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Tesis888 160309 PDF

Esta tesis doctoral estudia los problemas morfopragmáticos del diminutivo en español. El documento presenta la tesis que será dirigida por los doctores Emilio Ridruejo Alonso y Joaquín García-Medall Villanueva en la Universidad de Valladolid. Incluye agradecimientos a varias personas e instituciones que apoyaron al autor, Carlos González-Espresati García-Medall, en la realización de su investigación. Finalmente, presenta un índice de los capítulos que compondrán la tesis.

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Esta tesis doctoral estudia los problemas morfopragmáticos del diminutivo en español. El documento presenta la tesis que será dirigida por los doctores Emilio Ridruejo Alonso y Joaquín García-Medall Villanueva en la Universidad de Valladolid. Incluye agradecimientos a varias personas e instituciones que apoyaron al autor, Carlos González-Espresati García-Medall, en la realización de su investigación. Finalmente, presenta un índice de los capítulos que compondrán la tesis.

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FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS

DEPARTAMENTO DE LENGUA ESPAÑOLA

TESIS DOCTORAL:

PROBLEMAS DE MORFOPRAGMÁTICA DEL


DIMINUTIVO EN ESPAÑOL

Presentada por D. Carlos González-Espresati García-Medall


para optar al grado de doctor por la Universidad de Valladolid

Dirigida por:
Dr. D. Emilio Ridruejo Alonso y
Dr. D. Joaquín García-Medall Villanueva
A la memoria de mi madre y de mi abuela
AGRADECIMIENTOS

Me gustaría manifestar mi gratitud a todas aquellas personas que han hecho


posible el comienzo y la finalización de esta tesis. Mis primeras palabras han de ir
dirigidas a los profesores Don Emilio Ridruejo Alonso y Don Joaquín García-Medall
que se hicieron cargo de la dirección del presente trabajo y que me apoyaron en los
momentos más difíciles. Deseo también dar las gracias muy especialmente a Vesselka
Angelova Nenkova por haberme transmitido su fuerza, por su amistad y por todas las
sonrisas compartidas. A la profesora Margarita Lliteras por haberme recibido con los
brazos abiertos en Valladolid, mi segunda tierra, y por sus sabias orientaciones.

Aparte, deseo dejar constancia de mi gratitud al profesor Franz Rainer que con
tanta amabilidad me trató en mi estancia en Viena. A Gianni Cazula, Laura Feola y
Harald Stopfer por haberme ayudado a lo largo de esta estancia.

Especiales agradecimientos a Ana Puertes y Juan Carlos Mateu por ser las
personas con las que puedo contar siempre. A Jorge y Amparo por su paciencia y su
generosidad. A Luis Bautista con quien he compartido maravillosas horas de estudio en
las bibliotecas de Valencia. A Juan Luis y Javier por su amistad, su apoyo y sus
consejos sobre la vida. A Jaume y a Quela por su fe en mí. A Samuel Mountoumnjou y
al resto de mis compañeros y profesores del Departamento de Lengua Española de la
Universidad de Valladolid y de la Universidad de Valencia. A Juan por su apoyo
incondicional. A mis compañeros de trabajo y de exilio eslovaco: Rafa, Fermín, Vicky,
Alex, Luis. A Dominika Fajkišová por haberme contagiado su alegría. Al resto de mis
amigos, sin cuyo apoyo y cariño este trabajo no hubiese sido posible.

Y por supuesto, a mi abuela María del Carmen y a mi abuelo Joaquín, a quienes


dedico este trabajo en reconocimiento a sus cuidados y a sus desvelos desde el principio
de mi vida. A mi tío Manolo por compartir su alegría con todos. A mis tías María
Teresa y Delia que me han tratado siempre como a un hijo y a mis primos Pablo, Delia e
Isabel que me han tratado siempre como a un hermano.

Por último, quiero recordar a mi madre María del Carmen que amaba la vida, el
derecho y la ciudad de Castellón. Todo ese amor y ella misma viven en mí.
ÍNDICE

1.INTRODUCCIÓN  Y  METODOLOGÍA 1  
1  
1.1.  OBJETO DE ESTUDIO
2  
1.2.  HIPÓTESIS DE TRABAJO
1.3.  ESTRUCTURA DEL CORPUS INFORMATIZADO 3  

1.4.  HERRAMIENTAS INFORMÁTICAS 4  


1.5.  ESTRUCTURA DE LA TESIS 5  

2. LA  MORFOLOGÍA  Y  SUS  MODELOS  DE  ESTUDIO 9  


2.1.   INTRODUCCIÓN 9  
2.2.   ESBOZO  DESCRIPTIVO  DE  LOS  MODELOS  MORFOLÓGICOS 11  
2.2.1.   Palabra y Paradigma (PP) 11  
2.2.2.   Unidad y Orden (UO) 16  
2.2.3.   Unidad y Proceso (UP) 18  
2.3.   APORTACIONES  DE  LA  MORFOLOGÍA  NATURAL   22  
2.4.   RESUMEN   26  

3. ESTADO  DE  LA  CUESTIÓN  DEL  DIMINUTIVO  EN  ESPAÑOL 29  


3.1.   INTRODUCCIÓN. 29  
3.2.   APROXIMACIONES  AL  ESTUDIO  DEL  DIMINUTIVO 30  
3.2.1.   Antecedentes 30  
3.2.2.   El  diminutivo:  entre  el  idealismo  y  el  funcionalismo   33  
3.2.2.1.   La  tesis  idealista  de  Amado  Alonso  sobre  el  diminutivo   33
3.2.2.2.   Los  estudios  funcionalistas   34
3.2.2.3.   Debate  posterior  en  torno  a  la  postura  idealista   35
3.2.2.3.1.   Posturas  favorables  a  la  tesis  de  Alonso   35
3.2.2.3.2.   Posturas  críticas  con  la  tesis  de  Alonso   37
3.2.2.3.3.   El  funcionalismo  y  el  vínculo  entre  la  lengua  y  el  discurso   39
3.2.3.   Modelos  de  transición  (los  últimos  estructuralistas)   44  
3.2.3.1.   La  semántica  emotiva  de  Volek  (1987)   44

3.2.4.   Entre  la  semántica  referencial  y  la  pragmática   49  


3.2.4.1.   La  perspectiva  semántico–intercultural:  Wierzbicka   50
3.2.4.2.   Grandi  y  la  tipología  contrastiva  areal  de  las  lenguas  del  Mediterráneo   53
3.2.4.3.   Los  diminutivos  y  los  estudios  traductológicos   56

3.2.5.   Enfoques  pragmáticos   58  


3.2.5.1.   Modelos  basados  en  la  morfopragmática  de  Dressler  (1994)   58

3.2.5.1.1.   Críticas  de  Schneider  (2003)   63


3.2.5.1.2.   Críticas  de  Santibáñez  (1999)   64
3.2.5.1.3.   Modelos  híbridos  a  partir  de  Dresler  (1994) 64
3.2.5.2.   Modelos  basados  en  la  cortesía  interlingüística:  Sifianou  (1992)   66
3.2.5.3.   Los  diminutivos  según  la  semántica  cognitiva   71

3.2.5.3.1.   El  concepto  de  pragmatización   72

3.2.5.3.2.   El  modelo  de  Ruiz  de  Mendoza  (1995–96,  1999,  2000)  y  otras  propuestas  
afines:  Santibáñez  (1999  y  2001),  Inchaurralde  (1997),  Fradin  (2005)   83

3.2.5.3.3.   La  revisión  del  modelo  cognitivo,  Zacarías  (2006)   90


3.2.5.3.4.   El  enfoque  relevantista  de  los  diminutivos:  Merino  Ferradá  (2001)   92
3.2.5.3.5.   Combinación  de  la  lingüística  cognitiva  y  la  Teoría  de  la  Relevancia   96
3.2.5.4.   Los  diminutivos  y  su  función  en  el  discurso   98
3.2.5.4.1.   El  diminutivo  en  La  Teoría  de  la  Argumentación   99
3.2.5.4.2.   Los  diminutivos  y  la  pragmática  de  la  cortesía  
105
3.2.5.4.3.   La  morfopragmática  del  diminutivo  de  Schneider  (1999,2003  y  2013)  
118

4. EL  ESTATUTO  GRAMATICAL  DEL  DIMINUTIVO 125  


4.1 INTRODUCCIÓN  A  LA  MORFOLOGÍA  DEL  DIMINUTIVO 125  
4.2.   DERIVACIÓN  Y  FLEXIÓN 129  
4.2.1.   ¿Existe  un  subcomponente  derivativo  apreciativo?   132  
4.2.2.   Los  apreciativos  en  una  morfología  continua   139  
4.2.3.   La  apreciación,  una  categoría  aparte   141  
4.3   ESTATUTO  MORFOLÓGICO  DE  LOS  EVALUATIVOS   145  
4.3.1.   ¿Funcionan  como  núcleos  los  evaluativos?   146  
4.3.2. La  distribución  de  los  apreciativos  y  el  universal  28  de  Greenberg   150  
4.4   LAS  RELACIONES  INTERSUFIJALES  DESDE  EL  PUNTO  DE  VISTA  DE  LOS  APRECIATIVOS 157  
4.4.1.   La  reiteración  de  afijos  apreciativos  iguales   157  

4.4.2.   La  reiteración  apreciativa  con  sufijos  distintos   160  


4.4.3.   La reiteración  de  sufijos  derivativos  con  apreciativos   164  

4.5 LA  CATEGORÍA  GRAMATICAL  DEL  EVALUATIVO  Y  SU  MARCO  DE  SUBCATEGORIZACIÓN 166  

4.5.1.   La Hipótesis  de  la  Base  Única  el  cambio  de  categoría  gramatical 167
4.5.3.   Los  rasgos  del  marco  subcategorización 168  
4.6.   EL  DIMINUTIVO  EN  LOS  PREDICADOS  SINTÁCTICOS   172  
4.7.   EL  PROBLEMA  DEL  GÉNERO   178  
4.8.   SEMÁNTICA  Y  EXPRESIVIDAD   186  
4.9.   LA  LEXICALIZACIÓN  CON  SUFIJOS  DIMINUTIVOS   192  
4.9.1.   El  sistema  de  los  sufijos  cuantificadores   194  
4.9.1.1.   La  lexicalización  pura   196
4.9.1.2.   La  lexicalización  en  proceso   197
4.9.1.3.   Conclusiones  sobre  la  lexicalización   198
4.10.   RESUMEN  Y  CONCLUSIONES   200  

5. ASPECTOS  PRAGMÁTICOS  DEL  DIMINUTIVO 207  


5.1.   INTRODUCCIÓN 207  
5.2.   LA  GRAMÁTICA  COMUNICATIVA 209  
5.3.   ENTRE  LA  SEMÁNTICA  Y  LA  PRAGMÁTICA 210  
5.4.   UN  ENFOQUE  FUNCIONAL  Y  PRAGMÁTICO  DE  LA  COMUNICACIÓN 213  
5.5.   EL  PRINCIPIO  DE  COOPERACIÓN  Y  LAS  MÁXIMAS  CONVERSACIONALES 217  
5.6.   LAS  MÁXIMAS  DEL  PRINCIPIO  DE  CORTESÍA  Y  LOS  ACTOS  DE  HABLA 221  
5.7.   LA  TEORÍA  DE  LA  RELEVANCIA 226  
5.8.   IRONÍA  Y  SINCERIDAD 232  
5.9.   EL  DIMINUTIVO  Y  LA  ATENUACIÓN  EN  LOS  MODELOS  PRAGMÁTICOS 234  
5.9.1.   Los modelos pragmáticos y el diminutivo 237  
5.9.2.   Mecanismos lingüísticos de la atenuación 239  
5.9.3.   Atenuación y actos de habla 243  
5.9.4.   Atenuación e imagen 245  
5.10.   JUSTIFICACIÓN  DEL  MARCO  TEÓRICO   249  

6. INVENTARIO  DE  LOS  SUFIJOS  DIMINUTIVOS  ESPAÑOLES 251  


6.1.   INTRODUCCIÓN: 251  
6.2.   MANUALES  DE  FORMACIÓN  DE  PALABRAS 251  
6.3.   INVENTARIO  FORMAL  DE  LOS  SUFIJOS  DIMINUTIVOS 255  
6.4.   DESCRIPCIÓN  DEL  PARADIGMA  DE  LOS  DIMINUTIVOS  DEL  ESPAÑOL   256  
6.5.   REPERTORIO  DE  SUFIJOS   263  
6.5.1.   El sufijo –ito 263  
6.5.1.1.   Etimología  e  historia  del  sufijo   264
6.5.1.2.   Valores   265
6.5.1.3.   Categorías  a  las  que  se  adjunta   266
6.5.1.4.   Productividad  y  capacidad  para  la  lexicalización   267
6.5.1.5.   Distribución   268
6.5.2.   El sufijo –illo/ iello 269  
6.5.2.1.   Etimología  y  valores   269
6.5.2.2.   Valores   270
6.5.2.3.   Categorías  a  las  que  se  adjunta   274
6.5.2.4.   Productividad  y  capacidad  para  la  lexicalización   275
6.5.2.5.   Distribución   276
6.5.3.   El sufijo –ico 278  
6.5.3.1.   Etimología  e  historia   278
6.5.3.2.   Valores   278
6.5.3.3.   Categorías  a  las  que  se  adjunta   280
6.5.3.4.   Productividad  y  capacidad  para  la  lexicalización   280
6.5.3.5.   Distribución   280
6.5.4.   El sufijo –uelo 282  
6.5.4.1.   Etimología  e  historia   282
6.5.4.2.   Valores   282
6.5.4.3.   Categorías  a  las  que  se  adjunta   283
6.5.4.4.   Productividad  y  capacidad  para  la  lexicalización   283
6.5.4.5.   Distribución   284
6.5.5.   El sufijo –ete 284  
6.5.5.1.   Etimología  e  historia   284
6.5.5.2.   Valores   285
6.5.5.3.   Categorías  a  las  que  se  adjunta   286
6.5.5.4.   Productividad  y  capacidad  para  la  lexicalización   287
6.5.5.5.   Distribución   288
6.5.6.   El sufijo ino 288  
6.5.6.1.   Etimología  e  historia   288
6.5.6.2.   Valores   289
6.5.6.3.   Categorías  a  las  que  se  adjunta   289
6.5.6.4.   Productividad  y  capacidad  para  la  lexicalización   290
6.5.6.5.   Distribución   290
6.5.7.   El sufijo iño 291  
6.5.7.1.   Etimología  e  historia   291
6.5.7.2.   Valores,  bases  de  adjunción  y  productividad  y  lexicalizaciones   291
6.5.7.3.   Distribución   292
6.5.8.   El sufijo –uco 292  
6.5.8.1.   Etimología  e  historia   292
6.5.8.2.   Valores   292
6.5.8.3.   Bases  de  adjunción   293
6.5.8.4.   Lexicalizaciones  y  producción:   293
6.5.8.5.   Distribución   293
6.6.   CASOS  PARTICULARES.  SUFIJOS  DIMINUTIVOS  DE  ESTATUS  CONTROVERTIDO   293  
6.6.1.   Sufijos meramente diminutivos 294  
6.6.1.1.   El  diminutivo  –chu/ cho   294
6.6.1.2.   El  diminutivo  -­‐oco, oca   295
6.6.2.   Sufijos que comparten valores despectivos y diminutivos 295  
6.6.2.1.   El  sufijo  -­‐ucho/ ucha   295
6.6.2.2.   El  sufijo  -­‐ingo / enga   295
6.6.2.3.   El  sufijo   ato / ata   296
6.6.2.4.   El  sufijo  –ejo   296
6.6.2.5.   El  sufijo  -­‐oide   297
6.6.2.6.   El  sufijo  -­‐ojo / oja   297
6.7.   ESCALA  DE  LOS  VALORES  A PRIORI  DE  LOS  DIMINUTIVOS.   297  
6.8.   RESUMEN  Y  CONCLUSIONES   299  

7. RESULTADOS  DEL  ANÁLISIS  DEL  CORPUS 303  


7.1.   UN  MODELO  PRAGMÁTICO  FUNCIONAL  PARA  EL  ESTUDIO  DEL  SUFIJO  DIMINUTIVO 303
7.2.   LA  FICHA  DE  CORPUS  Y  LOS  ASPECTOS  ANALIZADOS 305  
7.2.1.   Tipos de corpus 306  
7.2.2.   La estructura del análisis 307  
7.2.3.   Propuesta y explicación del modelo de ficha 307  
7.2.3.1   Ejemplo   309
7.2.3.2   La  relación  entre  el  diminutivo  y  el  origen  de  los  datos   310
7.2.3.3   La  relación  entre  el  diminutivo  y  las  variables  sociopragmáticas   311
7.2.3.4   El  sufijo  seleccionado  
312
7.2.3.5   La  relación  entre  la  base  y  el  sufijo   312

7.2.3.6   La  capacidad  de  los  diminutivos  para  reiterarse  sobre  determinadas  bases   313

7.2.3.7   La  relación  entre  la  aplicación  del  diminutivo  y  la  transcategorización


314
7.2.3.8 La  relación  entre  el  diminutivo  y  los  campos  léxicos  asociativose
315
7.2.3.9   La  frecuencia  de  afijación  del  diminutivo  en  bases  con  un  marco  

de subcategorización determinado 315

7.2.3.10   La  relación  entre  el  diminutivo  y  la  conservación  o  la  alteración  del  marco    
de subcategorización de la base que afija 316
7.2.3.11   La  relación  entre  el  diminutivo  y  los  actos  de  habla 317
7.2.3.12   El  sufijo  diminutivo  y  sus  funciones   321
7.2.3.13   El  sufijo  diminutivo  y  su  ámbito  lingüístico  de  actuación   323
7.2.3.14   La  relación  entre  el  sufijo  diminutivo  y  la  imagen  social   325
7.2.3.15   Relación  del  diminutivo  con  ámbitos  macropragmáticos   326

7.2.4.   Cuestiones que se formulan en el corpus 327  


7.3.   ANÁLISIS  DEL  CORPUS:  VARIABLES  TOMADAS  DE  UNA  EN  UNA   330  
7.3.1.   Datos  estadísticos  sobre  el  total  de  los  sufijos   330  
7.3.2.   Datos  estadísticos  sobre  la  distribución  de  los  sufijos  por  sexos   336  
7.3.3.   Datos  estadísticos  sobre  la  distribución  de  los  sufijos  por  nivel  
socioeconómico 340  
7.3.4.   Datos  estadísticos  sobre  la  distribución  de  los  sufijos  en  función  de  la  
cercanía de los hablantes 342  
7.3.5.   Datos  estadísticos  sobre  la  distribución  de  los  sufijos  por el tipo 345  
el tipo de bases afijadas
7.3.6.   Datos  estadísticos  sobre  la  distribución  de  los  sufijos  por  rasgos  léxico
semánticos 351  
7.3.7.   Datos  estadísticos  sobre  la  alteración  del  marco  de  subcategorización 56  
7.3.8.   Datos  estadísticos  sobre  la eiteración 361  
7.3.9.   Datos  estadísticos  sobre  los  tipos  de  actos  de  habla  con  diminutivos 369  
7.3.10.   Datos  estadísticos  sobre  la  función  del  diminutivo   378  
7.3.11.   Datos  estadísticos  sobre  la  extensión  que  afecta  el  diminutivo   385  
7.3.12.   Datos  estadísticos  sobre  el  perjuicio  a  la  imagen 393  
7.4.   ANÁLISIS  DEL  CORPUS:  CAMPOS  CON  MÁS  DE  UN  VALOR   402  
7.4.1.   Aparición  de  más  de  un  valor  en  el  campo  tipo  de  acto  de  habla   402  
7.4.2. Aparición  de  más  de  un  valor  en  el  campo  función  del  evaluativo   406  
7.5.   ANÁLISIS  DEL  CORPUS:  VARIABLES  EN  CONTRASTE   411  
7.5.1.   El tipo de diminutivo y la categoría de la base 411  
7.5.1.1   Relación  entre  el  tipo  afijación  diminutiva  y  su  función   411
7.5.1.1.1   El  sufijo  –ito  y  sus  variantes   411
7.5.1.1.2   El  sufijo  –illo  y  sus  variantes   413
7.5.1.1.3   El  sufijo  –ete  y  sus  variantes   415
7.5.1.1.4   El  sufijo  –ín  y  sus  variantes   416
7.5.1.1.5   El  sufijo  –ico  y  sus  variantes   418
7.5.1.1.6   El  sufijo  –eja  y  el  sufijo  -­‐iña   418
7.5.1.1.7   UU.FF,  repeticiones  y  formas  recursivas   419
7.5.1.2   Relación  entre  el  tipo  de  diminutivo,  categoría  de  la  base  y  función 422
7.5.1.3   Relación  entre  base  sufijada  y  actos  de  habla   428
7.5.1.3.1   El  sufijo  –ito  y  sus  variantes   428
7.5.1.3.2   El  sufijo  –illo  y  sus  variantes   431
7.5.1.3.3   El  sufijo  –ín  y  sus  variantes   433
7.5.1.3.4   El  sufijo  –ete  y  sus  variantes   433
7.5.1.3.5   Otros  sufijos   434
7.5.1.3.6   UU.FF,  repeticiones  y  formas  recursivas   434
7.5.1.4   Relación  base  sufijada  y  actos  de  habla  (macrovalores).   438
7.5.1.4.1   El  sufijo  –ito  y  sus  variantes   438
7.5.1.4.2   El  sufijo  –illo  y  sus  variantes   441
7.5.1.4.3   El  sufijo  –ete  y  sus  variantes   442
7.5.1.4.4   El  sufijo  –ín  y  sus  variantes   442
7.5.1.4.5   Otros  sufijos   442
7.5.1.4.6   UU.FF,  repeticiones  y  formas  recursivas.   443
7.5.1.4.7   Conclusiones   444
7.5.1.5   Relación  entre  base  sufijada  y  transcategorización.   447
7.5.1.6   Relación  entre  base  sufijada  y  reiteración   450
7.5.1.7   Relación  entre  bases  con  reiteración  y  valores  de  los  diminutivos   454
7.5.1.8   Relación  entre  sufijación  diminutiva  y  alteración  del  marco    
de subcategorización de las  bases   458
7.5.1.9   Relación  entre  bases  sufijadas,  sexo  y  nivel  sociocultural   465
7.5.1.9.1   Distribución  de  los  campos  sexo  y  nivel  sociocultural   465
7.5.1.9.2   Distribución  de  los  tipos  de  bases  más  empleadas  en  función  
del sexo y el nivel sociocultural   466
7.5.1.9.3   Distribución  de  los  tipos  de  actos  de  habla  más  empleados  en  función  
del sexo y  el  nivel  sociocultural   469
7.5.1.9.4   Distribución  de  la  función  del  evaluativo  en  función  del  sexo  y  el  nivel  
del sexo y el nivel sociocultural   476
7.5.1.9.5   Distribución  del  perjuicio  a  la  imagen  social  en  función  del  sexo  y  del  nivel  
del sexo y el nivel sociocultural   481
7.5.1.10   Relación  entre  el  tipo  de  acto  de  habla  con  diminutivo  y  el  campo  asociativo   487
7.6   APÉNDICE:  EJEMPLOS  DEL  CORPUS   491  
7.6.1   CORPUS VAL.ES.CO 491  
7.6.2   Corpus Espresati. 588  

8. CONCLUSIONES 613  
8.1.   CONCLUSIONES TEÓRICAS 613
8.2.   CONCLUSIONES DESCRIPTIVAS SOBRE EL CORPUS 616  

BIBLIOGRAFÍA   643  
1 INTRODUCCIÓN Y METODOLOGÍA

1.1 Objeto de estudio


En el presente trabajo se estudia un elemento lingüístico que posee importantes
vínculos con distintos niveles de la gramática, el sufijo diminutivo. Por un lado, en su
dimensión formal el sufijo es un elemento perteneciente más bien al ámbito de la
formación de palabras, por otro lado, en lo que hace a su función, el sufijo, tiene
relación con un conjunto de fenómenos lingüísticos que han recibido, entre otras,
denominaciones como disminución, evaluación o apreciación. Nuestro objetivo es
definir el concepto de lo que es un diminutivo y determinar su función en diferentes
ámbitos del lenguaje, particularmente la conversación coloquial. Esta tesis toma como
base de su análisis parte del corpus y de los aspectos estudiados por el Grupo Val.Es.Co
en las que se está estudiando el español coloquial para desarrollarlos también mediante
líneas de trabajo personales y un corpus propio.

La necesidad de explicar la naturaleza múltiple del diminutivo ha supuesto la


proliferación de muchos trabajos que manejan una terminología diversa (partículas
patemáticas, diminutivos, aminoradores, evaluativos, alterativos, apreciativos, etc.).
Más aún, la etiqueta del diminutivo se ha vinculado a diversos aspectos relativos al
ámbito del discurso oral y su idiosincrasia, según subraya Albelda (2004:15), al aludir a
elementos como el énfasis, la expresividad, la afectividad, el realce, la ponderación, la
superlación o el relieve. Se impone, pues, la necesidad de encontrar un acuerdo relativo
a todas estas formas. Para dar cuenta del fenómeno del diminutivo repasaremos la
bibliografía escrita sobre el tema valorándola desde una perspectiva pragmática.
En el trabajo se tratará de dar cuenta de las utilidades del diminutivo como
mecanismo en las distintas situaciones comunicativas y aplicaremos un análisis
conversacional en relación con distintos aspectos: categorías gramaticales, niveles
lingüísticos (morfológico, morfosemántico, pragmático, …), fenómenos discursivos y
pragmáticos (actos de habla, teorías griceanas y postgriceanas, funciones
comunicativas) y, también, aspectos retóricos (argumentación y cortesía estratégica y
social, imagen social y aspectos de regulación conversacional).

1.2 Hipótesis de trabajo

La mayor parte de los estudios relativos al diminutivo se han aproximado a su


estudio desde una perspectiva formal, estilística o semántica. Los que han centrado su
interés en las cuestiones formales, se han especializado, por lo común, los interfijos que
afectan a los diminutivos más productivos: –ito, -ico e –illo. En este trabajo trataremos
estas cuestiones de una manera más marginal. Las cuestiones estilísticas y semánticas sí
se tienen en cuenta en la medida en que se entrecruzan con los aspectos pragmáticos. En
general, se ha considerado dentro de estos estudios la interpretación del valor de
disminución aunque, tradicionalmente, pocos trabajos van más allá de la descripción de
su formación y algún dato semántico escaso.

Partimos de la premisa de que la disminución no ha sido definida de una manera


suficientemente rigurosa. Tal vez por este motivo se ha utilizado para dar cuenta de
realidades lingüísticas muy distintas. Se hace imprescindible adoptar una perspectiva de
análisis comunicativa que integre la disminución como una categoría o mecanismo
pragmático según lo enuncia Briz (1995, 1997, 1998, y 2003). Así será posible dar
cuenta tanto del tipo de estructura lingüística del que se habla como del contexto en el
que aparece y de los aspectos discursivos en los que se involucra, es decir, la
negociación en la comunicación. En este sentido la disminución vincularía la forma
lingüística del sufijo diminutivo con una determinada manera de interpretar un texto,
explica Briz (1998:106).

2
La metodología que hemos seguido tiene mucho que ver con la manera en que se
plantea el proceso de reconocimiento de formas atenuadas en actos de habla en Albelda
(2010:50). Hemos tenido en cuenta los dos niveles de análisis que propone la autora, el
del contenido proposicional y el de la fuerza ilocutiva. Los problemas fundamentales
residían en desambiguar el significado de los diminutivos del texto, en particular si su
función era de atenuación o de intensificación. Como se afirma en Albelda y Cestero
(2011:11) el estudio de una categoría pragmática o de un mecanismo pragmático precisa
de su contexto de emisión para ser analizado. Mediante el análisis de un corpus
discursivo el investigador cuenta con un suficiente contexto interaccional y puede
interpretar con garantías las circunstancias y los rasgos situacionales básicos. Cuantos
más datos se tienen en cuenta, mayor es la posibilidad de recuperar la auténtica
intención del hablante. Para ello se diseñó una ficha de trabajo. En nuestro corpus
hemos tenido operado con dos bloques diferenciados que atienden a la separación
estudiada por Moreno Cabrera (2013:50-54) entre lengua natural y lengua cultivada.

1.3 Estructura del corpus informatizado

En primer lugar, se elaboró una base de datos para almacenar cada caso con
diminutivo. Para analizar cada ejemplo se confeccionó un formulario de introducción de
datos en el que cada apartado fue poblándose de datos sucesivamente. Para cada caso se
asignó un código único de identificación con los datos pertinentes para el análisis
posterior. El resultado final, como hemos explicado más arriba, ofrece una tabla que
contiene 500 ejemplos, 250 pertenecientes al corpus Briz y 250 pertenecientes al corpus
Espresati. Como decíamos el corpus analizado se divide en dos bloques, en el primero
se tratan 250 ejemplos extraídos del Corpus de conversaciones coloquiales (2002) del
grupo Val.Es.Co. que se corresponderían con la definición de lengua natural empleada
por Moreno Cabrera (2013). Los 250 ejemplos restantes de nuestro corpus provienen de
distintos tipos de fuentes, entre las que destaca, la de los ejemplos extraídos del lenguaje
periodístico escrito que se ajustaría a la definición de Moreno Cabrera de lengua
cultivada. Los parámetros de la ficha informática diseñada se corresponden grosso
modo con los siguientes apartados:

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Situación comunicativa: fuente, temática, registro, modalidad textual, propósito
funcional predominante.
Datos sociopragmáticos: edad, sexo, nivel sociocultural.
Tipo de sufijo: sufijo seleccionado por la base, recursividad.
Datos morfosemánticos de la base: campo semántico, categoría gramatical, marco
de subcategorización.
Datos pragmáticos: tipo de acto de habla, función pragmática del sufijo, nivel de
interacción pragmática del sufijo, imagen de los hablantes, situación macropragmática.

El trabajo con la tabla de datos posee un cometido doble. Por un lado, opera como
plataforma para la elaboración del informe o listado en el que están contenidos todos los
ejemplos. Gracias a la introducción de los datos en esta tabla ha sido posible,
posteriormente, mecanizar la generación del informe donde consta el detalle de todos
los ejemplos, con su categorización particular. Además, esta tabla de datos ha servido de
base para el análisis estadístico. Ante la magnitud de los distintos tipos de análisis y
para facilitar la introducción y la consistencia de los datos fue necesaria una
transformación de datos que procesó los campos que contenían valores múltiples para
convertirlos en valores simples.

Tras la transformación de la base de datos de los ejemplos a una estructura que


resultase apta para el análisis estadístico, esta información se suministró como origen en
una herramienta de cálculo y generación de gráficos. Con los datos debidamente
configurados, se generaron tablas dinámicas (también conocidas como ‘tablas de
pivote’) que sirvieron como origen para la generación de los gráficos que se muestran
en el capítulo séptimo y en los anexos.

1.4 Herramientas informáticas

Para desarrollar la metodología explicada en el punto anterior, se han empleado


las siguientes herramientas:

Para la tarea de introducción de datos y elaboración del informe con los ejemplos
se ha empleado Microsoft Access 2010.

4
Para la tarea de transformación de datos previa al análisis estadístico se ha
empleado la herramienta Pentaho Data Integration Services
(http://www.pentaho.com/product/data-integration).

Para la tarea de análisis de datos y generación de gráficos se ha empleado


Microsoft Excel 2010.

Las herramientas más populares para trabajar con datos y para la realización de
tareas de cálculo son Microsoft Access y Excel 2010. Aunque existen herramientas más
específicas y de mayor alcance en el ámbito del análisis estadístico, dados nuestros
intereses, las herramientas de la suite MS Office de Microsoft resultaban de suma
utilidad. La selección de Pentaho Data Integration se realizó en base a su carácter de
herramienta con licencia de código abierto. Se trata de una herramienta sin coste
económico que se puede descargar libremente de Internet. Cumple perfectamente con la
tarea y permite trabajar con orígenes de datos provenientes de bases de datos MS
Access, así como volcar información en un formato apto para MS Excel.

1.5 Estructura de la tesis

Este trabajo consta de ocho capítulos. En los primeros cinco capítulos se realiza
una revisión de los diferentes estudios llevados a cabo sobre el diminutivo desde
diferentes perspectivas de análisis. En ellos se presenta el estado de la cuestión actual
relativo a los estudios sobre el diminutivo. Además, se discute la cuestión de la
disminución desde un punto de vista semántico y formal, enfoques dominantes a lo
largo de la bibliografía. En los últimos tres capítulos se realiza propiamente el análisis
del fenómeno lingüístico que constituye el diminutivo y se presentan las conclusiones
finales.

En el capítulo segundo se lleva a cabo tanto un repaso sucinto relativo a las


diferentes definiciones sobre el concepto de morfema como de los diversos mecanismos
de formación de palabras en las principales teorías morfológicas. Siempre que ha sido

5
posible se han revisado, en estos trabajos de corte general, las principales
consideraciones acerca de los sufijos diminutivos.

En el capítulo tercero se realiza un repaso histórico de las principales aportaciones


bibliográficas relativas a conceptos, en ocasiones empleados como sinónimos, tales
como disminución, apreciación o la evaluación. Hemos intentado clasificar estos
trabajos tanto desde un punto de vista cronológico como en relación con el tipo de
perspectiva de análisis o de las ideas que aportan al estudio del diminutivo. Hemos
tenido en cuenta si los estudios pertenecían a escuelas diferentes (estructuralismo,
cognitivismo) o a diversos puntos de vista más o menos aplicados como la lexicografía,
la traducción o el contraste intercultural.

En el capítulo cuarto nos hemos centrado en los problemas de naturaleza


principalmente formal que afectan a los diminutivos, aunque es evidente que estas
cuestiones entroncan con aspectos semánticos a los que no se puede dejar de aludir. Por
ejemplo, en este apartado tienen cabida aspectos como la posición que ocupa el sufijo
diminutivo en el interior de los mecanismos de derivación, la recursividad, las
cuestiones que afectan al marco de subcategorización y el vínculo entre las cuestiones
formales y los diferentes estadios de lexicalización que pueden afectar al sufijo. En
relación con todas estas cuestiones hemos intentado ofrecer una definición de lo que
consideramos que es un diminutivo atendiendo a la interacción entre lo formal y lo
semántico para discutir su localización en el componente morfológico.

En el capítulo quinto se ofrece una descripción general del sufijo, una detallada
nómina de los mismos acompañada de un comentario etimológico y una explicación de
las relaciones concretas de cada uno de ellos con sus bases de afijación, los principales
valores que adopta y su distribución dialectal y social. Además, se ofrece una nota
mínima con algunos de sus ejemplos vinculada, en general, a los principales manuales
de formación de palabras en los que se mencionan los procesos de formación del
diminutivo.

Los capítulos a los que hemos hecho referencia más arriba han preparado el
camino para poder llevar a cabo la propuesta de análisis y el estudio mismo del corpus
seleccionado en los capítulos sexto, séptimo y octavo. Así pues, en el capítulo sexto

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presentamos las bases pragmáticas que van a ser primordiales para llevar a cabo nuestro
análisis pragmático y funcional. Además, proponemos un modelo de ficha de análisis y
explicamos sus diferentes apartados.

En el capítulo séptimo se lleva a cabo la interpretación de los datos tras la


inserción de los mismos en el programa informático y se analizan sus repercusiones con
respecto a los resultados de los datos de empleo del diminutivo de trabajos anteriores de
la bibliografía. El capítulo se divide en diferentes apartados que dependen de la cantidad
de datos cruzados. Evidentemente, nos hemos detenido en los datos que eran más
interesantes para nuestro objeto de estudio, los datos pragmáticos. Así pues, hemos
prestado una principal atención al tipo de relación entre el acto de habla, la función del
diminutivo y el tipo de sufijo. Además se ha llevado a cabo el análisis de otros aspectos
de tipo morfosemántico y sociopragmático, aspectos sobre los cuales también se ofrecen
interesantes comentarios.

Por último, en el capítulo octavo se muestran los resultados de esta tesis. Por un
lado, explicamos cómo se produce el giro de lo dimensional a lo pragmático, por otro,
aclaramos el modo en que el valor normativo y marcado del sufijo sufre una
especificación que le capacita para aportar valores relacionados con la postura del
hablante. Además, en este capítulo se lleva a cabo una síntesis de los datos estadísticos
que arroja nuestro corpus según los cuales, -ito no es solo el sufijo diminutivo más
productivo sino que, además, sus funciones son prioritariamente pragmáticas y en su
mayor parte de tipo colaborativo.

7
2 LA MORFOLOGÍA Y SUS MODELOS DE
ESTUDIO

2.1. Introducción

El presente trabajo se centra en el estudio y análisis de los sufijos diminutivos.


Estos sufijos forman parte del ámbito de la palabra y su estructura. Por este motivo,
parece razonable, en primer lugar, abordar de modo sucinto el estudio de la palabra y su
estructura desde el punto de vista de la morfología.

Los hablantes podemos explicar intuitivamente lo que es una palabra. La


morfología es, en palabras de Aguirre (2013:21), una parte esencial de la gramática
íntimamente vinculada con el resto de sus componentes (fonológico, sintáctico y
semántico) puesto que la palabra está en la base de todos ellos. Según Pena (1990:5), la
morfología se encarga del estudio de la estructura de la palabra, de la delimitación de
los criterios de relación de las “unidades de contenido que integran el contenido global
convertido en significado de signo con las unidades de la expresión que integran la
expresión global convertida en significante de signo” en el seno de la misma palabra.
Así pues, la estructura interna de la palabra no tiene por qué coincidir con su estructura
secuencial. Desde Hokett (2000[1954]) se acostumbra a distinguir tres modelos Unidad
y Orden (UO), Unidad y Proceso (UP) y Palabra y Paradigma (PP), utilizados en la
lingüística estructural como técnicas del análisis morfológico.

El modelo (UO) proviene de los postulados establecidos por Bloomfield relativos


a los procedimientos, revisiones y reformulaciones del análisis morfémico. El modelo
(UP) en su versión inicial, se refiere a los aspectos de morfología generativa (primera
formalización de UP) y una reinterpretación de los procesos morfofonémicos como
reglas fonológicas y, la morfología generativa como componente léxico relativamente
autónomo con objetivos, reglas y principios específicos. En lo que respecta al modelo
(PP) podemos decir que posee características más distintivas y que se desarrolló en el
marco de la gramática generativa en lo que hoy se conoce como Palabra y Paradigma
Modelo Ampliado (PPA).

En la actualidad, según refieren Giraudo y Voga-Redlinger (2007:108), la mayoría


de los psicolingüistas explican el papel principal de la información morfológica en
relación con el acceso al léxico y al lexicón mental como un proceso de composición de
unidades lingüísticas concretas (unidades ortográficas, fonológicas, morfológicas y
semánticas). Fortín (2011:4) afirma que la mayor parte de las teorías morfológicas
actuales, tanto las estructuralistas como las generativistas, se basan en el morfema.
Según estos postulados el lenguaje posee solo un tipo de unidad significativa mínima, el
morfema, que incluye todos los ítems subléxicos (raíces y afijos). Se trata del morfema
según lo definió Sausseare en pares, uno a uno, de significados y significantes. Toda la
morfología está contenida en el lexicón. Las teorías que se basan en la palabra abogan
por la separación principal de la afijación, vista como el output de operaciones
puramente morfológicas, de las características semánticas que indican. Para Fortin
(2011:8) las teorías basadas en el lexema separan estrictamente la forma morfológica y
el significado. La morfología expresiva, dice este autor, disuelve esta separación
permitiendo la asociación directa entre ambos.

Aunque la morfología expresiva se ha estudiado tanto desde el punto de vista de


las teorías basadas en el morfema como de las basadas en el lexema, no ha dejado de
generar problemas. Por ejemplo, en el ámbito del generativismo, la morfología
expresiva se resistía a ser estudiada como reglas de estructuras de frase, o no cumplía
las condiciones del núcleo a la derecha (en el caso de los diminutivos). Sin embargo,
según Gambino (2010) el enfoque sintáctico del Programa Cartográfico (1989) sí que
puede aplicarse a la explicación de la morfología derivativa expresiva como resultado
de operaciones sintácticas. Este autor concibe todo elemento morfológico como un
elemento sintáctico de modo que los morfemas funcionales pueden explicarse como
proyecciones funcionales mientras que los morfemas léxicos se pueden representar en la
sintaxis mediante proyecciones léxicas.

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En cuanto a las teorías basadas en el lexema, explica Fortin (2011:16) que la
morfología expresiva no exhibe los tipos de falta de correspondencia que justifican su
existencia. La morfología expresiva cuestiona que los morfemas sean modificaciones
gramatical y semánticamente vacías de las raíces (que a su vez son representaciones
fonéticas de los lexemas). Para Fortin (2011:17) sucede más bien lo contrario, los afijos
expresivos se comportan como signos con significado semántico y gramatical.

2.2 Esbozo descriptivo de los modelos morfológicos


En lo que sigue, realizaremos una breve descripción de los principales modelos de
análisis en morfología como medio para referir los principales aspectos que afectan al
estudio de la definición de este campo de la lingüística: las unidades de análisis, los
tipos de morfemas, los tipos de procesos morfológicos.

2.2.1. Palabra y Paradigma (PP)

Este modelo de herencia grecolatina se centra en el estudio de la morfología


flexiva y fue revitalizado por Robins (1959). La palabra es la unidad básica aunque no
la mínima lo que facilita el análisis. Agrupa las palabras variables en paradigmas para
describir las relaciones de oposición que se dan entre ellas. Las palabras flexivas son,
por un lado, exponentes de las relaciones de la sintaxis y, por otro, de los paradigmas
morfológicos al estar constituidas por temas y afijos flexivos. El paradigma establece
las oposiciones gramaticales y en él la palabra se toma como un todo que identifica las
categorías gramaticales. El contenido gramatical de una forma se define en función del
lugar que ocupa en el paradigma. No existe una correspondencia necesaria entre
propiedades categoriales y morfos. En cuanto al término palabra, se utiliza para designar
la representación fonológica, la representación gramatical (comías) y la estructura
subyacente a la representación gramatical (comer). Por otro lado, hay que distinguir
entre las dimensiones de un paradigma (categoría morfosintáctica: número) y los
términos que se oponen en su interior (propiedad morfosintáctica: singular / plural).

11
Los segmentos fonológicos que se identifican con las propiedades
morfosintácticas se denominan exponentes. La representación de la palabra se hizo en
un primer momento mediante la descripción de su forma fonológica y más tarde
describiendo la aplicación de cada proceso morfológico en función de las propiedades
morfosintácticas de cada palabra. Las ventajas de este sistema consisten en que el
análisis morfémico se simplifica si se toma la palabra como unidad puesto que no es
preciso describir el morfo como segmento discreto e identificador en vinculación uno a
uno con el morfema. Así se evita la ambigüedad de la homonimia entre morfos, la
superposición (la –o en amo es el exponente del número, la persona, el tiempo y el
modo) o fusión (en la -i de los exponentes –is e –i en decís) entre morfos, la ausencia de
alguna posición o lo contrario, la acumulación de morfemas (el exponente –s en comes
se refiere al número y la persona), la presencia de dos o más morfos asignables a un
solo morfema (los exponentes de pasado he e –ido en he comido).

El modelo fue desarrollado por Matthews, Anderson y Hammond en el Palabra y


Paradigma Ampliado a partir de la gramática generativa. Matthews utiliza un conjunto
de reglas para determinados segmentos. El modelo extendido diferencia derivación y
flexión y los asigna a distintos componentes. La flexión forma parte del componente
fonológico pero se distingue de las reglas fonológicas en que asigna propiedades
morfosintácticas por lo que la morfología flexiva relaciona, en este modelo, los
componentes sintáctico y fonológico. Este modelo se distingue del modelo Unidad y
Proceso (UP) en que como, explica Morant (1994:143), “cualquier propiedad de la
palabra puede activar un número indeterminado de procesos sucesivos dentro de la
misma derivación”. Robins (1964:254-5) considera que un morfema es una unidad
gramatical mínima. Los morfemas como cat-s, son elementos gramaticalmente
significativos. Por otro lado los morfemas se delimitan en la lengua comparando las
formas de las palabras entre sí y observando las piezas que se repiten en ellas al
componerlas.

Una aportación particular del modelo Palabra y Paradigma (PP) es el modelo de


Bybee (1985, 1988) que explica que las RFP del modelo Unidad y Proceso (UP) no
logran explicar los diferente tipos de relación que se dan entre los miembros de un
paradigma lingüístico como el tipo de productividad. Tampoco puede explicar de qué
manera las palabras ya existentes influyen en las nuevas como el hecho de que las

12
formas no marcadas son más genéricas y más frecuentes y por tanto las que se aprenden
primero y se utilizan como modelo para crear las más marcadas. Este modelo tampoco
explica, entre otros problemas, por qué la irregularidad afecta más a las formas no
marcadas. Bybee (1985, 1988) desarrolla un modelo PP, basado en el análisis del
cambio lingüístico a partir del contraste y la adquisición de lenguas y los universales
lingüísticos que tienen en cuenta la forma en que los hablantes adquieren y organizan el
léxico. Las reglas morfológicas se conciben como representaciones teóricas de las
conexiones entre las palabras. La organización de estas conexiones se lleva a cabo,
según Bybee (1985), mediante los principios psicolingüísticos de fuerza léxica y
conexión léxica.

El autor trata de demostrar que los morfemas 0 (sheep oveja/ovejas) y otros


problemas de los modelos descriptivos anteriores no son totalmente arbitrarias. Para ello
propone, por ejemplo, que el grado de fusión morfofonológica entre un afijo y una raíz
se correlaciona con el grado de relevancia semántica que existe entre ambos, esto es, el
alcance con el que el significado de un afijo afecta directamente el significado de la raíz.
Así pues, la flexión y la derivación constituyen categorías morfológicas con alta
relevancia semántica que se diferencian en el grado y la jerarquía. Mientras que la
flexión tiene una generalidad de aplicación para las palabras de las clases que pueden
recibirla, la derivación se restringe en función del significado. Los afijos producen un
cambio semántico y cuanto mayor sea este más cae dentro del grupo derivativo
(1985:5).

Para esta autora, la morfología derivativa supone una etapa de transición entre la
expresión léxica y la flexiva (1985:82), puesto que solo el criterio de obligatoriedad de
los procesos flexivos proporciona una separación discreta entre estos últimos y los
derivativos. Estos 3 tipos expresivos no constituyen categorías discretas sino que son
marcas de un continuum. La Morfología Derivativa se encuentra entre la expresión
léxica y la flexiva. La expresión derivativa se parece a la léxica en que los morfemas
derivativos están, generalmente, restringidos en su aplicación e idiosincrasia formativa o
en su significado. Se parece a la flexión en que dos distintos morfemas se combinan en
una sola palabra. Entre la expresión flexiva y la sintáctica hay varios tipos de unidades
que tienen propiedades de morfemas gramaticales (pertenecen a clases cerradas y
aparecen en posiciones fijas) pero que no tienen límites en cualquier elemento léxico, y

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por eso no son flexivos (clítico de objeto en español, partículas auxiliares). Estos
elementos gramaticales libres se parecen a la flexión en el hecho de que son conjuntos
contrastivos obligatorios en ciertos entornos y poseen restricciones posicionales, pero
no están limitados por temas léxicos y en este sentido parecen expresiones perifrásticas.
La expresión de estos tipos forma un continuo que va del tipo con los medios de
expresión más altamente fusionado (expresión léxica), al que posee los medios de
expresión menos fusionado (expresión sintáctica o perifrástica):

[Léxica-----derivativa-----flexiva------gramaticales libres-----sintácticas] (1985:12)

Los procesos derivativos son más propensos a las restricciones léxicas (en su
dominio semántico, fonológico o sintáctico) en su aplicación que los flexivos. Por otro
lado, las categorías flexivas deben tener generalidad léxica: si una categoría es exigida
por una estructura sintáctica, entonces debe haber un exponente de esa categoría para
cualquier elemento léxico que se adecua a ese espacio. Esto no quiere decir que
cualquier expresión de una categoría flexiva sea regular o productiva (sino que debe
haber siempre algún mecanismo para formar el tiempo pasado, p.e.) Cuanto más general
es un proceso morfológico, más flexivo parece. Por ello algunos sufijos
adverbializadores del inglés como –ly, que posee generalidad léxica y que es aplicable a
cualquier adjetivo, están más cerca de las clases flexivas que otros elementos
derivativos menos generales (1985:84). Podría ser que el principio de la
transcategorización como un factor derivativo fuera, pues, falso. O bien, que el criterio
de la generalidad no distinga claramente entre derivación o flexión. Incluso cuando la
flexión no es general debe tener al menos un tipo de formación productiva. Esto no es
necesario en el caso de la derivación (1985:85).

Los procesos derivativos, son altamente relevantes y no se construyen nuevas


formas si existen ya formas previas por eso, la división léxica es más frecuente en la
derivación (terrible-aterrorizado), en la flexión es atípica pero existe (work / wrought
fue suprimido por worked y se especializó en otros significados). La frecuencia, la
distancia fonológica y semántica determinan la autonomía de una forma respecto de su
base. Los afijos derivativos ocurren más cerca de la raíz o la base que los flexivos
(Greenberg 1966: Universal # 28). Los afijos derivativos más relevantes aparecerán
más cerca de la base verbal. Para Bybee (1985) todos los procesos morfológicos se

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ordenan en un continuo en el que los sufijos más generales (-ly, -ing), y que a penas
producen un pequeño cambio en el significado, son siempre los últimos en la palabra.

El problema principal en la representación morfológica es que la morfología se


encuentra a medio camino entre la sintaxis y el lexicón. Sabemos que los hablantes son
capaces de combinar nociones semánticas concatenando unidades lingüísticas, y que
pueden aprender de memoria y almacenar miles de distintas unidades lingüísticas en su
lexicón mental (1985:111). La cuestión radica en cuál es el método que se emplea en la
producción de palabras morfológicamente complejas, el memorístico o el combinatorio.
El aprendizaje memorístico es necesario para aprender formas supletivas o irregulares.
Por su parte el combinatorio es incuestionable para explicar las reglas morfológicas
productivas y regulares que originan formas que no se pueden haber aprendido de
memoria. Bybee (1985:116) propone abandonar esta distinción binaria de pensar en el
almacenamiento y trata el problema como un asunto psicológico. Con dos propuestas:
1) cada vez que el hablante o el oyente procesa una palabra, afecta al lexicón
fortaleciendo su representación del ítem léxico; 2) cada ítem introducido en el lexicón
tiene un enorme número de distintos tipos de relaciones o conexiones con otros ítems
léxicos. Antes que preguntarnos por las palabras que están en el lexicón, se cuestiona
acerca de la fuerza léxica y sus conexiones léxicas.

La conexión léxica entre los términos de una lengua depende de los rasgos
semánticos y fonológicos que compartan. En función de estas relaciones los términos se
agrupan en patrones cuya cantidad y generalidad indica si su productividad es alta o no.
Para Bybee (1985:132) una regla es productiva cuando se da en muchos elementos
léxicos, aunque su frecuencia sea baja, y no lo es tanto si aparece en pocos elementos
con mucha frecuencia. Además, cuantas más veces se repite un patrón y cuanto más lo
hace en una clase productiva, más se refuerza.

El lexicón de un hablante es el conjunto de patrones mediante los que ordena su


conocimiento lingüístico. Para Bybee el lexicón es algo dinámico, las formas más
empleadas ganan fuerza léxica (autonomía y frecuencia) y las menos utilizadas la
pierden (1985:118). Cada vez que una palabra es oída y producida deja una leve marca
en el lexicón que incrementa su fuerza léxica. Para que la marca tenga éxito, algún ítem

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del proceso debe estar relacionado con una palabra almacenada de modo semántico o
fonológico.

Esta teoría permite, al tomar la palabra como un todo, explicar tanto la estructura
interna como las relaciones entre las palabras de forma que se pueden identificar
segmentos fonológicos al margen de lo semántico y viceversa con lo que se solventan
muchos de los problemas derivados de las teorías basadas en la correlación entre morfo
y morfema. El modelo intenta predecir las propiedades generales de las representaciones
léxicas, el nivel de relación entre las palabras, la generación de formas análogas; y
también trata de dar cuenta de la irregularidad y el supletismo (bueno / mejor) en las
formas más frecuentes.

2.2.2. Unidad y Orden (UO)

El concepto de morfema, el de distribución y las reglas de análisis y generación


provienen de los gramáticos hindúes y fueron tomados por la lingüística distribucional
en el estructuralismo americano (Nida 1949; Harris 1951; Hockett 2000 [1954]) de los
años 40 y 50 que concibe que los constituyentes últimos de todo enunciado son
morfemas. Así pues, el análisis lingüístico consiste en descomponer el enunciado hasta
llegar a delimitar las unidades significativas mínimas o morfemas. Las representaciones
fonémicas de los morfemas que son significativas mínimas y recurrentes se denominan
morfos. Las relaciones que mantienen los morfemas (y sus morfos) en el interior de la
palabra son lineales. Por ejemplo, en la palabra mesas se da una relación lineal entre los
morfemas mesa y plural que se corresponde con los morfos /mesa/ y /s/, a cada
morfema le corresponde un morfo.

En primer lugar es preciso delimitar los morfemas y después explicar cuál es su


distribución en el enunciado. Para ello hay que segmentar los morfemas, agrupar los
alomorfos y describir y clasificar las alternancias fonémicas entre alomorfos.
Bloomfield describe los morfemas a partir de los segmentos comunes en enunciados
diferentes. Se asume que estas partes comunes poseen un significado constante lo que
implica recurrencia en el discurso y biunivocidad entre forma y significado. Las formas

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pueden ser simples (irreductibles) o complejas, y pueden ser ligadas o libres según
puedan aparecer aisladas o no. Las formas complejas responden a una serie de rasgos
gramaticales que indican su orden, los taxemas.

El análisis morfémico tiene dos partes. La primera consiste en delimitar los


morfemas (segmentar la forma, agrupar los morfos con el mismo significado, organizar
las diferencias entre los alomorfos), la segunda en describir la estructura de la unidad
compleja. Hay que clasificar las unidades y hacer explícitos sus contextos de aparición
en función de los criterios de distribución. En principio, los morfos son segmentos
fonémicos mínimos recurrentes con un significado constante. En algunos casos, hay
segmentos en formas complejas que parecen no tener un significado constante como
cran- en cranberry. Sin embargo, si el resto de los segmentos son morfos, la forma
restante se denomina morfo de distribución única y es también, por tanto, un morfo. Los
morfos con forma distinta y un significado común se agrupan en un mismo morfema
aunque deben aparecer en entornos distintos (distribución complementaria,
condicionada fonológicamente: -s y –es) y esa aparición debe ser correlativa con la del
morfo único de otro morfema. Cuando el hablante puede elegir entre dos morfos con
idéntico significado como /can/ y /perr-/ se dice que están en variación libre, según
Hockett (2000[1954]).

La relación entre morfos y morfemas es siempre secuencial, emparejados en una


correspondencia de uno a uno. El resultado es una lista de morfemas con sus alomorfos
como representantes. Las diferencias fonémicas entre los alomorfos se determinan en
función de su diferencia fonémica, de su contexto de aparición y de los morfemas que
aparecen en la misma alternancia. Los alomorfos completamente distintos son casos de
supletismo (bueno / mejor). El dominio de una alternancia lo constituyen el conjunto de
morfemas en el que aparece. Este modelo es muy adecuado para lenguas aglutinantes,
como el turco, en las que los afijos se yuxtaponen mecánicamente, pero no en las
flexivas en las que la relación entre morfo y morfema se obscurece cuando los afijos se
fusionan o se producen cambios internos en la raíz de la palabra.

El morfo cero /Ø/ sirve para dar cuenta de los casos en los que al segmentar los
morfemas hay una posición sin segmento fonémico como en la expresión del singular
del morfema CASA o cuando la misma forma fonémica puede representar tanto

17
singular como plural VIRUS. Esto hace que un morfo /Ø/ pueda representar en el caso
de VIRUS tanto el morfo de singular como el de plural, lo cual es incongruente. Por
este motivo se impusieron unas reglas para restringir su empleo: no debe usarse cuando
sea el único alomorfo del morfema como en el singular de CASA ni en las formas
flexivas como VIRUS en las que no hay una oposición morfémica en la posición
correspondiente. Esta interpretación tampoco es satisfactoria y genera otros problemas.

Este modelo tiene problemas con los morfos acumulativos (/–o/) y los morfos
superpuestos (/au/), ya que suponen la asignación de dos o más morfemas a un solo
morfo (morfo portmanteau) como en cant-o forma en la que los morfemas de modo,
tiempo, número y persona se expresan simultáneamente en el morfo /–o/. Es necesario,
no obstante, que en otros contextos estos morfemas aparezcan separados y que este
morfo no esté en distribución contrastiva con los otros dos. Hay otros problemas como
los morfos vacíos, segmentos residuales sin significado y por tanto no aplicables a
ningún morfema como algunos interfijos del español (/-ik-/) o la vocal temática.
También impiden la correspondencia uno a uno los morfos redundantes (los exponentes
de pasado he e –ido en he comido), múltiple expresión formal de un morfema; y los
morfos homónimos (la –a en gan-a y en perr-a) que poseen la misma forma fonémica
pero distinto significado y por tanto son morfemas distintos cuya ambigüedad debe
resolverse en el interior de la palabra. Por eso, como el modelo IA no considera la
palabra como un todo y su lugar en el paradigma, es ineficaz en los casos de
homonimia. Los problemas de este primer modelo se derivan principalmente del deseo
de mantener la correlación lineal entre morfo y morfema.

2.2.3. Unidad y Proceso (UP)

El último modelo es el que encontramos también en la morfología generativa.


Este modelo se preocupa de los procesos (secuenciales) que relacionan los morfemas,
que son las unidades básicas de la gramática. El morfo no es un segmento discreto que
identifica el morfema ni se corresponde necesariamente de manera correlativa y uno a
uno con este. Sino que más bien nos encontramos ante un sistema dinámico que
explican los motivos por los que dos formas se unen para dar lugar a una nueva. Para

18
ellos, se realiza una representación fonémica del morfema básico y se acompaña de otra
representación una vez ha sufrido el proceso de modificación sandhi (asimilación,
disimilación, fusión y epéntesis). El orden de aplicación de los procesos tiene relevancia
en el análisis de modo que este modelo puede explicar la aplicación de las fusiones o
superposiciones aunque debe recurrir a la diacronía para justificar procesos como la
asimilación, disimilación, mutación, metafonía. Sin embargo, este modelo tiene
problemas para explicar la dirección del proceso.

La fonología generativa trata de describir las reglas que afectan a las distintas
pronunciaciones de un morfema. Hay una representación subyacente del morfema que
tras la aplicación de la regla o reglas fonológicas se convierte en un signo. El conjunto
de reglas de un morfema constituye el núcleo del componente fonológico (reglas
transformativas). La morfología generativa desarrolla el componente léxico en el que se
tratan las reglas que rigen los procesos de formación de palabras. Para Chomsky (1970)
estos procesos no se podían concebir como transformaciones por lo que Halle (1973)
decide crear un subcomponente léxico autónomo en el que operan las reglas de
formación de palabras (RFP) correlativo al conocimiento que tienen los hablantes en su
lengua tanto sobre las palabras como la forma en que éstas se estructuran. Aronoff
(1976) añade al componente léxico las reglas de alomorfía (reglas de reajuste).

Para Halle (1973) la morfología se compone de la lista de morfemas (raíces y


afijos), las RFP (combinación de morfemas) y un filtro que impide la mala formación de
las palabras cuando las RFP son insuficientes y su entrada en el diccionario. Su modelo
se basa en el morfema. Las RFP crean y analizan las palabras bien formadas,
determinan la estructura morfémica de la palabra, especifican el tipo de palabra de la
base y la del educto y sus rasgos de subcategorización y restricción seleccional.
Además, pueden formar temas y palabras flexivas, y tienen acceso al diccionario y al
educto del componente fonológico.

Aronoff (1976) delimita con precisión la naturaleza, el ámbito, las funciones y los
principios de las RFP para limitar su poder y añade las reglas de reajuste para ajustar la
forma fonológica de los morfemas antes de que actúen las reglas fonológicas. La
morfología es un subcomponente autónomo que debe dirimir entre palabras posibles y
existentes. Para Aronoff no todas las palabras tienen un significado componencial y

19
predecible, por lo que deben entrar antes de nada en el diccionario. Las RFP deben de
crear palabras nuevas y especificar la estructura interna de las palabras complejas ya
existentes. Su modelo se basa en la palabra puesto que para él el morfema no tiene
siempre un significado constante e independiente de la palabra. Esto implica que el
morfema no siempre es un signo. Las reglas de truncamiento eliminan parte del final de
la palabra base antes de que actúen las reglas fonológicas. Las reglas de alomorfía
ajustan la forma de un morfema para que pueda unirse a otro.

Una de las hipótesis fundamentales de trabajo en la morfología generativa es la


gramática modular según la cual cada módulo de la gramática opera mediante reglas y
principios parcialmente autónomos y su interacción puede dar cuenta de fenómenos
complejos. En concreto la morfología está integrada por un diccionario y un conjunto de
RFP y de restricciones que describan los tipos de palabras posibles.

Aronoff plantea la Hipótesis de la palabra como base según la cual todos los
procesos de FP se aplican a una palabra perteneciente a una de las categorías léxicas
mayores, a una de las cuales su educto pertenece también. Sin embargo, según el tipo de
lengua esta afirmación podría reducirse al morfema de ahí que el diccionario pueda
incluir palabras, temas y raíces. También Aronoff expone la Hipótesis de la base única
que explica que si un afijo se añade a más de una base se trataría de dos afijos distintos
y de dos RFP distintas. Esta hipótesis es demasiado fuerte y genera una gran cantidad de
afijos homónimos. Se ha modificado como la Hipótesis de la base única modificada que
admite que los sufijos se unan a categorías que compartan algún rasgo sintáctico, algo
que se incumple en la mayor parte de los casos de la sufijación homogénea (1990:55).

Según la Hipótesis de la ramificación binaria una RFP se añade cada vez a un


solo afijo, algo que parecen contradecir las palabras parasintéticas. La Restricción de la
condición de adyacencia explica que una RFP solo puede relacionar morfemas en un
ciclo adyacente. Por su parte la Hipótesis de ordenación del componente morfológico
refiere que las reglas de los distintos bloques están ordenadas entre sí. Así los afijos
derivativos y la composición operarían antes que los afijos flexivos. Posteriores
revisiones indican que la derivación no debe ser más externa que la composición aunque
esto vale para el inglés en general pero no para otras lenguas.

20
La morfología generativa se pregunta si debe tratar en su componente tanto la
formación de temas como la flexión o solo la formación de temas. La Hipótesis
lexicalista fuerte incluye las dos y la Hipótesis lexicalista débil solo la formación de
temas por lo que la formación completa de la palabra exige de la interacción de dos
módulos de la gramática. Para Anderson la versión fuerte es inadecuada porque la forma
de las palabras depende de su posición en estructuras mayores y asigna directamente la
flexión a la sintaxis.

a) Aronoff considera el morfema como una cadena fonética que puede ser
conectada a una entidad lingüística fuera de esa cadena.

The morpheme is traditionally defined as the minimal sign: an arbitrary constant


union of sound and meaning. This definition must be adjusted to include such
morphemes as mit, which have no constant meaning […] The original definition of
the morpheme has three aspects: constant form, arbitrary link, constant meaning […]
In order to include mit in the class of morphemes, we need only broaden the third,
that of constant meaning (1981[1976]:15).

La morfología transformacional supone un desarrollo del molo Unidad y Proceso


dentro de la Gramática Generativo Transformacional. El componente léxico de la
gramática se desarrolla como un componente autónomo en el que se lleva a cabo la
formación de palabras mediante reglas específicas de ese componente (Pena, 1994-
1995:163). Para Varela (1990:87) el caso concreto del diminutivo plantea el problema
de su ubicación en una morfología ordenada en niveles y de su pertenencia a la
morfología concatenante o no concatenante. Por un lado, es un procedimiento léxico del
subcomponente derivativo porque el sufijo transmite un contenido nocional aminorador
y/o una función expresiva. Sin embargo, también es cierto que aplicado a un nombre, el
diminutivo no produce una nueva entidad y en esto actúa como la flexión. Con todo, la
afijación apreciativa no se puede comparar a la flexión desde un punto de vista
paradigmático puesto que no hay paradigmas apreciativas como sí los hay flexivos.
Desde un punto de vista sintagmático, tampoco se puede equiparar a la flexión; los
afijos apreciativos o evaluativos no dependen de la estructura sintáctica o de las
relaciones gramaticales (no favorecen la concordancia, ni la rección) como sí ocurre con
los flexivos. Aunque en muchos aspectos se comportan de un modo muy parecido en
opinión de Varela (1990) esta similitud es de orden fonológico más que morfológico.
Ambos tipos de afijos son sensibles a condicionamientos de tipo fonológico que no se

21
aplican en el resto de la morfología, y ambos son inmunes a ciertas condiciones
estructurales de carácter puramente morfológico.

2.3 Aportaciones de la Morfología Natural

En propiedad, la Morfología Natural no constituye en sí misma un nuevo modelo


de análisis sino una perspectiva novedosa que pretende explicar de un modo diferente el
funcionamiento de ciertas características de las palabras o las categorías. Nace en los
años setenta como la integración de los componentes fonológico, morfológico,
sintáctico, léxico y textual. Dressler (1987) concibe el lenguaje como un sistema verbal
que permite al hombre guiar su cognición y comunicarse mejor que con signos no
verbales. Su intención es explicar la finalidad de las operaciones morfológicas, en
concreto las de la expresión de categorías y la de la formación de nuevas palabras. El
componente morfológico estaría regido por principios universales aunque estos
principios se contrastan tanto con los parámetros particulares de la tipología de la
lengua como de la lengua concreta para especificar aquello que resulta más natural. Por
tanto, Para Dressler (1985:322-323) lo natural (las formas marcadas), lo universal, se
articula en forma de escalas de naturalidad vinculadas a varios parámetros relativos a la
comunicación y la cognición. Entre ellos una base extralingüística o semiótica que
subsume a la lingüística como ciencia de los signos verbales.

Los parámetros universales son la diagramaticidad, la transparencia morfotáctica,


la transparencia morfosemántica, la biunivocidad y la indexicalidad. Por ejemplo, según
este autor (1985:23), la transparencia morfotáctica se deriva del principio de
transparencia semiótica (es óptima si no hay obstáculos que interfieran entre forma
fonética y significado) y se conecta con los principios semióticos de biunivocidad (una
forma se corresponde con un significado y al revés) e iconicidad (preferencia o vínculo
entre el concepto y los medios lingüísticos que lo representan). La indexicalidad hace
alusión a los signos que indican un referente cercano (claridad en la relación,
adyacencia). Por estos motivos, la derivación es más natural que la conversión; las
formas de palabras más transparentes morfotácticamente son más frecuentes que las
opacas y las reglas morfológicas relacionadas con la transparencia morfotáctica se
adquieren antes (1985:324).

22
Siguiendo con los postulados de Dressler (1985), en un segundo estadio debemos
estudiar la tipología lingüística, la manera en que se combinan los parámetros de la
naturalidad en un tipo de lengua. También es preciso atender, en un tercer momento, a
la adecuación específica al sistema del lenguaje. Así pues, la naturalidad de una forma
lingüística es un concepto relativo que depende de la relación entre lo universal, la
tipología lingüística y un sistema concreto. Por ejemplo, la explicación diacrónica de
una lengua puede ayudarnos a entender los accidentes históricos en la morfología. En
inglés el cambio fonológico en la Edad Media y la influencia del latín explican el tipo
de léxico y la morfología). Además, la Morfología Natural se sirve de los conocimientos
de teorías sociolingüísticas y psicolingüísticas. Los fenómenos más naturales deben ser
los más frecuentes de modo que los de baja frecuencia son los menos naturales: los
infijos y transfijos aparecerán en menor medida que los sufijos y los prefijos. Sin
embargo, lo que es natural para una lengua puede no serlo para otra como resultado de
un conflicto entre parámetros. Conflictos que hay que limitar al mínimo y que necesitan
soluciones distintas en tanto que las variables que intervienen cambian con el tipo de
dominio.

Según se explica en Dressler, Mayerthaler y Wurzel (1987:4), la morfología se


refiere a la flexión y a la formación de palabras, lo que incluye todos aquellos
fenómenos que no exceden la palabra y que son superiores al nivel fonológico. Según
este autor, no existe una definición acorde a todas las lenguas de lo que es la flexión en
contraste con la derivación o la composición sino más bien transiciones graduales. Este
autor considera que, en realidad, derivación y flexión son instancias muy próximas
porque pueden entremezclarse, cambiar la categoría sintáctica, emplear mecanismos de
supleción, o evolucionar en la diacronía lo uno hacia lo otro, como parece suceder con
el diminutivo. Al igual que Bybee, la Morfología Natural ˗tal y como se indica en
Dressler, Mayerthaler y Wurzel Dressler (1987)˗ se explica a lo largo de una escala en
la que la derivación prototípica y la flexión prototípica están en sus extremos debido a
algunas diferencias como las siguientes: 1) los paradigmas flexivos son menos
defectivos; 2) según el principio de composicionalidad de Frege, en la flexión lo
habitual es que el significa del todo coincida con la suma de las partes (predecibilidad),
no así en la derivación (idiomaticidad); 3) las formas flexivas poseen una ordenación
sistemática más rígida; 4) las formas flexivas son no transcategorizadoras con más

23
frecuencia; 5) las formas flexivas siguen condiciones fonotácticas más constantes; 6) las
formas flexivas son más externas (Universal 28 de Greenberg, 1963:93).

Se refiere en Dressler, Mayerthaler y Wurzel (1987:6) que desde un punto de vista


psicolingüístico la Flexión está más relacionada con el procesamiento de la información
(gramaticalización), mientras que la Formación de Palabras se relaciona más con el
almacenamiento léxico (lexicalización). Desde el punto de vista de Morfología Natural
se necesita dar una solución a los múltiples conflictos que existen entre los diferentes
subsistemas de la lengua debido a la relativa autonomía de cada uno de ellos (1987:8).
Por ejemplo, en alemán, un conflicto clásico entre morfología y fonología se produce
en los efectos sobre las clases flexivas que poseen sílabas acentuadas al principio de
palabra. Al perseguir el estudio explicativo de la naturalidad hasta sus últimas
consecuencias llegamos hasta los fundamentos extralingüísticos de lo natural que
prohíben o favorecen determinadas formas lingüísticas. En este sentido, la definición de
lo que es más o menos natural (con respecto a los universales) se corresponde la de
aquello que es más o menos fácil para el cerebro humano. Estas bases son
neurobiológicas y sociocomunicativas. El primer grupo de fundamentos incluye las
limitaciones psicológicas del procesamiento de la percepción y la recepción. El
principio de figura (estímulo saliente) y fondo (su entorno). También las limitaciones de
la memoria, de almacenamiento, etc. El segundo grupo de fundamentos tiene que ver
con la función comunicativa del lenguaje: los factores sociales (empatía, esfuerzo,
situación, roles). Ambos grupos interaccionan y limitan la elección de técnicas
lingüísticas en cada lengua. Los hechos extralingüísticos solo restringen las
posibilidades de la facultad universal del lenguaje y son las bases de las preferencias
lingüísticas. Las reglas morfológicas o legisignos se pueden explicar como signos cuyo
signatum es el imput de la regla y cuyo signans es el output.

Bajo los presupuestos de la Morfología Natural Zacarías (2006:84) lleva a cabo un


análisis de las características del sufijo diminutivo /-it-/ del español y llega a la
conclusión de que:

es muy natural porque es icónico (morfología concatenativa), es biunívoco y productivo (siempre


tiene el significado de ‘disminución’), binario (dos componentes: la base y el sufijo diminutivo), y
perfila una relación figura-fondo.

24
Según Zacarías (2006:85) la naturalidad del sufijo diminutivo cuando se adjunta a
palabras de género explícito como casa, horno o niño es muy alta:

[…] el sufijo diminutivo se adjunta directamente a la base, antes de la flexión, lo que es muy
natural, según el parámetro de la indexicalidad; el significado del diminutivo es transparente
morfosemánticamente; la formación de estos diminutivos es fácilmente percibida por los hablantes
quienes además pueden recuperar con facilidad la forma base, lo que da transparencia
morfotáctica.

Cuando no tienen marcación de género que terminan en -e, –n, -r u otras


consonantes (base, león, amor, pared) precisan del interfijo -c- para indicar la frontera
entre base y sufijo y que el hablante pueda recuperar la forma de la base más fácilmente.
Explica Zacarías (2006:89) que en estos casos, la naturalidad de los parámetros
morfosemántico e indéxico se sacrifica por la morfotáctica puesto que los interfijos son
poco transparentes morfosémánticamente e impiden que el diminutivo se aplique
directamente a la base. Por tanto, dentro del español, hay una preferencia por la
transparencia morfotáctica cuando aparece un interfijo. Algo similar ocurre con los
diminutivos con monosílabos y en algunas formas que, a pesar de tener marcación de
género, poseen un diptongo en la base que reciben el interfijo –ec-. El parámetro de la
transparencia morfotáctica parece dominante y más adecuado al sistema en español
(2006:92).

En algunos casos se dan conflictos entre parámetros. Por ejemplo, hay


diminutivos que admiten formaciones dobles (papaíto-papito) y uno de los casos
representa el dominio (en términos de productividad) del parámetro de la indexicalidad.
Zacarías (2006:96) explica que esto puede deberse a que en su entorno se emplean tanto
que la recuperación de la base es más sencilla y no se precisa del interfijo. En otros
casos, como comadrita en los que se esperaría un interfijo, la longitud de la base
cancela esta formación porque el sistema del español prefiere bases más cortas. Por
último, en los casos en los que el infijo se inserta en el interior del lexema, explica
Zacarías, lo que predomina es una tendencia del español a reanalizar los segmentos
finales de esas palabras (cerquita, Victítor) como morfemas flexivos porque eso es lo
más natural en español. Una explicación más detallada de la naturaleza de la
interfijación en español y de los incrementos del diminutivo puede encontrarse en
Portolés (1988, 1993, 1999) o Martín Camacho (2002).

25
2.4 Resumen

Como hemos dicho, existen distintos tipos de modelos descriptivos de la


morfología tal y como lo exponen Hockett (2000[1954]) y Bybee (1985). El modelo
(UO) se centra en la descomposición de los enunciados en constituyentes inmediatos o
morfemas para estudiar posteriormente, las relaciones lineales de estos entre sí. Los
morfemas se identifican antes por la recurrencia que por sus significados.

El modelo (UP) no identifica linealmente los morfos con los morfemas, como
ocurría en el modelo anterior, sino que más bien explica los motivos por los que dos
formas se unen para dar lugar a una nueva. Algunos de sus defensores toman como
unidad básica la palabra. Para explicar morfológicamente cómo se forma cada palabra
se recurre a un sistema compuesto de una lista de morfemas, de RFP, un filtro, reglas de
reajuste y un diccionario.

En lo que respecta al modelo (PP) hay que poner en relieva su clasificación de las
palabras variables en paradigmas para describir las oposiciones que se dan entre ellas.
El modelo ampliado (PPA) sí que distingue entre derivación y flexión. Algunas de sus
versiones consiguen explicar aspectos como la productividad o la mayor irregularidad
que aparece en las formas marcadas, en concreto Bybee (1985, 1988) elabora un modelo
de análisis basado en el cambio lingüístico teniendo en cuenta cómo el hablante
adquiere y organiza el léxico.

Finalmente, la perspectiva de la Morfología Natural explica el lenguaje como un


sistema verbal que permite tanto la comunicación como la cognición. Por tanto, la
Morfología Natural atiende no solo al tipo lingüístico sino también a la lengua
específica para encontrar en su interacción aquello que le resulta más natural en el logro
de los objetivos comunicativos y cognitivos de sus hablantes. Con respecto a los tipos
lingüísticos, esta perspectiva trata de explicar qué parámetros son más universales
(diagramaticidad, transparencia fonotáctica, biunivocidad, iconicidad e indexicalidad) y,
por tanto, se localizan también en otras lenguas. Una vez localizados, se estudia la
forma en que estos parámetros se manifiestan en la morfología de las distintas lenguas.

26
Una aplicación a la morfología natural en el campo de los diminutivos es la de Zacarías
(2006:84). En dicho trabajo, el autor afirma que el empleo del diminutivo –it- es muy
natural en español porque es icónico, biunívoco, productivo, binario y perfila una
relación figura-fondo.

En lo que se refiere a nuestra investigación, estamos plenamente centrados en el


estudio de los aspectos pragmáticos y discursivos del diminutivo. El marco de la
Morfología Natural en el sentido de Dressler y Barbaresi (1994) nos resulta de gran
utilidad para alcanzar nuestros objetivos si lo combinamos con un enfoque funcional a
la manera de Schneider (2003), como veremos en los siguientes capítulos. Este sistema
de análisis nos permitirá investigar en profundidad las distintas funciones del
diminutivo en su contexto de uso.

27
3 ESTADO DE LA CUESTIÓN DEL
DIMINUTIVO EN ESPAÑOL

3.1 Introducción.

En este capítulo llevaremos a cabo un repaso por las diferentes teorías y


descripciones que se han realizado sobre el diminutivo. Parece justificado comenzar
haciendo referencia a la recopilación de los diminutivos en algunas de las obras
lexicográficas más importantes. Por lo que hace a su modo de codificar y definir los
diminutivos, es preciso explicar que hasta un 1,87 % de los lemas del Diccionario
Académico llevan alguna de las marcas del diminutivo, explica García Pérez (1999–
2000:57). Por su parte, Torres (2006:1855) refiere que en algunas de las primeras obras
lexicográficas en español, como el Diccionario de autoridades (1726–39) existen ya
informaciones sobre el diminutivo relativas normalmente a palabras que se emplean con
mucha frecuencia, lexicalizaciones por lo común. Sin embargo, es la cuarta edición del
diccionario del año 1803, según menciona García Pérez (1999–2000:58), la que
presenta un sustancial aumento del número de diminutivos hasta el punto de que
condiciona la macroestructura del diccionario. A pesar de que las entradas con
diminutivos son habitualmente lexicalizaciones o lemas peculiares, explica Ruhstaller
(2001:207) que en las obras lexicográficas estas poseen más información gramatical que
lexicográfica algo imprescindible para explicar sus peculiaridades morfológicas,
semánticas e incluso pragmáticas (intención del hablante, estilo familiar).

Algunos autores como García Pérez y Hoyos (1997:58) demandan una revisión
de la forma en la que esta información está recopilada. Tal vez, una posible solución a
esta exigencia venga dada por Gil y Torres (2013:255–256 y 260) con respecto a la
manera en que el DRAE (2001) ha enmendado los problemas y dificultades en relación
con la inclusión de diminutivos en su caudal léxico. El DRAE (2001) solo incluye
palabras ya lexicalizadas o diminutivos con funciones pragmáticas que se caracterizan
por tener formaciones irregulares, significado opaco, o por formarse con categorías
poco frecuentes como los adverbios. Además, las autoras dan cuenta de la codificación
en el diccionario de hasta cinco estados progresivos de lexicalización de los términos
con los sufijos –ito y –illo que dan prueba de la complejidad de este proceso.

En lo que respecta a la definición de los diminutivos, resulta curioso ver como el


contraste entre algunos tratados de gramática clásicos y contemporáneos no arroja
grandes diferencias. En la Gramática de la lengua castellana (1771), explica Torres
(2006:1862), viene referido que los diminutivos son nombres que disminuyen la
significación de los primitivos aunque se incluyen ejemplos de cariño o desprecio. Por
su parte, la International encyclopedia of linguistics (1992:355) no da argumentos tan
distintos en relación con la definición del diminutivo. En esta última obra se afirma que
consiste en una categoría de la morfología derivativa que se caracteriza por poseer un
significado denotativo básico de pequeñez y una variedad de potenciales significados
connotativos como el cariño o el desprecio. Siguiendo esta misma publicación realizada
por Merlini Barbaresi (1992), el diminutivo es un mecanismo normalmente sufijal con
una tendencia icónica relacionada con fonemas palatales. En ocasiones es recursivo,
normalmente no cambia la categoría gramatical y posee un significado a menudo
íntimamente vinculado con lo pragmático.

3.2 Aproximaciones al estudio del diminutivo

3.2.1 Antecedentes

En el estudio de las obras clásicas que tratan el diminutivo hemos tenido en


cuenta la información contenida en las gramáticas y los diccionarios de manera general.
En las gramáticas se presta atención a los diminutivos ya desde Nebrija y la postura
teórica de este autor se mantiene en mayor o menor medida hasta la gramática actual de
la Academia.

30
Nebrija, Alemany Bolufer, Bello, Lenz, y las diferentes gramáticas de la Real
Academia de la Lengua Española de los dós últimos siglos tratan el diminutivo y el
aumentativo como una colección de sentidos más o menos relacionados en los que el
valor en algunas ocasiones es diferente y en otras contrapuesto a los valores de
disminución o aumento de la base a la que acompañan. En el presente trabajo, aunque
de manera muy general, hemos tenido en consideración todos estas gramáticas y
diccionarios:

1. Nebrija, A. (1492[1980]) Gramática de la Lengua Castellana, edición y estudio


de Antonio Quilis, Madrid, Editora Nacional.
2. Correas, G (1627[1980]) Arte Kastellana, Introducción, edición y notas por
Manuel Taboada Gil, Compostela, Universidad de Santiago de
3. Compostela. Salvà, V. (1844[1988]) Gramática de la lengua castellana, edición
y estudio de Margarita Lliteras, Madrid, Arco/Libros.
4. Alemany Bolufer, J (1920) Tratado de la formación de palabras en la lengua
castellana. La derivación y la composición. Estudio de los sufijos y prefijos
empleados en una u otra. Madrid, Librería General de Victoriano Suárez.
5. Real Academia Española (1931): Gramática de la lengua española.
6. Real Academia Española (1973): Esbozo de una nueva gramática de la lengua
española, Madrid, Gredos.
7. Real Academia Española (2009): Nueva gramática de la lengua española.

Nebrija escribió la primera gramática del español en 1492 sobre la base de


gramáticas del latín. No es de extrañar que la descripción del diminutivo español
coincida con las gramáticas latinas en el hecho de destacar la función de disminución
del diminutivo. Sin embargo, unas líneas después, en el comentario sobre el
funcionamiento del aumentativo, sí que considera la relación entre el valor aumentativo
por que abulta mucho y los valores de señal de loor y de vituperio que pueden contener.
Considérese su argumentación:

Diminutivo nombre es aquél que significa diminución del principal de donde se deriva; como
ombre, ombrecillo, que quiere dezir pequeño ombre; de muger, mugercilla, pequeña muger. En
este género de nombres, nuestra lengua sobra a la griega τ latina, por que haze diminutivos de
diminutivos, lo cual raras vezes acontece en aquellas lenguas; como de ombre, ombrezillo,
ombrezico, ombrezito; de muger, mugercilla, mugercica, mugercita. […] otra foram de nombres
contraria destos, la cual no siente el griego, ni el latín, ni el ebraico; […] osemos le nombrar

31
aumentativo, por que por él acrecentamos alguna cosa sobre el nombre principal de donde se
deriva; como de ombre, ombrazo; de muger, mugeraza. Destos, a las veces usamos en señal de
loor, como diziendo es una mugeraza, por que abulta mucho; a las vezes, en señal de vituperio,
como diziendo es un cavallazo, por que tiene alguna cosa allende la hermosura natural τ tamaño
del cavallo… (1980[1942]:168.)

Nebrija no explica el funcionamiento de la alomrofía de –ito, –cito y –ecito y de


su distribución con respecto a otros sufijos como –illo e –ico en español, si bien se
deriva de los ejemplos que cita (ombrezillo, ombrezico, ombrezito) que es consciente de la
existencia de esta diversidad formal. Correas (1627), por su parte, como Nebrija,
considera en su Arte tanto aumentativos como diminutivos en la parte dedicada al
nombre. El trabajo de Correas amplía la información que ofrece la gramática de Nebrija
puesto que aborda, aunque de manera sucinta, otros asuntos como las variedades
diatópicas, los contextos de aplicación, los tipos de bases con que se combinan, el
cambio de género, y los valores específicos de alguno de los sufijos. Además este autor
ofrece una detallada lista de los formantes diminutivos y de los aumentativos.

Correas argumenta, como Nebrija, que los valores principales de los sufijos son
tanto de cosa grande, i de bulto i porporzion mucho maior que la ordinaria, como cosa
disminuidamente. Sin embargo, Correas refiere otros empleos de estos elementos. Del
aumentativo dice que se encuentran empleos como superlativo, copia, designador de
golpes y que aparece en los contextos del lenguaje común, familiar y cómico. A pesar
de tratar los diminutivos con posterioridad, comenta que no son menos productivos que
los aumentativos. También los diminutivos poseen valores particulares. El sufijo –ito,
por ejemplo, significa con amor y buen querer. En los ejemplos que cita el autor, se da
cuenta de la selección sufijal. También se citan algunos casos de repetición del mismo
sufijo y de acumulación sufijal (Correas 1984[1627]:145–147).

Vicente Salvá ofrece una definición de tipo cuantificador del diminutivo y el


aumentativo (1988:138). Sin embargo, Salvá reconoce que sus empleos bien les
pudieran otorgar la denominación de estimativos y despreciativos puesto que dan a
entender la estimación o el desafecto que nos merecen las cosas. Estos valores de estima
o desprecio son los valores generales, aunque existen otros valores más concretos
(compasión, ternura, cariño, enojo, burla, vilipendio). La gramática de Salvá ofrece una
profunda explicación de las reglas de formación de los diminutivos y aumentativos que
se refieren a los procesos morfonológicos que experimentan las bases al recibir los

32
afijos relativos al género de las bases, la pérdida de diptongos y a la alomorfía. Salvá,
por otra parte, distingue con claridad entre los procesos de adición de diminutivos y
aumentativos y las lexicalizaciones.

3.2.2 El diminutivo: entre el idealismo y el funcionalismo


3.2.2.1 La tesis idealista de Amado Alonso sobre el diminutivo

Los estudios de Amado Alonso (1931, 1951) se ubican en la tradición idealista


de Humboldt y Vossler y comparten con Bally (1951[especificar la edición]:173–174)
la inclusión de los diminutivos en el grupo más amplio de los apreciativos. El principal
argumento de Alonso se basaba en el hecho de que el valor disminuidor del sufijo no se
da en el uso de la lengua. Esta función vendría a ser la menos frecuente. Alonso llega
incluso a afirmar que “en sus orígenes el diminutivo era un signo de afecto”
(1951:161), lo cual justificaría que también en la actualidad el oficio primario del
diminutivo sea la marca de una actitud conceptual, valorativa o emocional entre el
hablante y lo nombrado (1951:169). Alonso elabora una clasificación de los valores
estilísticos del diminutivo para diferenciar el contenido intencional de cada clase desde
una perspectiva psicológica y sincrónica, según se advierte en la siguiente cita:

La referencia al tamaño ya está explicada por la filología partiendo de la idea de semejanza,


dependencia, etc., como una de las tantas especializaciones lógicas frecuentes en la historia
lingüística. La función originaria de destacar representacionalmente el objeto en el plano primero
de la conciencia explica, sin contrasentido, los valores afectivos de más diverso signo, ya que la
fantasía acude conjurada por la emoción; y esa misma función originaria es la que aparece como
básica hoy mismo en los diminutivos […] (Alonso 1951: 185–86).

A partir de estas ideas Alonso realiza una clasificación de corte estilístico sobre
los valores del diminutivo:

33
Diminutivo
s según la
dirección
intencional
del C
psiquico

Hacia el
objeto Hacia el Hacia
nombrad interlocu- ambos a
o o lo tor la vez
dicho

De frase Represen
Estético- -
Nociona- Emocio- (expre-
valorati- Afectivo De efusivos
les nales sión del -activos cortesía tacionales
vos elocuen-
temple)
tes

Ilustración 1. Valores del diminutivo según A. Alonso

3.2.2.2 Los estudios funcionalistas

La corriente racionalista está integrada por una serie de autores como Coseriu
(1977, 1986), Ettinger (1974a, 1974b), Pottier (1959), Hasselrot (1957, 1972), Wagner
(1950, 1952), Fernández Ramírez (1972), Zuluaga (1970), García Platero (1997), Bajo
Pérez (1997) Hummel (1997), Vucheva (1998), Faitelson–Weiser (1980) /Alonso
(1931, 1954 y 1961), Fontanella de Weinberg (1962), Náñez (1973), González Ollé
(1962), Polo (1975), Montes Giraldo (1972), Soler (1996). Algunas de las preguntas
principales que se plantean los autores funcionalistas son las siguientes: A) ¿Es el
diminutivo un hecho de langue o de parole, según la diferenciación saussureana? B)
¿Qué tipo de elemento es el diminutivo desde el punto de vista formal? C) ¿Qué tipo de
elemento es el diminutivo desde el punto de vista funcional?
¿Cuáles son las soluciones que se proponen? A) Soluciones formales. B)
Soluciones en la línea idealista propuesta por Alonso.

El funcionalismo aportó un análisis sincrónico y descriptivo que ponía la


formación de los diminutivos en contraste con otros procesos de formación de palabras
de tipo derivativo. Los diminutivos eran vistos como sufijos derivativos
homocategorizadores que divergían del patrón semántico general al modificar la base
sin alterar su significado. El estatus de la formación de los diminutivos en relación a

34
otros procesos de formación de palabras no puede ser el mismo de la derivación si no se
da la transcategorización. Ya Pottier (1959:86) desde una perspectiva funcionalista
consideraba que “Au niveau de langue, l’infixe a seulement pour effet de modifier la
quantité de substance sémantique apportée par le lexème.”

Para Coseriu una concepción extremadamente psicologista de la lengua no es


apropiada porque “a veces, se va más allá de los límites de esa razonable investigación
de hechos llegándose a afirmar una esencia puramente psíquico–afectiva del lenguaje”
(1986:53). Por eso, opina Coseriu (1981[1977]:179) que el uso del diminutivo no puede
establecerse fuera de la oposición con la aminoración objetiva. Para Pottier (1959:86) y
Coseriu (1977:169–170), el valor subjetivo es siempre un valor contextual y no un valor
opositivo en lengua, esto es, un significado. Por ello, carece de sentido hablar de los
valores subjetivos o connotativos como de factores pertenecientes al análisis de la
lengua como sistema.

3.2.2.3 Debate posterior en torno a la postura idealista

Las ideas de Alonso sobre el diminutivo ejercieron una notable influencia sobre
algunos lingüistas posteriores. Esto generó un interesante debate entre los seguidores de
sus ideas y aquellos autores que se alinean con las ideas de Coseriu sobre la misma
cuestión.

3.2.2.3.1 Posturas favorables a la tesis de Alonso

a) Fontanella de Weinberg (1962: 562–568) realiza una clasificación estilística


de los diminutivos de Bogotá en la línea de Alonso. Entre los valores que asigna al
diminutivo tenemos el disminuidor, el diminutivo de frase, el afectivo, el cortés, el
diminutivo de acción sobre el interlocutor, el diminutivo de ponderación, el de énfasis y
el de superlación.

b) Montes Giraldo (1972:71–72) también plantea la necesidad de atender a la


doble naturaleza emotivo–racional del espíritu humano. Entre estos dos polos se

35
encuentra la lengua real, más próxima al hablante en función de la “multitud de
circunstancias en que ha de cumplirse el acto comunicativo”. Esto quiere decir que en la
lengua hay categorías más adecuadas para la expresión de lo subjetivo y lo emotivo y
otras para la expresión de lo objetivo y lo conceptual pero lo general es una
combinación de ambas con mayor predominio de una de ellas. Los múltiples usos del
diminutivo ilustran las relaciones lengua–habla. La lengua, el sistema creativo, ofrece el
esquema genérico, pero son los actos creativos los que dan a cada caso su valor
específico. Su uso puede generar estereotipias locales o de respeto que es preciso usar
dentro de cada norma.

c) Náñez (1973) sigue los pasos de Amado Alonso, y aplica también las teorías
poéticas de Dámaso Alonso (1950). La tensión entre el tema y el sufijo otorgan la
expresividad al diminutivo. La tensión entre el diminutivo y el resto de la frase señala
en la oración su valor desde el punto de vista del diminutivo (1972:39). En este trabajo
se manifiesta el idealismo vossleriano por estas palabras del autor: “la intencionalidad
es el alma del signo, y hasta tal punto que según sea ella, así es el signo” (1972:32).

d) Polo (1975:9–10) comparte las opiniones de Náñez (1973) al afirmar que el


diminutivo es una forma de intensificación o relieve que afecta al nivel sintagmático (o
de frase), aunque el peso material se concentre en el nivel léxico.

e) Lázaro Mora (1977b:43) considera que las lexicalizaciones, por lo general, no


son diminutivos sino nombres que han variado el significado nuclear del lexema, razón
por la cual los diminutivos nocionales apenas existen.

f) Faitelson–Weiser (1980:254) considera que existe una función principal que


aglutina los sufijos diminutivos y aumentativos como hechos de lengua. La autora se
refiere a esta función como “un representé ou signifié de puissance en chacun d’eux
invariant”. Sin embargo, su trabajo consiste efectivamente en buscar cuáles son estas
impresiones variadas que surgen en el discurso. En su estudio, los diminutivos que
aparecen en las posiciones I y II (lexicalizadores y operadores de corrección) pueden
estudiarse como hechos de lengua, mientras que los diminutivos de la posición III
(cuantificadores–cualificadores), es preciso acudir al discurso (parole) donde el

36
concepto de intencionalidad es de vital importancia. Sin confrontar estas dos
perspectivas, no es posible proponer teoría lingüística alguna, dice la autora. El mérito
de la autora reside en el hecho de proponer una íntima relación de cambio semántico
entre lo cuantitativo y lo cuantitativo cuyo fundamento intuitivo es utilizado por la
mayor parte de las propuestas contemporáneas que estudian los sufijos evaluativos. En
este sentido, la preponderancia de uno u otro valor estaría en una relación inversamente
proporcional.

g) Soler (1996) compila una serie de empleos expresivos del diminutivo al modo
de los valores estilísticos referidos por Alonso, entre los que cabe mencionar los
siguientes: el sentimiento y la visión subjetiva, la ponderación de acciones o cualidades
de recogimiento, la cortesía, la frase, la compasión, la solidaridad, el reproche, etc.

3.2.2.3.2 Posturas críticas con la tesis de Alonso

a) Hasselrot (1957:263) llega a consignar una categoría de “mots emphatiques à


suffixe dit diminutif” en la que ubica los diminutivos que no solo añaden una idea de
pequeñez, con lo que de algún modo reconoce la validez del trabajo de Alonso. Además
reconoce que en el uso de los diminutivos del español a menudo existe una alta tensión
psíquica. Sin embargo, critica a Alonso por sustentar su tesis en dominios periféricos de
la lingüística, cuyo empleo pertenece más bien a campos como la estilística, la
psicología o la filosofía. Desde nuestro punto de vista, su postura es claramente
contradictoria pero ilustra al mismo tiempo la dificultad de conjugar una perspectiva
que solo discrimina forma y función en el lengua con otra que también admite la
intervención de la subjetividad del hablante.

b) González Ollé (1962: 219–222) considera que el trabajo de Alonso es


magnífico desde un punto de vista estilístico. Según su argumentación, en consonancia
con la teoría del lenguaje de Bühler (1934), el diminutivo posee una triple finalidad:
conceptual, afectiva y activa (persuasiva). Por ello, Gonzalez Ollé ve acertado que se
estudie el diminutivo en su contexto de aparición. Sobre los orígenes de las funciones
afectivas o disminuidoras, González Ollé, afirma que ambas se daban ya en latín. Con
respecto a los sufijos –ito o –illo, rastreables en indoeuropeo con un sentido relacional,

37
no se dispone de datos pertenecientes al discurso. Por tanto, parece una cuestión
innecesaria discutir aquí qué valor es el primitivo. En cuanto a la función expresiva,
González Ollé considera, como Alonso, que es la más extendida en español.

c) Fernández Ramírez (1962:186) afirma que el hecho de que el diccionario de la


R.A.E. (edición de 1956: XXV) no incluya los diminutivos no lexicalizados (ya que el
lexicógrafo los interpreta como (lexema + pequeño), prueba que el diminutivo se
encuentra en la conciencia de los hablantes como un signo de disminución léxica. Por
otro lado, según su opinión (1962:191), el sufijo –ito, es equivalente a “pequeño”,
puesto que el sufijo aparece en contextos como opuesto a “grande”. Asimismo, el
escaso número de ocasiones en que se utiliza el diminutivo analítico (casa/casa
pequeña) para expresar la disminución nocional (casa/casita) juega a favor de considerar
el diminutivo afectivo (casita) como un proceso no solamente subjetivo.

d) Zuluaga Ospina (1970:39) critica a Alonso porque la base de su teoría es la


actitud del hablante y no el valor opositivo en lengua y en ocasiones atribuye al
diminutivo connotaciones que pertenecen al entorno (o “cotexto”). Zuluaga (1970:31)
coincide con Coseriu (1977) en que las significaciones subjetivas de la noción de
aminoración objetiva del diminutivo son variantes del discurso. Esto es, una sola
función diminutiva se emplea de diversas maneras según los diversos valores
connotativos del constituyente lexicogenético. Manifestación y prueba de esta diferencia
es que las lexicalizaciones deben estar recogidas en los diccionarios pero no las formas
sufijadas.

e) Ettinger (1974b:198) disiente de Alonso porque desatiende la oposición entre


la norma y el sistema. Sin embargo, tampoco es capaz de demostrar de manera empírica
que la función disminuidora sea el valor principal del diminutivo. Este autor considera
necesario un estudio en ese sentido.

f) García Platero (1997:54) comparte la opinión de autores como Pottier


(1959:86), Coseriu (1977:169–170) o Zuluaga (1970:31), en el sentido de que las
significaciones subjetivas de la noción de aminoración objetiva del diminutivo son,
como indican dichos autores, variantes del discurso.

38
g) En un sentido similar Vucheva (1998:63) considera que el significado del
diminutivo es de tipo semántico y que consiste en la aminoración intrínseca o implícita.
Como otros autores se ve en la obligación de justificar el resto de valores del diminutivo
y para ello habla de conceptos como aminoración subjetiva e intención que son de corte
más idealista.

Como se ve de modo escueto, las posturas desfavorables y las favorables en este


periodo de la historia de la lingüística estructural, giran en torno a la dicotomía clásica
de Ferdinand de Sausure (1916) entre langue y parole. Algunos autores (los más
racionalistas), priman el concepto de lengua como la “forma particular que adquiere el
lenguaje en una comunidad social determinada”. Por el contrario, los más idealistas
consideran que lo fundamental es que “el habla es el comportamiento del individuo que
pone en práctica su lengua” (Bronckart 1985: 90). Según se prime uno u otro aspecto,
así será la interpretación del valor del diminutivo en español.

3.2.2.3.3 El funcionalismo y el vínculo entre la lengua y el discurso

Tal como hemos reflejado en el epígrafe anterior, durante las décadas de los
años 70, de los años 80 y de parte de los 90 la postura predominante en el panorama
lingüístico europeo fue la estructuralista. Una nómina considerable de autores se inclina
por esta perspectiva teórica en el análisis de los diminutivos españoles. Para unos no
tenía sentido hablar de los diminutivos como hechos de habla, puesto que el estudio de
los diminutivos debía ceñirse al sistema de oposiciones lingüísticas. Los diminutivos no
eran sino modificadores de tipo secundario cuyo valor de oposición era el de
disminución cuantitativa de la base. Por otro lado, un número relevante de autores
siguió la estela de Alonso desarrollando sus estudios de estilística (siempre dentro del
marco estructuralista), para dar cuenta de los múltiples valores del diminutivo en el
discurso.

Marcel Weber (1963) había dedicado buena parte de su tesis a estudiar los
valores semántico–discursivos del diminutivo francés. Entre las funciones que el autor
reconoció se encuentran la de representativa, pero también la expresiva y la apelativa,
siguiendo las tres funciones del lenguaje enunciadas por Bühler, a partir de las cuales

39
era posible analizar el diminutivo desde un punto de vista cuantitativo–cualitativo
(peyorativo, crítico, irónico, atenuativo, laudativo, conmiserativo) y afectivo–expresivo.
Este autor explica que en la actualidad el empleo del diminutivo no está realmente vivo
(1963:99) mientras que Hasselrot (1972:102) considera que pese a la escasez de nuevos
casos todavía es un procedimiento vivo en francés para la formación de diminutivos.
Este autor (1972:9) se fija en los casos del Trésor de la Langue Française en los que es
todavía posible encontrar el sentido tout petit más un coeficiente afectivo o expresivo.
A estos casos los denomina diminutivos verdaderos. Es importante tener en cuenta,
como apunta Cassullo (1960:190), que Hasselrot es consciente de que petit en francés
produce múltiples valores afectivos probablemente más que los que podrían asociársele
al pequeño del español.

También Gooch (1967:4) explica el fenómeno del diminutivo como algo más o
menos ajeno a la disminución del tamaño y, en realidad, próximo a la expresión de la
emoción o de sentidos ambivalentes. La disminución de la realidad, sería más bien el
intento de reducirla a proporciones amigables. Esto es, lo que se produce es más bien
una evaluación de la realidad. Algunos empleos del diminutivo, que el autor (1967:16–
17) denomina como casos de transferencia, son desplazamientos del sustantivo a uno de
los adjetivos que lo complementa como por ejemplo en el niño tiene tres añitos que
equivaldría a el niñito tiene tres años. El diminutivo es un índice de valores afectivos.
Manson (1969:156) le critica por la arbitrariedad en la selección de su corpus literario.

Por último, Félix Monge (1965, 1988) matizó las declaraciones de todos los
autores, evidenciando que el problema suscitado no era tal, que Alonso había dejado
patente que su perspectiva de corte psicológico se inscribía en el marco de la estilística,
hecho que no entraba en contradicción con el sistema de oposiciones lingüísticas. La
postura de Monge (1965) reformula los términos del debate en busca de una
reconciliación, pues también este autor intuye que el valor del uso del diminutivo no se
limita simplemente a la disminución cuantitativa de la categoría a la que se adjunta. De
hecho, propone integrar en la norma lingüística el valor apreciativo de los diminutivos
y fundamenta su explicación en una serie de argumentos. Según Monge (1965:145) los
diminutivos y también algunos aumentativos (1972:240) expresan de modo preferente
lo siguiente:

40
[…] la actitud subjetiva (apreciación, valoración […]) es tan inherente a los diminutivos como
la de significar el concepto objetivo de aminoración y que ambas pertenecen al plano de la
lengua y no solo a la actualización de esta en el discurso (1965:145).

La posición de Monge (1965) encuentra su fundamento en el hecho de que en la


lengua ha de existir algo que corresponda al carácter de la actualización de las
formaciones diminutivas en el discurso. De hecho, existe una gran identidad entre el
diminutivo y el adjetivo en tanto que ambos formantes cualifican. Por otro lado, existe
una oposición lingüística entre –illo como sufijo lexicalizador, e –ito como sufijo
todavía no gramaticalizado y, por tanto, expresivo o apreciativo (1965:141). Si –ito solo
poseyera un valor nocional como –illo, se habrían producido también casos de
especialización semántica entre los nombres con –ito.

En un estudio posterior, Monge (1988) dio cuenta nuevamente de las posturas


de los diversos autores, atribuyendo la polémica a una confusión terminológica. Según
sus propias palabras: “No hubiera estado de más, que Amado Alonso insistiera en que
se refería siempre al sistema actualizado en el uso general de los hablantes” (1988:131).
En un intento de acercar las posturas de Alonso y de Coseriu, Monge concluye que:

tienen la misma idea –que es la idea de Bally– de cuáles son o deben ser el ámbito y los objetos
de la estilística de la lengua. Amado Alonso sitúa en ella su estudio sobre los diminutivos
españoles, y Coseriu [la] considera el texto transcrito ciencia de la norma. […] El diminutivo es,
sí, modificador de cantidad, como dice Pottier, pero también de cualidad. Y le son inherentes
tanto la expresión de la apreciación subjetiva como el significado nocional de aminoración.”
(1988:138).

En un interesante artículo, Martin Hummel (1997: 192) intenta aclarar la


situación en la que se encuentran los trabajos sobre el diminutivo y llega a la conclusión
de que todas las posturas adoptadas dependen de los conceptos de sistema, norma y
habla que adopten los autores. Para Coseriu, por tanto, las actualizaciones del
significado lingüístico en el habla, deberían moverse dentro de ese campo de dispersión
significativa previsto por el sistema. Las variantes del habla pueden apartarse
circunstancialmente de las normas, pero no del sistema. De ahí que los diminutivos, si
bien no tienen por qué actualizar siempre el valor disminuidor del sistema, deben
respetar en general el campo de dispersión semántica.

41
Según Hummel (1997), el concepto de norma de Coseriu (1962) “no carece de
ambigüedad”, puesto que: a) se define como “lo que en el habla concreta es repetición
de modelos anteriores”; b) de la norma “quedaría entonces eliminado exclusivamente lo
puramente ocasional y espontáneo”; y c) se describe lo constante en el uso de la lengua
“como la norma que seguimos necesariamente como miembros de una comunidad
lingüística” (Coseriu, 1962: 85–97). De acuerdo con Hummel (1997), esta concepción
es inexacta al integrar lo que los hablantes utilizan porque ya lo han utilizado antes. Por
lo tanto, según este autor (1997:194), “La realidad de la norma lingüística se mueve, en
mi opinión, justo entre estos dos extremos: comienza con la repetición de lo oído y
termina en la norma constante (casi) obligatoria.”.

Así, la norma se concibe como preferencia social. La interpretación de Hummel


(1997:194) se basa en un concepto de norma como fenómeno gradual (Ettinger 1974:
189), que se caracteriza por disponer de una mayor o menor fuerza de aplicación y que
se ajusta a la realidad lingüística de los diminutivos: no hay una norma general que
determine la selección de –ito e –illo y, sin embargo, existe una marcada preferencia
social en su empleo. Coseriu y Ettinger consideraban un hecho positivo la función
disminuidora en el sistema del diminutivo. Por eso, Hummel (1997), también en
consonancia con las precisiones realizadas por Monge (1965, 1988), considera que:

Habría que aceptar como valor de lengua de los sufijos diminutivos, en primer lugar, ‘el realce de la
palabra’, y, en segundo lugar, de ningún modo la apreciación afectiva como tal, sino ‘señal que indica una
apreciación determinada por el contexto’. Ambos elementos constituyen una unidad funcional (1997:
195–196).

También siguiendo a Monge (1965:144), Hummel coincide en que el significado


de los diminutivos es el de ser “señal de apreciación subjetivo–afectiva en el habla”.
Partiendo de este valor en el sistema pueden surgir históricamente normas lingüísticas o
preferencias sociales. Es un hecho de la norma, pues, que –ito posea un valor positivo.
Luego, en el habla, este valor puede ser negativo o puede adquirir otros valores, como el
de atenuación. Según las premisas anteriores, el hablante no está infringiendo la norma
obligatoria, sino que se aparta de las preferencias sociales.

En contra de lo afirmado por Coseriu, para Hummel (1997: 200–201) el valor


apreciativo no solo aparece con referentes que no admiten la disminución objetiva, sino

42
que afecta con claridad a los referentes que también la admiten. Prueba de ello es la
clara diferencia de carga afectiva entre una disminución con adjetivo y otra con
diminutivo (1994:200–201). De ahí que Hummel considere que el contenido del
diminutivo es una “señal de apreciación” que “[…] no consta precisamente en el habla
sino que, antes bien, está por encima del significado en el plano del sistema de cada uno
de los apreciativos como sema categorial que reúne diminutivos y aumentativos en una
única categoría” (1997:202).

En este mismo sentido, Ridruejo (2002a:165) cuestionándose sobre la necesidad


de una pragmática histórica, afirma que en el estudio diacrónico del diminutivo y otros
apreciativos parece razonable que los hablantes recurran a estos afijos cuando quieren
“trasmitir al destinatario de su mensaje su posicionamiento no neutro con respecto a la
referencia.” Además, explica este autor, ya los diminutivos del español medieval
poseían una capacidad diferenciada para transmitir una información pragmática que
varía a lo largo de su historia a través de procesos de jerarquización y especialización
expresivas. Por otro lado, Ridruejo (2002b:97) afirma sobre los diminutivos que son un
ejemplo de regla pragmática cuyo empleo presenta una relación afectiva favorable entre
el emisor y el receptor.

Por tanto, existiría una categoría funcional más alta, la de los afectivos, que daría
cuenta del rango objetivo de disminución con respecto a otros apreciativos como –ón.
Hummel (1997:204) coincide metodológicamente con la consideración de Coseriu de
que el valor básico del diminutivo es siempre de aminoración, pero el significado en el
plano del sistema o valor de lengua no puede tampoco incurrir en contradicción con la
realidad lingüística empíricamente aprehensible. En consecuencia, Hummel (1997:206)
amplia la hipótesis de Coseriu sobre el componente aminorativo. Existe una norma de
uso de –ito como ‘pequeño y querido’ que se ha conformado gradualmente. No
obstante, es posible apartarse de ella contextualmente, porque no es una norma
obligatoria. En definitiva, Hummel (1997:208) realiza un estudio de tipo funcional que
se centra en el núcleo del funcionamiento lingüístico y a partir de ahí busca las
especificaciones de la norma.

43
3.2.3 Modelos de transición (los últimos estructuralistas)

3.2.3.1 La semántica emotiva de Volek (1987)

La idea de Hummel (1997:208) de incluir el valor apreciativo en el sistema de


oposiciones funcionales, en la norma según sus palabras, fue planteada con antelación
en un trabajo de Vronislava Volek sobre los diminutivos en ruso (1987). Este trabajo
supone un punto intermedio entre el estatismo de las propuestas estructuralistas y el
dinamismo de las propuestas sociopragmáticas o pragmagramáticas que se elaborarán
con mayor profundidad a partir del modelo de Dressler y Merlini Barbaresi (1994).
Volek elaboró una propuesta funcional de clasificación de los signos emotivos basada
en la función expresiva del lenguaje. Para la autora rusa, las formas de expresión
emotiva están subordinadas a una norma y pertenecen por tanto al código lingüístico.
Los elementos emotivos son parte del significado y aparecen en los diferentes niveles
lingüísticos:

FUNCIÓN EXPRESIVA DEL LENGUAJE.


EXPRESIONES EMOCIONALES

PALABRAS DENOMINADORES PALABRAS


MAYORÍA DE LOS INTERJECCIONES
CONNOTATIVAS DE EMOCIONES COMPLEJAS Y
ADJETIVOS
(madre, amigo) (odio, envidia) COMPUESTAS

DIMINUTIVOS Y
AUMENTATIVOS
(entre otros tipos)

Ilustración 2. Funciones de los elementos emotivos según Volek

The basic feature of an emotive designation is the fact that it automatically refers to the speaker
as a subject of the emotive attitude. A notional expression does not do that. We can talk about a
concomitance of the speaker, which has an indexical nature.” (1987:31) “The emotive sign (or
the emotive part of a complex sign) normally has the character of a symbolic index” “It is an
index not only because the emotion expressed is always an emotion of a different speaker who
becomes thus indicated (not represented) automatically by the sign, but even because the
emotion itself is ‘expressed’ (directly indicated) rather than represented (1987: 32).

Como podemos ver, el asunto clave en la distinción de unos y otros trabajos es el


concepto de pertenencia al sistema o a la norma de la función apreciativa o emotiva. El
enfoque de Volek (1987) es funcionalista como el de Dressler y Merlini Barbaresi

44
(1994). Los trabajos herederos de la morfología natural de Dressler y Merlini Barbaresi
(1994) se centran también en las funciones pragmáticas de los diminutivos. La
diferencia esencial de estos nuevos trabajos se basa en el hecho de que aunque la
morfología natural tiene por principal objeto de su estudio la morfología gramatical, no
concibe la gramática como un sistema cerrado, formal y opositivo de características sino
que más bien asume un continuo de diferencias prototípicas en las que se intenta
encontrar bases cognitivas y extralingüísticas en relación a los principios y preferencias
morfológicas. Para ello acepta evidencias externas (de la adquisición de lenguas,
diacronía, contacto de lenguas). Frente a las concepciones de una semántica universal
para el diminutivo y los trabajos de uniformización emotiva de Volek (1987),
Osteriopolo (2007:1) se pregunta por la posibilidad de una sintaxis universal del
diminutivo y llega a la conclusión de que los sufijos expresivos del ruso poseen
diferentes comportamientos sintácticos como núcleos trasncategorizadores unas veces y
como modificadores homocategorizadores otras.

Otras propuestas, como la de Faitelson–Weiser (1980) constituyen, junto con el


trabajo de Volek, las primeras aproximaciones pragmáticas serias del estudio de los
diminutivos. En ellas, se comienza a dar su importancia específica al estudio del
discurso. La autora va más allá del mero planteamiento de unas líneas de trabajo sobre
el cómo explicar el funcionamiento del diminutivo e intenta desarrollar una metodología
rigurosa de análisis del diminutivo. En el trabajo de Volek (1987) se ofrece una
clasificación fundamentada de los fenómenos del diminutivo tanto desde una
perspectiva estructural como semántico–pragmática. Este modelo tiene en cuenta la
combinación de factores pragmáticos como la actitud del hablante que emplea el
diminutivo y la relación que este mantiene con el referente o con el interlocutor. Para
ello es preciso considerar también datos de un carácter puramente estructural que ponen
en relación el tipo de selección sufijal con el valor semántico neutral o emotivo de la
base según está planteada la propia teoría de Volek. De un modo general, según su
relación con la emotividad las bases pueden ser de tres tipos.

45
! !!!!!!!!!!!Bases!!

Marcadas!emotivamente!o! Sin!marca!
Lexicalizadas!
cuantitativamente! inherente!
(neutras)!

Si!el!diminutivo!las!marca!aporta! Si!el!dim!las!marca!es!el!
una!evaluación!secundaria! componente!asociativo!
positiva!o!negativa! productor!de!la!emocion!a!
través!del!componente!
cuantitativo:!pequeño,!largo,!
intensidad,!frecuencia.!
Base!neutra!denotatum! !
cuantificable! !
Cuantificadas!por!
el!sufijo!

Objetos!animados!

Animales!!

fenómenos!

No!cuantificadas!
por!el!sufijo!

Designaciones!de!
personas!

Designaciones!de!
objetos!variantes!
pequeñas!

valores

Cuantitativo!no!
mesurable! incontable! abstracto! Base!única!

Ilustración 3. Valores de las bases según Volek

Volek (1987) pone de manifiesto la necesidad de atender a la relación entre la


función emotiva del sufijo y la función emotiva de la base sufijada. Estos aspectos
entroncan con el tipo marco de subcategorización semántica de la base. Si tenemos en
cuenta estos factores podemos dar con restricciones selectivas de tipo formal, semántico
y pragmático.

Hay dos grupos básicos de sufijos que se oponen funcionalmente:

46
a) los sufijos de grado 1 o indeterminado muestran similitudes semánticas: son
poco productivos y apenas afectados por el componente cuantitativo;
b) los de segundo grado poseen las suyas: son más productivos y les afecta el
componente cuantitativo.

Los sufijos productivos de segundo grado aparecen con este significado


(emotivo–cuantitativo) más frecuentemente que con un significado emotivo puro. Por
ello están en el núcleo de la categoría diminutiva, mientras que los sufijos no
productivos de grado primero y los del indeterminado están en la frontera entre los
sufijos diminutivos (emotivos) y los derivativos. Como miembros más débiles de la
categoría, los sufijos simples (sin acumulación) productivos pueden neutralizar su
significado emotivo y referir un significado cuantitativo puro (también los complejos de
grado indeterminado; los no productivos, en cambio, despliegan un significado más
emotivo).

Sufijos de 2º (emotivos
Sufijos de 1º o
puros)
indeteterminado

Sufijos derivativos

Representación del nivel de nuclearidad de los sufijos según Volek (1987)

Para Volek (1987), el estudio del diminutivo debe atender a la combinatoria de


los distintos parámetros empleados. La principal aportación de su trabajo consiste en el
reconocimiento de la función emotiva como una función perteneciente al sistema
lingüístico, lo que implica reconocer determinados fenómenos de la parole como
hechos pertenecientes al sistema. De este modo se inicia el camino que dará lugar a
otras disciplinas lingüísticas relacionadas con el diminutivo como la morfopragmática
de Dressler (1994) o la pragmagramática de Schneider (2001) que obligan a invertir el

47
punto de partida en los estudios realizados sobre este fenómeno lingüístico de carácter
morfológico. En estos trabajos se consideran primero los significados pragmáticos como
la apreciación o la cortesía para después justificar los significados gramaticales como la
disminución.

Según el marco de 1) Estudios del lenguaje natural con un fundamento cognitivo como complemento del
análisis. gramatical (Wierzbicka 1984, y 1985b; Dressler 1994; De Marco 1996; Schneider,
2001).
2) Estudios de semántica cognitiva basados en las teorías sobre la metáfora como
núcleo de los modelos cognitivos idealizados o de modelos de categorías radiales
(Jurafsky (1996), Ruiz de Mendoza (1994–95, 2001), Reynoso Noverón (1998),
Marta Mendoza (2000/2001), Prieto (2005), Howard (1998) o de modelos de
categorías radiales de Lakoff (1987).

Hipótesis de la Jurafsky (1996), Reynoso Noverón (1998, 2002, 2005), Mutz (1999, 2000, 2001),
unidireccionalidad Prieto (2005).
del cambio
semántico.
Según el número 1) Estudios que contrastan más de una lengua (Ettinger (1974a), Cruzado (1982),
de lenguas que Garcés, Bou y García (1992), Dressler 1994, Tirapu 1996, Jurafsky (1996), Bosco
contrastan. (1997) Wilk–Racięska (1999), Reynoso Noverón (1999), Mutz (2000), Biscetti
(2000), Kryk–Kastovsky (2000), Merino (2001), Grandi (2001a, 2002), Ruiz de
Mendoza (1995–96, 1999, 2000), Roldán (2002), D’Angelis y Mariottini (2006),
Spišiaková (2006),
2) Estudios que analizan solo una lengua: Charleston (1960:120–127), Gooch (1967),
Trenta Lucaroni (1983), Briz (1985 y 1998), Napoli y Reynolds (1994), Hummel
(1997), Bajo Pérez (1997), Lázaro Mora (1999), Sanmartín (1999), Fradin (2003),

Según sus fines. 1) Trabajos que pretenden ser sistemas de análisis del diminutivo (Volek 1987,
Dressler 1996, De Marco 1996, Mutz 2001, Schneider 2001, Prieto 2005, Necker
2005)
2) Trabajos cuyo fin es la búsqueda de universales lingüísticos en amplias áreas
geográficas (Jurafsky 1996, Grandi 2002).
3) Trabajos más concretos o centrados en el establecimiento del ethos cultural
particular de cada lengua (Wierzbicka 1984, 1985a, Sifianou 1992), cuyo fin último

48
es indagar en el tipo de diferencias interlingüísticas. Algunos comparan los tipos de
actos de habla (Wierzbicka 1984, 1985b y Sifianou 1992) o el modo en el que se
conserva la imagen de los interlocutores (Sifianou 1992).
d) Según el tipo 1) Trabajos que siguen la Teoría de los actos de habla: Sifianou (1992), Dressler y
de mecanismo que Merlini Barbaresi (1994), Tirapu (1996, 2000), García Vizcaíno (2001), Schneider
se analiza: (2003), Cantero (2001, 2006), D’Angelis y Mariottini (2006), Mariottini (2006).
2) Trabajos que incluyen el concepto de face: Brown y Levinson (1987), Garcés, Bou
y García (1992), Ruiz de Mendoza Ibáñez (1995–96, 1999, 2000), Bernhardt (2006),
Martín Zorraquino (2012).
3) Trabajos en los que la derivación de significados por metáfora es primordial:
Jurafsky (1996), Ruiz de Mendoza, (1995–96, 1999, 2000), Fradin (2003).
4) Trabajos que toman en cuenta aspectos generales del discurso: Dressler (1994),
Briz (1995, 1998), Sanmartín (1999), Schneider (2003).
5) Trabajos en los que se acude al Modelo de las categorías radiales: Lakoff (1987),
Jurafsky (1996), Ruiz de Mendoza (1995–96, 1999, 2000), Fradin (2003)
6) La argumentación: Anscombre y Ducrot (1994), Salazar (1994–95), García
Negroni (1995), Catalina Fuentes (2002).
7) Trabajos en los que se emplea principalmente la Teoría de la Relevancia: Merino
(2001).

Clasificación temática de los estudios del diminutivo

Los argumentos que relacionan ambos usos y los métodos que explican las
diversas manifestaciones del diminutivo se convierten en la nueva materia de debate.
Para Dressler (1994:205) el problema del trabajo de Volek es que no se ha demostrado
cómo las emociones pueden basarse en el componente denotativo de la pequeñez
cuando, por ejemplo, cuanto mayor es el tamaño de un regalo mayor es la emoción que
produce. Por este motivo, Dressler discrepa con el principio de Volek (1987:67) en que
los diminutivos forman parte de un diagrama de medios emotivos asociados o basados a
un componente cuantitativo de pequeña cantidad. Otra crítica que recibe Volek es que
resulta demasiado vaga en la explicación del tipo de emociones que puede expresar el
diminutivo.

3.2.4 Entre la semántica referencial y la pragmática

49
Las investigaciones lingüísticas sobre el diminutivo continuaron a lo largo de la
década de los años 90 aunque con objetivos diferentes y desde perspectivas de análisis
dispares. Para los autores de los 90, la cuestión primordial parece radicar en si el
diminutivo actúa dentro del marco de la semántica referencial o dentro del de la
semántica pragmática. Para analizar esta cuestión parece necesario tener en cuenta
aspectos de tipo propiamente semántico y también aquellos que son de naturaleza
eminentemente pragmática, como la intención del hablante entendida como la posición
que toma frente al contexto y a su propio discurso. Sin embargo, no es este el único
asunto que centra los estudios dedicados al diminutivo, por lo que antes de entrar en
esta cuestión parece apropiado presentar los puntos en común entre algunos de los
diferentes trabajos publicados de un modo organizado.

El contraste de lenguas pone de manifiesto notables concomitancias entre


mecanismos lingüísticos y funciones o usos semántico–pragmáticos como los
fenómenos de cortesía. Una vez más la pregunta crucial que tratan de resolver los
investigadores es la relativa a las funciones del diminutivo. El cuadro da cuenta de la
peculiar complejidad organizativa de los temas que se intersectan en los estudios sobre
el diminutivo. En los siguientes epígrafes analizaremos las posturas más interesantes al
respecto.

3.2.4.1 La perspectiva semántico–intercultural: Wierzbicka

Para Wierzbicka (1984, 1985, 1986) existe un Sistema Semántico Universal al


que se puede traducir el de cada lengua. Chomsky elabora un modelo de aprendizaje
que representa estructuralmente las señales de entrada y delimita inicialmente una clase
de las hipótesis acerca de la estructura del lenguaje. Este proceso de reconstrucción
puede tener lugar gracias a una Gramática Universal (o conjunto de datos lingüísticos
que restringen la forma de las reglas gramaticales). Para Fodor (1975, 1987) el lenguaje
universal en la mente está construido por un conjunto de proposiciones que deben tener
una estructura subyacente. Para Wierzbicka (1992) no es necesario que el vocabulario
sea innato, basta con que el vocabulario semántico universal sea lo suficientemente
expresivo como para representar todos los sistemas semánticos particulares

50
pertenecientes a las lenguas naturales (conjunto delimitado de semas o rasgos
semánticos).

Los estudios de tipo intercultural son, en general, menos rigurosos en el estudio


de los mecanismos formales de formación de palabras. Estos trabajos ponen su foco de
atención en aspectos más bien pragmáticos relacionados con la negociación de los
significados en el marco comunicativo. El diminutivo en particular y la evaluación en
general posee un enorme interés en este tipo de ámbito. Wierzbicka (1984, 1985, 1986)
estudia en su trabajo sobre los diminutivos del inglés y el polaco los motivos por los que
las sociedades en las que predominan intercambios sociales de una mayor afectividad,
como la sociedad australiana frente a otros ámbitos angloparlantes, utilizan una mayor
cantidad de morfología evaluativa. Para esta autora el ethos cultural específico
desempeña un papel primordial en la configuración de los mecanismos lingüísticos
como el diminutivo. En esta misma línea, Biscetti (2000:88–89) considera que el hecho
de que los diminutivos del italiano tengan una productividad mayor tanto en el lenguaje
técnico como en el coloquial frente a los diminutivos ingleses –ie/ –y, o –let se debe a
parámetros culturales. No advierte Biscetti, al igual que Wierzbicka (1984, 1985, 1986)
que esas funciones sí pueden estar cubiertas por otras mecanismos evaluativos como
little o mini– solo por enumerar dos casos.

Wierzbicka (1984) pretende demostrar que los diminutivos pueden describirse


de un modo riguroso mediante un metalenguaje intuitivo verificable dentro del marco
del lenguaje natural. Para ello, combina aspectos gramaticales con paráfrasis de corte
cognitivo que analizan el uso del polaco y el inglés. La autora explica, por ejemplo, los
valores del diminutivo –eńka en la palabra Marysieńka mediante las siguientes
paráfrasis ‘pienso en ti como en ALGUIEN pequeño’, ‘siento buenos sentimientos hacia
ti igual que como se hace hacia las cosas pequeñas’; para el diminutivo –ulka ‘Pienso
en ti como ALGO pequeño’, ‘siento buenos sentimientos hacia ti igual que como se
hace hacia las cosas pequeñas’; y para el diminutivo –ątko ‘pienso en ti como en
ALGUIEN que es como un animal pequeño’, ‘siento buenos sentimientos hacia ti como
se hace hacia las crías’.

51
El diminutivo no solo expresa una actitud afectuosa sino que además, existe una
relación entre el tamaño de los referentes y el empleo del diminutivo en términos de
peligrosidad o inocuidad. Es precisamente esta idea la que posibilita habilitar las
metáforas propuestas por los trabajos de corte cognitivo posteriores como los de Ruíz de
Mendoza Ibáñez (1995–96, 1999, 2000). La autora trata de poner de manifiesto que
etiquetas como diminutivo o aumentativo, evaluativo, etc. son menos fiables que su
sistema de definición mediante paráfrasis con lenguaje natural, argumentando que este
es verificable intuitivamente. Aun así, en nuestra opinión el rigor que puede
concedérsele a la intuición debe ponerse siempre en tela de juicio.

La autora recurre al contraste del inglés y del polaco para demostrar la


interdependencia que existiría entre el ethos cultural de un pueblo y el desarrollo de su
sistema lingüístico, del diminutivo en este caso. Aunque sus resultados no son en
absoluto concluyentes, abren vías de discusión. No queda demostrado que la mayor
calidez del pueblo polaco justifique su mayor empleo de diminutivos como pretende la
autora. Además el estudio pasa por alto que el inglés se sirve de mecanismos analíticos
para realizar estas funciones. Según sus premisas, el diminutivo no puede ser nunca un
universal puesto que la correlación entre sus estructuras y sus funciones se articula en
las distintas lenguas de modos diversos. En cuanto a la manera que posee de definir el
diminutivo, nos parece todavía demasiado intuitiva y vaga aunque, como hemos dicho,
abre el camino de las posteriores investigaciones de la semántica cognitiva. En este
sentido, coincidimos con Ridruejo (2002a:59) en el hecho de que algunos trabajos de
pragmática intercultural, como el presente, presentan algunas limitaciones en su
generalización sobre los universales lingüísticos en el hecho de que están excesivamente
centrados en las lenguas anglosajonas.

Para Dressler (1994) el trabajo de Wierzbicka (1984, 1985, 1986) es más


morfosemántico que pragmático en tanto que la [apreciación] procede de la inferencia
pequeño/‘buenos sentimientos’ que para él no trasciende el plano semántico [buenos
sentimientos, agradable, gracioso]. No coincidimos con este autor puesto que
Wierzbicza (1984, 1985, 1986) enfoca su estudio precisamente desde la perspectiva de
los actos de habla e indirectamente desde el fenómeno de la cortesía. La autora emplea
términos como ‘actitudes’ ‘actos de habla’, ‘ámbitos de uso’, ‘mitigadores’ y explica

52
que los diminutivos son útiles en actos de habla como las ofertas en las que sirve para
evaluar lo ofrecido como bueno y el acto de habla general como amistoso para el
interlocutor. Otras autores como Wilk–Racięska (1999:921) han continuado esta
perspectiva de contraste entre el español y el polaco bajo la premisa del diminutivo
como un universal interlingüístico susceptible de ser analizado bajo las premisas de la
semántica cognitiva. En trabajos más recientes como el de Spišiaková (2006:145) se
contrasta el español con el eslovaco y se consigna no solo una mayor cantidad de
formantes en la lengua eslava sino también una mayor cantidad de contextos de
aparición aunque no viene apoyado por una necesaria aportación de un enfoque
pragmático.

3.2.4.2 Grandi y la tipología contrastiva areal de las lenguas del


Mediterráneo

En la actualidad, el diminutivo y el resto de fenómenos relacionados con él se


engloban bajo diferentes etiquetas como, entre otros, alteración, evaluación,
modificación, apreciación (Merlini Barbaresi, 2004:264). Ya Haas (1972:148) habla de
la noción del diminutivo como un universal lingüístico icónico. De acuerdo con el
universal #1926 (formerly #1932) del archivo Konstanz (Plank y Filimova 2000), existe
una tendencia icónica en los aumentativos a contener vocales altas y posteriores y altas
y frontales en los diminutivos aunque Štekauer, Valera y Kőrtvélyessy (2012:270)
explican que en sus datos no se confirma esta expectativa y que “while front and hight
vowels prevail as diminutive markers, we can hardly speak of a language universal”
(2012:273). Tampoco para Bauer (1996:197) se trata de un argumento muy potente en
el ámbito del contraste de lenguas. Por otro lado, Haas (1972:148) se refiere también a
sus mecanismos morfológicos y sintácticos. Al hablar de sus valores afectivos o
connotativos como la ternura, el desprecio o el insulto no hace sino aproximarse a la
definición actual de lo evaluativo. En la línea anterior, Grandi (2002) investiga las
lenguas de un área geográfica y cultural hermanada por el mar Mediterráneo en busca
de un fundamento común y universal que dé cuenta de la proliferación de los elementos
evaluativos. Al mismo tiempo, Grandi se encuentra con la dificultad de definir y acotar
su búsqueda a los elementos evaluativos de naturaleza morfológica. Para ello, contrasta
las lenguas del Mediterráneo (semíticas, latinas, germánicas, eslavas) con lenguas

53
adscritas a otras áreas geolingüísticas. El fundamento de sus postulados es de corte
cognitivo al afirmar que ‘el mecanismo de la disminución podría ser un universal
semántico’, pero la respuesta final a esta cuestión no es definitiva.

En el marco de la morfología de Bybee (1985), Grandi (2002:157) concibe


algunos conceptos lingüísticos como dispuestos en un continuo en el que los elementos
intermedios comparten rasgos afines a distintas categorías. Para reducir el problema de
su estudio, el autor se centra en los empleos más bien semánticos, o en todo caso, menos
dependientes del discurso. Como se comprueba en su estudio, esto no siempre es
posible, porque en toda evaluación siempre hay una toma de partido por parte del
hablante. Pese a estos problemas teóricos, que son nucleares en todo estudio sobre esta
materia, Grandi (2002:77) decide centrarse en los aspectos semánticos que ayudan a
distinguir entre lo dimensional y lo cualificativo.

Todos los elementos englobados en los fenómenos de disminución, cortesía y


apreciación deberían compartir al menos un número de rasgos suficientes para legitimar
la existencia de una categoría evaluativa. Sus mecanismos lingüísticos serían la
afijación, la modificación interna, la reduplicación y la modificación sintáctica. Resulta
evidente que no es posible establecer una correspondencia biunívoca clara y exclusiva
entre estas construcciones y los valores semánticos. Por ello, el autor considera por
separado la posibilidad del análisis semántico y el del formal. Así las cosas, una
construcción es evaluativa o apreciativa si se cumplen estas dos variables:

a) variable semántica: se asigna a un concepto X un valor distinto del estándar


dentro de la escala de la propiedad semántica.
b) variable formal: la forma estándar se expresa a través de otra forma con
autonomía léxica reconocida por los hablantes como existente con una marca
apreciativa (afijo, modificación sintáctica, iteración).

Grandi (2002:32) considera que existen dos valores semánticos que dan cuenta
de la morfología apreciativa, el valor escalar descriptivo (disminución o aumento) y el
valor escalar cualitativo (atenuación, intensificación, desprecio, afectividad,
autenticidad). Estos valores se interpretan de un modo cualitativo–cuantitativo en un eje

54
que va desde los valores positivos (aumento, intensificación y afectividad) a los
negativos (disminución, atenuación y desprecio).

Grandi busca en estos dos ejes la universalidad lingüística mediante un


fundamento cognitivo: el universal lingüístico de la talla podría explicar el
funcionamiento de los apreciativos, pues muchas categorías derivativas poseen su
origen en estructuras cognitivas. El problema de la evaluación es que el fundamento
cognitivo es poco estable ya que está a caballo entre lo que se ha llamado la morfología
típica y la morfología expresiva. La dimensión cualitativa de la evaluación de un alto
componente subjetivo, invade el dominio de la descriptiva y esto impide postular para
esta última un fundamento cognitivo objetivo. Al parecer, el único esquema cognitivo–
perceptivo que funciona es el de la forma que se percibe mejor y es más estable que el
del color o la emoción. Sin embargo, no deja de ser un concepto relativo que impide que
la evaluación pueda concebirse como una categoría cognitiva objetiva. Con todo, es
innegable que sus construcciones activan valores que casi justifican la existencia de una
categoría cognitiva.

La hipótesis de trabajo de Grandi (2002:49) consiste en que la evaluación


constituye una operación semántico–funcional que contiene una serie de construcciones
lingüísticas que explican los cuatro valores semánticos paramétricos (grande, pequeño,
bueno y malo) con un importante fundamento cognitivo. El criterio formal se refiere a
una marca evaluativa, el semántico se refiere a la manifestación de uno de los cuatro
valores prototípicos los valores pequeño, grande, bueno, malo. Uno de los aspectos más
interesantes del trabajo consiste en el repaso que Grandi (2002) efectúa sobre las
propuestas de clasificación de la morfología generativa de Scalise (1984) y sobre la
clasificación de los valores de los sustantivos con evaluativos en base a su marco de
subcategorización semántico. Las conclusiones de Grandi (2002:302) descartan la
existencia de una liga lingüística mediterránea en cuanto a la evaluación afijal. Muy
distintos son los procedimientos que las diferentes familias de lenguas emplean en el
ámbito tratado y solo parciales los puntos afines. En el contraste de lenguas se revelan
con claridad soluciones imperceptibles desde el análisis monolingüe.

55
3.2.4.3 Los diminutivos y los estudios traductológicos: Piñel (1974) De
Bruyne (1998, 2000), Garcés/ Bou/ García (1992), Hernández/
Tamámes (1997)

El punto de partida de la mayoría de los trabajos de contraste de lenguas para la


traducción en español sigue una metodología estilística deudora de Amado Alonso.
Piñel López (1993:87) clasifica los valores del diminutivo en función de los problemas
que le surgen en el trasvase del español al alemán. El punto de partida de su trabajo se
encuentra en Amado Alonso (1951:187–188) según su clasificación: 1) diminutivo
disminuidor; 2) diminutivo despectivo; 3) afectivo; 4) atenuante; 5) superlativo (Alonso
no aceptaba de buen grado la existencia de este tipo de valor aunque otros autores como
Beinhauer (1964: 286) lo admiten sin tapujos.); 6) irónico. Por su parte, Hernández y
Tamames (1997:604) traduce del alemán al español y constata los usos afines a ambas
lenguas: 1) afectivo 2) neutralizadores de situaciones negativas. 3) peyorativo; 4)
irónicos; 5) disminuidor; 6) dialectal; 7) lexicalizado. Estos autores aclaran que el
español que es una lengua mucho más rica que el alemán en la expresión formal del
diminutivo–apreciativo dado que esta lengua siempre encuentra un diminutivo adecuado
para expresar cada intención o estructura, aspecto que no se da a la inversa. De hecho,
una de las mayores dificultades en la traducción de diminutivos españoles al alemán se
encontrará según Bruyne (1989:99) en los casos en los que se ha de traducir una
categoría distinta a la sustantiva particularmente en lo que se refiere a encontrar una
equivalencia sufijal. Algo que también advierte Costa (1997:202) quien a pesar de
recomendar el empleo de prefijoides enfáticos admite la diferencia de sufijos alterativos
en número entre alemán e italiano que provoca numerosas situaciones de
intraducibilidad. Pfeifer (2003:59) explica precisamente el error de algunos traductores
de la obra de García Lorca al intentar encontrar estas equivalencias sufijales en la
traducción al alemán de los diminutivos.

En Bruyne (1989:93–101) se ofrecen una serie de soluciones para traducir los


valores apreciativos de los diminutivos en una obra de Vargas Llosa al alemán, y en
Bruyne (1998:135) al neerlandés. Otros trabajos del mismo autor (1992:1104) analiza
los valores afectivos de las series numerales con aumentativos –ón del tipo de treintón,
cuarentón, cincuentón y continúa con sus investigaciones en el campo de la traducción.

56
Faitelson–Weiser (1980:137) había caracterizado estos sufijos como cuantificadores
precategorizadores puesto que cambian la categoría gramatical y semántica de la base
aunque sus valores cualitativos y cuantitativos son secundarios. Bruyne (2000:256)
ubica el valor de estos diminutivos en la línea de Alonso (1951) y refiere casos de valor
peyorativo, erótico, nocional, elativo, lexicalizaciones, diminutivo de frase (Spitzer,
1918 y 1933 y Alonso, 1951). Uno de los aspectos más interesantes de su trabajo
(2000:259) es la denominación de sufijo desplazado a un afijo utilizado por la atracción
que ejerce otro elemento léxico de la frase en el que dicho afijo podría esperarse
lógicamente: A éste no lo quiso porque nació cieguecito.

En el ejemplo, el autor prefiere cieguecito que implica pequeñez y afectividad en


lugar de niño ciego. Los estudios de traducción han estado tradicionalmente muy
centrados en cuestiones prácticas. Ya Martinet (1991:4) había insistido en tener en
cuenta la diferencia entre comunicación (instrumento) y expresión (modo de empleo).
Mientras que Trup (2001: 211) exige la necesidad de reflejar en la lengua de llegada la
misma intensidad emocional existente en la de partida en términos de implícito frente a
explícito, trabajos como el de Dengler (1997:43) para la traducción del diminutivo entre
el español y el francés o Rodríguez (1998:107) también giraban en cuestiones como la
diferencia entre denotación y connotación y sus implicaciones estilísticas aunque ya
plantean la necesidad de un enfoque pragmático. Así pues, solo la sociopragmática
puede explicar cómo una forma como Fräulein, analiza Stoll (2006:92), se interpreta
como una expresión de poder mientras que la forma señorita todavía se percibe como
positiva en algunas formas del español. En este sentido, el trabajo de Martín Zorraquino
(2012–2013:136) vincula el efecto estilístico afectivo del diminutivo con la Teoría de la
Cortesía Verbal.

Solo la clasificación de Garcés, Bou y García (1992:251–53) aplica


tempranamente estrategias de tipo pragmático a la traducción como las Máximas de
cortesía o el concepto de imagen descrito según el tratamiento ofrecido por Brown y
Levinson (1987). El diminutivo se utiliza entre otras estrategias como mitigador de los
actos de habla que amenazan de la imagen negativa del interlocutor o para el incremento
de su imagen positiva. Por consiguiente, el diminutivo puede utilizarse como una
estrategia de negociación encaminada a que el oyente comparta los fines del hablante.

57
Los autores extraen los ejemplos de las obras Viaje a la Alcarria, Bodas de sangre, y
Doña Rosita la soltera. La tipología de estos empleos incluye lo siguiente: 1) estrategias
de cortesía negativa en las que el hablante indica que su interferencia en la libertad de
acción del oyente será mínima (con compensación, deferencia, disculpa) y 2) estrategias
de cortesía positiva, en los que el hablante mitiga la amenaza indicando al oyente que
comparte sus necesidades y le considera un igual (admiración, interés, simpatía,
igualación social, afinidad ideológica, acuerdo, cooperación, consideración,
compromiso).

En los estudios de lingüística aplicada se pone de manifiesto el problema del


significado del diminutivo en toda su extensión, pues estas disciplinas requieren
necesariamente soluciones eficaces acerca de la estructura morfológica y sintáctica de la
formación de palabras y, sobre todo, acerca de los valores semánticos y los significados
pragmáticos que el diminutivo activa en español con respecto a las otras lenguas. Es
cierto que los trabajos de índole traductológica revisados adolecen de cierto rigor
descriptivo y teórico, sin embargo, se han dedicado tesis a la investigación de este
ámbito como la de Luyre (1990) para la traducción de los diminutivos rusos al inglés
que constituyen un buen ámbito de análisis y contraste interlingüístico en la búsqueda
de procedimientos prácticos en la traducción de los diferentes significados del
diminutivo así como sobre la sistematización de su aparente falta de unidad no solo
semántica, sino también formal.

3.2.5 Enfoques pragmáticos

3.2.5.1 Modelos basados en la morfopragmática de Dressler (1994)

La Morfología Natural utiliza la dependencia del módulo gramatical de otros


factores cognitivos y extralingüísticos como base para explicar los principios y las
preferencias morfológicas. Esto supone ocuparse tanto de la gramática morfológica
como de los significados pragmáticos regulares y productivos que se dan en las reglas
morfológicas. Este cruce de caminos se conoce como morfopragmática y se basa en la

58
idea de que todos los componentes del lenguaje poseen su propia semántica y
pragmática. En concreto la morfopragmática del diminutivo es el intento de imponer
restricciones pragmáticas a su empleo en las diferentes situaciones de habla fijadas, para
encontrar así los mecanismos y las estrategias regulares empleadas en la creación de
efectos pragmáticos (1994:153 y ss.).

Para Dressler la formación diminutiva expresa una evaluación o juicio como


valor (no como hecho) de acuerdo con la intención, la perspectiva y el estándar de
evaluación del evaluador. Se concibe la evaluación como una operación mental que
asienta el valor de un objeto o evento en relación con la importancia asignada al objeto
o evento por parte del hablante. Según Dressler y Merlini Barbaresi (1994:154) las
evaluaciones son inherentemente subjetivas porque expresan la actitud del hablante
hacia un objeto o evento. Los autores consideran que el diminutivo es una señal que
marca la transición de lo real (característica morfosemántica [pequeño]) a lo imaginario
[no–serio]. Esta variable se emplea para alterar la responsabilidad del hablante en acto
lingüístico o su fuerza ilocutiva. Los autores (1994:159) justifican la posibilidad de
pasar de una característica a otra de la manera siguiente

the semantic feature [non–important], an alloseme of [small]’. (cf. 3.4.4.) When the speaker
signals, via evaluative, that his speech act apply to an imaginary rather than to the real world, he
specifies thes fictive evaluation as non–serious through the semantic modifier nos important.

Para Dressler (2001:43) la característica [no serio] no es un resultado del


significado semántico del sufijo sino del desarrollo pragmático a través de una regla
morfológica que se añade al acto de habla y lo clasifica como [no serio]. Para este autor
la fuerza ilocutiva del evaluativo está incrustada en el acto de habla superordinado
(aunque la modifica, no cambia el tipo de acto). Algunos estudios relacionados con el
desarrollo del lenguaje infantil que dan cierto soporte empírico a las tesis de Dressler y
Barbaresi (1994) como el de Ceccerini & Bonifacio & Zocconi (1995:161) explican no
solo que el diminutivo es uno de las primeras operaciones de morfología gramatical en
adquirirse sino que el significado small aparece antes que el pragmático en este proceso.
Otros trabajos como el de Gillis (1995:178) en la adquisición de los diminutivos del
danés argumentan, por el contrario, que lo que sucede es más un proceso de imitación
dada la correlación que hay entre el empleo de este mecanismo por parte del niño y de
la madre.

59
El estudio de Muñiz Muñiz (1985:73) criticaba la propuesta de La Stella (1983)
de una equivalencia funcional entre algunos sufijos españoles e italianos. Según esta
autora no es posible aplicar un modelo de enseñanza del vocabulario basado en la
analogía la equivalencia o discrepancia del significado, puesto que este depende del
contexto. Para arrojar algo de luz sobre estas cuestiones las propuestas de la
morfopragmática de Dressler y Merlini Barbaresi (1994) siguen un modelo de análisis
de fenómenos pragmáticos basados en el estudio de los actos de habla como los estudios
de Haverkate (1985, 1990a:82, 1990b:107) sobre la ironía o las expresiones
condicionales que arrojaban alguna luz indirecta sobre los diminutivos y otras formas de
mitigación.

En la misma línea de investigación sobre los actos de habla y bajo una óptica
ecléctica, que no renuncia ni a la morfología léxica ni a la natural, D’Angelis &
Mariottini (2006:369) intentan encontrar las equivalencias funcionales directas entre los
sufijos diminutivos españoles y los italianos verificando su distinto comportamiento
estratégico en los mencionados actos que se producen en los chats de ambos países. El
resultado es predecible: el empleo del diminutivo español es más numeroso y
productivo. Sus conclusiones son similares a las de Dressler y Merlini Barbaresi (1994)
puesto que, por un lado, afirman que los diminutivos modulan tanto la dimensión
dinámica como la estática de una conversación pero, por otro lado, tampoco explican
suficientemente, bajo mi punto de vista, qué mecanismo produce la aparición del rasgo
[no serio]. Para Mariottini (2006:125) los diminutivos funcionan en los chats,
principalmente como estrategia irónica para atenuar peticiones o afirmaciones con
reproches. Además en los saludos enfatizan la cercanía y la informalidad aunque el
mayor empleo de los mismos en español frente al italiano puede estar justificado por
una distinta percepción intercultural de la proximidad. También Tirapu (2000:135)
estudia los distintos grados de la fuerza ilocutiva en los actos de habla directivos con
diminutivo, elemento al que considera un modulador mitigador casi gramaticalizado.
Otros autores como Crocco (1992:70) aplican los estudios de morfopragmática a la
variación en la formación de etnónimos supletivos en italiano y para explicar cómo las
reglas morfológicas se ven alteradas cuando el hablante quiere otorgar a estas palabras
un valor estilístico o docto.

60
Dressler y Merlini Barbaresi (2001) defienden el supuesto de la prioridad
pragmática sobre la semántica y rechazan el enfoque de la característica semántica
propuesto por autores como Wierzbicka (1984, 1985, 1986) o Jurafsky (1996). En
especial, critican a Jurafsky porque su enfoque no ofrece una clara división entre la
cognición, la semántica y la pragmática (2001:45), según examinaremos más adelante.
Algunos otros autores, como Magni (1999:139), consideran que el método de análisis
de Jurafsky (1996) es incorrecto y rápido porque generaliza haciendo abstracción de
muchas lenguas sin demostrar claramente que los sufijos que presenta sean diminutivos.
Dado que según Dressler y Merlini Barberisi el enfoque debe ser eminentemente
pragmático, se decantan por una perspectiva maximalista del estudio según la cual la
característica pequeño pertenece al nivel morfosemántico y todas las demás
características del diminutivo al pragmático. La derivación se hace de la siguiente
manera:

1. Asumimos el significado general morfopragmático [no serio] de la manera


explicada más arriba. Esto implica que las reglas de formación de diminutivos dentro de
la morfología, contienen una entrada que indica que pueden ser empleados
metafóricamente para connotar la falta de seriedad de un acto de habla.
2. La característica [no serio] pertenece al conjunto del acto de habla en la
situación de habla, razón por la cual para que la regla se active debe existir
interdependencia entre ambos factores.
3. Algunas de las características de [no serio] son el carácter lúdico, la
atenuación o mitigación de los actos de habla. También pueden plantear las condiciones
necesarias para el eufemismo, la ironía, etc.

Así las cosas, el modelo de Dressler y Merlini Barbaresi (1994) realiza predicciones
sobre:

a) constelaciones de variables pragmáticas en las que un diminutivo no puede


usarse en un sentido no denotativo;
b) constelaciones pragmáticas en las que los diminutivos pueden utilizarse;
c) factores pragmáticos que hacen de los diminutivos algo más probable;

61
d) efectos pragmáticos para los que los diminutivos deben utilizarse
estratégicamente.

Además de las características morfopragmáticas constitutivas (esenciales,


previas y necesarias) para el empleo de una regla productiva de construcción de los
diminutivos ([no serio] que se combina con [no importante] y [ficticio]) existen
parámetros variables o regulativos que expresan relaciones metafóricas entre estos y los
parámetros fijos. Como factores regulativos más importantes se consideran los
siguientes: Simpatía, Empatía, Familiaridad, Informalidad, Intimidad, Emoción, Ironía,
Eufemismo, Contención y Modestia. Los factores regulativos y los constitutivos juntos
concretan la probabilidad del empleo de un diminutivo en un determinado acto de habla.

Los propios autores reconocen que la definición y precisión de estos factores


plantea serias dificultades puesto que tanto la naturaleza de la emoción como la del resto
de factores es difícil de identificar y de sistematizar. Además, el estudio se puede
abordar desde dos perspectivas de la comunicación, la estática (situación comunicativa)
y la dinámica (el acto de habla en el evento comunicativo).

Por lo que hace a las situaciones comunicativas en las que la característica [no
serio] del diminutivo es constitutiva, los autores estudian tres en particular: a) el
lenguaje con niños; b) el lenguaje con mascotas; c) el lenguaje entre amantes. Además,
este estudio se completa con en el análisis de los actos de habla, basados en los tipos
ilocutivos clásicos de Searle (1980) (directivos, asertivos, expresivos y comisivos) y
Wunderlich (1977) (erotéticos, retractivos y vocativos). Aunque la función de los
diminutivos en todos los actos de habla es modificadora y modaliza todo el acto de
habla, los autores no aclaran suficientemente cómo funciona la naturaleza de las
metáforas que relacionan los distintos factores regulativos o convencionales ni sus
relaciones y efectos pragmáticos en los actos de habla.

Dressler y Merlini Barbaresi (1994:168) llegan a la conclusión de que puesto


que no es posible encontrar ninguna connotación estable en la formación diminutiva es
preciso localizarla en datos combinados, como el tipo de bases léxicas, sus referentes, su
microentorno o su acto de habla. La justificación de este modelo se basa en su potencial

62
para modelar las inferencias pragmáticas. Asumimos que el diminutivo funciona como
índice que activa la interpretación del oyente en relación con el acto de habla y la
situación de habla en general. De su uso se deriva la interpretación [no serio] y por
último se hacen inferencias sobre la situación de habla y el tipo de acto de habla.
Durante este proceso el oyente utiliza entradas de información cotextual y contextual
que ha aprendido que son relevantes para la interpretación de los diminutivos,
incluyendo las experiencias previas con el hablante, el hablante y sus propias creencias,
actitudes y estado de emociones.

El modelo de Dressler y Merlini Barbaresi (1994) puede hacer predicciones, al


menos, sobre los siguientes aspectos:

a) en qué condiciones o variables pragmáticas puede aparecer un diminutivo


sin significado cuantitativo.
b) En qué condiciones pragmáticas generales es más frecuente su empleo.
c) Cuáles son los efectos pragmáticos para los que el diminutivo puede
emplearse estratégicamente.

Falcinelli (2007:235) lleva a cabo un análisis de los diminutivos en un corpus de


textos en español peninsular para demostrar la posibilidad de aplicar en esta lengua la
metodología de Dressler y Barbaresi (1994). Una carencia en su trabajo se deriva de que
los textos sean meramente literarios y no se tengan en cuenta tomas del español oral.
Ramírez Saniz (2008:26) reseña el trabajo de Dressler y Barbaresi (1994) y realiza una
pequeña puntualización acerca de la ausencia en el trabajo de una propuesta sobre la
dirección de dispersión de los valores [pequeño] y [agradable] del diminutivo en un eje
de lo vertical o metafórica o en otro horizontal y metonímico.

3.2.5.1.1 Críticas de Schneider (2003)

El modelo de Dressler y Merlini Barbaresi (1994) ha sido valorado críticamente


por Schneider (2003:52) que hace las observaciones siguientes:

1. Todas las dimensiones pueden ser modificadas por los diminutivos.

63
2. Todas las dimensiones se degradan simultánea e interrelacionadamente.
3. La intensificación se da en el caso de actitudes emocionales o enfáticas.
4. La perspectiva dinámica (el evento comunicativo) es más decisiva que la
estática, lo que equivale a decir que el evento comunicativo es más importante
que la situación comunicativa.
5. La perspectiva es micropragmática, y olvida factores importantes de la
macropragmática, como los actos precedentes y los subsecuentes.
6. Algunos de los factores se tratan de un modo asistemático, como a) las
estrategias de realización de los actos de habla; b) los niveles de uso de aquello
que se considera lo directo; c) los valores corteses; d) las variables situacionales.

3.2.5.1.2 Críticas de Santibáñez (1999)

El modelo de Dressler también ha recibido algunas críticas desde el ámbito de la


Semántica Cognitiva como las de Santibáñez (1999) que propone que antes de activarse
el contexto se produce una activación cognitiva entre la semántica del sufijo y la de la
base. Explicaremos con más detalle estos aspectos en el punto 3.2.5.3. (Los diminutivos
según la semántica cognitiva).

3.2.5.1.3 Modelos híbridos a partir de Dresler (1994). La propuesta de Cantero (2001)

También Cantero en su trabajo La morfopragmática (2001) sigue el modelo de


Dressler & Merlini Barbaresi (1994). Sus intereses se centran en el diminutivo y en
otros procedimientos léxicos tradicionalmente olvidados por no caer en el marco de la
palabra. La autora realiza una síntesis entre las principales teorías pragmáticas y la
morfología de Aronoff (1976), Bauer (1983) y Bybee (1985) para explicar cómo las
estrategias productivas de las reglas de formación de palabras son un reflejo de los
procesos mentales que combinan forma y significado según las soluciones de Bybee
(1985) y la búsqueda de sus efectos perlocutivos en función de la teoría de la relevancia
(esfuerzo/ beneficio) de Sperber y Wilson (1986).

64
La Morfología Generativa de Aronoff (1976) dejaba fuera de su estudio procesos
poco productivos que afectaran a unidades distintas a la palabra. La morfología de
Bybee (1985) puede, en combinación con la Morfología Natural de Dressler (1984a) y
con la ayuda de parámetros pragmáticos, dar cuenta de algunos de estos procesos. De
este modo, la autora explica la extensión de los valores de un morfema sin significado
como cran– en inglés, a partir de una palabra original de la que es una parte cranberry,
a través de la identificación del significado de la unidad con el de una parte de la misma.
Según la autora, este proceso es un acto locutivo durante el que las reglas de formación
de palabras acceden al componente pragmático de la base (que podría representar una
propiedad perteneciente a la estructura profunda del lexema).

Cantero (2001) considera que este es un proceso cognitivo intuitivo que busca
limitar el esfuerzo de procesamiento puesto que el individuo focaliza sus intenciones
comunicativas en la información más relevante. En un trabajo posterior, Cantero (2006)
estudia los actos de habla vocativos en la misma línea de trabajos anteriores. La autora
no solo considera el tipo de situación comunicativa sino también el nivel del discurso,
es decir la reacción de cooperación o no cooperacion del oyente. De los estudios
pragmáticos de Haverkate (1984) toma la distinción ente las estrategias centralizantes,
descentralizantes y estándar, que se refieren a la manera en que los hablantes estructuran
estratégicamente la relación interactiva con el oyente. Estos planteamientos están cerca
de los trabajos de Mutz (1999, 2000, 2001) y Reynoso Noverón (1998, 1999, 2002,
2005).

Según esta investigación, la elección de una regla de formación de palabras y no


de otra está regida por la intención perlocutiva que busca la máxima relevancia. Una
regla de formación de lexemas incluye funciones sintácticas, semánticas y fonológicas.
La parte sintáctica estipula la base (categoría) y el resultado, la parte semántica
especifica la semántica de la base y su resultado (más allá de la categoría); la fonológica
es una regla en la que se estipula una raíz y una operación morfológica. La
morfopragmática responde a dos preguntas:

1- ¿Cuáles son los usos pragmáticamente posibles de las reglas morfológicas?


2- ¿Qué tipo de reglas morfológicas sirven a qué tipo de función pragmática?

65
Solo es posible tener una visión completa de los empleos morfopragmáticos del
diminutivo si tenemos en cuenta tanto la intención como la satisfacción del propósito
del acto de habla. Para obtener esta información, es necesario atender también a
parámetros sociopragmáticos. Es necesario recordar, no obstante, que las escalas
pragmáticas de relevancia y esfuerzo, si bien son las más importantes, no son las únicas
que rigen la interacción comunicativa.

3.2.5.2 Modelos basados en la cortesía interlingüística: Sifianou (1992)

Con un afán contrastivo similar al de Wierzbicka (1984, 1985, 1986), Sifianou


(1992) estudia el uso comparado de los diminutivos en inglés y en griego moderno.
Siguiendo los estudios de Daltas (1985:67) sobre la formación diminutiva y aumentativa
en griego moderno, su trabajo está más preocupado por cuestiones relacionadas con la
cortesía o el concepto de face. La autora realiza un comentario breve pero definitorio
sobre la función primaria del diminutivo que reproducimos a continuación:

the primary function of diminutives, as the term suggests, is to express the idea of little, or
‘smaller’ than the non–diminutive form. However, they are frequently also used to express
familiarity, informality and endearment (1992:157).

Este juicio resulta todavía más sorprendente si tenemos en cuenta que el resto
del trabajo de Sifianou (1992:155–156) se fundamenta en la justificación del empleo del
diminutivo como estrategia cortés dirigida a la salvaguarda de la imagen de los
interlocutores según las directrices ya marcadas en el libro clásico Politeness some
Universals in Language Usage (Brown & Levinson, 1987) en el que el diminutivo ya
era, aunque con brevedad, tema de contraste intercultural en relación con el concepto de
face. Fraser (1975:189) explica cómo la existencia de núcleos performativos verbales
altera la fuerza ilocutiva de los actos de habla. Para Sifianou (1992:161) los diminutivos
son mecanismos o marcadores lingüísticos que actúan en este sentido y que están
relacionados con conceptos como la solidaridad o la atenuación de actos amenazadores
de la imagen. Según esta autora “It was assumed that diminutivization could not be
independent of manifestations of politeness (1992:156)”.

66
Al adoptar la perspectiva de la cortesía, no hay duda de que Sifianou (1992)
considera que el diminutivo posee funciones pragmáticas aunque la autora soslaye una
cuestión no menor, la de facilitar una explicación que enmarque y explique con claridad
no solo las funciones pragmáticas del diminutivo, sino también sus funciones
semánticas o morfológicas. Su aportación nos parece más relevante en lo que hace al
modelo de análisis basado en los actos de habla que en lo referido al contraste cultural.
En relación con el primero de estos asuntos, Sifianou da cuenta del empleo de los
diminutivos en actos de habla como las preguntas, las ofertas y los cumplidos
(1992:160–165) abriendo el campo a trabajos similares como los de Stephany (1995) en
el ámbito del desarrollo del diminutivo griego en la infacia, Makri–Tsilipakou
(2003:718) sobre la relación entre diminutivos y género desde un punto de vista
sociolingüístico o los trabajos extensivos de Schneider (1999, 2003) sobre cortesía y
actos de habla con diminutivos que servirán de base al análisis de nuestro corpus. En
este sentido, es de gran interés el trabajo de Albelda y Contreras (2009:22–23) sobre la
función de la atenuación en las relaciones vendedor/cliente de dos culturas distantes
como la española y la alemana. En este sentido, los clientes españoles participan
activamente en la conversación y atenúan más en actos directivos de pregunta y
asertivos en contraste con la escasa participación del cliente alemán en la conversación.
Según las autoras, en español, a diferencia de en alemán, la atenuación es más una
estrategia de negociación con el fin de generar confianza y solidaridad que de
mantenimiento de distancia. Por el contrario en alemán, la atenuación está más
vinculada al mantenimiento de la privacidad.

Desde una perspectiva intralingüística que contrasta variedades del español de


México y de España, Curcó (1998) analiza actos de habla directivos como las peticiones
para analizar el vínculo entre diminutivo y cortesía. La tesis de esta autora trata de
demostrar que los mexicanos prestan más atención a la salvaguarda de la imagen
positiva que los españoles y esto influye en su estilo de interacción verbal. Para ello
recurre al concepto de imagen de Brown y Levinson (1987) y al Principio de
Cooperación de Grice (1975). Según la autora, el diminutivo está convencionalizado en
México como índice de cortesía positiva que además favorece, a diferencia de lo que
sucede en España, la salvaguarda de la imagen negativa del oyente. Los mexicanos
creen que la percepción de la cortesía aumenta con el uso de la cortesía. La autora

67
considera que se es más cortés si se utilizan estrategias para mitigar los actos
amenazadores de la imagen pública (AAIP).

Sin embargo, en el análisis intralingüístico, es posible que las estrategias


corteses estén institucionalizadas de un modo diferente. Parece que estos empleos son
menos conscientes que institucionalizados. Incluso en la prosodia, comenta Hidalgo
(2009:190) parece que los hablantes hispanoamericanos muestran menor agresividad
que los españoles. Briz (2007:38) explica que en general en España existe menos
cortesía ritual que en América y que por tanto, en América se es más atenuado que en
España. Por tanto, en España la cortesía es más un medio para conseguir un fin que una
ritualización inherente a la lengua. Esta circunstancia demuestra que una sociedad no
tiene por qué ser menos cortés que otra, sino que el sistema posee una diferente
codificación del empleo de la cortesía. En nuestra opinión el prolífico empleo del sufijo
diminutivo –ito en el español de México, en comparación con el español de España,
propicia no solo su pragmatización, sino también su institucionalización. Este contraste
cultural hace que los españoles perciban el abusivo uso mejicano como inadecuado o
menos cortés cuando no es necesariamente así, como hemos visto.

Félix–Brasdefer (2004:297) explica para el caso concreto de los hablantes


mexicanos varones que mitigan los actos que amenazan la imagen de manera
sistemática mediante formas léxicas (entre otros tipos los sufijos diminutivos) y
sintácticas en situaciones de +Poder y +Distancia. Silva (2010) estudia la expresión del
poder en términos de ideología y género a través del diminutivo en el corpus PRESEEA
y afirma que su empleo está ligado al pensamiento del emisor como ‘recurso para
esconder, minimizar, maximizar o controlar la respuesta del receptor ante un juicio con
carga ideológica’. También desde una perspectiva intralingüística, Martín Zorraquino
(2012–13:133) explica cómo el diminutivo español en relación con el concepto de
imagen positiva sirve para compensar peticiones, provocar una actitud positiva o
atenuar el efecto de informaciones negativas.

De Marco (1996), por su parte, retoma la propuesta de análisis morfopragmático


de Dressler y Merlini Barbaresi (1994) para realizar un estudio de corte
sociopragmático. La autora analiza factores de la dimensión estática de la pragmática

68
sobre la base empírica de las variables socioculturales (género, edad y sexo) y otros de
tipo más cognitivo (grado de intimidad, experiencia, creencias, prejuicios y relaciones).
Además se pregunta cuáles son las relaciones entre los roles que se instauran entre los
participantes: el conflicto, las posiciones sociales, los estereotipos. El concepto de acto
lingüístico se extiende a la aplicación del diminutivo a un contexto mayor, el de marco
social y la noción de imagen entendida en un modo general. Su estudio analiza los datos
del habla espontánea en la ciudad de Cosenza, y en diversos registros del discurso de la
televisión. Los resultados se clasifican según la situación lingüística, los actos
lingüísticos según factores diversos (familiaridad, formalidad, emoción), la distancia
entre los roles sociales y la influencia de otros participantes, así como los distintos tipos
de actos de habla que se dan en los actos comunicativos.

La autora (1998:175–77) concluye diciendo que la característica [no–serio] de la


que dan cuenta Dressler y Merlini Barbaresi (1994) se refiere no solo a elementos
pragmáticos sino también psicológicos y sociales. El modo en que los hablantes
interpretan el diminutivo está estrechamente ligado a la situación y a las características
de los participantes. Esto explicaría que el mayor empleo de los diminutivos por parte
de las mujeres no está relacionado solo con su trato con los niños sino que una mayor
predisposición al mantenimiento y negociación de las reglas sociales que los hombres.
En este sentido, el empleo de diminutivos por parte de individuos de clase baja toma
aquellos empleos menos complejos en contraste con el de individuos de clase alta.

Curcó, C. y A. De Fina (2002) continúan la línea de investigación iniciada en el


trabajo sobre la sociopragmática del diminutivo de De Marco (1996) y de Curcó (1998)
y proponen el estudio intralingüístico de las posibles diferencias entre dos comunidades
en términos de preservación de la imagen a partir del diminutivo. Las autoras emplearon
cuestionarios para medir las dimensiones de Distancia, Poder y Riesgo del acto de habla
en doce situaciones diádicas, y compararon el efecto del uso de ciertas estructuras sobre
la cortesía (aspectos lingüísticos) en tres escalas semánticas: natural/no natural;
adecuado/no adecuado y cortés/grosero. Los cuestionarios se aplicaron a 115
estudiantes de la Universidad Autónoma de México (UNAM) y 134 de la Universitat
Autónoma de Barcelona (UAB). No se controlaron las variables de sexo y edad:

69
Las hipótesis de partida de las autoras (2002:110) fueron las siguientes:

1) En condiciones iguales el riesgo de amenazar la imagen pública de un oyente


determina el nivel de cortesía mayor para un mexicano.
2) El promedio de la valoración de la distancia social será mayor para un
mexicano.
3) El promedio de la valoración del poder será mayor para un mexicano.
4) El promedio del grado de imposición será mayor para un mexicano.

Según las conclusiones, el riesgo de dañar la imagen es mayor para los hablantes
mexicanos. Los juicios sobre distancia social y poder relativos son también mayores
para los mexicanos. Aunque claro, es posible que las dimensiones evaluadas no puedan
ser detectadas directamente a través de preguntas de introspección. Además, las
variables de poder relativo y distancia social no siempre son claramente disociables. Los
datos de distancia social y poder asociados a ciertos actos de habla no permiten sostener
la hipótesis de una diferencia entre españoles y mexicanos en cuanto a estas variables.
Algunos resultados no tenían explicación. Ello pone de manifiesto la dificultad de
elaborar cuestionarios que midan estas variables y las posibles ambigüedades. El poder
y la distancia son percibidos y se manejan de manera muy dinámica en las situaciones
sociales por lo que es muy difícil medirlos y evaluarlos como variables fijas. En cuanto
a las estrategias de cortesía, los resultados discutidos muestran que las estrategias de
cortesía dirigidas a suavizar la amenaza de la imagen positiva o negativa del destinatario
tiene efectos diferentes en los españoles o mexicanos. Para Company (2002:52) esto
puede deberse a que en español no predominan tanto los significados pragmáticos como
los referenciales quizás debido al adstrato de marcas de reverencialidad del náhuatl y de
otras lenguas mesoamericanas, claro que esta explicación no tiene en cuenta que en
dialectos peninsulares, como los aragoneses o los navarros, sucede lo mismo y aquí no
hay relación alguna con el sustrato náhuatl. En todo caso y según el corpus que maneja
la autora la cantidad de ejemplos claramente no referenciales del español mexicano
dobla al de los de la península por lo que en España, afirma la autora (2002:55),
“prefieren describir la escena comunicativa más que aportar su propia visión y
valoración al respecto”.

70
3.2.5.3 Los diminutivos según la semántica cognitiva

Explica Wilk–Racięska (1999:923) que la diferencia esencial entre la teoría


cognitiva y las teorías semánticas formales se encuentra en el rechazo de las dicotomías
y de los límites claros entre los niveles que distinguen el lenguaje. Así pues, el sentido
de una palabra se determina mediante información central y periférica dependiente del
uso concreto del lenguaje en un contexto concreto. Según la Teoría Cognitiva de la
Mente Corpórea (The body in the mind): a) Los conceptos abstractos no son simples
estructuras formales de rasgos sino que están ligados a conceptos concretos mediante
recursos cognitivos (anclaje del pensamiento abstracto en lo concreto), b) el proceso
central es la metáfora que les dota de estructura y pone en juego el razonamiento y la
argumentación según lo recoge Bustos Guadaño (2004:170). Lakoff (1897) y Sweetser
(1990) explican cómo “el individuo es capaz de construir sistemas conceptuales
abstractos a partir de imágenes esquemáticas y conceptos directamente ligados a
experiencias”.

Los mecanismos metafóricos no son propiamente lingüísticos sino conceptuales,


pero son accesibles mediante el análisis lingüístico. Las metáforas conceptuales
proyectan sobre un dominio la estructura de otro. La invariancia asegura la congruencia
en la estructuración de un dominio sobre otro. La metáfora permite efectuar inferencias
sobre dominios abstractos dotándolos de estructura. La manipulación de
representaciones se concibe en términos de objetivos y movimientos en el espacio según
explica Bustos Guadaño (2004:173–74). El contenido conceptual no debe
necesariamente ser proposicional, puede expresarse en esquemas mentales, de imagen,
etc. El espacio se puede codificar con respeto al cuerpo. La Teoría Cognitiva de la
Metáfora mantiene que las emociones están fuertemente estructuradas y que este es el
recurso cognitivo que les da una estructura. En el Paradigma Cognitivo el lenguaje
humano es fruto de una capacidad general propia de la especie humana, genéticamente
transmitida y neurobiológicamente encarnada y las estructuras lingüísticas son el
producto de la proyección de estructuras mentales. La Teoría Cognitiva de la Metáfora

71
se basa en dos grandes modelos, la Teoría de la Mente Computarizada y La Teoría de
la mente Corporeizada.

Dentro de los estudios de semántica cognitiva una serie de autores como


Juraffsky (1996), Mutz (1999, 2000, 2001), Reynoso Noverón (1998, 1999, 2002, 2005)
y Ruiz de Mendoza (1995–96, 1999, 2000) Fradin (2003) y Prieto (2005) basan sus
investigaciones en el concepto de pragmatización que supone que los sufijos alterativos
han sufrido un proceso de pragmatización que va de un significado referencial a otro
pragmático (Mutz, 1999:164). En su búsqueda para explicar los mecanismos de
conceptualización del lenguaje, la semántica cognitiva ha tratado de encontrar una
explicación universal que aunara los diferentes mecanismos de formación de
diminutivos, aumentativos, apreciativos o evaluativos según las diferentes
terminologías. Los resultados de estas pesquisas no han sido definitivos, pero sí han
profundizado en temas como el contraste de lenguas, la direccionalidad del cambio
lingüístico, la toma de partida sobre los significados y funciones previas del diminutivo,
la clasificación de las funciones del sufijo desde una perspectiva semántico–pragmática,
así como la clasificación del sufijo desde una perspectiva morfológica.

La diversidad de los aspectos tratados no debe ser un impedimento para


encontrar un punto común en la mayoría de los trabajos abordados por la semántica
cognitiva en relación con el diminutivo. Lo cierto es que muchos de ellos se basan en
una misma teoría (Traugott y König, 1991) que explica la evolución del cambio
semántico en general aplicada al sufijo diminutivo en particular. En esencia, esta teoría
propone que los procesos de cambio semántico y funcional del diminutivo se basan en
un cambio que parte de los valores o funciones más concretas (referenciales) o léxicas,
y evoluciona paulatinamente hasta originar funciones o valores más abstractos (no
referenciales o pragmáticos) mediante procesos de cambio metafórico.

3.2.5.3.1 El concepto de pragmatización: Juraffsky Mutz (1999, 2000, 2001) Reynoso


Noverón (1998, 2001, 2002, 2005), Ruiz de Mendoza (1995–96, 1999, 2000),
Prieto (2005)

72
Jurafsky (1996:542) concibió un modelo que explicaba la evolución diacrónica
del significado del diminutivo y su polisemia sincrónica mediante extensiones
metafóricas. Este modelo se basa en los esquemas de imagen de Lakoff (1987:87) y se
representa mediante un diagrama de redes radiales que trata de dar cuenta de la
polisemia, en ocasiones muy contradictoria, de los valores semánticos y pragmáticos del
diminutivo estudiando sus enormes similitudes en el ámbito interlingüístico. Sus
continuadores, Ruíz de Mendoza (1995–96, 1999, 2000) y Prieto (2005), se sirvieron de
esta perspectiva modificándola y complementándola levemente. También Noverón
(1998:718) o Caffi (2007:261) coinciden con sus predecesores en que la polisemia de
los diminutivos se explica como extensión metafórica vía gramaticalización a partir de
la función empequeñecedora de los diminutivos. Jurafsky (1996:535) justifica la
existencia de una categoría semántica diminutivo a través de la reconstrucción histórica
de sus distintos valores. Para ello, el autor utiliza un método que denomina ‘arqueología
del significado’. Esta propuesta se basa en los análisis en ocasiones muy intuitivos de
las transferencias de significado del concepto child al concepto diminutivo u otros, a
partir de datos de cincuenta lenguas. Para ilustrar la polisemia sincrónica y diacrónica
del diminutivo, el autor recurre a las representaciones del modelo de las categorías
radiales (Lakoff, 1987) cuyo diagrama veremos más abajo con mayor detalle.

La categoría radial universal del diminutivo, según la denomina el autor, se basa


desde un punto de vista sincrónico en la posible polisemia de los significados, mientras
que desde un punto de vista diacrónico se asienta en los estudios (Traugott y Konig,
1991) sobre la dirección del cambio semántico:

A radial category consists of a central sense of prototype together with conceptual


extensions, represented by a network of nodes and links. Nodes represent prototypes of
senses, while links represent metaphorical extensions, image–schematic transfer, transfers
to different domanis, or inferences.

A diferencia de otros autores, para Jurafsky (1996:538) el concepto nuclear y


primitivo de la categoría no es el de small (tamaño pequeño), sino el de child (chico). A
partir de este concepto surgen diacrónicamente mediante metáforas, inferencias,
generalizaciones y la Hipótesis lambda permite transponer el contraste escalar (más
cerca del estándar de lo que es pequeño o menos) que se da en los valores principales
(child o small) a las extensiones metafóricas (miembro de, afectividad, aproximación,

73
etc.) y, así, dar cuenta de los contrastes del tipo intensificación/atenuación). Juraffsky
representa los distintos valores del diminutivo como vemos en la siguiente figura:

Ilustración 4. Juraffsky: categorías radiales del diminutivo

Si bien el modelo de Jurafsky (1996) parece dar una respuesta definitiva al


funcionamiento del diminutivo, pronto descubrimos algunos de sus puntos débiles. El
autor no quiere conceder la nuclearidad a un concepto abstracto tan sencillo como small
(pequeño) porque no es capaz de dar cuenta de sentidos como ‘individuación’,
‘imitación’ o ‘exactitud’, pero como se observa, se encuentra casi al mismo nivel que
child. También Dressler y Merlini Barbaresi (1994) critican la nuclearidad del concepto
small puesto que no activa las mismas inferencias en todas las lenguas (aducen el caso
del italiano, lengua en la que piccolo debería comportarse como esp. –ito, cosa que no
ocurre). Para Dressler y Barbarisi (1994), debe existir, para este sufijo, un significado
específico lexicalizado adicional más complejo. Para Fortin (2011:23) un sufijo como –
ales (viejales, rubiales) que evoluciona del latín –ālis al español –al (con significado
relacional) hasta adquirir, en esta lengua, un significado metalingüístico,
contraejemplifica el modelo de Jurafsky (1996) en el hecho de que se produce un
solapamiento substancial con la semántica del diminutivo sin que exista ninguna
relación con small o child. Fortin (2011:24) propone recurrir a las teorías
abstraccionistas que reconstruyen el diminutivo protoindoeuropeo *–ko que posee un
significado original de ‘relación’ o ‘equivalente a’ del cual derivan otros significados.

Para Prieto (2005:77–78) los mecanismos por los que Juraffsky se decide por
child y no por little no están suficientemente explicados. Que topónimos e

74
hipocorísticos existieran en indoeuropeo, como aduce Juraffsky, no muestra que el
sentido original de estas partículas fuera child. Por este motivo, como hemos dicho más
arriba, Jurafsky (1996:561) se ve obligado a admitir en ocasiones, paradójicamente, dos
sentidos centrales. En algunas lenguas que Jurafsky menciona (náhuatl, ojibwa, yiddish,
ewe, londo, húngaro, boro, kayah, khase, tboly) el núcleo es claramente el
correspondiente a little según explica Prieto (2005: 80). Por otro lado, little y no small
puede explicar mejor la función partitiva como ‘un poco (little) de’; el ‘parecido’ con un
objeto largo puede explicarse como ‘especie de little X’; como marcador de
‘aproximación’, reddish o little red; marcador de mujeres marginales como ‘just a little
woman, not much (of a woman)’, etc.

En opinión de Prieto (1996:81) se necesita otra propuesta sobre el valor central


de la categoría diminutiva. Ya para Lakoff (1987) el valor central de la categoría
conceptual diminutiva era el de ‘littleness’. Por otro lado, Grandi (2011:15) desde una
perspectiva tipológica sí que parece conceder crédito a la evidencia de que el cambio de
significado hacia los valores de pequeñez se produjo a partir de la relación padre–hijo y
adulto–joven. Así pues, este lingüista otorga más crédito al postulado de Jurafsky
(1996) que al de otros lingüistas que consideran que el diminutivo se desarrolla a partir
de los nombres animados o de los hipocorísticos. Para Prieto (1996) desde un punto de
vista perceptivo, aspectos como el volumen de la forma o la talla parecen centrales por
lo que el valor pequeño parece mostrar una evidencia mayor que el valor niño en la
tendencia común de su extensión y cambio semántico hacia otros dominios que serían
de tipo social.

A pesar de las críticas, la amplitud del enfoque de Jurafsky (1996) ha servido de


punto de apoyo para el desarrollo de los estudios del diminutivo en tipología lingüística
particularmente en lo que hace a lenguas africanas como el akan. Así pues, Appah &
Amfo (2011:96 y 101) toman el modelo radial para dar cuenta de las extensiones
metafóricas e inferenciales de los valores del diminutivo a partir del significado child.
Uno de los valores que se le adjudican al diminutivo –wa es el de femenino en el
sentido de pequeño. Por su parte, Di Garbo (2013:130) explica que la morfología
evaluativa y el género son estrategias gramaticales para la categorización de referentes

75
nominales en las lenguas africanas. En este sentido la diferencia entre flexión y
derivación es una cuestión de grado.

Parece claro que el desarrollo de los estudios de semántica intercultural de


Wierzbicka (1984, 1985, 1986) y las aportaciones de la morfología natural de Dressler
(1987, 1994) abrieron un nuevo campo de investigación cuyas hipótesis de trabajo
basan lo formal y lo funcional en motivaciones sociales, culturales e incluso
psicológicas. Desde este punto de vista, no importa tanto precisar los valores opositivos
en el sistema como interpretar la relación entre los valores de un mecanismo lingüístico
y su contexto de aparición. Los trabajos de Mutz (1999:164, 2001:379) y Reynoso
Noverón (2005) desde una perspectiva cognitiva ponen en contacto estos postulados con
el concepto de cambio semántico o pragmatización para explicar, de un modo similar a
Jurafsky (1996) la evolución diacrónica de los valores y funciones de los sufijos.

Mutz (1999:162), por otro lado, considera que los diminutivos, aumentativos y
peyorativos constituyen un paradigma aunque no conformen una clase homogénea en
cuanto a su funcionamiento morfológico:

Je préfère donc parler de la catégorie des suffixes évaluatifs et de distinguer une signification
quantitative, une signification qualitative, une fonction pragmatique et une signification de type
relationnel. Ces significations diverses s’activent d’après le suffixe, le contexte, le type de base
et l’intention du locuteur.

Sí comparten una serie de rasgos, como una importante variación semántica


(cuantitativa, cualitativa, relacional y pragmática) y estructural (recursividad, tipos de
bases). En su opinión, la función denotativa (cuantitativo/cualitativa) es la función
principal en contraste con la función pragmática. De esta afirmación se derivan dos
consecuencias:

a) La semántica prima sobre la pragmática.


b) La función pragmática solo se puede explicar a través de la función
semántica.

Por otro lado, Mutz (2001:376) admite con respecto a los valores cualitativos del
diminutivo la importante dependencia que existe entre estos y los contextos pragmáticos

76
de familiaridad o informalidad y que son un fenómeno de la lengua hablada. Estos
valores pueden ser positivos o negativos, implican una toma de postura del hablante y
su valor está en función de la lengua hablada. En mi opinión, una vez más nos
encontramos ante un problema de límites entre lo semántico y lo pragmático y es que
como sucede con muchos otros elementos lingüísticos el diminutivo atraviesa diversos
niveles gramaticales y probablemente sirve de vaso comunicante entre ellos.

Para tratar de clasificar esta problemática, la autora decide realizar una


clasificación en cuatro valores (2001:376–77):

1. Significado cuantitativo, que se refiere a las dimensiones mesurables objetivas


(espacio, tiempo, intensidad, importancia).
2. Significado cualitativo: según el contexto y la clase conceptual y la categoría
léxica de la base. Indica una evaluación positiva o negativa (no mesurable) del
hablante hacia una entidad extra lingüística: profesorcillo, curilla, medicucho.
3. Función Pragmática: el diminutivo se vacía de su valor referencial y adopta
entonces una función pragmática. Sirve a la atenuación de la fuerza ilocutiva
de ciertos discursos como estrategia de cortesía. Señala ‘deícticamente’ ciertos
tipos de situaciones comunicativas con interlocutores específicos.
4. Significado relacional: señala el origen, la posesión, adjetivos étnicos, agentes,
nombres de persona.

Una de las principales obsesiones de los trabajos que explican los valores del
diminutivo desde una perspectiva cognitiva, va a ser fundamentar su polisemia
sincrónica como una evolución del significado que va de lo más concreto o léxico a lo
más abstracto o pragmático.

Esta clasificación de los valores del diminutivo parte del estudio del enorme
desarrollo sémico de los sufijos alterativos del italiano (–ino, –etto, –ello; –one; –accio)
a partir del latín, sobre todo de los sufijos latinos de significado relacional puro (como
el sufijo –ino). Las afirmaciones de Mutz (2000) se basan en la etimología (valor
relacional de los sufijos italianos más productivos), los datos sincrónicos y las
tendencias universales del cambio semántico (Traugott, 1995) según las cuales los
elementos léxicos (diminutivos) sufren un proceso de pragmatización que va de un

77
significado referencial a uno pragmático. Finalmente, estos pueden convertirse en
organizadores discursivos (de tener función proposicional pasan a tener una función
discursiva) en un proceso opuesto similar al de gramaticalización pero de tipo
pragmático (pragmatización).

Como venimos comentando en este apartado, en los distintos estadios


diacrónicos se producen procesos cognitivos de metáfora y sobre todo de metonimia
que expanden los valores y funciones de los sufijos de lo concreto y referencial a lo no
referencial y abstracto (mediante una desemantización). Una de las consecuencias de
este cambio es que la relación léxica entre la base y el sufijo se debilita cada vez más.

En una fase temprana de su desarrollo los sufijos se añaden a bases nominales


que se refieren a entidades concretas del mundo (personas, animales, objetos). Mediante
metáforas, metonimias y analogías se añaden a nombres más abstractos y a bases
nominales. La expansión semántica y funcional tiene repercusiones sobre su
distribución categorial: de los nombres se extiende a los adjetivos, a los adverbios y a
los verbos. Veamos este proceso de manera esquemática:

Pragmatización del
diminutivo

2.Significado 3. Significado cualitativo 4.Significado pragmático


1.Significado relacional
cuantitativo (nocional o (semántico-pragmático o o cortés (atenuación o
(inicial, derivativo) disminuidor) axiológico) intensificación)

Ilustración 5. Proceso de pragmatización del diinutivo

Reynoso Noverón (2001:122 y 2002:937–939) se plantea el mismo problema y


lo resuelve de un modo similar. Se refiere a este proceso de pragmatización como
proceso de subjetivización, en la línea de Haverkate (1984). Para Reynoso Noverón
(2005:80) el desarrollo del empleo del diminutivo como un elemento pragmático se

78
activa por la existencia de una relación subjetiva entre el hablante y el referente o el
evento:

De esta manera entiendo por subjetivización el acto lingüístico mediante el cual el hablante,
conceptualizador de la escena discursiva, ubica el lugar que quiere ocupar dentro de dicha escena
con respecto de las otras entidades participantes (interlocutor, objeto de la enunciación y/o
entidad disminuida), y, con ello, establece relaciones de tipo jerárquico al interior de cada acto
comunicativo con intenciones pragmáticas.

También Fradin (2003:57) se refiere a la idea de que el diminutivo se comporta


como un marcador de apropiación que significa que aquello de lo que se habla está
dentro de una esfera de control, familiar o íntima. Estas aportaciones siguen a Traugott
(1995) en su concepción del cambio semántico. Tal vez, lo más reseñable de su
aportación es la consideración de que el proceso de subjetivización crea rutinas
pragmáticas condicionadas culturalmente. Como vemos, la perspectiva de Reynoso
Noverón (2005) es similar a la de Mutz (1999):

Proceso de
subjetivización.
Clasific. Semánt/
Pragmat

1.Valoracion 2.Valoración 3.Valoración


de la
dimension cualificadora relacional

Cuantific
adora Descentra centraliza Amortigu respetuos
Negativa positiva Irónica
(uso lizadora dora adora a
referencia
l)
Ilustración 6. Distintos valores del diminutivo según Noverón

Solo es quizás reprochable el empleo del término relacional para la categoría


más subjetiva o pragmática de las mencionadas, cuando en la terminología tradicional
de la morfología se suele reservar para la variante de los apreciativos más próxima a los
valores derivativos prototípicos. Sin embargo, este extremo no debe inducirnos a error.
Solo por poner un caso, Delhay (1999:87) se refiere al valor relacional del diminutivo

79
francés –ette, como la prueba y la necesidad de un sentido léxico intersubjetivamente
estable que se puede rastrear a medio camino entre el nivel semántico (cognitivo) y el
referencial y que usa como forma de generación procedimientos de comparación y de
análisis del mundo compartidos por los hablantes.

Por tanto, para esta autora, el diminutivo en español es un marcador pragmático


altamente flexible y polisémico que permite al hablante valorar o apreciar desde su
perspectiva el evento discursivo que se ubica en tres tipos de escenas a lo largo de un
continuo que va de lo más objetivo a lo más subjetivo. Además, presenta un
condicionamiento pragmático culturalmente determinado. Esto justificaría, por ejemplo,
que la variante madrileña no se decide claramente a favor del uso referencial o el no
referencial mientras que el español de México posee un 72% de usos no referenciales.

También Cantero (2001) que adopta en su estudio un eclecticismo que aúna la


teoría de la relevancia, la morfología natural y otras posturas más cognitivas considera
que el empleo de la sufijación emotiva en español está unido a situaciones
(referenciales) comunicativas o a actos de habla determinados. La autora sigue a
Haverkate (1984) en su distinción de estrategias centralizantes, descentralizantes y
estándar, que se refieren a la manera en que los hablantes estructuran estratégicamente
la relación interactiva con el oyente. La centralización consiste en la intensificación de
los rasgos egocéntricos del hablante. Así lo vemos en el siguiente ejemplo: “Lo hice con
este pecho/ pechito / pechazo”.

La propuesta de Prieto (2005) toma la vertiente más pragmática de la semántica


cognitiva, tal vez porque es heredera de los postulados de Ruiz de Mendoza (1995–96,
1999, 2000) con quien comparte la convicción de que los diminutivos son elementos
gramaticales que marcan la actitud del hablante frente a lo dicho; y porque en su tesis
encuentran acomodo las propuestas de la morfopragmática de Dressler (1994).

Prieto parece convencido de la centralidad de los elementos diminutivos que


podrían actuar, según él, como núcleo de toda una frase funcional, como modalizadores
de un acto de habla, se entiende. Prieto (2005) especifica un poco más la propuesta
realizada por Jurafsky (1996) que adolecía de una distinción clara entre los niveles

80
semántico, pragmático y cognitivo. El planteamiento de Prieto sigue sin ser definitivo
porque muchos de estos valores no solo no contrastan en el tiempo, sino que coinciden
en la sincronía y se dan de un modo complementario. Por ejemplo, la evaluación
semántica del referente como positivo o negativo, puede darse conjuntamente con la
modalización del acto de habla mediante la atenuación o intensificación de su fuerza
ilocutiva. Prieto toma de autores como Haverkate (1984), Mutz (1999, 2000, 2001), y
Noverón (1998, 2002, 2005) la distinción entre los valores pragmáticos (no
referenciales) y los valores semánticos (afectan directamente al referente).

Con todo, el modelo de Prieto (2005) no difiere mucho del de Juraffsky (1996)
dado que presenta una categoría radial que mediante extensiones metafóricas da cuenta
de la polisemia del diminutivo. Prieto coloca en el centro de su categoría radial la
categoría little (‘pequeñez’) ya que da cuenta de la extensión de la categoría desde el
dominio físico central de la talla hacia otros dominios no físicos como el género, el
poder social y otros. Una prueba más de la unidireccionalidad del cambio lingüístico del
dominio de lo físico a lo social y conceptual (2005:81). El autor incluso menciona que:

[…] in a number of languages, including Tamil and Malagasy, this use of diminutives for
politeness is even more grammaticalized, and the word for a little functions generally like
English please (1996:558).

Prieto (2005:86) utiliza los mismos procesos con que explican el cambio semántico
Traugott (1995) o Juraffsky (1996) y aunque no incide tanto en la justificación de la
evolución diacrónica del diminutivo, ello no le salva de un problema común, un caos de
valores y funciones que recuerda mucho al cajón de sastre que ya en su día expuso
Alonso como vemos en el diagrama siguiente:

Ilustración 7. Extensión metafórica de los valores del diminutivo según Prieto

81
Según Prieto, las extensiones de little hacia otras funciones semántico–
pragmáticas pueden justificarse de más de un modo, con más de un proceso de cambio
semántico diferente. Además, indica el autor, los puntos discontinuos indican una
pérdida de la transparencia semántica entre las categorías.

Como trataba de apuntar más arriba, la evolución de la categoría nuclear little no


está clara según estos esquemas. Parece lógico que el significado de las palabras
evolucione de lo más concreto y léxico a lo más abstracto y gramatical. Sin embargo, no
poseemos pruebas de la inexistencia en indoeuropeo de los valores pragmáticos del
diminutivo de los que damos cuenta en las lenguas contemporáneas ¿Tal vez los
antiguos hablantes de indoeuropeo se manejaban sin pragmática? El problema aumenta
cuando reparamos en que no es posible establecer con claridad los pasos semánticos
concretos en la evolución diacrónica de los valores del diminutivo. Las propias
categorías ponen de manifiesto que la realidad consiste, más bien, en un conjunto de
valores sincrónicos muy relacionados entre sí, pero de los que es imposible dar cuenta
sin utilizar afirmaciones tan generales como que los significados más textuales son
posteriores y los más léxicos previos. Veamos nuevamente, lo complicado que resulta
seguir sus esquemas:

Ilustración 8. Funciones semántico-pragmáticas de los diminutivos (Prieto 2005:106)

82
En cuanto a lo que hace a los valores y funciones propuestas, Prieto distingue
dos tipos esenciales, el valor de aminoración semántica little, y la función semántico
pragmática que implica una evaluación del hablante, una toma de posición, una
valoración del punto de vista del hablante en la que de algún modo surgen siempre
valores no referenciales.

Volvemos, pues, al mismo problema de fondo ¿Dónde acaba un valor semántico


referencial y comienza uno de tipo semántico–pragmático no referencial cuando las más
de las veces estos afectan de un modo simultáneo al referente y a la fuerza ilocutiva. Un
problema relacionado es dirimir si los valores afectivo, derogativo o atenuador,
dependen del diminutivo o más bien de la naturaleza ilocutiva o argumentativa del acto
de habla. Por no mencionar que no se aclara cómo funcionan elementos no constantes,
como pueden ser la ironía que a un tiempo podrían intensificar la fuerza ilocutiva de un
acto de habla y formar parte de un tipo de discurso atenuado como lo es el flirteo. Por
tanto, la impresión general de este trabajo es que las categorías establecidas por Prieto
(2005) resultan ambiguas y parecen más bien una nómina de valores similares a las de
algunas clasificaciones estilísticas. La propuesta de Jurafsky y Prieto parte de un marco
teórico muy intuitivo que hace su hipótesis tan interesante como arriesgada.

3.2.5.3.2 El modelo de Ruiz de Mendoza (1995–96, 1999, 2000) y otras propuestas


afines: Santibáñez (1999 y 2001), Inchaurralde (1997), Fradin (2005)

Ruiz de Mendoza (1995–96, 1999, 2000) es un cognitivista interesado


principalmente en el contraste de las estructuras afines en inglés y en español. En
esencia su trabajo comparte muchas similitudes con las propuestas vistas más arriba. Su
fin principal es, como en el primer caso, demostrar que los cambios de significados de
los diminutivos se producen por las extensiones semánticas y funcionales de los sufijos.
Para dar cuenta de esto, en lugar de utilizar el modelo de las categorías radiales de
Lakoff (1987), emplea otra propuesta del mismo autor, la de los modelos cognitivos
idealizados.

Otra diferencia importante con los trabajos anteriores, es que Ruiz de Mendoza
(1995–96:160, 1999:321) está más interesado en el argumentar desde un punto de vista

83
funcional que los diminutivos son marcadores actitudinales que indican algún aspecto
axiológico codificado de la relación del hablante con el referente, antes que en
estudiarlos desde su vertiente más léxica (modificadores de segundo término). Su
postura es lógica si tenemos en cuenta que la lengua de partida es la inglesa, en la que
los morfemas diminutivos son escasamente productivos, y en la que la ‘disminución
analítica’ con little y otros marcadores actitudinales desempeña un papel equivalente a
la función pragmática de –ito y de otros sufijos españoles. Por tanto, la parte puramente
morfosemántica posee un interés secundario para este autor.

Ruiz de Mendoza (1995–96, 1999, 2000) intenta encontrar un fundamento


cognitivo similar al inglés little en el español ‘DIM’ (diminutivo). Según el autor este
fundamento existe y es de tipo pragmático: ambas estructuras ofrecen instrucciones al
oyente para que realice una operación mental sobre la actitud del hablante hacia lo
dicho.

Pero, ¿cómo se construyen estas extensiones de significado que van de lo léxico


a lo pragmático? Según Ruiz de Mendoza (1995–96:163, 1999:318, 2000:366–69), esto
sucede porque interaccionan los dominios de estructuras cognitivas subyacentes de
distintos modelos cognitivos idealizados (Lakoff, 1987): el modelo del Tamaño en
conjunción con el del Control. Además, es preciso utilizar la escala pragmática del
‘Coste–beneficio’ de Leech (1983) según la cual el diminutivo poseería un valor
abstracto de ‘tamaño pequeño’ por lo que necesita parametrizar su valor en relación a
otros elementos (implicación contextual o medios léxicos y gramaticales) para encontrar
la correcta interpretación del diminutivo. Según estos parámetros debemos creer que el
control sobre los elementos es algo deseable y positivo, máxime si no es costoso y
reporta beneficios, y que este control es más sencillo si el tamaño de las cosas es menor.
Para Ruiz de Mendoza (1999:309) el diminutivo sería un operador de términos que
capta la modificación de algún aspecto de la clausula y que, por tanto, existe en todos
sus niveles de formación. Como nosotros pensamos, el diminutivo posee la cualidad de
encontrarse en todos o muchos de los niveles gramaticales y, por supuesto, del
pragmático.

84
Veamos como construye los modelos cognitivos idealizados Ruiz de Mendoza
(1999:319):

Modelo del Tamaño:


a) Los objetos varían en tamaño de lo grande a lo pequeño.
b) Un objeto pequeño suele ser más controlable.
c) Un objeto pequeño suele ser potencialmente menos dañino.

Una proyección metonímica, añade al modelo las siguientes extensiones:


a) Los objetos pequeños son controlables y en la medida en que lo son, pueden
percibirse como agradables.
b) Los objetos pequeños son poco importantes, incluso despreciables, y en la
medida en que lo son se pueden percibir como desagradables.
c) Los objetos grandes son poco controlables y su desproporción puede representar
lo desagradable.
d) Los objetos grandes son importantes, majestuosos y pueden percibirse como
agradables.
e) Los objetos pequeños son poco importantes e incluso despreciables.

Uno de los aspectos más reprobables de este modelo, como ya sucedía con la
propuesta de Wierzbicka (1984, 1985, 1986) es la explicación que hace de la emoción
que siempre es un factor extraordinariamente complicado de sistematizar. Por ejemplo,
el diminutivo en la expresión una arañita tal vez no produjera un efecto necesariamente
positivo en el caso de que estuviera causando miedo a quien le estuviera subiendo por la
mano en ese momento. Las emociones Ruiz de Mendoza (2000:359) las clasifica como
positivas o negativas, aunque por motivos distintos basados en la interacción entre los
modelos del control y del coste–beneficio aplicados a la descripción del tamaño y
explica que:

Los datos que nos proporciona el estudio del aumentativo y del diminutivo en español, como
observaremos más adelante, apuntan a que el comportamiento semántico de la sufijación –ya sea
derivativa o flexiva– se basa también en la activación de espacios mentales derivados de MCI
abstractos, como el del tamaño (2000:361–362).

85
DIM= OPERADOR DE TÉRMINOS que activa una
operación (obliga al interlocutor a paremetrizar su valor
abstracto ‘pequeño’en relación a otros elementos léxicos y
gramaticales)

La relación entre el TAMAÑO La posibilidad de ejercer El COSTE-BENEFICIO que se


de los objetos CONTROL sobre los objetos deriva de controlar los objetos

Ilustración 9. Valores del operador Dim. según Ruíz de Mendoza (1999)

Uno de los aspectos más interesante del trabajo de Ruiz de Mendoza (1999:311)
es la demostración de cómo –ito o –illo activan diferentes interrelaciones de los
modelos cognitivos idealizados. Ruiz de Mendoza (1999:312) parte, claro está, de la
asignación intuitiva de valores para los diminutivos. Así pues, –ito sería un valor más
positivo e –illo más negativo. Pero incluso esta asignación previa de valores es poco
clara porque es demasiado intuitiva y necesita de la adición de más reglas al corolario
inicial para dar cuenta de las excepciones. Por ejemplo, recurre a restricciones
semánticas o formales (eufonía y homonimia) o alega la interacción conceptual de otros
modelos para dar cuenta de las desviaciones y las incoherencias con que se encuentra.
Según los corolarios vistos más arriba, una palabra como granujilla es resultado de la
interacción del espacio compartido entre parte del modelo cognitivo idealizado del
tamaño activado por el sufijo c) Un objeto pequeño suele ser potencialmente menos
dañino más la proyección metonímica e) Los objetos pequeños son poco importantes e
incluso despreciables, y el conocimiento activado por la base de que los granujas son
potencialmente personas dañinas. No es que las restricciones de Ruiz de Mendoza
(1995–96, 1999, 2000) sean incorrectas, pero las glosas son excesivas, y la elección del
procedimiento que nos guía en la elección de un modelo u otro lo complica todo
considerablemente.

Una oración compleja como ‘Estoy harto de tus bromitas’ activa, en teoría, el
corolario (d). Sin embargo, su significado cambia por el sentido negativo del resto de la
proferencia y el tono de ironía. En estos ejemplos se ve la necesidad que tiene el modelo
no solo de acudir a mecanismos explicativos más potentes que los meros Modelos
Cognitivos Idealizados, mecanismos inherentemente pragmáticos como los Actos de
Habla de Austin (1962), o la Teoría de la Argumentación de Anscombre y Ducrot

86
(1994), para dar cuenta de conceptos como la fuerza ilocutiva o el funcionamiento de la
ironía.

Otra de las reclamaciones que se le puede hacer a Ruiz de Mendoza (2000) es


que su teoría depende tanto del contexto en última instancia que solo es útil a posteriori,
cuando más que un modelo descriptivo, sería importante conseguir un modelo
predictivo. En opinión de Zacarías (2006:54) para definir bien los valores de los
diminutivos es necesario tomar en cuenta el dominio cognitivo de la entidad
modificada, pero el Modelo Cognitivo Idealizado radial de Ruiz de Mendoza “no logra
enlazar de manera natural todos los valores de los apreciativos, y la interacción entre los
distintos MCI parece un tanto arbitraria y difícil de sistematizar”.
Santibáñez Sáenz (1999, 2001) revisa los modelos de Dressler (1994), Ruiz de
Mendoza (1995–96, 1999, 2000) e Inchaurralde (1997), para criticar el primero y
establecer una conexión entre los dos últimos, el modelo cognitivo de tamaño y el de los
espacios emocionales. Según Santibáñez (1999:177) el modelo cognitivo idealizado de
coste–beneficio es una reformulación cognitiva de la propuesta de Pérez (1996) sobre la
Escala Pragmática de Leech (1983) del Principio de Cortesía: el modelo establece que
una situación que es beneficiosa para una entidad querida es deseable, mientras que una
situación dañina es indeseable. La lógica interna de este modelo nos dice que
normalmente hacemos un esfuerzo para mejorar un estado de las cosas que es
desventajoso para las entidades queridas y al contrario para mantener un estado
favorable de las cosas. Esto no implica que luego no se pueda recurrir a la teoría
pragmática para dar cuenta de los efectos pragmáticos, sino tan solo argumenta que los
efectos se derivan de la aplicación de principios semánticos y pragmáticos a la
caracterización semántica de la expresión diminutiva cuando se refiere a otros
elementos léxicos o a ciertas características de la situación de habla, como el diferente
estatus del hablante y el oyente, o el grado de formalidad.

El resultado de las pesquisas de Santibáñez (1999:188) es el siguiente: 1) los


diminutivos activan pautas de actuación de un espacio mental dentro de nuestro
conocimiento proposicional del lexema; 2) los diminutivos participan en un proceso de
interacción cognitiva que tiene lugar en el nivel semántico. Los efectos pragmáticos se
pueden derivar en relación con las restricciones semánticas y los principios pragmáticos

87
de naturaleza griceana. 3) Las categorías diminutivas están a medio camino entre las
categorías gramaticales y las léxicas, que se reconocen también en un patrones
cognitivos similares de otros procesos de formación de palabras como las expresiones
composicionales no lexicalizadas del inglés.

Para Santibáñez (1999:174) y (2001:629) en el modelo de Dressler y Merlini


Barbaresi (1994) no se sabe claramente qué tipos de efectos causan las características
pragmáticas [ficticio] y [no serio] porque parece que solo se opera del sufijo a la
proferencia y que la base es una mera superficie de afijación (‘landing–site’) de la
característica pragmática. Santibáñez (1999:183) defiende que es precisamente su
contraste con el sufijo lo que activa la primera evaluación del derivado con respecto a su
original sin sufijo y que el sufijo, antes de afectar a la proferencia debe afectar a la base.
En el ejemplo Come vorrei essere nel mio lettino Dressler y Merlini Barbaresi (1994)
interpretan el diminutivo como una evaluación de que el hablante no es serio sobre su
deseo de ir a la cama aunque implica un deseo de estar en la cama. Sin embargo, para
Santibáñez (1999:182) y (2001:631), en términos semánticos, el diminutivo expresa un
deseo de estar en la cama como una evaluación positiva de la cama como confortable,
según su corolario (d) del Modelo Cognitivo Idealizado de Talla (MCI) en el que se
identifica letto como agradable con respecto a nuestro conocimiento del mundo.

Santibáñez (1999:182–83) plantea que el Principio de Relevancia aclararía, en


estos casos, que a pesar del deseo de ir a la cama, el hablante no puede hablar en serio.
El modelo morfopragmático tampoco justificaría suficientemente cómo funciona la
característica no serio en los ejemplos en esp.: Me haces un favorcito y Me haces un
favorcillo puesto que este mismo efecto pragmático podría deducirse calificando la
acción como agradable en (1), y como sin importancia en (2). En italiano el diminutivo
se emplea en muchas ocasiones para dar idea de lo no serio. Para la Semántica
Cognitiva la interacción se da primero entre los dos miembros del lexema base y sufijo,
el sufijo evoca parte del MCI de talla que nos lleva a activar un dominio dado dentro de
nuestro conocimiento enciclopédico del significado del lexema. Este modelo ofrecería
también una explicación satisfactoria para los tipos no prototípicos de apreciación (en
adjetivos, adverbios y verbos), así el adjetivo en it. Maria e grassina sería un efecto
lateral de la interacción cognitiva entre los espacios mentales activados por el sufijo y el

88
lexema: el corolario (d) perspectiviza nuestro conocimiento de la gordura o la obesidad
como una propiedad tomada como negativa al presentarla desde un punto de vista más
agradable (como si el hablante estuviera próximo a Maria).

Santibáñez (2001:630) comparte con Ruiz Mendoza Ibáñez (1995–96, 1999,


2000), la consideración de que el diminutivo integra nuestro conocimiento experimental
sobre entidades pequeñas y grandes con aspectos del Modelo Cognitivo Idealizado de
Control (desde aquí MCI del Control) y el modelo de Coste/Beneficio. El Modelo
Cognitivo Idealizado de la Talla (MCI de la Talla) subyace al uso e interpretación de los
diminutivos e incorpora en su descripción aspectos del MCI del Control y del
Coste/Beneficio: los distintos valores del diminutivo dependen de nuestro conocimiento
experimental con la manera en que normalmente interactuamos con otras entidades en
función de su tamaño.

Por otro lado, Santibáñez (1999:178) comparte con Inchaurralde (1997:135–140)


la capacidad de que las regiones espaciales y las dimensiones espaciales puedan
funcionar como activadores de una envoltura emocional en el lenguaje. Según esta
propuesta, lo que pertenece al espacio próximo a uno mismo se percibe como bueno,
mientras que el resto de las áreas de espacio se sitúan en algún lugar del continuo
bueno–malo (se basa en Krzeskowski, 1993) que argumenta que los esquemas de
imagen incorporan valores preconceptuales y axiológicos a la estructura interna). Esta
consideración es similar al concepto de subjetivización de Haverkate (1984), Mutz
(1999, 2000, 2001) o Reynoso Noverón (1998, 2002, 2005) aunque coincidimos con
Zacarías (2006:54) cuando afirma que la clasificación semántico–pragmática de
Reynoso (1998, 2002, 2005), y en realidad también la de Mutz (1999, 2000, 2001) que
es similar, es un tanto arbitraria.

En opinión de Zacarías (2006:53) este modelo logra explicar de manera natural


la diferencia entre aumentativos ‘buenos’ que son regiones del espacio en los que el
hablante querría estar incluido, y aumentativos ‘malos’ regiones del espacio en los que
el hablante no querría estar incluido. De la integración de las dos propuestas se deriva
que los polos axiológicos de los esquemas de imagen darían lugar a conceptos
axiológicos antitéticos tales como bueno/malo, verdadero/falso. Por tanto, nos sentimos

89
próximos a la entidad afectada por el dim, y por eso hacemos que entre en nuestro
espacio personal aminorando sus dimensiones. En oposición, el aumentativo amenaza
nuestro espacio personal por lo que el envoltorio emocional de la palabra ha de
considerarse en términos de alejamiento afectivo. Por tanto, los diminutivos funcionan
como entradas que guían la activación de espacios mentales dentro de nuestro
conocimiento proposicional de la base léxica. Hay una interacción cognitiva que tiene
lugar en el nivel semántico; los efectos pragmáticos pueden derivarse en función de las
restricciones semánticas y los principios pragmáticos de tipo griceano.

El sistema cognitivo total de diminutivos sintéticos puede reconocerse en otros


patrones de formación de palabras como las expresiones no lexicalizadas de los
compuestos ingleses. Así lo plantea Cantero (2001) en su libro. Es interesante
comprobar cómo los sufijos diminutivos parecen rellenar el vacío existente entre
categorías gramaticales y léxicas. Por ejemplo, el empleo de un diminutivo en la oración
‘Coge el azulito’ serviría para focalizar uno de los objetos de manera que se facilitaría
su distinción sin recurrir a otros elementos léxicos que aumentarían el coste de la
producción lingüística.

Fradin (2005:173–75) parte del Modelo cognitivo idealizado para representar,


como hemos visto más arriba, el sistema de los diminutivos. Este autor explica cómo el
diminutivo se organiza en torno a tres polos, uno representacional y otros dos que ponen
de manifiesto las actuaciones del locutor y del interlocutor por mucho que explique que
para el francés no exista el ámbito del interlocutor. Fradin (1999:69) observa que el
sufijo diminutivo francés –et no comparte las propiedades típicas de los diminutivos de
lenguas con morfología evaluativa prototípica como el español. Esto puede que sea
cierto para el caso de los sufijos diminutivos, que son relativamente poco productivos
en esta lengua, pero seguramente no para otros mecanismos evaluativos del francés.

3.2.5.3.3 La revisión del modelo cognitivo, Zacarías (2006)

Al igual que Inchaurralde (1997) Ruiz (1999) o Reynoso (1998, 2002, 2005),
Zacarías (2006:51) parte de las propuestas de Langacker (1991) sobre la subjetivización
socio–cultural de la escena del hablante para demostrar que los distintos valores del

90
diminutivo están sometidos a la idea central de disminución. Para Zacarías, el
diminutivo depende del significado principal del lexema al que va unido, puesto que no
se considera existencia de apreciativos buenos y malos “sino que la idea central del
diminutivo es siempre disminución, y que el valor final depende del dominio
cognoscitivo donde interactúa”. Así pues, según Zacarías (2006:55), el valor prototípico
del diminutivo “se asocia con una entidad pequeña comparada contra la norma de
tamaño que es el punto referencial a partir del cual se localiza la entidad disminuida”.
Este punto referencial se pone en contraste con el dominio cognitivo de la entidad, por
eso el punto referencial (norma) varía según las características físicas intrínsecas de la
entidad que se disminuye y del dominio cognitivo en el que interactúa.

Explica Zacarías (2006:56) que la noción de disminución produce inferencias


positivas o negativas vinculadas a la comparación entre la entidad disminuida y lo que
se considera su tamaño normal. Los valores apreciativos dependen del fenómeno de la
subjetivización de la escena, algo particularmente frecuente cuando la entidad no es
susceptible de ser disminuida en términos volumétricos y su interpretación se debe
vincular a una norma o evaluación socio–cultural, aunque la idea de disminución no
deja de estar presente. Para Zacarías (2006:57) existen dos valores básicos, el de
disminución del tamaño y el de alteración de la norma socio–cultural. El primero está
referido a palabras que pueden efectivamente disminuirse volumétricamente (gorritos,
fuentecita, gotitas). El tamaño pequeño puede percibirse como algo negativo o positivo.
El segundo valor es el que aparece en entidades “en las que no puede reconocerse una
noción de cambio de tamaño” (2006:59). La norma de contraste evoluciona desde el
tamaño hacia una norma socio–cultural

Se puede afirmar que el valor de un lexema que ha sufrido una sufijación apreciativa depende de
la carga semántica que dicho lexema presentaba antes de la sufijación. El significado original es
comparado con la norma socio–cultural y a partir de aquí el diminutivo modifica la valoración al
lexema. Es claro entonces, que los valores que se adjudican a los diminutivos dependen de la
valoración de origen a partir de la cual se aplica la disminución al lexema.

Si el lexema tiene una valoración positiva o neutra el diminutivo tendrá


probablemente valores positivos (abuelita, delgadita, frutita). Como se ve en el cuadro
el valor positivo puede complementarse con la intensificación (cerquita), la empatía
(viejito), atenuar lo negativo (gordita). Por otro lado, explica Zacarías (2006:64), el
valor peyorativo “implica que el ente disminuido en el dominio cognoscitivo dado, ya

91
presenta un valor de disminución. En este caso, el diminutivo lo vuelve aún más
insignificante…”. A su vez estos valores pueden ser también intensificadores o irónicos
cuando atentan contra lo esperado.

Ilustración 10. Polisemia del diminutivo. Zacarías (2006)

El punto más fuerte de este modelo es que reduce la polisemia del diminutivo,
prácticamente, a tres valores. Además, justifica de manera clara y elegante el paso de la
disminución a lo pragmático. Sin embargo, a pesar de las soluciones que ofrece el
sistema, su principal defecto reside en la enorme cantidad de variables (sufijo, base
afijada, base sin afijar, entorno de llegada y entorno de partida) que hay que considerar
para obtener la descodificación del significado de cada diminutivo.

3.2.5.3.4 El enfoque relevantista de los diminutivos: Merino Ferradá (2001)

La Teoría de la Relevancia se ha venido aplicando en general al estudio de


diversos componentes del lenguaje natural, particularmente al pragmático. Sin embargo,
también la morfología de las lenguas puede verse beneficiada por la aplicación de esta
teoría. La pragmática inglesa pone de relieve el carácter de la acción que subyace a toda

92
comunicación lingüística y los principios que determinan la adecuación de los
enunciados a la situación externa.

En particular, ¿cómo afecta esta propuesta al estudio de los diminutivos? No son


muchos los trabajos dedicados específicamente a esta materia. En primer lugar, cabe
explicar que no solo los diminutivos, sino también otros procedimientos de formación
de palabras típicos y atípicos pueden explicarse mediante la Teoría de la Relevancia
(Sperber y Wilson, 1986). Así lo propone Cantero (2001) cuando afirma que también en
la formación de palabras se realiza un proceso mental que implica un esfuerzo de
procesamiento encaminado a producir efectos contextuales. Para procesar información
nueva, afirma citando a Sperber y Willson (1986:137–38), hay que combinar el fondo
de asunciones o contexto con la memoria del mecanismo deductivo. Para cada ítem de
nueva información habrá diferentes asunciones seleccionables como contexto. Por
ejemplo, el morfema del it. –roni que completa la palabra macaroni podría adquirir los
rasgos semánticos de la unidad y actuar con la categoría [+ nombre] en otras potenciales
formaciones.

El principio en que se basa esta propuesta consiste en que al seleccionar un


morfema y no otro, el hablante codifica la información de la manera más productiva y
menos costosa, de modo que cada pieza de información produzca el mayor efecto
contextual posible para que alcance la máxima relevancia contextual.

Ya vimos cómo Curcó (1998) utiliza la Teoría de la Relevancia (Sperber y


Wilson 1986/1995), para explicar que la descodificación de los enunciados procede en
dos sentidos, por un lado, se descodifica el significado literal de las palabras; por otro
lado, se descodifica el significado inferido. Según Blackmore (1987), la semántica de
ciertas construcciones puede analizarse no en términos conceptuales sino como
especificadora de indicaciones de procedimiento encargadas de señalar al oyente el tipo
de inferencia que debe realizar. Esto se llama significado lingüístico de procedimiento y
esto es aplicable al diminutivo para derivar su significado pragmáticamente: a) espacial
(sust. –pequeñez, adv.–precisión); b) temporal (adv.–precisión); c) afectiva (derivado
metafóricamente).

93
Un trabajo específico sobre la aplicación de la teoría de la relevancia a los
diminutivos es el de Merino Ferradá (2001). Más que buscar el significado del
diminutivo, este mecanismo lingüístico se interpreta como una indicación sobre cómo
procesar el acto de habla en que aparecen (2001:7). Por eso la autora rechaza las tesis a
favor de que el diminutivo codifique un concepto previo, puesto que su alta
dependencia de factores contextuales las hace poco económicas. Según Sperber y
Wilson (1995), poseemos capacidades de inferencia muy poderosas que nos permiten
construir conceptos ad hoc fuera de los conceptos léxicos codificados durante el proceso
de la interpretación de las expresiones. Tanto los factores contextuales como las
consideraciones de relevancia óptima dirigen y construyen este proceso.

Las construcciones lingüísticas poseen dos tipos de información, la conceptual


(representacional, que es manipulable); y la procesual o computacional (información
sobre cómo manipular la representacional, sobre cómo entender (inferir) la frase
(contenido implícito y explícito) en la que aparecen. Los mecanismos lingüísticos little
e –ito codifican restricciones procesuales que indican cómo entender el acto de habla en
el que aparecen, cómo entender la fase inferencial tanto de lo explícito como de lo
implícito. Por un lado, se plantea una restricción para el significado pequeño en función
del tipo de raíz que se quiera adjuntar; por otro lado, se activa cierto tipo de asunciones
contextuales que arrojan luz al proceso de comprensión.

Para la autora, little e –ito, son mecanismos procedimentales en la construcción


de conceptos ad hoc. El uso de –ito/little pone al oyente a la espera de un conjunto de
efectos cognitivos que justifiquen el esfuerzo gastado. Para interpretar una expresión el
oyente debe acudir más allá de lo lingüísticamente codificado, al significado pragmático
inferido, derivado del material contextual y de los principios pragmáticos. Por ejemplo,
en el acto de habla “Tengo un regalito para ti.” el diminutivo hace que la oración sea lo
suficientemente inespecífica como para que su significado sea literal. El diminutivo
funciona como un mecanismo procesual que avisa al oyente de que el concepto regalo
está restringido, redirigido hacia algo como ‘un regalo menor del que el hablante cree
que el oyente espera’.

94
La autora considera que las connotaciones afectivas que se entresacan mediante
este proceso ad hoc forman parte del contenido proposicional (semántico). Pero en
opinión de Merino Ferradá (2001:10), el afecto positivo que se deriva parece depender
de condiciones de verdad independientes del acto de habla en el que aparecen, y que, de
hecho, son cancelables modificando la entonación u otros factores léxicos. La autora
afirma que las asunciones enciclopédicas del diminutivo son, como afirman otros
autores: ‘las cosas pequeñas son agradables, bonitas y dulces, ‘las cosas pequeñas son
de poco interés’, y ‘las cosas pequeñas son manejables’.

En conclusión, little e –ito codifican procesualmente una restricción relativa a la


‘pequeñez’ al conformar el concepto al que están vinculados. El Principio de la
Relevancia guía al oyente en la decisión de cómo perfilar el concepto:

a) en su denotación, incluyendo la pequeñez como parte de su contenido


condicional de verdad;
b) y/o en su entrada enciclopédica, creando las necesarias asunciones accesibles
contextuales, para llegar a las implicaturas adecuadas.

Esta propuesta nos permite explicar por qué este constructo puede tener dos
tipos de efecto:
a) Un efecto sobre la forma proposicional que afecta a las condiciones de
verdad y al contenido implícito. De este modo vaya regalito rompe la
condición de verdad de que el regalo fuera bueno [puesto que la autora
piensa que los diminutivos son a priori positivos]).
b) Un efecto en las implicaturas que su forma proposicional conlleva.

Las críticas que se pueden realizar a este trabajo son similares a las que reciben
las propuestas cognitivas de Ruiz de Mendoza (1995–96, 1999, 2000) puesto que, en
esencia, reconduce sus propuestas hacia el marco de la Teoría de la Relevancia. En
primer lugar, el hecho de que se parta del inglés como lengua de contraste con el
español condiciona el estudio puesto que la lengua sajona no posee estructuras
morfológicas tan productivas como el español. Esto más que codificar el diminutivo
como una categoría morfológica nos induce a tratar los satélites del tipo little como una

95
categoría de la semántica cognitiva de entidad mayor a la morfología, de entidad no
conceptual, sino procedimental, como afirma la autora.

Sin embargo, el diminutivo sí posee cierto contenido conceptual en el marco de


la semántica cognitiva. Con frecuencia se atribuyen al diminutivo significados del tipo
‘las cosas pequeñas son agradables, bonitas y dulces, ‘las cosas pequeñas son de poco
interés’, y ‘las cosas pequeñas son manejables’. Este tipo de análisis resulta demasiado
intuitivo y nos parece aconsejable utilizar mecanismos que definan y fijen su
funcionamiento. Es evidente que el diminutivo tiene que activar algún tipo de resorte
que desambigüe las diferentes y posibles inferencias. La cuestión no reside tanto en
autenticar esta afirmación, sino más bien, en dotar a la explicación de un aparato lo más
objetivo posible que defina la naturaleza lingüística de las inferencias y que clasifique
los motivos de su selección hasta el punto de que pueda funcionar de un modo
predictivo o apriorístico. Es necesario determinar cómo se produce la selección de las
inferencias correctas y el rechazo de las más débiles, poniendo una atención mayor en el
proceso de búsqueda y en la elaboración de un corpus mayor y más documentado para
afinar con detalle en todos los factores que participan en la configuración del
significado o función del diminutivo. Un trabajo distinto siempre arrojará resultados
muy parciales.

Por último, la consideración de la autora de que el diminutivo activa de algún


modo los mecanismos de inferencia bien bloqueando su significado pequeño, bien
activando el rastreo de inferencias posteriores, no arroja luz sobre el asunto de si el
diminutivo no modifica de un modo u otro su base léxica aparte del acto de habla.

3.2.5.3.5 Combinación de la lingüística cognitiva y la Teoría de la Relevancia

Nishiwaka (2008:66–67) explica cómo se produce el proceso de interpretación


cognitivo y pragmático de un diminutivo. Según este autor, un hablante considera a
John pequeño, y susceptible de ser tratado con intimidad y con cariño. El hablante debe
emplear una palabra para referirse a John en estos términos subjetivos y evaluativos
según se observa en (1). Para ello, debe crear una palabra modificada a partir de John
que es Johnny mediante el proceso morfológico del que se da cuenta en (2). Entonces el

96
oyente comienza a comprender el significado intencional de Johnny en la percepción del
proceso (4). Este interpreta que Johnny se refiere a John en el proceso (5) que es el
inverso al señalado en (2). El proceso inferencial de llegada al significado pretendido se
produce en (6). Por último, el proceso pragmático de (7) para producir e interpretar una
forma diminutiva entre el hablante y el oyente tiene lugar en esta situación
comunicativa.

Ilustración 11. Esquema de interpretación cognitiva y pragmática del diminutivo


(Nishiwaka, 2008:66)

A partir de esta propuesta se puede llevar a cabo una generalización como la que
sigue. El hablante se refiere a una entidad siguiendo el proceso cognitivo de (1). Si el
hablante considera la entidad como pequeña y susceptible de generar intimidad y cariño
tiende a producir una forma diminutiva en (2) que dé cuenta de su actitud subjetiva y
evaluativa hacia dicha entidad. En contraposición, el oyente empieza a comprender lo
que dice el hablante en la percepción del proceso en (4). El proceso de (5) posee una
orientación inversa a la forma del diminutivo en su forma referencial. Luego el proceso
inferencial de (6) trabaja para inferir de qué tipo de entidad denotativa se trata, teniendo
en cuenta sus características semánticas. Por último, en el proceso pragmático de (7) el
hablante consigue comprender la intención buscada por el hablante al utilizar la forma
diminutiva en esa situación comunicativa:

97
Ilustración 12. Descripción del proceso

Este modelo interpretativo, se encuentra a medio camino entre la propuesta


interpretativa de Merino Ferradá (2001) en términos de relevancia y la solución
propuesta en el análisis de Zacarías (2008). Según ambas aportaciones, la inferencia que
se debería llevar a cabo en el proceso de desambigüación del diminutivo no sería tanto
una interpretación subjetivizada y evaluativa del afijo en términos de emotividad o
cariño como una interpretación del tipo ‘cambio de la dimensión o de la norma
sociocultural’, el resto de inferencias serían las mismas.

3.2.5.4 Los diminutivos y su función en el discurso

En lo que atañe al estudio de los diminutivos en el ámbito del discurso, debemos


tener en cuenta una serie de trabajos dedicados a distintas perspectivas como la Teoría
de la Argumentación (Anscombre y Ducrot (1995), García Negroni (1995), Salazar
(1994–95)), la pragmática de la cortesía (Fuentes Rodríguez y Alcaide Lara (2002a y

98
2002b)) y los autores del grupo Val.Es.Co.) y la aplicación de la teoría clásica de los
actos de habla al diminutivo (Schneider).

3.2.5.4.1 El diminutivo en La Teoría de la Argumentación

En su capítulo sobre la teoría de la argumentación, Escandell Vidal, M.V. (1993)


explica que la pragmática inglesa pone de relieve el carácter de la acción que subyace a
toda comunicación lingüística y los principios que determinan la adecuación de los
enunciados a la situación externa. En cambio Anscombre y Ducrot (1994) y sus
seguidores como García Negroni (1995), Salazar (1994–95) observan los principios que
determinan la adecuación de los enunciados con respecto al contexto lingüístico.

En el discurso es habitual el encadenamiento de dos o más oraciones con una


dirección ilocutiva concreta, uno de estos tipos es la argumentación. Esta corriente trata
de mostrar que los principios que rigen los encadenamientos dependen de la propia
estructura lingüística de los enunciados y no solo de su contenido (elementos, reglas,
principios que determinan la organización externa y la interpretación de las
argumentaciones). Trata de analizar de qué manera la forma lingüística influye o
determina los encadenamientos posibles y una parte de la interpretación. Para ellos el
lugar ideal para estudiar esto es una semántica ampliada que abarque también la
pragmática o parte de ella.

Argumentar es dar razones (ligar argumentos) a favor de una conclusión. Se trata


de presentar algo como si fuera una buena razón para llegar a una conclusión aunque no
es necesario que sea un argumento verdadero lógicamente, o bueno argumentalmente:

1. #María es muy lista: habla inglés, chino e incluso francés.


2. María es muy lista: habla inglés, francés e incluso chino.

La diferencia está en la estructura lingüística y no en el contenido. Es un tipo de


acto ilocutivo realizado por un emisor cuando quiere hacer admitir una determinada
conclusión a su interlocutor. Y esto se obtiene más por la forma lingüística de los
enunciados: medios formales que proporciona la lengua para orientar

99
argumentativamente sus enunciados, y los que sirven al destinatario para construir su
interpretación. Por tanto, el número de argumentos no será una condición necesaria, ni
la conclusión estará determinada de antemano.

Los argumentos pueden ser implícitos como en ‘me han pasado cosas malas’
respecto a la oración Decididamente hoy no es mi día. También pueden tener distinta
fuerza argumentativa y estar orientados por marcadores argumentativos (operadores,
conectores) que los añaden o los oponen en función de sus valores semánticos e
introducen restricciones en su combinatoria con otros argumentos Me quedo con el
piso: es grande y encima (resulta) barato. Cada conector proporciona instrucciones
sobre la interpretación que debe hacer el destinatario. Los argumentos se organizan en
clases y escalas argumentativas según tópicos (topoi) admitidos por una sociedad, que
establecen ciertos vínculos entre los enunciados.

Esta teoría propone una pragmática integrada en la semántica en tanto que solo
podrá ocuparse de todo aquello que derive de las propiedades del sistema mismo pero
no todo lo que es situacional, conversacional o extralingüístico. Escandell Vidal (1993)
considera que no queda claro que los topoi no sean ya elementos ajenos al sistema de la
lengua puesto que Anscombre y Ducrot (1994) reconocen la participación de elementos
cotextuales y situacionales en la elección del topoi que conviene a cada enunciado
particular.

Salazar (1994–95) sigue la teoría de Anscombre y Ducrot (1994) sobre los


modalizadores realizantes, surrealizantes y desrealizantes poniéndola en relación con el
diminutivo. Para Salazar (1994–95:156) la sufijación diminutiva produce dos tipos de
unidades derivadas que denomina DIM1 (disminución) y DIM2 en la que el significado
aunque se percibe como más o menos próximo a la base resulta una unidad distinta.

Un nombre modalizado por –ito puede, si su sentido lo permite, indicar ‘un


pequeño tamaño’ o ‘un X joven’. Así el diminutivo añadido a ciertos tipos de nombre
sitúa el objeto de referencia sobre una escala de edad (joven–adulto) o dimensional
(pequeño–grande) en función de una norma y otorga una posición cualitativa o

100
cuantitativa al objeto en relación a esta escala y a otros elementos de la misma
categoría.

La pregunta es, sobre todo ¿cómo se pueden explicar las relaciones entre DIM2
y su base? El sufijo –ito, por ejemplo, comporta en su contexto un valor modalizador:
puede tener connotaciones subjetivas afectivas e hipocorísticas. Además puede tener un
valor desvalorizador o desrealizador. Según Anscombre y Ducrot (1994) cuando
funcionan como modificadores desrealizantes confieren a los predicados de la lengua
(nombres y verbos) una orientación argumentativa inversa o una fuerza argumentativa
inferior o atenuada a la de X. Así pues, –ito en Un autor que ha escrito una obrita/un
librito significa una pieza de calidad menor y en Quisiera pedirte un favorcito sería un
favor atenuado, sin importancia. Por otro lado, los diminutivos que funcionan como
modificador surrealizante pueden expresar mediante antítesis un valor intensificador. De
este modo, Se compró una casita, puesta en relieve por la entonación, significa una casa
grande y hermosa como lo haría un adjetivo evaluativo. Según García Negroni (1995):

De modo paralelo a ‘un peu’ en francés, la derivación desrealizante de –ito puede en ciertos
empleos muy marcados mediante una entonación exclamativa, desplegar una cualificación
subjetiva del locutor y recibir (a través de una lítote) una lectura surrealizante, por ejemplo de
muy alto grado. En ‘Tiene una casita! y Se hizo un viajecito! El sufijo –ito representa un
comentario del locutor ante las características fuera de la norma o fuera de lo común (en el
sentido croissant de la gradación bien entendido) de la casa y del viaje.

Por otra parte, afirma Kebrat Orecchioni (1980):

[…] denominan adjetivos evaluativos a los adjetivos graduables que designan el tamaño y no
implican ni valor axiológico ni relación afectiva del locutor. El empleo de un adjetivo
evaluativo es relativo a la idea que el locutor se hace de la norma de evaluación para una
categoría dada de objetos.

Así el DIM1 puede aplicarse sin que ello implique una relación afectiva. El valor
modalizador (surrealizante o desrealizante) aparece cuando no se necesita calificar una
X a partir de su edad o dimensiones. Los adverbios o adjetivos ven su fuerza atenuada o
aumentada según su valor semántico propio, como cuando son modificados por el
adverbio muy. El sufijo –ito tiene por tanto un valor modalizador y el sentido del
derivado depende, en gran medida, del valor semántico argumentativo de la base. Solo a
partir de un contexto preciso se puede deducir qué sentido vehicula la palabra derivada.

101
García Negroni (1995:101–102) sigue las teorías sobre la gradabilidad intrínseca y
modificadores en la Teoría de la Argumentación. Anscombre y Ducrot (1994)
introducen la noción de topoi intrinsiques y afirma que las palabras léxicas plenas,
como el nombre y el verbo (N, V) tienen, además de su semántica, una gradabilidad
inherente por lo que la presencia de modificadores disminuye o aumentan la
aplicabilidad de un predicado y la fuerza con la que se aplica en relación con un objeto
o situación. Según Anscombre y Ducrot (1994), los modificadores pueden ser de tres
tipos:

a) Desrealizantes (MD): son los que no contradicen el predicado (su orientación


argumentativa es inversa o inferior a la de la base), lo atenúan o lo invierten. Es
posible enunciar la base X, y el derivado XY sin tener una razón argumentativa
para que entren en oposición.
b) Realizantes (MR): posee una fuerza argumentativa superior a la base e
intensifican su significado. Si es necesario imaginar un movimiento discursivo
complejo para interpretar la relación Y será un MR.
c) Surrealizante (MS): indica el grado máximo. En tanto que reforzadores de la
orientación argumentativa del predicado X sobre el que se llevan, poseen un
acento de intensidad en la enunciación y constituyen una clase con propiedades
semánticas específicas, distintas de los MR. En tanto que introducen una
calificación subjetiva del locutor, su funcionamiento está relacionado con los
deícticos, ya que manifiestan una gran afinidad con la posición frontal. Por ello,
pueden ser reemplazados por algún gesto de la mano o de la cabeza […] o por
una expresión idiomática de grado extremo. Los diminutivos se consideran MS
en relación a un predicado X si modifican reforzándola la orientación
argumentativa:

En español –ito es normalmente desrealizante, y puede (como esp. un poco / fr.


un peu) contradecir en algunos empleos una lectura surrealizante del término al que se
aplica. Con los nombres, –ito tiene siempre un valor desrealizante (atenuación,
inversión) en relación al tema nominal. Si el sufijo aparece en posición incidente el
locutor no insiste sobre él, la forma tópica adjunta al nombre se aplica más débilmente:
“Si vas a Buenos Aires, podés ir a lo de mi hermana. Tiene una casita. Vas a estar

102
cómodo”. ‘Escribió un librito. Está muy orgulloso de él.’ En estos casos, –ito no es el
propósito de la desrealización que expresa porque no representa el punto de vista con el
que se identifica el locutor. No hay una oposición sustancial de casa frente a casita.

Por otro lado –ito puede funcionar también en posición focal como propósito de
un tema nominal que modifica y así invertir la forma tópica añadida a este último. El
efecto es el de una inversión de –ito. La focalización se opera mediante una oposición
implícita con el nombre correspondiente sin –ito como en el ejemplo siguiente: “Si vas
a Buenos Aires, podés ir a lo de mi hermana. Tiene una casita (casa) pero vas a estar
cómodo”.

Sucede que la variable “Si vas a Buenos Aires, podés ir a lo de mi hermana.


Tiene una casa pero vas a estar cómodo”¿ (sic), sería muy extraña, por lo que el
argumento no se opondría a esta, sino a “Si vas a Buenos Aires, podés ir a lo de mi
hermana. Tiene una casita. Vas a estar cómodo”. En todo caso se comprende
perfectamente la oposición de ‘casa’ frente a ‘casita’. Al oponer casa a casita y estar
focalizado, el sufijo invierte la orientación argumentativa de ‘casa’ y ‘vas a estar
cómodo’. Así pues, el sufijo permite una conclusión contraria a la que se produciría sin
él. En nuestra opinión, en estos ejemplos es discutible que la fuerza argumentativa del
diminutivo sea tanta como para operar una inversión del significado sin ir reforzado por
una conjunción.

La situación es menos clara en la combinación de –ito con adverbios y adjetivos


quizás porque estas palabras funcionan como marcadores evaluativos evidentes a
diferencia de los sustantivos y el impacto del diminutivo debe calibrarse en relación con
la base. Si se combina con un MR (intensificador) atenúan su fuerza realizante en
relación con el predicado modificado. Si se aplican a un MD, refuerzan su
desrealización. Si se aplican a un MD inversor (como ‘corto’ en relación a ‘viaje’) se
obtiene una inversión más fuerte. Hizo un viaje, pero cortito. De un modo paralelo a los
MD (un poco) puede en algunos empleos muy marcados poner en escena una
calificación subjetiva del locutor y recibir por efecto de lítote (atenuación) una lectura
surrealizante: ¡Tiene una casita! ¡Qué casita! ¡Se hizo un viajecito! En estos enunciados
casita y viajecito no están destinados a indicar un grado desrealizado en una gradación

103
de casa o viaje sino que señalan un comentario del locutor del tipo ‘fuera de norma’ o
‘fuera de lo común’. Este tipo de empleo no está reservado solo a los sustantivos.

Las formas MR+ito pueden también recibir una lectura similar puesto que atenúa
el intensificador o, como ya hemos dicho, un Realizante puede comportarse en algunos
casos como un Surrealizante e indicar contextualmente el grado máximo. Estas
condiciones hacen de MR+ito un MS contextual. Hizo un viaje, pero larguito ¿eh?
Camina, pero rapidito ¿eh? Estos ejemplos, marcados por la prosodia, reciben una
interpretación contextual de muy alto grado. A diferencia de los superlativos, que
designan siempre el grado extremo en la gradación del predicado sobre el que actúan
(rapidísimo, larguísimo), larguito y rapidito son modificadores intrínsecamente
realizantes atenuados de modo que en tanto que tales, dejan abierta la posibilidad de
grados más altos: Largo y muy largo, son en relación a viaje, MR (intensificadores) más
fuertes que larguito.

En los ejemplos Hizo un viaje corto, pero cortito ¿eh? Y Camina despacio, pero
despacito ¿eh? El sufijo diminutivo –ito se aplica al adverbio despacio cuyo valor es
desrealizante en relación a los predicados viaje y caminar. El sufijo debería actuar como
un realizante (intensificador) de la desrealización (atenuación) cuyo resultado es un
modificador realizante (que refuerza): estos MD reforzadores, pueden funcionar como
Modificadores Desurrealizantes e indicar el grado extremo decreciente en la gradación
sin implicar una consideración diferente de la escala.

En el ejemplo Del extranjero conoce poco. Hizo viajes pero cortitos. el locutor
admite el punto de vista del enunciador 1 (E1, responsable del punto de vista según el
cual la noción de ‘viaje’ –placer, turismo– se relaciona con la de conocer ‘nuevos
horizontes’) pero se identifica con el enunciador 2 (E2 responsable de la desrealización
(atenuación) por inversión) de modo que se llega a la conclusión: Del extranjero él no
conoce gran cosa.

Il ressor des considérations que précèdent que la fonction d’un certain modificateur se définit
toujours par rapport au prédicat qu’il modifie. (125)

104
Así pues, cortito y despacito serán MD reforzados en relación con viaje, y andar
en los casos (105) y (111) y sin embargo, serán MS en relación a viaje corto y andar
despacio en (108) y (109).

3.2.5.4.2 Los diminutivos y la pragmática de la cortesía

Catalina Fuentes Rodríguez y Esperanza Alcaide Lara (2004:1083) parecen


trabajar bajo la premisa de que el estudio del diminutivo ha descuidado uno de sus
valores esenciales, el de elementos que sirven para negociar el significado en la
conversación. En este sentido, sus estudios se inscriben en el mismo marco teórico
comunicativo y pragmático de Briz y el grupo Val.Es.Co., a pesar de que estas autoras
siguen a Anscobre y Ducrot en parte de su nomenclatura gramatical.

La crítica tradicional sobre el diminutivo hacía alusión a su valor apelativo.


Alonso (1967:164–165) afirma al respecto: “Entre usted despacito, vaya deprisita no
suponen más lentitud ni más celeridad que despacio y deprisa; son simplemente más
corteses o recomendativos”. Giraldo (1972:72) indica que se trata de una búsqueda de
una reacción específica en el otro; Fernández Ramírez (1962:187) reconoce su función
apelativa y para Hummel (1997) “el diminutivo presupone una cierta relación de
confianza con lo designado y el interlocutor: “¿una cervecita?”.

Fuentes y Alcaide (2002:389–390) exponen como la crítica tradicional ha


hablado indirectamente de los valores del diminutivo como un aminorador, un
atenuador conversacional y un índice del habla afectiva familiar. Las autoras plantean la
necesidad de estudiarlo desde un enfoque comunicativo y pragmático (2002:391). Por
este motivo el diminutivo puede servir para mostrar cortesía o para ensalzar, para captar
la atención del oyente en la argumentación o para ser irónico, humorístico, sarcástico.
Además, puede también relajar la tensión entre los hablantes como mecanismo que evita
las imposiciones y favorece la negociación del significado. El diminutivo, por tanto, es
un cuantificador textual que funciona como una fórmula de cortesía de persuasión: capta
la atención del oyente y persigue una determinada opinión del mismo. La atenuación se
sitúa en lo que Haverkate (1994) llama modificación. Su función mitigadora se basa en

105
que enfatiza la imprecisión o vaguedad semántica del léxico, haciendo borrosos los
límites de los conceptos que modifican.

Los diminutivos usados de forma productiva pertenecen al ámbito familiar, de


confianza con la persona, ya que con ellos se señalan factores subjetivos. Los
diminutivos dependen del habla, por eso se puede llamar “sufijos interpretativos”.
Familiaridad y conversación van frecuentemente unidas. Y en la conversación es
necesario atenuar, según hace constar Vigara (1992:393–4):

Lo que comúnmente hacemos en la conversación espontánea es atenuar la propia expresión, pero


más que porque sea rotunda, porque no lo parezca; es decir, matizar la expresión del significado
para atenuar los efectos del sentido. Objetivo: conseguir así una mayor aceptación de lo que
decimos por parte de nuestro/s interlocutor/es. Claro que esta es una peculiar manera de tenerlo/s
en cuenta que consiste casi siempre en recordarle/s que es uno mismo (y sólo uno mismo) el que
propone y asume lo que para el otro dice.

También existen notables diferencias sociolingüísticas. En Colombia las clases


bajas no lo utilizan igual. El “diminutivo de respeto cariñoso” sirve para establecer
diferencias en el trato social entre la clase popular y la clase media. Desde una
perspectiva pragmática, desde un enfoque comunicativo, como una estrategia para
marcar la actitud del hablante hacia la realidad, o en la atenuación en la conversación,
por marcar su subjetividad, por conseguir algo del oyente. Fuentes y Alcaide
(2002:1083) sugieren que más allá del plano referencial es preciso observar el
diminutivo desde un enfoque comunicativo, como una estrategia para marcar la actitud
del hablante o para conseguir algo del oyente. Así pues, el diminutivo tendría un triple
funcionamiento:

1–sufijo cuantificador (plano de la representación) indica una minoración.


2–sufijo modalizador. Está relacionado con la argumentación y la
necesidad del hablante de realzar un objeto de manera informativa, afectiva o
atenuativa. Entre los tipos de atenuación, esta puede ser cortés, irónica o
eufemística.
3–marca de registro familiar
4–marca sociolingüística.

106
Fuentes y Alcaide (2002:1078) entienden por Valor argumentativo el que se
emplea para intentar convencer al otro. En los actos directivos que se expresan de forma
indirecta el hablante se acerca al oyente para decirle algo creando un lazo afectivo con
él y así persuadirlo, ponerlo de su lado. En los siguientes casos como prendaditas se
dirigen a un público femenino y se identifica con esa habla afectiva y hoy mismito
refuerza la persuasión:

Luego cuando los tenga en la mano y compruebe pues el tacto de las nuevas materias,
como la rafia, y el yute, o las pieles nacaradas, entonces ya quedará prendadita seguro.
Como estamos todas prendaditas de la gargantilla shoker. [...] Pues ¿usted ya quiere
ponerse una? Sin problemas, es muy fácil, venga hoy mismito, pero ya, al festival de los
complementos (“Hoy por hoy”, Cadena Ser, 13–12–96)

Las autoras (2002:1079) explican otro contexto en el que aparece el diminutivo


en el nivel argumentativo cuando este se utiliza como un modificador desrealizante y
orienta en sentido inverso o con fuerza argumentativa inferior a la que tiene el elemento
base (trata de quitarle importancia al hecho, además de aclarar que no es un adversario
situándose por debajo del interlocutor):

–¿Cuál es su lugar entre la oferta televisiva?


–Nuestro huequecito se encuentra en los espacios no cubiertos por las grandes cadenas
para ofrecer temas cotidianos y que preocupan a los ciudadanos (La Vanguardia, 17–4–
1995)

Un filme bastante normalito, muy por debajo de lo que se podía esperar de la presencia
de un actor del carisma de Mitchum (El Norte de Castilla, 13–5–1999)

Normalito orienta en sentido negativo y rebaja la fuerza argumentativa, se


coloca en la parte más baja de la escala de ‘normal’ y nos hace inferir que la película es
floja y mala.

Sin embargo, apuntan Fuentes y Alcaide (2002:1081) en otras ocasiones


aumenta la fuerza argumentativa del sustantivo. Sería, en este caso, sobrerrealizante:

Es que estoy viendo la sala de espera de la moncloa, entre columnas de escayola, muebles
de Loscertales y secretarias que vienen de cobrar un chequecito de nada en el
Bancospaña (El Mundo 2, 139, 21–9–95).

107
El contexto aclara que se trata de una intervención irónica. El diminutivo ha
potenciado la dimensión argumentativa. Pero el mecanismo también puede ser cortés y
mitigar así un acto directivo que puede ser lesivo para el interlocutor:

No yo solamente quería preguntarle una cosita nada más.

Tengo un trabajito para ti...

Aquí la desrealización es clara: el trabajo se presenta como pequeño para no


provocar una reacción negativa en el otro. El receptor sabe que le van a pedir un gran
esfuerzo, pero no reacciona de forma negativa por el valor afectivo, familiar, del
diminutivo. Como hemos visto en más arriba, el diminutivo funciona también como
signo de familiaridad, de conversación espontánea, hace que el receptor se sienta
cómodo (2002:1081):

Diario Dieciséis cumple veinte añitos, y venimos a la fiesta por otra cosa también,
solidaridad. Hay problemillas. Ligeros contratiempos. ¿Es posible que ahora que se han
aprobado los presupuestos, que Diario dieciséis tenga alguna ayudita?

También se puede utilizar como marca de registro coloquial para pasar de un lenguaje
técnico a la divulgación, acercándose al receptor:

...un líquido para endurecer la pared venosa, esa pared que es blandita,...
...imagínese pues que usted rasca una heridita, la rasca un poquito...

En conclusión, se ha discutido del diminutivo desde el punto de vista de su valor


disminuidor o no, afectivo o no. La bibliografía, en general, coincide en indicar que su
valor más frecuente es el afectivo. Las autoras avisan de la necesidad de estudiar la
relación entre las perspectivas apelativa y argumentativa y entienden que el marco en el
que hay que estudiar el diminutivo es el pragmático, desde un enfoque comunicativo, en
tanto una estrategia para marcar la actitud del hablante ante la realidad, o en la
atenuación en la conversación, por marcar su subjetividad, por conseguir algo del
oyente.

Briz, A. (1995:103) se pregunta acerca del papel de los atenuantes como


modificadores semánticos y pragmáticos en la conversación coloquial. Este autor

108
concibe la conversación como un tipo de discurso oral que se caracteriza por “su
inmediatez o carácter actual, por la toma de turno no predeterminada, por su dinamismo,
por su interlocución en presencia”. De este modo la conversación coloquial combina
rasgos de la conversación y del registro coloquial.

Conversar es interactuar, es negociación por y para el acuerdo y la atenuación o


la intensificación que ciertas fórmulas, como el diminutivo en particular y los
apreciativos en general, expresan es un reflejo de esta interacción. Explica Briz
(1995:105) que en el caso de los apreciativos la modificación puede ser interna como en
Es un marranazo (intensificador) o Es morenito de piel con la nariz larguita/gafitas / Es
feíllo (atenuantes). A estos recursos morfológicos se le unen también recursos fónicos
de carácter suprasegmental como la entonación, la intensidad y el tono, que permiten
explicar algunos usos irónicos, en apariencia atenuados, y que posibilitan, por ejemplo
que usos atenuados, corteses, se transformen en empleos intensificados y a la vez
descorteses.

La atenuación, como también la intensificación, supone, desde el punto de vista


formal, un incremento gramatical y léxico de una base neutra, y, en sentido retórico, una
perífrasis o circunloquio, un rodeo expresivo en el caso de los atenuantes, hábil y, en el
caso de los intensificadores, enérgico de la expresión ante un interlocutor. Son dos
hechos de discurso derivados de la actividad argumentativa y de la actividad
conversacional de negociación por el acuerdo. En tal proceso negociador se trata de ser
claro, de dar fuerza argumentativa a lo dicho o al acto de decir, de reforzar el estado de
cosas que se presenta como real y verdadero. Atenuantes e intensificadores (y el
apreciativo en su seno) son, para Briz (1995:107), categorías pragmáticas con una
función precisa; mientras que la atenuación es un fenómeno semántico–pragmático que
muestra de un modo claro la relación dinámica y estratégica entre Hablante–Oyente, la
intensificación es más bien un recurso estratégico del hablante para fortalecer
expresivamente su discurso, su argumentación hacia el oyente ahora pasivo,
exactamente, no siempre implicado de forma activa. También, según este autor, los
principios pragmáticos que explican uno u otro proceso son también diferentes.
Mientras que los intensificadores enfatizan las contribuciones del hablante y son
refuerzos expresivos de la razón; los atenuantes: se fundamentan en el principio

109
pragmático de la cortesía y sus máximas de cooperación, sobre todo las de tacto, de
modestia y de unanimidad. Su objetivo principal, explica Briz (1995:107), sería
potenciar la relación entre los hablantes disminuyendo el beneficio del que habla para
evitar el desacuerdo.

La cortesía entra en el juego comunicativo cuando el hablante incumple las


máximas conversacionales y los diminutivos, como mecanismo de aminoración o
atenuación, pueden dar buena cuenta de ello. Es una de las estrategias de la cortesía que
trabaja en beneficio del hablante y del fin negociador puesto que no siempre somos
sinceros, breves, claros y precisos. Empleando algunos ejemplos con diminutivo,
explica Briz (1998:146), de qué manera este puede servir para aminorar cualidades,
actitudes y acciones del YO como en Me eligieron a mí (fallera mayor)// era muy
guapita; o bien para aminorar cualidades negativas del TÚ en Estáis un poquito
distraídos ¿eh?; e incluso para relativizar juicios y opiniones del YO–emisor
particularmente si lo dicho implica al oyente: Alguna cosita haréis que no está bien. El
diminutivo puede, como mecanismo cortés, suavizar una crítica si se alude a una
cualidad negativa del tú Es que eres un poquito bestia.

Según Briz (1998:148–152), estos procedimientos atenúan, por un lado, el decir,


la fuerza ilocutiva de un acto o los participantes de la enunciación (Yo, Tú); en cuyo
caso la atenuación se sitúa en el nivel de la enunciación; y por otro, lo dicho, el
contenido proposicional y conceptual que afecta, en principio, al nivel del enunciado. A
pesar de la influencia pragmática de ambas se ha denominado a la primera atenuación
pragmática y a la segunda atenuación semántica. En la atenuación pragmática se
atenúa, o bien la fuerza ilocutiva de un acto de habla asertivo o exhortativo (en
beneficio del Yo: ruego, súplica y mandato; en beneficio del Tú: consejo,
recomendación e instrucción) o comisivo (promesa e invitación), o bien la fuerza o
papel de los participantes de la enunciación. En la atenuación semántica: se atenúa parte
o todo el contenido proposicional mediante los diminutivos y otros mecanismos
(adverbios (muy), pronombres indefinidos (algo, nada, poco), o cuantificadores (poco,
más, como muy).

110
La diferencia esencial entre el atenuante semántico y el pragmático es que en
uno modifica el acto de enunciación mientras que el otro afecta a la fuerza ilocutiva. En
“Dame algo de dinero” algo no modifica solo la cantidad de dinero solicitada o el acto
de pedir. En “Ven un poquito a hacerme compañía” poquito además de modificar
semánticamente al verbo, atenúa la fuerza de la petición.

Para Briz (1995:107) la atenuación es una estrategia pragmática basada en


general en el Principio de Cortesía que mitiga la fuerza ilocutiva de una acción o la
fuerza significativa de una palabra o de una expresión. De ahí los dos tipos de
atenuantes pragmáticos y semánticos según el tipo de negociación. O se atenúa la
petición o se intensifica el desacuerdo en lugar de minimizarlo. Cuanto más periférica
(desigualdad funcional o social de los interlocutores) sea una conversación coloquial,
mayor probabilidad existe de que aparezcan atenuantes. Cuando el discurso es polémico
y se da un desacuerdo entre los interlocutores, la atenuación regula convenientemente la
negociación y hace que progrese de forma adecuada. El atenuante en la conversación
coloquial española se explica como estrategia conversacional antes que como modo de
distanciamiento social. Otros estudios (2006:49) analizan los procesos de atenuación en
el sentido de Briz (1998) y del corpus analizado por Briz y Val. Es. Co. (2002)
aplicándolos al ámbito de los Talk Shows y la manera en la que se protege mediante su
uso la imagen de los interlocutores. Los diminutivos, explica Bernhardt (2006:56–57),
sirven para atenuar la ruptura del turno de palabra y para suavizar al tiempo un ataque a
la imagen negativa del interlocutor en la intervención de un hablante ‘una preguntita
hijo una preguntita’. La atenuación apoya la cortesía negativa mediante estrategias de
mitigación que preceden al desacuerdo.

En general, coincidimos con las conclusiones a las que llega Briz (1995:128 y
1998:163). Nos parece de importancia la puntualización (1998:150) relativa a los
atenuantes semánticos que esconden o hacen borrosos e imprecisos los límites de los
conceptos de las palabras o expresiones a las que acompañan para favorecer el
desarrollo sin tensiones de la interacción y que, por tanto, poseen una función
pragmática mitigadora. En definitiva, la línea de separación entre lo pragmático y lo
semántico no es evidente. En nuestra opinión, con el empleo de cualquier diminutivo no
disminuidor, la fuerza ilocutiva de un acto se ve siempre alterada, incluso con los

111
diminutivos que afectan a los nombres propios cuyos usos están más o menos
lexicalizados. Esto es así, porque si el hablante se decidiera por emplear los nombres sin
diminutivo, tal empleo quedaría marcado negativamente. Así pues, siempre que la
función de un diminutivo no consista exclusivamente en disminuir el tamaño del
referente consideraremos que tiene una implicación discursiva en mayor o menor
medida.

Sanmartín (1999) comienza su estudio explicando que los apreciativos


potestativos, afectivos o expresivos, no alteran generalmente la categoría gramatical de
la unidad léxica, como en perrito, ni transforman de una manera determinante el
significado de esa base, sino que conservan su significado referencial sometiéndolo a un
proceso de cuantificación de sus propiedades ‘disminución o aumento’ o de calificación,
‘mejora o envilecimiento’. Estos sufijos se pueden combinar de un modo recursivo y
con una alternancia muy flexible. Sin embargo, existen, como veremos, manifiestas
excepciones a esta descripción general. Las fronteras de sus valores son difusas y
dependen del significado de la base. La autora realiza tres críticas a la clasificación
aspectual/no aspectual (1999:186):
1– ¿Hasta qué punto esta alteración del significado de la base no conduce a otra
clase designativa en algunos eductos, como en el par ‘mujer–mujerzuela’? Al considerar
los potestativos como accesorios los consideramos como de segundo rango cuando al
eliminarlos alteramos la configuración semántica de la base y en este sentido son tan
necesarios como los aspectuales: –uelo de reyezuelo. Contra este ejemplo, solo cabe
decir en nuestra opinión que el sufijo –uelo no es precisamente central dentro del
conjunto de los apreciativos.
2.– Una gran parte de los sufijos cuantificadores admiten la lexicalización y se
convierten en aspectuales, lo que lleva a algunos autores a definirlos como sufijos
diferentes a pesar de su identidad formal y, en parte, semántica.
3. Los potestativos también implican en ocasiones un cambio de categoría: –ín
en andarín, –ica en llorica, –ón en abusón; e incluso modifican el género de la base –
ote en camarote (cámara), –eta en libreta (libro).

Con respecto a las críticas dos y tres, para nosotros, identificar un sufijo en tales
construcciones solo tiene sentido en la diacronía, el grado de fusión que tiene con la

112
base es incluso mayor que el de un sufijo aspectual prototípico como –ero, en tanto que
no forma un paradigma productivo por lo que formalmente parece una parte más de la
base. Por tanto, se considera lo aspectual como un criterio semántico (y en parte
morfológico) no discreto, secundario y auxiliar o accesorio para discernir tipos de
sufijos según sus funciones.

La autora (1999:187) realiza una propuesta de clasificación tipológica de los


sufijos nominales basada en tres parámetros, la prototipicidad, la asimetría y las
funciones del lenguaje. Los sufijos pueden ser referenciales (en ellos prima la
designación frente a la subjetividad), o apreciativos en los que subyace con una
variedad de intensidad (cuantificadores, despectivos y conexivos) la presencia del
hablante.

1. Los sufijos apreciativos cuantificadores se caracterizan por la intervención del juicio


del hablante

a) semántico–nocional, tradicionales diminutivos y aumentativos que poseen


fuera de todo contexto de uso un significado nocional primario de aminoración o
aumento en el que existe cierto juicio de valor del hablante respecto a la cantidad. Dicho
significado puede llegar a lexicalizarse desde el punto de vista diacrónico con la
fosilización y neutralización de su significado cuantificador como en centralita o
pañuelo, o con su mantenimiento, como en sobar–sobón. Explica Sanmartín (1999:190)
que casi se puede hablar de un proceso de idiomaticidad como sucede con las unidades
fraseológicas.
b) Sufijos con valor afectivo o emotivo.
c) Sufijos con valor intensificador o atenuador (en el nivel de la interacción o
conversación).
d) Sufijos con valor sociolingüístico.

2. De la aminoración a la emoción y a la acción. En lo que sigue, según los


diferentes valores del diminutivo propuestos, Sanmartín (1999:191) examina un corpus
de ejemplos agrupándolos según el tipo de sufijo seleccionado en cada caso:

113
En nuestra opinión, Sanmartín (1999) realiza una descripción algo confusa de
los sufijos nocionales al manejar la variable diacrónica tras explicar que su pertenencia
dentro de los cuantificadores está vinculada al juicio del hablante. Es preciso mantener
bien separadas las cuestiones diacrónicas y sincrónicas. Una premisa importante en el
estudio de los diminutivos es su carácter espontáneo y, por tanto, sincrónico. Toda
lexicalización excluye a los apreciativos de su teórico paradigma apreciativo.

Los resultados del análisis del corpus de Sanmartín (1999:191) colocan al sufijo
–ito como el más frecuente y el menos marcado en lo connotativo, dialectal o
humorístico. Aparece con un valor semántico–nocional cuantificador de aminoración de
la cantidad o tamaño con sustantivos y de la cualidad con los adjetivos. Sanmartín
(1999:192) explica que, en principio, la aminoración surge con independencia del
contexto aunque esto se contradice con cualquier juicio de valor del hablante sobre la
realidad, según su propio criterio. Lo emotivo, dice la autora (1999:192), estaría más
bien conectado con un acto de habla concreto. Posee también valores afectivos y su
valor contextual supone cierta “individualización interesada del objeto” o del “papel
destacador del objeto” (A. Alonso 1974:163). En el nivel discursivo, el diminutivo
queda englobado entre los mecanismos de la atenuación en el sentido en que los
formula Briz (1998:144–162).

Algunos de los valores de –ito en su corpus (1999:194) están relacionados con la


aminoración nocional de la cantidad (real o afectiva) se utiliza, por una parte, para
formular de un modo atenuado una petición en 1 y 3; o una sugerencia en 2 y 3: (1) S: a
ver / súbete a la mesa y da así una vueltecita (Briz (coord.) 1995:169); (2) A: porque la
bodega// (( )) que compres tres barrilitos tuyos y los (( )) (pág. 187) (3) V: ponme a mí
un poquito más (de café). En otros casos la disminución de las cualidades llevada a
cabo con –ito (1999:194) sirve para suavizar la descripción de una imagen considerada
por el hablante como negativa: C:mira↓ ¿tú has visto esos dos cuernecitos que tienes
[separaos?] B: [demasiados] Desengaños (RISAS) (pág. 70) E: morenito de piel con la
nariz un poco larguita/ gafitas (pág. 98) En el siguiente ejemplo A: ¿Sabes quién te
digo? ¿esa mujer que está un poco gordita? B: sí/ pero de gordita nada/ gorda/ gorda A:
bueno ya/ era un decir, la atenuación de A es corregida porque contra el principio de
cooperación y la máxima de cualidad de Grice (1975). En otras ocasiones cobra un

114
valor intensificador, al ser empleado irónicamente: “el señor Aznar tiene un perro un
pelín agresivo”. La intensión y su manifestación irónica dependen del contexto, de la
enunciación.

Explica la autora (1999:195) que el valor afectivo, desde la enunciación, se


dirige tanto al sujeto como al objeto, y tiñe el discurso de un tono emotivo, subjetivo, en
conexión estrecha con la informalidad y la relación de proximidad entre los
interlocutores. Sanmartín (1999:198) considera que al tener en cuenta el Tú, surge un
valor de atenuación en algunas afirmaciones para rebajar una cualidad considerada
como negativa en: C: de veintidós/ y mira si éramos en aquella época pobrecitas↑///
que/ ese traje me lo alquiló mi tío Salvador/; P: ¿hecha un basilisco? C: histeriquita
perdida/ porque me dijo/ ¡sí senyoreta! También para convencer, desde el punto de vista
argumentativo de lo poco que se ha comido:C: C: ¡pobre de mi! / si sólo he comido un
bocatita de tres bacaladitos/ con un poquitito de ajoaceite en el pan/ y– y– una (( )).

Coincidimos con la autora en que la cuestión en el análisis de los valores está


más en el punto en que nos centramos que en la naturaleza unívoca de los diminutivos
que, más bien, poseen valores simultáneos en los distintos niveles de análisis (sufijo,
palabra, proposición, acto de habla). Sin embargo, no podemos evitar considerar que el
auténtico valor del diminutivo solo es desentrañable en su contexto y en el discurso. En
este sentido, es necesario atender también a los factores sociolingüísticos como explica
la propia autora (1999:199). Cuando se conversa sobre (o con) niños, predomina el
valor emotivo conectado con el tipo de hablantes (característica del habla femenina:
marca sociolingüística). En cositas se aprecia una atenuación semántica para suavizar la
afirmación, el reproche o insinuación pícara: M: alguna cosita haréis que no está bien
(pág. 131).

En lo que respecta al sufijo –illo que parece entrar en clara rivalidad con el sufijo
–ito, parece, explica Sanmartín (1999:201), que posee una mayor tendencia a la
lexicalización. Presenta en primer lugar un valora semántico–nocional de aminoración
de la cantidad (pajarillo) y de la cualidad tanto positiva como negativa: gastadorcillos,
picardilla. En la enunciación participa en valores afectivos y en el marco del discurso y
de la producción–recepción atenúa: M: [...] son muy gastadorcillos/ siempre van de

115
cena por ahí (...). Puede tener cierto matiz despectivo o de desdén o conmiseración
como en el siguiente caso: D: [...] falta un poquillo más de sombra pero vamos↓
tampocooo (p.57); C: [...] y vosotros las cogisteis de la mano y yo me quedé colgado A:
pobrecillo (RISAS) (pág.69).
La autora analiza el funcionamiento de otros sufijos como –ín que adquiere usos
lexicalizadores con neutralización de su significado nocional (botiquín) y cambio
categorial (andarín), lo cual explica ciertos ejemplos con cambio de género en la base
(sillín, patín). Posee valores que mitigan la carga semántica de lo negativo (tontín,
pillín, borrachín) o de lo positivo, aunque en nuestra opinión esto depende más del
contexto. Por su parte, el sufijo –ico posee un uso dialectal. En el nivel de la
producción–recepción, destaca su valor atenuador: S: oye↓ vamos a jugar / una
partidica. El alomorfo –ica, toma un valor referencial: acusica, caguica, llorica,
miedica. Explica Sanmartín (1999:203) que se asienta sobre bases consideradas
‘culturalmente’ como negativas y, según algunos autores, se singulariza por su valor
despectivo. Este valor despectivo contrasta con un rebajamiento de esa cualidad
negativa al oponerlo con otros adjetivos similares (miedoso/ miedica), (cobarde/
cobardica). –ica se sitúa en la intesección de los diminutivos y los despectivos.
El sufijo–ete posee características lúdicas y burlescas relacionadas con el
hablante y el discurso para obtener algún propósito, como la aceptación de una
sugerencia (heladete), o la atenuación de una imagen negativa (gordete): S: Tú vienes
fresquito comiéndote tu caramelete de anís en el coche D: y después un [heladete]. La
variante –etas de la jerga escolar, con fijación de género y número posee un marcado
tono despectivo (charletas, vaguetas, lloretas, averigüetas). Al igual que con las
unidades fraseológicas lleva a la lexicalización, al establecimiento de un nuevo
significado o idiomaticidad y, por último, a la presencia de anomalías estructurales
como una fijación del género.

Sanmartín (1999) considera que el empleo de sufijos apreciativos de esta índole


hace pensar que el ser humano presenta cierta tendencia a contemplar o juzgar no solo
en términos espaciales sino también en parámetros cuantitativos. La autora (1999:214)
llega a las siguientes conclusiones: se propone una clasificación gradual (centro–
periferia) de los sufijos nominales en función de su significado y de su conexión con las

116
funciones del lenguaje (referencial, expresiva y apelativa) y en secundariamente según
su capacidad para mantener la clase designativa y la categoría gramatical:

a) Referenciales: –ería (central), –ero (más periférico).


b) Cuantificadores, diminutivos y aumentativos (con posicionamiento o juicio
de valor). Tienden hacia los referenciales cuando se lexicalizan.
c) Despectivos: posicionamiento del sujeto hablante con respecto a lo dicho.
Ocupan una posición nuclear en la categoría de la función expresiva. No
ocasionan por lo general una alteración gramatical ni se lexicalizan.
d) Conexivos: considerados como instrumentos para reforzar la unión del
hablante con el oyente. Transforman el lenguaje común en un elemento
propio del grupo de jóvenes y se convierten en un signo social, una seña de
identidad (–ata).

Hemos destacado la posibilidad de intersección entre sufijos de paradigmas


distintos. Aunque hay sufijos que siempre son despectivos (–astro) o siempre
referenciales (–ería), también hay otros que con valor despectivo y referencial (–ero en
dominguero), y cuantificador y referencial, aunque sean producto de la fosilización (–ón
en cuarentón), e incluso con tres valores: cuantificador, referencial y despectivo (–azas,
manazas). En general, parece existir una tendencia a crear alomorfos con tono
despectivo en relación con el léxico coloquial que ‘materializa lo abstracto’ y ‘degrada
semánticamente’. Esto explica, matiza Sanmartín (1999:216), por qué estas voces
sufijadas se utilizan sobre todo en registros coloquiales donde el tono informal y la
relación de proximidad entre los interlocutores dan rienda suelta a la expresividad.

Para Sanmartín (1999:216) la característica esencial de los sufijos cuantitativos


sería que pueden actuar en distintos niveles de análisis, a) el semántico (con
independencia del contexto), y b) y el de la enunciación (donde el sujeto manifiesta su
emoción y expresividad). Además sería posible distinguir un tercer nivel de análisis c)
el del discurso, el de la interacción, donde entran en juego estrategias conversacionales
y otras categorías pragmáticas y muy amplias y complejas de atenuación para el
diminutivo y de intensificación para el aumentativo.

117
El hablante utiliza el sufijo como atenuante para mitigar sus afirmaciones,
restarles fuerza y alcanzar sus objetivos (obtener un acuerdo, mitigar una imagen
negativa). La atenuación también se halla ligada a otros factores como el sexo, o la
cultura y conecta con los tradicionales valores activos del diminutivo, que se consiguen
en ocasiones a través del afecto. El predominio de la función emotiva en el empleo de
los diminutivos es, en definitiva, una subjetividad que aproxima y conecta a los
participantes del discurso. Estas mismas conclusiones, justifican nuestro punto de vista
según el cual solo tiene sentido hablar de los valores del diminutivo desde un punto de
vista discursivo, considerando como Mutz (1999:162) que existe una categoría de
sufijos evaluativos cuyo significado solo se puede dilucidar tras analizar todos los
elementos que intervienen en el discurso. Más aún, en mi opinión el diminutivo sería
una categoría que comprendería no solo mecanismos sufijales. Todo análisis previo de
los sufijos con la intención de clasificarlos en niveles menores (afijos, palabras,
proposiciones), da como resultado explicaciones excesivamente sobrecargadas y nada
ilustrativas sobre sus auténticas funciones en el discurso. Por tanto, el proceso de
análisis o clasificación debe realizarse, en mi opinión, de lo general a lo particular, de lo
contextual a lo morfosemántico y no al revés. De este modo, serían las reglas
pragmáticas las que explicarían las reglas morfosemánticas.

3.2.5.4.3 La morfopragmática del diminutivo de Schneider (1999,2003 y 2013)

Schneider (2003:1) plantea una estudio de los diminutivos que integra el enfoque
gramatical y el pragmático bajo la premisa de que la categoría ‘diminutiva’ no es una
categoría morfológica en primera instancia sino un término que se refiere a todo tipo de
expresiones relacionadas con la ‘disminución’ entendida como un concepto universal
existente en todas las lenguas a través de mecanismos diversos, no necesariamente el de
la morfología sufijal. Schneider considera que el valor principal de esta categoría es el
de ‘littleness’ o tamaño pequeño y que su valor pragmático depende de la interacción
que se da entre este valor y el núcleo de la expresión que puede ser una raíz o una
palabra según los distintos mecanismos de formación. Este concepto es, como explica el
autor, más semántico que morfológico, y por tanto, hay que analizarlo más bien a la luz
del significado expresado y no tanto en función de los mecanismos formales empleados.

118
Schneider (2003:4) entiende que la ‘disminución’ es un concepto relacionado con otros
conceptos como cuantificación, cualificación, modificación, gradación, intensificación y
evaluación. Su valor se encuentra en la intersección de estos valores conectando
aspectos como el tamaño y la actitud, específicamente el tamaño pequeño y la
apreciación o el desprecio.

Los dos mecanismos de ‘disminución’ más extendidos parecen la morfología


diminutiva afijal (–ito, mini–) y la disminución sintáctica (pequeño animal). Schneider
(2003:11) explica el valor de los diminutivos más productivos del inglés small y little
como el resultado de un proceso de comparación del referente que recibe el diminutivo
con el tamaño aproximado de un miembro prototípico de esa clase de referente. Sin
embargo, Schneider explica que lo importante no es que el referente sea más o menos
pequeño en algún sentido o en relación a otros objetos, sino que el hablante elige
representar ese referente como pequeño con alguna finalidad comunicativa específica.
El componente actitudinal de un diminutivo es una variable cuyo valor se determina en
función del contexto (base, intención comunicativa, acto de habla y situación social).
Schneider (2003:57) basa sus postulados en la necesidad de un paradigma
formal/funcional integrado para entender adecuadamente la naturaleza del lenguaje
según lo formula Leech (1983:4). Ello implica estudiar los aspectos pragmáticos y
formales del diminutivo en interacción. Hay que considerar el valor cuantificador del
diminutivo tanto como el cualificador (emocional o actitudinal). Al parecer el concepto
de tamaño sería un concepto universal a partir del cual se podrán derivar los aspectos
actitudinales.

En su estudio, Schneider (2003:60) realiza un inventario de los problemas a los


que cada nivel lingüístico se enfrenta en relación con el diminutivo, desde los
problemas de tipo morfonológico (afijos flexivos o derivativos, forma fonológica de los
marcadores, iconicidad, etc.), a los de tipo morfológico (clases de palabra, estructura
morfológica, modificaciones en la acentuación, recursividad, factores que determinan la
elección de un afijo), de tipo semántico (clases semánticas de las bases seleccionadas,
diferencias semánticas entre base y educto). Un comentario interesante de Schneider
(2003:62) está relacionado con el tipo de palabras que normalmente acompañan a los
diminutivos, las básicas. En un sistema tripartito basado en categorías semánticas

119
lógicas, ni las palabras más generales ni las más específicas reciben más diminutivos
que las básicas. Esto se explica mejor desde un enfoque cognitivo, en términos de
subjetividad, en el sentido de que los objetos que nos rodean de manera más inmediata
son más susceptibles de recibir diminutivos. Los problemas de tipo pragmático se
refieren a los contextos de uso y a las funciones comunicativas de los diminutivos. El
ámbito de análisis de Schneider es el de la comunicación oral que normalmente se
considera como el discurso no marcado (2003:64). Schneider parte desde el nivel
micropragmático de los actos de habla para ir hacia unidades mayores en el discurso
(nivel macropragmático).

En el nivel micropragmático hay que tener en consideración la relación del


diminutivo con los tipos ilocutivos que intervienen en el discurso, en cuáles aparece con
mayor frecuencia y mediante qué estrategias formales. Por otro lado, es importante
averiguar cuáles son sus funciones específicas. Este tipo de análisis presupone una
definición de los actos de habla y de su estructura interna así como de sus tipos
ilocutivos y de sus estrategias de realización. Schneider adopta la definición de Searle
(1969) según el cual cada tipo se define en función de la intención del hablante. Las
estrategias de realización han recibido una atención mayor según su grado de dirección
y los mecanismos léxicos, frásticos o sintácticos que intervienen en ellas. Entre ellas
parece evidente que el diminutivo funciona como modificador o degradador mitigando
las imposiciones del hablante. Una cuestión relacionada es la relativa a las estrategias de
cortesía enunciadas por Brown y Levinson (1987) que dependen de la situación social
para lo que un estudio sociopragmático parece, también, necesario. En este sentido, las
escalas pragmáticas (coste–beneficio, aprecio–desprecio) de Leech (1983) son también
de utilidad.

En la perspectiva macropragmática se tiene en cuenta el modelo del discurso


hablado desarrollado en la Escuela de Birmingham que utiliza un conjunto de jerarquías
vertical (movimiento, intercambio, secuencia, transacción e interacción) en relación con
otro horizontal (núcleos y ayudantes). En este sentido, explica Schneider (2003:67) lo
importante es averiguar hasta qué punto el uso y funciones del diminutivo depende de
su posición en la estructura interna. El autor se plantea, entre otras, las siguientes
preguntas: a) ¿Cuál es el estatuto interactivo de los actos con diminutivo? b) ¿Aparece

120
el diminutivo en todos los tipos e movimientos? c) ¿Si aparece en un movimiento
aparece también en su réplica? e) ¿Bajo qué circunstancias aparecen los diminutivos en
movimientos de respuesta?

El análisis de Schneider se centra no solo en aspectos morfológicos o semánticos


sino también en las perspectivas micro y macropragmática que incluyen los actos de
habla e intercambios discursivos mayores. En su corpus, el autor emplea no solo datos
naturales sino también fabricados y experimentales y provenientes de obras de ficción
de la lengua inglesa de diferentes tipos. Estos datos se triangulan para compensar las
desventajas de los datos individuales. Los datos empleados para el análisis pragmático
son esencialmente naturales y provenientes de obras de ficción.

El análisis del corpus de Schneider (2003:138) se basa en los actos de habla


directivos, comisivos, expresivos y asertivos de Searle (1969 y 1976) más el acto
vocativo introducido por Wunderlich (1980). Schneider intenta demostrar los múltiples
factores que afectan al análisis de los diminutivos tanto en lo formal, en lo funcional, en
lo social o en la interacción entre estos anteriores parámetros. Cada sección de su
estudio explica el funcionamiento de cada tipo ilocutivo identificando sus metas
comunicativas y las escalas pragmáticas que son relevantes para las realizaciones
corteses. Así pues, el estudio incluye aspectos de realización y modificación de actos de
habla, cuestiones propiamente semánticas, y parámetros de distancia, poder y roles
sociales. El enfoque es micropragmático aunque se ofrecen datos macropragmáticos que
no han podido ser analizados en su totalidad debido a las limitaciones de los datos. En el
análisis de los datos existe un alto componente interpretativo.

Coincido con la concepción semántico–pragmática de Schneider en relación con


el concepto diminutivo. Me parece que más que un elemento morfológico es una
categoría semántica interlingüística que puede asemejarse al concepto de atenuación en
el discurso de Briz (1998:143) o al concepto de evaluación de Grandi (2002). Por este
motivo, me parece plenamente lógico que Schneider (2003:123) analice los diminutivos
sintéticos como piedra angular de su corpus. Ya Hasselrot (1957) planteaba esta
cuestión para el empleo del petit francés y sería extraordinariamente interesante
centrarse en los empleos del pequeño o el piccolo en español e italiano desde el punto

121
de vista de la emoción del hablante. Explica Schneider (2003:127) que little y big son el
primer par de adjetivos que adquieren los niños y que se relacionan con la dimensión, el
tamaño y la extensión. El significado de little se refiere a un déficit relativo sobre el
estado de normalidad en una categoría nominal, tanto es así, que los diminutivos
analíticos parecen más objetivos que los sintéticos, cuyo uso está más extendido en
inglés.

También el método de análisis me parece adecuado. Un estudio óptimo de las


relaciones entre pragmática y morfología, particularmente de la categoría ‘disminución’
y más todavía de los sufijos diminutivos debe poner en relación los tipos ilocutivos de
Searle (1969) y Wunderlich (1980) junto con el modelo pragmático funcional basado en
las escalas pragmáticas de Leech (1983) y las normas de cortesías propuestas por Brown
y Levinson (1987). El enfoque micropragmático completado con aspectos de la
macropragmática aporta resultados muy interesantes para el estudio del diminutivo en
inglés. Por ejemplo, tal y como explica Schneider (2003:229), los tipos ilocutivos son
un parámetro importante en el estudio de los diminutivos ingleses puesto que estos
aparecen en mayor o menor medida en los actos de habla de todos ellos. Se puede
establecer una distinción esencial entre aquellos diminutivos que afectan a la fuerza
ilocutiva del acto de habla modificándola y aquellos que afectan de manera ‘local’ a la
actitud del hablante hacia el referente con diminutivo.

En general, en los actos de habla directivos estudiados por Schneider (2003:231)


el diminutivo funciona como minimizador del coste en los directivos, como
minimizador del beneficio en los comisivos (1999:294), como minimizador del aprecio
en los expresivos y en los asertivos y como maximizador de la simpatía en los
vocativos. Coincidimos con el autor en la validez de un método de análisis que cubre el
hueco existente entre pragmática y gramática además de poner en primer plano el peso
de las nociones de imagen y de cortesía en el estudio del diminutivo en el discurso.

En Schneider y Strubel–Burgdorf (2012:15) se expone la necesidad de realizar


un estudio pormenorizado de cada sufijo diminutivo. A través del estudio del
diminutivo –let, los autores llegan a la conclusión de que en el inglés contemporáneo
este sufijo ni está lexicalizado ni es tan opaco como se creía. Se viene utilizando

122
productivamente como un evaluativo desde la segunda mitad del siglo XX. En realidad,
tal y como afirma Albeit (2010:1) parece que las formas afijales de los evaluativos del
inglés contemporáneo son mucho más productivas de lo que se ha venido considerando.
Sin embargo, en trabajos posteriores, Schneider (2013:138) refiere la necesidad de
atender al estudio del diminutivo desde una perspectiva onomaseológica antes que
formal, al menos desde el punto de vista intralingüístico. Schneider (2013) refiere al
menos seis procesos diferentes para la formación de diminutivos. Para llevar a cabo esta
labor es preciso establecer, previamente, una definición clara de lo que es un diminutivo
punto sobre el cual no parece haber todavía un acuerdo general (2013:140).

En su intento por encontrar un denominador común para la definición de los


valores del diminutivo, Schneider (2013:142) explica que los referentes a los que se les
añade un diminutivo (–let), se consideran por debajo de la norma. La norma relevante
depende de la categoría de la base y sugiere que esta varía si es susceptible de ser
aplicada en función de la talla o si necesita de otros parámetros de tipo cultural para ser
interpretada. Esta concepción de lo que es el diminutivo recuerda mucho a la propuesta
de Zacarías (2006) sobre el cambio del diminutivo de la norma del tamaño a la norma
sociocultural. En el caso de los adjetivos la norma se refiere a la cualidad normal,
mientras que en el caso de los verbos alude a la intensidad normal. Schneider
(2013:144) explica la diversidad de valores de la siguiente manera:

It is therefore suggested that the diverse meanings form a conceptual space of interconnected
meanings which are essentially based on the general notion of subnormality. This space include
notions of ‘smallness’ in a concrete quantitative and dimensional sense as well as in a figurative
sense, and importantly also possible evaluations of subnormality, with may be positive or
negative.

Para Schneider (2013:145) los distintos significados del espacio conceptual del
diminutivo se activan cuando son relevantes para su interpretación en relación con
‘aquello que se sale de la norma’. Para el estudio tipológico del diminutivo Schneider
(2013:148) propone estudiar desde un punto de vista pragmático formal y funcional el
empleo del diminutivo en combinación con la Máxima de Modestia que parece es un
valor independiente y universal.

123
4 EL ESTATUTO GRAMATICAL DEL
DIMINUTIVO

4.1 Introducción a la morfología del diminutivo

La clasificación de los diminutivos, desde el punto de vista morfológico, ha


supuesto un interesante desafío para los lingüistas desde el principio de su estudio tanto
en los diccionarios, en las gramáticas o en los estudios particulares como vimos en el
capítulo 3. El estudio de la naturaleza formal del diminutivo se intensificó en los
trabajos de la segunda mitad del siglo XX. Togeby (1965:163-167) hace constar que
entre los mecanismos derivativos no todos los sufijos modifican la categoría gramatical
sino que algunos, como los diminutivos, producen derivaciones homogéneas. En el
mismo sentido los diferencian Alarcos Llorach (1969:77-78) en su gramática y la
R.A.E. en su diccionario (1973:165-167) que distinguen entre sufijos derivativos
homogéneos y heterogéneos. Pottier (1968:161-185) los distribuye entre infijos
modificadores (no cambian la categoría de la palabra) y formantes aspectivos. Seco
(1972:1986-1988) diferencia entre los apreciativos y los significativos y Marcos Marín
(1972:262-265) hace referencia a los apreciativos.

Sin embargo, el trabajo más clarificador en relación con la forma de los


diminutivos es el de Scalise (1984) quien analiza las diferencias entre los morfemas
propiamente derivativos y los diminutivos. Este trabajo servirá de punto de partida para
una discusión posterior sobre la naturaleza de sus reglas de formación, su relación con
otros formantes y su vínculo con otros niveles lingüísticos como la sintaxis, la
semántica o la pragmática. En este sentido, el trabajo de Varela (1990) adaptó al español
las propuestas que Scalise había sugerido para el italiano.
Algunos de los trabajos, ya clásicos, como los manuales de formación de
palabras del español de Lang (1992), Miranda (1994), Alvar Ezquerra (1995) o Almela
(1999) tratan de sistematizar las clases de sufijos diminutivos pero lo hacen de una
manera muy sucinta. En general, en estos manuales se refieren los distintos tipos de
afijos y los clasifican, sin demasiada discusión, en el seno de los sufijos derivativos.
Otros trabajos más específicos que analizaremos en este capítulo (You Yeon, 1993), sí
que ofrecen información minuciosa sobre los procesos de sufijación del español en
contraste con otras lenguas.

En el ámbito de los sufijos diminutivos Neyrod (1994.-95:183) distingue entre la


formación de palabras propia o automática, y los procesos de lexicalización que
dependen o bien de mecanismos taxonómicos de hiponimia o hiperonimia, o bien de
cambios entre base y derivado debidos a tropos como la metáfora o metonimia. El
primero de los procesos permite, según Ballester (2000:460) doblar potencialmente de
modo automático todo el léxico. Sin embargo, es necesario distinguir con claridad la
manera en la que estos diversos mecanismos funcionan. Según Rainer (2002:103-105),
esta no es una tarea sencilla debido a la enorme y veloz extensión de los patrones
formales y semánticos que sirven para expresar el diminutivo desde el latín a las
lenguas romances.

Los procedimientos de creación del diminutivo están sujetos a determinadas


restricciones en función de las cuales puede ser clasificado o estudiado. Abordar su
estatuto morfológico implica llevar a cabo una tarea de sistematización de sus formas y
sus funciones como categoría lexicogenésica. En ocasiones un sistema es capaz de
agotar a priori la totalidad de lo real y el problema es descubrir a qué clase pertenece
cada individuo, mientras que en otros casos, explica Fradin (2005:163), hay que
elaborar una clase teóricamente a partir de un individuo. Debemos aspirar a separar con
claridad, Varela (2005:48), las diferencias entre ‘derivación homogénea’ y
‘lexicalización’.

Como hemos explicado más arriba, partiremos de los trabajos de Scalise (1984)
y Varela (1990) que parten de la morfología generativa de Aronoff (1976) por
considerarlos más claros para las cuestiones propiamente morfológicas. El objetivo de
la morfología, explica Varela (1990), consiste en reflejar la estructura interna de las

126
palabras, los principios que la dirigen y que determinan, por tanto, la competencia léxica
del hablante. Esta tarea no es sencilla, puesto que los sufijos pueden encerrar más de un
significado y su relación con la forma de las bases tampoco es siempre regular. El
estudio de Varela (1990) intenta sistematizar estas singularidades atendiendo a patrones
fónicos, formales y semánticos comunes. Así pues, aunque sea difícil predecir el afijo
que va a recibir un elemento léxico, las nuevas formas derivadas deberían poseer
restricciones de selección similares a las de la base que impondrían una jerarquía visible
en su orden de afijación.

En el marco de la morfología generativa del italiano (Scalise, 1984) y del


español (Varela, 1990) el componente morfológico es una parte del lexicón que está
compuesta por morfemas, por reglas y por un conjunto de palabras formadas. Según los
principios de Aronoff (1976) y Scalise (1984) las reglas del componente léxico
introducen afijos en la palabra y especifican toda la información sintáctica, semántica,
fonológica y morfológica de los morfemas adjuntados y de las propias bases. Para
Varela (1990) la unidad de análisis más útil en la morfología española es el tema, al que
se van añadiendo los afijos por estratos (de dentro a afuera) y de uno en uno. Los
morfemas adjuntados van acompañados de información sobre la base a la que se añade
y su orden y compatibilidad con otros morfemas, así como las propiedades de la pieza
resultante. Los morfemas se tratan como reglas relacionales y no como unidades (de
hecho un mismo sufijo puede contener distintos significados). A diferencia de las
descripciones que caracterizan los morfemas como unidades lingüísticas con entidad
categorial propia que añaden la información pertinente a la entrada léxica de cada
morfema Scalise (1984) y Varela (1990) consideran que las formas derivadas son una
función de la relación entre afijo y base.

Dos principios fundamentan el análisis morfológico y sirven para la


segmentación de la palabra compleja. En primer lugar, la recurrencia del mismo
morfema en distintas palabras y, en segundo término, la motivación semántica que los
morfemas (con contenido semántico y/o gramatical) establecen con la base. Para
clasificar los morfemas y los alomorfos bajo un mismo morfema es preciso atender a su
identidad semántica y fónica. Según su identidad formal se pueden explicar las
diferentes relaciones semánticas contraídas. Sin embargo, es obvio que desde la
perspectiva morfológica, a partir de lo semántico no siempre se explica la variación

127
formal. Cuando el criterio morfológico y el semántico difieren se produce una ‘paradoja
de encorchetamiento’, una ambigüedad entre la forma del derivado y su significado más
probable. En un ejemplo con diminutivo, esp. paragüitas, la palabra debería recibir el
género masculino paragüitos para no recibir la interpretación ‘que para aguas
pequeñas’. Por ello, algunos autores han planteado la necesidad de distribuir la
estructura de la palabra en dos componentes, uno morfosintáctico y otro morfonológico.

Podemos estudiar los diminutivos desde el punto de vista de sus condiciones de


buena formación aunque en general dar cuenta de estos afijos desde un único nivel
gramatical nunca es satisfactorio. De hecho, el ámbito en el que estos sufijos suelen
encontrar sistematicidad y orden es el de su intersección entre los niveles fónico y
morfológico, morfológico y semántico o semántico y pragmático.

128
4.2 Derivación y flexión

Los lingüistas han tratado de ofrecer descripciones generales para trazar la


diferencia interlingüística entre derivación y flexión. Bloomfield (1933) observaba que
en la flexión se da un rígido paralelismo entre formas resultantes y formas subyacentes.
Lo anterior implica que los paradigmas flexivos son conjuntos altamente estructurados
con patrones regulares. Estos paradigmas flexivos sirven, explica Nida (1946), para
expresar morfológicamente relaciones gramaticales. Greenberg (1954:191) ha definido
las categorías obligatorias de una lengua como aquellas que fuerzan realizar ciertas
elecciones, por ejemplo, en inglés todos los nombres deben ser definidos o indefinidos.
En este sentido, los morfemas derivativos no son obligatorios y a diferencia de los
flexivos, indica Kuryłowicz (1964), forman nuevos términos.

Para Greenberg (1963) la existencia de derivación implicaría la de la flexión.


Según el universal 28, enunciado por este autor (Greenberg, 1963:93), la derivación
tendría lugar siempre entre la raíz y la flexión. Además, la flexión no cambia la
categoría del término y cierra la palabra a ulteriores derivaciones. Matthews (1974:48)
define los morfemas flexivos como aquellos requeridos por la sintaxis de una oración.
Defendiendo esta misma idea, Anderson (1982) enuncia la Hipótesis de la Morfología
Separada para dar cuenta de la distinción tradicional entre flexión y derivación. Según
Anderson (1982) la derivación tiene lugar en el lexicón, mientras que las rasgos
morfosintácticos se añaden en el componente sintáctico y los flexivos en un
componente fonológico postsintáctico.

También Scalise (1984, 1994) concibe la morfología como ordenada en niveles.


El lexicón se estructura en estratos en los que cada proceso tiene lugar en un nivel según
los módulos que lo componen (derivación, composición, flexión) o según el orden
relativo de los afijos dentro de cada módulo. A pesar de los trabajos para distinguir
ambos tipos de reglas en una descripción general de la morfología, sostiene Bybee
(1985:81-82) que la distinción entre la flexión y la derivación entraña todavía ciertos
problemas como la clasificación de afijos que parecen el resultado de la mezcla de
ambos tipos de reglas. Tal vez esta distinción no sea radical e intervengan otros factores
en este asunto como el ámbito del uso. Por ejemplo, para Gawełko (1987:26) algunos

129
tipos de sufijos derivativos como –esco poseen los matices despreciativos de las bases o
contextos despectivos que seleccionan. Así, este autor consigue desvincular los rasgos
de expresividad de la descripción de los rasgos distintivos del sufijo. De igual manera
sucede con los diminutivos, solo que estos últimos sufijos no alteran la categoría
gramatical de la palabra, no funcionan como núcleos y permiten su aplicación a más de
una categoría como si fueran afijos flexivos.

Al hilo de esta discusión, apunta Bauer (1997:534) que las etiquetas de


morfología evaluativa o afectiva se han venido refiriendo a la manera en la que estos
procesos idiosincrásicos se incorporaban a la gramática (Scalise, 1984; Stump, 1993).
Antes de referirnos al caso concreto del español vamos a finalizar los comentarios sobre
las reglas flexivas en el ámbito interlingüístico con el detalle de las mismas que ofrece
Fortin (2011:50-51). Según este autor la flexión se caracteriza por a) tener un paradigma
sin posiciones vacías, b) ser obligatoria, c) tener una productividad completa, d)
invariancia morfémica, e) ausencia de duplicación dentro de un solo lexema, f)
regularidad y predictibilidad semántica y g) relevancia sintáctica.

Varela (1990) ofrece una serie de comentarios concretos para el español sobre
los aspectos explicados más arriba de manera general. Así pues, Varela (1990: 69-71)
explica que el conjunto de los afijos derivativos del español es más amplio que el de los
flexivos. Por su parte, la flexión aglutina un grupo limitado de afijos cuyos procesos
constituyen paradigmas relevantes para la sintaxis porque transmiten contenidos
gramaticales como la concordancia. Por eso no crean unidades nuevas y su ubicación en
la palabra es periférica. La derivación, en cambio, puede cambiar la categoría
gramatical de la base. Los sufijos derivativos imponen su categoría (los prefijos no) y
cambian la semántica de la base pues están dotados de significado propio a diferencia de
los flexivos. Ambos procesos tienen como marco la palabra, comparten propiedades
formales y se muestran sensibles a los mismos condicionamientos fonológicos.

La derivación, en general, no modifica la estructura sintáctica de la oración pero


sí que afecta a los rasgos de selección de esa palabra (pesar patatas, *sopesar patatas) y
a su estructura argumental. (la falda es corta [atributo]→la costurera acorta la falda
[verbo+OD]). Se puede proponer una escala de mayor a menor incidencia sintáctica
según la actuación de los morfemas derivativos:

130
1) morfemas sin cambio de categoría (apreciativos);
2) morfemas que no cambian la categoría pero que afectan a ciertos rasgos
léxicos fundamentales (fruta-frutero);
3) morfemas que cambian la categoría léxica, afectan a la distribución
sintáctica (interrumpir-interrupción) pero mantienen la estructura argumental de la
palabra base;
4) morfemas que cambian la categoría léxica y la estructura argumental de la
palabra base (moderno-modernizar).

Las reglas de afijación derivativa introducen cierto material morfofonológico


(los afijos) y lo adjuntan a una base léxica: un tema o una palabra. Toman en
consideración ciertos rasgos de la base y pueden alterarlos desde el punto de vista
categorial, semántico o contextual. La derivación posee la capacidad de asignar
categoría sintáctica, rasgos de subcategorización, y otros rasgos de naturaleza semántica
(+ animado, + contable,+ abstracto, + común). Greenberg (1963:58-90) explica que los
sufijos derivativos se combinan más íntimamente con la base, lo cual explica que en las
lenguas con expansión hacia la derecha, como el español, los derivativos sean más
internos y que no se pueden adjuntar a palabras flexionadas.

Sin embargo, al centrar su atención en la morfología apreciativa, la propia


Varela (1990) concede que su caso es particular porque a semejanza de la flexión, la
morfología apreciativa no está regulada por el lexema de la base, se especializa para
determinadas categorías sintácticas y su productividad está únicamente limitada por
razones de índole semántica o fonológica. Aunque son los últimos afijos que pueden
aparecer antes de los sufijos flexivos existen algunos comportamientos anómalos, no
demasiados, (Jaeggli 1980) en los que parecen comportarse como un infijo que rompe la
raíz (azúcar>azuqu-it-ar; Carlos>Carl-it-os) o que se intercala entre los segmentos de
un afijo derivativo (anarquista>anarquist-it-a).

Estos sufijos todavía poseen más características particulares. Por ejemplo, a


diferencia de los sufijos derivativos, los diminutivos no tienen su propio paradigma
flexivo y, por eso, transmiten el paradigma de su base: esp. sal (N [+fem] salecita
(fem)/salero (masc) y pueden así, por ejemplo, recuperar los alomorfos prototípicos del

131
género de la base cuando tales marcas no se manifiestan en la misma (mano>man-it-a).
A pesar de las similitudes con la flexión, para Varela (1990) no hay un paradigma
apreciativo como sí lo hay flexivo y, aunque en muchos aspectos se comporten de modo
similar, los afijos derivativos apreciativos o evaluativos no dependan de la estructura
sintáctica o de las relaciones gramaticales (no favorecen la concordancia, ni la rección)
como ocurre con los flexivos.

4.2.1 ¿Existe un subcomponente derivativo apreciativo?

¿Se comportan los sufijos diminutivos como el resto de los sufijos derivativos?
En opinión de González Ollé (1964:269), la formación de diminutivos no puede
incluirse en la derivación porque lo que cambia no es el significado sino la expresividad
o el grado de emoción con que se expresa el mismo. Sin embargo, Zwicky & Pullum
(1987:338) quienes distinguen entre una morfología sujeta a reglas (plena) y otra
promiscua o expresiva, consideran que estos últimos no son tan irregulares como otras
formas de la lengua. De las siete características que, supuestamente, posee la morfología
expresiva los diminutivos solo cumplen una, la ruptura de la hipótesis de la base única
de Aronoff (1976:119), según la cual la especificación sintáctica y semántica de cada
regla es una sola.

Para Scalise (1984) y sus seguidores, Varela (1990) o You Yen (1993), el
estatuto de la morfología apreciativa es problemático porque, aunque sería lógico
acomodarla en el subcomponente derivativo, puesto que el diminutivo transmite un
contenido semántico de aminoración, este sufijo, no deja de aludir al mismo referente y
no a una entidad distinta. Considerando esto, Scalise (1984) formula las características
del subcomponente apreciativo de la morfología derivativa de la siguiente manera:

a) Cambian la semántica de la base.


b) La reiteración sufijal está permitida.
c) Son afijos más externos que los derivativos y más internos que los
flexivos.
d) Normalmente no se reitera el mismo evaluativo.
e) No alteran la categoría de la base.

132
f) No cambian el marco de subcategorización de la base.
g) Al aplicarse su resultado siempre es una palabra bien formada.

You Yeon (1993:47) ofrece una explicación detallada sobre la posición


intermedia que la sufijación apreciativa ocupa entre la derivación y la flexión. En el
componente léxico existiría un subcomponente derivativo de la morfología, un
procedimiento léxico de tipo semántico que no transmitiría solo un contenido nocional
aminorador sino también una función expresiva o emotiva. El núcleo de la formación es
la base de la palabra y esta determina la categoría y otros rasgos del educto. Los sufijos
apreciativos, explica You Yen (1993:37-38), pueden acumularse aunque no es posible
establecer una ordenación interna exacta de estos procesos, puesto que los diminutivos
pueden preceder a los aumentativos y viceversa.

La clasificación de Scalise (1984) ha recibido críticas importantes por parte de


diversos lingüistas como Stump (1993) o Napoli y Reynolds (1994) o Prieto (2005). Los
dos últimos autores han intentado negar la adecuación de tratar las reglas de formación
de palabras en términos de reglas derivativas o flexivas para así dar cuenta,
posteriormente, de las reglas apreciativas o expresivas. Por su parte, Napoli y Reynolds
(1994) han procurado, más bien, de desautorizar las aparentes características específicas
del subcomponente derivativo apreciativo. Veamos en primer lugar los comentarios de
estos autores puesto que su propuesta es, aparentemente, menos divergente que la de
Stump (1993) quien llega a plantear la necesidad de eliminar la división entre flexión y
derivación para plantear una nueva clasificación tripartita de las reglas de formación de
palabras o la de Prieto (2005) que considera cada afijo más de manera independiente
que como un formante de estas reglas derivativas o flexivas.

Napoli y Reynolds (1994) realizan algunas precisiones a las características de


las reglas apreciativas enumeradas por Scalise (1984). Según estas autoras (1994:154),
la propiedad a) sobre el cambio de la semántica de la base se enmarcaría dentro del
concepto de continuum de la morfología de Bybee (1985) como cualquier otro afijo por
lo que esta propiedad no es en absoluto exclusiva de los apreciativos. Veremos en
detalle este asunto más adelante. También la propiedad b) la aplicación de más de una
regla derivativa es general un caso general de la sufijación. Scalise explica c) la
ubicación de las reglas evaluativas tras las derivativas y antes de las flexivas como si

133
todas las reglas evaluativas formaran un bloque, y hay excepciones. La propiedad d) la
reiteración del mismo afijo es rara porque no se da casi nunca. La característica e) la
conservación de la categoría gramatical, es por definición flexiva pero muchos
derivativos no cambian la categoría al ser aplicados. Los alterativos de nombres y
adjetivos tampoco. Los verbos en general no respetan esta característica en casos como
en italiano spendere > spendaccione o el del sufijo francés –et(te) que puede cambiar la
categoría verbal por la nominal (Dal, 1999:40) aunque también existen sufijos o
interfijos alterativos que no alteran la categoría verbal, como en español llorar >
llorotear.

Algunos ejemplos violan la propiedad e) la transcategorización, como la palabra


spendaccione que posee dos alterativos cuando spendaccio* es una palabra inexistente
(también spendacciare*). Si no existe la forma intermedia, esto viola, además, la
propiedad g) que todas las palabras resultantes de la aplicación de un sufijo están bien
formadas. En teoría la propiedad f) el mantenimiento del marco de subcategorización,
asumiría la e) ([± animado][±abstracto][±común]), sin embargo, hay ejemplos en que
los sufijos evaluativos pueden cambiar el género donna > donnino del derivado. Los
casos de cambio del rasgo [± animado] propuestos por Scalise (1984) parecen
metáforas. Algunos rasgos sintácticos de los verbos (en italiano) como la conjugación o
la transitividad sí que pueden cambiar al recibir afijos apreciativos (spendere (2ª),
spendicciare (1ª); spruzzare (tr.), spruzolare (intr.)). En conclusión, las reglas
propuestas por Scalise (1984) no son en absoluto específicas de la evaluación o la
apreciación. Su comportamiento es notablemente irregular.

Consideremos ahora las críticas de Stump (1993) acerca de la ubicación de las


reglas apreciativas como parte del componente derivativo según lo consideró Scalise
(1984) y sus seguidores. Para ello, Stump (1993:34) intenta formular la existencia de
unas reglas evaluativas independientes. La morfología evaluativa permite que alguna de
las características de la base persista en su derivado (como el género) es decir que es
transparente para esa característica. Esto es particularmente representativo en el caso de
la conservación de la categoría sintáctica. Stump (1993) admite que sus características
no siempre son transparentes. Uno de los motivos por los que podemos enunciar la
existencia de reglas evaluativas radica en que la morfología evaluativa postulada por
Scalise (1984:132-3, 1994:263) no es universal y algunas de las reglas que enuncia para

134
el italiano (o en su línea Varela (1990) para el español) no se cumple para otras lenguas
en las que la flexión no es posterior, como postula, a las RFP.

Por estos motivos Stump (1993:18-22) rechaza el subcomponente derivativo de


los sufijos apreciativos y cuestiona que las propiedades que propone sean propiedades
de la misma regla. El fundamento de esta crítica se asienta en una nueva división
tripartita de las reglas morfoléxicas. Según Stump (1993), por un lado están (1) las
reglas flexivas que siempre producen palabras y que normalmente se aplican
directamente a una palabra. Cuando se aplican sucesivamente dos o más reglas de este
tipo se puede postular una clase ‘base’ intermedia entre la raíz y la palabra. Por otro
lado están (2) las reglas que cambian la categoría y el marco de subcategorización del
output. Aclara Stump (1993:20) que aunque la segunda regla cambie la categoría, no
necesariamente tienen que hacerlo a una categoría distinta. Por último, están (3) las
reglas que preservan la categoría y que permiten heredar al menos una de las
características morfosintácticas de la base y en algunos casos todas. Por este motivo
para Stump (1993:22) la postulación de un subcomponente morfológico aparte no está
suficientemente fundada, puesto que es preciso especificar más la naturaleza de las
reglas de las que habla Scalise (1984).

Stump (1993:20-21) clasifica las reglas evaluativas que nos ocupan en el tercer
tipo. Es posible distinguir dos tipos, por un lado, (a) las reglas que producen raíces a
partir de raíces. El caso de -illa/-illo convierte la raíz de un paradigma en la de otro
paradigma; por eso el plural se realiza fuera del diminutivo antes que dentro:
palabra>palabrilla [[[palabr]illa]-s]. Por otro lado, están (b) las reglas que se aplican
tanto para producir raíces de raíces como palabras completas a partir de palabras
completas. Por ejemplo, el sufijo diminutivo –aka del barasano del sur se aplica a
nombres flexionados con el número previamente (wiri-wiriaka) tanto como a raíces no
flexionadas (wi-wiaka). No obstante, hay casos difíciles de determinar, como el del
alemán –chen que transforma todos los sustantivos (ya sean masculinos, femeninos o
neutros) en neutros.

Las reglas flexivas y las que cambian la categoría o las que las preservan no
están asignadas a componentes separados sino que pueden interactuar entre sí
libremente hasta el punto que lo permitan las restricciones específicas del estatus de

135
raíz, base o palabra de su input y su output. Para Stump (1993), este paradigma es más
útil pues hace menos peculiares las reglas evaluativas que el modelo de Scalise (1984)
al integrar las reglas en un paradigma mayor de reglas que preservan la categoría. Como
tales, las reglas evaluativas permiten heredar la categoría sintáctica y alguna de las
características del marco de subcategorización y, en su caso, el estatus de raíz o palabra.
Las propiedades del input están retenidas de tal forma que dos reglas evaluativas
definidas para el mismo tipo de base deberían poder aplicarse consecutivamente.

Para Stump (1993:23) existe una propiedad adicional de estas reglas y es la


tendencia de la flexión a realizarse dentro de la capa interior junto al núcleo al
interactuar con la capa exterior de una derivación/composición que preserva la categoría
como se explica para el barasano [[[wi]ri]aka] o el inglés [un[happi er]]. En todos estos
casos la capa más externa de la morfología que preserva la categoría esta
necesariamente explicada en detalle por una regla de Stump (1993) del tipo 3b) que,
según vimos más arriba, van del núcleo a la palabra.

Por tanto, para Stump (1993:34) sería necesario reformular las propiedades de
Scalise de la siguiente manera: 1) cambian la semántica de la base; 2) se pueden aplicar
dos o más reglas sucesivas y el resultado es siempre una palabra existente; 3) las reglas
evaluativas pueden aplicarse antes o después de las derivativas o flexivas; 4) hasta
cierto punto la misma regla puede aplicarse en ciclos adyacentes; 5) estos no cambian la
categoría sintáctica de la base; 6) aunque las reglas evaluativas preservan al menos una
de las características del marco de subcategorización de la base, no las preservan todas
necesariamente.

Stump (1993) también cuestiona que la regla de Scalise (1984) referida a la


estabilidad de las características del marco de subcategorización aportando
contraejemplos del tigre. Al parecer, en esta lengua el marcador evaluativo se interpreta
como diminutivo si el género del output es el mismo que el de la base, y como
peyorativo si no coinciden. También proporciona este autor casos del danés, lengua en
que la morfología evaluativa es más externa que la flexiva. En español lo ejemplifica
con banderillero que es en realidad una lexicalización. Sin embargo, proponemos
sinvergonzonería como muestra, pese a que se derive de –on que es un apreciativo
menos común que -ito o -illo. Por lo que hace a las características sintácticas de la base,

136
debe conservarse una y no todas (Stump, 1993:12). También Gambino (2010:20)
considera que el análisis lexicalista de Scalise (1984) adolece de poder descriptivo y de
adecuación explicativa puesto que no es capaz de prever la distribución y los posibles
efectos agramaticales de los morfemas evaluativos.

Además, según Stump (1993:6) y Bauer (1997:551) en el trabajo de Scalise


(1984) no se considera la morfología evaluativa en términos de productividad y
lexicalización. En italiano la productividad de los diminutivos se aproxima a la flexión
pero no en todas las lenguas es así. En todo caso, hay que tener presente que la flexión,
en lenguas como el español o el italiano, sigue conformando un paradigma cerrado a
diferencia de los diminutivos. Por otro lado, la morfología evaluativa sí que es
susceptible de lexicalización y este dato sí que posee una relevancia interlingüística
aunque en nuestra opinión esta relevancia no es mayor que la de otros afijos derivativos.
Por todo ello, para Stump (1993:23) la particularidad de las reglas evaluativas no es que
permitan postular un componente particular sino, en una versión menos fuerte, preservar
la categoría del derivado.

Otras teorías, como la morfología distributiva de Halle y Maranz (1993) también


intentan eludir la distinción entre la derivación y la flexión. En esta línea de análisis
Prieto (2005:10-11) considera las distintas unidades de los afijos evaluativos como
morfemas separados en la que tanto los sufijos como las bases serían entradas o ítems
del vocabulario. Según Prieto (2005:13-14), esta no es una diferencia importante y
además es artificial y ad hoc ya que no hay ejemplos en las lenguas reales que den
cuenta de una separación categórica entre lo flexivo y lo derivativo.

También la clasificación de Stump (1993) es insuficiente y ha sido sometida a


críticas. Para Stump (1993) la morfología plena y la expresiva son distintas y prueba de
ello la constituye, por ejemplo, el funcionamiento de los preverbos del sánscrito que
funciona de manera diferente a la morfología expresiva. Fortin (2011) trata de
demostrar que sus ejemplos no prueban esta separación de manera tajante. Muy al
contrario, según Fortín (2011:76) los preverbos del sánscrito sí podrían ser partículas
expresivas, especialmente, en el comportamiento de su forma. Para demostrarlo
examina sistemas de modificadores verbales prefijales incluyendo partículas adpositivas
y adverbiales que sí poseen funciones expresivas de otras lenguas. De hecho alguno de

137
los mismos ejemplos que ofrece Stump (1993) parece de tipo intensificador algo que
aunque no es necesariamente expresivo sí es muy común en la morfología expresiva.

Los prefijos del inglés antiguo parecen tener funciones expresivas, así como las
partículas verbales del inglés contemporáneo que son evoluciones de partículas
prefijales del inglés antiguo del tipo de ‘Bill loves to point out the obvious’. Fortin
(2011:88) examina el grado de coincidencia de estas partículas preverbales con las
reglas de la morfología expresiva y demuestra que sí alteran la semántica de la base, que
su aplicación es muy libre, que no transcategorizan, que preservan al menos una de las
características del marco de subcategorización aunque no permiten la aplicación de
reglas sucesivas. Al parecer, según explica el autor (2011:92-93) los verbos frasales
contribuyen a hacer la explicación más enfática, informal y expresiva que los verbos
simples y por lo tanto poseen una dimensión evaluativa.

Fortin (2011:94-97) completa su explicación dando noticia de otros prefijos


expresivos derivados de preposiciones que poseen valores expresivos. Por ejemplo, el
prefijo delimitativo eslavo po- que indica la talla del referente parece relacionarse con el
diminutivo y con la atenuación. Por otro lado, existen diferencias importantes. Las
reglas de construcción de los preverbos del sánscrito permiten alterar la valencia verbal,
algo que no sucede en las reglas expresivas de los casos vistos. Por este motivo, los
prefijos preverbales serían menos canónicamente expresivos. Stump (1993) explica que
las reglas expresivas cambian la semántica de la base porque derivan unos lexemas a
partir de otros. Para Fortin (2011) explicar así las derivaciones de chico, chiquito,
chiquitito y chiquit…ito no es poco unitario y problemático porque supone una
proliferación ilimitada de lexemas.

En trabajos recientes, como vemos, todavía existe una falta de acuerdo sobre el
lugar en que ubicar la morfología evaluativa. Así pues, Osuna (2008:634) reconoce que
la existencia de características diferenciadas para los apreciativos, debería excluirlas de
la derivación en todos los casos en los que no se formen palabras nuevas. Por otro lado,
un dato de la tipología lingüística parece justificar la independencia y la interconexión
de los elementos apreciativos, al menos, desde una perspectiva semántico-pragmática.
Según Grandi (2011:23), desde una perspectiva dinámica de la tipología lingüística, los
apreciativos representan un microsistema dentro de la morfología derivativa. La

138
aparición de los aumentativos (formas interlingüísticamente más marcadas) en algunas
de las lenguas indoeuropeas ha supuesto, a su vez, el cambio de los diminutivos del
pasado hacia formas contemporáneas con valores distintos:

My opinion it that the fact that diminutives have been renewed only in languages that have
developed augmentative suffixes did not occur by chance. In other words, it has been the
emergence of augmentatives that has triggered the renewal of diminutives. So, one can easily
expect that the languages that did not undergo this innovation, have preserved their diminutives.

Este proceso se produce en las lenguas románicas, las eslavas y el griego pero no
en las germánicas y las célticas, explica Grandi (2011:22).

4.2.2 Los apreciativos en una morfología continua

Los procesos de derivación y flexión y la manera en que estos se clasifican en


reglas pueden considerarse desde un punto de vista gradual y no discreto. Este
procedimiento puede resultar más efectivo en la desambiguación de las aparentes
oposiciones semánticas y formales que afectan a la morfología apreciativa, a caballo
entre la flexiva y la derivativa. En este sentido, Bybee (1985:82) argumenta que
ninguno de los anteriores criterios formales y semánticos analizados por Scalise (1984)
o también por Stump (1993), menos quizás, el de obligatoriedad, proporciona una
separación discreta entre procesos derivativos y flexivos. Estos criterios sí que nos
permiten, por el contrario, afirmar que la morfología derivativa es de transición entre la
expresión léxica y la flexiva.

Para ello, Bybee (1985:11-12) propone un conjunto de principios referidos a


tipos expresivos que no serían categorías discretas sino marcas de un continuum. La
morfología derivativa se encontraría entre la expresión léxica y la flexiva puesto que
comparte rasgos de ambos. Por un lado, se parece a la expresión léxica en que los
morfemas derivativos están generalmente restringidos en su aplicación e idiosincrasia
formativa o en su significado. Por otro lado, se parece a la expresión flexiva en que dos
distintos morfemas pueden combinarse en una sola palabra.

139
Entre la expresión flexiva y la sintáctica hay varios tipos de unidades que tienen
propiedades de morfemas gramaticales (pertenecen a clases cerradas y aparecen en
posiciones fijas) pero que no tienen límites en cualquier elemento léxico, y por eso no
son flexivos (clítico de objeto en español, partículas auxiliares). Estos elementos
gramaticales libres se parecen a la flexión en el hecho de que son conjuntos contrastivos
obligatorios en ciertos entornos y en que poseen restricciones posicionales, pero no
están limitados por temas léxicos y, en este sentido, parecen expresiones perifrásticas.
La expresión de estos tipos forma un continuo que va del tipo con los medios de
expresión más altamente fusionado (expresión léxica), al que posee los medios de
expresión menos fusionado (expresión sintáctica o perifrástica):

[léxica--àderivativa--àflexiva--àgramaticales libres--àsintácticas].

Bybee (1985:13) clasifica las relaciones flexivas y derivativas en términos de


relevancia y generalidad. Un elemento significativo es relevante para otro si el
contenido semántico del primero afecta o modifica directamente el contenido semántico
del segundo. Si la relevancia mutua es alta estos elementos pueden tener expresión
léxica o flexiva, pero si son irrelevantes su combinación se restringirá a la expresión
sintáctica. Cuanto más general es un proceso morfológico, observa Bybee (1985:84),
más flexivo parece. Por ello algunos sufijos adverbializadores del inglés como –ly que
se aplican a cualquier adjetivo están más cerca de las clases flexivas que otros
elementos derivativos menos generales. De esto se deduce que, o bien el criterio de la
generalidad no distingue claramente entre derivación o flexión, o bien el principio de la
transcategorización como un factor derivativo es falso.

Bybee (1985:87) concluye que no existe una distinción discreta entre derivación
y flexión sino que, más bien, hay una correspondencia entre la forma de cada categoría
y las propiedades de los significados que la categoría expresa, mientras que sus
diferencias serían una cuestión de grado. Por este motivo, Bybee (1985:109) concibe la
distinción derivación/flexión como un continuo en el que habría una correlación entre el
tipo de significado expresado por una categoría morfológica y la forma que toma. Esta
relación es predecible mediante parámetros semánticos de relevancia y generalidad. Los
ejemplos con apreciativos estudiados por Stump (1993:3) y vistos más arriba servirían
para reforzar esta hipótesis. La idea de continuo de Bybee (1985) puede dar cuenta de

140
cómo en barasano, de un modo similar al diminutivo en galés, el diminutivo –aka se
añade a plurales flexionados; y en kikuyu el diminutivo pertenece a una clase flexiva al
formarse mediante prefijos clasificadores distintos para el singular y el plural.

El concepto de continuo nos parece adecuado tanto para dar cuenta de las
inconsistencias que aparecen en las clasificaciones formales y semánticas discretas de
elementos como para justificar la naturaleza diversa de cualquier elemento o hecho de
lengua según el nivel de análisis desde el que se observa. No nos parece casual que los
elementos apreciativos posean una inestabilidad formal y semántica manifiesta si
consideramos que el vínculo entre su naturaleza semántica y los significados que se
activan con su empleo son mayores que los que se activan mediante el empleo de otros
elementos morfológicos más circunscritos a su teórico nivel de clasificación. Por tanto,
su versatilidad tipológica y semántica apunta a sus funciones no solo semánticas sino
particularmente a las pragmáticas.

4.2.3 La apreciación, una categoría aparte

En los epígrafes anteriores hemos visto dos de las posibilidades que han
considerado los lingüistas para clasificar la heterogeneidad de problemas planteados por
los diminutivos. Para resolverlos se ha propuesto la existencia de un subcomponente
derivativo, o la eliminación de la diferencia entre reglas derivativas o flexivas en alguna
de sus diversas versiones: la generación de nuevas reglas; la asignación de una regla a
cada sufijo; o la elaboración de un continuo en cuyos polos estarían las características
prototípicamente flexivas y derivativas y sobre el cual se van ubicando los distintos
sufijos según participen más de unas o de otras. Todavía cabe una tercera posibilidad,
en el marco de la lingüística general se ha planteado que en algunas lenguas la
morfología evaluativa no es derivativa ni flexiva y habría que considerar la categoría
apreciativa como una categoría aparte.

Grandi (2002) considera la evaluación diminutiva desde una perspectiva


interlingüística. Bajo esta óptica para Grandi (2002:52) la evaluación es un universal
que debe satisfacer dos condiciones: una semántica y una formal. La formal es
subsidiaria de la semántica y en torno a esta configuración podemos hablar de

141
considerar la apreciación como una categoría aparte. La condición semántica se refiere a
la necesidad de asignar al concepto un valor distinto del estándar dentro de una escala
semántica de la que forma parte sin remitir a parámetros externos al elemento estándar.
La condición formal se refiere, tan solo, a la inclusión de un índice o marca evaluativa
de la que se desprenden los valores tradicionalmente considerados evaluativos (grande,
pequeño, bueno, malo).

Como existen elementos que no se ajustan con claridad a estas exigencias


podemos hablar de distintos niveles de pertenencia a la categoría evaluativa o, lo que
nos parece más adecuado, de una categoría evaluativa integrada por elementos
formalmente diferentes. Para Grandi (2005:192-193) existe una categoría evaluativa
interlingüística que funcionaría como un universal cognitivo. Los diminutivos
constituyen solo uno de los mecanismos de formación que se engloba en el conjunto
más amplio del fenómeno de la evaluación:

[…] evaluation, even presenting homogeneity on a semantic level, is substantially a ‘transversal’


linguistic operation, as it presents different formal realizations, even within the same language.
In this sense, it is not advantageous to try to establish a universal collocation of evaluative
affixes within the morphological component. Grandi (2005:192).

Sin embargo, desde un punto de vista más reducido, el ámbito del Mediterráneo,
Grandi (2007:153) defiende que el diminutivo es un sufijo derivativo periférico aunque
no exista en lenguas como el turco. Los diminutivos del Mediterráneo se alejan de la
flexión porque no poseen relevancia sintáctica, ni son obligatorios, ni activan jamás
ningún tipo de concordancia a diferencia, como veremos, de los diminutivos de las
lenguas bantúes.

Desde un punto de vista intralingüístico, para Zacarías (2008:235) no existen


dudas de que la morfología evaluativa diminutiva del español deba tratarse en un
módulo separado de la flexión y de la derivación porque actúa de manera diferente que
aquellas. Esta opinión la corrobora Fortin (2011:42) mediante el estudio de la
morfología expresiva que no es, desde el punto de vista translingüístico, ni derivativa ni
flexiva sino sui generis. Bajo esta óptica, asumir que los diminutivos son sufijos
derivativos es algo que no se sostiene porque se comportan de manera desviante.

142
Fortin (2011:49) presenta pruebas de ello en algunas lenguas como el fula, el
walman o las lenguas bantúes que contravienen la supuesta naturaleza flexiva del
diminutivo en algunas lenguas como: a) marcas diminutivas prefijales que presentan
concordancia como los afijos flexivos; b) morfología sufijal con un comportamiento
flexivo y derivativo en una misma lengua; c) obligatoriedad en su empleo; d)
morfología diminutiva flexiva; e) concordancias diminutivas marcadas sobre las
palabras que acompañan al referente; y f) aparición de diminutivos como morfemas
libres. Es posible, todavía, rastrear una mayor dispersión en su comportamiento formal.
Estas alteraciones justificarían, por tanto, su clasificación como una categoría separada
que, desde un punto de vista interlingüístico, parece relacionada más bien con lo
semántico que con lo formal.

En lo que sigue, veremos con mayor detalle ejemplos de estas desviaciones


formales. En las lenguas bantúes las clases nominales diminutivas están marcadas
prefijalmente y muestran concordancia igual que el resto de afijos flexivos. Fortin
(2011:61) se cuestiona si es legítimo postular la morfología diminutiva como una
categoría de la Gramática Universal que en unas lenguas es flexiva y en otras derivativa.
Para contravenir este aserto, el autor ofrece el ejemplo del diminutivo –ana (niño) en
shona que es sufijal y admite sucesivas iteraciones intensificadoras por lo que en esta
lengua, la categoría del diminutivo se comportaría como flexiva y derivativa
simultáneamente.

En shona (lengua bantú hablada en Zimbabwe) la flexión y la derivación se


distinguen por su posición en la raíz. La clase del diminutivo no es una clase en sí
misma sino que el plural y el singular del diminutivo, explica Fortin (2011:60),
pertenecen a clases distintas (la 12 y la 13). Por tanto, aunque el diminutivo depende de
factores pragmáticos, siempre que se utilizan en temas nominales de estas dos clases es
obligatorio. Según los criterios de la flexión el diminutivo del shona es una clase flexiva
puesto que es muy productivo, es semánticamente regular, posee una característica
sintácticamente relevante, es prefijal y marca la concordancia.

Según refiere Fortin (2011), el sistema de clases de palabras del fula (rama del
oeste atlántico de la familia de las lenguas de Níger y El Congo) es prototípicamente
flexivo y en él se integran las cuatro clases (3-6) del diminutivo. Sin embargo, existen

143
algunos paradigmas de nombres defectivos para los que las formas diminutivas no
existen y por tanto hay formas vacías y no se da una productividad completa. Lo curioso
es que para los nombres que sí existen la afijación expresiva siempre es posible y en
este sentido se comportan de un modo más canónicamente flexivo que las clases
prototípicamente gramaticales. Sin embargo, en cuanto a la obligatoriedad, el empleo de
las formas expresivas es opcional. En lo que hace a la concordancia, estas formas
realizan la concordancia de persona y el número y entre el sujeto y el verbo. En walman
(lengua de la familia Torricelli hablada en el norte de Papúa Nueva Guinea) la marca de
disminución del nombre no se marca directamente sobre este sino sobre las palabras que
los acompañan mostrando una curiosa concordancia.

En algunas lenguas los diminutivos aparecen como morfemas libres. Esto no


quiere decir que sean marcadores derivativos porque en kashi existen marcadores libres
tanto diminutivos como de género y de número. En italiano aparecen diminutivos
aislados que parecen comportarse como ítems léxicos que según Fortin (2011:66)
funcionan como derivativos tanto como flexivos en una sola oración. Todos estos
ejemplos de diminutivos como categoría flexiva no son, sin embargo, fiables.

Muy pocos nombres son miembros de las clases diminutivas en fula o en shona,
y aquellos en los que el marcador diminutivo es obligatorio, este no es semánticamente
diminutivo. Esto sugiere la existencia de un proceso de gramaticalización o
desemantización. Por su parte, en walman cada diminutivo es característicamente
femenino o masculino y solo puede aparecer con su rasgo inherente pero no con el
contrario. Se diferencia del género en que no existen nombres inherentemente
diminutivos. El diminutivo es opcional, si el referente es plural el hablante debe utilizar
las formas de plural pero si es pequeño el hablante no está obligado a utilizar las formas
diminutivas.

Así pues, translingüísticamente parece que su empleo está motivado por razones
puramente semánticas. En shona y fula, explica Fortin (2011:70) los adjetivos poseen
un completo rango de concordancia con la clase nominal, en contraste con la clase
nominal de la que hay un menor número de formas que están restringidas a su clases
plurales y singulares. Sin embargo, todos los nombres pueden aparecer con cualquiera
de las clases expresivas sin restricciones. Por tanto en shona y fula existen restricciones

144
en las clases flexivas mientras que en las teóricamente derivativas, como las expresivas,
no existen estas restricciones, lo que indica que son distintas.

Algunas clases pueden sustituir los marcadores inherentes de determinados


nombres para añadir o cambiar información. Los afijos diminutivos no siempre
substituyen estos marcadores aunque en general se adjuntan periféricamente a estos. La
semántica de los miembros inherentes de las clases diminutivas del fula o del shona no
es regular quizás debido a la gramaticalización del sufijo y a su posterior lexicalización.
Irónicamente la semántica de las clases expresivas se comporta formalmente de una
manera más prototípicamente flexiva que la de los nombres.

En resumen, ni para Grandi (2002: 52) ni para Fortín (2011:73) se puede asumir
que los afijos expresivos sean derivativos, puesto que en algunas lenguas se comportan
de un modo más prototípicamente flexivo que los propios afijos flexivos. Los afijos
expresivos no son flexivos, puesto que incluso en las lenguas en las que se consideran
flexivos se comportan de manera desviante. Si conservamos la distinción entre la
derivación y la flexión, la morfología expresiva debe pertenecer a un tipo distinto.
Probablemente, cualquiera que sea el tipo al que pertenezca la morfología evaluativa
este se encuentra vinculado antes con cuestiones semánticas que formales. En este
sentido, según Grandi (2005:189), las características semánticas de los evaluativos se
dividen en dos grupos, uno relacionado con lo físico (pequeño, grande) y otro
relacionado con la percepción subjetiva de los hablantes (bueno, malo). Algunas de las
hipótesis tratadas aquí son válidas para el español, como lo confirma Zacarías (2008).

4.3 Estatuto morfológico de los evaluativos


En este apartado vamos a tratar muy variadas cuestiones relacionadas con la
morfología particular de los diminutivos. Estudiaremos las restricciones de estos sufijos
en relación con la posición de núcleo en el interior de la palabra. Además, discutiremos
sobre la posición que ocupan en la palabra con respecto al resto de los morfemas
utilizando como punto de comparación el universal 29 enunciado por Greenberg.
Nuestra intención consiste en profundizar todavía más en la naturaleza particular de

145
estos sufijos con la esperanza de llegar a una conclusión definitiva sobre su
clasificación.

4.3.1 ¿Funcionan como núcleos los evaluativos?

Un núcleo es un elemento que ordena o cohesiona un conjunto de elementos.


Los constituyentes de una palabra compleja que se ordenan internamente en torno a un
núcleo que asigna o transfiere a toda la palabra la información sintáctica. Las estructuras
sintácticas también se organizan en torno a un núcleo, sin embargo, según la Hipótesis
de la integridad léxica, enunciada por Chomsky (1970), las formas derivadas son
opacas a la sintaxis, esto es, las operaciones sintácticas no pueden acceder a la
estructura interna creada por las operaciones morfológicas. Por tanto, las formas
derivadas son opacas a la sintaxis y, por ejemplo en inglés, los elementos internos a la
palabra no pueden, a diferencia de estas, tener referencia definida.

Explica Varela (1990) que la nuclearidad de un formante se define también en


base a otros aspectos como la posición que ocupa un determinado constituyente dentro
de una construcción mayor, o los rasgos compartidos por el núcleo y el output. Por
ejemplo, en inglés, el núcleo de una palabra es el miembro más a la derecha de la
misma. Además, como decíamos, el miembro nuclear debe poseer el mismo complejo
de rasgos que la construcción mayor. Sin embargo, esta regla de núcleo a la derecha no
es universal y puede variar en función del tipo de lengua. Así pues, en español hay
muchos compuestos con el núcleo a la izquierda (guardia civil). En todo caso siempre
poseemos un núcleo y unas condiciones de buena formación que implican que si X es el
núcleo de B, X y B comparten los mismos rasgos.

En el marco de la morfología generativa, la Hipótesis de la base única de


Aronoff (1976) establece que, en inglés, una sola regla de formación de palabras no se
puede utilizar con bases distintas. Scalise (1984) adaptó esta regla a la lengua italiana
explicando que una misma regla no puede aplicar un mismo afijo a un verbo y a un
nombre. Sin embargo, según Napoli y Reynolds (1994:151), los evaluativos violan esta
regla incluso en inglés de un modo periférico. En italiano no podemos atribuir esta
violación estrictamente a la naturaleza semántica de los sufijos evaluativos. Incluso los

146
prefijos, que al igual que los evaluativos jamás son el núcleo de palabra ni determinan
categoría, parecen transgredir esta regla. Por esto Scalise (1984:139) la reformula y
reduce su hipótesis solo a los sufijos de forma que los afijos no nucleares no seleccionan
categoría cuando se añaden a raíces y, sin embargo, pueden añadirse a cualquier tipo de
raíz.

Una crítica general que ha recibido esta hipótesis es que, según Napoli y
Reynolds (1994:171), es demasiado débil puesto que existen afijos que son núcleos y
que sin embargo, pueden añadirse a nombres, adjetivos y verbos; mientras que es
demasiado fuerte en el sentido de que hay demasiados prefijos que no son núcleos y que
solo se unen a un tipo de categoría. Para Napoli y Reynolds (1994:171) sería más
adecuado decir que cuando un afijo viola la Hipótesis de la base única no es un núcleo.
Esto es válido en general para los prefijos, pero en italiano -ic- es el núcleo de algunos
verbos (neve > nevicare; mordere > mordicare) e -ing, -ista, -ismo son según Scalise
(1984) sufijos adjetivales y nominales. Las autoras explican que los diminutivos y
aumentativos son eminentemente sufijos en todas las lenguas (incluso en lenguas con
mucha prefijación) con la única excepción de las lenguas bantúes en las que son solo
prefijantes.

Según Hawkins y Cutler (1988:306), tal vez eso se deba a que en el


procesamiento del lenguaje se atiende primero a la parte principal de la raíz, y el empleo
de sufijos refleja mejor este proceso. Sin embargo, este argumento es débil en el sentido
de que existen lenguas como las austronésicas (tagalo, bisaya, pampango, etc.) donde lo
evaluativo es prefijal, y se trata de lenguas sobre todo sufijales. Por tanto, la selección
de unos afijos u otros parece más bien una cuestión solo estadística, y no cognitiva ni
relativa al procesamiento. Por otro lado, hay que tener en cuenta, como explica Merlini
Barbaresi (2004:266) la existencia de sufijos formalmente idénticos a los evaluativos o
apreciativos, que funcionan como derivativos típicos, como núcleos que cambian la
categoría sintáctica de la base y respetan la regla de la unidad categorial de la base, al
menos en esa función concreta (relación, instrumento, toponimia).

Bauer (1990:6) refiere la existencia de una relación entre la sintaxis y la


morfología paralela a la que explica la morfología no transcategorizadora del inglés, del
tipo greenish (rather green) puesto que las relaciones semánticas y sintácticas entre

147
green y con sus complementos –ish y rather respectivamente parecen las mismas en
ambos casos. Este ejemplo nos parece similar al contraste en español entre las
formaciones diminutivas analíticas como pequeño ratón y frente a las sintéticas
ratoncito. Sin embargo el paralelismo formal de estas estructuras no es tan evidente y,
probablemente, su fundamento pueda encontrarse antes en motivaciones semánticas
como explicaremos a continuación. Algunos autores como Grandi (2002), Scalise
(1984), Stefanescu (1992), Napoli y Reynolds (1994) justifican la neutralidad categorial
de los sufijos evaluativos mediante el hecho de que nunca sean núcleos del lexema.

Un afijo que no sea nuclear no podría, en teoría, realizar operaciones


seleccionales sobre la base. El problema se encuentra en que si esto es así, tendría más
sentido que fuera la base la que seleccionara el afijo, porque de este modo no se pueden
explicar algunos cambios que se pueden producir en el marco de subcategorización
como los que hemos visto más arriba. Justificar que estos casos son excepciones en los
que los evaluativos fueran núcleos nos crearía otros problemas como la existencia de
sufijos homónimos y homófonos, y que el sufijo evaluativo solo es núcleo en lo referido
al género (esto limitaría la percolación o transmisión de rasgos). Tal vez en español
estamos tratando con sufijos apreciativos periféricos (aunque en lenguas como el griego
estos datos tratan sobre sufijos centrales). Por tanto, utilizar la noción de núcleo en el
ámbito de los estudios de la evaluación es un procedimiento de excesivo coste.

Lo evaluativo trasciende claramente los límites de la morfología y, por tanto, pone


en cuestión la necesidad de recurrir al concepto de núcleo para dar cuenta de ello.
Grandi (1998:627) incluye dentro de los mecanismos evaluativos del italiano relaciones
léxicas o alomórficas (avanotto, lattonzolo), prefijos como los vistos más arriba,
superlativos (presidentissimo), reduplicación de palabras (caffè caffè) o de sufijos
(gattino ino ino) e incluso la modificación sintáctica (elefante piccolo). Según el propio
Grandi (2001a:26) explica ‘una stessa funzione valutativa può essere realizzata, in una
stessa lingua, mediante strategie mofologiche differenti, talvolta reciprocamente
contraddittorie’.

Así lo ponen de manifiesto trabajos más específicos sobre la prefijación como el


de Bisetto y Scalise (2007:377) que abundan en las concomitancias entre prefijación y
sufijación diminutiva. En la construcción de palabras con el afijo mini- (minimarket,

148
miniskirt) es la base la que selecciona el afijo, conexión que determina un cambio de
significado no siempre relacionado con la disminución mientras que el afijo –ito es
autónomo y constante (disminución). Una prueba más que cuestiona la utilidad de la
definición de núcleo resulta del hecho de que los prefijos y sufijos evaluativos vistos
más arriba como –ito, mini- o micro- constituyen una excepción a la interdicción de que
una sola regla derivativa se aplique sufijal y prefijalmente, (Grandi y Montermini,
2003:272-73)

Por tanto, parece que los afijos diminutivos y el resto de construcciones


evaluativas se comportan como una sola categoría semántico-funcional que desde el
punto de vista semántico se manifiesta en un continuo que va de los significados
puramente relacionales a los léxico-conceptuales. En el ámbito de las lenguas europeas,
Grandi y Montermini (2005:146-157) refieren la existencia de solo una neutralización
(grande / pequeño) entre las preferencias de selección de los variados medios de
expresión de los cuatro valores semánticos evaluativos (grande, pequeño, bueno, malo).
La neutralización, aparentemente, no se da en los parámetros cualitativos bueno y malo
lo que resulta inusual y antieconómico.

Prieto (2005) emplea el concepto de núcleo en un sentido sintáctico. Para este


autor (2005:13) los afijos evaluativos españoles no tienen que ver con reglas, sino que
más bien son núcleos sintácticos que seleccionarían las frases. En esto sigue a Miller
(1993:16) quien indica que el orden de los afijos obedece los mismos principios que
rigen la formación de oraciones. Por ello, Prieto propone una relación de un
complemento núcleo para el evaluativo. En la morfología distribuida, los diminutivos,
aumentativos y superlativos funcionan como operadores que ocupan el núcleo de toda
una frase funcional que comparte características de tipo Degree Phrase (2005:38):

149
Ilustración 13. Funcionamiento de los diminutivos en la morfología distribuida

Sin embargo, esta regla parece ser violada por la propiedad iterativa de los
evaluativos del español (2005:39), puesto que en los casos en los que coaparecieran dos
o más afijos evaluativos habría que justificar la manera en que cada afijo contribuyera a
la selección final de la frase o acaso a una doble selección fraseal. El concepto de
núcleo sigue siendo, como vemos, demasiado costoso. Si los diminutivos se configuran
como sufijos es porque su naturaleza semántica y morfosintáctica periférica les lleva a
aparecer en posición final, lo que indica tanto que se procesan después de los sufijos
derivativos como su menor peso léxico y morfosintáctico. Si consideramos su vínculo
con otras estrategias evaluativas una definición de naturaleza semántica o
morfosemántica resulta más útil para explicar sus desviaciones formales y para justificar
que, aunque parezca que la naturaleza semántica de sus bases no quede casi afectada
sucede, mediante implicaturas, todo lo contrario.

4.3.2 La distribución de los apreciativos y el universal 28 de


Greenberg

En este apartado continuamos tratando algunos aspectos relacionados con el


estatuto morfológico de los sufijos derivativos y evaluativos. Enunciaremos el universal
28 de Greenberg que desarrolla la cuestión del orden de los sufijos de distinta naturaleza
en el interior de la palabra y analizaremos hasta qué punto es válido para dar cuenta de
los diminutivos. Atendamos a la definición que da Greenberg (1966:112) de su
universal 28:

If both the derivation and inflection follow the root, or they both precede the root, the derivation
is always between the root and the inflection.

150
Greenberg explica que según una regla de validez universal siempre
localizaremos los afijos derivativos entre la raíz y los sufijos flexivos. Plank (1981:27)
explica el universal 28 como consecuencia del hecho de que las palabras derivadas son
memorizadas mientras que las flexivas son formas nuevas en cada acto de palabra. Para
explicar que la flexión es más periférica que la derivación Rainer (1997:97) refiere que
un afijo es flexivo si es sintácticamente pertinente, mientras que todo afijo no flexivo (o
casi) es derivativo. Por otro lado, un afijo es periférico a otro si lo domina
jerárquicamente.

Sin embargo, parece que existen en español contraejemplos al universal 28


como el adjetivo antiarrugas [D[[X]]F] que se deriva de un sustantivo en plural
mediante un prefijo derivativo. Para dar validez a este contraejemplo es preciso
demostrar que los prefijos son derivativos; que el plural es sintácticamente pertinente y
que el prefijo es periférico en relación al plural. Dado que el substantivo arrugas no es
el núcleo de la construcción es lógico que los rasgos [+substantivo] y [+plural] no pasen
el límite superior en el antiarrugas. En este sentido debemos considerar que el
sustantivo y el plural están al alcance del prefijo debido a la interdependencia existente
entre el sufijo y la pluralidad. Que el plural sea de tipo nominal y no adjetival prueba
dos cosas, 1) que el plural se limita a los sustantivos pluralizables y 2) que se encuentra
también en los sintagmas en los que el núcleo está en singular. Por tanto, ejemplos del
tipo de antibalas o antiarrugas, falsifican la hipótesis 28 en su forma absoluta porque el
prefijo derivativo es previo a la formación compuesta.

Otros lingüistas como Williams (1981:248) presuponen que los afijos flexivos
son núcleos y que los rasgos se transmiten a través de los núcleos constituidos en las
palabras complejas por (1) el morfema más extremo a la derecha y (2) para el rasgo del
tiempo el morfema situado más a la derecha posible para ese rasgo. Lieber et al. (1981)
o Rainer (1997:104) mostraron la inadecuación empírica de (1) porque predice que una
palabra no puede contener más de un afijo flexivo mientras que la versión corregida (2)
permite más morfemas flexivos pero no predice la perifericidad de estos afijos.

Rainer (1995:83-84) da cuenta de cómo Anderson (1982, 1992) y el modelo


generativo clásico tratan la hipótesis de la perifericidad como una consecuencia del
hecho de que los afijos derivativos se añaden en el léxico antes de la inserción léxica

151
mientras que los flexivos no se introducen sino en la fonología. Según Anderson, lo que
es flexivo o derivativo no es el morfema “but rather a particular instance of a rule
application” (1992:126). Según esta perspectiva un afijo flexivo (recordemos el
Universal 28) dentro de uno derivativo solo contará realmente como flexivo si posee
propiedades sintácticas. Rainer (1997:105) explica los problemas que esta propuesta
implica mediante los compuestos españoles del tipo de antibalas dado que si no
aceptamos que sus bases sean plurales se tendría que introducir el plural en dos lugares
distintos de la gramática, en el léxico (antibalas) y en la fonología para los modelos
sintácticamente pertinentes.

Veamos ahora cómo funciona la interacción que se da entre los sufijos


apreciativos y los derivativos. Según Scalise (1984), los sufijos evaluativos son externos
con respecto a otros sufijos derivativos. Son raras las excepciones a esta regla tanto en
español como en italiano, tal vez porque los sufijos derivativos imponen una restricción
semántica sobre las formas evaluativas puesto que indican entidades ya comprendidas
en la acepción general del término derivado (it. can canile-cagn-olin-ile, esp. perro-
perritis-perrinitis¿). Son secuencias extrañas a pesar de que a priori los derivativos son
semánticamente compatibles con las restricciones que delimitan el dominio de los
evaluativos.

En general el universal 28, explica Rainer (1997), es válido en la mayoría de los


casos. Ya Sapir (1921) y otros morfólogos (Plank 1981; Wurzel, 1984; Bybee
(1985:96); Dressler, 1989) consideran que hay una relación entre el grado de
abstracción del contenido de un afijo y su posición dentro de la palabra: cuanto más
abstracto más periférico. En este sentido, los flexivos son más abstractos que los
derivativos y los afijos casuales más que los nominales (universal 39) del mismo modo
que los diminutivos son más periféricos que los derivativos por mucho que puedan
existir escasos ejemplos de este tipo en lenguas románicas tan emparentadas con el
español como el italiano (Merlini Barbaresi, 2004:271) ribalt-on-ista (tránsfuga
político) o lingu-acci-uto (parlanchín).

Existen casos que ha planteado bastantes problemas con respecto al universal 28


de Greenberg relacionados con el vínculo entre la flexión y el diminutivo. En opinión de
Bauer (1975:3), la interacción con el plural no es una buena guía sobre la posición de la

152
morfología evaluativa con relación a la flexión/derivación porque con frecuencia
parecen casos, más bien de derivación que de flexión, como sucede con claridad en
lenguas como el diyari y el klamath. En las lenguas de Níger-Congo los diminutivos y
aumentativos se marcan con clases de nombres tal y como lo explica Anderson
(1992:82):

[…] the difference between a basic Noun and its diminutive is formally an exact parallel to that
between the Noun and its plural… Thus, in this language, diminutive (and augmentative)
formation is formally part of the same system as that marking ‘gender’[…].

Algo parecido sucede en lenguas que nos son más próximas como el portugués.
Estas excepciones han suscitado interesantes debates. Veamos el análisis de algunos de
estos casos. Uno de los más interesantes es el de los plurales con diminutivo del
portugués. En portugués el diminutivo –zinho era originalmente una variante alomórfica
del diminutivos –inho que se empleaba solo con las palabras acabadas en –r.
Posteriormente, se generalizó con todo tipo de nombres, incluidos los que no tenían un
marcador de género no acentuado como corda o olho. Con este último tipo, existe hoy
en día variación libre de los dos sufijos en función de factores sociolingüísticos, léxicos
y tal vez gramaticales. Rio Torto (1999:207) explica que sin ignorar sus diferentes
componentes formales, su valor semántico común no permite observarlos como dos
operadores autónomos sino como dos formaciones de una misma unidad a diferencia
del planteamiento de Villalba (2000:301) basado en criterios de selección de base.

Si consideramos el sufijo –zinho, podemos observar que existe una moción de


género interna al sufijo diminutivo en algunas palabras del portugués como seriozinho /
seriazinha. La estructura *[[[X]F]D] mostraría que los diminutivos son periféricos a los
sufijos flexivos de género o número. Maurer (1969) ha intentado explicar estos
ejemplos como un caso de análisis similar a los compuestos porque aparece una doble
flexión de género y de número, un acento secundario en la base y la no reducción de
vocal, todo ello contrario a lo que sucede en la afijación normal pero acorde con lo que
sucede en los compuestos. Aunque esto eliminaría los problemas con respecto al
universal para Rainer (1997:101) este análisis parece erróneo puesto que no se trata de
formas compuestas sino derivadas. Veamos el caso en detalle. En plural, mientras que
nada indica que el diminutivo plural cordazinhas deba derivarse del singular

153
cordazinha, otros casos muestran que el diminutivo puede estar ligado a las bases
pluralizadas:

EJEMPLOS POSIBLES ANÁLISIS


flor-florzinha / flores-florezinhas A) [[[flor]e(s)]zinhas]
B) [[[flor]es]inhas]
cǎo-cǎozinho / cǎes-cǎezinhos A) [[[cǎe](s)]zinhos]
B)[[[cǎe]s]inhos]
ólho-ólhozinho / òlhos-òlhozinhos A) [[[òlho](s)]zinhos]
B) [[[òlho]s]inhos]

Ante esta situación cabe una doble interpretación. Si aceptamos las estructuras
B) como más adecuadas, tenemos un sufijo –inho añadido a un sustantivo pluralizado
(nos ahorra una regla de truncamiento). Si, por el contrario, aceptamos A) necesitamos
una regla para truncar la –s previa al diminutivo (la ventaja es que se puede formular
una regla que diga que solo los sufijos con /z/ se pueden aplicar a una base con afijos
flexivos). También Barme (2000:2-4) refiere ejemplos desviantes de la morfología del
portugués de Brasil como uns alemaozinho o uns paoziho y los justifica aduciendo que
en ellos el vínculo entre forma y función existente en las lenguas románicas, enunciado
por Coseriu (1986:212-213), y que afecta a las marcas de plural y de género, como
veremos, deja de respetarse.

PORTUGUÉS DE BRASIL PORTUGUÉS DE PORTUGAL

Os aluno Os aluno/ o aluno


Uns alemaozinho Uns alemaezinhos
Uns paozinho Uns paezinhos
(Además de eliminar
la –s también elimina
la alternancia vocálica).

En español también existen algunos casos desviantes de flexión dentro de la


derivación con diminutivos como aquellos, unos pocos, que afectan a los gerundios
(callandito, andandito), según refiere Rainer (1995:86). Se pueden subsumir dentro de
los deadverbiales, ya que el hecho de ser empleados como adverbios parece ser un
prerrequisito para ello. En Hispanoamérica hay usos que se añaden a empleos verbales

154
del gerundio como El viento está soplandito. Este caso parece ir a favor de Booij y
Dressler (1989) sobre Anderson (1992), ya que Booij (1993:5) considera el tiempo
como un caso de flexión inherente y por tanto el gerundio ante el diminutivo no violaría
el Universal 28. Por su parte, Dressler también clasifica el gerundio como un tipo no
prototípico de la flexión.

También You Yeon (1993) refiere casos en que la flexión va antes que la
derivación apreciativa como Merch-et-os en galés (Robins, 1964:261); Kleid-er-chen
(alemán: Ettinger, 1974:60); animai-z-inho-s (portugués: Ettinger, 1974:60 y 1993:50);
e incluso casos en los que la derivación homogénea va antes que la heterogénea como
pobr-et-ería; sill-et-ería; chiqu-ill-ada; chiqu-it-ura (1993:51). Sin embargo, en nuestra
opinión, una nota común a muchos de estos casos es que son formas lexicalizadas o en
proceso de lexicalización como es muy evidente en la forma chiquillo. You Yeon
considera que también podrían considerarse infijaciones de pobrería y sillería
(1993:51).

Otros ejemplos de la validez del universal 28 los refiere Bybee (1985:96) para
demostrar que el principio propuesto para dar cuenta del orden de los afijos, también
gobierna el orden entre afijos derivativos y expone un ejemplo de la lengua esquimal
(Sadock y Olsen, 1976) en la que cuando el afijo ‘grande’ (-rssu-) aparece más cerca de
la raíz (ino-) que ‘pequeño’ (-angu), como en inorssuanguag, el significado es ‘pequeño
gigante’. En el caso contrario el significado sería ‘gran enano’. En estos casos, el sufijo
más próximo a la raíz afecta al significado inherente de la raíz, mientras que el más
externo funciona más bien como un adjetivo atributivo. Ambos sufijos se pueden
considerar derivativos.

Para Dressler (1989:6), desde la morfología natural la distinción entre flexión y


derivación se da en un continuum que va desde la derivación prototípica (número en los
nombres, gradación, aspecto verbal, infinitivo, participio, gerundio), pasando por la
derivación no prototípica (agente, nombre de acción, diminutivo) hasta la flexión
prototípica (caso, género, definición para nombres o personas, número, género, tiempo,
voz, modo en los verbos). Dressler (1989:8-10) aporta el caso de Kinderchen y afirma
que con la derivación no protitipica –er (plural nominal) precede a la no prototípica
diminutiva –chen. Para Dressler (1989) el plural nominal dentro del diminutivo no es

155
problemático, y lo es menos el género dentro del diminutivo, desde que el género se
considera como flexión prototípica.

En su trabajo sobre morfología apreciativa de la lengua italiana Merlini


Barbaresi (2004:264) apunta algunas excepciones en las que los sufijos alterativos (así
llama la autora a los evaluativos o apreciativos) son más externos que los derivativos.
Cuando esta regla se incumple suele deberse a la lexicalización más o menos profunda
de los alterativos (pan-in-eria, porch-ett-aio, punt-igli-oso), aunque existen ejemplos
que muestran las áreas periféricas del fenómeno alterativo que debilitan esta regla:
ribalt-on-ista ‘político que por oportunismo ha cambiado de alianza’, lingu-acci-uto,
corp-acci-uto.

En conclusión, aunque el universal 28 de Greenberg se cumple en la mayoría de


los casos de la morfología románica y en particular en la del español, hemos encontrado
excepciones que afectan tanto a la relación entre los afijos derivativos y flexivos como a
la que existe entre los apreciativos y los dos anteriores.

156
4.4 Las relaciones intersufijales desde el punto de vista de
los apreciativos

En este apartado veremos los problemas formales y semánticos que se plantean en


la afijación continuada de los mismos o distintos afijos apreciativos, por un lado, y de
los afijos apreciativos con el resto de los derivativos, por otro. El punto de vista
adoptado es tanto intralingüístico como intralingüístico.

4.4.1 La reiteración de afijos apreciativos iguales

En primer lugar, consideraremos desde el punto de vista de la tipología


lingüística, las implicaciones formales y semánticas que se suscitan en la recursividad o
aplicación reiterada del mismo tipo de sufijo. Algunos autores, como Matthews (1972,
97-98) y Bauer (1978, 333-334) han negado la existencia de la recursividad en la
sufijación latina y germánica respectivamente. También Stein (1976:226) afirma que la
recursividad no se produce en la sufijación de las lenguas. En esa misma línea crítica,
Lieber (1981,171-173) afirma que ningún proceso de formación se puede aplicar
iterativamente a su resultado y justifica como insuficientes las tres formas de iteración
que, a su juicio, existen en el español (chico, poco y grande). Cualquiera que sea la
explicación para estas formas parece claro que el aumentativo y el diminutivo no son
recursivos. Rainer (1986) ofrece una vista de conjunto sobre los trabajos dedicados a la
recursividad del mismo sufijo en el que explica que las reglas de formación de palabras
en general no se aplican sobre su propio resultado. Bauer lo atribuye a la identificación
de los dos sufijos y no a la sufijación previa. Con todo, cabe decir que ninguno de los
antirrecursivistas ha presentado argumentos realmente convincentes al respecto.

En el caso concreto del español, Rainer (1986:202) explica que es lógico que
exista poca sufijación iterativa si consideramos que la sufijación de las lenguas
indoeuropeas es típicamente transcategorizadora, mientras que la homocategorizacion
se aplica como propiedad a la prefijación. La ausencia de formas iteradas en la literatura
temprana de la lengua española, se debe probablemente al sabor coloquial de estas

157
formaciones. Existen formas iteradas con el sufijo -ito, en todas las variedades
coloquiales del español mientras que con el sufijo –ino se da particularmente en el
dialecto leonés donde es frecuente duplicar y aun triplicar el sufijo para acentuar el
sentido diminutivo (chiquinino, bajinino, certinino, delgainino), incluso con adverbios
(cerquinina). En Chile, por otra parte, se utiliza el afectivo diminutivo –icho:
poquichicho, chiquichicho, toichicho, etc. Sin embargo, -illo parece no iterarse nunca.
Rainer (1986:204) recoge algún ejemplo con -ote en Hispanoamérica, como grandotote,
entierrotote. Con respecto al sufijo –isimo, que en ocasiones comparte valores con el
diminutivo intensificador, Rainer (1986:204) afirma que los hablantes no lo utilizan
excesivamente en la duplicación. En España lo puso de moda, durante la primera década
del siglo XXI, el padre del cantante Julio Iglesias (maravillosisisisímo) con un valor no
solo intensificador sino también afectivo: su recepción por parte del interlocutor no
estaba exenta de comicidad, lo que indica una cierta restricción en su uso.

En lo que hace al valor semántico de las reiteraciones, opina Rainer (1986) que
los sufijos iterativos existen en español, aunque no con igual frecuencia en todas sus
variedades. Son típicos de las variedades coloquiales, mientras que las cultas tienden a
evitarlos. Rainer (1986:206) en su intento de dar cuenta de la iteración sufijal explica
que, según los principios de binaridad y de composicionalidad en alemán, por ejemplo,
un caso de diminutivo como *Häuschenchen, si existiera, tendría que significar “un
pequeño tipo de la clase de pequeños tipos de la clase de las casas”. Sin embargo, el
autor considera que esa no es la forma en la que nosotros entendemos las palabras
iteradas sino como una intensificación del significado del afijo. Para formalizar esta
explicación Rainer (1986:207) propone el Principio del afijo iterativo intensificador
según el cual la iteración de un afijo intensificador debe interpretarse como
intensificación de ese afijo del mismo modo que si fuera un caso del Principio icónico
general que supone más sustancia cuanto más significado.

Parece existir, un aspecto icónico tanto en la expresividad del sufijo diminutivo


como en el hecho de su reiteración. Explica Ballester (1999:85) que el elemento ‘i’ sería
un índice de diminutivo en las hablas que proceden de las lenguas indoeuropeas que se
verificaría cuando existe también en lenguas o dialectos emparentados, formas paralelas
y géneros animados. Así pues, si consideramos que la vocal ‘i’ está relacionada
icónicamente con lo afectivo y lo intensivo y lo pequeño, podríamos argumentar

158
también con Escavy (2012:137) que las repeticiones de –ito del español y el italiano
están organizadas en grados de disminución o de afección y que la base está afectada
por el principio de cantidad según el cual, como decíamos más arriba, hay una
correspondencia entre lo expresado y la forma de la palabra. Al menos, para la
recursividad con –ito estos principios parecen adecuados. Esto explicaría que los
diminutivos, aumentativos, intensivos, aproximativos, comparativos, y posiblemente
otros afijos no pueden ser regular y composicionalmente interpretados. Sin embargo, las
propiedades emotivas de que se producen mediante la repetición de estos sufijos no son
ilimitadas. Según Fortin (2011:158-59), las derivaciones iterativas de palabras como
chico, chiquito, chiquitito y chiquit…ito experimentan una merma emocional
claramente decreciente a partir de las dos primeras aplicaciones e infinitesimal hasta el
punto de ser ya prácticamente imperceptible a partir de la séptima.

Aunque en principio no existe una restricción para la iteración de estos sufijos,


la ausencia de la misma predice por qué los diminutivos iterativos existen en español
pero no en alemán. Este principio de recursividad es particularmente productivo en los
usos coloquiales del español. Si los diminutivos y otros sufijos afines están sujetos a
este principio puede deberse a que la noción de primitivismo (tosquedad, rudeza,
elementalidad) asociada a su principio interpretativo sea la responsable de su mayor
productividad en variedades lingüísticas bajas.

En el caso concreto del italiano, Dressler y Merlini Barbaresi (1994) explican


que en los sustantivos la recursividad es un fenómeno principalmente morfosemántico
que se puede dar fácilmente si las bases se refieren a una entidad mensurable
dimensionalmente. Si se reitera el mismo sufijo -ino, (guff-ino-ino-ino) solo se expresa
disminución denotativa, puesto que todas sus connotaciones operan en la misma
dirección denotativa de disminución. Los autores consideran que el mecanismo
recursivo -ino +-ino +-ino, es un mecanismo morfosemántico y que solo la palabra
como un todo puede alcanzar un valor pragmático ‘lúdico’ debido a su efecto rítmico
entre una madre y su hijo, por ejemplo. Así pues, la disminución recursiva semántica es
muy complicada con adjetivos (o empleos adjetivos) que no se refieren con claridad a
una dimensión cuantitativa como brutt-in-ino, bell-in-ino que tendrían solo naturaleza
pragmática, o servirían para realizar movimientos discursivos de reelaboración de algo
dicho anteriormente.

159
4.4.2 La reiteración apreciativa con sufijos distintos

La aplicación de más de una regla del mismo tipo parece un procedimiento de


formación de palabras muy extendido entre las lenguas del mundo cuando se produce
entre sufijos distintos. Del hecho de que en muchos trabajos no se trate esta cuestión,
explica Bauer (1997), no puede colegirse que este procedimiento sea poco frecuente
como parece hacerlo Scalise (1984). Precisamente Bauer (1997: 544) señala que la
acumulación sufijal de apreciativos es posible en muchas lenguas aunque solo en dos de
ellas, el klamath y el occitano, da cuenta de la secuencia diminutivo + aumentativo, en
ese orden. La autora sí que pone de manifiesto la dificultad que supone hasta qué punto
el afijo evaluativo se añade a uno lexicalizado, o en caso contrario, cuál es su grado de
productividad. Panokova (2011:177) verifica esta propiedad para los diminutivos en las
lenguas eslavas. Fortin (2011:37) considera que los dos tipos de reglas evaluativas, las
que unen sufijos distintos y las que iteran el mismo, constituyen la misma operación
algebraica. Sin embargo, es preciso tener en cuenta, explica Gambino (2010:22),
siguiendo a Voeykova (1998:10) y Cinque (2006), que si hay dos grados de
diminutivización aparentemente el primero se refiere a la proyección de lo apreciativo /
peyorativo y el segundo al de lo diminutivo / aumentativo.

Centramos ahora nuestra mirada no en lo tipológico sino en los casos concretos


del español o del italiano cuyos procesos de acumulación son, en gran medida, paralelos
a los del español. Trabajos clásicos como el de González Ollé (1962:205), sin trazar una
distinción clara entre la sincronía y la diacronía, explican que estas acumulaciones,
garantizarían la autenticidad de lo que se expresa o servirían de refuerzo fónico o
expresivo en una lexicalización. Autores más recientes como You Yeon (1993:69-70)
explican también que:

Algunas de las formas reduplicadas se producen por especialización de las simples. Pero estas
acumulaciones son debidas más frecuentemente a un deseo de expresividad semántica, y
también fonética, que muchas veces se traduce en un jugueteo idiomático basado en el eco
sonoro del diminutivo.

160
You Yeon (1993) clasifica la combinatoria de los sufijos apreciativos bien como
homogénea (cuando la naturaleza semántica de los apreciativos es la misma) o bien
como hetérogénea (cuando se mezcla un diminutivo con un aumentativo, por ejemplo).
Entre los casos de acumulación homogénea la mayor y más variada es la que reúne a
dos sufijos diminutivos. Mientras que los sufijos derivativos prototípicos que poseen un
orden fijo dependiente de la clase léxica anterior a cada afijación (nacionalizable-
*nacionalbleiza) y que no permiten la aplicación seguida del mismo sufijo, según You
Yeon (1993:62):

[…] los sufijos apreciativos permiten la aplicación consecutiva de más de una regla del mismo
tipo, y tras cada aplicación, el resultado es una palabra existente, y permiten, aunque hasta cierto
límite, la aplicación de repetida de la misma regla en ciclos adyacentes.

En nuestra opinión, los apreciativos, no tienen estas restricciones porque su


marco de subcategorización es, en general, idéntico al de su base. Por otro lado, no hay
muchas restricciones combinatorias entre los distintos sufijos y solo muy rara vez se
repite el mismo y en ocasiones con valor distinto: apreciativo + intensificador. You
Yeon (1993:64-66) llega a la conclusión de que su combinación no sigue ningún tipo de
ordenación ni condición de buena formación morfológica. Sin embargo, estas
formaciones deberían estudiarse atendiendo tanto a su frecuencia como a su valor
pragmático.

Considerarse ahora algunas de las combinaciones habituales de los apreciativos


del español. Los aumentativos tienden a combinarse con diminutivos o despectivos,
sobre todo con el sufijo –on. El sufijo -in se combina fácilmente con otros apreciativos
y suele colocarse al final, mientras que formas diminutivas como -uelo se combinan con
otros sufijos formando diminutivos lexicalizados (como en callejuela, riachuelo). Por lo
que hace al sufijo -ete es flexible y frecuente en su combinación con otros apreciativos.
También los aumentativos tienden a acumular sufijos como -azo que al combinarse con
los apreciativos suele ocupar la posición final (hombronazo, vozarrón). Por último, los
despectivos tienden a combinarse con otros sufijos: chiquitajos, mansurrón, vozarrón.
Según Faitelson-Weiser (1980:59), un cuantificador tardío diminutivo (lo que vendría a
ser un evaluativo, en nuestra nomenclatura), no puede aparecer tras un cuantificador
tardío aumentativo (su noción se ha añadido en un movimiento posterior): sillotita*.

161
Si tenemos en cuenta estos datos, parece, como explica Grandi (2002:152), que
los sufijos evaluativos violan la Regla de Bloqueo. Esta regla diferencia la sufijación
apreciativa de las reglas flexivas y de buena parte de las reglas derivativas. Las reglas
derivativas se aplican en función de una serie de normas encaminadas a evitar la
hiperproducción. Una de estas reglas es la regla de bloqueo, y regula la acción de dos
sufijos rivales que poseen el mismo valor semántico. Si un sufijo es productivo para una
clase específica de palabras, otros sufijos sinónimos no se pueden aplicar
productivamente a la misma (al menos para producir dos palabras semánticamente
iguales). Sin embargo, la morfología evaluativa parece violar esta condición, ya que
permite que sufijos sinónimos se unan a la misma base. Esta rivalidad se resuelve de un
modo distinto a la de los sufijos derivativos, ya que la semántica relacional del sufijo
evaluativo permite diferentes puntos de sobreposición (Grandi, 2002:153), lo que marca
una diferencia contextual. En nuestra opinión, si hay una violación no es la de una regla
del bloqueo porque en realidad el contenido semántico de dos sufijos diminutivos no es
el mismo. Podemos afirmar, además, que la activación de las inferencias pragmáticas en
un mismo sufijo está sometida a una considerable variación.

Hemos visto que la repetición del mismo sufijo es un fenómeno escaso, ya que el
español tiende a evitar repetir sílabas con sonidos similares. Sin embargo, la
recursividad entre los sufijos evaluativos diferentes (Grandi, 2002) es incluso más libre
que la que se da entre evaluativos y derivativos. La repetición de dos sufijos distintos de
significado igual o bastante similar es una característica de los sufijos evaluativos, pues
los sufijos derivativos impiden la aplicación de una misma regla al cambiar la categoría
de la palabra, según algunos ejemplos aportados por Scalise (1994:245), como
picaronazo. La sufijación apreciativa de dos sufijos formalmente distintos y con
significados diferentes o contrarios también es posible aunque esta contradicción
semántica limita su productividad y ocasiona interpretaciones opacas y no
composicionales.

Los sufijos del italiano son relativamente similares a los del español. Dressler y
Merlini Barbaresi (1994) explican que cada vez que adjuntamos un sufijo apreciativo
distinto a la raíz, este puede expresar disminución denotativa o intensificación
connotativa: cas-ett-ina, guff-ett-ino. Por ejemplo, el significado (gras-ett-ino) no deja
huella de minimización semántica por lo que solo se puede dar cuenta de estos cambios

162
de significado mediante una explicación de índole pragmática. Merlini Barbaresi
(2004:275-76) explica que se pueden acumular con frecuencia sufijos diminutivos,
aunque como hemos explicado antes, la aplicación del mismo sufijo es rara y se limita a
–ino (tant-in-ino, piccolin-ino, panci-ott-in-ino). En italiano, lo normal es que se
acumulen sufijos de contenido semántico similar pero también hay casos como el de –
otto que se alinea con la función diminutiva de –ino en (panci-ott-ino) y con la
aumentativa en gamb-ott-one. Un comportamiento similar se da entre -one y –accio, y
entre –azzo o –acchio (entre lo aumentativo y lo peyorativo).

La acumulación de sufijos de significado opuesto es, con todo, posible: besti-


acc-ina, mangi-on-c-ino, pied-on-c-ini (el diminutivo en posición externa atenúa el
aumentativo o el peyorativo). El orden inverso (diminutivo + peyorativo/aumentativo)
es más raro y se aproxima a la lexicalización. En caso de doble sufijación es preferente
colocar –ino en el exterior, lo que indica su mayor productividad y la consideración de
que es más polar (los demás se colocarían en estadios intermedios en la escala
dimensional). Para Rainer (1990:208) -etto indica un tamaño menor que –ino, y al
añadirse –ino se obtiene una ulterior disminución. Por otro lado, añadir otro sufijo al
sufijo –ino no tiene una motivación semántica tan perceptible. Según Merlini Barbaresi
(2012:10-11), las restricciones que organizan la aplicación lineal de los sufijos son
principalmente semánticas y pragmáticas. Estas restricciones rigen los efectos de los
sufijos en tanto que aquellos que se encuentren más próximos a la raíz determinaran en
mayor medida la función principal del conjunto. Por este motivo, las restricciones
semántico pragmáticas son más poderosas que las fonológicas.

En resumidas cuentas, la reiteración de sufijos apreciativos es un fenómeno que


se da en español y en muchas otras lenguas. La repetición del mismo sufijo es un
fenómeno poco frecuente, sin embargo, la reiteración de sufijos distintos posee una
productividad mayor y da lugar a combinaciones variopintas en general de una misma
orientación semántico-pragmática. Cuando la orientación de los sufijos apreciativos es
contradictorias se activan complejos valores pragmáticos en español.

163
4.4.3 La iteración de sufijos derivativos con apreciativos

En el apartado anterior hemos visto que era posible la aplicación de la misma


regla apreciativa de manera consecutiva. En este epígrafe veremos si es posible aplicar
dos reglas derivativas no consecutiva sino simultáneamente. You Yeon (1993) sugiere
que la afijación apreciativa puede contravenir la Hipótesis de la ramificación binaria de
Aronoff (1976), según la cual toda regla de FP adjunta un único afijo cada vez. Esto
implica afirmar que por más compleja que sea la estructura interna de una palabra
siempre sería binaria y que cada derivación contiene una derivación previa que deja
siempre estructuras de dos miembros.

arte istica mente

Sin embargo, los apreciativos muestran algunos contraejemplos como


[[pajarraco]N + -arro + -aco]N, [[nube]N –arro + ón]N o [[mozo]N + alb +-ete]N en los
que el proceso de lexicalización parece avanzado. En los dos primeros casos este hecho
parece bastante evidente mientras que en el tercero el sufijo o interfijo -alb- no es
apreciativo. You Yeon (1993) explica que son casos de aplicación simultánea, puesto
que no existe la etapa de derivación intermedia : *pajarro *nubarro. Para dar cuenta de
esta situación se ha propuesto un modelo de morfología sobregeneradora, porque según
You Yeon (1993:78-79):

[…] el análisis binario mantiene su validez, consistente en el hecho de tomar como base de las
reglas de formación de palabras no solo las palabras existentes, sino también las posibles y no
existentes, así como las que más arriba hemos considerado como males formaciones.

Si tomáramos como base las palabras posibles y no existentes en español se


admitiría esta explicación para las formas apreciativas y las parasintéticas verbales.

164
pájaro arro aco

En realidad, los ejemplos que expone You Yeon pueden provocar dudas. Para el
primero de los casos (pajarraco) podría existir una explicación fonética de tipo
analógico, puesto que la vibrante /r/ está ya en pájaro. Si añadimos a pájaro el sufijo -
aco tendríamos como resultado pajaraco*, por lo que el teórico sufijo apreciativo -arro
de pajarraco podría constituir, en realidad, una modificación analógica del formante -
ar- de la base con el sufijo –arro debido a su semejanza formal tras la adición del sufijo
–aco. Así pues solo habríamos añadido un sufijo. Otra cosa distinta ocurre con
nubarrón. En esta formación lo que parece haber es más bien un interfijo, -arr- de
naturaleza entre despectiva y aumentativa como en currutaco, zancarrón, bicharraco o
tiparraco. Sin embargo, hemos localizado contraejemplos en relación a la adjunción
simultánea de estos sufijos como cagarruta caso para el que sí existe la forma anterior
para que sí que existe la forma cagarro. Este formante se encuentra también como
sufijo en la palabra tubarro.

Tal vez los ejemplos con la sufijación de –rraco puedan explicarse como
resultado de aplicación a bases bisílabas y al ser pájaro una base de tres sílabas la
analogía puede haber optado por conservar el esquema silábico eliminando parte de la
base. En todo caso, si atendemos a los ejemplos de You Yeon (1993) no parece haber
nada concluyente. Tal vez en español se produzca la adjunción simultánea de
determinados tipos de sufijos cuando se trata de un hecho particularmente marcado
desde la perspectiva del hablante como en expresiones del tipo Con menudo tiparraco
me encontré, o No tiene un perro: tiene un bicharraco. Grandi (2002:139) considera
que tal vez el problema se encuentra en la tendencia de los evaluativos a expresar más
de un valor al mismo tiempo o a su tendencia a acumular demasiados sufijos. En todo
caso, las dos secuencias evaluativo + derivativo y derivativo + evaluativo son
relativamente escasas.

165
4.5 La categoría gramatical del evaluativo y su marco de
subcategorización

El marco de subcategorización de una palabra está determinado por una serie de


rasgos morfosintácticos (género) y léxicos (‘abstracto’, ‘contable’, ‘común’, ‘animado’,
‘humano’. La naturaleza del marco de subcategorización de una palabra está
determinada, en principio, por la relación que mantiene con su núcleo. En las palabras
derivadas, el núcleo suele ser un sufijo derivativo. Sin embargo, con respecto a los
sufijos apreciativos existe un alto consenso en torno al hecho de que su presencia no
modifica ni la categoría gramatical ni el marco de subcategorización de la palabra
derivada. En este epígrafe vamos a comprobar hasta qué punto estas afirmaciones se
cumplen en el caso del español.

Explica Varela (1990:52) que los hablantes pueden aislar las palabras y
otorgarles un contexto de inserción cuando se fija su estructura. Así pues, los morfemas
están contextualizados para una base en atención a criterios sintácticos, semánticos y
pragmáticos (esto nos ayuda a crear un sistema de reglas y distinguir sus elementos).
Así pues, desde el punto de vista sintáctico, los marcos de subcategorización de los
morfemas [im[[pensa]v do]pp/a]a, los distribuyen correctamente en atención a la
categoría de base a la que se unen. Por ejemplo, el prefijo in- con valor negativo puro
solo se adjunta a bases adjetivas o a nombres en cuya base exista un adjetivo. Cuando
in- posee un valor privativo igual al del sufijo des- se une especialmente a nombres o
verbos causativos aunque, en general, como sucede con la mayoría de los prefijos,
puede aplicarse a todo tipo de bases. Solo un criterio semántico fallará que
[[contra[revolución]n]n ario]a (seguidor de la contrarrevolución) es seleccionado frente
a [contra[[rrevolución]n ario]a]a (alguien que va en contra de un revolucionario). Los
criterios morfológicos clasifican los sufijos en bloques [Clase I] [Clase II] en relación al
orden de incrustación que en líneas generales responde al tipo Derivación→
Composición→Flexión.

166
4.5.1 La Hipótesis de la Base Única y el cambio de categoría
gramatical

Hemos comentado en varias ocasiones a lo largo del trabajo que los evaluativos
no alteran la categoría de la base. Según la Hipótesis de la base única de Aronoff (1976)
a cada sufijo o regla no le corresponde más de una base y, por tanto, una sola categoría
sintáctica. Scalise (1984) realiza una modificación a esta propuesta, según la cual la
misma regla no puede aplicar un mismo afijo a un verbo y a un nombre. En esta línea
Varela (1990: 74-75) y You Yen (1993) explican la aparición de contraejemplos
afirmando que existen reglas homófonas distintas debido a desviaciones semánticas en
las formas derivadas y que se precisa en cada regla los elementos a los que afecta
(Chomsky [+N]: adjetivo y nombre).

Como explica Eguren (2001:72), los sufijos diminutivos parecen comportarse


como prefijos, en tanto que se aplican a distintas categorías gramaticales incumpliendo
con claridad la restricción en la que se basa la regla. Grandi (2002:100) da cuenta de la
productividad de los sufijos diminutivos con bases tales como nombres, adjetivos,
adverbios, verbos, participios, gerundios, esto es, lo que podríamos denominar
categorías léxicas plenas. Por otro lado, los sufijos apreciativos del español (y en
general los de las lenguas romances, los de las lenguas eslavas meridionales y alguno
del griego moderno) poseen la cualidad de la Neutralización Categorial, esto es, su
aplicación a la base no altera su categoría. Así pues, en español (y en las lenguas
románicas) podemos encontrar sufijos capaces de violar la Hipótesis de la Base Única.
Sin embargo, cuestiones de productividad al margen, según Gambino (2010:19) no es
cierto que cualquier sufijo evaluativo pueda aplicarse libremente a cualquier categoría
léxica. Esta asimetría se comprueba con más claridad en el contraste entre la morfología
apreciativa aumentativa y la diminutiva.

También Merlini Barbaresi (2004:272) explica que las reglas de los alterativos
no cambian la categoría sintáctica de la base ni el cuadro de subcategorización (Scalise
1990a) y solo cuantitativamente su significado denotativo. Tan solo en los casos no
prototípicos, como en piede-piedone (exocéntricos) el sufijo confiere a la base por
metonimia el rasgo léxico ‘humano’ y, además, modifica la categoría que pasa a
adjetivo. Existen otros ejemplos del italiano, como brontolone < brontolare en los que

167
el afijo diminutivo parece determinar la categoría sintáctica de la base como en italiano.
Sin embargo, los aumentativos de este tipo o los que forman instrumentales son,
también para Grandi (2002), casos de morfología evaluativa no prototípica ya que su
naturaleza es más derivativa que evaluativa.

Es peculiar, según Grandi (2002:104) el caso de los aumentativos con bases


nominales o adjetivales que forman nombres animados peyorativos masculinos
indicativos de una propiedad o cualidad (nariz-narizón) o la persona que realiza una
acción de modo exagerado (pegar-pegón). Se puede explicar o bien por la cancelación
de un sufijo agentivo o instrumental antes de añadir el diminutivo (ya que hay palabras
que no admiten el nombre agentivo y sí el diminutivo pese a que no se explique cómo
funciona la cancelación); o bien por la admisión de que los sufijos se aplican
directamente a bases nominales, adjetivas o verbales y que los sufijos implicados
convergen semánticamente. El resultado de todo ello es que para la morfología
evaluativa en un sentido amplio las generalizaciones morfológicas relativas tanto a la
hipótesis de la base única como a la neutralidad categorial son más débiles o periféricas.

En resumidas cuentas, aunque los sufijos diminutivos violan en español y


también en otras lenguas la Hipótesis de la base Única, ya que se unen productivamente
a diferentes tipos de base, coincidimos con Bauer (1997:549) en que la morfología
evaluativa no altera, como regla general, la categoría sintáctica de la base. Esto no
sucede a pesar de que se modifica su semántica en relación al tamaño o aspectos
pragmáticos como la apreciación o la intensidad con la que se concibe el referente.
Tampoco su marco de subcategorización se altera como norma general, pero cuando lo
hace pueden cambiar su género y el rasgo –contable como vamos a ver con más detalle
en el siguiente epígrafe.

4.5.2 Los rasgos del marco subcategorización

Los estudios de morfología general han analizado la relación entre la adjunción


de sufijos y la alteración del marco de subcategorización. Como norma general, explica
Grandi (2002:105), se ha explicado que la morfología sufijal apreciativa de muchas
lenguas no afecta al marco de subcategorización de las palabras a las que se adjunta sin

168
embargo, existen casos muy localizados en lenguas específicas en los que esto no es así.
Algunas de las lenguas mediterráneas de diversa tipología, como el griego moderno, no
siempre cumplen esta norma. En esta lengua, como en las lenguas eslavas meridionales,
explica Grandi (2001b:137-38), es posible, que el género masculino o femenino de la
base cambie al género neutro tras añadir un diminutivo (gr. ἀυθρωπάκι, hombrecito,
diminutivo neutro de base masculina).

Como explica Bauer (1997:549) algunos diminutivos del danés (veel brod> veel
brood-en; mucho pan>muchos panecillos), independientemente de la categoría
sintáctica en la que se integran, dan lugar a un nombre contable. Wiltschko (2006:1) da
cuenta de esta situación en algunos ejemplos del alemán (viel Brot> viele Brötchen,
mucho pan>muchos panecillos) en los que los nombres masa se recategorizan como en
nombres contables. Esto sucede en algunos casos del español (azúcar>azuquítar; un
terrón de azúcar). Según Panoková (2011:180), también en unos pocos casos la
morfología evaluativa de las lenguas eslavas altera el marco de subcategorización o el
tipo de conjugación en la clase verbal.

La alteración del marco de subcategorización está sometida a una gran


diversidad en función del rasgo que consideremos como objeto de estudio. Es necesario
distinguir entre la relación de los sufijos con el número y la relación de los sufijos con el
género. Por lo que hace al género, en español, por ejemplo algunos sustantivos
femeninos pueden ver alterado su género al recibir el sufijo aumentativo –ón (puta-
putón). En francés los diminutivos suelen ser femeninos aunque tengan bases
masculinas (Grandi, 2002:106). El cambio de género puede alterar los valores
semánticos de lo grande y lo pequeño (huerto-huerta). En algunas lenguas indoeuropeas
balcánicas como el griego y el búlgaro los sufijos diminutivos se pueden formar
atribuyendo el género neutro a la palabra.

Por lo que respecta al número resulta interesante comprobar cómo la aplicación


de un diminutivo, puede cambiar el rasgo a + contable a uno –contable como ocurre en
agua-agüita (referido a una botella de agua) o en azúcar-azucarillo (referido a un terrón
de azúcar, aquí hay lexicalización) o en arena-arenita: ¿Son realmente diminutivos?
Fortin (2011:15) explica que los diminutivos poseen un presupositional requirement of
boundness según el cual el significado descriptivo del diminutivo se impone en el

169
contexto y cuando este no es válido para dar cuenta del valor del diminutivo solo se
cabe interpretar la lectura del significado expresivo.

Veamos de un modo más concreto las características léxicas del marco de


subcategorización, especialmente las que afectan, mediante rasgos semánticos, al plural.
Según Merlini Barbaresi (2004:272) los alterativos pueden cambiar la clase flexiva de la
base. La desinencia flexiva del plural sigue la de la clase del sufijo (masc-i, fem-e). Si
las bases cambian de género en plural, tienen un plural basado en el diminutivo del
singular. En algunos casos mantienen el género femenino adquirido en la forma plural y
sobre la base de la clase flexiva más estable en el femenino plural (-e). Los compuestos
más lexicalizados reciben el alterativo en la forma más externa, en los que están en
proceso de lexicalización es el núcleo el que lo recibe en primera o en segunda posición.

Algunos estudios particulares como los de Rainer (1990), Jackendorff (1990,


1991), Gràcia y Turón (2000) Grandi y Scalise (2000), Montermini y Grandi (2003)
Gambino (2010) sobre los rasgos concretos del marco de subcategorización han
intentado sistematizar la naturaleza de los cambios que afectan al marco de
subcategorización. Para Rainer (1990:211-212), solo las bases delimitadas (bounded)
son susceptibles de recibir diminutivos, sin embargo, hemos visto que bajo ciertas
condiciones pragmáticas también los nombres abstractos y no delimitados pueden
recibir diminutivos y vemos como al recibirlos se recategorizan como delimitados.
Esencialmente la recategorización consiste en transformar el rasgo semántico no
contable como plural y contable.

La propuesta semántica de Jackendorf (1990; 1991) y de Gràcia y Turón (2000)


hace que reparemos en los rasgos semánticos de la base para ver su posibilidad de
sufijación con diminutivos. Con respecto al número Jackendorff (1990; 1991) estudia
las posibilidades de sufijación diminutiva atendiendo a los rasgos semánticos de la base
(nombres plurales, nombres contables y nombres de masa o discontinuos) si son [±
delimitado] [± estructura interna]. Así pues, un plural denota una entidad no delimitada
compuesta de elementos singularmente identificables (los agregados [- delimitados][+
estructura interna]). Una entidad puede ser pluralizable solo si es multiplicable. Una
entidad puede convertirse en plural solo si es delimitada. Los nombres que no permiten

170
la formación del plural no pertenecen al dominio de los apreciativos y por tanto no
deberían existir nombres que permitan la apreciación y no el plural. De los nombres no
delimitados, algunos pueden transcategorizarse en contables (cerveza [+delimitables][-
(no)delimitados]), y otros no ([-delimitables]). Solo los nombres inherentemente
delimitables pueden pluralizarse como perro> perros> perrito o cerveza > cervezas >
cervecita frente a palabras como coraje > *corajes > * corajito. Pese a estas
generalizaciones existen algunos casos como mocedades o juventudes, aunque estos
casos más parecen casos de lexicalizaciones que de flexión.

Con respecto a los nombres de masa o discontinuos, parece que el diminutivo


sea capaz de extraer de una masa ilimitada una porción bien definida. En estos casos, el
diminutivo aporta una carga semántica más importante que en los apreciativos típicos.
Su significado se aproxima al del singulativo (forma nominal específica cuya función es
aquella de caracterizar e identificar en su individualidad un elemento dentro de un grupo
cualitativamente homogéneo de elementos). Funciona con los nombres agregados
(arroz), pero los de sustancia en general no pueden recategorizarse. Desde un punto de
vista formal y semántico parece que estas formas no son apreciativas porque aparecen
como sublemas (autónomos) en los diccionarios y porque el rasgo [+ delimitado, +
numerable] no se da en las formas evaluativas típicas en las que como mucho el sufijo
cambia el género de la base. Así pues, en el par azucar-azucarillo los elementos no
comparten el mismo contexto de aparición, mientras que los diminutivos aplicados a
bases concretas no lo cambian. Sin embargo, suponer que no son diminutivos implica el
problema de admitir la existencia de dos sufijos homófonos cuando es cierto que son
bien pocos (su dominio está en los nombres de masa o discontinuos) en relación con la
cantidad de nombres concretos. Así pues, en los nombres agregados con apreciativo [+
delimitado, + contable, + singulativo] los dos significados de pequeño (‘pequeña
porción de X’ y ‘elemento singular de X’) se cruzan.

Afirma Necker (2005:402) que en realidad cualquier nombre puede recibir un


diminutivo siempre que tras esta operación el educto se aproxime al rasgo [+ concreto].
En general, coincido con los análisis de Jackendorf (1990; 1991), Rainer (1990), Grandi
(2002) o Necker (2005) que son muy explicativos en términos de productividad aunque
no comparto el hecho de que esta regla sirva para hacer predicciones sino que, por otro
lado, cualquier base por peregrina que sea su naturaleza semántica es susceptible de

171
recibir un apreciativo con su consiguiente giro hacia lo concreto. Solo se precisa, en
realidad, de un contexto adecuado.

Para Gambino (2010:37) los nombres masa se dividen en dos categorías


mayores, los que pueden interpretarse tanto como tipos y unidades y los que solo tiene
un significado de tipos (que no son compatibles con la morfología evaluativa). Los
evaluativos en combinación con los tipos de la primera categoría poseen un significado
forzado. El proceso mediante el cual los nombres contables se transforman en nombres
masa solo es posible si los primeros admiten una división en subdominios y
subestructuras que sean materialmente equivalentes. Gambino (2010:38) explica que el
sentido de la expresión Hay pollo en mi plato significa que en el plato ‘hay materia de la
que los pollos están hechos’. Este proceso plantea un tipo de relación escalar (todo-
parte) que es incompatible con la modificación de medidas escalares que impone la
morfología evaluativa.

Los nombres masa se convierten en contables de dos formas, siendo


identificados o siendo medidos. El segundo caso solo se produce cuando el nombre
masa está relacionado con alguna unidad de medida prototípica como un vaso o una
botella en relación con agua o cerveza. Lo importante es que en este caso la
modificación evaluativa parece no afectar al nombre masa per se, sino a la unidad a la
que está asociada. Según argumenta Gambino (2010:38), una cervecita no es una
cerveza pequeña sino un botellín de cerveza. En el siguiente epígrafe veremos una
ampliación de esta explicación desde un punto de vista sintáctico.

4.6 El diminutivo en los predicados sintácticos

Desde una perspectiva sintáctica, Gambino (2010:58) plantea la posibilidad de


explicar, al menos, uno de los patrones semánticos que se dan entre las distintas
categorías lingüísticas trazando un paralelismo con un esquema funcional de las
proyecciones extendidas de las categorías léxicas. Gambino sigue a Cinque (2006) en
su concepción de que las nociones de pequeño / grande, bueno / malo están codificadas
de una manera muy precisa en las distintas lenguas del mundo a través de mecanismos
fonológicos, morfológicos o del lexicón funcional. La universalidad de este fenómeno

172
permite a Cinque postular la idea de que el diminutivo está vinculado a estructuras
funcionales dentro de la proyección extendida de la frase nominal o (DP).

Ilustración 14. Esquema funcional de las proyecciones extendidas del diminutivo (Gambino 2010)

El análisis del diminutivo propuesto por Cinque (2006) explica de una manera
elegante la distribución de los morfemas evaluativos en el contexto de los nombres tanto
en el posible orden de afijación de los diminutivos y los aumentativos como en el de los
valores apreciativos y peyorativos. Sin embargo, no da cuenta de la morfología
evaluativa en contextos adjetivales, adverbiales o verbales. Este análisis tampoco
explica la distinción entre los nombres masa y los contables.

Gambino da cuenta de los diferentes tipos de afijos según sus características


semánticas y morfosintácticas. Los aumentativos del italiano serían: 1) el aumentativo
puro, que aumenta la dimensión sin cambiar el género; 2) el tipo intensificador, que
aumenta la propiedad o cualidad prototípica del nombre; 3) el tipo denominal orientado
hacia lo cualitativo, que predica algo mediante la base y que transforma el rasgo [-
humano] en [+humano]; 4) el tipo agentivo deverbal. En cuanto a los diminutivos,
encontramos: 1) el diminutivo puro; 2) el aproximativo; 3) el agentivo denominal, su

173
significado es relacional, transforma el rasgo [-humano] en [+humano]; 4) el deverbal
agentivo / instrumental; 5) el de adjetivos de origen.

Para dar cuenta de la distinción masa-contables, Gambino (2010:33) explica que


los nombres contables pueden interpretarse como nombres masa bajo determinados
contextos por lo que se distinguen no por sus aspectos léxicos sino por los sintácticos.
Para Borer (2005) todos los nombres serían nombres masa por defecto y se
interpretarían como contables tras insertar un núcleo divididor encima del NP. De
Belder (2008), por su parte, distingue entre unidades (contables y mesurables) y tipos
(contables pero no mesurables) en danés y utiliza la inserción del morfema diminutivo
para transformar el tipo en unidad.

Ilustración 15. Recategorización de los nombres contables (Gambino 2010)

La posibilidad de transformar los nombres contables del italiano en nombres


masa y al contrario es posible, sin embargo, resulta más simple para los nombres
contables transformarse en nombres masa. En cuanto a la distinción de Belder (2008)
parece que los nombres masa del italiano toman las lecturas de la unidad y del tipo pero
que los nombres masa solo admiten la lectura del tipo. Parece que solo los nombres
masa que permiten las dos lecturas, dice Gambino (2010:37), pueden ser modificados
por un morfema evaluativo. Además, cuando aparece el evaluativo fuerza que la lectura
de la palabra sea la de unidad. Esta reinterpretación de determinados nombres es el
resultado de una relación escalar (totalidad-parte) que se produce con elementos
relacionados con unidades de medida agua o cerveza con vaso, botella, cazo. Según
Gambino (2010:39), del mismo modo que existen nombres que pueden medirse en
función de sus propiedades derivadas física o metafóricamente, nos encontramos con
nombres (cerveza-cervecita) que pueden medirse mesurando los predicados a los que

174
están asociados (vaso (pequeño) de cerveza). En el caso de los verbos con diminutivos,
ven afectada su dimensión aspectual con lo que la interpreta la medida del evento,
particularmente la frecuentatividad.

En lo relativo a los adjetivos, la mesurabilidad y la escalaridad desarrollan


también un papel fundamental puesto que Gambino (2010:44) establece una distinción
fundamental entre aquellos que admiten gradación (estrecho, delicado, ligero) y los que
no (muerto, cuarto, triangular). El hecho de que los últimos no admitan diminutivos
puede explicarse si asumimos que la modificación evaluativa adjetiva es sensible a
propiedades relacionadas con la posibilidad de que este se asocie a un dominio
graduable. Para Gambino (2010:45) el valor semántico que aporta el sufijo es
precisamente la propiedad de introducir la noción de escalaridad. Esta noción está
vinculada a la gradualidad. Particularmente, el diminutivo modifica al adjetivo
asociándolo con el grado más bajo posible. En cuanto a su distribución sintáctica, en
italiano (y en principio también en español) existe un grupo considerable de adjetivos
que pueden ir antepuestos o postpuestos al nombre pero que una vez modificados por el
diminutivo, deben ocupar necesariamente la posición posterior. Esta propiedad parece
verificarse para otros segmentos evaluativos como adjetivos o adverbios de medida. El
papel de los adjetivos en posición inicial es el de individualizar.

175
Ilustración 16. Relación entre los valores del diminutivo y los de las cláusulas de relativo (Gambino,
2010)

La posición final es la que ocupan los adjetivos modificadores que parecen tener
su origen en cláusulas de relativo reducidas. Si esto es así, este tipo de adjetivos parecen
poseer una mayor área funcional en tanto que los modificadores graduables adverbiales
solo aparecen en posición postnominal. Parece que la modificación adjetiva evaluativa
también se restringe en contacto con las wh- degree questions del tipo *¿Cómo de altito
es Pedro? En lo que hace a los verbos italianos, parece que la aplicación deverbal de los
diminutivos se produce siempre en la primera conjugación sin que se produzcan,
normalmente, cambios en la transitividad/intransitividad. Sí que se produce un cambio
considerable en el Aktionsart del verbo que pasa de los verbos acabados a la
significación de actividad. Los significados que aparecen son: 1) disminución o
atenuación de la intensidad de la acción; 2) caracterización peyorativa; 3) intensidad
acompañada de indeterminación; 4) iteración. El sufijo evaluativo realiza una
aportación semántica que modifica el aspecto interno del verbo. Como no cambian la
estructura argumental del verbo parece difícil asignar este tipo de la derivación dentro
de la frase verbal (VP). Tampoco parece tener lugar en la frase flexiva (IP), puesto que

176
no existe ninguna frase adverbial semánticamente conectada a esta modificación
adverbial. Gambino (2010:55) está tentado de asignar la morfología evaluativa a un
espacio intermedio por encima de la (VP) y por debajo de la (IP) que él denomina vP y
que representa así:

Ilustración 17. Ubicación sintáctica de la morfología evaluativa

También desde una perspectiva sintáctica que sigue los trabajos de Borer (2005),
Ott (2011:4) trata de explicar cómo las construcciones con clasificadores numerales
como las formas sintéticas con diminutivos o compuestos del alemán derivan de una
misma estructura subyacente. Por tanto, las formaciones diminutivas incluirían un
movimiento fraseal motivado por la deficiencia morfológica del morfema diminutivo.
Los trabajos de Borer (2005) se basan en que la interpretación principal de las raíces
nominalizadas es la masa. Una estructura funcional adicional por encima de la raíz
asignaría a la misma la lectura del rasgo contable. En principio, estos cambios se llevan
a cabo mediante clasificadores en las lenguas que tipológicamente los poseen. Sin

177
embargo, en las lenguas sin estos elementos, parece que existen elementos, como los
diminutivos (también los compuestos y los numerales), que llevarían a cabo esta
función. En opinión de Ott (2011:40), estos morfemas deben considerarse como
exponentes de un mismo núcleo funcional. Es más, la similitud que tienen con los
numerales debería contemplarse como una refutación de la distinción entre la palabra y
la frase. La única diferencia consistiría en que los primeros poseen un movimiento
adicional. Para Ott (2011:42) el diminutivo no es una palabra fonológica sino algo más
parecido a un clítico que necesita un huésped para funcionar, un clasificador semiléxico.

En este epígrafe, hemos hablado sobre el vínculo que parece haber entre la
aplicación de los evaluativos a la primera conjugación de los verbos italianos y su
alteración en el ámbito del aktionsart del verbo o sobre la consideración del diminutivo
como un núcleo funcional habilitado para conferir el rasgo + contable. Hemos visto
cómo el diminutivo podría estar vinculado a estructuras funcionales dentro de la
proyección extendida de la frase nominal desde los valores más generales, como la talla
a los más particulares, como el afecto o el desafecto en los nombres o también los
nombres masa del italiano que admiten como resultado un significado en términos de
unidades. Estas variaciones semánticas de los nombres pondrían de manifiesto el
vínculo sintáctico existente entre estas palabras y los predicados a los que se asocian. En
el caso de los adjetivos, la admisión del diminutivo se relaciona con la posibilidad de
ser graduados. Al recibir esta marca, los adjetivos deben ir pospuestos, como los
adjetivos modificadores que tienen su origen en las cláusulas de relativo reducidas.
Todo ello, parece probar la existencia de vínculos entre la sufijación evaluativa y la
sintaxis.

4.7 El problema del género

La aplicación del sufijo diminutivo plantea un problema esencial en cuanto al


género. ¿Puede el diminutivo cambiar el género de la palabra derivada? En primer lugar
debemos considerar cómo afecta este problema en el ámbito de las lenguas del mundo.
González Ollé (1962:213), comenta que la opinión más extendida respecto a la fase

178
indoeuropea arcaica era la consideración de que el diminutivo era neutro. Según You
Yen (1993:90):

Este estado, de ser cierto, se mantiene en griego y en alemán y se ha querido ver también en
latín, asegurando que la lengua popular y las romances conservan esta tendencia, mientras que en
latín clásico el diminutivo conservaba el género de la base.

En las lenguas románicas hay casos de palabras femeninas con un diminutivo


masculino (González Ollé 1962: 213-214). Sin embargo, lo normal es que se respete el
género de la base y que tengan la estructura [[BASE]masc. +Suf. Apre.] masc., o bien
[[Base]fem. + Suf. Apre] fem. Sin embargo, la relación entre los sufijos apreciativos y
el cambio de género de la base es una característica atestiguada suficientemente en
lenguas románicas como el italiano, el francés, o el español. No obstante, es difícil
ofrecer una sistematización de estas variaciones. En lo que sigue, veremos hasta qué
punto estos cambios afectan no solo al ámbito de lo formal sino también al ámbito de
los aspectos semánticos.

En español la disminución se puede obtener por análisis, mediante la adición del


adjetivo pequeño y sus sinónimos, o por síntesis al añadir a una base afijos como los
sufijos o prefijos diminutivos pero también mediante un cambio de género. En
ocasiones el cambio de género se da en combinación con la adición del sufijo. Refiere
Carnicer (1975-76:38) un conjunto de casos en los que sin necesidad de sufijos hay un
contraste de tamaño entre los masculinos acabados en –o frente a sus correlatos
femeninos acabados en –a (jarra/jarro, cuba/cubo, hoya/hoyo). Evidentemente se trata
de palabras lexicalizadas. En lo que sigue se ofrece una breve caracterización de las
relaciones entre el género de las bases de las palabras que reciben un sufijo apreciativo
y el de su educto.

La regla de Scalise (1984), según la que los diminutivos no alteran el marco de


subcategorización y que por tanto son transparentes con respecto a algunas de las
características del marco de subcategorización de la base, ha sido criticada por otros
autores. Hemos visto que para Stump (1993:12-13) era necesario reformular las
propiedades de las reglas evaluativas propuestas por Scalise (1984). En lo que hace a la
regla que afecta al marco de subcategorización de la base explicaba Stump (1993) que
no se preservan todas las características necesariamente. Stump (1993:7) considera que

179
esto no sucede ni en todos los casos ni en todas las lenguas. En una lengua como el
tigre, por ejemplo, si el sufijo evaluativo posee el mismo género de la base su función
es diminutiva y si varía es peyorativa. En otra lengua como el kikuyu el proceso
diminutivo cambia el género de algunos nombres pero es transparente con respecto al
número.

Napoli y Reynolds (1995:156) argumentan que la propuesta de Scalise (1984) no


es válida para el italiano en todos los casos y que hay fenómenos de cambio de género
como el de cuerda > cordone aunque el cambio de género parece una lexicalización.
Explica Bauer (1997:550) que en macedonio todos los peyorativos son de género
neutro. En fula también hay un cambio de clase nominal entre el nombre no marcado y
su diminutivo o aumentativo. Estos ejemplos, no invalidan el aserto de Stump (1993:12)
de que las reglas evaluativas preservan al menos una de las características del marco de
subcategorización de la base.

Algunos autores como You Yeon (1993) o Grandi (2002) al tratar el problema
del cambio de género producidos por afijos diminutivos referían, en la mayoría de los
casos, la existencia de un proceso diacrónico de lexicalización. Merlini Barbaresi
(2004:273) también explica que la gran mayoría de palabras que cambian su género al
aplicar sufijos alterativos son lexicalizaciones (un proceso semejante a la derivación
prototípica puesto que las propiedades léxicas de la base no se transfieren
necesariamente al derivado). Para Stump (1993:34) que la evaluación cambie el género
de la base es fácil en algunas lenguas. Grandi (2002:131) ofrece algunos casos en
lenguas romances como el español (mujer > mujerón) el italiano (donna > donnino) y
el francés (amour > amourette). En italiano el 95% de los aumentativos formados son
femeninos, en portugués son todos masculinos mientras que en español, pese a que los
porcentajes son mayoritariamente masculinos, son menores que en las lenguas citadas.

Como decíamos más arriba, la regla alterativa de cambio de género no conduce


necesariamente a la lexicalización (monetone, liretta, it.; moneda-monedón, galleta-
galletón esp.). Esto también es aplicable a algunas bases que designan personas o
animales (donna-donnino, puttana-puttanone, it.; mujer-mujerón, puta-putón, esp.).
Hay que tener en cuenta que en estos casos se neutraliza la expresión del género puesto
que todos los elementos de sus sintagmas concuerdan en masculino. El cambio de

180
género al masculino se bloquea con palabras que tienen moción de género (infirmera/-o,
it., enfermera/ enfermero, esp.) o con raíces homófonas de diverso género gramatical
para evitar la ambigüedad formal (busta-bustina/busto-bustino, it.) Por último, explica
Merlini Barbaresi (2004) que se bloquean también las palabras con la misma forma para
masculino y femenino que por razones pragmáticas en su uso no marcado designan a un
hombre.

Un rasgo del español y de las lenguas romances es que el género gramatical


distingue entre masculino y femenino sin tener en cuenta la diferencia entre lo animado
y lo inanimado. De ello se infiere que los géneros verdaderos se significan bajo dos
géneros físicos, el inanimado no dispone de ningún signo propio. En español existen
diversas clasificaciones sobre los problemas relacionados con los sufijos apreciativos y
el género. Vamos a ver a continuación la manera en que este tema es tratado por parte
de los siguientes autores: Mariner (1956-57), González Ollé (1962:213), Pandolfi
(1989), Varela (1990), Lang (1990), You Yeon (1993) y Bajo Pérez (1997).

Pandolfi (1989:137) considera que el género gramatical es de vital importancia,


y que cumple dos funciones básicas en la determinación de la forma canónica de la base
y de los casos marginales o de excepción. Pandolfi (1989:134) explica que en la
mayoría de los casos de sufijación la marca de género [+ masc.] [- masc.] se conserva.
Sin embargo, en algunas entidades léxicas no se da esta regularidad, como en: el
problema, el ¿problemilla o el *problemillo? Para estos casos la autora afirma que
caben dos interpretaciones, o bien que no hay marca de género; o bien que se puede
dudar de que -a/-o formen parte de la raíz. Pandolfi (1989:134) deja apenas esbozados
algunos de los problemas que afectan al género de los diminutivos.

Por su parte, Lang (1990:136-137) ofrece un pequeño listado de casos de poco


calado en lo que hace al género. El trabajo de Valera (1990) también es de ámbito
general. Varela (1990:88), explica que el sufijo -ito puede recuperar los alomorfos
prototípicos de la base cuando estos no se manifiestan en ella. Por ejemplo en palabras
del español como la mano > la manita, la señal > la señalita o el canal > el canalito.
Como en el ejemplo del español peninsular, la mano > la manita, lo normal es que el
género de la base se conserve en el paso al derivado. Sin embargo y a semejanza de la

181
sufijación no apreciativa, en ocasiones sucede que el género de la base cambia tras la
sufijación.

En el ámbito de las lexicalizaciones son frecuentes los cambios de género


mediante el uso de sufijos diminutivos que deben considerarse desde el ámbito de la
diacronía. Según Faitelson-Weiser (1980:103), en general los diminutivos producen
lexicalizaciones que pueden conducir a la noción derivada, tanto hacia el masculino
como hacia el femenino mientras que los aumentativos parecen condenados a derivarla
hacia el masculino. De todas formas, la tendencia dominante hoy en día es la de
producir derivados masculinos a partir de femeninos. Veamos algunos ejemplos. Los
sufijos especializados en un género gramatical como -et-, producen femeninos a partir
de masculinos (-ill-esporádicamente) mientras que –ot-, -on-, -az- derivan masculinos a
partir de femeninos. Por otro lado, hay sufijos neutros en cuanto al género gramatical
como -it-, -ic-, -uel- que solo esporádicamente cambian el género. Por último, el sufijo -
in produce sistemáticamente derivados femeninos a partir de masculinos, y masculinos
a partir de femeninos. Este sufijo poseía esta virtud ya en el latín. La mayor parte de los
derivados se presentan con apócope: llavín, violín, botiquín.

You Yeon (1993:91) refiere una serie de ejemplos sobre este punto. Algunas
lexicalizaciones claras con cambio de género son palmito, portillo, botellín, avioneta,
camastro y otras menos evidentes son tal vez listín, notición, zapatilla, avioneta,
tenducho. Este cambio puede darse, según el autor (You Yeon, 1993:92), tanto del
masculino al femenino como al revés. Con los sufijos -in, -on, -ote y -azo, el cambio
ocurre solo en una dirección (femenino a masculino). Con los sufijos -ito, -illo -ete,
ocurre en ambas direcciones corbatín, sillón, camisote, multazo, pajarita, manguito,
hornilla, ventanillo, colchoneta). Según este autor:

La frecuencia del cambio de género es tal que confirma la semejanza existente entre la sufijación
apreciativa y la no apreciativa. Una propiedad de la morfología flexiva es precisamente el cambio
de género, aspecto fundamental que comparte con la sufijación apreciativa. (You Yeon, 1993:93).

Sin embargo, es preciso tener en cuenta que estos ejemplos son lexicalizaciones y
que, por tanto, están más próximos a la derivación que a la flexión. El cambio de
género, en ocasiones, más que una moción lo que produce es un cambio de significado y
no una mera pluralización del referente.

182
En relación con lo dicho más arriba, You Yeon (1993) pone en conexión el
cambio de género con la noción de apreciación o ‘expresión libre del punto de vista del
hablante’ y cambio semántico por lexicalización en las que ‘el derivado no es
equivalente semánticamente a su base de ninguna manera’, como en los casos del tipo
huerto / huerta aunque están relacionadas por ser especializaciones o restricciones de su
significado. En este segundo tipo, el del cambio semántico, el sufijo -ito tiende a formar
pocas lexicalizaciones, el sufijo -illo es profuso, los sufijos -ete, -in, -uelo dan lugar a
grandes cambios de significado: paleta, futbolín, patín, pañuelo, lentejuela.

El sufijo -ón se aplica normalmente en las designaciones inanimadas


produciendo una especialización de significado: faldón, telón, camisón, también con
adjetivos aumentativos de bases verbales, como en dormilón, comilón (estos casos a
diferencia de los anteriores no parecen lexicalizaciones). El sufijo -ote produce
sustantivos animados y humanos con defectos en su apariencia que da lugar a
estructuras semánticas y sintácticas exocéntricas respecto de la base (narizotas,
berzotas, cabezotas). Estamos completamente de acuerdo con You Yeon (1993:96) en lo
siguiente:

[…] la semanticidad es el rasgo caracterizador y definitorio de los hechos de lenguaje. Pues si


nos guiáramos por la estructura material, tendríamos, en nuestro caso, por ejemplo, que
considerar señorita como diminutivo de señora. En las formas lexicalizadas el significado de las
palabras derivadas no es predecible, por lo que tales palabras deben incluirse en el lexicón y no
derivarse a través de reglas.

El sufijo apreciativo se diferencia del derivativo en que no es un núcleo. Las


palabras de You Yeon (1993:97) acerca de la apreciación no dejan lugar a dudas:

La situación por lo tanto puede resumirse en los siguientes términos: la mayor parte de los
derivados apreciativos tienen como núcleo semántico y sintáctico la forma base, como en botella
> botelleja (núcleo botella), pero en otro número no menos importante sólo funciona como
núcleo semántico, como en cámara>camarote (núcleo cámara). El sufijo, aunque lleva a cabo un
cambio de significado, semánticamente está subordinado a la base; esta es una diferencia
importante entre la sufijación apreciativa y la no apreciativa, dado que en la sufijación no
apreciativa, el sufijo funciona como núcleo, traspasando tanto su género como su contenido
semántico a la base. Es esto lo que ocurre en los siguientes ejemplos.

Algunos ejemplos de derivación prototípica como café-cafetera; polvo-polvera;


tienda-tendero; pollo-pollería ilustran la manera en que el afijo cambia el género y
domina, por tanto, semántica y sintácticamente la palabra. Por eso considera You Yeon

183
(1993:11) que en los apreciativos, que no provocan el cambio de género, el cambio de
significado será menor que en los que no se respeta que serán susceptibles de
lexicalizarse en la diacronía como se ve en los casos cámara-camarita; librito; sillita
frente a camarín, libreta, sillín (You Yeon, 1993:98).

Indica You Yeon (1993:101-102) que el cambio de género es mucho más


frecuente en los aumentativos que en los diminutivos o despectivos, y más habitual en
las bases animadas que en las inanimadas como se ve en los casos señorona, hombrón,
mujerona, muchachota. En estos sufijos el cambio de género también es índice de
lexicalización como en colchón, camón, cucharón. El sufijo –azo no cambia su género
con significado aumentativo (añazo, partidazo, bocaza, cochazo), pero sí cuando indica
golpe con bases sustantivas que indican acción aunque no tengan un origen verbal
(botellazo, porrazo, sartenazo). Son bastante productivos.

La cualidad de los diminutivos de no dominar nuclearmente la palabra y por lo


tanto de no asignar género al derivado, está vinculada con su alta productividad (You
Yeon 1993). En este sentido, los sufijos -ito e -illo son muy productivos. El cambio de
género es raro con este sufijo debido a la interferencia con el uso productivo (afectivo)
del sufijo. Con el sufijo –illo pasa algo similar. Los demás sufijos tienen una
productividad menor.

El trabajo de Bajo Pérez (1997:44-47) estudia en detalle una lista de casos en los
que el género de la base en relación con la adjunción del sufijo apreciativo plantea algún
tipo de problema. La mayoría de las dificultades apuntan a las restricciones de
aplicación de los sufijos apreciativos. La exposición de esta autora podría resumirse
como sigue. Según Bajo Pérez (1997:44-45), los sufijos diminutivos cuentan con una
forma para el femenino y otra para el masculino, aunque a veces se comportan como
morfemas de género común con una forma única para masculino y femenino el/la
horterilla, el/la canallita, el/la pelmita, el/la granujilla, el/la fantasmita, el /la cotillita.

En ocasiones, en los sustantivos masculinos acabados en –a o los femeninos


acabados en –o puede mantenerse esta vocal en el sufijo, lo cual puede afectar tanto a
los sustantivos referidos a seres asexuados o no, como a nombres propios o comunes
según vemos en los siguientes ejemplos: la mano > la manito (Argentina), el papa > el

184
papita, el poema > el poemilla, el problema > el problemilla, el dilema > el dilemilla,
el tema > el temilla, el sistema > el sistemilla, el mapa>el mapita (pero el mapucho)
las fotos> las fotitos (pero las fotitas?), la moto > la motito.

Nos preguntamos si formas como mapucho y fotitas son formas realmente


generadas. Sin embargo, en nuestra opinión, el diminutivo, aunque disponga de moción
genérica (-illo/-a; -ito/-a; etc.), no puede alterar en el proceso derivativo la clase a la
que pertenece el nombre de base por su comportamiento ante el género gramatical, de
modo que los nombres comunes en cuanto al género (el hortera/ la hortera, etc.)
conservan esta propiedad tras la derivación (el horterilla/ la horterilla).

Cuando el nombre propio admite moción de género, esta misma variación se


mantendrá hábilmente en la derivación diminutiva: Antonio > Antoñito; Antonia >
Antoñita. Ya Mariner (1956-57: 168-70) da cuenta de algunas excepciones como
Pilarín o Rosarito. Según el autor los antropónimos masculinos que se aplican a
hombres y mujeres Rosario>Rosarito, acabados en –o siguen siendo invariables en
diminutivo, por lo que al designar a mujeres conservan, en general, la misma
terminación masculina. El autor cita casos de neutralización genérica mediante procesos
derivativos como los siguientes: Paquitín < Paquita, Pepín < Pepita, Placidín <
Plácida.

La mayoría de los nombres propios sin moción de género adopta el sufijo


diminutivo con la misma terminación de la base. Podemos diferenciar dos grupos: a) los
diminutivos de nombres propios femeninos que proceden de nombres comunes de
género masculino como Camino>Caminito, Socorro>Socorrito, Consuelo>Consuelito;
y b) los diminutivos de nombres propios masculinos con terminación en –a, como:
Chema>Chemita o Borja>Borjita. Otra cuestión es que se llegue a aplicar este sufijo
solo a nombres femeninos con el paso del tiempo.

Los diminutivos de nombres masculinos terminados en –a, aunque se refieran


sistemáticamente a varones, mantienen esa terminación, como el cura > el curita
‘sacerdote’. Del mismo modo, los nombres de género femenino que se refieren
sistemáticamente a mujeres mantienen la misma terminación en la derivación, aunque
sea –o como en la soprano> la sopranito, la contralto>el contraltito aunque es cierto

185
que son casos un tanto inhabituales. Los apellidos en español suelen funcionar como
nombres comunes en cuanto al género. Cuando acaban en –a mantienen esa vocal en el
diminutivo aun cuando se usen en masculino. Podemos comprobarlo en casos como:
Góngora > Gongorilla, Séneca > Senequilla, Peña > Peñita.

En conclusión, parece que bajo ciertas circunstancias los afijos diminutivos o


evaluativos pueden alterar el género contraviniendo las propuestas de Scalise (1984)
aunque muchas de las marcas de los cambios parecen lexicalizaciones. En los casos en
los que esto no es así parece haber un elevado número de restricciones. You Yeon
(1993) distingue bien esta cuestión. Como el cambio de género no es una característica
que dependa de los diminutivos cuando este se produce funciona como un índice del
comienzo de una lexicalización. Bajo Pérez (1997) detalla estos cambios: a) los
diminutivos no alteran la clase a la que pertenece el nombre de base incluso
manteniendo la vocal final (el papa- el papita); b) si hay moción de género el
diminutivo suele respetarla, si no la hay también aunque hay casos de neutralización
genérica; c) cuando el nombre propio admite moción de género, esta misma variación se
mantiene en la derivación diminutiva; d) la mayoría de los nombres propios sin moción
de género adopta el sufijo diminutivo con la misma terminación de la base; e) los
diminutivos de nombres masculinos terminados en –a, aunque se refieran
sistemáticamente a varones, mantienen esa terminación; f) los nombres de género
femenino que se refieren sistemáticamente a mujeres mantienen la misma terminación
en la derivación.

4.8 Semántica y expresividad

Fortin (2011:2) trata de demostrar que los diminutivos reúnen los criterios de las
partículas expresivas de las que había dado cuenta Potts (2004, 2005 y 2007a), mediante
un análisis formal y sincrónico de los valores multidimensionales de la semántica del
diminutivo en español. La propiedad semántica nuclear de los diminutivo consiste en
que pueden contribuir tanto a generar significados adjetivales como a los relativos a la
actitud y emoción del hablante. Para Fortin (2011:3) el significado descriptivo es
independiente del expresivo. El primero es relativo a los adjetivos graduales y el

186
segundo se asigna a la interacción de los índices expresivos mediante un operador
morfosemántico que manipula los intervalos expresivos.

La morfología expresiva permite la asociación de la forma y el significado.


Fortin (2011:24) propone explicar la morfología expresiva, su función, distribución y
propiedades morfológicas a partir de la semántica sincrónica. Para Fortin (2011) los
diminutivos cumplen los requisitos de la semántica expresiva de Potts (2004, 2005 y
2007a) que permiten al hablante realizar un comentario expresivo: a) independencia, se
pueden cambiar o eliminar sin afectar al contenido descriptivo del acto de habla; b) los
diminutivos están orientados al hablante lo cual significa que carecen de la cualidad del
desplazamiento y que no son cancelables; c) dependencia de la perspectiva, lo que
implica que en contextos marcados puede citar indirectamente una emoción de otro que
no es el hablante; e) inefabilidad descriptiva, pues parece que no es posible realizar
paráfrasis expresivas que capturen el significado actitudinal en su totalidad; f)
inmediatez, resulta muy difícil negar su impacto una vez proferidos; g) reiteratividad,
los expresivos pueden repetirse provocando más un efecto de intensificación que de
redundancia (algo que sí sucede con los descriptivos).

Explica Fortin (2011:102-03) que los afijos expresivos, ya sean derivativos o


flexivos, poseen muy pocos huecos en el paradigma y son completamente productivos,
en general incluso a través de las distintas categorías gramaticales. En las lenguas con
clases nominales, las clases expresivas son incluso más productivas que las no
expresivas. Por esto, el autor reformula las reglas expresivas como aquellas que se
pueden aplicar sin límite al sustantivo y al adjetivo y de manera más limitada al resto de
categorías sintácticas. El autor añade el parámetro de la limitación que en la principal
función de los preverbos del sánscrito es cambiar el estado verbal al añadir telicidad.
Para él la morfología expresiva no puede incluirse en los procesos de formación de
palabras flexivos y derivativos y, además, muestra un comportamiento anómalo que se
corresponde con el de la semántica expresiva.

Para Fortin (2011:107) la semántica descriptiva de los afijos connotativos se


corresponde con la de los adjetivos graduables. En este sentido, más que una relación de
polisemia sincrónica radial en el sentido de Jurafsky (1996), la función principal del
diminutivo es organizar elementos en intervalos o grados de una escala. Según el autor

187
(2011), esto presupone que los referentes de las bases a las que se unen los afijos son
limitados (Jackendorf, 1991) y que su distribución e interpretación es bastante
predecible. En lo que hace a los diminutivos del español, su significado descriptivo se
puede interpretar como los grados de relación que incluyen una función adjetival de
medida. Los adjetivos se dividen en graduables o no graduables. Mientras que estos
últimos poseen un significado convencionalizado (Juan está casado), los primeros hacen
referencia a alguna noción de grado, comparación o medida (Juan es alto). Para Fortin
(2011:110) el criterio más relevante de clasificación de los adjetivos graduales es que
estos tengan polos opuestos (alto/bajo). Intuitivamente los adjetivos positivos como
caro se ordenan en una perspectiva abajo-arriba y los negativos como barato en una
arriba-abajo.

Por otro lado, los adjetivos pueden ser a) relativos, sus condiciones de verdad
son sensibles al contexto, o b) absolutos. Los absolutos no dependen del contexto. No
existe una frontera clara que divida adjetivos relativos como alto/bajo. Estos casos más
que en un continuo de lo positivo o lo negativo se encuentran en un difuso interregnum
entre los dos polos. Los adjetivos graduables pueden modelarse con funciones de
medida que organizan sus argumentos en expresiones abstractas o grados de medida. El
parámetro de la dimensión es sensible a escalas de tipo mesurable como ‘la talla’, ‘el
coste económico’, ‘el peso’ o ‘la belleza’. Por tanto, existe una función o morfema de
mesurabilidad asociada a los adjetivos graduables.

Según Fortin (2011:114) cuando una proposición incluye un adjetivo graduable,


este define relaciones entre grados en una escala, relativa a un estándar de comparación
que es el mínimo grado que requiere sobrepasar un elemento para ser verdadero en
relación con el adjetivo. Por ejemplo, en la oración Marte es pequeño, el adjetivo
pequeño en relación con el planeta Marte representa una función de medida en la que se
presupone que el significado para ser un planeta está dentro del contenido
presuposicional. Así pequeño denota una relación entre el elemento Marte y los grados
de tamaño con un estándar que refleja el hecho de que estamos llevando a cabo una
comparación entre Marte y el resto de los planetas del Sistema Solar.

Según Fortin (2011:115) los afijos diminutivos cumplen los criterios semánticos
de los adjetivos graduales negativos mientras que los aumentativos cumplen los

188
positivos. Se organizan polarmente. Si el referente de un nombre es de talla y edad
general como en El hombrecito mide 1.80 metros, el empleo del afijo solo puede ser
expresivo puesto que el significado descriptivo es falso. Los diminutivos son sensibles
al contexto, elefantito solo es verdad en relación a otros elefantes. Fortin (2011:120)
explica la existencia de significados dimensionales y expresivos no como dos
cualidades distintas. Esto sucede también con el adjetivo pequeño. La diferencia entre
los significados descriptivos y los expresivos es que los segundos no admiten ser
parafraseados en términos de condiciones de verdad ni ser falsados en tanto que
expresan una emoción. Por tanto, en principio –ito da cuenta de los significados
parametrizables volumétricamente.

Para dar cuenta de cómo surgen estos significados Fortin (2011:123) explica su
relación con la clasificación de los nombres contables de Jackendorff (1991). Los
diminutivos albergarían un requisito presuposicional que les haría sensibles a la
limitación y a la estructura interna de los referentes nominales. Para que el significado
adjetival del diminutivo pueda activarse, el diminutivo debe adjuntarse a una base
delimitada en la que introduce una escala dimensional de tamaño, edad o cualidad. Si la
base no es delimitada solo el significado expresivo está disponible. Existe una
excepción. Si se añaden a elementos no delimitados y con estructura interna como arena
el diminutivo también expresa un significado expresivo aunque la raíz pasa a ser
delimitada conjunto determinado de arena. Según Fortin (2011:128) una característica
posiblemente universal de los afijos expresivos es que su significado descriptivo solo
está disponible para sustancias o agregados delimitados. Si no es posible
individualizarlos su significado es puramente expresivo. Así pues lo expresivo es
consecuencia de una restricción del dominio del afijo expresivo.

Por tanto, en lo que hace a los sustantivos, la polisemia de los afijos expresivos
se puede eliminar si se considera su significado descriptivo como el de un adjetivo
graduable que incluye la función de la medida sobre un dominio de entidades
delimitadas. Este significado solo está disponible si se aplica sobre unidades
delimitadas.

Potts (2005) elabora una descripción lógica para explicar la semántica de las
expresiones suplementales a la que añade una regla, la Aplicación Expresiva, para dar

189
cuenta de la combinación del contenido expresivo con el descriptivo. El problema es
que los afijos connotativos pueden expresar más de un significado (tamaño y actitud).
Una solución sería decir que los significados evaluativos aparecen como resultado de
inferencias pragmáticas pero estas son normalmente cancelables y los significados
expresivos no lo son. Para Fortin (2011:151) un índice expresivo establece una relación
emotiva o actitudinal entre dos individuos. La naturaleza de esa relación está capturada
en el punto intermedio de un intervalo en tanto que un grado más alto que el punto
intermedio indica una relación más positiva y al revés. La intensidad de la relación
depende de la anchura del intervalo. Los índices expresivos forman parte del contexto c,
así pues la manipulación de un intervalo origina un nuevo contexto c’. Pronunciar una
forma expresiva consiste en alterar su contexto de interpretación insertando un nuevo
índice expresivo o cambiando alguno de sus intervalos expresivos. Por tanto, Fortin
(2011:153) asume que la expresividad involucra la manipulación de los intervalos
expresivos y que todos los elementos léxicos están generados en una base con un
intervalo expresivo que se establece canónicamente como ‘neutral’.

La expresividad supone un aumento de los estados emocionales lo que, según


Fortin (2011:165) excluye todos los significados que solo intensifican o atenúan el
significado de la raíz sin añadir contenido actitudinal. Para Fortin (2011:169) los
significados intensificadores de los afijos connotativos suponen el reflejo de
subintervalos simétricos, bajo la asunción de que todos los elementos léxicos poseen un
intervalo expresivo: cuanto más estrecho es el subintervalo, mayor es la intensificación
(no emotiva) del significado de la raíz. El diminutivo puede utilizarse para degradar la
fuerza ilocutiva de una proferencia. Si asumimos que los operadores de los actos de
habla poseen índices expresivos, los mimizadores expresivos son índices léxicos que
amplían su intervalo.

Fortin (2011:172) da cuenta de la semántica de los afijos connotativos que según


él son morfemas multidimensionales cuya función descriptiva es la de un adjetivo
graduable y cuya dimensión expresiva es una función de contraste de dos índices
expresivos. Manteniendo el significado adjetival separado del emotivo, Fortin
demuestra que solo hay una única categoría sincrónica y abstracta que da cuenta de
todos los sentidos de los afijos connotativos. Para Fortin (2011) la composición

190
descriptiva funcional siempre pasa por un intervalo expresivo, incluso cuando no existe
expresividad en juego.

Para Fortin (2011) la morfología expresiva de lenguas muy diversas posee las
siguientes características: 1) es sistemáticamente anómala en comparación con la
morfología plena o los procesos de formación de palabras y la flexión; 2) es más
dominante de lo que se creía, por ejemplo, se aplica a las partículas preverbales del
sánscrito. Fortin (2011:176) utiliza una operación algebraica que da cuenta de los
diversos significados de los afijos expresivos. Mientras que los modelos precedentes
asumen que el diminutivo es polisémico, este modelo da cuenta de la polisemia
composicionalmente a partir de las interacciones de sus múltiples dimensiones con el
significado de la raíz a la que se añade.

Fortin (2011:177) reclama el desarrollo de una teoría de las emociones humanas


integrada con la gramática de la que el índice expresivo que él propone podría ser un
primer paso. Este índice establece un paralelismo con las graduaciones de los adjetivos
en relación con propiedades y emociones. Sin embargo, el índice codifica estas
relaciones en términos de emociones positivas o negativas mientras que las escalas
adjetivas se asocian a lo dimensional. Una limitación de los índices expresivos es que
tratan con demasiados tipos de emociones que además son difíciles de distinguir entre sí
porque sería preciso capturar el tipo de afecto en relación a un punto neutral en su
intervalo.

El modelo de Fortin (2011:179) propone que asociemos los parámetros


expresivos con los dimensionales para tratar directamente con las emociones en
términos de adjetivos graduables midiendo dimensiones. Así, cada tipo de actitud o
emoción se identifica con uno de los parámetros dimensionales asociados con las
expresivas, y su intensidad es un grado en una escala relativa a un estándar apropiado de
comparación. Este modelo se aplica a los sustantivos, por el momento. La teoría de
Fortin es tanto léxica como incremental. Las teorías que combinan estos dos parámetros
incluyen las entradas léxicas de afijos. En ellas la composición de un afijo y una raíz
está determinada por el marco de subcategorización y el filtrado del afijo. Los afijos se
introducen mediante reglas que afectan tanto a la forma como al contenido.

191
En conclusión, para Fortin (2011) la propiedad principal del diminutivo es que
genera significados tanto adjetivales como pragmáticos. Por eso, el diminutivo
pertenece a esos dos ámbitos, el de lo adjetivo y el de la interacción. En el segundo de
los casos es un marcador morfosemántico que manipula los intervalos expresivos. Los
diminutivos del español se comportan como los adjetivos graduables que se ordenan en
un continuo entre dos polos. Este continuo es de naturaleza difusa y se vincula a
expresiones abstractas de medida pertenecientes a escalas como la ‘la talla’, ‘el coste
económico’, ‘el peso’ o ‘la belleza’. Estas expresiones se comparan frente a un estándar
que es el grado mínimo que se debe satisfacer para que la oración tenga sentido.

Los diminutivos ocupan el polo negativo y los aumentativos el positivo, según


Fortin (2011). Para que el significado adjetival del diminutivo pueda activarse, el
diminutivo debe adjuntarse a una base delimitada en la que introduce una escala
dimensional de tamaño, edad o cualidad. Si la base no es delimitada solo el significado
expresivo está disponible. Como su significado descriptivo solo está disponible para
sustancias o agregados delimitados, lo expresivo es consecuencia de una restricción del
dominio del afijo expresivo.

4.9 La lexicalización con sufijos diminutivos

La lexicalización es un proceso diacrónico de fijación de la base de una palabra


con sus afijos en el que los límites formales y semánticos de tales morfemas comienzan
a volverse indistinguibles. Los afijos se convierten en parte de la base y el contenido
semántico del todo deja de poder interpretarse como una suma de las partes para dar
lugar a algo distinto. Este proceso posee una naturaleza diacrónica. Algunos índices que
muestran el proceso de lexicalización pueden ser el cambio de género o de referente,
aunque existen lexicalizaciones con el mismo género.

Explica Faitelson-Weiser (1980:100) que si en la derivación lexicalizadora el


derivado y la base poseen el mismo género el sufijo alarga la fase de creación léxica sin
que aparezcan irregularidades en el derivado, como si adoptara mecánicamente, la
morfogénesis de la palabra básica (tratamiento mecánico o normativo). Por este motivo,
toda diferencia de significado entre la base y el derivado debe atribuirse al sufijo

192
(bomba-bombilla). Si el derivado y la base poseen un género distinto el sufijo alarga la
fase lexicogenética en un movimiento de sobreparticularización, pero la nueva palabra
abandona la norma de la palabra base y expone su morfología propia.

Según Faitelson-Weiser (1980:103), el cambio de género en los diminutivos


produce lexicalizaciones que pueden conducir tanto hacia el masculino como hacia el
femenino mientras que los aumentativos parecen condenados a derivarla hacia el
masculino. La tendencia dominante hoy en día es la producir derivados masculinos a
partir de femeninos. Sin embargo, esta variación no es libre. Si lo fuera existiría en cada
caso la posibilidad de formar cualquier género tanto con los diminutivos como con los
aumentativos, mientras que existen sufijos como -et-, -ill-, inaptos para producir
masculinos a partir de femeninos, y sufijos como -ot-, -on- o -az-, inaptos para producir
derivados femeninos a partir de masculinos, y sufijos como -it-, -ic-, -uel-, -in- inaptos
para el cambio de género.

Es posible rastrear las lexicalizaciones en los diccionarios (Turón, 1998:466)


para averiguar el tipo de cambio semántico que se ha operado en estos casos y las
diferencias que existen con los evaluativos no lexicalizados. Por ejemplo, los derivados
con diminutivos numerales referidos por Pujol (1997-1998:92) del tipo de segundilla
(campana pequeña) cinquillo (juego de naipes) cuartilla (cuarta parte de una fanega)
provienen de lexicalizaciones y no de auténticos procesos de creación léxica, según
explica la autora. Con todo, el afijo aporta a estas palabras cierto matiz diminutivo.
Estas formaciones están tan fusionadas que pueden llegar a mostrar opacidad entre la
base y el afijo.

Los diminutivos con función pragmática no tienden a crear formas fijas


susceptibles de ser introducidas en el diccionario como lemas autónomos a diferencia de
las lexicalizaciones numerales con diminutivos de las que hablaba Pujol (1997-
1998:92). Por tanto parece claro, como apunta Bauer (2004:288), que la morfología
evaluativa debe estar menos sujeta a lexicalización que la morfología
transcategorizadora y que, como explica Escavi (2012:141), el grado de fusión de un
afijo con su base se corresponde con el grado de relevancia de dicho afijo con aquella.
Si este queda afectado intensamente, la tendencia es a fusionarse con la misma. Esto es
aparentemente lo que sucede con las lexicalizaciones.

193
Según García Gallarín (2007:501) los campos más representativos de
lexicalizaciones son los que tienen que ver con el universo femenino. Estos sufijos, han
funcionado como lexicalizadores de forma continuada desde el latín al romance,
desplazando a la base en algunos casos (apis / apicula> abeja). Según la autora
(2007:520) en castellano rara vez se producen desplazamientos como el anterior. Lo
normal es que perduren las dos unidades (torno / tornillo) por razones de economía
lingüística. Además de la variación cuantitativa (otero / oteruelo) el sufijo aporta una
diferenciación de material, tamaño, forma, función. En el siguiente epígrafe veremos
una posible clasificación de los tipos de lexicalizaciones con sufijos diminutivos y
aumentativos del español, la de Faitelson-Weiser (1980).

4.9.1 El sistema de los sufijos cuantificadores

Los sufijos diminutivos y aumentativos son sufijos esencialmente


cuantificadores. Cuantifican el tamaño de las cosas y, a través de procesos evaluativos,
también cualidades más abstractas. Son capaces de determinar si sus referentes son
evaluados positiva o negativamente en una escala imaginaria sobre lo que se considera
normal en un contexto dado. Uno de los trabajos más completos sobre la lexicalización
de los sufijos cuantificadores, entre los que se incluyen diminutivos y aumentativos, es
el de Faitelson-Weiser (1980). Esta autora explica que los cuantificadores están
vinculados en mayor o menor medida a impresiones de tipo cualitativo. Esta relación va
más allá del campo de los sufijos y se aparece en diversos niveles lingüísticos en los que
parece que ambos valores sean de ida y vuelta. A medida que uno prevalece, el otro va
disminuyendo e inversamente. En lo que hace a los sufijos, la autora expone los valores
en un cuadro dinámico en el que hay tres posiciones relacionadas con la mayor o menor
función de núcleo del sufijo. Para Faitelson-Weiser (1980) los diminutivos pueden ser:
a) lexicalizadores; b) en proceso de lexicalización y c) no lexicalizadores.

Por tanto, los sufijos o sus procesos se dividen, como decíamos, en tres tipos.
Los sufijos de la posición 1 producen derivados endocéntricos y lexicogenéticos. Estos
procesos son los más antiguos. Los sufijos de la posición 2 producen lexicalizaciones

194
exocéntricas (su antigüedad es intermedia). La posición 3 es la más reciente y es
imposible de lexicalizar y se corresponde con la variación del tamaño y la apreciación.
A lo largo del trabajo nos hemos referido principalmente a los sufijos como
cuantificadores-cualificadores -uel, -az, -in, -on, -ic, -ill, -et, -ot y a los meros
cuantificadores como -it (-ic) -ot. La función esencial de estos sufijos es la de instituir
en la palabra la relación forma/tamaño. Aunque su posición propia es la 3 (sufijos
tardíos no lexicalizadores), se pueden encontrar en la 2 (precategorizadores: oreja-
orejón, andar-andarín) o en 1 (lexicalizados: bailotear, bonito, espinazo, sillón,
señorita).

Explica Faitelson-Weiser que la Posición I (cuantificadores precoces en el


tiempo) está en tensión de cierre, es decir en la pura lexicalización. A pesar de esto,
palabras lexicalizadas como señorita o islote pueden, según la autora (1980:58), aportar
las impresiones retenidas en ellas por su materia y forma. Según la autora, los
cuantificadores precoces pueden ir seguidos de un cuantificador tardío de disminución
del tipo silloncito, orejoncito. Por su parte, los cuantificadores tardíos diminutivos
(evaluativos) no pueden preceder a un cuantificador tardío aumentativo sill-it-ot-a*. En
mi opinión, para estos casos habría, más bien, una restricción en su frecuencia y
productividad que en su posibilidad de buena formación.

Los sufijos cuantificadores precoces (de Posición I) producen lexicalizaciones


endocéntricas con los sufijos -uel, -az, -in, -on, -ic, -ill, -et, -ot. Estas lexicalizaciones
pueden ser de dos tipos, mediatas, cuando en su origen eran simples cuantificadores
tardíos que aportaban la noción de tamaño y que con el paso del tiempo se han ido
fijando hasta dar lugar a una nueva noción; o inmediatas, derivados del español que
desde su creación han significado una noción nueva o préstamos que no se pueden
analizar en español porque ese mismo sufijo es productivo bajo otras condiciones
(camioneta, glorieta).

En las derivaciones de estos sufijos con sustantivos la mayor parte de los


mismos ocupan la posición precoz I. Solo los sufijos -it, -ic, -az, -ot, presentan cierta
resistencia al tener un número relativamente escaso de lexicalizaciones endocéntricas
como con el diminutivo –it (señorito, cabrito, carbonita). Se denomina disminución
absoluta a los lexicalizados que se caracterizan por la disminución de la talla del tipo de

195
-it en caballito del diablo; mientras que se denomina disminución relativa a la noción
de parecido o aproximación incompleta con la base cabrita, carbonita, caballerito
(planta de Honduras). En cuanto al género, en algunos casos se mantiene, como en
señorito, manguito o señorita, bambita y en otros cambia, como en carbón-carbonita,
cabra-cabrito. La última posición, la 3, coincidiría plenamente con los evaluativos que
es, propiamente, la materia de nuestro trabajo. Veamos a continuación el
funcionamiento detallado de las posiciones 1 y 2.

4.9.1.1 La lexicalización pura

Los sufijos cuantificadores precoces de la posición I, son los sufijos o los


procesos que Faitelson-Weiser (1980) considera propiamente lexicalizadores. La
tensión de su lexicalización está cerrada. En cuanto al empleo de los distintos sufijos, el
diminutivo -ic se comporta como –it puesto que ambos pueden encontrar con facilidad
algún nexo con la noción de pequeñez y admite los mismos procesos con el género. Por
su parte, el sufijo -ill fue desde el siglo XV-XVI el sufijo predominante en la función
lexicalizadora y tiene la capacidad de intervenir tras otro lexicalizador precoz como en
calz-on-cillo, caj-et-illa. Generalmente produce derivados del mismo género. Por lo que
hace al sufijo –uel, posee en español un cierto número de lexicalizaciones endocéntricas
que suelen conservar el género de la base y al igual que -ill fue en otra época un sufijo
de posición III (evaluativo).

El sufijo -et es un préstamo románico del siglo XIII que tras esta época ha
funcionado como sufijo precoz (posición I) y esta es todavía hoy su posición
predominante en palabras prestadas, como en billete, bicicleta, careta, clarete, gabinete
o en préstamos por reproducción y adaptación (calcos) basados sobre una producción
extranjera como cojinete (del fr. coussinet), juguete (del fr. jouet) que en español
conserva el sufijo pero sustituye el radical extranjero por el propio de sentido
equivalente. También aparece en derivaciones propias en las que aporta impresiones
ligadas a su naturaleza de sufijo diminutivo (tamaño reducido, parecido o similitud, etc.)
como en escobeta, aleta, arete, boquete, cajeta, camiseta. El sufijo -et precoz puede
aparecer también después de que se aplique otro cuantificador precoz como en colch-

196
on-eta; pañ-uel (ol)-eta. Al igual que el sufijo -in, puede llamar a la marca específica de
género gramatical masculino -eto o presentarse bajo la forma -ete. Para la autora esta
variación le parece una razón suficiente como para considerarlos dos sufijos diferentes.
Este sufijo parece tener una ligera tendencia a producir derivados femeninos a partir de
nombres de base masculinos: camioneta, avioneta, colchoneta, carreta. Aunque
también puede producir derivados masculinos a partir de bases femeninas como
boquete, o masculinos a partir de masculinos como arete, caballete; y femeninos a
partir de femeninos como cajeta, camiseta, caseta.

En lo que hace al sufijo –in, es característico del noroeste de la Península


(León). Su uso es mucho menos productivo que el de –it, -ic, -ill. Interviene en posición
I en numerosas lexicalizaciones endocéntricas de las que algunas son muy antiguas o
préstamos directos del latín: padrino, anadino, palomino, jabalino, gallina, neblina,
botellín, maletín. Puede aparecer en posición I tras otro cuantificador precoz como en
calcetín, cajetín y presentarse con o sin la marca especifica de género –in /-ino. Tiende
a formar masculinos a partir de bases de ambos géneros, aunque también existen
derivados femeninos a partir de bases femeninas, como neblina, y masculinas como
gallina o jabalina.

4.9.1.2 La lexicalización en proceso

Estas son las producciones más difíciles de clasificar porque constituyen un caso
de intersección entre la morfología evaluativa y las lexicalizaciones. Faitelson-Weiser
(1980:50-51) denomina a los sufijos de posición 2 cuantificadores precategorizadores
pues llevan a cabo una lexicalización exocéntrica acompañada de un cambio de
categoría gramatical o semántica. Bajo mi punto de vista, una lexicalización posee la
característica de dejar percibir su base y sus afijos como un todo indistinguible. Este
punto no se cumple para algunos de las creaciones propuestas por Faitelson-Weiser que
vamos a ver. Aun así, lo más importante es definir con claridad qué se considera una
lexicalización o no para adscribir cada caso a un apartado concreto de la morfología.

Los sufijos cuantificadores que pueden llevarla a cabo son -it, -ic, -et, -in, -ot, -
on, -azo que cuantifican en el marco del tamaño/forma y además provocan un cambio

197
de categoría gramatical o semántica en el vocablo. Las lexicalizaciones exocéntricas
pueden ser homogéneas (base y el derivado poseen la misma categoría gramatical pero
no semántica) o heterogéneas (el derivado no posee ni la misma categoría gramatical ni
semántica).

En lo que hace a la lexicalización exocéntrica homogénea los sufijos más


productivos son -on, -azo y -ot. Por su parte, los sufijos -on y -azo evocan el efecto de
un golpe o de un choque (balazo, librazo, cabezazo, trompazo, sablazo) o intervienen en
el ser designado por la noción de la base. Existe una relación de casi sinonimia entre –
on, -azo y -ada que designan golpes que uno da o recibe y son nombres de
acontecimientos en los que hay dos posibles puntos de vista, el de la operatividad y el
de su resultado. Con respecto al sufijo –ot, es mucho menos productivo porque forma
lexicalizaciones exocéntricas fuera de agentes en los que la noción de la base designa el
lugar y el instrumento de trabajo como en jabegote o cambote.

Por lo que hace a las lexicalizaciones exocéntricas heterogéneas el cuantificador


denota por naturaleza la relación tamaño/forma, esencialmente espacial, pues no se
esperan resultados temporales. De ahí que las derivaciones sean de Sust > Adj, de V >
Adj y de V > S. Si no existen sustantivos derivados de adjetivos es porque no pueden
instituir una representación abstracta de la noción que interiorizan. En lo que atañe a los
adjetivos derivados de sustantivos con –on, -azo, es necesario apuntar que el sufijo -on
denota un rasgo característico de un individuo del tipo narizón, barrigón, bocón,
cabezón, ojón, panzón, culón. Este sufijo es el más productivo para crear adjetivos
denominales. Sin que el resultado pierda impresiones aumentativas, estos adjetivos se
refieren a una característica de la esfera personal de un individuo en la que la relación
entre la cuantificación y la cualificación está en equilibrio. Su uso se vincula al tamaño
mesurable de cualquier cosa por lo que si la sufijación no se debe al tamaño de la
noción el cuantificador se disloca. Si su empleo es muy expresivo, se puede extender
está esfera de lo personal a objetos asimilables como sombrerón, zapatón o incluso al
ámbito de la edad como cuarentón, cincuentón, etc.

4.9.1.3 Conclusiones sobre la lexicalización

198
Como decíamos al principio, la clasificación de Faitelson-Weiser (1980) de las
formaciones al campo de la lexicalización o de la esfera evaluativa no acaba de estar
clara y es preciso definirla con cautela. Parece necesario acudir a las nociones de
sincronía/diacronía para dar cuenta de los ejemplos que en el caso de los evaluativos,
como hemos explicado anteriormente, cumplen el parámetro de la inmediatez. Habría
que explicar, además, si tiene sentido hablar de lexicalización exocéntrica cuando
debería ser el sufijo el núcleo de ese proceso de lexicalización.

De la misma forma habría que explicar, precisamente, qué características de los


sufijos habrían cristalizado en valores derivativos prototípicos para permitir la
transformación de las construcciones exocéntricas en endocéntricas. Como decíamos,
desde una perspectiva sincrónica, toda lexicalización debe ser endocéntrica,
particularmente si oponemos esta noción a la noción de evaluación que también es
sincrónica, puesto que una de sus características esenciales debería ser la de su
inmediatez. Por este motivo, en este estudio no vamos a contrastar la lexicalización con
la apreciación o la evaluación sino solo para adscribirlas a campos descriptivos
separados e independientes.

De no proceder así nos veríamos abocados a afirmar que sería el sufijo el que ha
pasado a tener propiedades nucleares como el resto de derivativos y para ello
deberíamos postular la existencia de sufijos formalmente iguales pero productivamente
distintos. En nuestra opinión esta postura aumentaría los problemas descriptivos que se
siguen de explicar que estos afijos paralelos no fueran, a diferencia del resto de
derivativos, productivos en la sincronía salvo en algunos ámbitos, como el de la ciencia,
los minerales y las plantas. Así pues, se podría postular la existencia de reglas y sufijos
productivos como –ita ‘criptonita’ que, en realidad, nunca han presentado ambigüedad
descriptiva. Bajo nuestro punto de vista, este caso no es, sincrónicamente, extensivo a
otros sufijos apreciativos ni al conjunto de los campos semánticos. Por tanto, según
creemos, resulta más útil hablar, en la sincronía, no de un procedimiento de sufijación
sino de una fusión de la base con el derivado que no necesita recurrir a la cuestión de la
nuclearidad.

199
Sí nos resulta muy interesante de la descripción de Faitelson-Weiser su
clasificación de lexicalizaciones que poseen propiedades de cambio categorial y de
género que divergen del resto de los evaluativos. En la diacronía, por tanto, sería útil
afirmar, en efecto, la existencia de una fase de creación léxica temprana que favorezca
cambios de género y de categoría. Pero si en la fase de orígenes se producen cambios
categoriales y de género, esto implica que el significado de esos afijos en algunos casos
no podría ser evaluativo. Tendríamos que distinguir, si es que esto es posible, entre las
lexicalizaciones provenientes de la evaluación de las lexicalizaciones provenientes de
sufijos relacionales o con otra carga semántica. Para las primeras es más apropiado
hablar de una fusión en la que el sufijo y la base se hacen indistinguibles puesto que en
la actualidad no se podría hablar de que posean un sufijo endocéntrico. En el caso de las
segundas, estas ya poseían estos valores en latín o los copiaron de otros sufijos latinos y
formaron desde el primer momento derivados endocéntricos.

4.10 Resumen y conclusiones

En este capítulo hemos planteado la necesidad de distinguir bien entre los


mecanismos de formación de palabras propiamente derivativos y los de la morfología
diminutiva. Además hemos tratado de deslindar en qué sentido se distingue la
lexicalización de un proceso de formación de palabras con diminutivos. Para estudiar
las condiciones morfosemánticas relacionadas con este análisis hemos partido de los
trabajos clásicos de Faitelson-Weiter (1980), Scalise (1984) y Varela (1990).

Hemos visto cómo Scalise (1984) y sus seguidores postulaban la existencia de


un subcomponente derivativo aparte y las críticas que recibía por parte de otros
lingüistas, como Napoli y Reynolds (1994), que advertían sobre la extraordinaria
inestabilidad de las características de las supuestas reglas evaluativas o apreciativas que
impedían postularlas como un subcomponente diferenciado. Por su parte, Stump (1993)
pretendía elaborar una nueva clasificación de las reglas de formación de palabra más
generales que la división entre flexión y derivación con la intención de realizar una
especificación de las reglas que pertenecen a la morfología expresiva que incluya el
comportamiento de los apreciativos. Su clasificación de algunos sufijos del sánscrito

200
como perteneciente a la morfología derivativa no expresiva parece una falla en su teoría
como explica Fortín (2011). Nuevamente regresamos a un estadio en el que los rasgos
de las reglas derivativas y flexivas se entremezclan en ocasiones.

La morfología continua de Bybee (1985) nos parece un marco adecuado para dar
cuenta de todas las inconsistencias y excepciones clasificatorias que una versión rígida
del sistema es incapaz de solucionar. Además, permite explicar cómo la naturaleza del
lenguaje es diversa según el punto de vista desde el que se analiza y así, nos permite dar
cuenta del funcionamiento unitario del diminutivo tanto en lo morfológico como en lo
semántico o lo pragmático sin considerar que se trata de una multitud de mecanismos
diversos.

Bajo una óptica interlingüística parece claro que el diminutivo constituye una
categoría aparte como muestran Grandi (2002, 2005 y 2007), Zacarías (2008) o Fortin
(2011) puesto que su comportamiento en las distintas lenguas del mundo es errático y
aunque se pueda postular una regularidad areal, como lo hace Grandi (2002), para las
lenguas del Mediterráneo que respetaría características derivativas del sufijo. Sin
embargo, si el estatus de estas reglas para las lenguas del Mediterráneo como el italiano
(Napoli y Reynolds, 1994) o el español (Zacarías, 2008) es dudoso, cuando dirigimos
nuestro análisis a las lenguas del mundo, no cabe duda de que la evaluación diminutiva
es una cuestión semántica y no morfológica. Constituyen prueba de ello todos los
ejemplos de desviaciones en las reglas de formación de palabras que ofrece Fortin
(2011).

El diminutivo no funciona como núcleo de las palabras a las que se adjunta, al


menos, según las definiciones tradicionales de núcleo que suponen que se posiciona a la
derecha de sus complementos y que aporta a la palabra tanto su categoría gramatical
como su marco de subcategorización. La definición de núcleo no siempre es válida para
los diminutivos del español y de otras lenguas, puesto que estos, aunque no con
frecuencia, cambian la categoría de la base y alteran el marco de subcategorización. Los
sufijos diminutivos del español también se comportan de manera anómala al permitir su
aplicación con bases de distintas categorías gramaticales lo que viola la Hipótesis de la
base única de Aronoff (1976) o la competencia, en principio prohibida, entre patrones
sufijales y prefijales similares, como señalan Grandi y Montermini (2003:272-73).

201
El concepto de núcleo resulta demasiado costoso para dar cuenta de un
mecanismo cuya naturaleza parece ubicarse entre el nivel lingüístico de la morfología y
el de la semántica. Prueba de ello son los paralelismos semánticos de los sufijos
diminutivos con los prefijos diminutivos y con las construcciones sintéticas. Los
intentos de tratar el diminutivo como un núcleo sintáctico de las expresiones fraseales
(Prieto, 2005) en las que aparece, también se ha encontrado con problemas para
justificar su promiscuidad formal como en el caso de la reiteración afijal. Todo ello
parece apuntar, como decíamos, a que estamos ante una categoría que debe definirse de
un modo semántico antes que morfológico.

En lo que se refiere a las relaciones de los apreciativos con el universal 28 de


Greenberg, parece que en términos generales se cumple puesto que salvo excepciones,
los afijos apreciativos se ubican siempre entre la base y la morfología flexiva. En
concreto, entre los sufijos derivativos prototípicos y los flexivos.

Los apreciativos del español, el italiano, el alemán u otras lenguas del mundo
permiten tanto la reiteración del mismo sufijo como la de sufijos distintos. El primero
de los casos es poco frecuente y está relacionado con un proceso de intensificación
definido por Rainer (1986) como Principio del afijo intensificador que evita
interpretaciones composicionales de los sufijos. El nivel de la intensificación que
provee el sufijo decrece a partir de un número redundante de aplicaciones. La
combinatoria de sufijos apreciativos distintos es variada porque en ellos no actúa la
regla del bloqueo que impide la combinatoria de patrones rivales sobre una misma base.
Sin embargo, es difícil saber si en el caso del diminutivo nos encontramos ante casos de
polisemia o sencillamente resulta que los distintos valores semánticos solo se activan
mediante el uso. Cuando se adjuntan dos evaluativos lo normal es que posean una
orientación semántica similar.

Sobre la posibilidad de aplicar simultáneamente más de una regla derivativa en


español en la que una de las dos es de tipo apreciativo, tal vez esto sea posible en
emisiones altamente marcadas desde la perspectiva del hablante. Hay que considerar la
tendencia de los evaluativos a la acumulación sufijal y expresiva. Los ejemplos
encontrados son poco concluyentes al respecto.

202
Los sufijos diminutivos violan en español la Hipótesis de la base Única, ya que
se unen productivamente a diferentes tipos de base, sin embargo, la morfología
evaluativa no altera, en la mayor parte de las ocasiones, la categoría de la base.
Tampoco su marco de subcategorización se altera como norma general, pero cuando lo
hace pueden cambiar su género y el rasgo –contable.

Algunos autores como Gambino (2010:58) consideran la posibilidad de que el


diminutivo esté vinculado a estructuras funcionales dentro de la proyección extendida
de la frase nominal propuesta por Cinque (2006). Esta explicación da cuenta del
despliegue de los valores desde los más generales, como la talla, a los más particulares,
como el afecto o el desafecto en los nombres. Gambino (2010:37) intenta integrar el
análisis de los nombres masa del italiano en la proyección de Cinque ya que estos sí
admiten ser modificados por un evaluativo. El resultado de esta adición origina, a partir
del significado masa, un significado en términos de unidades. Estas variaciones
semánticas de los nombres están asociadas, según Gambino (2010:39), al vínculo que
hay entre estas palabras y los predicados a los que se asocian. En el caso de los
adjetivos, la admisión del diminutivo se relaciona con la posibilidad de ser graduados.
Al recibir esta marca, los adjetivos deben ir pospuestos. Esto parece probar la existencia
de vínculos entre la sufijación evaluativa y la sintaxis, en concreto con los adjetivos
modificadores que tienen su origen en cláusulas de relativo reducidas.

En lo que respecta al género, parece que bajo ciertas circunstancias los afijos
diminutivos o evaluativos pueden alterarlo. Así pues, los evaluativos contravendrían en
algunas ocasiones las reglas evaluativas propuestas por Scalise (1984). Sin embargo,
muchas de las marcas de cambios de género aunque son formalmente evaluativas
parecen lexicalizadas a la base desde hace largo tiempo. Esto no es así en todos los
casos como algunas bases que designan personas o animales (puta-putón) aunque existe
un elevado número de restricciones en estas formaciones. En español existen algunas
clasificaciones valiosas con respecto a este problema como las de Faitelson-Weiser
(1980), You Yeon (1993) o Bajo Pérez (1997) en las que se trata el problema de la
lexicalización o el de la dirección del cambio de género. Para You Yeon (1993) el
cambio de género no es una característica que dependa de los apreciativos puesto que
estos no son núcleos. Para este autor un cambio de género es un índice del comienzo de

203
una lexicalización. En el trabajo de Bajo Pérez (1997) se encuentra una descripción
detallada de la forma en la que el sufijo afecta a diferentes tipos de bases.

Desde el punto de vista de la semántica expresiva, para Fortin (2011) el


diminutivo es un elemento expresivo que genera significados tanto adjetivales como
pragmáticos (interactivos). En el segundo de los casos actúa como un marcador
morfosemántico que manipula intervalos expresivos. Los diminutivos del español se
comportan como los adjetivos graduables que se ordenan en un continuo entre dos
polos. Para que el significado adjetival del diminutivo pueda activarse, el diminutivo
debe adjuntarse a una base delimitada en la que introduce una escala dimensional de
tamaño, edad o cualidad. Si la base no es delimitada solo el significado expresivo está
disponible. Su significado descriptivo solo está disponible para sustancias o agregados
delimitados, lo expresivo es consecuencia de una restricción del dominio del afijo
expresivo.

En lo que hace a los procedimientos de lexicalización hemos recurrido al trabajo


de Faitelson-Weiser (1980) para distinguir los tres tipos de procesos o de sufijos que
intervienen en las fijaciones de estos nuevos términos. Una cuestión de suma
importancia en cuanto a estas formaciones es el grado de nuclearidad del sufijo. Para
determinar que, efectivamente, el sufijo opera como un núcleo el cambio de género
entre el derivado y su base parece una notable evidencia. Para Faitelson-Weiser (1980)
los diminutivos pueden ser: a) lexicalizadores; b) en proceso de lexicalización y c) no
lexicalizadores. Estos procesos se corresponden con las posiciones 1, 2 y 3. La última
de las mismas es la que ocuparían los sufijos evaluativos o apreciativos. En las dos
posiciones anteriores encontramos sufijos lexicalizadores endocéntricos, y sufijos
exocéntricos en los que el proceso de lexicalización se ha desencadenado. En estas
últimas palabras el derivado no se siente todavía como un todo independiente de sus
partes y aún es evidente, por ejemplo, el valor disminuidor del sufijo. En nuestra
opinión, en las formaciones del primer tipo deberíamos hablar, en términos sincrónicos,
no de derivación sino de fusión para evitar postular la existencia de sufijos derivativos
endocéntricos homófonos a los apreciativos que, a diferencia de otros derivativos
endocéntricos, ya no son productivos. Aunque las formaciones del segundo tipo sean
más dudosas, nos inclinamos también por esta opción siempre que no sea posible
rastrear propiedades evaluativas en las mismas.

204
La conclusión parece evidente. El diminutivo debe considerarse en primer lugar
desde un punto de vista semántico-pragmático. Consideramos que sí existe una regla
funcional que activa los usos pragmáticos de los evaluativos. Sin embargo, esta regla no
es solo de naturaleza sufijal puesto que existen otros mecanismos que activan empleos
evaluativos similares. Además, desde un punto de vista morfológico, el diminutivo no
responde con claridad a los patrones morfológicos de la flexión ni de la derivación sino
en todo caso a los de la morfología expresiva.

205
5 ASPECTOS PRAGMÁTICOS DEL
DIMINUTIVO

5.1 Introducción

Hoy en día no se discute la importancia de la integración de los niveles


lingüísticos en el análisis de los diversos mecanismos que los integran. En lo que hace
al diminutivo y a los estudios de la morfopragmática, estos han alcanzado no solo las
áreas relacionadas con el desarrollo del lenguaje infantil (Stephany, 1995; Ceccerini &
Bonifacin & Zocconi, 1995; Gillis, 1995; Voeykova M. (1998), Savickinenė et alii,
2007; Garro, V. Guacochea. B y J. Miazzo (2010)) sino también las de su aplicación a
la enseñanza de lenguas (Caballero y Corral, 1998; Paredes Toral, 2003; Ávila Vargas,
2006; Mellado y Camus, 2009). Savickinenė et alii (2007:90) afirman que el diminutivo
aparece antes, en las fases tempranas del desarrollo lingüístico en los niños, como
categoría pragmática que como categoría semántica, lo cual confirmaría nuestro
enfoque e intuiciones al respecto.

La pragmática, según Bravo (2004:6-7), constituye una perspectiva funcionalista


del lenguaje que lo estudia desde el punto de vista del usuario y de las condiciones
sociales que permiten que los hablantes controlen sus recursos. Para Graciela Reyes
(1995:23) es un subcomponente de la lingüística. Para el cognitivismo la diferencia
entre semántica y pragmática es inexistente, como refiere Cuenca (1999:86), pues ‘la
gramática no se contempla como un módulo de conocimiento aislado de otras facetas de
la cognición: la lingüística cognitiva está explorando el potencial que posee la gramática
para interaccionar casi con cualquier conocimiento’. Es resultado de una concepción
difusa del lenguaje (Cuenca, 1999:188) en el que categorías y relaciones lingüísticas no
se pueden caracterizar a partir de distinciones taxativas sino que forman parte de
gradaciones, de un continuum. La morfología apreciativa parece formar parte de ese
continuum, en tanto es difícil adscribirla a lo flexivo o a lo derivativo como debaten
Scalise (1984) o Bybee (1985). Los mecanismos evaluativos en general pueden
ordenarse en un continuum en tanto que sus propiedades se manifiestan a través de
elementos pertenecientes a distintos niveles lingüísticos. Solo teniendo en cuenta los
mecanismos de formación de palabras, Schneider (2013:138), por ejemplo, refiere siete
tipos: a) sufijación, b) prefijación, c) reduplicación, d) composición, e) truncamiento, f)
flexión y g) construcción perifrástica.

Por lo que hace a la morfología del español, argumenta Stanley (1986:321), que
parece tener más recursos para afectar al significado de las palabras a las que se aplica
que el inglés, al poner en contraste algunos sufijos diminutivos o de cariño de las dos
lenguas. Sin embargo algo común a ambas lenguas, según Albrespit (2007:1-3), al
estudiar algunos sufijos del inglés como –ette o -ish, es que ni las reglas derivativas ni
los análisis estadísticos son suficientes para explicar los procesos de creatividad léxica.

208
La morfología comporta una parte de reglas y elementos estables pero también deja un
amplio espacio a la creatividad, en los términos de Bauer (2001:71) y, por tanto, a la
intervención del hablante. Una característica de la morfología evaluativa, sea diminutiva
o no, es su amplio margen de creatividad: más allá de las lexicalizaciones, el hablante
puede apropiarse de las reglas morfológicas bien para dar una impresión de novedad,
bien para crear nuevas reglas morfopragmáticas. La posibilidad de que construya
voluntariamente una nueva pieza léxica efímera cumple una importante función
enunciativa. Por este motivo, la morfopragmática es necesaria para dar cuenta de la
creatividad léxica en este tipo de derivación, según explica Albrespit (2007:8), que
marca una implicación muy grande del hablante y, al mismo tiempo, una toma de
distancia metalingüística con su propósito comunicativo.

5.2 La gramática comunicativa

La Gramática Comunicativa es el enfoque gramatical que tiene en cuenta la


interrelación entre la sintaxis de la semántica lógica y la pragmática. Lo normal es ir de
lo sintáctico hacia lo pragmático. Se trata del estudio de la fuerza de un enunciado,
descodificando su sentido, para mediante un proceso heurístico (hipótesis
comprobación) reconstruir el significado mediante presuposiciones y conocimientos
contextuales. Es mejor comenzar por lo semántico que es categorial pues la fuerza
pragmática no es categorial: la fuerza de un enunciado se determina mediante el
conjunto de implicaturas conversacionales: 1) del sentido del enunciado, 2) de los
principios de retórica conversacional (PC, PP), 3) del conocimiento contextual.

El camino de 1 a 3 está más o menos ordenado. La fiabilidad de cada implicatura


depende de la probabilidad que pertenece a la Intención del hablante. El conjunto de
implicaturas define la fuerza ilocutiva del enunciado. Otro subconjunto de implicaturas
define de qué manera se observan las máximas retóricas. Muchas implicaturas se
asocian con valores concretos, otros poseen un valor escalar. Algunas implicaturas
poseen más de una actitud. Así pues, la fuerza pragmática posee indeterminación en su
naturaleza. Para Leech (1997:242) no es necesario incluir las condiciones preparatorias

209
o de sinceridad de Searle (2001:66-68) porque se puede llegar a ellas
probabilísticamente mediante el enunciado y las máximas del Principio de
Cooperación.

5.3 Entre la semántica y la pragmática

Austin (1982:192) se desmarca de la semántica lógico-veritativa al enunciar su


propia teoría sobre la naturaleza de las expresiones realizativas y de las constativas. Una
de las conclusiones más importantes de su estudio determina que los enunciados
(expresiones consideradas paradigmáticamente como constativas) no pueden
clasificarse en el ámbito de la lengua en uso, como expresiones constativas en función,
solamente, de su dependencia de las condiciones de verdad o falsedad. Su
caracterización debe llevarse a cabo considerando la base de los hechos, el
conocimiento de los mismos y el propósito que guió a hablar a los hablantes y si “lo que
dijimos fue lo que correspondía decir” (1982:192). Además, continúa el autor, su
descripción depende “del tipo de actos que, al emitirlos, estamos realizando y de las
circunstancias en que los realizamos” (1982:192). Por tanto, incluso las expresiones
constativas, o muchas de ellas, al menos, precisan de una amplia información contextual
para su adecuada interpretación. Las expresiones constativas como los enunciados
deben estudiarse desde la perspectiva de los actos de emisión y no desde el punto de
vista de la oración (Austin: 1982:185). Parece evidente la necesidad de una teoría
pragmática que dé cuenta de los usos de las expresiones lingüísticas en los términos de
los actos de habla.

El trabajo de Austin es un esbozo pero no está terminado ni mucho menos.


Ctenarowska (1992:6-14) llama la atención sobre la necesidad de los estudios de Grice
para discriminar entre aquello que es pragmático y aquello que no lo es. Según esta
autora, existen palabras morfológicamente complejas que no son semánticamente
indeterminadas y cuyo significado debe deducirse del contexto y propone para su
estudio la integración del Principio de Cooperación y una distinción clara entre aquello
que pertenecía a lo pragmático y aquello que debía estudiarse fuera del contexto. Para
Leech (1997:65) la semántica está regida por reglas gramaticales mientras que la
pragmática está controlada por una serie de principios retóricos que, según ya enunció
210
Searle (2001:33, 46) en relación con su concepción de lo que es una ilocución, consisten
en un conjunto definido de reglas de contenido proposicional, reglas preparatorias,
reglas de sinceridad y reglas esenciales. Mientras que para Searle (2001:75) los tipos
ilocutivos están taxonómicamente limitados al cumplimiento de las reglas
(proposicionales, preparatorias, de sinceridad, esenciales), para Leech (1997:70) la
separación no es tan tajante y sí mucho más dinámica: en un acto de habla hay distintos
objetivos que compiten unos con otros (Principio de Cooperación, negociabilidad,
indeterminación). Además, para Leech (1997:97) las condiciones preparatorias de los
actos de habla pueden substituirse en gran medida por implicaturas, como veremos con
mayor detalle más adelante.

Explica Leech (1997:72) que mientras las reglas gramaticales son


convencionales, los Principios Pragmáticos son no convencionales y están motivados
por objetivos conversacionales. Para Searle (2001:47) las reglas ilocucionales son
convencionales. Para Leech (1997) son motivadas porque es posible reconocer los
motivos que inclinan al hablante a decidirse por utilizar una proposición u otra. La parte
de la oración o del sentido deducible por las reglas gramaticales es convencional, pero
la fuerza se consigue mediante principios motivados (Principio de Cooperación). Las
reglas gramaticales son arbitrarias pero su metagramática, que explica por qué motivos
las reglas son así, puede apelar a la motivación pragmática. De este modo, habría dos
niveles de descripción gramatical, el convencional y el no convencional. El Principio de
Cooperación de Grice (1975:45) se basa en una motivación extralingüística, en
objetivos sociales. Para explicar la implicatura conversacional Grice (1975:45) sostiene
que las contribuciones verbales se realizan de acuerdo con la dirección del intercambio.

La pragmática, explica Leech (1997:80), relaciona el sentido (significado


gramatical o literal: representable semánticamente, formalizable) de un enunciado con
su fuerza pragmática (conjunto de implicaturas). La relación de estos dos tipos de
significados puede ser relativamente directa o indirecta. La importancia de los verbos
seleccionados en un enunciado es mayor en las teorías de Austin (1982) o Searle (2001)
en las que la naturaleza de los mismos se vincula directamente con el tipo de acto de
habla y las implicaturas que se desarrollan. Para Leech (1997), en cambio, en el
desarrollo de las implicaturas existe un alto grado de indeterminación y de probabilidad.

211
No podemos estar seguros en última instancia de lo que el hablante quiso decir
exactamente pero sí podemos utilizar las condiciones observables, el enunciado y el
contexto para diagnosticar la interpretación más probable. Construimos hipótesis en
función del sentido y de los Principios de Cooperación y de Cortesía cuyas máximas
pueden estar en conflicto entre sí yendo de las más a las menos probables desde un
punto de vista social y racional. Las ilocuciones indirectas (Searle 1975b) consisten en
que un acto se lleva a cabo mediante la ejecución de otro basándonos en las implicaturas
de Grice (1975:43) según las cuales un hablante siempre significa más de lo que dice.

Para Leech (1997:80-81) ‘la pragmática estudia la conducta motivada en función


de objetivos conversacionales’. En opinión de Leech (1997:83-84), no se necesitan
reglas ilocutivas especiales para explicar las ilocuciones indirectas puesto que su fuerza
ilocutiva indirecta se manifiesta por conjuntos de implicaturas. Además, en realidad,
todas las ilocuciones son indirectas, puesto que su fuerza siempre se deriva por
implicatura. Todas las implicaturas tienen una naturaleza probabilística y corresponde al
oyente ‘diagnosticar la interpretación más probable’ (Leech: 1997:80-81), esto es
construir hipótesis. Al inferir el significado de un enunciado debemos formular la
hipótesis más probable de las disponibles, comprobarla y si no se confirma seguir con el
resto de las hipótesis en orden de probabilidad. Así pues, por ejemplo, rechazaríamos
una primera impresión en la interpretación de un enunciado si parece no seguir el
Principio de cortesía, en segundo lugar buscaríamos una hipótesis que sí concordara con
el Principio y en último lugar comprobaríamos que esto es así. El oyente interpreta la
fuerza pragmática mediante hipótesis cuya comprobación se acepta si no existe
contradicción entre los datos disponibles: lo que se ha dicho, la información contextual
y los presupuestos o implicaciones culturales.

Para Leech (1997) todos los enunciados tienen sentido y fuerza, incluso aquellos
en los que la fuerza se deriva automáticamente de su sentido. El significado posee un
doble aspecto, 1) al hablar intento comunicar cosas para obtener un efecto y 2) hago
reconocible mi intención de comunicar cosas. El significado pragmático es una
intención reflexiva, una intención que implica que el oyente la reconozca. Esto es, existe
una presunción comunicativa compartida por el hablante y el oyente que implica que
cuando alguien dice algo pretende algún tipo de objetivo ilocutivo. Esto se relaciona

212
con la máxima de Relación que implica que el hablante busca una relevancia según la
cual el oyente debería reconocer la fuerza ilocutiva por medio del sentido o significado
gramatical del enunciado. Para Leech (1997:87) todo acto de habla es indirecto, la
diferencia entre lo directo y lo indirecto es una cuestión de contexto o de entorno. El
Principio de Cortesía y el Principio de Cooperación forman parte del ámbito en el que
se han de contrastar otro tipo de elementos funcionales. El hablante y el oyente parten
de la premisa de que en el intercambio comunicativo ambos aceptan los principios de
Cooperación y de Cortesía relativos a lo dicho y al contexto.

Según lo anterior, la hipótesis lanzada puede tener distintas consecuencias: La


hipótesis más probable se interpreta por defecto (Leech: 1997:93). Las aserciones sobre
los objetivos del hablante son presunciones ilocutivas mínimas. Las implicaciones que
se derivan de estas presunciones son condiciones confirmatorias. Para Leech (1997) lo
primero es la hipótesis (método deductivo) aunque algunas condiciones confirmatorias
pueden ir antes (método inductivo). Un procedimiento heurístico muestra cómo las
implicaturas conversacionales pueden valorarse y sustituirse por un razonamiento.

5.4 Un enfoque funcional y pragmático de la


comunicación

En nuestra investigación seguimos la estela del funcionalismo pragmático. Para


Searle (2001:31) la Teoría del Significado es un componente de la Teoría de la Acción
según la cual el significado se define en función de los hablantes. En este campo habría
que integrar los Principios conversacionales de Cooperación de Grice (1975:45-46) y de
Cortesía relacionados con las implicaturas conversacionales dado que los hablantes
expresan más de lo que dicen, según Leech. (1997:50-51). Para los Funcionalistas como
Halliday (1976) el lenguaje es algo social, y los Universales, se basarían, en todo caso
en la universalidad de sus usos. La adquisición depende de las necesidades relacionales
de los hablantes. Bajo este punto de vista, el lenguaje es algo social (da cuanta así de
expresiones pragmáticas). Coincidimos con la concepción de Leech (1997:49-50 y 100)
que implica que un enfoque que considera que la función social y comunicativa del
lenguaje debe equilibrarse con explicaciones de tipo gramatical. Para Leech (1997:102)
213
una teoría funcional debe ocuparse de mostrar el funcionamiento del lenguaje dentro de
los sistemas más amplios de la sociedad humana. Esta teoría se complementa con una
visión formal de modo que una pragmática general poseería un conjunto de estrategias y
propiedades orientadas a conseguir el éxito en la comunicación facilitando el
funcionamiento de los principios pragmáticos.

Así pues, según Leech (1997;99-101) una Teoría Formal debe dar cuenta de
explicaciones fonológicas, sintácticas y semánticas como la GGT (conjunto de reglas y
categorías que determinan las formas de representación lingüística en cada nivel: su
consistencia, predictibilidad y simplicidad). La explicación pragmática va más allá
porque impone limitaciones menos estrictas que las de las reglas gramaticales. Estos
principios tienen predicción probabilística. La Teoría Funcionalista estudia las
funciones del lenguaje dentro de la sociedad, sus intenciones, fines, objetivos y planes.
Hablar de ilocuciones implica una explicación funcional. El problema del
Funcionalismo es que precisa de informaciones teleológicas o finalísticas más que
empíricas. Para Halliday hay tres funciones comunicativas principales: la ideativa
(transmitir e interpretar experiencias), la interpersonal (influir en el otro) y la textual
(construir textos). Según Leech (1997:111-12), las dos últimas funciones pertenecen al
ámbito pragmático. Para Leech el modelo de los procesos del lenguaje es un Modelo
Funcional en el que los distintos aspectos de la gramática y la retórica sirven para
conseguir un objetivo. El contenido ideativo se codifica como un texto (textual) que en
el discurso (transacción interpersonal de información para obtener todos sus fines) tiene
en cuenta las Máximas de Cortesía y el Principio de Cooperación para obtener un
objetivo (función social).

Coincidimos con Leech (1997:130) en su concepción de que la pragmática se


describe por medio de valores continuos e indeterminados. Bolinger (1961) y Quirk
(1965) creen que las categorías gramaticales poseen una naturaleza difusa. Otros autores
explican que se puede dar cuenta de las relaciones funcionales para establecer sistemas
de unidades contrastivas (enfoque émico), o que se pueden describir los datos
lingüísticos con un mínimo de referencia a sus funciones dentro del sistema de la lengua
(enfoque ético).

214
A fin de comprender no solo los valores precisos del diminutivo sino el
significado comunicativo completo de todos los elementos lingüísticos que intervienen
en un intercambio lingüístico es preciso atender al significado de la oración (sentence),
el de la intención del hablante en el acto de habla o enunciado (utterance) y a lo que el
oyente comprende (Searle: 2001:56-57). El ámbito de la pragmática sería
específicamente el que se dedica a estos dos últimos aspectos del significado
comunicativo y lo formal solo será de interés en tanto se combine con lo intencional. Es
preciso comprender la comunicación en términos de inferencias (asignación e
interpretación de significado a las acciones verbales), más que en términos semióticos
(mera transmisión de información) por lo que los resultados que obtendremos tenderán
más hacia las probabilidades y lo gradual que hacia lo determinado.

Sobrevivimos en nuestro entorno porque construimos representaciones de la


realidad que son más o menos adecuadas. Entre el sentido (lenguaje) y la referencia
(realidad) existe una relación directa si consideramos que entre ambas no median
aspectos psicológicos ni de usuarios, mientras que es indirecta si consideramos que
existen estructuras mentales (cognitivas) que mediatizan la representación de la
realidad. El marco de análisis de la Teoría de la Comunicación Lingüística en la que el
significado es una noción cognitiva relacionada con las características de sociabilidad,
estabilidad, regularidad y convencionalidad que necesitan compartir los hablantes. Su
dimensión semántica es la oración. En su dimensión pragmática la unidad mínima es el
acto de habla o enunciado aunque hay unidades mayores como el análisis textual
(microactos de habla), el análisis del discurso (macroactos de habla).

El cuestionamiento de la noción de sistema según la refiere Bustos Guadaño


(2004:55-56) es discutible,

En muchas ocasiones se ha contrapuesto la concepción del lenguaje como acción [habla] a la


concepción del lenguaje como sistema pero, si se piensa cuidadosamente, se advierte que tal
contraposición es ficticia. Los resultados de los actos verbales humanos son entidades altamente
estructuradas y el conjunto de los principios que regulan esa estructuración es lo que constituye
el sistema de la lengua a la que pertenecen.

Tal vez desde un punto de vista filosófico esto sea aceptable, pero desde un
punto de vista lingüístico no se puede criticar la existencia del sistema ni tampoco el
hecho de que el empleo de lengua es una actividad, como afirman los pragmáticos.
215
El análisis del corpus toma elementos de la Teoría Intencional del Significado de
Grice (1975, 1989). Para este autor lo esencial es atender a la naturaleza y a la
importancia de las condiciones que gobiernan la conversación (Grice, 1975:43). El
significado del hablante se encuentra en el uso y en las condiciones necesarias para que
un enunciado sea significativo, es decir, los medios que se precisan para construir una
intención efectiva para convencer o hacer actuar a un tipo de auditorio (Grice 1975:47).
Para Grice el habla es un comportamiento lingüístico en comunidad. Este
comportamiento puede sistematizarse mediante el Principio de Cooperación. Para este
autor (1975:48) es preciso encontrar una base que subyazca a estos hechos, y esta
consiste en ciertos intercambios cooperativos como que 1) cada parte debe identificarse
a sí misma con el interés conversacional momentáneo del otro, 2) las contribuciones de
los participantes deben encajar las unas con las otras, siendo mutuamente dependientes,
3) si no hay cambios la conversación debe continuar de una forma adecuada hasta que
se pongan de acuerdo en finalizarla. En nuestro análisis trataremos de sistematizar el
conjunto de las intenciones de los hablantes a través de las formas diminutivas en
función del tipo de hablante y oyente que se ven implicados en la interacción.

En el trabajo adoptamos la Teoría de los Actos de Habla de Austin ([1962]


1982) sistematizada y contextualizada en los usuarios por Searle (2001:74-74) revisada
y aplicada al el estudio de los diminutivos del inglés por Schneider (2003). También
tenemos en cuenta la Teoría Intencional del significado de Grice (1975) que es una
teoría sobre el significado comunicativo y los aspectos dinámicos (entre ellos los
inferenciales) de la interacción. El hablante y el oyente buscan cooperar para llegar a un
objetivo compartido lo que les obliga a observar ciertas reglas a las que configuran el
llamado Principio Cooperativo (1975:45):

Make your conversational contribution such as is required, at the stage at which it occurs, by the
accepted purpose or direction of the talk exchange in which you are engaged.

Si estas reglas se extienden a una comunidad las denominamos máximas.


Entendemos que estas máximas existen en el conjunto de los hablantes de una lengua de
manera más o menos exacta en tanto que los hablantes pertenezcan a comunidades más
afines por motivos geográficos o culturales. Este principio se concreta en cuatro

216
máximas (Grice, 1975: 45-46): máxima de modo (ser claro), máxima de relación (ser
relevante), máxima de cualidad (ser sincero) y máxima de cantidad (no ser excesivo).
Estas máximas se transgreden cuando no hay intención real de comunicarse o cuando la
intención auténtica es transmitir otra información distinta a la aparente.

Van Dijk (1977) consideraba que un contexto es una abstracción altamente


idealizada de la situación comunicativa y contiene tan solo aquellos hechos que
determinan sistemáticamente la adecuación de las expresiones convencionales. En el
análisis del corpus pretendemos tener en cuenta variables vinculadas al individuo a la
cultura y a los efectos perlocutivos de sus enunciados. El Principio General de
Racionalidad Interpretativa da cuenta de los casos en los que las intenciones
comunicativas no son transparentes y surgen los actos de habla indirectos que
encuentran la mayor cantidad de contenido no en la acción del hablante sino en su
contexto.

5.5 El principio de Cooperación y las máximas


conversacionales

Debemos a Grice (1975:44-47) la formulación del Principio de Cooperación.


Este principio se basa en la consideración de que nuestras conversaciones no son
sucesiones de observaciones inconexas sino, más bien, esfuerzos cooperativos entre los
hablantes, que tienen un propósito común definido desde el principio o redefinido a lo
largo de la conversación. Así pues Grice (1975:45) afirma:

Haga usted su contribución a la conversación tal y como lo exige, en el estadio en que tenga
lugar, el propósito o la dirección del intercambio que usted sostenga.

Siguiendo una nomenclatura kantiana, Grice enumera una serie de submáximas


que completan la definición vista más arriba. Así pues hay máximas de cantidad,
cualidad, relación y modo. Por su parte, Leech (1997:140) considera que el Principio de
Cooperación se puede justificar sobre la base de su utilidad para explicar los conflictos
que generan las explicaciones sobre los enunciados de la semántica basada en criterios
217
de verdad. Sin embargo, explica este autor, este principio no puede dar cuenta por sí
mismo de los motivos por los que los hablantes son con tanta frecuencia indirectos al
expresar lo que quieren decir, no de la relación entre el sentido y la fuerza en las
oraciones no declarativas. Frente a las críticas de falta de universalidad de las leyes del
Principio de Cooperación, Leech (1997) explica que no es necesario que este sea
aplicable a todas las sociedades. Además, en este sentido, es posible rebajar la
importancia del Principio de Cortesía al nivel de ser un complemento necesario del
primer principio para interpretar lo no directo.

Ambos principios tienen, por tanto, una función social (Leech: 1997:143). El
Principio de Cooperación presume que las personas quieren cooperar en sus
intercambios comunicativos de modo que se contribuya a determinados objetivos
discursivos. Es preciso integrarlo con el Principio de Cortesía que mantiene el
equilibrio social y las relaciones amistosas. Aunque el primero de los dos principios
debería ser prioritario, hay situaciones en que uno minimiza al otro. Por ejemplo, una
mentira piadosa sacrificaría la máxima de cualidad (que suele ser prioritaria) para
preservar el Principio de Cortesía. La sociopragmática debería descubrir la forma en que
las distintas sociedades aplican las máximas. Veamos a continuación la descripción de
su funcionamiento.

La máxima de cantidad queda formulada por Grice (1975:45) de la siguiente


manera:

1) Haga usted que su contribución sea tan informativa como sea necesario.
2) No haga usted que su contribución resulte más informativa de lo necesario.

La contribución no debe ser ni mayor ni menor de lo necesario. Esta segunda


máxima es necesaria pero discutible puesto que no parece una transgresión sino una
mera redundancia que además podríamos vincularla a la máxima de relación (sea
relevante).

La máxima de Cualidad pertenece a la submáxima fomulada por Grice


(1975:45): “Trate usted de que su contribución sea verdadera”. Esta formulación se
explicita de un modo más preciso en otras dos submáximas:

218
1) No diga usted lo que crea que es falso.
2) No diga usted aquello de lo cual carezca de pruebas adecuadas.

Las máximas de cantidad y de cualidad, explica Leech (1997:147), suelen actuar


juntas y en competencia. La cantidad de información se ajusta por el deseo del hablante
de evitar decir falsedades. Si añadimos a un intercambio conversacional más
información de la necesaria puede romperse maliciosamente la máxima de cantidad y
surgir una implicatura conversacional. El contexto aclara, en este caso, si la cortesía
empleada es positiva o negativa. Así pues, Leech (1997) analiza el empleo combinado
de estas máximas para dar cuenta del funcionamiento de las implicaturas y poder
explicar así un mayor número de inferencias no formales. De esta manera podemos ver
la capacidad explicativa del Principio de cooperación que como parte de la gramática
permite explicar mediante un análisis de lógica estándar el lenguaje natural.

La máxima de Relación queda definida por Grice (1975:46) como “Vaya usted
al grano”, es decir, sea usted relevante. Encontramos un desarrollo en la explicación de
esta máxima en Leech (1997:160) quien afirma lo siguiente:

[…] una indicación P es relevante con respecto a otra indicación Q, si P y Q, más el conocimiento
general, producen información nueva no derivable por separado, ni de Q, ni de P, más el
conocimiento general.

Según explica Grice (1975:46-47), la máxima de cualidad es superior a las demás,


puesto que estas solo se activan bajo la observancia de la anterior. Por tanto, un empleo
excesivo de palabras que aparentemente romperían la máxima de cantidad podría
apuntar a la satisfacción máxima de relevancia si estas permiten dilucidar el valor de la
implicatura. Sin embargo, Leech (1997:161) prefiere no considerar la máxima de
relación como subordinada a la de cantidad sino como parte de un concepto de
relevancia más amplio, el de la relevancia de un enunciado con respecto a su situación
de habla:

Un enunciado U es relevante con respecto a una situación si U puede interpretarse como


contribuyente a los objetivos conversacionales de s o de h.

219
Este principio presupone que al hablar los hablantes comparten o adoptan
objetivos conversacionales (sociales, corteses) o personales (literalmente lo que se
pretende obtener) similares para satisfacerse mutuamente. Evidentemente, en ocasiones
no se comparten estos objetivos personales y la cooperación falla.

Según Leech (1997:164-167) este nuevo precepto sobre la relevancia puede


cumplirse aunque no se responda explícitamente a aquello que se pregunta mediante la
insinuación y las ilocuciones anticipatorias. Un motivo más que probable para la
indirección podría ser la reticencia cortés a referirse a un acto reprobable llevado a cabo
por alguien (‘apreciado por el oyente’), por tanto se deja al oyente que llegue a una
conclusión descortés. La relevancia de una pregunta indirecta cumple su objetivo
conversacional (cooperar) si en la respuesta se activa la implicatura correcta acerca de
lo que quería el que preguntaba. La relevancia se asocia negativamente con ser directo y
con la longitud de la cadena de medios y fines precisos para reconstruir la fuerza
ilocutiva de lo dicho.

Leech (1997:168) deja redefinida su noción de relevancia de la siguiente


manera:

Un enunciado U es relevante con respecto a una situación de habla en la medida en que U pueda
interpretarse como contribuyente a los objetivos conversacionales de s o de h.

Nosotros compartimos esta perspectiva de la relevancia porque nos permite


analizar con mayor facilidad y menor rigidez el valor de las implicaturas.

La máxima de Modo (o manera) está relacionada, según lo explica Grice


(1975:46), con el “cómo se dice lo que se dice” y pertenece a la supermáxima “sea usted
conspicuo” y a las distintas máximas siguientes:

a) Evite usted ser oscuro al expresarse.


b) Evite ser ambiguo al expresarse.
c) Sea usted escueto (y evite ser innecesariamente prolijo).
d) Proceda usted con orden.

La máxima de manera viene a decir que el hablante tiene que ser claro en cuanto
a la manera en la que dice las cosas que debe poseer una sintaxis y una fonética clara,
220
un mensaje inteligible así como un orden también claro. Puesto que el empleo de esta
máxima es más bien directo y sirve para apoyar la máxima de relación, Leech
(1997:168-170) discute su utilidad en la desambiguación de las implicaturas pese a lo
cual acaba concordando con Grice sobre su pertenencia al ámbito de la retórica
interpersonal. Tal vez participe necesariamente en la elección por defecto de los
hablantes de la interpretación más directa en primer lugar y en la preferencia también
por defecto’ de evitar la generación de oraciones negativas, más difíciles de procesar, si
puede emplearse una positiva en su lugar. De lo cual se infiere que todo empleo de una
oración negativa, el incumplimiento de la máxima de manera, está altamente motivado
en el ámbito del principio de cooperación.

Para Grice (1975:47-48) estas máximas se relacionan con una serie de objetivos
particulares de los hablantes, no solo el de intercambiar información sino también el de
influir en la conducta de los demás. El hecho de que una contribución no sea ni mayor
ni menor de lo necesaria, que no sea falsa, que sea explícita, y que se avenga a los fines
inmediatos de la misma, se vinculan al principio de cooperación sobre la base de una
analogía con la conducta de las personas en la sociedad. Alejarse de esta conducta
supondría un esfuerzo para los hablantes. Para Grice (1975:48) existe algo parecido a un
contrato: un objetivo común, una correlación entre las contribuciones y el hecho de que
si se mantienen constantes todas las condiciones restantes, “la transacción habría de
proseguir con un estilo adecuado, a menos que unos y otros se pongan de acuerdo en
darle fin”. Para Grice (1975:49) cualquiera que se ocupe de los fines principales de la
conversación y quiera participar en una conversación que le sea provechosa debe
conducirse con arreglo al principio de cooperación y del resto de las máximas.

5.6 Las máximas del principio de cortesía y los actos de


habla

Explica Leech (1997:173) que la cortesía puede tender un puente entre el


principio de cooperación y el problema de cómo relacionar el sentido (semántico) de
una oración con la fuerza (pragmática) o conjunto de implicaturas que despliega el acto
de habla que constituye. Así pues, según Leech (1997:141-43) el principio de cortesía
221
puede ayudar al principio de cooperación a resolver importantes problemas en la
interpretación de las implicaturas si consideramos que el deseo de cooperar hacia un
objetivo comunicativo común está condicionado por la necesidad de ser cortés de
manera que la comunicación no se vea interrumpida o finalice. Bajo este punto de vista,
el principio de cortesía es de una importancia incluso mayor porque permite mantener
un equilibrio social y unas relaciones amistosas. En nuestro estudio adoptaremos no
solo la explicación que realiza Leech (1998:207) acerca del funcionamiento de la
retórica interpersonal, según la relación de El Principio de Cooperación con la Máxima
de Tacto (Principio de Cortesía), sino también las de otras relaciones existentes entre
principios y máximas distintas que fundamentan el funcionamiento de las relaciones
entre el sentido y la fuerza en el intercambio conversacional.

Para Leech (1997:174) las funciones ilocutivas se organizan en función de sus


objetivos ilocutivos de la siguiente manera:

a) Competitiva: el objetivo ilocutivo compite con el social (ordenar,


pedir, demandar).
b) Convivenciales: el objetivo ilocutivo coincide con el social (ofrecer,
invitar, saludar, agradecer, felicitar).
c) Colaboradora: el objetivo ilocutivo es indiferente con el social
(acertar, informar, anunciar).
d) Conflictiva: el objetivo ilocutivo entra en conflicto con el social
(amenazar, acusar, maldecir, reprender).

Las dos primeras tienen que ver fundamentalmente con la cortesía. Cuando la
función ilocutiva es competitiva la cortesía es negativa y su propósito es reducir el
desacuerdo implícito. En el caso de las convivenciales la cortesía es positiva y busca el
acuerdo.

Para Leech (1997:145-46) la cortesía es una cuestión escalar. Este autor concibe
esta cuestión como un conjunto de escalas con polos negativos y positivos. Por ejemplo,
las órdenes serían inherentemente descorteses, los ofrecimientos inherentemente
corteses pero ambos serían graduables en función de la cortesía negativa (reducir al

222
máximo la descortesía en las locuciones descorteses) y la cortesía positiva (aumentar al
máximo lo cortés en las locuciones descorteses). Así pues, explica Leech (1997:177), es
posible vincular los distintos tipos de cortesía con diferentes tipos de actos de habla. Las
máximas de cortesía pueden explicar, sobre la base de lo no directo, por qué esta se
manifiesta de forma asimétrica, es decir, cómo lo que es cortés para el hablante puede
no serlo para el oyente. Podríamos generar escalas de la cortesía considerando
estructuras que supusieran un coste cada vez mayor para el hablante y por tanto un
beneficio también cada vez mayor para el oyente. O por otro lado, podríamos utilizar
estructuras cada vez más indirectas, que permitieran progresivamente una mayor
capacidad de decisión para el oyente y que, por lo tanto, fueran en cada caso más
corteses. Esto último es aplicable a la máxima de tacto que nos sirve de paradigma para
ver cómo funciona el establecimiento del resto de las escalas pragmáticas.

La máxima de tacto se enunciaría de la siguiente manera: ‘reduzca al mínimo el


coste para el otro y aumente su beneficio’. Esta máxima se relaciona con los actos de
habla directivos y comisivos de Searle (2001:75). Las acciones realizadas por el
hablante y el oyente pueden evaluarse en términos de escala de cortesía de
coste/beneficio para el hablante y el oyente (teniendo en cuenta la diferencia entre el
grado de imposición y el grado de indirección (cuanto más indirecto más cortés porque
es más opcional y su fuerza más tentativa). La cortesía de lo indirecto va sesgando
gradualmente lo impositivo hacia la opción de minimizar el coste de la agresión
facilitando al oyente decir NO y el menor coste para el oyente, o hacia un resultado de
maximizar el beneficio para que el oyente tenga menos oportunidades de decir NO. En
tanto que los interlocutores ofrecen ayuda y la rechazan ilimitadamente, el principio de
cortesía genera una paradoja pragmática. La máxima de tacto es una cuestión de grado
que implica que no se evita siempre el conflicto sino que ‘minimiza el coste para el
oyente’, pero hasta un cierto punto para evitar las mencionadas paradojas pragmáticas.

Las imposiciones, explica Leech (1997:194), se pueden graduar gracias a la


máxima de tacto y van desde sus formas más directas como el imperativo hasta las
demás como la proposición, la pregunta y la insinuación. Para Leech (1997:195) se
podría añadir a la máxima de tacto una ‘meta máxima’: “No ponga a h en una posición
en que bien s, bien h tenga que infringir la máxima de tacto”.

223
De este modo, existen tres escalas pragmáticas, según Leech (1998:200),
relacionadas con el grado de tacto en un acto de habla: a) el coste-beneficio (que da la
acción al hablante o al oyente); b) la opcionalidad (que se le permite al oyente) y c) la
indirección (la longitud del trayecto de medios/fines del acto ilocutivo para lograr su
objetivo). Brown y Gilman (1960) refieren la necesidad de incluir otras escalas como la
autoridad y la solidaridad. La máxima de tacto se utiliza más cuanto más grande sea
para el oyente el coste o más autoridad tenga o más distancia social haya o más
opcionalidad e indirección se necesite en una imposición. Aunque la opcionalidad
implica indirección, la indirección no implica opcionalidad. Un ejemplo de ello lo
constituyen los enunciados irónicos, que en los que pese a ser impositivos el empleo de
una mayor indirección no contribuye a amentar el tacto sino que más bien lo contrario.
De manera similar, el tacto disminuiría en situación de [+ poder] por parte del hablante
en la que una oferta insinuada se transforma en una imposición.

Las máximas del Principio de Cortesía, según las clasifica Leech (1997:200),
forman pares como los siguientes:

1.- máxima de tacto (en los actos impositivos y comisivos): reduzca al mínimo el
coste para el otro y aumente su beneficio.
2.- máxima de generosidad (en los impositivos y comisivos): reduzca el
beneficio propio y aumente el coste propio.
3.-máxima de aprobación (en los expresivos y asertivos): reduzca las críticas al
otro y aumente sus alabanzas.
4.-máxima de modestia (en los expresivos y asertivos): reduzca las alabanzas
propias y aumente las críticas propias.
5.-máxima de acuerdo (en los asertivos): reduzca al mínimo el desacuerdo entre
el yo y el otro y aumente el acuerdo.
6.-máxima de simpatía (en los asertivos): reduzca la falta de simpatía y aumente
la simpatía.

Las primeras cuatro se relacionan con las escalas coste/beneficio (máximas 1 y


2) y alabanza/crítica (máximas 3 y 4). Sin embargo, en sus grados de importancia la
primera parece más fuerte que la tercera y la tercera más que la cuarta. Según explica

224
Leech (1997:209), “la cortesía se centra más en el otro que en el yo” mientras que, por
su parte, “la cortesía negativa (evitar el desacuerdo) es de más peso que la cortesía
positiva (buscar el acuerdo)”.

En nuestra clasificación de los actos de habla seguimos las propuestas de


Schneider (2001) y de Leech (1997:175) que a su vez se apoyan en Searle (2001:75-76)
y Austin (1982:198ss). El problema de Austin (1982) y Searle (2001:28) es que siguen
la falacia de los verbos ilocutivos. Austin llega a la conclusión de que todos los
enunciados son realizativos (constituyen una forma de acción) tras descartar la
diferencia entre los enunciados constativos (sometidos a condiciones de verdad) y los
realizativos (adecuados o no adecuados). Sin embargo, llega demasiado lejos al
considerar que los verbos realizativos son explícitos y que es posible para toda
estructura considerar la existencia de un verbo realizativo subyacente. De esta manera,
explica Leech (1997:268), estableció una correlación de necesidad entre el tipo de verbo
y el tipo de acto de habla para todos los casos. Searle (2001:28) aparentemente se separa
de esta explicación pero acaba empleando la formulación de lo realizativo como el
canon de una ilocución, a través del principio de expresabilidad (cualquier cosa que
quiera decirse puede ser dicha), y por ende de su clasificación de los actos ilocutivos.
Esto quiere decir que todo acto de habla permite añadir delante una forma verbal
performativa adecuada. Volvemos a la tesis de Austin, el argumento realizativo es la
noción básica. Aunque para dar cuenta de la fuerza ilocutiva de los actos de habla Searle
(2001:39) admite la posibilidad de estudiar, no solo los verbos realizativos, sino
también otros factores como el orden de palabras, la curva de entonación, el énfasis, o la
puntuación, este estudio no se lleva a cabo.

Para Leech (1997:269) Searle (2001) se suma a una teoría meramente categorial
de los actos de habla al considerar las dificultades que suponen decidir si un enunciado
pertenece a una categoría o a otra. Searle (2001) sigue otros criterios distintos del
funcional para clasificar los actos ilocutivos que pueden ser asertivos (colaborativas,
comprometen al hablante con la verdad de la proposición expresada: tienden a ser
neutros cortésmente: aseverar, sugerir, presumir, quejarse, proclamar, informar),
directivas (competitivas, orientadas a producir un efecto determinado por medio de una
acción que realiza el oyente, precisan la cortesía: órdenes, peticiones, avisos,

225
recomendaciones, invitaciones), comisivas (convivenciales, comprometen al hablante a
una acción futura, aumentan la cortesía (prometer, hacer votos, ofrecer), expresivas
(normalmente convivenciales, expresan o hacen saber la actitud psicológica del hablante
respecto a un estado de cosas, cortesía positiva: agradecer, felicitar, perdonar, alabar,
culpar), declarativas (su ejecución correcta produce la correspondencia entre el
contenido proposicional y la realidad, la cortesía no es relevante: dimitir, bautizar, dar
nombres, excomulgar, condenar). Sobre este último tipo, argumenta Leech (1997:273)
que no son representativas de los actos de habla, puesto que estos funcionan como un
medio indirecto de obtener un objetivo, y que hay motivos para suponer que no son
actos ilocutivos sino más bien actos convencionales asociados a los rituales. Puesto que
la categoría de los declarativos parece tan alejada de los principios de cortesía y de la
indirección la hemos excluido del análisis de este trabajo que está más bien centrado en
los intercambios corteses.

En nuestra opinión, es mucho más fácil desambiguar a qué tipo pertenece cada
acto de habla mediante un análisis de las implicaturas siguiendo los principios que
hemos estudiado más arriba, la cortesía, la cooperación y considerando que las
condiciones preparatorias de Searle (2001:70) se pueden deducir más bien en función de
la relevancia de las implicaturas que se derivan de la fuerza ilocutiva. En la línea
explicativa del resto del trabajo, consideramos que las ilocuciones, y en particular en lo
que afecta al diminutivo, se distinguen por características continuas y no discretas.

5.7 La teoría de la relevancia

La concepción de la comunicación de Sperber y Wilson (1986:238) se basa en


que esta puede ser satisfactoria sin dar como resultado una duplicación exacta de los
pensamientos en el emisor y en el oyente. Estos autores critican las representaciones
semánticas explicando que tales formas lógicas son incompletas y que en el mejor de
los casos representan fragmentariamente el pensamiento. El objetivo de la
comunicación consiste en ampliar la mutualidad de los entornos cognitivos. Para
Sperber y Wilson (1986:251) existe un vínculo natural entre la organización sintáctica y
226
fonológica de un enunciado que puede afectar a la forma de procesarlo y entenderlo,
este vínculo entre la forma lingüística y la pragmática no necesita niveles de
interpretación intermedios: igual que anticipamos la aparición de determinadas
categorías sintácticas después de otras podemos anticipar la asignación de un referente o
la desambiguación de un enunciado.

En la teoría de la relevancia el concepto más importante es el de intención, que


el oyente reconozca la intención del hablante de comunicar algo. El modelo de
comunicación que se propone es el ostensivo-inferencial porque, como explican Sperber
y Wilson (1986:37), el oyente infiere la intención del emisor a partir de pruebas
proporcionadas para ese fin específico. La teoría del código no puede dar cuenta
adecuadamente del funcionamiento del lenguaje, puesto que debería combinar
automáticamente propiedades del contexto con propiedades semánticas del enunciado y
esto no es posible. Por ello, debe considerarse de manera integrada junto con la teoría de
la comunicación ostensivo-inferencial. Para los autores (1986:68) un acto de ostensión
conlleva una garantía de relevancia (principio de relevancia) que hace manifiesta la
intención que hay detrás de esa ostensión.

Un enunciado, explican Sperber y Wilson (1986:220) es una modificación


perceptible del entorno físico que hace manifiestos una serie de supuestos. En la teoría
de la relevancia de Sperber y Wilson (1986:78-80) la intención informativa del emisor
puede describirse como el intento de modificar su entorno cognitivo, esto es, se
pretende que sea explícito, es decir manifiesto o más manifiesto para el oyente un
conjunto de supuestos. Por otro lado, la intención comunicativa se describiría como
hacer mutuamente manifiesto tanto para el oyente como para sí mismo que el emisor
tiene una intención. En este sentido en la comunicación ostensivo-inferencial:

[…] el emisor produce un estímulo que hace mutuamente manifiesto para sí mismo y para el
oyente que mediante dicho estímulo, el emisor tiene intención de hacer manifiesto o más
manifiesto para el oyente un conjunto de supuestos {I}. (Sperber y Wilson, 1986:83).

Lo mejor que puede hacer el destinatario es construir un supuesto sobre la base


de las pruebas que ofrece la conducta del emisor. Para ello es posible utilizar cualquier
información conceptualmente representada a la que tenga acceso el destinatario. La
inferencia (Sperber y Wilson: 1986:90) se define como un proceso mediante el cual un
227
supuesto se acepta como probablemente verdadero basándose en la probable verdad de
otros supuestos. Es un proceso de deducción pero no del todo lógico sino que más bien
se canalizan las conjeturas utilizando reglas deductivas sin que estas gobiernen todo el
proceso. La información relevante modifica y mejora una representación general del
mundo, es decir una colección mental de supuestos fácticos que expresan actitudes
proposicionales fundamentales de creencias (Sperber y Wilson, 1986:97-98). Los
supuestos fácticos están constituidos por a) una representación de un estado de cosas, y
b) una representación de confirmación del valor de la primera representación. La
primera es el resultado de un proceso cognitivo no lógico de formación de supuestos,
mientras que la segunda es el resultado de un cómputo lógico que contrasta el proceso
que hay que confirmar y las pruebas disponibles. La fuerza de un supuesto se determina
más de un modo comparativo (entre objetos similares) que cuantitativo. En un enfoque
funcional los éxitos de las inferencias humanas se explicarían considerando las
restricciones de formación y explotación de dichos supuestos.

Las reglas deductivas se explican apelando a la noción semántica de


implicación, así pues, según Sperber y Wilson (1986:110-111), cuando se aplican a un
supuesto, la conclusión que producen mantiene una relación de implicación semántica
con la premisa. La existencia de estas reglas deductivas supondrían un importante
ahorro en términos de almacenamiento de información y en esto precisamente consiste
la ‘esencia de la capacidad humana para extraer inferencias’. Así pues las formas
lógicas se componen de constituyentes a cuya estructura son sensibles las reglas
deductivas. Estos constituyentes son conceptos, objetos psicológicos con una etiqueta
identificativa en la memoria o forma lógica sensible a las reglas deductivas. Este índice
permite su acceso a distintos tipos de información almacenados en la memoria bajo una
etiqueta que puede ser lógica, enciclopédica o léxica. El contenido de un supuesto está
determinado por las entradas lógicas de los conceptos que contiene mientras que el
contexto en el que se procesa está determinado por las entradas enciclopédicas de
dichos contextos. Recuperar el contenido de un enunciado implica poder identificar
tanto las palabas que contiene como los conceptos asociados a ellas y aplicar las reglas
deductivas vinculadas a sus entradas lógicas. Los autores (1986:122) explican que las
deducciones se producirían de la forma siguiente:

228
[…] un conjunto de supuestos que constituirían los axiomas o tesis iniciales de la deducción
ocupa un lugar en la memoria del mecanismo; éste lee cada uno de los supuestos, accede a las
entradas lógicas de cada uno de los conceptos que los constituyen, aplica todas las reglas cuya
descripción estructural sea cumplida por ellos y escribe en su memoria como tesis derivada los
supuestos resultantes.

El mecanismo deductivo, aclaran Sperber y Wilson (1986:141-144) deriva de


manera espontánea y automática dentro de un contexto de información vieja, las
implicaciones contextuales de cualquier información reciente. Una implicación
contextual es una relación entre una implicación sintética y una de las premisas
utilizadas para derivarla. Además detecta las contradicciones entre supuestos
eliminando el más débil que lo implica analíticamente (supuestos no implicados
separadamente de forma lógica por cada una de sus premisas), así como el supuesto más
débil de cada pareja de los supuestos que lo implican sintéticamente (supuestos no
implicados separadamente de forma lógica por cada una de sus premisas). Sperber y
Wilson (1986:146) sostienen que en el desarrollo de este cálculo el oyente se guía del
principio de relevancia, es decir que la información procesada en el contexto debe tener
un efecto contextual sustancial y un bajo coste de procesamiento.

A medida que el contexto avanza, el oyente recupera o construye y luego


procesa una serie de supuestos. Estos supuestos forman un trasfondo gradualmente
cambiante. Es necesario que haya algún efecto contextual en un contexto para que haya
relevancia. Los grados de la relevancia están vinculados al coste y el beneficio que
supone a una emisión lingüística. Si el esfuerzo es superior al beneficio nunca se podrá
alcanzar un grado positivo de relevancia. La relevancia no necesita ser representada
para poder alcanzarse y cuando se la representan, argumentan Brown y Levinson
(1986:167) que se representa en términos de juicios comparativos y de juicios absolutos
aproximados pero nunca en términos de juicios absolutos exactos (cuantitativos). No es
que primero se evalúe el contexto y luego la relevancia, al contrario: las personas
esperan que el supuesto que están procesando sea relevante e intentan seleccionar un
contexto que justifique esa expectativa. Según Sperber y Wilson (1986:179), es la
relevancia lo que se trata como algo de antemano y el contexto lo que se trata como algo
variable. Cuando el contexto no está dado, se establece en función de la capacidad del
individuo para acceder a contextos (relevantes) en ese momento. La relevancia máxima
dependería de la capacidad de ese individuo para seleccionar el mejor contexto posible
para procesar un supuesto (equilibrio entre esfuerzo y efecto). Esa información hay que
229
buscarla en ampliaciones accesibles del contexto independientemente de que involucre a
la memoria enciclopédica, al almacén de la memoria a corto plazo o al entorno. De esta
manera la teoría de la relevancia explica la manera en que los pensamientos se siguen
unos a otros y los puntos en los que el individuo puede recurrir al entorno en lugar de
buscar en sus recursos internos, para buscar la información relevante.

La relevancia no es solo una propiedad de los supuestos sino también de los


fenómenos. Los fenómenos son relevantes para un individuo si son capaces de activar
supuestos relevantes para él, si sus efectos son amplios y su coste de procesamiento es
pequeño. Los estímulos ostensivos tienen que atraer la atención del oyente y enfocarla
hacia las intenciones del emisor, lo que conlleva que el estímulo debe ser
suficientemente manifiesto y relevante como sucede con los enunciados lingüísticos. La
comunicación ostensiva requiere la participación del receptor en forma del
comportamiento cognitivo de la atención. Todo acto de comunicación ostensiva
comunica al emisor la presunción de su propia relevancia óptima, es decir, el emisor
pretende que el destinatario crea que está siendo óptimamente relevante.

Sperber y Wilson consideran entre otras diferencias que el principio de


relevancia es mucho más explícito que el principio de cooperación y las máximas de
Grice (1975). Mientras que para Sperber y Wilson (1986:202-203) el único propósito
del emisor es que el oyente reconozca su intención, un estímulo ostensivo, no es tan
importante la existencia de un propósito común, algo que según estos autores no
siempre se da. Por este motivo, alcanzar la relevancia óptima es algo menos costoso que
seguir las máximas griceanas. Por ejemplo, según afirman estos autores, es posible ser
máximamente relevante manteniendo un secreto y violando, por tanto, la máxima de
cooperación. Otra diferencia importante, es que los interlocutores deben conocer las
máximas de Grice y el principio de cooperación para comunicarse adecuadamente
mientras que el principio de relevancia es una generalización sobre la comunicación
ostensivo-inferencial. No es preciso que se conozca y no se puede violar porque se
aplica sin excepción. Por último, Grice (1975) crea un modelo para explicar la
comunicación implícita, da por supuesto que lo que funciona es el modelo del código
como un conjunto de convenciones. Las implicaturas forman parte de estas
convenciones que hay que seguir para preservar la idea de que el hablante observa las

230
máximas mientras que el principio de relevancia pretende explicar la comunicación
ostensiva en su totalidad, tanto la implícita como la explícita.

El Principio de relevancia, explican Sperber y Wilson (1986:208-211), no


garantiza la selección de más de una interpretación para un solo estímulo ostensivo. La
interpretación cuya selección garantiza es la primera que se comprueba y que resulta
coherente con el principio. Puesto que, dado el entorno cognitivo, el contexto inicial y el
estímulo, algunas hipótesis son más accesibles que otras, es decir, requieren un esfuerzo
de procesamiento menor. No es necesario que la interpretación del destinatario sea
óptimamente relevante, basta con que al emisor se lo haya parecido así.

A la hora de interpretar los valores del diminutivo, es importante la idea de tener


en cuenta la Teoría de la relevancia. Estamos de acuerdo con Sperber y Wilson
(1986:151) en que el contexto no es algo de lo que se parte, sino que se construye o se
reconstruye en la tarea de comprender los enunciados. La base común del hablante es el
conjunto de creencias que el hablante mantiene y que al mismo tiempo comparte y
atribuye al auditorio y va cambiando a medida que cambian las funciones, objetivos e
intenciones de hablante y del oyente o el auditorio. Si el hablante es coherente y
racional, el contexto comunicativo y el conocimiento mutuo permiten reconstruir sus
intenciones comunicativas y el significado de sus enunciados a partir de inferencias en
las que sí nos parece útil considerar el principio de cooperación y las máximas de
relevancia. En el análisis de nuestro corpus hemos considerado la Teoría Intencional del
Significado junto con la Teoría de los Actos de Habla en consonancia con las
restricciones derivadas de la aplicación de la Teoría de la Relevancia. En nuestra
opinión, la conducta lingüística consiste, en parte, en llevar a cabo actos de habla cuyo
significado depende de un mecanismo intencional regulado por la Teoría de la
Relevancia. En nuestro trabajo lo anterior se ve reflejado tanto en el análisis de los actos
de habla en las fases de la intención y en los efectos logrados como en las escalas
pragmáticas relacionadas con la relevancia, el esfuerzo y el grado de cooperación que se
han manejado.

231
5.8 Ironía y sinceridad

Los manuales de retórica consideran la ironía como la expresión de un


significado contrario al contenido literal de sus palabras. Por este motivo, Haverkate
(1985:387) atribuye una enorme dificultad a su interpretación dado que, para explicar su
significado, debemos acudir al contraste entre los planos ilocutivo, predicativo,
atributivo y referencial. También para Grice (1975:53) el análisis de la ironía supone un
proceso complejo, puesto que esta explota el principio de cortesía para sostener el
principio de cooperación. Una persona que está siendo irónica da la impresión de estar
engañando a su interlocutor pero, en realidad, se está arropando en una forma honrada
de engaño aparente a expensas de su cortesía. La cortesía es negativa si se reduce al
mínimo la descortesía de las locuciones descorteses y positiva si se aumenta al máximo
las locuciones corteses (las órdenes son inherentemente descorteses y los ofrecimientos
inherentemente corteses). En esta línea, para Leech (1997:144) la ironía no consiste
meramente en contravenir el significado literal de las palabras sino que sería un
principio de segundo orden que explotaría el principio de cortesía. Así pues, la ironía,
lejos de aumentar el desacuerdo, podría facilitar la comunicación en determinados
supuestos. En general, podemos decir que para sus propósitos, sean estos más o menos
conflictivos, se sirve del principio de cortesía como en el siguiente caso:

A: Geof acaba de coger prestado tu coche.


B: ¡Me parece fantástico!

En este ejemplo, B exagera deliberadamente, lo que debería ser cortes para A, no


lo es porque B miente. De este modo el hablante sobrevalora el Principio de Cortesía
mediante la inobservancia manifiesta de una Máxima de Cooperación.

Leech (1997:140) define su principio de ironía de la siguiente manera:

Si tiene que ofender, hágalo de una forma que no entre en conflicto abierto con el principio de
cortesía, sino que permita al oyente llegar al punto ofensivo de su información de forma
indirecta, por vía de la implicatura.

Según Leech (1997:224), los Principios de Cortesía y Cooperación son


funcionales en relación a la promoción efectiva de la comunicación interpersonal, pero
el Principio de ironía solo se puede explicar en relación con otros principios. Esto
232
permite al hablantes ser cortés y descortés al mismo tiempo (infringiendo
superficialmente el Principio de Cooperación). Somos irónicos a costa de alguien,
aprovechándonos de alguien por medio de una cortesía que es claramente insincera. La
insinceridad puede ser positiva o negativa, puede tener la forma de una infracción de la
cantidad o de la cualidad (esta última es la más frecuente). La fuerza irónica de un
comentario va seguido a menudo de una exageración o de una fuerza eufemística que
hace difícil para su oyente su interpretación en primera instancia (la exageración y el
eufemismo rompen la máxima de cualidad). A pesar de ser ofensiva puede tener una
función positiva al permitir que la agresión se manifieste en una forma verbal menos
peligrosa que la crítica directa, insulto, amenaza. Es fácil replicar a un insulto con otro
pero la réplica a un enunciado irónico implica un mayor esfuerzo mental. Por otro lado,
el Principio de Chanza es una forma ofensiva de ser amistoso y demostrar solidaridad.

Sperber y Wilson (1986:238) consideran este fenómeno desde el punto de vista


de la teoría de la relevancia y se refieren al mismo más bien como una actitud. Para
explicar la ironía refieren lo que sucede con la misma en los actos ecoicos en los que la
respuesta a un acto de habla alcanza un nivel de relevancia irónico cuando el hablante
transmite al oyente el hecho de que tiene en mente lo que se acaba de decir y al tiempo
posee una cierta actitud hacia lo dicho:

(109) Peter: The Joneses aren’t coming to the party.


Mary: They aren’t coming, hum. If that’s true, we might invite the Smiths.

Según Torres Sánchez (1999:440), en los casos de ironía ecoica el emisor se


remite al contenido de otro enunciado para deformarlo, exagerarlo o modificarlo
burlonamente. El contenido ecoizado se presenta como inadecuado en el contexto
emitido. La ironía ecoica evalúa tanto la situación como el contenido emitido.

En lo que atañe al diminutivo, resulta interesante la distinción que plantea


Mariottini (2006:118) con respecto al empleo de la ironía y el sarcasmo. La primera
tendría una función colaborativa, en el sentido de que mitiga una crítica o una amenaza,
mientras que el sarcasmo sería una estrategia eminentemente conflictiva. Según esta
autora (2006:126), “el alopragma empleado en sentido irónico no invierte totalmente la
marca de evaluación, sino que la modifica a lo largo del contínuum positivo/negativo”.
233
Una explicación del sentido de lo irónico o lo sarcástico más uniforme es la que
explica Zacarías (2006:65-66) en relación con el diminutivo en términos cognitivos.
Para él, cuando el sufijo disminuye entidades que normalmente no pueden variar con
respecto a la norma socio-cultural, se produce una ruptura de sus expectativas. En
consecuencia, el ente disminuido no tomará valoraciones positivas (fabriquita,
calladito) sino que activará un mecanismo discursivo mediante el cual el oyente
interpretará lo dicho como falso. El diminutivo saca la entidad de su dominio
cognoscitivo natural y crea un valor inesperado. El hecho de que el ente disminuido no
adquiera valores positivos no quiere decir que esa palabra o el acto de habla en que se
enmarca no tenga una naturaleza colaborativa, pues en ciertas ocasiones en las que el
oyente espera un acto de habla amenazador, afirma Mariottini (2006) la colaboración
puede consistir precisamente en realizar esa amenaza.

Así pues, coincidimos con la caracterización acerca de la ironía que realiza


Mariottini (2006) aunque creemos que el empleo de esta estrategia implica la
mostración de superioridad hacia el referente o el oyente que puede ser incapaz de
descodificarla. La ironía como estrategia de ingenio supone un desafío, por tanto, en los
casos, en que los efectos perlocutivos no son los deseados por el oyente, no nos queda
otra opción que clasificar la ironía como una estrategia no colaborativa. En este sentido,
Hidalgo (2009:191) explica que se produce un refuerzo intimidatorio en las situaciones
de ironía negativa o sarcasmo, donde la entonación, de forma sutil capacita al
enunciado para manifestar desprecio o incluso insultar y que en última instancia esto
depende de la habilidad del oyente para interpretar el sentido descortés de la expresión.

Convenimos con Mariottini (2006:126) en que el sarcasmo contribuye a una


intensificación negativa de la fuerza ilocutiva del acto de habla. Además, es preciso
tener en cuenta, según explican Placencia y Bravo (2002:10), la crítica que se ha
elevado contra Leech en relación con su equiparación entre formas indirectas y cortesía,
puesto que en algunas culturas ser directo es más importante que infringir el terreno del
otro. También se le achaca que el número de máximas empleadas es excesivo. En
nuestra opinión, lo primero queda justificado porque no es su intención establecer
universales sobre la cortesía. Más bien, el autor reconoce la posibilidad de que los

234
principios de cooperación y de cortesía en relación con la relevancia no alcancen de
igual manera a las lenguas occidentales como el inglés y a otras orientales como el
japonés. Este último comentario no invalida el hecho de que su propuesta siga siendo
útil en estudios de lingüística contrastiva. Probablemente las críticas en relación con el
número de máximas sí que están justificadas porque operan precisamente en contra del
criterio de relevancia que parece cumplir la función de cohesionar el resto de los
principios y máximas.

Leech (1997:70) considera, y coincidimos con él, que el estudio de la fuerza


ilocutiva a través de reglas como propone Searle (1982) es demasiado limitado para dar
cuenta de la comunicación humana. Sin embargo, este último autor realiza algunas
apreciaciones interesantes sobre las condiciones de sinceridad en la ejecución exitosa de
los actos de habla que sí que merecen un mayor detalle para nuestros intereses
presentes. Searle concibe, por tanto, los actos de habla como definidos por reglas (1982:
46):

He dicho que la hipótesis de este libro es que hablar un lenguaje es realizar actos de acuerdo con
reglas. La forma que tomará esta hipótesis es que la estructura semántica de un lenguaje es una
realización convencional de conjuntos de reglas constitutivas subyacentes y que los actos de
habla son actos realizados característicamente de acuerdo con esos principios de reglas
regulativas.

A diferencia de lo que consideran Sperber y Wilson (1986) para Searle


(1982:54) el análisis de los actos ilocutivos no es solo un asunto de intención sino
también de convención, del vínculo entre ambos aspectos, entre la intención y las reglas.
Para Searle (1982) un acto como una promesa, es un acto institucional, puesto que es
una forma de evento o hecho que necesita de la cultura y las instituciones en las que se
desenvuelve esta lengua. Estas instituciones se configuran en torno a un conjunto de
reglas constitutivas, por tanto hablar un lenguaje es para Searle (1982:60) realizar actos
conforme a reglas. El acto de prometer (Searle 1982:65ss) exige una serie de
condiciones necesarias y suficientes para que culmine con éxito, un contenido
proposicional referido a la realización de un acto futuro por parte del hablante; ciertas
condiciones preparatorias como que el hablante sea capaz de cumplir el acto, que ese
acto se realiza en beneficio del oyente y que el oyente lo desea; una condición de
sinceridad, que el hablante tiene la intención de llevar a cabo el acto prometido y cree

235
que le es posible hacerlo, y una condición esencial, tener efectivamente la intención de
hacer el acto.

Por lo tanto, para Searle (1982:74-75) la sinceridad es una condición institucional


de los actos de habla que participa con una alto nivel de intensidad en los actos de pedir,
aseverar, enunciar, afirmar, preguntar, aconsejar, avisar y felicitar. Si esta condición no
se cumple, el acto no puede tener éxito. Según González Ruíz (2007:3299), en el marco
de la teoría de los actos de habla, la sinceridad es un estado psicológico esencial,
vinculada a la intencionalidad de los mismos. En algunas intervenciones es preciso
reforzar la sinceridad debido al carácter insincero, irónico poco cooperativo o ambiguo
de las intervenciones anteriores. Para ello es preciso emplear marcadores reorientativos
que en muchas ocasiones están vinculados a la función atenuativa.

Por tanto, la sinceridad es una función estratégica para el control del tono del
discurso. Los marcadores oracionales como sinceramente aparecen tanto cuando el
hablante quiere expresar algo positivo como cuando muestra aspectos negativos de sí
mismo. Cuando el hablante realiza una autocrítica sincera sobre su imagen esta puede ir
doblemente orientada tanto hacia su autoprotección como a la protección de la imagen
del interlocutor de una amenaza mayor. Según González Ruíz (2007:3306), este tipo de
manipulación discursiva se utiliza principalmente en los actos expresivos orientados al
oyente como el cumplido, la felicitación o el agradecimiento. Su empleo revela cierta
tensión entre el mantenimiento de las convenciones sociales y la expresión de lo que se
piensa en realidad. Por otro lado, como expone Fuentes (2009:35) un mecanismo para
salvaguardar las condiciones de sinceridad del interlocutor consiste en expresar
mediante atenuantes u otros elementos lingüísticos una distancia entre el locutor-
enunciador y una reserva con respecto a los argumentos utilizados por el primero.

5.9 El diminutivo y la atenuación en los modelos


pragmáticos

236
5.9.1 Los modelos pragmáticos y el diminutivo

Todo lo visto más arriba en relación con la cortesía es de aplicación al estudio de


los diminutivos y al análisis que proponemos en esta tesis. ¿Por qué hemos optado por
manejar un enfoque funcional? Bajo nuestro punto de vista los enfoques formalistas son
incapaces de dar cuenta adecuada del funcionamiento de los procesos mentales.
Coincidimos con Grice (1957/1971:58:) en que el estudio de la comunicación
lingüística se basa principalmente en un estudio de la intención del hablante que emite
un enunciado. Los enunciados no se pueden explicar en términos de lógico-veritativos.
Así lo ha probado Austin (1982:192) cuando desvincula las expresiones con verbos
realizativos de las que poseen verbos constativos, y en la misma línea Searle (1981)
cuando establece que la mejor manera de estudiar los enunciados es mediante el cálculo
de su fuerza pragmática por más que vincule esta fuerza de manera demasiado rígida a
la aparición de determinados verbos.

Un enfoque formalista no podría dar cuenta precisa de la manera en que la


aparición de un diminutivo participa en la activación de los supuestos lingüísticos de la
fuerza pragmática de un enunciado. No podría determinar de manera exacta cómo se
modifica la intención del hablante en los casos en que aparecen. Sin embargo,
consideramos que un modelo funcionalista sí podría hacerlo apelando a la explicación
de los contextos sociales y culturales de los hablantes. A menudo, la explicación de lo
que es un contexto, de lo que es la fuerza ilocutiva de un enunciado y otros elementos
funcionales del ámbito de la pragmática y la retórica interpersonal, no pueden ser
definidos de una manera lógica o matemática pero sí pueden explicarse en términos
comparativos o escalares. Por tanto, consideramos que la desambiguación de los efectos
del diminutivo sobre la fuerza ilocutiva de un acto de habla debe tenerse en
consideración de manera escalar. La teoría de la relevancia nos ayuda a comprender
cómo los contextos y sus elementos pueden evolucionar a lo largo del discurso y cómo
la relevancia máxima determina la selección de uno supuesto como implicatura válida
frente a otros. El concepto de relevancia puede ser de utilidad en la determinación del
poder del diminutivo en la selección de una implicatura.

237
Quizás, para explicar cómo funciona la comunicación sí que sea válida la teoría
ostensivo-inferencial en conjunción con la teoría del código tal y como la exponen
Sperber y Wilson (1986). Sin embargo, nosotros no solo queremos explicar qué
supuestos de los enunciados en los que aparecen diminutivos son los más relevantes
desde un punto de vista pragmático. Nuestra ambición se centra también en el estudio
de la lengua como sistema, queremos comprender desde un punto de vista lingüístico
cómo funciona la interacción del diminutivo en esos supuestos y, además, aspiramos a
clasificarlo. Por tanto, para vincular la categoría morfológica del diminutivo al
diminutivo como una categoría funcional sí que parece útil recurrir al empleo de teorías
pragmáticas consolidadas dentro del ámbito de la retórica interpersonal. Me refiero a las
máximas conversacionales y al principio de cooperación de Grice (1975) y a la manera
en la que Leech (1997) las integra, por un lado, con la teoría de los actos de habla de
Searle (1981) y, por otro, con el fundamento de la relevancia de Sperber y Wilson
(1986) aplicado al desarrollo de otras escalas pragmáticas como la del coste-beneficio.
Además, la teoría de la relevancia nos ayuda en el proceso de interpretación de la fuerza
pragmática de los actos de habla.

En nuestro estudio, sin embargo, no vamos a caracterizar la fuerza ilocutiva


solamente en términos de supuestos más o menos relevantes, lo que vamos a hacer se
centra, como decíamos más arriba, en la clasificación de cada ocurrencia. Esta
clasificación se lleva a cabo teniendo en cuenta en qué acto de habla aparece el
diminutivo y en determinar si su empleo contribuye, ya a atenuar su fuerza ilocutiva, ya
a intensificarla, y si su resultado final puede considerarse de tipo colaborativo o lo
contrario. Nuestro concepto del contexto es dinámico y en él consideramos los datos
procedentes del cotexto (la secuencialidad de la interación, los rasgos prosódicos, los
paralingüísticos, las toses, los carraspeos), el contexto situacional y el sociocultural.
Así, como venimos explicando, podremos elaborar una clasificación final de los
empleos funcionales del diminutivo mucho más detallada. En este esquema, sin perder
demasiado de vista las reglas gramaticales, sus constituyentes mínimos y sus unidades
básicas, sí que es posible dar cuenta del diminutivo en términos funcionales.

En nuestra opinión, toda concepción de sistema debería regular precisamente el


uso de los principios que elaboran los actos verbales (significado convencional +

238
significado comunicativo) con éxito, lo cual incluye las reglas sociales de la interacción
lingüística. Nosotros consideramos que la pragmática es una perspectiva comunicativa
para el estudio del lenguaje que puede matizar con éxito el uso de cualquiera de sus
componentes, por ejemplo, del componente morfológico derivativo y en particular de la
morfología del diminutivo. El diminutivo sería un mecanismo gramatical vinculado a un
mecanismo pragmático a su vez perteneciente a una categoría funcional mayor como la
atenuación o la intensificación. La aplicación de un diminutivo concreto permitiría
dentro de este enfoque predecir la activación de unos efectos contextuales concretos. En
definitiva, el enfoque funcional nos permite elaborar una clasificación óptima de la
diversidad de los mecanismos diminutivos.

5.9.2 Mecanismos lingüísticos de la atenuación

Como hemos visto en relación con el diminutivo, este puede funcionar como un
mecanismo morfológico que desencadena efectos pragmáticos. El diminutivo como
mecanismo pragmático pertenece a la categorías funcionales más amplias de la
atenuación y la intensificación. A continuación vamos a ver en detalle qué es lo que se
entiende por atenuación y el resto de mecanismos que, además del diminutivo, forman
parte de esta categoría.

Los diferentes acercamientos a la atenuación, explican Albelda y Cestero


(2011:13), se han centrado en dos aspectos: disminuir el valor significativo de un
enunciado o disminuir la fuerza ilocutiva. La reducción del valor significativo parte del
estudio de los hedges o palabras imprecisas, según expone Lakoff (1972). La función de
reducción de la fuerza ilocutiva ha sido tratada por Fraser (1980), Briz (1995, 2003),
Caffi (2007) entre otros. Hemos visto en el capítulo dos la descripción de Briz (1995,
1998) sobre la atenuación y su aplicación al análisis de los actos de habla llevada a cabo
por San Martin (1999) para el caso del español. Ya Meyer (1988:278) había hablado
sobre los distintos tipos de mecanismos que participaban en este procedimiento y su
relación con el concepto de amenaza para la imagen. Este autor (1988:281) hacía
alusión a que los mencionados mecanismos solo funcionaban como intensificadores
cuando se producían determinadas relaciones con sus contexos de uso. Explica Sami
239
(1984:82) que las variables pragmáticas determinan las formas en las que las diferentes
propiedades semánticas de una noción compleja adoptan diferentes estrategias
morfológicas. En nuestro estudio nos interesa, precisamente, indagar en el tipo de
vínculos existente entre los mecanismos evaluativos o mitigadores procediendo a su
análisis desde una perspectiva funcional y comunicativa.

Albelda (2013:37) considera la atenuación como una estrategia comunicativa


cuyo cometido consiste en disminuir el valor significativo de un enunciado o mitigar la
fuerza ilocutiva del acto de habla. Briz (1998:145) argumenta que la atenuación
persigue la eficacia en la comunicación antes que un efecto necesariamente amable o
positivo. En relación con lo anterior, el mismo autor (2004:68) explica que un exceso o
una insuficiencia en el empleo de la cortesía puede provocar incomodidad o descortesía
y que la atenuación es una estrategia que puede modular esta aparente contradicción. A
pesar del vínculo más que evidente entre la cortesía y la atenuación como forma
colaborativa de negociar el significado, es importante no confundir ambos conceptos
puesto que, como decíamos, no se atenúa siempre con fines corteses ni la única
estrategia de la cortesía es la atenuación, así lo confirman Álvarez y Joven (2005:121) y
Albelda (2005c:581).

La cortesía y la descortesía serían escalas pragmáticas mientras que, como


explica Briz (2007:37), la atenuación y, por tanto también la intensificación, serían
estrategias discursivas de distancia lingüística y de acercamiento social, al tiempo que el
hablante se distancia del mensaje, se acerca al interlocutor para estrechar los vínculos
interpersonales. Así pues, como han sugerido también otros autores (Martín Zorraquino,
2012), la atenuación, es una estrategia relacionada con la imagen o face. Tal y como lo
explica Hernández (2004:105) y Albelda (2004:114-115) puede servir para mitigar
amenazas y para realzar la imagen en búsqueda de un equilibrio de imágenes. Según
Albelda (2011:346), aunque no de modo exacto, su naturaleza es similar a la del
eufemismo y el lenguaje de lo políticamente correcto. Por su parte, la intensificación,
explican Albelda y Barros (2013:41), es una categoría pragmática complementaria a la
atenuación. Su cometido es reforzar la verdad de lo expresado aumentando la fuerza
ilocutiva del acto de habla o la cualidad de lo dicho.

240
El análisis de Claudia Caffi (2007:92) sirve a nuestros intereses en tanto que
analiza la atenuación (mitigación) desde una perspectiva funcional en la conexión de sus
aspectos gramaticales, semánticos, pragmáticos y psicológicos a través de los actos de
habla y sus metas comunicativas lo que incluye el trabajo de negociación del significado
conversacional, la elaboración de la imagen y la construcción de inferencias. Este tipo
de mecanismos trabajan para que la relación entre el hablante y el oyente sea más
inmediata, más solidaria y más empática. Si la atenuación se orienta hacia la protección
del hablante es de un tipo más bien enmascarador. La autora (2007:93) trata de
establecer una clasificación y jerarquización funcional de este fenómeno. Según Albelda
y Cestero (2011:15) los tipos de atenuación distinguidos por Caffi (2007) se
correlacionan con lo dispuesto por Briz del siguiente modo: 1) los bushes se equiparan
con la atenuación de lo dicho; 2) los hedges con la atenuación del decir, del acto de
habla en sí, 3) los shields se corresponderían con los atenuantes pragmáticos del papel
de los participantes de la enunciación.

Por otro lado, Caffi (2007:121) admite las relaciones entre la atenuación y la
comunicación emotiva “a general pragmatic-stylistic category for the mutual cognitive
and emotional adjustment of speaker and hearer”. Los mecanismos de atenuación
emotiva rellenarían los vacíos existentes en la investigación de la comunicación emotiva
pragmática y psicológica. Ya Necker (2004) trataba de demostrar que el significado de
los sufijos derivativos diminutivos y aumentativos era equivalente al que expresan los
adjetivos. También para Caffi (2007:142) los diminutivos o los adjetivos evaluativos,
entre otros mecanismos, servirían para que el hablante parametrizara lo positivo o
negativo. Además, funcionarían como marcadores de proximidad espacial temporal o
social, y por supuesto, como marcadores de cantidad e intensidad. Ya Gooch (1967:15)
explicaba que muchas de las funciones cubiertas en el lenguaje popular mediante
diminutivos, se cubrían en el formal utilizando adjetivos y adverbios. Albelda y Cestero
(2011:18) ofrecen algunos ejemplos del diminutivo como difuminador del contenido
semántico mediante la atenuación aunque estas estrategias no tienen límites bien
definidos y pueden solaparse con otras como la desfocalización de la enunciación
personal o temporal, Albelda y Cestero (2012:34-35).

241
Caffi (2007) incluye a los diminutivos entre los mecanismos morfológicos que
atenúan, o incrementan la afectividad. En su corpus (2007:259) estos mecanismos son
atenuadores lenitivos que reducen la obligación del oyente de hacer lo que se le ordena
en los actos directivos. Este tipo de atenuación se realiza típicamente en los actos de
habla indirectos. De entre los distintos tipos de atenuación lenitiva, el diminutivo es un
procedimiento aditivo. Lo interesante de todos estos mecanismos es que poseen
diferentes tipos de transparencia en tanto que sufren un proceso de desemantización
hasta convertirse en atenuadores consolidados. Este proceso de especialización o
gramaticalización depende, según la autora, del hecho de que están directamente
relacionados con las condiciones esenciales del acto de habla (2007:261).

Según Ridruejo (1989:60 y 2002b:97), entre la pragmatización y la


gramaticalización se produce un cambio de significado y un aumento de la subjetividad.
Explica este autor que estos fenómenos pueden darse en dos pasos, primero se produce
una pragmatización del significado (un elemento que, por ejemplo, pierde su significado
proposicional para marcar la actitud del hablante en un proceso de interacción verbal) y
después una gramaticalización (dicho elemento se integra en el sistema gramatical),
aunque el segundo de los pasos no se produce necesariamente. Briz y Estellés
(2010:294-96) dan cuenta de los diminutivos que son marcadores discursivos, puesto
que están incluidos en el rango de partículas que sirven para controlar el discurso e
interpretarlo particularmente en lo relativo a las funciones modalizadoras de la
atenuación. Por tanto, es evidente que la si la atenuación es una categoría pragmática,
está íntimamente vinculada al mecanismo de los diminutivos.

Albelda y Cestero (2011:11) y Albelda (2012:9) explican el funcionamiento del


corpus oral PRESEEA-Valencia que estudia la atenuación atendiendo a criterios
pragmáticos, discursivos y sociolingüísticos (sexo, edad y nivel de estudios) mediante
entrevistas semidirigidas que, como explica Moreno Fernández (2006:385), forma parte
de un corpus representativo de ‘una amplia muestra de ciudades del mundo hispánico’.
Según Albelda (2012:11), los diminutivos representan solo uno de las 25 estrategias
funcionales relacionadas con la atenuación. Otra de las estrategias es la modificación
morfológica externa relacionada con marcadores, normalmente adjetivos, que evalúan el
acto de habla. Estas 25 estrategias de la atenuación se articulan, explica la autora

242
(2012:14), en torno a siete funciones básicas: reducir el compromiso con lo dicho,
reducir su repercusión en el discurso, salvaguardar la autoimagen, atenuar una amenaza
a la imagen del oyente, manifestar y/o buscar acuerdo, reparar o evitar el desacuerdo,
evitar imponer el yo.

En nuestro trabajo no hemos recurrido a estas funciones, si bien estas muestran


similitudes con algunos de nuestros campos como el de la amenaza a la imagen social o
el empleo de escalas pragmáticas. Consideramos que aunque existe una intersección
evidente en el ámbito de lo pragmático entre la atenuación y la evaluación, el
diminutivo es tan solo uno de los muchos mecanismos de estas dos categorías
pragmáticas. En nuestro trabajo hemos privilegiado el punto de vista de la evaluación.

5.9.3 Atenuación y actos de habla

Para Briz (1995:110-115, 1998 y 2003) la atenuación, al igual que la


intensificación, es una estrategia discursiva. La atenuación puede ser semántica (afecta a
la proposición) o pragmática (afecta a la fuerza ilocutiva). En esta misma línea, Albelda
(2010:50) llama la atención sobre las dificultades que entraña identificar el ámbito de
actuación de la atenuación. Por este motivo, distingue entre la atenuación directa de la
fuerza ilocutiva de un acto de habla, de la atenuación de lo dicho (el contenido
proposicional) en la que se atenúa también indirectamente el decir. Por tanto, para esta
autora, una manera de determinar el ámbito de actuación de la atenuación y, por tanto,
de los diminutivos consiste en recurrir al análisis de los actos de habla. Nos parece
adecuado vincular las estrategias de la cortesía al análisis de los actos de habla para
llegar a comprender el funcionamiento de los mecanismos lingüísticos del diminutivo y,
por consiguiente, recurriremos a este tipo de análisis en nuestro corpus.

La autora pone su punto de atención en la diversidad de actos de habla que son


atenuados y en sus características. En lo que respecta a los actos directivos, manifiesta
Albelda (2010:52), parece que los que expresan una petición en beneficio del yo poseen
una mayor incidencia de atenuantes que los que expresan consejo y, por tanto, se
realizan en beneficio del tú. Esta afirmación me parece muy acertada porque los actos
243
de habla más abiertamente directivos suponen un mayor coste para el hablante en
términos de cortesía y por tanto exigen ser mitigados en mayor medida. Por otro lado,
en lo que a los actos de habla asertivos se refiere, la atenuación actúa principalmente
como estrategia para eludir la responsabilidad del hablante sobre lo dicho de dos formas
principales, relativizando las opiniones del hablante o reduciendo su compromiso con la
verdad de lo dicho. Según Albelda (2010:55), la atenuación es menos frecuente en los
actos comisivos y expresivos. Tal vez porque atenuar un compromiso es poco
beneficioso para la imagen del hablante. La propia naturaleza de actos expresivos como
las críticas supone una autocensura puesto que pone en juego la imagen del hablante.
Sin embargo, la atenuación puede utilizarse para suavizar un ataque.

¿Cómo podemos identificar el mecanismo atenuador de los diminutivos en las


oraciones? Albelda (2010:56) califica los tipos de atenuación con contenido
proposicional como sencillos de identificar porque en ellos queda explícita la
disminución de una cantidad. Es cierto que desde un punto de vista proposicional el
valor del diminutivo está asociado a una cantidad pero esto no es suficiente para
explicar algunos de los casos en apariencia más sencillos de diminutivos ‘nocionales’.
En nuestra opinión en el caso de los diminutivos, esta frontera no es, en mi opinión, tan
diáfana. Con frecuencia el contenido proposicional se confunde con el pragmático y es
difícil establecer cuál predomina. Si el diminutivo participa de manera clara en la fuerza
ilocutiva de un enunciado no resulta tan difícil explicar la manera en la que atenúa un
acto de habla. En los actos de habla comisivos, expresivos o asertivos la atenuación se
vincula a la salvaguarda de la imagen de uno de los hablantes cuando esta está
comprometida. En los asertivos y directivos el diminutivo puede contribuir a la
negociación del acuerdo sobre alguna cuestión.

Para Albelda (2010:57) el problema más importante en el reconocimiento de la


atenuación de los actos de habla se encuentra en los actos asertivos que emplean formas
de duda o posibilidad. En mi opinión, la naturaleza del acto de habla asertivo con
diminutivos plantea problemas de por sí porque oscila entre la valoración subjetiva
(opiniones) de los actos expresivos y la mera aportación de información (aserciones de
hechos factuales). La autora propone tomar en consideración todas las variables
situacionales para poder llegar a la correcta descodificación del significado. Por otro

244
lado, es importante determinar cuál es la fuerza ilocutiva predominante en el acto de
habla cuando existe más de una y si están implicadas las imágenes de las personas,
puesto que, como explica la autora (2010:60), “son los intereses de las imágenes los que
en última instancia priman a la hora de emplear la atenuación”.

Con respecto a la función de la imagen en el tipo de cortesía, Bernal (2007:202)


propone al menos dos directamente vinculadas con la misma. El primer tipo es la
cortesía estratégica, incluye la atenuación y persigue evitar riesgos de amenazas a la
imagen del interlocutor, rebajando la tensión en la interacción. Actúa en el plano del
enunciado. Existe un subtipo reparador que se emplea tras una amenaza. El segundo
tipo es la cortesía valorizante que ensalza la imagen del interlocutor. Existen otros tipos
de estrategias de la cortesía como la cortesía de grupo que fomenta sus lazos de unión
mediante palabras soeces o apodos denigratorios cuando hay cercanía y confianza
(subtipo de cortesía no auténtica). La cortesía ritual cristaliza en situaciones cotidianas
de encuentro, ofrecimientos de comida, preguntar por el estado de los asuntos del
interlocutor. La cortesía discursiva se vincula al interés y progreso de la conversación.

Aunque algunos tipos de cortesía tienen contrapartida descortés, su no


cumplimiento, otros como la cortesía valorizante no la tienen. Por tanto, existe también
descortesía como instancia independiente. La descortesía normativa consiste en actos
amenazantes como reproches o críticas entre personas allegadas que no “ayudan a airear
las emociones y contribuir positivamente a una solución del conflicto o incluso a una
mejora en la relación interpersonal”. Por otro lado, existe una descortesía propiamente
dicha que consiste en amenazar sin atenuación. Todas estas instancias pueden contribuir
a desambiguar el sentido de un acto de habla y la modificación de su fuerza ilocutiva
cuando aparezcan diminutivos.

5.9.4 Atenuación e imagen

Goffman (1967:5) acuña el concepto de face (imagen) para aplicarlo a su teoría


de la interacción social. En concreto se refiere a la imagen propia que la persona quiere

245
presentar ante los otros en términos de atributos sociales aceptados a lo largo de una
interacción:

[…] the positive social value a person effectively claims for himself by the line others assume he
has taken during a particular contact. Face is an image of self delineated in terms of approved
social attributes […]. (1967:5)

Este concepto incluye tanto la evaluación que los hablantes hacen del proceso de
negociación en la interacción y de sus participantes como la proyección del yo propio,
sea esta consciente o inconsciente. Sea cual sea el objetivo de la interacción (negociar,
criticar, aconsejar), una condición de la misma consiste en la observancia de ciertas
reglas y comportamientos que protegen la imagen propia y la de los otros o minimizan
el daño que puedan padecer. Así pues, para cada grupo social puede cristalizar un
conjunto de prácticas o habilidades de corrección o protección.

El modelo de Brown y Levinson (1987[1978]:61) continúan con el concepto de


imagen de Goffman (1967) aunque lo dividen en dos caras: la imagen positiva y la
negativa. El modelo de estos autores intenta completar el estudio sobre la cortesía que
Grice (1975) había emprendido para explicar los aspectos sociales de la comunicación.
El modelo de Grice (1975) le cuesta dar cuenta de los casos en los que la máxima
eficacia comunicativa está lastrada por la necesidad de conservar una buena relación
con el interlocutor. La reinterpretación del concepto de imagen o face de estos autores
(1987:13) viene a rellenar esta necesidad. El concepto está relacionado con el
imperativo categórico kantiano. En tanto que a todo ser humano se le supone una
imagen pública que pretende preservar, una estrategia adecuada para mantener el
respecto consiste en respetar la imagen pública del otro. Como esto no siempre es
posible, cuando algún tipo de acto lingüístico puede poner en peligro la imagen es
necesario mitigarlo.

Para estos autores (1987:61-62), como decíamos más arriba, la imagen tiene dos
caras que deben mantener en equilibrio una imagen positiva (el deseo de ser aceptado y
aprobado socialmente) y una imagen negativa (proteger las posibilidades propias de
actuar y no sufrir imposiciones) que precisan de mecanismos concretos de la cortesía
para su salvaguarda. Estos mecanismos se dividen en: a) estrategias indirectas que
refuerzan la cortesía positiva como no hacer presuposiciones, no coaccionar al
246
interlocutor, mostrar deferencia hacia él, atenuar la fuerza ilocutiva de una petición, y b)
estrategias indirectas de cortesía negativa como preservar la imagen del interlocutor,
cooperar con él o acceder a sus deseos. En el marco de este modelo se recurre al empleo
de los diminutivos como uno de los mecanismos más interesantes en el ámbito de la
atenuación.

La división entre imagen positiva y negativa nos parece muy cuestionable. En


nuestra opinión bastaría hablar de una sola imagen en la línea de Meier (1995:385),
puesto que no realizar imposiciones al otro implica ya tener en cuenta el deseo de ser
aprobado y aceptado del otro, esto es, de su imagen positiva. Por ejemplo, las peticiones
son consideradas como actos amenazantes pero podrían funcionar como un índice de
solidaridad en círculos familiares o amistosos. Como explica Bernal (2007:66), es
necesaria una relativización cultural del concepto de imagen de Brown y Levinson
(1987) porque en el caso de la conversación coloquial española de carácter informal una
confesión o una petición “no constituye intrínsecamente una amenaza y no produce
efectos negativos en la interacción.” Este apunte es válido para buena parte de nuestro
corpus cuyos datos son de tipo coloquial informal y español.

La dimensión del yo y el otro alcanza ámbitos mayores y diferentes en función


del grupo social y más aún del lingüístico. Las intervenciones corteses están
parcialmente fijadas en las diferentes lenguas. Según Contreras (2007:178), a partir de
los conceptos de imagen positiva e imagen negativa se desarrollan los conceptos de
autonomía (verse o ser visto como diferente a los otros) y de afiliación (verse o ser visto
en su identificación con el grupo). Según estos parámetros la imagen social española
consiste desde el punto de vista de la autonomía en ser consciente de las cualidades
propias, y desde el punto de vista de la afiliación en saber a qué atenerse en relación con
el otro y ser capaz de incursionar en su esfera privada sin temor a posibles ofensas. Así
pues, como ya apuntábamos más arriba, en el marco del modelo de Brown y Levinson
(1987:76) algunos actos producidos en intercambios verbales comerciales en inglés o
alemán son descorteses, mientras que en español son interpretados como sugerencias o
aclaraciones y como una mostración de proximidad y confianza entre los hablantes, tal y
como explica Contreras (2007:188).

247
En la misma línea de lo dicho más arriba se afirma en Briz et alii (2008:203) que
los consejos y recomendaciones no perjudican la imagen del hablante en España porque
indican preocupación pero en el norte de Europa son vistos como una intromisión en la
esfera privada del interlocutor. Según Briz et alii (2008:197-98), es preciso tener una
idea aproximada de las cualidades y defectos que se aprecian en nuestra sociedad como
pudieran ser la naturalidad, la autenticidad, la sinceridad, la transparencia, la seguridad,
la modestia. Esto refuerza la idea de la necesidad de un cierto relativismo en el ámbito
del tratamiento de la imagen. En el reverso de estas virtudes se encontrarían los
comportamientos que deberían ser evitados para no agredir al otro como el respeto y la
consideración por sus circunstancias personales: jerarquía, distancia, protocolo, cultura.
Así pues, nuestros enunciados pueden contribuir a reforzar la imagen del oyente a través
del acuerdo o satisfaciendo sus expectativas.

Caffi (2007:263) explica que la selección por parte del hablante de unos
atenuadores (los diminutivos, por ejemplo) y no de otros varía en función de las
necesidades de protección del yo y del otro. La diversidad de los mecanismos
diminutivos y formas lingüísticas mitigadoras está orientada al cumplimiento de
trabajos de interacción funcionales con fines y dimensiones diferentes. Tal vez por este
motivo, sean inherentemente heterogéneos y precisan de inferencias que, al mismo
tiempo, actúan en varios niveles que ajustan las distancias emotivas entre la
monitorización de la interacción y las condiciones de felicidad de los actos de habla que
trataremos en nuestro propio estudio.

A pesar de los problemas que hemos visto en relación con la universalidad de la


teoría de Brown y Levinson algunos trabajos como el de Martín Zorraquino (2012:131-
32) ponen en relieve la importancia de analizar el diminutivo en los términos de la
imagen positiva y la imagen negativa y divide los valores afectivos de los diminutivos
en dos apartados: 1) el actitudinal emocional; 2) el intencional. La autora concluye
diciendo que los diminutivos se prestan especialmente bien a reforzar la imagen positiva
del interlocutor. En nuestro análisis, optamos por no distinguir entre imagen positiva y
negativa. En este sentido, hemos valorado si un diminutivo afectaba de alguna manera
al acto de habla, independientemente de que este estuviera focalizado más hacia el
hablante o más hacia el oyente. Nos importaba averiguar si el sufijo modificaba de

248
alguna manera la relación de teórica neutralidad que se debe dar entre los hablantes
antes de la interacción.

5.10 Justificación del marco teórico

Nuestra investigación es esencialmente pragmática y su objeto es un proceso


morfológico propio del español. Para llevarla a cabo hemos tenido en consideración
diversas teorías como, el principio de cooperación y las máximas conversacionales, la
teoría de los actos de habla, la teoría de la relevancia, el concepto de imagen social y el
concepto de mitigación o atenuación. Nuestra intención es aplicar el análisis semántico
y pragmático de las funciones del lenguaje a los diminutivos del español mediante una
teoría funcional a partir de los conceptos de comunicación entendidos, sobre todo, como
la relación que hay entre el contexto y el uso.

Nuestra intención principal ha sido analizar la evaluación desde la perspectiva de


los actos de habla y de los valores pragmáticos del diminutivo. Esto no ha sido óbice
para tratar también algunos aspectos sociolingüísiticos (sexo y nivel sociocultural),
aunque no hemos tenido en cuenta parámetros como la edad y los factores geográficos.
Aunque nuestro objetivo se dirigía más a lo pragmático, sí que hemos considerado,
además, factores eminentemente morfológicos (recursividad, categoría de la base) o
semánticos (rasgos léxico-semánticos). En lo que hace a las cuestiones de tipo
cognitivo, hemos considerado el procesamiento de los diminutivos en términos de coste
/ relevancia según Sperber y Wilson (1986) y Leech (1998) en función del dominio de
realización de los diminutivos. En relación con lo anterior, hay que tener en cuenta
también la propuesta realizada por Zacarías (2006:53) según la cual los diminutivos
subjetivizan la escena en que aparecen. Para dar cuenta de este hecho, es preciso
calibrar el valor de la base afijada y su entorno de aparición con los posibles efectos de
la base y su entorno sin afijar. Así pues, el valor final que se reconoce en el diminutivo
depende, en gran medida, del concepto original del lexema sin afijar. En nuestro trabajo,
hemos llevado a cabo este análisis siempre que ha sido posible, puesto que multiplica
considerablemente las variables. Un contraste de este tipo es particularmente evidente
en los casos de los nombres propios sufijados. Todo esto lo veremos con más detalle en
el próximo capítulo.
249
6 INVENTARIO DE LOS SUFIJOS
DIMINUTIVOS ESPAÑOLES

6.1 Introducción:

En este epígrafe se reúnen los diferentes tipos de sufijos diminutivos que se


presentan en español y la consideración que merecen a los distintos autores. Tras
realizar una breve caracterización de los sufijos evaluativos, se ofrece una tabla con la
clasificación de los distintos sufijos, según los autores que los tienen en cuenta. Después
mostramos los aspectos concretos de cada sufijo tales como la etimología, los valores
principales que encierra cada sufijo, las categorías con las que preferentemente se
adjunta, su distribución y productividad y su capacidad para la lexicalización.
Seguidamente, se tratarán brevemente una serie de sufijos generalmente soslayados por
la bibliografía que por unos u otros motivos pudieran integrar el paradigma de los
sufijos diminutivos españoles. Finalmente, se propone una gradación de los valores del
diminutivo según su naturaleza semántica.

6.2 Manuales de formación de palabras

La bibliografía clásica ha distinguido entre los distintos tipos de derivación que


pueden darse con la adición de los sufijos diminutivos. En estudios tradicionales como
el de Togeby (1965:163-167) se refiere que entre los mecanismos derivativos no todos
los sufijos modifican la categoría gramatical sino que algunos producen derivaciones
homogéneas como los diminutivos. También Alarcos Llorach (1969:77-78) y la R.A.E.
(1973:165-167) distinguen entre sufijos derivativos homogéneos y heterogéneos. Por su
parte, Pottier (1968: 161-185) distingue entre infijos modificadores (no cambian la
categoría de la palabra) y formantes aspectivos. Seco (1972: 1986-1988) diferencia
entre los apreciativos y los significativos y Marcos Marín (1972:262-265) hace
referencia a los apreciativos. Todavía Varela (2005:48) en un sucinto repaso a los
sufijos apreciativos menciona las diferencias entre ‘derivación homogénea’ y
lexicalización. Sin embargo, no siempre queda claro en estos trabajos la diferencia entre
los fenómenos que producen estas diferencias.

De esta manera lo refiere Díaz Hormigo (1912:115) en sus críticas a propósito


de los manuales de formación de palabras en español de Lang (1990), Alvar Ezquerra
(1993), Almela Pérez (1999) y Varela Ortega (2005) que reflejan las tipologías de
procesos morfológicos ya expuestas por Sapir (1921), Uhlenbeck (1962), Mattews
(1974), Anderson (1985a y 1985b), Hoeksema y Janda (1988) y Pena (1991). Afirma
Díaz Hormigo (2012:116) que entre los distintos trabajos clásicos para el español no
existe un ajuste entre la nómina de procedimientos y mecanismos mencionados por los
autores. Por ejemplo, no todos aclaran qué es lo que entienden por formación de
palabras, aunque todos coincidan en su vinculación con los procedimientos de la
morfología para ampliar el léxico. Además estos autores, valora Díaz Hormigo
(2012:117) incluyen en el ámbito de la morfología procedimientos del tipo de la
siglación, la acronimia y la abreviación que, en su opinión, no son estrictamente
morfológicos. También detecta la autora incoherencias en las definiciones de los
procedimientos en lo referente a lo que es la composición, la parasíntesis o en los tipos
de prefijación. Por ejemplo, explica Díaz Hormigo (2012:121):

En efecto, a pesar de reconocer que interfijos e infijos presentan un estatus problemático, los
recursos de la interfijación y la infijación son mencionados por Almela Pérez (1999:29 y 161-
186) y Varela Ortega (2005:32 y 35-36), aunque ésta los considera como medios o mecanismos
de la derivación y aquél (cfr. Almela Pérez 1999:29 y 186) los agrupa bajo las denominaciones
de interfijación o intrafijación, que es un subtipo de la adición.

Otro problema relacionado con las deficiencias clasificatorias de la derivación


de los diminutivos en español afecta al cambio de género (aspecto ya tratado en el punto
4.8. del capítulo 4). En general, en la mayoría de los manuales sobre la formación de
palabras apenas se repara en la cuestión del cambio de género de la base con la
252
aplicación de los sufijos apreciativos. Las observaciones al respecto casi no pasan de
afirmar que tampoco alteran la categoría gramatical. Ni Urrutia (1974), ni Miranda
(1994), ni Alvar Ezquerra (1995) aluden a esta cuestión, que por lo demás no ha sido
estudiada en los artículos monográficos sobre los apreciativos. En su libro sobre los
diminutivos en castellano medieval González Ollé (1962:213-216) recuerda lo
siguiente:

Parece la opinión más extendida, respecto de la fase indoeuropea arcaica, la que considera que el
diminutivo era neutro. Este estado, de ser cierto, se mantiene en griego y en alemán y se ha
querido ver también en latín asegurando que la lengua popular y las romances conservan esta
tendencia, mientras que en latín clásico conservaba el género del diminutivo.

Según González Ollé (1962), el castellano medieval no presenta ningún cambio


de género en diminutivos intencionales, aunque este sí que existe en el caso de variación
semántica (esto es en las lexicalizaciones), y solo el raro sufijo –ueco que se da en
palabras como pedrueco o sernueco, observa González Ollé (1962:216) parece oponerse
a esta norma. Con todo, dicho autor deja planteada la importancia de diferenciar entre la
derivación heterogénea y la homogénea a la hora de hablar de las relaciones del
diminutivo con el cambio de categoría gramatical o el cambio de género y la
lexicalización. Es preciso acotar bien los límites de estas cuestiones, si bien es cierto
que la explicación de cada apartado precisa muy a menudo de información
complementaria de los otros.

Como explica Bernal (2003:15) la derivación con sufijos valorativos no se suele


incluir en los diccionarios porque añade una característica dimensional o apreciativa a
una unidad ya existente. En lo que hace a este problema, es preciso diferenciar entre los
afijos apreciativos y las lexicalizaciones en los que el empleo de un afijo formalmente
apreciativo ha originado un nuevo lema o sublema que sí es susceptible de incluirse en
el diccionario y que además podría tener un marco de subcategorización distinto del de
su base. Es decir, el apreciativo ha perdido su valor evaluativo en la diacronía o se ha
comportado como un sufijo derivativo prototípico. Lang (1990:136) explica que estos
cambios sobre todo llevan la dirección del femenino al masculino. Podemos ver
ejemplos de esta variación en casos como la noticia > el notición, la cámara > el
camarote, el avión > la avioneta, la aldea > el aldeorro. De entre los ejemplos
anteriores solo el primero no parece una lexicalización y en ese sentido no son
representativos para nuestros intereses aunque para el autor de este estudio la frecuencia
253
es tal, que constituye uno de los puntos de conexión con la sufijación no apreciativa.
Estamos de acuerdo con él en que este tipo de sufijación esté lexicalizada, se deba
estudiar en la diacronía y sus productos sean rastreable como sublemas o lemas
independientes en el diccionario. Por tanto, no se trata de apreciación y los ejemplos de
Lang no nos interesan como casos auténticos de cambio de género.

Insiste Lang (1990:136) en que el género de la base puede alterarse en ambas


direcciones, aunque lo normal es que el paso se produzca del femenino al masculino
como en el caso de la lista > el listín, aunque también al revés como en el zapato > la
zapatilla. En estos casos la derivación apreciativa no cumple, según Lang, el requisito
de trasvase del dominio sintáctico de la base al derivado (precisamente por el cambio de
género) aunque sí el de dominio semántico, que él entiende como la relación semántica
aún visible entre la base y el derivado. Lang entiende que hay una relación especial
entre estas lexicalizaciones en las que todavía es posible reconocer con claridad la base
de la que derivan porque el contenido semántico que las relaciona aún está muy patente.
Sin embargo, que esta relación sea aún visible no cambia en absoluto, bajo nuestro
punto de vista, el hecho de que sean lexicalizaciones plenamente establecidas. No nos
interesa particularmente si las palabras son más o menos opacas en la relación con sus
bases cuando el hecho es que son ítems independientes de las mismas.

Almela (1999:102-103) afirma que a diferencia de la sufijación no apreciativa,


en la que el sufijo traspasa a la base su valor sémico y, a veces su género, en la
apreciativa se dan dos situaciones: a) que el sufijo esté determinado semántica y
sintácticamente por la base, como en el caso de la botella > la botelleja; o b) que el
sufijo esté determinado semánticamente por la base al tiempo que sintácticamente se
impone a ella, como en el caso de la botella > el botellín. Tal y como lo describe
Almela, el caso b) es otra lexicalización, pues botellín y botella son dos realidades
distintas mientras que botelleja y botella remiten a una sola entidad bajo enjuiciada bajo
dos distintos puntos de vista del hablante.

Por su parte Bajo Pérez (1997:44-47) afirma lo siguiente:

La alternancia –o/ -a que marca la moción genérica, es posible en todos los sufijos diminutivos,
y, por lo general, se ajusta al género gramatical de la palabra que recibe el sufijo

254
Algunos ejemplos de esta alternancia son: el árbol > el arbolito; las manos >las
manitas; el papá >el papaíto. Según Lázaro Mora (1999:4656), los diminutivos poseen
moción de género en función de la base a la que se aplican para establecer la
concordancia. Del mismo modo opina Pandolfi (1989:134) y Lang (1990:136-137). Este
último considera que la marca de género gramatical se conserva al pasar a la derivación
en la mayoría de los casos, y aporta algunos ejemplos como el siguiente: la gitana > la
gitanilla.

6.3 Inventario formal de los sufijos diminutivos

Presentamos a continuación una tabla que contiene la relación general de los


sufijos diminutivos en español, tal como vienen siendo reconocidos por la tradición
gramatical de los últimos cincuenta años. La tabla pretende reflejar el núcleo central del
paradigma constituido por los sufijos diminutivos así como las zonas periféricas,
integradas por aquellos formantes que solo parcialmente comparten las características
específicas del diminutivo.

AUTORES/SUFIJOS ito illo ico ete uelo ino iño in uco oide ulo iquio ingo icho ucho y, ya, oco
cha
Alonso (1951) sí sí sí sí sí
Hasselrot (1957) sí sí sí sí sí sí sí sí sí sí sí sí
Fernández Ramírez (1962 y sí sí sí sí sí
1986)
González Ollé (1962) sí sí sí sí sí sí sí sí
Monge (1965 y 1988) sí sí sí sí
Gooch (1967)
Zuluaga (1970) sí sí
Montes Giraldo (1972) sí sí sí
Náñez (1973) sí sí sí sí sí sí sí sí sí
Polo (1975)
Lázaro Mora (1977a,1977b, sí sí sí sí
1981, 1999)
Urrutia (1978) sí sí sí sí sí
Briz (1984) sí sí sí sí sí sí
Pandolfi (1989) sí sí
Lang (1990) sí sí sí sí sí sí
Monterrubio Prieto (1990) sí sí sí sí sí sí
Miranda (1994) sí sí sí sí sí sí sí
Alvar (1995) sí sí sí sí sí
Soler Espiauba (1997) sí sí sí sí sí sí
Bajo Pérez (1997) sí sí sí sí sí sí sí sí sí sí sí sí
García Platero (1997) sí sí
Almela (1999) sí sí sí sí sí sí sí sí¿ sí
Capanaga (1999) sí sí sí sí sí sí sí sí
Ruiz de Mendoza (1999) sí sí sí sí sí sí

255
De Bruyne (1998 y 2000) sí sí sí sí sí sí
Marimón y Santamaría sí sí sí sí sí
(2001)
Tabla 1. Diminutivos estudiados por cada autor

6.4 Descripción del paradigma de los diminutivos del


español en el sistema morfológico derivativo

En la configuración del paradigma de los diminutivos y los apreciativos se dan


oposiciones que son más bien de tipo semántico, mientras que otras son
predominantemente de tipo formal. En primer lugar, vamos a repasar algunos de los
aspectos semánticos del paradigma: a) la iconicidad; b) la etimología; c) la
fragmentación semántica; d) los valores semánticos y e) los valores contextuales.

Lo primero que se ha observado es que la mayor parte de los diminutivos tienen


la vocal –i–, (menos –uco, -ucho y –oco) en oposición a otro tipo de sufijos derivativos
que no la tienen. La presencia casi constante de esta vocal se ha querido explicar como
un caso de simbolismo icónico. El simbolismo de la iconicidad fonética se ha
relacionado con fenómenos como el movimiento, la duración o el tamaño. Para Trigo
(1991:583) en una lengua como el rengao existen escalas de sonoridad vinculadas
fonéticamente a las escalas de la disminución. Para Bauer (1996:201-202) no existe
suficiente evidencia del fonosimbolismo existente entre la articulación palatal y los
marcadores de disminución y aumento ni siquiera entre las diminutivos y aumentativos
de las lenguas indoeuropeas en las que la articulación palatal está más extendida.

Con respecto a las características icónicas de los sufijos, Körtvélyessy (2011:29-


30) explica desde un punto de vista interlingüístico que, por un lado, esta no está
vinculada a vocales específicas y que, por otro lado, existen consonantes icónicas
también. En realidad, se trata más de un factor areal que universal. Por tanto, no se
confirman las preferencias universales por las vocales frontales y altas y por las
consonantes frontales para los diminutivos como se explica en el Universal 1926 del
Archivo Universal de Plank y Filimonova. En general, los diminutivos se realizan

256
acústicamente mediante vocales frontales y altas y consonantes traseras y de tono alto,
refiere Körtvélyessy (2011:38 y 2012:137). En algunos sufijos del griego como –iá, -
iáris, -iázo, el elemento [i] se palataliza para evitar el hiato lo que según Efthymiou
(2013:159) supone una muestra de la conexión entre el valor simbólico interlingüístico
de la palatalización y el sistema fonético expresivo del griego que se desvía del lenguaje
formal. En el caso del eslovaco, Böhmerova (2011:80) refiere que el núcleo de los
diminutivos en esta lengua se forman mediante el morfo –k–y su variante palatalizada -
č- que permite que el componente morfológico y onomaseológico sea más reconocible y
coherente.

En la literatura lingüística se ha debatido frecuentemente acerca de la sinestesia


que afecta al simbolismo de la talla con la iconicidad fonética basada en la oposición
pequeño / grande. Según Körtvélyessy (2012:137) una demostración de que el la
iconicidad fonética es de naturaleza universal contravendría las tesis saussureanas sobre
la arbitrariedad del signo lingüístico y arrojaría luz sobre el origen del lenguaje humano.
Para Körtvélyessy (2012:139) existen al menos cinco tipos de iconicidad fonética,
‘onomatopoeia, kinesthesia, synaesthesia, chromaesthesia y phonaesthesia’. La autora se
pregunta si la iconicidad fonética es un universal y aunque no ofrece una respuesta clara
tras analizar la bibliografía, explica que desde que Sapir (1929) y Jespersen (1933)
propusieron la idea del fonosimbolismo, de los 35 trabajos publicados sobre el tema
solo en dos se niega que sea universal. Los demás trabajos afirman con matices que sí lo
es. Esto quiere decir que existe la iconicidad fonética pero que esta se restringe a algún
conjunto de lenguas emparentadas formal o geográficamente. En todo caso, la
iconicidad de la vocal –i- para el español parece evidente puesto que aparece, no solo en
mayor cantidad sino también en su frecuencia, en la mayoría de los sufijos diminutivos
estudiados.

Desde el punto de vista de la etimología podemos también clasificar el conjunto


de los sufijos diminutivos. Desde un punto de vista diacrónico, para Grandi (2011:15)
algunos de los sufijos románicos más extendidos, it. –ino, esp. –ín, port. –inho, son el
resultado de la forma latina –īnus, cuyas lecturas semánticas remiten a un valor
relacional (cănīcus ‘relativo al perro’, vespertīnus ‘que tiene lugar durante la tarde’,
Sābātīnus, ‘de Sabate, un pueblo de Eturia’). Además rasgos evidentes de la lectura

257
‘joven X, child X’ pueden encontrarse en Agrippīna o Messālīnus, hijos de Agrippa y
Mesalla. Estas tendencias que pueden rastrearse también en griego y en las lenguas
eslavas constituyen un patrón evolutivo en las ramas de las familias Indo-Europeas de
las lenguas de Europa. Para las lenguas no indoeuropeas analizadas por Grandi
(2011:22) este patrón parece cumplirse también de un modo amplio y general, matizado
en cada área lingüística, pero no necesariamente universal. Según (2012:38) la mayor
parte de los marcadores evaluativos de las lenguas africanas y europeas se basa tanto en
la combinación de elementos icónicos como no icónicos. Nos preguntamos hasta qué
punto, esta evolución en lo semántico puede tener un paralelismo en lo fonológico.

Otro aspecto a tener en cuenta en el estudio de los sufijos diminutivos o, más


bien, apreciativos en general consiste en estudiar, por un lado, su evolución formal y
semántica en la diacronía y, por otro, su notable apariencia de homogeneidad y
continuidad. Por ejemplo, a propósito de la consideración de los diminutivos como
categorías lexicogenéticas, apunta Rainer (2002), que la categoría del aumentativo es
una novedad románica. Debido precisamente a la enorme continuidad que existe entre el
latín y el romance, la existencia de nuevas categorías como la del aumentativo resulta
doblemente interesante. La enorme fragmentación semántica de algunos de estos
sufijos, como –azo, –illo, o –ino, hace pensar en la posible existencia de sufijos
homófonos susceptibles de alcanzar valores relacionales, instrumentales, locativos. En
estos casos, los sufijos se comportan como si fueran derivativos típicos que, por tanto,
cambian la categoría sintáctica, el significado de la base y que funcionan como núcleos
de sus formaciones y, en cada una de sus funciones particulares, respetan la unidad
categorial de la base. El sufijo intensificador –ísimo comparte con sufijos como –azo o –
ito la modificación semántica de intensificación que se opera sobre la base. El doble uso
de los sufijos, tanto derivativo como apreciativo o evaluativo es posible con gran
cantidad de sufijos como se observa en las lexicalizaciones en sus diversos grados de
fijación.

Afirma Rainer (2002:105) que tratar a los diminutivos desde un punto de vista
onomaseológico permite observar su rápido desarrollo. Esta apariencia de
homogeneidad y continuidad en estos sufijos, oculta, para este autor, la heterogeneidad
semántica de los patrones que se reúnen aquí. Estos elementos no son, muchas veces,

258
realmente sinónimos (–illo versus –ito, versus –ete) sino que con estas atribuciones tan
solo se les pretende conferir determinadas etiquetas aproximativas (2002:120). Con
estas afirmaciones Rainer pretende fundamentar la tendencia ubicua en la formación de
palabras hacia la fragmentación semántica, mediante mecanismos como la
reinterpretación, la aproximación o los procesos de gramaticalización o
desgramaticalización. Las consideraciones de este autor se complementan con la labor
previa de clasificación de estos elementos y deben servir para prestar atención a la más
que probable evolución del complejo paradigma de los apreciativos hacia otros
derroteros semánticos.

También es posible clasificar los diminutivos desde un punto de vista meramente


semántico, excluyendo de su definición no solo los datos pragmáticos sino también los
geolectales. Reyes Toledo (2000:862-63) atribuye a los diminutivos un significado de
tipo mostrativo que se manifiesta desde lo más objetivo (–ito) hasta lo menos (–illo) por
lo que el segundo sufijo sería más despectivo. No parece desatinado estudiar los
aspectos semánticos denotativos de los sufijos mediante un tratamiento individualizado
de cada uno de ellos. Otro criterio en la formación de un paradigma de los apreciativos
es el pragmático. En mi opinión, en tanto que la subjetividad o la localización del
hablante está implicada, lo mismo que sucede con los deícticos, ya se ha producido un
anclaje de lo pragmático en lo semántico. Así pues, los sufijos apreciativos o
evaluativos diminutivos pueden analizarse en un paradigma mayor junto con los
aumentativos y los despectivos porque solo se pueden diferenciar de estos a grandes
rasgos (Merlini Barbaresi, 2004:265). En su estudio se contempla el valor de los sufijos
en su contexto de uso y de este modo, se puede establecer el resto de los valores de los
mismos, más allá de los exclusivamente semánticos.

Además, en según de Merlini Barbaresi (2004:279-80) es posible realizar una


distinción entre lo afectivo y lo evaluativo. Lo primero se referiría a la participación
sensorial y emotiva del hablante y sería aleatorio mientras que lo segundo indicaría una
evaluación más o menos integrada en la base del uso de los sufijos. Según esta visión,
no parece suficiente realizar un mero análisis semántico del carácter evaluativo de estos
elementos. Sea cual sea la palabra elegida como vehículo, el efecto del evaluativo se

259
extiende por todo el enunciado, frecuentemente modificando su fuerza ilocutiva. Tanto
es así que sus valores semánticos pequeño y grande acaban por neutralizarse.

Bajo nuestro punto de vista, lo importante es tratar los distintos niveles


lingüísticos de manera integrada. En este sentido, consideramos que los sufijos
diminutivos se caracterizan por modificar el significado denotativo de la base en
términos de dimensión o cualidad. Se consideran evaluativos en tanto que implican un
tipo de juicio del hablante y generan una enorme gama de significados pragmáticos y
discursivos que varían en función de la situación comunicativa.

Vamos a ver ahora algunos aspectos formales del paradigma como: a) el grado
de productividad de los morfemas diminutivos; b) la capacidad de adjunción de los
diminutivos a ciertas categorías gramaticales; c) la extensión silábica de las bases y d) el
predominio de los sufijos frente a otros patrones afijales.

Una aspecto formal más en el estudio del paradigma de los apreciativos se


refiere a su productividad. Dentro de su paradigma los más productivos son los
diminutivos –ito e –illo y el aumentativo –azo que, como decíamos, pueden compartir
valores pragmáticos positivos o negativos. Con respecto a otros sufijos derivativos, los
apreciativos demuestran en español una productividad extraordinaria.

Los sufijos diminutivos quedan clasificados también en relación con las


categorías gramaticales a las que se adjuntan. La selección de un afijo no es previsible
en función de una base dada. Las preferencias solo se advierten en el uso aunque pueden
experimentar un bloqueo en presencia de secuencias lexicalizadas homónimas del tipo
anillo. Como hemos explicado más arriba, la categoría sintáctica se mantiene. En cuanto
a los cambios de género, suelen producirse solo en las lexicalizaciones mientras que los
evaluativos habitualmente conservan el género de sus bases. Lázaro Mora (1999:4656)
explica que su género está inducido por el género de la base. Un caso particular en la
evaluación es el sufijo –ón como en mujer > mujerón o moneda> monedón (Merlini
Barbaresi, 2004:274). Hemos visto cómo en español es posible la acumulación sufijal
tanto de sufijos distintos y opuestos (barrigoncito) como de sufijos homófonos, aunque
con limitaciones en bases y sufijos (chiquitito).

260
La categoría nominal es, con mucho, la que recibe más sufijos diminutivos,
después los adjetivos, los verbos y en último lugar los adverbios, gerundios y los
pronombres. Sin embargo, de entre los nombres, explica Lázaro Mora (1999:4625) los
que aluden a idiomas, fiestas, lugares, territorios o profesiones con el sufijo –ista,
parecen bloqueados con los diminutivos. También hay restricciones con los nombres
abstractos y los de acción, y con las palabras que acaban en –s. Además, por un lado,
tampoco los nombres que acaban en ao- facilitan la afijación diminutiva según Lázaro
Mora (1977b:45) y, por otro, los que acaban en –io, -ia, -ie presentan mucha resistencia
a perder su diptongo por la afijación. En los verbos del español se producen formas
iterativas que podríamos asociar con los sufijos diminutivos o evaluativos del resto de
categorías.

Como explica Merlini Barbaresi (2004:268) no hay restricciones importantes


relativas a la longitud de la base. Todos los nombres admiten la sufijación apreciativa, si
bien con frecuencia y amplitud variante. Pueden ser nombres comunes (de persona o
lugar) concretos, abstractos o de masa e incluso con nombres compuestos o unidades
fraseológicas (Angelova y González-Espresati, 2008) de mayor extensión. En español la
base de una formación apreciativa o evaluativa no es la palabra como en inglés o
francés, sino la raíz o el tema. Los sufijos tienden a evitar analogías con las palabras a
las que se añaden del tipo, si bien la recursividad es posible en unos pocos casos.

Para el caso concreto del eslovaco, afirma Böhmerova (2011:75-76) que los
verbos pueden recibir sufijación diminutiva y que esta puede indicar valores como baja
intensidad, repetición y empleos relacionados con el lenguaje con los niños o que lo
imitan. En relación con este último tipo de empleo, parece que se da con una frecuencia
relativa bastante alta aunque dentro del sistema general de la disminución su frecuencia
absoluta es baja. Desde un punto de vista interlingüístico, no está claro que la
disminución verbal sea auténticamente diminutiva en tanto que los valores que se
alteran están relacionados más bien con cuestiones aspectuales. En este sentido Tovena
(2011:42) explica:

Diminutive suffixes can be associated with different semantic operations that are sketched out in
analogy with what is generally assumed for adjectives. The use of diminutive suffixes in

261
pluractional verb formation is closer to the profess of creation of a new property of events than to
modification of a word’s denontation via a restriction of the property expressed by the base.

Las formas diminutivas contribuyen a la creación de verbos frecuentativos con


sufijos diminutivos que modifican un evento y sugieren un significado multiplicativo en
el que se infiere una desviación del evento habitual (morder una manzana / mordisquear
una manzana) o bien una restricción del significado verbal similar a la que producen los
adjetivos cuantificadores (hablar un poco el italiano / parlotear el italiano). En ambos
casos, lo que se modifica no es la progresión de la acción, sino el valor total de una
dimensión que se revela como por debajo del estándar según explica Tovena (2011:49-
50). El mismo autor (2011:47) da cuenta del caso del italiano punto > punteggiare en el
que además se da un cambio de categoría gramatical. También podemos interpretar que
el contenido infantilizador del sufijo afecta al acto de habla aunque la formación está
lexicalizada. Tal vez desde el punto de vista de la selección léxica, en lugar de la forma
queja por ejemplo, sí se pueda interpretar que es una elección de tipo pragmático.

Más áun, para Fortin (2011:177) la morfología aspectual de los verbos posee
cualidades inherentemente expresivas. Grandi (2007:165-66) admite como pragmáticos
algunos valores de los verbos italianos con sufijos evaluativos como la superficialidad
(studiacchiare), atenuación (canticchiare), iteración (saltellare) o rapidez (becchettare).
Los verbos atélicos, durativos, dinámicos y no puntuales parecen dar lugar a formas
evalutivas. Estas formaciones parecen estar relacionadas no solo con la categoría de la
acción sino también con la del aspecto verbal. Parece, dice Grandi (2007:186) que el
hecho de que el italiano permita estas formaciones verbales ‘evaluativas’ está vinculado
a la ausencia de una morfología específicamente aspectual en esta lengua. En el mismo
sentido Gambino (2010:54-55) explica que la semántica del evaluativo modifica el
aspecto interno del verbo reduciendo la intensidad de la acción
(disminución/atenuación), marcando desprecio, intensificación o indeterminación e
iteración. Desde un punto de vista sintáctico, Gambino explica que definir la morfología
evaluativa aplicada a los verbos es difícil de explicar tanto desde dentro de la VP (Frase
verbal) como desde el espacio de la IP (Frase flexiva) por lo que es tentador situarlos
entre ambas. Si esto fuera cierto, debería valer también para otras lenguas románicas
como el español. Efthymiou (2013:153) sugiere la expresividad y el Actionsart pueden
ser distintas manifestaciones del significado cuantificacional. Para ver una discusión

262
más profunda acerca del estatus de estas formaciones, pueden consultarse los trabajos
de Pena (1980 y 1993: 235, 1994-1995:170, 173 y 174), García Medall (1995),
Monterrubio (1990) y Rifón (1998).

Otro aspecto formal de los diminutivos en el paradigma de los afijos apreciativos


tiene que ver con que el hecho de que, respecto a otros patrones afijales evaluativos y a
pesar de los diferentes mecanismos de formación que emplean las lenguas, los sufijos
parecen tener cierta preferencia ante los prefijos. En palabras de Rodríguez Ponce
(2002:187) los prefijos sufren una evolución de lo espacial a lo apreciativo que puede
explicarse como una aplicación de lo material (el espacio) a lo no material (la
ponderación). Así lo confirman Grandi y Montermini (2005:146) quienes explican que
una función evaluativa puede expresarse a través de sufijos y prefijos
interlingüísticamente, es más, en una lengua pueden coexistir prefijos y sufijos
evaluativos con la misma función evaluativa. Para este autor, lo interesante radica en
que en la preferencia por el sufijo no se da en algunas características semánticas de
algunas lenguas como en los valores evaluativos cuantitativos de los sufijos y prefijos
evaluativos del italiano (y por tanto del español) del tipo it. esp. port. fr. micro-, mini-,
etc. frente a it. –ino, esp. –ito, port. -inho. Los afijos poseen una vaga proximidad
semántica. Los prefijos son de origen aprendido, a partir de unidades del griego y el
latín. Sin embargo, explican Grandi y Montermini (2005:146) que aunque en general la
historia de los sufijos evaluativos es más larga que la de los prefijos, estos ya existían en
las lenguas europeas antiguas con valores evaluativos. Parece que la neutralización de
valores evaluativos cuantitativos entre sufijos y prefijos evaluativos se produce en las
lenguas del tipo VO/Pr mientras que en las leguas OV normalmente aglutinantes no
sucede probablemente porque tienden a mantener la correspondencia uno a uno entre
forma y significado.

6.5 Repertorio de sufijos

6.5.1 El sufijo –ito

263
6.5.1.1 Etimología e historia del sufijo

Los sufijos en -tt- son los más difundidos en lenguas romances Sin embargo, el
problema de su adscripción sigue siendo controvertido (González Ollé, 1962:291).
Existen al menos seis teorías sobre la evolución del sufijo: la latina (-ITTUS, que al
parecer sigue Almela, (1999:119), la etrusca, la germánica, la celta, la griega y la vasca.
Ninguna de ellas alcanza fuerza probatoria decisiva. Para algunos autores (Hasselrot
1957:258-259, 266) –ito es un sufijo indígena y típicamete castellano. La /i/ habría
surgido del cruce entre -ǐttu e -iccu. Sin embargo, Louro (1958:195-198) considera que
esta teoría es demasiado rígida y poco clara en alguna de sus generalizaciones, por lo
que el autor comenta lo siguiente:

Parece-nos, porém, pouco convincente (insuficiente, pouco claro) quando (no cap. III) pretende
identificar so sufixos diminutivos com os que designam naturalidade (étnicos), profissão o
qualquer particularidade (generalmente defeito). Pelo menos em português [e em espanho], o
sufixo diminutivo vernáculo –ito, -ita (com i tónico e uma terminação para cada género) não se
pode confundir inteiramente com o sufixo –eta. (195-196)

También Pharies (2002:365) refiere que su origen es incierto. Desde su punto de


vista, se remonta a *-īttus, variante hispanolatina de –ǐttus, sufijo muy difundido en latín
vulgar y que es probablemente el mismo –ittus que se registra en latín imperial y
medieval en nuverosos antropónimos aparentemente hipocorístico. Otro de sus orígenes
es el de designador de minerales, piedras y sustancias químicas. El uso de –ito,
(González Ollé 1962:302) documentado por vez primera en territorio leonés en el
ejemplo D.Tortolita (CME, 1191), es muy bajo. El sufijo aparece en lexicalizaciones
hasta que en el XV, sobre todo a finales, irrumpe en la literatura. Inicialmente se
aplicaba a adjetivos y adverbios y otras voces del léxico rural que parece el ámbito
desde el que pasa a la literatura. Tal vez a este origen le deba su expresividad y la larga
resistencia de la lengua culta a admitirlo. Probablemente la /Ī/ se explica por
contaminación mediante la influencia de –ino que también se aplicaba a los animales.
Tras un largo dominio del sufijo -i(e)llo, –ito pasa a ser el diminutivo generalizado en el
siglo XVI. En palabras de Hasselrot (1957:258), es el sufijo más vivo y prácticamente el
único capaz de expresar a la vez disminución y afecto. Hasta ese momento –ito e –ito se
daban en alternancia para no repetir la –t, ni la –c, pero ese equilibrio se rompió, explica
el autor.

264
6.5.1.2 Valores

En la península ha existido a lo largo de la historia del español una oposición


básica de sufijos: i(e)llo/ uelo; illo/ico; illo/ito (Nañez 1973). Las gramáticas españolas
de los siglos XVI y XVII (Miranda, Oudin, Correas) insisten en el carácter afectivo de –
ito e –ito, frente al sentido objetivo de aminoración de –illo (Monge 1965:140-141). El
sufijo –ito, pasa a ser su heredero en frecuencia y en los valores que expresa. A
diferencia de –illo, –ito no se especializa tanto porque está demasiado cargado de
componentes afectivos. Es frecuente que la expresión de diferentes matices de la
subjetividad esté en relación estrecha con la noción de pequeñez, que se asocia
fácilmente desde la ternura hasta el menosprecio. En casos como delgadito, deprisita o
lejitos, puede apreciarse una atenuación o refuerzo del significado del primitivo
relacionado con el concepto de cantidad o grado. En otros casos, como ya estamos los
dos solitos, no interviene en absoluto el contenido cuantitativo, sino el afectivo(Monge
1965:142-143).

Para Zuluaga (1970:24), –ito es la forma más usual, y su valor afectivo


primordial es el de expresar afecto positivo. Zuluaga (1970:42) recuerda que ya Bello
(1951: 70), comentaba que los diminutivos significan pequeñez o poquedad en general,
y también ideas de cariño o compasión. Lázaro Mora (1981:490) afirma que en
contraste –ito (y también –ico) posee un sentido de la denotación y la connotación
distinto al de –illo, que se encontraría más próximo al de –ete/-eta (siempre desde la
perspectiva sincrónica).

Lang (1990:140-141) se suma a la lista de autores que consideran a –ito el


diminutivo por excelencia, el más frecuente, el menos marcado dialectalmente y el que
tiene un menor valor peyorativo. De esta opinión son Zuluaga (1970:24), Mora (1981),
Alvar Ezquerra (1995:57), Bajo Pérez (1997:47), Pilar Capanaga (1999:117-120) y Ruiz
de Mendoza Ibáñez (1999:311), por eso sorprende que en el corpus analizado por
Carmen Marimón Llorca e Isabel Santamaría Pérez (2001:19, 23) el resultado sea el
opuesto. Sin embargo estas diferencias son perfectamente posibles porque, como
afirman en general todos los autores, los significados se producen en función de efectos
265
contextuales. En este sentido se manifiesta Miranda (1994:118) cuando afirma que el
sufijo –ito, (uno de los tres más relevantes junto a –illo e –ico), denotativamente posee
un significado nocional que aminora la sustancia de la base. Este significado nocional es
secundario y se produce, según el autor, cuando el contexto y la situación son capaces
de filtrar y retener toda la emotividad. La forma –ito produce significados
especializados con facilidad, tiende por tanto a la lexicalización. Según refiere García
Platero (1997:61) para expresar la aminoración intrínseca objetiva se recurre con más
frecuencia al uso del constituyente antepuesto mini-, frente al sufijo –ito entre otros.

Ruiz de Mendoza Ibáñez (1999:311) comparte con el resto de autores que –ito es
afectivo y en principio denota una actitud positiva del hablante, mientras que otros
sufijos como –illo o -ucho sugieren a priori una valoración negativa. Sin embargo,
existen contextos en los que estos valores se invierten. Este autor trata de encontrar un
análisis de los valores contextuales del diminutivo y por eso sugiere organizar los
valores de “dim” en una extensión metonímica del modelo cognitivo idealizado (MCI)
de ‘tamaño’. El valor positivo de –ito se obtendría metonímicamente de la primera de
las dos reacciones opuestas del modelo, a saber, que los objetos pequeños son
agradables y apreciables, según Lakoff (1987, 1989). Esta es un aplicación cognitivista
elaborada a partir de una misma antigua tesis combatida por Amado Alonso (1951:161).
En el estudio de Marimón Llorca y Santamaría Pérez (2001:23) se hace una afirmación
que podría resumir la opinión de todos los autores en torno a la selección de los sufijos
diminutivos, esto es, que parece evidente que en la elección de un sufijo hay una
voluntad consciente que se encuentra en el distinto matiz que ofrece cada sufijo.

6.5.1.3 Categorías a las que se adjunta

Salvador Fernández Ramírez (1986:56) explica que se suelen dar sobre todo
en sustantivos y adjetivos formando diminutivos e hipocorísticos aunque también en
gerundios, pronombres y adverbios. Según Varela (1990:88) tiene la capacidad de
recuperar la marca de género de la base en palabras como mano>manita,
jefe>jefecito, aunque esto no se da en todos los casos como lo muestra foto>fotito.
Monge (1965:142-143) enumera las categorías que admiten estos sufijos y entre ellas
266
cita sustantivos, adjetivos, gerundios y adverbios. Para Zuluaga (1970:24) –ito es el
diminutivo más usual, y también el único que admite su realización con todas las
clases de palabras que admiten el diminutivo. Por su parte Lang (1990:141) afirma
que adjunta sobre todo a bases sustantivas y adjetivas, y añade que acepta mejor que
el resto las bases extranjeras. También se adjunta a adverbios primitivos y a
participios, aunque en menor grado. Almela (1999:118-119) también admite que sus
bases de adjunción son variadas, y entre ellas enumera sustantivos, adjetivos,
adverbios, pronombres, gerundios, y participios. Bruyne (2001:23) cita casos de
adición de diminutivos a algunos participios como están dormiditos o trabajamos
acostaítas. Pilar Capanaga (1999:117-120) afirma que se combina con nombres y
adjetivos, a excepción de los abstractos.

A continuación ofrecemos una muestra de ejemplos con sufijos diminutvios


aplicados a categorías muy diversas aportados por Fernández Ramírez (1986:56): 1)
sustantivos: bultito, diablito, hociquito, soldadito, risita; 2) adjetivos: baratito,
guapito, morenito, solito; 3) Adverbios: callandito, deseandito, 4) determinantes y
pronombres: todito, cuantito; 5) adverbios y locuciones: enseguidita, encimita,
enfrentito detrasito, ahicito<ahí, casicito<casi, apenitas pallarito<pa’allá (sic).

Algunos datos de interés sobre el diminutivo en Nicaragua los ofrece Matus


(2004) quien explica que –ito es habitual con adverbios como tardadito, en gerundios
como andandito, posesivos como suyita, interjecciones como upita, cuantificadores
como muchito, puchito o bastantito, locuciones adverbiales como en cuantito, adverbios
como allacito o destralito. Por otro lado, como explica Camus (1997:87) este sufijo es,
junto con –illo, una de los diminutivos menos proclives a las formaciones deverbales.

6.5.1.4 Productividad y capacidad para la lexicalización

Lázaro Mora (1981:485) afirma que el sufijo –illo es muy productivo y posee
una capacidad lexicalizadora superior a –ito e –ito. También Lang (1990:141) constata
su tendencia a la lexicalización. García Platero (1997:55) parece encontrar una

267
explicación a la productividad del sufijo –ito, pues ésta parece ir en aumento con
respecto a –illo debido a la creciente tendencia del primero a producir también formas
lexicalizadas tales como chupito o futbito. Por otra parte, parece que hay alguna
conexión entre la mayor productividad de –ito y otros sufijos respetuosos con el género
de la base, como –illo, –uelo, -azo, frente a la menor productividad de los que no lo son
(–ete, –ín, -ón, -ote).

6.5.1.5 Distribución

Según Catalán (1958-58:248-253) el sufijo –ito apenas ha dejado huellas en la


toponimina. La existencia de un área hispano portuguesa con –ito y la conservación de
la -n- podría hacer pensar en un sustrato mozárabe con el árabe como vehículo. Sin
embargo en los siglos XIII y XIV no siendo –ito y –ete fósiles lingüísticos, esto no
parece posible. El sufijo –ito es de aplicación general en toda la península, tal y como lo
explica Bajo Pérez (1997:47). Además es también el más habitual en Canarias y
América hasta el punto de haber sustituido a otros y ser el único en muchas regiones
americanas, (Náñez 1973:385). Uritani y Berrueta (1985:212-215, 222-224) localizan el
sufijo –ito en Aragón, la Rioja y Navarra en una proporción de casi el 30% con respecto
a los demás sufijos. En Andalucía Occidental (Huelva, Sevilla y Cádiz) su uso casi
alcanza el 50% y va cayendo del 20% al 10% a medida que nos dirigimos hacia su parte
oriental. En Canarias el uso de este sufijo casi alcanza el 60% del total. En concreto, en
Puerto del Rosario, explica Moya (1993:226) hay una curiosa distribución sufijal en la
que –ito se emplea para expresar respeto cariñoso mientras que –illo se emplea en
nombres propios de los niños pequeños en las clases populares e –ín para los niños de
las clases medias.

En cuanto a el sufijo –ito en el español de América, en Colombia, –ito (y


también en otros países de Centroamérica y del norte de Sudamérica –ito/ -ica son
alomorfos de –ito /-ita explicables por disimilación) es casi exclusivo en las funciones
afectivas. Miranda (1994:119) enumera una serie de formas adverbiales
extraordinariamente afectivas que se dan en el español de América como abajito,
ahorita, enseguidita o encimita, que no existen en la península. Y según hemos podido
268
comprobar personalmente, incluso se dan combinaciones de sufijos diminutivos como
ahoritica (Colombia). En Colombia y la zona del Caribe es junto con –ito el único
sufijo productivo que queda según Fontanella (1962:557). De esta misma manera
sucede en Venezuela explica Martínez (2002:91). La alternancia entre estos dos sufijos
depende de razones de eufonía. Los vocablos cuya radical termina en t, llevan el sufijo –
ito, las restantes palabras llevan el sufijo –ito.

En Bolivia, explica Muñoz García (2004) el diminutivo juega un papel


importantísimo como parte de una falsa cortesía llena de zalamerías y fórmulas de
tratamiento poco espontáneas y se aplica ampliamente, por ejemplo, a los nombres
propios como Victítor, Oscarito, Ismaelcito, Guillermito. Con respecto a algunos
diminutivos empleados en Perú, como ahorita, ahoritita, y ahoritita, explica Iwasaki
(2003) que existen instancias separadas por horas más que por fragmentos separados de
tiempo. Ahoritita posee un significado lexicalizado que indica que el oyente debe
esperar a que el hablante acabe con su trabajo para ser atendido, si se le añade un
diminutivo más este mitiga el acto de habla que es una petición de espera. Para un
estudio de mayor complejidad sobre ahoritita, ahoritica y sus derivaciones en el Caribe
y la América continental ver Fortin (2011:170-171). Otros diminutivos propios de Perú
como Aquicito arribita también hacen referencias a trayectos largos

6.5.2 El sufijo –illo/ -iello

6.5.2.1 Etimología y valores

Según Pharies (2002:326) este sufijo se remonta a –ellus. Según Puyol


(2000:105) en latín funcionaba como apreciativo y como derivativo. En español
antiguo, continúa Pharies (2002:326) este sufijo tiene varios resultados como –iello, -
ello o –illo. Este último aparece en el siglo X y se generaliza en los siglos XIV y XV. El
sufijo –illo procede del latín -ĕllus<-iello<–illo. El sufijo diminutivo latino -ulus (en
concurrencia con -ellus) se igualó con los sufijos -lu/-clu, y -ulu/-culu y se aplicó a sus
269
valores, valores que luego tomaría -ellus al sustituir a -ulus. Las distintas soluciones de
este sufijo en romance constituyen el sufijo más generalizado desde el primer momento,
con algunas restricciones con respecto al ámbito de los sufijos –uelo y -ejo. En los
principios de la lengua, este sufijo está obligado a seguir ciertas reglas de formación. Al
unirse con los bisílabos en -e y -n, y las agudas en -n respondiendo al uso latino adopta
la forma -ciello. En el siglo XIV las voces acabadas en -r también adoptan -ciello. En el
siglo XV comienza la competencia con –ito e –ico, aunque gracias a la entrada de la
libertad de sufijación –illo se amplía a radicales que antes no lo admitían, tales como -l,
-ll (con anterioridad pertenecientes al paradigma de -ejo), los que poseía –uelo y la -r
final. En el siglo XVI es superado por –ito, como resultado de la pérdida de parte de su
afectividad y en consecuencia aumenta su número de lexicalizaciones.

6.5.2.2 Valores

Náñez (1973:45) encuentra en el diminutivo –illo en Andalucía cierto valor


evocador que, en efecto, parece faltar en el resto del dominio peninsular. La causa más
corriente de lexicalización es aquella que partiendo del significado disminuidor del
sufijo pasa a nombrar al objeto al que se refiere como una variedad del objeto designado
por el positivo como aguacate>aguacaatillo. Esto ocurre sobre todo con el sufijo –illo
(aunque también con –ete). Existe una relación inversa entre la vigencia, vitalidad y
expresividad del sufijo y el número de lexicalizaciones que se dan en especial en los
sufijos más antiguos.

Monge (1965:140-141) da cuenta del carácter afectivo de –ito e –ico, frente al


sentido objetivo de aminoración de –illo, muy dedicado a la especialización de
significados. Aunque illo, se mantuvo y se mantiene como formante para expresar
desdén o menosprecio. De todas formas estos valores son adquiridos porque en esencia
este sufijo se caracteriza pro la pérdida de capacidad expresiva. El formante –illo es,
como hemos comentado, el diminutivo de mayor vitalidad en la lengua antigua (y el -
ĕ´llus originario tenía el mismo oficio en latín). El desgaste de –illo por el uso resulta
definitivo para justificar el avance de –ico, –ito. Sin embargo, el sufijo –illo ni
desaparece ni pierde definitivamente sus valores afectivos, incluso se mantiene para
expresar desdén y menosprecio en competencia con –ito, que pasa a ser heredero de su
270
frecuencia y de los valores que antes expresaba este. Montes Giraldo (1972:88) afirma
que en Colombia, –illo se utiliza para denominaciones y está casi ausente del habla
popular pues remite a un estilo literario.

Lázaro Mora (1981:490) pone en relación los sufijos –ete/-eta, que poseen un
sentido de connotación más próximo a –illo que a –ito e –ico. Tal vez esto se deba a que
–illo se desprende más fácilmente de los valores afectivos que el resto de los sufijos. La
tesis de Lázaro Mora (1981:486) consiste en que la lengua ha optado por una preferencia
instintiva de los hablantes que perciben en –illo una aptitud de la que carecen –ito e –ito.
El sufijo –illo, prosigue el autor, “frena muchísimo menos la posibilidad de que el
vocablo se lexicalice con acepciones propias, y de que signifique despreciativamente o
con desafecto”, como en vinillo, licenciadillo, cabecilla, arenilla (cálculos en la vejiga),
cotilla, etc. Para justificar estas afirmaciones, el autor argumenta que los sustantivos
lexicalizados del DRAE que poseen el sufijo –illo, no son, en general, positivos. Es
más, algunos incluso son despectivos, y no hay opción para afijar –ito o –ito, como en
pardillo, tapadillo. Según el autor la capacidad de –illo para expresar desafecto en
vocablos fuera de contexto y de situación es más acusada que en –ito o –ito. Lázaro
Mora ofrece una prueba pragmática que respalda lo dicho anteriormente:

La infinidad de actos de discurso en que el hablante lo prefiere para encubrir tácticamente el


afecto, para diluir los indicios de complacencia en la evocación del objeto que acompañan a los
otros dos sufijos. (1981:487)

En algunos ejemplos puede observarse el contrastes de los valores, como en


estoy escribiendo un articulillo/ articulejo donde si optamos por la segunda opción se
resta énfasis a la acción, mientras que si optamos por la primara, articulillo, se
intensificaría. Con todo, bien es cierto que modificando las circunstancias y el tono de
la voz cabría una interpretación negativa de articulillo. Este comentario del autor
demuestra que en última instancia son estos los factores que determinan el valor del
diminutivo. Resulta curioso cuando menos otro dato que aporta el autor al enunciar las
características de –ete/ -eta en comparación con –illo. El sufijo –illo posee una mayor
libertad de uso y una enorme productividad, sobre todo con sustantivos que designan
objetos de menor tamaño que los nombrados por su base. Sucede entonces que, según el
autor, con estos sustantivos la afectividad desaparece.

271
Quizás el comentario más interesante de Lázaro Mora (1981:488) sea que –illo
aminora la sustancia de la base sin que esa reducción se vea inevitablemente
acompañada de una disposición favorable de la psique hacia el objeto. El sufijo –illo, se
reparte con –ete la formación de nombres para objetos distintos como casilla/caseta. De
todos modos, aunque algunos contextos faciliten el intercambio de –ete con –illo, la
motivación última de estos sufijos es distinta. Para Briz (1984:54) es, sin embargo,
significativo que en la zona que ocupa su estudio (Requena-Utiel) –illo sea el sufijo en
el que más marcada está la función ‘empequeñecedora’ como en los ejemplos
siguientes: cortaílla ‘cortada pequeña’, pincelillo, banastillo, esportilla, tijerillas.

No faltan usos de tono afectivo mediante este sufijo, pero en la mayoría de los
casos será el contexto el que descubra su valor real, como en los casos de poquillo,
legoncillo, azáilla, pintáilla o coloráillo. Fernández Ramírez (1986:38) afirma con
claridad que la elección de un sufijo en lugar de otro modifica el matiz de la base
completamente, y a continuación reconoce la existencia de alguno de los valores
referidos por Alonso (1951) aunque su posición valora mucho más lo nocional. Pandolfi
(1989:137) para tratar el tema de los valores semánticos del sufijo –illo remite al
diccionario de María Moliner (1975:88) donde se afirma que es un “sufijo empleado
para la formación de diminutivos. Es de uso muy frecuente, aunque no tanto como –ito/-
a.”

Este diccionario también se refiere a los rasgos semánticos despectivos y


peyorativos que posee el sufijo, y añade que se trata de un sufijo que también posee una
connotación valorativo-emocional o afectiva, como en pobrecilla o en poquillo. La
autora explica que algunos sustantivos con este sufijo presentan un significado
referencial respecto al lexema de la base que alude al tamaño o al poco valor del
referente o intenta atenuar un rasgo negativo, como en los casos de hombrecillo
(hombre de poca importancia) o envidiosilla (es más suave que envidiosa). Los
significados básicos de –illo son el nocional, torrecilla, cadenilla, y el despectivo que se
aplica sobre todo a seres humanos, mujercilla, empleadillo.

También Lang (1990:142-143) encuentra que –illo tiende a ser peyorativo. Bajo
Pérez (1997:50-51) alude a cierto valor de desdén, conmiseración, ironía o deseo de

272
quitar importancia, pero lo circunscribe a los ámbitos exteriores a Andalucía occidental
(explicar en que provincias se da). El sufijo posee cierta capacidad atenuadora y por ello
suele encontrarse añadido a lexemas de signo negativo: granujilla, tramposillo,
mentirosilla, golfilla, borrachillo, diablillo, pelmilla. Por su parte Alvar (1995:57)
afirma que los sufijos –ito e –illo son los de más empleo. García Platero (1997:54)
opina que el carácter apreciativo de –illo es mayor en el nivel coloquial, frente a la
lengua general, con mayor tendencia a la lexicalización, mientras que el valor de
apreciación aminoradora es el más frecuente en discursos especializados o
semitecnolectos, como el periodístico. Capanaga (1999:117-121) considera que este
sufijo es con –ito el diminutivo más general en español. Posee mayores restricciones
geográficas y mayor tendencia a la valoración peyorativa y a la lexicalización. Se añade
a las mismas bases que –ito aunque con mayores restricciones de adjunción.

Desde la valoración de Ruiz de Mendoza (1999:311) los sufijos –illo o -ucho


sugieren a priori una valoración negativa. Sin embargo existen contextos en los que
estos valores se invierten. Según el resultado de la segunda opción del MIC (modelo
cognitivo idealizado), los objetos pequeños son poco importantes e incluso
despreciables (esto explica el valor negativo de –illo). Sin embargo, no se aclara la
ambigüedad de los casos en que –illo es positivo etc. La explicación de lo anterior se
encuentra en el efecto combinado que produce el término que posee un operador “dim”,
junto con el resto de la predicación y los parámetros contextuales: ¡Venga, dame un
pastelillo! / ¡Venga, dame un pastelito!.

El ejemplo con –illo se basa en la segunda reacción del MCI, donde la escasa
importancia de lo demandado minimiza el coste. Marimón y Santamaría (2001:19) se
adhieren a la opinión de que la pérdida de valores connotativos de –illo está en la base
de su elevada cantidad de lexicalizaciones. Afirman los autores que se ha producido una
revitalización de los valores apreciativos del sufijo –illo ya que en el contexto del
lenguaje juvenil este “adquiere unos valores emotivos más intensos y distintos a los del
habitual –illo” (2001:19).

Estos valores pueden ser afectivos como tomarte unas copillas y esas cosas
<risas> o bromistas y aminorativo como en el ejemplo No sé si será por la mente

273
<risas> que tengo un poco salidillo y tal... (2001:22). Los autores no han encontrado en
su corpus oral el matiz despectivo que señala San Martín (1999:202) y otros autores.
Existen casos en que los sufijos –illo e –ito alternan como en trabajito / trabajillo, ratito
/ ratillo, poquito / poquillo, aunque no en otros casos. Lo que parece evidente es que en
la elección cada sufijo hay una voluntad consciente por parte del emisor. Cada elección
está motivada por el distinto matiz que puede ofrecer cada sufijo.

Una interpretación neurolingüística sobre los valores más opacos de –illo frente
a los de –ito la ofrece Howard (1998:4) a través de la Teoría del Procesamiento Mental
del Neocognitrón, según la cual las características simples que se extraen de un estímulo
se integran en características más complejas de un modo jerarquizado. La percepción de
una enditad incompleta produce una activación menos prototípica del sendero neuronal
que interpreta el tamaño. Mientras que –ito corresponde a la instanciación más directa
del mecanismo neuronal, –illo encuentra interrupciones en el procesamiento que
permiten la extracción de las característica más abstractas del morfema (Howard,
1998:5-7).

6.5.2.3 Categorías a las que se adjunta

En general, todos los autores enumeran el conjunto de bases que pueden adoptar
el diminutivo –illo. Así pues, Monge (1965:142-143) afirma que las categorías que
admiten la adjunción de estos sufijos son el sustantivo, el adjetivo, el verbo (y con esto
se refiere al gerundio) y el adverbio. Por su parte, Lang (1990:142-143) afirma que se
adjunta al mismo tipo de bases que –ito. Sin embargo este autor ofrece un dato de suma
relevancia, y es que lo importante no es tanto el tipo de categorías que lo admiten, como
la frecuencia de aplicación del diminutivo a esas categorías con relación a la frecuencia
global de uso de las mismas. De este modo, afirma el autor que el sufijo –illo es más
reacio que –ito a los adverbios, participios, nombres propios y raíces extranjeras. Sobre
este punto, Almela (1999:118-119) confirma que las categorías de afijación son las ya
mencionadas (S. Adj. Adv. Ger.) y en el mismo sentido Capanaga (1999:117-120)
observa que se añade a las mismas bases que –ito aunque con mayores restricciones.
Algunos de los ejemplos que ofrece Ramírez Fernández (1986:38) son los siguientes: 1)

274
sustantivos: cigarrillo, cursillo, dinerillo ; 2) adjetivos: guapillo, mentirosillo; 3)
gerundios: tirandillo, pasandillo, silbandillo.

6.5.2.4 Productividad y capacidad para la lexicalización

Para Fernández Ramírez (1986:38) las lexicalizaciones son el producto de


metáforas suscitadas por una metáfora de la base derivativa: organillo<órgano,
flequillo<fleco. Lo que parece claro para este autor es que se trata de una categoría
distinta a la del diminutivo. En opinión de Lázaro Mora (1981:495), el sufijo –illo es
muy productivo y posee una capacidad lexicalizadora superior a –ito e –ito. Tal vez esta
mayor expansión léxica se deba a que se desprende más fácilmente de los valores
afectivos y a que el desgaste debido a su antigüedad es mayor (González Ollé 1962:278-
280). Según Lázaro Mora (1981:486), “la lengua ha optado por una preferencia
instintiva de los hablantes” que perciben en –illo una aptitud de la que carecen –ito e –
ito. El sufijo –illo, prosigue el autor, “frena muchísimo menos la posibilidad de que el
vocablo se lexicalice con acepciones propias” Monge (1965:141) explica que el proceso
de lexicalización es en realidad una especialización semántica a partir del empleo
continuado de estos sufijos que ha conducido en ocasiones a la sustitución sobre todo
mediante –illo y –uelo (los sufijos más frecuentes en época medieval). Briz (1984:54)
confirma que también en Utiel-Requena se cumple este dato válido para el resto del
país, –illo (-cillo)< -ě´llu es el apreciativo que sufre más lexicalizaciones. El autor
ofrece algunos ejemplos tales como cenicilla ‘enfermedad del racimo’, cuquillo ‘insecto
parásito’, forcatillo ‘arreo de la caballería’ o bajoquilla ‘judía verde’.

Frente a –ito, que presenta pocas formaciones lexicalizadas, las de –illo son
numerosas, afirma Briz (1984:54-55). González Ollé justifica estas diferencias debido a
un factor histórico:

el sufijo –ito no se generalizó en la lengua española hasta el siglo XVI, a diferencia de –illo que se
remonta a los orígenes de la lengua. Las formaciones en –ito no han tenido tiempo por tanto de
lexicalizarse de la misma medida que las en –illo.(1965:137)

275
Lang (1990:142-143) afirma que en comparación con –ito, el sufijo –illo se usa
menos, aunque goza también de una productividad privilegiada. Este sufijo manifiesta
una mayor tendencia a la lexicalización. Por otro lado, posee una marcada tendencia al
cambio de género de la base que quizás influya en su inclinación al cambio de
significado. Esto se puede comprobar en casos como libro>libreta, o
cámara>camarote. Este dato tal vez esté relacionado con la productividad ya que los
sufijos respetuosos con el género de la base (–illo, –ito, –uelo, -azo) son más
productivos que los que no lo son (–ete, –ín, -ón, -ote).

Pandolfi (1989:133) afirma, refiriéndose a las lexicalizaciones, que un gran


número de unidades léxicas presentan una realidad distinta de la que no podemos dar
cuenta analizando tan solo los rasgos semánticos. Es posible identificar la estructura
que el referente tiene como palabra, pero su valor semántico no es tal. Sería lícito, por
tanto, pensar que el referente original y el derivado son dos morfemas distintos, y que
se ha perdido la relación con el tema de base primitivo porque aluden a dos realidades
diversas, como sucede en el caso de casilla, que no se refiere a una casa pequeña, sino a
otra realidad. Miranda (1994:122) afirma que el formante –illo pierde su constante
connotativa más fácilmente y se lexicaliza en metáforas suscitadas por la base
derivativa como las siguientes: arena>arenilla (cálculos en la vejiga),
gancho>ganchillo (labor hecha con aguja de gancho) horca>horquilla (alfiler del
pelo), bomba>bombilla (globo de cristal por donde pasa la luz).

6.5.2.5 Distribución

Lang (1990:142) expone que en España, en general, –illo es un sufijo de


gran uso, sobre todo en Andalucía. Bajo Pérez (1997:50-51) explica que es
fuera de esas zonas de uso general (Andalucía occidental) donde el valor
diminutivo se mezcla con cierto desdén, con conmiseración, con ironía o con
deseo de quitar importancia, y ofrece algunos ejemplos que muestran estos
valores: Si quieres saber cómo es Julillo, dale un empleíllo, tufillo, geniecillo,
sonrisilla, disgustillo, faunilla, dinerillo, mediquillo, asuntillo, aventurilla,

276
defectillo, cosillas, problemilla, dolorcillo, pecadillos, personajillo,
desahoguillos.

Sobre todo es frecuente en las hablas meridionales, especialmente en andaluz


occidental: Angelillo, Lolilla, salero>salerillo, oliva>olivilla. En Granada, explica
Barros (1989:38) es bastante frecuente con empleos afectivos y un alargamiento
característico de la í tónica del sufjio. En Canarias pervive todavía como sufijo
diminutivo en las zonas rurales, pero está en regresión frente a –ito, -ita.

Uritani y Berrueta (1985:206, 209, 213-215) dan cuenta del sufijo –illo en
Aragón, la Rioja y Navarra en una proporción de aproximadamente el 27% con relación
a los demás sufijos en sentido descendente desde Logroño a Teruel (aunque en Huesca
se da su menor índice de aparición). En Andalucía es el sufijo más abundante ya que
supera en general el 60% de las apariciones. Por otro lado, en Canarias ocurre en el 20%
de los casos aproximadamente. En Canarias, explican Cárceres y Salas (1992:22) es el
sufijo más importante empleado por los conquistadores para la designación de nuevas
realidades a partir de ‘los materiales fitonímicos canarios’ a través de lexicalizaciones.
A este respecto, comenta Franco (1988:120), la sufijación ha sido uno de los
procedimientos léxico-genésicos más desarrollados por el español también en el Nuevo
Mundo, pero las nuevas formaciones recuerdan su origen peninsular y sus sufijos siguen
las tendencias peninsulares.

Uritani y Berrueta (1985:210-211) incluyen las variantes -iellu dialectal en el


alto Aragón, y -ell>ellu que se da en Ribagorza y en el bajo Aragón. Este sufijo también
se utiliza en la América hispanohablante, (Lang 1990:142). Pandolfi (1989:138) lo
localiza en el español de Chile, donde –illo se emplea en un nivel muy formal o literario
de la lengua. Para Bajo Pérez (1997:51) en América este sufijo se puede encontrar en
tres casos: 1) lexicalizaciones; 2) con valor nocional (al menos en México) 3) con matiz
no cariñoso. Cuando el lexema pertenece a una voz amerindia los hablantes parecen
preferir –illo/ -illa a –ito/-ita.

277
6.5.3 El sufijo –ico

6.5.3.1 Etimología e historia

El origen de este sufijo también es controvertido. Existe un buen número de


teorías, aunque ninguna de ellas tiene la fuerza probatoria suficiente. En opinión de
Pharies (2002:306) se remonta a un sufijo latino vulgar *-īccus, de origen desconocido
pero probablemente no latino que ha dejado huellas en varias lenguas románicas.
Gonzalez Ollé (1962:319-24) propone un origen céltico aunque no puede dar ejemplos
para apoyar su teoría. Existen tres formaciones con –ito documentadas en el siglo X y
no se encuentra ninguna más hasta los Inventarios Reales. Según los Inventarios Reales
de los Reyes Católicos del año 1499, al parecer, este sufijo ya supera a –ito y –iello. Sin
embargo, desde el año 1500 se usa menos que –ito aunque más que –iello. Existen
abundantes muestras de –ito en la toponimia. Avanzado el siglo XV pasa por ser el
sufijo con mayor expresividad afectiva y sentimental. Se enlaza con el radical del
primitivo del mismo modo que –illo (las palabras acabadas en –e lo reciben). Triunfa
por las mismas causas que –ito, de un modo paralelo a este.

6.5.3.2 Valores

Monge (1965:140) recuerda que las gramáticas españolas de los siglos XVI y
XVII (Miranda, Oudin, Correas) insisten en el carácter afectivo de –ito e –ito, frente al
sentido objetivo de aminoración de –illo, que, junto al desgaste que padeció, lo hace
propicio para las lexicalizaciones. Sin embargo, –ito que le come terreno al anterior,
también posee unos cuantos casos en los que se encuentra lexicalizado. Lázaro Mora
(1981:495) afirma que su sentido connotativo está más próximo a –ito, y lo aleja de –
ete/-eta más próximos a –illo. Sobre el sufijo –ico no encontramos datos en las
gramáticas y diccionario sino de tipo diatópico, y por supuesto no se pone en relación
con el resto de elementos de su categoría (tal y como la denomina Rainer, 2002:105).

278
Es un sufijo considerado dialectal con una capacidad lexicalizadora menor a la de –ito e
–illo. La vía de la lexicalización evidentemente parece el único camino de acceso a los
diccionarios, como censura este autor. Para Lázaro Mora (1981:485) la causa de que
este sufijo esté menos indicado para la lexicalización se encuentra en la alta
concentración de matices afectivos y diatópicos que encierra. Este es también uno de los
motivos por los que los hombres lo usan menos y si lo hacen es con una intencionalidad
irónica. Para este autor, –ito posee obviamente las dos funciones, la nocional y la
afectiva.

Briz (1984:54) nos ofrece algunos ejemplos del sufijo –ito < -ICCU, propios de
la zona de su corpus (Utiel-Requena) comidico, bonico, guardadico, enterico, asáico,
peláico El autor afirma que este sufijo con formas verbales indica una especial ternura
y afectividad. Además se muestra partidario de la existencia del valor intensificador, o
elativo como lo llamaban otros autores, de –ico como lo demuestran los casos
siguientes: es tempranico ‘es bastante temprano’, está lejicos ‘está bastante lejos’.

Al parecer, afirma Briz (1984:54) el uso de –ito decae en las nuevas


generaciones quizás por desgaste o presión de otros sufijos. Para Lang (1990:147) y
Miranda (1994:121), sus valores semánticos están próximos a los del sufijo –ito. Según
estos autores, posee una variante femenina –ica, que genera formas adjetivas que poseen
un carácter más despectivo que la masculina y son especialmente frecuentes en el
lenguaje infantil: abusar>abusica. Sin embargo, para Bajo Pérez (1997:48-49) esta
variante femenina comentada por Lang (1990:147-148) y Miranda (1994:121) es en
realidad un sufijo aspectual que forma nombres deverbales (o denominales) como
acusica, llorica, quejica, miedica. El problema reside en que frecuentemente se
confunde, según palabras de la autora (Bajo Pérez, 1997:48-49), “con el sufijo
potestativo homónimo porque, al igual que éste, conlleva una connotación afectiva,
aunque en el aspectual no es cariñosa sino despectiva”.

En la misma línea, explica Camus (1997:89-90) que es similar al –eta agentivo,


que forma adjetivos de carácter más o menos argótico, sobre todo en el argot escolar o
adolescente, del tipo roñica, enfadica, soplica. Tanto Miranda (1994:121), como Ruiz
de Mendoza Ibáñez (1999:314) y otros autores como Marimón y Santamaría (2001:18)

279
coinciden en considerar a –ito un sufijo dialectal. Esta parece una opinión compartida
por todos los autores en general. Por su parte Marimón y Santamaría (2001:18)
consideran el sufijo –ito/a como un sufijo de uso escaso que además cuenta con pocas
lexicalizaciones, ya que apenas ha localizado seis casos en su corpus. Con todo, es
preciso tener en cuenta la zona y los informantes de los que se ha servido (universitarios
de Alicante).

6.5.3.3 Categorías a las que se adjunta

Lang (1990: 147) enumera las categorías a las que se adjunta como sustantivos
(muchos nombres propios), adjetivos: solecico, malico, Teresica, llorica. También da
cuenta este autor del uso deverbal que acaece en verbos iterativos con –ear (Rifón,
1994:203) creados a partir de sustantivos designadores de un acto íntimamente
vinculado a un resultado tales como llorar>lloriquear. Explica Lázaro Mora
(1999:4649) que la apreciación en los verbos siempre va asociada a estos significados
iterativos o frecuentativos y además de que este uso está muy limitado no está claro si
se trata de un tipo de sufijación o de infijación. Por su parte, Almela (1999: 118) solo lo
refiere con respecto a sustantivos y adjetivos tales como besico o bonico.

6.5.3.4 Productividad y capacidad para la lexicalización

Considera Lázaro Mora (1981:485) que –ito es un sufijo con una capacidad
lexicalizadora menor a la de –ito e –illo, tal vez por su consideración de rasgo dialectal.
Este sufijo está menos indicado para la lexicalización por su sentido afectivo y sus
restricciones diatópicos.

6.5.3.5 Distribución

280
Hasselrot (1957:265) localiza el sufijo en Granada, Aragón, Navarra (-iquio:
Murcia y Almería). Por su parte, Náñez (1973:45-46) lo encuentra en Aragón, Navarra,
Murcia, y también en Granada, Colombia, Costa Rica, las Antillas(su variante -iquio se
emplea en Almería y Murcia). Por otro lado, –ico resulta escaso en Salamanca e
inexistente en México, se emplea en gran cantidad de topónimos y apodos, y
curiosamente en Chile no es diminutivo, sino que posee otros usos.

Briz (1984:54) siguiendo a Lapesa (1980:395) afirma que –ito es exclusivo de


Aragón, Murcia y Andalucía Oriental. La misma observación la realizan Lang
(1990:147), Alvar (1953:159) y Capanaga (1999:117-120). Por su parte Zamora Vicente
(1979:279) añade Albacete. Alvar (1953:159) comenta que es el sufijo característico del
aragonés para formar diminutivos. Probablemente, en Requena-Utiel este sufijo sea de
origen aragonés sin olvidar la posible influencia del valenciano. Casos como bonico
parecen procedentes del valenciano, que a su vez remontan a la influencia castellano-
aragonesa.

Uritani y Berrueta (1985:206, 211, 213, 215-217) localizan el sufijo –ico en


Aragón, la Rioja y Navarra en una proporción de casi el 23% con respecto a los demás
sufijos. El sufijo –ico se extiende de norte a sur en una franja vertical que comprende la
provincia de Navarra, el oeste de Huesca, Zaragoza y Teruel. En Andalucía Oriental
(Jaén, Granada y Almería) su frecuencia es baja, de un 15% aproximadamente,
probablemente por la influencia de los aragoneses que se establecen en Murcia en el
siglo XIII. En la parte occidental es casi inexistente. En Canarias su proporción es más o
menos del 10%.

Bajo Pérez (1997:48) encuentra a –ito/-ica típico del valle del Ebro. También se
da en Valencia, Aragón, Murcia (con variante -iquio/-iquia), Navarra, y la Rioja llega
hasta Granada y aun está vivo en León, Zamora y Norte de Salamanca: pilarica,
estudiantico, bolsico, Santiaguico. También Gooch (1967:27) documenta –ito en
Granada.

Para el caso concreto del sufijo –ito en el español de América, se observa que en
Cuba, Venezuela, Costa Rica y Colombia se utiliza para los diminutivos de los nombres
281
propios y comunes: Albertico, Modestico, Bertica, puntica, ratico, torticas, momentico,
otrico, alantico. Esto mismo observa Lang (1990:147).

En la República Dominicana se recurre a –ito/ -ica para evitar secuencias /t...t/,


pero no parece existir una distribución tan sistemática como en los otros países. Montes
Giraldo (1972:87-88) aclara que en Colombia –ito no es un sufijo independiente sino
una variante disimilatoria de –ito, exclusivo en casi todas las denominaciones afectivas.

6.5.4 El sufijo –uelo

6.5.4.1 Etimología e historia

Del latín tardío -ŏlus el sufijo se reanaliza como éolus que evoluciona hasta -ólus
y por diptongación regular de la -o- abierta tónica a –uelo según Pharies (2002:517).
Almela ofrece lo clasifica de este modo (1999:118-119): –uelo (–uelo, -(ec)ezuelo) lat
(o,u)lum. Este sufijo está estrechamente relacionado con –ulus. En latín se utiliza
también como diminutivo en -eolus/-iolus origina –yolus, forma que generaliza este
sufijo. En español moderno –uelo no está fonéticamente condicionado por la palabra
que lo soporta. En el español antiguo su uso se limitaba a las palabras acabadas en –ero
o cuyo radical terminara en <-z>, <-ç>, <-ch>, <-ñ>, <-j> (-y). El sufijo apenas es
productivo (con excepción de nombres abstractos) y algunos neologismos como
dictadorzuelo, festezuela, vueltezuela. Ya era escaso en la Edad Media y hoy casi no
quedan muestras. Con todo Bajo Pérez (1997:52) explica que era muy abundante en el
Siglo de Oro. Su función es minorativa y afectiva.

6.5.4.2 Valores

El sufijo –uelo es un diminutivo considerado peyorativo en ocasiones, debido a


su carácter fono simbólico negativo. Su valor peyorativo es superior al de –ete. El sufijo
–uelo tiene un matiz peyorativo, a veces jocoso o afectivo, y un carácter notoriamente
culto (Lang 1990:145-146). Según Pharies (2002:518) va perdiendo su valor

282
diminutivo. También para Miranda (1994:124) las formas –uelo/a poseen un matiz más
despectivo que el de otros sufijos, aunque estas tendencias pueden atenuarse al igual
que sucede con el resto de los sufijos a través del contexto. Bajo Pérez (1997:52)
explica que en las zonas de España donde menos se da se carga de un valor desdeñoso o
humorístico, como en los casos siguientes: mozuelo, rapazuela, hojuela, jovenzuela,
tontuelo. Para Capanaga (1999:117-120) es el sufijo que puede presentar mayor valor
despectivo: jovenzuelo, escritorzuelo. Por su parte, Ruiz de Mendoza (1999:314) apenas
comenta que –uelo es algo más peyorativo que –illo.

6.5.4.3 Categorías a las que se adjunta

Almela (1999:118-119) señala que las bases que lo aceptan son sustantivos y
adjetivos. En este sentido, Capanaga (1999:117-120) coincide con el autor anterior, y
también afirma que su productividad y su capacidad de combinación son reducidas.
Bajo Pérez (1997:42-43) estudia el problema de la monoptongación al añadirse este
sufijo a lexemas que presentan diptongo. El resultado suele ser, en efecto, la reducción
del diptongo: chicuelo, indizuelo, bestezuela, ojuelos, mojonzuelo; pedrezuela,
tendezuela, hacendezuela.

En caso de hiato se pueden producir modificaciones que hacen casi irreconocible


el lexema: aldea>aldehuela, picardía>picardiuela, Mencía>Mencigüela,
navío>navichuelo.

6.5.4.4 Productividad y capacidad para la lexicalización

Lang (1990:145-146) considera que –uelo es un sufijo más productivo que –ete
o –ín. Tiende también a la lexicalización y esta depende en gran medida de la
especialización semántica. Posee un alto grado de alomorfía (pollo>poll–uelo/
gordo>gord-ez–uelo). Capanaga (1999:117-120) defiende que algunas lexicalizaciones
indican como valor primario ‘tamaño menor que la base’ tales como: pañuelo,
riachuelo, mientras otras expresan un contenido muy distante a la base como reyezuelo
‘tipo de pájaro’. El término copichuela no tiene sentido despectivo.
283
6.5.4.5 Distribución

Según Bajo Pérez (1997:52), el sufijo –uelo hoy en día se da en Murcia, la


Mancha oriental, el sur de Aragón y Andalucía oriental. También se encuentra en
América, donde posee casi siempre valor empequeñecedor. En cambio, Uritani y
Berrueta (1985:206, 212-214, 218-219, 222-224) localizan el sufijo –uelo en Aragón, la
Rioja y Navarra en una proporción de apenas el 0,8% con respecto a los demás sufijos.
En Andalucía Occidental es esporádico. En cambio, en la parte oriental (Jaén, Granada
y Almería) y central (Córdoba y Málaga) su uso casi alcanza el 5%.

6.5.5 El sufijo –ete

6.5.5.1 Etimología e historia

Según Pharies (2002:240) es un sufijo que se remonta al sufijo catalano-


aragonés –et –eta, que proviene a su vez de un hipocorístico no latino –ittus. En opinión
de González Ollé (1962:309) a pesar la atribución tradicional del sufijo al francés,
igualmente podría provenir también del catalán, aragonés o provenzal o incluso del
mozárabe. Briz (1984:53-54) propone la siguiente etimología –ete (-cete)< -Ī´TTU del
latín. En los orígenes es un sufijo con poco uso y muy limitado. Parece circunscrito al
campo semántico de lo literario y musical que habría podido facilitar su entrada como
un extranjerismo culto que paulatinamente iría adquiriendo prestigio. Tal vez por este
motivo la adjunción a bases vulgares resulta poco frecuente. Desde el valor de –ete
como manifestador de la modestia evoluciona hasta valores despectivos o
minusvalorativos. Este sufijo se mantuvo desde el principio fuera del sistema
diminutivo medieval y en este sentido poseía libertad de sufijación, y no se atenía a las

284
reglas del interfijo –ez. Con todo, a veces sus creaciones más que neologismos parecen
préstamos léxicos carentes incluso de valor diminutivo.

Según González Ollé (1962:) su posible versión femenina –eta parece


corresponder más bien al sufijo –eto, aunque la conciencia del hablante lo perciba como
un solo sufijo y aunque en una decena de casos, explica Pharies (2002:243) parezca
serlo. Evidentemente en la sincronía este dato no puede ser muy importante y ya Almela
(1999:118) identifica –ete, -eta, -eto como variantes del sufijo –ete, a su vez de filiación
del francés –ette. Lang (1990:143-144) considera el sufijo –etas como una variante
alomórfica que se da sobre todo en el lenguaje infantil, como en el caso de averigua-
averiguetas. Con respecto a –et, explica Catalán (1958-59:249-53), se implanta en
Valencia y en Murcia debido a la repoblación medieval catalana como resultado de la
re-romanización y expansión hacia el sur de las lenguas del norte.

6.5.5.2 Valores

Zuluaga (1970:42) interpreta en este sufijo un matiz de desprecio o burla


adhiriéndose a una opinión de Bello (1951:70). La mayoría de los diccionarios, según
Lázaro Mora (1981:483), siguiendo al de la Academia (1970. ed XIX), consideran que –
ete/a aminoran la sustancia semántica de los nombres cuantificables. Para Lázaro Mora
(1981:484) lo que cambia de unos diminutivos a otros es el sentido de la denotación y la
connotación. Por ejemplo, –ete/-eta poseen un sentido de connotación más próximo a –
illo que a –ito e –ico. El autor analiza las características de –ete/ -eta en comparación
con –illo. El sufijo –ete (respecto a –illo) posee una menor libertad de uso y una baja
productividad. Por otro lado, –ete/ -eta puede tener valores nocionales como en placeta
‘plaza pequeña’, o afectivos, sobre todo cómicos o burlescos. Quizás sea este valor el
que lo hace tan poco productivo y menos aceptable en todos los contextos. Es un sufijo
muy ocasional, lo cual dificulta su lexicalización y, por tanto, su entrada en el
diccionario.

285
Las conclusiones a las que llega Lázaro Mora (1981:494) consisten en que –ete
posee, al igual que –ito, –ico e –illo, dos funciones, la nocional y la afectiva. Esta última
es predominante, salvo si el contexto la anula. Aunque algunos contextos faciliten el
intercambio de –ete con –illo, el ánimo de estos sufijos es distinto. El sufijo –ete posee
una gran facilidad para producir derivados autónomos efímeros y con pocas
probabilidades de lexicalizarse. Funciona bien con préstamos del francés y del italiano.
Lázaro Mora (1981:496) propone denominar al sufijo “diminutivo burlador”. Briz
(1984:53-54) ofrece algunos ejemplos como polvete, poquete, pajarete, besete,
palometa, cagueta, tripeta, etc. Ninguno de ellos ofrece claramente la noción de
disminución, con lo que no negamos que en ciertos contextos puedan admitir el sentido
de pequeñez. Por otro lado, y al igual que en otros sufijos, encuentra Briz (1984:54) que
junto al valor afectivo-emocional que predomina, hay a veces un matiz intensificativo o
superlativo: Ya queda poquete pa cabar, Está bastante cerqueta di-aquí.

Observa Briz que Alonso negaba este valor, y atribuía a la entonación el ser el
elemento que impone el oficio superlativo y no el sufijo en sí. El autor comparte esta
opinión solo en algunos casos. Los ejemplos que aporta este autor se dan en una zona
de contacto de lenguas (castellano-aragonés y valenciano). Para Lang (1990:143-144),
el sufijo –ete posee un bajo contenido afectivo si bien, afirma el mismo, en ocasiones
expresa cariño. Su valor peyorativo es inferior al de –uelo. En las bases verbales que lo
admiten se consigue un resultado de acción moderada o iterativa del primitivo. Miranda
(1994:123) encuentra que las variantes –ete/a poseen dos valores entremezclados, el
afectivo y el burlesco. También Bajo Pérez (1997:50) afirma que, a veces, se tiñe de
una connotación picarona: sábado>sabadete, amigo>amiguete, brazo>bracete. En el
mismo sentido Ruiz de Mendoza Ibáñez (1999:314) indica que –ete es juguetón, y
menos afectivo que –illo.

6.5.5.3 Categorías a las que se adjunta

Almela (1999:118-119) solo enumera sustantivos y adjetivos como posibles


bases y como en mozalbete, palacete, vejete, regordete. Sin embargo, aunque se añade a
pocas bases, algunas son de tipo verbales. Por otro lado rechaza las bases adverbiales y
las extranjeras según explica Lang (1990:143-144). Este argumento que entra en

286
contradicción con la tesis de Lázaro Mora (1981:484), para quien funciona bien con
préstamos del francés y del italiano. Las bases de aplicación de este sufijo suelen ser en
general nombres animados relacionados con algún tipo de ocupación,
abogado>abogadete. Una variante americana del sufijo da como resultado formaciones
deverbales como señala Rainer (1993:502) del tipo acusete, adulete, amarrete. Explica
Camús (1997:89) que este sufijo también forma derivados deverbales que dan lugar a
formas agentivas y de acción aunque poco productivas. Rainer (1993:500) da cuenta de
algunos casos de formaciones de acción como caguetas, acusetas, escuchetas, y de
nombres de acción como cagaleta, pataleta.

6.5.5.4 Productividad y capacidad para la lexicalización

Náñez (1973:378) explica que la causa más corriente de lexicalización del


diminutivo es aquella que partiendo del significado disminuidor del sufijo pasa a
nombrar el objeto al que se refiere como una variedad del objeto designado por el
positivo. Y esto ocurre sobre todo con los sufijos –illo y –ete. Parece que existe una
relación inversa entre la vigencia, vitalidad y expresividad del sufijo y el número de
lexicalizaciones que se dan, en especial en los sufijos más antiguos. En el caso concreto
de los sustantivos construidos con –ete/a, son varios los que tienen entrada en el
diccionario, aunque no están todos. El sufijo –ete (respecto a–illo) posee una menor
libertad de uso y una baja productividad. Es un sufijo muy ocasional, lo cual dificulta su
lexicalización y por tanto su entrada en el diccionario, según Lázaro Mora (1981:492-
493).

Lang (1990:143-144) también comenta la fuerte tendencia al cambio de


significado y a la lexicalización de este –ete. Este sufijo puede combinarse con otros
sufijos y es bastante recursivo: pobre>pobrete>pobretón. Forma parte del grupo de los
sufijos (–ete, –ín, -ón, -ote) cuya productividad es limitada, y cuyo género imprevisible.
Miranda (1994:123) pone de manifiesto la facilidad de lexicalización del sufijo, y
podemos contar con la opinión de Bajo Pérez (1997:50) como explicación de este
fenómeno ya que la autora argumenta que fuera de las zonas en que el sufijo se usa
mucho, este tiende a lexicalizarse.

287
6.5.5.5 Distribución

Náñez (1973:46) ubica las zonas de influencia del sufijo –ete en Levante,
Aragón, Cataluña, Perú y Costa Rica. Hasselrot (1957:270) comenta que también se usa
en Perú aunque –ito es más común. Lang (1990:143-144) afirma que en América tiene
un uso deverbal que designa determinados comportamientos (Colombia y Costa Rica),
como en acusar>acusete. Briz (1984:54), que sigue a Alvar, afirma que –ete es
característico en buena parte del dominio aragonés, con el mismo valor que en catalán
(valenciano) y provenzal. Según Bajo Pérez (1997:50), lo encontramos en Aragón, la
Mancha oriental, Andalucía oriental, Cataluña, Valencia y Murcia: bolso>bolsete,
morena>moreneta, caballero>caballerete, espabilado>espabiladete. Marimón y
Santamaría (2001:18) vincula el uso de –ete -eta directamente a la influencia del
valenciano, como en el caso de pancheta. Uritani y Berrueta (1985:206-208, 213, 219-
220) manejan datos similares.

6.5.6 El sufijo -ino

6.5.6.1 Etimología e historia

Según explica Pharies (2002:341) se trata de un sufijo español que refleja el


sufijo adjetivo latino –īnus –a –um. En latín parece un sufijo innovador, un desarrollo
secundario del sufijo indoeuropeo –īna. En esta última lengua no era un sufijo
diminutivo, sino que formaba adjetivos de origen, pertenencia o semejanza, valores que
de un modo u otro han persistido. Con sentido diminutivo suele designar las crías de los
respectivos animales. Su condición de regional le vetó la entrada en la literatura. En
realidad –in e –ino son variantes del mismo sufijo, según la clasificación de Almela
(1999:118): ín (–ín, -ina, -ino) y lo explicado por Pharies (2002:331).

288
6.5.6.2 Valores

Salvador Fernández Ramírez (1986: 76-77) afirma que en este sufijo la función
expresiva está muy patente. El autor otorga a este sufijo usos hipocorísticos o
peyorativos, y sin embargo en la nomina de ejemplos que ofrece está la palabra
chocolatín, borrachín o chiquitín. El autor comenta la existencia de variantes en -ina,
no siempre con significación enteramente distinta como serpentín>serpentina o
chocolatín>chocolatina. Opina Briz (1984:55) que, pese a casos como pequeñín/a, este
sufijo no suele ofrecer un valor empequeñecedor, al menos en su corpus. En su trabajo
da cuenta de lexicalizaciones como horcate-forcatín, y del valor elativo en formas
como: calorina ‘calor intenso’, fogatina ‘fuego intenso’, cansino ‘muy cansado’,
reneguina ‘amonestación seria’.

Para Lang (1990:146-147), el sufijo –ín posee un moderado valor peyorativo y


un carácter dialectal. De la misma opinión es Miranda (1994:124-125) que ofrece
ejemplos como tonto>tontín (aunque no en todos sus casos actúa como diminutivo:
bailar>bailarín).

6.5.6.3 Categorías a las que se adjunta

Su adjunción se reduce a bases adjetivas y verbales. En este último caso –ín


forma adjetivos deverbales, como en saltar>saltarín. Estos derivados poseen un
carácter activo o agentito como explica Rainer (1993:545) aunque los dos valores de los
adjetivos que indican disposición o agentivo se pueden separar según su
comportamiento sintáctico. Solo los derivados agentivos heredan los argumentos
internos de la base verbal. Explica Camus (1997:88) que los derivados agentitos del tipo
bailarín son parafraseables por ‘que baila’, mientras que los de disposición como
dañino siguen la paráfrasis ‘que es proclive a’. Estos sufijos, explica Rainer (1993:564)
también pueden formar nombres de acción con el sufijo –ina que designan la acción del
verbo pero también los efectos o resultados de esa misma acción. Otras formas del
289
mismo sufijo, según Lang (1990:146-147), que sincrónicamente no tienen nada que ver
como –ino se aplican con preferencia a plantas y animales pequeños.

Miranda (1994:124-125) afirma que sus bases más comunes son las sustantivas,
mientras que Almela (1999:118-119) no lo hace aunque nombra explícitamente la del
adjetivo y la del infinitivo. Bajo Pérez (1997:50) y Mariner (1956-57:168-170) llaman
la atención sobre el enorme uso de este sufijo con nombres de mujer tales como
Carmencín, Carminín, Inesín, Carolín, Mercedín. La autora también llama la atención
sobre sus usos como sufijo aspectual: bailarín, saltarina, cantarín, danzarina, andarín.
Aspecto en el que otros autores no reparan.

6.5.6.4 Productividad y capacidad para la lexicalización

Según Lang (1990:146-147), el sufijo –ín es menos productivo que –ete o –uelo.
Posee una tendencia al cambio de género que motiva su menor productividad. Lo
normal es que se aplique a los nombres masculinos y en las advocaciones de la virgen
(Pilar, Rosario, Amparín) la forma masculina–ín, aunque se usan como formas en
femenino, según observa Mariner (1956-57:168-170) por generalizarse como
antropónimos (o nombres propios personales) de mujer.

6.5.6.5 Distribución

González Ollé (1962:331) y Hasselrot (1957:264-266) afirman que es un sufijo


típico del leonés que se encuentra de Asturias a Extremadura y cuyos límites se
extienden a Galicia y Portugal a través de la forma –inho en portugués. Náñez (1973:45)
y Miranda (1994:) coinciden en esta localización. Aunque este último afirma que la
alternancia con -iño/a es dialectal (podría considerarse interlingüística bajo otros puntos
de vista). En general Alvar (1995:58), Bajo Pérez (1997:49) y Capanaga (1999:117-
120) hablan de los mismos dominios. En cuanto a la distribución de sus variantes, Bajo
Pérez (1997.49) comenta que del Cantábrico a Salamanca para el masculino, se usa la
290
forma apocopada, y más al sur –ino, sin embargo para el femenino, se recurre a –ina en
todas partes: cielo>cielín, nariz>naricina, mimos>mimines, Ana>Anina, lazo>lacín-
lacino.

En la Ribera de Salamanca, el superdiminutivo (Kopyl, 1999:11) se forma por


duplicación del único sufijo activo –ino: delgainino, guapainino, majinino. Mariner
(1956-57:168-170) localiza el sufijo –ín en algunos sustantivos de Aragón y Valencia.
Este autor afirma que en el español de Valencia es uno de los medios donde más abunda
el empleo de –ín, que incluso ha afectado a nombres de mujer femeninos únicamente
por moción, esto es, que tienen un masculino de forma muy similar o coincidente como
Paquitín, Pepín. En cuanto al español de América, podemos afirmar que se encuentra
poco, salvo en diminutivos de nombres de pila o hipocorísticos: Tatín, Adolfín, Federín,
Pepín, Tomasín.

6.5.7 El sufijo -iño

6.5.7.1 Etimología e historia

Según Pharies (2002:343) unos treinta vocablos españoles terminan en –iño


aunque en la mayoría de los casos es préstamo del gallego o el portugués. Iño-Inho<
ĪNU fue llevado por los repobladores portugueses hasta el Algarbe según explica
Catalán (1958-1960). Náñez (1973:45) lo considera sufijo típico de Galicia. Miranda
(1994:124) lo recogen como variante alomórfica de ín /ino. Lang (1990) y Almela
(1999:118) no lo contemplan ni como tal variante alomórfica.

6.5.7.2 Valores, bases de adjunción y productividad y lexicalizaciones

291
Este sufijo sigue en su modelo a ín / ino.

6.5.7.3 Distribución

Náñez (1973:45) , Alvar (1995:58) Capanaga (1999:117-120) hablan de -iño


como un sufijo propio de Galicia. Bajo Pérez (1997:50) es más concreta y asegura que
es el más habitual de las zonas más occidentales del dominio leonés y se da en toda
Galicia. La autora ofrece algunos ejemplos: Querido>queridiño, camino>caminiño,
rapaza>rapaziña.

6.5.8 El sufijo –uco

6.5.8.1 Etimología e historia

Según Pharies no se encuentra en latín ningún sufijo *-ūccu, forma necesaria


para producir –uco en español. Puesto que ninguna hipótesis de las propuestas tiene
suficiente peso, este autor califica el origen del sufijo de incierto. Para otros autores
como Almela (1999:119) el sufijo derivaría probablemente del latín –uculum.

6.5.8.2 Valores

El sufijo –uco/ -uca, mezcla sentido diminutivo y despectivo, según Bajo Pérez
(1997:51-52). Sin embargo, otros autores como Lang (1990:164) o Almela (1999:119)
advierten que su sentido es solo despectivo. Para Carro Pérez (2011:346) alude a una
gran cantidad de algo y por ejemplo en la palabra fiestuca, denota una gran cantidad de
confianza entre los hablantes que lo producen.

292
6.5.8.3 Bases de adjunción
El sufijo –uco se adjunta a bases sustantivas y adjetivas como feúco, mesuca o
maluca. En Asturias y también en León se adjunta a nombres propios como
Félix>Felisuco.

6.5.8.4 Lexicalizaciones y producción:

Es un sufijo muy poco productivo y considerado tradicionalmente como


dialectal. Lang (1990:164) apenas lo tiene en cuenta. Se emplea en el área peninsular de
Santander, particularmente en el la zona montañesa, y también en Hispanoamérica para
formar hipocorísticos de nombres propios.

6.5.8.5 Distribución

Náñez (1973:45) lo localiza en Santander, Alvar (1995:58) es más general y dice


que se encuentra en Cantabria. Bajo Pérez (1997:51) explica que es afectuoso en
Asturias, Santander, Norte de Burgos, de Palencia y de León como muestran los
siguientes ejemplos: casa>casuca; volante>volantuco, tonto>tontuco, tierra>tierruca.
En Hispanoamérica designa nombres de lugar e hipocorísticos.

6.6 Casos particulares. Sufijos diminutivos de estatus


controvertido

Los siguientes sufijos comparten en mayor o menor medida el sentido de


disminución apreciativa, sin embargo su pertenencia a la categoría diminutiva es
discutible por diversos motivos. En unos casos su el valor de disminución se encuentra
tan entreverado con el despectivo que es difícil saber si realmente se trata de un

293
diminutivo. Por este motivo muchos autores no lo recogen en sus clasificaciones, como
podemos comprobar en la tabla que abre el capítulo. En otros casos se trata de un sufijo
con valores diminutivos, que sin embargo no pertenece al español, sino que es un
préstamo de otra lengua que a menudo se encuentra en contacto con el español y se ha
integrado a este. A nosotros el hecho de que un sufijo no sea propio del español, no nos
parece suficiente razón para dejar de lado su estudio en el paradigma apreciativo-
diminutivo, si bien es cierto que las limitaciones de todo estudio, nos obligan a no
ofrecer más que un breve comentario de estos casos. El mismo argumento valdría para
los sufijos no apreciativos que se cargan de valores apreciativos en determinados
contextos, algunos de estos de valores diminutivos cuya clasificación como diminutivos
es parcial o discutible. En otros casos los autores sencillamente no se ponen de acuerdo
sobre la idiosincrasia de un sufijo tanto desde un punto de vista formal como semántico
y por ese motivo cae en esta lista.

6.6.1 Sufijos meramente diminutivos

6.6.1.1 El diminutivo –chu/ -cho

Este sufijo es un préstamo. Se usa, según Bajo Pérez (1997:52) con nombres
propios y con algunos apelativos, tanto masculinos como femeninos en el país Vasco y
su entorno: Josechu, Maitechu, Pedrochu, Juancho<Juan, Pilarcho, Javiercho,
Carmenchu, niñachu.

Por su relación con la ponderación, la expresividad y la afectividad, la


transferencia de sufijos de una lengua a otra es fenómenos frecuente:

-El sufijo -chu/ -cho procede del vasco.


-Al hablar de la infijación hablaremos del fenómeno de -íue procedente del
catalán.
-En las zonas en las que el español convive con el quechua, aparecen –y, y –ya, y
también –cha: Justinacha, Natacha (no se advierte de que se trata de un hipocorístico
294
eslavo), Ninacha, Paulicha, ninacha, Justinay, mamaya. También Lucho y Lucha, entre
otros, explica Tovar (1942:751) serían resultado de la influencia de esta lengua en Perú.

6.6.1.2 El diminutivo -oco, -oca

Este sufijo es, según Bajo Pérez (1997:52), un sufijo frecuente en el español de
Chile, que de acuerdo con Carrillo Herrera expresa “su regodeo sensual” frente a lo
designado por el lexema: fiestoca, vinoco, vueltoca.

6.6.2 Sufijos que comparten valores despectivos y diminutivos

6.6.2.1 El sufijo -ucho/ -ucha

Según Pharies (2002:507) se trata de un sufijo hispanorromance, es decir,


también portugués y gallego. Deriva de una terminación latina –us, -culus, donde –culus
es una variante del sufijo átono diminutivo –ulus y –us- representa el final de la base.
Según afirma Bajo Pérez (1997:52), cuando se usa con nombres propios puede y suele
funcionar como diminutivo afectuoso y no cursi, como en los ejemplos siguientes:
Marucha, Pepucho, Beúcha, Albertucho. Para Lang (1990:162), es un formante
productivo peyorativo-diminutivo en la formación de muchos adjetivos (y sustantivos)
como blanducho, malucho, animalucho, papelucho. No se puede adjuntar a bases con
contenido semántico positivo como *guapucho. En cambio, Miranda (1994:126) y
Almela (1999:119), lo consideran un mero despectivo.

6.6.2.2 El sufijo -ingo / -enga

295
Este sufijo diminutivo y peyorativo según Pharies (2002:338), es característico
sobretodo del español de América. Se adjunta a bases sustantivas y adjetivas y aunque
es de carácter reciente no sorprende su naturaleza diminutiva o atenuativa dado el
paralelismo vocálico con otros diminutivos del español como –ito, –ico o –ín. Se da en
formas de diminutivo como ratingo, boningo, serquinga, ahoringa (son propias de la
zona oriental de Bolivia).También Almela (1999:118) lo enumera, pero en la categoría
de los despectivos, tales como señoritingo.

6.6.2.3 El sufijo -ato / -ata

Es muy poco o nada productivo. Se usa para designar las crías de algunos
animales: cervato, lebrato, niñato. Uritani y Berrueta (1985:221) lo consideran un sufijo
fosilizado y sin productividad. Como ya hemos explicado, en opinión de Ontañón de
Lope (1983:500) existe una gran ignorancia incipiente en el léxico de lo rural entre los
hablantes del español de México, que tal vez sea extensiva al resto de los
hispanohablantes. En el uso de las formas que designan crías de animales con los
diminutivos lexicalizados –ato/ -ata, existe una tendencia general a la utilización de los
diminutivos –ito e –illo.

6.6.2.4 El sufijo –ejo

Este sufijo proviene del latín –culus, que se usa para la primera y la segunda
declinación, y -´culu, que se usa para las demás. No hay que confundir este sufijo con
el sufijo homónimo que parte de –culum, -Ī, y que sirve para formar sustantivos
deverbales que designan instrumentos, lugares y objetos. Pharies (2002:100) explica
sobre este sufijo que igual que en el caso de -ucho la evolución de -ejo ha seguido la
trayectoria normal de los sufijos diminutivos latinos que acaban por convertirse en
peyorativos más claramente que en diminutivos. Para otros autores también se considera
como peyorativo-diminutivo. En esta función el sufijo -ejo, prefiere las bases
296
inanimadas como discursejo, botelleja, articulejo. Sin embargo tampoco deja de aceptar
sustantivos animados y ocasionalmente adjetivos: ladroncejo, apuradejo, medianejo,
según comenta Lang (1990:162). Fernández Ramírez (1986:34) y Miranda (1994:127-
128) lo clasifican como un peyorativo sin otra explicación.

6.6.2.5 El sufijo -oide

El sufijo -oide es clasificado entre los diminutivos-peyorativos por Almela


(1999:119). Es un sufijo de origen griego (Pharies 2002: 420), reflejo del latino -OĪDĒS
que se adjunta a bases adjetivas como negroide, sentimentaloide, fascistoide. Por su
parte, Lang (1990:163) lo clasifica entre los sufijos peyorativos humorísticos, e incluye
entre sus bases de afijación a los sustantivos como animaloide o humanoide, e indica
que es un caso de afijación no afectada por los procesos de lexicalización. Lang
(1993:164) comenta que su funcionamiento es similar al del prefijo pseudo-, que indica
falseo o corrupción de la base.

6.6.2.6 El sufijo -ojo / -oja

Pharies (2002:422) da cuenta de unas cincuenta palabras españolas. Su


productividad es escasa Este sufijo, que según Fernández Ramírez (1986:35) procede
del diminutivo latino en –CǓLUS, forma diminutivos como matojo<mata o
perojo<pera. Desde una perspectiva en la que prima lo nocional, como es la de
Fernández Ramírez (1986), puede aceptarse que estos derivados sean diminutivos. Sin
embargo, en estos casos lo que hay son lexicalizaciones, a nuestro juicio, carentes de
valor apreciativo.

6.7 Escala de los valores a priori de los diminutivos.

297
Las gradaciones son constitutivas en los hechos de lenguaje. Del mismo modo
que los demostrativos muestran una diferente situación deíctica, se puede intentar
establecer una escala aproximada de límites difusos entre los valores del diminutivo de
acuerdo con la polaridad positivo/negativo. Los valores de los diminutivos son variables
en función del contexto y otros factores. Sin embargo, es posible elaborar un inventario
ordenado y gradual de los valores de los sufijos que vayan de los valores más positivos
a los que lo son menos.
Según Ruiz de Mendoza Ibáñez (1999), es posible realizar esta gradación desde
la denominada semántica cognitiva:

El valor del diminutivo constituye, como ya hemos apuntado, un dominio semántico abstracto
relativo a la actitud del hablante respecto al objeto de referencia. Puesto que la actitud del
hablante puede matizarse en distintos grados de la escala axiológica que va de lo positivo a lo
negativo, es cuestión de los sistemas expresivos de cada lengua que se haga de una forma o de
otra […] Todos los diminutivos del español parecen compartir con el operador dim que hemos
postulado para el inglés, su valor como un indicativo al receptor de que se está considerando
algún aspecto de la relación del hablante hacia el referente. Pero también codifican el
componente axiológico y la perspectiva del hablante sobre dicha relación con distintos grados de
intensidad […] El número de operadores varía considerablemente de una lengua a otra, si bien
siempre se encuentra un conjunto de valores comunes (1999:313-14).

El estudio de los valores apriorísticos de los diminutivos puede llevarse a cabo


desde la perspectiva esbozada más arriba. No obstante, es posible afirmar sencillamente
que cada diminutivo posee un valor intrínseco de partida, y que si ese valor no fuera
mutable en el contexto sería el siguiente en español:

–ito (el más positivo)


–illo (el más neutro)
–ete (algo peyorativo)
–uelo (el más peyorativo)

El resto de los sufijos apreciativos poseen valores menos evidentes en los que lo
despectivo y lo diminutivo se entremezclan de un modo demasiado ambiguo, como en
el caso de -ino, o dependen en realidad de factores geolingüísticos, como es el caso de –
ito. Sobre el resto de los sufijos no existe un consenso suficiente en cuanto a sus valores
que se manifiestan de un modo demasiado entremezclado, lo que puede inducir a pensar
que, a la postre, estos dependen demasiado de los corpus de estudio en que se localizan
y de otras variantes tal vez sociolingüísticas. De todas formas, nuestra intención es
probar que el valor del diminutivo es una magnitud escalar. También pretendemos
mostrar que con los cuatro sufijos que integran la gradación es suficiente para constatar
298
su existencia: el hecho es que en cada elección, aunque sea de un modo tan primario
como unir una base a un sufijo, ya existe una elección condicionada o intencional. No
obstante, hay que hacer constar que los sufijos diminutivos no muestran una oposición
proporcional, sino que se relacionan entre sí de modo asimétrico. Por ejemplo, es muy
probable que el sufijo –uelo tenga un carácter notoriamente más arcaizante que
cualquiera de los sufijos diminutivos reseñados. Del mismo modo, es bastante relevante
que el sufijo –ete tenga una distribución distinta de la de los sufijos –ito e –illo, y que
estos dos solapen sus distribuciones por motivos geolingüísticos y dialectales. Ante
estas últimas afirmaciones cabría preguntarse si un hablante del español puede emplear
en la actualidad todos estos sufijos con las mismas bases.

6.8 Resumen y conclusiones

En este capítulo se ha tratado de ofrecer una caracterización detallada y


sistemática de los diferentes sufijos apreciativos que existen en el español moderno. En
los diferentes epígrafes hemos aludido a los valores de los sufijos y hemos hecho
referencia al origen de los mismos que no siempre estaba claro. También hemos
analizado algunos problemas con los que la categoría apreciativa se enfrenta y que
poseen una particular incidencia en cada elemento sufijal. Nos referimos a cuestiones
como las clases de palabras a las que se adjunta, los problemas formales que se derivan
de esa adjunción y la cuestión de las lexicalizaciones. Este último asunto aún no ha
encontrado una ubicación particular en los estudios del diminutivo, y a menudo se
confunde con la propia sufijación apreciativa.

Además, hemos intentado ofrecer algunos datos sobre el uso, la distribución y la


localización de los sufijos. Tras ofrecer una detallada relación de los sufijos que sin
duda integran el paradigma apreciativo, ofrecemos algunos comentarios sobre aquellos
otros sufijos en torno a los que no se ha dado un consenso. Finalmente, hemos
propuesto que los diminutivos apreciativos se integren en un paradigma semántico-
pragmático del cual se puedan inferir valores opositivos. En este paradigma quizás fuera
conveniente incluir a los sufijos aumentativos, aunque ese no sea el objeto de este
estudio. Dicho todo lo anterior, algunas de las cuestiones estudiadas y algunas de las
299
opiniones vertidas merecen un comentario personal que se desarrolla en las líneas
siguientes.

A lo largo de este capítulo se ha hecho referencia al origen, valor y uso de los


sufijos con una especial atención a todo lo que sucede en los límites de la Península
Ibérica. Un importante fenómeno está sucediendo en estos momentos alrededor de todo
el mundo. El fenómeno de la inmigración, está cambiando las culturas y modos de vida
de todos los países en una dirección inversa a la de la globalización cultural y
económica que uniformiza las sociedades. La sociedad española está siendo durante los
últimos años el lugar de acogida de una ingente cantidad de hispanoamericanos, cuyas
normas lingüísticas del español difieren notablemente de la peninsular. Estas
diferencias, evidentemente, no son suficientes como para causar la incomprensión entre
los hablantes de distintas nacionalidades, pero sí como para provocar situaciones
comprometidas, e incluso cómicas como las que ocurren con el uso de los adverbios de
tiempo. Curiosamente, en el uso de los adverbios de tiempo diferentes variedades del
español de América el diminutivo posee un papel relevante, aunque es posible que esté
lexicalizado. En efecto, no es lo mismo ahora que ahorita, ni que ahoritica, ni tampoco
es lo mismo luego que lueguito. Tales adverbios podrían integrarse a lo largo de los
próximos años en la norma del español peninsular. Pero estos no son los únicos cambios
que podrían producirse. En cuanto a nuestros intereses, el uso afectivo del diminutivo
podría incrementarse, y lexicalizaciones con formas diminutivas en la diacronía y
diminutivos característicos de otras normas del español americano, podrían incorporarse
a la norma del español de España. Hemos observado que los españoles que conviven
frecuentemente con la comunidad hispanoamericana integran formas como papito,
aunque la modificación de su norma también se puede dar perfectamente en la dirección
inversa, sobre todo en los hispanohablantes de segunda generación.

No formaba parte de nuestras intenciones realizar un análisis en profundidad


sobre las características formales y fonológicas que propician la afijación con los sufijos
estudiados en este capítulo. Para dar cuenta de estos procesos nos hemos remitido,
normalmente, a los trabajos clásicos de González Ollé (1962 y 1978) o de Lázaro Mora
(1977ª, 1977b, y 1999). A lo largo de las últimas dos décadas se han venido realizando
estudios de tipo morfofonológico desde distintas perspectivas de análisis que dan cuenta

300
de la regularidad y la irregularidad de los patrones de afijación de los sufijos
diminutivos. Algunos de los trabajos de mayor interés en el ámbito de los diminutivos
del español son los de Jaeggli (1980), Crowhurst (1992), Harris (1994), Ambadiang
(1996, 1997 y 2001), Ohannesian (1996), Eddington (2002 y 2004), Colina (2003),
Zacarías (2006), Ambadiang y Bergareche (2012). Desde el punto de vista de la Teoría
de la Optimalidad se pueden consultar los estudios para el danés de van de Weijer
(2002), y para el español de Stephenson (2004). Además, en el ámbito de la formación
de hipocorísticos puede consultarse el artículo de Montero (2012).

301
7 RESULTADOS DEL ANÁLISIS DEL
CORPUS
7.1 Un modelo pragmático funcional para el estudio del
sufijo diminutivo en español
En nuestro análisis, al igual que plantean Searle (1997) y Schneider (2003:1)
proponemos la integración del enfoque gramatical y del pragmático. De existir una
categoría ‘diminutiva’ no se trata de una categoría de la morfología sufijal en primera
instancia sino más bien de un concepto universal que se refiere a un conjunto
heterogéneo de expresiones y mecanismos relacionados con la ‘disminución’. Sobre el
valor de esta categoría hay que hacer dos precisiones: 1) su valor principal es antes
semántico (‘tamaño pequeño’) que morfológico; 2) su valor pragmático depende de su
interacción con el núcleo de la expresión. Por tanto, hay que analizarlo más bien a la luz
del significado y no tanto en función de los mecanismos formales. El componente
actitudinal de un diminutivo es una variable cuyo valor se determina en función del
contexto (base, intención comunicativa, acto de habla y situación social).

Nuestro sistema de análisis se basa en el desarrollo de un paradigma


formal/funcional integrado para entender adecuadamente la naturaleza del lenguaje tal y
como lo formulan Leech (1997:100) y Schneider (2003:57), lo cual implica estudiar el
vínculo que se establece entre los aspectos morfosemánticos y los aspectos pragmáticos
del diminutivo. Para dar cuenta de esta relación es preciso atender tanto al valor
cuantificador del diminutivo como al cualificador (emocional o actitudinal). Un estudio
coherente del análisis de este enlace debe partir, según Schneider (2001) del nivel
micropragmático -los actos de habla- para considerar después el discurso en su totalidad
(nivel macropragmático). Para nuestros intereses resulta crucial el estudio del nivel
micropragmático en el que analizaremos los tipos ilocutivos con los que coincide con
mayor frecuencia, así como las estrategias formales y funcionales que utiliza para ello.

El empleo del diminutivo participa en las estrategias de la cortesía como


modificador o degradador en las imposiciones del hablante. Por este motivo, resulta de
gran utilidad completar el modelo de actos de habla (definición, estructura interna y
estrategias de realización) definido por Searle (2001:74-75) con las aportaciones de
Leech (1997) y Schneider (2001:138) según ya hemos comentado anteriormente.
Además resulta conveniente recurrir a los conceptos de estrategias de cortesía positiva y
negativa enunciadas por Brown y Levinson (1987) que dependen de la situación social y
a las escalas pragmáticas (coste-beneficio, aprecio-desprecio) de Leech (1997:200)
explicadas en el capítulo 5.

En lo que respecta al análisis de los actos de habla consideramos los actos


asertivos, los expresivos, los comisivos y los directivos (que integran también los
vocativos de Wunderlich, (1980)) Searle (1969 [2001:138]) y Schneider (2001:138). Sin
embargo, hemos excluido el acto de habla declarativo porque, como explica Leech
(1997:271), su naturaleza ritual y su vínculo con acciones físicas lo deja fuera del
ámbito de la cortesía lingüística. Nuestro enfoque funcional de los diminutivos del
español pretende dar cuenta del vínculo gramatical que existe entre el diminutivo y la
fuerza ilocutiva que se encuentra en cada acto de habla considerando el peso de las
escalas pragmáticas que pueden ser relevantes a lo largo de la interacción cortés así
como sus metas comunicativas. Para ello daremos cuenta, siempre que ello sea posible,
de las relaciones de tipo sociopragmático que se dan entre los interlocutores.

Aunque nuestro foco no está puesto en ellas, no obviaremos algunas cuestiones


de tipo morfológico como los procesos de afijación, de reiteración de sufijos, o de
selección de bases. Tampoco hemos olvidado aspectos de naturaleza semántica como la
intervención del diminutivo en la alteración de la marco de subcategorización o la
clasificación de las bases de afijación en campos asociativos, unidades léxicas próximas
por su significado porque pertenecen a escenas fácilmente vinculables. Aunque nuestro
enfoque general es micropragmático trataremos también de ofrecer datos
macropragmáticos, considerando los ámbitos discursivos completos que favorecen o
condicionan la aparición de estrategias diminutivas particulares.

En resumidas cuentas, coincidimos con la concepción semántico-pragmática de


Schneider (2001) acerca del concepto de diminutivo. Nos parece que más que un
elemento morfológico es una categoría semántica interlingüística que puede asemejarse
al concepto de atenuación en el discurso, según lo concibe Briz (1995 y 1998), o al
concepto de evaluación de Grandi (2002). Por este motivo, aunque nuestro estudio
focaliza su atención en los mecanismos sufijales, no entra en contradicción con
cualquier trabajo que estudie los valores del adjetivo pequeño u otros marcadores

304
evaluativos de tipo sintético en español. En este trabajo hemos pretendido analizar los
fenómenos relacionados con la morfopragmática del diminutivo en el ámbito de los
fenómenos de la cortesía y la retórica interpersonal en secuencias de interacción de
tamaño suficiente. El texto se analiza en el nivel del discurso entendido como un
continuo de acciones verbales conectadas en el que están considerados los rasgos
paralingüísticos y los contextos. Nuestro foco está puesto, sin embargo, en el
micronivel, en el acto de habla para dar cuenta del funcionamiento del mecanismo
concreto llevado a cabo por los hablantes. También hemos recurrido, cuando nos ha
sido de mayor utilidad, al concepto de acto comunicativo que incluye aspectos no
verbales y considera tanto al hablante como la interpretación del oyente en términos de
estrategias de cortesía.

7.2 La ficha de corpus y los aspectos analizados

Hemos analizado el corpus teniendo en cuenta nuestra hipótesis de trabajo


consistente en ofrecer una definición adecuada sobre el diminutivo desde una
perspectiva comunicativa. Para ello hemos considerado, dentro de ámbito de la retórica
interpersonal, las categorías pragmáticas corteses de la atenuación y la intensificación.
En cuanto al proceso de investigación, hemos repasado la bibliografía básica
relacionada con la etimología y la distribución geolectal del diminutivo, con su
morfología, con su semántica y, por último, con su pragmática. Para ello hemos
estudiado los manuales más relevantes sobre la formación de palabras del español y las
obras de referencia en el ámbito de la pragmática y la retórica interpersonal entre otros
estudios.

Albelda (2004:131) explica que en las conversaciones coloquiales, como lo son


buena parte de las que hemos analizado, el fenómeno de la cortesía se sitúa en primer
plano puesto que el fin esencial de estos intercambios es socializador, mientras que en
las entrevistas de tipo más formal las metas comunicativas son otras. En este estudio,
hemos aprovechado la información sobre aspectos geográficos o sociopragmáticos en
forma de notas a pie de página cuando el corpus nos la ha facilitado y esta favorecía

305
nuestros intereses en la desambiguación de las cuestiones relativas a la atenuación, la
intensificación, la imagen o el efecto social.

7.2.1. Tipos de corpus

Uno de los mecanismos de naturaleza pragmática que surgen en la interacción


lingüística es el diminutivo. Los materiales de estudio en esta tesis están compuestos
por un total de 500 ejemplos para analizar y sistematizar su empleo. La mitad del corpus
se compone de 250 ejemplos provenientes de una selección particular de diminutivos en
periódicos, y programas de radio y televisión. Utilizando estos dos tipos de corpus
obtenemos una gran representatividad en relación con los distintos usos del diminutivo
en español puesto que logramos dar cuenta tanto de los discursos espontáneos o
preparados como de los orales o los escritos, además de los que son de tipo culto o
coloquial. Además, las muestras provenientes de entornos lingüísticos como los
formatos visuales pueden aportar otras aspectos de la interacción comunicativa como,
por ejemplo, la visualización del entorno físico, los gestos o las miradas por lo que su
consideración es perfectamente razonable. Consideraremos en el corpus, siempre que
sea posible, datos relativos a la entonación y el resto de rasgos prosódicos que sean
relevantes.

El segundo de los córpora, compuesto por otros 250 casos, responde al modelo
de organización del discurso propuesto por el grupo Val.Es. Co. en el Corpus de
conversaciones coloquiales (Briz y grupo Val.Es.Co. 2002) que en palabras de Briz y
Estellés (2010:292) supone un intento de alcanzar una clarificadora sistematización de
las unidades del discurso tanto en lo semántico y lo pragmático como en lo prosódico.
Consideramos que este es uno de los corpus coloquiales más completos que hay
publicados en lo relativo al estudio del español coloquial. La ventaja de este corpus es
que está descrito en detalle y aporta mucha información sobre las circunstancias de la
interacción, el cambio de código, o datos específicos de los hablantes. Estos nueve
textos describen interacciones del área metropolitana de Valencia. El grado de
coloquialidad está determinado por parámetros cuya mayor presencia determina una
mayor prototipicidad de la coloquialidad y cuya ausencia la hace periférica.

306
Aunque los textos son de carácter coloquial prototípico (más coloquial) o
periférico (menos coloquial), comparten el tipo de discurso (oral, dialogal, inmediato;
retroalimentado y cooperativo; dinámico y con alternancia de turnos no predeterminada)
y los rasgos relativos al registro de uso (no planificado, no transaccional, informal).
Otro aspecto que justifica la selección de estas muestras es su espontaneidad y el alto
número de participantes. Las conversaciones se grabaron en secreto en espacios
familiares para los interlocutores quienes, posteriormente informados del propósito de
las mismas, dieron el consentimiento para su estudio. La grabación ha sido secreta en la
mayor parte de los casos, manteniéndose al margen el entrevistador (Val.Es.Co.,
2002:16).

7.2.2. La estructura del análisis

Las fichas de análisis de cada ejemplo se dividen, como se observa, en distintos


apartados. Todas ellas llevan un número de ejemplo. En el caso de las fichas del corpus
Val.Es.Co, las conversaciones analizadas poseen los siguientes rasgos comunes al
discurso conversacional: a) discurso oral (canal fónico); b) discurso dialogal (con
intercambios entre los hablantes); c) discurso inmediato (en el mismo lugar y tiempo);
d) discurso retroalimentado y cooperativo; e) discurso dinámico y con alternancia de
turnos no prefijada. Para que la conversación sea coloquial deben darse también estos
ragos: a) discurso no planificado, con escaso control; b) discurso no transacciónal (fin
interpersonal en vez de específico); c) discurso de tono informal. Según Briz y
Val.Es.Co. (2002:18) los siguientes rasgos marcan la prototipicidad de la conversación
coloquial: a) la relación de igualdad social y funcional entre los interlocutores; b) la
relación de proximidad; c) el marco d interacción familiar y d) un tema de conversación
no especializado.

7.2.3. Propuesta y explicación del modelo de ficha

FICHA DEL EJEMPLO NÚMERO§ ↓ → (( )) ↑ ← ↔→


0. Ejemplo:
1.Fuente (origen de la muestra):

307
1.1.Corpus español oral Va.Es.Co. Fuente [J.82.A.1.] 1993
1.2.Corpus Espresati
1.2.2. Representación Teatro y cine, +teleserie +humor
1.2.4. Actuación personal: reality concurso o cotilleo en tv + Entrevistas
1.2.5. Noticias:radio y prensa deportiva + noticias en medios de comunicación

2. Datos sociopragmáticos y situación comunicativa: Tema: profesionales, política.


Propósito o tenor funcional predominante: interpersonal. Tono: informal. Modo o Canal: oral. Tipología
de discurso: conversación. Técnica de grabación: Conversación libre. Observador participante. Grabación
secreta. Personajes (edad, sexo, poder): 6, 5 varones (A, G , J, V, S) de nivel sociocultural alto, estudios
superiores (A, G, V, S y E funcionarios superiories y J profesor) y 1 mujer (E) de nivel sociocultural alto
y estudios superiores (funcionaria superior). G, J y S bilingüe en castellano y valenciano. J y E
permanecen pasivos. Entre 26 y 55 años. Grado de prototipicidad coloquial: Conversación coloquial
prototípica. Lugar: Barrio de Abastos Valencia.

Sociopragmática
2.1 Sexo: hombre / mujer
2.2 Nivel sociocultural de los hablantes: alto / medio / bajo
2.3 Cercanía: amigos y familia / conocidos / poca

3.Sufijo: -illo, -illa, -ito, -ita, -ete, -eta, -ín, -ina, -ico, -ica, -uelo, -uela

4.Categoría de la base
4.1.Sustantivo
4.2.Adjetivo, adjetivos con forma de participios
4.3. Formas verbales: verbos, participios y gerundios.
4.4.Adverbio
4.5. Otras estructuras (unidades fraseológicas, interjecciones pronombres)

5.Reiteración de sufijos: 5.1.No / 5.2. Sí

6.Transcategorización: 5.1.No / 5.2.Sí


7. Campos asociativos.
7.1.Personas (partes del cuerpo, emisiones comunicativas de las personas)
7.2.Relación afectiva (amor, mascotas)
7.3. Comidas y productos alimenticios
7.4.Manufacturas (productos)
7.5. Percepción (colores, volúmenes, formas, tiempo, evaluación, lugares)

8.Rasgos léxico-semánticos
8.1.de la base sustantiva:
8.1.1. +delimitable +delimitado +animado (+humano y –humano [perro])
8.1.2. +delimitable +delimitado –animado [mesa]
8.1.3. +delimitable –delimitado +elemento discreto (+miembro animado [piara] / -animado
[arroz])
8.1.4. +delimitable –delimitado –elemento discreto [agua]
8.1.5. -delimitable [fuerza]
8.1.6. resultados de acciones y verbos6.2.2 .Adjetivo con gradación (dimensión o forma o color)
+delimitable [alto] + Dim (cerca del límite más bajo de la escala)
8.2.3.Adjetivos sin gradación (sin dimensión o forma o color =pragmáticos puros) + delimitado
[muerto] que se recategorizan como graduables
8.3. Gerundios, adverbios y pronombres

308
9. Alteración del marco de subcategorización: 7.1.No / 7.2. Sí

10.Actos de habla
10.2.Directivos
10.3.Comisivos
10.4.Expresivos.
10.4.Expresivos.Positivos Cumplidos y Agradecimientos
10.4.Expresivos.10.4.2. Negativos Insultos y críticas
10.5.Asertivos

11.Función del evaluativo:


11.1.Predominio Representacional
11.2.1.Semántico-pragmáticos: relacionales, aproximativos
11.2.2.Predominio Pragmático
11.2.2.1.Atenuante
11.2.2.2.Intensificador
11.2.2.3.Desacuerdo (No colaborativo)
11.2.2.4.Afectivo (Colaborativo)
12.Extensión que afecta el diminutivo
12.1.a la palabra
12.2.al turno de habla
12.3.al acto de habla
12.4.a unidades mayores
13. Perjuicio a la imagen de los hablantes
13.1. no
13.2. sí, la protege
13.3. sí, la perjudica
14. Ámbito de la macro-pragmática: 14.0. No / 14.1.Sí (Infantil, flirteo, mascotas,
amistad)

7.2.3.1 Ejemplo

En este apartado se ofrece un fragmento de texto en el que aparece un


diminutivo interactuando con la fuerza ilocutiva de un acto de habla. El modo de
proceder consiste en seleccionar cortes de las transcripciones que permitan dar cuenta
del funcionamiento del diminutivo en los distintos aspectos analizados. Hemos tratado
de que los fragmentos ofrecieran una información suficiente tanto sobre el cotexto (el
análisis de la secuencialidad de la interación, los rasgos prosódicos y paralingüísticos,
las toses, los carraspeos) como sobre los contextos situacional y sociocultural. A lo
largo del presente capítulo iremos presentando las muestras extraídas del corpus y
presentaremos las convenciones de transcripción siempre que ello sea posible. Hemos

309
procurado que el ejemplo fuese lo suficientemente extenso como para ofrecer un
contexto adecuado al diminutivo analizado integrando el acto comunicativo cuando nos
ha sido posible.

En Briz y Val.Es.Co. (2002:15) se establece el criterio de cambio de emisor y


contribución a la conversación para distinguir entre turno (unidades en las que se
contribuye positivamente al progreso de la conversación) e intervención (cambio de
emisor). En el caso del corpus Val.Es.Co. las convenciones de transcripción (2002:28)
tratan de reflejar del modo más exacto la conversación de modo que el lector pueda
representarse del modo más detallado cómo fue la misma adaptando al español el
modelo de Atkinson y Heritage (1984). Además esto no debe estorbar en una lectura
fluida de la misma.

7.2.3.2 La relación entre el diminutivo y el origen de los datos

Este campo está dedicado a las fuentes de los datos encontrados. Hemos
clasificado estas fuentes en dos grandes grupos. Una de las partes del corpus está
configurada por los datos extraídos del Corpus de conversaciones del español coloquial
de Antonio Briz y el grupo Val.Es.Co. (2002) al que pertenecen los primeros 250
primeros casos de la totalidad del trabajo. Como hemos visto, en su mayor parte, estos
datos corresponden a conversaciones no transaccionales que se han llevado a cabo en la
casa particular de alguno de los hablantes, quienes, normalmente, estaban unidos por
vínculos de amistad o familia. Ya hemos explicado suficientemente de las
características de este corpus más arriba por lo que no es necesario que nos extendamos
más aquí.

El resto de los datos provienen principalmente de teleseries, telerrealidad,


concursos, programas de cotilleo, radio y prensa deportiva, noticias de diarios o
televisión, entrevistas y programas de humor. Hemos agrupado todos estos datos en
torno a tres macrogrupos: representación (teatro, cine, teleserie, humor); noticias (radio,
prensa, deportes); actuación personal (concursos, cotilleo, entrevistas). Hemos
realizado esta selección de datos para ofrecer una mayor cantidad de resultados en
ámbitos que, en principio no aparecían en la mitad anterior del corpus. De esta manera,

310
nos proponemos comprobar como explica Guerrero Salazar (2004:1494), por ejemplo,
que los diminutivos adquieren semas peyorativos con frecuencia en el ámbito de las
noticias y narraciones deportivas, pero que no siempre tienden a lexicalizarse por muy
curiosos que sean los casos de neología en este campo.

En lo que se refiere a la columna de opinión (macroámbito de las noticias), otra


de las fuentes de nuestro corpus, según Mancera Rueda (2009:23-24) utiliza gran
cantidad de mecanismos de intensificación con intención pragmática entre los que se
puede dar referir la sufijación diminutiva. La intención del empleo de estos sufijos más
allá de lo peyorativo, lo afectivo o lo intensificador consiste en favorecer la interacción
entre el columnista y el lector favoreciendo su identificación, involucrándolo en su
discurso. En determinados programas de televisión (macroámbito de la representación),
según Hidalgo (2009:190) importa más que los telespectadores se mantengan al otro
lado del aparato que lo desagradables que puedan resultar sus intervenciones. Podemos
comprobar si los mecanismos de atenuación e intensificación encontrados en las fuentes
citadas anteriormente contrastan, como se afirma Briz (2007:38), con los de la
conversación coloquial. Por ejemplo, según este autor, entre las estrategias de la cortesía
que se dan en las entrevistas encontraríamos una mayor cantidad de elementos de
atenuación que en las conversaciones de tipo coloquial puesto que la interacción en
estas últimas es más inmediata y espontánea. Cabría averiguar si lo que es válido para la
atenuación en general lo es también en particular para el diminutivo.

7.2.3.3 La relación entre el diminutivo y las variables


sociopragmáticas de sexo, nivel sociocultural y cercanía

Para determinar el efecto sociopragmático alcanzado por una emisión es preciso


atender al desarrollo del acto comunicativo y en concreto a la recepción de las
emisiones por parte del oyente. Debemos tener en cuenta, al menos, tres aspectos: el
sexo, el nivel sociocultural, y la distancia social que existe entre los hablantes. Siempre
que los corpus arrojaban datos más precisos sobre el contexto situacional (tipo de
problema tratado, existencia de conflictos interpersonales, cercanía, solidaridad) y el
contexto sociocultural (normas, roles, convenciones) estos han sido tenidos en cuenta.

311
Entendemos el contexto como la mezcla del cotexto y de los contextos sociocultural y
situacional.

En lo que respecta al contexto situcional de gran parte de los ejemplos del


corpus Val.Es.Co. la mayoría de las ocurrencias tienen lugar en casas particulares en un
entorno familiar en el que predomina un objetivo interpersonal (no transaccional), con
un número de participantes variado sobre el que se proporcionan datos diversos como la
edad, el sexo, la profesión, la relación entre los interlocutores. Hemos intentado captar
también el grado de influencia del contexto sociocultural por si pudiera generar
expectativas sobre el comportamiento comunicativo su grado de cortesía y su influencia
en la conexión de los enunciados con la realidad social. Para Álvarez y Joven
(2005:139), factores como la desigualdad física o mental indican que el poder
discursivo no es coercitivo sino mental, y que existe una dimensión de poder cognitivo
que permite, mediante la fuerza de la palabra, persuadir al otro de que haga algo.
Aclarado esto, es preciso explicar que el peso de los factores sociolingüísticos en
nuestro trabajo es relativo y que el foco primordial del estudio se centra más bien en
aspectos morfopragmáticos por más que estos datos, necesariamente, estén
interrelacionados. En cuanto al nivel sociocultural de los interlocutores hemos
encuadrado a cada hablante en uno de estos tres nichos según su preparación intelectual
y su nivel de económico y cultural: alto, medio y bajo.

7.2.3.4 El sufijo seleccionado

En este apartado de la ficha consideramos el sufijo por separado, lo que nos


permite ver la cantidad de sufijos diminutivos que han aparecido en el corpus así como
su frecuencia de uso. Hemos tomado muestras de los siguientes sufijos: -illo, -illa, -ito, -
ita, -ete, -eta, -ín, -ina, -ico, -ica, -uelo, -uela. Hemos considerado el género y el número
de cada sufijo como integrador de un solo tipo para concentrar el valor de nuestros
datos.

7.2.3.5 La relación entre la base y el sufijo

312
El siguiente dato de nuestro corpus tiene que ver con la categoría gramatical de
la base sobre la cual se produce la afijación del diminutivo. Cotejar la forma de la base
con el tipo de sufijo que selecciona nos permite hacernos una idea sobre los procesos
fonológicos y morfológicos de afijación que intervienen en la generación de la nueva
palabra. Hemos visto en el capítulo 6 las distintas categorías que son susceptibles de
recibir la afijación del diminutivo y, de manera aproximada, cuáles de ellas lo reciben
con mayor frecuencia. Centrar nuestro interés en la forma de la base, nos permite
averiguar, por medio de su recuento la proporción de casos que afectan a cada categoría
gramatical. También descubriremos la cantidad de veces que una misma base se repite a
lo largo del texto y a partir de la coaparición de bases y sufijos idénticos quizás puedan
extraerse algunas interesantes conclusiones sobre los procesos de selección y de
lexicalización de los sufijos diminutivos. Además, esto nos permitirá cruzar la
información con otros datos para obtener respuestas más afinadas con, por ejemplo, los
tipos ilocutivos que se dan más con los sustantivos.

En el capítulo 4 hemos tratado la relación entre los diminutivos y la Hipótesis de


la base única. La naturaleza de estos sufijos, que pueden aplicarse simultáneamente a
distintas categorías, parece contravenir este principio general cuyo objetivo es ofrecer
una explicación formalista del lenguaje en el marco de la gramática generativa. Esta
desviación de la norma no es la única. El diminutivo posee una naturaleza difusa que se
explica mejor desde el punto de vista de la lengua en uso. En nuestro análisis hemos
considerado las bases sustantivas, las adjetivas en las que incluimos adjetivos próximos
a los participios, las formas verbales que contienen a su vez las no personales, los
adverbios, y otros tipos de estructuras en las que los diminutivos participan de forma
marginal como las interjecciones, los pronombres o las unidades fraseológicas que
hemos computado conjuntamente debido a su baja incidencia en el análisis.

7.2.3.6 La capacidad de los diminutivos para reiterarse sobre


determinadas bases

En este campo hemos reparado en la cuestión de la reiteración. Como es sabido,


la acumulación de sufijos ‘diminutivos’ produce no solo problemas de tipo semántico
(su interpretación es compleja) sino también restricciones formales (su grado de

313
productividad parece bajo). Los procesos de reiteración que incluimos aquí como
formantes de los procesos de reiteración de sufijos han sido negados por algunos autores
para el caso de la sufijación latina y germánica. En el caso concreto del español no
parece que casos aislados como chico, poco y grande justifiquen su existencia como
una regla de formación de palabras. Para otros autores sí que existe la reiteración o más
bien la iteración en variedades o formas coloquiales.

Puede existir una relación icónica entre la vocal ‘i’ de los diminutivos y sus
valores afectivos, intensivos y de pequeñez en el sentido de que el tamaño de tales
valores se incrementan paralelamente al aumento de la palabra en cada reiteración.
Estas acumulaciones, garantizarían la autenticidad de lo que se expresa o servirían de
refuerzo fónico o expresivo en una lexicalización. Parecen segmentos limítrofes entre la
formación de palabras, la semántica y la pragmática. Algunos autores consideran que las
reglas evaluativas de iteración y de reiteración son las mismas. Otros creen que en la
aplicación iterada de diminutivos el primero se refiere a la proyección de lo apreciativo /
peyorativo y el segundo al de lo diminutivo / aumentativo. El cómputo de la reiteración
nos permitirá investigar los valores de los distintos afijos, su tipología combinatoria y su
índice de aparición en el español. Trataremos de confirmar la existencia de reglas de
formación recursiva o cuando menos reiterativa y de desambiguar su valor semántico o
pragmático.

7.2.3.7 La relación entre la aplicación del diminutivo y la


transcategorización de sus bases

En principio, el diminutivo no cambia las categorías gramaticales de las palabras


tras su aplicación. Sin embargo, como hemos visto en los trabajos de Faitelson-Weiser
(1980:50-52) el diminutivo sí es, en ocasiones y desde una perspectiva sincrónica, un
sufijo trasncategorizador. Además, parece que también lo es en la sincronía en algunos
casos, aunque de manera marginal y bajo determinadas circunstancias muy concretas de
las que tendremos en cuenta. El análisis de este campo nos permitirá llegar a algunas
revelaciones sobre estas circunstancias y, más particularmente, sobre cuáles son las
categorías de partida más frecuentes así como las categorías de los eductos de mayor
incidencia. En el corpus hemos clasificado los resultados en dos grupos, los casos en los

314
sí hay un cambio de categoría de la base y los casos en los que sí hay una
transcategorización.

7.2.3.8 La relación entre el diminutivo y los campos léxicos


asociativos en los que aparece

Hemos agrupado las distintas ocurrencias por campos semánticos asociados por
una cuestión de organización. Los campos asociativos son unidades léxicas fácilmente
vinculables por su significado puesto que pertenecen a escenas o marcos de actividad
fácilmente interconectables. Hemos generado de manera inductiva cinco campos
asociativos diferentes en función de las distintas apariciones del diminutivo que iban
surgiendo en la composición del corpus. Bajo el epígrafe personas se agrupan los
diminutivos que aparecen en sus emisiones comunicativas o en las partes del cuerpo
humano; bajo el título relación afectiva hemos englobado cualquier tipo de emisión
afectuosa, amorosa hacia humanos o mascotas; otro apartado engloba las comidas y los
productos alimenticios; otro las manufacturas, los productos, y el último la percepción
que incluye la evaluación de colores, formas, volúmenes, espacio y tiempo. El objetivo
de esta clasificación consiste, no solo en ordenar los tipos sino también en intentar
averiguar su frecuencia en los distintos contextos semánticos de aparición.

7.2.3.9 La frecuencia de afijación del diminutivo en bases con un


marco de subcategorización determinado

El marco de subcategorización hace alusión al conjunto de rasgos léxicos que


caracterizan una palabra. Es preciso tener en cuenta que la naturaleza de estos rasgos
léxicos, como explica Jackendorff (1990; 1991), puede determinar las posibilidades de
recibir una sufijación diminutiva. Los rasgos semánticos de la base pueden ser indicar
entre otros aspectos una naturaleza como la de los siguientes ejemplos:

Hombre: +delimitable +delimitado +animado +humano


Periquito: +delimitable +delimitado +animado –humano
Mesa: +delimitable +delimitado –animado
Piara. +delimitable –delimitado +elemento discreto +miembro animado
Arroz: +delimitable –delimitado +elemento discreto –miembro animado
Agua+delimitable –delimitado –elemento discreto
Fuerza: -delimitable

315
Acabado: resultados de acciones y verbos
Tonto: Adjetivo con gradación (dimensión o forma o color) +delimitable [alto] + Dim (cerca del
límite más bajo de la escala
Obsoleto: Adjetivos sin gradación (sin dimensión o forma o color =pragmáticos puros) +
delimitado [muerto] que se recategorizan como graduables
Andando, rápidamente, esto: Gerundios, adverbios y pronombres

Los rasgos de subcategorización de una palabra pueden ser algunos de los


siguientes: delimitable o no delimitable, delimitada o no delimitada, animada o no
animada, humana o no humana, discreto o no discreto. Por ejemplo, un plural puede
denotar una entidad no delimitada compuesta de elementos singularmente identificables
(los agregados [-delimitados][+estructura interna]). Para dar cuenta de este
clasificación, hemos recurrido a los trabajos de Jackendorff (1991), Rainer (1987,
1990), Turón (1998) Gràcia y Turón (2000) y Grandi y Scalise (1999 y 2000), sobre la
clasificación de las palabras en función de sus rasgos lexico-semánticos.

El modelo de análisis final se ha basado en la propuesta de Grandi y Scalise


(1999 y 2000) para el caso de los sustantivos y de Gracia y Turón (2000) para los
adjetivos. Para las restantes categorías gramaticales hemos creado algunas explicaciones
propias. El objetivo de este campo es comprobar qué tipo de caracterización léxico-
semántica es más susceptible de recibir el diminutivo para ver si alguno de los rasgos
implicados resulta determinante en su empleo o su exclusión. Hemos tenido que crear
algunos tipos ad hoc como el tipo resultados de acciones y verbos para dar cabida a
ejemplos que por su peculiar naturaleza no encajaban en los apartados ya existentes.

7.2.3.10 La relación entre el diminutivo y la conservación o la


alteración del marco de subcategorización de la base que
afija

Hemos visto a arriba cómo una de las extrañas propiedades del diminutivo
consistía en la ruptura del principio de la base única. Vimos en el capítulo 4, Grandi
(2002 y 2005:190), cómo los sufijos evaluativos se pueden unir a diferentes categorías
sintácticas sin modificar su categoría sintáctica, es decir que son, en principio,
categorialmente neutrales. Sin embargo, sí que son capaces de alterar el género de la
base y el rasgo [± contable] del marco de subcategorización. De esta forma, se pueden
recategorizar como nombres contables algunos nombres de masa. Esto parece lógico si

316
consideramos que los evaluativos se construyen normalmente mediante nombres
[+contables] y [+concretos] por lo que en los escasas ocasiones en que se aplican a
nombres abstractos o incontables se recategorizan como contables y concretos.

No deberían existir nombres que permitan la apreciación y no el plural puesto


que en principio todos los diminutivos permiten su formación en plural. En principio,
solo los nombres inherentemente delimitables pueden pluralizarse como perro>
perros> perrito o cerveza > cervezas > cervecita frente a palabras como coraje >
*corajes > * corajito. Es posible consultar una explicación más detallada de este asunto
en el apartado 4.6. de capítulo 4.

En este campo hemos estudiado la alteración del marco de subcategorización de


las bases. Autores como Rainer (1989, 1990) y Necker (2005: 401) consideran que la
alteración de rasgos gramaticales como el género y el número o de rasgos léxicos como
[+/-humano] o [+/-animado] es un fenómeno que afecta con poca frecuencia a la
formación de los diminutivos del español. Sin embargo, es posible localizar algunos
ejemplos en los que el empleo de un diminutivo a medio camino entre lo apreciativo y
lo derivativo los transforma. Como explicábamos el paradigma de lo ‘diminutivo’ o lo
evaluativo es, bajo nuestra hipótesis de trabajo, una cuestión más semántica que formal.

7.2.3.11 La relación entre el diminutivo y los actos de habla:

Este campo está relacionado con los actos de habla y la teoría de Searle ([1969]
2001:74-75). Hemos recurrido a las clasificaciones que hacen de la misma Leech (1997)
y Schneider (2003). En cuanto la inclusión de los actos de habla vocativos por parte de
este último autor, hemos decidido clasificar las invocaciones como una forma de
apelación y, por tanto, como un subtipo del acto de habla directivo. De este modo,
nuestra clasificación incluye los siguientes actos de habla tal y como los hemos referido
en el capítulo 5: directivos, comisivos, expresivos y asertivos.

Cada tipo de acto de habla posee subtipos en su interior en función de la


modulación de su fuerza ilocutiva que permite que sean actos más atenuados o más
intensificados en los términos de Caffi (1990:170). En lo que hace al subtipo vocativo

317
que hemos incluido en el seno de los actos directivos, constituyen una forma de alusión
a personas, principalmente a través de motes y nombres propios. Explica Beinhauer
(1964:32) que son habituales entre parientes y se convierten en formas afectuosas con el
diminutivo aunque también hay improperios como diablillo o tontín.

Hemos tratado de concentrar la mayor parte de los actos en una categoría más
general para cumplir con las exigencias de la prueba estadística del χ cuadrado. Esto no
quiere decir que no hayamos tenido en cuenta su diversidad en el análisis concreto de
cada caso. Entre los actos directivos podemos encontrar distintas variables además de la
ya mencionada de los vocativos. Así pues, es posible diferenciar entre las peticiones de
una acción, de un bien, y aquellas en las que se pide paciencia, permiso o algún tipo de
información.

Sobre los actos comisivos o compromisorios explica Austin ([1962] 1982:205-


206) que “Lo importante de un compromisorio es comprometer a quien lo realiza a
cierta línea de acción”. Para Austin los actos compromisorios tienen como tipo básico el
acto de prometer, pero incluyen también las declaraciones o anuncios de intención, que
no son promesas (1982:199). Para Schneider (2003) los anuncios son un tipo de subacto
comisivo en los que el hablante va a llevar a cabo una acción que es en beneficio de sí
mismo y teóricamente también del oyente. En el ámbito en el que se utilizan es
socialmente correcto comprometerse a llevar a cabo acciones en beneficio propio. Por
ejemplo, cuando se es un invitado en las fiestas resulta descortés no consumir los bienes
que se han preparado por más que sea descortés abusar de la hospitalidad. Por tanto,
este tipo de acto parece violar la condición preparatoria de que el compromiso debe ser
en beneficio del oyente, pero esto en realidad no es así. En todo caso, parece un caso
límite con un acto aseverativo.

Convenimos en que la naturaleza de los actos de habla es, como la de otras


categorías pragmáticas, gradual y dependiente de las fluctuaciones del contexto. Austin
(1982:206) parece admitir este tipo de deslizamiento hacia los actos descriptivos
(asertivos según Searle (2001:74-75)) y afirma que

En un caso extremo puedo, simplemente, enunciar que tengo una intención, pero también puedo
declarar o expresar o anunciar mi intención o determinación. ‘Expreso mi intención’

318
indudablemente me compromete; y decir ‘tengo la intención’ equivale generalmente a declararla
o a anunciarla (1982:206).

Este mismo autor admite la posibilidad de discutir si estos actos vistos más
arriba no poseen al mismo tiempo una naturaleza de actos judicativos, ejercitativos,
comportativos o compromisivos. De manera inversa, explica Austin (1982:209) sobre
los expositivos, que “[…] podemos discutir también si no son lisas y llanas
descripciones […]”. Por tanto, a efectos de esta investigación consideraremos los actos
del tipo Me voy a tomar una cervecita en los que el hablante anuncia al anfitrión o al
coposeedor de un bien que va a consumir ese bien como actos comisivos del subtipo
anuncios. Consideramos que de alguna manera existe un compromiso cortés del
hablante con el consumo de ese bien. El rechazo de ese bien sea tras una oferta o de
manera extralingüística simplemente no consumiéndolo excluiría al hablante de un
entorno social al que, en cierta manera, se debe en términos de cortesía. Comprendemos
no obstante que la descripción de la naturaleza de este tipo de acto puede encajar en la
de los asertivos puesto que en el anuncio el hablante no asume exactamente una
obligación impuesta por el oyente (anfitrión). Sin embargo, no cumplir con este
comportamiento supone la ruptura de un compromiso con ciertas normas sociales. Por
eso consideramos que el tipo puede encajar también en el de los actos comisivos.

Otros tipos de subactos de los comisivos son: a) las ofertas, en las que el
hablante quiere favorecer al oyente con un obsequio; b) las sugerencias en las que el
hablante sugiere al oyente una acción que puede no solo ser beneficiosa para quien
escucha sino también para quien la propone. Como en el caso de los directivos
consideraremos estas tres variantes en el estudio e interpretación concreto de cada caso,
sin embargo, a efectos clasificatorios incluiremos todos los subactos bajo su etiqueta
inmediatamente superior, la de actos comisivos.

Evidentemente, no nos adscribimos al principio performativo de Austin


(1982:111) que pretende localizar los actos de habla rastreando los verbos realizativos
conjugados necesariamente en primera persona del presente de indicativo de la voz
activa de una lengua. Más bien consideramos, como lo hace Leech (1997:175ss), el
estudio de los actos de habla como un estudio sobre el uso indirecto del lenguaje. Por
este mismo motivo, como vimos en el capítulo 5 no hemos incluido aquí los actos de
habla declarativos. Estos no emplean el lenguaje de manera indirecta, sino de manera

319
directa y vinculada a la realización de alguna acción física ritualizada y caen por tanto
fuera del ámbito de la cortesía de la retórica interpersonal.

En el ámbito de los actos expresivos podemos encontrar dos polos claramente


diferenciados, el de aquellos actos expresivos que sirven para manifestar evaluaciones o
sentimientos positivos y el de aquellos que hacen lo contrario. En términos estadísticos
hemos considerado tan solo estos dos grandes grupos para no perder poder explicativo
en nuestros resultados. Sin embargo, en el análisis concreto de cada caso sí hemos
atendido a los criterios clasificatorios propuestos por Schneider (2003) que sugiere dos
subdivisines últimas.

Por un lado, podemos distinguir entre las subcategorías de los insultos y las
críticas que obedecen a la distinta intensidad o grado en que se perjudica la imagen del
oyente y por tanto también la del hablante. Aunque ambos son actos que dañan la
imagen de los interlocutores puesto que suponen evaluaciones negativas del oyente o su
entorno. Mientras que las críticas son formas paralelas y negativas de las estrategias de
cortesía, los insultos son actos eminentemente descorteses (salvo en entornos de alta
solidaridad entre los hablantes como los grupos de amigos). Consideramos con
Schneider (2002) las críticas como actos de habla expresivos por el realce emocional
que supone la oposición y el conflicto que implica su uso. Por otro lado, los cumplidos
protegen la imagen de los interlocutores dado que expresan valoraciones positivas. Los
agradecimientos, deseos y condolencias son actos expresivos más o menos ritualizados
pero también expresan sentimientos o evaluaciones positivas.

Los actos asertivos se caracterizan por transmitir una información sobre el


estado de los objetos o de las personas. Hemos concentrado, al igual que hicimos con
los actos anteriores, todas sus variantes en una sola para que las estadísticas tuvieran un
mayor valor de explicación. Esto no quiere decir, una vez más, que en el análisis
concreto no hayamos considerado la existencia de variantes dependientes del alcance de
la intención del hablante, en tanto que ofrezcan información referida al hablante, al
oyente, a un tercero presente que es el oyente o incluso a personas no presentes.
Además, los actos asertivos también pueden referirse a objetos en lugar de personas. En
este tipo de actos se ponen de manifiesto revelaciones de informaciones u observaciones
sobre el entorno social. También expresan un conocimiento más objetivo y detallado de

320
la situación cuando se producen en ámbitos transaccionales como los negocios o el
trabajo.

La clasificación de los diminutivos en los actos de habla nos permitirá observar


cómo influyen en la manipulación de su fuerza ilocutiva y, por tanto, en proliferación de
los supuestos y en la selección de la implicatura más relevante. Además, la
determinación del tipo ilocutivo contribuye a explicar las cuestiones de la imagen en el
ámbito de la cortesía. Quizás así podamos determinar si el diminutivo es un mecanismo
que influye más en la negociación cortés o en la manifiesta descortesía. Cuando es
imposible analizar los actos de habla hemos comentado las intervenciones de los
hablantes como elemento estructural del marco comunicativo.

7.2.3.12 El sufijo diminutivo y sus funciones

Nos interesa averiguar, entre otros asuntos, hasta qué punto el diminutivo
participa en la determinación o transformación de los actos de habla más que considerar
su actuación en los modos oracionales o en el ámbito de la sintaxis, por ejemplo. Sin
embargo, hemos explicado a lo largo del trabajo que un enfoque funcional debe
propugnar una interdependencia entre las cuestiones gramaticales y las pragmáticas.
Pretendemos averiguar de qué manera los elementos y unidades que configuran el
sistema de la lengua están vinculados a factores de tipo social y pragmático. El
diminutivo tiene como principal función, el participar en la atenuación o la
intensificación de un acto de habla o de alguno de sus constituyentes menores tanto en
un sentido pragmático como gramatical. Así pues, como explica Briz (1995:110-115) la
intensificación y la atenuación son estrategias discursivas del ámbito de la cortesía y de
la retórica interpersonal que sirven para mantener un estado óptimo de la conversación y
negociar el significado de las emisiones lingüísticas.

Aunque para Briz (1995), la atenuación puede ser semántica (afecta a la


proposición) o pragmática (afecta a la fuerza ilocutiva) los límites entre ambos ámbitos
de actuación, acaso estrategias, no son tan nítidos como se desearía. Podemos entender
la intensificación como un refuerzo de la amenaza a la imagen del oyente o su reverso,
como refuerzo del realce de su imagen. En este sentido, parece que no depende tanto de

321
la forma proposicional del enunciado sino, más bien, de una intención de amenaza hacia
la imagen que, por tanto, precise de alguna estrategia de mitigación.

Para determinar las funciones principales de los evaluativos hemos llevado a


acabo un repaso minucioso de la bibliografía sobre esta cuestión en los distintos
manuales sobre el tema desde Dressler y Merlini Barbaresi (1994), a Juraffsky (1996),
Sanmartín (1999), Schneider (2003) y Prieto (2005). Por último, hemos realizado una
selección de los valores principales del diminutivo que aparecían. Hemos organizado la
información en torno a aquellos valores sobre los que había un mayor consenso entre
los autores. Así pues, existen valores diminutivos que van de lo representacional o
nocional hasta lo afectivo o pragmático sin olvidar su naturaleza híbrida en algunas
ocasiones.

Hemos clasificado los valores del diminutivo en seis grandes grupos y hemos
operado solo con ellos desde el punto de vista de la estadística para concentrar más el
poder explicativo de los datos. Esto no supone un problema para desarrollar
clasificaciones posteriores, además, en el análisis concreto de cada caso sí que hemos
afinado en el tipo de valor que desencadena el diminutivo. Así queda, por tanto, nuestra
clasificación de los valores de los diminutivos:

a) Representacional: sencillamente aminora objetivamente la cantidad del


referente
b) Semántico pragmático: precisa de algún tipo de implicatura que desencadena
un valor distinto al nocional aunque sea preciso imaginar el contraste que existe con ese
valor. Estas implicaturas atribuyen valores de semejanza o imitación de la base, de
filiación o un significado partitivo entre otros.
c) Pragmáticos. Los pragmáticos se subdividen en otros dos grupos, los
pertenecientes al polo de la intensificación-atenuación y los que operan en el ámbito del
acuerdo y del desacuerdo.

Por tanto, existen tres grandes grupos. El primero es puramente nocional o


gramatical o dimensional en el sentido de Coseriu. El segundo precisa de ciertas
implicaturas contextuales para ser interpretado pero, probablemente, estas no
pertenezcan al contexto situacional o sociocultural sino más bien a la capacidad del

322
hablante para establecer contrastes entre tipos distintos de referentes o para focalizar
uno de ellos. Su naturaleza no pragmática resulta bastante discutible y se puede
diferenciar en función de su capacidad escasa para participar en la negociación del
significado o afectar a la fuerza ilocutiva de un acto de habla. Por ello se dice que solo
operan en el ámbito proposicional.

El tercer tipo de valores es el pragmático, más relacionado, este sí, con el plano
de la conversación. En este último grupo se incluyen de manera diferenciada los
mecanismos de atenuación, de intensificación, los de acuerdo y los de desacuerdo. En el
ámbito de a) los atenuadores podemos encontrar un subtipo principal que mitiga la
fuerza ilocutiva de los actos que amenazan la imagen del hablante o el oyente y dos
subtipos más específicos que funcionan en expresiones más complejas salvaguardando
la imagen del hablante como eufemismos o protectores del pudor. En lo que hace a b)
los intensificadores, pueden intensificar algún aspecto positivo o negativo de un acto de
habla. Son particularmente curiosos los diminutivos que intensifican una atenuación que
apuntan a las relaciones complejas que se establecen entre los diminutivos y otros tipos
de mecanismos evaluativos y atenuadores que al combinar su fuerza pragmática pueden
complicar su interpretación.

Es preciso explicar que la naturaleza difusa de las activaciones de los valores de


los diminutivos permite que más de un campo se dé simultáneamente. Los diminutivos
no colaborativos podrían estar configurados por elementos intensificadores, por
ejemplo, y los colaborativos por atenuadores. El hecho de considerarlos por separado
atiende más bien a la observancia de su capacidad principal. Así pues, los diminutivos
a) no colaborativos más evidentes son los que manifiestan valores despectivos irónicos,
o sarcásticos. Por otro lado, los diminutivos más abiertamente b) colaborativos suelen
expresar valores afectivos de empatía, simpatía, simpatía, intimidad, cariño, protección,
flirteo, juego o pudor.

7.2.3.13 11. El sufijo diminutivo y su ámbito lingüístico de


actuación

323
En este campo hemos reparado en cuál era el ámbito de actuación del diminutivo
siguiendo las propuestas de Dressler y Barbaresi (1994), Briz (1995) Leech (1997),
Schneider (2003), Albelda (2004) o Bernal (2007). Como hemos visto en el campo
anterior, la naturaleza del diminutivo determina de alguna manera su ámbito de
actuación. En este sentido, los diminutivos de los primeros dos tipos, no necesitan de
mucho contexto para poder ser explicados porque no rebasan el ámbito de la palabra o
del semántico pragmático. Sin embargo, para dar cuenta del tercero de los tipos, el
pragmático, sí que es preciso considerar porciones de contexto mucho mayores.

En la explicación de estos casos debemos atender a conceptos pragmáticos como


los de evaluación, enunciado, acto de habla, fuerza ilocutiva, supuesto, implicatura etc.
Estos términos pragmáticos se refieren a distintos ámbitos de análisis de la pragmática,
en unas ocasiones bien diferenciados y en otras complementarios. Intentaremos calibrar
la actuación del diminutivo en cada uno de ellos siempre que sea posible. Sin embargo,
un concepto más abarcador como el de acto o situación comunicativa tiene la propiedad
de incluir la recepción de la emisión en su análisis y puede ser útil para nuestros
propósitos.

Hemos procurado satisfacer la cantidad de texto necesario para dar cuenta de


todos los elementos contextuales implicados. Para ello hemos distinguido entre tres
ámbitos, el de la palabra, el del semántico pragmático, el del acto de habla y el del
discurso. Los diminutivos que afectan exclusivamente a la palabra deberían ser aquellos
que meramente disminuyen el tamaño del referente, si es eso posible. También aquellos
que poseen un alto grado de lexicalización. Los que afectan al semántico pragmático
son más difíciles de detectar. En principio, sus implicaturas no rebasan el marco de la
proposición, razón por la cual estos diminutivos deberían expresar algún tipo de
contraste interno a la misma sin que ello afectara a la fuerza ilocutiva del acto de habla.
En nuestra opinión, los diminutivos que no afectan meramente a la palabra siempre
repercuten de un modo u otro en el acto de habla que, como hemos dicho, esperamos
que sea el tipo que aparezca más en nuestro análisis debido al enfoque micropragmático.

Sin embargo, partiendo de la base de que la mayor parte de los sufijos afectarán
a la fuerza ilocutiva del acto de habla de uno u otro modo, todos aquellos ejemplos en
los que el ámbito de afección sea mayor o menor serán susceptibles de ser investigados

324
de manera más detallada. Consideramos que un diminutivo rebasa el nivel del acto de
habla cuando en su interpretación se requiere considerar también el proceso de
recepción por parte del oyente o cuando su fuerza pragmática rebasa lo
micropragmático y condiciona el tipo de texto. Por ejemplo, los diminutivos que afectan
a los turnos y activan una respuesta o condicionan el uso de un nuevo diminutivo
cuando interviene en su turno el interlocutor son una muestra de ella. Textos
particulares que condicionan o son condicionados por los diminutivos aparecen en el
lenguaje de los amantes, las mascotas o los niños.

7.2.3.14 La relación entre el sufijo diminutivo y la imagen social

En el siguiente campo (número 13), relativo a la imagen social, hemos seguido los
postulados de Brown y Levinson (1979, 1987). Como hemos visto a lo largo del trabajo,
la división entre una imagen positiva y otra negativa era discutible y, en realidad, podía
reducirse explicativamente a una sola, la positiva, puesto que cualquier ataque a la
imagen negativa lo es indirectamente a la positiva. Por eso, en este trabajo hemos
considerado el grado de perjuicio conjunto que se produce en la relación. Desde el
punto de vista estadístico, hemos clasificado el perjuicio a la imagen en torno a tres
polos, uno neutro que supone que no hay una evaluación de la imagen del hablante y
otros dos en los que se activan los procesos de protección o vulneración de la imagen
del hablante.

En la interpretación concreta de cada caso, hemos tenido en cuenta los procesos


de imagen que involucran directamente al oyente. Además, hemos dado cuenta de casos
ambiguos en los que el diminutivo participa en un juego irónico de ambiguación o
desambiguación cuando perjudica la imagen de un tercero y por tanto la imagen propia
pero el receptor lo espera así. De esta manera lo explica Torres Sánchez (1999:440)
cuando se refiere al valor retorcido de la ironía cuando por una parte ofende al oyente y
por otra lo satisface mediante la complicidad intelectual o grupal.

Bernal (2007:105) define la imagen por un lado como el “uso de la cortesía para
mantener o establecer relaciones sociales armoniosas, y por el otro, con el empleo de la
descortesía como desequilibrio en tales relaciones”. Vamos a considerar el tratamiento

325
de Bernal sobre la cortesía ya visto en el capítulo 5 de este trabajo y su vínculo con el
concepto de imagen. Para esta autora (2007:200) existe una cortesía estratégica
(atenuación o reparación de las amenazas producidas al interlocutor); otra cortesía
valorizante (refuerzo de la imagen ajena); cortesía ritual (roles en las visitas); una
apariencia de descortesía (solidaridad y afiliación en los grupos); descortesía (funciones
en contextos familiares y de amigos).

7.2.3.15 Relación del diminutivo con ámbitos macropragmáticos

En este apartado hemos incluido una clasificación según ámbitos


macropragmáticos relacionados con situaciones de habla específicas explicadas ya por
Dressler y Merlini Barbaresi (1994) relativas al lenguaje infantil, el lenguaje del amor o
el lenguaje de las mascotas que pueden dar cuenta de por qué en esos ámbitos la
profusión de los diminutivos y de determinado tipo de valores de los mismos es mucho
mayor.

Ya en trabajos como el de Voeykova (1998:111) se señalaba que “The pragmatic


reasons for their use seem more important, at least at the beginning, than the pure
semantics. In any case the meaning smallness is very important for the child.” Este no
es el único hallazgo interesante en relación con la adquisición del diminutivo en el
lenguaje infantil. Parece que la misma depende en gran medida de los procesos de
imitación de las formas léxicas empleadas por la madre, según explican King y Melzi
(2004:247-49), algo que ya Gillis (1995:177-78) refería para el caso del danés,
Voyeikova (1998:77) para el ruso, y Savickienė (1998:133) para el lituano. Este proceso
parece retroalimentarse entre los interlocutores debido, entre otras razones, al empleo de
formas diminutivas más o menos fijadas.

Curiosamente, según King y Melzi (2003:302) en un estudio sobre el español


que es extensivo para el resto de las lenguas, la frecuencia de empleo de los diminutivos
es superior entre madres e hijos menores de tres años y decrece considerablemente entre
las madres y los hijos de tres a cinco años. En las conversaciones entre madre e hijo, la
función más importante de la imitación diminutiva consiste en mantener el asunto del
que se habla de manera constante. Otro empleo está encaminado a dar instrucciones

326
correctivas. Estos datos arrojan luz sobre la importancia de la imitación en el desarrollo
del proceso de socialización, particularmente de la intimidad, que se produce entre un
hijo y su madre, King y Melzi (2004:257).

Por otro lado, algunos autores como Kempe, Brooks y Pirot (2001:1243) han
sugerido la importancia de los diminutivos en procesos de adquisición lingüística como
el aprendizaje del género en los nombres o en la regularización de patrónes métricos que
permiten al niño conocer mejor la segmentación de palabras. En la misma línea, se han
llevado a cabo otros trabajos para el ruso como el de Kempe, Brooks, Mironova y
Fedorova (2003:479) o mediante el examen fonológico entre el danés y el inglés de
Kempe, Brooks y Gillis (2005:149). También se ha estudiado el caso del serbio, Ševa
(2006:33). Sobre los casos del ruso y el serbio en contraste Ševa, Kempe, Brooks,
Mironova, Pershukova y Fedorova (2007:125-126) afirman que “Russian and Serbian
children acquire noun morphology faster with diminutives than with simplex nouns, as
evidenced by superior gender-agreement performance with diminutive nouns”,
probablemente porque su empleo aumenta permite que los rasgos de la base sean más
transparentes, previene sobre los cambios flexivos y aumenta la similitud fonológica de
los géneros.

7.2.4. Cuestiones que se formulan en el corpus

En esta tesis hemos pretendido dar cuenta del distinto empleo de los diminutivos
en el ámbito de la cortesía en la conversación española de carácter formal (novelas,
prensa), semiformal (televisión, radio) e informal (conversaciones entre familiares y
amigos) distintos para establecer una clasificación funcional, morfopragmática y
sociopragmática del fenómeno. Los corpus empleados cumplen los parámetros
sociolingüísticos de representatividad para el español peninsular.

Los objetivos que pretendíamos alcanzar para este estudio eran: 1) Describir el
estado de la cuestión de los estudios morfológicos y semánticos en relación con el
diminutivo; 2) Resolver algunos problemas de tipo morfológico y semántico; 3)
Contribuir a la discusión sobre la situación del diminutivo en el ámbito de la pragmática
y la cortesía; 4) Alcanzar conclusiones de tipo morfopragmático; 5) Elaborar un modelo

327
funcional que de cuenta del diminutivo en el ámbito de la pragmática. Todas estas
cuestiones van a ser analizadas en el corpus que presentamos a continuación.

Un primer tipo de cuestiones se refiere a las frecuencias de uso del diminutivo


en cada uno de los apartados en que aparece: tipo de sufijo, tipo de base, reiteraciones,
función, acto de habla. Por ejemplo en el ámbito de las cuestiones de naturaleza
morfoléxica encontraremos respuestas relativas a las frecuencias de uso de los sufijos,
las categorías afijadas, la reiteración o los rasgos léxico semánticos de una palabra con
diminutivo. Por otro lado, en el ámbito de lo pragmático averiguaremos la frecuencia de
empleo del diminutivo con cada función o tipo de acto de habla.

Un segundo tipo de cuestiones analiza de manera cruzada la relación entre


distintos tipos de datos como la que existe entre el tipo de diminutivo y la categoría de
la base con los valores del diminutivo (función del evaluativo). Así pues, obtendremos
una respuesta sobre la cantidad de ejemplos que vinculan cada tipo de afijo y cada
categoría gramatical. En el caso de que el ejemplo tenga varios valores en el campo
función del evaluativo, cada valor será computado como uno. También hemos estudiado
la relación entre el tipo de diminutivo y la categoría de la base con los actos de habla en
que aparece el diminutivo. Buscamos enumerar cuántos ejemplos de cada acto de habla
se dan para la relación entre un tipo de diminutivo y la categoría gramatical. Si el
ejemplo tiene varios valores en el campo tipo de acto de habla, cada valor cuenta como
uno.

Buscaremos datos sobre la cantidad de ejemplos de transcategorización que se


dan en la relación entre el tipo de diminutivo y la categoría de la base. Analizaremos
estos datos también en relacióncon la reiteración para averiguar cómo la frecuencia de
este fenómeno influye en función de la selección de la categoría y del tipo de
diminutivo. Además, trataremos de aclarar cuál es la relación entre la reiteración y los
valores de función del evaluativo. En lo que hace a la relación entre el campo léxico-
semántico y su posible alteración, cuando esta se da, es preciso averiguar cuáles son los
diferentes valores de origen y destino, y cómo están distribuidos (valores más
habituales).

328
Un tercer grupo de preguntas está más orientado a los valores de los campos
sexo y nivel sociocultural. Por ejemplo, trataremos de aclarar qué tipo de bases se
emplean más en función del sexo y del nivel sociocultural. Además, averiguaremos qué
tipos de acto de habla se utiliza más por sexo y nivel sociocultural. Así mismo,
intentaremos describir las funciones de los evaluativos en esos casos. También se
procuraremos arrojar luz sobre la manera en que protege o daña la imagen social en los
mismos.

Un cuarto grupo de preguntas se cuestiona las relaciones (cantidad absoluta de


ejemplos) que existen entre el tipo de acto de habla y el campo semántico al que
pertenece la base afijada. Empleamos la misma fórmula para investigar la relación entre
el tipo de acto de habla y el campo de los rasgos léxico semánticos. Del mismo modo
investigaremos la relación que hay entre el campo origen de la muestra y el número de
ejemplos de cada acto de habla. Es preciso aclarar que si el ejemplo tiene varios valores,
cada valor contabiliza. Lo mismo sucede en relación con los campos origen de la
muestra y función del evaluativo.

329
ANÁLISIS DEL CORPUS

7.3 Análisis del corpus: variables tomadas de una en una

A continuación vamos a ir examinando los distintos resultados que el corpus


arroja considerándolos de manera individual.

7.3.1 Datos estadísticos sobre el total de los sufijos

En los 500 casos del corpus, lo primero que llama la atención en relación con el
tipo y cantidad de sufijos que aparecen es el predominio abrumador del sufijo –ito que
es con un 78% (390 casos) de las muestras el más productivo. La tendencia general del
español que hace a este sufijo el más productivo queda confirmada en el corpus. El
sufijo –illo aparece hasta en un 10% (52 casos) de las formaciones diminutivas del
corpus. Esto prueba también la tendencia del español a utilizarlo como segunda opción
dentro de los diminutivos. Después vienen los sufijos –ín con un 6% (52 casos) y –ete
con un 5% (29 casos). La menor incidencia de estos sufijos y de los sufijos –ico o –uelo
se debe a su vínculo con aspectos de tipo dialectal o sociolectal.

Sufijo&
UELO#
0%#
ICO#
1%#
Sufijo
ETE#
5%#
ILLO#
Total
10%#
ETE 24
ICO 3
ÍN#
6%#

ILLO 52
ÍN 29
ITO#
78%#
ITO 390
UELO 2
Total+general 500
Ilustración 18. Porcentaje de empleo de los distintos sufijos en el corpus

330
Hemos seleccionado el ejemplo 19 del corpus para ejemplificar la
sobreabundancia de los empleo del sufijo –ito. En él, dos amigos menores de 25 años y
nivel sociocultural medio, un varón albañil de profesión y una estudiante hablan sobre
ligues, salidas nocturnas e infidelidades. El acto de habla se da en un contexto de
amistad entre los hablantes por lo que es lícito lanzar críticas más o menos atenuadas
como forma de solidaridad que contribuyan a generar una situación distendida y
desenfadada.

Ejemplo 19
G: eso tampoco es/ una persona liberal↑ para mí es una persona que tienee/ unos principios ¿no?
y quee/ oye/ intenta cum-cumplirlos↓ a rajatabla ¿no?/// simplemente/ [y bueno yy]
E: [es que–/ es que ee]
yo para mí↑ el hecho de ser conservadores y taal/ precisamente radica en sus principios/ y para
mí↑ hay unas– unos valores//muy fundamentales que a lo mejor para otra persona no lo son
¿no?///(3’’) no [sé]
G: [bueno la cues–] la cuestión es que antes eras un poquito BEATA↑/ y a(ho)ra/ lo eres menos
¿no?§
E: § no↓ la cuestión es que yo no soy beata/ la cuestión es que en mi casa tengo una tía monja y
está ahí↑/ (enton)ces yo paso totalmente de las monjas– de las monjas y digo más tacos que
¡bueno!/ que seguramente cual[quier otro que no→]
G: [no/ yo– yo también conozco] mucha gente que ha idoo
L: no me– no me digas que tú conoces a gente
G: CHICA/ no/ que han ido al colegio de monjas yy/ al principio sí/ pero después/ en cuanto te
han dao un poquito dee libertad↑
E: se escaquean§
G: § las monjas ni verlas§

Debemos considerar la expresión la cuestión es que antes eras un poquito beata


y ahora lo eres menos ¿no? en oposición a la misma sin diminutivo la cuestión es que
antes eras un poco beata y ahora lo eres menos ¿no?. El diminutivo se construye sobre
el adjetivo poco que implica una reducción de grado con respecto al sustantivo beata. El
adjetivo opera como un atenuante y el diminutivo –ito como un intensificador de ese
atenuación. Resulta lógico que se quiera atenuar la palabra beata que está marcada
negativamente y puede conferir a todo el acto de habla el valor de una crítica. De hecho
en la respuesta, que es un reciclaje de la expresión anterior, no la cuestión es que yo no
soy beata E hace explícito el rechazo a ser considerada beata y a esa posible crítica.

La fuerza ilocutiva del acto de habla se ve modulada por el diminutivo y oscila


entre la crítica y la petición de información o más bien, si consideramos el operador
¿no? o más precisamente bajo la forma de una confirmación sobre lo que se dice en la
oración, es decir, que antes era un poquito beata. Aunque esta apreciación podría

331
parecer subjetiva, si consideramos que la chica era insoportablemente beata en un
momento anterior podríamos pensar que existe un valor de desacuerdo no colaborativo
puesto que el emisor estaría resaltando un exceso en la beatería del receptor.
Probablemente lo que se ha producido es un mero cambio en la situación de los asuntos
tal y como lo marcan los el operadores verbales eras / soy. Por tanto, estamos ante un
acto de habla expresivo o directivo. El diminutivo atenúa la crítica o peticiones y aporta
cierta cortesía al acto de habla

Toda crítica implica una posición de autoridad moral sobre lo criticado porque
implica que el punto de vista y el comportamiento del hablante es el contrario del de lo
criticado. Muchas de las críticas que realizamos diariamente no se producirían si no
tuviéramos mecanismos atenuantes que protegieran las imágenes de los interlocutores.
La posibilidad de que la interacción se rompiera con una oración del tipo antes eras una
beata es demasiado alto. En este sentido, el diminutivo y otros atenuantes aparecen
íntimamente vinculados a la aparición de las críticas hasta el punto de que pasan a
formar parte de su esencia misma. Las personas que saben criticar finamente utilizan
este tipo de recursos que en última instancia se vinculan también a la adopción de una
postura de superioridad moral o intelectual y al control del discurso.

El diminutivo aparece relacionado si no con la ironía tal y como la formula


Grice (1975) sí confiriendo un tono general a la expresión porque está vinculada con
emisiones contrarias a las expectativas de lo emitible. Es decir, gracias al diminutivo y
otros atenuantes sí se formulan expresiones inesperadas que de lo contrario no se
producirían como calificar a alguien de beata. La ironía es una estrategia atenuada por
su forma pero intensificadora por su alcance en tanto que pone de manifiesto la
superioridad intelectual de quien la emplea. En este sentido el diminutivo opera como
un mecanismo intensificador de la fuerza ilocutiva irónica general. Sin embargo, en un
nivel más esencial del acto de habla es un elemento mitigador.

El diminutivo –ito afecta al discurso puesto que participa en una crítica más o
menos airada del oyente y una corrección por parte de este sobre el contenido
lingüístico que se negocia. Esta protesta se produce porque el diminutivo participa de
modo general la atenuación de las críticas y el oyente necesita renegociar el sentido de
un poquito beata. La construcción y su uso de los mitigadores e intensificadores opera

332
en las escalas pragmáticas de la búsqueda de acuerdo y la aprobación puesto que se trata
de una conversación entre amigos.

Hemos seleccionado otro ejemplo representativo de la elevada productividad del


diminutivo –ito en la totalidad del corpus, el caso número 251. En este ejemplo, Fidel,
un actor menor de 25 años de nivel sociocultural alto es entrevistado por un periodista.

Ejemplo 252.
“Yo soy un chico de cincos, seis, si acaso sietes en los exámenes. Muy normalito” «Fidel da
ejemplo a chicos queno aceptan la homosexualidad»

-¿Te resulta difícil meterte en la piel de un personaje como Fidel? -Al principio sí, cuando vas
creando su mundo. Me han ayudado los actores y todo el equipo. Pero ahora se hace fácil.
Además yo me lo tomo como un juego de estrategia en el que tienes que ir consiguiendo metas.
Es un reto que me gusta mucho. -¿Te consideras tan listo y tan empollón como él? -Ya quisiera
yo. Yo soy un chico de cincos, seis, si acaso siete puntos en los exámenes. Muy normalito. En
los paros del rodaje me tengo que poner las pilas, pero los cursos los voy sacando. -¿Cómo
llegaste a interesarte por la interpretación? -Hay chicos que al salir de clase hacen judo, otros van
a la piscina y a mí me gustaba el teatro. Me metí en una agencia para buscar papeles, al año
siguiente en una escuela de teatro y llegué a un cásting que hizo Luis San Narciso. Mi madre
trabaja al lado de platós donde se graban muchas series de televisión y como me atraía mucho
este mundo me iba con ella y aprovechaba para escaparme a los rodajes. A mí me gusta actuar
desde muy pequeñito, es una vocación.

Rodríguez, Mercedes, (2005) «Fidel da ejemplo a chicos queno aceptan la homosexualidad»n.


pág. Web. 04/12/2005
http://www.diariodeleon.es/noticias/cultura/fidel-da-ejemplo-chicos-queno-aceptan-
homosexualidad_231586.html

En primer lugar tenemos que ver el significado de la expresión Yo soy un chico


normal que es en realidad un falso acto de habla crítico que esconde una manifestación
de modestia típica de la cultura española. Por otro lado, el adjetivo normal al recibir un
diminutivo implica una alusión a una realidad que está ligeramente por debajo de la
media supuesta para esa realidad, es decir ligeramente por debajo de lo normal. El
diminutivo actúa sobre la base como un minimizador. Evidentemente la base
minimizada se disminuye más al recibir el operador de intensificación muy. Si
comparamos nuestro ejemplo con la expresión Yo soy un chico muy normal podemos
pensar que en este caso la expresión se sitúa ligeramente por encima de lo normal
debido al intensificador muy. Siguiendo la misma lógica la expresión Yo soy un chico
normalito se situaría más por debajo de la normalidad que muy normalito. Por tanto,
estamos ante un acto de habla expresivo crítico en el que el diminutivo contribuye, en
términos generales, a empeorar la evaluación negativa de la expresión muy normalito.

333
Sin embargo, como hemos dicho esta ataque amplifica una marca de modestia o pudor
que, en realidad, disminuye la presunción del hablante y protege su imagen social ante
todos los lectores potenciales de la entrevista.

Todavía podemos ver más casos que prueban la abundancia del sufijo
mayoritario –ito y sus variables como el número 254. En este ejemplo el sufijo –ita es
utilizado por un periodista de nivel sociocultural medio de edad superior a los 25 años
en un programa de fútbol con contertulios de características similares. El Real Madrid
cayó derrotado ante el Barça por 0 a 3. La oración La gente salía del Bernabeu con la fe
por su equipo completamente perdida supone la descripción de una realidad muy
negativa, se trata de un acto asertivo una descripción de los hechos en el pasado
acompañada hasta cierto punto de una valoración cuya fuerza ilocutiva podría mezclarse
levemente con las de un habla expresivo, una queja.

Ejemplo 254.
La gente salía del Bernabeu con la fe por su equipo completamente perdidita.
(‘Maracaná 05’ Lunes 21-11-05)

No son muchos los adjetivos con formas participiales que reciben diminutivos en
el corpus pero cuando reciben un adjetivo este funciona en términos generales como un
intensificador. En este caso, perdidita significaría muy perdida, es decir ligeramente por
encima de lo que se supone la media del significado de perdida. En principio una cosa
está perdida o no lo está por tanto, la forma participial en principio no permitiría una
gradación. Por eso debemos considerar la posibilidad de que se activen valores
pragmáticos más complejos como la recategorización de perdido como graduable o
como los valores afectivos.

El diminutivo afecta a un acto de habla asertivo referido a personas no presentes


y, como decíamos, parece poseer un doble valor, por un lado intensificador y, por otro,
afectivo colaborativo de tipo conmiserativo. Además, el diminutivo protege la imagen
social de los hablantes al operar en el marco de las escalas pragmáticas del acuerdo y la
simpatía en tanto que el interlocutor busca la complicidad de los oyentes.

Para probar la abundancia del sufijo –illo vamos a seleccionar uno de los
muchos ejemplos que aparecen en el corpus. En el ejemplo número 256, vemos el

334
funcionamiento del sufijo –illos en una cuña publicitaria de contenido chistoso en el
programa Radio Marca en el que trabajan hombres periodistas de edades superiores a
los 25 años y de nivel sociocultural medio se que tratan prácticamente como amigos y
conocidos.

Ejemplo 256.
Que no mister, que el banquillo no es el mejor lugar para guardar los ahorrillos.
(Radio Marca, 5-12-02, 11:40)

El sentido de la oración se pierde si eliminamos el diminutivo, el banquillo no es


el mejor lugar para guardar los ahorros, porque el chiste se basa en las relaciones de
homónima entre banco de ahorro y banquillo y la conexión entre ambas se produce
debido a la rima de los diminutivos ahorrillos y banquillo. En concreto el chiste deriva
del proceso de deslexicalización o desautomatización de la palabra banquillo que le
permite ser apto para aceptar el significado de banco económico siempre que en este
entorno verbal aparezca la palabra ahorrillos con la representación mental de su par
ahorros. La palabra ahorrillos posee connotaciones positivas en contraste con ahorros.
Probablemente, considere los ahorrillos como una suma no muy elevada suficiente para
evocar tranquilidad económica paro insuficiente como para despertar envidias.

El diminutivo aparece en un acto directivo en el que se pide no llevar a cabo una


acción No guarde los ahorros en cualquier lugar. El diminutivo evaluativo establece
una rima con un diminutivo lexicalizado y, por tanto, no evaluativo. Esta rima activa
hasta dos funciones en el diminutivo: a) por un lado la mitigación de la orden; y
simultáneamente, b) la carga cariñosa y colaborativa más bien relacionada con la
atenuación y con la solidaridad lúdica del acto lingüístico. Además, desde una
perspectiva mayor a la del diminutivo, el empleo de la broma mitiga la peligrosidad
social de hablar de dinero y expresan cierta solidaridad con los amigos oyentes. El
empleo del diminutivo sigue la escala pragmática del tacto y protege la imagen social.

Al igual que sucedía con el corpus Val.Es.Co., e incluso superando los índices
de este corpus, los datos confirman la tendencia general del sufijo –ito (78%) del
español contemporáneo como el sufijo diminutivo y evaluativo de una mayor
productividad en formas no lexicalizadas seguido muy de lejos por –illo (10%). En
conclusión, podemos afirmar que los datos confirman la tendencia general del español

335
contemporáneo según los cuales el sufijo diminutivo y evaluativo de una mayor
productividad en formas no lexicalizadas es -ito.

7.3.2 Datos estadísticos sobre la distribución de los sufijos por


sexos

Conocemos los datos sociolingüísticos de los hablantes del Corpus relativos a su


distribución por sexos y esto se contrasta con el uso del diminutivo. En la selección los
9 textos de Val.Es.Co. hay hasta un 50% de hablantes de sexo femenino (14) y otro 50%
de hablantes de sexo masculino (14) mientras que en el corpus Espresati la cantidad de
hablantes masculinos suponen el 72% (180) y la de femeninos 28% (70) está un poco
más descompensada. A pesar de ello la cantidad de diminutivos que se observa en las
gráficas totales del corpus que veremos a continuación sigue siendo favorable a las
mujeres. En efecto, existe una ligera mayoría de casos en el que diminutivo es utilizado
por mujeres un 56% (271) frente a un 46% (229) en que lo producen los hombres. En el
corpus este dato, por sí mismo, no es suficientemente determinante como para llegar a la
conclusión de que su empleo es mayoritariamente femenino aunque esta compensación
en la suma de los corpus parece sugerir que, efectivamente, el diminutivo lo emplean
particularmente las mujeres. Veamos ahora las gráficas sobre empleos en la totalidad
del corpus.

Sexo%
hombre$ mujer$

Sexo%
46%$
Total
54%$ hombre 229
mujer 271
Total%general 500
Ilustración 19. Porcentajes de uso del diminutivo en función del sexo

336
Para ejemplificar la particularidad del empleo de los sufijos en función del sexo
hemos seleccionado el ejemplo 59 en el que dos mujeres de nivel sociocultural medio
amas de casa mayores de 65 años que conversan sobre la confección de un traje para la
hija de una de ellas. Hay que tener en cuenta que se trata de dos mujeres hablando sobre
ropa, ámbito conceptual particularmente querido a las mujeres, y no sobre carreteras.
Esto parece vincularse especialmente al uso de los diminutivos.

Ejemplo 59
claro/// o sea/ quee///(2”) [yo creo que (( ))((hará falta))
abajo// eso es lo que creo]
A: [yo no– yo no me gasto–] yo no me
gasto [el dinero]
M: [BIEN PEROO→/] ¿ENTIENDE?/ el– o sea que la manga
se la va a hacer/ manga larga↑/ con puñito↑/ y/ cuellecito camisero
///(2”) °(pues le hice un traje yo que era precioso)°/ ¡ah!
pero me costó↑/ EXCLUSIVA/ la tela es exclusiva// le compré d–
vamos– los botones me costaron cada botón en brocal↑/ a
cinco mil trescientas cada botón/ el botón– son como perla–
es todo/ blanco de– de como si dijér– de cristales↑// y entonces
los pendientes se los hicieron a juego con– IBA↑///
demasiao↓ se pon– eu– los zapatos dee– tacón↑/ forraos de– de–
de raso↑/ y el bolso [en (( )) pequeñitas]

El diminutivo se construye sobre una colocación puño camisero, a simple vista


la sustracción del diminutivo puede referirse o bien al tamaño del puño o bien a la
afectividad del intercambio verbal con la otra mujer. Si observamos la oración o sea que
la manga se la va a hacer manga larga con puño y cuello camisero vemos como esta
variante pierde, efectivamente, afectividad en la emisión o dimensión en el sustantivo o
¿por qué no? Observamos que el resto de la interacción está llena de operadores
emocionales positivos como era precioso, EXCLUSIVA, la tela es exclusiva etc. Ambas
cosas. Así pues, el diminutivo simplemente podría actuar realzando emocionalmente las
palabras puesto que la interacción se da dentro de la esfera de la subjetividad de las dos
o simplemente describiendo su tamaño.

Si nos refiriéramos a un cuello valón en un cuadro de Velazquez no parecería


posible utilizar un diminutivo puesto que se trata de cuellos enormes. Sin embargo, este
ejemplo sería menos válido para el puño de las camisas porque estos son pequeños

337
siempre. Así pues, el sentido del diminutivo parece en este caso ser más bien de tipo
afectivo y no aminorador puesto que la base de afijación posee un tamaño pequeño
estable. Solo de manera secundaria podríamos suponer la existencia de un valor
dimensional hipotéticamente relacionado con cuellecito. Además estamos dentro de un
ámbito conceptual particularmente favorable o útil para las mujeres, el ámbito de la
moda, la ropa y los vestidos. Una de ellas le ha confeccionado un vestido a su hija y se
destacan como valores positivos el no haber gastado dinero encargando el vestido a otra
persona y la calidad de la tela y los botones empleados. Las mujeres hablan en términos
más emocionales y empáticos que los hombres y el diminutivo es para ellas un
mecanismo lingüístico particularmente útil tanto en la expresión y manejo de las
emociones como en la protección de la imagen de los hablantes y la negociación del
discurso.

La cuestión continúa en el ejemplo 58 de nuestro corpus, otra vez cuellecito. En


este ejemplo intervienen las dos mismas mujeres de nivel sociocultural medio de los
casos anteriores.

Ejemplo 58
M: le hice un traje↑// que llamó la atención// que cuando lo vio
el– d– el– se quedó→ y dice/ ¡ay qué poderío!/ ¡un traje le he
hecho↑ Amelia→!§
A: § ahora me estoy haciendo una camisera50
M: a ver
A: una camisera
M: fíjate↓ muy bien
A: ¿ah?51
M: muy bien/// °(muy bien)°/// con un cuellecito de esos dee
A: camiseroo
M: muy bien/ todo se lo cose/ pues ya [se lo digo yo esto/ mujer=]
A: [todo]
M: = y las man[gas y to(do)]
A: [sin ser] modista/ sin ser modista

Como ya vimos en el ejemplo, el diminutivo se forma sobre un sustantivo que


designa una parte de una prenda de vestir y viene acompañando de un acto de habla
asertivo referido a un objeto. Su función pragmática es colaborativa y empática. Para
precisar más este dato añadimos que el diminutivo comparte los rasgos de los
descriptores aparecidos en casos anteriores y parece activar una llamada de atención
sobre el oyente para que repare en que las palabras que resalta (puñito y cuellecito
camisero en pequeñitas) están próxima de su esfera de subjetividad de las dos mujeres.

338
En este caso concreto, el diminutivo sirve para hacer más agradable al oyente todo el
proceso de elaboración del producto textil y para indicar que quien lo realiza lo hace
con la pasión del que hace algo que le es sinceramente querido. El diminutivo afecta en
este caso a todo el discurso tiñéndolo de subjetividad, protegiendo la imagen del
hablante y reclamando el acuerdo y la simpatía del oyente.

Un nuevo ejemplo de las mismas protagonistas, el 63, confirma nuestras


impresiones sobre el empleo del diminutivo por parte de mujeres.

Ejemplo 63
M: no/ porque a mí también me gusta mucho salir/ yoo– e– me voy
mucho/ salgo mucho voy– ee– aal Principal↑/53 voy aquí↑/ voy
allá↑/ yo salgo mucho///y tampoco me quiero esclavizar
((haciendo cosas))/ bueno/ pues nada§
A: § bueno§
M: § ¿y quién se
los prueba?
A: yoo
M: ¡ay!/ NO PUEDE SER ESO§
A: § ¿por qué?§
M: § hay que poner/ hombreras/
se tiene que poner hombreritas§
A: § no no/ no me gustan
M: pues a– pues a unas hombreritas pequeñinas/ mujer↑/ forrado–
forradas de la misma tela↑§
A: § no no§
M: § la

Reparemos ahora en los elementos clave de esta emisión:

M: Hay que poner hombreras, se tiene que poner hombreritas


A: no no no megustan
M: pues a pues a unas hombreritas pequeñinas mujer

En este caso el primer término que se utiliza es hombreras sin diminutivo con lo
que suponemos que el tamaño de las mismas es estándar. El empleo se produce en un
acto directivo, una sugerencia que es demasiado directa y casi se convierte en una
imposición. La segunda vez que M utiliza el término lo hace con diminutivo, pero no
tanto para reflejar el tamaño de las mismas que sigue siendo ese tamaño estándar sino
para aminorar el tamaño de su imposición siguiendo la estrategia emotiva del resto del
discurso. A pesar de que A rechaza la sugerencia M insiste añadiendo más atenuantes
hombreritas pequeñitas y con un operador de apelación subjetiva al oyente mujer. El

339
diminutivo busca la empatía y parece aludir a las máximas de modestia y aprobación en
la escala del aprecio-desprecio (también las de aprecio y simpatía) a fin de que la
información que se transmite atenúe la imposición de su punto de vista.

Imaginemos la rudeza del efecto que hubiera causado no emplear los atenuantes
afectivos en la siguiente muestra:

M: Hay que poner hombreras, se tiene que poner hombreras


A: no no no megustan
M: pues a pues a unas hombreras (pequeñas) (mujer)

Estos ejemplos confirman nuestras sospechas sobre un diferente empleo de los


diminutivos por parte de hombres y mujeres. Aunque la diferencia en proporción en
nuestro corpus es ligeramente superior para las mujeres nuestra impresión subjetiva es
que las mujeres lo emplean más que los hombres.

7.3.3 Datos estadísticos sobre la distribución de los sufijos por


nivel socioeconómico

Hemos conseguido datos acerca de la distribución de los diminutivos en función


de los niveles socioculturales de los hablantes. En este sentido, estamos en disposición
de afirmar que este mecanismo lingüístico es empleado sobre todo por personas de nivel
sociocultural medio. No obstante es preciso explicar que en la mayoría de los casos los
hablantes procedían de este sector poblacional. Veamos estos datos en las gráficas con
más detalle. En la selección de los 9 textos de Val.Es.Co. hay hasta 10 hablantes de
nivel sociocultural bajo, 13 de nivel sociocultural medio y 1 de nivel sociocultural alto.
En la segunda parte del corpus (Espresati) los ejemplos pertenecen mayoritariamente a
los niveles medio 53,2% (133), alto 34,8% (87) y en último lugar los de nivel
sociocultural bajo 12% (30). Ambos corpus comparten similitudes en los tres niveles.

340
Nivel&Sociocultural&

alto%
Nivel&Sociocultural
Total
22%%

alto 110
medio%
60%%
bajo%
18%% bajo 92
medio 298
Total&general 500
Ilustración 20. Porcentaje de uso del diminutivo en función del nivel sociocultural

En lo relativo al nivel social de los hablantes, la situación es como sigue: un


22% de los casos (110) pertenecen a un nivel socioeconómico alto; un 18% de los casos
(92) a uno bajo y en su mayoría, un 60% de los casos (298 casos) a uno medio. Al
menos, en lo que hace a nuestros datos, los hablantes de nivel medio los han utilizado
mucho más que los de niveles bajos o altos, algo que indicaría que el diminutivo no es
un mecanismo útil para los hablantes de niveles socioculturales altos, algo con lo que en
principio estamos de acuerdo. Con todo, es cierto que el número de hablantes e
intervenciones de niveles altos no es muy estimable en este corpus al no estar centrado
en conversaciones formales sino en intercambios coloquiales de nivel generalmente
medio (véase gráfica 3).

Veamos un ejemplo, el 80, en el que el nivel sociocultural influye en la selección


del diminutivo. S y J son dos varones mayores de 26 y menores de 55 años de nivel
sociocultural bajo y estudios primarios que están en paro. Mantienen una conversación
amistosa e informal sobre el tabaco y los deportes con L y A, dos señoras de la limpieza
de entre 26 y 55 años. En este fragmento están hablando sobre el hijo de una de ellas.

Ejemplo 80
S: entonces ¿qué dices/ que vamos a cenar a casa/ no Laura?
L: síi
A: ¿y mi hijo no ha dao señales de vida↑ por aquí?/// ¿no?
S: ¿eh?§
J: § ¿cómo se llama? ¿Ignacio?
A: (RISAS) ¿qué le habéih hecho?

341
J: ¿eh?
A: ¿qué le habéih hecho/ al Ignacio?
L: se lo han comido en pepitilla
S: ¿en pepitilla↑ o en pepitoria?
L: (RISAS) no m’acuerdo
S: la pepitilla es otra cosa
(RISAS Y TOSES)

Los hablantes utilizan un léxico coloquial con marcas claras de un nivel


lingüístico y cultural bajo como no ha dao; al Ignacio, no m’acuerdo. Un índice
precisamente del nivel sociocultural de los hablantes está relacionado con una cómica
confusión de los términos pepitilla y pepitoria celebrada con gran algarabía por todos
los participantes en la conversación. El término sufijado pepitilla es, en realidad, una
metáfora sexual pepita, referida al aparato reproductor de las mujeres. La función del
diminutivo en la creación de este eufemismo en vías de lexicalización consiste
precisamente en atenuar lo más posible el término tabú vagina o coño. Sin embargo, en
esta emisión el hablante ha tenido un grave y cómico lapsus en el que ha confundido
debido a su semejanza formal los términos pepitoria y pepitilla.

En la mente del hablante se debe haber confundido todo tipo de información


referida a la gastronomía y al sexo de modo que puede haber aplicado de manera más o
menos inconsciente el eufemismo. Bajo la óptica de la intersección entre campos
semánticos decir se lo ha comido en pepita podría resultar intuitivamente más peligroso.
Suponiendo que, efectivamente, el hablante ha querido rebajar el nivel de peligrosidad
del término el diminutivo funciona aquí como un atenuante sobre el tipo de información
que se ofrece en un acto asertivo. Por tanto, no solo el diminutivo sino toda la
construcción del eufemismo contribuye a proteger la imagen de los hablantes.

A la luz de este caso y otros afines podemos defender la posibilidad de que el


diminutivo sea un mecanismo lingüístico más útil para las clases medias y bajas.

7.3.4 Datos estadísticos sobre la distribución de los sufijos en


función de la cercanía de los hablantes

En cuanto al grado de cercanía que existe en el corpus entre los hablantes y su


relación con el diminutivo cabe decir que este es empleado en su mayor parte por

342
hablantes que poseen un grado de proximidad alto, un 58% de los 289 casos analizados.
En segundo lugar están los 152 casos (30%) en los que los interlocutores tenían un
grado de proximidad bajo y por último, 59 casos (12%) en los que los interlocutores
tenían un grado de proximidad medio. En este caso un grado de proximidad alto si
parece determinar decisivamente la cantidad de apariciones del mecanismo diminutivo.

Ilustración 21. Porcentaje de empleo del diminutivo en función de la proximidad entre los
hablantes

En el ejemplo 246 podemos ver la interacción entre dos hombres, A de nivel


sociocultural bajo con estudios primarios, es mayor de 55 años y trabaja como
dependiente de una droguería de Valencia y D menor de 25 años, con un nivel
sociocultural alto, posee estudios superiores y es investigador. Además participan 2
mujeres de entre 25 y 55 años, B de un nivel sociocultural bajo y con estudios de
primaria y también dependiente y C de nivel sociocultural bajo y con estudios de
primaria y ama de casa. Conversan sobre un concurso televisivo.

C: § ni– mira↓
ya cogió el teléfono y dice ni está Jesús ni su PUTA MADRE/7 y
yo→ Vicente ¡por Dios! dice NI VICENTE NI SANTO VICENTE PERO
¿¡ESTOS QUÉ S’HAN CREÍDO ESTA NOCHE!? [y=]
D: [sí sí]
C: = ya se fue a trabajar sin– sin– sin dormir
D: es que son bromitas pesadas§
A: § no↓ eso es que se equivocaron (( )) [(( ))]
B: [y mi madre–/ a mí una] de mis amigas (( )) sus hermanas↑
le llamaron dice es de la policía y dice un momentito↑ [(( )) y digo

343
¡ay madre mía!=]
C: [sí/ menudo
susto/ menudo susto/ menudo susto (( ))]

La palabra broma tiene connotaciones positivas normalmente, es algo de lo que


todo el mundo se ríe. Sin embargo, al igual que otras palabras como la cerveza tienen
una dimensión de peligrosidad aunque todo el mundo la beba. El presente contexto
parece ser el caso en el que broma tiene un sentido negativo, se hace a alguien una mala
pasada o algo que ni es divertido ni desea. Si consideramos la palabra bromita en
contraste con broma parece que nos conduce a interpretarla de manera dimensional
como una broma de tamaño pequeño o de poca importancia pero podría disminuir
también la mencionada dimensión negativa de este contexto.

Desde el punto de vista de los actos de habla nos encontramos ante un acto de
habla expresivo crítico. La cuestión radica en desentrañar si el diminutivo lo atenúa, lo
intensifica o simplemente enuncia la dimensión de la base. Consideremos ahora la
palabra bromita en su contexto llamar por teléfono cuando todo el mundo duerme es
una bromita pesada. Si eliminamos el diminutivo la interpretación no es ambigua
llamar por teléfono cuando todo el mundo duerme es una broma pesada indica
objetivamente que el hablante está bastante molesto con la broma. Sin embargo, en la
variante con diminutivo se nos ofrecen dos opciones, en la primera el diminutivo sería
un atenuador de las características negativas de broma lo que indicaría que el hablante
no está muy molesto, en la segunda el diminutivo funciona como un intensificador del
acto de habla a través de la ironía lo que indica que se encuentra realmente muy
molesto.

Este último uso sería no colaborativo irónico porque atentaría contra la máxima
de cualidad de Grice (1975), el hablante dice lo contrario de lo que se espera al
disminuir la importancia de algo que le ha resultado muy negativo. Así se logra un
efecto de intensificación general de la expresión. Nos inclinamos más bien por esta
segunda interpretación en la que el diminutivo es un acto expresivo crítico teñido de
ironía. Posee un valor de desacuerdo sobre el estado de los hechos y afecta
negativamente la imagen del bromista en este caso. Los hablantes poseen un nivel de
cercanía de amigos y familiares y por eso no solo les es lícito emplear un vocaulario

344
como ni está Jesús ni su PUTA MADRE o ¡ay madre mía! sino que, de ser justas las
críticas, refuerzan la solidaridad entre los hablantes.

Ejemplos como este y similares apuntan en la dirección de que cuanto más


grande es la proximidad entre dos personas más posible es que se recurra al diminutivo
como mecanismo para negociar en el discurso.

7.3.5 Datos estadísticos sobre la distribución de los sufijos por el


tipo de bases afijadas

Si consideramos el análisis desde el punto de vista de la categoría de la base, en el


Corpus, los datos confirman que el diminutivo es un mecanismo esencialmente
vinculado a los sustantivos con un 63% (314) de las apariciones en bases sustantivas,
seguido de lejos por los que aparecen en bases adjetivas con un 31% (155). Entre las
formas verbales no personales, los adverbios, pronombres o las unidades fraseológicas a
penas se alcanza un 6% del total (31 casos) y estos valores están demasiado dispersos
como para alcanzar alguna conclusión relevante. Estos datos confirman los resultados
de estudios previos sobre esta cuestión.

Formas-
verbales- Categoría)de)la)base)
0%-
-Otras-
Adverbio- estructuras-
0%- 6%-

Categoría)de)la)base
.Adje*vo-
31%-
Total
Sustantivo 314
Sustan*vo-
63%- Adjetivo 155
Adverbio 1
Formas8verbales 1
Otras8estructuras 29
Total)general 500
Ilustración 22. Proporción de uso del diminutivo en función de la categoría gramatical

345
El resultado de los datos, observable porcentualmente en las gráficas, es
coherente con las tendencias generales de los diminutivos, que manifiestan ser más
productivos con las categorías nominales, en especial con los sustantivos y, en segundo
lugar con los adjetivos. Veamos algunos ejemplos relativos a las categorías de las dos
bases más afijadas.

Veamos dos casos de bases adjetivas. En el ejemplo 271 en el que el jefe de una
empresa se molesta con sus empleados porque le toman el pelo. Los hablantes son de
nivel sociocultural alto y su grado de cercanía social es de conocidos. Uno de ellos es
jefe y habla con cierto enfado a sus empleados que se sonríen porque le han gastado una
broma. El diminutivo se añade a la base graciosos que no ve alterado su marco de
subcategorización a pesar de que –illo suele ser un índice de lexicalización poderoso en
la diacronía.

Ya veo que estamos muy graciosillos hoy.


(Agitación + IVA, Tele5, 6-12-2005)

El adjetivo gracioso admite gradación: graciosísimo, muy gracioso, poco


gracioso. Hay que determinar el valor del diminutivo. El diminutivo suele ubicar al
adjetivo ligeramente por debajo de su significado normal, en este caso graciosillo sería
algo más que poco gracioso y algo menos que gracioso pero debemos tener en cuenta la
naturaleza algo despectiva del dimintivo –illo, al menos en contraste con –ito que suele
ser un poco más positivo. En su contexto aparición, un acto de habla expresivo crítico,
el adjetivo aparece intensificado por el operador muy veamos las diferentes opciones
que tenía el hablante: 1) sois muy graciosos, veo que estamos graciosos, 2) veo que
estamos graciosos hoy, 3) Ya veo que estamos graciosos hoy, 4) Ya veo que estamos
graciosillos hoy, 5) Ya veo que estamos muy graciosillos hoy.

La primera variante es una crítica poco cortés y muy directa, peligrosa para la
imagen del hablante. En la segunda oración el cambio de verbos ver y estamos que son
verbos referidos a un momento más puntual comienza a matizar y suavizar la expresión,
aumenta su grado de indirección ligeramente. En la tercera se insiste por este camino, al

346
añadir un hoy se da por supuesto que la crítica no es aplicable al resto de los días. En la
cuarta aparece por fin el diminutivo que todavía matiza más la expresión, y que si bien
la hace más indirecta también añade el matiz despectivo del sufijo –illo. En la última el
operador muy intensifica el conjunto de adjetivo más diminutivo.

El paso de 3) al 4) parece crucial. La expectativa sería la de añadir un operador


que reforzara la cortesía pero –illo posee un matiz que al mismo tiempo que atenúa
aumenta el desprecio. Esta contradicción en la aparente necesaria evolución hacia lo
cortés en relación con las propuestas anteriores nos hace pensar que el diminutivo posee
una función de desacuerdo no colaborativo irónico. El diminutivo contribuye a
perjudicar la imagen social del hablante al operar en la escala pragmática del
desacuerdo.

Veamos un segundo ejemplo con bases adjetivas. En el caso 69 aparecen tres


varones (S, J ,C) parados de nivel sociocultural bajo, estudios primarios, y monolingües
en castellano y dos mujeres (A, L) de nivel sociocultural medio, estudios primarios y
monolingüe en castellano y limpiadoras de profesión discuten sobre cuál es el mejor
lugar para hacer una compra. Los hablantes tienen entre 26 y 55 años. La base es un
adjetivo de dimensión graduable, pequeño.

Ejemplo 69
A: § yo me quiero
meter a natación
S: ¡aah!/ yo tengo una amiga que se ha montao una pi(s)cina pequeñita↑
/ qu’es para los bebés↑/ peroo/ a(ho)ra/ aparte d’eso
se han apuntao/ personas mayores/// bueno/ pequeña/ diecisiete
metros de pi(s)cina///(3”) climatizada [y eso]

El adjetivo pequeño es, en este caso, un adjetivo dimensional. La piscina es


efectivamente pequeña. Añadir un diminutivo a este adjetivo puede conferirle un valor
intensificador que aumente la disminución. Ese sería su valor si no tuviéramos en
cuenta el contexto. Pero tenemos que tener en cuenta que la hablante es una mujer y que
está hablando de bebés. La oración yo tengo una amiga que se ha montao una piscina
pequeña que es para los bebés, resulta mucho más seca y ruda. Cuando se habla de
bebés, perritos o amor y de otros ámbitos particularmente femeninos las mujeres cuidan
particularmente su lenguaje emocional. Por eso nos inclinamos más por considerar que
se trata de un acto asertivo referido a un objeto con un valor colaborativo cariñoso que

347
de una intensificación del valor dimensional. Este diminutivo protege la imagen social y
busca la simpatía o la empatía del interlocutor.

Veamos ahora un caso con bases sustantivas en la misma conversación el


ejemplo (nº 70). Aparecen de nuevo los tres varones (S, J ,C) parados de nivel
sociocultural bajo, estudios primarios, y monolingües en castellano y las dos
limpiadoras (A, L) de nivel sociocultural medio, estudios primarios y monolingües en
castellano que discuten sobre cuál es el mejor lugar para hacer una compra.

J: está bien de precio ¿dos mil quinientas al mes?


A: o tres mil pesetas/ no lo sé// lo que pasa es que noo/ ahora voy a buscar un bañador↑... y no
hay bañadores (RISAS)
S: ¿cómo que no hay baña–? ¡ah! bueno↓ que no es la época pero en los grandes almacenes [síi=]
S: [claro]
L: = que suelen haber bueno↓ hay/ pero de esos de natación... que es lo que yo quie-
ro/ pero yo no me voy a gastar cuatro mil ni cinco mil pesetas
A: bueno↓ hay/ pero de esos de natación// que es lo que yo quiero/
pero yo no me voy a gastar cuatro mil ni cinco mil pesetas
en un bañador de natación
S: pues vete a Continente26 y te lo compras por trescientas [o cuatrocien–]
C: [en algunas]
/ en algunas tiendecitas/ ahí por el centro// hay dee§
S: § de to(d)as formas

Analizamos el empleo de un diminutivo en una base sustantiva por parte de un


hombre de nivel sociocultural bajo. Se trata de tiendecitas un sustantivo [+delimitado
+delimitable –animado] en el que no se produce un cambio en su marco de
categorización. El sustantivo tiendas es un sustantivo neutro, sin connotaciones
positivas ni negativas. Añadir un diminutivo puede aportar un valor meramente
dimensional que de faltar contexto sería nuestra primera opción, o bien, apreciativo o
despectivo. Una ampliación del contexto ofrece información sobre el acto de habla en
que se enmarcan diminutivo y sustantivo, un acto de habla asertivo.

Si ahora consideramos las oraciones S: pues vete a Continente y te lo compras


por trescientas o cuatrocien C:gunas en algunas tiendecitas ahí por el centro, y S: pues
vete a Continente y te lo compras por trescientas o cuatrocien C:gunas en algunas
tiendas ahí por el centro podemos comprobar que la diferencia entre la segunda y la
primera puede responder a dos posibilidades, o bien, se señala tiendecitas como
positivamente para hacer la información más agradable vinculándolo a un precio
apetectible, o bien tiendecitas posee un valor dimensional en contraste con la palabra

348
Continente que es un centro comercial de tamaño enorme y que se encuentra en las
afueras.

El hecho de que la base sea un sustantivo parece favorecer esta interpretación en


la que tenemos dos posibilidades, a) precio razonable y tamaño pequeño frente a b)
precio barato y tamaño grande. Hemos encontrado dos valores uno de tipo dimensional
y otro de tipo afectivo colaborativo que trata de persuadir al oyente de que en el centro
no es tan caro. En nuestra opinión los dos valores no son incompatibles. El diminutivo
aproxima las realidades al yo, así que podemos afirmar que lo que se encuentra más
centrado y próximo al yo es más querido y por tanto más susceptible de recibir
diminutivos para hacer más aceptable un precio algo mayor. La auténtica función parece
ir dirigida al fomento de la simpatía o la negociación sobre cuál es el lugar más
adecuado para realizar la compra. El empleo del diminutivo ayuda a proteger la imagen
social del interlocutor que presenta la información a través de un acto de habla asertivo
referido a lugares. El acto es casi una sugerencia. Además, efectivamente las tiendas no
son tan grandes en el centro como Continente.

Veamos otros ejemplos con bases sustantivas. En el ejemplo 266, encontramos


otro diminutivo construido sobre un sustantivo. En un programa de televisión
presentado por Devorah Hombres en el que se ofrecen noticias del corazón se da una
noticia sobre el famoso actor y empresario Paco Marsó, un hombre de nivel
sociocultural alto con poca relación con los periodistas o paparazzi que le persiguen en
busca de una exclusiva para la prensa rosa. El actor protesta airadamente ante esa
situación.

Nada, que estoy ya cansado de que estéis con la camarita.


(Concurso canal Cuatro, presentado por la artista Devorah Hombres).

La base sustantiva es cámara y sus rasgos semánticos son [+delimitable


+delimitada –animada]. La adición del diminutivo no altera su marco de
subcategorización. El diminutivo en camarita podría aludir a una dimensión porque
efectivamente unas cámaras son más pequeñas que otras, pero las cámaras de los
reporteros suelen ser grandes, especialmente si son de televisión. El contexto descarta la
interpretación dimensional del diminutivo. El valor debe ser otro. Debemos considerar
que estamos en un acto de habla crítico Nada, que estoy ya cansado de que estéis con la

349
cámara. Nuestra toma de postura es que se trata de un evaluativo que opera en el
interior de un acto de habla expresivo crítico modulando su fuerza ilocutiva. En ese
contexto ante el enfado monumental de un artista sería previsible una oración del tipo
estoy ya cansado de que estéis con la puta (o jodida) cámara pero hay que tener en
cuenta que el artista está siendo grabado y que las imágenes serán vistas por sus fans de
modo que debe reprimir su lenguaje hasta cierto punto.

El diminutivo actuaría como un atenuador eufemístico puesto que camarita sería


la forma cortés que substituiría a, por ejemplo, exabruptos del tipo jodida cámara. Y al
mismo tiempo, la indirección del eufemismo realzaría o potenciaría el conjunto del
enfado escondido. Por ello consideramos que no es imposible ver aquí la confluencia de
dos valores, el atenuador eufemístico y el de desacuerdo no colaborativo y despectivo.
El sufijo refuerza la crítica sin rebasar los límites de la mala educación, aunque
contribuye a dañar la imagen social del hablante al operar en la escala pragmática de la
desaprobación.

El ejemplo número 288 se construye sobre una unidad fraseológica. El emisor es


un escritor de nivel sociocultural alto sin ninguna relación personal con la actriz de la
que habla. Retrata su belleza su talento y su juventud. El diminutivo aparece en la
expresión, carita de querubín referida a una parte de su cuerpo, la cara: hemos descrito
los rasgos léxico semánticos del ejemplo a partir de esta parte de su estructura. Así pues
los rasgos son [+delimitable +delimitado +animado +humano]. El marco de
subcategorización de la unidad no se ha visto alterado por la adición del sufijo.

El papel de […] colegiala colgada a las drogas […]. Le sirvió además para quitarse la
imagen de vecinita formal e inocente […]. ¿Qué esperaba con esa carita de querubín
de enormes ojos azules y pelo rizado? […] ahora que le ha cogido gusto a los personajes
un pelín canallas.
(Juan Pando, El Magazine del diario El Mundo 9-15/12/05)

Al tratar con unidades fraseológicas debemos considerar hasta qué punto el


diminutivo forma parte de la estructura fijada y su aparición o desaparición puede
desatomatizarlas. La expresión con esa cara de querubín no parece sustancialmente
distinta a con esa carita de querubín. La aparición del diminutivo está muy problemente
ligada al vínculo afectivo que hay entre discurso sobre los bebés o los niños y las
mujeres. Por eso tiene mucho más sentido hablar en este caso de carita. El diminutivo

350
es un índice afectivo que puede extrapolarse de los ángeles a las mujeres, la mujer de la
que se habla es un ángel o, con mayor propiedad, un angelito. Si el diminutivo pudo ser
alguna vez dimensional, este valor es claramente trascendido por el afectivo. Cara de
querubín remitiría también a una cara pequeña pero está provisto de una evidente menor
afectividad.

El diminutivo aparece en un acto de habla expresivo del cumplido. La función


principal del sufijo parece ser la de contribuir a la afectividad colaborativa del flirteo.
Este sufijo va en la misma línea del tono de la descripción y del resto de los sufijos por
lo que afecta más al plano del discurso que al del acto de habla. El diminutivo opera en
la escala pragmática de la aprobación y contribuye, por tanto, a salvaguardar la imagen
social del interlocutor y el referente.

Los diminutivos evaluativos se construyen esencialmente sobre categorías


nominales, esencialmente sobre bases sustantivas y en segundo lugar sobre bases
adjetivas. Sin embargo, al menos en lo que hace a nuestro corpus, ha sido también
posible encontrar unas pocas formaciones en unidades fraseológicas, estructuras
repetidas, interjecciones, gerundios y pronombres.

7.3.6 Datos estadísticos sobre la distribución de los sufijos por


rasgos léxico-semánticos

El marco de subcategorización se refiere a los rasgos léxicos que caracterizan


una palabra. Vamos a ver si la naturaleza de estos rasgos determina o restringe las
posibilidades de recibir un sufijo diminutivo. Recordemos algunos de los posibles que
los rasgos de subcategorización de una palabra eran delimitable o no delimitable,
delimitada o no delimitada, animada o no animada, humana o no humana, discreto o no
discreto. Vamos a considerar primero los datos atendiendo, individualmente a los
corpora Val.Es.Co y Espresati. Vemos en la gráfica nº6 (corpus Val.Es.Co) que hay tres
tipos muy igualados que destacan por encima de los demás con aproximadamente un
30% de los casos respectivamente, el [+delimitable +delimitado +animado +humano]

351
del tipo de persona (76 casos); el [+delimitable +delimitado –animado] del tipo de mesa
(76 casos) y el de los adjetivos susceptibles de ser graduados (69 casos).

Ilustración 23. Rasgos lexicosemánticos de las bases Val.Es.Co.

Por otro lado, solo hay nueve casos de [+delimitables +delimitados +animados –
humanos], ocho de [+delimitable –delimitado –elemento discreto] y siete de adjetivos
sin gradación, que apenas son representativos en este corpus.

Una conclusión extraíble de estos datos es que predominan los casos sustantivos
relativos a humanos, como cura-curilla (nº82), chico-chiquillo (nº101) o chico-chiquito
(nº115), y los casos relativos a objetos bien delimitados como cacharro-cacharrito (nº
72), cigarro-cigarrito (nº75), caramelo-caramelete (nº78) o bolas-bolitas (nº79). En lo
que se refiere a los adjetivos predominan los adjetivos graduables como poco-poquito
(nº 70) rubio-rubito (nº74), alto-altito (nº106) frente a los pragmáticos puros.

352
En cuanto al corpus Espresati, en lo que hace a los rasgos léxico-semánticos de
las palabras, la gráfica que veremos a continuación muestra cuatro tipos muy igualados
entre los que destaca el [+delimitable +delimitado –animado] del tipo de caramelitos
(262), pelotitas (nº 261) camarita (nº 266), por encima de los demás con
aproximadamente un 32% de los casos (79 casos), seguido del de los adjetivos
susceptibles de ser graduados con un 27% (67 casos), y del [+delimitable +delimitado
+animado +humano] del tipo de mujercitas (nº 253), morritos (nº 302), criaturitas (nº
318) con un 12% (31 casos) y el de resultados de acciones y verbos como heladitas (nº
330), besitos (nº 333) o lavadillo (nº 336) con un 10% (25 casos). Destaca por su interés
la proporción de adjetivos pragmáticos puros como correctito (nº 375), animadito (nº
406) que alcanzan un 8% del total (21 casos) y a pesar de su naturaleza se han
delimitado.

Ilustración 24. Rasgos del marco léxico semánticos de las bases Espresati

353
Por otro lado, solo hay 5 casos de [+delimitables +delimitados +animados –
humanos] como monstruitos (nº 462) o potrillo (nº 452), otros 5 del tipo [+delimitable –
delimitado +elemento discreto –miembro animado] como dinerete (nº 409) o ahorritos
(nº 377), otros 5 [–delimitables] como tiempito (nº 368) amorcito (nº 285), 4 del tipo
[+delimitable –delimitado -elemento discreto] como papillitas (nº 403) y 2 de la clase
de los [+delimitable –delimitado +elemento discreto +miembro animado] como
avanzadilla (nº 359) .

cala)

Total  general

Ilustración 25. Rasgos lexico semánticos en el corpus Espresati en número de casos

Una conclusión extraíble de estos datos es que predominan los casos del tipo
[+delimitable +delimitado –animado] que normalmente designan productos
manufacturados como caramelitos, camaritas o pelotitas por encima de los demás con
aproximadamente un 32% de los casos. Le sigue de cerca el adjetivo susceptible de ser
graduado con un 27% de los casos (67). En nuestro corpus, los adjetivos
pragmáticamente puros son los menos.

Veamos ahora los datos de manera conjunta.

354
Ilustración 26. Rasgos léxico semánticos del corpus global en porcentajes

Ilustración 27. Rasgos léxico semánticos del corpus global en número de casos

Los rasgos léxico-semánticos: en las bases afijadas, estos se reparten entre tres
tipos de bases principalmente, el tipo +delimitable +delimitado – animado se da en un
31% de las ocasiones, los adjetivos con gradación +delimitables constituyen un 27% de
los casos, y los sustantivos +delimitables +delimitados +animados aparecen en un 24%
de los casos. Esto implica que las bases sustantivas +delimitables +delimitadas son
aquellas en las que el diminutivo aparece en más ocasiones, con un 55% de las
apariciones. Es lógico que el diminutivo aparezca sobre las bases sustantivas

355
+delimitables +delimitadas. Su empleo, como vimos en los apartados dedicados a la
semántica, está penalizado sobre bases abstractas y sobre bases no delimitadas puesto
que en los pocos casos en los que esto sucede origina resultados ambiguos que pueden
alterar la naturaleza del marco de subcategorización o la categoría gramatical. Como
hemos dicho, estos procesos son raros, al menos en la sincronía, en el español. En el
caso de los adjetivos, son los adjetivos que pueden recibir procesos de intensificación o
atenuación aquellos que, por lo general, permiten su aplicación.

7.3.7 Datos estadísticos sobre la alteración del marco de


subcategorización

Este apartado está íntimamente vinculado con el anterior. Ya hemos hablado en


la parte teórica sobre que los diminutivos no respetan el Principio de la Base Única
porque se pueden unir a diferentes categorías sintácticas sin modificarlas. Sin embargo,
algunos sí que son capaces de alterar el género de la base y el rasgo [± contable] del
marco de subcategorización, normalmente los nombres de masa. Vamos a ver en qué
proporción pueden producirse estas alteraciones en nuestro corpus. Primero observemos
los datos del corpus correspondiente a la parte de Val.Es.Co. En general, en un 96%
(240 casos) de los ejemplos, el marco de subcategorización no se ha visto alterado por la
adjunción del diminutivo.

Alteración  del  marco  de  subcategorización Cuenta  de  palabra


No  se  altera  el  marco 96%
Se  altera  el  marco. Rasgos  léxicos. +delimitable   +delimitado  –animado
2%
Se  altera  el  marco. categoría  gramatical 1%
Total  general 100%
Ilustración 28. Datos de la alteración del marco de subcategorización en porcentajes en Val.Es.Co.

356
Alteración  del  marco  de  subcategorización Cuenta  de  palabra
No  se  altera  el  marco 240
Se  altera  el  marco. Rasgos  léxicos  +delimitable   +delimitado  –animado
6
Se  altera  el  marco  categoría  gramatical 3
Total  general 250
Ilustración 29. Datos de la alteración del marco de subcategorización en número de casos
(Val.Es.Co)

Si consideramos las transformaciones más importantes solo 6 ejemplos de


[+delimitable –delimitado –elemento discreto], un 3%, se transforman en [+delimitable
+delimitado –animado].

Ilustración 30. Datos porcentuales de la alteración del marco de subcategorización

Por otro lado, la categoría gramatical ha cambiado en un 1% de los casos (3


casos) a partir de tres adjetivos con gradación a tres sustantivos, en realidad
lexicalizaciones, para designar tipos de bebidas del tipo mojar-mojito. Los cambios de
marco de subcategorización y de categoría gramatical son escasos o inexistentes.

357
Veamos también los datos de la parte del corpus Espresati en relación con el
apartado anterior. En general, en un 93% (230 casos) de los ejemplos, el marco de
subcategorización no se ha visto alterado por la adjunción del diminutivo. Solo en un
1% (3 casos) el haz de rasgos [+delimitable +delimitado –animado] se ha visto alterado,
frente al 6% (15 casos) del rasgo [delimitable +delimitado +animado +humano].

Ilustración 31.Datos porcentuales de la alteración del marco de subcategorización (Espresati)

La naturaleza [–delimitable] de la palabra amor (286) es menos ambigua tras


recibir el diminutivo y pasa a ser [+delimitable] en amorcillo. La palabra aguas
[+delimitable –delimitado –elemento discreto] pasa a ser contable o [+delimitable
+delimitada –animada] al recibir el diminutivo (agüillas). La palabra triunfo, resultado
de acciones y de verbos, pasa a ser [+delimitable +delimitado +animado +humano] al
recibir el sufijo en triunfitos.

Si atendemos a los datos por el número de casos obtenemos los resultados


siguientes:

358
Alteración  del  marco  de  subcategorización Cuenta  de  palabra
No  se  altera  el  marco 230
Se  altera  el  marco  .Rasgos  léxicos    +delimitable  +delimitado  +animado  +huma no 15
Se  altera  el  marco  .Rasgos  léxicos  +delimitable  +delimitado  –animado 3
Total  general 248
Ilustración 32. Datos sobre la alteración del marco de subcategorización por casos (Espresati)

Los casos de cambio del marco de subcategorización o de categoría gramatical


son mínimos con el diminutivo o evaluativo, no en vano, su capacidad para mantener la
categoría gramatical es una de las características definitorias del diminutivo como
categoría sufijal y del evaluativo como categoría o mecanismo semántico-pragmático.
La mayor parte de los casos en los que se produce un cambio del marco de
subcategorización cambian de lo abstracto y no contable hacia lo concreto y contable
(principalmente hacia lo [+delimitable +delimitado +animado +humano]), y esto
probablemente se debe a algún proceso metafórico que actúa de un modo más o menos
contextual en conjunción con el sufijo.

Consideremos a continuación los datos conjuntamente a la luz de las siguientes


tablas estadísticas:

359
Ilustración 33. Datos porcentuales sobre la alteración del marco de subcategorización en el corpus
global

Alteración+del+marco+de+subcategorización
Total
No se altera 471
Se altera 29
Total+general 500
Ilustración 34. Datos porcentuales sobre la alteración del marco de subcategorización en el corpus
global

360
La alteración del marco de subcategorización consiste en el cambio de los rasgos
léxico-semánticos del marco de subcategorización tras la aplicación del diminutivo. En
el corpus, esto sucede solamente en un 6% de las ocasiones (29 casos) mientras que en
94% (471 casos) no tiene lugar, por lo tanto este fenómeno apenas tiene incidencia en el
español, al menos si excluimos, como hemos sostenido más arriba, los procesos de
lexicalización completados.

7.3.8 Datos estadísticos sobre la reiteración

En general, la reiteración es limitada. Solo existe reiteración en un 4% de los


ejemplos (10 casos), de los cuales un 1% (3 casos) se da con el mismo sufijo, mientras
que un 3% (7 casos) lo es con uno distinto, como se observa en las gráficas siguientes.
Todos los ejemplos encontrados se dan en la categoría gramatical adjetiva.

Ilustración 35. Datos porcentuales sobre la reiteración (Val.Es.Co.)

361
Reiteración
No  hay  reiteración 96%
Hay  reiteración  con  el  mismo  afijo 1%
Hay  reiteración con  un  afijo  distinto 3%
Total  general 100%

Reiteración
No hay reiteración 240
Hay reiteración con el mismo afijo 3
Hay reiteración con un afijo distinto 7
Total  general 250
Ilustración 36. Datos sobre la reiteración por número de casos (Val.Es.Co.)

En general, también en los datos del corpus Espresati, la reiteración es limitada.


Solo existe reiteración en un 2% de los ejemplos (5 casos) todos ellos con un sufijo
distinto.

362
Ilustración 37. Datos porcentuales sobre la reiteración (Espresati)

Veamos cómo operan las combinaciones de sufijos distintos. En el ejemplo 279


vemos la combinación, en empuj-on-cito, de dos sufijos apreciativos, -ón e –ito.
Debemos tener en cuenta que la naturaleza de estos dos sufijos evaluativos es distinta
no solo desde su punto de vista semántico. Albert Boadella, dramaturgo mayor de 55
años de un nivel sociocultural alto y con un grado de cercanía bajo con su interlocutor
dijo las siguientes palabras sobre el dictador Francisco Franco en una entrevista.

Estaba humanamente podrido, políticamente podrido y solo le faltaba el empujoncito.


(TVE1, el 7-12-05 a las 23:40)

La oración del ejemplo Estaba humanamente podrido, políticamente podrido y


solo le faltaba el empujoncito, parece una atenuación Estaba humanamente podrido,
políticamente podrido y solo le faltaba el empujón. La oración, revestida de un
indudable humor negro, contiene un acto expresivo que pasa de la crítica al caudillo a la
celebración de su inminente muerte. La función de este sufijo oscila entre la atenuación
de una crítica y la celebración expresiva pero supone, en todo caso, un valor de rechazo,
de no colaboración con la situación en España bajo el mandato de Franco.

363
En principio el estatuto de auténtico evaluativo de –ón no está tan claro porque
además de cómo evaluativo este sufijo suele emplearse para designar golpes y defectos
y alteraría la categoría gramatical del verbo golpear (Pena, 1980:220-22). La naturaleza
de los sufijos evaluativos es periférica con respecto a los derivativos propios y no es de
extrañar que algunos de los sufijos evaluativos puedan, de modo más o menos
ocasional, compartir rasgos con los derivativos propios. El hecho de que –ón sea más
interno que –ito, revela que su naturaleza evaluativa es menos nuclear que la del
diminutivo y, al tiempo, que su proximidad a los derivativos propios es mayor. En
efecto, la construcción empujitón* no es posible.

En otros ejemplos los diminutivos que aparecen son elementos claramente


lexicalizados como en el ejemplo 303. En este caso aparecen los morfemas –in y –ete-.
Santi Millán un cómico de nivel sociocultural alto de más de 25 años dirigiéndose a su
público hizo el siguiente chiste:

Como pienses que voy a hacer [lo que tu quieres] lo llevas clar-in-ete.
(Santi Millán, El club de la comedia, A3, 11-12-05, 01.30h)

El cómico juega con la ambigüedad entre una forma lexicalizada y la similitud


formal con lo que parecen ser dos afijos evaluativos fijados –ín y –ete. En este caso sí
que tendríamos una forma recursiva con dos evaluativos. El primero de los cuales
actuaría como un intensificador y el segundo, además de la intensificación, aportaría su
carácter lúdico. Con todo debemos tener en cuenta las posibilidades de afijación pues
una forma del tipo lo tengo clarín* no existe en español. Evidentemente esta formación
está tan marcada desde el punto de vista emotivo o lúdico. Recordemos que es un
cómico bastante reputado en el panorama teatral y televisivo y que se dirige a una
audiencia predispuesta a la risa y la diversión. Este entorno permite considerar su
construcción e incluso su existencia como algo plausible.

Con respecto al resto de los casos encontrados, dos de ellos se forman sobre la
base de chico (chiquilín, chiquitín) que junto a la base pequeño parece ser, al menos en
el español peninsular, la más apta para formas recursivas que tienen un carácter más o
menos fijado. La última forma encontrada, mentirijilla (nº 495) está compuesta por dos
sufijos evaluativos. Sería imposible encontrar la forma mentirija* lo que nos hace dudar
de su naturaleza evaluativa o del funcionamiento independiente de ambos sufijos.

364
Nuevamente estamos ante una forma fijada o en tránsito de fijación (en proceso de
lexicalización total) que suele aparecer en el lenguaje adulto que se mantiene con los
niños y que aún conserva bastante de su naturaleza evaluativa.

La reiteración con dos evaluativos distintos –it e –ina la podemos ver en el


ejemplo nº 56, chico-chiqu-it-ina. En este caso está construida sobre un adjetivo con
gradación cuyo marco de subcategorización permanece intacto. La conversación se da
entre dos mujeres de nivel sociocultural medio, amas de casa de más de 65 años. Un
varón (S) de nivel sociocultural medio, estudios superiores, monolingüe en castellano y
estudiante permanece pasivo.

Ejemplo 55
ancho/// esto es anchísimo/ esto↑ le hace antiguo// y entonces
°(usted se hace aquí lo que le digo yo↑)°/ porque la tela es
mona ¿eh?/ la tela es mona y el (( )) ¿se lo hace todo?
A: hombre/ [claro/ claroo]
M: [muy bien/ muy bien/ muy bien↓] igual que esto le
hace mucho bulto/ Amelia/ mm– esto↑ esto fuera// na(da)
más se hace una orillita chiquitina y no le hace nada/ esto
usted ¿¡pa qué lo quiere!?/ esto no lo– [e]
A: [es]o– eso/ para que
me haga caída

Los sufijos –ín e –ito se distribuyen particularmente de manera sociodialectal.


Hemos visto que el sufijo –ito es general y mucho más productivo. Cuando coinciden
parece que –ín acumula muchos más valores positivos que –ito que puede aparecer en
oraciones o palabras también con un valor despectivo. El adjetivo chica es un evaluativo
dimensional equivalente a pequeña, quizás pequeña está menos marcado
sociodialectalmente por eso no sorprende que chica aparezca con el diminutivo –ín. De
eliminar los diminutivos se hace una orillita chica el contexto apenas quedaría alterado.
La inversión de los sufijos como en se hace una orillita chiquinita* no parece posible y
de darse circunscribiría más todavía la formación a un ámbito sociodialectal más
concreto porque el sufijo –ín es más específico. Aparentemente la función de los
diminutivos es intensificar la dimensión del adjetivo que se hace más pequeña con cada
sufijación se hace una orillita chiquita, se hace una orillita chiquitina. La función del
adjetivo es atenuar y la de los diminutivos, por lo tanto, intensificar esa atenuación para
convertir la sugerencia, que casi parece un mero acto asertivo, en algo menos
impositivo. Los diminutivos ayudan indirectamente a salvaguardar la imagen del
hablante y a reforzar la escala pragmática del tacto.

365
Estudiemos ahora un caso de reiteración con el mismo sufijo (–ito) en el adjetivo
poquitito, caso número 217. Dejo el resalte en el resto de los diminutivos para que se
vea el tono emocional de todo el fragmento. En este fragmento C, mujer de nivel
sociocultural medio, habla con P, mujer de nivel sociocultural bajo y analfabeta, sobre
lo apropiado de ser generoso en las invitaciones a comidas cuando se ejerce de anfitrión.
Ambas son mayores de 55 años. Mientras que J que es un profesor de nivel
sociocultural alto y estudios superiores menor de 26 años permanece pasivo. Su
conversación gira en torno a recuerdos y temas familiares, en este caso se trata de un
tema gastronómico que está también en el ámbito conceptual de lo femenino.

C: § pero está CONDIMENTADA↑/ como no l– como en tu casa si


la quieres hacer/ no sé si le pones tanto/ mira si le pone la
chica esta§
P: § sí sí sí sí§
C: § ¿eh? mi tía Lolín↑ cuando la vio↑/ me
dijo/ [NENA (( ))]
P: [y además y/ el ma]rihco va carísimo
C: pues mira si tiene/ tiene cigalas/ dos o tres// lo menos/ o cuatro
cigalas/ y tiene gambas/ y tiene clóchinas/100 y tiene→/ y
tiene cangrejos→/ y tiene TROCITOS de todo↑§
P: § sí sí§
C: § ¡bueno!/
que te comes un plato condimentao/ claro/ entonces no necesitas ponerte→/ aún quedan
sardinitas/// ¡AY QUÉ ILUSIÓN ME HACE
COMER!/ (RISAS)/// ¡qué idiota soy! y quiero adelgazar
P: noo/ a ese paso no adelgazarás/ ¿eeh?
C: síi↓ he perdido un poquito↑§
P: § ¿sí?§
C: § ¿noo?// muy poquito// (RISAS)
§
P: § ya va pensando lo [que tiene que cenar]
J: [(RISAS)]
C: ¡pobre de mí!/ si sólo he comido un bocatita de tres/ bacaladitos/
con un poquitito de ajoaceite en el pan/ y– y una (( ))§
P: § pues el ajoaceite no ((te debías))§
C: § bueno/ pero es que estaba–
/ es que ella/ por ejemplo/ me [hubiera hecho=]
P: [((saca eso))]
C: = unos pimientitos o algo/ pero el bacaladito ese así↑/ a palo
seco/ sin calentar ni nada/ tampoco// si (( )) un poquito de
pistito↑§
P: § sí/ claro/ [está más sabrosito (( ))]
C: [me pone un poquito de pistito] y el caldosito
del tomate/ pero es que había nada más que→/ todo
era a base de carnes y cosas// no me podía poner nada/ °(¡ay/
mi primita!)°/// me he alegrao mucho de verte§
P: § ¡aay!§
C: § ya te dije
que vendría a verte/// tu tía Lolín la he llamao dos veces/ la cara
de sisó101 esa y no– [no]
J: [me] llamó ayer/ ((porque le duelen los

366
pies))§
C: § ¡anda que le ((duelan los pies))!// y el– y el tío Luisito
también te ha dao la paliza a ti§

C: ¡pobre de mí!/ si sólo he comido un bocatita de tres/ bacaladitos/


con un poquitito de ajoaceite en el pan/ y– y una (( ))§

El adjetivo poco es un adjetivo gradativo cuantificador de la escala baja. Los dos


sufijos añadidos son iguales (–ito) y no alteran su marco de subcategorización. Ambos,
al igual que en el ejemplo anterior, intensifican una atenuación llevada a cabo por el
adjetivo evaluativo poco. En este caso no hay una colisión de valores o matices. En un
acto asertivo referido a alimentos que supone una evaluación informativa del estado de
los asuntos (una invitación por parte de un tercero). Los diminutivos protegen la imagen
de la hablante recurriendo a las escalas pragmáticas de tacto y cortesía.

Una conclusión extraíble de estos datos es que la reiteración es un fenómeno


escasísimo en la sufijación apreciativa del español, particularmente cuando se trata del
mismo sufijo. Cuando se da viene a aparecer en bases principalmente adjetivas y posee
una función intensificadora.

Veamos ahora los datos totales de ambos corpus. A la luz de los datos de nuestro
corpus podemos afirmar que las formas recursivas con sufijos evaluativos en español
son escasas puesto que solo afectan al 3% de los casos (15) frente a un 97% de casos en
los que no aparecen (485).

367
Ilustración 38. Datos porcentuales sobre la reiteración en el corpus global

Ilustración 39. Datos sobre la reiteración por número de casos en el corpus gobal

La reiteración es particularmente escasa cuando se utiliza el mismo sufijo. En las


bases adjetivas suele tener una función intensificadora. En más de una ocasión, las
acumulaciones de sufijos se producen sobre formantes cuya naturaleza evaluativa es
dudosa ya que parecen más o menos fijados a la raíz de la palabra. En conclusión, los
datos confirman que en español el fenómeno es mínimo y que precisa de entornos poco
comunes y extraordinariamente marcados por la afectividad para tener lugar.

368
7.3.9 Datos estadísticos sobre los tipos de actos de habla con
diminutivos

Hemos seguido la clasificación de los actos de habla según la teoría de Searle


([1969] 2001:74-75) adaptada por Leech (1997) y en menor medida por Schneider
(2003). Los actos de habla vocativos quedan incluidos en los directivos. Nuestra
clasificación incluye los siguientes actos de habla tal y como los hemos referido y
justificado en el capítulo 5 (apartado 5.6.) y en el apartado (7.2.3.11.) de este capítulo:
directivos, comisivos, expresivos y asertivos.

Consideraremos primero los resultados obtenidos en el corpus Val.Es.Co. En lo


que respecta a los actos de habla, los diminutivos aparecen mayoritariamente en actos
de habla asertivos con hasta un 49% (105 apariciones) de los ejemplos. Un 3% se
refieren al propio hablante, un 26% a personas no presentes y un 20% a objetos u
elementos del entorno. Le siguen en cantidad (un 28%) los actos de habla expresivos, de
los cuales un 18% se dan en críticas, un 7% en cumplidos y un 3% en combinación con
actos directivos. En lo que hace a los actos de habla directivos, suponen un 16% de los
ejemplos, de los cuales un 9% se refiere a peticiones de información y un 7% a pedir al
interlocutor que actúe. Los actos vocativos ocupan un 2% de los casos.

En la gráfica siguiente encontramos las proporciones mencionadas después de


haber realizado un filtrado que tiene en cuenta los casos principales y que obvia las
apariciones minoritarias.

369
Ilustración 40. Porcentajes de empleo del diminutivo con los actos de habla con diminutivos
(Val.Es.Co)

Contemplemos los datos en la siguiente gráfica en relación con la cantidad de


apariciones de los diez actos de habla más numerosos encontrados en el corpus
Val.Es.Co..

Ilustración 41. Número de casos de diminutivos empleados con los actos de habla (Val.Es.Co)

370
A continuación vamos a ver los resultados parciales obtenidos en el corpus
Espresati. En esta parte del corpus, los diminutivos aparecen mayoritariamente en actos
de habla expresivos con hasta un 50% (109 casos) de los ejemplos. Un 42% se refieren a
críticas, un 6% a cumplidos y un 4% a agradecimientos deseos o condolencias. Le
siguen en cantidad (un 28%) los actos de habla asertivos, de los cuales un 14% se dan
en los que se refieren a personas no presentes, un 11% a los que tratan de objetos y un
3% a los que van referidos al oyente. En lo que hace a los directivos, suponen un 23%
de los ejemplos, de los cuales un 11% se refiere a pedir al interlocutor que actúe, un 3%,
respectivamente, a peticiones de información, peticiones de permiso y peticiones de
paciencia.

Ilustración 42. Porcentajes de empleo del diminutivo con los actos de habla con diminutivos
(Espresati)

Hemos tomado en consideración los diez valores más representativos. Si


atendemos al número de casos por valor, estos son los resultados:

371
s

Ilustración 43. Número de casos de diminutivos empleados con los actos de habla (Espresati)

Veamos en lo que sigue algunos casos prácticos:

Sobre la función del evaluativo se puede decir que en el corpus Val.Es.Co. los
actos de habla con mayor impacto son los asertivos y los expresivos. Veamos con
detalle un ejemplo del acto de habla expresivo. En ejemplo número 49 hablan dos amas
de casa de nivel sociocultural medio, con estudios superiores y mayores de 65 años. Son
numerosos los casos en los que los diminutivos aparecen insertos en actos de habla
expresivos críticos, como aquí en gastadorcillos.

Ejemplo 49
M: ¡ah!/ yo sí// yo antes sí porque faltan los niños y digo °(hala/ tómate
esto/ y me quedaba tan tranquila)°/ pero que vengan °(las
diez y que le tenga que preparar yo enseguida para irse↑ porque
claro ahora al estar ((en plan de)) recogerse– y do– yy son
muy gastadorcillos↑/ siempre van de// de cena por ahí y todo↓
y ahora se ve que// llegan a casa de unos amigos y va pues ((comemos))
un entrepán37y después compramos un– u– unos pastelitos o
eso// y vino las diez y– y– y no)° [(( ))]

En primer lugar tenemos que explicar que la base gastador está marcada
peyorativamente. Un diminutivo gastadorcillo operaría en principio rebajando la
cualidad de gastador por debajo de la media. Por otro lado, gastadorcillo se opone a
gastadorcito. En principio el primero de los sufijos, -illo, posee una naturaleza más
peyorativa que el segundo. Podemos argumentar una preferencia de selección frente a –
ito porque opera en el mismo sentido peyorativo que gastador. El operador muy
intensifica esa atenuación que sitúa gastadorcillo como menos peligroso que gastador.
En esta parte de la crítica el diminutivo funciona como atenuador porque la crítica viene

372
de antes y es lastimosa y que le tenga que preparar yo enseguida para irse porque claro
ahora al estar en plan de recogerse y después se amplifica más aún con la expresión
siempre van de cena por ahí y todo. Estamos por tanto ante una crítica atenuada. El
empleo de este atenuante persigue probablemente la intención de proteger la imagen del
hablante. Al mismo tiempo el diminutivo es un índice despectivo y no colaborativo
asociado a la escala pragmática de la desaprobación. Obsérvese el complejo equilibrio
de fuerzas y la mezcla de inferencias positivas y negativas que se dan en este caso son
gastadorcillos pero siempre van por ahí.

También el caso 258 es un caso representativo de un acto de habla expresivo


crítico. En este ejemplo habla un periodista de entre 25 y 65 años y de nivel
sociocultural bajo con poca relación con sus interlocutores. El diminutivo se forma
sobre el sustantivo grupo que en principio es una palabra no marcada positiva ni
negativamente y que alude a la forma en la que se organizan entre sí los jugadores de un
equipo de fútbol dentro del vestuario. Los periodistas comentan que el exceso de
división interna genera malas dinámicas tanto entre los jugadores como entre los
directivos.

En el vestuario del Real Madrid hay muchos grupitos.


(Programa El Rondo de TVE1, 4-12-2005).

En contraste con la palabra grupo, la palabra grupito puede referirse a la división


en grupos pequeños pero también a que dividirse en grupos pequeños es algo malo. En
este segundo caso el diminutivo actuaría con un valor despectivo. Nos inclinamos por
esta segunda opinión. Veamos el uso del sufijo en un contexto mayor. Sería plausible
defender que la oración En el vestuario del Real Madrid hay muchos grupos funciona
como un acto de habla asertivo o como un acto de habla crítico, sin embargo, la oración
En el vestuario del Real Madrid hay muchos grupitos no puede ser interpretado como
una mera información. El diminutivo modula la fuerza ilocutiva de la oración de manera
que inequívocamente debe ser una crítica. De no serlo no precisaría de una atenuación o
de un elemento despectivo, por tanto, aquí el diminutivo es un índice de la crítica
aunque sea para debilitarla.

Por tanto, podemos considerar que uno de los valores del diminutivo es aquí el
no colaborativo y despectivo. El diminutivo valora negativamente el hecho de que esas

373
personas se agrupen de un modo particular a través de una evaluación de desacuerdo
que es no colaborativa y despectiva. Nos encontramos en el ámbito de la escala
pragmática de la desaprobación y por tanto de una agresión a la imagen social de los
jugadores.

En el ejemplo 265, vemos un acto de habla directivo, en el que el diminutivo no


modifica su fuerza ilocutiva pero sí que la matiza y la atenúa. Buenafuente, un
presentador y cómico de la televisión de nivel sociocultural alto, entrevista tan tarde a
un famoso que bromea con él diciéndole que no hace falta ya que se vaya a dormir.

Ya casi no hace falta ni que te acuestes. Bueno sí, un poquito sí.


(Buenafuente, A3. 1-12-05).

En este caso el adjetivo sustantivado poco es el que recibe la disminución. Este


indica un punto por debajo de lo que se consideran normal para poco. En su contexto
Bueno sí, un poco sí resulta más rudo que Bueno sí, un poquito sí. El diminutivo está en
el interior de un acto directivo de contenido contrario a la primera oración. Es decir,
Buenafuente da dos órdenes contradictorias y como la primera resulta muy ruda e
impositiva Ya casi no hace falta ni que te acuestes, renegocia los términos del discurso
en la segunda cambiando la orden y suavizándola con un evaluativo atenuador poco y
un intensificador –ito. El diminutivo actúa en la escala pragmática del tacto y contribuye
a proteger la imagen social de los interlocutores.

En el ejemplo 274 del corpus encontramos un caso de acto de habla asertivo


dirigido a personas no presentes. La situación es la siguiente: una pareja de amantes de
unos 25 años y de nivel sociocultural bajo es descubierta en la cama por la auténtica
mujer de él, la amante siente lástima y pronuncia las siguientes palabras:

Pobrecilla, ¿no?
(Película: Mensaka).

El diminutivo se construye sobre el adjetivo pobre, que funciona como una


interjección. En este caso pobre posee un valor de conmiseración. Aparentemente la
diferencia entre pobre y pobrecilla es una cuestión de intensidad. Es curioso que la
formación no admitiría el uso de otros intensificadores como en Muy pobrecilla ¿no?*

374
pero sí que le esté permitido el empleo del diminutivo. En este caso, la evaluación la
proporciona el adjetivo pobre mientras que el diminutivo aumenta la carga de
afectividad colaborativa y conmiserativa. El diminutivo no cambia el tipo ilocutivo pero
sí que lo intensifica y contribuye a proteger la imagen social en el ámbito de la escala
pragmática de la simpatía.

Consideremos el corpus de manera conjunta según los datos que se ofrecen en las
siguientes tablas:

2a2objetos).2

Ilustración 44. Número de casos de diminutivos empleados con los actos de habla en el corpus
global

375
Ilustración 45. Porcentajes de empleo del diminutivo con los actos de habla con diminutivos en el
corpus global

Los actos directivos aparecen como acto principal en hasta 60 ocasiones (16%), y
compartiendo su valor con otro acto hasta en 24 ocasiones de las que 13 son actos
expresivos negativos como insultos o críticas. Los actos comisivos aparecen de manera
aislada hasta en 29 (6%) ocasiones y compartiendo su valor con otro acto en 5
ocasiones.

Los actos expresivos aparecen solos hasta en 174 ocasiones de las que 36 son
positivos o de agradecimiento (7%) y 138 de críticas o insultos (27%). Además
aparecen combinados con otros actos hasta en 40 ocasiones. El porcentaje de insultos y
críticas que puede aumentar hasta un 2% si consideramos los casos en los que hay
valores múltiples. Por su parte, los expresivos positivos pueden ampliarse un 3% si
consideramos los casos en que coinciden con más valores. Los actos asertivos aparecen
en 176 de las ocasiones de manera aislada (35%) y junto a otros actos en 9 ocasiones.

376
En el corpus Val.Es.Co. hay un predominio de los actos asertivos y críticos
mientras que en el corpus Espresati el peso de las críticas ha sido predominante,
probablemente debido a la naturaleza discursiva de las fuentes principales de extracción
de los diminutivos (prensa escrita). En el conjunto del corpus hay un predominio de
diminutivos en actos asertivos. Estos actos en combinación con algunos actos directivos
y expresivos suelen estar orientados hacia aspectos colaborativos de la interacción,
mientras que los actos de tipo directivo o expresivo, orientados hacia aspectos críticos o
hacia el perjuicio de la imagen de alguno de los hablantes, ocupan los dos una cantidad
de los datos menor en dos tercios. Por tanto, parece que la mayoría de los actos de habla
seleccionados en el corpus están orientados también en una dirección colaborativa, lo
que pone de manifiesto que el diminutivo es un elemento eminentemente colaborativo.

377
7.3.10 Datos estadísticos sobre la función del diminutivo

En este apartado vienen reflejadas las trece principales funciones del diminutivo
en la primera parte del corpus, Val.Es.Co.. Como se observa en las tablas, la función
colaborativa de cariño es la más abundante con un 33% de los casos, seguida de los
casos de intensificación (16%) que se dividen entre los de intensificación de una
atenuación con un 12% y los casos de intensificación propiamente dicha, con un 4%.
Con un 13% encontramos los casos de mitigaciones.

ctor

Total  general

Ilustración 46. Porcentajes de empleo del diminutivo con sus distintos valores (Val.Es.Co.)

El resto de los trece valores seleccionados se mueven en torno a un 5%


(representacional, semántico-pragmático, conmiserativo) y a un 4% (simpatía,
eufemismo, el mitigador y el cariñoso combinados y el mitigador y el conmiserativo
combinados).

378
Ilustración 47. Número de casos de diminutivos empleados con cada valor del diminutivo
(Val.Es.Co)

En conclusión, los valores colaborativos suman un 47% de las apariciones frente


a los no colaborativos que suman un 4%. Si consideráramos los valores atenuantes de
mitigación como colaborativos, al menos desde la perspectiva de la utilidad del
diminutivo, los valores cooperativos aumentarían en un 25%. Esto supone que al menos
tres cuartas partes del corpus, aproximadamente, estarían orientadas hacia la
negociación del significado más que hacia la agresión.

Veamos ahora los datos correspondientes a la parte del corpus Espresati. Los
valores de tipo pragmático y no los de tipo semántico ni los representacionales
predominan claramente en lo que se refiere a los valores del diminutivo. En la siguiente
gráfica se han filtrado los cinco valores más importantes para evitar la dispersión en los
resultados, puesto que la mayoría de los valores del diminutivo se daban en
combinación múltiple:

379
Ilustración 48. Porcentajes de empleo del diminutivo con sus distintos valores (Espresati)

En primer lugar, aparece con un 33% (27 casos) el empleo despectivo y no


colaborativo del diminutivo. Le sigue con un 22% (18 casos) el empleo atenuante y
mitigador del sufijo. Después viene con un 17% (14 casos) el uso combinado de las
intensificaciones y el desacuerdo, le siguen con un 16% (13 casos) de empleo el
diminutivo colaborativo cariñoso y por fin con un 13% (11 casos) el mitigador afectivo.

380
Ilustración 49. Número de casos de diminutivos empleados con cada valor del diminutivo
(Espresati)

Recordemos el caso 279, tenemos un ejemplo de empleo del valor de desacuerdo


no colaborativo de desprecio a través del diminutivo. Albert Boadella, dramaturgo
mayor de 55 años de un nivel sociocultural alto y con un grado de cercanía bajo con su
interlocutor opinó sobre Franco en una entrevista en TVE1:

Estaba humanamente podrido, políticamente podrido y solo le faltaba el empujoncito.


(TVE1, el 7-12-05 a las 23:40)

La oración del ejemplo Estaba humanamente podrido, políticamente podrido y


solo le faltaba el empujoncito, nos parece una atenuación Estaba humanamente
podrido, políticamente podrido y solo le faltaba el empujón. La oración, revestida de un
indudable humor negro, contiene un acto expresivo que pasa de la crítica al caudillo a la
celebración de su inminente muerte. La función de este sufijo oscila entre la atenuación
de una crítica y la celebración expresiva pero supone, en todo caso, un valor de rechazo,
de no colaboración con la situación en España bajo el mandato de Franco.

El diminutivo se construye sobre la base de un aumentativo designador de


golpes, cuya función es esta última más que la de funcionar como un evaluativo
prototípico. Aunque lo que se produce es la acumulación de dos sufijos evaluativos y la
naturaleza del primero es periférica dentro de lo que se considera un evaluativo, hemos
clasificado este tipo dentro de los tipos recursivos. Existe cierta ironía en la expresión
del diminutivo pero la carga de desprecio con la que Boadella da la explicación es
mucho mayor y afecta no solo al acto de habla sino al discurso general del actor sobre la
dictadura y su máximo exponente. La imagen social tanto de Boadella y como la de

381
Francisco Franco quedan dañadas. Sin embargo, la expresión se mueve dentro de las
escalas pragmáticas del acuerdo y el desacuerdo y de alguna manera el espectador u
oyente de la entrevista admite la ambigüedad de desearle la muerte a tal persona.

El ejemplo 280 ofrece una muestra del valor atenuativo mitigador (en
combinación con el colaborativo empático) en la película Superdetective en Hollywood
en la que el protagonista, un hombre negro de unos treinta años y nivel sociocultural
medio sin cercanía con los policías locales a los que trata de convencer. Les habla con
cierto tono de broma para que le perdonen las multas puesto que, al fin y al cabo, se
trata de un problema entre colegas:

¿Hay algo en mi oficina que pueda hacerles olvidar un par de multitas sin importancia?
Eddie Murphie interpretando al agente Rose en Superdetective en Hollywood.

El evaluativo mitiga la peligrosidad y el peso social tanto de ser multado como


de realizar un chantaje para que ninguna de las dos acciones sean percibidas como tan
graves e incluso se vean como algo aceptable. Otros operadores como un par o sin
importancia contribuyen a mitigar la expresión. El evaluativo se encuentra en el marco
de un acto de habla comisivo del tipo de las sugerencias. El diminutivo protege la
imagen social del interlocutor y se encuadra en el marco de la escala pragmática del
tacto.

En cuanto al tercer valor que más aparece, la suma del intensificador más el
irónico, tenemos un caso en el número 283. Se trata de una información deportiva sobre
la relación entre un jugador de fútbol y su entrenador ofrecida por un locutor de más de
25 años y de nivel sociocultural alto dirigiéndose a la audiencia:

Uno de los jugadores, P. García, que ahora no cuenta para el entrenador lo tiene
clarito.
(A3, Telenoticias 21:30, 17-12-05).

El evaluativo se forma sobre la base de un adjetivo con gradación claro. En


principio clarito ubica al adjetivo por debajo del estándar de claro. La expresión
contiene una información negativa relacionada con un castigo a un jugador. El
diminutivo intensifica el adjetivo y en general el contenido de toda la oración. Esta es la
forma más sencilla de obtener valores intensificadores. El acto de habla en el que se

382
enmarca el sufijo es un asertivo que habla unas personas que apareen en unos videos.
La ironía reside en que se emplea una oración que posee el sentido generalmente
positivo de descubrir la solución a un problema con un sentido negativo que el
diminutivo se encarga de intensificar. El jugador no volverá a jugar con el entrenador
bajo ningún concepto ni situación. El empleo del diminutivo perjudica la imagen social
porque expresa desaprobación hacia el jugador.

Una conclusión extraíble de estos datos es que los valores no colaborativos


aparecen de una forma más concentrada en el ámbito de los valores del diminutivo,
particularmente en lo despectivo. En el filtrado de cinco casos anteriores parece haber
un equilibrio entre lo colaborativo y lo no colaborativo. Sin embargo, como veremos a
lo largo del corpus, la mayoría de los valores del diminutivo son colaborativos.

Veamos ahora los datos correspondientes al corpus global:

Ilustración 50. Número de casos de diminutivos empleados con cada valor del diminutivo en el
corpus global

383
Ilustración 51. Porcentajes de empleo del diminutivo con sus distintos valores en el corpus global

Si reparamos en las funciones del diminutivo nos apercibimos de que en términos


generales predominan las funciones afectivas o colaborativas (120 casos) seguidas de
los casos de desacuerdo (59). Si consideramos las intensificaciones en su conjunto
obtenemos un total de 115 de las cuales 35 con claridad son afectivas o de acuerdo y
otras 34 poseen un matiz claro de desacuerdo. Si tenemos en cuenta las atenuaciones,
estas suman hasta 120 casos puros de atenuación. De estos casos, 48 poseen matices
afectivos y 16 despectivos.

En lo que hace a los datos aproximativos o relacionales cuyos usos están entre lo
semántico y lo pragmático, estos suman una cantidad de 46 apariciones en las cuales el
diminutivo solo aparece en 16 ocasiones como un valor aislado mientras que en el resto
coexiste con otros matices. Los datos sobre valores representacionales ofrecen hasta 19
apariciones de las que 9 son valores únicos.

384
Considerados los casos en su conjunto podemos afirmar que predomina la
atenuación con 147 casos, si tenemos en cuenta los casos en los que coincide más de un
valor, frente a los 128 casos de intensificación.

Si atendemos a los valores de colaboración o no colaboración, los primeros,


sumados todos los casos con valores múltiples alcanzan una cifra de 224 casos frente a
140 casos de no colaborativos, por lo que parece claro que este mecanismo es
claramente colaborativo aunque las vías para conseguir esta colaboración sean la
intensificación o la atenuación.

7.3.11 Datos estadísticos sobre la extensión que afecta el


diminutivo

En lo que hace a la extensión que afecta al sufijo, en la parte del corpus


Val.Es.Co, un 25% (63 ejemplos) de los casos afectaban sólo a la palabra, un 1% (2
ejemplos) al semántico pragmático y el porcentaje restante al ámbito propiamente
pragmático con un 74% de los casos, de los cuales, un 44% (110 ejemplos) se refieren al
acto de habla, un 11% (26 ejemplos) al los turnos y un 17% (43 ejemplos) al discurso
(además algunos casos, un 2%, afectaban simultáneamente al discurso y al acto de
habla).

Ilustración 52. Porcentajes de la extensión lingüística a la que afecta el diminutivo (Val.Es.Co.)

385
En lo que hace a la extensión que afecta al sufijo, en el corpus Espresati, un 2%
(4 ejemplos) de los casos afectaban sólo a la palabra, un 2% (4 ejemplos) al semántico
pragmático y el porcentaje restante al ámbito propiamente pragmático con un 96% de
los casos, de los cuales, un 84% (211 ejemplos) se refieren al acto de habla, un 3% (8
ejemplos) al los turnos y un 9% (43 ejemplos) al discurso (además algunos casos, un
2%, afectaban simultáneamente al discurso y al acto de habla).

Ilustración 53. Datos sobre el número de casos de la extensión lingüística a la que afecta el
diminutivo I (Espresati)

Como podemos observar en las gráficas, la mayor parte de los diminutivos de


este corpus están referidos al acto de habla porque los contextos ofrecidos no son
demasiado largos y porque hemos buscado intencionadamente que el acto de habla fuera
una de las unidades de análisis principales.

386
Ilustración 54. Datos sobre el número de casos de la extensión lingüística a la que afecta el
diminutivo II (Espresati)

Hemos visto bastantes casos de diminutivos que afectan al acto de habla en los
ejemplos anteriores.

En cuanto a los diminutivos que afectan sólo a la palabra, podemos hablar de


todos aquellos que se encuentran en nombres propios con un empleo más o menos
convencionalizados, como en el ejemplo 36, visto más arriba. En todos ellos es posible
aducir un empleo pragmático por omisión, dado que si un familiar o amigo substituyera
esta forma por la forma no marcada sin diminutivo podrían producirse inferencias
cuanto menos de tipo sociopragmático. A pesar de esto, el empleo reiterado de estos
diminutivos parece bastante estéril desde el punto de vista propiamente pragmático.

Hemos preferido considerar que en cualquier diminutivo donde se diera algún


tipo de fuerza pragmática evidente y activa, por pequeña que fuera, esta afectaba ya al
acto de habla superando el valor dimensional y el nivel de la palabra. Por este motivo
los datos relativos a la palabra no alcanzan más que el 1% y son casos algo ambiguos,
como puede verse en el ejemplo 80. También hemos tenido en consideración los casos
en los que el diminutivo supera el acto de habla y revela la existencia de una emoción
generalizada en el discurso

El caso del ejemplo 43 (pequeñito), en el que interviene S un varón de nivel


sociocultural medio menor de 26 años y dos mujeres de nivel sociocultural medio de
más de 55 años, M y A. El diminutivo modula la fuerza del acto de habla.

387
Ejemplo 43
§ yoo lo que digo es una
cosa↓ es vaciarlo todo↑/ d– la– lavarlo con dos pozales de agua
y dejarlo bien bien bien [bien/ pero est–=]
A: [pero e– es que si no s–]
M: = aquello da asco verlo// [da asco verlo ¿eh?/ y de trastos que hay]
A: [pero// pero es que si no s–] si no se
vende↑/ nadie se hace el ánimo de/ quitar los trastos
M: eso también es verdad/ claro que primero tenía que (( ))/
porque ahí para hacer un estudio no está nada mal/ un estudio/
hacer por ejemplo→/ quitar tabiques y hacer una habitación
solamente con cocina y cuarto de baño y de– lo demás
todo un salón para/ [un/ pintor o un estudio↑=]
A: [no/ eso quien lo compre que haga lo que
quiera]
M: = o un– ¡ay! quiero decir yo que para eso es fenomenal porque
hay mucha luz/ y eso para eso es muy bonito/ y aparte que buscan
eso mucho// lo sé yo porque el ático de mi hija↑// se lo quitaban
de las manos/ eso lo buscan más que los pisos/ y a(de)más/
la gente joven que– que se va/ ¿eh?// ¿eh?/ que se– que ahora/
lo que pasa↑/ sin comentarios20 (RISAS) ///(3”) sin comentarios/
tú ya lo entiendes21
A: no/ si él cuando quiere se va// [él cualquier día se va/ claro]
M: [fíja– pues tam]bién buscan eso
mucho/ ¿entiendes? (RISAS)
S: claro/ porque es pequeñito
M: oye/ °(¿y no se quejan demasiado?)° ¡ay! mira cómo me ha enten-
M: [((pues
o sea eso es lo que hay))] e– es un lío que pa(ra) qué/ que
bajarán los// no sé quién bajará/ a decírselo/pero ese chico ya
ha visto el precio [y todo/ el precio y todo]
A: [sí sí/ no si ese no] se duerme en los laureles
§
M: § bueno§
A: § ha visto el precio del– de lo de arriba19 y todo ya

La función del evaluativo es en este caso intensificadora, por un lado, y no


colaborativa e irónica, por otro, porque el hablante expresa lo contrario de lo que es
real, el niño ya está muy crecido y no tiene nada de pequeño. El diminutivo intensifica
esta característica. Aquí el diminutivo afecta a una porción de texto mayor a la palabra,
porque ayuda a clarificar el acto de habla asertivo o expresivo crítico. Aunque la ironía
suponga un deterioro de la imagen social del hablante y del referente, desde el punto de
vista del emisor se establece cierta solidaridad lúdica con el receptor que se relaciona
con las escalas pragmáticas del acuerdo y de la simpatía.

En cuanto a los diminutivos que afectan al discurso, en el siguiente texto


podemos ver los casos 130, 131, 132 y 133 (cortecito, rayita, puntito, chiquito). Todos
ellos son ejemplos de diminutivos con función mitigadora y al tiempo colaborativa de
conmiseración. En este ejemplo tenemos a tres interlocutores un varón, J de nivel

388
sociocultural alto con estudios superiores y profesión docente, y a dos 2 mujeres P de
nivel sociocultural bajo y analfabeta y C nivel de nivel sociocultural medio y con
estudios de secundaria. C y P tienen más de 65 años. J permanece pasivo. Las hablantes
conversan sobre una operación que se le ha hecho a un niño pequeño en un tono muy
emocional.

Ejemplo 129
le he cedido HASTA EL ASIENTO DEL COCHE
DE DELANTE Y TODO/ [para que no diga (( ))=]
P: [muy bien ((y estaba))]
C: = y estaba emocionada la chiquita/ estaba agradecida/ sí→
[porque/ porque=]
P: [pues le han hecho un ((cortecito))]
C: = porque yo ¿¡qué necesidad tengo de– de ponerme delante!?
P: claro§
C: §((oye pues)) mi sitio es el de detrás§
P: § le han hecho un cortecito
por la misma rayita que tenemos en el empeine§
C: § ¡ah!/ muy
bien/ claro§
P: § y le han dao un puntito y no se [le nota casi=]
C: [no se le nota casi]
P: = ahora lo llevóo/ para que le quitaran los puntos↑// ocho
días después↑// y ahora lo tiene que volver a llevar en junio/
a ver cómo va el chiquito///(2’’) °(a ver)°§
C: § fíjate↓ ¡cuántas
cosas!/ ¡Dios mío!§
P: § °(sí)°
C: ¡cuántos adelantos!/ pues si este/19 si este se pasó→/ hoy he
enseñao yo las fotos→/ de– de/ AY/ QUE LAS TENGO AHÍ/ antes
de irme las tienes que ver/ y de hacer comentario/ ¡ay cómo
tengo las patitas!20
J: (RISAS) ((las patitas))

El sustantivo sufijado cortecito contrasta con corte desde el punto de vista


dimensional. Algo similar sucede con chiquito y chico y de manera más dudosa con
rayita respecto a raya y todavía más en puntito respecto a punto puesto que los puntos
deberían ser de un mismo tamaño. Así pues, nos inclinamos por pensar que todas las
bases están afectadas por el contexto de lenguaje femenino dirigido a menores. Como
decimos la única que presentaría alguna objeción relativa a lo dimensional sería
cortecito pero en conjunción con el tono emocional del resto del texto nos inclinamos
por la interpretación afectiva. Los actos de habla son de tipo asertivo y hablan sobre una
persona no presente, el niño, salvo el último donde el diminutivo se enmarca en un acto
directivo en el que se pide información. El tema sobre el que se habla son las heridas
que el pequeño se ha hecho. Estos diminutivos afectan al discurso porque es la manera

389
en la que las mujeres, particularmente las madres, hablan con los niños. La función de
los diminutivos es mitigar la peligrosidad de la situación y promover la conmiseración o
la empatía. Mediante este recurso se protege la imagen social de los hablantes y se
promueve un tono emocional y colaborativo. Los sufijos operan en el ámbito de la
escala pragmáticas de la simpatía.

En conclusión, los diminutivos que no exceden el marco de la palabra ocupan un


(1%). Además hemos analizado unidades superiores a la palabra como los turnos que
forman parte del marco comunicativo o los actos de habla. También hemos considerado
unidades mayores cuando un diminutivo afectaba o mostraba la afección de
determinadas emociones en función del tipo de hablante o de los temas tratados. Nos
referimos como diminutivos que afectan al discurso a aquellos que superan la aparición
de dos actos de habla o la toma de varios turnos. Los datos del corpus Val.Es.Co.
ofrecen un predominio claro del diminutivo que afecta al acto de habla (44%) frente al
diminutivo que afecta a unidades unidades menores como la palabra (25%), las tomas
de turnos (11%) o magnitudes de texto superiores (17%), probablemente porque el
análisis macropragmático exige del estudio de una mayor cantidad de variables
sociopragmáticas que exceden los límites de este estudio. A pesar de ello, siempre que
los datos de nuestros parámetros lo han permitido, hemos tenido en cuenta los casos en
los que se ha reflejado esta circunstancia.

No obstante, cuando ha sido posible, como en el ejemplo 289, sí hemos


consignado datos de una mayor complejidad. Juan Pando es un periodista de nivel
sociocultural alto que realiza comentarios elogiosos sobre la belleza de la actriz inglesa
Emily Mortimer

El papel de […] colegiala colgada a las drogas […]. Le sirvió además para quitarse la imagen de
vecinita formal e inocente […]. ¿Qué esperaba con esa carita de querubín de enormes ojos
azules y pelo rizado? […] ahora que le ha cogido gusto a los personajes un pelín canallas
(Juan Pando, El Magazine de El Mundo 9-15/12/05)

En este ejemplo con vecinita, carita y pelín, el diminutivo está actuando en un


nivel superior al acto de habla porque los diversos diminutivos utilizados tiñen todo el
comentario de emoción. Carita y vecinita aparecen en actos de habla expresivos,
cumplidos. El diminutivo es de tipo afectivo en estos dos casos. Por su parte, pelín se

390
construye sobre la base de un sustantivo que funciona como un adjetivo cuantificador.
El acto de habla en el que está enmarcado es de tipo asertivo. En este último caso el
valor que adquiere el diminutivo es el de intensificador. Nos inclinamos por pensar que
también en este caso el diminutivo contribuye al clima de afecto generalizado del texto.

El ejemplo 286 es una muestra de diminutivo que afecta al acto de habla


expresivo crítico. En Tele 5 trabaja J.J. Santoss, un periodista de nivel sociocultural alto
y unos 45 años que se queja amargamente de la plaga de lesiones que afecta a los
futbolistas de los equipos españoles y de las consecuencias de las mismas: sufrimiento y
derrotas.

Pero vaya añito que llevamos de lesiones [futbolísticas].


(J.J. Santos: Informativos Tele 5, 7-12-2005).

El diminutivo se construye sobre la base de un sustantivo referido a una


sustancia temporal neutra, año. Si contrastamos año con añito, enseguida reparamos en
que no admite una disminución temporal, en todo caso sería psicológica si
consideráramos, como Bergson, la existencia de un tiempo objetivo y de otro subjetivo.
No es el caso. La oración Pero vaya año que llevamos de lesiones contrasta con Pero
vaya añito que llevamos de lesiones. El diminutivo realza los aspectos negativos de este
acto de habla asertivo aumentando su tono emocional hacia la crítica o el lamento. El
valor del diminutivo es de desacuerdo no colaborativo y despectivo. Se construye en la
escala pragmática de la desaprobación y perjudica la imagen social.

Por la tipología de los ejemplos, es natural que no haya muchos que afecten a los
turnos de palabras, para lo que se necesita la estructuración del diálogo, algo que, como
decíamos, no ocurre demasiado en el corpus Espresati. Un hecho similar sucede con los
casos que afectan exclusivamente a la palabra: los ejemplos fueron escogidos por su
potencial expresivo, en particular el de tipo pragmático. También podemos decir algo
parecido sobre los casos que están por debajo del nivel del acto de hablar (semántico-
pragmáticos) como los que señalan a un miembro parcialmente distinto de un grupo
homogéneo. Este es el caso del término hombrecillo en referencia a un hombre con
alguna tara física. Por contra, en este corpus existe un elevado índice de ejemplos que
atañen al acto de habla o las unidades mayores. Entre ellos hay un punto de intersección
aunque no afecten al cambio de turnos o intervenciones.

391
Ilustración 55. Datos sobre el porcentaje de casos de la extensión lingüística a la que afecta el
diminutivo en el corpus global

Ilustración 56. Datos sobre el número de casos de la extensión lingüística a la que afecta el
diminutivo

El ámbito de acción del diminutivo alcanza al acto de habla en un 65% de los


casos, afecta solo a la palabra en un 13% de los casos y trasciende los límites del acto de
habla en un 21% de los casos. En definitiva, consideramos que el principal efecto del
diminutivo tiene lugar en el ámbito del acto de habla, tanto cuando incide directamente
en la transformación de la naturaleza de su fuerza ilocutiva como cuando refuerza o
atenúa alguno de sus aspectos. El acto de habla, desde el ámbito de la palabra (en el

392
(ámbito semántico pragmático) hasta ámbitos superiores, es por su naturaleza nuclear la
porción de más incidencia por parte de los diminutivos. Por tanto parece que el empleo
pragmático mayoritario del diminutivo afecta particularmente al acto de habla.

7.3.12 Datos estadísticos sobre el perjuicio a la imagen

En este campo se analiza si el diminutivo protege o perjudica a la imagen social


de los interlocutores en la parte del corpus denominada Val.Es.Co.. En un 21% (53
ejemplos) de los casos la imagen social no se veía alterada, en un 69% (172 ejemplos) la
imagen social se veía protegida, en un 8% (21 ejemplos) perjudicada y en un 2% (4
ejemplos) se encontraba en esa zona ambigua en la que el oyente espera un ataque
verbal del hablante como mecanismo de complicidad entre ambos. Podemos observar
estos datos en la siguiente gráfica:

Ilustración 57. Datos sobre el porcentaje de casos que afectan a la imagen de los interlocutores
(Val.Es.Co.)

393
A continuación, veremos algún ejemplo relacionado con la salvaguarda de la
imagen. En el ejemplo 97, los tres varones de nivel sociocultural alto de entre 25 y 65
años hablan sobre la posibilidad de beber alcohol, algo que puede percibirse como
socialmente peligroso. S y A son amigos y funcionarios de nivel medio, menos J que es
profesor de universidad. Todos los hablantes son varones menos E.

Ejemplo 97
S: ((ahora))/ VENTE ahora a– a jugar al fronTÓN Jaime// los
jueVEES/ por la mañana
A: [¿dónde?]
J: [cuando] se me cure el constipao
A: ¿dónde?
S: de once a UNA/ jugamos ahíi/ ((pero)) unas palizas/ pero de
muerte ¿eh?// y después la cervecitaa↑
[//]
J: ¿queda café por ahí o no?
S: sí/ me parece que sí79
J: [ponme]
S: [¡oye!] ju– jugamos Jaime↑ to(do)s los días de once a una
J: ¿to(do)s los días↑/ [o todos los jueves?]
S: [todos los jueves]
V: ponme a mí un poquito más
J: pues sí que iré algún jueves→ porque asíi me quedo a comer
aquí↑
S: y te pegas una duchita [(( ))=]
J: [allí se puede duchar uno ¿no?]
S: = (( )) de agua caliente/ nos tomamos la cervecita↑// y oyee/ y
a la marcha

El sustantivo del texto Cerveza podría oponerse a cervecita por cuestiones


dimensionales igual que ducha se opone a duchita en relación con la duración de la
misma. En el segundo caso parece más claro que duchita está relacionado con una
cuestión temporal. Sin embargo, la diferencia entre Nos tomamos la cerveza y oye y Nos
tomamos la cervecita y oye es evidente. Pensemos en las vidas modernas. Las personas
no tienen tiempo para nada, particularmente para actividades placenteras como ducharse
fuera de casa o tomar una cerveza con los amigos. Por eso cualquier oferta que consista
en quitar tiempo a la gente tiene que ser propuesta con cortesía.

Nos encontramos, siguiendo a Schneider (2002), ante un acto de habla comisivo


en el que se presenta una oferta con un cierto peligro. El diminutivo, cervecita, tiene la
función de atenuar la peligrosidad social del alcohol o de la duración del acto social en
una sociedad sin tiempo para nada. Beber una cerveza se plantea como la oferta de algo
simpático. El sufijo afecta a todo el acto de habla y presenta el bien ofrecido como poco
importante y agradable para, en primer lugar, reducir la posibilidad de rechazo por parte

394
del oyente al aumentar su beneficio y, en segundo lugar, presentar el bien ofrecido como
agradable (y al tratarse de alcohol o de la pérdida de tiempo como poco peligroso).
Utilizando las escalas pragmáticas de la generosidad y la simpatía el hablante trata de
salvaguardar tanto su imagen social como la del oyente.

En el ejemplo 124 conversan C una mujer de nivel sociocultural medio de más


de 55 años y J un profesor de universidad más joven. También está presente otra mujer
analfabeta de más de 55 años y de nivel sociocultural bajo. C y J hablan sobre la
importancia de que J se sacara el carné para poder ir a trabajar a pesar de que a J, al
parecer, no le interesaba demasiado. O el coche era muy caro o en realidad no estaba
interesado en conducir. La conversación tiene lugar en el domicilio de C que
aparentemente es la madre de J y habla sobre él con cierto maternalismo y cariño. Está
presente P que posee un nivel sociocultural bajo y es analfabeta. Tienen una relación de
amistad y se encuentran en un domicilio particular. La relación de distancia no tiene
importancia en este contexto.

Ejemplo 124
C: § es una tontería/ es– es [perder el miedo
(( )) miedo y saberlo]
P: [todos los días
(( ))] y perder el miedo§
C: § pero mira§
J: § pero ya desde los primeros
días/ y tenía un [coche nuevo que me imponía más/ y
((había costao mucho dinero))]
C: [pero atiéndeme una cosa↓] pero él me ha
dao a mí mucho berrinche con esta historieta/ PORQUE// yo soy
una persona que no soy nada→// tacaña// y le dije Juan/ no te
duela lo que estás pagando/ tú es que vas a las clases °(un)° poquito distraído/
porque °(como)° llevaba tantas cosas en la cabeza↑§
P: § claro/ claro
C: pues le decían a lo mejor/ la segunda a la derecha// BUENO// y ya
no se acordaba/ u– cuando llegaba/ si era en la segunda o era en
la tercera/ y eso es lo que fallaba/ mucho// entonces→/ como
tampoco tenía nadie/ una vez sacao el carnet/ a quien recurrir↑/
para sacar el coche y hacer unas poquitas más prácticas/ tampoco
era cuestión/ de que la chiquita del chalet dee Pili/ a las diez
de la noche nos fuéramos a dar una voltereta por ahí/ porque yo
tampoco vengo pronto↑§
P: § claro§

La palabra historia es una base neutra. El sustantivo historia se opone a


historieta tanto por su duración como por su grado de importancia. Al margen de que la
posibilidad de sufijar historita* nos parece remota, consideramos que los valores

395
diminutivoss, despectivos y lúdicos del sufijo –ete intervienen aquí con claridad. ¿Pero
cuál es el auténtico valor del diminutivo? En la oración él me ha dado mucho berrinche
con esta historia el diminutivo matiza el acto asertivo hacia su dimensión de acto
expresivo crítico. En la variante con diminutivo y considerando la relación materno
filial él me ha dado mucho berrinche con esta historia la oracion adquiere el tono de un
reproche benevolente que no deja de ser una crítica. Aunque su función principal es la
de mitigar posee una cierta carga de sorna dirigida hacia el hijo. Aparentemente el
diminutivo trabaja en la escala pragmática del desacuerdo acuerdo puesto que describe
cómo tras un periodo de discusión la madre ha logrado conseguir su objetivo y el hijo
está contento. La imagen de los hablantes no se ha visto en realidad tan comprometida.

En algunos casos, la atenuación no es suficiente para hablar de un empleo táctico


del diminutivo para disminuir una crítica. Toda crítica es una agresión para los
interlocutores, al menos si no es esperada y compartida en términos que de algún modo
sean positivos. En algunos casos, como el 124 o el 176, los receptores son solidarios con
las críticas que expresan los diminutivos aunque estas perjudiquen de alguna manera la
imagen social. En el ejemplo número 176, encontramos a los mismos participantes del
caso anterior.

Ejemplo 190
C: § ¿eh?/ y de–
yo– yo veía y decía ¡pues madre mía!/ entonces yo↑/ un Adonis/ y yo
se lo he co– (co)mentao a una compañera mía muy inteligente↑
/ una chica de treinta y cinco años/ y le dije/ pasa esto/
Maribel/ ¡qué guapa eras Carmen!/ yo digo no/ en aquella época no/
era GUAPITA/ pero no guapa/ claro↓/ cuando me presenté/ mi
madre/ armó/ porque pensó→no es guapa/ para la revista/

La palabra guapa está marcada positivamente. El diminutivo –ita la rebaja un


punto sobre el estándar de lo que se considera guapa, además parece añadir un cierto
matiz despectivo. En la oración Era guapita pero no guapa encontramos un fuerte
contraste entre los dos términos. Se trata de dos posiciones bastante distintas. El
diminutivo aparece en un acto expresivo que combina la fuerza de un cumplido y la de
una crítica. El diminutivo funciona como mitigador de un adjetivo evaluativo positivo.
Aunque el diminutivo matiza el cumplido de su amiga y de esta manera ataca a su
imagen, al mismo tiempo es un recurso a la modestia que refrena la vanidad. Por tanto,

396
aunque el diminutivo ataca la imagen social, es algo más o menos convencional y
esperado en España ser modesto cuando se habla de las virtudes propias. Por este
motivo, el diminutivo trabaja en las escalas pragmáticas de la modestia y la simpatía.

Por ejemplo, los casos 290, 291, 294, 294 y 295, sirven para mostrar cómo un
varón de nivel sociocultural medio, comentarista de un partido de baloncesto de la liga
española, en aras de la imparcialidad, protege la imagen del hablante y de los hinchas
del equipo derrotado mediante el empleo del diminutivo que, en este caso, trabaja
dentro de la escala pragmática de la simpatía.

290, 291, 293, 294, 295. “También mantiene el tipo del Pamesa Valencia.
-Por tres puntitos solamente [gana sobre el otro equipo]
-Y el Valencia que cobra dos puntitos mas[en un partido de baloncesto]
-Cinco puntitos arriba para el Valencia al final del cuarto.
-Once puntitos.
-Tiros de Thomson para arruinar un poquito más las riendas.
-Diez puntitos.” (Narración de un partido de baloncesto en Radio Marca 13.00h, 10-12-05)

El sustantivo puntos es neutro. La sufijación del término no puede hacer


referencia a su dimensión que es inamovible, pero quizás sí puede hacer referencia a
que la suma total de puntos no es excesiva o que desea ofrecer la impresión de que
aunque la distancia sea de once puntos esta distancia es todavía corta. No estamos tan de
acuerdo con este dato porque del mismo modo podrían ser once puntazos. Nos
inclinamos aquí por una interpretación más afectiva. El diminutivo aparece en un acto
de habla asertivo y se refiere a una información más o menos objetiva. Su principal
función es la de ser un elemento afectivo colaborativo empático, precisamente, como
explicábamos, para mostrar solidaridad al tiempo que se informa a dos aficiones rivales.
Por tanto, aquí el diminutivo protege las imágenes de todos los posibles receptores y la
del propio locutor.

En cambio, el ejemplo 305, muestra cómo se perjudica la imagen social a través


de un acto de habla crítico. El contexto son las bromas y chanzas de los periodistas
deportivos en los excursos de la información propiamente deportiva. El entorno es
masculino. Se trata de hombres de nivel sociocultural medio y un grado medio de
proximidad. El comentario siguiente se realiza en un tono bajo y despectivo:

Qué novio más bajito.

397
(Radio Marca, 16-13-05, 18:54).

El adjetivo bajo está marcado negativamente. Su versión con diminutivo tiende a


indicar un elemento por debajo de la escala de lo normalmente bajo de modo que
aumenta su carga de negatividad. Otros operadores como qué o más contribuyen a
enfatizar este valor. El diminutivo se forma sobre un adjetivo con gradación y posee una
función de desacuerdo no colaborativo y despectivo. Su empleo pone de manifiesto el
sentimiento de superioridad del hablante frente al referente por lo que se perjudica la
imagen social de ambos. El diminutivo opera en la escala de la desaprobación en
conjunción con la entonación y el volumen de la voz.

Cuando los contextos manifiestan ambigüedad por motivos lúdicos o irónicos, la


forma en la que la imagen social se ve perjudicada o protegida tiene zonas de
intersección. Este es el caso del ejemplo 408, extraído del programa de humor La hora
chanante. El hablante es un hombre de nivel sociocultural medio con una relación de
familiaridad con los hablantes. En este programa habitualmente se caricaturiza y se
denigra a los personajes para provocar la carcajada en la audiencia. La morfología
evaluativa en esta secuencia se emplea con afán lúdico. Es uno de los principales
mecanismos utilizados para el humor en el surrealista programa manchego La hora
chanante

Mi novieta la gitana morena […] estoy enamorado de uno de vosotros […] puede ser el
viejuno […] la viejuna lo sabe […] el grandullón está celosón. El grandullón, el de los
lobulazos quería los pendientes para él.
La hora chanante (Localia, 25-02-06).

Novia es en principio un sustantivo marcado positivamente. El sustantivo


sufijado novieta sitúa el estándar de lo que es una novia por debajo de la media. Novieta
recibe la afijación de un sufijo lúdico y algo despectivo. Se trata de una novia que no
hay que tomar muy en serio. No resulta curioso que para expresar valores apreciativos
se utilice el sufijo -ita en noviecita. Si consideramos una porción mayor de texto Mi
novieta la gitana morena tiene un valor más lúdico o de flirteo que Mi novia la gitana
morena. El sustantivo novieta aparece en un acto de habla asertivo referido a un tercero
presente que no es el oyente. La función del diminutivo es afectiva colaborativa y de
flirteo. Si consideramos unidades mayores al acto de habla nos parece que posee un
sentido

398
irónico o lúdico. Este valor opera en conjunción con otros apreciativos emotivos y
jocosos como grandullón o celosón.

El empleo del diminutivo rebaja la categoría de la pretendida novia y por tanto


perjudica su imagen social. Sin embargo, la audiencia espera cualquier tipo de mofa
porque ya conoce la naturaleza burlescadel programa. El diminutivo opera aquí en el
contexto de la escala pragmática de la simpatía. Podríamos catalogar este diminutivo
dentro de la macropragmática de la locución, aunque parece evidente que por encima de
este habría otros niveles más relevantes como lo lúdico. En todo caso, lo relevante aquí
consiste en la prueba de que algunos diminutivos operan con cierta ambigüedad en lo
relativo a la protección o ataque de la imagen social.

En este campo se analiza si el diminutivo protege o perjudica a la imagen social


de los interlocutores. En un 3% (8 ejemplos) de los casos la imagen social no se veía
alterada, en un 52% (129 ejemplos) la imagen social se veía protegida, en un 39% (97
ejemplos) perjudicada y en un 6% (16 ejemplos) se encontraba en esa zona ambigua en
la que el oyente espera un ataque verbal del hablante como mecanismo de complicidad
entre ambos.

Ilustración 58. Datos sobre el porcentaje de casos que afectan a la imagen de los interlocutores
(Espresati)

399
í.

Ilustración 59. Datos sobre el número de casos que afectan a la imagen de los interlocutores
(Val.Es.Co.)

En relación con el corpus Val.Es.Co., es lógico que haya una menor cantidad de
ejemplos en los que la imagen social se ve alterada puesto que la naturaleza del corpus
Espresati es más dirigida que la del primero. Habíamos visto para el corpus Val.Es.Co.,
que el empleo principal del diminutivo era eminentemente mitigador. Lo dicho vale, al
menos, en el ámbito del español oral coloquial. Sin embargo, como creíamos los datos
son muy distintos en este segundo corpus. Tendremos ocasión de analizar la
procedencia de los textos aunque avanzamos ya que cuando el diminutivo aparece en el
ámbito discursivo del mundo de la prensa o de los programas de telerealidad su valor
mitigador tiende a igualarse con su valor crítico.

Considerados los datos de manera conjunta

Ilustración 60. Datos sobre el número de casos que afectan a la imagen de los interlocutores en el
corpus global

400
Ilustración 61. Datos sobre el porcentaje de casos que afectan a la imagen de los interlocutores en el
corpus global

Una conclusión extraíble de los datos es que el diminutivo es eminentemente


una partícula mitigadora, al menos en el ámbito del español oral coloquial (Val.Es.Co.)
como hemos visto para el 69% de los casos. Pensamos que los datos pueden ser
divergentes en el ámbito de la prensa escrita u otros contextos discursivos.

En términos generales, en lo que respecta al grado de afectación a la imagen social


de los hablantes, el diminutivo protege la imagen social de alguno de los hablantes en
un 60% de los casos y sirve para atacarla en un 28% de los casos. Por tanto, el empleo
del diminutivo parece favorecer la colaboración en la interacción y la protección de las
imágenes sociales de sus hablantes para la consecución de objetivos comunes o
particulares.

401
7.4 Análisis del corpus: campos con más de un valor

No es sencillo establecer la naturaleza evaluativa, disminuidora o atenuadora de


los mecanismos de disminución en los que se incardina el sufijo diminutivo. Es
frecuente que algunos de los ángulos desde los que puede ser estudiada la cuestión
ofrezcan complicadas aristas. De entre todas las posibilidades de estudio, parece que
aquellas que se relacionan con la pragmática sean las de una acotación más compleja
debido a la naturaleza limítrofe de la materia. Por este motivo, a lo largo del estudio
hemos encontrado una notable cantidad de asignaciones múltiples especialmente en los
campos de las funciones del evaluativo, las escalas pragmáticas y los tipos de acto de
habla. Dar cuenta de esta variedad es poco útil cuando se buscan resultados más o
menos concretos porque los datos se dispersan en exceso. No obstante, siempre que ha
sido posible hemos consignado estas diferencias. Cuando no ha sido posible, nos hemos
visto obligados a restringir o filtrar el número de apariciones para obtener, como
decíamos, datos significativos. Con todo, esta sección está dedicada al cómputo de los
valores múltiples aparecidos en ambos corpus.

7.4.1. Aparición de más de un valor en el tipo de acto de habla

Veamos los casos primero en corpus separados. En relación con el tipo de acto
de habla en el corpus Val.Es.Co., se ha otorgado un solo valor en un 90% de los casos
(225 ejemplos), mientras que en un 10% tenían más de un valor, en concreto 2, en el
8,4% (21 ejemplos) y 3, en el 1,6% (4 ejemplos). Así lo vamos a ver en las
representaciones siguientes:

402
Ilustración 62. Porcentaje de diminutivos que se pueden interpretar como más de un acto de habla
(Val.Es.Co)

Número  de  valores  múltiples  


tipo_acto_habla Cuenta  de  numero
1 225

2 21
3 4
Total  general 250
Ilustración 63. Casos de diminutivos que se pueden interpretar como más de un acto de habla
(Val.Es.Co)

En relación con el tipo de acto de habla en el corpus Espresati, se ha otorgado un


solo valor en un 93% de los casos (233 ejemplos), mientras que en un 6% tenían más de
un valor, en concreto 2, (16 ejemplos). Veamos las gráficas:

403
Ilustración 64. Porcentaje de diminutivos que se pueden interpretar como más de un acto de habla
(Espresati)

Número  de  valores  múltiples  


tipo_acto_habla Cuenta  de  numero
1 233
2 16
3 1
Total  general 250
Ilustración 65. Número de casos de diminutivos que se pueden interpretar como más de un acto de
habla (Espresati)

Considerando los datos en su conjunto obtenemos un solo valor en el 91,5% de


los casos (258), mientras que en un 7,2% tenían más de un valor, en concreto 23, y un
1,6% tenía más de dos valores (4 ejemplos). Los datos de ambos corpus son semejantes
y confirman que establecer el tipo de acto de habla es relativamente sencillo.

Veamos ahora un ejemplo sobre el vínculo entre los actos críticos o asertivos. En
el caso 99 tenemos a cinco hablantes varones A, G , J, V, S, con estudios superiores y

404
de nivel sociocultural alto. J y E permanecen pasivos. Como son funcionarios hablan
sobre temas administrativos.

Ejemplo 98
S: [¡joder!// estas reuniones
en lugares] cerraos me jodéis el cáncer ¡coño!
V: ¡coño coño! Ángel/ desde que dejaste de fumar macho→// oye/
abre90 un poquitoo
J: no no que yo estoy constipao/ ¿eh?
V: ponte91 aquí/ ponte aquí
S: soiis
V: en resumen// quee hab– tenía un asesor↑// un asesor// pagado
también del ayuntamiento de Alboraya/ que es de Foyos// y ese
tío↑ ese tío estaba percibiendo otras tantas/ otras tantas como
el señor alcalde↑/ del presupuesto de las arcas municipales/ el
presupuesto municipal// (en)tonces resulta que ese tío/ pues
también veía que se le ibaa/ y no noo/ aguanta aguanta que aunque
presenten la moción/ tal/ cual/ aguanta→// ahora resulta que
ya no está↑/ porquee el López le ha dicho/ chh/ fuera de ahí// y
el– y el cabritoo/ por aguantar un mes más un mes más↑// la sentencia
del juez puede ser dura ¿eh? PUEDE SER MUY DURA
S: ¡uy! mira

El término cabrito se forma sobre la base de cabra que como metáfora aplicada
a humanos está marcada negativamente. Como término no metafórico se refiere a una
cría de cabra y su valor es plenamente dimensional. Pero este no es el caso. Además
debemos tratar la oposición entre cabrito y cabrón, una lexicalización cristalizada en
insulto. El término cabrón tiene un sentido mucho más negativo que cabrito, aunque
ambos funcionan como términos de solidaridad en las conversaciones distendidas entre
amigos.

El diminutivo en este caso concreto se mueve entre dos tipos de actos, uno
expresivo y crítico y otro asertivo dirigido que informa sobre personas que no están
presentes. El marco lo pone el acto asertivo que transmite información sobre el estado
de los asuntos. A diferencia de otros casos, cabrito no puede ser tomado aquí como un
índice de solidaridad hacia quien recibe tal calificación. Tal vez sí que exista cierta
solidaridad entre los amigos que critican la corrupción del ayuntamiento en el que
trabaja el mencionado cabrito. Su función principal consiste en prevenir la pérdida de
imagen social que generaría el empleo de la palabra cabrón. Resulta interesante
comprobar cómo en este caso el diminutivo y el aumentativo parecen funcionar como
extremos en una escala descalificativa integrada por sufijos evaluativos. En todo caso, la
suma de base y afijo opera en el marco de la escala pragmática de la desaprobación,
aunque la construcción con aumentativo sea mucho más peligrosa.

405
En conclusión, la naturaleza difusa de lo diminutivo parece no oscurecer
demasiado el proceso de selección de los actos de habla puesto que, según los datos, ha
sido relativamente sencillo y cómodo otorgar un solo tipo al empleo del sufijo.

7.4.2. Aparición de más de un valor en el campo función del


evaluativo

En relación con la función del evaluativo en el corpus Val.Es.Co, se ha otorgado


un solo valor en un 67% de los casos (167 ejemplos), mientras que en un 33% tenían
más de un valor, en concreto 2, en el 30% (75 ejemplos) y 3, en el 3% (8 ejemplos).

Ilustración 66. Porcentaje de diminutivos con más de un valor (Val.Es.Co.)

406
Número  de  valores  múltiples  
funcion_evaluativo Cuenta  de  numero
1 167
2 75
3 8
Total  general 250
Ilustración 67. Número de casos de diminutivos con más de un valor (Val.Es.Co.)

En relación con la función del evaluativo en el corpus Espresati, se ha


encontrado un solo valor en un 50% de los casos (125 ejemplos), mientras que en un
50% tenían más de un valor, en concreto 2, en el 42% de los casos (105 ejemplos); 3
valores, en el 8% (19 ejemplos) y 5 en el 0-1% de los caos (1 ejemplo).

Ilustración 68. Porcentaje de diminutivos con más de un valor (Espresati)

Número  de  valores  múltiples  


funcion_evaluativo Cuenta  de  numero
1 125
2 105
3 19
5 1
Total  general 250
Ilustración 69. Número de casos de diminutivos con más de un valor

407
En el corpus Espresati la cantidad de valores múltiples en relación con el
diminutivo es incluso mayor que en el corpus Val.Es.Co.

Veamos el ejemplo número 1 en el que un grupo de amigos, A varón de nivel


sociocultural alto habla con C y B, mujer y varón, respectivamente, de nivel
sociocultural medio. Los interlocutores charlan distendidamente sobre la comida y el
sitio en el que se han sentado a comer.

Ejemplo 1:
B: ¡yee pasa las papas! / ¡hostia↑! medio paquete os habéis hecho
ya↓ cabrones/ déjame coger§
D: § medio paqu– noo de eso no se
llena///(8”) [dame cocacola]
A: [falta un poqui]llo más de sombra pero vamos↓
tampocoo§

El valor de poco está marcado negativamente. El diminutivo lo reubica por


debajo de la escala de lo estándar. Además el empleo del diminutivo –illo resulta más
marcado y más cortés que –ito. Si comparamos el caso con una oración sin sufijo esta
falta un poco más de sombra pero vamos tampoco resulta menos cortés que falta un
poquito más de sombra pero vamos y a falta un poquillo más de sombra pero vamos
tampoco. El esfuerzo del hablante por no parecer rudo está apoyado por las expresiones
pero vamos con entonación descendente y por la palabra tampocoo.

La función del diminutivo es doble, por un lado intensifica una atenuación


(mitiga una crítica) que viene marcada por el empleo del adjetivo evaluativo poco, por
otro lado es un diminutivo que aumenta el nivel de afectividad colaborativa y lúdica. El
diminutivo se da en un adjetivo con gradación (poquillo) y en un acto expresivo de
críticas, protege la imagen social a pesar de aparecer relacionado con la escala
pragmática de la desaprobación. Como hemos visto, en una buena cantidad de ocasiones
(75 apariciones) se dan casos de confluencia de valores que dificultan no solo elegir
entre los valores predominantes del diminutivo sino elaborar unos resultados más
objetivos sobre los mismos.

Veamos otro ejemplo en el que el diminutivo alcanza distintos valores, el caso


318. En el texto una muer de nivel sociocultural alto y con poca o ninguna relación con

408
sus lectores escribe sobre la relación entre la violencia de algunas tribus urbanas y la
influencia de los modelos de comportamiento, basados en la televisión, que persigue la
juventud.

Oriol Plana y Ricard Pinilla son esos dos (supuestos) monstruos de dieciocho años que
(supuestamente) abrasaron viva a una indigente acompañados por un menor de dieciséis
años […] Permítanme que espolvoree este texto con el cansino latiguillo de lo supuesto,
[…] grandes letras de peligro, tóxico e inflamable. Criaturitas: tal vez no lo su pieron leer
en su analfabetismo funcional de estudiantes pésimos. […] Tienen que meter sus pequeñas
vidas en las pequeñas pantallas de los teléfonos, para parecerse a sus héroes, a sus colegas,
a esa basurilla del Gran Hermano. (Rosa Montero, El País, 23-12-05, P.48).

El diminutivo se aplica a un sustantivo marcado negativamente criatura. Una


criaturita podría ser una criatura de pequeñas dimensiones pero también podría marcar
una intensificación de las cualidades negativas de la base. En este ejemplo, el
diminutivo muestra su polifuncionalidad. En primer lugar, observamos que aparece el
valor semántico-pragmático aproximativo, según el cual una criaturita es algo próximo
a una criatura pero sin llegar a serlo. En conexión con el valor anterior el diminutivo
parece funcionar como un eufemismo en sustitución de algún insulto grave.

El acto de habla en el que se da el diminutivo es uno de los que más aparecen en


la escala pragmática de la desaprobación, el expresivo de críticas. Además el diminutivo
muestra desacuerdo y desprecio no colaborativo pero también tiñe todo el texto de una
ironía que afecta al discurso. Esta ironía conectada con el insulto disimulado elimina
toda la humanidad y dignidad que pudiera residir en el referente retratádolo como una
caricatura. El diminutivo perjudica con claridad la imagen social del referente, también
la del hablante en la manera que muestra su irónica superioridad en el discurso pese a la
altura moral del mismo.

Si consideramos el corpus de manera conjunta se ha otorgado un solo valor en


un 59% de los casos (292 ejemplos), mientras que en un 41% tenían más de un valor, en
concreto, con 2 valores había un 35% (180 ejemplos); 3 valores con un 6% (27
ejemplos) y 5 en el 0-1% de los caos (1 ejemplo). Por tanto, los datos de este corpus no
solo parecen confirmar que las funciones del evaluativo en el acto de habla o unidades
lingüísticas superiores son múltiples con una alta incidencia, sino que, como hemos
dicho, tal fenómeno complica la selección de los valores predominantes y, por tanto, la
dilucidación del sentido principal del evaluativo. En este sentido, sí se justifica el

409
filtrado de los datos cuando su dispersión ha sido máxima para la aplicación, por
ejemplo, de la prueba estadística del χ cuadrado.

410
7.5 Análisis del corpus: variables en contraste

En los siguientes apartados vamos a tratar las relaciones de los diminutivos


teniendo en cuenta otras dos variables simultáneamente para ver el grado de relación
que existe entre la selección del sufijo y la coaparición de esas mismas variables. Así
podremos determinar con mayor eficacia las posiblidades y frecuencias de aparición de
los sufijos en determinados entornos lingüísticos. Tomamos en consideración los datos
globales del corpus en su conjunto.

7.5.1. El tipo de diminutivo y la categoría de la base

En este epígrafe consideraremos el vínculo que hay entre las bases afijadas con
diminutivos con otros datos de nuestra ficha como la función, los actos de habla, la
imagen social, la transcategorización, la reiteración, la alteración del marco de
subcategorización, las variables sociopragmáticas como el sexo, el nivel sociocultural o
la proximidad, los campos semánticos, los rasgos léxico-semánticos.

7.5.1.1 Relación entre el tipo afijación diminutiva y su función


En este punto me dedicaré a reseñar los tipos de diminutivos más empleados y
aquellas funciones en las que aparecen con más frecuencia. Daremos cuenta de la
cantidad de ejemplos que hemos encontrado con cada tipo de función del evaluativo
considerando que un solo ejemplo puede albergar más de una función.

7.5.1.1.1 El sufijo –ito y sus variantes

El sufijo –ito, aparece en 239 ejemplos, su principal valor, con 36 apariciones, es


el valor de intensificación que aparece al menos en 18 adjetivos 9 participios y 5
sustantivos; le sigue con 34 apariciones el intensificador de una atenuación en al menos

411
31 adjetivos; luego enconttramos con 27 apariciones el mitigador (en 12 formas
sustantivas y 12 adjetivas); después con 26 apariciones el afectivo colaborativo
cariñoso (al menos en 20 sustantivos); a continuación con 20 apariciones, el no
colaborativo irónico (en 11 formas adjetivas y 6 sustantivas).

La variante del plural –itos parece íntimamente vinculada a las bases sustantivas.
Aparece en 86 casos, entre los cuales destacan con 15 apariciones (13 sustantivos) el
valor desacuerdo no colaborativo irónico; con 12 (11 sustantivos) el valor mitigador;
con 10 sustantivos el valor de desacuerdo no colaborativo de desprecio; y con otros 10
sustantivos el valor afectivo colaborativo empatía .

La variante –ita también es muy productiva, son significativos los datos


siguientes: su principal valor con 39 apariciones (36 en sustantivos) es el afectivo
cariñoso, seguido por las 26 apariciones (19 en sustantivos y 5 en adjetivos) del valor
mitigador; y las 14 (8 en formas adjetivales y 4 en sustantivos) del valor intensificador;
y por último las 11 (10 en sustantivos) del valor no colaborativo despectivo. Resulta
sorprendente que no haya casos de valores que intensifiquen una atenuación.

Su forma en plural –itas también es muy productiva, con hasta 75 casos de entre
los que destacan con 14 (12 sustantivos) el valor mitigador; con 11 casos (10
sustantivos) el valor no colaborativo despectivo; y con 8 (6 adjetivos) el valor
intensificador; también con 8 (4 sustantivos y 3 adjetivos) el valor de desacuerdo no
colaborativo irónico; y, por último, también con 8 casos (5 sustantivos y 2 adjetivos) el
valor afectivo colaborativo cariñoso.

Veamos un ejemplo del sufijo –ito, el número 11, con el valor intensificador que
es uno de los más empleados, En este ejemplo, E, una mujer negocia un intercambio
comunicativo con L una chica estudiante y con G un albañil. Todos ellos son amigos
menores de 25 años y poseen un nivel sociocultural medio. Conversan sobre ligues,
infidelidades, alcohol y salidas nocturnas en un domicilio particular de Valencia.

E: Montesinos °(me parece)°///(2’’) ¿te suena?// es de por aquí


¿no?
G: un buen colegio

412
L: (( ))
E: sí↓ pero desde pequeñito él ha estado en Montesinos/ interno

El diminutivo –ito en el sustantivo pequeñito puede ser un índice de dimensión


que señala un tamaño ligeramente inferior a pequeño. Sin embargo, hay que considerar
que se aplica a un niño y que, por lo tanto, activa un contexto emocional concreto. Los
casos de intensificación se suelen construir sobre adjetivos con gradación. Aquí tenemos
un acto asertivo referido a una persona no presente. El diminutivo intensifica no solo el
tamaño sino también el aspecto afectivo colaborativo y el cariño hacia el referente. El
sufijo protege la imagen social y opera en la escala pragmática de la simpatía.

En conclusión, el empleon de este sufijo es mayoritariamente pragmático. Se da


un total de 542 apariciones del sufijo y sus variables sin tener en cuenta las estructuras
repetidas. De esas ocurrencias hemos seleccionado los cuatro o cinco principales
valores. Por tanto, teniendo solo en cuenta estos últimos datos comentados más arriba,
enseguida percibimos el alto índice de empleo de –ito y sus variantes en cuatro campos
bastante igualados. Como intensificador (85 ejemplos), como mitigador (79 ejemplos),
como colaborativo en sus distintas variantes (83 ejemplos) y como no colaborativos (75
casos) en sus distintos tipos.

7.5.1.1.2 El sufijo –illo y sus variantes

El sufijo –illo más sus variantes acumula un total de 74 apariciones. Entre los 29
casos del –illo masculino destaca con 8 apariciones el valor mitigador que hasta en 4
ocasiones aparece en sustantivos. Con 4 casos está el valor afectivo colaborativo
cariñoso de los que 3 corresponden a sustantivos. Con 3 casos (de 3 sustantivos cada
uno) hay tres valores, el aproximativo o parecido o imitador.; el de desacuerdo no
colaborativo irónico; y el de desacuerdo no colaborativo despectivo. Con 3 casos
repartidos entre un sustantivo, un participio y un gerundio, el afectivo colaborativo
empático.

Las 12 apariciones de –illos están muy repartidas (2 apariciones) entre 5 valores


y los sustantivos y los adjetivos, el mitigador; intensificador; el de desacuerdo no

413
colaborativo irónico; el de desacuerdo no colaborativo despectivo , y el afectivo
colaborativo cariñoso.

Entre los 23 casos de la variable -illa hay 3 valores principales con 4 ejemplos
cada uno: el aproximativo o parecido o imitador que aparece en 3 sustantivos; el
mitigador que se reparte entre dos adjetivos y dos sustantivos y el desacuerdo no
colaborativo despectivo en tres sustantivos y un adjetivo. Con 3 apariciones está el
valor de desacuerdo no colaborativo irónico, dos de ellos en un sustantivo y uno en un
adjetivo.

Entre los valores de –illas destaca el atenuante eufemismo con 3 casos de los que
2 se encuentran en sustantivos. Con dos casos está el de desacuerdo no colaborativo
despectivo repartidos entre un sustantivo y un adjetivo.

El ejemplo 10 muestra cómo el diminutivo adquiere funciones atenuadoras en


una conversación sobre la riña de dos novios. Intervienen un varón, A, y dos mujeres, C
y D, de nivel sociocultural medio, estudiantes menores de 25 años.

El sufijo se construye sobre un sustantivo de connotaciones negativas,


problemillas, en un acto de habla intermedio entre el directivo de pedir información o
aseverativo de ofrecerla. El diminutivo parece mitigar la orden o la explicación pero al
mismo tiempo parece activar inferencias sobre la calidad del problema. En todo caso,
está empleado para proteger la imagen social del hablante y opera en la escala
pragmática del tacto. En conclusión, el valor mitigador es uno de los de mayor
incidencia con 14 apariciones repartidas entre sustantivos y adjetivos. Las mitigaciones

414
no tienen por qué ir en actos de habla necesariamente amistosos. Los valores no
colaborativos acumulan un total de 19 apariciones frente a las 9 apariciones en valores
colaborativos. De lo que se deduce la alta incidencia del diminutivo en las locuciones
que dañan la imagen del interlocutor.

7.5.1.1.3 El sufijo –ete y sus variantes

En relación con el sufijo –ete y sus variantes hay unos 39 casos. El valor que
posee una mayor incidencia es el mitigador con 7 apariciones de las que 6 son
sustantivos. Le siguen los casos de afectivo colaborativo cariñoso con 6 apariciones (4
sustantivos y 2 adjetivos), con 4 casos (sustantivo) los de afectivo colaborativo empatía;
por último, con 3 los de desacuerdo no colaborativo despectivos repartidos en distintas
categorías.

Hay hasta 7 apariciones de –eta, todas ellas en sustantivos, y su caso


predominante es el de desacuerdo no colaborativo despectivo con 3 apariciones. Las
demás apariciones se reparten entre mitigación, sarcasmo, flirteo y simpatía.

Solo aparecen en una ocasión, -etes con valor de desacuerdo no colaborativo


despectivo en un sustantivo, mientras que –etas aparece en un caso de afectivo
colaborativo simpatía. En el ejemplo 52 vemos uno de los empleos de este sufijo por
parte de una ama de casa de nivel sociocultural medio de más de 65 años que habla
sobre el novio de su hija con una amiga de edad y estatus social similar. La
conversación se produce en la casa particular de una de ellas y en general trata temas de
sexo, ligues, comida, cine. También hay un varón que permanece pasivo.

Ejemplo 52
A: [¿ya es]tán recogiendo para
casarse?
M: ¡ay!/ claro/ puess§
A: § PERO SI AÚN es muy joven// ¡madre mía!§
M: § ¡ay! pero él no// él ya es un chicoo/// él ya tiene sus añitos/
eel– el noviete/// y están los dos fijos/ y tienen los dos sueldo//
oye °(pues)°– y tiene el piso que me han comprao a mí un
piso precioso/// °(¡tienen un piso!)°// y se lo han– y tienen§

415
Ya dijimos en el ejemplo 408 estudiado más arriba algo similar. Novia es en
principio un sustantivo marcado positivamente. El sustantivo sufijado noviete sitúa el
estándar de lo que es una novia por debajo de la media. Novieta recibe la afijación de un
sufijo lúdico y algo despectivo. Se trata de una novia que no hay que tomar muy en
serio. Si consideramos una porción mayor de texto él ya es un chicoo él noviete él ya
tiene sus añitos y la comparamos con él ya es un chicoo él novio él ya tiene sus añitos
contrasta porque el segundo empleo es menos despectivo pero también podría ser menos
apreciativo. Nos inclinamos a pensar que se trata de un diminutivo afectivo. El
diminutivo que se forma sobre el sustantivo novio posee dos funciones básicas: a) por
un lado es un atenuante que contribuye a mitigar la crítica sobre la edad del novio que
se encuentra principalmente en la palabra añitos; b) por otro lado, funciona como
elemento afectivo y colaborativo cariñoso. El sufijo contribuye a proteger la imagen
social del hablante y actúa en la escala pragmática de la simpatía.

En conclusión, la mayor parte de los ejemplos, 30 en total, aparecen con


sustantivos. Mientras que –ete se inclina más por el polo colaborativo, los casos con –
eta están más repartidos. En general el sufijo indica colaboración.

7.5.1.1.4 El sufijo –ín y sus variantes

Si contamos todas sus variantes (-ín, -ino, -ina, -ines) aparece en 40 ocasiones.
Con una gran diferencia, 13 apariciones, el sufijo –ín toma el valor afectivo
colaborativo cariñoso, de los que 11 pertenecen a sustantivos. Otros valores de menor
frecuencia son el intensificador con 3 apariciones adjetivales y el irónico con 3
apariciones sustantivas.

La variable –ina aparece en cuatro casos dispersos con adjetivos, uno afectivo
colaborativo cariñoso, otro irónico, otro eufemístico y otro mitigador.

La variable –ines aparece también en cuatro casos, en dos de ellos con valor
cariñoso en un sustantivo y un adjetivo. En otro caso se encuentra con valor despectivo
en un adjetivo, y en una ocasión como intensificador de un adjetivo.

416
Aparece –ino solo en dos ocasiones con adjetivos, con valor despectivo y como
intensificador. En el ejemplo 234 encontramos un empleo del sufijo –ina. Una mujer de
nivel sociocultural medio, C, le explica a A otra de nivel sociocultural bajo que trabaja
como limpiadora y a B que es estudiante de nivel sociocultural medio el hallazgo de un
reloj y su posible venta.

Ejemplo 234
D: ese reloj vale [medio kilo]
C: [si es ((Sara))] ((Sara)) ¿sabes quién es? lleva uno
pequeñín↓ que es ((de su tatarabuelo)) y tal↑§
A: § no este– est–
esto es↑
C: [no no no (( ))]
A: [pero al lao d’este↑] yo lo miraba↑ y al lao d’este este es que hace
DOS§
B: § sí sí sí sí
A: ese redondelito→§
C: § pero son [muy pequeñiNES]

El diminutivo se forma sobre la base adjetiva pequeño. La sufijación pequeñito


remitiría a un elemento más bajo en la escala. En nuestra opinión pequeñín todavía
empequeñece más aún el tamaño de la base. Podríamos encontrar una función
representacional. El diminutivo tiene lugar en un acto de habla asertivo referido a
objetos. El diminutivo parece satisfacer dos funciones: a) por un lado, la función
representacional que se refiere efectivamente a una disminución de tamaño; b) por otro
lado, la función intensificadora que hace referencia tanto al tamaño como a la emoción
o afecto que despierta el objeto. Debemos tener en cuenta que las mujeres son de un
nivel sociolingüístico medio o bajo y que tienen una relación de cercanía familiar. Esto
promueve la aparición del afecto que podemos ver también en redondelito y
pequeñines. El diminutivo contribuye a proteger la imagen del hablante al actuar en la
escala pragmática de la simpatía y de la búsqueda de acuerdo con el interlocutor.

En conclusión, el valor más utilizado es el cariñoso, hasta en 14 ocasiones


especialmente con sustantivos, aunque en general la distribución entre sustantivos (22)
y adjetivos (17) está equilibrada entre todos los casos. La mayor parte de los empleos se
dan en nombres propios (Elisín, Angelines, Amparín, Lolín) y están sujetos a procesos

417
más o menos intensos de lexicalización y a localizaciones dialectales de extensión
variable.

7.5.1.1.5 El sufijo –ico y sus variantes

El sufijo –ico aparece en 7 ocasiones, en tres como intensificador (2 adjetivos).


Como cariñoso en 2 ocasiones un mitigador (adjetivo) y una irónica (adjetivo). En el
siguiente ejemplo, el número 400, el diminutivo va referido al oyente, un dibujo
animado llamado Superñoño que han inventado los comediantes de La hora chanante.
El diminutivo posee un claro matiz dialectal porque la mayoría de estos actores son
castellanomanchegos de Cuenca o Albacete. Los humoristas inciden en el uso de estos
sufijos para resaltar los aspectos rurales de los personajes y mediante una mezcla de lo
bajo con lo elevado buscan efectos hilarantes:

Superñoño, el super héroe más ñoño está en su cama]…agustico, calentico y


asuavinao…”.
(Localia. Humor. La hora chanante. 23-2-06)

La sufijación con –ito hubiera producido un valor por debajo de la media de lo


que es caliente. La manera de expresar que se ha alcanzado el punto exacto de calor
para una persona es calentito o calentico en este caso. Caliente y frío representan
magnitudes demasiado extremas como para resultar agradables. El diminutivo
contribuye a parametrizarlas para encontrar un punto distinto y por debajo de esos
significados.

El evaluativo posee dos funciones: intensifica una situación placentera por tanto
funciona y añade una nota afectiva colaborativa cariñosa. El diminutivo contribuye a
proteger la imagen social del hablante y actúa en la escala de la simpatía. Desde un
punto de vista macropragmático envuelve la alocución en el ámbito del lenguaje
infantil.

7.5.1.1.6 El sufijo –eja y el sufijo -iña

418
El sufijo –eja aparece hasta en 7 ocasiones, todas ellas sustantivas, en 3 como
despectivo, en 1 como mitigador, en otra como flirteo y en otra como simpatía. Por su
parte el sufijo –iña aparece hasta en una ocasión sustantiva con valor cariñoso.

7.5.1.1.7 UU.FF, repeticiones y formas reiteradas

Por lo que hace a las formas repetidas y reiteradas, en el siguiente cuadro


podemos comprobar hasta qué punto llega su escasez en contraste con el número total
de apariciones de cada sufijo:

No colaborativo) laborativo)
neral

Ilustración 70. Tipos de iteración de sufijos por número de casos

Con respecto a la reiteración y a las repeticiones dado que su incidencia es tan


escasa, parece más aconsejable dar cuenta de ellas en términos de macrovalores. Así
pues, la variante –ito/-ito es una de las más productiva con 7 apariciones, 3
intensificadoras, 1 adjetiva intensificadora y 1 atenuadora y 1 de desacuerdo. Le sigue el
formante –ín/-ito que también es de los más productivos, con 3 apariciones

419
intensificadoras y 1 afectiva. La pareja –ina/-ita aparece en dos ocasiones
intensificadoras. También –ina/-illa aparece en dos ocasiones, una semántico-
pragmática y otra de desacuerdo. La pareja –itos/-itas aparecen en 3 ocasiones una
como atenuante y 2 como afectivos. Los formantes –ete/-ín aparecen con función
intensificadora y en otro caso con función de; -illa/-ina en un caso de atenuación y otro
afectivo; -illas/-ija en un caso atenuante y en otro afectivo, -ita/-ón en en un caso
atenuante y en otro afectivo. Por su parte, la variable –itos/-ito aparece en un acto de
habla asertivo. El formante triple –ito/-ito-ito aparece en una ocasión, en un caso
afectivo.

En lo que hace a las unidades fraseológicas, el sufijo -ito para expresar


desacuerdo (4 casos) y el sufijo -ita para atenuar (3 casos) junto a su variable en plural
para expresar desacuerdo (3 casos) son las funciones más empleadas.

No colaborativo) laborativo)
neral

Ilustración 71. Número de casos de unidades fraseológicas con diminutivos

En el caso 300 de nuestro corpus podemos ver un ejemplo de unidad


fraseológica con el sufijo –ito, uno de los más productivos junto con –ita en este tipo de
unidades. Se trata de una conversación entre dos amigos de entre cuarenta y cincuenta
años de nivel sociocultural medio. El secundario Rob Sneider de la película cómica
Cincuenta primeras citas (2004) le hace una referencia al protagonista, Adam Sandler,
sobre los sentimientos que tiene por Drew Barrimor, su olvidadiza mujer

Sé que estás coladito por ella.

420
Cincuenta primeras citas.

El participio colado se utiliza de manera metafórica para referirse al ámbito del


amor, esto debemos tenerlo muy encuenta. En principio el participio con diminutivo
funcionaría como un intensificador, muy colado. La expresión estás colado por ella se
opone también en intensidad a estás coladito por ella. Sin embargo aquí no se trata solo
de intensidad, también aparecen los aspectos afectivos del ámbito del amor. La función
del diminutivo es intensificadora y afectiva. La expresión se encuentra en un acto de
habla asertivo referido al oyente y contribuye a proteger la imagen social y lo afecta
desde la escala pragmática de la simpatía. El diminutivo parece pertenecer desde un
punto de vista macropragmático a las situaciones de flirteo o de su descripción.

421
7.5.1.2 Relación entre el tipo de diminutivo, categoría de la base y
función del diminutivo. Ídem que el anterior, con macro
valores de la función del evaluativo

Si consideramos los valores que más aparecen, con 110 apariciones el mitigador
y con 109 el cariñoso. Con 129 casos están las intensificaciones, 85 apariciones el
intensificador y con 44 el intensificador de una atenuación. Con 68 apariciones el
irónico y con otras 68 el despectivo, con 45 el empático, con 38 el simpático , con 33 el
eufemístico; con 31 el aproximativo, con 21 el sarcasmo, con 28 el conmiserativo, con
19 el representacional, con 15 el de ‘pequeño tipo de’, con 13 el de flirteo , con 7 el de
intimidad .

Los datos más llamativos en los que se combinan categorías gramaticales,


sufijos y funciones concretas son los siguientes. En el ámbito de la intensificación
destaca el sufijo diminutivo –ito con 51 casos en bases adjetivas (especialmente con los
adjetivos gradativos cuantificadores pequeño y poco), mientras que –ita es más
relevante en la atenuación y en las 24 bases sustantivas en las que aparece aunque en
otros 19 casos se da en un valor despectivo no colaborativo. El sufijo –ete se adjunta a
bases principalmente sustantivas con valores colaborativos afectivos (9 casos) o
mitigadores (7 casos) al igual que -illo que aparece en 4 casos como mitigador y en
otros 4 como colaborativo afectivo, también en bases sustantivas. Los valores de –ín
son predominantemente afectivos y se combinan también con sustantivos en gran
medida. Por tanto, las bases sustantivas predominan en la búsqueda de efectos
pragmáticos con excepción del vínculo que parece haber entre el sufijo –ito la categoría
adjetiva y los valores intensificadores también relacionados con efectos pragmáticos.

En el siguiente ejemplo, número 332, vemos un caso de intensificación de una


atenuación que se consigue con el adjetivo gradativo cuantificador poco. El humorista
‘el monaguillo’ pide poner un poco de música de un tertuliano que canta realmente mal
y hace reír. Le piden que cante porque su pésima entonación unida a los temas absurdos
sobre los que habla es muy graciosa

Un poquito de Charly y seguimos con lo demás.


(Programa de radio No son horas, 22-12-05, 05:47h)

422
El adjetivo poquito se coloca por debajo del estándar de poco. Sin embargo,
poquito aquí no solo va referido a la cantidad de música que van a poner. El diminutivo
confiere a la palabra una evaluación negativa que se corresponde con toda la
información contextual sobre Charly y lo que este personajillo representa en el
programa.

El diminutivo se refiere a un pequeño trozo de música porque entendemos que


enseguida van a continuar con el resto del programa cuado dicen y seguimos con lo
demás. Además de referirse efectivamente a una poca cantidad de música es decir a la
dimensión, el diminutivo desencadena implicaturas del tipo la música debe ser poca
porque es mala y a pesar de ser mala es suficiente un poquito para reírse un buen rato.
Así pues, el diminutivo intensifica la evaluación negativa de todo el contexto y no solo
la evaluación del adjetivo. Además, expresa desacuerdo con la calidad de la música de
Charly y funciona como eufemismo sobre el hecho de que toda su música es basura.

El acto de habla también posee una naturaleza mixta. Por un lado es una petición
y por otro lado una crítica reforzada por el diminutivo. Podríamos pensar que el
diminutivo hace que la fuerza ilocutiva de la petición se decantara hacia la crítica. Este
diminutivo supera el acto de habla y activa la ironía en un nivel superior: se pide un
poquito de Charly cuando en realidad lo deseable sería no haberlo escuchado jamás. En
realidad, todo este juego expresa solidaridad con la audiencia que espera bromas y datos
poco serios porque, o bien vulnera de manera tácita la imagen social, o bien la protege
en tanto que opera en el ámbito de la escala pragmática de la simpatía.

Como decíamos, en nuestro corpus, el sufijo –ete se adjunta en mayor medida


con bases sustantivas y con valor afectivo. En el caso 78, el hablante un varón de nivel
sociocultural bajo, le explica a un amigo su desagrado por el olor a tabaco. Son amigos
parados y valencianos de nivel sociocultural bajo que hablan en la residencia de uno de
ellos. Sus edades se sitúan entre los 26 y los 55 años. Los temas generales de la
conversación son la amistad, el tabaco, el deporte. En este ejemplo S habla sobre lo
mucho que le desagrada el tabaco.

Ejemplo 78
J: yoo/ me cambio de ropa/ no lo aguanto↓ TÍO
G: yy/ y es mu– si
J: es hoRRIble

423
S: yoo/ a– en el trabajo entro en algunas empresas↑/ que nada
más abrir la puerta me pega una bofetada↑// y luego c(l)aro↓
te ves/ a los CUAtro que hay en las mesas↑/ los cuatro→ uno
fumándose un puro/ el otroo/ negro/ el otro rubio/ y el otro tal
y–/ o sea cada uno fuma [una clase/ y allí=]
J: [un cóctel molotof/ d’esos]
S: = tú vienes fresquito comiéndote tu caramelete de anís en el
coche/ entras a la empresa y t’hace/ TUUFH/46 como si te metieran/47
una guantá en toda la cara/ [pues igual]
J: [¿sigues/] sigues con los caramelos
dee– de anís?

La base caramelo tiene connotaciones positivas. Uno de los valores del


diminutivo –ete es el lúdico. En este caso no encuentro que el diminutivo sea
necesariamente dimensional, caramelito hubiera sido más adecuado para referir un
tamaño más pequeño de lo normal del caramelo. Si consideramos la intervención Tu
vienes fresquito comiéndote tu caramelete de anís en el coche entres a la empresa y te
hace tuuf como si te metieran una guantá en toda la cara pues igual vemos que el
diminutivo está en la primera parte de un cotraste entre una situación positiva y otra
negativa. De no usarlo el primer término pierde afectividad. En este ejemplo parece
claro que caramelete y fresquito contribuyen a aumentar emocionalmente la oración
para que posteriormente el contraste aumente con la decepción. Debemos tener en
cuenta que los hablantes son de un nivel sociocultural bajo y que son hombres. A pesar
de los diminutivos la crítica resulta demasiado directa.

El diminutivo funciona con un valor afectivo colaborativo de simpatía o empatía


y funciona en el interior del acto de habla expresivo de críticas para generar ese
contraste del que hablábamos. En un sentido global, el diminutivo contribuye a
perjudicar la imagen social de los fumadores y del hablantes. El conjunto del acto de
habla se mueve en la escala de la desaprobación. Estos datos parecen orientarse hacia la
polarización del evaluativo diminutivo, como microcategoría, en torno a la
intensificación o la atenuación. Los valores de las categorías no colaborativa y
colaborativa aparecen más dispersos al estar más desglosados. Sus valores se pueden
apreciar mejor si consideramos los datos en macrogrupos como veremos después tras
analizar un par de casos concretos.

Un ejemplo del sufijo –ita con función mitigadora y colaborativa con un


sustantivo lo encontramos en el caso 327 en el que el director del programa un varón de

424
nivel sociocultural alto le pregunta a un colaborador con quien tiene una relación de
amistad si quiere añadir algo más a lo que ya ha dicho:

¿Alguna cosita más Paco [que decir sobre el deporte?]


(No son horas, 22-12-05, 05:47h) José Luis Salas

El sustantivo cosa no está marcado positiva ni negativamente. Su sufijación


parece indicar un cambio de tamaño, algo pequeño. En el contexto en que se usa, una
petición de información o una oferta indirecta parece existir una diferencia evidente
entre las fuerzas ilocutivas de ¿Alguna cosa más Paco [que decir sobre el deporte?] y la
de ¿Alguna cosita más Paco [que decir sobre el deporte?] porque la segunda oración
resulta netamente más cortés. Las funciones del evaluativo son dos, por un lado mitigar
la pregunta y por otro dotarla de carga afectiva colaborativa y de simpatía. El
diminutivo opera en la escala pragmática del tacto y protege la imagen social de los
interlocutores.

Un ejemplo del tipo no colaborativo lo encontramos en el caso 310. Se trata de


un artículo de opinión que expresa una reconvención sobre cómo tratar con los jefes y
compañeros de oficina. La autora es una periodista de más de 25 años y nivel
sociocultural alto y se dirige a sus lectores para explicar que no se debe hablar en voz
baja o con tonalidades extrañas para no resultar cobarde o abúlico a los demás

310.No cometas pecados orales. El tono con que hables [a tu jefe] es importante. Nada de
vocecitas, nada de hablar al cuello de tu camisa.” “Una vocecita debil denota inferioridad.”
(Primera Línea. Nº 183. Julio 2000, pág. 70)

La palabra voz no posee una marca negativa ni positiva. El diminutivo


considerado aisladamente parece disminuir la cantidad o la intensidad de esa voz. Sin
embargo, en el contexto tiene una importancia capital puesto que de no aparecer el
significado cambiaría radicalmente. En El tono con que hables [a tu jefe] es importante.
Nada de voces, nada de hablar al cuello de tu camisa la palabra voces sí que está
marcada negativamente porque se asocia a gritar dar voces o a la locura escuchar voces.
Por tanto aquí parece haber una diferencia semántica sustancial solo que el diminutivo
está más vinculado al singular vocecita que a estos dos últimos significados. En el
contexto visto, vocecitas puede referirse a un tipo distinto de voz con respecto a lo que

425
es esperado, aquí parece un clasificador como en otros ejemplos del corpus en los
que aparecían las palabras risitas o buclecitos.

El acto de habla en el que está el diminutivo es uno de tipo directivo en el que se


pide actuar de una determinada manera. El diminutivo describe la voz como algo que se
sale de lo normal pero también expresa desacuerdo hacia determinado tipo de
comportamiento (de voz) y ridiculiza a aquellos que actúan de un modo distinto por lo
que ataca la imagen social del hablante. El diminutivo actúa dentro del ámbito de la
escala pragmática de la desaprobación. En cuanto al número de apariciones si
consideramos los macrogrupos, el tipo de diminutivos colaborativos alcanza los 280
ejemplos, mientras que el de los no colaborativos alcanza un total de 157 apariciones.
Los valores intensificadores reúnen un total de 129 tipos. Los valores atenuantes
alcanzan 145 casos. Los valores semántico-pragmáticos suman 46 casos. El valor
representacional suma 19 apariciones.

Si consideramos los casos pertenecientes al tipo de diminutivos colaborativo que


alcanza un total de 280 apariciones y le añadimos los valores atenuantes, que en
principio deberían ir encaminados a favorecer la negociación (145) casos, obtenemos un
resultado de 425 casos que a priori favorecen la negociación frente a las 157 apariciones
no colaborativas. Bajo esta óptica el evaluativo estaría encaminado a favorecer la
negociación entre los interlocutores más que lo contrario.

Además, si ponemos en común los casos nocionales y semántico-pragmáticos


(65), tan solo suponen un 20% de los 475 totales. Más aún, si integramos los semántico-
pragmáticos (46) al resto de casos con incidencia claramente pragmática las cifras se
disparan hasta los 521 casos frente a los 19 casos representacionales.

Lo dicho parece probar que el empleo del diminutivo es eminentemente


pragmático y que las partículas de disminución representacional o ya son
lexicalizaciones o prácticamente carecen de incidencia. Por consiguiente, es probable
que el empleo de estas últimas se deba a un residuo nominalista procedente de la idea
que se debería tener de la etiqueta diminutivo.

426
A continuación haremos una breve exposición de los resultados complejos de
repeticiones, reiteracines y unidades fraseológicas con diminutivo. Como hemos visto,
en el ámbito de la reiteración y la repetición las funciones más representativas son la
intensificadora (11 casos) y la afectiva (8 casos). En lo que respecta a las funciones de
las unidades fraseológicas, el desacuerdo (8 casos) y el valor colaborativo afectivo (8
casos) son las más empleadas, seguidas de cerca por los valores atenuantes (6 casos) y
los intensificadores (6 casos).

427
7.5.1.3 Relación entre base sufijada y actos de habla

En este apartado vamos a analizar cuántos ejemplos de cada tipo de acto de


habla se dan para cada diminutivo y cada tipo distinto de categoría gramatical. Cuando
un caso podía interpretarse desde la óptica de más de un acto de habla hemos
considerado y contabilizado cada variante como un caso distinto.

7.5.1.3.1 El sufijo –ito y sus variantes

En términos generales el sufijo –ito y sus variables aparece en un total de 414


ocasiones de las 547 apariciones del sufijo (unidades fraseológicas y repeticiones
incluidas). Esto supone tres cuartas partes de las apariciones totales del sufijo.

La variable masculina singular del sufijo, –ito, es, con mucho, la que más
aparece, hasta en 185 ocasiones. El valor que más aparece es expresivos críticas con 51
apariciones (con 15 sustantivos y 30 adjetivos). Le sigue con 32 apariciones el valor
asertivo referido a personas no presentes (16 sustantivos y 14 adjetivos), a continuación
con 28 apariciones (15 sustantivos, 8 adjetivos y 4 unidades fraseológicas o
repeticiones) el valor asertivo referido a objetos, con 17 apariciones (5 sustantivos y 9
adjetivos) el valor directivo pedir que se actúe, con 11 el valor expresivo cumplidos (7
sustantivos y 2 adjetivos), con 8 apariciones el valor directivo pedir información (4
sustantivos y tres adjetivos).

En lo que hace a la variable femenina –ita, hay 116 apariciones. El valor más
representantivo con 28 (23 sustantivos) casos es el asertivo cuando informa sobre
personas no presentes; seguido del valor expresivo crítico con 23 casos (19 sustantivos).
El valor asertivo referido a objetos aparece en 13 ocasiones (9 sustantivos). Por su parte
el valor directivo pedir que se actúe aparece en 12 (11 sustantivos) y el valor expresivo
cumplidos en 11 (5 sustantivos y 4 adjetivos). Los valores de mayor incidencia parecen
ir con sustantivos salvo el valor expresivo cumplidos en el que está repartido.

En resumidas cuentas, para los valores concretos más utilizados del sufijo -ita
(46 casos entre asertivos referidos a personas y referidos a objetos) parece que se

428
comparte la tendencia general del sufijo en la que priman los empleos asertivos
seguidos de los expresivos (34 casos). Todavía resta por aclarar la tendencia
colaborativa o no de estas selecciones del sufijo.

Por lo que respecta a –itos, el total de sus apariciones es de 63, muy


mayoritariamente con bases sustantivas a diferencia de su forma en singular. Posee dos
valores principales uno con 21 apariciones (19 sustantivos y 2 adjetivos) que
corresponde al valor expresivo críticas, y otro con 13 apariciones (13 sustantivos) que
corresponde al valor asertivo referido a objetos Con menos casos encontramos un
grupo de 3 valores con 5 apariciones cada uno directivos pedir información; expresivos
cumplidos y asertivos que dan información sobre personas no presentes

El dato principal, ya mencionado, es que a diferencia de –it, -itos parece preferir


las bases sustantivas con claridad (55 casos frente a 13). Por otro lado, su principal valor
de adjunción son las críticas y en esto relativamente afín con sus variables masculina y
femenina singular con lo que se va consolidando una tendencia general del sufijo.

De las cuatro variables -itas es la de menor incidencia, solo 50 casos entre los
que destacan por su peso, 3 valores repartidos por número de sufijos en 19 el valor
expresivo críticas (14 sustantivos, 3 adjetivos y 2 unidades fraseológicas o repeticiones),
8 el valor directivo pedir que se actúe (6 sustantivos y 2 adjetivos) y 7 el valor asertivo
referido a objetos (4 sustantivos y 2 adjetivos). La incidencia de casos con sustantivos
como sucede con su variable masculina parece claramente mayor, de 34 frente a 13. Las
críticas son con mucho el acto de habla de mayor peso, algo que sucedía también con su
variante masculina y en términos relativos con los formantes en singular. El caso 412
ofrece una muestra con la variable –itas en la estructura más o menos fijada tener
ganas. La entrevistadora es una periodista de nivel sociocultural medio. Ella y el locutor
son conocidos. En esta intervención explica la actitud del jugador de fútbol Albert
Celades tras realizar un mal partido que aleja a su equipo de la consecución del
campeonato:

Entrevistadora: Albert Celades tampoco tenía muchas ganitas de hablar (tras la derrota).
Esperaremos a ver si habla cuando lo tengamos aquí al ladito.

Locutor: El atlético se ha encontrado hoy a un equipo muy pero que muy blandito.
(Cadena Cope. Deportes. El tirachinas. 24-02-06. 0:29).

429
El sufijo diminutivo se construye sobre un sustantivo neutro de tipo [–
delimitable] y no altera su marco de subcategorización pero sí que activa gran cantidad
de inferencias pragmáticas dada su naturaleza léxico-semántica. El sustantivo ganitas
considerado aisladamente podría expresar una disminución de cantidad con respecto a
ganas. Si consideremos el fragmento Albert Celades tampoco tenía muchas ganas, no
parece que la diferencia con Albert Celades tampoco tenía muchas ganitas sea una
cuestión dimensional. Más bien parece estar dirigido a una cuestión emocional. El acto
de habla en el que se incardina es expresivo, una crítica. Probablemente, el hecho de que
se seleccionara el diminutivo ha decantado la naturaleza de la fuerza ilocutiva del lado
del acto de habla expresivo en lugar del asertivo. A pesar de ello, y esto es lo
paradójico, el potencial pragmático de la expresión y la naturaleza esencialmente
colaborativa del diminutivo parecen indicar que este se emplea para proteger la imagen
del periodista al atenuar la crítica. El diminutivo opera en la escala pragmática del
acuerdo en tanto que rebaja la desaprobación de la crítica.

Visto el ejemplo y para concluir con el análisis de estos sufijos en nuestro


corpus, hay que insistir en que la categoría gramatical de los principales valores parece
ser el adjetivo seguido de cerca por el sustantivo. Si tenemos en cuenta todos los
pequeños valores que hemos descartado, el cómputo dentro de la categoría nos da un
total de 82 sustantivos frente a 93 formas adjetivales además de 8 unidades
fraseológicas o repeticiones. Esto nos permite decir que –ito parece vincularse, aunque
la diferencia no es radical, preferentemente a adjetivos a diferencia de su forma
femenina –ita, que parece hacerlo más con sustantivos. Por el tipo de valor que prefiere,
parece que es especialmente adecuado para aparecer en las críticas, y en esto se parece a
su vertiente femenina –ita. De hecho, ambos sufijos coinciden en el hecho de que los
dos principales valores en los que aparecen son los actos de habla expresivos críticos y
aquellos en los que se dice algo de una persona que no está presente. Estos dos actos de
habla están bastante próximos. Más adelante veremos cuál es el sentido del diminutivo
en estos actos, si atenuar o potenciar dichas críticas. También en los cumplidos parece
tener una alta incidencia como le sucedía con su variable femenina.

430
7.5.1.3.2 El sufijo –illo y sus variantes

En términos generales el sufijo –illo y sus variables aparece en un total de 51


ocasiones de los 547 apariciones de sufijos evaluativos (unidades fraseológicas y
repeticiones incluidas) lo que supone una undécima parte de los casos. Supone el
segundo sufijo en apariciones seguido a poca distancia por -ín y sus variables (30
apariciones) y por –ete y las suyas (26 casos).

El masculino singular –illo es, de entre todas las variables, la más empleada, con
20 apariciones. El valor que más aparece es el expresivo críticas con 6 apariciones (4
sustantivos y 2 adjetivos), le sigue con 3 apariciones el valor expresivo insultos (2
sustantivos y una unidad fraseológica o repetición) de naturaleza muy similar al
anterior. Con 3 apariciones también se da el valor directivo pedir información (3
sustantivos). Sólo tenemos con 2 apariciones (2 sustantivos) el valor directivo pedir que
se actúe , con otras dos el valor asertivo referido a objetos y el asertivo que habla de
personas no presentes Merece la pena destacar, por un lado, que 13 de los 20 casos se
aplican a sustantivos y, por otro, su incidencia en relación con las críticas y a los
insultos que suman 9 casos, casi la mitad de los mismos.

En lo que respecta a la variable femenina de –illo, hay 18 apariciones. El valor


que más aparece también es expresivo críticas con 5 apariciones (con 3 sustantivos y 2
adjetivos). Con 3 apariciones el asertivo referido a personas no presentes, con 2
apariciones también el valor directivo pedir información (2 sustantivos) y el asertivo
referido al oyente . En lo referido a este sufijo, es importante destacar también que el
ámbito de mayor aplicación es el de las críticas y los actos asertivos que, como hemos
explicado más arriba, comparten hasta cierto punto parte de la naturaleza de las críticas.
Como en el caso de la forma masculina, aparece principalmente en bases sustantivas, 12
de las 18 apariciones.

La variable masculina plural, -illos, aparece hasta en 7 ocasiones. El valor que


más aparece es expresivos críticas con 4 apariciones (con 1 sustantivo y 3 adjetivos), y
con 2 apariciones (2 sustantivos) el valor directivo pedir que se actúe Coincide con el

431
resto de los miembros de su familia en lo referente a la importancia de las críticas. Se
reparte en relación con sus bases entre sustantivos y adjetivos.

Aparece hasta en 6 ocasiones la variable -illas. El valor que más aparece es


expresivos críticas con 2 apariciones (con 1 sustantivo y 1 adjetivo). Aparece una sola
vez el directivo de pedir información y tres los asertivos al hablante, al objeto y a
personas no presentes. Coincide con el resto de los miembros de su familia en lo
referente a la importancia de las críticas. Las bases más seleccionadas son sustantivas.
Veamos el ejemplo 432 para ilustrar el funcionamiento de la mayoría de estos sufijos.
Aquí, el diminutivo es empleado por un humorista para crear una historia alternativa a
las imágenes de una película americana.

Esa canción es un pedo. Le falta vidilla, le falta ritmo. […] ¡Vaya James Bond! ¡Qué
guapo te has puesto! ¡Menudo estirón has pegado! ¿Y la novia esa que tenías que parecía
un putón?
(Localia. La hora chanante. 9-03-06).

El sustantivo vida tiene connotaciones positivas. El sustantivo es [+delimitable


+delimitado –animado] y está empleado de manera metafórica con el sentido de alegría.
Por tanto, al recibir el afijo no tiene sentido el pensar en una vida de menor tamaño sino
más bien en una vida de otra clase. Si consideramos al diminutivo en el texto Esa
canción es un pedo. Le falta vida, le falta ritmo continuamos conservando el significado
perfectamente. En efecto, vidilla parece remitir a esa metáfora de la que hablamos Esa
canción es un pedo. Le falta vidilla, le falta ritmo es un tipo distinto de vida. El
diminutivo activa un tono emocional que interactúa con los otros apreciativos estirón y
putón. El sufijo aparece en un acto de habla expresivo crítio ya posee un valor
semántico pragmático del tipo miembro distinto de X pero también se puede pensar que
sirve para expresar desacuerdo no colaborativo e ironía. El empleo del sufijo perjudica
más todavía la imagen social ya que se mueve dentro de la escala pragmática de la
desaprobación.

En conclusión, los sufijos vistos en esta sección parecen tener, en nuestro


corpus, una fuerte predilección por tanto por la selección de bases sustantivas como por
su inserción en los actos de habla relacionados con las críticas y con la invasión de la
esfera del oyente a través de actos asertivos menos agresivos.

432
7.5.1.3.3 El sufijo –ín y sus variantes

El sufijo –in y sus variables cuenta con un total de 30 apariciones. La mayor


parte de las mismas (23) corresponden al sufijo –ín y se aplican a bases
mayoritariamente sustantivas (17). Con 8 apariciones (7 sustantivos) el valor asertivo
referido a personas no presentes, con 4 apariciones (3 sustantivos) el valor expresivo
crítico, con otras 4 (4 sustantivos) el valor directivo pedir información, y por último,
con 3, el valor expresivo cumplidos. Por tanto, el sufijo –ín parece utilizarse
principalmente en actos asertivos referidos a personas no presentes y críticas (12
apariciones) y en menor medida en actos directivos y cumplidos.

Hay 4 casos con el sufijo –ines, 2 referidos a asertivos de personas no presentes,


uno a críticas y otro a cumplidos. Hay dos casos adjetivos con el sufijo –ina un asertivo
referido a objetos y otro asertivo referido al hablante. Por último hay un caso adjetivo
referido al sufijo –ino, una crítica. Sobre estos últimos sufijos es difícil explicar algo
salvo su baja incidencia. Sin embargo, se puede observar que los valores coinciden
hasta cierto punto con las críticas y los asertivos.

7.5.1.3.4 El sufijo –ete y sus variantes

El sufijo –ete y sus variables aparecen hasta en 26 ocasiones en el corpus de las


cuales 13 eran sustantivos y cuatro adjetivos.

La variable masculina singular de este sufijo aparece en las críticas hasta en 7


ocasiones (3 sustantivos y 3 adjetivos). En actos comisivos como anuncios hay hasta 3
casos de sustantivos, otros tres casos (3 sustantivos) en asertivos referidos a objetos, 2
casos (2 sustantivos) en actos directivos de pedir información . Por tanto, en lo que hace
a este sufijo destacan en las críticas, los asertivos referidos a objetos y en los comisivos
y directivos con los que el hablante obtiene un beneficio mediante la cortesía.

433
La variante femenina –eta aparece hasta en 5 ocasiones (5 sustantivos), de las
cuales 3 son críticas en la categoría del sustantivo. Un caso se refiere a un acto
directivo para pedir que se actúe, y otro a un asertivo referido a un tercero presente que
no es el oyente . El sufijo –etes aparece en un sustantivo en una crítica . El sufijo –etas
en un sustantivo de un acto de habla directivo para pedir información.

7.5.1.3.5 Otros sufijos

El sufijo –ico aparece en tres ocasiones (dos sustantivos y una unidad


fraseológica o repetición), en dos casos en el acto de habla asertivo referido al oyente, y
en una ocasión en un acto asertivo referido a personas no presentes. El sufijo –eja, por
su parte, aparece en una ocasión con un sustantivo en un acto comisivo anuncio,
mientras que por otro lado, el sufijo –iña aparece en otra ocasión en un sustantivo
referido a personas no presentes, y el sufijo –uela en una ocasión con un sustantivo en
un acto directivo para pedir que se actúe.

7.5.1.3.6 UU.FF, repeticiones y formas recursivas

En lo que respecta a la reiteración y a las repeticiones, dado que su incidencia es


tan escasa, parece más aconsejable dar cuenta de ellas en términos de macrovalores. Así
pues, la variante –ito/-ito es la más productiva con 5 apariciones, repartidas entre
ofertas, críticas, sugerencias y asertivos referidos a personas y objetos. Solo en este
último caso funciona en un sustantivo. Le sigue el formante –ín/-ito que también es de
los más productivos con tres apariciones con funciones adjetivales repartidas en un acto
directivo, otro expresivo y otro asertivo. La pareja –ina/-ita aparece en dos ocasiones,
una directiva y otra expresiva. También la dupla –ina/-illa aparece en dos ocasiones con
funciones adjetivales, una directiva y otra expresiva. La pareja –itos/-itas aparecen en
dos ocasiones como unidades complejas en actos expresivos. El formante –ete /-ín
aparece con función adjetival en un acto comisivo; -illa/-ina con función sustantiva en
un acto expresivo, -illas/-ija con función sustantiva en un acto expresivo, y el formante -

434
ita/-ón con función adjetiva en un acto expresivo. Por su parte, la variable –itos/-ito
aparece con función sustantiva en un acto de habla asertivo. El formante o triplete –ito/-
ito-ito aparece en una ocasión en una estructura repetida, en un caso expresivo.

Ilustración 72. Número de ejemplos de formas iteradas en los actos de habla

Como se ha visto, en el ámbito de la reiteración y la repetición los actos


expresivos son, con mucho, los más representativos con 6 apariciones en el dominio de
las críticas, 1 en el de los insultos y 2 en el de los cumplidos. En cuanto a los actos
directivos, encontramos 3 casos en los referidos a pedir que se actúe. Los actos asertivos
se reparten cuatro apariciones, 2 en los referidos a personas no presentes y otros 2 en los
referidos a objetos. Por último los actos comisivos se reparten 3 apariciones, una de ellas
en cada tipo, anuncios, sugerencias y ofertas. Por categorías gramaticales, encontramos
8 adjetivos y 5 sustantivos en formas recursivas, mientras que el resto de los casos
pertenecen a estructuras repetidas que pueden conllevar cierto grado de fijación
fraseológica.

En lo que hace a las estructuras propiamente fraseológicas, encontramos 21


casos, como se observa en la siguiente tabla:

435
Ilustración 73. Número de ejemplos de diminutivos en unidades fraseológicas

Los más llamativos son los del sufijo –ito que aparece ocho veces, tres en
críticas, dos en actos asertivos dirigidos a personas no presentes, uno en asertivos
dirigidos al hablante, uno en asertivos dirigidos al oyente y uno en directivos para pedir
permiso. El sufijo –ita aparece hasta cinco veces, de las cuales dos en directivos para
pedir paciencia, uno en cumplidos, uno en críticas y otra en asertivos dirigidos a
objetos. Esto supone que se divide entre los directivos y los expresivos. El sufijo –itas
aparece tres veces, dos de ellas en críticas y una en asertivos dirigidos a objetos. El resto
de los sufijos tienen escasa incidencia, como se puede comprobar en la tabla. Si
atendemos a los actos de habla preferidos por las unidades fraseológicas, las críticas
aparecen en primer lugar con siete casos, seguidas de los actos asertivos referidos a las
personas no presentes con cuatro actos. Veamos algunos casos concretos.

En el caso 378 tenemos una muestra del sufijo –ito en un acto de habla crítico.
El ejemplo proviene de una teleserie española que narra en tono distendido el día a día
de unos polícias. Los hablantes son policías que se conocen porque trabajan juntos. Su
nivel sociocultural es medio y sus edades están entre los 26 y los 55 años

No debe ser muy divertido para un machito ibérico saber que su mujer ha finjido [los
orgasmos]
(A3. Los hombres de Paco. 17-02-06).

436
El sustantivo macho está marcado negativamente cuando se aplica a un ser
humano por más que en algunas ocasiones dependa de la ideología. Ser un macho es
algo que se considera negativo en la actualidad en una gran cantidad de entornos. La
palabra incluso se ha internacionalizado con este sentido peyorativo. Si consideramos la
derivación machito de manera aislada pensamos en un individuo que no alcanza el nivel
estándar de lo que es un macho. El diminutivo disminuye no el tamaño sino las
cualidades definitorias de lo macho. La cuestión, como explicábamos más arriba, reside
en que esta palabra ha desarrollado un considerable conjunto de nuevos matices. Si
consideramos toda la oración en contraste con su versión sin diminutivo No debe ser
muy divertido para un macho ibérico saber que su mujer ha finjido [los orgasmos]
encontramos que la segunda resulta menos despectiva, menos hiriente. El sentido del
diinutivo parece ir en esta direción

Ahora analizaremos el diminutivo en el interior de la unidad fraseológica ser un


macho ibérico. Esta expresión remite a una visión tópica de los hombres latinos. En la
actualidad hace alusión a personas de una mentalidad anticuada y patriarcal, por lo que
como ya explicábamos más arriba, esta expresión está muy marcada negativamente. La
unidad fraseológica funciona como un adjetivo, mientras que la función del sufijo
consiste en intensificar el desacuerdo no colaborativo y despectivo de toda la emisión.
Es cierto que para ello el diminutivo degrada la condición de macho a la de machito. El
diminutivo afecta al acto de habla añadiendo fuerza despectiva a lo que era una
evaluación negativa de por sí. Sin embargo, el diminutivo añade una nota de
superioridad moral sobre el referente que perjudica su imagen social. El acto de habla,
la unidad fraseológica y el diminutivo se desenvuelven en el ámbito de la escala
pragmática de la desaprobación.

En el ejemplo 427, tenemos otra unidad fraseológica en un acto de habla crítico


referido al comportamiento del expresidente del gobierno José María Aznar. El hablante
es Andreu Buenafuente, un presentador y cómico de la televisión de nivel sociocultural
alto. El cómico satiriza ante su audiencia el comportamiento del político con fina ironía
y grotesca gestualidad:

Él dice cosas como con tono ofensivo, pero que en realidad no lo son. Pero como se hace el
chulito así pequeñito
(A3. Buenafuente, 2-03-06, 00:20)

437
El sustantivo chulo está marcado negativamente. Su variante con diminutivo es
una intensificación, muy chulo. Es cierto que si la oración no hubiera utilizado el
diminutivo en Pero como se hace el chulo así pequeño el resultado hubiera sido más
directo y descortés. No debemos olvidar que el humor debe poseer un cierto grado de
indirección para que su comprensión alcance la complicidad del oyente. El diminutivo
pone a la audiencia en una predisposición anímica humorísitica contra el expresidente
Aznar.

El sufijo –ito tampoco desautomatiza esta unidad, solo contribuye a intensificar


su evaluación negativa y a aumentar el desacuerdo no colaborativo e irónico de la
expresión. La manifestación de superioridad, como en el caso anterior, es peligrosa para
la imagen social y aunque la sátira va dirigida a una audiencia que puede más o menos
esperar una crítica al político, no está claro que toda ella la acepte, por eso es peligrosa.
El diminutivo opera en la escala de la desaprobación en relación con las, en ocasiones,
polémicas actuaciones del antiguo presidente del gobierno español.

En conclusión, los datos para las unidades fraseológicas con diminutivo (como
en hacerse el chulito), constatan cierta tendencia del papel del diminutivo hacia la
función no colaborativa en nuestro corpus aunque quede compensada por la función
colaborativa del diminutivo en general. En lo que respecta a las formas recursivas y
repetidas sucede otro tanto, las formas con funciones adjetivales y evaluativas y los
actos de habla críticos parecen predominar.

7.5.1.4 Relación base sufijada y actos de habla (macrovalores)

Ahora consideraremos los datos agrupando los sufijos y los actos de habla más
generales y de mayor incidencia.

7.5.1.4.1 El sufijo –ito y sus variantes

438
En cuanto a la variable masculina singular, -ito, si atendemos a los valores
agrupados en macrovalores, parece que de las 185 apariciones del sufijo sea con los
actos de habla asertivos y con los expresivos en los que haya mayor incidencia (69
apariciones en cada uno). Le siguen los actos de habla directivos con 35 casos y por
último los comisivos con 12. Los datos particulares ya apuntaban a una mayor
incidencia del sufijo en los actos de habla asertivos y expresivos y estas se confirman en
el ámbito general. Las apariciones del sufijo se reparten más o menos por igual entre
sustantivos y adjetivos. Queda por dilucidar el sentido del sufijo en estos actos, si está
orientado más a la crítica y a sus aspectos no colaborativos o por el contrario, a la
mitigación y al ámbito de lo colaborativo.

Por lo que hace a la variable femenina singular del sufijo –ita, agrupado por
macrovalores, parece que se da con mayor incidencia en los actos de habla asertivos (46
veces). Seguido de los actos de habla expresivos (36 veces), luego los directivos (24
veces), después los comisivos y por último los vocativos (dos veces). El sufijo, a
diferencia de su contrapartida masculina aparece mayoritariamente con bases
sustantivas. Por tanto, el sufijo –ita tiende a usarse en el ámbito de los sustantivos en
actos de habla predominantemente asertivos o expresivos.

Por lo que hace al sufijo –itos, agrupado por macrovalores, parece que de los 62
casos en que aparece su mayor incidencia se da en los actos de habla expresivos (28
veces). Seguido de los actos de habla asertivos (18 veces), luego los directivos (12
veces). En su mayor parte se adjunta a sustantivos. En resumidas cuentas, tal y como ya
hemos señalado, su principal valor de adjunción son las críticas y en esto es
relativamente afín con sus variables masculina y femenina singular. Se va consolidando
una tendencia general del sufijo en tanto que, en algunas ocasiones, podemos interpretar
los actos de habla asertivos como críticas de muy bajo nivel puesto que suponen una
invasión o una valoración hasta cierto punto peligrosa en la esfera del interlocutor o de
lo referido.

Si observamos la variable –itas, agrupada por macrovalores, parece que de los


50 casos en que aparece su mayor incidencia se da en los actos de habla expresivos (24
veces), seguido de los actos de habla asertivos (13 veces), luego los directivos (10

439
veces). Tiene predilección por las bases sustantivas. Cabe aquí la misma explicación
que para el formante masculino plural.

Un ejemplo del sufijo –ito en un acto de habla expresivo lo encontramos en el


caso 466 (semanitas), en el que un periodista varón de más de 25 años y de nivel
sociocultural medio critica en la prensa escrita la baja forma de Ronaldo Nazario,
exjugador del Real Madrid Club de Fútbol.

Lo que sea, pero que alguien en el Madrid sea capaz de entender que este sujeto necesita
quedarse fuera de la lista unas semanitas. Ya no marca ni de penalty. Y eso que se jugaba
de noche, su franja horaria preferida y en la que empieza a pensar en los bares de solteros
que frecuenta con regularidad. [Ronaldo]
(Diario Sport. Pág. 7. 12-03-06).

El diminutivo se construye sobre el sustantivo neutro semana. Si consideramos


el sustantivo sufijado por separado semanita el diminutivo parece activar una
concepción subjetiva del tiempo dependiente del contexto como ya explicamos antes
para otros ejemplos similares (añito, ejemplo 286). O admitimos esta posibilidado o
consideramos que es un tipo especial de semana. Pero no, la interpretación más
plausible está relacionada con la manera positiva o negativa en la que se percibe esa
semana. No es lo mismo decir este sujeto necesita quedarse fuera de la lista unas
semanas que este sujeto necesita quedarse fuera de la lista unas semanitas porque en el
segundo caso el diminutivo activa una intensificación del castigo relacionado con lo mal
que lo va a pasar el jugador durante ese tiempo.

El diminutivo aparece en un acto de habla expresivo de críticas en combinación


con la petición de que se actúe y se eche al jugador del equipo. La función del
diminutivo es intensificar la crítica al jugador y atenuar la pérdida de imagen de quien la
emite. Dada la ambigüedad anterior, es lógico que el diminutivo se mueva entre la
escala pragmática de la desaprobación y la del tacto y que el sentido de la crítica dañe la
imagen social y también que esto sea algo que el oyente espera puesto que el
rendimiento del jugador era realmente bajo.

Para concluir, en relación con el sufijo –ito y sus variables es preciso volver a
subrayar el hecho de que los datos particulares ya apuntaban a una mayor incidencia del
sufijo en los actos de habla asertivos y expresivos, y que estas tendencias se confirman

440
en el ámbito general. Queda lo más importante, esto es, dilucidar si el sentido del sufijo
en dichos actos está orientado más a la crítica y a sus aspectos no colaborativos en el
discurso o por el contrario, a la mitigación y al ámbito de lo colaborativo. Esto lo
veremos más adelante cuando crucemos estos datos nuevamente.

7.5.1.4.2 El sufijo –illo y sus variantes

Si atendemos a los valores agrupados en macrovalores, parece que de las 51


apariciones del sufijo, predominen los actos de habla expresivos (33 apariciones),
seguidos de los actos de habla asertivos (16) y de los directivos (11). Es posible aplicar
lo que los datos concretos ya ofrecían, es decir, que el sufijo tiene una alta incidencia
tanto en las críticas como otros actos de habla, los asertivos, y que son más o menos
similares. Todas las variables del sufijo parecen preferir las bases sustantivas. Más
adelante se comprobará el sentido colaborativo o no colaborativo de los diminutivos en
esos actos de habla críticos.

En el caso 348 tenemos una muestra del sufijo –illo en un sustantivo y en un


acto de habla expresivo. El hablante es un periodista varón de nivel socicultural medio y
de entre 26 y 55 años. Su interlocutor es un conocido, un compañero.

Me toca hacerle las preguntas a mí, porque tú no tienes cojoncillos.


(Radio Marca. 19-1-06, 00:41)

El sustantivo cojones admitiría una disminución de tamaño si recibiera un


diminutivo. Tenemos que tener en cuenta que es una base marcada de manera negativa
o positiva cuando se refiere a expresiones más o menos insultantes o elogiosas del tipo
ser cojonudo, tocar los cojones a alguien, descojonarse. Parece que el diminutivo
interviene en la forma más o menos fijada o fraseológica retadora no tener cojones que
es una expresión excesivamente vulgar. La función del diminutivo es la de atenuar la
crítica que es demasiado fuerte pese al contexto de solidaridad y amistad que hay entre
los locutores de un programa deportivo. El diminutivo protege la imagen social en un
acto de habla que se desarrolla en el ámbito de la escala pragmática de la desaprobación.

441
7.5.1.4.3 El sufijo –ete y sus variantes

En lo que hace a los macrovalores, el sufijo –ete aparece principalmente en los


actos expresivos (ocho casos), y, en particular, en las críticas. Además, con cuatro
apariciones está presente en los actos de habla comisivos y en los asertivos y con dos en
los directivos.

Si atendemos a los datos reunidos de todas las variables del sufijo (26
apariciones, 13 con sustantivos), destaca el valor expresivo con 12 casos seguido de
siete casos de asertivos, seis de comisivos y por último cuatro casos de actos de habla
directivos. Parece que priman los actos de habla más bien agresivos con respecto al
oyente como son los expresivos (críticas) y los asertivos. No obstante, es preciso, en
relación con la función del diminutivo, determinar si su función que cumplen es de
atenuación o de intensificación de dicha agresividad. Parece claro que en los actos
comisivos y directivos que hemos podido examinar el diminutivo contribuye a mitigar la
peligrosidad de las propuestas.

7.5.1.4.4 El sufijo –ín y sus variantes

Ya hemos explicado como el sufijo –ín y sus variables cuentan con un total de
30 apariciones y que la mayor parte de las mismas (23 casos) corresponden al sufijo –ín
y se aplican a bases mayoritariamente sustantivas (17 casos). Sobre este sufijo y sus
variantes, cabe decir en términos de macrovalores que se utiliza principalmente en actos
asertivos (14 ocurrencias) y en menor medida en actos expresivos (11) y directivos
(cuatro ocurrencias).

7.5.1.4.5 Otros sufijos

442
El sufijo –ico aparece en tres ocasiones (dos sustantivos y una unidad
fraseológica o repetición). En dos casos en el acto de habla asertivo referido al oyente, y
en una ocasión en un acto asertivo referido a personas no presentes. El sufijo –eja
aparece en una ocasión con un sustantivo en un acto comisivo anuncio, mientras que por
su parte, el sufijo –iña aparece en otra ocasión en un sustantivo referido a personas no
presentes, y el sufijo –uela en una ocasión con un sustantivo en un acto directivo para
pedir que se actúe.

7.5.1.4.6 UU.FF, repeticiones y formas recursivas.

Dado que la incidencia de los diminutivos entre las UU.FF. es tan escasa, parece
más aconsejable dar cuenta de ellas en términos de macrovalores. Así pues, la variante –
ito/-ito es la más productiva con seis apariciones, tres comisivas, una expresiva y dos
asertivas. Le sigue el formante –ín/-ito, que también es de los más productivos con tres
apariciones repartidas en un acto directivo, otro expresivo y otro asertivo. La dupla –
ina/-ita aparece en dos ocasiones, una directiva y otra expresiva. También –ina/-illa
aparece en dos ocasiones, una directiva y otra expresiva. La pareja –itos/-itas aparecen
en dos ocasiones en actos expresivos. El formante doble –ete /-ín aparece en un acto
comisivo; -illa/-ina en uno expresivo, -illas/-ija en otro expresivo, -ita/-ón en uno
expresivo. Por su parte, la variable –itos/-ito aparece en un acto de habla asertivo. El
formante triple –ito/-ito-ito aparece en una ocasión, en un caso expresivo. Como hemos
visto, en el ámbito de la reiteración y la repetición los actos expresivos son, con mucho,
los más representativos.

Veamos un caso, el 362, de repetición –ito/-ito en dos adjetivos. El dramaturgo


Fernando Arrabal subraya en su sección Definiciones pánicas del periódico El Mundo el
absurdo de la discriminación étnica.

Un melillense es igualito igualito a un tolosano pero sin paraguas [(=):(=)].


(Fernando Arrabal, Definiciones, Jaculatorias, Arrabalescos. Diario El Mundo, 5-2-06,
pág. 68).

El diminutivo afijado sobre igual parece intensificar la cualidad de lo similar. En


este caso los dos diminutivos se forman sobre dos adjetivos con gradación, algo puede

443
ser más o menos igual. En este caso es más igual o muy igual o casi igual. El acto de
habla en que se incluyen es expresivo, una crítica. El valor de los sufijos, al igual que el
de los adjetivos es intensificador, aunque precisamente la iconicidad o ecoicidad de la
repetición activa valores irónicos en los que participa plenamente el diminutivo.
Recordemos que el hecho de que la forma se repita genera un icono fonológico (Escavy,
2012: 137). El comentario irónico muestra una superioridad moral hacia todo aquel que
no piense igual y, por tanto, supone un atentado contra la imagen del interlocutor a
pesar de que sea un comentario políticamente correcto. Todo el acto se mueve en el
ámbito de la escala pragmática de la desaprobación.

7.5.1.4.7 Conclusiones

Para concluir comentaremos los resultados generales de los macrovalores. En


nuestro corpus conjunto los actos de habla expresivos han recibido una mayor
incidencia con 213 casos seguidos de los asertivos con 189. En tercer lugar, los actos de
habla más empleados han sido los directivos con 104 apariciones y después los
comisivos con 37. En último lugar y con una muy escasa incidencia aparecen los
vocativos (clasificaos dentro de los directivos) con cuatro ocurrencias. Veamos los
sufijos más representativos en la siguiente tabla:

444
o

Ilustración 74. Relaciones entre los diminutivos la categoría gramatical y los actos de habla

Parece haber una tendencia generalizada en todos los sufijos hacia los actos de
habla relacionados con las críticas, probablemente con aquellos aspectos más
vinculados con lo no colaborativo pero también con lo colaborativo. En términos

445
generales, los empleos en actos de habla directivos y comisivos conjuntamente con
aquellos casos expresivos en los que se busca la atenuación deben confirmar una
tendencia mayoritaria del sufijo hacia la negociación pacífica del discurso.

446
7.5.1.5 Relación entre base sufijada y transcategorización.

En este apartado vamos a tratar de averiguar la cantidad de casos de


transcategorización que se dan en función del tipo de diminutivo que selecciona una
categoría gramatical determinada. En total, en 500 ejemplos analizados en el corpus, tan
solo hemos localizado cuatro casos de transcategorización, dos de ellos con el sufijo –
ín. En uno de ellos la adición del sufijo creaba un adjetivo deverbal y en otra un adjetivo
denominal. Otro de los casos se da con el sufijo –illa con el que se crea un sustantivo
deadjetival. El último se da con el sufijo –eta y es un sustantivo deverbal. Veamos un
par de ejemplos.

!
Ilustración 75. Relación entre la base sufijada y la transcategorización (se recogen solo los valores
importantes)

En el caso 290, el sustantivo pelo se recategoriza como determinante indefinido


con la ayuda del artículo. Sirve para cuantificar y evaluar a un tiempo. La forma no
diminutiva un pelo canalla? no se suele utilizar en el español peninsular a nuestro
entender, por lo que inferimos que el diminutivo tiene un efecto directo en el cambio de
significado (un pelín canalla). En el artículo en el que aparece el ejemplo se habla sobre
las características seductoras de femme fatale de una actriz.

El papel de […] colegiala colgada a las drogas […]. Le sirvió además para quitarse la
imagen de vecinita formal e inocente […]. ¿Qué esperaba con esa carita de querubín de
enormes ojos azules y pelo rizado? […] ahora que le ha cogido gusto a los personajes un
pelín canallas”. (Artículo de Juan Pando en El Magazine del diario El Mundo 9-
15/12/05).

447
El acto de habla en el que está enmarcado es de tipo asertivo. El diminutivo
aparece en un acto de habla referido a personas que no están presentes. La nueva
naturaleza adjetiva lo hace propicio para desempeñar una función intensificadora.
Además el diminutivo funciona como activador de la afectividad y el flirteo. Nos
inclinamos por pensar que también en este caso el diminutivo contribuye al clima de
afecto generalizado del texto. El sufijo se apoya en la complicidad del lector y la escala
pragmática que se aplica es la de la simpatía. Desde el punto de vista de la
macropragmática el sufijo confiere un aire de flirteo a todo el texto.

En el ejemplo 356, Carod Rovira critica a los que tratan de enfrentarse a su


proyecto de estatuto de autonomía catalán. El verbo patalear se transforma en un
sustantivo designador de golpes o efectos muy al estilo de las sufijaciones con –azo (De
Bruyne: 1978; Valdivieso y Pandolfi:1982; Lorente y Adelstein:1999; Rainer:2003), -on
(De Bruyne:1979 y 1992; Urdiales:1979; García-Medall:1995) o –ada. Por otro lado,
esta forma presenta similitudes con rabieta, y una cierta naturaleza pragmática
diminutiva, puesto que ambas palabras muestran el enfado propio de un niño. La
palabra sirve para descalificar la actitud de otros políticos.

Carod Rovira “Califica de ‘pataleta’ la actitud de Lanzarote.


(Diario El Norte de Castilla, pág.18. 22-01-06)

El acto de habla es expresivo, relativo a críticas. La función del diminutivo es


expresar desacuerdo no colaborativo y despectivo. La extensión a la que afecta el
diminutivo podría ser meramente el ámbito semántico pragmático pues se trata de una
evaluación que, en realidad, está ya contenida en el verbo patalear, aunque hay que
tener presente, que la infijación con –ear, (Pena: 1980 y 1994-1995:170, 173 y 174;
García Medall: 1995, Monterrubio:1990, Rifón:1998, Tovena: 2011) en los verbos
produce formas iterativas que, en el seno de esta categoría, se asocian con los sufijos
diminutivos o evaluativos del resto de categorías. En conclusión, aunque el cambio de
categoría gramatical es posible mediante algunos sufijos diminutivos, esta incidencia es
prácticamente nula. Por otro lado, queda planteada la duda de si son auténticos
evaluativos o no. Algunos parecen lexicalizaciones puesto que operan en ellos procesos
de cambio semántico que han culminado o están bastante avanzados. En otros casos
parece que intervienen metáforas que se dan conjuntamente con la aplicación de los

448
sufijos y que oscurecen la interpretación de la transformación. Parece evidente que si
estas formaciones son evaluativas pertenecen, desde luego, a áreas auténticamente
periféricas de la derivación evaluativa diminutiva.

449
7.5.1.6 Relación entre base sufijada y reiteración

En este epígrafe analizaremos los distintos ejemplos de cada tipo de reiteración


según los distintos sufijos que empleen y la distinta categoría gramatical de sus bases.
Dado que la incidencia de la reiteración es tan escasa, parece más que aconsejable
considerar de modo conjunto sus formas sintéticas y sus formas analíticas puesto que la
repetición de palabras con diminutivo puede considerarse una forma de reiteración.
Desde un punto de vista evaluativo su función es la misma: intensificar. A continuación
daremos cuenta de ellas en términos de macrovalores.

La variante –ito/-ito (poquito a poquito, 93; sorbito a sorbito 110; morenito


morenito, 475; igualito igualito, 362; ojito ojito, 272) es la más productiva con seis
apariciones, tres comisivas, una expresiva y dos asertivas. Le sigue el formante –ín/-ito,
que también es de los más productivos, con tres apariciones repartidas en un acto
directivo, otro expresivo y otro asertivo. La dupla –ina/-ita aparece en dos ocasiones,
una directiva y otra expresiva. También –ina/-illa aparece en dos ocasiones, una
directiva y otra expresiva. La pareja –itos/-itas aparecen en dos ocasiones en actos
expresivos (churritos y churritas).. El formante –ete /-ín aparece en un acto comisivo; -
illa/-ina en uno expresivo, -illas/-ija en otro expresivo, -ita/ón en uno expresivo. Por su
parte, la variable –itos/-ito aparece en un acto de habla asertivo. El formante triple –ito/-
ito-ito (clarito clarito clarito 477) aparece en una ocasión, en un caso expresivo.

Las formas repetidas con diminutivo no solo funcionan como intensificadores,


también alcanzan otros valores pragmáticos como veremos en el caso 475, en el que
unos periodistas deportivos varones de nivel sociocultural medio y de edades
comprendidas entre los 26 y los 55 años protestan por la actitud del entrenador del
Arsenal, Arsene Venger, que no quiso responder a sus preguntas sobre la alineación del
último partido de su equipo

Algo más Rubio, que nos ha quedado todo clarito, clarito clarito intentado que le
constestara cuatro veces la pregunta ¿qué alineación saca el Arsenal?
(Programa deportivo de radio de la cadena Cope El Tirachinas, 8-03-06, 00:57)

Ya vimos en el ejemplo 283 la formación de un diminutivo sobre un adjetivo


con gradación, claro. Explicamos que en principio clarito ubica al adjetivo por

450
debajo del estándar de claro. La expresión contiene una información negativa
relacionada con la negativa de Venger de dar una respuesta a los periodistas. El
diminutivo intensifica el adjetivo y en general el contenido de toda la oración. El
diminutivo se construye sobre las tres repeticiones de un adjetivo con gradación, en un
acto expresivo crítico con la actitud del entrenador. Las funciones de los diminutivos
son principalmente intensificadoras. No obstante el proceso de repetición sin
diminutivos de nos ha quedado todo claro, claro claro también es intensificador y
contribuye como los sufijos diminutivos a aumentar el desacuerdo no colaborativo con
sarcasmo o ironía. Las dos oraciones rompen la máxima de cualidad de Grice (1975) al
expresar literalmente lo contrario de lo que se pretende transmitir, que nada está claro o
que lo que esta claro, que Venger es antipático, no es lo que se necesita saber. Este
sarcasmo supone una actitud de superioridad que daña la imagen social. Los
diminutivos actúan en la escala pragmática de la desaprobación. A continuación
ofrecemos en un cuadro los principales valores en los que hemos encontrado formas
recursivas en nuestro corpus conjunto.

451
Ilustración 76. Relación entre la categoría gramatical y la recursividad en el corpus global

Veamos algún caso práctico más. En el ejemplo 54, poquitín, S un varón


estudiante de nivel sociocultural medio, estudios superiores, monolingüe en castellano y
2 mujeres M y A amas de casa de nivel sociocultural medio, estudios primarios y
monolingües en castellano. La conversación tiene lugar en la residencia o domicilio
habitual de una de ellas, S permanece pasivo. El chico es menor de 26 años y las
mujeres mayores de 65. La conversación es amistosa:

Ejemplo 54
M: [es que esta falda]/ estaba mucho
más elegante↑/ que no que te haga evasé/49 antes se estilaba
evasé/ así al contrario// pero ahora↑/// a partir de aquí↑/ de la
cadera↑
A: sí
M: como si ((tuviera)) puntas// se entra un poquitín así↑/// y– y
es otra cosa/// eso– y ee vas más→// de actualidad↑// y es otra
cosa/ te hace otra silueta y te hace otra cosa/ °(la verdad)°/

452
Sobre el adjetivo con gradación poco se acumulan dos sufijos diminutivos, -ito e
–ín. Por tanto, la reiteración se produce con dos sufijos diminutivos evaluativos
diferentes. Ya vimos en el ejemplo 55 que los sufijos –ín e –ito se distribuyen
particularmente de manera sociodialectal. El diminutivo –ito es general y mucho más
productivo. Al coincidir –ín acumula muchos más valores positivos que –ito. El término
poco es un evaluativo cuya primera sufijación –ito lo sitúa por debajo del estándar de lo
que se considera poco. La función de –ín parece la de situarlo nuevamente por debajo
del estándar de lo que se considera poquito. La inversión de los sufijos no parece muy
frecuente poquinito, aparentemente los sufijos más dialectales y marcados son
nomalmente más externos. No debemos olvidar que la conversación se produce entre
dos mujeres que hablan de ropa y esto favorece el empleo de diminutivos.

La formación participa en un acto de habla directivo de petición aunque también


podría ser sencillamente un asertivo referido a objetos. Los dos diminutivos trabajan en
el mismo sentido. Su función es la de intensificar la atenuación que el propio adjetivo
evaluativo aporta. Los sufijos actúan en el ámbito del acto de habla y de la escala
pragmática del tacto, con lo que contribuyen a proteger la imagen social de los
interlocutores.

Hemos analizado el caso 279, empujoncito, más arriba. Es un caso curioso de


reiteración con un afijo, –ón, que no parece plenamente apreciativo porque se refiere a
la designación de golpes, como hemos comentado anteriormente. Algo similar sucedía
con el ejemplo 303, clarinete, y con mentirijilla, ejemplo 495. Puede consultarse el
análisis de un caso en el que se repite el mismo sufijo en la forma poquitito, el número
217. Parece que, al margen de determinadas lexicalizaciones americanas como
ahorititita, determinados adjetivos relacionados semánticamente como pequeño
(pequeñina 160), chiquito (chiquitina, caso 56; chiquitín, caso 10; chiquitina, caso 185;
chiquilina, en español de la Argentina, 392 y chiquilinadas, 456; chiquitín 473;
mentirijilla 495) y poco (poquitín 192; poquitito 217) son, en español, los más
adecuados para recibir la reiteración apreciativa. Los sufijos –ito e –ín en combinación
son los que más se repiten. El hecho de que las bases sean siempre las mismas indica
cierta tendencia hacia la lexicalización a través de la iconicidad y la frecuencia.

453
7.5.1.7 Relación entre bases con reiteración y valores de los
diminutivos (relación i en las últimas correcciones)

En primer lugar, debemos aclarar que como hemos visto anteriormente los casos
de reiteración incluyen tanto las bases simples como las bases repetidas. Trataremos de
establecer cuál es la importancia de cada valor tanto en el interior del ejemplo como en
contraste con el resto de ejemplos. Los datos que arrojan los cuadros siguientes indican
que de los 15 casos de reiteración la mayor parte se dan principalmente en las funciones
de tipo mitigador (5 casos, un 33%) e intensificador (8 casos, un 55%). Por lo que hace
a los empleos con características específicamente no colaborativas, observamos cuatro
casos, que suponen un 10% del total, mientras que en lo que atañe a los tipos
propiamente colaborativos encontramos 3 casos, que representan un 15%% del total de
apariciones.

Veamos la distribución de los valores en función de la cantidad total de


apariciones:

Ilustración 77. Número de casos con reiteración en relación con los valores del diminutivo

En cuanto a los casos no colaborativos, el ejemplo 456 (chiquilinada) es


particularmente interesante porque contiene dos afijos evaluativos, -illa e -ina,
antepuestos a un sufijo derivativo designador de golpes, -ada, al que hemos aludido
anteriormente. En este ejemplo Franco un hombre de unos 45 años de nivel

454
sociocultural alto habla con un amigo de su hija de 16 años de edad y nivel sociocultural
medio. Véase el siguiente ejemplo:

Franco: -Vas a ir al médico.


Manuel: -No voy a ir.
Franco:- Vas a ir al médico Manuel. No empecés con tus chiquilinadas.
(Localia. Rebelde Way. 21-03-06)

Para analizar esta formación recurrimos por un lado a la forma lexicalizada


chiquilla, a partir de la cual puede formarse la forma derivativa chiquillada. De modo
análogo debería existir para el español de argentina una forma lexicalizada chiquilín-
chiquilina a la que posteriormente se le añadiera el sufijo derivativo. Antes hemos
explicado que el hecho de que las formas recursivas del español tengan lugar sobre todo
con tres adjetivos relacionados con la cuantificación de la parte baja de la escala (chico,
pequeño, poco) emparentados semánticamente y con tendencia a nominalizarse, podía
estar relacionado con su más que probable participación en procesos de lexicalización
con los diminutivos. En todo caso, la complejidad de la forma chiqu-il-in-ada y su
probable escasez productiva, hacen suponer que no se trate de una forma lexicalizada.
Curiosamente, admite flexibilidad para combinarse con el sufijo derivativo. Una posible
explicación podría encontrarse en el hecho de que manifiesta cierta analogía con el par
chiquilla-chiquillada.

El sufijo se encuentra en una base sustantiva referida al resultado de acciones y


de verbos, los diminutivos que incluye no alteran su categoría gramatical a menos que
interpretemos que están lexicalizados. El marco de subcategorización se ve alterado
pero no por los diminutivos sino por el sufijo derivativo –ada. Desde el punto de vista
pragmático el sufijo forma parte de un acto de habla crítico combinado con otro de tipo
directivo, una reconvención sobre el modo en que se actúa. Desde el punto de vista de la
función de los sufijos, parece que su valor también es múltiple. Por una parte, el sufijo
expresa un desacuerdo no colaborativo de desprecio hacia el comportamiento del chico;
por otra, el sufijo parece actuar desde la perspectiva semántico-pragmática como un
aproximador o imitador de lo infantil por parte del chico. Ambas interpretaciones no
solo no son incompatibles sino que se complementan. Por tanto, los sufijos parecen
afectar al nivel del acto de habla y perjudican la imagen social porque al contribuir a
infantilizar al referente manifiestan una enorme superioridad por parte del hablante. Los

455
sufijos se manejan en la escala pragmática de la desaprobación y bajo una óptica
macropragmática se recurre al ámbito de lo infantil.

En el ejemplo 272, vemos cómo se reitera un sustantivo que funciona como una
interjección. Un periodista pone sobre aviso a sus compañeros de que estos no se
propasen con los compañeros de otro canal que supone no solo competencia sino que
además posee una distinta tendencia ideológica:

Ojito, ojito con lo que decís a la Ser que yo ahí tengo amigos.
(Programa de radio El larguero. Cadena Ser. 7-12-05)

El sufijo se construye sobre un sustantivo referido a una parte del cuerpo. No


hay restricciones de formación porque el punto de vista léxico-semántico la base es un
sustantivo [+delimitable +delimitado +animado +humano] aunque funcione como una
interjección. El significado de esta expresión reclama cautela. El tipo de acto de habla
en el que se da el formante es un acto comisivo, una oferta, aunque posee el sentido
negativo de una coacción o, al menos, de una advertencia. La función del diminutivo es
la de intensificar una evaluación negativa que viene marcada por el tipo de interjección.
El diminutivo afecta a todo el acto de habla y perjudica la imagen del hablante porque
intensifica una suerte de amenaza y activa una serie de inferencias sobre las
consecuencias de infringir esta prohibición. El formante participa en el interior de la
escala pragmática de la falta de tacto.

Véase a continuación la distribución del evaluativo en los casos de reiteración


analizados en un diagrama por porciones:

456
Ilustración 78. Distribución porcentual de la reiteración en relación con el evaluativo

Por tanto, el empleo de las formas recursivas se da más con funciones


colaborativas por una parte e intensificadoras por otra. Además, en el caso de las
formas repetidas, la función más importante es la de la intensificación, no solo por el
hecho de que algunas de las formas se den sobre bases adjetivas sino porque su
comportamiento es idéntico al de la categoría adjetiva en combinación con diminutivos
recursivos.

457
7.5.1.8 Relación entre sufijación diminutiva y alteración del marco
de subcategorización de las bases

En este epígrafe trataremos la relaciones entre bases sin afijar y bases afijadas y
los posibles efectos de la aplicación de los sufijos diminutivos sobre el marco de
subcategorización. Para ello, ofreceremos un recuento de la distribución de los tipos de
marcos de subcategorización de partida y de los de llegada. Solo en 27 de los 500 casos
analizados ha habido un cambio en el marco de subcategorización (incluimos aquí el
cambio de categoría gramatical que es su nivel superior), lo que supone solo un 5,4% de
los casos. Lo dicho revela que la alteración del marco de subcategorización o de la
categoría gramatical es un fenómeno muy aislado y periférico en el ámbito del
diminutivo (no se consideran aquí las lexicalizaciones que relacionamos más con los
casos de la morfología derivativa propia que con los de la evaluativa).

Ilustración 79. Relación entre la sufijación diminutiva y la alteración del marco de


subcategorización de la base en el corpus global

458
El haz de rasgos [+delimitado +delimitable +animado +humano] en sustantivos
ha cambiado en no más de seis ocasiones su marco de subcategorización. De 107
formaciones de este tipo, solo hemos localizado seis casos.

En los ejemplos 404, y 405 encontramos las palabras bigotitos y ojitos. En


principio, partes del cuerpo como bigotes, ojos etc., se han clasificado con los mismos
rasgos de partida que de llegada. La diferencia radica en que lo que funciona en la
palabra de partida como una parte del cuerpo, funciona en la de llegada como una
metonimia. Es decir, bigotitos y ojitos son personas y no partes, más o menos
inalienables, del cuerpo humano. Los ejemplos pertenecen al programa de humor La
hora chanante. Buena parte de las bromas y chanzas se basan en la descalificación de
los personajes mediante el empleo de apodos referidos a partes del cuerpo
particularmente grotescas. El tipo de léxico pertenece a la variedad manchega del
español peninsular

Bigotitos, chatungo, ojitos. […] Quién no se toma una cañeja [de vez en cuando. Dicho
con empatía]
(Localia. Programa de humor La hora chanante. 23-2-06)

El diminutivo parece necesario para poder construir la metonimia puesto que, al


menos una de sus funciones es de tipo semántico-pragmático aproximativa o imitadora.
Esta función se relaciona con un efecto de focalización o señalación. La otra posible
función sería la del desacuerdo no colaborativo e irónico y estaría relacionada con el
tono lúdico y burlón del programa. El diminutivo afecta al acto de habla y quizás
también al discurso, expresa solidaridad con una audiencia deseosa de chanzas. En este
sentido el diminutivo actúa en la escala pragmática de la simpatía y no daña
particularmente la imagen social.

En una ocasión (ejemplo 420) se altera el rasgo [–humano] y pasaba a ser


[+humano]. Este caso parece una metáfora favorecida por el empleo del diminutivo
como focalizador o aproximativo imitativo.

Lionel Messi llegó al Barcelona con 13 años. Medía 140 centímetros, lo que le mereció el
apelativo cariñoso de ‘Pulguita’ y a esa edad tempranera ya despuntaba como futbolista.
El triunfo le ha llegado cumpliendo 18 añitos. La temporada pasada subió al primer
equipo, ganó el Mundial sub’20, fue el mejor jugador y renovó su contrato hasta el 2012.
(Crónica del periodista deportivo José Luis Carazo, Sport on-line, 24-02-06).

459
Sin embargo, la función principal del evaluativo es cariñosa, afecta al acto de
habla y protege la imagen social puesto que opera en la escala pragmática de la
simpatía.

También un caso muestra el paso del [–animado] al [+animado +humano] . Un


caso del [+delimitable –delimitado +elemento discreto –miembro animado] pasa al
[+delimitable +delimitado –animado]. Dos casos del [+ delimitable –delimitado –
elemento discreto] pasan al [+delimitable +delimitado –animado] (casos 94, 97 y 329);
uno al [+delimitable + delimitado + animado + humano]; 5 al [+delimitable +delimitado
–animado] (pistito, 221 y 224).

En los ejemplos 221 y 224 (pistito) que vemos a continuación, parece que es no
solo el sufijo sino particularmente el empleo de un adjetivo evaluativo con diminutivo
poquito el que favorece el cambio del marco de subcategorización.

Ejemplo 221
C: § pero está CONDIMENTADA↑/ como no l– como en tu casa si
la quieres hacer/ no sé si le pones tanto/ mira si le pone la
chica esta§
P: § sí sí sí sí§
C: § ¿eh? mi tía Lolín↑ cuando la vio↑/ me
dijo/ [NENA (( ))]
P: [y además y/ el ma]rihco va carísimo
C: pues mira si tiene/ tiene cigalas/ dos o tres// lo menos/ o cuatro
cigalas/ y tiene gambas/ y tiene clóchinas/100 y tiene→/ y
tiene cangrejos→/ y tiene TROCITOS de todo↑§
P: § sí sí§
C: § ¡bueno!/
que te comes un plato condimentao/ claro/ entonces no necesitas ponerte→/ aún quedan
sardinitas/// ¡AY QUÉ ILUSIÓN ME HACE
COMER!/ (RISAS)/// ¡qué idiota soy! y quiero adelgazar
P: noo/ a ese paso no adelgazarás/ ¿eeh?
C: síi↓ he perdido un poquito↑§
P: § ¿sí?§
C: § ¿noo?// muy poquito// (RISAS)
§
P: § ya va pensando lo [que tiene que cenar]
J: [(RISAS)]
C: ¡pobre de mí!/ si sólo he comido un bocatita de tres/ bacaladitos/
con un poquitito de ajoaceite en el pan/ y– y una (( ))§
P: § pues el ajoaceite no ((te debías))§
C: § bueno/ pero es que estaba–
/ es que ella/ por ejemplo/ me [hubiera hecho=]
P: [((saca eso))]
C: = unos pimientitos o algo/ pero el bacaladito ese así↑/ a palo
seco/ sin calentar ni nada/ tampoco// si (( )) un poquito de
pistito↑§
P: § sí/ claro/ [está más sabrosito (( ))]
C: [me pone un poquito de pistito] y el caldosito

460
del tomate/ pero es que había nada más que→/ todo
era a base de carnes y cosas// no me podía poner nada/ °(¡ay/
mi primita!)°/// me he alegrao mucho de verte§
P: § ¡aay!§
C: § ya te dije
que vendría a verte/// tu tía Lolín la he llamao dos veces/ la cara
de sisó101 esa y no– [no]
J: [me] llamó ayer/ ((porque le duelen los
pies))§
C: § ¡anda que le ((duelan los pies))!// y el– y el tío Luisito
también te ha dao la paliza a ti§

En el ejemplo 329, el marco de subcategorización de aguas se transforma debido


al empleo del determinante y el diminutivo en combinación:

[Caerán] algunas agüillas en [tal parte del país y habrá] algunas heladitas
en el interior.
(Programa de radio No son horas, 22-12-05, 05:52h).

Algo similar ocurre en el caso 94, también referido a un líquido (cervecita).

Ejemplo 94
S: ((ahora))/ VENTE ahora a– a jugar al fronTÓN Jaime// los
jueVEES/ por la mañana
A: [¿dónde?]
J: [cuando] se me cure el constipao
A: ¿dónde?
S: de once a UNA/ jugamos ahíi/ ((pero)) unas palizas/ pero de
muerte ¿eh?// y después la cervecitaa↑
[//]
J: ¿queda café por ahí o no?
S: sí/ me parece que sí79
J: [ponme]
S: [¡oye!] ju– jugamos Jaime↑ to(do)s los días de once a una
J: ¿to(do)s los días↑/ [o todos los jueves?]
S: [todos los jueves]
V: ponme a mí un poquito más
J: pues sí que iré algún jueves→ porque asíi me quedo a comer
aquí↑
S: y te pegas una duchita [(( ))=]
J: [allí se puede duchar uno ¿no?]
S: = (( )) de agua caliente/ nos tomamos la cervecita↑// y oyee/ y
a la marcha

Un caso del tipo [–delimitable], pasa a [+delimitable +delimitado +animado


+humano] (ejemplo 285) y otro al [+delimitable +delimitado –animado] (el número
368). En el ejemplo 285, parece que sea un proceso metafórico apoyado en un
diminutivo el que produzca la alteración del campo léxico-semántico. En el ejemplo,
una periodistas de un programa de televisión de cotilleos habla sobre una amante con la
que Angelina Jolie se encuentra esporádicamente desde hace más de 11 años a pesar de

461
estar ya casada con Brad Pitt. La periodista, de unos treinta años de edad y de un estatus
sociocultural alto, dialoga con su compañero de similares características con el que tiene
un grado de cercanía medio tiene unos treinta años:

Angelina Jolie le ha dicho a Brad Pitt que no piensa renunciar a su amorcito.


(Prograna de cotilleos Aquí hay tomate del canal Tele5, 12-12-05)

En el caso 368, la palabra tiempo, que en principio es [–delimitable], parece


recategorizarse como [+delimitable] mediante el empleo del determinante pero también
del diminutivo. El diminutivo actúa como un determinante delimitando el sustantivo
tiempo y aproximando su significado al de momento

[-Alumno ¿cómo lleva la lectura del Lazarillo?]


-La tengo que repasar, ¿no me daría un tiempito para repasar?
[…] Me gustaría quedarme un ratito más porque me gustaría conocer a tu novia.
(Programa argentino para adolescentes Rebelde way, Localia, 6-02-06)

En cuanto a la categoría de resultados de acciones y verbos, 4 pasan a ser


[+delimitable +delimitado +animado –humano] (ejemplo 373). En el ejemplo 373, el
verbo reír se transforma en un sustantivo descriptor. Así se dirige a él Jesús Quintero,
un periodista de la televisión de nivel sociocultural alto de unos 55 años de edad. El
diminutivo funciona como un elemento semántico-pragmático aproximativo o imitador
que afecta a la palabra.

El Risitas es un famosillo creado por Jesús Quintero en su programa Ratones Colorados


de Canal Sur, cuya mayor virtud es poseer una risa altamente contagiosa provocada por su
solitario diente ante los espectadores. Esto le ha dado fama y nombre.
(Ratones Coloraos, Canal Sur)

Desde un punto de vista pragmático también funciona como elemento de


desacuerdo no colaborativo y de desprecio y puede vincularse al acto de habla e incluso
al discurso humorístico relativo al cómico. El empleo del sufijo muestra cierta
superioridad sobre el referente por lo que parece perjudicar la imagen del hablante. Esto
no está claro porque las escalas pragmáticas en las que nos movemos son las de la
simpatía y las de falta de simpatía y porque sufijo parece encontrarse sumido en un
proceso de lexicalización.

462
De entre los adjetivos con gradación, hay uno que pasa a ser un sustantivo
[+delimitable +delimitado +animado +humano] (el ejemplo 381). Esto está relacionado
con un juego de palabras entre Valentín y Covardín. En el ejemplo 381 se produce un
juego de palabras:

Si el patrón de los valientes es San Valentín, ¿el de los cobardes es San Covardín?
(Programa de radio de la RNE 19-02-06. 10:15)

Al igual que en el ejemplo 256 el chiste se basa en el hecho de que valiente y


cobarde y pertenecen a la misma categoría gramatical. La conexión definitiva entre
ambas se produce debido a la rima de los diminutivos ahorrillos y banquillo
acompañados del título San. En concreto el chiste deriva del proceso de
deslexicalización o desautomatización de las palabra valentín y covardín que le permite
ser apto para aceptar el significado de santo de los cobardes.

Otros tres casos ven alterada su categoría gramatical:

Ilustración 80. Gráfica sobre la relación entre el campo léxico semántico y su alteración

En conclusión, en 471 de los 500 casos analizados no ha habido un cambio del


marco de subcategorización, lo que indica que este proceso es extraño y periférico,

463
cuando no ajeno, a la morfología evaluativa diminutiva. La mayor parte de los casos
alteran su marco de subcategorización hacia categorías más concretas, es decir se
produce un cambio de lo abstracto a lo contable. Las categorías del tipo [+delimitable
+delimitado] son categorías contables y hacia ellas se trasvasan la mayoría de los casos,
que son 24. La que recibe una mayor cantidad de los mismos es la relativa al ámbito de
lo humano con 15 cambios. Nueve casos recibe la de los [–animados].

De todas maneras, hemos observado que las alteraciones en el marco de


subcategorización vienen acompañadas de una serie de cambios que parecen externos o
confluentes con el empleo del diminutivo. Estos cambios pueden ser de distinta
naturaleza. Por un lado, se dan cambios en el contexto de empleo de la palabra que
pueden afectar al sentido con el que se emplea la palabra y frecuentemente están
atravesados por el empleo de metáforas o metonimias. Desde un punto de vista léxico,
la aparición de determinantes en el entorno léxico que acompaña la palabra también es
directamente responsable de sus transformaciones. Esto da cuenta de que el diminutivo
no es un sufijo con propensión a la alteración del marco de subcategorización ni de la
categoría gramatical pero sí que puede favorecer o ser un marcador en los procesos de
cambio.

464
7.5.1.9 Relación entre bases sufijadas, sexo y nivel sociocultural

7.5.1.9.1 Distribución de los campos sexo y nivel sociocultural

Como podemos ver en las tablas, la cantidad de intervenciones por parte de


hombres y mujeres en los textos del corpus, se reparte en un 19% frente a un 81%. Este
índice parece sugerir que los hombres emplean menos el diminutivo que las mujeres. Si
atendemos a estos datos, las intervenciones con diminutivo de mujeres de estrato
sociocultural medio son las de mayor índice con 182 apariciones (un 36% del total de
ambos sexos) mientras que las de nivel bajo son solo de 53 apariciones (un 11%). Por lo
que respecta a los hombres, los niveles alto y medio están más igualados 74 casos
(15%) frente a 116 (23%).

Nivel&sociocultural& Nivel&sociocultural&
por&sexo por&sexo
Total Total
hombre 229 hombre 46%
alto 74 alto 15%
bajo 39 bajo 8%
medio 116 medio 23%
mujer 271 mujer 54%
alto 36 alto 7%
bajo 53 bajo 11%
medio 182 medio 36%
Total&general 500 Total&general 100%
Ilustración 81. Relación entre el sexo y el nivel sociocultural de los hablantes que emplean en
diminutivo. Datos porcentuales y en número de casos

El ejemplo 121 (respingonita), ofrece una muestra del tipo predominante, una
mujer de nivel sociocultural medio, con estudios de secundaria y mayor de 55 años
habla sobre sus recuerdos de la infancia y otros asuntos de familia.

Ejemplo 121

C: § y cuando ya estamos un rato así/ °(dice)° és que se pareix a


mosatros ↑/16 no sé qué y no sé cuántas// y yo en eso digo/ ¡ay!/
digo si estás hablando de la nena
P: sí
C: que si respingonita/ que es [muy=]
P: [sí]

465
C: = bonita§
P: § los ojos muy claros/ [como el abuelo]
C: [muy clari–] como el abuelo§

El sufijo se forma sobre un adjetivo con el sufijo –ón lexicalizado y con


gradación en un acto de habla expresivo de cumplidos. Desde el punto de vista
pragmático la función del diminutivo es mitigadora, por un lado, y por otro afectiva
colaborativa cariñosa. Ambas funciones están encaminadas a presentar el tipo de nariz
como algo pequeño y agradable. El diminutivo afecta al discurso y al acto de habla
porque minimiza el cumplido, evalúa la nariz como de forma bella y afecta a un ámbito
superior al acto de habla por su capacidad empática y por el vínculo que se da entre lo
femenino y lo infantil. El diminutivo se mueve en el ámbito de la escala pragmática de
la aprobación y protege la imagen social

Estos datos concuerdan con lo previsible, en el sentido de que las intervenciones


llevadas a cabo por mujeres son mucho mayores en cuanto a frecuencia de aparición que
las de los hombres, al menos en lo que a las funciones pragmáticas se refiere. El
diminutivo se emplea más en los niveles sociales bajos que en los altos, al menos en el
ámbito de las mujeres. Sin embargo, no parecen del todo fiables en relación con las
escasas apariciones del diminutivo empleado por mujeres en niveles socioculturales
altos, algo que puede deberse a que el número de mujeres de este sector no era muy
elevado en el corpus. En todo caso, estos datos deberían ponerse en contraste con los de
otros estudios con un enfoque sociopragmático específico. En lo que hace a nuestras
intenciones, estos parámetros nos servirán para cruzarlos con otros datos del corpus.

7.5.1.9.2 Distribución de los tipos de bases más empleadas en función del sexo y el
nivel sociocultural

Otros datos de interés en relación con aspectos socioculturales de los hablantes


residen en las categorías de adjunción seleccionadas. Parece que por parte de las
mujeres de nivel sociocultural medio se seleccionaron hasta 119 sustantivos,
aproximadamente el doble (24%) de lo que representan los 60 adjetivos (12%) que
emplearon las mujeres de nivel sociocultural medio. Aquí se cumple la previsión
general que establecía una proporción mayor de empleo de un de 2 sustantivos por cada

466
unidad adjetival. Estos datos tampoco cambian demasiado cuando intervienen las
mujeres de nivel sociocultural bajo, que tienden a utilizar más sustantivos, 38 casos, que
adjetivos, 14.

En el caso de los hombres sucede otro tanto de lo miso, los de nivel sociocultural
alto han seleccionado 47 casos de sustantivos (9%) frente 20 de adjetivos (4%). Por su
parte los de nivel sociocultural medio optaron por utilizar 65 sustantivos (13%) por cada
34 adjetivos (7%). Esto sugiere que la proporción en el empleo de adjetivos y
sustantivos con diminutivo se mantiene más o menos constante independientemente de
la categoría seleccionada.

Ilustración 82. Distribución de las categorías gramaticales más empleadas en función del sexo y del
nivel sociocultural

Ilustración 83. Porcentajes de la distribución de las categorías gramaticales más empleadas en


función del sexo y del nivel sociocultural

467
Veamos un par de ejemplos relativos los empleos más frecuentes. En el ejemplo
13, cositas, una mujer de nivel sociocultural medio, estudiante con estudios de
secundaria, utiliza un diminutivo en una base sustantiva en una conversación coloquial
distendida con sus amigos.

Ejemplo 13:
L: § ¿con cuántos yogures te lo regalan?
E: con diez cajas de yogures§
L: § te regalan uno
E: te dan un vaso/// y luego con§
L: § te dan el jarro§
E: § con diez cartoncitos de estos→/ bueno tiene to’l mundo ¿eh?/// y de– desde que tenía– ayer ((
))/// recortas esto↑/// y con diez cositas de estas↑ te dan la cubitera// que me la dieron ayer/ pero cuando
llegué aquí se me había roto la (( )) y tuv

El diminutivo no altera ni la categoría gramatical ni el marco de


subcategorización y opera en el marco de un acto de habla asertivo referido a objetos.
Su función es mitigadora, protege la imagen social al insinuar a sus amigos la mejor
forma de obtener una cubitera en una promoción. Esta insinuación es cortés porque se
realiza desde la escala pragmática de la modestia.

En el ejemplo 14 (morenito), la misma mujer selecciona una base adjetiva.

Ejemplo 14
E: = ¿qué rubio?
L: ¿uno rubio con los ojos azules (( ))?
E: ¡ah! ¿uno con barba?
(RISAS)
E: ese es el morenito§
L: § ¡ah! bueno§
E: § morenito de piel con la nariz un poco larguita/ gafitas→23
L: °(no sé quién es)°
E: ¿cuál es el rubio que dices tú?
L: uno que te pasaba libros de literatura/ quee§
E: § ¡ah! ese es Ramón/ ese es de clásicas/// Ramón/ me pasaba libros de literatura↓

El acto de habla es asertivo, referido a personas no presentes. En el caso de


morenito podría interpretarse que la función del es de tipo semántico-pragmático de
naturaleza aproximativa, de búsqueda de parecido o imitación. El término morenito
implicaría algo parecido a lo que se considera normalmente como moreno. También
podemos interpretar que es un diminutivo mitigador. La constelación de diminutivos
que viene a continuación parece sugerir que el diminutivo puede funcionar como

468
descriptor para mitigar la selección de los rasgos más llamativos y potencialmente
negativos de una persona. El diminutivo afecta al acto de habla y, además de describir,
protege la imagen social al trabajar en el ámbito de la escala pragmática del acuerdo y la
simpatía.

La proporción de unidades fraseológicas y repeticiones por sexos es


curiosamente mayor en el caso de los hombres (2 casos entre 47) que la de las mujeres
(3 casos entre 203) si tenemos en cuenta el número de intervenciones por cada sexo.
Este tipo de unidades por ser altamente expresivas deberían darse más en mujeres según
las consideraciones sobre las tendencias generales del diminutivo y otras formas de
elevada afectividad.

En resumen, la selección de categorías gramaticales por sexos y diminutivos se


mantiene constante lo que nos lleva a concluir que la selección del diminutivo no es un
dato relevante en esta cuestión.

7.5.1.9.3 Distribución de los tipos de actos de habla más empleados en función del
sexo y el nivel sociocultural

En este apartado vamos a analizar cuál es la naturaleza de los actos de habla más
empleados en función del sexo de los hablantes que la seleccionan. Distribuimos los
datos en dos apartados, los relativos a los hombres y a las mujeres.

7.5.1.9.3.1 Datos  relativos  a  los  hombres  

Hasta en 77 ocasiones los hombres utilizaron actos de habla críticos puros


(15%), 33 por parte de los hombres de nivel sociocultural alto, 32 por los de nivel
sociocultural medio y 12 por los de nivel sociocultural bajo. El siguiente acto de habla
más utilizado, con nueve apariciones, ha sido el asertivo (67 casos, 13%), empleado en
14 ocasiones por los hombres de nivel sociocultural alto, 41 por los de nivel
sociocultural medio y otras 12 por los de nivel sociocultural bajo. Le sigue el acto
directivo puro con 28 casos, 4 ocasiones por los hombres de nivel sociocultural bajo, 18
por los de nivel sociocultural medio y 6 por los de nivel sociocultural alto. Con 11 casos

469
es todavía representativo el acto de habla comisivo puro, 9 realizadas por hablantes de
nivel sociocultural alto (2%), y 6 por parte de hablantes de nivel sociocultural medio.

hombre Total+hombre mujer Total+mujer Total+general


alto bajo medio alto bajo medio
Directivos 6 4 18 28 8 13 35 56 84
Directivos+Comisivos 2 1 1 4 4
Directivo+Comisivos+Expresivos Negativos Insultos ycríticas 1 1 1
Directivos+Expresivos Positivos Cumplidos y Agradecimientos + Asertivos 2 2 2
Directivos+Expresivos Negativos Insultos y críticas 3 2 3 8 5 5 13
Directivos+Expresivos Negativos Insultos y críticas+Asertivos 1 1 1
Directivos+Asertivos 1 2 3 3
Comisivos 9 2 6 17 2 10 12 29
Comisivos+Expresivos Negativos Insultos y críticas 1 1 1
Expresivos Positivos Cumplidos y Agradecimientos 4 5 8 17 2 2 15 19 36
Expresivos Positivos Cumplidos y Agradecimientos+Expresivos Negativos Insultos y críticas 2 2 4 1 3 4 8
Expresivos Positivos Cumplidos y Agradecimientos+Asertivos 2 2 1 1 3
Expresivos+Negativos+Insultos+y+críticas+ 32 12 33 77 19 6 32 57 134
Expresivos+Negativos+Insultos+y+críticas+++Expresivos+Positivos+Cumplidos+y+Agradecimientos+ 1 1 1
Expresivos+Negativos+Insultos+y+críticas+++Asertivos 2 1 3 1 1 4
Asertivos+ 14 12 41 67 6 27 76 109 176
Total&general 74 39 116 229 36 53 182 271 500

Ilustración 84. Número de casos de actos de habla con diminutivo más empleados en función del
sexo y el nivel sociocultural I

En el ejemplo 88, un hombre de nivel sociocultural alto y estudios superiores


emplea un diminutivo en la colocación media hora y en un acto de habla expresivo
crítico para quejarse de un retraso:

Ejemplo 88
J: sí/ pero son las once ya ¿no?
G: sí/ pero eh que↑/ ÉL siempre se pierde// [a mí cuando me
llamó me dijo ((cuándo saldría))]
V: [°((pues si dijo a))
las diez y media→// es ya] media horita)°// es que hoy/
[esto (( ))]
J: [yo/ yoo] estaba [(( )) dando vueltas]
A: [A ÉL NO// a él no/ porque] vienee/ [vienee/ yy–]
V: [porque yo
me he metido por la otra calle↑] yy/ ¡coño! y ahora/ y con las
obras→/ y ¿por dónde me meto?// y he encontrao un huequecito↓
tú/ y me he metido detrás/ en la paralela
J: ¿no has visto dónde estoy [aparcao yo?]
V: [donde está Ada]//62 donde está el servicio
de Ada↑/ ahí detrás↑

El diminutivo es un atenuante que funciona como un eufemismo. Se refiere a


que comienza a ser tarde. Este tipo de atenuadores reúne, en nuestra opinión, por su
condición eufemística un doble componente: por un lado la atenuación formal y, por
otro una cierta intensificación debida al proceso de descodificación que el oyente debe
realizar sobre la inferencia del hablante. El diminutivo salvaguarda un poco la imagen

470
del hablante al buscar en el oyente un cómplice aunque se maneja en la escala
pragmática de la desaprobación.

En el ejemplo 85 (sapillo), encontramos una conversación coloquial amistosa


entre hombres y mujeres de entre 25 y 55 años. En ella, un varón de nivel sociocultural
bajo repite un diminutivo empleado por una mujer de nivel sociocultural medio para
continuar con la broma. El diminutivo se construye sobre una base sustantiva y actúa en
el interior de un acto de habla directivo de pedir información que en el turno de la mujer
era un acto de habla expresivo, un insulto.

Ejemplo 85
A: y nuncaa mal dicho↓ la palabra/ padre/ porque es padre
(RISAS)// ¿o no es padre?
L: sí↓ de todos
J: °(un padre salesiano)°
A: hombre
S: es un padre salesiano
A: hasta que te salee↑ el sapillo allí// que parece de los teleñecos59
(RISAS)
S: aquí se supone que el sap– que el sapillo es Andrés ¿no?
A: ¿qué pasa? ( RISAS)/// el Papá Pitufo60
S: yo nunca he visto una persona tan enrollada como el Andrés ¿eh?

Dado que el diminutivo actúa de modo ecoico, recoge las funciones atenuantes y
despectivas de la intervención anterior y valora irónicamente el desarrollo del los
turnos, puede que incluso vaya más allá. El diminutivo perjudica la imagen social pero
es algo esperado por la audiencia. Así pues, en términos generales se encuentra dentro
del ámbito de las escalas pragmáticas del acuerdo y la simpatía y, de un modo un tanto
ambiguo, en la de la aprobación.

471
hombre Total+hombre mujer Total+mujer Total+general
alto bajo medio alto bajo medio
Directivos 1% 1% 4% 6% 2% 2% 7% 11% 17%
Directivos+Comisivos 0% 0% 0% 1% 0% 0% 0% 0% 1%
Directivo+Comisivos+Expresivos Negativos Insultos y críticas 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0%
Directivos+Expresivos Positivos Cumplidos y Agradecimientos+Asertivos
0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0%
Directivos+Expresivos Negativos Insultos y críticas 1% 0% 1% 2% 0% 0% 1% 1% 3%
Directivos+Expresivos Negativos Insultos y críticas+Asertivos 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0%
Directivos+Asertivos 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 1% 1%
Comisivos 2% 0% 1% 3% 0% 0% 2% 2% 6%
Comisivos+Expresivos Negativos Insultos y críticas 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0%
Expresivos Positivos Cumplidos y Agradecimientos 1% 1% 2% 3% 0% 0% 3% 4% 7%
Expresivos Positivos + Expresivos Negativos
0% 0% 0% 1% 0% 0% 1% 1% 2%
Expresivos Positivos Cumplidos y Agradecimientos+Asertivos 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 1%
Expresivos Negativos Insultos y críticas 6% 2% 7% 15% 4% 1% 6% 11% 27%
Expresivos Negativos Insultos y críticas+Expresivos Positivos
0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0%
Expresivos Negativos Insultos y críticas+Asertivos 0% 0% 0% 1% 0% 0% 0% 0% 1%
Asertivos 3% 2% 8% 13% 1% 5% 15% 22% 35%
Total&general 15% 8% 23% 46% 7% 11% 36% 54% 100%

Ilustración 85. Porcentajes de actos de habla con diminutivo más empleados en función del sexo y el
nivel sociocultural

Como hemos visto, los actos más utilizados con diferencia son los críticos,
seguidos por los asertivos. En ambos casos, los hablantes de nivel alto y bajo se
reparten los empleos. Les siguen a cierta distancia los actos directivos y los comisivos,
también bastante igualados entre los hombres de nivel sociocultural alto y bajo. En
líneas generales, no parece haber gran diferencia entre las clases altas y bajas por parte
de los hablantes masculinos, como hemos podido observar en los resultados de nuestras
tablas. Eso sí, las clases medias masculinas no aparecen prácticamente representadas.
Hay un predominio de los actos de habla críticos compensado por lo que parecen
mitigaciones de los actos de habla directivo y comisivo, si tenemos en cuenta la sutil
crítica que pueden transportar también los actos de habla asertivos.

7.5.1.9.3.2 Datos  relativos  a  las  mujeres  

El tipo de acto de habla más empleado por las mujeres ha sido el asertivo con
109 casos (40%), de los cuales 76 corresponden a un nivel sociocultural medio y 27
casos, a uno bajo. Después vienen los actos expresivos críticos con 57 casos (21%) de
271 casos totales de mujeres. A continuación encontramos los actos directivos con 56
(21%) casos, el siguiente son 19 casos de expresivos positivos (7%). Los comisivos
suman tan solo 12 apariciones (4%).

472
hombre Total+hombre mujer Total+mujer Total+general
alto bajo medio alto bajo medio
Directivos 6 4 18 28 8 13 35 56 84
Directivos+Comisivos 2 1 1 4 4
Directivo+Comisivos+Expresivos Negativos Insultos y críticas 1 1 1
Directivos+Expresivos Positivos Cumplidos y Agradecimientos+Asertivos 2 2 2
Directivos+Expresivos Negativos Insultos y críticas 3 2 3 8 5 5 13
Directivos+Expresivos Negativos Insultos y críticas+Asertivos 1 1 1
Directivos+Asertivos 1 2 3 3
Comisivos 9 2 6 17 2 10 12 29
Comisivos+Expresivos Negativos Insultos y críticas 1 1 1
Expresivos Positivos Cumplidos y Agradecimientos 4 5 8 17 2 2 15 19 36
Expresivos Positivos Cumplidos y Agradecimientos + Expresivos Negativos Insultos y críticas 2 2 4 1 3 4 8
Expresivos Positivos Cumplidos y Agradecimientos+Asertivos 2 2 1 1 3
Expresivos Negativos Insultos y críticas 32 12 33 77 19 6 32 57 134
Expresivos Negativos Insultos y críticas+Expresivos Positivos Cumplidos y Agradecimientos 1 1 1
Expresivos Negativos Insultos y críticas+Asertivos 2 1 3 1 1 4
Asertivos 14 12 41 67 6 27 76 109 176
Total&general 74 39 116 229 36 53 182 271 500

Ilustración 86. Número de casos de actos de habla con diminutivo más empleados en función del
sexo y el nivel sociocultural II

En relación con el nivel sociocultural de los hablantes podemos decir que existe
un porcentaje bastante grande de actos asertivos, el 42% de los niveles socioculturales
medios y el 51% de los bajos. En cambio para el nivel sociocultural alto los asertivos
solo ocupan un 17% de los casos, cifra notoriamente menor. El siguiente nivel es el de
los actos expresivos negativos en el que aparecen bastantes casos de nivel sociocultural
medio (17%). Lo que sí que es un poco más significativo es que el 53% de los casos de
mujeres de nivel sociocultural alto son críticas. El porcentaje de las de nivel bajo y
medio se mantine normal, pero sube mucho el de la cantidad de críticas en el nivel
medio. Los diretivos siguen la misma pauta que los asertivos.

hombre Total+hombre mujer Total+mujer Total+general


alto bajo medio alto bajo medio
Directivos 1% 1% 4% 6% 2% 2% 7% 11% 17%
Directivos+Comisivos 0% 0% 0% 1% 0% 0% 0% 0% 1%
Directivo+Comisivos+Expresivos Negativos Insultos y críticas 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0%
Directivos+Expresivos Positivos Cumplidos y Agradecimientos+Asertivos
0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0%
Directivos+Expresivos+Negativos Insultos y críticas 1% 0% 1% 2% 0% 0% 1% 1% 3%
Directivos+Expresivos Negativos Insultos y críticas+Asertivos 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0%
Directivos+Asertivos 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 1% 1%
Comisivos 2% 0% 1% 3% 0% 0% 2% 2% 6%
Comisivos+Expresivos Negativos Insultos y críticas 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0%
Expresivos Positivos Cumplidos y Agradecimientos 1% 1% 2% 3% 0% 0% 3% 4% 7%
Expresivos Positivos Cumplidos y Agradecimientos+Expresivos
Negativos Insultos y críticas 0% 0% 0% 1% 0% 0% 1% 1% 2%
Expresivos Positivos Cumplidos y Agradecimientos+Asertivos 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 1%
Expresivos Negativos Insultos y críticas 6% 2% 7% 15% 4% 1% 6% 11% 27%

Expresivos Negativos Insultos y críticas+Expresivos Positivos Cumplidos y Agradecimientos 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0%


Expresivos Negativos Insultos y críticas+Asertivos 0% 0% 0% 1% 0% 0% 0% 0% 1%
Asertivos 3% 2% 8% 13% 1% 5% 15% 22% 35%
Total&general 15% 8% 23% 46% 7% 11% 36% 54% 100%

Ilustración 87. Porcentajes de actos de habla con diminutivo más empleados en función del sexo y el
nivel sociocultural II

473
En el caso número 16, larguita, una mujer menor de 25 años de nivel
sociocultural medio habla de las salidas nocturnas y de los chicos con sus amigos. En
este caso se utilizan una serie de sufijos diminutivos como descriptores en el acto de
habla asertivo en el que se habla de personas no presentes, el que ha sido seleccionado
mayoritariamente por las mujeres de este sector sociocultural:

Ejemplo 16:
E: = ¿qué rubio?
L: ¿uno rubio con los ojos azules (( ))?
E: ¡ah! ¿uno con barba?
(RISAS)
E: ese es el morenito§
L: § ¡ah! bueno§
E: § morenito de piel con la nariz un poco larguita/ gafitas→23
L: °(no sé quién es)°
E: ¿cuál es el rubio que dices tú?
L: uno que te pasaba libros de literatura/ quee§
E: § ¡ah! ese es Ramón/ ese es de clásicas/// Ramón/ me pasaba libros de literatura↓

En este ejemplo el diminutivo se construye sobre un adjetivo con gradación y


adquiere la función de un mitigador. El diminutivo en larguita parece una mitigación de
un rasgo negativo del personaje descrito, por tanto habría un predominio pragmático
mitigador encaminado a proteger la imagen social desde la escala pragmática del
acuerdo. Tenemos que apreciar la poca distancia y la sensación de intersección de
valores que se da entre el caso de morenito (aproximativo) y el resto de diminutivos
implicados en esta descripción. Tanto morenito como larguita son descriptores y se
encuentran muy juntos en el texto, sin embargo, en el caso de ‘morenito’ hay una elisión
del sustantivo y en estos casos los descriptores de colores son particularmente
susceptibles de indicar aproximación.

Por otro lado, el diminutivo funciona en combinación con otro atenuador, un


poco y nos preguntamos si existe una doble atenuación o, más bien, cada elemento
cumple una función distinta. Por ejemplo, por qué el hablante no ha dicho un poquito
larga y ha dichoun poco larguita. Parece que, con el primer empleo, se sigue la serie de
sufijaciones en los núcleos de la descripción susceptibles de llevarlos lógicamente:
moreno, larga, gafas. Desde esta perspectiva sí que tiene sentido hablar de una
constelación de diminutivos como descriptores en la que el sufijo puede funcionar tanto

474
para llamar la atención sobre una serie de rasgos como para disminuir su negatividad
potencial.

En el ejemplo 122 (clari-[tos]) tenemos un caso interesante. El diminutivo se


forma en un acto de habla expresivo de cumplidos. La hablante es una mujer de nivel
sociocultural medio de más de 55 años que rememora aspectos del pasado de su familia:

Ejemplo 122
C: § y cuando ya estamos un rato así/ °(dice)° és que se pareix a
mosatros ↑/16 no sé qué y no sé cuántas// y yo en eso digo/ ¡ay!/
digo si estás hablando de la nena
P: sí
C: que si respingonita/ que es [muy=]
P: [sí]
C: = bonita§
P: § los ojos muy claros/ [como el abuelo]
C: [muy clari–] como el abuelo§

El diminutivo se encuentra acortado pero su forma se puede deducir. Se


construye sobre un adjetivo con gradación. Su función se centra en negociar la relación
entre los hablantes siguiendo las máximas de cortesía y de simpatía y apunta a una
máxima proximidad. El diminutivo protege la imagen social y sigue la escala
pragmática de la aprobación. Afecta al discurso porque es la manera en la que las
mujeres, particularmente las madres, hablan con los niños por lo que se centra en el
ámbito macropragmático de lo infantil.

Lo que destaca en estos datos es la ausencia de interlocutores mujeres de nivel


alto. Por lo que hace al resto de las hablantes, la mayor parte de los diminutivos se
encuentra en intervenciones de hablantes de nivel sociocultural medio. Los actos de
habla de mayor importancia entre las mujeres han sido los asertivos.

7.5.1.9.3.3 Conclusiones

En total hay más actos de tipo asertivo que de otro tipo. Después vienen las
críticas y acto seguido los directivos. En general los hablantes utilizan actos
colaborativos en los niveles medio y bajo. El porcentaje de críticas es más grande en el
nivel sociocultural alto tanto en hombres como en mujeres. Este dato debe estar

475
relacionado con las relaciones de poder y distancia. En líneas generales hay más críticas
que cumplidos dentro del estricto ámbito de los actos expresivos.

7.5.1.9.4 Distribución de la función del evaluativo en función del sexo y el nivel


sociocultural

En cuanto a los datos socioculturales en función de los valores del diminutivo


más empleados, a continuación veremos cuál es el sexo y nivel sociocultural más
frecuente de los hablantes que emplean algunos de los valores del diminutivo.

7.5.1.9.4.1 Datos relativos a los hombres

En lo que respecta a los hombres, los diminutivos son empleados en mayor


medida con el desacuerdo colaborativo con 37 (16%) casos sobre 229 (el total de casos
de los hombres), seguido del afectivo con 36 casos (16%), después viene atenuante con
27 casos (12%) y en siguiente posición el intensificador del desacuerdo no colaborativo
con 26 casos (11%), 23 la atenuante afectivo (10%) y 18 casos de intensificador
afectivo (8%). Por tanto, predominan los valores colaborativos en una proporción
próxima al dos a uno como se puede observar en la tabla que ponemos a continuación

hombre Total+hombre mujer Total+mujer Total+general


alto bajo medio alto bajo medio
Predominio Representacional 2 2 1 2 4 7 9
Predominio Representacional+Atenuante 1 1 1
Predominio Representacional+Atenuante + Afectivo(Colaborativo) 1 1 1
Predominio Representacional+Intensificador+Afectivo(Colaborativo) 1 1 1
Predominio Representacional+Desacuerdo (No colaborativo) 1 1 1
PredominioRepresentacional+Desacuerdo(No colaborativo)+Afectivo(Colaborativo) 1 1 1
Predominio Representacional+Afectivo(Colaborativo) 2 2 3 3 5
Semántico pragmáticos 1 1 1 3 1 12 13 16
Semántico pragmáticos + Atenuante 2 1 3 2 3 5 8
Semántico pragmáticos Atenuante+Desacuerdo(No colaborativo)+Afectivo(Colaborativo) 1 1 1
Semántico pragmáticos+Desacuerdo(No colaborativo) 2 6 8 3 3 6 14
Semántico pragmáticos+Afectivo(Colaborativo) 1 2 3 3 3 6
Atenuante 6 6 15 27 1 1 27 29 56
Atenuante+Intensificador 1 2 3 1 1 2 5
Atenuante+Intensificador+Desacuerdo(No colaborativo) 1 1 2 4 4
Atenuante+Intensificador+Afectivo(Colaborativo) 1 2 3 3
Atenuante Desacuerdo(No colaborativo) 4 2 2 8 2 6 8 16
Atenuante+Desacuerdo(No colaborativo)+Afectivo(Colaborativo) 2 2 1 1 3
Atenuante+Afectivo (Colaborativo) 10 3 10 23 4 5 16 25 48
Intensificador 4 10 14 4 6 22 32 46
Intensificador+Desacuerdo(No colaborativo) 13 5 8 26 3 2 3 8 34
Intensificador+Afectivo (Colaborativo) 4 3 11 18 2 5 10 17 35
Desacuerdo (No colaborativo) 13 5 19 37 11 1 10 22 59
Desacuerdo (No colaborativo)+Afectivo (Colaborativo) 4 1 5 1 1 2 7
Afectivo (Colaborativo) 4 6 26 36 1 20 63 84 120
Total&general 74 39 116 229 36 53 182 271 500

Ilustración 88. Numero de casos de valores del diminutivo más empleados en función del sexo y el
nivel sociocultural

476
El ámbito de los afectivos colaborativos se da particularmente en los hombres de
nivel sociocultural medio con 26 casos sobre 36 totales. La mayoría de los casos
colaborativos se dan en hombres de nivel sociocultural medio y como hay más ejemplos
de este nivel acaban predominando en el corpus. Con respecto a los no colaborativos
pese a haber menos casos de niveles altos su mayor incidencia en este nivel los equilibra
con los niveles medios.

Veamos un par de ejemplos relativos a algunos de los tipos de mayor relevancia.


El ejemplo 91, barrilitos, es un caso de función del diminutivo como mitigador en un
hablante varón de nivel sociocultural alto, un profesor de entre 26 y 55 años que habla
con sus amigos y sugiere la posibilidad de organizar una fiesta en la bodega de uno de
ellos:

Ejemplo 91
V: OYE/ oye por cierto↓ no estaría mal ¿a vosotros os dejan alguna
veez/ de solteros↑ [por ahí?]
A: [OYE]/ oye↓ ¿a que en Tuéjar74 noo hacen–
no [hace (( ))]
V: [si os dejan de solteros↑]// [¡Ángel!]
A: [¿pero tú qu’] [estás (( ))]
J: [porque la
bodega// (( )) que compres tres barrilitos tuyos y los (( ))]
V: ¿eh?
G: en Tuéjar los pajares son para [otra cosa/ hombre]
S: [tambiéen]// también compraré
algún barrilito/ p(e)ro de momento botellas// de momento botellas/
las voy dejando allí// y después ya/ poquito a poquito

El diminutivo se añade a un sustantivo sin que altere su categoría gramatical ni


su marco de subcategorización. La situación comunicativa contiene un acto comisivo en
el que el hablante se compromete a jugar a las cartas con los oyentes si le invitan al
pajar y si compran unos barrilitos. También podría tratarse de una sugerencia (‘Haz P
con migo y yo haré P contigo’). Sin embargo, el lugar en el que se encuentra el
diminutivo es más propio de un acto directivo en grado de petición de bienes materiales.
La función del diminutivo consiste en mitigar la doble petición de dos aspectos
socialmente peligrosos la participación en el juego y el la ingesta de alcohol (además de
la sugerencia de dejar a sus novias para ir con los amigotes) pero también posee una
carga afectiva y colaborativa de solidaridad con un amigo.

477
El caso 93, poquito a poquito, aparece en el mismo entorno del caso 91,
analizado más arriba. Esta vez el valor del diminutivo o de los diminutivos es el de
intensificar una atenuación previa, la que realiza el primero de los adjetivos evaluativos
que aparecen, poco.

Ejemplo 93
V: OYE/ oye por cierto↓ no estaría mal ¿a vosotros os dejan alguna
veez/ de solteros↑ [por ahí?]
A: [OYE]/ oye↓ ¿a que en Tuéjar74 noo hacen–
no [hace (( ))]
V: [si os dejan de solteros↑]// [¡Ángel!]
A: [¿pero tú qu’] [estás (( ))]
J: [porque la
bodega// (( )) que compres tres barrilitos tuyos y los (( ))]
V: ¿eh?
G: en Tuéjar los pajares son para [otra cosa/ hombre]
S: [tambiéen]// también compraré
algún barrilito/ p(e)ro de momento botellas// de momento botellas/
las voy dejando allí// y después ya/ poquito a poquito

La repetición se da en un acto comisivo, una oferta. El hablante se ofrece a


comprar unos barrilitos que podrían servir para invitar a beber a los amigos. Como
hemos explicado en el caso anterior, afecta a los turnos y contribuye a proteger la
imagen en el ámbito de la escala pragmática del tacto.

1.2.2.9.4.1. Datos relativos a las mujeres

Si consideramos los datos en función del sexo femenino, el dato mayor es el de


afectivo colaborativo con 84 casos (31%) de 271. Le sigue el valor intensificador con
32 casos (125) que en el caso de los hombres solo eran 14. El tercer caso es la atenuante
con 29 casos (11%) y la atenuante afectivo le sigue con 25 casos (9%). El desacuerdo
colaborativo cuenta con 22 casos (8%) y el intensificado afectivo 17 casos (6%). Por
último el semántico aproximador tiene 13 casos (5%).

Resulta particularmente curioso el dato del afectivo en el que casi todos son de
nivel sociocultural medio, 63 casos de 84. Entre el nivel sociocultural bajo hay 20 de 53
pero solo hay 1 caso de 36 de nivel sociocultural alto. Este último dato es relevante por

478
su escasez siendo el alto muy mayoritario en los otros estamentos. Sobre el dato relativo
al atenuante hay 27 casos en el nivel sociocultural medio mientras que solo hay un caso
del nivel sociocultural bajo y otro caso del alto. Este valor prácticamente solo se utiliza
en el nivel sociocultural medio. En cambio, para el nivel sociocultural alto el dato
mayor es el de los desacuerdos. Habiendo un dominio bastante grande de los valores
colaborativos en general entre las mujeres, en lo relativo a las de nivel sociocultural
alto, la mayor incidencia se da en un valor no colaborativo, el de desacuerdos.

hombre Total+hombre mujer Total+mujer Total+general


alto bajo medio alto bajo medio
Predominio Representacional 0% 0% 0% 0% 0% 0% 1% 1% 2%
Predominio Representacional+Atenuante 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0%
Predominio Representacional+Atenuante+Afectivo(Colaborativo) 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0%
Predominio Representacional+Intensificador Afectivo(Colaborativo) 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0%
Predominio Representacional+Desacuerdo(No colaborativo) 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0%
Predominio Representacional+Desacuerdo(No colaborativo)+Afectivo(Colaborativo) 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0%
Predominio Representacional+Afectivo(Colaborativo) 0% 0% 0% 0% 0% 1% 0% 1% 1%
Semántico pragmáticos 0% 0% 0% 1% 0% 0% 2% 3% 3%
Semántico pragmáticos Atenuante 0% 0% 0% 1% 0% 0% 1% 1% 2%
Semántico pragmátic+Atenuante+Desacuerdo(No colab)+Afectivo+(Colab) 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0%
Semántico pragmáticos +Desacuerdo (No colaborativo) 0% 0% 1% 2% 1% 1% 0% 1% 3%
Semántico pragmáticos +Afectivo(Colaborativo) 0% 0% 0% 1% 0% 0% 1% 1% 1%
Atenuante 1% 1% 3% 5% 0% 0% 5% 6% 11%
Atenuante+Intensificador 0% 0% 0% 1% 0% 0% 0% 0% 1%
Atenuante+Intensificador+Desacuerdo (No colaborativo) 0% 0% 0% 1% 0% 0% 0% 0% 1%
Atenuante+Intensificador+Afectivo (Colaborativo) 0% 0% 0% 1% 0% 0% 0% 0% 1%
Atenuante+Desacuerdo(No colaborativo) 1% 0% 0% 2% 0% 0% 1% 2% 3%
Atenuante+Desacuerdo(No colaborativo)+Afectivo(Colaborativo) 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 1%
Atenuante+Afectivo(Colaborativo) 2% 1% 2% 5% 1% 1% 3% 5% 10%
Intensificador 1% 0% 2% 3% 1% 1% 4% 6% 9%
Intensificador+Desacuerdo (No colaborativo) 3% 1% 2% 5% 1% 0% 1% 2% 7%
Intensificador+Afectivo(Colaborativo) 1% 1% 2% 4% 0% 1% 2% 3% 7%
Desacuerdo (No colaborativo) 3% 1% 4% 7% 2% 0% 2% 4% 12%
Desacuerdo (No colaborativo)+Afectivo(Colaborativo) 1% 0% 0% 1% 0% 0% 0% 0% 1%
Afectivo (Colaborativo) 1% 1% 5% 7% 0% 4% 13% 17% 24%
Total&general 15% 8% 23% 46% 7% 11% 36% 54% 100%

Ilustración 89. Porcentajes de los valores del diminutivo más empleados en función del sexo y el
nivel sociocultural

Vamos a ver un par de casos de las funciones más representativas de estos tipos.
En el ejemplo número 47 (chiquito) en el que una mujer de nivel sociocultural medio
utiliza el diminutivo con una función colaborativa cariñosa.

Ejemplo 47
§ el otro día me pasó a mí un caso↑// que se lo
dije a Roberto/ no se lo quería decir °(((pero había (( )) también/
y)) me di cuenta pues se lo voy a comentar)°// el otro día no
pudimos oír la película↑/ porque/ se oía una conversación↑//
que mi hijo dice mamá/ pues eso es de– el aficionao///29 paraba↑//
al momento otra vez↑// y así así toda la película// entonces ya
no ha vuelto a hacer y yo digo pues ya no le digo nada porque ya
no ha vuelto a pasar/ pero ayer por la mañana le digo/ pues me
pasó eso y dice/ pues/ eso a lo mejor de tarde en tarde// y efectivamente//
no– la primera vez↑// y ya no me ha vuelto a pasar/ ¿os
ha pasao alguna vez esto a vosotros?

479
A: no/ de coger así conversaciones↓ no
M: °(mira)°/30 no/ es ma– es que (( )) porque// Manolo tiene un
suéter muy parecido/ entonces§
A: § sí/ de cuando estaba de moda
laa/ marca
M: síi↓ es que tiene u– mi chiquito es– el azul mari– es que a mí el
azul marino me encanta§
S: § mm
M: entonces ee me salió esa conversación y se lo comenté///31 pero
al no volverme a salir yo no/ se lo quería decir [pero (( ))]

El sufijo se construye sobre un sustantivo en un acto de habla asertivo referido a


personas no presentes con un contenido más informativo que afectivo. El término
parece parcialmente lexicalizado, por lo que los efectos del diminutivo parecen afectar a
la palabra. Desde el punto de vista de la selección léxica sí que parece protegerse la
imagen social del hablante y la palabra como conjunto parece operar en el ámbito de la
simpatía dado que se trata de un léxico relacionado con lo infantil.

El caso 249 (momentitos) presenta a una mujer de nivel sociocultural bajo que
emplea el diminutivo con una función intensificadora. Las mujeres hablan sobre algunas
bromas pesadas que se realizan anónimamente por teléfono:

Ejemplo 249
C: § ni– mira↓
ya cogió el teléfono y dice ni está Jesús ni su PUTA MADRE/7 y
yo→ Vicente ¡por Dios! dice NI VICENTE NI SANTO VICENTE PERO
¿¡ESTOS QUÉ S’HAN CREÍDO ESTA NOCHE!? [y=]
D: [sí sí]
C: = ya se fue a trabajar sin– sin– sin dormir
D: es que son bromitas pesadas§
A: § no↓ eso es que se equivocaron (( )) [(( ))]
B: [y mi madre–/ a mí una] de mis amigas (( )) sus hermanas↑
le llamaron dice es de la policía y dice un momentito↑ [(( )) y digo
¡ay madre mía!=]
C: [sí/ menudo
susto/ menudo susto/ menudo susto (( ))]
B: = hasta que se ve que se [puso otra persona y dice mire↓ es de aquí
de jefatura dice preguntando ¿fulano de tal? digo pues no↓ aquí
C: [sí/ sí sí// sí/ sí/ no/ sí]
B: = pero [claro↓ esos momentitos ¿eh? la policía↓ que se espere↓
que se ponga el otro↑]
C: [pero hasta que túu→sí sí/ claro/ ahí ahí]/[ahí está↓ ahí
está]
A: [aquí no es↓
te podías morir]

480
El diminutivo aparece en un acto de habla expresivo y crítico. Junto a la función
intensificadora no es menos importante la función de desacuerdo no colaborativo y
sarcasmo. El sufijo afecta a todo el acto de habla incrementando la crítica. Esto
perjudica la imagen social ya que la expresión se mueve dentro de las escalas
pragmáticas del tacto y de la falta de acuerdo.

7.5.1.9.4.2 Conclusiones

Si observamos los datos de ambos sexos, obtenemos los resultados siguientes.


Por lo que hace a los valores representacionales solo suman 17 casos. Los datos parecen
señalar que la mayor parte de los valores del corpus es de tipo colaborativo. Según estos
mismos resultados, las funciones más empleadas son la afectiva con un 24% y el
desacuerdo con un 12%. Le sigue la atenuante con un 11% y la atenuante afectiva con
un 10%. Esto quiere decir que los valores colaborativos superan a los que no lo son al
menos en una proporción de 3 a 1. Los hablantes de nivel sociocultural medio son los
que más tienden a utilizar este tipo de valores.

7.5.1.9.5 Distribución del perjuicio a la imagen social en función del sexo y del nivel
sociocultural

En este apartado queremos analizar en qué manera y proporciones se ve dañada


la imagen social en función de las variables del sexo y del nivel sociocultural de los
hablantes. Dividimos el apartado en dos bloques relativos a cada uno de los sexos.

7.5.1.9.5.1 Datos relativos a los hombres

Por lo que respecta a los hombres, es preciso tener en cuenta en primer lugar que
en un total de 10 sobre 219 casos no había ninguna intervención que dañara o no la

481
imagen social. En lo relativo a los actos de habla, protegían la imagen social en la
mayoría de las ocasiones 128, 33 cuando el hablante era de nivel alto, 72 cuando era de
nivel sociocultural medio y 23 cuando era de nivel sociocultural bajo. Estos resultados
apuntan en la dirección señalada en el corpus según la cual los diminutivos parecen
actuar como elementos con funciones colaborativas. Según explican estos datos, los
hombres de nivel sociocultural alto emplean el valor colaborativo tanto como el no
colaborativo. Los hablantes de clase sociocultural media o baja tienden a utilizar más
los valores colaborativos y a proteger más la imagen social.

Ilustración 90. Número de ejemplos con diminutivo en los que la imagen social de los hablantes
queda afectada en función del sexo y el nivel sociocultural I

Un ejemplo de empleo del diminutivo de protección de la imagen social por


parte de un hombre de nivel sociocultural alto lo tenemos en el caso 239 (arregladito),
en el que el hombre, mayor de 55 años, habla sobre un reloj y su posible venta.

Ejemplo 239
[porque es quee] estamos un poco apuraos↑ pero en fin↓
ee yo es que– por lo menos↑ usted tasémelo a ver quee (( ))§
A: § por saber
lo quee me daría§
D: § por saber lo que me daría/ y ya está
B: y verás como te dan§
D: § y arregladito ya y todo↑
B: por ese reloj te iban a dar un mogollón de pelas

El diminutivo se da en un adjetivo con forma participial que opera en el interior


de un acto de habla comisivo de sugerencias o de uno directivo de pedir que se actúe. La
función del evaluativo es compleja. Por un lado, funciona como mitigador del grado de
la imposición que conlleva el consejo, por otro como intensificador sobre los aspectos
positivos del resultado, función que está en relación con lo afectivo colaborativo
cariñoso. Este diminutivo protege la imagen social porque actúa en las escalas
pragmáticas del acuerdo, el tacto y la simpatía por lo que atañe al nivel del discurso
pues lo llena de afectividad.

482
Ilustración 91. Porcentaje de casos con diminutivo en los que la imagen social de los
hablantes queda afectada en función del sexo y el nivel sociocultural I

Por lo que respecta a los valores no colaborativos de los datos para los hombres,
en los que se perjudica la imagen social, abarcan el 18% sobre los 500 casos. Los
hablantes de niveles socioculturales medios y bajos tienden a utilizar valores
colaborativos en un 21% de los 500 casos, frente a los casos de los hablantes de niveles
socioculturales altos que utilizan tan solo un 7%. El hecho más significativo es que el
valor no colaborativo es más importante entre los hombres de nivel sociocultural alto.

En el caso 73 (modernillas), podemos ver cómo un varón de nivel sociocultural


bajo utiliza el diminutivo en un acto de habla que daña la imagen social en una
conversación amistosa sobre productos que se venden en un centro comercial.

Ejemplo 73
J: pues en la pirámide// la de Nuevo Centro/36 la pirámide de música
S: sí// no↓ ahí tampoco te creas/ ahí tienen cosas→// así
modernillas↓ noo/ una sección de– de músicaa// pues de hace
diez años por ejemplo o eso/// yo la verdad es que cuando busco
alguna cosa d’esas me voy a la Plaza Redonda37 los domingos y
la encuentro/ siempre

El diminutivo se forma sobre un adjetivo con gradación en un acto de habla


expresivo de críticas. El sufijo afecta al acto de habla modificando su fuerza ilocutiva al
intensificar el desacuerdo no colaborativo y despectivo. El diminutivo opera en la escala
pragmática de la desaprobación. Por último, hay casos en los que existe una
ambigüedad manifiesta en tanto que el interlocutor espera que de manera abierta o
encubierta, se produzca un ataque a la imagen social por parte del hablante.

En general entre los hablantes masculinos predomina los valores colaborativos


aunque entre los de nivel alto esa tendencia es menor.

483
7.5.1.9.5.2  Datos  relativos  a  las  mujeres  

En lo que atañe a las mujeres, es preciso tener también en cuenta, en primer


lugar, que en un total de 51 sobre 271 casos no había ninguna intervención que dañara o
no la imagen social, esto supone el 10% sobre el 54% que son todas las mueres. Los
actos de habla protegían la imagen social en la mayoría de las ocasiones, un 35% sobre
el 54%, cuando el hablante era de nivel sociocultural medio un 25 % sobre un 36% que
es lo que repesentan las mujeres de este nivel. Solo un 4% utilizan el valor no
colaborativo. En este caso, entre las de nivel medio y bajo predominan los usos
colaborativos.

Ilustración 92. Porcentaje de casos con diminutivo en los que la imagen social de los
hablantes queda afectada en función del sexo y el nivel sociocultural II

Al igual que sucede de modo general entre los hombres los diminutivos parecen
actuar como elementos con valores preferentemente colaborativos. Según explican estos
datos, las mujeres de nivel sociocultural alto serían las únicas que se salen de la norma,
no obstante hay pocos casos, un 7% de valores no colaborativos frente a un 2% de
valores colaborativos sobre los 500 casos.

Un ejemplo de protección de la imagen social por parte de una mujer de nivel


sociocultural medio lo encontramos en el caso 198 (jovencita) en el que se habla sobre
recuerdos y asuntos de familia. Lo reproducimos a continuación:

Ejemplo 198
§ MIRA/ mi profesora de clase de
canto está aquí/85 te la voy a enseñar/ ¿tú la conoces? ¿a Elisín?
J: noo
C: es que/ es la foto que hay de don César/ cuando se jubiló↑/ el
catedrático del Conservatorio/ y yo le he dicho Elisín/ te voy a llevar
unas fotos mías/// esto no lo quiero contar porque no quiero
que se sepa/ lo que me dijo mi tío Paco después de ver esta
foto/// no lo digo ¿verdad?
P: claro que no§
C: § no/ ya te lo diré luego/// de ti para mí/ un secreto/
d’Estao86§
P: § (RISAS)§

484
C: § pues/// esta/87 es que yo sin gafitas
no gilo88 ee mucho§
P: § mm§
C: § esa///89 y m’ha enseñao unas fotos
d’ella/ de jovencita↑/ monísima/ ¿y SABÉIS QUIÉN la pretendía?
/ un actor de cine/ que estudiaba→/ ella hizo también
declamación dramática↑/ y le pasó como a mí/ solamente que
yo piqué↑// y ella no/// ¿tú has visto eso de Vámonos al moro↑//90
el gordo?// ¿u– uno que hace muchas pelí–/ muchas obras–
obras d’estas de cine y de todo/ que es muy gordete él?///(3’’)

El diminutivo se forma sobre un adjetivo con gradación. Actúa en el interior de


un acto de habla asertivo dirigido a personas no presentes. La función del diminutivo es
intensificadora y opera en el ámbito de la escala pragmática de la simpatía y del ámbito
macropragmático de lo infantil.

Ilustración 93. Número de ejemplos con diminutivo en los que la imagen social de los hablantes
queda afectada en función del sexo y el nivel sociocultural I I

Por lo que respecta a los valores no colaborativos, en los que se perjudica la


imagen social, hay 138 sobre los 500. Las hablantes de niveles socioculturales medios,
con 18 casos no colaborativos sobre 182 casos totales de intervenciones de este nivel.
Este dato es muy pequeño. Las de nivel sociocultural alto utilizaron 22 casos no
colaborativos sobre un total de 36, y las de nivel sociocultural bajo solo 7 sobre un total
de 53 casos como se puede observar en la tabla. Esto indica que las mujeres todavía
emplean una menor cantidad de actos que dañan la imagen social en relación a la
cantidad que emplean los hombres, según nuestro corpus. Solo en el nivel sociocultural
alto el porcentaje de mujeres es mayor que el de hombres. Una vez más tenemos que
insistir en que hay un pequeño número de ejemplos para este dato.

De nuevo encontramos ejemplos en los que existe una ambigüedad manifiesta en


tanto que el interlocutor espera que de manera abierta o encubierta, se produzca un
ataque a la imagen social por parte del hablante. Se han registrado solo dos casos en
hablantes de nivel sociocultural medio del corpus Val.Es. Co. veamos uno de ellos. Se
trata del caso 190, guapita. Aquí una hablante de nivel sociocultural medio perjudica la

485
imagen social pero es algo esperado por parte del oyente. Se habla sobre recuerdos de la
juventud:

Ejemplo 190
C: § ¿eh?/ y de–
yo– yo veía y decía ¡pues madre mía!/ entonces yo↑/ un Adonis/ y yo
se lo he co– (co)mentao a una compañera mía muy inteligente↑
/ una chica de treinta y cinco años/ y le dije/ pasa esto/
Maribel/ ¡qué guapa eras Carmen!/ yo digo no/ en aquella época no/
era GUAPITA/ pero no guapa/ claro↓/ cuando me presenté/ mi
madre/ armó/ porque pensó→no es guapa/ para la revista/

El diminutivo se construye sobre un adjetivo con gradación en el interior de un


acto de habla que combina la fuerza ilocutiva de un cumplido y una crítica. La función
del diminutivo parece mitigar la evaluación positiva que contiene el adjetivo. El
diminutivo afecta al los turnos. Aunque el diminutivo matiza el cumplido de su amiga y
ataca así su imagen social, mediante el recurso a la modestia refrena también la
peligrosidad social de aceptar un cumplido que la deja en tan buen lugar. El diminutivo
actúa en las escalas pragmáticas de la modestia y la búsqueda de acuerdo.

7.5.1.9.5.3 Conclusiones

Predomina en general el valor colaborativo por encima del no colaborativo entre


los hombres y las mujeres. En relación a las mujeres hay un mayor numero de casos de
empleos colaborativo que en los hombres. Esta tendencia se invierte en el caso de las
personas de nivel sociocultural alto tanto en hombres como en mujeres, incluso entre las
mujeres en una proporción mayor. Sin embargo, como en el caso de las mujeres de nivel
sociocultural alto existe un numero relativo de casos muy bajo, el porcentaje global sale
claramente favorable a los usos colaborativos.

486
7.5.1.10 Relación entre el tipo de acto de habla con diminutivo y el
campo asociativo

En las tablas siguientes se observa la relación entre los distintos actos de habla y
la asignación de campos semánticos que hemos realizado para el corpus Espresati. En
este estudio se contemplan como un caso individual las distintas variantes de cada
ejemplo en el que se da más de un acto de habla, por lo que los resultados de las
gráficas dan un total de 268 casos.

Ilustración 94. Relación porcentual entre el tipo de acto de habla y el campo asociativo al que
pertenece el diminutivo

Por lo que respecta a los campos semánticos que han aparecido mayor número
de veces, 455 casos (91%) se refieren al ámbito de las personas. En este campo
predominan los 164 casos asertivos (33%), 125 casos son expresivos negativos (25%),
74 son directivos (15%) y 35 son expresivos positivos (7%). Por tanto predominan los
actos de naturaleza más bien colaborativa, 330 (66%), entre asertivos y directivos
mitigados y expresivos positivos intensificados.

El ámbito de las comidas y productos alimenticios posee 30 (6%) casos


totales de los que 10 son comisivos, 7 son asertivos y 5 son directivos.

487
Ilustración 95. Número de ejemplos con diminutivo en contraste con el tipo de acto de habla y el
campo asociativo al que pertenece

El caso número 314, es una muestra de acto de habla directivo dirigido a


personas para pedir que se actúe de una determinada forma. El ámbito semántico en el
que hemos clasificado la palabra ratoncillos, por ejemplo, es el de los individuos
aunque evidentemente se trata de una animalización y por tanto de una evaluación
negativa de los mismos.

No le tengas miedo. ¿Es que no te das cuenta de que no puede trabajar rodeado de
temerosos ratoncillos?
(Revista Primera Línea, nº 183. Julio 2000, pág. 71)

El diminutivo se forma sobre un sustantivo cuyos rasgos léxico-semánticos son


los siguientes: [+delimitable +delimitado +animado –humano]. El sufijo no altera el
marco de subcategorización y no hay reiteración evaluativa si consideramos que el
sufijo –ón es una lexicalización pese a su sentido diminutivo. El diminutivo –illo
intensifica una crítica velada que perjudica la imagen social porque manifiesta
superioridad hacia el oyente. El acto de habla en su conjunto opera en las escalas
pragmáticas de la desaprobación y la falta de modestia. En las gráficas anteriores hemos
ofrecido datos sobre la cantidad de ejemplos que aparecen según el tipo de acto de habla
y según el campo semántico

En el ejemplo 363 (contar batallitas), encontramos un acto de habla expresivo


crítico combinado un una unidad fraseológica del ámbito semántico de las emisiones

488
comunicativas resultado de la acción de contar algo. En este caso se refiere a los
comentarios humorísticos del presentador de un programa que trata sobre sexualidad
quien, según el hablante, olvida con frecuencia el auténtico sentido de su trabajo.

Una amable lectora me ha escrito diciendo que, por favor, no cuente tantas batallitas y
explique más trucos sexuales.
(Batallitas, Artículo de Josep Tomás, revista El Magazine, nº 332. 5-02-06, pág. 46).

El diminutivo se construye en el interior de una unidad fraseológica sin


desautomatizarla. La función del diminutivo es de tipo intensificador por un lado y de
tipo no colaborativo y sarcástico por otro. Se trata de una respuesta ecoica cargada de
sarcasmo, intensificada por el diminutivo y que afecta al acto de habla en su conjunto.
Por este motivo, además de operar en la escala pragmática de la desaprobación el sufijo
aumenta el perjuicio a la imagen social del receptor.

En el ejemplo 377 (ahorritos), extraído de la película Lo mejor que le puede


pasar a un Cruasant, observamos los actos de habla críticos en palabras del ámbito
semántico de los productos. Pablo, un crápula cuya particular filosofía vital consiste en
hacer lo que le viene en gusto en cada momento, ironiza sobre su cotidiana pobreza y la
relativa riqueza de su pragmático padre.

-La última valoración de mis bienes es de 50.000.


-Mira papá pero todo esto no tiene nada que ver con tus ahorritos. (Película: Lo mejor
que le puede pasar a un Cruásant)

El diminutivo se forma sobre un sustantivo [+delimitable –delimitado +elemento


discreto –miembro animado]. La función del diminutivo es mostrar desacuerdo no
colaborativo irónico. Tanto el diminutivo como la entonación influyen poderosamente
en la alteración de la fuerza ilocutiva del acto de habla y en la activación de inferencias
de las que resulta la crítica hacia la actitud miserable del padre de Pablo. El sufijo afecta
a todo el acto de habla y perjudica la imagen social pero el género de la película, una
comedia, exige por convención la ruptura de las normas sociales. No obstante, el
diminutivo opera en el ámbito de la escala pragmática de la desaprobación.

El mayor porcentaje de ejemplos pertenece al campo de lo relacionado con


emisiones verbales humanas y el entorno de lo humano. En especial predominan los

489
actos encaminados a ofrecer información (actos asertivos) y en segundo lugar los actos
expresivos negativos críticos. En general, como hemos explicado más arriba existe un
predominio claro de los valores que protegen la imagen y funcionan de manera
colaborativa.

Para concluir con este apartado es preciso explica que entre los campos
semánticos que afecta el diminutivo en este corpus, destacan por su interés los 51 casos
palabras relacionadas con los individuos, los 39 casos de productos; los 26, de
emisiones comunicativas; los 18 relacionados con partes del cuerpo y los 16 que tienen
que ver con porciones de tiempo. Es preciso tener en cuenta que los campos evaluación
(73 casos) y acción (24 casos) se han clasificado de una manera un poco general aunque
esto no invalida, como se detallará, su interés.

Parece que los actos de habla expresivos son los que más aparecen con estos
casos, particularmente el de productos y al comentario o evaluación que se puede hacer
sobre estos productos o sobre el estado de los asuntos. Le siguen en cantidad los
asertivos en los que aparecen, lógicamente, personas y productos relacionados
concretamente con dos de sus variables. Además hay evaluaciones. Recordemos, como
ya explicamos, las similitudes de este acto con las críticas. En los directivos también
hay bastantes casos relacionados con los tipos de emisiones y con las personas, suelen
ser advertencias directas al interlocutor o terceros o evaluaciones sobre el tipo de
mensaje que alguien ha emitido.

490
7.6 APÉNDICE: EJEMPLOS DEL CORPUS

7.5.2 CORPUS VAL.ES.CO

491
492
493
494
CORPUS VAL.ES.CO.

Ejemplo 1:
B: ¡yee pasa las papas! / ¡hostia↑! medio paquete os habéis hecho
ya↓ cabrones/ déjame coger§
D: § medio paqu– noo de eso no se
llena///(8”) [dame cocacola]
A: [falta un poqui]llo más de sombra pero vamos↓
tampocoo§

Ejemplo 2:

D: ¡cuidao a ver si se cae!// ¡coño! esto me cae/// bueno ¿esto dónde


se deja?/ déjalo por ahí
D: así sí que estará fresquito (5”)
C: a esto lo hemos de (( )) pa que no se caiga
A: ¿¡qué más sano que una comida entre las moscas del campoo!?
(RISAS)§

Ejemplo 3:

C: [dijo que–] que loh– co– que le conocía a él↑ y que te conocía
a ti/ yo había pasao desapercibido§
A: § ¿a mí macho↑ de qué?/
de haber hecho el bruto↑ o algo↑ [porquee]
C: [sí]/ porque le preguntó
por un amigo↑§
B: § la intentarías violar alguna vez→nano (RISAS)§
C: § dice que le preguntó por un amigo muy alto↑ y por [uno bajito]
B: [¡ye PON↓22 nano!]

Ejemplo 4:

B: la verdad es que ponen palabras en su boca


D: (ERUCTOS)// esto37 hace vomitar/ esto/ está bien/ (RISAS)§
A: §
buen provecho§
D: § pero una tía estaría mejor/// entre la mierda de
moscas→ mira↓ un pajarillo/ ¿nos lo comemos frito?

Ejemplo 5:

A: chafando las flores del campo (RISAS)


B: desde luego↑/ somoos ecologistas/ tío
A: yo cien por cien/// me voy a poner una margarita een§
B: § en el
culo (RISAS)
A: claro que sí
D: y después [un heladete↑]
B: [así puede ser] que tengas una flor en el culo
A: ¿mm?
D: un heladete↓ después
B: ¿un polvete?
D: ahora nos cogen39

Ejemplo 6:

495
A: chafando las flores del campo (RISAS)
B: desde luego↑/ somoos ecologistas/ tío
A: yo cien por cien/// me voy a poner una margarita een§
B: § en el
culo (RISAS)
A: claro que sí
D: y después [un heladete↑]
B: [así puede ser] que tengas una flor en el culo
A: ¿mm?
D: un heladete↓ después
B: ¿un polvete?
D: ahora nos cogen39

Ejemplo 7:

A: chafando las flores del campo (RISAS)


B: desde luego↑/ somoos ecologistas/ tío
A: yo cien por cien/// me voy a poner una margarita een§
B: § en el
culo (RISAS)
A: claro que sí
D: y después [un heladete↑]
B: [así puede ser] que tengas una flor en el culo
A: ¿mm?
D: un heladete↓ después
B: ¿un polvete?
D: ahora nos cogen39

Ejemplo 8:

C: ¡joder! que aquel día íbamos tan borrachos↑/ que Emiliano decía
a todas las que nos acercábamos que era Supermán→[y nos=]
A: [ah sí]
C: = espantó un mogollón de tías→/ y luego se puso a bailar con
una rubia↑ y tú con– tú quedaste con Amparo// y salimos↑/ y
vosotros las cogisteis de la mano y yo me quedé colgao
A: pobrecillo (RISAS)§
B: § ¿QUÉ no había quórum↑ nano?

Ejemplo 9

A: así es– es la [vida]


D: [la ley] de la selva//// pero después/ nada/ después nos lo pasamos bien con ellas§
C: § y las tías ayy→/¿quedamos para mañana?76
A: (RISAS)
D: y yo voy a la parroquia↑/ como si nada↑/ y me la veo ahí y digo ¡hostiaa madre mía!
A: yo es que entonces era un iluso
D: no y aún lo [sigues ((siendo–)) siendo]
A: [no↓ ahora no]// no tanto como antes
C: mira↓ ¿tú has visto esos dos cuernecitos que tienes [separaos?]
B: [demasiaos] desengaños (RISAS)
A: por mí↑ pocos/ por eso→/ por eso/ de [tan pocos=]
D: [bastantes]
A: = que hay↑
C: si no pasa na↓ porque tenemos todos cuernos↑ no pasa nada
A: a mí no me ha puesto nadie los cuernos
B: se los ha puesto él
A: no he tenido ocasión de pon– de que me los pusieran aún

496
B: se los has puesto tú a alguien ¿no?
A: tampoco// se los han puesto/// yo no le he puesto a nadie los cuernos

497
Ejemplo 10:

C: §vale↓ pero
aunque no tenga la culpa le INCUMBE// a ver si lo entiendes↓
ANDRÉS/ VALE↓ ELLA NO TIENE LA CULPA§
A: §SÍ/ YA LO SÉ/
ELLA ES MI PAREJA/ Y/ TIENE QUE COMPARTIRLO TODO CONMIGO/
si yo tengo problemas/ tengo que compartirlos con
ella↑/ etcétera etcétera etcétera§
C: § tío ¿sabes qué me parece↑?
que estás actuando como un absoluto egoísta§
D: § bueno↓ un momento
¿me lo podéis explicar?/ es que no me estoy enterando
A: es que no/ no tiene explicación/ no es/ es// simplemente/ no/
o sea§
?: § problemillas§
A: § mira/ yo/ siempre he pensado que nunca
había– que noo estoy todavía preparado/

498
499
Ejemplo 11:

E: Montesinos °(me parece)°///(2’’) ¿te suena?// es de por aquí


¿no?
G: un buen colegio
L: (( ))
E: sí↓ pero desde pequeñito él ha estado en Montesinos/ interno

Ejemplo 12:

L: § ¿con cuántos yogures te lo regalan?


E: con diez cajas de yogures§
L: § te regalan uno
E: te dan un vaso/// y luego con§
L: § te dan el jarro§
E: § con diez cartoncitos de estos→/ bueno tiene to’l mundo ¿eh?/// y de– desde que tenía– ayer ((
))/// recortas esto↑/// y con diez cositas de estas↑ te dan la cubitera// que me la dieron ayer/ pero cuando
llegué aquí se me había roto la (( )) y tuve que cambiarla

Ejemplo 13:
L: § ¿con cuántos yogures te lo regalan?
E: con diez cajas de yogures§
L: § te regalan uno
E: te dan un vaso/// y luego con§
L: § te dan el jarro§
E: § con diez cartoncitos de estos→/ bueno tiene to’l mundo ¿eh?/// y de– desde que tenía– ayer ((
))/// recortas esto↑/// y con diez cositas de estas↑ te dan la cubitera// que me la dieron ayer/ pero cuando
llegué aquí se me había roto la (( )) y tuve que cambiarla

Ejemplo 14
E: = ¿qué rubio?
L: ¿uno rubio con los ojos azules (( ))?
E: ¡ah! ¿uno con barba?
(RISAS)
E: ese es el morenito§
L: § ¡ah! bueno§
E: § morenito de piel con la nariz un poco larguita/ gafitas→23
L: °(no sé quién es)°
E: ¿cuál es el rubio que dices tú?
L: uno que te pasaba libros de literatura/ quee§
E: § ¡ah! ese es Ramón/ ese es de clásicas/// Ramón/ me pasaba libros de literatura↓

Ejemplo 15:
E: = ¿qué rubio?
L: ¿uno rubio con los ojos azules (( ))?
E: ¡ah! ¿uno con barba?
(RISAS)
E: ese es el morenito§
L: § ¡ah! bueno§
E: § morenito de piel con la nariz un poco larguita/ gafitas→23
L: °(no sé quién es)°
E: ¿cuál es el rubio que dices tú?
L: uno que te pasaba libros de literatura/ quee§
E: § ¡ah! ese es Ramón/ ese es de clásicas/// Ramón/ me pasaba libros de literatura↓

Ejemplo 16:

500
E: = ¿qué rubio?
L: ¿uno rubio con los ojos azules (( ))?
E: ¡ah! ¿uno con barba?
(RISAS)
E: ese es el morenito§
L: § ¡ah! bueno§
E: § morenito de piel con la nariz un poco larguita/ gafitas→23
L: °(no sé quién es)°
E: ¿cuál es el rubio que dices tú?
L: uno que te pasaba libros de literatura/ quee§
E: § ¡ah! ese es Ramón/ ese es de clásicas/// Ramón/ me pasaba libros de literatura↓

Ejemplo 17

E: = ¿qué rubio?
L: ¿uno rubio con los ojos azules (( ))?
E: ¡ah! ¿uno con barba?
(RISAS)
E: ese es el morenito§
L: § ¡ah! bueno§
E: § morenito de piel con la nariz un poco larguita/ gafitas→23
L: °(no sé quién es)°
E: ¿cuál es el rubio que dices tú?
L: uno que te pasaba libros de literatura/ quee§
E: § ¡ah! ese es Ramón/ ese es de clásicas/// Ramón/ me pasaba libros de literatura↓

Ejemplo 18
G: ¿quee también os metían la Biblia?
E: pero todos los días↑ al empezar la clase↑ éste↓ pam26↓ éste↓
pam↓ y un versículo↓ versículo tal↓ capítulo tal↓ mira yo tenía
la Biblia en el cajón siempre/ °(porque había que tenerla)°/y la
tengo aún en casa [mm=]
L: [mm]
E: = total↓ que era de estas pequeñitas así§
L: § mm
E: y luego aparte→// los días de religión↑/// pues tenías que– te
mandaban religión↓ te mandaban yo qué sé/ te mandaban buscar
capítulos para que– para aprender a man– a manejarla/

Ejemplo 19
G: eso tampoco es/ una persona liberal↑ para mí es una persona que tienee/ unos principios ¿no? y
quee/ oye/ intenta cum-cumplirlos↓ a rajatabla ¿no?/// simplemente/ [y bueno yy]
E: [es que–/ es que ee]
yo para mí↑ el hecho de ser conservadores y taal/ precisamente radica en sus principios/ y para
mí↑ hay unas– unos valores//muy fundamentales que a lo mejor para otra persona no lo son
¿no?///(3’’) no [sé]
G: [bueno la cues–] la cuestión es que antes eras un poquito BEATA↑/ y a(ho)ra/ lo eres menos
¿no?§
E: § no↓ la cuestión es que yo no soy beata/ la cuestión es que en mi casa tengo una tía monja y
está ahí↑/ (enton)ces yo paso totalmente de las monjas– de las monjas y digo más tacos que
¡bueno!/ que seguramente cual[quier otro que no→]
G: [no/ yo– yo también conozco] mucha gente que ha idoo
L: no me– no me digas que tú conoces a gente
G: CHICA/ no/ que han ido al colegio de monjas yy/ al principio sí/ pero después/ en cuanto te han
dao un poquito dee libertad↑
E: se escaquean§

501
G: § las monjas ni verlas§

Ejemplo 20

G: eso tampoco es/ una persona liberal↑ para mí es una persona que tienee/ unos principios ¿no? y
quee/ oye/ intenta cum-cumplirlos↓ a rajatabla ¿no?/// simplemente/ [y bueno yy]
E: [es que–/ es que ee]
yo para mí↑ el hecho de ser conservadores y taal/ precisamente radica en sus principios/ y para
mí↑ hay unas– unos valores//muy fundamentales que a lo mejor para otra persona no lo son
¿no?///(3’’) no [sé]
G: [bueno la cues–] la cuestión es que antes eras un poquito BEATA↑/ y a(ho)ra/ lo eres menos
¿no?§
E: § no↓ la cuestión es que yo no soy beata/ la cuestión es que en mi casa tengo una tía monja y
está ahí↑/ (enton)ces yo paso totalmente de las monjas– de las monjas y digo más tacos que
¡bueno!/ que seguramente cual[quier otro que no→]
G: [no/ yo– yo también conozco] mucha gente que ha idoo
L: no me– no me digas que tú conoces a gente
G: CHICA/ no/ que han ido al colegio de monjas yy/ al principio sí/ pero después/ en cuanto te han
dao un poquito dee libertad↑
E: se escaquean§
G: § las monjas ni verlas§

Ejemplo 21

E: yo qué sé↓ yo no estaba diciendo eso↓ yo pensaba en una noche de fiesta yy/ conoces a un tío y
te mola↓ y túu/ no te apetece// pues no– no me nace– pues yo para que me apetezca
((enrollarme))↑ ha de ser un tío que conozca↓ que tal/ que→/ no sé↓ oye
L: a lo mejor algún día↑ te da la locura y lo haces§
E: § pero si ES VERDAD↓ YO NO DIGO QUE NO/ a lo mejor me da ahora mismo por cambio de
pensar=]
L: [síi]
E: = y lo hago// yo que sé/// que ((si me mira)) el tío↑ pues te animas oye↓ antes a lo mejor lo– no
se trata de ir por ahí a ver– a la caza del rollo↓ entonces ya↑ si es que es una vez dices bueno§
G: § hay gente así o sea§
E: § síi yy yo– y yo considero a la gente/ estoy de acuerdo/ y yo me he ido de fiesta con la
gente↓ y la gente lo ha hecho↓ y yo he estao de (( )) viéndolo/// yo qué sé yo ahí→
L: eso es igual que lo que dice Sebastián↓ que había uno que era así
E: sí↓ pero yo ya te digo§
L: § YO NO LO HAGO§
E: § yo no lo hago porque mi postura sea contraria↑ sino por mí MISMA↓ porque yo/
personalmente↑§
L: §YO NO LO HARÍA§
E: § noo estoy de acuerdo con esto↓ (en)tonces// o s(e)a→/ a lo mejor conozco a un chiquito
y digo ¡ay qué bueno que está!// ¿sabes?§
L: § YO NO LO HARÍA30
G: no si OYE que yo§
L: § pero es que es eso
G: si quieres lo puedes hacer/ yoo§
L: § es que no lo haría// y ya está

Ejemplo 22

E: § porque es quee a mí me parece muy bien↑ que venga el novio de Olga y que se acueste con
ella/// pero lo comprendo perfectamente si se queda la noche a dormir/ no va a dormir con él ¿no?/
lo que pasa que tú– te armen UUN CACAO to(d)a la noche que (( ))51 entonces/ oye se puede
dormir↑ y se puede pasar la noche tranquilaa/ (que) tú te acuestes y que luego en un momento
digan ¡ay! que ¡ye! No va a pasar nada/// ¿comprendes?/ ¿por qué lo he dicho? había una chiquita

502
que→/ bueno pues que se traía al novio y yo estaba ((to(d)a tirá)) en casa y bueno porque ME
DABA POR AHI52 y venir gente a estudiar y estar yo aquí conn uun camisón que me llegaba al
suelo/// quee quier(o) SI YO CREO QUE LO ACEPTO
MÁS DE PUTA MADRE§
G: § yy– y ya no sólo manchar/ sino encima escandalosos ¿no?§
E: § síi/ pero yo qué sé/ si a mí lo que me molesta↑/ no es la gente ¿no? pero vamos es por un poco
de
decencia ¡jo(d)er!
L: sí↓ porque si tú estas viviendoo en un pisoo§
E: § aparte que [vamos a ver/ bueno↓ pero si– vamos a ver/ pero si estás vi–=]
L: [bueno/ eestar por ejemplo→/si estás viviendo→]
E: = claro↓ está claro y está asumido que quien vive es por– hace–lo que pasa to’l mundo ((a sí
mismo))/ está claro/ pero ¡coño! es quee/ o s(e)a realmente ((no son animales)) no tengo ningún
inconveniente noo// [que no=]
G: [mm]
E: = son animales// ya no es por nada sino por ellos mismos/ o sea yo entiendo– yo qué sé↓ yo§
G: § noo pero es– eso es la gentee que tienee un sentido de l– de libertad/ pues mira mira§
E: § yo creo que eso no es libertad↓ eso es [gente que/ no– no tiene=]
G: [que le den por saco a los demás]
E: = valores oye/ yo qué sé/// pero es que– pero si vamos a ver/ sii/ tengo un amigo que tiene novia
y tiene (( )) no hace daño a nadie/ está claro/ bien↓ entonces→/ si a mí me viene la chiquita↑ que
me la daba con el chiquito esta noche ¿para qué? ¿paraa– me quieren demostrar a mí algo?53 ¿a mí
me tiene que
demostrar algo?
G: no↓ yo digo lo mismoo– yoo pues que en ese momento↑/ yy viene rodando pues l– le apetecíaa
↓ y mira54
E: sí↓ rodando/ yo– yo comprendo que no no– [porque a lo mejor ahí en público=]

Ejemplo 23
E: § porque es quee a mí me parece muy bien↑ que venga el novio de Olga y que se acueste con
ella/// pero lo comprendo perfectamente si se queda la noche a dormir/ no va a dormir con él ¿no?/
lo que pasa que tú– te armen UUN CACAO to(d)a la noche que (( ))51 entonces/ oye se puede
dormir↑ y se puede pasar la noche tranquilaa/ (que) tú te acuestes y que luego en un momento
digan ¡ay! que ¡ye! No va a pasar nada/// ¿comprendes?/ ¿por qué lo he dicho? había una chiquita
que→/ bueno pues que se traía al novio y yo estaba ((to(d)a tirá)) en casa y bueno porque ME
DABA POR AHI52 y venir gente a estudiar y estar yo aquí conn uun camisón que me llegaba al
suelo/// quee quier(o) SI YO CREO QUE LO ACEPTO
MÁS DE PUTA MADRE§
G: § yy– y ya no sólo manchar/ sino encima escandalosos ¿no?§
E: § síi/ pero yo qué sé/ si a mí lo que me molesta↑/ no es la gente ¿no? pero vamos es por un poco
de
decencia ¡jo(d)er!
L: sí↓ porque si tú estas viviendoo en un pisoo§
E: § aparte que [vamos a ver/ bueno↓ pero si– vamos a ver/ pero si estás vi–=]
L: [bueno/ eestar por ejemplo→/si estás viviendo→]
E: = claro↓ está claro y está asumido que quien vive es por– hace–lo que pasa to’l mundo ((a sí
mismo))/ está claro/ pero ¡coño! es quee/ o s(e)a realmente ((no son animales)) no tengo ningún
inconveniente noo// [que no=]
G: [mm]
E: = son animales// ya no es por nada sino por ellos mismos/ o sea yo entiendo– yo qué sé↓ yo§
G: § noo pero es– eso es la gentee que tienee un sentido de l– de libertad/ pues mira mira§
E: § yo creo que eso no es libertad↓ eso es [gente que/ no– no tiene=]
G: [que le den por saco a los demás]
E: = valores oye/ yo qué sé/// pero es que– pero si vamos a ver/ sii/ tengo un amigo que tiene novia
y tiene (( )) no hace daño a nadie/ está claro/ bien↓ entonces→/ si a mí me viene la chiquita↑ que
me la daba con el chiquito esta noche ¿para qué? ¿paraa– me quieren demostrar a mí algo?53 ¿a mí
me tiene que
demostrar algo?
G: no↓ yo digo lo mismoo– yoo pues que en ese momento↑/ yy viene rodando pues l– le apetecíaa
↓ y mira54

503
E: sí↓ rodando/ yo– yo comprendo que no no– [porque a lo mejor ahí en público=]

Ejemplo 24
E: § porque es quee a mí me parece muy bien↑ que venga el novio de Olga y que se acueste con
ella/// pero lo comprendo perfectamente si se queda la noche a dormir/ no va a dormir con él ¿no?/
lo que pasa que tú– te armen UUN CACAO to(d)a la noche que (( ))51 entonces/ oye se puede
dormir↑ y se puede pasar la noche tranquilaa/ (que) tú te acuestes y que luego en un momento
digan ¡ay! que ¡ye! No va a pasar nada/// ¿comprendes?/ ¿por qué lo he dicho? había una chiquita
que→/ bueno pues que se traía al novio y yo estaba ((to(d)a tirá)) en casa y bueno porque ME
DABA POR AHI52 y venir gente a estudiar y estar yo aquí conn uun camisón que me llegaba al
suelo/// quee quier(o) SI YO CREO QUE LO ACEPTO
MÁS DE PUTA MADRE§
G: § yy– y ya no sólo manchar/ sino encima escandalosos ¿no?§
E: § síi/ pero yo qué sé/ si a mí lo que me molesta↑/ no es la gente ¿no? pero vamos es por un poco
de
decencia ¡jo(d)er!
L: sí↓ porque si tú estas viviendoo en un pisoo§
E: § aparte que [vamos a ver/ bueno↓ pero si– vamos a ver/ pero si estás vi–=]
L: [bueno/ eestar por ejemplo→/si estás viviendo→]
E: = claro↓ está claro y está asumido que quien vive es por– hace–lo que pasa to’l mundo ((a sí
mismo))/ está claro/ pero ¡coño! es quee/ o s(e)a realmente ((no son animales)) no tengo ningún
inconveniente noo// [que no=]
G: [mm]
E: = son animales// ya no es por nada sino por ellos mismos/ o sea yo entiendo– yo qué sé↓ yo§
G: § noo pero es– eso es la gentee que tienee un sentido de l– de libertad/ pues mira mira§
E: § yo creo que eso no es libertad↓ eso es [gente que/ no– no tiene=]
G: [que le den por saco a los demás]
E: = valores oye/ yo qué sé/// pero es que– pero si vamos a ver/ sii/ tengo un amigo que tiene novia
y tiene (( )) no hace daño a nadie/ está claro/ bien↓ entonces→/ si a mí me viene la chiquita↑ que
me la daba con el chiquito esta noche ¿para qué? ¿paraa– me quieren demostrar a mí algo?53 ¿a mí
me tiene que
demostrar algo?
G: no↓ yo digo lo mismoo– yoo pues que en ese momento↑/ yy viene rodando pues l– le apetecíaa
↓ y mira54
E: sí↓ rodando/ yo– yo comprendo que no no– [porque a lo mejor ahí en público=]

Ejemplo 25
E: = yo tengo una cosa/ es que yo no sé si te duele el estómago o qué tienes/ yo tengo una cosa que
va superbién/ lo tomas con agüita y se te pasa
L: mm
E: ¿te lo saco?§
G: § ¿tú sa– tú sabes lo que le pasa a esta?
E: eso [no perjudica y es superbueno=]
L: [¡qué va!/ nada/ no]
E: = pues come§
L: § ¡JO(D)ER! DESDE ME HE COMÍO UNA PALMERA↑ ESTOY LLEVANDO– YA A LAS– A LAS
SIETE
E: lo que te digo es como si fueraa/ como si fueraa
L: tengo el estómago todo revuelto
G: ¿y tú cuándo no tienes el estómago todo [revuelto? Explícamelo a mí]
L: [a veces]
E: ¿¡no te lo digo!? que lo saco
G: ¿eh?
L: algunas veces61 (4’’)
G: se lo han llevao
L: ¿mm?
E: oye que (( ))
L: pues igual
E: lo vi por aquí es– estaba→/ mira estaba→/por aquí/ pues por aquí no lo veo/ que son unos
sobrecitos/ esos que son para (( )) [el empacho=]

504
Ejemplo 26
E: = yo tengo una cosa/ es que yo no sé si te duele el estómago o qué tienes/ yo tengo una cosa que
va superbién/ lo tomas con agüita y se te pasa
L: mm
E: ¿te lo saco?§
G: § ¿tú sa– tú sabes lo que le pasa a esta?
E: eso [no perjudica y es superbueno=]
L: [¡qué va!/ nada/ no]
E: = pues come§
L: § ¡JO(D)ER! DESDE ME HE COMÍO UNA PALMERA↑ ESTOY LLEVANDO– YA A LAS– A LAS
SIETE
E: lo que te digo es como si fueraa/ como si fueraa
L: tengo el estómago todo revuelto
G: ¿y tú cuándo no tienes el estómago todo [revuelto? Explícamelo a mí]
L: [a veces]
E: ¿¡no te lo digo!? que lo saco
G: ¿eh?
L: algunas veces61 (4’’)
G: se lo han llevao
L: ¿mm?
E: oye que (( ))
L: pues igual
E: lo vi por aquí es– estaba→/ mira estaba→/por aquí/ pues por aquí no lo veo/ que son unos
sobrecitos/ esos que son para (( )) [el empacho=]

Ejemplo 27
L: [¿QUÉ no
lo encuentras Enma?]
G: pues espérate↓ y no lo saques↓ y voy y me lo pongo yo63
E: síi noo↓ vente ¿habrá bastante?/ cógete el vaso ((de ahí arriba))
espera↓ deja esto aquí↓ son sobrecitos ama[rillos]
L: [amarillos] sí/ eso
es lo que se toma el padre de Gabriel

Ejemplo 28
E: bueno yo– yo lo que tuve era un cuadro depresivo endógeno °(o
algo así)°/ y las vitaminas ya me las tomée yy/ estoy superbién
G: ¡ay!§
E: § y las pastillas me tomo una cuando→
G: no↓ y el güisqui↑ me he tomaoo el cubata y to(do) ya
E: ¿qué pasa? ¿está bueno?
G: sí↓ está bueno/ el Jotabé siempre está bueno
(RISAS)
E: sí↓ a(de)más si estuviera fresquito estaría mejor ¿no? ¿o qué?
G: no↓ a mí me gusta– hay gente quee bueno↓ pues se lo [afloja con
hieloo=]
E: [si lo pones
con (( ))]
G: = con agua [no↓ no↓ no=]
E : [¿te mola?]
G: = yo prefiero el güisqui solo/

Ejemplo 29
G: § Aalubifar/ [Alumifar]
L: [¿no tienes↑ Elena?]
E: yo qué sée/ mira a ver esto/ si había una cajitaa/ la habrán
tirao estas↓ ((que han arreglao la cocina))§73

Ejemplo 30

505
si ellos te dicen que tiene que ser así→
E: es así§
G: § como túu te pongas un pocoo y digas no↓ no↓ así no↓
es así↑ oj84
E: síi y aparte es que hay cosas– porquee son cantida(d) de
incoherentes↓ esta gente ¿eh?
G: sí↓ ellos mismos se contra[dicen aparte]
E: [se contradicen] pero mogollón de
veces/ y CLARO tú ves una contradicción↑ y si vas un poco picardillaa/
pues discutes↓ estás que no/ que tal/ que tal/ y por aquí y por
allá

Ejemplo 31
§ si no te pasas bebiendo cerveza/
pero en cuanto bebas cerveza/ después te tomes un cubata/
y después te bebas por ejemploo pues una copa de anís [o
un güisqui↑=]
E: [sí↓ lo mezcles todo]
G: [= ya o– olvídate]
L: [pero tampoco es eso peroo] ¿qué es lo que hacéis vosotros?
cenando↑ cerveza// luego que si [el quemadito91↓ el tequilaa=]
E: [la copaa con el café]
L: = o no sé cuántos/ después e– el cuba– el cubal– no↓ después
en Guasipongo↑/92 el machaquitoo93 no sé cuántos no sé menos/
no sé↓ vale otro cubalitro 94 ¡hale! ¡OO! ¡hale! ¡OOUA! a la vuestra y
ahí/ YO PAGO AHORA/ ¡hale! ¡una ronda!/ AHORA PAGO YO↓ ¡otra
ronda! y así o sea quee
E: es que es fuerte// esto no puedo– yo ((el alcohol con los nervios
no))§
L: § yoo hace un montón↓ mira mogollón de días que yo no
bebo/ hace un montón/ pero a mí no me conviene tampoco///
cenando a lo mejor bebo cerveza↓ me bebo la cerveza cenando↓
ya– ya tengo bastantee/95 luego a lo mejor me tomo un machaquito

Ejemplo 32
§ si no te pasas bebiendo cerveza/
pero en cuanto bebas cerveza/ después te tomes un cubata/
y después te bebas por ejemploo pues una copa de anís [o
un güisqui↑=]
E: [sí↓ lo mezcles todo]
G: [= ya o– olvídate]
L: [pero tampoco es eso peroo] ¿qué es lo que hacéis vosotros?
cenando↑ cerveza// luego que si [el quemadito91↓ el tequilaa=]
E: [la copaa con el café]
L: = o no sé cuántos/ después e– el cuba– el cubal– no↓ después
en Guasipongo↑/92 el machaquitoo93 no sé cuántos no sé menos/
no sé↓ vale otro cubalitro 94 ¡hale! ¡OO! ¡hale! ¡OOUA! a la vuestra y
ahí/ YO PAGO AHORA/ ¡hale! ¡una ronda!/ AHORA PAGO YO↓ ¡otra
ronda! y así o sea quee
E: es que es fuerte// esto no puedo– yo ((el alcohol con los nervios
no))§
L: § yoo hace un montón↓ mira mogollón de días que yo no
bebo/ hace un montón/ pero a mí no me conviene tampoco///
cenando a lo mejor bebo cerveza↓ me bebo la cerveza cenando↓
ya– ya tengo bastantee/95 luego a lo mejor me tomo un machaquito

Ejemplo 33
§ si no te pasas bebiendo cerveza/
pero en cuanto bebas cerveza/ después te tomes un cubata/
y después te bebas por ejemploo pues una copa de anís [o

506
un güisqui↑=]
E: [sí↓ lo mezcles todo]
G: [= ya o– olvídate]
L: [pero tampoco es eso peroo] ¿qué es lo que hacéis vosotros?
cenando↑ cerveza// luego que si [el quemadito91↓ el tequilaa=]
E: [la copaa con el café]
L: = o no sé cuántos/ después e– el cuba– el cubal– no↓ después
en Guasipongo↑/92 el machaquitoo93 no sé cuántos no sé menos/
no sé↓ vale otro cubalitro 94 ¡hale! ¡OO! ¡hale! ¡OOUA! a la vuestra y
ahí/ YO PAGO AHORA/ ¡hale! ¡una ronda!/ AHORA PAGO YO↓ ¡otra
ronda! y así o sea quee
E: es que es fuerte// esto no puedo– yo ((el alcohol con los nervios
no))§
L: § yoo hace un montón↓ mira mogollón de días que yo no
bebo/ hace un montón/ pero a mí no me conviene tampoco///
cenando a lo mejor bebo cerveza↓ me bebo la cerveza cenando↓
ya– ya tengo bastantee/95 luego a lo mejor me tomo un machaquito

507
508
Ejemplo 34
M: § el día es para ir↑/ y la noche es para
dormir// °(y a vosotros os gusta mucho (( )) oye ¿por qué (( ))
os gustan tanto?)°6
S: ¡aay!7 (2”)
M: alguna cosita haréis que no está bien
A: si a nosotras nos hubieran dejao→

Ejemplo 35
M: pues sí señor oye/ de verdad// a mí también me gusta pasármelo
bien/ oye/// pero yo lo/ reconozco↑/que– que ¡hija mía!/
el otro día empezaba/10 el jueves↑/ y digo/ entonces/ es ya/ jueves↑/
viernes sábado y domingo ¿cuatro días de salir por la noche?/ esto es
demasiao/// después a– el lunes estás/ oye↑/ estás– estás torrá(da)/11 el
lunes estás torrá/ y a(d)emás estaba hasta ahora durmiendo/
°(ahora voy a despertarla a ver qué dice)°/// que me ayude aa
limpiar un poquito/// bueno ee ayer↑/ °(me llamó Roberto12
¿se ha enterado de lo del ascensor?)°

Ejemplo 36
M: es que es– ¿n– no se ha enterado?/// bueno↓ pues ya se lo dirán/
no quiero decir yo nada/ ya bajarán los de arriba a decirle algo/
que quieren poner ascensor
S: pero ¿quiénes?§
M: § Roberto/ Roberto
S: pero él desdee siempre
M: sí/ pero es que ayer me llamó porque se ve que ya ha ido prec–
a ver el precio y todo// y yo le di– y me ha dicho↑// se lo dice
usted a (( )) y yo dije yo no// las de arriba↑/ que bajen y que se lo
comenten a R– aa Rosita y a Amelia13

Ejemplo 37
M: síi/ pero bueno/ e– yo como si no les hubiese dicho nada↓ o sea
que ayer me llamó ese chico y me dice/ se lo baja usted// y yo le
digo/ no/ ya bajarán las de arriba// lo digo para que tu madre ya
lo sepa↑/ de que a lo mejor bajan↑// para decirle lo de– lo de//
lo del ascensor
A: °(de eso nada)°
M: y a– y Rosita tampoco querrá
A: yo veo→§
M: § a ver si me comprende§

Ejemplo 38
A: PERO// a nosotros no nos interesa// de momento no va[mos a
vender los pisos=]
M: [pues
Juanita está loca]
A: = ¡ah!/ claro/ [a ella sí/ a ella s–// claro/ l– los de arriba/ les conviene//
pero es– no// pero como e–]
M: [e– ella ((es la qu–)) o sea que a ver si me entiende
/// o sea que bajarán/] y a lo mejor antes a Rosita/ porque
a lo mejor si no tienen per– OTRA COSA/ si no dais permiso
por ejemplo→// porque me han dicho también que a lo mejor
aquí el ascensor no paraba// a ver si me entiendes [(( ))=]
A: [pues que
no pare]

Ejemplo 39
A: PERO// a nosotros no nos interesa// de momento no va[mos a

509
vender los pisos=]
M: [pues
Juanita está loca]
A: = ¡ah!/ claro/ [a ella sí/ a ella s–// claro/ l– los de arriba/ les conviene//
pero es– no// pero como e–]
M: [e– ella ((es la qu–)) o sea que a ver si me entiende
/// o sea que bajarán/] y a lo mejor antes a Rosita/ porque
a lo mejor si no tienen per– OTRA COSA/ si no dais permiso
por ejemplo→// porque me han dicho también que a lo mejor
aquí el ascensor no paraba// a ver si me entiendes [(( ))=]
A: [pues que
no pare]

Ejemplo 40
(el permiso lo neces– lo necesita paraa ponerlo/
es lo que me dijo ((el señor))°§
A: § mm§
M: § °(si por ejemplo tu
mamá no da permiso y Rosita no da permiso↑/ no se puede
poner)°
A: [no no no=]
S: [tiene que ser]
A: = ha de ser mayoría§

Ejemplo 41
M: no s– ya/porque/ los de los p– es que da la casualidad que los
primeros sí que quieren//17 mira tú qué cosas// los dos primeros
quieren/ [¿¡tú te has dao cuenta!?]
A: [y eso– y eso–] y eso lo§
M: § eso↑/// °(eso me lo
han dicho a mí↑)°// los dos primeros/ eso m– ad– ayer/ (( ))//
o sea/ me dijo// los dos primeros quieren// y yo digo pues/ los segundos
yo me parece que no/ porque Rosita cierto cierto que no y
usted tampoco/ y yo digo los segundos no↓ mire pues entonces aquí
no para((ba)) el ascensor y subía al tercero/ y al cuarto/// pero el
señor dice que sí/ que da la casualidad esa§

Ejemplo 42
M: [(( ))] pero si te vas como Dios
manda/ casao y por la Iglesia y todo
A: y para qué/ ¿para a los cuatro [días estar– para a los cuatro días
estar de papeleos?// ¡uuoo!24]
M: [entonces tam– tamb– eent– no/]
e– entonces usted está pensando que cuatro días– es(o) n(o–)
no hay que pensar eso/ tú te vas feliz y quieres a tu ma– y es ir↑–
yo no lo pensé cuando me casé y usted tampoco lo pensaría
¿por qué tiene que pensarlo el chiquillo?

Ejemplo 43
§ yoo lo que digo es una
cosa↓ es vaciarlo todo↑/ d– la– lavarlo con dos pozales de agua
y dejarlo bien bien bien [bien/ pero est–=]
A: [pero e– es que si no s–]
M: = aquello da asco verlo// [da asco verlo ¿eh?/ y de trastos que hay]
A: [pero// pero es que si no s–] si no se
vende↑/ nadie se hace el ánimo de/ quitar los trastos
M: eso también es verdad/ claro que primero tenía que (( ))/
porque ahí para hacer un estudio no está nada mal/ un estudio/
hacer por ejemplo→/ quitar tabiques y hacer una habitación
solamente con cocina y cuarto de baño y de– lo demás

510
todo un salón para/ [un/ pintor o un estudio↑=]
A: [no/ eso quien lo compre que haga lo que
quiera]
M: = o un– ¡ay! quiero decir yo que para eso es fenomenal porque
hay mucha luz/ y eso para eso es muy bonito/ y aparte que buscan
eso mucho// lo sé yo porque el ático de mi hija↑// se lo quitaban
de las manos/ eso lo buscan más que los pisos/ y a(de)más/
la gente joven que– que se va/ ¿eh?// ¿eh?/ que se– que ahora/
lo que pasa↑/ sin comentarios20 (RISAS) ///(3”) sin comentarios/
tú ya lo entiendes21
A: no/ si él cuando quiere se va// [él cualquier día se va/ claro]
M: [fíja– pues tam]bién buscan eso
mucho/ ¿entiendes? (RISAS)
S: claro/ porque es pequeñito
M: oye/ °(¿y no se quejan demasiado?)° ¡ay! mira cómo me ha enten-
M: [((pues
o sea eso es lo que hay))] e– es un lío que pa(ra) qué/ que
bajarán los// no sé quién bajará/ a decírselo/pero ese chico ya
ha visto el precio [y todo/ el precio y todo]
A: [sí sí/ no si ese no] se duerme en los laureles
§
M: § bueno§
A: § ha visto el precio del– de lo de arriba19 y todo ya

Ejemplo 44
A: § hasta que no vivan juntos no se conocen
M: sí mujer [sí/ en un mes °(ya se conocen)°=]
A: [no/ no/ no es igual/ no es igual]
M: = ¿eh?27
S: ¡ah!// eso ya→
M: bueno§
A: § es igual§
M: § eso es lo que hay/ así que eso↓ °(pero está–
está↑– y Juanita está con el Roberto→)°§
A: § sí§
M: § ¡uy!/ está con él
para comer sopas// porque la (( )) quiere [(( ))]
A: [pero si] no se hablaban/
casi↑/ no se hablaban casi↑//Juanita con Roberto§
M: § Juanita con– con– con– con Roberto [no se hablaban]
A: [síí↓ no↓ hombre↓]
con lo de la antena [y todo eso→=]28
M: [¡aah!]

Ejemplo 45
A: § hasta que no vivan juntos no se conocen
M: sí mujer [sí/ en un mes °(ya se conocen)°=]
A: [no/ no/ no es igual/ no es igual]
M: = ¿eh?27
S: ¡ah!// eso ya→
M: bueno§
A: § es igual§
M: § eso es lo que hay/ así que eso↓ °(pero está–
está↑– y Juanita está con el Roberto→)°§
A: § sí§
M: § ¡uy!/ está con él
para comer sopas// porque la (( )) quiere [(( ))]
A: [pero si] no se hablaban/
casi↑/ no se hablaban casi↑//Juanita con Roberto§

511
M: § Juanita con– con– con– con Roberto [no se hablaban]
A: [síí↓ no↓ hombre↓]
con lo de la antena [y todo eso→=]28
M: [¡aah!]

Ejemplo 46
A: § hasta que no vivan juntos no se conocen
M: sí mujer [sí/ en un mes °(ya se conocen)°=]
A: [no/ no/ no es igual/ no es igual]
M: = ¿eh?27
S: ¡ah!// eso ya→
M: bueno§
A: § es igual§
M: § eso es lo que hay/ así que eso↓ °(pero está–
está↑– y Juanita está con el Roberto→)°§
A: § sí§
M: § ¡uy!/ está con él
para comer sopas// porque la (( )) quiere [(( ))]
A: [pero si] no se hablaban/
casi↑/ no se hablaban casi↑//Juanita con Roberto§
M: § Juanita con– con– con– con Roberto [no se hablaban]
A: [síí↓ no↓ hombre↓]
con lo de la antena [y todo eso→=]28
M: [¡aah!]

Ejemplo 47
§ el otro día me pasó a mí un caso↑// que se lo
dije a Roberto/ no se lo quería decir °(((pero había (( )) también/
y)) me di cuenta pues se lo voy a comentar)°// el otro día no
pudimos oír la película↑/ porque/ se oía una conversación↑//
que mi hijo dice mamá/ pues eso es de– el aficionao///29 paraba↑//
al momento otra vez↑// y así así toda la película// entonces ya
no ha vuelto a hacer y yo digo pues ya no le digo nada porque ya
no ha vuelto a pasar/ pero ayer por la mañana le digo/ pues me
pasó eso y dice/ pues/ eso a lo mejor de tarde en tarde// y efectivamente//
no– la primera vez↑// y ya no me ha vuelto a pasar/ ¿os
ha pasao alguna vez esto a vosotros?
A: no/ de coger así conversaciones↓ no
M: °(mira)°/30 no/ es ma– es que (( )) porque// Manolo tiene un
suéter muy parecido/ entonces§
A: § sí/ de cuando estaba de moda
laa/ marca
M: síi↓ es que tiene u– mi chiquito es– el azul mari– es que a mí el
azul marino me encanta§
S: § mm
M: entonces ee me salió esa conversación y se lo comenté///31 pero
al no volverme a salir yo no/ se lo quería decir [pero (( ))]
A:

Ejemplo 48
A: § ahora no hay– no hay plan por ahí/ ¿a qué va a salir
[ahora?]
M: [sí que es] verdad/ es que después sales y está todo así/ y es
como si fueran las cuatro del mediodía [y y]
A: [¿yy] usted qué le hace
a su chiquita/ ee– que le hace rabiar?//35 [la pobreta=]36
M: [(( ))]

512
A: = siempre está gri– [siempre está=]
M: [(( ))]
A: = mamá déjame déjame§
M: § sí déjame porque °(es que es demasiao↓
¡hija mía!/ es que es demasiao)°// ayer a las diez me llamó por
teléfono↑/ mamá prepárame el (( ))/ oye↓ pero bueno pero ese
estrés ¿¡para qué!? ese estrés no↓ no↓ las cosas hay que tomarlas
así/ y estaba esperándola ya oye/ [pues bueno ((que llega y
di–)) noo/ no]
A: [cuando tengan nuestra
edad/ cuando tengan nues]tra edad ya no harán eso§

Ejemplo 49
M: ¡ah!/ yo sí// yo antes sí porque faltan los niños y digo °(hala/ tómate
esto/ y me quedaba tan tranquila)°/ pero que vengan °(las
diez y que le tenga que preparar yo enseguida para irse↑ porque
claro ahora al estar ((en plan de)) recogerse– y do– yy son
muy gastadorcillos↑/ siempre van de// de cena por ahí y todo↓
y ahora se ve que// llegan a casa de unos amigos y va pues ((comemos))
un entrepán37y después compramos un– u– unos pastelitos o
eso// y vino las diez y– y– y no)° [(( ))]

Ejemplo 50
M: ¡ah!/ yo sí// yo antes sí porque faltan los niños y digo °(hala/ tómate
esto/ y me quedaba tan tranquila)°/ pero que vengan °(las
diez y que le tenga que preparar yo enseguida para irse↑ porque
claro ahora al estar ((en plan de)) recogerse– y do– yy son
muy gastadorcillos↑/ siempre van de// de cena por ahí y todo↓
y ahora se ve que// llegan a casa de unos amigos y va pues ((comemos))
un entrepán37y después compramos un– u– unos pastelitos o
eso…// y vino las diez y– y– y no)° [(( ))]

Ejemplo 51
[¿ya es]tán recogiendo para
casarse?
M: ¡ay!/ claro/ puess§
A: § PERO SI AÚN es muy joven// ¡madre mía!§
M: § ¡ay! pero él no// él ya es un chicoo/// él ya tiene sus añitos/
eel– el noviete/// y están los dos fijos/ y tienen los dos sueldo//
oye °(pues)°– y tiene el piso que me ha…n comprao a mí un
piso precioso/// °(¡tienen un piso!)°// y se lo han– y tienen§
A: § ¿pero aquí por el (( ))?§
M: § les he dao un plano/ les ha dao unos
planos de mi piso↑/// y ya en las ideas// de hacerse/ esas mm//38
baños que hay redondos con/// [hidromasaje=]
A: [¡uuyy qué (( ))!]

Ejemplo 52
A: [¿ya es]tán recogiendo para
casarse?
M: ¡ay!/ claro/ puess§
A: § PERO SI AÚN es muy joven// ¡madre mía!§
M: § ¡ay! pero él no// él ya es un chicoo/// él ya tiene sus añitos/
eel– el noviete/// y están los dos fijos/ y tienen los dos sueldo//
oye °(pues)°– y tiene el piso que me han comprao a mí un
piso precioso/// °(¡tienen un piso!)°// y se lo han– y tienen§

Ejemplo 53

513
A: teníamos una parcela y hasta que no la ven[dimos↑=]
M: [sí/ me lo dijo]
A: = y hasta que no la vendí no paré§
M: § no/ pero en Náquera tengo
un ja– yo tengo mucho gastoΔ ahora tengo un jardinero y todo–
°(fíjate/ (( )) los rincones y ya no me acuerdo)°/ tengo un jardinero
y todo quee– quee– que tengo gastos/ yy me p– digo no
no/ yo/ lo pago yo que→Δ la dueña soy yo… o sea [queΔ que=]
A: [°(claro)°]
M: = pero bien§
A: § si no↑ ¿en qué se lo va a gastar?// [así]
M: [yo tam]bién
tengo mis gastos
A: así se lo dejaa
M: yo también tengo mis gas[tos/ ¿eh?/ oye]
A: [se lo deja arregladito] a ellos§
M: § yo m–

Ejemplo 54
M: [es que esta falda]/ estaba mucho
más elegante↑/ que no que te haga evasé/49 antes se estilaba
evasé/ así al contrario// pero ahora↑/// a partir de aquí↑/ de la
cadera↑
A: sí
M: como si ((tuviera)) puntas// se entra un poquitín así↑/// y– y
es otra cosa/// eso– y ee vas más→// de actualidad↑// y es otra
cosa/ te hace otra silueta y te hace otra cosa/ °(la verdad)°/

Ejemplo 55
ancho/// esto es anchísimo/ esto↑ le hace antiguo// y entonces
°(usted se hace aquí lo que le digo yo↑)°/ porque la tela es
mona ¿eh?/ la tela es mona y el (( )) ¿se lo hace todo?
A: hombre/ [claro/ claroo]
M: [muy bien/ muy bien/ muy bien↓] igual que esto le
hace mucho bulto/ Amelia/ mm– esto↑ esto fuera// na(da)
más se hace una orillita chiquitina y no le hace nada/ esto
usted ¿¡pa qué lo quiere!?/ esto no lo– [e]
A: [es]o– eso/ para que
me haga caída

Ejemplo 56
ancho/// esto es anchísimo/ esto↑ le hace antiguo// y entonces
°(usted se hace aquí lo que le digo yo↑)°/ porque la tela es
mona ¿eh?/ la tela es mona y el (( )) ¿se lo hace todo?
A: hombre/ [claro/ claroo]
M: [muy bien/ muy bien/ muy bien↓] igual que esto le
hace mucho bulto/ Amelia/ mm– esto↑ esto fuera// na(da)
más se hace una orillita chiquitina y no le hace nada/ esto
usted ¿¡pa qué lo quiere!?/ esto no lo– [e]
A: [es]o– eso/ para que
me haga caída
M: NO/// no/ la caída es la tela/ esto– esto ya no le hace nada//este
mogollón↑// esto va fuera// va fuera/ y– y usted se verá el– l– la
falda/ mejor/ creo/ esto fuera/ de mo– esto es un mogollón
que le hace ahí grande///(3”)
A: [bien/ pe– pues]
M: [se compra↑]// y se hace una orillita (( ))] (RISAS)/// yo se lo
hago todo a mi hija y mi hija es que vaa↑// el otro día le hice un
traje/ ya se lo enseñaré// que fuimos de– de/// ¿tú la has visto con

514
el traje ese a mi hija?
S: no

Ejemplo 57
ancho/// esto es anchísimo/ esto↑ le hace antiguo// y entonces
°(usted se hace aquí lo que le digo yo↑)°/ porque la tela es
mona ¿eh?/ la tela es mona y el (( )) ¿se lo hace todo?
A: hombre/ [claro/ claroo]
M: [muy bien/ muy bien/ muy bien↓] igual que esto le
hace mucho bulto/ Amelia/ mm– esto↑ esto fuera// na(da)
más se hace una orillita chiquitina y no le hace nada/ esto
usted ¿¡pa qué lo quiere!?/ esto no lo– [e]
A: [es]o– eso/ para que
me haga caída
M: NO/// no/ la caída es la tela/ esto– esto ya no le hace nada//este
mogollón↑// esto va fuera// va fuera/ y– y usted se verá el– l– la
falda/ mejor/ creo/ esto fuera/ de mo– esto es un mogollón
que le hace ahí grande///(3”)
A: [bien/ pe– pues]
M: [se compra↑]// y se hace una orillita (( ))] (RISAS)/// yo se lo
hago todo a mi hija y mi hija es que vaa↑// el otro día le hice un
traje/ ya se lo enseñaré// que fuimos de– de/// ¿tú la has visto con
el traje ese a mi hija?
S: no

Ejemplo 58
M: le hice un traje↑// que llamó la atención// que cuando lo vio
el– d– el– se quedó→ y dice/ ¡ay qué poderío!/ ¡un traje le he
hecho↑ Amelia→!§
A: § ahora me estoy haciendo una camisera50
M: a ver
A: una camisera
M: fíjate↓ muy bien
A: ¿ah?51
M: muy bien/// °(muy bien)°/// con un cuellecito de esos dee
A: camiseroo
M: muy bien/ todo se lo cose/ pues ya [se lo digo yo esto/ mujer=]
A: [todo]
M: = y las man[gas y to(do)]
A: [sin ser] modista/ sin ser modista

Ejemplo 59
claro/// o sea/ quee///(2”) [yo creo que (( ))((hará falta))
abajo// eso es lo que creo]
A: [yo no– yo no me gasto–] yo no me
gasto [el dinero]
M: [BIEN PEROO→/] ¿ENTIENDE?/ el– o sea que la manga
se la va a hacer/ manga larga↑/ con puñito↑/ y/ cuellecito camisero
///(2”) °(pues le hice un traje yo que era precioso)°/ ¡ah!
pero me costó↑/ EXCLUSIVA/ la tela es exclusiva// le compré d–
vamos– los botones me costaron cada botón en brocal↑/ a
cinco mil trescientas cada botón/ el botón– son como perla–
es todo/ blanco de– de como si dijér– de cristales↑// y entonces
los pendientes se los hicieron a juego con– IBA↑///
demasiao↓ se pon– eu– los zapatos dee– tacón↑/ forraos de– de–
de raso↑/ y el bolso [en (( )) pequeñitas]

Ejemplo 60
claro/// o sea/ quee///(2”) [yo creo que (( ))((hará falta))
abajo// eso es lo que creo]

515
A: [yo no– yo no me gasto–] yo no me
gasto [el dinero]
M: [BIEN PEROO→/] ¿ENTIENDE?/ el– o sea que la manga
se la va a hacer/ manga larga↑/ con puñito↑/ y/ cuellecito camisero
///(2”) °(pues le hice un traje yo que era precioso)°/ ¡ah!
pero me costó↑/ EXCLUSIVA/ la tela es exclusiva// le compré d–
vamos– los botones me costaron cada botón en brocal↑/ a
cinco mil trescientas cada botón/ el botón– son como perla–
es todo/ blanco de– de como si dijér– de cristales↑// y entonces
los pendientes se los hicieron a juego con– IBA↑///
demasiao↓ se pon– eu– los zapatos dee– tacón↑/ forraos de– de–
de raso↑/ y el bolso [en (( )) pequeñitas]

Ejemplo 61
claro/// o sea/ quee///(2”) [yo creo que (( ))((hará falta))
abajo// eso es lo que creo]
A: [yo no– yo no me gasto–] yo no me
gasto [el dinero]
M: [BIEN PEROO→/] ¿ENTIENDE?/ el– o sea que la manga
se la va a hacer/ manga larga↑/ con puñito↑/ y/ cuellecito camisero
///(2”) °(pues le hice un traje yo que era precioso)°/ ¡ah!
pero me costó↑/ EXCLUSIVA/ la tela es exclusiva// le compré d–
vamos– los botones me costaron cada botón en brocal↑/ a
cinco mil trescientas cada botón/ el botón– son como perla–
es todo/ blanco de– de como si dijér– de cristales↑// y entonces
los pendientes se los hicieron a juego con– IBA↑///
demasiao↓ se pon– eu– los zapatos dee– tacón↑/ forraos de– de–
de raso↑/ y el bolso [en (( )) pequeñitas]

Ejemplo 62
M: no/ porque a mí también me gusta mucho salir/ yoo– e– me voy
mucho/ salgo mucho voy– ee– aal Principal↑/53 voy aquí↑/ voy
allá↑/ yo salgo mucho///y tampoco me quiero esclavizar
((haciendo cosas))/ bueno/ pues nada§
A: § bueno§
M: § ¿y quién se
los prueba?
A: yoo
M: ¡ay!/ NO PUEDE SER ESO§
A: § ¿por qué?§
M: § hay que poner/ hombreras/
se tiene que poner hombreritas§
A: § no no/ no me gustan
M: pues a– pues a unas hombreritas pequeñinas/ mujer↑/ forrado–
forradas de la misma tela↑§
A: § no no§
M: § la

Ejemplo 63
M: no/ porque a mí también me gusta mucho salir/ yoo– e– me voy
mucho/ salgo mucho voy– ee– aal Principal↑/53 voy aquí↑/ voy
allá↑/ yo salgo mucho///y tampoco me quiero esclavizar
((haciendo cosas))/ bueno/ pues nada§
A: § bueno§
M: § ¿y quién se
los prueba?
A: yoo
M: ¡ay!/ NO PUEDE SER ESO§
A: § ¿por qué?§
M: § hay que poner/ hombreras/

516
se tiene que poner hombreritas§
A: § no no/ no me gustan
M: pues a– pues a unas hombreritas pequeñinas/ mujer↑/ forrado–
forradas de la misma tela↑§
A: § no no§
M: § la

Ejemplo 64
M: no/ porque a mí también me gusta mucho salir/ yoo– e– me voy
mucho/ salgo mucho voy– ee– aal Principal↑/53 voy aquí↑/ voy
allá↑/ yo salgo mucho///y tampoco me quiero esclavizar
((haciendo cosas))/ bueno/ pues nada§
A: § bueno§
M: § ¿y quién se
los prueba?
A: yoo
M: ¡ay!/ NO PUEDE SER ESO§
A: § ¿por qué?§
M: § hay que poner/ hombreras/
se tiene que poner hombreritas§
A: § no no/ no me gustan
M: pues a– pues a unas hombreritas pequeñinas/ mujer↑/ forrado–
forradas de la misma tela↑§
A: § no no§
M: § la

Ejemplo 65
M: [¡uy!/ y ahora también]/ ¿y a la pequeña quién se lo cose– y a
la pequeña quién se lo cose– la nena?
A: la nena/ o se lo com[pra o se lo– =]
M: [se los compra hechos]
A: = o se loo/ cose ella
M: muy bien/ ¿ves?/ oye/ muy bien// pues aún va con un– [una falda=]
A: [pero]
M: = cortito o una cosa cortito y siempre es↑/ coser y cantar/ con
algún patrón de así medidas↑§
A: § como sonn// °(como casi siempre
lleva pantalón↑)°/ [a lo mejor se los compra↑]

Ejemplo 66
M: [¡uy!/ y ahora también]/ ¿y a la pequeña quién se lo cose– y a
la pequeña quién se lo cose– la nena?
A: la nena/ o se lo com[pra o se lo– =]
M: [se los compra hechos]
A: = o se loo/ cose ella
M: muy bien/ ¿ves?/ oye/ muy bien// pues aún va con un– [una falda=]
A: [pero]
M: = cortito o una cosa cortito y siempre es↑/ coser y cantar/ con
algún patrón de así medidas↑§
A: § como sonn// °(como casi siempre
lleva pantalón↑)°/ [a lo mejor se los compra↑]

517
Ejemplo 67

518
J: ¿te vas ya/ Gerardo?
G: sí/ porque a las ocho he quedao con Pablo el de (( )) para
irnos a correr↑ y mientras llego a casa/ [me cambio=]
J: [¡ay qué bien!]
G: = y calientoo→/// [que (( )) media horita]
J: [¿qué hora es?]

Ejemplo 68
A: pero es que yo con Gerardo no puedo correr
J: ¿por qué?
A: porque Gerardoo va máa(s) (a)delantao↑/ y yo estoy/ principianta//
yo es que empecé a ir a correr↑// y me llevaba una
bolsa de pipas y me acostaba debajo un pino↓ y me decían
VENGA↓ ÁNIMO↓ que ya te queda POco/ [y digo sí (RISAS)=]
L: [(( ))]
A: = y lo que he hecho↑/ pa(ra) da(r) la vueltecita corriendo→
J: práctica
S: pero proponlo/ di/ ¿a ver quién viene a correrse conmigo a un pino
en el río?/ y verás tú cómoo§

Ejemplo 69
A: § yo me quiero
meter a natación
S: ¡aah!/ yo tengo una amiga que se ha montao una pi(s)cina pequeñita↑
/ qu’es para los bebés↑/ peroo/ a(ho)ra/ aparte d’eso
se han apuntao/ personas mayores/// bueno/ pequeña/ diecisiete
metros de pi(s)cina///(3”) climatizada [y eso]

Ejemplo 70
A: bueno↓ hay/ pero de esos de natación// que es lo que yo quiero/
pero yo no me voy a gastar cuatro mil ni cinco mil pesetas
en un bañador de natación
S: pues vete a Continente26 y te lo compras por trescientas [o cuatrocien–]
C: [en algunas]
/ en algunas tiendecitas/ ahí por el centro// hay dee§
S: § de to(d)as formas§

Ejemplo 71
S: provocando nada/ el quee– se ponga– que see– que s’excite ya
se apañará↓ es su problema/ ¿no?/ (RISAS)/ no– no por ver a
una tía en bequini→
A: no↓ pero [noo]
C: [pero] eso tiene más [que ver con la ((comodidad))
dee]
A: [pero eso en verano]/ primero/
mira
C: al nadar/ si hace mucho movimientoo
A: si voy en biquini tengo que tomar [primeroo↑]
S : [se le salen las] domingas
A: MM// ¿cómo son?/ los– los rayos láser d’esos pa(ra) ponerme un
poquito morena (RISAS)
J: rayos láser no/ rayos láser no/27 uva o
A: UVA/ eso
S: no/ rayos equis/ son// (RISAS)
A: ¡ay!/ rayos uva/// primero// pa(ra) ponerme un poco morena//
[porque es quee]
J: [¡no– no te va a costar] a ti ni nada la piscina!// porque (RISAS)

519
Ejemplo 72
A: [°(en Continente no hay)°]/ en
Continente no hay
S: ¿cómo que no?/ pos vete a Pryca31/// en la parte d’arriba de Pryca↑
hay/ seGUro/// ese nuevo qu’han abierto↑/// een/ Tres
Forques↑//32 en la parte d’arriba es que es todοο/ ropa/// hay
dos pisos ¿no has ido nunca?///(3”) p(u)es ahí sí que hay
A: los Pryca de Valencia no loh conohco
S: es qu’este es nuevo ¿eh?// este es enorme/ tiene ascen[sorees→]
L: [¡ah!]/ ¿el
del ascensor transparente?
S: sí/ ves a la gente cómo sube y baja↑ y eso/ es muu– mu(y)
moderno↓ [oye/ mu(y) moderno]
L: [(( ))]
C: el otro día subimos allí/ peleándonos para/ meternos en el
cacharrito ese sólo porque es transparente (RISAS)/ subimos y
bajamos/33 y nos quedamos igual
S: a mí eso me suenaa a una discoteca que [había en– en Mallorca↑=]

Ejemplo 73
J: pues en la pirámide// la de Nuevo Centro/36 la pirámide de música
S: sí// no↓ ahí tampoco te creas/ ahí tienen cosas→// así
modernillas↓ noo/ una sección de– de músicaa// pues de hace
diez años por ejemplo o eso/// yo la verdad es que cuando busco
alguna cosa d’esas me voy a la Plaza Redonda37 los domingos y
la encuentro/ siempre

Ejemplo 74
J: mm///(3.5”) ¿qué hora tenéis?
S: las siete y veinticinco
J: ¿¡las [siete y veinticinco!?]
L: [¿está muy lejos] donde vamos?
A: NOO// ahí/ en la horchatería// [¿quiereh que vayamoh ya?=]
L: [ahora vengo ¿eh?]
A: = bueno↓ voy a dejar el chaquetón de mi Ignacio38 ahí/ mi
Ignacio se queda por aquí
L: yo la chaqueta no sé si [(( ))]
J: [¿es este] pequeño que hay rubito?
A: hí39
J: ¿ese es el que estaba llamando aquí?
A: hí
J: ¿QU’es↓ tu hijo?
A: hí (RISAS)

Ejemplo 75
S: sí// peroo muchísimas/ yy según me han dicho cada vez voy a
tener más//43 entonces↓// lo primero↑/ va a ser blanquearme
los dientes// que eso ya me dará un punto↑/ paraa/ intentar no
fumar/ o sea si los tengo blancos que me– aunque no los tengoo/
yo los tengo bien↓ (l)os dientes ¿no?/ pero tengo que
buscarme moTIVOS// paraa olvidarme de– de fumar↓ porque/
últimamente tengo de verdad/ muchas tentaciones ¿no?
C: ¿y no has probao ni un cigarro d– en?
S: no/ es quee yo soy mu(y) radical/ además es quee lo tengo
claro/ yoo todo lo que dejo lo he dejao así/ o lo dejo↑ oo– o
no puedo/ quiero decir/// yo no– yoo/ como me conozco tanto↑
sé que no puedo tontear/ a(ho)ra↑/ un cigarrito/ para des-
pués de no sé qué/ pa(ra) después de comer/ o pa(ra) después
de un polvete o pa(ra) después de–/ NO porquee/ yoo/

520
soy muy goloso yy/ y no puedo↓ yo no tengo límite ni control

Ejemplo 76
S: sí// peroo muchísimas/ yy según me han dicho cada vez voy a
tener más//43 entonces↓// lo primero↑/ va a ser blanquearme
los dientes// que eso ya me dará un punto↑/ paraa/ intentar no
fumar/ o sea si los tengo blancos que me– aunque no los tengoo/
yo los tengo bien↓ (l)os dientes ¿no?/ pero tengo que
buscarme moTIVOS// paraa olvidarme de– de fumar↓ porque/
últimamente tengo de verdad/ muchas tentaciones ¿no?
C: ¿y no has probao ni un cigarro d– en?
S: no/ es quee yo soy mu(y) radical/ además es quee lo tengo
claro/ yoo todo lo que dejo lo he dejao así/ o lo dejo↑ oo– o
no puedo/ quiero decir/// yo no– yoo/ como me conozco tanto↑
sé que no puedo tontear/ a(ho)ra↑/ un cigarrito/ para des-
pués de no sé qué/ pa(ra) después de comer/ o pa(ra) después
de un polvete o pa(ra) después de–/ NO porquee/ yoo/
soy muy goloso yy/ y no puedo↓ yo no tengo límite ni control

Ejemplo 77
lJ: yoo/ me cambio de ropa/ no lo aguanto↓ TÍO
C: yy/ y es mu– si
J: es hoRRIble
S: yoo/ a– en el trabajo entro en algunas empresas↑/ que nada
más abrir la puerta me pega una bofetada↑// y luego c(l)aro↓
te ves/ a los CUAtro que hay en las mesas↑/ los cuatro→ uno
fumándose un puro/ el otroo/ negro/ el otro rubio/ y el otro tal
y–/ o sea cada uno fuma [una clase/ y allí=]
J: [un cóctel molotof/ d’esos]
S: = tú vienes fresquito comiéndote tu caramelete de anís en el
coche/ entras a la empresa y t’hace/ TUUFH/46 como si te metieran/47
una guantá en toda la cara/ [pues igual]
J: [¿sigues/] sigues con los caramelos
dee– de anís?

Ejemplo 78
lJ: yoo/ me cambio de ropa/ no lo aguanto↓ TÍO
C: yy/ y es mu– si
J: es hoRRIble
S: yoo/ a– en el trabajo entro en algunas empresas↑/ que nada
más abrir la puerta me pega una bofetada↑// y luego c(l)aro↓
te ves/ a los CUAtro que hay en las mesas↑/ los cuatro→ uno
fumándose un puro/ el otroo/ negro/ el otro rubio/ y el otro tal
y–/ o sea cada uno fuma [una clase/ y allí=]
J: [un cóctel molotof/ d’esos]
S: = tú vienes fresquito comiéndote tu caramelete de anís en el
coche/ entras a la empresa y t’hace/ TUUFH/46 como si te metieran/47
una guantá en toda la cara/ [pues igual]
J: [¿sigues/] sigues con los caramelos
dee– de anís?

Ejemplo 79
S: § que no m’ha gustado nunca
llenar el cenicero ((ni nada))/ (en)to(n)ces→
J: tee– te metes ahí los§
S: § lo limpié bien/ y/ lo he llenao de caramelos/
y ya– y está siempre lleno de caramelos/ de bolitas de anís
J: o sea que hay que pasar por tu coche ¿no? paraa
S: °(¿sí?)°
J: para picar unos–48 unos caramelos de anís§

521
Ejemplo 80
S: entonces ¿qué dices/ que vamos a cenar a casa/ no Laura?
L: síi
A: ¿y mi hijo no ha dao señales de vida↑ por aquí?/// ¿no?
S: ¿eh?§
J: § ¿cómo se llama? ¿Ignacio?
A: (RISAS) ¿qué le habéih hecho?
J: ¿eh?
A: ¿qué le habéih hecho/ al Ignacio?
L: se lo han comido en pepitilla
S: ¿en pepitilla↑ o en pepitoria?
L: (RISAS) no m’acuerdo
S: la pepitilla es otra cosa
(RISAS Y TOSES)

Ejemplo 81
S: entonces ¿qué dices/ que vamos a cenar a casa/ no Laura?
L: síi
A: ¿y mi hijo no ha dao señales de vida↑ por aquí?/// ¿no?
S: ¿eh?§
J: § ¿cómo se llama? ¿Ignacio?
A: (RISAS) ¿qué le habéih hecho?
J: ¿eh?
A: ¿qué le habéih hecho/ al Ignacio?
L: se lo han comido en pepitilla
S: ¿en pepitilla↑ o en pepitoria?
L: (RISAS) no m’acuerdo
S: la pepitilla es otra cosa
(RISAS Y TOSES)

Ejemplo 82
S: hoy que ibas a ver a Jaime→
A: ¡claro! (RISAS)// calla que–/ que me río cada vez que veo a
Jaime↑ me río
S: pero ¡hombre!/ ten cuidao que es curilla/ él
Α: ¿¡pos quée!?§
S: § los Salesianos
A: en eel– cuando estábamos en l’acampada↑

Ejemplo 83
A: no tengo yo laa– la caja (de) cambios malamente↓ vamos (RISAS)
S: a ver/ súbete a la mesa y da así una vueltecita57
A: sí hombre↓ pase de modelo(s) ahora↓ a ehtah alturah ya/
[¿cómo me voy a (( ))]
S: [tú imagínate que esto↑]/ esta mesa↑/ como es largaa↑§
A: § mm§
S: § imagínate que es la Pasarela Cibeles58§
A: § mm
S: yy–
A: ¿y los fotógrafos qué? (RISAS)/ yo aquí/ no desfilo sin fotográfoh
¿eh?

Ejemplo 84
A: y nuncaa mal dicho↓ la palabra/ padre/ porque es padre
(RISAS)// ¿o no es padre?
L: sí↓ de todos
J: °(un padre salesiano)°
A: hombre
S: es un padre salesiano

522
A: hasta que te salee↑ el sapillo allí// que parece de los teleñecos59
(RISAS)
S: aquí se supone que el sap– que el sapillo es Andrés ¿no?
A: ¿qué pasa? ( RISAS)/// el Papá Pitufo60
S: yo nunca he visto una persona tan enrollada como el Andrés ¿eh?

Ejemplo 85
A: y nuncaa mal dicho↓ la palabra/ padre/ porque es padre
(RISAS)// ¿o no es padre?
L: sí↓ de todos
J: °(un padre salesiano)°
A: hombre
S: es un padre salesiano
A: hasta que te salee↑ el sapillo allí// que parece de los teleñecos59
(RISAS)
S: aquí se supone que el sap– que el sapillo es Andrés ¿no?
A: ¿qué pasa? ( RISAS)/// el Papá Pitufo60
S: yo nunca he visto una persona tan enrollada como el Andrés ¿eh?

523
524
Ejemplo 86
A: no/ no/ yo no me refería a eso/ me refiero↑/ a que van a cubrir
fincas nuevas/ con fincas muy viejas y con muchos derribos// simplemente
me refería a [eso=]
G: [((¡puah!)) ¿esoo?]
A: = porque claro/ todo lo que era el mercadillo→y la calle San Gui–
San Guillén→/y todo esto// hasta que desaparezca [esto]

Ejemplo 87
A: = y después está la calle Visitación y toda esta zona→/ que costará
mucho/ ((se meterá)) mucho terreno coon/ (( ))// y eso
costará
G: claro//(( )) peroo/ en la plazuela en la calle Lérida
?: sí
G: ¿eh?/ de– justo delante del mercao// pues/ se rumorea por el
barrio que el estanqueroo/ tenía un piso en– en esa finca derribada↑

Ejemplo 88
J: sí/ pero son las once ya ¿no?
G: sí/ pero eh que↑/ ÉL siempre se pierde// [a mí cuando me
llamó me dijo ((cuándo saldría))]
V: [°((pues si dijo a))
las diez y media→// es ya] media horita)°// es que hoy/
[esto (( ))]
J: [yo/ yoo] estaba [(( )) dando vueltas]
A: [A ÉL NO// a él no/ porque] vienee/ [vienee/ yy–]
V: [porque yo
me he metido por la otra calle↑] yy/ ¡coño! y ahora/ y con las
obras→/ y ¿por dónde me meto?// y he encontrao un huequecito↓
tú/ y me he metido detrás/ en la paralela
J: ¿no has visto dónde estoy [aparcao yo?]
V: [donde está Ada]//62 donde está el servicio
de Ada↑/ ahí detrás↑

Ejemplo 89
J: sí/ pero son las once ya ¿no?
G: sí/ pero eh que↑/ ÉL siempre se pierde// [a mí cuando me
llamó me dijo ((cuándo saldría))]
V: [°((pues si dijo a))
las diez y media→// es ya] media horita)°// es que hoy/
[esto (( ))]
J: [yo/ yoo] estaba [(( )) dando vueltas]
A: [A ÉL NO// a él no/ porque] vienee/ [vienee/ yy–]
V: [porque yo
me he metido por la otra calle↑] yy/ ¡coño! y ahora/ y con las
obras→/ y ¿por dónde me meto?// y he encontrao un huequecito↓
tú/ y me he metido detrás/ en la paralela
J: ¿no has visto dónde estoy [aparcao yo?]
V: [donde está Ada]//62 donde está el servicio
de Ada↑/ ahí detrás↑

Ejemplo 90
G: ¿hay cuchillo?
J: chalecos↑/ tengo yo dos↑/ y no me los [pongo nunca (( ))=]
V: [pero chalecos de este
tipo ¿eh?]
J: = por la tripa qu’he criao
V: [más tripa tiene ((don Felipe))]

525
S: [me estoy haciendo una bodega] en Cirat//71 macho// me estoy
haciendo una bodegaa
V: ¡calla cabrito! que te vas y no me dices ni pío/ tú
S: pero si fue pensao y hecho/ mira era– era un sábado a las ocho
de la noche/ y dig(o) ¡hostia!/ yo tengo que (( )) me muero

Ejemplo 91
V: OYE/ oye por cierto↓ no estaría mal ¿a vosotros os dejan alguna
veez/ de solteros↑ [por ahí?]
A: [OYE]/ oye↓ ¿a que en Tuéjar74 noo hacen–
no [hace (( ))]
V: [si os dejan de solteros↑]// [¡Ángel!]
A: [¿pero tú qu’] [estás (( ))]
J: [porque la
bodega// (( )) que compres tres barrilitos tuyos y los (( ))]
V: ¿eh?
G: en Tuéjar los pajares son para [otra cosa/ hombre]
S: [tambiéen]// también compraré
algún barrilito/ p(e)ro de momento botellas// de momento botellas/
las voy dejando allí// y después ya/ poquito a poquito

Ejemplo 92
V: OYE/ oye por cierto↓ no estaría mal ¿a vosotros os dejan alguna
veez/ de solteros↑ [por ahí?]
A: [OYE]/ oye↓ ¿a que en Tuéjar74 noo hacen–
no [hace (( ))]
V: [si os dejan de solteros↑]// [¡Ángel!]
A: [¿pero tú qu’] [estás (( ))]
J: [porque la
bodega// (( )) que compres tres barrilitos tuyos y los (( ))]
V: ¿eh?
G: en Tuéjar los pajares son para [otra cosa/ hombre]
S: [tambiéen]// también compraré
algún barrilito/ p(e)ro de momento botellas// de momento botellas/
las voy dejando allí// y después ya/ poquito a poquito

Ejemplo 93
V: OYE/ oye por cierto↓ no estaría mal ¿a vosotros os dejan alguna
veez/ de solteros↑ [por ahí?]
A: [OYE]/ oye↓ ¿a que en Tuéjar74 noo hacen–
no [hace (( ))]
V: [si os dejan de solteros↑]// [¡Ángel!]
A: [¿pero tú qu’] [estás (( ))]
J: [porque la
bodega// (( )) que compres tres barrilitos tuyos y los (( ))]
V: ¿eh?
G: en Tuéjar los pajares son para [otra cosa/ hombre]
S: [tambiéen]// también compraré
algún barrilito/ p(e)ro de momento botellas// de momento botellas/
las voy dejando allí// y después ya/ poquito a poquito

Ejemplo 94
S: ((ahora))/ VENTE ahora a– a jugar al fronTÓN Jaime// los
jueVEES/ por la mañana
A: [¿dónde?]
J: [cuando] se me cure el constipao
A: ¿dónde?
S: de once a UNA/ jugamos ahíi/ ((pero)) unas palizas/ pero de
muerte ¿eh?// y después la cervecitaa↑
[//]

526
J: ¿queda café por ahí o no?
S: sí/ me parece que sí79
J: [ponme]
S: [¡oye!] ju– jugamos Jaime↑ to(do)s los días de once a una
J: ¿to(do)s los días↑/ [o todos los jueves?]
S: [todos los jueves]
V: ponme a mí un poquito más
J: pues sí que iré algún jueves→ porque asíi me quedo a comer
aquí↑
S: y te pegas una duchita [(( ))=]
J: [allí se puede duchar uno ¿no?]
S: = (( )) de agua caliente/ nos tomamos la cervecita↑// y oyee/ y
a la marcha

Ejemplo 95
S: ((ahora))/ VENTE ahora a– a jugar al fronTÓN Jaime// los
jueVEES/ por la mañana
A: [¿dónde?]
J: [cuando] se me cure el constipao
A: ¿dónde?
S: de once a UNA/ jugamos ahíi/ ((pero)) unas palizas/ pero de
muerte ¿eh?// y después la cervecitaa↑
[//]
J: ¿queda café por ahí o no?
S: sí/ me parece que sí79
J: [ponme]
S: [¡oye!] ju– jugamos Jaime↑ to(do)s los días de once a una
J: ¿to(do)s los días↑/ [o todos los jueves?]
S: [todos los jueves]
V: ponme a mí un poquito más
J: pues sí que iré algún jueves→ porque asíi me quedo a comer
aquí↑
S: y te pegas una duchita [(( ))=]
J: [allí se puede duchar uno ¿no?]
S: = (( )) de agua caliente/ nos tomamos la cervecita↑// y oyee/ y
a la marcha

Ejemplo 96
S: ((ahora))/ VENTE ahora a– a jugar al fronTÓN Jaime// los
jueVEES/ por la mañana
A: [¿dónde?]
J: [cuando] se me cure el constipao
A: ¿dónde?
S: de once a UNA/ jugamos ahíi/ ((pero)) unas palizas/ pero de
muerte ¿eh?// y después la cervecitaa↑
[//]
J: ¿queda café por ahí o no?
S: sí/ me parece que sí79
J: [ponme]
S: [¡oye!] ju– jugamos Jaime↑ to(do)s los días de once a una
J: ¿to(do)s los días↑/ [o todos los jueves?]
S: [todos los jueves]
V: ponme a mí un poquito más
J: pues sí que iré algún jueves→ porque asíi me quedo a comer
aquí↑
S: y te pegas una duchita [(( ))=]
J: [allí se puede duchar uno ¿no?]
S: = (( )) de agua caliente/ nos tomamos la cervecita↑// y oyee/ y
a la marcha

527
Ejemplo 97
S: ((ahora))/ VENTE ahora a– a jugar al fronTÓN Jaime// los
jueVEES/ por la mañana
A: [¿dónde?]
J: [cuando] se me cure el constipao
A: ¿dónde?
S: de once a UNA/ jugamos ahíi/ ((pero)) unas palizas/ pero de
muerte ¿eh?// y después la cervecitaa↑
[//]
J: ¿queda café por ahí o no?
S: sí/ me parece que sí79
J: [ponme]
S: [¡oye!] ju– jugamos Jaime↑ to(do)s los días de once a una
J: ¿to(do)s los días↑/ [o todos los jueves?]
S: [todos los jueves]
V: ponme a mí un poquito más
J: pues sí que iré algún jueves→ porque asíi me quedo a comer
aquí↑
S: y te pegas una duchita [(( ))=]
J: [allí se puede duchar uno ¿no?]
S: = (( )) de agua caliente/ nos tomamos la cervecita↑// y oyee/ y
a la marcha

Ejemplo 98
S: [¡joder!// estas reuniones
en lugares] cerraos me jodéis el cáncer ¡coño!
V: ¡coño coño! Ángel/ desde que dejaste de fumar macho→// oye/
abre90 un poquitoo
J: no no que yo estoy constipao/ ¿eh?
V: ponte91 aquí/ ponte aquí
S: soiis
V: en resumen// quee hab– tenía un asesor↑// un asesor// pagado
también del ayuntamiento de Alboraya/ que es de Foyos// y ese
tío↑ ese tío estaba percibiendo otras tantas/ otras tantas como
el señor alcalde↑/ del presupuesto de las arcas municipales/ el
presupuesto municipal// (en)tonces resulta que ese tío/ pues
también veía que se le ibaa/ y no noo/ aguanta aguanta que aunque
presenten la moción/ tal/ cual/ aguanta→// ahora resulta que
ya no está↑/ porquee el López le ha dicho/ chh/ fuera de ahí// y
el– y el cabritoo/ por aguantar un mes más un mes más↑// la sentencia
del juez puede ser dura ¿eh? PUEDE SER MUY DURA
S: ¡uy! mira

Ejemplo 99
S: [¡joder!// estas reuniones
en lugares] cerraos me jodéis el cáncer ¡coño!
V: ¡coño coño! Ángel/ desde que dejaste de fumar macho→// oye/
abre90 un poquitoo
J: no no que yo estoy constipao/ ¿eh?
V: ponte91 aquí/ ponte aquí
S: soiis
V: en resumen// quee hab– tenía un asesor↑// un asesor// pagado
también del ayuntamiento de Alboraya/ que es de Foyos// y ese
tío↑ ese tío estaba percibiendo otras tantas/ otras tantas como
el señor alcalde↑/ del presupuesto de las arcas municipales/ el
presupuesto municipal// (en)tonces resulta que ese tío/ pues
también veía que se le ibaa/ y no noo/ aguanta aguanta que aunque
presenten la moción/ tal/ cual/ aguanta→// ahora resulta que
ya no está↑/ porquee el López le ha dicho/ chh/ fuera de ahí// y
el– y el cabritoo/ por aguantar un mes más un mes más↑// la sentencia

528
del juez puede ser dura ¿eh? PUEDE SER MUY DURA
S: ¡uy! mira

Ejemplo 100
V: allí vale todo como prueba
G: lo que pasa que lo– los mandamientos judiciales se lo– se lo
mandan a los coches por fax
J: eso sí/ eso puede ser/// la justicia se ve que es más rápida que
aquí
V: por fax (RISAS)
G: se lo mandan a los coches por fax
V: síi
S: allí mira// te paran en la carretera// la tarjetita/ te la meten en
el ordenador// chiin// cuarenta y cuatro años/ cabrón// estoy de seis
meses// chss seis meses en chirona95 y como (( )) ¡hostia macho!
A: pues a mí– a mí que no me digan dee–de/ como ejemplo (d)e
democracia Estados Unidos
S: ¡calla↓ por Dios↓ calla!

529
530
C: [claro/
claro]// pues/ ¿qué me estabas diciendo del chiquillo?
P: nada/ quee lo operaron/ lo tuvieron que operar↑/ porque
tenía una hernia en un testículo§
C: § PO[BRECITO]
P: [y– y] le dijeron// lo llevó
Mari Ángeles a un ciirujano→y le dijo dice bueno/ esto puede
pasar// dice/ porque→/ si fuese mayor↑/ aún aún/ pero aún es pequeñito//
pero luego lo he llevao a este y dice NOO/ si fuese de ombligo↑
/ le dejaríamos que el niño→ §
C: § se fuera desarrollando§
P: § se fuese
desarrollando dice pero esTO/ YA// dice porque el niño se le puede
estrangular/// bueno/ así [que ((lo))=]
C: [al pequeñín de→]
P: = al chiquitín [de Mari Ángeles]
C: [de– de] Mari Ángeles y Jesús// lo han ope[rao]↑

Ejemplo 102
C: [claro/
claro]// pues/ ¿qué me estabas diciendo del chiquillo?
P: nada/ quee lo operaron/ lo tuvieron que operar↑/ porque
tenía una hernia en un testículo§
C: § PO[BRECITO]
P: [y– y] le dijeron// lo llevó
Mari Ángeles a un ciirujano→y le dijo dice bueno/ esto puede
pasar// dice/ porque→/ si fuese mayor↑/ aún aún/ pero aún es pequeñito//
pero luego lo he llevao a este y dice NOO/ si fuese de ombligo↑
/ le dejaríamos que el niño→ §
C: § se fuera desarrollando§
P: § se fuese
desarrollando dice pero esTO/ YA// dice porque el niño se le puede
estrangular/// bueno/ así [que ((lo))=]
C: [al pequeñín de→]
P: = al chiquitín [de Mari Ángeles]
C: [de– de] Mari Ángeles y Jesús// lo han ope[rao]↑

Ejemplo 103
C: [claro/
claro]// pues/ ¿qué me estabas diciendo del chiquillo?
P: nada/ quee lo operaron/ lo tuvieron que operar↑/ porque
tenía una hernia en un testículo§
C: § PO[BRECITO]
P: [y– y] le dijeron// lo llevó
Mari Ángeles a un ciirujano→y le dijo dice bueno/ esto puede
pasar// dice/ porque→/ si fuese mayor↑/ aún aún/ pero aún es pequeñito//
pero luego lo he llevao a este y dice NOO/ si fuese de ombligo↑
/ le dejaríamos que el niño→ §
C: § se fuera desarrollando§
P: § se fuese
desarrollando dice pero esTO/ YA// dice porque el niño se le puede
estrangular/// bueno/ así [que ((lo))=]
C: [al pequeñín de→]
P: = al chiquitín [de Mari Ángeles]
C: [de– de] Mari Ángeles y Jesús// lo han ope[rao]↑

Ejemplo 104
C: [claro/

531
claro]// pues/ ¿qué me estabas diciendo del chiquillo?
P: nada/ quee lo operaron/ lo tuvieron que operar↑/ porque
tenía una hernia en un testículo§
C: § PO[BRECITO]
P: [y– y] le dijeron// lo llevó
Mari Ángeles a un ciirujano→y le dijo dice bueno/ esto puede
pasar// dice/ porque→/ si fuese mayor↑/ aún aún/ pero aún es pequeñito//
pero luego lo he llevao a este y dice NOO/ si fuese de ombligo↑
/ le dejaríamos que el niño→ §
C: § se fuera desarrollando§
P: § se fuese
desarrollando dice pero esTO/ YA// dice porque el niño se le puede
estrangular/// bueno/ así [que ((lo))=]
C: [al pequeñín de→]
P: = al chiquitín [de Mari Ángeles]
C: [de– de] Mari Ángeles y Jesús// lo han ope[rao]↑

Ejemplo 105
C: [claro/
claro]// pues/ ¿qué me estabas diciendo del chiquillo?
P: nada/ quee lo operaron/ lo tuvieron que operar↑/ porque
tenía una hernia en un testículo§
C: § PO[BRECITO]
P: [y– y] le dijeron// lo llevó
Mari Ángeles a un ciirujano→y le dijo dice bueno/ esto puede
pasar// dice/ porque→/ si fuese mayor↑/ aún aún/ pero aún es pequeñito//
pero luego lo he llevao a este y dice NOO/ si fuese de ombligo↑
/ le dejaríamos que el niño→ §
C: § se fuera desarrollando§
P: § se fuese
desarrollando dice pero esTO/ YA// dice porque el niño se le puede
estrangular/// bueno/ así [que ((lo))=]
C: [al pequeñín de→]
P: = al chiquitín [de Mari Ángeles]
C: [de– de] Mari Ángeles y Jesús// lo han ope[rao]↑

Ejemplo 106

C: § pero no podían con él/ dos enfermeras/ dos


monjas/ y– y– y– y yo qué sé// y encima le dio la monja caramelos/
digo ¿caramelos?§
J: § caramelos§
C: § digo yo lo tiraba por la ventana
§
P: § pues unos gritos que pa qué/ y se iba oyendo ya el grito con
me[nos fuerza (( )) con menos fuerz(a)=]
C: [claro/ que lo– ya– lo– iba durmiéndose]
P: = pero estuvieron casi una hora en la operación/// y na[da]
C: [¿y eso]
qué lo tenía?/ ¿más altito o estrangulao casi?
P: no lo ((sé))↓ se le ponía como moradito§
C: § ¡ah!/ ya
P: entonces// [cuando=]
C: [((ves))]
P: = salió el cirujano→/ dice todo ha salido estupendo↓ Mari Ángeles/

Ejemplo 107
C: § pero no podían con él/ dos enfermeras/ dos

532
monjas/ y– y– y– y yo qué sé// y encima le dio la monja caramelos/
digo ¿caramelos?§
J: § caramelos§
C: § digo yo lo tiraba por la ventana
§
P: § pues unos gritos que pa qué/ y se iba oyendo ya el grito con
me[nos fuerza (( )) con menos fuerz(a)=]
C: [claro/ que lo– ya– lo– iba durmiéndose]
P: = pero estuvieron casi una hora en la operación/// y na[da]
C: [¿y eso]
qué lo tenía?/ ¿más altito o estrangulao casi?
P: no lo ((sé))↓ se le ponía como moradito§
C: § ¡ah!/ ya
P: entonces// [cuando=]
C: [((ves))]
P: = salió el cirujano→/ dice todo ha salido estupendo↓ Mari Ángeles/

Ejemplo 108
[y eso (( ))] así que cuando salía→/ chillando
y llorando/ buáa /8 y venga a llorar/ UNAS LÁGRIMAS// y claro↓
se acercó Mari Ángeles↑/ y ¡CARIÑO!/ y ¡CARIÑO!/ y él/ se abrazó
a su madre↑/ acercó a la cara así↑/ [así (( )) y no la desapegó]
C: [(RISAS)] ¡ay qué bo– ay!/
¡qué bo[nito!]
P: [y por] la voz
C: y por la voz§
P: § y hacía así/9 con los ojitos↑// pero claro/ él no veía→
se ve↓ bien a su madre/ y se apegó a su madre/ y el– luego el ayudante
del cirujano nos decía/ allí dentro os hacía así/ aaaa /10 que
lo sacaran fuera// y a su madre le hizo igual/ cuando lo sacaron
le hacía/ aaaa /11 ((porque)) le habían hecho mal (( ))
C: (RISAS) y no quería ir allí más/// [seguro]

Ejemplo 109
P: = y llorando y llorando y llorando/ que yo digo oye/ en lo pequeñito
qu’es/ cómo demuestra el mal que le han hecho y el cariño que le
tiene↓ así como diciendo no me sueltes↑/ [que (( ))=]
C: [que no me hagan otra
vez nada así]
P: = y nada/ lo operaron↑/ y estuvo allí↑/ una noche/ en observación
nada más

Ejemplo 110
P: [y lo tuvieron] por ver si→/ y lo tuvieron→/ no sé cuántas
horas lo tuvimos sin tomar nada// entonces luego ((nos)) dijo
la enfermera// a partir de la una de la mañana→/ le vamos a dar→/
agua/ pero/ sorbito a sorbito dice porque si devuelve se nos puede deshidratar//
así es que/ eso hicimos/ mi Mari Ángeles/ como tenía
mucha sed quería darle más↓ digo no§
C: § no§
P: § yo le dije a l’enfermera
digo poquito/ y se– era yo la encargada de darle// así ee
que tuvimos la suerte↑/ que/ sorbito/ y cada cinco minutos
otro sorbito↑/ luego cada tres minutos yo→
C: sí
P: y no devolvió// el chiquito no devolvió nada↑/ y al otro día [por
la mañana]
C: [claro/ porque] no tiene reservas§
P: § claro
C: y estos niños enseguida [se pueden deshidratar]

533
P: [y luego no quiso–] dice/ ¿le hacemos un
biberón?// dice/ sí// pero claro/ era(n) de cereales/ que a– el chiquito
no °(tenía)° costumbre/ y no lo quiso/

Ejemplo 111
P: [y lo tuvieron] por ver si→/ y lo tuvieron→/ no sé cuántas
horas lo tuvimos sin tomar nada// entonces luego ((nos)) dijo
la enfermera// a partir de la una de la mañana→/ le vamos a dar→/
agua/ pero/ sorbito a sorbito dice porque si devuelve se nos puede deshidratar//
así es que/ eso hicimos/ mi Mari Ángeles/ como tenía
mucha sed quería darle más↓ digo no§
C: § no§
P: § yo le dije a l’enfermera
digo poquito/ y se– era yo la encargada de darle// así ee
que tuvimos la suerte↑/ que/ sorbito/ y cada cinco minutos
otro sorbito↑/ luego cada tres minutos yo→
C: sí
P: y no devolvió// el chiquito no devolvió nada↑/ y al otro día [por
la mañana]
C: [claro/ porque] no tiene reservas§
P: § claro
C: y estos niños enseguida [se pueden deshidratar]
P: [y luego no quiso–] dice/ ¿le hacemos un
biberón?// dice/ sí// pero claro/ era(n) de cereales/ que a– el chiquito
no °(tenía)° costumbre/ y no lo quiso/

Ejemplo 112
P: [y lo tuvieron] por ver si→/ y lo tuvieron→/ no sé cuántas
horas lo tuvimos sin tomar nada// entonces luego ((nos)) dijo
la enfermera// a partir de la una de la mañana→/ le vamos a dar→/
agua/ pero/ sorbito a sorbito dice porque si devuelve se nos puede deshidratar//
así es que/ eso hicimos/ mi Mari Ángeles/ como tenía
mucha sed quería darle más↓ digo no§
C: § no§
P: § yo le dije a l’enfermera
digo poquito/ y se– era yo la encargada de darle// así ee
que tuvimos la suerte↑/ que/ sorbito/ y cada cinco minutos
otro sorbito↑/ luego cada tres minutos yo→
C: sí
P: y no devolvió// el chiquito no devolvió nada↑/ y al otro día [por
la mañana]
C: [claro/ porque] no tiene reservas§
P: § claro
C: y estos niños enseguida [se pueden deshidratar]
P: [y luego no quiso–] dice/ ¿le hacemos un
biberón?// dice/ sí// pero claro/ era(n) de cereales/ que a– el chiquito
no °(tenía)° costumbre/ y no lo quiso/

Ejemplo 113
P: [y lo tuvieron] por ver si→/ y lo tuvieron→/ no sé cuántas
horas lo tuvimos sin tomar nada// entonces luego ((nos)) dijo
la enfermera// a partir de la una de la mañana→/ le vamos a dar→/
agua/ pero/ sorbito a sorbito dice porque si devuelve se nos puede deshidratar//
así es que/ eso hicimos/ mi Mari Ángeles/ como tenía
mucha sed quería darle más↓ digo no§
C: § no§
P: § yo le dije a l’enfermera
digo poquito/ y se– era yo la encargada de darle// así ee
que tuvimos la suerte↑/ que/ sorbito/ y cada cinco minutos
otro sorbito↑/ luego cada tres minutos yo→

534
C: sí
P: y no devolvió// el chiquito no devolvió nada↑/ y al otro día [por
la mañana]
C: [claro/ porque] no tiene reservas§
P: § claro
C: y estos niños enseguida [se pueden deshidratar]
P: [y luego no quiso–] dice/ ¿le hacemos un
biberón?// dice/ sí// pero claro/ era(n) de cereales/ que a– el chiquito
no °(tenía)° costumbre/ y no lo quiso/

Ejemplo 114
P: [y lo tuvieron] por ver si→/ y lo tuvieron→/ no sé cuántas
horas lo tuvimos sin tomar nada// entonces luego ((nos)) dijo
la enfermera// a partir de la una de la mañana→/ le vamos a dar→/
agua/ pero/ sorbito a sorbito dice porque si devuelve se nos puede deshidratar//
así es que/ eso hicimos/ mi Mari Ángeles/ como tenía
mucha sed quería darle más↓ digo no§
C: § no§
P: § yo le dije a l’enfermera
digo poquito/ y se– era yo la encargada de darle// así ee
que tuvimos la suerte↑/ que/ sorbito/ y cada cinco minutos
otro sorbito↑/ luego cada tres minutos yo→
C: sí
P: y no devolvió// el chiquito no devolvió nada↑/ y al otro día [por
la mañana]
C: [claro/ porque] no tiene reservas§
P: § claro
C: y estos niños enseguida [se pueden deshidratar]
P: [y luego no quiso–] dice/ ¿le hacemos un
biberón?// dice/ sí// pero claro/ era(n) de cereales/ que a– el chiquito
no °(tenía)° costumbre/ y no lo quiso/

Ejemplo 115
P: [y lo tuvieron] por ver si→/ y lo tuvieron→/ no sé cuántas
horas lo tuvimos sin tomar nada// entonces luego ((nos)) dijo
la enfermera// a partir de la una de la mañana→/ le vamos a dar→/
agua/ pero/ sorbito a sorbito dice porque si devuelve se nos puede deshidratar//
así es que/ eso hicimos/ mi Mari Ángeles/ como tenía
mucha sed quería darle más↓ digo no§
C: § no§
P: § yo le dije a l’enfermera
digo poquito/ y se– era yo la encargada de darle// así ee
que tuvimos la suerte↑/ que/ sorbito/ y cada cinco minutos
otro sorbito↑/ luego cada tres minutos yo→
C: sí
P: y no devolvió// el chiquito no devolvió nada↑/ y al otro día [por
la mañana]
C: [claro/ porque] no tiene reservas§
P: § claro
C: y estos niños enseguida [se pueden deshidratar]
P: [y luego no quiso–] dice/ ¿le hacemos un
biberón?// dice/ sí// pero claro/ era(n) de cereales/ que a– el chiquito
no °(tenía)° costumbre/ y no lo quiso/

Ejemplo 116
C: § chica/ y no y n
me has dicho nada§

535
P: § pero ¿pa qu–?/ Carmencín [(( )) si nadie ha

Ejemplo 117
§ ¿cómo tiene la nenita Yolanda?§
P: § ¡uuy!/ preciosa
C: Rosita me ha dicho que es muy bo–/ es que me dijo así→§
P: § grandí[
sima]
C: [que es–] (es)taba esperando la de José también§
P: § sí [grandís–
]
C: [la de
Carlos↓] que diga§
P: § sí/ grandísima§
C: § y– y me dijo és molt bonica /15 no
sé el nombre de [la chiquita ahora/ ¿cómo se llama?=]
P: [(( )) también]
C: = no m’acuerdo/ no m’acuerdo [tampoco=]
J: [¿cuál?]/ ¿la dee?
C: [la de laa=]
J: [¿la de Jose?]
C: = la de Yolanda y de José// no recuerdo el nombre que me
dijo la tía Rosita↓

Ejemplo 117
§ ¿cómo tiene la nenita Yolanda?§
P: § ¡uuy!/ preciosa
C: Rosita me ha dicho que es muy bo–/ es que me dijo así→§
P: § grandí[
sima]
C: [que es–] (es)taba esperando la de José también§
P: § sí [grandís–
]
C: [la de
Carlos↓] que diga§
P: § sí/ grandísima§
C: § y– y me dijo és molt bonica /15 no
sé el nombre de [la chiquita ahora/ ¿cómo se llama?=]
P: [(( )) también]
C: = no m’acuerdo/ no m’acuerdo [tampoco=]
J: [¿cuál?]/ ¿la dee?
C: [la de laa=]
J: [¿la de Jose?]
C: = la de Yolanda y de José// no recuerdo el nombre que me
dijo la tía Rosita↓

Ejemplo 119 y 120


§ ¿cómo tiene la nenita Yolanda?§
P: § ¡uuy!/ preciosa
C: Rosita me ha dicho que es muy bo–/ es que me dijo así→§
P: § grandí[
sima]
C: [que es–] (es)taba esperando la de José también§
P: § sí [grandís–
]
C: [la de
Carlos↓] que diga§
P: § sí/ grandísima§
C: § y– y me dijo és molt bonica /15 no
sé el nombre de [la chiquita ahora/ ¿cómo se llama?=]

536
P: [(( )) también]
C: = no m’acuerdo/ no m’acuerdo [tampoco=]
J: [¿cuál?]/ ¿la dee?
C: [la de laa=]
J: [¿la de Jose?]
C: = la de Yolanda y de José// no recuerdo el nombre que me
dijo la tía Rosita↓

Ejemplo 121

C: § y cuando ya estamos un rato así/ °(dice)° és que se pareix a


mosatros ↑/16 no sé qué y no sé cuántas// y yo en eso digo/ ¡ay!/
digo si estás hablando de la nena
P: sí
C: que si respingonita/ que es [muy=]
P: [sí]
C: = bonita§
P: § los ojos muy claros/ [como el abuelo]
C: [muy clari–] como el abuelo§

Ejemplo 122
C: § y cuando ya estamos un rato así/ °(dice)° és que se pareix a
mosatros ↑/16 no sé qué y no sé cuántas// y yo en eso digo/ ¡ay!/
digo si estás hablando de la nena
P: sí
C: que si respingonita/ que es [muy=]
P: [sí]
C: = bonita§
P: § los ojos muy claros/ [como el abuelo]
C: [muy clari–] como el abuelo§

Ejemplo 123
C: = Arancha/ sí// la– la hermana de mi padre↑ que era la mayor↑/
pues/ ahí no ha habido→/ que yo sepa/ no sé mi abuela los
ojos el color que tendrían↑// pero// fueron unos ojos azules→/
un azul precioso↑/ así de grandes/ lo que pasa↑/ es que así
como tenían todo el pelo/ muy ondeao// mucho– muy ondulao–
no ondeao sino ondulao/ laa– mi abuela lo tenía más agradecido/
pero ella↑// y mi tío el pequeño↑/ muy rizao// bueno/
pues en cambio las pestañas↑/ CORTAS Y TIESAS/ pero los ojos
UNA DIVINIDAD/ y mi tía Consuelito otro tipo de azul// pues
ahora te sale un nieto (a)eso↑/ y vas a decir/ a la tía abuela tirirí
que te vi/ pues tampoco→/ ¿es verdad o no es verdad?§

Ejemplo 124
C: § es una tontería/ es– es [perder el miedo
(( )) miedo y saberlo]
P: [todos los días
(( ))] y perder el miedo§
C: § pero mira§
J: § pero ya desde los primeros
días/ y tenía un [coche nuevo que me imponía más/ y
((había costao mucho dinero))]
C: [pero atiéndeme una cosa↓] pero él me ha
dao a mí mucho berrinche con esta historieta/ PORQUE// yo soy
una persona que no soy nada→// tacaña// y le dije Juan/ no te
duela lo que estás pagando/ tú es que vas a las clases °(un)° poquito distraído/
porque °(como)° llevaba tantas cosas en la cabeza↑§
P: § claro/ claro

537
C: pues le decían a lo mejor/ la segunda a la derecha// BUENO// y ya
no se acordaba/ u– cuando llegaba/ si era en la segunda o era en
la tercera/ y eso es lo que fallaba/ mucho// entonces→/ como
tampoco tenía nadie/ una vez sacao el carnet/ a quien recurrir↑/
para sacar el coche y hacer unas poquitas más prácticas/ tampoco
era cuestión/ de que la chiquita del chalet dee Pili/ a las diez
de la noche nos fuéramos a dar una voltereta por ahí/ porque yo
tampoco vengo pronto↑§
P: § claro§

Ejemplo 125
C: § es una tontería/ es– es [perder el miedo
(( )) miedo y saberlo]
P: [todos los días
(( ))] y perder el miedo§
C: § pero mira§
J: § pero ya desde los primeros
días/ y tenía un [coche nuevo que me imponía más/ y
((había costao mucho dinero))]
C: [pero atiéndeme una cosa↓] pero él me ha
dao a mí mucho berrinche con esta historieta/ PORQUE// yo soy
una persona que no soy nada→// tacaña// y le dije Juan/ no te
duela lo que estás pagando/ tú es que vas a las clases °(un)° poquito distraído/
porque °(como)° llevaba tantas cosas en la cabeza↑§
P: § claro/ claro
C: pues le decían a lo mejor/ la segunda a la derecha// BUENO// y ya
no se acordaba/ u– cuando llegaba/ si era en la segunda o era en
la tercera/ y eso es lo que fallaba/ mucho// entonces→/ como
tampoco tenía nadie/ una vez sacao el carnet/ a quien recurrir↑/
para sacar el coche y hacer unas poquitas más prácticas/ tampoco
era cuestión/ de que la chiquita del chalet dee Pili/ a las diez
de la noche nos fuéramos a dar una voltereta por ahí/ porque yo
tampoco vengo pronto↑§
P: § claro§

Ejemplo 126
C: § es una tontería/ es– es [perder el miedo
(( )) miedo y saberlo]
P: [todos los días
(( ))] y perder el miedo§
C: § pero mira§
J: § pero ya desde los primeros
días/ y tenía un [coche nuevo que me imponía más/ y
((había costao mucho dinero))]
C: [pero atiéndeme una cosa↓] pero él me ha
dao a mí mucho berrinche con esta historieta/ PORQUE// yo soy
una persona que no soy nada→// tacaña// y le dije Juan/ no te
duela lo que estás pagando/ tú es que vas a las clases °(un)° poquito distraído/
porque °(como)° llevaba tantas cosas en la cabeza↑§
P: § claro/ claro
C: pues le decían a lo mejor/ la segunda a la derecha// BUENO// y ya
no se acordaba/ u– cuando llegaba/ si era en la segunda o era en
la tercera/ y eso es lo que fallaba/ mucho// entonces→/ como
tampoco tenía nadie/ una vez sacao el carnet/ a quien recurrir↑/
para sacar el coche y hacer unas poquitas más prácticas/ tampoco
era cuestión/ de que la chiquita del chalet dee Pili/ a las diez
de la noche nos fuéramos a dar una voltereta por ahí/ porque yo
tampoco vengo pronto↑§
P: § claro§

538
Ejemplo 127
C: § es una tontería/ es– es [perder el miedo
(( )) miedo y saberlo]
P: [todos los días
(( ))] y perder el miedo§
C: § pero mira§
J: § pero ya desde los primeros
días/ y tenía un [coche nuevo que me imponía más/ y
((había costao mucho dinero))]
C: [pero atiéndeme una cosa↓] pero él me ha
dao a mí mucho berrinche con esta historieta/ PORQUE// yo soy
una persona que no soy nada→// tacaña// y le dije Juan/ no te
duela lo que estás pagando/ tú es que vas a las clases °(un)° poquito distraído/
porque °(como)° llevaba tantas cosas en la cabeza↑§
P: § claro/ claro
C: pues le decían a lo mejor/ la segunda a la derecha// BUENO// y ya
no se acordaba/ u– cuando llegaba/ si era en la segunda o era en
la tercera/ y eso es lo que fallaba/ mucho// entonces→/ como
tampoco tenía nadie/ una vez sacao el carnet/ a quien recurrir↑/
para sacar el coche y hacer unas poquitas más prácticas/ tampoco
era cuestión/ de que la chiquita del chalet dee Pili/ a las diez
de la noche nos fuéramos a dar una voltereta por ahí/ porque yo
tampoco vengo pronto↑§
P: § claro§

Ejemplo 128
le he cedido HASTA EL ASIENTO DEL COCHE
DE DELANTE Y TODO/ [para que no diga (( ))=]
P: [muy bien ((y estaba))]
C: = y estaba emocionada la chiquita/ estaba agradecida/ sí→
[porque/ porque=]
P: [pues le han hecho un ((cortecito))]
C: = porque yo ¿¡qué necesidad tengo de– de ponerme delante!?
P: claro§
C: §((oye pues)) mi sitio es el de detrás§
P: § le han hecho un cortecito
por la misma rayita que tenemos en el empeine§
C: § ¡ah!/ muy
bien/ claro§
P: § y le han dao un puntito y no se [le nota casi=]
C: [no se le nota casi]
P: = ahora lo llevóo/ para que le quitaran los puntos↑// ocho
días después↑// y ahora lo tiene que volver a llevar en junio/
a ver cómo va el chiquito///(2’’) °(a ver)°§
C: § fíjate↓ ¡cuántas
cosas!/ ¡Dios mío!§
P: § °(sí)°
C: ¡cuántos adelantos!/ pues si este/19 si este se pasó→/ hoy he
enseñao yo las fotos→/ de– de/ AY/ QUE LAS TENGO AHÍ/ antes
de irme las tienes que ver/ y de hacer comentario/ ¡ay cómo
tengo las patitas!20
J: (RISAS) ((las patitas))

Ejemplo 129
le he cedido HASTA EL ASIENTO DEL COCHE
DE DELANTE Y TODO/ [para que no diga (( ))=]
P: [muy bien ((y estaba))]
C: = y estaba emocionada la chiquita/ estaba agradecida/ sí→
[porque/ porque=]

539
P: [pues le han hecho un ((cortecito))]
C: = porque yo ¿¡qué necesidad tengo de– de ponerme delante!?
P: claro§
C: §((oye pues)) mi sitio es el de detrás§
P: § le han hecho un cortecito
por la misma rayita que tenemos en el empeine§
C: § ¡ah!/ muy
bien/ claro§
P: § y le han dao un puntito y no se [le nota casi=]
C: [no se le nota casi]
P: = ahora lo llevóo/ para que le quitaran los puntos↑// ocho
días después↑// y ahora lo tiene que volver a llevar en junio/
a ver cómo va el chiquito///(2’’) °(a ver)°§
C: § fíjate↓ ¡cuántas
cosas!/ ¡Dios mío!§
P: § °(sí)°
C: ¡cuántos adelantos!/ pues si este/19 si este se pasó→/ hoy he
enseñao yo las fotos→/ de– de/ AY/ QUE LAS TENGO AHÍ/ antes
de irme las tienes que ver/ y de hacer comentario/ ¡ay cómo
tengo las patitas!20
J: (RISAS) ((las patitas))

Ejemplo 130
le he cedido HASTA EL ASIENTO DEL COCHE
DE DELANTE Y TODO/ [para que no diga (( ))=]
P: [muy bien ((y estaba))]
C: = y estaba emocionada la chiquita/ estaba agradecida/ sí→
[porque/ porque=]
P: [pues le han hecho un ((cortecito))]
C: = porque yo ¿¡qué necesidad tengo de– de ponerme delante!?
P: claro§
C: §((oye pues)) mi sitio es el de detrás§
P: § le han hecho un cortecito
por la misma rayita que tenemos en el empeine§
C: § ¡ah!/ muy
bien/ claro§
P: § y le han dao un puntito y no se [le nota casi=]
C: [no se le nota casi]
P: = ahora lo llevóo/ para que le quitaran los puntos↑// ocho
días después↑// y ahora lo tiene que volver a llevar en junio/
a ver cómo va el chiquito///(2’’) °(a ver)°§
C: § fíjate↓ ¡cuántas
cosas!/ ¡Dios mío!§
P: § °(sí)°
C: ¡cuántos adelantos!/ pues si este/19 si este se pasó→/ hoy he
enseñao yo las fotos→/ de– de/ AY/ QUE LAS TENGO AHÍ/ antes
de irme las tienes que ver/ y de hacer comentario/ ¡ay cómo
tengo las patitas!20
J: (RISAS) ((las patitas))

Ejemplo 131
le he cedido HASTA EL ASIENTO DEL COCHE
DE DELANTE Y TODO/ [para que no diga (( ))=]
P: [muy bien ((y estaba))]
C: = y estaba emocionada la chiquita/ estaba agradecida/ sí→
[porque/ porque=]
P: [pues le han hecho un ((cortecito))]
C: = porque yo ¿¡qué necesidad tengo de– de ponerme delante!?
P: claro§
C: §((oye pues)) mi sitio es el de detrás§

540
P: § le han hecho un cortecito
por la misma rayita que tenemos en el empeine§
C: § ¡ah!/ muy
bien/ claro§
P: § y le han dao un puntito y no se [le nota casi=]
C: [no se le nota casi]
P: = ahora lo llevóo/ para que le quitaran los puntos↑// ocho
días después↑// y ahora lo tiene que volver a llevar en junio/
a ver cómo va el chiquito///(2’’) °(a ver)°§
C: § fíjate↓ ¡cuántas
cosas!/ ¡Dios mío!§
P: § °(sí)°
C: ¡cuántos adelantos!/ pues si este/19 si este se pasó→/ hoy he
enseñao yo las fotos→/ de– de/ AY/ QUE LAS TENGO AHÍ/ antes
de irme las tienes que ver/ y de hacer comentario/ ¡ay cómo
tengo las patitas!20
J: (RISAS) ((las patitas))

Ejemplo 132
le he cedido HASTA EL ASIENTO DEL COCHE
DE DELANTE Y TODO/ [para que no diga (( ))=]
P: [muy bien ((y estaba))]
C: = y estaba emocionada la chiquita/ estaba agradecida/ sí→
[porque/ porque=]
P: [pues le han hecho un ((cortecito))]
C: = porque yo ¿¡qué necesidad tengo de– de ponerme delante!?
P: claro§
C: §((oye pues)) mi sitio es el de detrás§
P: § le han hecho un cortecito
por la misma rayita que tenemos en el empeine§
C: § ¡ah!/ muy
bien/ claro§
P: § y le han dao un puntito y no se [le nota casi=]
C: [no se le nota casi]
P: = ahora lo llevóo/ para que le quitaran los puntos↑// ocho
días después↑// y ahora lo tiene que volver a llevar en junio/
a ver cómo va el chiquito///(2’’) °(a ver)°§
C: § fíjate↓ ¡cuántas
cosas!/ ¡Dios mío!§
P: § °(sí)°
C: ¡cuántos adelantos!/ pues si este/19 si este se pasó→/ hoy he
enseñao yo las fotos→/ de– de/ AY/ QUE LAS TENGO AHÍ/ antes
de irme las tienes que ver/ y de hacer comentario/ ¡ay cómo
tengo las patitas!20
J: (RISAS) ((las patitas))

Ejemplo 133
le he cedido HASTA EL ASIENTO DEL COCHE
DE DELANTE Y TODO/ [para que no diga (( ))=]
P: [muy bien ((y estaba))]
C: = y estaba emocionada la chiquita/ estaba agradecida/ sí→
[porque/ porque=]
P: [pues le han hecho un ((cortecito))]
C: = porque yo ¿¡qué necesidad tengo de– de ponerme delante!?
P: claro§
C: §((oye pues)) mi sitio es el de detrás§
P: § le han hecho un cortecito
por la misma rayita que tenemos en el empeine§
C: § ¡ah!/ muy
bien/ claro§

541
P: § y le han dao un puntito y no se [le nota casi=]
C: [no se le nota casi]
P: = ahora lo llevóo/ para que le quitaran los puntos↑// ocho
días después↑// y ahora lo tiene que volver a llevar en junio/
a ver cómo va el chiquito///(2’’) °(a ver)°§
C: § fíjate↓ ¡cuántas
cosas!/ ¡Dios mío!§
P: § °(sí)°
C: ¡cuántos adelantos!/ pues si este/19 si este se pasó→/ hoy he
enseñao yo las fotos→/ de– de/ AY/ QUE LAS TENGO AHÍ/ antes
de irme las tienes que ver/ y de hacer comentario/ ¡ay cómo
tengo las patitas!20
J: (RISAS) ((las patitas))

Ejemplo 134
le he cedido HASTA EL ASIENTO DEL COCHE
DE DELANTE Y TODO/ [para que no diga (( ))=]
P: [muy bien ((y estaba))]
C: = y estaba emocionada la chiquita/ estaba agradecida/ sí→
[porque/ porque=]
P: [pues le han hecho un ((cortecito))]
C: = porque yo ¿¡qué necesidad tengo de– de ponerme delante!?
P: claro§
C: §((oye pues)) mi sitio es el de detrás§
P: § le han hecho un cortecito
por la misma rayita que tenemos en el empeine§
C: § ¡ah!/ muy
bien/ claro§
P: § y le han dao un puntito y no se [le nota casi=]
C: [no se le nota casi]
P: = ahora lo llevóo/ para que le quitaran los puntos↑// ocho
días después↑// y ahora lo tiene que volver a llevar en junio/
a ver cómo va el chiquito///(2’’) °(a ver)°§
C: § fíjate↓ ¡cuántas
cosas!/ ¡Dios mío!§
P: § °(sí)°
C: ¡cuántos adelantos!/ pues si este/19 si este se pasó→/ hoy he
enseñao yo las fotos→/ de– de/ AY/ QUE LAS TENGO AHÍ/ antes
de irme las tienes que ver/ y de hacer comentario/ ¡ay cómo
tengo las patitas!20
J: (RISAS) ((las patitas))

Ejemplo 135
le he cedido HASTA EL ASIENTO DEL COCHE
DE DELANTE Y TODO/ [para que no diga (( ))=]
P: [muy bien ((y estaba))]
C: = y estaba emocionada la chiquita/ estaba agradecida/ sí→
[porque/ porque=]
P: [pues le han hecho un ((cortecito))]
C: = porque yo ¿¡qué necesidad tengo de– de ponerme delante!?
P: claro§
C: §((oye pues)) mi sitio es el de detrás§
P: § le han hecho un cortecito
por la misma rayita que tenemos en el empeine§
C: § ¡ah!/ muy
bien/ claro§
P: § y le han dao un puntito y no se [le nota casi=]
C: [no se le nota casi]
P: = ahora lo llevóo/ para que le quitaran los puntos↑// ocho
días después↑// y ahora lo tiene que volver a llevar en junio/

542
a ver cómo va el chiquito///(2’’) °(a ver)°§
C: § fíjate↓ ¡cuántas
cosas!/ ¡Dios mío!§
P: § °(sí)°
C: ¡cuántos adelantos!/ pues si este/19 si este se pasó→/ hoy he
enseñao yo las fotos→/ de– de/ AY/ QUE LAS TENGO AHÍ/ antes
de irme las tienes que ver/ y de hacer comentario/ ¡ay cómo
tengo las patitas!20
J: (RISAS) ((las patitas))

Ejemplo 136
C: = y hay que ver/ con las qu’ha dao/ y yo digo ¿qué te parece?// porque
el primer día que cogió el coche// y llegamos a l’esquina/ y
se– se t’ahogó– ¿eso es ahogarse oo?§
J: § sí/ [porque→ no ((tienen))
estárter23 y eso y→]
C: [bueno↓ pues claro/
el chiquito no tenía costumbre→ no te–] no tenía estárter y
no sé qué le pasó y se l’ahogó// y yo salí disparada d’ahí↑/ la dee/
Vicenta/ y Amable son los de la Cooperativa↑§

Ejemplo 137
C: § y nos dio
una vueltecita y le dijo que era un coche estupendo↑/ que tenía/
el freno muy bien↑/ bueno/ te lo puso por las nubes// y LO POCO/
que luego cuando él nos dejó/ lo poco no/ lo mucho§

Ejemplo 138
y tú/ ¿no sé si conoces las carreteras de
Moncada?/ [ahora=]
J: [yoo]
P: = pues ahora las han arreglao un poquito/ pero las curvas es así
TALMENTE/35 estrechas del todo COMPLETAMENTE/ y se fue a
Moncada/ y le quitó el coche a Jesús y se fue con el coche de
Jesús
C: es que si no se hace así no se hace§
P: § ella lo que dijo di[ce]
C: [te]36 lo
dijo tu madrina que se tenía que hacer UNO así [el ánimo]
P: [sí sí]/ además
ella/ cuando la examinaban↑/ le gustaba que la llevaran/ por el
centro§
C: § a ver si lo conoces///(3’’)37 ES MI NANO///(2’’) cuando
me lo llevé a Inglaterra///(2’’) y aquí/ mira qué qué– parecía un
conejito
P: [(RISAS)]

Ejemplo 139
y tú/ ¿no sé si conoces las carreteras de
Moncada?/ [ahora=]
J: [yoo]
P: = pues ahora las han arreglao un poquito/ pero las curvas es así
TALMENTE/35 estrechas del todo COMPLETAMENTE/ y se fue a
Moncada/ y le quitó el coche a Jesús y se fue con el coche de
Jesús
C: es que si no se hace así no se hace§
P: § ella lo que dijo di[ce]
C: [te]36 lo
dijo tu madrina que se tenía que hacer UNO así [el ánimo]
P: [sí sí]/ además

543
ella/ cuando la examinaban↑/ le gustaba que la llevaran/ por el
centro§
C: § a ver si lo conoces///(3’’)37 ES MI NANO///(2’’) cuando
me lo llevé a Inglaterra///(2’’) y aquí/ mira qué qué– parecía un
conejito
P: [(RISAS)]

Ejemplo 140
y tú salistes de la incubad[ora↑/ el diecisiete de
julio↑]
J: [o sea/ tendría→]/
cuatro meses justos§
C: § pero el diec– ay/ cuenta que los otros de
la incubadora como si no los [contaras=]
J: [(RISAS)]
C: = diecisiete de julio↑/ agosto y septiembre/ tenías dos meses en
realidad de vida↓ porque me lo habían dao de dos– de d– dos
kilos y medio// y esta soy yo↑/ allí↑//38 antes dee nacer él y todo/
en una de las cocinitas que→/ tuve una casita muy bonita/ y
esto que hay aquí en el cristalito→/39 un e– aquí// ¿no ves?/
son unos– unos cromitos que vendían en las mermeladas de
FREsa/ bueno/ de fresa/ de mora y de todo/ y cada negrito llevaba/
un– un instrumento musical o una cosita/ y si recogías–
coleccionabas/ diez↑/ los enviabas y la casa te podía mandar/
una cosita para que– un colgantito d’un negrito§
P: § sí ((muy majos))
§
C: § pero eran– eran tan monísimos↑/ que no quise el colgantito↑
/ y creo que aún los tengo los diez por casa// ¡mira↓ si es
una monada!/ y los ponía– los tenía todos en el espejito d’aquí§
P: § ¿QUÉ te hacías↓ colección?§
C: § bueno/ como comíamos mermeladas↑
/ pues/ pues [las iba=]
P: [claro]
C: = guardando/ y eran– eran una verdadera monada/// y estas
son↑//40 que como el compañero41 ayer dijo/ eso de–/ antesdeayer/
°(digo)° cuando yo tenía diecisiete años dice/ ¿pero TÚ HAS
TENIDO diecisiete años?/ y un compañero mío↑/ jefe ahora/ pero
que es de mi quinta/ un poquito más mayor/ le dijo ¡y MENUDOS
diecisiete años! y empezó a decirle/ y yo digo ya te traeré las fotos/
y esas son las de En Pos de la Fama///(2’’)42 ¿las has llegao a ver
o no?/// están– están en blanco y negro ¿eh? porque entonces→//
pero si están bonitas/ están bonitas ¿y el trajecito ese?

Ejemplo 141
y tú salistes de la incubad[ora↑/ el diecisiete de
julio↑]
J: [o sea/ tendría→]/
cuatro meses justos§
C: § pero el diec– ay/ cuenta que los otros de
la incubadora como si no los [contaras=]
J: [(RISAS)]
C: = diecisiete de julio↑/ agosto y septiembre/ tenías dos meses en
realidad de vida↓ porque me lo habían dao de dos– de d– dos
kilos y medio// y esta soy yo↑/ allí↑//38 antes dee nacer él y todo/
en una de las cocinitas que→/ tuve una casita muy bonita/ y
esto que hay aquí en el cristalito→/39 un e– aquí// ¿no ves?/
son unos– unos cromitos que vendían en las mermeladas de
FREsa/ bueno/ de fresa/ de mora y de todo/ y cada negrito llevaba/
un– un instrumento musical o una cosita/ y si recogías–

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coleccionabas/ diez↑/ los enviabas y la casa te podía mandar/
una cosita para que– un colgantito d’un negrito§
P: § sí ((muy majos))
§
C: § pero eran– eran tan monísimos↑/ que no quise el colgantito↑
/ y creo que aún los tengo los diez por casa// ¡mira↓ si es
una monada!/ y los ponía– los tenía todos en el espejito d’aquí§
P: § ¿QUÉ te hacías↓ colección?§
C: § bueno/ como comíamos mermeladas↑
/ pues/ pues [las iba=]
P: [claro]
C: = guardando/ y eran– eran una verdadera monada/// y estas
son↑//40 que como el compañero41 ayer dijo/ eso de–/ antesdeayer/
°(digo)° cuando yo tenía diecisiete años dice/ ¿pero TÚ HAS
TENIDO diecisiete años?/ y un compañero mío↑/ jefe ahora/ pero
que es de mi quinta/ un poquito más mayor/ le dijo ¡y MENUDOS
diecisiete años! y empezó a decirle/ y yo digo ya te traeré las fotos/
y esas son las de En Pos de la Fama///(2’’)42 ¿las has llegao a ver
o no?/// están– están en blanco y negro ¿eh? porque entonces→//
pero si están bonitas/ están bonitas ¿y el trajecito ese?

Ejemplo 142
y tú salistes de la incubad[ora↑/ el diecisiete de
julio↑]
J: [o sea/ tendría→]/
cuatro meses justos§
C: § pero el diec– ay/ cuenta que los otros de
la incubadora como si no los [contaras=]
J: [(RISAS)]
C: = diecisiete de julio↑/ agosto y septiembre/ tenías dos meses en
realidad de vida↓ porque me lo habían dao de dos– de d– dos
kilos y medio// y esta soy yo↑/ allí↑//38 antes dee nacer él y todo/
en una de las cocinitas que→/ tuve una casita muy bonita/ y
esto que hay aquí en el cristalito→/39 un e– aquí// ¿no ves?/
son unos– unos cromitos que vendían en las mermeladas de
FREsa/ bueno/ de fresa/ de mora y de todo/ y cada negrito llevaba/
un– un instrumento musical o una cosita/ y si recogías–
coleccionabas/ diez↑/ los enviabas y la casa te podía mandar/
una cosita para que– un colgantito d’un negrito§
P: § sí ((muy majos))
§
C: § pero eran– eran tan monísimos↑/ que no quise el colgantito↑
/ y creo que aún los tengo los diez por casa// ¡mira↓ si es
una monada!/ y los ponía– los tenía todos en el espejito d’aquí§
P: § ¿QUÉ te hacías↓ colección?§
C: § bueno/ como comíamos mermeladas↑
/ pues/ pues [las iba=]
P: [claro]
C: = guardando/ y eran– eran una verdadera monada/// y estas
son↑//40 que como el compañero41 ayer dijo/ eso de–/ antesdeayer/
°(digo)° cuando yo tenía diecisiete años dice/ ¿pero TÚ HAS
TENIDO diecisiete años?/ y un compañero mío↑/ jefe ahora/ pero
que es de mi quinta/ un poquito más mayor/ le dijo ¡y MENUDOS
diecisiete años! y empezó a decirle/ y yo digo ya te traeré las fotos/
y esas son las de En Pos de la Fama///(2’’)42 ¿las has llegao a ver
o no?/// están– están en blanco y negro ¿eh? porque entonces→//
pero si están bonitas/ están bonitas ¿y el trajecito ese?

Ejemplo 143
y tú salistes de la incubad[ora↑/ el diecisiete de

545
julio↑]
J: [o sea/ tendría→]/
cuatro meses justos§
C: § pero el diec– ay/ cuenta que los otros de
la incubadora como si no los [contaras=]
J: [(RISAS)]
C: = diecisiete de julio↑/ agosto y septiembre/ tenías dos meses en
realidad de vida↓ porque me lo habían dao de dos– de d– dos
kilos y medio// y esta soy yo↑/ allí↑//38 antes dee nacer él y todo/
en una de las cocinitas que→/ tuve una casita muy bonita/ y
esto que hay aquí en el cristalito→/39 un e– aquí// ¿no ves?/
son unos– unos cromitos que vendían en las mermeladas de
FREsa/ bueno/ de fresa/ de mora y de todo/ y cada negrito llevaba/
un– un instrumento musical o una cosita/ y si recogías–
coleccionabas/ diez↑/ los enviabas y la casa te podía mandar/
una cosita para que– un colgantito d’un negrito§
P: § sí ((muy majos))
§
C: § pero eran– eran tan monísimos↑/ que no quise el colgantito↑
/ y creo que aún los tengo los diez por casa// ¡mira↓ si es
una monada!/ y los ponía– los tenía todos en el espejito d’aquí§
P: § ¿QUÉ te hacías↓ colección?§
C: § bueno/ como comíamos mermeladas↑
/ pues/ pues [las iba=]
P: [claro]
C: = guardando/ y eran– eran una verdadera monada/// y estas
son↑//40 que como el compañero41 ayer dijo/ eso de–/ antesdeayer/
°(digo)° cuando yo tenía diecisiete años dice/ ¿pero TÚ HAS
TENIDO diecisiete años?/ y un compañero mío↑/ jefe ahora/ pero
que es de mi quinta/ un poquito más mayor/ le dijo ¡y MENUDOS
diecisiete años! y empezó a decirle/ y yo digo ya te traeré las fotos/
y esas son las de En Pos de la Fama///(2’’)42 ¿las has llegao a ver
o no?/// están– están en blanco y negro ¿eh? porque entonces→//
pero si están bonitas/ están bonitas ¿y el trajecito ese?

Ejemplo 144
y tú salistes de la incubad[ora↑/ el diecisiete de
julio↑]
J: [o sea/ tendría→]/
cuatro meses justos§
C: § pero el diec– ay/ cuenta que los otros de
la incubadora como si no los [contaras=]
J: [(RISAS)]
C: = diecisiete de julio↑/ agosto y septiembre/ tenías dos meses en
realidad de vida↓ porque me lo habían dao de dos– de d– dos
kilos y medio// y esta soy yo↑/ allí↑//38 antes dee nacer él y todo/
en una de las cocinitas que→/ tuve una casita muy bonita/ y
esto que hay aquí en el cristalito→/39 un e– aquí// ¿no ves?/
son unos– unos cromitos que vendían en las mermeladas de
FREsa/ bueno/ de fresa/ de mora y de todo/ y cada negrito llevaba/
un– un instrumento musical o una cosita/ y si recogías–
coleccionabas/ diez↑/ los enviabas y la casa te podía mandar/
una cosita para que– un colgantito d’un negrito§
P: § sí ((muy majos))
§
C: § pero eran– eran tan monísimos↑/ que no quise el colgantito↑
/ y creo que aún los tengo los diez por casa// ¡mira↓ si es
una monada!/ y los ponía– los tenía todos en el espejito d’aquí§
P: § ¿QUÉ te hacías↓ colección?§
C: § bueno/ como comíamos mermeladas↑

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/ pues/ pues [las iba=]
P: [claro]
C: = guardando/ y eran– eran una verdadera monada/// y estas
son↑//40 que como el compañero41 ayer dijo/ eso de–/ antesdeayer/
°(digo)° cuando yo tenía diecisiete años dice/ ¿pero TÚ HAS
TENIDO diecisiete años?/ y un compañero mío↑/ jefe ahora/ pero
que es de mi quinta/ un poquito más mayor/ le dijo ¡y MENUDOS
diecisiete años! y empezó a decirle/ y yo digo ya te traeré las fotos/
y esas son las de En Pos de la Fama///(2’’)42 ¿las has llegao a ver
o no?/// están– están en blanco y negro ¿eh? porque entonces→//
pero si están bonitas/ están bonitas ¿y el trajecito ese?

Ejemplo 145
y tú salistes de la incubad[ora↑/ el diecisiete de
julio↑]
J: [o sea/ tendría→]/
cuatro meses justos§
C: § pero el diec– ay/ cuenta que los otros de
la incubadora como si no los [contaras=]
J: [(RISAS)]
C: = diecisiete de julio↑/ agosto y septiembre/ tenías dos meses en
realidad de vida↓ porque me lo habían dao de dos– de d– dos
kilos y medio// y esta soy yo↑/ allí↑//38 antes dee nacer él y todo/
en una de las cocinitas que→/ tuve una casita muy bonita/ y
esto que hay aquí en el cristalito→/39 un e– aquí// ¿no ves?/
son unos– unos cromitos que vendían en las mermeladas de
FREsa/ bueno/ de fresa/ de mora y de todo/ y cada negrito llevaba/
un– un instrumento musical o una cosita/ y si recogías–
coleccionabas/ diez↑/ los enviabas y la casa te podía mandar/
una cosita para que– un colgantito d’un negrito§
P: § sí ((muy majos))
§
C: § pero eran– eran tan monísimos↑/ que no quise el colgantito↑
/ y creo que aún los tengo los diez por casa// ¡mira↓ si es
una monada!/ y los ponía– los tenía todos en el espejito d’aquí§
P: § ¿QUÉ te hacías↓ colección?§
C: § bueno/ como comíamos mermeladas↑
/ pues/ pues [las iba=]
P: [claro]
C: = guardando/ y eran– eran una verdadera monada/// y estas
son↑//40 que como el compañero41 ayer dijo/ eso de–/ antesdeayer/
°(digo)° cuando yo tenía diecisiete años dice/ ¿pero TÚ HAS
TENIDO diecisiete años?/ y un compañero mío↑/ jefe ahora/ pero
que es de mi quinta/ un poquito más mayor/ le dijo ¡y MENUDOS
diecisiete años! y empezó a decirle/ y yo digo ya te traeré las fotos/
y esas son las de En Pos de la Fama///(2’’)42 ¿las has llegao a ver
o no?/// están– están en blanco y negro ¿eh? porque entonces→//
pero si están bonitas/ están bonitas ¿y el trajecito ese?

Ejemplo 146
y tú salistes de la incubad[ora↑/ el diecisiete de
julio↑]
J: [o sea/ tendría→]/
cuatro meses justos§
C: § pero el diec– ay/ cuenta que los otros de
la incubadora como si no los [contaras=]
J: [(RISAS)]
C: = diecisiete de julio↑/ agosto y septiembre/ tenías dos meses en
realidad de vida↓ porque me lo habían dao de dos– de d– dos
kilos y medio// y esta soy yo↑/ allí↑//38 antes dee nacer él y todo/

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en una de las cocinitas que→/ tuve una casita muy bonita/ y
esto que hay aquí en el cristalito→/39 un e– aquí// ¿no ves?/
son unos– unos cromitos que vendían en las mermeladas de
FREsa/ bueno/ de fresa/ de mora y de todo/ y cada negrito llevaba/
un– un instrumento musical o una cosita/ y si recogías–
coleccionabas/ diez↑/ los enviabas y la casa te podía mandar/
una cosita para que– un colgantito d’un negrito§
P: § sí ((muy majos))
§
C: § pero eran– eran tan monísimos↑/ que no quise el colgantito↑
/ y creo que aún los tengo los diez por casa// ¡mira↓ si es
una monada!/ y los ponía– los tenía todos en el espejito d’aquí§
P: § ¿QUÉ te hacías↓ colección?§
C: § bueno/ como comíamos mermeladas↑
/ pues/ pues [las iba=]
P: [claro]
C: = guardando/ y eran– eran una verdadera monada/// y estas
son↑//40 que como el compañero41 ayer dijo/ eso de–/ antesdeayer/
°(digo)° cuando yo tenía diecisiete años dice/ ¿pero TÚ HAS
TENIDO diecisiete años?/ y un compañero mío↑/ jefe ahora/ pero
que es de mi quinta/ un poquito más mayor/ le dijo ¡y MENUDOS
diecisiete años! y empezó a decirle/ y yo digo ya te traeré las fotos/
y esas son las de En Pos de la Fama///(2’’)42 ¿las has llegao a ver
o no?/// están– están en blanco y negro ¿eh? porque entonces→//
pero si están bonitas/ están bonitas ¿y el trajecito ese?

Ejemplo 147
y tú salistes de la incubad[ora↑/ el diecisiete de
julio↑]
J: [o sea/ tendría→]/
cuatro meses justos§
C: § pero el diec– ay/ cuenta que los otros de
la incubadora como si no los [contaras=]
J: [(RISAS)]
C: = diecisiete de julio↑/ agosto y septiembre/ tenías dos meses en
realidad de vida↓ porque me lo habían dao de dos– de d– dos
kilos y medio// y esta soy yo↑/ allí↑//38 antes dee nacer él y todo/
en una de las cocinitas que→/ tuve una casita muy bonita/ y
esto que hay aquí en el cristalito→/39 un e– aquí// ¿no ves?/
son unos– unos cromitos que vendían en las mermeladas de
FREsa/ bueno/ de fresa/ de mora y de todo/ y cada negrito llevaba/
un– un instrumento musical o una cosita/ y si recogías–
coleccionabas/ diez↑/ los enviabas y la casa te podía mandar/
una cosita para que– un colgantito d’un negrito§
P: § sí ((muy majos))
§
C: § pero eran– eran tan monísimos↑/ que no quise el colgantito↑
/ y creo que aún los tengo los diez por casa// ¡mira↓ si es
una monada!/ y los ponía– los tenía todos en el espejito d’aquí§
P: § ¿QUÉ te hacías↓ colección?§
C: § bueno/ como comíamos mermeladas↑
/ pues/ pues [las iba=]
P: [claro]
C: = guardando/ y eran– eran una verdadera monada/// y estas
son↑//40 que como el compañero41 ayer dijo/ eso de–/ antesdeayer/
°(digo)° cuando yo tenía diecisiete años dice/ ¿pero TÚ HAS
TENIDO diecisiete años?/ y un compañero mío↑/ jefe ahora/ pero
que es de mi quinta/ un poquito más mayor/ le dijo ¡y MENUDOS
diecisiete años! y empezó a decirle/ y yo digo ya te traeré las fotos/
y esas son las de En Pos de la Fama///(2’’)42 ¿las has llegao a ver

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o no?/// están– están en blanco y negro ¿eh? porque entonces→//
pero si están bonitas/ están bonitas ¿y el trajecito ese?

Ejemplo 148
y tú salistes de la incubad[ora↑/ el diecisiete de
julio↑]
J: [o sea/ tendría→]/
cuatro meses justos§
C: § pero el diec– ay/ cuenta que los otros de
la incubadora como si no los [contaras=]
J: [(RISAS)]
C: = diecisiete de julio↑/ agosto y septiembre/ tenías dos meses en
realidad de vida↓ porque me lo habían dao de dos– de d– dos
kilos y medio// y esta soy yo↑/ allí↑//38 antes dee nacer él y todo/
en una de las cocinitas que→/ tuve una casita muy bonita/ y
esto que hay aquí en el cristalito→/39 un e– aquí// ¿no ves?/
son unos– unos cromitos que vendían en las mermeladas de
FREsa/ bueno/ de fresa/ de mora y de todo/ y cada negrito llevaba/
un– un instrumento musical o una cosita/ y si recogías–
coleccionabas/ diez↑/ los enviabas y la casa te podía mandar/
una cosita para que– un colgantito d’un negrito§
P: § sí ((muy majos))
§
C: § pero eran– eran tan monísimos↑/ que no quise el colgantito↑
/ y creo que aún los tengo los diez por casa// ¡mira↓ si es
una monada!/ y los ponía– los tenía todos en el espejito d’aquí§
P: § ¿QUÉ te hacías↓ colección?§
C: § bueno/ como comíamos mermeladas↑
/ pues/ pues [las iba=]
P: [claro]
C: = guardando/ y eran– eran una verdadera monada/// y estas
son↑//40 que como el compañero41 ayer dijo/ eso de–/ antesdeayer/
°(digo)° cuando yo tenía diecisiete años dice/ ¿pero TÚ HAS
TENIDO diecisiete años?/ y un compañero mío↑/ jefe ahora/ pero
que es de mi quinta/ un poquito más mayor/ le dijo ¡y MENUDOS
diecisiete años! y empezó a decirle/ y yo digo ya te traeré las fotos/
y esas son las de En Pos de la Fama///(2’’)42 ¿las has llegao a ver
o no?/// están– están en blanco y negro ¿eh? porque entonces→//
pero si están bonitas/ están bonitas ¿y el trajecito ese?

Ejemplo 149
y tú salistes de la incubad[ora↑/ el diecisiete de
julio↑]
J: [o sea/ tendría→]/
cuatro meses justos§
C: § pero el diec– ay/ cuenta que los otros de
la incubadora como si no los [contaras=]
J: [(RISAS)]
C: = diecisiete de julio↑/ agosto y septiembre/ tenías dos meses en
realidad de vida↓ porque me lo habían dao de dos– de d– dos
kilos y medio// y esta soy yo↑/ allí↑//38 antes dee nacer él y todo/
en una de las cocinitas que→/ tuve una casita muy bonita/ y
esto que hay aquí en el cristalito→/39 un e– aquí// ¿no ves?/
son unos– unos cromitos que vendían en las mermeladas de
FREsa/ bueno/ de fresa/ de mora y de todo/ y cada negrito llevaba/
un– un instrumento musical o una cosita/ y si recogías–
coleccionabas/ diez↑/ los enviabas y la casa te podía mandar/
una cosita para que– un colgantito d’un negrito§
P: § sí ((muy majos))
§

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C: § pero eran– eran tan monísimos↑/ que no quise el colgantito↑
/ y creo que aún los tengo los diez por casa// ¡mira↓ si es
una monada!/ y los ponía– los tenía todos en el espejito d’aquí§
P: § ¿QUÉ te hacías↓ colección?§
C: § bueno/ como comíamos mermeladas↑
/ pues/ pues [las iba=]
P: [claro]
C: = guardando/ y eran– eran una verdadera monada/// y estas
son↑//40 que como el compañero41 ayer dijo/ eso de–/ antesdeayer/
°(digo)° cuando yo tenía diecisiete años dice/ ¿pero TÚ HAS
TENIDO diecisiete años?/ y un compañero mío↑/ jefe ahora/ pero
que es de mi quinta/ un poquito más mayor/ le dijo ¡y MENUDOS
diecisiete años! y empezó a decirle/ y yo digo ya te traeré las fotos/
y esas son las de En Pos de la Fama///(2’’)42 ¿las has llegao a ver
o no?/// están– están en blanco y negro ¿eh? porque entonces→//
pero si están bonitas/ están bonitas ¿y el trajecito ese?

Ejemplo 150
y tú salistes de la incubad[ora↑/ el diecisiete de
julio↑]
J: [o sea/ tendría→]/
cuatro meses justos§
C: § pero el diec– ay/ cuenta que los otros de
la incubadora como si no los [contaras=]
J: [(RISAS)]
C: = diecisiete de julio↑/ agosto y septiembre/ tenías dos meses en
realidad de vida↓ porque me lo habían dao de dos– de d– dos
kilos y medio// y esta soy yo↑/ allí↑//38 antes dee nacer él y todo/
en una de las cocinitas que→/ tuve una casita muy bonita/ y
esto que hay aquí en el cristalito→/39 un e– aquí// ¿no ves?/
son unos– unos cromitos que vendían en las mermeladas de
FREsa/ bueno/ de fresa/ de mora y de todo/ y cada negrito llevaba/
un– un instrumento musical o una cosita/ y si recogías–
coleccionabas/ diez↑/ los enviabas y la casa te podía mandar/
una cosita para que– un colgantito d’un negrito§
P: § sí ((muy majos))
§
C: § pero eran– eran tan monísimos↑/ que no quise el colgantito↑
/ y creo que aún los tengo los diez por casa// ¡mira↓ si es
una monada!/ y los ponía– los tenía todos en el espejito d’aquí§
P: § ¿QUÉ te hacías↓ colección?§
C: § bueno/ como comíamos mermeladas↑
/ pues/ pues [las iba=]
P: [claro]
C: = guardando/ y eran– eran una verdadera monada/// y estas
son↑//40 que como el compañero41 ayer dijo/ eso de–/ antesdeayer/
°(digo)° cuando yo tenía diecisiete años dice/ ¿pero TÚ HAS
TENIDO diecisiete años?/ y un compañero mío↑/ jefe ahora/ pero
que es de mi quinta/ un poquito más mayor/ le dijo ¡y MENUDOS
diecisiete años! y empezó a decirle/ y yo digo ya te traeré las fotos/
y esas son las de En Pos de la Fama///(2’’)42 ¿las has llegao a ver
o no?/// están– están en blanco y negro ¿eh? porque entonces→//
pero si están bonitas/ están bonitas ¿y el trajecito ese?

Ejemplo 151
y tú salistes de la incubad[ora↑/ el diecisiete de
julio↑]
J: [o sea/ tendría→]/
cuatro meses justos§
C: § pero el diec– ay/ cuenta que los otros de

550
la incubadora como si no los [contaras=]
J: [(RISAS)]
C: = diecisiete de julio↑/ agosto y septiembre/ tenías dos meses en
realidad de vida↓ porque me lo habían dao de dos– de d– dos
kilos y medio// y esta soy yo↑/ allí↑//38 antes dee nacer él y todo/
en una de las cocinitas que→/ tuve una casita muy bonita/ y
esto que hay aquí en el cristalito→/39 un e– aquí// ¿no ves?/
son unos– unos cromitos que vendían en las mermeladas de
FREsa/ bueno/ de fresa/ de mora y de todo/ y cada negrito llevaba/
un– un instrumento musical o una cosita/ y si recogías–
coleccionabas/ diez↑/ los enviabas y la casa te podía mandar/
una cosita para que– un colgantito d’un negrito§
P: § sí ((muy majos))
§
C: § pero eran– eran tan monísimos↑/ que no quise el colgantito↑
/ y creo que aún los tengo los diez por casa// ¡mira↓ si es
una monada!/ y los ponía– los tenía todos en el espejito d’aquí§
P: § ¿QUÉ te hacías↓ colección?§
C: § bueno/ como comíamos mermeladas↑
/ pues/ pues [las iba=]
P: [claro]
C: = guardando/ y eran– eran una verdadera monada/// y estas
son↑//40 que como el compañero41 ayer dijo/ eso de–/ antesdeayer/
°(digo)° cuando yo tenía diecisiete años dice/ ¿pero TÚ HAS
TENIDO diecisiete años?/ y un compañero mío↑/ jefe ahora/ pero
que es de mi quinta/ un poquito más mayor/ le dijo ¡y MENUDOS
diecisiete años! y empezó a decirle/ y yo digo ya te traeré las fotos/
y esas son las de En Pos de la Fama///(2’’)42 ¿las has llegao a ver
o no?/// están– están en blanco y negro ¿eh? porque entonces→//
pero si están bonitas/ están bonitas ¿y el trajecito ese?

Ejemplo 152
y tú salistes de la incubad[ora↑/ el diecisiete de
julio↑]
J: [o sea/ tendría→]/
cuatro meses justos§
C: § pero el diec– ay/ cuenta que los otros de
la incubadora como si no los [contaras=]
J: [(RISAS)]
C: = diecisiete de julio↑/ agosto y septiembre/ tenías dos meses en
realidad de vida↓ porque me lo habían dao de dos– de d– dos
kilos y medio// y esta soy yo↑/ allí↑//38 antes dee nacer él y todo/
en una de las cocinitas que→/ tuve una casita muy bonita/ y
esto que hay aquí en el cristalito→/39 un e– aquí// ¿no ves?/
son unos– unos cromitos que vendían en las mermeladas de
FREsa/ bueno/ de fresa/ de mora y de todo/ y cada negrito llevaba/
un– un instrumento musical o una cosita/ y si recogías–
coleccionabas/ diez↑/ los enviabas y la casa te podía mandar/
una cosita para que– un colgantito d’un negrito§
P: § sí ((muy majos))
§
C: § pero eran– eran tan monísimos↑/ que no quise el colgantito↑
/ y creo que aún los tengo los diez por casa// ¡mira↓ si es
una monada!/ y los ponía– los tenía todos en el espejito d’aquí§
P: § ¿QUÉ te hacías↓ colección?§
C: § bueno/ como comíamos mermeladas↑
/ pues/ pues [las iba=]
P: [claro]
C: = guardando/ y eran– eran una verdadera monada/// y estas
son↑//40 que como el compañero41 ayer dijo/ eso de–/ antesdeayer/

551
°(digo)° cuando yo tenía diecisiete años dice/ ¿pero TÚ HAS
TENIDO diecisiete años?/ y un compañero mío↑/ jefe ahora/ pero
que es de mi quinta/ un poquito más mayor/ le dijo ¡y MENUDOS
diecisiete años! y empezó a decirle/ y yo digo ya te traeré las fotos/
y esas son las de En Pos de la Fama///(2’’)42 ¿las has llegao a ver
o no?/// están– están en blanco y negro ¿eh? porque entonces→//
pero si están bonitas/ están bonitas ¿y el trajecito ese?

Ejemplo 153
C: lo hicimos Vicentita/ mi madre y yo/ está a godés/44 que son
así esos– cosas así/ y en forma de→/ los godés que tienen–
como forma de capa/ un corpiño muy eso/ con una tirita/ y
llevaba también§

Ejemplo 154
C: lo hicimos Vicentita/ mi madre y yo/ está a godés/44 que son
así esos– cosas así/ y en forma de→/ los godés que tienen–
como forma de capa/ un corpiño muy eso/ con una tirita/ y
llevaba también§
P: § yo también gasto un vestidito así de ((capa))/
¡qué a gusto[((lo llevo))!]

Ejemplo 155
C: lo hicimos Vicentita/ mi madre y yo/ está a godés/44 que son
así esos– cosas así/ y en forma de→/ los godés que tienen–
como forma de capa/ un corpiño muy eso/ con una tirita/ y
llevaba también§
P: § yo también gasto un vestidito así de ((capa))/
¡qué a gusto[((lo llevo))!]

Ejemplo 156
C: [¡ah!// Mari Ángeles↑
/ ¿la de Rosita?/ es que al decir Mari Ángeles me he creído
que era [la tuya=]
J: [claro]
C: = y m’he armao un drama↑/ y yo digo [¿dónde he estao yo?=]
P: [y dice→] dice ¿no le parece
mucho a la tía Carmencín? 46 dice/ pero dice mi mamá/ que
tenía la tía Carmencín unos ojos preciosos/ y preciosos/ digo
tú no se los [has visto =]

Ejemplo 157
C: [¡ah!// Mari Ángeles↑
/ ¿la de Rosita?/ es que al decir Mari Ángeles me he creído
que era [la tuya=]
J: [claro]
C: = y m’he armao un drama↑/ y yo digo [¿dónde he estao yo?=]
P: [y dice→] dice ¿no le parece
mucho a la tía Carmencín? 46 dice/ pero dice mi mamá/ que
tenía la tía Carmencín unos ojos preciosos/ y preciosos/ digo
tú no se los [has visto =]

Ejemplo 158
C: [¡ah!// Mari Ángeles↑
/ ¿la de Rosita?/ es que al decir Mari Ángeles me he creído
que era [la tuya=]
J: [claro]
C: = y m’he armao un drama↑/ y yo digo [¿dónde he estao yo?=]
P: [y dice→] dice ¿no le parece
mucho a la tía Carmencín? 46 dice/ pero dice mi mamá/ que

552
tenía la tía Carmencín unos ojos preciosos/ y preciosos/ digo
tú no se los [has visto =]

Ejemplo 159
C: se actuaba/ yo actué– actuaba una semana↑/ las dos sesiones↑
/ y una chiquita del coro que también cantaba lo mismo
que yo↑/ o se lo aprendió igual/ cant– actuaba la otra semana
§
P: § a la otra semana
C: y esa soy yo de pequeñina
P: ssí (3’’)
C: y tenía las manitas y todo así↑ EXACTAMENTE igual que mi
padre/ y los bíceps/ y el dedito este torcido/ y mi abuela
paterna→/ ¡ay!/ que e– ¡com el meu Juanito/ com el meu Juanito! /49
y esto es/ a los diecisiete años// y este chico que hay aquí↑/50 era
mi pretendiente
P: ¡anda!
C: de veintidós/ y mira si éramos en aquella época pobrecitas↑///
que/ ese traje me lo alquiló mi tío Salvador/ uno a mi prima
Tatín y otro a mí/ para San Antonio/ y los zapatos no son ni blancos51

Ejemplo 160
C: se actuaba/ yo actué– actuaba una semana↑/ las dos sesiones↑
/ y una chiquita del coro que también cantaba lo mismo
que yo↑/ o se lo aprendió igual/ cant– actuaba la otra semana
§
P: § a la otra semana
C: y esa soy yo de pequeñina
P: ssí (3’’)
C: y tenía las manitas y todo así↑ EXACTAMENTE igual que mi
padre/ y los bíceps/ y el dedito este torcido/ y mi abuela
paterna→/ ¡ay!/ que e– ¡com el meu Juanito/ com el meu Juanito! /49
y esto es/ a los diecisiete años// y este chico que hay aquí↑/50 era
mi pretendiente
P: ¡anda!
C: de veintidós/ y mira si éramos en aquella época pobrecitas↑///
que/ ese traje me lo alquiló mi tío Salvador/ uno a mi prima
Tatín y otro a mí/ para San Antonio/ y los zapatos no son ni blancos51

Ejemplo 161
C: se actuaba/ yo actué– actuaba una semana↑/ las dos sesiones↑
/ y una chiquita del coro que también cantaba lo mismo
que yo↑/ o se lo aprendió igual/ cant– actuaba la otra semana
§
P: § a la otra semana
C: y esa soy yo de pequeñina
P: ssí (3’’)
C: y tenía las manitas y todo así↑ EXACTAMENTE igual que mi
padre/ y los bíceps/ y el dedito este torcido/ y mi abuela
paterna→/ ¡ay!/ que e– ¡com el meu Juanito/ com el meu Juanito! /49
y esto es/ a los diecisiete años// y este chico que hay aquí↑/50 era
mi pretendiente
P: ¡anda!
C: de veintidós/ y mira si éramos en aquella época pobrecitas↑///
que/ ese traje me lo alquiló mi tío Salvador/ uno a mi prima
Tatín y otro a mí/ para San Antonio/ y los zapatos no son ni blancos51

Ejemplo 163
C: se actuaba/ yo actué– actuaba una semana↑/ las dos sesiones↑
/ y una chiquita del coro que también cantaba lo mismo

553
que yo↑/ o se lo aprendió igual/ cant– actuaba la otra semana
§
P: § a la otra semana
C: y esa soy yo de pequeñina
P: ssí (3’’)
C: y tenía las manitas y todo así↑ EXACTAMENTE igual que mi
padre/ y los bíceps/ y el dedito este torcido/ y mi abuela
paterna→/ ¡ay!/ que e– ¡com el meu Juanito/ com el meu Juanito! /49
y esto es/ a los diecisiete años// y este chico que hay aquí↑/50 era
mi pretendiente
P: ¡anda!
C: de veintidós/ y mira si éramos en aquella época pobrecitas↑///
que/ ese traje me lo alquiló mi tío Salvador/ uno a mi prima
Tatín y otro a mí/ para San Antonio/ y los zapatos no son ni blancos51

Ejemplo 164
C: se actuaba/ yo actué– actuaba una semana↑/ las dos sesiones↑
/ y una chiquita del coro que también cantaba lo mismo
que yo↑/ o se lo aprendió igual/ cant– actuaba la otra semana
§
P: § a la otra semana
C: y esa soy yo de pequeñina
P: ssí (3’’)
C: y tenía las manitas y todo así↑ EXACTAMENTE igual que mi
padre/ y los bíceps/ y el dedito este torcido/ y mi abuela
paterna→/ ¡ay!/ que e– ¡com el meu Juanito/ com el meu Juanito! /49
y esto es/ a los diecisiete años// y este chico que hay aquí↑/50 era
mi pretendiente
P: ¡anda!
C: de veintidós/ y mira si éramos en aquella época pobrecitas↑///
que/ ese traje me lo alquiló mi tío Salvador/ uno a mi prima
Tatín y otro a mí/ para San Antonio/ y los zapatos no son ni blancos51

Ejemplo 165
C: se actuaba/ yo actué– actuaba una semana↑/ las dos sesiones↑
/ y una chiquita del coro que también cantaba lo mismo
que yo↑/ o se lo aprendió igual/ cant– actuaba la otra semana
§
P: § a la otra semana
C: y esa soy yo de pequeñina
P: ssí (3’’)
C: y tenía las manitas y todo así↑ EXACTAMENTE igual que mi
padre/ y los bíceps/ y el dedito este torcido/ y mi abuela
paterna→/ ¡ay!/ que e– ¡com el meu Juanito/ com el meu Juanito! /49
y esto es/ a los diecisiete años// y este chico que hay aquí↑/50 era
mi pretendiente
P: ¡anda!
C: de veintidós/ y mira si éramos en aquella época pobrecitas↑///
que/ ese traje me lo alquiló mi tío Salvador/ uno a mi prima
Tatín y otro a mí/ para San Antonio/ y los zapatos no son ni blancos51

Ejemplo 166
C: se actuaba/ yo actué– actuaba una semana↑/ las dos sesiones↑
/ y una chiquita del coro que también cantaba lo mismo
que yo↑/ o se lo aprendió igual/ cant– actuaba la otra semana
§
P: § a la otra semana
C: y esa soy yo de pequeñina
P: ssí (3’’)
C: y tenía las manitas y todo así↑ EXACTAMENTE igual que mi

554
padre/ y los bíceps/ y el dedito este torcido/ y mi abuela
paterna→/ ¡ay!/ que e– ¡com el meu Juanito/ com el meu Juanito! /49
y esto es/ a los diecisiete años// y este chico que hay aquí↑/50 era
mi pretendiente
P: ¡anda!
C: de veintidós/ y mira si éramos en aquella época pobrecitas↑///
que/ ese traje me lo alquiló mi tío Salvador/ uno a mi prima
Tatín y otro a mí/ para San Antonio/ y los zapatos no son ni blancos51

Ejemplo 167
C: ni para eso→/ trabajaba ya en Renfe y todo↑/ pero me dijo
Carmiña ¿te quieres vestir de labradora?/ en la vida me había vestido↑
/ porque aquí52 me habían elegido fallera mayor/ y mi
madre me dijo que no podía pagármelo// el– la primera falla
que se hizo/ después de la guerra/ aquí↑/ esta falla importante↑
/ m’eligieron a mí// ERA MUY GUAPITA/ y tengo carita de
fallera↑// esas [caritas redonditas y (( )) eso↑=]
P: [sí/ sí/ está muy bien ((de fallera))]

Ejemplo 168
C: ni para eso→/ trabajaba ya en Renfe y todo↑/ pero me dijo
Carmiña ¿te quieres vestir de labradora?/ en la vida me había vestido↑
/ porque aquí52 me habían elegido fallera mayor/ y mi
madre me dijo que no podía pagármelo// el– la primera falla
que se hizo/ después de la guerra/ aquí↑/ esta falla importante↑
/ m’eligieron a mí// ERA MUY GUAPITA/ y tengo carita de
fallera↑// esas [caritas redonditas y (( )) eso↑=]
P: [sí/ sí/ está muy bien ((de fallera))]

Ejemplo 169
C: ni para eso→/ trabajaba ya en Renfe y todo↑/ pero me dijo
Carmiña ¿te quieres vestir de labradora?/ en la vida me había vestido↑
/ porque aquí52 me habían elegido fallera mayor/ y mi
madre me dijo que no podía pagármelo// el– la primera falla
que se hizo/ después de la guerra/ aquí↑/ esta falla importante↑
/ m’eligieron a mí// ERA MUY GUAPITA/ y tengo carita de
fallera↑// esas [caritas redonditas y (( )) eso↑=]
P: [sí/ sí/ está muy bien ((de fallera))]

Ejemplo 170
C: ni para eso→/ trabajaba ya en Renfe y todo↑/ pero me dijo
Carmiña ¿te quieres vestir de labradora?/ en la vida me había vestido↑
/ porque aquí52 me habían elegido fallera mayor/ y mi
madre me dijo que no podía pagármelo// el– la primera falla
que se hizo/ después de la guerra/ aquí↑/ esta falla importante↑
/ m’eligieron a mí// ERA MUY GUAPITA/ y tengo carita de
fallera↑// esas [caritas redonditas y (( )) eso↑=]
P: [sí/ sí/ está muy bien ((de fallera))]

Ejemplo 171
C: ni para eso→/ trabajaba ya en Renfe y todo↑/ pero me dijo
Carmiña ¿te quieres vestir de labradora?/ en la vida me había vestido↑
/ porque aquí52 me habían elegido fallera mayor/ y mi
madre me dijo que no podía pagármelo// el– la primera falla
que se hizo/ después de la guerra/ aquí↑/ esta falla importante↑
/ m’eligieron a mí// ERA MUY GUAPITA/ y tengo carita de
fallera↑// esas [caritas redonditas y (( )) eso↑=]
P: [sí/ sí/ está muy bien ((de fallera))]

555
Ejemplo 172
§ ella se refería54/ y luego contó una historia
(RISAS)/ de la mamá– de tu madre//55 dice que→// una vez se
fue Rosita no sé dónde↑/ con Pepe↑///(2’’)56 y– y se quedaron
allí en El Perelló

Ejemplo 173
C: [y ¡cómo los–] y cómo los engañó
aquella vez de– de la– [de laa televisión!=]
P: [¡ah!/ y me contó lo del capitán]
C: = ¡ah!/ ¿lo del capi[tán también?]
P: [lo del capitán]// digo ¡ah!/ pues a la tía
Carmencín también la engañó/ digo [(( y justo))/ y justo=]
C: [a mí a la que más engañó
(( )) a este58 infeliz y a mí]
P: = digo y justo era el día de [los santos=]
C: [claro]
P: = inocentes↑/ que era el cumpleaños de la tía Carmencín y dice ¿sí?/ ¿los cumplía la tía
Carmencín? digo ¿sí?/ digo el día de los Santos Inocentes digo§

Ejemplo 174
C: [y ¡cómo los–] y cómo los engañó
aquella vez de– de la– [de laa televisión!=]
P: [¡ah!/ y me contó lo del capitán]
C: = ¡ah!/ ¿lo del capi[tán también?]
P: [lo del capitán]// digo ¡ah!/ pues a la tía
Carmencín también la engañó/ digo [(( y justo))/ y justo=]
C: [a mí a la que más engañó
(( )) a este58 infeliz y a mí]
P: = digo y justo era el día de [los santos=]
C: [claro]
P: = inocentes↑/ que era el cumpleaños de la tía Carmencín y dice ¿sí?/ ¿los cumplía la tía
Carmencín? digo ¿sí?/ digo el día de los Santos Inocentes digo§

Ejemplo 175
C: [y ¡cómo los–] y cómo los engañó
aquella vez de– de la– [de laa televisión!=]
P: [¡ah!/ y me contó lo del capitán]
C: = ¡ah!/ ¿lo del capi[tán también?]
P: [lo del capitán]// digo ¡ah!/ pues a la tía
Carmencín también la engañó/ digo [(( y justo))/ y justo=]
C: [a mí a la que más engañó
(( )) a este58 infeliz y a mí]
P: = digo y justo era el día de [los santos=]
C: [claro]
P: = inocentes↑/ que era el cumpleaños de la tía Carmencín y dice ¿sí?/ ¿los cumplía la tía
Carmencín? digo ¿sí?/ digo el día de los Santos Inocentes digo§

Ejemplo 176
Carmencín/ ¿QUÉ no sabes qué día es hoy? /61 y yo digo ¡mecachis la porra!// el día dee§
P: § los Santos [Inocentes]
C: [Inocentes]
62 y yo NOO ¡qué disgusto!/ ¡qué disgusto!/ nos quedamos→//
a este que era pequeñito que estaba al lao/ ¡mira! al lao de su
abuelita/ ASÍ/ que ella quería que le dijera abuelita/ ABUELITA/
¡ojo!/ ojo al decirle yaya como a los otros/63 y abuela/ TAMPOC
///64 la madre de mi madre no quería ser abuela/ con la
palabra tan bonita que es ABUELA§

556
P: § pues eso te iba a decir/ a§
C: § A MÍ ME ENCANTA/ yo quiero ser abuela/ no M’IMPORTA
que me digan [ni abuelita ni nada/ peroo/ pero ((no))]
P: [eso// eso me dice Roberto]65 en in–/ yaya/ dice

Ejemplo 177
Carmencín/ ¿QUÉ no sabes qué día es hoy? /61 y yo digo ¡mecachis la porra!// el día dee§
P: § los Santos [Inocentes]
C: [Inocentes]
62 y yo NOO ¡qué disgusto!/ ¡qué disgusto!/ nos quedamos→//
a este que era pequeñito que estaba al lao/ ¡mira! al lao de su
abuelita/ ASÍ/ que ella quería que le dijera abuelita/ ABUELITA/
¡ojo!/ ojo al decirle yaya como a los otros/63 y abuela/ TAMPOC
///64 la madre de mi madre no quería ser abuela/ con la
palabra tan bonita que es ABUELA§
P: § pues eso te iba a decir/ a§
C: § A MÍ ME ENCANTA/ yo quiero ser abuela/ no M’IMPORTA
que me digan [ni abuelita ni nada/ peroo/ pero ((no))]
P: [eso// eso me dice Roberto]65 en in–/ yaya/ dice

Ejemplo 178
178 Carmencín/ ¿QUÉ no sabes qué día es hoy? /61 y yo digo ¡mecachis la porra!// el día dee§
P: § los Santos [Inocentes]
C: [Inocentes]
62 y yo NOO ¡qué disgusto!/ ¡qué disgusto!/ nos quedamos→//
a este que era pequeñito que estaba al lao/ ¡mira! al lao de su
abuelita/ ASÍ/ que ella quería que le dijera abuelita/ ABUELITA/
¡ojo!/ ojo al decirle yaya como a los otros/63 y abuela/ TAMPOC
///64 la madre de mi madre no quería ser abuela/ con la
palabra tan bonita que es ABUELA§
P: § pues eso te iba a decir/ a§
C: § A MÍ ME ENCANTA/ yo quiero ser abuela/ no M’IMPORTA
que me digan [ni abuelita ni nada/ peroo/ pero ((no))]
P: [eso// eso me dice Roberto]65 en in–/ yaya/ dice

Ejemplo 179
Carmencín/ ¿QUÉ no sabes qué día es hoy? /61 y yo digo ¡mecachis la porra!// el día dee§
P: § los Santos [Inocentes]
C: [Inocentes]
62 y yo NOO ¡qué disgusto!/ ¡qué disgusto!/ nos quedamos→//
a este que era pequeñito que estaba al lao/ ¡mira! al lao de su
abuelita/ ASÍ/ que ella quería que le dijera abuelita/ ABUELITA/
¡ojo!/ ojo al decirle yaya como a los otros/63 y abuela/ TAMPOC
///64 la madre de mi madre no quería ser abuela/ con la
palabra tan bonita que es ABUELA§
P: § pues eso te iba a decir/ a§
C: § A MÍ ME ENCANTA/ yo quiero ser abuela/ no M’IMPORTA
que me digan [ni abuelita ni nada/ peroo/ pero ((no))]
P: [eso// eso me dice Roberto]65 en in–/ yaya/ dice

Ejemplo 180
Carmencín/ ¿QUÉ no sabes qué día es hoy? /61 y yo digo ¡mecachis la porra!// el día dee§
P: § los Santos [Inocentes]
C: [Inocentes]
62 y yo NOO ¡qué disgusto!/ ¡qué disgusto!/ nos quedamos→//
a este que era pequeñito que estaba al lao/ ¡mira! al lao de su
abuelita/ ASÍ/ que ella quería que le dijera abuelita/ ABUELITA/
¡ojo!/ ojo al decirle yaya como a los otros/63 y abuela/ TAMPOC
///64 la madre de mi madre no quería ser abuela/ con la
palabra tan bonita que es ABUELA§

557
P: § pues eso te iba a decir/ a§
C: § A MÍ ME ENCANTA/ yo quiero ser abuela/ no M’IMPORTA
que me digan [ni abuelita ni nada/ peroo/ pero ((no))]
P: [eso// eso me dice Roberto]65 en in–/ yaya/ dice

Ejemplo 181
C: [esta/ esta esta] de aquí tiene historia/ [esto era cuando=]
P: [la chiquita me lo dijo (( ))]
C: = el concurso En Pos de Fama

Ejemplo 182
pues Angelines me dejó ese jersey de
Ademar/73 (RISAS)/ que hace así→/ [con los hombros al aire↑=]
P: [escote y todo/ muy bonito]
C: = con los hombros al aire↑/ y luego que me fotografié/ se lo
devolví/ ENSEGUIDA/ o sea como una prueba/ si me estaba bien
o no// y me hice la foto// pero mi madre/ se puso→(2’’)
P: ¿hecha un basilisco?§
C: § histeriquita perdida/ porque me dijo/ ¡sí
senyora!/ ESTA XIQUETA/ SE FICA EN TOT/74 es que/ es que/ ¿¡tú
no comprendes que no era guapa!?/ ella me quería explicar
que no era guapa/ y yo digo ya lo sé que no soy guapa/ pero me da
lo mismo/ mamá/ a mí me hacen la foto y me sacan en la revista

Ejemplo 183
pues Angelines me dejó ese jersey de
Ademar/73 (RISAS)/ que hace así→/ [con los hombros al aire↑=]
P: [escote y todo/ muy bonito]
C: = con los hombros al aire↑/ y luego que me fotografié/ se lo
devolví/ ENSEGUIDA/ o sea como una prueba/ si me estaba bien
o no// y me hice la foto// pero mi madre/ se puso→(2’’)
P: ¿hecha un basilisco?§
C: § histeriquita perdida/ porque me dijo/ ¡sí
senyora!/ ESTA XIQUETA/ SE FICA EN TOT/74 es que/ es que/ ¿¡tú
no comprendes que no era guapa!?/ ella me quería explicar
que no era guapa/ y yo digo ya lo sé que no soy guapa/ pero me da
lo mismo/ mamá/ a mí me hacen la foto y me sacan en la revista

Ejemplo 184
tú me ves ahora muy guapa// pero
en aquella época↑// esa nariz↑ que era bonita y recta↑/ no
era de BELLEZA/ en aquella época↑/ la cara guapa↑/ era la de
la idiota de mi prima Amparín/ que era→// una nariz chiquitina
/// como las– las– las ee las artistas del cine MUDO/

Ejemplo 185
tú me ves ahora muy guapa// pero
en aquella época↑// esa nariz↑ que era bonita y recta↑/ no
era de BELLEZA/ en aquella época↑/ la cara guapa↑/ era la de
la idiota de mi prima Amparín/ que era→// una nariz chiquitina
/// como las– las– las ee las artistas del cine MUDO/

Ejemplo 186
verás// como es una nariz
bonita/ ¿eh?/ aquí75 es que es la carita más/ aniñada/ y estoy
más gordita de cara/// bueno/ y entonces/ claro/ mi madre comprendía
que yo no era la belleza d’Amparín// y no era guapa/para esa época// aunque ahora/ al paso de los
años↑/ resulta que
todo el mundo me encuentra/ pero no guapa/ sino superguapa/

558
pero ¿¡por qué!?/ porque los cánones de belleza de ahora/
han cambiao// las chicas de ahora↑/ no hace falta que sean casi
guapas/ normalitas↑/ y todo el mundo dicen/ ¡qué guapa es!/

Ejemplo 187
verás// como es una nariz
bonita/ ¿eh?/ aquí75 es que es la carita más/ aniñada/ y estoy
más gordita de cara/// bueno/ y entonces/ claro/ mi madre comprendía
que yo no era la belleza d’Amparín// y no era guapa/para esa época// aunque ahora/ al paso de los
años↑/ resulta que
todo el mundo me encuentra/ pero no guapa/ sino superguapa/
pero ¿¡por qué!?/ porque los cánones de belleza de ahora/
han cambiao// las chicas de ahora↑/ no hace falta que sean casi
guapas/ normalitas↑/ y todo el mundo dicen/ ¡qué guapa es!/

Ejemplo 188
verás// como es una nariz
bonita/ ¿eh?/ aquí75 es que es la carita más/ aniñada/ y estoy
más gordita de cara/// bueno/ y entonces/ claro/ mi madre comprendía
que yo no era la belleza d’Amparín// y no era guapa/para esa época// aunque ahora/ al paso de los
años↑/ resulta que
todo el mundo me encuentra/ pero no guapa/ sino superguapa/
pero ¿¡por qué!?/ porque los cánones de belleza de ahora/
han cambiao// las chicas de ahora↑/ no hace falta que sean casi
guapas/ normalitas↑/ y todo el mundo dicen/ ¡qué guapa es!/

Ejemplo 189
verás// como es una nariz
bonita/ ¿eh?/ aquí75 es que es la carita más/ aniñada/ y estoy
más gordita de cara/// bueno/ y entonces/ claro/ mi madre comprendía
que yo no era la belleza d’Amparín// y no era guapa/para esa época// aunque ahora/ al paso de los
años↑/ resulta que
todo el mundo me encuentra/ pero no guapa/ sino superguapa/
pero ¿¡por qué!?/ porque los cánones de belleza de ahora/
han cambiao// las chicas de ahora↑/ no hace falta que sean casi
guapas/ normalitas↑/ y todo el mundo dicen/ ¡qué guapa es!/

Ejemplo 190
C: § ¿eh?/ y de–
yo– yo veía y decía ¡pues madre mía!/ entonces yo↑/ un Adonis/ y yo
se lo he co– (co)mentao a una compañera mía muy inteligente↑
/ una chica de treinta y cinco años/ y le dije/ pasa esto/
Maribel/ ¡qué guapa eras Carmen!/ yo digo no/ en aquella época no/
era GUAPITA/ pero no guapa/ claro↓/ cuando me presenté/ mi
madre/ armó/ porque pensó→no es guapa/ para la revista/

Ejemplo 191
C: § estas es que las puse yo adrede↑/ por los ojos y todo/ porque
lo vieran que es verdad/// porque/ la bordaja de mi suegra↑//
mi cuñada en paz descanse tenía/ por naturaleza un poquito
los ojos saltones/ como la tía REMEDIOS/ un poquitín/ porque
tenía/ el ojo de agtismático§
P: § y Rosita/ [¿QUÉ no te has=]
C: [°(se tiene) que (( ))°]
P: = dao cuenta en Rosita?/ los tie(ne) saltones/ también§
C: § es que/
su padre/ los tenía espantaos// el tío Ricardo los ha tenido
[espantaos]
P: [pero] Rosita los tiene

559
Ejemplo 192
C: § estas es que las puse yo adrede↑/ por los ojos y todo/ porque
lo vieran que es verdad/// porque/ la bordaja de mi suegra↑//
mi cuñada en paz descanse tenía/ por naturaleza un poquito
los ojos saltones/ como la tía REMEDIOS/ un poquitín/ porque
tenía/ el ojo de agtismático§
P: § y Rosita/ [¿QUÉ no te has=]
C: [°(se tiene) que (( ))°]
P: = dao cuenta en Rosita?/ los tie(ne) saltones/ también§
C: § es que/
su padre/ los tenía espantaos// el tío Ricardo los ha tenido
[espantaos]
P: [pero] Rosita los tiene

Ejemplo 193
C: § estas es que las puse yo adrede↑/ por los ojos y todo/ porque
lo vieran que es verdad/// porque/ la bordaja de mi suegra↑//
mi cuñada en paz descanse tenía/ por naturaleza un poquito
los ojos saltones/ como la tía REMEDIOS/ un poquitín/ porque
tenía/ el ojo de agtismático§
P: § y Rosita/ [¿QUÉ no te has=]
C: [°(se tiene) que (( ))°]
P: = dao cuenta en Rosita?/ los tie(ne) saltones/ también§
C: § es que/
su padre/ los tenía espantaos// el tío Ricardo los ha tenido
[espantaos]
P: [pero] Rosita los tiene

Ejemplo 194
C: § estas es que las puse yo adrede↑/ por los ojos y todo/ porque
lo vieran que es verdad/// porque/ la bordaja de mi suegra↑//
mi cuñada en paz descanse tenía/ por naturaleza un poquito
los ojos saltones/ como la tía REMEDIOS/ un poquitín/ porque
tenía/ el ojo de agtismático§
P: § y Rosita/ [¿QUÉ no te has=]
C: [°(se tiene) que (( ))°]
P: = dao cuenta en Rosita?/ los tie(ne) saltones/ también§
C: § es que/
su padre/ los tenía espantaos// el tío Ricardo los ha tenido
[espantaos]
P: [pero] Rosita los tiene saltones por la cosa del tiroides

Ejemplo 195
§ MIRA/ mi profesora de clase de
canto está aquí/85 te la voy a enseñar/ ¿tú la conoces? ¿a Elisín?
J: noo
C: es que/ es la foto que hay de don César/ cuando se jubiló↑/ el
catedrático del Conservatorio/ y yo le he dicho Elisín/ te voy a llevar
unas fotos mías/// esto no lo quiero contar porque no quiero
que se sepa/ lo que me dijo mi tío Paco después de ver esta
foto/// no lo digo ¿verdad?
P: claro que no§
C: § no/ ya te lo diré luego/// de ti para mí/ un secreto/
d’Estao86§
P: § (RISAS)§
C: § pues/// esta/87 es que yo sin gafitas
no gilo88 ee mucho§
P: § mm§
C: § esa///89 y m’ha enseñao unas fotos

560
d’ella/ de jovencita↑/ monísima/ ¿y SABÉIS QUIÉN la pretendía?
/ un actor de cine/ que estudiaba→/ ella hizo también
declamación dramática↑/ y le pasó como a mí/ solamente que
yo piqué↑// y ella no/// ¿tú has visto eso de Vámonos al moro↑//90
el gordo?// ¿u– uno que hace muchas pelí–/ muchas obras–
obras d’estas de cine y de todo/ que es muy gordete él?///(3’’)

Ejemplo 196
§ MIRA/ mi profesora de clase de
canto está aquí/85 te la voy a enseñar/ ¿tú la conoces? ¿a Elisín?
J: noo
C: es que/ es la foto que hay de don César/ cuando se jubiló↑/ el
catedrático del Conservatorio/ y yo le he dicho Elisín/ te voy a llevar
unas fotos mías/// esto no lo quiero contar porque no quiero
que se sepa/ lo que me dijo mi tío Paco después de ver esta
foto/// no lo digo ¿verdad?
P: claro que no§
C: § no/ ya te lo diré luego/// de ti para mí/ un secreto/
d’Estao86§
P: § (RISAS)§
C: § pues/// esta/87 es que yo sin gafitas
no gilo88 ee mucho§
P: § mm§
C: § esa///89 y m’ha enseñao unas fotos
d’ella/ de jovencita↑/ monísima/ ¿y SABÉIS QUIÉN la pretendía?
/ un actor de cine/ que estudiaba→/ ella hizo también
declamación dramática↑/ y le pasó como a mí/ solamente que
yo piqué↑// y ella no/// ¿tú has visto eso de Vámonos al moro↑//90
el gordo?// ¿u– uno que hace muchas pelí–/ muchas obras–
obras d’estas de cine y de todo/ que es muy gordete él?///(3’’)

Ejemplo 197
§ MIRA/ mi profesora de clase de
canto está aquí/85 te la voy a enseñar/ ¿tú la conoces? ¿a Elisín?
J: noo
C: es que/ es la foto que hay de don César/ cuando se jubiló↑/ el
catedrático del Conservatorio/ y yo le he dicho Elisín/ te voy a llevar
unas fotos mías/// esto no lo quiero contar porque no quiero
que se sepa/ lo que me dijo mi tío Paco después de ver esta
foto/// no lo digo ¿verdad?
P: claro que no§
C: § no/ ya te lo diré luego/// de ti para mí/ un secreto/
d’Estao86§
P: § (RISAS)§
C: § pues/// esta/87 es que yo sin gafitas
no gilo88 ee mucho§
P: § mm§
C: § esa///89 y m’ha enseñao unas fotos
d’ella/ de jovencita↑/ monísima/ ¿y SABÉIS QUIÉN la pretendía?
/ un actor de cine/ que estudiaba→/ ella hizo también
declamación dramática↑/ y le pasó como a mí/ solamente que
yo piqué↑// y ella no/// ¿tú has visto eso de Vámonos al moro↑//90
el gordo?// ¿u– uno que hace muchas pelí–/ muchas obras–
obras d’estas de cine y de todo/ que es muy gordete él?///(3’’)

Ejemplo 198
§ MIRA/ mi profesora de clase de
canto está aquí/85 te la voy a enseñar/ ¿tú la conoces? ¿a Elisín?
J: noo
C: es que/ es la foto que hay de don César/ cuando se jubiló↑/ el

561
catedrático del Conservatorio/ y yo le he dicho Elisín/ te voy a llevar
unas fotos mías/// esto no lo quiero contar porque no quiero
que se sepa/ lo que me dijo mi tío Paco después de ver esta
foto/// no lo digo ¿verdad?
P: claro que no§
C: § no/ ya te lo diré luego/// de ti para mí/ un secreto/
d’Estao86§
P: § (RISAS)§
C: § pues/// esta/87 es que yo sin gafitas
no gilo88 ee mucho§
P: § mm§
C: § esa///89 y m’ha enseñao unas fotos
d’ella/ de jovencita↑/ monísima/ ¿y SABÉIS QUIÉN la pretendía?
/ un actor de cine/ que estudiaba→/ ella hizo también
declamación dramática↑/ y le pasó como a mí/ solamente que
yo piqué↑// y ella no/// ¿tú has visto eso de Vámonos al moro↑//90
el gordo?// ¿u– uno que hace muchas pelí–/ muchas obras–
obras d’estas de cine y de todo/ que es muy gordete él?///(3’’)

Ejemplo 199
§ MIRA/ mi profesora de clase de
canto está aquí/85 te la voy a enseñar/ ¿tú la conoces? ¿a Elisín?
J: noo
C: es que/ es la foto que hay de don César/ cuando se jubiló↑/ el
catedrático del Conservatorio/ y yo le he dicho Elisín/ te voy a llevar
unas fotos mías/// esto no lo quiero contar porque no quiero
que se sepa/ lo que me dijo mi tío Paco después de ver esta
foto/// no lo digo ¿verdad?
P: claro que no§
C: § no/ ya te lo diré luego/// de ti para mí/ un secreto/
d’Estao86§
P: § (RISAS)§
C: § pues/// esta/87 es que yo sin gafitas
no gilo88 ee mucho§
P: § mm§
C: § esa///89 y m’ha enseñao unas fotos
d’ella/ de jovencita↑/ monísima/ ¿y SABÉIS QUIÉN la pretendía?
/ un actor de cine/ que estudiaba→/ ella hizo también
declamación dramática↑/ y le pasó como a mí/ solamente que
yo piqué↑// y ella no/// ¿tú has visto eso de Vámonos al moro↑//90
el gordo?// ¿u– uno que hace muchas pelí–/ muchas obras–
obras d’estas de cine y de todo/ que es muy gordete él?///(3’’)

Ejemplo 200
P: y/ y CLARO/ PUES/ no pueden ir nada/ ella aunque sea por las
tardes un ratito↑/ pues→// así que ella se lo ha arreglao así ((o sea
que lo ha hecho))// y dice que luego/ que→/ le han hecho el
contrato d’un año/ lo que hacen ahora nuevo↑/ pero que solamente
hay cuatro meses de paro

Ejemplo 201
J: = ¿conocido?
C: sí sí sí sí/ un actor de los de CINE/ d’ahora/ dice/ y dice que ella
no podía con él// y que hacían una o– un– una cosa dee– para
el premio/ para el premio de declamación dramática↑/ dice/ y
la– ensayábamos °(dice)° en mi casa/ me lo ha contao hoy/ dice/ y
teníamos que separar las cortinas↑/ como la entrada d’un eso// y él entraba/
y dice/ y siempre que iba a entrar↑/ dice (RISAS)/ me hacía el ojito
y yo→/ ella era rabuda91 como yo// ¡ah no m’hagas eso/ Enrique!

562
((//))92

Ejemplo 202
P: [ella tie]ne una chica también↑
/ que le– cui–/ que se queda con Ana↑/ con la chiquita
C: ¿cómo está Ana?

Ejemplo 203
P: que vive ahí een–/ no sé dónde me ha dicho§
C: § ¿y qué pasa?/
¿que la chiquilla le tiene menos eso a Paula↑/ o por qué?
P: ¿eh?/ no lo sé/ porque como se ve que como se queda con ella/
dirá/ si me quedo con ella→/ dice/ fíjate/ mamá/ si es mala↑/ y
cómo nos toman el pelo los críos// dice/ ella la sube la chiquita en
la silla↑/ y le dice/ no te moverás de ahí ¿eh?// Ana/ porque si no te
pillará un coche↑ o vendrá un guau guau/ o esto o l’otro// y no se
mueve/ y la sinvergüenza/ cuando/ la cojo yo y la meto en la
silla/ QUIERE QUE LA COJA AL BRAZO

Ejemplo 204
P: que vive ahí een–/ no sé dónde me ha dicho§
C: § ¿y qué pasa?/
¿que la chiquilla le tiene menos eso a Paula↑/ o por qué?
P: ¿eh?/ no lo sé/ porque como se ve que como se queda con ella/
dirá/ si me quedo con ella→/ dice/ fíjate/ mamá/ si es mala↑/ y
cómo nos toman el pelo los críos// dice/ ella la sube la chiquita en
la silla↑/ y le dice/ no te moverás de ahí ¿eh?// Ana/ porque si no te
pillará un coche↑ o vendrá un guau guau/ o esto o l’otro// y no se
mueve/ y la sinvergüenza/ cuando/ la cojo yo y la meto en la
silla/ QUIERE QUE LA COJA AL BRAZO

Ejemplo 205
P: = digo Paula por no decirte otra cosa§
C: § ¡ah!/ ya/ que no sabes
cómo se llama en realidad/ [espérate un poquito (( ))]
P: [y→// y nada→// a–] pero ahora
bien/ dice que se queda muy bien con ella y eso
C: mira Juan/98 mira lo que llevamos aquí/ albondiguetas de
carne→///(3’’) mm/ esto→/ fideuá99§
J: § y eso/ y eso/ y eso§
C: § y eso/
y pastelitos// espérate/ que las albondiguetas de carne no tienen
nada§
P: § pe(ro) eso engorda ¿eh?/ eso engorda§
J: § pero los pastelitos↑
¿son para el cumpleaños [o→?]

Ejemplo 206
P: = digo Paula por no decirte otra cosa§
C: § ¡ah!/ ya/ que no sabes
cómo se llama en realidad/ [espérate un poquito (( ))]
P: [y→// y nada→// a–] pero ahora
bien/ dice que se queda muy bien con ella y eso
C: mira Juan/98 mira lo que llevamos aquí/ albondiguetas de
carne→///(3’’) mm/ esto→/ fideuá99§
J: § y eso/ y eso/ y eso§
C: § y eso/
y pastelitos// espérate/ que las albondiguetas de carne no tienen
nada§

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P: § pe(ro) eso engorda ¿eh?/ eso engorda§
J: § pero los pastelitos↑
¿son para el cumpleaños [o→?]

Ejemplo 207
P: = digo Paula por no decirte otra cosa§
C: § ¡ah!/ ya/ que no sabes
cómo se llama en realidad/ [espérate un poquito (( ))]
P: [y→// y nada→// a–] pero ahora
bien/ dice que se queda muy bien con ella y eso
C: mira Juan/98 mira lo que llevamos aquí/ albondiguetas de
carne→///(3’’) mm/ esto→/ fideuá99§
J: § y eso/ y eso/ y eso§
C: § y eso/
y pastelitos// espérate/ que las albondiguetas de carne no tienen
nada§
P: § pe(ro) eso engorda ¿eh?/ eso engorda§
J: § pero los pastelitos↑
¿son para el cumpleaños [o→?]

Ejemplo 208
P: = digo Paula por no decirte otra cosa§
C: § ¡ah!/ ya/ que no sabes
cómo se llama en realidad/ [espérate un poquito (( ))]
P: [y→// y nada→// a–] pero ahora
bien/ dice que se queda muy bien con ella y eso
C: mira Juan/98 mira lo que llevamos aquí/ albondiguetas de
carne→///(3’’) mm/ esto→/ fideuá99§
J: § y eso/ y eso/ y eso§
C: § y eso/
y pastelitos// espérate/ que las albondiguetas de carne no tienen
nada§
P: § pe(ro) eso engorda ¿eh?/ eso engorda§
J: § pero los pastelitos↑
¿son para el cumpleaños [o→?]

Ejemplo 209
P: = digo Paula por no decirte otra cosa§
C: § ¡ah!/ ya/ que no sabes
cómo se llama en realidad/ [espérate un poquito (( ))]
P: [y→// y nada→// a–] pero ahora
bien/ dice que se queda muy bien con ella y eso
C: mira Juan/98 mira lo que llevamos aquí/ albondiguetas de
carne→///(3’’) mm/ esto→/ fideuá99§
J: § y eso/ y eso/ y eso§
C: § y eso/
y pastelitos// espérate/ que las albondiguetas de carne no tienen
nada§
P: § pe(ro) eso engorda ¿eh?/ eso engorda§
J: § pero los pastelitos↑
¿son para el cumpleaños [o→?]

Ejemplo 210
C: § pero está CONDIMENTADA↑/ como no l– como en tu casa si
la quieres hacer/ no sé si le pones tanto/ mira si le pone la
chica esta§
P: § sí sí sí sí§
C: § ¿eh? mi tía Lolín↑ cuando la vio↑/ me
dijo/ [NENA (( ))]
P: [y además y/ el ma]rihco va carísimo

564
C: pues mira si tiene/ tiene cigalas/ dos o tres// lo menos/ o cuatro
cigalas/ y tiene gambas/ y tiene clóchinas/100 y tiene→/ y
tiene cangrejos→/ y tiene TROCITOS de todo↑§
P: § sí sí§
C: § ¡bueno!/
que te comes un plato condimentao/ claro/ entonces no necesitas ponerte→/ aún quedan
sardinitas/// ¡AY QUÉ ILUSIÓN ME HACE
COMER!/ (RISAS)/// ¡qué idiota soy! y quiero adelgazar
P: noo/ a ese paso no adelgazarás/ ¿eeh?
C: síi↓ he perdido un poquito↑§
P: § ¿sí?§
C: § ¿noo?// muy poquito// (RISAS)
§
P: § ya va pensando lo [que tiene que cenar]
J: [(RISAS)]
C: ¡pobre de mí!/ si sólo he comido un bocatita de tres/ bacaladitos/
con un poquitito de ajoaceite en el pan/ y– y una (( ))§
P: § pues el ajoaceite no ((te debías))§
C: § bueno/ pero es que estaba–
/ es que ella/ por ejemplo/ me [hubiera hecho=]
P: [((saca eso))]
C: = unos pimientitos o algo/ pero el bacaladito ese así↑/ a palo
seco/ sin calentar ni nada/ tampoco// si (( )) un poquito de
pistito↑§
P: § sí/ claro/ [está más sabrosito (( ))]
C: [me pone un poquito de pistito] y el caldosito
del tomate/ pero es que había nada más que→/ todo
era a base de carnes y cosas// no me podía poner nada/ °(¡ay/
mi primita!)°/// me he alegrao mucho de verte§
P: § ¡aay!§
C: § ya te dije
que vendría a verte/// tu tía Lolín la he llamao dos veces/ la cara
de sisó101 esa y no– [no]
J: [me] llamó ayer/ ((porque le duelen los
pies))§
C: § ¡anda que le ((duelan los pies))!// y el– y el tío Luisito
también te ha dao la paliza a ti§

Ejemplo 211
C: § pero está CONDIMENTADA↑/ como no l– como en tu casa si
la quieres hacer/ no sé si le pones tanto/ mira si le pone la
chica esta§
P: § sí sí sí sí§
C: § ¿eh? mi tía Lolín↑ cuando la vio↑/ me
dijo/ [NENA (( ))]
P: [y además y/ el ma]rihco va carísimo
C: pues mira si tiene/ tiene cigalas/ dos o tres// lo menos/ o cuatro
cigalas/ y tiene gambas/ y tiene clóchinas/100 y tiene→/ y
tiene cangrejos→/ y tiene TROCITOS de todo↑§
P: § sí sí§
C: § ¡bueno!/
que te comes un plato condimentao/ claro/ entonces no necesitas ponerte→/ aún quedan
sardinitas/// ¡AY QUÉ ILUSIÓN ME HACE
COMER!/ (RISAS)/// ¡qué idiota soy! y quiero adelgazar
P: noo/ a ese paso no adelgazarás/ ¿eeh?
C: síi↓ he perdido un poquito↑§
P: § ¿sí?§
C: § ¿noo?// muy poquito// (RISAS)
§
P: § ya va pensando lo [que tiene que cenar]

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J: [(RISAS)]
C: ¡pobre de mí!/ si sólo he comido un bocatita de tres/ bacaladitos/
con un poquitito de ajoaceite en el pan/ y– y una (( ))§
P: § pues el ajoaceite no ((te debías))§
C: § bueno/ pero es que estaba–
/ es que ella/ por ejemplo/ me [hubiera hecho=]
P: [((saca eso))]
C: = unos pimientitos o algo/ pero el bacaladito ese así↑/ a palo
seco/ sin calentar ni nada/ tampoco// si (( )) un poquito de
pistito↑§
P: § sí/ claro/ [está más sabrosito (( ))]
C: [me pone un poquito de pistito] y el caldosito
del tomate/ pero es que había nada más que→/ todo
era a base de carnes y cosas// no me podía poner nada/ °(¡ay/
mi primita!)°/// me he alegrao mucho de verte§
P: § ¡aay!§
C: § ya te dije
que vendría a verte/// tu tía Lolín la he llamao dos veces/ la cara
de sisó101 esa y no– [no]
J: [me] llamó ayer/ ((porque le duelen los
pies))§
C: § ¡anda que le ((duelan los pies))!// y el– y el tío Luisito
también te ha dao la paliza a ti§

Ejemplo 212
C: § pero está CONDIMENTADA↑/ como no l– como en tu casa si
la quieres hacer/ no sé si le pones tanto/ mira si le pone la
chica esta§
P: § sí sí sí sí§
C: § ¿eh? mi tía Lolín↑ cuando la vio↑/ me
dijo/ [NENA (( ))]
P: [y además y/ el ma]rihco va carísimo
C: pues mira si tiene/ tiene cigalas/ dos o tres// lo menos/ o cuatro
cigalas/ y tiene gambas/ y tiene clóchinas/100 y tiene→/ y
tiene cangrejos→/ y tiene TROCITOS de todo↑§
P: § sí sí§
C: § ¡bueno!/
que te comes un plato condimentao/ claro/ entonces no necesitas ponerte→/ aún quedan
sardinitas/// ¡AY QUÉ ILUSIÓN ME HACE
COMER!/ (RISAS)/// ¡qué idiota soy! y quiero adelgazar
P: noo/ a ese paso no adelgazarás/ ¿eeh?
C: síi↓ he perdido un poquito↑§
P: § ¿sí?§
C: § ¿noo?// muy poquito// (RISAS)
§
P: § ya va pensando lo [que tiene que cenar]
J: [(RISAS)]
C: ¡pobre de mí!/ si sólo he comido un bocatita de tres/ bacaladitos/
con un poquitito de ajoaceite en el pan/ y– y una (( ))§
P: § pues el ajoaceite no ((te debías))§
C: § bueno/ pero es que estaba–
/ es que ella/ por ejemplo/ me [hubiera hecho=]
P: [((saca eso))]
C: = unos pimientitos o algo/ pero el bacaladito ese así↑/ a palo
seco/ sin calentar ni nada/ tampoco// si (( )) un poquito de
pistito↑§
P: § sí/ claro/ [está más sabrosito (( ))]
C: [me pone un poquito de pistito] y el caldosito
del tomate/ pero es que había nada más que→/ todo
era a base de carnes y cosas// no me podía poner nada/ °(¡ay/

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mi primita!)°/// me he alegrao mucho de verte§
P: § ¡aay!§
C: § ya te dije
que vendría a verte/// tu tía Lolín la he llamao dos veces/ la cara
de sisó101 esa y no– [no]
J: [me] llamó ayer/ ((porque le duelen los
pies))§
C: § ¡anda que le ((duelan los pies))!// y el– y el tío Luisito
también te ha dao la paliza a ti§

Ejemplo 213
C: § pero está CONDIMENTADA↑/ como no l– como en tu casa si
la quieres hacer/ no sé si le pones tanto/ mira si le pone la
chica esta§
P: § sí sí sí sí§
C: § ¿eh? mi tía Lolín↑ cuando la vio↑/ me
dijo/ [NENA (( ))]
P: [y además y/ el ma]rihco va carísimo
C: pues mira si tiene/ tiene cigalas/ dos o tres// lo menos/ o cuatro
cigalas/ y tiene gambas/ y tiene clóchinas/100 y tiene→/ y
tiene cangrejos→/ y tiene TROCITOS de todo↑§
P: § sí sí§
C: § ¡bueno!/
que te comes un plato condimentao/ claro/ entonces no necesitas ponerte→/ aún quedan
sardinitas/// ¡AY QUÉ ILUSIÓN ME HACE
COMER!/ (RISAS)/// ¡qué idiota soy! y quiero adelgazar
P: noo/ a ese paso no adelgazarás/ ¿eeh?
C: síi↓ he perdido un poquito↑§
P: § ¿sí?§
C: § ¿noo?// muy poquito// (RISAS)
§
P: § ya va pensando lo [que tiene que cenar]
J: [(RISAS)]
C: ¡pobre de mí!/ si sólo he comido un bocatita de tres/ bacaladitos/
con un poquitito de ajoaceite en el pan/ y– y una (( ))§
P: § pues el ajoaceite no ((te debías))§
C: § bueno/ pero es que estaba–
/ es que ella/ por ejemplo/ me [hubiera hecho=]
P: [((saca eso))]
C: = unos pimientitos o algo/ pero el bacaladito ese así↑/ a palo
seco/ sin calentar ni nada/ tampoco// si (( )) un poquito de
pistito↑§
P: § sí/ claro/ [está más sabrosito (( ))]
C: [me pone un poquito de pistito] y el caldosito
del tomate/ pero es que había nada más que→/ todo
era a base de carnes y cosas// no me podía poner nada/ °(¡ay/
mi primita!)°/// me he alegrao mucho de verte§
P: § ¡aay!§
C: § ya te dije
que vendría a verte/// tu tía Lolín la he llamao dos veces/ la cara
de sisó101 esa y no– [no]
J: [me] llamó ayer/ ((porque le duelen los
pies))§
C: § ¡anda que le ((duelan los pies))!// y el– y el tío Luisito
también te ha dao la paliza a ti§

Ejemplo 214
C: § pero está CONDIMENTADA↑/ como no l– como en tu casa si
la quieres hacer/ no sé si le pones tanto/ mira si le pone la
chica esta§

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P: § sí sí sí sí§
C: § ¿eh? mi tía Lolín↑ cuando la vio↑/ me
dijo/ [NENA (( ))]
P: [y además y/ el ma]rihco va carísimo
C: pues mira si tiene/ tiene cigalas/ dos o tres// lo menos/ o cuatro
cigalas/ y tiene gambas/ y tiene clóchinas/100 y tiene→/ y
tiene cangrejos→/ y tiene TROCITOS de todo↑§
P: § sí sí§
C: § ¡bueno!/
que te comes un plato condimentao/ claro/ entonces no necesitas ponerte→/ aún quedan
sardinitas/// ¡AY QUÉ ILUSIÓN ME HACE
COMER!/ (RISAS)/// ¡qué idiota soy! y quiero adelgazar
P: noo/ a ese paso no adelgazarás/ ¿eeh?
C: síi↓ he perdido un poquito↑§
P: § ¿sí?§
C: § ¿noo?// muy poquito// (RISAS)
§
P: § ya va pensando lo [que tiene que cenar]
J: [(RISAS)]
C: ¡pobre de mí!/ si sólo he comido un bocatita de tres/ bacaladitos/
con un poquitito de ajoaceite en el pan/ y– y una (( ))§
P: § pues el ajoaceite no ((te debías))§
C: § bueno/ pero es que estaba–
/ es que ella/ por ejemplo/ me [hubiera hecho=]
P: [((saca eso))]
C: = unos pimientitos o algo/ pero el bacaladito ese así↑/ a palo
seco/ sin calentar ni nada/ tampoco// si (( )) un poquito de
pistito↑§
P: § sí/ claro/ [está más sabrosito (( ))]
C: [me pone un poquito de pistito] y el caldosito
del tomate/ pero es que había nada más que→/ todo
era a base de carnes y cosas// no me podía poner nada/ °(¡ay/
mi primita!)°/// me he alegrao mucho de verte§
P: § ¡aay!§
C: § ya te dije
que vendría a verte/// tu tía Lolín la he llamao dos veces/ la cara
de sisó101 esa y no– [no]
J: [me] llamó ayer/ ((porque le duelen los
pies))§
C: § ¡anda que le ((duelan los pies))!// y el– y el tío Luisito
también te ha dao la paliza a ti§

Ejemplo 215
C: § pero está CONDIMENTADA↑/ como no l– como en tu casa si
la quieres hacer/ no sé si le pones tanto/ mira si le pone la
chica esta§
P: § sí sí sí sí§
C: § ¿eh? mi tía Lolín↑ cuando la vio↑/ me
dijo/ [NENA (( ))]
P: [y además y/ el ma]rihco va carísimo
C: pues mira si tiene/ tiene cigalas/ dos o tres// lo menos/ o cuatro
cigalas/ y tiene gambas/ y tiene clóchinas/100 y tiene→/ y
tiene cangrejos→/ y tiene TROCITOS de todo↑§
P: § sí sí§
C: § ¡bueno!/
que te comes un plato condimentao/ claro/ entonces no necesitas ponerte→/ aún quedan
sardinitas/// ¡AY QUÉ ILUSIÓN ME HACE
COMER!/ (RISAS)/// ¡qué idiota soy! y quiero adelgazar
P: noo/ a ese paso no adelgazarás/ ¿eeh?
C: síi↓ he perdido un poquito↑§

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P: § ¿sí?§
C: § ¿noo?// muy poquito// (RISAS)
§
P: § ya va pensando lo [que tiene que cenar]
J: [(RISAS)]
C: ¡pobre de mí!/ si sólo he comido un bocatita de tres/ bacaladitos/
con un poquitito de ajoaceite en el pan/ y– y una (( ))§
P: § pues el ajoaceite no ((te debías))§
C: § bueno/ pero es que estaba–
/ es que ella/ por ejemplo/ me [hubiera hecho=]
P: [((saca eso))]
C: = unos pimientitos o algo/ pero el bacaladito ese así↑/ a palo
seco/ sin calentar ni nada/ tampoco// si (( )) un poquito de
pistito↑§
P: § sí/ claro/ [está más sabrosito (( ))]
C: [me pone un poquito de pistito] y el caldosito
del tomate/ pero es que había nada más que→/ todo
era a base de carnes y cosas// no me podía poner nada/ °(¡ay/
mi primita!)°/// me he alegrao mucho de verte§
P: § ¡aay!§
C: § ya te dije
que vendría a verte/// tu tía Lolín la he llamao dos veces/ la cara
de sisó101 esa y no– [no]
J: [me] llamó ayer/ ((porque le duelen los
pies))§
C: § ¡anda que le ((duelan los pies))!// y el– y el tío Luisito
también te ha dao la paliza a ti§

Ejemplo 216
C: § pero está CONDIMENTADA↑/ como no l– como en tu casa si
la quieres hacer/ no sé si le pones tanto/ mira si le pone la
chica esta§
P: § sí sí sí sí§
C: § ¿eh? mi tía Lolín↑ cuando la vio↑/ me
dijo/ [NENA (( ))]
P: [y además y/ el ma]rihco va carísimo
C: pues mira si tiene/ tiene cigalas/ dos o tres// lo menos/ o cuatro
cigalas/ y tiene gambas/ y tiene clóchinas/100 y tiene→/ y
tiene cangrejos→/ y tiene TROCITOS de todo↑§
P: § sí sí§
C: § ¡bueno!/
que te comes un plato condimentao/ claro/ entonces no necesitas ponerte→/ aún quedan
sardinitas/// ¡AY QUÉ ILUSIÓN ME HACE
COMER!/ (RISAS)/// ¡qué idiota soy! y quiero adelgazar
P: noo/ a ese paso no adelgazarás/ ¿eeh?
C: síi↓ he perdido un poquito↑§
P: § ¿sí?§
C: § ¿noo?// muy poquito// (RISAS)
§
P: § ya va pensando lo [que tiene que cenar]
J: [(RISAS)]
C: ¡pobre de mí!/ si sólo he comido un bocatita de tres/ bacaladitos/
con un poquitito de ajoaceite en el pan/ y– y una (( ))§
P: § pues el ajoaceite no ((te debías))§
C: § bueno/ pero es que estaba–
/ es que ella/ por ejemplo/ me [hubiera hecho=]
P: [((saca eso))]
C: = unos pimientitos o algo/ pero el bacaladito ese así↑/ a palo
seco/ sin calentar ni nada/ tampoco// si (( )) un poquito de
pistito↑§

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P: § sí/ claro/ [está más sabrosito (( ))]
C: [me pone un poquito de pistito] y el caldosito
del tomate/ pero es que había nada más que→/ todo
era a base de carnes y cosas// no me podía poner nada/ °(¡ay/
mi primita!)°/// me he alegrao mucho de verte§
P: § ¡aay!§
C: § ya te dije
que vendría a verte/// tu tía Lolín la he llamao dos veces/ la cara
de sisó101 esa y no– [no]
J: [me] llamó ayer/ ((porque le duelen los
pies))§
C: § ¡anda que le ((duelan los pies))!// y el– y el tío Luisito
también te ha dao la paliza a ti§

Ejemplo 217
C: § pero está CONDIMENTADA↑/ como no l– como en tu casa si
la quieres hacer/ no sé si le pones tanto/ mira si le pone la
chica esta§
P: § sí sí sí sí§
C: § ¿eh? mi tía Lolín↑ cuando la vio↑/ me
dijo/ [NENA (( ))]
P: [y además y/ el ma]rihco va carísimo
C: pues mira si tiene/ tiene cigalas/ dos o tres// lo menos/ o cuatro
cigalas/ y tiene gambas/ y tiene clóchinas/100 y tiene→/ y
tiene cangrejos→/ y tiene TROCITOS de todo↑§
P: § sí sí§
C: § ¡bueno!/
que te comes un plato condimentao/ claro/ entonces no necesitas ponerte→/ aún quedan
sardinitas/// ¡AY QUÉ ILUSIÓN ME HACE
COMER!/ (RISAS)/// ¡qué idiota soy! y quiero adelgazar
P: noo/ a ese paso no adelgazarás/ ¿eeh?
C: síi↓ he perdido un poquito↑§
P: § ¿sí?§
C: § ¿noo?// muy poquito// (RISAS)
§
P: § ya va pensando lo [que tiene que cenar]
J: [(RISAS)]
C: ¡pobre de mí!/ si sólo he comido un bocatita de tres/ bacaladitos/
con un poquitito de ajoaceite en el pan/ y– y una (( ))§
P: § pues el ajoaceite no ((te debías))§
C: § bueno/ pero es que estaba–
/ es que ella/ por ejemplo/ me [hubiera hecho=]
P: [((saca eso))]
C: = unos pimientitos o algo/ pero el bacaladito ese así↑/ a palo
seco/ sin calentar ni nada/ tampoco// si (( )) un poquito de
pistito↑§
P: § sí/ claro/ [está más sabrosito (( ))]
C: [me pone un poquito de pistito] y el caldosito
del tomate/ pero es que había nada más que→/ todo
era a base de carnes y cosas// no me podía poner nada/ °(¡ay/
mi primita!)°/// me he alegrao mucho de verte§
P: § ¡aay!§
C: § ya te dije
que vendría a verte/// tu tía Lolín la he llamao dos veces/ la cara
de sisó101 esa y no– [no]
J: [me] llamó ayer/ ((porque le duelen los
pies))§
C: § ¡anda que le ((duelan los pies))!// y el– y el tío Luisito
también te ha dao la paliza a ti§

570
Ejemplo 218
C: § pero está CONDIMENTADA↑/ como no l– como en tu casa si
la quieres hacer/ no sé si le pones tanto/ mira si le pone la
chica esta§
P: § sí sí sí sí§
C: § ¿eh? mi tía Lolín↑ cuando la vio↑/ me
dijo/ [NENA (( ))]
P: [y además y/ el ma]rihco va carísimo
C: pues mira si tiene/ tiene cigalas/ dos o tres// lo menos/ o cuatro
cigalas/ y tiene gambas/ y tiene clóchinas/100 y tiene→/ y
tiene cangrejos→/ y tiene TROCITOS de todo↑§
P: § sí sí§
C: § ¡bueno!/
que te comes un plato condimentao/ claro/ entonces no necesitas ponerte→/ aún quedan
sardinitas/// ¡AY QUÉ ILUSIÓN ME HACE
COMER!/ (RISAS)/// ¡qué idiota soy! y quiero adelgazar
P: noo/ a ese paso no adelgazarás/ ¿eeh?
C: síi↓ he perdido un poquito↑§
P: § ¿sí?§
C: § ¿noo?// muy poquito// (RISAS)
§
P: § ya va pensando lo [que tiene que cenar]
J: [(RISAS)]
C: ¡pobre de mí!/ si sólo he comido un bocatita de tres/ bacaladitos/
con un poquitito de ajoaceite en el pan/ y– y una (( ))§
P: § pues el ajoaceite no ((te debías))§
C: § bueno/ pero es que estaba–
/ es que ella/ por ejemplo/ me [hubiera hecho=]
P: [((saca eso))]
C: = unos pimientitos o algo/ pero el bacaladito ese así↑/ a palo
seco/ sin calentar ni nada/ tampoco// si (( )) un poquito de
pistito↑§
P: § sí/ claro/ [está más sabrosito (( ))]
C: [me pone un poquito de pistito] y el caldosito
del tomate/ pero es que había nada más que→/ todo
era a base de carnes y cosas// no me podía poner nada/ °(¡ay/
mi primita!)°/// me he alegrao mucho de verte§
P: § ¡aay!§
C: § ya te dije
que vendría a verte/// tu tía Lolín la he llamao dos veces/ la cara
de sisó101 esa y no– [no]
J: [me] llamó ayer/ ((porque le duelen los
pies))§
C: § ¡anda que le ((duelan los pies))!// y el– y el tío Luisito
también te ha dao la paliza a ti§

Ejemplo 219
C: § pero está CONDIMENTADA↑/ como no l– como en tu casa si
la quieres hacer/ no sé si le pones tanto/ mira si le pone la
chica esta§
P: § sí sí sí sí§
C: § ¿eh? mi tía Lolín↑ cuando la vio↑/ me
dijo/ [NENA (( ))]
P: [y además y/ el ma]rihco va carísimo
C: pues mira si tiene/ tiene cigalas/ dos o tres// lo menos/ o cuatro
cigalas/ y tiene gambas/ y tiene clóchinas/100 y tiene→/ y
tiene cangrejos→/ y tiene TROCITOS de todo↑§
P: § sí sí§
C: § ¡bueno!/

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que te comes un plato condimentao/ claro/ entonces no necesitas ponerte→/ aún quedan
sardinitas/// ¡AY QUÉ ILUSIÓN ME HACE
COMER!/ (RISAS)/// ¡qué idiota soy! y quiero adelgazar
P: noo/ a ese paso no adelgazarás/ ¿eeh?
C: síi↓ he perdido un poquito↑§
P: § ¿sí?§
C: § ¿noo?// muy poquito// (RISAS)
§
P: § ya va pensando lo [que tiene que cenar]
J: [(RISAS)]
C: ¡pobre de mí!/ si sólo he comido un bocatita de tres/ bacaladitos/
con un poquitito de ajoaceite en el pan/ y– y una (( ))§
P: § pues el ajoaceite no ((te debías))§
C: § bueno/ pero es que estaba–
/ es que ella/ por ejemplo/ me [hubiera hecho=]
P: [((saca eso))]
C: = unos pimientitos o algo/ pero el bacaladito ese así↑/ a palo
seco/ sin calentar ni nada/ tampoco// si (( )) un poquito de
pistito↑§
P: § sí/ claro/ [está más sabrosito (( ))]
C: [me pone un poquito de pistito] y el caldosito
del tomate/ pero es que había nada más que→/ todo
era a base de carnes y cosas// no me podía poner nada/ °(¡ay/
mi primita!)°/// me he alegrao mucho de verte§
P: § ¡aay!§
C: § ya te dije
que vendría a verte/// tu tía Lolín la he llamao dos veces/ la cara
de sisó101 esa y no– [no]
J: [me] llamó ayer/ ((porque le duelen los
pies))§
C: § ¡anda que le ((duelan los pies))!// y el– y el tío Luisito
también te ha dao la paliza a ti§

Ejemplo 220
C: § pero está CONDIMENTADA↑/ como no l– como en tu casa si
la quieres hacer/ no sé si le pones tanto/ mira si le pone la
chica esta§
P: § sí sí sí sí§
C: § ¿eh? mi tía Lolín↑ cuando la vio↑/ me
dijo/ [NENA (( ))]
P: [y además y/ el ma]rihco va carísimo
C: pues mira si tiene/ tiene cigalas/ dos o tres// lo menos/ o cuatro
cigalas/ y tiene gambas/ y tiene clóchinas/100 y tiene→/ y
tiene cangrejos→/ y tiene TROCITOS de todo↑§
P: § sí sí§
C: § ¡bueno!/
que te comes un plato condimentao/ claro/ entonces no necesitas ponerte→/ aún quedan
sardinitas/// ¡AY QUÉ ILUSIÓN ME HACE
COMER!/ (RISAS)/// ¡qué idiota soy! y quiero adelgazar
P: noo/ a ese paso no adelgazarás/ ¿eeh?
C: síi↓ he perdido un poquito↑§
P: § ¿sí?§
C: § ¿noo?// muy poquito// (RISAS)
§
P: § ya va pensando lo [que tiene que cenar]
J: [(RISAS)]
C: ¡pobre de mí!/ si sólo he comido un bocatita de tres/ bacaladitos/
con un poquitito de ajoaceite en el pan/ y– y una (( ))§
P: § pues el ajoaceite no ((te debías))§
C: § bueno/ pero es que estaba–

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/ es que ella/ por ejemplo/ me [hubiera hecho=]
P: [((saca eso))]
C: = unos pimientitos o algo/ pero el bacaladito ese así↑/ a palo
seco/ sin calentar ni nada/ tampoco// si (( )) un poquito de
pistito↑§
P: § sí/ claro/ [está más sabrosito (( ))]
C: [me pone un poquito de pistito] y el caldosito
del tomate/ pero es que había nada más que→/ todo
era a base de carnes y cosas// no me podía poner nada/ °(¡ay/
mi primita!)°/// me he alegrao mucho de verte§
P: § ¡aay!§
C: § ya te dije
que vendría a verte/// tu tía Lolín la he llamao dos veces/ la cara
de sisó101 esa y no– [no]
J: [me] llamó ayer/ ((porque le duelen los
pies))§
C: § ¡anda que le ((duelan los pies))!// y el– y el tío Luisito
también te ha dao la paliza a ti§

Ejemplo 221
C: § pero está CONDIMENTADA↑/ como no l– como en tu casa si
la quieres hacer/ no sé si le pones tanto/ mira si le pone la
chica esta§
P: § sí sí sí sí§
C: § ¿eh? mi tía Lolín↑ cuando la vio↑/ me
dijo/ [NENA (( ))]
P: [y además y/ el ma]rihco va carísimo
C: pues mira si tiene/ tiene cigalas/ dos o tres// lo menos/ o cuatro
cigalas/ y tiene gambas/ y tiene clóchinas/100 y tiene→/ y
tiene cangrejos→/ y tiene TROCITOS de todo↑§
P: § sí sí§
C: § ¡bueno!/
que te comes un plato condimentao/ claro/ entonces no necesitas ponerte→/ aún quedan
sardinitas/// ¡AY QUÉ ILUSIÓN ME HACE
COMER!/ (RISAS)/// ¡qué idiota soy! y quiero adelgazar
P: noo/ a ese paso no adelgazarás/ ¿eeh?
C: síi↓ he perdido un poquito↑§
P: § ¿sí?§
C: § ¿noo?// muy poquito// (RISAS)
§
P: § ya va pensando lo [que tiene que cenar]
J: [(RISAS)]
C: ¡pobre de mí!/ si sólo he comido un bocatita de tres/ bacaladitos/
con un poquitito de ajoaceite en el pan/ y– y una (( ))§
P: § pues el ajoaceite no ((te debías))§
C: § bueno/ pero es que estaba–
/ es que ella/ por ejemplo/ me [hubiera hecho=]
P: [((saca eso))]
C: = unos pimientitos o algo/ pero el bacaladito ese así↑/ a palo
seco/ sin calentar ni nada/ tampoco// si (( )) un poquito de
pistito↑§
P: § sí/ claro/ [está más sabrosito (( ))]
C: [me pone un poquito de pistito] y el caldosito
del tomate/ pero es que había nada más que→/ todo
era a base de carnes y cosas// no me podía poner nada/ °(¡ay/
mi primita!)°/// me he alegrao mucho de verte§
P: § ¡aay!§
C: § ya te dije
que vendría a verte/// tu tía Lolín la he llamao dos veces/ la cara
de sisó101 esa y no– [no]

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J: [me] llamó ayer/ ((porque le duelen los
pies))§
C: § ¡anda que le ((duelan los pies))!// y el– y el tío Luisito
también te ha dao la paliza a ti§

Ejemplo 222
C: § pero está CONDIMENTADA↑/ como no l– como en tu casa si
la quieres hacer/ no sé si le pones tanto/ mira si le pone la
chica esta§
P: § sí sí sí sí§
C: § ¿eh? mi tía Lolín↑ cuando la vio↑/ me
dijo/ [NENA (( ))]
P: [y además y/ el ma]rihco va carísimo
C: pues mira si tiene/ tiene cigalas/ dos o tres// lo menos/ o cuatro
cigalas/ y tiene gambas/ y tiene clóchinas/100 y tiene→/ y
tiene cangrejos→/ y tiene TROCITOS de todo↑§
P: § sí sí§
C: § ¡bueno!/
que te comes un plato condimentao/ claro/ entonces no necesitas ponerte→/ aún quedan
sardinitas/// ¡AY QUÉ ILUSIÓN ME HACE
COMER!/ (RISAS)/// ¡qué idiota soy! y quiero adelgazar
P: noo/ a ese paso no adelgazarás/ ¿eeh?
C: síi↓ he perdido un poquito↑§
P: § ¿sí?§
C: § ¿noo?// muy poquito// (RISAS)
§
P: § ya va pensando lo [que tiene que cenar]
J: [(RISAS)]
C: ¡pobre de mí!/ si sólo he comido un bocatita de tres/ bacaladitos/
con un poquitito de ajoaceite en el pan/ y– y una (( ))§
P: § pues el ajoaceite no ((te debías))§
C: § bueno/ pero es que estaba–
/ es que ella/ por ejemplo/ me [hubiera hecho=]
P: [((saca eso))]
C: = unos pimientitos o algo/ pero el bacaladito ese así↑/ a palo
seco/ sin calentar ni nada/ tampoco// si (( )) un poquito de
pistito↑§
P: § sí/ claro/ [está más sabrosito (( ))]
C: [me pone un poquito de pistito] y el caldosito
del tomate/ pero es que había nada más que→/ todo
era a base de carnes y cosas// no me podía poner nada/ °(¡ay/
mi primita!)°/// me he alegrao mucho de verte§
P: § ¡aay!§
C: § ya te dije
que vendría a verte/// tu tía Lolín la he llamao dos veces/ la cara
de sisó101 esa y no– [no]
J: [me] llamó ayer/ ((porque le duelen los
pies))§
C: § ¡anda que le ((duelan los pies))!// y el– y el tío Luisito
también te ha dao la paliza a ti§

Ejemplo 223
C: § pero está CONDIMENTADA↑/ como no l– como en tu casa si
la quieres hacer/ no sé si le pones tanto/ mira si le pone la
chica esta§
P: § sí sí sí sí§
C: § ¿eh? mi tía Lolín↑ cuando la vio↑/ me
dijo/ [NENA (( ))]
P: [y además y/ el ma]rihco va carísimo
C: pues mira si tiene/ tiene cigalas/ dos o tres// lo menos/ o cuatro

574
cigalas/ y tiene gambas/ y tiene clóchinas/100 y tiene→/ y
tiene cangrejos→/ y tiene TROCITOS de todo↑§
P: § sí sí§
C: § ¡bueno!/
que te comes un plato condimentao/ claro/ entonces no necesitas ponerte→/ aún quedan
sardinitas/// ¡AY QUÉ ILUSIÓN ME HACE
COMER!/ (RISAS)/// ¡qué idiota soy! y quiero adelgazar
P: noo/ a ese paso no adelgazarás/ ¿eeh?
C: síi↓ he perdido un poquito↑§
P: § ¿sí?§
C: § ¿noo?// muy poquito// (RISAS)
§
P: § ya va pensando lo [que tiene que cenar]
J: [(RISAS)]
C: ¡pobre de mí!/ si sólo he comido un bocatita de tres/ bacaladitos/
con un poquitito de ajoaceite en el pan/ y– y una (( ))§
P: § pues el ajoaceite no ((te debías))§
C: § bueno/ pero es que estaba–
/ es que ella/ por ejemplo/ me [hubiera hecho=]
P: [((saca eso))]
C: = unos pimientitos o algo/ pero el bacaladito ese así↑/ a palo
seco/ sin calentar ni nada/ tampoco// si (( )) un poquito de
pistito↑§
P: § sí/ claro/ [está más sabrosito (( ))]
C: [me pone un poquito de pistito] y el caldosito
del tomate/ pero es que había nada más que→/ todo
era a base de carnes y cosas// no me podía poner nada/ °(¡ay/
mi primita!)°/// me he alegrao mucho de verte§
P: § ¡aay!§
C: § ya te dije
que vendría a verte/// tu tía Lolín la he llamao dos veces/ la cara
de sisó101 esa y no– [no]
J: [me] llamó ayer/ ((porque le duelen los
pies))§
C: § ¡anda que le ((duelan los pies))!// y el– y el tío Luisito
también te ha dao la paliza a ti§

Ejemplo 224
C: § pero está CONDIMENTADA↑/ como no l– como en tu casa si
la quieres hacer/ no sé si le pones tanto/ mira si le pone la
chica esta§
P: § sí sí sí sí§
C: § ¿eh? mi tía Lolín↑ cuando la vio↑/ me
dijo/ [NENA (( ))]
P: [y además y/ el ma]rihco va carísimo
C: pues mira si tiene/ tiene cigalas/ dos o tres// lo menos/ o cuatro
cigalas/ y tiene gambas/ y tiene clóchinas/100 y tiene→/ y
tiene cangrejos→/ y tiene TROCITOS de todo↑§
P: § sí sí§
C: § ¡bueno!/
que te comes un plato condimentao/ claro/ entonces no necesitas ponerte→/ aún quedan
sardinitas/// ¡AY QUÉ ILUSIÓN ME HACE
COMER!/ (RISAS)/// ¡qué idiota soy! y quiero adelgazar
P: noo/ a ese paso no adelgazarás/ ¿eeh?
C: síi↓ he perdido un poquito↑§
P: § ¿sí?§
C: § ¿noo?// muy poquito// (RISAS)
§
P: § ya va pensando lo [que tiene que cenar]
J: [(RISAS)]

575
C: ¡pobre de mí!/ si sólo he comido un bocatita de tres/ bacaladitos/
con un poquitito de ajoaceite en el pan/ y– y una (( ))§
P: § pues el ajoaceite no ((te debías))§
C: § bueno/ pero es que estaba–
/ es que ella/ por ejemplo/ me [hubiera hecho=]
P: [((saca eso))]
C: = unos pimientitos o algo/ pero el bacaladito ese así↑/ a palo
seco/ sin calentar ni nada/ tampoco// si (( )) un poquito de
pistito↑§
P: § sí/ claro/ [está más sabrosito (( ))]
C: [me pone un poquito de pistito] y el caldosito
del tomate/ pero es que había nada más que→/ todo
era a base de carnes y cosas// no me podía poner nada/ °(¡ay/
mi primita!)°/// me he alegrao mucho de verte§
P: § ¡aay!§
C: § ya te dije
que vendría a verte/// tu tía Lolín la he llamao dos veces/ la cara
de sisó101 esa y no– [no]
J: [me] llamó ayer/ ((porque le duelen los
pies))§
C: § ¡anda que le ((duelan los pies))!// y el– y el tío Luisito
también te ha dao la paliza a ti§

Ejemplo 225
C: § pero está CONDIMENTADA↑/ como no l– como en tu casa si
la quieres hacer/ no sé si le pones tanto/ mira si le pone la
chica esta§
P: § sí sí sí sí§
C: § ¿eh? mi tía Lolín↑ cuando la vio↑/ me
dijo/ [NENA (( ))]
P: [y además y/ el ma]rihco va carísimo
C: pues mira si tiene/ tiene cigalas/ dos o tres// lo menos/ o cuatro
cigalas/ y tiene gambas/ y tiene clóchinas/100 y tiene→/ y
tiene cangrejos→/ y tiene TROCITOS de todo↑§
P: § sí sí§
C: § ¡bueno!/
que te comes un plato condimentao/ claro/ entonces no necesitas ponerte→/ aún quedan
sardinitas/// ¡AY QUÉ ILUSIÓN ME HACE
COMER!/ (RISAS)/// ¡qué idiota soy! y quiero adelgazar
P: noo/ a ese paso no adelgazarás/ ¿eeh?
C: síi↓ he perdido un poquito↑§
P: § ¿sí?§
C: § ¿noo?// muy poquito// (RISAS)
§
P: § ya va pensando lo [que tiene que cenar]
J: [(RISAS)]
C: ¡pobre de mí!/ si sólo he comido un bocatita de tres/ bacaladitos/
con un poquitito de ajoaceite en el pan/ y– y una (( ))§
P: § pues el ajoaceite no ((te debías))§
C: § bueno/ pero es que estaba–
/ es que ella/ por ejemplo/ me [hubiera hecho=]
P: [((saca eso))]
C: = unos pimientitos o algo/ pero el bacaladito ese así↑/ a palo
seco/ sin calentar ni nada/ tampoco// si (( )) un poquito de
pistito↑§
P: § sí/ claro/ [está más sabrosito (( ))]
C: [me pone un poquito de pistito] y el caldosito
del tomate/ pero es que había nada más que→/ todo
era a base de carnes y cosas// no me podía poner nada/ °(¡ay/
mi primita!)°/// me he alegrao mucho de verte§

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P: § ¡aay!§
C: § ya te dije
que vendría a verte/// tu tía Lolín la he llamao dos veces/ la cara
de sisó101 esa y no– [no]
J: [me] llamó ayer/ ((porque le duelen los
pies))§
C: § ¡anda que le ((duelan los pies))!// y el– y el tío Luisito
también te ha dao la paliza a ti§

Ejemplo 226
C: § pero está CONDIMENTADA↑/ como no l– como en tu casa si
la quieres hacer/ no sé si le pones tanto/ mira si le pone la
chica esta§
P: § sí sí sí sí§
C: § ¿eh? mi tía Lolín↑ cuando la vio↑/ me
dijo/ [NENA (( ))]
P: [y además y/ el ma]rihco va carísimo
C: pues mira si tiene/ tiene cigalas/ dos o tres// lo menos/ o cuatro
cigalas/ y tiene gambas/ y tiene clóchinas/100 y tiene→/ y
tiene cangrejos→/ y tiene TROCITOS de todo↑§
P: § sí sí§
C: § ¡bueno!/
que te comes un plato condimentao/ claro/ entonces no necesitas ponerte→/ aún quedan
sardinitas/// ¡AY QUÉ ILUSIÓN ME HACE
COMER!/ (RISAS)/// ¡qué idiota soy! y quiero adelgazar
P: noo/ a ese paso no adelgazarás/ ¿eeh?
C: síi↓ he perdido un poquito↑§
P: § ¿sí?§
C: § ¿noo?// muy poquito// (RISAS)
§
P: § ya va pensando lo [que tiene que cenar]
J: [(RISAS)]
C: ¡pobre de mí!/ si sólo he comido un bocatita de tres/ bacaladitos/
con un poquitito de ajoaceite en el pan/ y– y una (( ))§
P: § pues el ajoaceite no ((te debías))§
C: § bueno/ pero es que estaba–
/ es que ella/ por ejemplo/ me [hubiera hecho=]
P: [((saca eso))]
C: = unos pimientitos o algo/ pero el bacaladito ese así↑/ a palo
seco/ sin calentar ni nada/ tampoco// si (( )) un poquito de
pistito↑§
P: § sí/ claro/ [está más sabrosito (( ))]
C: [me pone un poquito de pistito] y el caldosito
del tomate/ pero es que había nada más que→/ todo
era a base de carnes y cosas// no me podía poner nada/ °(¡ay/
mi primita!)°/// me he alegrao mucho de verte§
P: § ¡aay!§
C: § ya te dije
que vendría a verte/// tu tía Lolín la he llamao dos veces/ la cara
de sisó101 esa y no– [no]
J: [me] llamó ayer/ ((porque le duelen los
pies))§
C: § ¡anda que le ((duelan los pies))!// y el– y el tío Luisito
también te ha dao la paliza a ti§

Ejemplo 227
C: § pero está CONDIMENTADA↑/ como no l– como en tu casa si
la quieres hacer/ no sé si le pones tanto/ mira si le pone la
chica esta§
P: § sí sí sí sí§

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C: § ¿eh? mi tía Lolín↑ cuando la vio↑/ me
dijo/ [NENA (( ))]
P: [y además y/ el ma]rihco va carísimo
C: pues mira si tiene/ tiene cigalas/ dos o tres// lo menos/ o cuatro
cigalas/ y tiene gambas/ y tiene clóchinas/100 y tiene→/ y
tiene cangrejos→/ y tiene TROCITOS de todo↑§
P: § sí sí§
C: § ¡bueno!/
que te comes un plato condimentao/ claro/ entonces no necesitas ponerte→/ aún quedan
sardinitas/// ¡AY QUÉ ILUSIÓN ME HACE
COMER!/ (RISAS)/// ¡qué idiota soy! y quiero adelgazar
P: noo/ a ese paso no adelgazarás/ ¿eeh?
C: síi↓ he perdido un poquito↑§
P: § ¿sí?§
C: § ¿noo?// muy poquito// (RISAS)
§
P: § ya va pensando lo [que tiene que cenar]
J: [(RISAS)]
C: ¡pobre de mí!/ si sólo he comido un bocatita de tres/ bacaladitos/
con un poquitito de ajoaceite en el pan/ y– y una (( ))§
P: § pues el ajoaceite no ((te debías))§
C: § bueno/ pero es que estaba–
/ es que ella/ por ejemplo/ me [hubiera hecho=]
P: [((saca eso))]
C: = unos pimientitos o algo/ pero el bacaladito ese así↑/ a palo
seco/ sin calentar ni nada/ tampoco// si (( )) un poquito de
pistito↑§
P: § sí/ claro/ [está más sabrosito (( ))]
C: [me pone un poquito de pistito] y el caldosito
del tomate/ pero es que había nada más que→/ todo
era a base de carnes y cosas// no me podía poner nada/ °(¡ay/
mi primita!)°/// me he alegrao mucho de verte§
P: § ¡aay!§
C: § ya te dije
que vendría a verte/// tu tía Lolín la he llamao dos veces/ la cara
de sisó101 esa y no– [no]
J: [me] llamó ayer/ ((porque le duelen los
pies))§
C: § ¡anda que le ((duelan los pies))!// y el– y el tío Luisito
también te ha dao la paliza a ti§

Ejemplo 228
C: § pero está CONDIMENTADA↑/ como no l– como en tu casa si
la quieres hacer/ no sé si le pones tanto/ mira si le pone la
chica esta§
P: § sí sí sí sí§
C: § ¿eh? mi tía Lolín↑ cuando la vio↑/ me
dijo/ [NENA (( ))]
P: [y además y/ el ma]rihco va carísimo
C: pues mira si tiene/ tiene cigalas/ dos o tres// lo menos/ o cuatro
cigalas/ y tiene gambas/ y tiene clóchinas/100 y tiene→/ y
tiene cangrejos→/ y tiene TROCITOS de todo↑§
P: § sí sí§
C: § ¡bueno!/
que te comes un plato condimentao/ claro/ entonces no necesitas ponerte→/ aún quedan
sardinitas/// ¡AY QUÉ ILUSIÓN ME HACE
COMER!/ (RISAS)/// ¡qué idiota soy! y quiero adelgazar
P: noo/ a ese paso no adelgazarás/ ¿eeh?
C: síi↓ he perdido un poquito↑§
P: § ¿sí?§

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C: § ¿noo?// muy poquito// (RISAS)
§
P: § ya va pensando lo [que tiene que cenar]
J: [(RISAS)]
C: ¡pobre de mí!/ si sólo he comido un bocatita de tres/ bacaladitos/
con un poquitito de ajoaceite en el pan/ y– y una (( ))§
P: § pues el ajoaceite no ((te debías))§
C: § bueno/ pero es que estaba–
/ es que ella/ por ejemplo/ me [hubiera hecho=]
P: [((saca eso))]
C: = unos pimientitos o algo/ pero el bacaladito ese así↑/ a palo
seco/ sin calentar ni nada/ tampoco// si (( )) un poquito de
pistito↑§
P: § sí/ claro/ [está más sabrosito (( ))]
C: [me pone un poquito de pistito] y el caldosito
del tomate/ pero es que había nada más que→/ todo
era a base de carnes y cosas// no me podía poner nada/ °(¡ay/
mi primita!)°/// me he alegrao mucho de verte§
P: § ¡aay!§
C: § ya te dije
que vendría a verte/// tu tía Lolín la he llamao dos veces/ la cara
de sisó101 esa y no– [no]
J: [me] llamó ayer/ ((porque le duelen los
pies))§
C: § ¡anda que le ((duelan los pies))!// y el– y el tío Luisito
también te ha dao la paliza a ti§

Ejemplo 229
C: [y– y menuda grabación] que tienes aquí/ la nuestra vale
mucho más§
P: § (RISAS)§
J: § como me he ido al principio↑
C: ((la estupidez que hemos dicho)) [(RISAS)]
P: [(RISAS)]// °(oye/ que hemos
dicho de todo)°§
C: § noo/ de todo ha habido/ [hemos dicho=]
P: [la verdad]
C: = la verdad/ pero además bien/ con ganas// ¿¡no me digas que
no habrá salido clarito!?103
C: van a decir/ ¡jolín!/ ¡qué idioma más bueno tienen!/ ¿de dónde son
estas?/ tú no digas que somos nosotras

Ejemplo 230
C: [y– y menuda grabación] que tienes aquí/ la nuestra vale
mucho más§
P: § (RISAS)§
J: § como me he ido al principio↑
C: ((la estupidez que hemos dicho)) [(RISAS)]
P: [(RISAS)]// °(oye/ que hemos
dicho de todo)°§
C: § noo/ de todo ha habido/ [hemos dicho=]
P: [la verdad]
C: = la verdad/ pero además bien/ con ganas// ¿¡no me digas que
no habrá salido clarito!?103
C: van a decir/ ¡jolín!/ ¡qué idioma más bueno tienen!/ ¿de dónde son
estas?/ tú no digas que somos nosotras

Ejemplo 231
P: § ((¡ah hija!))§
C: § ¡qué caramba!

579
/ oye
P: (RISAS)
C: recuerdos a todos tus hijos y nietos/ besitos§
P: § muy bien/ gracias
§
C: § vale§
P: § hasta luego§

580
581
Ejemplo 232
C: oye ¿los numeritos del viaje?
A: el cero cero tres ((salió))
C: ¿QUE cuál tenemos?// es que yo no los veo§
A: § el– doscientos– yo↑
el doscientos setenta y cinco/ [setenta y seis y setenta y siete]
B: [¡ay sí! nosotros teníamos eel]
A: (RISAS)/ le ha salido a la mujer del presidente1
C: ¡aayy! enchufe enchufe enchufe enchufe§

Ejemplo 233
A: = digo ¿¡no te he dicho que no!?// y llegamos allí y el hombre empezó
a mirarlo→/ y dicee// ((mujer yo–)) yo digo ¿la correa ESTA↑
digo se puede poner a esta? pensando de que [(( ))=]
C: [claro]
A: = y dice noo dice no tiene el mismo paso// y aquel es más pequeñito
qu’este/ dice no dice tiene que ser pa’l mismo paso↓ qu’este/ y diCEE
¿QUE qué es lo que le pasa? y digo es que mire↓ me s’ha caído la
saeta↑// digoo y no parece que se OIGA//

Ejemplo 234
D: ese reloj vale [medio kilo]
C: [si es ((Sara))] ((Sara)) ¿sabes quién es? lleva uno
pequeñín↓ que es ((de su tatarabuelo)) y tal↑§
A: § no este– est–
esto es↑
C: [no no no (( ))]
A: [pero al lao d’este↑] yo lo miraba↑ y al lao d’este este es que hace
DOS§
B: § sí sí sí sí
A: ese redondelito→§
C: § pero son [muy pequeñiNES]
B:

Ejemplo 235
D: ese reloj vale [medio kilo]
C: [si es ((Sara))] ((Sara)) ¿sabes quién es? lleva uno
pequeñín↓ que es ((de su tatarabuelo)) y tal↑§
A: § no este– est–
esto es↑
C: [no no no (( ))]
A: [pero al lao d’este↑] yo lo miraba↑ y al lao d’este este es que hace
DOS§
B: § sí sí sí sí
A: ese redondelito→§
C: § pero son [muy pequeñiNES]
B:

Ejemplo 236
D: ese reloj vale [medio kilo]
C: [si es ((Sara))] ((Sara)) ¿sabes quién es? lleva uno
pequeñín↓ que es ((de su tatarabuelo)) y tal↑§
A: § no este– est–
esto es↑
C: [no no no (( ))]
A: [pero al lao d’este↑] yo lo miraba↑ y al lao d’este este es que hace
DOS§
B: § sí sí sí sí

582
A: ese redondelito→§
C: § pero son [muy pequeñiNES]
B:

Ejemplo 237
B: § pues Pepita↓ si
él te daba doscientas es porque el reloj vale medio kilo↑ seguro
¿eh?/ seguro§
D: § casi valdrá medio kilo
B: medio millón [de pesetas↑ seguro]
A: [yo ya no quise→] la– la correa y to(do) se ve
¿sabes?
B: y si noo↑ Pepita↑ cuando lo tengas arreglao↑ llévaloo§
A: § está ya
arreglao↓ está en mi casa ya§

Ejemplo 238
B: § pues Pepita↓ si
él te daba doscientas es porque el reloj vale medio kilo↑ seguro
¿eh?/ seguro§
D: § casi valdrá medio kilo
B: medio millón [de pesetas↑ seguro]
A: [yo ya no quise→] la– la correa y to(do) se ve
¿sabes?
B: y si noo↑ Pepita↑ cuando lo tengas arreglao↑ llévaloo§
A: § está ya
arreglao↓ está en mi casa ya§

Ejemplo 239
[porque es quee] estamos un poco apuraos↑ pero en fin↓
ee yo es que– por lo menos↑ usted tasémelo a ver quee (( ))§
A: § por saber
lo quee me daría§
D: § por saber lo que me daría/ y ya está
B: y verás como te dan§
D: § y arregladito ya y todo↑
B: por ese reloj te iban a dar un mogollón de pelas

Ejemplo 240
A: empezó con cachondeo en el dichoso reloj↑
?: ¡ay! sí sí sí sí
A: que si me lo había encontrao en la basura↑ ((que tal))
B: y su cuñao se lo compraba por mil pesetas ¿sabes?
C: metiéndose con ella
A: (( )) yo digo pues esto↑ ha debido ser→/ un robo/ no puede ser otra cosa
B: la verdad es quee§
D: § o que se le había perdido↓ a la chica
A: pero si estaba en el poyete de ahí§
B: § estaba [en el patio]
A: [me lo encontré] en
la esquina§
B: § se lo encontró
A: ¿aquí– al volver la esquina↑ no hay un poyete↑ en una ventana/
de mármol? pues ahí estaba§

Ejemplo 241
A: empezó con cachondeo en el dichoso reloj↑
?: ¡ay! sí sí sí sí

583
A: que si me lo había encontrao en la basura↑ ((que tal))
B: y su cuñao se lo compraba por mil pesetas ¿sabes?
C: metiéndose con ella
A: (( )) yo digo pues esto↑ ha debido ser→/ un robo/ no puede ser otra cosa
B: la verdad es quee§
D: § o que se le había perdido↓ a la chica
A: pero si estaba en el poyete de ahí§
B: § estaba [en el patio]
A: [me lo encontré] en
la esquina§
B: § se lo encontró
A: ¿aquí– al volver la esquina↑ no hay un poyete↑ en una ventana/
de mármol? pues ahí estaba§

Ejemplo 242
A: a las nueve la mañana ya se iba↓ por si perdía el autobús
E: [(RISAS)]
B: [¡madre mía!]
A: bueno↓ voy a seguir yo
B: [vale ↓ Pepita]
E: [vaale]

584
Ejemplo 243
A: = yo me río d’eso digo–/ yo me espero a ver si me salen↓ claro↓

585
[como to’l mundo=]
C: [hombre/ normal/ claro]
A: = digo los míos// [el seis]
B:1 [¿te lo envuelvo un poquito?]
D: [bien]2

Ejemplo 244
B: § y después que digan que no quieren jugar
A: vaya/ hay veces que ha habido quien ha dicho no↓ no quiero↓ no
D: por eso digo que como siempre están↑§
C: § CLARO§
B: § igual se creen
que les estén tomando [el pelo o algo]
A: [el pelo]/ [normal]
C: [pues sí↓ pues sí]§
A: § no↓ sí/
porque quien se queda así un poquito→
C: oiga↓ que a mí me lo han tomao por teléfono el pelo

Ejemplo 245
A: § quee se habían
equivocao§
C: § sí/ a mi [marido↓ a mí me haa pasao muchas
veces// mi marido a lo mejor entra por la mañana↑/ (( )) un
hombre quee como se despierte ya no duerme→]
A: [sí se habían equivocao↓ bueno/ pero a
las seis de la mañana tú↑ el susto que te da (( ))] y siempre
piensas en algo malo§
C: § a– los chiquillos a lo mejor [es=]
A: [sí]
C: = un fin de semana que están por ahí/ te llaman a las dos de la
mañana↑§

Ejemplo 246
C: § ni– mira↓
ya cogió el teléfono y dice ni está Jesús ni su PUTA MADRE/7 y
yo→ Vicente ¡por Dios! dice NI VICENTE NI SANTO VICENTE PERO
¿¡ESTOS QUÉ S’HAN CREÍDO ESTA NOCHE!? [y=]
D: [sí sí]
C: = ya se fue a trabajar sin– sin– sin dormir
D: es que son bromitas pesadas§
A: § no↓ eso es que se equivocaron (( )) [(( ))]
B: [y mi madre–/ a mí una] de mis amigas (( )) sus hermanas↑
le llamaron dice es de la policía y dice un momentito↑ [(( )) y digo
¡ay madre mía!=]
C: [sí/ menudo
susto/ menudo susto/ menudo susto (( ))]

Ejemplo 247
D: está picao ya un poco§
C: § claro§
A: § NO↓ no si para seguir la broma
se puee(de)/ es una broma↑§
C: § claro
A: que se puee(de)/ porque además si es de chistes y todo te llaman
§
C: § y yo digo ¡ostras! cinco mil pesetas en– en na(da)/ porque
esto/ vamos// vamos/ porque es que era un señor pero muy
serio oye↓ y que– que– que [te daba hasta miedo ¿eh?]
A: [ese señor era algún] amiguete/ o

586
alguien [que o– o a lo mejor alguien]
C: [o no↓ o alguien] que noo– que tendría [una QUERELLA=]
A: [que te voy a
fastidiar]

Ejemplo 248
C: § ni– mira↓
ya cogió el teléfono y dice ni está Jesús ni su PUTA MADRE/7 y
yo→ Vicente ¡por Dios! dice NI VICENTE NI SANTO VICENTE PERO
¿¡ESTOS QUÉ S’HAN CREÍDO ESTA NOCHE!? [y=]
D: [sí sí]
C: = ya se fue a trabajar sin– sin– sin dormir
D: es que son bromitas pesadas§
A: § no↓ eso es que se equivocaron (( )) [(( ))]
B: [y mi madre–/ a mí una] de mis amigas (( )) sus hermanas↑
le llamaron dice es de la policía y dice un momentito↑ [(( )) y digo
¡ay madre mía!=]
C: [sí/ menudo
susto/ menudo susto/ menudo susto (( ))]
B: = hasta que se ve que se [puso otra persona y dice mire↓ es de aquí
de jefatura dice preguntando ¿fulano de tal? digo pues no↓ aquí
C: [sí/ sí sí// sí/ sí/ no/ sí]
B: = pero [claro↓ esos momentitos ¿eh? la policía↓ que se espere↓
que se ponga el otro↑]
C: [pero hasta que túu→sí sí/ claro/ ahí ahí]/[ahí está↓ ahí
está]
A: [aquí no es↓
te podías morir]

Ejemplo 249
C: § ni– mira↓
ya cogió el teléfono y dice ni está Jesús ni su PUTA MADRE/7 y
yo→ Vicente ¡por Dios! dice NI VICENTE NI SANTO VICENTE PERO
¿¡ESTOS QUÉ S’HAN CREÍDO ESTA NOCHE!? [y=]
D: [sí sí]
C: = ya se fue a trabajar sin– sin– sin dormir
D: es que son bromitas pesadas§
A: § no↓ eso es que se equivocaron (( )) [(( ))]
B: [y mi madre–/ a mí una] de mis amigas (( )) sus hermanas↑
le llamaron dice es de la policía y dice un momentito↑ [(( )) y digo
¡ay madre mía!=]
C: [sí/ menudo
susto/ menudo susto/ menudo susto (( ))]
B: = hasta que se ve que se [puso otra persona y dice mire↓ es de aquí
de jefatura dice preguntando ¿fulano de tal? digo pues no↓ aquí
C: [sí/ sí sí// sí/ sí/ no/ sí]
B: = pero [claro↓ esos momentitos ¿eh? la policía↓ que se espere↓
que se ponga el otro↑]
C: [pero hasta que túu→sí sí/ claro/ ahí ahí]/[ahí está↓ ahí
está]
A: [aquí no es↓
te podías morir]

Ejemplo 250
D: [sí sí sí sí]
A: = y te mandaban un telegrama
D: entonces→
A: claro que el telegrama cuando lo dan→pues oye/ a las ocho la
noche↑ a las nueve cuando sea// y era una CHORRADA/ te recordamos
que el día tal↑

587
D: sí↓ pero a esas horitas pues a ver§
A: § un telegrama↑ siempre es
malo/ lo que dice siempre es malo§

7.5.3 Corpus Espresati.


251. “El contrato más esperado en el mundillo de la tele.” Pese a la confidencialidad pactada entre
Pepe Navarro y TVE, interviú ha tenido acceso al texto del acuerdo para la emisión de ‘Ruffus &
Navarro’, la apuesta nocturna de la cadena pública.
Es uno de los más importantes pactos que ha firmado TVE esta temporada. De una parte, la cadena
de televisión pública; de otra, José Navarro Prieto, más conocido como Pepe Navarro. Valor:
5.200.062,90 euros sin contar el IVA. Concepto: Ruffus & Navarro, la apuesta nocturna de TVE para
competir esta temporada contra Andreu Buenafuente y Eva Hache.
El 2 de noviembre, tras varios meses de negociaciones, la productora Buenacostumbre –propiedad
de Pepe Navarro– y Televisión Española firmaban el contrato que les unirá esta temporada y al que ha
tenido acceso interviú. Por el acuerdo, La Primera se compromete a la producción de 39 programas de
Ruffus & Navarro. El estreno, previsto en principio para octubre pasado, se produjo el pasado martes en
La Primera. Cada programa costará 133.334 euros. El sueldo total que percibirá Navarro rondará el
millón de euros, como ya publicó esta revista.
El contrato consta de 22 páginas y 37 estipulaciones. El principal escollo para su elaboración no ha
sido el apartado económico. De hecho, la tele pública pagará 1.040.012,58 euros más IVA a la productora
de Navarro en concepto de “anticipo de producción” y “de forma inmediata a la firma de este
documento”. Es algo inusual en los contratos suscritos hasta la fecha por la televisión pública, según han
manifestado distintas fuentes de TVE.
(‘El contrato secreto de ‘Rufus’’. Interviú, pág. 44. Nº 1545, año 29. 5-11 dic. Escrito por
Gregorio Fernández)
http://www.interviu.es/reportajes/articulos/el-contrato-secreto-de-ruffus

252. “Yo soy un chico de cincos, seis, si acaso sietes en los exámenes. Muy normalito” «Fidel da
ejemplo a chicos queno aceptan la homosexualidad»

-¿Te resulta difícil meterte en la piel de un personaje como Fidel? -Al principio sí, cuando vas
creando su mundo. Me han ayudado los actores y todo el equipo. Pero ahora se hace fácil. Además yo me
lo tomo como un juego de estrategia en el que tienes que ir consiguiendo metas. Es un reto que me gusta
mucho. -¿Te consideras tan listo y tan empollón como él? -Ya quisiera yo. Yo soy un chico de cincos,
seis, si acaso siete puntos en los exámenes. Muy normalito. En los paros del rodaje me tengo que poner
las pilas, pero los cursos los voy sacando. -¿Cómo llegaste a interesarte por la interpretación? -Hay chicos
que al salir de clase hacen judo, otros van a la piscina y a mí me gustaba el teatro. Me metí en una agencia
para buscar papeles, al año siguiente en una escuela de teatro y llegué a un cásting que hizo Luis San
Narciso. Mi madre trabaja al lado de platós donde se graban muchas series de televisión y como me atraía
mucho este mundo me iba con ella y aprovechaba para escaparme a los rodajes. A mí me gusta actuar
desde muy pequeñito, es una vocación.

Rodríguez, Mercedes, (2005) «Fidel da ejemplo a chicos queno aceptan la homosexualidad»n. pág. Web.
04/12/2005
http://www.diariodeleon.es/noticias/cultura/fidel-da-ejemplo-chicos-queno-aceptan-
homosexualidad_231586.html

253. “-¿Tu viste Mujercitas?


-La película.
-No, el sábado por la noche”
[ambigüedad entre el dim ref. que se refiere a mujeres jóvenes (de un film así llamado) y el que se
refiere a mujeres livianas.] ‘Maracaná 05’ Lunes 21-11-05

254. “La gente salía del Bernabeu con la fe por su equipo completamente perdidita” (‘Maracaná
05’ Lunes 21-11-05) [el Barça ganó 3-0]. Fraseologismo perder la fe¿]

588
255. “Y con la baja de F. Rijkaard. Sí, pensar que está malito” (Radio Marca, 5-12-02,) [Imitación
del leng. infantil]

256. “Que no mister, que el banquillo no es el mejor lugar para guardar los ahorrillos” (Radio
Marca, 5-12-02, 11:40) [chiste publicitario]

257. “Inglesita afincada en Hollywood que volvió loco a Woody Allen con su cara de Ángel” (Go,
Nº 106, Dic. 2005)

258. El texto está copiado con los errores gramaticales:

[..] buenos dias. el otro dia me comentaba un jugador canterano ahora ya en la primera plantilla
que dentro del vestuario existen varios problemas como que hay muchos grupitos.que cada uno va a su
bola y que simplemente implicados en el eqipo y en hacer grupo hay como 7 u 8 jugadores.los demas van
a su bola con su grupito.es cierto? por que esta situacion huele a lo del año pasado...por cierto,tiene
bemoles que heche en falta a Richeti!!!
Ha descubierto usted a su fuente, mal hecho.Los grupitos no es el problema. Siempre lo hubo. El
problema es si esos grupitos no reman en el mismo sentido. En privado aseguran los jugadores que no
tiene nada que ver con lo del año pasado. HAbrá que creerles […]

Chat en El norte de castilla


http://videochat.elnortedecastilla.es/videochats/eloydelapisa75

259. La semanita de CR7.


Le pegan en Zagrev, la gente le grita, la frasecita de si soy guapo rico y famoso, la gente le
aplaude, ayer llega y algún cafre le insulta, bueno pues, Cristiano lleva siete días que… maldita la hora
que elegiste ese número.
La frase "me pitan por ser rico, por ser guapo y por ser buen jugador" ha traído al portugués una
semana llena de insultos y provocaciones

En Deportes 4 con Manolo Lama y Manu Carreño:


http://www.cuatro.com/deportes/futbol/real_madrid/cristiano-ronaldo/Cristiano_Ronaldo-semana-
Real_Madrid-insultos-provocaciones_2_1288380028.html

260. “Solamente es intentar convivir un poquito.” Hablando sobre el Gran Hermano (Nico Abad,
en Soy el que más sabe de televisión en el mundo. C.4. 3-12-05)

261. “Yo soy único en el lanzamiento de pelotillas” eufemismo de mocosidades (podría serlo
también de los testículos) (Soy el que más sabe de televisión en el mundo. C.4. 3-12-05) [Dim
eufemístico]

262. El 1 de enero será difícil, por eso tendremos que recurrir al uso de caramelitos [para dejar de
fumar].
(Telemadrid. 15:40. 3-12-05)

263. “Los más osados han optado por destinos exóticos. Nosotros hoy nos fijamos en un destino
mucho más normalito.” Benidorm en el puente de 9 días. (Telediario 1ª ed. 3-12-05) David Cantero

264. “A mí esto del calorcito como que me gusta” (dicho sobre ir a Benidorm en el puente de la
Inmaculada) (Telediario 1ª ed. 3-12-05) (poner en relación con fresquito, calentito, y otros adjetivos
sensoriales relativos al clima y etc.) David Cantero

265. “Ya casi no hace falte ni que te acuestes. Bueno sí, un poquito sí.” (Buenafuente, A3. 1-12-
05) Buenafuente y un colaborador.

266.Nada, que estoy ya cansado de que estéis con la camarita” Paco Marsó harto de la prensa del
corazón. (4. Concurso de Devorah hombres. 5-12-05)

589
267. “Si no se rasca el bolsillo Don Manuel y bien rascadito…” para no descender de categoría el
betis deberá comprar un delantero en enero (Radio Marca 28-11-05) [en algunos actos de habla de
peticiones el dim viene tras una `primera petición fracasada. en este caso el diminutivo intensifica la
primera orden] Los periodistas, hombres todos ellos, debaten sobre el estado de cuentas del Betis
balompié.

268. En el estruendoso "pitorreo" que ha provocado Ana Botella en Buenos Aires y en Internet,
sólo faltaba la portavoz del PSOE María Soraya Rodríguez Ramos. He aquí el vídeo que lo demuestra.
¡Vean, vean!
"Discurso" de Ana Botella - Vaya "cachondeito" que se trae Soraya Rodríguez (PSOE)

Publicado en El intermedio, (La Sexta) el 10 de sept. de 2013:


Podría añadir https://www.youtube.com/watch?v=r4GlUoCxDt8
http://www.tvplayvideos.com/7,r4GlUoCxDt8/noticias/-Discurso--de-Ana-Botella-Vaya--cachondeito--
que-se-trae-Soraya-Rodr%C3%ADguez-(Psoe)

Similar a “Que cachondeíto tenemos” (En Buenafuente, 29-11-05).

269. “Pusieron a cinco ratitas, pobres, y les metían una descarga eléctrica en la cabeza…”
(Buenafuente, 29-11-05)

270. “Joder Antonio deja ya de joderme de por la mañanita” (Cuentamé, 1-12-95) Imanol Árias
cuando se enfada suelta unos cuantos diminutivos.

272. “Ojito, ojito con lo que decís a la Ser que yo ahí tengo amigos” (El larguero. Cadena Ser. 7-
12-05) [amenaza recomendación, forma corta de Tened mucho ojo con lo que decís. Fraseologismo]

273. Los lectores entrevistan a Edu García. El Director de Marcador en Radio MARCA estuvo con
los internautas. Consulta la charla.
Pregunta enviada por orelmorales: ¿por qué te ponen las charlas tan temprano y con menos días de
descanso que a Palomar?. ¿Crees que alguien se está riendo de ti a tus espaldas?.
Jajajaja. Las charlas las solemos elegir nosotros, yo llevaba 2 años haciéndolas los lunes por
"pegarme" a la jornada del finde que es lo mio. Y me quedé en el martes porque el lunes estaba
cargadito. Y el Gran Palomar, donde le ponen, es el mejor y además el que más se adapta a todo. ¡¡A mí
me encanta que se rían de mí de espaldas y a la cara!! Bendito ejercicio.

Edu García en Radio Marca, 1 de marzo de 2011 | 11:30


http://www.marca.com/charlas/edugarcia/01032011.html

274. Pobrecilla, ¿no? (le dice al adúltero a su concubina cuando su mujer les descubre) (Película:
Mensaka)

275. “Deja de pensar en nosotras, ya somos mayorcitas (a su madre)” (Película: Mensaka)

276. “-¿A Bea le gustan los churros?


-Sí, ¿por qué?
-Pues porque me voy a comprar unos churritos pa desayunar”
(Película: Mensaka)

277. “-¿Y la moto?


-Estupendamente, guardadita y en casita.”
(Película: Mensaka)

278. “-¿Y la moto?


-Estupendamente, guardadita y en casita.”
(Película: Mensaka)

279. “Estaba humanamente podrido, políticamente podrido, y solo le faltaba el


empujoncito.(Boadella sobre Franco, para que muera)” (TVE1, 7-12-05. 23:40)

590
280. “¿Hay algo en mi oficina que pueda hacerles olvidar un par de multitas sin importancia? (50
multas de aparcamiento por los que van a detenerle)” (Superdetective en Hollywood) [Atenuación de una
petición]

281. “Al principio tendremos que tragar y hacer baladitas para las niñas pijas, pero luego ya
podremos cambiar” (Película: Mensaka)

282. El Barça no sólo gana cuando juega bien, sino que gana cuando no juega, o cuando juega al
ralentí. Anoche no tenía su mejor momento; los jugadores estaban entumecidos acaso por la facilidad con
la que ahora vencen, y se metieron en la espesura gris, que es el color de la ausencia de Xavi. Pero, de
pronto, Messi, Etoo y Deco decidieron decir que el equipo no se había olvidado de su maquinaria de
ganar, entró la eficacia de Giuly, que no es habitual, y el descorchador azulgrana empezó a abrir la botella
de sus mejores jugadas. Hubo algunos momentos espectaculares, la mayor parte de ellos servidos por
Messi, un chico de diecinueve años que está llamado a generar una nueva época del fútbol. Tiene una
especie de motorcito que se le activa en cuanto tiene la pelota en los pies; su técnica es sublime, no sólo
eficaz, y convence a los propios y a los extraños. Cuando fue despedido del campo halló una inesperada
ovación. Se la merecía.
IInesperada ovación, excepto si se produce en Cádiz. El público gaditano es un espectáculo en sí
mismo. Aplaude, canta y anima a un equipo que está compuesto por jugadores bien educados. Así es
fácil, incluso, el orden público. Saltaron al campo dos aficionados, que se fueron de la cancha empujados
levemente por agentes de seguridad que iban muertos de la risa.

Cruz, Juan. Yo digo, n. pág. Web. 18 de diciembre de 2005 00:00


http://opinion.as.com/opinion/2005/12/18/portada/1134935758_850215.html
También en (Diario As 18-12-05. P.14)

283. “Uno de los jugadores, P. García, que ahora no cuenta para el entrenador, lo tiene clarito.”
(A3 Telenoticias 21:30, 17-12-05) J:J: Santos

284. Siempre se dice que la política es un poco el arte de engañar, como lo es el oficio del teatro.
Con la pequeña diferencia de que lo que vemos sobre las tablas sabemos que es mentira y lo que cuentan
desde hemiciclos, agrupaciones regionales y sedes nacionales quieren colárnoslo por verdadero. En el
fondo es también una farsa, una bonita representación teatral. En estas están todos (casi todos) los
políticos, pero los socialistas de Madrid llevan años haciendo de títere del Retiro. Bonita presencia,
estupendas palabras e ingeniosas tramas, pero con manos ocultas que manejan los monigotes al antojo de
lo que el público quiere ver. Lo que pasa es que el respetable, niños y mayores, están ya cansado de
siempre lo mismo, de tanta pantomima, de tanta gracieta sin sentido. Señores del PSOE madrileño,
quítense la careta, déjense de teatrillos y de luchas intestinas y pónganse de verdad a trabajar por los
madrileños.

Jiménez, Jaime. La farsa del PSOE, n. pág. Web. 16 de febrero de 2015-07-14


http://blogs.20minutos.es/todo-es-coyuntura/category/psoe/

Similar a “Ya hay gente que comienza a estar harta de tanta gracieta y comienza a pedir
resultados” (al PSOE. Mariano Rajoy sobre el acuerdo de Bruselas de los fondos de cohesión. Telediarios
españoles, 17-12-05).

285. “Angelina Jolie le ha dicho a Brad Pitt que no piensa renunciar a su amorcito” (se refiere a
una amante con la que se encuentra esporádicamente desde hace más de 11 años) (Aquí hay tomate: T5.
12-12-05) Carmen Alcayde

286. “Pero vaya añito que llevamos de lesiones” futbolísticas (J.J. Santos 7-12-05) [enfadado]

287. “El papel de [...] colegiala colgada a las drogas [...]. Le sirvió además para quitarse la imagen
de vecinita formal e inocente [...]
¿Qué esperaba con esa carita de querubín de enormes ojos azules y pelo rizado? [...] ahora que le
ha cogido gusto a los personajes un pelín canallas” (Revista de ocio de fin de semana del Mundo 9-
15/12/05. Art. De Juan Pando)

591
http://cosecharoja.org/ciudad-santa-de-guillermo-orsi-con-premio-y-pelicula/
Guillermo Orsi

Deberían haberlo matado en los baños del Mercado Central donde lo encontra-ron, pero los dos
gorilas que salieron a cazarlo prefirieron que nadie los reconociera; son matones asalariados del concejal
Viruela, alias Alberto Cozumel Banegas, pero quién lo conoce por su nombre. Para todos es Viruela,
heredero de uno de los tantos imperios del conurbano, zar absoluto en sus veinte cua-dras a la redonda del
partido de Matanza.
La idea de pasarlo a Viruela no fue de él, se consuela pensando Matías Zamorano. Fue de Ana:
veintidós años recién cumplidos, carita de querubín flotando en una nube y agallas suficientes para
regentear ella sola el garito y los prostíbulos de Zamorano, tributario a su vez del concejal Viruela, y éste,
del gobernador de la provincia. Todo iba bien pero las mujeres, si son jóvenes y hermosas, son
ambiciosas, y si son ambiciosas no se conforman con nada; creen ser el centro del universo, soles
absolutos de un sistema planetario que tuvo su big bang cuando ellas nacieron, nunca antes.

288. “El papel de [...] colegiala colgada a las drogas [...]. Le sirvió además para quitarse la imagen
de vecinita formal e inocente [...]
¿Qué esperaba con esa carita de querubín de enormes ojos azules y pelo rizado? [...] ahora que le
ha cogido gusto a los personajes un pelín canallas” (Revista de ocio de fin de semana del Mundo 9-
15/12/05. Art. De Juan Pando)

289. “El papel de [...] colegiala colgada a las drogas [...]. Le sirvió además para quitarse la imagen
de vecinita formal e inocente [...]
¿Qué esperaba con esa carita de querubín de enormes ojos azules y pelo rizado? [...] ahora que le
ha cogido gusto a los personajes un pelín canallas” (Revista de ocio de fin de semana del Mundo 9-
15/12/05. Art. De Juan Pando)

290, 291, 293, 294, 295. “También mantiene el tipo del Pamesa Valencia.
-Por tres puntitos solamente [gana sobre el otro equipo]
-Y el Valencia que cobra dos puntitos mas[en un partido de baloncesto]
-Cinco puntitos arriba para el Valencia al final del cuarto.
-Once puntitos.
-Tiros de Thomson para arruinar un poquito más las riendas.
-Diez puntitos.” (Narración de un partido de baloncesto en Radio Marca 13.00h, 10-12-05)

296. “También mantiene el tipo del Pamesa Valencia.


-Por tres puntitos solamente [gana sobre el otro equipo]
-Y el Valencia que cobra dos puntitos mas[en un partido de baloncesto]
-Cinco puntitos arriba para el Valencia al final del cuarto.
-Once puntitos.
-Tiros de Thomson para arruinar un poquito más las riendas.
-Diez puntitos.” (Narración de un partido de baloncesto en Radio Marca 13.00h, 10-12-05)

297. “En unos minutitos arrancará el basquet de nuevo.” (Narración de un partido de baloncesto
en Radio Marca 13.00h, 10-12-05)

298. “Te he traído una cosita, se llama compact disc” (un chico le regala un cd a su novia en el
momento en que esta tecnología es novedosa. El diminutivo sirve para presentarla como una sorpresa)
(‘Cincuenta primeras citas’ film A. Sandler y D. Barrymore)

299. [Me he acostado con tías muy guapas] “-¿Tías tan buenas como esa?
-Más buenas y más jovencitas.” (‘Cincuenta primeras citas’ film A. Sandler y D. Barrymore)

300. “Sé que estás coladito por ella” (film ‘Cincuenta primeras citas’ A. Sandler y D. Barrymore)

301. [Tu novia es feísima, da asco] “que no es tan fea eh, que si tu la ves ahí desnudita,
haciendome así con los morritos...” (Aida, T5. 10-12-95)

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302. [Tu novia es feísima, da asco] “que no es tan fea eh, que si tu la ves ahí desnudita,
haciendome así con los morritos...” (Aida, T5. 10-12-95)

303. “Como pienses que voy a hacer ‘X’ lo llevas clar-in-ete” (El club de la comedia, A3. Santi
Millán 01.30h, 11-12-05) [chiste que juega con la ambigüedad entre el instrumento y la suma de sufijos.]

304 “Me imagino que en el entrenamiento [la noticia] el sorteo [del Madrid en Champions Leage]
ha sido la comidilla.” (Radio Marca 18.42h, viernes 16-12-05)

305. “Que novio más bajito.” [dicho con tono bajo y despreciativo] (Radio Marca 18.54, 16-13-
05)

306 “-Un abracito, un abrazo” (un periodista se despide) (Onda Cero, 05.54, 19-12-05)

307. “Ponte bueno eh, un besito eh” (Radio Marca, 18-12-05)

308. “Estabas tu ahí atentilla. Claro, para criticar.” (le dice Deborah hombres a una concursante en
su programa del canal CUATRO en la sobremesa del 19-12-05)

309. “A los camellos los tienes que tener siempre contentitos” [dice un personaje cómico que
representa a la juventud ‘pastillera’ que ha llegado al estudio montado en un camello al programa de
Buenafuente en A3, cuando el camello hace un gesto extraño violento y peligroso. Se juega con la
ambigüedad.] Neng de castefa.

310.No cometas pecados orales. El tono con que hables [a tu jefe] es importante. Nada de
vocecitas, nada de hablar al cuello de tu camisa.” “Una vocecita debil denota inferioridad.” (Primera
Línea. Nº 183. Julio 2000, pág. 70) [voz baja o con tonalidades extrañas extraña, o cuyo resultado parece
cobarde o abúlico...]
Autora: una mujer.

311.No cometas pecados orales. El tono con que hables [a tu jefe] es importante. Nada de
vocecitas, nada de hablar al cuello de tu camisa.” “Una vocecita debil denota inferioridad.” (Primera
Línea. Nº 183. Julio 2000, pág. 70) [voz baja o con tonalidades extrañas extraña, o cuyo resultado parece
cobarde o abúlico...]

312. “Ojito. Mira directamente a los ojos. La mirada directa es símbolo de integridad y seguridad
en uno mismo.” (Primera Línea. Nº 183. Julio 2000, pág. 71) [¿intensificador de ojo, o atenuador de una
orden?]

313. “[...] mucho cuidadito al poner mala cara si toca hacer una fotocopia porque la secretaria
estaba ocupada.” (Primera Línea. Nº 183. Julio 2000, pág. 71)

315. “Roberto Carlos, jugador del Madrid, le mandó un recadito a Eto’o: ‘en dos semanas
atraparemos al Barcelona y seremos líderes’.” (un recadito es un mensaje (mensajito) punzante,
sarcástico, crítico y posiblemente realizado como quien no quiere la cosa: a) como si no fuera con el
receptor, b) como si no fuera tan hiriente.)

316. “[...] nos contarán que el gordo está muy repartido entre los habitantes de barriadas humildesy
comunidades de proletarios, que gracias a ello desparecerán [sic. ‘desaparecerán’] esas deudas que les
acorralaban, que se comprarán un pisito, que podrán pagarle estudios superiores a sus hijos, etcétera.”
(Todos felices menos la mendiga (una mendiga abrasada con gasolina en un acto vandálico), Carlos
Boyero, El Mundo. P.63. 23-12-05) (es cierto que pisito remite a un piso pequeño, pero también humilde,
suficiente que se refiere a los parámetros mínimos de la necesidad y la felicidad y al mismo tiempo
irónicamente refleja una crítica de la sociedad y del estatus de la pareja independiente: es en realidad algo
de difícil acceso y al tiempo algo insuficiente desde el punto de vista del emisor en su situación concreta)

317. “González, que pardillo eres.” (diario As, 28-12-05. P.40)

593
318.- “CRIATURITAS
Oriol Plana y Ricard Pinilla son esos dos (supuestos) monstruos de dieciocho años que
(supuestamente) abrasaron viva a una indigente acompañados por un menor de dieciséis años [...]
Permítanme que espolvoree este texto con el cansino latiguillo de lo supuesto, [...] grandes letras de
peligro, tóxico e inflamable. Criaturitas: tal vez no lo su pieron leer en su analfabetismo funcional de
estudiantes pésimos.[...]
Tienen que meter sus pequeñas vidas en las pequeñas pantallas de los teléfonos, para parecerse a
sus héroes, a sus colegas, a esa basurilla del Gran Hermano.” (Rosa Montero, El País, 23-12-05, P.48)

319.- “CRIATURITAS
Oriol Plana y Ricard Pinilla son esos dos (supuestos) monstruos de dieciocho años que
(supuestamente) abrasaron viva a una indigente acompañados por un menor de dieciséis años [...]
Permítanme que espolvoree este texto con el cansino latiguillo de lo supuesto, [...] grandes letras de
peligro, tóxico e inflamable. Criaturitas: tal vez no lo su pieron leer en su analfabetismo funcional de
estudiantes pésimos.[...]
Tienen que meter sus pequeñas vidas en las pequeñas pantallas de los teléfonos, para parecerse a
sus héroes, a sus colegas, a esa basurilla del Gran Hermano.” (Rosa Montero, El País, 23-12-05, P.48)

320.- “CRIATURITAS
Oriol Plana y Ricard Pinilla son esos dos (supuestos) monstruos de dieciocho años que
(supuestamente) abrasaron viva a una indigente acompañados por un menor de dieciséis años [...]
Permítanme que espolvoree este texto con el cansino latiguillo de lo supuesto, [...] grandes letras de
peligro, tóxico e inflamable. Criaturitas: tal vez no lo su pieron leer en su analfabetismo funcional de
estudiantes pésimos.[...]
Tienen que meter sus pequeñas vidas en las pequeñas pantallas de los teléfonos, para parecerse a
sus héroes, a sus colegas, a esa basurilla del Gran Hermano.” (Rosa Montero, El País, 23-12-05, P.48)

321.- “CRIATURITAS
Oriol Plana y Ricard Pinilla son esos dos (supuestos) monstruos de dieciocho años que
(supuestamente) abrasaron viva a una indigente acompañados por un menor de dieciséis años [...]
Permítanme que espolvoree este texto con el cansino latiguillo de lo supuesto, [...] grandes letras de
peligro, tóxico e inflamable. Criaturitas: tal vez no lo su pieron leer en su analfabetismo funcional de
estudiantes pésimos.[...]
Tienen que meter sus pequeñas vidas en las pequeñas pantallas de los teléfonos, para parecerse a
sus héroes, a sus colegas, a esa basurilla del Gran Hermano.” (Rosa Montero, El País, 23-12-05, P.48)

322.- “NO MÁS MENSAJITOS, PORFA [título del artículo]


Me he pasado la vida oyendo decir (maldito lugar común) que lo importante es el detalle: una flor
del jardín, una vela de olor, una crema de manos baratita, y por ahí. Hablando de cremas baratitas, [...]
[El conde Lequio] Luego se metió en uno de esos comercios donde las cajeras te preguntan : ¿tiene
usted tarjeta Body Bell? ¿tiene usted tarjeta Sabeco? Si la tienes, te hacen un poquito de descuento y
sales tan contenta.[...]
El día de Nochebuena conecté el móvil y entraron en cascada montones de mensajitos de
felicitación. Ustedes también los habrán recibido. Son mensajes aparentemente personalizados, escritos
en clave estratégica para que no se note el camelo.” (Carmen Rigalt, El Mundo, 27-12-05, P. 2)

323.- “NO MÁS MENSAJITOS, PORFA [título del artículo]


Me he pasado la vida oyendo decir (maldito lugar común) que lo importante es el detalle: una flor
del jardín, una vela de olor, una crema de manos baratita, y por ahí. Hablando de cremas baratitas, [...]
[El conde Lequio] Luego se metió en uno de esos comercios donde las cajeras te preguntan : ¿tiene
usted tarjeta Body Bell? ¿tiene usted tarjeta Sabeco? Si la tienes, te hacen un poquito de descuento y sales
tan contenta.[...]
El día de Nochebuena conecté el móvil y entraron en cascada montones de mensajitos de
felicitación. Ustedes también los habrán recibido. Son mensajes aparentemente personalizados, escritos
en clave estratégica para que no se note el camelo.” (Carmen Rigalt, El Mundo, 27-12-05, P. 2)

324.- “NO MÁS MENSAJITOS, PORFA [título del artículo]


Me he pasado la vida oyendo decir (maldito lugar común) que lo importante es el detalle: una flor
del jardín, una vela de olor, una crema de manos baratita, y por ahí. Hablando de cremas baratitas, [...]

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[El conde Lequio] Luego se metió en uno de esos comercios donde las cajeras te preguntan : ¿tiene
usted tarjeta Body Bell? ¿tiene usted tarjeta Sabeco? Si la tienes, te hacen un poquito de descuento y sales
tan contenta.[...]
El día de Nochebuena conecté el móvil y entraron en cascada montones de mensajitos de
felicitación. Ustedes también los habrán recibido. Son mensajes aparentemente personalizados, escritos
en clave estratégica para que no se note el camelo.” (Carmen Rigalt, El Mundo, 27-12-05, P. 2)

325. “Se van a quedar con unas navidades calentitas” [que pasaran con problemas y pesadumbre
pues han caido derrotados también en el último partido disputado]
(El tirachinas, 22-12-05, Cadena Cope) Jose Antonio Abellán

326. “El Real Madrid se va a ir de vacaciones calentito [tras perder en casa contra el
Santander]”del programa de humor: No son horas, 22-12-05, 05:47h.
José Luis Salas

327. “Alguna cosita más Paco [que decir sobre el deporte]”(No son horas, 22-12-05, 05:47h) José
Luis Salas

328.- “-Buenos días.


-Muy buenos días churritos y churritas” (No son horas, 22-12-05, 05:47h) (En vez de señores y
señoras). El monaguillo.

329.-“[Caerán] algunas agüillas en [tal parte del país y habrá] algunas heladitas en el interior” (No
son horas, 22-12-05, 05:52h) El monaguillo.

330.-“[Caerán] algunas agüillas en [tal parte del país y habrá] algunas heladitas en el interior” (No
son horas, 22-12-05, 05:52h) El monaguillo.

331.-“La rana cansina cantando a la Navidad [crítica a una canción infantil de Navidad]” (No son
horas, 22-12-05, 05:53h)
El monaguillo

332.-“Un poquito de Charli [un cantante que provoca la risa de lo malo que es, en esta ocasión
canta a una paloma] y seguimos con lo demás. (No son horas, 22-12-05, 05:47h) El monaguillo.

333.-“Besitos de merche, la enfermera” (despedida de una oyente) (No son horas, 22-12-05,
05:56h) Merche.

334. “Un abracito a todos, a mi ladito estuvo J. L. Salas” (despedida del programa) (No son horas,
22-12-05, 05:56h) El monaguillo.

335. “Un abracito a todos, a mi ladito estuvo J. L. Salas” (despedida del programa) (No son horas,
22-12-05, 05:56h)

336.- “El chofer del Zaragoza ha aprovechado para darle un lavadillo a su autobús mientras los
jugadores se estrenaban” (Telediario Mediodía A3, 11-01-06) J.J. Santos

337- “Cuántas pastillas [has tomado] y cómo te ha sentado el resaquín[de la cena de Navidad]”
(con cambio de género resaca) (Noche H. C4.15-01-06)

338.-“-¿Cuál es el sitio más extraño donde has hecho el amor?


-Mira el tío como levanta la cejilla[sorprendido por la pregunta]” (Noche H. C4.15-01-06)

339.-“[resultados de la quiniela] 2 acertantes de 15 que reciben [600.000] euros;


2 acertantes de 14 que reciben [70.000] euros;
[x] acertantes de 13 que reciben [600] euros;
[x] acertantes de 12 que reciben [64] euros y
[x] acertantes de 11 que cobrarían 12 euritos.” (dicho por J. A. Avellán, El tirachinas Cadena
Cope, 16-01-06, 01:10h)

595
340. “Cliente:-¿Qué tal va todo?
Camarero del hotel Mindoro de Castellón (de 55 años oriundo de Cuenca, lleva 40 años en
Castellón): Pues aquí estamos, luchandillo.” (diciembre 2005, gerundio, atenuación de una queja)

341. “-¿Tú de qué musiquita eres?


-A mí me gusta mucho la música tradicional española.” (R. Marca. 17-1-06, 11:26)
Hombre

342. “No tiene físico para jugar en el R. Madrid. Le falta bajar unos kilitos.” (R. Marca. 17-1-06,
11:31)

343. “Serra Ferrer tal vez reserve a Joaquín que sigue tocadillo.”[que aún tiene ciertas molestias
de la última lesión] (17-01-06, A3 Noticias, 21:00h)

344.- “Para ya el tema, que con 72h con el temita son bastantes [el tema del escupitazo que Eto’o
ha lanzado a otro jugador]” (R. Marca. 18-01-06, 18:22)

345. “Un recadito de tu padre: ‘que comas mucho y [...].


-Ya sabes que soy un poco asquerosillo para comer.’” [E. Amavisca, jugador de fútbol, que se
encuentra escalando la cima del Aconcagüa habla a través de la radio con su mujer, el tono es muy
afectivo] (R. Marca. 18-01-06, 11:31)

346. “Un recadito de tu padre: ‘que comas mucho y [...].


-Ya sabes que soy un poco asquerosillo para comer.’” [E. Amavisca, jugador de fútbol, que se
encuentra escalando la cima del Aconcagüa habla a través de la radio con su mujer, el tono es muy
afectivo] (R. Marca. 18-01-06, 11:31)

347. “Para dejar solito arriba [como único delantero en punta del equipo] a la Hormiga Atómica,
Emerson de Sousa” (R. Marca. 18-1-06, 19:54)

348. “Me toca hacerle las preguntas a mí, porque tú no tienes cojoncillos.” (R. Marca. 19-1-06,
00:41)

349. “Ahora en seguidita hablamos de eso pero [vamos a pasar a este otro tema]” (R. Marca. 19-
01-06, 00:51)

350. “Bueno pues luego a ver si me da tiempo a leer otra tandita [de SMS que envían los
oyentes]” “Ahora una pausita”(tono afectivo) (Al primer toque. A3 radio. 19-01-06. 01:08)

351. “Bueno pues luego a ver si me da tiempo a leer otra tandita [de SMS que envían los oyentes]”
“Ahora una pausita”(tono afectivo) (Al primer toque. A3 radio. 19-01-06. 01:08)

352. “[...] este humilde programilla” (Onda cero, 19-01-06. 2:03h)

353.- “[...] pregúntesele a ese Pepé meapilas que tanto se indigna hoy con grititos de doncella
ultrajada, después de dos legislaturas puesto así, como el amigo Oswaldo, mientras silenciaba a sus
insurrectos catalanes [...] para que no le hicieran olitas en el congreso” [Pérez Reverte: ‘Delatores,
chivatos y Policía lingüística’. XL Semanal, nº 952, pág 10. 22-01-06]

354.- “[...] pregúntesele a ese Pepé meapilas que tanto se indigna hoy con grititos de doncella
ultrajada, después de dos legislaturas puesto así, como el amigo Oswaldo, mientras silenciaba a sus
insurrectos catalanes [...] para que no le hicieran olitas en el congreso” [Pérez Reverte: ‘Delatores,
chivatos y Policía lingüística’. XL Semanal, nº 952, pág 10. 22-01-06]

355. “Horóscopo: Acuario. Con el dinero ahorrado puede permitirse algún caprichillo.” (El Norte
de Castilla, p.84. 22-01-06) Mujer.

596
356. “Califica de ‘pataleta’ la actitud de lanzarote” [Carod Rovira en relación las quejas sobre el
proyecto de estatuto de autonomía catalán] (El Norte de Castilla, p.18. 22-01-06)
http://www.elnortedecastilla.es/pg060122/prensa/noticias/Castilla_Leon/200601/22/VAL-CAS-137.html

357. “La verdad yo no creo en fantamas. Y no me gustaría ni tantito que hubiera uno en esta casa”
[Simón mex. 26 años] (Telenovela Mexicana¿ El cuerpo del deseo A3, 26-01-06) (será la expresión ‘ni
un tanto así’ ‘ni un tantito así’)

358. “El otro día me llamó un sudamericano y le dije ‘mira, las bromitas pa otro día.’ Y luego
resulta que era en serio, que había un programa que hacía entrevistas.” [Manolo Lama periodista
galardonado con un premio cuando lo quisieron entrevistar desde Sudamérica] (R. Marca 20:56. 26-01-
06)

359.-“En los ambientes urbanos de avanzadilla, la proporción de homosexuales y heterosexuales


es de diez a dos (a ojímetro incluso de diez a uno)” [la crítica es que está de moda salir del armario, y los
estereotipos del macho heterosexual se desarman, entre otras cosas, por un supuesto lobby homosexual
que ha extendido su poder a todos los sectores de la sociedad] (Carmen Rigalt, El mundo, Pág79, 5-2-06)
Avanzadilla en el sentido de la progresía más moderna. No es irónico criticar a los progresistas de
avanzadilla, en el sentido de que no son una avanzada completa de valores integros, sino que el
diminutivo apunta que esos valores son un poco impostados¿ [Puede el dim cargar de ironía (toda una
oración) cuando es imprescindible en la configuraciónd de un lexema con la base semántica de un insulto]
(Carmen Rigalt, El mundo, Pág79, 5-2-06)

http://www.periodistadigital.com/3segundos/periodismo/2013/11/04/traiciones-exclusivas-
modelitos-escandalosos-boda-beatriz-capote-victor-janeiro-olvido-hormigos-mar-segura.shtml

360.- “Que me perdone Carmen Calvo, pero estaba más suelta y adecuada, más singular y más
culta, con el vestido de Agatha Ruiz de la Prada que con esos modelitos apretados con los que sueña
parecerse a Gilda.” (Carmen Rigalt, El mundo, Pág79, 5-2-06) [modelitos descalifica la calidad de los
mismos] [Puede el dim cargar de ironía (toda una oración) cuando es imprescindible en la configuraciónd
e un lexema con la base semántica de un insulto]

361.- “Todos los gays (incluidos los vaqueros) son ‘personas humanas’ distintas entre sí, gente a
quien sólo les une la pulsión de una cosita que llevan entre las piernas.” (Carmen Rigalt, El mundo,
Pág79, 5-2-06)
[Para la teoría de los actos de habla la ironía es un acto de habla indirecto derivado de las
inferencias realizadas sobre el contenido semántico de la proposición. Pero es que el diminutivo siempre
desata implicaturas pragmáticas aunque definir el contenido de las mismas sea tan complejo, por eso
hablamos de los valores irónicos del diminutivo, y no nos referimos tanto a la participación del
diminutivo en los actos de habla irónicos como su contribución a crearlos y sostenerlos ¿no?] [Puede el
dim cargar de ironía (toda una oración) cuando es imprescindible en la configuraciónd e un lexema con la
base semántica de un insulto] (Carmen Rigalt, El mundo, Pág79, 5-2-06)

362.- “Un melillense es igualito igualito a un tolosano pero sin paraguas [(=):(=)]”(Fernando
Arrabal, Definiciones, Jaculatorias, Arrabalescos.El mundo, 5-2-06, pág. 68)

363.-“Una ambable lectora me ha escrito diciendo que, por favor, no cuente tantas batallitas y
explique más trucos sexuales” (Josep Tomás. Batallitas. Magazine. Nº 332. 5-02-06. Pág. 46)

364.- “A santo de qué va a tener uno que disimular[los hombres sus orgasmos cuando se supone
que es algo que hacen las mujeres]?’ dirán. Angelitos míos.[pobres crédulas]” (Josep Tomás. Batallitas.
Magazine. Nº 332. 5-02-06. Pág. 46) (Expresión fosilizada del tipo criaturitas de Dios.)

365.- “[...] sus propios compañeros de departamento en La Laguna lo califican de ‘curandero’[al


catedrático de Bioquimica y Biología Molecular Enrique Meléndez-Hevia]” “Estamos hablando de
suplementos nutricionales que el registro sanitario clasifica como alimentos[...]” “Estos polvitos- como se
les conoce popularmente- se llaman Factor 1 y Factor 2.”[polvos que según sostiene el catedrático curan
todo tipo de males. Denominados con tóno irónico si son un fraude o con el de atenuación ante sus

597
enormes efectos](Suplemento Crónica: Los polvitos del ex fiscal del Estado, El mundo, 5-2-06, pág. 7)
Teresa Cruz
http://www.elmundo.es/suplementos/cronica/2006/536/1139094006.html

366. “Esther y Vanessa. Estas dos rubias provoconas, bailan en el Puzzle (El Perelló, Valencia).
En sus extremados y cuidados modelitos se nota ese punto estilista de su experiencia adquirida trabajando
en Zara [...]”(Primera Línea. Nº 183. Julio 2000, pág. 88)

367-“Pilar: Quieres decir que entre él y tú no ha pasado nadita de nada?” (El cuerpo del deseo. A3
13-12-06, 16:56h)

368.- “[-Alumno ¿cómo lleva la lectura del Lazarillo?]


-La tengo que repasar, ¿no me daría un tiempito para repasar?”
Profesora
“Me gustaría quedarme un ratito más porque me gustaría conocer a tu novia.” (Argentina. Rebelde
way, Localia, 6-02-06.) Padre

369.- “[-Alumno ¿cómo lleva la lectura del Lazarillo?]


-La tengo que repasar, ¿no me daría un tiempito para repasar?”
“Me gustaría quedarme un ratito más porque me gustaría conocer a tu novia.” (Argentina. Rebelde
way, Localia, 6-02-06.)

370. “[Dice Fiti]¡Vaya gracia con la apuestita! [de dejar de fumar tabaco que quita a Candela, la
mujer de Fiti, las ganas de acostarse con él ]” (Los Serrano. T5. 8-02-06. 22:45h)

371. Especial Triunfitos: ¡Quién os ha visto y quién os ve ahora! (I)


Hablar de los triunfitos españoles es hablar de la historia de la televisión española y de todo el
mundo, ya que Operación Triunfo fue un formato que dio el escopetazo de salida en nuestro país. Creo
que no teníamos ni idea del impacto que iba a suponer esta grandiosa competición de cantantes... Pero al
fin y al cabo aquí estamos casi once años más tarde hablando de nuestros primeros y no tan primeros
concursantes: nuestros triunfitos. ¿Cómo han llegado al punto de hacerse inmortales para nosotros?
¡Vamos a averiguarlo! [...]
Nuestro Busta pasó de ser un tímido albañil de San Vicente de la Barquera al mayor representante
santanderino que se haya conocido hasta el momento. David se bajó del andamio para hacer lo que mejor
se le daba: cantarnos cosas bonitas, romanticonas y cañeras... Quedó en tercer lugar en Operación triunfo
y fue la gran sorpresa de la noche, ya que muchos daban por ganadora a su compañera Chenoa. Se puede
decir que su vida ha cambiado notablemente gracias a OT y es que estoy seguro que si hace 12 años le
preguntaran si se vería casado y con una hija de la actriz y modelo española Paula Echevarría, con más de
1.500.000 copias vendidas y siete discos número uno editados a sus espaldas le daría unas palmaditas en
la espalda a quien se lo dijera y seguiría poniendo ladrillos...

Pulido, Adrián. Especial Triunfitos: ¡Quién os ha visto y quién os ve ahora! (I), n. pág. Web. 15 de
octubre de 2011.
http://www.poprosa.com/musica/especial-triunfitos-quien-os-ha-visto-y-quien-os-ve-ahora-i

372. Los centros ECI son una pasarela estupenda para ver en persona famosos de todo tipo.
Algunos, acuden para la firma de promociones (libros, discos...). Otros, en calidad de clientes. La
cuestión en que raramente pasan desapercibidos.
No voy a hablar de aquellos personajes cuyo comportamiento ha resultado desagradable...No, me
quedo con aquellos que nos han dejado anécdotas curiosas o simpáticas. Aquellos que nos han arrancado
una sonrisa, que han sido amables ante nuestra insistencia para conseguir un selfie, aquellos que hacen
honor a su estatus de FAMOSO de manera honesta y sencilla.
Como Carlos Jean, que amablemente me obsequió con un autógrafo para mi hijo, cuando
promocionaba EL PLAN B en el programa “El Hormiguero”. Consistía en la elaboración de temas
musicales con la colaboración de gente anónima sobre una base musical que él proponía. Sensacional
muestra del talento anónimo. El “Cholo” Simeone, entrenador del Atlético de Madrid, muy considerado
con todos, sin preguntarnos bando ni camiseta, antes de ganar su título de Liga 2013-2014.
Pablo Alborán! Que no pudo pasar desapercibido entre las compañera. Pablo... gafas de sol y gorra
a las 10:15 de la mañana, sin un solo cliente en la planta, no te permiten pasar desapercibido... Os podéis
imaginar...Uff! Pobre!! Paciente y estoico aguante, sin dejar de mostrarnos esa preciosa sonrisa.

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Pilar Rubio...algunas compañeras estuvieron tentadas de decirle que “si el pantalón no te queda
bien cuando lo pruebes en casa, siempre puedes pedirle a tu chico que te acompañe a elegir
otro”...Orlando Bloom, el hermoso elfo, un poco más terrenal cuando visitó Castellana para la
presentación de un perfume...
Goizalde Núñez, la inolvidable “Lourditas” de los Serrano, cordial y muy amable. Estopa, tan
imprevisibles como parecen, derrocharon buen humor y pasotismo durante una firma en ECI de Princesa.
Dani Martín, con esos preciosos ojos azules, con la sencillez que aparenta. Abraham, ese “penúltimo” de
los famosillos “supervivientes”, con una sonrisa pícara, que parecía decirte “venga, pídeme el DNI para
pasar la tarjeta, y te firmaré un autógrafo”.
Abraham Mateo es uno de los últimos “fenómeno de fans a la antigua usanza”. A las diez de la
mañana cuando llegábamos a trabajar, ya había niñas (y madres) haciendo cola, para una presentación que
tendría lugar a las seis de la tarde. ¿De verdad es necesario que esas niñas se ausenten del cole, que sus
mamás sean cómplices de sus escarceos? Lo cierto es que, recordando lo que antaño pasaba con otras
generaciones, durante las visitas de The Beatles, Rolling Stones,...lo de Abraham suena a poco.
Pero si tengo que quedarme con una, señores, me quedo con Ana Duato, “Merche” en la serie de
CUÉNTAME. Merche forma parte casi de nuestra familia. El personaje es familiar y entrañable...La
actriz, Ana Duato, educada, sencilla...encantadora. Nos visitó cuando hacía unas compras con uno de sus
hijos. Y lo cierto es que nos enamoró a tod@s.
El último personaje que he tenido oportunidad de conocer en persona es Juan Antonio Quintana.
Muchos le recordaréis como el abuelo de la serie “Ana y los siete”. Él encarnaba al entrañable abuelo de
los niños y os aseguro que continúa siendo igual de entrañable...y muy curioso. No dudó en preguntarnos
el porqué del elevado precio de ciertas prendas que llamaron su atención.
Como ya he comentado, me quedo con los buenos, con los que no dudaron en regalarnos sus mejor
sonrisa ante nuestro insistente reclamo. Seguramente que olvido alguno. Estoy segura de que muchos
compañeros podrían incluir más “visitas estrella” en esta lista: los FAMOSOS son humanos y también
compran en grandes almacenes. Nos olvidamos de los engreídos, de los que responden a su público con
una mueca de fastidio, desconsideración o con mala educación. No merecen nuestra admiración y mucho
menos nuestro tiempo.

Seco, Lara, Famosos y “Famosillos”, n. pág. Web. 28 de diciembre de 2014


http://larasecomontero.es/?p=28

“Los que llegan a la fama sin saber hacer nada, por acostarse con algún famoso para sacar provecho del
dinero del periodismo rosa, son famosillos” (Neologismos de nueva creación, con diminutivo
lexicalizado sí, pero no exento de carga despectiva y crítica) “El Risitas es un famosillo creado por Jesús
Quintero en su programa ratones Colorados de Canal Sur, cuya mayor virtud es poseer una risa altamente
contagiosa que desnuda su solitario diente ante los espectadores. Esto le ha dado nombre.”

373. El "Risitas" y el día que la marea se tragó la paellera en la playa de Chipiona han
desembarcado en Egipto. Los islamistas han pescado al colaborador de Jesús Quintero para ridiculizar al
ex líder del ejército Abdelfatah al Sisi, quien colgó el uniforme la semana pasada y hará el paseíllo hacia
el palacio presidencial en las elecciones de finales de mayo.

Carrión, Francisco. Los islamistas egipcios 'contratan' al 'Risitas' para burlarse de Al Sisi. El Mundo.
Web. 01/04/2014
http://www.elmundo.es/internacional/2014/04/01/5339f619e2704ecc368b458d.html
El Risitas es un famosillo creado por Jesús Quintero en su programa Ratones Colorados de Canal Sur,
cuya mayor virtud es poseer una risa altamente contagiosa provocada por su solitario diente ante los
espectadores. Esto le ha dado fama y nombre.

374. “-¿Hablas francés?


-No, ¿y tú?
-Sí, claro que mucho peor que el amiguito de mi padre que es francés[El matrimonio de sus
padres, pese a las apariencias, es un fracaso y además su padre, para más inri tiene una pareja masculina]”
(Liberty Heights, una película americana con Adrien Broody y Joe Mantegna).

375. “[Camarero relamido]-¿Qué tal está el plato?


[Esposa de J. Coronado] –Estupendo.

599
[Pablo Carbonell] –Correctito.” (a pesar de que un minuto antes Pablo comía con deleite, no
quiere darle el gusto al camarero de felicitarle por el plato, y rompe sus expectativas (el camarero sabe
que el plato está delicioso y espera que Pablo se trague su orgullo, pero pablo es un hombre irónico al que
además le gusta tener siempre la última palabra y romper la posibilidad de réplica de sus interlocutores)
utilizando una palabra ‘correcto’ poco decuada y un dimintuivo que la degrada) (Película: Lo mejor que le
puede pasar a un Croasant.)

376.-“-Un partido muy movido.


-Pues como tú dices movidito.” [lleno de incidendias] (El tirachinas, 22-12-05, Cadena Cope)

377. “[Padre de Pablo, un hombre pragmático]-La última valoración de mis bienes es de 50.000.
[Pablo, un crápula con una particular filosofía vital consistente en hacer lo que quire] -Mira papá
pero todo esto no tiene nada que ver con tus ahorritos.” (Película: Lo mejor que le puede pasar a un
Croasant.)

378. “No debe ser muy divertido para un machito ibérico saber que su mujer ha finjido[los
orgasmos]” (A3. Los hombres de Paco. 17-02-06)

379. “[Entrevisador habla con los surfistas que el 17 de febrero, que debido a las increíbles rachas
de viento, se han acercado a las playas del norte de España]-Estáis un poco locos.
[surfista]-Estamos un poquito.
[Presentador] –Estamos un muchito.
[Surfista] –Sí.” (España Directo. TVE1, 18:15. 17-02-06)

380. “[Entrevisador habla con los surfistas que el 17 de febrero, que debido a las increíbles rachas
de viento, se han acercado a las playas del norte de España]-Estáis un poco locos.
[surfista]-Estamos un poquito.
[Presentador] –Estamos un muchito.
[Surfista] –Sí.” (España Directo. TVE1, 18:15. 17-02-06)

381. “Si el patrón de los valientes es San Valentín, ¿el de los cobardes es San Cobardín?” (RNE
19-02-06. 10:15h) (Chiste basado en la antonimia y el dim.)

382. “[Hemos acabado el ejercicio (dice Guillermo como si aun fueran colegiales) y ha quedado]
limpito y ordenadito [como solían demandar los maestros]” (Onda Cero. Goma Espuma. 2-02-06)

383. “[Hemos acabado el ejercicio (dice Guillermo como si aun fueran colegiales) y ha quedado]
limpito y ordenadito [como solían demandar los maestros]” (Onda Cero. Goma Espuma. 2-02-06)

384. “Lo veo muy serio, muy formalito [dicho por la madre de la chica sobre el pretendiente de la
misma en un programa de ligues]”
“-Me gusta ir siempre conjuntadito pero informal. Arregladito pero informal. [se describe el chico
para ganar puntos ante ella]”
“Un pendientito no pasa nada, pero si llegan a ser aros...[opina la chica sobre la estética del
chico]”(A3. Febrero. Estoy por ti)

385. “Lo veo muy serio, muy formalito [dicho por la madre de la chica sobre el pretendiente de la
misma en un programa de ligues]”
“-Me gusta ir siempre conjuntadito pero informal. Arregladito pero informal. [se describe el chico
para ganar puntos ante ella]”
“Un pendientito no pasa nada, pero si llegan a ser aros...[opina la chica sobre la estética del
chico]”(A3. Febrero. Estoy por ti)

386. “Lo veo muy serio, muy formalito [dicho por la madre de la chica sobre el pretendiente de la
misma en un programa de ligues]”
“-Me gusta ir siempre conjuntadito pero informal. Arregladito pero informal. [se describe el chico
para ganar puntos ante ella]”
“Un pendientito no pasa nada, pero si llegan a ser aros...[opina la chica sobre la estética del
chico]”(A3. Febrero. Estoy por ti)

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387. “Lo veo muy serio, muy formalito [dicho por la madre de la chica sobre el pretendiente de la
misma en un programa de ligues]”
“-Me gusta ir siempre conjuntadito pero informal. Arregladito pero informal. [se describe el chico
para ganar puntos ante ella]”
“Un pendientito no pasa nada, pero si llegan a ser aros...[opina la chica sobre la estética del
chico]”(A3. Febrero. Estoy por ti)

388. “Empieza arco, y los famosos mas culturilla se asoman al evento. (Aquí hay tomate. T5. 9-
02-06)” [famosos relacionados con el mundo de la cultura de modo superficial] Carmen Alcayde

389. “Son prendas para ir femenina pero abrigadita.”


“Ese toquito clásico para que...” (Sección de moda del Telediario A3. 3:15. 19-02-06)

390. “Son prendas para ir femenina pero abrigadita.”


“Ese toquito clásico para que...” (Sección de moda del Telediario A3. 3:15. 19-02-06)

391. “[la profesora de literatura le dice a Mia que deje de hablar se recoja el pelo en una coleta y
entre en clase. Su amiga Vico la interroga. ] Profe, ¿por qué la toma siempre con Mía?
-Porque algunas se creen que tienen la coronita. Y bueno, aclarado este punto [sigue con la clase]”
(Localia, Rebelde way. Versión argentina, 23-02-06)

392. “Sonia es una chiquilina” [dicho con cariño por Franco su amante ante la indecisión de ella]
(Localia, Rebelde way. Versión argentina, 23-02-06)

393. “No se piense que ella es una mujerzuela, le cuesta creer que la quieren.” [le explica la mejor
amiga de Sonia (que se resiste a continuar sus relaciones) a Franco] (Localia, Rebelde way. Versión
argentina, 23-02-06)
Mujer, edad madura, nivel sociocultural intermedio. Los interlocutores son conocidos.

394. “[Padre de Maritza]-No vas a tener hermanos, al menos de mi parte.


[Maritza]- Bueno y no podés tomarte una pastillita [con ironía y desinterés de lo que este le dice y
para que le deje en paz, asumiendo sin convicción que tiene problemas de erección]
[Padre de Maritza]- Bueno Maritza no estoy para tus bromas [ responde que no puede tener hijos
porque es estéril y que por tanto ella no puede ser su hija, que su Madre le fue infiel]” (Localia, Rebelde
way. Versión argentina, 23-02-06)

395. “Sonia – Hay qué cabecita..., no prendí el celular. [esperaba una llamada de su hija, mientras
tanto, se estaba besando con Franco en un coche]” (expresión ‘qué cabeza tengo’, otras expres: ‘ser
cabezón’ ser obstinado) (Localia, Rebelde way. Versión argentina, 23-02-06)

396. “Nunca nos hizo falta venir a un programita [a contar la vida íntima. Se refiere a un
programa tertulia del corazón que comenta también realitys. Dicho con tono despectivo por teléfono por
una mujer sobre el propio programa al que llama.]” (T5. A tu lado, 7:42. 23-02-06)

397. “[Jesús Vázquez conductor del concurso y los concursantes van disfrazados, y se ríen de los
disfraces pero hay que centrarse en el programa porque hoy se reparten 600.000 y el dinerito...] Dinerito
es lo importante” (T5. Concurso, Allá tú, 23-02-06)

398. “Quién no se toma una cañeja [de vez en cuando. Dicho con empatía]” (Localia. Humor. La
hora chanante. 23-2-06)

399. “[Superñoño, el super héroe más ñoño está en su cama]...agustico, calentico y


asuavinao...”(Localia. Humor. La hora chanante. 23-2-06)” y también “Brillín”, “Hasta luego Papillítas
[de ‘el papillas’, extraño ser de rostro azul surgido de los restos de basura]” Neologismo con afán ludico.
Uno de los mecanismos cómicos de este programa es la creación de una enorme cantidad de neologismos
mediante composición y derivación] (Localia. Humor. La hora chanante. 25-2-06)

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400. “[Superñoño, el super héroe más ñoño está en su cama]...agustico, calentico y
asuavinao...”(Localia. Humor. La hora chanante. 23-2-06)” y también “Brillín”, “Hasta luego Papillítas
[de ‘el papillas’, extraño ser de rostro azul surgido de los restos de basura]” Neologismo con afán ludico.
Uno de los mecanismos cómicos de este programa es la creación de una enorme cantidad de neologismos
mediante composición y derivación] (Localia. Humor. La hora chanante. 25-2-06)

401. “[Superñoño, el super héroe más ñoño está en su cama]...agustico, calentico y


asuavinao...”(Localia. Humor. La hora chanante. 23-2-06)” y también “Brillín”, “Hasta luego Papillítas
[de ‘el papillas’, extraño ser de rostro azul surgido de los restos de basura]” Neologismo con afán ludico.
Uno de los mecanismos cómicos de este programa es la creación de una enorme cantidad de neologismos
mediante composición y derivación] (Localia. Humor. La hora chanante. 25-2-06)

402. “[Superñoño, el super héroe más ñoño está en su cama]...agustico, calentico y


asuavinao...”(Localia. Humor. La hora chanante. 23-2-06)” y también “Brillín”, “Hasta luego Papillítas
[de ‘el papillas’, extraño ser de rostro azul surgido de los restos de basura]” Neologismo con afán ludico.
Uno de los mecanismos cómicos de este programa es la creación de una enorme cantidad de neologismos
mediante composición y derivación] (Localia. Humor. La hora chanante. 25-2-06)

403. “[Superñoño, el super héroe más ñoño está en su cama]...agustico, calentico y


asuavinao...”(Localia. Humor. La hora chanante. 23-2-06)” y también “Brillín”, “Hasta luego Papillítas
[de ‘el papillas’, extraño ser de rostro azul surgido de los restos de basura]” Neologismo con afán ludico.
Uno de los mecanismos cómicos de este programa es la creación de una enorme cantidad de neologismos
mediante composición y derivación] (Localia. Humor. La hora chanante. 25-2-06)

404. “[Apodos con los que un personaje se dirije a otro en general remiten a partes del cuerpo
como los aumentativos: nasón...] Bigotitos, Chatungo, ojitos” “Quién no se toma una cañeja [de vez en
cuando. Dicho con empatía]” (Localia. Humor. La hora chanante. 23-2-06) y también “Brillín”, “Hasta
luego Papillítas [de ‘el papillas’, extraño ser de rostro azul surgido de los restos de basura]” Neologismo
con afán ludico. Uno de los mecanismos cómicos de este programa es la creación de una enorme cantidad
de neologismos mediante composición y derivación] (Localia. Humor. La hora chanante. 25-2-06)

405. “[Apodos con los que un personaje se dirije a otro en general remiten a partes del cuerpo
como los aumentativos: nasón...] Bigotitos, Chatungo, ojitos” “Quién no se toma una cañeja [de vez en
cuando. Dicho con empatía]” (Localia. Humor. La hora chanante. 23-2-06) y también “Brillín”, “Hasta
luego Papillítas [de ‘el papillas’, extraño ser de rostro azul surgido de los restos de basura]” Neologismo
con afán ludico. Uno de los mecanismos cómicos de este programa es la creación de una enorme cantidad
de neologismos mediante composición y derivación] (Localia. Humor. La hora chanante. 25-2-06)

406. “[Jiménez del Oso (director de una revista de fenómenos paranormales) entrevista a un
abducido en un cementerio mientras esperan un viaje interestelar contratado. Le pide que dibuje lo que
recuerda de su abducción y este dibuja los signos de la película de Mel Gibson ‘Señales’] No podrías
hacer algo menos geométrico y más animadito [le pide con seriedad para crear risa como demandando
algo más artístico]” (Localia. Humor. La hora chanante. 25-2-06)

407. “Ya veo que estáis todos al sopesquete” [a la que cae para criticar. Neologismo con afán
ludico. Uno de los mecanismos cómicos de este programa es la creación de una enorme cantidad de
neologismos mediante composición y derivación] (Localia. Humor. La hora chanante. 25-2-06)

408. “Mi novieta la gitana morena. [...] Estoy enamorado de uno de vosotros [...] Puede ser el
viejuno. [...] La viejuna lo sabe. [...] El grandullón está celosón. El grandullón, el de los lobulazos quería
los pendientes para él.” [Neologismo con afán ludico. Uno de los mecanismos cómicos de este programa
es la creación de una enorme cantidad de neologismos mediante composición y derivación] (Localia.
Humor. La hora chanante. 25-2-06)

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409. “[El conductor presenta a un personaje cómico un actor travestido que hace de ‘la Vane’ una
niña pija hija de empresario rico, y comenta con sorna] La adoro porque nos trae dinerete” (Localia. Late
night de monólogos y entrevistas humorísticas. La noche sin tregua. 25-02-06)

410. “[Yo estuve en EEUU, sí..., con un intercambio. Trajimos a un Norteamericano a Jaén y lo
pusimos a recoger la aceituna] Le pusimos un horario normalico, de 6 de la mañana a 11 de la noche.
[crea un choque al decirlo seriamente y contradecir la gradación de normalito con la barbaridad de horas y
el estatus social de un estudiante americano. En todo caso es un chiste, el ico dialectal, además de que es
un rasgo del humorista, contribuye a que este se vea como más paleto, al modo de Marianico el corto.]”
“La que se lió en el avión por una chuminá, por un petardillo que tiré en el pasillo.”
(Localia. Humor. La hora chanante. 25-2-06)

411. “[Yo estuve en EEUU, sí..., con un intercambio. Trajimos a un Norteamericano a Jaén y lo
pusimos a recoger la aceituna] Le pusimos un horario normalico, de 6 de la mañana a 11 de la noche.
[crea un choque al decirlo seriamente y contradecir la gradación de normalito con la barbaridad de horas y
el estatus social de un estudiante americano. En todo caso es un chiste, el ico dialectal, además de que es
un rasgo del humorista, contribuye a que este se vea como más paleto, al modo de Marianico el corto.]”
“La que se lió en el avión por una chuminá, por un petardillo que tiré en el pasillo.”
(Localia. Humor. La hora chanante. 25-2-06)

412. “Entrevistadora: Albert Celades tampoco tenía muchas ganitas de hablar(tras la derrota).
Esperaremos a ver si habla cuando lo tengamos aquí al ladito. Locutor: El atlético se ha encontrado hoy a
un equipo muy pero que muy blandito.”
(Cadena Cope. Deportes. El tirachinas. 24-02-06. 0:29)

413. “Entrevistadora: Albert Celades tampoco tenía muchas ganitas de hablar(tras la derrota).
Esperaremos a ver si habla cuando lo tengamos aquí al ladito.
Locutor: El atlético se ha encontrado hoy a un equipo muy pero que muy blandito.”
(Cadena Cope. Deportes. El tirachinas. 24-02-06. 0:29)

414. “Entrevistadora: Albert Celades tampoco tenía muchas ganitas de hablar(tras la derrota).
Esperaremos a ver si habla cuando lo tengamos aquí al ladito.
Locutor: El atlético se ha encontrado hoy a un equipo muy pero que muy blandito.”
(Cadena Cope. Deportes. El tirachinas. 24-02-06. 0:29)

415. “Jugador del Zaragoza. Cani: Ha habido ahí un folloncito pero no es la excusa [para haber
perdido el partido se entiende. Ha habido un apelotonamiento de jugadores. El público ha proferido
insultos racistas contra un jugador africano, Eto’o, y este ha querido irse]” (Cadena Cope. Deportes. El
tirachinas. 24-02-06. 0:35)

416. “López Caro está demostrando una personalidad que la directiva del Madrid haría bien en
tener en cuenta. Lo que no supo –o no quiso– hacer Luxemburgo, lo está haciendo el técnico del filial. De
los veinte minutitos al día que se entrenaban los jugadores con el maestro brasileño, se ha pasado a dos
horas con el novel andaluz.” (Joan Maria Batlle, Sport on-line.14.-12-05)

417. “De la misma forma que Ronaldo le puso la proa a Camacho el primer día porque le hacía
correr demasiado, a López Caro le intentarán hacer la vida imposible. No les interesa un tipo que les haga
trabajar dos horas diarias y, a veces, mañana y tarde. ¿Y sus anuncios? ¿Y sus amiguitas? ¿Y sus
negocietes?” (Joan Maria Batlle, Sport on-line.14.-12-05)

418. “De la misma forma que Ronaldo le puso la proa a Camacho el primer día porque le hacía
correr demasiado, a López Caro le intentarán hacer la vida imposible. No les interesa un tipo que les haga

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trabajar dos horas diarias y, a veces, mañana y tarde. ¿Y sus anuncios? ¿Y sus amiguitas? ¿Y sus
negocietes?” (Joan Maria Batlle, Sport on-line.14.-12-05)

419. (Sport 24-2-06 Javier Matallanas)


“Dio la sensación de que los madridistas habían preparado el partido en función de los informes de
los medios que presentaban al Arsenal como una perita en dulce, un equipo flojito, encima plagado de
bajas.”

420. (José Luis Carazo, Sport on-line, 24-02-06)


“Lionel Messi llegó al Barcelona con 13 años. Medía 140 centímetros, lo que le mereció el
apelativo cariñoso de ‘Pulguita’ y a esa edad tempranera ya despuntaba como futbolista. El triunfo le ha
llegado cumpliendo 18 añitos. La temporada pasada subió al primer equipo, ganó el Mundial sub’20, fue
el mejor jugador y renovó su contrato hasta el 2012.”

421. (José Luis Carazo, Sport on-line, 24-02-06)


“Lionel Messi llegó al Barcelona con 13 años. Medía 140 centímetros, lo que le mereció el
apelativo cariñoso de ‘Pulguita’ y a esa edad tempranera ya despuntaba como futbolista.
El triunfo le ha llegado cumpliendo 18 añitos. La temporada pasada subió al primer equipo, ganó
el Mundial sub’20, fue el mejor jugador y renovó su contrato hasta el 2012.”

422. Rijkaard: “El teatro de Londres tiene fama internacional”


Recadito a Mourinho. El holandés, por último, envió un recado al entrenador del Chelsea, José
Mourinho, que tras el partido del pasado miércoles acusó a Messi de "hacer teatro" en la jugada de la
expulsión de Asier Del Horno.
A Rijkaard le preguntaron si ya había ido al teatro en Barcelona, donde, según Mourinho, se hace
"un teatro de calidad" que Messi ya ha aprendido, y contestó: "En Barcelona no, pero en Londres sí. Es
una ciudad con un teatro con fama internacional".
Liga de Campeones. Barcelona. Rijkaard: “El teatro de Londres tiene fama internacional”, Diario as 24-
02-06 n. pág. Web.
http://futbol.as.com/futbol/2006/02/24/mas_futbol/1140735613_850215.html

423. “Cortito y al pié, Freedom Final, te deja tu hipoteca, cortito y al pié.”(anuncio de una empresa
de préstamos con una frase hecha del lenguaje deportivo) (R. Marca 9:27h. 2-03-06)

424. “(Madre joven que acaba de dar a luz)-Le dije a Faith que tendríamos niñas y que cuando
fueran mayores serían igualitas a nosotras.
(Padre joven)-Hemos tenido un niño así que cuando crezca será igualito a mí.” (Película: Los
chicos de mi vida. Protagonizada por Drew Barrymore)

425. “Bueno Marimar ¿cómo estás? (le han dado el alta tras una indigestión ).
-Un poco pachuchilla todavía.” (T5. Camara Café. 28-02-06)

426. “Me has dejado alucinadita Fernando. El reportaje de hoy ha sido de lo mejorcito.” (C4.
Noche H. 00:05. 1-02-06)

427. “Él dice cosas como con tono ofensivo, pero que en realidad no lo son. Pero como se hace el
chulito así pequeñito.” (A3. Buenafuente 00:20. 2-03-06)

428. “Él dice cosas como con tono ofensivo, pero que en realidad no lo son. Pero como se hace el
chulito así pequeñito.” (A3. Buenafuente 00:20. 2-03-06)

429. “[He conseguido un buen curro] No se trata de freír patatas en un bareto” (A3. El principe de
Bel Air. 6-03-06)

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430. “-O sea que te cargas a tres pibes y encima cachondeíto [le dice el policía a la asesina
engañada en una redada en una fiesta de ‘sexo a ciegas’ mientras le pone las esposas y ella le replica ‘y
ahora que vas a hacer, ¿darme azotes?’]” (A3. Los hombres de Paco. 9-03-06)

431. “¿Sabéis lo que es el ojo de la pielarrugas? El ojete del culo.” (Localia. La hora chanante. 9-
03-06)

432. “Esa canción es un pedo. Le falta vidilla, le falta ritmo.” “Vaya James [Bond]. Qué guapo te
has puesto! Menudo estirón has pegado. ¿Y la novia esa que tenías que parecía un putón?” (Localia. La
hora chanante. 9-03-06)
Voz en off del cómico

433. “-Es que contigo detrás no puedo...


-Eso son excusillas.” (Localia. La hora chanante. 9-03-06)
Voz en off

434. “Quiero hacerte Miss España. ¿Lo has entendido buclecitos[una mujer con rizos], que eres un
poquito corta.?” (Localia. La hora chanante. 9-03-06)

435. “Quiero hacerte Miss España. ¿Lo has entendido buclecitos[una mujer con rizos], que eres un
poquito corta.?” (Localia. La hora chanante. 9-03-06)

436. “Bigotitos me obliga a presentarme al concurso de Miss España, le he dicho que no pero...[él
insiste mucho]. [...] –Tú te presentas como que me llamo Bigotitos. [...] Tú no te metas Bigotitos que es
mi novia.” (Localia. La hora chanante. 9-03-06)
Voz en off de Joaquín Reyes, habla una chica.

437. “Bigotitos me obliga a presentarme al concurso de Miss España, le he dicho que no pero...[él
insiste mucho]. [...] –Tú te presentas como que me llamo Bigotitos. [...] Tú no te metas Bigotitos que es
mi novia.” (Localia. La hora chanante. 9-03-06)

438. “Bigotitos me obliga a presentarme al concurso de Miss España, le he dicho que no pero...[él
insiste mucho]. [...] –Tú te presentas como que me llamo Bigotitos. [...] Tú no te metas Bigotitos que es
mi novia.” (Localia. La hora chanante. 9-03-06)

439. “Presentadora del reality: Eduardo [cazador de aves] está nerviosete. Cazador: Tengo que
pedirle perdón al pájaro Dodo y hacerle una proposición a ver si me acepta [pide perdón por haber
extinguido su especie y se ofrece a proporcionarle una isla donde podrá vivir tranquilo]” (Localia. La
hora chanante. 9-03-06)

440. “Sabiendo que los jugadores están ya muy justitos [de fuerza] el Valencia necesita estar al
110% de su nivel físico para plantarse frente al Madrid y al Barcelona.” (Cadena Cope. El tirachinas. 19-
03-06. 23:59h)

441. “A:¿Has jugado a fútbol?


B: Hombre, a mí me llamaban Camus [como se llamaba un defensa durísimo]
C: Osea que repartías leña.
B: Era un defensa durito.” (C4. Maracaná ’06. 13-03-06) (realmente muy duro)

442. Para elegir este corte de pelo hay que estar muy segura y acudir a un buen especialista ya que,
aunque parezca un corte sencillo, es dificil de salvar un pelo corto sin la forma adecuada, pareceremos un
hombre y nuestro corte fashion se convertirá en una chapuza.
Para las caras redonditas, lo ideal es escoger un pelo corto con las puntas desfiladas que rocen las
mejillas, ya que romperán un poco la armonía redonda del rostro para dotarla de puntos angulosos que
estilizan.

605
Carré, Eugenia. Pelo corto para cara redonda o gordita, n. pág. Web. 8 de julio de 2013.
http://www.diariofemenino.com/articulos/belleza/pelo/los-cortes-de-pelo-mas-favorecedores-para-caras-
redondas-o-gorditas/

Similar a “El mismo chico de cara redondita que firmó [...] el aclamado debut de The Libertines”
[Pete Doherty, cantante de Rock y guapo novio de Kate Moss, con cara aniñada, recibe aquí un
diminutivo afectivo, casi maternal] (El Mundo, 12-02-06, p.55)

443. “Entrevistador: -¿Y tú que hiciste? [cuándo se te presentó F. Alonso]


Novia de Fernando Alonso: -Me puse un poquito nerviosa.” (Localia. 52. (Un programa cómico
de imitaciones.))

444. “[El señor Colucci le dice a su hija que el ex novio de la misma va a dromir en su casa esa
noche, y ella le responde que jamás irá con ellos si Mauel va a casa, y concluye con este rechazo] Pásame
a buscar mañana por el colegio y vamos a buscar casa los tres juntitos [Ella su padre y la novia del
mismo, pero rechaza regresar a casa en la noche de hoy]” (Localia. Rebelde way.14-03-06) (dicho con
cariño y al tiempo con un poco de ironía en el sentido de ‘como si fueramos una familia’)

445. “Me trajeron un mensajito de parte tuya. Que no quieren maricones en el colegio...”(Localia.
Rebelde way.14-03-06)

446. “A:-Blas está en guardia.


B:-De guardia [le corrige a la alumna resaltando su ignorancia]
A:-De guardia [se corrige], voy a aprovechar porque está solito[no hay nadie con él] y yo estoy
solita [sin novio]...” (Localia. Rebelde way.14-03-06)

447. “A:-Blas está en guardia.


B:-De guardia [le corrige a la alumna resaltando su ignorancia]
A:-De guardia [se corrige], voy a aprovechar porque está solito[no hay nadie con él] y yo estoy
solita [sin novio]...” (Localia. Rebelde way.14-03-06)

448. “A:-Me robaste la novia.


-Si tanto te gusta te la regalo con calesita [ella está en una atracción de la feria consistente en
columpios que dan vueltas] y todo.” (Localia. Rebelde way.14-03-06) (la estructura es interesante)

449. “-Amiguita [dicho a un gay en un tono nada amistoso y amenazante], aquí las preguntas las
hacemos nosotros.
-Escúchame maraca (maricón) [le piden el número de su novio mientras le golpean para que
confiese.]” (Localia. Rebelde way.14-03-06)

450. “Sonia:-Bueno, nosotras [las mujeres] no somos tan tontas, un chico nos puede engañar un
poquito [pero al final nos damos cuenta]” (Localia. Rebelde way.14-03-06)

451. “Y estamos aquí, tan a gustito” (Ortega Cano cantando, dio nombre a un programa de TV
Tan a gustito, leído en El Mundo 19-02-06, p.64)

452. “Trotó Raica Oliveira con la teta al aire, en plan muy silvestre, como un potrillo escapado de
los documentales de La 2. Ronaldo fue a buscarla a la salida del desfile, para que nadie la tocara.
Pobrete[porque ya estará bién tocada]. Hay mucha ingenuidad en sus heroicas piernas de futbolista.
Si Raica era el morbo novedoso, Carmen Kass fue el lujo. Respetada por su veteranía (27 añitos:
hay que joderse), Kass representa la esencia del Este europeo, cantera inagotable de mujeres excelsas.”
(El Mundo 19-02-06. P. 68) Carmen Rigalt.

606
453. “Trotó Raica Oliveira con la teta al aire, en plan muy silvestre, como un potrillo escapado de
los documentales de La 2. Ronaldo fue a buscarla a la salida del desfile, para que nadie la tocara.
Pobrete[porque ya estará bién tocada]. Hay mucha ingenuidad en sus heroicas piernas de futbolista.
Si Raica era el morbo novedoso, Carmen Kass fue el lujo. Respetada por su veteranía (27 añitos:
hay que joderse), Kass representa la esencia del Este europeo, cantera inagotable de mujeres excelsas.”
(El Mundo 19-02-06. P. 68)

454. “Trotó Raica Oliveira con la teta al aire, en plan muy silvestre, como un potrillo escapado de
los documentales de La 2. Ronaldo fue a buscarla a la salida del desfile, para que nadie la tocara.
Pobrete[porque ya estará bién tocada]. Hay mucha ingenuidad en sus heroicas piernas de futbolista.
Si Raica era el morbo novedoso, Carmen Kass fue el lujo. Respetada por su veteranía (27 añitos:
hay que joderse), Kass representa la esencia del Este europeo, cantera inagotable de mujeres excelsas.”
(El Mundo 19-02-06. P. 68)

455. “En esta lleva siete y en la anterior logró 12. Rijkaard espera darle ‘vidilla’ a partir de ahora:
‘Giuly ha estado lesionado y ahora está entrenando sin problemas con el equipo.’’” (Diario Sport. P.7. 12-
03-06) (la expresión ‘dale vida’ quiere decir poner en funcionamiento, actuar...)

456. Franco: -Vas a ir al médico.


Manuel: -No voy a ir.
Franco:- Vas a ir al médico Manuel. No empecés con tus chiquilinadas.” (Localia. Rebelde Way.
21-03-06)

457. “Pablo (a Maritza): -Vos tenés razón cuando decís que yo soy un nenito de papa y todo eso.
Pero tengo que decirte que estoy luchando para dejar de serlo.” (Localia. Rebelde Way. 21-03-06) [como
atenuando la autocrítica]

458. “Sonia: -¿Te gustan los nuevos adornos?


Franco:-Sí, son un poquito como coloridos[como atenuando la crítica]” (Localia. Rebelde Way.
21-03-06)

459. “-Me dijeron que no te gustan mucho los varoncitos.” [atenuación de una pregunta indirecta
descortés] (Localia. Rebelde Way. 21-03-06)
“Mía:-Así que no me gustan los varoncitos [reelaboración y amenaza al propagador de la mentira]
Su mejor amigo: No, mira Mía, yo te voy a explicar.
Mía: -No me expliqués nada. No te metás más en mi vida.” (Localia. Rebelde Way. 21-03-06)

460. “-Me dijeron que no te gustan mucho los varoncitos.” [atenuación de una pregunta indirecta
descortés] (Localia. Rebelde Way. 21-03-06)
“Mía:-Así que no me gustan los varoncitos [reelaboración y amenaza al propagador de la mentira]
Su mejor amigo: No, mira Mía, yo te voy a explicar.
Mía: -No me expliqués nada. No te metás más en mi vida.” (Localia. Rebelde Way. 21-03-06)

461. «Pero ¿por qué te tomas tanto esfuerzo cariño?», me dijo en la segunda cita antes de llegar los
postres.
Por mi último cumpleaños, cumplí 56, Natalia -llamémosla así, no es su verdadero nombre- me
envió desde Madrid un cuadro, una de sus fidelísimas copias. No era 'Dánae recibiendo la lluvia de oro',
sino el que estaba a su lado en el Museo y que más de una vez habíamos admirado juntos: 'Venus y
Adonis'. Los dos cuadros habían sido un encargo de Felipe II y antes de que cualquiera pudiera
admirarlos habían servido sólo de gozo del siniestro rey, «siempre de negro hasta los pies vestidos».
Adonis abandona a Venus para ir a la caza del jabalí que le quitará la vida.

Natalia no era Venus ni yo precisamente Adonis, pero no me costó mucho interpretar lo que quería
decir aquel regalo. Como en los viejos tiempos las historias mitológicas servían para encubrir lo que no
nos atrevíamos a expresar directamente.

Volví a Oviedo, a mi solitaria, rutinaria vida feliz. Desaparecieron los sobresaltos, las llamadas
intempestivas, los chantajes. Mi vida: las dos o tres clases hablando de Góngora o Cernuda, los cafés

607
matinales en las Salesas, las breves visitas diarias a la redacción de la revista, los muchos libros, los cafés
en el Fontán, las tertulias de los miércoles y los viernes, alguna higiénica aventurilla sin importancia, el
paseo de los sábados por Avilés... Mi vida, cuando ya había dejado bien atrás la mitad del camino, era
exactamente la que yo quería que fuera.

García Martín, José Luis. Alrededores del paraíso: Dánae y Adonis, Diario el Comercio, s. pág. Web. 13
de julio de 2015.
http://www.elcomercio.es/prensa/20060731/verano/alrededores-paraiso-danae-adonis_20060731.html

Caso similar “PISCIS: Si ya tienes pareja, os espera pasión a raudales. Si te encuentras sin ella
habrá una aventurilla sin importancia pero el amor verdadero tardará en llegar.” (Interviú. 6-12 marzo
2006. Nº1558 año 30. P.102)

462. Las aplicaciones educativas para niños son herramientas muy poderosas capaces de enseñar a
través de mecanismos diferentes y que pueden servir como refuerzo a la educación del colegio. Aquí
tenéis tres de ellas con planteamientos muy diferentes.
Es complicado captar la atención de los niños. Son unos pequeños monstruitos que lo mismo se
despistan con una mosca como son capaces de pasar diez horas dibujando algo porque... porque les da por
ahí.
Las nuevas tecnologías han entrado con fuerza en su mundo, ya sea a través del iPhone de uno de
los padres o el tablet que anda por casa y tiene un juego llamado Angry Birds que los vuelve locos. Y
puesto que no sueltan el cacharro ni para atrás, ¿por qué no reconvertir ese vicio por los gadgets hacia
algo bueno? Para eso están las apps educativas.

Louviers, Bruno. Las apps educativas que querrías que usara tu hijo, n. pág. Web. 3 de octubre de
2013
http://www.tecnoxplora.com/apps/apps-educativas-que-querras-que-usara-hijo_2013100200432.html

Caso similar, “No, no es que me haya escandalizado con los responsables biológicos, por llamarles
de alguna manera, de los pequeños monstruitos que salen desbocados y dando voces en el programa ese
de la tele... El de la supernanny [...]”(Magazine del Mundo. Nº 338. 19-03-06)

463. AFECTIVO “Johan Muellegg, se convirtió tras la nacionalización en Juanito. Lo cariñoso se


convirtió en sarcástico tras el caso de dopaje.”

464. Hasta ese momento, y desde que fue inscrito por la federación murciana, el esquiador de
origen alemán, nacionalizado español en 1999, fue considerado el orgullo patrio del deporte nacional. Se
le trataba como a un español de toda la vida. Incluso su nombre de pila germano había pasado a mejor
vida: todos le llamaban Juanito. Aquel fatídico positivo por dar bepoetina en la cita olímpica de EE UU
lo cambió todo. “La confianza me fue retirada. Mi rehabilitación social fracasó, y por eso me he
despedido completamente de lo que rodea al mundo del deporte desde hace mucho tiempo”, asegura
Muehlegg a través del correo electrónico de su hermano

Comas, José M. Juanito, la pesadilla continúa, s. pág. Web. 22 de febrero de 2012


http://deportes.elpais.com/deportes/2012/02/22/actualidad/1329942423_160420.html

465. “[El jugador de fútbol Márquez se ha lesionado] El mexicano llegaría muy ‘justito’ para el
encuentro de vuelta de la Champions, previsto el 5 de abril, por lo que parece casi imposible que el
central pueda ayudar a su equipo a superar los cuartos de la Copa de Europa.’” (Diario Sport, 19-03-06.
p.9)

466. “Lo que sea, pero que alguien en el Madrid sea capaz de entender que este sujeto necesita
quedarse fuera de la lista unas semanitas. Ya no marca ni de penalty. Y eso que se jugaba de noche, su
franja horaria preferida y en la que empieza a pensar en los bares de solteros que frecuenta con
regularidad. [Ronaldo]” (Diario Sport. P.7. 12-03-06) [EN EL REAL MADRID, CON UN RONALDO

608
IMPRESENTABLE, CASI TODOS CORRIERON COMO POLLOS SIN CABEZA: TRADUCCION
AL ESPAÑOL DE UNA FRASE HECHA INGLESA POPULARIZADA POR JB TOSHACK]

467. “El Tottenham visitaba el sur de Londres para intentar reafirmar su candidatura a la
Champions 2006-2007 logrando al menos, un puntito en casa del Líder [el Chelsea]” (Diario Sport. P.23.
12-03-06)

468. “Cuando yo ingresé en la prisión de Villabona por un robo en una joyería de Pola de Siera
(Asturis) y conocí a Antonio Toro, que estaba allí por 90 kilos de hachís, ya me comentó que conocía a
los moritos de Lavapiés. Los asturianos disponían de material explosivo para las joyerías y en sus viajes
a Madrid ofrecían los explosivos a todo el mundo. Y la voz se corrió entre todos los moritos.” (El Mundo.
12-03-06. P.18. Sobre el 11M)

469. “Cuando yo ingresé en la prsión de Villabona por un robo en una joyería de Pola de Siera
(Asturis) y conocí a Antonio Toro, que estaba allí por 90 kilos de hachís, ya me comentó que conocía a
los moritos de Lavapiés. Los asturianos disponían de material explosivo para las joyerías y en sus viajes
a Madrid ofrecían los explosivos a todo el mundo. Y la voz se corrió entre todos los moritos.” (El Mundo.
12-03-06. P.18. Sobre el 11M)

470. “El cabreo de Ronald Koeman


Al contrario. Tal vez por ser tan culé como sin duda es, Koeman ha hablado tan duro como lo ha
hecho. Con idea de marcar distancias entre lo personal y lo profesional y para que los aficionados
portugueses tengan claro que su entrenador sabe perfectamente quién le está pagando. Por eso, sin
contemplaciones, Ronald ha dicho que ve al Barça crecidito y que los títulos se ganan jugando y no
hablando.
Y es que, por lo visto, a Koeman le han molestado unas declaraciones de Deco en las que
aseguraba que la idea del Barça era ganar mañana mismo al Benfica en el estadio Da Luz y dejar la
eliminatoria vista para sentencia en el primer partido. Y, claro, eso le ha parecido exagerado a Koeman,
un tipo que, esta temporada, ya ha dejado en el camino al Manchester United y al Liverpool, vigente
campeón de la Champions.” (Sport on line, previo al Benfica-Barcelona)

471. El Reich de Hitler era el Reich "de mil años". Sin embargo, solo imperó 12, a cargo del mal
absoluto. El comunismo tenía pretensiones de inmortalidad: el hombre nuevo y la nueva sociedad. Duró
72 años. La torre de Babel, para conquistar el cielo, se deshizo en un gran parloteo. Los imperios
coloniales se derrumbaron tras la Segunda Guerra Mundial. Un pescador, que traicionó al Maestro en una
noche de miedo, antes que el gallo cantara tres veces, conquistó el imperio romano. Fidel Castro tiene 79
años de edad y casi 50 de genocida dictadura y, dentro de poco, sabrá, a ciencia cierta, que polvo somos y
que en polvo nos hemos de convertir.
Castro ya comenzó a preparar la sucesión y asegurar el futuro de la revolución cubana "para que -
como dijo- no haya ninguna sorpresa". Esos eran también los planes de Stalin y de muchos otros
diosecillos de este mundo. Pero lo único cierto, Fidel, es que te llegó la hora y que, aunque no lo creas,
estás bloqueado y te espera una sorpresa, que, ¡ay!, no es precisamente la CIA.

Rodríguez, Julio. En vela, Opinión. Nación.com, s. pág. Web. 23 de noviembre de 2005


http://wvw.nacion.com/ln_ee/2005/noviembre/23/opinion2.html

Un caso similar: “Dios, Jehov, Oloffi y Mahoma libren de todo mal a quien en Cuba haga una
caricatura de Fidel Castro, el diosecillo caribeño que lleva medio siglo en las alturas.” (El Mundo, 11-03-
06, p.56)

472. Las denuncias y acusaciones que han intercambiado Javier y Montse son tantas y tan
variopintas -aún tienen juicios pendientes- que no merece la pena reproducirlas. Salvo la penúltima, que
podía haber salvado a Alba. El 7 de febrero pasado, Montse acudió a declarar a la comisaría de la Policía
Nacional de Montcada porque Javier le imputaba un robo en su casa. Montse se presentó con Maite, de
seis años, la hija que tienen en común con Javier. La niña pasa los miércoles tarde y un fin de semana sí y

609
otro no con su padre. Lo sucedido en comisaría es relatado a CRONICA por Montse. Según ésta, una
policía, mujer, ya sobre la pista de que Alba podría estar siendo maltratada llamó a Maite aparte.
-Maite, ¿tú sabes por qué tu amiguita Alba tiene tantas heridas? -vino a preguntarle la agente.
Y le sacó lo que nadie había podido arrancarle antes. Mi padre le tapa la boca con un precinto, le
hace un agujerito y le da de beber con una jeringa. [CRONICA ha podido saber que en casa de Javier hay
cinta de embalaje, trasparente, como la descrita por la niña]. La ata. Si llora mucho la saca al balcón. Si
vamos de compras y se porta mal la deja encerrada en el coche. Si le manda algo y dice que no le da una
patada. Le hace comerse los vómitos...
Ortiz, Ana María. Los verdugos del alba, El Mundo. 12-03-06. Crónica, p.2
http://www.elmundo.es/suplementos/cronica/2006/541/1142118001.html

473. “Es un jugador excepcional y sin lugar a dudas puede ser una figura como lo fue Maradona.
Es muy chiquitín pero va a ser figura[sobre Leo Messi]” (Diario Sport 26-02-06, p.13)
http://archivo.sport.es/ed/20060226/pag_017.html
http://futbol.as.com/futbol/2006/02/25/mas_futbol/1140822008_850215.html

Javier Clemente Entrenador de 60 años

474. “Los morenitos juegan...[bien]


-Pero Lauren no es morenito morenito del todo.” (COPE, El tirachinas, 00:57, 8-03-06)

475. “Los morenitos juegan...[bien]


-Pero Lauren no es morenito morenito del todo.” (COPE, El tirachinas, 00:57, 8-03-06)

476. “Hola, hasta lueguito.”(COPE, El tirachinas, 00:59, 21-03-06)

477. “Algo más Rubio, que nos ha quedado todo clarito, clarito clarito. [irónico tras haber
intentedo que le contestara 4 veces la preguanta ‘¿Qué alineación saca el Arsenal?’ sin conseguirlo]”
(COPE, El tirachinas, 00:57, 8-03-06)

478. “[Anuncio de la radio]-Por ahí viene Paco el manitas.


-Perdón[corrige el aludido], Francisco el constructor.” (COPE, El tirachinas, 00:57, 8-03-06)

479. “Otros que tienen los días contados son Roberto Carlos y Michel Salgado. El defensa
brasileño tiene cada día más detractores y ha reconocido más de una vez que ve muy cerquita el final de
su etapa en el Madrid. Fernando Martín le abrirá la puerta (de servicio) y será traspasado al mejor postor.
En cuanto a Michel Salgado, tres cuartos de lo mismo. Desde el aterrizaje en el club de Cicinho, el
gallego no cuenta para el futuro en el Madrid.” (Sport on line 10-3-06)

480. “Puestos a soñar, porque no imaginamos a un campeón de Europa, español, tras haber dejado
atrás a los campeones de las tres principales ligas europeas, Chelsea, Juventus y Olimpic de Lyón, en ese
caso, estaríamos hablando, con toda certeza de el mejor equipo de Europa, y porque no, el mejor barça de
la historia... Por eso, una vez más, pido una nueva ducha de orgullo y de amor propio, para que no se
sufra un ligero tembloreo de piernas cuando, si hay suerte, la mano inocente saca la "bolita" de la
Juventus.” (Sport on line 9-3-06)

481. “El internacional español, por lo menos, luchó en todo momento, se partió la cara y metió el
pie, pero lo del ínclito Ronaldo fue vergonzoso. Si el test de anoche era una reválida para el brasileño, lo
suspendió de una forma calamitosa. Lento, falto de actitud, incapaz de crear una oportunidad de gol,
superado siempre por su marcador, Ronaldo fue un lastre de principio a fin. Lo suyo son los bares de
solteros. Desde luego, si López Caro apuesta por darle un descanso de unas cuantas semanitas, la afición
blanca lo celebrará.” (Sport on line. 9-3-06)

http://archivo.sport.es/ed/20060309/pag_020.html

610
482. “Cómo ha cambiado Florentino en estos seis años. No hay más que ver las fotos. No me
lo digas. Los años pasan para todos, pero vamos a ver si ahora se relaja un poquito. Es verdad que ha
sufrido, pero también ha tenido muchas satisfacciones.” (Marca on line 9-3-06)
Pitina, mujer de florentino Pérez habla en el foro de Radio Marca, Radio Marca on line, s. pág. Web. 9 de
marzo de 2006.
https://www.google.es/#q=Los+años+pasan+para+todos%2C+pero+vamos+a+ver+si+ahora+se+relaja+u
n+poquito

483. “Alumna: Una preguntita. ¿Podría hablar con el director?


Secretaria[No lo sé, un momento]” (Rebelde way, C4 21-03-06) (cortés)

484. “[A: Vendo uniforme viejo! B: No tengo dinero]


B: Si en un rato más lo vendes, consigo un trabajito y te lo compro.” (Rebelde way, C4 21-03-06)
(algo de poca importancia)

Manuel, alumno

485. “Conmigo no disimulés más, ya entendí tu jueguito. [...] Que te hacés el pobrecito para
conseguir todo lo que querés.” (Rebelde way, C4 21-03-06)
Maritza

486. “Conmigo no disimulés más, ya entendí tu jueguito. [...] Que te hacés el pobrecito para
conseguir todo lo que querés.” (Rebelde way, C4 21-03-06)

487. “Vos tenés que explicarme un par de cositas. [Recriminando. Se refiere a por qué se quiere ir
del cuarto que comparte con sus compañeras sin decirles nada.]” (Rebelde way, C4 21-03-06)

488. “[A Serrat] se me ocurrió pedirle a tan simbólico barcelonista una valoración sobre un pibito
argentino [Leo Messi]” (Diario Sport, 26-02-06. p.14)
Periodista hombre

489. “Sin embargo, grande fue la sorpresa que se llevó Serrat cuando descubrió que esos
gurrumines, en realidad, no disfrutaban de lo que hacían.” (Diario Sport, 26-02-06. p.14)
El mismo periodista de la anterior

490. “Pasaron los años y hoy Messi, aquel chavalito que Serrat conocía bien, es el niño de moda
de Can Barça.” (Diario Sport, 26-02-06. p.14)

491. “ ‘Manita’ esperando al Real Madrid. [...] Aún tuvo tiempo Valera de transformar el triunfo
en ‘manita’ con dos notables tantos: el 4-0 en el 67’ desde fuera del área y el 5-0 de cabeza en el 91’”
(Diario Sport, 26-02-06. p.16)

492. “ ‘Manita’ esperando al Real Madrid. [...] Aún tuvo tiempo Valera de transformar el triunfo
en ‘manita’ con dos notables tantos: el 4-0 en el 67’ desde fuera del área y el 5-0 de cabeza en el 91’”
(Diario Sport, 26-02-06. p.16)

493. “[Jesús Vazquez]Si hay 2.000 futbolistas, que tenga todo el mundo claro que 100, 75 o 50, lo
son[gays]. Tengo amigos futbolistas y todos pasan de puntillas sobre ese tema.” (Diario Sport, 26-02-06.
p.21)

611
494. “Entrevistador: ¿Da miedo el ‘share’?
Jesús Vazquez: Al principio me producía pánico, aunque ya no. Es un poco injusto, pero es así.
Grandes profesionales han visto su carrera en peligro por culpa de un numerito. Así son las empresas
privadas [...]”(Diario Sport, 26-02-06. p.21)

495. “Entrevistador: ¿La última vez que mintió?


Eva Hache: Miento mucho, mentirijillas... todo lo que sea por hacer reir.” (El Mundo, Diario de
Valladolid 26-02-06. p.20)

496. “Soy calcada a mi padre, calcadita física y psíquicamente; gente que no me conocía me ha
dicho: ‘Tú eres hija de Carlos, ¿no?’” (El Mundo, Diario de Valladolid 26-02-06. p.21)

497. “Porque el fútbol es tan cambiante, tan veleidoso, que hasta tendría que tener nombre de
mujer. El día 7 la loca pelotita [el balón de fútbol, en el partido de vuelta Barcelona-Chelsea, que en
apariencia ganará el Barcelona según el autor] puede hacer de las suyas y convertir todo lo dicho en una
oración por pasiva.”
(Diario Sport, 25-02-06. p.18) J. Montfort.
http:...archivo.sport.es/ed/20060225/pag_016.html

498. “Bárbara y Bienvenida: Una hizo temblar el reino de España y otra, el de su Graciosa
Majestad. Ahora, ambas están a dos velas y de vez en cuando muestran la patita para recordarnos que sus
silencios siguen en oferta.” (Diario el Mundo, 26-02-06. p.72. Carmen Rigalt)

499. “[...]lo reconocen las personas consultadas, que sin embargo se lamentan del continuo desfile
de resentidos que airean sus batallitas en los programas nocturnos de televisión.” (Diario el Mundo, 26-
02-06. p.72. Carmen Rigalt)

500. “Bustamante: Así que la Rebelde Way, la bandita de Rock & Roll va a tocar el fin de semana
en Misiones.” (Localia. Rebelde Way. 21-03-06) (Con desprecio hacia la banda en la que toca su hijo, y
con la intención de impedir la actuación)

612
8. CONCLUSIONES

Una parte de las conclusiones de este capítulo tienen una naturaleza teórica
vinculada a la reflexión sobre los resultados del corpus y los estudios anteriores. El resto
de las conclusiones resulta de la descripción concreta de los elementos tal y como los
hemos encontrado en el corpus. Las primeras están encaminadas a definir las
características del diminutivo como mecanismo lingüístico, las segundas a dar
testimonio fundamentado en la práctica del funcionamiento de estos elementos.

8.1 Conclusiones teóricas


En los estudios sobre el diminutivo existen al menos dos posturas fundamentales
de análisis. En primer lugar, la que vincula las características del sufijo al plano
puramente representacional, según el cual los valores de disminución son nucleares y el
resto de valores ni siquiera merecen una consideración lingüística, como lo considera
Coseriu y sus seguidores. En segundo término se encuentran los trabajos que atienden a
la naturaleza esencialmente pragmática del diminutivo, como los trabajos derivados
directamente del estudio de Alonso (1951). Estos trabajos se centran en el estudio del
diminutivo en uso y están menos interesados en conocer el vínculo entre la función
representacional y el conjunto de valores semántico-pragmáticos que aparecen con
auténtica relevancia en los textos. Los estudios más recientes sí que se han encargado de
encontrar la síntesis entre las metodologías de los estudios anteriores. Schneider
(2013:144), por ejemplo, opina que si bien el diminutivo posee la capacidad para
expresar distintos significados, lo esencial es encontrar los nexos que vinculan distintos
valores, particularmente el que hay entre lo representacional y lo pragmático.

Sin embargo, dar este salto no es sencillo, como podemos observar en los
trabajos de inspiración cognitivista de Dressler y Barbaresi (1994), Jurafsky (1996),
Inchaurralde (1997), Ruiz de Mendoza Ibáñez (1995-96; 1999; 2000), Reynoso
Noveron (1998; 2002; 2005) o Schneider (1999; 2003; 2013). Estos autores, en su
intento de justificar el despliegue de los valores del diminutivo, ponen su atención en el
significado de child o de little como base de la extensión metafórica o metonímica de
los diminutivos hacia valores pragmáticos, si bien el funcionamiento de estas
extensiones no está siempre claro.

Por su lado, Zacarías (2006) propone que el salto de lo dimensional a lo


pragmático depende de una interpretación del contexto de aparición de la base de
afijación, según la cual, cuando la base no está afijada entendemos que el contexto es
normal. Cuando la base sí está afijada consideramos, en cambio, que se ha producido
una ruptura de la normalidad. Es precisamente esa anormalidad la que se interpreta en
términos dimensionales cuando la base puede cambiar de tamaño o en términos
socioculturales cuando esto no es posible. Ambas lecturas admiten aspectos positivos o
negativos en función de parámetros intuitivos sobre lo positivo o negativo de la
desviación del tamaño o de la desviación de la norma sociocultural.

La primera conclusión teórica consiste en considerar el diminutivo como un


mecanismo morfológico mediante el cual el hablante reconoce y aplica unas reglas de
formación prototípicas vinculadas al concepto de pequeñez de un modo general para
aportar otros valores (pragmáticos) que implican la postura del hablante de un modo
particular. Estas estructuras serían, en realidad, paralelas pues comparten
procedimientos de formación que poseen funciones interconectadas pero distintas.
Cuando el sufijo se aplica lo que hace es especificar o determinar lo marcado. En esta
función posee una doble cara, una que sería la propiamente dimensional ‘+Sufijo
dimensional’ y otra que sería de tipo cualitativo ‘–Sufijo dimensional’ y que no se
refiere principalmente a una cuestión dimensional sino a la posición del hablante frente
a lo dicho y que, en este sentido, engloba distintos valores. Estos valores pueden ser del
tipo [no serio], [ficticio], [irónico], [maternal], [amoroso],[afectivo] o [despectivo].

En segundo lugar, el mismo hecho lingüístico, como demuestra la cantidad de


datos, hace que lo periférico sea cada vez más frecuente que lo central, razón por la cual
la mayor parte de sus creaciones no responden a la centralidad (plano dimensional) sino
a la periferia (actitud del hablante). El hecho de que ambas funciones confluyan no es
algo incompatible, sino todo lo contrario. En este corpus hemos documentado
formaciones en las que se dan pasos intermedios entre los valores centrales y los
periféricos o la coexistencia de dos o más valores periféricos. Estos valores simultáneos

614
del diminutivo varían en el grado de influencia que aportan a cada formación. Esta
circunstancia ha multiplicado el número de posibles valores en el corpus analizado.

Además, es posible derivar el empleo de las funciones pragmáticas del de las


propiamente dimensionales. Los morfemas basados en reglas morfológicas tienen
funciones semánticas de representación del mundo y ello, entre los diminutivos del
español, se manifiesta con el volumen relativo (dimensión volumétrica). No obstante, si
la implicación del hablante es mayor, como habitualmente sucede, esos mismos
procesos morfológicos pueden implicarse para dar cuenta de distintas posturas del
hablante ante la realidad manifestable. Con el análisis del corpus hemos intentado
establecer esa vinculación entre lo representativo y lo puramente pragmático en relación
con los diminutivos. Si atendemos más a la descripción del mundo utilizamos los
diminutivos representativamente pero si uno atiende más a su postura del mundo se
utilizan pragmáticamente: mundo real frente a mundo a través del yo. Cualquier teoría
adecuada para describir el verdadero funcionamiento del diminutivo en español debe
tener en cuenta esta naturaleza bipolar de los elementos morfológicos.

La tercera conclusión teórica apunta no a la cantidad sino a la importancia del


diminutivo como un mecanismo lingüístico que favorece la expresión de la actitud del
hablante hacia el mundo antes que la de la dimensión de los objetos que considera.
Cuando el diminutivo se inserta en la estructura conversacional influye más
decisivamente en su significado al expresar la posición del hablante frente al mundo que
en las pocas ocasiones en las que se refiere a aspectos puramente dimensionales.
Además, en lenguas como el español, su selección es más frecuente que la de otros
mecanismos lingüísticos susceptibles de desplegar valores de representación del mundo
como los adjetivos (más frecuentes en lenguas como el inglés o el francés). Sin
embargo, esto no implica que el español sea una lengua más evaluativa o afectiva, sino
que las otras lenguas emplean mecanismos no sufijales para demostrar esa posición del
hablante ante la realidad.

En resumen, consideramos que es imposible hablar de entornos neutros o


marcados cuando se emplea el diminutivo porque su utilización determina precisamente
la cancelación de la neutralidad. La función semántica de representación del mundo de
los morfemas diminutivos (dimensionalidad) se ve opacada, en el caso del español, por

615
la frecuencia e importancia con que en su uso se inmiscuye la postura del hablante ante
el mundo. El diminutivo es un mecanismo lingüístico que se dedica eminentemente a la
manifestación de la posición del hablante ante el mundo. Esta segunda función del
sufijo es, con mucho, la más relevante en el caso de la lengua española y justifica su
selección frente a otros procedimientos lingüísticos como pudieran ser, por ejemplo, los
adjetivos dimensionales.

8.2 Conclusiones descriptivas sobre el corpus

En esta investigación, aparte de tomar una posición teórica, hemos decidido


comprobarla en una investigación de corpus. Hemos analizado hasta 500 muestras de
diminutivos en textos de origen diverso para que los distintos ámbitos del uso del
lenguaje estuvieran suficientemente representados. Los datos estudiados provienen tanto
de la lengua escrita (lenguaje periodístico, novelas, etc) como de la lengua coloquial.

Heos tomado el 50% de los ejemplos del Corpus de conversaciones coloquiales


(2002) del grupo Val.Es.Co. El 50% restante se divide de la manera siguiente: un 25%
está recogido de noticias de la radio o la prensa o de noticias deportivas de distintos
medios, un 20% lo hemos recopilado de representaciones del teatro, el cine o el mundo
de la ficción en los medios de comunicación y el 5% restante pertenece a la interacción
real de personas en concursos, entrevistas o realities.

Los datos han proporcionado información sobre una serie de factores que hemos
considerado en primer lugar de manera aislada y después en contraste. Los datos
considerados de manera aislada se refieren primero a los aspectos léxico semánticos: 1)
el tipo de sufijo, 2) la categoría de la base, 3) la transcategorización, 4) los campos
asociativos, 5) los rasgos léxico-semánticos, 6) la alteración del marco de
subcategorización, 7) la reiteración de sufijos.

Además el estudio considera problemas de tipo pragmático como 1) la función del


diminutivo, 2) el tipo de acto de habla en qué aparece o 3) el ámbito de acción del
diminutivo. Por último, también se reflejan en este trabajo cuestiones de naturaleza
sociolingüística como 1) el grado de afectación a la imagen social de los hablantes, 2) el

616
sexo del hablante, 3) el nivel sociocultural, 4) el grado de cercanía entre los
interlocutores, y 5) la aparición de un entorno condicionado macropragmáticamnte.

8.2.1. En cuanto a los datos de tipo léxico semántico, pragmático y


sociolingüístico considerados aisladamente, hemos llegado a resultados diversos. En lo
referido a los datos de tipo léxico semántico nuestras conclusiones son las siguientes:

1. El tipo de sufijo: el sufijo -ito es con un 78% de las muestras el más


productivo. La tendencia general del español que hace a este sufijo el más
productivo queda confirmada en el corpus. El sufijo –illo aparece hasta en un
10% de las formaciones diminutivas del corpus. Esto prueba también la
tendencia del español a utilizarlo como segunda opción dentro de los
diminutivos. Después vienen los sufijos –ín con un 6% y –ete con un 5%. La
menor incidencia de estos sufijos se debe a su vínculo con aspectos de tipo
dialectal o sociolectal.

2. La categoría de la base: los datos confirman que el diminutivo es un


mecanismo esencialmente vinculado a los sustantivos con un 63% de las
apariciones en bases sustantivas, seguido de lejos por los que aparecen en
bases adjetivas con un 31% de las muestras. Estos datos confirman los datos
de estudios previos sobre esta cuestión.

3. La transcategorización: el diminutivo, en un 99% de los casos, no afectó al


cambio de la categoría gramatical de la base. Podemos afirmar que, dejando al
margen cuestiones verbales y de lexicalización, la capacidad
transcategorizadora del diminutivo, es algo residual en el caso del español.

4. Los campos asociativos: el diminutivo aparece particularmente vinculado a los


campos semánticos relacionados con lo humano como las partes del cuerpo o
los tipos de emisiones comunicativas. Esto parece evidente si pensamos en
que su principal uso según nuestra tesis es poner de manifiesto la actitud del
hablante ante el mundo, un mundo particularmente humano o humanizado.
Estos casos representan hasta el 91%.

617
5. Los rasgos léxico-semánticos: en las bases afijadas, estos se reparten entre tres
tipos principales: a) el tipo +delimitable +delimitado – animado se da en un
31% de las ocasiones; b) los adjetivos con gradación +delimitables
constituyen un 27% de los casos, y c) los sustantivos +delimitables
+delimitados +animados que aparecen en un 24% de los casos. Esto implica
que las bases sustantivas +delimitables +delimitadas son aquellas en las que el
diminutivo aparece en más ocasiones con un 55% de las apariciones. Es lógico
que el diminutivo aparezca sobre las bases sustantivas +delimitables
+delimitadas. Su empleo, como vimos en los apartados dedicados a la
semántica está penalizado sobre bases abstractas y sobre bases no delimitadas
puesto que en los pocos casos en los que esto sucede origina resultados
ambiguos que pueden alterar la naturaleza del marco de subcategorización o la
categoría gramatical. Como hemos dicho, estos procesos son raros, al menos
en la sincronía, en el español. En el caso de los adjetivos, son los adjetivos que
pueden recibir procesos de intensificación o atenuación aquellos que, por lo
general, permiten su aplicación.

6. La alteración del marco de subcategorización consiste en el cambio de los


rasgos léxico-semánticos del marco de subcategorización tras la aplicación del
diminutivo. En el corpus, esto sucede solamente en un 6% de las ocasiones,
por lo tanto este fenómeno apenas tiene incidencia en el español, al menos si
excluimos, como hemos sostenido más arriba, los procesos de lexicalización
completados.

7. La reiteración de sufijos: afecta tan solo a un 3% de los casos del corpus. Este
dato confirma que el fenómeno, aunque existe en español, es mínimo. Lo
lógico es que solo se produzca en entornos poco comunes y
extraordinariamente marcados por una elevada afectividad.

En lo que hace a asuntos de tipo pragmático hemos llegado a los siguientes


resultados:

1. La función del diminutivo:

618
En términos generales predominan las funciones afectivos o colaborativas
(120 casos) seguidas de los casos de desacuerdo (59). Si consideramos las
intensificaciones en su conjunto obtenemos un total de 115 de las cuales 35
con claridad son afectivas o de acuerdo y otras 34 poseen un matiz claro de
desacuerdo. Si tenemos en cuenta las atenuaciones, estas suman hasta 120 de
casos puros de atenuación. De estos casos, 48 poseen matices afectivos y 16,
despectivos.

En lo que respecta a los datos aproximativos o relacionales cuyos usos están


entre lo semántico y lo pragmáticos, estos suman una cantidad de 46
apariciones en las cuales el diminutivo solo aparece en 16 ocasiones como un
valor aislado mientras que en el resto coexiste con otros matices. Los datos
sobre valores representacionales ofrecen hasta 19 apariciones de las que 9 son
valores únicos.

Considerados los casos en su conjunto podemos afirmar que predomina la


atenuación con 147 casos, si tenemos en cuenta los casos en los que coincide
más de un valor, frente a los 128 casos de intensificación.

Si atendemos a los valores de colaboración o no colaboración, los primeros,


sumados todos los casos con valores múltiples alcanzan una cifra de 224 casos
frente a 140 casos de no colaborativos por lo que parece claro que este
mecanismo es claramente colaborativo aunque las vías para conseguir esta
colaboración sean la intensificación o la atenuación.

2. El tipo de acto de habla en qué aparece:

Los actos directivos aparecen como acto principal en hasta 60 ocasiones


(16%), y compartiendo su valor con otro acto hasta en 24 ocasiones de las que
13 son actos expresivos negativos como insultos o críticas. Los actos
comisivos aparecen de manera aislada hasta en 29 (6%) ocasiones y
compartiendo su valor con otro acto en 5 ocasiones.

619
Los actos expresivos aparecen solos hasta en 174 ocasiones de las que 36 son
positivos o de agradecimiento (7%) y 138 de críticas o insultos (27%).
Además aparecen combinados con otros actos hasta en 40 ocasiones. El
porcentaje de insultos y críticas que puede aumentar hasta un 2% si
consideramos los casos en los que hay valores múltiples. Por su parte, los
expresivos positivos pueden ampliarse un 3% si consideramos los casos en
que coinciden con más valores. Los actos asertivos aparecen en 176 de las
ocasiones de manera aislada (35%) y junto a otros actos en 9 ocasiones.

En el corpus predominan los diminutivos en actos asertivos. Estos actos en


combinación con algunos actos directivos y expresivos suelen estar orientados
hacia aspectos colaborativos de la interacción, mientras que los actos de tipo
directivo o expresivo orientados hacia aspectos críticos o hacia el perjuicio de
la imagen de alguno de los hablantes ocupan ambos una cantidad de los datos
menor en dos tercios. Por tanto, parece que la mayoría de los actos de habla
seleccionados en el corpus están orientados también en una dirección
colaborativa, lo que pone de manifiesto que el diminutivo es un elemento
eminentemente colaborativo.

3. El ámbito de acción del diminutivo: el diminutivo lleva su ámbito de acción al


acto de habla en un 65% de los casos, afecta solo a la palabra en un 13% de
los casos y trasciende los límites del acto de habla en un 21% de los casos. Por
tanto parece que el empleo pragmático mayoritario del diminutivo afecta
particularmente al acto de habla.

En lo relativo a las cuestiones de naturaleza sociolingüística podemos concluir lo


siguiente:

1. El grado de afectación a la imagen social de los hablantes: el diminutivo


protege la imagen social de alguno de los hablantes en un 60% de los casos y
sirve para atacarla en un 28% de los casos. Por tanto, el empleo del diminutivo
parece favorecer la colaboración en la interacción y la protección de las
imágenes sociales de sus hablantes para la consecución de objetivos comunes
o particulares.

620
2. Si consideramos los datos en función del sexo del hablante debemos
decir que no parece haber diferencias notables entre su empleo por parte de
hombres o de mujeres aunque existe una ligera mayoría de casos un 56% en el
que diminutivo es empleado por mujeres. En el corpus este dato, por sí mismo,
no es suficientemente determinante como para llegar a la conclusión de que su
empleo es mayoritariamente femenino.

3. En relación con el empleo del diminutivo y el nivel sociocultural de los


hablantes debemos decir que este mecanismo lingüístico es empleado sobre
todo por personas de nivel sociocultural medio (es necesario decir que en el
corpus predominan los casos de los hablantes de este sector poblacional).

4. En cuanto al grado de cercanía que existe entre los hablantes y su relación con
el diminutivo cabe decir que este es empleado en su mayor parte por hablantes
que poseen un grado de proximidad alto, un 57% de los casos analizados. En
este caso un grado de proximidad alto si parece determinar decisivamente la
cantidad de apariciones del mecanismo diminutivo.

5. Cuando hemos encontrado entornos condicionados macropragmáticamente el


diminutivo participa en ellos activamente hasta en un 25% de las muestras
analizadas, dato que no resulta suficientemente significativo en el corpus
como para alcanzar conclusiones determinantes.

8.2.2. Hemos aplicado la prueba del χ cuadrado a los datos obtenidos del corpus
para averiguar hasta qué punto es pertinente tomar en consideración los resultados del
cruce de datos de distinta naturaleza. La prueba del χ cuadrado determina si dos
variables tienen o no relación y por tanto si es pertinente considerar cualquier resultado
fruto de esa relación. Para poder aplicar el χ cuadrado la relación entre las variables
debe de cumplir con una serie de requisitos cuantitativos. En primer lugar se realizan los
cálculos para obtener la tabla de hipótesis nula. Cuando la tabla de hipótesis nula es de
dos celdas por dos columnas no se permite ningún valor de relación menor que cinco y
cuando la tabla es mayor debe haber al menos un 80% de las celdas con valores
superiores a 5. El valor del χ cuadrado se obtiene a partir de cálculos en los que

621
utilizamos la tabla de resultados observados y la de resultados esperados. En función de
los grados de libertad y de la probabilidad alfa se calcula el valor de la inversa del χ
cuadrado.

Si el valor del χ cuadrado es menor que el valor de la inversa del χ cuadrado para
los grados de libertad de la relación y la probabilidad alfa adecuada se puede afirmar
que la hipótesis nula es válida y que, por lo tanto, no hay relación entre las variables.
Por el contrario, si el valor del χ cuadrado fuera mayor, habría relación entre las
variables.

De la prueba se desprenden tres posibilidades: 1) que el valor del χ cuadrado sea


menor y por tanto no haya relación entre las variables; 2) que el valor del χ cuadrado sea
mayor y por tanto haya relación entre las variables; 3) que no tengamos datos
suficientes en alguno de los valores de comparación para aplicar la prueba. Esta última
opción sugiere que el estudio de esa variable posee un bajo interés o incluso que no es
una variable. Veamos en las líneas siguientes los resultados que se derivan de la
aplicación del χ cuadrado.

8.2.3.1. Cruces de variables investigadas en los que está probada la relación entre las
variables.

1. Relación entre la categoría de la base y la función del diminutivo: la hipótesis


de que existe relación entre ambas variables es válida dado que el valor calculado para
el χ cuadrado (156,516) es mayor que el valor calculado de su inversa (29,588) para
diez grados de libertad y una probabilidad alfa 0,001. La probabilidad de que exista
relación es del 100% lo cual garantiza que de hecho existe.

Los datos confirman que por cada vez que el diminutivo se aplica a un adjetivo
(34%) se aplica a dos sustantivos (66%) y que estas son las categorías claramente
mayoritarias de aplicación. En el caso de los sustantivos la cantidad de casos en los que
su función es esencialmente colaborativa en un 50% de sus casos (y en un 33% del
total) y también predomina en una proporción aproximada de dos a uno frente a la no
colaborativa que supone un 23% de los sustantivos (15% del total). Llama la atención

622
la función propiamente afectiva que supone más de un tercio del total de los
diminutivos con sustantivos (25% del total) y de las atenuantes colaborativos que
suponen un 11% de los casos sustantivos y un 8% del total de los casos.

Los diminutivos con sustantivos con un valor puro de desacuerdo suponen un 5%


del total de los sustantivos y un 3% de los casos totales. En el caso del adjetivo los
valores no colaborativos aumentan hasta suponer aproximadamente un 25% por ciento
del total de sus casos. Las funciones principales del diminutivos en adjetivos son las de
intensificación en las que los valores colaborativos o no colaborativos están igualados.
No es casual que la función principal del sustantivo sea la puramente afectiva. La
conclusión es que el sustantivo es, por su frecuencia y no por su proporción, una
categoría más colaborativa que el adjetivo, y que en general el diminutivo es un
mecanismo lingüístico que favorece la cooperación y la negociación en el discurso. El
resto de categorías gramaticales tienen una relevancia poco o nada significativa.

2. Relación entre el tipo de acto de habla y la función del diminutivo: la hipótesis


de que existe relación entre ambas variables es válida dado que el valor calculado para
el χ cuadrado (160,588) es mayor que el valor calculado de su inversa (42,314) para
dieciocho grados de libertad y una probabilidad alfa 0,001. La probabilidad de que
exista relación es del 100% lo cual garantiza que de hecho existe.

El dato más llamativo es el de la combinación entre actos asertivos con la función


afectiva colaborativa, que alcanza más de una décima parte del total del corpus siendo la
combinación más utilizada con 63 apariciones (19%). Después vienen los actos
expresivos negativos con función de desacuerdo no colaborativo que alcanzan hasta 45
apariciones (13%), los directivos con función afectiva y colaborativa con 19 casos (6%)
y los expresivos positivos con función afectiva colaborativa con 18 casos (6%). Si
atendemos solo a estos casos que son los mayoritarios, vemos que los actos asertivos se
destacan frente al resto y que se confirma la tendencia general del empleo del
diminutivo en los valores de colaboración frente a los no colaborativos en una
proporción de dos a uno.

623
El resto de los datos es más difícil de fijar y oscila entre los 10 y los 20
apariciones como las 22 de la función expresiva intensificadora con desacuerdo (6%),
las 21 de los asertivos con función de desacuerdo (6%). Por debajo de estos promedios
tenemos 15 casos asertivos con función atenuante (4%), otros 15 con función atenuante
colaborativa (4%), 14 expresivos críticos con función de atenuante (4%), 13 asertivos
con función de intensificación (4%), 13 directivos con función de intensificador (4%),
11 directivos con función de atenuante (3%) y directivos con función de atenuante
afectivo colaborativo. A la luz de estos últimos datos, podemos comprobar también el
peso del diminutivo en las críticas, con un valor general poco colaborativo que alcanza
hasta un 26% del total (87 casos). Destaca también el empleo en los actos de habla
directivos en los que hay que decir que los valores intensificadores y los atenuantes
están equilibrados.

En conclusión, los actos asertivos colaborativos son mayoritarios, seguidos por los
actos de habla expresivos críticos con función no colaborativa que son los que tienen
más frecuencia en el corpus y revelan la esencia de los resultados totales del mismo, es
decir, que el español utiliza el diminutivo en actos asertivos para establecer buenas
relaciones entre los interlocutores y los actos expresivos críticos para deteriorarlas en
una proporción aproximada de dos a uno. Esto supone que se confirma que el
mecanismo lingüístico del diminutivo, también en esta prueba, funciona esencialmente
para favorecer la negociación del significado entre los hablantes y para permitir que la
comunicación interpersonal continúe o mejore. En el resto de los tipos de actos de habla
y de funciones los resultados están más equilibrados.

3. Relación entre el diminutivo y el grado de perjuicio causado a la imagen social:


la hipótesis de que existe relación entre ambas variables es válida dado que el valor
calculado para el χ cuadrado (48,187) es mayor que el valor calculado de su inversa
(22,458) para seis grados de libertad y una probabilidad alfa 0,001. La probabilidad de
que exista relación es del 100% lo cual garantiza que de hecho existe.

Hemos visto más arriba que la tendencia general del diminutivo es la de proteger
la imagen de los hablantes en una proporción de dos a uno frente a los casos que
amenazan la imagen. El diminutivo –ito que es el que aparece en más ocasiones

624
funciona protegiendo la imagen un 48% de las veces en contraste con un 22% en que la
perjudica. El diminutivo –illo la protege en un 6% mientras que la daña en un 3%. Los
diminutivos –ito e –illo, en términos generales, contribuyen a la protección de la imagen
de los hablantes en una proporción de dos a uno por cada aparición. Por su parte, –ete la
protege un 3% de las veces y la perjudica un 2% así que su capacidad para dañar la
imagen social es mayor, lo hace en 2 de cada 3 ocasiones. Por el contrario, –ín la
protege en un 2,4% de las muestras del corpus frente al 0,4% en que la perjudica. Por
eso se muestra particularmente protector alcanzando una proporción de 6 a 1.

En este sentido, podemos afirmar con convicción que el diminutivo, en general, es


un mecanismo lingüístico encaminado a proteger la imagen, y que en tanto que –ito
aparece en el 80% de las ocasiones (en conjunto con –illo alcanzan el 90%) el principal
mecanismo para la protección de la imagen de los hablantes es –ito. Podemos organizar
los sufijos que aparecen con mayor frecuencia en nuestro corpus de manera escalar en
función de su grado de protección de la imagen:

+ [–ín] [–ito] [–illo] [–ete] -

4. Relación entre el tipo de base y el daño a la imagen social: la hipótesis de que


existe relación entre ambas variables es válida dado que el valor calculado para el χ
cuadrado (23,343) es mayor que el valor calculado de su inversa (18,467) para cuatro
grados de libertad y una probabilidad alfa 0,001. La probabilidad de que exista relación
es del 100% lo cual garantiza que de hecho existe.

Las bases en las que el diminutivo aparece más veces protegiendo la imagen del
interlocutor o la suya son las sustantivas hasta en 177 ocasiones (36% del total de los
casos), el doble de las que las perjudica, 84 (17% del total de los casos). Según el
corpus, en términos generales los adjetivos son menos propensos a perjudicar la imagen
social que los sustantivos. Encontramos que hasta en 44 ocasiones (9% del total) los
adjetivos perjudicaron la imagen social por 108 (22% del total) en las que la
protegieron. La relación en este caso es prácticamente de 2,6 a 1. El resto de estructuras
también están orientadas a la protección de las imágenes aunque en una proporción de 3
a 2.

625
En conclusión, queda probado una vez más que el diminutivo en los adjetivos es
un mecanismo lingüístico encaminado a la protección de la imagen de los interlocutores
particularmente por su mayor proporción en contraste con el sustantivo, que no por su
frecuencia. Estos resultados cuadran con el sentido colaborativo y negociador del
empleo del diminutivo en el discurso.

5. Relación entre el tipo de acto de habla y el perjuicio a la imagen social: la


hipótesis de que existe relación entre ambas variables es válida dado que el valor
calculado para el χ cuadrado (153,338) es mayor que el valor calculado de su inversa
(26,124) para ocho grados de libertad y una probabilidad alfa 0,001. La probabilidad de
que exista relación es del100% lo cual garantiza que de hecho existe.

Existe una relación clara entre los tipos de acto de habla con diminutivos y el
daño que recibe la imagen social. Los actos asertivos son, una vez más, los actos
mayoritarios (27% del total de los casos) encaminados a proteger la imagen y negociar
el significado de una manera amable con un contraste de 3 (27% del total de los casos) a
1 (8% del total de los casos). Los actos expresivos críticos dañan de manera evidente la
imagen de los interlocutores dos (9% del total de los casos) de cada tres veces (2% del
total de los casos). En términos generales los actos de habla directivos y comisivos con
diminutivos están orientados a la salvaguarda de la imagen de los interlocutores.

En conclusión, la mayor parte de los actos de habla (directivos, comisivos y


expresivos positivos y asertivos) están orientados a la protección de la imagen de los
interlocutores. Por otro lado, en pequeña medida los directivos (4% del total de los
casos) y asertivos (4% del total de los casos) la atacan y en mayor medida los
expresivos que contienen críticas (19% del total de los casos) atacan con claridad la
imagen de alguno de los interlocutores. La conclusión es clara. En español solo los
actos de habla eminentemente críticos con diminutivo están orientados
mayoritariamente a menoscabar la imagen social de alguno de los interlocutores.
También, en menor medida, las órdenes pueden ir acompañadas de diminutivos con una
finalidad claramente descortés.

626
6. Relación entre la función del diminutivo y el perjuicio a la imagen social: la
hipótesis de que existe relación entre ambas variables es válida dado que el valor
calculado para el χ cuadrado (370,479) es mayor que el valor calculado de su inversa
(32,909) para doce grados de libertad y una probabilidad alfa 0,001. La probabilidad de
que exista relación es del 100% lo cual garantiza que de hecho existe.

Hemos visto que las críticas son los actos de habla más orientados a menoscabar
la imagen social de los interlocutores seguidas de los actos directivos y algunos
asertivos. Ahora veremos cuáles son las funciones del diminutivo que interactúan con
estos actos para conseguir tanto los efectos de protección como de perjuicio a la imagen
de los interlocutores. Se consigue proteger la imagen de los interlocutores
principalmente a través de la atenuación de la palabra o del acto de habla (54 casos,
14%), particularmente de la atenuación afectiva que es de tipo colaborativo (47 casos,
12%). Por tanto, la atenuación suma hasta 101 casos (26%).

También se protege la imagen social de los interlocutores a través de la


intensificación común (36 casos, 9%) y a través de la intensificación afectiva (34 casos,
9%). Sumadas llegan a un total de 70 casos (18%). La mayor cantidad de casos se dan
cuando los valores del diminutivo son puramente afectivos (76 casos, 19%). Así pues, la
atenuación representa un 16% de los casos en los que se protege la imagen, mientras
que la intensificación (18%) y los casos puramente afectivos (19%) la protege en un
37%. Todo ello sumado da un total de un 63%. En contraste, las funciones no
colaborativas de desacuerdo puro (58 casos, 15%) y de intensificación del desacuerdo
(30 casos, 8%) suponen un 23%.

Así pues, la proporción final (63% frente a un 23%) que obtenemos es que por
cada caso de perjuicio hacia la imagen de los interlocutores tenemos 3 casos de
protección de empleos colaborativos que protegen la imagen. El resto de los casos son
neutros (10%) o de escasa y repartida incidencia (4%).

En conclusión, según el corpus en español el mayor empleo de diminutivos se


produce para proteger la imagen social de los hablantes principalmente a través de
atenuaciones aunque también de intensificaciones y en empleos puramente afectivos.

627
7. Relación entre el sexo y la función del diminutivo: la hipótesis de que existe
relación entre ambas variables es válida dado que el valor calculado para el χ cuadrado
(44,485) es mayor que el valor calculado de su inversa (31,264) para once grados de
libertad y una probabilidad alfa 0,001. La probabilidad de que exista relación es del
100% lo cual garantiza que de hecho existe.

El reparto de las funciones del diminutivo por sexo y según el recurso empleado
se da de la siguiente manera: los hombres recurren a los diminutivos con valores puros
afectivos o no colaborativos hasta un (16%) mientras que las mujeres hasta en un
(23%). El empleo de las intensificación está igualado por sexos, los hombres la utilizan
hasta en un 13% de los casos respectivamente. El uso de la atenuación también está
igualado y es aproximadamente de un 14% respectivamente. Los valores semántico-
pragmáticos son muy minoritarios.

El dato más llamativo en el reparto por sexos en relación con la función del
diminutivo en el corpus es que las mujeres (18% del total) recurren algo más del doble
de veces a los usos puramente afectivos y colaborativos que los hombres (8%).
Inversamente, recurren al desacuerdo puro algo menos de dos veces (5%) que los
hombres (8%).

Tiene sentido a la luz de los datos anteriores que en la expresión del desacuerdo a
través de la intensificación en el corpus los empleos de intensificación del desacuerdo se
den mayoritariamente en hombres (7%), mientras que las mujeres recurren más de tres
veces menos (2%). Curiosamente los empleos de intensificadores colaborativos
alcanzan un 4% en ambos sexos respectivamente.

Los empleos de la atenuación por sexos son paralelos. Las atenuaciones


colaborativas (5% respectivamente) suponen en los dos casos casi el triple de las no
colaborativas (2% respectivamente). A ello habría que sumarle hasta un 6% de
atenuaciones puras que normalmente consideraremos como colaborativas.

628
En definitiva, los empleos de valores afectivos o no colaborativos son
mayoritarios y suponen el 39% de los casos. Los intensificadores y atenuantes se
reparten un 25% cada uno. El 10% restante corresponde a los casos semántico
pragmáticos y en menor medida a los representacionales. Los hombres parecen más
proclives a los usos críticos en las intensificaciones y en los valores puros no
colaborativos y las mujeres más a los afectivos en los afectivos puros y en los
intensificadores afectivos. En el resto de los ámbitos los valores están igualados. La
conclusión es que las mujeres recurren más a los mecanismos diminutivos en empleos
colaborativos.

8. Relación entre el nivel sociocultural y la función del diminutivo: la hipótesis de


que existe relación entre ambas variables es válida dado que el valor calculado para el χ
cuadrado (65,153) es mayor que el valor calculado de su inversa (39,252) para dieciseis
grados de libertad y una probabilidad alfa 0,001. La probabilidad de que exista relación
es del 100% lo cual garantiza que de hecho existe.

Si consideramos los datos desde el punto de vista del nivel sociocultural vemos
que, en el corpus, las personas de nivel medio son las más proclives al empleo del
diminutivo afectivo (21% del total) seguidas por las de nivel bajo (6% del total). En
contraste, las personas de nivel alto (6% del total) utilizan casi tanto como las de nivel
medio (7% del total) el diminutivo no colaborativo. Es interesante ver cómo el
diminutivo intensificador no colaborativo lo utilizan también personas de nivel
sociocultural alto (4% del total) frente a las de nivel bajo (3% del total). Inversamente,
el diminutivo intensificador colaborativo lo emplean más las personas de nivel
sociocultural medio (5% del total) y bajo (2% del total). También el atenuante
colaborativo lo emplean más las personas de nivel sociocultural medio (6%).
Aparentemente las personas de niveles socioculturales medios (32% del total) y bajos
(10% del total) emplearían más el diminutivo como un recurso colaborativo. Los
hablantes de nivel alto lo emplearían como recurso colaborativo solo en un 6% de las
ocasiones.

En general las clases medias han empleado más atenuantes puros (9%) y más
intensificadores puros (7%) si bien es cierto que el 63% de los datos provenían de este

629
sector poblacional frente a un 17% de personas de nivel sociocultural bajo y un 20% de
personas de nivel sociocultural alto.

Con todo, la interpretación de los datos del corpus indica que las personas de
niveles socioculturales medios o bajos negocian más el significado y colaboran más en
las interacciones quizás porque están más condicionadas por las relaciones de poder o
porque utilizan un discurso más afectivo y menos formal. Para esta negociación las
personas de nivel sociocultural medio prefieren los sufijos afectivos puros en una
proporción de 4 a 1 frente a los intensificadores colaborativos o a los atenuadores
colaborativos respectivamente. Por el contrario, las personas de niveles socioculturales
altos expresan su falta de colaboración con sufijos diminutivos en valores no
colaborativos puros y en valores intensificadores no colaborativos preferentemente en
una proporción de 2 a 1 aproximadamente.

9. Relación entre el nivel sociocultural y el tipo de acto de habla: la hipótesis de


que existe relación entre ambas variables es válida dado que el valor calculado para el χ
cuadrado (35,208) es mayor que el valor calculado de su inversa (29,588) para diez
grados de libertad y una probabilidad alfa 0,001. La probabilidad de que exista relación
es del 100% lo cual garantiza que de hecho existe.

Existe una relación clara entre los tipos de acto de habla con diminutivos y el
nivel sociocultural de la persona que lo emplea. Los actos asertivos son, una vez más,
los actos mayoritarios particularmente en el nivel sociocultural medio (117 casos, 25%
del total). Contrastan con los niveles medio (8%) y bajo (4%). Le siguen los actos
expresivos críticos en los que el nivel medio vuelve a ser mayoritario (16%) seguido por
los del nivel alto (12%) y el bajo (4%). En tercer lugar están los actos directivos en el
nivel sociocultural medio (11%), bajo (3%) y alto (3%).

En resumen, en el corpus tenemos una mayor aparición de intervenciones llevadas


a cabo por el nivel sociolingüístico medio (60%) que ha seleccionado principalmente
actos asertivos (25%) que a priori son de naturaleza colaborativa. Y algo similar sucede
con los directivos (11%) en el nivel sociocultural medio aparentemente también de tipo
colaborativo. Estos dos últimos tipos contrastan con los actos expresivos críticos (16%)
en el nivel medio que como hemos visto más arriba poseen una naturaleza no

630
colaborativa. En el interior de este apartado destaca la proximidad entre los actos
críticos empleados por hablantes del nivel medio y los actos críticos llevados a cabo por
los hablantes de nivel sociocultural alto (12%) que son de naturaleza crítica. Esto se
puede explicar probablemente por la mayor capacidad de los hablantes de este grupo de
imponer su punto de vista y su posición de superioridad en la interacción. Además, este
apartado se relaciona con los resultados del apartado de la imagen social y los actos de
habla en el que veíamos que la mayor parte de los actos de habla (directivos, comisivos
y expresivos positivos y asertivos) estaban orientados a la protección de la imagen de
los interlocutores mientras que solo en mayor medida los expresivos que contienen
críticas (64%) la atacaban.

10. Relación entre el sexo y el tipo de acto de habla: la hipótesis de que existe
relación entre ambas variables es válida dado que el valor calculado para el χ cuadrado
(18,644) es mayor que el valor calculado de su inversa (16,812) para seis grados de
libertad y una probabilidad alfa 0,01. La probabilidad de que exista relación es del 99%
lo cual garantiza que de hecho existe. La prueba del χ cuadrado ha sido positiva.

En primer lugar hay que decir que la cantidad de actos de habla utilizados por
mujeres es ligeramente mayor, 258 (54%) frente a 218 (46%). Los actos de habla
utilizados por mujeres han sido preferentemente asertivos (109) puesto que estos actos
son mayoritarios. Sin embargo, este dato es interesante puesto que los actos de habla
asertivos son preferentemente colaborativos y la proporción es casi de dos a uno: 109
(23%) casos de empleos de mujeres frente a 67 (14%) empleos de hombres. El resultado
en las críticas o actos eminentemente no colaborativos merece ser tenido en cuenta
porque el uso entre mujeres y hombres se equilibra bastante: 65 (14%) frente a 89
(19%). Resulta interesante que exista una mayor cantidad de actos directivos llevados a
cabo por mujeres (11%) que por hombres (6%). Los actos expresivos positivos y los
comisivos están bastante igualados entre ambos sexos.

En resumen, el empleo de los diminutivos en función de los actos de habla y de


los sexos de los hablantes arroja la idea de que las mujeres emplean más este
mecanismo, sobre todo en los actos asertivos y en los directivos. Esto encaja con la idea
general de que el empleo del diminutivo tiene una evidente utilidad para las mujeres, y
en menor medida para los hombres, de ser utilizado como mecanismo de colaboración

631
en todos los tipos de actos salvo en los expresivos críticos en los que la tendencia,
lógicamente, se invierte. Esto confirma la idea central del trabajo de que el diminutivo
es un mecanismo eminentemente colaborativo.

8.2.4. No es posible aplicar la prueba del χ cuadrado en los siguientes casos


debido a su baja frecuencia de aparición en el corpus: 1a) Relación entre la
transcategorización y el tipo de base (solo hay un 1% de valores de trasncategorización
y esto provoca que en la mitad de la tabla de hipótesis nula haya valores por debajo de
5) y 1b) Relación entre la transcategorización y el tipo de diminutivo (solo hay un 1%
de valores de trasncategorización y esto provoca que en la mitad de la tabla de hipótesis
nula haya valores por debajo de 5); 2a) Relación entre la iteración de los sufijos
diminutivos y el tipo de base (solo hay un 2% de valores con reiteración y esto provoca
que en la mitad de la tabla de hipótesis nula haya valores por debajo de 5); 2b) Relación
entere la iteración de los sufijos diminutivos y la función del diminutivo (solo hay un
3% de valores de trasncategorización y esto provoca que en la mitad de la tabla de
hipótesis nula haya valores por debajo de 5); 2c) Relación entre la iteración de los
sufijos diminutivos y el tipo de acto de habla (la distribución de los valores es muy
irregular debido a la dispersión de los datos y quedan un 71% de los valores por debajo
de 5). A continuación veremos estos casos con más detalle.

8.2.4.1. Problemas en la aplicación de la prueba del χ cuadrado al cambio del


marco de subcategorización o de la categoría gramatical.

Los casos en los que el diminutivo o evaluativo del español cambia el marco de
subcategorización o la categoría gramatical de la palabra, es decir, aquellos en los que
se ven modificados los rasgos léxico semánticos de las palabras como su naturaleza [±
delimitada] o [± humana] o bien su género o su número (ver cap. 4.), son escasos. No
en vano, su capacidad para mantener la categoría gramatical es una de las características
definitorias del diminutivo como categoría sufijal y del evaluativo como categoría o
mecanismo semántico-pragmático. La relación entre los evaluativos y el cambio de
categoría gramatical plantea problemas porque su frecuencia es escasa y, como

632
decíamos anteriormente, el estatus de auténtico evaluativo de esos formantes no está
claro. Algunos parecen lexicalizaciones puesto que operan en ellos procesos de cambio
semántico que han culminado o están bastante avanzados. En otros casos parece que
intervienen metáforas o metonimias que se dan conjuntamente con la aplicación de los
sufijos y que oscurecen la interpretación de la transformación. La aparición de
determinantes en el entorno léxico de la palabra también es responsable directo de sus
transformaciones. Parece evidente que si estas formaciones son evaluativas pertenecen,
desde luego, a áreas auténticamente periféricas de la derivación evaluativa diminutiva.

En el corpus estudiado predominan los términos con rasgos +delimitable


+delimitado –animado como cacharro-cacharrito, +delimitable +delimitado +animado
+humano del tipo de persona, como cura-curilla y los adjetivos susceptibles de ser
graduados, como alto-altito. En principio, como hemos visto los evaluativos no
cambian la categoría sintáctica de la base ni el cuadro de subcategorización. Sin
embargo, puesto que otros evaluativos como –one en italiano (Merlini Barbaresi
2004:272) u -ón en español, añaden el rasgo léxico de persona por vía metonímica, se
puede justificar algo similar con el caso de –ito en términos del corpus, como en los
ejemplos de bigotitos o de ricitos. No obstante, las alteraciones en el marco de
subcategorización deben contemplarse con cautela.

Pues bien, en el corpus Briz hallamos seis casos que cambian de lo +delimitable
–delimitado –elemento discreto, un 3% (seis casos) a lo +delimitable +delimitado –
animado. La mayor parte de los casos en los que se produce un cambio del marco de
subcategorización convierten lo abstracto y no contable en lo concreto y contable
principalmente, hacia lo +delimitable +delimitado +animado +humano, (15 casos) y
hacia lo –animado (nueve casos). Probablemente, se debe a procesos de metáfora o
metonimia que actúan de un modo más o menos contextual en conjunción con el sufijo.
Solo en 29 de los 500 casos analizados del corpus global ha habido indicios de algún
cambio del marco de subcategorización, lo que indica que este proceso es extraño y
periférico, cuando no ajeno, a la morfología evaluativa diminutiva. En nuestra opinión,
si bien no parece un mecanismo del cambio, sí puede informar, marcar o favorecer la
aparición de otros mecanismos de cambio.

633
8.2.4.2. Problemas en la aplicación de la prueba del χ cuadrado a la iteración de
los sufijos diminutivos

La iteración de diminutivos es un fenómeno estadísticamente escasísimo en la


sufijación apreciativa del español, particularmente cuando se trata del mismo sufijo. En
más de una ocasión se produce sobre formantes cuya naturaleza evaluativa es dudosa ya
que parecen más o menos fijados a la raíz de la palabra como en mentir-ij-illas. Cuando
se da, viene a aparecer en bases principalmente adjetivas y posee una función
principalmente intensificadora. Las funciones de las formas recursivas son
preferentemente colaborativas o intensificadoras. En el caso de las formas repetidas, la
función más importante es la de la intensificación, no solo por el hecho de que algunas
de las formas se den sobre bases adjetivas sino porque su comportamiento es idéntico al
de la categoría adjetival en combinación con diminutivos recursivos.

Los sufijos –ito e –ín en combinación son los que más se repiten. El hecho de
que las bases sean siempre las mismas indica cierta tendencia hacia la lexicalización a
través de la iconicidad entendida no solo como el empleo de sonidos [i] con valores
afectivos sino como repetición sonora o gráfica de elementos en la que aparece ese
sonido [i]. El hecho de que los adultos empleen este lenguaje con los niños debe de estar
basado en esos aspectos icónicos que provocan que el léxico de los niños sea diminutivo
más por imitación de los adultos que por producción propia (de Marco, 1998) y que
estos protesten al tomar conciencia del estatus infantil al que les relega este tratamiento.

8.2.5. Correlaciones que no han alcanzado el nivel de relación mínimo exigido por
la prueba del χ cuadrado para demostrar con suficiente certeza que están vinculadas:

Relación entre la categoría de la base y el tipo de diminutivo: la hipótesis de que existe


relación entre ambas variables no es válida dado que el valor calculado para el χ
cuadrado (1,946) es menor que el valor calculado de su inversa (2,366) para tres grados
de libertad y una probabilidad alfa 0,5. La probabilidad de que exista relación es solo
del 50% lo cual no garantiza que exista dicha relación.

Los resultados de la prueba del χ cuadrado han demostrado que no hay una
relación directa que determine que la categoría de la base seleccione un tipo de sufijo u

634
otro, es decir, que la selección del sufijo es bastante arbitraria. La conclusión es clara el
proceso de selección del sufijo no está condicionado por la categoría de la base. No
obstante sí que podemos comentar el resto de los asuntos relacionados tanto con el tipo
de sufijo como con las categorías a las que se adjunta.

Los diminutivos manifiestan la tendencia a ser más productivos con la categoría


sustantiva y, en segundo lugar, con la adjetiva, si bien ha sido posible encontrar
formaciones, aunque escasas, en unidades fraseológicas, estructuras repetidas,
interjecciones, gerundios y pronombres. Los datos del corpus parecen confirmar la
tendencia general del español contemporáneo según los cuales el sufijo diminutivo y
evaluativo de una mayor productividad en formas no lexicalizadas es –ito (79%),
seguido muy de lejos por –illo (10%). Con respecto a -ito su categoría gramatical de
adjunción más frecuente parece ser el sustantivo (66%) seguido de cerca por el adjetivo
(34%).

Hay que señalar el alto número de ocurrencias con una serie de adjetivos y
cuantificadores relacionados semánticamente (pequeño, chico, poco) y que resultan, en
español, los más adecuados para recibir la sufijación apreciativa. Funcionan
aisladamente como un factor más de la morfología apreciativa y se comportan como el
elemento propiamente afectivo cuando reciben un diminutivo. En estos casos, el
diminutivo se limita a intensificar la atenuación o la valoración subjetiva que marca
referencialmente el adjetivo. Por su parte, Las unidades fraseológicas, recursivas y
repetidas con diminutivo son escasas.

El diminutivo puede utilizarse en términos como animales, plantas, partes del


cuerpo e hipocorístico. Este puede ser el origen histórico del sentido relacional del
diminutivo ya que utilizado en algunos adjetivos o sustantivos como rubio, bigote o
sapo, sirve para focalizar el referente o para aproximarlo a la esfera subjetiva del
hablante. Al mismo tiempo, puede convertir un sustantivo común en un apodo y casi en
un nombre propio. En cuanto a los sustantivos, existe una serie de nombres propios,
aproximadamente 34 casos (7%), en los que el diminutivo parece lexicalizado y, con
todo, no deja de participar en la fuerza ilocutiva de los actos de habla, pues de no
utilizarse podría indicar modificaciones en el tipo de relación entre los hablantes
(distancia, enfado, etc.).

635
8.2.3.2. Relación entre el tipo de diminutivo y su función: la hipótesis de que existe
relación entre ambas variables no es válida dado que el valor calculado para el χ
cuadrado (4,461) es menor que el valor calculado de su inversa (4,605) para dos grados
de libertad y una probabilidad alfa 0,1. La probabilidad de que exista relación es solo
del 90% lo cual no garantiza que exista dicha relación.

Aunque el nivel de relación entre las variables es del 90% no tenemos una
certeza estadística suficiente como para afirmar que el tipo de diminutivo seleccione un
tipo de función concreta. Con todo, vamos a comentar sucintamente estos resultados.
Los resultados del cruce de los datos del tipo de diminutivo y de las funciones que
alcanza, de ser válidos, arrojarían dos tipos de conclusiones: por un lado, parece claro
que predominan netamente las funciones colaborativas del diminutivo –ito (46%) frente
a las no colaborativas (22%) en una cantidad de dos a uno. Si obviamos los datos de
menor incidencia observamos que el 49% de los empleos de los sufijos es claramente
afectivos frente al 26% que no lo es. Esto cuadra con el resto de resultados positivos de
la tesis.

8.2.3.3. Relación entre la categoría de la base y el tipo de acto de habla: la hipótesis de


que existe relación entre ambas variables no es válida dado que el valor calculado para
el χ cuadrado (7,507) es menor que el valor calculado de su inversa (7,779) para cuatro
grados de libertad y una probabilidad alfa 0,1. La probabilidad de que exista relación es
solo del 90% lo cual no garantiza que exista dicha relación.

Una vez más el nivel de relación entre las variables es del 90% y no tenemos una
certeza estadística suficiente como para afirmar que el tipo de diminutivo seleccione un
tipo de función concreta. Por ello comentaremos estos resultados con gran brevedad. En
términos generales la proporción entre adjetivos y sustantivos en los actos de habla
suele ser de dos a uno. Los actos de habla mayoritarios son los asertivos seguidos de los
expresivos referidos a críticas e insultos. Si consideramos los actos asertivos y los
expresivos positivos como actos de habla encaminados a la colaboración suman un 47%

636
de las apariciones. Los actos de habla asertivos en bases sustantivas son mayoritarios
(25%), seguidos de los actos de habla expresivos en insultos y críticas (18%).

Estos datos indicarían de ser válidos que la mera transmisión de información y el


discurso natural de la negociación del significado de la realidad se lleva a cabo por
medio de sustantivos. Por el contrario, cuando se trata de utilizar valores expresivos no
colaborativos (29%), las categorías sustantiva (18%) y adjetiva (11%) se aproximan.
Esto supondría, con mayor certeza si la prueba fuera positiva, que el adjetivo fuera un
elemento menos colaborativo que el sustantivo.

En los actos directivos encontramos 58 (14%) apariciones de sustantivos frente a


18 (4%) de adjetivos. En las órdenes los diminutivos funcionan prioritariamente como
mitigadores. Parece que en el español es más importante mitigar sobre los objetos que
sobre las cualidades de los mismos. En las unidades fraseológicas, recursivas y
repetidas con diminutivo hay cierta tendencia hacia las críticas compensadas por la
función colaborativa del diminutivo en general. En conclusión, las categorías más
utilizada es la sustantiva en combinación con los actos de habla asertivos o directivos lo
que sugeriría, de haber sido positiva la prueba del χ cuadrado, que el diminutivo en
combinación con sustantivos posee una vertiente eminentemente colaborativa.

8.2.6. En resumen, nos encontramos tres tipos de resultados según la aplicación de


la prueba del χ cuadrado a los cruces de variables:

a) Correlaciones que han alcanzado el nivel de relación mínimo exigido por la


prueba del χ cuadrado para demostrar con suficiente certeza que están vinculadas: 1.
Relación entre la categoría de la base y la función del diminutivo; 2. Relación entre el
tipo de acto de habla y la función del diminutivo; 3. Relación entre el diminutivo y el
grado de perjuicio causado a la imagen social; 4. Relación entre el tipo de base y el daño
a la imagen social; 5. Relación entre el tipo de acto de habla y el perjuicio a la imagen
social; 6. Relación entre la función del diminutivo y el perjuicio a la imagen social; 7.
Relación entre el sexo y la función del diminutivo; 8. Relación entre el nivel

637
sociocultural y la función del diminutivo; 9. Relación entre el nivel sociocultural y el
tipo de acto de habla; 10. Relación entre el sexo y el tipo de acto de habla.

b) Fenómenos como la iteración o repetición de diminutivos así como la


transcategorización son demasiado marginales como para extraer conclusiones
relevantes en el corpus sobre su uso y su relación con otros aspectos del diminutivo.
Aparentemente la conclusión más interesante que se puede extraer es precisamente que
su marginalidad los excluye de las características centrales y aun periféricas del
diminutivo como mecanismo lingüístico en el conjunto de la lengua española.

c) Correlaciones que no han alcanzado el nivel de relación mínimo exigido por la


prueba del χ cuadrado para demostrar con suficiente certeza que están vinculadas: 1) los
vínculos que se dan entre la categoría de la base y el tipo de diminutivo que se
selecciona; 2) la relación entre el tipo de diminutivo y su función; 3) la relación entre la
categoría de la base y el tipo de acto de habla.

8.3. Resumen de las conclusiones

El diminutivo es un mecanismo morfológico que posee estructuras de formación


paralelas para la expresión del concepto de pequeñez y para la expresión de valores
pragmáticos que implican la postura del hablante hacia lo dicho. La conexión de ambas
estructuras es posible gracias a determinadas funciones interrelacionadas puesto que al
evaluar la dimensión de nuestro entorno hacemos un juicio de valor sobre cómo lo
percibimos. Hemos encontrado que este juicio implica o puede implicar una toma de
postura ante la realidad particularmente en los casos en los que la dimensión se aplica a
contextos aparentemente menos susceptibles de necesitar un juicio sobre su tamaño
físico. Resulta necesario seguir investigando en esta dirección puesto que parece
evidente que el activación de los mecanismos del diminutivo son consecuencia antes de
un posicionamiento del hablante ante la realidad que de otras circunstancias.

No solo resulta que el diminutivo recibe una mayor cantidad de empleos cuando
se trata de realizar valoraciones sobre el entorno del hablante. Además, a medida que la

638
implicación del mismo aumenta, sus funciones son de una naturaleza cada vez más
eminentemente pragmática.

1.Hemos constatado que existe una relación entre la categoría de la base y la


función del diminutivo según la cual la función principal de los sustantivo con
diminutivo es la puramente afectiva (colaborativa) mientras que en los adjetivos lo son
las de intensificación en las que los valores colaborativos o no colaborativos están
igualados. Esto nos lleva a afirmar que el sustantivo es por su frecuencia de aparición,
que no por su proporción, una categoría más colaborativa que el adjetivo y que, en
general, el diminutivo es un mecanismo lingüístico que favorece la cooperación y la
negociación en el discurso.

2.También hemos descubierto que existe un vínculo poderoso entre el el tipo de


acto de habla y la función del diminutivo según el cual el español utiliza el diminutivo
mayoritariamente en actos asertivos para establecer buenas relaciones entre los
interlocutores y en los actos expresivos críticos para menoscabarlas. La proporción entre
la aparición de ambos tipos de actos es de 2 a 1 con lo que, otra vez, se confirma que el
mecanismo lingüístico del diminutivo funciona esencialmente para favorecer la
negociación del significado entre los hablantes y para permitir que la comunicación
interpersonal continúe o mejore.

3.Hemos alcanzado la certidumbre de que existe una relación clara entre la


selección del diminutivo y el grado de perjuicio causado a la imagen social. El
diminutivo es un mecanismo lingüístico encaminado a proteger la imagen y en
particular –ito, que aparece en el 80% de las ocasiones. Sin embargo por su poder de
protección otros sufijos, como –ín, son superiores mientras que –ete resulta el más
peligroso para la salvaguarda de las imágenes sociales.

4.También existe un vínculo entre el tipo de base que acompaña al diminutivo y el


daño que se produce a la imagen social de los hablantes porque, según los datos, la
sufijación de adjetivos es proporcionalmente el mecanismo más adecuado para la
protección de la imagen de los interlocutores. Estos resultados cuadra, una vez más, con
el sentido colaborativo y negociador del empleo del diminutivo en el discurso.

639
5.Hemos demostrado la relación que existe entre la mayor parte de los actos de
habla en los que aparecen diminutivos y la protección de la imagen de los
interlocutores. Solo los actos de habla eminentemente críticos con diminutivo están
orientados mayoritariamente a menoscabar la imagen social de alguno de los
interlocutores.

6. En el ámbito de los sociopragmático, hemos llegado a la conclusión de que


también entre las funciones del diminutivo y el perjuicio que se produce en la imagen
social de los hablantes existe una relación puesto que el mayor empleo de diminutivos
en atenuaciones principalmente aunque también en intensificaciones o empleos
puramente afectivos tiene por fin proteger la imagen social de los hablantes.

7.Además, según los datos, las personas de niveles socioculturales medios o bajos
negocian más el significado y colaboran más en las interacciones quizás porque están
más condicionadas por las relaciones de poder o porque utilizan un discurso más
afectivo y menos formal. Para esta negociación las personas de nivel sociocultural
medio prefieren los sufijos afectivos puros. Las personas de niveles socioculturales altos
expresan su falta de colaboración seleccionando sufijos diminutivos con valores no
colaborativos puros.

8. Si atendemos a la relación entre el nivel sociocultural y el tipo de acto de habla


observamos que los hablantes de nivel sociolingüístico medio, que son mayoritarios,
han seleccionado principalmente actos asertivos (25%) que a priori son de naturaleza
colaborativa. Estos resultados contrastan con la cantidad de actos críticos empleados por
hablantes del nivel sociocultural alto (12%). Creemos que este dato se puede explicar,
vinculándolo con los resultados del punto anterior, probablemente por la mayor
capacidad de los hablantes de este grupo de imponer su punto de vista y su posición de
superioridad en la interacción.

9. Aunque es cierto que tanto hombres como mujeres, centrándonos ahora en la


división por sexos, recurren a mecanismos colaborativos con diminutivos, tenemos
convicción, siguiendo los datos del corpus, de que las mujeres lo hacen más.
Inversamente los hombres recurren más a mecanismos diminutivos no colaborativos.

640
10. En relación con el punto anterior está la correlación entre el sexo y el tipo de
acto de habla. Las mujeres emplean más este mecanismo, sobre todo en los actos
asertivos y en los directivos como mecanismo de colaboración. En los tipos de actos
expresivos críticos la proporción, se invierte. Esto confirma la idea central del trabajo de
que el diminutivo es un mecanismo eminentemente colaborativo.

11. Según nuestros datos no existe una relación directa que determine que la
categoría de la base seleccione un tipo de sufijo u otro, es decir, que la selección del
sufijo es bastante arbitraria. La conclusión es clara el proceso de selección del sufijo no
está condicionado por la categoría de la base.

12.Aunque el nivel de relación entre las variables según la prueba del χ cuadrado
es del 90% no tenemos una certeza estadística suficiente como para afirmar que el tipo
de diminutivo está vinculado con la selección de un tipo de función concreta. Parece
lógico pensar que la selección de cualquier sufijo para las distintas funciones es bastante
arbitraria puesto que un mismo diminutivo aparece en múltiples funciones.

13. Lo mismo sucede con la vinculación entre el tipo de diminutivo y los actos de
habla, el nivel de relación entre las variables es del 90% según la prueba del χ cuadrado
y por tanto, no disponemos de una certeza estadística suficiente como para afirmar que
ese vínculo efectivamente existe. En conclusión, las categorías más utilizada es la
sustantiva en combinación con los actos de habla asertivos o directivos lo que sugeriría,
de haber sido positiva la prueba del χ cuadrado, que el diminutivo en combinación con
sustantivos posee una vertiente eminentemente colaborativa.

14. Problemas como la transcategorización, la alteración del marco de


subcategorización o la iteración de sufijos resultan tan marginales en el español que es
imposible aplicarles la prueba estadística del χ cuadrado en nuestro corpus. Esta
situación viene a confirmar algo evidente, estas cuestiones son muy periféricas en el
ámbito del diminutivo.

Como hemos visto, los valores principales de los diminutivos son colaborativos,
protegen la imagen social de los interlocutores, y se dan en los actos de habla
mayoritarios en el corpus, primero los asertivos y después los expresivos. Sería

641
interesante continuar la investigación centrándonos en las vertiente aplicada del uso de
los diminutivos. Estos elementos pueden jugar un papel importante en el ámbito del
español de los negocios y o en los métodos de ventas que fían en el uso del lenguaje la
consecución de sus logros. Nos parece que también sería interesante profundizar en el
estudio de los diminutivos en los actos y expresiones de naturaleza no colaborativa, su
incidencia real en las críticas, los insultos y la ironía. La escritura literaria o la de
guiones cinematográficos o televisivos siempre demanda conflictos en cuya elaboración
el diminutivo puede jugar un papel importante.

En todo caso parece innegable que el peso del diminutivo en el ámbito lingüístico
es de naturaleza pragmática. Por todo ello, consideramos que resulta de principal interés
en este campo continuar investigando tanto en la intensidad en la que el nivel
pragmático y los aspectos vinculados a la protección de la imagen social se ven
afectados como al resto de cuestiones sociolingüísticas consideradas.

Desde una perspectiva menos aplicada y más académica, cabe continuar con los
estudios de aquellos ámbitos más periféricos del diminutivo como los problemas que
surgen cuando los aplicamos a las categorías gramaticales minoritarias, el asunto de la
transcategorización y de la alteración del marco de subcategorización o la cuestión de la
iteración de sufijos. Consideramos que estos ámbitos se ofrecen a una exploración
futura que merece ser abordada en un futuro próximo.

642
BIBLIOGRAFÍA

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