Intervención en Las Aceitunas de Lope de Rueda 99
Intervención en Las Aceitunas de Lope de Rueda 99
Intervención en Las Aceitunas de Lope de Rueda 99
LAS ACEITUNAS
Saladina Jota
He peinado, aclarado, añadido, corregido y transformado el texto con la idea de acercar este
al público actual conservando un aire de otro tiempo.
La idea gira en torno a la estupidez humana. La escena refleja la capacidad que tienen los
personajes de un bando, Toruvio y Águeda, de crear conflictos sobre la nada guiados por el
egoísmo y el ansía de poder. Y el otro bando, Mendigüelo, que sirve a los anteriores sin más
iniciativa que intentar salir lo menos malparado posible y vengarse en cuanto sea posible
pero sin ser descubierto.
En rojo o granate las propuestas dramatúrgicas.
Argumento/ Anécdota:
Un hombre y una mujer riñen por el precio al que venderán unas aceitunas recién plantadas. Los
efectos de la disputa los sufre el criado inocente. Al final la justicia-venganza del pícaro
Mendigüelo zanja la cuestión por el momento.
Bibliografía consultada:
La Interlocución en los Pasos de Lope de Rueda, José Luis Canet. Universidad de Valencia
Tipología de los lazzi en los Pasos de Lope de Rueda, Cesar oliva. Universidad de Muercia.
Pasos de Lope de Rueda. Introducción y notas de Fernando Gonález Ollé y texto establecido por
Vicente Tusón. Edición Cátedra.
L´Attore se viste e se Maquilla. Lo Cómico. Instituto Italiano de Cultura
1
La Comedia Dell´Arte: Fuente Técnica y Artística en la Dramaturgia de Lope de Rueda. Randall
W. Listerman
LAS ACEITUNAS
PERSONAJES:
TORUVIO
AGUEDA DE TORUÉGANO
MENDIGÜELO
Espacio indeterminado. Tres paneles de pie a derecha, izquierda y centro dejando paso a
modo de puertas.
Objetos: Estaca, sartén, botella, vaso de vino y bandeja. Tela, corona o lo que se ideare para
atrezzar a la Virgen.
Presentación de personajes.
Toruvio: Vemos Mendigüelo, rapaz desaliñado, jugando. Soliloquio gestual, está guerreando con un
enemigo invisible. Es una imitación del capitán Spavento de la comedia del arte, El
cuchillo y las patatas que está pelando para la cena son sus armas.
Llega Toruvio dando golpes y voces, es bruto y simple. Está empapado y hambriento.
Mendigüelo al oír los golpes se pone a buen recaudo (a la defensiva.) y vuelve a la faena.
Quitándose las ropas mojadas y escurriéndolas. ¡Válame Dios!, todos duermen en Zamora.
¡Agueda de Toruégano! Estornuda.
Águeda es una buena moza, con la voluntad por delante, vamos, unas buenas tetas, resuelta
y descarada.
Toruvio: Vengo empapado y muerto de frío, por vuestra vida dadme algo que me caliente.
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Pícara, comienza el juego de amansar a la fiera.
Agueda: ¿Yo qué os tengo de dar si no tengo cosa ninguna? Le abraza metiéndole la cara entre sus
tetas.
Mendigüelo: Ya está adrezado todo. El chico va a dejar la bebida en el suelo y Águeda coge la bandeja al
vuelo. El chico ayuda a Toruvio a levantarse. Toruvio está medio noqueado y la maniobra
resulta harto difícil.
Agueda: Toruvio, ¿No sabéis qué he pensado? Águeda da un par de lingotazos al vino para coger
ánimos.
El chico consigue sentar a Toruvio. Águeda coge la bebida y se la acerca a Toruvio. Sigue
el juego de seducción, se acerca mucho a Toruvio y expone su plan.
Ese retoño de aceitunas que plantaste hoy, de aquí á seis ó siete años dará cuatro ó cinco
toneladas de aceitunas… y plantando más retoños por acá y por acullá… de aquí á veinte ó
treinta años será un olivar hecho y derecho…
Agueda: Mira. Se arremanga la falda y se sienta en sus rodillas ¿Y sabéis qué he pensado? Que yo os
cogeré la aceituna, y Mendigüelo la ofrecerá á dos cientos el kilo.
Aquí el rompe el juego Toruvio al oír el precio que quiere pedir Águeda, se levanta y
Águeda se cae al suelo.
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Toruvio tiembla de coraje ¿Cómo? ¿Cómo? ¿Cómo? ¿Cómo?....Da vueltas emitiendo
Toruvio: sonidos de tormenta, bufidos, etc… mientras da vueltas como un animal.
Águeda se enfada y empieza a temblar de ira y comienza a bufar.
Los sonidos emitidos por los tres irán en crescendo. Toruvio y Águeda como fieras y
Mendigüelo con los gemidos y lloros.
Toruvio: ¡Calla! Le arrea un sopapo al chico para que deje de llorar. Le coge del brazo y lo levanta
del suelo como si fuera de trapo. Pues aunque sea de la casta de los de Alba, basta pedir lo
que tengo dicho.
Agueda: Águeda coge al chico del otro brazo ¡Hora no me quebréis la cabeza! Sopapo. Mira
muchacho, te mando que no las des menos el doscientos el kilo.
Mendigüela es abofeteada y zarandeada de un lado a otro como un muñeco de trapo.
Toruvio: ¿Cómo á dos cientos? Ven acá, mochada, ¿á cómo has de pedir?
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Toruvio: ¡A catorce ó quince dineros!
El ambiente cambia y a partir de ahí se verá todo como lo ven Toruvio y Águeda.
Distorsionado. Movimiento como en cámara lenta y voz como de ultratumba.
Moraleja los inocentes pagan el absurdo de los mayores al igual que hoy los estados pagan
los juegos financieros de cuatro espabilados
Mendigüelo: No sabemos que es él ¿Qué es esto? ¿Por qué maltratáis así al muchacho?
Agueda: Atontada y asustada vuelve a temblar, mira a ver de donde viene la voz. Parece que
persigue una mosca con la mirada. ¡Ay, ay¡ este mal hombre que quiere dar las cosas á
menos precio y quiere echar á perder mi patrimonio, unas aceitunas que son como melones.
Toruvio: También tiembla asustado y busca en el techo la voz. Parece que ve algo. Yo juro por los
huesos de mi estirpe, que no son ni como piñones.
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Hablando a lo sordo.
Toruvio: A dos cientos quiere que se venda el kilo.
Toruvio: Válgame Dios, señora, que usted no me quiere entender. Hoy, yo, he plantao un retoño de
aceitunas, y ella s´ampeñao que de aquí á seis ó siete años dará cuatro ó cinco toneladas de
aceituna, y qu´había que pedir á dos cientos por ca kilo; y yo que no, y ella que sí, y yo que
no, y ella que sí….
Aloja: ¡Tiene gracia la cuestión! La que habéis liado en esta habitación. Las aceitunas ni siquiera
han brotado y el muchacho ya ha cobrado. Por esto vuesas mercedes tendrán millones de
padeceres.
Mendigüelo: Haciendo una segunda voz como si viniera de fuera, se gira mirando al fondo.. ¿Qué le
parece, señora? Siempre soy yo el que tiene que cobrar.
Aloja: No seas llorón, rapaz, y empieza a despabilar, que yo te aseguro que estos se van a acordar,
a asno lerdo arriero loco, triste pero cierto Y vosotros tendréis que purgar vuestros
pecados. ¡Andad conmigo que donde las dan las toman y solo así las cosas se tornan!
¡Hijos míos! Agarrad vuestro cilicio y arrearos con paciencia cien palos de penitencia,
mientras os encamináis a casa de su excelencia, donde como humildes siervos le suplicaréis
clemencia!
Se van los dos como nazarenos y Mendigüelo se queda en el escenario muerto de risa y
haciendo toda clase de aspavientos y movimientos arbitrarios, parece loco. Se ha divertido
de lo lindo y les ha devuelto los golpes quedando a salvo.
Se van los dos como nazarenos y Mendigüelo se queda en el escenario muerto de risa y
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haciendo toda clase de aspavientos y movimientos arbitrarios, parece loco. Se ha divertido
de lo lindo y les ha devuelto los golpes quedando a salvo. Coge el vino, saluda y brinda con
el público y se va.