La Verdad Sobre Los Carbohidratos
La Verdad Sobre Los Carbohidratos
La Verdad Sobre Los Carbohidratos
carbohidratos
¿Son buenos o malos? ¿Reemplazarlos por frutas nos protege de ellos? ¿Qué sucede con los
carbohidratos de alto contenido glucémico?
POR
GABRIEL ROBLEDO KAISER*
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Si usted se confunde con lo que son los carbohidratos, no está solo. En los últimos
años, las opiniones acerca del papel de aquellos en la dieta ha variado desde «Coma
más para una salud óptima» hasta «Nada puede ser peor para su salud». La verdad se
encuentra entre esas dos afirmaciones. El hecho es que el tipo de carbohidratos (CH)
que consumimos es uno de los primeros predictores de la salud. Como vamos a ver,
una dieta alta en el tipo incorrecto de CH puede llevar a obesidad, resistencia a la
insulina, diabetes, enfermedad cardiovascular y muchos otros problemas de salud.
Por otro lado, una dieta que incluya el tipo correcto de CH puede ayudar a prevenir
estas mismas enfermedades y colocarnos en el camino de una salud excelente.
Hasta hace poco se le prestaba poca atención por parte del gremio médico al impacto
de los CH en la salud y el bienestar, pero con la gran cantidad de evidencia
actualmente disponible no se pueden ignorar más estas implicaciones.
El hecho es que hay CH buenos y malos, y si se escoge bien se puede llegar a
obtener un peso ideal y una salud óptima. ¿Qué hace que los alimentos que
contienen algunos carbohidratos sean mejores que otros? Uno de los factores más
importantes es la velocidad a la cual se eleva el azúcar en la sangre después de
consumirla, o índice glucémico (IG).
De preferencia se deben ingerir alimentos con IG bajo. Para tener una idea: la miel
tiene un IG de 87, el pan blanco de 100, el espagueti blanco de 74 y el integral de
42, los cacahuetes de 13. El IG alto de un alimento eleva rápidamente el contenido
de azúcar de la sangre, y esto ocasiona la inyección de insulina desde el páncreas, lo
cual induce el mecanismo regulador de las grasas a entrar en acción, y así inicia su
acumulación en las células del tejido adiposo o de grasa. Además se produce un
efecto colateral: la sensación inevitable de hambre, lo cual aumenta el deseo de
ingerir más cantidad de CH. Esto se conoce como adicción a los carbohidratos.
Mientras más se come, más se desea comer. Esto es una enfermedad y debe ser
tratada.
“¡Doctor, yo no como harinas sino bastante fruta», dicen muchos pacientes. ¡Ojo!
¡Están en un error! Si bien las frutas tienen un sabor delicioso y además son parte de
las recomendaciones universales para mantener una buena salud debido a la
infinidad de nutrientes que aportan, como vitaminas y minerales, además de ser
alimentos ricos en agua y fibra, también están, compuestas por carbohidratos.
Aunque tienen menos calorías que muchos otros alimentos y preparaciones, una
porción de fruta contiene aproximadamente 60 calorías y 15 gramos de
carbohidratos.
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Estas dietas se fundamentan en que los carbohidratos son malos y que aumentan el
peso en las personas que los comen. Sin embargo, el incremento de peso radica
realmente en un exceso en la dieta, sea de carbohidratos, proteínas o grasas, y una
disminución de la actividad física o gasto calórico diario.
Las dietas altas en proteína y grasa tienden a ser bajas en calcio y fibra, a la vez que
disminuyen drásticamente los fitoquímicos tan saludables de los vegetales y frutas.
Por otro lado, alteran el metabolismo en un proceso llamado cetosis, en el cual se
queman grasas para obtener la energía necesaria para vivir. La cetosis puede causar
fatiga y estreñimiento, y a largo plazo enfermedad cardiovascular, pérdida de masa
ósea y daño renal.
Según los defensores de este tipo de dietas bajas en hidratos de carbono, la gente
come en exceso porque tiene hambre, y tiene hambre debido a que los alimentos que
nos han enseñado a comer se absorben con demasiada rapidez y confunden el
metabolismo al elevar rápidamente el contenido de glucosa. Todos esos
carbohidratos tienen el desastroso efecto secundario de provocarnos un apetito
voraz.