y se interesaba por la construcción de significa­

dos. Esta corriente presentó sin dudas, una concepción más rica de lo social (Armistead, 1 9 8 3 ) . �

partir de Mead es posible comenzar a pensar cómo se va construyendo la sociedad, dentro de la

mente y del sí mismo a través de la interacción: lo social no es lo que ocurre cuando se junta gen­

te, sino algo más profundo, implicado en nuestros pensamientos e identidades. George Mead -co­

mo Marx- se planteó la idea de que no es posible dejar de lado la realidad en la praxis cotidiana,

y que la vida humana es diferente a la de los otros animales, porque el hombre posee conciencia de

sí y porque, para satisfacer sus necesidades, necesita operar sobre la naturaleza y sobre la realidad.

Discípulo de James, Mead (como Dewey) se enroló en el pragmatismo como filosofía, donde

la práctica ocupa un rol importante, no solo como un instrumento de verificación de la realidad,

24 Psicología Social
sino como creadora de la realidad misma}El pensamiento, para la filosofía del pragmatismo, es una

forma de reacción biológica, un instrumento de la supervivencia, que permite una mejor adaptación

al medio a través del lenguaje: una herramienta de la transformación. Mead, al igual que William

James, tuvo capacidad para ver que el hombre, como persona, se construye en la interacción. El fe­

nómeno de la conciencia de sí es el resultado de un proceso de interacción, proceso complejo de

construcción y reconstrucción del significado de la realidad, como empresa colectiva7

¿Qué es el "Inreraccionismo Simbólico", corriente cuyo origen se le asigna a Mead? El pragma­

tismo como filosofía señala que los seres vivos se ajustan a su medio. Mead, como filósofo, se in­

teresó por el tipo de preguntas que hacen todos los filósofos: ¿Qué es la verdad? ¿Qué es el bien?

¿Qué es el conocimiento? ¿Cómo se adquiere el conocimiento? ¿Cómo sabemos que lo que cono-
,.,
cernos es verdad? Su respuesta fue que la noción general de q u e � que es "la verdad de una idea"

o "el significado de una aseveración" depende de sus consecuencias prácticas, de los resultados de

la acción. Concibió los organismos vivos como orientados a dar respuesta al medio de forma prác­

tica, instrumental, el conocimiento como debiendo probar su utilidad. Lo que importa es evaluar

las consecuencias de nuestras ideas. Para los pragmatistas la vida tiene la cualidad de la prueba. La

verdad no tiene un sentido absoluto, existe de acuerdo a las necesidades e interés del organismo. Si

algo es verdad significa que nos permite predicciones empíricas adecuadas y hace posible la acción

humana y el ajuste en cuanto a los requerimientos y circunstancias del mundo. La realidad no es

solo algo que está allí esperando ser descubierto, sino creada activamente en cuanto actuamos ha­

cia el mundo)

Mead era un filósofo pragmatista y desarrolló una teoría de la mente como proceso. En esto se

alejó del conductismo dominante en la época. Para él, la inteligencia, la mente y la conducta están

fuertemente relacionadas.Til origen de la mente del hombre está relacionado con la sociedad hu­

maria. Mente, cuerpo, conducta, son uno solo; aspectos inseparables de un mismo proceso de evo­

lución que adquiere en el hombre una forma única y específica. Reacción frente a una situación

que nunca está vacía de contenido, ni los organismos son receptores pasivos. Ideas que retoma la

Psicología Social contemporánea, reformulada desde el construccionismo social y el consrructivis­

mo. Demostró que las concepciones de su época eran inadecuadas, que la conducta humana era

demasiado compleja como para ser explicada por el instinto. Criticó al conductismo, que enfatizaba

el aprendizaje estímulo-respuesta y refuerzo, y en el cual los acontecimientos mentales, pensamientos,

ideas, imágenes eran irrelevantes, porque no podían ser observados. Para Mead, sin embargo, re­

sultan cruciales para comprender la conducta y son accesibles a la observación. La comunicación

la hacía observable. Los sujetos son parte de una estructura muy compleja que a veces se extiende

durante largo tiempo y toda explicación de la conducta que desconozca este fenómeno está desti­

nada al fracaso. La mayoría de las conductas humanas implican conductas coordinadas de varios

actores (usó la metáfora del deporte para explicarlo)[No se puede abstraer el sujeto del contexto

social, porque resultaría una abstracción difícil de sostener. La mente es un concepto que implica

manejarse con la experiencia interna del sujeto que deviene de la interacción social ..:'Los seres hu­

manos actúan en función del mundo de los objetos creados por los símbolos que utilizan, pero los

símbolos no son individuales: han surgido de acuerdos mutuos acerca del significado.

Capítulo 2: Historia de la Psicología Social · 25


ÁLGUNOS DESARROLLOS ACTUALES

Stryker ( 1 9 8 3 ) enfatizó el sentido como una dimensión crítica de la respuesta humana. Promovió

la necesidad de una Psicología Social más interdisciplinaria, que utilice los recursos fundamentales

de la Psicología y la Sociología incorporando, necesariamente, recursos intelectuales de otros cam­

pos. Los psicólogos sociales parecen haber actuado independientemente y se acusaron mutuamen­

te. A la Psicología Social Colectivista se la acusa de abjurar del método experimental en favor de la

observación en la vida real, de favorecer a través de una explicación post hoc de métodos estadísti­

cos y dejar de lado el método experimental; actitud que se afirmaba al señalar, paradojicamente, la

predilección de los sociólogos por conceptos subjetivistas como el self(o sí mismo) y su propen­

sión a teorizar sin una fuerte investigación de base.

Los psicólogos sociales entrenados desde la psicología fueron descalificados por los sociólogos

por haber producido conocimiento irrelevante a la condición humana, y olvidado el caracter sim­

bólico de las palabras, la reflexividad, por haber considerado lo no observable considerado como

residual y lo no mensurable como no científico. Blumer los acusó de haber disuelto la estructura

social en la definición de la situación ( 1 9 6 9 ) . La demanda de relevancia, en relación con lo huma­

no se realiza desde ambas psicologías sociales. Ambas corrientes se han abierto, y en la mayoría de

los casos los sociólogos se han sentido atraídos por teorías con mayor atención por los procesos in­

trapsíquicos, y los psicólogos se han preocupado más por el impacto de la estructura social. Ambas

perspectivas parecen confluir, sin llegar a confundirse, en una Psicología que demanda respuestas

de acción frente a los problemas psico-sociales contemporáneos.

LA ETNOMETODOLOGÍA Y LA ETOGENIA

El mayor desafío a la Psicología Social Colectivista, y aun a la Individualista, surge de una perspec­

tiva fenomenológica r1ical. Tiene sus raíces en las dos disciplinas y se discriminará con dos apro­

ximaciones diferentes.Tn Sociología es la Etnometodología, con influencia de Husserl y Schütz, la

que influirá directamente en el "Construccionisrno Social" de Berger y Luckman ( 1 9 7 2 ) . Actual­

mente, los etnometodólogos, al igual que Mead, están interesados en el actor y sus experiencias.

Para llegar a ellas necesitamos del relato del actor y la confianza en ellos. Su experiencia subjetiva

es el dato objetivo para el investigador. Los procedimientos narrativos dan sentido al proceso y al

orden social. El relato de los participantes de los hechos y fenómenos de la "vida cotidiana'' definen

el orden social y su vigencia, a la vez que permiten descubrir la_s reglas básicas de la vida cotidiana.

La interpretación social de los protagonistas define la realidad., Sus representantes son Cicourel y

Garfinkel.

En el campo de la Psicología es la Erogenia, influída por ideas kantianas y cuya figura más re­

levante es Harré ( 1 9 8 3 ) . Tanto la etnometodología como la Etogenia reniegan del positivismo y

poseen aspectos que las acerca al Interaccionismo simbólico, aunque no siempre lo reconozcan. En

la Etnometodología, desde lo metodológico, Cirourel plantea que el observador debe acercarse a

26 Psicología Social
los procesos interactivos concretos sin esquemas conceptuales pre-establecidos, para lograr captar

las reglas de juego de la vida cotidiana y el método que la gente utiliza para dar sentido al propio

mundo fenomenológico. Pero esta perspectiva posee otras implicancias que remiten a la Psicología

Cognitiva, y es el cómo se explica y se da una respuesta coherente, considerada relevante por los ac­

tores en la interacción. La referencia a la Psicología Cognitiva y a la cognición social está dada por

el descubrimiento y análisis de los procedimientos interpretativos fundamentales que permiten al

actor dar sentido-a la estructura social y organizar sobre esta base interpretativa su conducta. Los

procedimientos interpretativos -señala Stryker- constituyen la estructura profunda que interactúa

con la superficie normativa y da lugar a la estructura social. Se renuncia así a la objetividad del ob­

servador por la construcción intersubjetiva de la realidad en la interacción.

La Etogenia, tal como la íormuló Harré ( 1 9 8 3 ) , no difiere demasiado de la postura anterior en


1

sus argumentos y perspectivas. �l sujeto debe ser encarado como un agente activo, que actúa si-

guiendo reglas. Mediante un enfoque estructural, aborda los componentes del sistema psicológico

social que considera al significado en relación a otros significados, con el modelo de la lingüística

estructural. Sugiere una Psicología Social que trate la interacción social como un producto y busque

las representaciones cognitivas de la estructura (elementos de un sistema) que define un determina­

do productc.j'Para ser científicos -dice Harré ( 1 9 8 3 ) - uno debe imaginar procesos y mecanismos

generativos que sean únicos y apropiados al problema en cuestión. El problema de la imaginación

de un científico es un modelo de los procesos desconocidos que producen los patrones". No sabe­

mos cómo es el mecanismo, por ello, imaginamos algo que se le parezca. La tarea de la Psicología

como ciencia es identificar patrones e imaginarse los medios de producción de esos patrones, lo

que exige el abandono radical de la metodología positivista.

Aparece así la idea de plan o de guión. El plan es aquello que guía la acción; se trata de una for­

ma de causalidad a la que llama el guión "particular poderoso", la que organiza el material. Harré

parte de una idea general de la acción humana, y lo explicó con su conocido ejemplo de la fábrica de

spaghetti. En esta fábrica primitiva hay varios modelos y matrices posibles, macarrones, vermicheli

y similares. Se trata de diferentes matrices que controlan los planes y reglas -particulares podero­

sos-, la forma del producto y modelan la pasta. No hay otra explicación para buscar la diferencia.

Comparó la vida humana a una fábrica de spaghetti, para mostrar la relación que existe entre pen­

samiento y acción. "El por qué alguien hace algo no es un problema psicológico . . . la pregunta so­

cio-psicológica interesante es por qué esta persona hace precisamente lo que está haciendo". Una

regla es algo parecido a una matriz (que le ordena la forma a la pasta): trata de buscar las reglas que

prescriben las acciones."El gramático del mundo social, es el psicólogo social de nueva ola". Adop­

tó la máxima de Vygotsky: "nunca se debe analizar un proceso psicológico partiendo de unidades

que se hallen por debajo del nivel de significado del fenómeno original". Es necesario partir de uni­

dades de significado para llegar a una comprensión psicolingüística. Etogenia es el estudio de las

vidas humanas tal y como los hombres las viven en realidad, no en el extraño y empobrecido mun­

do de los laboratorios, sino en la casa, en la calle, en las tiendas, en los cafés y en las salas de con­

ferencias, lugares donde la gente verdaderamente interactúa. (Harré, 1983).

Capítulo 2: Historia de la Psicología Social 27


Aunque resistido por múltiples motivos que van mas allá de lo teórico (se refiere a la existencia

de los distintos departamentos que defendieron su territorio) existe comunalidad entre ambos pun­

tos de vista. Podemos encontrar más de un ejemplo. La Psicología actual, preocupada por la cues­

tión del conocimiento, toma como uno de sus ejes el problema del procesamiento de información,

idea central de las teorías congnitivas, y el tema de la representación de la realidad toma cuerpo en

la Psicología Cognitiva. Moscovici ( 1 9 8 6 ) dará a este problema un fuerte sesgo psico-social. La cog­

nición social se interesa por cuestiones como el hombre y los procesos que subyacen a la percepción

de personas, aspectos que preocuparon tempranamente a Heider, La Psicología Social Cognitiva está

interesada en cómo el hombre conoce el mundo social y cómo c�nstruye sus ideas (representaciones)

del mundo social, haciendo referencia a los contenidos. Le importa conocer el rol de la cognición

en los procesos sociales (proceso activo, una construcción activa del conocimiento, que depende

del contexto). El fenómeno de representación de la realidad, caro a la Psicología Social francesa

contemporánea, tiene sus exponentes en Moscovici y su conocido trabajo sobre la representación

social del Psicoanálisis ( 1 9 8 6 ) , o en Jodelet con sus trabajos sobre la representación social del SIDA

( 1 9 9 3 ) . Se posiciona muy lejos de las ideas asociacionistas y de la mente pasiva como una rábula

rasa de Locke. Estas ideas requieren la construcción y la prueba de modelos teóricos, ya que nadie

puede observar los procesos de formación o procesamiento (dado que se trata de un proceso incon­

sciente). Una representación es algo que está en lugar de otra cosa, no es una entidad física, sino

mental y cognitiva, con múltiples modelos. Hace referencia a la noción de esquema y Bartlett

(1932) remarca que el grupo social y la cultura afectan la memoria dando un marco fijo por las

instituciones y la cultura que actúan como una base esquemática.

ÁLGUNAS PALABRAS PARA TERMINAR

Quizás queden muchos nombres para recordar pero, tal como se formula en el título del capítulo

hemos intentado delinear algunos de los diferentes senderos por los que transitó esta frondosa dis­

ciplina que es la Psicología Social y focalizar algunos aspectos de su historia: diferentes áreas de pro­

blemas y distintas formas de abordarlos para dar respuesta a la "demanda social", recursos teóricos

y herramientas para enfrentar las diversas formas de la violencia urbana, las adicciones, la soledad y

el aislamiento y también la búsqueda de nuevas formas de solidaridad. Alguien se refirió alguna vez

a la Psicología Social como una disciplina empírica. También lo es la Medicina y nadie duda de su

relevancia. Aunque algunas "viejas" cuestiones reaparezcan, no son las mismas, requieren de nue­

vas formulaciones en un contexto social e histórico con diferente fisonomía (por ejemplo, la no­

ción de sí mismo o self, que desde diferentes vertientes teóricas atraviesa el siglo XX; William James

( 1 8 9 0 ) con su trabajo fundante sobre el sentido de la identidad; el Psicoanálisis y la noción de ego

en Freud hasta Erikson y su concepto de la epigénesis del yo y el desarrollo de la identidad). Tam­

bién las más actuales propuestas de Gergen ( 1 9 8 4 ) , quien encaró el autoconocimiento del self, co­

mo una construcción social socio-histórica. El intento de reubicar el conocimiento psicológico en

la esfera social j ugó un papel catalizador sobre la teoría del self, dejándolo absolutamente <lepen-

· 28 Psicología Social
diente del entorno. En su obra El yo saturado. Dilemas del yo en el mundo contemporáneo ( 1 9 9 1 ) ,

traza desde una perspectiva fenomenológica, los rasgos del individualismo propio de la modernidad.

Aparecen, sin embargo, nuevas perspectivas. El concepto de alteridad (Renaut, 1989) impone la

presencia "del otro", al que hiciera referencia Jodelet en alguna oportunidad. El inmenso caudal de

trabajos de investigación a lo largo del siglo puede desmentir fácilmente que la Psicología Social

fuese solo una ciencia descriptiva como señalara Wundt. También es posible afirmar que el esfuerzo

por establecer la unicidad del sujeto humano y la supremacía del sujeto individual resultan difíciles

de sostener a la luz de formulaciones actuales. La riqueza de las cuestiones y problemas que enfren­

ta la Psicología Social requieren de un amplio despliegue de recursos teóricos y técnicos, abiertos a

controversias, como ocurre en cualquier otro campo del conocimiento.

Capítulo 2: Historia de la Psicología Social 29

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