El Otro San Martín
El Otro San Martín
El Otro San Martín
"Algunas preguntas
postergadas"
Prof. Walther Gahn
Indice:
.Algunas preguntas escondidas
.La Hipótesis de Alberdi, Sejean y Calabrese: San Martín visto como agente inglés
Autor:
Walther Gahn
[1] El historiador Otero y Galv?n Moreno argumentan que la fecha de nacimiento del mismo se
produjo en 1777 y para ello presentan tres documentos trascendentales:1) el pasaporte obtenido
por San Martin, en 1824, declara haber cumplido cuarenta y siete a?os. 2) en carta enviada al
presidente del Per?, Mariscal Ram?n Castilla, se reconoce de setenta y un a?os. 3) el 6 de
diciembre de 1783, al partir hacia Espa?a con su familia, fue registrado en la fragata ?Santa
Balbina? como de 6 a?os cumplidos.
[2] Esta hip?tesis que es sostenida por Garc?a Hamilton, en su libro ?Don Jos?, la vida de San
Mart?n?, se basa en un documento declarado por la nieta de Don Diego de Alvear y Ponce de
Le?n, Joaquina de Albear Quintanilla, donde, asegura que su abuelo junto con una originaria
guaran? hab?a procreado a San Mart?n. Esto puede advertir el por qu? de la inexistencia de un
acta de nacimiento o de bautismo.
[3] Cabe destacar que para poder ingresar a este regimiento era necesario tener m?nimo 16
a?os de edad, a menos que sea hijo de oficial (que ser?a el caso de San Martin), reduciendo el
m?nimo a 12 a?os de edad en tales condiciones, esto podr?a ayudar a probar y demostrar que
Jos? de San Martin naci? en el a?o 1777, puesto que de lo contrario el haber nacido en 1778 solo
tendr?a 11 a?os y medio.
[4] Ya el Consejo de Regencia hab?a obstruido el esbozo liberal de la Junta Central de Sevilla,
omitiendo el derecho a los americanos de gobernarse por Juntas electas por ellos mismos.
Luego, los constituyentes de C?diz hab?an agravado las diferencias al conceder a los
americanos una representaci?n m?nima (asim?tricamente menor, dada la poblaci?n de las
provincias ultramarinas) y a?n m?s, designando por s? a los diputados americanos.
[5] Cabe destacar este punto, a que ninguna de las clases subalternas al orden que quer?a
imponerse lo hac?a por convicci?n mutua, pues no era su lucha, no eran sus revoluciones.
Como sucedi? en la Revoluci?n Francesa, las clases plegadas al levantamiento burgu?s fueron
traicionadas cuando el poder cay? en manos de estos, donde se enga?? a los estamentos m?s
bajos (obreros y campesinos) el Golpe de Mayo del a?o X hizo lo suyo una vez en el mando. De
tal manera, la casi totalidad de las filas del ej?rcito patrio lo formaron los nativos (que hab?an
adquirido la?libertad?al dejar de servir en mitas y yanaconazgos) y los esclavos, que bajo el
condicionamiento de incorporarse al ej?rcito obten?an su libertad (para morir en el campo de
batalla)
[6] Conocemos hoy que muchos hombres del Golpe de Mayo de 1810 estuvieron a sueldo del
imperio Ingles, que actuaron por medio de la diplomacia y el env?o de dinero y de armas por
parte de esta naci?n.
[7] Decimo que Mayo fue un golpe, pues sabemos que fue realizado por una peque?a fracci?n
de la sociedad, efectuado por los jefes de las milicias de aquel per?odo. La participaci?n popular
estuvo ausente y no particip? (al menos conscientemente) ni influy? en los acontecimientos. La
votaci?n realizada en el Cabildo fue una mera coacci?n de la burgues?a portuaria, que a punta
de pistola y espada, esperaba agazapada a las afueras del recinto virreinal el conteo de los
votos. Sabemos que estos votos fueron selectivos, que solo los sectores m?s acomodados del
vecindario tuvieron la oportunidad de llevarlos a la pr?ctica. Mayo no puede ser considerado
una revoluci?n porque en el movimiento fueron excluidas las masas. Y fueron excluidas
tambi?n luego por las nuevas autoridades que emergieron de este golpe. Aunque sabemos que
un golpe no es realizado ?nicamente por las milicias, sino que tambi?n posee un apoyo c?vico,
este apoyo no es masivo (ni pretend?a serlo), ya que solo la "gente decente" incentiv? a los
cuarteles a dicho levantamiento contra el orden imperante. Remitirse a la idea de la legitimidad
del gobierno realista, del propio Estado colonial, ya que, ante las consecuencias de la ?Farsa de
Bayona? y la abdicaci?n de Fernando VII, este es hecho prisionero por Fran?ois Charles
Bonaparte (Napole?n Bonaparte), genera una acefalia, lo que derivaba en la p?rdida de
legitimidad sobre todos sus posesiones. Es una verdad y argumento a medias. Fernando VII fue
hecho prisionero, pero aun el poder real permanec?a intacto, ya que en la Isla de Le?n una
autoridad central, como el Consejo de Regencia pudo resistir al avance franc?s, lo que
significaba que los gobiernos coloniales en Am?rica gozaban de total?amparo?en hecho y en
derecho.
[8] Lugar que nunca volvi? a visitar desde su vuelta a la colonia
[9] La elecci?n de sus colores, nada tiene que ver con la historia ense?ada en las aulas, donde
vinculando su inspiraci?n con los colores del firmamento, ?l subrepticio historiogr?fico trat? de
deformar el origen de los colores de la Bandera, pero este, en realidad, nos revela las ideas
pol?ticas de su creador, pues los mismos colores son los que representan la ?Casa de Borb?n?.
En efecto, Belgrano era carlotista, y su idea de imponer a Carlota Joaquina, hermana de
Fernando VII, como reina en el R?o de la Plata est? ?ntimamente ligada a esta elecci?n. ?Por
qu? la burgues?a ha tratado de ocultar estos hechos? La f?bula creada sobre el origen de los
colores tienden a exaltar hechos transform?ndolos en relatos m?stico grandilocuentes y por
otro lado negar en la figura de un pr?cer el pensamiento pol?tico (pues el ideal burgu?s de
sociedad es apol?tico y sumiso)
[10] Pero San Mart?n no solo estar? custodiado en San Lorenzo, de hecho su relaci?n con
esp?as ingleses proviene de larga data, incluso antes de su vuelta a tierras del nuevo mundo.
Son dos ingleses quienes amparan su subterfugio de Espa?a y su partida hacia tierra
anglosajonas, (Charles Stuart y James Duff o Macdoff) embarc?ndolo hacia el R?o de la Plata.
Por m?s est? decir que estos masones efectuaban directivas de su Real Majestad. Lord Macdoff
se transformar? tiempo despu?s, por sus servicios prestados a la corona, en ?Lord of the
Bedchamber? (Se?or de la C?mara). En su vasta y extensa lucha redentora nunca estuvo
ausente un confidente anglosaj?n: en Espa?a, Lord Macduff; en San Lorenzo, el viajero
comerciante Robertson; en Mendoza, Santiago y Maip?, Haigh, portador ?accidental? de las
actas de batalla; en Lima, el marino Hall, as? como su compa?ero de armas General Miller y el
Comodoro Guillermo Bowles (y gran parte de su ej?rcito estaba integrado por ingleses). A esto
podemos sumarle su m?dico de campa?a y amigo personal Diego Paroissien. Mucho de estos
agentes de su majestad tendr?n relaci?n simult?nea con el propio Sim?n Bol?var.
[11] "Cinco a?os de repetidas experiencias han hecho ver de un modo indudable a todos los
hombres de juicio y opini?n, que este pa?s no est? en edad ni estado de gobernarse por s?
mismo, y que necesita una mano exterior que lo dirija y contenga en la esfera del orden antes
que se precipite en los horrores de la anarqu?a. Pero tambi?n ha hecho conocer el tiempo la
imposibilidad de que vuelva a la antigua dominaci?n, porque el odio a los Espa?oles, que ha
excitado su orgullo y opresi?n desde el tiempo de la conquista, ha subido de punto con los
sucesos y desenga?os de su fiereza durante la revoluci?n." "La sola idea de composici?n con los
Espa?oles los exalta hasta el fanatismo, y todos juran en p?blico y en secreto morir antes que
sujetarse a la Metr?poli. En estas circunstancias solamente la generosa Naci?n Brit?nica puede
poner un remedio eficaz a tanto males, acogiendo en sus brazos ? estas Provincias que
obedecer?n su Gobierno, y recibir?n sus leyes con el mayor placer, porque conocen que es el
?nico medio de evitar la destrucci?n del pa?s, ? que est?n dispuestos antes que volver ? la
antigua servidumbre, y esperan de la sabidur?a de esa naci?n una existencia pac?fica y dichosa.
Yo no dudo asegurar ? V.E., sobre mi palabra de honor, que ?ste es el voto y objeto de las
esperanzas de todos los hombres sensatos, que son los que forman la opini?n real de los
Pueblos; y si alguna idea puede lisonjearme en el mando que obtengo, no es otra cosa que la de
poder concurrir con la autoridad y el poder a la realizaci?n de esta medida toda vez que se
acepte para la Gran Breta?a. Sin entrar en los arcanos de la Pol?tica del Gabinete Ingl?s, yo he
llegado a persuadirme que el proyecto no ofrece grandes embarazos en la ejecuci?n." "Estas
provincias desean pertenecer a Gran Breta?a, recibir sus leyes, obedecer su gobierno y vivir
bajo su influjo poderoso. Ellas se abandonan sin condici?n alguna a la generosidad y buena fe
del pueblo ingl?s y yo estoy resuelto a sostener tan justa solicitud para librarlas de los males
que las afligen. Es necesario se aprovechen los momentos; que vengan tropas que impongan a
los genios d?scolos y un jefe plenamente autorizado para que empiece a dar al pa?s las formas
que sean de su benepl?cito, del rey y de la naci?n a cuyos efectos espero que V.E. me dar? sus
avisos con la reserva y prontitud que conviene para preparar oportunamente la ejecuci?n?"
"Inglaterra no puede abandonar a su suerte a los habitantes del R?o de la Plata en el acto
mismo que se arrojan en sus brazos generosos..." "Yo deseo que V.E. se digne escuchar mi
enviado, Dn. Manuel Garc?a, acordar con ?l lo que V.E. juzgue conducente y manifestarme sus
sentimientos, en la inteligencia que estoy dispuesto ? dar todas las pruebas de sinceridad de
esta comunicaci?n, y tomar de consuno las medidas que sean necesarias para realizar el
proyecto, si en el concepto de V.E., puede encontrar acogida feliz en el ?nimo del Rey y la
Naci?n. Dios Gu?e ? V.E. Ms As. Bs. Ays. E? 25 de 1815. Carlos de Alvear. "
[12] ?Por qu? se declara la Independencia del tutelaje espa?ol seis a?os despu?s del ?Golpe de
Mayo?? las controversias contin?an, para un c?rculo de acad?micos la llamada ?M?scara
Fernandina? en realidad nunca fue tal m?scara, mantienen la hip?tesis que afirma la fidelidad
al monarca espa?ol de la Primera Junta, pues su intenci?n no era la independencia, si no,
conseguir cierta autonom?a pol?tica y ciertas libertades (sobre todo las ligadas al comercio)
[13] Jos? Antonio ?lvarez Condarco, debi? convencer, en mayo de ese mismo a?o a Lord
Cochrane para que ?ste se dirija a Chile junto a una serie de oficiales brit?nicos que fueron
contratados con el fin de forjar una armada.